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UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINIFabio Sforzi
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1 Universidad de Parma.
1. Un poco de historia... y de geografa
El concepto de distrito industrial se ha configurado en Italia a
partir de la obra deleconomista florentino Giacomo Becattini. Bien
es cierto que los fundamentos intelectuales deldistrito se
encuentran en el pensamiento socioeconmico del economista ingls
Alfred Marshall(1842-1924). Pero sin la relectura que de l ha hecho
Becattini -desde los aos 60 del pasadosiglo (Becattini, 1962) hasta
la reciente recopilacin de la voz Industrial district and
developmenteconomics por la Elgar Companion to Alfred Marshall
(Raffaelli, Becattini y Dardi, 2006)-, hoy noexistira ningn debate
sobre los distritos industriales, ni como modelo de
industrializacin(Becattini, 2003), ni como paradigma del desarrollo
local (Becattini et alii, 2003).
Algunos de los autores que han alimentado la vasta literatura
internacional que, bajo elimpulso de la escuela italiana, se ha
desarrollado en los ltimos aos en torno al distrito indus-trial, y
que despus han sentado ctedra, consideran oportuno remontarse
directamente a laobra de Marshall para restaurar la formulacin
originaria de la nocin de distrito. De ello haderivado una
distincin que, segn los intereses tericos o prcticos de cada autor,
ha contra-puesto el distrito marshalliano a su variante italiana
(Markusen, 1996) o a los distritos de laTercera Italia (Staber,
1998).
Este trabajo se ocupa del proceso de configuracin del conceptode
distrito industrial; un proceso que, como es unnimementereconocido,
se ha desarrollado en Italia. Su objetivo es, por unlado, intentar
esclarecer hasta qu punto la nocin de distritoindustrial est
diseada a medida para explicar la realidad industrialitaliana, como
sostiene una parte de la literatura internacional; y,por el otro,
hasta qu punto su italianidad deriva de unainterpretacin original
del sistema marshalliano en la obra deBecattini, el economista
florentino que ha vuelto a traer a Marshalla la memoria colectiva
de la disciplina. Precisamente, uno delos xitos de dicha
interpretacin es la nocin de distrito industrial;tal vez el ms
importante, y ciertamente el ms conocido.Intentaremos argumentar
que el modo utilizado en algunascomunidades locales en Italia y en
Espaa, y quiz en otroscuantos pases, para organizar la produccin y
para produciruna determinada categora de bienes que satisfacen y
orientannecesidades de mercado, hoy conocido con el nombre
dedistrito industrial, no se habra dado a conocer si Becattini
nohubiese reconducido a sus fundamentos ideolgicos el modelolgico
que subyace en el sistema terico marshalliano.
RESUMEN ABSTRACTThis paper examines how the concept of
industrial district,widely recognised as an Italian construct, took
shape. Itassesses to what extent the concept was tailored to fit
thepeculiar trait of the Italian economic development, as isclaimed
by some international authors, and to what extent itis the product
of an original interpretation of the thought ofAlfred Marshall. The
concept of industrial district isprobably the most important and is
certainly best-knownidea of Giacomo Becattini, the Italian
economist thanks towhom Marshall has been brought back to the
collectivememory of economists. Industrial district constitutes a
modelof production organised by local communities in order
toproduce goods to meet and steer market wants, in Italy andSpain
and other countries too. But this paper contends thatwithout the
work of Becattini in tracing the ideological foun-dations of
Marshall's economic thought, the industrial districtwould proba-bly
today be ignored.
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LOS DISTRITOS INDUSTRIALES
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Los pasajes de Marshall citados para ilustrar los rasgos
distintivos del distrito son, invaria-blemente, extractos del
famoso Captulo X del Libro IV de los Principles of Economics
(1920),titulado La concentracin de industrias especializadas en
localidades particulares.
Sin querer restarle importancia al cuarto libro de los
Principles, donde Marshall habla delas organizaciones industriales,
imprimindoles una evidente curvatura territorial a travs de
laelaboracin del concepto de economas externas, hay que decir, sin
embargo, que en aquellaspginas el uso del trmino distrito
industrial tiene un valor puramente descriptivo2.
Es sabido que en la Inglaterra del siglo XIX, como tambin en la
Inglaterra contempor-nea, en los Estados Unidos o en la Canad
anglfona, el trmino distrito era de uso corrientepara indicar un
rea geogrfica genrica, donde se reagrupaban actividades
industriales o pro-fesionales de la misma especie, bien en el
interior de una ciudad o bien en determinadasregiones del pas.
Un ejemplo conocido se encuentra en el manual de Economa Poltica
del economistairlands William E. Hearn (1826-1888): Plutology.
Theory of the Efforts to Satisfy Human Wants(1863). En el Captulo
XVII, dedicado a las organizaciones industriales de la sociedad un
ttulo,por otra parte, emblemtico del modo en el que algunos
economistas de la poca vean loshechos econmicos, Hearn ofrece una
detallada descripcin de los distritos de Londres espe-cializados en
las diversas actividades, desde los abogados hasta los editores, de
los sastres alos zapateros, utilizando una larga enumeracin extrada
del Companion to the Almanac de 1855(Hern, 1864; pp. 305-306). Hern
sita en la economa del coste de produccin la causa principalque
determina la distritualizacin de las actividades econmicas.
2. La especificidad del distrito respecto al cluster
Despus de que Becattini contribuyese a recuperar el inters por
Marshall, no slo atravs de la nocin de distrito industrial, aunque
sta haya hecho de remolque, casi todos loseconomistas que han
redescubierto la importancia de la concentracin geogrfica para la
teoraeconmica, lo han hecho reconociendo en Marshall su antecedente
histrico e intelectual.
2 Existen, al menos, dos corrientes interpretativas principales
de la obra de Marshall, y el que escribe se reconoce en aqulla
queTiziano Raffaelli llama de los cuarto-libristas. Es decir, de
aqullos que sitan en el cuarto libro de los Principles el ncleo
delmensaje marshalliano, en particular entre aqullos que centran su
atencin en los temas de la organizacin industrial. Estalectura se
contrapone a otra interpretacin ms tradicional, segn la cul el
punto de apoyo del pensamiento marshalliano estconstituido por el
Libro V de los Principios, en el que estn formuladas todas las
innovaciones tericas marshallianas que puedenincluirse en la
corriente del marginalismo (Raffaelli, 1998; pp. 144-145). Por
ejemplo, Walter Isard, el fundador de la RegionalScience, que
escribi en una poca en la que predominaba esta ltima interpretacin,
basa en la misma su crtica a Marshallporque, anteponiendo la
importancia del tiempo a la del espacio, habra impedido la evolucin
espacial de la economa (Isard,1956). Sobre este punto vase tambin
Capello (2004).
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UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO
SFORZI
Qu deduce finalmente Krugman de la lectura de Marshall? Una
nueva Teora de laLocalizacin Industrial, que busca dar coherencia a
intuiciones de anteriores economistas ygegrafos econmicos que no
haban sido formuladas de modo adecuado para satisfacer loscnones de
la economa -esto es, formalizadas con lenguaje matemtico-, razn por
la que nohabran tenido calado en la disciplina. El xito de esta
operacin es conocido: la propuesta deuna nueva Geografa
Econmica3.
Pero es el paralelismo entre distrito y cluster el que tiene una
particular relevancia para losfines del argumento que aqu se
discute, en tanto que en la literatura internacional se ha
abiertocamino la conviccin -apoyada por Porter, como se ha visto-
de que la nocin de cluster escomprensiva de la de distrito. O bien,
de que entre las dos nociones existe una cierta sustituibilidad,ya
que que ambas indicaran en lo sustancial el mismo fenmeno: que las
actividades econmi-cas tienden a concentrarse en el territorio, y
que las ventajas para las empresas reagrupadas(clusterizadas o
distritualizadas, como quiera decirse) son significativas, con
respecto aaqullas otras aisladas. La referencia comn al antecedente
terico marshalliano (el Libro IV delos Principles) sirve para
apoyar esta tesis. Asimismo, el hecho de que la concentracin
geogr-fica pueda estar constituida por diferentes modos de
organizar la produccin (bien por una o unaspocas empresas junto a
sus proveedores dependientes, bien por pequeas-medianas
empresasespecializadas en diversas fases del mismo proceso
productivo), es considerado un aspectosecundario, til slo para
elaborar una taxonoma del distrito (Murkusen, 1996) o cluster
(Meyer-Stamer y Harmes-Liedtke, 2005), o en todo caso para subrayar
la existencia de peculiaridadesnacionales en las concentraciones
geogrficas.
stas ltimas toman el nombre de distritos industriales italianos
cuando en ellas predo-minan pequeas y medianas empresas
especializadas en los bienes para la persona y para elhogar, as
como en los respectivos bienes instrumentales para producirlos, y
estn:
Unidas entre s por una misma cultura (incluso por vnculos
familiares o amistosos) as como pordinmicas endgenas de desarrollo
y por una estrecha colaboracin entre las comunidades locales y
lasempresas (DATAR, 2002; pp. 14-15).
No volver a repasar aqu la evolucin de la nocin de cluster: del
industrial (Porter,1990) o localizado o regional (Enright, 1992 y
1993), al cluster sin adjetivos (Ketels, 2003).Es suficiente con
volver a llamar la atencin sobre el hecho de que la definicin
tambin haincorporado progresivamente entre sus elementos
constitutivos la proximidad geogrfica que,inicialmente, era slo una
entre las posibilidades de existencia del cluster.
3 Como ya le haba ocurrido en el pasado a Walter Isard, que haba
utilizado la expresin Ciencia Regional para denominar supropuesta
de una reorientacin de la economa en sentido espacial, tampoco
Krugman logra encontrar una expresin que siteinequvocamente su
propuesta dentro de la disciplina econmica. La idea de una nueva
Geografa Econmica (NEG), parecems una propuesta de renovacin de la
Geografa Econmica que de la Economa y, por ello, concierne ms a los
gegrafos quea los economistas. Sobre la acogida que la NEG ha
tenido entre los gegrafos, vase Ron Martn (1999). Sin embargo, se
reconoceque las ideas de Krugman han alimentado un intenso debate,
sea en el campo geogrfico, sea en el econmico, y han ganadoadeptos.
Lo anterior depende del hecho que la Geografa Econmica est basada
sobre el principio de distribucin espacial, y estemodo de observar
los hechos econmicos en relacin con el territorio es congnito al
modelo lgico sobre el cual se funda la teoraeconmica estndar.
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LOS DISTRITOS INDUSTRIALES
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Como puntualiza Michael J. Enright (1996), uno de los
colaboradores histricos de Porter,lo que distingue la nocin de
cluster de la de distrito es la presencia, en la definicin del
distrito,de la comunidad local que desarrolla -aado yo, con
Becattini y Bellandi (2002)- el papel defactor de modificacin de la
productividad.4
sta es la clave. El distrito codificado por Becattini y por la
escuela italiana es, ante todo,una comunidad local, el medio
socio-cultural e institucional dentro del cual operan las empre-sas
individuales y que constituye la condicin de vida de las
mismas.
Sera, pues, sta la peculiaridad del distrito industrial a la
italiana que hace al distritobecattianiano distinto del distrito
marshalliano, as llamado originalmente? O, ms bien, loque los
autores antes citados indican con el nombre de distrito
marshalliano no es otra cosaque un modelo de aglomeracin industrial
que se introduce perfectamente en la tradicin econ-mica? Esta
segunda hiptesis se sostiene por confrontaciones textuales, y es
coherente con elmodo en el que el economista estndar integra el
territorio en la teora econmica; es decir, atravs de la teora de la
localizacin. Krugman docet!
Queda ahora por aclarar hasta qu punto esta peculiaridad es
solamente becattiniana,o es tambin marshalliana. Dicho de otro
modo: si la peculiaridad del distrito a la italiana y,por
consiguiente, la nocin de distrito industrial, ha sido
confeccionada a medida para adaptarlaa la especificidad de la
experiencia italiana de industrializacin, y por esta razn no
encuentracorrespondencia en una lectura terica, o sea prescindiendo
de los hechos, del cuarto librode los Principles 5.
3. De la industria localizada al lugar industrializado
Entremos en la cuestin y preguntmonos por qu donde otros
estudiosos han vistoempresas aglomeradas, spillover tecnolgicos,
etc., Becattini ha visto, en cambio, una comu-nidad local
especializada en el modo de organizar la produccin de una
determinada categorade bienes.
4 La posibilidad de que una parte del incremento de la
productividad del trabajo derive del modo en el que la comunidad
local seempalme al aparato productivo, puesto que le abastece del
clima social y el factor humano (Becattini y Coltorti, 2004),
dependede la capacidad de difundirse en el aparato productivo del
sistema de valores y de conocimientos de la poblacin. sta es
elevadacuando el aparato productivo est constituido por grupos de
empresas especializadas que se coordinan entre ellas; y
viceversa,es muy limitada o incluso nula, cuando est constituido
por una o pocas grandes empresas y por sus proveedores
dependientes.
5 En un trabajo de hace 15 aos -publicado con xito en
castellano-, Becattini afirmaba que tambin para el distrito se
puedendistinguir dos formas: un distrito propiamente marshalliano y
un distrito ms prximo a la experiencia italiana de la
posguerra(Becattini y Rullani, 1993; p. 101). Esta distincin hace
referencia a que entre los distritos industriales de los que se
hablabaentonces en Italia haba algunos que derivaban del esquema
terico becattiano-marshalliano, y otros para los cuales la
expresindistrito industrial se usaba impropiamente, con la intencin
de hacer un upgrading semntico de las tradicionales
aglomeracionesindustriales.
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UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO
SFORZI
La respuesta, creo yo, depende del hecho de que los otros
estudiosos buscaban confir-maciones a sus propias convicciones
cientficas dentro del surco de la tradicin econmica ydentro de los
confines disciplinarios. Becattini, por el contrario, buscaba
entender qu es lo quequiso decir Marshall en aquellas pginas. En
este modo de acercarse a la organizacin indus-trial, Becattini tena
la vista educada por el conocimiento de la filosofa social y del
mtodocientfico de Marshall, que haba sometido a una continua e
intensa excavacin terica (Becattini,1962, 1975 y 1981).
Esto ha llevado a Becattini a leer entre lneas y a atribuir un
significado no metafrico afrases como aqullas en las que Marshall
afirma querer seguir los casos de grupos de operariosespecializados
que se han reunido en un determinado lugar; o cuando afirma que son
grandeslas ventajas que las personas dedicadas al mismo oficio
especializado obtienen de la recprocavecindad, explicando despus
las repercusiones que este hecho tiene sobre la
organizacinindustrial y el cambio del lugar.
La primera vez que Becattini se mide con el sistema marshalliano
no lo hace con el fin deexplicar la competitividad de las pequeas y
medianas empresas italianas, sino con el objetivode afrontar un
tema esencialmente terico: el problema del concepto de industria en
relacin conla teora del valor (Becattini, 1962).
Becattini se acerca al sistema terico marshalliano desde una
perspectiva completamen-te distinta de aqulla tradicional que
privilegiaba los aspectos puramente lgico-formales endetrimento de
los ideolgicos, perdiendo de este modo la posibilidad de tomar las
aportacionesms originales del pensamiento marshalliano:
Ahora, puesto que es nuestra conviccin -escribe Becattini- que
el sistema terico marshalliano nopuede ser comprendido, en sus
aspectos ms originales, si se olvida reconducir el modelo lgico a
susfundamentos ideolgicos, hemos decidido recorrer un camino
completamente distinto. Intentaremos ante todoperfilar la filosofa
social marshalliana [...]; consideremos, pues, brevemente el mtodo
cientfico...(Becattini, 1962; p. 89).
Del anlisis de Becattini se deduce que el punto de apoyo de la
filosofa social de Marshallest constituido por el modo en el que l
concibe el trabajo: no una mercanca, ni un puro mediode existencia,
sino el fin de la vida; mejor dicho, ms an: la vida misma.
De este modo, Marshall destaca de la doctrina clsica que:
Llev a considerar el trabajo simplemente como una mercanca sin
intentar penetrar en el punto devista del trabajador; sin dejar
lugar a sus sentimientos dehombre, a sus instintos y hbitos, a sus
simpatas yantipatas, a sus celos y solidaridad de clase, a su deseo
de conocimiento y a las ocasiones de accin originalvigorosa
(Marshall, citado por Becattini, 1962; pp. 44-45).
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LOS DISTRITOS INDUSTRIALES
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El conjunto de problemas que se relacionan con la alienacin del
trabajo asalariado es percibido porMarshall con notable claridad,
[pero] a esta realidad histrica de difusa alienacin humana,
Marshall opone susociedad ideal centrada en el trabajo como fin
esencial de la vida []. El trabajo, en su mejor sentido, el
salubreejercicio energtico de las facultades humanas, [...] es el
fin de la vida, es la vida misma [...]. El trabajo no es uncastigo
por una culpa: es una necesidad para la formacin del carcter y por
consiguiente para el progreso [].Ello comprende -escribe ahora
Becattini- la profunda poesa implcita en los programas socialistas
segn loscuales el trabajo de cada hombre es elegido por l mismo, y
prefigura una condicin en la cual los hombrestrabajarn no menos,
sino ms de cuanto lo hagan ahora; slo que [...] ser un trabajo que,
pagado o no,ejercitar y educar sus facultades humanas. (Becattini,
1962; p. 91).
Sobre estos fundamentos ideolgicos -o, si se prefiere, sobre
esta interpretacin filosficade la realidad social- Marshall
implanta su sistema terico.
Por eso, en los Principles define la economa como una parte del
estudio del hombre ensociedad, ms importante que la parte que
estudia la riqueza; y, describiendo los factores de laproduccin (en
el Captulo I del Libro IV), afirma que por trabajo se debera
entender a lostrabajadores, junto a sus conocimientos y capacidad
de organizarlos con fines productivos6, paraconcluir que el hombre
est plasmado en gran parte del lugar en el que vive.
El estudioso que se acerca a las pginas de Marshall sobre la
organizacin industrial igno-rando este antecedente ideolgico, o
infravalorando su influencia, no logra penetrar en los plieguesde
su discurso. Esta limitacin lo lleva (inevitablemente) a dar
importancia a algunas frases msque a otras, coherentemente con su
propia ideologa, o bien con su propia impostacin terica.
Si, por el contrario, el estudioso comparte incluso con Marshall
la misma ideologa -contal de que no la esterilice separndola del
propio esquema terico, por respeto a un malenten-dido sentido de
pureza disciplinaria-, tendr ventaja para comprender el significado
de cier-tas frases, y podr disponerlas segn un orden lgico distinto
de aqul que se desprende de susentido literal.
La lectura del Libro IV de los Principles mediada por el
conocimiento de la filosofa socialde Marshall, ofreci a Becattini
la posibilidad de interpretar la organizacin industrial desde
ellado de la comunidad local, en lugar que desde el lado de la
empresa que se localiza y de laindustria que se concentra sobre el
territorio7
6 De ah la importancia del aprendizaje, ya sea a travs de la
instruccin, ya a travs del trabajo para acrecentar las
capacidadeshumanas. A estos argumentos Marshall dedica todo el
Captulo VI del Libro IV que, por lo tanto, precede a los captulos
sobre laorganizacin industrial.
7 Becattini, entrevistado por Emiliano Duch con ocasin de la
Conferencia Anual del TCI (The Competitiveness Institute) en
Lyon(grabada en Florencia el 19 de octubre de 2006), y preguntado
sobre los diversos orgenes de los conceptos de distrito y de
cluster,respondi que:
El distrito industrial nace como una comunidad local que se
especializa en un cierto tipo de producto; el cluster nace como
aglomeracin territorial de empresasque se dedican a una cierta
produccin [...]. En el primer caso vemos la transformacin de una
sociedad local; en el segundo, la distribucin espacial de
empresasque producen bienes correlativos [el texto en ingls est
disponible en http://www.competitiveness.org/article/view/814].
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UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO
SFORZI
En este caso especfico, sta es la aportacin original de
Becattini a la relectura deMarshall, que llev al economista
florentino a conceptuar aquella comunidad local, y su industria,a
travs de la nocin de distrito industrial; pero tambin a calificarlo
como marshalliano (Becattini,1987). Dicha calificacin responda a
una doble exigencia:
- Apartarse del equvoco de que el distrito industrial pudiese
ser confundido con la banalcodificacin de una particular
fenomenologa industrial, la de los sistemas de pequeasempresas
difusos un poco por todas partes en Italia (Sforzi, 2000; p.
21).
- Reconocer la propia deuda intelectual hacia Marshall, a partir
de cuyas reflexionessobre la organizacin industrial (pero no slo,
como se ha dicho) Becattini elabor laidea de distrito industrial
como unidad de investigacin (Becattini, 1979).
El distrito industrial, para Becattini, representa la entidad
intermedia entre el sujeto econ-mico singular y el sistema econmico
general, que asume la descripcin de una comunidadlocal junto con la
propia industria; esto es, una industria definida a travs de la
comunidad local(lo que sta produce y el modo en el que organiza la
produccin), en lugar de a travs de latecnologa productiva. Esto
equivale a un vuelco del enfoque terico tradicional de la
investigacineconmica: en lugar de proceder desde la industria hacia
su localizacin, se procede desde ellugar (donde propiamente se
desarrolla la vida de las personas) hacia su industrializacin.
4. La relacin entre la reflexin terica y la observacin de los
hechos
Si es verdad que el conocimiento cientfico no surge nunca de la
bsqueda emprica pura,es igualmente cierto que el mismo no desciende
tampoco de la elaboracin terica pura. Lo queha impedido que el
distrito se quede en una frmula abstracta ha sido la posibilidad de
encontraruna base emprica que permitiese su contextualizacin en la
realidad social. Esta condicinse cumpli cuando el concepto demostr
ser adecuado para explicar los hechos.
Los hechos en cuestin se referan a la especializacin de algunas
comunidades localesde la Toscana en el modo de organizar la
produccin de una especfica clase de bienes parasatisfacer y
orientar necesidades de mercado (Prato con los productos textiles;
Santa Cruzsobre el Arno con los de piel; Poggibonsi con los
muebles, etc) (Becattini, 1969 y 1975). Estasrealidades sociales,
que segn el enfoque econmico tradicional (es decir, la teora de la
locali-zacin) habran sido clasificadas como aglomeraciones
industriales (clusters), desde la pers-pectiva distritual eran, en
cambio, clasificadas como comunidades industriales.
Recientemente, Becattini ha vuelto sobre este argumento,
recordando una de sus prime-ras experiencias de investigacin sobre
la industrializacin de la Toscana, concretamente sobrela llanura de
Lucca (Becattini, 1966), para llamar de nuevo la atencin sobre el
modo en el que eleconomista se puede acercar a los hechos:
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LOS DISTRITOS INDUSTRIALES
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Altopascio se puede ver, alternativamente, como uno de los
lugares donde se va a localizar la industriaalimenticia, o como una
comunidad de la llanura de Lucca, que trata de proveerse de lo que
no produce,especializndose en aquello que sabe hacer mejor. En el
primer caso, la unidad de anlisis es la industriaalimenticia, de la
que se estudia la distribucin espacial, encontrndose as en
Altopascio; en el segundo caso,la unidad de anlisis es la comunidad
de Altopascio, de la que se estudia la estructura productiva,
encontrndoseas en la industria alimenticia. En el primer caso, la
realidad socioeconmica aparece como una red de
sectoresinterconectados; en el segundo, como un mosaico de lugares
(Becattini, 2007; p. 117-118).
El acercamiento al estudio de los hechos econmicos y sociales
desde la perspectiva deldistrito postulaba, por lo tanto, el lugar
de vida de la comunidad local como unidad de anlisis, yasignaba a
la bsqueda econmica la tarea de definirla para poder conducir a un
anlisis siste-mtico de la realidad social, esto es, no limitado a
singulares estudios de caso.
La consolidacin terica del distrito industrial se habra
producido algunos aos mstarde, cuando definida la comunidad local a
travs del instrumento operativo del sistema localdel trabajo
(Sforzi, 1987), fue posible probar su capacidad general de
clasificar la realidadproductiva italiana, haciendo emerger dentro
de ella las numerosas comunidades distritualesque la
constituan.
La cartografa de los distritos industriales constituy la base
emprica que finalmentecontextualiz el distrito en la realidad
social italiana, ya sea como unidad de investigacin de laeconoma
industrial, ya como posibilidad de una va distritual a la
industrializacin.
La conviccin de que la va distritual a la industrializacin fuese
un fenmeno tpicamen-te italiano -es decir, correspondiese a la va
italiana a la industrializacin, en lugar de a unmodo de organizar
la produccin distinto del sistema de produccin en masa, y como tal
recono-cible tambin en la realidad industrial de otros pases-, ha
impedido durante aos que el distritoindustrial fuese reconocido
como un instrumento terico de alcance general, apto pues
parainterpretar la organizacin industrial de realidades productivas
distintas a la italiana. Todo esto hacontribuido a difundir la
falsa opinin de que el distrito es una construccin terica hecha
amedida para explicar la realidad industrial italiana.
La demostracin de la falsedad de esta opinin se ha conseguido
recientemente, cuan-do se han creado las condiciones tcnicas (la
disponibilidad de datos estadsticos adaptadosal fin y la
posibilidad de utilizarlos) y polticas (la voluntad del Gobierno
espaol de formularpolticas industriales sobre base territorial),
para que tambin en Espaa se pudiese repetir elanlisis llevado a
cabo en Italia para cartografiar los distritos industriales (Boix y
Galletto,2005). Ahora se ha visto que tambin en la realidad
productiva espaola estaban presentescomunidades locales de tipo
distritual, como las individualizadas en Italia (vase, en estamisma
obra, el artculo de R. Boix).
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UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO
SFORZI
Este resultado demuestra, de manera definitiva, que el distrito
industrial es un instrumentoterico apto para el estudio de la
realidad productiva de un pas, y que su italianidad, si
estaexpresin tiene algn sentido, deriva del hecho de que se trata
de un esquema terico y de unaprctica de investigacin que han sido
elaborados en Italia, en el contexto de la ciencia econ-mica, para
estudiar los problemas relativos a la organizacin industrial. Su
originalidad consisteen la manera en la que define la industria: en
lugar de hacerlo a travs de la tecnologa produc-tiva (los sectores
tradicionales de la estadstica), lo hace a travs del lugar de vida
de unacomunidad local (los sistemas locales del trabajo). El xito
final no es una reorientacin ensentido territorial de la disposicin
econmica tradicional, sino una inversin de aquellaimpostacin, que
se realiza a travs de la introduccin del lugar (o comunidad local)
entre losconceptos econmicos.
5. A modo de conclusin
Los estudiosos que distinguen entre un presunto distrito
marshalliano y un distrito a laitaliana -concebido, ste ltimo, bien
como una variante terica, bien como una adaptacin a larealidad
industrial italiana del primero-, habran debido seguir la enseanza
de Marshall sobre larelacin entre teora y hechos antes de
embarcarse en una operacin de restauracin de laoriginalidad
marshalliana del distrito. Sostena Marshall, que la teora carente
de los hechos essolamente crtica; y que los hechos, por s solos
(sin la teora), son mudos.
Aqullos han cometido la equivocacin de separar la teora de los
hechos, lo que les haimpedido comprender el ubi consistam del
distrito industrial. Esto no corresponde al elenco delas
caractersticas socio-econmicas de una determinada comunidad local
(Markusen, 1996),sino a la posibilidad que el distrito ofrece de
clasificar la realidad productiva de un pas a travs dela comunidad
local como unidad de investigacin. Si los estudiosos hubiesen
prestado atencinal modo en el que han sido definidas
individualmente las comunidades distrituales (Sforzi, 1990),un modo
que es consustancial a la nocin de distrito industrial (en este
sentido, si no hubiesenseparado la teora de los hechos), el
distrito se les habra presentado bajo una luz diferente:como una
construccin terica original de escuela italiana, que se encuadra en
el sistemamarshalliano, pero cuya definicin no le pertenece.
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LOS DISTRITOS INDUSTRIALES
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6. Bibliografia
BECATTINI, G. (1962): Il concetto di industria e la teoria del
valore. Turn, Boringhieri.
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BECATTINI, G., ed. (1969): Lo sviluppo economico della Toscana:
unipotesi di lavoro. Florencia,Il Ponte.
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