Programas Para La Seguridad Vial La movilidad es una característica que acompaña al progresivo envejecimiento de la población. Los avances tecnológicos en materia de transportes facilitan notablemente la movilidad. Es habitual encontrar en la terminal de los aeropuertos a grupos de personas mayores esperando un vuelo o en trenes, metro y autobuses. También es cada día más habitual verlos al volante de su automóvil o en grupo disfrutando de un paseo en bicicleta. Y qué decir de los grupos de hombres y mujeres que pasean a diario por nuestros municipios.
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Programas Para La
Seguridad Vial
La movilidad es una característica que acompaña al progresivo envejecimiento de
la población. Los avances tecnológicos en materia de transportes facilitan
notablemente la movilidad. Es habitual encontrar en la terminal de los aeropuertos
a grupos de personas mayores esperando un vuelo o en trenes, metro y autobuses.
También es cada día más habitual verlos al volante de su automóvil o en grupo
disfrutando de un paseo en bicicleta. Y qué decir de los grupos de hombres y
mujeres que pasean a diario por nuestros municipios.
Salen diariamente de casa; a medida que avanza la
edad reducen el número de
salidas. Principalmente suelen salir por las mañanas y por las tardes; con la edad
salen menos por las tardes.
Generalmente ven afectada su movilidad por
problemas de salud (visuales, motores y auditivos). Suelen
tomar medicamentos.
Habitualmente salen a pie.
Suelen salir para realizar la compra,
asistir a actos religiosos e ir al
médico y visitar a la familia,
fundamentalmente.
La movilidad es una característica que
acompaña al progresivo envejecimiento de la
población y los avances tecnológicos en
materia de transportes facilitan
notablemente la movilidad de las
personas, bien sea en tren, avión,
autobús, metro, automóvil, bicicleta
e inclusive los que caminan. Sin
embargo, las estadísticas de la
Dirección General de Tráfico muestran con
claridad al colectivo de personas mayores entre los grupos que
presenta más alto riesgo de sufrir un accidente, bien como peatones o bien como
conductores (OMS, 2004). Es por eso que se hace necesario encontrar las causas
que dificultan y disminuyen la seguridad vial de sus desplazamientos, con el fin de
conocerlas, asumirlas y así desarrollar estrategias que las compensen para ayudar a
envejecer activamente a las personas.
Analizando el perfil de
movilidad de los mayores
de 65 años accidentados,
se encuentran ciertas
características de la
movilidad
Vega (1990) puso de manifiesto las
dificultades que las personas
mayores encuentran en sus
recorridos, tanto como
peatones como conductores,
así como los esfuerzos que
han de realizar para
superarlas. Diferentes
estudios han constatado
que para superar las
dificultades funcionales y
las ambientales, es menester llevar a
cabo un conjunto de estrategias que, lógicamente, son
diferentes para los peatones y para los conductores.
Conseguir que las personas mayores desarrollen una actividad vial en "condiciones
satisfactorias de autonomía e independencia" es, de acuerdo con la DGT (Dirección
General de Tráfico), "el reto que debemos alcanzar, evitando errores en cuanto a
estereotipos, mediante un conocimiento de la actividad vial de los mayores". Porque la
movilidad de las personas es una necesidad
básica que ayuda a mantener la
dignidad de las personas, previene
la dependencia y ejemplifica de
forma inmejorable un estilo de
vida en la vejez que podemos
identificar como prototipo del
envejecimiento activo.
Hay que hacer especial énfasis
en la necesidad de mantenerse
informados sobre las
limitaciones propias a los trastornos de los años.
Entre los más comunes se encuentran
los problemas de la vista, bien sea por
envejecimiento o asociados a una
enfermedad, limitaciones en la
capacidad auditiva, en los
movimientos y en la
resistencia.
Sin
embargo,
el hecho que se
presenten algunos de estos no
significa que la persona esté enferma
o inválida, sino que constituye un
primer paso para facilitar la
adaptación y el afrontamiento de los
cambios que se van produciendo con la
edad.
Por eso, la educación vial debe
hacerse extensiva a las personas
mayores, con el fin de que las tomen
conciencia de los riesgos que corren
al no respetar las normas,
de sus propias
limitaciones,
de las dificultades
que crean algunas personas, y de
las barreras que posee el medio, y que
cambien hábitos y comportamientos,
si es necesario desarrollando
estrategias de compensación, todo
ello a partir de la toma de conciencia
de los factores personales y
ambientales que inciden en su
seguridad vial.
Compensar la carencia que en este tipo de educación tienen la
mayoría de las personas mayores.
Analizar los grupos de riesgo para la seguridad de los
peatones.
Extraer conclusiones de las estrategias
que pueden ayudarles a mejorar su seguridad vial.
Identificar las características de su entorno de vida más
cercano
Diseñar un decálogo de comportamientos
adecuados para cambiar los hábitos que ponen en riesgo la seguridad vial.
Que las personas mayores mejoren
sus actitudes hacia las normas de
seguridad vial y hacia la educación vial en general.