El comercio infame: capitalismo milenarista, valores humanos y
justicia global en el trfico de rganos1 Rotten trade: millennial
capitalism, human values and global justice in organs
traffickingNancy SCHEPER-HUGHESDepartment of Anthropology.
University of California, Berkeley [email protected]
Recibido: 12 de enero de 2004 Aceptado: 22 de abril de 2004 Resumen
Este artculo documenta el crecimiento del turismo de transplante y
el trfico global de cuerpos, deseos y necesidades humanas. El
transplante de rganos tiene lugar hoy en da en un espacio
transnacional en el que circulan cirujanos, pacientes, donantes,
vendedores e intermediarios que siguen los nuevos caminos del
capital y de la tecnologa. En general, los rganos fluyen de sur a
norte, del tercer al primer mundo, de los cuerpos ms pobres a los
ms ricos, de negros y cobrizos a blancos, y de mujeres a hombres.
La escasez de cuerpos y tejidos, en combinacin con la escasez de
pacientes con medios suficientes para pagar estas costosas
intervenciones, han hecho surgir un lucrativo negocio impulsado por
el clculo de oferta y demanda de mercado. La extensin de nuevas
tecnologas mdicas y las nuevas necesidades, escasez y mercancas por
ejemplo, rganos y tejidos frescos que inspiran, hacen surgir
debates pblicos de carcter urgente, relacionados con: la
reordenacin
1 Agradecimientos: Este artculo es una versin revisada de la
comunicacin presentada en la sesin plenaria de la conferencia
organizada por Anthony Elliot, director del Center for Critical
Theory, University of the West of England, y Bryan S. Turner,
University of Cambridge, sobre Human Frailty: Rights, Ethics and
the Search for Global Justice. Este evento se celebr entre el 6 y 7
de septiembre de 2001 en Bristol, UK. Tambin fue presentado, ms
recientemente, en el Taller patrocinado por el SSCR, Oikos &
Anthropos, entre el 26 y 27 de abril de 2002 en Praga, Repblica
Checa, organizado por Aihwa Ong y Steven Collier. Estoy
profundamente agradecida a los organizadores, moderadores y
participantes de sendos eventos por sus numerosos comentarios
crticos. Ian OReilly de la BBC, que asisti a la conferencia de
Bristol (UK), me anim a extender mi investigacin a Moldavia.
Catherine Berthillier (Pars), Calin Goina (Budapest) y Alina Radu
(Chisinau) fueron compaeras de trabajo de campo indispensables en
Chisinau y Mingir, Moldavia. El trabajo de campo original en
Israel, Moldavia, Argentina y Filipinas, referido aqu, fue
subvencionado con una generosa beca del Open Society Institute de
Nueva York y con fondos de la Universidad de California, Berkeley.
Ser publicado en el prximo nmero del Journal of Human Rights.
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ISSN: 1131-558X
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de las relaciones entre los cuerpos y el Estado en la modernidad
tarda; la aparicin de cuerpos fluidos y divisibles que ponen en
cuestin nociones de la primera modernidad acerca de lo indivisible
del cuerpo self; la aparicin de nuevas formas de trueque e
intercambio social que rompen la dicotoma convencional entre dones
y mercancas y entre parientes y extraos; el juego mutuo entre magia
y ciencia; y el poder de los rumores y leyendas urbanas de plantear
un reto a las narrativas oficiales mdicas y de transplantes acerca
de los significados de la vida, de la muerte y del sacrificio.
Palabras clave: capitalismo, cuerpo, transplante de rganos,
norte-sur, antropologa mdica crtica. Abstract This article
documents the growth of transplant tourism and the global traffic
in human bodies, desires, and needs. Organ transplantation today
takes place in a transnational space with surgeons, patients,
donors, sellers and brokers following new paths of capital and
technology. In general, organs flow from South to North, from third
to first world, and from poorer to richer bodies, and from black
and brown to whites and from females to males. The scarcity of
organs and tissues combined with the scarcity of patients of
sufficient means to pay for these expensive operations, has spawned
a lucrative business driven by the market calculus of supply and
demand. The spread of new medical technologies and the new needs,
scarcities, and commodities for instance, fresh organs and tissues
that they inspire raises urgent public issues concerning: the
reordering of relations between bodies and the state in late
modernity; the appearance of fluid and divisible bodies that
disrupt early modern notions of the indivisible and autonomous
body-self; the emergence of new forms of barter and social exchange
that breach the conventional dichotomy between gifts and
commodities and between kin and strangers; the interplay of magic
and science; and the power of rumours and urban legends to
challenge the official medical and transplant narratives on the
meanings of life, death, and sacrifice. Key words: capitalism,
body, organs transplant, north-south, critical medical
anthropology. SUMARIO: 1. Introduccin. 2. Biosocialidad o
biosociopata? Los vendedores de riones. 3. Biotica: el artificio de
la medicina de libre mercado. 4. Justicia en el transplante:
escasez para quin? 5. La fundacin Organs Watch: una antropologa de
rganos. 6. Del don incalculable priceless gift a la cara mercanca
pricey commodity: una cuestin de valor. 7. Los consumidores: el
cuerpo y el fetichismo de la mercanca. 8. Traficantes, cazadores de
riones y cirujanos fuera de la ley. 9. Medicina, mafia y lo
militar: el terrorismo biopoltico y el libre comercio del
transplante. 10. Ms all de la biotica. 11. Conclusin: regreso al
don. 12. Referencias bibliogrficas.
1. Introduccin En el panorama actual de reajustes neoliberales
en las sociedades del norte y del sur experimentamos una rpida
merma casi un vaco de las ideologas, los valores y prcticas
tradicionales de la modernidad y del humanismo. Cobran forma nuevas
relaciones entre el capital y el trabajo, los cuerpos y el Estado,
la pertenencia y la extraterritorialidad, y entre las inclusiones y
las exclusiones mdicas y biotecno-
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lgicas. Ms que a un inventario convencional de la lamentable
decadencia de los valores y relaciones sociales humanistas, nuestra
discusin est ligada al reconocimiento sincero de que la base
material, sobre la que aquellos valores y prcticas de la modernidad
se asentaban, va ms all del propio reconocimiento. Lo llamado por
los Comaroff (2001) capitalismo milenarista o segundo advenimiento
del capitalismo ha facilitado la rpida propagacin de los
procedimientos mdicos avanzados y de las biotecnologas a casi todos
los rincones del mundo, junto con otros tantos mercados extraos y
economas sumergidas. Simultneamente, esto ha incitado nuevos deseos
y gustos por la piel, el hueso, la sangre, los rganos, los tejidos
y el material gentico y reproductivo de otros. En ningn mbito estos
procesos son ms difanos que en el campo de los transplantes de
rganos, que ahora se despliega por un espacio transnacional donde
tanto donantes como receptores siguen los derroteros del capital y
de la tecnologa mdica en la economa global. La extensin de estas
posibilidades de transplante origin una caresta global de rganos
trasplantables, a la vez que la globalizacin econmica daba pie a un
xodo de personas desplazadas y a un apetito voraz por cuerpos
ajenos para hacer el trabajo en la sombra de la produccin y proveer
de rganos frescos al consumo mdico. Las condiciones ideales de una
economa de mercado abierta han puesto as en circulacin cuerpos
moribundos, transitando en una direccin, y rganos saludables
encerrados en su envoltorio humano, movindose en otra, generando un
estrambtico anillo kula de comercio internacional del cuerpo. La
emergencia de mercados extraos, capital excedente, cirujanos
renegados (Jimnez y Scheper-Hughes, 2002b), cazadores de riones
locales vinculados a la mafia internacional (Lobo y Fangaaniello,
2002) y por tanto, a un trfico paralelo de esclavos, nios, drogas y
armas cortas, han generado una prctica de turismo del transplante a
pequea escala, pero extraordinariamente lucrativa que tiene mucho
de ilegal y clandestina. Esta confluencia entre los flujos de
trabajadores inmigrantes y de vendedores ambulantes de riones, que
caen en manos de agentes despiadados y de notorios cirujanos de
transplantes al margen de la ley, sin escrpulos, pero a la vez
recompensados, protegidos y envidiados, es un problemtico subtexto
de la historia de la globalizacin de finales del siglo XX y
principios del XXI que combina y yuxtapone elementos de la pre y
postmodernidad. Estas nuevas transacciones de transplantes
constituyen una rara mezcla de altruismo y comercio, consentimiento
y coercin, obsequio y hurto, ciencia y brujera, cuidado y
sacrificio humano. Por una parte, la asombrosa difusin de las
tecnologas del transplante de rganos, incluso en el truculento
contexto de los mercados negros de la medicina, ha dado la
posibilidad de una nueva, extendida o mejorada calidad de vida a
una selecta poblacin de enfermos renales desde los desiertos de Omn
hasta las selvas hmeRevista de Antropologa Social 2005, 14
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das de la cuenca amaznica2. Por otra parte, los nuevos
desarrollos en el turismo del transplante han exacerbado las viejas
divisiones entre norte y sur, centro y periferia, poseedores y
desposedos, generando una nueva forma de fetichismo de la mercanca
demandada por consumidores de medicina en busca de productos de
calidad riones frescos y saludables comprados a cuerpos vivos. En
estos radicales intercambios de partes del cuerpo e informacin
somtica, los procedimientos salvficos de unos exigen el sacrificio
corporal de automutilacin de otros; y una biosociabilidad (Rabinow,
1996) del hombre es otra biopiratera de la mujer, dependiendo de si
se habla desde un laboratorio biotecnolgico o desde una cloaca
banguay infectada de Manila.
Foto 1: Arrabal de Bangon Lupa en Manila. Escena de venta de rin
activo. Foto de Nancy Scheper-Hughes
La comercializacin del transplante, una prctica que, en las
biopolticas postmodernas, se combina confortablemente con sus
valores de disponibilidad, individualidad, circulacin libre y
transparente, ejemplifica mejor que cualquier otra tecnologa
biomdica el alcance y los lmites del liberalismo econmico. En el
trans-
2 Ferreira y Scheper-Hughes (s. a.). La Dra. Ferreira y yo
entrevistamos a Domba un chamn tradicional de mediana edad,
mientras se recuperaba en el famoso Hospital das Clnicas en Sao
Paulo de un transplante de rin, que afront con enorme entereza en
comparacin con el hombre de nego-
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plante los dones de vida y muerte (Parsons, Fox y Lidz, 1973)
prometen superar todas las restricciones y los lmites naturales
previos; y la desinhibida circulacin de riones comprados
ejemplifica la episteme neoliberal, un discurso poltico basado en
los conceptos jurdicos del sujeto individual autnomo, igualdad al
menos igualdad de oportunidades, libertad radical, acumulacin y
universalidad expansin de los derechos mdicos y la ciudadana
mdica3. El rin mercantilizado es, hasta la fecha, la divisa
principal en el turismo de transplante; representa el patrn-oro de
la venta de rganos en todo el mundo. El ao pasado, sin embargo, han
comenzado a proliferar en el sureste asitico los mercados de hgados
y crneas de vendedores vivos. Este ensayo contina mi discusin
(Scheper-Hugues, 2001a, 2001b, 2002) sobre el lado oscuro de la
prctica del transplante de rganos. En todo este tiempo han ido
surgiendo tres cuestiones cruciales sobre este tipo de comercio. La
primera alude a las carestas inventadas y a las necesidades
artificiales que surgen dentro de un nuevo contexto de rganos
frescos altamente fetichizados. La escasez de rganos procedentes de
cadveres ha evolucionado hasta un comercio activo de rganos
excedentarios de proveedores vivos, as como hasta formas nuevas de
biopiratera. El segundo punto atae a la retrica altruista del
transplante, que enmascara las demandas reales de sacrificios
humanos. El tercer punto se cifra en la empata excesiva y en la
relativa visibilidad de dos poblaciones distintas: los donantes de
rganos, excluidos e invisibles; y los receptores de rganos,
altamente visibles. Hemos encontrado casi en todas partes una nueva
forma de apartheid mdico globalizado que privilegia una clase de
pacientes, los receptores de rganos, sobre otra clase de
no-pacientes desapercibidos e invisibles acerca de quienes nada se
sabe por de pronto, un lugar excelente para una antroploga mdica
crtica (Scheper-Hugues, 1990). Me centrar aqu en las redes del
crimen organizado la llamada mafia del cuerpo que estn poniendo en
circulacin compradores ambulantes de rganos, cazadores itinerantes
de riones, cirujanos fuera de la ley, tcnicos sanitarios, quirfanos
improvisados y laboratorios clandestinos en, lo que la economista
Jagddish Bhagwati
cios de Sao Paulo, que ocupaba la cama contigua del hospital y
que abord su propio transplante de rin con un miedo cerval. La
relativa tranquilidad, con la que los indgenas brasileos afrontan
la ciruga voluntaria, queda recogida en la reciente historia
referida de Sapaim, chamn y lder espiritual de la tribu Camaiura
del sur del Amazonas que se someti a una intervencin de ciruga
plstica despus de que un espritu se dirigiese a l en un sueo para
que cambiase su cara. Sapaim declar despus que la operacin le hizo
sentir su cara como nueva, como si volviese a ser un chaval otra
vez. Ver Shaman Gets Facelift After Dream, lunes 29 de abril de
2002, Brasilia: Reuters. 3 Por ciudadana mdica entiendo la
creciente conciencia y las reivindicaciones de los pacientes y los
grupos organizados de pacientes por defender sus derechos, como
ciudadanos y consumidores mdicos, al acceso libre a la informacin
mdica incluida la ms reciente investigacin de vanguardia, a la
participacin o no en pruebas con medicamentos experimentales, al
control sobre las propias condiciones del rgimen de tratamiento y,
ltimamente, a la gestin por parte de uno mismo de la propia
enfermedad y de la propia muerte.
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(2002) ha denominado el comercio infame rotten trade. Bhagwati
significa as todo tipo de comercio con males bads: armas, drogas,
bienes robados, productos txicos y peligrosos, as como la trata de
nios, cuerpos y esclavos, en oposicin al comercio ordinario y
normativo de bienes goods. En este caso, el infame trfico de rganos
humanos rene compradores y vendedores de ubicaciones distantes para
intercambios corporales fugaces, ntimos e ilcitos provocados por
una lista de espera dual, formada por enfermedades mortales y por
la miseria humana. Como cualquier otro negocio, tambin el comercio
de riones se rige por un sencillo clculo mercantil de oferta y
demanda. En Oriente Medio, por ejemplo, desde los Estados del Golfo
Prsico hasta Israel, los rganos de cadveres que pueden ser
transplantados son extremadamente escasos debido a los pruritos
religiosos, tanto judos como islmicos, acerca del estatus ontolgico
del donante por muerte cerebral y a los elaborados protocolos
religiosos para el correcto tratamiento y enterramiento de los
muertos. No obstante, tanto el judasmo ortodoxo como el Islam
admiten el transplante de rganos y sus expertos religiosos y
moralistas generalmente consideran la donacin en vida como un gesto
meritorio, incluso aunque el donante haya recibido dinero a cambio
(Steinberg, 1996). Por consiguiente, en ciertas partes de esta
vasta regin han encontrado, para resolver el problema de las
interminables listas de espera sembradas de enfermos renales
frustrados, una solucin en el transplante de rganos en el
extranjero, en algunos casos, como en Israel, con el apoyo del
seguro mdico estatal. Programas organizados han llevado durante los
ltimos veinte aos a pacientes adinerados desde Israel, Arabia
Saudita, Omn y Kuwait, para ser sometidos a un transplante de
rganos, a la India, inicialmente, y despus a Turqua, Irn, Irak y,
ms recientemente, a Rusia, Rumana y Moldavia, donde los vendedores
de riones eran reclutados algunas veces bajo coaccin de los
barracones del ejrcito, prisiones, oficinas de empleo, rastros,
centros comerciales y bares. De este modo incluso podemos hablar de
naciones donantes de rganos versus naciones receptoras de rganos.
En la India cambiar un rin por la dote ha llegado a convertirse
para los padres en una estrategia comn de cara a acordar el
matrimonio de la hija que, de otro modo, estara econmicamente en
desventaja (Cohen, 1999); y los chabolistas de un slo rin han
aflorado como esporas en las periferias de Manila y Tailandia para
satisfacer las necesidades de pacientes japoneses y saudes a la
espera de un transplante y, en aos recientes, de un nmero creciente
de norteamericanos (Jimnez y Bell, 2001). En realidad, el rin
mercantilizado se ha convertido para muchos hombres y mujeres
pobres en la ltima garanta contra la deuda y la penuria en muchas
partes del mundo. Entre tanto, se han organizado paquetes tursticos
de transplantes en Europa, Norteamrica y Japn para llevar enfermos
a China y acordar sus operaciones, todo con la connivencia de los
mdicos y cirujanos chinos, coincidiendo con ejecuciones pblicas que
proporcionan la fuente primaria de los muy lucrativos transplantes
de rganos. Los reos condenados, segn se dice, son
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entubados y preparados quirrgicamente para la recoleccin minutos
antes de la ejecucin (Lock, 2001a). El turismo de transplante se ha
convertido en el activo vital de las economas mdicas de los pases
ms pobres que pugnan por permanecer a flote tras la vertiginosa
privatizacin de hospitales y clnicas. Las ciudades globales
(Sassen, 1991) de esta economa soterrada no son Londres, Nueva York
y Tokio, sino Estambul, Lima, Lvov, Tel Aviv, Chisinau, Bombay,
Johannesburgo y Manila. En general, la circulacin de riones sigue
las rutas establecidas del capital desde el sur al norte, desde los
misrrimos a los acaudalados cuerpos, desde los negros y mulatos a
los blancos y desde las mujeres a los hombres, o desde los hombres
de bajo estatus a los privilegiados. Las mujeres de cualquier parte
del mundo rara vez son receptoras de estos rganos comprados o
robados. 2. Biosocialidad o biosociopata? Los vendedores de riones
Se han inventado nuevas formas de parentesco social y biosocialidad
para poner en contacto a desconocidos incluso enemigos polticos
procedentes de lugares distantes, que son descritas por los
cirujanos como parejas perfectas, igual que si fueran hermanos, si
bien uno normalmente no ve, ni mucho menos habla, con el otro4. Si
estos parientes renales kidney kin se encuentran cara a cara ser
por accidente y como quien no quiere la cosa, mientras son llevados
en volandas, fuertemente sedados, hasta el interior de sus
quirfanos respectivos donde un cirujano extirpa y el otro inserta
el rin de la desesperacin para el vendedor, el ltimo recurso de l o
de ella, ahora mgicamente transformado para el comprador en el
preciado rgano de la oportunidad. Quin podra imaginarse, por
ejemplo, que en medio de las inmemoriales hostilidades tnicas y
religiosas y en la guerra, dira, genocida del Oriente Medio, una de
las principales fuentes de donantes vivos para los enfermos renales
israeles pudiesen ser trabajadores palestinos5? Quin podra pensar
que, tan recientemente como en marzo de 2002, los pacientes
israeles estuvieran tan bien dispuestos a viajar a Estambul para
someterse a un transplante en la clnica privada de un cirujano
musulmn, que decora la sala de espera con fotos de Ataturk y un ojo
de cristal para espantar al diablo? (Jimnez y Scheper-Hugues,
2000b). O quin imaginara que los riones transplantados se hubiesen
obtenido de empobrecidos campesinos orto4 Una excepcin de esta
regla es Irak, donde los pacientes rabes procedentes de varios
pases, incluidos los de Oriente Prximo y sus donantes pagados rabes
pobres procedentes de Irak y Jordania, en su mayora son presentados
antes de la operacin y se les invita a comprometerse el uno con el
otro a fin de prevenir un rechazo posterior, se sobreentiende que,
fisiolgico y psicolgico. 5 Fuente: entrevistas con el Prof. Shamoye
Cotev, anestesilogo del Hospital Assota (Tel Aviv) y presidente del
comit de tica, instituida por el Ministerio israel de Sanidad para
investigar los cargos por comportamiento criminal, imputados al Dr.
Zaki Shapira del Centro Mdico Bellinson respecto a su implicacin en
el comercio de riones en Israel a mediados de la dcada de 1990. El
Dr. Shapira
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doxos del este, de Moldavia y Rumana, que llegan a Turqua para
vender tabaco de contrabando hasta que topan con los famosos
tratantes de riones del mercadillo Aksaray de Estambul (Jimnez y
Scheper-Hugues, 2002a). En algunas partes del mundo, especialmente
en la Europa rural del este Rumana y Moldavia en particular,
cndidos paisanos salen buscando trabajo y tratando de forjar sus
fortunas en ciudades aparentemente prsperas como Estambul, para ser
embaucados y coaccionados para desprenderse de un rin por la
navajera y pistolera mafia de poca monta de Rusia y Turqua. Despus,
los vendedores de riones regresan a casa para afrontar el ridculo y
el ostracismo. Mientras los hombres jvenes en Moldavia son objetivo
de los traficantes en Estambul como presa fcil para el negocio
renal, las mujeres rurales de similar estrato econmico son
reclutadas para trabajar en el extranjero en modalidades ms
convencionales de venta corporal. Sin embargo, tanto los vendedores
ambulantes de riones como las mujeres trabajadoras sexuales son
despreciados una vez que regresan a su hogar. Viorel, un vendedor
de riones de 27 aos procedente de la capital de Moldavia, Chisinau,
me comentaba: Nosotros [los vendedores de riones] somos en realidad
peores que las prostitutas, porque lo que hemos vendido no podemos
ya recuperarlo. Hemos despilfarrado nuestra salud, nuestra fuerza y
nuestras vidas. Meses, incluso aos despus, los jvenes siguen
sintiendo una profunda vergenza y hasta remordimientos. Nicolae, un
antiguo soldador de 26 aos, se desmoronaba durante un encuentro en
su pequea casa de la ciudad de Mingir, en diciembre de 2000,
considerndose una desgracia para mi familia y para mi pas. No
obstante, en Turqua uno puede encontrarse una abigarrada poblacin
de vendedores de riones; algunos se renen los fines de semana en
los mrgenes de una estacin de autobuses y en el mercadillo de
Aksaray, un desvencijado barrio inmigrante de Estambul. Hay
indigentes turcos, criminales de poca monta y, recientemente, han
llegado inmigrantes de Europa del este. Las negociaciones discurren
en torno a una taza de t turco, en un caf de la calle del mercado
de maletas y lejos de las miradas de desaprobacin de los ms
convencionales vendedores de tabaco de contrabando, vodka ruso,
chocolates Pokamon e imitaciones de perfumes franceses. Y como los
vendedores de alfombras o los comerciantes de oro en el famoso
Bazar Cubierto de Estambul, tambin ellos regatean ostensiblemente
el precio de sus mercancas, siempre dispuestos a rebajarlo. Durante
el mes de marzo de 2002 me reun con Satilmis K, un antiguo panadero
de cuarenta aos, con sus manos cuarteadas, el ceo fruncido y cierto
aire de derrota. Nunca pens que llegara a esto, deca sobre su
decisin desesperada de entrar en el mercado renal. Oriundo de una
pequea aldea en la costa turca del Mar Negro, el Sr. K, perdi su
trabajo y ahora comparte con un amigo su apartamento de unaqued
absuelto debido a que, si bien perpetr transplantes de rganos
adquiridos a palestinos pobres, la ley resultaba vaga y, a lo sumo,
el comit slo podra regaar a Shapira por la travesura mdica.
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sola habitacin. Vive con los dos dlares diarios que gana como
chamarilero, pasando con su carrito de madera por delante de los
hoteles baratos y las peleteras de ocasin en Aksaray, recogiendo
chatarra y latas de refresco. Fue en el mercadillo donde escuch por
primera vez hablar de los tratantes trajeados que llegaban el fin
de semana buscando vendedores. Se sinti afortunado por haber
encontrado a nuestro broker realmente un periodista turco
infiltrado y estaba deseoso por comenzar con la negociacin. El
precio de salida que puso el Sr. K a uno de sus riones derecho o
izquierdo, t eliges fue 50.000 dlares. En el lapso de unos pocos
minutos redujo el precio a 20.000 dlares.
Foto 2: Nicolae en la clnica de Mingir, vendedor de rin y
antiguo soldador. Foto de Nancy Scheper-Hughes
El Sr. K cree que es la pareja perfecta para un paciente de
transplante de rin con sangre del tipo AB. Cuando le preguntamos
sobre las dos lceras infectadas en una de sus manos, zanj el asunto
diciendo que slo se trataba de heridas superficiales. Me he
vacunado contra el ttanos, nos aseguraba, aunque no podra pagarse
el antibitico que le haban prescrito. Pero estoy limpio, insista,
mientras desenrollaba en su mano derecha la haraposa venda
tachonada de sangre y pus. Y estoy sano; slo he tenido la gripe. El
Sr. K no senta temor por la ciruga, pues su propio hermano haba
perdido un rin debido a una enfermedad renal no tratada y seRevista
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las arreglaba bien sin l. El nico requisito del Sr. K fue que la
intervencin se realizase en un buen hospital. Obtuvo sus requisitos
y el Sr. K consider que la venta de su rin sera un acto radical y
arriesgado, pero por el cual pens que resultara compensado con
creces Mi ltima oferta es 10.000 dlares, dijo finalmente cuando ya
nos despedamos6. Con todo, para los trabajadores extranjeros
procedentes de Rumana y Moldavia, la venta de un rin pareca un acto
atroz y antinatural, comparable a una violacin, y robo era el
trmino ms usado por ellos, incluso en los casos en que haban
consentido inicialmente la operacin. Sin embargo, para aquellos que
viven en reas del mundo sujetas a siglos de colonizacin, trabajos
forzados y peonaje, como Filipinas, la idea de vender una parte
prescindible del cuerpo es rpidamente asimilada y pronto parece tan
natural y corriente como cualquier otra forma de servidumbre. En el
enorme arrabal de Bangon Lupa en Manila, por ejemplo, la mayor
parte de los hombres jvenes est deseando, si no anhelando, vender
un rin, y sin apenas expresar remordimientos despus, excepto para
lamentarse de los lmites naturales impuestos sobre otras partes
vendibles del cuerpo: Puedo vender un testculo?, me preguntaba
entre las chabolas un vendedor de rin; los hombres filipinos somos
muy potentes y muy frtiles, presuma. En ese mismo banguey de
estibadores desempleados me tropec con una inesperada lista de
espera, poblada de vendedores de rin enojados y humillados que
haban sido descuidados y arrinconados por el personal mdico del
hospital privado ms prestigioso de Manila, Centro Mdico Episcopal
de San Lucas. Quiz haban sido rechazados, conjeturaban los hombres,
a causa de su edad demasiado jvenes o demasiado viejos, su sangre
incompatible o su condicin mdica general. Cualquiera que haya sido
la razn, haban sido juzgados como vendedores renales menos valiosos
que algunos de sus afortunados vecinos, que ahora posean nuevos
VCR, karaokes y flamantes motocicletas. En qu he fallado?, me
preguntaba un hombre de 42 aos, creyendo que yo deba ser una
cazadora de riones norteamericana. Me registr en la lista hace ms
de seis meses y no me han llamado del San Lucas, se quejaba el Sr.
S, pero si yo estoy sano, puedo todava coger grandes pesos y mi
orina es clara. Adems, deca, estaba dispuesto a vender por debajo
de los 1.300 dlares fijados para un rin fresco. Lo cierto es que
muchos vendedores renales esperan a las puertas de las unidades de
transplante, llenos de entusiasmo y arrojo; otros se registran en
pabellones espe-
6 Antes de terminar la conversacin, revelamos al Sr. K que no
ramos cazadores de riones, sino dos periodistas y una antroploga
que tratbamos de comprender las circunstancias que conducen a la
gente a tomar esta decisin. Hicimos una aportacin para cubrir sus
necesidades ms perentorias y le explicamos los riesgos y peligros
de la nefrectoma. El Sr. K no pareca demasiado decepcionado ni
particularmente disuadido por mis argumentos de advertencia. Dime
otra forma deca de ganar tanto dinero tan rpido. Cuntas latas
usadas crees que tendra que revender?.
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Foto 3: Willie P, un entusiasta vendedor de rin en el suburbio
de Bangon Lupa. Foto de Nancy Scheper-Hughes
ciales de las unidades quirrgicas que remedan moteles renales,
donde permanecen sobre camastros o en camas hospitalarias durante
varios das, semanas incluso, mientras ven la televisin y comen
patatas fritas esperando el nmero premiado que les convierta en el
ganador del da de esa lotera del transplante renal. Estas macabras
escenas pueden encontrase en hospitales y clnicas de la India,
Irak, Irn, Sudfrica, Filipinas y Turqua. Vecindarios enteros,
ciudades y regiones son conocidas en los crculos del mercado de
rganos como cinturones renales, pues muchas personas han encontrado
temporalmente un nicho en el mercado de riones. Una gran familia
extensa en cualquier suburbio filipino puede, y a menudo as lo
hace, suministrar un goteo continuo de riones en venta, cobrando
impulso a lo largo de las generaciones, primero el padre, luego el
hijo y despus la nuera, cada uno aportando su granito de arena al
presupuesto familiar. Ese estado eufrico de los vendedores de
riones del suburbio de Bangon Lupa es alentado por el aluvin de
nuevos programas donantes por dlares, promocionados desde las
administraciones empresariales de los hospitales. La doctora B.
Clemente, directora mdica del Centro Mdico Capitol en Manila, no
vea inconveniente en advertir a los extranjeros especialmente a los
pacientes estadounidenses y canadienses de la disponibilidad de
modernos servicios de transplante en su modesto hospital, as como
de riones frescos obtenidos de donantes locales deRevista de
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quienes deca; unos pocos cientos de dlares o incluso un saco de
arroz es retribucin suficiente. Cuando le preguntamos sobre la razn
por la cual generalmente los riones procedentes de cadveres no eran
utilizados, la doctora Clemente repuso que Filipinas continuaba
siendo un pas muy catlico, en el que la mayora de la gente an
profesaba fuertes sentimientos acerca de la correcta disposicin del
muerto. Igual que para el vivo? Ellos son libres de hacer lo que
crean conveniente, argumentaba la buena doctora. La donacin de un
rgano a cambio de una pequea compensacin Recuerda, no hablamos de
ventas es coherente, deca, con las creencias catlicas: Podran estar
actuando como el buen samaritano, salvando la vida de un extrao. 3.
Biotica: el artificio de la medicina de libre mercado Lo subyacente
tras estas nuevas transacciones mdicas son las imperecederas
concepciones modernas y humanistas del holismo corporal, la
integridad y la dignidad humana, sin hablar de las creencias
religiosas y culturales sobre lo sagrado del cuerpo. Y sera atinado
preguntar si la vida que es extrada del cuerpo de uno y transferida
al cuerpo de otro, guarda alguna semejanza con la vida tica de los
ciudadanos libres bios o si el parecido es mayor con la inerme o
desnuda vida del esclavo? Aqu, me estoy refiriendo a la distincin
hecha por Giorgo Agamben (1998) y que toma de la Poltica de
Aristteles, entre bios la autntica vida del ciudadano y zoe la mera
vida en bruto de la especie. Toms de Aquino traducira ms tarde
estos conceptos de la Grecia Clsica en los trminos cristianos
medievales que distinguan la vida natural de la vida buena7. Pero
ni Aristteles ni Toms de Aquino nos convencen. En cambio, s lo hace
la nueva disciplina de la biotica, que ha sido finamente elaborada
para satisfacer las necesidades de la biomedicina/biotecnologa
avanzada y los deseos de los consumidores mdicos postmodernos8.
Incluso un acadmico tan conservador como Francis Fukuyama (2002) se
ha referido a la comunidad de bioticos que han crecido al unsono
con la industria biotecnolgica y han sido [a veces] meros
sofisticados y sofistas valedores de aquello que quiera hacer la
comunidad cientfica (Fukuyama, 2002: 204). No por casualidad, los
bioticos han ofrecido poca resistencia al florecimiento de mercados
de personas y partes corporales. Actualmente, el derecho a comprar
o vender rganos humanos es cada vez ms defendido desde las
principales revistas
7 Agamben (1998: 2-3) y Arendt (1956: 12-49) tratan la transicin
desde la Grecia antigua a la Iglesia latina de maneras ligeramente
diferentes. 8 En la medida en que los bioticos se convirtieron en
una poderosa fuerza en las polticas pblicas, pasaron a estar bajo
escrutinio en lo referente a los pactos que sellaban con cientficos
mdicos y con compaas biotecnolgicas, por lo que se empez a
cuestionar su independencia. Ver, por ejemplo, Stolberg, 2001.
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mdicas del mundo, incluidas Lancet y JAMA, entre otras.
Recientemente, un reputadsimo profesional del transplante defendi
el derecho de los pacientes a comprar un rgano como desarrollo y
madurez de la tica mdica (Friedlaender, 2002). Este proceso de
maduracin al que se refiere constituye el intento de racionalizar
completamente el transplante mdico, despojndolo de sus prstinos
aderezos religiosos y sus sesgos humanistas, as como de alinearlo
al lado de las concepciones neoliberales sobre el gnero humano, el
cuerpo, el trabajo, el valor, los derechos y la economa. En efecto,
tanto el campo de la biotica como el de la profesin del transplante
mdico se han rendido ante el ethos dominante del mercado9. Un nmero
creciente de mdicos argumenta ahora que el problema real reside en
la pervivencia de leyes ya anticuadas, agencias reguladoras
nacionales cada vez ms irrelevantes como las de la ONU y arcaicas
normas profesionales de la medicina, que no estn al corriente de
las realidades de los transplantes de rganos y de la revolucin
callada de aquellos que se resisten a encarar una muerte prematura
con ecuanimidad y dignidad, mientras esperan pacientemente en una
lista de espera oficial por un rgano de cadver. Algunos abogan por
un libre mercado de rganos humanos, otros por un mercado regulado.
Entre tanto, la ruptura en las normas mdicas y la discontinuidad
entre prctica y ley puede resumirse as: mientras el comercio de
rganos humanos es ilegal de acuerdo con los cdigos legales
oficiales en prcticamente todas las naciones donde se practican
transplantes, en ningn lugar del mundo se persigue y, mucho menos,
se procesa cirujanos renegados bien conocidos por sus colegas,
traficantes de rganos y compradores o vendedores de riones. Es fcil
entender por qu los compradores y vendedores de riones no son
objeto de persecucin por la ley. La compasin, antes que el agravio,
es la respuesta ms apropiada a sus actos desesperados. Pero el
fracaso de los gobiernos, de los ministros de salud pblica y las
agencias jurdicas por atajar las actividades ilegales de los
holdings internacionales del transplante, sus operaciones de
blanqueo de dinero y sus conexiones con la mafia, slo podra
explicarse como un olvido intencionado. En realidad, algunos de los
cirujanos prfugos ms clebres son directores mdicos de las
principales unidades de transplante, sirviendo en prestigiosos
planteles ticos y en comits mdicos internacionales. Ninguno ha sido
proscrito o al menos censurado dentro de su propia profesin, aunque
algunos hayan sido investigados y otros estn socialmente aislados
por ciertos colegas disidentes. Todos practican su comercio ilcito
libremente, si bien estos cirujanos han de mover frecuentemente sus
bases de operaciones internacionales para eludir la vigilancia
mdica o policaca.
Offering Money for Organ Donation Ethical, HHS Committee Says.
2001. AP/Nando Times, 3th of December.
9
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Nancy Scheper-Hughes
El comercio infame
Uno de los delincuentes del transplante ms notable en todo el
mundo, el Dr. Zaki Shapira del Bellinson Medical cerca de Tel Aviv,
particip conmigo en el prestigioso Bellagio Task Force sobre tica
del transplante y trfico de rganos (Rothman et al., 1997). En uno
de sus ltimos viajes a Italia fue galardonado con un prestigioso
premio al servicio humano. Mientras tanto, un paciente del Dr.
Shapira, convaleciente de un transplante en Jerusaln, me proporcion
copias de sus documentos mdicos que me condujeron a la fraudulenta
sociedad mdica de Brgamo, Italia, a la cual se pidi al paciente que
enviara los 180.000 dlares que haba costado su transplante ilegal
en Turqua. Cuando llam a la sociedad mdica de Brgamo, me dijeron
que slo eran un depsito de enciclopedias mdicas. La impunidad de
estos prfugos del transplante va ms all de la laxitud gubernamental
y la corrupcin de la profesin mdica, por ms que stas existan. En no
poca medida los cirujanos estn amparados bajo su descomunal
privilegio sobre la vida, la muerte y los cuerpos de sus pacientes
y bajo el carisma que acompaa a sus poderes aparentemente
milagrosos. Pese a que sus colegas ms jvenes se muestran
preocupados por la tica del Dr. Shapira, continan elogiando con
pocas excepciones su tcnica quirrgica, su coraje, aunque temerario,
que ignora la convencin mdica, y el servicio que ofrece a los
ciudadanos israeles a expensas de otros ciudadanos del mundo. Lo
mismo puede decirse del Dr. Yusef Somnez, el reputado Doctor Buitre
de Estambul. La cpula del comit turco de tica mdica lament que
Somnez sea uno de nuestros cirujanos ms excelentes. Es la primera
persona que dio a conocer el transplante de rganos en Turqua. Estos
cirujanos en ocasiones se sitan a s mismos por encima de la ley. En
sus inicios, los famosos cirujanos como Christian Bernard en
Sudfrica y Thomas Starzl en los Estados Unidos, tuvieron que luchar
contra la irracionalidad as lo vean ellos de aqullos que
cuestionaban la muerte cerebral como una redefinicin de la muerte
necesaria para el transplante. Bernard, por ejemplo, rehus
responder seriamente a sus crticos, acallndoles con su arrogancia
proverbial, al replicarles que los pacientes estn muertos cuando el
mdico lo dice. La misma tradicin independiente perdura hoy entre la
generacin ms joven de cirujanos, quienes a menudo todava se siguen
viendo y describiendo como transgresores sociales, derribando
viejos tabes por la senda del desarrollo de las capacidades
tecnolgicas. Frente a los transplantes ilcitos con donantes
pagados, un nmero importante de cirujanos de transplantes renales
simplemente ven la otra cara. Unos promueven ventas informales que
salvarn o mejorarn la vida de algunos de sus pacientes. Otros
preparan y aconsejan a los enfermos renales sobre viajes al
extranjero para procurarse el transplante, y admiran la iniciativa
de los que han regresado, habindose agenciado un rin procedente de
alguna desafortunada mujer de los suburbios de Lima o de algn reo
chino ejecutado, como muy bien pudiera ser el caso. La autonoma del
paciente, la libertad individual, el derecho a elegir y un vago,
aunque no reflexionado, compromiso con el ethos utilitario del
mayor bien para el mayor
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El comercio infame
nmero de seres humanos- guan el sentido de lo tico de la mayora
de los cirujanos de transplantes. En el lenguaje de la eleccin
racional de la tica mdica contempornea, el conflicto entre la
maleficencia no hacer dao y la beneficencia el deber moral de hacer
actos buenos se resuelve cada vez ms en favor del principio
libertario y de orientacin consumista, que permite promover o
comprar un rgano humano sin que quienes lo hagan se deban ver
impedidos para hacerlo. Pagar por una donacin renal es visto como
una situacin en la que potencialmente todos ganan, o sea, en la que
ambas partes se benefician (Radcliffe-Richards, 1998: 1951).
Guiarse por la decisin individual y la autonoma del paciente se ha
convertido en el arbitrio supremo de los valores mdicos y bioticos.
La justicia social y las nociones de buena sociedad apenas figuran
en sus debates. En el contexto tardo o postmoderno de orientacin al
consumo, las antiguas prescripciones cannicas de la virtud en el
sufrimiento y de la gracia en la agona aparecen como algo absurdo
por completo. Sin embargo, la transformacin de una persona en una
vida, que debe de ser prolongada o salvada a toda costa, ha hecho
de la propia vida la ltima reificacin de la mercanca. Y esa
insistencia en el valor absoluto de una sola vida humana salvada,
mejorada o prolongada, acaba con toda pregunta tica o moral y
difumina cualquier posibilidad de una tica social global. Entre
tanto, el trfico de riones minimiza el contenido humano de todas
las vidas que toca. 4. Justicia en el transplante: escasez para
quin? La demanda de rganos humanos, tejidos y partes corporales y
la bsqueda desesperada de los pacientes adinerados para comprarlos
est orquestada, despus de todo, en torno al discurso mdico sobre la
escasez. El espectro de las largas listas de espera a veces se
trata slo de listas virtuales con poca base material10 ha motivado
y orientado dudosas prcticas de recoleccin de rganos a travs de
ventas bien visibles, junto a donaciones de compensacin, mdicos
actuando como intermediarios y la fiera competicin entre los
hospitales pblicos y privados por atraer pacientes con recursos
econmicos.
10 En So Paulo, Brasil, el responsable de una red de
asociaciones de defensa de los pacientes renales ha rastreado
incansablemente la lista de espera regional para descubrir que
cientos de candidatos para el transplante fueron depuestos de la
lista sin su conocimiento, y tambin que los poderosos mdicos
siempre encuentran formas de transferir rganos pblicos, procedentes
de cadveres para sus pacientes privados. Si bien Neide B. no
recomienda que los pacientes estancados en la dilisis traten de
buscar un donante vivo pagado, comprende la frustracin de quienes
han sido engaados con listas de espera falseadas y susceptibles de
corrupcin: los que tienen la seguridad social bsica (nacional) deca
slo estn para decorar la lista de espera. Con todo, gracias al SUS,
el programa de la Seguridad Social Nacional de Brasil, el
tratamiento de dilisis est disponible para la mayora de los
ciudadanos que lo necesitan.
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La propia idea de escasez de rganos es lo que Ivan Illich (1975)
llamara una necesidad artificialmente creada, inventada por los
tcnicos del transplante y con la que se tienta a una poblacin cada
vez ms enferma, envejecida y moribunda. La resultante escasez de
rganos artificialmente creada pasa desapercibida (Bourdieu, 1977)
tras la apariencia de fenmeno mdico natural. En este entorno de
pragmatismo utilitario supervivencialista survivalist, la tica del
transplante de rganos supera la clsica tica salvavidas life boat.
(Koch, 2001). Con las presunciones ticas de escasez, aparecen de
forma clara las elecciones que se deben hacer?, a saber, quin entra
en el bote salvavidas en la lista de espera?, a quin se arrojar por
la borda cuando est atestado de gente? y quin ser, finalmente,
devorado para que los otros puedan vivir disparidades de raza y
clase en la obtencin de rganos y en las prcticas de distribucin?
Existe una nfima concienciacin sobre la vulnerabilidad de ciertas
clases sociales y grupos tnicos que suelen describirse como
poblaciones de donantes prevalecientes, vivos o tras muerte
cerebral. En los Estados Unidos, por ejemplo, donde el transplante
de rganos procedentes de cadveres se sigue fomentando como norma de
donacin no as en la prctica, la muerte cerebral se ceba en una
poblacin que es desproporcionadamente pobre blancos, latinos y
afroamericanos incluidos. Los pobres y las minoras estn
sobre-representadas en las unidades de cuidados intensivos UCI de
los hospitales urbanos, debido a su sobre-exposicin a la violencia
urbana, altas tasas de homicidios, suicidios y accidentes de
trfico, as como a los efectos acumulativos del abandono social y
mdico. La gran irona es que entre quienes carecen de seguridad
social 44 millones de ciudadanos, se incluye tambin la legin de
todos aqullos cuyos parientes son conminados a comportarse
altruistamente y a donar los rganos y tejidos de sus seres
queridos. Que muchas de estas familias pobres, latinas y
afroamericanas rehsen donar no debera de sorprender: son obligados
a apoyar con los cuerpos de los suyos un sistema mdico y social que
les excluye y dentro del cual tienen a su vez una mnima
probabilidad de recibir un rgano, en caso de que fuese necesario.
Uno precisa ser relativamente adinerado, y en cualquier caso tener
un aspecto saludable, antes de que le recomienden para un
transplante de rganos. La tan comentada renuencia de los
afroamericanos a donar rganos podra ser vista como un acto poltico
de resistencia premeditada. En la donacin pagada, la que se realiza
en vida, las injusticias sociales son ms transparentes. Los
vendedores de rin proceden por lo general de segmentos
socioeconmicos, en los que el acceso al cuidado mdico bsico y al
necesario seguimiento posterior es muy a menudo inexistente. No
obstante, hasta la fecha, las nicas voces disidentes, que se han
alzado contra el discurso dominante del transplante salvavidas,
llegan desde muy lejos y son generalmente expresadas en unas formas
desabridas que fcilmente se desmontan y desacreditan. Estas
posiciones bioticas alternativas se expresan a menudo
primitivamente, desde los mrgenes sociales y en forma de rumores y
pnicos morales sobre cuerpos raptados y robos
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de rganos, algunos de los cuales resultan no tener fundamento
despus de todo. Para la mayora de quienes viven en las postrimeras
del nuevo desorden global, la pelea por rganos y tejidos frescos
aumenta sus sentimientos de profunda inseguridad ontolgica en un
mundo que valora sus cuerpos como depsitos de partes disponibles
(Scheper-Hughes, 1996). Mientras la resistencia popular en Mxico y
Brasil apunta a la derogacin de las nuevas y progresivas leyes
condescendientes con los propsitos de la recoleccin de rganos, tal
resistencia ha devenido ineficaz o inexistente respecto al
desarrollo del mercado internacional de rganos, en la medida en que
han empezado a aceptar como normal y rutinario estas habituales
transacciones furtivas amparadas bajo el disimulo contumaz de la
medicina. En todas estas transformaciones radicales la voz de la
antropologa ha sido silenciada, mientras los debates de resonancia
se libraban entre profesionales del transplante, bioticos, expertos
juristas y economistas. Sin embargo, qu otra disciplina y ciencia
humana est mejor pertrechada que la antropologa para interrogar
valores y prcticas desde una posicin de apertura epistemolgica, y
para ofrecer alternativas radicales al limitado utilitarismo
pragmtico que domina actualmente el pensamiento biotico de la
medicina? 5. La fundacin Organs Watch: una antropologa de los
rganos Ante este ltimo dilema de la modernidad tarda este fin del
cuerpo, como lo vemos nosotros, la tarea de la antropologa parece
relativamente honesta: la recuperacin de la radical promesa
epistemolgica todava no cumplida por nuestra disciplina, su vnculo
consubstancial con el extraamiento primordial y la radical
alteridad, manteniendo su implicacin con la vida tica crticamente
examinada, a la vez que poniendo en juego su compromiso prctico y
poltico con el ttrico, a veces criminal y ocasionalmente peligroso,
campo puesto aqu bajo consideracin. A este fin mi colega, Lawrence
Cohen, y yo misma fundamos Organs Watch en noviembre de 1999, como
recurso provisional a falta de otra organizacin de este tipo. Nos
planteamos como tarea inicial algunas cuestiones bsicas, pero
necesarias: cmo funciona el mercado de rganos humanos?, quines son
sus principales protagonistas?, cmo se estructuran las relaciones
entre el crimen organizado y la medicina ilcita del transplante de
rganos?; respecto a los pacientes, de quin son las necesidades que
se privilegian?, qu sacrificios invisibles exigen?, qu mentiras
piadosas encubre la tan trillada retrica de la donacin, las
carestas y necesidades humanas? En consecuencia, gracias a un
proyecto de investigacin multifocal y de colaboracin11, hemos
investigado y documentado dimensiones del comercio de rganos11
Lawrence Cohen es el cofundador de este proyecto. Se ha incluido
trabajadores de campo asociados y colaboradores de verano: Aslihan
Senal (Turqua), Limor Saminian (Israel), Juan Obarrio (Argentina),
Mara Epele (Argentina), Mariana Ferreira (Brasil), Monga Mehlwani
(Sudfrica), entre otros.
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El comercio infame
y transplantes en nueve pases, centrndonos en los efectos mdicos
y sociales sobre los pacientes de transplantes y sus proveedores,
que son algunos de los ciudadanos ms vulnerables del nuevo orden
mundial. Adems hemos observado los procesos por los cuales los
tejidos humanos crnea, hueso, piel, vlvulas cardacas y glndulas
pituitarias se obtienen sin consentimiento a partir de cadveres en
las morgues de los hospitales pblicos y en los calabozos de la
polica desde Brasil hasta Israel, pasando por Sudfrica y Estados
Unidos, que son enviados a bancos de tejidos, o de ojos, a los
laboratorios de investigacin de las universidades y a las compaas
de biotecnologa, donde estas partes humanas son procesadas, a
menudo para su venta. En el transcurso de la investigacin hemos
seguido a enfermos renales desde las clnicas de dilisis hasta las
reuniones con sus intermediarios en los centros comerciales de los
arrabales, y de all a los quirfanos ilegales, adentrndonos en salas
de operaciones alquiladas por los hospitales pblicos y privados,
algunas de ellas parecidas a las antiguas clnicas abortivas de los
aos cuarenta y cincuenta, agazapadas en la clandestinidad de los
callejones. Hemos entrevistado a docenas de compradores o
buscadores de riones en sus propias casas, en clnicas de dilisis y
en sus camas de hospital para intentar comprender las condiciones
de su sufrimiento. Hemos seguido la pista de traficantes de poca
monta slo para descubrir que muchos de ellos, como Ray (Foto 4),
que fueron en principio vendedores de sus propios riones, pasaron a
estar contratados por sus cirujanos en calidad de cazadores de
riones en sus comunidades de procedencia. Mis colaboradores y yo
nos hemos reunido con vendedores locales en los shabeens de Soweto,
las ocupaciones ilegales de tierras en Manila, las favelas de
Brasil, las prisiones de Israel y los bares congestionados por el
humo en Chisinau y las bodegas de Mingir, ambos en Moldavia.
Concretamente, hemos ido a los lugares donde los desposedos
econmica y polticamente incluidos refugiados, trabajadores
indocumentados, prisioneros, soldados desertores, viejas
prostitutas, contrabandistas de tabaco, rateros y otros marginados
son embaucados para vender sus rganos. Y hemos seguido, observado y
entrevistado a cirujanos de varios pases que practican o facilitan
operaciones ilcitas, a sus abogados y a representantes de sus
comisiones de tica mdica. Y nos hemos interesado tambin por el mapa
de las conexiones mdicas y financieras a escala internacional, que
hacen posible su trabajo. Aunque no me enorgullezca revelarlo,
durante el trabajo de campo en Turqua, en febrero de 2002, fing ser
una compradora buscando desesperadamente un rin para un familiar, a
fin de encontrar vendedores en un mercado de maletas rusas de un
ruinoso barrio inmigrante de Estambul. En las extraas
yuxtaposiciones de etnografa, documentacin, vigilancia y trabajo en
pro de los derechos humanos, el proyecto Organs Watch mezcla gneros
y transgrede las aceptadas distinciones entre antropologa,
periodismo poltico, repor-
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Foto 4: Ray, vendedor de rin en Manila, convertido en cazador y
traficante de riones en el programa Donantes por dlares de un
hospital local. Foto de Nancy Scheper-Hughes
taje cientfico, filosofa moral y abogaca de los derechos
humanos. Estos nuevos compromisos etnogrficos nos exigen entrar en
espacios y en conversaciones, donde nada debe darse por supuesto y
donde una hermenutica de la sospecha reemplaza a los viejos modos
de trabajo de campo que ponan entre parntesis y suspenso la
incredulidad. Cmo investigar en calidad de antroploga el
comportamiento criminal y furtivo? A quin debe una sus lealtades
divididas? De viajante incgnito como hice al investigar las
alegaciones de captaciones ilegales de rganos y tejidos en un asilo
argentino, Montes de Oca, de disminuidos psquicos profundos slo
tena como vago punto de referencia el cuestionable, y ms tarde
rotundamente condenado, estudio de Laud Humphreys (1971) sobre las
prcticas de sexo annimo en los urinarios pblicos. Pero, de qu otra
manera, sino de camuflaje, podra una enterarse del sufrimiento
oculto de una poblacin invisible? Cmo pueden el mudo y el
disminuido psquico profundo hablar por s mismos? Qu mtodos
alternativos de investigacin son apropiados? Esta clase de trabajo
requiere una cierta militancia12, as como una continua y despiadada
forma de auto-
Ver Nancy Scheper-Hughes (1995). En una de sus ltimas lecturas
pblicas importantes, pronunciada en Atenas el verano de 2000,
Pierre Bourdieu abord la vida del intelectual comprometido
12
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crtica y una constante reflexin sobre la tica y la prctica
antropolgica as como mdica.
Foto 5: Transplante de rin en Ciudad de El Cabo, Sudfrica: De
quin es el rin? Organs Watch echa un vistazo al trfico de rganos
humanos. Foto de Vivian Moos
6. Del don incalculable priceless gift a la cara mercanca pricey
commodity: una cuestin de valor Se puede decir que el transplante
de rganos es la ms intensamente social, incluso dira que sociable,
de todas las prcticas mdicas. Los orgenes del transplante han
dependido de la forja de un nuevo contrato social y una confianza
social, basada en la buena voluntad de la gente para compartir las
partes corporales de un cerebro relativamente muerto una nueva y
peridicamente impugnada diagnosis y estrechamente asociada a
extraas enfermedades mortales. El transplante de rganos es, segn la
famosa precisin de Renee Fox, tanto un salvavidas como un vitico.
En la donacin tradicional de rganos, procedentes de un cadver, el
don de vida implica simultneamente un don de muerte por parte de
los abatidos fami-
y militante, que para l implica un compromiso directo y poltico
con los nuevos movimientos sociales incluidas las fuerzas
anti-globalizacin, organizadas contra los alimentos genticamente
modificados y con el ms tradicional movimiento obrero en una lucha
conjunta contra la globalizacin, entendida como una teora
particular del mundo y no como una descripcin de l.
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liares para compartir las partes de un pariente con muerte
cerebral un nuevo y peridicamente impugnado diagnstico con un
extrao mortalmente enfermo, pero perfectamente compatible. En
consecuencia, desde sus inicios el lenguaje del transplante y del
intercambio de rganos ha sido rotundamente idealista, tico y, en
cierta medida por lo general, subliminal, muy cristiano. Mientras
que las exhortaciones al altruismo y a los actos heroicos pueden
encontrarse en todas las religiones del mundo, el nfasis de la
donacin de rganos en el auto-sacrificio corporal, las oblaciones
annimas y la caridad con el prjimo remeda valores explcitamente
cristianos. La benevolente mezcolanza y el intercambio de partes
del cuerpo en el transplante de rganos evocan ntidamente las
nociones catlicas del Cuerpo Mstico y la Comunin de los Santos, as
como imgenes de camposantos medievales en los atrios de las
iglesias y sus osarios donde recoger y mezclar huesos, y donde la
muerte misma fue colectivizada hasta borrar cualquier signo
individual y social de diferencia terrenal (Aries, 1974). En
realidad, la ltima Cena y la Crucifixin ofrecen al vivo un modelo
divino de autosacrificio e intercambio corporal que, actualmente,
motivan algunos actos extraordinarios de intercambio de rganos,
como ha quedado recogido en la popular pelcula Jess de Montreal. No
cabe duda de que, a causa de estas firmes equivalencias simblicas
entre la tica del transplante y la perspectiva sacramental sobre la
vida y el cuidado del cuerpo humano, prestado pero no posedo, el
Vaticano acept en seguida la tecnologa del transplante de rganos y
bendijo la nueva definicin de muerte cerebral que requiere el
transplante. Ms recientemente, la tcita aceptacin de la muerte
cerebral para los propsitos de la recoleccin de rganos ha sido
explicitada por el Papa Juan Pablo II en su breve discurso,
pronunciado en el 18 Congreso Internacional de la Sociedad del
Transplante el 29 de agosto de 2000. Al mismo tiempo, el Papa
refuerza la tica original del transplante basada en el altruismo y
la empata con los desconocidos que proporciona fundamentos a la
donacin de rganos procedentes de cadveres, y condena el comercio
con rganos humanos:Cada transplante tiene su origen en una decisin
de elevado valor tico: la decisin de ofrecer desinteresadamente una
parte del propio cuerpo en pro de la salud y el bienestar de otra
persona. Aqu reside precisamente la nobleza del gesto, un gesto que
es un genuino acto de amor. No slo se trata de ceder algo que nos
pertenece, sino de dar algo de nosotros mismos; por virtud de su
substancial unin con un alma espiritual, el cuerpo humano no puede
ser considerado como un mero complejo de tejidos, rganos y
funciones ms bien, es una parte constitutiva de la persona, que se
manifiesta y expresa por medio de l. Por consiguiente, todo
procedimiento que tienda a comercializar con rganos humanos o a
considerarlos como susceptibles de intercambio o comercio debe ser
considerado moralmente inaceptable, pues usar el cuerpo como un
objeto es violar la dignidad de la persona humana.
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Obviamente, el Papa es, en el peor de los casos, mnimamente
consciente de que la tica del don est en entredicho en muchas
partes del mundo, donde la venta de riones se ha convertido en un
lucrativo negocio para mdicos si no para los vendedores de riones y
para clnicas de transplante pblicas y privadas, algunas de ellas
vinculadas a la Iglesia, consagradas a los ricos pacientes
extranjeros. De este modo, tanto la donacin annima procedente de
cadveres como la de vivos relacionados con la donacin renal, estn
siendo rpidamente suplantadas por transplantes con riones comprados
a extraos. El presente escenario se inici hace dos dcadas con la
realizacin de transplantes profesionales en los Estados Unidos y
all donde los rganos de cadveres, por razones sociales bastante
complejas (Lock, 2002), no podran surtir la creciente demanda de
una oferta constante de rganos trasplantables. Entre tanto, los
avances en inmunologa y el desarrollo de nuevos frmacos
anti-rechazo muy poderosos, como la ciclosporina, hicieron
innecesaria la compatibilidad extrema entre los tejidos del donante
y el receptor. Los resultados positivos obtenidos por los pacientes
de transplantes renales que haban adquirido riones de vendedores
pobres en distintas partes del mundo, donde slo se seguan los
procedimientos para compatibilizar las sangres pero no los tejidos,
en transacciones comerciales clandestinas, condujo a una percepcin
cada vez ms extendida de que ya no se requiere una excelente
compatibilidad del sistema HLA para obtener un desenlace
satisfactorio del transplante. Actualmente, casi cualquier persona
que quiera ser donante de rganos, mdicamente apto o no, tiene la
posibilidad de serlo. Y los rganos de donantes vivos un rin, medio
hgado y el lbulo de un pulmn se estn convirtiendo en los rganos de
preferencia para satisfacer la creciente demanda de transplantes en
las desbordadas listas de espera. Adems los cirujanos y sus
pacientes tambin prefieren rganos de donantes vivos para
incrementar la longevidad y viabilidad de los transplantes. En
2001, por primera vez en los Estados Unidos, los transplantes de
rin, procedente de un donante vivo, supusieron el 50% de todos los
transplantes, y los de hgado de donante vivo alcanzaron el 10%
(Delmonico, Arnold, Scheper-Hughes et al., 2002). 7. Los
consumidores: el cuerpo y el fetichismo de la mercanca Los
procedimientos del transplante son enormemente caros en los Estados
Unidos un transplante de corazn cuesta ms de 300.000 dlares y
frecuentemente se frustran por las llamadas sequas de rganos. Los
media, instados por las organizaciones de captacin de rganos, hacen
frecuentes referencias al nmero de personas que morirn cada ao
esperando un rgano no hay sistema para rastrear o registrar la
salud, los problemas mdicos o las muertes de quienes han donado
rganos. En los Estados Unidos ms de 70.000 personas engrosan las
listas de espera por un rgano. Cada ao, la demanda de rganos
aumenta mientras las organizaciones en pro de los transplantes, los
profesionales del ramo y los grupos por los
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El comercio infame
derechos de los pacientes reclaman que nuevas y marginales
categoras de personas sean elegibles para el transplante de rganos.
Por ejemplo, en sus jornadas anuales en Leiden, Holanda, en
septiembre de 2000, miembros de Eurotrasplante apoyaron activa y
entusiastamente nuevos experimentos que extienden las listas de
espera hasta incluir a quienes se hallan en los mrgenes mdicos
mayores de 70 aos, nios, enfermos de hepatitis C, seropositivos y a
los propensos, desde un punto de vista inmunolgico, al rechazo del
rgano. No hay conciencia o reconocimiento de que estos experimentos
pudiesen inflar la demanda de rganos y promover medidas
desesperadas, incluido el mercado negro, para obtenerlos. En
realidad, estos programas son defendidos como democrticos por su
universalidad y como un servicio que se presta a los consumidores
de medicina, que reclaman su derecho a beneficiarse de todos y cada
uno de los procedimientos mdicos avanzados actualmente disponibles.
De igual manera, en muchas partes del mundo desde Brasil a Israel,
desde Irn a los Estados Unidos los bufetes de abogados de los
pacientes han articulado una nueva carta de derechos de los
consumidores de medicina, donde se incluye el derecho del paciente
al transplante e incluso su libre acceso a los salvadores y
saludables rganos excedentes del otro, por los cuales los pacientes
estn dispuestos a viajar grandes distancias y a regatear un precio
fijado por el mercado. En tanto que se contina articulando el
dilema comn del transplante bajo estas nuevas condiciones sociales
en trminos de escasez, oferta y demanda cuando las preciadas
mercancas en cuestin estn cada vez ms unidas a cuerpos vivos, se
crean serios dilemas ticos para los pacientes y para sus doctores,
que se descubren a s mismos en una posicin de pasividad e
indolencia o creando activamente un espacio mdicamente protegido
para el comercio de riones. Quin soy yo para cuestionar, y mucho
menos para juzgar, a mis pacientes?, preguntaba Michael
Friedlaender13, especialista en transplantes renales del Hospital
Hadassah, en referencia al creciente nmero de pacientes que
regresan del extranjero a su consulta habiendo comprado un rin.
Despus, lleg a escribir (Friedlaendner, 2002: 971-972):Aqu empez mi
conversin desde la frrea oposicin al comercio con riones a la
pasiva aquiescencia con este mercado. No pudimos impedir que
nuestros pacientes viajasen a Irak luego a Turqua, Rumana y los
Estados Unidos. Dimos a los pacientes, que nos solicitaron consejo,
toda la informacin que he presentado aqu, advirtindoles que no
podramos ayudarles fuera de nuestras fronteras nacionales, aunque
garantizndoles la asistencia inmediata a su regreso.
13
Entrevista con la autora, marzo de 2001, Jerusaln.
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El comercio infame
Parte de la informacin dada a sus pacientes de dilisis se centra
en las tasas de perdurabilidad diferencial entre los riones de
donantes vivos y los procedentes de cadveres, basadas en el estudio
de Wolfe y sus colegas (1999) la mitad (50%) garantizaba una
supervivencia de 21,6 aos para un rin de donante vivo comparados
con los 13,8 para un rin de cadver. Si mis propios riones fallasen,
optara por el transplante de rgano procedente de un donante vivo,
ha dicho pblicamente el Dr. Friedlaender en ms de una ocasin. Los
datos de las tasas de perdurabilidad diferencial han circulado
profusamente entre los cirujanos de todo el mundo y, con
frecuencia, son citados por sus pacientes, contribuyendo
directamente a la decisin de abandonar las convencionales listas de
espera de rganos procedentes de cadveres en busca de riones frescos
de donantes vivos. Otro estmulo consumista, tras la economa
sumergida de riones de donantes vivos y tambin hgados, es el
creciente rechazo de la hemodilisis por los cada vez ms
sofisticados pacientes renales. El tratamiento de dilisis durante
cierto perodo de tiempo, incluso en el nterin mientras se espera el
transplante, es visto cada vez ms como un sufrimiento inaceptable
por los activistas, como una especie de crucifixin. En septiembre
de 2000 un joven de 23 aos, al que llamar Amatai, universitario de
Jerusaln, vol a Nueva York para someterse a un transplante renal
con un rgano comprado a un donante local amaado por un traficante
en Brooklyn. Su Seguridad Social israel sufrag la mayor parte de
los costes de la operacin 200.000 dlares. La relacin estrecha entre
la naturalizacin de la donacin en vida y el rechazo de la
artificialidad de la mquina de dilisis resulta particularmente
notable en su discurso:El transplante de un rin procedente de una
persona viva es la solucin ms natural porque te libera de la mquina
[de dilisis]. El transplante te exime de ir al hospital tres o
cuatro veces a la semana, y perder tres o cuatro horas de tu
tiempo. Adems, despus de cada sesin, te sientes fatal, duermes
mucho, y los fines de semana te sientes demasiado cansado como para
salir con los amigos. Quedan an muchas sustancias en el cuerpo, y
cuando no puedes eliminarlas te sientes cansado. Mira, la de la
dilisis no es una vida normal. Y, bueno, tambin tienes restringidos
ciertos alimentos. No puedes comer mucha carne, ni sal, frutas o
legumbres. Cada mes debes hacerte anlisis para ver si el nivel de
calcio est bien, incluso si tu piel se vuelve amarilla.
Estticamente, la dilisis no es muy agradable que digamos. Un
transplante renal de un donante vivo es la mejor solucin, y la ms
natural.
Al mismo tiempo, muchos pacientes se resisten a la idea de las
convencionales listas de espera para un rgano de cadver,
considerndolas vestigios arcaicos o residuos del racionamiento en
tiempos de guerra, o an peor, como reminiscencias de las colas
socialistas por pan y gasolina. En el presente clima de optimismo
biotecnolgico y de triunfalismo biomdico, la sola idea de escasez,
incluso de escasez de rganos, sugiere un fracaso de gestin bsica,
de mercado o de poltica. En la
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El comercio infame
ideologa de la economa global los rganos son uno de los bienes
de circulacin libre e ilimitada. As, estas nuevas mercancas se
evalan, como cualquier otra, en trminos de su calidad, durabilidad
y valor de mercado. El rin procedente de un cadver ha sido arrojado
al cubo de la basura de la historia quirrgica por aqullos con la
capacidad de procurarse un donante vivo, como Avirham de 71 aos,
abogado retirado con una enfermedad renal en fase terminal, para
quien el tiempo corre en su contra y para quien ni las espectrales
listas de espera ni el rin de un muerto parecen opciones
razonables. Por ello, en 1999 Avirham dio el decisivo paso de volar
en compaa del Dr. Zaki Shapira y varios pacientes italianos e
israeles a un lugar indefinido de Europa del este, donde todos
fueron transplantados con riones comprados a trabajadores
desplazados desde las zonas rurales. La aventura result ser, segn
el propio Avirham admite, un enorme riesgo. No te haces una idea de
qu pobre era todo aquello!, deca. El hospital pareca casi
tercermundista. Pese a que era un riesgo, estaba dispuesto a evitar
la cola que le esperaba en casa para serle transplantado el rin de
un muerto:Por qu tendra que esperar meses o aos por un rin de
alguien que tuvo un accidente de trfico, que estuvo agonizando bajo
el coche varias horas, luego en condiciones miserables en la UCI
durante semanas, para slo despus de todos estos traumas injertarme
este mismo rgano? Realmente, no es una idea muy agradable pensar en
introducirte el rgano de un muerto. Ese rgano no te va a hacer
ningn bien! Su rin est prcticamente muerto. Despus de haber
permanecido en hielo varias horas, cmo vas a esperar que funcione
bien en m? O peor, podra tocarme el rin de un anciano, o de un
alcohlico o de una persona muerta por un infarto. Ese rin no sirve
para nada. No, mucho mejor agenciarse un rin de una mujer o de un
hombre sano, alguien que tambin se beneficie del dinero que yo
pueda pagar. A donde fui para someterme al transplante, la gente
era tan pobre que no tena ni pan para comer. Tienes idea de cunto
supone mil, y no digamos cinco mil dlares, para uno de esos
paisanos? El dinero que pagu fue un regalo, igual que el regalo que
yo recib.
Obviamente, el libre mercado mdico requiere un cuerpo divisible
con rganos desmontables y desmitificados, vistos como cosas mondas
y lirondas, simple material para consumo mdico. Pero estos mismos
meros objetos pueden reaparecer, cuando menos se los espera, en
forma de objetos de deseo altamente espiritualizados y
fetichizados, a modo de un regreso de lo reprimido, de ecos
medievales y mensajes del pasado. Como Veena Das observ irnicamente
en cierta ocasin: Un rgano nunca es slo un rgano. Adems, el rin
fetichizado y de diseo comprado a un donante vivo evoca creencias
primitivas en la inmortalidad humana, la trascendencia y la energa
mgica. As explica Avirham su bsqueda frentica y arriesgada de un
donante vivo: Eleg la mejor manera. Pude ver a mi donante en un
pueblecito de Europa del este. Mi mdico me le seal. Era joven,
fuerte, saludable todo lo que deseaRevista de Antropologa Social
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ba!. Aqu, las ecuaciones simblicas entre el mercado de riones,
el mercado de esclavos y los prostbulos emergen a la superficie.
Entre tanto, los traficantes internacionales en internet se
alimentan de los prejuicios de los consumidores y de las angustias
de los candidatos al transplante. Por ejemplo, Hgados para t
Livers-4-You, unas semanas antes de ser obligado a abandonar el
cyber-espacio, publicitaba la siguiente direccin:
[email protected]:Qu prefiere: un donante vivo sano la
prxima semana o un rgano de la morgue dentro de cinco aos? Somos
una nueva organizacin con acceso telefnico en la ciudad de Nueva
York y la nica experimentada en buscar alternativas en el
extranjero para aquellos que esperan desde hace mucho tiempo un
transplante.
8. Traficantes, cazadores de riones y cirujanos fuera de la ley
Obviamente, encontrar una oferta disponible de vendedores de rganos
fue slo una solucin parcial a las nuevas carencias generadas por
las tecnologas del transplante. Incluso Jesucristo fue consciente
del pobre que llevamos dentro. De hecho, la verdadera carencia de
rganos se sustenta en pacientes, como Avirham, de recursos
econmicos suficientes como para costearse estas operaciones
astronmicamente caras entre 100.000 y 200.000 dlares, dependiendo
del lugar, as como suficientemente valientes o temerarios para
viajar a los lugares donde la gente est lo bastante desesperada
como para automutilarse por asegurar la supervivencia a corto
plazo. Aqu reside un problema clsico de la microeconoma, cuando la
oferta y la demanda surgen separadas por geografas distantes,
culturas diferentes y hasta por encarnizadas hostilidades polticas
y religiosas. Creo que mi donante era un soldado iraqu, me
comentaba un paciente israel, admirado por la capacidad
organizativa y la pericia de los mdicos y traficantes que haban
llevado a cabo semejante proeza. Ciertamente, las nuevas
transacciones que rodean el transplante son sumamente complejas y
requieren extensos y expertos equipos de trabajo integrados por
mdicos profesionales, desde tcnicos de laboratorio hasta personal
de enfermera, nefrlogos y laboratorios de sangre y tejidos, equipos
de cirujanos que operan codo con codo. Se precisa alquilar unidades
de ciruga, gestionar pasaportes, visas y pasajes de avin; tambin
ocuparse de los oficiales de inmigracin. Todo el proceso est
impulsado por una nueva red internacional de mafia del cuerpo, que
va desde el srdido y a veces armado y peligroso submundo de los
cazadores de riones de Estambul y Chisinau (Moldavia), las
sofisticadas aunque clandestinas agencias de turismo mdico en Tel
Aviv y Manila, hasta los intermediarios mdicos que se hacen pasar
por congregaciones religiosas y caritativas u organizaciones de
defensa de los pacientes, radicadas en el centro de Filadelfia o en
Brooklyn y Chinatown, en Nueva York.
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Los traficantes de Hgados para t, citados arriba, se anuncian
asociados con profesionales mdicos de Filipinas y pases aledaos,
incluida Tailandia, para ayudar a llenar el hueco entre la oferta y
la demanda de rganos. A los Americanos reticentes a viajar a un pas
en vas de desarrollo para someterse a un transplante, se les
asegura en la pgina web que las facultades de medicina en Filipinas
son un calco de las facultades estadounidenses y que los cirujanos
filipinos se han formado en los Estados Unidos. Adems, las personas
con dudas sobre la calidad de los cuidados mdicos avanzados en
Filipinas podran dirigirse al consulado de los Estados Unidos de
Amrica en Filipinas, a la oficina de corporaciones multinacionales
o a la Iglesia Catlica filipina. Todo estaba dispuesto as se lo
aseguraba la pgina web a los recelosos compradores de transplantes
por internet para proporcionar referencias positivas de la prctica
quirrgica del transplante en Filipinas. Si bien el coste de un
hgado de donante vivo es considerablemente mayor que si procede de
un cadver, sigue siendo menos de la mitad de lo que cuesta
normalmente un transplante de hgado en los Estados Unidos. La
mecnica del pago a travs de una transferencia bancaria poda ser
discretamente manipulada por el personal online de Hgados para t.
Las gestiones mdicas seran supervisadas por el cirujano jefe de la
organizacin, un mdico estadounidense formado y homologado que haba
ya realizado muchas operaciones en los Estados Unidos. Adems de los
traficantes annimos de internet, que tratan de captar pacientes
norteamericanos14 desesperados para vendedores de riones en el
tercer mundo, han aparecido traficantes a escala local algunos con
conexiones con el crimen organizado en los enclaves tnicos de Los
ngeles, Baltimore, Nueva York y Filadelfia, donde reclutan a
inmigrantes, recin llegados, y a trabajadores indocumentados como
vendedores de riones y ayudan a los acaudalados pacientes
extranjeros a encontrar a los mdicos, los hospitales e incluso el
hotel acomodado a sus necesidades. En los dos ltimos aos los
paquetes tursticos, la mayora organizados desde Oriente Medio, han
trado montones de pacientes renales hasta los centros de
transplante estadounidenses, tanto pblicos como privados, para
someterse a intervenciones con riones comprados procedentes de
donantes vivos y muertos. Uno de estos grupos, United Lifeline,
empez en Israel siendo una organizacin caritativa que ayudaba a los
nios israeles a conseguir caros tratamientos contra el14 Los
traficantes de rganos para transplantes tambin reclutan activamente
pacientes canadienses. Ver Transplant patients wait years or they
can pay this man, un documento de investigacin de Lisa Priest y
Estanislao Oziewicz. 1 de junio de 2001. The Globe and Mail,
(Metro). El artculo refiere la prctica de un hombre de negocios de
Vancouver, Walter Klak, que se adentr en el escabroso mundo del
turismo de transplante, poniendo a pacientes desesperados en la va
ms rpida para obtener riones chinos frescos por 5.000 dlares
americanos al contado. Klak dijo que, hasta junio de 2001, se haban
inscrito ms de 100 pacientes en su lista de espera para la operacin
de transplante en un hospital de Shangai. Nos revel que l y su
colaborador de Shangai haban elegido China para los transplantes
porque all encontramos la oferta ms amplia de rganos
disponibles.
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cncer en los Estados Unidos. Pasado el tiempo, United Lifeline
lleg a convertirse en una gran organizacin con muchas delegaciones
en las ciudades de las costas este y oeste de los Estados Unidos,
donde se facilitaban transplantes para ciudadanos israeles cansados
de esperar por un rgano de cadver en sus ciudades de origen. Sin
embargo, estos servicios contribuyen, paradjicamente, a que en los
centros de transplante estadounidenses se acepten, e incluso, se
recluten activamente pacientes adinerados extranjeros para recibir
rganos que, por otra parte, se presentan en trminos de una
lamentable escasez15. El Centro Mdico de la Universidad de
Maryland, por ejemplo, anunciaba hasta hace poco, gracias a la
presin de Organs Watch su programa de transplante renal en rabe,
chino, hebreo y japons en su pgina-web16. Los Estados Unidos son
extremadamente democrticos en, al menos, un sentido: cualquiera,
sin importar de dnde provenga, con suficiente dinero puede llegar a
ser un ciudadano de los Estados Unidos de Amrica con derecho a
asistencia sanitaria y a recibir un rgano homologado made in USA.
Los representantes locales de United Lifeline aunque ltimamente
vinculados al criminalizado negocio del turismo de transplante en
Oriente Medio y Europa del este son nativos a menudo bastante
ingenuos, voluntarios con motivaciones religiosas que negaran
rotundamente cualquier indicio de trfico y no digamos de compra
ilegal de rganos. Como muchos de los cirujanos con los que tratan,
estos promotores tambin niegan los orgenes de los rganos comprados
o sugieren que la existencia de leyes, que restringen las ventas,
no es congruente con la realidad. En otras partes del mundo, los
imprescindibles intermediarios y traficantes de rganos son
criminales de poca monta, empleados por una muy sofisticada mafia
involucrada en todo gnero de trfico con cuerpos humanos. Los
traficantes, que abordaban a los desprevenidos jvenes de Mingir y
Chisinau en Moldavia, haban sido con anterioridad prostitutas y
vendedores de rin, que posteriormente entablaron lazos lucrativos
con las grandes redes del trfico con seres humanos dispersas por
las ciudades de Rusia, Turqua, Israel e Italia. La infame Nina
Ungureanu de Mingir declaraba sin ambages los motivos econmicos que
la haban llevado a inmiscuirse en el comercio de riones en Oriente
Medio. Pese al acoso policial, la Sra. Ungureanu sigue sin
arrepentirse. Interpelada por un periodista infiltrado17 por la
razn que la llev a colaborar en el engao de los jvenes aldeanos de
Mingir, Nina Ungureanu respondi:Necesitbamos la pasta lo estbamos
pasando mal. No podamos mantenernos por nuestros propios medios
econmicos. Sin embargo, hemos construido esta casa,15 La United
Network for Organ Sharing (UNOS) reserva el 5% de los transplantes
de rganos en los centros sanitarios estadounidenses para los
pacientes extranjeros. Sin embargo, slo son investigados los
centros mdicos que realizan ms del 15% de sus transplantes a
pacientes extranjeros. 16 Ver, por ejemplo, la versin rabe tambin
hebrea y japonesa del anuncio de la universidad,
http://www.umm.edu/transplant/arabic.html
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ahora nos las arreglamos solos Adems, la polica no va a hacernos
nada, ni a nosotros ni a los [peces gordos] del comercio [por
ejemplo, Nina Sobiola y sus colaboradores]. Aunque por lo menos
podran hacer que nos pagasen el dinero que nos deben. Pero dnde van
a encontrarlos? Supongo que todos vivirn en algn lugar de Amrica la
polica nunca les encontrar; mucho menos a los peces gordos [que
estn detrs del negocio] Creo que me conformara con lo que he hecho
hasta ahora, pero ellos la polica vienen al pueblo, me llevan de
Chisinau, abusan de una, si te niegas a hablar te abofetean. S, me
pegaron una vez! A m, una mujer!... Menos mal que por lo menos he
hecho algn dinero con este negocio. Gracias a Dios! Nos urga
muchsimo! Estbamos en un gran aprieto. Pero ahora hemos tenido que
parar. La polica nos va a hacer sudar un poco y luego nos dejar
marchar a todos...
Entre tanto, los cirujanos fuera de la ley, como el Dr. Zaki
Shapira en Tel Aviv y su compaero Yusuf Sonmez en Estambul,
practican sus operaciones ilegales en clnicas alquiladas o
improvisadas y, cuando las condiciones polticas lo permiten, en los
quirfanos de alguno de los mejores hospitales pblicos o privados de
Israel, Turqua, Rumania, Irak y, como alguna vez se ha jactado
Sonmez18, incluso de Europa. Realizan sus operaciones ilegales bajo
la atenta mirada de los gobiernos locales y nacionales, los
ministerios de sanidad, las agencias internacionales de regulacin y
las asociaciones de profesionales de la medicina. Claramente, estn
bastante protegidos. En suma, la prctica ilegal del turismo de
transplante, dependiente de una amplia red de competitivos mercados
de pacientes, cuerpos y rganos, es un secreto a voces en el que
estn involucrados algunos de los ms prestigiosos cirujanos y de los
ms punteros hospitales universitarios y centros mdicos del mundo.
Adems, los crmenes perpetrados en torno a los transplantes incluso
cuando se dispara y se dejan regueros de sangre, como sucede de vez
en cuando siguen oficialmente sin investigarse ni penarse19. En
buena medida, se debe al miedo y a la intimidacin que hay por todas
partes. Y hasta los cirujanos ms agresivos pueden encontrarse de
sbito atrapados y ms inmiscuidos en el negocio de lo que haban
previsto.
17
Trascripcin de una entrevista en Mingir, Moldavia, en julio de
2001, cortesa de Ian OReilly,
BBC. Entrevista en junio de 2000 con un representante de Organs
Watch Berkeley. La mafia local que controla el trfico de rganos en
Filipinas se considera responsable, por ejemplo, del asesinato de
la hija de un antiguo director del National Kidney and Transplant
Institute de Manila. La hija, de veintids aos, fue tiroteada en
junio de 1999 en frente de su casa por unos asaltantes
desconocidos. Los asesinos, que se cree que estuvieron involucrados
en un acto de venganza contra el padre de la vctima, nunca fueron
descubiertos ni llevados ante los tribunales, aunque el Ministerio
de Sanidad puso en marcha una investigacin y el Gobierno filipino
respondi ordenando una moratoria sobre los rganos donados por no
parientes. Sin embargo, tanto la investigacin como la moratoria
concluyeron y el actual director del National Kidney Institute no
parece interesado en reabrir el caso ni en discutir el trgico
suceso.19 18
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Foto 6: Viorel, vendedor de rin, natural de Chisinau (Moldavia)
y de 27 aos, sigue enfadado con Nina la traficante de Turqua y el
Dr. Sonmez el cirujano que le extirp el rin derecho. Cmo puede este
hombre considerarse mdico? Este hijo de puta me dej invlido, me
dijo. Foto de Nancy Scheper-Hughes
9. Medicina, mafia y lo militar: el terrorismo biopoltico y el
libre comercio del transplante Adems de la implicacin del crimen
organizado en el negocio internacional de rganos, los intereses y
los gobiernos militares, particularmente durante los perodos de
intenso conflicto interno y guerra, han jugado su papel en la
proteccin e incluso en la organizacin de colectas ilegales de
rganos entre los que son considerados enemigos o escoria social. El
surgimiento de los campos de exterminio, tortura y recoleccin de
rganos y tejidos confluyen en las postrimeras del siglo XX en
ciertas coyunturas. Nuestra investigacin ha dejado al descubierto
lo que slo puede calificarse de fascismo militar y tcticas de
guerra sucia utilizadas contra los cuerpos y los rganos del
enemigo. Una nota a pie de pgina en la historia del terrorismo
militar durante y todava la guerra sucia en Argentina, el apartheid
en Sudfrica, los aos de dictadura en Brasil, es el papel que los
mdicos han jugado en el suministro de sangre, huesos, vlvulas
cardacas, rganos y todo lo necesario para los transplantes, no slo
de nios como en el caso de Argentina, sino de los cuerpos de los
poltica y socialmente desaparecidos. Durante la guerra sucia en
Argentina en los aos 70
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y el Estado militar en Brasil (1964-1984), mdicos forenses,
patlogos y cirujanos recibieron rdenes para producir cuotas de
rganos disponibles y tejidos necesarios para afianzar las defensas
del cuerpo social y el Estado militar20. Adems de la extraccin de
rganos y tejidos de los cuerpos de los desaparecidos polticos, los
mdicos del Estado en Argentina se sirvieron de los cuerpos de las
poblaciones cautivas y socialmente despreciadas, como las de los
hospicios para discapacitados mentales donde siguen actualmente en
imponentes instituciones estatales como Montes de Oca y Puerta
Abierta en Lujn, provincia de Buenos Aires, Argentina. Aqu, durante
las dcadas de 1970 y 1980, los internos fueron utilizados
rutinariamente, vivos o muertos, como fuente apropiada de sangre,
crneas y otros valiosos tejidos y rganos. Incluso hoy en da se
sigue tomando sangre de forma rutinaria de los internos sin su
consentimiento para los bancos pblicos de sangre, mientras que la
crnea se obtiene de pacientes muertos, discapacitados mentales que
no pudieron dar, o denegar, su consentimiento21. Existen indicios,
si bien no verificados, de que el negocio del trfico de rganos se
inici entre el caos y la absoluta deshumanizacin de los campos de
exterminio durante la guerra genocida en la antigua Yugoslavia. El
principal protagonista en el mercado mundial de rganos es
actualmente Israel pas fuertemente militarizado, mercado que se
inici en Oriente Prximo West Bank y que se ha desplazado despus
hacia los pases rabes cercanos. De acuerdo con las fuentes mdicas
israeles22 ms solventes, los ciudadanos israeles son los que
compran proporcionalmente mayor nmero de rganos per cpita en el
mundo. Atrapado entre un pblico muy educado y mdicamente consciente
y una tasa de donacin de rganos baja debido a las presiones
religiosas, que obran an en una sociedad laica, el ministro israel
de sanidad favoreci la expansin del turismo de transplante,
permitiendo a los pacientes israeles usar los programas de la
Seguridad Social para costearse operaciones en otros lugares,
incluso ilegalmente. Varias grandes corporaciones mercantiles,
incluida la empresa de Coby Dyan, establecieron los vnculos
necesarios con cirujanos y centros mdicos de Turqua, Rusia,
Moldavia, Estonia, Georgia, Rumana y ms recientemente los Estados
Unidos de Amrica. En Israel, el coste del paquete turstico de
transplante se increment desde los 120.000 dlares en 1998 hasta los
200.000 en 2001. El paquete, como lo llaman los pacientes, incluye
el viaje en avin, el soborno a los agentes de aduanas y al personal
del aeropuerto, la doble operacin extraccin del rin y transplante,
el alquiler20 He trabajado este tema en mi artculo: Theft of Life:
The Globalization of the Organ Stealing Rumors (1996). 21
Entrevista de la autora con el personal de enfermera del asilo
Montes de Oca en enero de 2000. 22 Esta estadstica la citan muchos
mdicos de transplantes, incluidos los encargados del fallido
programa oficial israel de recoleccin de rganos. Tambin aparece en
los escritos del Prof. Meira Weiss, antroplogo mdico de la
Universidad Hebrea de Jerusaln, autor de The Chosen Body (Stanford
University Press), de prxima aparicin.
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El comercio infame
de quirfanos privados y salas de postoperato