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guía de compra salsa de tomate La salsa de tomate se elabora con tomates frescos que se cocinan hasta obtener una con- sistencia espesa, a la que se le añade, depen- diendo del tipo de salsa y del país en el que se elabore, hortalizas y especias. La Asociación Española de Fabricantes de Sal- sas, Caldos y Sopas (AEFSCS) sugiere que la elaboración de la salsa de tomate en Europa coincide en el tiempo con la aparición del to- mate en el continente, procedente de América. Aunque la salsa de tomate como tal no apa- rece hasta el siglo XVII, el ingrediente básico para su elaboración llegó a España de la mano de Hernán Cortés, que lo trajo de México. El tomate se utilizó en primer lugar como planta ornamental y más tarde se empezó a utilizar como alimento. La tomatera es una planta de la familia de las solanáceas (Solanaceae) originaria de América y cultivada en todo el mundo por su fruto co- mestible. Aunque el tomate sea originario de América, la historia de la salsa de tomate nace en España y luego llega a Italia, Francia y otros países. Después, esta salsa empezó a producirse de manera industrial en 1876 en los Estados Uni- dos, haciendo de ella un ingrediente básico pa- ra acompañar pastas y otro tipo de alimentos. En nuestro país, la producción industrial de tomate frito comenzó, según la AEFSCS, a me- diados del siglo XX, momento en que se lanza al mercado la primera salsa con ese nombre. VERSÁTIL La salsa de tomate es una de las salsas con más éxito en el mundo de la cocina. Se usa como un ingrediente más o como acompaña- miento en multitud de recetas y diferentes ti- pos de platos: pastas, pescados, huevos a la cazuela, mariscos, albóndigas, sopas, purés, pizzas, patatas... Así y todo, y aunque es una de las salsas más populares del mundo, no en todos los países se cocina igual. En México, por ejemplo, se añaden chiles rojos, cilantro, cebolla, vinagre, limón y sal, mientras que en España e Italia se acom- paña de una fritura de cebollas, albahaca, sal, aceite, ajo y varias especias. Algunas gastronomías del mundo utilizan la salsa de tomate con gran intensidad, como es el caso de la cocina griega en la que se adereza con canela y otras especias. En otros países, como Australia, Nueva Zelanda, India, Venezuela y Gran Bretaña, el término salsa de tomate (tomato sauce) se refiere generalmente al condimento azucarado a base de tomates, denominado kétchup. Salsa de tomate: un éxito gastronómico Es una de las salsas más populares del mundo y, por su versatilidad, aporta color y sabor a cualquier plato 13 12
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Sep 19, 2018

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La salsa de tomate se elabora con tomates frescos que se cocinan hasta obtener una con-sistencia espesa, a la que se le añade, depen-diendo del tipo de salsa y del país en el que se elabore, hortalizas y especias. La Asociación Española de Fabricantes de Sal-sas, Caldos y Sopas (AEFSCS) sugiere que la elaboración de la salsa de tomate en Europa coincide en el tiempo con la aparición del to-mate en el continente, procedente de América. Aunque la salsa de tomate como tal no apa-rece hasta el siglo XVII, el ingrediente básico para su elaboración llegó a España de la mano de Hernán Cortés, que lo trajo de México. El tomate se utilizó en primer lugar como planta ornamental y más tarde se empezó a utilizar como alimento.La tomatera es una planta de la familia de las solanáceas (Solanaceae) originaria de América y cultivada en todo el mundo por su fruto co-mestible. Aunque el tomate sea originario de América, la historia de la salsa de tomate nace en España y luego llega a Italia, Francia y otros países. Después, esta salsa empezó a producirse de manera industrial en 1876 en los Estados Uni-dos, haciendo de ella un ingrediente básico pa-ra acompañar pastas y otro tipo de alimentos.

En nuestro país, la producción industrial de tomate frito comenzó, según la AEFSCS, a me-diados del siglo XX, momento en que se lanza al mercado la primera salsa con ese nombre.

VersátilLa salsa de tomate es una de las salsas con más éxito en el mundo de la cocina. Se usa como un ingrediente más o como acompaña-miento en multitud de recetas y diferentes ti-pos de platos: pastas, pescados, huevos a la cazuela, mariscos, albóndigas, sopas, purés, pizzas, patatas... Así y todo, y aunque es una de las salsas más populares del mundo, no en todos los países se cocina igual. En México, por ejemplo, se añaden chiles rojos, cilantro, cebolla, vinagre, limón y sal, mientras que en España e Italia se acom-paña de una fritura de cebollas, albahaca, sal, aceite, ajo y varias especias. Algunas gastronomías del mundo utilizan la salsa de tomate con gran intensidad, como es el caso de la cocina griega en la que se adereza con canela y otras especias. En otros países, como Australia, Nueva Zelanda, India, Venezuela y Gran Bretaña, el término salsa de tomate (tomato sauce) se refiere generalmente al condimento azucarado a base de tomates, denominado kétchup.

Salsa de tomate: un éxito gastronómicoEs una de las salsas más populares del mundo y, por su versatilidad, aporta color y sabor a cualquier plato

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CaraCterístiCasLos tomates que se destinan a la elaboración de salsa son seleccionados, principalmente, en función de su variedad y del estado de madu-ración, ya que este debe ser el adecuado para un buen resultado. El tamaño es una característica importante si los tomates se presentan enteros o en cubos, como en el caso de las conservas de tomate natural, pero las características relativas a su calidad, como la acidez, el contenido en azú-cares y la materia seca son muy importantes. Por ello, las variedades de tomate más usa-das para hacer salsa son los tomates de en-salada y los tomates pera, más carnosos y con menor contenido en agua, lo que permite un mayor aprovechamiento.

elaboraCiónla salsa de tomate (o pasta de tomate) se ela-bora principalmente a partir de la pulpa de este fruto y presenta un sabor profundo y rico, sin amargor ni acidez, y sin ser demasiado dulce. La salsa conserva los aromas de las especias que se usan en su elaboración y es ligeramente más áspera que otras salsas debido a la textura que permanece aún después de triturar los tomates.El Código Alimentario Español define la salsa de tomate como una mezcla cocinada de pulpa de tomate, aceite vegetal comestible y sal. El proceso de elaboración de una salsa de tomate envasada debe cumplir unos requisitos estric-tos. La reglamentación técnico-sanitaria que se

aplica a las salsas de mesa exige, entre otras cuestiones, que la consistencia de la salsa sea “homogénea y sin grumos”, una variable que se mide con un consistómetro Bostwick. La diferencia entre la salsa de tomate y el to-mate frito es que el segundo es la fritura del primero. Es un proceso en el que está presente el aceite y en el que se debe evaporar el máxi-mo de agua posible.

tomate frito. El Real Decreto 858/1984, de 28 de marzo, des-cribe el tomate frito como “el producto formu-lado a partir de tomate en cualquiera de sus formas de utilización (natural, en zumo, puré, pasta o concentrado), tal como se definen en el Código Alimentario Español, y sometido a un proceso de cocción con aceite vegetal comes-tible, con la adición facultativa de los ingre-dientes que se citan en el título cuarto, de esta Reglamentación, envasado en recipientes ce-rrados herméticamente y conservado mediante el tratamiento térmico adecuado”.En cuanto a sus características organolépticas, el sabor, olor y aspecto serán los característi-cos del tomate frito. El color será el rojo típico del producto elaborado a partir del tomate o sus derivados, obtenidos a partir de los frutos maduros. El color rojo podrá ser más o menos intenso, pero no amarillento y en todo caso cumplirán las normas de calidad vigentes.Y, si hablamos de sus características físicoquí-micas, el contenido de tomate debe ser de un 25% como mínimo, expresado en concentrado de

tomate de 28-30 BRIX. Su acidez debe oscilar entre un 0,2% y un 0,8% como máximo, expre-sado en ácido cítrico anhidro. Cloruros, 2,5% máximo, expresado en cloruro iódico. Su Ph no debe ser superior a 4,6. No debe contener más de un 5% de azúcares añadidos y, en paralelo, contener al menos un 3% mínimo de materia grasa extraíble.

ingredientes del tomate fritoEl tomate frito se elabora con tomates natu-rales que se lavan, trituran y calientan (para garantizar la seguridad del producto) y final-mente, se tamizan. El tomate para fabricar la salsa puede utilizarse en forma de zumo, de puré, de pasta o a partir de un concentrado. En cualquier caso, se fríe con cebolla y acei-te vegetal, y se añaden diferentes ingredien-tes como sal, azúcares, especias, espesantes, hortalizas y otras materias autorizadas por la legislación que regula las salsas de mesa destinadas al consumidor.En este producto está prohibida la utilización de colorantes. En cuanto a los conservantes, solo se autorizan (por motivos de seguridad e higiene) los conservadores E-200, E-201, E-202, E-210, E-211, E-212, E-214, E-215, E-216 y E-217 en los envases cuyo contenido es igual o superior a 2 kg. El caso es que cuando un fabricante señala en la etiqueta que su salsa está elaborada “sin conservantes” no transmi-te nada significativo, puesto que no debería llevarlos. Por otra parte, existe una tendencia creciente a añadir potenciadores del sabor a

los alimentos, como el glutamato monosódico (E-621), aunque ninguna de las salsas de to-mate analizadas lo contiene.Entre los demás ingredientes los que más se repiten en todas las salsas encontramos los siguientes:

la sal. Sanidad considera que un alimento contiene mucha si iguala o supera los 1,25 gramos de sal por cada 100 gramos de ali-mento. Las saltas de tomate y tomate frito analizadas tienen un contenido en sal que oscila entre los 0,7 g y los 1,7 g por cada 100 g. La mayoría se acerca al criterio de Sanidad para considerar que un alimento tiene “poca sal”, pero siempre conviene leer el etiquetado.el azúcar. Las salsas de tomate también llevan azúcar, pero el sistema actual no per-mite diferenciar entre los azúcares añadidos y naturales. Es preciso desterrar el mito de que las cantidades de este ingrediente son excesivas, pues la legislación no permite una adición superior al 5%. El azúcar en pequeñas cantidades se usa como corrector de la aci-dez. Los contenidos en hidratos de carbono oscilan entre un 3,6% para un tomate tritu-rado y un 15% de una salsa de tomate frito con receta artesana. En esta cifra se incluyen tanto la fructosa del propio tomate, como los añadidos y las féculas.las grasas. La normativa establece que el contenido de materia grasa extraíble debe situarse por encima del 3%. Es importan-

Al escoger un bote, brik o lata de tomate, es importante no confun-dir una salsa elaborada mediante un proceso de fritura en aceite con otras preparaciones como el tomate triturado, ya que su aporte calórico y su composición nutricional difie-ren bastante:

> El tomate triturado se dife-rencia claramente por su aspecto, textura y composición nutricional. No es otra cosa que el tomate natural, triturado y conservado mediante un proceso térmico. Contiene apenas 16,3 kcal por cada 100 g. Los azúcares rondan los 2,9 gramos para la misma cantidad de producto y el contenido en sal es prácticamente nulo (0,1 g).

> El tomate natural entero es tomate pelado y conservado tam-bién mediante un proceso térmico,

pero sin triturar. Su perfil nutricio-nal es casi idéntico al anterior. La única diferencia radica, además de en su presentación, en su inferior contenido en azúcar (2,6 g/100 g).

> Las salsas preparadas. En el mercado existen muchas variantes de la salsa de tomate: napolitana, boloñesa, con albahaca, salsa para pizza, salsa de tomate con queso (ricotta, parmesano, etc.), cuyos ingredientes se ajustan mejor a la preparación culinaria que vayamos a realizar.

> Las versiones “caseras”. Es cada vez más común que las mar-cas nos ofrezcan versiones “case-ras”, “de fabricación casera” o con “receta casera”. El adjetivo “casero” es muy apreciado por los consumi-dores y se trata, en todo caso, de unas salsas de tomate elaboradas

a partir de recetas caseras, de ahí su denominación. Al respecto el Códex Alimentarius de la Organi-zación Mundial de la Salud (OMS) acepta la utilización de términos como “natural”, “de fabricación casera”, “cultivado orgánicamen-te” o “cultivado biológicamente”, siempre y cuando no se acompañen de declaraciones de salud ilegales y que los productos se ajusten “a las prácticas nacionales del país donde se vende el alimento”. En España, la reglamentación permite que se comercialicen salsas con estas denominaciones, pero el fabricante deberá describir siempre el produc-to de forma lo “suficientemente precisa para permitir al compra-dor conocer la naturaleza real del mismo y distinguirlo de aquellos otros con los que pueda confundir-

Diferencias entre salsasse”. Los requisitos de elaboración son similares a los de un tomate frito “no casero” y en general apor-tan un extra de calorías y grasas con respecto a otras versiones.

> También existen variedades light, bajas en sal y sin azúcar. Las salsas light presentan una reducción del 30% en las calo-rías como mínimo (como en todos los productos con la denominación “light”). A las salsas bajas en sal no se les añade sodio en el proceso de fabricación. Al tomate frito “sin azúcares añadidos” no se le adicio-nan azúcares en la elaboración. El tomate frito ecológico se elabora con ingredientes de producidos de forma ecológica (procesos que suelen respetar en mayor medida el medio ambiente).

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En una ración de producto: 45 g

ENERGÍA GRASA GRASAS SATURADAS AZÚCARES SAL FIBRA

(kcal) % IR(1) (g) % IR(1) (g) % IR(1) (g) % IR(1) (g) % IR(1) (g) % IR(1)

Salsa de tomate con albahaca EROSKI 32,9 1,6 1,8 2,6 0,3 1,4 2,4 2,7 0,5 9,9 0,3 1,1

Salsa de tomate concasse EROSKI SELEQTIA 41,4 2,1 2,8 4,0 0,4 2,0 2,2 2,4 0,8 15,3 0,5 2,3

Salsa para pizza con orégano EROSKI 22,1 1,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,9 1,0 0,4 8,1 0,4 1,5

Tomate frito EROSKI frasco 550 g 32,9 1,6 1,6 2,3 0,2 0,9 2,9 3,3 0,4 8,1 0,2 0,9

Tomate frito estilo casero EROSKI frasco 350 g 34,2 1,7 2,1 3,0 0,3 1,4 3,1 3,5 0,5 9,0 0,8 3,4

Tomate frito con aceite de oliva virgen extra EROSKI 34,2 1,7 1,8 2,5 0,3 1,4 3,1 3,5 0,5 9,9 0,5 2,3

Tomta frito con aceite de aliva receta artesana EROSKI 550 g

96,8 4,8 6,8 9,6 1,1 5,6 6,8 7,5 0,7 13,5 1,1 4,5

Salsa de tomate para pizza EROSKI 22,1 1,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,9 1,0 0,4 8,1 0,4 1,5

Salsa de tomate casero ANKO 21,2 1,1 0,9 1,3 0,1 0,5 0,7 0,8 0,3 6,3 0,5 2,1

Salsa de tomate albahaca FLORETTE 95,9 4,8 8,6 12,2 1,2 5,9 2,7 3,1 0,7 13,1 0,3 1,1

Salsa de tomate receta artesana GALLO 55,8 2,8 4,1 5,8 0,5 2,3 3,2 3,5 0,5 9,0 0,5 1,9

Salsa de tomate EROSKI SELEQTIA 41,4 2,1 2,8 4,0 0,4 2,0 2,2 2,4 0,8 15,3 0,0 0,0

Tomate frito ORLANDO brik 32,9 1,6 1,6 2,3 0,2 0,9 3,3 3,7 0,7 13,5 0,0 0,0

Tomate frito ORLANDO frasco (estilo casero-ecológico) 31,1 1,6 1,4 2,0 0,2 0,9 3,2 3,6 0,7 13,5 0,0 0,0

Tomate frito ORLANDO frasco (estilo casero) 42,3 2,1 2,3 3,3 0,3 1,6 4,2 4,7 0,7 13,5 0,0 0,0

Tomate frito VERITAS 34,2 1,7 1,4 2,0 0,1 0,7 3,2 3,6 0,7 13,5 0,5 2,3

Tomate frito GALLINA BLANCA 34,2 1,7 1,4 2,0 0,5 2,3 3,0 3,4 0,6 11,7 0,8 3,4

Tomate frito APIS 34,2 1,7 1,4 2,0 0,1 0,7 3,2 3,6 0,7 13,5 0,5 2,3

Tomate frito SOLIS 33,3 1,7 1,5 2,1 0,2 0,9 3,3 3,7 0,5 9,9 0,5 2,3

tomate frito industriales no suponen una gran preocupación desde el punto de vista nutricional para un consumo diario, si se toman con mode-ración. Además de aportar color y sabor a los platos, como desvela el semáforo nutricional, las diferentes salsas de tomate comercializadas en el mercado no preocupan en lo que respecta a los denominados “nutrientes conflictivos” (calo-rías, grasas saturadas, azúcares o sal).

semáforo nutriCionalEl tomate es un alimento con escasa cantidad de calorías. De hecho, 100 g de tomate aportan solamente 20 kcal. La mayor parte de su peso es agua (95%). Contiene azúcares simples que le confieren un ligero sabor dulce y algunos ácidos orgánicos que le otorgan el sabor ácido característico.Es una rica fuente de ciertos minerales (como el potasio y el magnesio). De su contenido en vitaminas destacan la A, B1, B2, B5 y la C. Presenta también ácido fólico, betacaroteno, flavonoides y licopeno (pigmento que da el co-lor rojo característico) y potasio. El desarrollo de nuevas variedades de tomates ha permitido seleccionar algunas con propósitos agroindus-triales, aquellas que en relación a las de con-sumo en fresco presentan en general un mayor contenido de licopeno.Ahora bien, el tomate frito tiene unas 77 kcal por cada 100 g, casi 5 veces más que la conserva de tomate pelado y triturado. Las grasas pre-sentes rondan los 5,3 gramos por cada 100 g de producto (en el tomate triturado apenas llegan a 0,1 g). En contrapartida, el tomate frito contie-ne casi un 30% menos de azúcar que el tomate maduro crudo (2,5 gramos de azúcar por cada 100 g). La adición de ingredientes y la fritura aumentan las calorías del producto final. Así, el tomate frito es la preparación más calórica de todas. La mayor parte de su energía procede de las grasas.Para el semáforo nutricional hemos establecido una ración de 45 g, equivalente a 3 cucharadas soperas. Como se puede apreciar, las diferentes salsas de tomate y tomate frito que se encuen-tran en el mercado no preocupan en lo que res-pecta a determinados “nutrientes conflictivos” (calorías, grasas saturadas, azúcares o sal). Por ejemplo, aunque su contenido en azúcares no es especialmente bajo (salvo en el caso del tomate frito sin sal o light, cuya presencia es menor que en el resto de salsas), la contribución de estos azúcares a la ingesta global es poco importante debido a que la salsa de tomate se consume en cantidades limitadas (menos de 10 gramos diarios de media en adultos).

especias. Las más usadas son albahaca, orégano y perejil, y otras que pueden aportar un toque picante, como pimentón o guindilla. Se emplean siempre en cantidades muy pe-queñas, pero que permiten obtener un resul-tado muy aromático y sabroso.

su lugar en la dieta

Según el estudio Enkid, que evalúa los há-bitos alimentarios y el estado nutricional de la población infantil y juvenil española, los menores de 24 años consumen, de media, unos 50 gramos diarios de salsa de tomate. Esto supone un consumo en términos anuales de más de 18 kilos. Los adultos, por el contrario, apenas superan los 3,5 kilos anuales. Estos datos, además de ofrecernos una clara visión de las preferencias alimentarias, nos aportan pistas sobre el gasto en este tipo de producto. En cuanto a las zonas geográficas, en el es-te, que incluye Cataluña, Valencia y las Is-las Baleares, se consume más tomate crudo, mientras que en el norte se toma más salsa de tomate. Si bien la ingesta de determinadas salsas se desaconseja para su consumo habitual, las de

te destacar que la grasa que contiene la salsa de tomate frito se puede considerar una grasa saludable, puesto que procede de aceite de origen vegetal. Los más comu-nes son los aceites de girasol y de oliva, cuyo perfil nutricional está mejor valorado por los expertos en nutrición. También en la selección del aceite deben cuidarse al-gunos aspectos, como el grado de acidez y la posibilidad de enranciamiento. El hecho de que la salsa de tomate elaborada indus-trialmente manche se debe a que el aceite que interviene en la cocción facilita la ex-tracción del licopeno, colorante natural del tomate, y lo convierte en insoluble al agua. Para el tomate frito, el aceite podrá estar o no emulsionado. Hortalizas. Las más comunes son el ajo y la cebolla, también el pimiento o la zana-horia, pero su presencia es pequeña (del orden del 5%-6% del peso total del produc-to), por lo que no influye, al igual que las especias, en el perfil de la dieta del con-sumidor. Es por ello que siempre sería una buena recomendación cocinarla con más vegetales en casa.

Licopeno: las bondades de la piel de los tomatesEl licopeno es un carotenoide de alto poder antioxidante que se encuentra principalmente en el tomate, conserva sus propiedades fun-cionales después de ser procesado, no pre-senta toxicidad y es el responsable del color rojo de esta hortaliza. El licopeno, presente en importantes cantidades, tiene propiedades que pueden beneficiar de manera muy impor-tante a nuestra salud.

El licopeno es más eficaz cuando los tomates son procesados o cocinados, es decir, en pro-ductos elaborados como el caso de la salsa de tomate frito. El tomate cocinado o procesado con pequeñas cantidades de aceite libera el licopeno que se halla en la piel de los toma-tes crudos (la pared celular se rompe durante la cocción, de forma tal que este licopeno es absorbido de manera más fácil por el organis-mo). Los niveles de licopeno medios cada 100 gramos van desde los 3 mg del tomate crudo a los 12 mg, 15 mg o 22 mg para la salsa pizza, kétchup o tomate frito respectivamente.

La ingesta de licopeno puede considerarse como una medida preventiva y terapéutica no farmacológica para diferentes tipos de enfermedades, pero se requiere el trabajo de los profesionales de la nutrición y la salud para incrementar su consumo a través de la

educación alimentaria, y proponer a partir de los resultados de

investigaciones científicas sus niveles de consumo diario, que parece ser insu-ficiente en la actualidad.

PRINCIPALES PROPIEDADES DE LAS SALSAS DE TOMATE¿QUÉ NOS MUESTRA EL SEMÁFORO NUTRICIONAL?*

* Semáforo nutricional resultante de comprar 19 tipos de salsas de tomate, según una ración de consumo: 45 g. (1) Indica la proporción aportada respecto a la Ingesta de Referencia (IR) que una persona adulta necesita ingerir de cada nutriente: 2.000 kcal, 70 g de grasa, 20 g de grasa saturada, 90 g de azúcares, 5 g de sal y 24 g de fibra. El semáforo nutricional se basa en un sistema de colores: verde-baja cantidad (la aportación es menos del 7,5% de la IR), amarillo-cantidad media (entre el 7,5% y el 20%) y naranja-cantidad alta (más del 20%).

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sugerenCias de CompraLa salsa de tomate básica se puede utilizar en todo tipo de platos, desde pastas y pescados hasta carnes, mariscos o lasañas. No obstante, al añadir unos ingredientes u otros, el sabor y la consistencia del producto cambian. Siempre es una buena opción, si el tiempo no apremia, prepa-rar los sofritos de verduras y carne en casa o incorporar el queso de nuestra preferencia. Esto hará que la salsa básica adquiera otro sabor y también contenga los ingredientes que más gustan en casa.En cualquier caso, cabe resaltar que el producto puede alma-cenarse durante meses y permanecer en óptimas condiciones de consumo. Una vez abierto, debe conservarse siempre en el frigorífico y, aunque puede durar varios días, no se recomien-da que se conserve más de 48 horas.

la mejor salsa para acompañar pasta. Cuando el plato es de espaguetis o tallarines, la salsa adecuada sería la napolitana, aromática y suave. Podemos incorporar a la salsa una base de cebolla rehogada en aceite de oliva y alguna hierba aromática como el orégano. El sabor de la pasta difiere también por su com-posición y forma. Así, para la pasta con agujeros (tipo rigatoni, tortiglio-ni, penne rigate, conchas, tiburones, etc.) la mejor opción es la salsa boloñesa, más densa y contundente, cuyos elementos sólidos ocuparán los recovecos de la pasta. Para con-seguir una salsa perfecta, se rehoga ajo y cebolla junto a la carne picada y un poco de vino blanco que se deja evaporar y reducir junto a la salsa de tomate que se aromatiza con albahaca u orégano.

la mejor salsa para acompañar carnes. Para la elaboración de guisos y es-tofados, el tomate natural triturado es siempre una buena alternativa. El propio jugo del tomate, junto a los jugos del resto de vegetales y de la carne, más el aceite de oliva, darán como resultado una agradable salsa casera, sobre todo si se cocina lentamente. Para las carnes asadas se puede emplear salsa puttanesca, que incorpora aceitunas, alcaparras y perejil.

la mejor salsa para pescados.Para platos con atún y otros pescados existen varias opcio-nes, como la salsa marinera que se prepara con la base de cebo-lla rehogada, la propia salsa de tomate, caldo de pescado, perejil y pimentón dulce. Otra opción –que además ayudará a incorporar más vegetales a nuestra dieta– es la salsa de tomate con pisto de cebolla, pimiento, ajo, berenjenas y calabacín. Los sabores picantes también acompañan bien el pesca-do y siempre podemos conseguirlos añadiendo un poco más de ajo, pimienta negra y guindilla picante a nuestra salsa de tomate básica.

la mejor salsa para los niños.Pocos niños podrán resistirse a una deliciosa salsa de tomate, ya que les gusta la comida sabrosa. Se puede elaborar una salsa perfec-ta para ellos con un bote grande de tomate natural triturado, media cebolla, 2 zanahorias, 1 chorrito de aceite de oliva, una pizca de azú-car y otra de sal. De esta forma se controla la cantidad de aderezo sin que pierda sabor. Es importante que los alimentos no se enmascaren con grandes cantidades de salsa. Com-pletarlas con vegetales o carne de calidad en casa es también muy útil para mejorar su alimentación.

la mejor salsa de tomate para las personas con diabetes.Una salsa de tomate adecuada sería la elaborada con una buena cantidad de vegetales (ajo, cebo-lla, pimiento, etc.), tomate natural (en cubos o triturado) y aceite de oliva virgen extra, a la que se incorporan especias que permi-tan prescindir del azúcar, como la albahaca o el pimentón.

para los que cuentan calorías y buscan cuidarse. La recomendación básica sería no abusar de las salsas de tomate. Se debe prestar siempre atención al etiquetado, teniendo cuidado de escoger las más bajas en sal, azú-cares y calorías totales. Es preciso recordar que el hecho de que sean bajas en grasas no las convierte en necesariamente mejores, siempre y cuando el aceite sea de oliva y se incorpore con moderación, ya que el perfil nutricional de estas salsas es mejor al de otras alternativas. Mejor aún sería optar por los tomates en conserva enteros, triturados o en cubos, para asegurarnos de que lo que nos aportan no es mucho más que tomate.

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CESTA CONTENIDO CANTIDAD PRECIO

Tomate triturado EROSKI basic, lata 800 g 0,73 euros Tomate natural entero pelado EROSKI, lata 780 g 1,00 euros Tomate frito EROSKI basic, brik 390 g 0,40 euros Tomate con hortalizas APIS, lata 300 g 1,48 euros

TOTAL 2.270 g 3,61 euros

Tomate triturado CARRETILLA, lata 400 g 0,56 euros Tomate natural pelado HIDA, lata 480 g 1,59 euros Tomate frito ecológico ORLANDO, frasco 500 g 2,09 euros Tomate frito APIS, brik 350 g 0,65 euros Fritada de hortalizas EROSKI, lata 700 g 1,96 euros

TOTAL 2.430 g 6,85 euros

Tomate triturado APIS, lata 400 g 0,58 euros Tomate entero pelado CARRETILLA, lata 780 g 1,99 euros Tomate frito HERO Selección Cosecha, frasco 370 g 2,45 euros Tomate frito en aceite de oliva EROSKI, brik 390 g 0,70 euros Sofrito de tomate-verduras GALLINA BLANCA, frasco 350 g 1,95 euros

TOTAL 2.290 g 7,67 euros

Tomate natural triturado Barrenetxe EUSKAL BASERRI, frasco 410 g 1,97 euros Tomate entero pelado ecológico LA CHURTA, frasco 400 g 2,05 euros Tomate frito LABORE, tarro 445 g 2,80 euros Tomate frito casero APIS, frasco 600 g 3,30 euros Pisto LATARRICA, frasco 410 g 2,65 euros

TOTAL 2.265 g 12,77 euros

CONSUMO MENSUAL: 2 adultos= 300 g por persona + 1 niño= 1.500 g por personaTOTAL = 2.100 gramos

FAMILIA A: 2 ADULTOS + 1 NIñO

Apuntes para el ahorroLas cestas de compra se han confeccionado teniendo en cuenta los datos promedio de consumo de salsas de tomate entre la población adulta y los niños: 10 gramos diarios para los mayores y 50 gramos para los pequeños.

Se incluyen, en todos los casos, una opción básica de tomate natural y otra de tomate frito, que son las más sencillas (y, en el caso del tomate natural, la más saludable de todas). También se incluyen salsas de tomate ya preparadas, que son más caras, pero más prácticas en muchas ocasiones, pues solo requieren calentar y servir.

Las marcas, el tipo de envase y, desde luego, el tipo de producto, influyen en el precio final. Por ejemplo, para el fabricante es más económico elaborar una lata de tomate triturado que preparar una salsa frita, con hortalizas y especias, y envasarla en un tarro de cristal. Salvo ofertas puntuales y promociones, estas diferencias en los costes se trasladan generalmente al consumidor.

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CESTA CONTENIDO CANTIDAD PRECIO

Tomate triturado EROSKI basic, lata 1.600 g 1,46 euros Tomate natural entero pelado EROSKI, lata 1.560 g 2,00 euros Tomate frito SOLÍS, brik 350 g 0,60 euros Tomate frito EROSKI basic, brik 390 g 0,40 euros Tomate con hortalizas APIS, lata 300 g 1,48 euros

TOTAL 4.200 g 5,94 euros

Tomate triturado CARRETILLA, lata 1.200 g 1,68 euros Tomate natural pelado HIDA, lata 960 g 3,18 euros Tomate frito ecológico ORLANDO, frasco 500 g 2,09 euros Tomate frito APIS, brik 700 g 1,30 euros Fritada de hortalizas EROSKI, lata 700 g 1,96 euros

TOTAL 4.060 g 10,21 euros

Tomate triturado APIS, lata 800 g 1,16 euros Tomate entero pelado CARRETILLA, lata 1.560 g 3,98 euros Tomate frito HERO Selección Cosecha, frasco 740 g 4,90 euros Tomate frito en aceite de oliva EROSKI, brik 390 g 0,70 euros Sofrito de tomate-verduras GALLINA BLANCA, frasco 700 g 3,90 euros

TOTAL 4.190 g 14,64 euros

Tomate natural triturado Barrenetxe EUSKAL BASERRI, frasco 820 g 3,94 euros Tomate entero pelado ecológico LA CHURTA, frasco 800 g 4,10 euros Tomate frito LABORE, tarro 890 g 5,60 euros Tomate frito casero APIS, frasco 600 g 3,30 euros Pisto LATARRICA, frasco 820 g 5,30 euros

TOTAL 3.930 g 22,24 euros

CONSUMO MENSUAL: 3 adultos= 300 g por persona + 2 niños= 1.500 g por personaTOTAL = 3.900 gramos

FAMILIA B: 3 ADULTOS + 2 NIñOS

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