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76 Artes plásticas Un ritmo secreto RICARDO TOLEDO CASTELLANOS Un ritmo secreto tiene el Caribe; no es el orden de los calendarios ni los surcos, es el del cuerpo, el que se lleva en la sangre, el de los cazadores y guerreros y no el de los agricultores, el de liberación ditirámbica de los negros cimarrones y no de la petrificación monacal de los colonizadores europeos. 76 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia
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Sep 30, 2018

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Artes plásticas

Un ritmo secreto

RICARDO TOLEDO CASTELLANOS

Un ritmo secreto tiene el Caribe;no es el orden de los calendariosni los surcos, es el del cuerpo,el que se lleva en la sangre,el de los cazadores y guerrerosy no el de los agricultores,el de liberación ditirámbicade los negros cimarronesy no de la petrificación monacalde los colonizadores europeos.

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E l universo del Caribe está lleno de memorias e

imágenes contradictorias que conviven en diver-

sos tipos de mezcla y proporción, tales como las su-

pervivencias y vestigios indígenas, las huellas de los

períodos de conquista y colonia europeas, de la escla-

vitud de aborígenes y negros, los acechos de piratas,

los ecos de las revoluciones (incluyendo las del siglo

XIX y XX), las marcas culturales de la modernidad,

postmodernidad y los tiempos actuales.

Etéreo ma non troppo

El Caribe indígena no fue lugar de grandes y eternos

monumentos religiosos ni de civilizaciones agrarias; fue

lugar de pueblos caminantes,

magos y chamanes en cons-

tante trance con la muerte,

cuya forma de unificación con

la naturaleza no impuso arit-

mética al tiempo ni geometría

a la tierra, sino que extendió

la pulsación sanguínea al pai-

saje, dotándolo de danzas y ci-

clos vitales, los de las fuerzas

invisibles que generan y rege-

neran los equilibrios de lo que

crece; la expresión visible de

estos acuerdos se llevó en los

cuerpos como atributo que

hacía poderoso a quien lo lle-

vaba. Ya fueran joyas o pintu-

ras, los objetos se unían a su

poseedor y juntos eran un ser

completo.

Durante el período de

conquista y dominación euro-

peas, “Caribe” fue sinónimo de salvajismo, violencia y

barbarie, la leyenda negra que contribuyó de manera

importante, junto con las enfermedades nuevas, al casi

total exterminio de los pueblos así conocidos, que no

tuvieron selva o montaña para adentrarse y perderse

de la historia de Occidente; vinieron entonces el domi-

nio blanco, la sedentarización y los esclavos africanos.

Los primeros contactos de Europa y África con

América se realizaron a través del océano Atlántico, y

el principal lugar de llegada fue la región costera e

insular de América Central y parte de América del Sur,

llamada desde entonces mar Caribe, lugar de puertos

de salida de riquezas para los países europeos, entra-

da de colonizadores blancos y venta de esclavos, con

fundaciones urbanas –si bien prósperas económica-

mente, escasas en tesoros permanentes a causa de la

amenaza de piratas–, algunos fortines amurallados que

protegieron un comercio de productos destinados en

su mayoría a las ciudades del interior continental.

La colonia europea dejó en la región la sensación

de territorio de paso, de estación provisional, pero tam-

bién el ruido del comercio y la agitación de los puer-

tos: luego de las revolucio-

nes de independencia del si-

glo XIX, vino la búsqueda de

la identidad propia. Los es-

casos intelectuales que per-

tenecían a las burguesías

blancas inician una literatu-

ra escrita llena de evocacio-

nes paisajísticas y costum-

bristas inspiradas en el ro-

manticismo francés; su in-

fluencia en las artes plásticas

fue también el paisajismo-

costumbrismo academicista

que en general desconocía

a las otras razas como públi-

co o lectores.

Arrastradas por la músi-

ca, las otras artes fueron con-

quistando terreno para lo

popular con mitos que mez-

claron lo indígena, negro y

europeo en relatos de seres tan sutiles e intangibles

que en su mayoría se resisten a la representación y

habitan el mundo de manera subrepticia.

Tropical molto vivace

El siglo XX trajo el turismo, promesas de paisajes idea-

les de vacaciones y música rítmica siempre alegre, be-

llas mujeres, calor de playa festiva y comodidades de

grandes hoteles.

JUAN FRANCISCOELSO (CUBA)La mano creadora1987-88

El arte sirve, además, para vivir después de morir.

ÁLEJANDRO OBREGÓN

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Al buscar público para las artes plásticas entre

resorts, cruceros y balnearios, muchos artistas han caí-

do en el tropicalismo, industrialización en lo pintores-

co de lo que el extranjero ávido de souvenirs espera

reconocer de lo prometido en los planes de vacacio-

nes, consolidado en una identidad de tarjeta postal. El

turismo tiende a refundir la cultura popular en lo exó-

tico; obras definidas comercialmente como primitivistas

se alimentan del modelo del paisaje de mar y playa

con palmeras, la vida cotidiana de mulatos y negros

vuelta pintoresca, el baile, etc. Y tienen un nicho de

mercado en la clase media que compra recuerdos y

regalos en almacenes especializados (en este caso, ga-

lerías primitivistas y tiendas caribeñas).

Las numerosas y muy afortunadas excepciones tie-

nen el múltiple mérito de haber abierto caminos a la

reflexión y forzado a su público a romper los esquemas

conformistas de complacencia servil al pintoresquismo,

reconocer la diversidad étnica y cultural en soluciones

que no han aceptado el simplismo, enfrentando la ten-

tación del éxito comercial inmediato.

La identidad caribe en el arte es más fácil de reco-

nocer en la música por la expansión del mercado de

la misma desde Puerto Rico, Miami y los barrios lati-

nos de Nueva York. Aunque en las artes plásticas no

hay una popularización colectiva equivalente en reco-

nocimiento mundial, sí se han hecho visibles en el

medio del arte algunas pautas regionales como la pre-

sencia más o menos constante de imaginerías espiri-

tuales producto del ejercicio de la abstracción unida

al espíritu religioso mestizo cristiano-africano de cul-

tos como candomblé, vudú, santería y otros.

Andante

CUBA

Propuestas para este mundo y el más allá, lo humano y

lo sobrenatural. En un artista como Wilfredo Lam (1902-

1982) el arrastre de lo invisible reconecta la tradición

negra africana con el afán del arte occidental de inda-

gar lo sagrado. Juntando la influencia surrealista (for-

mó parte del grupo surrealista, fue amigo de André

Breton, Pablo Picasso y de una buena parte de la van-

guardia artística de París) a una conciencia racial y

cultural negra, Lam produjo obras de marcada identi-

dad afroamericana, visualmente afines a las construc-

ciones totémicas, al paisaje interno de la selva y al más

La identidad Caribe en el arte es más fácil de reconocer en la músicapor la expansión del mercado de la misma desde Puerto Rico, Miami y los barrios

latinos de Nueva York, aunque en las artes plásticasno hay una popularización colectiva equivalente en reconocimiento mundial.

WILFREDO LAM(CUBA)

Alba (pequeña mañana)Oleo sobre lienzo,

arte abstracto1959

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interno del inconsciente de los herederos de los re-

beldes que se resistieron a la esclavitud, que enfrenta-

ron la violencia acorazada y armada del blanco con el

poder de la magia (era nieto de una sacerdotisa

candombe); la obra de Lam tiene el sabor de visión de

trance mágico con espíritus sutiles y seres intermedios

que habitan aún el imaginario colectivo del habitante

del mar cercano a la selva. Amelia Peláez (1896-1968),

a diferencia de Lam, después de una estadía en Euro-

pa se radicó de nuevo y definitivamente en su país, lo

que trajo una influencia constante de la vanguardia

cubista y constructivista al arte cubano y latinoameri-

cano, con el sello propio que le permitió evolucionar

con independencia hacia las imágenes de la vida coti-

diana siempre resueltas en el plano de los abstractos.

Sin compromisos ajenos al arte, esta mujer se quedó

en la Cuba de la revolución; modesta de pretensión,

su obra no tuvo el reconocimiento mundial de Lam,

pero fue más influyente en el desarrollo del arte local,

del que resultarán artistas como Mario Carreño (radi-

cado luego en Chile) y Cundo Bermúdez, también in-

teresados en el espacio cubista-constructivista y su re-

lación con la lectura del paisaje propio. Ana Mendieta

(1948-1985) desarrolló su

obra fuera de su país (Esta-

dos Unidos y México espe-

cialmente), pero el espíritu ri-

tual y de ofrenda de sí mis-

ma fue siempre parte de la

tierra latinoamericana; en

sus obras la imagen de su

cuerpo (a veces presente fí-

sicamente) se reúne con la

esencia femenina de la tierra

en el encuentro de lo huma-

no y lo sagrado, cerca tam-

bién a formas expresivas de

movimientos de los años 70

como el land art y el perfor-mance. Juan Francisco Elso

(1956-1988), con piezas escul-

tóricas de gran significado

simbólico cuerpo-tierra, y

José Bedia (1959), cuyas

obras han sacralizado en el rito las huellas –tenues ya–

del paso de los pobladores indígenas por el territorio

americano en general, constituyen la conciencia de

memoria ancestral, protección y de respeto por el pla-

neta, comenzando por el país propio. En las nuevas

generaciones de artistas cubanos sobresalen K-cho

(Alexis Leiva), artista que en varias obras ha reflexio-

WILFREDO LAM(CUBA)Pasos Miméticos1951

ALEXIS LEIVA (KCHO)(CUBA)No juego1995

Había una larga playa blanca con cocoteros al fondo. El arrecife cruzaba la entradadel puerto y el fuerte viento del Este hacía romper el mar sobre él, de modo que laentrada era fácil de ver. No había nadie en la playa y la arena era tan blanca quemirarla le lastimaba los ojos.

ERNEST HEMINGWAY, Islas en el golfo

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nado el tema de los balseros; Lázaro Saavedra y Car-

los Garaicoa, con propuestas que hacen crítica de la

realidad social y política de la isla, o por lo menos no

se comprometen en apologías en pro del gobierno,

logrando una relevancia más universal.

HAITÍ

Aquí el rito y el comercio del

arte parecen haber encontra-

do equilibrio. André Pierre

(1916), sacerdote vudú, luego

de haber producido imágenes

de culto se vinculó al movi-

miento de arte primitivista de

su país, que desde el Centre

d’Art de Port-au-Prince en los

años 60 vivió un boom comer-

cial en el extranjero: en su

obra comercial hay imágenes

que, según él, le son mostra-

das en los sueños por los mis-

mos dioses, y en ellas apare-

cen éstos con atavíos mestizos,

representados de una mane-

ra figurativa, de distorsión in-

genua; aunque no sean imá-

genes de culto, el panteón

vudú es omnipresente cada vez renovando sus imáge-

nes humanizadas, que al ser vendidas contribuyen, se-

gún el artista, a la propagación de la fe. Eduard Duval-

Carrié, artista activo a partir de los 90, pertenece a

una siguiente generación un poco más cosmopolita

que ha encontrado su raíz visual en la influencia de las

imágenes del vudú y de los pintores primitivistas de

las generaciones anteriores, esta vez buscando con-

cretar como lenguaje y como reconocimiento colecti-

vo un imaginario disperso en el mercado, y para esto

parece que ha sido necesario salir del país y desde

metrópolis como Nueva York establecer un diálogo di-

recto con el mundo del arte sin la mediación del co-

mentario pintoresco. De esta tendencia es también la

propuesta de Burton Chenet. Vladimir Cybil y André

Juste manejan lenguajes distintos de la pintura como

el ensamblaje y la instalación, conservando sin embar-

go el carácter simbólico y mítico que manejan tam-

bién los pintores.

PUERTO RICO

Una cultura hispana con tan fuertes lazos con Estados

Unidos hace complicado un intento de retrato gene-

ral. El ritual de devoción a la tierra es visible en la obra

del artista Jaime Suárez (1946), instalaciones escultóri-

cas hechas con símbolos y materiales de los antiguos

oficios del fuego y el barro, recordando la huella inde-

leble que el artesano y el mago grabaron en las mate-

rias de uso y ofrenda tanto en la vida como en la muer-

te. Antonio Martorell hace evocaciones a la memoria

creando espacios de instalación con objetos y ambien-

tes como rincones del hogar mítico del recuerdo in-

fantil haciendo referencias también al imaginario

barroquizado (sentimental, indirecto, cargado) de la

cultura latina. Pepón Osorio, residente en Nueva York,

es un ejemplo del afán de muchos latinos inmigrantes

en busca de pautas de identidad, que paradójicamen-

te se hacen urgentes fuera del país propio. Un elemento

El papel de los artistas de la parte continental del Caribeno es claro, puesto que en la mayoría de estos casos,

al lograr reconocimiento en sus países, se inscriben más en su historia nacional queen la regional, que depende del movimiento de las capitales.

ANA MENDIETA(CUBA)

SILUETA1973-1977

EDUARD DUVAL CARRIÉ(HAITI)

Situacion inextricable

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constante en la obra de Osorio es la ne-

cesidad de poblar el espacio hasta lle-

narlo de pequeños lapsos, necesidad

estética de descendientes de guerreros

o comerciantes que al vivir al día llevan

puesto lo que son; el mismo barroquis-

mo de la música que ha dado una iden-

tidad ruidosa, sensual, emocional al la-

tino de Estados Unidos, instalaciones y

objetos reconocibles pero muy llenos

de accesorios que evocan desde los al-

tares católicos mestizos hasta las conso-

las sobredecoradas de los buses, des-

de las cajas de los lustradores de calza-

do hasta los ornamentos de Semana

Santa. El culto a lo terrible es también

un elemento que en el artista Juan

Sánchez (1954), habitante de Brooklin,

reúne para la reflexión estética sobre

el espíritu del latino y caribeño.

CARIBE CONTINENTAL

El papel de los artistas de la parte con-

tinental del Caribe no es claro, puesto

que en la mayoría de estos casos, al

lograr reconocimiento en sus países,

se inscriben, más que en su historia

regional, en la nacional, que depen-

de del movimiento de las capitales. En

estos casos, no han sido los artistas re-

conocidos sino los artistas populares

los que han mantenido la visión regio-

nal, que los margina como “provincia-

nos”, artífices anónimos de identidad

y de memoria local que, en casos ex-

cepcionales, han sido reivindicados

cuando la vertiente oficial se ha voltea-

do a su favor.

De los reconocidos cabe resaltar al

venezolano Armando Reverón, cuya re-

nuncia a la vida de ciudad luego de sus

estudios en Europa, lo conduce a la pla-

ya selvática; autoexiliado en una casa he-

cha por él mismo (El Castillete) junto con

ANDRÉ PIERRE(HAITÍ)Baran Sacrifice1966

Hoy desembarqué en la playa encantada. Hacía calor y amaneció temprano, pero la luz del agua eramás brillante que la del cielo. No hay mar más translúcido, verde como el jugo de limón que tantoansiaron mis marineros muertos de escorbuto en la larga travesía desde el Puerto de Palos. Se logra verhasta el fondo, como si la superficie del agua fuera meramente un vidrio. Y el fondo es de arenasblancas y lo cursan peces de todos los colores.

CARLOS FUENTES en el cuento: Las dos Américas. El naranjo

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lo necesario para no extrañar nada del mundo moder-

no, produjo la mayor parte de su obra en relativa sole-

dad, una obra intimista en la que renunció al fuerte con-

traste de color de la pintura que vio en Europa, volcan-

do silencio interior a paisajes y algunos retratos de su

mujer y sus muñecas de trapo.

De los artistas populares reivindi-

cados, Noé León (1907-1978) en Colom-

bia coincidió con el despertar del na-

cionalismo de artistas llegados de es-

tudiar en Europa y México que bus-

caron juntar la mirada del intelectual

a la del obrero y campesino, inspira-

dos en las vanguardias liberales; la

obra de León es del corte ingenuo

que caracterizó en París al “Aduane-

ro” Rousseau, pero más paisajístico y

menos sexualizable.

EL CASO (¿OCASO?) MIAMI

Como punto principal de llegada del

inmigrante latino, esta ciudad es foco

de la actividad económica latinoameri-

cana en el Caribe; por eso mismo, lo

comercial prima sobre lo cultural en el

arte, y si se reconoce una identidad ge-

neral, es la del academicismo o la del

pintoresquismo, cuyo mercado es la cla-

se emergente que no busca interroga-

ción ni reflexión estéticas, sino afirma-

ción y comunicación. Las manifestacio-

nes estéticas juegan el papel de obje-

tos para demostrar status social o defi-

nición de estilo en el consumo; el vir-

tuosismo técnico es muy apreciado

como garante de calidad en obras que

no hacen propuestas de lenguaje y por

lo tanto erigen monumentos al confor-

mismo social y al consumo, y por otra

parte, lo pintoresco se convierte en un

consuelo folclorista para la crisis de

identidad del que no se siente totalmen-

te aceptado ni rechazado.

Coda

Siento que, sobre todo en las artes plásticas, no se es

del Caribe por haber nacido en determinado lugar,

sino por llevar a donde quiera que se vaya la sensa-

ción de no haber llegado definitivamente a este mun-

do, de ser habitante de un limbo entre el mundo y el

De los artistas populares reivindicados, Noé León (1907-1978) en Colombiacoincidió con el despertar del nacionalismo de artistas llegados de estudiar

en Europa y México que buscaron juntar la mirada del intelectual a la del obreroy campesino, inspirados en las vanguardias liberales.

PEPÓN OSORIO(PUERTO RICO)

La bicicleta1985

JAIME SUÁREZ(PUERTO RICO)De lo ritual: Mesa

1987

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más allá. Se convierte cualquier territorio en transición

y se lleva todo lo necesario puesto y en la sangre, y

cuando se manipula materia, como en el arte, se la

desprende del peso para hacerla palpitar, ya no como

objeto para poseer, sino como una pulsación interme-

diaria entre la vida y la muerte.

BIBLIOGRAFÍALUCIE-SMITH, Edward. Art in Latin America.Artistas latinoamericanos del siglo XX. Catálo-

go de la Exposición. The Museum of ModernArt, New York. 1992.

Ante América. Catálogo de la Exposición. Bi-blioteca Luis Ángel Arango, Banco de la Re-pública. 1992.

Los hijos de Guillermo Tell, artistas cubanoscontemporáneos. Catálogo de la Exposición.Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la Re-pública. 1991.

MEDINA, Álvaro. “El Arte del Caribe Colom-biano”.

Voces de ultramar. Catálogo de la Exposición.Casa de las Américas, Madrid.

ARMANDO REVERÓN(VENEZUELA)Luz tras mi enramada

NOÉ LEÓN(COLOMBIA)El Colombia1968

RICARDO TOLEDO CASTELLANOS,artista plástico.

Investigador en historia del arte y teoría del arte.Docente de las Facultades de Publicidad

y Diseño Gráfico, UJTL.

Todo el Caribe me ha sido un ámbito incomparable, en donde las cosas suceden exactamente enel ritmo y con el aura que se ajustan con mayor fidelidad y provecho a los jamás realizadosproyectos de mi existencia.

ÁLVARO MUTIS, La última escala del tramp steamer

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