Horarios misas de invierno Lunes a Sábado: 9:00 y 18:00 h. Domingo y preceptos: 9:00, 10:30, 12:00, 18:00 y 19:00 h. Secretaría Parroquial: TE: 451-5048/7251 Email: [email protected] Lunes a sábados de 9:30 a 12:30 y de 15:30 a 18:00 h. Cáritas parroquial: Entrega alimen- tos mensualmente 2ª martes de 9 :30 a 11:30 h. Reparto de ropa los miércoles 9:30 a 11:00 h. Catequesis Confirmación y Primera Comunión: Abierta la inscripción. Pasar por Secretaría Parroquial. Los niños deben tener 8 años en adelante. Confirmación adultos: consultar Secretaría A lo largo de los primeros siglos los santos Padres de la Iglesia elaboraron una férrea defensa de la vida afirmando que Dios es el origen y principio de todas las cosas y que con su gracia las mantiene amorosamente (Cfr. I Clem 35, 3; san Justino, I Apol. 61 y 67; san Ireneo, Adv. Haer., I, 10, 1). Esta defensa respondía a las corrientes de pensa- miento que negaban el origen divino de la creación y que despreciaban el valor del cuerpo humano y lo convertía en un bien de uso meramente material. La afirmación del origen divino surge de la clara convicción de que es Dios quien da la vida y el que la puede quitar (cf. Dt 32, 39). Los seres humanos somos administradores de la vida y no dueños. No podemos disponer de forma arbitraria de la creación y mu- cho menos de la propia vida y la de nuestros hermanos. En toda la creación el ser hu- mano aparece como una criatura privilegiada: «Creó Dios al ser humano a imagen su- ya» (Gn 1, 27), no sólo en cuanto ser espiritual, sino también en cuanto ser corpóreo. Esta grandeza y dignidad del ser humano se manifiesta plenamente en Jesucristo y no puede ser borrada de nuestra realidad. Aunque muchas veces esta imagen es deforma- da por el pecado humano, sigue estando presente en nuestro ser. Dios ha creado al ser humano y, gracias a una acción constante y paciente, lo conduce hacia su destino sobrenatural, por esto san Ireneo concluye que «la gloria del hombre es la visión de Dios». También afirma san Agustín: «Nos has creado, Señor, para ti, y nuestro corazón vive inquieto hasta que descanse en ti» (Confesiones I, 1). En esta vida terrena el ser humano se prepara para la vida eterna. En este contexto se comprende el hecho de que los santos Padres hayan sido defensores acérrimos de la vida humana. Cuando los cristianos se establecen en el Imperio Romano comienzan a condenar el aborto de modo categórico. (Didaché s.I). Así mismo se señala al aborto como camino que lleva a la muerte espiritual (Did. 2, 2). Tertuliano es aún más enérgico cuando dice que «es un homicidio premeditado impedir que nazca (un ser humano)... Ya es un hombre el que lo será» (cf. Apol. IX, S: CSEL 69. 24). San Basilio (Ep. 188, 2) y el Pseudo Bernabé (XIX, 5) extienden el pecado del aborto a quienes colaboran en la acción de abortar. Para todos los Padres, griegos y latinos, el aborto es moralmente un pecado dado que significa la injusta supresión de una vida humana que se encuentra desde el principio bajo la protección del amor providencial de Dios; su práctica no sólo viola el mandamiento de amor hacia el prójimo, sino también el derecho de Dios al destruir a una de sus criaturas. Pidamos que la Virgen María de Fátima, que dijo SÍ y fue madre en situaciones difíci- les, ilumine el camino de todas las aquellas familias que esperan un hijo, para que siem- pre se mantengan files a su misión de ser partícipes de la obra creadora de Dios. Comunidad Religiosa Fr. A. Patricio Pamo Rabaje, Prior. Fr. Ramón Calzada, Vicario Parroquial. Fr. Marcio Virgolino. Calle Alberti 1364 (7600) - Mar del Plata « Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo»