Revolucin industrial y arquitecturaPara explicarse pueden
researse algunas circunstancias que favorecen la expansin econmica:
en Inglaterra, el aumento de la renta agrcola como consecuencia de
los enclosure acts; la existencia de grandes capitales, favorecida
por la distribucin desigual de rentas, el bajo tipo de inters, la
creciente oferta de mano de obra; las numerosas invenciones
tecnicas derivadas de la investigacin cientfica pura y del eleavado
grado de especializacin; la profusin de empresarios capaces de
sacar partido a la disponibilidad y simultanea presencia de
inventos, la abundancia de sabidura artesanal y de capital (la
fuerte movilidad vertical entre clases crea una situacin altamente
propicia para la explotacin de los talentos naturales), la relativa
libertad que disfrutan los grupos inconformistas y los disidentes
religiosos que, de hecho, se muestran muy activos en la industria,
la actitud el estado, poniendo trabas menos rigidas que las
habituales actividades econmicas, sea por las actividades
econmicas, sea por las menores preocupaciones estratgicas y
fiscales, sea por la influencia de las teoras liberales expuestas
por Adam Smith y seguidas por importantes hombres de Estado, como
Pitt.
Existe una falta de coordinacin entres el progreso cientfico-
tcnico, dentro de cada sector. Las teoras polticas dominantes en
aquel tiempo son responsables en alto grado de este desfase.Los
conservadores: piensan de manera positiva en el cambio y critican
la poca falta de inters.
Las teoras polticas dominantes en aquel tiempo son responsables
en alto grado de este desfase. Los conservadores ni siquiera
perciben que viven en un perodo de rpidos cambios. Por ejemplo,
Edmund Burke, que en 1790 publica sus Reflections on the French
Revolution, se muestra admirado de los acontecimientos ms all del
Canal de la Mancha, a los que contempla como a un horrible
monstruo, temiendo que tales cambios vengan a turbar el orden
constituido en Inglaterra.Tal como dice Trevelyan, los
conservadores, con inconsciente irona, proclaman cada da su aversin
a todo tipo de cambio. No llegan a comprender que ellos mismos estn
viviendo en medio de una revolucin ms intensa que la que roba todos
sus pensamientos desde el otro lado de la Mancha, y no mueven un
dedo para impedir su fogosa carrera.
Los liberales, seguidores de Smith, y los radicales, inspirados
en Malthus, comprenden que estn viviendo en una poca de
transformaciones y postulan la reforma de la sociedad existente,
aunque concibiendo esta reforma como reconocimiento de las leyes
inscritas en la evolucin de la sociedad y remocin de los obstculos
tradicionales que se oponen a ella.
En 1776, Adam Smith publica su Inquiry into the Nature and
Causes of the Wealth of Nations. Da forma cientfica e
incuestionable a la teora liberal, y persuade a sus coetneos de que
el mundo de la economa est regido por leyes objetivas e
impersonales, tal y como el mundo de la naturaleza; la libre
actividad de los individuos movidos por el propio afn, y no las
exigencias del Estado, constituye el fundamento principal de tales
leyes.
Importancia casi similar para determinar la actitud prctica de
los protagonistas de la revolucin industrial tiene el Essay on the
Principie of Population, de Thomas Malthus, aparecido en 1798.
Malthus, por primera vez, establece una relacin entre el problema
del desarrollo econmico y el de la poblacin, y demuestra que tan
slo la pobreza de un cierto nmero de individuos mantiene en
equilibrio ambos factores, pues el aumento natural de la poblacin
es ms rpido que el incremento de los medios de subsistencia, y slo
encuentra lmite en el hambre, que impide su ulterior
multiplicacin.
Tanto Smith como Malthus, y particularmente el primero,
reconocen dudas y admiten mltiples excepciones a sus teoras. Pero
el pblico las interpreta con bastante mayor rigidez; muchos
liberales piensan que el Estado no debe participar de ningn modo en
las relaciones econmicas y que es suficiente con dejar que cada uno
se ocupe libremente de sus intereses, para velar tambin por el
inters pblico del modo mejor, muchos consideran que Malthus haba
demostrado la imposibilidad de abolir la miseria, y la inutilidad
de todo intento filantrpico en favor de las clases menos
favorecidas.
Estas ideas concuerdan con los intereses de las clases ricas,
que detentan el poder poltico y son, por ello, tan convincentes
para los gobernantes, pero la explicacin poltica no es suficiente
para dar razn de su influencia. Es creencia comn, admitida sin
excepciones, que el todo no supone un problema distinto al de la
suma de sus partes y que basta con ocuparse de un elemento nico la
iniciativa particular, la invencin particular, la ganancia
particular, etc., para que el conjunto resulte automticamente
equilibrado. Se piensa que el camino lleva hacia un equilibrio
natural de la economa y de la sociedad, identificable a priori por
el anlisis de sus elementos, a imagen del universo fsico
newtoniano. Las estructuras de la sociedad tradicional los
privilegios polticos de origen feudal, 'la organizacin cooperativa
de la economa, las limitaciones polticas a la libertad en los
negocios aparecen como simples obstculos artificiales y, una vez
superados, se piensa que se puede alcanzar el imaginado equilibrio
natural.
Pero ha sido sealado cmo la teora del idealismo ingls refleja,
ms bien, el estado de la economa antes de 1760, cuando la industria
daba los primeros pasos y cada uno de sus elementos hombres,
capitales, herramientas, etc., posea una elevada fluidez, en tanto
que las exigencias de organizacin eran relativamente tenues. Es
decir, la teora liberal infravalora los aspectos organizativos del
mundo que est naciendo de la revolucin industrial, y se orienta, ms
bien, a desmantelar antiguas formas de convivencia, de manera
violenta y de un solo golpe en Francia, por evolucin insensible en
Inglaterra; slo ms tarde aparece clara la necesidad de sustituirlas
por nuevas y apropiadas formas de organizacin.El tono de las teoras
sociales y econmicas se mantiene en Francia de forma todava ms
abstracta, debido a la abolicin de toda vida poltica espontnea, y
del malestar social que har inevitable, al cabo de poco tiempo, la
Gran Revolucin.Tocqueville escribe:El propio tipo de vida de los
escritores les inclinaba en materia poltica a enamorarse de las
teoras generales y abstractas, abandonndose por completo a ellas.
Alejadsimos de la prctica, no exista experiencia alguna que pudiese
intervenir como correctivo de su fuga espontnea...; en
consecuencia, llegaron a ser mucho ms vehementes en su espritu
innovador, ms vidos de sistemas y principios generales, ms
menospreciadores de la antigua prudencia, ms confiados en su
raciocinio individual de lo que suelen serlo, comnmente, los
autores de los tratados de especulacin poltica; [la Revolucin, en
su primera fase], fue llevada, a su vez, con el mismo espritu que
haba animado tantas disertaciones abstractas sobre el arte de
gobernar: idntica simpata, por las teoras generales, por los
sistemas legislativos completos y coronados por una exacta simetra
entre las normas, el mismo abandono de los datos reales, la misma
fe en la doctrina, la misma tendencia hacia la originalidad, hacia
la sutileza, hacia la novedad de las instituciones, igual deseo de
establecer, de una sola vez, la totalidad de nuevo estatuto a
partir de los dictmenes de la lgica y segn un nico plan, en lugar
de tratar de ir corrigiendo cada una de sus partes.
Rousseau atribuye el poder poltico a la voluntad general de la
comunidad; esta voluntad general consiste en aquello que es comn a
la voluntad de los diversos individuos, salvadas las diferencias
debidas a los intereses personales. A fin de que la voluntad
general pueda manifestarse, conviene que los ciudadanos juzguen
cada uno por cuenta propia; de este modo las diferencias personales
se destruyen mutuamente, quedando la voluntad general como suma de
las diferencias.
Pero cuando se crean asociaciones particulares a expensas de la
comunidad, se transforma la voluntad de cada una en voluntad
general, respecto a sus miembros, y en voluntad particular,
respecto al Estado; puede decirse entonces que no hay ya tantos
votantes como hombres, sino nicamente tantos como asociaciones. Las
diferencias llegan a ser menos numerosas y, ofrecen un resultado
menos general. Al final, cuando una de estas asociaciones llega a
ser tan grande que prevalece sobre todas las demas, no tendris como
resultado una suma de pequeas diferencias, sino una diferencia
nica; ya no existe entonces voluntad general, y la opinin que
prevalece es slo una opinin particular. Resulta, pues, necesario,
para alcanzar realmente la expresin de la voluntad general, que no
exista en el Estado ninguna sociedad particular, y que cada
ciudadano piense siguiendo exclusivamente ente su propio
juicio.
La voluntad general de Rousseau es un concepto terico; en la
actuacin prctica, el Estado autoritario ocupa pronto su lugar y, al
no tropezar en su camino con la resistencia de ninguna sociedad
particular se convierte en juez nico de lo que debe entenderse por
pblico o por privado. De este modo la democracia se transforma en
tirana, sin que los trminos aparentes del razonamiento deban ser
alterados, ya que al ciudadano. podr obligrsele a ser libre, como
dice Rousseau en una frase cuya trgica irona podemos apreciar hoy
en su totalidad.
Un proceso similar de polarizacin de la estructura social se est
ya llevando a cabo, desde hace algn tiempo, en Francia, bajo el
ancien rgime,- como dice Tocqueville: El poder central... ha
llegado la destruir todos los poderes intermedios, y no existe nada
ms entre aqul y los individuos, que un inmenso espacio vaco.Por
ahora, en este espacio se enfrentan dos principios abstractos, el
de la libertad y el de la autoridad, y, como acontece en el de-bate
terico, sbitamente se interfieren mutuamente debido a que falta la
resistencia de una estructura intermedia.No se conforma todava el
pensamiento moderno con esta alternativa y pretende obstinadamente
una integracin entre libertad y autoridad, que convierte las
nociones abstractas y opuestas en realidades concretas y
complementarias. Se trata de rellenar poco a poco el espacio vaco
de Tocqueville con nuevas instituciones que tengan en cuenta las
variaciones de las condiciones econmi-cas y tcnicas; de aplicar el
mismo espritu de bsqueda sin prejuicios, que ha proporcionado
tantos xitos a las iniciativas privadas, a los problemas de
coordinacin y de equilibrio entre las propias iniciativas; de
aprender a colocar las diversas opciones en los tiempos y a las
escalas oportunas, para lograr un mximo de libertad con un mnimo de
ligaduras.
En el mbito poltico este intento torna el nombre de democracia,
en el mbito econmico toma el nombre de planificacin; las esperanzas
de mejorar el mundo que la revolucin industrial est transformando
dependen de esta posibilidad que da ahora sus inciertos primeros
pasos, continuamente expuesta al peligro de anquilosarse en
decisiones autoritarias, o de disolverse en el mar de las
iniciativas privadas. La arquitectura moderna surge cuando la
actividad constructiva se siente atrada por la evolucin de esta
bsqueda.
Proseguiremos en los captulos siguientes el difcil y no lineal
camino de la arquitectura a travs de las vicisitudes de la sociedad
industrial, partiendo de la privilegiada posicin de alejamiento
donde se encuentra, por el momento, sistematizada, hasta volver a
tomar contacto con los problemas concretos y ocupar su lugar, con
plena conciencia, en la obra de reconstruccin de la sociedad
contempornea.
1. La revolucin industrial en las construcciones
La palabra construccin indica, a finales del siglo XVIII, una
serie de aplicaciones tcnicas: edificios pblicos y privados,
calles, puentes, canales, movimientos de tierras e instalaciones
urbanas: acueductos y alcantarillado. Incluye, ms o menos, toda
manufactura de gran samario donde no sea pre-dominante el aspecto
mecnico.
Anteriormente a la revolucin industrial, el arte de construir
mquinas estaba relacionado ms directamente con el de edificar; las
construcciones mecnicas, ahora que el progreso tcnico las ha
transformado de manera tan radical, van cayendo en manos de los
especialistas, y la palabra construccin, sin eptetos, indica
sustancialmente las actividades todava unidas a los sistemas
tradicionales y habitualmente asociadas al concepto de
arquitectura. Apenas una de estas actividades se desarrolla por su
cuenta, con cierta importancia, que se separa de las otras,
convirtindose en especialidad independiente; as, por ejemplo, los
ferrocarriles, hasta 1830-1840, estn incluidos en los mnuales de
construccin, pero ms tarde desaparecen, dando lugar a una
literatura independiente.
La relativa continuidad de los sistemas tradicionales no impide,
claro est, que el arte de construir sufra transformaciones durante
este perodo, ni tampoco la aparicin de nuevos problemas. Podemos
resumir en tres puntos los principales cambios.
Primero, la revolucin industrial modifica la tcnica
constructiva, si bien de modo menos aparente que en otros sectores.
Los materiales tradicionales, piedra, ladrillo, ma-dera, son
trabajados de manera ms racional y distribuidos ms libremente; a
stos se unen nuevos materiales como la fundicin, el vidrio y, ms
tarde, el hormign; los progresos de la ciencia permiten poner en
prctica de modo ms conveniente los materiales, y medir su
resistencia; mejoran las instalaciones de las obras y se difunde el
uso de la maquinaria para la construccin; el desarrollo de la
geometra permite representar en di-bujo, de forma ms rigurosa y
unvoca, todos los aspectos de la construccin; la fundacin de
escuelas especializadas provee a la sociedad de un gran nmero de
profesionales preparados; la imprenta y los nuevos mtodos de
reproduccin grfica permiten una rpida difusin de todos los
adelantos. Las nuevas instituciones y los nuevos estilos de vida
exigen nuevos tipos de construccin, derivados de los precedentes o
completamente distintos.
En segundo lugar, aumentan las cantidades puestas en juego; se
construyen calles ms anchas, canales ms anchos y profundos,
creciendo rpidamente el desarrollo de canales y carreteras: el
aumento de la poblacin y las migraciones de un lugar a otro exigen
la construccin de nuevas viviendas, en nmero nunca visto hasta
entonces; el crecimiento de las funciones pblicas requiere
edificios pblicos mayores, mientras que la multiplicacin de las
necesidades y el empuje de la especializacin requieren edificios de
tipologa siempre nueva. La economa industrial no podra concebirse
sin una base de edificios e instalaciones nuevas fbricas,
almacenes, depsitos, puertos, que deben construirse en tiempos
relativamente cortos, aprovechando el tipo de inters reducido, que
permite inmovilizar capital en grandes cantidades en servicios que
darn fruto, nicamente, a largo plazo.
Por ltimo, los edificios y las instalaciones, englobados en la,
mutacin de la economa capitalista, alcanzan un significado bastante
distinto al que tenan en el pasado. No se presentan ya como
sistematizaciones definitivas, producto del desembolso de un
capital a fondo perdido, sino como inversiones paulatinamente
amortizables, igual que los otros medios de produccin. Como observa
Ashton, un nuevo sentido del tiempo fue una de las caractersticas
ms notables de la revolucin industrial; 9 antes, los objetos,
modificados muy lentamente, podan considerarse, de hecho, inmviles,
pero hoy las exigencias funcionales ms concretas y la costumbre de
hacer previsiones econmicas incluso a largo plazo no permiten que
se mantenga tal aproximacin. La gente se acostumbra a percibir con
agudeza las modificaciones de los valores, y pone atencin antes en
los aspectos dinmicos que en los estticos.Gran importancia tiene, a
este respecto, la diferenciacin entre edificio y suelo. Mientras un
edificio era considerado como de duracin indefinida y el solar
quedaba utilizado de modo estable, su valor quedaba, por as decir,
incorporado al del edificio; pero si consideramos limitada la vida
del edificio, el solar adquiere un valor econmico independiente,
variable segn las circunstancias, y si la edificacin sufre cambios
lo bastante frecuentes nace un mercado del suelo.
Justamente en esta poca, por influencia de las teoras econmicas
liberales y por exigencias del erario, el Estado y dems entes
pblicos enajenan casi por todas partes sus patrimonios y el suelo
de la ciudad pasa prcticamente a manos privadas.Hablaremos, en este
captulo, de los progresos en la tcnica constructiva; los otros dos
puntos sern tratados a continuacin, ya que las consecuencias de los
cambios cuantitativos y de la diferente velocidad de las
transformaciones se liarn evidentes y se presentarn en forma de
problemas nuevos slo a partir de 1830.
a) Los progresos cientficos y la enseanzaLa ciencia de la
construccin, tal como la entendemos hoy en da, estudia algunas
consecuencias particulares de las leyes de la mecnica, y nace,
podemos decir, cuando se formulan por primera vez dichas leyes, en
el siglo XVII; Galileo dedica, en 1638, una parte de sus dilogos a
discutir problemas de estabilidad.10
R. Hooke formula en 1676 la clebre ley que lleva su nombre;
entre fines del siglo XVII y los primeros aos del XVIII gran nmero
de cientficos, entre los que se cuentan Leibniz, Mariotte y
Bernoulli, estudian el problema de la tensin debida a la flexin, y
Mariotte, en 1684, introduce la nocin de eje neutro (es decir, el
lugar de las fibras que no estn ni comprimidas ni extendidas, en un
slido expuesto a flexin), pero define equivocadamente su posicin;
es Parent quien, en 1713, encuentra la solucin correcta.Entre
tanto, la difusin del espritu cientfico y la aspiracin de los
arquitectos a alcanzar los lmites de empleo de los materiales y de
los sistemas constructivos tradicionales estimulan diversos tipos
de investigaciones experimentales.
En Roma se discute sobre las condiciones de estabilidad de la
cpula de San Pedro, y Benedicto XIV encarga al marqus de Poleni,
fsico y arquelogo de la Universidad de Padua, un estudio sobre el
tema, publicado en 1748.
En Pars se organiza un amplio debate en torno a los trabajos de
la iglesia de SainteGenevive, proyectada en 1755 por Soufflot, con
el intento de asignar a cada elemento tradicional una funcin
esttica precisa y las mnimas dimensiones compatibles con tal
funcin. En esta ocasin se determina el concepto de coeficiente de
seguridad y se inventan mecanismo capaces de medir la resistencia
de los materiales.
Prcticamente contemporneos son los estudios de Coulomb sobre la
torsin y sobre el empuje de tierras y bvedas y el descubrimiento de
una ecuacin general para la determinacin del eje neutro, siguiendo
la teora de Parent.
Todos los resultados de estos estudios son coordinados y
completados en las primeras dcadas del siglo XIX por Louis-Marie H.
Navier (1785-1836), considerado el fundador de la moderna ciencia
de la construccin; en 1826 se public el texto de sus lecciones
dadas en la Ecole Polytechnique de Pars.
La ciencia de la construccin, como dice Nervi, ha democratizado
y popularizado el hecho esttico, 12 posibilitando a muchos
proyectistas afrontar correctamente, con frmulas que pueden
disponer de antemano, algunos temas antiguamente reservados a una
minora de superdotados. Por otra parte, ha supuesto una separacin
entre teora y prctica, contribuyendo a disgregarla unidad de la
cultura tradicional, pero tambin ha movilizado el repertorio de
mtodos y formas heredados de la antigedad.
La investigacin cientfica influye, por otra parte, en las
tcnicas de construccin, modificando los instrumentos de proyectar;
tambin en esta ocasin las dos principales innovaciones tienen su
origen en Francia: la invencin de la geometra descriptiva y la
introduccin del sistema mtrico decimal.Gaspard Monge (1746-1818)
formula las reglas de la geometra descriptiva, entre los ltimos aos
de la Monarqua y los primeros de la Revolucin. 13 Generalizando los
mtodos introducidos por los tratadistas del Renacimiento, Monge
expone de forma rigurosa los varios sistemas de representacin de un
objeto tridimensional en las dos dimensiones de una lmina; los
proyectista,, ponen as un procedimiento universal para determinar
unvocamente, a travs de dibujos, cualquier disposicin de los
elementos constructivos, por complicada que sea, y los
constructores tienen una gua para interpretar. unvocamente los
grficos elaborados.
El sistema mtrico decimal es introducido por la Revolucin
Francesa, en su esfuerzo de cambiar absolutamente todas las
instituciones de la vieja sociedad siguiendo modelos
racionales.
En 1790, Telleyrand presenta a la Asam-blea Constituyente un
informe deplorando la variedad y confusin de las viejas unidades de
medida, y propone que sea adoptado un sistema unificado. Despus de
largas discusiones es nombrada una comisin compuesta por C. Borda,
A. Condorcet, J. L. Lagrange, P. S. Laplace y G. Monge para decidir
qu unidad sea la ms adecuada; se discute si se har referencia al
pndulo (dado que su longitud, segn la ley de Galileo, es
proporcional al tiempo de oscilacin) o a una fraccin determinada
del ecuador o del meridiano, y se propone la 40 millonsima parte
del meridiano terrestre. Los trabajos de medida, confiados a una
comisin geodsica, duran hasta 1799, mientras otra comisin decide
las reglas necesarias para determinar las restante unidades,
proponiendo en 1795 el sistema mtrico decimal. El metro patrn,
realizado en platino de acuerdo con las medidas realizadas, se
deposita en el museo de Artes y Oficios de Pars el 4 de messidor
del ao VII (22 de junio de 1799), y el nuevo sistema es implantado
obligatoriamente en Francia en 1801.Napolen no ve con buenos ojos
esta innovacin, revocndola en 1812, pero las exigencias de
uniformidad y exactitud que indujeron a los revolucionarios a
instituir una nueva unidad de medida se hacen ms evidentes con el
desarrollo de la industria, y son muchos los Estados que se avienen
al sistema mtrico decimal: Italia en 1803, Blgica y Holanda en 1820
y, a partir de 1830 los Es-tados sudamericanos, en 1840 se
restablece el sistema en Francia. El patrn definitivo es construido
en 1875, y el 20 de mayo del mismo ao se ratifica la Convencin
Inter-nacional del Metro, a la que se van adhi-riendo
paulatinamente todos los pases, salvo los anglosajones y algunos
otros.La adopcin de un sistema unificado facilita la difusin de los
conocimientos, los intercambios comerciales, y procura a las
tcnicas de construccin un instrumento generalizado, cuya precisin
puede llegar hasta donde sea preciso, de acuerdo con las exigencias
cada vez ms rigurosas de los nuevos procedimientos. Al mismo
tiempo, influye en el proyecto e introduce una cierta desintegracin
en la arquitectura, como deca Le Corbusier, 14 porque se trata de
una medida convencional, que no tiene en cuenta al hombre, mientras
que las antiguas medidas pies, codos, etc., hacan siempre cierta
referencia a la estatura o medidas humanas.Francia, que est a la
vanguardia del progreso cientfico, sirve tambin de modelo en la
organizacin didctica.La enseanza de la arquitectura se imparte
durante el anclen rgime en la Acadmie d'Architecture, fundada en
1671. Esta institucin goza de gran prestigio, y se preocupa de
conservar la tradicin clsica francesa y el grand got, pero
mantenindose abierta a las nuevas experiencias y al progreso
tcnico, discute las teoras racionalistas y participa con viveza de
la vida cultural de su poca.
Entre tanto, los encargos siguen aumentando en complejidad y
extensin, lo que fuerza a la administracin del Estado a formar
personal tcnico especializado; las tradiciones humansticas de la
Academia y de su escuela no son las ms adecuadas para formar
tcnicos puros, por lo que en 1747 se inaugura la Ecole des Ponts et
Chausses, para preparar el personal del Corps des Ponts et
Chausses, fundado en 1716, y en 1748 se instituye la Ecole des
Ingnieurs de Mzires, de la que salen los officiers de Genie. La
enseanza se fundamenta sobre una rigurosa base cientfica.
Por primera vez se establece la dualidad ingeniero, arquitecto;
por el momento, el brillo de la Academia hace sombra a las
prosaicas escuelas de caminos y puentes y de Mzires, y los
ingenieros parecen destinados a ocuparse de temas secundarios; sin
embargo, el progreso de la ciencia acta de tal modo que ampla el
campo de atribuciones de los ingenieros y restringe el de los
arquitectos. La Academia llega a un punto en el que comprende que
las disputas sobre los respectivos papeles de la razn y del
sentimiento en el arte no son slo discursos tericos, sino signos de
una irresistible revolucin cultural y organizativa, llegando a
encerrarse poco a poco en la defensa a ultranza del arte contra la
ciencia.
La intervencin de la Revolucin cambia an ms la situacin. La
Academia de arquitectura, como la de pintura y escultura, es
suprimida en 1793; la escuela es mantenida provisionalmente y,
cuando en 1795 se forma el Institut para sustituir a las viejas
academias, la escuela pasa a depender de la seccin de arquitectura
de la nueva corporacin.El control de los trabajos para la
administracin estatal pasa, sin embargo, al Conseil des Btiments
civils, que organiza una escuela propia para los artistas
encargados de dirigir las obras pblicas. Por otra parte, con la
supresin de la Academia, el ttulo de arquitecto pierde todo valor
discriminante; previo pago de una tasa, cualquier persona con
deseos de dedicarse a la arquitectura puede hacerse llamar
arquitecto, sin importar para nada los estudios realizados.
Estas disposiciones empobrecen el prestigio, ya escaso, de los
arquitectos, al tiempo que queda reforzada la postura de los
ingenieros, al reunir todas las enseanzas especializadas en una
organizacin nica. Entre 1794 y 1795 se funda la Ecole
Polytechnique, utilizando en buena parte el personal de la escuela
de Mzires; la escuela acoge a un nmero limitado de jvenes, despus
de haber realizado un severo examen y de haber demostrado su
inclinacin hacia los principios republicanos; estudian en comn
durante un bienio, luego pasan a las escuelas de especializacin: la
Ecole des Ponts et Chausses de Pars, la Ecole d'Application
d'Artillerie et de Gnie Militaire de Metz, la Ecole des Mines de
Pars, la Ecole du Gnie inaritime de Brest. El plan de estudios,
basado en las matemticas y en la fsica, es fijado por Monge.
El ejemplo francs es seguido por muchos otros Estados
continentales; en 1806 se funda una escuela tcnica superior en
Praga, en 1815 en Viena, en 1825 en Kar1srulic. El plan de estudios
en estas como en otras escuelas que vendrn se adapta siempre al
modelo parisiense.
Es excepcin Inglaterra, donde la enseanza tcnica slo va a ser
organizada seriamente en el ltimo decenio del sido XIX. Los
protagonistas de la Revolucin industrial son, en su mayora,
autodidactos --como George Stephenson, que no aprendi a leer y
escribir hasta la edad de 18 aos,15 o sale de las academias
fundadas por el celo de los inconformistas, como Boulton, Roebuck y
Wilkinson, junto con Defoe N, Malthus.16 La Institution of Civil
Engincers, fundada en 1818, no cont ms que tres graduados de entre
sus diez presidentes.
Por esta razn y debido al carcter menos rgido de la sociedad
inglesa, el contraste entre ingenieros y arquitectos no llega a ser
tan marcado como en el continente; los arquitectos son menos
celosos de sus prerrogativas culturales, y unos y otros pasan
frecuentemente de un tipo a otro de proyectos. Th. Telford, antes
de dedicarse a los puentes y a las carreteras construye casas en
Edimburgo, entre 1780 y 1790; John Nash no desdea disear un puente
de, hierro; I. K. Brunei, el autor del clebre puente colgante de
Bristol, es tambin constructor de barcos de vapor y, ms tarde, un
tipo de arquitectura representativa como es el Cristal Palace, es
encargado a un jardinero como J. Paxton.
De todas formas, tambin en Inglaterra los progresos de la tcnica
acaban por restringir las atribuciones tradicionales del
arquitecto, y hacen caer una parte siempre creciente de los
encargos profesionales en manos de los tcnicos especializados; esto
se hace evidente sobre todo a partir de 1830, cuando la sociedad
transformada por la revolucin industrial se va asentando en formas
ms estables.
b) El perfeccionamiento de los sistemas constructivos
tradicionalesUna de las principales preocupaciones de gobernantes y
empresarios en el siglo XVIII, es la realizacin de nuevas y
eficientes vas de comunicacin: carreteras y canales.En Francia, la
Monarqua dedica gran atencin a la vialidad; los caminos reales, de
acuerdo con la reglamentacin de Colbert, son con frecuencia muy
anchos de trece a veinte metros, ms por razones visuales que por
exigencias del trfico, y trazados con extrema regularidad, con
frecuencia en lnea recta de un centro a otro; una ordenanza del ao
1720 recomienda que las carreteras sigan la lnea ms recta posible,
por ejemplo de campanario a campanario .i7 No tan perfecta es su
calidad: el empedrado y el firme, realizados con mtodos
tradicionales, exigen reparaciones muy frecuentes que debe llevar a
cabo la poblacin del territorio atravesado, segn el sistema de las
coives,- representa una de las cargas ms gravosas para los
trabajadores franceses, ya que las prestaciones varan de treinta a
cincuenta jornadas anuales.
En Inglaterra, hasta mediados del siglo XVIII, la red viaria es
casi impracticable: mejora a partir de 1745, cuando el Parlamento
empieza a promulgar las Turnpike Acts, que permiten construir y
mantener carreteras a los particulares, exigiendo a los usuarios el
pago de un peaje. As, los costes de este servicio pblico gravan
sobre los particulares interesados en mantener las carreteras en
buen estado. Las Turnpike Acts del ltimo tercio del siglo XVIII son
ms de 450; los proyectistas son todava unos empricos que siguen
mtodos tradicionales, y entre ellos destaca la figura de John
Metcalf (1717-1810), uno de los ms extraordinarios entre los
verstiles personajes de la poca. Ciego desde los seis aos, lo que
no le impide pasar por varios oficios: msico ambulante, director de
peleas de gallos, comerciante de caballos, sargento alistados,
comerciante en telas de algodn, contrabandista de t y de
aguardiente, ente, piloto de diligencias, hasta que en 1765 decide
dedicarse a la construccin de carreteras y, personalmente, proyecta
ms de 180 millas. Una figura del mismo tipo es James Brindley
(1716-1772), analfabeto, constructor de molinos que realiza en 1759
el primer canal navegable importante de Inglaterra, para el duque
de Bridgewater.
Hacia finales de siglo, los ingenieros surgidos en el nuevo
clima cientfico ocupan el lugar de estos proyectistas irregulares.
En Francia, P. M. J. Trssaguet (1716-1796), en Inglaterra Thomas
Telford (1757-1834) y John Macadam (1756-1836) introducen mejoras
tcnicas decisivas. Trssaguet es funcionario de profesin en Limoges:
Telford, hijo de un pastor escocs, es una de las personalidades de
mayor relieve en la historia de la ingeniera, y volveremos a
encontrar su nombre al hablar de los puentes de hierro. Macadam es
un comrciame, despus oficial durante las guerras napolcnicas, y
nica-mente en su madurez se dedica a la construccin de carreteras;
es l quien da el paso tcnicamente ms importante, aboliendo los
cimientos de piedras y sugiriendo el uso de un estrato superficial
lo ms impermeable posible al agua, compactndolo con polvo de
materiales calcreos; esta innovacin disminuye sobremanera el costo
de las carreteras, y el macadam --como todava se llama a este mtodo
se convierte en algo de uso corriente.
Mientras, los progresos de la geometra descriptiva logran dar
una forma satisfactoria a los proyectos, que en principio
tropezaban con dificultades de representacin insuperables, y deban
ser definidos en la prctica, en el momento de la ejecucin; se
aprende a representar el terreno con curvas de nivel, y a finales
de 1791, Monge propone un mtodo cientfico para calcular los
transportes de tierra.
La construccin de carreteras y canales se intensifica en los
primeros aos del XIX; mientras que los gobiernos se preocupan de
modo especial de las carreteras, que cumplen, a la vez, funciones
comerciales y estratgicas es conocido el vasto programa vial
realizado por Napolen los canales son frecuentemente construidos
por los particulares, por necesidades estrictamente econmicas: son
las principales vas de transporte para las materias primas
necesarias a la industria y para las mercancas que salen de las
fbricas.
Las nuevas construcciones viarias entre finales del siglo XVIII
y principios del XIX requieren una gran cantidad de nuevos puentes,
con frecuencia de enorme luz. Este tema estimula, ms que cualquier
otro, el progreso de los mtodos tradicionales de construccin en
madera y en piedra tallada, y requiere el empleo de nuevos
materiales: el hierro y la fundicin.
Los nuevos conocimientos cientficos permiten utilizar los
materiales al mximo de sus posibilidades, v la experiencia as
adquirida es aprovechada en gran nmero de temas ms propiamente de
edificacin.El uso de la madera en los puentes y en las grandes
cubiertas tiene una tradicin ininterrumpida desde el Medievo, y ha
producido obras insignes y aparatosas que, sin embargo, no se
apartan de los principios estticos elementales: la viga, la viga en
celosa, la cercha, el arco. En el siglo XVI Palladio formula una
teora de las vigas reticulares, pero son escasas las aplicaciones;
ahora este concepto es usado de nuevo por los constructores suizos,
y permite a Johann U. Grubeiriann (1710-1783) llevar a cabo puentes
de luz muy grande: el puente sobre el Rin, en Schaffhausen, con dos
arcos de 59 metros de luz cada uno, y aquel otro sobre el Limmat de
Wettingen (1777-1778) con un solo arco de 119 metros; por
desgracia, este ltimo fue destruido en 1799 por razones blicas(fig.
5).En Amrica, en 1804, se construyo un puente de 104 metros sobre
el Schuylkill, cerca de Filadelfia; en este mismo ao, Burr realiza
el puente de Trenton, sobre el Delaware, con dos arcos de 59 y 61
metros. En 1809, Wiebeking un ingeniero formado en Francia realiza
el puente sobre el Regniz en Bamberg, de 71 metros.
En Francia, mientras tanto, la construccin en fbrica de sillera
alcanza el ms alto grado de perfeccionamiento, y los constructores
franceses sirven de ejemplo a toda Europa, como en los tiempos del
gtico. Tambin en este campo la obra de los ingenieros salidos de la
Ecole des Ponts et Chausses es determinante.
Jean-Rod. Perronet (1708-1794), director de la escuela
parisiense desde su fundacin (1747), renueva la tcnica de los
puentes de fbrica; es el autor del puente de Neuilly (1768), del
puente de la Concordic (fig. 6), acabado poco antes de la
Revolucin, al igual que de otros muchos en varias ciudades de
Francia; l mismo se ocupa tambin de trabajos viarios, construye el
canal de Bourgogne y parte de las alcantarillas de Pars.Muchas de
las innovaciones introducidas por Perronet se encuentran todava hoy
en uso: el arco circular rebajado, la imposta ms alta que el mximo
nivel de las crecidas y los pilares de reducidas dimensiones que
soportan nicamente cargas centradas; buscando aligerar las
estructuras, descompone tambin en el puente de Saint-Maxence los
pilares en grupos de columnas, y proyecta idntica disposicin para
el puente de la Concordia, pero se ve obligado a renunciar a causa
de la hostilidad de sus colegas. Tratando de aproximarse todo lo
posible al lmite de resistencia de los sistemas constructivos, es
objeto de crticas constantes; las crnicas cuentan que un miembro de
la Asamblea de carreteras y puentes, en 1774, exclam irritado: Ah,
maldita ligereza! Ser, pues, necesario que se establezcan para
siempre tu culto y tus altares en el seno de mi patria?.19La
ligereza de los puentes de Perronet se consigue cuidando al mximo
el aparejo, las cimbras y los cimientos. En esa poca Rondelet y
otros dan forma cientfica a la estereotoma el arte de tallar las
piedras segn una forma dada 20 fundada en los principios de la
geometra descriptiva de Monge; cualquier junta o combinacin de los
elementos de piedra puede ser representado exactamente y puesto en
obra, por complicado que sea (fig. 7).
Las obras de Perronet puentes y canales, con todas sus
particularidades constructivas se publican en 1782 en una serie
esplndida de lminas-, en 1788 se reimprime el volumen, al que se
aaden. otros proyectos y dos memorias sobre las cimbras y los
movimientos de tierra. Durante la Revolucin, el anciano constructor
se dedica a estudios tericos, publicando en 1793 una Memoria sobre
la bsqueda de los medios necesarios para construir grandes arcos de
piedra de doscientos, trescientos, cuatrocientos Y hasta quinientos
pies de luz.
c) Los nuevos materialesDesde antiguo se ha venido usando el
hierro y el vidrio en la construccin, pero slo a partir de esta
poca los progresos tcnicos permiten extender sus aplicaciones, al
introducir conceptos totalmente nuevos en la tcnica constructiva.El
hierro es usado, en un principio, nicamente en funciones
accesorias: cadenas, tirantes, y para unir entre s los sillares, en
la fbrica de sillera. As, por ejemplo, en el pronaos del Pantheon
de Soufflot, cons-truido por Rondelet en 1770, la estabilidad de la
cornisa est, en realidad, asegurada por una tupida red de barras
metlicas, dispuestas racionalmente, de acuerdo con los diversos
esfuerzos, casi como la armadura de una obra moderna en hormign
armado. (fig. S).En el mismo perodo llega a usarse tambin el hierro
en algunas cubiertas poco cargadas, como la del Thtre Francais de
Bur1 deos, obra de Victor Louis (1786). Sin embargo, estos sistemas
se ven limitados de forma insuperable por el escaso desarrollo de
la industria siderrgica. En Inglaterra tienen lugar los avances
decisivos, que permiten, a fines del siglo, aumentar la produccin
de hierro hasta el nivel necesario para las nuevas exigencias.Los
minerales de hierro se fundan, tradicionalmente, con carbn vegetal;
luego se refunda el producto y se colaba en los moldes, para
obtener el hierro de fundicin, o se forjaba para tener el hierro
dulce. En una poca imprecisa, en los primeros decenios del siglo
XVIII, Abraham Darby, de Coalbrookdale, reemplaza el carbn vegetal
por el coque, y mantiene en secreto el procedimiento, confindolo a
sus descendientes. En 1740 Huntsmann, un relojero de Sheffield,
logra fundir el acero en pequeos crisoles, obteniendo un material
muy superior al conocido hasta entonces.Desde mediados del siglo,
estos progresos son del dominio pblico, y la necesidad de armas
para la guerra de los Siete Aos favorece la creacin de gran nmero
de nuevas instalaciones, entre las que se encuentra la de John
Wilkinson (1728-1808) en Broseley. Wilkinson es la principal figura
en la historia de las aplicaciones tcnicas del hierro: l ayuda a
Boulton y a Watt a perfeccionar la mquina de vapor, aplicando su
patente para el taladrado de caones al cilindro del nuevo aparato;
introduce en Francia la primera mquina de vapor, y no deja nunca de
estudiar sistemas nuevos para explotar industrialmente el hierro de
fundicin. Cuando muere, en 1808, se le entierra en un atad de
fundicin y se le dedica un obelisco del mismo material en
Lndale.
A Wilkinson se debe, probablemente, la idea del primer puente de
hierro, que se construye entre 1777 y 1779 sobre el Severn, cerca
de Coalbrookdale. 23 El diseo es preparado por el arquitecto T. F.
Pritchard de Sherwsbury; el arco, de medio punto de 100 pies de
luz, est formado por la unin de dos semiarcos de una sola pieza,
fundido en la cercana fbrica de los Darby (figs. 9 y 10).En 1786,
Tom Paine (1737-1809) que ms tarde se har famoso como escritor
poltico disea un puente de fundicin sobre el ro Schuylkill, y va a
Inglaterra a patentarlo y encargar la construccin de sus piezas en
la Rotherham Ironworks. La fundicin de los elementos del puente se
realiza en Paddington, y se exponen al pblico, previo pago, pero al
estallar la Revolucin Francesa, Paine parte hacia Pars y deja el
puente en manos de los acreedores; las piezas son adquiridas por
Rowland Burdon que construye sobre el ro Wear en 1796 el puente de
Sunderland, con la considerable luz de 236 pies (fig. 11). En el
mismo ao, Telford construye un segundo puente sobre el Severn, en
Buildwas, con una longitud de 130 pies y un peso de 173 toneladas,
en lugar de las 378 del primer puente de Coalbrookdale.
Los puentes de Paine y de Telford se construyen segn un sistema
bastante distinto al de Wilkinson. Las arcadas se componen de un
gran nmero de sillares de fundicin, aparejadas como los sillares de
piedra; naturalmente, la mayor resistencia del nuevo material
permite luces mayores, menores pesos los sillares estn formados por
armazones huecos y una ejecucin mucho ms rpida porque los diversos
componentes vienen ya montados desde la fundicin.En 1801, Telford
propone la sustitucin del puente de Londres por un nico arco de
fundicin de 600 pies de longitud, el proyecto es abandonado, pero
no porque se dude de su posibilidad tcnica o de su conveniencia
econmica, sino por la dificultad que representa expropiar terrenos
a ambos lados del puente.En los primeros treinta aos del siglo XIX,
Telford adoptar la fundicin para llevar a cabo numerosos puentes,
puentes canales y puentes acueductos; trabajan con l J. Renme y J.
Rastrick. Tambin John Nash (17521835) se forma en la construccin de
un puente para un cliente privado; se viene abajo apenas
construido, pero el cliente no se da por vencido y le hace
construir otro en 1797, que permanece en pie hasta 1905. Se supone
tambin que Nash tuvo parte en el proyecto del puente de
Sunderland.Mientras tanto, se generaliza el uso de la fundicin en
la edificacin; columnas y vigas de este material forman el
esqueleto de muchos edificios industriales, permitiendo curir
grandes espacios con estructuras relativamente ligeras y no
atacables por el fuego. Es conocido el proyecto de la fbrica de
hilados de algodn Philip & Lee, en Manchester, construida por
Boulton y Watt en el ao 1801.11
Un viajero francs, de paso por Inglaterra, escribe:Sin el hierro
y la fundicin todas estas construcciones tan bien aireadas e
iluminadas, tan ligeras en apariencia, y que soportan, sin embargo,
pesos enormes, como los almacenes de seis pisos del dock de Santa
Catalina de Londres, seran gruesas y oscuras bastillas, con pesadas
y feas vigas de madera, o con muros y contrafuertes de ladrillos.
25J. Nash usa la estructura de fundicin para el pabelln real de
Brigthon, en 1818 (fig. 14); se emplean rejas, barandillas, verjas
y adornos de fundicin, cada vez con mayor frecuencia, en
construcciones corrientes y hasta en obras representativas, como en
el zcalo de la Carlton House Terrace, en el ao 1827.26 Los adornos
en fundicin de esta poca ltimos decenios de 1700 y primeros de 1800
son, con frecuencia, de magnfica factura y bastante superiores a
los que se comercializarn en el perodo siguiente. Son los mejores
artistas, como Robert Adam, a veces, quienes realizan los
diseos.
Todo este tipo de aplicaciones ha sido posible debido al
extraordinario desarrollo de la industria siderrgica inglesa. En
las naciones del continente tal industria es todava incipiente y a
lo largo de todo el siglo XVIII las aplicaciones del hierro y de la
fundicin son limitadas; nicamente pueden contraponerse a los
numerosos y atrevidos puentes ingleses algunos pocos puentes sin
grandes pretensiones, como el de Laasan, de 19 metros, construido
en 1796 por el conde VonBurghaus, o algunos puentes realizados en
jardines franceses.
El rgimen napolenico alienta, en los primeros aos de 1800, a la
industria siderrgica francesa; desde 1789 a 1812, la produccin de
hierro crece de 115.000 a 185.000 toneladas. Se posibilita, as, la
realizacin en hierro de obras de gran envergadura: el Pont des
Arts, llevado a cabo entre 1801 y 1803 por los in-genieros De
Cessart y Dillon (fig. 15) y la c-pula de la sala circular de la
Halle au Bl de Pars, construida por Franffis J. Blangor (1744-1818)
en 1811.27 Tampoco Perder y Fontaine, como los arquitectos
ingleses, desdean la oportunidad de. emplear la fundicin en
multitud de aplicaciones secundarias y decorativas.A partir de la
Restauracin se extiende en Francia el uso del hierro a un gran
nmero de edificios. En 1824, Vignon construye con hierro la
cubierta del mercado de la Madeleine; en 1830, Lenoir realiza en
Pars un bazar totalmente de hierro; en 1833 A. R. Polonceau
(1778-1847) hace el puente del Carrousel, en fundicin; en 1837, la
cubierta de madera de la catedral de Chartres es sustituida por una
estructura de hierro revestida de cobre. En 1836 hace su aparicin
el Trait des constructions et poteries en fer, de Eck, y en 1837
Polonceau inventa la armadura que lleva su nombre.A finales del
siglo XVIII toma cuerpo la idea de los puentes colgantes de cadenas
de hierro, que se adaptan mejor que los de fundicin a las grandes
luces, y ofrecen una mayor elasticidad frente a los esfuerzos
dinmicos.28
El primer ejemplo conocido es una pasarela peatonal, de 70 pies,
sobre el ro Tees (1741). Se pueden encontrar varios ejemplos en
Amrica, en el ltimo decenio del siglo XVIII. Telford, en 1801,
tiene la idea de levantar un puente colgante sobre el estrecho de
Menai, en Gales, pero las realizaciones no tienen lugar, en la
prctica, hasta despus de la crisis del bloqueo napolenico. En 1813,
Samuel Brown, capitn de la marina inglesa, construye un puente
sobre el Twced, de 110 metros, considerado como el prototipo de los
puentes colgantes europeos; entre 1818 y 1826, Telford lleva a cabo
el puente sobre el Menai, de 176 metros, y, en el mismo ao, otro
anlogo, aunque de menos luz, sobre el Conway (fig. 16). En 1823,
Navier, tras muchas dificultades, construye el Pont des Invalides;
en 1825 con el puente de Tournon, sobre el Rdano comienza su
actividad Marc Sguin (1786-1875), fundador de una empresa que lleva
a cabo, en Francia, ms de 80 puentes colgantes; en 1834 concluye la
construccin del puente sobre el Sarine, en Friburgo, obra del
francs Charley, que, con sus 273 metros de luz, es el ms largo de
los realizados hasta entonces en Europa; en 1836 Isambard K. Binad
(1806-1859) construye el puente sobre el Avon, en Bristol, de 214
metros, considerado como la obra maestra de la ingeniera
ochocentista (fi- 17).
La industria del vidrio hace grandes progresos tcnicos en la
segunda mitad del siglo XVIII, y en 1806 est capacitada para
prducir hojas de vidrio hasta de 2,50 X 1,70 metros. Sin embargo,
en Inglaterra que es el mayor productor las exigencias fiscales
durante la guerra napolenica ponen grandes trabas a las vidrieras,
y tan solo despus del tratado de paz la produccin puede seguir su
desarrollo.
El consumo ingls de hojas de vidrio pasa, entre 1816 y 1829,
desde 10.000 a 60.000 quintales, aproximadamente, al mismo tiempo
que los precios disminuyen; se universaliza el uso del vidrio para
los cerramientos y se empiezan a experimentar aplicaciones ms
ambiciosas, asociando el vidrio al hierro para obtener cubiertas
translcidas.Se usan grandes lucernarios de hierro y vidrio en
numerosos edificios pblicos, por ejemplo en la Madeleine de Vignon;
en 1829, Perder y Fontaine cubren con vidrio la Galerie d'Orlans
del Palais Royal, prototipo de las galeras pblicas ochocentistas.
Se emplea el vidrio en la construccin de algunos grandes
invernaderos: por Rouhault, en el Jardn des Plantes de Pars en
1833; por Paxton en CliatsNvortl-, en 1837; por Burton en los Kew
Gardejis en 1844. A veces, los viveros se convierten en lugares de
paseo, como los Chames Elyses de Pars (fig. 18). Las primeras
estaciones de ferrocarril, que requieren grandes cubiertas de
vidrio, y las nuevas tiendas, con sus grandes escaparates,
acostumbran a los arquitectos a proyectar paredes totalmente de
dicho material.
FI Palacio de Cristal, de Paxton, en 1851, recoge todas estas
experiencias e inaugura la serie de los grandes pabellones
acristalados para exposiciones, que seguir en la segunda mitad del
siglo XIX.
d) Los progresos tcnicos en la construccin, de edificios
comunesExiste gran cantidad de informacin sobre las construcciones
de gran envergadura, pero sin embargo, escasean datos suficientes
para enjuiciar los cambios de la tcnica constructiva en las
edificaciones corrientes y viviendas que la revolucin industrial va
amontonando en torno a las ciudades.Corrientemente se tiene la idea
de que los ,mtodos constructivos han permanecido invariables (en la
historia de la urbanstica de Lavedan: podemos encontrar un nmero
considerable de progresos tcnicos en el origen de las
transformaciones industriales, pero ni uno, por as decir, tiene que
ver con las viviendas: en el siglo XIX, se construye como en el
XVIII o como en el Medievo 21)e incluso se tiene la idea, partiendo
de las denuncias realizadas por los higienistas y por los
reformadores sociales del siglo XIX, de que la, calidad de las
viviendas ha empeorado como consecuencia de la prisa de las
exigencias de la especulacin. Probablemente, ambos tpicos sean
ciertos.
El espritu enciclopedista del 'XVIII orienta su curiosidad hacia
todo tipo de aplicaciones tcnicas, con independencia de la
importancia que la cultura tradicional asigne a cada una.
Arquitectos clebres se ocupan de modestas invenciones, como
Boffi-and que perfecciona la amasadora de cal, y Patte que inventa
dispositivos para disminuir los riesgos cle incendio. La
Encyclopdie (17511772) publica, en extracto, los artculos relativos
a la tcnica constructiva corriente, con vistas a mejorar la
preparacin de los constructores.
Mientras tanto cambia, por diversos motivos, el empleo de los
materiales tradicionales. Se produce industrialmente ladrillos Y
madera para las obras, de mejor calidad, y la red de canales
permite el transporte con poco gasto, lo, deshaciendo as las
diferencias de aprovisionamiento entre un sitio y otro.Se
generaliza en este perodo el uso del vidrio para las ventanas, el,
lugar del papel (a fines del siglo XVIII an existan en, Francia las
corporaciones de los chssessiers, que se dedicaban a poner papel
parafinado en la ventanas) y de la pizarra o arcilla cocida para
los tejados en vez de la paja. Se usa en gran cantidad hierro y
fundicin, all donde es posible hacerlo: en los accesorios de los
cerramientos, en las barandillas, en las verjas (fig. 20) y, a
veces, tambin en la estructura portante (fig. 21).Los forjados de
los edificios comunes estn sostenidos, normalmente, por vigas de
madera, dispuestas de varias maneras (fig. 19). J. B. Rondelet
(1743-1829), en su Trait de 1802, compara el hierro dulce a la
madera, afirmando que el primero puede usarse sustituyendo al
segundo. De todas formas, el hierro en vigas, de seccin
rectangular, no es apto, evidentemente, para sustituir a la madera,
porque la mayor rigidez no compensa el mayor peso. Prosigue: Para
no tener que emplear gruesas barras, se ha pensado en una especie
de cuchillos o armaduras, que proporcionan al hierro mayor rigidez,
aumentando su fuerza en proporcin geomtrica al peso y describe un
sistema ideado por M. Ango, formado por la asociacin de dos barras,
una ligeramente arqueada y la Cotra tensa como una cuerda bajo la
anterior.
Los comisarios nombrados por la Academia Real de Arquitectura
para examinar un forjado de 19 pies de largo por 16 de ancho,
realizado segn este mtodo en Boulogne, cerca de Pars, se expresan
del siguiente modo con fecha 13 de julio de 1785: Lo hemos
encontrado muy slido, sin grietas y estable ante cualquier presin
que se haga saltando sobre l. Pueden encontrarse los detalles en la
Encyclopdie, buscando los artculos bvedas y forjados de hierro. Su
informe termina del siguiente modo: Es de desear, por tanto, que el
mtodo de M. Ango sea llevado a la prctica por todos los
constructores, a fin de que un gran nmero de ejemplos venga a
confirmarla buena opinin que nos hemos formado en la prueba que
relatamos.
Rondelet confirma este parecer con sus clculos y da el diseo de
un forjado de hierro con relleno de ladrillos, de 20 pies de luz.
El resultado de estos experimentos es que los clculos que hemos
expuesto pueden ser aplicados a todo tipo de armadura, tanto para
bvedas como para forjados de hierro o cualquier otra obra del mismo
tipo 31 (fig. 21).En 1789, N. Goulet prueba un sistema anlogo en
una casa de la rue des Marais, especialmente con la idea de evitar
los incendios: dispone, entre las vigas de hierro, bovedillas de
ladrillos huecos, y sustituye los tradicionales parquets con un
solado cermico. Recomienda tambin que se sustituya la madera de
puertas y ventanas con hierro o cobre. 32Pero la crisis econmica
que sigue a la Revolucin Francesa interrumpe estos experi-mentos.
No hay manera de encontrar metales, y en 1793 el arquitecto
Cointreaux enva una Memoria a la Convencin, pidiendo que, se
prohiba el uso del hierro en la construc-cin, excepto en las
corraduras.33En el siglo XIX vuelven los intentos de usar el hierro
en los forjados; pero slo se llega a una solucin satisfactoria en
1836, cuando las fbricas comienzan a producir industrialmente las
vivas de hierro de doble T. Desde este momento los forjados con
vigas de hierro sustituyen paulatinamente a los antiguos tablados
de madera.Es preciso que tengamos tambin en cuenta la marcha de los
precios. Los mate-riales de construccin se abaratan casi en todas
partes, una vez pasadas las perturbaciones de las guerras
napolenicas; as, es posible usar en construcciones populares los
materiales anteriormente reservados a las construcciones para las
clases superiores. Los salarios de los trabajadores van, por el
contrario, en constante aumento; tambin este hecho contribuye al
progreso tcnico, puesto que los contratistas reciben de buengrado
cualquier invento que permita simplificar la ejecucin y ahorrar
mano de obra, aunque sea aumentando, eventualmente, los costes de
los suministros.
En conjunto, las casas de la ciudad industrial son ms higinicas
y confortables que las que conoci la generacin precedente; el
descenso de la mortalidad infantil no deja dudas al respecto.
Naturalmente, existen grandes diferencias de lugar a lugar y de
poca a poca; como ha sucedido siempre, se construyen tambin
tugurios inhabitables, descritos con vivos colores por las
encuestas inglesas y francesas entre 1830 y 1850.
Al valorar estas descripciones es preciso no perder de vista
que, casi siempre, las peores construcciones dependen de
circunstancias excepcionales, como ocurre en Inglaterra durante las
guerras napolenicas. Por otra parte, si las quejas por las malas
viviendas son ms frecuentes en esta poca, no es tanto porque su
calidad sea peor que antes, sino porque se las compara a un
standard cada vez ms elevado. El aumento del nivel de vida y la
nueva mentalidad vuelven intolerables inconvenientes aceptados como
inevitables un siglo antes.La garra de las encuestas de Chadwick o
del conde de Melun est en la conviccin de que las miserias
constatadas no son un destino inevitables, sino que pueden
eliminarse usando los medios' de que se dispone. Como indica
Tocqueville, el mal que se toleraba pacientemente como inevitable,
parece imposible de soportar desde el momento en que nos hacemos a
la idea de que podemos escapar de l. 34Para emitir juicio justo
sobre las casas donde habitaron las primeras generaciones
industriales ser necesario que distingamos la calidad del edificio
aislado y el funcionamiento del barrio y de la ciudad; la
edificacin paleoindustrial entra en crisis, sobre todo, desde su
vertiente urbanstica, como se ver en el captulo siguiente.
e) Las nuevas tipologas de la construccinAdems de las distintas
transformaciones de las tcnicas de la contruccin es decir, de todos
los medios disponibles para la realizacin de la escena urbana es
necesario tomar en consideracin la mutacin de la tipologa de la
construccin, impuesta por las nuevas condiciones econmicas y
organizativas.Las innovaciones en las relaciones pblicas y
privadas, introducidas en Francia, de forma apresurada, por la
Primera Repblica y por el Primer Imperio, pero ya preparadas por
los regmenes anteriores y difundidas, con distintas modalidades, en
todos los pases industrializados el catastro, las ordenanzas, las
comisiones, la secularizacin de los bienes eclesisticos, las nuevas
instituciones pblicas en el campo de la administracin central y
local, de la educacin de la sanidad, del orden pblico, de las
finanzas, de los abastecimientos, de las sepulturastransforman la
utilizacin de las construcciones existentes y exigen la realizacin
de nuevos edificios, derivados, en parte, de los modelos
tradicionales y, en parte, inventados a propsito: parlamentos,
ayuntamientos, edificios administrativos, teatros, museos, bolsas,
hospitales, bancos, crceles, mercados, cementerios (a los que ms
tarde al introducirse otras funciones se aadirn escuelas,
estaciones de ferrocarril, etc.)35Los Estados representativos deben
construir, en primer lugar, sus sedes para las asambleas
parlamentarias que, por su propia entidad, no encuentran un lugar
adecuado en los palacios del antiguo rgimen. En Francia, despus de
1790, se toma la decisin de ubicar la asamblea constituyente en un
nuevo edificio, situado dentro del rea de la Bastilla o entre el
Louvre y las Tuileries; pero, en 1795, se toma otra resolucin, la
de instalar a los Quinientos en el palacio Bourbon, al que se le
aade una gran sala semicircular (de Gisors y Leconte) y, en 1806,
una fachada monumental (de Bernard Poyet) (fig. 22). En Inglaterra,
John Soane proyecta, en 1794, una ampliacin del palacio de
Westminster que se utiliz hasta el incendio de 1834. En Amrica,
despus de la guerra de independencia, se construyen los Capitolios
para los distintos estados y para el gobierno federal de
Washington. Las oficinas de la administracin se ubican en edificios
antiguos, pero a partir de un determinado momento se necesitan
grandes edificios especializados, como la Somerset House de Londres
(W. Chambers, 1776) y el Almirantazgo de San Petersburgo (A. D.
Zacharov, 1806). En las ciudades ms pequeas se construyen los
ayuntamientos para las nuevas administraciones civiles.Para las
salas destinadas a teatro se conserva el modelo barroco, pero los
teatros cuando el poder pblico se hace cargo de ellos se
transforman en edificios monumentales, de preferencia aislados, con
gran abundancia de ambientes secundarios, como el Grand Thtre de
Burdeos de 1777 y el Tlidtre Francais de Pars de 1786, de Victor
Louis. En Alemania, este tema ser estu-diado por Gilly (proyecto
del Teatro Nacio-nal de Berln, 1797), por Schinkel (Schaus-pielhaus
de Berln, 1818) y por Semper (Opera de Dresden, 1838).
Los nuevos museos pblicos requieren tambin edificios
convenientemente adaptados y de gran compromiso arquitectnico, como
las ampliaciones de los Museos Vaticanos de 1773 y el Prado de
Madrid en 1806 (J. de Villanueva, 1784), el Altos Museum de Berln
(Schinkel, 1823), la Glyptothek y la Alto Pinakothek de Munich (L.
Von Klenze, 1815 y 1826).
Los temas referentes a hospitales y crceles sern estudiados,
conjuntamente, en los libros tericos del principal reformador de
finales del siglo XVIII, John Howard (1726-1790)." Los hospitales
permanecen sujetos a los modelos tradicionales hasta la difusin del
modelo-pabelln, sugerido por los higienistas (el primero fue el
hospital La-riboisire de Pars, en 1839). Por lo que se refiere a
las crceles, los modelos son dos: la fortaleza cuadrangular
(Newgate en Lon-dres, 1770) y el esquema radial (la Maison de Force
en Gantes, 1772); este ltimo, que fa-cilita la vigilancia, es el
preferido de los te-ricos (tambin Jeremy Bentham proyecta un
Panopticon en 1791), y se reproduce en mu-chos ejemplos: la Casa di
Correzione en Miln (1775), Ipswick en Londres (W. Black-burn,
1785), la Petite Roquette de Pars (11. Lebas, 1826) y la mayora de
las crceles (-]el siglo XVIII.
El banco de Inglaterra, creado en 1694, se ubica, durante este
perodo, en un nuevo edificio monumental, proyectado por Soane en
1788. En Francia, el banco nacional se convierte en el tenia del
Grand Prix d'Architec-ture de 1790. Sin embargo, la institucin se
crear solo en 1800, con sede en un edificio antiguo. Pero se hace
evidente la necesidad de construir nuevos edificios funcionales
para las bolsas, en Londres (J. Peacock, 1801), en San Petersburgo
(T. De Thomon, 1804), en Pars (A. T. Brongniart, 1808).Los mercados
que ocupan, desde siempre, los espacios centrales de las ciudades
son objetos de nueva ordenacin y organizacin. A partir de 1800,
bajo Napolen, se procede a la reordenacin de los mercados de Pars.
En Londres, C. Fowler realiza la reconstruccin del Covent Garden
(1827) y de Hungerford Market (1835).Y, por fin, el tipo de
cementerio moderno nace de los decretos para el traslado de las
sepulturas fuera de las ciudades: en Pars, en 1765; en el Piemonte,
en 1775; en Prusia, en 1801 y, luego, en todos los dems pases (en
Inglaterra, solo en 1855). En algunos casos se utilizan los
espacios vallados de los conven-tos suburbanos (en Bolonia y en
Ferrara) o bien se contruyen nuevos espacios delimita-dos que se
convertirn en escenarios de la nueva monumentalidad civil (como el
cementerio de Brescia, realizado por R. Van-tini, en 1815).Todas
estas iniciativas se suman a las nuevas formalidades jurdicas y
administrativas y modifican, en su conjunto, los organismos de las
ciudades del antiguo rgimen. Las propiedades y sus cambios quedan
oportunamente registradas en los catastros, realizados segn los
mtodos de la geometra descriptiva de Monge. Los espacios pblicos y
privados quedan perfectamente delimita-dos, y las situaciones
intermedias, relacionadas con los usos tradicionales, sern
paulatinamente inutilizadas. Las calles reciben un nombre oficial y
las puertas de las casas un nmero cvico, para facilitar el registro
de la poblacin y el servicio postal. Los proyectos de las nuevas
construcciones deben ser previamente aprobados por los rganos
pblicos, en base a las ordenanzas escritas. Los servicios pblicos
situados 'en un primer momento tanto en edificios antiguos
destinados a los mismos usos, como en aquellos que fueron
confiscados a las rdenes religiosas exigen nuevas construcciones
cada vez ms numerosas, que reproduzcan el racionalismo de las
instituciones que representan y que, por sus dimensiones, entran
difcilmente en los espacios de la ciudad tradicional, as como los
que deben situarse a determinada distancia, como los cementerios y
las crceles. As pues, todas estas construcciones, conjuntamente con
los grandes establecimientos industriales, se levantan ms all de
los permetros urbanos, y rompen la forma unitaria de las ciudades,
mucho antes de que los espacios suburbanos sean invadidos por los
barrios perifricos.
Incluso las transformaciones globales se institucionalizan por
medio de planes reguladores, segn una costumbre generalizada. Se
define, de esta forma, el sistema el pacios pblicos, que comprenden
adems de las calles y de las plazas, las zonas verdes destinadas a
pblica diversin. Los parques constituyen quizs la mayor novedad de
este perodo. Derivan de los modelos ulicos del anclen rgime para
uso de todos los ciudadanos. Los parques reales en la zona
occidental de Londres Kensigton Gardens, Hyde Park, Green Park, St.
James Park ya estn abiertos al pblico en el siglo XVIII; a stos se
aade, adems, por un decreto del Parlamento en 1811, el Reociit's
Park, si-uado en la zona norte de la ciudad y proyectado por John
Nash.La Revolucin convierte los parques rea-les en Pars en pblicos;
Napolen promueve la construccin de nuevos parques en varios pases
del Imperio y sobre todo en Italia: los Giardini de Venecia (1807),
el Pincio (figs. 25-27) y los parques arqueolgicos de Roma
(1809-1814).En su conjunto, todas estas disposiciones transforman
el escenario ciudadano, pero no controlan en absoluto los cambios
provocados por la revolucin industrial, cambios que se van
acumulando de forma totalmente des-proporcionada.
2. Ingeniera y neoclasicismoEl perodo entre 1760 y 1830, que
para los historiadores de la economa es la era de la revolucin
industrial, corresponde, en los libros de historia del arte, al
neoclasicismo.Idntico espritu de crtica y de innovacin alcanza a la
cultura arquitectnica, pero se encuentra enfrentado a una tradicin
sui generis, ligada ya, a partir del Renacimiento, a una exigencia
de reglamentacin intelectual.Junto con la pintura y la escultura,
la arquitectura forma la trada de las artes mayores; sta y las dems
artes estn condicionadas por un sistema de reglas, deducidas en
parte de la antigedad y en parte identificadas por la convergencia
de los artistas del Renacimiento, consideradas universales y
permanentes, basadas en la naturaleza de las cosas y la experiencia
de la antigedad, concebida a manera de una segunda naturaleza.En
los tres ltimos siglo el repertorio clsico ha sido empleado por
todos los pases civilizados y adaptado a las ms diversas
exi-gencias prcticas y de gusto; la universalidad intencional de
las formas cannicas casi ha logrado quedar completamente traducida
a realidad, a travs del nmero casi infinito de sus
aplicaciones.Pero todo el sistema de la arquitectura clsica se rige
por una convencin inicial: atribuir carcter necesario y
suprahistrico a cada opcin particular. Las supuestas leyes
naturales e inmutables de la arquitectura se reducen a ciertas
constantes, deducidas de forma aproximada de los monumentos
r-manos, de Vitruvio o tambin de la experiencia de los maestros
modernos; su univer-salidad es un atributo histrico, figurado e
impropio
Tal convencin, mientras se mantiene dentro de la cultura clsica,
no puede ser nunca formulada directamente; es percibida de vez en
cuando como linde y como prdida, en el camino hacia algunas
experiencias ms profundas, y la tensin que de ello deriva es una de
las fuerzas principales que hacen mover la cultura arquitectnica,
particularmente en sus ltimas fases.
Pero la Ilustracin, en el siglo XVIII, se dispone a discutir
todas las instituciones tradicionales, cribndolas a la luz de la
razn. Lesprit de raison, aplicado a la cultura arquitectnica, ataca
y pone en claro lo que permaneca en sombras desde el siglo XV, es
decir, el exacto alcance de las reglas formales del clasicismo,
analizando objetivamente los ingredientes del lenguaje corriente y
estudiando sus fuentes histricas, o sea la arquitectura antigua y
renacentista. Llega as, necesariamente, a negarla validez universal
de estas reglas, colocndolas en una perspectiva histrica correcta,
subvirtiendo las bases del mismo clasicismo y poniendo fin, tras ms
de tres siglos, al movimiento fundado en ellas.
La nueva orientacin se advierte ya en la primera mitad del
siglo, mediante un cambio de tono en la produccin arquitectnica y
el desarrollo de los estudios arqueolgicos.Obsrvese, por ejemplo,
la transicin de la arquitectura de Luis XIV a la de Luis XV en
Francia, o el cambio de rumbo del barroco romano en 1730 con
Clemente XII. La observacin de los preceptos cannicos se hace ms
rigurosa y el control racional sobre el proyecto ms exigente y
sistemtico: la continuidad del lenguaje barroco queda atenuada en
nombre de una creciente tendencia al anlisis de cada parte del
edilicio; frecuentemente, se prefiere separar los rdenes
arquitectnicos del sistema de muros y poner de manifiesto el
entremado de columnas y cornisas.
Al mismo tiempo se exige el ms exacto conocimiento de los
monumentos antiguos, mediante minuciosos controles directos y no a
travs de vagas aproximaciones. El patrimonio arqueolgico, apenas
entrevisto en el Renacimiento, pese al entusiasmo de los
humanistas, es ahora explorado con mtodos sistemticos. En este
perodo se inician las excavaciones de Herculano (1711), del
Palatino (1729), de la Adriana en Tvoli (1734), de Pompcva (1748);
se publican las primeras colecciones sistemticas de planos, no
limitndose solamente a los restos romanos, sino buscando un
conocimiento directo del arte griego (Gronovius, 1694),
paleocristiano (Boldetti, 1720), etrusco (Gori, 1734), e incluso de
la prehistoria, sobre la que se discute en Pars, alrededor de 1730.
De esta forma, la antigedad clsica, que hasta entonces haba sido
considerada como una edad de oro, colocada idealmente en los
confines del tiempo, comienza a ser conocida en su objetiva
estructura temporal.La conservacin de los objetos antiguos deja de
constituir un entretenimiento privado y pasa a ser un problema
pblico. El primer museo pblico de escultura antigua se abre en Roma
en 1752, en Campidoglio; las colecciones vaticanas se abren al
pblico en 1739; las del en Pars, en 1750; en 1753 sir H. Sloane
lega a la nacin Inglesa sus objetos de, y su casa de Bloomsbury es
abierta al pblico en 1759, constituyendo el primer ncleo del
British Museum.Todas estas contribuciones, recogidas en la primera
mitad del siglo, son analizadas y sistematizadas racionalmente por
Johann Joachim Winckelmann (1717-1768), a comienzos de la segunda
mitad.
Winckelmann llega a Roma en 1755 y su obra principal, la
Historia del Arte Antiguo aparece en 1764. Por vez primera, se
propone estudiar la produccin artstica de los antiguos tal y como
es, objetivamente, y no como es entendida por la moda de cada poca,
hacindose acreedor al nombre de fundador de la Historia del Arte.
Al mismo tiempo, presenta las obras antiguas como modelos concretos
a imitar, convirtindose en el terico del nuevo movimiento: el
neo-clasicismo. Expone as sus intenciones: Cuantos trataron hasta
ahora acerca de lo bello, por pereza mental ms que por falta de
conocimiento, lo han henchido de ideas metafsicas. Han llegado a
imaginarse una infinidad de bellezas, y las han reconocido en las
estatuas griegas, pero en lugar de mostrarlas han hablado de ellas
en abstracto... como si todos los monumentos hubieran sido
aniquilados o se hubieran perdido. Por ello, para tratar de las
artes plsticas entre los griegos... y revelar su calidad, en
beneficio tanto de los aficionados, como de los artfices, se debe
pasar de lo ideal a lo sensible, de lo general a lo individual,
hacindolo, no con discursos vagos e indefinidos, sino con una
precisa determinacin de los contornos y siluetas de donde surgen
esas apariencias que llamamos formas bellas.