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Revolucin de Mayo
La Revolucin de Mayo fue la serie de acontecimien-tos
revolucionarios ocurridos en mayo de 1810 en la ciu-dad de Buenos
Aires, capital del Virreinato del Ro dela Plata, dependiente del
rey de Espaa, y que tuvieroncomo consecuencia la deposicin del
virrey Baltasar Hi-dalgo de Cisneros y su reemplazo por la Primera
Junta degobierno.Los eventos de la Revolucin de Mayo se sucedieron
du-rante el transcurso de la Semana de Mayo, entre el 18 demayo,
fecha de la conrmacin ocial de la cada de laJunta Suprema Central,
y el 25 de mayo, fecha de asun-cin de la Primera Junta.La Revolucin
de Mayo inici el proceso desurgimiento del Estado Argentino sin
proclamacinde la independencia formal, ya que la Primera Juntano
reconoca la autoridad del Consejo de Regencia deEspaa e Indias,
pero an gobernaba nominalmente ennombre del rey de Espaa Fernando
VII, quien habasido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su
lugarocupado por el francs Jos Bonaparte. Aun as, dichamanifestacin
de lealtad, conocida como la mscara deFernando VII, es considerada
una maniobra polticaque ocultaba las intenciones independentistas
de losrevolucionarios. La declaracin de independencia de
laArgentina tuvo lugar posteriormente durante el Congresode Tucumn
el 9 de julio de 1816.
1 Causas
1.1 Causas externas
La declaracin de Independencia de los Estados Unidos en
1776inspir movimientos similares en las colonias espaolas en
Am-rica.
La declaracin de Independencia de los Estados Unidosen 1776 de
Gran Bretaa sirvi como un ejemplo pa-ra los criollos de que una
revolucin e independencia enHispanoamrica eran posibles. La
Constitucin estadou-nidense proclamaba que todos los hombres eran
igualesante la ley (aunque, por entonces, dicha proclamacinno
alcanzaba a los esclavos), defenda los derechos depropiedad y
libertad y estableca un sistema de gobiernorepublicano.A su vez,
desde nales del siglo XVIII se haban co-menzado a difundir los
ideales de la Revolucin fran-cesa de 1789, en la cual una asamblea
popular nalizcon siglos de monarqua con la destitucin y
ejecucio-nes del rey de Francia Luis XVI y su esposa Mara
An-tonieta y la supresin de los privilegios de los nobles.La
Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciu-dadano, cuyos
principios eran "Libert, galit, fraterni-t", en espaol libertad,
igualdad, fraternidad, tuvo unagran repercusin entre los jvenes de
la burguesa crio-lla. La Revolucin francesa motiv tambin la
expansinen Europa de las ideas liberales, que impulsaban las
li-bertades polticas y econmicas. Algunos liberales polti-cos
inuyentes de dicha poca, opuestos a las monarquasy al absolutismo,
eran Voltaire, Jean-Jacques Rousseau,Montesquieu, Denis Diderot y
Jean Le Rond d'Alembert,mientras que el principal representante de
la economa li-beral era Adam Smith, autor del libro La riqueza de
lasnaciones que propona el libre comercio.Aunque la difusin de
dichas ideas estaba muy restringidaen los territorios espaoles,
pues no se permita el ingresode tales libros a travs de las aduanas
o la posesin noautorizada, igualmente se difundan en forma
clandestina.Las ideas liberales alcanzaron incluso al
mbitoeclesistico, Francisco Surez sostena que el poderpoltico no
pasa de Dios al gobernante en forma directasino por intermedio del
pueblo. ste sera entonces, deacuerdo con Surez, el que posee el
poder y lo delega enhombres que manejan al estado y si dichos
gobernantesno ejercieran apropiadamente su funcin de gerentesdel
bien comn se transformaran en tiranos y el pueblotendra el derecho
de derrocarlos o enfrentarlos, yestablecer nuevos
gobernantes.[1]
En Gran Bretaa, mientras tanto, se inicia la
revolucinindustrial, y para satisfacer ampliamente las
necesidadesde su propia poblacin necesitaba nuevos mercados a
loscuales vender su creciente produccin de carbn, acero,telas y
ropa. Gran Bretaa ambicionaba que el comer-cio de las colonias
espaolas en Amrica dejara de estar
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2 1 CAUSAS
La coronacin en Espaa de Jos Bonaparte sembr dudas sobrela
legitimidad de la autoridad virreinal.
monopolizado por su metrpoli. Para lograr este n in-tent
conquistarlas -intentona fallida en el Ro de la Platamediante las
dos Invasiones Inglesas, de 1806 y 1807- obien promovi su
emancipacin.En Europa se desarrollaban las Guerras Napolenicas,que
enfrentaron al Imperio Napolenico francs contraGran Bretaa y Espaa,
entre otros pases. Francia tu-vo una gran ventaja inicial y,
mediante las abdicacionesde Bayona, forz la renuncia de Carlos IV
de Espa-a y su hijo Fernando VII. stos fueron reemplazadosen el
trono espaol por Jos Bonaparte, hermano delemperador francs Napolen
Bonaparte. La monarquaespaola intent resistir formando la Junta
Suprema deEspaa e Indias o Junta Suprema Central y, tras la
derro-ta de sta, el Consejo de Regencia de Espaa e Indias oConsejo
de Regencia.
1.2 Causas internas
En el Virreinato del Ro de la Plata el comercio exteriorera un
monopolio de Espaa y legalmente no se permitael comercio con otras
potencias. Esta situacin era alta-mente desventajosa para Buenos
Aires ya que la coronaespaola minimizaba el envo de barcos rumbo a
dichaciudad. Esta decisin de la metrpoli se deba a que lapiratera
obligaba a enviar a los barcos de comercio con
El rey Fernando VII de Espaa.
una fuerte escolta militar, y ya que Buenos Aires no con-taba
con recursos de oro ni de plata ni dispona de pobla-ciones indgenas
establecidas de las cuales obtener recur-sos o someter al sistema
de encomienda, enviar los con-voyes de barcos a la ciudad era mucho
menos rentableque si eran enviados a Mxico o Lima. Dado que los
pro-ductos que llegaban de la metrpoli eran escasos, carose
insucientes para mantener a la poblacin, tuvo lugarun gran
desarrollo del contrabando, que era tolerado porla mayora de los
gobernantes locales. El comercio ilci-to alcanzaba montos similares
al del comercio autorizadocon Espaa.[2] En este contexto se
formaron dos gruposde poder diferenciados:1- Los que reclamaban el
comercio libre para importardirectamente con cualquier pas sin
tener que necesaria-mente comprar todas las mercaderas trianguladas
porEspaa.Dentro de este grupo del comercio libre pueden
distin-guirse a su vez a un grupo de poderosos
contrabandistascriollos o espaoles asociados a los mercaderes
inglesesque fomentaban la nula proteccin de la manufactura lo-cal y
por el otro lado a un grupo que sin bien quera rom-per el monopolio
espaol, no deseaba una desproteccinde la manufactura y produccin
locales (Moreno).2- Los comerciantes monopolistas, autorizados por
la Co-rona espaola, quienes rechazaban el libre comercio
ypropugnaban por la continuidad del monopolio ya que si
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3los productos entraban legalmente disminuiran sus ga-nancias.En
la organizacin poltica, especialmente desde la fun-dacin del
Virreinato del Ro de la Plata, el ejercicio delas instituciones
residentes recaa en funcionarios desig-nados por la corona, casi
exclusivamente espaoles pro-venientes de la metrpoli, sin
vinculacin con los proble-mas e intereses americanos. Legalmente no
haba dife-renciacin de clases sociales entre espaoles peninsularesy
del virreinato, pero en la prctica los cargos ms impor-tantes
recaan en los primeros. La burguesa criolla, for-talecida por la
revitalizacin del comercio e inuida porlas nuevas ideas, esperaba
la oportunidad para acceder ala conduccin poltica.La rivalidad
entre los habitantes nacidos en la colonia ylos de la Espaa europea
dio lugar a una pugna entre lospartidarios de la autonoma y quienes
deseaban conser-var la situacin establecida. Aquellos a favor de la
au-tonoma se llamaban a s mismos patriotas,
americanos,sudamericanos o criollos, mientras que los partidarios
dela realeza espaola se llamaban a s mismos realistas. Lospatriotas
eran sealados despectivamente por los realis-tas como insurgentes,
facciosos, rebeldes, sediciosos, re-volucionarios, descredos,
herejes, libertinos o caudillos;mientras que los realistas eran a
su vez tratados en formadespectiva como sarracenos, godos,
gallegos, chapetones,matuchos o maturrangos por los patriotas.
La coronacin de Carlota Joaquina de Borbn fue una alterna-tiva a
la Revolucin de Mayo brevemente considerada.
Buenos Aires, la capital del Virreinato, logr un gran
re-conocimiento ante las dems ciudades del mismo lue-go de expulsar
a las tropas inglesas en dos oportunida-
des durante las Invasiones Inglesas.[3] La victoria contralas
tropas inglesas alent los nimos independentistas yaque el
virreinato haba logrado defenderse solo de un ata-que externo, sin
ayuda de Espaa. Durante dicho conic-to se constituyeron milicias
criollas que luego tendranun importante peso poltico, la principal
de ellas era elRegimiento de Patricios liderado por Cornelio
Saavedra.Una alternativa considerada antes de la revolucin fue
elCarlotismo, que consista en apoyar a la infanta CarlotaJoaquina
de Borbn, hermana del rey Fernando VII deEspaa y esposa y princesa
consorte del prncipe regenteJuan de Portugal, para que se pusiera
al frente de todas lascolonias espaolas como regente. Estaba
capacitada parahacerlo por la derogacin de la Ley Slica en 1789, y
suintencin sera prevenir un posible avance francs sobrelas mismas.
El intento no fue apoyado por los espaolespeninsulares, pero s por
algunos ncleos revolucionariosque vean en ello la posibilidad de
independizarse en loshechos de Espaa. Entre ellos se encontraban
Juan JosCastelli, Antonio Luis Beruti, Hiplito Vieytes y
ManuelBelgrano; otros revolucionarios como Mariano Moreno yJuan Jos
Paso estaban en desacuerdo. Sin embargo, lapropia infanta reneg de
tales apoyos, y denunci al vi-rrey las motivaciones revolucionarias
contenidas en lascartas de apoyo que le enviaron. Sin ningn otro
respaldoimportante, las pretensiones de Carlota fueron
olvidadas.Incluso despus de la revolucin hubo algunas
aisladaspropuestas de coronacin de la Infanta como
estrategiadilatoria, pero sta estaba completamente en contra delos
sucesos ocurridos. En una carta enviada a Jos Ma-nuel de Goyeneche
dijo:
En estas circunstancias creo de mi deberrogarte y encargarte que
emplees todos tus es-fuerzos en llegar cuanto antes a Buenos
Aires;y acabes de una vez con aquellos prdos re-volucionarios, con
las mismas ejecuciones quepracticaste en la ciudad de La
Paz.[4]
2 Antecedentes a la revolucin
2.1 Antecedentes remotosEn 1810 conuyeron varios sectores con
diferentes opi-niones sobre cul deba ser el camino a seguir en el
Vi-rreinato del Ro de la Plata. Una situacin anloga a laque se
estaba viviendo haba sucedido un siglo antes, du-rante la Guerra de
Sucesin Espaola entre los Austriasy los borbnicos, en la que
durante quince aos los do-minios espaoles de ultramar no saban a
quin recono-cer como el rey legtimo. En aquella oportunidad una
vezque se instal Felipe V en el trono espaol los funciona-rios
americanos lo reconocieron y todo volvi a su curso.Probablemente en
1810, muchos, especialmente espao-les, crean que bastaba con formar
una junta y esperar aque en Espaa retornara la normalidad.[5]
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4 2 ANTECEDENTES A LA REVOLUCIN
2.2 El virrey Liniers
Retrato de Santiago de Liniers.
Tras la victoria obtenida durante las Invasiones Inglesas,la
poblacin de Buenos Aires no acept que el virreyRafael de Sobremonte
retomara el cargo, ya que duranteel ataque haba huido de la ciudad
rumbo a Crdoba conel erario pblico. Si bien Sobremonte lo hizo
obedeciendouna ley que databa de la poca de Pedro de Cevallos,
queindicaba que en caso de ataque exterior se deban ponera
resguardo los fondos reales, dicha accin lo hizo apare-cer como un
cobarde a los ojos de la poblacin.[5] En sulugar, el nuevo virrey
fue Santiago de Liniers, hroe de lareconquista, elegido por
aclamacin popular.Sin embargo, la gestin de Liniers comenz a
recibircuestionamientos. El principal adversario poltico de
Li-niers era el gobernador de Montevideo, Francisco Javierde Elo,
quien los canaliz en una denuncia sobre el origenfrancs de Liniers:
argumentaba que era inaceptable queun compatriota de Napolen
Bonaparte, en guerra conEspaa en ese entonces, ocupara el cargo.
Sin embargo, apesar de los reclamos de Liniers, no pudo brindar
pruebasconcretas de que el virrey complotara con los franceses.Elo
se neg a reconocer la autoridad de Liniers y formuna junta de
gobierno en Montevideo, independiente delas autoridades de Buenos
Aires.
2.3 Asonada de lzaga
El alcalde y comerciante espaol ancado en Buenos Ai-res Martn de
lzaga y sus seguidores, hicieron estallaruna asonada con el
objetivo de destituir al virrey Liniers.El 1 de enero de 1809, un
cabildo abierto exigi la re-
nuncia de Liniers y design una Junta a nombre de Fer-nando VII,
presidida por lzaga; las milicias espaolasy un grupo de personas
convocados por la campana delcabildo apoyaron la rebelin.Las
milicias criollas encabezadas por Cornelio Saavedrarodearon la
plaza, provocando la dispersin de los suble-vados. Los cabecillas
fueron desterrados y los cuerposmilitares sublevados fueron
disueltos. Como consecuen-cia, el poder militar qued en manos de
los criollos quehaban sostenido a Liniers y la rivalidad entre
criollos yespaoles peninsulares se acentu. Los responsables
delcomplot, desterrados a Carmen de Patagones, fueron res-catados
por Elo y llevados a Montevideo.
2.4 Nombramiento del virrey Cisneros
Baltasar Hidalgo de Cisneros, el ltimo virrey en Buenos
Aires.
En Espaa la Junta Suprema Central decidi terminar conlos
enfrentamientos en el Virreinato del Ro de la Pla-ta disponiendo el
reemplazo del virrey Liniers por donBaltasar Hidalgo de Cisneros,
quien arrib a Montevideoen junio de 1809. La Junta Suprema Central
envi al nue-vo virrey con instrucciones muy precisas: la detencin
delos partidarios de Liniers y la de los criollos que secreta-mente
bregaban por la independencia.[6]
El traspaso del mando se hizo en Colonia del Sacramen-to, Javier
de Elo acept la autoridad del nuevo virrey ydisolvi la Junta de
Montevideo, volviendo a ser goberna-dor de la ciudad. Cisneros
rearm las milicias espaolasdisueltas tras la asonada contra
Liniers, e indult a losresponsables de las mismas.
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2.6 Reformas econmicas y medidas polticas de Cisneros 5
En Buenos Aires Juan Martn de Pueyrredn se reunicon los jefes
militares para tratar de desconocer la au-toridad del nuevo virrey.
Este plan cont con el apoyode Saavedra, Belgrano, Eustoquio Daz
Vlez, Juan JosViamonte, Miguel de Azcunaga, Castelli y Paso, pero
nocon el visto bueno de Liniers, que se mantuvo leal a
losrealistas.
2.5 Agitacin revolucionaria en el Alto Pe-r
Pedro Murillo, por Joaqun Pinto.
El descontento con los funcionarios espaoles se mani-fest tambin
en el interior del Virreinato del Ro de laPlata, particularmente en
el Alto Per.El 25 de mayo de 1809 una revolucin destituy
algobernador y presidente de la Real Audiencia de Charcaso
Chuquisaca, Ramn Garca de Len y Pizarro, acusa-do de apoyar al
protectorado portugus; el mando militarrecay en el coronel Juan
Antonio lvarez de Arenales.La autoridad civil qued en situacin
indecisa, de modoque fue en parte ejercida por el mismo Arenales.El
16 de julio en la ciudad de La Paz otro movimien-to revolucionario
liderado por el coronel Pedro DomingoMurillo y otros patriotas
oblig a renunciar al gobernadorintendente Tadeo Dvila y al obispo
de La Paz, Remigiode la Santa y Ortega. El poder recay en el
cabildo hastaque se form la Junta Tuitiva de los Derechos del
Pueblo,presidida por Murillo.La revolucin de Chuquisaca no se
propona alterar la
delidad al rey, mientras que la revolucin de La Pazse proclam
abiertamente independiente. Actualmen-te los historiadores tienen
diversas interpretaciones so-bre si la revolucin de Chuquisaca tuvo
motivacionesindependentistas o si fue slo una disputa entre
fernan-distas y carlotistas. En consecuencia, existen
desacuerdossobre si la primera revolucin independentista en
Hispa-noamrica fue la de Chuquisaca o la de La Paz.[7]Duranteel
proceso instruido a raz de las revoluciones en Chu-quisaca y La Paz
se mencion a Rousseau y su libro Elcontrato social como cuerpos del
delito.[1]
La reaccin de los funcionarios espaoles derrot estosmovimientos:
el de La Paz fue aplastado sangrientamen-te por un ejrcito enviado
desde el Virreinato del Per,mientras que el de Chuquisaca fue
sofocado por tropasque envi el virrey Cisneros.Las medidas tomadas
por el virrey contra dichas revolu-ciones acentuaron el
resentimiento de los criollos contralos espaoles peninsulares, ya
que lzaga fue indultadode la prisin recibida tras su asonada, lo
cual reforzabaentre los criollos la sensacin de inequidad.[8] Entre
otros,Castelli estuvo presente en los debates de la Universidadde
San Francisco Xavier en donde se alumbr el silogis-mo de
Chuquisaca, el cual inuenci sus posturas en laSemana de
Mayo.[9]
2.6 Reformas econmicas y medidas pol-ticas de Cisneros
En el plano econmico, ante las dicultades y costos delcomercio
con Espaa, Cisneros acept la propuesta deMariano Moreno e instaur
el 6 de noviembre de 1809 ellibre comercio con las dems potencias.
Los principalesbeneciados eran Gran Bretaa y los sectores
ganaderosque exportaban cueros. Sin embargo, los comerciantesque se
beneciaban del contrabando reclamaron a Cisne-ros que anule el
libre comercio, a lo cual accedi para noperder su apoyo. Esto
provoc a su vez que los ingleses,con Mac Kinnon y el capitn Doyle
como representan-tes, reclamaran una revisin de la medida, haciendo
valerel carcter de aliados contra Napolen de Espaa y GranBretaa.
Mariano Moreno tambin critic la anulacin,formulando la
Representacin de los Hacendados, la cuales considerada como el
informe de poltica econmicams completo de la poca del virreinato.
Cisneros resol-vi nalmente otorgar una prrroga al libre comercio,
lacual naliz el 19 de mayo de 1810.El 25 de noviembre de 1809
Cisneros cre el Juzgadode Vigilancia Poltica, con el objetivo de
perseguir a losafrancesados y a aquellos que alentaran la creacin
de re-gmenes polticos que se opusieran a la dependencia deAmrica de
Espaa. Esta medida y un bando emitido porel virrey previniendo al
vecindario de dscolos que exten-diendo noticias falsas y
seductivas, pretenden mantener ladiscordia les hizo pensar a los
porteos que bastaba sloun pretexto formal para que estallase la
revolucin. Por
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6 3 CRONOLOGA DE LA SEMANA DE MAYO
eso, en abril de 1810, Cornelio Saavedra les expresaba asus
allegados:
An no es tiempo; dejen ustedes que lasbrevas maduren y entonces
las comeremos.[10]
3 Cronologa de la Semana de Ma-yo
La Semana de Mayo es la semana que transcurri en Bue-nos Aires,
entre el 18 y el 25 de mayo de 1810, que se ini-ci con la conrmacin
de la cada de la Junta SupremaCentral y desemboc en la destitucin
del virrey Cisnerosy la asuncin de la Primera Junta.El 14 de mayo
arrib al puerto de Buenos Aires lagoleta de guerra britnica HMS
Mistletoe procedente deGibraltar con peridicos del mes de enero que
anunciabanla disolucin de la Junta Suprema Central al ser tomadala
ciudad de Sevilla por los franceses, que ya dominabancasi toda la
Pennsula, sealando que algunos diputadosse haban refugiado en la
isla de Len, en Cdiz. La Jun-ta era uno de los ltimos bastiones del
poder de la coro-na espaola, y haba cado ante el imperio
napolenico,que ya haba alejado con anterioridad al rey Fernando
VIImediante las Abdicaciones de Bayona. El da 17 se cono-cieron en
Buenos Aires noticias coincidentes llegadas aMontevideo el da 13 en
la fragata britnica HMS JohnParis, agregndose que los diputados de
la Junta habansido rechazados establecindose una Junta en Cdiz.
Sehaba constituido un Consejo de Regencia de Espaa eIndias, pero
ninguno de los dos barcos transmiti esa no-ticia. Cisneros intent
ocultar las noticias estableciendouna rigurosa vigilancia en torno
a las naves de guerra bri-tnicas e incautando todos los peridicos
que desembar-caron de los barcos, pero uno de ellos lleg a manos
deManuel Belgrano y de Juan Jos Castelli. stos se encar-garon de
difundir la noticia, que pona en entredicho lalegitimidad del
virrey, nombrado por la Junta cada.[11]
Tambin se puso al tanto de las noticias a Cornelio Saa-vedra,
jefe del regimiento de Patricios, que en ocasionesanteriores haba
desaconsejado tomar medidas contra elvirrey. Saavedra consideraba
que, desde un punto de vistaestratgico, el momento ideal para
proceder con los pla-nes revolucionarios sera el momento en el cual
las fuer-zas napolenicas lograran una ventaja decisiva en su
gue-rra contra Espaa. Al conocer las noticias de la cada dela Junta
de Sevilla, Saavedra consider que el momentoidneo para llevar a
cabo acciones contra Cisneros haballegado.[12] El grupo encabezado
por Castelli se inclinabapor la realizacin de un cabildo abierto,
mientras los mi-litares criollos proponan deponer al virrey por la
fuerza.
3.1 Viernes 18 de mayo
Ante el nivel de conocimiento pblico alcanzado por lanoticia de
la cada de la Junta de Sevilla, Cisneros realizuna proclama en
donde rearmaba gobernar en nombredel rey Fernando VII, para
intentar calmar los nimos.Cisneros habl de la delicada situacin en
la pennsula,pero no conrm en forma explcita que la Junta habacado,
si bien era consciente de ello.[13] Parte de la pro-clama deca lo
siguiente:
En Amrica espaola subsistir el trono delos Reyes Catlicos, en el
caso de que sucum-biera en la pennsula. (...) No tomar la
supe-rioridad determinacin alguna que no sea pre-viamente acordada
en unin de todas las repre-sentaciones de la capital, a que
posteriormentese renan las de sus provincias
dependientes,entretanto que de acuerdo con los dems vi-rreinatos se
establece una representacin de lasoberana del seor Fernando
VII.[14]
El grupo revolucionario principal se reuna indistinta-mente en
la casa de Nicols Rodrguez Pea o en la jabo-nera de Hiplito
Vieytes. Concurran a esas reuniones,entre otros, Juan Jos Castelli,
Manuel Belgrano, JuanJos Paso, Antonio Luis Beruti, Eustoquio Daz
Vlez,Feliciano Antonio Chiclana, Jos Darragueira, Martn Ja-cobo
Thompson y Juan Jos Viamonte. Otro grupo secongregaba en la quinta
de Orma, encabezado por frayIgnacio Grela y entre los que se
destacaba DomingoFrench.Algunos criollos se juntaron esa noche en
la casa Rodr-guez Pea. Cornelio Saavedra, quien se hallaba en
SanIsidro, fue llamado de urgencia y concurri a la reuninen la que
se decidi solicitar al virrey la realizacin de uncabildo abierto
para determinar los pasos a seguir por elvirreinato. Para esa
comisin, fueron designados Castelliy Martn Rodrguez.[15]
3.2 Sbado 19 de mayo
Tras pasar la noche tratando el tema, durante la maanaSaavedra y
Belgrano se reunieron con el alcalde de primervoto, Juan Jos de
Lezica, y Castelli con el sndico pro-curador, Julin de Leyva,
pidiendo el apoyo del Cabildode Buenos Aires para gestionar ante el
virrey un cabildoabierto, expresando que de no concederse, lo hara
por ssolo el pueblo o morira en el intento.
3.3 Domingo 20 de mayo
Lezica transmiti a Cisneros la peticin que haba recibi-do, y ste
consult a Leyva, quien se mostr favorable ala realizacin de un
cabildo abierto. Antes de tomar una
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3.3 Domingo 20 de mayo 7
Demanda ante el virrey Cisneros por la realizacin de un
cabildoabierto. Bajorrelieve de Gustavo Eberlein.
decisin el virrey cit a los jefes militares para que se
pre-senten a las siete horas de la tarde en el fuerte.[16]
Segncuenta Cisneros en sus Memorias, les record:
(...) las reiteradas protestas y juramentos dedelidad con que me
haban ofrecido defenderla autoridad y sostener el orden pblico y
lesexhort a poner en ejercicio su delidad al ser-vicio de S.M. y de
la patria.
Como Cisneros reclam una respuesta a su peticin deapoyo, el
coronel criollo Cornelio Saavedra, jefe del Re-gimiento de
Patricios e integrante del grupo revoluciona-rio conocido como la
Sociedad de los Siete, respondi ennombre de todos los criollos
diciendo:
Seor, son muy diversas las pocas del 1de enero de 1809 y la de
mayo de 1810, enque nos hallamos. En aquella exista la Espaa,aunque
ya invadida por Napolen; en sta, todaella, todas sus provincias y
plazas estn subyu-gadas por aquel conquistador, excepto solo C-diz
y la isla de Len, como nos aseguran las ga-cetas que acaban de
venir y V.E. en su procla-ma de ayer. Y qu, seor? Cdiz y la isla
deLen son Espaa? (...) Los derechos de la Co-rona de Castilla a que
se incorporaron las Am-ricas, han recado en Cdiz y la isla de
Len,
que son una parte de las provincias de Anda-luca? No seor, no
queremos seguir la suertede la Espaa, ni ser dominados por los
france-ses, hemos resuelto reasumir nuestros derechosy conservarnos
por nosotros mismos. El que aV.E. dio autoridad para mandarnos ya
no exis-te; de consiguiente usted tampoco la tiene ya,as que no
cuente con las fuerzas de mi mandopara sostenerse en
ella.[17][18]
Al anochecer se produjo una nueva reunin en casa deRodrguez Pea,
en donde los jefes militares comunica-ron lo ocurrido. Se decidi
enviar inmediatamente a Cas-telli y a Martn Rodrguez a
entrevistarse con Cisneros enel fuerte, facilitando su ingreso el
comandante Terrada delos granaderos provinciales que se hallaba de
guarnicinese da. El virrey se encontraba jugando a los naipes conel
brigadier Quintana, el scal Caspe y el edecn Coicoleacuando los
comisionados irrumpieron. Martn Rodrguezen sus Memorias relat cmo
fue la entrevista, en dondeCastelli se dirigi a Cisneros as:
Excelentsimo seor: tenemos el senti-miento de venir en comisin
por el pueblo y elejrcito, que estn en armas, a intimar a V.E.la
cesacin en el mando del virreinato.
Cisneros respondi:
Qu atrevimiento es ste? Cmo se atro-pella as a la persona del
Rey en su represen-tante?
Pero Rodrguez (segn sus Memorias) lo detuvo advir-tindole:
Seor: cinco minutos es el plazo que se nosha dado para volver
con la contestacin, veaV.E. lo que hace.
Solamente defendi la posicin de Cisneros el sndicoprocurador del
cabildo, Julin de Leyva. Ante la situa-cin, Caspe llev a Cisneros a
su despacho para deliberarjuntos unos momentos y luego regresaron.
El virrey seresign y permiti que se realizara el cabildo abierto.
Se-gn cuenta Martn Rodrguez en sus Memorias pstumas,escritas muchos
aos despus, sus palabras fueron:
Seores, cuanto siento los males que van avenir sobre este pueblo
de resultas de este pa-so; pero puesto que el pueblo no me quiere
yel ejrcito me abandona, hagan ustedes lo quequieran.[19]
El cabildo abierto se celebrara el 22 de mayo siguiente.Esa
misma noche se represent una obra de teatro cuyotema era la tirana,
llamada "Roma Salvada", a la cual
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8 3 CRONOLOGA DE LA SEMANA DE MAYO
concurrieron buena parte de los revolucionarios. El jefede la
polica intent convencer al actor de que no se pre-sentara y que,
con la excusa de que ste estuviera enfer-mo, la obra fuera
reemplazara con "Misantropa y arre-pentimiento", del poeta alemn
Kotzebue. Los rumoresde censura policial se extendieron con
rapidez, por lo queMorante sali e interpret la obra prevista, en la
cual in-terpretaba a Cicern. En el cuarto acto, Morante excla-maba
lo siguiente:
Entre regir al mundo o ser esclavos Ele-gid, vencedores de la
tierra! Glorias de Roma,majestad herida! De tu sepulcro al pie,
patria,despierta! Csar, Murena, Lculo, escuchad-me: Roma exige un
caudillo en sus querellas!Guardemos la igualdad para otros tiempos:
ElGalo ya est en Roma! Vuestra empresa delgran Camilo necesita el
hierro! Un dictador,un vengador, un brazo! Designad al ms dignoy yo
lo sigo![20]
Dicha escena encendi los nimos revolucionarios, quedesembocaron
en un aplauso frentico a la obra. El propioJuan Jos Paso se levant
y grit "Viva Buenos Aireslibre!".
3.4 Lunes 21 de mayo
A las tres, el Cabildo inici sus trabajos de rutina, perose
vieron interrumpidos por seiscientos hombres arma-dos, agrupados
bajo el nombre de Legin Infernal, queocuparon la Plaza de la
Victoria, hoy Plaza de Mayo, yexigieron a gritos que se convocase a
un cabildo abiertoy se destituyese al virrey Cisneros. Llevaban un
retratode Fernando VII y en el ojal de sus chaquetas una cin-ta
blanca que simbolizaba la unidad criollo-espaola.[21]Entre los
agitadores se destacaron Domingo French y An-tonio Beruti. Estos
desconaban de Cisneros y no creanque fuera a cumplir su palabra de
permitir la celebracindel cabildo abierto del da siguiente. El
sndico Julin deLeyva no tuvo xito en calmar a la multitud al
asegurarque el mismo se celebrara como estaba previsto. La gen-te
se tranquiliz y dispers gracias a la intervencin deCornelio
Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, queasegur que los
reclamos de la Legin Infernal contabancon su apoyo militar y quien
comunic que l personal-mente iba a
designar las guardias para las avenidas dela Plaza con ociales
de Patricios y que dichasguardias estaran a las rdenes del Capitn
Eus-toquio Daz Vlez, de cuya adhesin, de ningu-na manera, poda
dudar el pueblo.[22]
El 21 de mayo se repartieron cuatrocientos cincuenta
in-vitaciones entre los principales vecinos y autoridades de
Invitacin al Cabildo Abierto del 22 de mayo
la capital. La lista de invitados fue elaborada por el Ca-bildo
teniendo en cuenta a los vecinos ms prominentesde la ciudad. Sin
embargo el encargado de su impresin,Agustn Donado, compaero de
French y Beruti, impri-mi muchas ms de las necesarias y las reparti
entre loscriollos.
El Excmo. Cabildo convoca Vd. para quese sirva asistir,
precisamente maana 22 del co-rriente, las nueve, sin etiqueta
alguna, y enclase de vecino, al cabildo abierto que con ave-nencia
del Excmo. Sr. Virrey ha acordado cele-brar; debiendo manifestar
esta esquela las tro-pas que guarnecern las avenidas de esta
plaza,para que se le permita pasar libremente.
3.5 Martes 22 de mayo
De los cuatrocientos cincuenta invitados al cabildo abier-to
solamente participaron unos doscientos cincuenta.French y Beruti,
al mando de seiscientos hombres arma-dos con cuchillos, trabucos y
fusiles, controlaron el acce-so a la plaza, con la nalidad de
asegurar que el cabildoabierto fuera copado por criollos.
-
3.5 Martes 22 de mayo 9
El Cabildo Abierto, segn Juan Manuel Blanes.
El cabildo abierto se prolong desde la maana hastala medianoche,
contando con diversos momentos, entreellos la lectura de la
proclama del Cabildo, el debate, quehaca de suma duracin el acto,
como se escribi en eldocumento o acta, y la votacin, individual y
pblica, es-crita por cada asistente y pasada al acta de la sesin.El
debate en el Cabildo tuvo como tema principal la le-gitimidad o no
del gobierno y de la autoridad del virrey.El principio de la
retroversin de la soberana planteabaque, desaparecido el monarca
legtimo, el poder volva alpueblo, y que ste tena derecho a formar
un nuevo go-bierno.Hubo dos posiciones principales enfrentadas: los
que con-sideraban que la situacin deba mantenerse sin
cambios,respaldando a Cisneros en su cargo de virrey, y los
quesostenan que deba formarse una junta de gobierno ensu reemplazo,
al igual que en Espaa. No reconocan laautoridad del Consejo de
Regencia de Espaa y de Indiasargumentando que las colonias en
Amrica no haban si-do consultadas para su formacin.[23] El debate
abarctambin, de manera tangencial, la rivalidad entre criollosy
espaoles peninsulares, ya que quienes proponan man-tener al virrey
consideraban que la voluntad de los espa-oles deba primar por sobre
la de los criollos.Uno de los oradores de la primera postura fue el
obispode Buenos Aires, Benito Lu y Riega, lder de la iglesialocal.
Lu y Riega sostena lo siguiente:
No solamente no hay por qu hacer nove-dad con el virrey, sino
que an cuando no que-dase parte alguna de la Espaa que no
estuviesesojuzgada, los espaoles que se encontrasen enla Amrica
deben tomar y reasumir el mandode ellas y que ste slo podra venir a
manosde los hijos del pas cuando ya no hubiese unespaol en l.
Aunque hubiese quedado un solovocal de la Junta Central de Sevilla
y arribasea nuestras playas, lo deberamos recibir comoal
Soberano.[24]
El Cabildo Abierto, por Pedro Subercaseaux
Juan Jos Castelli habl a continuacin, y sostuvo quelos pueblos
americanos deban asumir la direccin de susdestinos hasta que cesara
el impedimento de FernandoVII de regresar al trono.
Desde la salida del Infante don Antonio, deMadrid, haba caducado
el Gobierno Soberanode Espa a, que ahora con mayor razn
debaconsiderarse haber expirado con la disolucinde la Junta
Central, porque, adems de habersido acusada de indencia por el
pueblo de Se-villa, no tena facultades para el establecimien-to del
Supremo Gobierno de Regencia; ya por-que los poderes de sus vocales
eran personal-simos para el gobierno, y no podran delegarse,ya por
la falta de concurrencia de los Diputadosde Amrica en la eleccin y
establecimiento deaquel gobierno, deduciendo de aqu su
ilegiti-midad, la re versin de los derechos de la Sobe-rana al
pueblo de Buenos Aires y su libre ejer-cicio en la instalacin de un
nuevo gobierno,principalmente no existiendo ya, como se su-pona no
existir, la Espaa en la dominacindel seor don Fer nando
Sptimo.[9]
Pascual Ruiz Huidobro expuso que, dado que la autoridadque haba
designado a Cisneros haba caducado, ste de-ba considerarse separado
de toda funcin de gobierno, yque, en su funcin de representante del
pueblo, el Cabildodeba asumir y ejercer la autoridad.El scal Manuel
Genaro Villota, representante de los es-paoles ms conservadores,
seal que la ciudad de Bue-nos Aires no tena derecho a tomar
decisiones unilateralessobre la legitimidad del virrey o el Consejo
de Regen-cia sin hacer partcipes del debate a las dems ciudadesdel
Virreinato. Argumentaba que ello rompera la uni-dad del pas y
establecera tantas soberanas como pue-blos. Juan Jos Paso le dio la
razn en el primer punto,pero adujo que la situacin del conicto en
Europa y laposibilidad de que las fuerzas napolenicas
prosiguieranconquistando las colonias americanas demandaban una
-
10 3 CRONOLOGA DE LA SEMANA DE MAYO
solucin urgente.[25] Adujo entonces el argumento de lahermana
mayor, por la cual Buenos Aires tomaba la ini-ciativa de realizar
los cambios que juzgaba necesarios yconvenientes, bajo la expresa
condicin de que las demsciudades seran invitadas a pronunciarse a
la mayor bre-vedad posible.[26] La gura retrica de la Hermana
ma-yor, comparable a la gestin de negocios, es un nombreque hace
una analoga entre la relacin de Buenos Airesy las otras ciudades
del Virreinato con una relacin lial.
La postura de Cornelio Saavedra fue la que acab imponindose.
El cura Juan Nepomuceno Sol opinaba que el mandodeba entregarse
al Cabildo, pero slo en forma provi-sional, hasta la realizacin de
una junta gubernativa conllamamiento a representantes de todas las
poblaciones delvirreinato.El comandante Pedro Andrs Garca, ntimo
amigo deSaavedra, coment al votar: "Que considerando la supre-ma
ley la salud del pueblo y advertido y aun tocado pors mismo la
efervescencia y acaloramiento de l con mo-tivo de las ocurrencias
de la Metrpoli, para que se vareel Gobierno, que es a lo que
aspira, cree de absoluta ne-cesidad el que as se realice, antes de
tocar desgraciadosextremos, como los que se persuade habra, si an
no se re-solviese as en la disolucin de esta Ilustre Junta; repite
porlos conocimientos que en los das de antes de ayer, ayer yanoche
ha tocado por s mismo, tranquilizando los nimosde los que con
instancia en el pueblo as lo piden".[27]
Cornelio Saavedra propuso que el mando se delegara enel Cabildo
hasta la formacin de una junta de gobierno,en el modo y forma que
el Cabildo estimara conveniente.Hizo resaltar la frase de que
"(...) y no queda duda de queel pueblo es el que conere la
autoridad o mando. A lahora de la votacin, la postura de Castelli
se acopl a lade Saavedra.Luego de los discursos, se procedi a votar
por la conti-nuidad del virrey, solo o asociado, o por su
destitucin.La votacin dur hasta la medianoche, y se decidi
poramplia mayora destituir al virrey: ciento cincuenta y cin-co
votos contra sesenta y nueve. Los votos contrarios aCisneros se
distribuyeron de la siguiente manera:[28]
Frmula segn la cual la autoridad recae en el Ca-bildo: cuatro
votos
Frmula de Juan Nepomuceno de Sola: dieciochovotos
Frmula de Pedro Andrs Garca, Juan Jos Paso yLuis Jos Chorroarn:
veinte votos.
Frmula de Ruiz Huidobro: veinticinco votos
Frmula de Saavedra y Castelli: ochenta y siete vo-tos
A la madrugada del da 23 se emiti el siguiente docu-mento:
Hecha la regulacin con el ms prolijo exa-men resulta de ella que
el Excmo Seor Virreydebe cesar en el mando y recae ste
proviso-riamente en el Excmo. Cabildo hasta la erec-cin de una
Junta que ha de formar el mis-mo Excmo. Cabildo, en la manera que
estimeconveniente.[29]
3.6 Mircoles 23 de mayo
Tras la nalizacin del Cabildo abierto se colocaron avi-sos en
diversos puntos de la ciudad que informaban de lacreacin de la
Junta y la convocatoria a diputados de lasprovincias, y llamaba a
abstenerse de intentar accionescontrarias al orden pblico.Por la
maana se reuni el Cabildo para contar los votosemitidos el da
anterior y emite un documento:
hecha la regulacin con el ms prolijo exa-men resulta de ella que
el Excmo. Seor Virreydebe cesar en el mando y recae ste
provisoria-mente en el Excmo. Cabildo (...) hasta la erec-cin de
una Junta que ha de formar el mismoExcmo. Cabildo, en la manera que
estime con-veniente.
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3.8 Viernes 25 de mayo 11
3.7 Jueves 24 de mayoEl da 24 el Cabildo, a propuesta del sndico
Leyva, con-form la nueva Junta, que deba mantenerse hasta la
lle-gada de los diputados del resto del Virreinato. Estaba for-mada
por:Presidente y comandante de armas:
Baltasar Hidalgo de Cisneros
Vocales:
Cornelio Saavedra (militar, criollo) Juan Jos Castelli (abogado,
criollo) Juan Nepomuceno Sol (sacerdote, espaol) Jos Santos
Inchurregui (comerciante, espaol)
Dicha frmula responda a la propuesta del obispo Lu yRiega de
mantener al virrey en el poder con algunos aso-ciados o adjuntos, a
pesar de que en el Cabildo abiertola misma hubiera sido derrotada
en las elecciones. Loscabildantes consideraban que de esta forma se
conten-dran las amenazas de revolucin que tenan lugar en
lasociedad.[30] Asimismo, se incluy un reglamento consti-tucional
de trece artculos, redactado por Leyva, que regi-ra el accionar de
la Junta. Entre los principios incluidos,se prevea que la Junta no
ejercera el poder judicial, quesera asumido por la Audiencia; que
Cisneros no podraactuar sin el respaldo de los otros integrantes de
la Junta;que el Cabildo podra deponer a los miembros de la Juntaque
faltaran a sus deberes y deba aprobar las propues-tas de nuevos
impuestos; que se sancionara una amnistageneral respecto de las
opiniones emitidas en el cabildoabierto del 22; y que se pedira a
los cabildos del interiorque enviaran diputados. Los comandantes de
los cuerposarmados dieron su conformidad, incluyendo a Saavedra
yPedro Andrs Garca.Cuando la noticia fue dada a conocer, tanto el
pueblo co-mo las milicias volvieron a agitarse, y la plaza fue
invadi-da por una multitud comandada por French y Beruti.
Lapermanencia de Cisneros en el poder, aunque fuera conun cargo
diferente al de virrey, era vista como una bur-la a la voluntad del
Cabildo Abierto. El coronel MartnRodrguez lo explicaba as:
Si nosotros nos comprometemos a soste-ner esa combinacin que
mantiene en el go-bierno a Cisneros, en muy pocas horas ten-dramos
que abrir fuego contra nuestro pueblo,nuestros mismos soldados nos
abandonaran;todos sin excepcin reclaman la separacin
deCisneros.[29]
Hubo una discusin en la casa de Rodrguez Pea, lugaren que se
runieron dirigentes civiles y ociles de los cuer-pos, entre ellos:
Manuel Belgrano, Eustoquio Daz Vlez,
Domingo French y Feliciano Antonio Chiclana donde selleg a dudar
de la lealtad de Saavedra. Castelli se com-prometi a intervenir
para que el pueblo fuera consultadonuevamente, y entre Mariano
Moreno, Matas Irigoyen yFeliciano Chiclana se calm a los militares
y a la juven-tud de la plaza. Finalmente decidieron deshacer lo
hecho,convocar nuevamente al pueblo y obtener del cabildo
unamodicacin sustancial con una lista de candidatos pro-pios.
Cisneros no poda gurar.Por la noche, una delegacin encabezada por
Castelli ySaavedra se present en la residencia de Cisneros
infor-mando el estado de agitacin popular y sublevacin delas
tropas, y demandando su renuncia. Lograron conse-guir en forma
verbal su dimisin. Un grupo de patriotasreclam en la casa del
sndico Leyva que se convocaranuevamente al pueblo, y pese a sus
resistencias inicialesnalmente accedi a hacerlo.
3.8 Viernes 25 de mayo
Durante la maana del 25 de mayo, una gran multitudcomenz a
reunirse en la Plaza Mayor, actual Plaza deMayo, liderados por los
milicianos de Domingo Frenchy Antonio Beruti. Se reclamaba la
anulacin de la reso-lucin del da anterior, la renuncia denitiva del
virreyCisneros y la formacin de otra Junta de gobierno. El
his-toriador Bartolom Mitre arm que French y Beruti re-partan
escarapelas celestes y blancas entre los concurren-tes;
historiadores posteriores ponen en duda dicha arma-cin, pero s
consideran factible que se hayan repartidodistintivos entre los
revolucionarios. Ante las demoras enemitirse una resolucin, la
gente comenz a agitarse, re-clamando:
"El pueblo quiere saber de qu se trata!"
La multitud invadi la sala capitular, reclamando la re-nuncia
del virrey y la anulacin de la resolucin tomadael da anterior.El
Cabildo se reuni a las nueve de la maana y reclamque la agitacin
popular fuese reprimida por la fuerza.Con este n se convoc a los
principales comandantes,pero stos no obedecieron las rdenes
impartidas. Losque s lo hicieron armaron que no solo no podran
soste-ner al gobierno, sino tampoco a sus tropas, y que en casode
intentar reprimir las manifestaciones seran desobede-cidos por
estas.Cisneros segua resistindose a renunciar, y tras muchoesfuerzo
los capitulares lograron que raticase y formali-zase los trminos de
su renuncia, abandonando pretensio-nes de mantenerse en el
gobierno. Esto, sin embargo, re-sult insuciente, y representantes
de la multitud reunidaen la plaza reclamaron que el pueblo
reasumiera la autori-dad delegada en el Cabildo Abierto del da 22,
exigiendola formacin de una Junta. Adems, se dispona el envo
-
12 4 LA VERSIN DE CISNEROS
de una expedicin de quinientos hombres para auxiliar alas
provincias interiores.Pronto lleg a la sala capitular la renuncia
de Cisneros,"prestndose ello con la mayor generosidad y franque-za,
resignado mostrar el punto que llega su conside-racin por la
tranquilidad pblica y precaucin de mayo-res desrdenes".[31] La
composicin de la Primera Juntasurge de un escrito presentado por
French y Beruti y res-paldado por un gran nmero de rmas. Sin
embargo, nohay una posicin unnime entre los historiadores sobrela
autora de dicho escrito. Algunos como Vicente FidelLpez sostienen
que fue exclusivamente producto de lainiciativa popular. Para
otros, como el historiador Miguelngel Scenna, lo ms probable es que
la lista haya sido elresultado de una negociacin entre tres
partidos, que ha-bran ubicado a tres candidatos cada uno: los
carlotistas,los juntistas o alzaguistas, y el partido miliciano.
Bel-grano, Castelli y Paso eran carlotistas. Los partidarios
delzaga eran Moreno, Matheu y Larrea. No hay duda deque Saavedra y
Azcunaga representaban al poder de lasmilicias formadas durante las
invasiones inglesas; en elcaso de Alberti, esta pertenencia es ms
problemtica.[32]
Los capitulares salieron al balcn para presentar directa-mente a
la raticacin del pueblo la peticin formulada.Pero, dado lo avanzada
de la hora y el estado del tiempo,la cantidad de gente en la plaza
haba disminuido, cosaque Julin de Leyva adujo para ridiculizar la
pretensinde la diputacin de hablar en nombre del pueblo. Estocolm
la paciencia de los pocos que se hallaban en la pla-za bajo la
llovizna. A partir de ese momento (dice el actadel Cabildo),
...se oyen entre aquellos las voces de que sihasta entonces se
haba procedido con pruden-cia porque la ciudad no experimentase
desas-tres, sera ya preciso echar mano a los me-dios de violencia;
que las gentes, por ser ho-ra inoportuna, se haban retirado a sus
casas;que se tocase la campana de Cabildo, y que elpueblo se
congregase en aquel lugar para satis-faccin del Ayuntamiento; y que
si por falta delbadajo no se haca uso de la campana, manda-ran
ellos tocar generala, y que se abriesen loscuarteles, en cuyo caso
sufrira la ciudad lo quehasta entonces se haba procurado
evitar.[31]
El badajo de la campana del cabildo haba sido mandadoretirar por
el virrey Santiago de Liniers tras la asonada delzaga de 1809. Ante
la perspectiva de violencias mayo-res, el petitorio fue ledo en voz
alta y raticado por losasistentes. El reglamento que regira a la
Junta fue, a gran-des rasgos, el mismo que se haba propuesto para
la Juntadel 24, aadiendo que el Cabildo controlara la actividadde
los vocales y que la Junta nombrara reemplazantes encaso de
producirse vacantes. La Primera Junta, ocial-mente la Junta
Provisional Gubernativa de las Provinciasdel Ro de la Plata a
nombre del Seor Don Fernando VII,estaba compuesta de la siguiente
manera:
Cnel. Cornelio Saavedra
Vocales
Dr. Juan Jos Castelli Dr. Manuel Belgrano Cnel. Miguel de
Azcunaga Dr. Manuel Alberti Domingo Matheu Juan Larrea
Secretarios
Dr. Juan Jos Paso Dr. Mariano Moreno
La Junta estaba conformada por representantes de diver-sos
sectores de la sociedad: Saavedra y Azcunaga eranmilitares,
Belgrano, Castelli, Moreno y Paso eran aboga-dos, Larrea y Matheu
eran comerciantes, y Alberti erasacerdote. Desde otro punto de
vista, los tres partidos re-volucionarios estaban representados por
tres miembroscada uno: Saavedra, Azcunaga y Alberti eran
modera-dos, Castelli, Belgrano y Paso eran carlotistas y
Matheu,Larrea y Moreno eran juntistas o alzaguistas.[33]
Acto seguido, Saavedra habl a la muchedumbre reunidabajo la
lluvia, y luego se traslad al Fuerte entre salvas deartillera y
toques de campana.
Al mismo tiempo que el sol se pona en elhorizonte, una compaa de
Patricios manda-da por Don Eustoquio Daz Vlez anunciaba,al son de
cajas y voz de pregoneros, que el Vi-rrey de las Provincias Unidas
del Ro de la Pla-ta haba caducado, y que el Cabildo reasumael mando
supremo del Virreynato por voluntaddel pueblo.[34]
El mismo 25, Cisneros despach a Jos Melchor Lavnrumbo a Crdoba,
para advertir a Santiago de Liniers losucedido y reclamarle
acciones militares contra la Junta.
4 La versin de CisnerosEl depuesto virrey Cisneros brind su
versin de los he-chos de la semana de mayo en una carta dirigida al
reyFernando VII, con fecha 22 de junio de 1810:
Haba yo ordenado que se apostase para es-te acto una compaa en
cada bocacalle de lasde la plaza a n de que no se permitiese
entrar
-
13
en ella ni subir a las Casas Capitulares personaalguna que no
fuese de las citadas; pero la tropay los ociales eran del partido;
hacan lo que suscomandantes les prevenan secretamente y s-tos les
prevenan lo que les ordenaba la faccin:negaban el paso a la plaza a
los vecinos honra-dos y lo franqueaban a los de la
confabulacin;tenan algunos ociales copia de las esquelasde convite
sin nombre y con ellos introducana las casas del Ayuntamiento a
sujetos no cita-dos por el Cabildo o porque los conocan de
laparcialidad o porque los ganaban con dinero,as es que en una
Ciudad de ms de tres mil ve-cinos de distincin y nombre solamente
concu-rrieron doscientos y de stos, muchos pulperos,algunos
artesanos, otros hijos de familia y losms ignorantes y sin las
menores nociones paradiscutir un asunto de la mayor
gravedad.[35]
5 Circular a los cabildos del virrei-nato
En el acta del Cabildo de Buenos Aires del 25 de ma-yo, se
indicaba a la Junta que remitiera una circular alos cabildos del
virreinato, para que las provincias envendiputados a la
capital:
Apartado X: que los referidos SS. despa-chen sin perdida de
tiempo ordenes circularesa los Xefes de lo interior y demas a
quienes co-rresponde, encargandoles muy estrechamentebaxo de
responsabilidad, hagan que los respec-tivos Cabildos de cada uno
convoquen por me-dio de esquelas a la parte principal y mas sanadel
vecindario, para que formando un congre-so de solos los que en
aquella forma hubiesensido llamados elijan sus representantes y
estoshayan de reunirse la mayor brevedad en estaCapital.[36]
La Junta hizo una circular el 27 de mayo solicitando laeleccin
de los diputados:
Asimismo importa que V. quede entendidoque los diputados han de
irse incorporando enesta junta, conforme y por el orden de su
lle-gada la capital, para que as se hagan de laparte de conanza
pblica que conviene al me-jor servicio del rey y gobierno de los
pueblos,imponindose con cuanta anticipacin convie-ne la formacin de
la general de los gravesasuntos que tocan al gobierno. Por lo
mismo,se habr de acelerar el envo de diputados, en-tendiendo deber
ser uno por cada ciudad villade las provincias, considerando que la
ambi-cin de los extranjeros puede excitarse apro-vechar la dilacin
en la reunin para defraudar
Su Majestad los legtimos derechos que setrata de
preservar.[37]
El haber derrocado al virrey y a la junta que en princi-pio se
haba formado para representarlo, reemplazndo-los por la Primera
Junta fue algo escandaloso para mu-chos y por lo tanto las primeras
reacciones en el virreinatoante lo sucedido no fueron las
mejores:
En Crdoba se arm una contrarrevolucin, lideradapor Liniers.
En Mendoza hubo algunas reticencias en aceptar ala nueva
Junta.
En Salta hubo muchas discusiones. La resistencia fue activa en
el Alto Per, Paraguay y
Montevideo.
6 Intenciones revolucionariasAunque el gobierno surgido el 25 de
mayo se pronunciabael al rey espaol depuesto Fernando VII, los
historiado-res coinciden en que dicha lealtad era simplemente
unamaniobra poltica.[38][39][40] La Primera Junta no jur -delidad
al Consejo de Regencia de Espaa e Indias, unorganismo de la
Monarqua Espaola an en funciona-miento, y en 1810 la posibilidad de
que Napolen Bona-parte fuera derrotado y Fernando VII volviera al
trono, locual ocurri nalmente el 11 de diciembre de 1813 con larma
del Tratado de Valenay, pareca remota e invero-smil. El propsito
del engao consista en ganar tiempopara fortalecer la posicin de la
causa patritica, evitandolas reacciones que habra motivado una
revolucin adu-ciendo que an se respetaba la autoridad monrquica
yque no se haba realizado revolucin alguna. La manio-bra es
conocida como la Mscara de Fernando VII yfue mantenida por la
Primera Junta, la Junta Grande, elprimer, segundo y Tercer
Triunvirato y los directores su-premos, hasta la declaracin de la
Independencia de laArgentina, en 1816.Cornelio Saavedra habl
privadamente del tema con JuanJos Viamonte en una carta del 27 de
junio de 1811. Di-cha carta fue rescatada con posterioridad.
...las Cortes extranjeras y muy particular-mente la de
Inglaterra, nada exigen, ms quellevemos adelante el nombre de
Fernando y elodio a Napolen; en estos ejes consiste el queno sea
(Inglaterra) nuestra enemiga declara-da... la Corte de
Inglaterra... no se consideraobligada... a sostener una parte de la
monarquaespaola contra la otra... a condicin que reco-nozcan su
soberano legtimo... luego, si noso-tros no reconocisemos a
Fernando, tendra la
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14 7 ACONTECIMIENTOS POSTERIORES
Inglaterra derecho... a sostener a nuestros con-trarios... y nos
declarara la guerra... En me-dio de estas poderosas consideraciones
quiereel... ciudadano Zamudio se grite: Independen-cia!
Independencia! Qu (se) pierde en quede palabra y por escrito
digamos: Fernando!Fernando![41]
Para Gran Bretaa el cambio era favorable, ya que facili-taba el
comercio con las ciudades de la zona sin que stese viera
obstaculizado por el monopolio del mismo queEspaa mantena con sus
colonias. Sin embargo, GranBretaa priorizaba la guerra en Europa
contra Francia,aliada a los sectores del poder espaol que todava
nohaban sido sometidos, y no poda aparecer apoyando alos
movimientos independentistas americanos ni permi-tir que la atencin
militar de Espaa se dividiera en dosfrentes diferentes. En
consecuencia presionaron para quelas manifestaciones
independentistas no se hicieran ex-plcitas. Dicha presin fue
ejercida por Lord Strangford,embajador de Inglaterra en la corte de
Ro de Janeiro, quemanifest su apoyo a la Junta pero lo condicion
"...siem-pre que la conducta de esa Capital sea consecuente y
seconserve a nombre del Sr. Dn. Fernando VII y de sus leg-timos
sucesores".[42]
Los grupos que apoyaron o llevaron adelante la revolu-cin no
eran completamente homogneos en sus prop-sitos, y varios tenan
intereses dispares entre s. Los crio-llos progresistas y los
jvenes, representados en la juntapor Moreno, Castelli, Belgrano o
Paso, aspiraban a rea-lizar una profunda reforma poltica, econmica
y social.Por otro lado, los militares y burcratas, cuyos
criterioseran llevados adelante por Saavedra, slo pretendan
unarenovacin de cargos: aspiraban a desplazar a los espa-oles del
ejercicio exclusivo del poder, pero heredandosus privilegios y
atribuciones. Los comerciantes y hacen-dados subordinaban la
cuestin poltica a las decisioneseconmicas, especialmente las
referidas a la apertura o nodel comercio con los ingleses.
Finalmente, algunos gru-pos barajaron posibilidades de reemplazar a
la autoridaddel Consejo de Regencia por la de Carlota Joaquina
deBorbn o por la corona britnica, pero tales proyectos tu-vieron
escasa repercusin.Estos grupos trabajaron juntos para el n comn de
ex-pulsar a Cisneros del poder, pero al conformarse la Pri-mera
Junta comenzaron a manifestar sus diferencias in-ternas.En la
revolucin no intervinieron factores religiosos, de-bido a que todas
las corrientes revolucionarias y realistascoincidan en su apoyo a
la religin catlica. Aun as, lamayor parte de los dirigentes
eclesisticos se oponan a larevolucin. En el Alto Per los realistas
y las autoridadesreligiosas procuraron equiparar a los
revolucionarios conherejes, pero los dirigentes revolucionarios
siempre im-pulsaron polticas conciliatorias en los aspectos
religio-sos. Los curas y frailes, en cambio, estaban divididos
geo-grcamente, los de las provincias de abajo eran leales
a la Revolucin, mientras que los del Alto Per prerie-ron
continuar leales a la monarqua.[43][44][45]
7 Acontecimientos posteriores
La Primera Junta. leo de Julio Vila y Prades.
Ni el consejo de Regencia, ni los miembros de la RealAudiencia
ni la poblacin espaola proveniente de Euro-pa creyeron la premisa
de la lealtad al rey Fernando VII, yno aceptaron de buen grado la
nueva situacin. Los miem-bros de la Audiencia no quisieron tomar
juramento a losmiembros de la Primera Junta, y al hacerlo lo
hicieron conmanifestaciones de desprecio. El 15 de junio los
miem-bros de la Real Audiencia juraron delidad en secretoal Consejo
de Regencia y enviaron circulares a las ciu-dades del interior,
llamando a desor al nuevo gobierno.Para detener sus maniobras la
Junta convoc a todos losmiembros de la audiencia, al obispo Lu y
Riega y al anti-guo virrey Cisneros, y con el argumento de que sus
vidascorran peligro fueron embarcados en el buque britni-co Dart.
Su capitn Marcos Brigut recibi instruccionesde Larrea de no
detenerse en ningn puerto americano yde trasladar a todos los
embarcados a las Islas Canarias.Tras la exitosa deportacin de los
grupos mencionados senombr una nueva Audiencia, compuesta
ntegramentepor criollos leales a la revolucin.Con la excepcin de
Crdoba, las ciudades que hoy for-man parte de la Argentina
respaldaron a la Primera Junta.El Alto Per no se pronunciaba en
forma abierta, debido alos desenlaces de las revoluciones en
Chuquisaca y La Pazde poco antes. El Paraguay estaba indeciso. En
la BandaOriental se mantena un fuerte bastin realista, as comoen
Chile.Santiago de Liniers encabez una contrarrevolucin enCrdoba,
contra la cual se dirigi el primer movimien-to militar del gobierno
patrio. Montevideo estaba mejorpreparada para resistir un ataque de
Buenos Aires, y laCordillera de los Andes estableca una efectiva
barreranatural entre los revolucionarios y los realistas en
Chile,por lo que no hubo enfrentamientos militares hasta la
rea-lizacin del Cruce de los Andes por Jos de San Martn
-
15
Mariano Moreno, uno de los integrantes ms notorios de laPrimera
Junta.
y el Ejrcito de Los Andes algunos aos despus. A pe-sar del
alzamiento de Liniers y su prestigio como hroede las Invasiones
Inglesas, la poblacin cordobesa en ge-neral respaldaba a la
revolucin, lo cual llevaba a que elpoder de su ejrcito se viera
minado por deserciones ysabotajes.[46]
El alzamiento contrarrevolucionario de Liniers fue r-pidamente
sofocado por las fuerzas comandadas porFrancisco Ortiz de Ocampo.
Sin embargo, una vez cap-turados Ocampo se neg a fusilar a Liniers
ya que habapeleado junto a l en las Invasiones Inglesas, por lo
quela ejecucin fue realizada por Castelli.Luego de sofocar dicha
rebelin se procedi a enviar ex-pediciones militares a las diversas
ciudades del interior,reclamando apoyo para la Primera Junta. Se
reclam elservicio militar a casi todas familias, tanto pobres
comoricas, ante lo cual la mayor parte de las familias
patriciasdecidan enviar a sus esclavos al ejrcito en lugar de a
sushijos. Esta es una de las razones de la disminucin de lapoblacin
negra en Argentina.La Primera Junta ampli su nmero de miembros
incor-porando en s misma a los diputados enviados por las ciu-dades
que respaldaban a la Revolucin, tras lo cual la Jun-ta pas a ser
conocida como la Junta Grande.
8 Consecuencias
Segn el historiador Flix Luna en su libro Breve histo-ria de los
argentinos, una de las consecuencias principalesde la Revolucin de
Mayo sobre la sociedad, que deja-ba de ser un virreinato, fue el
cambio de paradigma conel cual se consideraba la relacin entre el
pueblo y losgobernantes. Hasta aquel entonces, primaba la
concep-cin del bien comn: en tanto se respetaba completamen-te a la
autoridad monrquica, si se consideraba que unaorden proveniente de
la corona de Espaa era perjudi-cial para el bien comn de la
poblacin local, se la cum-pla a medias o se la ignoraba. Esto era
un procedimientohabitual. Con la revolucin, el concepto del bien
comndio paso al de la soberana popular, impulsado por perso-nas
como Moreno, Castelli o Monteagudo, que sostenaque, en ausencia de
las autoridades legtimas, el pueblotena derecho a designar a sus
propios gobernantes. Conel tiempo, la soberana popular dara paso a
la regla de lamayora, que plantea que es la mayora de la poblacinla
que determina, al menos en teora, al gobierno en ejer-cicio. Esta
maduracin de ideas fue lenta y progresiva, yllev muchas dcadas
hasta cristalizarse de una maneraelectoral, pero fue lo que llev
nalmente a la adopcindel sistema republicano como forma de gobierno
de Ar-gentina.Otra consecuencia, tambin segn el mencionado
histo-riador, fue la disgregacin de los territorios que
corres-pondan al Virreinato del Ro de la Plata. La mayor par-te de
las ciudades que lo componan tenan poblaciones,producciones,
mentalidades, contextos e intereses dife-rentes entre s. Estos
pueblos se mantenan unidos gra-cias a la autoridad del gobierno
espaol; al desaparecersta, las poblaciones de Montevideo, Paraguay
y el AltoPer comenzaron a distanciarse de Buenos Aires. La es-casa
duracin del Virreinato del Ro de la Plata, de apenastreinta y ocho
aos, no logr que se forjara un sentimientopatritico que las ligara
como una unidad comn.Juan Bautista Alberdi consider a la Revolucin
de Ma-yo una de las primeras manifestaciones de las disputas
depoder entre la ciudad de Buenos Aires y las del interior,uno de
los ejes alrededor del cual giraron las guerras civi-les
argentinas. Alberdi escribi en sus Escritos pstumoslo
siguiente:
La revolucin de Mayo de 1810, hecha porBuenos Aires, que debi
tener por objeto ni-co la independencia de la Repblica
Argentinarespecto de Espaa, tuvo adems el de emanci-par a la
provincia de Buenos Aires de la NacinArgentina, o ms bien el de
imponer la auto-ridad de su provincia a la nacin emancipadade
Espaa. Ese da ces el poder espaol y seinstal el de Buenos Aires
sobre las provinciasargentinas.
-
16 10 HOMENAJES
9 Anlisis historiogrco
La Pirmide de Mayo, situada en la Plaza de Mayo, en
BuenosAires.
La primera escuela notable de interpretacinhistoriogrca de la
historia de Argentina fue lafundada por Bartolom Mitre. Mitre
consideraba ala Revolucin de Mayo como una expresin icnicadel
igualitarismo poltico, como el conicto entre laslibertades modernas
y la opresin representada porla monarqua espaola, y el intento de
establecer unaorganizacin nacional sobre principios
constitucionalesen contraposicin al liderazgo de los
caudillos.[47]
Por su parte, Esteban Echeverra sintetizaba los idealesde Mayo
en los conceptos de progreso y democracia. Enel futuro, dichos
conceptos seran el eje alrededor del cualse diferenciaran la
historia cannica de la historia revi-sionista en lo referido a los
eventos de Mayo. La versincannica reivindica el progreso y justica
el abandono odemora de la concrecin de los ideales democrticos
parano poner en riesgo la prosperidad econmica aduciendoque la
sociedad de entonces an no estaba capacitada pa-ra aprovechar
apropiadamente la libertad poltica. Dichasituacin fue conocida como
la instauracin de la "Rep-blica posible".[47]
En la vereda opuesta, el revisionismo criticaba abierta-mente la
no conformacin de una democracia autntica.El historiador Jos Mara
Rosa, por ejemplo, arm quela historia cannica presentaba a la
revolucin como el
producto exclusivo de un sector reducido de la poblacinmovido
por el deseo de libertades de comercio y liberta-des individuales,
minimizando la implicacin de las ma-sas populares o el deseo de la
independencia por la in-dependencia misma.[48] Asimismo, Rosa
consider quela historia cannica minimizaba u ocultaba las
posturaspolticas de Manuel Belgrano, presentndolo en
cambionicamente como un lder militar.La gura de Mariano Moreno
tambin motiv disputaspor sus mtodos confrontativos. Algunos
historiadores loven como el principal impulsor de la Revolucin, o
biendel gobierno surgido de sta, mientras que otros relativi-zan su
inuencia. Tambin existen disparidades sobre suconsideracin o no
como jacobino, el arraigo o desarraigopopular de sus posturas, o el
anlisis de su pensamiento,sus fuentes o sus acciones. Sin embargo,
ms all de losjuicios de valor de cada historiador, hay consenso
entrelos mismos en considerar a Mariano Moreno como unode los
protagonistas de Mayo con la postura revoluciona-ria ms radical y
decidida.[47]
Por ltimo, aunque parece evidente que no puede asig-narse a un
da y a un hecho puntual la carga simblicade la independencia y
constitucin de la Argentina librey soberana, hay quienes consideran
el 9 de julio, fecha dela declaracin de la independencia, como cono
del naci-miento del pas, y otros, a la fecha del 25 de mayo. Uno
delos motivos del debate tiene que ver con el hecho de quehay
quienes consideran que la Revolucin de Mayo fueun acontecimiento
protagonizado solo por Buenos Airesmientras que la Declaracin de la
Independencia fue unacto que cont con la activa participacin de las
provin-cias. Parece claro, eso s, que la Revolucin de Mayo esla
celebracin del inicio de una serie de acontecimientosque
desembocaron en la formalizacin de la independen-cia en
1816.[49]
10 HomenajesEn la actualidad, el 25 de mayo es recordado como
una fe-cha patria en Argentina, con el carcter de feriado
nacio-nal. El mismo es inamovible, por lo que se celebra
exac-tamente el 25 independientemente del da de la semana.La fecha
fue feriado de Uruguay desde 1834 hasta 1933,con el nombre Da de
Amrica.En el ao 1910 "El Centenario de la Revolucin de Mayofue
celebrado con toda la grandeza que corresponda a lapropseridad de
las elites, y ese mismo ao ... en el mes deabril, Roque Senz Pea
fue elegido presidente de la Re-pblica. Muy poco despus iba a
posibilitar, mediante laley electoral que recuerda su nombre, el
ejercicio del su-fragio universal a todos los varones mayores de
dieciochoaos, en comicios de ejemplar limpieza.[50]
Ya a nales del siglo XIX Argentina iba consiguiendo unpapel
destacado en el mundo occidental gracias al pro-greso que le brind
el comercio de sus productos agrco-
-
17
loganaderos, como la carne, el cuero, la lana y el trigo, loque
enriqueci grandemente a las familias estancieras, alos frigorcos y
a otros comerciantes que comenzaron aadoptar las formas de vida de
los sectores sociales altosde Europa y Estados Unidos de la belle
poque. Emperoesta imponente realidad contrastaba con la situacin
demillones de inmigrantes que -atrados por las posibilida-des que
ofreca este rico pas- cruzaron el Ocano Atln-tico en procura de una
mejor calidad de vida, en paz y conposibilidades de progreso y
ascenso socioeconmico, queestas tierran les ofrecan en ese
entonces. Si bien la granmayora de ellos, en poco tiempo, se fueron
integrando altejido social y conformaron la base del destacado
estratosocial medio argentino, otros en cambio continuaronviviendo
en condiciones de pobreza.
Centenario de la Revolucin deMayo. Tedeum del 25 de mayo de1910.
El presidente argentino Jos Figueroa Alcorta y la InfantaIsabel de
Borbn a la cabeza.
El presidente Arturo Frondizi junto al presidente del
ConsejoNacional de Gobierno de Uruguay, Eduardo Vctor Haedo,
en1960, en un acto por el Sesquicentenario de la Revolucin
deMayo.
Ello no fue bice para durante los festejos del
CentenarioArgentino llegaran al pas embajadores y comitivas
espe-ciales para tan importante celebracin, que fueron recibi-dos
por el presidente Jos Figueroa Alcorta y alojados en muchos casos
por las familias tradicionales. La visitams esperada fue la de la
Infanta Isabel de Borbn, ta delrey Alfonso XIII de Espaa, quien se
hosped con toda lapompa en el palacio de la familia Bary, en la
avenida Al-vear y que inaugurara un nuevo edicio conocido como
el Palacio Vera que fuera edicado por su propietario, elrico
estanciero Eustoquio Daz Vlez (hijo), precisamen-te en la Avenida
de Mayo, la nueva y ms prestigiosa vade la ciudad de Buenos
Aires.Arribaron tambin mandatarios de pases hermanos co-mo Pedro
Montt, presidente de Chile y Eugenio Larra-buru, vicepresidente del
Per. Representaciones de Uru-guay, Estados Unidos, Francia, Italia,
Alemania, Holanday Japn guraron entre la lista de los estados
participan-tes que participaron de los diversos desles
castrences.El imponente y novsimo Teatro Coln fue el escenariode
una gran funcin de la lrica en donde fue cantada laobra Rigoletto
por Titta Ruo, el impresionante bartonoitaliano.Pero los festejos
por el primer siglo de la Revolucinde Mayo no solamente fueron a
nivel estatal sino quetambin llegaron a Argentina intelectuales y
escritoresde aquella poca: Ramn del Valle Incln, Jacinto
Bena-vente, Vicente Blasco Ibez stos de la madre patria, Georges
Clemenceau, Jean Jaurs y Anatole France estos tres ltimos,
franceses.Con motivo de El Centenario se erigieron
monumentosideados por las distintas y progresistas comunidades
quehabitaban la ya cosmopolita ciudad de Buenos Aires y quehoy en
da son excepcionales exponentes de su arquiteturahistrico
urbana.
Bicentenario Argentino. Videomapping sobre el Cabildo.
En el ao 2010 se cumplieron doscientos aos de la Re-volucin de
Mayo, lo que motiv las celebraciones delBicentenario de la Repblica
Argentina. La fecha, as co-mo tambin la imagen de un Cabildo en
forma genrica,se utilizan en diversas variantes para homenajear la
Re-volucin de Mayo. Dos de las ms notables son la Avenidade Mayo y
la Plaza de Mayo, en esta ltima se erigi laPirmide de Mayo al ao de
la revolucin, la cual fue re-construida con su aspecto actual en
1856. 25 de mayoes el nombre de diversas divisiones
administrativas, loca-lidades, espacios pblicos y accidentes
geogrcos de laArgentina; se pueden mencionar el departamento
Veinti-cinco de Mayo en San Juan, la localidad de Veinticincode
Mayo en la Provincia de Buenos Aires, la Plaza 25 de
-
18 12 NOTAS
Mayo en Rosario, la Plaza 25 de Mayo en La Rioja y laisla
Veinticinco de Mayo (conocida internacionalmentecomo Isla Rey
Jorge). Tambin se utiliza un Cabildo con-memorativo en las monedas
de 25 centavos, y una imagendel Sol de Mayo en las de 5
centavos.
10.1 La Revolucin de Mayo en la culturapopular
El carcter de fecha patria del 25 de mayo motiva que ca-da ao la
misma sea descripta con frecuencia en las revis-tas infantiles
argentinas, como por ejemplo Billiken, ascomo tambin en manuales de
uso escolar en las escuelasprimarias. Dichas publicaciones suelen
omitir algunos as-pectos del evento histrico que por su violencia o
conte-nido poltico podran considerarse inapropiados para me-nores
de edad, tales como el elevado armamentismo dela poblacin de
aquella poca (consecuencia de la pre-paracin contra la segunda
Invasin Inglesa o las luchassociales entre los criollos y los
espaoles continentales.En su lugar, se enfoca a la revolucin como
un eventodesprovisto de violencia y que inevitablemente habra
su-cedido de una u otra forma, se pone el acento en
aspectosfolklricos y secundarios tales como el estado del tiempodel
25 y si ese da llova o no, o si el uso de paraguas esta-ba
extendido o limitado a una minora.[51][52] Tambin sepresentan como
personajes arquetpicos de la revolucina diversos pregoneros, entre
ellos el vendedor de velas, elaguatero, la mazamorrera repartiendo
empanadas entrelos concurrentes a la plaza el 25 de mayo.[53]
Pelcula muda "La Revolucin de Mayo".
Los acontecimientos fueron representados en La Revo-lucin de
Mayo, una de las primeras pelculas mudas deArgentina, lmada en el
ao 1909 por Mario Gallo y es-trenado en 1910, ao del centenario.
Fue el primer lm deccin argentino realizado con actores
profesionales.[54]
Entre las canciones inspiradas en los sucesos de mayo
seencuentra el Candombe de 1810. El cantante de tangosCarlos Gardel
interpret El sol del 25, con letra deDomingo Lombardi y Santiago
Rocca, y Salve Patriade Eugenio Crdenas y Guillermo Barbieri. Pedro
Berru-
ti, por su parte, cre Gavota de Mayo,[55] con msicafolclrica.En
esta celebracin, como as tambin en la del 9 de julioes muy comn que
el pueblo prepare o consuma locro, yen las escuelas primarias se
beba un tradicional chocolatetibio.
11 Vase tambin Adhesin de la Intendencia de Salta a la
Revolucin
de Mayo
Centenario Argentino Bicentenario de la Repblica Argentina
Guerra de la Independencia Argentina
12 Notas[1] Abad de Santilln, Diego (1965). La Revolucin de
Ma-
yo: Factores convergentes y determinantes. Historia Ar-gentina.
Buenos Aires: TEA (Tipogrca Editora Argen-tina). p. 387.
[2] Abad de Santilln, Diego (1965). La Revolucin de Ma-yo:
Factores convergentes y determinantes. Historia Ar-gentina. Buenos
Aires: TEA (Tipogrca Editora Argen-tina). p. 391.
[3] Este prestigio fue utilizado como argumento por el patrio-ta
Juan Jos Paso para justicar en el cabildo abierto queBuenos Aires
tomara la iniciativa de reemplazar al virreysin consultar
previamente a las otras ciudades.
[4] Abad de Santilln, Diego (1965). La Revolucin de Ma-yo:
Factores convergentes y determinantes. Historia Ar-gentina. Buenos
Aires: TEA (Tipogrca Editora Argen-tina). pp. 395, 396.
[5] Luna, Flix (1997). La etapa colonial / Las
InvasionesInglesas. Breve historia de los argentinos. Planeta
Argen-tina. p. 272. 950-742-811-9.
[6] Cattneo, Jos Luis. Un tal Mariano Moreno. EditorialDunken.
Buenos Aires. 2013. P. 33. ISBN 978-987-02-6373-9.
[7] Los investigadores Juan Reyes y Genoveva Loza sostienenla
segunda posicin, argumentando que se mantuvo el sis-tema de
gobierno espaol y no se respald la revolucin enLa Paz, ver: La
Razn. El primer gobierno libre latinoa-mericano. 16/7/2006,
mientras que otros como TeodocioImaa, Gabriel Ren Moreno en La gran
revolucin deChuquisaca de Ramiro Prudencio Lizn, 22/5/2004, Co-rreo
del Sur o Felipe Pigna en Los mitos de la historiaargentina, Grupo
editorial Norma, 26 edicin, 2007, Ar-gentina, ISBN 987-545-149-5,
pginas 224/5, captulo:La Revolucin de Mayo, sostienen que la de
Chuquisa-ca fue una revolucin independentista, citando como su
-
19
principal fundamento el silogismo de Chuquisaca o silo-gismo
altoperuano: "Debe seguirse la suerte de Espaa oresistir en Amrica?
Las Indias son un dominio personaldel rey de Espaa; el rey est
impedido de reinar; luego lasIndias deben gobernarse a s mismas.
Bernardo de Mon-teagudo.
[8] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de la
historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
pp. 226, 227. ISBN 987-545-149-5.
[9] Pacho O'Donell (1998). El Grito Sagrado. Buenos
Aires:Editorial Sudamericana. ISBN 9500713314.
[10] citado en Crnica Histrica Argentina, Tomo I, pg 145.(1968)
Ed. CODEX.
[11] Historia Argentina. Pg. 31. Escrito por Jorge
Fernndez,Julio Csar Rondina. Publicado por Universidad Nac.
delLitoral, 2004 ISBN 987-508-331-3, 9789875083318
[12] Cornelio Saavedra, Memoria autgrafa, en Biblioteca deMayo,
tomo II, pginas 1050-1051, 1966
[13] Abad de Santilln, Diego (1965). Las jornadas de Mayode
1810: Divulgacin de las noticias sobre el curso de lainvasin
francesa a Espaa. Historia Argentina. BuenosAires: TEA (Tipogrca
Editora Argentina). p. 404.
[14] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 229. ISBN 987-545-149-5.
[15] Domnguez, Luis L. (1861). Seccin V: la Revolucin.Captulo 1:
el 25 de mayo de 1810.. Historia Argentina.Imp. del Orden. pp. 204
205.
[16] Domnguez, Luis L. (1861). Seccin V: la Revolucin.Captulo 1:
el 25 de mayo de 1810.. Historia Argentina.Imp. del Orden. pp. 205
206.
[17] El Cabildo y la Revolucin de Mayo. www.buenosaires.gov.ar
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
[18] Abad de Santilln, Diego (1965). Las jornadas de Mayode
1810: Divulgacin de las noticias sobre el curso de lainvasin
francesa a Espaa. Historia Argentina. BuenosAires: TEA (Tipogrca
Editora Argentina). p. 406.
[19] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 231. ISBN 987-545-149-5.
[20] Vicente Fidel Lpez (1896). La gran semana de
1810.Publicacin on-line de la Biblioteca digital
argentinawww.biblioteca.clarin.com. Buenos Aires: Carlos Casava-lle
Editor, Imprenta y Librera de Mayo.
[21] citado en Crnica Histrica Argentina, Tomo I, pg 148.(1968)
Ed. CODEX.
[22] Rodrguez Bosch, Ral (1986).Eustoquio Daz Vlez.Soldado de la
Independencia y la Organizacin Nacio-nal. Editora Selene. Buenos
Aires. Pgina 21. ISBN 950-95007-2-0.
[23] Alejandro Pasino (1/12/00). La crisis de la monarquaespaola
y las revoluciones hispnicas. Portal Educar.
[24] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 234. ISBN 987-545-149-5.
[25] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 237. ISBN 987-545-149-5.
[26] Luna, Flix (1994). 1810 y sus efectos / La Revolucin.Breve
historia de los argentinos. Buenos Aires: Planeta /Espejo de la
Argentina. p. 62. 950-742-415-6.
[27] De Ganda, Enrique (1960). La adhesin a FernandoVII,pgino
110. Historia del 25 de Mayo (Primera edi-cin edicin). Argentina:
Claridad. p. 444.
[28] Abad de Santilln, Diego (1965). Las jornadas de Mayode
1810: Divulgacin de las noticias sobre el curso de lainvasin
francesa a Espaa. Historia Argentina. BuenosAires: TEA (Tipogrca
Editora Argentina). p. 409.
[29] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 238. ISBN 987-545-149-5.
[30] Abad de Santilln, Diego (1965). Las jornadas de Mayode
1810: Divulgacin de las noticias sobre el curso de lainvasin
francesa a Espaa. Historia Argentina. BuenosAires: TEA (Tipogrca
Editora Argentina). p. 410.
[31] http://www.gutenberg.org/ Proyecto Gutembreg (ed.).Actas
capitulares desde el 21 hasta el 25 de mayo de1810.
[32] Scenna, Miguel ngel, Las brevas maduras. Memorial dela
Patria, tomo I, pg. 231 y 232, Ed. La Bastilla, Bs. As.,1984. ISBN
950-008-021-4
[33] Ramallo, Jorge Mara (1983). Los grupos polticos en
laRevolucin deMayo. Buenos Aires: Ediciones Macchi. pp.6980. ISBN
950-037-024-7.
[34] Mitre, Bartolom (1887). . Ediciones Flix Lajouane.Buenos
Aires. Cuarta edicin.
[35] Archivo General de Indias. Sevilla. E. 122 C.C.L.26,1810.
Carta del Virrey de Buenos Aires donde cuenta a SuMajestad con
varios documentos que acompaa, de los su-cesos ocurridos en la
Capital, en el mes de mayo de aquelao. Buenos Aires, 23 de junio de
1810.
[36] Revista de Indias, 2004, vol. LXIV, nm. 231, pgs. 349-382,
ISSN: 0034-8341 (formatoPDF)
[37] Circular a las provincias del interior del 27 de mayo
de1810
[38] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
p. 243. ISBN 987-545-149-5.
[39] Halpern Donghi, Tulio (1974). Historia contemporneade
Amrica Latina. Madrid: Alianza.
[40] Luna, Flix (agosto de 2004). Consecuencias de la aso-nada.
Grandes protagonistas de la historia argentina: Ma-rianoMoreno.
Buenos Aires: La Nacin. p. 25. ISBN 950-49-1248-6.
-
20 14 ENLACES EXTERNOS
[41] M. Deleis y col. Cartas que hicieron la historia,
BuenosAires, Edit. Aguilar, 2001, pg 116
[42] Jos Mara Rosa (octubre de 1968). Historia del
Revisio-nismo. Historia del Revisionismo y otros ensayos.
Merln.
[43] Di Stfano, Roberto, El plpito y la plaza, Ed. Siglo XXIde
Argentina, Bs. As., 2004. ISBN 987-1105-75-4
[44] Di Stfano, Roberto y Zanatta, Loris, Historia de la
IglesiaArgentina, Ed. Grijalbo Mondadori, Bs. As., 2000.
ISBN987-9397-17-7
[45] Calvo, Nancy, Di Stfano, Roberto y Gallo, Klaus,Los curas
de la Revolucin, Ed. Emec, Bs. As.,2002. ISBN 950-04-2396-0
[46] Luna, Flix (agosto de 2004). El Enemigo - La
contra-rrevolucin. En La Nacin. Grandes protagonistas de laHistoria
Argentina - Mariano Moreno (1 edicin). BuenosAires: Planeta. p.
108. ISBN 950-49-1248-6.
[47] Poli Gonzalvo, Alejandro (2008). Mayo, la revolucin
in-conclusa. Buenos Aires: Editorial Emece. 978-950-04-3030-2.
[48] Jos Mara Rosa (octubre de 1968). La enseanza de lahistoria.
Historia del Revisionismo y otros ensayos. Mer-ln.
[49] Bicentenario patrio: 2010 o 2016? por Gabriel
Conte,21/05/2008, en Mdz on line.
[50] Luna, Flix (2006). Historia Integral de la Argentina
Vo-lumen II (1 edicin). Planeta. pp. 805 y ss. Texto
ISBN950-49-1586-8 ignorado (ayuda)
[51] Pigna, Felipe (2007). La Revolucin de Mayo. Los mi-tos de
la historia argentina (26 edicin). Argentina: Grupoeditorial Norma.
pp. 217218. ISBN 987-545-149-5.
[52] Fabin Harari (2008). La Revolucin que Billiken nosocult.
Veintitrs II (516). 1851-6602, pginas 22-27.
[53] Lanata, Jorge (19 de mayo de 2008). A qu especiepertenece
un negro?. Crtica de la Argentina. Consulta-do el 6 de octubre de
2008.
[54] La Revolucin de Mayo (Mario Gallo, 1909)
[55] http://www.editorialescolar.com/pedroberruti.htm
13 Bibliografa Abad de Santilln, Diego (1965). Historia
Argenti-
na. Buenos Aires: TEA (Tipogrca Editora Argen-tina).
Mara Alonso, Roberto Elisalde, Enrique Vzquez(1994). Historia :
Argentina y el mundo contempor-neo. Buenos Aires: Editorial Aique.
ISBN 950-701-203-6.
Luna, Flix (1994). Breve historia de los argenti-nos. Buenos
Aires: Planeta / Espejo de la Argentina.ISBN 950-742-415-6.
Pigna, Felipe (2007). Losmitos de la historia argenti-na (26
edicin). Argentina: Grupo editorial Norma.ISBN 987-545-149-5.
Poli Gonzalvo, Alejandro (2008). Mayo, la revo-lucin inconclusa.
Buenos Aires: Editorial Emece.ISBN 978-950-04-3030-2.
14 Enlaces externos Wikiquote alberga frases clebres de o
sobreRevolucin de Mayo. Wikiquote
Wikisource contiene obras originales de o sobreActas capitulares
desde el 21 hasta el 25 de mayode 1810 en Buenos
Aires.Wikisource
25 de mayo de 1810 (Produccin del Ministerio deEducacin de la
Nacin)
La revolucin de Mayo (antecedentes, hechos y con-secuencias)
Pelcula muda sobre la Revolucin de Mayo (reali-zada en 1910)
A 200 aos de la Revolucin de Mayo. Mayo Unao varias
revoluciones?
-
21
15 Texto e imgenes de origen, colaboradores y licencias15.1
Texto
Revolucin de Mayo Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_de_Mayo?oldid=82707723
Colaboradores: JorgeGG,Lourdes Cardenal, Angus, SpiceMan, Rosarino,
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Millars, Humberto, Netito777, Xsm34, Fixertool, Nioger, Pedro
Nonualco, Idioma-bot, Plux, ManuelTrujillo Berges, Bucephala,
Aibot, VolkovBot, Urdangaray, Technopat, Queninosta, Belgrano,
Libertad y Saber, Tegu~eswiki, Mstreetlinux, Matdrodes, Fernando
Estel, DJ Nietzsche, Pruxo, BlackBeast, Lucien leGrey, Muro Bot,
Edmenb, Mushii, PaintBot, Fraaan, Cobalt-tempest, Sageo,
Jcestepario, BOTarate, Marcelo, Mel 23, Manw, Pascow, Elnegrojose,
Furado, Greek, El bot de la dieta, Aleposta, LTB,Tirithel,
Prietoquilmes, Jarisleif, HUB, El Megaloco, Nicop, Quijav,
Eduardosalg, Botelln, Leonpolanco, Pablo323, Andrutkb,
Doncentu,Aipni-Lovrij, Gelpgim22, UA31, Thingg, Lang, Taty2007,
AVBOT, Ellinik, Eaeaeapepe, LucienBOT, Gizbot, Angel GN,
MarcoAurelio,Ezarate, Diegusjaimes, Davidgutierrezalvarez,
Pablocarballo, Arjuno3, Andreasmperu, Luckas-bot, Angelsaracho,
Dangelin5, Draxtreme,Nixn, Onorcini, ArthurBot, SuperBraulio13,
Xqbot, Jkbw, FrescoBot, Caetano Bresci, Sfs90, Torrente, Gorecb137,
Botarel, Marktuan,EmBOTellado, BOTirithel, TiriBOT, MAfotBOT,
Eduardo Martn Schweitzer Benegas, Selasie, Abece, HMC.Puebla,
PatruBOT, An-gelito7, RNL89, Jorge c2010, Foundling, Balmi,
GrouchoBot, Miss Manzana, Genas&santas, Edslov, Bachi 2805,
Savh, Capoforever,ZroBot, ChessBOT, Sergio Andres Segovia,
Alconatus, Nahir martinez, Rubpe19, Sof22687, Emiduronte, MadriCR,
Fenix022, Cehms,XanaG, GMoyano, Satans va de retro, KLBot2,
Engranaje, Inesbugsbunnyines, Sebrev, Barbarafernandez, MetroBot,
John plaut, Ileanan, LlamaAl, Santga, Helmy oved, Escuela Docente,
Lucaspeluca, EduLeo, Chuleitta, Apache52, Veintiochoesquinaquince,
ShaGuarF1,Frankstar18, Balles2601, Glaisher, Historyfactss,
Analias30, Divercity, Diego Navarro Lema, Martyneitor, Jarould,
Marian222nn, Benja-Bot, Meechum, Julialelelelelellel, Damian5657 y
Annimos: 652
15.2 Imgenes Archivo:25_de_mayo_por_F._Fortuny.jpg Fuente:
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_Fortuny.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: [1] Artista
original: Francisco Fortuny Archivo:Audio-input-microphone.svg
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Li-
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Artista original: The people from the Tango! project
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Cisneros.jpg Licencia: Public domain Colaboradores:
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Artista original: Annimo
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asNueva imagen de videomapping del Cabildo Artista original:
morrissey
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Blanes Artista original: Juan Manuel Blanes (1830 - 1901)
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Artista original: Pedro Subercaseaux
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Nacional da Ajuda Artista original: Desconocido
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Argentina de Diego Abad de Santilln (1965) Artista original:
Bajorrelieve creado porGustavo Eberlein (1847-1926)
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Artista original: Annimo
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Trumbull
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Artista original: Francisco de Goya
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nacin Artista original: Agustn Donado(1767-1831)
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22 15 TEXTO E IMGENES DE ORIGEN, COLABORADORES Y LICENCIAS
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Artista original: Franois Grard
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Artistaoriginal: Mario Gallo (1878 - 1945)
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Abad de Santillan Artista original: Juan de Dios Rivera
(1760-1843)
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Repblica de Bolivia Artista original: Joaquin Pinto
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Bruno Girin
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Argentina Artista original: Julio Vila y Prades (1873-1930)
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Artista original:Annimo
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