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MEMORIAL I&EIIIEBOS DEL AÑO LXXVL—QUINTA ÉPOCA.~TOMO XXXVIII NüM. vm AGOSTO DE 1921 ViADKllJ IMPRENTA DBL «MEMOEIAT, DK INOENIEEOS DEL KJÉECITO^ 1921
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Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

Jul 21, 2022

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Page 1: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

MEMORIAL

I&EIIIEBOS DEL AÑO LXXVL—QUINTA ÉPOCA.~TOMO XXXVIII

NüM. vm AGOSTO DE 1921

ViADKllJ IMPRENTA DBL « M E M O E I A T , D K I N O E N I E E O S DEL KJÉECITO^

1921

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SUMARIO tAge

La Qu in t a d imens ión , por el General de Brigada Excmo. Sr. D. Mariano 'Rubio : 295

T r a n s p o r t e de ma te r i a l e s po r cables aé reos , por J. B 303

Vó l tme t ro amplif icador de A b r a h a m , por el capitán de Ingenieros don Antonio F. Bolaños 318

Necrología:

El coronel de Ingenieros D. Francisco Cañizares yMoyano. 323

Sección de A e r o n á u t i c a :

Acorazados y aeroplanos 325

Revista Mil i ta r :

Las Escuelas prácticas preparatorias de Zapadores, en Gerona 328 Nuevas tendencias en la reorganización militar francesa 329

Crónica Científica: Antorcha oxi-acetilénica submarina 331 Método para preservar aluminio de la corrosión 331 Lo3 tonelajes morcantes en 1921 332 El ruido del trueno y el del cañón 333

Bibliografía: '

- Balística experimental y aplicada. — Lecciones explicadas durante el cur­so de 1918 a 1919, por el teniente coronel de Artillería D. Antonio J u -liani y Negrotto 333

Feldzugsaufzeíchnungen (Notas de la guerra), por el general Otto von Moser 335

El pozo Mouras no es órgano depurador.—Cómo deberá aplicarse, por don Francisco de P. Ricart y Gualdo 336

Asociación F i lan t róp ica del Cuerpo de Ingenie ros del Hjérci to: Balance de fondos correspondiente al mes de julio de 1921 93

Novedades ocur r idas en el pe r sona l del Cuerpo d u r a n t e el mes de . -ju l io de 1921 94

Asociación del Colegio de San ta B á r b a r a y San Fe rnando :

Balance de las cajas de la Asociación y Colegio correspondiente al mes de julio de 1921 101

Biblioteca del Museo de Ingen i e ro s :

Relación de las obras compradas y regaladas que se han recibido en la misma durante el mes de julio de 1921 103

Se acompañan los pliegos 3 y 4 de la Memoria titulada Apun tamien to sobre a l ­gunos de los factores que m á s afectan a n u e s t r a economía naclonaI> por el teniente coronel de Ingenieros D. Francisco Lozano. (Conclusión),

T el pliego 8 de la Memoria titulada Acua r t e l amien to . (Se continuará).

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CONDICIONES DÉ LA PUBLICACIÓN

Se publica en Madrid todos los meses en un cuaderno de cuatro o más pliegos de 16 páginas, dos de ellos de Revista científico-militar, y los otros dos o más de Memorias facultativas, u otros escritos de utilidad con sus correspondientes láminas.

Se suscribe en Madrid, en la Administración, Calle de los Mártires de Alcalá, núm. 9, y en provincias, en las Comandancias de Inge­nieros.

F'recios de suscripción: 12 pesetas al año en España y Portugal y 20 en los demás países.

Los pedidos de suscripciones deberán acompañarse de su importe.

Las suscripciones que se hagan por conducto de los señores libreros, satisfarán un aumento de 20 por 100, en beneficio de éstos.

ADVP:RTENCIAS

En este periódico se dará una noticia bibliográfica de aquellas obras o publicaciones cuyos autores o editores nos remitan dos ejemplares, uno de los cuales ingresará en la Biblioteca del Museo de Ingenieros. Cuando se reciba un sólo ejemplar se hará constar únicamente su ingreso en dicha Biblioteca.

Los autores de los artículos ñrmados, responden de lo que en ellos se diga.

No se devuelven los originales.

Las figuras que formen parte de ellos, habrán de enviarse dibujadas, sólo con tinta negra, en papel blanco o tela y con las letras o ins­cripciones bien hechas. Las figuras en colores, no se publicarán más que en casos excepcionales.

Se ruega a los señores suscriptores que dirijan sos reclamaciones a la Administración en el más breve plazo posible, y que avisen con tiempo sos cambios de domicilio.

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Año W V I : MñDRID.=f1Q0ST0 DE 1921. NÜM. VIII

LA QUINTA DIMENSIÓN (1)

Cada hombre, según su inteligencia, ve las cosas de un modo distin­to. La inteligencia humana, considerada en su conjunto, interpreta nece­sariamente los hechos y los fenómenos según cualidades características de esta inteligencia. Metafóricamente puede decirse que la inteligencia humana constituye, después de las dimensiones del espacio y el tiempo, una quinta dimensión que substituye a la de la realidad absoluta y trans­forma ésta en la transitoria verdad científica.

* *

El Edificio Científico.

Cada vez que, dentro del campo ya no reducido de los conocimientos humanos, se manifiesta un adelanto de importancia, suelen escucharse opiniones que tienden a pretender demostrar que la nueva idea de que se trata o el sensacional descubrimiento han echado a bajo con estrépito todo el edificio de las conquistas científicas, y que los hombres de saber

(1) Comunioaoión presentada al Congreso'de la Asociación Española paíáel Pro­greso de las Ciencias celebrado en Oporto del 26 de junio a 1.° de julio de 1921.

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29é M É M O W A L D E I N G E N I E M O S

han de olvidar o poco menos todos sus antiguos conocimientos para em­pezar de nuevo por el A, B, O de la nueva doctrina surgida en el cami­no del progreso.

Tal concepto de la evolución de las ciencias es reconocidamente falso, y hay que considerar esta manera de pensar como contraria a la majes­tad de la Ciencia, tejida por los hombres durante una serie de siglos que la imaginación difícilmente puede abarcar. Las verdades científicas siempre tienen el carácter de provisionales para cualquier hombre refle­xivo. Quien quiera que sea que se asombre en demasía del resultado del reciente experimento o de las afirmaciones de la nueva teoría, lo primero que hace es delatar que poseía un extraviado concepto de la Ciencia y de su indefinida perfectibilidad.

' Hay que considerar en su conjunto todo el edificio científico para comprender sus vastas proporciones, }o complejo de su estructura, la hermosora de sus lineas arquitectónicas, el trabajo inmenso que ha re­querido la labra de sus múltiples sillares. Pensar que el resultado de un descubrimiento puede echar a tierra, en un instante, lo levantado con el esfuerzo de incontables hombres durante un número extraordinario de siglos, es no formar concepto de cómo el hombre de hoy se ha derivado del de ayer, no comprender cómo el hombre de mañana sentirá la efica­cia del de hoy.

La civilización es la marcha de la Humanidad, que, como en una ca­rrera de obstáculos, salva las dificultades del camino para llegar paulati­namente a un estado mejor. Cada paso adelante del hombre es resultado de una lucha grande o pequeña; cada mejora es un verdadero descubri­miento; cada descubrimiento significa el término de una evolución. Nin­gún hombre puede alabarse justamente de haber, por si solo y con inde­pendencia de los demás, hecho avanzar por poco que sea él carro del progreso. Todo descubrimiento tiene como prólogo fenómenos anterior­mente conocidos y observados; tiene además la ayuda que le han presta­do instrumentos que son hijos de una industria formada paulatinamente por hombres que, al parecer ajenos al descubrimiento de que se trata, lo han hecho prácticamente posible y resultan, por tanto, indudables cola­boradores del inventor.

Respetemos, de consiguiente, el grandioso edificio de la Ciencia le­vantado laboriosamente por la Humanidad; y tengamos la cordura sufi­ciente para no considerar como intangibles y definitivas las verdades adquiridas por la Ciencia.- No olvidemos nunca que el avance mismo de la Ciencia podrá modificarlas, y sobre todo, tengamos presente que toda afirmación científica es la aseveración de hombres que han observado hechos, que laudablemente han pretendido explicar y aclarar, pero que

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REVISTA MENSUAL 297

no siempre lo habrán logrado. Sí es exacto decir que las cosas son del color del cristal con. que se miran, no es menos cierto que los propios ojos del observador y la inteligencia que está detrás de estos ojos influ­yen tanto como el cristal en el resultado de la observación y en las con­secuencias que de ella se quieran derivar.

El hombre y el bosque.

Un hombre de la ciudad, poco conocedor de lo que atañe a' árboles y plantas, penetra en el bosque. Si al salir de la espesura le interrogáis para que os describa lo que ha visto, os hablará de la magnitud de los árboles, de la espesura de la maleza, de las dificultades de la marcha que ha realizado. Si es un botánico el que ha atravesado el bosque, sus expli­caciones os parecerán mucho más precisas: recordará las principales especies y variedades de árboles y arbustos que ha observado, y aun añadirá la admiración que le causó descubrir tal variedad, cuya existen­cia no sospechaba en aquellos parajes. Un poeta, después de recorrer el bosque, fijará en sus versos la impresión que en su alma produjo el espec­táculo de la soledad entre los gigantes del reino vegetal; y un naturalis­ta al estilo de Fabre se reirá de la afirmación del poeta, y dirá que, lejos de reinar en el bosque la soledad, ha descubierto en él toda una inmensa gama de vida, junto a las raíces de los árboles, como en el tronco, en las ramas y en las hojas de los mismos.

Todos han recorrido el bosque y cada uno ha visto un bosque dife­rente, un bosque,, si no formado a imagen y semejanza del observador, por lo menos profundamente modificado por el alma de cada observador. Bosque del botánico, del entomólogo, del leñador, del comerciante en maderas, del poeta, del músico, del cazador, del bandolero sois todos el mismo bosque; pere no es posible dudar de que para cada hombre el bosque es diferente, y esta diversidad del observador y del resultado de la observación hace que no se pueda afirmar de una manera rotunda cuál es el verdadero bosque, después de escachar tantas descripciones distintas del mismo.

El hombre y el Uniyerso.

No son sólo los objetos complejos y que pueden ser examinados des­de puntos de vista distintos los que cambian radicalmente según sea el observador, sino que igualmente se transforma, en-virtud de la ecuación personal de cada uno, el concepto de los asuntos que parecen más concre­tos y definidos. Para un hombre rudo, en cuyo espíritu no han entrado

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298 MEMORIAL DE INGENIEROS

los más elementales conocimientos de la Astronomía, la tierra está quie­ta, absolutamente quieta, y para él, quien le hable de movimientos de la tierra que no sean los de un terremoto, estará loco o poco menos. No será tan poco observador del movimiento de los astros que no se haya fijado en que, ya no sólo el sol y la luna, sino todos los luminares de la bóveda celeste dan vueltas alrededor de la tierra. Este hombre es un ignorante hoy, Ptolomeo decía lo mismo que él, y la historia de las ciencias recuer­da todavía con respeto al autor de esta misma afirmación, que fué la ver­dad científica durante varios siglos.

Para el ^conocedor de la teoría de Oopérnico el movimiento de los astros aparece tan claro como para el anterior observador era la fijeza absoluta de la tierra. El discípulo de Copórnico os hablará del movimien­to elíptico de la tierra alrededor del sol, y de la luna alrededor de la tie­rra, y su ciencia llegará a precisaros las magnitudes de los ejes de estas elipses, y el tiempo que tarda la tierra para llegar de nuevo al extremo de un diámetro que dejó en igual fecha del año anterior. Pero un astró­nomo de lenguaje más preciso no aceptará esta explicación sino como un convencional sistema de entender las cosas. Os dirá que no estando fijo en el espacio el sol y marchando al contrario con velocidad grande hacia lejanos parajes del cosmos, hablar de elipses, llamar elípticos a los movi­mientos de los planetas y de los satélites, es cosa análoga a afirmar que los diversos puntos de la llanta de una rueda del carruaje que recorre una carretera siguen una línea recta. Los movimientos de los planetas en el espacio son complicadísimos epicicloides, y más complicados toda­vía los de los satélites, de tal manera que, ignorantes de la trayectoria precisa del sistema solar, pretender definir exactamente el movimiento de la tierra es, hoy por hoy, una tarea imposible.

y un discípulo de Einstein podrá intervenir, diciendo que no hay en el mundo nadie capaz de decir si una cosa está parada o en marcha; que los movimientos relativos podrían combinarse de modo que sí hay algún punto fijo en la Creación, éste podría ser la tierra, y que alrededor de ella todo girase, todo cambiase de lugar, si no precisamente como decía Ptolomeo, por lo menos tal como pretendía el ignorante observador que he puesto en primer término de estas líneas.

• Las cosas son, indudablemente, de una manera, pero además de estar definidas por las ciencias y por la cuarta dimensión, el tiempo, como di­cen los físicos modernos, están caracterizadas, para cada uno, por su pro-pía inteligencia, por sus individuales medios de observación, por la ín­dole de sus conocimientos, verdaderos o falsos. Cuando afirméis una ver­dad científica no olvidéis nunca que esta dimensión personal—la quinta dimensión dO todos los problemas—hará que otros, hoy, maflana o den-

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REVISTA MENSUAL • 299

tro de un siglo, afirmen como verdad científica algo muy distinto de lo que con presunta certidumbre aseguráis hoy.

La concepción del espacio.

Hay asuntos obscuros que atraen la atención de los hombres pensa-sadores sin que la inteligencia, por más esfuerzos que haga, pueda llegar a descifrar el enigma que encierran. Imaginad un espacio limitado, como el encerrado dentro de las paredes, el piso y el techo de una habitación. Ninguna dificultad entraña comprender que de aquel local pueden ex­traerse todos los muebles. Si suponemos que la habitación es una caja nietálica de bastante resistencia y que se pueda cerrar herméticamente, nada costará admitir que de aquella habitación hemos extraído el aire atmosférico, y que lo hemos extraído totalmente. Nuestra imaginación puede llegar a más, y es dar por realizado el hecho de que en el interior de la habitación no quede nada absolutamente: ni muebles, ni aire, ni éter, ni ningún otro representante de la .materia o de la energia capaz de estar en un lugar. Pero hay algo que nuestra imaginación no puedo en­tender de ninguna manera, ni próxima ni remota, ni clara ni obscura, y es que de la gran caja pudiéramos quitar hasta el espacio, es decir, que dentro de ella no hubiera una parte limitada del gran espacio universal. Esta idea no puede explicársela la inteligencia humana; no puede saber­se qué podría ser el Universo antes de la creación del espacio. Nuestro concepto de la potencia creadora de Dios nos permite ver con los ojos de la imaginación el espacio desprovisto de astros y reinando en él un vacío perfecto. Lo que no podemos concebir es un estado del Universo ante­rior a la creación del espacio. A nuestra inteligencia le cuesta tanto en­tender la idea de un espacio que ha existido siempre como la creación del espacio salido absolutamente de la nada.

La idea de la infinidad del espacio tampoco puede explicársela nues­tra imaginación. Einstein pretende resolver la dificultad dicióndonos que puede admitirse un espacio ilimitado, pero no infinito; un espa­cio encorvado que puede recorrerse indefinidamente, pero que. no es infinito.. Si discutir esta idea de Einstein, ella no explica la duda de la inteligencia. O el espacio es infinito, en cuyo caso nuestra inteligencia queda anonadada por el deseo no satisfecho de entender lo qae quiere •significar un espacio infinito, o no es el espacio infinito, y -entonces la misma inteligencia no queda menos embarazada para explicarse cómo es un universo finito, pues si al terminar lo finito hay un espacio infinito que contiene al Universo, no se ha hecho otra cosa que cambiar el nom­bre de la dificultad; y si después del universo finito no hay nada, ni es-

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pació, no se puede entender cómo una cosa tan grande como el^-Univérso; 0 aunque fuera microscópicamente pequeña;, no esté situada en lugar alguno.

La incógnita de la gravitación.

Este espacio, que no sabemos entender, encierra en sus entrañas la-causa de la mayoría de los fenómenos físicos del Universo. Explicamos estos fenómenos por medio del éter—un éter discutido, aunque no anu­lado—, pero acaso no comprendemos bastante cómo las propiedades de este espacio obran sobre los objetos en él contenidos. Ningún problema como el tan obscuro de la gravitación da idea de la eficacia real del espa­cio. Newton dictó las leyes de la gravitación, según las cuales, los cuer­pos se atraen hasta caer, si otras causas no lo impiden, unos sobre otros. La experiencia demuestra que la velocidad de caída de los cuerpos en el vacío es constante, de tal manera, que con la misma velocidad cae, atraída por la tierra, una ligera paja que una pesada masa de plomo, cuando la resistencia del aire no se interpone.

La inteligencia no puede aceptar fácilmente este concepto de la atrac­ción. Por mucho que nos esforcemos, no podremos comprender cómo una cosa material, desprovista de sentimientos, sea capaz de sentir el deseo de arrojarse sobre otra én virtud de una ley de simpatía. En cambio, la inteligencia puede explicarse con mayor o menor dificultad que los cuer­pos caminen unos sobre otros en virtud de movimientos propios del am­biente que les rodea. Tal, por ejemplo, los objetos arrojados al mar van a" parar a la orilla, no porque la orilla los atraiga, sino por el movimiento de las olas. La gravitación no es una propiedad activa de la materia, sino del espacio. Indudablemente el espacio se agita en forma tal, que sus mo­vimientos se propagan con la enorme velocidad de la luz. Estos movi­mientos, estas fuerzas que obran sobre los cuerpos sumergidos en el espa­cio, tienen una resultante que actúa sobre las masas para, aproximarlas, según las leyes de Newton, ya exactas éstas, ya modificadas por la ley de la relatividad. Nos admiramos de que la velocidad de caída de la. paja sea, en el vacío, igual que la del plomo, y no nos sorprende el mis­mo hecho cuando la paja y el plomo viajan en un mismo vagón del ferro­carril. El espacio complejo, fuente de grandes energías físicas, constitu-, •ye sin duda alguna uno de los llamados secretos de la naturaleza; pero la inteligencia vislumbra que las masas son entes pasivos y que la actividad principal reside en el espació donde están sumergidas las .masas.

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REVISTA MENSUAL 301

Lo secretos de la naturaleza.

De propósito he citado esta frase tan vulgar de los secretos de la na­turaleza, para hacer constar que sólo sirve para expresar nuestra igno­rancia en un asunto determinado, pero que, en realidad, los secretos de la naturaleza no existen como tales secretos. La naturaleza se pone de manifiesto ante nosotros con toda su grandiosidad. Nada nos oculta, nada nos disimula.. Nuestros aparatos ópticos escudriñan las profundidades del espacio, no hasta un límite marcado por la naturaleza, sino hasta donde permite el alcancé de aquéllos. La luz que de los astros lejanos llega al espectroscopio permite analizar la materia integrante de diches astros como si estuvieran en nuestros laboratorios, sin que la naturaleza interponga su.veto para impedir que se descubran sus secretos. En todo problema de explicación difícil, en todo fenómeno que no sepamos com­prender, hemos de ver la limitación de nuestros medios de investigación y, en resumen, una manifestación palmaria de que la inteligencia huma­na no es ilimitada y que su dimensión es la que fija, no sólo el radio de los conocimientos humanos en su conjunto, sino el conocimiento que cada ser humano tiene de cada cosa que su inteligencia examina, analiza o- juzga!

Lá potencia y el alcance de la inteligencia.

Hay una serie de problemas que el hombre no há sabido resolver; hay un conjunto de fenómenos que la inteligencia no sabe explicar; hay una serie incontable de cosas que cada inteligencia comprende de un modo diferente; y todo ello nos induce a opinar que la inteligencia hu­mana, que es el instrumento de que el hombre dispone para conocer la verdad, no es un medio de investigación tan poderoso y tan perfecto como acaso hemos imaginado. Desde luego, se observa la calidad distinta de las inteligencias. Unas parecen instrumentos ópticos de campo exten­so, pero dé escaso alcance; otras son, al contrario, adecuadas para ver, por decirlo así, las cosas lejanas, pero dentro de un campo muy reducido. Esta diversidad de inteligencias, si las conociéramos tan completamente como conocemos una balanza del laboratorio, nos explicaría por qué cada hombre vé ciertas cosas de un modo diferente que el vecino, por qué la. inteligencia humana da una dimensión especial de todo aquello que ob­serva y que es objeto de sus meditaciones.

Hay asuntos que parecen revelar cierta ineptitud de la inteligencia humana para comprenderlos y explicarlos. El problema del espacio infi-

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BÍto y el problema del tiempo, preñado de incógnitas, se presentan tan obscuros hoy como en los más remotos siglos, a pesar de todas las teorías que tienden a explicar lo accidental, no lo esencial de la dificultad.

Hay un caso bien característico de la ineficacia de la inteligencia para determinar el modo de ser del mundo físico. Los progresos astronó­micos nos enseñan cada día que el espacio poblado de astros es tanto ma­yor cuanto mayores y más poderosos son los medios de observación de que disponemos, de modo que, por decirlo así, del lado de las cosas gran­des no hay medio de vislumbrar un término a la magnitud de la Crea­ción. Pero, cosa singular, cuando las ciencias físicas y químicas han diri­gido sus investigaciones hacia abajo, hacia lo extraordinariamente pe­queño, no tan sólo han tropezado con la misma dificultad de que lo pe­queño no tiene límite en su pequenez, sino que el universo microscópico tiene los mismos caracteres que el telescópico, y que nuestro sistema planetario y quizá nuestro universo estelar tienen una estructura aná­loga al universo de los átomos.

Y la gran duda que asalta al espíritu es ésta. Saber si, efectivamente, hay una parte del universo que se dilata indefinidamente ante nuestros telescopios y otra parte que también se extiende indefinidamente ante nuestros más delicados medios de investigación, o si estos dos universos que observamos hacia la región de lo grande y hacia la región de lo pe­queño no son más que un solo conjunto que por un defecto de perspec­tiva intelectual vemos de un modo diferente, atribuyéndoles cualidades de grande o pequeño, que acaso sólo sean hijas del modo de ser de nues­tra inteligencia.

Si suponéis que no tenéis otro medio de comprobar si una superficie es plana que aplicar a ella una regla en todos sentidos, y admitís que la regla de que disponéis para el caso es curva y que no estáis enterados de su curvatura, es indudable que el error del instrumento de comproba­ción se traducirá en afirmar que son curvas todas las superficies planas, y que tomares por plana la superficie de curvatura determinada, que co­rresponda con la de la regla. Nosotros no tenemos, en último término, más que nuestra inteligencia para comprobar la verdad, y mientras no tengamos la certeza absoluta de que ella está apropiada para -comprobar cierto género de verdades, siempre habremos de temer que en la concep­ción de determinadas teorías y en la explicación de ciertos fenómenos complejos juega un papel importante la inteligencia. Es, por lo tanto, difícil afirmar si existe paralelismo absoluto entre el ser real y efectivo de las cosas tal como únicamente puede verlas Dios y el modo como las ven los ojos de nuestra inteligencia. Por este motivo la inteligencia hu­mana sustituye la realidad absoluta por una transitoria verdad científi-

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ca, alterando, en virtud de la propia dimensión, la dimensión real que no sabemos medir.

Observad, meditad, actuad.

El progreso científico se alimenta de los frutos de la observación. Que cada uno observe atentamente lo que tiene a su lado: lo que hablan los campos y las montañas, los hombres y los animales, las máquinas de las fábricas y los aparatos del laboratorio. Las meditaciones sobre los hechos observados sirven para relacionarlos con los conceptos generales de la ciencia, ensanchando la esfera de los conocimientos humanos. La satisfac­ción de los que con su deber y su perseverancia han levantado el edificio científico ha de ser grande, pero esta satisfacción no debe engendrar el orgullo, pues las conquistas de la ciencia no son jamás definitivas. La prudente dnda, de Descartes, ha de estar siempre de guardia en el espí­ri tu del hombre de ciencia, teniendo constantemente en la memoria esta ley, que he procurado hacer resaltar en las páginas anteriores; es decir, que la imperfecta inteligencia humana puede dar a todo fenómeno apa­riencias que no correspondan con la realidad absoluta de los hechos.

Pero hay un punto en que la duda no debe existir, y es en la necesi­dad de actuar. La ciencia del hombre no debe ser nunca meramente con­templativa; no ha de limitarse al aspecto vanidoso de saber por el placer de saber, sino que ha .de obrar poderosamente para acentuar la marcha general de la civilización. Y la civilización ha de tener como objetivo permanente el aumento del bienestar moral y material del mayor núme­ro posible de seres humanos, Cuando el hombre, cualquiera que sea, por las cualidades de su inteligencia, la dimensión inexacta que dé a las co-cosas del mundo en que vive, actúa en el sentido indicado, se aproxima verdaderamente a Dios, que es el término y el resumen de todas las di­mensiones del Universo.

. MARIANO RUBIO.

TRANSPORTE DE MATERIALES POR CABLES AÉREOS

Exceptuándose algunas explotaciones mineras y muy excepcional-mente en algún otro caso, no se utilizan en nuestro país los trenes de transporte aéreo de materiales, por acogerse con algún cuidado la idea

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de su instalación, dado lo costoso de la misma. Pero hoy dia que los ma­teriales, por imposición de competencia, tienen que presentarse en el mercado a precios relativamente bajos, no tendría nada de extraño que el sistema se generalizase por las ventajas que proporciona y por ser de gran utilidad en algunas regiones, dada su naturaleza y configuración-.

No pretendemos hacer aquí un estudio del transporte, conocido segu­ramente por todos los lectores, sino dar una ligera idea del sistema por garra de fricción, que es hoy día el universalmente adoptado en casi to­das las instalaciones modernas.

Sistema de un solo cubo.—Más antiguo que el anterior, es el de un solo cubo, que se emplea aún hoy día y que en lineas generales, consiste en un cubo que va y viene por un solo cable-vía fijo y se gobierna por medio de una cuerda de tracción sin fin, accionada por una fuerza mecá­nica, no siendo preciso más que un solo obrero para su utilización.

Sistema de dos cubos.—Una modificación de aquél, es el sistema de dos cubos que marchan en sentidos contrarios por cables-vías, fijos, separados y paralelos. Los cubos están espaciados de modo que cuando uno de ellos se halla en la estación de carga de uno de los extremos de la línea, el cubo del lado opuesto se encuentra en la de descarga, accionán­dose ambos por medio de una cuerda de tracción sin fin.

En algunos casos y con declive suficiente, este sistema funciona por gravedad y compensación haciendo que el cubo descargado suba gracias al peso del cubo cargado que baja; pero en la mayoría de los casos se es­tablece en la estación de carga, una máquina de vapor o un motor de ga­solina o eléctrico, que proporcionan la fuerza motriz necesaria. También este sistema, en cualquiera de los casos, funciona con un sólo obrero el cual se situará en la estación de carga, pues la descarga en la generali­dad de los casos se verifica automáticamente.

Este sistema que si bien tiene las ventajas de ser sumamente económi­co, de adaptarse bien al transporte de material cuando este es mineral) arena, grava, arcilla etc., y de constituir un medio para desembarazarse sin coste apreciable de desperdicios de piedra, carbón, basuras etc. dado el automatismo de la descarga en cualquier punto de la línea, tiene sin embargo el grave inconveniente de ser de capacidad y longitud muy li­mitadas, siendo la primera inversamente proporcional a la segunda. Por otra parte, los cubos van fuertemente unidos con pernos a la cuerda de tracción lo que hace preciso para la carga, llevar el material que ha de transportarse, a la estación de carga y depositarlo en un recipiente o tolva desde la que baje a los cubos. De no hacer esto, cosa que hasta pue­de ser imposible en casos especiales, precisa desprender los cubos del colgador para transportarlos en busca del material, en vagonetas o carre-

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REVISTA MENSUAL 805

tones, con la consiguiente pérdida de tiempo, desgaste de elementos de sujeción y disminución notable del rendimiento del sistema.

Hoy día en el extranjero funcionan lineas de este sistema de una lon­gitud de 150 a 500 metros.

Sistema de garra de fricción.—Haciendo desaparecer los inconvenien­tes que tiene el anterior y superándole por sus muchas ventajas, el siste­ma de garra de Jricción constituye hoy día el procedimiento utilizado por el mundo industrial. Es del tipo de cable doble, continuo, sujetán­dose los cubos portadores a una cuerda o cable de tracción, sin fin y de movimiento constante, por medio de un artificio llamado garra de fric­ción, que luego describimos. Esta garra, firmemente sujeta por pernos al colgador o bastidor de sosténdel cubo, está provista de mandíbulas movibles que sujetan fuertemente el cubo al cable tractor. De esta garra, más que de nada, depende el éxito del sistema, pues si aquélla falla, la instalación es inútil.

Los cubos, portadores del material (fig. 1), viajan sobre cables-vias fijos A B, que están sostenidos a intervalos por castilletes o torres de so­porte, las cuales varían en altura según la longitud del vano y el perfil o configuración del terreno. Como los cubos portadores viajan en circuito continuo entre las estaciones de carga y descarga, los cargados pueden viajar siempre por el cable de uno de los lados de la línea, mientras que los vacíos pueden hacerlo por el cable paralelo del otro lado de la misma, lo cual presenta la ventaja de hacer el circuito continuo como hemos di­cho y usar en el lado de los cubos vacíos un cable-vía de diámetro más reducido que el que se necesita para el lado de la carga.

Cubos.—Los cubos se hacen de diversas formas, adecuadas a la clase particular de material que han de transportar: mineral, arena, carbón, maderas, barriles, leña, etc. El modelo normal, señalado en la figura ] , para minerales y otras materias análogas, se hace de tamaños cuya capa­cidad varía entré 1 y 6 metros cúbicos, pero ésta en realidad depende del peso del material y de la cantidad del mismo que haya de transpor^^ tarse en un tiempo determinado. El armazón está formado por una lámi? na gruesa de acero capaz de resistir un trabajo rudo, y los colgadores CD y C' D' son de acero dulce, bien reforzados y provistos de trabas de acero. La armadura, constituida por Cmm' C y D o n-n o D', que sirve de soporte a la garra de fricción Q dá más consistencia a los colgadores. En la figura se ve también la cuerda de tracción 1 T'. El trole y su equir po R se compone de dos grandes roldanas de acero montadas entre pla­cas laterales, también de acero. Las roldanas van provistas de cojinetes Hyatt, de rodillo y de aceitera automática.

Torres de soporte.—Los castilletes o torres de soporte intermedias

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(figura 2), que sustentan el cable-vía y el de tracción, se pueden hacer de madera o acero, según se prefiera, y cuándo son del primer material, la disposición más corriente es la representada en la figura. Sin embargo, cuando hayan de resistir esfuerzos extremadamente grandes o en cir­cunstancias extraordinarias, se pueden hacer de forma especial.

Como se ve en la figara, en los puntos A y A' están sujetos a los apo­yos correspondientes los dos cables-vías de ida y de vuelta, j en B j B' se asientan sobre traveseros los ro­dillos guiadores del cable de trac- '

Fig. 1. í'ig. 2.

ción, los cuales son de acero y están provistos de bujes de bronce fosfórico con lubricación automática. Claro que por la configuración del cubo y del soporte, las roldanas del trole de aquél pasan perfectamente por el cable-via en su punto de apoyo. En el momento del pasó y poco anteS) el cable tractor se sale de los rodillos guiadores, debido a que la garra de fricción se encuentra a mayor altura que éstos; pero, a su vez, van pro­vistos de guardas de hierro forjado para tener la seguridad de que el cable tractor vuelve invariablemente a los rodillos guiadores, una vez que el cubo ha recorrido cierta distancia.

El vano que separa a las torres de soporte es variable y depende) como es lógico, del perfil o configuración del terreno' y de la capacidad de la línea. Generalmente, en terreno llano, la distancia entre las torres

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varia entre 80 y 125 metros; pero en regiones montañosas es corriente admitir vanos de 600.a 950 metros de longitud. En estos largos vanos es muy conveniente proteger las torres con amortiguadores de capucha,

Fig. 3.

como se indica en la figura 3, para resguardar los cables-vías de un des­gaste excesivo.

Si el cambio de pendiente de una línea resultara excesivo, como ocurre en el caso que acabamos de considerar de región montañosa, es muy con­veniente instalar en el punto de cambio de pendiente en lugar de una torre ordinaria, una estación.de carriles con la que se amortigua el cam-

Fig. 4.

bio brusco de pendiente, dándola uña longitud prudencial y establecien­do en ella carriles de acero, por los cuales marchan las roldanas de los cubos, evitando así totalmente el desgaste del cable-vía. La figura 4 da

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MEMORIAL Í)E INGENIEROS

una idea de cuanto acabamos de decir y del funcionamiento del sistema, en la,s proximidades de una torre de apoyo.

Tensiones.—Estaciones intermedias de tensión.—La tensión a que de­ben estar sometidos tanto los cables-vías como los tractores, se ejerce en la generalidad de los casos por medio de cajas de pesos, automáticas, si­tuadas a ser posible en la estación de carga o descarga más baja, con ob­jeto de sacar todo el partido posible de la tensión debida al peso de los cables que actúa en sentido inclinado. Caando, como en algunos casos ocurre, las circunstancias impiden él uso de cajas de pesos en los cables-vías, se emplea en su lugar el tesador de un aparejo conveniente.

Lo dicho se refiere a una línea de longitud media, pero se comprende

Fig. 5.

fácilmente que cuando se trate de lineas largas, no bastará con el proce­dimiento indicado para mantener la tensión necesaria en los cables-vías. Entonces se hace preciso instalar estaciones intermedias de tensión con las que se vence la resistencia debida a la catenaria de los cablea

y el rozamiento que se produce eñ los sombreretes de las torres. En estas estaciones intermedias de tensión, los cables se dividen y sus

puntas se dirigen a una caja de pesos P , conío ocurre con el A A'', o á anclajes rígidos (7, como el B B', y para que no haya interrupción en el paso de cubos por la solución de continuidad de los cables-vías, se coloí»

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can carriles de acero i2 R', colgados de la cumbrera MM', doblando sus extremos en las direcciones de los cables, con los cuales se confunden a la entrada y salida de la estación.

Estaciones de carga y descarga.—La tensión del cable tractor se ejeice, según las circunstancias, desde la estación de carga o desde las de des­carga, dependiendo asimismo de la situación del freno o del mecanismo que suministra la potencia, y tiene lugar automáticamente, dependiendo de la carga a transportar, por medio de una caja de pesos F\ (como se ve en la figura 6, que representa una estación de descarga), que actúa en el eje de la roldana r, por la que pasa el cable tractor. Esta roldana está

Fig. 6.

montada en un carrillo de acero de pequeñas ruedas que corre hacia atrás y adelante en unas guias, a medida que el cable avanza o retrocede, según las variaciones de la carga.

..El rozamiento necesario para el gobierno y trabajo del cable tractor se obtiene generalmente por medio de una roldana grande con ranura doble y una roldana loca, ambas de eje vertical y dispuestas de modo que el cable dá dos medias vueltas alrededor de la roldana de dos ranu­ras. Claro que si fuera preciso aumentar la fricción a causa de un aumen­to en la carga o por otras circunstancias que asi lo exigieran, bastaría con aumentar las superficies de cable y roldana en contacto, aumentando el número de ranuras de esta última ó empleando la rueda de agarre autc

. ' 25

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mátieo, construida por ]a misma casa Broderick antes nombrada, con ]a que es imposible que el cable de tracción resbale, pues está formada de manera que cuanto más fuertemente se tira del cable, más firmemente queda agarrado a aquella.

En la misma figura 6 ya citada puede verse la caja P de pesos para obtener la tensión del cable-vía, asi como el descargadero D donde los cubos vierten los materiales, cuando con estos puede hacerse tal-opera­ción, y la disposición de carriles para la entrada en la estación de los cu­bos. No presentamos esquema de una estación de carga, por ser en un todo análoga a la anterior, diferenciándose sólo en que en ella se instalan, el motor, frenos, roldanas de fricción para el cable tractor y un cargade­ro de materiales en la parte superior.

En el sistema que estamos describiendo se hace preciso desprender el cubo del cable, tractor, tanto en la estación de carga como en la de des­carga, lo cual se consigue automáticamente por medio de un zafador, situado a la entrada de las estaciones de término, en la forma que más adelante explicareraos.

Descripción de la garra.—La disposición que da nombre al sistema es la llamada garra de fricción, marca 6orilla, que va montada en el centro

Fig. 7.

del colgante del cubo y que sirve para fijar este último al cable de trac­ción (figuras 7 y 8}. Con esta garra, los cubos se prenden y desprenden fácilmente del tractor, a fin de detenerlos en las estaciones para cargar o descargar el material.

Las mandíbulas Q de esta garra se accionan por medio de un tornillo ie. dos roscas: una, gruesa, y otra, fina; la rosca gruesa sirve para acercar

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REVISTA MENSUAL 311

rápidamente las maadíbulas al cable, y la fina para terminar la opera­ción, sujetándola con gran fuerza. Se calcula que la palanca P F' de la garra, unida al efecto del rodillo contrapeso i2, produce un esfuerzo de '¿00 a 1 kilogramos, es decir, que 1 kilogramo de peso en el brazo de pa­lanca da lugar a una presión de 200 kilogramos en las mandíbulas.

Esta garra se construye toda ella de acero, siendo intercambiables sus diferentes piezas, así como los forros de acero de que van provistas las mandíbulas de agarre, que al desgastarse por el uso pueden sustituir­se, lo que constituye una positiva ventaja económica. Todas las piezas esenciales están alojadas en una cubierta fundida M que las resguarda en absoluto del polvo y de los agentes atmosféricos. La cubierta y el eje, una vez labrados, son sometidos a un procedimiento carbonizador espe­cial que endurece las partes expuestas al desgaste, asegurándoles una mayor duración. .

La característica especial de esta garra, qué aparte de ser sencilla, la hace muy recomendable, es la de ajustarse autcmáticamente a cuales-

Pig. 8.

quiera variaciones en el diámetro del cable tractor, debidas a desgaste, empalmes, etc. Esto se verifica, por que la palanca (fig. 7) puede girar en Fentido de la flecha hasta formar por bajo de la horizontal un ángulo su­perior a 26°. Cuando forma un ángulo del miemo valor por encima de la horizontal, es cuando el ajuste inicial de cable y mandíbulas, se verifica.

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312 MEMORIAL DE INGENIEROS

Si el cable o cuerda se gasta, el brazo de palanca, obligado por el rodillo de contrapeso, se limita a girar más sobre la rosca fina antes indicada, haciendo que se aproximen más las mandíbulas y manteniendo así la misma o mayor presión.

Está comprobado que de una a otra posición extrema (25° sobre o bajo la horizontal), se viene a compensar un desgaste de 1,5 milímetros en el cable tractor; pero como cuando la palanca llega a la posición límite in­ferior puede volver a la posición primitiva con sólo apretar un poco la tuerca de ajuste, y esta operación puede realizarse cuantas veces sea pre­ciso, resulta que con las dimensiones normales de un tractor pueden lle­gar a compensarse unos 9 a 10 milímetros sin cambiar ninguna de las piezas de la garra.

Prendido y desprendido de cubos.—Conocido esto, sólo queda el proce­dimiento de prendido y desprendido de cubos con una garra de este sis-

:ss>-

Fig. 9.

tema, lo cual se lleva a cabo muy sencillamente. Para lo primero, el obrero (fig. 9) le hace bajar por un plano inclinado ligeramente que for­ma el carril en la estación correspondiente (puede verse también en la figura 6). Esta comba del carril desempeña el papel dé acelerar la mar­cha del cubo y además coloca el tractor en la posición conveniente, entre las mandíbulas de la garra. Cuando el cubo baja por el carril inclinado, la pieza A levanta el brazo de la palanca hasta colocarlo en posición casi vertical; en este momento, el extremo inferior de dicho brazo tropieza con el diente B, lo que haciendo girar con rapidez al brazo lleva consigo que las mandíbulas aprisionen el tractor con gran fuerza. .

Para.desprender el cubo cuando éste entra en alguna estación, el ro­dillo contrapeso de la palanca (fig, 10) se levanta al tropezar con el plano inclinado O, y el diente D le hace colocarse en la posición que indica la figura, separándose así las mandíbulas y fijándose aquél en su nueva si-

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REVISTA MENSUAL 313

tuación por un tope de acero fijo al armazón del colgador. Para que on ningún caso pueda fallar el mecanismo en estas dos operaciones, al pasar el cubo por los lugares precisos para que se verifiquen,.queda guardado por arabos lados con unas piezas de hierro angular.

De lo expuesto se deduce que al entrar el cubo en la estación de car­ga pasa desde el cable-vía fijo a los carriles de acero, donde tropieza con la disposición desprendedora que automáticamente separa la garra de la cuerda ó cable de tracción, lo cual permite al cubo seguir por sí mismo hasta el sitio de la carga, o ser empujado a mano, si la distancia fuera excesiva. Una vez cargado el cubo, se le empaja hasta la disposición prendedera del costado de ida, con lo que la garra se prende automática­mente al tractor, iniciándose el movimiento del cubo, que saldrá de esta estación con dirección a la de descarga, y una vez llegado a esta última,

¿^fc»

Fig. 10. .

pasa de nuevo desde el cable-via a los carriles terminales, donde se des­prende automáticamente, se descarga el material y vuelve a prenderse para enviarlo otra vez a la estación de carga.

En este sistema, los cubos pueden hacerse desprendibles de los colgantes, a fin de poderlos cargar en carros o carretones, ser empu­jados al pie del material, etc., no necesitándose así cargar más que una sola vez.

Este desprendimiento puede hacerse, bien por vías inclinadas, de gran pendiente, o por un corto carril ajustable, que suba y baje auto­máticamente.

Materiales y capacidad de transjwrte.—Por una misma línea se pueden transportar distintas clases de material: leños, carbón, mineral, etc., pues, en realidad, no hay límite en este aspecto, en que el sistema no pueda Ser.empleado ventajosamente.

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Si la conveniencia así lo aconsejara, en las estaciones es posible ins­talar apartaderos de carga y descarga, con carriles desviadores, dentro de una distancia no exagerada, como asimismo estaciones intermedias de carga o descarga en uno o más puntos a lo largo de la línea, sin que ello entorpezca para nada el funcionamiento general y presentando, en cam­bio, la ventaja de poderse transportar cómodamente los productos de otras minas o fábricas que se encuentren al paso.'

La capacidad de la linea puede aumentarse en cualquier tiempo hasta su limite máximo con sólo utilizar el número de cubos necesario.

Cuando las líneas son extremadamente largas, la carga excesiva o la pendiente muy grande, es preciso dividirlas en secciones utilizando esta­ciones intermedias de gobierno. Ello también se hace preciso en los cam­bios bruscos de dirección. Las estaciones de ángulo que entonces se esta­blecen dan lógicamente lugar a que suba el coste de la instalación y aumen­ten los gastos de explotación, ya que; se hace necesaria la presencia de un obrero en cada una de ellas, pero de todos modos es innegable lo venta­joso de su uso, hasta en las regiones más montañosas, sea cual fuere la pendiente o la anchura de las cañadas y de los ríos.

Accesorios.—En todas las instalaciones deben incluirse como parte del equipo, aceiteras automáticas para el cable-vía y un circuito telefónico completo. Las aceiteras para los cables pueden ser de dos clases; unas de remolque para líneas cortas, que arrastran los mismos cubos y otras para líneas largas, constituidas por un tanque engrasador, grande e indepen­diente con.su garra de fricción, al igual que los cubos.

Algunas veces conviene pesar el material que se transporta, y para ello puede emplearse una báscula automática provista de un carril en su parte superior, por el que pasan los cubos cargados, haciéndola registrar el peso correspondiente.

Elección de cable tractor.—En la geneneralidad de los casos, al proce­der a instalar una línea convendrá elegir el cable tractor con arreglo a las necesidades, y esto puede conse^guirse haciendo uso de la tabla de transmisión de energía por cables de acero, inserta a continuación, cuyos datos han sido ya experimentados.

Experimentalmente también se ha reconocido que el número de revoluciones indicado es el que proporciona una transmisión más suave y uniforme.

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HEVI8TA MENSUAL 315

DiAmetro Número Diámetro Caballos Diámetro Número Diámetro Caballos de la de de la de

revolucio­ del cable en de revolucio­ del cable en de ro ldana en nes por roldana en nes por

metros. minuto . mil ímetros . fuerza. metros. minu to . mil ímetros. fuerza.

0,91 80 9,5 3 2,13 140 14,3 35 0,91 100 9,5 3,5 2,'I4 80 15,9 26 0,91 120 9,5 4 2,44 100 15,9 32 0,91 140 9,5 4,5 2,44 120 15,9 3!) 1,22 80 9,5 4 2,14 140 15,9 '15 1.22 100 9,5 5 2.74 80 14,3-15,9 41- 48 1,22 • 120 9,5 6 2,74 100 14.3-15.9 ; 58- 60 1,22 110 9,5 7 2.74 120 14,3-15.9 69- 73 1.52 80 11,1 9 2.74 140 14.3-15,9 82- 84 1,52 100 • 11,1 11 3,05 80 15,9-17,5 (i4- 68 1 52 120 11,1 13 H,05 100 15.9-17.5 80- 85 1,52 UU l í . l 15 3,05 • 120 15.9-17.5 96-102 1.8! 80 12.7 14 . 3,0o 140 15,9-17.5 112 119 1.83 100 li.l 17 3,6G 80 17.5-19,1 93 - 99 1,83 120 12.7 20 3,6íi 100 17,5-19,1 116-124 1,83 110 12,7 23 3,Gí? 120 17,5-19,1 140-149 2,13 • 80 1 4 3 20 3,f;6 120 22,2 173 2,13 100 14,3 25 4,27 80 25,4-28.ti 141-148 2,13 120 14,3 30 4,27 ' 100 25,4-28,6 176-185

Empalmes.—Los cables de acero son susceptibles de hacer 'en ellos empalmes, y ya se fabrican teniendo en cuenta esta necesidad. Como es muy probable, en el estudio que nos está ocupando, que en más de una ocasión haya que efectuar dicha operación, vamos a dar una idea de cómo puede llevarse a cabo con perfección suma en el supuesto de que el cable consta, por ejemplo, de seis cordones y un alma de cáñamo.

Lo primero que es preciso hacer en el caso particular a que nos esta-

Fig. 11,

mos refiriendo, es poner el cable en las roldanas, estirarlo bien por me­dio de un aparejo, (fig. 11), y empalmarle las puntas cuando está ya puesto en su lugar.

Las herramientas que son necesarias para esta operación, so reducen a un martillo, un cortafríos bien afilado que cortará las puntas de los cordones, dos punzones de acero para abrir los cordones, dos lazos de cuerda embreada con palillos (fig. 15) para destorcer los cordones, un

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316 MEMORIAL DE INGENIEROS

cuchillo para cortar el alma de" cáñamo, dos mazos de madera y un apa­rejo.

La operación puede considerarse descompuesta en cinco fases, que son las siguientes:

Primera fase. Se coloca el cable sobre las roldanas y se aprieta bien con el aparejo (fig. 11), el cual debe quedar enganchado en los extremos del cable a distancia suficiente para que dejen libre de un lado y de otro

una cantidad de cable con la que se pueda hacer un empal­me de unos 6 metros, es decir, unos 3 a cada lado del centro como se indica en la acotación de la figura. Para evitar que los enganches del aparejo res­balen, pueden colocarse morda­zas como se ve en la citada fi-Fig. 12.

^ nSjfí? Í7Z,

Después se marca el centro de la unión en los dos trozos del cable, bien con tiza, bien atando un hilo en los puntos correspondientes. Inme­diatamente puede precederse a empalmar, dejando en caso necesario el aparejo en tensión o quitándolo si no fuera preciso, en cuyo caso se saca el cable de las roldanas y se empalma con más comodidad.

Segunda fase. Se destuercen los cordones de ambas puntas del cable hasta una longitud de 3 me­tros próximamente. En se­guida se corta el centro o alma de cáñamo (fig. 12) y se unen los diferentes cordo­nes de modo que los opues­tos se entrelacen con regu­laridad entre si (figura 13).

Tercera fase. Se destuerce un cordón A y se va poniendo tras el otro cordón 1 de la otra punta, metiéndolo bien en la ranura que se forma al destorcer J., de modo que el colchado de los cordones corresponda en la ranura abierta con los demás del cable.

So prosigue de igual modo hasta haber colocado todo el cordón i , ex­cepto un trozo de unos 30 centímetros. Entonces secorta A dejándole asi mismo una longitud de 30 centímetros.

Cuarta fase. Se destuerce otro cordón 4 de la otra punta y se va po­niendo en su lugar el cordón D metiéndolo bien en la ranura abierta como antes, y se procede exactamente lo mismo que con el primer cor-

Fig. 13.

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R.EVJSTA MENSUAL • 317

don (fig. IB). Se hace a continuación lo mismo con B y 2 acabando pró­ximamente á 1,20 metros del primer par de cordones; igual se sigue con los cordones 5 y E, acabando como en el caso anterior; luego, con G y 3,

4C£7 ?ffe//-a^

Fig. 14.

y, por último, con 6 y F. Entonces estarán ya colchados todos los cordo­nes y con sus puntas a distancia de 1,20 metros entre sí, como se ve en la figura 14.

Quinta fase. Una vez hecho lo que precede, hay que sujetar las pun­tas libres de los cordones sin aumentar el diámetro del cable. Para ello se cogen dos lazos de cuerda o torcedores (fig. 15) y se sujetan al cableí com.0 se indica en la figura 16, torciéndose en direcciones opuestas para abrir el colchado del cable, y se corta a continuación el alma de cáñamo. En seguida se enderezan las puntas de los cordones y se meten en el lu­gar que ocupaba el alma, a medida que una cantidad igual de ésta se va eliminando. Luego se tuercen los lazos, al revés de como se torcieron

Fig. 15. Fig. 16.

antes para cerrar el colchado, y si queda alguna desigualdad en el cable, se iguala con los mazos de madera, y, por último, se cambian los lazos a otro lugar para repetir la operación con otro par de puntas y con todas las demás para terminar el empalme.

Todo el material que se ha descrito, incluso los cables y accesorios necesarios, los proporciona en forma de equipos completos la casa cons­tructora que lleva hechas un gran número de instalaciones con un re­sultado muy satisfactorio.

J. B.

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318 MEMOKIAL DE INGKNIEKOS

VÚLTMETRO AMPLIFICADOR DE ABRAHAM

Vamos a dar una idoa sucinta del empleo de este a[)arato cuyo mon­taje se ha hecho recientemente en el Laboratorio del Material de Inge­nieros.

E:i sabida la diñcultad con que se tropieza para medir corrientes y potenciales alternos, no existiendo oloctróraotro do lectura directa para una tensión alternativa do un volt.

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Tampoco existe amperímetro térmico que aprecie más del miliam-pére, y los aparatos termolóctricos más delicados, permiten, todo lo más, medir con precisión una energía de un microvatt.

El aparato amplificador de Abraham, utilizando las propiedades co­nocidas de la lámpara-válvula de tres electrodos (triodo), amplifica pri-

Page 37: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

REVISTA MENSUAL m mero y rectifica después la corriente alterna que convertida en continua,

Fig. 2.

puede medirse con un galvanómetro ordinario, sobre cuya precisión no es necesario insistir.

Se tara el aparato trazando ' ' " una curva que ligue la tensión alternativa aplicada a los bor­nes de entrada, con las desvia­ciones del galvanómetro. El conjunto funciona como un vóltmetro de gran resistencia, cuya sensibilidad puede au­mentarse con el nú mero de lám­paras amplificadoras que se co­loquen antes de la rectificado-ra. El montaje que se ha hecho tiene dos órdenes de amplifi­cación y dos lámparas rectifi­cadoras, apreciando h a s t a el milivolt.

Montaje.—El esquema de montaje se indica en la figura 1; los cuatro circuitos de encendido se derivan sobre una tensión de 4 volts cada

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Fig. 3,

volts

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820 MEMORIAL DE INGENIBKOS

uno con su interruptor separado, siendo las lámparas amplificadoras, 11

e 111, y las rectificadoras, l e í ' . El conmutador D, puede colocarse en las tres posiciones 1, 8 y 3. En la posición 3 funcionan las dos amplificadoras, ü^ y R2, son las

resistencias de los circuitos de placas (cajas de resistencia de 50.000 oh­mios); Oi y Gi, los condensadores de enlace (2.000 [A ¡J. i?"), y iW, M^, las resistencias de descarga de malla (grid) (4 megaohms).

Los bornes de la batería de placa (80 volts), de la batería de compen-

cm.

170

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2 lái Tipar as 2 lái Tipar

Í^Ol/s.,

Fig. 4.

sación (8 volts) y de la batería de encendido (4 volts), están marcados por el número de volts correspondiente. £ , señala los bornes de la co­rriente a medir, y Gt, el galvanómetro, con la capacidad C^en derivación para el paso de la alta frecuencia (1). La figura 2 representa el conjun­to de la instalación.

(1) El galvanómetro és un tipo corriento do bobina móvil, cuya sensibilidad se ha aumentado-colocando la escala a 5 metros.-

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REVISTA MENSUAL 321'

Funcionamiento.—Si se aplica a E una -diierencia de potencial alter­nativa, la corriente de placa del triodo J i " sigue las variaciones, que se encuentran amplificadas al final de la resistencia i?^. Estas variaciones transmitidas por el condensador Ci a la malla de III, se amplifican una segunda vez y el condensador C2 las transmite a las mallas de 11' y si son suficientemente intensas, provocan una disminución de la corriente permanente de placa de estos triodos, variación que mide el galvanóme-

cm.

0,9 I Hílt i,Z

Fig. 5,

voífs

tro Q, cuya mancha luminosa se había llevado previamente al cero de la escala, con la batería de compensación S y la resistencia variable i2.

Si se quiere operar con sensibilidad menor, se coloca sucesivamente el conmutador en las posiciones, 5 y i , apagando al mismo tiempo las lámparas J Z y 7 / J . Además, se puede apagar la lámpara i ' , que está montada, como se ha visto, en paralelo con l a / .

Tara del aparato.—Para trazar la curva patrón, basta tomar como abscisas las tensiones conocidas que se apliquen a los bornes E, y como ordenadas las desviaciones de la mancha luminosa. Medir con precisión-

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S22 MEMORIAL' DE INGENIEROS

una tensión alterna elevada, es problema resuelto con bastante aproxi­mación, paia que los errores relativos sean despreciables. Partiendo de ésto, se ha hecho pasar una corriente alterna a 100 volts, por una re­sistencia óhmica conocida, y derivando sobre una fracción de esta última

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Fig; 6.

se han obtenido las tensiones alternativas necesarias, cuyos valores han variado desde 10 milivolt a 10 volts.

Con estos datos se han trazado las curvas de las figuras 3, 4, 6 y 6. Se ve que las lecturas son prácticamente proporcionales a las tensiones, excepto en la proximidad.del origen. Esto se explica, porque para ten­siones débiles la ley de variación es la misma que la de todos los detec­tores, o sea que la corriente rectificada es proporcional al cuadrado de la tensión aplicada. En cambio para una corriente sinusoidal de amplitud

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REVISTA MENSUAL 323

suficiente, las desviaciones son casi exactamente proporcionales a las ten­siones aplicadas.

Para todas estas medidas, y especialmente para tensiones débiles, hay que tomar las precauciones ordinarias, comprobando los,circuitos y con­tactos, esperando unos minutos a que el régimen de los triodos se esta­blezca, y especialmente cuidando que los acumuladores estén bien carga­dos y en perfecto estado. -

Puede también usarse el aparato como indicador de tensión en los métodos de reducción a cero.

Aplicaeiones.—Además de servir como vóltmetro, el aparato sirve para medir una intensidad de corriente, capacidades, autoinducciones, in­ducción mutua, etc. Sirve para las medidas en el puente de Wheatstone, permitiendo una mayor precisión, y se está ensayando para medir resis­tencias de electrólitos por el método de Kohlrausch, en sustitución del teléfono.

No ha habido tiempo de efectuar con el vóltmetro amplificador to­das las medidas en que es posible emplearlo, y por esta razón no se deta­llan sus numerosas aplicaciones.

Por último, conviene hacer constar que al dar aquí noticia de este aparato, no se pretende hacer ver nada.nuevo. Sólo la circunstancia, ya citada, de haber hecho la instalación en el Laboratorio de Ingenieros militares, y ser probablemente de las primeras de esta clase que se han hecho en España, es lo que ha dado origen a esta nota.

ANTONIO F . BOLAÑOS,

NECROLOGÍA

El 13 de febrero del año actual, falleció en esta Corte el coronel de Ingenieros D. Francisco Cañizares y Moyano. El MEMOHIAL, en nombre del Cuerpo, envia al Excmo. Sr. General de Brigada D. Eduardo, her­mano del finado, y a toda su distinguida familia el testimonio del senti­miento producido por la pérdida de tan querido compañero.

EXTRACTO DE LA HOJA DE SERVICIOS DEL CORONEL DE INGENIEROS

Don Francisco Cañizares y Moyano.

Nació el coronel Cañizares en Málaga el 30 de enero de 1862, ingresando a-los diez-y ocho años en la Academia, de la que salió en 1886 una vez terminados sus estudios, siendo promovido al empleo de teniente de Ingenieros y destinado al Ba»

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S24 MEMORIAL DE INGENIEROS

tallón de Ferrocarriles, de guarnición en Madrid, contribuyendo con las fuerzas del Batallón a sofocar la sublevación de Villacampa del 19 de septiembre de aquel año, dándosele las gracias de Real orden por la lealtad y disciplina que demostró; al año siguiente, fué destinado a la Dirección General del Cuerpo, y, seguidamente, al l.er Regimiento de Zapadores Minadores, al que se incorporó en Burgos. Durante este destino desempeñó una comisión de estudios de defensa de los Pirineos Occi­dentales.

En 1888 fué destinado al 2.° Regimiento de Zapadores Minadores, de guarni­ción en Madrid, y, al siguiente año, al Batallón de Ferrocarriles, en cuyo destino continuó hasta 1890, que pasó a situación de supernumerario con residencia en la República de Honduras. Regresado a la Península en agosto de 1891, fijó su residencia en Madrid, y en noviembre siguiente se le concedió la vuelta al servicio activo, siendo destinado de nuevo en marzo de 1892 al 2.° Regimiento de Zapadc-res Minadores, con el que asistió a la Escuela Práctica de Carabanchel. Desempe­ñó, una comisión de dos meses en Canarias, y a fines de 1893 volvió a ser destina­do al Batallón de Ferrocarriles. En agosto del- año siguiente se le concedió el pase al Ejército de Puerto Rico con el empleo de capitán condicional de Ingenieros, em­barcando para dicha isla en Cádiz a fines de octubre y arribando a San Juan de Puerto Rico el 11 de noviembre, desde cuyo día quedó ocupado en el servicio de su clase en la Comandancia do Ingenieros de aquella capital. A fines de 1895 fué promovido al empleo de capitán de Ingenieros.

Durante su destino en la Comandancia de Puerto Rico tuvo a su cargo obras de reparación en el cuartel de la Concepción de Aguadilla y en el fuerte de Isabel 11 de la isla de Vieques, proyectó un cuartel para 200 hombres en el pueblo de Adjun­tas, organizó una compañía de Zapadores-Bomberos, construyó dos puestos forti­ficados en la linea férrea de Ponce a Yauco y desempeñó el cargo de Habilitado.

Declarada la guerra con los Estados Unidos, se dedicó a las obras de defensa, construyendo atrincheramientos de campaña en las posiciones de Asomante, Altos de Cuyón, Barrio del Parto y alturas de Barranquitas y de Guamaní, incorporán­dose a la columna que mandaba el comandante de Ingenieros D. Julio Cervera du­rante la retirada de Guayama; dirigió trincheras y cortaduras en la carretera al fren­te del enemigo para evitar el avance de su artillería, y asistió al combate del 7 de agosto, en que los americanos atacaron las posiciones de Guamaní y fueron recha­zados con bajas vistas.

Continuó en Aibonito las obras de defensa hasta que, suspendidas las hostilida­des, regresó a su destino en la Comandancia de San Juan de Puerto Rico; fué comisionado para hacer entrega al Ejército americano del fuerte de la isla de Vie­ques, y a principios de noviembre regresó a la Península a bordo del vapor Monte' video, quedando en situación de excedente, con residencia en Madrid, y, poco des­pués, afecto al l.er. Depósito de Reserva.

A principios de 1899 fué destinado al Colegio militar de Trujillo, en concepto de profesor, en donde permaneció tres años desempeñando las clases de Geografía y Trigonometría de la preparación militar y Aritmética, Geometría y Geografía de la 2.* enseñanza.

En febrero de 1902 fué destinado a la Comandancia de Ingenieros del Campo de Gibraltar. Durante este destino ejecutó obras de entretenimiento en Tarifa, en don-* de proyectó el establecimiento de una estación radiotelegráfica, se encargó de laa obras de ampliación del cuartel de barracones en San Roque, hizo reconocimientos de edificios militares en Ronia, Estepona y San Roque, verificó la entrega del cuar*

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tel de Diogo Salinas en este último punto, proyectó obras y reformas en varios edi­ficios de Ronda y desempeñó el cargo de Detall de la Comandancia en algunas ocasiones.

A mediados de 1905 fué destinado a la Comandancia exenta de Ingenieros de Ceuta, en donde permaneció prestando servicio de capitán hasta primeros de 1909, desempeñando los cargos de Arquitecto municipal y Vocal de la Junta local de Pri­siones. Dirigió las obras de una batería de Escuela Práctica, demolición de la bate­ría de Sala de Armas, reparación del edificio llamado de Abastos, ampliación de la batería ~de Punta Negra, conducción de aguas de la fuente Recacho, y otras; asistió a las Escuelas Prácticas que tuvieron lugar en 1908 y fué condecorado con la cruz blanca del Mérito Militar por la redacción de cinco proyectos para polígonos de tiro en Ceuta.

Ascendido a comandante en enero de 1909, continuó prestando servicio, en comi­sión, en la Comandancia de Ceuta, encargándose de las obras urgentes en el foso de la Almina para alojamiento de una compañía mixta de Administración Militar, y otras en el cuartel Principal para una batería de campaña, y al principiar el siguien­te año 1910 pasó a Tánger (Marruecos) en comisión del servicio para efectuar el levantamiento del plano de dicha ciudad, comisión en la que continuó hasta su ascenso a teniente coronel, en 191(), y después do él, hasta octubre de 19Í8, fecha en la cual se le concedió el pase a la situación de reserva, con el empleo de coronel y afecto al l.er Depósito de Reserva, en que so hallaba a su fallecimiento.

El coronel Cañizares estaba on posesión de las siguientes condecoraciones: Una cruz roja de 1." clase del Mérito Militar, una cruz blanca de 1." clase de ídem, una cruz blanca de 2.* clase de ídem, pensionada, cruz y placa de San Hermenegildo, medalla de Alfonso XIII, y la conmemorativa de los Sitios do Zaragoza. -ff

SECCIOM DE JLERONAXJTICJL

Acorazados y aeroplanos.

En el número correspondiente al 2 de julio de la revista Scieniific American apa­rece el.siguiente artículo referente a la comparación entre aviones y acorazados:

«Algunos oficiales de la Marina hacen notar que, con creciente frecuencia, están apareciendo en la Prensa juicios erróneos respecto al costo de los acorazados com­parado con el de los aeroplanos; también se asegura que las bombas aéreas tienen noayor poder destructivo que los proyectiles de cañón, debido a que aquéllos con­tienen mayor tanto por ciento de explosivo que las granadas perforantes de igual tamaño. Las aseveraciones más frecuentes son que, con el coste de un acorazado pueden construirse 1.000 aeroplanos, que cada aeroplano puede llevar una bomba de poder suficiente para hundir un acorazado, y quo un aeroplano requiere solamente, dos o tres hombres, mientras que un acorazado necesita 800 o más.

En primer lugar, el coste actual dé un acorazado, debido a la baja de precio, es inferiür a 225 millones de pesetas, pero aun suponiendo este precio, y que cada aco­razado puede emplearse en primera línea darante quince años y en segunda duran-

26

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á2Ó MEMOñlAt DÉ OíGENrEíñOS

te diez, con un gasto anual de 5 millones, el coste total de un acorazado durante veinticinco años será de 350 millones, o sea de 14 anuales. Suponiendo que 1.000 ae­roplanos-puedan ser construidos por 225 millones (lo que, teniendo en cuenta la di­versidad de tipos que exige una completa organización aero-naval,- parece difícil­mente posible, tanto más cnanto que los grandes aeroplanos cuestan mucho más de 225.000 pesetas cada uno, incluyendo su equipo), hay que tener en cuenta que la vida de un aeroplano en servicio es aproximadamente de dos años.

Según esto, el coste total de los aeroplanos deberá ser gastado cada dos años, o sea doce veces y media durante la vida de un acorazado, y agregando el 50 por 100 de su coste que requiere cada aeroplano para conservarse en servicio durante los dos años de su vida, el coste total de l.OOJ aviones durante veinticinco años será de 4.218.750.000 de pesetas, o sea 3.740.000 por años, cantidad suficiente para tener en servicio 12 acorazados de tipo rñoderno.

Además, respecto al personal, los oficiales de la Marina no están tampoco de acuerdo con los juicios aparecidos en la Prensa. Un acorazado como los que supone­mos tendría una tripulación de 1.500 oficiales y marineros en vez de 800, mientras que en él caso de los aeroplanos, para cada hombre en el aire se necesitan aproxima­damente veinte en tierra. Con arreglo a esto, 12 acorazados requerirían 18.000 hom­bres y 1.000 aeroplanos necesitarían 21.C0O.

Juzgíindo con completa imparcialidad, puede considerarse que el personal de los 12 acorazados igualaría en coste al de los 1.000 aeroplanos, puesto que tan diestros mecáuicos son requeridos en la marina como en la aviación. También podemos su­poner que el coste de los campos de aterrizaje y hangares para los mil aviones igua­le al de los arsenales y astilleros requeridos para la reparación de los acorazados, de lo que podemos deducir que el coste de 1.000 aeroplanos durante veinticinco años, que es la vida de un acorazado, equivaldría al coste de doce de éstos.

Respecto a la aseveración de que cada aeroplano puede llevar una bomba capaz de destruir un acorazado, no hay que creer que actualmente sea verdadera. Las bombas aéreas no se han perfeccionado suficientemente para ser consideradas como perforantes de corazas, y después de su choque en la cubierta de un barco su acción destructora es puramente local; las experiencias hechas en el Indiana con una gran bomba cargada de trilita, que hizo explosión en su cubierta causando grandes des­perfectos en la obra muerta, de tipo anticuado, del buque, se han usado como argu­mento para deducir que si la bomba era tan destructora colocada en la cubierta, lo habría de ser mucho más arrojada desde un aeroplano. Esto es un error: la potencia destructora de la trilita no aumenta porque sea arrojada desde una altura, es nece­sario que el proyectil atraviese el blindaje del barco y explote dentro de su casco.

Esto no puede realizarse con la débil cubierta de las bombas aéreas sujetas úni­camente a la acción de la gravedad; es necesario que exista una aceleración además de la fuerza de la gravedad que haga a la bomba atravesar la coraza, y que la bom­ba sea perforante. En consecuencia, el peso de la cubierta de la bomba que pudiera realizar esto, reduciría la carga de trilita que podría contener, reduciendo también el poder destructor de la bomba.

Es necesario que estos hechos lleguen a conocimiento del público. Las compara­ciones erróneas que solamente presentan un lado de la cuestión, no pueden ayudar a la causa de la Aeronáutica y hacen más daño que provecho.»

Hasta aquí el artículo del Scientific American, que publicamos integro por creer que habrá de interesar a los lectores del MEMORIAL, aunque también nos parece conveniente agregar algunos comentarios.

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1.° Dados los precios actuales del material de aviación, creemos perfectamente posible la construcción en Sfrie de grandes aeroplanos de bombardeo, capaces, cada uno, de transportar una bomba o un torpedo de una tonelada de peso, al precio de 225.000 pesetas con su completo equipo, y téngase eu cuenta que hemos traducido los dólares a pesetas suponiendo el cambio a la par, cuando al tipo actual de cambio los 46.000 dólares, que el Scieniific American considera insuficientes para construir un aeroplano de bombardeo, equivalen a más de 320.000 pesetas.

2.° Es evidentemente exagerada la aseveración de que por cada aeroplano en es­tado de servicio se necesitan 20 hombres en tierra además de su piloto, que es lo que se ha supuesto al calcular en 21 000 hombres el personal necesario para 1.000 aero­planos. Esta proporción podría ser cierta para un Servicio de Aviación incipiente que no contara más que con un aeroplano en funcionamiento, pero no es admisible suponer que el aumento de un avión en el material de un Servicio bien desarrollado y organizado, exija el aumento de 21 hombres en el personal. El aumento de un aeroplano, espléndidamente dotado de personal, exigiría, además de su piloto y su observador o bombardero, dos mecánicos con dos ayudantes y un aumento propor­cional de cuatro o seis hombres, a lo sumo, en el personal de arrastre, talleres, ofi­cinas y demás servicios auxiliares. Total: 10 hombres en tierra para dos en el aire, O sea cinco para cada uno de éstos en lugar de 20 que establecen los oficiales de la Marina norteamericana que han inspirado el artículo del Scieniific American. Tam­bién habría que tener en cuenta que cada acorazado en el agua exige una cantidad no despreciable de hombres en tierra.

3.° Tiene razón el Scientifie American al decir que, aunque el precio de 1.000 aero­planos iguale al de un acorazado, el mantenimiento de 1.000 aeroplanos en servicio constante excede con mucho al de un acorazado, por ser el plazo de amortización de aquéllos doce veces y media mayor que el de éste: teniendo en cuenta las restriccio­nes apuntadas anteriormente, podemos suponer que el gasto de mantenimiento de mil aeroplauos de bombardeo equivale al de 10 acorazados, pero esto sólo puede ser aplicable a tiempo de paz; en la guerra, los 10 acorazados y los 1.000 aeroplanos pueden ser destruidos en muy pocos meses de operaciones activas, desapareciendo la proporción de las respectivas vidas probables de tiempo de paz, y la pérdida de 10 acorazados es diez veces más costosa y enormemente más difícil de reparar que la de 1.000 aeroplanos.

Como las naciones no sacrifican sus recursos con el objeto de mantener acox'aza-dos y aviones en servicios inofensivos de maniobras, simulacros y revistas, sino que los destinan a las operaciones que en algún día ha de necesitar la defensa nacional," no puede despreciarse en el cálculo de los gastos propios de estos elementos de de­fensa la contingencia de tener que utilizarlos para el fin a que están destinados. " T 4.° Prescindiendo del poder ofensivo de las bombas aéreas contra un acora­zado moderno (1), puesto que no se han hecho experiencias que demuestren su in­tensidad (aunque puede suponerse que el choque de una bomba de 1.000 kilogra­mos de peso, mitad de explosivo y mitad de coraza perforante, cayendo vertical-mente en la cubierta de un acorazado a una velocidad de 100 metros por segundo y con una energía de 500 tonelámetros, sería de fatales consecuencias para el buque)

(1) Acaban de realizarse en los Estados Unidos,.experiencias de bombardeo, aéreo sobre el antiguo «dreadnonghti alemán Ott/riesland (tipo 1911), do 22.800 toneladas, y coiTblindaje mínimo en la cu­bierta de platichas Krupp de,3 pulgadas. El bombardeo se efectuó con siete aviones, qne llevaban oáda unouna bomba-fle 509kllogramo=', hundién-loíe el buque al sexto Impacto. ' - ---•.•.

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S2á MEMOHtAL DE INGENIEROS

está demostrado en repetidas experiencias que un aeroplano puede conducir y lanzar un torpedo en condiciones do hacer fácil blanco en un acorazado y hundirlo, con lo cual se vé que la aseveración de que cada aeroplano de bombardeo, de los que esta­mos considerando, tiene capacidad para hundir a un acorazado, es completamento cierta.

¡Con lo anteriormente expuesto se puede establecer la comparación entre los dos elementos de combate en cantidades equivalentes relativamente a los gastos de su sostenimiento en servicio: 1.000 aeroplanos y 10 acorazados, o lo que es lo mismo, 100 aeroplanos y un acorazado.

El acorazado tiene como principal y casi única ventaja la de poder llevar su ac­ción ofensiva a grandes distancias; en cambio, los 100 aeroplanos tendrían las si­guientes: costo inicial diez veces inferior al de un acorazado, pérdida más fácilmen­te reparable y diez veces menos costosa que la de un acorazado en caso de guerra, posibilidad de ejercer su acción ofensiva sobre mar o sobre tierra y, por último, res­pecto a la relativa eficacia de su poder destructor, es indudable que un acorazado que sufra el ataque simultáneo de 100 aeroplanos-torpederos puede considerarse como perdido sin poder ocasionar grandes danos a las escuadrillas atacantes.

Una nación, como hay muchas, sin tendencias imperialistas, que no tenga pro­babilidades de verse obligada a llevar una guerra ofensiva a otros países muy dis­tantes, que, a pesar de sus propósitos pacifistas, esté rodeada de vecinos de cordia­lidad relativa, y que deba preocuparse de poderse bastar a sí misma para defender la integridad de su territorio, no debe dudar en preferir la adquisición de 100 ó de l.COO aeroplanos de bombardeo a la de uno o 10 acorazados, que la dejarían indefen­sa ante otra nación de mayor potencia marítima.

Creemos que con estas consideraciones habremos conseguido acercar la compa­ración entro acorazados y aeroplanos al fiel de la lalanza después de las oscilaciones que los juicios exagerados de una y otra parte la han hecho sufrir. -j^-

RE:YISXJ?^ isa:iiviXAR

Las Escuelas prácticas preparatorias de Zapadores, en Gerona. En el sector Norte de Gerona han tenido lugar eu el pasado mes de junio las Es­

cuelas prácticas preparatorias de Zapadores, dispuestas por Keal orden de.21 de iniiyo, bíijo la inspei;ción doi Comandante General de Ingenieros de la -1.^ Región y la dirección del Coronel del 4.° Rrgimiento do Zapadores Afinadores. Han actuado como ejecutantes, jefes y capitanes de todas las ULidades de Zapadores, y han pre­senciado los ejercicios varios jefes de Estado Mayor, Infantería y Artillería.

Las prácticas eutrañabau una novedad, porque consistieron en el desarrollo de temas técnico-tácticos, ordenados por la Dirección en el momento mismo de comen­zar el ejercicio y desenvueltos en períodos brevísimos de tiempo, que osciló entre seis horas y tres días. Sd expidieron las órdenes como en .campaña, y se las dio cum­plimiento ajustándose a todas las condiciones de la realidad de la guerra, salvo la ejecución material de los trabajos, que será objeto de la próxima Escuela práctica de conjunto, que ha de realizarse en el próximo octubre, en los mismos lugares.

Dos oran los objetivos principales a satisfacer, y ambos fueron alcanzados bfi-llantemente: primero, el familiarizar con el terreno a los jefes y óñciales, haciendo-

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REVISTA MENSUAL 329.

les alquirir la ojeada té.^nico-militar quo es absolutamente indispensable al jefe de zapadores; segundo, obligarles a adoptar determinaciones rápidas, sin menoscabo de la bondad de la solución propuesta. Fué, pues, menester movilizar el entendimiento y la voluntad, y poner a contribución la vnriedad de los conocimientos que defiuen al buen zapador, a la par que hacer gala de una gran resistencia física.

Desde los temas más simples y concretos: voladura de un viaducto, obstrucción de un camino , a los más abstractos y complicados: organización defensiva de un sector de división en terreno montañoso, posiciones de observación para una o más brigadas , pasando por las de una mediana complejidad: refuerzo de una obra per­manente, oposición al paso de un rio , so abordó toda la gama del servicio del za­pador. Breves juicios críticos—que en lo futuro serán más detenidos y minuciosos — , a base de las órdenes, descripciones, razonamientos, bosquejos y proyectos presenta­dos por los rjocutantes, completaban el alcance práctico de los ejercicios.

De ellos quedó altamente complacido, según declaró expresivamente, el Sr. Ca-pitáa General, duque de Rubi, laspector del Ejército, en la visita que efectuó a la Escuela práctica los días 24 y 25 de junio.

Es de esperar que la labor llevada a cabo en Gerona tendrá su natural y prove­choso coronamiento en la que ha de ejecutarse en octubre. Así lo hacen esperar el entusiasmo, la competencia y el buen deseo desplegados por el General^ jefes y ofi­ciales que en ella tomaron parte.

Todo el Cuerpo ha de felicitarse del nuevo rumbo tan felizmente iniciado por los Zapadores. Los cometidos de éstos son cada día más variados y difíciles; no basta ya la ciencia, ni aun contando con la ayuda de la práctica. Podria decirse que en campaña el zapador es el artista, cuyas obras llevan un sello personal y delatan in­defectiblemente la inspiración del momento. El bagaje científico y las aportaciones de la experiencia son factores imprescindibles, pero que no rinden la plenitud de sus frutos sino a condición de que les acompañen aquellos atributos que caracterizan al hombre de acción; y esta es una de las primeras cualidades de quo debe envanecerse el zapador, consorcio feliz del técnico y del guerrero. La prueba reciente, Cn los campos de Gerona, no ha podido ser más afortunada; téngasela, no obstante, como el primer paso, manteniéndonos todos fieles a nuostr.a divisa: ¡siempre adelante! H-

Nueyas tendencias en la reorganización militar francesa.

El informe presentado al Parlamento francés en su sesión del 2 de junio últi­mo, por la Comisión del Ejército, es un documento de extraordinaria importancia por el tino y la sagacidad con que se tratan los asuntos, y por la aplicación prácti­ca que se procura dar a las enseñanzas de la última guerra.

Subordinadas las nuevas leyes militares francesas a la eventualidad de otro conflicto con Alemania, la doctrina, los principios básicos en que se inspiran, difí­cilmente podrían ser admitidos por otra nación cualquiera, a menos de despojarlos previamente del carácter particularista do quo adolecen. Contienen, sin embargo, orientaciones muy dignas de ser tenidas en cuenta, y esbozan ideas que es de pre­sumir tomarán forma tangible en un plazo breve.

Entre esas tendencias recogemos las siguientes del Informe (1) mencionadoi

(1) Informe general que, en nombre de la Comisión del Ejército eiicargadn de examinar el pro-yec*o y las proposiciones de ley sobre el Reelutamiento del Ejército^ presenta M. Jean Fabry, Ponente general, Diputn'lo. Taris, 1921. SfliS páginas (25 X IB). Preside la Comisión del Ejército el General do Castelnau.

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330 MEMORIAL DE INGENIEK08

de positivo interés y merecedoras de ser estudiadas por uuestros altos Centros téc­nicos, y aún por nuestra oficialidad.

Folítica del material.—hs, ciencia es impotente sin la organización, la cual debe comprender un plan de investigaciones y de construcción y utilización del mate­rial, así como un personal de Ingenieros militares encargado de realizar esto plan.

Sería utópico pretender que el material necesario para toda la nación armada fuera siempre del modelo más reciente, porque siendo este material perfectible, se consumirían en él sumas prodigiosas que agotarían los recursos del país. Pero es indispensable que las primeras fuerzas de choque posean un material que responda plenamente a las mayores exigencias. A este efecto, todos los años habrá de cons­truirse una cierta cantidad de material más perfeccionado que el del año anterior' sin poner jamás término a esta precaución. De semejante práctica se deducirán los •medios de organizar, en caso de movilización, la fabricación del material más per­fecto, para que su producción comience desde luego en grande escala.

Los Ingenieros militares.—Urge-resolver pronto sobre la organización del Cuerpo de Ingenieros (Ingénieurs) militares. «No es menester entrar en discusiones para advertir que la creación de un soló Cuerpo de Ingenieros militares, sería una solu­ción más económica desde todos los puntos de vista; pero la discusión seria necesa­ria para decidirse entre los diversos sistemas que se propongan cuando se hayan de­finido y enumerado los servicios técnicos y milit:\res de naturaleza especialmente ciontifica e industrial y realmente diferentes. Surgirá entonces la pregunta de si conviene conservar las agrupaciones resultantes, en Cuerpos distintos con sus jerar­quías propias, su espocíalízaoión definida e inmutable, o si seria mejor, al contrario, constituir un solo Cuerpo de Ingenieros militares, con un cuadro único y especiali-zaciones particulares, variables y elásticas.

»¿Será preferible continuar viajando en coches viejos, de departamentos entera­mente separados los unos de los otros, o en coches en que todos los compartimientos den a un mismo pasillo, que permita la circulación de un extremo al otro del lren?>

Según M. Fabry, la buena organización de la movilización industrial y de las producciones de guerra, está íntimamente unida al funcionamiento de ese Cuerpo de Ingenioros militares, llamado a asegurar el enlace entre el ejército, de una paito, y la Industria, el Comercia y la Ciencia, de otra.

El Ministerio de Defensa Nacional.—^SÍQ Ministerio respondería al nuevo con­cepto de la guerra, que unifica en uno solo los frentes do tierra, de mar y del aire.

La defensa nacional conviene que sea dirigida por un hombre de Gobierno colo­cado a la inmediación del Presidente del Consejo y libre de toda preocupación téc­nica.

Los Ministros o Subsecretarios de la Guerra, Marina, Aeronáutica, Inventos y Fabricaciones de guerra, darían forma práctica a las determinaciones del Ministro de la Defensa Nacional.

Al mismo tiempo, se reorganizaría el Consejo de Defensa Nacional—hoy consti­tuido por Generales y Almirantes—, dando cabida en él a las personalidades más eminentes de la Ciencia, la Industria y el Comercio. El Presidente de ese Consejo sería el nuevo Ministro.

El Ministerio de la Guerra.—La guerra pasada ha sido una prueba condenatoria decisiva de la actual organización del Ministerio de la Guerra, dividido en 18 direc­ciones que dispersan los esfuerzos.

Las normas en que debiera inspirarse la reforma son: 1." Para el rápido despacho de los asuntos se requiere organismos metódicamen-

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REVISTA MENSUAL 331

te formados y que posean un dominio perfecto de lo que han de resolver; han do re­cibir un impulso y una dirección únicos, para todos los asuntos de la misma natu­raleza, evitándose las superposiciones.

2." Es menester la adaptación instantánea al estado de guerra de todos los re­cursos comerciales, industriales y económicos del país.

8.* Como la acciÓQ administrativa es un elemento esencial, la administración de todos los Cuerpos y Servicios debe someterse a lina dirección única.

Con sujección a estos principios, la Comisión del Ejército recomienda se creen, a las órdenes inmediatas del Ministro, cinco grandes Direcciones: Jefe del Estado Mayor del Ejército, Jefe de fabricaciones y construcciones militares. Director gene­ral del material, Director general del personal y Director general de administración. Como servicios autónomos, el Ministro conservaría su Gabinete y la Intervención.

Es de creer que la agrupación reseñada remediaría la esterilidal de esfuerzos padecida durante la guerra, por falta de unidad do dirección y por defecto de cen­tralización de los órganos del Ministerio. -1-

ci^OisiiojL ciE:isra"lF"ioA

Antorcha oxl-acet l lénlca submarina. Según noticia de La Nature, la marina militar francesa ha estudiado una lám­

para oxi-acetilénica perfeccionada, con cuyo auxilio se ha facilitado el salvamento do muchos barcos hundidos durante la guerra.

La llama oxi-acetilénica está contenida en un recipiente en forma de campana y en su interior se inyecta aire comprimido. Una vez encendida la llama y estableci­da la corriente de aire comprimido, se puede sumergir la antorcha en el agua sin extinguirse.

Con las antorchas antes empleadas, si por accidente se apagaban, el buzo tenía que-sacarla al aire libre para encenderla de nuevo. La antorcha de que tratamos está provista de un tubo que contiene un metal alcalino (sodio o potasio) y un oxi­dante; el tubo puede aplicarse a la boca de la campana de cristal. Quitando la cáp­sula que cierra el extremo del tubo, la acción química del agua sobre la mezcla de metal y oxidante, produce una llama que reenciende la antorcha. Esta inodificación ha aumentado grandemente la utilidad de la lámpara. ¿^

Método para preservar aluminio de la corrosión.

Es bien conocida la facilidad con que los objetos de aluminio y las aleaciones del mismo metal sufren corrosiones superficiales o profundas, según la naturaleza de los agentes que actúan sobre ellos; el químico alemán von Grotthans propone un tratamiento electrolítico que, en su opinión, preservará al metal de toda corro­sión.

Se suspende el objeto de aluminio en un electrólito constituido por un compues­to sulfurado de molibdeno; él ánodo es de zinc y la temperatura del baño se man­tendrá entre 60 y 65 grados centígrados. El metal queda pronto cubierto con una película de color pardo, tan adherente y maleable que permite la laminación y el plegado sin agrietarse ni desprenderse.

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332 MEMORIAL DE INGENIEROS

Algunas piezas de aluminio así tratadas fueron sumergidas en una disolución salina durante dos meses, y al cabo de ese tiempo no presentaban señales de corro­sión. Sería conveniente conocer la composición y concentración do la,sal , pero la nota que consultamos no las menciona. \ /\

Los tonelajes mercantes en 192).

Recientemente ha aparecido la edición 1921-1922 del Lloyd's Register Book, con multitud de datos de gran interós respecto a la marina mercante de todas las nacio­nes; vamos a reproducir algunos entre los más importantes.

El tonelaje de barcos de madera en 1914 representaba solo un 1 por 100 del total de vapores, rnieütras que ahora se eleva a 3,9 por 100.

Este aumento es debido a la escasez de barcos sentida durante la guerra, que dio lugar al empleo de la madera para sustituir al 'hierro; casi todos estos barcos fueron construidos en los Estados Unidos, cuyo tonelaje de esa clase era antes de 210.000 y ahora se eleva a 1.210.000.

La sección más interesante del registro es la relativa al número de barcos de hierro y acero para navegación de altura, poseídos por las difctintas naciones antes y después de la guerra, que están resumidos en el siguiente cuadro: .

N A C I Ó N

Reino Unido Dominio.1 británicos Estados Unidos de Norteamérica Austria-Hungría ; Dinamarca Francia Alemania Grecia Holanda I ta l ia . . ; Japón IS oruega España Suocia

Totales ' . . . .

Junio 19U.

Toneladas,

18.877.eco 407.000 837.000 052.000 768.000 918 000 098.000 820.000 471.000 428.000 642.000 923.000 883.000 992.000

42.514.000

Jun io 1921.

Toneladas.

19.288.00n 1.950.01)0

12.314.C00 Nada. 866.000

3.046.000 654.000 576.000 ,207.000 ,378.000 ,063.000 .285.oro ,094,000

1.037.000

54.217.000

Diferencia entre 1921 y 1914.

Toneladas.

411.000 543.000

10.477.000 — 1

+ + 1 + -f

+ + •+-

+ •

.052.000 93.000

.128.000

.444.000 244.000 7.36.000 950.000

.421.000 3H2.C00 211.000

45.000

-t- 11.703.0C0

Es de notar en las anteriores cifras que, no obstante el aumento en las construc­ciones y la crecida proporción de tonelaje alemán que se ha apropiado la Gran Bre­taña, ésta sólo ha tenido el aumento, relativamente pequeño, de 411.000 toneladas. Los Estados Unidos, en cambio, han tenido un aumento de 570 por 100 respecto a 1914. En cuanto a las cifras de aumentos en Francia e Italia, debo tenerse en cuen­ta que son debida?, principalmente, a la parte que les ha correspondido en el despo­jo de Alemania. Gran Bretaña, que antes de 1914 poseía 44,5 por 100 del tonelaje mundial, sólo alcanza ahora un 85,5 por 100, mientras los Estados Unidos han pasa­do del 4,3 por 100 al 22,7 por 100.

El número de barcos movidos por motores de explosión ha aumentado también

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ÜEVISTA MENSUAL 333

mucho; en 1914 había 290 barcos de esa clase con un tonelaje total do 234.000; mien­tras que hoy existen 1.447 con 1.263.000 toneladas.

Otro gran aumento se advierte en el número de barcos que queman petróleo bru­to en vez do carbón; en 1914 eran 3í>4 los vapores que empleaban combustible líqui­do y su tonelaje ascendía a 1.810.000 y las cifras correspondientes de hoy son 2.536 barcos con 12.797.000 toneladas. /\

El ruido del trueno y el del cañón.

En una revista americana trata Mr. Humphroys do lo que podríamos llamar acústica comparada del trueno y del cañonazo.

El ruido del tiueno rara vez se oye a más de veinticinco kllómefros, mientras que la detonación de un cañonazo se percibe con frecuencia a distancias mucho mayores; para explicárselo habrá que tener on cuenta que las circunstancias en uno y en otro caso son totalmente diferentes.

La energía productora del sonido, cuando ss trata de un cañón, está concentra­da, puesto 'que parte de un punto y desde él se extiende en ondas hemisféricas, mientras que la del trueno se origina, no en un punto, sino en una línea sinuosa que en algunos casos alcanza longitudes de vai'ios kilómetros. Por otra parte, es frecuente que, al disparar un cañón, la atmósfera de las inmediaciones se encuentre encalmada y, por tanto, en buena disposición para que el sonido se transmita fácil­mente on todas direcciones; el trueno, en cambio, ocurre casi siempre cuando el aire está en violenta agitación y en condiciones nada favorables para la buena transmisión del sonido. Además, la densidad de la atmósfera en la proximidad del suelo os mayor que en la altura en donde estalla el trueno, y como, a igualdad de las demás condiciones, la intensidad de propagación depende de la densidad del medio, se comprende que tal circunstancia favorece la mayor audivilidad del cañón.

Hasta aquí las opiniones do Í.Ir. Humphreys, quien, on su enumeración, parece haber omitido la circunstancia que tal vez influye más que cualquier otra para aumentar la distancia a que se puede oir un cañonazo: el contacto inmediato del cañón con el suelo, el cual, particularmente si es compacto o de roca, actúa como conductor y amplificador del sonido. Las condiciones topográficas, en algunos ca­sos, influyen también para aumentar el alcance del ruido del cañón: en una cañada o valle estrecho, las detonaciones producidas cerca del suelo son transmitidas a mayor distancia'que las originadas a mayor altura que las cimas de los montes circunvecinos; la de un barreno, por ejemplo, se percibirá más lejos que la de un cohete. ^

BIBIvIOORAP^ÍJL

Balística experimental y aplicada.—Lecciones explicadas durante el cur­so de 1918 a 1919, por el teniente coronel de Artillería D. ANTONIO JULIANI Y NBGROTTO, exprofesor de la Academia del Cuerpo.—2." edición, revisada y au­mentada.— tiuiz Hermanos editores. Plaza de Santa Ana, 13. Segovia. Imprenta de la Academia de Artillería, 1920.

• En febrero de 1917 dimos cuenta en esta Revista de liaberse publicado reciente­mente la 1.* edición de esta obra y anotábamos el propósito que animaba al autor

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334 MEMOKIAL DE INGENIEROS

de presentar al público un trabajo más completo cuando hubieran terminado las . circunstancias anormales que entonces le impedían procurarse muchos datos y no­ticias de interés. Añadíamos: «No dudamos que tal labor realice quien ha conse­guido, a pesar de los apremios del tiempo, reunir en un libro no voluminoso tan completos datos».

Pocas veces habrá seguido tan de cerca la realización al intento. A los dos años de anunciado aquél aparece osta 2.* edición con tantas y tales ampliaciones que, en rigor, puede considerársela como el frutoj en pleno desarrollo, de aquel embrión. B iste decir que el tomo único de 556 páginas se ha transformado en dos volúmenes con más de mil trescientas páginas y 344 figuras intercaladas en el texto.

En un oportuno Prefacio expone el autor el plan de su obra y lamenta que Jas circunstancias azarosas de estos últimos tiempos le hayan impedido conocer la Ba-listique experiméntale de M. Fierre Charbonnier, presentada recientemente a la Academia de Ciencias de París; el hecho de haberse agotado la 1.* edición no per­mitía el aplazamiento de la segunda.

Ratifica lo que ya expuso en la «Advertencia preliminar> de la 1.'* edición, a saber: que teniendo precisión los alumnos de consultar multitud de libros y revis­tas dispersos para contestar a los distintos puntos del programa, se hace indispen­sable reunir en una sola obra, de no mucha extensión, cuanto pueda constituir «base y guía suficiente para obtener mayor aprovechamiento de las lecciones de clase».

Aunque el pensamiento del autor, al escribir esto, se dirigía especialmente a los alumnos de la Academia de Artillerria, no hay duda de que el plan realizado por él tiene verdadera utilidad para todos los que se ocupan en la técnica de los explosivos. No hace mucho tiempo que el autor de esta noticia bibliográfica se dirigió a una importante casa extranjera, dedicada a la fabricación de material para estudio de los explosivos, pidiendo aclaraciones respecto al empleo de algunos aparatos y recibió esta contestación: Consulte el Memorial despoudres et salpétres, Disponíamos de toda la colección de esta Revista y después de haberla consultado, subsistían dudas, que resolvimos recurriendo a las obras de Escales, Bichel, Colver, Zschokke y otros. Si entonces hubiéramos tenido a nuestra disposición un libro como el del teniente coronel Juliani, nos hubiéramos ahorrado gran parte de nues­tras pesquisas y la pérdida do tiempo consiguiente.

Justifica el aulor, con él ejemplo de ilustres tratadistas, el desarrollo dado a su obra trayendo a ella cuestiones que, a primera vista, no son indispensables en un tratado de Bah'stica; las conexiones de esta ciencia con las demás experimentales son, sin embargo, tan estrechas, que nadie podrá reprocharle con justicia el haber incluido en su libro aquellas teorías físicas y químicas cuyo conocimiento os pre­ciso para la buena inteligencia del texto.

El escaso tiempo transcurrido desde la terminación de la guerra y, más aún, la hosca reserva con que cada nación guarda para si el fruto de sus investigaciones, no le han permitido al autor incorporar, sino en parte, a su obra, las enseñanzas ba­lísticas de la última guerra. El cañón París sigue siendo una incógnita no del todo despejada y, aunque en los países veuíedores se afecta completa indiferencia por esa y otras maravillosas ^er/brma?ices germánicas, la insinceridad de esa actitud so hace patente por el afán con que se procura hacernos entender, a cada momento, que aquellas realizaciones han sido eclipsadas por otras que sólo han tenido existencia en la imaginación o en el papel. ;

No dudamos do que, en la próxima edición de su libro, nos informará puntual-.

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REVISTA MENSUAL 885

mente el autor, no sólo de estos enigmas de la guerra, sino de los resultados que se hayan alcanzado en los estudios balísticos que actualmente se efectúan en los países qne cita al final de su obra—Francia, Inglaterra, Italia, Estados Unidos—a los que nos permitirianios añadir algunos más y, entre ellos España, patria de insig­nes innova lores de la ciencia balística; el solo nombre de Mata justificaría la in­clusión.

Hombros de privilegiada inteligencia, laboriosidad perseverante y amor acen­drado por su profesión, como el teniente coronel Juliani, son los indicados para llevar a cabo esa obra futura; garantía de ello es su obra presente, digna de todos los encomios, A

Feldzugsaufzelchnungen (Notas de la guerra), por el general OTTO VON MOSBR. XII—336páginas (23'X. 16), con 100 fotograbados en el texto y 7planos.—Stutt-gart, 19S0.—1S marcos en rústica y 16 encuadernado.

He aqui uno de los pocos libros relativos a la gran guerra escritos sin la preten­sión de despertar el asombro o la admiración de los lectores, ni la de revelar profundas enseñanzas, ni la de demostrar que los acontecimientos no debieron ser como fueron, ni siquiera la de hacer una propaganda tendenciosa. Se trata de un libro de recuerdos, de un diario que el autor tuvo la paciencia y el buen acuerdo de ir redactando desde el 29 de julio de 1914 al 7 de febrero de 1918. En los tres años y medio transcurridos entre ambas fechas, el general von Moser estuvo cons­tantemente en operaciones. Tomó parte como jefe de la 53 Brigada de Infantería wiirtemberguesa, en la invasión de Bélgica y ataque a Francia, donde cayó herido el 2 de septiembre; a la cabeza de la 107 División de Infantería prusiana, se batió contra los rusos desde el 3 de junio de 1915; pasó después a Serbia, hasta el final de esta campaña, y volvió al ala Norte de los ejércitos contra los rusos, siendo tras­ladado, en junio de 1916, al frente occidental, como comandante de la 27 División de Infantería wiirtemberguesa; luchó en el Lys y en el Somme; dirigió un curso para jefes, en el primer trimestre de 1917, y, como Comandante de Cuerpo de Ejér­cito, siguió batiéndose en el ala derecha hasta el 7 de febrero de 1918, que fué des­tinado al interior.

Esta brevísima recapitulación de los mandos que desempeñó von Moser y de las ocasiones en que los ejerció, hará comprender cuan interesantes son sus memo­rias. Paisajes, poblaciones, hechos de armas, batallas sangrientas y empeñadas, costumbres, recuerdos históricos, episodios de carácter íntimo, los más renombra­dos personajes del Impe r io . . . . . desfilan ante la imaginación del lector como evo­cados por una pluma mágica.

En vano se buscarían en el libro las descripciones literarias ni los conceptos efectistas, ni las frases altisonantes o las disquisiciones eruditas: todo es sencilloi claro, natural, breve, como fiel y rápido trasunto de la verdad, pero, al mismo tiem­po, impregnado de una fuerza emotiva extraordinaria; ello es lógico, porque nada impresiona y conmueve tanto como la misma realidad. Lo cual realza el mérito de quien tan bieu ha sabido trasladar al papel osas instantáneas de los sucesos más gigantescos de la historia militar.

Las semblanzas, reducidas a meuudo a unas cuantas líneas, que hace de los cau­dillos y honibres célebres, como sin proponérselo, limitándose, a .narrar su impre-

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336 MEMORIAL DE INGENIEROS

sión personal, son notabilísirras. Dignas de mención especialísima son la del Em­perador, y de una sobriedad pasmosa la del general Ludendorff; al referirse al Mariscal Hindenburg se detiene más. El arte de conocer a las personas, dificilísimo como pocos, lo posee en grado sumo el general von Moser, a juzgar por su libro, sin que esto quiera decir que las siluetas se ajusten a la opinión general; en los juicios os muy parco, y, a ser posible, los omite.

Desde el punto de vista militar, la obra no decae, al contrario, toda vez que sin haaer alarde de ello y rehuyendo el tono doctor.il, da cufínta de lo que hizo, lo que vio y lo que aprendió; con esto, el lector aprende por sí mismo, sin la tiranta del mentor, y queda libre su propio juicio para analizar los hechos y deducir las ense­ñanzas que de ellos se desprenden.

Libro ameno, de agradable lectura, henchido de profundas obscrvacio íes y en muchos conceptos verdaleraraente instructivo, brinda esparcimiento al ánimo a la vez que provechosa materia a la meditación; no es agresivo, de combate; tam­poco de viudicación o justificación de actos propios o ajenos. Tantas cualidades, le hacen digiio de que lo recomendemos a nuestros compañeros, que recorrerán con deleite sus páginas. ' -H-

El pozo Mouras no es órgano depurador.—Cómo deberá aplicarse.—Afemo-ria presentada a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, por el acn-démico numerario D. FR.\SCÍSCO DB¡ P . BÍOART Y GVA.IÍUO.—22 páginas (29 X 22),

con dos figuras en el texto. —Barcelona, 1921.

El autor, nuestro compañero el coronel D. Erancisco Bicart, describe minuciosa­mente el proceso físico-químico-biológico que sufran las materias residnarias en los pozos Mouras; recuerda las principales investigaciones llevadas a cabo en Fran­cia; cita opiniones muy respetables, y se pronuncia resueltamente contra tales de­pósitos, salvo algunos, muy pocos, casos especiales. Ha largos años quo este proble­ma se está debatiendo entre nosotros, habiéndose llegado ya definitivamente a con­clusiones firmes, gracias en primer término a la atención con que merltisimos In ­genieros militares estudiaron y divulgaron en España ese punto tan importante de la higiene urbana; de suerte quo el trabajo del Sr. Rioart antes ha de considerarse como una adver tenc ia a quienes legis lan, disponen o reforman pozos Mouras , sin

conocer a fondo sus características y propiedades, que enderezado a instruir a los técnicos. Dada esta finalidad, tan loable como oportuna, se comprende quo el autor extreme algo su condonación del Mouras, así como que toque simplemente de pasa­da la manera de llegar a una purificación efectiva de las aguas sucias. El objeto que se proponía, de acuerdo con los modernos conocimientos higiénicos, lo consigue brillantemente y con la competencia que de antiguo tiene probada.

Aparte de esto, el folleto será dé utilidad a los constructores, pTqno en él encon­trarán, concisa y clüramonto expuestas, la índole y la intensidad do las transforma­ciones de las substmoias vertidas en ua Mouras, antecedentes necesarios para dis­cernir cuándo y con qué precauciones complementarias podrán servirse sin peligro de eso linaje de fosas. ^

Madrid. —imprenta del Memorial de Ingenieros del Ejército, HCMX XI

Page 55: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

Asociación Filantrópica del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.

BAI.ANOK de fondos correspondiente ai mes de julio de 1921

Péselas.

CA-RGO

Existencia en fin del mes an­terior 139.112,25

Abonaáo durante el mes: Por la Academia Por el Servicio de Aoronáut.* Por el Bón. de Radioteleg.*.. Por el 2.° Bón. Rva. Ser. esp.'. Por el l.er Bón. Rva. Zap m.' Por el 2.° id. de id. id Por el.4.° id. do id. id Por la Brigada Topográfica . Por el Centro Electrotécnico. Por 1& Comand.* de Ceuta... Por la ift. de Melilla Por la id. de Laraeiie . Por la id. de Gran Canaria.. Por la id. de Mallorca Por la id. de Menorca Por la id. de Tenerife Por la Comp.' de alumbra o. PorlaEso.*' Superior Guerra. En Madrid Por el l.tr Beg. de Ferrocril." Por el 2.° id. de id Por el Reg. de Pontoneros.. Por el l.er Reg. de Telégf os. Por el l.er Rug. ZapB. Mins. Por 612." id. de -d Por el 3.er id. do id Por el 4." id. de id Por el ñ.o id. de id Por el 6.° id. de id Por la Ueleg." de la 2 " Reg." Por la Por la Por la Por la Por la Por la

id. id. id. id. id. id.

de la 3.» de la 4.» de la 6.* de la 6.» de la 7.» de la 8.»

Id. id. id. id. id. id.

240,00 178,90 86,90

264,85 204,75 37,80 78,35

'150,00 162,85 215,85 113,30 83,15

102,55 67,10 59,55 17,20

112,80 1.820,85

240,60 248,45 102,55 176,85 846,90

» 153,40 185,80 109.20 316,65

226,45 170,80 252.80 272,25 12o,75

Suma e¿ car jo 146.825.85

Pesiet.aR.

Nómina de gratificaciones.. . 165,00

Suma la data 165,00

RESUMEN

Importa el cargo 146.825,85

ídem la data 165,00

K-xistencia tu el día de la fecha 146.160,85

DETALLE DE LA EX.1STEN01A

En títulos de la Deuda amor-tizable del 6 por 100(100.000 pesetas nominales); valor f n compra ,. 96,175,60

En el Banco do España, en cuenta corriente 40.896,90

En metálico en caja > En abonarés pendientes de

cobro 9.088,35

Total igual 146.160.85

NOTA. Durante el presen te mes no ha habido alteración en el número de so­cios, existiendo, por tanto, los 853 indi­cados en el balance de junio último.

. Madrid, 31 de julio de 1921.-E1 Te­niente Coronel, tesorero, JOSÉ A. CAM­PANA.—Intervine: El Coronel, contador, ANTONIO RocnA.—V." B . " El General, Presidente, LOS-ARCOS.

- A - I D V E R T E J S r O l A .

Por error de imprenta, figuró eti el balance do mayo último, publicado en el MEMORIAL de junio, que se hablan adquirido 5.500 pesetas nominales en Deuda amortizable del 6 por 100, en vez de decirse 55.C00, y también que al tipo de 92 por 100 80 habían comprado 2Ó.C00 pesetas, en lugar de 16.000, que fueron las adquiíidas,

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NOVEDADES OCURRIDAS EN EL PERSONAL DEL CUERPO DURANTE EL MES DE JULIO DE 1921

Bmpleos en el

Cnerpo Nombres, motivos y íecha8.

RSCALA ACTIVA

S i t u a c i ó n de ac t iv idad .

Bajas.

C Sr. D. Ramiro Ortíz de Zarate y A r m e n d á r i z , por falleci­miento ocurrido el 19 de julio de 1921 en Guadalajara.

Ascensos.

A Teniente Coronel.

C.' D. Teodoro Dublang y üranga —R. O. 4 julio de 1921.-Z). O. n ú m e r o 145.

A Comandantes.

C." , D. Eduardo Barren y Ramos de Sotomayor.—Id.—Id.

C." D. Rogelio Navarro y Romero. —Id. - Id .

' '• A Tunientés.

&1Í.' Al." D. Pompeyo García Vallejo.— ' R . .0 . 9 julio de 1921.-¿). O.

número 151. Alf.* Al." D. Benjamín Llorca Gisbert.—

Id.—Id. Alf." Al." D. Jesús Mateos Raposo.—Id.

—Id. , Alf.» Al.° D. Cándido Iturrioz Bajo.—Id.

- I d . Alf." Al.° D. José Rivero. de Aguilar y

Otero.—Id.—Id. Alf . 'Al.°D. Fernando Otero-Cossío y

León.^Id.—Id. Alf.'Al.° D. Manuel Maroto González.—

Id.-^Id. Alf.'Al." D. Guillermo Planas Utrillas.

. . - I d . - I d . Alf." Al." D. Antonio Olivé Magaxolas.—

I d . - I d , Alí.» Al.° D. Juan Martínez Percaz.—Id.

-Id.

Empleos en el

Cuerno Nombres, motivos y fechas

Alf. Al.o D. Arturo Ureña Escario.—Id. - I d .

Alf." Al.° D. Manuel Bonet ü l le t .—Id.-Id.

AÍÍ.^ A1.° D . Joaquín Belón D í a z . - I d . -Id.

Alf. Al.° D. Enrique de la Cierva Miran­da.—Id.—Id.

Alf.''Al.o D. Luis Simari-o Puig.—Id.-Id.

Alf.»Al.°D. Ángel Sevillano Cousillas. —Id.—Id.

Alf." Al.o D. Pedro Colomer Claramunt. —Id.- Id .

Alf.'' Al.° D. Luis Maestre Pérez.—Id.-Id.

Alf." Al.° D. Alberto Albinana Zaldivar. - I d . - I d .

Alf.' Al.° D. Ramón García Navarro.— I d . - I d .

Alf." Al.° D. Francisco Armenta Guillen. - I d . - I d .

Alf Al.« D. Antonio Prados Peña.—Id. —Id.

Alf."Al.° D. Joaquín Hernández Barra­ca.—Id.—Id.

Alf." Al.° D. Fernando Soriano Sánchez, —Id.- Id .

Alf." Al.° D. Miguel Márquez Soler.—Id. —Id.

Alf." A1.0 D. José Pardo y Pardo.—Id.-Id. - '

Cruces.

T. C. D. José Cueto Fernández, se le concede la placa de la Real y Militar Orden de San Herme­negildo, con la antigüedad de 7 de enero de 1921.—R. O. 23 julio de 1921.—Z). O. núm. 163.

C.° D. Manuel Pérez Beato y Blan­co, id. la cruz de la misma Or­den, con la antigüedad de 6 do noviembre de 1919.—Id,—Id.

Page 57: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

NOVEDADES 95

SmpleOa en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

C D. Rafael Marín del Carapo y Peñalver, id. id., con la anti­güedad, de 31 de agosto de 1920.-Id.—Id.

C* D. Tomás Ortíz de Solórznno y Ortíz de la Puente, id.—Id.— Id.

C D. Fernando luiguez Garrido, id. id., con la antigüedad de 2 de enero de 1921.—Id.—Id.

C* D. Josó Rivera Juer, id. id., con la antigüedad de 15 de abril de 1921. - Id . - Id .

T. C. D. Ricardo Martínez Unciti, se le autoriza para usar sobre el uniforme las insignias de Co­mendador de número de la Orden civil de Alfonso XI I I . —R. O. 6 JLilio dé 1921.—X». O. número 149.

Recompetisas.

C." D. Mariano Zorrilla Polanco, se le concede la cruz de 2." clase del Mérito Militar, con distin­tivo rojo, por los distinguidos servicios prestados y méritos contraídos asistiendo seis me­ses, por lo menos, a las opera­ciones realizadas on nuestra zona de Protectorado en Áfri­ca en los dos periodos com­prendidos entre 30 de junio de 1918 y 31 de octubre de 1920 y por cumplir los requisitos exi­gidos en el articulo 3) del vi­gente reglamento de recom­pensas en tiempo de guerra, •aprobado por Real decreto de 10 de marzo de 1920 (C. i . nú­mero 4). — R. O. 14 julio de 1921.—Z». O. núm. 165.

C ' D. Mariano Barberán y Tros de llarduya, id. id. de 1.* clase,

. con id. por id.—Id.—Id. C." D. Leopoldo Sotillos Rodríguez,

id. i d . - I d . - I d .

Destinos,

C." D. Toteas Mofeno Lázaro, se le nombra ayudante,do campo del General de brigada D. An-

Bm pieos en el

Cuerpo .Nombre-s, motvos y techas .

t on io Los-Arcos y Miranda Jefe de la Soccióu de Ingenie­ros del Ministerio.—R. 0 .2 ju­lio de 1921.—Z). O. núm. 145.

T. C. D. Teodoro Diiblang y Uranga, se dispone continúe prestando sus servicios como profesor del Colegio de Santa Bárbara y San Fernando hasta fin de septiembre próximo.—R. 0.12 julio do 1921.—X». O. núm. 153.

T. C. D. Teodoro Dublang Uranga, as­cendido, del Colegio de Huér­fanos de Santa Bárbara y San Fernando, al 6.? Regimiento de Zapadores minadores, con­tinuando en la comisióu con­ferida por Real orden de 12 del actual {D. O. núm. 153). (art. 10).—R. O. 26 julio de 1921.—X». O. núm. 163.

0.° D. Lilis Sierra Bustamante, de disponible en la 6." Región, a igual situación en la 8.* y en comisión en la Comandancia de Vigo, cobrando por cuerpos armados (art. 10).^Id.—Id.

C.e D. Pedro Sopranis Arrióla, de la Comandancia de San Sebas­tián, con residencia en Vito­ria, a la Comandancia general de la 7.° Región (art. 1.°)—Id. —Id.

C.° D. Luis Barrio .Miegimolle, de. ayudante de campo del Có­mante General de Ingenieros de la 3.* Región, a la Coman­d a n c i a de San Sebastián.

• (Real decreto de 24 de agosto de 1920. D. O. núm. 191).—Id. - I d .

C.e D. Eduardo Barrón y Ramos de Sotomayór, ascendido, de dis­ponible en la 1.* Región y en comisión en el Servicio de Ae­ronáutica militar, ÜI 4." Bata­llón de reserva de Zapadores minadores (art. 10).—Id.-^Id.

C.° D. José Duran Salgado, del gru­po de Ingenieros de Tenerife, al 6.° Regimiento de Zapado­res minadores (art. 1.°)—id.— Id.

0.6 D. Rogelio Navarro Romero, ascendido, de la Brigada Tg»

Page 58: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

96 NOVEDADM

Ernpleos en el •

Cuerpo. l íombres, motivos y lechas..

pográflca, al grupo de Inge­nieros de Tenerife (art. 10).— Id.—Id.

C.° D. Francisco Cerdo Pujol, del 4.° Regimiento de Zapadores minadores, a la Brigada Topo» gráfica (art. 1.°)—id.—Id.

G.° D. Manuel de las Bivas Amore-na, de la Comandancia de San Sebastián, a la misma, con re­sidencia en Vitoria (Real de­creto de '24 de agosto de 1920. D. O. núm. 191 y Real orden de 13 de septiembre de 1920. D. O. núm. 207).—Id.—Id.

T.e D. Cándido Iturrioz Bajo, ascen­dido, de la Academia, al l.er Regimiento de Zapadores mi­nadores (art. 10).—Id.—Id.

T.e D. José Rivero de Aguilar y Otero, id., de id., al id. (id.) — Id.—Id.

T.e D. Pompeyo García Vallejo, id., de id., al 2.° Regimiento de Zapadores minadores (art. 1.°) —Id. - Id .

T.e D. Benjamín Llorca Grisbert, id., de id., al id. ( id.) . -Id.-Id.

T.e D. Jesús Mateos Raposo, id., de id., al 3.° ( í d . ) - Id . - Id .

T." D. Fernando O t e r o Cossio y León, id., de id., al 4." (id).— Id.—Id.

T.e D. Lui'i Simarro Puig, id., de id., al 4 o ( Íd . ) - Id . - Id .

T.e D. Manuel Maroto González, id., de id., al 6." (art. 10).—Id.—Id.

T.e D. Enrique de la Cierva Miran­da, id., de id,, al 6.° ( id . ) - Id . -^Id.

T." D. Arturo Ureña Escario, id., de id., al Regimiento de Ponto­neros (id.)—Id.—Id.

T.e B. Joaquin Belón Díaz, id., de id., al id. ( i d . ) - Id . - Id .

T." D. Antonio Olivó Magarolas, id., de id., a )a Brigada Topográfi­ca (art. 1.°)—Ll.—Id.

T.e D. Juan Martínez Percas, Id., de id., a la Comaniiancia de Me-lilla (art. 2.°, Real decreto de 80 junio de 1921. D. O. núme­ro 143) . - Id . - Id . •

Empleos en el

Cuerpo, Nombres, motivos y fechas.

T.e D. Manuel Bonet Ulled, id., de id., a la id. ( íd . ) - Id . - , Id .

T.' D. Alberto Albiñana Zaldivar, id., de id., a la id. ( i d . ) - I d . -Id.

T.e D. Francisco Armenta Guillen, id., de id., a la id. (id.)—Id.-Id.

T.e D. Joaquin Hernández Barraca, id., de id., a la id. (id.)—Id.— Id.

T.° D. Miguel Márquez Soler, id., de id., a la id. (id.)—Id.—Id.

T.e ü, José Pardo y Pardo, id., de id., a la Comandancia de Ceu­ta (id.)—Id.-Id.

T.e D. Guillermo Planas Utrilla, id., de id., al grupo de Inge­nieros de Mallorca (art. 1.°)— Id.—Id.

T.e D. Antonio Prados Peña, id., de id., a las Compañías expedi­cionarias en Melilla del 5.° Regimiento de Zapadores mi­nadores.—Id.-Id.

T.* D. Fernando Soriano Sánchez, id., de id., a la id.—Id.—Id.

T.° D. Ángel Sevillano Cousillas, id., deid., a l a id . - Id .—Id .

T.° D. Pedro Coloraer Claramunt, id., de id., a la id.—Id.—Id.

T.' D. Luis Maestre Pérez, id., de id., a la id.—Id.—Id.

T.e D. Ramón García Navarro, id., deid., a la id.—Id.—Id.

T.* D. José Rivero de Aguilar Ote­ro, del l.er Regimiento de Za­padores minadores, a la Com-ñía de Alumbrado én campa-Ba . -R. O. ¿8 julio do 1921.— D. O. núm. 165.

T. C. D. Mariano Lasala Llanas, se le confirma en el cargo de ayu­dante do campo del Capitán General de Balearos.—H. O. 80 julio do 1921.-Z>. O. nú­mero 168.

Cowti.s'toneS.

0." D. José Fernánden Chfióa y Bo­rras, se dispone. O'e sin per­juicio de su actual cometido

Page 59: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

ÑOtEDADES m fiíupleos

en el Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

forme parte de la Comisión encargada de lá redacción del Reglamento y Manual de ex­plosivos.—R. O. 23 julio de 1921.

D, Rafael Marín del Campo, id., que cese en la Comisión que desempeñaba en el Ministerio de Fomento para el estudio del problema ferroviario.—Id.

Sueldos, Haberes

y Orati/icaciones,

C.° D. Genaro Olivia Hermida, se le concede la gratificación de e f e c t i v i d a d de 600 pesetas anuales.—R. O. 30 j u l i o de 1921.—D. O. núm. 168.

C.° D. Fernando Sánchez de Toca y Muñoz, id.—Id.—Id.

C." D. Francisco Gimeno y Galindo, id.—Id.—Id.

Licencias.

C.° D. Fernando Palanca y Martí­nez Fortún, se le concede una de dos meses, por asuntos pro­pios, para Gaadalaj ara y Bar­celona.—Orden del Capitán General de la 5.* Región, 8 julio de 19ül.

C.° D. Francisco de la Peña Senra, id. una de id., por enfermo, para Madrid.^ Ordep del Co­mandante General de Ceuta, 19 julio de 1921.

T.' D. Arturo Ureña Escario, id. una, por asuntos propios, has­ta fin de agosto próximo, para

. Francia, Italia y Alemania.— R. O. 23 julio de 1921.—2). O. ^üm. 163.

T.° D. Francisco Martínez Núñez, id. una de dos meses, por en­fermo, para Madrid y Coruña. —Orden del Comandante Ge­neral de Larache, 28 j ulio de 19ií. • '

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

C.° D. Capitolino Enrile y López de Moría, id. una de un mes, por asuntos propios, para Francia y Portuaial.—R. O. 30 julio de 1921.—J5. O. núm. 168.

Matrimonios.

C.° D. Francisco Prats Bonal, se le concede licencia p a r a con­traerlo, con D. ' María del P i ­lar Sánchez Sacristán—R. O. 8 julio de 1921.—D. O. núme­ro 151.

C." D. Félix Valenzuela Hita, id., con D.^ Ana Cervera Sicro.— R. O. 12 julio de 1921.—D. O. núm. 154.

T.« D. Arturo Ureña Escario, id., con 'D.' María Teresa de Man­zanos y López Pelegrin.— R. O. 14 julio de 19J1.—Z>. O. núm. 155.

Reemplazo.

. T. C. D. Joaquín Anel y Ladrón de Guevara, del 6.° Regimiento de Zapadores minadores, se le concede el pase a dicha situa­ción, por enfermo, con resi-denciaenla 5." Región.—R. O. 18 julio de 1921.—£». O. nú­mero 158.

C." D. Anselmo Loscertales y Sope­ña, id.—Id.—Id.

Supernumerarios.

C.° D. Jesús Romero Molezún, de disponible en la 8.^ Región y en comisión en la Comandan­cia de Vigo, se le concede el pase a dicha situación, que­dando adscripto a la Capita­nía general de la 8,' Ragión.— R. 0.1.° julio de 1921.-Z). O.

.. núin. 145.

C,° D. Ramón Ríos Balaguer, de Ayudante de campo del Gene­ral de Brigada D. Antonio Los-Aroos Miranda, .lefe de la Sección de Ingenieros del Mi»

Page 60: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

98 NOVEDADES

Bmpleos en el

Cuerpo Nombres, motivos y fechas.

nisterio a id., quedando ads-cripto a la Capitacia general de la 1.^ Región.—R. O. 2 ja-

. lio de 1921.—Id.

Ü." D. Emilio Ostos Martín, del á.° Batallón de Reserva de Zapa­dores Minadores, a id., que­dando adscripto a la Capita­nía general de la 2.* Región. —R. O. 9 julio de 1921.—£>. O. núm. 152.

BSCALA DE BB8BBYA

Bajas.

T.° D. Joaquín Alvarez Fernández, del y.'' Regimiento de Zapa­dores Minadores, se le conce­de el retiro para Sevilla.— R. O. 27 julio de 1921.—D. O. núm. 164.

Ascensos.

A. T e n i e n t e s .

Alf, D. Juan José Martínez Méndez. R. O. 14 julio de 1921.—Z». O. núm. 165.

Alí.'' D. José García Ruiz.—Id.—Id. Alf." D. Gregorio Alfaro Arpa.—Id.

- I d . Alf.' D. Francisco Gornes Pons.—Id.

- I d . Alf.' D. Alejandro Mateos Martín

Id.—id. Aif.'' D. Manuel Navarro Reina.—Id*

- I d . Alf." D. José Eugenio Gordón Banta-

maria.—Id.—Id. Alf." D. Teodoro Chafé del Hoyo.—

R. O. 18 julio de 1921.-D. O. núm. 168.

'Alf.' D. Francisco García Acero.— Id.—Id.

Cruces.

Alf.' D. Juan Cortart Vidal, se le concede permuta de una cruz de plata de l Mérito Militar con distintivo blanco, que po'

Bmpleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

see, por la de 1." clase de la misma orden y' distintivo.— R. O. 5 julio de 1921.-Z>. O. núm. 149.

Recompensas.

T." D. Mariano Aguar Lerán, se le concede la cruz de 1. clase del Mérito Militar con distin­tivo rojo, por los distinguidos servicios prestados y méritos contraídos asistiendo seis me­ses, por lo menos, a las opera-

. clones realizadas en nuestra zona de Protectorado en Áfri­ca, en los dos períodos com­prendidos entre 30 de junio de 1918 y 31 de octubre de 1920 y por cumplir los requisitos exigidos en el artículo 31 del vigente reglamento de recom­pensas en tiempo de guerra, aprobado-por Real decreto de 10 de marzo de 1920 (C. L. nú­mero 4).—R. O. 14 julio de 1921.—JD. O. núm. 155.

Destinos.

T.° D. J u l i o Poveda Poveda, de situación de reserva afecto al 2.° batallón de Reserva de Zapadores Minadores, al 1.° de igual denominación, por ha­ber sido trasladado de destino en el Cuerpo de Seguridad, donde presta sus servicios.—

. R. O. 29 julio de 1921.—Z>. O. núm. 166.

Clasificaciones.

Ali.'' D. Juan José Martínez Méndez, se le declaia apto para el as ­censo.—R. 0 .14 julio de 1921. —D. O. núm. 156.

Alf.» D. José García Ruiz.—Id.—Id.

Alf.'

Alf.'

D. Gregorio Alfaro Arpa.—Id. —Id.

D. Franoieoo Gornes Pons.—Id. - I d .

Page 61: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

NOVEDADES 99

Empleos en el

Cuerpo Nombres, motivos y fechas.

Alf." D. Alejandro Mateos Martin.— E . O. 14 jul io de 1921.—D. O. n ú m e r o 155.

Alf.'' D. Manuel Nava r ro Eeina .—Id. • —Id.

Alf> D. José Eugenio G-orden Santa­maría.—Id.—Id.

Alf.' D. Francisco Garc ia Acero.— Id.—Id.

Alf.^ D. Teodoro Chafé del Hoyo.— Id.—Id.

Alf." D. Fermin H u e r g o Fernández . — I d . - I d .

Alf.» D. Abdón Mar t in G i l . — I d . - I d .

Alf.'' D. Antonio Alberfc Amat.—Id. —Id.

Alf." D. Sebast ián Miralles Sandarán . —Id.—Id.

Alf.'' D. J a l o González B a r b a . — I d . -Id.

Alf."' D. Láza ro Hernández Bnendia . - I d . - I d .

Alf.'' D. Edua rdo Bravo García.—Id, Id.—

Alf." D. Ánge l Martínez Cañadas.— I d . - I d .

Alf.'' D. Pedro Mar t in Gil .—Id.—Id'

Alf;' D. José Fer re r S o l a . - I d . — I d

Alf.' D. Francisco Monrecinos M a -cián.—Id.—Id.

Alf." D. R a m ó n de Diego Hida lgo .— . I d T - I d .

Alf.^ D. J u a n Grau S a n s . — I d . - I d .

Alf.'' D. José Castar lenas Biarge.— Id.—Id.

Alf." D. Ped ro Moreno Vázquez.—Id. - I d .

Alf.^ D. ,£usebio Vil layerde G-aroía. —Id.—Id.

Alf.^ D. Gumers indo Garc ía Gut ié­rrez.—Id.—Id.

Empleos en el .

Cuerpo Nombres, motivos y t'eobas.

Alf.'' D. Diego Blázquez Nieto.—R. O. 14 j un io de 1921.—D. O. nú-n ú m . 155.

Alf." D. Emil io Fernández F e r n á n -d e z . - I d . - I d .

Alf.^ D. J u l i á n Repi la Fernández.— Id.—Id.

Alf.^ D. Fé l ix Mart ínez González.— I d . - I d .

PERSONAL DEL MATERIAL

Becompensas.

M. de O. D. Sebast ián Guerra Garcia, se le concede la cruz de 1." clase del Mérito Mili tar , con dist in­t ivo blanco, por los extraordi­nar ios s e r v i c i o s pres tados como autor, aux i l i a r y co la ­borador en numerosos proyec­tos de obras en la Comandan­cia de Valladolid, y como com­prendido en los ar t ículos 4.° y 16 del vigente Reg lamen to de recompensas en t i e m p o de paz.—R. O. 22 julio de 1921.— D. O. n ú m . 162.

Destinos.

D. del M. D. Eduardo Garcia de los Re­yes , de la Comandancia de Badajoz, a disponible en la 1.* Región, pres tando servicio en comisión en dicha Comandan­cia.—R. O. 26 ju l io de 1921.— D. O. n ú m . 163.

A. de O. D. Ceferino Arr ibas Rodriíjuez, de la Sección de Ingenieros del Minister io de la Guer ra , a la Comandancia de San Sebas­t ián, con residencia en V i to ­r ia .—Id.—Id.

D. del M. D. Mar iano R a s p a l Aguirre, re­ingresado , procedente de. l a Comandancia de Toledo, a la misma.—R. 0 . 2 6 julio de 1921. —D. O. núm. 166.

Page 62: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

loo NOVEDADES

Empleos en el

Cuerpo Nombres, motivos y fechas.

Sueldos, Haberes

y Gh-atificaciones.

A. de O. D. Francisco JSÍúñez Santana, se ^ - le concede el sueldo de 4.000

pesetas anuales, a partir de 1." de agosto próximo.—R. O. 9 julio de 1921.—D. O. nútn. 152.

C. delM. D. Enrique Majá Sebastiá, id.

Empleos en el

Cuerpo Nombres, motivos y fechas.

de 4.250 pesetas anuales, id.— R. O. 9 julio de 1921.—D. O. número 152.

D. del M. D. Rafael Quetglas Qaetglas, id. de 4.125 pesetas anuales, id.—R. O.. 30 julio de 1921.— D. O. núm. 167.

D. del M. D. Rafael Roselló Catany, id.— I d . - I d .

D. del M. D. Fernando Vega OcEoa, id.— I d . - I d ,

Page 63: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

Asociación del Colegio de Santa Bárbara y San Fernando

Tesorería del Consejo de Administración.

BALANCE de las Cajas de la Asociación y Colegio en el mes de la fecha

DEBE Pesetab,

Existencia anterior •. 119.075,05 Cuotas de señores Socios del mes de mayo 12.466,50 Recibido por el Colegio, de la Administración Militar (consignación

del mes de junio) 12.187,74 ídem por honorarios de alumnos internos, etc. 1.099,55 ídem por beneficio de comidas de Sres. Jefes y Oficiales 118,75 ídem por'intereses, del papel del Estado '. 720,00 ídem por ídem de obligaciones del Tesoro 187,50 ídem por donativos de señores protectores 223,75 ídem del Excmo. Sr. Conde de, los Villares 434,20 ídem del Museo de Artillería 940,00 ídem del Casino Militar de Sevilla 79,10

Suma. 147.537,14

HABBR

Socios bajas 154,00 Gastos de Secretaría 471,90 Pensiones satisfechas a huérfanos 10.008,50

a„ud„po,.io<,..p..., j™-;::: ' S ; S j «.»,« Impuesto en el Monte' de Piedad i 2.104,00 Impuesto en la Caja Postal de Ahorros 3.879,00 Gratificación para uniforme al alumno D. Enrique Ochoa 250,00 Gastado en obras ejecutadas en el Colegio 615,92 Existencia en Caja, según arqueo . . . . . 114.259,38

Suma...: 147.537,14

DETALLE DE LA EXISTENCIA EN LA CAJA DE LA ASOCIACIÓN

En metálico en Caja 4.063,04 En cuenta corriente en el Banco de España 38,54 En carpetas de cargos pendientes 9.148,00 Ein papel del Estado depositado en el Banco de España (110.000 pesetas

nominales en títulos del 4 por 100 interior) 5 por 100 amortizable y obligaciones del Tesoro 4,75 por 100.. . 86.009,80

En obligaciones del Tesoro, emisión de enero de 1921 ] 5.000,00

atma 114.259,38

Page 64: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

102 ASOCIACIÓN DE SANIA BÁRBARA Y SAN FERNANDO

NÚMERO DE SOCIOS EXISTENTES EN EL DÍA DE LA FECHA

Existencia en 10 de junio de 1921... : 2.588 Altas.. 11

Suma 2.599 Bajas, ; . . ' . . . . . ' 5

Quedan 2.594

NUMERO DE HUÉRFANOS EXISTENTES EN EL DÍA DE LA FECHA Y SU CLASIFICACIÓN

Huérfanos.

Huérfanas.

TOTALBS.'.

9 ií M M !0 — B 1 ; B 1

^ o:" g •o " m 3 a 3- » » B<<1 3 S É a> ? fR

: 13 % 1 S i o ? ••?2. o*

88 14 29 16 57 > »

41 23 * 1 69 32 ' »

129 37 29 17 126 32 »

r • K

204

166

370

NOTA 1.* Número de huérfanos que existen en la 2. ' escala con arreglo al ar tículo 62 del Reglamento: ' -

Niños Acogidos... 82 Aspirantes.. . > Total . . . 32 Niñas

TOTALES.

79 79

111 > Cuenta de lo acreditado y depositado po,r pensiones de dote:

Acreditado. Impuesto.

111

Cartillas cumplidas no retiradas. . ídem corrientes

SUMAS .

5.475,00 32.820,00

38.295,00

5.475,00 32.808,00

38.283,00

Diferencia.

t

12,00

12,00

V.» B." E L GBNBRAIÍ PRBSIDHMTB

M. Puen te .

Madrid, 6 de julio de 1921.

E L TENIENTE CORONEL SBORBTARIO,

R a m ó n Váre l a .

Page 65: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

INGENIEROS DEL EJERCITO BIBLIOTECA

RELACIÓN de las obras compradas y regaladas que se han recibido en la misma duranta el mes de julio de 1921.

Procedencia. aUTOB, TÍTULO Y DATOS VAEIÓS DE LA OBRA Clasificación.

Compra Bspasa (J.): Enciclopedia universal ilustrada Eu­ropeo-Americana. Tomo XLII l A-a-1

Begalo (1).. . Catálogo de la Biblioteca de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Parte 2.* Publicaciones periódicas, 1901-1916 A-b-2

Regalo (2)... Anuario da Faoultade de Sciencias da "Dniversida-de do Porto. Anos lectivos de 1911-1912 a 1913-1914. 1915, Coimbra. 1 vol., 477 páginas. 18 X 10 centímetros A-1-4

Compra Herment: La fonte aoiérée et les obús fabriques avec cette fonte. 1921, París. 1 vol., 53 páginas con figuras. 16 X ^ centímetros B-q-2, G-í-4

Compra • Tolman (Richard C.): The theory of the relati-vity of motion. 1917, California. 1 vol., 242 pá­ginas con figuras. 17 X H E-a-1

Compra Edd lng ton (A. S.): Space, Temps et Gravitation. 1921, París, 1 vol., 149 páginas con figuras. 18 X 10 - .• \ E-a-1

Compra Tll l leux (J): Bssai d'aa traite elómentáire de phy-sique selon les théories modernes. 1921, París 1 vol., 793 páginas con figuras y láminas. Segunda edición. 18 X H E-a-2

Compra Howe (Henry Marión) : La métallographie de l'acier et de la fonte. 1921, Liége. 1 vol., 706 pá­ginas con figuras y 45 láminas. 20 X ^'^- Nota: Traduit par Octave Hock G-f-3

Compra Lamalle (U.) et Legein (F): La locomotiva. 1920, Bruxelles. 1 vol., 414 páginas' con figuras. 18 X 10 : G-j-5

Compra • Cuenot: Pleuves et Eivióres. 1921, París. 1 vol., 765 páginas con figuras. 15 X 8 G«l*l

Page 66: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

104 A UMENl O DE OBRAS EN LA BthLtOlECA

Procedencia. AÜTOE, TÍTULO Y DATOS VARIOS DE LA OBRA Clasificación.

Compra Vl rey (Jean) : L'Abbaye de Cluny. s. a., París. 1 vol., 111 páginas con láminas. 14 X 9 I -b-1 , I-b-5

Compra Cebello Lap ied ra (D. Luis Mar í a ) : La Casa Es­pañola. Consideraciones acerca de una arquitec­tura nacional. 1920, Madrid. 1 vol., 167 páginas con láminas. 18 X 11 I-b-7

Compra Scot t Kel t le (Sir J o h n ) and Epste in (M.): The Stetesman's. Year-Book, 1921 J-f-5

NOTA. Las obras han sido regaladas p o r : (1) Escnela Especial de Caminos, Canales y Puertos. (2) Capitán de Ingenieros D. Ignacio de la Cuadra.

Madrid 30 de julio de 1921. E L CAPITÁN BIBLIOTECARIO,

Pa t r í e lo de A z c á r a t e . y." B.°

E L TENIENTE CORONEL-DIRECTOR,

Morci l lo .

~estr

Page 67: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

BBtiOtitiBliaiiaaDitiBOIBriOOiíiBOitiBBatiBaQirillBIi B B

I i . E. G. IBÉRICA DE ELECTElCIDiD (S. i .) i s H B B B

B B B

Madrid-Barcelona-Bilbao-Gijón-Sevilla-Valencia-Zaragoza.

»i^ri,ii|_ii_^^ii<iifii

B B

DEPARTAMENTO DE TELEGRAFÍA SIN HILOS

I Nicolás María Rivero, 8 y lO.-MADRID

B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B B fl B B

H B B B DBBiBaBBBBHBBBBOaBBBBBBBBBBaaoaaaBB

B B

B B B B B B B B B B B B B B B B B B

ESTACIONES RADIOTELEGRÁFICAS SISTEMA

TELÍFUNKEN

Page 68: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

CASTADÚN Y C INGENIEROS

TOPOGRAFIVDIliOJO-PlNTÜRA-OPTICA Objetos de escritorio.

Balanzas

y microscopios.

Imprenta. Litografía.

Timbrados en relieve

Encuademación.

) "iu mil " i "

Taqaimetro H Mano oam. 11.133.

HveDlda del Conde de Peoaiver, 13 « ran vía) Oficina y almacén: Calle de la Reina, 1 4 TeléfoBO 1531.

EL LEÓN MARCA REGISTRADA

CEMENTO PORTLAND Avenida del Conde de Peñalver, 21 y 23, MADRID

DIRECCIÓN TELEGRÁFICA .ELLEON». TELEFONO 1.496

Page 69: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

i m r a i i S BiBEl Y lEflI COMPAÑÍA

ANÓNIMA

C A . I » I T - A . L S O C I A . L : S O . O O O . O O O Ü B S ' E S E T . A . S

(ANTES FOURCADE Y PROVOT) Teléfono 1237 M. — Telegramas y Telefonemas: BABELION

Oficinas: Fernanflor, 6, pral. Madrid.

•t* ' «S* V* *l* AL ?í» ^ »*"• "Jí w

$ $ ^ ^ ^

* ^ * * «

é^^%^^

* * *

La esencia CLAVILEÑO, especialísima para automóviles, sin que ninguna otra la supere, se halla de. venta en todos los garages en bidones de cinco y nueve litros. Prefiérase este último embase por su menor peso, por su mayor baratura y porque, dada su forma plana, se acomoda mejor al coche. Todos los bidones llevan el precinto con la indicación CLAVILEÑO y las iniciales de la casa Fotircade y Prov6t. Deberán desconfiar los compradores de los bidones que no conser­

ven intacto este precinto.

Page 70: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

^ l a Hispano-Suiza j I FÁBRICA ESrAÑOLA DE AÜTOMÓVILES.BARCELONA

L^

^{^ •A^

Chasis para automóviles de ciudad

y turismo 15-20 y 30-40 HP.

Chasis rápidos tipo Alfonso Xlll 45 HP.

Chasis para ómnibus 15-20 y 30-40 HP.

Grupos motores para canoas automóviles 15 y 30 HP. Chasis para camiones 15-20. 30-40 y 40-50 HP.

para transporte de mercancías. Carga 1.000, 2.000 y 4.000 kilos.

Se facilitan presupuestos de coches terminados y presupuestos

IZIZZZZZZZZZI de explotación. ZIZIZZZIZZIZZ

•AA—^G^

Ui

La mayor parte de las líneas españolas de ómnibus están servidas por coches

HISPANO-SUIZA por ser los más sólidos, los más ligeros, los más eco­

nómicos y los únicos construidos para las carreteras

españolas. •A/^^'ü^

t AGENCIA Y OFICINAS: ALCALÁ, J í lsK.^JDTi,XJD

Page 71: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

0 0 yare. 0

\ c£ dUartín f^asíor 0 / jyiariana Pineda (antes Capellanes) del 2 al 8 y Tetuán. 1.—Teléfono 180. 0

/ Papeles de impresión alisados \ satinados para Periódicos, / Obras v bitografías * Especíales para cromos, embalajes í V envolver. * Papeles de hilo. * Cartulinas. 0 00000000000000000000000000 P00afs 0^0 000 f^f"^000 000 0*00000 0ff^0000000000^

LUIS VINARDELL - ¿ L I J O J I L X Í A - , 1 2 . — ] > ^ / Í : . ^ I D I ^ I I D

FÁBRICA DE MOSAICOS HIDRÁULICOS Y PIEDRA ARTIFICIAL L OSAS Y P A V I M E N T O S especiales para aceras, cocheras, balcones, andenes, etc. T U B E R Í A S DE GRES Y D E CEMENTO para conducciones de agua, alcanta­

rillas, etc. P O R T L A N D extranjero y del país. CEMENTOS lento y rápido. A Z U L E J O S ingleses y del pais. ARTÍCULOS S A N I T A R I O S : Baños, Lavabos, Duchas. Bidets, Waters-closets,

Tohalleros, Grifos,.Llaves, Válvulas, Sifones, etc., y demás artículos niquelados para la instalación completa de cuartos de baño, lavabos, urinarios, retretes: etc., etc.

Page 72: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 19210801

SerTiÉs le la G o i É a TrasaUíntica 1921 ^ _ 4 < = = - - ^ > 1921

liínea de Caba ]V[é|ieo.

Saliendo de Bilbao, de Santander, de Gijón y de Corana para Habana y Veracruz. Salidas de Veraoraz y de Habana, para Cornña, Gijón y Santander.

üínea de Baenos Alpes.

Saliendo de Barcelona, de Málaga y de Cádiz para Santa Cruz de Tenerife. Montevideo y Buenos Aires: emprendiendo el viaje de regreso desde Buenos Aires y de Montevideo.

Ilínea de flew«Yopk, Cuba JVIéjico.

Saliendo de Barcelona, de Valencia, de Málaga y de Cádiz, para New-York, Habana y Veracruz. Regreso de Veracruz y de Habana con escala en New-York.

Ilínea de Vetiezaela^Colombia.

Saliendo de Barcelona, de Valencia, de Málaga, y de Cádiz, para Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife Santa Cruz de la Palina, Puerto Rico y Habana. Salidas de Colón para Sabanilla, Curasao, Puerto Cabello, La Guayra, Puerto Rico, Canarias, Cádiz y Barcelona.

Ilínea de pe inando Póo.

Saliendo de Barcelona, de Valencia, de Alicante, de Cádiz, para Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de la Palma y puertos de la costa occidental dé África.

Regreso de Fernando Póo, haciendo las escalas de Canarias y de la Península indicadas en el viaje de ida,

Ilínea BpasilHPlata.

Saliendo de Bilbao, Santander, Gijón, Coruña, y Vigo para Río Janeiro, Montevideo y Buenos Aires, emprendiendo el viaje de regreso desde Buenos Aires para Montevideo, Santos, Rio Janeiro, Canarias, Vigo; Cornña, Gijón, Santander y Bilbao.

Además de los indicados servicios, la Compañía Trasatlántica tiene establecidos los especiales de los puertos del Mediterráneo a New-York, puertos Cantábrico a Islew-York y la Linea de Barcelona a Filipinas, cuyas, salidas no son fijas y se anunciarán oportunamente en cada viaje,

Estos Vapores admiten carga en las condiciones más favorables y pasajeros, a quienes la Compañía da aloja* miento muy cómodo y trato esmerado, como ha acreditado en su dilatado servicio. Todos loa vapores tienen telegrafia sin hilos.

También se admite carga y se expiden pasajes para todos los puertos del. mundo, servidos por líneas reguiates.

tíM fé&llás de salida se annnoiarán con la debida oportunidad,

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. MkÉMUMMMM^^ta

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