Hace décadas surgió en
Occidente un nuevo des-pertar espiritual; desde
entonces son cada vez
más las escuelas de medi-
tación que intentan llevar
al humano a una nueva mentalidad y a un mundo
mejor. No es de extrañar,
toda lectura y práctica
espiritual son fuentes de
inspiración y evolución
hacia una nueva mentali-dad, hacia nuevos valores
que educarán a los futu-
ros humanos que vivirán
en nuestro mundo. Todos
ansiamos una época de hermandad, de armonía,
de construcción, de igual-
dad y justicia en la que
predomine la paz y el
amor al prójimo y al uni-
verso.
La pobreza y la ignorancia
en las sociedades generan
miedo, odio y violencia, y
si a esto le añadimos la
ignorancia espiritual sur-
ge la mentalidad de egoís-mo, de odio y avaricia que
no hace más que explotar
y dañar al prójimo, a los
animales y a toda la natu-
raleza sin ninguna con-templación.
Tomar conciencia de la
importancia vital y el su-
premo valor de lo que es
la naturaleza no es
cuestión de meras pa-labras, sino más bien
de una plena com-
prensión de sistema
ecológico del mundo.
Solamente tomando plena conciencia del
valor del planeta en el
que vivimos nos lle-
vará a una práctica y
defensa de nuestro
mundo.
No se puede valorar y mejorar el mundo ex-
terno con el descono-
cimiento del mundo
interno. La conciencia
de lo que es la huma-
nidad y el universo parte tomando con-
ciencia de lo que uno
mismo es en lo pro-
fundo de su cuerpo y
de su mente. El cono-cimiento interno, lo
que uno es en reali-
dad, lleva al respeto,
amor y admiración de
lo que es la naturale-
za. Si tomamos con-ciencia de nosotros
mismo y de la natura-
leza podremos luchar
de manera efectiva y
pacifica contra aque-llos que carecen de
conciencia de sí mis-
mos, del prójimo y de
la naturaleza.
Querer conocer la di-
mensión profunda del
humano lleva a la búsqueda interna, y el
único modo de hacerlo
es a través de la medi-
tación, de la espiritua-
lidad. No hay otro mo-do. La ciencia actual
puede acercarnos a
una comprensión de
los misterios de la
vida, del universo y del humano, pero
eso queda en un in-
tento teórico que no
tiene gran efecto en
la vida cotidiana y práctica de cada per-
sona.
Esto quiere decir que
el conocimiento pro-
fundo de uno mismo
es parte vital del
humano. La búsque-da interna es un re-
corrido hacia uno
mismo, de conocerse
dentro primero antes
que afuera, de en-
contrarse y recono-cerse consigo mismo
primero y después
reconocer y armoni-
zarse con lo de fuera.
Esto significa que en la interioridad del
humano está lo que
tanto busca, y que
sólo podrá cultivar la
armonía, la paz y la
justicia con plena vivencia y conciencia
cuando las encuen-
tre dentro de sí mis-
mo, pues el intento
de encontrarlas fuera de sí ha demostrado
que puede terminar
en un fracaso des-
tructivo.
EDITORIAL, VIDAL PORTUGAL
REVISTA LUMINAR Nº 4, [email protected] Abril 2012
Año 1, Nº 4
11
12 Jiddu Krishnamurti, El
arte de vivir
12
Biografía, Sri Ramana
Maharsi
14
Mumokan, La entrada sin
puerta
15
El sufismo
Taoismo
16 20
LUMINAR Nº 4
Vidal Portugal, Editorial
Satdarhsman 40 versos
sobre la realidad, Sri.
Ramana Maharsi
3 4
El sentido del yo, Ramana
Maharsi
Poemas Haikus
5 5
Nisargadatta Maharaj, La
experiencia de la nada
Sai Baba
6 6
Principio y final, Koanes
Zen
Sri Ranjit Maharaj, Ilu-
sión frente a realidad
7 7
Sri Siddharameshuar
Maharaj, Enseñanzas
sobre el estado sin estado
9
Jean Klein, La mirada
inocente
10
San Juan de la Cruz,
Cántico espiritual
11
Contenido:
Título Original: Revista Luminar
© 2012
Responsable:
Vidal Portugal
Diseño de cubierta:
Vidal Portugal
Compaginación textos e ilustraciones:
Manuel Antonio Magia Andina
Edición: abril de 2012
Impresión digital
Printed in Bolivia
Dirección:
WWW.sinenomini@gmailcom
“La pobreza y la ignorancia en el mundo generan
miedo, odio y
violencia”.
Desde la perspectiva espiritual el
ser humano nace en este mundo para descubrir su divinidad, no
para adquirir poder ni riquezas.
Es absurdo que el ser humano
viva para acumular bienes mate-
riales y que su poder derive de bienes materiales, cosas que se
pierden con el tiempo y que se
dejan con la muerte.
Es tiempo de volver a luchar por
el bien del mundo, pero con paz,
con inteligencia y bondad, cuali-
dades que los humanos deben cultivar y transmitir a sus hijos
en una práctica espiritual. Edu-
car a los hijos con contenidos de
egoísmo extremo, con diferencias
raciales, económicas y sociales es
educar a los hijos para que se destruyan a sí mismos destruyen-
do a los demás. Todas las cultu-
ras y religiones son pensamientos
y convenciones que evolucionan a
la humanidad, pero usadas y en-señadas con fines egoístas des-
truyen antes que construir. Todas
las matanzas en nombre de una
religión han sido nada más que
pretextos para explotar dinero y
poder. Dios no provoca guerras ni
fomenta religiones excluyentes y se-
paratistas, todo lo contrario. Las religiones dirigidas por la política
son instrumentos de poder y sumi-
sión, las políticas dirigidas por la
religión también son instrumentos
de poder y sumisión.
Dios no está en una iglesia, en
ningún templo, está en uno mismo. En todo caso, el único templo donde
está Dios es en uno mismo, y cuan-
do encuentras a Dios en tu cuerpo
lo encuentras en todo cuerpo; cuan-
do encuentras a Dios en lo interno después lo encuentras en lo externo.
Después de encontrar a Dios en ti lo
encuentras en el prójimo, en la na-
turaleza. No se encuentra a Dios con
pensamientos de ti ni del otro ni de
nada. Se encuentra a Dios con la experiencia de la meditación.
“Todas las matanzas en
nombre de una religión han
sido nada más que
pretextos para explotar
dinero y poder”.
Página 4 LUMINAR Año 1, Nº 4
EL TEXTO
1. Puesto que nosotros ve-
mos el variopinto mundo, una
sola fuente, con poderes ilimita-
dos, ha de ser aceptada. El vee-
dor, lo visto, la pantalla sobre la
que es proyectado, la luz, son
todos sólo Él, el Uno.
2. Todas las religiones co-
mienzan con la existencia del in-
dividuo, el mundo y Dios. Mien-
tras dure el ego éstos tres perma-
necerán separados. Morar, sin
ego, en el Sí mismo, es lo mejor.
ORACIÓN
1. ¿Puede haber la sensación de «yo», sin eso que existe, siem-pre? Libre de pensamientos, existe, este ser interno, el Corazón. ¿Cómo conocer entonces eso que es más allá de la mente? Conocerlo es morar, firmemente, en el Co-razón.
2. El pensamiento «yo» es el primero en morir para aquellos que se han refugiado del miedo de la muerte, a los pies del conquista-dor de la muerte. En adelante son, naturalmente inmortales. ¿Pueden ser asaltados alguna vez de nuevo por el miedo de la muerte?
3. ¿De qué utilidad son las dis-
putas tales como «el mundo es real»,
«no, es un espejismo», «es energía
consciente», «no, es materia», «es feli-
cidad», «no, es sufrimiento»? Morar
en el exaltado estado donde ni el ego
ni el mundo existen, es aceptable pa-
ra todos.
4. Mientras uno piensa que tie-
ne una forma, el mundo y Dios tam-
bién tienen formas. Cuando uno es el
Sí mismo sin forma, ¿quién hay para
ver? Ello mismo es el Ojo, completo,
sin límites.
ILUSTRACIÓN ARTES MARCIALES
SAT-DARSHANAM. CUARENTA VERSOS SOBRE LA REALIDAD. BHAGAVAN SRI RAMANA MAHARSHI
EL SENTIDO DEL YO (ATMA VICHARA), RAMANA MAHARSHI
POEMAS HAIKUS
¿El sentido del "yo" no es natu-
ral a todos los seres, puesto que lo enuncian corrientemen-
te en expresiones como "Yo
venía", "Yo iba", "Yo hacía" o
"Yo era"? Por la reflexión des-
cubrimos que el "Yo" es identi-ficado con el cuerpo, porque
los movimientos y funciones
similares son lo propio del
cuerpo.
Pero, ¿el cuerpo puede ser esta
"consciencia del Yo"? Él no
existía antes del nacimiento, está compuesto de los cinco
elementos, está ausente du-
rante el sueño, y, finalmente,
se convierte en un cadáver. No,
eso es imposible. Ese sentido
del "yo" que emana del cuerpo es por otra parte denominado
ego, ignorancia, ilusión, impu-
reza, o sí individual. El propó-
sito de todas las Escrituras es
esta búsqueda (del Sí mismo).
Se dice que la aniquilación del
sentido del ego es la Libera-
ción. ¿Cómo se puede desde
entonces permanecer indife-
rente a esta enseñanza? El
cuerpo, que es tan insensible como un trozo de madera,
¿puede brillar y actuar en
tanto que "yo"? No. Por consiguiente, dejad de lado
ese cuerpo insensible como
si fuera verdaderamente
un cadáver.
No murmuréis siquiera
"yo", sino investigad con
agudeza en vosotros lo que es ese "yo" que brilla ahora
en vuestro corazón. Bajo la
ola incesante de los dife-
rentes pensamientos, surge
la consciencia continua, ininterrumpida, silenciosa
y espontánea del "Sí", en el
fondo del corazón.
Si se lo aprehende y se per-
manece tranquilo aniqui-
lará completamente el sen-
tido del "Yo" en el cuerpo y desaparecerá el mismo co-
mo alcanfor quemado. Los
Sabios y las Escrituras
proclaman que esto es La
Liberación.
Un viento fresco.
Llenando el firmamento,
voces de pinos.
ONITSURA
¿Estoy viendo flores caídas
que retornan a la rama?
¡Es una mariposa!
MORITAKE
El dolor es inevitable,
pero el sufrimiento es opcional
SIDDHARTA GAUTAMA
“Bajo la ola incesante de
los diferentes pensamientos, surge la
consciencia continua,
ininterrumpida, silenciosa
y espontánea del "Sí", en el
fondo del corazón”.
Página 5 LUMINAR Año 1, Nº 4
RAMANA MAHARSHI
ILUSTRACIÓN ARTES ZEN
UPANISHAD
La esencia de los vedas está en los Upanishad, sólo se puede acceder a
ella mediante la experimentación del
Ser, más allá de la razón, más allá de la dualidad. Tomar conciencia de
esta realidad es: meditación.
—Swami, qué significa
Upanishad?
—Sentarse cerca.
— ¿Cerca de quién, Señor?
—Del Maestro. Lo haces así para obtener de El la sabi-
duría. La sabiduría se ob-
tiene por medio del amor.
—¿Es imprescindible el
amor para obtener la sabi-
duría, Swami?
—Sí, lo es; sin amor, la sa-
biduría es imposible.
— ¿Amor ¿por quién, Ba-
ba?
—Por el Maestro.
—Y, si uno no tiene consigo
al Maestro, si no sigue el camino de la devoción, ¿por
quién tiene amor?
—Por Dios.
— ¿El amor por Dios lleva
al conocimiento, Swami?
—El amor, Dios y el conoci-
miento son una y la misma cosa. El que busca el cono-
cimiento busca a Dios en
sus diversas manifestacio-nes, en todo lo creado. Conocer cualquier cosa es
conocer a Dios, a Dios
manifestado.
—¿Quiere decir, Swami,
que el hombre que inves-tiga un hecho cualquiera
del mundo físico está in-
vestigando a Dios?
—Sí, así es. Y, cuando halla la verdad—relativa al mundo físico, al mundo
espiritual o cualquier di-mensión en que se mue-va—y en base a eso enun-
cia un principio, una ley, una teoría, en la verdad
encontrada, en el princi-pio, en la ley y en la teoría está Dios, son Dios, se re-
fieren a algún aspecto de la presencia de Dios en el
mundo.
SAI BABA
“El hombre que investiga un hecho cualquiera del mundo f í s i c o e s t á
investigando a Dios”.
Página 6 LUMINAR Año 1, Nº 4
SAI BABA
ILUSION FRENTE A REALIDAD, RANJIT MAHARAJ
El Sí mismo no tiene
ningún placer ni displacer. Es sin la sensación de «yo». El olvido completo de
la ilusión quiere decir que nada es, que nada existe. Es la comprehensión del Sí
mismo sin el sí mismo.
Si alguien le llama, usted
dice, «estoy aquí»; pero an-tes de decir, «estoy aquí»,
usted es. La ilusión no puede dar algo más a la realidad. No puede dar al-
go extraordinario a la rea-lidad porque la realidad está en la base de todo lo
que es. Todo lo que existe, todo lo que ve, los objetos
de su percepción, todo eso se debe a la realidad. En la realidad, la ignorancia y el
conocimiento no existen.
No son.
Así pues, ¿qué expre-
sión puede darles us-
ted?
Cuando usted da una expresión, significa que se ha experimentado
algo. Tan pronto como siente la menor existen-cia, eso es todavía igno-
rancia, y usted está le-jos de su Sí mismo. Us-
ted puede sentir amor, y eso está bien, pero, después de todo, es to-
davía un estado, y un estado es siempre con-
dicionado.
Lo no-condicionado es
sin estado. Es la expe-riencia de la no-existencia de la ilusión.
Esto es muy sutil; la ignorancia y el conoci-
miento son los dos muy sutiles. Es difícil de comprender, pero si in-
daga realmente, ob-tendrá ese estado. Eso es, y ha sido siempre,
pero usted no lo sabe,
esa es la dificultad.
N o
hay un solo punto donde la
realidad no sea. Usted expe-rimenta su existencia (de la realidad) a través de los obje-
tos, pero todo esto es nada.
La realidad es omnipresente,
pero usted no puede verla. ¿Por qué? Porque usted es la
realidad misma; así pues, ¿cómo puede ver su Sí mis-mo? Para ver su cara, usted
necesita un espejo.
“Usted experimenta su existencia (de la realidad) a través de los objetos, pero todo
esto es nada.”
Página 7 LUMINAR Año 1, Nº 4
RANJIT MAHARAJ
PRINCIPIO Y FINAL
“Un estudiante de zen rompió accidentalmente un jarrón de gran valor que pertenecía a su maestro. Al advertir que éste se acercaba, el estudiante re-cogió los añicos del jarrón y los ocultó en su hábito.
Cuando el maestro entró en la sala, el estudiante le pre-
guntó:
—¿Por qué morimos, maestro?
—Es algo natural —repuso. Todo tiene un principio
y un final. Todo debe vivir el tiempo que le corresponda y
nada más. Luego debe morir.
El estudiante entonces dejó caer los añicos del jarrón al suelo y
declaró:
—La hora de morir ha llegado a su jarrón, maestro.”
TRADICIONAL ZEN
La naturaleza de la consciencia
tiene que ser comprendida. Esta consciencia sólo puede surgir en
el cuerpo físico, y el cuerpo físico
es la esencia de los cinco elemen-
tos. Es debido a la asociación con
el cuerpo físico por lo que hay sufrimiento.
Estarán totalmente libres del im-pacto del dolor y de la infelicidad,
si comprenden que éstos sólo
pueden resultar de la consciencia
que se ha identificado con el
cuerpo físico y sufre como un in-dividuo. En ese caso, el sufri-
miento debe resultar inevitable-
mente.
Pero, ¿qué es el individuo? Hay
un cuerpo creado de los cinco ele-
mentos, y en ese cuerpo mora el
soplo vital (prana) y la conscien-cia; es una unidad compuesta.
Todas las formas vivas contienen
el soplo vital y la consciencia. Y,
aunque las formas son diferentes, todas ellas contienen los mismos
elementos. Así pues, pregunto de
nuevo: ¿Dónde se plantea la cues-
tión de un individuo? Básicamen-
te, no hay ninguno.
LA EXPERIENCIA DE LA NADA, NISARGADATTA MAHARAJ
“El individuo es un cuerpo
creado de los cinco elementos,
y en ese cuerpo mora el soplo
vital (prana) y la consciencia;
es una unidad compuesta”.
Página 8 LUMINAR Año 1, Nº 4
NISARGADATTA MAHARAJ
SÍMBOLOS
E N L A S H O R A S D E M E D I T A C I Ó N , ABHAYA CHAITANYA
Hay horas en que se olvida uno del mundo. Hay horas en que se aproxima uno a esa región de Bienaventuranza, en la cual el Alma se halla contenida dentro del YO y en presencia del Altísimo. Acállase entonces el clamor del deseo; tranquilízanse los sen-tidos. Sólo Dios ES. No existe santuario más sa-grado que una mente purifi-cada, una mente concentrada en Dios. No existe lugar más santo que aquella región de paz, en la cual penetra la mente cuando queda fija en el Señor. Ni hay incienso, de perfume más suave y puro, que el pensamiento ascen-diendo hacia Dios. ¡Pureza, dicha, bienaventu-ranza, paz! ¡Pureza, dicha, bienaventuranza, paz! De to-
do esto se compone la atmósfera del estado de meditación. La conciencia espiritual alborea en esas horas silen-ciosas, sagradas. El alma se aproxima a su manantial. En esas lloras, el arroyuelo de la personalidad se ex-pande, convirtiéndose en imponente y caudaloso río, que corre hacia esa indivi-dualidad verdadera y per-manente que es la Con-ciencia Oceánica de Dios. Y ella es una y única. En las horas de medita-ción, el alma extrae de las Alturas las cualidades que realmente pertenecen a su naturaleza: ausencia de todo miedo, sentido de la realidad, sentido de la in-mortalidad.
¡Interiorízate en tu YO, oh Al-ma! Busca de verdad la hora silenciosa. Comprende que tu YO es de la misma sustancia que la verdad, la sustancia de la Divinidad. ¡En verdad, mo-ra Dios dentro de tu corazón!
“Hay horas en que se aproxima uno a esa región de Bienaventuranza, en la cual el Alma se halla contenida dentro del YO y en presencia del Altísimo”.
Página 9 LUMINAR Año 1, Nº 4
Enseñanza 1. –
«Ciertamente los hombres
alcanzan a Dios por medio
de la devoción al Sí mismo.
Este es el significado del li-
bro escritural Dasabodh».
Este libro nos dice lo que se
obtiene escuchando y estu-
diando el discurso espiri-
tual, y cómo practicar la de-
voción. Aquí se ha explicado
cómo el hombre mismo de-
viene Dios después de
haber desarrollado el des-
apego del cuerpo grosero, de
la mente y del ego por me-
dio del conocimiento espiri-
tual. Para ser uno con Dios
sólo se requiere una devo-
ción singular, una devoción
por la unidad y la no-
diferenciación.
Aquí se han explicado los
siguientes puntos: el cono-
cimiento absoluto (kevala
jnana), el conocimiento puro,
el Sí mismo, las enseñanzas
del maestro, los medios de ob-
tener la liberación por la uni-
dad después de comprender,
la respuesta a «¿quién soy
yo?», y así, habiendo compren-
dido la propia naturaleza, los
medios de obtener la santidad.
Aquí se proporcionan res-
puestas a preguntas tales co-
mo: ¿Quién es Dios? ¿Quién
es un devoto? ¿Cuándo devie-
ne hombre (jiva) el Sí mismo?
¿Y cuándo el hombre deviene
Dios (Shiva)? El modo de com-
prender la realidad final
(Parabrahman) —cómo las gen
tes de diferentes credos y opi-
niones adoran de hecho al
mismo Dios (aunque a través
de vías diferentes) y el método
de adorar a la realidad final.
Todos estos puntos se han
examinado aquí autorizada-
mente.
Este libro examina también a
los lectores a los que apunta:
las gentes a quienes se dirige
esta composición espiritual,
sus ingredientes, y la indica-
ción de la sabiduría
verdadera.
Examina también
qué es la maya
(ilusión) primordial y
cómo estamos sepa-
rados de ella. Cuál es
la naturaleza de los
cinco elementos. To-
do esto se ha explica-
do. Finalmente, este
libro explica también
quién es el hacedor
real.
Este libro disipa to-
das las dudas y re-
suelve todos los pro-
blemas concernientes
a esta vida mundana
y a la espiritualidad.
También se han con-
siderado cuidadosa-
mente los puntos
principales de otras
escrituras afines.
ENSEÑANZAS SOBE EL ESTADO SIN ESTADO, SRI SIDDHARAMESHWAR MAHARAJ
“Este libro nos dice lo que se
obtiene escuchando y estudiando
el discurso espiritual, y cómo
practicar la devoción.”
Página 10 LUMINAR Año 1, Nº 4
SRI SIDDHARAMESHWAR MAHARAJ
DRAGÓN CHINO
El que comprende Dasbodh
alcanza ciertamente la rea-
lidad final, conocida tam-
bién como realidad sin-
pensamiento
Brahmapada o Parabrah-
man). Ésta es mi experien-
cia. Adicionalmente, a
través de una exposición
del pensamiento Upanishá-
dico y Védico (a través de
las Shrutis). Este libro des-
cribe los medios para deve-
nir Dios. El libro subraya
que el objetivo de todas las
escuelas de enseñanza y de
todas las escrituras sagra-
das es ganar el conoci-
miento del Sí mismo.
Si se aspira a estudiar ade-
cuadamente este libro, se
debe estar equipado nece-
sariamente de los siguien-
tes requisitos:
La aspiración auspiciosa:
Para su propio bienestar, primero se debe tener un
fuerte deseo a cuyo través se obtiene el «bien», es de-cir, la liberación de la es-
clavitud. Este es el princi-pal requisito requerido pa-ra el verdadero conoci-
miento espiritual. A una persona con un deseo tan
agudo de saber se le
llama un «Jidnyasu». Pensamiento y discri-
minación: Impelido por la aspiración auspicio-sa, uno debe pensar en
el conocimiento del Sí mismo. Para esto se de-
be discriminar incesan-temente entre el Sí mis-mo y el «no-Sí mismo».
Por supuesto, el deseo auspicioso es él mismo el precursor del pensa-
miento o la discrimina-ción correcta.
Práctica: Un comporta-miento guiado por la
discriminación y la práctica incesante de
tal comportamiento. Desapego: Ausencia de cualquier apego. Esto
significa no implicarse en nada y permanecer en su propio Sí mismo.
El que tiene el deseo de
su bienestar (es decir,
de la liberación de la
esclavitud) adquiere el
conocimiento del Sí
mismo más pronto o
más tarde. «Alcanzar el
bien» significa evitar el
nacimiento y la muerte.
Caminar con los pies
significa seguir lo que
ha ordenado el Gurú,
caminar con la cabeza
significa argumentar o
especular. Cuando se
tienen los deseos men-
cionados arriba, el
Gurú le deja a uno en
el sexto peldaño de la escale-
ra. [En la filosofía India hay
siete etapas hacia la Reali-
dad Final. Si se encuentra
con todos los requerimientos
mencionados arriba, enton-
ces el Gurú lleva al discípulo
hasta el penúltimo peldaño.
Después de esto, imparte el
conocimiento de la Realidad
Final que tiene que ser expe-
rimentado sólo por el busca-
dor]. Vosotros habéis sido ca
paces de comer todo tipo de
frutos de todo tipo de árbo-
les, pero no podéis comer el
fruto de este árbol, que tiene
la forma de un «ser humano».
Es muy raro el que saborea
este fruto. Este fruto es lla-
mado «néctar del conoci-
miento» o el fruto de la libe-
ración. Sólo el hombre tiene
la capacidad de pensar y si
trata realmente de compren-
der su verdadera naturale-
za, comprende que él es
Dios.
Alcanzar este conocimiento
es cumplir el deber propio.
El cuerpo humano es un kal
pa vriksha (un árbol que
cumple los deseos). Si le
pedís «conocimiento», da co-
nocimiento; si le pedís libe-
ración, da liberación. El quid
de la cuestión es vivir como
Dios aunque se esté en la
forma humana.
“Ni siquiera soy la mente
pensante; tampoco soy la
ignorancia, que sólo
contiene las impresiones
residuales de los objetos”.
Página 11 LUMINAR Año 1, Nº 4
Pregunta: Cuanto más intento
parar el pensamiento, más se em-bala, incluso si me limito a con-
templarlo. Tengo muchas dificul-
tades en relación a este punto.
Respuesta: En tal caso, no inten-
tes contemplarlo. Al contemplar-
lo, lo pones en movimiento. Sólo
una mirada sin elección permite apaciguarlo.
P.: Intento hacer eso desde hace
mucho tiempo. Trato de compren-
der, sin conseguirlo, cómo puede
ocurrir.
R.: No hay que intentar agarrarlo
como se atrapa un pájaro raro
para meterlo en una jaula.
P.: Algunas vibraciones del cere-bro se sienten mucho más inten-
samente en ciertas zonas, por
ejemplo, en la parte trasera dere-
cha y en la parte delantera iz-
quierda. ¿A qué se debe?
R.: En apariencia, el cerebro está
dividido en compartimentos, pero no es necesario proceder a su
análisis. Es más importante per-
cibir su globalidad. En lugar de
obstinarte en estimular las zonas
que no son sensibles, debes dejar que despierten plenamente las
zonas tangibles; después, la sen-
sación se extenderá a todo el
cerebro.
Aquí estamos interesados en la
sensibilidad del cerebro, no en su funcionalidad. Hace aproximada-
mente veinte años se publicaron
los primeros trabajos relativos a
los dos hemisferios cerebrales, el
izquierdo y el derecho.
El izquierdo sería el cerebro científi-
co, la zona del análisis, del razona-miento matemático, del lenguaje, de
la memoria. El derecho sería el de la
síntesis, la intuición, la imagen. De
todas formas, esta clasificación no
es unánime en neurólogos y psiquia-tras. En cualquier caso, no es eso lo
que aquí nos interesa. Lo principal
es que esta parte del cuerpo se nos
haga perceptible.
Lo importante no es la relajación
exterior de la cara o del cuerpo, sino
la actitud interior de dejar hacer, de escucha sin volición.
No tratamos de seguir un método
para dar a la percepción tal o cual
colorido, tal o cual ritmo.
En la vía que yo os mues-
tro, no hay volición, no
hay más que escucha sin
prensión. Partimos a
priori de que no hay nada que encontrar. Todo lo
que buscamos, ya lo so-
mos. Buscar nos aleja,
pues es siempre un movi-
miento desde el centro
hacia la periferia. No hay nada que alcanzar, pero
el mecanismo de la
búsqueda está muy pro-
fundamente fijado en no-
sotros. Naturalmente,
cuando se trata de un oficio, tenemos que
aprender; pero en lo que
se refiere a lo que esen-
cialmente somos, no hay
nada que aprender. Lo que somos, no podemos
dejar de serlo.
LA MIRADA INOCENTE, JEAN KLEIN
“El derecho sería el de la síntesis,
la intuición, la imagen”.
Página 12 LUMINAR Año 1, Nº 4
JEAN KLEIN
2012 AÑO DEL DRAGÓN
CANTICO ESPIRITUAL, SAN JUAN DE LA CRUZ
Decimoséptima estrofa
En la interior bodega de mi Amado
bebí, y, cuando salía, por toda
aquesta vega, ya cosa no sabía, y el
ganado perdí que antes seguía.
La metáfora del vino prosigue en
esta estrofa. Es en el evangelio el símbolo de los tiempos mesiáni-
cos. Jesús la utiliza durante la
cena pascual, poco tiempo antes
de su muerte: "Os lo digo, no
beberé ya más de este producto hasta el día en que beba con vo-
sotros el vino nuevo en el Reino
de mi Padre" (Mt 26,29). Para
Juan de la Cruz también, el vino
es el símbolo de una alianza feliz
y eterna.
Esta bodega que aquí dice el al-ma es el último y más estrecho
grado de amor en que el alma
puede situarse en esta vida…
Podemos decir que estos grados
o bodegas de amor son siete.
Es de saber que muchas almas
llegan y entran en los primeras bodegas, cada una según la per-
fección de amor que tiene, mas a
esta última y más interior pocas
llegan en esta vida, porque en
ella es ya hecha la unión perfec-ta con Dios que llaman matri-
monio espiritual.
Lo que Dios comunica al
alma en esta estrecha jun-ta totalmente es indecible,
y no se puede decir nada,
así como del mismo Dios
no se puede decir algo que
sea como El. El mismo Dios es él que se le comu-
nica con admirable gloria
de transformación de ella
en El, estando ambos en
uno, como si dijemos aho-
ra : la vidriera con el rayo del sol… Y así, para dar a
entender el alma lo que en
aquella bodega de unión
recibe de Dios, no puede
decir cosa más propia que:
De mi Amado bebí
Porque, así como la bebida
se difunde y derrama por todos los miembros y venas
del cuerpo, así se difunde
esta comunicación de Dios
sustancialmente en toda el
alma ; o, por mejor decir, el alma más se transforma en
Dios, según la cual tranfor-
mación bebe el alma de su
Dios según la sustancia de
ella, y según sus potencias
espirituales, porque según el entendimiento bebe sabi-
duría y ciencia, y según la
voluntad bebe amor
suavíssimo ; y según la
memoria bebe recreación y deleite en recordación y
sentimiento de gloria.
Esta divina bebida tanto
endiosa y levanta al alma y
la embebe en Dios que
cuando salía.
Es a saber que acababa
esta merced de pasar ; por-
que, aunque está el alma
siempre en este alto estado de matrimonio que Dios la
h a
puesta en él, no empero siempre en
actual unión según las dichas po-
tencias, aunque según la sustancia del alma, si.
por toda aquesta vega
Esto es, por toda aquesta anchura
del mundo
ya cosa no sabía
El alma dice eso porque aquella be-
bida de sabiduría de Dios altísima
que allí bebió, le hace olvidar todas
las cosas del mundo, y le parece al
alma que lo que antes sabía, y aun lo que sabe todo el mundo, en com-
paración de aquel saber, es una ig-
norancia, y aquel endiosamiento con
que queda y levantamiento de mente
en Dios en que queda como robada,
embebida de amor, toda hecha en Dios, no la deja advertir cosa alguna
del mundo. Y así puede bien decir :
"ya cosa no sabía", porque no sólo
de todo mas aun de si queda ajena-
da y aniquilada, como resuelta en amor, que consiste en pasar de sí al
Amado.
“Ni siquiera soy la mente
pensante; tampoco soy la
ignorancia, que sólo
contiene las impresiones
residuales de los objetos”.
Página 13 LUMINAR Año 1, Nº 4
SAN JUAN DE LA CRUZ
¿Alguna vez han pensado ustedes
por qué se les educa, por qué están aprendiendo historia, ma-
temáticas, geografía o lo que fue-
re? ¿Alguna vez se han pregunta-
do por qué asisten a escuelas y
colegios? ¿Acaso no es muy im-portante averiguar por qué se les
atesta con información, con cono-
cimientos? ¿Qué es toda la así
llamada educación? Sus padres
les envían aquí, tal vez porque
ellos mismos han aprobado cier-tos exámenes y han obtenido di-
versos títulos. ¿Se han pregunta-
do alguna vez por qué están aquí,
y los maestros les han pregunta-
do por qué están aquí? ¿Saben los maestros por qué ellos están
aquí? ¿No deben ustedes tratar
de averiguar qué significa toda
esta lucha, esta lucha para estu-
diar, para aprobar exámenes, pa-
ra vivir en cierto lugar lejos de sus casas y no tener miedo, para
ser hábiles en los deportes y de-
más? ¿No deberían sus maestros
ayudarles a investigar todo esto y
no a prepararlos meramente para
que aprueben los exámenes?
Los chicos aprueban los exáme-nes porque saben que tendrán
que obtener un empleo, que de-
berán ganarse la vida. ¿Por qué
aprueban los exámenes las chi-
cas? ¿Para poder conseguir con su educación mejores maridos?
No se rían, sólo piensen en esto.
¿Acaso sus padres les envían le-
jos, a la escuela, porque en su
hogar son ustedes un estorbe?
Pasando los exámenes, ¿van us-tedes a comprender toda la signi-
ficación de la vida? Algunas per-
sonas son muy ingeniosas en la
aprobación de los exámenes, pero
eso no significa necesariamente que sean inteligentes. Otras, que
no saben cómo aprobar los exáme-
nes, pueden ser mucho más inteli-
gentes; pueden ser más capaces
con sus manos y pueden conside-rar las cosas más profundamente
que la persona que sólo rellena su
cabeza para aprobar los exámenes.
Muchos chicos estudian solamente
para tener un empleo y ésa es toda
la aspiración que tienen en la vida.
Pero después de que consiguen el empleo, ¿qué sucede? Se casan,
tienen hijos y por el resto de sus
vidas están presos en la maquina-
ria, ¿no es así? Se vuelven ofici-
nistas, abogados, policías o lo que
fuere; viven en perpetua lucha con sus esposas, con sus hijos; la vida
que llevan es una batalla constan-
te hasta que mueren.
¿Y qué es lo que ocurre con uste-des, las chicas? Se casan -aspiran
a eso, así como el interés de sus
padres es que se casen- y después
tienen hijos. Si disponen de algún
dinero se interesan en sus saris y en cómo lucen; se preocupan por
las reyertas que tienen con sus
maridos y por lo que dirá la gente.
¿Alcanzan a ver todo esto? ¿Acaso
no lo advierten en sus familias, en
sus vecinos? ¿No han notado cómo
esto ocurre todo el tiempo? Casi ninguno de ustedes averigua cuál
es el significado de la educación,
por qué necesitan que se les edu-
que, por qué sus padres quieren
que se les eduque, por qué se pro-nuncian elaborados discursos
acerca de lo que se supone que la
educación está haciendo en el
mundo. Ustedes quizá puedan
leer las obras de Bernard Shaw,
quizá puedan citar a Shakespeare o Voltaire o a algún nuevo filósofo,
pero si en sí mismos no son inteli-
gentes, si no son creativos, ¿cuál es el sentido de esta
educación?
¿No es, entonces, esen-
cial tanto para los maes-
tros como para los estu-
diantes descubrir cómo ser
inteligentes?
La educación no consiste en que sean meramente
capaces de leer y de apro-
bar exámenes; cualquier
persona lista puede hacer
esto. La educación consis-
te en cultivar la inteligen-cia, ¿no es así? Por inteli-
gencia no entiendo la astu-
cia o el tratar de ser hábil
a fin de superar a otros.
La inteligencia, por cierto, es algo completamente dis-
tinto. La inteligencia exis-
te cuando no sienten te-
mor ¿Y cuándo sienten
temor? El temor surge
cuando piensan en lo que la gente puede decir de
ustedes o en lo que podrán
decir sus padres; temen
ser criticados, temen ser
castigados o fracasar en la aprobación de un examen.
Cuando el maestro les re-
prende o cuando no son
populares en su clase, po-
co a poco se introduce fur-
tivamente el temor.
EL ARTE DE VIVIR, JIDU KRISHNAMURTI
“El hombre cumplido vive en
silencio y muere en silencio”.
Página 14 LUMINAR Año 1, Nº 4
JIDU KRISHNAMURTI
Dragones
El temor es, obviamente, una
de las barreras para la inteli-gencia, ¿no es así? Y la esen-
cia misma de la educación
consiste en ayudar al estu-
diante -ustedes y yo- a tomar
conciencia de las causas del temor y a comprenderlas, de
modo tal que desde la infancia
misma en adelante pueda vivir
libre de temor.
¿Se dan cuenta de que están
atemorizados? Sienten temor,
¿verdad? ¿O están libres de
temor? ¿Acaso no sienten te-
mor de sus padres, de sus ma-estros, de lo que la gente podr-
ía pensar? Supongamos que
hicieron algo que sus padres y
la sociedad desaprueban. ¿No
sentirían temor? Supongamos
que las chicas quisieran casar-se con alguien que no pertene-
ce a la clase o a la casta de
ellas, ¿no tendrían miedo de lo
que la gente podría decir? Si el
futuro marido no ganara el di-nero suficiente o si no tuviera
posición o prestigio, ¿no se
sentirían avergonzadas? ¿No
temerían que sus amigas pu-
dieran pensar mal de ellas? ¿Y
no temen todos a la enferme-dad, a la muerte?
La mayoría de nosotros tiene
miedo. No digan "no" tan rápi-
damente. Quizá no hayamos
pensado al respecto; pero si lo
hacemos advertimos que casi todos en el mundo, tanto los
adultos como los niños, tienen
alguna clase de temor que les
corroe el corazón. ¿No es fun-
ción de la educación ayudar a
cada individuo a librarse del temor, de modo que pueda ser
inteligente? A eso aspiramos
en la escuela, lo cual significa
que los propios maestros han
de estar realmente libres de
temor. ¿De qué sirve que
los maestros hablen de no tener miedo si ellos mis-
mos temen lo que sus veci-
nos podrían decir, si temen
a sus esposas?
Si uno está atemorizado,
no puede haber iniciativa
en el sentido creativo de la palabra. Tener iniciativa
en este sentido es hacer
algo original, hacerlo es-
pontáneamente, natural-
mente, sin ser forzado, guiado, controlado. Es
hacer algo que uno ama.
Ustedes deben haber visto
a menudo una piedra en
medio de la carretera y un
automóvil que choca con-tra ella. ¿Alguna vez han
quitado esa piedra? ¿O al-
guna vez, cuando salían a
pasear y observaban a la
gente pobre, a los paisa-nos, a los aldeanos, han
hecho alguna cosa, la han
hecho espontáneamente,
naturalmente, por iniciati-
va propia, sin esperar que
alguien les dijera lo que deben hacer?
Vean, si sienten temor, to-
do esto está excluido de
sus vidas; se vuelven in-
sensibles y no observan lo
que ocurre alrededor de ustedes. Si sienten temor
están atados por la tradi-
ción, siguen a algún líder o
gurú. Cuando están ata-
dos por la tradición, cuan-
do temen a sus maridos o a sus esposas, pierden su
dignidad como seres
humanos individuales.
¿No es, entonces, tarea de
la educación liberarlos del
temor y no prepararlos me-ramente para que aprue-
ben ciertos exámenes, por
necesario que esto pueda
ser? Esencialmente, pro-
fundamente, ése debe ser
el propósito vital de la edu-cación y de todos los maes-
tros; ayudarles desde la
infancia a que se liberen
del temor, de modo que cuando
salgan al mundo sean seres huma-nos inteligentes, plenos de verda-
dera iniciativa. La iniciativa se
destruye cuando están meramente
copiando, cuando están amarrados
por la tradición, cuando siguen a un dirigente político o a un swami
religioso. Seguir a alguien es sin
duda perjudicial para la inteligen-
cia.
El proceso mismo de seguir crea
una sensación de temor; y el temor
cierra las puertas a la compren-sión de la vida con todas sus ex-
traordinarias complicaciones, sus
luchas, sus sufrimientos, su po-
breza, su opulencia y su belleza -la
belleza de los pájaros o de la pues-
ta del sol sobre el agua-. Cuando están atemorizados, son completa-
mente insensibles a todo esto.
¿Puedo sugerirles que pidan a sus
maestros que les expliquen lo que
hemos estado hablando? ¿Lo
harán? Descubran por sí mismos si los maestros han comprendido
estas cosas, eso contribuirá a que
ellos los ayuden a ser más inteli-
gentes, a no tener miedo. En
cuestiones de esta clase necesita-
mos maestros que sean muy inteli-gentes, inteligentes en el verdadero
sentido, no sólo en el sentido de
haber aprobado los exámenes de
maestría o de licenciatura. Si les
interesa, vean si pueden arreglár-selas para disponer durante el día
de un período en el que discutan y
conversen sobre todo esto con sus
maestros. Puesto que se volverán
adultos, van a tener maridos, es-
posas, hijos, y tendrán que saberlo todo acerca de lo que es la vida, la
vida con su lucha para ganarse la
subsistencia, con sus desdichas,
con su belleza extraordinaria. To-
do esto tendrán que conocerlo y comprenderlo; y la escuela es el
lugar para aprender acerca de es-
tas cosas. Si los maestros les en-
señan meramente matemáticas y
geografía, historia y ciencia, es ob-
vio que eso resulta insuficiente. Lo importante para ustedes es que
estén alerta, que hagan preguntas,
que descubran, de modo que pue-
dan despertar la propia iniciativa.
“Ni siquiera soy la mente
pensante; tampoco soy la
ignorancia, que sólo
contiene las impresiones
residuales de los objetos”.
Página 15 LUMINAR Año 1, Nº 4
El mes tamil de Margazhi está re-
servado a la oración y la exclusiva
adoración de Dios. En este mes, los
devotos de Siva consideran muy
sagrado el día de Ardra darshana,
pues fue en este día cuando Siva,
como Nataraja, apareció ante Pa-
tanjali y otros sabios. Uno de tales
días Ardra darshana, el lunes 30 de
diciembre de 1879, es un día a re-
cordar para la posteridad. En tal
día Sri Ramana nació en Tiru-
chuzhi.
Era el segundo hijo de sus padres,
Sundaram Iyer y Azhagammal, y
fue llamado Venkataraman. La
estrella de su nacimiento también
fue especial: Punarvasu, la misma
que la de Sri Rama.
Incluso antes de que pudiera pro-
nunciar las palabras «madre» y
«padre», ya tenía una percepción
intuitiva y constante de la gloria
de Arunachala, Siva. Siva es el
conquistador de la muerte, y este
constante pensamiento de Siva,
como Arunachala, tuvo su culmi-
nación lógica en una experiencia
de la muerte.
El 17 de julio de 1896, mientras
estudiaba el décimo grado en Ma-
durai, un repentino miedo de la
muerte se apoderó de él completa-
mente. No se le ocurrió buscar el
consejo de los mayores, y deci-
dió encarar la muerte y descu-
brir por sí mismo qué significa
la muerte.
Para dar realidad a la indaga-
ción, se tumbó en el suelo, con-
tuvo su aliento, cerró su boca, y
los siguientes pensamientos
pasaron a través de su mente en
rápida sucesión. Sería mejor
describirlo en sus propias pala-
bras:
«Bien», me dije a mí mismo, «este cuer-
po está muerto. Será llevado rígido al
lugar de cremación, donde será quema-
do y reducido a cenizas. Pero, con la
muerte de este cuerpo, ¿soy “yo” muer-
to? ¿Es el cuerpo “yo”? Este cuerpo está
silencioso e inerte. Pero yo siento la
fuerza plena de mi personalidad, y
también el sonido “yo” dentro de mí
mismo aparte del cuerpo. Por consi-
guiente, yo soy el espíritu inmortal in-
tocado por la muerte».
Venkataraman nació de nuevo, como
un sabio permanente en su sabiduría,
enraizado en lo divino, el hombre entre
los hombres, un canal puro para el Po-
der Más alto.
La atracción de lo divino y el encanto
de Siva Arunachala eran demasiado
fuertes como para que pudiera conti-
nuar su educación. Antes de que pasa-
ran seis semanas después de su expe-
riencia, abandonó su casa por su verda-
dero hogar, Arunachala. Dejó detrás
una carta que decía así:
«He partido de aquí, en
búsqueda de mi Padre y en
obediencia a Su mandato. Esto
sólo es embarcarse en una em-
presa virtuosa. Por consiguien-
te, nadie tiene por qué lamen-
tarse por este asunto».
Llegó a Arunachala el 1 de sep-
tiembre de 1896. Era tal su es-
tatura que Kavyakanta Gana-
pati Muni, un gran tapasvin, le
proclamó Bhagavan, el señor
encarnado, Maharshi, el sabio
entre los sabios, y Ramana, el
dulce. Desde entonces ha sido
conocido como Bhagavan Sri
Ramana Maharshi.
De ahí en adelante, permane-
ció en Arunachala durante 54
años, hasta su Mahasamadhi
en Abril de 1950. En aquel mis-
mo momento, miles de perso-
nas presenciaron una luz que
se movía lentamente por el
cielo hasta la cima de la Colina
de Arunachala, y se sumergía
en ella, como simbolizando el
hecho que Él es en verdad la
luz de las luces de todo Co-
razón.
BHAGAVAN SRI RAMANA MAHARSHI, (Breve esbozo de su vida)
“Era tal su estatura que
Kavyakanta Ganapati Muni, un
gran tapasvin, le proclamó
Bhagavan, el señor encarnado,
Maharshi, el sabio entre los
sabios, y Ramana, el dulce. “
Página 16 LUMINAR Año 1, Nº 4
MUMONKAN, LA ENTRADA SIN PUERTA
Para poder dominar el Zen, debes pri-mero atravesar la barrera de los Pa-triarcas. Para lograr esta sutil realiza-ción, debes detener completamente tu forma de pensar.
Si no atraviesas la barrera y no detienes tu manera de pensar, entonces serás como un fantasma aferrándose a los arbustos y malas hierbas.
Ahora quiero preguntarte, ¿cuál es la barrera de los Patriarcas?
Esta sola palabra, “Mu”, es la entrada al Zen.
Es por esto que es llamada “La Entra-da sin Puerta del Zen.”
Si la atraviesas, no solo verás a Joshu frente a frente, sino que también iras de la mano con los sucesivos Patriar-cas, enredando tus cejas con las suyas, observando con los mismos ojos, escu-chando con los mismos oídos.
¿No es ese un encantador proyecto?
¿No te gustaría atravesar esta barrera?
Despierta a tu cuerpo entero con sus trescientos sesenta huesos y articula-ciones y sus ochenta y cuatro mil po-ros; convoca un espíritu de gran duda y concéntrate en esta palabra: “Mu.”
Llévala continuamente, día y noche. No formes una concepción nihilista de
desocupación o una concepción relativa de tener o no tener.
Será como si simplemente tragaras una bola de hierro candente la cual no puedes escupir aunque trates.
Todas las ideas ilusorias y pensa-mientos alucinatorios acumulados hasta el presente serán extermina-dos y cuando el momento llegue, interno y externo serán espontánea-mente uno. Tú lo sabes, pero solo para ti, como un mudo que ha teni-do un sueño.
Luego, de pronto, una conversión explosiva ocurrirá. Entonces asom-braras al cielo y harás temblar la tierra.
Será como si robaras la gran espada del valiente general Kan'u y la sos-tuvieras en tus manos. Cuando co-nozcas al Buddha, lo mataras; cuan-do conozcas a los Patriarcas, los
mataras. En el borde de la vida y la muerte, dominas a la perfecta libertad; a través de los seis mun-dos y los cuatro modos de exis-tencia, disfrutaras de un feliz y alegre samadhi.
Ahora quiero preguntarte de nuevo: ¿cómo lo llevaras a cabo?
Emplea cada gramo de tu energ-ía para trabajar en “Mu.”
Si prosigues sin interrupción, contempla: una chispa ¡y la llama sagrada se enciende!
Verso:
¿Tiene un perro naturaleza de Buddha?
Es un asunto de vida o muerte.
Si te preguntas si la tiene o no,
¡Ciertamente perderás tu cuerpo y tu vida!
“Despierta a tu cuerpo entero con sus trescientos sesenta huesos y articulaciones y sus ochenta y cuatro mil poros; convoca un espíritu de gran duda y concéntrate en esta palabra: “Mu.”
Página 17 LUMINAR Año 1, Nº 4
FOTOGRAFÍA ZEN FOTOGRAFÍA ZEN
FOTOGRAFÍA MUJER FOTOGRAFÍA mujer
CANTICO ESPIRITUAL, SAN JUAN DE LA CRUZ, CONTINUACIÓN
para quien el amor de Dios,
del Amado, parece excluir todo otro amor. Se debe sin
embargo recordar que por él,
Dios, de cierta manera, inclu-
ye el mundo: Mi Amado las
montañas… Dios es todas las cosas en un ser sencillo.
Amar a Dios es luego amar
todas las cosas puesto que
Dios lo es de manera eminen-
te, y es también incluir en
este amor toda realidad parti-cular, toda criatura, diría
Juan de la Cruz, en tanto que
manifiesta en un ser finito un
aspecto del ser infinito.
y el ganado perdí que antes
seguía
Eluard escribe: "El amor está en
el mundo para el olvido del mundo". Es bien lo que parece
pensar también Juan de la Cruz
Es de saber que hasta que el alma
llegue a este estado de perfección de que vamos hablando, aunque
más espiritual sea, siempre le
queda algún ganadillo de apetitos
y gustillos… tras de que se anda
procurando apacentarlos en se-guirlos y cumplirlos… así que es-
peranzas, gozos, dolores y temores
inútiles… Y de este ganado, unos
tienen más, y otros menos, tras de
que se andan todavía siguiéndolo
hasta que entrándose a beber en esta interior bodega lo pierdan
todo, quedando, como hemos di-
cho, hechos todos en amor… Y
así, se siente ya libre el alma de
todas aquellas niñerías.
FOTOGRAFÍA MUJER
El Sufismo no es diferente del misti-cismo de todas las religiones. El mis-ticismo viene de Adán (que la paz se Allah sea con él) y ha adoptado dife-rentes formas a lo largo de los siglos: por ejemplo, el misticismo de Jesús (que la paz se Allah sea con él), de los monjes ermitaños, y de Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Un río pasa por muchos países y cada uno lo reivindica para sí. Pero sólo hay un río .
La Verdad no cambia: la gente cam-bia. La gente pretende poseer la Ver-dad y guardársela para sí, mante-niéndola fuera del alcance de los otros. Pero no se puede poseer la Ver-dad.
El camino del Sufismo es la elimina-ción de cualquier intermediario entre el individuo y Dios. La meta es ac-tuar como una extensión de Dios, no como una barrera.
Ser un derviche es servir y ayudar a otros, no solamente sentarse y rezar. Ser un verdadero derviche es levan-tar a aquellos que han caído, enjua-gar las lágrimas de los que sufren y confortar a los huérfanos y a los que están solos.
Gente diferente tiene capacidades diferentes. Unos pueden ayudar con sus manos, otros con su lengua, otros con sus oraciones y otros con sus riquezas.
Puedes llegar allí por ti mismo, pero éste es el camino más difícil.
Nuestras metas personales conducen todas al mismo fin: sólo hay una Ver-dad. Pero, ¿por qué negar los miles
de años de experiencia atesorados por la religión? Estos ofrecen un caudal de verdadera sabiduría des-tilada por tantos años de búsqueda, prueba y error.
Tener sólo media religión es una gravísima equivocación que te mantendrá alejado de la verdadera fe. Visitar a alguien que es sola-mente medio médico es terrible-mente peligroso. Un medio gober-nante es un tirano.
Muchos se debaten en el laberinto de la religión y las diferencias reli-giosas. Son como perros peleándose por un hueso, buscando sus pro-pios intereses egoístas. La solución es recordar que hay sólo un Crea-dor, que nos sostiene a todos. Cuanto más recordemos al Uno, menos lucharemos.
Un sheikh sufí es como un médico, y un estudiante cuyo corazón está enfermo. El estudiante acude al sheikh para curarse.
Un verdadero sheikh prescribirá una dieta y una medicación deter-minadas para curar las enfermeda-des de cada persona. Si los estu-diantes siguen las prescripciones de su sheikh se curarán. Si no, pueden destruirse a sí mismos. Los pacientes que emplean de forma errónea las recetas de su médico están llamando a su propia ruina.
En un nivel más elevado, la rela-ción entre un sheikh y sus estu-diantes es como la de un racimo de uvas y la rama de la que ésta pen-de. El sheikh conecta las uvas al árbol, a la savia y a la fuente de la savia.
Es extremadamente importante entender bien esta conexión. Es como la que hay entre una bombi-lla y la corriente eléctrica. La energía es la misma. Algunos sheikh tienen 20 voltios y otros 100, pero todos transmiten la mis-ma electricidad.
Los ojos son las ventanas del alma. Mirando a los estudiantes el maes-
tro los conecta. Puede haber una gran fuerza en la mirada de un sheikh.
La primera etapa es tener fe. El primer paso en esta etapa es tener fe en el propio sheikh, la cual se expresa en el someti-miento a su persona. A través de esa sumisión, tu arrogancia se transformará en humildad; tu ira y tu agresividad se transmutarán en buen carácter y suavi-dad. El primer paso es muy grande.
No todo el que lleva un turbante y viste túnicas llamativas es un sheikh. Pero una vez que, por voluntad de Allah, has encontrado a uno verdadero, el primer paso es la sumisión.
El cuestionar y dudar, como tanto se insiste en Occidente hoy en día, también puede llevar a la Verdad. De hecho hay algo ciego en someterse sin pensar. Pue-de que seas mejor buscar, meditarlo pri-mero y decidir seguir a un sheikh sólo cuando hayas resuelto todas tus dudas y preguntas.
En nuestra tradición, generalmente es considerado una gran falta de cortesía cuestionar o dudar de tu sheikh. Sin embargo, puede ser bueno preguntar si a través de las respuestas tu fe se vuelve
más clara y firme.
Incluso el profeta Abraham preguntó a Dios: “¿Cómo puedes devolver la vida a los muertos?”. Dios respondió: “Abraham, ¿no tienes fe en Mí? ¿Dudas de Mí?”. Abraham respondió: “Sí, tengo fe y Tú sabes lo que hay en mi corazón. Pero sólo quería ver con mis propios ojos”.
EL SUFISMO
“El misticismo viene de Adán
(que la paz se Allah sea con él) y
ha adoptado diferentes formas a
lo largo de los siglos: por
ejemplo, el misticismo de Jesús
(que la paz se Allah sea con él),
de los monjes ermitaños, y de
Muhammad (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él).
Página 18 LUMINAR Año 1, Nº 4
DRAGÓN
FOTOGRAFÍA ZEN
Hay cuatro caminos hacia la fe. El primero es el camino del conocimien-to. Alguien viene a ti y te habla de algo que nunca has visto. Por ejem-plo, mucha gente me había hablado de este país, pero yo nunca lo había contemplado. Finalmente, tomé un avión y pude verlo con mis propios ojos desde el aire. Entonces mi fe se hizo más fuerte. Ahora que estoy aquí mi fe es aún más fuerte. El últi-mo nivel sería llegar a ser parte de este país.
Los cuatro caminos hacia la fe son:
Conocimiento de algo.
Visión de algo.
Estar en algo.
Volverte algo.
Es bueno tener dudas, pero uno no debería permanecer en la duda. La duda debería llevarte a la Verdad. No te quedes en las preguntas. La mente también te puede engañar. El conoci-miento y la ciencia pueden engañar-te. Existe un estado, que es parte del destino de algunas personas, en el que los ojos que ven dejan de ver, los oídos que oyen dejan de oír, y la mente que imagina y considera deja de imaginar y considerar.
El pueblo del profeta Abraham estaba formado por adoradores de ídolos. Pero él buscaba a Dios. Un día, con-templando la estrella más brillante del firmamento, dijo: “Tú eres mi Señor”. Entonces salió la luna y vol-vió a decir: “Tú eres mi Señor”. En-tonces salió el sol, y la luna y las estrellas desaparecieron. Abraham dijo: “Tú eres más grande; Tú eres mi Señor”. Pero con la llegada de la noche el sol también desapareció y Abraham dijo:
“Mi Señor es Aquel que hace apare-cer y desaparecer las cosas generando todas las transformaciones. Mi Señor es Aquel que está detrás de todo cam-bio”.
Por medio de este proceso, paso a paso, se ve cómo el profeta Abraham pasó de la adoración de los ídolos a la verdadera adoración de Dios, salvan-
do así a su gente de la falsedad. Ciertamente se puede llegar a la Unidad a través de la multiplicidad.
Los nafs –el yo inferior- se hallan siempre en batalla con el alma. Esta batalla continuará durante toda la vida. La cuestión es ¿quién educará a quien? ¿Quién dominará a quién? Si el alma llega a ser el amo, te vol-verás un creyente, alguien que abra-za la Verdad. Mas si es el “yo infe-rior” el que domina al alma serás uno de los que niega la Verdad.
Se dice que un sheikh nunca debería ser el huésped de un sultán, y que incluso cuando el sheikh visita al sultán, éste es su huésped. Es decir, el sheikh va a enseñar y a beneficiar al sultán, no ha recibir nada de él. Incluso un sheikh tiene que guardar-se de las tentaciones del dinero, la fama y el poder.
Hace años, el sultán del Imperio Otomano empezó a venir a las reu-niones de nuestra Orden. El sultán estaba asombrado con la sabiduría del Sheikh Jerrahi, así como enamo-rado de la ceremonia de los dervi-ches.
Después de algunos meses, el sultán le dijo al sheikh: “En mis visitas aquí, usted y sus derviches me han impresionado e inspirado de forma extraordinaria. Quisiera apoyarles en lo que pueda. Por favor, pídame lo que sea”.
Se trataba de una oferta más que apetecible: carta blanca del goberna-dor de uno de los mayores imperios de la tierra.
El sheikh dijo: “Sí, mi sultán, puede hacer una cosa por mí. Por favor, no vuelva más con nosotros”.
El sultán, extrañado, preguntó: “¿He hecho algo mal? No conozco todas las reglas de la cortesía sufi, y de veras lo siento si lo he ofendido”.
“No, No!” El problema no es usted, sino con mis derviches. Antes de que usted viniera, ellos rezaban y canta-ban los Nombres Divinos sólo por el amor de Allah. Ahora, cuando hacen sus oraciones y cantos piensan en usted. Piensan en ganar su aproba-
ción, en su riqueza y en el poder que podrían obtener con ello. No, mi sultán, no es usted sino nosotros. Me temo que no tenemos la suficiente madurez espiri-tual para soportar su presencia aquí. Por eso es por lo que me veo obligado a pedir-le que no vuelva”.
Una vez el sultán iba cabalgando por las calles de Estambul, rodeado de cortesa-nos y soldados. Todos los habitantes de la ciudad habían salido de sus casas para verle. Al pasar, todo el mundo le hacía una reverencia. Todos menos un dervi-che arapiento.
El sultán detuvo la procesión e hizo que trajeran al derviche ante él. Exigió saber por qué no se había inclinado como los demás.
El derviche contestó: “Que toda esa gen-te se incline ante ti significa que todos ellos anhelan lo que tú tienes – dinero, poder, posición social -. Gracias a Dios esas cosas ya no significan nada para mí. Así pues, ¿por qué habría de inclinarme ante ti, si tengo dos esclavos que son tus señores?.
La muchedumbre contuvo la respiración y el sultán se puso blanco de cólera. “¿Qué quieres decir?”, gritó.
“Mis dos esclavos que son tus maestros son la ira y la codicia”, dijo el derviche tranquilamente, mirando al sultán fija-mente a los ojos. Dándose cuenta de que lo que había escuchado era cierto, el sultán se inclinó ante el derviche.
“Los cuatro caminos hacia la fe son: Conocimiento de algo. Visión de algo. Estar en algo. Volverte algo.
Página 19 LUMINAR Año 1, Nº 4
DRAGÓN
Dragón chino
Dios ha dicho: “Yo, al que todos los mundos son incapaces de abarcar, puedo caber en el corazón de un cre-yente”. Realmente Dios no cabe en el corazón humano. Dios no puede ser limitado a ningún lugar. Pero las expresiones de Dios quepan en los corazones de todos los hombres. No “somos” parte de Dios porque Dios es indivisible. La humanidad es Su crea-ción. Dios se expresa en nuestros co-razones haciéndonos sus regentes, sus representantes, su ejemplo visible.
Y así, la Misericordia de Allah es expresada a través de los pensamien-tos y acciones de una persona, la Compasión de Dios a través de otra, la Generosidad de Allah a través de otra.
Está la esencia de Dios y están sus atributos. La esencia es incomprensi-ble para nosotros. Podemos empezar por entender los atributos. De hecho, parte de la educación sufí es compren-der esos atributos dentro de uno mis-mo.
Allah ha dicho: “Mis siervos me en-contrarán en la forma en que me ve-an”. Esto no quiere decir que cuando piensas en Dios como un árbol o una montaña Dios será ese árbol o esa montaña. Pero si piensas en Dios como misericordioso o lleno de amor, o como colérico y vengativo, así es como Le encontrarás.
En el Sufismo es lícito hablar de todos los atributos de Dios.
Finalmente, el sufí llega a al estado de sumisión y entonces deja de hacer preguntas.
Hay electricidad en todas las partes, pero si solamente tienes tres bombi-llas, todo lo que verás son esas tres bombillas. Tienes que ser consciente de ti mismo. Este es el principio y la vía. Solamente a través del conoci-
miento de ti mismo, entenderás ciertos atributos.
La conexión con los atributos se logra a través del conocimiento de uno mismo. Exteriormente no encontrarás nada.
Toda la creación es la manifestación de Dios. Pero, al igual que ciertas partes de la tierra reciben más luz que otras, a algunas personas les es dada más luz. Los profetas han recibido el máximo de luz Divina. Además de la cantidad, está la calidad. Está la cuestión de qué atributos se manifiestan. Ciertas perso-nas son manifestaciones de diferentes atributos Divinos. Los profetas mani-fiestan todos los atributos Divinos. La luna refleja la luz del sol. El sol es la verdad. La luna es cada uno de todos los profetas.
El Amor
La esencia de Dios es el amor y el cami-no Sufí es un camino de amor. Es muy difícil intentar describir el amor con palabras. Es como intentar describir la miel a alguien que nunca la ha probado o que ni siquiera la ha visto.
Amar es ver lo bueno y lo bello en to-das las cosas. Es aprender de todo, ver los regalos y la generosidad de Dios en todo. Es estar agradecidos por todas las bondades de Dios.
Este es el primer paso en el camino hacia el amor de Dios: tan sólo una semilla de amor. Con el tiempo la semi-lla crecerá, se volverá un árbol y dará fruto. Quien pruebe de esta fruta sabrá lo que es el amor verdadero. Y será difícil para aquellos que lo han probado describir su experiencia a los que no lo han hecho.
El amor es un sufrimiento especial. Quienquiera que lo atesore en su co-razón conocerá el secreto. Verán que todo es Verdad, que todo conduce a la Verdad y que no existe nada excepto ella. Se verán desbordados por esta comprensión y al fin naufragarán en el mar de la Verdad.
Sea lo que sea lo que pruebes del amor, cómo lo pruebes y en qué grado, lo cier-to es que será tan sólo una ínfima parte del Amor Divino. El amor entre hom-bre y mujer es también parte del Amor Divino. Pero, a veces, el amado se vuel-
“Amar es ver lo bueno y lo bello en
todas las cosas. Es aprender de todo,
ver los regalos y la generosidad de
Dios en todo.”.
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ve un velo entre el amante y la reali-zación del verdadero Amor. Algún día ese velo se romperá y, entonces, el verdadero Amado, la verdadera meta, aparecerá en toda su gloria divina.
Lo que importa es tener este senti-miento de amor en el corazón, de la forma que sea. Y también es impor-tante ser amado. Es más fácil amar que ser el amado. Si has amado algu-na vez, ciertamente llegarás al Ama-do algún día.
Los regalos de Allah a menudo nos llegan de manos de otros seres huma-nos, por medio de los servidores de Allah. De esta forma al Amor Divino también halla expresión entre los seres humanos.
Los sheikhs son los que poseen el vino y el derviche es el vaso. El Amor es el vino. El sheikh vierte el vino hasta llenar el vaso. Este es el camino corto. El amor también nos puede ser ofreci-do por otras manos, pero éste es el camino más corto.
Un día uno de mis derviches me pre-guntó si el amor de un derviche hacia su sheikh era un ejemoplo de amor mundano. Para entender verdadera-mente la relación entre el sheikh y el derviche, no sólo hay que mirar a este mundo, sino también el más allá.
En el Día del Juicio a cada alma se le preguntará por las buenas acciones que ha traído consigo para ganarse la admisión en el Paraíso. En la Balanza Divina todas las buenas obras serán pesadas contra nuestros pecados y errores.
mentó: “¿Véis?. Y ahora, ¿me culpáis?”.
Años después, sus posiciones en la sociedad se habían invertido. José había llegado a ser amigo del Faraón y su más íntimo consejero, el hombre más poderoso del país. Zuleika había sido repudiada por su marido a causa de su amor escandaloso y se había visto rebajada a ganarse la vida miserablemente, mendigando y realizando traba-jos serviles.
Un día José vio a Zuleika en la calle. El vestía una túni-ca de seda y montaba un hermoso caballo, rodeado de consejeros y de su propia guardia personal. Zuleika esta-ba envuelta en harapos y su belleza había desaparecido después de las dificultades de los últimos años. José dijo: “Oh Zuleika!, antes, cuándo tú te querías casar conmi-go, te tuve que rechazar. Eras la esposa de mi amo. Aho-ra eres libre y yo ya no soy un esclavo. Si tú quieres, me casaré contigo ahora”.
Zuleika le miró con sus ojos llenos de luz y dijo: “No, José. Mi gran amor por ti no era más que un velo para mí y el Amado. He rasgado ese velo. Ahora que he en-contrado al Amado ya no necesito tu amor”.
A través de su gran amor por José, Zuleika encontró lo que todos estamos buscando: la Fuente del Amor.
En Estambul hay una hermosa mezquita llamada la Mezquita Beyazid. Desde que fue construída, los sheikhs y derviches sufís han estado siempre presentes en ella.
El sheilh Jemal Halveti (que la Misericordia de Allah sea con él), uno de los maestros de nuestro camino, fue invi-tado por el sultán para bendecir la apertura de esta gran mezquita. Los sabios de Estambul, la aristocracia y has-ta el mismo sultán estaban allí. La flor y la nata del Im-perio Otomano se habían reunido allí ese día.
Cuando tu comportamiento en la tierra haya sido medido de esta forma y veas que, como nos ocurrirá a tantos de nosotros, el resultado es insatisfactorio, te volverás hacia tu marido o esposa y les preguntarás si ellos pueden darte alguna buena acción para ayudarte en tu aprieto. Absortos en su propio juicio, dirán: “¿Y qué ocurrirá conmigo? Yo no he hecho lo bastante para merecer el Paraíso. ¿Quién me ayudará a mí?”. Te volverás entonces hacia tu padre y él también dirá: “Necesito ayuda. ¿Quién me socorrerá?”. Al fin le pedirás ayuda a tu madre y ésta, vencida por el asombro del Día del Juicio, también responderá: “Yo misma estoy perdida. ¿Quién me ayudará a mí?”.
Entonces tu sheikh o uno de tus hermanos o hermanas dervi-ches, aparecerá y te dirá: “Toma todas mis buenas obras. Para mí basta con que tú entres en el Paraíso”. Entonces la Divina Compasión y la Divina Justicia intercederán. No permitiendo que tal generosidad quede sin recompensa, el sheikh y el dervi-che serán conducidos juntos al Paraíso.
Y así es como iremos, si Allah lo quiere: de la mano, cada uo apoyándonos en el otro.
Quizás ninguno de nosotros sea lo verdaderamente digno, pero a causa de aquellos que han ido delante de nosotros y por nuestro amor mutuo, nos conduciremos los unos a los otros al Paraíso.
Así que, respondiendo a la pregunta, no. El amor de un dervi-che por su sheikh no es un ejemplo de amor mundano. Uno de los grandes ejemplos de amor es la relación entre el Profeta José (que la paz de Allah sea con él) y Zuleika, la esposa de Putifar. Se dice que José era más radiante y más hermoso que ningún profeta anterior. Zuleika se enamoró de él en cuanto le vió.
Zuleika lo sacrificó todo por su amor a José – dinero, reputa-ción y posición. Estaba tan loca por él que solía regalar sus joyas más preciosas a cualquiera que le hubiera visto y le con-tase lo que habísa estado haciendo. De esta forma se convirtió en el escándalo de la aristocracia egipcia – una mujer casada, vergonzosamente enamorada del esclavo de su marido.
Hay una profunda verdad en todo esto. Un amor tan poderoso tiene algo de prohibido y hasta algo de ilícito. Te puede llevar más allá de las convenciones y límites de tu sociedad. Te pue-de llevar a la Verdad.
Cuando Zuleika escuchó que todas las damas de la sociedad la estaban criticando, decidió devolverles el golpe. Invitó a sus amigas a comer y de postre les sirvió fruta acompañada de afilados cuchillos para pelarla. Entonces ordenó venir a José. Todas las mujeres quedaron tan fascinadas por su belleza que se olvidaron que estaban pelando y se cortaron. Zuleika co-
“Uno de los grandes ejemplos de amor es la relación entre el Profeta José (que la paz de Allah sea con él)
y Zuleika, la esposa de Putifar”.
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RAMANA MAHARSHI
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Cuando el sheikh se levantó para hablar ante tan erudita y sofisticada multitud, un hombre simple se puso de pie de u salto y dijo: “Oh, sheikh!, he perdido mi burro. Todos los habi-tantes de Estambul están aquí. Por favor, pregúnteles si han visto a mi burro”.
El sheikh respondió: “Siéntate. En-contraré a tu burro”. Acto seguido, se dirigió a la muchedumbre: “¿Hay alguien entre vosotros que no sepa que es el amor, que no hay nunca gustado del amor en alguna de sus formas?”. Al principio nadie se mo-vió, pero finalmente, tres hombres se levantaron, uno a uno. El preimer hombre dijo: “Es verdad. Yo realmen-te, no sé lo que es el amor. Nunca lo he probado. Ni siquiera sé lo que es que el que alguien te guste”. Los otros dos movieron las cabezas en señal de aprobación.
Entonces el sheikh dijo al que había perdido el burro: “Tú has perdido un burro. ¡Aquí te ofrezco tres!”.
Pero hasta un burro ama la hierba fresca y verde. Cuando la gente aprende a amar – con amor real y verdadero – su estado se elevado por encima de el de los ángeles. Cuando no conocemos el amor nuestro estado se torna inferior al de los burros.
Esto me recuerda otra historia de burros.
Un día uno de los apóstoles de Jesús esta-ba predicando en una pequeña ciudad. La gente le pidió que hiciera un milagro, re-sucitando a un muerto tal y como lo había hecho Jesús.
Se fueron al cementerio de la ciudad y se detuvieron delante de una tumba. El após-tol rezó a Dios para que le devolviera la vida al muerto. Este se levantó de su tum-ba, miró a su alrededor y gritó:
“¡Mi burro! ¿Dónde está mi bu-rro?”. En vida, había sido un hombre pobre cuya más querida posesión había sido su burro.
Este animal había sido lo más importante de su existencia.
Lo mismo será en tu caso. Aque-llo que más te importe determi-nará lo que te suceda en la resu-rrección. En el Más Allá te en-contrarás junto a aquellos que amas.
“¿Hay alguien entre vosotros
que no sepa que es el amor, que
no hay nunca gustado del amor
en alguna de sus formas?”.
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El creador del taoísmo, Lao-Tse, es el autor de El libro del Tao, un corto libro de aforismos considerado la obra esencial taoísta. La felici-dad humana, de acuerdo a los taoístas, se lo-gra con la observación detenida de la natura-leza y el descubrimiento de su camino, o Tao. El Tao es la cúspide, la realidad última, indefi-nible y como tal es equivalente del Brahmán hindú y el Dharmakaya budista.
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TAOISMO
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Revista Luminar. Edición electrónica. Año 1, Nº 4, abril 2012 Publicación mensual editada por Vidal G. Portugal D. Licenciado en Filosofía, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Mayor de San Andrés. C.P. LP-B.