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Revista La Rosa de Los Vientos Nº2 Mayo 1927

Oct 06, 2015

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  • O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bbo teca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2003

  • " ... Honra me h a causado hacerme oscuro los ignorantes, que esa es la distincin d e los hombres doctos: hablar d e manera q u e a los ignorantes les parezca griego, pues no se han d e dar las piedras

    I I preciosas 6 animales d e cerda ... .-carta de GLnaora a un amigo, citada por Alfonso Reyes e n s u interesante "Resefa d e es tudios gongorinosU.-(Reo. de Filol. Esp., t. 7, 3.", p. 315-36, H18).

  • L a r o s a d e l o s v i e n t o s Publicacidn m e n s u a l

    Director: Jefe de Redaccin: Carlos Pestana Nbrega 1 Agustln Esp inosa Garca

    Secretario de Redaccidn:

    Juan Manuel Trujillo -- -

    -e--- - - -- .---

    lndice del niSim. 2

    R. Gmez de la Serna; los ga l lo s descompuestos,-CARTOGRAFIA POETL CA.-Juan Rodrguez Qoreste: De Esttica.-Agustin Espinosa Garcia: es- caparates polif4micos.-antologla d e D. Luis d e G6ngora.-Angel Valbuena Prat: Centenarios.-A-E-G.: De Don Luis d e G6ngora.-FOL- KLORE.--E. Serra: La "prosapia".--L. de la Rosa: Fray A n d r e s d e Abreu.-E. Westerdahl: L o s 2. -3'ERIA T>R LTRROS.

    - . - - - - -- .-_____-_

    Dirjase la correspondencia al Secretario de Redaccin-Ruiz de Padrn, 9.

  • uestos

    (En la misma lucha que ustedes, siempre. Mls llbros son lo bastante inCditos para que cualquier cosa de ellos resul- te destacada en esas p8ginas.-Carta de Ramdn a6mez de la Serna a Juan Manuel Trujlllo.)

    Los gallos, teiigo obscwildo qiie est6n descompuestos. Ya no daii el ciicareo a. su hora. Se adelantan y se atrasar1 vergonzosamente. Desde aquel gallo piiesto eri hora por la Divina Fro- videncia, que ;e ci~nt las ciiarenta ct Suri Pedro, los gallos han ido atrasando o adelantando un cuarto de segundo cada ado, hasta estar tan atrasados o ttdelaiitados como hoy esthn.

    Tu hay algunos quc! ctLiitaii a esn horii, teiuprma- dp las fiinc.iones de teatro, cuando 8610 se oisii antes los gallos de los cantan t ~ s .

    Qaiqairiqzii se oye, y se sieiite el sobresalto de no haber avanzado mucho eii la labor, euan- do ya ha llegado el amanecer, Por si acaso, ae mira cl reloj, y ciitoiices sc vc? coii optiniimo y beiieplhito que soti slo las once y media de la iioche.

    Los gillos so11 seres huitianos de capa y espada. Lrs queda lu hidalgiiin, y la fanfurroncria de la raza. ,Por qu hnii dejndo retrasar su reloj?

    ;Y que sea la verdadera cainpaiia de las horas Ix que se ha atrasado! ;Con lo dificil que es poner eso en orden g q1.e vuelva n soiiar la hora debida!

    Eii el reloj. cuyo tirnbre se htt dc~coiiipiiesto, oiremos las cuatro en reil de las cinco duran. te mucho tiempo.

    I m I ~ I O ~ R R de los gallos se parecen un poco a los relojcs di: citco, auilque tieiien iina eupe- rioridad sobre los de cuco, y es que se les oye desde el horizonte.

    Esta descomposicih de los gallos conlo relojes de precisih garaiitizados por la Providen- cia, es a lgo sixitoin&tico de una tipoca. Hasta hay ahora gullos trasnochitdores que trastornan el orden clsico de poner huevos que tenan las gallinas, que los ponen y esconden en la nocht: y as perjudican la trescura de les hiievos del di& y lanzan al mercado huevos del da anterior,

    LOS g111108 110 ~ u e d e i i seguir tim desinoralizados. Hay que hacer algo por arieglarlos, hay que lIevarlos al relojero de los ga,llou a que los reeduque, para qiie coincida su canto con la pre- sencia del alba en el meridiano de la lucelidad. Quizris los galIos se han retrasado en su misibn, y se han descuidado y descompuesto, porque han visto el poco caso que se hacia de ellos, y c6- rno cada cual, sin fijarse en lo que decan, buscaba su reloj de bolsillo.

    Como ya nadie hace caso en Grantida a, los que tocan las campanas de la Vela, pues ya se regulan los riegos por los relojes mejor qiie por esrts cumpanadas a brazo, as nadie cree en los cacareos del gallo para situar la liorct,

    Como pasarori los relojes de arena han pasado los relojes de. gallo, y por eso, desmoraliza- dos, los gallos campean por su cuenta.

    Da pena ver a los gallos descotnpuesto8, que eii vano aspiran a dar los tres cacareos de la aurora, pues a veces ni les sale ya el qaiquirigrr espontineo, pues como lo han gastado ante8

  • de la hora, ya no les queda otro cua.iido en su mecanismo sienten el influjo del antiguo acople con la Naturaleza.

    Qu trabajo y qu zigzagueo de su cuello les cuesta toda cacareo a los gallos de hoy! perdert ti su voz el gallo? 2Es u n fen6meno premonitor este de cantar poco y cantar a des-

    tiempo? Como la forma potica, estarh llamado a desaparecer el canto del gallo? Sera abolido como lo ha sido el que cantaran las horas los serenos?

    Se necesitaran maestros en cacareo que devolviesen n los gallos, a su hora, la sensaci6n del deber que han olvidado.

    Todos esos hombres que en los teatros o en los toros lanzan un cacareo admirable, debian repasar su leccin a las gallos, y con el reloj en la mano, y consultando el almanaque zaragoza- no, que marca las salidas del Sol, cnseiarles de nuevo la lecci6n olvidada, y que canten en punto su obligada diana.

    Entoiices se ~oriseguiria que eclos gallvs reeducados eoseriarsu a las geiiaraciorit;~ iiacientes el antiguo canto y se reanudase la costumbre de atenerse a 61.

    Porque como yo le decia al dueo del gallo m&s descompuesto, el que daba el toque de dia- na a las diez de la noche: m

    -Para qu8 quiere usted un gallo tan descompuesto y tan cnico? iConio no sea para co- D E

    nlrselo!. . . O Yo daria un edicto redactado en estos trminos, y lo pegaria en esos pendones de hierro n -

    -

    n

    que no tienen nada inipreso en su estandarte y que son ya lo nico que perpeta los ctrlebres O E pendonea de Castilla, y estan clavados en los jardines pblicos como si acabasen de ser con- 4 quistados: j E

    En1mo.-2~0dos 10s gallos qne canten antes de 10 hora pite les sezal la Prouiderzcin, sern deca- 3

    pitados por haber contetido el delito de herejin. - Slo se exceptnarn de-esta sentencia los qne cartfen a deshora ln primera nocke de plenilunio, - n m

    E teniendo en cz~enta lo mucho pae les desuela esa fase de la Lana. O

    Hay qiie tener en cuenta lo grave que es este desarreglo de la sonera de los gallos, porque 6 por ellos se regula toda la Naturaleza, qtic no posee el don de comprender el reloj, y que, por lo n

    E -

    tanto, no se p.uede guiar por l. a Los murci&lagos, que se retiraban cuando el gallo cantaba, por seguirle haciendo caso se

    A

    n n

    han retirado unos dias demasiado pronto, y otras veces, ya asustados y atontados por la luz, n $ despues de hacer mucho rato que haba amanecido. Las araas tambin atienden al gallo para 3 o tomarse las cuatro moscas del amanecer, como pequefiu L ilicu que las fortalece para entrar en faena.

    Hay fiores que esperan el canto del gallo para abrirse o cerrarse: para dejar volar su polen o retenerlo para apurar el rocio que las tiene prescrito el iiiclico, para crecer o para cuidar co- mo una manicura de hacer las uas a los capullos.

    S810 los gallos de los observatorios astrondmicos son buenos gallos, porque tienen garnnti- zado el canto cronoin&trico, debido a que son de una raza especial que se cuida en @lascow des- de tiempos inruemoriales.

    El astrnomo slo se acuesta despuds de oirles lanzar el canto de madrugada, y no sin ha- ber apuntado antes en su agenda de observaciones, en su cuaderno de bitcora:

    Canfd el gallo n las cinco g trece nrinntos con seis segtzndus y un cranrto y dos d4cinzas de se- gnna'o,

    RAMN GOMEZ DE LA SERNA.

  • otic

    A Len Felipe

    Oye tu cancin, oh ro, oh agua blanca de espuziia que traes de los collados lejanos 3: de las cumbres de los Pirineos rumor de abetos nevados y humedo perfume de violetiza,

    Oye tu cancin, oh rueca hiladora de blancos vellones de corderos paciendo en los prados constelados de azaleas y lirios y risuefios de ramas de almendro.

    Oye tu cancih, oh fuente

    g erdida en el nioiite florido, ajo el melnncolico sauce donde cantan los riiiseiorcs en los crepiiscnlos de color de rosa.

    Oye t u cancidn, oh naranjo aromsdo de blanco azahar Y ti1 tmnbifii, linioiiero del Sur, bajo el tibio azul de priniavera.

    Oye tu cancin, oh viento que vienes del Norte aterido para Iaczarte rtl mar lumirioso en la meldica costa de Es ada y arrastrar la frangancia &' e Abril a las lienchidas velas lntinns.

    LUIS INdLOTT Deauville, 19 24.

    A Claudio de la Torre

    1.-Era tu voz un olvidado verso ue, de pronto, aprisiona fugaz 'i e pensamiento, Voz perdida en el camino, llegada de los montes

    con perfume de awlhar y d e romero voz clara-agua corriente- ;tu voz!-blanca paloma en vuelo-, En medio de las sombras cadas de la tarde, tornabit inefable sonoridad tu acento.

    11.-Como una ola contra el acantilado, quebrdse tu blanca voz en llanto.

    Se hizo espuma el dolor y se qued tu voz sobre el dolor, flotando.

    111.-Era luna llena tu voz, en medio de la amplia noche negra...

    ... &Jara, redonda luna sin meiiguante, eteixa!... era tu voz, en iiiedio de la amplia noche negra,

    1V.-Tu voz fu tan debil primero, que se qued cansada, sobre tu pecho. I)es})u&, mas fuerte, se estrell en las paredes y rod, vencida, b ~ j o el lecho ...

    De fuera, empujaba el rieiito; tic voz se ithogaba sin renieclio, dentro.

    y V,-~Adios!-tu voz deca iadios! v el hondo valle su eco recoda-. y~dios!- tu iadios!

    -

    ia tarde responda -;adios! - en una lenta, amarga despedida.

    jAdios!, jadios! ... toda t u voz en el jadios! era una herida!

    Mayo y en la Ida de Gran Canaria.

  • CARACOL

    Caracol sonrosado, j q ~ 4 bien me suenas cuando el labio te toca! iQu6 bien me suenas ... !

    Vienes rirgen de canto desde mi tierra.. . Rumor de playa traes y sal y arena, caracol que has venido desde mi tierra. ..

    Cuando te toco, mi alma se va en esencia por tu sonido - jmanos que a mi te enviaron!- en busca de ella.. .!

    FERNANDO GONZALEZ. Madrid, 19%.

    las brujas al aquelarre! Hojitas de danea loca vivas de tanto bailar Cuando acaba vuestra danza? SOLO EL VIENTO LO D ~ R A Plomo de mi sentimiento brufiido por un cantar Porque ondeas en el aire? SOLO EL VIENTO LO DI^

    Ola altiva cresta blanca fi11168 enaguas del inar donde quedan tus firones? SOLO EL VIENTO LO DIRA Canhr vuelto pma dentro que te niegas a volar porqu no rasgas la niebla? SOLO EL VIENTO LO DIR Cielo plomo da de aire porque naciste cristal redondo del alma mia? SOLO EL VIENTO LO DIR (Las brujas al aquelarre) (Las hojitas a la mar)

    JULIO DE LA ROSA

    Del libro en prensa h a d o de as tardes nuevas.

    #LA ROSA DE I,OS VIENTOS. ATABA POSTRERA

    Una, bella can&forn,-acaso la lnhs bella,- ronipiendo el asretisnio de nuestra vida es-

    [tktica, nos brinda en si1 rnnast uI,n Rosa de los [Vieiitos*; nacida eii el n~~g l l f i co a,Jnrrih de las Hes-

    [prides.

    .La Rosa (le los Vieiitos* es un grito re- [belde

    que selialn en el trhisito de esta vida pan- [pkriimn

    o1 diablico instante de quebrar el fnatidico dormitar silericioso de iiestrw juveiitud.

    a I i i Rosa de losVientos* recobra la infinita sonrisa inextinguible de sus picos iritr4,pidos sobre el azul del n i a ; y el oro de su diafana intelectiial linterna, simli0lica ansiedad.

    R. NAVARRO. h s Palmas, 6 - V-- 27.

    (De "E1 Liberal")

    COI~.~~~'JN-M.~RINEHO, un nuevo oriente de jlusioi~es te aguarda. Recoge el uiicla, larga el aparejo p que la paz de Dios gue tu barca!

    1i;I liorizon te c;irdoiio Lleiiit dc rosas de vro la msiaiia, y el inar azul extiende sus quiini.ricas ltimiiiils de plata.

    El jbilo del di& i.enova.rti tus ansius, y u n ei~tusi:tsrno riuevo liarli brotar de tus desesperanzas.

    iVuela, velero iiiio, corazn uiaiinero, que ya tttrdits! .. iA 1;i iiiar otra vez, que un nuevo oi9iente para vivir tt: ~gtiarcla!. . .

    Ulia de aire) Zas hojitas al j jrtdiii (De "El Caracol Encantado")

  • SOBRE EL ANGULO REC'CO DEL CUBTSAf0.-En quO radica el poder est&ico, el p a n - fanr de las construociorics dcl ltimo cubismo, el do aria y Picabia? Sin duda alguna, y en gmn parte, eii Iit soberana exaltacin del hngalo recto. El cubisnio se esquematiza en me h g u l o . Que posee por si solo toda una enrgica, geiiitora, fuerza de agrado.

    Cuando Fechner y Witmer realizaron sus celebres trabajos estktico-experimentales sobre la aurea proportio y relaciones clemeiitales de las formas gratas, vincularon el agrado esttico en lit cosa co~iternplada, eii sus cublitl:&tlcs forniales. Efectuaron sus experiencias sobre figuras de cierta coniplicaei~ii geoinktricn, y achacaron a la figiirit en si, como tal figura, en que se cum- plen diversas condiciones de relaciii entre sus partes, el motivo del agrado o desagrado. Y afirmaron la importancia primordial del valor externo, objetivo, de la cosa observada en el con- junto de la impresin de agrado esttico.

    Pero Seg:il enfoc la. cuestitjn desde otro punto y con notorio acierto. Desposey et las Agu- ras de los cstruviadores atractivos de su cotnplejidad y someti a la experiencia slo lineas rec- t;bs en que tio podia caber rclacion dc partes. Y aboc a concluir que, entre las infinitas rectas de distinta posicidri, el conteinplador slo presta su aquiesceiicia a 1s vertica1,firme y estable. y a la horizontal, pernlanente y serena. La oblicua desuzona, turba, en 1s amenaza de su nmi- iiente caida, eii su falta de sostn. P se vid, en lgica consecuencia, que el juicio de agrado, en lineas simples sin proporciones gaointricas que considerar, se upoyn exclusirameiite en la im- presibii interna del conteinplador, en la Einfiilrlnng, en la proyeccihi ssntimentnl de la cosa, en la expresin que nuestra sensibilidad esttica le itsigna 81 fuiidirse con ella, 31 disolverse en su esencia. El secreto del logro del cabal efecto esttico se &finca eii iiiicstra psique. Y 6sta preiie-

    re, para hncer objeto de su ~siniiladora coiiiplaccnci;i, las dos liieas eilndxs, la vertical y la horizontal, en que la intuicidn siente el gravitar de la vida y el remansar de la quietud.

    El cubismo asienta sus formas, esquematizndolas en el Angulo recto. 1- las masas de colo- res ven unir a los efectos de sus contrastes, de sus matices, de su saturacin, de sus armnicas yuxtaposiciones, de su ordmacih espacial y n los restantes elementos de su eficacia emotiva, el intimo equilibrio estktico, de recndita preferencia. del hngulo recto. Y toda la obra, de sus maestros es una vehemente glosa del 4,iigulo soheraiio, fi1osrific.a sntesis de clitrs gracia esttica y sutil raiz psquica.

    JUAN RODR~GUEZ DORESTE, Isla de Gran Canaria, en Mayo. (BRAFICOS bE PARRILLA.)

  • escaparates polifmicos

    Lector: ante tus ojos se abre una calle blama de papel, Hw en ella dos rectangulm.es escqarates negros. Uno, n In! iqnierda. A la derecha, el otro. El primero es el de los polifenros ngonqolznos. El segando, el de Polifemo de Gngom. Edrn en ln calle, si tienes serles polifhicas. Yo he de atender ahorn n ntis dientes.

    EL AGONGORIN0,-Este es el escapn- EL GONGOBIN0,-Este escaparate es rate clhsico. El plnno. El de los polifemos inhs complicado. Es doble. Da a dos calles agongorinos. Un escaparate vulgarizador. -escaparate de esquina. Sin embargo, es el Pequeito, modesto, Siii pretensiones. Para mismo, Y es distinto, segn la calle desde saturacin de la escasa gastronomia polife- donde se mire. Porque desde la calle A, se mica de nuestros clientes. Y, en su favor- ve el poema. Desde la calle B, cl hroe so- solo-, esta voluni6tric~ ordeiiaci~i-metro- Ininente. cronolgica-intentada.

    Do la Casa LIlTERAE GRAECAE: aj POLIFE110 N.O 1. Es el modelo inbs

    antiguo. De la acreditada inarca ODISEA (Cnnto X). Diinensioiies colosales. Tipo sen- cilla, sin coinplicaciones ertico-pastoriles. Fabricado espi~esnmcntc para ensayos cl- nicos del oculista itaquinno.

    Inteiesmte para los cosecheros de hit- morismos y para los buscadores de bellas pro=: 1s escenific.lzcih satirics de Euripe- des-perdida-es iiiz canto esporridim en la brillante riia poliEt5mica; la prosificacin de Luciano (Dildyos marinos 1 y 2' representa el triunfo donjuanesco del Lipo cicldpeo so- bre el lindo inancebito clhico de las pasto- r a l ~ . Y explica el traslado.

  • b) POLIFEMO X.' 2.-Desbtwb&do. Pre. c i w modelo, ya pastoralizado. Y urbaniza- do. Sin Odiseo y sin Acis. De In excelente marca alejandilna THEOCRITOS (Idilio Xi), Desconfiad de las imitaciones. La virgilianrt es inmejorable. Y In de Valbuena. Las re- producciones de Conde estan hoy desacre- ditadas. Preferibles-aunque no aceptables -las de Ipandro Acaico (Bibf. Clsica. To- mo XXIXI. Hay marcas extranjeras defini- tivas (Wilamo~~itz-Moellendorf: Bncolicz ?ra.eci, 1905). Pero esto es un escaparate mo- desto. Debe recordarse, sin embargo-en re- producciones-a Leconte de Lisle.

    De la Casa LITTERAE UTINAE: C) POLIFENO N.O Y .-Disfraz coridni-

    co acertado. Tipo amuecado, amnble y cul- to. I;a, mixtificacidn de Flix 31.' Hidalgo- hoja de parra piidica-es absurdamente io- fia, para jovencitas del Corazn de RLariit. De la acreditada marca mantuaiin, si11 com- petencia, VIRGILIUS (Eglogn IT).

    d) POLIFERlO N," 4.-Modelo de con- traste con Acis. Plutarquismo buscado. J3nr- ba fuerte y rev~ieltii. Odio ralatiano, en pa- ralelisnio. Voz espantosa--nic&-, estrerne- cedora de lnoiitaii:ts. (Vase la estupenda imititcidn gonporiiia de l segundo escapara- te). De la reconocida marca OVIDIUS (Xetn- morfosis, alias Biblia de los yo~trts del rnntro- cienfos. Libro XIII). Hay reprodticcioiies ex- celentes. Las de Nexia y Slincliez de V i m ~ (Ribl. Clrlsica.. Tomo CVTi, R L I I I ~ I I F S algo i.etri- ricas, son un buen ensayo discreto.

    No olvidarse. Escaparate pol&feniiro-rltisi- co-agongorino. Un escaparate niodesto. Sin pretensiones, Para saturacin de ln escasa gastronomia. polifmica de In oceiinicn clieri-

    El pkno, sin embargo, bello, arniiiico,

    Y ahora el escaparate del hdroe-el de la calle B-se abre al espectador, gongorina- mente-otro nuevo bostezo.-i,Otro ralber- gue umbrio? La mordaza-alta roca-es del cristal transparente de los mares. Saldada eskh-as-la deuda luminosa del peasco.

    Pero aqui no est& el ~Monstruum horren- (3 duma de Virgilio. La lecci6ii de Pellicer ha

    5 de ser aceptada. El gigantismo es lo que ca- P racteriza al Polifemo gongorino: el emoiite de miembros eniinentes~, el ojo frontal,

    dmulo casi del mayor lucero., e l pino ms raliente ... que un dia era bastn y otro ca- gado..

    Pero, atencin! Suena la zampoa-cera y cailas-del ciclope. Ha llegado el momen- to polifhnico, Y el mo. El recuerdo ovidia- no se define, Se altera el quieto mar. La sel- va se agikb, en confusioites claras. Y Trit6n rmpc su bizco caracol, ya tan gastado. Y huye lnveln, temerosa hacia otras playas iiiis de ella.

    Que 1% iriqilietud espectadora se apague. Esto es iiiiica, ~ypino~rrnrenko siinbdlico.

    Asi ea la mfisicn del fuerte Polifemo.

    Calle B

    tela.

    AGUST~N ESPINOSA GARCIA.

  • La dama cubists

    ivquirin puerto decore1 preciado, Clsrns Ihinibrcrns de mirar seguro que n Ir eameraldli fna r i verde piro i l i l i a para viriles i ~ w p a d a i

    sobchiiio teclio. e i i p oiinbrias dc ora Al d;im sol, en eiinnlo en torno @.a, rlninii de 1117, enroi>a>t de hPllerG;

    D e caas y toros

    Ln pirra ui, jnrdiii fresco, los tabladaa Un cacafiado de dircises Horeu, h a lorasdor.~ tigres niutailorcs, .\ i3w:t ). :L rcjlin d~~p~dnl ladoi i ;

    La jiii'tn do$ puestas eoroiindos Ui, princip~s. dc gratiies, de seiiorls; Lns Iilircis bcilisimos colores, Arcos d d ciclo. o propios o imitados;

    antologa de D, Luis de Gngora U n a letrilla U n romance

    No todas Issvooes ledas San 2e sirenas can plumas, C~yas humilde, eapumas S w Las verdes ~lamedaa, Si suspendido ie quedas A los suavee climores.

    1 0 mn rodor, do.

    Lo srtiflciasq que admira, Y lo dulce. aus eonauoia. ~, . ~ ..... ~~~~ Nc es de aquel violin que vuela Ni desotra inquieta lira; Otro instrurnen:~ os quien tira De los senridosmejores.

    30 m o radar, eto.

    1Inbl6lo una negra iiodic. Y tn i~ negra, qae parece que de au iiegra posidii El n P m a lutolo riiiie.

    Lleva una iiegrn guirnrrti, Segras las cuerdas y ierdes. Segrni ramiiirii Ins r l n~ i jo s . Por sor negro cl que lirs tilcric~

    .sqms pascuas iiie dd Dias. Si mis iierra iio me tieiieri I.DL negmi m o r e s tuyos Que el iiegro color de iillendc.

    -Cn negro favor te pido, Si negros f.ivoi.es rendea, Y 9i Con IaPs Los pidlups dci aire libre ulgiiiisri i'oloiitcu i io gn1er;is. Si no grullas ~e i c r aa , Ti11 vea ereoiondu, tal inciigi~eiido iwms, S w distimte~ extl-etws C.II~IC~C~.CS tal VCA formandonlados En el pupel di;ifiino d d eiriir 1,"s pli~mcs dc sil rw ia .

    0. Poliferno

    Donde espumoso el rnvr sieiliaiia El pie argciits de plata a l Liiiiieo Rdvedns de lns fmgoor de Viilcano o tui i ib~ de los iiuesou dc Tileo. Pilidaa sedns ceoizoso un llano, Coaiido iio del swcrilego drsco, Del duro o6cio dn; nlli uim alta roca Yurdwu es n iiiir grurs de su boca.

    Deste pues formidnliie de la t i e m Bostcz~ el iiiolmodliro ~ a e i a , A l'olir~mo, iiarror de aiiuelle s i e r r ~ Xiirhra cliara es, a lbc r~ue uinhrio Y redil espaciosa, dnnde eiinicrra Cuanta las cumbrcs Asperas cabrio De los montesescande, copia bciin Que un silbo junta y un peneseo sella.

  • CENTENARIOS.-No Gcnipre es oyortii~io cl rito do los centenarios. El primer siglo, sobre todo, suele marcar el predominio de le tendencia nihs opiiesta a la que simboliza el nombre que se festeja. An en Icts sefpndos y terceros centenarios, es muy dificil que se coincida en gusto y valoracidn. A veces, la fecba fatal sirve para revisar un estilo; otras, nos deja en la indiferencia; las menos, nos halla devotos y oferentes al idolo. Llamar6 a cistns momentos: centennrios del uiento, centenn?ios del hielo, centenarios &I futgn.

    CEXTENARIOS DEL VIENTO.-La ;poca va por ctlniino distinto. Al genio, se le venera a b , por- que no se Itl conoce. Es un Mpico. Al acercarnos a 41, la liturgia hace que nos le adueieinos. Viendo que no corresponde a niiestro tiemyo, el cier~to de la critica, revisa su valor, pone objeciones, seala diferen- c i a nos lo mebata, hacia lejos. El voiidabal es furioso, ronipe los mtirmoles del altar y apaga la 1Bm- p r a del santuario. El dios queda a oscuras, y el templo en entredicho. Ejemplo: 1881, segundo centena- rio de la niucrte de hlder6i~-ltitcl--El viento de la critica negativa encarna en MenCndez Pela o.-El siglo ronintieo, esfuniante, hunion iah . tuvo que traer 1% iruclta a Lope. El centenario de Jalder6n debiera celebrarse ahora, en que el estilo-barroco, constriictivo, deshonianizmte-nos acerca al gran simlaolista 7 ~rqi i i t~cto del teatro.

    CIEXTEKAKIOS DEL HIELO.--1827-l!PL?.-Beethoveii. Por qut! nos deja frios? El arte de hoy L.S iin intrrito rlt. rlt~sicisnio, no de IIII rqiiilibrio logrado. Se reacciona contra el romanticismo. Las artes qiiieren volvrr a sus liniitcs. l i m ~410 sc acercan. En cl XIX, Wagner hizo de la msica, poesia; los ru- sas,. pintizia. La piiitiira u sn vez

  • De Don Luis de Gngora, en el retorno

    de su hora potica

    LA EVOLUCION Y LOS CACHARROS.-Cada nuevo da, iiuevos cacharros coloresbaii o1 gironado desvn. Slo a l g h curioso, enfermo de cacharrerismo, Iiabia entrevisto el laberinto de colores y el retorcimiento de planos cegador. Hasta la primavera de 1609 fueroii an modestoe los cacharros. A dos colores-en los comienzos-solariiente: el color robado a Juan Ruiz y el otro epico color del romancero. El tono sevillano de la fastuosa pasteleria berreniana aliment- e n la traiisici6i.i-retricos cacharros.

    Luego, vinieron otros colores nuevos. GAlvez de Montalvo di6 el rede-ojos: el inonculo, pura todos los ojos de amada del Pastor de Fiiidn. Amarrdse al rojo, resolviendo pictdricameiite el viejo cuento de la Celestina. Llegaron mhs coloree, an. 'Si la impoteiicia de una mezcla vul- gar acentu6 los trazos, vigoriz las liueas nxis debiles. La madeja se retorcib culebril, balletia- as, El cacharrero llegaba elitoiices-eran los primeros aos del siglo XVH-s las briosas poli- cromias kalidoscpicas.

    LA PIRUETA-E1 furtivo cazador de metiforas ensayd la pirueta estraorcliiiaria. Sobre la pista lrica del CIRCO-ESP-mOL se abrid deslumbrante la pirueta. Arrastr su pateo la plebe espectadora, ante el coletazo de pavo real. Sin embargo, el gesto iiiievo estaba ya en otros le- janos clownes cordobeses. Y pirvorrealmente -frente al mulilr cocBo incornprtilnsibo-el cardo- becito inajoso que eluda el coro alarg la erudita nlnno hasta la aristocracia mesnica del Du- que de Lerma. Era la primavera de 1609. El Punqriro era el primer citcharro culterano.

    GEOMETRIA i MODULOS. EL GUADALQUIVIR.-,Junto n la geonletria laberi~itics de la mezquita est el coro barroco. El Guridalqnivir atisba, traa el iorido naranjal froiiterizo, Irt se- vera silueta morisca del coliseo. Qngora ha paseado bajo las uniformes arcadas. Alli esta la geometria resulta en orientales orfebrerismos. Alli esta, la curva y la recta. Lo metafrico geo- mOtrico se ha hecho plhstico. Ha parido formas vivas. Ha elevado la parcrga ritual do lo so- ml tico.

    (Mutacin a la vista. El sol desarrolla todos los imaginarios bioles de reserva. Desfallecen las lhmparas. Infinito monago se curva en denoniinador bajo los vanos!. Y cambia, ahora, Obn-

  • g m ~ sl boa~que cubists por la selva rirgeri. La selva virgen del com inicia el otro tema. El te- ms blblco 13;8minador. Para abngora 8610 existe el mbdulo. Sus ojos helenizan bellamente los motirw: Jrtsta e8 Polifemo; Sinal, Olimpos; Maria, Galatea, Pero el equilibrio de la forma flota- tha bajo las flautas politonas de los angelitos-ekbos del drgaiio.

    EL SONETO DE LOPE. EL GUADALQUIVIR.-El Guadti.lqoivir sigue, por entre los cho- pw riberefios, el pasear soledoso del cisne,El cisne-oh negro cisne racionerizsdol-piensa, tal vez, en Lope. Su mirar hacia el rio es regocijado, deliciosamente lrico. La carrera olimpica del gspiritu va haca el Retis, metamorfoseado aquel en germhnico tractor longreiniano. Ya el racio- nero ed en el rio. S el ro esta ya en el racionero. El verso de Lope se ha hecho realidad. Porque, sin duda, Qdnpra ha pensado en Lope, regocijadamente. El cisne de talco de la cajita infantil fiotn sobre la pista diniirniea del agua de acequia. Sobre la fresca hierba de hinojos, loa suaves dedos gongorinos sujetan el diahrilico cachito de imin. Es para el cisne de talc? Para las rneth- ioraai invisibles, que van entre el agua veloz del ro de juguete. Ni para una, ni para la otra co- w, tal vez. Tal vez, para las dos. Una actitud infantil seniejante 1i;tllamos en el Baroja de Auen- taras, incedos y m'xt~ficaciones-pasaje del ensayo submarino de la Moncla-, la fecha ms acu- sada del dickensiauismo castellano.

    LOS RIXCOKES PEKUblBROSOS. LOS DOS COROS. 1,AS SOLEDADES.-En la vida de GOngom tiene el curo de la cateclral cordobesa una fuerte significacin sentimental. El anecdo- tario gongorino esta, lleno de rinconcitos peniimbrosos. La fastuosa mitra pachequiana hizo arriar la respuesta falitistica que ondeaba ya en el meollo-asta del poeta. Y' el tel6n humorstico c q veloz sobre In escena incornprendida. Gongora, sin embargo, no faltaba a coro. Alternaba les dos coros solamente. La rica silleria que hace abrir la boca- equivoco bostezo?-a los risita- dores de mmmenfos ckfcbres estaba muy lejos del blando cesped de las pastorales. ;Cuntas ve- ces se helenizarian los graves tonos del canto llano en los labios del inquieto corista! Creo que nadie hnst:~ rthnra se ha fijado en esto. El coro pastoril estaba fuera. En el huerto. [El gran in- censario dc flor de azahar; la esquilita repiqueteante de la fuente sonorosa-hija del ro-; el 6r- gano perenne del Betis; la silleria-fresca sombra-del naranjal). Semillas de Cglogas, de sauda- des, de dianas g de arcadias midas en Ia tierra cordobesa, cuidaba cariiioso el arroyo vecino, sabedor de su esistencia-hano de ;irte--en ellis. Gongora rezaba las horas eglgicas en el coro fiorestal del huerto seitiitn.

    Luego, la vision serena de unico oficiniit trajo el titulo siinbdico que definiera el moinen- ta: SOLEDADES.

    DOS PAMIPEDOS ?EGROS.-El pato y el cisne. Lope de Vega. Gongora. Frente al gesto redondo del primero pone o1 segundo su picado gesto. Lo castellaiio frcrite a :o andaluz. Juan de Valdb cara s Sebrija. hqui lo picudo esta en el Didogo de la Lengua (castellanismo), como en el sentir de anivet (andalucismo 1.

    El paliuipedo negra de Andaluca pi ta barrocamente al negro palmipedo castellano. El lar- go pico rojo traza arahescos llarnctmtes eii el airc. Se ag i ta -gra~nwdo~~~~la , mesnada patil.

    Sobre el match PATO-CISNE del XVli han csido tres siglos. Reciente aun el match, cig- nem plumones decoraban ya el ropaje de ilustres nves espailolas. El iieo-clasicisnio-Vd. aparte, don Juan-y el momento romantico encerraron el jaula francesa-gruesos barrotes pseudo-hora- cianos; vasta red dc plijaros fritos seritimcntales-al bello pnlmipedo de los andaluces giros ex- trafios. Hasta que una mano-la culta ganza iiovccentista-ubri-que par en par!-la puerta, tantos lustras c e d a .

    Hoy-mayo de 1927-nuestros entusiasmos gongorinos quieren fijar sobre la obesa proa nue- !-a del excautivo amado, la cruz farolera-mallarinians-de esta encendida rosa de los vientos.

  • Romances tradicionales de Canarias I V ehtah palubrah disis:

    Paselindose va Sildana por su corredor arriba, guitarra de oro en la inano, muy bien que la tocara; por muy bien que la tocara mejor romanceh disia. Su padre la ehth mirando de altah torreh que tenia:

    -Que bien que te eht, Sildana, tu traje de cada da, como tu madre la reina cuando de oro se vestia.

    -Quin encontrara a mi madre, fuera muerta o fuera viva! Al subir lah ehcalerah con su madre encontraria.

    -Donde vah, hija Sildana; donde vah, hija querida? -Voy casa del Rey mi padre que ehpera de compaia. -Detente, hija Sildana, detente, hija querida, mientrah me peino y me lavo y me pongo ropa liinpia.

    Quin te tuviera, Sildma, un hora siquiera miti!

    -El tenerme, sciior padre, el tenerme ~i t~rld15:t; y lah penah del ifierno, padre, quien lah pasara?

    -Al Santo Padre de Roiiia ireinoh en romeria, y lah penah del ifierno el noh lah perdonsria.

    . . . . . 0 . . . . .

    -Si no me saleh donsella te maiiclo quitar la vida, y si i m saleli doiisell3 de oro te coronaria.

    - C h o he de salir donsella, si fu i treh viiqeb parida? Tuve al iiifante don Carloli y al iiifante don Garsia; tuve a t u hija Sildana,

    Al bajar lah ehcalerah hija y hija ma. (1)

    (1) En mi nota, R los ronlances publi~acios en el n.O 1 de La rosa de los vientos, indicaba la ascendencia portugiiesa del romance cansrio de Snntu Teresa. Identico origen ticiie el de Sildana; sus raices estctn en el Silca~~itilsn-g.6rrnen del priiiier intciito roiiihiitico portugues: Adoxinda- que nos di6 Almeida Garrett, en su Ronmceiro (11, 10!1-115, 1815). Su pop:ilaridad en Portugal es muy antigua. Ya, en 1663, aparece en la farsa Fictnlyo Aprediz de Francisco Afanuel de Melo. Los ronzancc'iros portugueses han recogido una ubundosu coscclla de 8ilr'fl~zinlrns: las dos versio- nes fnnstinianas de TeOfilo Braga Roi~rnnceiro Genenrl (piigs. 30-34 y 181-184); la de Aldina de la Isla de San Jorge (Cnntos popzzlnrcs, ptigs. 183-200): las tres de 1;~ Madera (Ronranceiro de Rodri- guex Azevedo, pkgs. 107-115).

    El tema es viejo en la literatura espaiioln. Estu pnsih inccstuosa del padre simunea ya en la novela bizaiitiria (Apolonio) y en las inUltipIes Delgadilurs peninsulares, Pero nosotros-cana- rias folklore-hemos de mirar ahora a Lusitania. El aspecto seria este; el porluguesisma de nues- tro romancero,=A-E-G.

  • Lo viejo y lo nuevo M *PRUSAPIAX-D~ donde arranca nuestra prosapia? La cosaseo importante g la pena

    de exminarlrr cwii calma. Veaixioa. En priiiiei. lugar parece cosa evldente que debemos derivarla del padre Acitiii. De otro lado, siii ir tan lejos, parece que el Diluvio universal a! eshblecer la

    a de todo el planek hace inevitable nuestro entronque con el buen No&, el pnmer coseche- tenelnos adenih eii cuenta queala Uiblia estnhlece con baslante recisidn la ascendencia de

    Y S wte mismo S k , hasta li la ron Adnn, obtendremos un buen trecho e nuestra genealoga. En realidad la dificu tad coniieiiza a partir de este punto, ues aunque conocemos los nombres Y de 1w hijm de XoC ya resulta iiiiposihle fijar de cuaI de cI1os esceridemos cada uno de nosotros, por lnea mwulina. Tan \ t ~ ~ ~ o parece el intentar nuel7as averiguaciones por este lado que casi to- dos lae genealopisw, ~baiidonando este ~aniiiio se Iian lniisado a la investigacin desde el otro ex- tremo. ISurnercsm y concienzudos iiivestigadores, de una pacieiicia una buena fB indudables, lian ejercibdo SIIR dates de trabajo en andar por las rainns de los hr F ole8 genealgicos, no y a a prtir del tronco, descoiiocido, sin arr~iicaiido de la mAs tierna hoja. A copia de tenacidad y erudi- ci6n se consigue Ilegm a UIIN rama mis o menos corpulenta persoiiificada en algn #con uisiador~, algn indust~ieso mercader de 1egiinibi.e~ o ulgii afortunado wegreron. Mbs all, ni In 1 uena vo- luntad, ni los archivos parroquiales dnii 1iiU.s nnticii~a. Aparte de que acaso no fuesen siempre lo Izastante agradables ...

    Y eu4ntesc que hucenios iil)~tr~cciGii de los 1)osilhx errores u que se Iialla expuesto de suyo este g6iier-o de trabajos, iitiri pr: t el i i i~estip~~dor iii;is cliliaeritc S i polb un momento debe ponerse en duda la 1-rishliria romiiwta de todns iiiicstrns tntrirrcBiiclas, pero es evidente que alguna do ellas pudo pcpi. iin hiien cliasro nl mis infntiga,ble rebuscador de archivos parroquiales. Y no sera, cn tal r*:iso, mi poro omoso el r i ~ l t i ~ o del iirhol goiieilogicok

    Si, pues, resulta iniposihle ligiar niiestim asceiideiiria con el tronco primith-o de donde induda- blerrieiite deriva iiieciiwitc ui ia ridei~a ruiitiii~ia (Ic gciiarnriaiies, i.debemoa cancluir de ahi l a inu- tilidad de los estudios genealgiros:~ ;I,ejos de iiosotros ti11 idea! lluclios respetables caballeros, con- =gran liirpas 1ioi.a~ de sil esistciivia ii la resoliicion de coiiiplicados e inacabables problenlas de ajedrez o de palalms criisnd,m y iiierecci~ el afecto y la cwisideracin de todo el mundo. ;Porqu ibanioa n dar iin trato distinto n los eirtusi;listw de lir gcweuloght? Al fin y al cabo todo esto son, co- ino diriii el Rector, diverwt~ o iiiofensims ~ O I ' I I I ~ I S de iiinsturliaciii iiitelevtun1.-E, SERRA.

    F r a y A n d r 6 s de A b r e u DE SU VTDd.-Un fraile anciano, delgadito, ciisi ciego, con anteojos de plata, camina len-

    tamente hacis~ su celda. Va pensativo. Ha ociiprtdu este anciano eminentes cargos en su Orden. Ha eaicrto mucho: de teologal de critic.a, de historia. IIa sido poeta: en romance la vida de Ssn Bhncisco de Asis ha puesto.

    Ha llegado a la puerta de sii celd&. Se siente viejo, ctliisado, sin fuerzas. Ha poco se mar- chara RII amigo Don .luan de Thrichi, una triste noticia le ha traido: su hltinia obra, Stcldium &- Is, la que con tanto amor cxcribiera, e11 I:L qiie pusiera toda su fe, toda su ciencia, ha sido re- ciiazai.da por cl Ticario General. .Irdiio le liti piirecido r l tmpeo. Que ln c,rbriica de su Provincia escribiera le Iin recomendado,

    Iiriiy A~idr& de Abreu iio cxlin 1;1 iirii qiiej:i: ni i i i i :~ rrtlsc (la protesta sale de sus labios; edlo se sielite triste, caiisado.

    Ha entrado en sil celda, pequeiiitii. Ante la mesa, que frente al rentano esti, se lia sentado. H a cogido tina ploiiiu. 'oniicriz;t :I esrrihii.. l a criiiiirn dc su Provinciatrabaja xliors.

    Yero a la muerte no le pnreoi0 iicl~rtiid~ la opiiiiii del Vicario General. Fray Andrbs de A h ~ i t expiraha en la Uxntdva, sil piitriii. e l ? tlc Jiil in de 1725.

    Sil siglo, que le Iiril~iir coniprenrlido, qucb le imabn, lloro su muerte. Aos mlis tarde, Viera, de otra t!pw& atetica, dice: *Su estllo, q ~ i e cs el figurado, discreto, y Alambicado de su Siglo, swtiene eiernpre el mismo tono, sigiic la misma frase enfittica, y se emboza en la misma obeeu- 1-idztd.3 I m g o dice: *Pero el autor es ahiindaiite, su diccin castellunn es pura, sue pinturas son de grwi rolorido, su crudicicin era. la m i s tlc niodti dc acluellos tiempos..

    L% critica del siglo XIS fti6 nula. En el siglo SS, I A ROSA DE LOS VENTOS-nqui vidilero nico- ha renovado el plomo

    y el cristsl rie 811s ojos.-LEOPOLDO DE LA ROSA.

  • t r a g e d i a e r 6 t i c a

    Ella hizo un ligero pinito, montando el cuerpo en las puntas de los piCa, y luego, firmes en el suelo las plantas, los movid en el rtmico cuadrante de una figura de charlestn-como punteros que s610 su- pieran llegar hasta el $ y volvieran siempre a las 12. Las piernas se atornillaron al tronco, los brazos se movieron, aburridos como bolsas de trapo, y la cabeza, echada atrks, dej6 al cuelio-cilindro, compac- to, un mhcuio-por cabeza. La boca abrid su vhlvula a la acumulacin neurtica y la risa tuvo todos los caracteres de un escape de vapor de agua. Mientras tanto, en la cabeza se aflojaban Ios alambres del pe- lo, sacudidas las 50 sortijas negras empapadas de quina.

    Luego seria, quieta, recta, sin movimiento en la gelatina del cuerpo, dibuj6 en arcos las cejas, da- v6 en las ojeras azules los picos afilados de las pestaaas, y pregunt a su amigo,-mondo, curvo y brillan- te como la bola methlica de un pasamanos de escalera:

    -Me comprendes? El cuerpo fria del amigo permaneci6 quieto, como ornamento de la sala, en su apel de cosa: colum-

    na, divhn, farol, etc. En el estuque de su cara rasa las manchas de los ojos se seca 1 an. Volvi el pinito, el cuadrante, la risa, la onda de quina, y las manchas de los ojos-huellas dhctiies en la bola de la esca- lera-se humedecieron, friamente, cual 2 cuajarones de nieve negra que recorrieran y apresaran la belle- za quimica de la mujer de enfrente.

    . . . el yodo y el aceite de la piel; el jugo de rosas de los labios; el carMn de los ojos; el ron quina del pelo; el carnlin de las mejillas; glicerina y alcoholes; tintas y barnices; pastas neutras, extractos y coniposiciones concentradas. ..

    (El instinto sexual aparecia muerto en cil por la objetiva carencia de zona eidgena posible en la mn- jer. Se quemaba el cuerpo en el principio especifico? tras la pintura haba sangre? {perfume natural? p ida y obligacin de desdoble?

    La. tragedia de la mujer pintada iniciaba una era de pasividad sexual y seleccidn en el venir de la humanidad. La subliniacidn abra su arcada. El instinto se purificaba, rompindose el cerebro-por des- viaci6n sexual-en un libro, iin templo, una palabra fria y consejera, en la vida puentes).

    -No me quieres?-pregunt6 ella entonces. Y el, desde el arco de la snbliniacidn, v ~ b en ella aquel trompo de misica, en paralela8 de 4 colores

    diferentes que fuera centro de su vida infantil. --Si, te quiero. .. Unas ganas de juego, de deporte, rondaban en la frialdd muscrilar ile 61: de darle cuerda, atorni-

    llarle las piernas, clavarle los picos de las pestairas en el humo azul de las ojeras, sacudir las 60 so r t i j a de pelo empapadas de ron quina, mover a la luz las 10 uhas de celuloide enwnado.

    Dentro de ella la llama especifica se retorca en una lengua terrible. Fue-, un juguete. E1 hombre, metido en la serenidad de bola de pasamanos, ofreca el barniz de su cabeza al can-

    da1 claro de los 16 focns el6ctricos del sa16n. EDUARDO WESTERDAHL.

  • AXGEI, YdL1KES.i PK,\'': HacYn Ihn Jlinn ~Coiiictlia iri.el~resentablci.-De 2-1-4.-Cal e 3la- drid, IVLT. -1) I r vri6rii de Agustiii LIspi11ie:i-iiiwrh en al i i i i i i ~ . i de LA RUSA DE LOS %EX- TOS-es csreleiite. S;ict;i tnii siitil, taii c~u~ripi.r?iisiro. Que estas niis notas sirvan de niarginales.

    11) Hrrrit~ Ihn Jrrnn es uiui critica esc.eiiiticatle. IA iiias bella, foriilalinente, de Vnlbuena Yrat. El Renacimieiito 1. el Weaclmicisirio - 8 iatos - dialog la. criticit. T esto e$ exquisito. El siglo XIX -sobre tudo el siglo SIS espailol -tuvo u i ~ n critica pednntesra J- retbrics y apelmazada. Era como ltm vidiieras li1ant.m que rotiipio Rmdelaire. \r que yo taiiiliiii roiiiperi;~. Y gritarido: a!C9iiio! ;no trwis cristales de color? ;ri.istRlcs rosados. eiic:wiiados, rojos, azules, vidrios ni6gicos, vidrios de p i s o ? it 'ukn ii~qm~tl~iltw mis! ;~01110 milis pdseiiros B O ~ los t>i l i*r i~~ ~iob~.es sin lle~nir ~idrius que ieriilweit la v i ~ l a l ~ XG, los diilagos renacentishs se resuclveii en coiiientnrios ilurilaterales a los caracteres del

    fihm. En 'Lklbiieiin Pmt, muy por rl coiitrsrio. los raiortiws del lihro liaren los coineiitarias. Y dr esto iio i t i~y precedentes en la literatura ?.~pailoli~s del iiovecicntos. Coiiio iio lo liay de 2-14. Ni de TedNn. Si de I ' O P ~ I ~ . ~ lkl ('Rrtn.

    111) EI 1)on Juan real-ideal de Vallmiin-cansado de su. pliirnlidad ob je t i~a , va desristi6ndose de lm donjuaiies.c.oe trajes Ide~ks , con los que en otros tiempos le vistieran lw musas de Tirso, No- lime, Diuora, Nozast, Ryron, Z~r~~illn.-J. 191. T.

  • RaMON QOMEZ DE LA SERNA. - E? torero Caracho. - iCfran corrida de toroal ;Ex- traordinaria; fuera de abono! El abono, la fiesta de sangre y carne desde Merim6e a Monther- lant, Rambii-el magno mofletudo con patillss de torero-se sienta junto a un velador de bar. Sobre el circulo de mkrrnol coloca el redondel de un juguete de cart6n-de colores rojos vivos.- El juguete representa una plaza. Microfonia en la policromia. Los rnuilecas de madera pintada se preparan a un despejo menor, Suena un gramdtono con el pasodoble aGallito,. Los toreros se animan y entran en las arenas de serrln. Infimos seres, cn los tendidos, gradas y palcos, hormi- guean, Y Ramn rie, mientras un convencional alguacil, betn ropilla, pide la llave.

    Comentario: el arte nuevo por una parte vuelve a 1s ingenuidad primitiva, deliberada- mente-Ram6n dadaista.-De otra tiende a un clasicismo deformado, rornhnico, acartonado: Mufiecos de madera y poemas de cartn.

    El mueco Caracho y el mulieco Cairel, son toreros juguetes que pasan de muleta entre gra- guerias e irmigenes. En torno a las faenas de capa y espada, el autor desgrana las agudezas de su arte ingenioso. Caracho muere, y vierte el serrn de su panza sobre el serrn del ruedo. La maravillosa caricatura de su entierro, es el juego trhgico con sones de campana de capilla in- fantil y monigotes oficiantes de barro. Eti el piquete, van los soldaditos de plomo.

    Ramn se pone serio, desde su localidad de ia tierra, y luego vuelve a sonreir. Y esto pasa en el palco presidencial de la cripta de Pombo.

    Y, m8s arriba, en el palco de eterno 901 del Infinito, Queveclo y Gr~cikn aplauden y piden la oreja, por el Qxito de la tarde; que a Gdngora no 10 parece mal.

    GONGORA.-Soledades, editadas por DUinaso Alonso. .Revista do Occidente*. 1927.-En el luminoso centenario de eompenetracidn y de fervor, la labor del poeta nuevo, que es a la vez documentado erudito, presenta el barroco del XVII a los puros del arte actual, Partiendo de los benemritos comentarios de Salcedo Coronel. Ademds de Las Lecciones ... de Pellicer, y la Iabor -hasta hoy no explotada-de Diaz de Rivas, une a un texto-el mejor hasta ahora de todos- una diafana-y perfectamente iluminante-versin en prosa. Conocidas son de todos las diflcul- tades que ofrece esta obra, la ins reprtmntativa del Gngora de lii segunda poca, del verda- dero Gngora, que a un especiulizado como Lucien ?tul-Thomas lc hacan caer en graves con- fusiones. hlucho tendrn que agradecer a Alonso los que hsblaron bien de Gngora sin enten- derle, y podrn encontrarse gracias al intrprete con un poeta de hoy, de mgenes de belleza renacenfista y finura insuperada. Mucho sugiere una nueva lectura de Las Soledades en una edi- cin elegante de la .Revista de Oecideiitex. Leido con gusto, el poeta de los contrtlstes, como todo artista del siglo XVII (siglo del claro-oscuro. del conceptismo y la tragicomedia), aprtrece colocando un eje aristcrata-el solitarjo-al paisaje de la biicblica del super~iaturalismo del SVI. De las kglogas de Gttrcilaso a las Soledades, hay una evolticin aniloga a la que ocurre desde el Palacio de Carlos Ven Grariada hasta la Portada de la Unillersidad de Valladolid. No es lugar &te para teorizar sobre greco-romnno y hctrroco-hare falta un Wlllfflin de la literritura y de la msica.4olamente anotexos que lo esencial del barroco estll en su dinamismo, y no en lo ornamental, que sefiala Alonso en su interesante prlogo.

    En el mismo Giigora enoontramos la frase justa. Nos habla de una construccih e n qze la arquitectura a 18 gEometria se rebela, jaspes calzada y prfidos vestida*,

    He aqui el barroco; jaspes y prfidos decorativos, pero mis que esto la arquitectura rebel- de a las lneas clsicas.-A. VALBUENA.

  • J. K O D ~ G W E Z ~ O ~ ~ f l ~ . - l ? u s q u e j o de !u Pintura de) siglo XX-Biblioteca de las Islas. Las Palmas. JBCXXX17II.

    LA EDITORIAL.-Este volmeii 111 de la serie 111 es el primero de la *Biblioteca de las Ialxrs* que llegan nuestras manos. En la pagina 3, no numerada, hay un extracto de los vo- lrneues publicados. Serie 1, yolmen X . Serie 11, voliimen 1. T" este volumen 111 de la se- rie III que tenemos t~ la visa.

    ?;o sosl~echlibamos tener en Canarias una editorial de esta categora: Editorial de juventud c m inquietudee nuevas. Recogids valieiitc del deseclio de la mayora. Mayora en nmero (una vez m& htabr que escribir con fuerza, eii gmide, estas dos palabras de conviccidn absoluta: dS31EXSA 3IISC)RIAa). Honeda falstt para el mercado actual, y en cuya aleacin hs entrado m& plata que en le tenida por verdadera, corno en los duros sevillanos. Negocio editorial dudo- so. Y editor consciente de la honradez profesiond.

    Todo esto ante el voluiiieii 111 de 1;~ serie 111 de la biblioteca de las Islas.. Sea, en esta pri- mera representacin que vernos a ln nueva ~oinpniiia (que pena no haber asistido-an-a la8 anteriores representtlcioncs! 1 , nuestro primer nplauso, y cl mi'ts fuerte quiz, para el escend- gmfo.

    EL RCHQZ'EJ0.-Se trata de una confereiiciu proiiunciadu por su autor, en el *Gabinete Literarios de Lns Palmas, con inotivo de la innuguraciii de la exposicin del pintor alemltn Car- los Beiitcr. Miis que critica, es la presentacin, clara y sintPtica, de la evolucin pictrica del novecieiitos. Empezando uii poco mhs allii. Descle el post-inipresionismo de Ckzanne. Y termi- nando en las actuale$ manifestaciones de Ia pintura. Demostrando en todo momento conocimien- to profundo de la materia. Y un gran cnriilo por 1ii pintura moderna. Salpicando a cada paso la diajeiaacin, eoii polvos ttiieedticos de buen sabor, para mejor hnccr tragar lo que m& dificil fuera de digerir,

    Ha sido este izltinio 1t11 gran ttcierto de Kodriguez Doreste. El pblico no gusta de manjares que no ha co~nirio nunca, si no viiii disfrnzndos con el ropnjc del buen sabor-amenidad-, Como los purgantes de cliocolntr. pant los iiiiios.

    Tal vez este en este acierto lo malo do la disertticiii. Lo malo segUn D'Ors. (1) Pero lo cier- to es que iiiieiitr;ts el piibliru no cstc: prop:rratlo, es est:i. la iinica forma buena de dirigirse a 61. Intentar otra cosa dc iinc1:i wlclria.

    El 4Hosqurjo. respmde pcrfctitameiltc tt los fines para qiie fue escrito. En el momento de la conferencia (,lo mismo ahora, desde cl esc~iiurio del libro) Rodriguez Doreste, como si colocara entre 61 y. el pblico la rueda con cubos de iiiia noria, la lime girar y derrama sobre el auditorio, sobre los lectores, el agm dc la superficie de sus co~iocimie~itos.

    EL PIX'JY3R,-Hi~br:iinos uii parCntesis cii mcdio do cstas notas. I'nra, colocar en 61 la figura del pintor. Tt~mbich cl pintor se asoma por si iiiismo en i i i i i i pligiria del ~Hosquejo-: en la phgi- nn 4 (sin niinieroj tiene un autorretrtito.

    Carlos Beuter expuso sus cuadros eii Tenerife n fines del a n o ltimo. iVo se fijaroii en l. Se hizo el sencio en torno de su arto. i quedO pateiitit el al~soliito dcworiocimieiito ai.tistico de riiiestro publico. Y de nuestros critieos.

    Ahora, quc 110s llegan dc Las Pultilas contiiiuns iioticias del iiitcrbs que alli lia despertado su obra: es el moinento de rtxordar eiitre nosotros la tigura de (hilos Uciiter. Cuando nos viene con el prestigio dc la ~oinpiriisiUii de nuestra veciitdad ui&a pr6~iili. Uii recuer-do ritpido, d e par4iitesis, para poder cs~aiiioteitrlo pronto a la furia de los naeshw

    PAIABRAS FIKhLW-Blis p;il;tbri~s fiiiales, para las pdabras firiles con que Pedro Ser- domo Acedo hic cerrtallo el voliiireii.

    Es esta Iri, segwia vez qiie lic leido a Perdoiiio. l,a priiiiersl fcid en lx .Revista de Occiden- t e ~ de Orte@ y Gasset. Explicsba, coi] fina o~~scrvaciii, los arilficos iitmicosa del Poema del Atlhntico de NCstor, el barroco, Eiitoiices 1ial)lab:~ con acctito dc catedrlitico. Ahoiidaba y ana- lizaba. Ahora se coiivierle ~1 estudiante cravieso J hace piruetas para alegrar un poco el tono grevc de la conferencia. Como no h podido uriipleiir de iiut:vo el gcsto del profesor ssca la len- 'ma, como los niiios a rjiiieiics no se ha dejadi, lucir sus Iia1~ilicladee.-ERNEST(3 PESTANA N- BREGA.

  • LlNEA DE VAPORES FRUTEROS

    Salidas del mes de Junio LONDRES DIEPPE

    Dfa 1.-Vapor "San Carlos" Da 4,-Vapor "Sardinia" " 8.-Vapor "Buenavista" 15.-Vapor "San Jos"

    '' 22.-Vapor "San Carlos" " 11.-Vapor ilBurgos" " 18.-Vapor "San Andrbs"

    " ~ . - ~ a i o r "Buenavista" " 25. -Vapor "Sardinia"

    ALVARO RODR~GUEZ LOPEZ Oficina: Marina, 49. Telfono: 529-514.

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