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El Sudario 2015 Número 16 1 PRÓLOGO Ildefonso Miranda Pérez Juan Antonio Soria Arias Miguel Ángel Romero José Carlos Martos Pilar Quero Brines Antonio Ángel Ruiz Resa Enrique Martínez Rozas Mª Teresa Ortíz Fdez. José Antonio Tello Antonio Moreno Quesada Claudia Barbero Manuel María Latorre Rafael Merelo Guervós Alfonso Donoso Barella Antonio Manuel Medina Francisco Javier Ruiz Ramos Felipe Torres Villalva Juan Manuel Leiva Juan Ramón Martínez Elvíra Alfonso Ruiz Esteban Dirección y coordinación: Asoc. CULTURAL COFRADE “AMIGOS DE LA SEMANA SANTA” Diseño y realización: GRÁFICAS MINERVA Autor foto portada: BALDO PADILLA Autores fotos interior: ANTONIO J. MURO BALDO PADILLA CARLOS LATORRE LERMA ENRIQUE MARTINEZ ROZAS RAFAEL MERELO GUERVÓS JON ANDER TERROBA JUAN ANT. SORIA RODRIGUEZ ANTONIO JOSÉ JIMENEZ JOSÉ MILLÁN MOYA Tirada: 700 Ejemplares REVISTA Nº 16 • Cuaresma 2015 COLABORADORES: S i sus ojos han comenzado a deslizarse por estas líneas es porque desde su memoria de trabajo ha decidido prestar un momento de atención a la revista que tiene en sus manos, “El Sudario 2015”. Posiblemente lo esté haciendo den- tro de la Semana Santa de hogar, tras un día de procesiones agotador, o en días posteriores, pero lo más importante es que hayan pasado muchos años desde la fecha en que se escribieron estas líneas y usted lo esté leyendo como un documento histó- rico que haya rescatado posiblemente por llamarle la atención la portada, la imagen de María de Mag- dala que Marcelo Gongora tallara para su Úbeda o porque sabe de sus artículos de opinión, documen- tación, etc..., y decide recordar su buen hacer. Al escribir estas palabras nuestra única inten- ción es presentar un documento en tiempo históri- co corto para que se convierta en tiempo histórico medio y quién sabe si posiblemente largo. De una manera o de otra lo que tiene en sus manos es una pequeña colección de artículos –muchos de ellos de opiniones, documentación o vivencias- de personas con inquietudes hacia la Semana Santa que escri- bieron en su tiempo y con su manera de pensar. Podrá juzgarles desde el presente o desde el pasado del tiempo en que usted este leyendo, aún así no deja de ser un documento realizado por personas amantes de la Semana de Pasión que intentaban hacerla lo mejor posible en su ciudad de Úbeda. Todo pasa, más las palabras escritas si se con- servan, son eternas, es un guiño con el cual man- tener nuestra memoria inmortal al paso de nuestro turno en la tierra; por tanto, disfrute amigo lector de esta nueva o quizás polvorienta dieciseisava edi- ción que haya encontrado de la revista de la Aso- ciación Cult. Cofrade “Amigos de la Semana Santa de Úbeda” -El Sudario- que se editará, o editara, para el año 2015 del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, mientras el olor del azahar inundaba las poblaciones andaluzas que con el comienzo de abril esperaban una nueva Semana Santa. LAVS DEO
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Revista El Sudario 2015 Úbeda

Nov 17, 2015

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  • El Sudario 2015 Nmero 16

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    PRLOGO

    Ildefonso Miranda PrezJuan Antonio Soria AriasMiguel ngel Romero

    Jos Carlos MartosPilar Quero Brines

    Antonio ngel Ruiz ResaEnrique Martnez RozasM Teresa Ortz Fdez.

    Jos Antonio TelloAntonio Moreno Quesada

    Claudia BarberoManuel Mara LatorreRafael Merelo Guervs

    Alfonso Donoso BarellaAntonio Manuel Medina

    Francisco Javier Ruiz RamosFelipe Torres VillalvaJuan Manuel Leiva

    Juan Ramn Martnez ElvraAlfonso Ruiz Esteban

    Direccin y coordinacin: Asoc. CULTURAL COFRADE AMIGOS DE LA SEMANA SANTA

    Diseo y realizacin: GRFICAS MINERVA

    Autor foto portada: BALDO PADILLA

    Autores fotos interior: ANTONIO J. MURO BALDO PADILLA CARLOS LATORRE LERMA ENRIQUE MARTINEZ ROZAS RAFAEL MERELO GUERVS JON ANDER TERROBA JUAN ANT. SORIA RODRIGUEZ ANTONIO JOS JIMENEZ JOS MILLN MOYA

    Tirada: 700 Ejemplares

    REVISTA N 16 Cuaresma 2015

    COLABORADORES:

    Si sus ojos han comenzado a deslizarse por estas lneas es porque desde su memoria de trabajo ha decidido prestar un momento de atencin a la revista que tiene en sus manos, El Sudario 2015. Posiblemente lo est haciendo den-tro de la Semana Santa de hogar, tras un da de procesiones agotador, o en das posteriores, pero lo ms importante es que hayan pasado muchos aos desde la fecha en que se escribieron estas lneas y usted lo est leyendo como un documento hist-rico que haya rescatado posiblemente por llamarle la atencin la portada, la imagen de Mara de Mag-dala que Marcelo Gongora tallara para su beda o porque sabe de sus artculos de opinin, documen-tacin, etc..., y decide recordar su buen hacer.

    Al escribir estas palabras nuestra nica inten-cin es presentar un documento en tiempo histri-co corto para que se convierta en tiempo histrico medio y quin sabe si posiblemente largo. De una manera o de otra lo que tiene en sus manos es una pequea coleccin de artculos muchos de ellos de

    opiniones, documentacin o vivencias- de personas con inquietudes hacia la Semana Santa que escri-bieron en su tiempo y con su manera de pensar. Podr juzgarles desde el presente o desde el pasado del tiempo en que usted este leyendo, an as no deja de ser un documento realizado por personas amantes de la Semana de Pasin que intentaban hacerla lo mejor posible en su ciudad de beda.

    Todo pasa, ms las palabras escritas si se con-servan, son eternas, es un guio con el cual man-tener nuestra memoria inmortal al paso de nuestro turno en la tierra; por tanto, disfrute amigo lector de esta nueva o quizs polvorienta dieciseisava edi-cin que haya encontrado de la revista de la Aso-ciacin Cult. Cofrade Amigos de la Semana Santa de beda -El Sudario- que se editar, o editara, para el ao 2015 del nacimiento de Nuestro Seor Jesucristo, mientras el olor del azahar inundaba las poblaciones andaluzas que con el comienzo de abril esperaban una nueva Semana Santa.

    LAVS DEO

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    XII Certamen de Procesiones InfantilesEl Sudario 2015

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    ESTE AO OJOS AZULES QUE DEVUELVEN LA ESPERANZA

    POR PILAR QUERO BRINES

    A veces en la vida, sucede que, perdemos la fe, la esperanza se vuelve una sala ne-gra a la que nunca entra nadie. Sentimos despego con Cristo, con la Virgen y hasta re-negamos de nuestra propia familia. Es entonces cuando Cristo emite la seal, se presenta en esa sala negra vestido de luz, vestido de azul, vesti-do de Esperanza. Las circunstancias que rodean nuestro da a da se conforman como nuestro escenario, en el que somos meros actores que interpretan un papel, pero como dice mi buen amigo Luis, el que no tiene fe est vaco o tiene la vida vaca.

    Una maana descubres que el sol vuelve a aparecer en el horizonte de tu ventana, des-cubres el camino que hasta el momento se te haca imposible divisar, ves esa llama de amor que hace orecer la fe y la Esperanza en tu alma, esa llama es Cristo y nuestra Madre, la Virgen.

    Se acerca en beda la Semana Santa, unas fechas en las que los cristianos sentimos esa Pa-sin que la Liturgia nos narra, necesitamos ser partcipes procesionando, haciendo examen de conciencia, pidiendo perdn y pidiendo auxilio.

    Este ao, tengo dos compromisos especia-les y adicionales, uno con el Cristo de los ojos azules, Cristo en su Prendimiento porque, hace ya muchos aos, al mirarlo a los ojos vi la luz del que anduvo en la mar y mi alma, humilde y callada, le pidi socorro, le pidi ayuda, le pi-di que la sanara y la dejara amar de nuevo a su prjimo, porque cuando el alma sufre se merma la capacidad de ofrecer amor. El de los ojos azu-les escuch esa plegaria y mientras caminaba en tiniebla ilumin la senda.

    Mi otro compromiso es con la Esperanza. Un nombre, una palabra y una emocin que han estado en mi vida presentes desde que ya

    siendo una nia, Antonio Parra, me bautizara con ese apodo. La Esperanza que el Cristo de los ojos azules ha devuelto.

    Esta Semana Santa es especial, las piezas del puzzle encajan. De nuevo tradicin, Pasin y amor se anan. Cada vez somos ms, ahora el padre que me amamantaba bajo el manto de la Virgen con tambores y trompetas, con osanas y aleluyas, con lamentos y dolores, hoy amamanta a su nieta, le da la mano por la que corre sangre semanasantera, sangre de crrima. El Domingo de Ramos, en los soportales de la Plaza, mi pa-dre mirar a mi hija, y yo mirar a mi padre, los tres sentiremos esa emocin que te llena, y dir a mi Teresa, ya eres semanasantera! Notar como llega esa savia nueva a su raz, la Pasin nunca acaba, la Pasin cada ao comienza.

    Estos momentos que nos brinda la Sema-na Santa son especiales, como especiales son las circunstancias que a cada uno nos atan a esta Semana, que para beda es la Gran Semana.

    Mi madre que es valenciana acompaa cada ao a mi padre, fue la mantilla ms guapa, y aunque con sangre valenciana, los Dolores de madre la hicieron hermana. Aprendi a plan-char capas, a lucir la mantilla, y aunque tiene sangre valenciana por amor ya es hermana.

    Dos mil quince, somos ms viejos, somos ms grandes, pero nuestras cosas de siempre laten que laten, cada vez ms fuerte. Dos mil quince de nuevo, padre, hija, madre y hermana, mirando al cielo recordando a los nuestros, mi-rando adelante.

    Gracias al Cristo de los ojos azules por devolverme en esos ojos la Esperanza de amar al prjimo, gracias padre, gracias Dios, por de-jarnos seguirte en la Semana de Pasin, gracias beda por tanto calor.

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    HACIA DNDE NAVEGAN NUESTRAS COFRADAS?

    POR JOS CARLOS MARTOS MORENO

    Extracto del texto de la XX Exaltacin a nuestra Semana Santa:Quisiera volver a vivirte como cuando era un chiquillo y te disfrutaba de la mano de mi padre. Me encantara volver a ver-te con ojos de nio, asombrarme con cada de-talle, con cada elemento.

    Cre saber tanto de Semana Santa, me sent tan versado en el tema que me atrev casi a menospreciarte, nada serva ni era vlido si no segua los cnones que recientemente haba tomado como verdad absoluta, todo me pare-ca obsoleto, casi te dira que cateto..... qu equivocado estaba!

    Tenemos la enorme suerte de poseer una Semana Santa con identidad propia, quiz en muchos aspectos di era de los cnones que imperan en la actualidad en la mayora de las ciudades, tampoco tiene por qu hacerlo, y en eso precisamente radica nuestra riqueza.

    Debemos defender nuestro carcter, in-discutiblemente ms serio que en otros lares, saber atesorar nuestras costumbres. Que nues-tras Cofradas cambien hacia una nueva est-tica es algo inevitable, pero siempre hay que sopesar y valorar bien los cambios, para que stos realmente enriquezcan nuestra Semana de Pasin, y no resulten a la postre cambios deciduos.

    Las Hermandades de ms reciente crea-cin han buscado el incorporarse con nuevos

    aires, pero adaptndose y respetando la idio-sincrasia ubetense, es el camino a seguir, per-fectamente compatible con defender la esttica y cuidar hasta el ltimo detalle

    A colacin de esta parte del texto de la Exaltacin a la Semana Santa, que este ao tuve el orgullo de aceptar y hacer pblica el 15 de marzo, me gustara hacer una autocrtica.

    Reconozco que yo fui el primero en ha-cerlo. Cuando medio empiezas a conocer otras Semanas Santas, otras costumbres, modis-mos, cnones rpidamente renegamos de lo que hemos vivido desde nuestra niez y se toma como nico camino a seguir, el que se est imponiendo en casi toda Andaluca.

    Creo que es un error el adoptar esta acti-tud, pues tenemos la suerte de poseer un ver-dadero tesoro en nuestra celebracin en s. Es cierto que en muchos aspectos hemos mejora-do; se cuidan mucho ms los cultos, el trato que se les da a las Imgenes, los traslados; pero tambin hay que reconocer que hay otros cam-bios, que quiz a medio o incluso corto plazo haya que revertirlos. Y si hay posibilidad de marcha atrs, el problema ser menor, pero pu-diera ser que en algn caso esta opcin no sea posible y entonces empecemos a perder parte de nuestra esencia.

    Como ya deca en la Exaltacin:sta es nuestra tradicin, y nuestro de-

    ber cuidarla y respetarla.

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    POR MI CULPA, POR MI CULPA, POR MI GRAN CULPA...

    POR CLAUDIA BARBERO TEJERA

    Cmo nos gusta criticar, de hecho nos encanta, tenemos que admitirlo, nos encanta criticar y hablar de lo ajeno como si lo enten-diramos perfectamente, la frase de ponte mis zapatos para juzgar mi camino no va con nosotros, no nos engaemos, es as de simple, y cuanto antes lo veamos Pues mejor.

    Esto sucede en el mundo de las Co-fradas, o mejor dicho Kofradas, que no Her-mandades ojo. Explico eso de la c y la k que nada tiene que ver con una cuestin ortogr ca. Cofrades se presupone que somos todos, lo que pasa es que hay muchos que en vez de ser cofra-des con c, son kofrades con k, y s, es un trmi-no despectivo es como una abreviatura del ka-ni-cofrade (putisanto actual y evolucionado).

    Dcese de aquella persona a la que le en-canta el gureo, el pos-tureo que se llama ahora, que le encanta sacar pecho y ser el protago-nista, sin ver ms all que lo esttico y lo su-per uo, y como tal es muy dado a polmicas (cuantas ms y ms absurdas mejor, todo es poco para su ego) y a ser un gran entendido en materia musical (en la que las marchas a a-mencadas son las mejores, y si ya tienen un

    solo de corneta de esos que quitan el sento mejor).

    El problema es que estas personas, nos guste o no, forman parte de la sociedad y de las Cofradas porque tiene que haber de todo en la via del Seor, y como las Hermanda-des, ahora s me re ero a este trmino, estn

    formadas por personas, muchas veces nos es ms fcil cogernos una pata-leta por algo que real-mente no tiene impor-tancia (vase sobre todo el tema marchas/solos) y olvidarnos de todo, que apechugar los unos con los otros, aunque no seamos todos iguales, to-dos remamos (o eso es lo que se debera hacer en teora) hacia una misma direccin.

    Es muy fcil criti-car a toro pasado, cuan-do ya ha pasado todo y lo ves desde la experiencia que dan los aos y los actos, y lo cierto es que nos encanta, somos hu-

    manos y hay veces que nos encanta ver cmo algo ha fracasado slo porque no se ha hecho como nosotros pensbamos que era lo mejor, claro Eso es mejor que pensar que Aun-que no se hubiera hecho como nosotros crea-mos que era mejor, si hubiramos arrimado el hombro con los que lo estaban haciendo, eso

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    podra haber salido adelante Pero somos muy egostas para ni tan siquiera pesarlo.

    Y como somos tan as, admitamos que nos cuesta pensar en el prjimo antes que en nosotros mismos Con estas bases, quin puede ni tan siquiera pensarse ni por un mo-mento que estas Cofradas tienen algo que hacer en la sociedad actual? Claro, quizs nos estamos equivocando de trmino, y si lo cam-biamos por el de Hermandad?

    Es el sentido de unidad, las ganas de es-tar ah, ests en primera la, ests en segunda o ests cuando puedas estar, lo importante es saberse miembro de un gran grupo humano, que van hacia una misma direccin, pues de todo se aprende y toda mano tendida es bue-na, por los que fueron, por los que son, y por los que sern, por todos ellos y para todos ellos debemos de permanecer juntos.

    Pero claro, somos humanos, somos egostas por naturaleza seremos capaces real-mente de aparcar las diferencias que podamos

    tener con nuestros propios hermanos? Dn-de queda realmente ese sentido de Herman-dad, de hermanos en Cristo?

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    LAS CIUDADES DE JAN CON MS COFRADAS

    POR RAFAEL MERELO GUERVS

    Este ao he llamado mi espacio en el programa Paso a Paso Estadsticas Cofrades, y lo he dedicado a ver, en base a los nmeros, algunas caractersticas y peculiaridades de las cofradas, centrndonos sobre todo en las mas cercanas, las de nuestra provincia. A partir de ah he hecho tres art-culos, uno sobre las cofradas en las cinco ciu-dades ms pobladas de Jan, que he publicado en la revista Gethseman, otro sobre las cinco cofradas mas antiguas de la provincia, que he publiado en la revista de la Santa Cena, y el presente, dedicado a las diez ciudades de Jan con mas provincias. Para ello he contabilizado solamente las cofradas pasionales, con estatu-tos aprobados y que realicen procesin en la Semana Santa, dejando as los otros casos para desempatar. An as, tambin los nombrare-mos, para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones.

    En la lista original, apareca en el nme-ro 10 Beas de Segura, con 9 cofradas. Des-pus, el amigo Pablo Jess Lorite me seal que en Porcuna haba 10 cofradas, as que en esta nueva lista ya la incluyo.

    10 Martos 24.547 habitantes 9 cofradas.

    Martos, tiene 9 cofradas con sus estatu-tos aprobados, igual que nuestra vecina Beas. Pero colocamos esta ciudad por delante, por-que tiene tres prohermandades que procesio-nan en Semana Santa con penitentes. Cuando stas sean cofradas, la ciudad de la Pea podr subir al sexto puesto. Pero an hay ms, pues la ciudad de la pea tiene 4 grupos parroquia-les que pueden convertirse en cofrada, por lo

    que en un futuro Martos podra contar con 16 cofradas, subiendo al cuarto puesto. Veintin pasos salen a la calle en las 12 procesiones que tiene la esta Semana Santa. En las im-genes podemos ver la imagen del Resucitado, de Francisco Romero Zafra, que protagoniza un encuentro con la Virgen de la Esperanza de Martos el Domingo de Resurreccin, y son llevadas al estilo tradicional marteo.

    Resucitado de Martos

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    9 Porcuna 6.806 habitantes 10 cofradas.Porcuna cuenta con diez cofradas, lo que

    la colocara por encima de Martos, aunque tal vez ustedes opinen que, saliendo como salen las prohermandades de Martos con peniten-tes, debera de estar por delante. Si es as, a Martos le correspondera el puesto sptimo, o incluso el sexto si contamos las prohermanda-des. En la foto de Porcuna pueden ver el paso de San Juan yla Vernica, que protagoniza un encuentro en la maana del Viernes Santo con Jess Nazareno. Es curioso que en Porcu-na tengan el mismo paso que nosotros, y que slo conozco en estas dos ciudades. Cuenta la ciudad obulcense con 10 cofradas que reali-zan 9 procesiones en las que salen 11 pasos.

    8 -La Carolina 15.945 habitantes 11 cofradas.Con el paso de misterio del encuentro de

    la Magdalena y el Resucitado nos acercamos a la capital de las Nuevas Poblaciones, La Caro-lina que repite puesto por su poblacin, pues es la novena con mayor nmero de cofradas,

    y a novena con mayor poblacin, y que cuenta con 10 cofradas. Catorce pasos salen a la calle en esta Semana Santa que cuenta con 9 pro-cesiones que sacan un total de catorce pasos.

    7 Alcaudete 11.139 habitantes 11 cofradas. La dcimo quinta ciudad por poblacin

    en la provincia, tambin sorprende por su n-mero de cofradas, nada menos que 11, que adems hacen catorce procesiones distintas, y cuentan con 22 pasos. Tiene la ciudad una Se-mana Santa rica en tradiciones peculiares, so-bre todo el Viernes Santo por la maana, con los distintos encuentros entre los cuatro pasos que salen, el Paso de Isaac, en el que repre-sentan el sacri cio de Abraham, o la peculiar cofrada de los apstoles, formada por guras o pasos vivientes, cada uno con el rostrillo de su apstol.

    Vernica de Porcuna

    Sentencia de andjar

    Hermandad de los apstoles de Alcaudete

    Resucitado de La Carolina

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    da del Viernes Santo realiza la emocionante ceremonia de la Muerte de Jess, con la pre-sencia de su Madre, la Virgen de la Esperanza.

    3 -Jan 116.731 habitantes 16 cofradas. La tercera ciudad de la provincia en n-

    mero de cofradas es nuestra capital, Jan. El ao que viene contar, gracias a la incorpora-cin del Cautivo, con 16 cofradas, que reali-zarn 17 procesiones, D.m, con un total de 38 pasos, lo que es, por cierto, la cifra ms alta de toda la provincia, aunque de esto hablaremos en otra ocasin. En sus pantalla pueden ver ustedes una de sus mejores imgenes, el mag-n co Cristo de la Expiracin, obra de Jos de Medina, que procesiona desde San Bartolom en la tarde-noche del Jueves Santo.

    6 Andjar 39.008 - 12 cofradasLa sexta ciudad de la lista es la tercera de

    la provincia por poblacin, Andjar. En la foto podemos ver una de las ms modernas cofra-das de la ciudad, la hermandad del Cristo de la Sentencia y la Virgen del Buen Remedio, que procesiona en el Jueves Santo. Andjar cuenta con 12 cofradas, que realizan 17 pro-cesiones, con 22 pasos en total.

    5 Torredonjimeno 14.126 habitantes 13 cofradas. La ciudad de Torredonjimeno cuenta

    con 13 cofradas, que procesionan 20 pasos en 10 procesiones, lo que la coloca en quinto puesto de nuestra lista, a pesar de ser la un-dcima por su poblacin. Les traemos aqu la antigua cofrada de las Angustias, llevada por anderos, a la manera tradicional toxiriana. En-tre las particularidades de esta antigua cofra-da est el que salga el segundo domingo de Cuaresma, lleve palio, o el bello y largusimo manto que tiene la imagen.

    4 Linares 60.950 habitantes 13 cofradas.El cuarto puesto corresponde a la ciudad

    de las minas, Linares. Cuenta, como Torre-donjimeno, con 13 cofradas, aunque la hemos puesto por encima en nuestra lista por contar con otras cofradas, como el Nazareno de la Estacin de Linares Baeza, ms procesiones, 14 en total, y ms pasos 31.En el vdeo pueden ver ustedes la nica cofrada linarense llevada a portadores, la Expiracin, que en el medio-

    Angustias Torredongimeno

    Expiracin de Linares

    Expiracin de Jan

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    2 beda 35.784 habitantes 19 cofradas. En el segundo puesto volvemos a nues-

    tra bella ciudad, que cuenta con 19 cofradas que sacan 30 pasos a la calle en 19 procesio-nes. Y para ilustrarla, uno de los momentos mas emocionantes de toda nuestra semana mayor, un momento que sin embargo no suele gurar en los programas o ciales: la despedida de la Virgen de la Soledad y el Santo Entierro.

    1 Baeza 16.535 - 20 cofradasEl primer puesto de toda nuestra pro-

    vincia, corresponde a la ciudad de Baeza, que a pesar de ser slo la octava ciudad en pobla-cin, es la primera en cuanto al nmero de co-fradas, nada menos que veinte, que subiran a veintiuno si contamos con la Virgen de la Cabeza, que aunque no es penitencial, s que procesiona en Semana Santa, el Domingo de Resurreccin, y dos veces nada menos. Baeza tiene un total de 35 pasos, que procesionan en 21 procesiones distintos. En la foto pueden

    ver ustedes el magn co Cristo de la Cada, obra de Jos de Mora o Risueo, gemelo del que fue destruido en beda, que procesiona el Mircoles Santo.

    Desde cundo es Baeza la ciudad con ms cofradas de la provincia? Se preguntarn ustedes si se trata de algo reciente, o por el contrario es antiguo. Pues la respuesta es des-de siempre. Si hiciramos esta misma lista hace 50 aos, en 1965, la seguira encabezan-do Baeza, con 17 cofradas, mientras que el segundo lugar se lo disputaran Jan, beda y Torredonjimeno,empatados a 11 cofradas. El quinto ira para Linares. Si nos vamos an ms atrs,100 aos atrs, en 1915, seguira siendo Baeza la que ms cofradas tiene, con 13. Sin embargo, el resto de la lista dara un vuelco importante, con Torredonjimeno en segundo lugar, con 9, beda en tercer lugar con 8, Linares en cuarto con 6 cofradas. En quinto lugar quedara Jan, con slo 5 cofra-das. Es sorprendente este numero tan grande de cofradas en Baeza, que por aquel entonces superara a muchas de las capitales de provin-cia andaluzas, y a al mayora del resto de ciu-dades. Vamos a verlo resumido en la siguiente gr ca.

    En ella estn las ciudades que hemos nombrado, con tres barras. En la roja, tenemos el nmero actual de cofradas, en la amari-lla, las cofradas que existan hace 50 aos, en verde las de hace 100 aos. Vemos como Bae-za se mantiene por encima en las tres barras, mientras que en las barras amarillas, de hace 50 aos, hay un triple empate. En las barras verdes, sin embargo, es Torredonjimeno el que queda el segundo, y Jan muy por debajo del resto.

    Despedida Soledad de beda

    La Cada de Baeza

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    NUESTRO MUNDO LE HA QUITADO EL ACENTO A LA FE

    POR JOS ANTONIO TELLO HERRERA

    Nuestro mundo le ha quitado el acento a la fe, pero muchos se resisten; queremos acentuarla en nuestra vida, deseamos que nuestro mundo le ponga un acento muy grande, que se note, que esa palabrita tan corta, ample su horizonte hacia arriba. Porque tener fe ampla horizontes vitales, no slo hacia arri-ba, sino tambin hacia fuera. Tener fe es darse cuenta de que cada da ponemos nuestra vida en manos de los dems; la fe supone reconocer que, queramos o no, con amos en los dems; la fe es la constatacin de que venimos de otros y somos para otros. Es el mismo momento que lo reconocernos, lo aceptamos como maravillo-so. Y, en ese momento, descubrimos la respon-sabilidad ante tantas vidas puestas tambin en nuestras manos.

    Aqu dejo un trozo de un artculo escrito por Borja Iturbe de Movelln donde habla sobre la fe, de la imagen que para l expresa el signi -cado que le da a la fe.

    Porque la fe no es creer en lo imposible, sino creer posible lo que desde algn punto de vista parece imposible. La fe no es a rmar lo irracional, sino hallar razones para defender lo que desde algn punto de vista parece irracio-

    nal. La fe no es esperar ingenuamente un mi-lagro, sino construir la esperanza y el sueo de que juntos (y quiz con alguna ayuda) podre-mos lograr un mundo ms justo y feliz.

    Por todo ello, cuando busco una imagen para expresar el signi cado vital que le doy a la fe, me aparecen unas manos y unos pies.

    La fe, para m, son unos pies. Pies que nos ayudan a avanzar y superar di cultades. Pies que avanzan el camino hacia el encuentro con el otro, con el diferente, con el necesitado, o con el que te puede dar lo que necesitas. Pies que soportan incansables el peso de una vida. Pies que han aprendido a caminar porque un ser querido le ha enseado, con mucha paciencia, cmo hacerlo.

    La fe, para m, son unas manos. Son esas manos en las que Dios tiene tatuado nuestro nombre. Son esas manos que tiende un padre o una madre a su hijo. Son manos que sostienen, acarician y regalan. Son manos que crean la be-lleza de la msica, el regalo de la solidaridad, y el camino hacia la utopa.

    Que pasemos una buena Semana Santa y tengamos una feliz Pascua de Resurreccin.

    Paz y Bien.

    BELTRANEJAPOP CLUB

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    EL MOVIMIENTO DE LAS BAMBALINAS

    POR MARA TERESA ORTZ FERNNDEZ

    Mirad las bambalinas ,se mueven con suma suavidad de un lado a otro!!.Qu bonitoSon los cofrades quin las manejan, como

    todo lo que rodea a la Semana de Pasin de beda.

    No hace falta que diga que la ciudad pa-trimonial es ms grande cuando llega su Sema-na Santa, sobre todo cuando llega para quedar-se el tiempo que tiene asignado, porque el res-to de los meses nos pasamos suspirando y con-tando los das para que vuel-va con nosotros.

    Una semana de locu-ra y 358 das de nostalgia y an as, las bambalinas si-guen movindose de un lado a otro sin parar y mejor que ese movimiento no cese, de lo contrario algo no funcio-nara.

    Locos por la Semana santa, !si, es verdad, pero a veces me pregunto si esa lo-cura nos vuelve tarumbas de remate, y perdemos el rum-bo, el autntico camino que hay que seguir..

    Creo que nos detene-mos en detalles sin sentido, y observo en los ltimos tiempos, que ya no son gestos sin importancia, son enfrentamientos, desencuentros, malos rollos, que desestabilizan no slo a quienes los viven, si no la Semana San-ta en general, es como un terremoto, el epicen-tro se extiende.

    Y me preocupa que los cofrades por dis-paridad de criterios, tejamos una tela de araa que sea trampa para otros, me preocupa que se urdan estrategias para dar pualadas traperas, me preocupa que nos olvidemos que tenemos la responsabilidad de comportarnos y fomen-

    tar espacios de concordia y consenso, pero a veces creo que eso no interesa demasiado aun-que las bambalinas no dejan de moverse, me-nos mal!!!

    Es un mundo de contrastes, ste mi mun-do cofrade.

    Observo como los cofrades saben estar cuando la situacin lo requiere, algunas veces con un punto pejiguero, que se supera, aunque no del todo, pero quin es perfecto!!

    Percibo ese calor humano y de unin que debe haber, pero a la vez fal-sedad.

    Percibo unas organi-zaciones humanas y religio-sas, perfectamente constitui-das con mucha experiencia a sus espaldas, que las hace ser grandes y lo son, pero cuan-do permitimos que la rabia se apodere, se arrugan y pierden sentido, miramos con triste-za, aunque las bambalinas si-guen movindose.

    Cuando pretendemos convertir las cofradas en partidos polticos, en cotos personales o en los varios..., cuando todo eso ocurre, no necesitamos que nadie venga

    a decirnos lo que haran o no con nuestra Sema-na Santa, los enemigos somos nosotros mismos.

    Quiero la Semana Santa que nos inculca-ron cuando ramos peques.

    Quiero mi Semana Santa llena de conte-nido, emociones, sensaciones, sentimientos, re-cuerdos, tradiciones...

    Quiero mi Semana Santa limpia y trans-parente, donde las bambalinas juguetean con el rostro de Mara y ella nos acoge a todos con su manto.

    Que as sea.

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    ECOSISTEMA DE UNA CUADRILLA DE COSTALEROS

    POR JUAN MIGUEL LEIVA

    Toc toc toc suena el martillo Al cie-lo! ... A esta es! se escucha la voz del capataz toc!!! y un ao ms estamos escribiendo en el Sudario.

    Si bien, no voy a volver a de nir el con-cepto ecosistema, (vase El Sudario 2014, Eco-sistema de una banda), refrescar la memoria del lector, un ecosistema es un espacio donde conviven individuos diferentes.

    Como ya dije el ao pasado, este ao le toca el turno al ecosistema del costalero, de ah que pasemos a describir los diferentes tipos de costaleros que forman una cuadrilla.

    Odo!!! Vmonos!!!Atendiendo al trabajo y/o posicin que

    tienen debajo de un paso nos encontramos con: CUADRILLA: Conjunto de costale-

    ros que llevan un paso, junto con capataz, ayu-dantes, y contraguas. El nmero de costaleros bajo las trabajaderas, depende del tamao, peso y proporciones del Paso. Por ejemplo desde los 20 que llevan a La Virgen de los Reyes, hasta 35 o 40, de los grandes Pasos de Misterio.

    CUADRILLA DE REFRESCO: Componentes del cuerpo de costaleros, que en-tran y salen en las trabajaderas, en lugares pun-tuales, para refresco y descanso de los dems.

    PATERO: Costalero de gran confi an-za para el capataz. Suele ser hombre perito en el arte de sacar los Pasos, y su puesto est en las 4 pastas o esquinas de un Paso.

    FIJADOR: Costalero que va inmedia-tamente junto al patero, jando y a anzando con su apoyo el trabajo de aquellos.

    COSTEROS: Costaleros que van por los lados y costeros del Paso, y por detrs de la Zambrana

    CORRIENTES: Costaleros que van en mitad de las andas de delante hasta la trasera. No tiene visin directa del exterior, y toman su nombre por ir en el centro del paso, y coincidir con la lnea que antiguamente tenan las calles en su centro y en pendiente para discurrir por ellas las corrientes de aguas de lluvia, fecales, etc... Es un lugar para el costalero muy sacri ca-do y duro.

    CAPATAZ: Responsable directo de sacar y llevar un Paso en Procesin. Jefe de su cuadrillas, y que manda y ordenas con su voz, su vista, su tacto y mucho cario y arte. Suele ir en la delantera del Paso, al mando del llamador o martillo, para ejecutar sus rdenes.

    AYUDANTES: Personas que van jun-to con el Capataz, ayudando a ste en su labor de mirar, medir mentalmente y avisar de cual-quier obstculo.

    CONTRAGUAS: Asistentes del ca-pataz que corrigen las posturas del paso por su trasera, o difunden las ordenes del capataz por ese lugar. Van como es lgico, pegados y junto a los respiraderos traseros.

    Atendiendo a su comportamiento, y dese aqu, quiero agradecer a mi amigo Antonio Me-dina una clasi cacin que l hizo hace unos aos y que paso a reproducir prcticamente, nos podemos encontrar con:

    EL COSTALERO AEJO: El de toa la vida. Distinguido por la cantidad de aos que lleva en este mundo. Viste pantaln vaquero, zapatillas reglamentarias, (desde que sale de su casa) y camiseta de manga corta.

    EL COSTALERO DEL CHAN-DAL: Ante todo prima su comodidad. Desta-cando la parte superior del chndal que suele ser de cremallera para facilitar una igual espont-nea. Ahora se viene sustituyendo la chaqueta del

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    chndal por una sudadera con bordados alusi-vos a la cuadrilla de la que forma parte.

    EL COSTALERO DE LA CAMISE-TA DE TIRANTES: haga fro o calor, llueva o truene, no abandona esta prenda. Sin msculos de nidos como podra pensarse sino ms bien con una buena capa de grasa, debido a las bar-bacoas y cervezas tomadas durante el ao, esta grasa lo protege del fro.

    EL COSTALERO PETAITO: tipo que se hizo famoso all por el ao 2013 y que formaba parte de la cuadrilla del Seor de Mon-tesin. Al igual que el anterior viste camiseta de tirantes, pero se observa una gran diferencia con respecto a este, este tipo muestra un cuerpo machacado en el gimnasio y viste esta camiseta para resaltar ms su musculado torso.

    EL CALCE-TINES: Identi cado a simple vista, normalmen-te, calzaba calcetines bor-dados con la bandera na-cional, actualmente, es-tos calcetines son de unos colores tan llamativos y variados que hasta Pipi Calzaslargas se llevara la mano a la cabeza.

    EL PATI-LLAS: fcilmente reco-nocible, por estos apn-dices velludos, que se deja crecer y que tiene apunto para Semana Santa. Se rumorea que en cierto establecimiento de beda regalan posti-zos de estos apndices.

    EL COSTALERO PATRIOTA: Lo

    espaol esta de moda y este costalero lo sabe muy bien, por eso adorna su indumentaria con todo tipo de exornos patriticos llmese cintu-rn, calcetn, reloj o pulserita con la ensea na-cional, etc

    EL COSTALERO ESCAQUEA-DO: Que decir de este tipo, juega con la sa-lud de sus compaeros de cuadrilla, su nica misin es fardar de que es costalero de este o aquel paso, pero pierde la fuerza por la boca, ya que no es capaz de meter cuello ni en la prime-ra chicot.

    EL COSTALERO SOPLADOR: Dcese de aqul costalero que se pasa la chico-t soplando y resoplando por el peso que lleva encima, como si el solo llevara el paso en su cos-tal.

    EL COSTALERO SUPERMAN: No le basta con sacar el paso de su hermandad, sino que busca desesperadamente cualquier otro paso que sacar en su ciudad o alrededores. Hay quien ha llegado a sacar cinco o seis pasos en una misma Semana Santa.

    EL LISTO: Lo llamo as porque no sabra como denominarlo, ustedes juzguen y bautcenlo como quieran. Costalero que pro-cura llegar tarde a los ensayos, normalmen-te acompaado de uno o ms miembros de la cuadrilla, de forma, que el capataz modi que a la baja el peso de la parihuela, normalmente compuesto de vigas. De esta forma el LISTO

    cuando se meta debajo de la parihuela de en-sayo lleve menos kilos de los que se debera de llevar.

    EL COS-TALERO FAR-DN: Aquel costale-ro que pasea por la ca-lle con su atuendo mu-chas horas antes de que su hermandad salga a la calle, para que el resto de la ciudadana lo se-

    alen y murmuren entre dientes sobre l.

    LA CUADRILLA FANTASMA: Dcese de la cuadrilla o cuadrillas completas que la hermandad de cara a terceros, cree tener para sacar a sus Titulares a la calle, siendo en realidad una utopa, ya que no cuentan ni con la mitad de la mitad de los costaleros que dicen tener.

    LA CUADRILLA DE LOS PROFE-SIONALES: Cuadrilla que por llevar mucho tiempo en este mundillo, se comporta con aire de superioridad sobre otras cuadrillas que estn empezando. No todos los integrantes de esta cuadrilla merecen este cali cativo, siendo estu-pendos compaeros de trabajadora.

    LA CUADRILLA DE LOS AGA-PONIS: Un agaponi es un pjaro de pluma-je colorido con un caracterstico movimiento

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    de cuello. Cuadrilla de costaleros, en la que la mayora de sus miembros, van escondiendo el cuello, simultneamente o por turnos, haciendo que el peso que deben de soportar estos recaiga sobre los compaeros que no esconden el cue-llo.

    Menos paso!!!No puede faltar ya que estamos en este

    mundillo del costal, paso a detallar algunas ex-presiones utilizadas por los capataces y costale-ros de un paso:

    EEEEEIIIIIIII !!!!: respuesta dada por un costalero de con anza situado en la ltima trabajadora, a la llamada del capataz, indicando que todos estn en su posicin debajo del paso y que puede realizar la levant.

    LA COOOLAA ESTAAA !!!: idntica a la anterior, muy usada en la provincia de Cr-doba.

    OIDO !!!: empleada para captar la atencin del costalero ante una orden inminen-te que debe de poner en ejecucin.

    VENGA DE FRENTE !!!: voz ani-mosa dada a los costaleros, para que stos avan-cen con cierta alegra.

    A ESTA ES !!!: con esta orden acom-paada seguidamente por el golpe de llamador la cuadrilla realiza la levant del paso

    MENOS PASO QUIERO: orden del capataz para que la cuadrilla aminore la zancada

    DERECHA ADELANTE, IZ-QUIERDA ATRS (O A LA INVERSA): el capataz ordena que el paso inicie un giro (de-recha o izquierda) generalmente en una esqui-na de la calle. A estas vueltas, se les suele llamar REVIR.

    PARARSE AH: Orden que indica a los costaleros que deben pararse en el sitio.

    AH QUE...!!: Una vez parado el paso, y con esta orden antes de un golpe de lla-mador, los costaleros ARRIAN el paso, dejn-dolo descansar sobre sus cuatro zancos.

    Pues hasta aqu llega la chicot de este servidor. Tal y como deje escrito el ao pasa-do, espero que nadie se moleste o se d por alu-dido por este articulo, ya que no ha sido tal mi intencin.

    Invito nuevamente al lector a que comple-te esta lista de tipos de costaleros, ya que segura-mente se me escape alguno.

    Agradecer a D. Antonio Medina y a la web Padul Cofrade, por dejarme beber de su fuente literaria para este artculo.

    AH QUE !!!

    TEL. 953 790 911 - MV. 653 682 861 - 687 932 785elarriate@interfl ora.es Corredera de San Fernando, n 6 - BEDA

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    EL TRIENIO DE LA DIVISIN

    POR JUAN ANTONIO SORIA ARIAS

    Escap a todo correr por el cerro de la Garavita, que tena acceso a la calle de San Nicols. Enseguida me puse de-lante de la iglesia del mismo nombre; aquello fue impresionante: delante de la puerta de la iglesia haban formado una inmensa hoguera con unas llamas y un calor que no s cmo podan resistirlo. Las guras de los santos eran arrastradas con sogas, libros y objetos de valor artstico incomparable, aunque para los que los arrastraban no entendan de esas su-tilezas. La sensacin que experiment cuando vi las imgenes en el suelo, llenas de polvo y telas de araa, fue de asco y repulsin al pensar que tantas veces yo me haba postrado de rodillas a orar delante de ellas, y al verlas de cerca me parecieron horrorosas.

    He querido arrancar con este relato que forma parte del texto de un libro autobiogr co que escribi en 1986 una paisana nuestra llama-da Juana Lpez Manjn cuyo ttulo es Y QUIN SOY YO? MEMO-RIAS DE LA GUERRA CIVIL EN EBDA. Juana tena 16 aos cuan-do vivi en propias carnes el hecho que relata, segn ella acaecido el 26 de julio de 1936.

    Nunca se me olvidar aquel 26 de julio, da de Santa Ana, cuan-do vino un grupo de incontrolados para asaltar la iglesia de San Lorenzo. Sacaron todos los santos, enseres, li-

    bros, e hicieron una hoguera junto a la muralla dejando un cerco quemado que dur muchos meses en desaparecer. Mis padres, por temor, no salieron de su habitacin; yo debido a mi juventud- haca escapadillas y vi cundo sa-caron al Seor del Consuelo, a San Lorenzo, a San Antn, que por cierto recuerdo que un chiquillo vecino de la calle cogi el marranillo que tena el santo y se lo llev corriendo calle arriba.

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    Este otro relato sali de la boca de Paca la Campanera de San Lorenzo y fue publicado en 1997 por el que esto suscribe en la aorada revista IBIUT. Estas mismas experiencias fue-ron vividas por mi padre, Miguel Soria Cobo, ya que era un nio vecino del mismo barrio por aquellos aos.

    Creo que es bien sabida esta parte de la historia en que Espaa se dividi y por ende beda. Aunque nos parezca que este tiempo est muy lejano, an quedan ubetenses perte-necientes a distintas ideologas que lo vivieron y tiemblan al pensar que se pudieran repetir hechos de tal magnitud que provocaron unas heridas tan profundas que todava hay a quie-nes -en algunos momentos- les sangran. La in-cultura por un lado y la lucha de la clase obrera contra la opresin re ejada en distintos pode-res, fue el caldo de cultivo que enfervoreci a grupos de exaltados para que la emprendieran con todo lo que representaba a la Iglesia, tan unida al poder. Y en esos primeros das de con icto civil fueron asaltados templos, con-ventos, ermitas, etc., de numerosos puntos de nuestro pas. Y en esos calurosos das de julio

    del 36, fenecieron en las llamas -aparte de ar-chivos, documentos, libros y obras de arte- la prctica totalidad del patrimonio semanasan-tero existente. Las antiguas imgenes, con ms o menos valor artstico, pero con la devocin de buena parte del pueblo, desaparecieron para siempre. Las tallas greudas, vestigios de siglos pasados pertenecientes a autores conocidos o desconocidos, aunque cargadas de patetismo, quedaron slo en el recuerdo. En tan slo unas horas se pas del todo a la nada. El anticlerica-lismo haba ganado esta batalla.

    Cuentan, los que vivieron esa trgica par-te de la historia -entre ellos mis padres- que durante mucho tiempo permaneci ante las iglesias (San Nicols, San Isidoro, San Lorenzo, San Pablo, Santa Mara) la huella de aqullas impresionantes hogueras, porque el cerco que-mado que dejaron marcado sobre el empiedro no se borr en muchos meses, como si la his-toria no quisiera desvanecerse y se aferraba a la piedra igual que una lapa.

    Texto extrado del libro TESTIGOS DE LA SEMA-NA SANTA DE BEDA.

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    SIEMPRE ALEGRES

    POR MIGUEL NGEL ROMERO (MAIKEL)

    Nunca he hablado de esto con nadie, ni si quiera con mi familia, pero apro-vecho la oportunidad que me da El Sudario para compartir la experiencia del pasa-do Miercoles Santo para compartir la extraa sensacin de esa noche.

    Todo comenz dos semanas antes, cuan-do mi amigo y capataz de la Penas Alfonso Donoso, en un ensayo que transcurra por la puerta del Sol, donde las dos cuadrillas nos cruzamos asiduamente, tena el paso arriado, se acerco a m y me pidi que hiciera una le-vanta a su cuadrilla de costaleros, en dos se-gundos me empezaron a temblar las piernas, sudarme las manos y la mente se me qued en blanco, pero tena un gran problema familiar en ese momento, y que mejor aprovechar a esos treinta corazones para que arrimaran su Fe para pedir por l, y as lo hice y ellos correspondie-ron como buenas personas que son.

    Pero a la semana siguiente y tras una lu-cha brutal por salvar su vida, el Seor se lo lle-v, seguro que pens que le haca falta mano de obra en el cielo, y tristemente recib el golpe ms duro de toda mi vida, se fue un hombre bueno, una persona dialogante, comprensiva, emotiva..y mil adjetivos que se me pasan por la cabeza, se fue mi padre.

    En esos das el mundo se me vino abajo, yo no tena ganas ni fuerza para seguir con mi cuadrilla, me senta desorientado, perdido, y solo a una semana de salir con mi Cristo Pren-dido, las muestras de cario de todo el mundo, familia, amigos, compaeros, mi comparsa, y sobre todo el apoyo de esa gran cuadrilla que el Seor me ha concedido, me hicieron sacar fuerzas de aqueza y tirar hacia delante y seguir con el proyecto comenzado, y como no, tena

    la excusa perfecta para ms que nunca salir el Mircoles Santo, y ser los ojos del de los ojos azules, para rezar por l y pedirle que cuidara desde arriba como lo ha hecho a nuestro lado, pero saba que no iba a ser fcil, el miedo se-gua recorriendo mi mente, no crea que fuera capaz de hacerlo, pero no haba marcha atrs.

    Y como cuando no quieres que pase el tiempoeste paso como un tren, y llego el Miercoles Santo, este empez ya un poco raro pues al levantarme mire al cielo y estaba total-mente despejado, cosa muy extraa, como to-dos los aos me dirijo hacia el cole , para ver el paso terminado y con Nuestro Seor lucien-

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    do como nunca en el, all siempre quedamos los costaleros y contraguas para ir matando un poco los nervios e ir ultimando los ltimos detalles para la estacin de penitencia. Tam-bin como todos los aos, recibimos la ofrenda oral de la Cofrada Hermana de la Sentencia, y fue en ese momento cuando mi compae-ro y Capataz Alfonso Donoso se acerc a m y me dijo unas palabras que nunca se me van a olvidar en la vida: Maikel, hoy vas a tener un privilegio, esta noche tendrs al mejor contra-gua a tu lado, yo lo mir y nos fundimos en un abrazo, y me fui a casa pensando en esas palabras.

    Y llego la noche, tras la misa de Herma-nos nos dispusimos a prepararnos para sacar a Nuestro Seor por las calles de beda, y en el silencio del patio, vi a mi familia toda junta, saba que estaban sufriendo como yo lo estaba, nos faltaba el ms grande, haba un hueco en el patio que faltaba por cubrir, y no s cmo les ped que me esperasen en la calle nueva, no s el porqu de la calle, podra haber sido otra, quizs fue la primera que se me paso por la ca-beza, pero fue all donde les ped que me espe-rasen, y as fue, tras las tres chicotas seguidas de mi cuadrilla de costaleros, arri el paso y los

    llame a todos, hermanos, hermanas, sobrinos, mi mujer, mis hijas, mi hermano que en ese momento estaba debajo del paso, mis sobri-nos que estaban con la banda del Amor, y los puse frente al Seor, y en ese momento cuando crea que me iba a derrumbar, alguien estaba conmigo, no me crea el aplomo que tena en ese momento y apretando fuerte sus manos me dirig a ellos con una sonrisa de oreja a oreja, y les ped que estuviesen alegres, que l lo est arriba, y que nos mantuvisemos unidos como siempre lo hemos estado, que l se encargara de cuidarnos arriba como lo hizo aqu, y que nos deja la misin de cuidar a Mama, que le vamos a acercar al Seor por ella y solo para ella no quiero verlo subira esta es!lo dems lo hicieron mis cuarenta y cinco cora-zones que tenia debajo del paso.

    Desde ese momento, yo cumpl mi pri-mera estacin de penitencia particular, a partir de ese momento senta un alivio por mi cuerpo que no podra explicarlo con palabras, desde ese momento volva a disfrutar con mi cuadri-lla, desde ese momento volv a sonreir, desde ese momento volv a encontrarme rme en la Fe, desde ese momento sent al contragua con mas arte que he tenido nunca. Gracias Papa.

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    NUESTRAS VIDAS SON LOS ROS QUE VA A DAR EN LA MAR

    POR MANUEL M LATORRE

    Nuestras cofradas son ante todo devo-cin, tambin caridad, arte, historia, cultura, y sin duda muchas ms cosas, pero son, en otro plano como mares; s, mares en los que permanentemente con uyen estirpes cofrades, verdaderos hermanos -no de sangre-, pero cosidos entre si con el hilo del co-lor de sus hbitos, conformando un bordado de ligrana, una slida fraternidad de sentimientos y fe, que no conoce el tiempo, ni la muerte, ni el olvido.

    Esa percepcin de lo intemporal, de lo que siempre est pasando y nunca deja de pa-sar en la dimensin cofrade de las vivencias que nos arropan desde nios, es la que me lleva a sentirme tan cerca de los mos cuando visto mi tnica y acompao a mi Seor cado; y cuando estoy as, siento en mi a los que ya no estn, y a los que estn pero no pueden con su alma y han aparcado temporalmente su hbito a la espera de su uso nal, incluso a los que nunca pude conocer, pero cuyo sentir cofrade me es patente por mil referencias engarzadas en mis recuerdos. Y me emociono, y no es infrecuente que mi raso se impregne de lgrimas cuando todo esto a mi cabeza se viene, mi Seor sale por la puerta de Santa Mara y beda le abraza.

    Y en este esquema dinmico del devenir cofrade, los hermanos somos en cierto modo ros; ros de amor y creencia; ros que a veces se sumergen en las entraas de la tierra, como gua-dianas eternos, pero que, de forma natural, una y otra vez a oran y regresan a su cauce, orien-tado a la mar.

    Hoy quiero precisamente evocar una de esas historias de ujos, de idas y vueltas, de

    hermanos que por un tiempo se ausentan, de sangre de color morado que uye en torrentes intermitentes pero abocados siempre al mismo nal ... a desembocar en la mar.

    Decir Cada, es decir Meneses; nuestras seas de identidad lo avalan; ese trono-relicario de plata, los legendarios varales de tulipas, la llegada de nuestra Madre de la Amargura de la mano del Maestro Vassallo ... El marquesado de la Rambla ha estado ligado y est incrustado en el ADN de nuestra cofrada impregnndolo de una impronta seorial y de sobria elegancia que caracteriza y de ne a esta congregacin en la ca-lle y fuera de ella.

    El cario, la pasin y la devocin de esta familia por nuestros titulares se INICIA con el XI marqus de la Rambla, D. Bernardo de Orozco y Loring, que ostent el ttulo de 1907

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    a 1918; gran benefactor de la hermandad, este ubetense de pro, que habit en el Palacio de la Rambla durante toda su vida, no slo contribu-y materialmente al sostenimiento de La Ca-da, (que en aquellos tiempo haca tambin las veces de sociedad ben ca, desarrollando una labor asistencial entre sus cofrades); sino que se interes vivamente por la gestin de la misma, llegando a alcanzar la presidencia, que desempe-aba cuando le sobrevino la muerte en 1.918.

    Al fallecer sin descendientes, el ttulo pas al XII marqus de la Rambla, D. Fernando Meneses de Orozco, hasta 1948; hijo de la her-mana de Bernardo, Amalia de Orozco y Loring (marquesa de San Juan de Buenavista), era una persona profundamente religiosa y durante los 30 aos que ostent el ttulo persever en el ca-rio y la proximidad para con su hermandad. Es muy probable que su mano estuviese detrs de la contratacin del insigne Maestro Mariano Benlliure, porque a las alturas de su carrera a las que el genio valenciano acept el encargo de parir de sus gubias un Cristo cado para beda, se trataba de un artista tan consagrado, que sin tan relevante intervencin, difcilmente de otra forma lo habra realizado.

    En ese amor le acompaaba su padre, Fer-nando Meneses Puertas, propietario de la famo-

    sa y homnima rma de platera, que en 1942 decidi junto a su hijo que el Cristo cado reali-zase su estacin de penitencia sobre un trono de plata Meneses; y por esa razn su padre, como marqus consorte de San Juan de Buenavista, fue quien presidi la primera salida procesional de la hermandad tras la guerra civil.

    Fernando muri tambin sin descenden-cia y el ttulo pas al XIII marqus de la Rambla, D. Emilio Meneses de Orozco. Pero en ese mo-mento, este guadiana de plata y morado hundi su cauce en las profundidades de la historia y desapareci de la vista de nuestra hermandad.

    Efectivamente, muerto Don Fernando Meneses, su viuda y madre de D. Emilio, de-cidi cerrar a cal y canto el palacio ubetense, y el marquesado adormeci su vnculo con la cofrada.

    Pese a lo anterior, lo cierto es que Don Emilio conservaba formalmente el ttulo de Presidente Honorario de La Cada, aunque no se tena razn de l, ni por ende participaba en modo alguno en la vida la cofrada, hasta que en 1.966 el entonces Presidente efectivo, D. Pedro Latorre Martn, decidi esclarecer la situacin, y de conformidad con su Junta Directiva em-prender viaje a Madrid para visitar a D. Emilio, quien le recibi con cario.

    Cuando la cofrada le expuso el motivo de aquel viaje, que no era otro que pulsar su eventual inters en retomar el vnculo que desde haca decenios haba vinculado a su familia con la hermandad, ste le mostr su total adhesin a La Cada, y desde aquel momento hasta su muerte en 1.989 no deja de venir ni un solo ao, ni de participar ACTIVAMENTE con la cofrada en todo aquello que a su alcance estu-viese.

    De la parte nal de aquella poca guardo el recuerdo ntimo del nio que vea en los ojos de Don Emilio mi misma ilusin inocente al mirar al Seor Cado; y de como se emocionaba cuando el guin de la cofrada le recoga en su palacio (probablemente esa costumbre tan ube-tense trae causa de esta tradicin fundada por

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    La Cada para con su Presidente Honorario); y de como preguntaba con entusiasmo cada ao si habamos salido ms hermanos que el ao an-terior; y de como nos agasajaba en su casa a todos los hermanos al concluir la procesin con roscos, anis, puros y puritos; y de como inculc a sus dos hijas ese amor y esa devocin recibida de sus ancestros; y de como sigui realizando el des le procesional completo por la maana y por la noche de cada viernes Santo, aun a pesar de la enfermedad y los achaques, hasta lmites que en beda no estamos muy acostumbrados a contemplar.

    Era Don Emilio hombre de fe y fortale-za remarcable, que llevaba su vivencia cristiana con la sobriedad castrense que por su o cio de armas le corresponda.

    Junto a Fernando y Emilio, Amalia tuvo una hija ms, llamada Mara Luz de Meneses y Orozco, casada con Don Jorge Surez de Tangil (marqus de Covarrubias de Leiva), que tam-bin fuera hermano de la Cada.

    Maria Luz no slo fue la primera cama-rera de la Virgen de la Amargura, imagen que fuera encargado al alumno de Benlliure Don Juan Luis Vassallo Parodi; sino que todo apunta a que tambin el Maestro acept este encargo

    precisamente en razn de su vinculacin con la Marquesa consorte de Covarrubias, y por ella regal a la comunidad del Real Convento de Santa Clara la imagen con la condicin de que fuese procesionada por la Cada (hoy ya propie-taria de Nuestra Seora, por Mor de la generosa DONACIN de nuestras entraables Madres Clarisas).

    Muri Don Emilio, y ... de nuevo el gua-diana de los marqueses de la Rambla diluy su noble cauce en las profundidades de la historia, y la Casa y la Cofrada continuaron su camino por separado sin saber muy bien ninguna por qu; pero ... la vida son los ros que van a dar en la mar ... una maana de agosto del ao 2011, cuando disfrutaba de sus vacaciones en familia en San juan de Luz, una de las hijas de Don Emilio contempl absorta en las noticias de la televisin como el Cristo de la Cada de beda se encontraba en el paseo de Recoletos de Ma-drid a la espera de que Su Santidad Benedicto XVI presidiese el via crucis de la JMJ de Ma-drid.

    No pudiendo dar crdito al contemplar la imagen a la que de pequea vio como su padre veneraba, revivi ese vnculo, ese ujo inmor-tal, ese cauce de sangre morada que uye por las venas de su familia como uye por las de la ma; y presa de un incontenible arrebato, tom a sus hijos e inici un viaje agotador para llegar a Madrid con el tiempo justo para ver muy de lejos a nuestro Seor, y para que los servicios de seguridad no le dejasen acercarse ms; pero se sinti feliz, se sinti con los suyos.

    De la misma forma que en 1.966 la Di-rectiva de Pedro Latorre decidieses desenterrar ese guadiana de olvido, la actual Directiva de Francisco Gonzlez, conocedora de lo ocurrido en el via crucis madrileo de la JMJ, se propuso hacer a orar de nuevo ese torrente de devocin que nos une con la Casa de la Rambla, y fruto de esta iniciativa, este ao, un cuarto de siglo despus, de nuevo un marqus (marquesa) de la Rambla estar, Dios mediante, formando parte de nuestro morado y blanco guin.

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    Me consta, porque Elena me lo ha dicho, que la emocin ligada a ese inminente momen-to le embarga, como me embarga a mi por el reencuentro con el hermano; y me complace saber que el ro se renueva desde su mismo le-cho, y que ella no estar sola; Elena Meneses de Orozco y Gallego de Chaves, XIV marquesa de la Rambla procesionar junto a su hijo mayor y heredero por derecho de un ttulo tan ligado a nuestra esencia cofrade.

    Juan Ponce de Len y Meneses de Orozco, hermano de la Cada por estirpe, vestir por vez primera el hbito que vistieron sus antepasados,

    y lo har porque la vida son los ros que van a dar en la mar, y los ros pueden quizs llegar a desaparecer de nuestra vista, pero siempre vuel-ven, siempre ... hasta desembocar.

    Gracias a Pablo Jess Lorite Cruz por los datos histrico que le he tomado prestados para este artculo de su obra: EL MARQUESADO DE LA RAMBLA: TTULOS, GENEALO-GA Y MECENAZGO EN LA CIUDAD DE BEDA EN EL SIGLO XX -dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4190212.pdf-Nota: Las fotos Fuente propia son de Pablo Jess Lorite.

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    LAS COFRADAS

    POR FELIPE TORRES VILLALBA

    Semana Santa de Ubeda. Una semana llena de momentos emotivos, de pro-fundos sentimientos, de promesas, de vivencias y reencuentros.

    Pero en Ubeda, la Semana Santa no es solo periodo de siete das. Es periodo de 365 dias de ao tras ao.

    Nuestras cofradas y hermandades, ya sean de pasin o de gloria, estn presentes en la vida social de la ciudad en todos sus eventos y a lo largo de todo el ao.

    Y no solo en eventos, tambin estn presentes cuando consideran que los necesitados, requieren una ayuda.

    Hay ciudadanos que nos ven a las cofradas, como algo trasnochado, algo que ya no se lleva, que no estamos a la moda, como se suele decir en la actualidad.

    Que equivocados es-tn quienes asi piensan. En primer lugar, puedo pensar que no se han acercado a saber nuestro trabajo, que solo ven el aspecto de sacar procesiones a la calle, de tocar una trompeta o tambor pos las calles, que somos unos putisantos, que solo sabemos hacer eso.

    Nuestro trabajo es mucho mas profundo. Realizamos muchas actividades, para dar ali-mentos a los que nos necesitan, sin preguntar si son cofrades, o creyentes, no, todo lo con-trario. Cuando hacemos ensayos solidarios,

    pasacalles, conciertos bene cos, recogemos alimentos en nuestros cultos internos, o cual-quier otro acto de carcter de caridad, o como se conoce en la sociedad, asuntos sociales, lo hacemos pensando en quein lo puede ne-cesitar, sin distincin de credo, estado social, creencias polticas etc, etc,.

    Pensemos por la pre-sencia de las cofradas en los distintos eventos de nuestra ciudad. En Navi-dad con sus belenes, en Re-yes con las bandas en la ca-balgata, haciendo aun mas felices a los pequeos, en las hogueras, en romeria, en estas del renacimiento, Feria, conciertos musicales, etc.

    Y todo sin olvidar nuestro sentido religioso. Sin duda, todo en global de cofradas y hermanda-des de Ubeda, somos el colectivo mas numeroso en cantidad y sobre todo en

    calidad. Y ah estamos, presentes, escuchando

    siempre mas criticas que alabanzas, cosa esta que no las esperamos, ya que el trabajo y labor es totalmente desinteresada y sin esperar nada a cambio. Nuestra mejor alabanza es nuestro propio trabajo.

    Sigamos con nuestro capirucho, pero sin el caperuz puesto, con la cara descubier-ta, para que podamos decir sin tapujos ni vergenza,que Yo soy cofrade.

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    EL PATRIMONIO COFRADE Y LA CONSERVACIN PREVENTIVA

    POR FCO. JAVIER RUIZ RAMOS

    El mundo cofrade se mueve y no para de evolucionar conforme a unos lmites bien de nidos. A veces parece que a una velocidad vertiginosa y, otras veces, se observan actitudes que sorprenden por resultar casi im-propias del siglo en el que estamos y que, de esta forma, nos demuestran que ese movimien-to resulta muy desigual, pudiendo incluso ser contraproducente para las mismas cofradas en un momento dado.

    La proteccin y salvaguarda del patrimo-nio que atesoran las cofradas no es algo balad. Hay una expresin bien conocida que dice que no se puede proteger lo que no se conoce. Y no le falta razn. Cada vez ms, las nuevas jun-tas directivas de nuestras hermandades, donde la savia nueva se derrama con ideas e iniciati-vas renovadas, van siendo ms conscientes de la autntica responsabilidad que tienen ya no solo con la Iglesia y en el mbito estrictamente religioso, algo que por otro lado debe resultar esencial, sino con el legado que se les confa y cuyo valor sobrepasa el meramente econ-

    mico -que tampoco es nada desdeable- para adentrarse en el mbito espiritual y de los sen-timientos ms ntimos de cada cofrade.

    Creo que esto que exponemos y que es algo que cualquier cofrade entiende como un elemento de sentido comn, no encuentra su correspondencia en el sentido ms pragmtico.

    Por mi experiencia como cofrade, y tam-bin profesional, he tenido la oportunidad de ver como este patrimonio de las cofradas, que es el principal valor de las mismas despus de los/las cofrades, no es conocido ni valorado en su justa medida y, como consecuencia, po-cas veces tampoco tiene un tratamiento, en lo referente a su manipulacin, acertado. En ningn momento quiero poner en cuestin el cario, el amor y el respeto que, tantas y tantas personas que han tenido acceso al mismo, han puesto en su cuidado. Un cuidado, un cario y un amor que, sin embargo, no resulta su -ciente -por diversas razones que cansaran al paciente lector de exponerlas aqu-, para que el mismo se mantenga a lo largo del tiempo con las mayores garantas que permitan su con-servacin. Conservar, pues, se convierte en un planteamiento esencial y de suma importancia para los bienes que con tanto esfuerzo se han ido adquiriendo por parte de nuestras herman-dades.

    El problema se agrava cuando este patri-monio llega a un estado de deterioro tal que no queda otra solucin ms que intervenir. Es lo que lo que los especialistas llamamos conser-vacin curativa, comnmente conocida como restauracin. Una intervencin que siempre ha

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    de ser realizadas por especialistas cuali cados y facultados para ello. Sin embargo existen fr-mulas que, lejos de ser novedosas, son capaces por s mismas de evitar en un alto porcentaje de los casos la solucin extrema de la restaura-cin. Modos de actuacin que, plani cados y bajo la supervisin de especialistas capacitados, esquivan estas actuaciones, en cierto modo agresivas, en el patrimonio. Hablamos de la conservacin preventiva.

    Como ya he apuntado no se trata de una idea nueva. La conservacin preventiva es un mtodo de trabajo que pretende controlar el deterioro de las obras de arte antes de que se produzca. El aplicar criterios de conservacin basados en los principios de respeto a la auten-ticidad, as como el desarrollo y la aplicacin de tcnicas de anlisis cada vez ms so stica-das con el objetivo de determinar las causas del deterioro, han tenido como consecuencia que,

    por un lado, se constate que el origen del de-terioro, en la mayora de los casos, es debido a factores externos o como consecuencia de la falta de mantenimiento. De igual manera, se viene a poner de relieve que la aplicacin ex-clusiva de tratamientos de restauracin no es su ciente para alcanzar un nivel aceptable de conservacin. Por tanto, el hecho de que no sea posible conservar el patrimonio nica y ex-clusivamente con criterios curativos (restaura-cin), ha propiciado un cambio de estrategia en los ltimos aos que ya se han adoptado por las instituciones y que, a su vez, est sirviendo como ejemplo en el mbito del coleccionismo privado o, como en el caso que nos ocupa, per-fectamente aplicable al mundo cofrade.

    Considerando la conservacin preventi-va como una estrategia basada en un mtodo de trabajo sistemtico que tiene por objetivo evitar o minimizar el deterioro mediante el se-guimiento y control de los riesgos de deterio-ro que afectan o pueden afectar a un objeto, una coleccin, etc., parece claro que hay que incidir en los factores causantes del deterioro tales como las condiciones ambientales, inclui-das la inclemencias meteorolgicas durante un des le, los temas relacionados con la se-guridad (robo o vandalismo), factores de gran poder destructor (inundaciones, incendio, pla-gas,), amn de otro grupo de factores liga-dos a la manipulacin de los objetos tales como golpes accidentales, vibraciones, etc.

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    Como profesional de la Historia del Arte, recomiendo encarecidamente a las Cofradas y Hermandades la elaboracin de un Plan de Conservacin Preventiva elaborado y coor-dinado por un profesional del ramo. Es una inversin cada vez ms necesaria en tanto que supone un compromiso real con valores inde-lebles de las mismas cofradas y hermandades. La conservacin de su patrimonio, el respeto a este y el hecho de ser conscientes de que nos somos ms que meros portadores que hemos de transmitirlo a las generaciones futuras en las mejores condiciones, implica realizar el es-fuerzo y asumir ese compromiso desde la rme conviccin de ser lo mejor para todo un colec-tivo intergeneracional como es el colectivo de una cofrada o hermandad.

    Quiero tambin apuntar en estas lneas y, en este mismo sentido, la necesidad de tener inventariado de una manera profesional nues-tro patrimonio y asegurado el mismo conve-nientemente.

    Esto, algo que puede parecer una obvie-dad o incluso insustancial, adquiere una di-mensin relevante cuando el infortunio, del que nadie estamos libres, hace acto de apari-cin. Por citar algn caso reciente me referir

    a la triste y lamentable prdida sufrida por la Ilustre y Ponti cia Hermandad de Nuestro Pa-dre Jess Nazareno -la ms antigua de Palma del Ro (Crdoba)- el pasado mes de diciem-bre de 2014, cuando un incendio hizo que pereciese su titular mariana; o al sufrido en la Casa de Hermandad del Huerto de la malague-a localidad de Ronda el 5 de febrero de este mismo ao. Un incendio que asol dicha casa de hermandad perdindose decenas de tnicas de la virgen y el techo del paso de palio. Un valioso patrimonio que, si no est tasado co-rrectamente por profesionales y contemplado en las plizas suscritas con las compaas ase-guradoras, posiblemente cause una importante merma econmica a las hermandades amn de la insustituible prdida en lo referente al valor histrico o sentimental.

    En de nitiva exhorto a las Hermandades y Cofradas a realizar labores activas, coordina-das por profesionales en la materia, de conser-vacin preventiva en lo referente a su patrimo-nio elaborando, como no puede ser de otra for-ma, un Plan de Conservacin que contemple a todos sus bienes patrimoniales cuya ejecucin venga a actuar como garante en la consecucin de los objetivos expuestos ms arriba.

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    RECOSTRUYENDO EL PASADOPOR ILDEFONSO MIRANDA PREZ

    Regreso a casa despus de un largo y plci-do n de semana y me topo con fotos de esas que todos tenemos guardados en los cajones del olvido. Fotos hechas por cmaras antiguas y manos inexpertas pero que supieron sacar lo que queran sacar. Fotos que guardan un sabor excepcional por la intrahistoria que cada una de ellas puede llegar a atesorar. Solo un sobre con una indicacin en su portada me indica que me voy a topar con imgenes desde 1959 a 2006.

    Sobre que abro con la avidez de un no-vato deseoso de comprobar qu contienen, de qu ao ser, qu se ver o si me descubrir alguna novedad. Cojo la primera y me en-cuentro con dos nias pequeas, vestidas de Las Tres Maras, una casi llorando, la otra mirando jamente el objetivo. Detrs se aso-man tres monaguillos con sus birretas, dos de los cuales cogen los cordones del pendn de la cofrada. Ese detalle de la formacin y salida procesional con las Angustias de los monagui-llos del Hospital de Santiago personalmente no los recuerdo.

    En otra instantnea de ese mismo Vier-nes Santo de 1959 esas dos guras angelicales vuelven a ser el foco de la atencin del experto fotgrafo. Una foto que de un primer vista-zo apenas si aporta ms datos que la que antes lloraba parece que ha encontrado el consuelo, mientras que se compaera sigue en su papel; vamos, que se le ve experta en des les procesio-nales. Sin embargo, un vistazo ms detenido a esta segunda fotografa nos descubre algn que otro detalle ciertamente interesante. Uno, los monaguillos formaban detrs de Las Maras. Y dos, que los cordones de los banderines de cabecera de guin han sido siempre objeto de deseo de nios y mayores cuando este pasaba a tu lado.

    Me topo con una tercera instantnea de aquel Viernes Santo de 1959 y al darle la vuel-ta descubro otro dato ms. 27 de Marzo de 1959 y los nombres de quienes componen el centro de atencin de esta tercera fotografa. Dos pequeos penitentes y dos Maras. Los

    cuatro formados para tal momento a las puer-tas del Parador. Dos bculos de infante sostie-nen en sus manos derechas esos dos nios, que no llevan antifaz sino a cada descubierta. Las otras dos Maras ensayan la postura de manos que luego debern llevar durante todo el des le procesional.

    Estos son solo 3 ejemplos de lo que foto-grafas guardadas con cario por nuestros ante-pasados atesoran en su interior. Fotos en blan-co y negro de la poca, casi sepia, que tienen una importancia vital para cualquier junta de gobierno empeada en reconstruir su pasado a base de imgenes.

    As, en la Cofrada de Nuestra Seora de las Angustias y Descendimiento de Cristo lle-vamos ya casi un lustro empeados en revolver cajones y cajoneras hasta desempolvar esos re-cuerdos que todos tenemos y que apenas si cae-mos en la cuenta de la intrahistoria que cada fotografa nos puede aportar. No en vano, en los dos ltimos aos hemos conseguido des-cubrir datos realmente interesantes de nuestro pasado y de los que no se tena la certeza en imagen de su propia existencia.

    As en la instantnea ms antigua que se conserva de la cofrada de comienzos del 1900 se ha descubierto cmo era la gola primitiva del traje de la cofrada. Gracias a sucesivas fo-tografas hemos ido complementando la histo-ria gr ca de la cofrada en cuanto a nuestro enseres.

    En de nitiva, que poco a poco y gracias a las aportaciones de nuestros hermanos esta-mos completando esa otra historia de las An-gustias . Nuestros hermanos ya saben que se pueden poner en contacto con nosotros para entregarnos esa foto antigua, nosotros la esca-neamos e inmediatamente se la devolvemos a su dueo. De esta forma, el propietario seguir conservndola pero decide compartirla con los dems. Y , a buen seguro, cada foto desvelar destalles que han pasado desapercibidos duran-te muchos aos, tantos como los que ha per-manecido en ese cajn.

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    FILIPICAS COFRADES (I)LAS GLORIAS Y NUESTRA SEMANA SANTA

    POR ENRIQUE MARTNEZ ROZAS

    Antes de decir, lectores y dems, lo que creo que debe decirse en estas circuns-tancias sobre la actual situacin cofrade, me gustara agradecer a la asociacin cultural El Sudario el haber contando con mi primera cola-boracin en su revista.

    A continuacin os expondr brevemente los motivos de mi artculo crtico.

    En primer lugar me gustara sealar el he-cho de que con aba desde hace aos en que las restauraciones de algunos de las ms distinguidas imgenes que en nuestra Semana Mayor proce-sionamos haban sido con adas a la sabidura y autoridad de personas profesionalmente cuali -cadas, verdaderos artistas es a lo que me re ero, y no a la autoridad de los amistades de la junta de gobierno, la cual dicen algunos es Soberana hemos visto a donde ha llevado esta soberana a la Titular de la Hermandad y Cofrada de Naza-renos de Nuestra Seora de Gracia, una autentica des-Gracia es lo que el artista local , si se le puede llamar as, Manuel Martos ha hecho de privn-donos de la Reina del Lunes Santo que Ramn Cuadra nos dej, consideraban algunos que era obligacin de todos aceptar las fatales decisiones que se toman y no responder con crticas, stos mismos consideran, porque no les queda otra, que su error no es tal, que la Virgen de Gracia es la que Ramn Cuadra hizo. Claro est todo esto de cara a la galera porque una vez en la clausura, por as decirlo, todos saben que la magni cencia de Nuestra Seora de Gracia se perdi en el taller sobre los soportales de la Plaza 1 de Mayo, don-de puede que tambin se perdieran las manos de la virgen al parecer, porque es de dominio pbli-co que las manos que la virgen lleva actualmente no son las mismas ni remotamente, no profun-dizar mas en un tema en el cual poco queda ya que decir. beda ha perdido a su Gracia.

    En n un autentico destrozo, pero como los favoritismos y la amistad priman por delante del buen gusto y la correccin as luce Nuestra

    Semana Santa, parece que ste tema del favori-tismo es el que mueve y balancea las bambalinas de nuestras ms altas, corruptas y adulteradas es-feras cofrades, me re ero al capitolio de nuestra S.S. que se encuentra en el nmero 5 de la Calle Muoz Garnica. La Unin de Cofradas, o debe-ramos llamarla desunin porque parece ser que los diputados de sta institucin se mueven en torno al sol que ms calienta y que poco o nada aportan a nuestra Semana Santa. Permiten que el pregn de Semana Santa sea algo ms pare-cido a una autobiografa que a un pregn y se olvidan por completo de todas aquellas cofradas que realizan su manifestacin de Fe fuera de la Semana Santa.

    Este es el motivo principal de mi artcu-lo, por qu se ignora a las Glorias en nuestra ciudad?, a caso no merecen tener un pregn de

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    glorias?, a caso son menos que las hermandades pasionales para que se les preste menos atencin?

    Reivindico desde mi posicin, como la de muchos, de centinela el que se aporte mayor ca-tegora y ms protagonismo si cabe a las herman-dades de gloria teniendo en cuenta que la Alcal-desa Perpetua de la Ciudad, Nuestra Seora de Guadalupe, es la patrona de beda y teniendo en cuenta que lo que la pasin de Nuestro Seor tiene como n ltimo la gloria de la resurreccin y la redencin del gnero humano.

    As bien parece que nuestra querida Unin ha olvidado muchsimo de ello. La unin parece ser que es el mejor escaparate donde seo-res corbata en traje y bculo en mano se exponen a la sociedad ubetense y donde solo los ms se-lectos pueden entrar segn lo visto, donde unos hombres y mujeres de cargos, cuya efectividad es discutible, tratan de mandar sobre nuestra Sema-na Santa. Rezo a Dios para que llegue el da en el que los integrantes de la Unin no miren a nadie por encima del hombre y/o de reojo y reconoz-can la verdadera competencia, aunque claro est eso solo se dar cuando algn valiente inicie una cruzada para depurar este rgano de nuestra Se-mana Mayor y as por n dejar de jugar a la Semana Santa como un da un Ex-presidente sacramental dijo.

    Aunque no es solo la Unin la que otorga posicin, tierra y titulo a determinados cofra-des para opinar, se ve que segn la billetera o la posicin verdadera de cada uno tambin in uye al igual que la edad en esto de la Semana Santa. Es muy conocido el caso de el hombre que des-cubri internet y cre as una web cofrade la cual debera de estar cerrada desde que la Unin puso en marcha su propia web informativa, en n una de tantas irregularidades y negligencias que hoy da se cometen en nuestra vida cofrade. No hace falta que diga nombres pero ste personaje gua de tronos a ruedas representa al perfecto estereo-tipo de cofrade anclado en el pasado reciente y digo reciente porque en el verdadero pasado de nuestra Semana de Pasin todos los pasos o casi todos iban a costaleros o portadores, se trata de un pequeo gran colectivo que cada ao cuenta con menos partidarios, a Dios Gracias, son per-sonajes que los menos aun mantienen el apoyo de un determinado grupo de cofrades y los cuales

    por muy redichos que se quieran mostrar y muy aparentones que pretendan ser se van al pueblo de al lado y no los conoce nadie.

    Sobre todo destacan estos favoritismos en foros de debate donde unos se de enden a los otros mutuamente segn el inters que se requie-ra, son esta clase de situaciones las que producen los canceres a nuestro mundo cofrade y puesto que algunos dirn que yo en este artculo tam-bin estoy criticando les responder que si al-gunos se ven con la autoridad para ensear los conocimientos que son y los que no, yo tambin me veo con esa autoridad porque nadie es ni ms ni menos que nadie en nuestra religin.

    Nos encontramos por otro lado la idolatra que causan las representaciones de Dios, Mara y los Santos, as pues escuchamos muy usualmente que La Reina de beda es la Virgen de Gra-cia, no obstante y si debe de haber una reina en la ciudad de religin catlica sera Mara fuera cual fuera su advocacin, pero si bien queremos mojarnos en temas de fe y/o fanatismo religioso popular o hablando en bruto quien mueve a ms

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    gente y quien manda en la ciudad deberamos hablar inamoviblemente de Dios como Nuestro Padre Jess el Seor de beda y como reinas de la ciudad a Nuestra Patrona la Virgen de Gua-dalupe y a Nuestra Seora de la Soledad y esto es indiscutible le pese a quien le pese, si es cierto que cada uno podr tener a Su Cristo y a Su Virgen pero siempre sern de fervor inalienable e incomparable Jess, Guadalupe y Sole-dad.

    Pero no es todo una crtica en una lpi-ca, tambin hay cabida para la felicitacin y la exaltacin de quienes realmente se merecen ta-les. Desde hace unos aos nuestra Semana Santa viene sufriendo unos altibajos muy parecidos a las curvas de las carreteras, es decir, cuando unas hermandades van bien otras van mal y vicever-sa. Pero existen algunas cofradas elogiadas por todos como son Jess Nazareno, con muy buen criterio dicho sea de paso, Gracia y Sentencia en-tre otras, y luego estn las que deberan de ser elogiadas por los problemas que ao tras ao solventan como Resucitado, Borriquillo, Santa Cena y Humildad entre muchas otras.

    Tomare un ejemplo de cada caso.En el primer caso debemos de estar ms

    que orgullosos de cmo la cofrada de Jess nos ha demostrado en muy poco tiempo lo que es una buena gestin, una elegante priosta y eje-cucin de manifestaciones pblicas as como una profundizacin en la fe y un espritu innovador a la par que luchador, todo esto sin contar que jams se han gloriado de ello pblicamente y que lo han hecho todo casi en una clandestinidad conventual, pese a ser m cofrada, enhorabuena por la gestin de Jos Luis del Castillo un cla-ro ejemplo de cmo debieran ser las juntas de gobierno en muchas hermandades. En segundo lugar cabe destacar la labor que la cofrada de Je-ss Resucitado y Nuestra Seora de la Paz que como muchas cofradas con lo poco que tienen y la ayuda, que gracias a Dios aun se prestan las hermandades entre ellas, da un gran ejemplo de cmo pese a ser una cofrada que lleva ruedas va evolucionando muy rpidamente hacia un ca-mino de perfeccin que no tiene lmites ni n pues la caridad, la cual es muy practicada por la mayora de hermandades lo cual es encomiable, es el n ltimo de toda nuestra labor y sta no

    tiene n. El Resucitado es una de esas cofradas que nos traslada a otra Semana Santa ya pasada y con mucho sabor, como hace Jess o la Soledad. Es esta hermandad otro ejemplo de cmo con un mnimo de criterio y de autoridad se puede realizar una magni ca y digna exaltacin a Dios y Mara, como es el caso de la ltima eleccin de la junta de gobierno sobre el Vestidor de Nuestra Seora de la Paz la cual es aplaudida por toda la hermandad. Ya ven como con que poco se hace mucho y como no hace falta las preferencias para ser una buena hermandad.

    Concluyo este artculo ya pues no querra embaucarme en ms temas que desarrollar Dios mediante en futuras Filpicas si se me ofrece la oportunidad en esta misma revista.

    Por ltimo vosotros lectores os pido que, aunque no os atrevis a adheriros a mis pareceres y propuestas, me escuchis, no obstante, amable-mente, como habis hecho hasta ahora, pese al silencio que se mantiene.

    Yo solo soy una atrevida voz de entre el pueblo cofrade que predica la razn y la verdad que algunos no se atreven y s que por ello ser fustigado.

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    MIRA DE NUEVOPOR ANTONIO MORENO QUESADA

    Nos cuenta la Biblia de la Alianza que hizo Dios con el pueblo judo, de for-ma que uno sera su Dios y el otro se-ra su pueblo. Dicha alianza se plasm en los Diez Mandamientos.

    Durante siglos esta Alianza fue poco a poco convirtindose en una ley tan estricta, que no poda pensarse en una vida fuera de la Torah, sin que cayese el yugo de sus guardianes.

    Tan agobiado se senta el pueblo judo y sus profetas, que mu-chas veces anunciaban la llegada de un mesas que salvase la Alianza de la deriva que el paso del tiempo le haba produ-cido. El pueblo espera-ba un salvador que los liberase de sus distintas opresiones.

    En este contexto, nos ha parecido siempre normal que Jesucristo fuese el mesas espera-do y anunciado durante tantos aos, incluso su primo Juan el Bautista lo dice. Tambin nos ha parecido siempre nor-mal, por supuesto lgi-co, que Jess fuese en-viado por su Padre Dios para morir y con su sacri cio salvar al pueblo judo y por ende a nosotros.

    Pero porqu no pensamos en una nueva mirada a la historia de Nuestro Seor Jesucristo.

    Creo que efectivamente Jess era el Mesas que tanto haba pedido y esperado el pueblo de

    Dios y que este lo mand hecho hombre. Jesu-cristo durante aos se comport como un ser humano. A veces recordaba a su padre Dios y a la misin que l tena. Su misin no era otra que establecer una nueva alianza entre Dios y su pueblo, basada en amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. De forma que el nuevo pueblo de Dios no sera solo el judo, sino aquel que aceptara esta nueva alianza

    y entrase en ella a travs del bautismo.

    As Jess comien-za a predicar al pueblo basando todos sus pen-samientos en el Amor y en el Perdn. Jess como humano empatiza con todos y pronto cimenta el concepto de que to-dos, al ser hijos de Dios, somos hermanos, somos sus hermanos.

    Durante los aos de su vida pblica, Jess a travs de las bienaven-turanzas, las parbolas y a veces, con la ayuda de Dios-Padre, los mi-lagros, comienza a en-tusiasmar a un pueblo que estaba necesitado de una nueva forma de vivir. Tambin forma la

    primera comunidad cristiana con sus amigos a los que llama apstoles de la Nueva Alianza. Y siempre bajo la bandera del amor a Dios y a los semejantes y el perdn in nito.

    Y todo lo hizo como hombre. Jess nos demostr que su forma de entender la vida era

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    vlida para los seres humanos, no era una proe-za propia de Dioses u hombres perfectos, su mensaje era un mensaje de un hombre para sus hermanos, que solo necesitaba una condicin: querer practicarlo y predicar con el ejemplo.

    Y porque lo estaba demostrando enfad a los poderosos, no porque fuese contra ellos, sufriendo por ello pasin y muerte..

    Dios envi a su hijo a ensear un nuevo mandamiento, no a que lo sacri casen. Esto lo hicimos las personas. por la libertad que el propio Dios nos dio al crearnos. Un Dios que es Amor no manda a su hijo al patbulo como objetivo. El mand a su hijo a ensearnos una nueva manera de vivir, una nueva manera de re-lacionarnos entre nosotros, Una nueva manera de creer en Dios,

    Jess saba que la misin era peligrosa, pase de m este cliz, pero la acepta por ser la voluntad de su Padre. Al nal, el sabe que su pasin la han realizado los hombres, dando ejemplo postrero de su mensaje de Amor, pide a su Padre Dios que nos perdone porque no sabe-mos lo que hacemos.

    A Jess lo matamos nosotros y es despus de muerto, cuando est yacente y tapado con una sbana, el momento que Dios elige para volver a completar la Trinidad y lo resucita, dndonos con ello la esperanza de la vida eterna.

    Miremos de nuevo, Jess nos indic el camino amar para perdonar, perdonar para ser amado. No es tan difcil solo hay que crerselo y quererlo.

    Que nuestras cofradas sean semillero de amor y perdn por los dems, porque con eso seremos hermanos de verdad, testigos de la Fe, La Esperanza y la Caridad, que no haya cofra-des de primera y de segunda, que no miremos a nuestros hermanos por encima del hombro, que no digamos un mensaje, porque hay que decir-lo, y hagamos otra cosa y que nuestra mxima sea que dando se recibe. Lo contrario nos lle-vara a ser como dijo el propio Jess sepulcros blanqueados, y el mensaje que transmitiramos sera que es muy bonita la procesin pero est vaca y muerta por dentro.

    Marzo de 2015

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    Digamos que yo soy Charlie, y traigo hasta esta publicacin una cuestin ms propia del mes de febrero, mes crtico por lo de carnavalesco, que de este mes de la Cuaresma cuando nace esta obstinacin del amigo Salva. Y digamos que la traigo aqu porque ya ni el mundo alza la voz y entona can-ciones con esta temtica en carnaval; y el conte-nido de este artculo nos postra a los cristianos, y en este caso a los co-frades, en el cadalso de la ignominia y la doble moralidad, donde es-peramos que nuestros propios actos sean la soga que abrace nuestro cuello.

    Digamos que yo soy Charlie; no Hebdo, sino Charlie a secas: un hombre cristiano y, por la gracia de Dios, cofra-de. Un hombre amante de su religin y apasio-nado con sus cofradas. Un vaso medio conven-cido y un vaso medio insatisfecho; vamos, un hombre perfecto. Un hombre que duda; y en este caso duda de la moralidad del hbitat en el que se mover esta publicacin. Duda del compromiso del mundo cofrade con el sufrimiento y las barbaridades que sus correligionarios estn padeciendo en la actualidad, en ciertas partes de este mundo. Lo he dicho, pero lo vuelvo a repetir: Nos estn matando! Y no hacemos nada para evitarlo.

    YO SOY CHARLIEPOR ANTONIO MANUEL MEDINA

    Yo soy Charlie y recuerdo como, desde las ms altas cumbres de nuestra Iglesia, se nos ins-taba, se nos convidaba, a colgar de nuestras sola-pas un lazo para posicionarnos a favor de la pro-testa cuando una ley zapateresca se postulaba en contra de la vida. Contra la vida, no ya cristiana (a saber qu fe habra llegado a abrazar el nona-to que queramos que naciera), sino cualquier

    modo de vida, ya hubie-ra sido pobre o rica, sana o enfermiza, colmada o hambrienta, con un fu-turo incierto o con una pronta muerte certera. Y lo recuerdo porque hoy (bueno, siempre ha sido as, de un modo u otro, en este vergel de almas, se ha atentado contra la vida), ms que nunca, miles de los nuestros (es-tos s es verdad, a ciencia cierta, que son nuestros; no como los nonatos a los que les queda una vida para elegir y pro-fesar) mueren a manos de la ms cruel de las ignorancias, represiones y ultrajes. Hoy, otras leyes, cruci can, incine-ran, despean, degollan,

    lapidan, violan, mutilan, silencian, aplastan y, en n, denigran a la raza cristiana. Y en esta raza, tambin hay nios. Nios. Los mismos nios que, aunque nacidos, llevan ms de mil aos desnutridos y condenados a una muerte venidera, en el vientre de frica, en la mala Corea o en la China emergente.

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    Yo soy Charlie, aqu queda escrito el docu-mento que he de leer antes de que mi estacin de penitencia d comienzo. Esta es la palabra que me quema y hierve mi sangre. Queda es-crita a sabiendas que ninguna cofrada alzar la voz, tal y como se hizo aquel ao en contra del aborto o, ms bien, en contra de una ley que un partido poltico postul en contra del derecho a nacer de todo embrin creado. Porque defen-der la vida, si es que se defenda a esta, es una obligacin, no ya de un cristiano cofrade, sino de cualquier ser humano creado por la gracia de Dios. Y esta no se de ende con un lazo sobre el hbito penitencial, sino con la voz del corazn que desgarra todas las entraas del alma para verterse al viento, al odo, a las conciencias.

    Yo soy Charlie, y antes de que nuestros iconos sagrados puedan caer en manos de la barbarie y la obcecacin ignorante de unos lo-cos demonios, me hago piedra rota y desplo-mada para mostrar de forma activa, mi repulsa

    hacia los demonios que atentan contra lo que soy: un ser humano libre, con valores cristianos y preso en la honradez de afrentar a quien desee estigmatizarme.

    Yo soy Charlie, y traigo estas palabras ms propias de carnaval que de la Semana que nos viene; porque esto ya no requiere de carnaval ni de Semana Santa para denunciarlo; requiere de vida, de moral y de compromiso. En uno, se han perdido en el tedio de escribir buscando el falso aplauso y el reconocimiento de un con-curso; en la otra, nunca tuvieron cabida, pues en ella evangelizamos con Jess y su Madre en la calle, y con Ellos todo queda dicho: el error no es que ahora no se diga nada, el error es que no se tuvo que haber dicho nada. Como dijo El Roto, poniendo en boca del cruci cado: Lo que me faltaba, lacitos!

    Yo soy Charlie, y slo T me bastas. T, y no el doble que se hace de Ti en la tierra.

    C/. Mesones - UBEDA

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    TEMPLOSPOR ANTONIO NGEL RUIZ RESA

    San Pablo, San Nicols, Mara Auxiliado-ra, San Miguel, Santa Mara, Santa Tere-sa, San Isidoro, San Milln, Santa Clara son nombres que ha todos nos suenan, sabemos con certeza, que se trata de nombres de iglesias de nuestra ciudad, pero que en Semana Santa adquieren un protagonismo ms elevado, que durante el resto del ao, pues se convierten en partida y regreso de des les procesionales, en-tre otros actos religiosos propios de la celebra-cin de la Pasin, Muerte y Resurreccin de Jess en beda. Ejemplos arquitec-tnicos, testigos silenciosos de la evolucin del sentir cofrade de una poblacin, que en su mayora vive in-tensamente estos das.

    Estos lugares santos invitan a descubrir una Semana Santa diferente, una vez la cofrada est con sus titulares en la calle. El silencio domina el inte-rior, adornado por un olor agradable, sostenido por la combustin de incienso y los aromas de las ores. A media luz, entre lmparas elctricas y velas, el templo invita al recogimiento. Sentarse en un banco, entre grande paredes, y elevados techos, y ante el altar, el sentimiento de paz es pleno.

    Mientras dura la Semana Santa, estas igle-sias experimentan, una entrada y salida de gente ms abundante de lo habitual, cofrades, turis-tas, paisanos se encuentran, unos por los pre-parativos de su hermandad, otros por conocer y

    descubrir, aquellos por recordar y volver a vivir. Al nal el objetivo es el mismo, y el templo lo cumple, es la casa de todos, y a todos acoge.

    Varios golpes a modo de llamada en la gran puerta de madera, y la algaraba de la gente que abarrota la entrada se apacigua, aunque el silencio absoluto, es casi imposible conseguir. Las grandes hojas de la puerta se van abriendo lentamente, y los primeros capiruchos se em-piezan a ver, ya sea de da o de noche, el tem-

    plo que sirve de escenario a una salida procesional, es enaltecido por todos los presentes, su belleza estruc-tural contribuyen de mane-ra especial en la escena que discurre ante ella. Desde una perspectiva o de otra, el templo complementa de manera magistral una foto ideal, que simpli ca en un todo o en una parte, un recuerdo de un momento sublime: la salida.

    De forma sencilla, po-demos decir, que la Semana Santa no sera tal, sin sus templos, testigos mudos del crecimiento de su propio

    esplendor, y que a modo, de pequeo guio, este corto artculo ha querido homenajearlos, con el propsito sincero de invitar a disfrutar de este tiempo tan especial, tanto dentro como fuera de las iglesias, pero siempre con el respecto y solemnidad que se precisa, para que la paz que albergan no se pierda nunca, una vez la cofrada est en la calle.

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