Molano Barrero Joaquín Villa de Leiva : ensayo de interpretación social de una catástrofe ecológica parte 1 Universidad de Los Andes-Facultad de Ciencias-Postgrado en Ecología tropical. 1988. p. 133 Venezuela Disponible en: http://bdigital.ula.ve/RediCiencia/busquedas/DocumentoRedi.jsp?file=33610&type=ArchivoDocumento &view=pdf&docu=26885&col=5 ¿Cómo citar?
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Molano Barrero Joaquín
Villa de Leiva : ensayo de interpretación social de una catástrofe ecológica parte 1
Universidad de Los Andes-Facultad de Ciencias-Postgrado en Ecología tropical. 1988. p. 133
VILLA DE LEIV A Ensayo de Interpretación Social de una Catástrofe Ecológica
TESIS DE GRADO
JOAQUIN MOLANO BARRERO
DIGlTAL,ZADA http~//tesis.uta.ve
VENEZUELA
1.988
e
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS
POSTGRADO EN ECOLOGIA TROPICAL
V 1 L L A D E L E 1 V J\
ENSAYO DE INTERPRETACION SOCIAL DE UNA CATASTROFE ECOLOGICA
TRABAJO PRESENTADO POR JOAQUIN MOLANO ANTE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES COMO REQUISITO PARCIAL PARA OPTAR AL GRADO DE MAGISTER SCIENTIAE EN
ECOLOGIA TROPICAL
MÉRIDAJ JUNIO 1988 VENEZUELA
El agua ha muerto, antaño caminaba
sencillamente, sin ningún asombro.
Iba desde las eras hasta el trigo,
pasando por Septiembre iba hasta Agosto.
Agua que circulaba todo el año
en las venas azules del otoño,
en las begonias de la primavera,
en el verano dulce de las mostos
o en las altas espigas invernales ...
Y ahora, sin su voz, todos· los campos
-como casas vacías- están solos.
Acosados de sed, abren los brazos
en impotente imploración los olmos
amarrados de pie sobre una tierra
que se quedó sin sangre ...
Y ahora, el hombre está solo frente a la desolación
que ha ido sembrando en el paisaje.
Soto, 1982
iii
TRABAJO PRESENTADO ANTE LA ILUSTRE UNIVERSIDAD DE LOS ANDES COMO REQUISITO PARCIAL PARA OPTAR AL TIT~ LO DE MAGISTER SCIENTIAE EN ECOLOGIA TROPICAL
iv
EL PRESENTE TRABAJO HA SIDO REALIZADO
BAJO LA ACERTADA DIRECCION DEL DocTOR
GUILLERMO SARMIENTO.
V
A l1ARIA PAULA
vi
AGRADECIMIENTOS
Al doctor Guillermo Sarmiento, por su estímulo y eficien
te orientación, práctica y teóricadurante el desarrollo del
presente trabajo.
Al doctor Otto Solbrig, por sus oportunos comentarios
brindados en la fase de consolidación del proyecto.
A la Universidad Nacional de Colombia, por haberme perm~
tido hacer uso parcial de mi tiempo de trabajo, para la ejec~
ción de la investigación.
Al doctor Roberto Jaramillo, con quien trabajamos la ve
getación en varias jornadas de campo, en sin igual fraternidad.
Al equipo Científico del Instituto de Ciencias Naturales
de la Universidad Nacional de Colombia, por la determinación
del material vegetal.
A Juan Mario Martínez, Fernando Ortíz, Luz Marina Melo y
Pablo Rodríguez, éon quienes hicimos caminos al andar y mucho
más.
A los campesinos de la Provincia de Ricaurte, quienes
me enseñaron frustaciones, verdades y esperanzas.
A mi esposa, Luz Marina Merchán, por su sincero, afectuo
so y constante apoyo por las múltiples sugerencias y el exige~
te mecanografiado del texto.
A Doris, Margot, Lida y Luis, por su invaluable apoyo en
el camino.
A quienes por olvido omito, pero que tienen un lugar aquí
y en mi gratitud.
vii
RESUMEN
En el presente trabajo se llevo a cabo una revisión amplia de-la lite
ratura pertinente al an~lisis del paisaje. Precisados los planteamientos y, tendencias según campos de la ciencia y corrientes del pensamiento filosófi
cos, se asumió un enfoque integral amplio con el cual se interpreta la com
pleja y continua interacci6n naturaleza-sociedad. La metodología propuesta
se aplica a las montañas tropicales de Colombia, en una subregión bien part~
cular de la Cordillera Oriental denominada Villa de Leiva~
El medio natural es considerado como un potencial físico-biótico, base
~prescindible de cualquier organización social y fuente esencial de recur~
sos para satisfacer las necesidades de los hombres. La base geamorfológica
integra los procesos formativos de los Andes y el relieve resultante en las
fases geodinámicas internas y externas. Se determinan así las potencialida
des del subsuelo y el carácter condiciónante del relieve, un factor básico
para comprender el comportamiento de los elementos del clima y la evolución
de los suelos~ La presencia de la vida animal y vegetal está ligada a los pr~
cesos emersivos andinos y al surgimiento de ambientes topo y edafoclL~áticos
muy variados y contrastados.
Los procesos de ocupacion humana modifican esencialmente el potencial
natural del área. Una primera fase amplia de poblamiento y asentamiento hu
mano, culmina despues de más de 10.000 años de la incursión del hombre. Como
producto de su actividad, aparece un ordenamiento del espacio donde cohexis
ten sistemas de labranza, franjas de bosques, barbechos de tipo corto y un
pobla~iento nucleado-disperso.
Hacia la tercera decada del siglo XVI, los indígenas descubren a unos
invasores procedentes de la península ibérica, quienes se apoderan del Valle
con su potencial de recursos naturales y humanos. Pasados cerca de 300 .años,
logran mediante practicas ecocidas y genocidas, una radical transfonnación y
ordenamiento del espacio sociaL La acción fue tan violenta que muchos eco
sistenas de montaña co;Lapsaron de manera irreversible y muchos indígenas m~
rieron luego de forzarlos a convertir su fuerza de trabajo en un medio --' de
destrucción de su propia naturaleza.
Todo el espacio geográfico está socializado. Los recursos minerales, -
vegetales y animales integran paisajes diversos, caracterizados por múltiples
formas de erosión, suelos esqueléticos, vegetación empobrecida y campesinos
minifundistas con muy pocas posibilidades de progresar con la satisfacción -
de las elementales necesidades de un hambre. La escasa aptitud de uso de los
suelos, la forma de tenencia de la tierra y la pobreza de sus habitantes,fue~
za procesos migratorios y venta de las tierras; situación aprovechada por las
nuevas relaciones de producción que impone el desarrollo del turismo. Una vi
sión naturalizada de esta catastrofe ecol6gica se le vende al desprevenido t~
rista, quien en su afan de escapar de la urbe y de consumir, no puede enten
der ni explicar el producto de unasformaciones sociales hist6ricamente liga
das a esta región de montaña.
INDICE GENERAL
INTRODUCCION
CAPITULO I
FUNDAMENTOS TEORICOS SOBRE ANALISIS DEL PAISAJE
l. Planteamiento en torno al paisaje. . 2. Hacia la conceptualización del paisaje
3. Estudios integrados del paisaje. . 4. Ecología y Sociedad . S. El espacio en las montañas tropicales.
CAPITULO II
LOS ANDES COLOMBIANOS
1.
2.
Situación orográfica andina.
Localización del área ....
CAPITULO III
EL ~~DIO NATURAL
Síntesis geológica.
Formaciones geol6gicas.
. .
. . .
.
. .
. . . . . . . .
.
. . . .
l.
2.
3.
4.
S.
6.
7.
8.
9.
1 o. 11.
Relación de la geología con los procesos eros1vos ..
Correlación hidrogeológica ..
Aspectos climáticos . . ..
Rasgos el imá ticos de 1 a montaña andina. .
Aspectos ambientales del área de estudio
Condiciones regionales ....
Condiciones locales. . ..
Precipitación. . . .
El suelo ....... .
i:x
2
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108
Digital 08
Nota adhesiva
Tesis con un error de enumeración en el archivo original impreso. Esta debería ser la página X, no IX. Nota creada por BDULA.
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12.
13.
11.1. Suelos en el sector de Villa de Leiva ...• 112 11.2. Suelos de montaña con pendientes irregulares 116
rica de cronistas, visitadores, viajeros e historiadores conte~
poráneos. S) Facilidades de acceso: distantes 180 Km de Bogotá
y comprendida dentro de un circuito vial import~nte entre Cundí
namarca y Boyacá.
Es sabido que los Andes Septentrionales han soportado un
largo proceso de ocupación humana, desde los pobladores tempra
nos (12.500 A.P) hasta los procesos de poblamiento modernos y
contemporáneos. La primera fase de poblamiento indígena culmi
nó en formas de organización socio-económicas y políticas avan
zadas, las cuales se articularon de manera particular en los e~
pacios montañosos andinos, dando lugar a diversos paísajes agr~
forestales y núcleos de población dispersa o concentrada. Esta
fase comprende el 75% de la historia del hombre en los Andes Co
lombianos.
El poblamiento hispánico iniciado a comienzos del siglo XVI, siginificó un cambio radical y profundo de los paísajes indíge
nas. La concepción del mundo manejado por los españoles, sus
formas de organización social y económica,su desarrollo tecnoló
gico y sus fundamentos ideológicos, estructuraron una nueva so
ciedad y unos nuevos paísajes. Las labranzas y los bosques man
tenidos corno estructuras de los paísajes muiscas, desaparecieron
paulatinamente con sus creadores, iniciándose la tala del bos
que para dar paso a los hatos de ganado y a la agricultura de
limpia. A su vez, los núcleos poblacionales rnuiscas, desapare
cen o son convertidos en pueblos de indios y de blancos, provo
cándose asi una revolución urbana hasta entonces no conocida. -
Igualmente, formas comunales de uso y manejo de los recursos fís.!_
co-bióticos, son suplantados por la propiedad privada del suelo
y d~ la fuente creadora de riqueza: el trabajo del hombre. Es
tos radicales cambios, apoyados en un desprecio por los indíge
nas y en un desconocimiento de la dinámica ecológica de los am
bientes tropicales de montaña, dieron al traste con los recursos
ffsicos, bióticos y humanos, al punto de que la fase presente,
hereda un paisaje degradado con estados irreversibles donde -
coexiste la miseria y la opulencia.
La metodología planteada en este trabajo es amplia y se p~
ne a prueba, buscando a través de ella alcanzar los objetivos -
propuestos como su propio perfeccionamiento. Ello cubrió las
siguientes fases: .1) Trabajo de cartografía y fotointerpreta
ción, con el propósito de establecer el estado actual del área.
2) Interpretación de las diferentes unidades espaciales del área
con el fin de establecer un mapa de paísajes. 3) Caracterizacron
del clima, el suelo y la, vegetación, a través de fuentes docu
mentales y de trabajo de campo. 4) Tipificación de las fases
históricas ocurridas a través de documentación escrita encontra
da. S) Entrevista con habitantes de los distintos lugares del
Valle. Complementario a los pasos citados, la metodología se ap~
y6 en un análisis crítico de trabajos y documentos, a partir de
los cuales se elaboran nuevos materiales interpretativos de es
ta realidad espacial.
-· 1 .
CAPITULO I
FUNDAMENTOS TEORICOS SOBRE ANALISIS DEL PAISAJE
Una aproximación en torno al análisis del espacio y a
su evolución hacia la conformación de paisajes como resul taao de la íntima relación entre la naturaleza y la soci~ dad, preceden al desarrollo del trabajo, como marco teóri
co esencial.
El ambiente donde se desarrollan las actividades mat~ riales y espirituales de la sociedad, adquiere el carácter
de un espacio estructurado el cual evoluciona conjuntameg te con los procesos sociales.
La ciencia del espacio hace rrente ·a una revolución en
los criter~os fundamentales. Se pretende pasar de las valoraciones estéticas y emocionales. del paisaje y.de las descripciones empíricas, al espacio, como una conceptualización de la interacción entre la naturaleza y la socie
dad a través del tiempo;es decir, el paisaje, como algo ere~ do, como una experiencia humana que obtiene significado a través de la intencionalidad de los grupos sociales (Relph,
1970). Este enfoque toma en cuenta el contexto histórico
social en la expresión espacial de las formas socio-económicas.
La conceptualización del paisaje no debe ser vista co
mo una superestructura conspicua· de un sistema de interacc~ones, sino como ·decantaciones de la historia y sus es-
·tructuras económicas en los espacios de la geografía (González,1981). Es decir, la cultura objetivada en el espacio sobre los fundamentos inorgánicos y orgánicos de los escen~ ríos naturales (Vidart,1981).
2
De esta manera, el análisis de los espacios soci-natu
rales (paisajes), debe comprender una visión histórica de
la sociedad junto con los procesos naturales que lá susteg
tan,-una conformación y evolución de la sociedad con sus
distintas etapas de desarrollo y avance tecnológico y fi
nalmente,una concepción objetiva del mundo y de la vida
para interpretar a través de ella los procesos formativos
de la ciencia del paisaje. Este planteamiento requiere
necesariamente de un enfoque interdisciplinario y una metQ
dología que permita una investigación verdaderamente integrada.
1. PLANTEAMIENTO EN TORNO AL PAISAJE
En su elaboración, el concepto paisaje rué sustentado
por el enfoque geográfico tradicional. Predominó en él,
la descripción y el inventario, fuertemente limitados para
dar una explicación de la evolución y la constitución de
loa paisajes. La geografía reg~onal representa un esfue~
zo en el camino por asumir el estudio integral de las ár.eas geográficas homogéneas. Esta.geografía regional fué más
un método que una teoría para decifrar el ordenamiento del
espacio terrestre. La indefinición de sus lÍmites; la fal
ta de criterios para establecer la homogeneidad y coheren
cia regional; las limitaciones para sectorizar, delimitar
e integrar los paisajes, hizo que la regionalización,con
sus fuertes motivaciones empíricas, adquirieFa una gran
diversidad de aplicaciones, muchas de las cuales provocaron
más la dispersión que la integración deseada. Como plantea
Bertrand (1978), la geografía regional, no progresará por
que no reposa sobre ningún método de análisis.
La herencia del planteamiento regional es recogido por
!)
...
3
La planificación territorial, el ordenamiento territorial
o la planificación regional, prácticas de análisis espacial ~nsertadas dentro de un marco de relaciones jurídi
co-institucional que pretende explicar como se producen
y modifican los ordenamientos territoriales. Debe recon~
cerse ~ue éste análisis no tiene continuidad en su con
formación ni en su aplicación y además, se halla muy di~
perso y anquilosado por la tecnoburocracia que la impl~
menta ~penas como un esquema de trabajo.
2. HACIA LA CONCEPTUALIZACLfrN DEL_ PAISAJE
Las definiciones y conceptos de paisaje han evolucion~
do independientemente en un buen número de países, con eg
foques diversos y no siempre bajo las mismas directrices (Sochava,1975), creando con ello una s~ficiente ambiguedad.
El paisaje c·omo mosaico de ecosistemas en di versos gr~ dos de transformación y adecuación, ha sido analizado por
Hills (1974), Fabos et al (1980), Klink (1974), Olschowy (1975), McBride (1977), Schreiber (1977), Naveh (1978),
Dorney y Hoffman (1979), González (1981), y Zube et al (1982)
entre otros.
La permanencia, evolución, transformación, cambio y d~ saparición, son eventos de unos procesos abióticos y bióti
cos que deben asumir su verdadera dimensión espacio-temporal~ · La comprensión de las estructuras básicas como elementos pri marios del paisaje deben entenderse a través de la historia del planeta. Por tanto los paisajes, desde el punto de vi~ ta ecológico y biogeográfico, aparecen como entidades natu . -
·rales, cuyos componentes ca-evolucionan desde su misma ap~
rición. De esta maner~, el análisis de la dinámica del pai
saje, debe abarcar varios niveles de raciocinio, que permi
tan conocer tanto el paisaje natural, como sus modificatfuones
1 o o ¡::,:¡
4
surgidas en la creación del paisaje socio-cultural.
Los logros alcanzados por la ciencia geográfica, la
postura metodológica de la ecología, el desarrollo de los
estudios integrados y el análisis e interpretación planteado por la ciencia del paisaje, han constituído un av~ ce significativo en el conocimiento del paisaje.
De acuerdo con González (1981), he elaborado el siguien
te cuadro resumen sobre las acepciones y el orígen del término paisaje.
TERMINO PAIS bARAG:l'~RISTICAS CONCEPTO DEFINICION
LANDSCAPE NGLA- Comprende ele Uonjunto de coro Cf) Ir ERRA mentos fácil= ponentes perceji o mente percep- FENO- tibles en forma o tibles. de panorama, e& H li< LANDSCHAFT jALEMANIA Es lo.visible SISTEMA cena o paisaje. c:x: del paisaje. Paisaje percibi 0::: o do en forma sen o
sorial, intili ti ~ LANDSKIP HOLANDA o va, global.
Cf) ECOSISTEMA INGLA- Incluye compo- Conjunto de abs o
TERRA. nentes de ob- tracciones lo--o . , CRIPTO- gradas median-H servac1on no
li< inmediata, no te análisis 16-¡ c:x: SISTEMA 0::: ciones abstrae J gico y cuantit.!!. o GEOSISTEMA ~.R.s.s. tas. tivo del paisaje o ¡::,:¡ real. Enfoque o
1 teórico.
Cuadro No. 1_ ..
CONFORMACION DEL CONCEPTO PAISAJE
5
Las características perceptibles (fenosistemas) y las abstracciones del paisaje, (criptosistema), deben tender
a integrar un concepto más acabado, entendiendo el paisaje
como una interpretación social de la naturaleza (Bertrand, 1978). La eco-geografía busca estudiar el paisaje en la dinámica de sus elementos y sus relaciones, reconmciendo una organización jerárquica de la naturaleza, cuyas entida
des con~retas espacio-temporales requieren una interpretación holística (Naveh,1978), ya que en el paisaje se hallan superpuestos elementos de_diferentes estadios de desanrollo
natural y socialPiadro No.1).
Una concepción moderna del paisaje se puede fundamen
tar en principio, tomando como base la integración de las geociencias y las biociencias, que se remonta hasta Humboldt
(1808) quien plantea la unidad del mundo. Debe incorporar también el concepto metodológico del Troll (1963), quien concibe el paisaje como un segmento concreto de la superficie terrestre con una estructura distintiva. Debe apoyarse
en la formulación de Tansley (1935) a cerca de los sistemas ecológicos (Ecosistemas). A su vez, asumir los planteamieg
tos de Grigoriev ( 1937) y Ka.lesnik ( 1947) sobre la integración de todas las ciencias de la naturaleza; como también
debe apoyarse en la propuesta de Sukachev (1940) sobre los
sistemas denominados biogeocenos~~gualmente, tomar en cueg ta el concepto Complejo Territorial Natural de Solntsiev y colaboradores (1947), y la formulación de concepto geosistema propuesto por Sochava (1963), y desarrollado en Francia po~ Bertrand (1968).
Las anteriores formulaciones establecen propiedades di
versas de los conjuntos ambientales, buscando definiciones
más completas, integradas y sistémicas del paisaje. Por ello,
..
6
el amálisis de estos conceptos debe provocar su ubicación
o reubicación de ellos en el proceso de conocimiento y ro~
mulación de idea de paisaje.
Cuando tomamos aisladamente uno de ellos como guía pa
ra analizar el ordenamiento espacial, el paisaje resulta
parcialmente explicado, llegando a comprenderse como una
estructura distintiva, un conjunto de sistemas ecológicos,
una descripción de la epidermis terrestre, o como un compl~
jo geográfico estudiado por la geograría (Isachenko,1968).
Un esquema del geosistema y el complejo territorial n~
tural se aprecia en las figuras, 1. y 2 • El geosistema es
tá integrado por el nivel de síntesis alcanzado en el eco
sistema y por la recíproca interacción del complejo terri
torial con la acción antrópogena, Tricart (1981), se apoya
en la geograría y la geomorfología; campos de la ciencia
que permiten un punto de vista co·nvergente sobre la realidad
que nos circunda. Interpreta el ecosistema como un esquema
lógico de una red de flujos; enrocando su análisis hacia
los estudios integrados.
Al plantear los términos· ecosistema y geosistema, se e~ tá hablando de ecología y geografía. Se trata de concebir
la realidad como un sistema , donde la realidad fenoménica
es tomada como un conjunto de elementos inconexos e ínter
actuantes, cuyo funcionamiento se relaciona con los mecani~
mos fundamentales de la coordinación, reglamentación y con
trol, de los cuales se ocupa en forma general y abstracta,
la moderna cibernética (Vagaggini y Dematteis,1977).
La ecología represBBta un enroque holístico de la natu
raleza. El ecosistema expresa las relaciones complejas de
7
ELEHENTOS DEL P ,OJS AJE SEGUN LA ESCUELA SOVIETIC A
aeromasa
r=-----=tt----:;-, (/) aeromasa fuertemente transformada por la biomasal
1~ 1t 'l 1 u
J_~Q biocenosis {biomasa) l .a 1 fitomasa zoomasa J
J ~ ~~ microbiomasa -;:::::::::-- 1 OJ
1·~0 lt J f 1 t 1 hojarasca 1 r suelo 1 r forma~i?nes
Figura 1 - Complc¡o territori:~l natural y ecosistema.
COMPLEJO TERRITORIAL
1 geoma 1
ll
Ir
1 biogeocenosis 1
NATURAL
Figura No.2
acción antrópica
El Geosistema
d U1 d
E o L-
-o
~
1
1
1
1
1
_j
Fuente: -Berutchachvili y Panareda, 1977
..
b
9
los organismos vivos con su medio. De acuerdo con Troppmair (1983), el ecosistema pasa a ser un subsistema, ya que los
ecosistemas formanunmosaico, el cual constituye el propio
paisaje.
Una conceptúalización importante desde la óptica geográ
fica fué planteada por Troll (1973), quien a través de la ecología üel paisaje o geoecología, buscó sustentar las
re~aeiones mutuas totales entre la biocenosis y sus factQ res ambientales.
El concepto geosistema de manera similar, trata de ig , tegrar y sintetizar y-pocesos del medio abiótico, bi otico y s:>cial
dentro del marco de las ciencias geográficas. Es entendí-,,, do como la unidad territorial caracterizada por una morfo
logía, es decir, las estructuras espaciales verticales (GeQ horizontes) y horizontales (geofacies); un funcionamiento (biogeociclos) y un comportamiento específico de acuerdo a los cambios de estado que intervienen dentro del geosiste-
ma en una secuencia de tiempo. Por ello, la comprensión
de la estructura y el funcionamiento del sistema geogr~fico natural debe definirse por la sucesión de estados del
geosistema a través del tiempo. (Beroutchachvili y Bertrand, 1978) •
Ecosistema y geosistema suelen emplearse como términos ·-sinónimos. Sin embargo, no es fácil establecer la identi
dad deseada, pues ambas han sido utilizadas en.contextos diferentes. El ecosistema representa una aproximación biocéntr~ca y metabólica, mientras que el geosistema toma en cuenta las estructuras y mecanismos de manera global, sin proponer una salida naturalista. El alcance de estos conceptos debe ser tenido en cuenta de acuerdo a su consolidada interpretación y explicación de la realidad que abordan.
• 1
Erosión del suelo y el subsuelo sobre la escasa cobertura vegetal de arbustos y tenuar el avance de los surcos.
Foto: Joaqufn Mdano B.
Foto N
a
Las arcillas y calizas de la formación Paja Inferior están sienqo removidas aceleradamente en estas laderas suaves, antiguamente cultivadas con trigo y expuestas hoy a la acción directa de los procesos de intemperismo y acarreo. El suelo muy desarrollado en· sus horizontes orgánicos aún permanecen en .forma de relicto.
Foto: Joaquín Molano B.
11
Sus elaboraciones deben alcanzar los niveles exigidos para
explicar los objetos de estudio propuestos; tomando en <":
cuenta una doble dimensión ~emporal: el tiempo geológico
y el tiempo histórico.- La naturaleza contiene su propia génesis, articulacimn y cualificación, sobre lo cual se han sucedido numerosas formas de organización social, y dentro de un mismo paisaje, como sostiene González (1981), encon
tramos fragmentos de épocas distintas y partes de edades diferentes superpuestas, entremezcladas.
Sin duda, el enfoque geosistémico debe constituir un ni
vel de análisis y sñtesis bien importante , en la integra
ción de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad.
3. ESTUDIOS INTEGRADOS DEL PAISAJE
Esta clase de estudios, constituyen un esfuerzo organizado de un grupo de especialistas en campo~ de la ciencia afines. Por medio de objetivos comunes y de colaboración metodológica, trabajan conjuntamente en los diversos
procesos de recolección, confrontación, interpretación,ev~ luaci6n y planeación del uso de los recursos del suelo
(Christian y Stewart, 1968).
Los estudios integrados de los recursos naturales, como sostiene Fagerholm (1968), deben ser justamente una prá~ tica que precede a un proyecno de desarrollo potencial de
los recursos. De modo similar, Dent y Joung( 1980)., los conciben como estudios de reconocimiento que proporcionan
-una.visión amplia de los recursos de un área, con fines de
planeación, desarrollo y futuras investigaciones. Su en-
foque se dirige hacia la determinación de áreas promisorias
12
o potenciales. Más que una evaluación y análisis del pai
saje,busca una exploración y explotación inmediata de
los recursos existentes.
Según Vink (1975), los estudios integrados dan la base
para la evaluación de las tierras, cuyo propósito es la~
ppoducción. RWcan producir, tipos de utilización y me-joramiento de tierras, asi como el manejo, selección Yldeterminaci6n
de las tecnologías adecuadas. En síntesis, es un proceso de
estimación del potencial de la tierra como alternativa de
uso. La evaluación, también busca predecir las consecuen
cias del cambio, según las calidades y los requerimentos
de las tierras.
La aparición de los estudios integrados está fuerteme~ te determinada por el surgimiento de la fotografía aérea, imá
genes de satélite y toda la tecnología complementaria de
la fotogrametría y la teledección.
Su aplicación es cada vez más intensa, empleándose tan
to para evaluar los recursos ~e extensas áreas, como para
disefiar proyectos regionales. El sistema búsca jerarquizar
los elementos que integran la complejidad del paisaje. Los
criterios tomados descansan sobre pautas geomorfológicas,
edáficas, climáticas y bióticas preferiblemente. En su apli
cación se han distinguido las siguientes unidades:
= Sistema de tierras: (Land System), tipificada como un
área con un patrón recurrente oo rasgos topográficos,
edáficos y vegetacionales y con una relativa unidad cli
mática. En esta unidad deben mapearse simultáneamente
los aspectos básicos del ambiente físico.
13
=Fases de tierra:(Land Facet), considerada como un área
en la cual, para propósitos más prácticos, las condi
ciones ambientales se consideran uniformes.
Elementos de Tierra.: (Land Element) y Unidades de
Tierra ( Land Units), son subdivisiones más detalladas,
constitutivas de las unidades anteriores, pero aún sin
definición precisa.
Una mayor aproximación al conocimiento de ésta metodo
logía, se encuentra expuesta en los trabajos de Dent y Joung
(1980), Tricart (1970-1976-1980), Beek (1978), Cristian y
Stewart (1964 y 1968), Zonneveld (1979), Long (1974) y Vink
(1975).
En forma práctica, Fogerholm (1968), ha puntualizado
las siguientes pasos para un estudio integrado así:
Conformación de equipos para evaluar el potencial de
los recursos de una región establecida.
- Formación de potencial especializado en las discipli
nas requeridas con el fín de integrar equipos de in
- Combinar los estudios especializados con discusión y
análisis de los resultados surgidos dentro de las di~
tintas ciencias integradas en el estudio •
Desarrollar el estudio en varias etapas: Exploración,
reconocimiento en primera instancia y finalemente, tra
bajo definitivo. Es decir, abarcar estudios de pros
pecciÓrl general y etapas de investigación semidetallada
y detallada.
14
Sin embargo, los pasos metodolÓgicos en los estudios
integrados , varían de acuerdo al tipo de investigación,
y la especialidad y nivel de quienes participan. Ésta teg -
dencia integradora, constituye una aproximación preiliiminar
de campos de la ciencia colaterales, los cuales han avanz~
do más prófundamente en técnicas de especialización que de
síntesis e integración (Cervantes,1979).
Los estudios integrados han estado dirigidos prefere~
temente hacia la consecución de información para el desarrQ
llo agrícola; por tanto1
enfatizando los estudios de suelos
y olvidando un tanto los estudios integrados en el análisis
del paisaje.
La propuesta metodológica de los estudios integrados,
reguiere aún fundamentar y definir los criterios que asu
me • Por ejemplo, no hay precisión en la definición de las
categorías de jerarquización y existe mucha subjetividad en
la delimitación de las unidades. Aunque el paisaje es plag
teado desde una concepción balística, el concepto no ha al
canzado un,~ suficiente desarrollo para integrar los elemen
tos estructurales (Vroom,1976).
Se requiere por tanto no sólo de un planteamiento m~
todológico, sino también conceptual e ideológico, que per
mita cristalizar la interdisciplinariedad de las ciencias
naturales y sociales convergentes al análisis del paisaje.
4. NATURALEZA SOCTEDAD Y ECOLOGIA
Nos damos cuenta que domina una actitud agresiva con
tra la naturaleza. El uso de ésta reviste formas ilimitadas
15
e irrefrenables, bajo una concepción utilitaria tanto de los
recursos como del mismo hombre, Esta actitud, apoyada en
la revolución técnico-científica, ha complicado las rela
ciones entre la naturaleza y la sociedad (Guerasimov,1983).
Esta constituye una de las contradicciones principales de
nuestra sociedad, pues la optimización de la biósfera no
está en función de la naturaleza ni de la sociedad y la
producción material se inspira en la obtención del bene
ficio.
La armonía del sistema sociedad-naturaleza, ha sido
alterado en su unidad por la existencia de las relaciones
de producción antagónicas, resultando la biosfera someti
da a las estructuras de producción. La contradicción del
problema ecológico se manifiesta en un divorcio del enfo
que natural y social. A esto debe agregarse el predominio
de la tendencia a marginar a los naturalistas de los pro
blemas sociales y viceversa.
Para que la integración pueda ser posible, no debe r~
ducirse un campo del saber a otro. El unificar los compQ
nentes naturales y sociales no deja de ser una prioritaria
esperanza del hombre, ya que es él quien debe intervenir
corno regulador del desarrollo de dicba relación y corno cri
terio de perfeccionamiento de la interacción naturaleza-so
ciedad (Frolov,1983).
De acuerdo con los planteamientos de Novik (1982), la
naturaleza no es algo exterior con relación al hombre, sino
condición interior de su progresoe Al fin y al cabo la n~
turáleza y la historia son dos componentes del medio en
que vivimos , nos movernos y nos manifestamos (Engels,1973);
y la historia de la humanidad ha sido una permanente tran~
formación de la naturaleza.
16
Es fundamental provocar un cambio de actitud. Enten
der que la actitud hacia la natura~eza es, en realidad, la
actitud del hombre :ante el hombre, ~~s d~cir, que la optimiz~
ción de la biósfera depende sustancialmente de la optimi
zación de las necesidades humanas. A su vez, comprender
la optimización de la biósfera como minimiza~ión del efe~
to negativo de la actividad humana, es decir, interpre
tar que la debilidad, es toda fuerza excesiva y no optimi
zada en sus consecuencias (Novik,1982).
La relación sociedad-naturaleza implica una actitud fi
losófica donde ellas no se contrapongan~ Lo ideal es que
el hombre y la naturaleza puedan coexistir en condiciones
irrepresivas y creadoras. Como sostiene NoviK {1982), el
hombre necesita no sólo de un medio social digno de él,
sino también de un medio natural adecuado.
En la vía de superar la "crisis ambiental" se han pro
puesto modelos que abarcan desde la reestructuración del
capitalismo hasta los programas de tipo socialista, pasan
do por formas de Crecimiento Orgánico, de Crecimiento Cero,
de Límites de Crecimiento, de·Nuevo Orden Internacional y
Planes de Conservación Ecológica. Estos modelos son más
herramientas técnicas que formulaciones teóricas interpre
tativas de la interacción naturaleza-sociedad. Su validéz
frente a una realidad socio-económica es escasa, pues no
adoptan los complejos procesos de modificación de las rela
ciones sociales, a través de las cuales se está transform~
do negativamente la naturaleza.
Finalmente, interpretan el desarrollo como una manera
de sobrevivir, como crecimiento~ignorando los cambios cua
litativos implicados en él. Como sostiene Guishiani (1983),,
17
los modelos matemáticos no indican lo que ocurriría sin
falta, sino lo que podría ocurrir si se toman o se reali
zan a nivel correspondiente las decision~s pertinentés. A
su vez, los resultados del análisis deben formularse no
sólo en el marco teórico, sino también en la gestión prá~
tica, para no caer en construcciones estáticas o sistemas
inaplicables, como puede haber sucedido.
El enfoque tradicional del análisis del paisaje, efec
tuado por la geografía, ha tenido recientemente una renov~
ción radical. Las concepciones deterministas, posibilistas, humanistas,evolucionistas, las cuales han elaborado un con
cepto limitado del paisaje, estan siendo superadas.
El planteamiento, sustentado por la Geogr~fía Nueva, considera que el papel del espacio en relación con la so
ciedad ha sido frecuentemente minimizado por la geografía,
interesándose más por la forma de las cosas que por su
formación (Santos,1977). Este geógrafo formula una teoría genética del espacio, apoyada en la categoría histórico-eco
nómica de Formación Económica-Social.
Interpreta el espacio como un hecho histórico, donde
el espacio mismo es social,entendiéndose que no existe so
ciedad a-espacial y que la historia no se cumple por fuera
del espacio. Para tal efecto, plantea la formación Econó
mica-Social y Espacial, como una estructura productiva y
técnico-productiva, expresada geográficamente por una cie~
ta distribución de las actividades de los modos de produc
ción. Las formas espaciales serían un lenguaje de los mo
dos de producción, donde el espacio no es solamente una te
la de fonda inerte~y muerta.
El movimiento del espacio, esto es, su evolución, es al
18
mismo tiempo un efecto y una condición del movimiento de
una sociedad global. El espacio reproduce la totalidad SQ
cial en la medida en que esas transformaciones son deter
minadas por necesidades sociales, económicas y políticas.
(Santos, 1977).
No existe evidentemente oposición entre la historia y
las sociedades espaci~les (procesos sincrónicos y diacrónicos). El espacio es pues, conjetura histórica y forma
social que recibe su sentido de los procesos sociales, que
se expresan a través de é.l (Vieillis, 1974) 'Este· planteamieg to, seguido por geógrafos y economistas, se desarrolla con
suficiente auge.
El nuevo enfoque de la formación socio-espacial, está
llamado a provoqar una síntesis más objetiva de los campos
económicos, sociales, políticos, geográficos e históricos, alrededor del espacio como paisaje permanentemente creado.
5. EL ESPACIO EN LAS MONTAÑAS TROPICALES
Las montañas en forma general, han sido estudiadas prig
cipalmente tomando en cuenta sus características naturales.
Lo más frecuente es encontrar información geológica, geomo~
fológica,_ edáfica y biológica acerca de ellas. Sin embar go, los aspectos sociales de los paisajes de las montañas,
es algo por estudiarse, encontrándose información dispersa
o fraccionada de los procesos de su ocupación y transform~
ción •
19
Dentro del medio Tropical-Ecuatorial, las montañas con~
tituyen uno de los elementos fundamentales para la divers~
dad ambiental • La dinámica de los elementos climáticos, edáficos y bióticos alcanzan una gran variación en el es
pacio de las altas montañas tropicales.
De su situación y disposición derivan importantes mod~ ficaciones, las cuales se pueden delimitar con cierta aprox~ mación definiendo "escalonamientos", "cinturones" o bandas
más o menos paralelas. Sin embargo, esta variación altim~
trica aún presenta seri~s dificultades, en sus límites.
Los procesos naturales en su multiplicidad de fenómenos, hacen parte de un continuum en permanente transformación
de acuerdo a la energía del relieve sobre las vertientes de las montañas. Por lo tanto, en la comprensión de ésta compleja dinámica, descansa la posibilidad de delimitar 12 calmante los fenómenos incidentes sobre las áreas específicas de la montaña.
En sí mismo, el relieve de las montañas de acuerdo a su pendiente, grado de accidentalidad (rugosidad), amplitud,
altitud, procesos de erosión y acumulación y morfología,
constituye un medio zonal, con rasgos bastante particulares.
La región montañosa no debe ser vista ea forma aislada,
sino dentro del propio contexto que la define. En su conjunto, las montañas se integran regionalmente y a su vez sirven de barrera entre otras unidades del relieve y entre las masas de vientos, de nubosidad y los períodos de iluminación.
Los efectos más determinados en las montañas estan relaciQ
nados con las variaciones de los elementos climáticos. La
20
disminución de la temperatura del aire con la altura, a r~
zón de 0.56Q O ~r~m.~dio _p_or cada lOO metros produce ur:. ~diente tér
mico, el cual puede expresar condiciones ambientales limi
tantes y condiciones ambientales óptimas para muchas ~ormas
v~vasdy para diversas actividades humanas.
De manera similar, la altitud provoca modi~icaciones
en el aspecto hídrico, a causa de la rare~acción y e~ri~
miento del aire y de la disminución de la humedad absoluta
y un desc~nso del umbral de saturación (Coque,1984). Plu-•
viométricamente se establece igualmente un gradiente de pr~
cipitación, cuyas áreas de máximas lluvias estan en rela
ción con los niveles óptimos de condensación sobre las mog
tañas.
Similarmente, el viento que incide sobre las.e~.rnontañas
cambia su comportamiento, pues dada la disminución de la
densidad del aire al ascender, su movilidad aumenta tornág
dose más ~recuente y violento y adquiriendo muchas modi~i
caciones según las condiciones locales de calor y de con
~iguración del relieve.
La montaña es un medio generador de variaciones ambien
tales y de condiciones de insularidad; de ahí su gran im
portancia biogeográ~ica. Las grandes cumbres de los ejes
montañasos separadas por depresiones y entalles los cu~
les rompen la continuidad de las altas crestas, produce en
cada una de ellas condiciones de insularidad, convirtiendo
cada ~ragmento separado en una isla de montaña, cuyo cará~
ter se hace más notorio al destacarse verticalmente o sep~
rarse horizontalm~nte de otras elevaciones cercanas. Los
valles cerrados y profundos separados por ejes montañosos
adquieren también una característica especial de Qnsulari-
21
dad, que se pueden considerar inveraas a las expuestas pa
ra las altas crestas. En el .fondo de éstos valles suelen predo
minar condiciones de aridéz, sequedad, calentamiento fuer
te, lo cual se integra a condiciones microambientales extre
mas dominadas por la Temperatura y la precipitación.
La teoría de la biogeografía insular es de utilidad
para estudiar el conjunto de islas naturales crecidas sobre el espacio diverso de las montañas, yendo desde las
cumbres más enhiestas hasta el fonde xeromorfo de los valles
interandinos. A su vez, .dado el alto grado de intervención
y disturbio provocado en las distintas coberturas biológicas y debido al hecho de que en el. proceso de desaparición,
la. vida apenas conserva hoy un carácter relictual, la teoría puede permitir la descripción, reconstrucción y
jerarquización de éstas unidades fragmentarias resultantes
del proceso histórico de ocupación y uso. (Me Arthur & Wilson,l967)
Los valles transversales modelados por el agua o de e~ rácter tectónico, constituyen ambientalmente en caminos
amplios para la difusión de la flora y la fauna que ascierr
de desde la base de la montaña hasta l~s cumbres medias y
altas, rompiendo la aparente unidad horizontal de las ban
das paralelas que parecen dominar a las vertientes.
Los valles long~tudina¡es profundos, protegidos lateral mente de la influencia de las masas de nubosidad y vientos, conforman enclaves xeromórficos y chimeneas climáticas.
dando lugar a formaciones vegetales secas dentro de estos
amb~entes montañosos.
Las laderas de las altas montañas tropicales constitu
yen ambientes favorables para las plantas extratropicales
. 22
que .migraron y ocuparon los Andes durante el Cuaternario,
formando cinturones de vegetación más definidos alt~métri
camente; como sucede con algunas Rosáceas, Fagáce.as, Cu
noniáceas y Betuláceas.
Las montañas como barreras ofrecen laderas de exposi
ción y de protección, no sólo a la insolación diurna sino
también a la influencia de las masas de nubes y de vien
tos. Surgen así en las montañas enclaves de sombra seca,
laderas húmedas con mayor acción del viento , laderas de
protec~ión subhúmedas con menor cobertura vegetal y zonas
con tendencia a la aridéz por acción de vientos fuertes
desecantes y fríos. Cuando la acción de las masas incideg
tes es perpend~cular a la dirección de los ejes montañosos,
mayores contrastes aparecen entre barlovento y sotavento.
Este efecto es muy significativo en los Andes que conser~
van una posición meridiana sobre un margen continental
y marítimo.
De manera similar podemos hablar de la distribución de
la vida dentro de estas condiciones. La complejidad ambieg
tal es causa de la diversidad biológica y muchas de las v~
riaciones encontradas en los organismos vivos son produc
to de las adaptaciones morfológicas y las respuestas fisiQ
lógicas que ba:2 sido necesario desarrollar en estas espa
cios. De acuerdo con Elhai (1968), la vegetación adquiere
las características específic~ de las condiciones climá
ticas particulares. La naturaleza de la fauna y la flora
de ·la montaña tropical, con su gran -diversidad de especies, los :fe
nómenos de endemismo, el carácter del conjunto florístico,
y las adaptaciones fisiológicas y morfológicas, deben toma~
se en cuenta según los factores ecológicos conjugados en
las vertientes, las cuales son responsables en buena medida
23
de la distribución del mundo viviente en las montañas.
La diversidad de condiciones climáticas en cortas di~ tancias produce a su vez diversidad en el ambiente natu
ral. Esto tiene una serie de implicaciones para los org~
nismos vivos y para los grupos humanos quienes explotan
la amplia gama de ecosistemas creados por estos ambientes
(Baker,1982).
Los Andes del Norte, en territorio colombiano, son en
su gran mayoría montañas ecuatoriales. El relieve andino
en estas latitudes se ensancha en cuatro ejes montañosos
más o menos paralelos, algunos de los cuales estan inter
feridos, dando lugar a variadas formas de relieve perifé
rico. A su vez, los valles interandinos de diferente am
plitud y altura,que separan estos ejes cordilleranos_,se _co!!! plementan y amplían a través de una extensa red de valles trans-
versales los cuales se introducen dentro de las montañas ' permitiendo el surgimiento de toda una secuencia de for-
mas fluviales en valles cada vez más empinados1
los cuales
culminan en las geomorfas glaciares de los altos páramos.
Esta dinámica del relieve es un poderoso factor modi
f_icante de las condiciones climáticas, creando un complejo
de ambientes en el cual se ha engendrado una biota rica y
diversa (Patiño,1982). Los Andes del Norte constituyen una
región única en el conjunto de ecosistemas montañosos del mundo, pues constituyen la más al~a y extensa área de terre
nos montañoso en la zona ecuatorial, lo que exhib_e el máxi
mo desarrollo de cinturones altitudinales de clima y veget~
ción en una máxima diversidad de nichos ecológicos sobre
el segmento de la montaña (Johnson,1982).
Dentro de éste espacio montañoso tan particular·.;: tiene
24
lugar la convergencia interptropical y el ecuador climáti
co expresa la dinámica de éste fenómeno con sus fluctua
ciones latitudinales y modificaciones altitudinalei. Los
Andes del Norte constituyen un ambiente de nubes creadas
sobre ;el Mar Caribe, el 'Océano P?cífico , el Océano Atlág
tico y la selva Amazónica; acompañado de fuertes lluvias
convectivas y variadas lluvias orográficas.
Sobre estas montañas ecuatoriales,los hombres inicia
ron hace más de diez mil años una serie de procesos de oc~'
pacion temporal,los cuales culminaron con asentamientos
que poblaron extensas áreas de nuestras montañas andinas.
Muchas actividades agrícolas, mineras y alfareras sustentar_on un activo comercio que articuló la di vers:tdad pro
ductiva entre los diferentes ambientes, provocando la com
plementariedad (Murra~97~ vertical y horizontal de los
variados agroecosistemas creados sobre las montañas, los
valles interandinos, las selvas lluviosas del piedemonte,
las sabanas y los bosques litorales. Tod~ esta organiza
ción y sobre todo ese gran conocimiento surgido de estas
prácticas empleadas para usar y manejar los ambientes ecua
toriales de montaña, fueron desvirtuadas con el nuevo or
denamiento y manejo impuesto por los españoles, quienes
precisaron de casi tres siglos para colonizar gran parte
de la montaña, sometiendo a sus habitantes y destruyendo
sus habi tats.
El paisaje creado contiene esta herencia hispánica, arti culada a las nuevas formas de desarrollo capitalista, las cuales son responsables del ordenamiento, uso y manejo de
los recursos en nuestras montañas. Este enfoque nos permite
conocer las etapas de la evolución del paisaje a partir de los
procesos históricos cumplidos y a su vez conocer las fases de disturbio provocadas, con el fin de establecer una evaluación ecol6gica del impacto de las sociedades andinas sobre la naturaleza.
25 CAPITULO II
tOS. ANDES· COWM.BI-ANOS
Geográficamente Colombia se caracteriza por dos regiQ
ri~s bien distintas y diferenciadas: La región Andina (Co~ dillera de los Andes) y la llanura Oriental (Orinoquia-Am~
zonia). La región Andina está formada por cuatro ejes: Se~ ranía de la Costa, Cordillera Occidental, Cordillera Central,
y Cordillera Oriental.2.eparan estas cordilleras, valles lont; gitudinales, los cuales no solo se manifiestan como paisajes geográficos sino como unidades geológicas. La región Oriental -se extiende desde el piedemonte de la Cordillera Oriental hasta el Escudo de Guayanas. Es una llanura ocupada por sedimentos terciarios y cuaternarios de donde surgen un conjunto de mesas y serranías conocidas como la Saliente del Vaupés. La parte norte está.cubierta por ve
getación de sabana y es llamada; Llanos Orientales. El se~ tor Sur está ocupado por vegetación de selva y es conocida como la Amazonia.
1. SITUAC.ION OROGRAFICA ANDINA
Las estructuras andinas en territorio colombiano ofrecen una notoria ·diversidad del relieve, manifiesta en la ramificación de la cordillera y el ensanchamiento de los ejes montañosos dando lugar a altiplanos tanto volcánicos (Cordillera Central) como fluvio-lacustres (Cordillera Oriental), la aparición de islas montañosas como relieve periférico y la disposición de valles longitudinales como los del Atrato_ -San Juan-Cauca-Magdalena (Mapa No.1 ) •
Diversas fases orogénicas estan presentes en la conformación de los Andes. La más importante corresponde al Ter-
e•
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1B"
MAPA FISICO DR COLOMBIA 26
7.4"
27
ciario (Burgl,1967), culminando su Último levantamiento para la Cordillera Oriental durante el Pllo - Pl~istoc~o (
Van der Hammen,1973). Según Acosta (1982), existen 4 ra~ males andinos con sus correspondientes zonas bajas a saber:
EJES CORDILLERANOS DEPRESIONES ANDINAS
Planicie Oriental:LLanos
< y selvas.
Cordillera Oriental
Valles del Magdalena-Cesar-
< Ranchería.
Cordillera Central
Valle del Cauca- Patía
Cordillera Occidental
< Geosinclinal Bolívar
Codillera de la Costa
< Fosa de 1 Océ.ano Pacífico
Cuadro No •. 2
En la Cordillera Oriental colombiana existen altiplanos
que_ se extienden en forma discontínua entre el Páramo de
Sumap.~z y el Páramo G'J.anti-va-La Rusia. La altura media es o de 2600m; con una temperatura promedio de 14 C y una pre-
cipitación media de 950mm. La d~scontinuidad entre el Altiplan~ de Simijaca-Chiquinquirá y el Altiplano de Tund~a,
está constituído por
de Lei va.
la región deprimida de Ráquira-Villa
28
La mayor parte de los Andes colombianos conserv~ una
posició~cuatorial, y.una influencia tropical. De acuerd6
con su posición meridiana, Dollfus (1981), divide geográ
ficamente los Andes Tropicales en dos zonas: la parte Sep
tentrional (desde el Ecuador a Venezuela), denominada An
des Ecuatoriales y la parte Central (desde Ecuador a la Argentina) denominada Andes Tropicales. Los límites no son
tajantes y se dan transicionalmente. Climáticamente se di
:ferencia.n como los Andes húmedos y los Andes secos, respec
tivamente, ecológicamente como las montañas con páramos y las montañas con puna.
Al estudiarse la montañas tropicales debe tenerse. en
cuenta el significado ambiental que imprime la diversific~
ción del relieve, los efectos hipsométricos, la ubicación
y exposición ecoclimática y en general, la dinámica propia
de los elementos ambientales en los Andes Septentrionales~
La bifurcación en varios y numerosás ramales principa
les y secundarios. de los Ande·s en el territorio colombiano
(Mapa No.Z) unido a la exposición de diversos y variados
elementos ambientales marítimos, continentales y planetarios,
determinan influencias mesoclimáticas muy diferentes en zo
nas relativamente próximas, tanto longitudinal, latitudi
nal como altitudinalmente. Homogeneidad y heterogeneidad. son condiciones que se oponen y se integran en los diversos ambientes tropandinos. (Cuadro No.2)
.29
- Diversidad del relieve: Cordilleras principales, ram~
les secundarios,valles longitudinales de diferente al
tura sobre el nivel del mar; valles transversales de
montaña; islas de páramo; islas de aridéz. En estos
diversos ambientes el reiieve aparece como elemento y
como factor determinante de los rasgos ecológicos pa~
ticulares.
- Situación Ecuatorial: Isotermia casi uniforme a lo largo del año, influencia climática de masas planet~
ria masas continentales, y masas marítimas; predomi
nio de preCipitaciones convectivas; preponderancia de
las presiones bajas y de la alta estabilidad de la a1
mósfera (convergencia intertropical); dominio de la
circulación valle-montaña-valle entre las depresiones
que separan los grandes conjuntos orográficos.
- Efectos hipsométriaos: establecimiento de pisos bioclimáticos altitudinales, distribución desigual de las
precipitaciones; variación térmica a razón de 1°C por
cada 184m de altitud; generación de precipitaciones
orográficas.
Relieve, ubicación y efectos altimétricos condicionan los elementos ambientales y la distribución de la vida en
los Andes Ecuatoriales. Hay una multiplicidad de condi
ciones y por tanto de ecosistemas variados y compleJ-os, en áreas especialmente próximas. En el proceso de adap
tación de la vida a los ambientes-de alta montAña, debe
e~stir una relación entre supervivencia y la obtención y
conservación del agua, la adecuación de suelos pobres y pendientes altas, la resistencia a temperaturas muy_ bajas
y a vientos intensos (Quintanilla,1983}. La adaptación
Mapa No.2
Rasgos generales del sistema Oro-hidrográfico
colombiano
30
a_ ambientes aparentemente tan limitantes, provocó fenóme
nb.s de especiación y por tanto alta diversificación en los
organismos vivientes.
31
La notable variedad ambiental, unida a sus diferentes
biocenosis, permitió formular la hipótesis de que Colombia
es un archipiélago biológico, planteamiento tácitamente
expuesto por Francisco José de Caldas, representado y ca~ tografiado por Francisco Javier Vergara y Velasco y susteg
tada por los naturalistas Chapman, Chardon y Luis María
Murillo (1965).
2. LOCALIZACION DEL AREA
El área objeto de estudios de la presente investiga
ción, corresponde a los Altos Valles de Zaquencipá y SorQ
cotá (denominaciones Chibchas). Estan ubi
cados en la Cordillera Oriental colombiana entre latitudes
5°24~ L.N. (sector meridional) y 5°38' L.N. (sector sep
tentrional) y entre las longitudes 73°28' W.G. (parte Orieg
tal) y 73°41 1 W.G. (parte Occidental). Posee las siguieg
tes coordenadas planas referidas a Bogotá, así:
x1 = 1.120.000 Norte
x2 = 1.095.000 Sur Y· 1 = 1.065.000 Este .
y2 = 1.041.000 Oeste
Administrativamente dicha área corresponde al departa
mento de Boyacá y viene a constituir la subregión denomi
nada Vertiente y Valle de Moniquirá, o históricamente co
.nocida como la Provincia de Ricaurte. (Mapa No.3). De
manera general forma parte de la vertiente del Río Magda
lena; pero específicamente, constituye la parte Alta de un
o ~~:
o/! .--;.>
o=.:¡
}: CUNDlNAMA
..
32
localizacion regional
33
valle longitudinal de Alta Montaña ecuatorial, formado por
el Rio Súarez,~el cual conduce las aguas del Altiplano de
Ubaté y de Chiquinquirá colectadas en la Laguna de Fúquene
y drena la vertiente Occidental del ramal 0ccidental de la
Cordillera Oriental. El área objeto de éste estudio, es
atravesada por tres ríos que colectan las aguas provenieg
tes de los páramos de Gachaneque, Marchán- El Aguila y El
Morro-Iguaque. Los tres ejes fluviales: Rio Sutamarchán,
Rio Sáchica y Rio Gane, con una amplia red de afluentes m~
nores, se unen formando el Rio Moniquirá, a través del cual
tributan sus aguas al Rí~ Suárez. (Cuadro No.3)
La extensión aproximada del área es 576 Km2 y se ubica
altimétricamente entre los 2000 y 3200m sobre el nivel del mar. Geomorfológicamente, se diferencian varias unidades,
entre ellas el fondo de los valles formado por planicies
aluviales no muy amplias que se reducen al entallarse los
valles; los conjuntos de colinas y cuchillas de anticlin~
les y sihclinales descompuestos y erodados, ubicadas en el
sector centro-oriental del área; las vertientes de montañas
limítrofes, diferenciadas por su pendiente más alta, su ge~
logía y su uso; finalmente, los escarpes de las altas mon
tañas y los páramos, idutificables fácilmente por sus for
mas y cobertura vegetal. A cada una de estas unidades, ,
corresponden formaciones geológicas que las particularizan
y aún procesos históricos que las explican en cuanto a sus
etapas de transformación alcanzadas. (Mapa Nog6)
La población se encuentra fundamentalmente en las zonas
men?s degradadas, como lo son los fondos de los valles, las
colinas•septentrionales y las laderas medias y altas de las
vertientes de Marchán-Gachaneq~e.
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AREA DE INVESTIGACION
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Mapa No..._j_ !=u ente' CGAC ,1976
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ALGUNOS RASGOS DE LOCALIZACION
Altura Latitud Longitud Fecha Temper. Municipios S.N.M. Norte Oeste Fundada Media
Desde el punto de vista ambiental, la disposición de
la Cordillera Oriental en éste lugar define con sus rasgos
geomorfológicos, climáticos, un conjunto de rasgos ecoló
gicos contrastados, los cuales se caracterizan por su proximidad y diferenciación biogeográfica, producto de en
claves microambientales y alteraciones fundamentales en los
ecosistemas.
Los páramos circundantes aparecen como ambientes propios,
definidos paisajísticamente, los que a su vez se convierten
en barreras que modifican la circulación local de las masas de aire y nubosidad que proceden tanto del valle del Mag
dalena como de los Llanos orinocenses y los altiplanos ci~
cundantes. Su influencia climática es muy significativa,
ya que sobre las crestas parameras se produce la condensación de las masas de nubes que penetran a través del va lle del Rpo Suárez-Moniquirá, {vientos locales) o que a1
canzan a trans~ontar la cordillera por la depresión de Sa
macá-Cucaita (vientos planetarios modificados). La desi
gual distribución de los elementos climáticos provocan u-na distribución similar de los ecosistemas y geosistemas tanto horizontal como verticalmente.
3. ANTECEDENTES
. Las montañas andinas han sido estudiadas desde diferentes
campos del conocimiento. Ciertos estudios han tenido un
carácter sectorial. De otra parte, los estudios generales
sólo han sido aproximaciones un tanto distantes, lo cual
37
ha provocado un desconocimiento del conjunto de las estru~
turas paisajísticas y ecológicas de los Andes. Sin emba~
go, algunos estudios deben destacarse tanto por el conoci
miento generado, como por las metodologías empleadas.
Los. Andes han sido estudiadas en ciertas zonas con S!,!
(1972-1·975) Weberbauer (1945), Winterhalder (1978), Mog ge (1948-1966). Saur (1944-1950), Patiño (1963), Fittkan et al (Ed) (1968), Van der Hammen (1961-1968-1983), Cabre
ra et al (1973), Eidt (1968), .Baker y Litt1e (1976), Vuilleumier (1967), . .
Monasterio y Sarmiento (1984). Los conocimientos dados por estos estudios han-constituído la base para emprender
una comprensión integral de'nuestras montañas andinas.
Muchos de los trabajos citados, provienen de reuniones, simposios, conferencias patrocinadas por institucruones ig
ternacionales como UNESCO, IBP, (Internacional Biologi
cal Programme), WHO ( World Health Organization), como
puede verse en Little et al ( 1981). Algunas de estas re~ niones buscaron integrarl:~ los conocimientos dispersos de
varios campos del saber, aplicado a los Andes~ Otras con
ferencias buscan sustentar programas de investigación inter
disciplinaria, tomando en cuenta la relación del hombre en
su entorno. El panel organizado en París, en 1972, plante6 que los ecosistemas de montaña presentan un complejo
conjunto de ambiente, los cuales deben abordarse a través
de una investigación interdisciplinaria intensa de los ecosistemas y sus componentes humanos (Little,1981). Luego
se pa complementado la propuesta, incluyendo en los estu
dios interdisciplinarios las consideraciones socio-económi
cas: asentamientos, uso alternativo del suelo en los eco
sistemas montañosos, el impacto de la tecnología.
38
Indudablemente, la UNESCO a través de su proyecto MAB
(el hombre y la biósfera), está muy interesada en desarrQ
llar proyectos regionales a nivel mundial sobre las.mont~
ñas tropicales. La fundación Neerlandesa para el F~mento de Estudios Tropicales, (WOTRO), ha apoyado los proyectos
ECOANDES y ECODINAMICO, en colaboración con varios instit~
tos de investigación en Colombia; los cuales se realizan
en los Andes ecuatoriales.
En la parte septentrional andina, los estudios inte
grados son escasos y apenas se inician. Una experiencia en
desarrollo rural fué investigada por Zandstra et al (1979) en la región del Caquezá al Oriente de Bogotá. Un trabajo integrados sobre medios degradados e inestables fué desarrQ llado por Thouret & Hovera (1983), en la región de Tunja,
Cordillera Oriental de los Andes colombianos. Tulet (1982) realizó un intento 'de estudio integrado en la Subcuenca de la Quebrada Tuñame, en el Alto Valle del Rio Motatán, est~
do Trujillo, Venezuela.
El CIAF (1981) ejecutó unoestudio integrado de áreas homogéneas en la sabana de Bogotá. A su vez el Instituto Geográfico "Agustín Codazzin,· ejecuta e integra en la mi
sión francesa ORSTOM (1984) un estudio integrado en las s~ banas de Ubaté7 Simijaca-Chiquinquirá. También én ejecución
se encuentra el trabajo sobre diversidad ambiental en los pueblos del Sur desarrollado por Monasterio y Sarmiento (1983), en la cordillera de los Andes de Mérida. Estudio similares se cumplen por parte del Ministerio de Ambiente y
los Recursos Naturales {Seccional San Cristobal) para el e~
tudio y conservación de suelos en las Cuencas Altas Andi nas (Steegrnajer,1980).
. .
39
El enfoque integral que comienza a asumir la geografí~,
la biología, la ecología, la geomorfología, p~rmite a estas
disciplinas iniciar una fase de investigación sobre los
paisajes y ecosistemas andinos.
40
CAPITULO III
.SINTESIS DEL MEDIO NATURAL
1. SINTESIS GEOLOGICA
De acuerdo a la evolución geológica, Julivert,(1968) sostiene que durante el Mesozoico, el territorio colombiano presentaba dos áreas de sedimentación completamente
diferentes: el dominio occidental y el dominio oriental. Estos dominios= estaban separados por un umbral paleozoico, que vino a configurar el eje de la Cordillera Central. (Mapa No. 5 )
El Occidente Andino tiene las características de un área eugeosinclinal, con un vulcanismo básico que se 1n1-cia al comienzo del Cretáceo Inferior y proseguirá hasta terminar el Cretáceo. Dicho vulcanismo acompaña la sedimentación acumulada en ésta cuenca , cuya evolución dur~ te la orogénesis andina, da lugar a la cordillera Occideg tal.
El Oriente Andino, tiene ·las características de un área miogeosinclinal, con escasa influencia volcánica y predominio de sedimentación marina. El relieve sobre el cual se provoca esta sedimentación, presenta como razgos fundamentales un conjunto de Macizos Paleozoicos y Precámbricos, los cuales formaban una misma unidad tectónica alargada. Los macizos de Garzón, Quetame, y Santander e.§_ tan formados por rocas metamórficas de grado variable y
aparecen como núcleos separados por materiales cretáceos.
La sedimentación se desarrolló en dos fases, una inicial con los grupos Payande y la Formación Giran y una final con los gruesos depósitos· marinos. Este dominio miogeosinclinal está construído por un conjunto de surcos
41
1f S. Q U E .K_ A D E L G_ E O 3 I lf C L I N A L
M. E .. S. O. Z. O I C O D E C O L O M B I A
Q 300K .. _ ....... _..__1
Mapa No...._g
Fuente: Julivert, 1968
Dibuj6: J. Molano
CONVENCIONES
1 ,, 1 1 1 1 1 11 1 1
Dominio Occidental (eugeosinclinal)
Dominio Oriental (miogeosinclinal)
Umbral de la Cordillera Central
2 Terciario y Cuaternario sobre un z6calo premeaozoico o sobre la arenisca del Vaupés
con los se~imentos plegados, courorman la actual Cordill~ ' . '
ra Oriental. (Figura No.1 y No.2)
Según Bürgl (1961), la cordillera Oriental consta en su
mayor parte de sedimentos mesozoicos, que suprayacen o ci~
cundan núcleos antiguos de rocas paleozoicas y pre-cámbri cas de considerable potencia. (Diagrama No.1)
Las !'ases orogénicas del Terciario Final provo·caron la
emersión de la cordillera, alcanzando alturas superiores a los 5000 m s.n.m., y conf'ormando en su interior valles longitudinales, transversales y altiplanos intermontanos evolucionados de antiguos lagos. Quizás, los procesos de modelado más intensq.en la parte Alta de los Andes, se d~
ben a las glaciaciones Plio-Pleistocénicas, las cuales e~ tablecieron amplias zonas de erosión y acumulación de los materiales glaciales y f'luvioglaciares.
El conocimiento de los rasgos geológicos es esencial
para la comprensión de los ambientes recientes· y actuales
del área Villa de Leiva-Ráquira. Esta región ha sido est~ diada en sus aspectos geológicos, paleontológicos y estr~ :iigráficos, siendo los trabajos más relievantes los siguieg
tes: Hettner (1892), Beurlen (1938)., Riedel (1938),Barrios (1954), Burgel (1954a y 1961), Hubach (1957a), Van der H~ men(1958), Huertas (1967), Etayo (1968) y Acosta et al (1979), Julivert (1968), De Porta (1974).
/
C!Jenco de d_':_e_noie
Ah,.,nicos
aluviales
Plataforma
C:n·hnnatada
Arobiente de sedbnentación y paleogeogr:Ú"'- de las Fortnacionois Arcabuco, Rosablanca (Cardozo y Ramirez, colll· verbal, 1982), y Ritoque (Ballesteros y Nivia, com. oral, 1982). Se destacan las prinélpales zonas de depósito del Sistema Fluvial del Paleodrenaje de la Formación Arcabuco. --- ---- --- -- --- -- ----------- ---- ----- -
44
La tectónica y la estratigrafía se exponen brevemente
de acuerdo con el trabajo de Etayo (1968). Tectónicamente
el área queda limitada al Qccidente con el Sinclinal de
Chiquinquirá y al Oriente por el Anticlinal de Arcabuco
(Diag;ama..No.1) .El primer límite corresponde morfológiva
mente al escarpe producido por el ataque erosivo sobre
las crestas de las estructuras sinclinales. Las princip~
les estructuras son las siguientes:
- Núcleo del anticlinal de Arcabuco. Limita el área por
el Este. Conformado básicamente de areniscas cuarzosas
fuertemente cementadas~ Se ensancha y se hace más abruR
tdpacia el Norte. Sus materiales se consideran de edad
Jurá-~riásico. (Diagrama No. 2)
- Sinclinal de Villa de Leiva. Esta estructura se desarr~
lla al Oeste del Anticlinal de Arcabuco. Se manifiesta
suavemente hacia el Norte, mientras se destaca clarameg
te hacia el Sur. Sobre su flanco ~Este se levanta la
loma de la Yesera. El Flanco Este está replegado de acue~
do a la tectónica general del área. Las capas inferiores
del geosinclinal lo constituye la formación Ritoque. E~
te Sinclinal es de enorme importancia bioestratigráfica
dada la abundante fauna fosilizada proveniente de los
mares del Cretáceo.
- Anticlinal del Oiba. Tambien denominadao Anticlinal de
Careperro. Es una estructura que se prolonga hacia el
NE penetrando en el Departamento de Santander. Está li
mitado al Occidente por un gran esca~pe y su núcleo es
disectado por el rio Sutamarchán.
- Complejo Estructural Quebrada de Roa-Rio La Candelaria.
·Está representado fundamentalmente por el grupo San Gil.
Cortes
4000.
8 Páramo de Marchdn
aooo·
tOOO •
suc-esivos para mostrar la variación de las estructuras de S a N en el 1 orea estudiado
1 Areniscas de Arcabuco; 2 Calizas de Rosa Blanca; 3 Llmolltas grises; 4 Arclllolltas o shales negros; 5 Arclllolltas con yeso, h6dulos calcáreos e Intercalaciones arcilloso-arenosas o a. calcáreas; 6 f>,rcllloiltas con abundantes nódulos huecos; 7 Calizas y areniscas; 8
Shales o arcillolltas negras; 9 F. Churuvlta; 10 Shaies gr1ses; 11 Llmolitas silíceas; 12 Shaies, arcilloiitas e intercalaciones de banquitos
de arenisca o limo; 13 CaÍizas, shales o arcilloiitas, gr•ndes nódulos calcáreos (Conlac.); 14 Alternancia ae areniscas, calizas y
Consta de un apretado y complejo conjunto de estructuras sinclinales-ánticlinales donde sobresales: El Sinclinal
de Roa, una proyección del Sinclinal de Leiva; el Anti clinal ·de las Cuadras; el Anticlinal del convento de La Candelaria. Hacia el Este, se definen otras dos estru~ turas sinclinal-anticlinal muy claramente observables.
Loa fallamientos so~o son evidentes en algunos sitios como la Loma de la Yesera, en el flanco Este.del Sinclinal
de Oiba. La región estudiada se caracteriza pvincipalmen . -te por su tectónica de fallas profundas y por el predomi-nio de una tectónica de plegamiento como fundamento de los paisajes de Villa de Leiva. La superposición de traslape
de las formaciones señala el avance progresivo del mar s~ bre una plataforma topográficamente irregular. En el techo, la sucesión rica en carbones (For. Guaduas) tiene tendencia claramente continental. El aumento de unidades hacia el
Occidente (Villa de Leiva), está asociado a subsidencia contínua sin grandes variaciones respecto a la profundidad del mar. La sedimentación cretácea ocurrio'') en ésta área
sobre una plataforma oscilante y en el dominio nerítico, probablemente en una gran ensenada (Etayo,1968).
2. FORMACIONES GEOLOGICAS.
El estudio detallado de las unidades estratigráficas, fué realizado por Etayo (1968). A continuación se expone un breve esbozo de las unidades principales (véase mapa No.6)
que comprenden los paisajes de los valles de Villa de Lei va y sus alrededores •
• Formación arenis~as de Arcabuco: (JA). Integran el Anti
clinal de Arcabuco. Forman un conjunto potente de areniscas
MAPA GEOLOGICO DE LA REGION DE VILLA DE LE IVA Y ZONAS PROXIMAS
Fernando Etayo Serna Rev. 1978
E. V 1: 20.000 E H.
MaP.a No. 6 Base topogoóflca
olanthaa 190·Ir·B y o- t91-l·
2Km. Ay C del I.G.A.C.
48
cuarcíticas blanco-amarillentas con capas de arcillas rojas-- ·compactas en su base. Estas capas gruesas ~e .for_ -
man durante el Hurácico •
• Formación Ritoque: (HRi). Aparece como una orla que circunda el Anticlinal de Arcabuco. Hace parte también
del. rnarge~ Occidental del Anticlinal de Oiba. Sus rocas
son limolitas grises, las cuales por interperismo dan color rojo al paisaje. Alternan con areniscas de grano mas
fino o arcillolitas y· materiales calcáreos. Posee 1~ melibranquios de valva gruesa, los que abundan más en
los materiales calcáreos, además, se encuentran acumB laciones de equinodermos, lamelibranquios y cefalópodos. Su edad es del Hauteriano Inferior •
• Formación Paja:(HPn,BAPa,APh) Compuesta de lutitas{ 1 )
negras,arcillolitas abigarradas y arcillolitas en nódulos huecos. Se ubb1a al Occidente de las dos formaciones an. teriores. Ocupa la posición más destacada del Anticlinal
del Oiba. También forma una orla entorno al Anticlinal de Arcabuco. El segmento inTerior presenta lutitas color
negro y rojizo en su parte alta. La población de Villa de Leiva descanza sobre ella.Presenta una gran variedad de nódulos calcáreos dispersos y concentrados, con acu
l • --
mulaciones de fósiles cubiertos de yeso y margas (luti tas calcáreas). (Foto 1 y 2 ).
(1) Roca arcillosa que tiene planos de estratigración bien marcados con partículas minerales a los planos de estratificación. Al mojarse no forma una masa plás tica. El término lutita se usa para cualquier roca -constituida enteramente de partículas de tamaño limoarcilla
49
Tanto las arcillas,shales( 1 )oxidadas, lutitas y shales :_J, ·-~ .... ~ ;:;~~ ·\~ .;::,,
arenosos poseen intercalaciones o coberturas de yeso,
calizas margosas, calizas y materiales calcáreos. Esta formación es considerablemente !:'ica en :fósiles; contiene
grandes concreciones repletas de ellos. Suelen encon
trarse vestigios de hojas, frutos, reptiles de diversos
tamaños y amonitas de diferentes tipos. Los mares en que.se depositaron fueron pocos profundos y mantuvieron
una dinámica de acuerdo albundiminto de los materiales del fondo. Hubo en el ambiente sedimentario restric
ciones en su comunicación con el mar libre en unas ép~
cas y comunicación directa en otras. Esto sugiere t~ bien cambios en la salinidad. Su edad: HauterivianoBarreniano-Aptiano
• Grupo San Gil: (AASg) Lo integran dos formaciones a saber:
A. Formación San Gil Inferior: Compuesta por un conjug
to arenoso-calcáreo. Existe como respaldo al ~ea
sinclinal de Oiba, forma parte del Sinclinal de Lei va-Ráquira; define la estructura entre Sáchica y Tig
jacá. En sus segmentos presenta arcillolitas areno
sas muscovíticas grises, abigarradas de rojo o ama
rillo por oxidación. Contiene pequeños nódulos, con amonitas y lamelibranquios. También poseen calizas
arenosas fosilíferas con intercalaciones calcáreas y vetas de yeso. Su edad:Albiano.
(1) Shales: Tipos de arcillas con impurezas di?puestas en delgadas capas alternando lechos de arcilla más pura• Tiene por ello consistencia más rocosa que la arcilla propiamente dicha y·se rompe en lajas.
\ '.
50
B~ Formación San Gil Superior: Representada por un cog junto luti tico oscuro. .Aflora en el :flanco Occidental
del Anticlinal de Oiba. Hacia el Sur del Sinclinal
Leiva-Ráquira aparece como una franja paralela al
flanco Oriental del Anticlinal de Arcabuco. Es un
conjunto lutítico con intercalaciones de areniscas
o calizas. Los fósiles estan representados princi
palmente por gasterópodos y lamelibranquios, los cuales abundan más en las intercalaciones calcáreas.
Frecuentemente posee~ nódulos arcillosos. Su edad: Aptiano-Albiano.
Formación Churuvi ta: ~,CCh). Integra junto con la forro.!
ción San Rafael el ~rupo Churuvita. Aflora al Occidente
del Anticlinal de Oiba, y forma el contrafuerte meridiQ nal del Sinclinal Lei va-Ráquira, Sus rocas son arenis-
cas cuarzosas muscovíticas de grano fino y color gris,
estratificada en bancos gruesos, con capas calcáreas e intercalaciones arcillolíticas y limolíticas. En su pa~
te media alternan bancos calcáreos-arcillosos y lutitas o areniscas de estratificación gruesa. Las lutitas cog
tienen nódulos arcillosos.· La formación presentan bag
cos de ostreas y lamelibranquios en un porcentaje const
derable (37%). La parte superior muestra bancos de ar
cillolita y limolita alternados con areniscas de grancr
variable y bancos calcáreos macizos • Su edad:Cenomaniano •
• Formación Guadalupe (Kg). Presenta una caliza en su base,
sobre la cual descansa un conjunto inferior de esquistos
arcillosos intercalados en bancos de arenisca cuarc~'t;ieas.
El conjunto superior está compuesto de areniscas y plaeners
diferenciados de abajo hacia arriba por la presencia de un horizonte de arenisca dura, sobre el cual yace un horizonte grueso de plaeners (cintas planas y paralelas
51
de liditas arcillosas, margosas y puras), culminando en
el horizonte superior con una arenisca blanca muy fri~
ble denominada Arenisca Tierna. Los conjuntos de sedi
mentos marinos se acumularon entre el Cenomaniano y el
Maestrichtiano Inferior. Dentro del area esta formación
constituyen una or1a alta de areniscas potentes, las
cuales definen los ejes de los páramos, excepto el de
Arcabuco •
• Formación Guaduas (TKg). Es conocida como la forma
ción que contiene el carbón de la Cordillera Oriental.
Posee tres conjuntos, siendo el Superior arcilloso con
materiales de color rojizo, verdoso y morado; el cont~
nido del carbón no es muy significativo; el conjunto
medio contiene los mantos productivos de carbón entre
dos capas de arenisca, que se acompañan de arcillas gris
oscuras •• El conjunto Inferior posee mantos de carbón sug
bituminoso hasta semi-antracítico, contenidos entre ca
pas arcillosas gris-oscuras, las cuales contienen amoni
tas y bivalvos, representantes de la fauna Maestrichtiana.
Estos materiales se acumularon sobre mares litorales y
mares someros en el Maestrichtiano y el Paleoceno ~Hubach
1957). Esta formación está presente únicamente en el
sector Sur y Sureste del área, sobre las márgenes del
~áramo de Gachaneca y su explotación intensa, ha incidi
do en la transformación del paisaje natural, principal -
mente de los bosques de Quercus y Weinmannia •
• Materiales Cuaternarios y Recientes: (Q). Representa
dos por varios tipos de depósitos; según el análisis de
las acumulaciones se han definido de la.siguiente manera:
a l Bloques erráticos, conjunto pétreo de gran tamaño hasta
medianos, los cuales provienen de las areniscas de las
52
formaciones Guaduas y Arcabuco. Su distribución en
,~ las lade~as guarda relación con las unidades geomo!:.
lgicas de las vertientes. Generalmente se situan
sobre planos relativamente homogéneos* lo que a man~
ra de grandes "abanicos" se desprenden desde las pa!:.
tes medias y altas, contaminando de blóques diversos
las superficies arcillosas de las formaciones San Gil
y Paja, hasta alcanzar casi el fondo de los valles
~luviales. En una segunda disposición, con~orman de
p6sitos irregülarmente dispuestos sobre depresiones
del relieve, o contra a~loramientos rocosos que han
opuesto resistencia al desplazamiento por las laderas.
La movilidad de estos bloques ha sido favorecida por
la orogénesis andina, la gravedad, la características
del sustrato arcilloso y probablemente a partir de
eventos hidráulicos en las deglaciaciones y fases pl~
viales durante el cuaternario.
B. Acumulación de calizas precipitadas químicamente.
Probablemente calizas depositadas en fuentes termales
cuaternarias. Estas acumulaciones aparecen al Sur de
Villa de Leiva, donde originaron un travertino, el
cual es explotado industrialmente. Contienen bastan
tes restos orgánicos y huesos de mastodonte.
c. Abanicos y terrazas fluviales depositadas en las már
genes de los valles donde con~luyen las diferentes
redes del drenaje. Existe principalmente sobre los
valles de los Rios: Candelaria, Funza, Sutamarchán,
Sáchica, Leiva, y Cane.
d. Materiales de remoción: Acumulación de conjuntos pé
treos volcados sobre los valles y laderas de la par
te baja de las vertientes como producto de deslizamieg
to y remoción en masa.
53
e. Sedimentos fluviales recientes en las vegas y plani
cies de acumulación de los ríos principales que
cruzan la región;
f. Acumulaciones glaciares. Depósitos de fragmentos de
roca heterométríca dispuestos como morrenas o cobe~
turas de till en las laderas altas de los valles,
donde predomina actualmente ambiente de páramo y que
durante las glaciaciones se cubrieron con casquetes
de hielo y nieve. En el sector Sur del área he ideg
tificado varios niveles morrénicos sobre el ~áramo
de Gachaneca.
3. RELACION DE LA GEOLOGIA CON LOS PROCESOS EROSIVOS
A continuación presento un análisis de las formaciones
geológicas dominantes y su correlación con los procesos e
rosivos, teniendo en cuenta la constitución de las rocas,
su grado de interperismo y su fragilidad.
Como puede observarse en el mapa geológico, las forma
ciones arcillosas y calcáreas del Grupo San Gil y la form~
ción Paja, cubren una gran parte del área, sobre todo en
las laderas medias y bajas de los valles.
En las partes medias y medias altas, donde el sustrato
corresponde a la formación San Gil Superior, se ha encontr~
do un proceso de erosión, el cual está determinado en buena
medida por las condiciones de resistencia del material geo
lógico. Donde afloran las capas de areniscas y limolitas
oxidadas, la erosión es incipiente a pesar de poseer muy
escasa cobertura vegetal. Generalmente estos afloramientos
concuerdan con las cuchillas y cerros que establecen divisiQ
54
nes de aguas sobre sus laderas. Al contrario, cuando ap~
recen los conjuntos lutíticos y las capas calcáreas, la
erosión es mucho más notoria, las cárcavas se desarrollan,
aparece la remoción en masa sobre las laderas desestabili
zadas y el drenaje se entalla fácilmente dentro de éstas
capas.
La Formación Paja, sobre todo en el conjunto de arci
llolitas abigarradas que conforman los segmentos superiores
de la columna estratigráfica es bastante susceptible a la
erosión. Parece que los diversos procesos de intemperismo
y degradación la alteran por igual, ya sea en posición sig
clinal o anticlinal~ Esta Última disposición de los conjug
tos sedimentarios marinos, con inte~perismo profundo, ma
yor pendiente y nula protección vegetal ha dado lugar a
las zonas más degradadas del área, donde el suelo ha des~
parecido y la erosión actual se efectúa sobre la propia rQ
ca. Los flancos de este anticlinal poseen.,vegetación
herbácea y algo arbustiva bastante escasa.
La acción más evidente lo constituye la erosión hÍdrica
superficial bajo sus diversas formas (erosión pluvial hasta
escurrimiento concentrado). Las tierras hoy esqueléticas
han sufrido el deterioro de la cobertura edáfica en forma
completa y de los materiales rocosos superficiales y sub
superfiales. Esto ha provocado una red de cárcavas en di
ferente grado de desarrollo. Puede observarse durante y
un poco después de los aguaceros la abundante cantidad de
materiales (disueltos y en suspensión) que transportan los
torrentes y los cauces temporales. Son rios completamente
enlodados los cuales se secan durante la estación sin llg
vias. Estos materiales al alcanzar el fondo de los valles
55
inundables se depositan sobre cubetas cubiertas de pasto,
las cuales sepultan parcialmente. (Foto 3 y 4)o
La erosión hídrica está acompañada de otras formas de
erosión como la remoción en masa y la erosión eólica. E~
ta última forma es más evidente en las crestas y laderas
de colinas expuestas a los vientos del Sureste que tienen una significativa acción por su fuerza, su permanencia y
su carácter desecante (vientos fríos descendentes}. Las cuchillas de San Pedro, Las Cuadras y Roa, padecen lli~a a~
ción casi contínua del viento durante el día. La deflación genera una pérdida de las partículas pequeñas y has
ta medianas, manteniendo en estos lugares materiales des~
gragados o semidesagregados de tamaño grueso, a manera de
pendientes pedregosas.
Geomorfológicamente, se encuentran escarpes de arcillas
y calizas de las formaciones San Gil Inferior y Paja Supe
rior las cuales conforman pendientes de un ~lanco anticli
nal descompuesto. El hecho de que las lutitas y arcillo
litas intemperizadas afloren sobre una pendiente fuerte y
los propios materiales posean características deleznables, hace que la erosión tenga carácter permanente y que aún la
implantación de la vegetación sea de difícil logro. Los
afloramientos de estratos lutíticos y de shales meteoriz~
dos en la disposición anteriormente comentada, suelen di~
tinguirse en las laderas como escarpes de erosión y son
las áreas pioneras en los procesos de degradación.
Se conjugan diversas causas en los procesos erosivos
de ésta área. Las características del sustrato mismo, r~ presentan un factor favorable a la erosión. Esto se observa
claramente en la pendiente de los flancos anticlinales y
(' 1
Foto No.3 Procesos erosivos sobre lutitas y arcillo-
litas nodulares de la formación Paja. Ob
sérvese erosión del suelo y de la roc2.
56
Roto No.4
Desarrollo de éárca
vas nrodundas en un
conjunto lutítico
con intercalaciones
de calizas y areni~
cas en la Formación
San Gil.
57
sinclinales. A su vez, el espesor de las capas estratifi
cadas como también el espesor de la roca intemperizada,
han garantizado una continuidad de los procesos degradati
vos tanto naturales como antrópicos.
Condiciones climáticas pasadas y presentes a su v&z,
son un factor importante en la transformación del área es tudiada. Tanto las fluctuaciones climáticas, como la ac
ción dominante de ciertos elementos del clima han provoc~
do mantos de intemperización, zona de lavado, de deflación,
de resecamiento, de remoción; preparando así el desencad~
namiento de procesos erosivos' los que con la ayud.a del ser social han tratado de tornarse irreversibles. Actual
mente debe tenerse en cuenta el carácter marcadamente est~
cional entre épocas secas y épocas lluviosas durante el
año, lo cual evidencia resecamientos e interperismo fuerte,
sucedidos de copiosos aguaceros. De-' esta manera, se deseg cadenari acciones agresivas contr~ el suelo y el sustrato
lds que son determinantes en los estados actuales de los
geosistemas de Villa de Leiva.
Los procesos geomorfológicos, edáficos,bioclimáticos,
deben correlacionarse con la acción antrópica. Las monta
ñas tropicales en sus altos valles, han sostenido núcleos
de poblamiento precolombino, colonial y distintas formas de
producción modernas y contemporáneas. Estas fases de ocu
pación representan a su vez, etapas de transformación cua
litativas y cuantitativas, según la concepción de la natu
raleza, el grado de desarrollo tecnológico y el modo de prQ -
ducción que deben sustentar los recursos naturales.
La acción antrópica debe ser vista como un factor básico
de la alteración y cambio. Las geoformas presentes, el cli
ma modificado, el suelo deteriorado o desaparecido, las for-
58
maciones vegetales degradadas y profundamente intervenidas,
hacen que la explicación de estos geosistemas se fortalez
can en la propia intervención de los hombres históricamen
te determinada.
4. CORRELACION HIDROGEOLOGICA
Existe una distribución desigual de la precipitación
en las montañas ecuatoriales. Esto hacen que coexistan
en trayectos cortos, ambientes secos junto a ambientes pl~
viales, determinados tanto por la altitud como por la expQ
sición de las diversas formas de circulación local. Por
lo tanto, el uso del agua en las zonas de baja precipitación,
depende en buena medida del aporte que suministra la red
hidrográfica que la atravieza, o del agua subterránea que
pueda arribar a las zonas más secas, teniendo en cuenta las
condiciones de permeabilidad, almacenamiento y conducción
de las formaciones geológicas. La hidrología se propone
estudiar cómo es factible obtener agua subterránea. Según
el Mini.sterio de Minas y Petróleos ( 1967), tomamos en cuen
ta algunas características hidrogeológicas del afea estu
diada. Gomo se analiza en~ la parte climática, la distribu
ción anual e ínter-anual se rige por ritmos estacionales.
Así, surgen períodos de precipitaciones máximas y mínimas,
los que van a condicionar la cantidad de agua percolada
y su periodicidad subsuperficial.
De acuerdo con el trabajo del Ministerio de Minas, la
zona con mejores condiciones hidrogeológicas es el área de
Leiva-Sáchica; las peores las de Sutamarchán. El hecho de
encontrarse el área de Sutamarchán dentro de la formación
Paja, reduce bastante las espectativas de encontrar agua
subterráneas.Además, el hecho de estar sobre un anticlinal
59
amplio,reduce aún más dicha posibilidad. Nos pozos encog
trados, o estan secos o poseen aguas muy duras con altos
contenidos de hi~rro y manganeso, totalmente inadecuadas
para el consumo humano.
En el área Leiva-Sáchica, existen varios aljibes, lo
cual comprueba la presencia de acuíferos en el plano alu
vial del Rio Sáchica, dentro de los limos y arenas arci
llosas del cuaternario. La cantidad de agua que?se puede
extraer es reducida y su nivel fluctúa de 1.72m a 4.81m.
entre e~oca seca y époc~ de pr~cipitación.
Hacia el N. del Rio Sáchica, afloran tres niveles de
la formación Paja (arcillolitas y limolitas) en~los fl~
cos y el eje del amplio siclinal de Villa de Leiva. Aug
que la litología no favorece la presencia de acuíferos,
pueden encontrarse dentro della fractura de las capas luti
ticas. Los caudales son bastantes bajos y su calidad las
hace impotables.
En el Anticlinal de Arcabuco se encuentran muchos ma
nantiales, sobre todo en el contacto de la Formación RitQ
que y la Formación Paja, a lo largo del flanco occidental
del Anticlinal. La cantidad y la calidad de éstas aguas
es incomparable. Se trata dé acuíferos dentro de limoli
tas y arcillolitas (impermeables) alimentado por aguas in
filtradas en las numerosas diaclasas de las areniscas de
Arcabuco.
Las zonas de recarga son aproximadamente de 20 Km en el
flanco Occidental del Anticlinal de Arcabuco. Las arenis
cas de Arcabuco estan muy fracturadas y los innumerables
arroyos temporales que en ella existe (Morro Negro), son
alimentados por lluvias torrenciales en las temporadas de
60
precipitación. La Formación Ri toque posee un sistema.c:de
diaclasas principales y secundarias de 130° • Sin duda, el
agua percolada es alta y alimentará los acuíferos 'del área( 1 )
La zona de descarga corresponde al margen derecho del
Valle druRio Sáchica~ Se muestra como una zona pantanosa
de innumerables nacientes, que algunos campesinos utili
zan construyendo pequeñas presas para irrigación.
En las formas calcáreas (Formación Rosablanca) el agua
se encuentra profunda en cavernas cársticas. No es facti
ble obtener agua de ésta formación, por lo antieconómico
· de bombear agua en condiciones de alta carga hidráulica.
Dada la irregular distribución de las lluvias y su e~
rácter torrencial, las aguas subterráneas pueden suplir
las deficiencias que se presentan en el desarrollo de los
agroecosistemas y garantizar continuidad en las activida
des agropecuarias. La sequedad provocada por los procesos
de degradación y de rápida circulación, puede compensarse
en parte haciendo uso de las aguas subterráneas, las que
fluyen hacia la región desde· las zonas de recarga en las
márgenes de los Valles.
( 1) El coeficiente de transmisibilidad es de 30.000 galon nes/día por pie, y se recomienda como un acuífero excelente tanto para irrigación como para uso industrial, que son las actividades que más cantidad de agua nec~ sitan. Empleando éste acuífero se puede irrigar todo el área de Villa de Leiva-Sáchica.
61
5. ASPECTOS CLIMATICOS
En su gran extensión longitudinal, con sus ramificaciones y
su amplitud altimétrica; los Andes colombianos establecen re
gionalmente contacto con zonas de influencia macro y mesocli
máticas muy diferentes. A esta diversidad de condiciones se
agrega y superpone además. la configuración de pisos bioclim!
ticos altitudinales, los cuales favorecen el desarrollo de
ecosistemas muy variados y complejos (Quintana,1983).
Para los Andes tropicales es necesario establecer una diferen
cia regional, pues encontramos unidades bastante particulares
como lo son los Andes Centrales y los Andes Ecuatoriales. La
primera unidad ha sido bastante estudiada-destaeándose los
trabajos de Winterbalder & Thomas (1978), Troll (1l968),Cabre
ra ( 1968), Weberbau~r ( 1945), IvJ:urra ( 1975) y Flórez Ocboa( 1977)
entre otros. En tanto que los andes ecuatoriales no han con
tado con estudios tan específicos que permitan una tipifica
ción propia. Han sido estudiados de manera general, conside
rándose como una sola entidad orográfica, climática y ecológi
ca. Deben destacarse los trabajos de la FAO (1975), Guhl (+975)
1976), Mejía (1982), Oster-IGAC (1979), Trojer (1954 y 1959).
Existen además estudios para áreas locales con apreciaciones
parciales de los elementos del clima, los cuales no permiten
un análisis de la dinámica climática.
Una caracterización climática aproximada de los andes ecuato
riales debe ser tomada sobre la base de la posición geo-astrQ
nómica, la ubicación geográfica continental y marítima, el r~
lieve y su extensión (Guhl, 1975). De esta posición y ubica-
62
ción se desprenden una serie de factores
tes en la estructura y dinámica del clima
Las zonas ecuatoriales por estar la mayor
que son determinag
ecuatorial-tropical.
paFte del tiempo b~ jo la influencia intertropical, ~e caracterizan, por su cielo
entre nuboso y cubierto ailigunas veces con importante turbu-
lencia aérea lo que motiva la aparicipn de procesos fuertes
de convección y condensación (Freré, 1975). Como se conoce~
la isotermi a en las áreas equi_nocciales es dominante y sus
fluctuaciones son muy bajas teniendo en cuenta el promedio
anual de temperaturas; mientras que las fluctuaciones máxi
mas se obtienen durante el día (24 Horas), correspondiendo
las máximas temperaturas pasado el medio día de luz (2 pm)
Y las mínimas temperaturas al final del periodo de sombra
(6 am). Térmicamente se puede definir el área ecuatorial
como de régimen diario; con mínimas fluctuaciones en el prQ
medio anual. Esto quiere expresar que la insolación sufre
pocas variaciones y por el paso aparente del sol durante dos
~pocas del año no provoca modificaciones térmicas esenciales,
y que su efecto se siente básicamente sobre las precipitaciQ
nes.
Las características del relieve andino en las latitudes ecu~
toriales permiter una gran diversificación ambiental. Debe
reconocerse que la ramificación de los ejes andinos culmina
en la conformación de un relieve bastante complejo, con ejes
principales discontínuos que dan lugar a nevados, páramos ex
tensos, altiplanos, valles longitudinales y transversales _
con distintos niveles de altura sobre el nivel del mar. Ade
más aparecen enclaves de sequedad y aridéz en estos valles
como producto del encajonamiento y de la exposición a las
masas de humedad incidente, respectivamente.
El variado relieve colombiano con dirección dominante SW-NE
constituye una barrera muy importante a las masas de calor y
humedad que transportan los vientos planetarios y los vientos
locales. Por el carácter de barrera, las masas se sienten oblig~
das a ascender, provoc~do las máximas precipitaciones en el pi~ demonte y las laderas adyacentes un tanto más altas (1000m).
Este primer nivel de condensación-precipitación está asociado con
las condiciones bioclimáticas ideales para el desarrollo de 1 a
selva tropical lluviosa. Debe destacarse que sobre las latitudes
_..ecuatoriales, esta selva es una verdadera orla que aparece sobre
las vertientes de exposición a las masas húmedas, y en los v~
~les interandinos amplios como el Hagdalena I·'Iedio. ( Mapa No .7 ) Es
10 que corresponde según Guhl (1975) a la selva ~luvial Ecuatorial Andina, Selva Cbocoense, Hile a ( 1 ) Nagdalenense e Hilea Amazónica.
Las generalidades,descripción,composición e importancia de estos
bosques pluviales, ha sido estudiada por Hueck (1978), denomina~
do regionalmente el área como·Hilea próxima a los Andes,Región
del Caquetá, Vaupés,Guainía, Bosques pluviales del Pacífico: y el
Caribe. Aproximaciones similares se encuentran en los trabajos
de Cuatrecasas (1934) y Dugand (1973)
A su vez,l~iversidad del relieve genera una gama de mesoclimas
y microclimas,cuyo comportamiento adquiere características muy
locales. Ellos pueden variar desde zonas áridas y ardientes como
el Cañon de Cbicamocha hasta los bosques húmedos nublados y fríos
en las cejas de exposición de las montañas altas. Los contrastes presentan mayor variación altitudinal y pueden hallarse en dis
tanc~as muy cortas ambientes extremos, determinados fundamental
mente por grado de humedad y su composición florística. Este
fenómeno es fácil de •encontrar en los valles transversales, a dis tintas alturas sobre las vertientes.
Colombia es pues un verdadero mosaicq bioclimático ante todo por
sus vastas regiones cálidas y selváticas,un país esencialmente húmedo,dentro del cual se elevan como islas las partes altas de
las cordilleras, menos cálidas y sobre todo menos húmedas (Guhl,1975)
( 1) El bosque pluvial ecuat.ori al del Amazonas y el Orinoco fué ~:u•
designado por Humboldt y Bonpland como HILEA •
..
~·
. y Sil llD
~·
64
AREAS DE SELVAS CIRCUNDANTES EN
LOS ANDES ECUATORIALES
Mapa No.;
65
De manera general, al ambiente de montaña tropical se cara~
teriza por presentar un gradiente térmico a razón de 1°C
por cada 184 metros de altura; un gradiente pluviométrico
que aumenta con la altura y que está definido por niveles
de condensación y precipitación sobre las laderas de lffimon
tañas; una dinámica local de los vientos modificando la di
námica del sistema planetario y provocando formas de circu
lación local como los vientos de b1ontaña-Valle-I'1Qntaña y f~
nómenos de foehn; inversiones térmicas al provocarse tempe
raturas mucho más bajas en los fondos del valle y altipla
nos en comporación con las temperaturas de las laderas o
cimas de las montañas circundantes; fenómenos de sombra y
exposición a los meteoros, lo cual genera cambios en las te~
peraturas, la humedad, los vientos y las precipitaciones;
y finalmente pisos bioclimáticos discontínuos como expresiónae
la gran diversidad de suelos y de la conjugación de los el~
mentos l factores ambientales ecuatoriales. George (1970)
estudiando las montañas dentro de los diversos dominios cli
máticos, estableció para los-Andes de Colombia el clima ecua
torial de altura, tipificado sobre la base de la baja ampli
tud térmica anual, sin estación seca característica. Estas
generalizaciones llegan a ser sólo parcialmente ciertas y en
muchos casos estan distantes de interpretar la variabilmáád climática generada por el topoclima en las rugosidades del relieve andino ecuatorial.
6. RASGOS CLIMATICOS DE LA MONTAÑA ANDINA
Los andes ecuatoriales, por su situación frente a las masas
húmedas provocadas por la convergencia intertropical, mantie
nen una humedad alta y considerables volúmenes de precipita
ción en sus vertientes exteriores. Debido a su ramificación
66
en territorio colombiano y al fraccionamiento de éstas cor
dilleras en innumerables valles y altiplanos de diversa ex
tensión y profundidad, las masas de vientos y nubosidad se
alteran según estas condiciones del relieve. Se establecen
circulaciones locales, distintos niveles de condensación
del vapor de agua, variación en las ,pre.Siones, insolación
alta, evaporación considerable y fenÓmenos de sombra lo
cual establece para áreas cercanas, tanto horizontal como
o planos irregu~es. El relieve continúa con una vertiente
que se levanta hasta las estribaciones de las crestas cir
cundantes y que posee distintos grados de inclinación y a
su vez diferentes formas de modelado, erosión y cobertura
vegetal. Esta toposecuencia, culmina en las crestas cordi
lleranas, herederas de una morfología glacial y fluviogla
ciar, con una fisonomía vegetal de páramo y una ocupasión
tard1a por parte del hombre. En síntesis, puede expresarse
69
que la región es fisiográficamente compleja, al mostrar en
una distancia vertical de 1200 metros, un conjunto de sig
clinales aguzados hacia el SW , acompañados de valles anti
clinales al centro del área y bordeados por laderas escarp~
das con escalonamientos producidos por la aparición de anti
clinarios, donde el relieve se muestra más complejo.
Una zonificación a~titudinal en cortas distancias debe ini~iar
se tomando en cuenta -la gran influencia que ejerce la do~
sal montañosa sobre la meteorología y el clima de la región,
luego analizando las condi'ciones locales que especifican el
comportamiento local de los elementos ambientales, y final
mente, precisando.las transformaciones provocadas- por les
distintas ordenamientos humanos.
8. CONDICIONES REGIONALES
El área de zVilla de Leiva se encuentra enclavada en el ex
tremo Sur del valle longitudinal del río Suárez, bordeada
por ejes cordilleranos que sobrepasan los 1200 metros de
altitud y bajo la influencia ambiental de los altiplanos
Ubaté y Tundama. Los ejes de montaña conforman eficientes
barreras frente a las masas de viento y nubosidad provenieg
tes de los Llanos Orientales y del Valle del Magdalena. Los
Altiplanos representan superficies de calentamiento que pe~
miten una una condensación en sus márgenes y modifican par
cialmente la dinámica de los meteoros incidentes sobre ellos.
Los espacios situados en el Centro y el Oriente del Valle -
reciben una marcada influencia del viento. El calenta-
miento del valle permite la convección de masas de vientos
carentes de humedad~ las cuales descienden desde las crestas
y provocan una importante actividad eólica sobre las cuchi
llasy y colinas de las vertientes medias y bajas.
LOCALIZACION DE ~AS PRINCIPALES ESTACIONES METEOROLOGICAS
./
l , SAaoVA
' 1
•
.. '-.. 14 .,
1
a~unl1 ., e F'uquene A1·6 .
C U N D I N A 1"1 A H C '-"'
Mapa No.8 4 12 . .
ESTACIONES
1.- Bertha C).- Emporio
2.- Alto Saboyá 10.- San Miguel de
3.- Santa Sofía 11 • - Ráquira
4.- Arcabuco 12.- Villa Carmen
5.- Pasadena 1).- Candelaria
6.- Tolón 1 4 • - El Zarzal
7.- Arrayanes 15.- El Morro
8.- Villa de Leiva 16.- El Puente
~o._,
-" 1
Serna
70
71
El valle longitudinal de dirección NNE se convierte en un
lugar de acceso para las masas de vientos, que se originan
en el valle del Magdalena y que encuentran en estos contr~
fuertes de montaña su segundo nivel de condensación. Por
ello, las vertientes del valle tienden a mostrar mayor nu
bosidad y consecuentemente ~ayor precipitación.
La condensación provocada en las márgenes del A~tiplano de
Ubaté-Chiquinquirá, frecuentemente es empujada hacia la
franja de montaña sitauada entre el ~áramo de Gachaneca y
el ·;Báramo de Marchán, generando allÍ precipitaciones mucho
más abundantes, que las halladas para el mismo altiplano.
Las masas de viento provenientes del Oriente, tienen su m~
yor área de condensación sobre el ~áramo de Gachaneca, lo
cual provoca bandas de precipitación en la vertiente Sur
y Sur Este del área estudiada.
En general hay todo un gradiente de precipitación, cuya di~
tribución está determinada en buena medida por la disposie
ción de las montañas. Estas lluvias orográficas hacen que
aparezca·., en condiciones microambientales, una diversidad
de ambientes cada vez más secos a medida que se avanza.hacia
el centro del área. Sin embargo, en estos valles interiores,
los procesos de convección y condensación dependen a su vez
de los vientos locales, motivados por las desigualdades de
la radiación solar recibida y por las diferencias de pendieg
te y orientación del terreno. (Frere, 1975). Los factores
climáticos tan disímiles, nos permiten entender el caracter
estacional o marcadamente estac~onal que adquieren los ele
mentos climáticos en esta región interandina.
9. CONDICIONES LOCALES
La determinación de las condiciones climáticas locales y la
identificación de las relaciones que estos elementos tienen
72
con el suelo, la vida y el uso que el hombre ha impreso; se
toman en cuenta sobre la base de 1~ információn meteoro~ógi
ca existente y del. aná_lisis que ella permite.
Con el propósito de conocer el comportamiento de los meteo
ros básicos, se tuvo en cuenta una red de estaciohes ubic~
das dentro y fuera del área de estud~o (Mapa No.B ) Como es frecuente em la información meteorológica de nues
tros países latinoamericanos, existe una limitación grande
para el análisis climático, consistente en la deficiente
información. Es difícil encontrar suficientes datos para
péríodos representativos, a su vez, no es confiable la ve
racidad de los datos y, finalmente, las mediciones tienen
un e arfo.cter asecuenci al para muchas estaciones. A esto d~
be agregarse la multiplicidad de condiciones locales, y la
generalización que asumen los registros meteorológicos.
La información disponible fué tomarla de varias fuentes: In~
tituto Geográfico Agustín Codazzi (I.G.A.C.), Instituto ~o
lombi ano de Heteorologí a y Adecuación de Tierras, ( HD1AT),
Corporación Autónoma Regional de los Valles de Bogota, Ubaté,
y Chuiquinquirá (CAR), S5ciedad de Ingenieros SIEP y el fr2
yecto ORSTOM-IGAC. Esta información se represaata .en el
diagrama No. 3 y efu el cuadro de estaciones meteorológicas.
(Cuadro No •. 4) . Los registros van desde 8 hasta·32 afios.
Las estaciones con mayor período de datos, presentan regi~
tros asecuenciales. La mayor parte de las estaciones del
áFea de estudio estan sobre el fondo del valle y preseg
tan datos entre 11 y 22 años.
Para los efectos del presente trabajo, se tuvo en cuenta
la distribución de la precipitación, la evapotranspiración
la relación entre la precipitación y la altitud sobre el
valle, el númeno de días de lluvia y la intensidad de la
lluvia~ La sistematización de la información se apoyó en
z o H o < ::E: -p:: o ~ H
l~bl. ~~61. ~~ÓI.
~~bl. 9~61.
ll>'bl. ~~bl.
Hbl.
~\161. 9l>'bl.
0~61. 1.~6~ Z~61. ~~61.
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74
los estudios .lagroclimatológicos de Molina ( 1983) y l"'ateus
(1985).
10. PRECIPITACION
Este elemento ·climático ambientalmente es uno de los más importantes. Su volúmen varía considerablemente dentro del área y fuera de ella. En el área los registros muestran una variación .entre 412 y 1800mm; correspondientes a
estaciones del valle y de la vertiente. En tanto que fuera de ella, los registros varían entre 600 y 2800 mm; corre.§_ pondiente a estaciones de los altiplanos y de los valles
longitudinales.
Para un período cercano a los 22 años se. encontró un promedio de 922.1 mm de precipitación en las estaciones del Valle míen
. ' -tras que en las estaciones circundantes a él, el valor prome-dio fué de 1279.6 mm • Esto nos muestra que el promedio anual de precipitación de las estaciones del Valle es inferior en 287.5 al promedio anual de precipitación de las .estaciones circundantes. A su vez, Los valores de máximas y mínimas pre cipitaciones anuales para el perípd~·considerado, sobrepasanfácilmente la diferencia en valores de 500 mm para cada estación.
Las condiciones topoclimáticas pueden observarse con cla-ridad al analizar la precipitación para las estaciones de Ráquira (2290m)y La Candelaria (2190m); la primera ubicada
sobre la ladera baja y la segunda sobre el valle estrecho.
La precipitación media anual para Ráquira es de 1204.1 mm y para La Uandelaria de 819.1mm. En menos de 10 Kilómetros de distancia horizontal y 100 metros de distancia vertical, encontramos una diferencia pluviométrica de 385mm.
Durante las temporadas de trabajo de campo pudimos obser~ar
ESTACIONES METEOROLOGICAS DEL VALLE DE VILLA DE LEIVA y ALRREDEDORES
ESTACIONES MUNICIPIOS A~TITUD SITUACION CODIGO PREC. MEDIA 1 REGISTRO
Pasadena V. de Leiva 2133 m 73 36 W - 5 41 N 2701517 793.2 1 22 años A.
Emporio V. de Leiva 2120 m 73 32 W - 5 37 N 2401041 720.4 1 1 5 años
V. de Leiva V. de Leiva 2215 m 73 32 W - 5 39 N 2401530 893.2 23 años A.
Ráquira Ráquira 2290 m 73 38 W - 5 32 N 2401018 1 204. 1 24 años A.
Candelaria IRáquira 2190 m 73 36 W - 5 31 N 240126 819. 1 18 años A. -----
El Zarzal jRáquira 2900 m 73 39 W - 5 27 N 240141 1173.3 16 años
Sutamarchán lsutamarchán 2090 m 73 37 W - 5 37 N 240129 853.6 1 22 años
Arrayanes ITinj acá 2575 m 73 43 W - 5 35 N 240131 1353.8 1 22 años
Villa Carmenlsamacá 2600 m 73 30 W - 5 30 N 24C1:;::!2 764.3 1 13 años A.
El Norro Samacá 3410 m 73 36 W - 5 25 N 24'2150 979.4 1 8 años
Arcabuco Arcabuco 2600 m 73 27 W - 5 46 N 2401063 1751.8 1 11años
Santa Sofia Santa Sofia 2370 m 73 36 W - 5 43 N 2401046 113fí.1 17 años
Alto Saboyá Saboyá 3366 m 73 49 W - 5 43 N 241520 1431.3 17 años
Berthe. 4oniquirá 1764 m 75 36 W - 5 53 N 2401502 2022.3 27 años A.
Tolón Chiquinquirá 2545 m 73 48 W - 5 37 N 241518 1065.1 32 años
s. M. Serna 3. M. Serna 2600 m 73 43 W - 5 31 N 240132 14 77. 1 22años
El Puente Guachetá 2810 m 73 40 W - 5 22 N 240138 745.9 1 20 años
que el fondo del valle y sus laderas inferiores, son rela
tivamente más secas que las laderas y las divisorias de agua.
Durante 1 as épocas secas (Enero-Marzo y Julio-Septiembre) ,;:el .fir· .. _ - .,...J • '
mamento pez:mane_ce despejado constantemente sobre el valle y sólo.
exporádicamente se forman nubes en las crestas de las montañas.
Durante las épocas de precipitación (Abril-Hayo y Octubre-No
viembre)~ la nubosidad es alta y permanente o se mueve en las
partes altas y medias. de las laderas. Estas ma.sas de nubes se
desplazan sobre el Valle, conservando su carácter de nubes al
tas, las cuales continúan su paso de montaña a montaña, donde
el efecto orográfico puede provocar su condensación y precipi
tación. Sólo cuando el valle ha sido calentado previamente y
el empuje_de las presiones altas hacen ascender las nubes inci
dentes, se ·provocan aguaceros que alcanzan registros al tos en sus; volúmenes
de precipitación.
Pero por lo general, las lluvias se genera J sobre las laderas altas de las
montañas y muchas veces no avanzan sobre el valle. Observarnos
en varias ocasiones como las lluvias originadas sobre el Pár~
mo de Gachaneca se desplazan débilmente hacia las Cuchillas
que bordean la Candelaria y cesan su acción en estas alturas.
Del mismo modo las precipitaciones sobre el Páramo de Marchán,
permanecieron sobre las laderas a~tas ymedias de los Municipios
de Tinjacá y Sutamarchán, provocando incluso inundaciones sobre
el valle, aún cuando allí apenas habían aparecido ligeros chu
bascos. En otras oportunidades hemos observado como sobre el
Páramo de Igua-que y Páramo de Ivlorro Negro se van condensando
el vapor de agua de las masas que ascienden por los cañones log
gitudinales del Río Súarez-Moniquirá-Pómeca. Esto hace que las
laderas de estas montañas que se sitúan frente al valle sean
mucho más húmedas que las vertientes exteriores a ellas. Una
evidencia de este hecho lo manifiesta la vegetación compuesta
por den~os robledales (Quercus bumboidtii) sobre las laderas
del valle y vegetación arbustiva en las laderas opuestas.
77
En esta época de lluvias bemos observado desde cercanías
de Villa de Leiva los fuertes aguaceros que suceden en las
estribaciones de Morro Negro, los cuales mucbas veces se
desplazan adosados , a .. ~~- C~~?~~~ll~ y no penetran al _valle del Río Sáchica. Esta ladera montañosa es una de las más húmedas
encontradas en el área.
Las masas de humedad condensadas sobre la Laguna·de Fúquene
o en las montañas circundantes, se desplazan frecuentemente bacia las laderas del Municipio de Ráquira, constituyéndose en la principal fuente de J::lumedad relativa Y de VOlúmenes de
lluvia que drenan los rios. Esta masa proveniente del al tipla
no· de Simijaca-Cbiquinquirá, es derivada por los vientos
del E o del SE y en otras ocasiones es llevada bacia el P!
ramo de Marchán. El ascenso brusco y sú consiguiente enfri~
miento, hacen que se produzcan granizadas y tormentas eléc
tricas.
Analizando el volúmen de precipitación y el número de días
con lluvias, según registros meteorológicos, se observa u
na diferencia notoria entre el valle y sus laderas (Gráfi
co No. 1 y No.2 ).
Las estaciones más representativas para el Valle son Suta
marchán, El Emporio y Pasadena. En 1980, presentan 68, 94
y 57 días con lluvia en el año respectivamente. Esto nos
indica que la pluviosidad ocurre en menos de un cuarto del
tiempo anual y que a su_vez, sé encuentra en loa meses de
Abril-Mayo y Octubre-Noviembré. Además, expresa que el
aumento del volúmen de precipitación está en relación direQ
ta con la altura sobre el valle. A medida que las estaciQ
nes se aproximan hacia el piedemonte o ascienden en ubica
ción sobre las laderas, se incrementa la recepción de llu
via. Pero .el incremento es mayor en las estaciones situaáas
EL EMPORIO (LEIVA) PASADENA {LEIVA) DL= Dias con lluvias en
.el año. 1
1 .970 1.984 1.962 1.982 MD= Precipitación MAxima MD TA DL MD TA DL MD TA DL MD TA diaria en 24 horas.
45 470 .s 94 33 2 675.6 57 20 338.5 130 38 878.7 TA= Total anual de pre-cipi tación
Cuadro No. 5 Elaborado por' J. Molano, 1985
:
CX> o
81
Es la época más seca para el período considerado. (1'-1apa
No. 9 y 10 )Comparada ésta época seca con la segunda del
año (Jliio-Agosto.), la isoyeta de los 40mm se estrecha
más sobre el valle, dejando la zona centro y sur con los
valores más bajos de precipitación. Sin embargo, lama
yor pro~imidad de las isoyetas en forma circundante sobre
el valle y mucho más próximas sobre el valle del Rio Moni
quirá indican una mayor disponibilidad de precipitación p~
ra la zona norte del área estudiada. (Mapa No.11 y12)
Para las dos épocas de precipitación: Abril-Mayo y Octubre
Noviembre, observamos .que· el área está cubierta por una m~
yor densidad de isoyetas con valores más elevados, desapareciendo las lineas con registros inferiores a los 80 mm
mensuales. Igualmente, la parte Central y Sur-Este del
valle continúa presentando los datos más débiles de llu-
via, en tanto que como se observa en los mapas No.13,14,15,16) mos márgenes montañosos y las laderas altas, presentan v~
lores entre 160 y 220 mm mensuales, los más altos en
contrados para el área. Comparativamente, la disposición
y concentración de las líneas de igual precipitación nos
sugiere una mayor altura de la lluvia para el segundo s~
mestre del año, ya que existe una mayor proximidad de las
isoyetas sobre el valle en su sector Meridional, Nororien
tal y Occidental.
La comparación de las isoyetas para los periódos secos y
húmedos del área de Villa de Leiva, permite observar un
contraste marcado entre la altura media de la lluvia para
los meses extremos. Las isoyetas anuales para el mismo
p~ríodo sintetizan las ·variaciones pluviales antes anotadas. Muestran. un sector con registros inferiores a los 800
mm anuales, ubicado en el fondo de los valles de los Rios
Sáchica ~ Sutamarchán, incluyendo las áreas de colinas y
cuchillas circundantes. El valle del rió Sáchica constitu
" e,
~ " S.,
M A P A
~
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C U N O I N A M A R
Mapa No.9
D E I S O Y E T A S E N E R O
Fuente: Molina,1983
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F E B R E R O
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C U N O I N A H A R
Mapa No.10
(Período 1965-1979)
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Dibujo: J. Molano,1985 CD N
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Mapa. No.11
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Fuente: Molina,19S}
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Mapa. No.12
''V
(Período 1965-1979)
Dibujo: J. Molano,1985 (X)
~
ye el enclave más seco del área y se ubica en un1 espa
cio enmarcado por un relieve accidentado al Nororiente y
al Oriente, con registros de precipitación inferior a 700
mm. anuales. Hacia el sector Sur, las lluvias aumentan
de Oriente a Occidente, con valores que van desde los 880
mm en la divisoria de aguas entre el Nio La Candelaria y
el Rio Gacbaneca, basta valores de 1400 mm en los márge
nes cordilleranos que bordean el altiplano donde se encueg
tra la Laguna de Fúquene. En el Sector Norte, bay una m~
yor altura de la lluvia con mayores valores medios de pr~
cipitación determinados por las líneas de igual pluviosidad
con valores entre 1200 y 1800 mm; sobre la cuenca de los
rios Cane-Moniquirá-Pómeca (Mapa No. 17 :1
Como ocurre en estas alturas andinas, la distribución de
la precipitación establece el carácter tetraestacional anual.,
el cual ocurre con el paso apar~nte del sol, provocando u_
na inestabilidad de la atmósfera a su paso y la correspon
dientes precipitaciones post-cenitales.
En síntesis,la distribución de las lluvias medias mensuales
y anuales, nos permite ubicar un enclave seco de montaña y
valle; comprendiendo el sector montañoso del Páramo de Ga
cbaneca Septentrional y sus estribaciones que separan los
valles de los ríos Gacbaneca-Candelaria -Sácbic~. Además,
abarca la planicie aluvial del Rio Sácbica y parte del Rio
Sutamarcbán en su sector Medio. Este enclave tiene una di
rección SE-NW y alcanza a penetrar en forma de cuña bacia
las laderas bajas del Páramo de Marcbán. Debe notarse q~e
el enclave no corresponde en su distribución al área ocup~
da por la zona erosionada o degradada, como lo explicaré
más adelante.
Como anteriormente fué expresado, bacia el centro del valle
la precipitación y el númenro de días con lluvias al año
84
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M A P A D E I S O Y E T A S A B R I L Y M A Y Q (Período 1965-1979)
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e U N D I N A M A
Mapa No.13
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Fuente: Malina, 1983
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Mayo
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(Péríodo 1965-1979)
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Fuente: Molina,1983
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C U N D f N A M A A
''Mapa No.16
Dibujo: J. Molano,1985 CX>
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.. disminuye. Pero a su vez los aguaceros tienden a caneen
trarse y el efecto de la precipitación sobre las rocas se
aumenta, no sólo en su impacto físico-químico, sino en su
capacidad de erosión y arrastre de materiales. Valdría
la pena~ analizar los registros de los pluviografO,s, para
conocer en detalle la duración de las lluvias y la ineeg
sidad de los aguaceros sobre el valle. Sin embargo, co
nociendo que el área ha sido completamente deforestada y
la cobertura vegetal en muchos lugares tanto del valle CQ
mo de las colinas circundantes, no alcanza al 5%, la ac
ción directa de la lluvia sobre el suelo o la roca es más
impactante. A ello se agrega la composición geolÓgica,
que como se vió es variada presentando para estos secto
res margas, lutitas, arcillas, y calizas, bastante inte~
perizadas y tectónicamente afectadas1 por el cual son
fácilmente desagregadas y degradadas, permitiendo una e
rosión intensa. Por ello, el grado de transformación del
paisaje tan avanzado y el uso del suelo con cultivos a
nuales o semestrales, favorecen el trabajo de modelado y
acarreo que realizaH el agua pluvial y fluvial.
La SIEP (1962), analizando 28 meses de precipitación
diaria para la estación meteorológica de La Candelaria,
encontró el siguiente número de aguaceros con su corres
pondiente precipi~ación:
20 mm en 24 horas - 23
25 mm en 24 horas = 14
30 mm en 24 horas = 7
35 mm en 24 horas = 4
40 mm en 24 horas = 4
65 mm en 24 horas = 1
Puede compararse este dato de 55 aguaceros en dos años y
cuatro meses, con el númeno de días de lluvia al año para
87
88
I S O Y E T A S A N U A L E S
(Período 1965-1979)
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C U N D I N A M A H Mapa No.17
Fuente: Molina,1983 Dibujo: J. Molano,1985
89
la misma estación el cual está en 95 días aproximadamente.
Esto expresa que si sobre el valor 20 mm por día~ establ~
cemos la categoría de aguaceros, podemos concluir que una
cuarta parte del número de precipitaciones tienen carácter
pluvial.
Analizando las lluvias diarias obtenidas para algunas e~
taciones se elaboró el cuadro No. 5 del número de días me!:!
suales con lluvia y el máximo de precipitación en 24 horas
oor época o estacionalidad pluvial. Se observa que al COf!l
parar los días de lluvia por época seca y húmeda, en las
estaciones situadas en ei fondo del valle.la época húmeda ' .
como es de esoerar sobrepasa el nQmero de días con lluvia
y en varios casos los duplica. Por otra parte, en el ori
mer semestre del año las máximas orecioitaciones en 24 ho
ras fluctúan entre 11.2 mm y 53 mm; alcanzando valores re
latí vamente al tos para ambas épocas, lo cual puede explicar
el carácter ocasional y aún exporádico de las lluvias oa
ra ésta área ~ En el segundo semestre, los volúmenes caí
dos en 24 horas son más contrastados, ya que la época más
seca del año corresponde a la 1~ época de este semestre,
y la más húmeda del afio a la 2~ del mismo semestre. En
algunos casos el volúmen caído durante llia época de la
lluvia, duplica los valores máximos caídos durante la éoo . -ca seca. Se puede deducir una estacionalidad marcada dado
el carácter contrastado de los registros máximos totales
de precipitación, tanto en las 24 horas como mensualmente~
En el mismo cuadro se ubicó el número de días con precioi
tac~ón mayor a los 20 mm en 24 horas y el número de días
con lluvias en el año. Se ve como este tipo de aguaceros
representanJun promedio del 10% de los días con precioit!
ción durante el año. Los re~istros máximos nos indican que
sobretodo para las éoocas de precipitaciónes se alcanzan
90
valores elevados para un sólo día, como el caso de la pr~
cipitación máxima en 24 horas para Zarzal con un registro
de 64.4 mm, lo que representa el 32% del volúmen caído en
el mes correspondiente {200.1 mm).
Los valores de máximas precipitaciones diarias llegan a
representar entre el 25 y 50% del registro total mensual; una evidencia más del caracter torrencial de los aguaceros
y de la concentración de las lluvias en corto tiempo.
Comparando una estación del fondo del valle {Sutamarchán) y uno de los márgenes {Arrayanes) se evidencia un aumento
de los parámetros tom~dos en cuenta en el cuadro No. 5 duplicando el número de días con lluvia por época, tripli
cando el número de días con precipitación mayor a 20 mm
en 24 horas; e incrementando el número de días con lluvia
al año. Aunque las máximas no difieran mucho, sobresale
el máximo valor, 53 mm para la estación del fondo del Va lle, lo cual representa un aguacero torrencial para una
zona relativamente seca y erosionada como es el área circundante a Sutamarchán.
En la observación de los registros diarios, notamos que los principales valores de precipitación se encuentran hacia los últimos días de la primera y segunda quincena, establ~
ciendo cortos bloques de precipitación, separados por lar -gos bloques de ausencia de precipitación, estos últimos más amplios durante las épocas secas.
Para la zona de Villa de Leiva, con un enclave seco en el
fondo ae sus valles principales y con un fuerte proceso
de degradación del paisaje, registros de precipitación como
los antes expuestos ·se convierten en una de las causas que
explican el grado de erosión y lavado que padece el área Ceg
tral · de la Cuenca. Bajo las condiciones anteriormente expues
.91
tas, puede establecerse qué volúmenes de precipitación entre.
veinte y cuarenta milimentros di arios producen un impacto
fuerte sobre el paisaje degradado, que de 40 a 60 mm al
canzan un impacto muy fuerte y por encima de 60 mm sus e
fectos son extremadamente fuertes para la estabilidad de
los materiales expuestos a la acción bidráuliea sobre las
pendientes del valle.
Durante las fases de trabajo de campo hemos observado como al generalizarse las lluvias para toda el área, la zo
na baja de los valles se inunda y deposita sobre las vegas
y terrazas capas de arcillas y limos, las cuales sepultan
parcialmente pastos y hierbas bajas. En cambio sobre las laderas empinadas , las plantas son socavadas nor el agua
de escorrentía, perdiendo mucha estabilidad radical y dese~
terrando las de reciente implantación.
Térmicamente el área presenta una gama de temperaturas con
lols registros más al tos pars las partes planas y onduladas
del fondo del Valle. Esta gama puede observarse en el gr!
fico No. 3 donde se graficaron los registros de las esta
ciones del valle y de un altiplano cercano. Puede obser
varse un comportamiento similar de las tem~eraturas medias
mensuales para las estaciones del fondo del valle;Pasadena,
Emporio, Leiva, y Ráquira. Para ei período considerado ( 1969-1974), las fluctuaciones no pasan de 2°C y se observa una disminución a 0.8°C de variación en el fondo del.valle si se toma
en cuenta la estación Pasadena, y a 1.1°C en la estación de.Vi
lla de Leiva, en un margen del valle. Estos valores estan de
mostrando el carácter isotérmico, propio de la zona tropical.
Puede a su vez establecerse, que la temperatura sufre las
ligeras fluctuaciones de acuerdo a la estacionalidad plu
vial. Durahte las épocas secas, cuando la nubosidad es más
EL EMPORIO ( Villa de Leiva ) ' CLIMAGRAMA DE PROMEDIOS MENSUALES DE -- --
PRECIPITACION X EVAPOTRANSPIRAClON POTENCIAL
~ Período 1965-1979 ~
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Diagrama No. 5
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0 Diagrama elaborado por Molano según información meteorológi ca de Molima~,1983
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99
Para Villa de Leiva y los demás sectores aledaños situados
en esta cuenca, _la evaporación , como era de esperarse, pr~
sentó sus mayores rangos en las épocas secas. ge puede
decir que la altura de la evaporación es igual para ambas
épocas , sólo que el 2egundo semestre es más prolongada.
Durante los periódos húmedos la evaporación se reduce aer
ca a los tres milÍmetros para la época de Abril-Mayo y
en más qe 35 mm para la época lluviosa de Octubre-Noviembre.
Los datos de evapotranspiración fueron tomados de Molina
(1983) quien calculó su valor de acuerdo a la formula de
Penman. Tomando la precipitación promedia mensual,se inte
gró con los datos de la evapotranspiración y se obtuvieron
climagramas, donde se puede apreciar el comportamiento am
biental de las variables. (Diagrama No.4 y 5)
Los climadiagramas de Pasadena w el §mporio, nos muestran
que existe para los sectores centrales del valle (Rio Sut~
marchán y Sáchmca), una precipitación baja, la cual sólo
presenta un excedente de agua para parte de Abril, Octubre,
y Noviembre. La ETP, .bastante alta para éstos lugares,
sugiere una transpiración alta de las plantas, el suelo, y
los animales, como también una evaporación considerable de
las aguas que contiene el valle. La ETP establece un control
am~lio de la circulación del vapor de agua, ejerciendo su
influencia desde Diciembre a Marzo y de Mayo a Octubre. Ella
se incrementa ligeramente durante las épocas de sequía. Su
altura es más o menos constante a través del año, lo cual
explica que aún durante las precipitaciones, gran parte del
agu~ caída pasa a la atmósfera en form~ de vapor, ayudando
·así a conformar la nubosidad de los márgenes del valle.
En la estación Villa de Leiva, situada mucha más cerca de la
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(Período 1969-1978)
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Fuente: Molina,1983 Dibujo: J. Molano, 1985
Mapa No .18
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Diagrama No.?
o Diagrama elaborado por J. Molano según información meteorológica de Molina,1983
103
montaña, se nota un incremento de l·a pluviosidad, con más
predominio en los meses de Abril-Mayo y Octubre-Noviembre.
A su vez, la ETP disminuye tanto en altura como en duración,
e igualmente conserva la mayor influencia en las épocas se
cas. (Diadrama No.6)
En el extremo más meridional del Valle se encuentra la zo
na de Ráquira, estrchos valles rodeados de colinas y cuchi
llas, desde donde se insinúa el comienzo de la vertiente que culmina en la divisor~a de aguas con la Sabana de Ubaté
Simijaca. Este sector es mucho más llu.vi..oso que los ante
riormente tratados, alcanzando dos épocas de máximas preci
pitaciones hacia Abril-y Octubre. La amplitud del periodo de sequía se reduce y contrastan las dos épocas secas, ya
que el primer semestre alcanza a dos meses, en tanto que
por el segundo semestre alcanza prácticamente el doble. Des
de el punto de vista agrológico, hay menos exigencia de agua en el comienzo del año que hacia mediados del año, donde
es necesario implementar riego para poder mantener los cul tivos. (Diagrama No. 7)
Sobre el al ti plano de Samacá, a 2600m s .n.m .• , tambien se tu
vo en cuenta los niveles de evapotranspiración frente a la
precipitación. Estos altiplanos pequeños, rodeados de ejes
montañosos, poseen una precipitación mucho más baja que la
del valle de Villa de Leiva-Ráquira. Además la distribucíón
de las lluvias presenta excedentes de precipitación únicameg
te 3 veces al año; el resto del tiempo es denominado por
dos épocas largas de sequía alternadas, cada una de las cuales
tiene una duración aproximada a los cuatro meses. Por esta
causa el déficit de aguas es mayor y cualquier actividad
agropecuaria requiere una adición en forma de Fiego para los
cultivos.Í\),ct ;··· \)~ 1\
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RAQUIRA (Ráquiraj
CLIMAGRAMA DE PROMEDIOS MENSUALES D PRECIPITACION Y EVAPOTRANSPIRAC
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PR ECIPITACION
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Diagrama No.8
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Dia~rama elaborado por J. Molano segun informacion meteorológica de Molina,1983
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105
Como hemos. analizado anteriormente, las condiciones crea-
das para la circulación del agua en estos valles secos y
muy intervenidos, es crítica. La desaparición de los bO.§.
ques , la existencia de escasos matorrales fuertemente pa~
toreados y la falta total de cobertura para altas extensiQ
nes de suelo y subsuelo, no permiten un retardo en su cir
culación y por tanto un almacenamiento de ella. La inexis
tente intercepción y conducción provocada por el follaje
de los bosques, hace que la precipitación ocurra en forma
directa sobre el suelo, causando desagregación de los mat~
riales y transporte de los materiales intemperfuzados en
una es ·)rrentía que adquiere el ca~ácter de torrencial. La evapor2-ción como se ha observado conti'n:úa siendo -alta aún en
los periódos de precipitación. La infiltración es escasa
habida cuenta del carácter arcilloso de los suelos y del
sustrato rocoso. Después de un aguacero torrencial, hemos
observado en el campo, que el agua prontamente forma una
sábana uniforme, lo cual toma los cauces y arroya con los materi'ales incorporados_pendiente abajo. El suelo, o las
capas de arcilla sin suelo solo se humedecen en una sección delgada de sólo 5 a 8 centímetros. (Foto No. 5 Y 6).
En termines generales, la precipitación total alcanza el
fondo del valle y sus laderas constituyendo una precipita
ción afectiva alta. El ciclo hidrológico está escasamente
mediatizado por la vida y son más bien condiciones térmicas,
grado de deterioro de la naturaleza viva y formas de circu
lación local, lo que puede explicar el carácter marcado de
la estacionalidad pluvial para éste sector andino. La fi
sonomía vegetal, su distribución y características guardan
una cercana relación con la distribución y permanencia del
agua lo mismo que con la presencia de los suelos y el uso
que se hace de ellos. En un balance de los paisajes y los
e'cosi stemas que los integran, podremos más adelante corr~
..
,._
.Erosión intensa sobre laderas cultivadas con trigo. Obsérvese el carácter relictual de la cobertura edá fica, circundada de cárcavas 7 en las cuales ·la veg~ tación arbustiva y h erbácea trata de af i an zarse . Quebrada Churuvita. · Foto: J. J"llolano
~a desprotección de la cubierta edáfica, la acción directa del agua, el carácter arcilloso del sustrato y los contr astes pluviales y térmicos, desencadenan proc e sos de desestabilización en las condici ones del sue-y el subsuelo. Loma La Cabrera. Foto: J. Molano
107
Foto No.5
Foto No.6
108
lacionar estas variables ambientales, para buscar explicar
las causas que rigen.el ordenamiento de estos valles de Vi
lla de Leiva-Ráquira. No podemos olvidar que el ser social
ha modif~cado esencialmente estos paisajes y que áu acción ba tenido notoria influencia ambiental para el presente.
11. EL SUELO
El estudio del suelo permite un nivel de síntesis, en el
cual se integran la diversidad del sustrato geológico, la
herencia paleogeográfica con las variaciones ambientales
del pasado cercano, la evolución y desarrollo de las formas
vivas y una acción humana continuada en el tiempo y en el
espacio.
En el primer capítulo han sido establecidas las caracterí~
ticas de las formaciones geológicas. Debemos resaltar ahora
la diversidad de estas formaciones geológicas desde las eres
tas basta el fondo del valle. Se observa un dominio de las
areníscas en las márgenes del·valle constituyendo las ere~
tas anticlinales; un predominio de las arcillas en las la
deras medias y bajas y una presencia insular de los bancos
de calizas y margas en las colinas del fondo del valle. SQ
bre esta secuencia de materiales deben disponerse los alu
viones, coluviones y en general los materiales desagregqdos
y transportados por la acción glaciar, fmuvioglaciar, fl~
vi al y coluvi al.
Sobre estos tipos de sustratos se ha desarrollado el suelo
en ésta área estudiada. Es decir, que parte de la diversi
dad edáfica tiene una razón geológica.
..
.·
109
De acuerdo con las condiciones paleogeográficas, también
ejerce influencia en la formacipn del suelo las fases oro
génicas ~ que fueron sometidos los Andes, los cuales fueron
definiendo ambientes distintos sobre las montañas emergen
tes y a su vez procesos filogenéticos particulares para e~
da conjunto del relieve andino. De acuerdo con los traba
jos de Van der Hammen (1g82 j, las glaciaciones plio-pleis
tocénicas establecieron otras condiciones ambientales dis
tintas, provocando una fluctuación de la vida sobre las la
deras, ascendiendo si dominaba ma interglaciación o deseen
diendo si dominaba la glaciación. Como consecuencia de es
tas variaciones ambientales, muchos suelos de las áreas de
páramo desaparecían barridos por la acción de los hielos,
otro3 eran removidos por la acción fluvioglaciar y finalme~
te, los suelos de los bosques altos iniciaban una nueva p~
dogénesis bajo la acción de la vegetación y el ambiente p~
ramero, cuando imperaba la glaciación.
La última glaciación terminó hace 10.000 años anroximadame~
te. Desde entonces las variaciones climáticas han sido me
nos significativas y podemos establecer que los suelos ini
ciaron desde aquellos tiempos las· fases de desarrollo que
los ha ido configurando hasta el presente. Este desarrollo
es concomitante con la implantación de la vegetación clímax
establecida es éstos valles y montañas despues de la Última
glaciación. Es decir, los suelos rena?ientes y los desapa
recidos del área de Villa de Leiva y sus alrededores, fueron
el producto de la coevolución de las formas vivas allí esta
blecidas, de los climas imperantes, de los ciclos de trans
formación de los materiales parent~les Y de una serie de cicl0s biogeoquímicos ligados a las variables ambientales.
La acción humana se remonta principalmente a éste periódo
postglacial cuando el hombre ya se había establecido en las
110
partes bajas de los Andes e iniciaba su incursión en las
montañas, requiriendo para ello la domesticación de plan
tas y animales y el desarrollo de una agricultura de mog
taña, 1a cual había alcanzado un buen auge antes de la
invasiÓn de los españoles. Por lo tanto, el suelo comeg
z6 a ser usado en mayor extensión e intensidad a medida
que los g·rupos indígenas copaban con mayor densidad los
Andes. Como veremos más adelante, técnicas de tala y qu~
ma riguran entre las rormas según las cuales se utilizó
el suelo en estos parajes.
El suelo está vinculado a una multidud de ractores a los
cuales debe su orígen natural; de los que depende su esta
bilidad y a través de los cuales puede el hombre interpr~
tarlo y aún influir sobre él (Pérez,1959). Los ractores
que determinaron la formación natural del suelo han ido
cambiando a través del tiempo histórico. La naturaleza
primera, no transrormada, hace bastante tiempo dejó de se~
lo. Todo el desarrollo y ordenamiento dado a este espacio ha estado mediatizado por el ser social desde las épocas
pre-hispánicas. Por lo tanto, el estudio del suelo compo~
te a su vez el estudio de las ·formas que el hombre ha im
plantado para su uso y aprove.chamiento. La hechura y tran§_
formación del paisaje contiene la historia de la sociedad
que lo ordena, sobre todo cuando hacemos referencia a las
sociedades agrarias~ las cuales tienen una íntima rela
ción con el suelo. Desde cuando se poblaron nuestras mog
tañas andinas, el hombre constituye junto a sus formas de
organización, el factor principal bajo el cual se desarr~
llan los suelos.
Los Andes ecuatoriales han sido consideradoB como verda
deras estructuras forestales. Esto significa que de un
lado, los suelos en su mayor parte se desarrolllan bajo
..
(~
.,
111
cubiertas vegetales arboreas y de otro lado, que el proc~
so de ocupación por el hombre implicó un persistente pr~
ceso de tala. Hoy los bosques son relictuales sobre los
ejes de las-cordilleras. Su presencia es notoria aún en
los bosques lluviosos tropicales de las planicies selváti
cas. En la Cordillera Oriental, ocurren suelos general
mente jóvenes contaminados o nó por cenizas volcánicas,
asociadas con suelos de laderas fuertes que presentan con
frecuencia capas superficiales de roca, las que sólo permi
ten el crecimiento de la vegetación expontánea (Cortés,
1977). El desarrollo natural {sin intervención humana)
de estos suelos está vincuiada con las formaciones geoló
gicas que subyacen aportando el contenido mineral, la to
pografía y microtopografía de un relieve altamente compl~
jo, los factores climáticos regionales y locales marcada
mente cambiantes a lo largo del espectro altimétrico; la
distribución de las especies vegetales tanto tropicales
como extratropicales, las que han venido a conformar esa
vasta flora andina, umida a una rica y variada fauna que
asumió los diversos bosques como habitat.
Bajo condiciones ecológicas tan variadas ocurren, como es
de esperarse, un enorme abanico de suelos, desarrollados
sobre todos los paisajes: Altiplanos, Vegas, Laderas, Valles
Interandinos; en todos los tipos de pendiente; bajo la ac
ción de los diversos climas y con las más diversas poten
cialidades y aptitud de uso. Desde el punto de vista de
su capacidad de Uso, hay en la región andina suelos de ap
titud agrícola y ganadera, pero también existen tierras de
definida Vocación forestal y otras que, por sus caracterí~
ticas "deben permanecer intocadas para conservar el paisaje,
las aguas, la flora, y la vida silvestre (Cortés,1982).