Top Banner
 sum rio i o s  lectores pág.  5 Declaración del  Congreso Nacional  d e Política  Obrera "Fischer-Bufano" p ág .  7 Documento  político de  base pág.  1 7 ra  sit'jación r9volL;cíonar a A pág.  1 7 Egiancp  de la  Hueiga General P'ocrarna, sindicatos, soviets y  partido pág.  2 4 L a  situación  rr-jndia pág.  5 1 Resolución  sobre  la  :ituaci6n  política (Apéndice ai  Documento  político de  basa) pág.  5 4
32

Resoluciones Del 1º Congreso Nacional de PO

Nov 05, 2015

Download

Documents

Lucas Malaspina

'Fischer-Bufano' de Política Obrera (Enero-febrero 1976)
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
  • sumario

    A ios lectores pg. 5

    Declaracin de l Congreso Nac iona l de Poltica Obrera " F i s c h e r - B u f a n o " pg. 7

    D o c u m e n t o poltico de base pg. 17 Lra sit'jacin r9volL;conar!a A pg. 17 Egiancp de la Hueiga Genera l P 'ocrarna, s indicatos , soviets y pa r t ido pg. 24 La situacin rr-jndia! pg. 51

    Resolucin sobre la : i t u a c i 6 n poltica (Apndice ai D o c u m e n t o poltico de basa) pg. 54

  • a ios lectores C o n la aparicin de l p r imer nmero de esta Rev is ta , nuestra Organizacin P O L I T I -

    C A O B R E R A - da un impor t an t e paso ade lante , q u e c u l m i n a la l abor de su p r ime r Congreso i>jacionai.

    A travs de la edicin regular de una Rev is ta terico-polt'tica nos propor>emos b r i n -dar a t o d a la Organizacin, a la per i fer ia s impa t i zan te y a la var>guardia o b r e r a y j uven i l i ndepend ien tes de una her ramienta f u n d a m e n t a l de debate , discusin y clarificacin poltica y programtica.

    La o p o r t u n i d a d de esta Rev ista no puede ser m a y o r . La cr is is r e v o l u c i o n a r i a ab ier ta en el pas, por la accin de las masas, el h u n d i m i e n t o ve r t ig inoso e i m p a r a b l e de l pe ro -n i s m o , abre una perspect iva inme jo rab le para ia construccin de l Pa r t i do O b r e r o , inde -pend ien te , de ciase, i n s t rumen to esencial para el t r i u n f o de la revolucin.

    Esta Rev is ta f o r m a parte de todos nuestros es fuerzos por c o n s t r u i r , j u n t o a la van -guard ia obrera y de la j uven tud , el Pa r t ido O b r e r o .

    Este p r imer nmero est ded i cado ntegramente al Congreso N a c i o n a l "Fischer-Bufa-no", r ea l i zado los das 1 2, 13 y 14 de d i c i embre pasado.

    P u b l i c a m o s , en p r imer lugar, el M a n i f i e s t o a la clase ob re ra y la j u v e n t u d ap robado po r el Congreso , donde se f o r m u l a n propuestas decisivas para dar los pasos polticos y prcticos para cons t ru i r el Pa r t ido O b r e r o .

    L u e g o , p u b l i c a m o s el D o c u m e n t o Pol t ico y una resolucin p o l f t i c a , ap robados tambin po r el Congreso , d o n d e se extrae un balance de l gob i e rno pe ron i s t a , de la hue l -ga general de j un io y j u l i o y de la intervencin que tuvo nuest ra Organizacin en ese r i -qusimo perodo de la lucha de clases, y se f i ja la orientacin poltica para el ac tua l mo -m e n t o .

    C r e e m o s que todos estos materiales son de una gran i m p o r t a n c i a y deben ser debat i -dos insos layab lemente por los mi l i t an tes , s impat izan tes y lectores.

    E l xito de este paso que hemos dado cons iste en abr i r la ms f r anca discusin y la ms a m p l i a difusin.

    Manos a la o b r a !

  • ^ declaracin del congreso nacional de polftica obrera

    fischer- bfano Fuera Isabel

    Terminemos con el gobierno antiobrero

    Abajo el golpe

    Por elecciones generales inmediatas

    CONSTRUYAMOS EL PARTIDO OBRERO INDEPENDIENTE

    Durante los das 12, i 3 y 14 de dic iembre se realiz el Congreso Nac iona l de nues-tra organizacin, P O L I T I C A O B R E R A , colocado bajo la mcn ior ia de nuestros compa -eros Jorge Fischer y Migue l Ange l Bfano, asesinados hace justamente un ao por el te-rror ismo protegido por el gobierno peronista. A s im i smo , la presidencia de honor del Congreso fue ocupada por los compaeros presos de P O y de la Unin de Juventudes por el Soc ia l ismo, que se encuentran en las infames crceles de este gobierno por su l u -cha obrera y democrtica. Las discusiones preparatorias para este Congreso se desarro-l laron con inusitada intensidad durante dos meses, con la participacin activa y masiva de todos los cuadros de la organizacin, y en un marco democrtico de alta jerarqua, que penniti, adems, la formacin de tendencias internas sobre dwcrsos puntos del de-bate. L a culminacin de todo esto fue un Congreso de caractersticas fabulosas p o r d nmero, la calidad y la madurez poltica de las intervenciones de los compaeros dele-gados. Los aspectos en dis idencia y las cuestiones contradictor ias fueron ampliamente discutidas y clarificadas, lo que permiti arribar a todas las conclusiones con una vota-cin unnime. N o tenemos ninguna duda de que este Congreso ser un factor funda-menta l para el desarrollo de la lucha de todos los obreros y jvenes que buscan por to-das las vas estructurar un part ido obrero independiente del proletariado y del conjunto de los trabajadores, instrumento insust i tu ib le para terminar con los gobiernos capitalis-tas, con la reaccin poltica, con el terror ismo, con la militarizacin del pas y la ame-naza golpista, con el hambre, la desocupacin y la caresta, por la destruccin del Esta-do burgus y la construccin de un gobierno de los explotados y de los oprimidos, un gobierno obrero y campesino.

    A l trmino de las deliberaciones, el Congreso Nac iona l de P O L I T I C A O B R E R A "Fischer-Bufano"- resolvi dirigirse a todos sus hermanos de clase, a todos los traba-jadores y a la juventud, con una declaracin que sintetice sus conclusiones y propues-tas polticas.

  • P O R S U C A R A C T E R P A T R O N A L , E L tiOBIERNO P E R O N I S T A H A C O N C L U I D O C O M O U N G O B I E R N O A N T I O B R E R O

    A I cabo de dos afiosde su re lomo al gobierno, el peronismo se ha transformado de "gobierno del pueblo" en el gobierno del ant i-pueblo; de gobierno de los "siete millO' nes de votos" en el gobierno repudiado por el 90 por ciento de la clase obrera ; de go-bierno aulo-declarado de ta "liberacin nacional" en el gobierno del cntrcguismo y de la humillacin de la soberana del pas; de gobierno de "asiiberiades democrticas" en el gobierno de l estado de sit io, de la ley de seguridad, de la militarizacin del estado, del terror asesino y de la pena de muerte; de gobierno de la "redistribucin del ingreso en favor de los trabajadores" en el gobierno de la escalada infernal de los precios, de la de-socupacin y del congelamiento salarial.

    Se trata de un hecho objet ivo, asimilado por mi l lones de trabajadores: el gobierno peronista es un gobierno definit ivamente ant iobrero.

    Es entonces que viene la pregunta fundamenta l : por qu un mov imiento que se i-dcntific con banderas progresistas ha conc lu ido en la guerra feroz contra las masas? Sabemos que existen mucl.s respuestas superficiales a este interrogante, que tiene co-mo propsito engaar a los trabajadores.

    L a culpa es de Lpez Rega exclaman tanto Lo r enzo Migue l como los antiverticalis-tas. Entonces preguntamos: quin puso a Lpez Rega en el gobierno sino el mismsi-mo general Pern? E l jefe de la camaril la derechista no aplic, en real idad, una poltica contradictor ia con la de Pern. No fue Lpez Rega sino Pern el que impuso el pacto social contra los trabajadores y quien mand reformar la ley de Asoc iac iones Profesio-nales para perpetuar por cuatro aos a la burocracia en los sindicatos. N o fue Lpez Re-ga sino Pern el que implant la ley de seguridad, cuyo artculo 5 castiga brutalmente las huelgas declaradas a! margen de la b u r o a a c i a s i nd i ca l N o fue Lpez Rega sino Pe-ron qu ien sali al balcn de la Casa Rosada a enfrentar, el 12 de jun io de 1974 las mo-vi l izaciones por aumentos salariales. En esa opor tun idad Pern utiliz un lenguaje an-t i imperial ista, pero slo como pantalla de humo para ocultar su ataque a las huelgas o-breras.

    E l gobierno peronista ha tenido cinco presidentes en solo dos aos, pero an as const i tuye un todo, porque todos sus hombres, pus grupos, sus corrientes y sus tenden-cias estuvieron compromet idos con las distintas etapas que permit ieron arribar a la ac-tual situacin. Lorenzo Miguel y Robledo atacaron en su momento a Lpez Rega: en-tonces, por qu se oponen hoy a la investigacin del Minister io de Bienestar Socia l y de la Cruzada? Por una razn muy simple: porque los robos y desfalcos que se han co-met ido no comprometen slo al lopezreguismo sino tmabien a toda la burocracia s indi -cal, que particip plenamente del "negocio" del Min ister io de Bienestar S o c i a l E l lo -pezreguismo y la burocracia sindical actuaron en estrecha alianza durante dos aos, y slo cuando las huelgas de jun io y ju l io golpearon morta lmente al "brujo" los burcra-tas resolvieron cr i t icar lo.

    Calabr y los antivcrtcalistas no slo atacan a Lpez Rega sino inc luso a toda la mafia ver l ical ista. Entonces: por qu no reclaman que se investiguen los crmenes co-metidos por la camari l la derechista y la burocracia s indical , que ensangrentaron al pas como nunca? Porque todos los antiverl ical istas sin excepcin encubrieron estos crme-nes y porque, seguramente muchos de ellos estarn directamente compromet idos . O a-caso el gobernador Calabr y su polica provinc ia l descubrieron alguno de los miles de crmenes derechistas comet idos en la provincia de B I E U O S Aires? O acaso alguno de es-tos abri la boca contra la represin de Lpez Rega y Miguel contra la heroica huelga de V i l l a Constitucin, autntico antecedente de las huelgas de jun io y ju l io ?

    E l gob ierno peronista es responsable como un todo de la po'tica ant iobrera: la presidente de la Repblica, directamente identi f icada con "el circulo de amigos" de L-pez Rega que se encuentran prfugos de la jus t i c i a ; sus c inco presidentes, ya que desde

    a los bctores Con la aparicin del primer nmero de esta Revista, nuestra Organizacin - P O L I T I -

    C A O B R E R A - da un importante paso adelante, que culmina la labor de su pr imer Congreso Macional. ,

    A travs de la edicin regular de una Revista terico-poltica nos proponemos br in -dar a toda la Organizacin, a la periferia s impatizante y a la vanguardia obrera y juveni l independientes de una herramienta fundamenta l de debate, discusin y clarificacin poltica Y programtica. l,-

    U oportunidad de esta Revista no puede ser mayor. U crisis revolucionaria abierta en el pas oor la accin de las masas, el hund imiento vert iginoso e imparable del pero-nismo, abre una perspectiva inmejorable para la construccin del Partido Obrero, inde-pendiente de clase, instrumento esencial para el t r iunfo de la revolucin.

    Esta Revista forma parte de todos nuestros esfuerzos por construir , junto a la van-guardia obrera y de la juventud, el Part ido Obrero . , r - *. o f

    Este primer nmero est dedicado ntegramente al Congreso Nacional Ftscher-t uta-no" realizado los das 12, 13 y 14 de d ic iembre pasado.

    Publ icamos en primer lugar, el Mani f ies to a la clase obrera y la juventud aprobado por el Congreso, donde se fo rmulan propuestas decisivas para dar los pasos polticos y prcticos para construir el Part ido Obrero.

    Luego publ icamos el Documento Poh't ico y una resolucin poltica, aprobados tambin 'por el Congreso, donde se extrae un balance del gobierno peronista, de la huel-ga general de junio y jul io y de la intervencin que tuvo nuestra Organizacin en ese r i -qusimo perodo de la lucha de clases, y,se fi ja la orientacin poltica para el actual mo-'^^ceemos que todos estos materiales son de una gran importanc ia y deben ser debati-dos insoslayablemente por los mil i tantes, s impatizantes y lectores.

    El xito de este paso que hemos dado consiste en abrir la ms franca discusin y la ms amplia difusin.

    Manos 3 ia obra !

    5

  • P O R S U C A R A C T E R P A T R O N A L . E L G O B I E R N O P E R O N I S T A H A C O N C L U I D O C O M O U N G O B I E R N O A N T I O B R E R O

    A l cabo de dos aos de su retorno al gobierno, el peronismo se ha transformado de "gobierno del pueblo" en el gobierno de l anti-pueblo; de gobierno de los "siele millo-nes de votos" en el gobierno repudiado por el 90 por c iento de la clase obrera : de go-bierno auto-declarado de la "liberacin nacional" en el gobierno del entreguisnio y de la humillacin de la soberana del pas; de gobierno de "lasliberlades democrticas" en el gobierno del estado de sit io, de la ley de seguridad, de la militarizacin del estado, del terror asesino y de la pena de muerte ; de gobierno de la "redistribucin del ingreso en favor de los trabajadores" en el gobierno de la escalada infernal de los precios, de la de-socupacin y del congelamiento salarial.

    Se trata de un hecho objet ivo, as imi lado por mi l lones de trabajadores; el gobierno peronista es un gobierno def ini t ivamente ant iobrero.

    Es entonces que viene la pregunta fundamenta l : por qu un mov im ien to que se i-dentific con banderas progresistas ha conc lu ido en ia guerra feroz contra las masas? Sabemos que existen muchas respuestas superficiales a este interrogante, que tiene co-mo propsito engaar a los trabajadores.

    L a culpa es de Lpez Rega exclaman tanto Lorenzo Migue l c o m o los antiverticalis-tas. Entonces preguntamos: quin puso a Lpez Rega en el gobierno sino el mismsi-mo general Pern? E l jefe de la camaril la derechista no aplic, en real idad, una poltica contradictor ia con la de Pern. No fue Lpez Rega sino Peri. el que impuso el pacto social contra los trabajadores y quien mand reformar la ley de Asoc iac iones Profesio-nales para perpetuar por cuatro aos a la burocracia en los sindicatos. N o fue Lpez Re-ga sino^Pern el que implant la ley-de seguridad,-cuyo artculo 5 castiga'bruFalJente las huelgas_declaradas al margen d e j a buroaac ia . s ind icaL N o . f u e Lpez Rega sino Pe-ronjliii_cn_sjiaLbalcn_de^la Casa Rosada a enfrentar, el 12 de j un io de 1974~ras mo-v i l izac iones _por_aumen_Ips_salarialcj. En esa oportunidad Pern utiliz un lenguaje an-t i imperial ista, pero solo como pantalla de humo para ocultar su ataque a las huelgas o-breras.

    E l gobierno peronista ha tenido c inco presidentes en solo dos aos, pero an as const i tuye un todo, porque todos sus hombres, pus grupos, sus corrientes y sus tenden-cias estuvieron compromet idos con las distintas etapas que permit ieron arribar a la ac-tual situacin. Lo renzo Miguel y Rob ledo atacaron en su momen to a Lpez Rega: en-tonces, por qu se oponen hoy a la investigacin de! M in i s te r io de Bienestar Socia l y de la Cruzada"? Por una razn muy simple: porque los robos y desfalcos que se han co-metido no comprometen slo al lopezreguismo sino tmabien a toda la burocracia sindi-cal , que particip plenamente del "negocio" del Min ister io de Bienestar S o c i a l E l lo -pezreguismo y la burocracia sindical actuaron en estrecha al ianza durante dos aos, y slo cuando las huelgas de j u n i o y ju l io golpearon morta lmente al "brujo" los burcra-tas resolvieron cr i t icar lo.

    Calabr y los anl ivcrt ical istas no slo atacan a Lpez Rega sino inc luso a toda la mafia verl ical ista. Entonces : por qu no reclaman que se investiguen los crmenes co-met idos por a camari l la derechista y la burocracia s indical , que ensangrentaron al pas como nunca? Porque todos los antiverticalistas sin excepcin encubr ieron estos crme-nes y porque, seguramente muchos de ellos estarn directamente compromet idos . O a-caso el gobernador Calabr y su polica provincia l descubrieron alguno de los miles de crmenes derechistas comet idos en la prov inc ia de B i^nos Aires? O acaso alguno de es-tos abri la boca cont ra la represin de Lpez Rega y M igue l contra la heroica huelga

    .de_V-illa_Constitucin, autntico antecedente,d.eJas_hueJgas_deJ_unio_xui.U9? " E l gobierno peronista es responsable como un todo de la po'tica antiobrera: la

    presidente de la Repblica, directamente identi f icada con "el crculo de amigos" de L-pez Rega que se encuentran prfugos de la jus t i c ia ; sus c inco presidentes, ya que desde

    el pacto social de 197.1 y pasndose el mando con toda caballerosidad fueron entrete-j iendo el proceso poltico de esta agresin inferna l ; sus senadores y diputados, quienes votaron las leyes reaccionarias y se han negado a la ms mnima investigacin de los ase-sinatos; sus burcratas sindicales, que manejan los sindicatos con los mtodos del gangs-terismo y que avalan la entrega y la caresta. Todos juntos, en def ini t iva, porque apo-yan a Pinochet y a ^ o i d a b e r r y r s a l u d a n al masacrador Franco como a un hroe, t ienen a uno de sus hombres encabezando el minister io de colonias del imperial ismo yanqu i que es la O E A .

    La pregunta sigue entonces en pie: por qu el gobierno peronista ha conc lu ido como un gobierno antiobrero?

    L a respuesta es una, es clara y es concreta : el gobierno peronista ha terminado co-me un gobierno esencialmente ant iobrero porque el peronismo es y fue siempre, a pesar de! apoyo de la base obrera, un mov im ien to de carcter patronal, tanto por su programa como por su direccin. Es slo as que se entiende que, en las circunstancias en que la lucha extraordinar ia de los trabajadores contra la d ictaLora mi l i ta r amenaz destruir al Estado capital ista, Lanusse lo llam a Pern, las fuerzas armadas le entregaron pacfica-mente el gobierno, todo esto para que -digmoslo con las propias palabras de Pern-"je reconstruya el Estado", esto es, se def ienda el instrumento poltico esencial de los explotadores contra la lucha de los explotados.

    Este es el norte fundamenta l de esta segunda poca de peronismo: impedir , si es necesario por los medios ms brutales, que los trabajadores impongan combat ivamente sus aspiraciones impostergables.

    C o n t r a la lucha por reponerse de 18 aos gorilas de miseria salarial, el gobierno pe-ronista suspendi desde su in ic io las paritarias e impuso ei congelamiento de los sueldos y el pacto soc i a l Cont ra las aspiraciones a la democracia s ind i ca l se implant una ma-yor regimentacin. Con t ra las movi l izac iones que. por el solo hecho de ser mov i l i zac io -nes autnomas, "sacaban los pies del plato", se aplic la ley de seguridad. Cuando e l pe-so de la ley no logr hacer retroceder los trabajadores, "sonaba el escarmiento": el te-rrorismo o f i c i a l

    Porque ste es y ha sido un gobierno patronal , un gobierno ant iobrero, es que fue apoyado por los part idos del gran acuerdo nacional y por los mi l i tares; y por eso mismo slo la gran huelga general obrera de j u n i o y ju l io lo revent def ini t ivamente.

    E l mov im ien to nacional ista burgus de! peronismo ha conc lu i do , por su carcter de clase, por encarnar los intereses de la burguesa nac iona l como un gobierno ant io-brero, instrumento del imper ia l ismo y de la reaccin poltica,

    E STE G O B I E R N O Q U I E R E S O B R E V I V I R M I L I T A R I Z A N D O Y E N S A N G R E N T A N D O A L PA I S

    Hay que decir lo con total claridad y absoluta precisin: las huelgas histricas de jun io y j u l i o han terminado con este gobierno peronista.

    Las huelgas de j un io y j u l i o h ic ieron pedazos el intento de consumar^la.instaura^ cin de una dictadura const i tuc iona l terrorista y el propsito de^arrasar^con las pr inc i -pales conquistas del proletar iado. Entre la clase obrera y el gobierno peronista se ha ca-vado un abismo infranqueblerEl gobierno peronista se ha transformado en un gobier-no minor i ta r io , lo que equivale a decir que no puede ya gobernar sobre la base de las i-lusiones en ! depositadas por los trabajadores. Pero no slo esto: tampoco puede go-bernar como un gobierno represivo, deb ido a que sali derrotado del cnfrentamiento con la clase obrera en las huelgas de j u n i o y ju l io . S in base popular, sin capacidad propia de represin, el gob ie rno peronista se ha transformado-de-instrumentotiL_Ci un estorbo para la prop ia clase.burguesa. Por eso, no slo es un gobierno en crisis: es,' adems, un gobierno en demolicin, en liquidacin, en disgregacin y en derrumbe. L a oposicin r a d i c a l no lo apoya , el F re ju l i se ha d iv id ido, el peronismo est pulverizado,

  • las fuerzas armadas se niegan a sostenerlo en su l i t igio contra las otras fuerzas burguesas de adentro o de afuera del just ic ia l ismo.

    Es en estas condiciones que, para sobrevivir, el gobierno se ha lanzado con todo a satisfacer el 100 por ciento de las exigencias de las fuerzas armadas reaccionarias, a transferirles e l poder real del Estado y a apelar en una escala nunca vista, al terror ismo. E l gobierno que supuestamente haba concretado en 1973 el desalojo de los mil i tares, est entregando al alto mando de las fuerzas armadas poderes de intervencin po l f t i ca como stas nunca lo haban tenido antes en la historia de este pas. E l gobierno peronis-ta, en la ltima semana, ha llegado al extremo de enfrentar a la Cmara de D iputados para que sta permita la aplicacin de la pena de muerte, tal como lo exigen generales, brigadieres y almirantes.

    Cmo se puede decir entonces que luchar contra este gobierno es hacerle el juego al golpe o a! imperial ismo? Es hacerle el juego al golpe luchar contra el gobierno de la militarizacin del Estado? Es hacerle el juego al terrorismo luchar contra el gobierno terrorista? -Es hacerle el juego al imper ia l ismo combat i r ai gobierno que vuelve a entre-gar los bancos "argentinizados". que prepara un acuerdo infame con Standard. Siemens, e Italo, que negocia una deuda externa de 10 mi l mi l lones de dlares pagando fabulosos intereses? Apunta lan s el golpe quienes d i f ienden al gobierno que impulsa la mi l i tar iza -cin, quienes defienden a los partidos que reclaman mayor intervencin mil itar, quie-nes plantean un gobierno patronal de "unin nacional" con las F F A A .

    Luchar contra el gobierno que envi las tropas a Sierra Grande es luchar por la vic-toria de las masas, es quebrar la alternativa golpista que este gobierno y todos los part i -dos patronales y pro-patronales encubren.

    L A I N I C I A T I V A ES DE L A S M A S A S : F U E R A i S A B E L , A C A B E M O S C O N E L G O B t E R W O ; A B A * 0 E L ^ O L P E , POR E L E C C I O N E S G t N E R A L E S I N M E D I A T A S

    E l gobierno peronista es el enemigo pblico 1; pr imero, porque quiere gober-nar contra la mayora trabajadora que lo repudia ; segundo, porque en total desintegra-cin, pretende mantenerse a rajatablas por medio de la militarizacin y el terror.

    A pesar de la partida de Lpez Rega, este gobierno no ha dejado de ser el gobierno de b camaril la lopezrcguista. representado pr inc ipalmente por la misma presidente de la Repblica. De esta manera el reclamo popular de la concentracin del Zl de j un io pasa-do en Plaza de Mayo no ha sido an plenamente satisfecho: la camari l la derechista con -trola el poder ejecutivo nac iona l

    La cuestin es entonces clara: el problema fundamental para los trabajadores en el orden poltico, es terminar con este gobierno que, ms todava por el hecho de su desin-tegracin constituye un neto gobierno an t i ob re ro .N\

    Nosotros, P O L I T I C A O B R E R A , decimos: existe un mtodo perfectamente demo-crtico para terminar con el caos y el terror de este gobierno. Dec imos: que se haga va-ler la voluntad popular, ni un minuto ms para este gobierno minor i ta r io que transfiere el poder real a los elegidos por nadie, a las fuerzas armadas. Que se convoque de inme-diato a elecciones generales -pa ra todos los cargos- para que el pueblo , en part icular las masas trabajadoras, decidan el gobierno que quieren, el programa que entienden que terminar con el terror, con el hambre, el caos y la entrega.

    A los que tanto cacarean con t\ del pueblo" acmoi: las huelgas de j u -nio y ju l io han terminado con esta falsificacin y con el gobierno mismo. Que se haga valer esta voluntad por medio de elecciones generales, sin ninguna clase de proscripcin.

    E l gobierno isabeliano, bajo la presin del intenso repudio popular, se ha visto o-bligado a anunciar un probable adelantamcinto de las elecciones que deberan realizarse en marzo de 1977. a noviembre de 1976. E l gobierno mismo se ha visto obl igado a po -nerle fecha mxima a su liquidacin, con el propsito de atenuar el reclamo de que se

    10

    vaya ya y para lograr una tregua que le permita intentar una reorganizacin del peronis-mo y una salida electoral concertada con los radicales y las fuerzas armadas. E l anuncio de un probable adelantamientole las elecciones muestra hasta qu punto este gobierno es conciente de que no puede durar, pero es tambin un intento de estirar su permanen-cia para sah'ar a los del incuentes y terroristas y tratar de que los intereses de stos sean contemplados en las negociaciones electorales.

    Nosot ros dec imos: cada m inu to ms de gobierno peronista es otro m inu to ms de agresin ant iobrera y de amenaza de golpe mil i tar. N o hay tregua con la camari l la dere-chista, fuera de l gobierno ya. que el pueblo decida en inmediatas elecciones generales.

    Pero no solo el gobierno teme a las elecciones inmediatas. Hace pocas horas un ge-neral del ejerci to advirt ju contra la posibi l idad de que las elecciones sean uti l izadas por la "guerrilla fabril", es decir, por la clase obrera. NingunO-deJos4iarlidc54yincipalS_de la burguest, as c o m o tampoco el Part ido Comunis ta , piden la partida inmediata del go-bierno y la convocator ia a elecciones. La lnea deTestonprtiaos-es^laiEXhDmcQ^ Isabela que vuelva al "U de m a r z o " ( P C ) , o el reclamo de que renuncie en_fa_yor_de_Lu;

    ,der o algn.otro. Nadie quiere que los trabajadores intervengan para decid ir en esta cuestin! Nad ie quiere elecciones ya. porque los part idos patronales no creen que los trabajadores se engaen con otro partido patronal ! Todos saben que las elecciones in -mediatas seran el acta de defuncin del peronismo y a partir de aqu el hund imiento en picada de la burocrac ia s indical , de los aparatos represivos, todo lo cual creara una fe-nomenal irrupcin de los trabajadores, una recuperacin masiva de los sindicatos y, por ltimo pero fundamenta l , el a lumbramiento de un part ido obrero independiente de ma-sas.

    L consigna de acabar con este gobierno y convocar a elecciones inmediatas gene-rales es una consigna de derrota d t l Eobienno, de dcrro i d< los burcratas sindicales, de quiebra de los esfuerzos de la burguesa y del imperial ismo por controlar la situacin mediante un nuevo acuerdo. Es una consigna de aislamiento de los intentos golpistas, es una consigna de unificacin poltica para los trabajadores y activistas independientes, es una consigna que desbroza el terreno para llevar a cabo la nica y real salida; cons-truir el pa r t ido obrero y el gobierno obrero y campesino.

    P A R A I M P O N E R U N D E S E N L A C E O B R E R O A L A D E B A C L E D E L G O B I E R N O Y DE T O D O E L E S T A D O B U R G U E S ES I M P R E S C I N D I B L E Q U E C O N S T R U Y A M O S U N P A R T I D O O B R E R O I N D E P E N D I E N T E

    Y a hace seis meses que comenz la disgregacin de este gobierno antiobrero y la crisis contina sin perspectiva de un desenlace inmediato. Hace seis meses que el con-junto de! pas se debate en un caos infernal y la situacin se degrada sin f in . Cual es la explicacin de esto? N i el gobierno, ni las fuerzas armadas, ni los partidos burgueses o-positores han pod ido imponer una salida patronal y reaccionaria debido a que han sido rebotados una y ot ra vez por las luchas obreras y de la juventud. Fracas el intento de Isabel-Damasco-Numa Laplane; fracas el propsito de volver a congelar los salarios por medio del Inst i tuto de Remunerac iones, fracas la tentativa de forzar una "tregua" por 180 das con prohibicin de huelgas. Tambin han fracasado quienes han reclamado la renuncia de Isabel y la formacin de un gobierno de unidad nacional con Luder, esto porque los part idos patronales opositores prefieren mantener an a la presidente para c-vitar una desintegracin demasiado rpida del peronismo. Y lo que er. superfundamen-tal; A l fogaray y el alto mando mil i tar han planteadojque no pueden an lanzar un golpe de estado porque temen, en e l actual estado de la movilizacin obrera, juveni l y demo-crtica, que un golpe precipite tanto una revolucin p o p u l a r c o m o u n a divjsion fsica" del ejrcito en las calles.

    Q u e quede perfectamente de f in ido ; el proletariado tiene la iniciativa polft ica, los explotadores se baten en retroceso y actan contragolpcando. E l proletariado, con su i-

    11

  • niciat iva. ha mantenido a raya a la burguesa, impidindole consumar una salida aniio-brera a la crisis y obligndola, en pr inc ip io a buscar esa salida en t o m o a un adelanta-miento de las elecciones. Es necesario destacar dos manifestaciones fabulosas de esa ini -ciativa de las masas producidas en las dos ltimas semanas. Nos refer imos, en pr imer lu -gar, a la movilizacin inigualada del S M A T A , con 30.000 mecnicos en la calle, que se impuso contra el intento de regimentacin gubernamental armado por Ruckauf f-Migue l l o q u e demostr el carcter masivo, abrumador, de la tendencia del proletar iado a impo-ner el derecho a su organizacin libre e independiente frente al Estado burgus. E l otro hecho fueron las elecciones en b s universidades, realizadas contra el gobierno, la pol i -ca y el terror, y que han abierto un nuevo perodo de ascenso de la juventud. Ha sido de esta manera como, en todos lados, las masas de trabajadores han paral izado las solu-ciones de todo t ipo de los explotadores.

    A l lado de esto, sin embargo, debemos decir: la prolongada duracin de la crisis, con todos los dolores de miseria econmica y terror poltico que suponen, se expl ican tambin porque la clase obrera no ha pod ido convertir todava su resistencia generali-zada en una resistencia central izada, nica, concientemcnte dirigida contra el gobierno ant iobrero. L a clase obrera argentina, en un momento histrico de su desarrol lo, se en-cuentra sin una organizacin poltica p rop i a , sin su part ido obrero. L a direccin actual de las organizaciones obreras, la burocracia s indical , es un f a c to r , no de unificacin, si-no de desintegracin de la intervencin obrera, y de ataque constante, incluso a las re-sistencias parciales. Es po r esto que nosotros decimos: la posib i l idad de que sea el p ro -letariado el que dicte el desenlace a la crisis poltica est determinado por la construc-, cin de su par t ido, organizacin poltica independiente de la burguesa. Este partido, al_ estructurar la intervencin de la clase obrera alrededor de sus intereses histricos, a l central izarla en torno a objetivos polticos propios, permitir destrozar a! terrorismo an-t iobrero, desbaratar las maniobras de recambio burgus, desarrollar una intensa militan-cia cont ra el go lpe mil i tar, acelerar el desgaste de la burguesa y el imper ia l ismo, y reu-nir todas las condic iones para imponer un gobierno obrero y campesino. L a desintegra-cin del gobierno peronista, el repudio creciente a la burocracia s indical , la lucha cada vez mayor cont ra el somet imiento de los sindicatos al gobierno y al Estado, estn ar-mando toda una base para formar;poderosas agrupaciones sindicales independientes, pa-ra mejor luchar para elegir nuevas direcciones sindicales y para concretar la independen-cia de los s indicatos y la construccin de ! part ido obrero. La conclusin, entonces, es siempre la misma, la miremos por donde la miremos: para dar la batalla v ictoriosa es ne-cesario organizarse al margen de la clase enemiga y de sus agentes, en un part ido p rop io de la clase obrera. E l eje de intervencin hoy, para constru i r lo , es derrotar totalmente al gobierno, imponer las elecciones mmediatas, acelerando as la liquidacin de los a-gentes gubernamentales y patronales dentro de las organizaciones obreras.

    E L F O Q U t S M O Y L A G U E R R I L L A S O N E N E M I G O S D E L A V I C T O R I A O B R E R A

    Las jornadas de jun io y j u l i o const i tuyeron una leccin histrica def in i t iva : ante la decisin gubernamental de barrer con las conquistas sociales, polticas y organizat i -vas de los trabajadores, la movilizacin de masas, la accin directa, la huelga obrera, que-braron la unidad de decisin de los factores del Estado burgus y dieron paso a una ro -tunda v ic tor ia contra la reaccin anti-obrera. anti-popular y anti-nacionaL Se prob de este m o d o , una millonsima vez ms, que son las masas l asque hacen la histor ia , que slo los exp lotados pueden ser los artf^ices de su prop io dest ino, que "a emancipacin de los trabajadores ser obra de los trabajadores mismos".

    C o m o parte orgnica de nuestro mov im ien to obrera, nosotros, P O L I T I C A O B R E -R A , no nos engaamos: los obreros argentinos tenemos mucho camino an a recorrer, tenemos muchos defectos que superar. Sabemos tambin esto: sin una estructuracin de l pro letar iado c o m o clase conciente, esto es sin su prop io part ido, ni la accin directa

    12

    de las masas, ni todas tas formas de iuci ia basadas en ella, nos conducirn realmente a ta victoria def in i t iva .

    Pero igual decimos: un paso real hacia adelante de la clase obrera vale_ms que dos mil lones de recetas exteriores a! proletar i- Jo ' E l proceso de tu formacin revulu-cionaria de la clase obrera por medio del combate, por medio de una lucha de clases, por medio de la conquista creciente de su autonoma y de su unidad poltica indepen-diente de toda variante burguesa, no puede ser suplantado, ni lo ser jams, por aventu-ras extraas al mov imiento de lucha de nuestra clase, por polticas que no se basan en la auto-determinacin democrtica del proletariado, en def ini t iva, por el ultimtum so-berbio de grupos marginados, de grupos de la pequea burguesa.

    Un elemento de la situacin poltica del pas es justamente la existencia de estos gr jpos. que se han arrogado la decisin de emprender una "guerra integrar' (Montone -ros) o una "guerra popular" ( ERP ) . Cuando se les pregunta a estos grupos sobre tos ob-jeti\os de esas "guerras", los pr imeros contestan: "volver a as paulas programticas del 11 de marzo": los segundos responden: "lograr un gobierno popular y democrti-co". En ambos casos hay coinc idencia : desacuerdo con la lucha por la v ictor ia de una revolucin proletaria, por un gobierno obrero y campesino, y coincidencia en una sali-da de coalicin con ios partidos patronales. Con los Cmpora del "paCto socia!" y de la "lealtad" al Pern de la represin; con los A lende , que apoyaron a F r o n d i z i . Lcvings-ton. y a cuanta alternativa anti-obrera se le pas por el camino; con los Sue ldo, repre-sentante de la Iglesia -bastin del Estado burgus-; con los Alfonsn, etc. etc. etc.

    No hay confusin ninguna: los llamados guerrilleros, aunque invoquen una causa popular, plantean una poltica de "guerra" al margen de los explotados, con el objet i -vo de sustituir la intervencin dirigente de estos, para mejor aplicar una salida que es de rescate de! Estado burgus.

    La "guerrilla foguista" carece de toda caracterstica popular: no es una guerril la de las masas sino de aparatos absolutamente extraos al movimiento histricTle la cla-se obrera ; sus objetivos polticos son patronales; su acc ionar 'ha ido degeneraniTcad vez ms hacia el asesinato indiscr iminado, y la simple "ven/er/" h'r'rnplazdO'toa criterio poltico.

    La "guerrilla" es exactamente lo que necesitan las fuerzas armadas para avanzar en la militarizacin del Estado. Impotentes ante las huelgas de jun io y ju l io , impotentes ante las huelgas por salarios, impotentes ante la movilizacin del S M A T A ; las fuerzas armadas ut i l izan cada accin guerril lera para avanzar en e! copani iento del poder.

    La "guerrilla" se ha presentado a si misma como una respuesta al terror anti-obre-ro. Preguntamos: qu terror han frenado? El asesinato contra el asesinato jams fren ni frenar al terrorismo protegido por el pode:oso aparato del Estado bu^sus. L a ma-tanza de mil itares no "compensa"^ los asesinatos de obreros. Frente al terrorismo, ni "guerra integrar', ni "guerra /7pu/r": defensa de la clase obrera y de sus activistas, mediante la movilizacin, mediante la organizacin del part ido obrero, mediante la lu -cha por una nueva direccio'n s indical , mediante la organizacin de grupos obreros de au-todefensa!. Pero esto slo ser el producto de la maduracin poltica de la vanguardia de la clase obrera hacia la consti uccin de su part ido de clase.

    Las tareas que corresponden al proletariado nadie podr ejecutarlas en su lugar. Las debilidades de la clase obrera y de la juventud tienen su raz fundamental en que caracen de una estructuracin poltica: 'es decir, de un programa que oriente su com-bate y que de la unificacin capaz de centralizar su intervencin poltica,

    1 guerr i l lcr ismo pequeo-burgus es un factor destructivo de la clase obrera y de la juventud . Es un factor destructivo poltico porque desva a! proletariado de su obje-t ivo: construir al part ido obrero y construir el gobierno obrero y campesino. Y_es tari>-bin un factor de destruccin fsica de la vanguardia obrera y juvenil.jorqueinTiiol'a potenciales combatientes proletarios en un combate desigual > sin porvenir contra el brazo armado del Estado burgus.

    13

  • Ninguna revolucin popular puede tr iunfar si no destruye la organizacin armada y represiva de los explotadores. Pero ninguna revolucin autnticamente popu lar ha de-jado de conmover, d iv id i r , desintegrar a esos aparatos de represin. Slo sobre la base de una accin de envergadura histrica puede abatirse al aparato armado de los exp lo -tadores y ello slo podr ser obra de las masas. Lo que d i f i cu l ta esta accin es la falta de un part ido obrero, dirigente de la evolucin poltica de la clase obrera hacia su go-bierno p rop io .

    Para luchar contra la militarizacin del Estado, contra el terror, contra el gobier-no y por una salida obrera, es imprescindible del imitar a fondo los campos con el "gue-rrillerismo" no obrero, no revolucionario que, inevitablemente, degenera e n l a provoca-cin y el asesinato indiscr iminado, es dec-, que se transforma en inst rumento dcil a

    "^lor'desgmo^rovocadores del imperia l ismo.

    Q U E L A S C O O R D I N A D O R A S I N T E R F A B R I L E S Y L O S P A R T I D O S Q U E SE R E C L A M A N O B R E R O S Y A N T I I M P E R I A L I S T A S O R G A N I C E M O S U N A C A M P A A P A R A A C A B A R C O N E S T A S I T U A C I O N Y C O N E L G O B I E R N O A N T I O B R E R O

    ^ i i ra iT le lashuelgas de jun io y j u l i o siu-gierqn Coord inadoras decomis i ones jn t c r-nas_^delegadbsjiueno^icf^^ "reg ifienta cin de la burocracia-sindicaj. L a mayora de los integrantes de las Coordidofas se pronunci por el cese de la represin y po r el el imperio de las libertades, por la independencia de las bases obreras para organizarse, po r la defensa de todas las conquistas de los trabajadores, y tambin por la renunc ia de Isabel y la convocator ia a elecciones.

    Esta consigna poltica central qued, sin embargo, en el papel, ya que no se mate-rializ en una campaa de pronunciamientos para terminar con este gobierno anti-obre-ro.

    C o n excepcin del part ido comunista que declara que quiere que este gobierno t r i un fe- todos los part idos que se reclaman obreros o anti imperial istas se han pronurh ciado por la destitucin de Isabel

    Para nosotros, P O L I T I C A O B R E R A , la cuestin no es slo la presidente lopezrc -guista sino el conjunto de este gobierno anti-obrero. T a m p o c o creemos que se deba re-clamar un recambio sin intervencin soberana de los trabajadores, mediante un Luder o un senador gremialista como reemplazo. por elecciones generales ya , es lo que deci -mos ! Pero igualmente sealamos: que ya las Coord inadoras convoquen a todos los par-tidos que se reclaman obreros o anti imperial istas para inic iar una campaa por :

    cese de los "operativos", del estado de sit io, del trato inhumano en las crceles y por una Navidad sin presos;

    por un frente prctico de defensa de los partidos y organizaciones contra el te-rror ismo;

    abajo todo t ipo de arbitraje estatal, por el derecho a la l ibre organizacin de los trabajadores frente al Estado^

    fuera Isabel, basta con este gobierno anti-obrero, abajo el golpe, p o r elecciones generales inmediatas sin proscripcin.

    Proponemos que las Coordinadoras, como centro de este frente combat i vo , l l amen a los militantes del part ido comunista a integrarse en sus filas. Que denunciemos la pro-puesta de "gabinete cvico-militar" con Isabel, que proponen los dirigentes comunistas, como una traicin, como un pedido para que los que reclaman la pena de muerte tomen el poder. \o otro Ch i l e ! Fraternidad total con los mi l i tantes comuriistas en la lucha, hosti l idad total al "gabinete a'vco-m/ar^de sudireccin!

    LOS Q U E SE R E C L A M A N D E L A I N D E P E N D E N C I A O B R E R A Y D E L S O C I A L I S M O Q U E I N I C I E M O S Y A U N A C A M P A A POR L A C O N S T R U C C I O N DE U N P A R T I D O O B R E R O I N D E P E N D I E N T E

    Junio y ju l io , la huelga del S M A T A , el extraord inar io ascenso de votos del frente nico de la Unin de Juventudes por el Soc ia l ismo y de la Juventud Social ista, prueban una cosa: la tendencia hacia la independencia s indical y poltica de! proletariado y la j u -ventud es un fenmeno de masas. Hay que organizar este proceso, hay que empezara materializarlo en un part ido obrero independiente, que br inde una alternativa nica en lodo e! pas contra la burguesa y sus esbirros.

    Decenas \s de comisiones internas y delegados se han pronunc iado por la independencia obrera: en el S M . A T A , docentes y lucifuercistas de Crdoba; e;i grficos; en periodistas; en metafrgicos de Matanzas y Morn; en Mercedes Benz ; en V i l l a Cons-titucin* en Sierra Grande ; en el ingenio Ledesma ; en la oposicin sindical combat iva en C T E R A ; en centenares de fbricas de d is t intos gremios.

    La U JS y la JS acaban de estructurar un frente nico, po r la independencia polti-ca del pro 'etar iado.

    E l PST se reclama de una lucha pr inc ip ista por la construccin de uh part ido obre-ro independiente. De la misma manera se han pronunc iado agrupaciones que se deno-minan socialistas en distintas ciudades.

    Dec imos; manos a la obra. Preparemos una Conferenc ia de organizacionessindicar les y polticas para luchar por la construccin de un par t ido obrero independiente. Que esta conferencia c lar i f ique las propuestas y elabore un programa. Junto a esto organi-cemos: V "

    un frente nico de Juventudes por el Soc ia l i smo; tendencias sindicales independientes en todos los gremios. E l punto de part ida y el pun to de llegada es: para terminar con este gobierno anti-

    obrero y con el golpe, construyamos el part ido obrero. Para construir e! part ido obrero fijemos el eje de intervencin poltica central de todos los obreros combativos, de los obreros clasistas y de los obreros socialistas: acabar con el gobierno anti-obrero, derrotar ai peronismo gubernamenta l en todos los frentes.

    E l Congreso Nac iona l de P O -"Fischer-Bufano"- enva un saludo a todos los conn-paeros presos y les prx)mete redoblar la lucha por la causa por la que la burguesa les ha ' qu i tado la l iber tad ;

    a la memor ia de todos los compaeros cados, nuestra lealtad con la revolucin; a los famil iares e hi jos de los asesinados por el terror les rat i f icamos: la sangre o-

    brera es lucha y es bandera^ al conjunto de los trabajadores y de la juven tud , les repet imos la divisa centenaria: ' "La emancipacin de los trabajadores-ser obra de los trabajadores mismos".

    14-12-75

    15

  • documento poltico de base

    El momento histrico que vive el passe caracteriiapor los siguientes rasgos fundamentales:

    una situacin revolucionaria 1. - Las huelgas de jun io y ju l io han

    cread") una nueva situacin poltica; a} se ha roto de un modo def in i t i vo el equi l i -brio entre las clases n el que se sustenta-ba el gobierno peronista; b) c o m o un as-pecto y consecuencia de lo anter ior se ha desencadenado una bruta l pauperizacin de todas las capas de trabajadores y una crisis en la produccin econmica; c) se ha iniciado un mov im ien to de huelgas po-lticas por parte del proletar iado, alenta-do por la crisis gubernamental , y un nueve ascenso de las capas trabajadoras no obre-ras. Estos tres elementos t ip i f i can la for-macin de una situacin revoluc ionar ia en el pas. Esto signif ica,en sntesis,que [a^dej-composicin del gobierno, as-comcudel conjunto de sus relaciones polticas, pro-vixada por una accin histrica de las ma-sas, .plantea al con jun to de las clases socia-les una crisis de poder del Estado burgus.

    2. - La emergencia de esta crisis revolu-cionaria ha s ido el resultado de un proce-so de cierta data. Su origen se ubica de un modo general, en el "cordobazo" y las huelgas polticas que determinaron la ca-da de Ongani'a y la quiebra de los gobier-nos de la dictadura mi l i tar . Deb ido a que en diversas oportunidades hemos reconsi-derado los anlisis sobre el "cordobazo", creemos necesario ratif icar eTPe'ste docu -mento la posicin d e q u e la situacin crea' da a partir de entonces fue de caracters-ticas revolucionarias. Es que enej^ersjdo 1969-73 se plantearon los tres elementos def in i tor ios: crisis en el rgimen de domina -cin de la burguesa, agravamiento de la penuria de las masas, comiehz'cre una_ac.-cin histrica independiente del proleta-riado.. Hay que agregar que e! desarrol lo de esta situacin era lento en relacin a o-

    tras experiencias internacionales (Rusia 1917, Espaa 1930-36, Bo l i v ia 1970-71}-por la ausencia de una coyun tu r a catastr-f ica especial y por la dbil implantacin de una vanguardia revoluc ionar ia conc ien -te. Esta caracterizacin nos permiti hacer una definicin poltica correcta del ascen-so del gobierno peronista, as c o m o trazar la perspectiva de su disgregacin.

    Desde el punto de vista de las relacio-nes de fuerza entre las clases, el ascenso del peronismo al gobierno fue una so lu -cin de compromiso negociada po r ta bur-guesa industr ial re formista (Ge lba rd l , en -tre el imper ia l i smo, ob l igado a admi t i r u-na democratizacin po l f t i ca del pas, y un proletar iado llevado a aceptar un recam-b io burgus deb ido a sus i lusiones polti-cas en el nac iona l i smo, que aunque esta-ban en crisis por 18 aos de traiciones, fueron reanimadas ante la perspectiva del retorno al gobierno. Esta salida de com-promiso permita al imper ia l i smo mod i f i -car la situacin revoluc ionar ia , al lograr u-na alternativa gubernamental ant iobrera a la crisis abierta en el Estado burgus. ,La funcin adjudicada por los explotadores nacionales y extranjeros al peronismo era desviar el ascenso de los trabajadores, des-gastar a las masas, para poder pretender ms adelante una solucin de fuerza im -posible en ese momen to . T o d o esto nos indica que el retomo_del_^erwism bierno no repFsentaba^una^olucin org-nica de la burguesa es decir, una solu-cin capaz de asegurar una etapa ms o-menos prolongada de colaboracin "pac-fica" de clases.s.np_un_recursq_po!rticp con vistas a la imposicn_u.lteror de una

    j a l i d a contrarrevolucionar ia abieria. El t i -po d relaciones polticas que haba signi-f icado histricamente el peronismo -am-

    17

  • plia organizacin de los sindicatos obreros V su cont ro l sobre el los, inmensas conce-siones sociales, resistencia a ia penetra-cin norteamericana estaba en contrad ic -cin con la real idad poltica desarrol lada en los ltimos 2 0 aos. C o m o di j imos co-rrectamente en marzo de 1973, se trataba de "una salida de crisis de la burguesa" bajo el patroc in io del imper ia l ismo m u n -dia l . E l gobierno peronista no era un s im-ple gobierno de fachada para desviar a los trabajadores (como lo son los "frentes po-pulares" agrupan slo a la "sombra de la burguesa"): s ino que estaba sostenido por un frente nico de los explotadores , en un acuerdo de t ipo parlamentario y con las fuerzas armadas. Por esto, el ascenso del peronismo signific una resolucin transitor ia de la crisis poltica inaugurada por el "cordobazo", determinando un pa-so atrs en la situacin revolucionar ia . La definicin de la suba del gobierno peronis-ta c o m o una "victoria de los trabajado-res", considerando uni lateralmentel la mo -dificacin democrtica produc ida en el r-gimen poltico burgus, omita el hecho e-sencial de que los explotadores haban en-cont rado un medio poltico de superacin por transitor io que fuera de su crisis poltica fundamenta l . La exper iencia no a-gotada del nacional ismo burgus permiti una salida de disipacin transitoria de la crisis revolucionaria.

    El gobierno peronista fue, entonces, el resultado de un nuevo equi l ibr io de fuer-za entre las clases, en relacin a la d ic ta -dura mil i tar. Sus elementos eran: a) las -lusiones de las masas que le daban un re-curso plebiscitar io frente a las presiones del imper ia l ismo y de la vanguardia obre-ra, un abrumador sostn electoral ; b) el sistema de alianzas de t ipo par lamentar io entre los partidos burgueses y el stalinis-mo, y con los mandos militares, y la buro -cracia sindica!, que conformaron el gran acuerdo nacional ; c) el compromiso entre el imperial ismo y la burguesa nac ional , a-s c o m o entre los dist intos sectores bur-gueses, concretado en las "actas de com-promiso", favorecido por una coyun tu ra de expansin de las exportaciones agrope-cuarias.

    Estos tres elementos eran tres e lemen-

    tos de crisis por las siguientes razones. En pr imer lugar, el gobierno peronista deba necesariamente chocar con las i lusiones de los trabajadores, es decir, impos ib i l idad de recrear las relaciones entre el imperia-l ismo, la burguesa y el proletar iado impe-rantes en 1945-55, esto porque la bur-guesa argentina ha pasado a girar por en-tero en la rbita norteamericana y porque e! proletar iado ha ido conquistando una creciente autonoma de movilizacin po-ltica. En segundo lugar, el l lamado "a-cuerdo nacional" no poda asegurar un re-gimen de democrac ia parlamentaria, por lo mismo que era incapaz de una poltica reformista de cierto alcance. En tercer lu-gar, e\'"acuerdo de caballeros"con el im-peMalismo estaba en contradiccin con la tendencia de ste a la dominacin i l im i t a -da , en las condic iones especiales de agra-vamiento de la crisis econmica mundia l . Si hacemos un balance de con junto de to-da esta caracterizacin, podemos decir que nos encontrbamos en una situacin de parntesis entre una situacin revolu-c ionar ia y una inevitable crisis que la re-planteara en una escala mucho ms eleva-da.

    Los hechos rat i f icaron de un modo a-plastante t o d o este anlisis de nuestra or-ganizacin. En el lapso de dos aos, el pas se ha visto l levado a cambiar cuatro veces de presidente, y la situacin del rgimen poltico del G A N pas de los primeros "excesos" democrticos bajo el camporis-mo a la burtal reaccin terrorista de! lo-pezreguismo, para conc lu i r con el hund i -miento de ste como resultado de las huel-gas generales de hace dos meses. En el pe-rodo transcurr ido el peronismo conoci tres fracasos: - l a i mposibi I idad_de_u n_go-

    "brno deTnocrtico (Cmpora), la irnposi-bi l idad_ de j j n _qob i e rno bonapartista (Pe

    " ri) y la impos ib i l idad de un gobierno d i "reaccin.poltica {Lpez Rega)._t;qs.alc.an-

    ees de la crisis actual , entonces, corngro-_ m e t e n a fondo al Estado.burgus.

    3.-., Las, huelgas^.de junio_y_jua_hjin dest ru ido por completo las bases de-equi-J ib r io del gobierno peronista abrendo_un

    ..perodo de crisis revolucrona.ia. El cho-que de las ilusiones de las masas respecto

    al peronismo se expres en dos grandes movimientos de lucha: la movilizacin de la juventud hasta mediados de 1974, y las huelgas obreras contra el congelamiento salarial establecidos por el "pacto social".' Estos conf l i c tos condujeron a la ruptura de ia juventud peronista con Pern y al crecimiento de las direcciones sindicales de carcter independiente . La tendencia hacia ia huelga general se fue esbozando en distintas etapas. P r imero , la ola de huel-gas que cu lm inan con la intervencin de Pern, el 1 2 d e j j n i o d e 1974. Estas huel-gas, aunque t ienen un carcter disperso y c ircunscr ipto a ciertos sectores, const i tu -yen la expresin de un mov im ien to gene-ral y provocan una crisis gubernamental , Segundo, la huelga del S M A T A Crdoba en julio-agosto de 1974, que crea una si-tuacin de huelga general en la c iudad. Tercero, la recuperacin de luchas salaria-les de pr inc ip ios de 1975 y la extraord ina-ria huelga general de V i l l a Constitucin, que da lugar a un importante mov im ien to de sol idar idad a nivel nac ional , en el mar-co de la discusin de las paritarias. Hasta la crisis del 12 de jun io de 1974 el mov i -miento huelgustico tiene un alcance po-ltico muy l im i t ado , pues va cont ra el "pacto social" pero concentrndose en un enfrentamiento ant ipat rona l . Pero a par-tir de esta fecha va cob rando fisonoma anti-gubernamental, desde el m o m e n t o en que Pern dec ide plantear lo abiertamente en este terreno, por su indudable proyec-cin poltica, conduc ta que pro fund iza el lopezreguismo en opor tun idad de la huel-ga del S M A T A y, def in i t i vamente , en V i -lla Constitucin.

    La evolucin del sistema poltico par-lamentar io del G A N , por su lado, va mos-trando desde el comienzo mismo, su inca-pac idad para asegurar un rgimen de coia-

    ' boracin de clases. En menos de 6 0 das el campor ismo revela su importanc ia para contener mediante exhortac iones demo-crticas al mov im ien to de reiv indicaciones obreras y de depuracin de ciertas reas del Estado. La burocrac ia sindical y la de-recha del pe ron ismo encabezan un mov i -miento de reaccin po l f t i ca deb ido a que ven amenazadas directamente sus pos ic io -nes. La burocrac ia s indica l no respalda al

    reformismo camporista, porque la debi l i -dad de este frente a las masas amenaza crear una situacin de desborde en la re-gimentacin de los sindicatos, y porque el gobierno se apoya en sectores pequeo-burgueses del peronismo enfrentados a la burocracia de los sindicatos.

    El parlamento pasa a segundo plano co-mo arbitro de la situacin poltica y el conjunto de la burguesa entiende obliga-do el retorno de Pern al pas y a la pre-sidencia. La vuelta de Pernjuega como un factor de contencin poltica de los trabajadores y posibi l i ta un nuevo reajuste dentro del Estado, para evitar la reapertu-ra de una situacin revolucionaria. E l r-gimen de acuerdo parlamentario da , de esta manera, un paso atrs, un paso hacia el bonapart ismo, es .decir hacia un r-gimen de arbitraje por encima de la representacin poltica general de la bur-guesa, por encima del G A N , y buscando basarse en mayor medida en el aparato burocrtico de los sindicatos. Pern, sin embargo, e una expresin de relaciones ya perimidas entre los explotadores y la clase obrera. No puede jugar un papel de arbitro mediante el cercenamiento de la inf luencia po l f t i ca descontrolada de los a-gentes imperialistas y ta oligarqua, c o m o en 1945. A h o r a tiene que recostarse en stos para hacerle pagar los platos de la c r i -sis de la burguesa industr ia ! al proletar ia-do. Para reconstituir una pol f t ica de co la -boracin de clases - fuer temente represi-va debe golpear al proletar iado y abrir una etapa de reflujo de las luchas obreras. Pern no logra esto de ninguna manera, en el mismo momento en que se reaviva la presin imperial ista. El gobierno 'de Perti resulta, entonces, un gobierno de osci la-cin entre el presin del ascenso obrero y democrtico, y la de la reaccin pol f t ica y del imper ia l ismo. L ibera los precios y los vuelve a congelar, apoya la ley agraria de Gelbard pero no la hace aprobar por el Parlamento. Pern se ve obl igado a dejar hacer al ala terror ista, al mismo t i empo que trata de conci l iar con la izquierda pe-ronista y los partidos parlamentarios (blo-que de los 8) . Expresin de esta situacin es su connivencia con el "navarrazo" y su esfuerzo simultneo por conservar a la ju-

    19

  • ventud peronista bajo su control..Pexn es un Bonaparte sin bonapar t i smo, es decir una car icatura de su rgimen de 1945-55. La crisis de estos mtodos gubernamenta-les se pone en evidencia el 12 de-junio_de iQ7A cuando tiene que amenazar con su renuncia , y denunciar simultneamente -tanto a las huelgas obreras cbntca.e i_^^c^ fo s o c / s / " c o m o a la presin imperial ista,

    E! bonapart ismo imposib le de Pern conc luye con el copamiento del gobierr.o por parte de la camari l la lopezreguista, luego de una lucha poir'tca de dos meses que sigue a su muerte. El ascenso de esta camari l la derechista se expl ica por la nece-sidad del con jun to de la burguesa de ejer-cer una mxima presin represiva contra la vanguardia obrera y la juventud, y supe-rar el fracaso de los intentos "pacficos" precedentes. El gobierno lopezreguista es un avance en la disgregacin del sistema de alianzas del G A N aunque su funcin es salvarlo de un ascenso obrero y de la crisis del "pacto social". Es tambin un paso a-delante en el proceso de disgregacin del peronismo aunque se proponga justamen-te evitar su divisin mediante su discipli-namiento por arr iba; el Part ido Justicialis-ta qued reducido a Lastir i y los interven-tores de d is t r i to . Implica tambin un giro claro hacia los reclamos del imper ia l ismo norteamer icano, (salida de Gelbard del ga-binete) , pero contina obl igado a respetar los acuerdos establecidos con los sindica-tos (legislacin laboral , ajuste salarial), porque necesita impresc indiblemente la a-lianza con la burocracia. Esta al ianza bus-ca llenar el vaco que deja la crisis del a-cuerdo par lamentar io y del just ic ia l ismo,y es la base del gobierno lopezreguista. Cuan-do se rompa, por el plan Rodr igo y la re-accin obrera, este gobierno se vendr a-bajo. De esta manera, el antagonismo cada vez ms p ro fundo entre el gobierno bur-gus y el proletar iado, as como la presin imperial ista, conducen del gobierno de "ancfia base", del gobierno del "80 por ciento de! electorado", a! gobierno exc lu sivo de una camari l la que busca formar u-na estructura semi-honapartista con la bu-rocracia s indical y con las fuerzas arma-das, pero que fracasar en su vertebracin. La camari l la derechista inicia un proceso

    de fascistizacin en sectores del aparato peronista y del aparato del Estado. La ca-da del gobierno de la camari l la se va a pro-ducir por la misma causa que la de sus pre-decesores, por la incapacidad para derro-tar efectivamente el ascenso obrero . Pero su derrumbe impl ica una etapa f inal en la descomposicin del gobierno peronista y del "gran acuerdo nacional". La jornada del 27 de jun io es una jornada de lucha ac-tiva del proletariado contra una camaril la completamente aislada, esto por la neu-tral idad obligada de todos los componen-tes burgueses del G A N (fuerzas armadas, partidos, iglesia).

    Un aspecto f inal de la ruptura de las ba-ses de equi l ibr io del gobierno peronista es la crisis de las relaciones entre el imperia-l ismo y la burguesa nacional , con la con-secuente divisin de sta. El compromiso establecido al comienzo del gobierno pero-nista tena, para el imper ia l ismo, la f inal i -dad de l imitar la inevitable poltica de na-cional izaciones, as c o m o la necesidad de no comprometer sus operativos contra Chi le, Para la burguesa, la f inal idad del a-cuerdo era evitar el bo icot f inanciero in-ternacional a sus planteos reformistas (a-perturadel comerc io exter ior , intervencio-nismo estatal) Este compromiso condujo a la unin de todas las entidades empresa-ras de la industria bajo la direccin gelbar-drana. El margen de maniobra del equipo de Gelbard dur aproximadamente e) t iem-po que el gran crec imiento de las exporta-ciones agropecuarias, a precios muy altos, que determinaron un elevado supervit del comerc io exter ior con el que contaba para cumpl i r con los objetivos del "Plan Trienal" (7 por c iento de crec imiento a-nual}. Con el deterioro de esta situacin, por el cierre del Mercado Comn Europeo y el alza del precio del petrleo, las presio-nes del imperial ismo se acentan, a travs de sus agentes internos, paralelamente a las de la oligarqua ganadera. Comienza a formarse un fenomenal mercado negro, con la consiguiente evasin de impuestos, V se agudiza la salida de capitales al exte-rior. El conjunto de la burguesa comien-za a reclamar una modificacin del "Pacto social" para liberalizar los precios, fomen-tar la desocupacin, reducir los salarios y

    20

    quebrar la organizacin sindical en las f-bricas. El re formismo gelbardiano se aggta en las ventas al mercado cubano y en_algu-nos contactos con los pases de Europa 0-riental. La salida de Gelbard del.gabinete marca el deter ioro del acuerdo con el im-perialismo y la crisis del ''pacto sociaT''. Gmez Morales const i tuye un intento de abandonar el "pacto social" (al que, por razones opuestas, se oponen tanto la Lur-guesr c o m o el proletariado) sin ir a un choque abierto con los trabajadores. Por i so acuerdan en volver a las paritarias, de modo que - a cambio de un aumento sala-rial l imitado se devuelva el margen de l i -bertad a! empresariado en el mercado in -terno y se permita al gobierno resolver la crisis del comerc io exter ior por medio de devaluaciones. C o m o expresin de esta creciente presin imperial ista y del retroce-so de los planes reformistas del "Plan Trie-nal", grupos empresariales enteros aban-donan la C G E para quebrar al grupo gel-bardiano y favorecer una nueva etapa de ingerencia imperial ista.

    4,- El plan Rodr igo y las huelgas de ju-nio y ju l io l iqu idan el equi l ibr io entre el imperial ismo y las masas, que era la base general del gobierno peronista, es decir, de un gobierno representante de la l.urgue-sa industrial reformista. La huelga gene-ral es el resultado de ia contradiccin en-tre el ext remo somet imiento del capitalis-mo Racinala! imper ia l ismo en condic io -nes de aguda crisis econmica internacio-nal y la alta evolucin poltica de las ma-sas en la defensa de sus conquistas y con-diciones de existencia. Elobjetivo-deLpXan Rodrigo - plan tpicamente semi^colqriial-es quebrar todas las estructurasjiefensjvas de los trabajadores para" abaratar la' pro-duccin nacional , c o m o manera_de_salvar al mximo la cuota de la burguesa argen-tina en el mercado mundia l en retroceso, y para pagar puntua lmente a los acreedq-

    -res internacionales. L a decisin de la ca ' maril la lopezreguista de marchar hacia un enfrentamiento con los sindicatos es una expresin de la crisis total de las relaciones de equ i l ibr io entre el imper ia l ismo y las masas, que fo rmaron el c imiento del go-bierno peronista.

    Las huelgas de jun io y jul io const i tuyen el grado ms alto de movilizacin poltica de los trabajadores en toda su histor ia . Se diferencian del "cordobazo" porque tie-nen c o m o sector protagonice, y en cierto momento decisivo, al proletariado del Gran Buenos Aires, y porque se opone, no 3 utia dictadura de militares, sino al movi -miento popular por excelencia de la bur-guesa.

    Ei rasgo ms importante de ia huelga general es el grado de movizacio'n inde-pendiente que manif iestan las masas en re- lacin a la burocracia s indical . Los sindi-catos muestran la mayor parlisis de toda su historia. En los tres centros principales (Crdoba, Santa Fe y Bs, As,) la iniciativa parti masivamente de las internas antil;u-rocrticas o que, en el curso de esta lucha, se vean obligadas a pasar por encima de la burocracia. Ot ro aspecto fundamental lo const i tuye la conciencia poltica ne los trat)aiadores en comhate , que reclaman la destruccin de la camaril la derechista, dando una expresin precisa y concreta a la aspiracin de ruptura de todo t ipo de atadura de los sindicatos con el Estado. La huelga general abre la etapa de quiebra del rgimen de gobierno jasado en el a-cuerdo de t ipo semi-bonapartista entre la camaril la de derecha y la burocracia sindi-cal peronista, abr iendo una !;recha colosal en el aparato represivo y en la dependen-cia de los sindicatos respecto al Estado.

    5 - Ladebac l ede l gobierno peronista-lo-pezreguista, c o m o resultado de la huelga general significa la derrota de la ltima va de salvacin del Gran Acuerdo Nacional provocada por la movilizacin ms extre-ma del proletar iado, si se excepta la insu-rreccin armada. Se plantea, entonces, el comienzo de un proceso de abierta riemo-licin del gobierno peronista, forma con-creta de la crisis de poder del Estado bur-gus. Repasemos: el ascenso del gobierno peronista fue un recurso instrumentado por los explotadores para prevenir un es-tal l ido revo luc ionar io ; el gobierno de la camaril la lopezreguista fue, a su vez, el in-tento ms p ro fundo c\-: ataque contra la vanguardia obrera psr^ salvar esta alterna-tiva pol f t ica , bajo un acuerdo semi-^ona-

    21

  • partista con la burocracia s indical . La de-rrota del lopezreguismo a manos de la huelga general, al entraar la crisis general de! gobierno peronista y del G A N , replan-tea en fo rma agravada toda la crisis del Es-tado burgus, inc lu ida la de sus agentes en los s indicatos. La crisis especfica del lo-pezreguismo resume la crisis general del Estado burgus frente a! ascenso revolu-c ionar io de los trabajadores.

    La demolicin del gobierno peronista signif ica, en esencia lo siguiente: a) no pue-de gobernar de un m o d o exclusivo porque la huelga genera! quebr la base plebiscita-ria de la eleccin de setiembre de 1 9 7 3 ; b) tiene que div idirse obl igator iamente porque ya es def in i t ivamente incapaz ue asegurar el con t ro l organizado del proleta-r iado; c) pierde el somet imiento de los s in-dicatos, con la consecuente divisin pol-t ica de la burocrac ia s ind ica l ; d) se pone f in por t o d o lo d icho a su autonoma pol f t ica relativa frente a las fuerzas arma-das. La burguesa est obl igada a demoler el gobierno exc lus ivo del peronismo y su contro l ms o menos absoluto del aparato estatal (excluidas las fuerzas armadasl , de-b ido a que este con t ro l est en contradic -cin con la capac idad real del peronismo para contener a las masas.

    Salvo los sectores que siguen ms o me-nos ciegamente al lopezreguismo, el con -junto de la direccin peronista ya ha arri -bado a la conclusin de que no puede oro-ponerse un gobierno monoltico. Pero en su trabajo de liquidacin del verticasmo extremo, los dirigentes peronistas no co-nocen hasta qu punto estn abr iendo ia brecha de un estal l ido general dentro del peronismo, de su disgregacin, y de la pa-ralela formacin de una direccin de t ipo independiente en gran parte del mov imien -to s indical .

    6.- Un rasgo esencial de la crisis revolu-cionaria abierta con las huelgas de jun io y jul io es que no han afectado la unidad de las fuerzas armadas, aspecto mayor en el desmantelamiento de! Estado burgus. La real significacin de la crisis ocurr ida raz del nombramien to del coronel Damas-co c o m o Min i s t ro del Interior, es que los altos mandos se jugaron el todo por el to-

    do para evitar la divisin que producira u-na solidaridad poltica directa con el go-bierno en crisis. La unidad mi l i ta r es un factor fundamental de contencin de la actual crisis poltica, lo que ha permi t ido abrir todo un juego de negociaciones, cho-ques y arreglos, es decir evitando un esta-l l ido explosivo.

    La preocupacin por la conservacin de la unidad mil itar es el pr incipal cu idado del imperial ismo y la burguesa. La llama-da pol f t ica de "institucionalnacin" salv a las fuerzas armadas de una crisis funda-mental , logrando disipar las consecuencias de la debacle de la^l ictadura mi l i tar .

    Los comandantes generales han servido escrupulosamente a esta pol f t ica de uni -dad mil i tar, que refleja ta alta conc ienc ia de los altos mandos sobre la condicin de reaseguro de las fuerzas armadas ante ta ca-lidad revolucionaria de la crisis nac iona l . Es as como Carcagno jug al "tercermundis-r7 io "y al coqueteo con la JP que imponan las circunstancias polticas,con el p leno res-paldo del Estado Mayor General que luego avalara la postura antisubversiva a todo trapo de Videla , En su momento , Lpez Auf ranc , notor io golpista de derecha, pro-test por la destitucin de Carcagno por Pern, haciendo el eje en la necesidad de la ninguna interferencia del poder guber-namental en la fuerza armada.

    La unidad del alto mando mi l i ta r se ha pod ido mantener en razn de que an no han desarrollado toda su explos iv idad los factores objetivos y subjetivos de la crisis revolucionaria. Con el apoyo del capital internacional , la burguesa ha logrado evi-tar que una inflacin del 350 por c iento provoque una parlisis del aparato produc -t ivo, o una miseria generalizada. De o t ro lado, la construccin del part ido obrero se halla en una etapa incipiente, deb ido a la extrema debil idad y a los errores tcticos (en 1971-72) de la vanguardia revolucio*. naria.

    Este conjunto de factores alarga el rit-mo de desarrollo de la situacin revo luc io -naria, en relacin a experiencias c o m o las de Portugal. Pero existe una considerable abreviacin en relacin al "cordobazo": entonces, la dictadura mil i tar sobrevivi cuatro aos ms.

    Existen honestos y magnficos mi l i tan-tes de otros partidos que, sin refutarnos, rechazan nuestra caracterizacin de la si-tuacin c o m o revolucionaria: ia razn de ello es que observan, empricamente, su ritmo considerablemente ms lento y me-nos explos ivo, en relacin al desarrollo re-volucionario en jtros pases. Es nuestro deber recoger esta genuina inquietud, que tiene el mrito de recalcar la necesidad de todo un trabaja > de preparacin y de frenar ios perjuicios de "exagerar" las cosas del ultra izquierdismo. r^uesira caracterizacin completa no puede omi t i r la situacin m i -litar.

    Pero negar lisa y l lanamente el carcter de ia crisis, con el argumento de la unidad militar, es soslayar este hecho central: to-da la lucha de clases gira alrededor de la cuestin del poder. La posibi l idad de una disgregacin de la unidad del cuerpo de o-ficiales e, incluso, de las fuerzas armadas, est directamente determinada por la cali-dad de la intervencin del proletariado pa-ra terminar con este gobierno antiobrero. Para los militares, este gobierno sigue sien-do una fachada indispensable para evitar una confrontacin directa con los trabaja-dore.s. EL^glcance de la crisis y derrumbe del gobierno peronista es que lleva a su fa-se final la crisis revolucionaria.

    7.- El rumbo que trata de impr imi r la Durguesa a la demolicin del gobierno pe-ronista se desprende del conjunto de la re-lacin de fuerzas entre las clases derivadas de la huelga general.

    En los ltimos meses se ha formado una coalicin de hecho entre los mandos mil i -tares, el peronismo "verticalista" (Roble-do, Miguel) y los radicales, en la que los "antiverticalistas"\uBf^zn c o m o alternativa al verticasmo oficial ista. Su objetivo po Iftico es montar un gobierno de "apertu* ra", y eventualmente de coalicin, para a-traerse a la pequeo-burguesfa y a los sec-tores obreros ma's conservadores, y aislar detesta manera al proletariado combat ivo. Pero la debi l idad de este gobierno frente a las masas, as como la necesidad de ejer-cer la mxima contrapresin represiva so-bre los trabajadores en lucha, colocan a las fuerzas armadas c o m o los verdaderos

    arbitros de est.'' alternativa. El ;obierTio_de_^ajqerTL/faIli_:QalicJn

    trata de.sustituir la funcin del golpe..con-trarrevolucionar io, dentro del marco_cons-t i tuc iona! , c o m o alternativa para evitar los riesgos de "ese extremo^ Perb^coptltye lamt-in un paso directo hacia_el_gp", desde que su orer:iCin,es_^combatir a las masas mediante una mayor intervencin rnilitj"" "

    Los intentos de montar y asegurar un gobierno de "apertura" y, en definit iva, de "unin nacional", con los principales partidos, las F F A A (y en ciertos extremos, con el stal inismo) chocan con contradic-ciones muy profundas. La primera es el obstculo que representa la alianza en cr i -sis entre el lopezreguismo y el "verticalis-mo", y cuya quiebra puede entraar un colosal vaco de la burocracia dentro de los sindicatos. La segunda es la contradic-cin entre ios partidos interesados en re-solver la crisis en el plano const i tucional , y la presin de los sectores golpistas de las fuerzas armadas.

    Los gobiernos de "apertura" o coalicin se oponen al golpe pero tratando de tomar a su cargo la tarea de desgastar, contener, el ascenso revoluc ionar io . Desde Calabr, que reclama un "gobierno fuerte" sin el cual , dice no se llegara l 77 hasta Balbn que insiste en golpeara la "guerri-lla fabril", pasando por el alto mando de Videla que est por imponer el control mi-litar de los principales resortes polti-cos del gobierno, todos adjudican a estas "aperturas" la funcin de desgastar, con-tener, el ascenso revolucionario, mediante una intensa contrapresin represiva y me-diante una divisin poltica dentro de las masas; esto ltimo la obliga a un cierto t i -po de concesiones polticas dirigidas a a-traer a las direcciones pequeo-burguesas ( C T E R A , Universidad) y a las direcciones sindicales (Calabr).

    8.- Las maniobras polticas destinadas a neutral izar al lopezreguismo y recompo-ner un acuerdo nacional , indican que !a burguesa sigue operando en el cuadro de retroceso creado por la huelga general, es decir que la iniciativa es de las masas. La contrapresin posterior a las huelgas ha

    23

  • fracasado: las masas han podido evitar los despidos masivos y recomenz una ola de huelgas por el aumento salaria!. Las elec-ciones universitarias y las movi l izsc iones de secundarios han revelado un nuevo as-censo de la juventud.

    f-n estas condic iones de iniciativa de los explotados y de unin del proletariado con los otros sectores de trabajadores, un golpe mil itar slo podra estar dictado por ia desesperacin, pero no parece haber tal cosa en las fuerzas armadas.

    Es por esto que el golpe mil i tar, plantea-do objetivamente por la crisis del proceso iniciado el 25 de mayo de 1973, se en-cuentra en un) etapa de gran preparacin, pero no inmi-icntc; es necesario an une ms acentu

  • no revolucionario, y Quc- son las quo des-brozan el terreno de la construccin del partido obrero.

    La situacin que emergi de.laLbUPJsas es-de-jniciativa de-lasmasas-y-de r.,trocesp burgus, Y e s t o . pudo_se ' as i_porque_la5 huelgas constituyer.on una v ictor ia polti-ca c la ra . .

    11.- En el t iempo transcur ' i f lo -lesde el levbntijmiento rie ta huekja genera!, se ha -fjravado la cnsis economict. , como conse-cuencia del agravamiento de toda ia cr i -sis, y con ello la situacin material de tas masas, lo que anuncia un nuevo en-frentamiento. La burguesa, por su la-do, a travs de todos lo-, ministros de Economa que se sucedieron desde Ro-drigo, y part icularmente Caf iero, ha ra-t i f icado que no tiene ot ro camino que hacerle pagar a la clase onrera los costos 'Je un abaratamiento de la produccin ar-gentina para pelear su colocacin en el mercado mundia l . Los compromisos con el FMI V la banca mundia l han llevado a un retroceso total a las "argentinizacio-nes" habidas o por haber (nacionalizacin '.le bancos, asuntos ITT y Siemens, estati-zacin frigorficos), y se prepara una legis-lacin petrolera y de capitales extranjeros cjue faci l i tar la la ingerencia an mayor del imperial ismo norteamericano. El gob ierno, se mntiene fiel a la esencia del plan Ro-drigo.

    T o d o esto significa que maduran las condic iones de un enfrentamiento general mucho mas pro fundo que el anterior. Cul ser el eje que movilizar a las masas?

    A pesar de la ofensiva de desocupacin y caresta de los dos ltimos meses, toda-va no se ha produc ido ningn avance ^ ie-cisivo por parte de la burguesa. Es un he-cho significativo que la burguesa no se ha-ya atrevido a resolver despidos en las gran-ees fbricas (con excepcin de F O R D ) , y que en las medianas los obreros hayan co-(nenzado a cuestionar la reduccin transi-toria de la jornada de trabajo. En los pla-nes del ministerio actual f igura, sin embar-go, el incremento de ta tasa de desocupa-cin y la disminusin del salario real. Es todo un indicador del plan de pauperiza-cin que el ministerio de Economa haya

    -:;firmailo nuc nc pagar sino a na ' t i r ce e-noro prximo la retroact iv idar correspon-diente a ios docentes. .. ..

    12,- Es por esto ms necesarlO que nun CJ presentar un programa amni io , capaz de unif icar los prximos com ates de las masas y, ms an, ayudar al D'Oletariado d colocar detrs suyo a la mmensa mbyo-n c de los explotaoos.

    Durante todo el ai^o, los v o c c o s do II L-urguesd r ed smaron a la dase ourera una "moderacin" en materia salanal, pues de lo contrar io afirmaban- no poddn ga-rantizar el pleno empleo. Ahora , el argu-mento cambia el nfasis y la nueva versin es que hay que aceptar la reduccin de la jornada de trabajo y un incremento 'Je la desocupacin, como nica manera de re-duc i r la tasa de aumento de la caresta. Pe-ro en la real idad, ni el deterioro del sala-r io real reduce la desocupacin, ni los de ; p idos o suspensiones reducen la infernal caresta. L o que ocurre es que aqu no han fa l lado tales o cuales esquemas de tcnica econmica, sino que la crnica descompo-sicin capital ista semi-colonial se ha agra-cado considerablemente por la crisis mun-d ia l , compromet iendo el derecho mismo a la existencia de los trabajadores.

    La IV Internacional siguiendo en esto a la Internacional Comunis ta en sus prime-ros congresos ha planteado las consignas de la "escala mvil de salarios" y de la "escala mvil de horas de trabajo", como dos formulaciones de gran importancia contra el flagelo de la desocupacin y la caresta, flagelos que amenazan a la clase obrera con la decadencia moral y material . Estas consignas significan que: a)'7os con-tratos colectivos deben asegurar el aumen-to automtico de los salarios, en correla-cin con el incremento de los precios de los artculos de consumo", b) "el trabajo disponible debe repartirse entre todos los obreros, y esta reparticin debe determi-nar la duracin de la semana de trabajo. El salario medio de cada obrero contina siendo el mismo que con la antigua sema-na de trabajo".

    EI valor enorme de estas reivindicaciones es gue fo rmu la una salida a la ruina tota l que pretende imponer el capital ismo a la

    26

    clase- obrera. Por este rr.otK'O estas consig-nas son insustituibles para aofir una pers-oectiva a la resistencia de las masas, superar las luchas fabriles ms o menos aisladas, y unificar a la clase obrera en im solo comba-te La realizacin de estas rt ivincl icaciones depende por entero oe ia fuerza combat iva que sean capaces de poner en juego los irabaiadores. esto poroue SL un ico obsta-c j i o es el rgimen capital ista que hay que quebrar, y no una supuesta impos ib i l idad econmica "natu-al".

    En la lucha por estas re iv indicaciones el sindicato ocupa un lugar fundamenta l , y debe ser un eje fundamenta l en nuestra agitacin. Durante dos aos la burocracia sindical acept un "pacto Social" que, me-diante la suspensin de las convenciones colectivas, busc impedi r el resarcimiento de 20 aos de superexplotacin y de feno-menal deterioro del salario real, ofrecien-do 3 cambio un reajuste de salarios en funcin de! costo de vida resuelto por la Gran Paritaria. Las luchas de dos aos quebraron ese "pacto" nefasto y obliga-ron a convocar las pa' i tar ias. La imposi -cin de los convenios colect ivos signific un indudable aunque l imi tado paso de rup-tura de los sindicatos con cl Estado, que se afirm ms con la imposicin de los con-venios f i rmados. En las paritarias la buro-cracia no impuso la clusula del ajuste sa-larial que, e i muchos casos, ella misma ha-ba propuesto Hoy . argumentando la vi-gencia de los convenios de tranaio recin f irmados, la burguesa y una parte de los burcratas se niegan a admit i r el reajuste, a pesar de una inflacin del 35 por cien-to anual. Debemos tomar abiertamente este asunto en primer p l ano : toda la situa-cin reclama la reapertura de los conve-nios para inc luir el ajuste automtico de los salarios, la escala mvil. Entendemos que esta es la fo rma c c r e c t a de formular la reivindicacin: es cont rad ic tor io con nuestros pr inc ipios plantear ia exigencia en trminos de una decisin estatal (aun-que apoyemos la lucha por tal exigencia), porque significa una fo rma de somet imien-to al arbitraje gubernamental .

    Es una falacia af irmar que en pocas de desocupacin no se puede reclamar el rea-juste salarial - e s t o sera vlido para una

    lucha aislada, y el lo refuerza lustaniente el reclamo de la ms conipleta y masiva mo viizacin sindical .

    Los sindicatos tienen tar-bin una res-ponsabil idad decisiva en el combate por la "escala mvil de horas de trabajo". Es Su deber dar una salida a la poblacin o-brera ya desocupada,^dndole una parte proporcional del trabajo disponible, repar-tido con los sectores ocupados, "La 'posi-bilidad' o 'imposibilidad' de realizar las rei-vindicaciones es. en e.l caso actual, una cuestin de relacin de fuerzas que no puede ser resuelta sino por med'o de la lu-cha. Sobre la base de esta lucha, sea cuales fueren sus xitos prcticos inmediatos, los obreros comprendern mejor que todo la necesidad de liquidar la esclavitud capi-talista". *

    13.- En las condic iones extremas de la crisis industrial y de la caresta, el prole-tariado necesita ms que nunca, para sus luchas, de la organizacin de masas que son los sindicatos. Las huelgas de jun io y

    ^^juNo - y los paros generales deT:7/6 y de l 8 Y ) de j u l i o - son la mejor Jeccin con-tra los tericos ultraizquierdistas que sos-tienen que los sindicatos han dejado de ser organizaciones'obrerasTsto'porTa virv culacin de la burocraci'al gobie'ro^per-nista, o que no son organizaciones de~c"om-bate debido al carcter conci l iador de su direccin. Es la burocracia, no nosotros, quien teme a! reforzamiento de la capaci-dad de lucha de la organizacin sindical , como lo prueba su sabotaje a ia sindicali-zacin, Le)OS de proponernos ur"desman-telamiento" del aparato sindical , con el argumento de que slo de este modo da-ramos paso a verdaderas organizaciones obreras nuestro planteo es fortalecer y acrecentar la capacidad de accin de los actuales sindicatos, nica va de ligarnos a las grandes masas, crearnos posiciones

    _ dirigentes y luchar contra todo t ipo de compromiso con el Estado burgus.

    La deformacin de los sindicatos argn-. t inos (en relacin a la independencia obre-ra) es una de las variantes de la deforma-cin de los sindicatos de todo el mundo, sean reformistas, stalinistas, anarquistas o "independientes ".

    27

  • c( i i nu i ca i i smo argentino se encuentra hoy en una etapa tanto ms explosiva cuanto que se ha llegado a una bruta l con -tradiccin entre el aparato burocrtico y su vinculacin al peronismo y el carcter masivo (y de gran desarrol lo a nivel fabri l ) de la organizacin de los s indicatos y la crisis gubernamental . Es cierto que la de-molicin del gobierno peronista no atena sino que agrava la tendencia a la conc i l i a -cin de clases y somet imiento al Estado por parte de la burocracia s ind ica l . Esta se desespera por conservar su parte de inge-rencia dentro del estado en el cuadro pol i-t ico del gobierno peronista. Adems, laa-gudizacin de la lucha de clases compro-mente los privi legios de las capas burocr-ticas en el manejo de los s i^dicatos, lo que la hace ms conservadora. S in embargo, el hecho fundamenta l es que la debacle gu-bernamental signif ica la quiebra de las re-laciones de la burocrac ia con el Estado burgus de los ltimos 3 0 aos. La buro-cracia s indical ya no puede br indar n ingu-na satisfaccin a las masas mediante la ut i -lizacin de su relacin privi legiada con el Estado por intermedio del peronismo.

    A l revs, el peronismo y la burguesa re-claman a la burocracia que se encargue de hacerle pagar la crisis a los obreros, y que ella misma reduzca sus prebendas. La bu-rocracia est obligada a "abrirse" del ac-tual gobierno y del peronismo y buscar restablecer su influencia poltica por otra va. Esto es una fuente de grandes choques dentro de la burocracia, y exp l i ca la div i -sin entre verticalistas (a quienes su alto compromiso con el aparato peronista los empuja a estrechar lazos con el gob ierno de Isabel), antiverticalistas e intermedios (Herreras) (quienes marchan hacia una au-tonoma poltica de la burocracia s ind ica l en relacin al aparato peronista).

    La.burocracia,no_slojTa_llevado a jex-tremo su_tendenc ia conci l iadora c o r T l a burgues/a,.y_ en. def in i t iva el.imper"taTsmo,'

    .^.L": '^^ 5-?^^-^" completa_cfisis en relacin su capacidad de presin frente al Estado burgus; ste hecfib^tlene consecijerTcias"n-ralcutebles V definit ivas sobre la estabi l i -dad de la burocracia s indical . Esto nos de-be llevar a acentuar como nunca la lucha por una nueva direccin, elegida de los

    nuevos dirigentes que surgen al combate independiente. Es necesario un gran traba-jo preparator io de frente nico con todo el ac t iv i smo y corrientes independientes, para poder plantear en el momen to opor-tuno, en los momentos crticos de mxima tensin, la eleccin concreta de una nueva direccin.

    Las jornadas de jun io y ju l io demostra-ron el papel descomunal jugado por las comisiones internas y cuerpos de delega-dos, incluso las ligadas normalmente a la burocrac ia , n relacin a la burocracia de los sindicatos. La movilizacin revolucio-naria de los obreros, inc lu idas las ocupa-ciones de fbrica, tuvo su centro funda-rrwntal en estos rganos fabriles, al punto de haber consol idado ciertas Coord inado-ras. Al l donde las C . l . y los C. de D. han roto con la manipulacin de la burocracia de los sindicatos, se han transformado en organismos de doble poder en la fbrica (Ab r i l , fbricas S M A T A Crdoba, fas C l de las Coord inadoras ) . Este es uno de los as-pectos ms importantes de la situacin re-vo luc ionar ia . Para impedir que puedan ser manipulados por la direccin of ic ia l , as como para que se desarrol len an ms co-mo centros de movilizacin de las masas, es necesario plantear abiertamente una am-pliacin de sus funciones y la modi f i ca -cin de su comjjosicin all donde sea bu-rocrtica. Esto es, incorporar la al movi-miento de interfabri les y dotar la de una direccin representativa y combat iva elegi-da en asambleas. No se trata de que lo pos-tulemos administrat ivamente, sino que lo impulsemos en los momentos fundamen-tales de la lucha.

    C o m o resumen de l trabajo a emprender en los s indicatos, y en el desarrol lo de las organizaciones de base que lo superen, es necesario plantear la consigna del "congre-so de bases", esto es del congreso de dele-gados sindicales de fbrica con mandato de asamblea. El gran resorte de intervencin debe ser es 'e; la realizacin de asambleas y su pronunc iamiento .

    La lucha por una nueva direccin es la tarea pr inc ipa l en el mov imiento sindical. Para realizar un trabajo tenaz y perseveran-te en esta direccin es absolutamente im-prescindible organizar fracciones del parti-

    28

    do (tambin con simpatizantes) en los sin-dicatos. S in esto, el famoso trabajo en los sindicatos es pura abstraccin. Conviene a-clarar que no se trata de const i tu ir agrupa-ciones, donde el trabajo part idario queda d i lu ido o anulado, sino de organizar frac-ciones del part ido que, c o m o tales, (lo ha-gan abiertamente o no) intervengan en a-grupaciones, frentes, etc., proponindose siempre la extensin de la implantacin partidaria.

    La lucha por una nueva direccin impl i -ca el trabajo por ta construccin de opo-siciones sindicales unitarias, a partir de las Coordinadoras . S in la implantacin de fracciones sindicales del part ido, no ser

    -posible t omar cada aspiracin~furidamen-tal de las masas, cada coyuntura crtica de ta burocracia, para impulsar propuestas que

    - obl iguen a estructurar el f r en te j jn i co com-bativo e independiente.

    14.- La contradiccin entre el gran de-sarrol lo de los s indicatos bajo el peronismo y ta regimentacin que sufren por medio de una burocrac ia s indical extremadamen-te v inculada el Estado burgus, se expl ica por la funcin cont rad ic tor ia del naciona-lismo burgus en los pases atrasados; pa-ra resistir al imper ia l i smo y l imitar su do-min io descontro lado del pas est obligado a apoyarse en la organizacin de las masas y a impulsar esta organizacin, y a movi l i -zarlas prevent ivamente, o coquetear con e-l lascuando se han desenvuelto por impulso propio. E l objet ivo de esto es extender y reforzar la dominacin capitalista sobre el proletar iado, lo que reclama la anulacin de la independencia de sus organizaciones.

    Es una tontera af irmar que los sindica-tos fueron organizados por el peronismo, l oque significara desconocer su rica histo-ria de setenta aos. El peronismo tuvo que reconocer las conquistas histricas del mo-v imiento s indical , y apoyndose en esto buscar cont ro la r lo . El peronismo inici u-na etapa democrtica en el pas, por refe-, renda a la "dcada infame" que acababa de hundirse. En 1944-45 se inicia un pe-rodo de ascenso de la clase obrera, fen-meno que por otra parte es mundia l , lo que expl ica las grandes concesiones que tuvo que aceptar Pern para darse una ba-

    se de apoyo en la