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RELATOS PARA VIVIR AUTORREALIZADO
CLASIFICADOS DE ACUERDO A LAS DIMENSIONES EXISTENCIALES DE LAS
PERSONAS
AUTORREALIZADAS, SEGN EL INVENTARIO DE ORIENTACIN PERSONAL DE
SHOSTROM (P.O.I.)
La distancia ms corta entre el hombre y la verdad es un
cuento
Alejandro Jodorowsky
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1.- AQU Y AHORA
La persona autorrealizada vive en el aqu y ahora. Vincula el
pasado y el futuro con el presente. No
guarda resentimientos. Est menos preocupada por culpabilidades,
arrepentimientos y
resentimientos. Tampoco est preocupada por el futuro: planes,
expectativas y miedos
idealizados.
El nico tiempo que podemos vivir es el presente. Cuando
re-vivimos el pasado, no hemos dado
marcha atrs en el tiempo, sino que hemos movido el pasado al
presente.
La persona que vive el aqu y ahora se concentra en el presente,
en hacer algo significativo todo el
tiempo.
La Psicoterapia Gestalt ayuda al cliente a equilibrar el pasado,
el presente y el futuro. Como
nuestro conflictos existen en el aqu y ahora, independientemente
de cundo fueron generados, la
solucin debe, as mismo, encontrarse en el aqu y ahora1.
A) La persona autorrealizada vincula el pasado y el futuro con
el presente.
Ftima, la hilandera y la tienda2
Una vez, en una ciudad del ms lejano occidente, viva una joven
llamada Ftima. Era la hija de un
prspero hilandero. Un da su padre le dijo: "Ven, hija: haremos
una travesa, pues tengo negocios
que hacer en las islas del mar Mediterrneo. Tal vez t encuentres
a un joven atractivo, de buena
posicin, que podras tomar por esposo."
Se pusieron en camino y viajaron de isla en isla, el padre
haciendo sus negocios, mientras Ftima
soaba con el esposo que pronto podra ser suyo. Pero un da cuando
estaban camino a Creta, se
levant una tormenta y el barco naufrag. Ftima, semiinconsciente,
fue arrojada a una playa
cercana a Alejandra. Su padre haba muerto y ella qued totalmente
desamparada.
Poda recordar slo vagamente su vida hasta entonces ya que la
experiencia del naufragio, y el
haber estado expuesta a las inclemencias del mar, la haban
dejado completamente exhausta.
Mientras vagaba por la arena, una familia de tejedores la
encontr. A pesar de ser pobres, la
llevaron a su humilde casa y le ensearon su oficio. De esta
manera, ella inici una segunda vida y
en el lapso de uno o dos aos volvi a ser feliz, habindose
reconciliado con su suerte. Pero un da,
estando en la playa, una banda de mercaderes de esclavos
desembarc y se la llev, junto con
otros cautivos.
A pesar de lamentarse amargamente de su suerte no encontr
ninguna compasin de parte de
ellos, quienes la llevaron a Estambul y la vendieron como
esclava.
Por segunda vez, su mundo se haba derrumbado. Ahora bien, sucedi
que en el mercado haba
pocos compradores. Uno de ellos era un hombre que buscaba
esclavos para trabajar en su
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aserradero, donde fabricaba mstiles para barcos. Cuando vio el
abatimiento de la infortunada
Ftima, decidi comprarla, pensando que de este modo, al menos,
podra ofrecerle una vida un
poco mejor que la que habra de recibir de otro comprador.
Llev a Ftima a su hogar, con la intencin de hacer de ella una
sirvienta para su esposa. Pero
cuando lleg a su casa, se enter de que haba perdido todo su
dinero al ser capturado un
cargamento por piratas. No poda afrontar los gastos que le
ocasionaba el tener trabajadores, de
modo que l, Ftima y su mujer quedaron solos para llevar a cabo
la pesada tarea de fabricar
mstiles.
Ftima, agradecida a su empleador por haberla rescatado, trabaj
tan duramente y tan bien, que
l le dio la libertad y ella lleg a ser su ayudante de confianza.
Fue as como lleg a ser
relativamente feliz en su tercera profesin.
Un da, el le dijo: "Ftima, quiero que vayas a Java, como mi
agente, con un cargamento de
mstiles; asegrate de venderlos con provecho."
Ella se puso en camino, pero cuando el barco estuvo frente a la
costa china un tifn lo hizo
naufragar y, una vez ms, se vio arrojada a la playa de un pas
desconocido. Otra vez llor
amargamente, porque senta que en su vida nada ocurra de acuerdo
con sus expectativas.
Siempre que las cosas parecan andar bien, algo ocurra,
destruyendo todas sus esperanzas.
"Por qu ser", exclam por tercera vez, "que siempre que intento
hacer algo, ello se malogra? Por
qu deben ocurrirme tantas desgracias?" Pero no hubo respuesta.
De manera que se levant de la
arena y se encamin tierra adentro.
Ahora bien, suceda que nadie en China haba odo hablar de Ftima
ni saba nada de sus
problemas. Pero exista la leyenda de que un da llegara all
cierta mujer extranjera, capaz de
hacer una tienda para el Emperador. Y puesto que, en aquel
entonces, en China no exista nadie
que pudiera hacer tiendas, todo el mundo esperaba el
cumplimiento de aquella prediccin con la
ms vvida expectativa.
A fin de estar seguros de que esta extranjera, al llegar, no
pasara inadvertida, los sucesivos
emperadores de China solan mandar heraldos una vez por ao a
todas las ciudades y a todas las
aldeas del pas, pidiendo que cada mujer extranjera fuera llevada
a la Corte.
Fue justamente en una de esas ocasiones cuando Ftima, agotada,
lleg a una ciudad costera de
China. La gente del lugar habl con ella por medio de un
intrprete, explicndole que tena que ir a
ver al Emperador.
"Seora", dijo el Emperador, cuando Ftima fue llevada ante l,
"Sabis fabricar una tienda?"
"Creo que s", dijo Ftima.
Pidi sogas, pero no las haba. De modo que, recordando sus
tiempos de hilandera recogi lino y
fabric las cuerdas. Luego pidi una tela fuerte, pero los chinos
no tenan la clase que ella
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necesitaba. Entonces, utilizando sus experiencias con los
tejedores de Alejandra fabric una tela
resistente para hacer tiendas. Luego vi que necesitaba parantes
para la tienda, pero no existan
en el pas. Entonces Ftima, recordando cmo haba sido enseada por
el fabricante de mstiles en
Estambul, hbilmente hizo unos slidos parantes. Cuando estos
estuvieron listos, se devan los
sesos tratando de recordar todas las tiendas que haba visto en
sus viajes; y he aqu que una tienda
fue construida. Cuando esta maravilla fue mostrada al Emperador
de China, l ofreci a Ftima dar
cabal cumplimiento a cualquier deseo que ella expresara. Ella
eligi establecerse en China, donde
se cas con un atractivo prncipe, y donde, rodeada por sus hijos,
vivi muy feliz hasta el final de
sus das.
Cmo mantener el barco a flote3
Un da en una visita al capitn del barco, son una alarma
estridente, seguida por extraos ruidos
como de algo que rechinaba y chocaba ruidosamente debajo del
puente.
Son nuestros compartimentos hermticos que se cierran, explic el
capitn. Es una parte
importante de nuestros ejercicios de seguridad.
En caso de un verdadero problema, el agua que se filtra en un
compartimiento no afecta al resto
del barco. An al chocar con un tmpano de hielo, como el Titanic,
el agua slo penetrara en el
compartimiento roto. Sin embargo, el barco seguira a flote.
Cuando habl a los estudiantes de Yale, Osler record la
descripcin que el capitn hizo del barco:
Cada uno de ustedes es una organizacin ms maravillosa que ese
gran trasatlntico, y han
emprendido un viaje mucho ms largo.
Les exhorto a que aprendan a tener bajo sujecin su vida y a
vivir cada da en un compartimiento
hermtico. Esto garantizar su seguridad en todo el viaje de la
vida. Toquen un botn y escuchen,
en todo mbito de su vida, las puertas de hierro que dejan fuera
el pasado, los das de ayer que ya
han muerto.
Toquen otro botn y cierren, con una pared metlica, el futuro,
los maanas que an no nacen. As
estarn a salvo; a salvo por ese da.
No piensen en la cantidad que hay que lograr, ni en las
dificultades que hay que vencer, sino
empense seriamente en la tarea menuda que tienen a la mano, y
dejen que sea suficiente para
el da; porque nuestro claro deber no es ver lo que apenas se ve
en la distancia, sino hacer lo que
tenemos al alcance de la mano.
Quin lo tiene en la mente?4
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Una discpula pregunt a su maestro cul era el misterio ms
profundo de todos los misterios. ste,
por toda respuesta, le dio un pellizco en las nalgas.
Indignada ante tal comportamiento, exclam:
-Todava tienes eso en la mente!
El maestro respondi:
-Todava tienes t eso en la mente!
Pasado, presente y futuro5
Un hombre decidi pasar algunas semanas en un monasterio de
Nepal. Cierta tarde entr en uno
de los numerosos templos de la regin y encontr a un monje
sentado en el altar, sonriendo.
Le pregunt por qu sonrea.
Porque entiendo el significado de los pltanos, fue su
respuesta.
Dicho esto, abri la bolsa que llevaba, extrayendo de ella un
pltano podrido.
Esta es la vida que pas y no fue aprovechada en el momento
adecuado; ahora es demasiado
tarde.
Seguidamente, sac de la bolsa un pltano an verde, lo mostr y
volvi a guardarlo.
Esta es la vida que an no sucedi, es necesario esperar el
momento adecuado.
Finalmente tom un pltano maduro, lo pel y lo comparti con l.
Esta es la vida en el momento presente. Alimntate con ella y
vvela sin miedos y sin culpas.
Las tres preguntas del Emperador6
Cierto emperador pens un da que si se conociera la respuesta a
las siguientes tres preguntas,
nunca fallara en ninguna cuestin. Las tres preguntas eran:
Cul es el momento ms oportuno para hacer cada cosa?
Cul es la gente ms importante con la que trabajar?
Cul es la cosa ms importante para hacer en todo momento?
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El emperador public un edicto a travs de todo su reino
anunciando que cualquiera que pudiera
responder a estas tres preguntas recibira una gran recompensa, y
muchos de los que leyeron el
edicto emprendieron el camino al palacio; cada uno llevaba una
respuesta diferente al emperador.
Como respuesta a la primera pregunta, una persona le aconsej
proyectar minuciosamente su
tiempo, consagrando cada hora, cada da, cada mes y cada ao a
ciertas tareas y seguir el
programa al pie de la letra. Slo de esta manera podra esperar
realizar cada cosa en su momento.
Otra persona le dijo que era imposible planear de antemano y que
el emperador debera desechar
toda distraccin intil y permanecer atento a todo para saber qu
hacer en todo momento. Alguien
insisti en que el emperador, por s mismo, nunca podra esperar
tener la previsin y competencia
necesaria para decidir cada momento cundo hacer cada cosa y que
lo que realmente necesitaba
era establecer un Consejo de Sabios y actuar conforme a su
consejo.
Alguien afirm que ciertas materias exigen una decisin inmediata
y no pueden esperar los
resultados de una consulta, pero que si l quera saber de
antemano lo que iba a suceder deba
consultar a magos y adivinos.
Las respuestas a la segunda pregunta tampoco eran acordes. Una
persona dijo que el emperador
necesitaba depositar toda su confianza en administradores; otro
le animaba a depositar su
confianza en sacerdotes y monjes, mientras algunos recomendaban
a los mdicos. Otros que
depositaban su fe en guerreros.
La tercera pregunta trajo tambin una variedad similar de
respuestas. Algunos decan que la
ciencia es el empeo ms importante; otros insistan en la religin
e incluso algunos clamaban por
el cuerpo militar como lo ms importante.
Y puesto que las respuestas eran todas distintas, el emperador
no se sinti complacido con ninguna
y la recompensa no fue otorgada.
Despus de varias noches de reflexin, el emperador resolvi
visitar a un ermitao que viva en la
montaa y del que se deca era un hombre iluminado. El emperador
dese encontrar al ermitao y
preguntarle las tres cosas, aunque saba que l nunca dejaba la
montaa y se saba que slo
reciba a los pobres, rehusando tener algo que ver con los ricos
y poderosos. As pues el emperador
se visti de simple campesino y orden a sus servidores que le
aguardaran al pie de la montaa
mientras l suba solo a buscar al ermitao.
Al llegar al lugar donde habitaba el hombre santo, el emperador
le hall cavando en el jardn
frente a su pequea cabaa. Cuando el ermitao vio al extrao, movi
su cabeza en seal de
saludo y sigui con su trabajo. La labor, obviamente, era dura
para l, pues se trataba de un
hombre anciano, y cada vez que introduca la pala en la tierra
para removerla, la empujaba
pesadamente.
El emperador se aproxim a l y le dijo:
He venido a pedir tu ayuda para tres cuestiones:
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Cul es el momento ms oportuno para hacer cada cosa?
Cul es la gente ms importante con la que trabajar?
Cul es la cosa ms importante para hacer en todo momento?
El ermitao le escuch atentamente pero no respondi. Solamente pos
su mano sobre su hombro
y luego continu cavando. El emperador le dijo:
Debes estar cansado, djame que te eche una mano.
El eremita le dio las gracias, le pas la pala al emperador y se
sent en el suelo a descansar.
Despus de haber acabado dos cuadros, el emperador par, se volvi
al eremita y repiti sus
preguntas. El eremita tampoco contest sino que se levant y
sealando la pala y dijo:
Por qu no descansas ahora? Yo puedo hacerlo de nuevo.
Pero el emperador no le dio la pala y continu cavando. Pas una
hora, luego otra y finalmente el
sol comenz a ponerse tras las montaas. El emperador dej la pala
y dijo al ermitao:
Vine a ver si podas responder a mis tres preguntas, pero si no
puedes darme una respuesta,
dmelo, para que pueda volverme a mi palacio.
El eremita levant la cabeza y pregunt al emperador:
Has odo a alguien corriendo por all?
El emperador volvi la cabeza y de repente ambos vieron a un
hombre con una larga barba blanca
que sala del bosque. Corra enloquecidamente presionando sus
manos contra una herida
sangrante en su estmago. El hombre corri hacia el emperador
antes de caer inconsciente al
suelo, dnde yaci gimiendo. Al rasgar los vestidos del hombre,
emperador y ermitao vieron que
el hombre haba recibido una profunda cuchillada. El emperador
limpi la herida cuidadosamente y
luego us su propia camisa para vendarle, pero la sangre empap
totalmente la venda en unos
minutos. Aclar la camisa y le vend por segunda vez y continu
hacindolo hasta que la herida
ces de sangrar.
El herido recuper la conciencia y pidi un vaso de agua. El
emperador corri hacia el arroyo y trajo
un jarro de agua fresca. Mientras tanto se haba puesto el sol y
el aire de la noche haba
comenzado a refrescar. El eremita ayud al emperador a llevar al
hombre hasta la cabaa donde le
acostaron sobre la cama del ermitao. El hombre cerr los ojos y
se qued tranquilo. El emperador
estaba rendido tras un largo da de subir la montaa y cavar en el
jardn y tras apoyarse contra la
puerta se qued dormido. Cuando despert, el sol asomaba ya sobre
las montaas.
Durante un momento olvid donde estaba y lo que haba venido a
hacer. Mir hacia la cama y vio
al herido, que tambin miraba confuso a su alrededor; cuando vio
al emperador, le mir fijamente
y le dijo en un leve suspiro:
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Por favor, perdneme.
Pero qu has hecho para que yo deba perdonarte? pregunt el
emperador.
T no me conoces, Majestad, pero yo te conozco a ti. Yo era tu
implacable enemigo y haba
jurado vengarme de ti, porque durante la pasada guerra t mataste
a mi hermano y embargaste
mi propiedad. Cuando me informaron de que ibas a venir solo a la
montaa para ver al ermitao
decid sorprenderte en el camino de vuelta para matarte. Pero
tras esperar largo rato sin ver signos
de ti, dej mi emboscada para salir a buscarte. Pero en lugar de
dar contigo, top con tus
servidores y me reconocieron y me atraparon, hacindome esta
herida. Afortunadamente pude
escapar y corr hasta aqu. Si no te hubiera encontrado
seguramente ahora estara muerto. Yo
haba intentado matarte, pero en lugar de ello t has salvado mi
vida! Me siento ms avergonzado
y agradecido de lo que mis palabras pueden expresar. Si vivo,
juro que ser tu servidor el resto de
mi vida y ordenar a mis hijos y a mis nietos que hagan lo mismo.
Por favor, Majestad, concdeme
tu perdn.
El emperador se alegr muchsimo al ver que se haba reconciliado
fcilmente con su acrrimo
enemigo, y no slo le perdon sino que le prometi devolverle su
propiedad y enviarle a sus propios
mdicos y servidores para que le atendieran hasta que estuviera
completamente restablecido.
Tras ordenar a sus sirvientes que llevaran al hombre a su casa,
el emperador volvi a ver al
ermitao. Antes de volver al palacio el emperador quera repetir
sus preguntas por ltima vez;
encontr al ermitao sembrando el terreno que ambos haban cavado
el da anterior.
El ermitao se incorpor y mir al emperador.
Tus preguntas ya han sido contestadas.
Pero, cmo? pregunt el emperador confuso.
Ayer, si su Majestad no se hubiera compadecido de mi edad y me
hubiera ayudado a cavar estos
cuadros, habra sido atacado por ese hombre en su camino de
vuelta. Entonces habra lamentado
no haberse quedado conmigo. Por lo tanto el tiempo ms importante
es el tiempo que pasaste
cavando los cuadros, la persona ms importante era yo mismo y el
empeo ms importante era el
ayudarme a m...
Ms tarde, cuando el herido corra hacia aqu, el momento ms
oportuno fue el tiempo que
pasaste curando su herida, porque si no le hubieses cuidado
habra muerto y habras perdido la
oportunidad de reconciliarte con l. De esta manera, la persona
ms importante fue l y el objetivo
ms importante fue curar su herida...
Recuerda que slo hay un momento importante y es ahora. El
momento actual es el nico sobre el
que tenemos dominio. La persona ms importante es siempre con la
persona con la que ests, la
que est delante de ti, porque quin sabe si tendrs trato con otra
persona en el futuro. El
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propsito ms importante es hacer que esa persona, la que est
junto a ti, sea feliz, porque es el
nico propsito de la vida.
Len Tolstoi
B) La persona autorrealizada no guarda resentimientos
El pontfice7
En un lejano poblado prximo a las altas montaas, dos hermanos
Jonuel y Laureano despedan a su anciano padre que mora envuelto en
una paz completa. A los pocos das, la herencia fue dividida y
nacieron dos haciendas de lo que anteriormente era una sola
tierra.
Al paso de los aos, ambos hermanos haban ya desarrollado sus
respectivas vidas y reinaba entre ambos un espritu de colaboracin y
vecindad sincera. Los hijos de las dos familias crecan unidos y en
las fechas importantes, unos acudan a la casa de los otros para
celebrar los regocijos propios de las fiestas. Poda decirse que la
concordia y la fraternidad reinaban entre aquellos dos hermanos de
alma grande y serena.
Pero sucedi un da que un mal entendido de apariencia
insignificante que poda haberse apagado en un instante, gener tal
aspereza que, como fuego arrasador, inund a los hermanos en
separacin y discordia. Al poco, el silencio tenso y el reproche
bronco iban y venan entre aquellas dos tierras. Cada da que pasaba
era ms evidente que faltaba aquella alegra de los buenos momentos
pasados y del mutuo apoyo en las tristezas.
Pas un tiempo y de pronto, un da cuando Laureano se levant al
alba, cun grande fue su sorpresa al ver como el ro haba sido
desviado de su curso y ahora pasaba fronterizo dividiendo an ms las
dos tierras. "Maldito estpido! Has ido demasiado lejos en esta
declaracin de guerra!", mascull con amargura. Fue entonces cuando
su enfado todava se hizo ms virulento, llegando a prohibir
tajantemente a sus hijos mirar o hablar con cualquier miembro de la
otra casa.
El tiempo fue pasando y, con l tambin creca el resentimiento ya
dueo y seor de las dos almas. As las cosas, de pronto, una maana
Jonuel descubri que durante la pasada noche, Laureano haba
levantado una gran verja de madera que junto a la orilla del ro
todava divida ms a las dos tierras. Los hermanos comprobaban
incrdulos como la bola de nieve de odio y vergenza segua creciendo
sobre lo que un da atrs fueran sonrisas y hermosas promesas.
As lleg el invierno y tras l la primavera, hasta que una tarde a
la puesta del sol, se present en casa de Laureano un viajero que
afirmaba ser carpintero. Josu que as es como se llamaba peda
trabajo a cambio de comida. Josu deca que tras arreglar los
desperfectos que hubiera en el lugar seguira la senda que llevaba.
Y dado que pareca un buen hombre no exento de habilidades y ganas,
Laureano se decidi a contratar sus servicios y reparar la casa.
Aquella noche de apariencia como todas, nadie imaginaba lo que
Laureano vera al levantarse al da siguiente por la maana. Por lo
que vio, aquel carpintero, por su cuenta y riesgo, se haba dedicado
a construir un puente de
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madera que cruzaba el ro, y al parecer no contento con eso haba
abierto una gran puerta en el muro que divida ambas haciendas.
Maldito imbcil! exclam. No poda creer lo que sus ojos vean al
tiempo que sinti colrico un latigazo de ira. Sin titubear, se
dirigi con paso rpido y amenazante hacia el carpintero, maldiciendo
el despropsito de su llegada.
Al aproximarse al trabajador que se hallaba junto al ro
Sorpresa! qu vieron sus ojos? Su propio hermano avanzaba hacia l
cruzando el puente con los brazos abiertos y su rostro empaado en
lgrimas:
"Querido hermano. Perdona mi orgullo y la terrible miseria que
han envuelto tantos aos a mi alma atribulada. He vivido en el odio
y la desconfianza, hasta que hoy, de pronto, al despuntar el alba,
he visto que habas construido un puente y que habas abierto una
gran puerta. Una puerta que no slo he sentido que abra la valla que
separaba nuestra tierra, sino tambin lo ms profundo de mi alma
acorazada. Hermano, tu gesto me ha conmovido, tu iniciativa ha
disuelto lo que atenazaba mi corazn de rencor y desconfianza.
Perdname hermano"
Laureano atnito, escuchaba aquellas palabras que como msica
reparadora suavizaban la seca aridez de sus ntimas moradas. Y
conforme Jonuel lo abrazaba compungido, Laureano senta que una
extraa rendicin abra su pecho, mientras viejas heridas sanaban.
Laureano senta como aquellas lgrimas de su hermano barran miedos
soterrados que habitaban ms all de sus infancias.
Aquella noche, agradecido por el curso de la vida, se dirigi a
la habitacin del carpintero para pedirle que continuase trabajando
en la casa. Al llegar, comprob que ste haba recogido sus cosas y
que se dispona a seguir su marcha. Las miradas de ambos se
encontraron, y ya no hubo palabras, el corazn de Laureano saba que
Josu seguira adelante hacia otras tierras. Laureano comprendi que
muchos ros de separacin y violencia esperaban a aquel constructor
de puentes, todo un "Pontfice" que converta la guerra en cooperacin
fraterna.
La prisin del odio8
Dos hombres haban compartido injusta prisin durante largo tiempo
en donde recibieron todo
tipo de maltratos y humillaciones. Una vez libres, volvieron a
verse aos despus. Uno de ellos
pregunt al otro:
-Alguna vez te acuerdas de los carceleros?
-No, gracias a Dios ya lo olvid todo -contest-. Y t?
-Yo contino odindolos con todas mis fuerzas -respondi el
otro.
Su amigo lo mir unos instantes, luego dijo:
-Lo siento por ti. Si eso es as, significa que an te tienen
preso.
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C) La persona autorrealizada est menos preocupada por
culpabilizar y arrepentirse.
As es la vida9
Un agricultor pacfico y tranquilo que viva con su hijo vio un da
que su nico caballo se haba
escapado del establo. Los vecinos no dudaron en acercarse a su
casa y condolerse por su mala
suerte.
- Pobre amigo, qu mala fortuna. Has perdido tu herramienta de
trabajo. Quin te ayudar ahora
con las penosas tareas del campo? T solo no podrs, y te espera
el hambre y la ruina.
Pero el hombre nicamente contest:
-As es la vida.
Pero dos das despus su caballo regres acompaado de otro joven y
magnfico ejemplar. Los
vecinos esta vez se apresuraron a felicitarlo.
-Qu buena suerte, ahora tienes dos caballos.
Has doblado tu fortuna sin hacer nada! El hombre slo musit:
-As es la vida.
Pero a los pocos das el padre y su hijo salieron juntos a
cabalgar. En un tramo del camino, el joven
caballo se asust y tir de la montura al muchacho, que se parti
una pierna en la cada.
Nuevamente los vecinos se acercaron a su casa.
-S que es mala suerte; si no hubiese venido ese maldito caballo,
tu hijo estara sano como antes, y
no con esa pierna rota que Dios sabe si sanar.
El agricultor volvi a repetir:
-As es la vida.
Pero ocurri que en aquel reino se declar la guerra y los
militares se acercaron a aquella perdida
aldea a reclutar a todos los jvenes en edad de prestar servicio
de armas. Todos marcharon al
frente menos el hijo del agricultor, que fue rechazado por su
imposibilidad de caminar. Los vecinos
fueron otra vez a casa del agricultor, en esta ocasin con
lgrimas en los ojos.
-Qu desgracia la nuestra, no sabemos si volveremos a ver a
nuestros hijos; t en cambio tienes en
casa al tuyo con una pequea dolencia!
El hombre, una vez ms, dijo:
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-As es la vida.
Capacidad de disfrutar10
Llamaron a las puertas del cielo tres alpinistas que haban
muerto instantneamente en un
accidente al caer desde lo ms alto de la montaa Punta de
Flecha.
En la entrada, un ngel que se encargaba de recibir a los recin
llegados, interrog a cada uno de
ellos sobre sus ltimos pensamientos durante la fatal cada.
El primero contest: "Yo pens en mi esposa y en mis hijos, en la
penosa situacin econmica en
que los iba a dejar pues yo era el nico sustento de mi
familia".
El ngel entonces le neg la entrada al cielo.
El segundo alpinista confes: "Yo jur arrepentirme de todos mis
pecados, de lo que hice mal y de
lo que omit hacer y ped perdn a todos aquellos a quienes
lastim".
El ngel sentenci: "T tampoco mereces la entrada al cielo".
El tercer montaista titube antes de hablar, por lo que el ngel
insisti: Anda, dinos lo que
pensaste al caer".
"Lo que pasa, es que tengo pena de lo que sent..." -contest y
tras un momento continu- "Sabes,
yo siempre so con volar, de ah mi aficin a escalar grandes
montaas, por ello cuando me vi en
tal situacin, lo nico que tuve presente en aquel instante fue la
hermosa sensacin de flotar y
surcar el aire, de poder admirar desde lo alto las maravillas de
la naturaleza..., claro el porrazo fue
tremendo, pero en aquel momento solo pens en disfrutar aquella
experiencia nica".
El ngel entonces le dijo: "T s puedes entrar al cielo porque
tuviste la capacidad de disfrutar de la
creacin y tendrs por supuesto, la capacidad de disfrutar del
cielo".
D) La persona autorrealizada sabe que revivir el pasado es
moverlo al tiempo presente.
Dnde estn los crmenes?11
Un hombre con lepra se acerc a un maestro y gimiendo le
pidi:
-Hombre santo!, crame de esta maldicin causada sin duda por mis
muchos crmenes.
El maestro contest: -Treme tus crmenes y sers sano.
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E) Un poco ms
Atencin a la atencin12
Un discpulo fue a visitar a su maestro y solicit que le
impartiera alguna enseanza importante
para su desarrollo. El maestro contest irnicamente:
-Atencin.
-Y qu ms? -pregunt el discpulo.
-Atencin, atencin -repiti el maestro.
El discpulo insisti.
-Pero qu ms?
-Atencin, atencin, atencin -dijo el maestro.
-Pero qu es la atencin?
El maestro contest:
-Atencin es atencin.
Autntico milagro13
Un hombre se present a un maestro y le dijo:
-Mi anterior maestro ha muerto. l era un hombre santo capaz de
hacer muchos milagros. Qu
milagros eres t capaz de realizar?
-Yo cuando como, como; cuando duermo, duermo -contest el
maestro.
-Pero eso no es ningn milagro, yo tambin como y duermo.
-No. Cuando t comes, piensas en mil cosas; cuando duermes,
fantaseas y sueas. Yo slo como y
duermo. Ese es mi milagro.
Percepcin14
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14
En una ocasin, ingres a un restaurante de comida italiana y
orden mi platillo favorito, que
adems es la especialidad de la casa: la sopa de pescado.
Al otro lado de mi pequea mesa haba una mesa mucho ms grande
ocupada por unos doce
hombres, seis de cada lado. Tal vez fuesen parientes o compaeros
de trabajo. En cualquier caso
era evidente que celebraban algo y estaban enfrascados en su
sopa de pescado.
El hombre que tena enfrente, pegado a la pared, llam mi atencin.
Era feo. Tena la cara
hinchada y deformada, destrozada al parecer por las marcas de
alguna enfermedad. Pareca un
hombre elefante y era sin duda el hombre ms feo que jams haba
visto. Saba que no deba de
mirar, pero del mismo modo que la lengua busca sin cesar el
diente que acabamos de perder, mis
ojos volvan a parar una y otra vez al mismo sitio.
Empec a fijarme en lo que estaba haciendo. Estaba comiendo sopa
de pescado. Se llevaba la
cuchara lentamente hacia la boca con la cara llena de expectacin
por el placer anticipado. Los
ojos le brillaban y despus los cerraba y retena el estofado en
la boca, permitiendo que se
derritiera y se enfriase lentamente. Tardaba minutos en saborear
cada cucharada. Pareca sacar
hasta el ltimo jugo de cada bocado, como si estuviese probando
una comida reservada
nicamente a los dioses.
Tom de este modo unas tres cucharadas y despus dej la cuchara.
Luego alarg la mano y cogi
un cigarrillo del paquete que tena delante. Lo encendi con la
misma deliberacin con que se
haba comido el estofado y despus procedi a inhalar cada bocanada
hasta lo ms profundo de su
ser. Una sonrisa inundaba su rostro y un estremecimiento le
recorra el cuerpo. Haca que el hecho
de fumarse un cigarro pareciese todo un arte, una actividad ms
deseable que ningn otro placer
sensual. Se dira que cada bocanada era la ltima antes de que el
pelotn de ejecucin acabase con
su vida y el hombre desease disfrutar tanto como le fuese
humanamente posible de cada uno de
sus ltimos momentos.
Comenc a darme cuenta de lo equivocado que haba estado en mi
primera apreciacin. Este
hombre no era feo. Era capaz de hacer algo muy especial, algo
que yo mismo vengo deseando
hacer mejor desde hace mucho tiempo.
Este hombre saba cmo vivir el momento presente, cmo extraer
tantas experiencias como fuese
posible del ahora. Mientras otras personas se dedican a mirar
atrs, hacia el pasado, en busca de
una referencia, y muchos otros se preocupan de lo que est por
venir, pensando en cmo planificar
y organizar su futuro. Todo esto es importante, por supuesto.
Pero se requiere una sabidura
especial para apreciar que cada uno de los momentos presentes es
precioso, est lleno de
experiencias y nunca volver. Lejos de ser feo, tal vez este
fuera el hombre ms hermoso que jams
haba visto. Y hasta el da de hoy le estoy agradecido por su
obsequio.
La olla de barro15
-
15
Era un lechero acaudalado y que contaba con varios trabajadores
en su lechera. Llam a uno de
ellos, Ashok, y le entreg una olla llena de mantequilla para que
la llevase a un cliente de un
pueblo cercano. A cambio le prometi algunas rupias extras.
Ashok, muy contento, coloc la olla
sobre su cabeza y se puso en marcha, en tanto se deca para s:
Voy a ganar dos rupias. Qu bien!
Con ellas comprar gallinas, stas pronto se multiplicarn y llegar
a tener nada menos que diez
mil. Luego las vender y comprar cabras. Se reproducirn, vender
parte de ellas y comprar una
granja. Como ganar mucho dinero, tambin comprar telas y me har
comerciante. Ser
estupendo.
Me casar, tendr una casa soberbia y, naturalmente, dispondr de
excelente cocinero para que
me prepare los platos ms deliciosos, y si un da no me hace bien
la comida, le dar una bofetada.
Al pensar en propinarle una bofetada al cocinero, Ashok,
automticamente, levant la mano,
provocando as la cada de la olla, que se hizo mil pedazos contra
el suelo derramando su
contenido. Desolado, volvi al pueblo y se enfrent al patrn, que
exclam:
- Necio! Me has hecho perder las ganancias de toda una
semana!
Y Ashok replic:
- Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida!
Estar presente16
Ningn alumno Zen se atrevera a ensear a los dems hasta haber
vivido con su maestro al menos
durante diez aos. Despus de diez aos de aprendizaje, Tenno se
convirti en maestro.
Un da fue a visitar a su maestro Nan-in. Era un da lluvioso, de
modo que Tenno llevaba zapatos de
madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno lleg, Nan-in le dijo:
- Has dejado tus zapatos y tu paraguas en la entrada, no es
as?
- Puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la
izquierda de los zapatos?
Tenno no supo responder y qued confuso. Se dio cuenta entonces
de que no haba sido capaz de
practicar la conciencia constante. De modo que se hizo alumno de
Nan-in y estudi otros diez aos
hasta obtener la conciencia constante.
La iluminacin17
- Dnde debo buscar la iluminacin?.
-
16
- Aqu.
- Y cundo tendr lugar?.
- Est teniendo lugar ahora mismo.
- Entonces, por qu no la siento?.
- Porque no miras.
- Y en que debo fijarme?.
- En nada. Simplemente mira.
- Mirar qu?.
- Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
- Y debo mirar de alguna manera especial?.
- No. Bastar con que mires normalmente.
- Pero es que no miro siempre normalmente?.
- No.
- Por qu demonios?
- Porque para mirar tienes que estar aqu, y casi siempre no lo
ests.
2.- AUTOSOPORTE
La persona autorrealizada est centrada en s misma. Va por la
vida aparentemente
independiente, aunque obedece a fuerzas internas; predomina la
motivacin interna a las
influencias externas. La persona con auto-soporte se siente
libre de no hacer lo que otras personas
esperan que haga; no necesita justificar sus acciones cuando
busca el inters propio; no necesita
vivir siempre sujeta a los estndares de la sociedad; no necesita
razones que justifiquen sus
emociones; se siente libre para expresar el afecto clido como el
hostil a sus amigos; considera
que la gente debera expresar honestamente los sentimientos de
enojo.
Para la persona centrada en los otros, la aprobacin de los otros
se convierte en el principal
objetivo. Toda la fuerza se invierte en la aprobacin social. La
forma primaria de relacionarse es
complacer a los otros. Estas personas hacen lo que otros esperan
que hagan; justifican sus
acciones por propio inters; viven con reglas y estndares de la
sociedad; necesitan razones para
justificar sus emociones; se sienten libres de expresar slo
afecto clido a sus amigos; consideran
que deben controlar su rabia o enojo.
-
17
El crecimiento personal hacia la autorrealizacin implica estar
situado en el presente y adems
desarrollar el auto-soporte.
A) La persona autorrealizada obedece a fuerzas internas.
El verdadero valor del anillo1
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerza para hacer nada. Me dicen
que no sirvo, que no hago bien, que soy torpe y bastante tonto.
Cmo puedo mejorar? Qu
puedo hacer para que me valoren ms?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cunto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver
primero mi propio problema.
Quizs despus..., - y haciendo una pausa agreg- si quisieras
ayudarme t a m, yo podra resolver
este tema con ms rapidez y despus tal vez te pueda ayudar.
-Encantado, maestro - titube el joven pero sinti que otra vez
era desvalorizado y sus necesidades
postergadas-.
-Bien -asinti el maestro, que se quit un anillo que llevaba en
el dedo pequeo de la mano
izquierda y se lo dio al muchacho-, toma el caballo que est all
afuera y cabalga hasta el mercado.
Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es
necesario que obtengas por l la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.
Vete antes y regresa con esa
moneda lo ms rpido que puedas.
El joven tom el anillo y parti. Apenas lleg, empez a ofrecer el
anillo a los mercaderes. Estos lo
miraban con algn inters, hasta que el joven deca lo que pretenda
por el anillo. Cuando el joven
mencionaba la moneda de oro, algunos rean, otros le daban vuelta
la cara y slo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para
entregarla a cambio de un anillo. En afn de ayudar, alguien le
ofreci una moneda de plata y un
cachorro de cobre, pero el joven tena instrucciones de no
aceptar menos de una moneda de oro, y
rechaz la oferta.
Despus de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el
mercado, abatido por su fracaso,
mont su caballo y regres.
Cunto hubiera deseado el joven tener l mismo esa moneda de oro.
Podra entonces habrsela
entregado al maestro para liberarlo de su preocupacin y recibir
entonces su consejo y ayuda.
Entr en la habitacin.
1 Doria, J. (2005). Cuentos para aprender a aprender. Gaia
Ediciones, Argentina. Pp. 49-51. Este relato es semejante a El
verdadero conocimiento, en Owen, N. (2003). La magia de la
metfora, pag. 81-82.
-
18
-Maestro -dijo-, lo siento, no es posible conseguir lo que me
pediste. Quizs pudiera conseguir dos
o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engaar a
nadie respecto del verdadero valor
del anillo.
-Qu importante lo que dijiste, joven amigo -contest sonriente el
maestro-, debemos saber
primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al
joyero. Quin mejor que l, para
saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregntale cunto
te da por l. Pero no importa lo que
ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aqu con mi anillo.
El joven volvi a cabalgar. El joyero examin el anillo a luz del
candil, lo mir con su lupa, lo pes y
luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere
vender ya, no puedo darle ms que 58
monedas de oro por su anillo.
-58 monedas?! -exclam el joven-.
-S -replic el joyero-. Yo s que con tiempo podramos obtener por
l cerca de 70 monedas, pero no
s... Si la venta es urgente...
El joven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo
sucedido.
-Sintate -dijo el maestro despus de escucharlo-. T eres como
este anillo: una joya, valiosa y
nica. Y como tal, slo puede evaluarte verdaderamente un experto.
Qu haces por la vida
pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y
diciendo esto, volvi a ponerse el
anillo en el dedo pequeo de su mano izquierda.
Motivacin2
En una poblacin rural, donde las letrinas son todava de uso
diario, lleg un hombre a hacer lo que
todo hombre debe hacer en algn momento de su da
Cuando se prepara para el acto se percata de que en el fondo,
junto a todo el sedimento, y el
desperdicio humano de varios das, un objeto brilloso aparece
entre las aguas tenebrosas y
malolientes. Es una moneda de valor considerable.
El hombre apurado por la necesidad fisiolgica queda perplejo al
considerar la posibilidad de
recuperar aquella moneda que por alguna extraa razn est en el
fondo del pozo. Su reaccin es
instantnea y muy humana. Una voz dentro de l le dice: Puede ser
tuya, y comienza a
remangarse la camisa. Pero de repente se detiene.
La voz le susurra: Pero, vale la pena?.
2 Cuento adaptado por Luis Gerardo Padilla Gtz. Cfr. Owen, N.
(2005). La magia de la metfora. DDB, Espaa. Pp. 100-
101.
-
19
El hombre reflexiona durante un momento o dos, entre los ruidos
de las tripas que estaban a punto
para estallar. Y de repente se le ocurre una idea, brillante
como la moneda.
Se mete la mano al bolsillo. Saca otra moneda del mismo valor de
la que est en el fondo y la
arroja y la deja caer para terminar juntas las dos monedas.
Acto seguido procede a subirse las mangas con decisin.
Y dice en voz baja: Ahora s vale la pena!.
B) La persona autorrealizada no busca complacer a los dems, ni
su aprobacin.
Dejando al ego de lado3
Cuentan que un hombre lleg a la conclusin de que viva muy
condicionado tanto por los halagos
y aceptacin de los dems, como por sus crticas o rechazo.
Dispuesto a afrontar la situacin, visit
a un sabio. ste, oda la situacin, le dijo:
-Vas a hacer, sin formular preguntas, exactamente lo que te
ordene. Ahora mismo irs al
cementerio y pasars varias horas vertiendo halagos a los
muertos; despus vuelve.
El hombre obedeci y march al cementerio, donde llev a cabo lo
ordenado. Cuando regres, el
sabio le pregunt:
-Qu te han contestado los muertos?
-Nada, seor; cmo van a responder si estn muertos?
-Pues ahora regresars al cementerio de nuevo e insultars
gravemente a los muertos durante
horas.
Cumplida la orden, volvi ante el sabio, que lo interrog:
-Qu te han contestado los muertos ahora?
-Tampoco han contestado en esta ocasin; cmo podran hacerlo?,
estn muertos!
-Como esos muertos has de ser t. Si no hay nadie que reciba los
halagos o los insultos, cmo
podran stos afectarte?
3 Calle, R. y Vzquez, S. (comps.). Los 120 mejores cuentos de
las tradiciones espirituales de oriente (versin electrnica).
P. 34.
-
20
Opiniones ajenas4
Un abuelo y su nieto se encaminaron un da a una aldea vecina
para visitar a unos familiares, por
lo que se acompaaron de un borrico a fin de hacer ms llevadera
la jornada. Iba el muchacho
montado en el burro cuando al pasar junto a un pueblo
oyeron:
-Qu vergenza! El jovencito tan cmodo en el burro y el pobre
viejo haciendo el camino a pie.
Odo esto decidieron que fuera el abuelo en la montura y el joven
andando. Pero al pasar por otra
aldea escucharon:
-Viste al egosta? l bien tranquilo en el burro, y el muchachito
caminando.
Entonces acordaron que lo mejor sera montar los dos en el
jumento y as atravesaron otro pueblo,
donde unos lugareos les gritaron:
-Qu hacis vosotros? Los dos subidos en el pobre animal. Qu
crueldad, vais a terminar
reventndolo!
Vista la situacin, llegaron a la conclusin de que lo ms acertado
era continuar a pie los dos para
no tener que soportar ms comentarios hirientes. Pero pasaron por
otro lugar y tuvieron que or
cmo les decan:
-Tontos! Cmo se os ocurre ir andando teniendo un burro?
Lo que quiere realmente una mujer5
El joven Arturo fue apresado por el monarca del reino vecino
mientras cazaba furtivamente en sus
bosques; esto era castigado con la pena de muerte, pero el
monarca se conmovi por la honestidad
y juventud de Arturo y le ofreci la libertad siempre y cuando en
el plazo de un ao hallara la
respuesta a una pregunta difcil, qu quiere realmente una
mujer?
Esta pregunta dejara perplejo al hombre ms sabio y al joven
Arturo le pareci imposible
contestarla. Con todo era mejor que morir ahorcado de modo que
regres a su reino y empez a
interrogar a todo el mundo. Interrog a la reina, a la princesa,
prostitutas y monjas, al mismo sabio
y bufn de la corte, viajeros y campesinos pero nadie dio una
respuesta convincente. Eso s, todos
le aconsejaron que consultara a la vieja bruja del reino, pues
con toda seguridad ella sabra la
respuesta. El problema estaba en el precio, pues la vieja tena
fama en todo el pas por el costo
exorbitante que cobraba por sus servicios.
Lleg el ltimo da del ao y Arturo agobiado no tuvo ms remedio que
consultar a la hechicera.
Ella accedi a darle la respuesta satisfactoria a condicin de que
primero aceptara el precio. Ella
4 Idem. Pag. 7.
5 Tomado de http://www.galeon.com/mundomatero/realmente.html
-
21
quera casarse con Gawain el ms ntimo amigo de Arturo y el ms
noble caballero de la Tabla
Redonda. Arturo qued horrorizado: era jorobada y fesima; tena un
solo diente, despeda un
hedor que espantara a un macho cabro, haca ruidos obscenos...
Nunca se haba topado con una
criatura tan repugnante. No quera ni pensar en pedirle a su
amigo de toda la vida que asumiera
por l una carga as para toda la vida. En cuanto su amigo Gawain,
hombre de honor y lealtad,
supo la situacin de Arturo afirm que no era un sacrificio
excesivo a cambio de la vida de su
compaero adems de preservar la Tabla Redonda.
Se anunci la boda, y la vieja bruja con su infernal sabidura
contest la pregunta -Qu quiere
realmente una mujer?, quiere ser la soberana de su propia vida!.
Todos supieron al instante que la
hechicera haba expresado una gran verdad y que el Rey Arturo
estaba a salvo. As fue que el
monarca vecino al or la respuesta le dio la libertad.
Pero, qu boda fue aquella...! Asisti la corte en pleno y nadie
se sinti tan desgarrado entre el
alivio y la angustia que el propio Arturo. Gawain se mostr
corts, gentil y respetuoso. La vieja
bruja hizo gala de sus peores modales, engull la comida del
plato sin usar los cubiertos, emiti
ruidos y olores espantosos. La corte de Arturo jams se haba
visto sometida a semejante tensin,
pero prevaleci la cordura y se celebr el casamiento.
Ya en la noche de bodas ocurri un asombroso hecho. Cuando
Gawain, ya preparado para ir al
lecho nupcial, aguardaba a que su esposa se reuniera con l, ella
apareci con el aspecto de la
doncella ms hermosa que un hombre nunca hubiera imaginado ver.
Gawain qued estupefacto y
pregunt qu haba pasado. La hermosa joven respondi que como haba
sido corts con ella, la
mitad del tiempo se presentara con su aspecto horrible y la otra
mitad con su aspecto hermoso.
Cul prefera para el da y cul para la noche? Qu pregunta tan
cruel para un hombre! Gawain
se apresur a hacer sus clculos, quera tener durante el da a una
joven adorable para ir con sus
amigos, y por las noches en la privacidad de su alcoba a una
bruja espantosa? O prefera una
bruja de da y una joven en los momentos de intimidad? El joven
Gawain replic que la dejara
elegir por s misma. Al or esto, ella le anunci que sera para l
una hermosa dama de da y de
noche, porque la haba respetado y le haba permitido ser duea y
soberana de su vida.
Ancdota de Picasso6
En una ocasin fue Picasso a comer a un restaurante. Cuando
termin la cena se dispuso a pagar la
cuenta pero el dueo del lugar se neg a aceptar el dinero
diciendo que la casa invitara. Picasso
agradeci y cuando ya se estaba marchando, el dueo se acerc para
decirle que lo nico que le
pedira es que le firmara una servilleta para ponerla en la pared
del establecimiento. Picasso dijo
que no lo hara y explic: Yo ofrec pagarle la cuenta, no
comprarle el restaurante.
6 Bucay, D. (2010). Mirar de nuevo. Ocano, Mxico, pag. 170.
-
22
C) La persona autorrealizada no justifica sus acciones cuando
busca su inters.
Cambio de enfoque7
Se cuenta que un rico comerciante, que acostumbraba a organizar
competiciones en las que
siempre resultaba ganador, aloj en su casa a un sabio suf.
Ese da se esperaban lluvias acompaadas de tormentas, as que el
reto consisti en una carrera
para ver quien llegaba seco a la meta.
El anfitrin se qued el caballo ms veloz y al sabio suf le dio
por montura un caballo muy lento. El
sabio, sin embargo, no dijo palabra y muy pronto comprob cmo los
dems participantes se
distanciaban, perdindose de vista con el anfitrin a la cabeza.
Pero enseguida comenz a llover
intensamente y todos terminaron empapados, a pesar de la
velocidad alcanzada por sus monturas.
El sabio suf que se haba quedado rezagado, en cuanto comenz a
llover se quit todas sus ropas,
las dobl cuidadosamente y se sent encima de ellas. Cuando ces la
lluvia, se visti nuevamente y
lleg a la meta completamente seco. Quizs la lluvia no ha cado en
todas partes, qu mala
suerte! si me hubiera quedado con el caballo ms lento ahora sera
el ganador, -pens el
dueo de la casa.
Al da siguiente, el tiempo era similar, haba riesgo de tormenta,
y de nuevo se convoc otra
carrera. Esta vez el anfitrin le dio al suf un caballo rpido y
se reserv para s, el lento. Pronto se
puso a llover y el anfitrin se moj an ms que el da anterior. El
sabio, sin embargo, repiti la
misma operacin y lleg el primero, completamente seco.
Ante la curiosidad de todos los participantes, el sabio suf
explic: Ir rpido o lento no era algo que
poda controlar, tampoco poda dirigir el curso de la tormenta,
pero supe discernir lo que s estaba
en mi mano: mantenerme seco.
D) La persona autorrealizada se siente libre de no ajustarse a
moldes y estndares sociales,
pero no por rebelda.
Cruzando el ro8
Dos jvenes monjes fueron enviados a visitar un monasterio
cercano. Ambos vivan en su propio
monasterio desde nios y nunca haban salido de l. Su mentor
espiritual no cesaba de hacerles
advertencias sobre los peligros del mundo exterior y lo cautos
que deban ser durante el camino.
Especialmente incida en lo peligrosas que eran las mujeres para
unos monjes sin experiencia:
7 Tomado de http://www.la-llamada.com/fuenteycaudal23.htm
8 Calle, R. y Vzquez, S. (comps.). Los 120 mejores cuentos de
las tradiciones espirituales de oriente (versin electrnica).
Pag. 4.
-
23
-Si veis una mujer, apartaos rpidamente de ella. Todas son una
tentacin muy grande. No debis
acercaros a ellas, ni mucho menos hablar, por descontado, por
nada del mundo se os ocurra
tocarlas. Ambos jvenes aseguraron obedecer las advertencias
recibidas, y con la excitacin que
supone una experiencia nueva se pusieron en marcha. Pero a las
pocas horas, ya punto de vadear
un ro, escucharon una voz de mujer que se quejaba lastimosamente
detrs de unos arbustos. Uno
de ellos hizo ademn de acercarse.
-Ni se te ocurra -le ataj el otro-. No te acuerdas de lo que nos
dijo nuestro mentor?
-S, me acuerdo; pero voy a ver si esa persona necesita ayuda
-contest su compaero,
Dicho esto, se dirigi hacia donde provenan los quejidos y vio a
una mujer herida y desnuda.
-Por favor, socorredme, unos bandidos me han asaltado, robndome
incluso las ropas. Yo sola no
tengo fuerzas para cruzar el ro y llegar hasta donde vive mi
familia.
El muchacho, ante el estupor de su compaero, cogi a la mujer
herida en brazos y, cruzando la
corriente, la llev hasta su casa situada cerca de la orilla.
All, los familiares atendieron a la
asaltada y mostraron el mayor agradecimiento al monje, que poco
despus reemprendi el camino
regresando junto a su compaero.
-Dios mo! No slo has visto a esa mujer desnuda, sino que adems
la has tomado en brazos.
-As era recriminado una y otra vez por su acompaante. Pasaron
las horas, y el otro no dejaba de
recordarle lo sucedido.
-Has cogido a una mujer desnuda en brazos! Has cogido a una
mujer desnuda en brazos! Vas a
cargar con un gran pecado!
El joven monje se par delante de su compaero y le dijo:
-Yo solt a la mujer al cruzar el ro, pero t todava la llevas
encima.
La paloma real9
Nasruddin lleg a ser primer ministro del rey. En cierta ocasin,
mientras deambulaba por el
palacio, vio por primera vez en su vida un halcn real.
Hasta entonces, Nasruddin jams haba visto semejante clase de
paloma. De modo que tom unas
tijeras y cort con ellas las garras, las alas y el pico del
halcn.
"Ahora pareces un pjaro como es debido", dijo. "Tu cuidador te
ha tenido muy descuidado".
9 De Mello, A. El canto del pjaro (versin electrnica). Pag. 4.
Tambin aparece en Owen, N. La magia de la metfora.
Pp. 103-104, como "El Perfeccionista".
-
24
E) La persona autorrealizada se siente libre para expresar el
afecto clido u hostil a sus
amigos.
Los mejores amigos10
Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera en una
tormenta. Cuando pasaban cerca
de un rbol enorme cay un rayo y los tres murieron
fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya haba abandonado este
mundo, y prosigui su camino
con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto
tiempo antes de ser conscientes de su
nueva condicin).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy
intenso, y ellos estaban sudados y
sedientos.
En una curva del camino divisaron un portn magnfico, todo de
mrmol que conduca a una plaza
pavimentada con bloques de oro, en el centro de ella haba una
fuente de donde emanaba agua
cristalina. El caminante se dirigi al hombre que custodiaba la
entrada.
- Buen da, dice l.
- Buen da, respondi el hombre
- Qu lugar es este tan lindo?, pregunt.
- Esto es el Cielo fue la respuesta.
- Qu bueno que llegamos al Cielo! Estamos con mucha sed dijo el
hombre.
- Puede entrar a beber agua cuando quiera dijo el guardia,
indicando la fuente.
- Mi caballo y mi perro tambin estn sedientos.
- Lo lamento dijo el guarda. Aqu no se permite la entrada de
animales.
El hombre qued desconcertado, pues su sed era grande. Pero l no
estaba dispuesto a beber
dejando a sus amigos con sed. As que prosigui su camino.
Despus de mucho caminar cerro arriba, con la sed y el cansancio
multiplicados, llegaron a un sitio
cuya entrada estaba sealada por una puerta vieja semi-abierta.
La puerta conduca a un camino
de tierra, con rboles a ambos lados haciendo sombra. A la sombra
de uno de los rboles haba un
hombre acostado.
10
Tomado de
http://contarcuentos.com/2010/05/los-mejores-amigos/
-
25
- Buen da dijo el caminante.
- Buen da dijo el hombre.
- Estamos con mucha sed yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente entre aquellas piedras dijo el hombre. Pueden
beber cuanto quieran.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y
saciaron su sed.
- Muchas gracias dijo al salir.
- Vuelvan cuando quieran dijo el hombre.
- A propsito dijo el caminante, cul es el nombre de este
lugar?
- El Cielo respondi el hombre.
- Cielo? Pero si el hombre de la garita de ms abajo, al lado del
portn de mrmol, dijo que ese
era el Cielo.
- Aquello no es el Cielo, eso es el Infierno.
- Pero entonces, dijo el caminante, esa informacin falsa debe
causar grandes confusiones.
- De ninguna manera, respondi el hombre. En realidad, ellos nos
hacen un gran favor porque all
quedan las personas que son capaces de abandonar a sus mejores
amigos.
Fuente: cuento de Egipto, autor desconocido
F) La persona autorrealizada se siente libre de expresar su
inconformidad y enojo.
Ministro de Agricultura11
Un da un viejo campesino le pidi a Allah (s.w.t):
- Mira, t eres Allah y has creado el mundo, pero hay una cosa
que tengo que decirte, no eres un
campesino, no conoces ni siquiera el abc de la agricultura.
Tienes algo que aprender.
Allah dijo:
-Cul es tu consejo?
El campesino dijo:
11
Dayal, P. (2011). Me vale madres!. Random House Mondadori,
Mxico. Pp.45-47.
-
26
-Dame un ao y djame que las cosas se hagan como yo quiero y
veamos qu pasa. La pobreza no
existir ms!.
Allah (s.w.t) acept y le concedi al campesino un ao.
Naturalmente pidi lo mejor y slo lo mejor:
ni tormentas, ni vientos, ni peligros para el grano. Todo era
confortable y cmodo y l era muy
feliz. El trigo creca altsimo. Cuando quera sol, haba sol;
cuando quera lluvia, haba tanta lluvia
como hiciera falta. Ese ao todo fue perfecto, matemticamente
perfecto. El trigo creca tan alto
que el granjero fue a ver a Allah (s.w.t) y le dijo:
-Mira! Esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja
en diez aos, an as tendremos
comida suficiente.
Pero cuando se recogieron los granos estaban vacos. El campesino
se sorprendi. Le pregunt a
Allah (s.w.t) :
-Qu pas, qu error hubo?.
Allah (s.w.t) dijo:
-Como no hubo desafo, no hubo conflicto, ni friccin. Como t
evitaste todo lo que era malo, el
trigo se volvi impotente. Un poco de lucha es imprescindible.
Las tormentas, los truenos, los
relmpagos son necesarios, porque sacuden el alma dentro del
trigo. La noche es tan necesaria
como el da y los das de tristeza son tan esenciales como los das
de felicidad. Entendiendo este
secreto descubrirs cun grande es la belleza de la vida, cuanta
riqueza llueve sobre ti en todo
momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van
de acuerdo con tus deseos.
G) La persona autorrealizada se mueve autnoma entre los
extremos: otros-s mismo.
El verdadero guerrero12
Satoor era un verdadero campen de las Artes Marciales de su
escuela, pero an a pesar de su
destreza, saba que todava no conoca plenamente las Artes
Marciales que l en su corazn
presenta. Y aunque dominaba el manejo de los msculos y saba de
la rapidez y del coraje,
tambin intua que careca de algo importante, algo... que quiz
tena que ver con la conciencia
despierta.
Lleg el da en que decidi cambiar su vida y dirigirse a un lugar
en las montaas en el que se
hallaba un conocido maestro de nombre Budham. Satoor pensaba que
aunque dicho maestro no
era precisamente el ms famoso, quiz porque nunca asista a
competiciones, presenta que era el
nico capaz de transmitir y despertar lo que en tantas ocasiones
atrs haba percibido.
12
Doria, J. (2005). Cuentos para aprender a aprender. Gaia
Ediciones, Argentina. Pp. 137-140.
-
27
Cuando se present ante las puertas de aquel monasterio, en donde
hombres y mujeres eran
fuertemente entrenados, pidi a Budham que le admitiese.
Tras escuchar el relato de Satoor, esboz una enigmtica sonrisa y
dijo:
"No ests preparado para asimilar la enseanza de este lugar. No
sabes de paciencia y no debo
sembrar la semilla en una tierra insuficientemente
trabajada".
"Pero Maestro", interpel Satoor, "har lo que me pidas, vengo
desde muy lejos y he llegado aqu
tan slo con el deseo de aprender los secretos milenarios de la
flexibilidad y de la fuerza".
"Por lo que te observo", respondi Budham, "No tienes
desarrollada tu templanza, eres caprichoso
y tu mente est llena de espejismos y burbujas ilusorias. No
sabes aplazar tus deseos y adems
eres un inmaduro para los frutos del alma. As que lrgate", dijo
dando media vuelta y cerrando
aquella enorme puerta.
Satoor se senta frustrado y deprimido, sin embargo segua
percibiendo que all, tras aquellas
puertas se enseaba lo que siempre haba presentido. Por tal
motivo, decidi sentarse y esperar
pacientemente junto al umbral de la entrada.
Pasaron tres das y tres noches en los que Satoor se mantuvo ante
el umbral, hasta que al final...
Budham apareci de nuevo y dijo: "Te he dicho que no ests
preparado".
"Pero Maestro", dijo Satoor. "Juro por mis padres que obedecer
sin rechistar lo que me ordenes,
por difcil que esto me parezca".
Budham, mirndole fijamente, dijo con severidad: Prometes
realmente obedecer sin rechistar lo
que aqu se te ordene durante un perodo de 7 aos?"
"S, s, lo juro, lo juro", dijo Satoor con una rfaga de esperanza
en su rostro.
El Maestro abri la puerta y Satoor cruz el umbral.
Cuando transcurrieron los dos primeros aos, Satoor segua
haciendo las labores ms bsicas de la
cocina y de la limpieza de aquel enorme lugar, sin todava haber
pisado una plataforma de
instruccin. Sin embargo, pensaba para sus adentros: "El Maestro
debe estar probndome, por lo
que debo aguantar. Seguro que, de un momento a otro, comenzar mi
enseanza".
Cuando haban transcurrido otros dos aos sin salir de aquel
lugar, Satoor segua sirviendo en la
casa. El joven limpiaba, cocinaba, arreglaba el jardn y cuidaba
de las labores ms modestas. Y
aunque ya no se mostraba tan inquieto e impaciente, a veces se
deca:
"No s, no s, creo que he cado en manos de un sinvergenza que me
explota. Maldita promesa
que le hice. Desde luego, Qu gran error he cometido cayendo en
manos de este caradura que
encima ni me habla!".
-
28
Habiendo transcurrido ya cerca de los cinco aos de permanencia
en aquel lugar, Satoor se
encontraba tan adaptado que ni recordaba lo que haba venido
buscando. Podra afirmarse que las
Artes Marciales y sus juveniles objetivos de llegada le dejaban
indiferente. Senta que una parte
ilusionada de s mismo haba sido disuelta, y no contaba ya ms que
con un inmediato presente.
... Aquella tarde, aparentemente como las dems, encontrndose en
el jardn, apareci de repente
Budham blandiendo un gran bastn de bamb y, sin venir a cuento,
le asest un formidable golpe
en la espalda. Hecho esto, desapareci rpidamente sin decir
nada.
"And! Si adems de explotador est loco el viejo imbcil ste!", se
dijo Satoor horrorizado.
Al da siguiente por la noche, encontrndose Satoor dormido fue,
de sbito despertado por la
nueva llegada de Budham que le propin un bastonazo en la cabeza,
hacindole ver todas las
estrellas del firmamento. Hecho esto se retir rpido y
silencioso...
Satoor se dio cuenta que si quera salvar su vida de manos de ese
loco furibundo, tena que estar
atento... tena que guardar una sostenida alerta.
A los pocos das y encontrndose lavando trastos en la cocina,
Budham se present de improviso a
su espalada y trat nuevamente de golpearlo, pero, Oh sorpresa!
Satoor que ya empezaba a
despertar, lo intuy repentino y, girando vertiginoso par el
formidable golpe del maestro con una
cacerola. Budham desapareci de inmediato.
Poco a poco, tanto en las noches como en los das, Satoor
presenta. Se poda decir que perciba
con sus sentidos internos, de pronto abiertos, las llegadas
furtivas de Budham, antes de que los
golpes llegaran a su dolorido cuerpo. Satoor viva en un estado
acrecentado de atencin y ninguna
labor que realizaba ocupaba tanto su consciencia como para no
percibir la llegada sorpresa de los
sucesos que lo probaban.
Y as da a da... abriendo cada vez ms su intuicin y flexibilidad,
expir el plazo que haba jurado
mantener. Fue entonces cuando Budham, de manera inslitamente
amorosa y con un brillo de
lucidez y complicidad en sus ojos, le dijo:
"Bien mi querido Satoor. Has finalizado ya tu aprendizaje y ests
preparado para enfrentar los tres
peores enemigos del guerrero interior: la autocompasin, la
desatencin y la impaciencia.
Lo que aqu has aprendido, de hoy en adelante lo ensears sobre la
Tierra.
La nia y el acrbata13
Era una nia de ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave del
amanecer. Hurfana siempre
desde que ella recordara, se haba asociado a un acrbata con el
que recorra, de aqu para all,
13
Calle, R. (comp.). Cuentos clsicos de la india (versin
electrnica). Pp. 5-6.
-
29
los pueblos hospitalarios de la India. Ambos se haban
especializado en un nmero circense que
consista en que la nia trepaba por un largo palo que el hombre
sostena sobre sus hombros. La
prueba no estaba ni mucho menos exenta de riesgos.
Por eso, el hombre le indic a la nia:
- Amiguita, para evitar que pueda ocurrirnos un accidente, lo
mejor ser que, mientras hacemos
nuestro nmero, yo me ocupe de lo que t ests haciendo y t de lo
que estoy haciendo yo.
De ese modo no correremos peligro, pequea.
Pero la nia, clavando sus ojos enormes y expresivos en los de su
compaero, replic:
-No, Babu, eso no es lo acertado. Yo me ocupar de m y t te
ocupars de ti, y as, estando cada
uno muy pendiente de lo que uno mismo hace, evitaremos cualquier
accidente.
H) Un poco ms
El Espejo14
rase una vez un poblado situado en las altas montaas que tena la
particularidad de no conocer
el mundo de los espejos. Por alguna razn, ningn habitante de
aquella comunidad se haba visto
reflejado en uno de ellos, debido quiz a las lejanas distancias
que lo separaban con el resto del
mundo civilizado.
Un da, Ismael que tena fama de curioso, decidi adquirir ese
misterioso cosa llamada "espejo", en
el que segn decan sus antepasados, tena la capacidad de reflejar
a la persona que lo miraba. As
pues, Ismael encarg uno de estos objetos a un comerciante que,
cada siete aos sola viajar a los
valles.
Pasado el tiempo, el comerciante le hizo llegar su encargo bien
envuelto y protegido. Ismael
entonces, presa de emocin, corri al stano de su casa y lo
desenvolvi con cuidado. Finalmente,
cuando lo hubo abierto y examinado, Oh sorpresa! Ante su
asombro, en aquel extrao objeto
apareci la imagen de su padre. Ismael atnito, lo volvi
rpidamente a envolver y se retir
visiblemente pensativo y perturbado.
Aquella noche, mientras dorma junto a su esposa, se despert
inquieto, y decidi volver a mirarse
en el espejo recin trado. Para lo cual, descendi silencioso al
stano y tras desenvolver aquella
extraa cosa, volvi a contemplar de nuevo, no sin asombro y
sorpresa, la imagen de su padre.
14
Doria, J. (2005). Cuentos para aprender a aprender. Gaia
Ediciones, Argentina. Pp. 119-121.
-
30
Y as, noche tras noche, Ismael descenda sigiloso al stano con el
fin de asistir a la aparicin de
una imagen que no cesaba de repetirse y que tanto le
emocionaba.
Una noche, su esposa Astrid, observando las salidas nocturnas
que Ismael realizaba, llena de
inquietud y sospechas, decidi seguirle, no sin temer el infiel
encuentro de su marido con otra
mujer ms joven y hermosa. Cuando observ que ste gesticulaba ante
un oscuro rincn de la
estancia y se retiraba de nuevo a su cama, tuvo deseos de
comprobar, qu era aquello capaz de
inquietar tanto a su pareja. "Seguro que tendr que ver con otra
mujer", pens. As que decidi
volver al da siguiente, cuando su marido no se encontrase en la
casa. De esa forma, investigara
con tranquilidad aquel misterioso objeto que se encontraba en el
stano de su propia casa.
A la maana siguiente, Astrid baj apresuradamente y
desenvolviendo con cuidado aquello... Oh
sorpresa! Sus sospechas se vieron fundadas, ya que lo que vio
all era, efectivamente, otra mujer
ms joven y hermosa que, por lo que dedujo, tena todas las trazas
de ser el nuevo sueo de amor
de su esposo.
Aquella noche, cuando Ismael lleg a su casa, Astrid presa de
indignacin, le desvel el secreto
dicindole:
"Me ests siendo infiel, he descubierto que todas las noches
bajas al stano y contemplas a esa
mujer que aparece en el objeto que guardas envuelto con tanto
cuidado."
A lo cual Ismael contest.
"Ests en un error Astrid, no se trata de ninguna mujer... ese
objeto es un espejo que, segn se
afirma en tierras lejanas, refleja a cada cual... pero en este
caso, sorprendentemente lo que se
contempla cuando en l me reflejo, es la imagen de mi
padre...".
"Ni hablar", le interrumpi ella, presa de agitacin y clera. "Me
ests mintiendo. Yo he visto con
mis propios ojos la imagen clara de otra mujer, que por la forma
de mirar y moverse, tena todas
las trazas de ser tu amante."
"Bajemos y comprobars que no es cierto lo que dices", repuso l.
"Es mi padre el que aparece en el
objeto, ninguna mujer he visto jams en el mismo".
Astrid asinti a la prueba y una vez que descendieron y se
observaron, Ismael segua viendo a su
padre y Astrid a la joven muchacha, con lo que el conflicto y la
confusin inundaron aquella casa...
De pronto, Ismael propuso:
"Astrid, solicitemos el fallo del sabio anciano, seguro que su
visin nos permitir hallar la verdad y
recuperar la calma".
Astrid acept el juicio del anciano, y ambos se dirigieron hasta
el mismo y expusieron sus
contrariedades, pidindole que se asomase al objeto y dirimiera,
si lo que all apareca era el padre
que viera l, o la joven mujer que contemplaba ella.
-
31
El anciano asinti y tras llegar a la casa y reflejarse en el
objeto, dijo:
"Ni es el padre de Ismael, ni la mujer que sospecha Astrid.
"Aqu, lo nico que se ve es a un anciano".
La dificultad de la percepcin global15
Una vez lleg un elefante a una ciudad poblada por ciegos. En esa
ciudad se ignoraba qu y cmo
era ese extrao y enorme animal, as que decidieron llamar a los
ms eruditos entre ellos para que
elevaran un dictamen. El primero se acerc al animal y palp
concienzudamente sus patas. Al rato
sentenci:
-Amigos, no hay duda. Un elefante es como una columna.
El segundo de ellos tambin se acerc al paquidermo y toc a fondo
sus orejas.
-Temo comunicaros que mi colega se ha equivocado. Un elefante es
un gran abanico doble -dijo el
segundo. El tercero, en cambio, centr su inspeccin en la
trompa.
-Debo decir -proclam- que mis dos colegas han errado en su
apreciacin. Es evidente que un
elefante es como una gruesa soga. De este modo cada erudito capt
su propio grupo de defensores
y detractores, inicindose una polmica que hizo que llegaran a
las manos. En esto lleg al pueblo
un hombre que vea perfectamente, y ante aquella confusin pregunt
el motivo de la disputa.
Desordenadamente, cada grupo volvi a defender su opinin sobre lo
que en verdad era un
elefante. Odos a todos, el hombre que vea trat de sacarles de su
error explicando que cada
erudito slo haba percibido una parte del elefante, por lo que
les describi cmo era en realidad el
animal. Pero los ciegos creyeron que aquel hombre estaba loco.
Lo expulsaron de su poblado, y
continuaron por los siglos debatiendo entre ellos sobre lo que
crean deba ser un elefante.
Quin eres?16
Aquel da Sinclair se levant como siempre a las 7 de la maana.
Como todos los das, arrastr sus
pantuflas hasta el bao y despus de ducharse se afeit y se
perfum. Se visti con ropa bastante a
la moda, como era su costumbre y baj a la entrada a buscar su
correspondencia. All se encontr
con la primera sorpresa del da:
No haba cartas!
15
Calle, R. y Vzquez, S. (comps.) Los 120 mejores cuentos de las
tradiciones espirituales de oriente (versin electrnica). Pag. 5.
16
Cuento de Giovanni Papini en Bucay, J. (2002). Recuentos para
Demin. Ocano, Mxico. Pp. 100-106.
-
32
Durante los ltimos aos su correspondencia haba ido en aumento y
era una parte importante de
su contacto con el mundo. Un poco malhumorado por la noticia de
la ausencia de noticias, apur
su habitual desayuno de leche y cereal (como recomendaban los
mdicos), y sali a la calle.
Todo estaba como siempre: los mismos vehculos de siempre
transitaban las mismas calles y
producan los mismos sonidos en la ciudad, que se quejaba igual
que todos los das. Al cruzar la
plaza casi tropez con el profesor Exer, un viejo conocido con
quien sola charlar largas horas sobre
intiles planteos metafsicos. Lo salud con un gesto, pero el
profesor pareci no reconocerlo; lo
llam por su nombre pero ya se haba alejado y Sinclair pens que
no haba alcanzado a
escucharlo.
El da haba empezado mal y pareca que empeoraba con las
posibilidades de aburrimiento que
flotaban en su nimo.
Decidi volver a casa, a la lectura y la investigacin, para
esperar las cartas que con seguridad
llegaran aumentadas para compensar las no recibidas antes.
Esa noche, el hombre no durmi bien y se despert muy temprano.
Baj y mientras desayunaba
comenz a espiar por la ventana para esperar la llegada del
cartero. Por fin lo vio doblar la
esquina, su corazn dio un salto. Sin embargo el cartero pas
frente a su casa sin detenerse.
Sinclair sali y llam al cartero para confirmar que no haba
cartas para l. El empleado le asegur
que nada haba en su bolso para ese domicilio y le confirm que no
haba ninguna huelga de
correos, ni problemas en la distribucin de cartas de la
ciudad.
Lejos de tranquilizarlo, esto lo preocup ms todava.
Algo estaba pasando y l deba averiguarlo. Busc una chaqueta y se
dirigi a casa de su amigo
Mario.
Apenas lleg, se hizo anunciar por el mayordomo y esper en la
sala de estar a su amigo, que no
tard en aparecer. El hombre avanz al encuentro del dueo de casa
con los brazos extendidos,
pero este se limit a preguntar:
Perdn seor, nos conocemos?
El hombre crey que era una broma y ri forzadamente presionando
al otro a servirle una copa. El
resultado fue terrible: el dueo de casa llam al mayordomo y le
orden echar a la calle al extrao,
que ante tal situacin se descontrol y comenz a gritar y a
insultar, como avalando la violencia
del fornido empleado que lo empuj a la calle...
Camino a su casa, se cruz con otros vecinos que lo ignoraron o
actuaron con l como si fuera un
extrao.
Una idea se haba apoderado del hombre: haba una confabulacin en
su contra, y l haba
cometido una extraa falta hacia aquella sociedad, dado que ahora
lo rechazaba tanto como
algunas horas antes lo valoraba. No obstante, por ms que
pensaba, no poda recordar ningn
-
33
hecho que pudiera haber sido tomado como ofensa y menos aun,
alguno que involucrara a toda
una ciudad.
Durante dos das ms, se qued en su casa esperando correspondencia
que no lleg o la visita de
alguno de sus amigos que, extraado por su ausencia, tocara su
puerta para saber de l; pero no
hubo caso, nadie se acerc a su casa. La seora de la limpieza
falt sin aviso y el telfono dej de
funcionar.
Entonado por una copita de ms, la quinta noche Sinclair se
decidi a ir al bar donde se reuna
siempre con sus amigos, para comentar las pavadas cotidianas.
Apenas entr, los vio como
siempre en la mesa del rincn que solan elegir. El gordo Hans
contaba el mismo viejo chiste de
siempre y todos lo festejaban como era costumbre. El hombre
acerc una silla y se sent. De
inmediato se hizo un lapidario silencio, que marcaba la
indeseabilidad del recin llegado. Sinclair
no aguant ms:
Se puede saber qu les pasa a todos conmigo? Si hice algo que les
molest, dganmelo y se
termin, pero no me hagan esto que me vuelve loco...
Los otros se miraron entre s entre divertidos y fastidiados. Uno
de ellos hizo girar su ndice sobre su
sien, diagnosticando al recin llegado. El hombre volvi a pedir
una explicacin, luego rog por ella
y por ltimo, cay al suelo implorando que le explicaran por qu le
hacan eso a l.
Slo uno de ellos quiso dirigirle la palabra:
Seor: ninguno de nosotros lo conoce, as que nada nos hizo. De
hecho, ni siquiera sabemos
quin es usted...
Las lgrimas comenzaron a brotar de sus ojos y sali del local,
arrastrando su humanidad hasta su
casa. Pareca que cada uno de sus pies pesaba una tonelada.
Ya en su cuarto, se tir en la cama. Sin saber cmo ni por qu,
haba pasado a ser un desconocido,
un ausente. Ya no exista en las agendas de sus corresponsales ni
en el recuerdo de sus conocidos y
menos an en el afecto de sus amigos. Como un martilleo apareca
un pensamiento en su mente, la
pregunta que otros le hacan y que l mismo se empezaba a
hacer:
Quin eres?
Saba l realmente contestar esta pregunta? l saba su nombre, su
domicilio, el talle de su
camisa, su nmero de documento y algunos otros datos que lo
definan para los dems; pero fuera
de eso: Quin era, verdadera, interna y profundamente? Aquellos
gustos y actitudes, aquellas
inclinaciones e ideas, eran suyos verdaderamente? o eran como
tantas otras cosas: un intento de
no defraudar a otros que esperaban que l fuera el que haba sido?
Algo empezaba a estar claro: el
ser un desconocido lo liberaba de tener que ser de una manera
determinada. Fuera l como fuera,
nada cambiara en la respuesta de los dems. Por primera vez en
muchos das, encontr algo que
-
34
lo tranquiliz: esto lo colocaba en una situacin tal, que poda
actuar como se le ocurriera sin
buscar ya la aprobacin del mundo.
Respir hondo y sinti el aire como si fuera nuevo, entrando en
los pulmones. Se dio cuenta de la
sangre que flua por su cuerpo, percibi el latido de su corazn y
se sorprendi de que por primera
vez no temblaba.
Ahora que por fin saba que estaba solo, que siempre lo haba
estado, ahora que saba que slo se
tena a s mismo, ahora... poda rer o llorar... pero por l y no
por otros.
Ahora, por fin, lo saba: su propia existencia no dependa de
otros. Haba descubierto que le fue
necesario estar solo para poder encontrarse consigo mismo...
Se durmi tranquila y profundamente y tuvo hermosos sueos...
Despert a las diez de la maana, descubriendo que un rayo de sol
entraba a esa hora por la
ventana e iluminaba su cuarto en forma maravillosa.
Sin baarse, baj las escaleras tarareando una cancin que nunca
haba escuchado y encontr
debajo de su puerta una enorme cantidad de cartas dirigidas a
l.
La seora de la limpieza estaba en la cocina y lo salud como si
nada hubiera sucedido.
Y por la noche en el bar, pareca que nadie haba registrado
aquella terrible noche de locura. Por lo
menos, nadie se dign a hacer algn comentario al respecto.
Todo haba vuelto a la normalidad...
Salvo l, por suerte, l, que nunca ms tendra que rogarle a otro
que lo mirara para poder
saberse... l, que nunca ms tendra que pedirle al afuera que lo
definiera... l, que nunca ms
sentira miedo al rechazo...
Todo era igual, salvo que ese hombre nunca ms se olvidara de
quin era.
El reto de ser17
Se cuenta que un peregrino solicit quedarse como discpulo de un
maestro que era famoso porque
ayudaba a encontrar el personal tono del alma. Fue admitido y
pasado un tiempo, el maestro,
dando por finalizado su aprendizaje, le aconsej que siguiera su
camino y le regal una campana
sin badajo.
El discpulo se quej:
-Dnde est el badajo?
17
Tomado de http://www.la-llamada.com/fuenteycaudal19.htm
-
35
Y el maestro le dijo:
-El badajo lo pones t mediante tu desarrollo interior.
De vuelta al camino, el peregrino empez a pensar que su viaje no
haba servido para nada.
Supona que esa campana iba a mostrarle el tono de su alma pero
no lograba saber cmo hacerla
sonar mediante su desarrollo interior. En su desesperacin
maldeca al maestro mientras se
aferraba al grueso medalln de oro y piedras preciosas que
llevaba oculto bajo su tnica. Tema
que se lo robasen. Era la prueba que atestiguaba su condicin de
prncipe. Era lo nico valioso que
llevaba encima y que en caso de necesidad podra vender para
costearse el viaje de vuelta a casa. Y
adems la leyenda aseguraba que quien lo llevase puesto estara
libre de desgracias.
Un anochecer se instal en lo alto de una colina. Desde all
divisaba el mar y la aldea donde sus
habitantes dorman confiados. Mientras cavilaba sobre el fracaso
de su peregrinaje observ el
horizonte y vio con horror que se acercaba una gran tormenta y
se estaban formando grandes olas
que amenazaban arrasar las casas ms cercanas a la playa. l
estaba a salvo pero la vida de los
aldeanos corra peligro. Le dio un vuelco al corazn, se estremeci
de angustia y sus manos
tropezaron con su medalln. Fue entonces cuando supo su verdadera
utilidad. Se lo quit y lo
instal como badajo. Corri colina abajo dando campanadas para
alertar a la poblacin. Mientras
corra pens que con los golpes el medalln iba a perder sus
piedras preciosas y sinti miedo
porque segn la tradicin al no llevarlo puesto quedaba sin su
proteccin. Pero el deseo de ser til
tena ms fuerza que su temor.
Gracias al sonido de su campana todos los aldeanos pudieron
ponerse a resguardo y salvaron su
vida. Y gracias a este acto de desprendimiento, el prncipe
descubri cmo sonaba su alma. Se
sinti tan pleno, libre y feliz al correr colina abajo cumpliendo
su misin que comprendi en esa
experiencia las palabras que le haba dicho su maestro.
El len y la hija del labrador18
Se haba enamorado un len de la hija de un labrador y la pidi en
matrimonio.
Y no poda el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz
animal, ni negrsela por el temor que le
inspiraba.
Entonces ide lo siguiente. Como el len no dejaba de insistirle,
le dijo que le pareca digno para ser
esposo de su hija, pero que al menos debera cumplir con la
siguiente condicin: que se arrancara
los dientes y se cortara sus uas, porque eso era lo que
atemorizaba a su hija.
El len acept los sacrificios porque en verdad la amaba.
18
Fbula de Esopo en
http://reflexionesdiarias.wordpress.com/2009/05/14/el-leon-enamorado-de-la-hija-del-labrador/
-
36
Una vez que el len cumpli lo solicitado, cuando volvi a
presentarse ya sin sus poderes, el
labrador lleno de desprecio por l, lo despidi sin piedad a
golpes.
Nunca te fes demasiado como para despojarte de tus propias
defensas, pues fcilmente sers
vencido por los que antes te respetaban.
3.- VALORES
Las personas autorrealizadas viven segn sus deseos, lo que les
gusta y les disgusta. Son personas
que a menudo toman decisiones rpidas. Viven con los valores
basados en ellos mismos. Tienen
auto-determinados los valores morales. Creen que las personas
son esencialmente buenas y se
puede confiar en ellas. Se sienten libres de ser ellas mismas y
asumir las consecuencias. Considera
que es mejor ser uno mismo que ser popular. Temporalmente se
aslan de los otros.
A) La persona autorrealizada vive segn sus deseos, lo que les
gusta y les disgusta.
Los peces18
Dos sufes que caminaban juntos tuvieron que cruzar un puente
situado sobre un ro.
-Mira como saltan de alegra los peces? -dijo el maestro.
-T no eres un pez -dijo el discpulo avanzado, para marcarle un
error al maestro-, cmo puedes
saber lo que le da alegra a los peces?.
-T no eres yo, -dijo el maestro-, cmo puedes saber si ignoro lo
que le da alegra a los peces?
-Es cierto que yo no soy t y que no s lo que sabes y lo que
ignoras. Pero s s que t no eres un
pez y por consiguiente, no sabes lo que da alegra a los peces.
-Contest el discpulo-.
-Vuelvo a tu primera pregunta. Me has preguntado cmo puedes
saber lo que da alegra a los
peces? Al plantermelo as has admitido que conozco la respuesta.
Dijo el maestro-.
-Y bien, cmo lo has sabido?, -inquiri el discpulo-.
-Muy sencillo, cruzando el puente!, -termin el maestro-.
El pescador satisfecho19
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37
El rico industrial del Norte se horroriz cuando vio a un
pescador del Sur tranquilamente recostado
contra su barca y fumando una pipa.
- Por qu no has salido a pescar?, le pregunt el industrial.
- Porque ya he pescado bastante por hoy, respondi el
pescador.
- Y por qu no pescas ms de lo que necesitas?, insisti el
industrial.
- Y qu iba a hacer con ello?, pregunt a su vez el pescador.
- Ganaras ms dinero, fue la respuesta.
- De ese modo podras poner un motor a tu barca. Entonces podras
ir a aguas ms profundas y
pescar ms peces. Entonces ganaras lo suficiente para comprarte
unas redes de nylon, con las que
obtendras ms peces y ms dinero. Pronto ganaras para tener dos
barcas... y hasta una
verdadera flota. Entonces seras rico, como yo.
- Y qu hara entonces?, pregunt de nuevo el pescador.
- Podras sentarte y disfrutar de la vida, respondi el
industrial.
- Y qu crees que estoy haciendo en este preciso momento?,
respondi el satisfecho pescador.
B) La persona autorrealizada tienen sus valores morales.
Dar vida a la vida20
En un lejano paraje de sol y de paz, se hallaba un escritor de
nombre Cronom que viva junto a un pequeo poblado de pescadores. Su
vida era tranquila y de todos era conocido que gozaba del respeto y
la estima de las personas que lo conocan.
Cronom, amante de los silencios y de la contemplacin de la
naturaleza, todas las maanas sola caminar al alba por la orilla del
mar, observando el disco solar que pleno de vida y fuerza le
enviaba las ms bellas inspiraciones.
Sucedi que un da, aparentemente como todos, encontrndose
paseando por aquella desierta playa, de pronto, divis a una joven
que, por sus movimientos, pareca estar bailando sobre la orilla.
Poco a poco, conforme se fue acercando, comprob que se trataba de
una hermosa muchacha que recoga las estrellas de mar que hallaba en
la arena y, las devolva al Ocano con gracia y ligereza.
"Por qu hace eso?" Pregunt el escritor un tanto intrigado.
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38
"No se da usted cuenta?" Replic la joven. "Con este sol de
verano, si las estrellas se quedan aqu en la playa, se secarn y
morirn."
El escritor no pudiendo reprimir una sonrisa, contest: "Joven,
existen miles de kilmetros de costa y centenares de miles de
estrellas de mar... Qu consigue con eso? Usted slo devuelve unas
pocas al ocano"
La joven tomando otra estrella en su mano y mirndola fijamente,
dijo:
"Tal vez, pero para sta ya he conseguido a