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Reglas formales e informales. El caso del primer cónsul mexicano en La Habana 1838-1846 Ponencia presentada por José Francisco González Méndez en las Jornadas sobre técnicas de interpretación de fuentes en las Ciencias Sociales celebradas en Xalapa, Veracruz los días 24, 25 y 26 de junio de 2015 En esta ponencia se buscará mostrar las siguientes hipótesis: El nombramiento de Juan Fernández de la Vega y Mata como primer cónsul mexicano en La Habana se debió a una serie de reglas formales e informales. La designación de Fernández de la Vega a Cuba y su posterior traslado a La Coruña fueron resultado de los vínculos establecidos con los “hombres de bien”. Para lograr esto, primero se abordarán las diferencias entre reglas formales e informales. Después se mencionarán las características de los hombres de bien y algunos aspectos centrales de la transición del federalismo al centralismo en la República Mexicana. Posteriormente, se analizará la formación y vínculos sociales de Fernández de la Vega y su labor como cónsul. Finalmente, se hará referencia a su designación para La Coruña y lo que esto significó. Reglas Formales e Informales La teoría neoinstitucional, surgida en el ámbito de la Economía, resalta el papel que tienen las instituciones y las reglas del juego en el desempeño económico de los agentes. La teoría neoinstitucional considera que los individuos no son actores racionales perfectos y resalta los costos de transacción en la toma de decisiones, es decir, los individuos intercambian objetos, ideas, favores dentro de un marco institucional que provee información, seguridad, legalidad. De modo que el neoinstitucionalismo aparece como una clase de popurrí de análisis neoclásicos que se sitúan fuera del marco de la competencia perfecta: un poco de teoría de contratos (esencialmente el análisis de principal-agente), un poco de teoría de juegos (por el oportunismo), un poco de racionalidad limitada 1 . En esta ponencia se parte del concepto de las reglas formales e informales que se maneja dentro del institucionalismo. North define las instituciones como “las reglas formales e informales que estructuran la interacción social, los incentivos y restricciones que dan forma la interacción humana 2 ”. 1 Guerrien citado por José Félix Cataño. “Teoría Económica y Neoinstitucionalismo. Comentarios a ‘El Neoinstitucionalismo como Escuela’ de Salomón Kalmanovitz”, Revista de Economía Institucional, segundo semestre, año/vol. 5, número 009, Universidad Externado de Colombia, Colombia, 2003 p. 224 2 North citado por Joan Oriol Prats. “Revisión crítica de los aportes del institucionalismo a la teoría y la práctica del desarrollo”, Revista de Economía Institucional, vol.9, no.16, Colombia, 2007, p. 121
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Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Apr 30, 2023

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Page 1: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Reglas formales e informales. El caso del primer cónsul mexicano en La Habana

1838-1846

Ponencia presentada por José Francisco González Méndez en las Jornadas sobre

técnicas de interpretación de fuentes en las Ciencias Sociales celebradas en

Xalapa, Veracruz los días 24, 25 y 26 de junio de 2015

En esta ponencia se buscará mostrar las siguientes hipótesis:

El nombramiento de Juan Fernández de la Vega y Mata como primer cónsul

mexicano en La Habana se debió a una serie de reglas formales e informales.

La designación de Fernández de la Vega a Cuba y su posterior traslado a La

Coruña fueron resultado de los vínculos establecidos con los “hombres de bien”.

Para lograr esto, primero se abordarán las diferencias entre reglas formales e informales.

Después se mencionarán las características de los hombres de bien y algunos aspectos

centrales de la transición del federalismo al centralismo en la República Mexicana.

Posteriormente, se analizará la formación y vínculos sociales de Fernández de la Vega y

su labor como cónsul. Finalmente, se hará referencia a su designación para La Coruña y

lo que esto significó.

Reglas Formales e Informales

La teoría neoinstitucional, surgida en el ámbito de la Economía, resalta el papel

que tienen las instituciones y las reglas del juego en el desempeño económico de los

agentes. La teoría neoinstitucional considera que los individuos no son actores racionales

perfectos y resalta los costos de transacción en la toma de decisiones, es decir, los

individuos intercambian objetos, ideas, favores dentro de un marco institucional que

provee información, seguridad, legalidad.

De modo que el neoinstitucionalismo aparece como una clase de popurrí de

análisis neoclásicos que se sitúan fuera del marco de la competencia perfecta: un poco de

teoría de contratos (esencialmente el análisis de principal-agente), un poco de teoría de

juegos (por el oportunismo), un poco de racionalidad limitada1.

En esta ponencia se parte del concepto de las reglas formales e informales que se

maneja dentro del institucionalismo. North define las instituciones como “las reglas

formales e informales que estructuran la interacción social, los incentivos y restricciones

que dan forma la interacción humana2”.

1 Guerrien citado por José Félix Cataño. “Teoría Económica y Neoinstitucionalismo. Comentarios a ‘El

Neoinstitucionalismo como Escuela’ de Salomón Kalmanovitz”, Revista de Economía Institucional, segundo semestre, año/vol. 5, número 009, Universidad Externado de Colombia, Colombia, 2003 p. 224 2 North citado por Joan Oriol Prats. “Revisión crítica de los aportes del institucionalismo a la teoría y la

práctica del desarrollo”, Revista de Economía Institucional, vol.9, no.16, Colombia, 2007, p. 121

Page 2: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Las instituciones informales son “reglas socialmente compartidas, normalmente no

escritas, cuyo cumplimiento se garantiza a través de sanciones no oficiales”. Por otra

parte, “las instituciones formales son reglas codificadas, abiertas al conocimiento del

público, comunicadas por medios oficiales y cuyo cumplimiento es garantizado por medios

oficiales3”.

México adopta las costumbres y reglas establecidas a nivel internacional para

formular sus propios decretos y legislaciones en materia diplomático-consular.

La labor consular

Desde el siglo XIX se observa la diferencia entre la labor diplomática y la consular.

Los embajadores eran asignados a las capitales y se encargaban de atender las

relaciones diplomáticas con los países receptores, mientras que los cónsules se ubicaban

en los puertos y centros comerciales para llevar a cabo tareas relacionadas con la

navegación, el comercio internacional y la protección de los nacionales.

En el Congreso de Viena, con el Reglamento de Viena del 19 de marzo de 1815

sobre el rango de los agentes diplomáticos y el Protocolo de Aquisgrán (Aix-la-Chapelle)

del 21 de noviembre de 1818, se determinó las diferentes clases de jefe de misión en

cuatro categorías: embajadores, legados o nuncios; enviados, ministros u otros

acreditados ante los soberanos; ministros residentes; y encargados de negocios4.

Para organizar las legaciones y consulados en los países con los que México

sostenía relaciones diplomáticas y mercantiles, en 1829 se expidió el Decreto sobre

legaciones ordinarias y extraordinarias y consulados en países extranjeros.

Posteriormente, en 1834 se emitió el Decreto sobre el establecimiento de Oficinas

Consulares Generales, Particulares y Viceconsulados. El decreto indica que el fin general

de estas oficinas es proteger el comercio nacional, pero agrega que en los países dónde

sólo hubiera cónsul general, éste desempeñaría los negocios diplomáticos que el

gobierno tuviera a bien encargarle.

En el reglamento de 1834 se prevé para los cónsules generales un sueldo de

3.000 pesos y para los cónsules particulares un salario de 2.000 pesos. Los

viceconsulados podrían ser servidos por mexicanos o extranjeros, pero no recibirían

sueldo alguno.

También se consideran distintos emolumentos para los cónsules generales,

particulares y vicecónsules por cada buque mexicano que llegase a sus puertos, por los

pasaportes expedidos o visados, así como por cada protesta, certificado, declaración o

documento que autorizaran con su firma y sello consular, si no eran de oficio.

3 Joan Oriol Prats. “Revisión crítica de los aportes del institucionalismo a la teoría y la práctica del

desarrollo”, Revista de Economía Institucional, vol.9, no.16, Colombia, 2007, p. 124 4 Véase a Ismael Moreno Pino. La Diplomacia, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, p.140

Page 3: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Nombramiento Cónsules Reglas Informales

Juan Fernández de la Vega y Mata

Primer cónsul de México en La Habana 1838-1846

Vínculos mercantiles • Apoderado general de la extinta sociedad de comercio de

Veracruz “Dos Hijos de Bustamante y Compañía”

• Entrega poder a Francisco Almirante y Lamadrid

(Notaria 426 Ciudad de México, 1833)

Vínculos Políticos,

Familiares

• Recibe un poder de representación de José Javier de

Bustamante y Concepción Fernández de la Vega (Notaria

426, 1833)

• Con más relaciones en la península que en México

(Correspondencia diplomática de Salvador Bermúdez de

Castro, ministro de España)

Ocupación • Cónsul

Esposa • Casado con una española (Correspondencia diplomática

de Salvador Bermúdez de Castro, ministro de España)

• Casado en 1825 con Ramona López en España

(familysearch.org)

Ciudadano del país al

que representa

• Vecino de Veracruz, residente en la Ciudad de México en

1833 (Notaria 426)

Idiomas • Español, francés

El Diario de la Marina del 6 de enero de 1845 menciona que J. Fernández de la

Vega obtuvo una caja de figuras de cera traída por la goleta española Dos Hermanas,

procedente de Veracruz. Meses después, el 23 de junio de 1845 el mismo periódico

menciona que J. Fernández de la Vega recibió dos tercios de frijoles y ídem de café de la

goleta española Adela, procedente de Veracruz.

Page 4: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

El Diario de la Marina del 8 de agosto de 1845, menciona que J. Fernández de la Vega

recibió $14,197 pesos, traídos por el vapor inglés Trent, procedente de Tampico y

Veracruz. Tres días después, le dan a J. Fernández de la Vega una cajón de purga

transportado desde Veracruz en la goleta española Dos Hermanas.

Tabla comparativa de salarios República Centralista (pesos anuales)

Ministro Luis G. Cuevas 6.000

Encargado de negocios en España

Ignacio Valdivielso

5.000

Oficial mayor primero de Despacho

José María Ortiz Monasterio

4.000

Cónsules generales 3.000

Cónsul Sebastián Mercado en Nueva York 2.500

Candidatos al Congreso (Regulación electoral en la que participó Alemán) 1.200

Abogacía junto con la renta de alguna pequeña propiedad rural heredada 1.000

Ediles locales (ley electoral de 1836) 500

Fuentes

• Decreto sobre el establecimiento de oficinas consulares generales, particulares y

viceconsulados 1834

• Presupuestos de los sueldos de los empleados y agregados del Ministerio de

Relaciones Exteriores correspondientes a los años de 1838 a 1846.

• Michael P. Costaloe. La república central en México 1835-1846

Page 5: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Hombres de Bien

Juan Fernández de la Vega y Mata estaba vinculado a la elite gobernante del país

que Michael Costeloe denomina “hombres de bien5”. Este grupo estaba integrado en su

mayoría por la clase media mexicana y no podían ser reconocidos por su postura política,

ya que radicales como Gómez Farías o conservadores como Alamán eran hombres de

bien. En general, eran creyentes católicos que obtenían ingresos mediante sus

profesiones, sus industrias productivas, su capital invertido o los inmuebles que poseían.

Fin del Federalismo

Desde la época del virreinato, el enorme territorio y la falta de comunicaciones

condujeron a un regionalismo que fue fortalecido por el establecimiento de las

intendencias y las diputaciones provinciales. En 1824, la Constitución logró evitar una

ruptura de la naciente República con la implantación de un sistema federalista.

El federalismo se vio debilitado por los constantes levantamientos que impidieron

sucesiones presidenciales ordenadas y el temor a una posible fragmentación de la

república. No obstante, la principal razón del fin del federalismo fue el temor de cierta elite

en el poder que temía a los levantamientos populares, como los desórdenes de 1827 y

1828.

5 Véase a Michael P. Costaloe. La República Central en México, 1835-1846. Fondo de Cultura Económica,

México, 2000

Page 6: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

En 1833, el vicepresidente Gómez Farías emprendió una serie de reformas

radicales y colocó en puestos clave del gobierno y el ejército a sus simpatizantes. El ex

vicepresidente Anastasio Bustamante y los generales Felipe Codallos, Manuel Rincón y

Miguel Cervantes fueron algunos de los muchos despojados de su grado militar; Alamán y

otros ex miembros del gabinete fueron acusados de complicidad en el asesinato de

Vicente Guerrero; el obispo Pablo Vázquez de Puebla debió marchar al exilio por sus

esfuerzos públicos en contra de las reformas. Además, en junio de ese año se expidió la

Ley del Caso.

Además de ocupar las burocracias y los cargos militares, el nuevo gobierno

recurrió a la prensa. Los periódicos defendían la abolición de toda calificación de

propiedad e ingreso para el derecho al voto, prometían la igualdad para todos y la

eliminación de las clases privilegiadas de la sociedad colonial6.

La iglesia y el ejército vieron amenazados sus privilegios y se opusieron al

gobierno a cargo por el vicepresidente. Los hombres de bien, tanto liberales como

conservadores, sentían un temor común al extremismo y al levantamiento social, por lo

que decidieron recurrir a Santa Anna, quien se había retirado a su hacienda de Manga de

Clavo en diciembre de 1833 para desvincularse de las acciones de su propio gobierno.

El desmantelamiento de la federación y la transición a una República centralizada

se inició en cuanto Santa Anna regresó a la capital. Se presentó una gran depuración de

los personajes cercanos a Gómez Farías. El 7 de junio de 1834 fueron separados de sus

puestos José Bernardo Couto, Manuel Crescencio Rejón, Manuel Eduardo Gorostiza,

José Espinoza de los Monteros y Juan Rodríguez Puebla7.

Ya en 1828 y 1829 se habían aliado políticos moderados de todas las corrientes

políticas para acabar con el extremismo encarnado por los yorkinos. Ahora, esos mismos

hombres, incluyendo a progresistas como Manuel Gómez Pedraza, Guadalupe Victoria y

Francisco García, gobernador de Zacatecas, coincidían en la necesidad de poner fin a la

reforma.

Al fracasar las Siete Leyes, un acuerdo entre centralistas y federalistas estableció

la dictadura de Santa Anna en 1841, y aunque este rompió el acuerdo en diciembre de

1842 al disolver el Congreso Constituyente, logró que en la junta de notables participaran

muchos federalistas8.

6 Michael P. Costaloe. La República Central en México, 1835-1846. Fondo de Cultura Económica, México,

2000, p. 54 7 Michael P. Costaloe. La República Central en México, 1835-1846. Fondo de Cultura Económica, México,

2000, p. 58 8 Josefina Zoraida Vázquez. “Un viejo tema: El Federalismo y el Centralismo”, Historia Mexicana, volumen

42, número 3, México, 1993, p.625

Page 7: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Reconocimiento de España

Para adquirir personalidad en la comunidad internacional, un Estado requiere

población permanente, un territorio determinado, un gobierno y, sobre todo, la capacidad

de entrar en relaciones con los demás Estados mediante el reconocimiento9.

Una vez consumada la independencia, México necesitaba el reconocimiento de la

ex metrópoli, pero “España pretendía recuperar el territorio americano y negociar la

condición del mantenimiento del antiguo virreinato en la estructura monárquica-imperial10”.

Los intentos de reconquista militar de Fernando VII evitaron que se llegara a un

acuerdo entre España y México, pero esto no impidió que el país recién independizado

rompiera las relaciones que mantenía con Cuba.

La capitulación de San Juan de Ulúa en 1825 permitió al gobierno mexicano

intentar poner fin a la amenaza que suponía la presencia española en Cuba. A pesar de

que el Congreso mexicano rechazó una primera propuesta del presidente Guadalupe

Victoria para organizar una expedición a la isla en 1825, si aprobó al año siguiente la

realización de una expedición conjunta con la Gran Colombia11.

El proyecto conjunto no pudo llevarse a cabo debido a la falta de atención del

Congreso de Panamá hacia el asunto cubano, a los problemas financieros e internos de la

administración colombiana y, sobre todo, a la oposición de Gran Bretaña y Estados

Unidos a alterar el estatus quo en el Caribe12.

Después de que España reforzó su presencia militar en 1826, México vio

acrecentadas sus preocupaciones por el descubrimiento de la conspiración monarquista

del fraile Joaquín Arenas en 1827. Este ambiente fue aprovechado por los yorkinos del

Congreso para desplazar del poder a los sectores favorables a un acuerdo con la ex

metrópoli.

El gobierno mexicano emitió un decreto para la expulsión de los españoles en

diciembre de 1827 y uno más en marzo de 1829. En julio de ese año, Isidro Barradas

ocupó Tampico, pero no logró recabar apoyo para la causa del restablecimiento del

dominio español y la expedición española capituló dos meses más tarde.

9 Véase a Ismael Moreno Pino. La Diplomacia, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, p.118

10 Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones

triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003, p. 11 11

Véase a Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003 12

Véase a Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003, pp. 35-36

Page 8: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

La muerte de Fernando VII en 1833 eliminó el mayor obstáculo a la reconciliación

entre España y su ex colonia. A nivel nacional, “la caída del gabinete de Gómez Farías y

sus sustitución por la administración interina de Miguel Barragán hicieron asimismo más

receptivas a las autoridades mexicanas a la iniciativa española13” formulada en 1835.

España pudo acelerar las negociaciones gracias al dictamen emitido por el

Consejo Real de España e Indias el 11 de septiembre de 1835. “Este dictamen

recomendaba al gobierno renunciar a condicionar el reconocimiento a la obtención de

algún tipo de compensación14” dado que el gobierno mexicano ya había reconocido como

suya la deuda contraída por las autoridades virreinales mediante la ley del 28 de junio de

1824.

En las conversaciones también influyeron los diputados de las ciudades

comerciales que buscaban reanudar el negocio con las ex colonias. En octubre de 1836,

México expidió un decreto que declaraba el cese de hostilidades y la apertura de los

puertos mexicanos al comercio español, lo que facilitó aún más las negociaciones en

España.

“El 28 de diciembre de 1836, Santa María y Calatrava firmaban en Madrid el

Tratado de Paz y Amistad que establecía el nuevo marco en el que se desarrollarían las

relaciones de México con su antigua metrópoli15”. La mayor de las preocupaciones

españolas fue abordada en una disposición secreta por la que México se comprometía a

impedir actividades hostiles a la soberanía española en Cuba y Puerto Rico.

El primer cónsul mexicano en La Habana

El presidente Anastasio Bustamente nombró en 1837 al coronel Manuel de Céspedes, un

antiguo oficial realista de origen cubano, como vicecónsul de México en La Habana. Sin

embargo, el capitán general de la isla, Miguel Tacón, impidió el desembarco de

Céspedes. Tacón no sólo rechazó a Céspedes por considerarlo un desertor y tránsfuga

del ejército español, sino que también expresó su oposición al reconocimiento de

México16.

13

Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003, pp. 44 14

Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003, pp. 46 15

Agustín Sánchez Andrés y Raúl Figueroa Esquer. México y España en el siglo XIX. Diplomacia, relaciones triangulares e imaginarios nacionales, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2003, pp. 47 16

Véase a Salvador Morales Pérez. Relaciones interferidas México y El Caribe 1813-1982, Secretaría de Relaciones Exteriores, México, 2002, p.69-70

Page 9: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Para el análisis de su labor como cónsul no sólo recurrí a su archivo personal en el

Acervo Histórico Diplomático. El Archivo General de la Nación puso a disposición un

fondo documental complementario, los Libros copiadores de la correspondencia del

consulado mexicano en La Habana17.

En 1838, el presidente Anastasio Bustamante y los ministros Cuevas, Lebrija y

Morán, en razón del bloqueo de los puertos del Golfo mexicano por las fuerzas francesas,

decidieron que era necesario colocar a un cónsul en La Habana para poder obtener

información, encaminar con prontitud la correspondencia para los representantes

mexicanos en España, Estados Unidos y las repúblicas sudamericanas y proteger el

comercio entre México y la isla.

En un principio, el gobierno mexicano designó como cónsul en la isla a Manuel

Céspedes en 1837, pero su nombramiento no fue aceptado por ser cubano de nacimiento.

Por consiguiente, en 1838 fue nombrado y reconocido Juan Fernández de la Vega y Mata

como primer cónsul mexicano en La Habana18. De la Vega y Mata se encontraba en

Francia cuando le fue informado su nombramiento, por lo que partió a Veracruz para

recibir sus instrucciones.

El representante consular recibió varias instrucciones19. En cumplimiento de la ley

del 12 de febrero de 1834, tenía que comunicar todos los asuntos mercantiles o de

práctica consuetudinaria en los que interviniera. Además, a falta de un reglamento, se le

pidió que obrara con prudencia en los asuntos no previstos para mantener en alto la

imagen del país al que representa.

Una vez llegado a Cuba, tendría que hacer las visitas de etiqueta o dejar las

“tarjetas oficiales en las casas de las autoridades políticas de La Habana y en las de los

cónsules de las naciones amigas20”. También recibió la instrucción de enviar al ministerio

de Relaciones Exteriores y al de Hacienda un ejemplar de su firma y su sello de oficio, así

como a los administradores de las aduanas, para evitar fraudes.

Después de establecer su oficina, Fernández de la Vega debería llevar los

siguientes registros: uno de los pasaportes expedidos y otro de los visados; otro de la

correspondencia con el Supremo Gobierno; uno más de la correspondencia con las

autoridades de La Habana; otro de los despachos recibidos; a estos se suman el de los

certificados que expidiera y el de las firmas y documentos que legalizara.

Se le recomendó que aprendiera la legislación política y comercial de España y

Cuba y lo relativo al comercio exterior. Además, para promover el comercio exterior

mexicano, el cónsul tendría que enviar cada trimestre una memoria sobre el comercio en

17

Véase a Laura Muñoz. “Los testimonios del consulado mexicano en La Habana. Una fuente olvidada para la historia del siglo XIX”, Secuencia, número 36, septiembre-diciembre 1936, pp. 213-226 18

Véase a Laura Muñoz. “Los testimonios del consulado mexicano en La Habana. Una fuente olvidada para la historia del siglo XIX”, Secuencia, número 36, septiembre-diciembre 1936, pp. 213-226 19

Véase Archivo Personal de Juan Fernández de la Vega y Mata 20

Instrucciones recibidas por Fernández de la Vega

Page 10: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

aquel puerto en la que se mencionara la composición de las mercancías, distinguiendo

entre importaciones y exportaciones.

Por otra parte, su análisis del cónsul tendría que ser a detalle, ya que tenía que

llevar un registro estadístico de los productos comerciados que permitiera explicar el

movimiento al alza o a la baja en su venta, así como un cálculo de los precios constantes.

Por otra parte, debía buscar los productos que fueran favorables para México y hallar la

forma de facilitar su obtención.

Entre sus funciones principales estaba la de revisar el cumplimiento del tratado de

comercio que México celebraría con España. Si llegaba a descubrir una infracción del

mismo procedería a dar aviso a la legación mexicana en España y al Supremo Gobierno

Nacional, además de dar reclamo oportuno a la autoridad política del puerto de La

Habana. Sin embargo, sólo haría el reclamo si antes se habían agotado todos los medios

de conciliación sin solucionar la infracción.

Finalmente, el cónsul tendría que enviar cada mes una reseña política e indicar

todo aquello que creyera que pudiera evitar el contrabando.

Guerra de los Pasteles

El cónsul informa de la entrada de buques al puerto de La Habana, en particular de

corbetas de guerra francesas y escuadras inglesas. También hace referencia a la

movilización francesa en Tampico, a la presencia de un cónsul francés en Campeche y al

envío ilegal de mercancías francesas a México. Del mismo modo, en sus reportes

menciona el movimiento de buques de guerra franceses provenientes de Guadalupe y

Martinica. Además, se mantiene al tanto de las negociaciones entre Francia y México con

mediación de Inglaterra.

Solicitudes especiales

El gobierno centralista le pedía en ocasiones al representante en La Habana que se

encargara de asuntos de particulares como averiguar el paradero de Manuel Sanz, ex

administrador de la aduana de Tehuacán. Fernández de la Vega descubrió que este

individuo pasó a la península y estaba empleado en la aduana de Cádiz, por lo que

mandó copia de la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores al cónsul de México en

esa plaza, Ignacio de Viya y Cosío, para que se la pasara al Sr. Sanz.

Texas y Yucatán

Fernández de la Vega también tuvo que tratar la cuestión del separatismo de Yucatán y el

proceso de independencia y anexión de Texas por parte de Estados Unidos.

Respecto de Yucatán, el representante mexicano en Cuba ya menciona en su

correspondencia de 1840 el pronunciamiento federal promovido por Imán, Pacheco y

Revilla. El cónsul da seguimiento de los hechos, aunque no puede evitar que Oviedo se

dirija a Yucatán y hace referencia a las acciones del general Rivas Zayas en Campeche.

Page 11: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Los hechos no se abstraían de la atención de las potencias de la región. Fernández de la

Vega informó en 1840 que el gobierno de Cuba dio la orden de que partiera una corbeta

de guerra rumbo a Sisal y Campeche después de que la escuadrilla de Yucatán detuvo a

dos buques españoles. De hecho, el cónsul mantenía contacto con el vicecónsul español

en la región, por medio de quien recibía los pliegos del gobernador del Departamento de

Yucatán, Pedro Marcial Guerra.

El cónsul reportaba el avistamiento de buques de guerra texanos.

En una de sus cartas, Fernández de la Vega llama la atención sobre un artículo publicado

en la Revista de Comercio de Nueva York referente a un convenio entre el general

Hamilton y Lord Palmerston respecto de los términos de un tratado entre Inglaterra y

Texas.

Fuentes de información de Fernández de la Vega

Además de las notas que recibía del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cónsul se

enteraba de los acontecimientos por medio de periódicos, de sus informantes o de

personal diplomático mexicano y de otros países. Por ejemplo, del Tratado de Paz entre

México y Francia de marzo de 1839 tuvo noticia por el capitán general de Cuba, quien fue

informado por el vicecónsul de España en Veracruz. No sería la única vez que por medio

de los representantes españoles se enteraba de los sucesos y con frecuencia

mencionaría al vicecónsul español en Yucatán.

Cada que llegaba un barco ya fuera de Veracruz, Campeche o cualquier otra ciudad, no

sólo llegaba con mercancías y personas, también venía acompañado de las noticias del

lugar que procedía. Entre los informantes que tenía Fernández de la Vega, a quienes no

identifica y sólo menciona como sus fuentes, figura un corresponsal en Nueva York, los

señores Lizardi de París

Los diarios también eran una fuente importante de datos y, además de los periódicos de

La Habana, Fernández de la Vega remitiría notas o ejemplares completos de periódicos

de Burdeos llegados a Matanzas y en específico del Diario de Ambos Mundos, el Correo

de España, el Boletín Mercantil del Noticioso y Lucero de La Habana y de Los Pueblos de

Campeche. También me parece importante que procura remitir todas las memorias de la

Sociedad Patriótica de La Habana.

Respecto de los otros integrantes de la red consular mexicana, Fernández de la Vega no

sólo transmitía su correspondencia, a veces le llegaban informes dirigidos a él. Por

ejemplo, Ignacio Valdivielso, encargado de negocios en Madrid, comunicó al cónsul

mexicano en Cádiz que Francia había admitido la mediación de Inglaterra y había dejado

de enviar tropas, quien a su vez dio aviso de esto al cónsul mexicano en La Habana.

Page 12: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

Fin de la misión consular de Fernández de la Vega

Durante el tiempo en que estuvo La Habana, el cónsul no recibió ni “un medio real,

ni del viático, ni de mis sueldos, gastos del establecimiento de la oficina consular, ni del

porte de la correspondencia del gobierno a las legaciones y consulados de Europa,

Estados Unidos y América del Sur21”. Sería hasta 1851 que recibiría los sueldos

devengados.

La Hesperia publicó el 21 de marzo de 1846 algunos nombramientos hecho por el

Supremo Gobierno: “Cónsul de la República en Coruña, el Sr. D. Santiago Blanco; en

Barcelona, el Sr. D. Juan Fernández de la Vega, y en la Habana, el Sr. D. Francisco de

Arrangoiz y Berzával”

El 16 de marzo de 1846, se envió desde el Ministerio de Relaciones Exteriores una

carta a Fernández de la Vega que indicaba:

Habiendo juzgado el E. Sr. Presidente interino que conviene al servicio nacional

que V. pase a prestar sus servicios en calidad de cónsul de la República en

Barcelona se ha servido conferirle ese destino, que va a quedar vacante por

promoción de D. Sebastián Blanco, a igual empleo en La Coruña, señalando a V.

E. el sueldo de dos mil pesos anuales, y el goce de los emolumentos que previene

la ley de la materia.

Por lo que el cónsul fue reemplazado por Francisco de Arrangoiz. Fernández de la Vega

fue restituido en su puesto en La Habana tras la separación de Arrangoiz. El cónsul

rechazó un nombramiento posterior para el consulado de la Coruña porque no quería

recibir otro desaire.

FUENTES

Archivos

Expediente H/131 “838”/6605 Topográfica L-E-1773 (I) Archivo personal de Juan

Fernández de la Vega en el Acervo Histórico Diplomático

Libro copiador de cartas del consulado mexicano en La Habana, correspondiente a los

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Presupuesto de los sueldos de los empleados y agregados del Ministerio de Relaciones

Exteriores correspondientes a los años de 1838 a 1846. Gastos de oficios y cuenta de

gastos de 1839 a 1849. Topográfica 1-1-36 en el Acervo Histórico Diplomático

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Archivo Personal

Page 13: Reglas Formales e Informales. Primer cónsul mexicano en La Habana

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