Redes femeninas, familia popular y ancianidad en Venezuela Blanca De Lima * Yulitza Sánchez † Resumen El siguiente trabajo aborda la vejez en Venezuela, desde el punto de vista de la familia, y específicamente desde la denominada, en la teoría socio-antropológica venezolana, familia popular. Es decir, una familia atada a la pobreza y con particulares características sociales, culturales y afectivas (Moreno, 1997, 2002; Hurtado, 2003; Otalora y Mora, 2004). Otras dos dimensiones de la vejez alimentan este trabajo: la demográfica y la inequidad socioeconómica y de género. Se busca enriquecer el tema incidiendo desde la gerontología social en función del abierto predominio de la co-residencia de adultos mayores en núcleos familiares populares, auténtica fuente de apoyo para la vejez venezolana. Abstract This paper examines elderly people in Venezuela, from the standpoint of the family, specifically from the so-called popular family in the Venezuelan socio-anthropological theory. That is, a family tied to poverty with peculiar social, cultural and emotional characteristics (Moreno, 1997, 2002, Hurtado, 2003; Otalora and Mora, 2004). Two other dimensions of the elderly population are taking into account: the demographic and the socio-economic and gender inequality. This article seeks to enhance the theme of social gerontology, considering the high prevalence of co-residence of elderly people in popular households, which constitute genuine source of support for the elderly in Venezuela. Palabras clave Vejez, familia, gerontología social, Venezuela. Key words Elderly people, family, social gerontology, Venezuela. Introducción En estas páginas se resumen las principales teorizaciones sobre la familia popular venezolana y se reúnen resultados de diversas investigaciones sociales del área gerontológica, casi todas inéditas, desde donde emergen las redes familiares femeninas integradas por abuelas, madres, hijas y otras mujeres de la familia. El accionar de estas redes femeninas en torno a la vejez se enlaza en las reflexiones finales con el concepto * Docente en el Programa de Gerontología de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, Venezuela. Correo electrónico: [email protected]† Gerontóloga en la Unidad Gerontológica Dr. Marcos Serres Padilla, Maturín, Venezuela. Correo electrónico: [email protected]
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Redes femeninas, familia popular y ancianidad en Venezuela
Blanca De Lima
*
Yulitza Sánchez†
Resumen El siguiente trabajo aborda la vejez en Venezuela, desde el punto de vista de la familia, y
específicamente desde la denominada, en la teoría socio-antropológica venezolana, familia popular.
Es decir, una familia atada a la pobreza y con particulares características sociales, culturales y afectivas (Moreno, 1997, 2002; Hurtado, 2003; Otalora y Mora, 2004). Otras dos dimensiones de la
vejez alimentan este trabajo: la demográfica y la inequidad socioeconómica y de género. Se busca
enriquecer el tema incidiendo desde la gerontología social en función del abierto predominio de la
co-residencia de adultos mayores en núcleos familiares populares, auténtica fuente de apoyo para la vejez venezolana.
Abstract This paper examines elderly people in Venezuela, from the standpoint of the family, specifically
from the so-called popular family in the Venezuelan socio-anthropological theory. That is, a family
tied to poverty with peculiar social, cultural and emotional characteristics (Moreno, 1997, 2002, Hurtado, 2003; Otalora and Mora, 2004). Two other dimensions of the elderly population are taking
into account: the demographic and the socio-economic and gender inequality. This article seeks to
enhance the theme of social gerontology, considering the high prevalence of co-residence of elderly
people in popular households, which constitute genuine source of support for the elderly in Venezuela.
habitar de Duch y Mèlich (2005) y la división constitutiva de las relaciones sociales de
dominación y de explotación instituidas entre los sexos expuesta por Bourdieu (2005), a fin
de enriquecer la dimensión de la inequidad de género.
Se enfoca el tema desde la gerontología social, lo que lleva a considerar los aportes
que sobre el tema han hecho instituciones y estudiosos de la problemática social y
demográfica de la vejez. La tendencia de los documentos oficiales y de las investigaciones
es afirmar que la familia es la principal fuente de apoyo en la vejez, pero también que se
encuentra bajo cambios y presiones que pueden limitar su capacidad para dar ese apoyo, en
especial cuando hay pobreza y/o fragilización del estado de salud de sus miembros. El
marco conceptual elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el
marco del Año Internacional de las Personas de edad 1999, por ejemplo, indica q ue “En
muchos lugares diversos factores afectan la situación económica de las personas de edad,
como la desvinculación de la fuerza de trabajo, la falta de conocimientos actualizados, la
desvalorización de los ahorros y las pensiones y la pobreza de las personas de edad, la
familia y la sociedad en general” (ONU, 1999). Más hacia el presente, el diagnóstico sobre
situación y políticas para la vejez de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) reconoce que “La incorporación plena de la mujer al mundo del trabajo
fuera del hogar (…) disminuye la disponibilidad de un recurso de apoyo que por su
condición de género ha tendido a estar sobrecargado con funciones de cuidado” (CEPAL,
2003:16). La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha llegado a conclusiones
similares y afirma: “En vista de los cambios mencionados, es menos probable que los
miembros de la familia dependientes y ancianos reciban atención adecuada” (OPS, 2003:6).
En el caso de la mujer venezolana, “Su participación [en el mercado de trabajo
externo] en los últimos treinta años ha pasado de 23,9 en 1971 a 52,5 en el 2001,
representando un incremento en la tasa [de empleo femenino] de 28,6 puntos porcentuales.
La evolución por periodo indica que desde los años noventa el ritmo de incorporación
femenina al trabajo se ha acelerado” (Paredes, 2005:28). Este acelerado egreso de la
cotidianidad del hogar, sin abandonar el control del ámbito doméstico, ha generado
conflictos en la mujer venezolana: “Manifestaron [las mujeres] angustia por la
multiplicidad de responsabilidades” (CISFEM, 1994a:27). Un estudio en el ámbito de
mujeres profesionales indica que hay “tensión que se genera en ellas como consecuencia de
la falta de tiempo disponible para asumir la pluralidad de roles que se le exigen” y que “la
mujer vivencia sentimientos de culpa al no poder brindarle a sus hijos el tiempo y la
atención que requieren como consecuencia de su desempeño en múltiples roles, lo que
desencadena en ella sentimientos de insatisfacción” (García, 1996: 109). Lo anterior, como
fenómeno a largo plazo, afectaría a los adultos mayores que reciben de sus familias apoyo
en bienes, dinero y/o servicios, particularmente en estos últimos; circunstancia ampliamente
revelada por la encuesta Salud, Bienestar y Envejecimiento (SABE) (CEPAL, 2003:16)
3.
Los datos de la CEPAL dicen con claridad que en la mayoría de los países
latinoamericanos entre un 20 y hasta más del 30% de hogares viven adultos mayores en co-
residencia con otros familiares, y en las capitales donde se aplicó la encuesta SABE se
encontró que entre el 40 a 65% de adultos mayores vive con hijos, bien solteros o casados
(Guzmán y Huenchuán, 2005: 364-365). Por tanto, la familia es de vital importancia como
apoyo para el anciano y es necesario que cada país estudie a fondo sus estructuras
familiares y las dinámicas internas que las explican, considerando la presencia del adulto
mayor, para diseñar políticas públicas hacia las familias atendiendo al envejecimiento
demográfico, los cambios en estatus y roles de la mujer y la pobreza que caracteriza a la
gran mayoría de nuestra población. En función de lo anterior, este trabajo busca hacer un
aporte en la materia al perfilar el panorama del apoyo que recibe el adulto mayor
venezolano, su inserción en el núcleo familiar y la dinámica de la familia, hasta donde la
investigación social venezolana lo ha hecho posible.
Ancianidad en Venezuela
3 El proyecto SABE fue una encuesta sobre salud y bienestar del adulto mayor aplicada entre 1999 y 2000 en
siete ciudades latinoamericanas: Sao Paulo (Brasil), Buenos Aires (Argentina), Bridgetown (Barbados),
Santiago (Chile), La Habana (Cuba), Ciudad de México (México) y Montevideo (Uruguay).
Aspectos demográficos
La pirámide poblacional venezolana tiene aún base ancha y cúspide estrecha, propias de un
país joven (véase Imagen Nº 1); observándose, sin embargo, desde los años ochenta del
pasado siglo, una baja sostenida de la natalidad y mortalidad. La tendencia actual es hacia
el descenso de la población menor de 30 años y el incremento del grupo de mayores de esa
edad; igualmente, la edad promedio del venezolano ha ido en aumento. Estas
transformaciones implican cambios en la composición de la fuerza de trabajo (aumenta el
número de personas en edad productiva), cambios a nivel de mercado al modificarse las
necesidades de consumo, nuevos requerimientos en el área de salud y farmacología para los
grupos en edades avanzadas e incremento en las demandas a la seguridad social para la
vejez.
Imagen Nº 1. Pirámide poblacional de Venezuela. Censo 2001.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Venezuela.
Desde el censo 1990 se han dejado ver modificaciones en los distintos indicadores
demográficos que han introducido variaciones en la pirámide poblacional, la cual refleja un
discreto envejecimiento tanto en su base como en la cúspide, siendo clasificado como país
en tercera fase de envejecimiento demográfico, con un envejecimiento moderado avanzado
(véase Imagen Nº 1) (CEPAL, 2006 a:116)4. La población envejecida aumenta en mayor
cantidad que la población total. Para el censo 2001, la población venezolana alcanzó los
23.054.210 habitantes, con una población adulta mayor de 1.711.298 (7.4%). Para el 2007
se estima en 27.483.208, con una población adulta mayor ascendiendo a 2.212.151
habitantes (8.05%) (INE, Censo 2001) (véase Imagen Nº 1).
El envejecimiento poblacional es una realidad en Venezuela. La tasa de crecimiento
total, en descenso continuo desde el quinquenio 1975-1980, alcanzó el 22.1 para 1990 y el
16.3 para el quinquenio 2005-2010 (CELADE, 2005:18). La fecundidad y natalidad han
descendido sin parar desde 1965, ubicándose la fecundidad para el quinquenio 2005-2010
en 2.55 hijos por mujer y en 21.5 la natalidad (CELADE, 2005:19-20). La esperanza de
vida promedio para ambos sexos manifiesta el mismo comportamiento, siendo de 73.8
para el quinquenio 2005-2010 (CELADE, 2005:21). Según cifras del Instituto Nacional de
Estadística en el Censo 2001, 24 municipios en seis estados del país han alcanzado su vejez
demográfica, es decir, cuentan con más del 10 % de personas mayores de 60 años respecto
al total de su población. Contrasta la vejez demográfica en municipios de estados muy
4 El proceso de envejecimiento demográfico comprende cuatro fases: fase de alta fecundidad y mortalidad,
fase de alta fecundidad y descenso de la mortalidad (también llamada de “explosión demográfica”), fase de
descenso de fecundidad y mortalidad y fase de mantenimiento del descenso de fecundidad y mortalidad. En
las dos primeras fases no hay envejecimiento demográfico. En la tercera el crecimiento poblacional se
reduce y se inicia el envejecimiento demográfico, al aumentar los grupos adultos y disminuir los grupos
etáreos infantiles. Esta tercera fase es el inicio de la transición demográfica, que comienza con el llamado
envejecimiento por la base. En la última fase aumenta el grupo etáreo de 60 y más años de edad, con
envejecimiento demográfico sostenido o envejecimiento por la cúspide. Las fases uno y dos corresponden a los llamados países jóvenes, la fase tres a países en transición demográfica al envejecimiento, y la fase
cuatro a los llamados países viejos, que cuentan con más de un 10% de población anciana. El paso de una
fase a otra implica, además, el aumento de la esperanza de vida al nacer.
débiles, como Falcón, Trujillo y Sucre, con la de municipios de mucha fortaleza económica
como Chacao, Nuestra Señora del Rosario de Baruta y El Hatillo, todos del estado Miranda,
que forma parte de la llamada Gran Caracas (INE-Censo 2001). En los primeros casos, la
explicación se encuentra en el factor migratorio asociado a la pobreza y ruralidad, que ha
ocasionado el vaciamiento de los estratos medios y bajos de las pirámides en los municipios
empobrecidos. En los segundos, pautas culturales asociadas a población proveniente de
Europa occidental, elevados niveles socio educativos y económicos que colocan la
natalidad a la baja (Villa, 2005:66-69).
La situación económica del adulto mayor venezolano no es favorable. Cifras de la
CEPAL indican que sólo el 26% de venezolanos mayores de 70 años reciben algún tipo de
pensión o jubilación, siendo aún menor para el grupo entre 60-69 años de edad. Esto es
consecuencia de:
1. Un bajo crecimiento económico en el lapso 1980-2002 (0,65%) (Mora, 2006:103),
experimentando desde entonces según cifras oficiales un alza que, sin embargo, no
ha vertido sus beneficios sobre el adulto mayor. Venezuela, contradictoriamente,
experimenta elevadas cifras de crecimiento económico soportadas en un nuevo
boom petrolero que ha estimulado el consumo final privado y el gasto público del
gobierno central (61% entre 2004-2006); cifras que se acompañan de elevada
inflación, escasez estructural de productos de consumo básico, crisis en la
producción agrícola y caída sostenida del producto petrolero, que se compensa con
los altos precios del crudo venezolano (Villasmil, 2008).
2. La precaria estructura laboral de Venezuela, caracterizada por la baja productividad
y el predominio de la economía informal, lo que hace del mercado de trabajo una
“máquina de hacer pobres” (España, 2003: 2).
3. La baja cobertura de la seguridad social, donde nunca se ha aplicado el criterio de
universalidad (CEPAL, 2006 a:116-117).
En Venezuela hay poca inversión y poco empleo, lo cual genera pobreza y
empobrecimiento. En el periodo 2003-2005 la pobreza y la indigencia alcanzaron en
Venezuela el 37,1% y el 15,9% respectivamente, ubicándose en el rango medio detectado
por la CEPAL para América Latina en el mismo periodo (39,8% y 15,4%) (CEPAL, 2006
b:7-8). Venezuela no alcanzó el porcentaje estimado para el año 2006 en materia de
reducción de pobreza extrema, contemplada como primera meta del milenio. Sin embargo,
las cifras oficiales venezolanas han dado un vuelco radical, toda vez que el Instituto
Nacional de Estadística ha cambiado la metodología para medir la pobreza y maneja cifras
que difieren altamente de las de otros organismos nacionales e internacionales, con lo cual
los números oficiales plasman avances que en la actualidad son evaluados por distintos
organismos (CEPAL, 2006 b:12)5. En el tema de pobreza, por ejemplo, las cifras oficiales
para 2003 arrojaban 7,9 millones de personas en situación de pobreza extrema, cifra que se
redujo para el primer semestre del 2006 a 3,3 millones (Huerta, 2006).
En cuanto a pobreza y familia, las cifras oficiales venezolanas subsumen el
concepto familia en la denominada “familia censal” u hogar. El Instituto Nacional de
Estadística considera como familia censal u hogar todo grupo que genere ingresos propios
administrados de manera directa y destinados a la adquisición de alimentos. Otros rubros
como el pago de los servicios públicos, el alquiler de vivienda o la propiedad de la misma,
por ejemplo, no se toman en consideración. Así, en una misma vivienda puede haber varias
familias censales u hogares. No existen datos censales sobre tipos de familia en base a la
parentalidad, redes de apoyo, distribución en la trama urbana u otros. Esta limitación del
concepto familia a las variables ingreso-adquisición de alimentos, no refleja lo complejo de
la realidad y consideramos que las cifras deben tomarse con reservas. Según cifras del INE,
el descenso de hogares pobres ha sido profundo, bajando del 53.1% en el 2004 al 38.5% en
el 2005 y para el primer semestre del 2006 a 33,9% (INE, 2007; España, 2006:4).
5 La polémica sobre las estadísticas oficiales venezolanas data de por lo menos ocho años, ocasionando
diferencias de resultados entre instituciones y centros de investigación y el Estado venezolano que han
llegado a ser extremas, incluso utilizando la misma metodología y fuentes de información. Léase: José Luis
Fernández. La pobreza, apuntes para una agenda necesaria. En:
http://www.pnud.org.ve/email/Contenidos/boletin_02/ArticuloJLFPobreza.pdf (24-01-2007). Luis Pedro España. Las cifras de la pobreza en Venezuela. De las medias verdades a la utilidad verdadera. En:
http://www.acuerdosocial.com/download/cdt_256.rtf (27-01-2007). Ministerio de Comunicación e
Información. El gobierno bolivariano por la erradicación de la pobreza. En: