RECUERDA LA GUERRA DE GUERRILLAS

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El (GO), UH ANUGUO i n CHINO OIIE RECUERDA LA GUERRA DE GUERRILLAS E' 'S más antiguo que

h más anUgUQ es-criííira-. como di­

ce Jorga Luis Borgea en si poema -El Go- . que acaba ds publicar en Buenos Aires. A pes^r ds qus se le suaie lla­mar fli juego más antíg^ío de todos, sigue siendo un recién llegado al mundo occidenfaL • Uegú 3 Europa a linaíes dei sigla pasado'. se dice en -To­dos los |uego5 ds l mundo-, Edllan-Unicel- 1978. y todavía en 1920 Bulo lo conocían unas cuantos pioneros entusiastas. Entre ellos, el maestro de aje­drez E[7>anuel Lasker (en de­terminado momento dudó en-Ire dedicarse a una u otra ac­t iv idad. , s) pensaba q j e esto juego tenfa un signif icado cós­mico. Aseguraba que 'Cl a/e-drez se circunscriba a los hs-hitantes de la tierra, pero e¡ "Go". rfe alguna manera, su­pera esía dimensión- Si hay SEfGs racionsles en sfgún otro planeta, seguro que conocen el Go *.

El l ibro que acabamos de citar Integra la muy limitada bibliografía española sobre el tema. SÓED conocíamoa, ade­más. -E] Cercado^ [edición 1970 de su autor. Ambrosio Wang An-Po. que. como cer­cado, traduce el sentido de la palabra tGo -1 , Difíci l es su lo-calizaciún, salvo el único ejemplar de la Bibl ioteca Na­cional, donda se sostiene que -e í "Go" se parece mucho a una guerra de verdad, une guerra básica y primitiva, con Sirs GÍcmentos de tropo, uni­dad y ¡ormaclón; tácticas de ataque, defensa, emboscada y captura: técnicas fara ocup&r y conquistar territorio y. so­bre todfí. mucha estrategia y planeamiento'. Y transcribe lo siguiente anécdota: 'Bn ¡a guerra ruso-japonesa de 1900. el mando ¡apones atribuía su tfictorlB al éxito del empleo de la estrategia del "Go". Y en Is Segunda Guerra Mun­dial, el mando americano or­denó a ios miembros de su Estado Mayor gus estudiaran el "Go' para conocer mcfor ¡s estrategia japonesa'. Aña­de que, por su parecido y se-

Hoy , 9 de setiembre de 197B. tuve en la palma de la mano un pequeño disco de los trescientos sesenta y uno que se requieren para el íuego astrológico del "go", ese otro ajedrez del Oriente. Es más entiguo que la más Pintigua escritura y el teblero es un mapa del universo. Sus variaciones negras y blancas agotarán el tiempo; en ól pueden perderse los hombres como en el amor o en el dia. Hoy. 9 de setiembre de 1978, yo, que soy ignorante de tantas cosas, sé que ignoro una mes. y agradezco a mis númenes esta reveiecíón de laberintos que ya no exploraré.

JORGE LUIS BORGES (Publicado en -La NacJOn--, de Sueno* Aifcs.)

mejan^a a la guerra, ^también fue un fuego ÍEvoriio de ios fnilitareS'.

En la actualidad, la famo­sa Academia japonesa de • G o - (fundada en 1924J ense­ña el arte del ' G o - . supervi­sa las competiciones públicas y concede l i tulos de catego­ría a los profesjonaies y afi­cionados, [Las categorías se clasif ican en nueve grados su­periores y nueve inferiores. Se comienza por el pr imer

grado superior o - d a n - , y el grado máximo es el noveno -dan- , I Organiza, asimi s m • , torneos anuales de máxima Importancia, como el Honim-bo (bien conocido por los afi­cionados españoles), en el que compi len chinos, coreanos y europeos representando a medio centenar da clubs de Alemania, Gran Bretaña, Aus­tr ia. Holanda, Rumania, etcé­tera. En América se juega desde Estados Unidos a la Ar-

...<^^M.-^ En cale dibujo dal periodo K'ang-hsl ílí;eJ-1723), loi espacladoreí

contemplan como dos míeAlfos consolidan su LerrlIOTio-

0E>ntlna, que será representa­da por el adolescente Fernan­do Aguilar en el Torneo de Jugadores Amateur. ^^^B Japón anuncia para el mes de mano próximo.

Ks¡}fiña y el "Go"

De los ocho millones de afi­cionados al - G D - con que Ja­pón cuenta, sólo trescientos jugadores tienen títulos pro­fesionales. En cuanto a la mu­jer, sólo una de ellas ha al­canzado el sexto -dan - con­tra tremía y cinco del sexo masculino.

En España hablamos con dos prestigiosos ajedrecistas que dominan el - G o - : el ju­gador internacional José Car' los Hernando y el jugador na­cional Francisco López Col6rr: 'Aguí fue introducido hace alrededor úe un año por el maestre japonés [ssítto dan) Msseru Mikamí^ quien se di­rigió a algunos ajedrecistas fars jugar con elios. E.n un principio lo hicimos en el Po-hdeportivo de Prosperidad, en tres vertientes: los propios ajedrecistas, los expertos ja­poneses (entre quienes nos ha ayudado mucho EI agrega­do cultural de la Embolada ¡a-fonesa, seikír Uno} y los nl-fics. de los cuales urtos trein­ta se entusiasmaron notoria­mente, porgue este ¡uego de elementos muy simples (rec­tas y circuios, negros y blan­cos, piedra y madera) es fácil de ¿prender y entretenido pa­ra jugadores expertos y para principiantes, por muy IÚVB-nes que sean-.

Muy poca dOcumantaciOi^ existe, aparte de la citada. Aperas un fol leto de Espasa-Calpe editado en Buenos Ai­res V l3 mención, en una re­vista Impresa en Barcelona, de una sarle de cursos de " G o - , con miras a aphcar su estrategia competit iva al mer­cado catalán Pero un entu­siasta grupo de profesores españoles de -Go* están dis­puestos a desarrollar en 1979 un campeonato nacional que permita la proyección al ex-

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lorior^ con iniefv6nci6n en encuentros iniernaclon a I e s-del •'Go- español en 1980. Sc-lo necesitan en e3te momen-to un local adecuado, que po­dría surgir de alguna inst l lu-ción, colegiOp centro ü e ^ r -l lvo.

¿Cuál os el o r i g e n d e l -Go-7 ñemot is ima, púas na­ció hace unos cusiro mil años atrás en China. Allí, es-tuüfando o aplicando tácticas mi l l larcs, un emperador gue­rrero llamada Vau ío Shun, se­gún otros) [o Inventó, con pie­dras distr ibuidas en un ta­blero. Aquella idea inic ial , for-

dos: peones y caballos luchan por defender al rey y concan-fran sus fuerzaií en \a batalla decisiva.

En «I tablero de -Go* , los reyes y las remas no apare­cen, y allí lodos fos soldados tienen igual valor y jerarquía. No hay sir>o dos frentes que dan lugaí a otras tantas con-trcntaciones o guerril las que se juegan a través da varias batallas simul l^neas. El Juga dor de -Go»^ que debí actuar con una í i c h a cada vez, no sabe a qué batalla scudir pr imero: en cada una de ellas hay mult i tud de Situaciones

longarSE hasta veinte horas. Esfd prohibido hacer una ju­gada qut; produzca una dis­posición Loial del tablero fcKactemenle igual a alguna ar-tenor. Cuando se tienen ro­deadas íichas enemiga? de tal manara que |aun mante­niendo provisionalmente la li­bertad) están irremisiblemen­te condenadas se dice ii U e esas íichas esfán muertas y generalmente no se las co­me, rodeándolas del todo, porque con ello sB desperdi-ciarían jugadas. Termirtída la part ida, esas fichas se ret i ­ran del tablero, comidas.

Cuando t i japonéi Misaru Mikam) inircdujo el iutgo en España, ios mis Íri|er£iados fueron los ale-drecitttai. y d? eJIos t^an salido Brande* iugndores da -Go". como Jos* Carlos Mimando (a la Izquierda).

mall?ada más tarde como juego, se convirt ió en mate­ria de estudio para academias mi l i tares ^. durante varios si­glos, las tácticas da - G o - tue-rori recomendadas para la promoción de los negocios y de lag fuerzas armadas Max-tone Graham asegura que. en el siglo XVII. SE exigía a ge­nerales y almirantes que se graduaran en la Academia Na-cíOna! de > G D « para probar su eficacia en la estrategia da la guerra. Aun hoy se juega en las escuelas mil i tares orientales.

¿Cuál es el propósito del •Go-? Similar al de los ejér­ci tos en la guerra conquis­tar terr i tor io y destruir fuer­zas enemigas. ¿Diferencias entre el >Go- y al ajedrez? En el ajedrez son más acti­vas, dinámicas, maniobreras, las fuerzas el servicio de una sola batalla (-de aira mcdie-Vfll-J. en la que el rey se es-cQr;de detrás de sus solda-

imprevislas, to que conduce a un juego más estructural , es' tratégico, ordenado y hasta bell ísimo. V precisamente por la atención de conjunto qua requiere, en el tablero de • Go- se pretende ver una gran simi l i tud con la vjda de nuestros dias^ la guerra de guerril las o guerrllfa urbana que se juega en el gran ta­blero de Occidente. Varias pu­blicaciones europeas, de di­verso origen, estructuran hoy una serje de comparacionais harto coherentes entre El jue­go mencionado y ia saciedad que nos rodea. V. para algu­nos, el - G o - aparecí desti­nado a desplanar al ajedrez -ccjmo e/ más importanr^ ¡(lego practicado por ios horn-tres de mayor cocióme InlB-Sectuai <

¿Cu&nto dura una partida de -Go"? Dos horas como término medio, pero entre ju­gadores muy hábiles (japone­ses, por lo general) puede pro-

¿Cudndo termina la parti­da? Cuando ninguno ds los jugadores t iene ya nada más que ganar, ni en lerritorioSn ni en f ichas, momento en que se retiran las fichas muertas.

Los cinco seutidos^ en el ""Go"

La mejor estrategia es la que parmite obtener mejor rendimiento en cada ficha. Por ejemplo, se iiCLtíif ldu menos fichas para rodear igual terr i tor io en los rinco­nes que en los bordes, y me­nos fichas para obtener te­rr i tor ios en los bordes que en el centro. Por eso es vital do­minar el mayor numero posi­ble de rincones. En general es m e p r luchar por terr i to­rios que por cOmer fichas. A l camerizar el partido no con­viene amontonar fichas, sino desparramarlas por todo el tablero en forrqaciones ralas

El «Go- es un juego muy sut i l , en el que no interviene el azar, Es puramente racio-nalt rico en combinaciones, en las que participan razón, arte e intuición. Los japonesas po­nen en luego también sUs sen­t idos para adornar estn desa­lío esencialmente Intelectual. Construyen un tablero hgera-meniQ rectangular, de -12 por 45 cenilmelrasH de madera clara (suelen buscar una que tjene trescientos años da an-tigiiedadjn con unos 20 centi-•Tietros de espesor, monta­do sobre pequeñas patas r i -lualmente talladas, ya que juegan sentados en el sueio^ (En España, sacrilegio para un japonés* los tableros que se venden son de plástico )

La madera despide un aro­ma que les encanta. Da par­ticipación a su olfato como también, deliberadamente, se solaza el tacto, pues las f i ­chas (que guardan en lujosos cuencos de madera de guindo! son gruesas^ frias y debe:» ser colocadas en ei tablero de una determinada manera. Su sonido les deleita tanto como las cuerdas que vibran en algunos tableras. La vista disfruta de la estética gene­ra! del juegg, ya que las U-guras que se forman resultan bellas, {'SI no lo son, el ;u-g&íJof se muftsrra Inepto, si la figura es bonita, seguramente se esté jugando bien*, ase­guran con cr i ter io muy orien­tal.)

El ^sente- es algo muy es­pecial. Se lo t iens cuando se obliga al contrincante a res­ponder de determinada mane­ra. Es la Iniciativa [ lo que no lleva consigo, necesahamen-te, un ataque). Puede ser de-tensivo y permite Ir manejan­do el juego. Mao Tsé-tung fue, durante muchos años, un impecable jugador da -Go- . Ya en 1938. en su libro -^Pro-blemas de estrategia en la guerra de guerri l las contra el Japón-, se expresaba asE: '-..Hay dos ¡ormss de cerca^ míenlo por fas lueríss eoernh gas y dos ¡ormss cíe rodeo por Iss nuesíras, como en el juego de "Go". Las campañas y les ccmbcites de ambos ad­versarios recucrdsn la captu­ra de los peones (f ichas ds -Go«] , el establecimienío d& j-L^fjf! íírflríes f.or el í-nem/flO y dB roñas de guerrilla por nosotros recuerda l¿,s manio-bíss para contrdaí el territo­rio sobre el tablero, f s en ese ccintral de terreno donde se ftivelü el gr^fi papel estratégi­ca, de tas íüníJs de guerrilla en la refagiiaidla dei cneml-1ÍC-. concluye el difunto man­datario chino.

celia ZARAGOZA

SIGUE A LA VUELTA

FOTOS ANML C A Í C H É N I L U V ^ ABC (Madrid) - 06/02/1979, Página 175

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i_i_i_L-; L44-4 ífffn Ci>ml*ruo. Sa |Lrega enlra dos personas, con 3B1 piedras tp»3-

ías o Itchas} blancas y negros- E?l¿ üllimo coloi ££ ^t qua co-mlQnza. Se colocan en un tablero d? 19 por 19 lineas (dibu)^ 1J. t^LndiiniBnlD del tuago. CansLal^ t;n caplurar pisaras ¿Ld^ r&arrQ^ y en conseguir larriiorio. Se captura rodsandn compIstanrsrTts las Diídras por Jas Ifneaa. CatJa piedra tiene cualro líneas da -vida-

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[posibiirOflOes) colocadas GD si cerüa ii9l ra&fero; t n la banda o boTóE, las Mníaa do -vida- son Iras; Br> \\ rincón, aOlo dos {21, Captura. Se puBds capturar un grupo da piedras rods^riJotas CDÍTI-pletamBnta (31 . y quedaría la posición 4. Conísguír l*rr¡ti>rio. Un lorrono viva (SI c j índo l i ^n j at rrrínos doi ojos separados OjJ es CAda espacio Jrbre rodeado oor nuflstra? propias piedras. Si un

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terreno sólo t¡3i\e un o]o. morirá como eri el d)bu|D ^, Fmal d * juego. Se corilabilizan ;o3 pjnTos libras sn cada iPTi'ilorio -vivo-, 35 retiran del tablaro las piedras qus no h¿n conseguido ~vltfir--. Cada pfadra caplurada es un punto igual qus cada espacio libre en r3-rrilorlrH -vivos-. Mayor nümaro da pLjnlos Qana, El diagra.iia 5 muB^tra ^\ re&uliado después d« r^llrar las prSfJrAs comidas. El

Ko. Esta regla eviLa que el juago s? haga fndsflnfdOr E i la p^-sician del dri^grama 7 (izqjierda), al negra pusde capturar; a su va2. el biar>cD deberá esperar una jugada para poddr capturar (po-siciún der^cba). El Sekl. En la posición del CJ^rama 3, a nii-Lguno de loa dos jugadores converidrra Inirod^clr una piedra para aiacar al grupo contrario. Seria comida la suya. Ea un lerrítono neutral.

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i El ihlcho o La eicalfirH. En la posición üs\ diagrama 9 ^¿ LnuEil feguir defendlsndo vi grupo de piedras, debido o qu3 serian cap­turadas por el procedimifinlo de la eacaísra. El ganadon' s i qjian £uma máa espacios vacíos rodeados y lichas adversarias cprnlo^s. Está prohibida EI -suiddiO' rsignfflcs la cnirs^a volunioria ds una licha). Pero está psrmiiidQ colocar una llvha an pOilciún d j apará i i ;

•ulcidlíi. Ai con Ello 50 le quila ía úUima liberlfld gu? '? qijádflí>a a un jrupo contrario Da esla manara, las Uchas adversarias qJ^-dan comidas, y la ílcba propia queda ifbre La* primaras ;ji6dral S5 uOican círca d? los rinconía / tuígo 9.i los cosladoa, porqua en esas íon^s es mí-s f ic i i consigue territorio. La ciencia qu£ iS •cupn de las apariuraa tscfbs 3l ricmbra de •Jjseki»-

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