RECOPILACIÓN DE POESÍAS DE ENRIQUE SABATÉ Trovador de aire rural cuenta versos y canciones en sartenes y fogones y en vasijas de cristal. En el barro natural de las coplas populares, de la fragua y los telares, del tendal y el lavadero, de bien me sabe un te quiero y que de reír no pares.
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RECOPILACIÓN
DE POESÍAS DE
ENRIQUE
SABATÉ
Trovador de aire
rural
cuenta versos y
canciones
en sartenes y fogones
y en vasijas de cristal.
En el barro natural
de las coplas
populares,
de la fragua y los
telares,
del tendal y el
lavadero,
de bien me sabe un te
quiero
y que de reír no
pares.
Recopilación de Poesías de
Enrique Sabaté
Con la boca bien cerrada ciudadanos y vasallos,
callad o temed los rayos
de esta gente disfrazada
de miedos en su morada
de ojos y oídos tapados,
ciegos de tan encumbrados
y tan fuera de lugar,
más un tiempo ha de llegar
que hablen los silenciados.
Ducio Di Boninsegna. Vidrieras de la Catedral de Siena, s. XIII.
El Valor, escultura en los jardines del palacio de Buena Vista, sede del Cuartel
General de Ejército.
A Ile Marquez que me regaló la
foto.
Enfrentad a lo inclemente
con la paciencia infinita
que cada garganta grita
y que cada pecho siente.
Al miedo darle la frente
para apuñalar las penas.
Desasirse de cadenas
y vanidades sin gloria
por merecer la memoria
de claveles y azucenas.
La Violetera, de Santiago de Santiago. A Sofía
Winter.
Violeta de la villa más lustral
conjura este calor con tu perfume
de esencia de la vida capital
más cheli y ciudadana y que presume.
Florista de la Cuesta de Moyano
que subes primorosa al buen retiro
conoces lo que gusta el ser humano
sobrado de pasión por un suspiro.
Ofrece al paseante un ramillete
de versos en romances y sonetos
vestidos de ilusión con un ribete
de juncos y chotís a pies inquietos.
Alegres gorriones me decid
si faltan sus palabras en Madrid.
Libros de caballería
y de amores sin cuartel,
libros en azul pastel
y en negra dicotomía.
Letras al cabo del día
para oponer resistencia.
La bibliófila presencia
del insólito lector
que se va haciendo mayor
y aún sigue falto de ciencia.
Alto a la discriminación
contra el pueblo gitano.
Zincaló.
Pueblo de mimbre y esparto
entre nieblas perseguido
libre y jamás sometido
a la ley del mal reparto.
Por ninguno comprendido
que asusta la libertad.
Quienes les dicen, callad,
vuestra lengua es jerga
inerte,
y así se os condena a muerte
que es silencio y soledad.
A Llum Sánchez.
A tus peces de colores una décima amistosa,
un lirio y una dichosa
raíz de todas las flores.
Un canto de ruiseñores
a la luz de la mañana.
Al vuelo de la campana
más sonora de este valle
agradeciendo el detalle
te saludo valenciana.
No entiendo al extremista en su batalla,
combate con fanática tristeza
al hombre que en la paz muestra entereza;
rebelde cuando el látigo restalla.
Quisiera ser la voz de aquel que calla
el grito silenciado en la pobreza,
también la comprensiva fortaleza
que obstruye los postigos al canalla.
Flexible como el cálamo y la pluma,
que escriben las revueltas en renglones
y admiten que la tinta se consuma.
Sentir que hay que luchar por las pasiones
del hombre y la mujer, prisión de espuma,
que a Venus han rendido sus razones.
El humor es ese escudo
que nos motiva el talento
es un máximo elemento
del hombre, mono desnudo.
Es fundamental engrudo
Para las almas enfermas.
Hace vergel de las yermas
cicatrices personales
si del consejo te vales:
ríe pero no te duermas.
Perdón a ti y al mundo conocido
si he roto algunos cuencos con la
mano
y el barro me señala entretejido
con sal en cada llaga de Vulcano.
Perdón por ser el loco sin remedio
que ataja su desdicha en la palabra
y solo se procura un torvo asedio
a esperas que algún cielo se le abra.
Perdón sin que retrasen los relojes
con garbo de truhan sus manecillas Acuarela de Eva Lillo
cuidando que en el tiempo no te enojes
si pruebas lo afilado en mis cuchillas.
Perdón por mi sentido y mi tropiezo
que muere con las flores del cerezo.
Utopías atópicas y típicas.
I Enfático
No entiendo la razón de lo absoluto,
dueño de la rutina dominante,
plácido de virtud determinante
rito de categórico atributo.
Claro como el insigne y noble bruto,
triste y fugaz tormenta por errante,
quiero acertar la luz porque el instante
único, riguroso, en mi tributo.
Seas lo realizable en lo perfecto,
tú, la más extremada en la alegría
práctica, en realidad de tu intelecto.
Llanto también refiere y agonía.
¿qué me ahoga? Si quiero ser correcto
resta que prenda en llamas mi utopía.
II Heroico
No entiendo al extremista en su batalla,
combate con fanática tristeza
al hombre que en la paz muestra entereza;
rebelde cuando el látigo restalla.
Quisiera ser la voz de aquel que calla
el grito silenciado en la pobreza,
también la comprensiva fortaleza
que obstruye los postigos al canalla.
Flexible como el cálamo y la pluma,
que escriben las revueltas en renglones
y admiten que la tinta se consuma.
Sentir que hay que luchar por las pasiones
del hombre y la mujer, prisión de espuma,
que a Venus han rendido sus razones.
III Melódico
Hoy dibujo las letras veleidosas
en las líneas maestras de la vida
con la mano mortal que da una herida
que a su vez y en la paz cultiva rosas.
Hoy te dejo al albur en las golosas
madrugadas de vino mi partida;
y de cerca en tu seno, conmovida,
la pasión que alimenta mariposas.
Hoy que es día de fiesta y sacrificio,
en altares de amor concupiscentes,
me permite que ejerza el viejo oficio
de colgarle a la Luna sus pendientes
de pirita y marfil, en beneficio
de alumbrados y herejes residentes.
IV Sáfico
Como fanal, apasionado río,
luces del agua, rosicleres graves,
tactos de grama, en los vergeles aves
revolanderas las mañanas crío.
Pierdo el cuidado si en las cuevas cabes,
pasa del mundo que al mostrarte frío
vuelve los ojos al temible hastío,
doy por supuesto que el andar lo sabes.
Vive la suerte con las manos tercas,
vuela bribón para pinchar la Luna,
duerme, -si puedes-, bordeando albercas.
Abre a las sombras la cruel fortuna,
mueren de golpe cada vez que acercas
enamorado a la razón a alguna.
Marco Valerio Marcial, poeta. De Bílbilis, hoy Calatayud.
Marco Valerio Marcial
poeta Bilbilitano,
patricio maño y romano
del Íbero al Qurinal.
De la toga original
que a la retórica vierte
el crítico canto en suerte
de estoicos y editores
de epicúreos pastores
y perros que ladran fuerte.
El sabor del descontento
en el yambo y la verdad
de quien en dorada edad
del pasado vive atento.
Y figura el esperpento
que hace mención al presente.
Hecho común en la mente
que al pretérito supone
lo sublime y descompone
en el diluvio corriente.
Es demasiado ordenarse
de especulador de dotes
ni andar repartiendo azotes
por no querer condenarse.
Destinado a equivocarse
el ser en su propio ego.
Y quien atizando el fuego
de la fragua, ¡Oh ingrata Roma!
¿a qué abismo no se asoma
si en vano cree que no es ciego?
Versa dueño de razón
y no acaba nunca en dar,
velas que surcan el mar,
palabras al corazón.
Rumbo en fiera dirección
sin un símbolo anudado.
Mira después de lo andado
si con el silencio aciertas
o dejas que nazcan muertas
tus letras desamparado.
¿Nos purifica el amor?
¿es dulce y es verdadero?
¿tiene su filo el acero
del infinito dolor?
Lo glacial en el calor
de quien ama y vive amando.
Pero dime ¿sabes cuándo
pone su fin el camino?
Poeta, ¿dónde el destino?
¿Dónde? si muere esperando.
Me alisto con los piratas, voy a recorrer los bares, mejor que los siete mares son las tabernas baratas. A lo pobre las patatas guarnecen con distinción el más soberbio lechón o un par de huevos bien fritos y quien quiera pegue gritos si no hay gazpacho y jamón.
Si no les perece mal
me iré de filibustero,
no voy detrás del dinero
que es despreciable metal.
Yo aquí en la barra -al final-
hago presas como un bravo.
Que no quiero ser esclavo,
mejor soy Atila el Huno,
comerme un pincho moruno
que es fortuna al fin y al cabo.
Y cuando la suerte falle
me encuentren en el bucán
por un mendrugo de pan
al abordaje en la calle.
Para el día que me halle
en la tabla y mar adentro.
Naufrago de extremo a centro
y sin mapa del tesoro
como no he robado oro
vacío el cofre me encuentro
Hoy seré tu trovador
con alma de forajido,
juglar, el más consentido
en el alma y el amor.
Te he de ofrecer esa flor
que en el barranco es nacida.
Sé que ya estarás dormida
dulce prenda generosa,
te he de cantar dueña hermosa
mi jarcha, dulce casida.
Los versos en molinete
de contrabando en tus ojos
abrirán esos cerrojos
que has puesto en el tenderete.
Y si me dijeras vete
saltimbanqui a otro lugar
sabes que voy a aceptar
es el juego y es la suerte
que solo me deja verte
de lejos, hembra, al pasar.
Hoy seré tu trovador
porque yo se que lo quieres
y aunque por mi no te mueres
soy tu atento servidor.
Tus cuitas al portador
y tu correo real.
Tu y yo que en el bien y el mal
nos entendemos señora.
Mi canto es por ti, te adora,
hecho de frágil cristal.
Comparto la ilustración de José Rubio Malagón y escribo una trova. La música
que os suene.
Hártese de trabajar
y muéstrese agradecido,
no está usted manumitido
ni le dejo protestar.
Si lo quiere ha de pasar
por todas estas funciones.
De camarero, botones,
limpiadora y cocinera,
de mozo, de planchadora,
por dos euros a la hora,
¿y si no?, ¡habrá quien lo quiera!
Contento con el contrato
que no va llevarle el pan,
vote usted con mucho afán
a quien le birla su plato.
Tómese el bicarbonato
y no pida nada más.
No se le ocurra jamás
sumarse a alguna protesta
que esas siempre la orquesta
un maldito Barrabás.
Haced como el buen señor
que paga sus deudas todas
y no alinearse a las modas
que dice el arrendador.
Como en Grecia están peor
porque ha votado la gente.
Yo digo más comúnmente
si me deja la mordaza:
dejadme alguna tenaza
para que me arranque un diente.
A Javier Krahe, trovador.
Se entere la autoridad
de este pueblo y del de al lado
que aunque Krahe se ha marchado
nos deja grande heredad.
El que hereje fue llamado
por un mandato divino
se daba al juego del vino
y a toda felicidad.
Lo que cantaba con tino
era que frecuentemente
asustaba a aquella gente
y le importaba un comino.
Ahora que es su voz ausente
seguirá dando batalla
porque la muerte no calla
su palabra combatiente.
El alma, si hay, donde vaya
no deja sitio al dolor,
si queda sólo un cantor
continúa la batalla.
Que si se muere la flor
otra nace a la verdad
por eso nunca dejad
que callen al trovador.
De la Isla, camarones,
que los vendo ¿un cucurucho?
sabrosos y frescos, mucho,
saben a mar y canciones.
Día a día, madrugones,
calle arriba, calle abajo.
Compre usted maja y el majo
con ellos me gano el pan,
como suena en el refrán,
sudor y mucho trabajo.
Gracias a Sofía Winter que hizo la fotografía.
Manténgase en silencio le conviene no proteste ni pida ni formule,