la formación social colonial español, escribe Ángel Rama utilizando una metonimia increíblemente oportuno, puede ser mejor comprendido como una "ciudad letrada", un edificio barroco dedicado a la Comimis civilizadora, en el que las prácticas arquitectónicas, administrativas, políticas y sociales se consolidaron y ordenada en relación con una ideología basada en la primacía de la palabra escrita y el poder de plumas ejercían en el servicio del imperio (1996 [1984], 17). La preeminencia de letras como base para el imperio lleno de una serie de funciones vitales. La administración de un imperio mundial, que se extiende desde América del Sur, sólo podría lograrse mediante la creación de redes remotas de comunicación alfabetizada que conecta Madrid con sus colonias (ibid, 19;. Elliott 1970). La ciudad letrada también fue central en el proyecto evangelizador de la iglesiatextual comunidad creado alrededor de las Sagradas Escrituras, así como para la formación intelectual de una elite criolla (Rama 1996 [1984], 1920), estableciendo como lo hizo el ascendiente absoluto del idioma español y de alpha¬ comunicación diabética sobre lenguas nativas americanas y de los sistemas de inscripción y la legitimación de español para garantizar el bienestar espiritual de la humanidad (Mignolo 1995; Pagden 1982). Dentro de este sistema, los documentos valían más que simplemente su contenido. Se convirtieron en objetos sujetos a la manipulación ritual, operating como representaciones simbólicas del proyecto colonizador. Patricia Seed (1995) sostiene que la primacía simbólica de la palabra escrita en español americano era único entre las potencias coloniales europeas de la época. Un afortunadamente, Semilla comete el error de centrarse exclusivamente en la ceremonia que rodea a la lectura del requerimiento, se lee en Castilian a las poblaciones indígenas en el momento de la conquista, cuyo propósito era absolver a España de la responsabilidad por las consecuencias de la invasión por el reencuadre conquista como una guerra justa en el servicio de la introducción de Cristianismo. Teniendo en cuenta que el requerimiento representa sólo un momento fugaz de contacto inicial y que no tenemos documentación de su uso en las tierras altas del Nuevo Reino de Granada, que tal vez no es el mejor ejemplo de la fetichización español de la palabra escrita. Sin embargo, el requerimiento es sólo una de una serie de actos rituales vinculados a la alfabetización que se han dirigido a con consolidando la hegemonía de la ciudad letrada en los siglos posteriores a la conquista. El trazado de mapas anteriores a la fundación de las ciudades, la lectura ritualizada de documentos escritos en el curso de las ceremonias que otorgan la posesión de parcelas a particulares, y la manipulación ritual de reales decretos por los funcionarios coloniales son mejores ejemplos de cómo el rendimiento continuo de engendró alfabetización poder en las colonias españolas. Con alfabetización que funcionan simultáneamente como símbolo y como la cristaliza de una ideología de la dominación, el ejercicio del poder se determinó mediante el control de la escritura por letradosla pedagogos religiosos y juristas
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la formación social colonial español, escribe Ángel Rama utilizando una metonimia increíblemente oportuno, puede ser mejor comprendido como una "ciudad letrada", un edificio barroco dedicado a la Comimis civilizadora, en el que las prácticas arquitectónicas, administrativas, políticas y sociales se consolidaron y ordenada en relación con una ideología basada en la primacía de la palabra escrita y el poder de plumas ejercían en el servicio del imperio (1996 [1984], 17). La preeminencia de letras como base para el imperio lleno de una serie de funciones vitales. La administración de un imperio mundial, que se extiende desde América del Sur, sólo podría lograrse mediante la creación de redes remotas de comunicación alfabetizada que conecta Madrid con sus colonias (ibid, 19;. Elliott 1970). La ciudad letrada también fue central en el proyecto evangelizador de la iglesia-‐textual comunidad creado alrededor de las Sagradas Escrituras, así como para la formación intelectual de una elite criolla (Rama 1996 [1984], 19-‐20), estableciendo como lo hizo el ascendiente absoluto del idioma español y de alpha¬ comunicación diabética sobre lenguas nativas americanas y de los sistemas de inscripción y la legitimación de español para garantizar el bienestar espiritual de la humanidad (Mignolo 1995; Pagden 1982). Dentro de este sistema, los documentos valían más que simplemente su contenido. Se convirtieron en objetos sujetos a la manipulación ritual, operating como representaciones simbólicas del proyecto colonizador. Patricia Seed (1995) sostiene que la primacía simbólica de la palabra escrita en español americano era único entre las potencias coloniales europeas de la época. Un afortunadamente, Semilla comete el error de centrarse exclusivamente en la ceremonia que rodea a la lectura del requerimiento, se lee en Castilian a las poblaciones indígenas en el momento de la conquista, cuyo propósito era absolver a España de la responsabilidad por las consecuencias de la invasión por el reencuadre conquista como una guerra justa en el servicio de la introducción de Cristianismo. Teniendo en cuenta que el requerimiento representa sólo un momento fugaz de contacto inicial y que no tenemos documentación de su uso en las tierras altas del Nuevo Reino de Granada, que tal vez no es el mejor ejemplo de la fetichización español de la palabra escrita. Sin embargo, el requerimiento es sólo una de una serie de actos rituales vinculados a la alfabetización que se han dirigido a con consolidando la hegemonía de la ciudad letrada en los siglos posteriores a la conquista. El trazado de mapas anteriores a la fundación de las ciudades, la lectura ritualizada de documentos escritos en el curso de las ceremonias que otorgan la posesión de parcelas a particulares, y la manipulación ritual de reales decretos por los funcionarios coloniales son mejores ejemplos de cómo el rendimiento continuo de engendró alfabetización poder en las colonias españolas. Con alfabetización que funcionan simultáneamente como símbolo y como la cristaliza de una ideología de la dominación, el ejercicio del poder se determinó mediante el control de la escritura por letrados-‐la pedagogos religiosos y juristas
atrincherados en las partes altas de la burocracia colonial. Pero más aún, la ciudad letrada se mantuvo por notarios y sus secuaces, quien escribió los numerosos documentos legales que engrasados la máquina democrática oficina española. Estos últimos fueron instrumentales en la perpetuación del imperio, que funciona como el "cordón umbilical documental" entre el centro de bronceado metrópolis y sus posesiones coloniales (Rama 1996 [1984], 22, 33-‐34). Estos funcionarios de nivel medio eran omnipresentes en la vida diaria. Ellos estuvieron presentes en todos los ensayos. Ellos certifican la autenticidad de una amplia gama de documentación que fue escrito por los no especialistas. Ellos estaban familiarizados con las fórmulas legales necesarias para producir peticiones aceptables, testamentos y contratos. De este modo, los notarios no sólo crean un puente entre la Corona y sus posesiones coloniales, sino también entre la administración colonial y sus súbditos, ya sean españoles aristocráticos, los esclavos africanos o caciques indígenas. Pueblos Originarios y el imperio con letras City La española se caracterizó por un carácter jerárquico especial sobre la base de la lengua y la ascendencia, somos reacios a referirse a la raza en un contexto colonial que precedió a la llegada de la clasificación "científica" racial en el siglo XIX (Lewis 2003; Poole 1997). Rama (1996 [1984], 31) culpa a la ciudad letrada para la creación de una forma de diglosia colonial en la que dos tipos de lenguajes coexisten paralelamente entre sí: una élite, con letras, y codificado de forma rígida discurso, por un lado, y un popular, cotidiano, y lenguaje de fluido en el otro. La jerarquía social se replicó en un la estratificación cultural basada en nociones de ascendencia que dividían la administración colonial en dos repúblicas, la República de Indios, cuya burocracia involucrada en todos los procedimientos administrativos y jurídicos relacionados con la la población indígena, y la República de Españoles, responsable de la administración iards Span, las poblaciones de ascendencia europea (criollos), africanos, y las diversas mezclas raciales (mestizos, mulatos, etc.) que trabajaban en el servicio de los europeos estadounidense de origen. El lenguaje escrito unidos cada una de estas repúblicas y se conecta una república a la otra. En esas regiones hispanoamericanas que habían apoyado eties a nivel estatal soci antes de la invasión española, la división entre las dos repúblicas se expresó explícitamente a través de la escritura. Los intelectuales en las órdenes reli-‐ reli católicos acusados de convertir los nativos americanos de moda, en con cert con las élites nativas, lo que vendría a ser conocido como variantes clásicas de quechua y náhuatl-‐las lenguas de los incas y aztecas, respec tivamente ginarios-‐discrim contra otro lenguas nativas y garantizar la difusión de estas lenguas imperiales más allá de su boundaries.1 precolombina en sus versiones escritas estandarizadas, quechua y náhuatl contrastan con la variedad de lenguas vernáculas habladas a nivel local que, en Mesoamérica, al menos, fueron empleados por los notarios locales para producir documentos legales cotidianas tales como contratos y wills.2
la creación de un clásico escrito calibre lan, basado en el discurso ritual del estado precolombino, a la vez bol strado el poder de la élite indígena colonial y operado como una mecha para el control de la nobleza nativa dentro de la estructura de poder colonial (Klor de Alva 1989, 146-‐49): "el náhuatl clásico era claramente un dispositivo destinado a facilitar la circulación de las ideas de un conjunto de formaciones discursivas (el cristianismo, la ética pre-‐contacto) a otro (subordinación étnica, el orden político) "(ibid., 149). De hecho, a pesar de la elegancia y la importancia de la interpretación de Rama de la América española como una ciudad letrada, debemos ir más allá de su enfoque exclusivo en la República de Españoles y de los letrados, para considerar la ciudad letrada paralelo que se desarrolló dentro de la República de Indios y entre los escribas y notarios que les servían. Alfabetización alfabética rápidamente se convirtió en uno de los baluartes de la élite de los jefes hereditarios indígenas (caciques y cacicas) y descendientes de precolombino nobleza que habitualmente dedica a la elaboración de testamentos, de las peticiones y de los contratos con la ayuda de notarios y escribas. Este capítulo investigar la interacción de géneros españoles de expresión alfabética con géneros andinos del norte nativos de la expresión oral y espacial, centrándose en cómo los muiscas, Nasa, y Pasto nobleza colonial adaptados escritura legal castellano para sus propios fines en la construcción de una estafa ciudad letrada en pequeño, del que formaban los apex. 3 En las páginas siguientes, vamos a examinar los diversos géneros jurídicas españolas en las que se escribieron, la creación de nuevos géneros alfabetizadas por autores indígenas, y en particular, los problemas de identificación de los nativos voz en un cuerpo de documentación en idioma español que no era conscientemente transcultural, ni identificado como tal por sus lectores españoles. En la superficie, los escritos vamos a examinar no parecen ser culturalmente heterogénea en comparación con la producción alfabetizada indígena en Mesoamérica y Perú, una indicación de la tendencia norte andino de restar importancia a la alteridad que mencionamos en el capítulo 1. En primer lugar, sin embargo, permiten consideremos brevemente cómo indígena alfabetización funcionó en Mesoamérica y Perú. Alfabetización Indígena de Mesoamérica y Perú Mucho se ha escrito acerca de la alfabetización vernácula indígena en el México colonial, donde los escribas a nivel local elaboraron miles de páginas de documentación en maya, mixteco, náhuatl y zapoteco, entre otros idiomas, elaboración de un cuerpo transcultural de la documentación que incorpora formas nativas de la dirección y el discurso formal, y que en el período colonial temprano yuxtapone comunicación.
4 alfabético y jeroglífica en los Andes, donde los pueblos precolombinos no fueron por orden alfabético o jeroglíficamente leer y escribir, pero registra la estadística y narrativa en los registros nudo khipu que sur Vived como sistema alfabetizada paralelo bien entrada la era poscolonial (Salomon 2004), la alfabetización alfabética introducido por los españoles no invaden los sistemas de grabación vernáculos alternativos. Por lo tanto, la alfabetización alfabética era casi en su totalidad en el idioma español, con las pocas excepciones de un puñado de documentos y cartas notariales quechua (Durston 2007; Mannheim 1991, 143-‐44), y narraciones míticas escritas para su uso en el proceso de extirpación de la religión nativa (Salomon y Urioste 1991). Esto es válido tanto para los documentos administrativos, en cuanto a las historias conocidas escritos por nativos andinos como el Inca Garcilaso de la Vega (1723 [1609]), Felipe Guaman Poma de Ayala (1980 [1616]), y Joan de Santacruz Pachacuti Yamqui (1993 [1613]), todos los cuales escribió en castellano; de hecho, Guarnan Poma representa un escribano andino escribir un documento en español una voluntad, para ser precisos, como hemos descrito en el capítulo anterior (Guarnan Poma 1980 [1616], 814) 0.5 La alfabetización alfabética indígena de Mesoamérica y Perú se transmite de naturaleza cultural, la fusión de géneros orales nativos de habla formal y la narración cal histori con géneros literarios españoles para producir discursos alfabetizados única coloniales que son muy heterogéneos en la naturaleza. William Hanks (2000,134-‐35) los ha llamado "las obras de frontera", lo que sugiere que Oper comió simultáneamente de acuerdo con varios conjuntos de convenciones originarios de Europa y en América del nativo: Maya Oficial es un género "umbral" funciona dentro de esta categoría fueron creados para ser doblemente interpretable. Por un lado, los textos encajan muy bien en categorías españoles contemporáneos como carta (letra), Información de derecho (declaración de derechos) y concierto (acuerdo). Tal ajuste era necesario para que las obras sean "regular", traducible, y inteligible a sus direcciones españolas. Pero convenciones nativos también reclamaron más oficial Maya en al menos algunas de sus características, y dar lugar a otra lectura. Por ejemplo, los textos están escritos en maya, mostrando las formas indígenas de dirección, junto con prosa y verso estilos comunes a otros tipos de discurso nativo. También es típico de oficial Maya obras que se presenten como parte de una serie intertextual de dos o más versiones de lo que parece ser una sola plantilla. (2000,159) Estos textos mayas son susceptibles de un análisis lingüístico cerca que es prácticamente imposible en la documentación de los Andes, donde predomina el español. A diferencia de Mesoamérica, donde las formas orales y alfabetizadas nativos se mezclaban con el alfabeto romano en la página escrita para crear nuevos géneros de expresión alfabético, los nativos peruanos compartimentado su discurso en dis documentos concretos. Burócratas coloniales indígenas mantienen datos estadísticos sobre los khipus y también los registrados en documentos de idioma español, por el orden de sus amos europeos (Espinoza Soriano i960, 223-‐24); inventarios de las posesiones del sur caciques andinos fueron catalogados simultáneamente en papel y en khipus (del Río 1990, 107). La oralidad en lenguas
andinas se limitó a la canal no alfabético, mientras que el testimonio indígena en los documentos alfabéticos se proporciona ya sea en castellano o traducida por un intérprete. Géneros discursivos españoles fueron aisladas de los andinos en mucha mayor medida que en Mexico. En las dos regiones, expresion indígenas lograron la autonomía con respecto a la administración colonial española a través de canales radicalmente distintas. La voz nativa de los Andes del Norte En la documentación de los Andes del norte, en comparación con Mesoamérica y los Andes del sur, tenemos acceso excesivamente más limitado a los contextos discursivos nous indíg en las que se produjo la inscripción. Si bien hay rencias Origen datos khipu en la Colombia moderna indígena, tales artefactos no fueron preservados como lo son para los Andes del sur y su uso tiene peared desapa en los últimos cincuenta años, nos niega el acceso a los canales paralelos de cripción en que pudieran haber existido en el periodo. Muisca colonial y Pasto desaparecido como lenguas vivas en el siglo XIX y en el caso de Pasto, las gramáticas de la época colonial y diccionarios ordenados por autoridades de la iglesia (Burgos Guevara 1995, 473) no han sido localizados en el documentario registro, a pesar de que han sido para el idioma muisca (Anónimo 1987 [c.1607-‐20]). Por lo tanto, no tenemos ninguna entrada en los géneros orales que un doubt damente nutrieron autores nativos de los de lengua española muiscas y Pasto documentos que formarán el núcleo de material de archivo utilizado aquí. Incluso si queríamos para excavar las múltiples capas intertextuales de la documentación del norte de los Andes, estaríamos niega ese privilegio. La mayor parte de los documentos en español escritos por los pueblos nativos fueron iniciativas de colaboración en el que los notarios españoles registraron dictado nativo o testimonio, con frecuencia pasa por el filtro adicional de un intérprete mestizo. La naturaleza palimpséstica de estos documentos, que incorporan rutinariamente la documentación de apoyo en el registro, se mar Soned por la práctica de la copia de los escritos de mayor edad en los registros legales de un siglo o más después de que fueron escritos, pasando así a la posteridad mis numerosas lecturas del registro documental. Por otra parte, los protectores de naturales, los funcionarios designados por la Corona que se desempeñó como abogados defensores de los litigantes nous indíg y como intermediarios entre la corte y las comunidades que nativos, tenía una mano en la producción de papeles legales (Bonnett 1992). No hay un solo autor, ni una sola identidad cultural o temporal de estos escritos, a los que podríamos apelar en un esfuerzo por disent wine un producto discursiva colonial (Thurner 1997,14). En cambio, lo que tenemos que trabajar con una serie de "objetos enredados"
(Thomas 1991), en el que las voces de numerosos actores culturales y de diferentes períodos históricos están inextricablemente entrelazados. Sería un error suponer que los escribas de la administración colonial española que participaron en la preparación de estos documentos, perciben la alfabetización de la misma forma funcional como lo hacemos hoy. Este importante hecho enturbia las aguas, borrando lo que es "indígena" y qué es "europea Euro" en estos documentos. Hasta finales del siglo XVI, la nave relación entre la oralidad, la alfabetización, y el objeto era diferente de lo que percibimos hoy. Era colonial escritura como español fue el caso en toda Europa en el momento era fundamentalmente de carácter oral, replicando en el espacio el temporal dimensión de la comunicación oral a través de una negativa a apropiarse de la economía expresiva que caracteriza la comunicación escrita. En otras palabras, la alfabetización colonial puede entenderse en parte como comunicación oral dejó por escrito o actúa como rituales descritos en detalle, una y otra ves .8 Los ejemplos más claros de la oralidad de la escritura española colonial son los numerosos documentos que registran el proceso por el cual comunidades indígenas fueron despojados de sus tierras (ane/q 1685 ,1693). Estos procedimientos fueron especialmente omnipresente para los pueblos de todo el centro administrativo de Pasto, donde la población nativa Quillacinga cayó en picado durante el primer medio siglo de la conquista (Padilla, López Arellano, y González 1977, 40-‐41), dejando a los españoles con un apertura para reasignar la propiedad de lo que consideraban tierras subutilizadas. Con el fin de que estas parcelas serán liberados por subasta pública, el anuncio público por un pregonero era necesario. Frecuencia, el pregonero, como se le llamaba en español, se vio obligado a repetir su mensaje de una treintena de veces; -‐se les reproducen sus palabras-‐o una traducción al español de, textualmente, como treinta frases idénticas en el record .9 documentaria Así como la oralidad se reproduce por escrito en los documentos coloniales, práctica ritual se revive a través de su inclusión en el registro legal. Una vez más, Español escribas descuidan la economía de expresión que la escritura podía permitirse. En lugar de breves menciones de ciertos rituales que tuvieron lugar en los sitios designados con los participantes designados, los rituales se describen en detalle minucioso, una y otra vez. La naturaleza de tal ceremonia fue dictada en los manuales jurídicos. En un manual de mediados del siglo XVI, por ejemplo, Gabriel de Monterroso y Alvarado (1609 [1563], i45r) especifica el idioma que legal racterizado la eficacia del ritual, una vez que fue inscrito 011 de papel: En virtud de la citada Orden, tal y tan [fulano] alguacil colocado tal y tan en posesión, o el juez en su persona, tomándolo de la mano, lo puso en la herencia, o la casa, y se llevó alrededor de él, y cerró las puertas (en el caso de una casa) y echó de Ana tomó las llaves de la casa, y las puso en las manos de tal y tan como su inquilino, todo lo cual fue hecho como un signo de possession. 10 El registro documental andina norte contiene numerosos ejemplos de tales restricciones, proporcionando no sólo una ventana a la relación entre el ritual y la
escritura, sino también las formas creativas en las que tales principios rectores fueron adaptados a diversas situaciones: En el noveno día del mes de octubre de mil seiscientos cuarenta y siete, después de haber leído el fallo del General Don Antonio de Santillana y Oyos a petición de don Marcos Taques, gobernador de los indios de la ciudad de Tulcán, I, Estéban Berdugo , residente en dicha ciudad, otorgado sesión pos de los mencionados don Marcos Taques. En virtud de la sentencia que me ha confiado Tomé Don Marcos Taques de la mano [y] le dio la posesión de las tierras llamadas Chunes y la colina de Chucanbut, por lo que el puente que desciende hacia el río, siguiendo el camino hasta que llega a la ciudad en el lado izquierdo de llegar a la colina de Tugteta y la colina de Tainguaput que divide la jurisdicción de [la de] Guaca. El desarraigo de algunas pequeñas plantas y hierba, Don Marcos Taques tomó poseen sión de las tierras mencionadas sin contradicción y yo se lo dio por la ley en nombre de Su Majestad en la presencia del Rev erend Padre Fr. Joseph de Rribera, que es el sacerdote y vicario de la ciudad y en la presencia del sargento Bernardo Carballo y de Alonso Baes y Don Melchor G. Tulcanaza, alcalde ordinario de la ciudad. En [affir mationofits] truthIsignmyname, (ane / q 1647,7V) 11 Tales declaraciones se repitieron una y otra vez, cada vez que una posesión de una parcela fue cedida de un litigante a otro, llegando a ser parte de la tradición oral de las comunidades Pasto del siglo XX (Rappaport 1994, 102). Los documentos escritos interactuaron con formas nativas de la memoria en una relación textual internacional. Los referentes territoriales inscritas en la documenta ción de la ceremonia de posesión de don Marcos Taques también fueron inscritos di rectamente en el territorio. En algunos casos, las casas y capillas fueron construidos específicamente para reclamar una parcela (ane / q X656, i3v-‐i4R; 1669, i7v-‐i8r) y cruces fueron colocadas como marcadores de límites (ane / q 1767, nr) 0.12 Notwithstand ing estas formas europeas de fronteras reconociendo, formas nativas de territorio marcado, como la excavación de zanjas o cunetas de frontera, han participado en nativo y español por igual (Caillavet 2000,127-‐28; ane / q 1656, Ior-‐v, i9r). Pastos con frecuencia llama estas zanjas "antiguo" o perteneciente a infieles-‐ "infieles" de topónimos de origen y proporcionadas precolombinos en la lengua vernácula (ahbc / i 1674; ane / q 1689, I2V; ane / q 1709,5V; ane / q 1733,36V; ane / q 1759). Los españoles parecen haber tomado esta técnica de la población original ab para sus propios fines OFM Arking territorios definidos por criterios europeos (Caillavet 2000,127). Esto indica que el uso de zanjas celebró intersección pero culturalmente diferentes significados para los europeos y los nativos Americans.13 Otros usos, como el de la redefinición de las razas ter precolombinas (gradas) como límites sugiere la creación de convenios territoriales indígenas coloniales que reinscrito tierras y sus turas fea distintiva dentro de una realidad colonial (ane / q NDB, 5r-‐6v). Información cultural clave también podría cristalizarse en una forma característica nativa en la enumeración escrita de los límites de las tierras, como se puede observar en el título de mediados del siglo XVIII a la comunidad Pasto de Cumbal (np / p 1908 [1758]) , que incluye un número de marcadores nombrados de contorno, o mojones, así como características naturales de importancia
sobrenatural, tales como ríos y lagos. El cacicazgo colonial de Cumbal se organiza en una jerarquía de secciones, vestidos de norte a sur en bandas paralelas de territorio (Rappaport 1994, cap. 2). La participación en actividades políticas se estructuró de acuerdo a la jerarquía territorial, con las autoridades de las secciones dificultades asumiendo puestos administrativos clave en un orden de rotación fija que corresponde a la trayectoria del sol entre el verano y ganar ter solsticios. La enumeración de los límites de Cumbal en su título colonial sigue precisamente ese orden jerárquico, que estructura ritual y la vida política de la comunidad hoy. Sin embargo, en el título, el simbolismo de la jerarquía de la sección se condensa en una lista de mojones, limitado al dominio de administración. La posesión de territorio se inscribe así en el papel, en la tierra misma, y en los cuerpos de los propietarios de tierras, que rodaron por el suelo, desgarrando trozos de césped para simbolizar el acto de reclamar la posesión. Este ritual podría adoptar características especiales, dependiendo de la naturaleza de los participantes, como en el caso de un sacerdote de mediados del siglo XVIII, cuya ceremonia de posesión también incluyó la siembra de una pequeña cruz de madera (ane / q 1735b, ioor) 0.14 Tales signos pueden, sin embargo, también se pueden borrar desde el paisaje a través de actuaciones rituales similares. En 1634, una serie de parcelas en El Ángel fue devuelto a los caciques de Tuza, después de haber caído en manos de los terratenientes españoles. La restitución del territorio fue acompañada de una ceremonia de posesión idénticas a las que ya hemos descrito, esta vez promulgada "para simbolizar esta restitución" (ane / q 1634a, 8v). Los animales pertenecientes a los usurpadores debían ser impulsados ritual de la tierra y los edificios se encuentran allí recibieron la orden de ser ceremonialmente destruido, eliminando por tanto, desde el paisaje en cualquier cripción de reclamos ilegítimos al territorio. Sin embargo, el cacique de El Ángel, Don Sebastián Guamanmira, lo pensó mejor de destruir las casas y le pidió que se mantengan, por lo que otro acto de posesión seguía de cerca los pasos de la primera: Y de conformidad y tomando nota de la utilidad de dejar el cacique en posesión de las casas y los corrales, el juez ordenó que desistan de derribarlos. Tomando Don Sebastián Guarnan por las manos, que lo llevó a las tres casas y dijo que le dio la posesión de ellos en virtud de su ser construido en sus tierras, por lo que iba a poseerlas. (1634a, ior) 15 Por lo tanto, no podemos hablar de inscripción alfabética como el único medio por el cual los litigantes indígenas o españoles asumieron el control del territorio. A la combi de modos europeos y Pasto de marcar el paisaje contribuyó a los cimientos de la ciudad letrada indígena, al igual que la simbiosis de formas nativas y españolas de la clasificación de estos marcadores y las ceremonias que impresionaron posesión sobre los cuerpos de los propietarios de tierras indígenas y europeos. La ciudad letrada trasciende los límites estrictamente europeos, eruditas, y alfabéticos que se le plantean por Rama.
Los pueblos indígenas y la escritura notarial Con el fin de comprender la naturaleza de la ciudad letrada indígena, el primer paso es determinar la naturaleza de los géneros de la expresión alfabético que pueblos nativas de los Andes del norte utilizan y transforman. Wills, contratos, y los títulos son los géneros jurídicos españoles, pero en los Andes coloniales, eran produjo bajo circunstancias locales particulares que sutilmente transformado su naturaleza. La palabra clave aquí es sutil, ya que estos documentos no alteridad amplio elenco. En cambio, campeón conformidad en el sistema español, no menos porque fueron escritos en conjunto con los funcionarios coloniales. Tire documentos notariales de Ibarra, donde muchos contratos Pasto, testamentos, y los registros de disputas fueron registrada fueron elaborados por los notarios españoles, hombres cuyas oficinas fueron concedidos por el rey de España. Notarios de Ibarra emprendieron viajes anuales a la zona de Pasto, donde pasaron dos semanas a un mes el registro de los numerosos asuntos legales de interés para las élites locales nativos y españoles. La autenticidad de estos documentos se basa en la presencia de varios individuos que cumplen una serie de funciones, incluyendo testigos, intérpretes y otros expertos, como medidores de tierras. Sólo un número limitado de (privi privile-‐) hombres -‐tanto Españoles (o criollos) y nobleza indígena-‐podría llenar estos papeles, y por esta razón, los mismos personajes aparecen repetidamente en el documento tras documento, redactado en estrecha succesión.16 Así, notarial práctica creó un tipo de intertextualidad en base a las exigencias de procedimiento legal local que determinaron las relaciones entre los diferentes géneros de la expresión jurídica, así como proporcionar una interfaz transcultural en el que los funcionarios españoles, terratenientes europeos y caciques Pasto crearon artefactos de la cultura colonial escritos. 17 Los archivos notariales de Ibarra nos ofrecen una ventana a cómo, cuándo y por qué los caciques Pasto del barrio Ibarra solicitó la asistencia oficial para sus necesidades legales. Si tabulamos los 328 procesos judiciales entre 1593 y 1799 que han sobrevivido en este archivo y al que Pastos eran partes, nos encontramos con que caen en varias categorías. La mayoría de los significativos 188-‐entradas, o casi el 60 por ciento del total documentación fueron los más simple de documentos, contratos escritos durante la venta de tierras, incluyendo la venta de las tierras rurales, de las parcelas urbanas en Ibarra, y la creación de capellanías (dotaciones privadas productoras de ingresos para legados piadosos). La gran mayoría de estos fueron decreto judicial de diez entre 1640 y 1739. Ellos incluyen no sólo las ventas entre Pastos y españoles, sino también a las transacciones entre los propios Pastos y entre tos Pas y otros pueblos indígenas de la región; la dos últimas categorías com premio más o menos un tercio de las transacciones. Es evidente que la protección de los derechos a la tierra y la creciente necesidad de la documentación de los créditos, por un lado, y la necesidad de vender las tierras, por el otro, condujeron caciques al notario. Si examen ine los contratos por década, centrándose en la venta de tierras rurales, se
hace evidente que el número de ventas creció a partir de finales del siglo XVI hasta las dos últimas décadas del XVII, y luego dejó en todo el XVIII . Como caciques se encontraron con larga homenaje rollos incompatibles con las poblaciones más reducidas-‐nunca de sus comunidades, a partir de las dos últimas décadas del siglo XVII, que tenían que vender las tierras para cumplir con sus obligaciones tributarias (Powers 1995); así se haga constar en algunos contratos. Sin embargo, también hay una curva de campana en el número de ventas de tierras entre ellos Pastos que es paralelo a la tendencia general, lo que sugiere que los contratos autorizados por los notarios eran necesarias para proteger los derechos territoriales internos, así como entre los Pastos y los europeos. También durante el cenrury seventeenui, tnere apareció propietarios Pasto de solares urbanos en la capital provincial de Ibarra, una tendencia que todos, pero desapareció con la creciente tigo impover de caciques en el siglo XVIII. Como caciques de base urbana se llegaron cada vez más cosmopolita, comenzaron a dotar capellanías, una tendencia que también desapareció en el siglo XVIII. Los próximos-‐categorías más grandes de transacciones notariales son el registro de tes taments, de los cuales hay 25, con 20 de ellos por los testadores principalmente, y el registro de contratos de deuda, también 25 entradas. Tenga en cuenta que muchas de estas voluntades se registraron en Ibarra sólo después de que fueron escritos en la Comuni dad casa, algo que volveremos más adelante en este chapter.18These categorías son seguidos de cerca por el registro de documentos en relación con las disputas por la tierra (20); bythenotarialvalidationofpowersofattorney (18) thatPastocaciques dieron a los españoles, otra Pastos, e incluso la nobleza inca; y por la documen tación de otros conflictos (16) 0,19 Al igual que en México (Lockhart 1992; Restall 1997), nativos andinos sirvieron como notariesatthelocallevel (Murra1998; Spalding1984,217), althoughincon contraste de nahuas y mayas escribas, que escribieron en sus lenguas vernáculas, notarios andinos escribieron en español con muy pocas excepciones (Mannheim 19 9 1 14 3 -‐4 4). En la zona de Pasto, tenemos dos documentos con las firmas de los escribas indígenas, un testamento de 1653 Carlosama preparado por Don Juan Guamiala-‐ mag (ane / q 1653) y el otro, un documento de 1634 de Tuza firmado por Don Pedro Matías Huanamag (ane / q 1634a, 125 V), que lleva el título de ESCRI bano del pueblo (pueblo notario) .20 Este último documento se inserta dentro de una larga disputa entre los caciques de Tuza y varios españoles que ocupaban las tierras indígenas. Es un simple trozo de papel escrito en una mano clara, que lleva dos breves párrafos que reconocen la entrega de un decreto de Quito a un español acusado de quemar la iglesia en Tuza, lo que requiere que gire sobre un número de mulas y caballos para Don Diego Paspuel, gobernador de Tuza, seguida de una exposición de las acciones que las autoridades habían adoptado para CONFIS nicar los animales, los procedimientos legales a cabo ante tres testigos nativos (Figura 29). En otras circunstancias, los escribas indígenas con títulos notariales sólo temporales y que trabaja en el aislamiento de las autoridades españolas aplican euro peos convenciones alfabetizados y procedimientos legales a los conflictos
locales, en un esfuerzo por garantizar la legitimidad de sus decisiones para la posteridad. Así, en 1654, cuando Don Marcos Taques, gobernador oriundo de Tulcán, no pudo encontrar ningún juez europeo disponibles para arbitrar una disputa por una voluntad, él tomó sobre sí mismo que role.21 Como no había notarios españoles en la zona, ordenó que todos manguera que sabía leer y escribir presentarse ante él, lo que resulta en la contratación temporal de Tulcán nativo Juan Francisco Guapastal como notario (ahbc / i 1654). Guapastal escribió una cuenta gramaticalmente correcta y legalmente precisa de las actuaciones. Acompaña el testamento original en el archivo notarial Ibarra cuando la documentación se depositó posteriormente como protección contra futuras reclamaciones. Mientras Don Marcos y Juan Francisco Guapastal resuelven la disputa sin intervención externa, que enmarcan su decisión dentro de la rúbrica de la administración colonial más amplio, "en el nombre de Su ajesty M" (1654, 3v). El Juego de Géneros Alfabetizada colonial legal práctica es casi redundante yuxtaponer alfabetizada y legal, dado que en el ordenamiento jurídico español, prácticamente todas las COMMUNICA en el marco de un litigio se hicieron por escrito, se basó en una serie de géneros que se transformaron en el curso de contacto intercultural y el conflicto. Los soportes ideológicos del sistema alfabetizados fueron suministrados por esos géneros producidos por los frailes. Sus gramáticas y léxicos situados lenguas nativas dentro de una matriz América y evalúan la capacidad de estas lenguas para reflejar adecuadamente sobre asuntos espirituales (Harrison 1995), mientras que sus sermones y catecismos adoctrinados los fieles indígena a través de la referencia a la palabra escrita y la imagen pictórica narrativa. 22 Una serie de documentos se produjo dentro de la República de Indios, la jurisdicción indígena de la administración, incluyendo peticiones y cartas, documentación de límites de tierras, contratos, testamentos, la tierra y el título de jefe, y las investigaciones sobre las actividades de los funcionarios de algunos españoles de estos escritos por escribas nativos y otros por los notarios europeos y abogados que trabajan con señores étnicos. Documentos producidos dentro de la República de Indios fueron guiados por los textos metageneric, como manuales notariales y los manuales para los sacerdotes, que clasifican los tipos de documentos y estipulan su contenido y organización, diseñar cómo muchos testigos tenían que estar presentes en la auten-‐ authen de un legal papel, y describir cómo podrían ser esos documentos falsi fied.23 Como vamos a describir, señores locales andinos se vio envuelto en todo tipo de disputas mediante el empleo de los géneros legales específicos, ya sean acciones civiles y penales, testamentos, o contratos. Para poder utilizar la escritura legal correctamente, estos líderes nativos se dieron cuenta de las metagéneros publicados que controlaba y dieron fin a la producción de estos tipos específicos de documentos religiosos, legales y sociales. El conocimiento y la posesión por indios de tales metatextos, especialmente los de carácter jurídico, podrían ser considerados peligrosos por los españoles porque la alfabetización nativos andinos facultado para utilizar estos textos en involuntario y ad versarial maneras. Por ejemplo, Bartolomé Álvarez escribe en un tono amargo y sarcas tic sobre los problemas causados por indios ladinos en Perú a finales del siglo XVI. Cita dos ejemplos concretos:
E ntre las virtudes que estudio ladinos es, uno, saber cómo componer una demanda y hacer una petición con el fin de avanzar en una acusación; para el que poner fin a una ladina indio de un pueblo llamado Andamarca, en la provincia de Las Carangas comprado una copia de Monterroso [y Alvarado, Pratica civil y criminaly instrvcion de escrivanos 1609 (1563)] y en otro pueblo llamado Coquemarca otro ladino compró una copia de Las Partidas por el rey Alonso que cuestan 40 pesos. Para comprender su intención innoble uno no necesita ir más allá al indio, que desea ser letras para crear juicios sin haber estudiado lo que pretende [hacer]. Y así, si tuviéramos que examinarlo, [encontraríamos que] no iba a conocer la ley de Dios; y si [le pedimos] si sabe su catecismo y las oraciones que él no es capaz de entenderlo ni repetirla. Y si le preguntamos quién es su párroco y [si] el párroco lo examina, se descubrió que él no sabe una palabra de la doctrina cristiana ni cree que si Dios existe; y [por lo que] trata de criar a un niño ladino que no sabe leer ni escribir y que aparecerá al revés Monterroso y las leyes de Tidas Las Par sólo con el fin de causar problemas. (Álvarez, 1998 [1588]: 269) 24 Los dos libros mencionados por Bartolomé Alvarez son textos fundamentales para el establecimiento de una comunidad civil en la Nueva mundo.25 Las primeras preocupaciones de texto de enseñanza notarios cómo crear los casos de derecho civil y penal. El segundo texto, el siete partidas, es aún más importante. Representa una de las distintas ediciones de la versión impresa del texto legal fundamental de España. En primer compilado en el siglo XIII bajo la dirección de Alfonso X, las Siete partidas se convirtió en un manuscrito copiado mucho que sirvió como el texto legal rector de España tanto en términos de la filosofía y la práctica (Alfonso X 1992 [1555]). La primera edición impresa apareció en 1491 y fue reimpreso rápidamente más de una docena de veces durante el siglo XVI cen. ¿Cuál de estas ediciones fue comprado por el ladino de Coquemarca no está clara y no es importante. Lo que está claro, por lo que dice Alvarez, es que el mercado dio a los líderes nativos acceso a algunos de los libros más importantes para aprender a defender legalmente a sí mismos. Ganaron acceso inmediato tanto a los fundamentos filosóficos y técnicos del proceso legal. Por tanto, la adquisición de la lectura y la escritura por los nativos no lo hizo solo en Hance su conocimiento de la doctrina de la iglesia, como se esperaba. También se utiliza para leer estos metatextos con el fin de producir sus propios documentos. Para alguien como Alvarez, alfabetización andina en general y, en particular, estas metagéneros traerían nada más que problemas. Metagéneros no, sin embargo, controlar por completo el carácter de géneros mentarios docu, ni las divisiones entre ellos. Una vez que el contenido de los manuales introducidos en los campos de actividad y cambio, tomaron en diferentes valores interpretativos, como Bartolomé Alvarez temía. Por ejemplo, Felipe Gua rnan Nueva coránica, un extenso informe de Poma de Ayala pretende ser pre tantes al rey de España como una carta documentando los abusos contra las personas nativas-‐tomó el género del sermón y lo transformó en un tipo de escritura de la historia, llamada la crónica (Adorno, 1986). González Echevarría (1990, 71-‐92) ha argumentado que los Comentarios reales de Garcilaso, una historia de los Incas y de la conquista del Perú, pueden entenderse mejor como una carta de apelación a la Corona, un género conocido como una relacion, lo que sugiere que los límites entre la historiografía y la retórica notarial fueron veladas en el período colonial. En la documentación del norte de los Andes, este tipo de confusión de géneros no es tan obvio, probablemente debido a la naturaleza
colectiva de la escritura de documentos y la participación de los notarios españoles, abogados y jueces impidió el tipo de experimentación genérica disfrutado por Garcilaso y Guarnan Poma , por un lado, y por los escribas locales más autónomos que escriben en la lengua vernácula en México, por el otro. Sin embargo, un examen de los géneros de Pasto y la NASA registros documentales indica que los autores y los litigantes indígenas tenían fusionan géneros notariales españoles con formas nativas de inscripción de manera creativa. Contratos Los contratos son la forma de documentación menos susceptibles a la manipu-‐ ma genérica, dada su brevedad y su carácter altamente formulista. Camente TYPI, un contrato de legitimar una venta de tierras estipulará poco más que la información siguien tes: los nombres de los compradores y vendedores; la cantidad intercambiada en la transacción y las condiciones de pago; el tamaño y los límites de la parcela y la naturaleza jurídica de su tenencia; y las condiciones en que se suscribe el contrato, incluido el lugar y la fecha de su firma, así como los diversos participantes en el acto notarial (vendedores, compradores, notarios, empre-‐ ingenio, etc.). He aquí un breve ejemplo de un contrato, suscrito en fecha 16 de diciem bre de 1692, entre Doña Magdalena Guachán, cacica de la comu nidad Pasto de Guaca, y Sebastián Galíndez, un español o tal vez un criollo; fue ofrecido como prueba por los caciques de Tuza en una disputa por tierras en Puntal de un siglo después de su firma: En la villa de San Miguel de Ibarra a los dieciséis días del mes de diciembre de mil seiscientos noventa y dos, ante mí, el notario público del ayuntamiento, y los testigos, Doña Magdalena Guachan, ca cica de la localidad de Guaca, residente en esta ciudad, a quien yo juro que sé: ejecutado en su propia [nombre] y en nombre de sus herederos y el éxito el sores, la venta y colocación en una transacción real por derecho de herencia, ahora y para siempre, a Sebastián Galíndez, presente [en su nombre] y por sus herederos y sucesores, un pedazo de tierra que posee y posee, dentro de los límites de la ciudad de el Puntal, en el lugar llamado Mumiar, compuesta por aproximadamente ocho cuadras de tierra que recibió y heredó de Doña Juana Guachan, su madre fallecida. [Se] acotado desde arriba y desde abajo por las tierras de Don Francisco Paspuel, cacique del pueblo de Tuza, a un lado por las tierras de Doña María Guachan, y el otro por los de Doña Francisca Guachan, [ambos] primos hermanos del albacea, con todas sus vías de acceso [Entradas y Salidas], usos, costumbres, derechos y servicios, y por lo cual y en la forma que ha ellos y su madre poseía y otros los poseídos, libre de compromisos, obligaciones, y las hipotecas, en el precio y la cantidad de setenta y dos patacones que el comprador coloca sobre la mesa [denominaciones] de reales de a dos y de cambio, que luego de ser contado se toman y se aprueban en el poder del albacea en mi presencia y la de los testigos, a los que yo, el presente escribano, doy fe. . .. [Firmas siguen], (ane / q 1792b, cuaderno 2, sin paginación) 26 Si bien este contrato en particular ha sido elaborado por un notario Ibarra, contratos también fueron escritos en las comunidades indígenas sin la intervención notarial, pero con todas las demás formalidades del género (ane / q 1727b; 1792b, cua derno 4, sin paginación). Topónimos detalladas cuyos significados llamados atención a ras fea topográficos de importancia para los pueblos nativos fueron incluidos en los contratos, por lo tanto im buing retórica notarial con un significado nativo que sólo podía ser
APPRE hended por hablantes Pasto. Los sufijos adjuntos a topónimos se diferencian varios formas nativas de la delimitación de las tierras (Caillavet 1982b), ya que la voluntad de don Sebastián Calisto, un cacique de la sección de Yaputá, Carlosama, trados illus. Calisto distingue entre parcelas que llamó por el topónimo Tirir. Se refirió a Tirir junto a una grada (raza ter agrícola precolombina) llamado Yalguel, a la tabla, o una banda de tierra, llamada Tirir Yalcam, y tres tablas llamadas Yalguesam Tirir (ane / q NDB, 6r-‐v; véase también ane / q 1634b, 168ib). Nótese cómo el lote denominado Yalguel se transforma de una terraza agrícola en un mojón en este documento y cómo las características topográficas precolombinas sufijos cuyos significados se han perdido para nosotros, se han añadido a lo que parece haber sido la raíz, "yal." por lo tanto fueron refundidas e inscritas en los documentos y que su función cambió en el período colonial, fueron reinscrito en forma colonial en la tierra. Se trata de un ción illustra elocuente el hecho de que la cultura colonial no implica la yuxtaposición de supervivencias precolombinas con formas culturales españolas, pero en cambio, la infusión de los sistemas simbólicos indígenas americanas y españolas coloniales. Inscripción de topónimos Pasto en el registro alfabetizado castellano implícita, por otra parte, la tarea de traducción e interpretación, teniendo en cuenta que estos topónimos sólo podían ser imperfectamente transcritas de una lengua no escrita Andina en el alfabeto romano, pasando por el filtro de la fonología castellana. Que tales topónimos veces se saludaron con la confusión por los lectores españoles es evi dente en una venta de tierras en 1680 Puntal, donde los topónimos Guamal, Pilpuris Chalqualan, Pialtales, Quinamues, Usmaes, Quinangues y Pialanpues se denominan "esquisitos" -‐ "exquisito" o tal vez, exótico-‐por testigos (ane / q t68o, 7vand 9V). Testamentos En teoría, todos los buenos cristianos en la época colonial fueron necesarios para la elaboración voluntades antes de morir, aunque muchos nativos andinos no tienen las fuentes ni re, en algunos casos, la inclinación a hacerlo. Un acto cuasi-‐sacramental, la voluntad permitió a los fieles a equilibrar la salvación contra la riqueza, por la re dirigir posesiones mundanas hacia fines piadosos: La voluntad era los medios religiosos y cuasi-‐sacramental de la obtención de la aeterna sin perder del todo la temporalia, una forma de combin riqueza ing con la obra de la salvación. Era una póliza de seguro con contrajo entre el individuo mortal y Dios, a través de la aria intermedi de la Iglesia, una política que tenía un doble propósito. En primer lugar, que era, como Jacques Le Goff dice, un "pasaporte para el cielo." Como tal, garan teed riqueza eterna, pero las primas fueron pagadas en moneda temporal, los legados piadosos. La voluntad era también un "laissez-‐passer", o permiso para el uso de la tierra. Como tal, se legitimó y autorizó al sabio sospechoso de propiedad disfrute otra adquiridos durante toda la vida, la temporalia. Las primas para esta segunda garantía se pagaban en moneda espiritual, La contraparte espiritual de los legados piadosos, masas y dotaciones caritativas. Así, por una parte, la voluntad proporcionado una opción en el Aeterna; en el otro, se rehabilitó el temporalia. (Aries 1991,191) En el mundo español, se consideraron los testamentos, como la confesión, como actos penitenciales (Eire 1995, 22), y su preparación se desarrollaron dentro de un rendimiento intensamente piadosa en la que el testador, sacerdote, notario y
testigos que participan en la oración para resistir las tentaciones del diablo, acompañado de las procesiones de las cofradías religiosas, y el acto de limosna por los moribundos a los pobres (1995,29-‐33). ■ La voluntad funcionó, por lo tanto, en dos planos. En primer lugar, reiteró la fe del testador mediante invocaciones fórmulas, meditaciones y profesiones de fe, así como a través de lo que se llaman los legados piadosos (Obras ptas) -‐ disposiciones para las masas que decir para que el alma del difunto y su familia, así como las contribuciones caritativas a las instituciones o directamente a los pobres. En segundo lugar, se prevé la distribución de la propiedad a los herederos, así SPIRI tualmente legitimar la riqueza con la amputación de su dueño antes de la muerte (Eire 1995, 37_38). Carlos Eire ha analizado más de 500 testamentos siglo XVI, del Madrid, lo que demuestra cómo cambiaron durante el siglo en reacción al 1563 Concilio de Trento. Señala, en particular, el aumento de los legados piadosos y ritual funerario como España se hizo cada vez más ortodoxo en la cara oftheriseofProtestantism inotherpartsofEurope.ThevalueofEire'swork reside en su enfoque en los sistemas de la creencia popular en Contrarreforma España: cómo los individuos, por temor a sus destinos en el otra vida, participado y transformado las estructuras oficiales de la creencia. Estas estructuras se llevaron a América, donde voluntades también estaban orientadas hacia fines espirituales, como amonesta un 1810 Manual notarial mexicana que contiene plantillas de testamentos: Hie testamento es un acto altamente religioso y de espíritu muy católica porque el que hace que se ve hacia privarse de las cosas del mundo, di recting sus objetivos hacia la salvación, y que ésta sea parte (y no pequeña) de aliviar la conciencia mediante el cumplimiento de las obligaciones propias , el pago de sus deudas y el restablecimiento de lo que pertenece a otros, legados piadosos y otras cosas que se incurre en testamentos, es necesario solicitar un medio tan importantes con extremo cuidado, dado que se trata de un monumento medicinal o recuer brance para [garantizar] eterna salud y se presume como tal en la ley. (Lara Valdés y Vidaurri Arechiga 1998 [1810], 206) 27 Cristianos indígenas de Mesoamérica y los Andes preparado voluntades, en lenguas vernáculas tivas na en Mesoamérica (Cline y León-‐Portilla 1984; Colina 1989; Kellogg y Restall 1998; Restall 1995) y en español en los Andes (Aber Crombie 1998b; Poderes 1998; Salomon 1987-‐1988), siguiendo fórmulas similares a los utilizados en Europa. Al contrario que en España, donde un cuarto y la mitad de la población moderna escribió testamentos (Eire 1995, 20-‐21), las voluntades de los andinos nous indíg que se han publicado son casi exclusivamente los últimos deseos de los señores étnicos y miembros de la nobleza nativa ; algunos de estos testadores coloniales andinos eran miembros de poderosas familias principalmente regionales (Cai-‐ 1982a llavet, 1983; del Río 1990; Oberem 1993), mientras que otros fueron descen antioxi-‐ de Atahualpa, el último monarca Inca (Estupiñán Freile 1988; Uzcátegui 1989). 28This, a pesar del hecho de que las autoridades religiosas, como el Sínodo de Bogotá en 1556, ordenaron a los párrocos para animar a sus congregaciones sobre las principales fiestas que considere la elaboración testamentos (Romero i960,546). La mayoría de los estudiosos que han trabajado en los testamentos indígenas coloniales les han extraído como evidencia de prácticas precolombinas, así como para obtener información sobre la época colonial la intriga política y material nativo culture.29 neverthe menos de estos documentos también son importantes
para la forma en que sus autores proyectan sobre el plano espiritual. Thomas B. Abercrombie (1998b) ha analizado una serie de voluntades de Bolivia colonial, escrito por ambos caciques y encomenderos, 30 que muestra cómo estos poderosos actores políticos y sociales utilizan sus voluntades como un medio para calmar sus conciencias y buscar la entrada en el cielo a pesar de los delitos que habían cometido durante sus vidas. Los españoles estipulado sumas dejadas a las comunidades indígenas en la restitución de los abusos cometidos contra ellos, mientras que los jefes hereditarios generosamente con contribuido a la iglesia para compensar por haber enriquecido a través del sistema colonial de dominación. Entre el Pasto colonial, caciques también buscaron ávidamente para disminuir su tiempo en el purgatorio a través de legados piadosos, aunque eran de ninguna manera tan rico como eran los jefes hereditarios de Bolivia y Ecuador cuyas voluntades se han publicado, o los caciques de la Sabana de Bogotá que eran ricos en la tierra y animals.31 O f el treinta y nueve Pasto voluntades hemos estudiado, las dos terceras partes son de las ciudades de Pasto del barrio de Ibarra (Guaca, Tulcán, y Tuza) y una tercera parte de las comunidades del Pasto Provincia, al norte (Carlosama, Cumbal, Guachavez, Sapuyes y Túquerres). Dos tercios son hombres y un tercio de las mujeres. La mayoría son de los siglos de veintisiete XVII y XVIII voluntades, con cuatro del siglo XVI CEN y el resto sin fecha. Los testamentos Pasto fueron escritos en las comunidades en el lecho de muerte de los testadores 'o en una edad avanzada, la mayor parte de los miembros alfabetizados de la comunidad, aunque dos fueron escritos por notarios, uno un (notario temporal) escribano Nombrado con un apellido español (ane / q 1585) y el otro con un apellido Pasto (ane / q 1653). Al igual que en España, los testamentos andinos eran proyectos colectivos, en los que actores como di verso como el testador, el párroco, literatos locales, y ridades indígenas construidos los documentos, probablemente usando voluntades y manuales anteriores como plantillas. Casi la mitad del Pasto quiere desviaciones de exhibición de la fórmula de norma, incluyendo ninguna firma o faltantes secciones, atribuibles a la falta de participación notarial en su writing.32 de Alonso de la Peña Monte Negro 1995 [1668] Itinerario párr parochos de indios, un Manual para los sacerdotes que trabajan en las comunidades indígenas, anima a los lectores a reconocer estas voluntades no estándar: Es común entre los indios pobres, que constituyen testimonios de la pobreza [en el que] viven, que sus memorias se hacen de la mano de cualquiera que sepa leer, y ya que tienen tan poco, rara vez o nunca hay ocasiones de controversia, ni discordia, ni que se presenten en trajes; pero en algunos lugares hay indios ricos, y entre ellos viven españoles, que tienen la riqueza, y en las ciudades lejanas que no siempre es posible hacer una prueba con todas las formalidades de Ley, por la falta de Notarios, y en estos casos allí una duda clara, y antes de resolver que presupongo que aunque el testamento podría ser nula por ley externa, es muy probable que internamente es válida. (1995 [1668], 346-‐47) " Peña Montenegro (1995 [1668], 345) especifica que para que una voluntad de ser válida, las firmas de tres testigos son necesarios si la voluntad está rendida ante notario. Las firmas de los cinco vecinos (español o criollo gente del pueblo) son suficientes cuando no hay notarial a la mano. Se necesitan siete firmas si los testigos no se Vecinos. En los testamentos Pasto, encontramos sólo cinco testamentos que cumplen estos criterios, la mayoría escritos en la presencia de menos de siete testigos indígenas, con frecuencia una serie de cargos públicos
locales. Los porteros notariales que comúnmente supervisaban la división correcta de los bienes entre los herederos y legados piadosos faltaban en la mayoría de estos testamentos. En contraste, los muiscas quiere consultamos fueron casi todos vetados por los notarios en Santafé de Bogotá, lo que lleva a los documentos más uniformes con el número apropiado de testigos, generalmente vecinos españoles, prestando la más cerca aten a las diversas fórmulas necesarias contenidas en testamentos adecuados. De los ochenta y ocho Muisca voluntades consultado, sólo cuatro fueron preparados por personas sin estatus notarial, aunque todos fueron escritos por españoles, si los párrocos o funcionarios coloniales locales (AGN / b 1665a, 1688c, 1758-‐1759; Rodri guez Jiménez 2002.159 -‐62) .34However, mientras que algunas voluntades Pasto fueron claramente el producto de las manos indígenas y fueron testigos de los observadores indígenas, testadores muiscas eran todos analfabetos, con una sola excepción, Don Francisco Bojacá, el gobernador de Tabio; paradójicamente, tenía la versión final de su voluntad y codicilos leído a él a través de un intérprete real (AGN / b 1665a). Menos de un tercio de estas voluntades son las personas que viven fuera de Santafé, la gran mayoría está escrito por los migrantes a la ciudad. Incluso los que viven en pueblos indígenas en cerca de Bogotá y Tunja porciones de la casa propiedad de la ciudad, la mayoría de ellos los testadores de noble cuna; a diferencia del Pasto quiere, sin embargo, sólo once de los testamentos muiscas fueron escritos por nobleza-‐caciques indígenas, Tanes capi y gobernadores. Catorce de las voluntades Bogotá son del siglo XVI, setenta y tres a partir del siglo XVII, y uno del siglo XIX eigh. Aproximadamente un tercio (29) son por testadores masculinos y dos terceras partes (59) de autores femeninos; muchos de estos últimos son widows.35 urbanos Sólo uno de los testamentos, por un cacique rural (AGN / b 1668c) tiene la calidad colectiva tan común al Pasto testamentos, que se evidencia con la estructura de la autoridad local; hasta arraigada de sus comunidades, los migrantes y los caciques muiscas que viajaron a Santafé para escribir sus testamentos en general no dictan testamentos en pre-‐ presión de las autoridades indígenas. Claramente, los contornos generales de los testamentos muiscas difieren de las de la zona de Pasto, lo que sugiere que no podemos hablar de una forma unitaria de alfabetización nous indíg en el norte de los Andes. El Muisca, cuyo territorio fue con considerablemente menos aislados de la administración española que fueron el Pasto y que hizo una gran proporción de la población de Santafé, sede de la Real Audiencia (Zambrano Escovar 2008), eran, en consecuencia, en un contacto más estrecho con el mundo sabe leer y escribir, en general, y con los notarios, en particular. Testamentos exhibición caciques muiscas considerablemente más riqueza que las voluntades de sus colegas de Pasto, en particular en la propiedad de cientos ya veces miles de animales, así como la presencia de africanos y los esclavos mulatos que figuran como propiedad (AGN / b 16 0 9 -‐10, 1633a; Rodríguez Jiménez 2002, 79-‐81). Esto sugiere que su ansiedad sobre los docu mentos adecuadamente formados los llevó a buscar los servicios de los notarios. Sin embargo, la presencia abrumadora en el acta notarial de los testamentos de Muisca gestas plebeyos sug que se trataba de una cultura colonial en el que los notarios jugaron un papel omnipresente, mientras que los desvíos se hicieron en torno a estos porteros en Pasto.36
Sólo seis de la Pasto voluntades estudiados incluyen extensas legados piadosos de la clase que Eire informa de post-‐Trent Madrid, tres de ellos dejando la totalidad o la mayor parte de la finca a la iglesia para pagar misas que se puede decir por el alma de thedeceased (ahbc / i 1592, ahbc / i 1606; ane / q 1709) testadores .Thevastmajorityof Pasto dejé sólo legados mínimos en la iglesia; nueve de los treinta y nueve voluntades no incluye legados piadosos en all.37 La masa se pensaba que era el medio más eficaz de asegurar la salvación porque en ella "la obra redentora del sacrificio de Cristo fue ofrecido de nuevo y podría aplicarse de forma selectiva hacia el sufrimiento de cualquier alma cristiana que aún se adeuda en el purgatorio "(Eire 1995, 174). Curiosamente, todos menos uno de los seis voluntades que contienen extensos piadosas ser misiones fueron escritos en los tres municipios de Pasto del barrio de Ibarra, donde los caciques eran considerablemente más rica que en la provincia de Pasto y donde la nobleza indígena mantiene frecuentemente casas de la ciudad, por lo tanto en suring su participación más activa en las funciones religiosas. Estos jefes tarias Herédi fueron similares a los caciques regionales que Udo Oberem (1993, 15-‐17) ha descrito para montañosa de Ecuador, los hombres que gobernaron vastos territories y amasado una fortuna considerable. Entre los testadores muiscas, un número pequeño no tenía herederos y dejó sus fincas a la iglesia y sólo cuatro, todos ellos nobleza indígena, dejó extensas legados piadosos, mientras que cinco exigieron entierros elaborados, algunos con 6 a 12 sacerdotes oficiando (AGN / b 1629c , 1633a, 1665a). Sin embargo, incluso los testadores más empobrecidos indígenas de Santafé, personas con prácticamente ninguna propiedad en todo, testamentos preparados (AGN / b 1567, 1617b, 1619a, 1630a, 1633d, 1655A 1633ft, 1655b; Rodríguez Jiménez 2002), sug gesting que lo espiritual beneficios del testamento eran de considerable secuencia de estafa para ellas.38 para dar una idea de la gama de legados piadosos se encuentran en estos testamentos, echemos un vistazo a dos ejemplos de la zona de Pasto, uno en el que sólo la propiedad mínima se dedica al alma del testador, y otro en el que toda la finca se deja a la iglesia. Don Diego Guachocal Aza, cacique de Guachucal en la provincia de Pasto, escribió su testamento en agosto de 1589, en presencia de tres españoles, Pedro de la Cadena, Alonso Daza, y Alonso Zambrando (ane / q 1589). Don Diego especifica que iba a recibir a sus animales, su ropa, varios proyectos, incluyendo ob un cancionero, una caja, dos máscaras y tambores-‐su tierra, y las diversas casas que poseía. Él puso su última voluntad en cuanto al futuro del cacicazgo, ordenando a la nobleza indígena que sirvió bajo él para comprar velas para su funeral, nombrando como su sucesor Don Alonso, su yerno, y solicitando que los dos hombres aparentemente desafiantes , Don Pedro y Don Francisco Guenza Ypialput, se someten a la autoridad de don Alonso. Don Diego, que al parecer tenía muchas posesiones, sólo pedía una misa de cuerpo presente, que decir del P. Antonio Rodríguez, su párroco, y pidió dos masas adicionales que se dijo en su memoria; Además, solicitó que se hicieran los legados tory obligaciones que le incumben a las forzosas Mandas, la aso varias organizaciones benéficas ciado con misiones en la Tierra Santa. Por el contrario, Doña Catalina Tuza (ahbc / i 1606), la hija del cacique principal de Tuza, una gran comunidad en el barrio de Ibarra, dejado casi todo su patrimonio a la iglesia, ya que no tenía herederos. Ella le pidió que fuera enterrado en una capilla al lado del altar mayor de la iglesia en Tuza, donde sus antepasados laicos.
Las ganancias de sus extensos latifundios se gastarían en masas por su alma, que se celebrará un año después de su muerte, así como para las masas para el alma de su marido, que decir en los días de Santa Catalina y San Andrés. Dejó 5 caballos a diversas cofradías religiosas, así como 3 vacas y no ovejas. Además, numerosas piezas de joyería, incluyendo una cadena de oro, dos pulseras de plata, un brazalete de coral rojo, un collar de perlas y plata, dos anillos de oro, tres pares de plata y oro tupus (pines para mantos de fijación), una cuchara de plata , una placa de peltre, y cuatro llicllas-‐un término quechua usado en Pasto (y Muisca) los documentos que se refieren al manto de una mujer, en este caso, uno de lana azul, otra en el estilo Huancavelica, un manto manchado, y una azul y una amarilla hecha de Qompi (bien) paño fueron todos destinados a pagar por una batería de masas a decir de su alma. Además, dejó dos cajas para la iglesia de Tuza, uno para sostener los frontales y el otro para las velas. Por último, dos placas hechas en Quito fueron bequested para mayores masas. Todas estas masas debían ser dicho por su alma a la Virgen María, San Pedro, Santa Catalina, San Andrés, San Juan Evangelista, San Juan Bautista, el Arcángel San Miguel y Santa Ana. Tres masas fueron ordenados por el alma de su marido. Recordó las almas en el purgatorio, solicitando cuatro masas puede decir de ellos. Y ella ordenó dos más masas para cualquier otra persona a quien se le había olvidado. Todas éstas eran masas que decir en su altar en Tuza, así como en la iglesia de El Puntal, una comunidad cálido país en el que los caciques de Tuza tenían tierras, y donde escribió que "estoy en el hábito de ir a misa allí cuando voy a [de trabajo] mis parcelas "(1606, 3R) .39In fin de garantizar que sus súbditos sean cristianos adecuados, le pidió que cuatro misas que decir en su nombre", para que Dios les pone en verdadera razón "(1606, 3r) .40 al no tener herederos directos, ella le pasó principalmente autoridad a Don Pedro Cellin, por lo que iba a gobernar los cuarenta y cuatro tributarios sujetos a su gobierno y por lo que se la daría "consejo y ejemplifican las enseñanzas de Dios, recibiendo homenaje y tomando tributo a la casa del cacique "(1606,4r) .41The piedad de doña Catalina, mientras que es similar a la de los madrileños descritos por Eire, es de hecho, inusual entre los Pastos.42 Sin embargo, presenta un caso extremo de lo que es evidente en el corpus de voluntades consultamos: que se trata de documentos de piedad en el que los cristianos indígenas luchan para ganar proximidad a la divina, tanto como lo hizo a lo largo de sus correligionarios posesiones coloniales de España. No obstante el tenor profundamente cristiana de testamentos Pasto, estos documentos, como contratos de tierras, fueron altamente intertextual, en el sentido de que también aluden a las formas indígenas de inscripción consagrados en la cultura ma terial. La importancia de los géneros visuales que llevaban significados específicos en el norte andino indígena en todo el mundo, como de estilo colonial vasos lacadas (limbiquiros), los vasos de bebida de plata (aquillas), y la tela de tejido fino (Qompi) mencionados por Doña Catalina Tuza-‐se rearticulada en lengua española quiere, como lo fueron el caracol conchas (caracoles) enumerado por Don Cristóbal Cuatin en 1592 (ahbc / i 1592; cf. ane / q 1589,1624). Res testa Muisca, del mismo modo, se refirieron a las mantas de algodón pintadas que fueron de gran importancia cos oftal-‐ a ellos, como veremos en el capítulo 6 (AGN / b 1576, 202R-‐v; 1609-‐1610, 373V; 1630a, 47V; 1633a , 97R; Rodríguez Jiménez 2002), así como a las calabazas (Totumas) de Arma y
Urabá (AGN / b 1633a, 1629b, i633e, i633g, 1665a) y totumas plata (AGN / b 16654,16336,1668c), ambos de que fueron presuntamente potable-‐vessels.43 La importancia de los molinos de mano y demás recipientes para beber está subrayado en los primeros murales muiscas coloniales de Sutatausa, Cundinamarca, como se discutió en el capítulo 2, donde una representación del Juicio Final Ferias almas en el camino al infierno que llevan un recipiente para beber calabaza decorada condenó (llamado totuma o aparearse en los documentos) que se utilizó en todos los Andes en las ceremonias religiosas nativas (placa 7 y figura 30). Queros lacado también estuvieron presentes en el inventario de los objetos (figuras 31 y 32), muchos de ellos de significado ritual, que se encuentra en un movimiento mesiánico principios del siglo XVIII en el área de la NASA, donde se decía que Dios baje dos veces por semana, vestido como un fraile franciscano, suplicarle seguidores a mantenerse a sí mismos separados de los europeos, que pronto sería destruida por el fuego (AHT / b 1729; puerto Rappa-‐ 1980-‐1981). En la zona de Pasto, vasos para beber chicha (cerveza de maíz) -‐ así despreciado por los misioneros que todo un sermón del 1585 catecismo de Lima se dedicó a amonestar a los nativos andinos para beber (Lima 1990 [1585], 702-‐7) -‐son descrito en los testamentos como conectados dentro de un comercio red que reforzó el poder político de los caciques. Don Cristóbal Cuatin (ahbc / i 1592, 2r) poseía un par de compañeros como el representado en la escena Boca del Infierno en el mural Sutatausa, que había sido vendida a él por Juan Quaya, un miembro de la nobleza Tuza. Quaya es sin duda la misma. sobre el pueblo de Paniquita a fuerza del hecho de que los afluentes Vitonco fueron reasentados allí para trabajar en las haciendas de su encomendero. Mientras que el título a Vitonco intenta articular un discurso jurídico español aceptable en sus referencias a la Nasa como tributarios de la Corona y su abrazo de la cristiandad traídos por el sacerdote de Vitonco parroquia, Don Matías de Viarroel, y su encomendero, Don Cristóbal de Mosquera y Figueroa, el documento infunde un género europeo de expresión con una noción muy distinta de la NASA donde se origina principalmente autoridad y opera. Por otra parte, a diferencia de cualquier otro título de resguardo que hemos visto, esto no es un documento de palimpsesto, pero una sola declaración, monolítica de hegemony.52 regional de Tama Documentos como el título de Don Juan Tama a Vitonco siguen las convenciones legales españolas, en cierta medida, sobre todo en términos del discurso que em estratagema, y están escritas en lengua castellana. Sin embargo, caen completamente fuera del sistema legal después de lo cual se modelan. Este género ha sido llamado el "título primordial" por los historiadores. Encontrado en su mayor parte en el centro de México, títulos primordiales intentan autenticar derechos sobre las tierras de la comunidad mediante la imitación de las convenciones literarias y jurídicas españolas. Por lo general, están escritos en lenguas nativas y, a veces siguen cuidadosamente cri terios legales y las formas visuales que eran la regla de un siglo o más antes de que fueron escritos. En este sentido, podrían ser vistos como "falsificaciones": Los Títulos primordiales se dice que son falsas, ya que su composición es como una regla mucho más tarde que los eventos que se pretenden establecer y espe cialmente tarde de las fechas que ellos llevan. Son falsificaciones en la forma de informar eventos -‐algunos históricamente incorrectas incluso hizo subir de enteros de tela-‐falsificaciones encargadas de sustituir títulos auténticos que nunca
podrían haber existido o podrían haber desaparecido, ya sea destruido, extraviado, se vende orAeglected por las comunidades y pueblos que tenían se vuelven incapaces de des documentos cifrados escritos originalmente en español en el curso del siglo XIX seis. Pero evidentemente, el valor incomparable de los Títulos reside en la "falsificación" en sí mismo, ya que muestran en un contexto indígena relativamente autónoma un considerable esfuerzo creativo combinado con una maestría ceptible por la escritura. Por lo tanto hay que evitar desde el principio con la fusión de nuestra opinión con la del español, haciendo hincapié en que lo que es falso, según los criterios de la historiografía y la ley colonial pueden expresar un temor diferente del pasado, una comprensión singular del evento y de la historia. (Gruzinski 1993 [1988], 99) James Lockhart, quien considera que estos documentos como una de las "nous indíg" la mayor parte del amplio corpus de géneros escritos en el período colonial, empha los tamaños de su naturaleza transcultural aumentada. Mientras títulos primordiales son, de hecho, los productos transculturales, sería un nombre poco apropiado llamarlos más "indígenas" que otros documentos. Toda la documentación que hemos estado considerando es indígena, pero en un sentido colonial, manifestando una serie de estrategias para la supervivencia en el contexto colonial. Títulos primordiales mexicanas de la especie mencionada por Lockhart exhiben rasgos distintivos, incluyendo la escritura a mano y las características léxicas y sintácticas específicas que datan de un período rela tivamente tarde después de 1650, a pesar de que se presentan como si estuvieran WRIT diez en el período colonial temprano. Mientras ellos demuestran una familiaridad con las convenciones literarias españolas, incorporan la historia oral y modos nativos de la narración, que dan un sabor "mítico" y proporcionar una forma muy particular en vista indígena de cómo los derechos de tierras debían constituirse (Lockhart 1992, 410-‐18; madera 1998, 201-‐31). Serge Gruzinski, en contraste con Lockhart, se niega a tierra a la oralidad de los títulos primordiales exclusivamente en sus características precolombinas, recordándonos que la predicación cristiana y procedimientos administrativos coloniales también fueron compuestos en el canal oral y servido como modelos o fuentes para el contenido de los títulos (Gruziriski 1993 [1988], 112). Por lo tanto, tendría títulos mordial pri ser entendidas como innovaciones marcadas por la transposición y adaptación, "un nuevo tipo de cuento, que marcó un momento decisivo en la apropiación de p discurso cristiano" (ibid., 113). En particular, los títulos emitidos el período precolombino como telón de fondo separado de la época colonial ", una especie de ensayo general en relación con la fundación cristiana" (ibíd., 123) de estas comunidades. Gruzinski sugiere muy acertadamente que en ellos nos enteramos de que no era la invasión militar español, tanto como la llegada del catolicismo, que marca la visión histórica de los títulos, lo que los documentos profundamente cristianas (ibid., 123-‐24). Ellos encarnan lo Gruzin esquí llama "recuerdos fosilizados" que contribuyeron a la construcción de identidades NiAl colo (ibíd., 126). Mientras que los verdaderos títulos primordiales no se han encontrado en los Andes, existen documentos, tales como el título de Vitoncó, que parecen desempeñar un papel similar en la constitución de la identidad colonial andina. Títulos Resguardo suelen adoptar la forma de un compendio de reales decretos, adquirido de la Corona por los actores coloniales a través larga correspondencia y múltiples fallos judiciales canalizada a través de la Audiencia en una de las
jurisdicciones coloniales de España en América, como hemos visto en el título a Pitayó y como es el caso en otros títulos (np / p 1908 [1758]; Rappaport 1994,106-‐9). Don Juan Tama imita el género con el que asocia su documento, pero sólo de manera imperfecta. Dado que emanaron de España, títulos de resguardo fueron escritos en castellano español, al igual que el título de Juan Tama. Sin embargo, el título a Vitoncó no se vali fechado por la Audiencia de Quito, la corte real que llevó a cabo la jurisdicción sobre el territorio de Tama, al igual que los otros títulos de resguardo que conocemos para la región, incluido el de Pitayó. En cambio, el título a Vitoncó afirma que Tama alistó su encomendero en registrar el título en una oficina notarial en la capital de la provincia de Popayán, una ruta poco probable para la generación de un título. Esta ambigüedad se ve agravado por el hecho de que el encomendero era menor de edad legal en el momento de la autenticación del título, lo que sugiere que no podría legalmente haber servido como corredor de Tama. Hay, por otra parte, ningún sello real en el título, un requisito previo para un documento de este tipo, dado que el sello estaba en para el rey en las ceremonias que acompañaban a su aceptación en el ámbito local. El título de V i Tonco es probablemente un producto completamente local, cuya autenticidad como documento español sólo fue validado con su inscripción en el registro notarial en el siglo XIX, cuando las comunidades indígenas utilizan títulos de resguardo como un brazo para la defensa de sus derechos a la tierra en el frente a la privatización por el state.53 nacional colombiano Las condiciones de producción del título a Vitoncó ayudan a explicar su contenido inusuales. A diferencia de su título hermana para Pitayó, también generada por Don Juan Tama, que documenta el procedimiento legal por el cual se le concedió el título del cacique de la Audiencia de Quito, el título a Vitoncó es casi mítico en la naturaleza, que narra el nacimiento sobrenatural de Tama y su ascenso militar para gobernar después de vencer al cacique Calambás de una comunidad vecina. En este sentido, el título Vitoncó refleja sus contrapartes mexicanas, que también se inscriben las historias orales y mito en un género escrito en el que no consuelan hábilmente en forma. Escrito en español, como corresponde a un documento que emana de la Corona, el título fue producido en una comunidad que, en el siglo XVIII, ex prohibió un muy bajo índice de dominio del idioma español y alfabetización diabética alfa. El documento no está aún firmado por Don Juan Tama, ni es presenciado por otros alfabetos, como hubiera sido el caso fuese él incapaz de producir una firma él mismo. En algunos lugares, su sintaxis parece apartarse de la de español, lo que sugiere que fue escrita locally.54 Sólo podemos adivinar cómo se produjo este documento y luego protegió de la sociedad colonial dominante hasta un siglo y medio después de su ación cre. Comparación Etnográfico ofrece nuestra única señal. Todos los pro cedimientos legales emprendidas por la NASA hoy, o lo que es recordado por nar-‐dores orales son acompañados por los chamanes, que determinan cuándo y dónde un procedimiento judicial puede tener lugar y que pueden participar en el mismo (Piñacué 1 9 9 7 * 31-‐ 52). Es probable que los chamanes también aconseja a Don Juan Tama, al igual que un chamán destacada asesora al consejo resguardo de Vitoncó hoy. En cuanto a la forma en que el documento podría haber sido utilizado por el cacique y sus asociados, estamos en terreno más firme, teniendo acceso a otros documentos coloniales que hacen alusión a la recepción de dichos documentos. Don Juan Tama gobernó en un momento de movimiento masivo de población y la creación de nuevas comunidades. Él undoubt damente necesitaba la
validación legal de consolidar su autoridad como un cacique y su secuaz do sobre el territorio de Vitoncó. El título de Pitayó, que fue aprobado en la Audiencia, sirvió a este propósito a los ojos de los españoles. Entre su propia gente, sin embargo, no era necesariamente la legalidad de un título en el sentido español que legitimó el gobierno de Don Juan Tama. En cambio, su soberanía puede haber sido asegurado para sus seguidores indígenas por el objeto material que era el título. En las regiones adyacentes a Vitoncó, documentos coloniales fueron apreciadas como las comunicaciones sobrenaturales, como un inventario de las pertenencias con confiscada desde un principios del siglo XVIII, centro ceremonial de la NASA indica. En el Alto de la Quebrada de las Cuevas, donde Dios se dice que aparece en el disfraz de un franciscano, al mando de la Nasa a retirarse de la sociedad colonial, la marca de agua en el papel escrito fue interpretado por el líder Nasa de este movimiento como la aprobación divina de su misión (AHT / b 1729; Rappaport 1980-‐1981). De este modo, el documento o alfabético la superficie sobre la que fue escrito-‐se transformó de tecnología alfabetizados en objeto cal cosmologi. En este sentido, la alfabetización no puede ser entendida como la construc ción sin cuerpo de los recipientes que llevan un corpus de información estándar, sin tener en cuenta el contexto de recepción. En su lugar, debe ser apreciado en su dimensión tiva performa, cuyo significado está reconfigurado por sus destinatarios. Esto fue tan cierto para los modos precolombinas de inscripción, como el khipu nudo-‐registro y los vasos de precipitados lacadas llamados queros que codificaban referentes históricos, como lo fue para la época colonial la alfabetización en lengua española. Tanto khipus y Qué ros formó parte de las actuaciones en las que se yuxtaponen múltiples géneros de expresión para promulgar la historia (Cummins, 2002a; Urton 2003; Urton y Quilter 2002). La performatividad de alfabetización en español, mientras que distinto de su homólogo andino, también era esencial para su significado en el período colonial. Sólo tenemos que pensar en la recepción ceremonial de decretos reales en el mundo colonial español, un ritual en el que el funcionario colonial besó el sello real del rey y luego se coloca el documento en la cabeza, un acto registrado en todo Reales Decretos-‐a ritual que interpretará más adelante en este libro. Dentro de la cultura colonial, la eficacia performativa de las múltiples alfabetizaciones que CrossCut géneros indígenas y europeas de inscripción y la narración se jugó en el espacio administrativo y ritual. Por ejemplo, los decretos reales leídos en la investidura de caciques andinos del norte compartieron espacio ritual con tejidos nativos que fueron atribuidas a los nuevos caciques en una cultura en la que los textiles eran un vehículo privilegiado para la inscripción de la memoria y el poder. En la comunidad de Pasto del siglo XX de Cumbal, el otorgamiento ritual de derechos sobre la tierra a los miembros de resguardo sólo puede ocurrir una vez que el personal del consejo nous indíg de coloniales objetos Oficina Española de-‐sí mismos que se han convertido en la casi exclusiva de las autoridades indígenas, sirviendo como dispositivos mnemotécnicos para recordar pasados gobernadores están plantadas verticalmente en el suelo de acuerdo con lo que fue una mony cere Ibérica ampliamente practicado, seguido por la lectura de los documentos de tierras de lengua española (Relator paport 1994). No estamos seguros de cómo, específicamente, el papel fue inscrito ritu lizados por Don Juan Tama, pero sí sabemos que él vivía en un mundo en el que la ritualidad era parte integral de ambas formas alfabetizadas indígenas y españoles.
Volvamos por un momento al documento 1654 escrito por notario Pasto, Juan Francisco Guapastal, descrito anteriormente. Aunque el procedimiento legal de la que surgió Guapastals registro se llevó a cabo fuera del alcance de la administración colonial y fue probablemente llevó a cabo en el idioma Pato nowextinct, el notario indígena elaboró su informe en Span ish. En última instancia, los resultados escritos de la prueba fueron depositados en las oficinas notariales del centro provincial de Ibarra, pasando a formar parte del registro de docu mentario colonial, lo que explica por qué fueron compuestas en el idioma colonial. Título de Don Juan Tama, sin embargo, sólo llegó a los ojos europeos un siglo cen y medio después de su redacción. ¿Por qué, entonces, se compuso en español? Teniendo en cuenta que el título a Vitoncó registra el coronas española atribución de autoridad a don Juan Tama, un hombre que ya había adquirido el título legal de otras tierras a través de la Audiencia de Quito, no es casualidad que este docu mento, a pesar de su posible "primordial" carácter, estaría compuesta en español. A pesar de su falta de autenticación oficial, la eficacia del documento surgió de su lingüística, el ritual y conexión visual con la República de Indios, en el que la autoridad de Tama fue presentada. Sea o no la mayoría de la gente de Vitoncó podía leerlo, la estructura gráfica del título y la Nasa y las prácticas rituales de España dentro de la cual era ONU doubtedly ensconced, proporciona validación local de su significado. El título se quedó en el mantenimiento de las autoridades Vitoncó durante tres siglos después de su creación, formando parte de un animado orales tradición en la que todavía se recuerdan sus más cosmo contenidos lógicos. Al final, Don Juan Tama yuxtapone conscientemente intervenciones europeas estafadores alfabetizadas y las formas narrativas de la NASA para producir un producto netamente colonial. Si bien es imposible afirmar que los documentos alfabéticos andinos del norte marcharon significativamente de los géneros europeos a los que son mod Eled, norte andinos infunde claramente su escritura legal con una intertextualidad de los suyos, que hizo hincapié en los modos de analfabetos de la demarcación de territorio y contó vivido y la experiencia mítica de acuerdo a las convenciones locales rativo nar. Con el fin de traspasar a la voz indígena en estos documentos, sin embargo, debemos apreciar en su contexto colonial, como reinterpretaciones de lo que significaba ser Pasto, Nasa, o muisca dentro de un sistema sys de la dominación europea. Desde esta perspectiva, las afirmaciones de Don Juan Tama con respecto a su victoria militar sobre Calambás, el énfasis en la toponimia vernácula en los contratos de Pasto, el resaltado de incaica repre formas sentational como queros y aquillas en Pasto testamentos y donaciones muiscas de textiles aborígenes para financiar misas católicas, todas deben estar bajo mantenido como reinscripciones, tanto en papel como en la tierra y los cuerpos de los pueblos originarios, que se funden las formas europeas y andinas de expresión en el que se sospecha vienen unex y formas apenas discernibles. Emplean un discurso jurídico español y convenciones legales europeos, mientras que el despliegue de las intenciones y los símbolos políticos andinos. Ellos están imbuidos de una intencionalidad cristiana, redirija ing referentes andinos hacia fines espirituales católicos. Hay muy poco en estos documentos que es "precolombino", y mucho de lo que es colonial. Se presentan como una prueba de la versatilidad de escritores nativos que, en la cara de la dominación, forjó una nueva identidad para sí mismos en la página escrita.