8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
1/6
1 11 1 I
I·
I ~
; \
l
u
I
I
1 ; 1 1
. . 1
. 1 1
Biblioteca de Ciencias Socialcs
Dirigida por Eliseo Ver6n
Colecci6n Comunicaciones
L 4
erosimil
Roland Barthes
Marie-Claire Boons
Olivier Burgelin
Gerard Genet
Jules Gri tti
Julia Kristeva
Christian Metz
Violette Morin
Tzvetan Todorov
~
11\
ditorial Tiempo Contemporaaeo
8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
2/6
Le Vraisemblable, Communications,
n?
11, 1968.
Traducc i6n dir ecta de l frances por: Beat riz Dorriots
Tapa: Carlos Boccardo
Asesoramiento grMico: ShIom6 Waldman
ndice
Introducci6n 11
CHRISTIAN METZ
EI decir y 10 dicho en el
de un cierto verosimil?
cine: ihacia la decadencia
17
@ Copyright de Ia edici6n francesa:
tditions du Seuil, 1968.
Oucda heche el dep6sito que previene Ia ley 11 .723
iCI de todas Jas edicioncs en castellano by
ETC_ EDITORIAL TIEMFO CONTEMPORANEO, S.R.L.
1970
Vlnlllontc 1459 , p. 10., 66, Buenos Aires
IMI RIlSO EN LA ARGENTINA
GERARD GENOT
La escri tura l iberadora: 10 verosimil
«Jerusalen Liberada» del Tasso
en la
31
7
JULIA KRISTEVA
La productividad llamada texto
63,
ROLAND BARTHES
El efecto de realidad \ 95
VIOLETTE MORIN
De la rateria al asalto 103
JULES GRITTI
Dos artes de 10 verosimil: la casuistica y el correo
sentimental 115
OLIVIER BURGELIN
Intercambio y deflaci6n en el sistema cultural 145
MARIE-CLAIRE BOONS
La ehuida» de
10
everdaderc» en la cura psicoanalitica 169
TZVETAN TODOROV
Lo verosimil que no se podria evitar
'175)
8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
3/6
El efecto de realidad
Roland Barthes
uando Flaubert, al describir la sala donde se encuentra Mme.
Aubain, la patrona de Felicidad, nos dice que cun viejo p iano
sostenia, debajo de un barometro, una montana de cajas y carto-
ucs-,'
cuando Michelet, al relatar la muerte de Carlota Corday
uenta Hue en su prision, antes de la llegada del verdugo, esta
rccibio la visita de un pintor que hizo su retrato, precisa que eal
.abo de una hora y media llamaron suavemente a una pequefia
pucrta que estaba a sus espaldassf estos autores (entre muchos
tros) crean notaciones que el analisis estructural, ordinariamente
ocupado hasta hoy en separar y sistematizar las gran des articu-
lnc iones
del relato, deja de lado, sea porque excluyen del inventa-
rio (no hablando de ellos) todos los detalles esuperfluoss (en
relaci on
con la estructura), sea porque se tratan a estos mismos
dctalles (el propio autor de estas lfneas 10 ha intentado)
3
como
c rellcnos» (catalisis ),' a fectados de un valor funcional ind irecto, en
In medida en que, al sumarse, const ituyen algun indicio de carac-
tor 0 de atmosfera y pueden ser asi finalmente recuperados por la
I Htructura.
Pnrecicra, sin embargo, que si el analisis pre ten de ser exhaustivo
( y de que valor podria ser un metodo que no diera cuenta de la
totnlidad de su objeto, es decir, en este caso, de toda la superficie
do 1 0 .
trama narrativa?), tratando de alcanzar, para asignarle un
IIIH:lren la estructura, el detalle absoluto, indivisible, la transici6n
rll/{itiva, fatalmente debe enfrentarse con notaciones que ninguna
rlillci6n (incluso la mas indirecta) permite justificar: estas nota-
rio ncs
son escandalosas (desde el punto de vista de la estructura),
0 1 0 que es aun mas inquietante, parecen responder a una suerte
do [ jo de la narracion, pr6diga al punto tal de proporcionar
dotrtllcs einutiles» y de elevar asi a veces el costo de la informaci6n
nnrrntiva, Pues si bien, en la descripcion de Flaubert, es posible
ll l
rigor ver en la notacion del piano un indice del tren de vida
hllrgu6s de su propietaria y en la de los cartones un signa de des-
ordcn y abandono capaz de connotar la atmosfera de la casa
A nbnin,
ninguna finalidad parece justificar la referencia al
bare -
I. CL Flaubert, «Un Coeur Simple» Trois Centes, Paris, Charpentier-Fas-
qllrll J, 1393, p. 4.
.l. J. Michclet, Histoire d.e France, La Revolution, vol. V, Lausana, Ed.
Hrllc'ontl'C,1967, p. 292.
:1. tdntroducci6n al analisis estructural de los relates»,
Communications,
II
Y
n , Nov. 1966,
p.
1-27).
~
8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
4/6
nntro,
oh.il to
qu o no eM ni incongru ent e ni significatlvo
y
no pnrt l-
rip , f l l , It prim cra vista, clel orclcn do 10 notable; ident lcn difi-
rulu« 0 III C ~ jlllta. en la Irasc de Michclct, para dar cucnta cstruc-
tUI HluU lllc
do todos los detallcs:
s6 10
el hecho de que eJ verdugo
sucedn nl pintor es necesario a la historia: el tiempo que dur6 la
pose,
1 0 .
dimension y la situaci6n de Ia puerta son inutiles (pero
1
tcma de la puerta, la suavidad de la muerte que golpea, tiencn
un valor simbolico indiscutible), Aun cuando no son numerosos,
los «detalles inutiles» parecen pues inevitables: todo relato, al
menos todo relato occidental de tipo corriente, posee algunos.
La notacion insignificante
4
(tomando este termino en sentido
fuerte: aparentemente sustraida a la estructura semiotica del re-
lato) se vincula con la descripcion, incluso si el objeto parece no
ser denotado sino por una sola palabra (en realidad, la palabra
pura no existe: el barometro de Flaubert no es citado en sf: esta
situado, incluido en un sintagma a la vez referencial y sintactico) ;
con esto queda apuntado el caracter enigmatico de toda descrip-
cion, del que espreciso decir algo. La estructura general del relato,
al menos la que ha sido analizada una y otra vez hasta el pre-
sente, aparece como esencialmente
predictiva;
esquematizando al
extremo, y sin tener en cuenta los numerosos desvios, retardos,
cambios bruscos, saltos y decepciones que el relato impone insti-
tucionalmente a este esquema, se puede decir que a cada articula-
cion del sintagma narrativo, alguien dice al heroe (0 al lector, da
10 mismo): si usted obra de tal manera, si usted elige tal alterna-
tiva, esto es 10 que va a obtener (el caracter
narrado
de estas
predicciones no altera su naturaleza practica), Algo totalmente
distinto sucede con la descripcion, esta no tiene ninguna marca
predictiva; en tanto «analogica», su estructura es puramente su-
matoria y no contiene ese trayecto de eleccion y de alternativa que
da a Ia narracion el perfil de un amplio
dispatching,
provisto de
una temporalidad referencial (y ya no solo discursiva). Es esta
una oposicion que antropologicamente tiene su importancia; cuan-
do, bajo la influencia de los trabajos de yon Frisch, los investi-
gad ores se lanzaron a imaginar que las abejas podian tener un
lenguaje, fue necesario demostrar que, si bien estos animales dis-
ponian de un sistema predictivo de danzas (para recolectar su
alimento); nada en el se acercaba a una
descripcion+
La des-
cripci6n aparece asi como una suerte de «particularidad» de los
lenguajes llamados superiores, en la medida, aparentemente para-
dojal, en que no es justificada por ninguna finalidad de accion
o de comunicacion, La singularidad de la descripcion (
0
del «de-
talle inutil» ) dentro de la trama narrativa, su aislamiento, apunta
a una cuesti6n que reviste la mayor importancia para el analisis
II IIC tlltal
de
1 0 .
1 tl\lItoN,
J :KIn.
cllcIIli6n cs
I n .
siguiente: en el re-
Into,
« OK tmlll
il{llifil l Ilivo? y si, por el contrario, existen en el
lllt ng ltu\
nnrrativo ulgunas lagunas insignificantes, lcual es en
dllfjllitivo. -Hi
H C
nos pcrmite la expresi6n- la significacion de
1 '/1 1 n. ins ign iIicancia?
I'~J\
primer lugar hay que recordar que la cultura occidental , en
una de sus corrientes mayores, de ninguna manera ha despojado
de sentido a la descripcion sino que Ie ha asignado una finalidad
JI(.tfeotamente reconocida por la institucion literaria. Esta corrien-
to 08 la ret6rica y esta finalidad es la de 10 ebello»: la descripcion
tuvo durante mucho tiempo una funcion estetica. La Antigiiedad
agrcg6 muy pronto a los dos generos expresamente funcionales
del discurso, el judicial y el politico, un tercer genero, el epidicti-
( 0, discurso de aparato, destinado a la admiracion del auditorio
(y ya no a su persuasion), que contenia en germen -cualesquiera
fuesen las reglas rituales de su empleo: el elogio de un heroe
0
necrologia-, la idea misma de una finalidad estetica del lengua-
jc; en la neorretorica alejandrina (Ia del siglo
de Ia era cris-
tiana) se dio un fanatismo por Ia
ekphrasis,
fragmento brilIante,
clesgajable (que tenia, pues, su fin en si mismo, independiente de
toda funcion de conjunto) , cuyo objeto era describir Iugares,
ticmpos, personas u obras de arte, tradicion que se mantuvo
durante Ia Edad Media. En esta epoca (Curtius 10 senal6 bien) 6
la descripcion no esta sujeta a ningun realismo ; poco importa su
verdad
(0
incluso su verosimilitud) ; no hay ningun inconvenien-
te en poner leones y olivos en un pais nordico ; solo cuentan las
xigencias del genero descriptive;
10
verosimil no es aqui referen-
ial sino abiertamente discursivo: son las reglas genericas del dis-
urso las que dictan Ia ley.
Si hacemos un salto hasta Flaubert, descubrimos que Ia finalidad
stetica de Ia descripcion es aun muy fuerte. En
Madame Bouary,
la descripcion de Rouen (referente real, si 10 hay) esta sometida
0 .
las presiones tiranicas de 10 que hay que llamar sin duda 10
vcrosimil estetico ; de ello dan fe las correcciones a que fue so-
metido este fragmento en el curso de seis redacciones sucesivas,?
En
6 1
vemos en primer lugar que las correcciones no proceden
n absoluto de una consideracion mas profunda del modelo ;
Rouen, percibida por Flaubert, sigue siendo siempre la misma, 0
mas exactamente, si cambia algo de una version a otra, es uni-
amente porque es necesario apresar una imagen 0 evitar una re-
dundancia fonetica reprobada por las reglas del buen estilo aim
«colocar:t un hallazgo expresivo totalmente contingente;8 vemos
6. E. R. Curtius,
L a l it terature .europeenne et le Moyen Age latin,
Paris,
P. U. F. 1956, cap. X.
7. Las seis versiones sucesivas de esta descripci6n son dadas por A. Alba-
lat,
Le travail du style,
Armand Colin, 1903, p. 72
y
ss.
8 Mecanismo bien sefialado por Valery en Litterature cuando comenta
I verso de Baudelaire: -La sirvienta de gran corazon .. . (-Ese verso se
le
ocurri6
a Baudelaire... Y Baudelaire continu6. Enterr6 a la cocinera
en un jardin, 10que va contra la costumbre, pero segun la rima, etc.» ).
97
4. En este breve analisis no daremos ejemplos de notaciones «insignifi-
cantes» pues
10
insignificante no puede denunciarse sino al nivel de una
estructura muy vasta. Citada, una notaci6n no es significante ni insignifi-
cante: necesi ta un contexto ya analizado.
5. F. Bresson, La signification», en
Problemes de Psycho-lingiiistique,
Paris, P. U. F., 1963.
96
8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
5/6
Itlt'gtl 11111'it 11'11111\\\t'MI'I'iptlVII,ql ln 1 \ prim era vi atn
pl\r~I'n
1'011-
1'0(\1'1' uun gl'lIll lru portancin (pm HI dim ension y
cl cu lchu lo
dll RlI
detulle) al oh jeto
Rattan
no cs, de hoc ho, sino una sucrto de fond
dcstiuado a lu cir
la pcdrcria
tic
1I1las pocas metaloras,
cJ
cxci-
picnte ncutro, prosaico, que rccubrc la preciosa substancia sim-
bolica, como si, en Rouen, s610 importaran las figuras de ret6rica
a las que se presta la vista de la ciudad, como si Rouen s610
fuese notable por sus substituciones
los mdstiles como una selva
de agujas, Las islas como grandes peces negros detenidos, Lasnubes
como o. as aereas que rompen el silencio contra un acantilado);
vemos finalmente que toda la descripci6n esta construida con la
intenci6n de asimilar Rouen a una pintura: es una escena pin-
tada de la que ellenguaje se hace cargo
8/17/2019 R.-Barthes-¨El-efecto-de-lo-real¨
6/6
pOl'quo
1 0
verosimil no es nunca mas que
1 0
opinable: esta ente-
rn m ente
sujeto a Ia opinion (del publico) : Nicole decia:
«N hay
qu «
mirar las cosas tal como son en si mismas, ni tal como las
1IO CO
el que habla 0 escribe, sino s610 en relaci6n con
10
que
saben Los que leeti 0 10s que escuchans r
luego porque, se pen-
saba, la Historia es general y no particular (de ani Ia propension,
en Ios textos clasicos, a funcionalizar todos los detalIes, a crear
estructuras fuertes y a no dejar, pareciera, ninguna notacion bajo
la sola caucion de
10
ereab ) ; por ultimo, porque en
10
verosimil
10
contrario nunca es imposible dado que la notacion reposa
aqui sobre una opinion mayoritaria, pero no absoluta. La palabra
magna sobreentendida en el umbral de todo discurso clasico (so-
metido al antiguo concepto de
10
verosimil) es:
Esto Sea, admi-
t amos ... ).
La notacion creal», parcelar ia, intersticial se podria
decir, cuyo caso planteamos aca, renuncia a esta introduccion
implicita y, liberada de todo preconcepto postulativo, se ubica en
la trama estructural. Por esto mismo hay una ruptura entre
1 0
verosimil antiguo y el realismo moderno; pero por esto mismo
tambien nace un nuevo verosimil, que es precisamente el realismo
(entendamos por el todo discurso que acepte enunciados acredi-
tados simplemente por el referente).
Semioticamente, el edetalle concreto» esta constituido por la con-
nivencia
directa
de un referente y de un significante; el significado
es expulsado del signa y con el, por cierto, la posibilidad de desa-
rrol lar una
forma del significado,
es decir, de hecho, la estructu-
ra narrativa misma (la literatura rea:l ista es, sin duda, narrativa,
pero
10
es porque el realismo es en ella solo parcelario, erratico,
confinado a los «ietalles» y porque el relato mas realista que se
pueda imaginar se desarrolla segun vias irrealistas). Aqui reside
10
que se podria Hamar la ilusi6n relerencialP: La verdad de esta
ilusion es la siguiente: suprimido de la enunciacion realista a ti-
tulo de significado de denotacion,
10
creal» reaparece a titulo de
significado de connotacion; pues en eI momenta mismo en que
se considera que estos detalles denotan directamente
10
real, no
hacen otra cosa, sin decirlo, que significarlo: el barometro de
Flaubert, la pequefia puerta de Michelet no dicen finalmente sino
esto:
nosotros somos lo real;
es la categoria de
10
creal» (y no sus
contenidos contingentes) la que es ahora significada; dicho de
otro modo, la carencia misma de
10
significado en provecho solo
del referente Ilega a ser el significado mismo del realismo: se
produce un
ejecto de realidad
fundamento de ese verosimil in-
,.. confesado que constituye la estetica de todas las obras corrientes
de la modernidad.
10. Citado por R. Bray, Formation de la doctr ine class ique, Paris, Nizet,
1963,
p.
208
11. Ilusi6n claramente i1ustrada por el programa que Thiers asignaba al
historiador: «Ser simplemente veraz, ser 10 que son las cosas mismas, no
ser nada mas que elias, no ser sino por ellas, como ellas, tanto como
ellass (citado por C. Jullian, Historiens Francais de XIX siecle, Hachette,
s, d.
p.
LXIII).
1
1 '••
ln nuevo vcrosimiI es muy diferente del antiguo, pues no es ni
I
rrKpeto por las cleyes del ge:flero», ni s iquiera su mascara, sino
'1 '1 1 I
precede de la intenci6n de alterar la naturaleza tr ipar ti ta del
1 4 0
para hacer de la notacion el puro encuentro de un objeto
y
. I I I M IL
expresi6n. La desintegraci6n del signo -que parece ser
1I'll
I t
uonte el gran problema de la modernidad- esta por cierto
I'lfw'llte en la empresa realista, pero de un modo en derta forma
'HI'I.~ivo, puesto que se lleva a cabo en nombre de una plenitud
,,'frl' 'ndal, en tanto que hoy, por el contrario, se trata de vaciar
tI 1 1 - \ 1 10 Y
de
hace r
retroceder infini tamente su objeto hasta cues-
tlollllr, de un modo radical, la estet ica secular de la crepresen-
fluVII)>>.
l u lflrJ
Practica de Altos Estudios,
,1 . 1
1 1