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Jul 05, 2018

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    EN BUSCA DE LA DIGNIDAD PERDDE LA ACADEMIA 

    (La «IES» de los sociópatas liderazgoo de las excelencias de calidad de rendim

     y logro de autosujeción egomaníaca)

    Mónica Jaramillo R.Profesora, Escuela de Filosofía

    Universidad Industrial de Santander

    ¿QUÉ UNIVERSIDAD QUEREMOS?

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    En busca de la dignidad perdida de

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    Título: ¿Qué universidad queremos? No.7En busca de la dignidad perdida de la academ

    (La «IES» de los sociópatas liderazgos,o de las excelencias de calidad de rendimien

     y logro de autosujeción egomaníaca)Mónica Jaramillo R.

    Publicación trimestraldel Departamento de Filosofía

    de la Universidad del Valle

    ISSN 2322-9764

    Comité Editorial  Will iam Álvarez

    Omar Díaz S.Luis Humberto Hernández M.

     Editor Will iam Álvarez

     DirectorLuis Humberto Hernández M.

    DiagramaciónLuis Humberto Hernández M.

    Impresión

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    Mónic

    PRESENTACIÓN

    ¿Qué universidad queremos? es una publicación peDepartamento de Filosofía de la Universidad del Vpropone divulgar la producción intelectual oriereflexión crítica sobre la universidad colomparticularmente, de nuestra alma mater. Nació en e

    en el contexto de la indignación nacional de los eprofesores, trabajadores y la ciudadanía en generaReforma a la Ley 30 de la educación superior. ¿Qué uqueremos? se afirma en la convicción de que la auun principio fundamental de la universidad y que,

    tareas más importantes de la universidad pública pensarse a sí misma, impulsar y garantizar la plecomo condición necesaria para el debate y la cocolectiva del ethos universitario, propendiendpensamiento crítico sobre la universidad que, an

    ser universitario con sus fortalezas y debilidades, spensar y construir su deber ser, indagando las conposibilidades de la universidad en su compromigrandes problemas nacionales y en el fortalecimparticipación ciudadana y la democracia ¿Qué u

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    En busca de la dignidad perdida de

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    EN BUSCA DE LA DIGNIDAD PERDDE LA ACADEMIA 

    (La «IES» de los sociópatas liderazgoo de las excelencias de calidad de rendim

     y logro de autosujeción egomaníaca)

    Mónica Jaramil lo R.

    Profesora, Escuela de FilosofíaUniversidad Industrial de Santander

    Introducción

    No hay duda de que la Universidad pública colo

    ido perdiendo, día a día, sus verdaderas finalidadehumanistas; y, de esa manera, la conciencia a

    ciudadana, crítico-pedagógica y ético-política de

    dignidad de ser. Concretamente, desde que é

    gradualmente convirtiendo en laboratorio exp

    nanotecnológico o de manipulación de la ‘matermoldeable’ para el aprendizaje de la eficacia

    adiestramiento de facultades y el espíritu de

    (mediante la autopropulsión del espíritu de com

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    además y sobre todo del aprendizaje de la eficiencila adaptabilidad, por métodos gestalocondu

    asimilación-impregnación o de introspección co

    refuerzo de la conducta operante y ‘técnicas

    machaqueo, inculcación y habituación’, con m

    ‘fabricación del espíritu socializado como métodosocial’ que inhieren en el modelo angloamericano-

    universidad del capitalismo neoliberal de consumo

    palabras, de una antieducación corruptora, pro

    antidemocrática, acrítica, antihumanista, ef

    mercachifle y masificadora, ‘planificada estratésobre la base de herramientas tecnopedagógicas

    sicofisiológicos y sociodarvinistas de tecnogestión

    del aprendizaje; de  la fisiologización de la e

    (‘bioandrogagia’) y la biologización abestializa

    ciudadanos universitarios a través de la transmucampus universitario en arena de pugilato y del espa

    en ‘campo estratégico’ o que ‘actúa sobre las emoc

    moldear las conductas de la gente’ (‘aclimatac

    conductas’), en el entorno institucionalizado o no

    mecanizado, naturalizado y ‘ecologizado’ o artificprefabricado.

     A decir verdad, ese enfoque mercantilista, efi

    deshumanizante de la educación ya había empezad

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    Porque con el surgimiento de sus conantropocéntricas, la era renacentista le dio asimism

    la sed de dominio sobre la naturaleza y los

    inexplorados o a la monomanía por la gloria como

    ‘excelencia’ exitosa (Jacques Heers) de la nacient

    mercantil exclusivista, desigualitaria y usurera que, económico, agudizó, por consiguiente las inequidad

     y privilegios de clase. Y en la época del de

    Renacimiento tardío, con el surgimiento del espírit

     y el antimito prometeico de la utopía técnica de

    introducido por Francis Bacon en su tratado breve Atlántida de 1627. Bacon, quien era por lo demás m

    la orden teosófica de los rosacruces, de la que s

    expulsado, –y del que John Dewey haría tres sigl

    una exaltada apología, hasta el punto de comp

    Montaigne, en su obra  Democracia y educación (D239, 247); el tecnoinstructivo catequético de la ant

    corporativa  como educación en el infantilismo

    competencia industrial, de marcado sesgo colberti

    por encargo de la Fundación Rockefeller, y sobre

    será necesario volver luego, así sea tan solo de pasEs, en efecto, en La Nueva Atlántida en donde exp

    (acusado de concusión en 1671 y conocido por s

    cortesano e inescrupuloso, por no hablar de que s

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    poetológico-alegórico o empiriomítico convieinnovadores técnicos en seres más dioses que los d

    de la que los futuros epígonos formalistas (o los p

    de la ideología de la aniquilación de la individualid

     y la pérdida del sentido de lo concreto) del falso lor

    hacen asimismo la amalgamación con su cepostulado, enunciado en 1620 en el  Novum Organu

    cual el conocimiento es poder ( Nam et ipsa scient

    est ), que aquellos entienden, desde luego en el se

    equiparación entre ciencia y conocimiento (cient

    de la ciencia como poder-dominio (auctoritas) en sudel significado de  potestas   como facultad pot

    capacidad de disponer del derecho de ejercer

    expresado en la fórmula baconiana. Así, como s

    excelente obra de Ernst Bloch La filosofía del Rena

    «[…] es Bacon el primero [desde los tiempos de la an

    clásica griega hasta finales del ‘Renacimiento’] que s

    a Prometeo como un insurgente técnico lo suficien

    aventurado como para inmiscuirse en los asuntos del

    más aún, para pretender rehacer la obra del mamanera mucho más competente y genial, activi

    alimenta su orgullo. Los hombres formados por Pr

    son superiores a las creaciones de Zeus. Bacon utiliza e

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    época del barroco produjo muchos: decir de alguien quproyectos» no era entonces un insulto; habrá que

    mucho para que el término adquiera la connota

    «hacedor de planes». En la época de Bacon un «ha

    proyectos» era un hombre ingenioso, preocupado por

    el mundo a nuestras necesidades, gracias a sus inve«Nova Atlantis» de Bacon sentó las bases de ese cam

    el mismo Bacon no era un conquistador, no era m

    prospectivista, un correveidile que sabía muy bien

    cuarteles podría un día instalarse» (Bloch, 1972: 1

     Y es, en parte, en contra del ars invenendi  de Bac

    reconoce, empero el espíritu de observación me

    importancia de su descubrimiento del método ex

    (que bien valdría la pena, a mi juicio, cotejar con

     Pitocles  de Epicuro de la que pareciera haber replic

    los postulados) que G. Wilhelm Leibniz, el pre

    humanismo científico y de la ética de la investigación

    quien pertenecía también a la orden de los rosacruce

    su versión del ars invenendi   como arte del descu

    para el bien de la sociedad y de la humanidad. Aun

    sobre todo, como el mismo Leibniz así lo reco

    contraposición a la interpretación que del mismo ha

    para quien el objeto de experimentación, mani

    i i t l t i fí i i l h

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    leyes de la naturaleza son axiomas, el hombre mhecho natural   al que se le pueden poner fin

    supuestamente puede hacerse también con

    naturaleza, por no hablar de su acuñación de

    ‘eutanasia’ y no precisamente en un acto de conm

    ante el sufrimiento del prójimo y menos todavía en la dignidad de la vida humana y de la autonomía y

    de la persona individual a morir de manera dig

    asimismo el utilitarismo moral de su sistema leviat

    obra de Mandeville,  La fábula de las abejas. Vicio

    beneficios públicos, en el que habría de inspirarse de Adam Smith y demás representantes de la te

    sentimientos morales de la Escuela escocesa

    suplantando el concepto griego de naturaleza hum

    esencia de la hominidad   por la idea de naturalez

    orgánica en sentido determinista, o como instintnatural o animal del homo homini lupus [fórmula

    según Jacques Derrida, y sin que Hobbes hubiera

    desde luego tampoco la autoría, del comediógrafo ro

    Plauto], se pone en contra de los verdaderos f

    humanidad, o del lado de las fuerzas devastadoras qhacer su ruina –para Leibniz «la naturaleza conced

    parte, al hombre e incluso a la mayor parte de lo

    afecto y dulzura a los de su especie, que en el homb

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    ahora, con qué utilidad [expresión que el filósofo lo que hace a las producciones científicas, la inv

    artefactos y las obras civiles, en el sentido ciceron

    communio utilitatis]  y considera el fin  (Leibniz,

    110; y, 61 NT).2

    Es así como, para Leibniz, la ciencia ha de ir siemano de la filosofía y en lucha común en c

    contracorriente de las filosofías bárbaras y fanáticade un lado, de los misósofos  o cultores de los re

    escépticos (por alusión al concepto de misología ac

    Platón en el  Fedón, o de quienes aborrecen los razo y terminan odiando a sus semejantes como los mis

    haciéndose portavoces del discurso mentiroso y suDiálogo del que el gran filósofo y científico clásic

    había hecho la traducción); y, del otro, de quienes a

    contra de sus conocimientos, los ponen al servsectarismos correligionarios; o, cuando no, de las

    comunes y las verdades establecidas que pretensustraerse a las exigencias de la fundamentación y

    público; y agrega: «Es cierto que, para evitar es

    desórdenes, se pueden establecer reglamentos para lpúblicas y otras controversias, en virtud de las cuales

    poner en duda algunas verdades establecidas; pero  bien un asunto de policía que de filosofía» (Leibniz,

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    «Tanto o más motivo hay para cuidarse de aquellos queinnovar, lo más a menudo por pura ambición, com

    desconfiar de las opiniones antiguas. Y tras haber m

    largamente sobre los antiguos y los modernos, he lleg

    conclusión de que en casi todas las doctrina

    encontrarse buen sentido. De manera que me agradlos hombres de estudio buscasen algo en que satis

    ambición, ocupándose más bien en construir y avan

    en retroceder y destruir. Desearía que se pareciese

    los romanos, los cuales hacían hermosas obras públi

    a aquél rey vándalo al que su madre recomendó

    pudiendo pretender igualar esas grandes constru

     buscase la manera de destruirlas» (Leibniz, 1704: 1

    El agudo contraste existente entre los dos enfoq

    otro, por consiguiente que el que hoy en día marca a

    hiato entre los humanismos críticos y la contracu barbarie; o entre el conocimiento clásico o perd

    conocimiento duradero o del desuso programa

    Toffler) como conocimiento mercancía, cálculo-

    pertinente, y estratégico planificador de las

    («pensamiento estratégico» como racionalización tecno «proyección de las acciones», en suplantación d

    deliberativa y de la acción social y humana o de la co

    de la autonomía moral de la persona) de la ‘nue

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    periférica y la cultura de diccionario o de Wikipedmarca, por lo tanto la abisal diferencia existen

    conocimiento como legado de la humanidad para la

    la vida y la humanización del mundo y el con

    productivista posesivo como autoinstrucción o aut

    de los clientes-productores en competencias básicas y en destrezas útiles para el mercado, yendo en con

    formación integral como educación en la autonom

    de la lectura crítica del mundo y de la investigació

    pausada, y educación para el florecimiento espir

    persona y la dignificación de la vida humana. O, lo qa decir lo mismo, lo que separa la filosofía de la

    como pedagogía crítica de la tecnoinstrucc

    inculcación de hábitos mentales y tecnopedagogí

    directividad centrada en el cliente; la investigación

    del aprendizaje corporativo-‘colaborativo’ o de proyectos, es decir, fundado en valoraciones o en m

    de valor u opiniones no justificadas (‘presabere

    instrucción de los productores en la con

    ‘transdisciplinar’ o autonomista e insular (en supla

    la investigación inter y multidisciplinar, como exinterrelación entre las disciplinas y subdisciplinas a

    éstas con las demás ciencias del conocimiento, para

    omnicomprehensivo e interproblemático de las pr

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    autogenerados en la vida humana, animal y bioampodrían derivarse de sus aplicaciones. No es de a

    en tales condiciones, que Pierre Bourdieu vea asim

    necesidad de considerar el ars invenendi , en cuanto

    del espíritu creador contra ‘el espíritu de la época’,

    de base de un proyecto crítico de renovación de lade la investigación como vigilancia epistemológica.

    allá del mero ars probandi de la mecánica lógica, o

    retórica del descubrimiento, reconozca, por ta

    misma evidencia en la reflexión sobre la investigac

    la posibilidad de trazar un nuevo camino desde  verdadero y sin atajos del método sociológico his

    (Bourdieu, 1973: 17 ss.).

     Ahora bien, el principio nuclear del enfoque ed

    la ideología «iluminista» del progreso, que

    desarrollarse en paralelo al proyecto de la Ilustraciópor parte de la judería jacobina seglar, y de la q

    Cassirer sería uno de los primeros en hacer la

    amalgamación para supuestamente diferenciar la «I

    alemana de la francesa, es asimismo el de la exaltació

    del trabajo como posibilidad de ascenso en la escalque, a juicio de sus defensores, suprimiría por

    desigualdades socioeconómicas. Una idea

    «historiadores industriales» –para emplear la

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    pensamiento y de toda producción poética, ni conmundo y la vida –en cuanto Prometeo es el inve

    educación dirigida y del racionalismo…, que ha ind

    hombres a trabajar en contra de su propia volunta

    nunca más serán liberados de su cadenas, como es

    propósito Friedrich Schlegel en el sugestivo «Idiliode su bellísima novela  Lucinda (Schlegel, 1799: 54

     Y los dos grandes «pioneros» o formatead

    educación del pueblo como educación de las masas

    masas  en los que la universidad de los paráme

    ‘excelencia’ y los liderazgos egomaníacos tiene paradsu principio, fueron los racionalistas visionarios o

    de la judería atea jasidista o ultraortodoxa (o del m

    sionista dieciochesco del «Gran despertar» o de la

    sublime») Moses Mendelssohn, precursor de la  H

    ilustración judaica, o del «iluminismo» [término reEmmanuel de Swedenborg, el fundador de la secta de

    Jerusalén» en su obra  Arcana celestia de 1749 y

    además de en el formalismo metaficisista de la

    naturalis de Christian Wolf (al que Kant le daría en

    crítica el nombre de explicación fisicoteológica, enfunda a su vez la teoría popperianista de los «tres mu

    habría inspirado la obra de Mendelssohn, escrita d

    después, Jerusalén o acerca del poder religioso];

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    Kant –el más eximio representante de la I( Aufklärung), como como clarificación por el pens

    través de la razón, en el combate por la lucidez,  

    través de la educación en la autonomía o para la em

    crítica del individuo y aprendizaje del filosofar, po

    a toda forma de masificación de la ensinstrumentalización del individuo. Kant, para

     verdadero fin de la  Aufklärung es, por consigui

    procurar el bien de la humanidad, Weltbeste»  –com

    precisamente en contra de Mendelssohn, y en m

    también para rebatir las tesis irracionalistas o fiteólogo Friedrich Jacobi, fundadas en el sentim

    religioso, en su excelente ensayo de 1786 ¿Qué es

    en el pensamiento? 

    Sea también de ello lo que fuere, las tesis de M

    –quien, como se lee en el riguroso estudio prelim versión española de la obra ¿Qué es Ilustración?, es

    también cotraductor de la misma Agapito Maes

    fundado una teoría de la visión cíclica de la historia

    se inspiraría, por cierto la filosofía dialéctica hege

    historia [pero en la que, además y sobre todo se informalismo sociológico-empiriomítico neokant

    mencionado Georg Simmel el judío pangerman

    inventor de la teoría corporativa de los «Ángeles in

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    de la filosofía )], las tesis de Mendelssohn no decontroversiales, por lo que se refiere específicam

    educación cultural del pueblo. Así, entonces, par

    presupuesto de que la educación se descompone e

    Ilustración, el filósofo judeoalemán considera, en

    en lo que atañe a la educación del hombre en geneha de enfatizar menos en la formación de la persona

    cuanto en la del hombre tomado en abstracto o

    antropoculturalista universalista («el destino hum

    persona individual es el destino inesencial y

    ciudadano»), haciendo abstracción, por lo tanto dcultural de los educandos y de su procedencia fam

     buscando, en cambio la necesaria armonía que ha

    entre el destino  esencial [o innato] del hombre y

    [natural]  del   ciudadano [del común], que, a su ju

    avanzar siempre al mismo paso, para evitar los pecorrupción social:

    «La   persona humana como tal no necesita ninguna

     pero necesita Ilustración. La posición social y la p

    determinan en la vida burguesa derechos  y debercada uno de sus miembros. Conforme a ellos se

    diferentes habilidades y destrezas, tendencias, in

    diferentes costumbres sociales, hábitos, cultura y

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    universal , sin diferencias de posición social; la Ilustrahombre considerado como ciudadano se modifica seg

    social y profesión. De nuevo, el destino del hombre e

    aquí sus medidas aspiraciones y finalidad» (Mend

    1784: 12-13).

    Cabe señalar, empero que ni el individualismo-m

    ni el principio moderno de la meritocracia   o del d

    los merecedores –que solo se conjuga en las primera

    del singular y del plural y no deja de recordar, por c

     bella sentencia del emperador-filósofo Marco Amérito de cada uno es tanto mayor cuanto meritoria

    de sus afanes» (Marco Aurelio: 175-180: 130 [Lib. V

    la meritocracia como carrera hacia el éxito pro

    autopropulsión de los talentos innatos del sín

    sobresalientes (Murakami), con el que se consagrarel principio de la expertocracia moderna

    estamentalización jerárquica de las sociedades or

    estratos de dominación jerárquico-asimétrica, rep

    sistema de división social de las corporaciones me

    oficios, fueron, en realidad una invención de la Iluindividualismo-masificador y el exclusivismo de é

    que, como ya se dijo, la visión antropocén

    ‘Renacimiento’ les echaría las primeras bases, no es

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    con miras a garantizar la obediencia sumisa de los sdéspota, debía tener carácter reformista y ponerse

    el desarrollo de la economía y el innovamiento in

    quien, en más de un aspecto es también, y por l

    razones, uno de los principales precursores, con A

    el «Padre» del liberalismo económico, del modeloneoliberal posindustrial y de ‘talla única’ y de su e

    las demás esferas de la vida social; y que no por

    definido de manera grandilocuente e hiperbólica a

    imaginario en  La riqueza de las naciones, como  u

    probo, de muy profundos conocimientos de detalexperiencia y agudeza para el examen de las cuenta

    en una palabra, de talento singular para impone

    orden  y el método de la recaudación y de las renta

    (Smith, 1776: 591). Dichas concepciones fueron de

    por Mirabeau y Emmanuel Sieyès (fundador con  junto con La Fayette, Talleyrand y Robespierre –el

    una sola idea fija’ como él mismo se autodenomin

    Sociedad jacobina, constituida en Versalles en 17

    nombre fue adoptado en memoria del Gran maestre

    de los templarios Jacobo de Molay quemado en quinientos años atrás en 1314 por orden del rey

    Felipe ‘el hermoso’, también conocida como la  Socie

    amigos de la libertad y de la igualdad y que, como

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    encima del carácter de ciudadano  [nótese la simillas tesis de Mendelssohn, escritas apenas cinco a

     Las desigualdades de propiedad y de ingenio son c

    edad, sexo o estatura, etc.  No modifican la igu

    civismo» (Sieyès, 1789: 171).

    La «Nueva universidad progresista»

    del Sín dr om e de sob r esa l i en t es 

    Dicho todo lo anterior, y a modo de punto de tr

    de inflexión, formulo de entrada las preguntas: ¿

     verdadero origen histórico, y el objetivo iestratégico al que propenden los «reformistas revo

    del sistema educacional» corporativo con la ama

    formal de la ‘IES’ semipública o de la «Universidad d

    de la ideología jacobina con la universidad privada,

    lo que se trata es precisamente de privilegiar la pdetrimento de la segunda?, ¿Cuál es la relación exis

    esa homologación ficticia y la subrepticia elimi

    concepto de «Universidad pública» y la suplan

    concepto de profesor (del lat. ‘ professor-profiteri ’ o

    sus conocimientos al servicio de la racionalidad púdecirlo en el lenguaje académico medieval) por el

    operador conceptual «docente» (del lat. ‘docere-d

    del ‘enseñante-enseñado’ que acata con sumisión l

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    caído en desuso término ‘docente’, a fin de difere Instituciones docentes  o  pobres», o los ‘santuarios

    encontraron asilo sistemas ya periclitados y obsoletos, desterrados ya de todos los rincones del

    decir, en las que se imparte ‘el conocimiento im

    que, en su opinión es propio de las disciplinas liberaque la filosofía es de todas las más perversa e irren

    donde solo hay docentes-asalariados o maestros oftrabajan tan sólo por el prestigio y para aum

    emolumentos…( Si no hay saqueo no hay pag

    Universidades ricas  cuyos Profesores se consagran y el desarrollo de la ciencia y lo cultivan con esmer

    que estos sí han de conservar su denominación(Smith, 1776: 681). Y es, por consiguiente, con ba

    mismas distinciones que se funda la subsecuente

    abstractiva de las primeras en las segundas bajo el apelativo de IES, promovida por la ideología neoli

    de conculcar el derecho a la educación pública dignde la destrucción del concepto mismo de Universid

     y de la negación de su dignidad de estatus; que habr

    necesariamente primero por la vulneración de la destatus de los profesores y su reducción a meros

    asalariados’ o ‘estratégicos’ y ectoplasmáticos; raque, para decirlo asimismo en la fraseología del «c

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    Con todo lo cual se explica, por otra parte, a quépolítica discriminatoria, impulsada al interior de la u

    pública que consiste en anidar en ella, a imitac

    universidades privadas capacitadoras de élites o de

    de ‘Alto nivel’ –que no necesariamente lo son to

    educación serpentina de sesgo exclusivista, supuformadora de líderes emprendedores; o, lo que equiv

    lo mismo, para solo unos cuantos favorecidos del

    decir, de calamocanos sedientos de triunfo, ávidos

    de distinciones; o de crédulos incautos embriagados

    mieles del ansia de poder y de dinero y dotados innato para dirigir o arrollar a los futuros ‘suba

    «Demuéstrales que hay algo en ti que es realmente

    su reconocimiento por tu talento no tendrá límites»

    escritor inglés, de origen polaco Joseph Conrad en s

    novela, sin parangón en la literatura clásica anticeuropea y por su belleza estilística  El corazón de la

    (Conrad, 1899: 225). O en otras palabras, de ‘impl

    de hacer operativo bajo el dictado de otros, las

    abiertamente discriminatorias del sistema ed

     bancomundialista o de la educación universitaria de peatonal para los ‘emprendedores exitosos’ y los r

    los lerdos, que son, por regla general los e

    provenientes de los sectores más deprimidos de la

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    como «política antidiscriminatoria inclusidemocratización de la educación para garantizar la

    social» o del tratamiento ‘preferencial’ de las cond

    ingreso para los estudiantes afroamericanos y

    latinoamericano. Con lo que se propende, entr

    ‘reclasificar’ a esos mismos estudiantes a los quesido incapaces de competir con los futuros cuadros

    de las élites –a quienes solo se admite el ingreso a la u

    cuando han alcanzado los topes máximos exigidos e

    SAT o de aptitud a los estudios superiores, equivalen

    colombiano–, se les ofrece graciosamente un cursode nivelación  en competencias básicas o de capac

    reciclaje y entrenamiento intensivo para el niv

    escolar [sic.]. El cual no habiendo sido aprobado las

     veces, como es obvio, los encauza, con la ayuda de o

    profesionales o de ‘tutores-consejeros expertos’,estudios blandos como el trabajo social, las relacion

    o los programas de Educación física’, para que estos

    obligados a desertar  de la universidad. Pero con

     busca, además y sobre todo erosionar las

    interhumanas, interétnicas, interculturales e interinal interior del campus universitario y la relación

    maestro-discípulo; suplantar la formación clási

    estudios de feminismo y el culturalismo de fac

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    referencia escrito por el sociólogo estadounidenseindio, Dinesh de Sousa del que traduzco el título de

    francesa:  La educación contra las libertades. Polí

    ‘raza’ y el sexo en los campus americanos (D’Souza

    68ss, 89ss, 134, 232), como resultado de u

    investigación de campo, realizada por el autor en1990 en las universidades de Harvard, Berkeley

    Howard, Michigan, California y Duke. Y al que su

    filiación al partido Republicano y apologética a

    ‘capitalismo democrático’ o a la ‘democracia

    estadounidense’; que lo lleva inclusive hasta el irrisible exabrupto de decir que «la democracia am

    conquistado hoy a la más grande parte de Amér

    continente habituado a la dictadura, y eso gracias a l

    de los derechos del hombre impulsadas por el presid

    [cuya lucha en favor de la paz nadie desconoce po proseguidas por los presidentes Reagan y Bush»

    27), hacen todavía más significativo, a mi

    reconocimiento de las profundas repercusiones soci

    de la proverbial ‘ignorancia científica y cultu

    estudiantes estadounidenses’, rayana en el subalfabefectos de la política del nuevo multiculturalismo co

    antidiscriminatoria racista’. Aunque el autor exim

    responsabilidad al gobierno estadounidense y a las

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    libertaria de la universidad americana y de los estu Alto nivel, que por mérito propio se ganaron  el

    ingresar en ella (ibíd .: 27, 72ss, 185, 213, 218, 405);

    las veces gracias a la situación socioeconómica priv

    sus familias, como el autor se olvida de señalarlo.

    He ahí, entonces, más allá de sus tenebrosos vílos totalitarismos bolchevique, nazi y maoísta pro

    que me he ocupado extensamente en el artícul

    inédito, «La selección natural de las hormigas-obre

     fábrica social » (término acuñado por Dewey y rep

    Mao Tsé-Tung, cuyo vicepresidente del Comité Revde la Universidad Peita, Chu Pei-yuan, la más célebr

     y que, desde 1966, se convertiría en el epice

    «revolución proletaria progresista de la Unive

    Pueblo» durante los años de la Revolución Cultural c

    1970, había cursado estudios de Doctorado en econUniversidad de Chicago; siguiendo en ello la política

    «transportar las experiencias exitosas vinieren

     vinieren»), he ahí entonces, decía, el previsible re

    medalla de esa educación semipública rent

    internamente desigualitaria y asimétrica, o de doblelos pocos elegidos que han de subir en detrimento

     bajan de la ‘Nueva IES’ productivista (que ha co

    conocimiento en tecnosaber y la formación inte

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    del mercado). Los cuales coexisten, los unos al lotros en mortal indiferencia, sobre todo por pa

    desciudadanizadas élites de los estudiantes empre

    ‘de mentes brillantes’, amaestrados en la contra

    individualismo competitivo mercenario  (J. M. Coe

    egomaniatizaciones hedonistas y antisociales:  Ser los otros, más querido, sobresaliente o exitoso, co

    también el sociólogo y pedagogo crítico alemán Mich

     Y que en no poca medida están asimismo en el or

    liderazgos sociópatas o misantrópicos, que so

    conducir a la despersonalización del individuo, síquicomoral, el iletrismo y el abstencionismo dem

     Así las cosas, está muy en lo cierto el precitado y

    escritor John Maxwell Coetzee, laureado Nobel de

    2003, cuando afirma: «Hay gente que tiene la ca

    imaginarse como otra persona y hay gente que n(cuando esa carencia es extrema, los llamamos psi

    hay gente que tiene esa capacidad pero decide no

    práctica» (Coetzee, 2004: 87). Coetzee para quien

    incapaz de poner en obra y acción su capacidad de im

    empática y creadora es necesariamente un sujetocomo se lee también en su excelente obra  Hombr

    cansancio  que, desde el punto de vista éticopolí

    espero poder mostrarlo al final de estas reflexion

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    ciernes y en serie; y –por autorreproducción mim violencia o autogeneración imitativa de la vio

    indiferencia como indiferencia cínica–, a los soc

    masa. Una sociedad, en suma, para decirlo todavía

    parafrástica con el escritor australiano de origen su

    a la que se le ha agotado hasta tal punto la fuerza ctensión, que ésta ha acabado por asemejarse a una m

    de algodón; y de la que la mente se ha vuelto ta

    pareciera estar asimismo en trance de quedarse ad

    Pero que habiendo perdido la capacidad de inquiet

     juicio de Leibniz como se verá luego está en el princonciencia moral] ha sido poseída por el afán in

    destructor (Coetzee, 2005: 156-157). Y en la que los

    los hastiados animales de Nietzsche dominad

    aburrimiento endémico e incapaces de darle

    consiguen enfrentarse a su entorno «no irritánreduciendo sus expectativas, aprendiendo a es

    paciencia a que se solucionen los conflictos y deja

    maquinaria mental funcione a un ritmo más lento

    2006: 230, 232-33).

    Nada ilustra mejor, a mi juicio todo lo que se acabque el siguiente pasaje del incisivo cuento epigram

    folclore de nuestra generación» del escritor japon

    Murakami, sobre la carrera a los talentos de la e

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    «Yo siempre me he considerado una persona muy […]. Era como si siempre estuviera metido en una es

    marco, vivía siempre procurando no salirme de él.

    había algo parecido a una línea que me indicaba el

    Era como una autopista bien señalizada. Para dirigi

    dirección,  póngase en el carril de la derecha . Más

    encontrará una curva […]. Yo seguía la curva y to

    alababan. Todos me admiraban.

    […] En este sentido, mi vida, al menos los primer

    transcurrió de una manera perfecta. Jamás tuve

    problema que pudiera calificarse como tal. Pero, sin eyo era incapaz de captar el sentido de la vida. A me

    crecía, más se fortalecía esa idea vaga. ¿Qué es lo que

     buscando? No lo sabía.  Síndrome de sobresalientes

    notas en matemáticas, inglés, educación física, en to

    padres me elogiaban, los profesores decían que iba mpude entrar en una buena universidad. Pero yo n

    para qué servía en realidad, qué era lo que de verda

    hacer. No tenía la menor idea de qué facultad debía

    ¿Tenía que ir a la facultad de Derecho? ¿A la de Ingen

    a la de Medicina? A mí me daba igual. Creo que pod

    cualquier cosa a la perfección. Pero no tenía

    preferencia. Por eso, siguiendo los consejos de mis pad

    mis profesores, ingresé en la Facultad de Derech

    i id d d ki f l id

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    estrella de su curso, y líder por naturaleza»– Nos hesforzado mucho desde pequeños. «Adelante, sigu

    adelante», te van diciendo. Y justamente porque t

    capacidad, vas avanzando tal como te lo piden.

     formación de tu personalidad se queda atrás. Y llega u

    que no puedes dar más de ti. En el sentido moral  […].

    fui un hombre muy realista, probablemente lo siga

    ahora […]. Pero en la universidad aprendí que hay

    realidades en este mundo. El mundo es muy grande

    coexisten diferentes sistemas de valores. No hay

    necesidad de ser un alumno sobresaliente. Y salí al

    (Murakami, 2008: 82-83, 91-93).

    Naturalmente, esto no significa que la universid

    de formar a los futuros profesionales para su inse

    mundo laboral, ni que ésta no sea una de las p

    expectativas que mueven a los jóvenes a realizar suniversitarias. Pero cuando se pretende hacer de la u

    tan solo una agencia de empleos y, como señala c

    Ernesto Sábato, «la educación que no está indepen

    poder, y por lo tanto, encauza su tarea hacia la for

    gente adecuada a las demandas del sistemaexclusivamente con ese fin, yendo así en detrim

    formación humanista, lo perdido será el ser huma

    habrá privilegiados que puedan a la vez comer tene

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    de la calidad de la educación pública, como ‘heestratégica para favorecer las posibilidades de movil

    para el mayor número de estudiantes en co

    socioeconómicas adversas’. No sin razón afirma tam

    Saramago  En sus palabras, que: Hay que cambiar

    de movilidad social por Movilización social y descivil (Saramago, 2010: 523). Porque en ‘la nueva u

    esas expectativas laborales son cada vez más i

    precarias, y eso los mismos estudiantes muy bien l

    que explica en gran parte, los fenómenos de sobrepe

     y deserción estudiantil, ante el miedo de ‘salir al mno encontrar en él posibilidades de inserción labo

    con los estudios realizados, en el caso hipotético

    fuera dable conseguir un empleo. Por no men

    innovadoras propuestas de los tecnoingenieros ind

    empresariales y de cámaras corporativas de econométras y empresarios con ánimo más ‘filantróp

    en el sentido corporativo de la palabra o del hum

    solidario mediático como estrategia política interv

     y ‘retorno de beneficios’) que altruista; expertos tod

    calidad de tecnogestión gerencial de ‘manejo doceconvertidos (gracias al apoyo de los ‘expertos edu

    de las corporaciones económicas, lo que equivaldría

    menos que a convocar una brigada de pirómanos p

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     verdaderos factores de sus dificultades y deficienciaspor todos, y en todos los medios de información

    detentan el monopolio, que en sus manos de conta

    llave de sésamo para ‘superar la brecha social exist

    ‘IES’ colombianas y aminorar las desigualdades soci

    que ellos mismos han coadyuvado asimismo a autopeligrosa falla sismológica estructural que hoy

    universidad pública al borde del desplome y de

    supuesta ‘nueva universidad del futuro’ no será m

     vestigio de su siniestración.

    ‘La nueva universidad del futuro’ a la que se refiMusil en su magistral novela histórico-testimonial  

    sin atributos, que escribió, dejándola inconclusa has

    hora de su muerte, sobre las inadvertidas e imp

    repercusiones de la implantación de la

    tecnocientífica rentabilista, que en no poca medidacontribuir a autopropulsar el surgimiento de la bar

    sociedad prehitleriana de la Viena de la

    austroprusiana de la preguerra. Es decir: La u

    nueva… ‘en la que la libertad empieza a asemejarse a

    que concede una ventana enrejada’ [ en una  soindustrialismo cuartelario, bajo un régimen

    económica como dice también Oscar Wilde en su

    ensayo «El alma del hombre bajo el socialismo», p

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    admiración por la actividad humana, que de enespíritu con un imperceptible poso de insignificancia

    […]» (Musil, 1930-1942 II: 620, y véase, 771). O, si

    la universidad del «nuevo hombre», el «nuevo A

    moldeado en arcilla sino en plomo», recién salido de

    de los dioses sicopompos o de los mediadores de Dafirma Zósimo el historiógrafo seudognóstic

    neomitraico del siglo V de origen judeoconstantin

    Spinoza habría de tildar de «masoreta de las

    infernales», y apologista del Imperio del Augusto; p

    también el verdadero ‘pionero’ de la ideología dehistoria  evenemencial como eterno presente en

    anhistórico»– o del «nuevo Prometeo frankenstei

    universidad, por lo tanto, de los hábitos rutineros

    en donde el otro ya no es el prójimo sino el enem

    potencial, la otredad, el competidor, el aliado estrgente, el usuario, el cliente, el productor, el en

    extranjero y el extraño, exacerbando con ello el

    estampida de la agudización de la espiral de viole

    autorreproducción mimética o imitativa, frente

    nueva cultura fisiológico-visceral considera que nhacerse, alentada en ello por las tesis del sociob

    posdecimonónico redivivo de sesgo hobbesiano, p

    «la agresividad innata y el egoísmo congénito, con

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    encanallado por los aburridos hacedores de planes de los rendimientos, utilidades, subalfabetismos y

    excelentes o estándares de excelencia de cobertu

    de rendimiento, o de la cultura de supermercado

    compraventa, empezando por los títulos universit

    programas rentabilistas de posgrado de la antieducel éxito y el provecho. A semblanza de la tecnoi

    para la sociedad de los felices de la Orden Fordist

    heteroconducida y teledirigida por la tecnología para

    inspección público, descrita por Aldous Huxley en

    ‘futurología de la concienciación’, como el mismo lUn mundo feliz. En donde ya no existen los libro

    aprende por autosugestión y método de hipnopedia

    nombre de los autores clásicos, el arte, y la ciencia m

    sido desmantelados por completo. La era modular de

    ciudades inteligentes’ en donde, a causa de laambiental, los individuos se desplazan en helicóptero

    de esparcimiento, cuyos parques han sido fabri

    materiales sintéticos. La sociedad de los clónicos hu

    para quienes ‘amar es detenerse’, aunque cada día s

    anterior; en la que ‘cada uno pertenece a todopertenecen a uno’, aunque solo sean en el nadie y en

     y así solo se viva en medio de soledades yuxtapuest

    o a pesar del millón de amigos. Y para quienes, a

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     y trabaje para comprar o venderse a vida; para con vida en la contravida del consumo de la

    institucionalizada; o de la vida no vivida, el asna

    envilecimiento y la autodestrucción.

    No sin razón dice también Robert Musil que tod

    educativa que vaya en menoscabo del hombre esque vale a fortiori por todas aquellas que se auto

    como ‘progresistas o revolucionarias’, lo único que p

    es estremecer la tierra. Sobre todo, cuando los ciud

    reciben formación sino tan solo instrucción o ca

    técnica y manual , y se desestimula la lectura de losel estudio de la ‘aburrida y periclitada filosofía’

    ocurrió en la sociedad bienpensante de la «Viena

    mundo» en vísperas del estallido de la Gran Gue

    describe con acierto, a juzgar por lo que en buena par

    es la nuestra (y digo en buena parte, habida cuepareciéramos ser quizá la copia empeorada del p

    como la época de la veneración de las bajezas, es d

    condensar sus profundas reflexiones de manera mu

    «La época de la fe basada en la incredulidad complet

    que lo que cuenta no es la religión sino su finalidad época antifilosófica y cobarde de la papeleta del v

    tiene el coraje de decidir lo que vale y lo que no vale

    democracia significa hacer las cosas que suceden; e

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    Lawrence Durrell y Giorgio Agamben) y en moral-coética del éxito del fisiologismo cientificista, que s

    alma por la lógica. Y, así también, la pedagogía cr

    pensamiento autorreflexivo sobre la enseñanza-ap

    en «la facultad de reflexión suprasubjetiva de la

    moderna que hace posible establecer un contacto con el medio ambiente» (Musil, 1930-1942 II: 166400-01, 573; y I: 310, 517, 519, 582, 605-06).

    Tal es, en suma el sombrío bosquejo de ‘la nueva

    la que los hacedores de planes han pretendido ‘aclim

    desde comienzos de los años 60’s., con la creaOrganización de Cooperación y Desarrollo Económ

     bajo la iniciativa de John F. Kennedy. Hasta hacer

    de dónde venimos y lo que fuimos; perder la c

    histórica de la memoria, a fin de hacernos incapaces d

    por qué nos hemos convertido en lo que somos; definitiva la conciencia autorreflexiva de quiénes squé no deberíamos seguir siendo, sin la cual no

    tampoco imaginar un mundo otro, ni encontrar la

    contribuir a hacerlo realidad. He ahí, finalmente, el

    sentido de la huera, consabida y mil veces replicanegacionista del formalismo anhistórico…« Ap

    desaprender», acuñada por el sicofisiólogo soci

    colaborador del régimen nazi Burrhus Skinner, q

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    «El leer atentamente es para el estudiante una fevitación: estudia para evitar que le pillen no sabie

    contingencias aversivas [«o de refuerzo de la c

    operante a través de técnicas subrepticias de mach

    trituración»] pueden ser de lo más sutiles […]. Esto

    evidentemente, no merece la pena recordarlos, el

    se ha compuesto para enseñar formas de leer qu

    recordar […]. Enseñar a un estudiante a estudiar es e

    técnicas de autocontrol que aumenten la probabilida

    recuerde lo visto u oído. La memorización palabra por

    es un caso especial […]. El estudiante que sabe estud

    rápidamente un vistazo a un texto para exponerinstante y posiblemente solo a la visión periférica u

    palabras necesarias, o destapa parte del texto seg

    necesitando» (Skinner, 1966: 136-138).

    No habiéndome quedado tampoco nada de nada dno periférica de la obra cumbre de Skinner, a no ser u

    sentimiento de náusea sartreana, bien podría apli

    engatusadoras perfidias de sus fascistizantes tecnoin

    la excelente ocurrencia del gran filopedagogo fran

    citada por George Steiner en la ya mencionada obrade los Maestros: «La ley más hermosa de la vida es

    no se admira se olvida» (Steiner, 2001-2002: 151). N

    tiene de lo que realmente se desprecia, porque prof

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    que habría de constituirse asimismo en el emblem‘revolucionario’ de reforma de la educación austr

    para el cambio social, impulsado apenas cinco años

    proclamación de la República de Weimar y de l

    República Federal de Austria, fundado en el c

    autodisciplina férrea, el autocontrol, el fortalecicuerpo, el espíritu de autosacrificio, la sed de in

    capacitación profesional para la enseñanza me

    detrimento de las humanidades y de los cono

    improductivos, impulsada, desde 1913, por el recién

    presidente del partido socialdemócrata Friedrich que habría que agregar, además que esa fallida refo

    de consagrar supuestamente, tan solo tres años d

    destino natural de Alemania como ‘Maestra d

    replicada del masonerismo por Oswald Speng

    decadencia de occidente , bajo cuyo influjo desarrollarse asimismo el proyecto de reforma imp

    los nazis para la implantación de la política del cam

    de la ‘nueva mentalidad alemana’. Naturalmente, fu

    en nombre de la ideología del nuevo conocimie

    ‘mecanismo de purificación de la cultura alemana’ incendio del Reichstag, tuvo lugar en mayo de 19

    sería el primer paso de la ‘hoja de ruta’ (para de

    fraseología sionista) del proyecto totalitario del te

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    Zweig, Thomas Mann, Marcuse, Adorno y Bertolt Btambién de los clásicos de la literatura, empe

    Shakespeare, de la filosofía, la historia, la p

    innumerables obras científicas, como las de Einst

    había sido instigada por el recién nombrado por Hitle

    día de su accesión al poder como ministro de la infde la propaganda Joseph Goebbels, que habría de

    sobre todo en las hoy celebérrimas y no menos

    divisas: «lo que no existe, lo hacemos existir» y «u

    replicada mil veces se convierte en verdad»; y

    además doctor en filosofía, gran amante de la música y reputado especialista en pintura del siglo XVII.

     Y entonces, ¿ Para qué los libros, cuando los mism

    del añoso y folclórico bambuco del arrullador c

    colombiano, reconocen haber malgastado la vida tr

    dado cuenta de que el hombre es tan solo un pobreleña y la vida solo un viaje?, ¿no es necesario, acaso

     pluma , puesto que, como lo saben ellos por

    experiencia de la vida, de leer solo queda un mundo

     y estando ya tan cansados de todo, solo quisieran

    último sueño de paz y de olvido? Y cuando la felhabía que saber cómo atraparla al vuelo, como dice

    los únicos que pueden hacer conocer lo que es c

    que le han prestado al resto de la humanidad el

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    independientemente de cualquier ganancia últimdemuestra sobradamente la utilidad negativa de

    azar» (Skinner, 1974: 71).

    ¿Qué hacer, en tales condiciones, para recobrar la

    de nuestra dignidad críticopedagógica y, desde ahí

    perdida de la academia? Sé que la respuesta no es sde lo que sí estoy plenamente convencida, siguiendo

    es de que solo a través del reconocimiento de có

    llegado a ser lo que desgraciadamente somos, podrí

    en camino de empezar a renovar nuestras conci

    recuperar el sentido de nuestro ser y del Alma Mátaunque muchos profesores universitarios somos c

    de que las cosas no están bien como están, no son

    que habiendo reconocido que la universidad públic

    día al borde del colapso, piensan que el actu

    capitalista neoliberal fue implantado para quedarsse tratara de un inexorable fatum. Ello, no obsta

    asimismo la más firme convicción de que para

    definitiva siniestración de la educación pública di

    en contra de las tendencias predominantes

    filisteísmo que pretende con sus baladronadas sfuentes de nuestras tradiciones y de nuestra cultur

    autóctona y el legado de la cultura humanista de l

    occidental o grecoeuropea y con ello veinticinco

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    En busca de la dignidad perdida de

      ¿   Q  u   é  u  n   i  v  e  r  s   i   d  a   d  q  u  e  r  e  m  o  s   ?   N  o .   7

    empática y política y del fortalecimiento de la ciudadana, y, por supuesto, de la conciencia hist

    memoria, como educación para el florecimiento e

    profesional y educación para la paz. Para lo cual

     volver en primer lugar a las fuentes del pensamien

    sus desarrollos, en diálogo con los pensadores clásiclos filósofos, y humanistas contemporáneo

    pensamiento crítico, lúcido y emancipador del que l

    de la Excelencia de lo excelente es el ideal de real

    decir, la excelencia social como idea-meta o aspi

    felicidad (eudaimonia) o a la autorrealización ehumana. Pero, también y sobre todo como con

    plenitud o de armonía consigo mismo y de tras

    (yendo así en contravía de los trascende

    embaucadores como «perfección nihilista de la n

    evocar la excelente expresión de Lewis Mumford ede las utopías); o, si se prefiere, siguiendo en ello a

    Chesterton, como conciencia  del alto orgullo de se

    en lucha contra los poderes invisibles, y la deshum

    del hombre:

    «[…] Syme se había olvidado de la juvenil traves

    hizo al meterse en la policía: no pensaba ya e

    representante de una asociación de gentleman’s que

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     pináculo sideral del lugar común.  Sintió que tenía sola superioridad inconsciente y elemental que expe

    el hombre valeroso ante el poder de las bestias o el sa

    el poder del error. Harto sabía que no contaba con la

    física e intelectual del presidente Domingo [es dec

    Mano invisible heteroconductora de la masa hum

    Syme distinguía muy bien: «Hasta percibía las

    separadas; pero notaba también con extrañeza que

    movían como un solo hombre. Parecían llevar traje

    sombrero ordinario; pero no se dispersaban ni adel

    en desorden como lo hubiera hecho una muche

     vulgar. Su uniformidad era temerosa y mecánica. parecía un ejército de autómatas. Syme lo hizo

    Ratcliffe. –«Sí –dijo el inspector–, eso es disciplina.

    mano del Domingo. Tal vez está a cien millas de aquí

    temor los gobierna a todos, como el dedo de Dios»]; <

    en ese momento su inferioridad le parecía tan naturno tener los músculos del tigre o un cuerno en la n

    manera del rinoceronte» (Chesterton, 1908: 98-

    80).

     El alto orgullo de ser humano…; es así también

    humanistas griegos y grecorromanos entienden

    Excelencia, que muchos siglos después tendría

    profundas resonancias en pensadores como Leibniz

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    El concepto filosófico de Excelencia individ y social como dignidad de ser

    Es así como, con Aristóteles y los pensadore

    Epicteto, Séneca y Marco Aurelio, los humanistahelenistas o grecorromanos definen la  Excelen

    significado filosófico de dignidad, en el sentido de vide soberano bien (esto es, como vida digna o no m

    consecución de la paz y la armonía del alma; o,

    muchos siglos después Séneca, de la grandezaacompañada de dulzura, a la que apunta el es

    autorrealización de una vida humana, dignamentDe ahí, por tanto, que, para Aristóteles, una

    deficiente es apaideusía, 4  término antitético

    cívicopolítico y éticosocial de la paideia, está estraparentado con las ideas de indolencia, ausencia de

    criterio, injusticia (adikía), desenfreno (akolasía) y

    incivilidad (kakegoría). Lo que hace, como ymostrado en la Ética a Nicómaco, escrita con anteri

    obra mencionada, que se nos elogie o censure popasiones, las cuales no han de ser inhibidas [o autorr

    sino moderadas, pero que sea solo por nuestras virt

    nuestros vicios, que se nos llama buenos o malos; cque las virtudes son una especie de eleccione

    adquieren sin elección. Las cuales por eso mismi i l i d lib d

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    digna, buena o no malograda, o vivida a conciencia y

    (eudaimonia). O, como se inquiere asimismo Husserlroborativa y magistral obra Lecciones sobre la ética

    del valor: «¿Cómo puedo hacer de la totalidad de m vida bella y buena y, como lo dice la expresión t

    cómo alcanzar la auténtica eudaimonia, la verdader

    (Glüskseligkeit )?» (Husserl, 1908-1914: 82)eudaimonia es, ante todo para Aristóteles, la acción

    gradual de las virtudes dianoéticas o de las accionecomo modos de ser; o bien, de los principios de la raz

    que solo pueden resultar de la deliberación

    ( proairesis), cuyo objeto no es el fin, sino los mconducen al fin, sin la cual no es posible hacer eleccio

    de las que el justo medio es el real criterio de decisson precisamente las que procuran la felicidad,

    modo que la injusticia es la principal fuente de la in

    de la desdicha, como les sucede a los que cifran la fel goce momentáneo o en lo perecedero, y a qui

    colma. La deliberación racional que es, en defcondición de la formación del talante social (

    ciudadano ( polités), para la vida de la polis, a tr

    adquisición de un talante estable (héxis), por opo visión vulgar de la felicidad, o de las que lo asoci

     bienes exteriores y tangibles, «representando al hoi d l ó i f d t

    E b d l di id d did d

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    lucro, que desconocen la dulzura de vivir y

     verdaderos amigos con quienes compartir las ri

    pensamiento y de la sabiduría práctica– como la i

    de la felicidad, toda vez que: «Nadie, en efecto puede

    es fugitivo de la verdad […].  [Sin la cual no pued

    precaverse contra] los desgarramientos y los golpes dpermaneciendo siempre donde se ha establecido bien

     y encontrando allí su equilibrio, aun cuando la

    amenace con su furor» (Séneca, 62 a.C.: 54 [III. 1. V

     Ahora bien, a pesar de algunas fundadas crítica

    puedan hacer a la visión senequista o estoica de lcomo vida eterna, como lo hace, por ejemplo, Zygmu

    en  La sociedad sitiada (Bauman, 2002: 159-165), n

    cierto que, para el filósofo cordobés –como afir

     Epístolas Morales a Lucilio I – la felicidad como bie

    es, y lo es sobre todo, un aprendizaje individual de lamoral y del goce verdadero de vivir, o del placer d

    de saberse vivir, que nace de una elección de vida

    por la exigencia de vivir de acuerdo con la natur

    conformidad con la razón. Sin lo cual no habría p

    tampoco, para decirlo más allá de Séneca, autonom y democrática. Comoquiera que: «La felicidad de la v

    de la buena conciencia, de las honestas decision

    acciones rectas, del desprecio al azar, del sereno

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    también para el filósofo clásico alemán, como ya lo h

    en su obra temprana, y como se verá asimismo un

    adelante, lo único que puede sustraernos de la l

    indiferencia o de la indiferencia moral :

    « La inquietud   que lejos de ser contemplada com

    incompatible con la felicidad, es esencial para la feli

    las personas, la cual nunca consiste en una posesión

    que las volvería insensibles e incluso estúpidas, sin

    progreso continuo e ininterrumpido hacia mayores

    lo cual no puede dejar de venir acompañado por un d

    menos por una inquietud continua, pero tal y com

    acabo de describir, que no llega a incomodar, sin

    limita a esos elementos o rudimentos de dolor, no aper

    por separado, pero que sin embargo bastan para s

    acicate y para espolear la voluntad… […] La felicidad

    así decirlo, un camino entre los placeres; y el placmás que un paso adelante hacia la felicidad, el más c

    se puede dar en función de las impresiones actuales,

    siempre el mejor […]. Hace falta pues, que el espí

    preparado de antemano y se encuentre ya en dispos

    ir de pensamiento en pensamiento, para no de

    excesivamente en un escalón resbaladizo y peligro

    ello es conveniente no pensar más que de pa

    determinadas cosas, para conservar mejor la libe

    Mónic

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    Mónic

     y preguntarse: ¿dic cur hic?  Réspice finem   [«Di po

    haces»; «Ve hasta el fondo del asunto»], es decir,

    estamos? Vayamos al caso, vayamos al hecho [al asu

    al «hecho» como escribe el traductor, término qu

    condice, para nada con el pensamiento de Leibniz, pa

    los hechos son simples datos de experiencia y que ‘na

    por sí solos’; idea en la que se funda, en gran parte sal empirismo ciego, como pensamiento reductor]» (

    1704: 219, 225-26).

    Es precisamente a partir de la justificación del in

     vínculo existente entre la inquietud y la feliciprincipio de autorrealización individual humana,

    obras tempranas  Escritos Filosóficos  y  Escritos d

     jurídica y política, define Leibniz los lineamien

    humanismo científico cimentado en el principio

     justicia. En las que respectivamente afirma su inprobar, citando el verso de Virgilio:  Nadie es feliz,

    que lo es,  para que otros no lo nieguen, que la feli

    sólo de los espíritus (Leibniz, 1664-1677: 117), as

    más firme convicción de que como sabiduría y bond

    la justicia no es otra cosa que la caridad del sabiuna bondad hacia los demás que se ajusta a la sa

    para mí, la sabiduría no es otra cosa que la ciencia de

    (L ib i 6 ) U h i i ífi h

    En busca de la dignidad perdida de

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    a las éticas científicas o prescriptivas del empirism

    ahí resulta fácil comprender por qué entonces, es el s

    de curiosidad inquieta y desasosiego moral, lo que

    al investigador científico blindarse contra la prepo

    libertad de indiferencia. Idea que en Leibniz se fu

    todo en el postulado moral de que la justicia debe

    siempre a la acción: «Y decir: stat pro ratione vo

     voluntad ocupa el lugar de la razón’, ésta es prop

    divisa de un tirano» (Leibniz, 1693: 81). Y quien r

     ya a Hobbes, al que compara inclusive con Trasímac

    del que hace Platón uno de los personajes centrales

    I de su Diálogo República y para quien «lo justo no e

    que lo que conviene al más fuerte» (338 a-c), al que

    considerarse, por lo tanto, como el verdadero pre

    relativismo ético o de la idea de que lo justo, lo

     verdadero en sí mismos, y lo que a cada uno le pasignifica y equivale a decir lo mismo], es incapaz de

    con sus paradojas, entre el hecho y el derecho:

    «Pues una cosa es lo que se puede y otra la que se deb

    Es el mismo Hobbes quien cree, y por la misma razó

     verdadera religión es la del Estado. Y, por consiguie

    si el emperador Claudio, quien publicó un edicto en

    establecía que en un Estado libre el eructo debía s

    Mónic

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    Mónic

    quiere y puede impunemente, por perverso que sea

    traición, el asesinato, los envenenamientos, los s

    aplicados a personas inocentes, etc., todo esto sería ju

    tiene éxito. Ello equivale a cambiar el sentido de los té

    hablar un lenguaje diferente al de los otros hombre

    ahora se ha entendido la justicia como algo diferente d

    siempre prevalece.  Se cree que un hombre de éxito p perverso y que una acción impune, puede, no obsta

    injusta, es decir, merecer ser castigada, de manera que

    de saber por qué tal acción lo merece, sin que con ello

    en la cuestión de si se cumplirá una sentencia, o de

    algún juez que la dicte» (Leibniz, 1693: 83).

    De manera que, y para terminar está brevísima

    del humanismo científico de Leibniz en el que hubie

    detenerme todavía un poco, la inquietud   es para el

    condición sine qua non   de la reactivación del isimpatía como reflejo o sentimiento moral de just

    ésta que hace asimismo de Leibniz el verdadero pr

    la idea de imaginación empática como toma de actit

     y ejercicio praxiológico o realizat ivo de la just

    aprendizaje del ser justo obrando con justicia: «Plugar del otro, y estarás en el verdadero punto de

     juzgar lo que es justo y lo que no lo es» (ibíd.: 93).

    Tanto la ética deliberativa aristotélica como la

    En busca de la dignidad perdida de

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    g p

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    –como lo hace, por ejemplo en Julia, o la Nueva E

    distinciones hechas por Epicteto sobre el mal aparen

    real; el bien que está en nosotros y el que está fuera d

    rechaza empero la fortaleza estoica, según la c

    momento en que el mal nos viene de afuera, «el ver

    solo podemos recibirlo de nosotros mismos, y que

    lleva el bien consigo, llevará también su dicha», filo

    que declara, por lo tanto no hacer mucho caso (

    1761: 209). Aunque, como yo añadiría, solo en est

    su crítica a la fortaleza estoica como dominio de la

    Puesto que el autodominio estoico se entiende, desd

    el sentido de la autonomía moral como posesión de

    de poder mantenerse firme y morar en sí, que es

    indicio de un espíritu equilibrado, o como la actitud

    quien se concentra en sí mismo, vive para sí confor

    moral que él mismo se impuso sin depender de la op

     juicio ajenos; lo que no significa, para nada que el

    de caminar siempre al mismo paso y por la misma ru

    64 a.C.: 95, 98, 127, 177 [Libro I, epist. 1-1; 2-1. Lib

    9-14; 20-1]). Es así como para Rousseau, si la auton

    causa que determina la voluntad, la cual solo puede

    como la potestad de comparar, juzgar y deliberar qu

    el hombre solo pueda ser activo en sus juicios

    precisamente esto lo que se entiende por entendim

    Mónic

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    concordancia de Kant con Rousseau no llega más lej

    como éste lo reitera una y otra vez en  Emilio, solo

    nos induce a obrar, comoquiera que el mundo no

    animal que por sí mismo se mueva,  y que la razón

    activa: «Uno de los errores de nuestro siglo es emple

    demasiado desnuda, como si los hombres fueran pu

    […]. Queriendo dejárselo todo al raciocinio, hemos

    palabras nuestros preceptos, y nada hemos exp

    acciones. La razón sola no es activa, y aunque alg

    retiene, raramente excita y nunca hizo nada grand

    siempre, es la manía de los espíritus apocados, pero

    fuertes tienen otro idioma, y ese idioma es el que

    hace actuar» (Rousseau, 1762: 268, 307; 397). [Las d

    citas, del Libro IV, hacen parte de la magistral  Prof

    del vicario saboyano , contra las religiones te

    fanáticas e hipócritas de los predicadores

    inquisitoriales o de los moralistas despóticos, q

    Rousseau confunden la religión con el ceremonia

    convierten la moral en asunto de control y represió

     Y, en la Nueva Eloísa, refuerza Rousseau todavía má

    al quietismo sereno o a la fortaleza del sabio

    inquirirse:

    «¿Cómo reprimir la pasión, incluso la más débil, cu

    En busca de la dignidad perdida de

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    obra de ellas: la fría razón nunca hizo nada ilustre;

    triunfa de las pasiones cuando enfrente hay otras p

    Cuando la de la virtud se eleva, sólo ella domina y m

    en equilibrio a todas las demás.  Así se forma el ve

    sabio, quien no está libre de pasiones como cualqu

    hombre, pero que sólo él sabe vencerlas con las p

    mismas, como un piloto se abre camino entre las temp(Rousseau, 1761: 536).

    Ello, no obstante, no le impide a Rousseau cimende eudaimonia, siguiendo en ello el principio e

    concibe la felicidad solo en sentido moral o como vhacer el bien. Pero que por eso mismo, nada tie

    tampoco con el bien-estar basado en la ley de la nque concita al hombre «a que haga lo que no es de

    para prevenir lo que le sería más penoso.  Para  est

    nos sirve la previsión, y de esta previsión bien o malnace la sabiduría o la miseria humana.  Porque  nconfundir la felicidad del hombre natural   que es t

    como su vida y tiene por fundamento el no pade felicidad moral .  Es decir, la felicidad que nace d

    comunes miserias y excita el corazón, y la engañosala felicidad humana que tienen los solitarios, o qui

    germinar en ellos el orgullo, la vanidad y la envidiaque la felicidad moral tiene que ver asimismo con la

    Mónic

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    en cuanto ejercicio de la autonomía moral en el ám

    razón práctica y práctica de la felicidad, que define

    Kant la idea de Felicidad como eudaimonia, en la C

    razón práctica  o segunda crítica, 1788, no sólo en

    goce verdadero de vivir o felicidad propia, sino

    cuanto amor  a sí mismo como  filautía  o dignidad d

    que, en la segunda parte de la  Metafísica de las c

    1797, «Doctrina de la virtud», asume sobre todo e

    de autorrespeto como conciencia de la dignidad pro

     valía personal en tanto que deber de virtud , el c

    exclusivamente, según Kant, en la autolegislación m

    autolimitación –autonomía del entendimiento

    dignidad de dictarse la ley que uno mismo se impus

    lee también en Séneca, y no en la constricción ext

    amor a sí mismo, para Kant, el cual no ha de ser c

    por lo tanto, con el amor propio como egoísmo;  e

    primitiva –como dice Rousseau–, anterior a cualqu

    la cual se derivan en cierto modo y a manera de mod

    todas las demás; y que como amor de sí mismo […] s

    en altivez en los espíritus fuertes y en vanidad en los

     y en todos se alimenta a costa del prójimo»  (Rous

    307, 310)]. Y añade Kant,

    «[ ] la conciencia que tiene un ser racional del agra

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    ellos todos pertenecen al principio del amor a sí mism

    propia felicidad. Consecuencia: Todas las reglas p

    materiales ponen el fundamento de la voluntad en la

    inferior de desear,  y, si no hubiese ley alguna me

     formal de la voluntad que la determinase suficient

    no podría admitirse tampoco  facultad alguna sup

    desear. […] Por eso no es propiamente la moral la doccómo nos hacemos felices, sino de cómo debemos lleg

    dignos  de la felicidad . Sólo después, cuando la

    sobreviene, se presenta también la esperanza de se

    partícipes de la felicidad, en la medida en que hemo

    de no ser indignos de ella. Digno de la posesión de unde un estado es uno, cuando el hecho de que esté en

    concuerda con el supremo bien [la virtud moral]

    1788: 39, 161 [cap. I, § III, Teorema II; cap. II, § 5])

    No puede haber, por consiguiente  Excelencia

    autonomía de la voluntad , concepto axial de la étic

    toda vez que ésta constituye el principio mismo de la

    que el filósofo opone a la noción de heterono

    tendencia a dejarse arrastrar o dominar, como así

    en la tercera crítica, Crítica de la facultad de juzg

    propias inclinaciones y emociones empíricas o por

    ajeno (del gr. «héteros»= «el otro que dicta la ley»)

    puede haber, desde luego tampoco autonomía de l

    Mónic

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    los usurpados o hipostáticos conceptos de felicidad y

    (Kant, 1781: 120-121 [A 84-85-B117]).

    Kant para quien, como escribe casi al término de

    de ésta su primera Crítica, la filosofía es la mera id

    ciencia posible que no está dada en concreto en nin

    Pero que, en cuanto metafísica, de la naturaleza o d

    o filosofía en el sentido más estricto y propio de

    llámesela como se la llame (pero que es, en todo cas

    posible de los principios de las ciencias, y fuente por

    de la validez de sus fundamentos teóricos de princi

    de sus conceptos, los cuales solo pueden ser extra

    conocimiento racional legítimo), es la única que ase

    puede asegurar, por la tanto la legitimidad mis

    ciencias; pero, además y sobre todo de si sus fines s

    con el fin principal de la humanidad, o si, por el c

    entraban y lo pervierten, poniéndose en alerta cu

    ocurre, ya que «es también la metafísica lo que coro

    desarrollo de la razón humana». Y esto es así, en

    que considera la razón de acuerdo con aquellos e

    aquellas máximas supremas que han de servir de fu

    incluso a la  posibilidad de algunas ciencias y el us

    ellas. El hecho de que como mera especulación

    expresión en el sentido filosófico de la palabr

    conocimiento teórico-crítico que no pudiendo ser

    En busca de la dignidad perdida de

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      ¿   Q  u   é  u

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     bienestar de la comunidad científica, ya que la

    impide que los valerosos y fértiles desarrollos surg

    comunidad se alejen del fin principal, de la felicidad

    (Kant, 1781: 651, 658 [A 838-B 866; A 851-B 879).

    De todo lo anteriormente dicho se despren

    Excelencia académica , idea que tiene asimis

    aristotélicas, y hacia la cual de ninguna mane

    propenderse sin la dignificación de la educación  co

    o dignidad de ser de la Academia (en tanto y en cuan

     verdadera vía de realización-aspiración a la excele

    de la que sólo el individuo autónomo, y en su fue

    puede ser su propia mesura y sin compararse con

     pueda hacerse  por decreto, así aquella pudiese ca

    exigencias de la cuestión de derecho). Pero la

    académica tampoco puede proyectarse en el tiempo

    a reglas de patología, y menos todavía a normas pa

     poderes arbitrarios, para decirlo con Kant. De ahí

    haya definido el concepto de dignificación  (gravi

    sentido de una «determinación constante en el obra

    por el espíritu de resolución»; lo que supone, a su

    modo necesario, tanto la exigencia de hacerse ca

    cosas que realmente importan y de tomárselas en se

    la de responder públicamente por nuestros act

    nuestras resoluciones se han convertido en accione

    Mónic

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    la educación, de que  para formar al ciudadano,

     formar primero al hombre  y  las dos cosas no puede

    la vez; y, así, que la primera tarea de la filosofía con

    estudio de la condición humana  y  del estado del mu

    mundo tal cual es; y por lo tanto, del modo com

    hombres están hechos (Rousseau, 1762: 68, 71, 461,

    Ninguno de ellos concibe la filosofía de otra manera

    una tarea crítico-pedagógica, lo que hace que el

    oficio del filósofo, la verdadera razón de ser de s

    académica de estatus, no pueda ser otra que el dign

    ser maestro; es decir, maestro de justicia y de la v

    no es posible sin la formación en y para la libertad de

     y como educación para la vida. Y contra los pel

    antieducación y la antipedagogía corruptoras de la

    sofísticas, o del hiperempirismo ciego, que son tam

    lo son por antonomasia, las principales aliadas de l

    No obstante, fue quizá Rousseau el primero de l

    pensadores clásicos, en haber comprendido que

    imperar la filosofía en el reino de los hombres, el

    sería necesariamente un mundo más humano; y que

    llegar a ser inclusive un mundo peor de lo que h

    efectos de la conversión de la filosofía en un pe

    relajado, que la hace siempre proclive a dejarse llev

    por la ambición de lucro y de fama, el egoísmo po

    En busca de la dignidad perdida de

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      ¿   Q  u   é  u

      n   i  v  e  r  s   i   d  a   d  q  u  e  r  e  m

      o  s   ?   N  o .   7

    fanatismos teocráticos y despóticos, la autoc

    represión de las libertades de expresión y la e

    credulidad humanas, el pintor humanista crí

    militante liberal, mordaz crítico del espíritu d

    Francisco de Goya, en la presentación de su m

    escalofriante serie de dibujos al carboncillo Los cap

    hoy se encuentra expuesta en el museo de El Prado

     Aunque es siguiendo también en ello a los repr

    del estoicismo grecorromano, que de modo semeja

    de inspirar también al Schiller de las Cartas sobre la

    estética del hombre, que define Rousseau la exc

    sentido éticopedagógico en términos de enseñanza d

     filosofía, para el aprendizaje del amor-justicia desd

    sensitiva del filósofo como talento socioafectivo

    como se dijo más arriba, parte del postulado rousse

    que solo la imaginación compasiva y la pasión nos

    obrar, comoquiera que la razón por sí sola no es a

    quien no deja por ello de recalcar tampoco, como

    escrito y afirmado un año antes en su novela episto

    la Nueva Eloísa –obra emblemática de la literatu

    dieciochesca, cuyo trasfondo ético-social

    pedagógicopolítico se ha tendido, empero a eludir

    mucho que hagamos por los demás, cada hombre e

    su propia vida (Rousseau, 1761: 223). Y todo

    Mónic

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    ambición, las mezquinas pasiones humanas, y si ej

    tan buena humanidad, que se nos ofrece po

    (Rousseau, 1762: 440).

    La mala filosofía de los argumentos fríos de los f

    gabinete, o del pensamiento insular en los planos s

    epistemológico, cuyo conocimiento de las realidade

    se reduce las más de las veces al universo de una

    quienes el hábito les ha matado la imaginación, ra

    que ya solo saben filosofar tristemente,  y la ambi

    arrebatado no solo la pasión, sino además la digni

    en la  Nueva Eloísa le había hecho decir con ferv

    exclamatorio: «¡Ah!, no me hable de filosofía! ...;

    ese engañoso escaparate que sólo consiste en vanos

    ese fantasma que no es más que una sombra, que n

    llamar desde lejos a las pasiones, y nos hace qu

    cobardes cuando las pasiones se acercan». La f

    quienes escudriñan el mundo como simples espe

    ponen siempre el sentimiento ‘en meras fórmulas g

    «Puedo decir que en mi vida oí hablar tanto de sentim

    que en mi vida comprendí tan poco lo que decían […]

    esto,  uno no podría creerse hasta qué punto

    acompasado, medido, pesado, en lo que llaman  procedi

    es decir,  lo que hay qué hacer o no hacer.   Todo lo

    En busca de la dignidad perdida de

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      ¿   Q  u   é  u

      n   i  v  e  r  s   i   d  a   d  q  u  e  r  e  m

      o  s   ?   N  o .   7

    Pero que señala, además de manera reiterad

    desenvolvimiento interno de nuestras facultades y d

    órganos es la educación de la naturaleza ; e

    aprendemos a hacer de este desenvolvimiento po

    sus enseñanzas, es la educación humana , y la adq

    nuestra propia experiencia sobre los objetos que n

    es la educación de las cosas. De modo que natura

    hombre, no quiere decir otra cosa que «el co

    disposiciones primitivas que no han sido alteradas p

    opiniones, bajo la presión del hábito» (Rousseau

    68).

     Y es esa, a juicio de Rousseau, y para evocar

    tópicos centrales abordados por el filósofo en Emil

    problema que nos ocupa, una filosofía efectista que

    dejado arrastrar por los prosaísmos puestos a la m

    los doctos de los salones que prejuzgan sobre lo qu

    leer, escribir y decir y la manera como debe decirse

     para hacer grandes a los enanos.  O el pensamie

     filósofos de lo sombrío  que, cuando formulan sus d

    escrito, se embozan las más de las veces bajo el m

    anonimia negándose a hablar en la primera persona d

    como si no tuvieran conciencia de su propio yo; l

    que por todas partes impere el mal gusto de las

    comúnmente admitidas, y que todo sea signo de al

    Mónic

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    como verdadero educador, tras «acompañar al alum

    proceso de maduración para la ciudadanía…, sabe

    culmina en el momento en que ya no es maestro de su

    sino conciudadano de alguien con quien él

    enriquecedora experiencia de emancipación»], se

    cultivar en su discípulo el sentido del cuidado de

    escrita y de la precisión y belleza del lenguaje, a t

    lectura de los grandes pensadores clásicos (ibíd.: 4

    Tal es asimismo la visión de la educación preconi

    escritor, pedagogo y científico humanista Ernesto S

    el que la educación debe concentrarse, por lo t

    búsqueda de una vida más humana en tanto que s

    humanista de la vida (o en la «grandeza del alma ac

    de dulzura» como veíamos en Séneca). Sin lo cual n

    dable, en su opinión, encarar una educación diferen

    cimentada en la formación espiritual o en la edu

    corazón como reaprendizaje del goce de vivir:

    «La búsqueda   de una vida más humana debe come

    la educación […]. Tenemos que reaprender lo que e

    Estamos tan desorientados que creemos que gozar

    compras. Un lujo verdadero es un encuentro hum

    momento de silencio ante la creación, el gozo de una

    arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son

    En busca de la dignidad perdida de

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      ¿   Q  u   é  u  n   i  v  e  r  s   i   d  a   d  q  u  e  r  e  m

      o  s   ?   N  o .   7

    arrogante sabelotodo] y la cercanía a la muerte me en

    a reconocer la mayor de las alegrías en la vida

    inunda, aunque aquélla no es posible si la humanidad

    sufrimientos atroces y pasa hambre. […] E

    indudablemente frente a la más grave encrucija

    historia, ya no se puede avanzar por el mismo camin

    tiempo que el sentimiento humanista de la vida pfrescura; en su interior han estallado contrad

    destructivas: el escepticismo le ha minado su ánimo.

    el hombre y en las fuerzas autónomas que lo sostenía

    conmovido hasta el fondo» (Sábato, 2000: 67-68,

    De todo lo cual se desprende, como necesario

    que la Excelencia académica sólo «existe», por co

    en su in-existentia o en sentido inmanente  (esto es

    proyectada en y por el pensamiento), categorial   (o

    regulativo, por oposición a la supuesta evidencia deque terminan hablando y demostrándose por sí solos

    que al operador ideológico «contrafáctico») y as

    aproximativo (como así sucede con las líneas p

    equidistantes entre sí, que van siempre de la par p

    pueden tocarse). Pero se desprende, ademásexcelencia humana se la hace existir tan solo cuando

    sueño o el anhelo de alcanzarla, o cuando se pone e

    el poder de la imaginación creadora para decirlo en

    Mónic

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    objetivable,  y solo puede expresarse, como afirm

    Kant en la Crítica de la razón pura, como idea de raz

    que no puede darse en los sentidos un objeto