¿ QUÉ SE VAYAN TODOS ?
¿ QUÉ SE
VAYAN
TODOS ?
INTRODUCCIÓN:
Hace unos pocos años, en el vecino país de Argentina, se
levanto una consigna que recorrió, como reguero de pólvora, la mayoría de las
movilizaciones sociales de masas que sacudieron a este país hermano. Consigna que
fue pintada en las paredes, muros, en innumerables lienzos, además de ser convertida
en canciones y cánticos por famosos grupos musicales y que en cada entrevista, en
que eran requeridas las opiniones de los dirigentes sociales de base, estos la repetían.
“QUE SE VAYAN TODOS”, era la consigna, era la forma que encontraron los
argentinos para decirle a toda su clase política que ya estaban cansados de sus abusos,
de sus promesas incumplidas, de su corrupción, de sus mentiras, de sus privilegios,
etc.. Era el reflejo de un profundo desapego, de una casi irremediable distancia entre
los políticos argentinos y su pueblo. De manera transversal toda la “clase política”
estaba siendo cuestionada en la esencia misma de su razón de ser, la representación
popular, esto es, que los argentinos no se sentían representados por sus dirigentes
políticos. El pueblo argentino ya no hacia distinción de izquierdas o derechas, todos
eran iguales, todos habían sido puestos en el mismo saco y todos recibían por igual el
ceño fruncido de la sociedad. Esta consigna remeció el ambiente político argentino,
penetró con fuerza el sentido común de la gente y a las clases dirigentes les generó un
profundo temor de los alcances que podía tener esta consigna. En toda Latinoamérica
se notó la preocupación de las élites generando columnas de opinión, tanto críticas
como favorables, en los diarios y revistas de nuestro continente. Fuimos testigos de
sesudos estudios de los principales intelectuales, cientistas políticos y politólogos,
algunos de los cuales le daban corta vida a este cuestionamiento a la clase política,
mientras otros auguraban las penas del infierno para las clases dirigentes. En Chile
tuvo como resultado en nuestros lideres, una suerte de indiferencia, casi pena por los
políticos argentinos, todo esto basado naturalmente en la firme convicción de que en
Chile esto nunca podría suceder, pues dada la fortaleza de nuestras instituciones,
nuestra envidiable gobernabilidad, nuestra capacidad para llegar a entendimientos y
acuerdos, etc., nos impermeabilizaba de situaciones como las descritas. En mi
opinión, concuerdo con quienes plantean que no estamos tan cerca de una situación
como la enunciada anteriormente, pero que si estamos presentando síntomas
“peligrosamente parecidos” a los del escenario mencionado. El hecho que
encontremos señales y signos de esta enfermedad no desconoce que en Chile hay una
diferencia sustancial con la descrita anteriormente, lo que sin lugar a dudas representa
una luz de esperanza, y esta tiene que ver con la obra concreta realizada por los
Gobiernos de la Concertación, quienes a pesar de las trabas que ha impuesto todo el
andamiaje institucional heredado de la dictadura, ha podido mejorar notoriamente las
condiciones materiales de vida de los chilenos (esto refrendado por todos los
estándares internacionales de medición de la calidad de vida), que invariablemente
todos los presidentes elegidos en democracia han dejado sus cargos con el
reconocimiento transversal de su honestidad. Más aún, a pesar de múltiples denuncias
de irregularidades y también de hechos de corrupción comprobados en los últimos
años, y de problemas reales en la eficiencia y eficacia de la gestión de los Gobiernos
de la Concertación, debemos destacar que los dos últimos, de Lagos y Bachelet, han
gozado de altos niveles de aprobación por parte de la comunidad, que ya se
constituyen en históricos. Junto a lo anterior debemos reconocer que el pueblo chileno
hace años que viene mostrando, cada vez con mayor enojo, una suerte de hastío, de
cansancio, con quienes han hecho de la política su principal actividad, esto con
prescindencia del sector político al que pertenezcan. No es menor que en cada
encuesta, y desde hace más de dos décadas, sean los partidos políticos y los
parlamentarios, quienes de manera permanente y sin pausa, van bajando cada vez
más en la aceptación de la gente. Que el Parlamento chileno ocupe el “último lugar”
en la evaluación que hace la comunidad de sus instituciones a través de encuestas, en
las mismas que las Fuerzas Armadas, Carabineros, los Tribunales de Justicia, las
Iglesias, etc., son mejor evaluados que quienes han hecho de la actividad política su
principal preocupación, genera muchas interrogantes, dudas, cuestionamientos y
representa un síntoma de una enfermedad que parece crecer y agravarse cada día. Los
jóvenes chilenos, que debieran ser la principal fuente de renovación de todas las
estructuras sociales y políticas, no se sienten convocados por la política, tienen una
visión crítica de los políticos, de sus formas de expresión y de los mensajes que la
política tiene en nuestro país y esto se comprueba por la casi nula renovación del
padrón electoral chileno de los últimos veinte años. Las formas en que se organizan
los partidos está anclada en concepciones basadas en otras condiciones objetivas de la
sociedad y su estructura legal se fundamenta en definiciones autoritarias, donde la
participación de los militantes queda restringida a las escasas votaciones que la vida
partidaria. La conducción partidaria promueve, de manera evidente, la concentración
entre pocos de la toma de decisiones, lo cual fomenta el caudillismo, la obsecuencia
interna para quienes ostentan el poder partidario, la formación de “corrientes internas”
que buscan la acumulación de fuerzas para asumir el control del partido y de esa
forma, incidir en la distribución de los cargos en el aparato del estado, los cupos
parlamentarios, las candidaturas a concejales y alcaldes, etc. En cada territorio se
forman verdaderos compartimentos estancos donde el caudillo de turno ordena y
manda la vida partidaria en su “fundo”, determina los principales objetivos y
distribuye a sus incondicionales en los puestos claves. Esto sucede en Partidos de una
larga historia y tradición democrática y también en los herederos de la Dictadura
militar. Todos ellos son síntomas de una enfermedad que comienza a padecer el
sistema político chileno, y que resultan evidentes para la comunidad, motivando la
permanente condena de sus métodos y un profundo desapego con la actividad en
torno a los Partidos y sus alianzas políticas. Hay una fuerte incomunicación, una
asintonía, entre los mensajes de “este mundo aparte” que representan la política y los
políticos, y la comunidad.
I.- ALGUNOS ELEMENTOS CLAVES DEL SISTEMA
POLÍTICO CHILENO
Un objetivo deseable es escudriñar en el modelo político chileno y buscar las claves
que nos han ido conformando en lo que somos, lo que hemos construido durante estos
años y que al pueblo simplemente no le gusta. El sistema democrático chileno
responde a las condiciones objetivas en las cuales le ha tocado transitar, en las
particularidades que nuestra historia reciente nos ha heredado, en las confrontaciones
de distintas visiones de país, y que en ciertas épocas no han sido pacificas, en los
profundos miedos que como sociedad nos atraviesan, y hasta el día de hoy aún hacen
evidentes sus efectos. Debemos buscar generar nuevos consensos, a partir del
desarrollo democrático que ha habido estos años y que sin lugar a dudas ha tenido un
efecto transversal. Desde la izquierda extraparlamentaria hasta la derecha más política
ha existido una mayor comprensión sobre la real valía de un sistema democrático,
esto, unido a la derrota que ha habido en el mundo de las concepciones totalitarias de
uno u otro signo, han hecho propicia las condiciones para plantearse un gran acuerdo.
Existe el espacio suficiente para un entendimiento de todos los sectores y promover
una SEGUNDA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA PLENA, marcada por un
mayor protagonismo de la comunidad, derogación de todas las normas jurídicas
tendientes a “proteger el modelo”, que lo único que hacen es excluir del juego
democrático a importantes sectores de la sociedad, y revalorizar a las instituciones
esenciales de la democracia. Es por esto que enumero lo que a mi juicio representan
las claves del sistema político chileno, y a partir de este diagnóstico, proponer algunas
ideas que me parecen importantes para avanzar en la consolidación de la democracia,
y por su intermedio, de los Partidos.
I. A.- UNA CONTRADICCIÓN EVIDENTE DEL SISTEMA.
Resulta bastante llamativo el hecho de que mientras los partidos y sus coaliciones,
donde por esencia se hace política, el Parlamento, resulten cada vez más perjudicados
en la aceptación de la comunidad, por el contrario, la Presidenta junto a su Gobierno
están alcanzando niveles históricos de apoyo y confianza por parte de la comunidad.
Este es un fenómeno que tiende a repetirse, al menos desde la recuperación de la
democracia, y que ha sido común a los gobiernos de la Concertación. Primero hay un
distanciamiento entre la figura presidencial y el resto de su Gobierno, entre el
gobierno y la Concertación y entre la Concertación y los Partidos que la constituyen.
Demos algunas cifras para ejemplificar esta situación: La Presidenta Michelle
Bachelet, en Agosto del año 2009 sumaba una aceptación de un 67%, la aprobación a
su Gobierno rondaba el 54%, la Concertación de Partidos Por La Democracia tenia
una aceptación del 27% y la gente que manifiesta alguna inclinación por algún Partido
Político son aun menos. Lo anterior se tiende a explicar de múltiples maneras, pero
que podríamos resumir de la siguiente forma:
1.- Se dice que históricamente la figura presidencial ha generado un profundo respeto
de la comunidad. Que la tradición republicana en Chile hace que los Presidentes(as)
sean verdaderas instituciones y que como tales trasciendan a la figura de la persona
que coyunturalmente lo encarna. Creo, igualmente, que también ha sido una variable
importante en esta valoración, que desde la recuperación de la democracia han
accedido a la Presidencia de la República personas honestas, respetables y de un
intachable comportamiento democrático.
2.- El régimen político chileno es de un presidencialismo extremo, esto significa que
todo lo que se hace o se deja de hacer es resorte de la decisión del Presidente(a). Las
iniciativas de ley que impliquen recursos del Estado son de exclusiva decisión del
Ejecutivo, la definición de los programas de Gobierno, la priorización de los
problemas y tareas, la asignación de los recursos, etc. La comunidad percibe que la
autoridad y el poder de decisión para resolver sus problemas más inmediatos
dependen de la voluntad del Presidente(a) de la República, ya que es quien administra
los recursos del Estado y quien los distribuye, lo que le da una connotación especial y
relevante.
3.- Aquí hay una contradicción evidente, esto lo representa el hecho que el Gobierno
es evaluado positivamente, en promedio sobre el 55%. La comunidad tiene la
percepción que lo ha hecho bien, que los programas funcionan, que las decisiones se
han tomado acertadamente, que en definitiva se ha protegido la seguridad de los
hogares chilenos. Por el contrario la Concertación de Partidos por la Democracia,
coalición política que le da sustento al Gobierno, cuyas principales autoridades
provienen de los Partidos que la conforman, que buena parte del Programa de
Gobierno fue gestado por sus cuadros técnicos, que son sus Parlamentarios los que
apoyan las iniciativas del Ejecutivo, etc., esta no alcanza ni siquiera al 28% de
aceptación, por parte de los ciudadanos. La oposición de derecha tampoco logra
escapar a esta realidad, pues su coalición política es evaluada cerca de 26%. Mención
aparte tiene el hecho que, ni siquiera, cuando en alguna coyuntura específica el
Gobierno ha sido evaluado negativamente, la oposición ha podido capitalizar esta
situación.
4.- Entonces debemos concordar que el desapego de la comunidad tiene que ver con
las instituciones por esencia más políticas, como los Partidos Políticos, las distintas
coaliciones que los agrupan, el Parlamento chileno y la forma en que se ejerce el
poder de parte de algunas autoridades. Y esto tiene directa relación con algo que ya
he señalado anteriormente, que es la percepción que tiene la comunidad acerca del rol
o las funciones reales que tienen nuestras autoridades. Se generan expectativas
durante las campañas, que prontamente se transforman en decepción y es por esta
razón que se cae en la apatía y en la poca valoración del mensaje que entrega el
mundo político. Este es un problema transversal que afecta a todo el espectro político,
por tanto, debiera generar la comprensión, también transversal, para buscar una
solución mancomunada. La sanidad de nuestro sistema político así lo exige.
5.- Una aproximación al problema podría ser que las personas entienden bien cual es
el rol de la Presidenta y su Gobierno, que logran percibir correctamente las principales
tareas que les corresponde acometer, que hay una cierta intuición de cuando un
Gobierno lo hace bien o mal. Pero a diferencia de lo anterior, no se logra entender
bien cuales son las funciones de los Parlamentarios, cual es su importancia para el
fortalecimiento de la democracia y lo que es más importante, cual es su labor en
beneficio de la comunidad. En el caso de los Partidos Políticos es aún peor la falta de
comprensión que existe acerca de su utilidad, de su rol en una sociedad moderna y
democrática, contrariamente se les percibe del todo ajenos a la comunidad, sirviendo
intereses mezquinos y transformándose en la cuna de un grupo de aprovechadores y
corruptos, etc.
I. B.- LA LEY DE PARTIDOS POLITICOS:
Como la principal herramienta a través de la cual se realiza la acción política son los
Partidos Políticos, entonces, necesariamente debemos realizar una evaluación de la
estructura jurídica que rige el sistema de partidos políticos en Chile. Al efectuar este
ejercicio podemos extraer las siguientes conclusiones:
1.- La Ley de Partidos Políticos fue elaborada y promulgada durante la dictadura
militar, por tanto, el “rayado de cancha” legal que ordena la vida partidaria en Chile
esta cuestionada, dado su origen no democrático. Que aún hoy, importantes actores
políticos todavía cuestionen la legitimidad de la Ley que rige a los Partidos es una
traba importante para el adecuado desarrollo del sistema político en Chile. Se acepta a
regañadientes, refunfuñando permanentemente en contra de la normativa, derivando
en una permanente tentación de obviarla en el trabajo cotidiano.
2.- En dicha ley se establecen de manera general y acentuada los aspectos
administrativos legales que rigen los partidos, su constitución, la forma de afiliación o
desafiliación de sus militantes, su forma de financiamiento, su estructura de
organización mínima, las causales de termino de los partidos, los órganos
jurisdiccionales que zanjan o resuelven las controversias al interior de los partidos y
entre estos, dejando finalmente a sus estatutos internos la tarea de definir la forma de
funcionamiento interno con la sola condición -obligatoria- que se rijan por las leyes
generales del país. Llama poderosamente la atención, que sólo encontramos un par de
artículos destinados a relevar la razón de ser de los partidos y la importancia crucial
que tienen para el funcionamiento normal de la democracia.
3.- En esta ley se consagra, de manera tajante, la separación entre el mundo social y
sus dirigentes, dirigentes políticos y los partidos. Un dirigente social no puede ser ni
parte de la directiva nacional de un partido, ni candidato a parlamentario, sin antes
renunciar a su cargo en la organización social a la cual pertenece, y esto es
representativo de una visión de sociedad antidemocrática y excluyente.
4.- Los abogados hablan del “espíritu de la ley” para graficar lo que en realidad se
quiso conseguir con la promulgación de determinado cuerpo legal, en este caso en
particular, el “espíritu” de ésta ley, es el empobrecimiento tanto de la actividad
partidaria como de las posibilidades de renovación del mundo político, consagrando la
separación entre la gente y los partidos.
5.- Nada se dice en esta ley sobre la importancia de los partidos políticos para el
sistema democrático, a tal punto, que si bien no es rol de una ley desarrollar
educación cívica, no se consagra que es condición básica para la existencia de la
democracia la existencia de un sistema multipartidario que asegure la pluralidad en las
distintas visiones que coexisten en las sociedad.
I. C.- ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS A CONSIDERAR:
Es necesario recurrir a nuestra reciente historia para comprender algunas variables
que han ido conformando las condiciones actuales, en las cuales se desenvuelve la
política chilena. El periodo de la dictadura militar, -que recordemos duro 17 años- y
los inicios de la transición política en Chile, marcaron a fuego a toda una generación,
que fuera protagonista de los hechos, así como también, a quienes con posterioridad,
han “padecido” los efectos de una experiencia de reconstrucción de la democracia
como la nuestra.
1.- Desprestigio de la Política: Durante los diecisiete años de la dictadura militar,
junto con el objetivo de exterminar a los Partidos Políticos de Izquierda a través de la
desaparición de sus principales dirigentes, (los que se quedaron en Chile por cierto) la
implantación del terror como arma de control social. La declaración de ilegalidad de
los Partidos y la prohibición de reuniones públicas, se implemento una permanente
denostación de la Política, de los Partidos Políticos y de quienes ejercían labores de
dirección al interior de ellos. La dictadura se encargo de levantar un discurso que
afectaba la honra de los políticos, su honestidad, su integridad, de hacer una
separación entre quienes quieren trabajar por el país y quienes hacen política. “Los
mejores están en la empresa privada y los peores están en la política“, era el mensaje
implícito y la mayoría de las veces, brutalmente explícito. La política es
intrínsecamente mala, “la gente de bien no participa de la política”, etc. Este discurso
calo hondo en importantes sectores de la sociedad chilena y debemos asignarle un real
valor en cuanto al impacto que tuvo y todavía tiene en la sociedad chilena. No
debemos olvidar que este mensaje, bombardeado mediáticamente, sumado a los
miedos constitutivos de una dictadura brutal y asesina, representaron la primera
aproximación a la política de una generación completa de chilenos.
2.- Una tarea épica: A pesar de estas dificultades extraordinarias, la tarea de
recuperación de la democracia en Chile junto a la lucha contra la dictadura militar
dotó a la Política de un aura de lucha épica, de un desafío de envergadura
monumental que tenia componentes morales y éticos, los cuales dieron cauce a la
rebeldía que generaba el tremendo abuso de poder y atropello de los derechos
humanos lo que permitió que muchos sectores sociales se involucraran en esta magna
tarea. Había que tener valentía y coraje para enfrentarse a una dictadura cruel y
asesina, había que tener solidaridad, disposición, renunciamiento a los proyectos
personales y una tremenda vocación por servir a los demás. Todas características que
hacían un fuerte mentís al discurso dictatorial contra la política. Muchos y anónimos
jóvenes fueron muertos por los organismos represivos de la Dictadura. Pensábamos
que existían fines superiores que trascendían a la mera lucha por el poder. Era la lucha
por la gente, por una sociedad diferente, por recuperar la democracia, por una
sociedad incluyente, en definitiva por un país mejor.
3.- La fuerza social organizada y de masas: Durante los primeros años de la
Dictadura los Partidos se volcaron por entero a intentar proteger la poca estructura
orgánica que había quedado post golpe militar, la tarea básica y central era sobrevivir.
Paulatinamente, con muchos sacrificios se comenzó a reconstruir el tejido social, que
brindo el primer refugio y la posibilidad de vocería para las fuerzas democráticas. La
comunidad comenzó a exigir la democratización de sus organizaciones sociales, la
mayoría de ellas intervenidas por los esbirros de la Dictadura, y por tanto el objetivo
de fortalecer el tejido social organizado pasó a convertirse en la prioridad. Fue a
través de las Federaciones de Estudiantes Universitarios, principal barómetro de la
fuerza relativa de los partidos en esas circunstancias, de los Movimientos de
Trabajadores Organizados y de los Gremios más importantes, que se logró convocar a
grandes movilizaciones sociales que encausaron el descontento del pueblo chileno con
los atropellos a los DDHH y las malas condiciones sociales y económicas de la época.
La clave del éxito en la lucha contra la Dictadura, sin lugar a ninguna duda, fue la
incorporación del pueblo chileno a través de sus organizaciones sociales de todo tipo
a la lucha.
4.- Se estableció un objetivo común: Durante la lucha contra la Dictadura se fueron
dando distintos consensos entre las fuerzas políticas que tenían definiciones parecidas
acerca de cómo enfrentar a la Dictadura. Estas definiciones, que tenían expresión
concreta en distintas coaliciones de partidos, se fueron modificando ha medida que
avanzaba el proceso de lucha y que se fueran incorporando cada vez mayores
porcentajes de la población chilena a las movilizaciones sociales de masas. A
mediados de los ochenta las estrategias eran fundamentalmente dos; una, la
representaban la democracia cristiana, sectores del extinto partido nacional, un sector
del radicalismo y del socialismo, que a esas alturas todavía se encontraba fraccionado
y que planteaban una suerte de utilización de la movilización social de masas para
obligar a la dictadura a abrir un cauce de negociación, que favoreciera una salida
institucional al gobierno dictatorial usando la propia institucionalidad que la dictadura
había creado. Otra la representaban el partido comunista, sectores del socialismo, la
izquierda cristiana y el MIR, que se traducía en la ruptura violenta con el modelo
antidemocrático, esto es que a través de las movilizaciones, las más variadas formas
de lucha que fueran crecientes en masividad y cada vez más radicalizadas, se podía
hacer caer a la dictadura y a toda su institucionalidad.
El resumen anterior es una simplificación para los efectos de graficar una situación
con la intención de dejar en claro un cierto escenario, dejando de lado una serie de
matices y diferencias que existían también al interior de los bloques políticos y por
cierto también al interior de los mismos partidos. La Alianza Democrática, el
Movimiento Democrático Popular y otros referentes que existían fueron dando paso
paulatino a nuevos referentes que buscaban una mayor amplitud, de modo de reunir a
los demócratas chilenos en una estrategia común para vencer a la dictadura.
Finalmente se impuso, con resistencias y reclamos, la estrategia de derrotar a la
dictadura con los propios mecanismos que la constitución antidemocrática
contemplaba, el Plebiscito. Había un objetivo superior que mandataba a los distintos
actores a sacrificar legítimos puntos de vista en pos de la unidad de los demócratas,
para dar la gran batalla al dictador. No todos se integraron con la misma velocidad y
con el mismo entusiasmo pero en definitiva casi todos entendieron lo crucial que era
derrotar al dictador en el Plebiscito.
5.- Se renunció a una dinámica de trabajo con la base social y política: Se produjo
al calor de la organización para enfrentar electoralmente al Dictador, un gran
movimiento de base que recorría las poblaciones, para derrotar el miedo, para
organizar a quienes quisieran trabajar por el “NO”, que dinamizó la vida partidaria,
generando prácticas de trabajo conjunto entre los partidos democráticos y motivando
la discusión en la base social sobre los distintos temas. En casi todas las comunas del
país, alentados por los dirigentes de los partidos, se formaron Comandos por el “NO”
y eran esas las instancias donde gente de todos los partidos desarrollaban, en algunos
casos por primera vez, trabajos comunes con otras expresiones políticas. Allí se
discutía, se llegaban a entendimientos, se comenzaba a crear toda una lógica
enriquecedora de trabajo. Junto a la movilización social en Chile, sucedió que los
dirigentes políticos que habían pasado buena parte de la lucha contra la dictadura en el
exilio, comenzaron a retornar al país, porque se daban las condiciones para hacerlo y
después de haber desarrollado, es justo reconocerlo, un importante trabajo de
solidaridad en el exilio. Se entendía internacionalmente que el plebiscito era la
“madre de todas las batallas” y que definiría el futuro de Chile. Junto con el retorno
de estos dirigentes al país, quienes volvían exigiendo retomar sus puestos de liderazgo
en los partidos y muchos de ellos ya apostaban por asumir candidaturas a
parlamentarios, se comenzó a dar un paulatino proceso de centralización en la toma de
decisiones. Al ganar la opción “NO” en el plebiscito, se entendió que era un riesgo
extremadamente alto, el hecho de mantener un trabajo que fomentaba una excesiva
independencia en las bases de los diferentes partidos y que dadas las condiciones muy
particulares de nuestra Transición a la Democracia, había que privilegiar cierto
control, no tan sólo de los partidos, sino también de los movimientos sociales. En aras
de la estabilidad social, gobernabilidad política y de una transición que fuera exitosa,
se sacrificó la participación, el debate en el seno de la sociedad y el sello de nuestra
transición fue una permanente negociación y claudicación de nuestros postulados
frente a los partidos de derecha, quienes se transformaron en los reales depositarios
del ritmo de los cambios democráticos. Ellos, los partidos de derecha, deciden que tan
rápido avanzamos, cuánta será la dosis de democracia que se le inyectará al sistema.
Los demócratas chilenos representaban un movimiento político que tenía que
demostrar, dada la experiencia vivida en la Unidad Popular, que se podía transitar en
orden y con desarrollo desde la dictadura a la democracia, todo esto condicionado por
la presencia omnipresente de un dictador, que aún ejercía una fuerza potente y que
podía desestabilizar en cualquier momento el proceso de recuperación de la
democracia.
6.- Protección y blindaje al modelo: Cuando la Dictadura perdió en el Plebiscito del
año ochenta y ocho, buscó la posibilidad de negociar la continuidad de su modelo,
además de una suerte de impunidad para el Dictador y sus colaboradores, a cambio de
la gobernabilidad, que requería la Transición chilena. Quienes lideraban a los Partidos
democráticos, estimaron que esta estrategia, que por cierto no les gustaba, era lo más
adecuado para asegurar la Democracia en Chile, el aceptar partes importantes del
modelo social y económico impuesto por la Dictadura, sacrificando la profundidad de
los cambios que se pretendían realizar por las fuerzas democráticas para conseguir la
gobernabilidad del proceso. Al aceptar esta negociación, cuestión que no escapo a la
inteligencia de los dirigentes de la Concertación, se transformó a la Derecha chilena,
en el censor de la Transición. La Derecha en Chile determina la velocidad y
profundidad de los cambios a la institucionalidad dejada por la Dictadura Militar. El
proceso chileno hipotecó todo el mensaje y los contenidos de cambio y ruptura con el
modelo de Pinochet, a cambio de la estabilidad y gradualidad. La institucionalidad
dictatorial, después de más de veinte años de ser promulgada por la Junta Militar, en
lo grueso aún permanece y hace sentir todo su efecto en lo cotidiano de la vida de los
chilenos.
7.- Restricciones a la participación social y política: Lo que durante la lucha contra
la dictadura se transformó en nuestras tareas principales, esto es, reconstruir los
partidos políticos, rearmar el tejido social y sus organizaciones de base, recuperar los
sindicatos y sus principales organizaciones, potenciar el movimiento estudiantil
universitario y secundario, realizar en todas estas organizaciones un verdadero trabajo
de formación política para enfrentar de manera consciente a la dictadura y poder
elevar el nivel de conciencia social, enfrentar los miedos terribles que aún sentían
amplios sectores de nuestro pueblo, etc. , todo ello, con la llegada de la transición a la
democracia, se transformó en un obstáculo impensado para quienes ostentaban el
liderazgo, tanto en el gobierno como en los partidos. Comenzó un paulatino
estancamiento de los movimientos sociales, quienes interpelados por las autoridades
de gobierno y dirigentes de partidos, a ser responsables con la transición y su
obligación moral de contribuir a la estabilidad social del país, sacrificaron legitimas
demandas y dejaron evaporarse buena parte de la energía cinética y potencial que
tenían sus organizaciones, que habían logrado fomentando la lucha y la participación
social. El movimiento estudiantil y sindical paso de ser la principal preocupación de
los partidos a un quinto o mejor dicho sexto plano, ya que las responsabilidades de
gobierno y las tareas que emanaban de ello captaban casi toda la atención de los
dirigentes. La lucha política se traslado rápidamente desde el mundo social a la lucha
electoral por alcanzar la hegemonía en el parlamento y con posterioridad a la elección
de Alcaldes y concejales. Pasamos sin pausa de un mundo político donde el peso
político y social de los partidos se media a través de cuantos dirigentes sindicales,
estudiantiles y sociales teníamos, a cuantos parlamentarios, alcaldes y concejales
lográbamos elegir. A la luz de tantos años, lo que da una perspectiva mayor de los
acontecimientos, uno puede evaluar que podría haber sido de otra forma, que las cosas
pudieron haberse hecho mejor, pero al mismo tiempo un mínimo de objetividad nos
permite establecer que dadas las condiciones concretas de esa realidad, no era posible
haber hecho algo demasiado distinto de lo que se hizo. Esto, sin lugar a dudas, trajo
consecuencias impensadas en la relación entre la ciudadanía y los partidos políticos,
consecuencias que hoy día comienzan a hacer sentir toda su gravedad y complejidad.
En la lucha contra la dictadura, la ciudadanía y sus organizaciones sociales jugaron un
rol fundamental e insustituible en la derrota electoral y política de ésta, pero
increíblemente, a la luz de la democracia, todo tomo su curso normal, volviendo a ser
las instituciones más políticas quienes pasaron a ocupar el protagonismo.
I. D.- EL SISTEMA BINOMINAL: EL CANCERBERO DEL MODELO.
La forma jurídico-electoral que tiene nuestro país para la generación de sus
autoridades tienen fundamentalmente tres expresiones; una es la elección de
Diputados y Senadores quienes se rigen por el famoso sistema binominal, la otra es un
sistema más proporcional que se usa para la elección de Concejales, por último un
sistema uninominal y directo para los Alcaldes. La primera no ha sufrido ninguna
modificación y permanece intacta desde su dictación en plena dictadura, en tanto la
generación de Alcaldes y Concejales, ha sido sujeto de tres modificaciones desde su
promulgación en Dictadura; al inicio el Alcalde era elegido entre sus pares, concejales
electos, al constituir el Concejo sin importar la votación obtenida, luego el Alcalde era
el concejal más votado de la lista más votada y por último se estableció elección
separada de Alcalde y Concejales. El sistema binominal ha sido sujeto de estudios y
sendos análisis por parte de innumerables expertos electorales y buena parte de los
estudios concluye cuestiones relativamente obvias que podemos resumir a
continuación:
1.- Durante la dictadura se creó una sociedad nueva, donde cada uno de los elementos
que la constituyen son coherentes unos con otros y por ende, parte de un todo. La
envergadura y profundidad de los cambios realizados, forman una verdadera
revolución conservadora y neoliberal, que gracias al poder del terror desarrollado por
la dictadura, se pudo implementar sin oposición. Cada aspecto de la vida social,
económica e institucional de nuestro país fue modificado y cada reforma se entrelazo
con la otra para darle mayor fuerza y potencia. El nuevo modelo económico
impulsado determinó todo y el mercado paso a ser el gran regulador de la sociedad.
Algunos aspectos de esto lo representa, por ejemplo, el nuevo sistema de protección
social basado en la capitalización y aporte individual, abandonando los sistemas
solidarios, la educación municipalizada, la salud privada, la educación superior
privada, privatización de la mayoría de las empresas públicas, además de un largo
etcétera. Por tanto, la tarea central de quienes habían sustentado a la dictadura y que
se habían enriquecido con ella, era buscar y afianzar la proyección de estos profundos
cambios. En los aspectos constitucionales era necesario cautelar que fuera casi
imposible modificar algo, sin contar con la venia de la Derecha. Aquí, el elemento
clave y central, no pasa desapercibido para los cerebros de la dictadura militar. Este es
el sistema de elección de nuestros parlamentarios, la forma en que se generan nuestros
representantes populares. Allí estaba la clave, el candado que impediría modificar lo
sustancial de la obra del gobierno militar.
2.- La realidad política e histórica de Chile establecía claramente que nuestra sociedad
se hallaba dividida en tres tercios políticos; la Derecha, el Centro y la Izquierda. Cada
uno de estos sectores, en determinadas coyunturas de la historia, mejoraba su
desempeño electoral con un aumento de su porcentaje, pero convengamos que en
promedio, seguían representando tercios. Por tanto, al llegar al gobierno cualquiera de
los tres tercios gobernaba con la oposición de los otros dos, generando inestabilidad
social y política. El nacimiento de la Concertación de Partidos Por La Democracia
viene a romper esta constante histórica, como lo augurara el gran intelectual del
socialismo chileno Clodomiro Almeyda en su tesis “la ruptura de los tres tercios“, la
que, en los inicios de la dictadura militar, expresaba que a través de la unidad de la
Democracia Cristiana, el radicalismo y el socialismo chileno, se pasaría a generar una
coalición que representaría a la mayoría de la sociedad chilena. Este dato no pasó
desapercibido para la dictadura, y por tanto, se creo un sistema electoral que
permitiera una suerte de empate bien sui generis, el 65% es igual al 35%. Es decir en
un distrito especifico, las fuerzas democráticas podían obtener el 65% de la votación y
la derecha el 35%, sin embargo la representación en el parlamento es la mitad para
cada uno. Esta situación se da en la mayoría de los distritos, con algunas honrosas
excepciones. A lo anterior, va unido al establecimiento de quórum excesivamente
altos para la aprobación de aquellas leyes que busquen modificar las normas centrales
del aparataje institucional, se torna imposible introducir los cambios a la Constitución
o a cualquier otra norma y obliga al concurso de la derecha para lograrlo.
3.- Las fuerzas democráticas, con representación en el parlamento, se vieron en una
encrucijada; o simplemente aceptaban el llamado de la derecha a participar de la
“democracia de los acuerdos“, que no es más que el establecimiento del principio
rector de todos estos años de democracia, esto es, que hay posibilidades de efectuar
cambios con el concurso y acuerdo de la derecha o simplemente no los hay. Cada cosa
que se quiere modificar se ve condicionada por una permanente negociación, y por
que no decirlo, claudicación para ir democratizando en pequeñas dosis el sistema
político chileno. En un comienzo se acepto este mecanismo, pensando que a futuro
podría lograrse una correlación de fuerzas más favorable, la que permitiera impulsar
cambios definitivamente más profundos. A poco andar de ésta modalidad de
permanente negociación, nos percatamos que había cooptado a buena parte de los
dirigentes democráticos, fundamentalmente por la formación de una casta de
dirigentes, con contactos familiares, amistades, relaciones laborales y comerciales,
que atravesaban todo el espectro político y que se transformaron en los “profesionales
de la negociación”, los que asumieron un rol protagónico en todos los gobiernos de la
Concertación. Esta transversalidad condiciona, una vez más, el concurso de la
comunidad. Una característica central de este tipo de negociación, lo representa el
elitismo, sólo unos pocos son validados como interlocutores para participar de estas.
Un segundo camino, alternativo al anterior por cierto, era llamar a la comunidad a una
suerte de desobediencia civil en contra de la institucionalidad dictatorial, cuestión que
a todas luces iba en contra de la necesidad de generar estabilidad social y
gobernabilidad política. Aquí nuevamente es justo reconocer que a mi juicio se opto
por el camino correcto, al inicio del proceso, pero que después en el transcurso de la
transición debería haberse modificado inyectándole cada vez mayores dosis de
participación social. Nos apoltronamos en un mecanismo de modificación de la
herencia dictatorial, porque resultaba menos trabajoso que volver a poner en el centro
de la toma de decisiones a la gente.
4.- Este estilo en la política chilena, en donde todo tiene que someterse a negociación,
tiene una condición sinequanon y es que esta debe ser realizada a espaldas de la
gente, donde no participa la comunidad organizada ni sus dirigentes. Los
movimientos sociales deben ser marginados de estas negociaciones por que sus
dinámicas generan demasiado ruido en estos elitistas métodos. Es así como
paulatinamente, pero sin pausa, el tejido social va perdiendo importancia y
protagonismo y las organizaciones se deterioran, perdiendo influencia y calidad de sus
liderazgos.
5.- En el plano político, ayudado por el sistema electoral, este sistema generó la
formación de dos grandes bloques, la Concertación Por La Democracia y la Alianza
Por Chile, que si bien es cierto representan las corrientes mayoritarias en el país no lo
es menos que provoca la marginación y exclusión de muchos matices presentes en la
sociedad chilena. Los movimientos políticos no son valorados por sus ideas,
propuestas o programas sino por su peso relativo a nivel de cuantos parlamentarios se
tienen.
6.- Esta dinámica de selección “natural” en el sistema político, donde vencen los dos
mas fuertes electoralmente, amputo el protagonismo de la comunidad en la elección
de sus autoridades, ya que para nadie es un misterio que los parlamentarios son
elegidos, en la mayoría de los casos, cuando son designados por los partidos y no el
día que la gente concurre a emitir su voto. Una aberración impresentable y extrema de
este sistema lo representan elecciones como las de Andrés Allamand en el sur. El
quedó automáticamente electo cuando fue designado candidato a senador único de la
Alianza. Nuevamente, nos asiste la convicción, de que estas realidades no pasan
desapercibidas para la gente y van paulatinamente constituyendo esa imagen negativa
que se tiene de los políticos.
I. E.- LAS FORMAS DE JERCER EL PODER.
Otro antecedente que debe ser parte del análisis tiene que ver con la forma en que se
ha ejercido el poder, al tener el control del aparato del Estado, por parte de la
Concertación. La modernización del Estado, la selección de los equipos de trabajo, la
forma que adopta la toma de decisiones, etc., son elementos que han estado presentes
en el trabajo de la Concertación, con distintos niveles de preocupación por cierto.
Pero sin lugar a dudas, en un sistema presidencialista como el chileno, es poco lo que
se ha podido avanzar en términos de descentralizar las decisiones y los recursos, de
renovar los equipos de Gobierno y evitar la construcción de una cierta imagen social
de corrupción, de falta de probidad, de falta de coherencia entre los privilegios de los
“cargos políticos” y los cargos de los simples mortales. Se ha formado, en estos años
de ejercicio del poder, en el aparato del Estado una especie de casta, o costra, que
debe ser removida, en beneficio y por la salud de la Política en Chile.
1.- La selección en los equipos de trabajo ha permitido, si bien es cierto reconocemos
que no es una característica mayoritaria, que la comunidad tenga la impresión que en
la política conviven gente de buenas intenciones con aprovechadores que han hecho
de la política, una forma de movilidad social, que sin lugar a dudas genera rechazo.
Hay quienes han hecho de la política una forma de subsistencia familiar, por tanto van
defendiendo sus posiciones con dientes y muelas. A un mortal común y corriente no
le queda otra opción que trabajar diariamente, sacrificar el tiempo que debiera tener
con su familia para mejorar sus ingresos, acostumbrarse a que no tiene manera de que
sus problemas sean entendidos por su empleador y todo eso para recibir una
remuneración que no le permite muchas veces suplir todas las necesidades de su
familia. A una persona con la misma formación educacional que el anterior, pero que
se ha ligado a la política, lo más probable es que perciba por lo menos un sueldo dos o
tres veces superior, tenga algunas garantías adicionales y más aun goce de ciertos
privilegios que ningún trabajador en Chile tiene. Para la comunidad no es un secreto
que quienes participan en política tienen determinadas condiciones, sean estas
salariales o laborales, que les están vedadas al resto. Esta suerte de casta especial no
deja de generar cierta rabia contenida, que va acumulando presión igual que un globo,
que tarde o temprano, y de no mediar cambios, explotará ruidosamente. Nuevamente
está es una característica transversal en la Política chilena, se da con fuerza en los
cargos de Gobierno, pero también se da en Municipios de aquellas comunas que son
gobernadas por la Oposición de Derecha.
2.- Hay gente enquistada en el aparato del Estado, que transcurridos casi 20 años
desde la recuperación de la democracia han permanecido invariablemente en distintos
puestos. Es posible acaso pensar que no hay gente joven, aunque este no es un
problema etareo, que pueda ir renovando las ideas y las propuestas al interior de los
equipos en el gobierno. Claro que aquí estamos hablando sólo de los cargos de
exclusiva confianza de las autoridades, no estamos contemplando la situación de una
cantidad apreciable de funcionarios públicos que han permanecido inamovibles desde
la Dictadura Militar.
3.- El aparato del Estado continúa extremadamente centralizado, buena parte de las
decisiones y los recursos todavía se resuelven en Santiago. Las regiones deben
someterse a este centralismo, tornando lenta su actuación y es así como la comunidad
va percibiendo su acción. Tal centralismo continúa fomentando que personas que
viven realidades diametralmente opuestas sigan siendo tratadas bajo los mismos
criterios y más aún, en Regiones todos los medios de participación son indirectos,
restringidos y no vinculantes.
4.- Mención aparte merece la actitud, la moralidad con relación al trabajo que tienen
los Parlamentarios en Chile. De muestra un botón; los parlamentarios no tienen
control horario para llegar a su lugar de trabajo ni para retirarse de el, nadie ejerce
control sobre el cumplimiento de las tareas que les son encomendadas, no reciben
descuentos en sus remuneraciones por no asistir a sesiones de sala o comisiones,
tienen una serie de asignaciones para mejorar y facilitar su trabajo, tiene un estatus
legal diferente al resto de los chilenos, que les permite expresarse libremente y sin
restricciones, etc. Todos estos privilegios otorgados en virtud de la importancia del
cargo, han sido mal utilizados en no pocas ocasiones y a pesar que deben someterse a
la evaluación del pueblo cada cuatro u ocho años, y que se supone que la comunidad
debiera castigar estas actitudes con la no reelección del Parlamentario, no lo es menos
que dado nuestro sistema electoral y las redes de influencia y poder que tejen con
motivo del ejercicio de su cargo hacen que frente a la escasez de alternativas la gente
exprese con resignación que “mas vale diablo conocido que diablo por conocer”. De
mas esta decir que ya no basta con una supuesta superioridad moral de quienes
lucharon por la democracia por sobre los que sustentaron a la dictadura, no se puede
continuar viviendo siempre del pasado, es ahora cuando la gente necesita ver de
quienes se sienten depositarios de ese importante legado, ejemplos concretos de lo
que alguna ves se llamo “la construcción del hombre nuevo”. Los más dedicados al
trabajo, con una importante cuota de sacrificio personal, los mas honestos, los mas
sinceros, aquellos que son capaces de hablar con la verdad, de reconocer sus errores y
defectos. No queremos súper hombres sino humanos dignos y valientes.
I. F.- LA SUPREMACÍA DE LO INDIVIDUAL POR SOBRE LO
COLECTIVO.
El plantearnos hoy día relevar aquellos instrumentos sociales y políticos que buscan
resituar lo colectivo por sobre lo individual representa un contrasentido dada la
sociedad cada ves mas individualista que hemos ido construyendo. En el plano social
es cada ves mas común encontrarnos con comentarios acerca de la poca participación
que existe en las organizaciones sociales, más aún, es una contradicción que a pesar
que el sindicalismo tiene una variable fundamentalmente reivindicativa, ósea tiene
incidencia directa en las condiciones laborales y económicas en que se desempeñan
los trabajadores, este presenta tazas cada ves mas paupérrimas de sindicalización por
un lado y de formación de nuevos sindicatos por otro. La sociedad chilena se ha
modernizado, es mas secular, hay un nuevo protagonismo individual en la exigencia
de los derechos, hay una mayor conciencia de las variadas formas en que se pueden
hacer respetar los individuos. Hay una comprensión generalizada de que “lo que no
eres de capaz de hacer solo, nadie va a hacerlo por ti”.
1.- La sociedad actual ofrece variadas alternativas para exigir el respeto a todo tipo de
derechos de las personas. Un mayor nivel educacional, en donde dos tercios de los
actuales estudiantes universitarios son primera generación de sus familias en acceder
a estudios superiores, un mejor y más democrático acceso a la información, en donde
las tecnologías de la información han obligado y presionado a las empresas e
instituciones ha poner a disposición del publico información de calidad, cuyo acceso
es fácil y rápido. Una institucionalidad más transparente que obliga a las instituciones
del Estado a suministrar toda la información que se les solicite. Todo en el marco de
igualdad ante la ley del ciudadano común y corriente
2.- La medida del éxito tiene que ver con un conjunto de variables relacionadas con
logros individuales. Acceder a una carrera profesional, un mayor perfeccionamiento
profesional en el extranjero, construcción de negocios exitosos, tranquilidad
económica, una alta capacidad de adquirir bienes de consumo, figuración personal,
reconocimiento social, etc. Todas estos logros tienen que ver con esfuerzo personal,
con la formación de convicciones personales acerca de lo que se quiere para la vida,
en ninguno de ellos está presente la valoración de lo social, la entrega solidaria a
luchas colectivas, el renunciamiento muchas veces a intereses personales en pos de
intereses colectivos. Nuevamente esta presente el determinismo económico, las
concepciones fundacionales de una sociedad basada en la competencia y en el
predominio del mercado en todos los aspectos que conforman nuestro país
3.- Nuestros liderazgos y dirigentes políticos también hacen uso y abuso de actitudes
individualistas. En su afán de diferenciarse destacan con fuerza lo negativo de la
actividad política, confunden permanentemente locuacidad con elocuencia,
agresividad con franqueza, capacidad de propuesta con populismo y relativizan las
lealtades solo a cuando son funcionales a sus intereses particulares. Hay un cúmulo de
actitudes de nuestros liderazgos, que confunden a la comunidad, que generan
imágenes, la mayoría de las veces equivocadas, acerca de la actividad política.
Podríamos decir que la política se ha ido transformando también, en el lugar donde se
expresan más los personalismos que los intereses sociales. Aquel que genera “más
ruido” es el que recibe la atención permanente de los medios de comunicación, por
tanto junto a lo de por si malo de esto, se une al hecho que por esta vía se introducen
estímulos equivocados al sistema político.
4.- Hay una cierta constante, en los medios de comunicación masivos, de crítica
exacerbada, se tiende a pasar por alto aquellos elementos positivos y sólo se destaca
lo negativo. Hay mucho comunicador social o periodista que desde la comodidad de
su sillón o la potencia que le da una tribuna de millones de espectadores, dictan
cátedra sobre lo que hay que hacer, cuestionan todos los pormenores de las refriegas
políticas y critican desde la superficialidad de los temas muchas veces. Resulta, por
decir lo menos, contradictorio, que en una sociedad moderna como la de hoy, en
donde se valora y sobrevalora muchas veces la expertise en los temas, los
conocimientos específicos, tengamos a verdaderos opinólogos cuestionando todas las
aristas de la política. No lo hacen ni desde la experiencia, lo más probable es que
nunca hayan contribuido a formar una organización o participado activamente de
alguna, ni desde los conocimientos empíricos, pero sin embargo van
permanentemente erosionando la confiabilidad de la comunidad en sus representantes.
No quiero con esto desconocer, que somos los propios políticos los que alimentamos
y contribuimos a este tipo de periodismo, como queda en claro en el resto del
documento, sino que el mismo grado de desprestigio de la actividad política hace que
inclusive la crítica sea de mala calidad y no dirigida a los temas de fondo sino sólo a
la forma. A renglón seguido también encontramos un tipo de periodismo más
opinante, más comprometido con ciertas posiciones políticas, ideológicas y valóricas
y un cierto retroceso, para no llamarle derrota, de un supuesto periodismo objetivo,
que ya hay algunos que manifiestan que no existe ni ha existido nunca. Esta es la
realidad, es positivo que así sea, en el ámbito de una sociedad plural y libertaria, hay
que trabajar en base a ello y convivir con ella. Sería interesante poder contar con
estudios o grupos de trabajo que pudieran indagar con mayor profundidad acerca de
los reales impactos que ha tenido y tendrán los medios de comunicación en una
sociedad más moderna, en donde las tecnologías de la información han comenzado a
hacer su revolución.
I. G.- LA AUSENCIA DE CONTENIDOS.
Una constante en el debate político es la ausencia de contenidos. Las principales
discusiones o debates se producen por peleas de cuotas de poder, rencillas personales,
denuncias rimbombantes llenas de parafernalia, opiniones mucha veces superficiales,
buscando la cuña mediática, etc. ¿Podríamos argumentar entonces que no existen, en
el mundo político, un suficiente desarrollo de ideas, propuestas, programas o
planteamientos ideológicos sobre nuestra sociedad? Creo sinceramente que no, creo
que encontraremos muchas personas ligadas a la política que han hecho de la
elaboración de contenidos, de la formulación de propuestas su manera de contribuir a
la política. Aquí lo que existe es que estos contenidos o quedan sólo en el mundo
académico, dada muchas veces la especificidad del lenguaje y la complejidad de las
materias tratadas, o son ignorados por los medios de comunicación masivos quienes
por si y ante si hacen una selección acerca de los temas que son mas “noticiosos” de
la política y que casualmente tienen que ver con aquellos aspectos mas negativos, mas
cuestionados y que destacan las incongruencias, los egoísmos, los personalismos, las
ansias de figuración, etc. Aquí se ha implantado una especie de “ ley de selección
natural” en la política, que dados los estímulos equivocados que ha generado nuestra
sociedad, va permitiendo que paulatinamente sean los que corresponden al perfil más
negativo, antes descrito, los que logran éxito en la política y por tanto los que
concurren a la lucha política con otros objetivos positivos, con intenciones reales de
colaborar y motivados por contribuir en el mejoramiento de las condiciones de vida
de sus semejantes, son eliminados, derrotados o alcanzan escasa valoración de parte
de la comunidad.
1.- La labor de los Partidos Políticos también tiene que ver con transmitir claramente
a la comunidad sus planteamientos, no tan sólo acerca de la coyuntura, sino también
sobre el futuro. Lo anterior no esta restringido a las campañas presidenciales o
parlamentarias, debe ser una labor permanente. No existen los temas que el conjunto
de la gente no pueda entender o que sean muy complicados para el entendimiento
común, lo que hay es la carencia de capacidades para transformar el lenguaje
académico o demasiado técnico, en mensajes que, no perdiendo su profundidad,
puedan ser mas digeribles. Los Partidos deben desarrollar su capacidad de “traducir”
aquellos planteamientos de índole estratégico para que la comunidad perciba que no
tan sólo son organizaciones que pelean cuotas de poder o son espacios de
confrontación de personalismos.
II.- RECUPEREMOS LA POLÍTICA PARA LA GENTE:
UNA PROPUESTA POSIBLE.
Estamos en el momento justo para enfrentar un cambio mayor,
realizar una transformación histórica, una recuperación del valor profundo de la
democracia y extirpar las malas prácticas del sistema político chileno. Los últimos
acontecimientos nos han demostrado que nos acercamos a pasos agigantados a
solidificar esta forma de hacer política a través de la imposición de personalismos y
caudillismos, en donde la gente, la comunidad, son espectadores de un show que
miran con desagrado, por que es de mala calidad, pobre, con malos actores, cuyo coro
permanentemente desafina y donde la siesta o la apatía son la escapatoria. Debemos
recuperar la política como la expresión concreta de que las civilizaciones se
preocupan por lo colectivo, por el bien común. La Política está repleta de principios
rectores que son altruistas, como la libertad, la solidaridad, la igualdad entre las
personas, el servicio por otros, el mejoramiento de las condiciones de vida de los que
menos tienen, se han incorporado recientemente temas como la igualdad de genero, la
no discriminación ni por la raza ni por las preferencias sexuales, la igualdad de
oportunidades, etc. Sin embargo persiste la imagen potente, profundamente arraigada
en la gente, de que quienes hacen política son sinvergüenzas, corruptos, que sólo
buscan aprovechamiento personal, que tienen privilegios excepcionales, etc. En esta
coyuntura tan especial, en donde hasta sectores de la Derecha chilena han entendido
que es posible conjugar libertad económica con libertad política, se puede llegar a
establecer un gran acuerdo por la recuperación del sentido original de la Política. Hay
notables dirigentes políticos en la Derecha, en la Concertación y en la Izquierda
extraparlamentaria, que tienen el respeto de sus pares, reconocimiento de la
comunidad y que verdaderamente se han constituido en un ejemplo de servicio
público y que podrían encabezar un proceso como el planteado. Debemos resituar
correctamente a quienes son los actores protagónicos en la construcción de una
sociedad para todos. Las visiones ideológicas, contrapuestas, dialécticas, son
legítimas, como también lo es el hecho sustancial a la democracia, que son los
pueblos los encargados de dirimir estas controversias. Hemos llegado a la convicción
profunda que aquellas visiones aniquilantes, de derrota total del adversario, de
propietarios de la verdad única e inconmensurable, no tienen cabida en nuestro
sistema democrático. Más aún se han construido algunos consensos básicos entre las
fuerzas políticas mayoritarias, que simplemente no dan la posibilidad de retrocesos
históricos. Así como es básico a la democracia que el pueblo dirima las controversias
entre los actores democráticos, también lo es el hecho que no se pueden marginar
aquellas concepciones diferentes, por minoritarias que sean, ya que debe ser el respeto
irrestricto a los derechos de todos el principio rector de la democracia. Debemos ser
democráticos hasta que duela.
II. A.- LOS PARTIDOS POLÍTICOS SON ELEMENTOS
SUSTANCIALES DE LA DEMOCRACIA.
Los Partidos Políticos son elementos sustanciales de la
democracia. Sin Partidos Políticos no es concebible el desarrollo democrático de los
pueblos. Las sociedades se van constituyendo, en el plano de las ideas y proyectos de
país, de concepciones muchas veces contrapuestas, que responden a intereses sociales
diferentes, que se fundamentan en doctrinas de diferente matriz ideológica, pero que
deben tener un espacio, un lugar que les permita la confrontación en un plano
civilizado, que encauce esa tendencia a imponer una determinada visión de sociedad.
Ese espacio de confrontación, de enfrentamiento, en un sentido no beligerante del
termino, pero también de construcción, lo representa la Política y el vehiculo, la forma
concreta de aproximarse a ese espacio, lo representan los Partidos. Los Partidos
Políticos son los vehículos, el instrumento para que la comunidad exprese sus
intereses, canalice sus inquietudes en relación al tipo de sociedad que estamos
construyendo, defienda sus ideas, de curso a sus propuestas, sean el origen del
nacimiento de grandes liderazgos en que la sociedad vea reflejadas todas sus
expectativas. La anterior es la situación ideal, es lo que debería ser, es la razón de ser
de los Partidos Políticos, sin embargo no debería extrañarnos que se nos diga, “nada
mas ajeno a la realidad que percibimos a diario“. Las visiones individuales
evidentemente son muchas, cada persona de por si tiene una intuición acerca de cómo
deberían hacerse las cosas, cada individualidad es lo que es y las circunstancias que la
rodean y por tanto tratar, desagregadamente, de sumarlas en una visión más colectiva
se tornaría en una tarea titánica, imposible de llegar a entendimientos, a consensos,
que son en definitiva lo que nos permite avanzar. Por tanto la tarea de colectivizar
posiciones, de ir sumando voluntades individuales para la construcción de un gran ser
colectivo es la que permiten los Partidos Políticos y es por esto que su rol es
fundamental. Debemos buscar situar a este instrumento social de desarrollo del pueblo
en el lugar que le corresponde y este finalmente debe ser un esfuerzo de todos.
II. A.1.-LA POLÍTICA CON MAYÚSCULA.
1.-Comité para una nueva Ley de Partidos Políticos: Crear un comité amplio
formado por todos los Partidos Políticos constituidos legalmente, tengan
representación parlamentaria o no la tengan, el Gobierno, representantes de las
Universidades, del mundo social, empresarial y la Iglesia. Su trabajo será entregar al
cabo de seis meses, una propuesta con una nueva Ley de Partidos Políticos.
Finalmente podríamos terminar con los cuestionamientos acerca del origen no-
democrático de la Ley y establecer un marco regulatorio que provenga de un consenso
mayoritario en la sociedad. Establecer en esta nueva Ley, una serie de principios que
al ser consagrados constitucionalmente adquieren valor para el conjunto de los
chilenos. Por ejemplo, que un sistema de multipartidos es consustancial a la
democracia y que la existencia y funcionamiento de los partidos no debe ser nunca
cuestionada. Erradicar de la nueva ley, la norma que no permite que los dirigentes
sociales puedan participar activamente en los partidos ni que se puedan presentar de
candidatos al Parlamento.
2.- Financiamiento Estatal para los Partidos: Decidir finalmente el financiamiento
público para los Partidos Políticos, buscando erradicar de la vida interna de los
Partidos el factor dinero. Mucha de la cotidianeidad de los partidos, vale decir todos
los aspectos administrativos que tienen que ver con el funcionamiento de los mismos,
se financia a través de los aportes de sus militantes, apoyos de organizaciones
internacionales, algunas fuentes propias de financiamiento como ventas de terrenos o
locales y los aportes significativos de mecenas, que no en pocas ocasiones hacen
sentir su influencia en los temas relevantes de la vida nacional. A través de una
medida, como la de otorgar financiamiento estatal para los Partidos, logramos
emparejar la cancha para que el conjunto de los militantes se puedan desenvolver en
igualdad de condiciones, pondremos un freno a las actitudes personalistas de quien
ostenta el poder y obtendremos como Partidos una mayor independencia de los
diversos grupos de intereses.
3.- Presentación de Proyectos: Permitir la participación de los Partidos Políticos en
algunos Programas Específicos del Estado los que, a través de la presentación de
proyectos, busquen beneficiar a la comunidad. Los Partidos cuentan con ciertas
competencias que pueden ser puestas al servicio de la gente en temas específicos. En
una iniciativa como esta encontramos un doble beneficio; se benefician los Partidos al
incorporar mayores elementos técnicos a la vida partidaria, se mejora la relación con
la comunidad y le otorga un sentido de mayor utilidad a los mismos, se beneficia la
comunidad al contar con colaboración para enfrentar sus problemas de fondo. Se trata
de modernizar la gestión de los Partidos y mejorar su funcionamiento, ya que esta es
una tarea que fortalece la democracia y la enriquece.
4.- Igual nivel educacional igual sueldo: Establecer claramente que la política es un
espacio de servicio público, no de movilidad social. Esto es que quienes participen de
la política lo hagan a sabiendas de que no implicará un mejoramiento de sus
condiciones de vida distinta a la que conseguirían en cualquier otra actividad dada sus
competencias y conocimientos específicos. Aquellos cargos que sean de elección
popular deben ser adecuadamente remunerados, considerando la dignidad del cargo y
las complejidades propias de el. Los cargos de confianza de la autoridad electa, léanse
Municipios, Parlamento o Gobierno, no pueden ser mejor remunerados que quienes
ostentan igual nivel educacional, en el aparato del Estado. Por ejemplo, un jefe de
gabinete que tiene enseñanza media completa no puede ser mejor remunerado que un
profesional universitario. Esto no significa denostar a quienes participan de la política,
ni menospreciar su importancia, sino por el contrario dejar claramente establecido
ante la comunidad que “los políticos “no están para usufructuar de la actividad
política.
5.- Limitar las veces que se puede ser candidato: Limitar legalmente la cantidad de
veces que una persona se puede presentar de candidato, con éxito o no, a algún cargo
de elección popular. Un argumento poderoso, en contra de lo que planteamos, tiene
que ver con que es la comunidad la que tiene que decidir cuantas veces se puede
postular alguien, pero no es menos poderosa la razón, que dada la realidad que
encontramos en muchas comunas de nuestro país, en donde existen caudillos que
evitan, tapan, obstruyen, el surgimiento de nuevos liderazgos. Tres veces de candidato
es suficiente para que se entienda, si no se ha sido electo, es claro que hay que dar
paso a nuevas alternativas. Debemos refrescar los liderazgos políticos, aunque sea,
por obligación, igual como se ha intentado paulatinamente con la incorporación de las
mujeres a la política. En estas tareas encontraremos fuerzas inerciales que trataran de
evitarlo, las cuales es necesario enfrentar y derrotar.
6.- Limitar la permanencia en los cargos de elección popular: Dos periodos como
Diputado, como Alcalde, como Concejal, y también como Presidente, entendiendo
que no podría ser correlativo en este caso en particular, es más que suficiente para
haber hecho o materializado sus compromisos con la comunidad. Esto permitirá que
los liderazgos puedan aportar desde otras trincheras y no tan sólo desde cargos de
elección popular. En el caso de los senadores es razonable la argumentación, en el
sentido que dos periodos son suficientes, a pesar que cada periodo dura ocho años. Al
sincerar la real vocación de servicio de nuestras autoridades es imaginable el
tremendo aporte que podría realizar un ex parlamentario, por ejemplo, a las
comisiones técnicas de los Partidos o a la formación de nuevos liderazgos o como
dirigentes, etc. No tan sólo se puede aportar a la política desde cargos de elección
popular, de figuración social o aquellos dotados con grandes remuneraciones.
7.- Mecanismos claros e informados: Incorporar en la nueva ley, el mecanismo de
elección de los candidatos que los partidos presentan a la comunidad. Debemos hacer
transparencia en la vida partidaria, ojala que cada vez que un militante entre a formar
parte de una colectividad conozca de antemano los procedimientos relacionados con
la selección de los candidatos. Mientras menos cosas se dejan a la decisión de los
organismos regulares de los partidos mas se evita la posibilidad de que las mayorías
ocasionales lesionen la democracia interna de los partidos. La arbitrariedad en las
decisiones, la posibilidad que estén presentes en demasía los intereses personales o de
grupo en los partidos, la importancia cada vez más relevante que van cobrando los
personalismos y los caudillismos, rigidizan la participación interna en los Partidos y
lesionan la democracia interna. Un mecanismo adecuado para quienes deseen ser
candidatos a algún cargo de elección popular lo representan las primarias abiertas, que
obligan a volcar los esfuerzos de los candidatos al trabajo con la comunidad y no a las
máquinas internas de los partidos.
8.- No a la concentración política: Debemos evitar, a toda costa, que suceda, en el
plano político, lo mismo que en el plano económico, esto es que exista concentración.
Nos decimos profundamente contrarios a la concentración de la riqueza en nuestro
país, parte importante de nuestras propuestas en lo económico tienen que ver con el
hecho de buscar una mayor redistribución de la riqueza, el establecer estímulos para
que las empresas, independientemente de su tamaño, puedan competir en igualdad de
condiciones, evitar los abusos que se cometen dado la desproporción que existe entre
los grandes consorcios y las micro, pequeña y mediana empresa. En el plano político
cada ves es mas recurrente que existan importantes sectores de la sociedad chilena
que se sienten absolutamente marginados de la toma de decisiones, que se concentra
en unos pocos, al interior de los partidos, todas las decisiones relevantes en la vida
partidaria, más aun debemos reconocer que mientras la Derecha busca libertinaje en el
plano económico y restricciones en el plano político, la Concertación por otro lado,
busca restricciones en el plano económico y libertinaje en el plano político. En los
Partidos todavía se dan los peores vicios del ámbito económico, como por ejemplo,
que el más grande se come al más chico, a momentos en la vida partidaria,
encontramos características que rayan en la ley de la selva, hay territorios que se
constituyen en cotos de caza, donde el depredador de turno gobierna con mano de
hierro los destinos de todas las especies que ahí habitan.
II. A.-2.-MODIFICACIÓN DEL SISTEMA BINOMINAL.
Creemos que redundar en la necesidad de reformar el
sistema binominal es un ejercicio innecesario. Existe ya suficiente literatura
especializada que abunda en antecedentes que comprueban la necesidad de modificar
el binominal y por tanto la dificultad en materializarlo no esta en un desarrollo
insuficiente del tema, sino en la poca voluntad política de los actores que tienen que
resolver dicho problema. Partamos de la base que independientemente de los
resultados en las próximas elecciones parlamentarias resulta improbable que se
modifiquen sustancialmente las correlaciones de fuerzas en el Parlamento. Lo anterior
torna imposible, por tanto, modificar el Sistema binominal sin el concurso de la
Derecha política. Entonces podemos concluir que esta es una propuesta sin futuro, que
dado el argumento anterior las posibilidades son prácticamente cero, ya que
aparentemente están en la derecha los principales defensores del sistema. Yo creo que
es posible modificar el sistema binominal con el concurso de la derecha. Hay
determinados temas en la sociedad que tienden, por mucho tiempo quizás, ha
plantearse de manera superficial, se van construyendo paulatinamente posiciones
intransigentes, endurecidas al calor del debate incompleto o parcial. Enfrentemos esta
realidad, de igual manera como hemos enfrentado otras coyunturas en nuestro país, y
asumamos que debemos concordar con la derecha esta modificación urgente al
sistema político chileno. ¿Es posible que alguien desconozca la difícil situación por la
que atraviesan los Partidos Políticos, desde el punto de vista de su legitimidad?, ¿hay
alguien que desconozca la crisis de liderazgo por la que atraviesa la sociedad chilena?,
¿acaso no se han producido los consensos económico sociales mínimos en la sociedad
chilena que permiten no poner en riesgo la estabilidad social y económica al
modificar el binominal? ¿Hay algún sector político que este realmente convencido
que la actual distancia entre la comunidad y sus representantes le hace bien a la
democracia? Así como estas preguntas enunciadas, surgen muchas más y
objetivamente la mayoría de las respuestas serían coincidentes. Esa convicción nos
puede permitir convocar al conjunto de la sociedad a debatir, en un marco de respeto,
una propuesta que sea fruto del trabajo colectivo. En conclusión, necesitamos que se
pase del discurso retórico, al cual parece que nos hemos acostumbrado demasiado, a
la acción política, que es en definitiva la manera en que podemos cambiar las cosas.
1.- GRAN ACUERDO POR LA PROFUNDIZACIÓN DEMOCRATICA, que
busque enfrentar los miedos que no han permitido modificar un sistema excluyente,
que empobrece la participación de la comunidad en la generación y elección de sus
representantes al Parlamento. En una iniciativa como esta no es ingenuo pretender
contar con el concurso de la derecha chilena, esta es una derecha que ha avanzado
mucho en su concepción de la democracia y que ha ido paulatinamente abandonando
aquellas instituciones dejadas por la dictadura militar para cautelar la proyección del
modelo. Hay algunos mecanismos a través de los cuales se pueden introducir mayores
dosis de competencia al sistema, un ejemplo de lo anterior lo representa la posibilidad
que cada partido pudiera presentar la misma cantidad de candidatos que los cargos a
elegir, esto aumentaría la competencia al interior de los conglomerados pero no
permitiría la entrada de nuevos actores. Hay que incorporar dosis de proporcionalidad
a la competencia. Cada sector político debiera estar representado de acuerdo a la
cantidad de votos que se obtengan.
2.- La Derecha política chilena, es justo reconocerlo, ha ido teniendo un desarrollo
sostenido hacia la comprensión que aquellas instituciones que se construyeron durante
la Dictadura, para que el modelo social y económico permaneciera y no fuera
desmantelado, ya no son necesarias, dado el consenso mayoritario que existe en la
Sociedad chilena. Lo que hay, y es totalmente valido y democrático que exista, son
diferentes posiciones acerca de los énfasis que deben tener las concepciones gruesas
del modelo. Tenemos una economía social de mercado, basada en la libre
competencia, que no tiene contradictores en las sociedades modernas del mundo,
nadie en la sociedad chilena plantea el derrumbe del modelo para instaurar un nuevo
modelo económico. Nuestra economía es abierta al mundo y unos de los ejes centrales
es su énfasis en el plano exportador. Las diferencias en esta materia tienen que ver
con áreas de la economía donde las fuerzas progresistas plantean menos rigideces al
modelo que permitan una economía a escala humana, en donde estén en el centro de
las definiciones la persona humana, ejemplo de lo anterior; evitar la colusión en el
mercado, los grandes conglomerados poniéndose de acuerdo para consensuar precios
y de esta forma aumentar sus utilidades perjudicando de paso al conjunto de la
comunidad, evitar, a toda costa, una mayor concentración del mercado, esto es que
cada ves se formen grupos económicos que reúnen para si toda la cadena de valor en
sus manos en porcentajes del mercado que desequilibran totalmente la libre
competencia, existen territorios en nuestro país que padecen problemas estructurales
que requieren que el Estado pueda generar actividad económica que al cabo de
algunos años puedan ser privatizadas, en el mercado del trabajo se colisionan
visiones que plantean una mayor flexibilidad laboral, que en el fondo significa
abaratar el despido, promover el empleo juvenil y el trabajo parcial con visiones que
promueven la protección al empleo, hay matices en los temas valóricos, etc.
Resumiendo, existen un conjunto de temas en los cuales hay diferencias de forma y
fondo entre las distintas fuerzas políticas, eso es hoy día y será siempre, porque es
legitimo que quienes representen intereses diversos en la sociedad los puedan
defender y expresar con absoluta libertad, pero ninguna de esas diferencias hace
desestabilizar la medula del sistema y lo que es más importante aún, ninguna de esas
visiones contrapuestas pretende aniquilar a la otra. Hay una legitima confrontación de
intereses, expresados en ideas y propuestas, pero convengamos en una cosa crucial de
la democracia, es el pueblo, la comunidad, la gente o como quiera llamársele, el
encargado de zanjar esa disputa.
II. B.-UNA NUEVA FORMA DE EJERCER LA AUTORIDAD.
Debemos entender que recuperar la confianza de
la gente requiere de un nuevo Periodo de Transición hacia la normalidad democrática
que pasa por revalorizar las instituciones democráticas de nuestro País, conectar
íntimamente lo que la gente percibe de sus autoridades con el autentico rol que
ejercen, sincerar los discursos y mensajes que emanan desde los dirigentes políticos,
promover que la democracia y sus principales instituciones sean entregadas también
como asignaturas en nuestro sistema educacional, cuidar la forma y el fondo de las
actitudes y decisiones de los liderazgos políticos, estrechar a su mínima expresión la
distancia entre lo que se dice y lo que se hace, incorporar también entre las labores de
los partidos Políticos la formación cívica, mejorar los canales de comunicación
directos entre los Partidos y la Comunidad, mejorar los sistemas de control y
auditorías en los aparatos del Estado, no para burocratizar los procedimientos o
resoluciones, sino por el contrario, para ridiculizarlos de tal modo que la arbitrariedad
vaya paulatinamente en retirada. El enojo de la gente tiene mucho que ver con que
intuyen que el realizar un tramite en algún organismo del Estado, la velocidad y éxito
del mismo depende en demasía si se conoce o no al funcionario que debe otorgarlo,
etc. Este etcétera no es porque no haya más cosas que decir sino por el hecho de que
es necesario pasar de la enumeración de problemas a la enumeración de posibles
soluciones.
II. B.1.- RESITUAR AL VERDADERO PROTAGONISTA: EL PUEBLO.
Debemos recuperar el rol protagónico que debe tener el Pueblo en una Democracia.
Así como el concurso masivo de nuestro Pueblo a las grandes movilizaciones de
masas, permitió en Dictadura que esta se viera en la obligación de negociar una salida
institucional a su gobierno autoritario, así también en Democracia, el concurso
responsable, informado y cada vez mas recurrente del pueblo permitirá insuflar
nuevos aires a este un tanto contaminado sistema político chileno. Sabemos de la
llamada crisis de participación social a todo nivel en el mundo de las organizaciones
sociales, de las organizaciones sindicales y que también atraviesan el mundo político,
cuestión que analizábamos precedentemente y que se debe, a que la actividad política
perdió absoluto interés en el mundo social, obnubilada por la obtención y
administración del poder y dado el hecho que evidentemente la mayoría de las
organizaciones sociales son historias de carencias, incomprensiones y dificultades en
comparación al poder del Estado. En la medida que entendamos que debemos,
nuevamente al igual que en Dictadura, reconstruir las organizaciones sociales,
transformando a esta en una tarea primordial de la Democracia y que nuestros
mejores dirigentes se conecten con el mundo popular, sindical etc., Debemos lograr
que la Política recupere la intima conexión que debe tener con la sociedad que dice
representar. Será esto lo que permita que lleguen a la política no solo quienes tienen
intereses mezquinos sino también aquellos que tienen una conducta de vida ligada al
servicio de la comunidad
1.- Potenciar las organizaciones sociales: Crear un Programa Nacional de
Fortalecimiento de las Organizaciones Sociales que se traduzca en una batería de
medidas, con metas y plazos, que tiendan a transformar en prioridad la reconstrucción
y validación del tejido social. Algunas medidas podrían ser; la incorporación a las
estructuras partidarias de los principales dirigentes sociales actuales en sus niveles
respectivos (se incorporan los temas sociales a la discusión política más dura), crear
una especie de voluntariado de los profesionales jóvenes de los partidos democráticos
para realizar labores de asesoría a las organizaciones sociales (mejorar la comprensión
técnica de los problemas de parte de las organizaciones), generar una institucionalidad
que obligue al visado de la organización social respectiva para determinados tramites
ante el aparato estatal (la firma y timbre de la organización social para iniciar tramites
de subsidios, mejoras sociales y proyectos en su sector), trabajar resueltamente para
modificar la legislación laboral en el sentido de fomentar la sindicalización y
aumentar la penalización de las prácticas antisindicales (al momento de ingresar a la
empresa se entiende automáticamente inscrito al sindicato), crear el Instituto Nacional
de Capacitación para Dirigentes Sociales (con el financiamiento del Estado para
generar una verdadera universidad para la generación de monitores sociales ).
2.- Propuestas responsables: Incorporar las propuestas que se hacen durante las
campañas, en todos los cargos de elección popular, como una obligación legal del
candidato, para materializar durante su gestión. Esto nos permitiría que todos los
candidatos cuidaran sobremanera sus planteamientos y que aterrizaran sus propuestas
a las reales posibilidades y ámbitos de su quehacer como autoridad. Un organismo
independiente del Estado evaluará anualmente los niveles de materialización de
dichas propuestas y por tanto, cuando la comunidad deba reafirmar su compromiso
con la autoridad, tendrá toda la información relacionada con el desempeño de dicha
autoridad. Es notable la irresponsabilidad, populismo, ignorancia, demagogia y
muchas veces simplemente mentira, que tienen muchas de las propuestas que se
hacen, por algunos candidatos, y que las hacen en el entendido que no existe ninguna
obligación de materializarlas durante su gestión. Me recuerdo una frase de un
encargado de campaña, dirigida hacia el comando de campaña y que decía más o
menos así, “vayan y ofrezcan lo que sea, con tal de ganar la elección”. Será requisito
para prepostularse el haber dado cumplimiento a parte importante de sus propuestas
de campaña.
3.- Educando para la Democracia: Incorporar, a los planes regulares de estudio en
Enseñanza Media, una asignatura tendiente a entregar información acerca de la
democracia. Principios, normativas, instituciones e instrumentos esenciales al
funcionamiento de la democracia deber ser conocidos por nuestros jóvenes y que
además el mismo ramo contemple visitas a terreno a los distintos poderes del Estado,
sedes partidarias y entrevistas con los parlamentarios del distrito o circunscripción.
4.- Referéndum revocatorio: Hay una propuesta, surgida desde sectores de la
izquierda chilena, que tiene mucho sustento en términos del control ciudadano sobre
las autoridades. El referéndum revocatorio, que no es más que la posibilidad cierta de
que la comunidad pueda remover a sus autoridades, a través de un plebiscito, cuando
exista una evaluación negativa, y cuando una mayoría lo decide así. Aumentar la
participación de la comunidad no tan sólo tiene que ver con considerar su opinión sino
también que cuando esta se expresa a través de mecanismos democráticos y legales,
esta sea vinculante.
5.- Civismo Estatal: Hay que revalorizar las principales instituciones que refrendan
la separación de los poderes del Estado. Es, por decir lo menos, una contradicción que
se pretenda promover y masificar información acerca de ciertos programas y
determinados beneficios, pero a la vez, no podamos informar de manera preferente a
la comunidad acerca de las instituciones de nuestro país. El Poder Legislativo, Poder
Judicial y Poder Ejecutivo deben ser conocidos por la comunidad y manejadas sus
principales atribuciones, así como los ámbitos de acción. Aquello que no se conoce no
se respeta, busquemos que nuestras instituciones sean conocidas y por esa vía
respetadas.
6.- Plebiscitos vinculantes: Promover la participación social, en aquellos temas mas
duros de la democracia, es un deseo razonable. Debemos ofrecer un abanico de
posibilidades para que la gente se pueda expresar. Esto es que junto a la elección
democrática de nuestras autoridades y representantes, podamos consultar a la gente
sobre ciertos temas que se consideren de importancia. El debate social que se produce
cuando la comunidad debe emitir sus opiniones acerca de temas de relevancia es
altamente deseable e incorpora a la política una mayor variedad de contenidos. El
mundo de la política se ve impelido a invertir tiempo y esfuerzo en tratar de explicar y
promover sus puntos de vista, quienes buscan el apoyo popular deben definirse
claramente, permite que la política adquiera una connotación temática y abandone la
sola esfera de los liderazgos, se genera una dinámica de involucrarse y compromiso,
de parte de todos los actores, con lo que se resuelva finalmente. Plebiscitos
vinculantes es una propuesta que debiera ser estudiada, acotada y reglamentada, de tal
modo que pudiera ser aplicada no tan sólo a temas de carácter nacional sino también a
temas regionales y comunales. Hacer transparencia en política, también tiene que ver
con saber a ciencia cierta lo que las distintas agrupaciones políticas piensan, o han
definido, sobre temas importantes. La responsabilidad del mundo político con el uso
de estas herramientas del sistema democrático es proporcional a la valoración que la
comunidad hará a futuro de estas.
II. B.2.-EL PODER LEGISLATIVO: UNA MENCIÓN APARTE.
Unos de los poderes del Estado peor evaluados por la comunidad, es el Congreso
chileno. Tanto Senadores como Diputados reciben la incomprensión de parte de la
comunidad, criticados permanentemente por los medios de comunicación, quienes
resaltan sólo los aspectos negativos de su gestión y cuestionados por los otros ámbitos
de la sociedad chilena. Siendo el Congreso la institución política por esencia del
sistema democrático, en donde se generan las principales discusiones sobre la
sociedad que queremos construir, donde se va plasmando la impronta institucional del
país, es de cuidado que su importancia no sea proporcional a la valoración que la
comunidad hace de ella . Ahora debemos concordar que los causantes de esta
situación, en buena medida, son los propios parlamentarios y las limitaciones propias
que les entrega la ley. La proyección del sistema democrático pasa por recuperar el
aprecio de la gente por sus instituciones. Los Parlamentarios no tan sólo deben ser
objeto de cambios sino transformarse en sujetos de cambio y promover ellos mismos
las adecuaciones.
1.- Cambio de actitud: Esta la necesidad de que los políticos, y en particular quienes
son representantes de la comunidad, puedan sincerar sus discursos y mensajes, puedan
tener actitudes acordes con su investidura y reduzcan la distancia entre lo que dicen y
lo que hacen. Es importante destacar que se necesita un cambio de actitud de nuestros
parlamentarios y dirigentes partidarios, erradiquemos esa sensación de que los
políticos hablan mucho y de todo, sin que necesariamente vaya unida cantidad con
calidad. No hay modificación institucional ni administrativa que logre esto, tiene que
ser resorte de un convencimiento personal acerca de la importancia de ser más
auténticos, más verdaderos, más sinceros.
2.- Terminar con los privilegios: Debemos terminar con los privilegios que tienen
los Parlamentarios. Esta opinión tan tajante obedece a que la principal impresión que
la gente tiene acerca de los parlamentarios es precisamente que tienen demasiados
privilegios y que en su trabajo existen demasiadas zonas oscuras. Lamentablemente
los esfuerzos que se han hecho para hacer más transparentes las asignaciones de los
parlamentarios, no ha dado mucho resultado. Debemos transformar a nuestros
parlamentarios en los “trabajadores de la democracia” esto es que, al igual que
cualquier trabajador en Chile, deban cumplir horario, cumplir la cantidad de horas
legales, justificar sus inasistencias, recibir descuentos en sus remuneraciones cuando
falten o se retiren de las sesiones de sala o de las comisiones injustificadamente. La
gente ligada a la política entiende que puede resultar injusto ese tratamiento a los
parlamentarios, son incontables las jornadas en que se dedican a sus labores
prácticamente sin horario, pero convengamos que se justifican medidas como esta
dada la irreversibilidad, de no mediar cambios drásticos, de la situación actual.
3.- Organizar mejor el trabajo legislativo: Hay un viejo refrán, “la mujer del Cesar
no tan solo tiene que serlo sino parecerlo”. Y esto aplicado a los parlamentarios tiene
que ver con mejorar los procedimientos y organización interna del trabajo, de tal
modo de no mostrar las sesiones de sala semi vacía, comisiones temáticas que
muchas veces no funcionan por inasistencia de los parlamentarios, etc. En la sala
deben estar la mayoría de los parlamentarios, las comisiones deben funcionar con la
mayoría de los parlamentarios que las integren, etc. La labor de fiscalización de los
parlamentarios deberá ser ejercida sin afectar el funcionamiento normal del Congreso
en Valparaíso. Un porcentaje, no mayor al 20% podrá excusarse de las sesiones de
sala o de comisiones. Por razones de salud, permiso para participar de una delegación
al extranjero, por alguna reunión con alguna autoridad de gobierno, por alguna
actividad en su distrito, etc. Existirá un orden de prelación en cada una de estas
justificaciones hasta completar el porcentaje. El parlamentario no podrá, bajo ningún
predicamento, excusarse de participar de al menos el 85% de las sesiones anuales de
sala, siendo causal de destitución el no cumplimiento de esta norma.
4.- Modificación en los criterios de las asignaciones: Cada parlamentario recibe
ciertas asignaciones que le permiten desarrollar su actividad de manera optima, estas
se dividen en viáticos, pasajes de avión, vales de bencina, cuenta de celulares,
arriendo de sedes y pago de personal, estas son iguales para todos. Proponemos que
estas debieran ser estimadas de acuerdo a la cantidad de población del distrito,
extensión del territorio que lo conforma y dificultades geográficas. No es posible que
parlamentarios, a los cuales les toca enfrentar realidades totalmente distintas, perciban
asignaciones iguales. Lo anterior es injusto para con el parlamentario y también para
sus representados. Hay parlamentarios que para recorrer su distrito, conversando con
la gente por cierto, demoran varios días, deben embarcarse en lanchas o viajar en
avión, recorriendo grandes extensiones de terreno, lo anterior dada la dificultad
geográfica de sus distritos. Sin embargo hay otros parlamentarios que en una mañana
o entre la mañana y la tarde pueden perfectamente recorrer sus distritos de tres o dos
comunas. Cada variable, que sea establecida como criterio para las asignaciones,
tendrá una puntuación y la máxima puntuación dará derecho a la asignación completa
y así proporcionalmente hacia abajo.
5.- Cuenta pública obligatoria: Existirá la obligación legal, de nuestros
parlamentarios, de entregar cuenta pública una vez al año, en donde explicitaran los
avances en las propuestas hechas durante la campaña, los aspectos administrativos de
su gestión, asistencia a las sesiones de sala y a las comisiones , intervenciones en sala,
participación en proyectos de ley e iniciativas legislativas, etc. Y el ranking de cómo
voto las leyes, esto es el listado de leyes aprobadas o rechazadas por el voto del
parlamentario. Esta cuenta pública deberá ser entregada en cada comuna que
constituya el distrito, en donde serán convocadas las organizaciones mas
representativas de la comunidad y podrán asistir todos aquellos ciudadanos que así lo
deseen, junto a lo anterior, esta cuenta será publicada en un medio escrito de
circulación regional o nacional en su defecto. Lo anterior permitirá que la comunidad
se vaya formando una opinión acerca del trabajo legislativo en general, y del
desempeño de su parlamentario en particular.
6.- Acentuar la labor de representación: El parlamentario cumple tres roles
fundamentales; fiscalizar, legislar y representar. El rol de representación debe ser
potenciado y para esto podemos implementar un Consejo Parlamentario, organismo
de carácter consultivo y no vinculante para el parlamentario, pero donde pueda
conocer la opinión de los representantes de sus representados. Alcaldes, Concejales y
Organizaciones sociales y sindicales mas significativas del territorio pueden ser
quienes constituyan este organismo, que funcionando una ves al mes permitan al
parlamentario establecer con mayor claridad las prioridades en su gestión. Lo anterior
unido a la labor propia de contacto personal del parlamentario con la comunidad
generará las condiciones para que todos sientan que han sido parte de la definición de
las prioridades en el trabajo legislativo.
Estas son algunas ideas que espero generen algún grado de debate. Soy un ferviente
partidario de la discusión con ideas, con propuestas que dejen como saldo la
posibilidad de llegar a entendimientos que permitan avanzar, modificar el estado
actual de cosas y promover los cambios que son urgentes y necesarios de realizar.
Lamentablemente la política chilena está entrando en un estado de crisis, todos los
indicadores objetivos así lo muestran y por lo tanto quienes participamos y somos
conscientes de la importancia que esta tiene para la vida democrática de nuestro país,
tenemos la obligación de aportar para detener este proceso y revertirlo. Todos
podemos contribuir, desde nuestra particular trinchera, en la recuperación del valor
democrático de la política, en el rescate del sentido original de la construcción de un
ser colectivo a través de los partidos.
JUAN MATAMALA PEDREROS
Militante socialista
Núcleo Socialistas por Lota
Lota, Agosto 2009.-