Artículo No. 42: ¡Qué no se nos olvide el placer! ¡Que no se nos olvide el placer! Estamos enviando ahora este nuevo artículo: ¡Que no se nos olvide el placer!, mismo que busca dar a conocer cómo se construye la autodisciplina desde la nueva teoría de aprendizaje que la Dra. Laura Frade está proponiendo en su nuevo libro: Aprender desde el cerebro y que dará a conocer el día 15 de noviembre en una Conferencia gratuita a la cual están todos invitados. Como siempre deberán registrarse previamente para apartar su lugar ya que el cupo será limitado. Haga clic sobre el enlace: Página: http://www.calidadeducativa.com/
Por un modelo educativo glocalizado, que valore y parta de los conocimientos de los pueblos originarios, una educación humanista al servicio de la comunidad, NO PARA EL EXAMEN....
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Artículo No. 42: ¡Qué no se nos olvide el placer!
¡Que no se nos olvide el placer!
Estamos enviando ahora este nuevo artículo: ¡Que no se nos olvide el placer!, mismo que busca dar a conocer cómo se construye la autodisciplina desde la nueva teoría de aprendizaje que la Dra. Laura
Frade está proponiendo en su nuevo libro: Aprender desde el cerebro y que dará a conocer el día 15
de noviembre en una Conferencia gratuita a la cual están todos invitados. Como siempre deberán registrarse previamente para apartar su lugar ya que el cupo será limitado.
Lo anterior implica que aprenderemos a regular lo que hacemos primero e inicialmente a partir de lo que nos
gusta, para luego inhibir lo que nos desagrada y detenernos frente a eso, y en caso de emergencia saltar,
salir corriendo, evitar el conflicto o incluso luchar si nuestra vida se ve alterada. La regulación de la conducta
está regulada entonces precisamente por un vaivén entre lo que nos gusta hacer y lo que no nos gusta,
existe el placer porque existe el deber, y existe el deber porque existe el placer, no se pueden evadir, evitar o
soslayar los componentes de estos sistemas, se complementan entre sí, son dialógicos. Así si alguien gusta
de hacer algo, lo buscará hacer más y más y más, mientras que si no le gusta hacer algo lo evadirá, no
querrá hacerlo e incluso saldrá corriendo.
Cualquiera puede pensar que esto es una base hedónica del comportamiento, sólo buscamos el placer, pero
la realidad es que el ser humano, como ser biológico, cuenta con una base física-química-biológica, que es el
fundamento de su actuar, la motivación para hacerlo se genera en la dopamina, la inhibición en la
acetilcolina, la explosión o agresión en la noradrenalina y el control y regulación de la acción, en la relación
entre los tres sistemas.
Esta base es la que no se considera en la escuela actualmente, se ignora, se evade, sobre la base de que
debemos aprender a hacer las cosas por el simple hecho de hacerlas, por el deber, impulsando que el
circuito dopaminérgico nunca se use, que no se desate, qué no emerja el gusto porque el placer que se
provoca, porque de entrada es malo, todo placer es malo...
Entonces el único circuito neuroquímico que se impulsa y desata en la escuela es el circuito de castigo y de
la inhibición, de manera que los niños y niñas aprendan a huir y a evitar lo desagradable, ya que siempre
estén inhibiendo los impulsos que sienten so pena de que les van a llamar la atención o incluso a castigar,
porque lo que sí es cierto en este paradigma ya desfasado es que en la escuela no se puede ni se debe
sentir placer... Cuando a un niño o niña se le dan reglas y reglas a cumplir, pero no se le dan incentivos,
premios, o aspectos que les gusten por el hecho de hacerlo y de hacerlo bien, sólo se emite acetilcolina y
noradrenalina...
Entonces no hay que extrañarse que el circuito del placer se impulse y promueva fuera de la escuela, cuando
miran los medios de comunicación, van a las fiestas, a los "reventones", a los espacios deportivos, porque es
ahí es donde la dopamina circula libremente, cuando se hace la acción, se produce y circula, y al hacerlo el
sujeto siente ese "beso de Dios" que no siente normalmente en la escuela y busca volver a repetirlo (Pierce,
2009). No es de extrañar entonces que se provoquen las adicciones fuera de las instituciones educativas,
entre ellas: ver la tele, jugar con los videojuegos, fumar tabaco o mariguana, tomar alcohol, comer en exceso,
incluso sexo o cualquier otra cosa que logre desatar el circuito dopaminérgico que se inhibe y no se estimula
en el centro escolar por otras vías, puesto que lo que está afuera suele ser estimulante.
Tomando en cuenta este bucle recursivo entre los tres sistemas de neurotransmisión emerge la pregunta:
¿Cómo se desarrollan? Actualmente se sabe que el cerebro cuenta con un desarrollo neurológico que si bien
se realiza en edades específicas, la base fundamental de este proceso se encuentra en las conexiones que
se generan entre las neuronas por la estimulación ambiental. Es decir que de inicio, durante los primeros 5
años de vida el cerebro genera múltiples conexiones en toda la corteza cerebral y esto está condicionado por
la estimulación que se recibe del ambiente, así que si un niño o niña vive en un ambiente lleno de estímulos
afectivos, cognitivos y motrices, desarrollará un mayor potencial que quien no los recibe o bien por el
contrario recibe daños y/o violencia. Así que una corteza estimulada será más gruesa que una que no lo está.
A esto se le conoce como engrosamiento de la corteza cerebral y está demostrado en estudios de laboratorio
que impulsa el desarrollo afectivo, cognitivo y motriz.
El crecimiento de la corteza incluye otros procesos además del anterior, la mielinización que consiste en que
las neuronas se van recubriendo de una grasita llamada mielina que permite la neurotransmisión, y la
depuración que consiste en que cuando las conexiones que se han generado entre neurona y neurona no se
utilizan pues se desechan, es decir se tiran. Este último proceso se genera principalmente desde los 5 a 9
años de edad, y termina hasta los 30 años y es fundamental en el desarrollo cerebral, porque implica que
para que el cerebro se encuentre siempre sano, se debe utilizar siempre haciendo cosas nuevas, placenteras
e interesantes.
Esto implica que, en términos de la autoregulación, los seres humanos desarrollamos esta capacidad por la
relación con los otros, principalmente de quién nos cuida inicialmente, puesto que desde recién nacidos,
cuando los pequeños tienen hambre, lloran, si la madre los atiende, está iniciando su proceso de regulación,
puesto que cuando comen se callan, así la relación entre madre-tutor e hijo o hija, inicia el proceso de
regulación: hambre-estrés-circuito noradrenalérgico, llorar y gritar para ser atendido, comer para luego
obtener placer cuando al hacerlo y con ello aprender a callarse. Es la relación que se establece con los
demás la que va desatando la regulación de los tres circuitos, misma que debe darse en armonía, es decir un
circuito no debe dominar al otro, el sujeto debe aprender a regular cuando sentir placer, cuando inhibir el
comportamiento y cuando soltar el impulso negativo en situaciones de estrés, conflicto o miedo.
Este proceso de desarrollo de la corteza no se genera de la misma forma en todas las edades, así la
capacidad cognitiva se logrará antes de los 8 o 9 años siendo que es durante la adolescencia que termina en
consolidarse, mientras que en la juventud, como entre los 25 y los 30 años se terminará por alcanzar la
madurez afectiva, porque las áreas implicadas terminan de depurarse a esta edad. Esto explica porque los
adolescentes pueden ser muy "racionales", al mismo tiempo en que son totalmente impulsivos, poco
confiables emocionalmente hablando de manera que hacen cosas que incluso ponen en riesgo su vida.
Además, lo que construye la posibilidad de desarrollar estos sistemas es que se puedan tomar decisiones por
uno mismo, de manera que se observe que cuando se decide hacer algo existe una consecuencia lógica,
misma que puede ser placentera y por lo tanto el sujeto buscará repetirla, o bien tendrá impactos negativos y
por lo mismo desatarán el estrés o en su defecto una sensación desagradable porque se ha tomado una
decisión incorrecta. Es decir el sujeto debe aprender que existen consecuencias de sus actos, porque lo que
genera que un sistema de transmisión se ponga en juego es que el sujeto haga algo y que descubra la
sensación: placer que busca repetirse, sensación incómoda que busca evitarse o regularse o bien impulso y
reacción negativa para defenderse de una manera que debe ser totalmente permitida por la sociedad.
Hacia la construcción de un sistema disciplinario complejo dentro de la escuela
Tomando en cuenta que poseemos un bucle recursivo entre el placer, la inhibición y el castigo como base de la
autoregulación del comportamiento y que esté se desata por la interacción con los demás que en un inicio
fungen como reguladores externos de la misma hasta que gradualmente cada sujeto puede regular su
conducta de manera autónoma, la escuela debería contribuir a desarrollar estos sistemas de forma armónica,
lo que implica que debe impulsar tanto el circuito dopaminérgico, como el de inhibición y el de castigo mediante
interacciones sociales y normativas que lleven al sujeto a lograrlo.
Esto implica para empezar la conceptualización de ciertos términos de forma distinta:
1. La disciplina no debe ser vista como algo antiguo, pasado de moda, autoritario o lejano, sino más bien como
autodisciplina, como la capacidad para autoregularse en cualquier contexto, dejando fluir el placer cuando se
debe y cómo se debe, la inhibición de la conducta o el estrés en los contextos necesarios, cumpliendo los
criterios sociales que se han internalizado por la acción escolar, por el docente y los educadores con los que se
conviven externamente que van señalando lo que sí se puede hacer impulsando una sensación de placer
como cuando se nos dice: ¡Muy bien! Y lo que no, poniéndonos límites que nos incomoden y que por lo mismo
aprendamos a evitar la sensación que provocan.
2. Los marcos de convivencia escolar no deben verse sólo como la construcción y determinación de
reglamentos escolares que lleven al estudiante a conocer las reglas que impone la escuela, o bien que se
construyen en el colectivo áulico, entendidas como lo que se debe hacer, y lo que no se debe hacer, así como
las sanciones que conllevan a lograrlo, entre ellas, la suspensión temporal y expulsión permanente, sino más
bien, como el diseño de un sistema el que el estudiante pueda tomar decisiones sobre lo que debe hacer y lo
que no, incluso obteniendo placer por hacerlo.
Esto implica dejar de ver estos conceptos como disyuntivos: o se crea un sistema disciplinario o se genera un
sistema de convivencia basado en un reglamento interno, sino más bien lo que se debe impulsar es un sistema
en el que lo que se busque es que cada estudiante desarrolle su capacidad autodisciplinaria en un marco
normativo que incluya incentivos y sanciones por la acción cometida, de manera que exista la posibilidad de
tomar decisiones en los diversos contextos que se enfrentan que lo lleven a descubrir que todo lo que se hace
tiene consecuencias mismas que pueden ser negativas o positivas.
¿Cómo se puede construir un sistema disciplinario que se base en la toma de decisiones?
Estableciendo tres tipos de comportamientos: los totalmente permitidos, los totalmente prohibidos y los que son
negociables. A continuación describimos cada uno.
1. Los que están totalmente permitidos y que además le darán al estudiante incentivos por hacerlo, mismos
que son: estudiar, sacarse buenas calificaciones, cumplir con los reglamentos, o bien hacer proyectos,
investigaciones, lecturas y cualquier producto que se realice en favor del grupo, aula o escuela aunque no esté
dentro del plan y programa de estudios pero que vayan más allá de las expectativas planteadas. Los incentivos
pueden ser desde premios por el comportamiento a lo largo de un tiempo determinado, hasta horas libres,
visitas fuera de la escuela, o actividades que sean de su preferencia, como jugar algunos juegos que
desarrollan las capacidades como los rompecabezas, el ajedrez, el submarino, mismos que se entregan o se
permiten llevar a cabo toda vez que el estudiante a terminado su quehacer en un plazo determinado y con
buenos resultados. Al hacerlo así lo que está aprendiendo el estudiante es que cuando se cumple se obtiene
algo positivo que desata el sistema dopaminérgico y con ello el placer que ocasiona haber trabajado por algo
que costó trabajo, visualizando que el placer se obtiene después de la actividad realizada como premio y no
antes, aprendiendo a postergar el placer después de la tarea u obligación.
2. Los que están totalmente prohibidos porque no se permiten ni en la sociedad y por ende en la escuela, como
traer armas y cuchillos o la piratería escolar (robar las tareas y trabajos de los demás) traer drogas o alcohol.
Cuando estos se presentan se obtienen sanciones severas, por ejemplo si alguien robo la tarea de otro, "se la
pirateó", pues se le llama al Consejo Escolar en dónde pasará la vergüenza pública de haberlo hecho, sólo con
presentarse a responder por sus actos, desatará la noradrenalina, la sensación negativa que emerge de la
vergüenza. Cualquiera diría que pobre niño o niña, que se están violentando sus derechos, qué esto no se
debe hacer, pero no es así, aprender esto le evitará ir a la cárcel después. Si hay algo de lo cual todos
aprendemos es de un error que se hace público, no para insultar, sino para que se observe que la conducta no
fue apropiada y que no se debe volver a repetir. O bien cuando se le ha pegado a un compañero el castigo es
sentarlos a ambos en la dirección frente de la directora, de manera que estando juntos y solos ellos dos,
terminen platicando entre ellos so pena de aburrirse sólo viéndola trabajar.
3. Los que son negociables, como participar en actividades deportivas aún en horario de clase si es que se ha
cumplido con el trabajo antes de lo previsto, o bien ver una película o leer un libro que nos guste; estas
actividades emergen de haber cumplido con lo que se ha pedido y se negocian como incentivos con los
estudiantes, toda vez que han terminado sus trabajos.
Cuando se establece un sistema así, en el que se incluyen incentivos para las actividades ampliamente
permitidas, sanciones que más que la suspensión o la expulsión incluyen la observancia social del problema en
consejos escolares constituidos por los docentes o bien por los estudiantes o ambos, mismos que se
convierten en los jueces de la acción, de manera que se observe el error y con ello la reparación del daño, se
obtienen mejores resultados en la regulación de la conducta y en la convivencia escolar, porque existen
consecuencias lógicas de lo que se ha hecho tanto positivas como negativas.
Conclusiones
Mucha gente puede pensar que esto es demasiado conductista, que al darles premios a los estudiantes se les
enseña recibir cosas por portarse bien, pero no es así, por el contrario, lo que se hace es incentivar la propia
sensación placentera por haber hecho algo de la manera correcta y aún esperada, además de que se aprende
a postergar el placer toda vez que se ha logrado hacer lo aburrido, feo o que cuesta trabajo previamente, y que
al tomar la decisión por uno mismo se está aprendiendo a razonar sobre la base de la acción propia y la
consecuencia lógica que se obtiene, de ahí la necesidad de diseñar un sistema que permita decidir entre algo
placentero y algo que no lo es.
Ya David Premack lo decía: un comportamiento agradable y frecuente aumenta la ejecución de otro menos
preferible o probable, siempre y cuando el primero se haga contingente al segundo, es decir posterior al
mismo, es como cuando le decimos a un niño o niña: "Cuando termines la tarea, podrás ver la tele", así cuando
el sujeto identifica que obtendrá algo por lo que hace aunque esto sea aburrido, lo realizará, en cambio cuando
sólo lo tienen que hacer por obligación no lo hará.
Si bien la mecánica de esto se basa en una lógica netamente conductista, la realidad es que la posibilidad de
decidir sobre una de las opciones es un proceso totalmente racional, lógico y cognitivo que emana de poder
decidir algo por uno mismo, de alguna manera estamos construyendo un aprendizaje autónomo, que no
depende de que un adulto establezca sólo reglas que se deben cumplir de afuera hacia adentro.
Por último diseñar un sistema disciplinario basado en la toma de decisiones que conlleven a observar el
cerebro como base del mismo implica establecer una serie de incentivos dentro de la escuela en el corto,
mediano y largo plazo, que llevarán a los estudiantes a estimularse, a motivarse, a sentir placer dentro de la
escuela y no sólo fuera de ella.
Por ejemplo, se han dejado las premiaciones al término del año escolar porque se considera que promueven la
competitividad entre los estudiantes y esto es malo, lo que implica dejar de reconocer el esfuerzo que se hace,
así como motivar a los que no lo han hecho todavía. Si bien entregarle un diploma a un sólo niño o niña porque
se sacó "puro diez" resulta totalmente excluyente del esfuerzo de los otros, se debería diseñar un sistema que
premie las inteligencias múltiples, de manera que se entregue el Premio Albert Einstein a los matemáticos, el
Premio Octavio Paz al mejor niño escritor y el Premio Sor Juan Inés de la Cruz a la mejor escritora, el Premio
Madame Curie a los niños y niñas destacados por sus proyectos científicos, el Premio Leonardo Da Vinci a los
mejores pintores, el Premio Ana Guevara a los deportistas, además del Premio o medalla al Mérito, la medalla
"Sisifo" (1), porque a pesar de las caídas el estudiante se levantó muchas veces, puesto que mejoró sus
calificaciones no importando si es mucho o poco pero observando su esfuerzo. Un proceso de premiación así
abriría la puerta a la búsqueda del placer de otra forma, promovería las capacidades propias, y sobre todo
quitaría el renglón sobre el premio único, repartiéndolo más equitativamente, no a todos sino aquellos que se
han esforzado y por ello han aprendido a autoregularse.
El reto es aprender a pensar cómo desatamos el circuito dopaminérgico, el circuito del placer, el que nos obliga
a buscar y a repetir aquellas acciones que normalmente, tal vez no nos gustarían.... Esto es lo que no debe
olvidarse, evadirse o rechazarse en la escuela.
Notas:
Sisífo, en la mitología griega, fue el rey y fundador de Éfira y es famoso por su castigo, llevar una piedra hasta
la cima de una montaña, siendo que antes de llegar, la piedra se volvía a rodar hacia abajo lo que lo obligaba a
repetir una y otra vez el frustrante proceso, siendo que la lección importante es: que no se daba por vencido y
seguía siempre adelante. Es un símbolo de lucha por alcanzar la sabiduría.
Bibliografía Frade Laura 2014, Aprender desde el cerebro, Mediación de Calidad S. A. de C. V., México, D. F. Gazzaniga Michael, Ivery Richar B., Manguin George R., Cognitive Neurosciense, The Biology of the Mind, Second Edition, Norton and Company Inc., USA. Gerring, Richard; Zimbardo, Philip G., 2005. Psicología y vida, Pearson Education, México. Edgar Morín, 1999. Introducción al pensamiento complejo, Editorial Gedisa, Buenos Aires Argentina. Edgar Morín, 1981, 1988, El Método, Tomos I y III, Editorial Cátedra, Madrid. Pierce Howard, The Owner's Manual for the Brain, Everyday applications from Mind Research, 3rd. Edition, Bard Press, Austin, Texas, 2009.
En este artículo se pretende dar a conocer uno de varios temas que se
abordan en este libro: "¿Cómo se construye la autodisciplina a partir de la
teoría compleja de aprendizaje que la Dra. Frade propone utilizando los
principios del pensamiento complejo de Edgar Morín? La idea es que se
visualicen todos los elementos que participan en los procesos de regulación
del propio comportamiento y de la convivencia, identificando que estos
emergen de un proceso físico-químico-biológico, cognitivo, afectivo, motriz,
social y cultural, y que por lo mismo debe construirse un sistema
disciplinario complejo que tome en cuenta todas las variables que inciden
para que un sujeto aprenda a regularse. Este artículo es solo "una
probadita" del libro que se presentará ese día.
La idea es impulsar que los dilemas que se enfrentan en torno al tema de la
disciplina escolar, la convivencia, y la violencia, se visualicen desde una
base físico-química-biológica, que al edificarse en un medio cultural y social
se modifica por la experiencia y la mediación que realizan las personas más
experimentadas frente a los que están menos, identificando un bucle entre
el sistema dopaminérgico, el placer, y el sistema acetilcolinérgico y
noradrenalérgico (la inhibición y el también llamado castigo) de forma que
al articularlos por una intervención más experimentada le permiten al sujeto
regular su comportamiento de una forma emocional, racional y social al