MAESTRIA EN PRODUCCIÓN VEGETAL TESIS DE POSTGRADO “Propiedades hidrofísicas del suelo asociadas a diferentes sistemas de labranzas en cultivo de maíz” Tesista: Gabriel Pablo Espósito Director: Jorge Jacinto Gesumaría Co-director: Estela Bricchi UNIVERSIDAD NACIONAL DE RIO CUARTO FACULTAD DE AGRONOMIA Y VETERINARIA
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MAESTRIA EN PRODUCCIÓN VEGETAL
TESIS DE POSTGRADO
“Propiedades hidrofísicas del suelo asociadas a
diferentes sistemas de labranzas en cultivo de maíz”
Tesista: Gabriel Pablo Espósito
Director: Jorge Jacinto Gesumaría
Co-director: Estela Bricchi
UNIVERSIDAD NACIONAL DE RIO CUARTO
FACULTAD DE AGRONOMIA Y VETERINARIA
INDICE GENERAL
CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN
1.1. Introducción General 1
1.2. Hipótesis de trabajo 4
1.2.1.Hipótesis parciales 4
1.3. Objetivos 5
1.3.1. General 5
1.3.2. Específicos 5
CAPITULO 2 : MATERIALES Y MÉTODOS
2.1. Características del área dónde se realizó el estudio 6
2.2. Descripción del suelo bajo estudio 7
2.2.1. Descripción del perfil del suelo 8
2.2.2. Descripción estructural del perfil 8
2.3. Descripción del ensayo experimental 8
2.4. Descripción de las determinaciones realizadas 10
2.4.1. Determinaciones realizadas sobre la morfología
y propiedades físicas del suelo 10
2.4.1.1. Cantidad de rastrojos en superficie 10
2.4.1.2. Grado de cobertura con rastrojos 10
2.4.1.3. Perfil cultural 10
2.4.1.4. Peso específico aparente 12
2.4.1.5. Curva característica de humedad 12
2.4.1.6. Distribución por tamaño de poros 14
2.4.2. Determinaciones realizadas sobre la dinámica
hídrica del suelo 14
2.4.2.1. Conductividad hidráulica saturada 14
2.4.2.2. Ecuación representativa de la curva
característica de humedad 15
2.4.2.3. Curva de conductividad hidráulica no saturada 15
2.4.2.4. Indice de continuidad por clase de poros 16
2.4.2.5. Ecuación de conductividad hidráulica saturada 17
2.4.3. Determinaciones realizadas sobre la producción
del cultivo de maíz 17
2.4.3.1. Fenología del cultivo 17
2.4.3.2. Humedad gravimétrica 17
2.4.3.3. Lámina de agua 18
2.4.3.4. Materia seca total de la parte aérea 18
2.4.3.5. Rendimiento y componentes 18
2.4.4. Determinaciones realizadas sobre el balance hídrico
del cultivo de maíz 19
2.4.4.1. Descripción del modelo SWB 20
2.5. Análisis de resultados 24
RESULTADOS
CAPITULO 3 : MORFOLOGÍA Y PROPIEDADES FÍSICAS DEL
SUELO
3.1. Introducción 25
3.2. Resultados y discusión 28
3.2.1. Cantidad de rastrojo y grado de cobertura 28
3.2.2. Descripción de los perfiles culturales 31
3.2.2.1. Situación con pastoreo 31
3.2.2.2. Situación sin pastoreo 34
3.2.3. Peso específico aparente 37
3.2.4. Porosidad 38
3.2.4.1. Macroporos (poros > 75 ) 38
3.2.4.2. Distribución por tamaño de poros 40
3.3. Integración de las variables estudiadas 43
3.4. Conclusiones preliminares 48
CAPITULO 4 : DINÁMICA HÍDRICA DEL SUELO
4.1. Introducción 49
4.1.1. Conductividad hidráulica saturada (Ks) 49
4.1.2. Curva característica de humedad 51
4.2. Resultados y discusión 52
4.2.1. Conductividad 52
4.2.1.1. Determinación de Ks en la capa H1 52
4.2.1.2. Determinación de Ks en la capa H5-6 54
4.2.1.3. Determinación de Ks en la capa H5-7 55
4.2.2. Curva de retención hídrica 56
4.3. Integración de las variables estudiadas 62
4.4. Conclusiones preliminares 66
CAPITULO 5 : PRODUCCIÓN DEL CULTIVO DE MAÍZ
5.1. Introducción 67
5.2. Resultados y discusión 71
5.2.1. Fenología y condiciones climáticas 71
5.2.2. Producción de biomasa, rendimiento y
componentes del rendimiento 73
5.2.3. Lámina total de agua 76
5.3. Integración de las variables estudiadas 77
5.4. Conclusiones preliminares 82
CAPITULO 6 : BALANCE HÍDRICO DEL CULTIVO DE MAÍZ
6.1. Introducción 83
6.2. Resultados y discusión 86
6.2.1. Modelo SWB 86
6.2.1.1. Calibración del Modelo SWB a las condiciones locales 86
6.2.2.2. Simulación 87
6.3. Balance hídrico 89
6.4. Integración de las variables estudiadas 92
6.5. Conclusiones preliminares 96
CAPITULO 7 : CONCLUSIONES FINALES 97
BIBLIOGRAFÍA CITADA 98
ANEXOS
ANEXO I: Cuadros de ANAVA correspondientes al Capítulo 3 114
ANEXO II: Cuadros de ANAVA correspondientes al Capítulo 4 121
ANEXO III: Cuadros de ANAVA correspondientes al Capítulo 5 127
ANEXO IV: Cuadros de ANAVA correspondientes al Capítulo 6 132
CAPITULO 1
1.1. INTRODUCCIÓN GENERAL
Las dos últimas décadas están caracterizadas por una creciente
valorización de los bienes ambientales y por una necesidad, cada vez más
apremiante, de impulsar modelos de desarrollo económico que sean
sustentables y compatibles con la preservación de los recursos naturales y la
calidad del ambiente (Harris, 1996; Viglizzo, 1994), entendiendo por
sustentabilidad al objetivo de cubrir las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras (Kraus, T. 1999; Smith,
1994).
Diversos autores plantean que el crecimiento poblacional global
alcanzaría el límite de la capacidad de sustentación en los próximos 30 años,
por ello la presión a incrementar el rendimiento está en conflicto con los
requerimientos de sustentabilidad a largo plazo (Darst, 2000; Harris, 1996). Por
otro lado, Alier (1995) plantea que en Latinoamérica la degradación del
ambiente no es causada por un exceso de población sino por una historia de
exportaciones a expensas del capital natural.
Esta problemática, implica una creciente necesidad de investigación en el
mantenimiento de la calidad de los suelos, dado que éstos pueden ser
degradados o mejorados, tanto por procesos naturales como por las actividades
del hombre (Smith, 1994). Según Lal (1998) la más expandida y seria forma de
degradación del suelo es la erosión hídrica y eólica, siendo afectadas
mundialmente 1094 y 548 millones de ha respectivamente. En términos
generales se ha estimado que cada año se abandonan por degradadas e
improductivas 12 millones de ha de tierras arables con pérdidas de producción
de grano estimadas en 14 millones de toneladas (Smith, 1994)
El desarrollo de prácticas de agricultura sustentable depende, en gran
medida, del manejo de la productividad de los suelos en el largo plazo a niveles
de viabilidad económica. Ello requiere del conocimiento básico, de las
interacciones entre los cultivos y la estructura-textura de los suelos (Lal and
Stewart, 1995).
En la Argentina en la década del sesenta comenzó un proceso de
expansión agrícola basado fundamentalmente en la generalización de la
labranza tradicional con ausencia de esquemas rotacionales que contemplaran
el sostenimiento de la calidad de los suelos, y como consecuencia, comenzaron
a surgir e intensificarse nuevas limitantes edáficas como erosión, salinización,
disminución del contenido de materia orgánica, degradación física, etc. (Peretti
1994). De acuerdo a lo estimado por Viglizzo (1994), en la Argentina se puede
encontrar un 20 % de sus suelos expuestos a procesos de erosión de distinta
naturaleza e intensidad.
Entre las principales variables climáticas que afectan el crecimiento y
rendimiento final de los cultivos se destacan entre otras, la radiación solar, la
temperatura y la humedad del suelo. Sin embargo, durante la estación de
crecimiento del maíz, la humedad del suelo es la principal variable y por lo
tanto en la mayoría de los años es la mayor limitante en la determinación del
rendimiento (Andrade, et al 1996; Dale, et al 1995; Wager, et al 1993).
La tecnología agrícola ha contribuido a incrementar el rendimiento
potencial de los cultivos, pero actualmente el mismo es, en ocasiones,
severamente reducido por el déficit de humedad del suelo. Además a medida
que la cantidad y frecuencia de las precipitaciones decrecen, adquiere
importancia la necesidad de almacenar agua en el suelo para el uso de las
plantas entre precipitaciones. El estrés hídrico es normalmente mas severo en
regiones áridas y semiáridas, sin embargo, puede llegar a ocurrir en regiones
húmedas y subhúmedas debido a sequías estacionales, baja capacidad de
infiltración y/o almacenaje de agua del suelo, o a la imposibilidad de las raíces
de crecer o proliferar dentro de las zonas del suelo húmedo (Dale, et al 1995).
En el Dpto. de Río Cuarto sobre una serie de 12 ciclos agrícolas entre
1985/86 y 1996/97 se registraron tres sequías severas durante la estación de
crecimiento del cultivo de maíz que afectaron su rendimiento, especialmente
por ocurrir juntamente con elevadas temperaturas en el periodo entre floración
y madurez del cultivo. (Seiler, et al 2000; Seiler, et al 1998).
La compactación sub-superficial de los suelos induce a una mayor
sensibilidad a la sequía y a una inadecuada aireación del mismo, reduciendo la
eficiencia en la toma de nutrientes y la penetración de las raíces debido a
elevados valores de resistencia (Hakansson, et al 1988 ; Horn and Hartge
1990).
Cisneros et al. (1997) demostraron que la agricultura continua, en
Haplustoles típicos del área manisera de Córdoba, ha alterado
significativamente la densidad aparente del suelo, su conductividad hidráulica
saturada y su resistencia mecánica a la exploración radical comparadas con una
situación de no uso (monte). Además éstos autores indicaron que la
compactación subsuperficial se explica, en parte, por la coincidencia de
laborear el suelo en estado de humedad óptima para producir la máxima
compactación. La evaluación mostró que éstos suelos presentan un elevado
grado de alteración de las variables estudiadas de entre 85 y 95 %, es decir muy
próximos a la degradación máxima posible.
La cobertura con rastrojos aumenta la disponibilidad hídrica del suelo por
reducir el encostramiento superficial con lo que se aumenta la infiltración
(Cassel et al ., 1995). En este sentido, Quiroga et al. (1998) establecieron para
un rango de coberturas entre 10 a 95 %, que el contenido de agua del suelo (0-
20cm) aumentaba a razón de 0,2 mm por cada punto de incremento de
cobertura.
Núñez et al (1996), luego de once años de labranzas continuas en la EEA
INTA Manfredi, concluye que la disponibilidad de agua fue mas elevada en los
sistemas de labranza con mayor cobertura de residuos, como consecuencia de
un menor escurrimiento y evaporación, y una mayor infiltración.
Existen numerosos trabajos en los que se ha evaluado la influencia de los
sistemas de labranzas sobre las propiedades físicas y químicas de los suelos.
En algunos, se ha considerado el efecto conjunto de la cubierta de
rastrojos y los sistemas de labranza, pero el análisis del efecto combinado de
las labranzas con el pastoreo de los rastrojos sobre las mencionadas
propiedades de los suelos no está bien documentado a nivel mundial, siendo
aún mas carente la información regional en el tema. De esta manera se define
la originalidad del presente trabajo.
1.2. HIPOTESIS DE TRABAJO
Las labranzas y la cantidad de rastrojos, condicionan el funcionamiento de
las propiedades físicas del suelo y por consiguiente la disponibilidad del
agua para la producción del cultivo de maíz.
1.2.1. HIPOTESIS PARCIALES
Las diferentes labranzas modificarían la morfología del suelo, al alterar su
homogeneidad y el tipo de terrones presentes en el perfil cultural.
El pastoreo de los rastrojos generaría compactación del suelo.
El laboreo convencional disminuiría la proporción y continuidad de los
macroporos del suelo en la capa arable, mientras que la siembra directa y la
labranza reducida incrementarían ambas variables.
La siembra directa sin pastoreo de los rastrojos sería el sistema de laboreo
del suelo que generaría una mayor conductividad hidráulica saturada en
todo el perfil cultural.
La siembra directa y la labranza reducida sin pastoreo mantendrían un
mayor nivel de humedad del suelo, lo cual favorecería la producción en
biomasa y grano.
Un mayor contenido de humedad del suelo, durante el crecimiento del
cultivo de maíz en siembra directa y labranza reducida, sería fruto de un
menor escurrimiento del agua de lluvia y de una menor evaporación.
1.3. OBJETIVOS
1.3.1. General
Determinar los efectos de algunos sistemas de labranza y del pastoreo de
los rastrojos sobre las propiedades físicas del suelo que modifican la
disponibilidad de agua para el cultivo de maíz.
1.3.2. Específicos
Evaluar el impacto de los diferentes sistemas de labranza sobre el grado de
homogeneidad y el tipo de terrones presentes en el perfil cultural.
Evaluar el efecto del pastoreo de los rastrojos sobre algunas propiedades
físicas del suelo.
Determinar el efecto de las labranzas sobre la macroporosidad del suelo y
sobre la conducción de agua bajo condiciones de saturación.
Cuantificar la disponibilidad de agua del suelo en los diferentes sistemas de
laboreo.
Ajustar y calibrar un modelo que permita cuantificar los componentes del
balance hídrico del cultivo de maíz y simular su crecimiento y desarrollo a
los efectos de determinar diferencias entre las labranzas probadas.
CAPITULO 2
MATERIALES Y METODOS
2.1. CARACTERÍSTICAS DEL AREA DONDE SE REALIZO EL ESTUDIO
El estudio se realizó en el Campo de docencia y experimentación
(CAMDOCEX) de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la U.N.R.C.
“Pozo del carril”, ubicado en cercanías del paraje La Aguada, Dpto. Río
Cuarto. El mismo se ubicaría, dentro de la clasificación de Becerra (1996), en
la unidad ecológica homogénea llanura con invierno seco cuya superficie
dentro de la provincia de Córdoba abarca los 27.760 km2.
El clima es templado subhúmedo, con régimen de precipitaciones
monzónico (80% de las lluvias concentradas en el periodo octubre – abril) y
con una precipitación media anual de 850 mm. El balance hídrico presenta un
déficit entre 50 y 300 mm/año de acuerdo al régimen de lluvias. Las principales
adversidades climáticas son: sequías, heladas extemporáneas, granizo y la
intensidad de las precipitaciones (Degioanni, 1998).
El área se caracteriza por presentar un relieve muy complejo de
moderado a fuertemente ondulado determinando un conjunto de lomadas, cuya
longitud oscila entre los 3.000 y 6.000 m de largo con un gradiente del 2 al 3
%. Localmente se presentan pendientes más cortas pero de mayor gradiente
(Becker et al., 2001).
En este relieve afloran sedimentos de tipo loésico sobre los que se
desarrollan Hapludoles. Litológicamente los materiales originales de los suelos
tienen una composición mineralógica muy semejante aunque a nivel
granulométrico presentan diferencias muy importantes (Becker et al., 1997).
Los suelos se desarrollaron sobre materiales loésicos, franco arenosos muy
finos de la Formación La Invernada (Cantú, 1992).
La región pede montana del sur de la provincia de Córdoba pertenecía a
un inmenso latifundio ganadero hasta mediados del siglo XX (Cantú et al.,
1998) donde se produce una gran subdivisión de la tierra con la colonización
del sector y la incorporación de la agricultura invernal (trigo, lino, avena y
centeno). Posteriormente se incorpora el maíz que paulatinamente desplazo los
cultivos de invierno; en la década del 60 se introduce el girasol y en el 70 la
soja. En la actualidad el uso de la tierra es agrícola-ganadero con fluctuaciones
dependientes del mercado internacional.
La gran irrupción de la agricultura estival con cultivos que tienen una
muy baja restitución de materia orgánica, acompañada con un aumento en las
labores de presiembra, incremento en el tamaño y peso de las maquinarias
provocó una alteración de las condiciones físicas (Bricchi, 1996; Cisneros et
al., 1996, Degioanni, 1998) y biológicas (Moreno et al., 1996). En esta región
por motivos socio-culturales y económicos las labores se realizan
principalmente a favor de la pendiente sin ningún tipo de práctica de
conservación, además cuando comienza el período de precipitaciones los
suelos se encuentran desnudos preparados para la siembra, produciéndose
cambios en las condiciones físicas que ante las precipitaciones determinan un
fuerte exceso hídrico que escurre sobre la superficie y provoca en toda la
región procesos de erosión hídrica de diversa índole e intensidad, siendo este el
proceso de degradación más importante (Cantero y Cantú, 1980; Cantú, 1998;
Degioanni, 1998).
2.2. DESCRIPCION DEL SUELO BAJO ESTUDIO
El relieve es normal, suavemente ondulado, con pendientes de longitud
largas y gradientes promedios de 1,5 %. El suelo es Hapludol típico, de textura
franca arenosa muy fina, presentando susceptibilidad a desagregación
superficial y a compactarse. Las limitaciones son erosión hídrica y eólica.
C.V. (%) 5.38 15.80 19.98 29.20 11.59 C.V. (%) Coeficiente de variación en porcentaje.
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Estos resultados son coincidentes con los encontrados por Golabi et al.
(1995) el cual observó una mayor cantidad de macroporos en los primeros cm
del suelo en SD que en LC, además esta clase de poros eran indicados como
responsables de una mayor conductividad hidráulica saturada en SD. También
concuerdan con Miller et al. (1999) quiénes determinaron, luego de 24 años de
labranzas sobre un suelo franco arcilloso, un mayor porcentaje de poros
mayores a 30 micras en SD que en LC, mientras que la cantidad de poros
menores a 4 micras fue mayor en LC.
Por otro lado, contradicen a Ferreras et al. (1998) porque éstos
cuantificaron a nivel superficial una mayor densidad aparente y una menor
porosidad efectiva en SD que en Labranza Vertical, evidenciando un proceso
de compactación del Argiudol típico empleado en el experimento. Tampoco
son coincidentes con lo propuesto por Krzic et al. (2000) los cuáles
determinaron, antes y después de las labores, que la implantación de cultivos
con un solo laboreo en otoño y sin laboreo en primavera tiene menos porosidad
de aireación (>50 micras) que cuando se realizan ambas labores. También
contradicen a lo planteado por Ferreras et al. (2000), los cuáles determinaron
diferencias en la distribución por tamaño de poros debidas a diferentes sistemas
de labranza, siendo mayor la proporción de poros >20 micras en LC respecto
de SD.
Una de las posibles causas que explicarían una mayor macroposidad en
SD y LR en los primeros centímetro de suelo, según lo planteado por Rasse
and Smucker (1998), es que las labranzas modifican la distribución de los
bioporos dejados por las raíces de cultivos anteriores. Luego estos bioporos son
mayoritariamente utilizados bajo SD y LR, por el cultivo de maíz siguiente, lo
cual les otorga una mayor estabilidad. Además tal cual lo planteado por Wild
(1992) el grupo más importante de agentes creadores de poros estructurales en
suelos no laboreados son las raíces.
3.3. INTEGRACIÓN DE LAS VARIABLES ESTUDIADAS
Analizando la figura 3.7 puede verse una relación entre el tipo de
terrones presentes en los Perfiles Culturales y la densidad aparente encontrada.
De este modo en las capas con predominio de terrones tipo se manifiestan
los mayores valores de densidad, coincidiendo con Bricchi (1996) en cuanto a
que la presencia de terrones está asociada a procesos de compactación.
Mientras las densidades asociadas a la existencia de terrones son las más
bajas fruto de procesos de agregación del suelo.
Figura 3.7: Peso específico aparente (P.E.A.) por clase de terrón del perfil
cultural (valores promedio entre tratamientos)
1.22
1.24
1.26
1.28
1.30
1.32
1.34
1.36
Clase de terrones
De
nsi
dad
apa
ren
te p
rom
ed
io (
tn.m
-3)
En la figura 3.8 se muestran los valores promedio de poros > a 75 ,
según el predominio de terrones presentes en el Perfil Cultural. En el mismo
puede apreciarse como, a medida que proliferan terrones aumenta la
macroporosidad del suelo. Este efecto estaría asociado a la relación existente
entre la proporción de macroporos y la densidad del suelo, según lo planteado
por Bricchi (1996) y Robinson et al. (1994), dado que en la figura 3.9 se puede
observar cómo la disminución en los valores de densidad se logra mediante un
aumento de los poros más grandes del suelo, con un ajuste de tipo lineal con R2
del 75.71%.
Figura 3.8: Proporción de poros >75 por clase de terrón del perfil cultural
(valores promedio entre tratamientos)
0.0%
2.0%
4.0%
6.0%
8.0%
10.0%
12.0%
14.0%
Clase de terrones
% d
e p
oro
s >
a 7
5
pr
om
ed
io
Figura 3.9: Relación entre Proporción de poros >75 y peso específico
aparente del suelo (P.E.A.).
y = -38.981**x + 61.3
R2 = 0.7571
0
5
10
15
20
25
1 1.05 1.1 1.15 1.2 1.25 1.3 1.35 1.4 1.45
PEA tn.m-3
% d
e p
oro
s >
a 7
5
*.** indican regresión lineal significativa al 5 o al 1 % de probabilidad respectivamente
Estas observaciones son coincidentes con Pecorari (1998) y Tavares
Filho et al. (1999) en cuanto a que el método del Perfil Cultural es una
metodología muy apropiada para el estudio de las propiedades físico
estructurales del suelo al describir morfológicamente la condición física del
mismo y orientar su muestreo encontrando una muy buena relación entre los
tipos de terrones presentes en el mismo y las propiedades del suelo asociadas.
En las figuras 3.10 y 3.11 se aprecia las modificaciones de la densidad
del suelo en profundidad. En los mismos puede comprobarse que en la
situación sin pastoreo se evidencia, en los primeros centímetros del suelo,
mayores diferencias entre laboreos que en la situación con pastoreo. De esta
manera podría considerarse la interacción labranza*pastoreo sobre todo a nivel
superficial. Cabe aclarar que el análisis de la varianza, para los valores de
densidad del H1, indica un valor de P=0,0896 por lo cual sería significativo al
10% de probabilidad (ver tabla 3.4).
Como se aprecia en la figura 3.10 (situación sin pastoreo), hasta los 10
cm la menor densidad observada en SD estaría dada por una mayor
bioporosidad. En LR y LC, a nivel superficial, la utilización de la doble acción
provoca una pulverización del suelo que por posterior re acomodamiento de las
partículas se elevan los valores de densidad. En cambio, los 15 cm la SD y LR
mantienen valores semejantes entre sí y más bajos que LC.
Por debajo de los 20 cm no se aprecian diferencias de densidad entre los
tratamientos de labranza.
Por otro lado en la figura 3.11 (situación con pastoreo), no se
observaron las diferencias en los primeros 5 cm del suelo entre las labranzas, lo
cual pone en evidencia que los aumentos de porosidad, señalados en el párrafo
anterior, no ocurrieron cuando se pastorearon los rastrojos.
Figura 3.10: Peso específico aparente (P.E.A.) del suelo según profundidad.
Situación sin pastoreo.
0
5
10
15
20
25
30
1 1.2 1.4 1.6
P.E.A. (tn.m-3
)
Pr
ofu
nd
idad
(c
m)
SD
LR
LC
Figura 3.11: Peso específico aparente (P.E.A.) del suelo según profundidad.
Situación con pastoreo.
0
5
10
15
20
25
30
1 1.2 1.4 1.6
P.E.A. (tn.m-3
)
Pro
fun
did
ad
(cm
)
SD
LR
LC
Con respecto a la proporción de poros mayores a 75 , se observó la
misma situación que para el PEA (Figuras 3.12 y 3.13). Esta clase de poros es
más abundante en SD sin pastoreo en los primeros centímetros del suelo, sin
ocurrir lo mismo en la situación pastoreada. Este hecho vuelve a plantear la
interacción pastoreo*labranza dado que en el ANAVA dio como resultado un
P=0.054, lo cual sería significativo al 10% de probabilidad.
Figura 3.12: Proporción de poros >75 según profundidad. Situación sin
pastoreo.
0
5
10
15
20
25
30
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20
% de poros > 75
Pro
fun
did
ad
(cm
)
SD
LR
LC
Figura 3.13: Proporción de poros >75 según profundidad. Situación con
pastoreo.
0
5
10
15
20
25
30
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20
% de poros > 75
Pro
fun
did
ad
(cm
)
SD
LR
LC
3.4. CONCLUSIONES PRELIMINARES
Los principales cambios físico-estructurales de un Hapludol típico
sometido a dos situaciones de pastoreo (con y sin) y a tres sistemas de
labranza son los siguientes:
1) Los sistemas de labranza alteran el grado de
homogeneización del Perfil Cultural del suelo.
2) SD SP y LR en las dos situaciones de pastoreo muestran
terrones en todas las capas del perfil cultural. Ello
evidenciaría un grado de funcionalidad del suelo más
adecuado, en cuanto a la dinámica hídrica y a la exploración
radical, que los terrones de SD CP y de las dos situaciones
de la LC.
3) El pastoreo de los rastrojos genera compactación en el H1
del suelo independientemente del sistema de laboreo
empleado para la implantación del cultivo de maíz.
4) No se detectaron diferencias de ninguna de las otras
variables medidas en ninguna de las capas del perfil cultural
debidas al pastoreo.
5) No se observan cambios en la densidad del suelo debido a
los sistemas de labranza en todo el perfil cultural.
6) Aumenta la proporción de macroporos (mayores a 75 ) a
medida que se disminuye el laboreo del suelo hacia la
situación de no labranza o SD en el H1, no existiendo
modificaciones a nivel de las capas más profundas.
7) La porosidad total y la proporción de poros de drenaje
rápido (superiores a 30 ) son mayores en el H1 de SD y LR
que en la misma capa de LC. No existen diferencias en las
otras capas.
8) Es posible que LR deba realizarse durante un mayor número
de años para evidenciar efectos en la macroporosidad del
suelo en las capas sub superficiales del perfil cultural.
CAPÍTULO 4
DINAMICA HÍDRICA DEL SUELO
4.1. INTRODUCCIÓN
La tasa de movimiento del agua a través del suelo es de considerable
importancia en muchos aspectos de la vida agrícola y humana.
Los parámetros del suelo que determinan el comportamiento del
sistema de flujo de agua son la conductividad hidráulica y la curva de retención
de humedad, siendo la primera una medida de la capacidad del suelo de
transmitir agua, mientras que la segunda es su capacidad de almacenarla (Klute
and Dirksen, 1986)
4.1.1. Conductividad hidráulica saturada (Ks)
La conductividad hidráulica está relacionada con el tamaño de los
terrones, las fisuras entre y dentro de éstos y la bioporosidad (Brichi, 1996).
Además una baja conductividad en alguna de las capas del perfil cultural
condiciona el movimiento del agua en todo el perfil del suelo.
Mankin et al. (1996) señalaron que la Ks está inversamente relacionada
con la densidad del suelo, además esta variable respondió a los efectos del
laboreo de manera similar a la densidad aparente. Estos autores también
indicaron que varios expertos en la materia han encontrado correlación entre la
Ks y la macroporosidad del suelo.
La porosidad efectiva, entendida como la diferencia entre el contenido
hídrico volumétrico saturado del suelo y el contenido hídrico a –33Kpa de
succión, ha sido indicada por Timlin et al. (1999) como un buen predictor de la
conductividad hidráulica saturada, mediante la ecuación Kozeny-Carman
modificada por Rawls et al. (1998), donde:
32 eBKs
siendo e la porosidad efectiva y el índice de distribución por tamaño de
poros de la ecuación Brooks and Corey (1964). Además éstos autores han
demostrado que el exponente (3-) puede ser considerado como una medida de
la dimensión fractal de los poros.
Mientras que Bricchi (1996) señaló una relación lineal entre los poros
mayores a 60 y la conductividad hidráulica saturada de un suelo Hapludol
típico del Dpto. Río Cuarto.
Las labranzas son uno de los factores que fuertemente afectan la
macroporosidad del suelo y con ello la infiltración. Sin embargo, Azevedo et
al. (1998) señalan que los efectos de las labranzas sobre ésta característica del
suelo no son consistentes.
Diiwu et al. (1998) y Hillel (1980), explicaron que dada la elevada
variabilidad en la determinación de la conductividad hidráulica saturada, es
difícil encontrar diferencias consistentes debidas a los sistemas de laboreo del
suelo.
Lindstrom et al. (1998), comparando los efectos de las labranzas sobre
la erosión de suelos en rotación con praderas, definieron que la siembra directa
ha preservado las características benéficas generadas por la pradera en 4 años,
con lo cual definen este sistema de labranza como mantenedor de la
permeabilidad del suelo.
Miller et al. (1999) han determinado, luego de 24 años de estudios
sobre sistemas de labranza, que sobre un suelo franco arcilloso los valores de
Ks fueron mayores en SD que en LC debido a un mayor porcentaje de poros >
a 30 micras. Del mismo modo Mahboubi et al. (1993) encontraron que la SD
tiene 12 veces más conductividad hidráulica que la LR y la LC.
Por otro lado, Ferreras et al. (2000) indicaron, en un Paleudol
petrocálcico, una menor conductividad hidráulica saturada del suelo, dada por
una mayor compactación de este suelo bajo en SD que en LC.
La menor porosidad y conductividad hidráulica en SD estaría asociada
con las condiciones estructurales del suelo previo, lo cual es coincidente con
Gómez et al. (1999) los cuáles definieron que una menor conductividad
hidráulica en SD es explicada por una mayor compactación del suelo en
relación con LC, sobre un Xerachrept calcixeroll vértico de textura franco
arcillosa.
Otros autores propusieron que es necesario el mantenimiento del suelo
bajo SD durante un lapso de tiempo prolongado para que se comiencen a ver
los efectos sobre la porosidad. Es así que Obi (1999) indicó un periodo mayor a
5 años de mantenimiento de cubierta de residuos, para que un Ultisol
degradado restaure su fertilidad hacia un estado productivo aceptable. Corsini y
Ferraudo (1999) señalaron que en los primeros tres años de adopción de SD, se
espera una disminución de la macroporosidad del suelo, mientras que luego del
4º año comenzaron los efectos benéficos de este sistema sobre la
macroporosidad y VandenBygaart et al. (1999) observaron que a medida
aumentaba el número de años que un suelo es sometido a SD continua,
aumentaba la proporción de poros entre 100-500 .
4.1.2. Curva característica de humedad
Entre los parámetros de la curva característica de humedad del suelo, el
potencial de entrada de aire (potencial al cual los macroporos del suelo que
están llenos de agua comienzan a drenar permitiendo la entrada de aire en el
proceso de desorción) es uno de los más importantes de caracterizar dado que
refleja la macroporosidad del suelo, su tortuosidad y capacidad de conducir
agua (Campbell, 1985).
La parametrización de las propiedades hídricas del suelo, mediante
ecuaciones, facilita la estimación de algunas características edáficas de difícil
cuantificación mediante muestreos (Timlin et al. 1999; Ahuja et al. 1998). De
esta manera, la ecuación de la curva característica de humedad puede
representarse como:
m = e. (/sat)-b
donde
m, es el potencial de succión.(m)
e, es el potencial de entrada de aire.(m)
, es el contenido volumétrico de agua a m .(m3/m
3)
sat, es el contenido volumétrico de agua a saturación.(m3/m
3)
-b, es la pendiente de la relación ln vs ln .
Müller (2000) propuso determinar los valores de e y b mediante
resolución gráfica, en una escala log-log, de los datos de humedad y succión
para encontrar la ecuación lineal que mejor ajusta dichos valores. La pendiente
y la ordenada al origen de esta ecuación son usados como b y e.
Ehlers et al. (1995) planteó la posibilidad de estimar mediante índices,
características como la tortuosidad del espacio poroso, elemento clave para
entender el flujo del agua dentro del suelo.
Duiker and Lal (1999) sobre un Ocracualf aérico, señalaron que no
existen cambios en la curva de retención hídrica entre diferentes sistemas de
laboreo y Ahuja et al. (1998) en suelo arcillosos, establecieron que las
diferentes labranzas no afectan el valor de entrada de aire en el proceso de
desorción mientras que incrementan el valor absoluto de la pendiente en la
relación log-log, por debajo del valor de succión de entrada de aire. Además
los cambios debidos a las labranzas en la curva de retención ocurren solamente
en el rango de los macroporos de mayor dimensión, aproximadamente entre el
valor de entrada de aire y 10 veces este valor.
4.2. RESULTADOS Y DISCUSION
4.2.1. CONDUCTIVIDAD HIDRAULICA
Los valores de Conductividad obtenidos (tabla 4.1) permiten clasificar a
este suelo como de permeabilidad media, para todos los tratamientos
probados, según la escala propuesta por Kutílek & Nielsen (1994).
4.2.1.1. Determinación de Ks en la capa H1.
En esta capa se detectó interacción significativa pastoreo*labranza, los
resultados de la interacción se muestran en la tabla 4.2. En el mismo se
aprecia que SD SP es la situación con mayor valor de Ks, siendo el mismo
de 32.365 mm.h-1
. Un segundo grupo estaría integrado por las dos
situaciones de LR, las cuales son significativamente diferentes de la SD CP
y de las dos situaciones de LC. La SD CP mantiene valores de Ks
significativamente superior a las dos situaciones de LC.
De este modo, SD SP tiene una Ks 42, 130.5 y 403 % mayor que LR, SD
CP y LC, respectivamente. Coincidiendo con Miller et al. (1999) y
Mahboubi et al. (1993) al ser la Ks de SD superior a LC, posiblemente por
una mayor proporción de macroporos de acuerdo a lo señalado en el
capítulo 3 (tabla 3.5 y tabla 3.6). Mientras que estos resultados contradicen
a lo manifestado por Ferreras et al. (2000) posiblemente debido a una
menor degradación estructural del suelo, previo al comienzo de la
experiencia realizada por Ferreras.
Tabla 4.1: Conductividad hidráulica saturada (mm/h)
H1 H5-6 H5-7
Sin Pastoreo 20.352 11.838 11.668
Con Pastoreo 14.615 10.455 9.812
LSD (0.05) 5.1248 14.645 8.5026
Siembra Directa 23.203 14.355 a 12.040 ab
Labranza Reducida 22.815 14.183 a 14.183 a
Labranza Convencional 6.433 4.903 b 5.996 b
LSD (0.05) 5.8915 8.0842 7.1964
Past.*Labranza (Pr>F) 0.0171 0.7553 0.6195
C.V. (%) 17.16 36.94 34.13
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Tabla 4.2: Conductividad hidráulica saturada (mm/h). Análisis de la interacción para el H1
Ks (mm.h-1
)
Siembra Directa sin pastoreo 32.37 a
Labranza Reducida con pastoreo 23.55 b
Labranza Reducida sin pastoreo 22.08 b
Siembra Directa con pastoreo 14.04 c
Labranza Convencional sin pastoreo 6.61 d
Labranza Convencional con pastoreo 6.26 d
C.V. (%) 15.46 En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Estos resultados implicarían que los efectos benéficos de SD sobre la
Conductividad Hidráulica saturada, se observan sólo donde se mantienen
importantes volúmenes de rastrojo en superficie, de acuerdo a lo planteado
por Obi (1999) y con Corsini y Ferraudo (1999) dado que es necesario más
de 4 años de SD continua con abundantes rastrojos en superficie para que
un suelo genere cambios en sus propiedades hídricas, siempre que el mismo
no presente un grado muy elevado de degradación (Cisneros et al., 1998 y
Ferrari, 1997). En cambio SD CP, por consumir anualmente importantes
volúmenes de rastrojos, limita la actividad biológica del suelo,
especialmente lombrices, tal cual lo plantearon Schrader et al. (1995) y
Kladivko (1994).
La no diferencia entre con o sin pastoreo en LR se debería a que existe una
labor de repaso al trabajo del cincel (rastra excéntrica) que provocó una
importante disminución en el rastrojo superficial, como se observa en la
tabla 3.1 (capítulo 3). De todos modos, este sistema de laboreo del suelo
genera fisuras y vacíos propios del efecto del estallido del mismo, que
cuando se realiza durante varios años seguidos permite su estabilización
favoreciéndose la permeabilidad, según lo señalado por Cisneros et al
(1998).
4.2.1.2. Determinación de Ks en la capa H5-6.
En esta capa, las diferencias fueron significativas a nivel de labranzas,
donde los dos sistemas de labranza conservacionista (SD y LR) presentaron
niveles superiores que LC ( tabla 4.1).
Los resultados obtenidos demuestran cómo el antiguo piso de labranza
secundaria o piso de rastra, ubicado entre los 10 y 20 cm de profundidad, está
funcionando con mayor permeabilidad en las labranzas conservacionistas que
en LC. Ello podría deberse a una mayor exploración radical en SD (Rasse and
Smucker, 1998) y por el efecto del cincel en LR, mientras que contradice a
Mahboubi et al (1993) quien encontró que la conductividad en SD no es
diferente de LR en esta profundidad.
No se detectó interacción pastoreo*labranza significativa, como tampoco
entre las situaciones de pastoreo.
4.2.1.3. Determinación de Ks en la capa H5-7.
En esta capa, las diferencias fueron significativas a nivel de labranzas,
donde LR es similar a SD aunque superior a LC.
Los efectos de las labranzas sobre el piso de arado, ubicado entro los 20
y 30 cm de profundidad, se evidencian en el hecho de que la única labranza que
ha alterado su condición es LR. Esta situación estaría dada porque el cincel fue
utilizado a unos 33 cm de profundidad y con la humedad adecuada para
provocar el fisuramiento del suelo. En el caso de SD, puede decirse que esta
labranza tendría efecto sobre la condición de compactación del antiguo piso de
labranza.
No se detectó interacción pastoreo*labranza significativa, como
tampoco entre las situaciones de pastoreo
Cabe aclarar que en todas las capas, sin considerar si hubo o no
significancia, las diferencias de magnitud entre LC respecto a los otros dos
tratamientos son elevadas. Esta situación pone de manifiesto el grado de
deterioro al que el suelo está siendo sometido en este sistema de labranza dado
que en el valor máximo de Ks es de 6.43 mm/hs en el H1 y el mínimo es de
4.9mm/hs; mientras que, en los otros tratamientos, los valores máximos oscilan
entre los 23 mm/hs y los mínimos los 12 mm/hs.
Otro aspecto de para considerar es el coeficiente de variación obtenido,
si bien éstos valores son elevados desde un punto de vista estadístico, en
términos agronómicos la variabilidad observada se encuentra acorde a la
técnica empleada para su determinación (ver capítulo 2, punto 2.4.2.1.) y
considerando la variabilidad extrema de la conductividad hidráulica del suelo
tal como lo plantean Diiwu et al (1998) y Hillel (1980).
4.2.2. CURVA DE RETENCION HÍDRICA
Los valores de los coeficientes de la ecuación de retención de humedad
propuesta por Müller (2000) en la capa H1, se muestran en la tabla 4.3. El
ANAVA realizado indica que sólo fue afectado por las labranzas el valor a, lo
que estaría indicando un mayor contenido volumétrico de agua a bajas
succiones dado por una mayor proporción de macroporos, de acuerdo a lo
planteado en el capítulo 3 (tabla 3.5). Con respecto al coeficiente b, no se
observó diferencia significativa.
De este modo, el valor de entrada de aire e (e=ea ) fue afectado por
los sistemas de labranza siguiendo el orden LC>LR>SD, siendo la diferencia
entre LC y LR del 23.4 %, mientras que entre LC y SD del 74.9%. Estos
resultados difieren de los presentados por Ahuja et al. (1998), porque estos
autores no encontraron diferencias en el valor de entrada de aire debida al
laboreo, posiblemente debido a las grandes diferencias texturales entre el suelo
usado en esta experiencia y los utilizados por Ahuja et al. (1998). De esta
manera, en LC es necesario realizar una mayor succión para comenzar el
proceso de drenaje, lo cual estaría dado por una menor proporción de poros de
drenaje tal cual fue planteado en el capítulo 3 (ver tabla 3.6).
Los efectos del pastoreo sobre el e no son significativos como
tampoco lo es la interacción pastoreo*labranza.
Tabla 4.3: Parámetros de la curva de retención hídrica H1
Carga de
entrada de aire
e (m)
Ordenada al
origen
a
Pendiente
b
Sin Pastoreo 0.173 -1.849 -3.265
Con Pastoreo 0.184 -1.720 -3.172
LSD (0.05) 0.2198 1.3159 3.2693
Siembra Directa 0.1283 b -2.1102 b -3.6787
Labranza Reducida 0.1818 ab -1.7320 ab -2.9485
Labranza Convencional 0.2244 a -1.5106 a -3.0285
LSD (0.05) 0.0894 0.4428 0.7395
Past.*Labranza (Pr>F) 0.2618 0.1192 0.4312
C.V. (%) 25.55 12.64 11.70
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
En relación a los coeficientes de la curva de retención hídrica en las
capas H5-6 y H5-7, como se puede apreciar en las tablas 4.4 y 4.5, no se ha
detectado diferencia significativa alguna, ni interacción pastoreo*labranza.
Esta ausencia de diferencias entre los tratamientos evaluados en la
forma de la curva característica de humedad, es coincidente con la no
diferencia en la distribución por tamaño de poros en estas capas (capítulo 3,
tablas 3.7 y 3.8).
Ello estaría indicando, que las labranzas no afectarían la forma de la
curva característica de humedad, como tampoco el e de los antiguos pisos de
labranza; de manera similar a lo ocurrido con otras variables estudiadas en este
trabajo.
De este modo los efectos que las distintas labranzas tienen sobre el
suelo principalmente ocurrirían a nivel del H1.
Tabla 4.4: Parámetros de la curva de retención hídrica H5-6
Carga de
entrada de
aire
e (m)
Ordenada al
origen
a
Pendiente
b
Sin Pastoreo 0.1778 -1.7481 -3.9046
Con Pastoreo 0.1974 -1.6478 -3.4763
LSD (0.05) 0.1576 0.5044 5.7057
Siembra Directa 0.1663 -1.8185 -3.9411
Labranza Reducida 0.1794 -1.7311 -3.5078
Labranza Convencional 0.2173 -1.5444 -3.6225
LSD (0.05) 0.0886 0.4661 1.0001
Past.*Labranza (Pr>F) 0.8778 0.8129 0.6103
C.V. (%) 24.05 13.98 13.80
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad s/test LSD.
Tabla 4.5: Parámetros de la curva de retención hídrica H5-7
Carga de
entrada de aire
e (m)
Ordenada al
origen
a
Pendiente
b
Sin Pastoreo 0.1829 -1.7281 -4.1857
Con Pastoreo 0.2037 -1.6218 -3.5088
LSD (0.05) 0.2681 1.3242 0.9138
Siembra Directa 0.1768 -1.7863 -4.4062
Labranza Reducida 0.1794 -1.7311 -3.5078
Labranza Convencional 0.2237 -1.5073 -3.6278
LSD (0.05) 0.0959 0.4863 0.8319
Past.*Labranza (Pr>F) 0.4393 0.4321 0.0874
C.V. (%) 25.27 14.79 11.01
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad s/test LSD.
En las tablas 4.6 y 4.7 se pueden observar los índices de continuidad de
las clases de poros >75 , 75-30 y 30-10 para el H1 y el H5-6
respectivamente.
Los tratamientos de labranza tuvieron efectos significativos en las tres clases
de poros analizadas. En este sentido, en las clases >75 y entre 75-30 SD y
LR tienen mayor índice de continuidad que LC, sin existir diferencias ente las
dos primeras. Con respecto a la clase 30-10, LR difirió significativamente de
SD y LC, sin existir diferencias entre éstas dos últimas.
Las diferencias en el índice de continuidad observadas entre
tratamientos, oscilan desde un máximo del 240% entre SD y LC, en la clase
>75 del H1, hasta un mínimo del 109,7 % entre LR y LC, en la clase 75-30
del H5-6.
No se encontraron diferencias significativas entre situaciones de
pastoreo, como tampoco interacción pastoreo*labranza.
Estas diferencias de magnitud estarían indicando que las labranzas
alteraron considerablemente la continuidad porosa, lo cual sería coincidente
con Azooz (1996) y Sims et al. (1994) dado que las labranzas tienden a
disminuir la continuidad de los macroporos del suelo, mientras que bajo SD los
suelos desarrollan canales más estables y continuos al ser producidos por la
actividad de las lombrices y las raíces de los cultivos.
Tabla 4.6: Indice de continuidad por clase de poros H1
Cw para poros > 75
Cw para
75-30
Cw para
30-10
Sin Pastoreo 0.0416 0.0470 0.1213
Con Pastoreo 0.0334 0.0393 0.1132
LSD (0.05) 0.0385 0.0288 0.2971
Siembra Directa 0.0527 a 0.0589 a 0.1006 b
Labranza Reducida 0.0443 a 0.0484 a 0.1852 a
Labranza Convencional 0.0155 b 0.0220 b 0.0660 b
LSD (0.05) 0.0217 0.0164 0.0417
Past.*Labranza (Pr>F) 0.1830 0.9061 0.6945
C.V. (%) 29.44 19.38 18.13
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Tabla 4.7: Indice de continuidad por clase de poros H5-6
Cw para poros > 75
Cw para
75-30
Cw para
30-10
Sin Pastoreo 0.0370 0.0378 0.0856
Con Pastoreo 0.0281 0.0409 0.0833
LSD (0.05) 0.0218 0.1031 0.195
Siembra Directa 0.0429 a 0.0548 a 0.0877 ab
Labranza Reducida 0.0399 a 0.0432 a 0.1175 a
Labranza Convencional 0.0149 b 0.0201 b 0.0481 b
LSD (0.05) 0.0170 0.0204 0.052
Past.*Labranza (Pr>F) 0.4694 0.5147 0.4588
C.V. (%) 25.58 26.36 31.36
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Tabla 4.8: Indice de continuidad por clase de poros H5-7
Cw para poros > 75
Cw para
75-30
Cw para
30-10
Sin Pastoreo 0.0399 a 0.0479 0.0826
Con Pastoreo 0.0268 b 0.0351 0.0805
LSD (0.05) 0.0040 0.1842 0.0616
Siembra Directa 0.0416 0.0539 0.0707 b
Labranza Reducida 0.0399 0.0432 0.1175 a
Labranza Convencional 0.0187 0.0273 0.0566 b
LSD (0.05) 0.0238 0.0367 0.0400
Past.*Labranza (Pr>F) 0.2740 0.5928 0.3079
C.V. (%) 36.37 45.04 24.97
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
En el caso del H5-7 se han encontrado diferencias significativas a nivel
de índice de continuidad entre la situación pastoreado y no pastoreada para la
clase > 75 (tabla 4.8). Las labranzas sólo afectaron el índice de la clase 30-10
, siendo diferente LR de SD y LC.
Estas pequeñas modificaciones en la continuidad porosa a nivel del H5-
7 estaría indicando que si bien LR no ha afectado su densidad aparente
(capítulo 3, tabla 3.4) como tampoco la cantidad de macroporos (capítulo 3,
tablas 3.5 y 3.6) estaría generando cambios significativos a nivel de la
continuidad del espacio poroso existente y una posible tendencia, bajo LR,
hacia una mejor condición estructural del H5, coincidiendo con Cisneros et
al.(1998) dado que son necesarios varios años en el uso de LR para provocar
cambios estructurales estables a nivel de los pisos de labranza.
4.3. INTEGRACIÓN DE LAS VARIABLES MEDIDAS
Con los valores de conductividad hidráulica saturada calculados
mediante la ecuación propuesta por Rawls et al. (1992) y los observados en
laboratorio, se verificó el grado de ajuste entre ambas, como se puede observar
en el gráfico 4.1. El coeficiente R2 de la relación lineal fue del 72,09 %, el
índice de concordancia D fue del 89,58 % y el RMSE de 0.00013 (Wilmott,
1982).
Estos indicadores permiten establecer que la ecuación antes mencionada
es un buen predictor de la conductividad hidráulica saturada del suelo y que la
misma se ajusta a las condiciones de suelo local.
Figura 4.1: Relación entre valores de Ks medidos y calculados
0,0000
0,0002
0,0004
0,0006
0,0008
0,0010
0,0012
0,0000 0,0002 0,0004 0,0006 0,0008 0,0010 0,0012
Ks observado (kg s m-3
)
Ks
sim
ula
do (
kg
s m
-3)
R2= 0.7209
D= 89.58%
RMSE=0.00013
Como puede observarse en la figura 4.2, independientemente del
tratamiento aplicado, la conductividad hidráulica saturada del suelo depende
del valor de succión de entrada de aire. Esta situación estaría marcada por la
macroporosidad del suelo, la cual se mencionó en el capítulo 3. Como es de
esperar, una mayor proporción de poros más grandes y a la vez una mayor
continuidad de los mismos, sería la explicación de una mayor conducción de
agua en los sistemas de laboreo conservacionista (SD y LR) con respecto al
sistemas de laboreo convencional LC. Este último, tendría menor porosidad
total, menor proporción de poros mayores a 75 y menor índice de
continuidad del espacio poroso.
Por otro lado, en la medida que se realiza SD sin pastorear los rastrojos
todas las propiedades físicas del suelo evaluadas tienden a mejorar,
principalmente en el H1. En los antiguos pisos de labranza (H5-6 y H5-7), el
laboreo reducido mediante el empleo del cincel continuado durante éstos 4
años, muestra una tendencia a mejorar las propiedades hídricas del suelo.
Figura 4.2: Relación entre Ks y el valor de succión de entrada de aire
y = -162.75**x + 43.358
R2 = 0.6629
0
5
10
15
20
25
30
35
0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25
e (m)
Ks
(mm
/hs)
*.** indican regresión lineal significativa al 5 o al 1 % de probabilidad respectivamente
Según se evidencia en las tablas 4.3 y 4.4, existe una relación
significativa entre la proporción de poros mayores a 75 y la Ks en ambas
situaciones. Las relaciones encontradas presentan un coeficiente R2 del 86 y 92
%, en las situaciones sin y con pastoreo respectivamente, lo cual sustenta lo
planteado anteriormente y es coincidente con lo expresdo por Bricchi (1996),
quien identificó una relación lineal entre el porcentaje de poros mayores a 60
y la conductividad hidráulica saturada de un suelo Hapludol típico del
Departamento de Río Cuarto.
Figaura 4.3: Relación entre la Ks y la proporción de poros mayores a
75, en la situación sin pastoreo.
y = 2.11**x - 7.90
R2 = 0.86
0
10
20
30
40
50
0 5 10 15 20 25
% de poros > 75
Ks
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
Figura 4.4: Relación entre la Ks y la proporción de poros mayores a
75, en la situación con pastoreo.
y = 2.56*x - 14.564
R2 = 0.92
0
5
10
15
20
25
30
0 5 10 15 20
% de poros >75
Ks
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
Como puede observarse en las tablas 4.5 y 4.6, Ks varía con la
profundidad del suelo. Así en la situación sin pastoreo, SD es el tratamiento de
mayor valor de conducción en los primeros cm del suelo, mientras que de los
15 cm para abajo se iguala a LR. LC siempre se mantiene con los valores más
bajos en todo el perfil. En cambio en la situación con pastoreo, a nivel
superficial se invierte la relación entre SD y LR, manteniéndose la misma
situación para ambas por debajo de los 15 cm y para LC en todo el perfil. Este
comportamiento sería similar al planteado para los poros mayores a 75 (ver
capítulo 3, figuras 3.6 y 3.7), lo cual se evidencia en la dependencia de la Ks de
este tipo de poros tal cual se muestra en las figuras 4.3 y 4.4.
Figura 4.5: Perfil de conductividad hidráulica saturada. Sin Pastoreo
0
5
10
15
20
25
30
0 20 40
Ks (mm/hs)
Profu
nd
idad
(cm
)
SD
LR
LC
Figura 4.6: Perfil de conductividad hidráulica saturada. Con Pastoreo
0
5
10
15
20
25
30
0 10 20 30 40
Ks (mm/hs)
Pro
fun
did
ad
(cm
)
SD
LR
LC
4.4. CONCLUSIONES PRELIMINARES
El movimiento del agua en las situaciones y sistemas de laboreo
probados ha sido alterado de la siguiente manera:
1) La SD SP es el tratamiento que más facilita el ingreso de agua al
suelo, dado que tiene los mayores valores de Ks en el H1.
2) Las labranzas conservacionistas, SD y LR independientemente
de la situación de pastoreo, han favorecido la conducción de
agua del H5-6, mientras que a nivel del H5-7 sólo LR conduce, en
condiciones de saturación, una mayor cantidad de agua que LC.
3) Las diferencias encontradas en la Ks están dadas por una mayor
proporción de macroporos y una mayor continuidad de los
mismos.
4) En relación a la curva característica de humedad, la
modificación más importante se dio a nivel del potencial de
entrada de aire e en el H1, donde SD necesita menores valores
de succión para comenzar el proceso de drenaje. Lo cual se
evidencia por una mayor proporción y continuidad de
macroporos.
5) La ecuación propuesta por Rawls et al. (1992) puede ser
utilizada para estimar la Ks a partir del e, con un aceptable
grado de ajuste con los valores determinados en laboratorio.
CAPITULO 5
PRODUCCIÓN DEL CULTIVO DE MAIZ
5.1. INTRODUCCION
El rendimiento de maíz depende, desde el punto de vista de su
requerimiento hídrico, de la cantidad total de evapotranspiración realizada a
partir de un valor umbral de 280 mm, aumentándose la producción en grano en
25 kg por cada mm adicional de agua usada. Además la eficiencia en el uso del
agua se incrementa de manera curvilínea con el rendimiento en grano, el cual
mantiene una relación lineal con la producción total de biomasa (Howell and
Tolk 1998).
La producción de maíz en la Argentina se realiza principalmente, bajo
condiciones de secano y el rendimiento en grano está altamente relacionado
con la disponibilidad de agua en los 15 días previos y posteriores a la floración
del cultivo (Cárcova et al. 1998).
Aunque la tecnología agrícola ha contribuido a incrementar el
rendimiento potencial de los cultivos, la expresión del mismo está
condicionada, entre otras causas, por la disponibilidad hídrica del suelo (Dale,
1995). Es por ello que la humedad del suelo es el principal factor limitante de
la producción de los cultivos de ciclo estival en la mayoría de los años (Wager
and Cassel ,1993).
Langdale et al. (1994), luego de 50 años de estudio, han demostrado la
importancia del manejo de los residuos de cultivo sobre el suelo, en relación al
incremento de la infiltración del agua de lluvia (en más de 45 mm/h) y la
disminución en la pérdida de suelo (menos de 1 ton/ha/año) sobre alfisoles y
ultisoles. Además Reicosky (1994), indica que las labranzas que mantienen
residuos vegetales en superficie disminuyen las pérdidas por evaporación.
El uso de cultivos de cobertura invernal puede tener efectos negativos,
neutrales o positivos sobre el suministro de agua para el próximo cultivo. El
efecto es positivo cuando los mismos mejoran la infiltración del agua de lluvia
y disminuyen la evaporación, dependiendo de la cantidad de días y las
condiciones climáticas entre la terminación del cultivo de cobertura y la
siembra del cultivo estival.
En condiciones semiáridas este tipo de cultivos, puede tener efectos
negativos sobre la disponibilidad hídrica y el rendimiento porque consumen las
reservas de humedad del perfil (Unger and Vigil 1998).
Los suelos de la llanura bien drenada del Dpto. Río Cuarto presentan
distinto grado de deterioro físico, como pulverización de la estructura
superficial con formación sellos o costras y compactación sub superficial (pisos
de labranza). Ambos procesos condicionan el ingreso y redistribución del agua
de lluvia generando escurrimientos (Bricchi y Cisneros, 1998).
Las prácticas de laboreo que mantienen residuos de cultivo sobre la
superficie del suelo, tales como siembra directa, cincel y subsolador, pueden
reducir o eliminar el encostramiento superficial, incrementar la infiltración y
reducir el escurrimiento, por lo cual se incrementan los rendimientos, tal cual
lo plantean Cassel et al. (1995).
Al cabo de 5 años, los rastrojos aportados al suelo por cultivos de maíz
y girasol fueron significativamente mayores en SD que LC debido a una mayor
producción de biomasa en un Hapludol típico del Dpto. de Río Cuarto (Aquino
2000).
Deibert y Utler (1998) observaron mayor producción de maíz en LR
que en LC, bajo condiciones limitantes de agua. La mayor disponibilidad de
agua en labranzas conservacionistas se traduce en un aumento de la producción
en grano, principalmente cuando durante el desarrollo del cultivo ocurren
períodos de sequía (Derpsch et al., 1991).
Munawar et al. (1990) en un estudio realizado sobre un Paleoudalf
típico, señalaron que los sistemas de labranza conservacionistas tuvieron
rendimientos iguales o superiores al sistema convencional. En el mismo
estudio los niveles de humedad edáfica a lo largo del ciclo del cultivo tuvieron
una tendencia a SD>LR>LC, estando éstas diferencias asociadas al nivel de
rastrojos mantenidos en superficie.
En la EEA INTA Marcos Juárez, Thomas (1994) mostró una tendencia
de encontrar un mayor contenido hídrico a medida que se disminuyen las
labranzas, siendo SD>LR>LC, sin embargo los rendimientos de maíz y soja no
están relacionados con ésta diferencia de humedad.
A nivel del Dpto. Río Cuarto, Gesumaría et al.(1999), indicaron que un
mayor ingreso del agua de lluvia permitió una mayor disponibilidad de agua
para el cultivo de maíz en un Hapludol típico, lo cual se tradujo en un mayor
rendimiento del cultivo en SD que en LC.
Logsdon et al. (1999) señalaron que el cultivo de maíz conducido con
labranzas conservacionistas es, 2.5 kg.ha-1
.mm-1
, más eficientes en el uso del
agua que el laboreo convencional con arado de reja y vertedera.
Según Wagger and Cassel (1993), la eficiencia en el uso del agua para
la producción de grano del cultivo de maíz en un suelo franco arcilloso fue
similar en siembra directa que en labranza convencional, mientras que en la
producción de silaje fue superior en SD.
Por el contrario, otros autores, indicaron que sobre un Gleysol húmico
franco arenoso en condiciones no limitantes de N y suficiente disponibilidad
hídrica, el rendimiento de maíz y el N absorbido no fueron afectados por los
tratamientos de labranza, ni por el nivel de residuos empleados en dicho
experimento (Medhi et al. 1999).
Power et al. (1998) señalaron que ni las prácticas de labranza como
tampoco el aporte de residuos, afectaron los rendimientos de maíz en un suelo
Agriacuol de EEUU. Además, éstos autores, reportaron interacción
significativa fertilización*rastrojos, siendo mayor la respuesta en rendimiento a
la fertilización en la situación sin rastrojos, dado que en la otra el
enriquecimiento en N que se logró luego de 10 años de aportes anuló la
respuesta. Silva et al., (2000) encontraron que el pisoteo animal, por pastoreo
de verdeos previos a la siembra de maíz, no tuvo efecto sobre el rendimiento
del cultivo como tampoco el sistema de labranza utilizado.
Luego de 15 años de estudio, Vyn (1998), señaló que un suelo franco
limoso presenta en promedio un 10 % menos de rendimiento bajo SD que bajo
LC siendo esta diferencia del 6 % entre LR y LC. Además en 1993, Vyn and
Raimbault señalaron que la reducción del rendimiento de maíz bajo siembra
directa se debería a una menor densidad de plantas logradas, la cual disminuiría
en SD debido a diferencias estructurales del suelo circundante a la semilla,
asociado a factores climáticos que favorecen estas diferencias.
West et al. (1996) concluyeron que, luego de 20 años de labranza
comparada sobre un suelo franco arcillo limoso, los rendimientos de maíz en
rotación con soja fueron un 3 % menores en SD que en LR o LC, sin encontrar
diferencias entre éstos dos últimos. Además en los años con sequía los cultivos
en SD parecen no responder al mayor contenido hídrico por un mayor retraso
en el desarrollo radical.
Este menor rendimiento del cultivo de maíz bajo labranzas
conservacionistas sobre suelos arcillosos, especialmente en siembra directa, es
atribuido, por Opoku et al (1997), a que la mayor cantidad de rastrojos altera el
microambiente circundante a la semilla, disminuyendo el número de plantas
logradas. Las modificaciones señaladas por éstos autores, serían: i) una menor
velocidad de secado del suelo en primavera, ii) menor temperatura en los
primeros centímetros del suelo, iii) menor proporción de agregados menores a
5 mm de diámetro en la cama de siembra, iv) mayor resistencia a la
penetración en los primeros 20 cm y v) por la presencia de componentes
fitóxicos. Estas modificaciones explicarían un menor rendimiento del cultivo
de maíz por una menor emergencia de plantas y un crecimiento inicial más
lento y menos vigoroso (Janovicek et al 1997).
Entre los componentes del rendimiento de maíz, número de granos por
m2 y peso de 1000 granos, el primero es más sensible a las variaciones
ambientales, por lo cual ante cambios en la oferta de agua y nutrientes es el que
explica las modificaciones del rendimiento. Por lo tanto, si las labranzas
afectan la disponibilidad de agua en el momento en que se define el número de
granos por m2, se producirán diferencias en este componente y por ende en el
rendimiento del cultivo (Andrade et al., 1996).
Las diferencias encontradas en el número de granos estarían explicadas por cambios en la tasa de crecimiento del cultivo (TCC) en el periodo de 40 días alrededor de la floración del mismo (Nielsen 1997).
Distintas disponibilidades hídricas entre V12 – R2 alteran la TCC en este periodo por afectar la eficiencia de intercepción y de conversión en biomasa de la radiación fotosintéticamente activa. Es decir, una mayor oferta ambiental permite una mayor TCC, lo cual favorece la fijación de un mayor número de granos por m2 y por ende un mayor rendimiento del cultivo de maíz (Andrade et al., 1996).
De este modo, Ne Smith and Ritchie (1992), han encontrado que deficiencias hídricas en preantesis, en cultivos sembrados sobre suelos arenosos (90mm de agua disponible en 150 cm), provocaron una disminución de la tasa de crecimiento del cultivo en el periodo crítico del 63%.
5.2. RESULTADOS Y DISCUSION
5.2.1. Fenología, precipitaciones y temperatura del aire
Como puede apreciarse en la tabla 5.1, el cultivo cumplió su ciclo de
crecimiento en 140 días, entre el 7/11/97 y el 27/3/98, pudiéndoselo identificar
como un cultivar templado de ciclo completo, tal cual lo manifiesta la empresa
Novartis SA., sin haberse identificado diferencias fenológicas entre
tratamientos en el desarrollo del mismo.
Tabla 5.1 : Fenología del cultivo
Estado
Fenológico
Fecha Días entre
periodo
Días acumulados
Siembra 7/11/97
V2 17/11/97 10 10
V5 2/12/97 15 25
V7 9/12/97 7 32
V11 30/12/97 21 53
R1 22/1/98 23 76
R3 25/2/98 34 110
MF 27/3/98 30 140
En la tabla 5.2 se presenta la condición climática que el cultivo de maíz
tuvo durante sus etapas de desarrollo. Según lo planteado por Degioanni (1998)
este fue un año de características húmedas, dado que la pluviometría total
ascendió a la suma de 750 mm durante el desarrollo del cultivo (siembra –
madurez fisiológica), mientras que el autor registró valores promedio para la
zona del paraje La Aguada en alrededor de 611 mm en el periodo Noviembre-
Marzo, lo cual representa un 22.74% superior a la media.
No obstante el nivel de lluvias registrado, los rendimientos obtenidos no son acordes a las mismas (5343 kg/ha, rendimiento promedio del ensayo). Esta situación, posiblemente fue causada por elevados valores de escurrimiento superficial (ver capítulo 6, tabla 6.2) dado que la eficiencia en el uso del agua fue similar a la considerada como óptima por Andrade et al. (1996), alrededor de 42 kg MS.mm-1 (13269 kg MS en R6 sobre 315.47 mm, ambos promedio de toda la experiencia) (ver tabla 5.3 y capítulo 6, tabla 6.2).
. Es importante destacar que, por un lado éstos niveles de escurrimiento afectaron el rendimiento del cultivo, por otro han facilitado el estudio del impacto de los sistemas de labranzas sobre el balance hídrico dado que se pudieron observar mayores diferencias. En relación a la suma térmica registrada (tabla 5.2), calculada con una
temperatura base de crecimiento de 8ºC, se aprecia que los valores obtenidos
coinciden con el de un cultivar de ciclo completo, dado que requiere una
acumulación de 959.8 ºC . día-1
para florecer y 1673.2 ºC . día-1
para alcanzar
su madurez fisiológica.
Tabla 5.2 : Condición climática del cultivo
Estado
Fenológico
Suma
Térmica
entre etapa
Suma Térmica
acumulada
Lluvia
entre etapa
Lluvia
acumulada
Siembra
V2 112.6 112.6 40 40
V5 173.1 285.7 83 123
V7 91.6 377.3 37 160
V11 267.8 645.1 160 320
R1 314.7 959.8 195 515
R3 382.7 1342.5 193 708
MF 330.7 1673.2 42 750
5.2.2. Producción de biomasa, rendimiento del cultivo y componentes del
rendimiento
Los sistemas de labranza tuvieron efecto significativo en la producción
total de biomasa aérea (tabla 5.3) en los dos primeros estadios analizados (V7 y
V11). En este sentido, en V7, LC fue superior a SD, siendo LR una situación
intermedia entre ambas. En V11 se invierte esta situación dado que SD es
superior significativamente a las otras dos labranzas, entre LR y LC no se
detectó diferencia significativa.
Estos resultados son coincidentes con Opoku et al (1997), dado que SD
tiene un crecimiento inicial menos vigoroso en comparación con sistemas con
remoción del suelo. A medida que avanza la ontogenia del cultivo SD alcanza
y a veces supera a los otros dos sistemas de labranza en lo referido a tasa diaria
de crecimiento.
El hecho de que en los restantes estadios analizados no se haya
detectado diferencia significativa, puede ser explicado porque este fue un año
de buenos niveles de precipitación y por lo tanto no se detectaron las
diferencias entre labranza.
La interacción nivel de pastoreo por sistema de labranza no fue
significativa en ninguno de los estadios evaluados, como tampoco se detectó
diferencia en el nivel de pastoreo. De acuerdo a lo planteado por Power et al.
(1998) son necesarios grandes aportes de rastrojos y durante un tiempo
suficientemente prolongado para poder apreciar efectos sobre el rendimiento de
maíz.
Tabla 5.3 : Materia Seca del cultivo (kg MS .ha-1
).
V7 V11 R1 R3 R6
Sin Pastoreo 373.7 2706.2 7687.7 11454.3 13691.8
Con Pastoreo 399.7 2792.3 7536.7 11597.7 12846.7
LSD (0.05) 482.8 794.1 2435.4 432.0 3055.8
Siembra Directa 317.5 b 3020.5 a 8153.3 11630.5 13877.0
Labranza Reducida 394.5 ab 2634.0 b 7289.0 11752.3 13504.0
Pastoreo*labranza, valores en negrita significan interacción significativa al 5 % de probabilidad según ANAVA.
En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad según test
LSD.
Tabla 5.6 : Análisis de la interacción para la R3 Siembra Directa sin pastoreo 274 a
Labranza Reducida sin pastoreo 251 b
Siembra Directa con pastoreo 248 b
Labranza Reducida con pastoreo 204 c
Labranza Convencional con pastoreo 200 c
Labranza Convencional sin pastoreo 176 d
C.V. (%) 3.40 En columnas, valores en negrita y letras distintas indican diferencias significativas al 5 % de probabilidad s/test LSD.
5.3. INTEGRACIÓN DE LAS VARIABLES ESTUDIADAS
Coincidiendo con lo planteado por Howell and Tolk (1998), existe
relación entre la producción total de biomasa en R6 y el rendimiento del cultivo
(R2=0.6475, figura 5.4), lo cual indicaría que por cada kg de MS total
producida hasta R6 se incrementa el rendimiento en grano en 0.4767 kg/ha,
representando ello un índice de cosecha del 47.67 %.
Figura 5.4: Rendimiento y producción total de biomasa total en R6
y = 0.4767**x - 1087.1
R2 = 0.6475
4000
4500
5000
5500
6000
6500
7000
10000 11000 12000 13000 14000 15000
Materia seca en R6 (kg MS.ha-1
)
Ren
dim
ien
to (
kg g
ran
o.h
a-1)
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
El rendimiento del maíz estaría correlacionado en diverso grado con la
lámina total de agua (tabla 5.7), siendo el estadio V5 el de menor coeficiente de
correlación (0.6189) y el de V11 el de mayor (0.9021). Los restantes estadios
claves en la definición del rendimiento, R1 y R3 tienen coeficientes intermedios
oscilando los valores de 0.7443 y 0.7892 respectivamente.
Tabla 5.7 : Coeficientes de correlación entre la lámina total de agua y el
rendimiento y la materia seca total aérea por estadio
Estadio Fenológico Rendimiento Materia Seca
Siembra 0.8280
V2 0.8711
V5 0.6189 -0.3860
V7 0.8725
V11 0.9021 0.6619
R1 0.7443 0.2517
R3 0.7892 0.5114
R6 0.8347 0.9107
La relación entre la lámina total de agua durante el periodo crítico del
cultivo (Nielsen, 1997) y los rendimientos observados se muestra en la figura
5.1. El estadio de mayor coeficiente de regresión lineal es el de V11 explicando
la variación en la lámina de agua un 81.37 % de la variación en el rendimiento
observado. Además la ecuación que explica esta dependencia (Rto=
23.23Lámina+74.79), indica que por cada mm más de agua se producen 23.23
kg de grano/ha.
Figura 5.1: Rendimiento del cultivo en función de la lámina total de
agua.
y = 23.231**x + 74.793
R2 = 0.8137
y = 14.257**x + 2158.4
R2 = 0.5539
y = 16.737**x + 1572.6
R2 = 0.6228
4000
4500
5000
5500
6000
6500
7000
7500
8000
100 150 200 250 300 350
Lámina total de agua (mm)
Re
nd
imie
nto
(k
g.h
a-1)
V11
R1
R3
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
Como era de esperar y coincidiendo con Andadre et al. (1996), el
rendimiento del cultivo de maíz depende del número total de granos por m2, tal
cual se representa en la figura 5.2, indicando que el 96.31 % del rendimiento se
explica por esta variable, siendo la relación lineal donde por cada grano
logrado por m2 el rendimiento se incrementa en 2.58 kg/ha.
Figura 5.2: Rendimiento en función del número total de granos por m2
y = 2.5789**x + 127.4
R2 = 0.9631
4000
4500
5000
5500
6000
6500
7000
7500
8000
1500 1700 1900 2100 2300 2500 2700 2900
Número de granos por m2
Ren
dim
ien
to (
kg
/ha
)
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
La explicación de un mayor rendimiento por mayor disponibilidad de
agua, entre otras causas, está dada porque el número total de granos por m2
depende del contenido de agua en los 40 días alrededor de la floración del
mismo, tal cual lo plantearon Cárcova et al (1998), Andrade et al.(1996), Dale
(1995) y Wager and Cassel (1993).
En la figura 5.3, se puede apreciar la relación encontrada entre la lámina
total de agua en los estadios V11, R1 y R3 y el número de granos por m2. Todas
las relaciones encontradas fueron lineales y altamente significativas. El mayor
coeficiente de regresión lineal se obtuvo para las condiciones hídricas del
estadio V11, con un R2 del 0.7767.
Figura 5.3: Número total de granos por m2
según lámina de agua en V11,
R1 y R3.
y = 8.6369**x + 63.838
R2 = 0.7767
y = 5.883**x + 708.39
R2 = 0.6513
y = 6.1903**x + 627.89
R2 = 0.5883
1000
1200
1400
1600
1800
2000
2200
2400
2600
2800
3000
150 170 190 210 230 250 270 290 310
Lámina total de agua (mm)
Nú
mer
o d
e g
ran
os
. m
2
V11
R1
R3
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
De este modo, el mayor contenido de agua en el suelo en SD que en
LC, explicaría las diferencias de rendimiento encontrado, principalmente
porque esta diferencia fue detectada en los periodos pre y post floración (entre
V11 y R3) tal cual lo plantean Cárcova et al (1998), dado que una mayor
disponibilidad de agua permitió fijar un mayor número de granos por m2.
Estas diferencias en los contenidos hídricos entre SD y LC, definieron
distintas cantidades de crecimiento diario. Similarmente a lo sugerido por
Nielsen (1997), una mayor tasa de crecimiento entre V11 y R1 permitió fijar
significativamente un mayor número de granos por m2 y con ello mayor
rendimiento, tal como se plantea en la figura 5.5, donde por cada aumento de 1
kg MS. ha-1
. d-1
en la TCC, se obtienen 29,26 granos.m-2
más.
Una mayor TCC se explicaría por una mayor eficiencia de intercepción
de la radiación fotositéticamente activa, ante una posible mayor expansión
foliar en SD por mayores niveles de humedad edáfica. Si bien no se ha
determinado el área foliar del cultivo, esta situación puede ser interpretada por
los resultados de producción en biomasa (tabla 5.3), donde en V10-11 SD
presentó mayores valores que los otros tratamientos y considerándose que en
ese estadio existe una importante proporción de hojas en la biomasa total.
Figura 5.5: Número de granos por m2, según la TCC (Tasa de crecimiento del cultivo), entre V11 y R1
y = 29.257**x - 2883.6
R2 = 0.8446
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
150 160 170 180 190 200
TCC (kg MS . h-1
. d-1
)
Nú
mer
o d
e g
ran
os
por
m2
*.** indican que la regresión lineal es significativa al 5 o al 1% de probabilidad respectivamente
5.4. CONCLUSIONES PRELIMINARES
Las situaciones de pastoreo y los sistemas de labranza probados han
alterado la producción de maíz y su disponibilidad de agua de la siguiente
manera:
1) Los distintos sistemas de labranza afectan el rendimiento del
cultivo de maíz, siendo SD el tratamiento de mayor rendimiento
en kg grano/ha.
2) Este mayor rendimiento del cultivo en SD sobre un Hapludol
típico del Dpto. de Río Cuarto se explica por una mayor lámina
total de agua en casi todos los estadios de crecimiento, siendo
ello definitorio en V11, R1 y R3, dado que se produce un mayor
número de granos por m2.
3) La producción de materia seca total no ha sido afectada por los
sistemas de labranza ni por las situaciones de pastoreo.
4) Con labranzas conservacionistas se obtienen similares
densidades de plantas que con LC, dadas las características
climáticas y edáficas del ensayo. Además si bien el crecimiento
inicial del cultivo fue más lento en SD, esta situación se revirtió
en las etapas claves del mismo llegando a obtenerse una mayor
producción de granos por hectárea que en LC.
5) LR en algunas variables, presenta valores intermedios a los otros
sistemas de laboreo probados.
CAPITULO 5
PRODUCCIÓN DEL CULTIVO DE MAIZ
5.1. INTRODUCCION
El rendimiento de maíz depende, desde el punto de vista de su
requerimiento hídrico, de la cantidad total de evapotranspiración realizada a
partir de un valor umbral de 280 mm, aumentándose la producción en grano en
25 kg por cada mm adicional de agua usada. Además la eficiencia en el uso del
agua se incrementa de manera curvilínea con el rendimiento en grano, el cual
mantiene una relación lineal con la producción total de biomasa (Howell and
Tolk 1998).
La producción de maíz en la Argentina se realiza principalmente, bajo
condiciones de secano y el rendimiento en grano está altamente relacionado
con la disponibilidad de agua en los 15 días previos y posteriores a la floración
del cultivo (Cárcova et al. 1998).
Aunque la tecnología agrícola ha contribuido a incrementar el
rendimiento potencial de los cultivos, la expresión del mismo está
condicionada, entre otras causas, por la disponibilidad hídrica del suelo (Dale,
1995). Es por ello que la humedad del suelo es el principal factor limitante de
la producción de los cultivos de ciclo estival en la mayoría de los años (Wager
and Cassel ,1993).
Langdale et al. (1994), luego de 50 años de estudio, han demostrado la
importancia del manejo de los residuos de cultivo sobre el suelo, en relación al
incremento de la infiltración del agua de lluvia (en más de 45 mm/h) y la
disminución en la pérdida de suelo (menos de 1 ton/ha/año) sobre alfisoles y
ultisoles. Además Reicosky (1994), indica que las labranzas que mantienen
residuos vegetales en superficie disminuyen las pérdidas por evaporación.
El uso de cultivos de cobertura invernal puede tener efectos negativos,
neutrales o positivos sobre el suministro de agua para el próximo cultivo. El
efecto es positivo cuando los mismos mejoran la infiltración del agua de lluvia
y disminuyen la evaporación, dependiendo de la cantidad de días y las
condiciones climáticas entre la terminación del cultivo de cobertura y la
siembra del cultivo estival.
En condiciones semiáridas este tipo de cultivos, puede tener efectos
negativos sobre la disponibilidad hídrica y el rendimiento porque consumen las
reservas de humedad del perfil (Unger and Vigil 1998).
Los suelos de la llanura bien drenada del Dpto. Río Cuarto presentan
distinto grado de deterioro físico, como pulverización de la estructura
superficial con formación sellos o costras y compactación sub superficial (pisos
de labranza). Ambos procesos condicionan el ingreso y redistribución del agua
de lluvia generando escurrimientos (Bricchi y Cisneros, 1998).
Las prácticas de laboreo que mantienen residuos de cultivo sobre la
superficie del suelo, tales como siembra directa, cincel y subsolador, pueden
reducir o eliminar el encostramiento superficial, incrementar la infiltración y
reducir el escurrimiento, por lo cual se incrementan los rendimientos, tal cual
lo plantean Cassel et al. (1995).
Al cabo de 5 años, los rastrojos aportados al suelo por cultivos de maíz
y girasol fueron significativamente mayores en SD que LC debido a una mayor
producción de biomasa en un Hapludol típico del Dpto. de Río Cuarto (Aquino
2000).
Deibert y Utler (1998) observaron mayor producción de maíz en LR
que en LC, bajo condiciones limitantes de agua. La mayor disponibilidad de
agua en labranzas conservacionistas se traduce en un aumento de la producción
en grano, principalmente cuando durante el desarrollo del cultivo ocurren
períodos de sequía (Derpsch et al., 1991).
Munawar et al. (1990) en un estudio realizado sobre un Paleoudalf
típico, señalaron que los sistemas de labranza conservacionistas tuvieron
rendimientos iguales o superiores al sistema convencional. En el mismo
estudio los niveles de humedad edáfica a lo largo del ciclo del cultivo tuvieron
una tendencia a SD>LR>LC, estando éstas diferencias asociadas al nivel de
rastrojos mantenidos en superficie.
En la EEA INTA Marcos Juárez, Thomas (1994) mostró una tendencia
de encontrar un mayor contenido hídrico a medida que se disminuyen las
labranzas, siendo SD>LR>LC, sin embargo los rendimientos de maíz y soja no
están relacionados con ésta diferencia de humedad.
A nivel del Dpto. Río Cuarto, Gesumaría et al.(1999), indicaron que un
mayor ingreso del agua de lluvia permitió una mayor disponibilidad de agua
para el cultivo de maíz en un Hapludol típico, lo cual se tradujo en un mayor
rendimiento del cultivo en SD que en LC.
Logsdon et al. (1999) señalaron que el cultivo de maíz conducido con
labranzas conservacionistas es, 2.5 kg.ha-1
.mm-1
, más eficientes en el uso del
agua que el laboreo convencional con arado de reja y vertedera.
Según Wagger and Cassel (1993), la eficiencia en el uso del agua para
la producción de grano del cultivo de maíz en un suelo franco arcilloso fue
similar en siembra directa que en labranza convencional, mientras que en la
producción de silaje fue superior en SD.
Por el contrario, otros autores, indicaron que sobre un Gleysol húmico
franco arenoso en condiciones no limitantes de N y suficiente disponibilidad
hídrica, el rendimiento de maíz y el N absorbido no fueron afectados por los
tratamientos de labranza, ni por el nivel de residuos empleados en dicho
experimento (Medhi et al. 1999).
Power et al. (1998) señalaron que ni las prácticas de labranza como
tampoco el aporte de residuos, afectaron los rendimientos de maíz en un suelo
Agriacuol de EEUU. Además, éstos autores, reportaron interacción
significativa fertilización*rastrojos, siendo mayor la respuesta en rendimiento a
la fertilización en la situación sin rastrojos, dado que en la otra el
enriquecimiento en N que se logró luego de 10 años de aportes anuló la
respuesta. Silva et al., (2000) encontraron que el pisoteo animal, por pastoreo
de verdeos previos a la siembra de maíz, no tuvo efecto sobre el rendimiento
del cultivo como tampoco el sistema de labranza utilizado.
Luego de 15 años de estudio, Vyn (1998), señaló que un suelo franco
limoso presenta en promedio un 10 % menos de rendimiento bajo SD que bajo
LC siendo esta diferencia del 6 % entre LR y LC. Además en 1993, Vyn and
Raimbault señalaron que la reducción del rendimiento de maíz bajo siembra
directa se debería a una menor densidad de plantas logradas, la cual disminuiría
en SD debido a diferencias estructurales del suelo circundante a la semilla,
asociado a factores climáticos que favorecen estas diferencias.
West et al. (1996) concluyeron que, luego de 20 años de labranza
comparada sobre un suelo franco arcillo limoso, los rendimientos de maíz en
rotación con soja fueron un 3 % menores en SD que en LR o LC, sin encontrar
diferencias entre éstos dos últimos. Además en los años con sequía los cultivos
en SD parecen no responder al mayor contenido hídrico por un mayor retraso
en el desarrollo radical.
Este menor rendimiento del cultivo de maíz bajo labranzas
conservacionistas sobre suelos arcillosos, especialmente en siembra directa, es
atribuido, por Opoku et al (1997), a que la mayor cantidad de rastrojos altera el
microambiente circundante a la semilla, disminuyendo el número de plantas
logradas. Las modificaciones señaladas por éstos autores, serían: i) una menor
velocidad de secado del suelo en primavera, ii) menor temperatura en los
primeros centímetros del suelo, iii) menor proporción de agregados menores a
5 mm de diámetro en la cama de siembra, iv) mayor resistencia a la
penetración en los primeros 20 cm y v) por la presencia de componentes
fitóxicos. Estas modificaciones explicarían un menor rendimiento del cultivo
de maíz por una menor emergencia de plantas y un crecimiento inicial más
lento y menos vigoroso (Janovicek et al 1997).
Entre los componentes del rendimiento de maíz, número de granos por
m2 y peso de 1000 granos, el primero es más sensible a las variaciones
ambientales, por lo cual ante cambios en la oferta de agua y nutrientes es el que
explica las modificaciones del rendimiento. Por lo tanto, si las labranzas
afectan la disponibilidad de agua en el momento en que se define el número de
granos por m2, se producirán diferencias en este componente y por ende en el
rendimiento del cultivo (Andrade et al., 1996).
Las diferencias encontradas en el número de granos estarían explicadas por cambios en la tasa de crecimiento del cultivo (TCC) en el periodo de 40 días alrededor de la floración del mismo (Nielsen 1997).
Distintas disponibilidades hídricas entre V12 – R2 alteran la TCC en este periodo por afectar la eficiencia de intercepción y de conversión en biomasa de la radiación fotosintéticamente activa. Es decir, una mayor oferta ambiental permite una mayor TCC, lo cual favorece la fijación de un mayor número de granos por m2 y por ende un mayor rendimiento del cultivo de maíz (Andrade et al., 1996).
De este modo, Ne Smith and Ritchie (1992), han encontrado que deficiencias hídricas en preantesis, en cultivos sembrados sobre suelos arenosos (90mm de agua disponible en 150 cm), provocaron una disminución de la tasa de crecimiento del cultivo en el periodo crítico del 63%.
5.2. RESULTADOS Y DISCUSION
5.2.1. Fenología, precipitaciones y temperatura del aire
Como puede apreciarse en la tabla 5.1, el cultivo cumplió su ciclo de
crecimiento en 140 días, entre el 7/11/97 y el 27/3/98, pudiéndoselo identificar
como un cultivar templado de ciclo completo, tal cual lo manifiesta la empresa
Novartis SA., sin haberse identificado diferencias fenológicas entre
tratamientos en el desarrollo del mismo.
Tabla 5.1 : Fenología del cultivo
Estado
Fenológico
Fecha Días entre
periodo
Días acumulados
Siembra 7/11/97
V2 17/11/97 10 10
V5 2/12/97 15 25
V7 9/12/97 7 32
V11 30/12/97 21 53
R1 22/1/98 23 76
R3 25/2/98 34 110
MF 27/3/98 30 140
En la tabla 5.2 se presenta la condición climática que el cultivo de maíz
tuvo durante sus etapas de desarrollo. Según lo planteado por Degioanni (1998)
este fue un año de características húmedas, dado que la pluviometría total
ascendió a la suma de 750 mm durante el desarrollo del cultivo (siembra –
madurez fisiológica), mientras que el autor registró valores promedio para la
zona del paraje La Aguada en alrededor de 611 mm en el periodo Noviembre-
Marzo, lo cual representa un 22.74% superior a la media.
No obstante el nivel de lluvias registrado, los rendimientos obtenidos no son acordes a las mismas (5343 kg/ha, rendimiento promedio del ensayo). Esta situación, posiblemente fue causada por elevados valores de escurrimiento superficial (ver capítulo 6, tabla 6.2) dado que la eficiencia en el uso del agua fue similar a la considerada como óptima por Andrade et al. (1996), alrededor de 42 kg MS.mm-1 (13269 kg MS en R6 sobre 315.47 mm, ambos promedio de toda la experiencia) (ver tabla 5.3 y capítulo 6, tabla 6.2).
. Es importante destacar que, por un lado éstos niveles de escurrimiento afectaron el rendimiento del cultivo, por otro han facilitado el estudio del impacto de los sistemas de labranzas sobre el balance hídrico dado que se pudieron observar mayores diferencias. En relación a la suma térmica registrada (tabla 5.2), calculada con una
temperatura base de crecimiento de 8ºC, se aprecia que los valores obtenidos
coinciden con el de un cultivar de ciclo completo, dado que requiere una
acumulación de 959.8 ºC . día-1
para florecer y 1673.2 ºC . día-1
para alcanzar
su madurez fisiológica.
Tabla 5.2 : Condición climática del cultivo
Estado
Fenológico
Suma
Térmica
entre etapa
Suma Térmica
acumulada
Lluvia
entre etapa
Lluvia
acumulada
Siembra
V2 112.6 112.6 40 40
V5 173.1 285.7 83 123
V7 91.6 377.3 37 160
V11 267.8 645.1 160 320
R1 314.7 959.8 195 515
R3 382.7 1342.5 193 708
MF 330.7 1673.2 42 750
5.2.2. Producción de biomasa, rendimiento del cultivo y componentes del
rendimiento
Los sistemas de labranza tuvieron efecto significativo en la producción
total de biomasa aérea (tabla 5.3) en los dos primeros estadios analizados (V7 y
V11). En este sentido, en V7, LC fue superior a SD, siendo LR una situación
intermedia entre ambas. En V11 se invierte esta situación dado que SD es
superior significativamente a las otras dos labranzas, entre LR y LC no se
detectó diferencia significativa.
Estos resultados son coincidentes con Opoku et al (1997), dado que SD
tiene un crecimiento inicial menos vigoroso en comparación con sistemas con
remoción del suelo. A medida que avanza la ontogenia del cultivo SD alcanza
y a veces supera a los otros dos sistemas de labranza en lo referido a tasa diaria
de crecimiento.
El hecho de que en los restantes estadios analizados no se haya
detectado diferencia significativa, puede ser explicado porque este fue un año
de buenos niveles de precipitación y por lo tanto no se detectaron las
diferencias entre labranza.
La interacción nivel de pastoreo por sistema de labranza no fue
significativa en ninguno de los estadios evaluados, como tampoco se detectó
diferencia en el nivel de pastoreo. De acuerdo a lo planteado por Power et al.
(1998) son necesarios grandes aportes de rastrojos y durante un tiempo
suficientemente prolongado para poder apreciar efectos sobre el rendimiento de
maíz.
Tabla 5.3 : Materia Seca del cultivo (kg MS .ha-1
).
V7 V11 R1 R3 R6
Sin Pastoreo 373.7 2706.2 7687.7 11454.3 13691.8
Con Pastoreo 399.7 2792.3 7536.7 11597.7 12846.7
LSD (0.05) 482.8 794.1 2435.4 432.0 3055.8
Siembra Directa 317.5 b 3020.5 a 8153.3 11630.5 13877.0
Labranza Reducida 394.5 ab 2634.0 b 7289.0 11752.3 13504.0
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