PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES PASO 1: PRESTA ATENCIÓN Muchos padres de hijos desafiantes dejan totalmente de prestarles atención, o bien, aplican la atención de forma errónea: ignorando el comportamiento positivo del niño (“para una vez que cumplen con su obligación…”) y regañándole (lo cual es una forma de dar atención) constantemente por su mal comportamiento. Este primer paso tiene como objetivo corregir esta espiral negativa, asignando un “tiempo especial”, que consistirá en dedicar 15 ó 20 minutos al día a un momento de juego relajante con tu hijo, aprendiendo –así- a prestar atención a lo positivo y a recuperar su confianza. Se trata de construir un escenario que permita no dar órdenes, instrucciones o hacer preguntas de prueba por tu parte, permitiendo que tu hijo tome el mando. Los beneficios que obtendrás son los siguientes: A- Te dará pruebas de que la forma en que te relaciones con tu hijo tiene una fuerte influencia en la motivación del niño para realizar sus tareas. B- Te enseñará a reconocer y elogiar el buen comportamiento y a ignorar el malo. C- Te ayudará a apreciar a tu hijo y el tiempo que pasáis juntos. D- Terminareis con el conflicto constante. PROCEDIMIENTO: 1. Busca un momento del día en que tu hijo o hija esté jugando en algo con lo que sepas que disfruta, un momento en el que puedas dedicarle ese cuarto de hora, sin que haya nada urgente que hacer más tarde. Dedica un par de minutos sólo a observar y tomar algunas notas mentales: - ¿Qué está haciendo el niño? - ¿Cuánto tiempo ha estado en ello? - ¿Tiene un objetivo o lo hace sólo con ánimo de divertirse? No le preguntes a él o ella, no le interrumpas con ninguna duda, pues esta actitud podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá preguntando”). 2. Pasados esos dos minutos, empieza a comentar lo que tu hijo está haciendo, se trata de realizar comentarios positivos, pero no excesivamente efusivos ni forzados, por ejemplo como si estuvieses retransmitiendo un evento deportivo: “bonito tiro… Ahora sales por la línea de fondo…”.
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PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 1: PRESTA ATENCIÓN
Muchos padres de hijos desafiantes dejan totalmente de prestarles atención, o bien, aplican la atención de forma errónea: ignorando el comportamiento positivo del niño (“para una vez que cumplen con su obligación…”) y regañándole (lo cual es una forma de dar atención) constantemente por su mal comportamiento. Este primer paso tiene como objetivo corregir esta espiral negativa, asignando un “tiempo especial”, que consistirá en dedicar 15 ó 20 minutos al día a un momento de juego relajante con tu hijo, aprendiendo –así- a prestar atención a lo positivo y a recuperar su confianza. Se trata de construir un escenario que permita no dar órdenes, instrucciones o hacer preguntas de prueba por tu parte, permitiendo que tu hijo tome el mando. Los beneficios que obtendrás son los siguientes:
A- Te dará pruebas de que la forma en que te relaciones con tu hijo tiene una fuerte influencia en la motivación del niño para realizar sus tareas.
B- Te enseñará a reconocer y elogiar el buen comportamiento y a ignorar el malo. C- Te ayudará a apreciar a tu hijo y el tiempo que pasáis juntos. D- Terminareis con el conflicto constante.
PROCEDIMIENTO:
1. Busca un momento del día en que tu hijo o hija esté jugando en algo con lo que sepas que disfruta, un momento en el que puedas dedicarle ese cuarto de hora, sin que haya nada urgente que hacer más tarde. Dedica un par de minutos sólo a observar y tomar algunas notas mentales:
- ¿Qué está haciendo el niño? - ¿Cuánto tiempo ha estado en ello? - ¿Tiene un objetivo o lo hace sólo con ánimo de divertirse?
No le preguntes a él o ella, no le interrumpas con ninguna duda, pues esta actitud podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá preguntando”). 2. Pasados esos dos minutos, empieza a comentar lo que tu hijo está haciendo, se trata de realizar comentarios positivos, pero no excesivamente efusivos ni forzados, por ejemplo como si estuvieses retransmitiendo un evento deportivo: “bonito tiro… Ahora sales por la línea de fondo…”.
3. Después de los 15 ó 20 minutos, cuéntale a tu hijo lo mucho que has disfrutado jugando con él y dile que te gustaría establecer un tiempo especial para hacer lo mismo cada día. REGLAS: 1. No dar órdenes ni hacer correcciones. Si el chico se equivoca, hace trampas o
no sigue bien las reglas, no importa, se trata de que la relación no se base sólo en mandatos; de hecho, eso es lo que –entre otras cosas- está impidiendo que la interacción sea adecuada.
2. No hacer preguntas intrusivas. Los niños demás de nueve años buscan a
menudo la forma rápida de hacer comentarios y, por tanto, con ellos si habrá que hacer preguntas para comunicar interés, pero si son menores de esta edad, reconocen rápidamente las “preguntas de prueba”, encaminadas a comprobar sus conocimientos y las rechazan totalmente. En general, hay que evitar preguntas del tipo: “¿Por qué…?” (“¿Por qué le has pintado el pelo lila?”). Y buscar otras que sean lo más parecidas posible a afirmaciones (“¡Anda! ¿le has pintado el pelo lila, no?”).
3. Elogiar de forma selectiva. No queremos que, al volvernos exagerados,
nuestros hijos sospechen nuestra finalidad, sino que hay que buscar qué elogiar y hacerlo de forma inmediata a su conducta.
Los tiempos especiales han de ser un pilar de vuestra relación hasta la adolescencia, pudiendo ir reduciendo la frecuencia a dos o tres días por semana, con el paso del tiempo.
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 2: CONSIGUE PAZ Y COOPERACIÓN CON EL ELOGIO
Trabaja para aumentar la obediencia de tu hijo, utilizando tres importantes técnicas:
1. Presta atención y haz elogios siempre que tu hijo cumpla con lo que le has pedido.
2. Planea unas “sesiones de entrenamiento” muy cortas donde expongas una serie de órdenes extremadamente simples y apropiadas (“por favor, pásame el lápiz”) para que tu hijo se acostumbre a lo fácil que es obedecer.
3. Aprende a dar órdenes más efectivas. Anima a tu hijo a ser menos interruptivo cuando necesites que se haga alguna tarea, ofreciéndole tu atención y elogios cuando el niño resista las interferencias. PROCEDIMIENTO
1. AUMENTAR LA OBEDIENCIA
a. Pilla a tu hijo siendo bueno.
- Presta atención de forma muy detallada a cada momento en que tu hijo realiza alguna acción que le hayas pedido. Esta semana, cuando le des una instrucción a tu hijo, en lugar de alejarte para prestar atención a tus ocupaciones, quédate junto a tu hijo y míralo.
- Si tu hijo desobedece, maneja la situación como lo harías normalmente, sin
poner –todavía- nuevos métodos de disciplina; pero si el chico empieza a obedecer, reconóceselo inmediatamente.
- Si lo crees necesario, abandona la habitación por poco tiempo, pero asegúrate
de volver periódicamente mientras esté realizando la tarea, elogiándole por cada paso adecuado.
- Fíjate en las instrucciones que tu hijo sigue de forma inconsistente, escoge dos
o tres, y haz un esfuerzo especial durante la siguiente semana para elogiar a tu hijo por cumplir aquellas demandas en particular.
- Añade un pequeño premio al elogio cuando veas que tu hijo se porta bien sin
decirle nada
b. Enséñale a tu hijo lo fácil que es cooperar.
Lo rápido que aprendas la rutina de un ejercicio, y lo bien que tu hijo adquiera el hábito de obedecer, dependerá de las ocasiones que tengan él o ella para ponerlo en práctica.
La siguiente técnica a utilizar consistirá en establecer un “horario de ejercicios de cooperación”.
- Encuentra como mínimo dos o tres momentos al día cuando tu hijo no esté
ocupado en actividades de ocio ni escolares, ya que a él no le gustaría que le interrumpieran. Para un niño pequeño con una rutina estable, este ejercicio puede hacerse a las mismas horas cada día, mientras que con un chico mayor, tendrás que ver las oportunidades que tiene.
- Ahora empieza a dar series de cinco o seis órdenes en los siguientes tres o
cinco minutos, recuerda que estas órdenes deben ser extremadamente simples y fáciles de seguir, requiriendo un esfuerzo mínimo por parte de tu hijo.
- Cuando tu hijo obedezca las órdenes, elógiale. Si el niño es muy pequeño,
refuérzale además con un pequeño premio. c. Da órdenes convincentes.
- Asegúrate de lo que quieres decir. No hagas demandas innecesarias, pidiendo
en exceso, ni tampoco dejes de pedirle cosas y prestarle atención; párate a pensar la importancia relativa de las órdenes antes de darlas, piensa si estás dispuesto a quedarte para ver cómo las lleva a cabo y apoyar cualquier cosa que pidas tanto con consecuencias positivas como negativas. Según pase el tiempo y tu hijo empiece a comprender lo que quieres decirle con cada orden que le das, su obediencia aumentará.
- Dilo, no preguntes. No des una orden en forma de pregunta, como si le pidieras
un favor, ya que este tipo de términos dan la opción al niño de negarse a obedecer. Esto no significa que seas descortés: un “por favor” nunca está de más.
- Haz que sea fácil. La mayoría de los niños, aunque sean mayores, se encuentran
confusos con una orden complicada o con varias órdenes al mismo tiempo y la respuesta más habitual es no obedecer a nada de lo que se le ha pedido. Deberás limitarte a una sola orden para cada momento, incluso si necesitas que tu hijo termine varias tareas, así que si lo que vas a pedir es complejo, divídelo en tareas más simples y ve elogiándole por cada orden.
- Asegúrate de que te escucha. Sin un contacto visual no puedes estar realmente
seguro de que tu hijo te ha escuchado, así que olvida eso de dar órdenes de una a otra habitación o eso de seguir con tu ocupación mientras das una instrucción. Si es necesario, incluso gira la cara de tu hijo hacia ti.
- Suprime la competición. Elimina todas las demás distracciones que pueden competir con tu orden: televisión, consola, música… Le puedes decir a tu hijo que lo apague todo o, incluso, para no dar una orden previa, hazlo tú mismo.
- Asegúrate de que te ha entendido. Si no estás muy seguro, pídele que te repita
la orden, esto es de mucha ayuda si tu hijo tiene problemas de atención, como en el caso del TDAH.
Dos herramientas de ayuda para estos casos son:
Utilizar un reloj. Es importante hacer advertencias al niño de que el tiempo es esencial, para ello es muy útil decirle de cuánto tiempo disponen para realizar la tarea. Indícale qué ganará en el caso de que complete la tarea en el tiempo previsto y qué castigos recibirá por no hacerlo.
Elaborar fichas de las tareas. Para los niños que son suficientemente mayores para leer y con el fin de asignarles tareas de forma regular, podemos recurrir a esta estrategia que ayudará al niño a no perder el hilo de la tarea y evita cualquier discusión sobre qué le habíamos pedido. Se escribirán en ella los pasos necesarios para poder realizar el trabajo y el niño deberá llevar la ficha durante la realización de su cometido, de forma que le sirva de recordatorio (se puede añadir el tiempo máximo en que deberán llevarlo a cabo). Un ejemplo:
Trabajo: limpiar después de cenar. Duración: 20 minutos.
1. Recoger la mesa. 5 minutos. 2. Retirar los restos de los platos. 5 minutos. 3. Aclarar los platos. 5 minutos. 4. Poner los platos en el lavavajillas. 5 minutos.
Premio por acabar: media hora de televisión. Premio por acabar en 20 minutos: una hora de televisión.
2. REDUCIR LAS INTERRUPCIONES
Las quejas de no poder acabar las cosas sin interrupción son constantes entre los padres con hijos desafiantes. Tu hijo persiste en interrumpir tus conversaciones o trabajos porque recibe atención si lo hace y no la recibe si no te molesta. La solución es obvia: hacer más atractivo que tu hijo te deje solo y no te interrumpa. Préstale atención cuando así lo haga y haz lo que puedas por ignorar sus intentos de interrumpirte. Esta técnica requiere que le pidas al niño que haga algo mientras tú estás ocupado y que interrumpas tu tarea para elogiarle por no interrumpirte. Realiza este
ejercicio durante esta semana, incrementando el tiempo entre los elogios, ganando de esta forma tiempo para hacer lo que necesitas. - Cuando sepas que has de hacer una tarea con una duración determinada
(como una llamada telefónica), empieza pidiéndole al niño que haga algo que requiera toda su atención, proponle algo divertido.
- Ahora empieza con tu actividad, pero cuando pasen 30 segundos, para lo que
estés haciendo y felicítale por no interrumpirte.
- Vuelve a tu actividad y para ahora después de un minuto para volver a
elogiarle. - Continúa con este patrón, aumentando el tiempo entre los elogios, hasta que
hayas terminado.
Selecciona dos o tres actividades problemáticas para practicar esta técnica durante la semana. La actividad que le des a tu hijo no debe ser complicada, sino algo con lo que él disfrute; si te das cuenta de que tu hijo va a parar de hacer lo que está haciendo para interrumpirte, para inmediatamente lo que estás haciendo y felicítale por no interrumpirte.
El elogio que le debes dar al finalizar la tarea debe ser mucho mayor que los pequeños elogios que le has ido dando, podrías darle un premio material, además de éste.
Esta práctica deberás mantenerla hasta que tu hijo pueda jugar solo durante al menos 10 minutos.
3. SABER LO QUE NUESTRO HIJO ESTÁ HACIENDO
Necesitas interrumpir periódicamente tus actividades durante el día para controlar a tu hijo cuando él o ella no estén en tu campo de visión. Dirígete a la habitación de sus hermanos y felicítale por jugar de forma cooperativa, así podrás aumentar la cantidad de tiempo que tu hijo es capaz de seguir junto con otros niños. Lo mismo ocurrirá cuando juegue, por ejemplo, con los vecinos.
Esto que parece una carga, en realidad no supone mucho tiempo. La parte más difícil es recordar regularmente lo que hay que hacer; para ello, puede ayudarte nuevamente un reloj con alarma, aunque intentando que tus observaciones no sean demasiado previsibles.
La ausencia de control de las actividades de los niños por parte de los padres es uno de los determinantes más decisivos del comportamiento desviado de los niños.
SEGUNDA SESIÓN
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 3: CUANDO EL ELOGIO NO ES SUFICIENTE, OFREZCA
RECOMPENSAS
Disponemos de otro tipo de incentivo que podemos ofrecer a su hijo para que colabore
con nosotros sin necesidad de reforzarle continuamente.
Con el paso 3, aprenderemos a reforzar a vuestro hijo cuando se porte adecuadamente,
no sólo elogiándole y prestándole atención, sino también utilizando recompensas y
privilegios concretos que su hijo desee.
Hay niños que necesitan ayudas extras para conseguir que obedezcan, para
convencerles, crear el hábito del sacrificio y que prefieran hacer en ese momento lo que
les pedimos, les debemos dar de antemano algo que les pueda interesar.
Con este paso 3, vamos a implantar una forma de ganar puntos para conseguir cosas que
desean, varias veces a lo largo del día, de modo que ellos se vean más cercanos de lo
que quieren.
Este sistema de refuerzo potenciará los progresos del niño y le ayudará a portarse de
forma normal, consiguiendo que las mejoras sean permanentes.
Lo que debemos hacer esta semana es establecer un sistema de refuerzo con el que su
hijo gane fichas o puntos por acabar determinadas tareas cuando se le pide. Después va
a poder canjearlos por recompensas o privilegios que él aprecie.
El objetivo es aplicarlo de forma creativa y divertida.
Para niños de 4 a 7 años, utilizar fichas pequeñas por obedecer; para niños de 8 a 12
años utilizar un sistema de puntos.
PROGRAMA DE FICHAS EN CASA:
PARA NIÑOS ENTRE CUATRO Y SIETE AÑOS
1- Provéase de un conjunto de fichas. Si el niño sólo tiene entre cuatro y cinco años,
todas las fichas de distintos colores pueden valer 1 punto. Si tiene entre 6 o 7 años
utilizar las fichas con distintos puntos (blancas = 1 punto; azules = 5 puntos, etc).
Pegar una ficha de cada color en una cartulina y poner una etiqueta con el valor del
color, y se lo entregamos al niño como recordatorio.
2- Explicar al niños el sistema de manera pausada.
Explicarle, que como no está lo suficientemente recompensado por todas las cosas
buenas que hace en casa, vais a empezar a concederle fichas por su buen
comportamiento para que pueda conseguir las recompensas y los premios que él quiera.
Dejar bien claro desde el principio, qué esperar el uno del otro.
Le vais a dejar ayudaros a elaborar la lista de premios que puede ganar.
3- Mostrarle las fichas y explicarle que se van a ganar por realizar determinadas tareas,
y que la cantidad de ficha dependerá de la dificultad del trabajo y del tiempo que se
necesita para acabarlo; a mayor dificultad y tiempo, mayores serán las ganancias.
Explicarle desde el principio, que sólo ganará las fichas por hacer el trabajo a la
primera petición y sólo cuando el trabajo esté acabado.
4- Buscar un lugar o “banco” para guardar las fichas. Que elija el niño y decorarlo para
divertirle.
5- Escribir una lista con las recompensas, preguntándole qué es lo que a él le gustaría
ganar por portarse bien.
Aunque aparezcan premios grandes y costosos, escribirlos pero sin olvidar añadir
recompensas para cada día.
Escribir entre 10 y 15 recompensas, siendo de éstas, un tercio a corto plazo, otro tercio a
medio lazo y el resto a largo plazo.
6- Escribir una lista de tareas que debe realizar para ganar las fichas.
Pueden referirse a tareas doméstica o a conductas sociales.
Directrices importantes de este punto:
Que el niño participe en la realización de la lista de las tareas, aunque vosotros
tendréis la última palabra.
Tener presente los principales problemas del comportamiento del niño.
Si es una lista de que cosas que el niño no debe hacer, ganará puntos por
privarse de la realización de dicho comportamiento.
Daremos fichas extras, con un trabajo que no esté anotado en la lista pero donde
haya habido una buena predisposición y colaboración.
7- Asignar el número de fichas que ganará por la realización de cada uno de estos
trabajos.
Los niños pequeños (cuatro y cinco años), deberían ganar entre una y tres fichas por
tarea y cinco por las más difíciles.
Los niños entre seis y siete pueden ganar entre una y diez fichas para cada tarea.
8- Determine cuántas fichas entregará al niño para ganar las recompensas.
Recomendable, que al menos dos tercios de las fichas que gane su hijo en un solo día
puedan ser invertidas en recompensas de uso diario. El otro tercio lo puede guardar para
recompensas a largo plazo.
9- Recordarle al niño cómo puede ganar las fichas: haciendo un trabajo cuando se le
pide, mostrar buena actitud y por otros comportamientos adecuados.
Cuando el niño comprenda el sistema, comenzar al día siguiente.
No olvidar que durante la primera semana debemos ser generosos dando fichas.
SISTEMAS DE PUNTOS EN CASA:
PARA NIÑOS ENTRE OCHO Y DOCE AÑOS
Este sistema implica más responsabilidad, más posibilidad de ganar puntos y
probablemente mayor gama de recompensas.
Es más sofisticado ya que necesitamos utilizar un cuaderno de notas en lugar de banco
de fichas.
1- Comprar un cuaderno de notas normal y escribir en la tapa “Cuaderno de puntos”.
Hacer 5 columnas en las que se incluya la fecha, el asunto, las entradas, las salidas y el
balance total.
Escribiremos la fecha, una breve descripción del trabajo o comportamiento en la
columna de “asunto”, el número de puntos ganados en la columna de las “entradas” y en
la última columna, el nuevo balance. Cada vez que su hijo gaste los puntos para obtener
un premio, se anotará la cantidad utilizada en la columna de “salidas” y restará esta
cantidad para obtener un nuevo balance en la última columna.
Explica a tu hijo que sólo vosotros sois los que podéis escribir en ese cuaderno.
2- Hacer una lista de los refuerzos y recompensas, como hemos dicho anteriormente.
3- Hacer un lista de las tareas como se ha descrito en el programa de fichas.
Puesto que son más mayores, las tareas que se incluyan serán probablemente más
complicadas y llevarán más tiempo.
4- Asignar para cada trabajo o comportamiento el número de puntos que pueden
ganarse.
Como recomendación para la mayoría de los trabajos diarios, asignar entre 5 y 25
puntos y a partir de 200 puntos, trabajos más pesados.
Para las conductas que se intenten eliminar, suelen darse unos cuantos puntos por cada
periodo de tiempo, como 5 puntos por cada 15 minutos, por no hacer la conducta
inadecuada. Deberá ganar más puntos cuando consiga controlarse en algo que le cueste
especial esfuerzo.
5- La cantidad de puntos que el niño gane en un día probablemente determine cuantos
puntos deber costar cada recompensa. Asegurarse de que un tercio de los puntos que ha
ganado en un día, se guardarán para refuerzos futuros más importantes.
Aplicar el plan como se haría en el programa de fichas.
CLAVES SOBRE QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER CON EL SISTEMA DE FICHAS
- No empezar el programa explicándole al niño que se le van a quitar todas sus
recompensas y que después tendrá que ganárselas.
- No castigarle restándole puntos o fichas por portarse mal. Al principio el programa
debe servir para incentivar la buena conducta del niño.
- No ser tacaño con las fichas durante la primera semana. Reforzar las pequeñas
muestras de buen comportamiento.
- Asegurarse de utilizar el programa ambos padres.
- No dar fichas o puntos si teneis que repetir la petición.
- No entregar fichas o puntos hasta que no haya acabado la tarea.
- No hacer esperar la entrega.
- Acompañar los refuerzos con elogios.
- Especificar lo que le ha gustado de su hijo.
PARA QUE EL PROGRAMA FUNCIONE: IDEAS CREATIVAS DE LOS PADRES
Para los niños que no saben leer, utilizar dibujos para mostrar las recompensas.
Ayudarse de notas como recordatorio.
Para que piensen en la metas a largo plazo, notas de recuerdo en diferentes
lugares con el número de fichas o puntos que se necesitan.
Limitar cierto número de puntos para canjear por dinero, como paga semanal.
Permitir a los pequeños sacar las fichas fuera del banco para canjearlas por los
refuerzos.
Nuevos hábitos para los padres, interrumpir lo que estáis haciendo cada 20 o 30
minutos, durante la primera semana, y comprobar lo que hace el niño y ver si
puede ser reforzado.
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 4: AUMENTAR LA DISCIPLINA CON FORMAS DE CASTIGO
MODERADAS
El sistema de fichas en casa utilizado en el paso 3 es un instrumento poderoso, pero no
infalible. Se ha comprobado que normalmente, los momentos idílicos no duran más de
tres o cuatro semanas, después de lo cual hemos de estar preparados, como mínimo,
para una desobediencia ocasional, ya que –de otro modo- los viejos hábitos de
interacción reaparecerán llevando a una espiral negativa que echará a perder todo lo
conseguido hasta el momento.
Como sabes, el castigo ha sido omitido en los pasos 1 a 3, donde sólo estaba permitido
utilizar la forma de castigo habitual cuando había ocurrido un comportamiento negativo
extremo.
No es recomendable pasar al paso 4 hasta que no se haya conseguido una base sólida de
elogios, atención y refuerzos. Si tu hijo todavía se porta mal en muchas circunstancias,
puede ser que necesites trabajar más tus habilidades de refuerzo positivo, antes de pasar
al castigo; si parece que hay poca o ninguna mejora con el paso 3, examina cómo lo has