Ttulo de la ponencia: De la prctica de la oralidad hacia la
pgina en blanco. La ronda de relatos orales como herramienta
pedaggica en la formacin de escritores. Eje temtico: Didcticas y
pedagogas de la creacin literaria. Ponentes: Blanca Herrera (DNI
10.554.140), codirectora de Casa de Letras (Buenos Aires,
Argentina). Cecilia Sorrentino (DNI 10.368.452), docente de la
materia Usina de Historias, del Programa Formativo en Escritura
Narrativa (Presencial), en Casa de Letras (Buenos Aires,
Argentina). INTRODUCCIN Queremos compartir con ustedes en este
tiempo juntos la experiencia que venimos desarrollando desde el
comienzo mismo del programa de formacin de escritores en Casa de
Letras, en una de sus materias: Usina de Historias, asignatura que
pertenece al primer mdulo de la carrera, y que encara cuestiones
atinentes al proceso creador. En este caso, nos vamos a referir a
uno de los ejes de Usina de Historias: la prctica ulica del relato
oral espontneo en el contexto de la conversacin como herramienta
eficaz en el proceso de produccin de historias que devengan en
textos escritos. El comienzo de una narracin pertenece al orden de
la ocurrencia.Una narracin puede comenzar de muchas maneras, en
cualquier momento: cuando caminamos por la calle, cuando algo que
observamos nos atrapa, con un olor, con un sabor.Surge entonces una
imagen, una escena, un personaje, es decir, un germen narrativo.Lo
percibido nos interpela porque encuentra resonancias en huellas que
nuestra memoria guarda aunque no sepamos que estn all.Gianni Rodari
lo expresara poticamente diciendo que cuando un canto, una piedra
es arrojada al estanque de la memoria, produce ondas concntricas
mientras cae y, cuando finalmente toca fondo, remueve la arena
haciendo emergeralguna partcula a la superficie: un recuerdo. Las
historias nacen de imgenes, no de conceptos.Guardamos imgenes que
no siempre sabemos que guardamos.Guardamos imgenes en las que no
siempre vemos una historia que llevar a la escritura.La prctica del
relato oral en el contexto pedaggico de la conversacin permite
recuperarlas y detectar en ellas la potencia potica desde la que
pueden convertirse en el inicio de una narracin.
Quien cuenta, a menudo no percibe dnde arraiga la fuerza de su
propio relato.Quien escucha en cambio, detecta lo sorpresivo, lo
inesperado, lo anmalo, los aciertos poticos de la historia, y
genera operaciones del pensamiento imaginario que la completan y
amplifican.En el encuentro de ambas miradas emerge el germen
narrativo.Una accin compartida que se transferir luego a la soledad
del propio proceso creador. El trabajo, el oficio, la experiencia
intransferible y singular de la prctica de la escritura, conducirn
la narracin as comenzada hacia su destino de texto en una pgina.
Para contarles la experiencia que venimos realizando en este campo,
vamos a organizar esta charla del siguiente modo: -Comenzaremos
reflexionando sobre la oralidad, ese territorio que todos ya hemos
habitado.Tanto en la historia personal como en la historia de la
humanidad la oralidad precede a la escritura. -A continuacin
pensaremos el papel de la memoria como fuente del proceso creador.
Les referiremos experiencias ulicas donde el ejercicio del relato
oral y la conversacin han favorecido la expresin y el
reconocimiento de grmenes narrativos.-En tercer lugar abordaremos
el tema de la escucha como fuente posible del proceso creador.
-Habiendo orientado la temtica hacia la oralidad como herramienta
en la produccin de historias, nos detendremos en otro aspecto: la
oralidad y sus posibilidades para favorecer el desbloqueo en un
proceso de escritura. -Al final de nuestra exposicin, habremos
situado las prcticas referidas en el punto de partida del camino de
la escritura. 1.- La oralidad: un territorio que todos hemos
habitado. El lenguaje es un fenmeno oral.Los seres humanos nos
comunicamos de muchas formas, valindonos de todos los sentidos.La
comunicacin no verbal, la gestualidad por ejemplo, es sumamente
valiosa.An as, el habla es central. Dondequiera que haya seres
humanos, tendrn un lenguaje, y en cada caso uno que existe
bsicamente como hablado y odo en el mundo del sonido.El lenguaje es
tan abrumadoramente oral que, de entre las miles de lenguas
habladas en el curso de la historia, la mayora de ellas no han
llegado a la escritura.La condicin oral bsica del lenguaje se ha
sostenido hasta el presente. Es verdad que la escritura,
consignacin de la palabra en el espacio, extiende la potencialidad
del lenguaje casi ilimitadamente y da una nueva estructura al
pensamiento.No obstante, en todos los maravillosos mundos que
descubre la escritura, vive la palabra hablada.Los textos escritos
se relacionan de alguna manera, directa o indirecta, con el mundo
del sonido, el ambiente natural del lenguaje.La escritura no puede
prescindir de la oralidad.La expresin oral es capaz de existir, y
casi siempre ha existido, sin ninguna escritura en absoluto; sin
embargo, nunca ha habido escritura sin oralidad. En su obra
Oralidad y escritura, el lingista Walter Ong seala que la palabra
texto, de una raz que significa tejer, es etimolgicamente ms
compatible con la expresin oral que con la letra escrita.El
discurso oral se ha considerado como un tejido o cosido:
rhapsoidein, cantar en griego significa bsicamente coser canciones.
2.- La memoria, madre de todas las musas. En las culturas orales el
poeta abreva en la memoria para crear el relato que va a narrar a
un auditorio, buscando all su fuente de inspiracin.Es por eso que
Homero comienza con la invocacin Cntame Musa, un llamado dirigido a
Mnemosine, la memoria, la madre de las Musas.El comienzo de la
narracin es el tejido de unos materiales que provienen de la
memoria universal con otros que corresponden al acervo individual
del poeta: sus sueos, sus experiencias, sus recuerdos personales,
su actualidad. Tambin el escritor de nuestro tiempo, ante la pgina
en blanco, puede experimentar esa vinculacin con la memoria. En una
de sus conferencias en Buenos Aires, Borges alude a la funcin de la
memoria cuando se refiere a la sensacin que experimenta al crear:
no es la sensacin de inventar o de que la escritura dependa de su
arbitrio; las cosas son as. Son as, pero estn escondidas y mi deber
de poeta es encontrarlas. Y aade que es por eso que, an como
lector, la poesa le da la impresin no de descubrir algo nuevo, sino
de recordar algo olvidado. Cuando leemos un buen poema pensamos que
nosotros hubiramos podido escribirlo; que ese poema preexista en
nosotros. Marcel Proust se refiri a esa preexistencia de este modo:
"Para escribir un libro esencial, el nico libro verdadero, un gran
escritor no tiene, en el sentido corriente, que inventarlo, porque
ya existe en cada uno de nosotros, sino traducirlo.El deber y la
tarea de un escritor son los de un traductor". As, en el instante
previo a la escritura, tenemos a nuestra disposicin el mundo: una
suma de datos, de experiencias, de conflictos, el mundo dado en
bloque, sin un antes y un despus, el mundo como memoria individual
y colectiva. El principio de la escritura supone un recorte de ese
mundo, para hacer narrable aquella historia que el creador busca
contar. En El arte de empezar y el arte de acabar talo Calvino hace
alusin a que los antiguos tenan una clara conciencia de la
importancia del instante previo.Como decamos unos prrafos atrs, era
el momento de invocar a Mnemosine, la diosa que custodia y
administra el gran tesoro de la memoria, de la que forman parte
todos los mitos, todas las epopeyas, todos los cuentos.La llamada a
la Musa, su invocacin, era a la vez una eleccin y un
renunciamiento, y con ste un adis, un gesto de complicidad con la
multitud de hroes, con la infinidad de tramas, que quedaran esta
vez- sin contar. 3.- La escucha como fuente del proceso creador. En
la prctica ulica de Usina de Historias, el alumno est liberado de
la exigencia de la pgina en blanco. Es invitado a contar un relato
oral a partir de una consigna, pero no se le pide que lo busque,
sino que lo deje aparecer como respuesta a la consigna misma o a
los relatos que escucha de sus compaeros.La consigna opera como un
objeto arrojadizo que en su cada despierta imgenes, asocia escenas,
voces, tiempos, espacios. En la ronda de relatos, pueden destacarse
dos momentos: el de los hallazgos y el de su multiplicacin.
a)Hallazgos: En la premura de la oralidad el narrador acierta. Y
quien escucha seala precisamente los aciertos. Una de las primeras
consignas propone traer el recuerdo de un objeto que se ha perdido
y que se deseara recuperar.Veamos algunos ejemplos de los relatos
que aparecen. Dice Carolina: Era un pauelo de mano, no descartable,
de tela, lila y blanco.Resulta que cuando era chica lo que yo ms
quera era tener un perro de raza Collie.Mis padres me llevaban
todas las semanas a una exposicin de perros para que, aunque no
pudiera tener uno, los viera.Una vez en un stand me dejaron tocar
un Collie.Al llegar a mi casa apoy las manos sobre el pauelo lila y
blanco y dije: ac est, sobre esta tela, la primera vez que yo toqu
un perro Collie.Cada vez que tena una pena hasta la pubertad-
buscaba el pauelo y pensaba, mi pena me la seco con este pauelo.Un
da mi mam lo lav y lo almidon.Lo habr guardado en un cajn, pero ese
da lo perd. Cuando en la clase siguiente la profesora pregunta qu
recuerdan de la clase anterior, alguien dice, la huella del pauelo,
y alguien ms dice s, el perro de Carolina, bueno, el pauelo que es
un perro. Gianni Rodari dira que el pauelo que es un perro es un
binomio fantstico; el germen narrativo de lo que en algn momento
podr devenir o no- un cuento. En respuesta a la misma consigna del
objeto perdido dice Emilio: Quiero recuperar un conjunto de fotos.
Hace un silencio.Cuando creemos que eso va a ser todo, Emilio
contina: La historia es as: Una semana despus, Carolina dice que lo
que recuerda de la clase pasada es el silencio de Emilio.Porque el
peso de ese silencio daba cuenta del peso que tendra su historia.
Dice Lorena (tono inocente, aniado): Lo que yo querra recuperar no
era mo.Era de mi hermana.Un diario en forma de corazn.Ella escriba
all sus frasecitas.Yo lo tomaba y lo lea de noche.Despus lo copiaba
en mi cuaderno y en la escuela se lo lea a mis amigas.Era algo muy
personal.De mi hermana.Por eso un da ella lo guard.Yo creo que lo
bot. Sus compaeros sealan una semana despus la inocencia del tono
con que fue contado este relato, cuando en realidad se trataba de
una violacin a la intimidad de su hermana.Sealan que si el tono
hubiera sido el de la picarda, la burla, la curiosidad malsana, el
relato hubiera perdido eficacia.Hay una historia sumergida bajo la
inocencia del tono y por la inocencia del tono, que parece estar
empujando el relato tal como fue contado. Otra consigna, ms
adelante en la materia, toma la forma de un juego de
escrituraautomtica. Frases que comienzan con me acuerdo escritas
una a continuacin de la otra, sin pensar, sin buscar el recuerdo
deliberadamente, dejndolo aparecer en la continuidad de la
escritura espontnea.Luego de unos minutos de escritura cada alumno
leer en voz alta su pgina de evocaciones.En este momento del
ejercicio los alumnos detectan en la sucesin de imgenes, algunas
que se recortan y prevalecen porque resultan ms sugerentes o ms
visuales y potentes que las otras.Esto ocurre en la enumeracin que
cada uno lee en voz alta, y tambin en la escucha de la enumeracin
de los compaeros. En su propia lista de evocaciones, Lila destaca
la siguiente sucesin de prrafos: me acuerdo del hambre en los
recreos, me acuerdo del olor a factura recin hecha, me acuerdo de
T.S., me acuerdo de su voz y su talento, me acuerdo que ella vena a
casa pero yo no iba a la suya La frase vena a casa, pero yo no iba
a la suya que parece una ms entre las evocaciones, en el contexto
de la puesta en comn fue resaltada tanto por Lila como por sus
compaeros.Varios de ellos recordaron a algn amigo de la
adolescencia que nunca propona su casa como lugar de encuentro.Este
hallazgo fue el germen narrativo que Lila guardara para escribir a
partir de l su cuento Fonticas, meses despus, cuando cursaba la
materia Escritura Narrativa II. Compartimos a continuacin un breve
fragmento de ese cuento: Lo primero que me dijo cuando volvimos a
encontrarnos fue que haba terminado el secundario. Estbamos en un
bar de estacin, uno de esos boliches con sndwiches bajo campanas de
vidrio y murmullo de gente arrastrando brtulos. Volva al pueblo,
anunci, a ver si esta vez me va mejor.Haca una eternidad que no
hablbamos, aunque las dos nos habamos mudado a Buenos Aires en la
misma poca.Supe que haba empezado una carrera de cantante en la
banda de rock de un amigo, y que al tiempo el amigo la haba dejado
plantada, embarazada.Pero de esto tambin haca una eternidad, y
apenas haba tenido noticias despus.Me llam desde un locutorio de la
terminal un impulso, no s qu me dio, dijo como disculpndose.Cort y
sal corriendo a Retiro. Apenas nos veamos fuera de la
escuela.Tenamos amigas diferentes, vivamos en barrios alejados.En
realidad nunca supe dnde viva Teresa, fuera de que era lejos.Vena a
mi casa y yo no iba a la suya.Punto.Tampoco saba quines eran sus
amigas, ni si tena amigas.S saba (todas sabamos) que usaba ropa
distinta, ropa que pareca estar al margen de mandatos y guios de
marcas. Esa independencia corresponda de alguna manera con su voz
profunda, con sus ojazos oscuros de mujer adulta, y con el hecho de
que a veces se le vea el piyama bajo el guardapolvo.Faltaba
mucho.Se rumoreaba que en vez de ir a la escuela se iba al ro a
fumar y escuchar msica heavy con su amigo el Coyo. Que el Coyo no
fuera su novio sino su amigo haca todo ms intrigante.Teresa
habitaba otra dimensin, no era materia para el chisme comn.Creo que
le tenamos un poco de miedo.() b)Multiplicacin En los ejemplos
citados, el hallazgo se ve confirmado como tal en la multiplicacin
de versiones y nuevas imgenes que despierta en quienes escuchan.En
la conversacin que sigue a la produccin de relatos orales, quienes
escuchan dan cuenta de detalles que amplan la imagen original como
en un juego de reflejos.Un estallido que su autor no hubiera
abarcado en la soledad de la ocurrencia.Veamos cmo sucede trayendo
nuevos ejemplos: La consigna de la clase propone recordar y contar
una historia no leda sino escuchada muchas veces.Una historia
heredada, narrada por un familiar o un amigo en ms de una
oportunidad. Comenzada la ronda, es habitual que quien cree que no
tiene una historia que responda a la consigna (en mi familia nadie
cuenta historias), la encuentre al escuchar el relato de algn
compaero. Una vez que todos cuentan se les pide que sealen las
escenas, los momentos que percibieron con mayor nitidez en el
relato de un compaero, instantes en los que les pareci ver la
escena al escucharla. Sucede entonces que: -En la descripcin de la
escena que realizan quienes la escucharon, se resalta la tensin, la
proximidad de los opuestos. Victoria narra una historia que
comienza en el velorio de su abuelo.En un momento dado, el atad est
rodado de nietos que se cuentan unos a otros la vida del abuelo
cada vez ms divertidos, hasta el estallido de la carcajada. Su
compaera Cinthia destaca esa escena y dice: veo la escena del
velorio de tu abuelo como un momento felizmente desdichado. La
historia que cuenta Leonor es la que escuch tantas veces de su
abuela materna. La abuela de Leonor lleg a Argentina desde un
pequeo pueblo de su Polonia natal en los comienzos de la dcada del
30 del siglo pasado. La empujaba el hambre. Haba dejado en Polonia
a la nica sobreviviente de su familia: una hermana menor a quien
prometi enviar un pasaje para que viajara tambin; lo hara en cuanto
pudiera trabajar y reunir el dinero necesario. Pero la guerra lleg
antes. El pequeo pueblo fue arrasado por los nazis y las cartas
desesperadas de la abuela nunca tuvieron respuesta. La hermana
menor estara muerta como los dems, pens. En 1960 una vecina
argentina de la abuela viaj a Israel. Se aloj durante unas semanas
en un pueblo de cuatro humildes casas. Una maana sali al jardn y
salud a la mujer que viva en la casa de al lado, cruz unas palabras
en hebreo con ella. Le cont que viva en Argentina. La mujer dijo
entonces que su hermana haba viajado a Argentina haca ya mucho
tiempo, quin sabe si vivira an. Esa mujer era la hermana de la
abuela de Leonor que ella crea muerta.Tiempo despus las dos
hermanas se reencontraron en Buenos Aires, cada una con su nueva
familia. Ambas apenas recordaban el idioma polaco que hablaban en
la juventud. Ahora una hablaba castellano,la otra hebreo, igual que
sus hijos y nietos. Al llegar a este momento del relato, otra
alumna del grupo, Lorena, destaca esta escena de reunin familiar y
dice: Veo a tu familia por fin reunida, tienen mucho para decirse,
pero hablan idiomas distintos. -A veces, las escenas destacadas se
describen casi del modo en que aparecen en mitos universales, aun
cuando quien narra no lo perciba.En el ejemplo anterior, alguien
describe ese caos de voces e idiomas como una Torre de Babel. -Las
imgenes sealadas por quienes escuchan estn teidas con imgenes
propias, y por lo tanto constituyen ya una nueva versin del
original.Cuatro humildes casas en medio del desierto en Israel se
ven tal como un grupo colorido de casas solitarias en los comienzos
de la ciudad de Ushuaia por una alumna cuyos abuelos vivieron all.
-Por ltimo, el tiempo en el que sucedi el acontecimiento referido
en cada relato, su clima de poca, es captado por quienes escuchan
en el tono del narrador que lo transmite. En otra historia, la de
una abuela inglesa cuyo hijo se cas con una mujer araucana, y tuvo
dos hijos rubios y los dems morochos, cuando el narrador cuenta que
la abuela preparaba el t a las cinco de la tarde slo para recibir a
los dos nietos rubios, su gestualidad, el tono de su voz, el
detalle con que describe los preparativos, no dan cuenta ms que de
la naturalidad con que se viva el hecho.Del mismo modo, quienes
escuchan la historia la recortan del contexto de nuestro presente y
prescinden de juzgar la conducta de la abuela como un acto de
discriminacin. 4.- El bloqueo en la escritura: la oralidad como
camino posible. Habiendo desarrollado hasta aqu la temtica de la
oralidad como herramienta en la produccin de historias, nos
detendremos a continuacin en otro aspecto: la oralidad y sus
posibilidades para favorecer el desbloqueo en un proceso de
escritura. Para abordar esta cuestin, vamos a compartir una
experiencia puntual durante la escritura, bloqueo y reescritura de
una obra teatral.A comienzos de 2012 me escribi la dramaturga
canadiense Julie Vincent, con quien ya haba trabajado en la
coproduccin teatral de una obra de su autora, que traduje del
francs y adapt en 2010 para presentarla en el circuito teatral
alternativo de Buenos Aires.Ella estaba escribiendo una nueva
pieza, que hasta aquel momento era un soliloquio.El personaje era
una fotgrafa de Montreal, Annabelle Brault. Ella intua sin embargo
que haba otro personaje en esa historia al que no lograba asir.Con
cincuenta pginas de la obra ya escritas, se encontraba en un
momento de bloqueo.Me propuso venir a Buenos Aires, y realizar un
laboratorio de escritura, convencida de que yo podra ayudarla a ir
detrs de la intuicin de ese segundo personaje. Le y rele el monlogo
varias veces.Le propuse un plan de trabajo intensivo basado en
improvisaciones de relato oral. Fuera a partir de una frase de su
propio texto que yo haba percibido como eje potico.Fuera pidindole
que me contara algo del personaje en tercera persona, hacindola
salir del monlogo para mirar al personaje ya escrito desde afuera.A
medida que ella avanzaba en los relatos orales olvidando su texto
escrito, sin salir sin embargo de la historia que quera narrar, esa
historia comenz a expandirse, y el tercer da de trabajo, apareci un
encuentro con otro personaje, otra mujer.Una joven argentina, que
buscaba a Annabelle, quera acercarse a ella, convencida de que una
historia pasada las una. A partir de all, del nacimiento de Soledad
Alcides, como luego llamara Julie a este nuevo personaje, fue
surgiendo -siempre en la oralidad- el vnculo entre las dos mujeres
y se fue tejiendo la historia del episodio que las lig en el pasado
en la ciudad de Buenos Aires y las reuna ahora en una estacin de
metro de Montreal. Grabamos la totalidad de nuestros encuentros, y
luego convocamos a alguien para transcribir las quince horas de
narracin.Destinamos el quinto y ltimo da del laboratorio a escribir
el boceto de la estructura de la obra en base al recuerdo de los
das anteriores. Julie volvi a Montreal y a la escritura.Durante
todo el ao 2012 ella me envi sucesivas versiones de su pieza, que
tom la forma de un cuento teatral a dos voces, y yo le enviaba a mi
vez devoluciones y sugerencias.Ambas hacamos todo lo posible por no
perder la riqueza de las huellas orales del trabajo que habamos
hecho juntas en Buenos Aires.Huellas que tenan que ver con las
palabras y expresiones poticas surgidas en el relato oral, pero
tambin, y con gran relevancia, con el ritmo que provena de esa
prctica.El texto escrito en el aire tena la cadencia y el ritmo que
aparecen de manera espontnea en el habla, y que le hacan falta a
esa historia.Para resguardar esa msica en la escritura, regresamos
una y otra vez a abrevar en la escucha de la versin oral.Dice Julie
respecto de esta experiencia compartida, en el prlogo de la edicin
bilinge de Soledad au hasard, en espaol Soledad o el azar: Un da en
que comparta mi trabajo con Blanca Herrera en Buenos Aires, yo
improvis para ella largos segmentos de la primera versin de mi
historia.Blanca deseaba escucharme improvisar oralmente ms que
releer ella misma la obraEl ejercicio fue determinante: el acto de
contar en voz alta me permiti expresar lo que al momento de la
escritura haba omitido y hasta censurado. 5.- El comienzo de la
narracin. El comienzo de la literatura. En el desarrollo mismo del
oficio de escribir, as como Cortzar entrevi sus cronopios en la
luminosidad de un intermezzo en la Opera de Pars; as como Virginia
Woolf con la excusa de comprar una mina de lpiz, sala en el
atardecer invernal de Londres a dejarse sorprender por imgenes
callejeras en las que hubiera historias encapsuladas, tambin hay
escritores que han dado cuenta de hallazgos a partir de la escucha
y la conversacin. Veamos la experiencia de uno de ellos, contada en
una entrevista periodstica con posterioridad a la publicacin de su
novela.Se trata de Leopoldo Brizuela y su ltima obra Una misma
noche.Dice Leopoldo:Fue apasionante trabajar con recuerdos
personales para hacer ficcin. En 2004, le una novela de Marcela
Sol, en la que una concertista de piano que tiene una hermana
desaparecida elabora el plan desesperado de tocar un concierto en
el Teatro Coln para los militares, con la secreta esperanza de
quedarse a solas con uno de ellos y preguntarle por su hermana. Y
entonces record algo que me haba pasado en 1976, y que tena borrado
hasta ese momento. Una noche de 1976 yo tena 12 aos- policas de
civil entraron a mi casa y exigieron registrarla.A mi madre la
retuvieron en la vereda, a mi padre lo hicieron ir cuarto por
cuarto encendiendo la luz y abriendo los placares.Yo me qued solo
con un tipo en el cuarto de adelante.Cuando llegaron yo estaba
tocando el piano, estaba por rendir el segundo ao en el
conservatorio.Cuando me vi con ese tipo al lado, con un arma
enorme, en aquel silencio, slo atin a seguir estudiando. Cuando
termin l me dijo Lindo pibe, eh! Al recordarlo, 28 aos despus, me
dije yo toqu el piano para un tipo de sos, qu hice? qu es
esto?Empec a contrselo a mis amigos, reinterpretando el recuerdo
cada vez que lo narraba, escuchando tambin la versin de ellos.Fue a
partir de esas conversaciones que fui concibiendo unainterpretacin
del hecho que quedara acabada solamente si escriba esa
historia.Entonces escrib, para buscar un relato que diera una nueva
significacin a esa vivencia inexplicable. Para m, se es el momento
fundamental de la novela.Esa noche en que yo toqu el piano en medio
de la invasin de la patota.Al narrarla fui dndome cuenta de su
riqueza; esa noche es la que expulsa a ese chico de la infancia y
lo arroja al terror del mundo.De pronto cualquiera de los que lo
rodean puede no ser como l piensa.En un segundo, la madre no parece
la madre, el padre no parece el padre, y l mismo hace algo que no
comprende. Para terminar: Nos hemos referido en este tiempo
compartido a una serie de experiencias que tienen lugar en el
territorio de la oralidad.Nos preguntamos entonces, entre otras
cosas: Cmo llevar el silencio a la escritura? Cmo escribir el tono
y el ritmo con que se cont una historia? Cmo encontrar sin buscarla
una metfora? Los hallazgos que se producen en el mbito de la
conversacin son potencialmente literarios.Las experiencias ulicas
en la materia Usina de Historias forman parte de un trabajo
orientado hacia el aprendizaje de su reconocimiento. Tal como hemos
visto, tambin los escritores pueden partir de grmenes narrativos
concebidos en el mbito de una conversacin.La narracin ha comenzado.
La escritura, an no. Para ingresar en estado de literatura, hay que
hacer pasar ese relato en potencia por un desvo del lenguaje
habitual que nos saca del mundo cotidiano y nos lleva al mundo
literario.Slo entonces sabremos en qu tono, con qu voz deber ser
narrada esa historia.Hemos odo ese tono, pero es slo a travs de la
prctica de la escritura que encontrar su expresin literaria.