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ACADEMIA NACIONAL DE ESTUDIOS POLTICOSY ESTRATGICOS (ANEPE)
Santiago de Chile
N 108OCT-DIC
2007
ISSN 07167415Polticay
EstratEgiaPolticay
EstratEgiaACAD
EMIA
NAC
IONA
L DE ES
TUDIOS POLITICOS Y ESTRATEGICOS
CHILE
CAROLINA LLACH VALDIVIESO LENGUA, TERRITORIO Y PODER COMO
ESPACIOS GEOPOLTICOS
SERGIO PRINCE CRUzAT EPISTEMOLOGA PARA UNA GEOPOLTICA DE LA
POSMODERNIDAD
ARTURO CONTRERAS POLGATI ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA
CONTEMPORNEA
PATRICIO CARVAjAL ARAVENA GEOPOLTICA DE LOS ENTORNOS Y SOCIEDAD
DEL RIESGO. UNA INTEPRETACIN DESDE LA GEOPOLTICA CRTICA. EL CASO
CHILENO
FRANCISCO LE DANTEC GALLARDO CONTRIbUCIN DE LA GEOPOLTICA CRTICA
A LA COMPRENSIN DE LA ACTUAL CONCEPCIN DE SEGURIDAD
CRISTIN LEYTON SALAS GEOPOLTICA ENERGTICA EN AMRICA DEL SUR
jOS WILLIAM VESENTINI LA CRISIS DE LA GEOPOLTICA bRASILEA
TRADICIONAL. ExISTE HOY UNA NUEVA GEOPOLTICA bRASILEA?
ANEPEEliodoro Yez 2760 - Providencia - Santiago
Telfono: (56-2) 5981000Fax: (56-2) 5981043
Pgina Web: www.anepe.cl Correos Electrnicos:
[email protected]
[email protected]
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PolticaY
EstratEgia
N 108
Publicacin TRiMESTRal dE la acadEMia naciOnal dE ESTudiOS
POlTicOS Y ESTRaTGicOS, PEROdO OcTubRE - diciEMbRE dEl aO
2007
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E ESTUDIOS POLITICOS Y ESTR
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CHILE
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DIRECCIN DE LA REVISTA
DirectorJulio E. Soto Silva
EditorJuan Araya Daz
SecretarioIvn Rojas Coromer
CONSEJO EDITORIAL
PresidenteContraalmirante Enrique OReilly Merino
Vocales
Patricio Carvajal AravenaMagster en Gestin y Planificacin
Estratgica
Facultad de Economa y Administracin de la Universidad de
ValparasoANEPE. Chile.
Fernando Duarte Martnez-CondeMagster en Ciencias Militares
Academia de Guerra del EjrcitoANEPE. Chile.
Carlos Molina JohnsonMagster en Ciencia Poltica, Universidad de
Chile
Magster en Ciencias Militares, Academia de Guerra del Ejrcito.
Doctor (C) Filosofa,Universidad de Salamanca
MDN. Chile.
IMPRESIN: INSTITUTO GEOGRFICO MILITAR
REVISTA
POLTICA Y ESTRATEGIAPUBLICACIN TRIMESTRAL
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STUDIOS POLITICOS Y EST
RA
TE
GIC
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CHILE
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 20074
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
Consejeros 2007/2008
RObERtOARANCIbIA ClAVEl
Doctor en Historia - Universidad Catlica de Chile
General de Ejrcito en retiro. Mutualidad del Ejrcito y Aviacin.
Chile
FRANklINbARRIENtOS RAMREz
Doctor en Ciencias Polticas - Universita degli Studi di Milano -
Italia
Universidades: la Repblica - Central - tec-nolgica
Metropolitana. Chile
MARIANO C.bARtOlOM
Doctor en Relaciones Internacionales - Uni-versidad del Salvador
- Argentina
Escuela Superior de Guerra, Escuela de De-fensa Nacional -
Universidades Nacional de la Plata y Universidad de Palermo.
Argentina
FERNANDOCAAS PAlACIOS
Magster en Negocios Universidad Adolfo Ibez - Chile
Metrogas S.A. Chile
ARtUROCONtRERAS POlGAtI
Doctor en Estudios Americanos mencin Relaciones Internacionales
- Universidad de Santiago de Chile
Coronel de Ejrcito en retiro. ANEPE. Chile
RObERtODURN SEPlVEDA
Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Ginebra - Suiza
Instituto de Ciencia Poltica Universidad Ca-tlica. Chile
JAIMEEtCHEPARE JENSEN
licenciado en Filosofa con mencin en His-toria - Universidad de
Chile
Departamento de Ciencias Histricas y So-ciales Universidad de
Concepcin. Chile
UlDARICIOFIGUEROA Pl
Administrador Pblico - Universidad de Chile
Ex Embajador. ANEPE. Chile
ClAUDIOFUENtES SAAVEDRA
Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Carolina del
Norte-Chapel Hill - EE.UU.
Director de la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales
(FlACSO). Chile
CRIStIN GARAy VERA Doctor en Estudios Americanos - Universi-dad
de Santiago de Chile
Instituto de Estudios Avanzados de la USACH. Chile
EDUARDOGARCA DOMNGUEz
Magster en Ciencias Polticas y Martimas con mencin en Estrategia
- Academia de Guerra Naval - Chile
Director del Centro de Estudios Estratgicos de la Armada.
Chile.
SERGIOGONzlEz MIRANDA
Doctor en Estudios Americanos - Universi-dad de Santiago de
Chile
Director Ejecutivo Instituto de Estudios Inter-nacionales
Universidad Arturo Prat de Iqui-que. Chile
OMARGUtIRREz VAlDEbENItO
Magster en Ciencia Poltica Aplicada - Uni-versidad Martima de
Chile
Oficial de Marina en retiro. Centro de Estu-dios Estratgicos de
la Armada. Chile
GUIllERMOHOlzMANN PREz
Doctor (C) en Estudios Americanos - Univer-sidad de Santiago de
Chile
Departamento de Ciencia Poltica - Instituto de Asuntos Pblicos
Universidad de Chile. Chile
JEANNEttEIRIGOIN bARRENNE
Doctor (C) en Derecho Internacional - Univer-sidad Complutense
de Madrid
Facultad de Derecho Universidad de Chile. Chile
CRIStINlE DANtEC GAllARDO
Magster en Gestin de Negocios Internacio-nales - Universidad
Gabriela Mistral
General de Ejrcito - Director de Finanzas del Ejrcito. Chile
MIGUEllECAROS SNCHEz
Doctor en Filosofa mencin Historia - Uni-versidad Pars II
(Francia) y Universidad del Salvador - Argentina
Decano Escuela de Aviacin Capitn Ma-nuel valos Prado. Chile
JOSMORAND lAVN
Doctor (C) en Estudios Internacionales - Uni-versidad de Denver
- EE.UU.
Director del Instituto de Estudios Internacio-nales de la
Universidad de Chile. Chile
WAltERSNCHEz GONzlEz
Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Notre Dame -
EE.UU.
Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de
Chile. Chile
HERNN l.VIllAGRN NARANJO
MSc (Fsica) - Universidad Catlica de Val-paraso
Analista/Consultor Ciencias, tecnologa y Po-lticas Pblicas
IVNWItkER bARRA
Doctor en Comunicaciones - Universidad Carlos IV de Praga -
Repblica Checa
ANEPE. Chile
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 5
A NUESTROS LECTORES Y COLABORADORES
1. la revista Poltica y Estrategia, editada cuatro veces al ao,
es una instancia de reflexin acadmica que ofrece sus pginas a
profesionales universitarios, investigadores, docentes y, en
general, a todos los lectores y personas chilenas como extranjeras,
estudiosas de las materias relacionadas con la seguridad y la
defensa nacional y con los altos niveles de la poltica y la
estrategia, invitndolos a colaborar en su difusin, en un marco de
pluralismo y diversidad de opiniones, con el solo espritu de
conocer los distintos pensamientos acadmicos sobre estos temas de
inters, a travs de esta publicacin de la Academia Nacional de
Estudios Polticos y Estratgicos.
2. En fecha reciente nuestra publicacin ha pasado a formar parte
del Sistema de Informacin en lnea para Revistas cientficas de
amrica latina, el caribe, Espaa y Portugal, Lantindex
(http://www.lantindex.org), como paso previo a su futura
incorporacin al proyecto SciELO Chile.
3. Cumplimos con el deber de informarles que nuestra revista est
en el proceso de incorporacin a la biblioteca cientfica SciElO
chile, de conycit, lo que implica un reconocimiento a la
trayectoria de nuestra revista en el mundo de las ciencias
sociales. Esto conlleva un gran desafo tanto para la academia, su
consejo Editorial como para todos los acadmicos nacionales y
extranjeros que son fieles colaboradores a esta publicacin,
difusora de las materias propias de la Seguridad y la defensa, que
cada da advierten un mayor inters por parte de la ciudadana
informada.
4. Los trabajos o artculos que se remitan para ser publicados en
nuestra revista deben ser: originales, inditos y exclusivos.
5. Los conceptos, puntos de vista e ideas expuestos por los
autores de los artculos que se publican, sern de su exclusiva
responsabilidad, y no representan necesariamente el pensamiento de
la Academia.
6. Con el objeto de lograr una mayor eficiencia y precisin en la
publicacin de los trabajos que se reciben, es conveniente que sus
autores consideren las siguientes pautas:
Original en tamao carta, con una extensin no mayor a 30 pginas,
espacio simple, escritos en sistema Word, letra tamao Arial N 12.
Adjuntando el disquete correspondiente o remitirlo por medio de
correo electrnico.
Las fotografas, grficos y/o imgenes, dentro del texto, slo sern
publicadas si su inclusin permite apoyar o clarificar el texto para
una mejor compresin de los lectores. Los grficos deben estar
dibujados o diseados en computacin o, en su defecto, en papel de
dibujo transparente, con tinta negra.
Todos los mapas deben ser publicables, es decir, sin
restricciones de derechos de autor ni condiciones que necesiten
autorizaciones especiales de la direccin de lmites y Fronteras de
chile, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 20076
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
De ser imprescindible la inclusin de algunos de los elementos
citados precedentemente, debe hacerse llegar el material en forma
fsica con la finalidad de obtener una buena resolucin de impresin,
indicando la fuente de origen, con el propsito de no infringir la
Ley de Propiedad Intelectual.
Para las citas y referencias bibliogrficas se debe tomar como
referencia el Manual de Estilos de la A.P.A. (American
Psychological Association), 5 Edicin, ao 2001, instructivo que se
encuentra publicado en el sitio web de la academia; indicndose, de
entre varias derivaciones, algunos ejemplos:
cita textual (Transcripcin de un texto literalmente de otro
autor o un documento previamente publicado): Sobre el olvido, Luria
(1988) dice que el problema del olvido est estrechamente vinculado
con el del recuerdo y ha despertado la misma atencin. Qu es lo que
causa la desaparicin de las huellas de la memoria o, como es
normalmente llamado, el olvido (p. 281).
cita contextual (Resume una parte especfica de un documento o
del contenido del mismo): La Programacin Neurolingstica (PNL) es
una herramienta de trabajo para todas las personas que trabajan con
o para las personas. Define Zambrano (2001) la PNL como una serie
de tcnicas destinadas a analizar, codificar y modificar conductas,
por medio del estudio del lenguaje, tanto verbal, como gestual y
corporal.
Bibliografa (un autor): GONZLEZ J., J. (2000). Visin por
Computador. Madrid, Espaa: Paraninfo.
Bibliografa (ms de un autor): achaRd, diego y FlORES, Manuel.
(1997). Gobernabilidad: un reportaje de Amrica Latina. Mxico: Fondo
de Cultura Econmica.
Los autores deben incluir palabras claves para facilitar que los
artculos sean localizados en los motores de bsqueda de internet.
Por ejemplo: La misin de las Fuerzas Armadas en el combate del
terrorismo yihadista. Palabras claves: Yihadismo, Terrorismo,
Conflictos asimtricos.
Las palabras claves, al igual que el ttulo, deben venir en
espaol e ingls.
Adjuntar un breve resumen (abstract) del tema, en espaol y en
ingls, de una extensin mxima de 15 lneas.
Adjuntar breve currculum del autor, principalmente institucin de
trabajo, pas, direccin de contacto (e-mail o direccin postal),
ttulos y grados acadmicos, adems telfono para efectos de que se
puedan realizar los contactos entre la editorial y los autores que
remiten artculos.
7. Cada artculo es sometido a revisin de evaluadores externos o
de acadmicos de la ANEPE. Sus respectivos informes son remitidos al
Consejo Editorial, cuyos integrantes deciden la publicacin o no de
los trabajos. Los artculos que, por alguna razn, no
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 7
sean aprobados por el consejo de la revista, sern devueltos a
sus autores, quedando a su total disposicin.
Tambin el consejo podr formular observaciones para que los
artculos sean revisados y se ajusten a la poltica editorial de la
revista.
8 . El sumario de la revista podr ser consultado en la pgina web
de la ANEPE (http://www.anepe.cl ), donde se incluir un resumen del
contenido de cada uno de los artculos.
9. Los escritos debern ser remitidos al Director de la revista
Poltica y Estrategia.
10. Para cualquier informacin srvase contactarse al correo
electrnico [email protected]
INFORMACIN
Es grato informarles que a partir del mes de diciembre de este
ao, nuestro Consejo Editorial estar conformado, adems del Director,
Subdirector de la Acade-mia y del Director de la Revista, por los
siguientes acadmicos: Doctores Roberto Arancibia Clavel, Jos Piuzzi
Cabrera, Roberto Durn Seplveda, Miguel Lecaros Snchez; Magsteres
Fernando Caas Palacios, Cristin Ledantec Gallardo, Gus-tavo Basso
Cancino y el candidato a Doctor Carlos Molina Johnson.
A todos ellos, la Revista Poltica y Estrategia les da la ms
cordial bienve-nida y les agradece su valiosa cooperacin que
enriquece nuestro quehacer aca-dmico.
Finalmente, la Revista Poltica y Estrategia cumple con informar
a sus lectores que el 21 de diciembre de 2007 ha asumido como nuevo
Director de la ANEPE el General de Brigada Area (A) don Carlos
Stuardo Escobar.
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BL 8
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SUMARIO
Pgina
H Editorial
____________________________________________________________ 11
H lengua, territorio y poder como espacios geopolticos
______________________ 12 Magster Carolina llach Valdivieso
H Epistemologa para una geopoltica de la
posmodernidad____________________ 19 Dr. Sergio Prince Cruzat
H Anlisis crtico de la geopoltica contempornea
___________________________ 29 Dr. Arturo Contreras Polgati
H Geopoltica de los entornos y sociedad del riesgo. Una
intepretacin desde la geopoltica crtica. El caso chileno
_______________________________________ 46 Magster Patricio
Carvajal Aravena
H Contribucin de la geopoltica crtica a la comprensin de la
actual concepcin de seguridad
________________________________________________________ 71 Dr.
Francisco le Dantec Gallardo
H Geopoltica energtica en Amrica del Sur
________________________________ 83 Seor Cristin leyton Salas
H la crisis de la geopoltica brasilea tradicional. Existe hoy
una nueva geopoltica
brasilea?___________________________________________________________
108 Profesor Jos William Vesentini
H Recensin de libro
___________________________________________________ 121 Magster
Patricio Carvajal Aravena
H libros Coleccin de Investigaciones ANEPE
______________________________ 125
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BL 10
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 11
EDITORIAL
La Revista Poltica y Estrategia, fiel a su tradicin de ser rgano
de difusin del pensamiento en materias de Seguridad y Defensa,
dedica el nmero 108 (lti-mo trimestre de 2007) al entendimiento,
desde el punto de vista de la geopoltica, de los desafos de la
globalizacin y la dinmica de las relaciones internacionales.
Dada la relacin que la geopoltica, como disciplina de estudio,
tiene con la Seguridad y la Defensa, la Academia Nacional de
Estudios Polticos y Estratgicos (ANEPE) organiz el 8 y 9 de
noviembre de 2007 el Primer Congreso de Estudios Polticos y
Estratgicos en esta disciplina.
El evento reuni a miembros de la comunidad de defensa con el
propsito de analizar y reflexionar sobre esta relacin y verificar
sus manifestaciones den-tro del contexto y las caractersticas del
mundo del siglo XXI. Parte del producto de este congreso se pone a
disposicin de los lectores para su conocimiento en la presente
edicin.
El nmero 108 incluye ponencias seleccionadas presentadas por los
ex-positores en dicho congreso, que abordan temas tales como:
Lengua, territorio y poder como espacios geopolticos, Epistemologa
para una geopoltica de la pos-modernidad, Anlisis crtico de la
geopoltica contempornea, Geopoltica de los entornos y sociedad del
riesgo para la comprensin de las relaciones internacio-nales en el
contexto multicivilizatorio y cultural de la globalizacin,
Contribucin de la geopoltica crtica a la comprensin de la actual
concepcin de seguridad, as como la Geopoltica energtica en Amrica
del Sur, y un anlisis de las caracte-rsticas de la geopoltica
brasilea en cuanto modelo militar-empresarial vinculado entre otros
objetivos a la ocupacin de la Amazonia y el desarrollo de un Estado
fuerte y su actual situacin por el cambio del contexto en que fue
formulada.
Con la edicin de estos trabajos damos el primer paso en un
proceso que pretende reinstalar el estudio de la Geopoltica, como
otro de los factores rele-vantes en el estudio de la Seguridad y la
Defensa. en ese sentido, las reflexiones publicadas en este nmero,
constituyen elementos de juicio para entender desde el punto de
vista de la geopoltica, los desafos de la Globalizacin y la dinmica
de las relaciones internacionales, con la particular ptica en que
cada autor enfoca el tema.
Para ello, invitamos a nuestros lectores a opinar sobre las
materias incor-poradas en este nmero, con el fin de generar lneas
de debate y anlisis que permitan conformar un cuerpo temtico base
para un futuro evento acadmico de mayor amplitud.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200712
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
* Magster en Lingstica, Universidad de Chile. Chile.
[email protected] Fecha de Recepcin: 151107 Fecha de
Aceptacin: 291107
LENGUA, TERRITORIO Y PODER COMO ESPACIOS GEOPOLTICOS
CAROLINA LLACH VALDIVIESO*
RESUMEN
Aparentemente, algunas nociones e ideas fundamentales de la
geopoltica crtica han sido cercanas histricamente, como la
distincin implcita entre lmite y frontera de la geolingstica y la
dialectologa. Sin embargo, ambos enfoques han realizado sus
estudios sustentados en los supuestos epistemolgicos de su tiempo.
De all que se establezca que la vertiente de la lingstica
contempornea pertinente para el estudio de la produccin y
circulacin de los discursos geopolticos que median la configuracin
efectiva del territorio por parte de los sujetos es el Anlisis
Crtico del Discurso.Palabras claves: Lengua Territorio Geopoltica
Crtica Anlisis Crtico del Discurso.
LANGUAGE, TERRITORY AND POWER AS GEOPOLITICAL SPACES
ABSTRACT
Apparently, some fundamental ideas of critical geopolitics have
been historically close, like the implied distinction between
boundary and border of geo-linguistic and dialectology. However,
both approaches have made their studies sustained in the so call
language studious of their own time. From there we can state that
the apex of the contemporary linguistic for the study of production
and circulation of geopolitical discourses that mediate the
effective configuration of territory on behalf of the subjects, is
the Critical Analysis of the DiscourseKey words: Language Territory
Critical Geopolitics Critical Analysis of Discourse.
I. INTRODUCCIN
Como se explicar en este artculo, los estudios lingsticos
siempre han tenido una fuerte relacin con el territorio, sin
embargo, para investigar el lenguaje desde una mirada geopoltica
actual, se debe analizar la vinculacin efectiva del
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 13
lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS
territorio por parte de los sujetos, lo que se puede rastrear
slo a travs de la pro-duccin y circulacin de los discursos al
interior de los grupos, donde se configuran las cogniciones de cada
uno respecto del territorio.
Una de las bases epistemolgicas fundamentales de la geopoltica
crtica es la distincin que establece con la geopoltica clsica
respecto de la diferencia entre lmites y fronteras. Mientras la
geopoltica clsica, de corte organicista vincu-lada a la ideologa
del nazismo germano (Prince, 2007), configura su cartografa
fundamentalmente a travs de la idea de lmite, entendido como una
separacin ra-dical y esttica, la geopoltica crtica lo hace a travs
del concepto de frontera, com-prendida como una distincin dinmica,
en permanente cambio y que trasciende el mundo fsico, pues incluye
aspectos culturales tales como la lengua y la virtualidad que
ofrecen las nuevas tecnologas.
La nocin de frontera ha sido cercana a la visin de las distintas
subdisci-plinas lingsticas, no obstante esta aparente cercana,
deben realizarse algunas distinciones para determinar la forma en
que la geopoltica crtica y la lingstica contempornea pueden
entrelazarse para realizar una mirada transdisciplinaria de algunos
fenmenos culturales, pues no todas las vertientes de esta ltima
compar-ten bases epistemolgicas con la geopoltica crtica que les
permitan formular un discurso coherente.
II. LA vARIACIN EN LINGSTICA
Uno de los primeros fenmenos que dieron origen a los estudios
sobre el lenguaje fue la variacin lingstica. Desde observaciones ms
bien gruesas como la existencia de lenguas pertenecientes a
diversos grupos humanos, pasando por fenmenos como la formacin de
koin, lingua franca y pidgins que respondan a diversos procesos de
intercambio social entre grupos de hablantes de culturas
diferentes, hasta variaciones en los planos lxico, sintctico y
fontico dentro de un mismo idioma. Tales variaciones mostraron
tempranamente a los lingistas que la divisin entre lenguas no
corresponda exactamente a la separacin establecida por los lmites
geopolticos clsicos. De all que proliferaran los estudios sobre las
diferencias lxicas, sintcticas y fonolgicas de una lengua entre
grupos de inmi-grantes, de diversas regiones de un pas, de diversos
barrios dentro de una ciudad, entre otros.
Dentro de las subdisciplinas tradicionales, la dimensin diatpica
de la va-riacin lingstica ha sido el objeto de estudio de la
geolingstica. Especficamente, se ocupa de delimitar la extensin y
disposicin en el espacio de diferentes fenme-nos lingsticos. Si
bien acepta los lmites de la geografa poltica como un recurso
metodolgico para organizar sus estudios de campo, la presentacin
cartogrfica de sus resultados obvia deliberadamente dicha
informacin. Un ejemplo es el Atlas Lingstico Etnogrfico del Sur de
Chile ALESUCH (1973), creado para representar
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200714
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
variaciones del espaol de Chile. La dialectologa, por su parte,
posee como objeto de estudio las variedades de la lengua,
consideradas en general como dialectos (Moreno, 1993),
describiendo, por ejemplo, el espaol de Chile, el espaol culto de
Santiago, pero tambin el espaol de los inmigrantes peruanos de
Santiago de Chile o el alemn de los descendientes de los primeros
colonos del sur de Chile. Por tanto, tampoco funcionan
estrictamente los lmites geopolticos.
Otra subdisciplina ocupada de la descripcin de la variacin es la
sociolin-gstica. Uno de sus precursores, William Labov, pretenda
dar una explicacin al fenmeno de la variacin libre en los planos
fonolgico, sintctico y lxico a la luz del programa racionalista de
Chomsky. El fenmeno de la variacin libre consis-ta en una vieja
idea sobre la posibilidad de cualquier hablante aun conociendo
perfectamente la estructura y funcionamiento de su lengua materna
de realizar o producir un sonido o una palabra de acuerdo con
diferentes formas reconocidas en su grupo, sin variar por eso el
significado de la expresin. Por ejemplo:
En el plano fontico, en Chile existen, al menos, tres formas de
realizar el fonema /s/:
1. los coches [los koches]2. [loh kocheh] (aspiracin)3. [lo-
koche-] (elisin)
Ante estas tres posibles realizaciones, Labov (1999) seala que
la selec-cin de una de ellas por parte de los hablantes no es libre
como se haba afirmado hasta entonces, sino que responde a factores
culturales, especialmente, socioeco-nmicos. Las hiptesis de Labov
llevaron a comprender la variacin lingstica no en trminos de lmites
geopolticos clsicos, sino de distinciones socioeconmicas. De
acuerdo con el autor, las personas no slo realizan la lengua segn
hayan aprendido en sus hogares, sino tambin segn su sentido de
pertenencia al gru-po socioeconmico del que forma parten o segn sus
aspiraciones sociales. En consecuencia, algunos grupos como las
mujeres jvenes de clases sociales bajas y hombres jvenes que
trabajan en sectores de clase media y media alta, selec-cionan
formas de hablar adecuadas a su situacin y aspiracin laboral, es
decir, la variacin no es libre, sino que est adecuada a la forma de
realizacin del lenguaje de la clase media alta y alta. Tal marco
podra dar cuenta de algunos fenmenos lxicos y fonticos como la
seleccin de ciertos hablantes peruanos avecindados en Chile de
formas propias del espaol de Santiago. Sin embargo, la
sociolingsti-ca tampoco responde a la base epistemolgica propia de
la geopoltica crtica. Por tanto, la lengua sigue siendo considerada
un objeto de estudio concebido como un sistema, una estructura que
puede ser descrita como tal.
Como se ha podido observar, los datos que aportan tales
subdisciplinas lingsticas sobrepasan la nocin de lmite en el
sentido clsico del trmino geopo-
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 15
lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS
ltico. Sin embargo, los datos no lingsticos que entregan son
usados como parte del contexto cultural para lograr explicaciones
coherentes sobre el lenguaje, pero no se logra un estudio de las
cogniciones del sujeto respecto de su entorno. Esto se debe a que
comparten con la geopoltica tradicional, en lneas generales, la
base epistemolgica del empirismo lgico (Hempel, 1948).
III. ANLISIS DEL DISCURSO Y GEOPOLTICA CULTURAL
La nueva geopoltica o geopoltica crtica asume principios acordes
con su tiempo, en el sentido de sobrepasar la visin racional de la
modernidad, configuran-do una nueva forma de comprender la realidad
a la luz de la posmodernidad. Uno de los elementos principales de
esta nueva poca es el pensamiento crtico. En este contexto, se
asume la necesidad de distanciarse de los fenmenos sociales para
observarlos como un conjunto de discursos producidos en situaciones
parti-culares, con finalidades especficas y que, muchas veces,
intentan mantener las relaciones de poder convenientes para los
Estados u otros grupos. Adems, el rol del investigador no se limita
a la descripcin y explicacin de ciertos hechos, sino que se orienta
a la accin, al cambio de situaciones de desequilibrios o abusos de
poder. Es aqu donde los programas de la geopoltica crtica y la
lingstica com-parten su agenda.
Esta agenda compartida se aprecia en la concepcin de geopoltica
crtica que sustenta Yves Lacoste:
Le terme de gopolitique, dont on fait de nos jours de multiples
usages, dsigne en fait tout ce qui concerne les rivalits de
pouvoirs ou dinfluence sur des territoires et les populations qui y
vivent: rivalits entre des pouvoirs politiques de toutes sortes et
pas seulement entre des tats, mais aussi entre des mouvements
politiques ou des groupes arms plus ou moins clandestins, rivalits
pour le contrle ou la domination de territoires de grande ou de
petite taille. Les raisonnnements gopolitiques aident mieux
comprendre les causes de tel ou tel conflit, au sein dun pays ou
entre des tats, mais aussi envisager quelles peuvent tre, par
contrecoup, les consquences de ces luttes dans des pays plus ou
moins loigns et parfois mme dans dautres parties du monde (Lacoste,
2006).
Adems, se observa en los temas centrales como la abolicin de la
guerra y defensa de los derechos humanos, o los que seala en su
concepcin de la geopo-ltica como un proceso eminentemente
cultural.
Como se ha visto en el apartado anterior, la lingstica posee
diversas co-rrientes que an coexisten. No obstante, la
subdisciplina que puede ser compatible
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200716
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
con los estudios geopolticos crticos es el Anlisis Crtico del
Discurso. Con este nombre se renen diversos enfoques
terico-metodolgicos que buscan develar las relaciones de poder
entre diversas instituciones sociales, comprendiendo que a travs de
ellos se reproducen las ideologas de diversos grupos que obtentan
el poder y la de otros grupos minoritarios que intentan luchar
contra tales ideas o que resultan daados de alguna manera por ellos
(Fairclough, 1992; Wodak & Meyer, 2003). Ms all de las teoras
sociales que fundamenten a cada una de estas ver-tientes, el
Anlisis Crtico del Discurso posee una metodologa de trabajo
pertinente para el estudio de los discursos geopolticos.
Sin embargo, an se debe dar un paso ms all en la convergencia de
ambos enfoques. A travs del ACD, diversos autores han estudiado el
racismo, problemas de gnero, xenofobia, identidad y otras
cuestiones sociales. Mas debe tenerse en cuenta que, si se
considera que el aspecto cultural de la geopoltica crtica est
centrado en la vivencia de la territorialidad de los sujetos, el
ACD debe ser una herramienta terico-metodolgica pertinente para
analizar los discursos a travs de los cuales las personas se
apropian del territorio o, tambin, estudiar el lenguaje en el que
se configura el territorio. En otros trminos, el ACD no puede ser
extrapolado total y fielmente a los estudios geopolticos, sino que
deben utilizarse aquellos elementos que permitan identificar, en
los diferentes planos del discurso como texto situado, las
cogniciones a travs de las cuales los sujetos configuran su
territorialidad.
De all la importancia de definir la cultura siguiendo a
(Lavandero & Mal-partida, 2003:63) como el conjunto de
configuraciones conservativas que pautan agenciamiento y
pertenencia para un observador-entorno o un conjunto de ellos
dentro de una red de comunicacin.
Mediante estas consideraciones, podemos pensar la geopoltica
crtica y su metodologa de anlisis discursivo lejos de la
esquizofrenia de las derechas y las izquierdas, del marxismo y del
fascismo, para situar a la nueva geopoltica en el mbito de la
complejidad transdisciplinaria que pretende instaurar el
agenciamiento democrtico como paradigma del desarrollo de las
libertades humanas.
Iv. UN EjEMPLO DE ESTUDIOS DE GEOPOLTICA CULTURAL
Como ejemplo de lo anterior, expondr brevemente los aspectos
lingsti-cos que han sido considerados en el marco de los estudios
de la geopoltica cultural en torno a la situacin de la lengua
francesa. Una de las investigaciones de mayor inters para el mundo
acadmico que relaciona geopoltica y lenguaje es la que se da al
estudiar las relaciones entre la lengua francesa y la inglesa. Jams
se ha negado que los francfonos sean miembros de una comunidad
lingstica de impor-tancia internacional, aun considerando que la
supremaca del ingls es innegable. La relevancia de la lengua
anglosajona est directamente relacionada con su espa-
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 17
lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS
cialidad territorial y al auge econmico que estos territorios
coloniales lograron con el devenir de los aos.
El francs como lengua se ve amenazado de tal modo que, desde una
visin geopoltica clsica, hoy es muy difcil reconocer el mbito
cultural de origen galo en medio de una cultura planetaria que
considera al ingls como su lengua matricial. Este es un ejemplo de
las dificultades que debe enfrentar la geopoltica crtica al indagar
sobre las fronteras culturales del siglo XXI. Desde esta
perspecti-va, no interesa la configuracin de la lengua ni su
variacin distrtica ni diatpica en s misma, sino la funcin tanto
poltica como cultural de esta lengua y las relaciones de poder que
se establecen entre grupos caracterizados por su uso.
Por ejemplo, se estudian los conflictos que genera el uso del
francs por parte de miembros de naciones que fueron colonias
francesas, lo que es conside-rado una forma de traicin por los
ciudadanos de otros grupos de dichos pases (Lacoste, 2006). Otro
caso es el anlisis de las letras de canciones de los grupos de rap
callejero de los suburbios de Pars, donde se aprecia una
territorializacin efectiva de Francia muy distinta del resto de los
franceses, pero tambin de la cul-tura afroamericana desde donde
surge esta subcultura y de la cultura rabe de la que provienen
muchos de estos jvenes (Loyer, 2006).
CONSIDERACIONES FINALES
El propsito de este artculo ha sido mostrar que lengua y
territorio han estado unidos histricamente dentro de los estudios
lingsticos. Sin embargo, tal unin ha respondido a los fundamentos
epistemolgicos de diferentes pocas, por lo que, pese a la aparente
cercana entre las ideas clsicas de la lingstica con las de la
geopoltica crtica, se debe establecer que la nica vertiente de esta
disciplina que puede servir como aproximacin terico-metodolgica
para los anlisis del lenguaje desde una mirada geopoltica crtica,
es el anlisis crtico del discurso. Mas no en la versin estricta del
programa de ACD de Fairclough, Wodak y otros, sino conservando los
supuestos propios de la posmodernidad y el sentido de lo crtico
como la realizacin del anlisis desde una lejana investi-gativa que
contribuya a identificar las cogniciones que permiten la
configuracin efectiva del territorio por parte de los sujetos en el
proceso de produccin y circu-lacin de los discursos
geopolticos.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 19
EPISTEMOLOGA PARA UNA GEOPOLTICA DE LA POSMODERNIDAD
SERGIO E. PRINCE CRUZAT*
RESUMEN
La geopoltica crtica es posmoderna, por lo tanto, compleja. Hoy,
el conocimiento se constituye a partir de los discursos que
circulan dando cuenta de nuestras prcticas sociales. Nuestras
prcticas estn dominadas por tecnologas sofisticadas y, en general,
recientes. En cambio, nuestros discursos sociales y polticos son
herencias de prcticas cuestionadas. El choque entre las nuevas
tecnologas y los lxicos heredados han producido una fragmentacin en
los procesos de constitucin de nuestro conocimiento sobre el
espacio y el territorio. Aunque el discurso de la globalizacin y
las propuestas de una geopoltica crtica nos quieran presentar un
modelo holstico del mundo, an somos sujetos fragmentados o
multifrnicos. La integracin es un proyecto as como la Ilustracin
fue el proyecto de la Modernidad. En la presente reflexin, pretendo
sealar una perspectiva de la conformacin actual de nuestro saber y
cmo esto afecta los conceptos de territorialidad que sustentan el
conocimiento de la geopoltica.Palabras claves: Geopoltica
Posmodernidad Conocimiento Territorialidad.
LANGUAGE STUDY FOR A POS-MODERN GEOPOLITICS
ABSTRACT
Critical Geopolitics is pos-modern, therefore complex. Today,
knowledge is constituted from discourses that circulate presenting
our social practices, at the same time , they are dominated by
sophisticated technologies and, in general, very recent ones.
Instead, our political and social discourses are a legacy of
questionable practices. The impact among new technologies and the
inherit lexicon has produced a fragmentation in the process of
constitution of our knowledge about space and territory. Even
though the discourse of globalization and proposals of a Critical
Geopolitics want to present us a holistic model of the world, we
are still fragmented subjects.
* Doctor en Filosofa mencin Filosofa Poltica Universidad de
Chile. Chile. [email protected] Fecha de Recepcin: 151107 Fecha
de Aceptacin: 291107
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200720
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
Integration is a project as well as the illustration was in
Modernity. In the present reflection, I pretend to point out a
perspective of the present conformation of our knowledge and how
this affects the concepts of territory that sustain the knowledge
of geopolitics.Key words: Geopolitics Pos-modern Knowledge
Territoriality.
I. INTRODUCCIN. MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD
Para explicar esta distincin, seguiremos de cerca a Herrera
(1996). El au-tor nos explica que existe consenso entre los
especialistas en que la modernidad se puede entender como sinnimo
de Ilustracin. Pero qu es la Ilustracin? Po-demos distinguir entre
la Ilustracin en el sentido que le da el historiador, es decir, la
sensibilidad cultural propia del siglo XVIII, resultado de un
proceso que comienza en la Alta Edad Media y, por otra parte, la
Ilustracin en el sentido que le da el fil-sofo, es decir, como un
esfuerzo reflexivo para explicitar y fundamentar filosfica-mente
esta sensibilidad cultural, obra llevada a cabo, principalmente, en
Alemania por kant y Hegel.
kant (1784) en su escrito Qu es la Ilustracin? define Ilustracin
como la salida del hombre de su autoculpable minora de edad hacia
una mayora de edad gracias a la cual busca determinar su existencia
y su accin a partir exclusi-vamente de la razn. Esta definicin
implica, entre otras cosas, que para el hombre ilustrado la
existencia no es un destino regido por Dios o por la
naturaleza.
La Ilustracin es un aspiracin, una vocacin, un fin que debe y
puede ser determinada y conquistada autnomamente por el mismo
hombre. Es la expresin del fenmeno de la secularizacin. El hombre
ilustrado es alguien que ha abando-nado la idea judeo-cristiana de
la religacin. Del mismo modo, kant sostiene que la autoridad y la
tradicin que hasta la Edad Media fundamentaban el saber sobre el
ser y quehacer del hombre, deben ceder el paso a la razn. Es la
razn quien debe decirnos cmo se debe definir el ser y el quehacer
del hombre: Atrvete a pensar por ti mismo fue el lema de la
Ilustracin.
Herrera (1996) afirma que, a partir de la definicin dada, kant
explicitar, en sus dos crticas, que la misin del hombre sobre la
tierra no es asegurar la salvacin de su alma y contemplar la
naturaleza para cantar la grandeza de su Creador. En kant (2005
[1781]), desde el punto de vista terico, es la de dominar y
transformar la naturaleza mediante la ciencia y la tecnologa para
que responda a la dignidad de la persona humana. Se trata de la
humanizacin de la naturaleza. De acuerdo con el mismo kant (2002
[1788]), esta misin, desde el punto de vista tico, es la de
instaurar un reino de libertad, de justicia, de igualdad, de
tolerancia, de paz perpetua, de reconocimiento de la dignidad de la
persona, de respeto de los derechos humanos, de democracia poltica.
En otras palabras, el problema es cmo el hombre podra humanizarse a
s mismo.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 21
EPiSTEMOlOGa PaRa una GEOPOlTica dE la POSMOdERnidad
Hegel (2002 [1807]) trat de superar a kant haciendo de la
subjetividad trascendental de ste, que le pareca demasiado
abstracta, pura y, por lo mismo, vaca, una subjetividad concreta:
el espritu subjetivo absoluto, un universal con-creto o, mejor, una
totalidad concreta que se expresa en la ciencia, la moral, el arte
y en las objetivaciones de la sociedad. Por otra parte, crey
encontrar un principio de inteligibilidad de las diferentes etapas
histricas con todas sus contradicciones y fragmentaciones: la
esencia de la racionalidad histrica est en la negatividad. En
contra de la razn kantiana que despreciaba la pasin, Hegel proclama
que es a travs de sus intereses como los hombres hacen la historia,
constituyndose as en los medios y los instrumentos de algo ms
elevado, ms vasto, que ignoran y realizan inconscientemente: el
espritu absoluto. La existencia temporal encierra en s misma la
destruccin, la infelicidad, la desgracia. Pero slo as sirve a lo
eter-no, slo as el espritu absoluto se puede objetivar. A partir de
aqu, Hegel realiza la reconciliacin de lo finito y lo infinito, de
la razn y la sinrazn, de la esclavitud y la libertad. La filosofa,
autoconciencia de cada poca, conlleva la amarga expe-riencia de la
negatividad: el extraamiento y la alienacin. De esta manera, la
razn todo lo puede justificar, inclusive los millares de vidas
sacrificadas en el altar de la historia. Sin ellas, el Absoluto, el
fin y el sentido de la historia no se pueden realizar (Herrera,
1996).
El proyecto emancipatorio proclamado por la modernidad ha
fracasado. Los hechos estn ah: negacin de la dignidad de la persona
y de sus derechos, into-lerancia, desigualdad, violencia, regmenes
polticos represivos, destruccin de la naturaleza, dominio de la
tcnica sobre el hombre, ente otros grandes temas de la distopa
moderna. Muchos autores utilizan una palabra para designar el paso
de la modernidad a la posmodernidad: Auschwitz, palabra que designa
todos los campos de exterminio construidos por los nazis a partir
de la teora sobre la raza que se consideraba cientfica y, por
consiguiente, fundamentada en la modernidad. Pensemos en las
guerras mundiales, en la bomba atmica, en la destruccin de la capa
de ozono, entre otros problemas. Esto nos hace sospechar que la
utopa de que la razn con su poder absoluto garantizaba el triunfo
de la civilizacin sobre la barbarie tan slo fue un simple sueo
(Herrera,1996).
El trmino posmodernidad expresa la desazn, el malestar, el
desengao que el hombre actual experimenta frente a las promesas
falaces de la modernidad. Digmoslo en palabras de Lyotard:
Ya hemos pagado suficientemente la nostalgia del todo y de lo
uno, de la reconciliacin del concepto y de lo sensible, de la
experiencia transparente y comunicable. Bajo la demanda general de
relajamiento y apaciguamiento, nos proponemos mascullar el deseo de
recomenzar el terror, cumplir la fantasa de apresar la realidad. La
respuesta es: guerra al todo, demos testimonio de lo impresentable,
activemos los diferendos, salvemos el honor del hombre (Lyotard,
1979).
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200722
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
Ante el fracaso de la modernidad, no son pocos los que asumen
una actitud nihilista e irracionalista que nos invita a aceptar
como vlido cualquier punto de vis-ta y, lo que es peor, a renunciar
a todo futuro: vivamos el presente hasta donde nos sea posible, que
ya veremos qu pasar maana. Inclusive, no son pocos los que viven
esta autoalienacin, esta autodestruccin, como la posibilidad de un
goce esttico de primer orden. No son pocos los que viven la
posmodernidad como el imperio de la arbitrariedad. Para estos, el
lema de la posmodernidad sera el todo vale, de Heller (1991:
21).
El trmino posmodernidad expresa, igualmente, la reflexin
filosfica que en los ltimos aos han adelantado autores como
Lyotard, Foucault, Derrid, Ha-bermas y Vattimo para comprender,
explicitar, validar o invalidar esta sensibilidad cultural del
hombre del siglo XX y para descubrir la falla y, por ende, la
responsa-bilidad de la modernidad. Desde este punto de vista, la
posmodernidad constituye una crtica a la racionalidad moderna en
todos los autores, sin excepcin, ya sea que esta crtica culmine con
su condenacin a muerte, como es el caso de Vattimo, o a reconocer
sus errores, pero al mismo tiempo sus virtudes, como en Habermas,
que se ha esforzado en redefinir los ideales de la modernidad en
funcin de una nueva realidad social donde reine no la arbitrariedad
sino la tolerancia, el antidog-matismo, el reconocimiento de la
particularidad y singularidad de los individuos y de las pequeas
comunidades, el respeto por la pluralidad de formas de vida, de
manifestaciones culturales, de juegos del lenguaje.
II. LA GEOPOLTICA CRTICA COMO GEOPOLTICA DE LA POSMODERNIDAD
Esta confianza en la razn que promueve el pensamiento Ilustrado
es el marco intelectual en el que se desarrolla la geopoltica
clsica, aquella fundada por kjellen. Este autor desarroll, hacia
1916, la idea de el Estado como organismo viviente (Der Staat als
Lebensform), donde el trmino geopoltica fue utilizado por primera
vez. Su uso se da dentro de la concepcin organicista propia del
nazismo germano y que tambin comparten otros modos de pensamiento
totalitario (Toal 1996). El organicismo geopoltico es una muestra
de Darwinismo social que pro-mueve la lucha por sobrevivir. Esta la
gana el ms fuerte, lo que se objetiva en el mundo utilizando la
terminologa hegeliana en el derecho a poseer la tierra, el
territorio. Los espacios vitales en donde se configura la vida.
Este organicismo tambin se aprecia en el pensamiento estratgico del
gegrafo alemn F. Ratzel (1891, 1897). Segn ste, los Estados tienen
muchas de las caractersticas de los organismos vivientes. Tambin
introdujo la idea de que un Estado tena que crecer, extender o
morirse dentro de "fronteras vivientes", por ello, tales fronteras
son din-micas y sujetas al cambio.
La racionalidad organicista y los fundamentos filosficos que la
sustentaban sufren un golpe demoledor al enfrentarse al pensamiento
crtico y a la racionalidad
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 23
EPiSTEMOlOGa PaRa una GEOPOlTica dE la POSMOdERnidad
popperiana que abren las puertas a la posmodernidad y que, entre
otras ideas, se caracteriza por la prdida de fe en la razn y la
ciencia, la prdida de fe en el poder pblico y una bsqueda de lo
inmediato. Los individuos slo quieren vivir el presente; futuro y
pasado pierden importancia. En este mbito, surge, en la dcada del
noventa, la geopoltica crtica como un movimiento acadmico radical y
que, en oposicin a la geopoltica clsica, define la geopoltica como
un sistema complejo de discursos, representaciones y prcticas, ms
que como una ciencia coherente, neutral y objetiva. La geopoltica
crtica ve la geopoltica como un constructo tripar-tito que incluye
la geopoltica popular, formal y prctica. La versin acadmica de la
geopoltica crtica se ocupa de modo preferente de problemas
relacionados con la prctica discursiva de la geopoltica y la
historia de la geopoltica.
La geopoltica crtica se ocupa de la operacin, interaccin y
respuesta a los discursos geopolticos. Esta orientacin del
posestructuralismo sostiene que las realidades del espacio poltico
global no se revelan simplemente a observa-dores separados,
omniscientes. Los conocimientos geopolticos se consideran como
parciales, cualidades emergentes, situaciones subjetivas
particulares. En este contexto, las prcticas geopolticas resultan
de complejas constelaciones de ideas y discursos que compiten y se
modifican unos a otros. Por lo tanto, la prc-tica geopoltica no es
derechamente correcta o natural. Por el contrario, puesto que se
considera el conocimiento geopoltico como parcial, situado y
corporalizado, los Estados-Nacin no son la nica unidad legtima del
anlisis geopoltico en la geopoltica crtica.
Por lo tanto, la geopoltica crtica nos ofrece dos miradas
distintas pero re-lacionadas. En primer lugar, busca abrir la
geopoltica como disciplina y concepto. Hace esto, en parte,
considerando los aspectos populares y formales de la geopol-tica
junto a la geopoltica prctica. Adems, se enfoca en las relaciones
de poder y su dinmica. En segundo lugar, la geopoltica crtica se
ocupa de los temas geopo-lticos tradicionales, siempre dentro del
paradigma democrtico, considerando la desterritorializacin del
conocimiento, utilizando las bases epistemolgicas y me-todolgicas
de los estudios interdisciplinarios de la estructura del espacio,
consi-derando la cultura como un fenmeno y un proceso clave y
promoviendo el inters medioambiental y el discurso crtico del
colonialismo y la globalizacin.
III. CONOCIMIENTO Y TERRITORIALIDAD POSMODERNA
Quisiera presentar aqu las ideas de Lavandero y Malpartida
(2003). Si-guiendo a Piaget, los autores afirman que la
territorialidad es, en tanto cognicin, la cognicin efectiva del
mundo. La idea de representacin es constitutivamente objetual,
especialmente, por la idea de trascendencia en el conocer. As, uno
de sus pilares fundamentales es formular la constancia del objeto,
la cual resulta ser uno de los elementos cognitivos adquiridos en
la niez y modulados culturalmente (Piaget, 1954). Esta idea de
Piaget recogida por los autores nos permite interpre-
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200724
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
tar lo que, desde el punto de vista psicolgico, es la relacin
mapa-territorio, que constituye una de las bases epistemolgicas y
cognitivas del discurso geopoltico. Veamos, si siguiramos la lgica
de la Ilustracin, buscaramos una relacin objeti-va entre
mapa-territorio lo que, en otros trminos, quiere decir que el mapa
es una representacin verdadera del territorio, por lo que un
observador puede llegar a la comprensin efectiva del objeto por
medio del estudio cartogrfico.
Por el contrario, desde la visin piagetiana, nos vemos obligados
a estable-cer la distincin mapa-territorio, ya que la comprensin
efectiva del objeto territorio slo es posible en un proceso de
conocimiento trascendente que se configura des-de la niez y que nos
facilita la interpretacin territorial por la experiencia efectiva
de nuestros entornos, lo que nos permite tener configuraciones de
significado a partir de nuestra actividad como observadores. Esto
nos indica que el mapa no es capaz de capturar la subjetividad
cognitiva del observador territorial. En otros tr-minos, el mapa
slo es capaz de generar una representacin simblica del mismo modo
que el lenguaje formal puede llegar a ser una representacin del
lenguaje na-tural. La cognicin efectiva y afectiva del territorio
no es posible por medio de la car-tografa. As, Lavandero &
Malpartida (2003) han llegado a definir la territorialidad como un
proceso de equivalencia efectiva en el intercambio de mapas o
paisajes (configuraciones de significado) a partir de la actividad
generada en la actividad de los observadores en los entornos en
comunicacin. Asimismo, podemos afirmar que la efectividad cognitiva
del territorio emerge en el dominio de lo afectivo. Esta dimensin
cognitiva se incorpora al discurso geopoltico crtico cuando se
formula la posibilidad de una geopoltica cultural que se ocupa de
la territorialidad del len-guaje en la cual no existen lmites sino
fronteras difusas en permanente cambio e imposibles de captar en la
esttica de una cartografa invariante.
La nueva geopoltica inserta en su paradigma democrtico pone
especial atencin en el intercambio de cogniciones efectivas dentro
del proceso de comu-nicacin que se da entre los observadores. Dicho
de otro modo, la efectividad de la cognicin territorial es la
efectividad de la cultura entendida como un conjunto de
configuraciones que pautan el agenciamiento y pertenencia de un
observador y su entorno. No existe posibilidad de intercambio
territorial cartogrfico, ya que la dimensin de lo humano agencia
significado a territorialidades virtuales del mismo modo que
agencia la territorialidad del espacio geogrfico. Esto obliga a la
geopo-ltica crtica a incorporar la nocin de paisaje, ausente en la
geopoltica organicista de corte clsico. El paisaje ha sido definido
por Lavandero & Malpartida como la aplicacin cultural de
intercambio sobre configuraciones dentro del proceso de comunicacin
entre observadores.
Cuando Tuathail (1996) o Wallerstein (2007) se refieren al
aspecto cul-tural de la geopoltica crtica, declaran de modo
implcito la necesidad de construir una cartografa efectiva de los
afectos territoriales de los observadores ya que, siguiendo la
lgica de la cognicin de un territorio, la cultura no es otra cosa
que
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 25
EPiSTEMOlOGa PaRa una GEOPOlTica dE la POSMOdERnidad
el conjunto de configuraciones conservativas que pautan
agenciamiento y perte-nencia para un observador - entorno o un
conjunto de ellos dentro de una red de comunicacin (Lavandero &
Malpartida, 2003:63).
Nos queda por aclarar el concepto de entorno, entendido como
configu-raciones relacionales de territorialidad nicas y
permanentes para un sistema. (Lavandero & Malpartida, 2003:63).
Las configuraciones relacionales se dan en el lenguaje y permiten
la construccin de sentido territorial, es decir, los espacios
geogrficos se presentan ante nosotros como espacios afectivos en
los cuales de-sarrollamos nuestra vida y construimos nuestro
conocimiento del mundo. Los entor-nos virtuales son de tanta
importancia para la geopoltica crtica como los entornos fsicos. Lo
virtual del entorno en el cual se desarrolla gran parte de nuestra
actividad cognitiva se ve destacado por una tendencia
filotecnolgica que ha otorgado al ciberespacio un valor
instrumental y tico impensable dentro de la racionalidad ilus-trada
moderna. Ni la razn kantiana ni el absoluto hegeliano pueden llegar
a repre-sentar la complejidad de la configuracin afectiva de la
virtualidad. La cartografa de los entornos virtuales es de gran
importancia a la hora de formular una geopoltica humanista y que
haga suyo el principio de desterritorializacin.
Tambin debemos destacar que en el pensamiento relacional
complejo que sustituye la racionalidad moderna, el concepto de
comunicacin es fundamental. As, podemos decir que la
territorialidad se puede entender como un acto comuni-cativo, ya
que es en el intercambio de informacin entre observadores donde
sur-gen las distinciones que configuran la territorialidad
subjetiva de ambos. En tanto busquemos un acto de comunicacin
objetivo, corremos el riesgo de negar la co-municacin, ya que si la
objetividad se entiende como lo verdadero, el intercambio efectivo
de los afectos territoriales es absolutamente imposible, ya que al
menos en una de las partes existir la imposibilidad de decodificar
la llamada experiencia objetiva de la cognicin efectiva del otro.
Es as que la comunicacin es, para La-vandero & Malpartida
(2003:63), toda actividad que organice el intercambio de
configuraciones (formas de la extraccin de diferencias) que
conserven la relacin organismo-entorno. De esta manera, comunicacin
es una condicin de la unidad viva que organiza la relacionalidad y
sus formas, las cuales denominamos lenguaje.
Si continuamos el anlisis relacional sustituyendo la lgica
bivalente de la racionalidad cartesiana por una lgica compleja que
recoge las paradojas, entonces debemos afirmar que la geopoltica
crtica en su intento de establecer la relacin hombre territorio
debe enfrentar la paradoja de la invarianza-cambio. Para explicar
esto, recurriremos a una formalizacin libre desarrollada por
Lavandero & Malparti-da (2003) que nos permite revisar en forma
breve el contenido de esta paradoja.
La paradoja de la inavariaza-cambio se da cuando se afirma que
el sistema es lo mismo siendo distinto. Ahora bien, desde la
relacin Observador-Entorno, se da cuando se dice que: Sea un
observador X que configura un conjunto de dis-
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200726
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
tinciones i dentro de un contexto de significado particular y
que lo organiza como abstraccin para un determinado instante tj.
Entonces;
(Ci (tj)) Obsx ----------------------- (Ci (tj))
Sea a la vez un observador y que genera para ese mismo contexto
y mo-mento tj una configuracin f
(Cf (tj)) Obsy ----------------------- (Cf (tj))
Entonces, Def. paisaje de la configuracin (Mxy): Toda aplicacin
P que, actuando sobre las configuraciones particulares (Ci (tj)) y
( Cf (tj)), sirva como forma de intercambio dentro de la
comunicacin entre ambos observadores, as:
P(Ci (tj)) obsx -------------Mx
P( Cf (tj)) obsy ------------ My
Sea (Mx My) (el observador X & el observador Y generan &
comparten territorialidad). Esta territorialidad se computa a
partir de las relaciones de equiva-lencias en los mapas Mx My.
Estas equivalencias se producen en al menos dos mbitos:
(1) (Mx, My (P(Ci, f))
El primer mbito se manifiesta cuando la forma de generar las
configuracio-nes es similar. Estas configuraciones son invariantes
en el tiempo signndoseles un nombre que las hace distintas.
El segundo mbito se manifiesta cuando la otra computacin de
equivalen-cias es para tj lo que implica
(2) i[(Mx, My) (T(Ci, f))]
Finalmente, si
[(Mx, My) T(Ci, f) (Mx, MyP(Ci, f))]
se dan en el proceso de intercambio, los mapas
Mx My
generaran territorialidad o cognicin efectiva, lo cual es slo
experienciable en el dominio de los afectos (Lavandero &
Malpartida, 2003).
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 27
EPiSTEMOlOGa PaRa una GEOPOlTica dE la POSMOdERnidad
CONCLUSIN
Adnde nos lleva el camino que va desde la racionalidad moderna a
la complejidad posmoderna? A una geopoltica crtica, posmoderna, a
la cual prefiero llamar geopoltica de la complejidad. De la
formalizacin propuesta por Lavandero y Malpartida, se puede
concluir que los invariantes y sus cambios son parte de nuestra
dinmica relacional como observadores, entonces, no existe
posibilidad de formali-zar procesos relacionales del observador, ya
que el proceso y el resultado son cons-titutivos de esta
relacionalidad, clausurada por la cultura y por su biologa del
cono-cer, por lo tanto, son siempre nicos y particulares (Lavandero
& Malpartida, 2003).
El mapa no es el territorio, y el nombre no es la cosa nombrada.
Este prin-cipio, hecho clebre por Alfred korzybski y Gregory
Bateson, hace referencia a distintos niveles de nuestros procesos
cognitivos y, por las caractersticas de su contenido, nos ayudar a
clarificar lo que debe ser una geopoltica que asuma los retos del
pensamiento complejo. En primer lugar, nos trae a la vista el hecho
de que cuando pensamos en territorios o en cartografa de
territorios, no tenemos territo-rios en nuestra mente-cerebro. An
mejor, la afirmacin del fundador de la teora de la semntica general
nos dice que en todo pensamiento o percepcin o comu-nicacin de una
percepcin hay trasformacin, codificacin. Poner un nombre, nos dice
Bateson, es siempre clasificar; trazar un mapa es, en esencia, lo
mismo que poner un nombre.
Por otra parte, los desafos de una cartografa poltica compleja
nos obligan a aceptar que no existe la experiencia objetiva. Toda
experiencia es subjetiva y toda geopoltica es, en ltimo trmino, la
interpretacin subjetiva del territorio conocido efectivamente y
configurado en los afectos. El desafo de cualquier nueva
geopo-ltica es permitir y construir la libertad de los
ciudadanos-observadores del paisaje democrtico.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 29
ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA
ARTURO CONTRERAS POLGATI*
RESUMEN
La geopoltica ha sido una de las disciplinas integradoras de las
diferentes dimensiones de las ciencias geogrficas que ms ha servido
a la poltica para la toma de decisiones estatales en materia de
poltica exterior e interna. En dicho contexto, su desarrollo, tanto
en sus vertientes europea alemana y britnica as como norteamericana
y asitica, tuvo un desarrollo constante y sistematizado hasta 1945
en que los Estados Unidos y Gran Bretaa, sin fundamentos cientficos
ni evidencia emprica alguna, la estigmatizaron oficialmente como
ciencia nazi durante la II Guerra Mundial.Este despropsito
ideolgico fundamentalmente instrumental hizo que, a partir de
entonces, la geopoltica fuera marginada del estudio cientfico. En
Estados Unidos se la subsumi forzadamente en una rama de la
geografa, la geografa poltica, vacindosela as de sus contenidos y
bases originales, camino que fue imitado en muchas otras partes del
mundo.No obstante, a poco andar de la Guerra Fra y del desarrollo
de los procesos de integracin y de globalizacin, elites cientficas
provenientes de diversas disciplinas sociales, polticas y
econmicas, se dieron cuenta de que los fenmenos emergentes no podan
ser explicados al margen de la geopoltica. Sin embargo, sin
atreverse a contradecir el dictamen oficial de los vencedores de la
II Guerra Mundial, optaron por dar origen a una emergente
geopoltica llamada Crtica, la cual surge como contestataria de los
principios fundamentales de la geopoltica tradicional explicitando
que sus postulados son diametralmente opuestos a los de
aquella.Dejar constancia de cun sustantivas o aparentes son las
diferencias y las coincidencias que hay entre los postulados de
ambas geopolticas, es de lo que trata este artculo.Palabras claves:
Geopoltica Guerra Fra Globalizacin Soberana Estado Territorio.
* Doctor en estudios Americanos, mencin Relaciones
Internacionales, Universidad de Santiago de Chile. Ac-tualmente es
director de la ctedra de Seguridad y defensa de la academia
nacional de Estudios Polticos y Estratgicos (ANEPE). Chile.
[email protected]
Fecha de Recepcin: 151107 Fecha de Aceptacin: 291107
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200730
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
CRITICAL ANALYSIS OF CONTEMPORARY GEOPOLITICS
ABSTRACT
Geopolitics has been one of the integrating disciplines of
different dimensions of geographic science that has been more
useful for Politics when taking state related decisions regarding
foreign and internal politics.In due context, its development, as
much as its European German and British branches, and as much as
North American and Asian, had a constant and systematic development
until 1945, when United States and Great Britain, without
scientific foundations or empiric evidence, officially stigmatized
as Nazi science during the II World War.This ideological piece of
nonsense mainly instrumental provoked that, from there on,
Geopolitics was left aside from the scientific study. In the United
States, it was sub placed by force in a geographic branch of
Political Geography, leaving it empty, without its contents and
original basis, path imitated in many other parts of the
world..However, at the beginning of the Cold War, and the
development of globalization integration process, scientific elites
coming from different social, political and economical disciplines
realized that the arising phenomenon could not be explained at the
margin of geopolitics. However, without daring to contradict the
official judgment of the victorious of the II World War, they chose
to create a arising geopolitics called Critical, which arises as a
conflicting analysis of the fundamental principles of traditional
geopolitics leaving clear that their demands are completely
opposite to the others.This article is for leaving evidence of how
substantive or feign are the differences and coincidences among the
demands of both geopolitics.Key words: Gepolitics Cold war
Globalization Sovereignty State Territory.
INTRODUCCIN
La geopoltica ha sido una de las disciplinas de las ciencias
polticas que habiendo sistematizado el estudio de las relaciones e
interdependencias que exis-ten entre las diferentes dimensiones de
las ciencias geogrficas y su influencia en el desarrollo del Estado
ms ha servido a la poltica para la toma de decisiones es-tatales en
materia de relaciones espaciales, tanto de poltica exterior como
interna.
Tradicionalmente, se considera que la geopoltica es una
disciplina in-herente a la poca moderna. Quienes sostienen esto los
geopolticos clsicos
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ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA
y tambin quienes adhieren a la geopoltica crtica sin duda tienen
razn en lo que se refiere al nombre de geopoltica, el cual, por
cierto, surge y se asocia a los procesos polticos internacionales
de la era industrial y del colonialismo mo-derno.
Sin embargo, en lo que respecta a la lgica poltica de sus
contenidos, la historia es prdiga en ejemplos que demuestran,
empricamente, que ella se re-monta a la antigedad clsica, cuando
los Estados e imperios adquieren conciencia geogrfica y comprenden
los efectos polticos de la relacin que existe entre los vnculos
espaciales, y el desarrollo y proyeccin del poder por parte de
unidades polticas independientes o soberanas.
En tal sentido, ni los Estados antiguos, ni los premodernos,
como tampoco los actuales, se han desarrollado al margen o
alienados de conciencia espacial, geogrfica y geopoltica. Esta
conciencia, como fuente primaria de la voluntad poltica, se
constata en la dinmica de desarrollo de las civilizaciones e
imperios histricos, desde la ms remota antigedad, tal como han
consignado sin lugar a dudas Tucdides (1991), Flavio Josefa (1997),
Jenofonte (2000), Maquiavelo (1943 y 1960), Arnold Toynbee (1984),
Paul Johnson (1988) y los autores de la Historia General de las
Civilizaciones (Aymand y Auboyer,1977) entre muchos otros que han
estudiado el desarrollo de los procesos polticos histricos en
dife-rentes pocas.
En todas ellas, las sociedades polticas en proceso de formacin,
de desa-rrollo y de consolidacin de sus Estados, han tenido
conciencia del espacio geogr-fico que ocupan y de aquel que
comparten con otras sociedades y, en consecuen-cia, han
desarrollado percepciones ms o menos objetivas de las
posibilidades, vulnerabilidades y debilidades que las relaciones
espaciales del territorio represen-taban para su desarrollo,
seguridad e independencia poltica.
En dicho contexto, el desarrollo conceptual de la geopoltica
clsica fue el resultado del estudio y de la observacin cientfica de
hechos histricos que, aunque pueden ser subjetivos en cuanto a su
interpretacin, forman parte de la realidad emprica. De tal manera,
su evolucin terica refleja las diversas inter-pretaciones de las
realidades objetivas que caracterizan a todas las escuelas de la
geopoltica clsica, tales como la alemana, la rusa o la britnica en
Europa, as como a las norteamericana y asitica, por citar a las que
han sido ms gravitantes en los siglos XIX y XX.
Todas ellas tuvieron un desarrollo constante y sistematizado
hasta 1945 en que los Estados Unidos y Gran Bretaa, sin fundamentos
cientficos ni evidencia emprica alguna, estigmatizaron oficialmente
a la geopoltica como una ciencia nazi al trmino de la II Guerra
Mundial, tal como la obra de Cairo Carou (1993) no deja lugar a
dudas.
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academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
Este despropsito ideolgico fundamentalmente instrumental hizo
que, a partir de entonces, la geopoltica fuera marginada del
estudio cientfico. En Estados Unidos se la subsumi forzadamente en
una rama de la geografa, la geografa poltica, vacindosela as de sus
contenidos originales. En otras partes, se la em-pez a confundir
con las relaciones internacionales o bien, simplemente, se dej de
hablar de ella.
Sin embargo, a poco andar de la Guerra Fra y del inicio del
desarrollo de los procesos de integracin y de globalizacin, elites
cientficas provenientes de diversas disciplinas sociales, polticas
y econmicas, as como de las ideologas liberal y marxista, se dieron
cuenta de que los fenmenos emergentes no podan ser explicados
prescindiendo de la teora geopoltica.
Se explica as el resurgir de la geopoltica a mediados de los 70,
tanto en los Estados Unidos con el pensamiento de Henry kissinger y
de Z. Brezezinski como en el mundo marxista y de la izquierda
europea vinculada a la Escuela de Frankfurt con el pensamiento de
Max Horheimer, Theodor Adorno, Jrgen Haberlas, Michel Foucault y
Jaques Derrida, principalmente (kelly y Prez, 2007) quienes,
inca-paces de romper el empate de la Destruccin Mutua Asegurada,
inspiraron y/o buscaron caminos ideolgicos alternativos para volver
a potenciar sus posiciones desde una perspectiva geopoltica
comprensible.
Se vuelve as a mirar los acontecimientos internacionales a travs
de una geopoltica que, en cuanto nueva, bien habra podido ser
considerada como con-tempornea si no hubiera tratado de presentarse
as misma como una visin nueva completamente independiente, libre de
toda sospecha de nazismo aunque no de marxismo, o de un
utilitarismo poltico en el que se mezclan el pragmatismo y el
ideologismo idealista con fines de poder especficos.
Sobre el particular kissinger (1981) seala que es por eso que
hemos tenido xito en nuestras relaciones exteriores siempre que
hemos combinado nues-tro idealismo y nuestro pragmatismo, desde los
das en que los padres fundadores manipularon las rivalidades entre
las monarquas europeas para asegurar nuestra independencia y lanzar
el gran proyecto democrtico que solo pueden ser man-tenidos a travs
de una combinacin moral y de sentido prctico (p.80); visin
pragmtica que sistematiza Brezezinski (1988) en el desarrollo de su
propuesta geopoltica. De tal manera, la geopoltica, como cualquier
otra disciplina o ciencia terica, no es ajena o inmune a la
desinformacin, a la manipulacin o a la instru-mentalizacin
ideolgica.
De hecho, ambas tendencias, sin atreverse a contradecir el
dictamen ofi-cial de los vencedores de la II Guerra Mundial,
optaron por dar origen a una nue-va geopoltica llamada Crtica, la
cual surge como un dogma que contradice los principios
fundamentales de la geopoltica tradicional cuyas bases
conceptuales
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 33
ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA
fueron desarrolladas, entre otros, por Mahan, Mackinder y
Haushoffer explicitando que sus postulados son diametralmente
opuestos a los que ellos formularon.
En tal sentido, el objeto de este artculo, que forma parte de
una inves-tigacin mayor que dirige el autor y que lleva el ttulo de
Visin Crtica de la Geopoltica posmoderna, es llamar la atencin
sobre las diferencias reales o aparentes que hay entre lo
verdaderamente nuevo en geopoltica, si es que lo hay, y la vigencia
emprica de las bases de la geopoltica clsica. Para ello
re-flexionaremos sobre la concepcin de Estado y de espacio que
ambas escuelas postulan para concluir si estamos o no en presencia
de un cambio de paradigma geopoltico,
De lo que se trata es de superar la ambigedad conceptual que, en
esta materia, es una de las causas de la incertidumbre que domina a
la globalizacin, proceso que las ciencias sociales, en su conjunto,
an no atinan a definir integral-mente. Por ello, la generacin de
certezas a travs de la observacin cientfica de los hechos de uno o
varios procesos polticos, el establecimiento de relaciones de causa
y efecto verificables, y el retorno al rigor de las precisiones
terico-concep-tuales, permitir superar los prejuicios ideolgicos
que se han apoderado del espa-cio terico de la geopoltica alterando
su carcter de disciplina fundamentalmente integradora,
circunstancia que amerita un debate conceptual, tico y cientfico
que no puede seguir postergndose por ms tiempo.
BASES DE LA GEOPOLTICA CLSICA
El objeto de estudio de la geopoltica es el Estado en funcin de
sus re-laciones geogrficas, tanto internas como internacionales.
Esta afirmacin nos permite establecer, como punto de partida, que
la poltica interna e internacional de los Estados est relacionada
con el efecto que las diferentes dimensiones e interdependencias de
la geografa ejercen sobre el desarrollo de la sociedad, cuya
voluntad poltica constituye la base del poder poltico que el Estado
repre-senta.
Sin temor en caer en la tentacin de repetir cosas conocidas, en
pocas de incertidumbre conceptual, es siempre bueno volver sobre
las viejas ideas, porque por sabidas sus verdades se han callado, y
por callarlas las hemos olvidado. Se da as la circunstancia de que
en la actualidad, en los intentos por explicar la globali-zacin y
al Estado contemporneo, se omite la dimensin geogrfica y la lgica y
dinmica de los fenmenos polticos1 con el consiguiente efecto en la
comprensin de los fenmenos actuales.
1 Se entiende por poltico todo aquello que simultneamente tiene
que ver o involucra a las relaciones de poder y al bien comn.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200734
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
En consecuencia, es frecuente encontrar personas estudiando
geopoltica en cursos de diverso tipo, muy entusiasmados por la
forma en que la economa, la poltica, las relaciones internacionales
y otras disciplinas sociales inciden en la geopoltica, como si sta
fuera una ciencia autnoma y prctica.
Sin embargo, ella no es nada de eso. Es una disciplina
descriptiva bsica-mente analtica e integradora que extrae
conclusiones del anlisis de las interde-pendencias y
condicionamientos que presentan entre s las diferentes categoras y
especializaciones de las ciencias geogrficas para darlas a conocer
a la autoridad poltica. Es decir, estudia y deduce los efectos que
tienen para el Estado las depen-dencias y las interdependencias de
sus interacciones espaciales internas e interna-cionales, las
cuales hoy se caracterizan por un mutuo y creciente
condicionamiento e interdependencia, como describe Contreras
(2007).
De tal manera, las conclusiones del anlisis geopoltico
constituyen slo insumos para el proceso de toma de decisiones
polticas que un Estado puede adoptar en el contexto de las
relaciones espaciales que conforman los mbitos en los que ste se
desenvuelve. En esa perspectiva, sin una previa decisin poltica, la
geopoltica no puede devenir ni en ideologa (visin geopoltica
determinista), ni en un proyecto poltico determinado (proyecto
gubernamental).
As, desde el punto de vista utilitario, la geopoltica presenta
un antes y un despus que marca una profunda diferencia en su
condicin de uso como un mtodo sistemtico para comprender o
interpretar una determinada realidad, y su utilizacin en beneficio
de un proyecto poltico por materializar. En consecuencia, podemos
encontrar tantas concepciones geopolticas como Estados existan, lo
que explica porqu la diversidad de sus interacciones encuentra en
la teora general de la geopoltica un sentido de unidad coherente,
que emana de la deduccin y verificacin de relaciones de causa y
efecto en el marco de una multiplicidad de relaciones espaciales
interestatales.
Desde el punto de vista de la especificidad, al ser el Estado y
sus relaciones geogrficas el objeto de estudio de la geopoltica, no
hay una geopoltica sino mu-chas, tal como empricamente demuestran
los pensamientos del estadounidense Mahan, del ingls Mackinder, del
ruso Stalin, del sueco kjellen y del alemn Haus-hffer, entre otros,
algunas de cuyas ideas inspiraron o sirvieron de base argumen-tal a
la poltica exterior seguida por algunos pases que fueron actores
principales en el proceso poltico internacional de los siglos XIX y
XX. Pero hay muchas otras concepciones que no han tenido un alcance
mundial o continental pero que hacen sentir su influencia en
niveles regionales, subregionales y vecinales y que tambin son
datos objetivos del proceso poltico mundial y de la
globalizacin.
En ese contexto salvo la especificidad de las concepciones
geopolticas nacionales la geopoltica como disciplina de carcter
general, desde el momento
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 35
ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA
en que cuenta con un cuerpo sistematizado de conocimientos que
obedece a una lgica geogrfica multidimensional; que tiene un objeto
de estudio concreto (el Es-tado), que posee un lxico propio y que
ha desarrollado y un mtodo de anlisis cientfico sistemtico y
sistmico, no puede ser sino neutral frente a las decisiones
polticas o ideolgicas nacionales y a su consiguiente efecto en las
relaciones es-paciales interestatales.
En consecuencia, su valor analtico y metodolgico queda de
relieve cuan-do dicho conocimiento neutro, es aplicado como
instrumento de interpretacin de una realidad concreta, la cual,
obviamente, no es neutral sino que refleja interrela-ciones
geogrficas y motivaciones polticas e ideolgicas especficas. Es
decir, sus conclusiones adquieren valor de uso cuando, habiendo
contrastado una realidad con la teora, es capaz de llegar a
conclusiones explicativas que pueden tener valor tanto para
interpretar el pasado como para orientar la construccin del
futuro.
En dicho contexto, el Estado, dentro de la geopoltica general
clsica, no puede ser visto sino como un cuerpo vivo, dotado de
dinamismo, de vitalidad y de voluntad poltica, caracterstica sta
ltima que slo puede ser entendida en funcin de una poblacin y de
una soberana. Ello lo plasma en una trada denominada Ele-mentos
Constitutivos del Estado: territorio (base fsica ms o menos estable
aunque de alto dinamismo en los Estados en etapa de desarrollo o de
disolucin); poblacin (factor dinmico base de la voluntad y del
poder poltico de una sociedad); y de soberana (capacidad para tomar
decisiones autnomas en el ejercicio de la autori-dad poltica en su
espacio geogrfico y en relacin con la poblacin que lo habita).
Sin estos tres elementos clave no hay Estado, entendiendo por
tal a la so-ciedad poltica organizada que lleva a cabo por s misma
las funciones que hacen de ella una res pblica, es decir, que
ejecuta por s, ante s y ante terceros, las funciones polticas
orgnicas ejecutiva, legislativa y judicial, caracterstica que era
vlida para identificar a una sociedad polticamente organizada tanto
en la antige-dad clsica como en la actualidad.
Entendiendo que el Estado est geogrficamente circunscrito, las
fronteras que lo contienen se comportan como la piel que lo vincula
con su entorno. Si el Es-tado es concebido en trminos de vitalidad
y de dinamismo poltico, sus fronteras sern tan dinmicas como lo sea
la sociedad civil a cuyo servicio se encuentra o cuya soberana
usurpa lo que marca una diferencia entre Estados democrticos y
totalitarios haciendo de las fronteras un concepto amplio que
trasciende con mucho al estrecho concepto de lmite geogrfico
poltico internacional, que pre-domin como mbito de soberana estatal
hasta el inicio de la revolucin de las comunicaciones.
Por el contrario, la dinmica de las fronteras de la que se ocupa
la geopo-ltica es coincidente con las dimensiones de las ciencias
geogrficas de las que
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200736
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
ella se nutre, cuestin que constituye la piedra angular para
comprender los fen-menos de la globalizacin. Vivimos en sociedades
complejas y multidimensionales que producen problemas del mismo
carcter cuya solucin es inabordable desde una sola perspectiva.
Pues bien, la multidimensionalidad de los problemas actuales
requiere tanto para su diagnstico como para su comprensin, de
visiones multidi-mensionales integrales.
En este aspecto, la geopoltica general nunca tuvo la soberbia de
presen-tarse a s misma como una ciencia autnoma ni mucho menos
univalente. Por el contrario, siempre fue concebida como una
disciplina integradora multidimensional y slo secundariamente de
carcter instrumental, circunstancia que, de ocurrir, no es de
responsabilidad de la geopoltica ni de sus autores, como obviamente
se deduce de la acusacin a Haushoffer en Nremberg, cuando el fiscal
argumenta ante el tribunal (kuntzman, 1956) que: Como su teora
geopoltica no era nada pero quera serlo todo se prest para
alimentar y sustentar la criminal poltica del rgimen nazi
(p.40).
Como se quiera, es menester reconocer que existen muchas
fronteras que tienen dinmicas propias y que en la actualidad no son
coincidentes con los lmi-tes del territorio del Estado posmoderno.
Las hay fsicas, polticas, econmicas, culturales, ideolgicas,
espaciales, etc. de donde surge la pregunta dnde estn nuestras
fronteras y cmo stas se comportan cuando la vitalidad de los
objetivos e intereses de los diferentes Estados entran en
contacto?
La existencia de muchas fronteras, lgicamente, tiene relacin
directa con la vitalidad de las sociedades y las interacciones
estatales que las determinan, lo que refuerza el hecho de que hace
bastante tiempo el Estado ha dejado de tener el monopolio de las
relaciones internacionales, proceso en el que la sociedad civil ha
ido adquiriendo un rol cada vez ms protagnico en las formulacin de
las polticas exteriores e internas de los Estados, al menos en las
sociedades democrticas.
En tal sentido, los Estados difunden su influencia a la vez que
reciben las de otros en todas las dimensiones del poder poltico,
espacial, econmico, so-cial, ideolgico, cultural y moral entre
otros factores que Freund analiza con detalle (1968) que
desarrollan sus sociedades. Estas influencias o influjos de poder
se emiten desde el interior del Estado, es decir, desde lo que la
geopoltica clsica de-nomina el ncleo vital del Estado, a partir del
cual las sociedades trascienden a su espacio de crecimiento interno
y sus lmites polticos territoriales para proyectarse globalmente.
Se vincula as con un entorno altamente dinmico e interactivo en el
que sus intereses y objetivos encuentran oportunidades, retos y
desafos, as como amenazas de la ms variada naturaleza.
En este aspecto todos los Estados actuales son lugares de
encuentro de fronteras, cuestin que amerita el desarrollo de
precisiones conceptuales
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 37
ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA
que nos permitan identificar, geopolticamente, dnde residen las
respuestas a las preguntas que la globalizacin nos plantea. Ms all
de los prejuicios ideo-lgicos que separan a la Geopoltica Clsica de
la Crtica, los cuales ocupan hoy el centro del debate, ha sido
necesario recordar las bases conceptuales de la primera, para
contrastarlas con el pensamiento crtico que dialcticamente aspira a
reemplazarla, ya que en el desarrollo de dicha dialctica se
profundiza su estigmatizacin al identificrsela con una concepcin
arcaica, a la vez que su lxico preciso empieza a ser reemplazado
por aparentes certeras afirmacio-nes.
Palabras como ahora; en un mundo globalizado; los nuevos roles
del Estado; las nuevas amenazas; la globalizacin como instrumento
al servicio de un nuevo imperialismo, las nuevas dimensiones de la
poltica, entre otras mu-chas, se han transformado en muletillas
comunes que se repiten sin cesar, porque suenan convincentes.
Cuando esas afirmaciones provienen de personas de renombre, la
gente suele transformarlas en verdades, en tanto que la repeticin
constante las convierte en dogma: El Estado Nacin est en crisis, La
soberana ahora es internacional, Ahora la poltica tiene nuevas
dimensiones, El Estado territorial est muerto, Las nuevas
responsabilidades del Estado, o bien, La naturaleza de la poltica
ha cambiado. Estas frases, pronunciadas con personalidad, pero sin
relacin lgica de causa y efecto con los fenmenos que les son
inherentes, han sembrado el desconcierto en el estudio del Estado
en funcin de la geografa global. As, el ciu-dadano comn empieza a
perder la nocin de la realidad. Simplemente no puede entender lo
que est pasando.
Pareciera que todo es nuevo en un proceso en el que todo aquel
que cree descubrir una nueva verdad, busca sacar ventajas, tratando
de imponerla o de llevarla a la prctica a pesar de la experiencia,
del estudio cientfico y en definitiva de la realidad. A ro
revuelto, ganancia de pescadores, seala el refrn. Nuevas
naturalezas, nuevos roles, nuevas y ms nuevas argumentaciones,
muchas de ellas en s mismas contradictorias, que tratan de cambiar
lo que en esencia no cambia: la naturaleza de las cosas. En este
caso la naturaleza de la poltica, del hombre y de la sociedad. Nos
gustara que hubieran cambiado, pero no es as. Sus manifestaciones,
sus lgicas y sus prcticas siguen siendo constantes de la vida de la
humanidad.
El hombre y sus sociedades siguen viviendo y desarrollndose en
espacios fsicos tangibles. All se alimentan, se reproducen y
mueren. Por lo tanto, es en esos espacios donde nace, crece, se
desarrolla o muere la poltica, y si verdaderamente se cree en la
persona como fuente de la democracia, se tiene que conceder que su
ejercicio tambin tiene una dimensin espacial concreta. En esa lnea,
pareciera que la aterritorialidad del Estado no pasa de ser un
nuevo mito.
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Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200738
academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos
LA PROPUESTA DE LA GEOPOLTICA CRTICA
El apellido Crtica de la geopoltica contempornea, viene de su
crtica a los planteamientos clsicos. Los crticos reconocen que
algunos factores geogr-ficos ejercen una influencia incontrastable
en el desarrollo del Estado, pero ello es de menos entidad en
funcin de su expresin cultural. Entre estos factores la geografa
humana, en su dimensin ideolgica, juega un papel preponderante que
trasciende a lo geogrfico como proceso estatal, de manera que
centra su quehacer en las interpretaciones del discurso poltico.
Esto es lo que define con-ceptualmente su separacin respecto de la
geopoltica clsica, cuestin que es absolutamente coherente con las
bases y postulados ideolgicos de la escuela de Frankfurt.
Para Galtung (1999) Es un imperativo liberarse del discurso
geopoltico tradicional contenido... en el discurso de sus telogos
laicos, (p. 230). En tal sen-tido, esta corriente adhiere al
pensamiento de la izquierda marxista tradicional, se-gn la cual el
discurso ideolgico por s mismo es capaz de generar relaciones de
poder que le permiten crear y consolidar estructuras sociales que
posibilitan modifi-car la perspectiva nacional y estatal,
superando, en palabras de Rodrguez (2005), el fetichismo del Estado
(p. 2).
En su opinin, la geopoltica clsica desconoce que el espacio es
un compo-nente activo del poder y que el Estado desarrolla su
propia espacialidad, razn por la cual busca recuperar la
complejidad de los procesos polticos globales y exponer las
relaciones de poder que caracterizan a un conocimiento geopoltico
ocultado por la geopoltica ortodoxa (Rodrguez, p. 2). Este
postulado de la geopoltica crtica demuestra un desconocimiento
profundo de las bases conceptuales de la geopoltica clsica. Partir
del supuesto de que sta slo tiene una dimensin inter-nacional
prescindiendo de las interrelaciones que conllevan los elementos
constitu-tivos del Estado, linda en la manipulacin terica.
Esta aproximacin ideolgica del fenmeno atomiza al hecho
geogrfico del Estado y a sus consiguientes relaciones espaciales.
De hecho, la argumenta-cin es cierta slo si se la sita en el
momento posresolutivo del proceso de anlisis geopoltico es decir
despus que sus conclusiones han sido entregadas a la auto-ridad
poltica dejando de ser de responsabilidad de la geopoltica pasando
a serlo de los decis