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Point Blanc - Anthony Horowitz

Jan 24, 2016

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ERIK1308

Una interesante obra desde inmemorables tiempos.
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AlexRider,asuscatorceañosy,muyasupesar,espíadelserviciosecretobritánico MI6, vuelve al colegio tratando de adaptarse a su nueva doblevida…yasusdoblesdeberesescolares.

PeroelMI6tieneotrosplanesparaél.

Lasinvestigacionessobrelamuerte«accidental»dedosdeloshombresmáspoderosos del mundo ha puesto al descubierto un único vínculo. Los dostenían un hijo en la Academia Point Blanc, un exclusivo colegio paravástagos rebeldes de familias ricas, dirigido por el siniestro DoctorGrief ysituadoenuninexpugnablepicodelosAlpesfranceses.

Armado exclusivamente con una falsa identidad y una serie de aparatosingeniosamente camuflados, Alex debe infiltrarse en la academia como unalumnomáse investigarquéestápasandoallí realmente.¿Serácapazdealertar al mundo de lo que va a descubrir, antes de que sea demasiadotarde?

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AnthonyHorowitz

PointBlancAlexRider-2

ePubr1.0viejo_oso18.07.13

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Títulooriginal:PointBlancAnthonyHorowitz,2001Traducción:JoséAntonioÁlvaroGarrido

Editordigital:viejo_osoePubbaser1.0

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ParaW.S.yN.

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M

1.Lacaída

ICHAEL J.Roscoeeraunhombrecuidadoso.Elcocheque lo llevabahastaeltrabajo cadamañana, a las siete y cuarto, eraunMercedeshecho amedida,

con puertas reforzadas de acero y ventanillas a prueba de balas. El conductor, unagenteretiradodelFBI,llevabaunapistolaBerettasubcompactaysemiautomática,ysabíacómousarla.HabíaexactamentecincopasosentreellugarenelqueelcochesedeteníaylaentradadelaTorreRoscoe,enlaQuintaAvenidadeNuevaYork,perouncircuito cerrado de cámaras de televisión seguía cada centímetro de su paseo.Unavez que las puertas automáticas se cerraban a sus espaldas, un recepcionista deuniforme—tambiénarmado—observabacómocruzabaelvestíbuloyentrabaensupropioascensorprivado.

El ascensor tenía paredesdemármol, una alfombra azul, pasamanosdeplata ycarecíadebotones.Roscoecolocabalamanosobreunpequeñopaneldecristal.Unsensorleíasushuellasdactilares,lasverificabayactivabaelascensor.Laspuertassecerraban y el ascensor subía hasta la planta 16 sin detenerse. Nadie excepto él lousaba nunca.Tampoco se detenía jamás en las obras plantas del edificio.Mientrassubía, el recepcionista llamaba por el teléfono a los empleados del señor Roscoe,avisándolesdequeestabaencamino.

TodoslosquetrabajabanenlaoficinapersonaldeRoscoehabíansidoescogidoseinvestigadosdearribaabajo.Era imposible llegarhastaél sinunacita,yconseguirunapodíademorarsetresmeses.

Cuando eres rico, tienes que ser cuidadoso. Hay locos, secuestradores,terroristas…,losdesesperadosydesposeídos.MichaelJ.RoscoeeraelpresidentedeRoscoeElectronicsyelnovenoodécimohombremás ricodelmundo;yerade lomáscuidadoso.DesdequesurostrohabíaaparecidoenlaportadadelarevistaTime(«Elreydelaelectrónica»),eraconscientedequesehabíaconvertidoenunblancovisible. Así que cuando aparecía en público caminaba con rapidez, con la cabezabaja.Susgafashabían sido elegidasparaocultar en loposible su rostro redondoyagradable. Sus ropas eran caras pero anónimas. Si iba al teatro o a cenar, siemprellegaba en el último minuto, y prefería no demorarse al salir. Estaba rodeado dedocenas de sistemas de seguridad y, aunque en sumomento lo habían apabullado,habíaconseguidoquellegasenaconvertirseenrutina.

Peroconsultadalrespectoaunespíaoaunagentedeseguridad.Larutinaeslamejordelasformasdeconseguirquetematen.Esohacequeelenemigosepadóndevasyaquéhoraestarásallí.LarutinaibaamataraMichaelJ.Roscoe,yaqueleraeldíaquelamuertehabíaelegidoparavisitarlo.

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Porsupuesto,Roscoenoteníaideadeesosegúnpasabadelascensorasuoficinaprivada; una habitación inmensa, situada en la esquina del edificio, con ventanalesqueibandelsueloaltecho,mirandoendosdirecciones:alaQuintaAvenida,alnorte,yaCentralPark,aloeste.Lasdosparedes restantes teníanunapuerta,una libreríabajay,cercadelascensor,unúnicoóleo:unflorero,obradeVincentvanGogh.

La negra superficie cristalina de su escritorio estaba igualmente despejada.Tansoloconteníaunordenador,unaagendadepiel,unteléfonoylafotografíaenmarcadadeunchicodecatorceaños.Mientrassequitabalachaquetaysesentaba,Roscoesequedómirandolafotodesuhijo.Pelorubio,ojosazulesyrostropecoso.PaulRoscoese parecíamucho a su padre, solo que con cuarenta añosmenos. Roscoe tenía yacincuenta años, y comenzaba a mostrar su verdadera edad a pesar del perpetuobronceado.Lafotoestabasacadaelañoanterior,enLongIsland.Habíanpasadoeldíanavegando.Luegohicieronunabarbacoaenlaplaya.Fueunodelospocosdíasfelicesquehabíanpasadojuntos.

La puerta se abrió y entró su secretaria. Helen Bosworth era inglesa. Habíaabandonado su hogar y dejado a su esposo para irse a trabajar a Nueva York ydisfrutabaconcadaminutodesu jornada.Trabajabaenaquellaoficinadesdehacíaonceaños,yen todoaquel tiempo jamáshabíaolvidadodetallealgunoocometidoningúnerror.

—Buenosdías,señorRoscoe—dijo.—Buenosdías,Helen.Depositóunacarpetaenelescritorio.—LosúltimosdatosdeSingapur.ReuniónconelorganizadordelR-15.Tieneun

almuerzoconelsenadorAndrewsalasdoceymedia.HereservadoelIvy…—¿SehaacordadodellamaraLondres?—preguntóRoscoe.Helen Bosworth parpadeó. ¿Por qué le preguntaba aquello, si nunca olvidaba

nada?—HabléayerporlatardeconlaoficinadeAlanBlunt—dijo.LatardedeNueva

York era la noche de Londres—. El señor Blunt no estaba, pero he arreglado unaentrevistatelefónicaconélparaestatarde.Puedehacerlodesdesucoche.

—Gracias,Helen.—¿Hagoqueletraigansucafé?—No,gracias,Helen.Hoynoquierocafé.Helen Bosworth salió de la habitación sumamente alarmada. ¿No quería café?

Desdequeellapodíarecordar,elseñorRoscoehabíacomenzadoeldíaconundobleexprés.¿Estaríaenfermo?Laverdadesquesehabíacomportadodeformamuyraraen los últimos días…, desde que Paul había regresado a esa escuela en el sur deFrancia. ¡Y esa llamada telefónica aAlanBlunt enLondres!Nadie le había dichoquiénera,peroellahabíaencontradoesenombreunavezenunarchivo.Eraalguien

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relacionadoconelespionajemilitarbritánico.ElMI6.¿Qué relación teníael señorRoscoeconunespía?

HelenBosworthregresóasudespachoysecalmólosnervios,notomándoseuncafé —era algo que no podía soportar—, sino una vigorizante taza de té inglés.Estabaocurriendoalgomuyextrañoynolegustaba.Nolegustabanada.

***

Entre tanto,sesentaplantasmásabajo,unhombrehabíaentradoenelvestíbuloportandounabrigogris,conunaplacadeidentificaciónenlasolapa.LaplacadecíaqueeraSamGreen,técnicodemantenimientodeX-PressElevatorsInc.Llevabaunmaletínenunamanoyenlaotraunagrancajadeherramientasplateada.Pusolasdosdelantedelamesaderecepción.

SamGreennoerasunombreverdadero.Supelo,negroyligeramentegrasiento,era falso, lo mismo que las gafas, el bigote y los dientes torcidos. Aparentabacincuenta años, cuando en realidad rondaba los treinta. Nadie sabía su nombreverdadero;pero,enelnegocioenelqueestabametido,loúltimoqueunodabaeraelnombrereal.EraconocidocomoelCaballeroyeraunodelosasesinosasueldomáscotizados y eficaces del mundo. Le habían puesto aquel apodo porque siempremandabafloresalasfamiliasdesusvíctimas.

Elrecepcionistaleechóunaojeada.—Hevenidoarevisarelascensor—dijo.HablabaconacentodelBronx,aunque

nohabíapasadoenaquellugarmásqueunasemana.—¿De qué habla?—le preguntó el recepcionista—. Sus empleados estuvieron

aquílasemanapasada.—Sí, eso es. Hemos encontrado un cable defectuoso en el ascensor doce.

Teníamosquecambiarlo,peronotraíamosrepuestos.Asíqueaquíestoydevuelta—el Caballero rebuscó en su bolsillo y sacó una arrugada hoja de papel—. ¿Quierellamaralaoficinacentral?Aquítengolasinstrucciones.

Siel recepcionistahubiese llamadoaX-PressElevators Inc.,habríadescubiertoque,enefecto,teníanunempleadollamadoSamGreen,aunquenohabíaacudidoenlosdosúltimosdías al trabajo.Esoúltimo sedebía aque el verdaderoSamGreenestabaenelfondodelríoHudson,conuncuchilloclavadoenlaespalday lospiesatados a un bloque de cemento de diez kilos. Pero el recepcionista no llamó. ElCaballerohabíasupuestoquenoloharía.Despuésdetodo,losascensoresestántodoeldíaestropeándose.Habíauniryvenircontinuodetécnicos.¿Quédiferenciahabíaconqueaparecieseunomás?

Elrecepcionistaseñalóconelpulgar.—¡Adelante!—dijo.

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ElCaballeroseguardólacarta,agarróelmaletínylacajadeherramientasysefue hacia los ascensores. Había una docena de ascensores públicos para losoficinistas,másundecimoterceroparaMichaelJ.Roscoe.Elascensornúmerodoceestabaalfinal.Segúnentraba,unrepartidor,llevandounpaquete,tratódeseguirlo.

—Disculpe—dijoelCaballero—.Estácerradoparalaboresdemantenimiento.Laspuertas se cerraron.Lohabía conseguido.Apretó el botónque llevabaa la

plantasesenta.Le habían encargado aquel trabajo solo una semana antes. Había tenido que

moverserápido;mataralverdaderotécnicodemantenimiento,adoptarsuidentidad,aprenderselosplanosdelaTorreRoscoeyconseguirlasofisticadapiezadeequipoque sabía que iba a necesitar. Quienes le pagaban querían ver eliminado almultimillonarioloantesposible.Y,loqueeramásimportante,queríanqueparecieseunaccidente.Poraqueltrabajo,elCaballerohabíapedido,yconseguido,doscientosmildólaresamericanos.Eldineroteníaquepagarseenunacuentabancariasuiza,unamitadalcerrareltratoylaotraalterminareltrabajo.

La puerta del ascensor se abrió. La planta sesenta era usada sobre todo paramantenimiento. Allí estaban situados los depósitos de agua, y también losordenadores que controlaban la calefacción, el aire acondicionado, las cámaras deseguridad y los ascensores de todo el edificio. El Caballero bloqueó el ascensorusandolallavemaestramanualqueunavezhabíapertenecidoaSamGreen,antesdedirigirsealosordenadores.Sabíaexactamentedóndeestaban.Dehecho,podíahaberllegadoaellosconlosojoscerrados.Abriósumaletín.Habíaenéldossecciones.Lainferior era un ordenador portátil. La tapa estaba repleta de taladros y otrasherramientas,todasbiencolocadasensulugar.

Le llevóquinceminutosabrirsepasoa travésdel sistemade laTorreRoscoeyconectarsuportátilalcircuitointerior.SaltarselossistemasdeseguridaddelaTorrelellevóunpocomásdetiempo,peroacabóconsiguiéndolo.Escribióunaordenensuteclado.Enelpisodeabajo,elascensorprivadodeMichaelJ.Roscoehizolonuncavisto. Subió un piso más, hasta el nivel sesenta y uno. La puerta, sin embargo,permaneciócerrada.ElCaballerononecesitabaentrar.

Envezdeeso,cogióelmaletínylacajadeherramientasplateadayselasllevódevuelta al mismo ascensor con el que había subido desde recepción. Giró la llavemaestra y apretó el botón que lo llevaba a la planta cincuenta y cinco.De nuevo,desactivóelascensor.Entoncesseestiróyempujó.Enloaltodelascensorhabíaunatrampilla que se abría hacia fuera. Sacó elmaletín y la caja plateada, luego trepóhastaeltechodelascensor.SeencontrabadentrodelprincipalpozodeascensoresdelaTorreRoscoe.Estabarodeado,por todaspartes,devigasy tuberíasennegrecidaspor la grasa y la suciedad. Gruesos cables de acero colgaban por todos lados, yalgunosdeelloszumbabanalsubirybajarsuscargas.Almirarhaciaabajopudover

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un túnel cuadrado, aparentemente sin fin, iluminado solopor lashendidurasde luzque salían de las puertas que se abrían y cerraban según los restantes ascensoresllegabanalasdiversasplantas.Dealgunaforma,labrisaselasarreglabaparacolarsedesdelacalle,arrastrandopolvoquecegabasusojos.Cerca,teníavariaspuertasque,dehaberlasabierto, lohubieran llevadodirectamentea laoficinadeRoscoe.Sobreellas,encimadesucabezayaunospocosmetrosaladerecha,estabaelvientredelascensorprivadodeRoscoe.

Alladoteníalacajadeherramientas,sobreeltechodesuascensor.Laabrióconcuidado. Dentro, en un espacio especialmentemodelado, estaba lo que parecía uncomplicado proyector cinematográfico, plateado y cóncavo, con gruesas lentes decristal. Lo tomó, luego echó una ojeada a su reloj. Las ocho y treinta y cinco. Lepodía llevarunahoraconectaraquelaparatoalfondodelascensordeRoscoe,yunpocomáscomprobarquefuncionaba.Teníatiempodesobra.

Sonriendo para sus adentro, el Caballero sacó un destornillador eléctrico ycomenzóatrabajar.

Alasdoceenpunto,HelenBosworthlollamóporelteléfono.—Sucochehallegado,señorRoscoe.—Gracias,Helen.Roscoenohabíahechomuchoesamañana.Eraconscientedequesololamitad

de su cabeza estaba pendiente del trabajo. Una vez más, observó la foto de suescritorio.Paul.¿Cómopodíanhaberidotanmallascosasentreunpadreysuhijo?¿Yquépodíahaberpasadoenlosúltimosmesesparaquefuesenaúnpeor?

Seincorporó,sepusolachaquetaycruzólaoficina,caminodesuencuentroconelsenadorAndrews.Comíaamenudoconpolíticos.Queríansudinero,susideas…oaélmismo.CualquieraquefuesetanricocomoRoscoeresultabaunamigopoderoso,ylospolíticosnecesitantodoslosamigosquepuedanconseguir.

Apretóelbotóndelascensorylaspuertasseabrieron.Diounpasoadelante.LaúltimacosaqueMichaelJ.Roscoevioensuvidafueunascensorconparedes

demármol,unaalfombraazulyunpasamanosdeplata.Supiederecho,calzadoconunodeloszapatosdepielnegraquelehacíanamanoenunatiendecitadeRoma,fueaapoyarseenlaalfombra…ylaatravesó.Elrestodesucuerpolosiguió,cayendosobre el ascensor y luego a través del mismo. Se desplomó a través de sesentaplantas, hacia sumuerte. Estaba tan sorprendido por lo que había ocurrido que nisiquiera gritó. Simplemente cayó en la negrura del pozo de ascensores, rebotó unadocenadevecescontralosmurosyporúltimoseestrellócontraelsólidocementodelossótanos,doscientosmetrosmásabajo.

Elascensorsequedódondeestaba.Parecíasólido,perolaverdadesquenoloeraenabsoluto.Roscoehabíaentradoenunhologramaproyectadoenelespaciovacío

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delpozodeascensores,justodondedebieraestarelverdaderoascensor.ElCaballerohabíaprogramadolapuertaparaqueseabriesecuandoRoscoeapretaseelbotón,yhabía esperado tranquilamente a que diese su paso hacia el olvido. Si elmultimillonario hubiera mirado hacia arriba por un momento, habría visto elproyectorplateadodehologramas,creandolaimagen,aunospocosmetrossobresucabeza. Pero un hombre que entra en un ascensor y que se dirige a celebrar unacomida,nomirahaciaarriba.ElCaballerolosabía.Yélnuncaseequivocaba.

Alasdocetreintaycinco,elchóferllamóparadecirqueelseñorRoscoenohabíallegadoalcoche.Diezminutosmástarde,HelenBosworthavisabaaseguridad,quecomenzóa registrar el vestíbulodel edificio.A launa llamaronal restaurante.Allíestabaelsenador,esperandoasuinvitado.PeroRoscoenohabíaaparecido.

Dehecho,nodescubrieronelcuerpohastaeldíasiguiente,momentoenelqueladesaparición del millonario había empezado a ser protagonista de las noticiastelevisivas estadounidenses.Un extraño accidente…, eso era lo que parecía.Nadiepodía imaginar lo que había ocurrido. Porque, por supuesto, para entonces, elCaballerohabíareprogramadolaunidadcentral,quitadoelproyectorydejado todocomoestaba,antesdesalirtranquilamentedeledificio.

Dosdíasmás tarde,unhombrequeparecíacualquiercosamenosun técnicodemantenimientoentró enel aeropuerto internacional JFK. Iba a emprenderunvuelorumbo a Suiza. Pero antes fue a una floristería y encargó que enviasen a ciertadirecciónunadocenadetulipanesnegros.Elhombrepagóenefectivo.Nodioningúnnombre.

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E

2.SombraAzul

L peormomentopara sentirte solo es cuando estás enmedio de unamultitud.AlexRideribacaminandoporelterrenodejuego,rodeadodecientosdechicos

ychicasde,másomenos,sumismaedad.Todossedirigíanenlamismadirección,todosvestíanelmismouniformeazulygris,todosellospensandoprobablementeenlo mismo. La última clase del día acababa de finalizar. Deberes, té y televisiónocuparíansushorashastaelmomentodeirsealacama.¿Porquésesentíatanlejanoa todo eso, como si hubiera estado contemplando las últimas semanas del cicloescolaratravésdeunapantallagigantedecristal?

Alex se colgó la mochila de un hombro y continuó hacia el cobertizo de lasbicicletas. La mochila pesaba. Como de costumbre, contenía el doble de tareasescolares, francés e historia. Había perdido dos semanas de colegio y estabatrabajando duro para recuperarlas. Sus profesores no se habían mostradocomprensivos. Nadie había dicho nada, pero cuando, finalmente, regresó con unacartadelmédico(…gripeseveraconalgunascomplicaciones…)habíancabeceadoysonreído, con el pensamiento secreto de que estaba bastante mimado y echado aperder.Porotraparte,teníanqueteneralgodemangaancha.TodossabíanqueAlexnoteníapadres,yquehabíavividoconuntío,muertoenunaespeciedeaccidentedetráfico.Peroaunasí. ¡Dos semanasen la cama! Incluso susmejores amigos teníanqueadmitirqueerademasiado.

Y él no podía decir la verdad. No le permitían contar lo que realmente habíaocurrido.Esoeralopeordetodo[1].

Alexmiró a su alrededor, a lamarea de chicos que salía por las puertas de laescuela,algunosregateandoconbalonesyotrosconsusteléfonosmóviles.Miróalosprofesores, que se metían en sus coches de segunda mano. Al principio, llegó apensar que toda la escuela había cambiadomientras estaba fuera. Pero ahora sabíaquelosucedidoerabastantepeor.Todoestabaigual.Eraélquienhabíacambiado.

Alexteníacatorceaños,yerauncolegialnormal,enuncolegionormaldeloestedeLondres.

Olohabíasido.Tansolounassemanasantes,habíadescubiertoquesutíoeraunagentesecretoquetrabajabaparaelMI6.Sutío,IanRider,habíasidoasesinadoyelMI6habíaobligadoaAlexaocuparsu lugar.LehabíandadouncursillorápidoentécnicasdesupervivenciadelosSAS,ylohabíanenviadoaunademencialmisiónenlacostasur.Lohabíanperseguido,disparadocontraélycasiasesinado.Yalfinallohabíandetenidoy enviadode vuelta al colegio, como si nohubiera ocurridonada.Pero,antesdeeso,lehabíanhechofirmarelActadeSecretosOficiales.Alexsonrió

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alrecordarlo.Nohacíafaltaquefirmasenada.¿Quiénibaacreerlo?Peroeraesesecretismoelqueahoraleestabapesando.Cadavezquealguienle

preguntaba qué había estado haciendo durante las semanas que había estado fuera,estaba obligado a responder que había estado en la cama leyendo, deambulandoalrededor de la casa, y cosas así.Alexnodeseaba alardear de lo quehabía hecho,peroodiabatenerqueengañarasusamigos.Loponíademalhumor.ElMI6nosolohabía puesto en peligro su vida.Había encerrado toda su vida en un archivador yhabíantiradolallave.

Habíallegadoalcobertizodelasbicicletas.Alguienmurmuróunadiós,dirigidoaél,ycabeceó,antesdeecharatráselmechóndepeloquehabíacaídosobresusojos.AvecesdesearíaquetodoaquelasuntodelMI6nuncahubieratenidolugar.Pero,almismo tiempo, tenía que admitirlo, parte de él deseaba que sucediera de nuevo.Aveces sentía que ya no era parte delmundo seguro y confortable de la BrooklandSchool.Sehabíanproducidodemasiadoscambios.Y,alfinaldeldía,cualquiercosaeramejorquehacertareasescolares.

Sacó la bicicleta del cobertizo, quitó el seguro, se colgó la mochila de loshombrosysedispusoairsepedaleando.Entoncesvioeldestartaladococheblanco.Volvíaacruzarlaspuertasdelaescuela.Porsegundavezenesasemana.

Todoelmundosabíaquiéneraelhombredelcocheblanco.Rondaba la veintena de años, era calvo y tenía dos incisivos rotos, así como

variospendientesdemetalen laoreja.Nohabíadadosunombre.Cuando lagentehablaba de él, le llamaba el Skoda, por lamarca de su coche. Pero había quienesdecían que se llamaba Jake y que una vez había pertenecido a la escuela. De sercierto, había vuelto como un fantasma inoportuno; estaba allí un minuto, sedesvanecíaelsiguiente…siempreunospocossegundosantesdequellegaseuncochedepolicíadepatrulla,oalgúnprofesorinquisitivo.

Skodavendíadrogas.Vendíadrogasblandasaloschicosmásjóvenes,ydrogasduras a cualquier alumno de los últimos años lo bastante tonto como paracomprárselas. A Alex le resultaba increíble que Skoda pudiera moverse con tantafacilidad,colocandosuspaquetitosaplenaluzdeldía.Pero,porsupuesto,existíauncódigodehonorenelcolegio.Nadiedelatabaanadiealapolicía,nisiquieraaunaratacomoSkoda.YestabasiemprepresenteelmiedodequesiSkodacaía,algunodesuscompradores—amigos,compañerosdeclase—pudieracaerconél.

LasdrogasnuncahabíansidoungranproblemaenBrookland,perolacosahabíacomenzado recientemente a cambiar.Ungrupitode chicosdediecisiete añoshabíacomenzadoacomprarloqueSkodateníaquevendery,comocuandounapiedracaeenunestanque, laondahabíacomenzadoacrecerconrapidez.Sehabíaproducidounaseriedehurtos,asícomounoodosincidentesdecoacción,enlosqueloschicosmás jóvenes se habían visto obligados a entregar dinero a otros mayores. Lo que

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Skoda tenía que vender parecía ser más caro de lo que la mayoría de los chicospodíancomprar;ynohabíasidobaratonisiquieraalprincipio.

Alex contempló cómo un chico de anchas espaldas, con pelo oscuro ymuchoacné, se acercaba al coche, se detenía ante la ventanilla y luego seguía su camino.Sintióunsúbitoarrebatoderabia.ElchicosellamabaColinysolodocemesesanteshabíasidounodelosmejoresamigosdeAlex.Peroluegotodohabíacambiado.Sehabíavueltomalhumoradoy retraído.Susestudioshabíancomenzadoa irmal.Derepentenadie teníaganasde tratarlo,yesaera la razón.Alexnuncahabíapensadomuchoenlasdrogas,apartedeestarsegurodequenuncalasconsumiría.Peropodíaverconclaridadcómoelhombredelcocheblanconoestabasoloenvenenandoaunpuñadodechavalesciegos.Estabaenvenenandoatodoelcolegio.

Apareció un policía que patrullaba a pie, caminando hacia las puertas. Unmomentodespuéselcocheblancosehabíaido,conhumonegrosaliendodeuntubodeescapedefectuoso.Alexsehabíasubidoalabiciantesdepensarenloqueestabahaciendo,pedaleandoconrapidezporelpatio,esquivandoalasecretariadelcolegio,queseibatambiénacasa.

—¡Notanrápido,Alex!—leexigió,antesdesuspiraralverquelaignoraba.LaseñoritaBedfordshirehabía sido siempreunode los apoyosdeAlex, sin saberporqué.Soloellaenelcolegiosehabíapreguntadosidetrásdesuausenciahabíamásdeloquedecíalanotadelmédico.

El Skoda blanco aceleró calle abajo, giró a la derecha, luego a la izquierda, yAlex pensó que lo iba a perder. Pero luego torció a través del laberinto de callesnegrasquellevabanaKing’sRoadyseencontróconelinevitableatascodelascuatroenpunto,loqueloobligóadetenersedoscientosmetrosmásadelante.

El tráficomedioenLondres,aprincipiosdelsigloXXI,esmáslentoqueelquehabíaenlaépocavictoriana.Durantelashoraslaborales,unabicicletapuedeganaraun coche a la hora de realizar cualquier trayecto. Y Alex no tenía una bicicletacualquiera.TeníaaúnsuCondorJuniorRoadracer,construidaexpresamenteparaélenlatiendaquehabíaestadoabiertaenlamismacalledeHolborn,desdehacíamásde cincuenta años. La había mejorado recientemente con un freno integrado y unsistemadecambioscolocadoenelmanillar,ysolonecesitabaapretarconelpulgarparasentircómolabicicletacambiabademarcha,conloslivianospiñonesdetitaniogirandoconsuavidaddebajodeél.

Alcanzó al coche cuando giraba en la esquina y se unía al resto del tráfico enKing’sRoad.LoúnicoquecabíaesperareraqueelSkodasequedaseenlaciudad,pero,poralgúnmotivo,Alexnocreíaquefueraairmuylejos.Eltraficantededrogasno había elegido a Brookland School para sus actividades tan solo porque habíaestudiadoallí.Teníaconseguridadalgoqueverconlavecindad:nodemasiadolejosdecasa,aunquetampocoexcesivamentecerca.

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Lossemáforoscambiaronyel cocheavanzó,enfilandohaciaeloeste.Alex ibapedaleandolentamente,dejandounospocoscochesenmedio,nofuesequeaSkodase le ocurriese echar una ojeada por el retrovisor. Llegaron a la esquina conocidacomoWorld’sEndylacallesedespejóderepente,porloqueAlextuvoquecambiardemarchaypedalearconfuerzaparamantenersealaaltura.Elcochesiguióatravésde Parson’sGreen y luego bajó hacia Putney.Alex fue serpenteando de calleja encalleja,pasandopordelantedeuntaxiyganándoseunbocinazo.Eraundíacálidoypodíasentircómosusdeberesdefrancésehistoriatirabandelaespalda.¿Cuántomáslejos iban a ir? ¿Y qué era lo que iba a hacer cuando llegase? Alex estabacomenzandoapreguntarsesihabíatenidounabuenaidea,cuandoelcochesedetuvo,ycomprendióquehabíanllegadoasudestino.

Skoda había entrado en un área toscamente asfaltada, un estacionamientoprovisionalcercadelríoTámesis,nolejosdelPuentedePutney.Alexsequedóenelpuente, dejando que pasase el tráfico y observando cómo el traficante bajaba delcocheyechabaaandar.Lazonaestabasiendoremodelada,conunnuevobloquedeapartamentos caros alzándose para puntear el horizonte de Londres. En esosmomentoseledificionoeramásqueun feoesqueletodevigasdemetalybloquesprefabricadosdecemento.Estabarodeadoporunenjambredehombresconcascos.Habíabulldozers,hormigonerasy,alzándosesobretodosellos,unagrúainmensa.Uncarteldecía:

RiverviewHouseTODOSLOSVISITANTES

HANDEPASARPORLAOFICINA

AlexsepreguntósiSkodatendríaalgúnnegocioenaquellugar.Pareciódirigirsealaentrada.Peroentoncessevolvió.Alexloobservó,desconcertado.

El solar estaba encajonado entre el puente y un grupo de edificios modernos.Habíaunataberna,luegoalgoqueparecíaunpalaciodecongresostotalmentenuevo,yfinalmenteunacomisaríaconunestacionamientomediollenodecochesoficiales.Pero,justoalladodelsolar,habíaunembarcaderodemaderacondoslanchasyunabarcaza de hierro que se oxidaban tranquilamente en las turbias aguas.Alex no sehabía dado cuenta al principio de la existencia de ese muelle, pero Skoda se fuedirectamentehaciaallí,yenseguidaabordólabarcaza.¿Seríaallídondevivía?Erayatarde.De algunamanera,Alex tenía sus dudas de que fuese a realizar un viaje deplacerporelTámesis.

Volvióasubicicletaypedaleó lentamentehaciaelextremodelpuente,y luegoabajo,haciaelestacionamiento.Dejólabicicletaysumochilaescondidasysiguióa

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pie,desplazándosemás lentamentesegúnseacercabaalmuelle.No teníamiedodeque lo detuviesen. Era un lugar público, e incluso si Skoda reaparecía, no podríahacerle nada. Pero sentía curiosidad. ¿Por qué el traficante de drogas subía a unabarcaza?Parecíaunlugardelomásestrafalarioparahacerunalto.Alexnoteníamuyclaroquépodíahacer,peroqueríaecharunvistazoalinterior.Entoncesdecidiría.

Elmuelledemaderacrujíabajosuspiessegúnlorecorría.LabarcazasellamabaSombra Azul, pero quedaba poco de azul en su pintura descascarillada, en elherrumbroso casco de hierro y en las cubiertas sucias y manchadas de aceite. Labarcazatendríaunostresmetrosdeeslorayeramuyancha,conunsolocamaroteenelcentro.EstabamuyhundidaenlasaguasyAlexsupusoquelamayorpartedelahabitabilidadestaríaabajo.Searrodillóehizocomosi seatase loscordonesde loszapatos.Perotodaslascortinasestabanechadas.¿Yahoraqué?

La barcaza estaba amarrada a uno de los lados del muelle. Las dos lanchasestaban, costado contra costado, en el otro. Skoda quería intimidad, pero sin dudanecesitabaluz,ynolehacíafaltacorrerlascortinasdelotrolado,yaquenohabíaallínadaapartedelrío.Elúnicoproblemaeraque,paramirarporlasventanillasdelotrolado,Alexteníaquesubiralabarcaza.Selopensóunmomento.Teníaquecorrerelriesgo.Estababastantecercadelaobra.Nadieibaatratardehacerledañocontantagentecerca.

Puso el pie en la cubierta y luego pasó lentamente el resto del cuerpo. Teníamiedodequeelbalanceodelabarcazaloderribase.Eracasiseguroquelanavesehundiríaunpocobajosupeso;peroAlexhabíaelegidobienelmomento.Unalanchadepolicíapasabaenesemomento,enfilandoelrío,devueltaalaciudad.Labarcazaseescoródeformanatural,alcanzadapor,suoleaje,yAlexlaabordó,agazapándosecercadelapuertadelcamarote.

Entoncespudooírmúsicaquesalíadedentro.Heavydeunabandaderock.Nosabía qué hacer, pero sí que solo había una forma de echar una ojeada. Trató deencontrar una zona de cubierta que no estuviese demasiadomanchada de aceite yluegosetumbóbocaabajo.

Colgando sobre el pasamanos, asomó cabeza y hombros por el costado de labarcazaysedescolgóhastaqueestuvocasisuspendidosobreelagua.

No se había equivocado. Las cortinas de ese lado estaban abiertas.Mirando atravésdelsuciocristaldelaventanilla,pudoveradoshombres.Skodaestabasentadoen una litera, fumándose un cigarrillo.Había otro hombre, rubio y feo, con labiostorcidosybarbadetresdías,quellevabaunasudaderaestropeadayunosvaqueros,haciéndose una taza de café en un hornillo pequeño. La música salía de unradiocasete situado sobre una estantería.Alex examinó el camarote.Aparte de dosliterasylapequeñacocina,labarcazanoteníamáscomodidades.Envezdeeso,lahabíanremodeladoparaotropropósito.Skodaysuamigolahabíanconvertidoenun

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laboratorioflotante.Habíadostableroseléctricos,unfregaderoyunpardebalanzas.Portodaspartes

había tubos de ensayo, mecheros Bunsen, frascos, pipetas y cucharillas. El lugaraparecíasucio—estabaclaroqueningunodeaquellosdoshombreseraamigodelahigiene—, pero Alex sabía que estaba viendo su cuartel general. Allí era dondepreparaban las drogas que después vendían, las cortaban, pesaban y empaquetabanparahacerlascircularpor lasescuelas locales.Erauna idea increíble—montarunafábricadedrogasenunanave,casienelcentrodeLondresyauntirodepiedradeuna comisaría. Pero, al mismo tiempo, era de lo más inteligente. ¿Quién hubierabuscadoallí?

ElhombrerubiosedioderepentelavueltayAlexarqueóelcuerpoysedeslizóhacia atrás sobre la cubierta. Durante un momento se sintió mareado. Mientrascolgababocaabajo,lasangreselehabíabajadoalacabeza.Inspiróunpardeveces,tratandodeponerenordenlospensamientos.Lomásfácilseríairhastalacomisaríayhablarconelagenteencargadodeloquehabíavisto.Lapolicíaseocuparíadespuésdetodo.

PeroalgohacíaqueaAlexledisgustaselaidea.Esoesloquehubiesehechounosmesesantes.Dejarqueotrosseocupasendelasunto.Peronohabíapedaleado todoaqueltrechoparasimplementellamaralapolicía.Volvióapensarenlaprimeravezquevioelcocheblancoalotroladodelaspuertasdelcolegio.RecordóaColin,suamigo,arrastrándosehaciaelcocheysintiódenuevolapunzadadelarabia.Eraalgoquequeríahacerporsímismo.

¿Pero hacer qué? Si la barcaza hubiera tenido un espiche, Alex podía haberloquitadoyhundidolanave.Pero,lógicamente,lacosanoeratanfácil.Lanaveestabaamarrada al muelle con dos gruesas maromas. Podía desamarrarlas, pero eso noserviría de nada. La barcaza iría a la deriva, pero aquello era Putney; no habíaremolinosnicascadas.LoúnicoqueteníaquehacerSkodaeraencenderelmotorynavegardevuelta.

Alexmiróasualrededor.Porlazonadelaobraenconstrucción,eltrabajoestabaacabandoesedía.Algunosdeloshombresseibanyay,mientrasmiraba,viocómouna trampilla seabríaauncentenardemetros sobre sucabezaycómounhombreachaparrado comenzaba el largo descenso desde lo alto de la grúa.Alex cerró losojos. Toda una serie de imágenes habían aparecido de golpe en su mente, comodistintaspiezasdeunrompecabezas.

Labarcaza;elsolarenconstrucción.Lacomisaría.Lagrúaconsugranganchocolgandobajoelbrazo.

YlaferiadeBlackpool.Habíaidounavezconsuamadellaves,JackStarbright,yhabíaobservadocómoconseguíaunosodepeluchesacándolodeunacajademetalconunganchomecánicoyllevándolohastaunarampa.

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¿Eraposible?Alexmiródenuevo,sopesandotodoslosfactores.Sí.Eraposible.Se incorporó y se deslizó con sigilo hacia la puerta por la que había entrado

Skoda.Habíauntrozodecabletiradoaunladoy,trascogerlo,enrollóvariasvueltasalrededordeltiradordelapuerta.Pasóelcableporunganchodelaparedyloafirmó.Lapuertaestabacompletamentecerrada.Habíaunasegundapuertaapopa.Lacerróconunode los candadosde su bicicleta. Por lo quepodía ver, las ventanillas erandemasiadoestrechascomoparapodersalirporellas.Nohabíamássalidas.

Saliódelabarcazayvolvióalmuelle.Entoncesdesamarrólabarcaza,soltandolas gruesasmaromas junto con las estaquillas demetal—losmontantes— que lasaseguraban.Elríoestabaencalma.Pasaríaunratoantesdequelabarcazaseapartasedelmuelle.

Seenderezó.Completamentesatisfechoconsutrabajo,echóacorrer.

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L

3.Enganchado

Aentradaalsolarenconstrucciónestaballenadeobrerosquesedisponíanairsea casa. A Alex le recordó Bookland a una hora más temprana. Nada cambia

realmentecuandotehacesmayor,exceptoquizáquenotienestareasescolares.Loshombres y mujeres que se marchaban estaban cansados, y tenían prisa por irse.Probablementeporeso,ningunotratódedeteneraAlexcuandosemetióentreellos,caminandocontantoaplomocomosisupiesehaciadóndeibaytuvieseplenoderechoahacerlo.

Pero la faena no estaba rematada del todo. Otros obreros se dedicaban aún aacarrearherramientasyacolocarensusitiolamaquinaria,dejándoladispuestaparalanoche.Llevabantodoscascosdeobray,alverunapiladeellos,Alexseapoderóde uno y se lo colocó. La gran mole del bloque de apartamentos que estabanconstruyendo se alzaba delante de él. Para pasar tenía que introducirse por unestrechopasadizoentredostorresdeandamios.Derepente,unhombrefornidoconunmonoblancosecolocódelantedeél,bloqueándoleelpaso.

—¿Adóndevas?—lepreguntó.—Mi padre…—Alex hizo un gesto vago en dirección a otro obrero y siguió

caminando.Eltrucofuncionó.Elhombrenotratódeestorbarlemás.Sedirigíahacialagrúa.Sealzabaenterrenoabierto,comoelsumosacerdotede

laconstrucción.Alexnosehabíapercatadodeloaltaqueerahastaquellegóaella.Latorrehabíasidoaseguradaconuninmensobloquedecemento.Elinterioreradelomás estrecho; cuando alguien semetía entre las vigas de acero, podía tocar loscuatro lados.En el centro había una escala. Sin pararse a pensarlo—no fuera quecambiasedeopinión—,Alexcomenzóasubir.

Essolounaescalera,sedecía.Yahassubidoporotrasantes.Notienesnadadequépreocuparte.

Peroestaeraunaescaleradetrescientospeldaños.SiAlexsesoltabaoresbalaba,nohabríanadaquepudieraimpedirunacaídamortal.Habíaplataformasdedescansoa intervalos, pero Alex no se atrevió a pararse para tomar aliento. Alguien podíamirar hacia arriba y verlo. Y estaba la posibilidad de que la barcaza, libre de susamarras,comenzaseaserarrastradaporlacorriente.

Tras doscientos cincuenta peldaños, la torre se estrechaba. Alex podía ver lacabinadecontroldelagrúadirectamenteencima.Miróhaciaabajo.Loshombresdelsolar eran de repentemuy pequeños y estabanmuy lejos. Ascendió por el últimotramode laescala.Habíauna trampillasobresucabezaque llevabayaa lacabina.Perolatrampillaestabacerrada.

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Afortunadamente,Alexsabíamanejarsebienenesasituación.CuandoelMI6loenvió a su primera misión, lo proveyó de cierto número de útiles —no eranexactamentearmas—paraquelosusaseencasodeapuro.Unodeelloserauntuboen el que poníaCREMAANTIGRANOS,PARAMANTENERSALUDABLELAPIEL.Pero lacremaquehabíadentrodel tubohacíaalgodiferenteque limpiar losporos.

AunqueAlexhabíausadoyalamayorpartedelamisma,selashabíaarregladoparaguardarunrestoyllevabaatodasparteseltubo,comounaespeciederecuerdo.Agarrándosealaescalaconunamano,cogióeltuboconlaotra.Quedabamuypocacrema, peroAlex sabía que un poquito era todo cuanto necesitaba. Abrió el tubo,echóunpocodecremaenlacerradurayesperó.Hubouninstantedepausa,yluegoun siseo y algo de humo. La crema se estaba comiendo elmetal. La cerradura seabrió.Alexempujólatrampillayascendiólosúltimosescalones.Estabadentro.

Tuvo que cerrar la trampilla de nuevo para conseguir espacio suficiente comopara colocarse. Se encontraba dentro de una caja cuadrada de metal, deaproximadamenteelmismotamañoquelacabinadeunvideojuego.Habíaunasilladepilotocondosmandos—unoparacadabrazo—y,envezdepantalla,unaventanacorridaconunavistaespectaculardelsolardelaconstrucción,elríoytodoeloestedeLondres.Habíancolocadounapequeñapantalladeordenadorenunaesquinay,alaalturadelarodilla,unradiotransmisor.

Losmandosde losbrazos eran sorprendentemente sencillos.Cadaunode ellostenía seis botones.Había diagramas explicativos paramostrar cómo se usaban. Lamanoderechapodíasubirybajarelgancho.Laizquierdapodíadesplazarloalolargodelbrazo,máscercaomáslejosdelacabina.Lamanoizquierdacontrolabatambiénel eje de la grúa, pudiendo rotar 360 grados.No podía sermás simple. Incluso elbotón de arranque estaba claramente señalizado.Un gran botón dentro de un granjuguete.TodoenaquellagrúalerecordabaaAlexunmecanogigantesco.

Apretó el botón y sintió cómo la energía inundaba la cabina de control. Lapantalla de ordenador se encendió, mostrando un salvapantallas con un perroladrando mientras el programa se arrancaba. Alex se arrellanó en el asiento delgruista.Quedabanaúnallíunosveinteo treintahombres.Mirandohaciaabajo,porentresusrodillas,podíaverlosmoversesilenciosamente,muypordebajodesuspies.Nadiesehabíadadocuentadenada.Perosabíaqueteníaqueactuarconrapidez.

Apretóelbotónverdedelcontroldelamanoderecha—verdeparaarrancar—yluegocerrólosdedosalrededordelmandoyempujó.¡Nosucediónada!Alexfruncióelceño.Quizáaquelloeramáscomplicadodeloquehabíacreído.¿Quéselehabíapasadoporalto?Apoyólasmanosenlosmandos,mirandoaderechaeizquierda,enbuscadeotrocontrol.Sumanoderechasemovióligeramentey,derepente,elganchoseelevó.¡Semovía!

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LoquenosabíaAlexeraque,alponerlasmanosenlosmandos,unossensoresdecalorocultosenel interiorhabían leídosu temperaturacorporalyactivado lagrúa.Todaslasgrúasmodernasdisponendelosmismossistemasdeseguridad,paraelcasodequeelgruista sufraunataquealcorazóny sedesplomesobre loscontroles.Nopuedehaberaccidentes.Senecesitacalorcorporalparamantenerenfuncionamientounagrúa.

Porsuerteparaél,esagrúaeraunaLiebherr154EC-H,unadelasmásmodernasdel mundo. La Liebherr es increíblemente fácil de manejar y sumamente segura.Entonces,Alex empujó a un lado con sumano izquierdayboqueó cuando la grúacomenzóagirar.Delantedeélpodíaverelbrazo,moviéndosesobre los tejadosdeLondres.Cuantomásempujaba,másrápidosemovíalagrúa.LaLiebherr154tieneunaconexiónperfectaentreelmotoreléctricoylosengranajes,deformaquenuncatraqueteaniseestremece,sinoquesedeslizaconsuavidad.Alexencontróunbotónblancobajosupulgaryloapretó.Elmovimientosedetuvodeinmediato.

Estabalisto.Ibaanecesitaralgodelasuertedelprincipiante,peroestabasegurode poder hacerlo… si es que nadie miraba arriba y veía que la grúa se estabamoviendo.Empujódenuevocon lamano izquierday,enesaocasión,esperóhastaque la grúa giró todo el trayecto, pasando el Puente Putney y sobre el Támesis.Cuando el brazo quedó directamente sobre la barcaza, paró. Entoncesmaniobró elbastidorconelgancho.Primero lo llevóhastael finaldelbrazo.Luego,usandosuotramano,lohizodescender;alprincipiorápido,ymáslentosegúnibaacercándoseal nivel del suelo. El gancho era demetal macizo. Si golpeaba la barcaza, SkodapodríaoírloyAlexsedelataríaasímismo.Conmuchocuidadoahora,centímetroacentímetro. Alex apretó los labios y, concentrándose al máximo, apuntócuidadosamente.

Elganchogolpeóencubierta.Alexmaldijo.Sinduda,Skoda teníaquehaberlooídoyahoraestaríaluchandoconlapuerta.Entoncesrecordóelradiocasete.Quizálamúsica había anulado el ruido. Alzó el gancho, a la vez que lo desplazaba porcubiertahaciaél.Habíavistosuobjetivo.Habíaungranmontantemetálicosoldadoen cubierta, cerca de la proa. Si pudiera pasar el gancho por esemontante, habríapescadoasupez.Entoncespodríacobrarlo.

Suprimerintentoerróconelmontantepormásdeunmetro.Alexseobligóanocederalpánico.Teníaquehacerlolentamenteonuncaloconseguiría.Trabajandoconambasmanos,contraponiendoelmovimientodeunaconeldelaotra,llevóelganchosobrelacubiertayluegoatrás,haciaelmontante.Loúnicoquecabíaesperareraqueelradiocaseteestuvieraaúnsonandoyqueelsonidodelmetalaldeslizarsenohiciesemuchoruido.Fallóporsegundavez.¡Noibaafuncionar!

No.Podíahacerlo.Eralomismoqueenlaferia…soloquemásgrande.Apretólos dientes y maniobró el gancho por tercera vez. Esta vez vio que acertaba. El

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ganchopasópordebajodelmontante.¡Lohabíaconseguido!Miró abajo. Nadie se había dado cuenta de nada. Ahora… ¿Cómo subirlo?

Empujóconlamanoderecha.Elcablesetensó.Sintiócómolagrúaencajabaelpesode la barcaza.La torre se inclinó hacia delante de forma alarmante yAlex casi secayó del asiento. Por primera vez, se preguntó si su plan sería factible. ¿Podríaaquella grúa sacar a la barcaza del agua? ¿Cuál era la carga máxima que podíasoportar?Habíaunaplacablancaenelextremodelbrazodelagrúaenlaqueponía:3.900kg.Sinduda,labarcazanopodíapesareso.Miróalapantalladelordenador.Unodelosdígitosestabacambiandocontantarapidezquenopodíaleerlo.Mostrabaelpesoque lagrúaestaba levantando.¿Quépodíaocurrir si lanaveerademasiadopesada? ¿La soltaría automáticamente el ordenador? ¿O se derrumbaría toda laestructura?

Alexseencajóenlasillayseechóhaciaatrás,preguntándosequéibaasucederahora.

Enelinteriordelabarcaza,Skodaestabaabriendounabotelladeginebra.Habíatenidounbuendía,yconseguidovendermercancíaporvalordemásdecienlibrasaloschicosdesuantiguocolegio.Ylomejoreraquetodosqueríanmás.Prontosolotendríaquevenderlesaellos,siellosasuvezlepresentabanasusamigos.Entonceslosamigosseconvertiríanasuvezenclientes.Eraelmercadomásfácildelmundo.Hacíanloqueélquería.

SusociodelpelorubiosellamabaMikeBeckett.Sehabíanconocidoenlacárcelydecidieronhacernegociosjuntosalsalir.LodelbarcohabíasidoideadeBeckett.No tenía cocina, ni baño y era frío en invierno… pero funcionaba. Era inclusodivertidoqueestuviesetancercadeunacomisaría.Selopasabanbienviendocómoloscochesylanchasdelapolicíapasabandelargo.Porsupuesto,alospolisnuncaselesocurriríamirarloquesucedíaasusmismaspuertas.

Derepente,Beckettsoltóunamaldición.—¿Quédiablos…?—¿Quépasa?—Skodalomiró.—Lataza…Skodaobservó cómouna taza de café, colocada sobre una balda, comenzaba a

moverse.Sedeslizabadecostado,yacabóporcaerrepiqueteandoyesparciendocaféfríoporelharapogrisquellamabanalfombra.Skodaestabadesconcertado.Latazaparecíahabersemovidoporvoluntadpropia.Nadie la había tocado.Se echó a reírcomountonto.

—¿Cómolohashecho?—preguntó.—Yonohehechonada.—Peroentonces…

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Beckettfueelprimeroencomprenderquéestabasucediendo,peroaúnnosupusolaverdad.

—¡Noshundimos!—gritó.Saliócorriendohacia lapuerta.Skodapodíaahorasentirlo también.Lacubierta

se inclinaba. Tubos de ensayo y vasos de precipitados se deslizaban y acababanestrellándose contra la cubierta, con estrépito de cristales. Juró y siguió aBeckett,cuesta arriba ahora.Cada segundoquepasaba la escora se hacíamáspronunciada.Pero lo más extraño era que la barcaza no parecía hundirse en absoluto. Por elcontrario,lapopaparecíaestaralzándosesobrelasaguas.

—¿Quéestápasando?—aulló.—La puerta está bloqueada —Beckett se las había arreglado para abrir una

rendija,peroelcerrojo,enelotrolado,semanteníafirme.—¡Hayotrapuerta!Perolasegundapuertaestabaahoraporencima.Lasbotellasrodabanporlamesa

yserompían.Enlacocina,jarrasyplatossucioschocabanlosunoscontralosotros,haciéndosepedazos.Conalgoqueestabaentreungemidoyungruñido,Skodatratódetreparporlaladeraenlaquesehabíaconvertidoelinteriordelanave.Peroyaerademasiado empinada.La puerta estaba casi sobre su cabeza. Perdió el equilibrio ycayódeespaldas,gritandocuando—unsegundomástarde—elotrohombrelecayóencima.Losdosfueronrodandohastael rincón,enredados.Platos, tazas,cuchillos,tenedoresydocenasdepiezasdelaboratorioseestrellaronsobreellos.Losmamparosdelabarcazasecombabanconlapresión.Unaventanaestalló.Unamesaseconvirtióenunarieteylosgolpeó.Skodasintiócómoselerompíaunhuesodelbrazoygritó.

La barcaza estaba completamente vertical, colgando sobre las aguas en ángulorecto.Duranteunmomentosequedóasí.Luegocomenzóacaer…

Alex miró asombrado la barcaza. La grúa la levantaba a media velocidad —algunaespeciedemecanismodeseguridadhabíaentradoenacción,ralentizandolamaniobra—perosinprovocar tensiones.Alexpodíasentirelpoderbajolaspalmasde susmanos.Sentadoen la cabina, con lasdosmanos sobre losmandos, lospiesseparadosyelbrazode lagrúaextendiéndosedelantedeél, sentía comosi ély lagrúa fueranunosolo.Solo teníaquemoveruncentímetro,y lanaveeraarrastradahaciaél.Podíaverlacolgandodelgancho,rotandolentamente.Elagualamíalaproa.Estabacasifueradelrío,alzándoseunmetrocadacincosegundos.Sepreguntóquépodíaestarocurriendodentro.

Laradiosituadajuntoasurodillaentróenfuncionamientoconunsiseo.—¡Gruista!Aquílabase.¿Quédemoniosestáshaciendo?¡Cambio!—unapausa,

sonidodeestática.Luegoseoyódenuevolavozmetálica—.¿Quiénestáenlagrúa?¿Quiénes?¡Identifíquese!

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Habíaunmicrófonoinclinado,cercadelabarbilladeAlex,yestuvotentadodedeciralgo.Perodecidiónohacerlo.Escucharlavozdeunadolescentepodíaprovocarmáspánicoentreellos.

Miróhaciaabajo.Habíaunadocenadeobrerosdelaconstrucciónreunidosjuntoa la base de la grúa. Otros señalaban hacia el barco, discutiendo entre ellos. Nollegabasonidoalgunoa lacabina.EracomosiAlexestuvieseseparadodelmundoreal.Sesentíamuyseguro.Noteníadudaalgunadequemásobrerosteníanquehabercomenzadoatreparporlaescalayqueestaríanprontoallí;pero,porelmomento,eraintocable.Seconcentróen loqueestabahaciendo.Sacar labarcazadel aguahabíasidosololamitaddesuplan.Aúnteníaqueacabarlo.

—¡Gruista!¡Bajeelgancho!Creemosquehaygentedentrodelbarcoyestáustedponiendoenpeligrosusvidas¡Bajeelgancho!

La barcaza estaba ya sobre las aguas, colgando al extremo del gancho. Alexmoviólamanoderecha,girandolagrúahastaqueelbarcotrazóunarcosobreelríoydespuéssobretierrafirme.Hubounsúbitozumbido.Elbrazocomenzóadetenerse.Alexempujóelmando.Nosucediónada.Echóunaojeadaalordenador.Lapantallaestabavacía.

Alguien,entierra,habíausadolacabezayhecholoúnicosensatoposible.Habíancortadolaelectricidad.Lagrúaestabamuerta.

Alexsequedósentando,viendocómo labarcazaoscilabaamercedde labrisa.Nohabía llegadoacompletar suplan.Habíapensadobajarelbarco—con todosucontenido—hastaelaparcamientodelacomisaría.Hubierasidounabuenasorpresaparalasautoridades,oesocreía.Pero,envezdeeso,elbarcoestabacolgandosobreelPalaciodeCongresosquehabíavistodesdeelPuentePutney.Pero,alfinyalcabo,supusoquenohabríamuchadiferencia.Elresultadofinalseríaelmismo.

Estirólosbrazosyserelajó,esperandoqueseabrieselatrampilla.Noibaaserfácildeexplicar.

Yentoncesescuchóaquelsonidodealgoquesedesgarraba.Elmontantedemetalquesobresalíadeproanohabíasidodiseñadoparaaguantar

el peso de la barcaza.Era unmilagro que hubiese aguantado tanto.MientrasAlexmiraba, con la boca abierta, desde la cabina, el montante se soltó. Durante unosmomentoscolgódeunbordedelacubierta.Luego,elúltimoremachesesoltó.

Labarcazaestabaadieciséismetrossobreelsuelo.Comenzóacaer.

EnelPalaciodeCongresosPutneyRiverside,eljefedelaPolicíaMetropolitanaestaba dando una rueda de prensa a una multitud de periodistas, cámaras detelevisión,funcionarioscivilesyagentesdelGobierno.Eraunhombrealtoydelgadoque se tomabaa símismomuyen serio.Suuniformeazul era inmaculado,y cadapiezaplateada—desdelostachonesdesuscharreterasalascincomedallas—estaban

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pulidashastaelpuntoderesplandecer.Eraungrandía.Compartíalapalestraconunpersonaje de la talla delministro.El subjefe de policía estaba allí, y también sieteoficialessubalternos.Unesloganseproyectabaenelmuroasusespaldas.

GANANDOLAGUERRACONTRALASDROGAS

Letrasplateadasenpantallaazul.Eljefedepolicíahabíaelegidoenpersonaloscolores, sabiendo que recordaban al uniforme. Sabía que aparecerían en losprincipalesperiódicosdeldíasiguiente…e,igualdeimportante,tambiénloharíaunafotografíasuya.

—¡Nohemosdejadonadaalazar!—decía,consuvozlevantandoecosportodalamodernaestancia.Podíavercómolosperiodistasescribíancadapalabrasuya.Lascámaras de televisión lo enfocaban—. Gracias a mi participación y esfuerzos, nohemos tenido otra cosa que éxitos.El secretario de Interior…—sonrió al político,queenseñólosdientesasuvez—.Perononosvamosadormirenloslaureles.¡No!Undíadeestosesperamosanunciarungranavance.

Eso sucedía cuando la barcaza rompió el techo de cristal del Palacio deCongresos.Hubounaexplosión.Eljefedepolicíatuvoeltiempojustoparacubrirsecuando un objeto grande y goteante cayó sobre él. El secretario de Interior fuelanzadodeespaldasyperdiólasgafas.Susguardaespaldassequedaroncongelados,sinpoderhacernada.Elbarco se estrelló enel espacioquehabíadelantedeellos,entreelestradoy laaudiencia.Elcostadode lacabinasehabíadesgajadoy loquequedabadellaboratorioestabaalavista,consusdosocupantesapelotonadosenunrincón,mirandodesconcertadosaloscientosdeagentesyoficialesquelosrodeaban.Unanubedepolvoblanco,enformadehongo,sealzóparacaersobreeluniformeazul oscuro del jefe de policía, cubriéndolo de pies a cabeza. Las alarmas contraincendios dejaron de sonar. Las luces parpadearon y se apagaron. Entoncescomenzaronlosgritos.

Entretanto,elprimerodelosobrerosdelaconstrucciónhabíallegadoalacabinaymirabaatónitoalchicodecatorceañosquehabíaencontradodentro.

—¿Tienes…?—balbuceó—.¿Tienesideadeloquehashecho?Alex observó el gancho vacío y el gran agujero en el tejado del Pabellón de

Congresos,yelhumoypolvoqueseelevabadelmismo.Seencogiódehombrosamododedisculpa.

—Estabahaciendountrabajoconunoscriminales—dijo—.Ymeparecequeha

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habidounfallo.

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4.Investigacióneinforme

ORlomenosnotuvieronqueirmuylejosparacogerlo.Dos hombres bajaron a Alex de la grúa, uno encima y otro debajo en la

escala.Lapolicíaestabaesperandoabajo.Antelosojosincrédulosdelosobrerosdela construcción, se lo llevaron a la fuerza del solar hacia la comisaría, unos pocosedificiosmásallá.AlpasarporelPabellóndeCongresosviolamultitudquesalía.Yahabíanllegadolasambulancias.ElsecretariodelInteriorsehabíamarchadoenunalimusinanegra.Alexsepreocupóenserioporprimeravez,preguntándosesihabríamatadoaalguien.Nohabíaplaneadoaquelfinal.

Una vez dentro de la comisaría, todo fue una sucesión de portazos, rostrosimperturbablesdepolicías,paredesblanqueadas,formulariosyllamadastelefónicas.Lepreguntaronsunombre,edad,dirección.Viocómounsargentotecleabalosdatosenunordenador:peroloqueocurriódespuéslepillóporsorpresa.Elsargentoapretóel botón y se inmovilizó claramente. Se giró y miró a Alex, antes de abandonarapresuradamente su asiento.CuandoAlex entró en la comisaría, se convirtió en elcentro de atención, pero ahora todos esquivaban su mirada. Apareció un oficialsuperior.Cruzaronunaspalabras.SellevaronaAlexporunpasilloylometieronenunacelda.

Mediahoradespuésaparecióunagenteconunabandejadecomida.—Lacena—dijo.—¿Quéestápasando?—preguntóAlex.Soloobtuvounasonrisanerviosacomo

respuesta.Alexañadió—:Dejélabicicletaenelpuente.—Todo va bien, la tenemos nosotros —le faltó tiempo para abandonar la

habitación.Alexsecomiólacena:salchichas,tostadayunaporcióndepastel.Habíauncatre

en la habitación y, tras un biombo, un retrete y un lavabo. Se preguntó si entraríaalguienahablarconél,peronoapareciónadie.Alfinal,sequedódormido.

Cuando despertó, eran las siete de la mañana. La puerta estaba abierta y unhombrealqueconocíademasiadobienestabaenlacelda,mirándolo.

—Buenosdías,Alex—dijo.—SeñorCrawley.JohnCrawleyparecíaunejecutivobancarioy,dehecho,laprimeravezqueAlex

lohabíaconocido,habíasimuladoserempleadodebanca.Eltrajebaratoylacorbataa listas podían perfectamente proceder de la sección para EjecutivosAgresivos deMarks & Spencer. La verdad era que Crawley trabajaba para el MI6. Alex sepreguntósilasropasseríanunatapaderaounaelecciónpersonal.

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—Venconmigo—dijoCrawley—.Nosvamos.—¿Mevaallevaracasa?—preguntóAlex.Sepreguntósihabíandichoaalguien

dóndeestaba.—No.Aúnno.AlexsiguióaCrawleyalexteriordeledificio.Aquellaveznohabíaagentesde

policíaalavista.Habíauncocheconelconductoresperandofuera.Crawleysubió,acompañadodeAlex,alosasientosdeatrás.

—¿Dóndevamos?—preguntóelsegundo.—Ya loveras—CrawleyabrióunejemplardelDailyThelegraph y comenzó a

leer.Nodijomás.Fueronalesteatravésdelaciudad,subiendoporLiverpoolStreet.Alexyasabía

adónde lo llevaban y estaba seguro de que tomarían la entrada de un edificio dediecisiete plantas, cerca de la estación, y se sumergirían por una rampa en unestacionamiento subterráneo. El edificio decía ser la central del Royal & GeneralBank.PerolaverdadesqueeralabasedeladivisióndeOperacionesEspecialesdelMI6.

Elcochesedetuvo.Crawleycerróyapartóelperiódicoysalió,indicandoaAlexqueloprecediera.Habíaunascensorenelsótanoylosdossubieronhastalaplantadieciséis.

—Por ahí —Crawley señaló hacia una puerta marcada como la 1605. LaConspiracióndelaPólvora,pensóAlex.Eraabsurdorecordarloenesemomento;unfragmento de las tareas de historia que tenía que haber hecho la noche antes.Año1605;elmismoenqueCuyFawkestratódevolarelParlamento.Bueno,parecíaquelastareasescolaresibanatenerqueesperar.

—Cierralapuerta,Alex,yven.DenuevoAlexseencontróenfrentedelhombreadustoyrelamidoquedirigíala

divisióndeOperacionesEspecialesdelMI6.Trajegris,rostrogris,vidagris…AlanBluntparecíaperteneceraunmundodescolorido.Sesentabajuntoaunescritoriodemadera en una oficina grande y cuadrada que podía haber pertenecido a cualquiertipodenegocio,decualquierpartedelmundo.Nohabíanadapersonalenelcuarto,niuncuadroenlapared,niunafotoenelescritorio.Inclusolaspalomasposadasenelalféizarerangrises.

Bluntnoestabasolo.LaseñoraJones,suoficialdemayorrango,loacompañaba,sentadaenunasilladecuero,vistiendotrajechaquetapardoy,comoerahabitualenella, sorbiendo un pipermín. Lo miró con ojos vacíos, como abalorios. Parecíaalegrarsedeverlomásquesujefe.Fueellalaquelehabíahablado.BluntapenassehabíadadocuentadequeAlexhabíaentradoenlahabitación.

Entonces,Bluntlomiró.—Noesperabavertetanpronto—dijo.

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—Eso mismo iba a decir yo—replicó Alex. Había una sola silla vacía en laoficina.Sesentó.

Bluntcogióunahojadepapeldesuescritorioyleyó.—¿En qué demonios estabas pensando?—exigió—. ¿Qué hacías con la grúa?

Hascausadoundañoenorme.HasdestruidoprácticamenteunPalaciodeCongresosdedosmillonesdelibras.Esunmilagroquenohayahabidomuertos.

«Los dos hombres del barco se pasarán unos cuantosmeses en el hospital»—añadiólaseñoraJones.

—¡Pudistematar al secretario de Interior!—continuóBlunt—.Hubiera sido elcolmo.¿Quéestabashaciendo?

—Setratabadetraficantesdedrogas—respondióAlex.—Esohemos descubierto. Pero el procedimiento normal hubiera sido llamar al

999.[2]

—No pude encontrar un teléfono—Alex suspiró—. Quitaron la corriente a lagrúa—seexplicó—.Ibaadejarelbarcoenelestacionamiento.

Bluntparpadeóunavez,antesdeagitarunamano,comodescartandotodoloquehabíasucedido.

—Tú estatus especial apareció en los ordenadores de la policía—dijo—.Ellosnosllamaronynosotrosnosocupamosdelresto.

—Nosabíaquetuvieraestatusespecial—dijoAlex.—Sí,Alex; tú eresalguienespecial—Blunt lomiróporun instante—.Poreso

estásaquí.—¿Entoncesnomevaamandaracasa?—No.Locierto,Alex,esqueestábamospensandoencontactarcontigodetodas

formas.—Eres probablemente la única persona que puede hacer lo que queremos —

añadiólaseñoraJones.—¡Unmomento!—Alex agitó la cabeza—.Ya voy demasiado retrasado en el

colegio.¿Quépasasinomeinteresa?LaseñoraJonessuspiró.—Podemos devolverte a la policía, sin duda —repuso—. Hasta donde yo sé,

estánmuyinteresadoseninterrogarte.—¿CómoestálaseñoritaStarbright?—preguntóBlunt.JackStarbright,eldiminutivodeJackieoJacqueline,Alexnoestabamuyseguro,

eralachicaquecuidabaaAlextraslamuertedesutío.Eraunajovenestadounidensesaludableypelirrojaquehabía llegadoaLondresaestudiar leyesynuncasehabíamarchado.ComobiensabíaAlex,Bluntnoestabainteresadoensusalud.Laúltimavezque sevieron, él lepuso lascosasclaras.MientrasAlexcumpliera lopactado,podíavivirenlacasadesutíoconJack.Sisepasabadelaraya,seríadeportadaalos

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EstadosUnidosyAlexquedaríabajo lacustodiaestatal.Se tratabadeunchantaje,puroyduro.

—Estámuybien—dijoAlex.Habíaunpocodeiraensuvoz.LaseñoraJonesacudióalrescate.—Vamos, Alex —dijo—. ¿Por qué seguir fingiendo que eres un colegial

ordinario?Tratabadesonarmásamistosa,másmaternal.Peroinclusolasserpientes tienen

madre,pensóAlex.—Yahasdemostrado loquevalesunavez—prosiguió—.Teestamosdando la

oportunidaddehacerlodenuevo.—Lomás seguro es que sea rutina—continuóBlunt—.Se trata de comprobar

algo.Loquellamamosbuscareinformar.—¿PorquénolohaceCrawley?—Necesitamosunchico.Alexguardósilencio.PasósumiradadeBluntalaseñoraJonesyluegodevuelta

alprimero.SabíaqueningunodelosdosdudaríaunsegundoalahoradesacarledeBrookland y meterlo en la peor institución que pudiesen encontrar. Y, de todasformas,¿noeraesoloquehabíaestadodeseandoeldíaanterior?Otraaventura.Otraoportunidaddesalvarelmundo.

—Vale—aceptó—.¿Dequésetrataestavez?BlunthizoungestoconlacabezaalaseñoraJones,quedesenvolvióuncaramelo

antesdecomenzar.—¿HasoídohablardeunhombrellamadoMichaelJ.Roscoe?—preguntó.Alexselopensóunmomento.—EraelempresarioquetuvounaccidenteenNuevaYork—lohabíavistoenlas

noticiasdetelevisión—.¿Nosecayóporelhuecodeunascensoroalgoasí?—RoscoeElectronicsesunadelasmayorescompañíasdeEstadosUnidos—dijo

la señora Jones—. Lo cierto es que es una de las más grandes del mundo.Ordenadores,vídeos,DVD…todo,desdemóvilesalavadoras.Roscoeeramuyrico,conmuchainfluencia.

—Yunpococortodevista—matizóAlex.—Lociertoesqueparecehabersidoalgomuyextraño,undesgraciadoaccidente

—convinolaseñoraJones—.Elascensorfuncionómal.Roscoenoestabamirandoloquehacía.Secayóporelhuecodelascensorymurió.Esaeslaopinióngeneralizada.Sinembargo,noestamostanseguros.

—¿Porquéno?—Lo primero de todo, hay unos cuantos detalles que no cuadran. El día de la

muerte de Roscoe, un técnico demantenimiento, llamado SamGreen, acudió a laTorre Roscoe, en la QuintaAvenida. Sabemos que eraGreen, o alguien que se le

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parecía mucho, porque lo hemos visto. Había un circuito cerrado de cámaras deseguridad y lo filmaron. Dijo ir a arreglar un cable defectuoso. Pero según lacompañíaa laquepertenece,noexistía tal cabledefectuosoy,desde luego,no fuesiguiendoórdenessuyas.

—¿Porquénolointerrogan?—Hemos tratado de hacerlo. Pero Green ha desaparecido sin dejar rastro.

Pensamosquepuedehabersidoasesinado.Pensamosquealguienpudosuplantarsupersonalidad y, de alguna manera, provocar el accidente que causó la muerte deRoscoe.

Alexseencogiódehombros.—Losiento.LosientomuchísimoporelseñorRoscoe.¿Peroquétienetodoeso

queverconmigo?—Aesovamos—laseñoraJoneshizounapausa—.Lomásextrañode todoel

caso es que, el día antes de sumuerte, Roscoe llamó a esta oficina. Una llamadapersonal.QueríahablarconelseñorBlunt.

—ConocíaRoscoeenlaUniversidaddeCambridge—dijoBlunt—.Hacemuchodeeso.Éramosamigos.

EsosíquesorprendióaAlex.NocreíaqueBluntfueradelaclasedehombresquetienenamigos.

—¿Quéledijo?—preguntó.—Por desgracia, yo no me encontraba aquí y no pude atender la llamada—

replicóBlunt—.Convineenhablarconélaldíasiguiente.Pero,paraentonces,yaerademasiadotarde.

—¿Notieneideadeloquepodíaquerer?—Habléconsuayudante—dijolaseñoraJones—.Nopudodecirmegrancosa,

pero tenía la idea de que Roscoe estaba preocupado por su hijo. Es un chico decatorceaños,PaulRoscoe.

Unhijodecatorceaños.Alexcomenzabaaverpordóndeibanlostiros.—Paulerasuúnicohijo—explicóBlunt—.Metemoquemanteníanunarelación

delomásdifícil.Roscoesedivorcióhaceunospocosañosy,aunqueelchicoeligióvivir con su padre, no llegaron a congeniar. Existían los típicos problemas de laadolescencia,porsupuesto;perocuandocrecesrodeadodemillonesdedólares,hayvecesqueesosproblemasaumentan.Paulseestabamaleandoenelcolegio.Seestabavolviendountruhánymalgastabasutiempoconamigosindeseables.SeprodujounincidenteconlapolicíadeNuevaYork…lacosanofueamásyRoscoeselasarreglóparasilenciarlo,peroelasuntolomolestó.YohablabadevezencuandoconRoscoe.LepreocupabaPaulysentíaqueelchicoestabafueradecontrol.Peronoparecíaquehubieramuchoquepudierahacer.

—¿Yquéesloquequieredemí?—lointerrumpióAlex—.¿Quierequemereúna

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conelchicoyhableconéldelamuertedesupadre?—No—BluntmeneólacabezaytendióunarchivoalaseñoraJones.Ella lo abrió.Alex pudo echar una ojeada a una fotografía; un hombre de piel

bronceadaconununiformemilitar.—Tienes que recordar lo que te hemos contado sobreRoscoe—le dijo ella—.

Porqueahora tengoquehablartedeotrohombre—dio lavueltaa la foto,paraqueAlex pudiera verla—. Este es el general Víctor Ivanov Ex agente KGB. Hasta elpasadodiciembreeraeljefedelServiciodeInteligenciaExterioryprobablementeeltercerhombremáspoderosodeRusiadespuésdelpresidente.Peroalgoleocurrióaéltambién. Hubo un accidentemarítimo en elmarNegro. Su barco explotó… nadiesabecómo.

—¿EraamigodeRoscoe?—preguntóAlex.—Lomásseguroesquenuncaseconociesen.Perotenemosaquíundepartamento

que controla constantemente las noticias del mundo, y sus ordenadores hanencontrado una coincidencia de lo más extraña. Ivanov también tiene un hijo decatorce años, Dimitri. Y hay una cosa que es cierta. El joven Ivanov conoce conseguridadaljovenRoscoe,yaquelosdosvanalmismocolegio.

—PaulyDimitri…—Alexestabadesconcertado—.¿QuéhacíaunchicorusoenunaescueladeNuevaYork?

—No estaba enNuevaYork—contestóBlunt—.Como te he contado, Roscoeestabateniendoproblemasconsuchico.Problemasenelcolegio,problemasencasa.Así que el año pasado decidió hacer algo. Envió a Paul a Europa, a un lugar deFrancia;aunaespeciedeinternado.¿Sabesloqueeseso?

—Creoqueunaespeciedesitiodondelosricosenvíanasushijas—dijoAlex—,aaprendermodalesenlamesa.

—Esaeslaideapopular.Peroeseinternadoessoloparachicos.Cuestadiezmillibrasporcurso.Esteeselfolleto.Echaunvistazo—tendióaAlexunlibretopesadoycuadrado.

Escritoenlatapa,conletrasdoradassobrefondonegro,habíadospalabras:

POINTBLANC

—Estájustoenlafronterafranco-suiza—leexplicóBlunt—.AlsurdeGinebra.JustoporencimadeGrenoble,enlosAlpesfranceses.SepronunciaPointBlanc—entonólaspalabrasconacentofrancés—.Literalmentesignificapuntoblanco.Esunlugarnotable.ConstruidocomoresidenciaporalgúnlunáticodelsigloXIX.Lociertoes que es en eso en lo que se convirtió tras su muerte… en un manicomio. Fue

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capturadoporlosalemanesenlaIIGuerraMundial.Lousaroncomolugardereposopara los generales. Después, quedó abandonado hasta que lo compró su actualpropietario, un hombre llamado Grief. El doctor Hugo Grief. Es el director delcolegio.Supongoqueesloquetúllamaríaseljefedeestudios.

Alexabrióel folletoy seencontrómirandouna fotografíaa todoolordePointBlanc.Blunt tenía razón.El colegiono se parecía a nadaquehubiera visto nunca;algo a medio camino entre un castillo alemán y un chateau francés, sacadodirectamentedeuncuentodeloshermanosGrimm.PeroloquecortólarespiraciónaAlex,másqueeledificioensímismo,fueelpaisaje.Elcolegioestabaencaramadosobre la laderadeunamontaña, sinotra cosaquemontes a su alrededor; unagranmole de ladrillo y piedra rodeada por un paisaje coronado de nieve. Parecíaincongruenteallí,comosilohubieranarrancadodeunaantiguaciudadydejadocaerpor accidente en aquel lugar. Ninguna carretera llevaba hasta el colegio. La nievecubría hasta las puertas. Pero, al mirar de nuevo, Alex vio una moderna pista dehelicópterosqueasomabaporencimadelasalmenas.Supusoqueeralaúnicaformadellegar…odesalir.

Volviólapágina.

BienvenidoalaAcademiadePOINTBLANC…

Así comenzaba la introducción. Estaba impreso en esa clase de letra queAlexpodíaesperarencontrarenelmenúdeunrestaurantedelujo.

…uncolegioúnicoqueesmuchomásqueuncolegio,creadoparachicosquenecesitanalgomásdeloquepuedeofrecerleslaeducaciónordinaria.Ensumomentosenosconocíacomounaescuelapara«chicosproblemáticos»,peronocreemosqueeltérminoseacorrecto.

Hayproblemasyhaychicos.Nuestraintenciónessepararunosdeotros.

Nonecesitasleertetodoelfolleto—dijoBlunt—.Todocuantonecesitassaberesquelaacademiaadmiteachicosquehansidoexpulsadosdesusanteriorescolegios.Nuncahaymuchosahí.Soloseisosietealavez.Ysusmétodossontambiénúnicos.Deentrada,soloadmitenhijosdemultimillonarios…

—Nomesorprende,sicobrandiezmillibrasporcurso—dijoAlex.—Te sorprendería saber cuántos padres quisieran mandar a sus hijos a Point

Blanc —contestó Blunt—. Pero supongo que no necesitas más que mirar losperiódicos para darte cuenta de lo fácil que es descarriarse cuando naces con todohecho.Noimportaqueseanpolíticosoestrellasderock;lafamaylafortunadelos

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padresamenudoesfuentedeproblemasparaloshijos…ycuantomástriunfadoresson lospadres,máspresiónparecehaber.Laacademiaseocupadeencarrilara losjóvenesy,segúnnuestrosinformes,connotableéxito.

—Secreóhaceveinteaños—dijolaseñoraJones—.Alolargodeesetiempohatenidounalistadeclientesqueteresultaríadifícildecreer.Porsupuesto,mantienenensecretolosnombres.Peropuedodecirtequeentrelosquehanmandadoahíasushijosseencuentraunvicepresidenteestadounidense,uncientíficoganadordelpremioNobel¡yunmiembrodenuestrapropiafamiliareal!

—AligualqueRoscoeyeseotro,Ivanov—dijoAlex.—Enefecto.Alexseencogiódehombros.—Entoncesesunacoincidencia.Talycomodecía.Dospadresricoscondoshijos

ricosenelmismocolegio.Losdosmuertosenaccidente.¿Porquéleinteresantanto?—Porquenomegustan lascoincidencias—replicóBlunt—.Dehecho,nocreo

enellas.Dondelagentevecoincidencias,yoveounaconspiración.Eseesmitrabajo.Yvalesparaél,pensóAlex.Dijo:—¿DeveraspiensaqueelcolegioyeseGriefpuedenteneralgoqueverconlas

dosmuertes?¿Porqué?¿Olvidaronpagarlasfacturas?Bluntnosonrió.—Roscoeme telefoneó porque estaba preocupado por su hijo.Al día siguiente

estabamuerto.Tambiénhemossabido,a travésdelespionajeruso,queunasemanaantesdesumuerte,Ivanovtuvounaviolentadisputaconsuhijo.Alparecer,aIvanovlepreocupabaalgo.¿Vesahoralaconexión?

Alexselopensóuninstante.—Asíquequiereenviarmeaesecolegio—dijo—.¿Cómose lasvaaarreglar?

Notengopadresy,detodasformas,nuncafueronricos.—Yahemosarregladoeso—dijo laseñoraJones.Alexcomprendióquedebían

haber trazado planes antes de que ocurriera el asunto de la grúa. Aun sin haberllamado su atención, hubieran recurrido a él—. Vamos a darte un padre rico. SunombreessirDavidFriend.

—Friend…¿ComolossupermercadosFriend?—Alexhabíavistobastanteaquelnombreenlosperiódicos.

—Supermercados.Grandes almacenes.Galeríasde arte.Equiposde fútbol—laseñoraJoneshizounapausa—.Desdeluego,FriendesmiembrodelmismoclubqueRoscoe.Elclubdelosmultimillonarios.TambiénestámuymetidoenloscírculosdelGobierno, como consejero personal del primerministro. Ocurremuy poco en estepaísenloquesirDavidnoestémetidodealgunamanera.

—Te hemos creado una falsa identidad—dijo Blunt—. Desde este momento,tienesqueempezarapensarentimismocomoAlexFriend,elhijodecatorceañosde

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sirDavid.—Nofuncionará—dijoAlex—.LagentetienequesaberqueFriendnotieneun

hijo.—No—Bluntagitólacabeza—.Esunapersonamuyreservadayhemoscreado

unaclasedehijotalqueesnormalquesupadrenoquierahablardeél.ExpulsadodeEton. Una ficha policial… hurtos, vandalismo y posesión de drogas. Ese eres tú,Alex.SirDavidy suesposa,Carolina,no sabenquéhacercontigo.Asíque tehaninscritoenlaacademia.Yhassidoaceptado.

—¿YsirDavidestádeacuerdo?—preguntóAlex.Bluntsuspiró.—Lociertoesquetampocolehacíamuchagracia…elhechodeutilizaraalguien

tanjovencomotú.Perohabléconéllargoytendidoyalfinalaceptóayudarnos.—¿Cuándotengoqueirmealaacademia?—Dentro de cinco días —dijo la señora Jones—. Pero primero tienes que

empaparte de tu nueva vida.Cuando salgas de aquí, te llevaremos a la casa de sirDavid.TieneunacasaenLancashire.Viveallíconsuesposa,ytieneunahija.Essoloun añomayor que tú. Pasarás el resto de la semana con la familia, lo que te darátiempoparaaprendercuantonecesitas.Esdevitalimportanciaquetengasunabuenatapadera.Despuésdeeso,teirásaGrenoble.

—¿Yquétengoquehacerallí?—Yatedaremosentoncesinstrucciones.Esencialmente,tulaborvaaconsistiren

reunircuanta informaciónpuedas.Puedeserqueelcolegioseade lomásnormalyque no haya ninguna conexión entre las muertes. Si es así, te sacaremos. Peroqueremosestarseguros.

—¿Cómoestaremosencontacto?—Ya lo arreglaremos —la señora Jones clavó la mirada en Alex, antes de

volversehaciaBlunt—.Tenemosquehaceralgoconsuaspecto—dijo—.Notienelaaparienciaadecuada.

—Ocúpesedeello—dijoBlunt.Alex suspiró. Era algo de lomás extraño. Lo único que hacía era pasar de un

colegio a otro. De la escuela pública de Londres al internado de Francia. No eraexactamentelaaventuraquehubieradeseado.

SepusoenpieysiguióalaseñoraJonesfueradelahabitación.Mientrassalía,Blunt ya estaba trasteando en sus documentos, como si hubiera olvidadoqueAlexhabíaestadoallíoqueinclusonohabíaexistido.

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E

5.Lapartidadecaza

L Rolls-Royce Corniche, conducido por su chófer, cruzó la avenida de trescarriles, internándose aúnmás en el condado de Lancashire, con sumotor de

ochoválvulasy6,75litrossonandocomounsusurroenelgransilenciocampestredelos contornos. Alex iba sentado en la parte trasera, tratando de no mostrarseimpresionado ante un coche que costaba tanto como una casa. Olvídate de lasalfombrillasde lanadeWilton, los acabadosenmaderay los asientosde cuero, sedijoparasusadentros.Noesmásqueuncoche.

EraeldíadespuésdesuentrevistaconelMI6y,talycomolehabíaprometidolaseñoraJones,suaparienciahabíacambiadoporcompleto.Teníaquetenerelaspectodeunchicorebelde…elhijoricoquequeríavivirsegúnsuspropiasnormas.AsíquehabíanataviadoaAlexconropasprovocativasapropósito.Vestíaunasudaderaconcapucha, vaqueros Tommy Hilfiger, deshilachados en los bajos y destartaladaszapatillasdedeportes.Apesardesusprotestas,lehabíancortadoelpelotanalrasoque casi parecía un skinhead, y le habían puesto un pendiente en la oreja derecha.Aúnpodía sentirpalpitar el lóbuloalrededorde la agujaque lehabíanpuestoparaevitarqueelagujerosecerrase.

Elcochellegóaunaspuertasdehierroforjadoqueseabrieronautomáticamentepararecibirlo.YallíestabaHaverstockHall,ungranmansiónconfigurasdepiedraenlaterrazayunpreciodesietecifras.SirDavidlahabíacompradohacíaunosaños,segúnlehabíacomentadolaseñoraJones,yaquebuscabainstalarseenelcondado.LamitaddelcondadodeLancashireparecíapertenecerle.Losterrenosseextendíandurantekilómetros, en todasdirecciones,punteadospor las figurasdeovejas sobrelascolinasenunlado,ytrescaballosqueleobservabandesdeuncercadoporelotro.Lacasamismaeradeestilogeorgiano:de ladrilloblancoconventanasestrechasycolumnas. Todo tenía un aspecto primoroso. Había un jardín vallado con arriatessimétricos,uninvernaderocuadradodecristalquealbergabaunapiscinayunaseriedesetosornamentalesqueteníancadahojaensusitio.

Elcochesedetuvo.LoscaballosvolvieronlacabezaparaobservarcómobajabaAlex, con las colas agitándose rítmicamente para espantar a las moscas. Nada semovía.

Elchofersefuehaciaelmaletero.—Sir David debe estar dentro —dijo. Había sentido desaprobación por Alex

desde elmomento en que le había puesto los ojos encima. Por supuesto, no habíadichograncosa,yaqueerademasiadoprofesional.Perolomostrabaensumirada.

Alex se apartó del coche, guiado hacia el invernadero situado al otro lado del

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sendero. Era un día cálido, el sol acariciaba los cristales, y el agua, en el otroextremo, resultaba de repente de lomás incitante.Cruzó unas puertas.Hacía calordentro del invernadero. El olor del cloro surgía de las aguas, hasta el punto deatontarlo.

Habíacreídoquelapiscinaestabavacía,peroalmirarvioquehabíaunapersonanadando al fondo, rompiendo la superficie justo enfrente de él. Se trataba de unachica,vestidaconunbiquiniblanco.Teníalargopelonegroyojososcuros;supiel,sinembargo,erapálida.AlexsupusoquedebíatenerunosquinceañosyrecordóloquelaseñoraJoneslehabíacontadoacercadesirDavidFriend.«Tieneunahija…esun añomayor que tú.»Así que esa debía ser. La observómientras salía del agua.Teníauncuerpobienformado,máscercayadelamujerqueseríaquedelaniñaquefue.Llegaríaaserhermosa.Deesonocabíaduda.Elproblemaeraqueellalosabía.CuandomiróaAlex,laarroganciacentelleóensusojos.

—¿Ytúquiéneres?—preguntó—.¿Quéestáshaciendoaquí?—SoyAlex.—Ah,sí—agarróunatoallayselaechóalcuello—.Papadijoqueibasavenir…

pero no esperaba que fuese aquí—su voz era adulta y cultivada. Sonaba extraña,viniendodeunachicadequinceaños—.¿Sabesnadar?

—Sí.—Esunapena.Nomegustacompartirlapiscina.Especialmenteconunchico.Y

menosconunlondinenseroñosocomotú—paseólamiradaporAlex,reparandoenlosvaquerosrotos,elpelorapado,laagujaensuoreja.Seencogiódehombros—.Nopuedoentender loqueestáhaciendopapá,dejándotevenir—prosiguió—. ¡Y tenerque fingir que eresmi hermano! ¡Qué ideamás estúpida! Si tuviese un hermano,puedesjurarquenosepareceríaati.

Alexestabapensandoagarraralachicaytirarlaalapiscina,oporunaventana,cuando hubo un movimiento a sus espaldas y se volvió para encontrarse con unhombre alto y bastante aristocrático, de pelo gris rizado y gafas, que llevaba unachaquetadesport,unpoloyunospantalonesdepana.PareciósobresaltarseunpocoantelaaparienciadeAlex;pero,reponiéndoseconrapidez,tendióunamano.

—¿Alex?—preguntó.—Sí.—SoyDavidFriend.Alexleestrechólamano.—¿Cómoestáusted?—preguntóconeducación.—Esperoquehayastenidounbuenviaje.Veoqueyahasconocidoamihija—

sonrió a la chica, que ahora estaba sentada junto a la piscina, secándose eignorándolosaambos.

—Sí,yanoshemospresentado.

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—Se llama Fiona. Estoy convencido de que os llevaréis bien—sir David noparecíamuyconvencidodeeso.Señalóhacialacasa—.¿Porquénohablamosenmidespacho?

Alexlosiguiódevueltaalsenderoyluegoalacasa.Lapuertadelanteraseabríaa un vestíbulo que parecía salido de las páginas de una revista de lujo. Todo eraperfecto,consumobiliarioantiguo,adornosypinturascolocadasensulugarexacto.No había unamota de polvo e incluso la luz del sol que entraba por las ventanasparecía casi artificial, con si hubiese sido diseñado para iluminar desde el mejorángulo. Era la casa de un hombre que sabía exactamente lo que quería y tenía eltiempoydinerosuficientesparaconseguirlo.

—Hermosolugar—dijoAlex.—Gracias.Poraquí,porfavor—sirDavidabrióunapesadapuerta,detablerosde

roble,paramostrarleunaoficinamodernaysofisticada, situadamásallá.Habíaunescritorioconunasilla,unpardeordenadores,unsofádecueroblancoyunaseriedeestanteríasdemetal.SirDavidlemostróunasillaysesentódetrásdelescritorio.

NosabíaquépensarsobreAlex.Estepudoverlodeinmediato.SirDavidFriendpodíagobernarunimperiofinancierodemillones—opuedequedemilesdemillones—delibras,peroaquelloeraalgonuevoparaél.ElteneraAlexallí,saberquiénerayaquésededicaba.Noestabasegurodecómoactuar.

—Mehancontadomuypocodeti—comenzó—.AlanBluntmellamóymedijoqueteenviaríaduranteloquequedadesemana,paraquesimulessermihijo.Tengoquedecirquenoteparecesamíenabsoluto.

—Tampocomeparezcoamímismo—repusoAlex.—Vasa irauncolegiode losAlpesfranceses.Quierenquelo investigues—se

detuvo—. Nadie me ha preguntado mi opinión —dijo—. Pero la daré de todasformas. No me gusta que se utilice a un chico de catorce años para labores deespionaje.Espeligroso…

—Sécuidardemímismo.—Lo que quiero decir es que es peligroso para el Gobierno. Si te asesinan y

alguiendestapaelasunto,puedeperjudicaralprimerministro.Loprevine,peronome hizo caso. Me parece que la decisión ya estaba tomada. Ese colegio —laacademia—yamehatelefoneadoparadecirmequeelsubdirectorvendráarecogerteelpróximosábado.Esunamujer.LaseñoritaStellenbosch.Creoqueesunnombresudafricano…

SirDavidteníaciertonúmerodeabultadosarchivossobresumesa.Losempujóhaciaél.

—Entre tanto, entiendo que tienes que familiarizarte con detalles sobre mifamilia.Hepreparadociertonúmerodearchivos.Tambiénencontrarás informaciónaquí sobre el colegio del que se supone que has sido expulsado, Eton. Puedes

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empezara leerloestanoche.Sinecesitassaberalgomás,solo tienesquepreguntar.Fiona teacompañaráen todomomento—semiróa lapuntade losdedos—.Estoysegurodequeserátodaunaexperienciaparati.

Lapuertaseabrióparadejarpasoaunamujer.Eradelgadaydepelooscuro,yseparecía mucho a su hija. Vestía un simple vestido malva, con un collar de perlasalrededordelcuello.

—David…—comenzó,perosedetuvoalveraAlex.—Esmimujer—dijoFriend—.Caroline,esteeselchicodelquetehablé,Alex.—Mealegrodeconocerte,Alex—ladyCarolinetratódesonreír,perosuslabios

soloconsiguieron torcerseunpoco—.Entiendoquevasaestaruna temporadaconnosotros.

—Sí,mamá—dijoAlex.LadyCarolinesesonrojó.—Tiene que hacerse pasar por hijo nuestro—le recordó sir David. Se volvió

haciaAlex—.FionanosabenadadelMI6nidelasunto.Noquieroquesealarme.Lehedichoqueesalgorelacionadoconmitrabajo…unexperimentosocial,siquieresllamarlo así. Tiene que simular que tú eres su hermano. Pasar una semana en elcondadocomopartedelafamilia.Hepreferidoeso,antesquedecirlelaverdad.

—La cena se servirá dentro de una hora—dijo lady Caroline—. ¿Te gusta elvenado?—suspiró—.Talvezquierasdarteunbañoantesdelacena.Teenseñarétuhabitación.

SirDavidentrególosarchivosaAlex.—Tienesmuchoque leer.Me temoque tendréque regresar aLondresmañana,

tengoquecomerconelpresidentedeFrancia,asíquenopodréayudarte.Pero,comoyatehedicho,sihayalgoquenosepas,recurrea…

—FionaFriend—acabóAlex.

Lehabíanasignadounahabitaciónpequeñayconfortableenlapartetraseradelacasa.Sediounaducharápida,yluegosepusodenuevosusviejasropas.Legustabael aspecto limpio, pero tenía que parecer descuidado. Era lo que cuadraba con elcarácterdelchicoquesesuponíaqueera.

Abrió el primero de los archivos. Sir David, sin duda, era meticuloso. Habíaentregado a Alex los nombres e historial reciente de toda la familia, así comofotografíasdecumpleaños,detallesdelacasaenMayfair,losapartamentosenNuevaYork,ParísyRoma,ylavilladeBarbados.Habíarecortesdeperiódicos,artículosderevistas…todoloquepudieranecesitar.

Sonóungong.Dabanlassieteenpunto.Alexbajóporlasescalerasalcomedor.Era una sala con seis ventanas y una mesa pulida, lo bastante larga como paraalbergaradieciséiscomensales.Perosolohabíatresallí:sirDavid, ladyCaroliney

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Fiona.Yahabíanservidolacomida,presumiblementeuncriadoodoncella.SirDavidleseñalóunasillavacía.Alexsesentó.

FionaestabahablandoacercadeDonJuan—dijoladyCaroline.Hubounapausa—.Esunaópera.DeMozart.

—Estoy segura de que a Alex nunca le ha interesado la ópera —dijo Fiona.Estaba de mal humor—. La verdad es que estoy convencida de que no debeinteresarle nada. ¿Por qué tiene que hacerse pasar por mi hermano? Todo esto escompletamente…

—Fiona—murmuróenvozbajasirDavid.—Mira,papá.Estámuybienesodetenerloaquí,peromechafalasvacacionesde

Semana Santa —Alex comprendió que Fiona debía ir a un colegio privado. Sutrimestreteníaquehaberacabadoantes—.Nocreoqueseagracioso.

—Alexestá aquípor asuntosdemi trabajo—prosiguió sirDavid.Era extraño,pensóAlex,vercómohablabandeélcomosinoestuviesepresente—.Séquetienesmuchas preguntas en mente, Fiona, pero vas a hacer las cosas como te he dicho.Estaráconnosotrossolohastaqueacabelasemana.Quieroqueteocupesdeél.

—¿Tienealgoqueverconlossupermercados?—preguntóella.—¡Fiona!—sirDavidnoestabadispuestoaseguirdiscutiendo—.Setratadelo

quetehedicho.Unexperimento.¡Ytúvasahacerquesesientacómodo!FionalevantósucopaymiródirectamenteaAlexporprimeravezdesdequeeste

entróenlahabitación.—Yaveremosquépasa.

***

Lasemanaresultóeterna.Alcabodesolodosdías,Alexhabíadecididoquesideverdadhubiera sidoelhijodeesa familia fríayprepotente,probablementehubieraacabado rebelándose.SirDavidsehabía idoa las seisenpunto,aldía siguiente,yseguíaenLondres,enviandomensajesasuesposaehijapore-mail.LadyCarolinehacíacuantopodíaparaayudaraAlex.Unaodosvecesfueencochehastalaciudadmáscerca, pero fuerade esoparecíapasarmucho tiempoen la cama.Encuanto aFiona…

Cuandonoestabahablandodeópera,lohacíaparajactarsedesuestilodevida,suriqueza,susvacacionesportodoelmundo.Almismotiempo,dejabamuyclaroquele desagradabaAlex.Le preguntómuchas veces qué estaba haciendo realmente enHaverstockHall.Alexseencogíadehombrosynodecíanada…loqueladisgustabaaúnmás.

Altercerdíalepresentóaalgunosdesusamigos.—Mevoydecaza—dijo—.Supongoquenoquerrásvenirconmigo.

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Alex se encogiódehombros.Habíamemorizado lamayorpartede losdetallescontenidos en las carpetas y suponía que podría fácilmente hacerse pasar por unmiembrodelafamilia.Ahorasededicabaacontarlashorasquefaltabanparaquelamujerdelaacademiafueseabuscarlo.

—¿Hasdisparadoalgunavez?—preguntóFiona.—No—fuelarespuestadeAlex.—Yo suelo cazar y disparar—dijo Fiona—.Aunque, por supuesto, tú eres un

chicodeciudad.Nopuedesentenderlo.—¿Quétienededivertidomataranimales?—lepreguntóAlex.—Es parte de la vida campestre. Es algo tradicional—Fiona lomiró como si

fuese estúpido.Así era como siempre lomiraba—.De todas formas, los animalesprovocanladiversión.

Lapartidadecazaresultóserparalosjóvenes,ytodos,dejandodeladoaFiona,eranchicos.HabíacincodeellosesperandoalbordedeunbosquequeerapartedelaspropiedadesHaverstock.Rufus,eljefe,teníadieciséisañosyeraunchicodepelooscuro y rizado. Parecía ser el noviete de Fiona. Los otros —Henry, Max,BartholomewyFred—teníanmásomenos lamismaedad.Alex losmiró llenodeaprensión. Iban uniformados con chaquetas Barbour, pantalones de tweed, gorrasplanas y botas de cuero de cazador. Hablaban con el mismo acento de escuelaprivada.Todosibanarmadosconunaescopeta,conelcañónabiertoysobreelbrazo.Dos de ellos fumaban. Contemplaron aAlex con desdén apenas encubierto. Fionadebíahaberleshabladodeél.ElchicodeLondres.

Ellahizolaspresentacionesconrapidez.Rufusseadelantó.—Mealegraquehayasvenido—dijoconunhablaarrastrada.Lerecorrióconlos

ojos—.¿Vamosapegarunostiros?—Notengoarma—repusoAlex.—Puesmetemoquenopuedoprestartelamía—encajóelcañónyselatendióa

Alex, para que la examinase. Tenía ochenta centímetros de acero reluciente y unaculatadenogaloscurodecoradocontallasornamentalesychapasdeplatamaciza—.Esunaescopetadedoscañonescongatillodesmontable,hechoamanoporAbbiaticoySalvinelli—dijo—.Mecostótreintadelosgrandes,omásbienamimadre,claro.Fuemiregalodecumpleaños.

—Nodebesernadafácildeenvolver—replicóAlex—.¿Dóndepusolacinta?LasonrisadeRufussedesvaneció.—Nodebessabernadadearmas—dijo.Cabeceóaunodelosotrosadolescentes,

quetendióaAlexunarmamuchomásordinaria.Eraviejayoxidada—.Puedesusaresta.Ysieresbuenchicoynoestorbas,tedaremosalgúncartucho.

Seecharontodosareír.Luego,losdosfumadorestiraronloscigarrillosyentraronenelbosque.

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Treintaminutosdespués,Alexsabíaquehabíacometidounerroralir.Loschicosdisparabanaderechaeizquierda,apuntandoatodoloquesemoviese.Unconejoseconvirtióenunabolaroja.Unapalomatorcazcayódelasramasyquedóagitándosesobre las hojas del suelo. Fuera cual fuese la calidad de sus armas, aquellosadolescentes no eran buenos tiradores. La mayoría de los animales a los quedisparabanquedabansoloheridos,yAlexsesentíacadavezmásenfermosiguiendoaquelviajesangriento.

Llegaronaunclaroysedetuvieronpararecargar.AlexsefuehaciaFiona.—Mevuelvoalacasa—dijo.—¿Porqué?¿Nopuedessoportarveralgodesangre?Alexmiróaunconejosituadocomoaquincemetros.Estabatendidodecostado,

agitandodébilmentelaspatastraseras.—Mesorprendequeosdejen llevar armas—dijo—.Creíaquehabíaque tener

diecisieteaños.Rufuslohabíaoído.Sedirigióhaciaél,conojossombríos.—Noaceptamosreglasporestastierras—murmuró.—¡AlomejorAlexvaallamaralapolicía!—dijoFiona.—Lacomisaríamáscercanaestáasesentakilómetrosdeaquí.—Siquieres,teprestomimóvil.Seecharontodosareírdenuevo.Alexconsideróqueyateníasuficiente.Sediola

vueltaysefuesindecirunasolapalabra.Leshabíallevadomediahorallegaraeseclaro,peromediahoradespuésestaba

aún en el bosque, completamente rodeado de árboles y matas silvestres. Alexcomprendióque sehabíaperdido.Estabamolesto consigomismo.TeníaquehabermiradopordóndeibacuandosiguióaFionaysusamigos.Elbosqueeraenorme.Sicaminabaenladirecciónequivocada,podíaacabarenlospáramos…ypodíanpasardías antes de que lo encontrasen.Además, el follaje primaveral era tan denso queapenaspodíaverdiezmetrosencualquierdirección. ¿Le seríaposibleencontrar lasalida?¿Quéseríamejor,regresarsobresuspasosocontinuarconlaesperanzadedarconelcamino?

Alexpresintióelpeligroantesdequeledisparasenelprimertiro.Puedequefueseel quebrar de una ramita o el sonido metálico del percutor al deslizarse. Seinmovilizó,yesofueloquelosalvó.Hubounaexplosión—fuerte,próxima—,yunárbolaunpasopordelantedeélsaltóenpedazos,conastillasdemaderavolandoporlosaires.

Alexsegiró,buscandoconlosojosaltirador.—¿Quéhaces?—gritó—.¡Casimedas!Casiinmediatamenteseescuchóunsegundodisparoy,justodetrásdeél,unarisa

entusiasta.Y entonces fue cuandoAlex comprendió.No lo habían confundido con

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ningúnanimal.¡Leestabandisparandoparadivertirse!Se lanzóhaciadelanteycomenzóacorrer.Los troncosde los árbolesparecían

cerrarsecontraélportodoslados,tratandodeentorpecersucarrera.Elsuelobajosuspiesestabablandoporculpadelalluviarecienteysuccionabasuspies,tratandodeclavarloenelsitio.Hubouna terceraexplosión.Seagachó,sintiendoqueel tiroseabríasobresucabeza,destrozandoelfollaje.

En cualquier lugar del mundo, tal cosa hubiera sido una locura. Pero aquellosucedíaenmitaddelacampiñainglesayaquelloseranadolescentesricosyociososquesolíanhacerlascosasasumanera.Alexloshabíainsultado.Quizáhabíasidolaburlasobreelpapelderegalo.OpuedequesunegativaarevelaraFionaquiéneraenrealidad.Lociertoesquehabíandecididodarleunalecciónynolespreocupabanlasconsecuencias.¿Quépodíanmatarlo?«Nonospreocupanlasreglasenestastierras»,había dicho Rufus. Si Alex resultabamalherido o inclusomuerto, siempre podíandisculparse.Undesgraciadoaccidente.Noestabaatentoysemetióenlalíneadetiro.

No.Esoeraimposible.Estabantratandodeasustarlo,esoeratodo.Hubo dos nuevos disparos. Un faisán irrumpió del suelo, una bola de plumas

agitadas, y lanzó un graznido que resonó en los cielos. Alex echó a correr, larespiracióndoliéndoleenlagarganta.Golpeóconelpechocontraunespesobrezalyserasgólasropas.Aúnteníaenlamanolaescopetaquelehabíandadoylausóparaabrirsepaso.Unasraícesestuvieronapuntodehacerlocaer.

—¿Alex? ¿Dónde estás? —era la voz de Rufus. Sonaba aguda y burlona, yllegabadesdeelotroladodeunmontóndehojas.Sonóotrotiro,peroestepasómuyalto.Nopodíanverlo.¿Habíalogradoalejarse?

Alex se detuvo tambaleante y sudoroso. Había salido del bosque, pero estabaperdidosinremedio.Loqueespeor,estabaatrapado.Habíallegadoalaorilladeunlagoanchoyfangoso.Elaguaeradeunmarrónmugriento,yparecíacasisólida.Noseveíannipatosniavessalvajes.Elsoldelatardeloiluminabayseolíaelhedordelapodredumbre.

—¡Sefueporahí!—¡No…porahí!—Vamosaverenellago…Alex escuchaba las voces, consciente de que no podía permitir que lo

encontrasen.Tuvounasúbitaimagendesímismoenelfondodellago,lastradoconpiedras.Peroesolediounaidea.Teníaqueocultarse.

Seintrodujoenelagua.Necesitabaalgoparapoderrespirar.Habíavistocómolohacía la gente en las películas. Podía sumergirse y respirar a través de un juncohueco.Peronohabíajuncosporallí.Fueradelahierba,yalgasdensasyfangosas,nadacrecíaporlosalrededores.

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Unminuto después, Rufus apareció junto a la orilla del lago, con la escopetaabierta sobre el brazo. Se detuvo y miró a su alrededor con ojos que conocíansumamentebienlosbosques.

—Debehaberretrocedido—dijo.Los otros cazadores se habían congregado a sus espaldas. Había tensión entre

ellosahora,unsilencioculpable.Sabíanqueeljuegohabíaidomuylejos.—Olvidémoslo—dijounodeellos.—Sí.—Lehemosdadounalección.Tenían prisa por volver a casa. El grupo desapareció por donde había venido.

AbandonaronaRufus,queaúnempuñaba suarma,paraquebuscaseaAlex.Echóunaúltimamiradaalasaguas,luegosediolavueltaparaseguirlos.

EnesemomentoAlexatacó.Habíaestadotumbadobajoelagua,observandolasdifusas formas de los adolescentes, como si los viera a través de un grueso cristalmarrón.Teníaelcañóndelaescopetaenlaboca.Elrestodelaescopetaasomabalojusto sobre la superficie del lago.Estabausando los tuboshuecospara respirar.Selevantó,convertidoenunacriaturadepesadillaquegoteababarroyagua,confuriaen los ojos. Rufus lo oyó, pero demasiado tarde. Alex golpeó con la escopeta,acertandoaRufusenplenaespalda.Rufusgruñóycayóderodillas,yelarmaseleescapódelasmanos.Alexlacogió.Habíadoscartuchosdentro.Cerrólaescopeta.

Rufus lo miró; de repente había perdido la arrogancia y no era más que unadolescenteestúpidoyasustadotratandodeponerseenpie.

—¡Alex!—aquella simple palabra sonó como un gemido. Era como si viera aAlexporprimeravez—.¡Losiento!—lloriqueó—.Noqueríamoshacertedaño.Eraun juego. Fue a Fiona a quien se le ocurrió.Lo único que queríamos era darte unsusto.¡Porfavor!

Alexsequedóensusitio,respirandoconfuerza.—¿Cómosesaledeaquí?—preguntó.—No tienes más que seguir la orilla del lago —respondió Rufus—. Hay un

sendero…Rufus seguía de rodillas. Tenía lágrimas en los ojos. Comprendió que estaba

apuntándole con la escopetaplateada.La apartó, disgustadoconsigomismo.Aquelchiconoeraenemigo.Noeranada.

—Nomesigas—dijo,ycomenzóacaminar.—¡Por favor…!—le reclamó Rufus—. ¿Puedes devolverme mi escopeta? Mi

madremematarásilapierdo.Alex se detuvo. Sopesó el arma en su mano, antes de lanzarla con todas sus

fuerzas.LaescopetahechaamanoenItaliagiródosvecesalaluzdelocaso,antesdedesaparecerconunchapoteoenmitaddellago.

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—Eresdemasiadojovenparajugarconarmas.Semarchó,internándoseenelbosque.

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E

6.Eltúnel

Lhombrequesesentabaenlaantiguasilladoradavolviólentamentelacabezaymiró,atravésdelaventana,alasladerascubiertasdenievedePointBlanc.El

doctorGriefteníacasisesentaaños,llevabacortoelpeloblancoysurostrocarecíacasiporcompletodecolor.Supielerablanca,suslabiosligerassombras.Inclusosulengua era gris.Y, en contraste con esa falta de color, llevaba gafas circulares concristalesrojooscuro.Elefectoeratremendo.Elmundoentero,asusojos,teníaquetenerelcolordelasangre.Teníadedoslargos,conunamanicuraperfectaenlasuñas.Estaba vestido con un traje negro, abotonado hasta el cuello. Si existiesen losvampiros,separeceríanmuchoaHugoGrief.

—HedecididoqueelproyectoGéminispaseasufasefinal—dijo.Hablabaconacento sudafricano,mordiendocadapalabra antesdeque saliesede suboca—.Nodebehabermásretrasos.

—Entiendo,doctorGrief.HabíaunamujersentadaenfrentedeldoctorGrief,vestidadelicraajustadaycon

una cinta sudadera en la cabeza. Era Eva Stellenbosch. Acababa de terminar susejercicios matinales —dos horas de levantamiento de pesas y aerobic— y aúnrespiraba con pesadez, con sus grandes músculos subiendo y bajando. La señoraStellenbosch tenía una estructura facial que casi no era ni humana, con labios quesubían hacia los lados de la nariz ymechones pelirrojos cayendo sobre una frenteabombada. Tenía en lasmanos un vaso lleno de algún lechoso líquido verde. Susdedoserangruesosyrechonchos.Teníaquetenercuidadoparanoromperelvaso.

Sorbiódellíquido.Luegofruncióelceño.—¿Estáustedsegurodequeyaestamoslistos?—preguntó.—No tenemoselección.Hemos tenidodos resultadospoco satisfactoriosen los

últimosmeses.PrimeroIvanov.LuegoRoscoe,enNuevaYork.Dejandode lado locaro que ha resultado arreglarlo, puede que alguien haya establecido la conexiónentrelasdosmuertes.

—Puede,peronoesmuyprobable—dijolaseñoraStellenbosch—.Losserviciosde información son débiles e ineficaces. La CIA norteamericana. El MI6 inglés.¡InclusoelKGB!Sonsombrasde loqueeran.Perosiemprecabe laposibilidaddeque haya topado por accidente con algo. Cuanto antes acabemos esta fase de laoperación,másoportunidadestendremosdeseguir…desconocidos—eldoctorGriefjuntólasmanosyapoyóelmentónenlaspuntasdelosdedos—.¿Cuándollegaráelúltimodeloschicos?

—¿Alex?—la señorita Stellenbosch vació su vaso y lo bajó.Abrió su bolso y

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sacóunpañueloparalimpiarseloslabios—.TengoqueirmañanaaInglaterra.—Excelente.¿LlevarásalchicoaParísdecaminohaciaaquí?—Porsupuesto,Doctor.Esoesloqueusteddesea.—Esmucho lo que yo deseo, señorita Stellenbosch. Podemos hacer el trabajo

preliminaraquí.Esonosahorrarátiempo.¿QuéhaydeljovenSprintz?—Metemoquenecesitaremosunospocosdíasmás.—EsosignificaqueAlexyélllegaránalmismotiempo.—Sí.EldoctorGriefreflexionó.Teníaquecontrapesarelriesgodequelosdoschicos

seencontrasencontralospeligrosdemoversedemasiadorápido.Porsuerte,teníaunamentecientífica.Suscálculosnuncaerraban.

—Muybien—dijo—.EljovenSprintzpuedequedarseconnosotrosunospocosdíasmás.

LaseñoritaStellenboschcabeceó.—AlexFriendesunaadquisiciónexcelente—dijoeldoctorGrief.—¿Supermercados?—lavozdelamujernoparecíamostrarconvicción.—Supadregozadelaconfianzadelprimerministro.Esunhombreimportante.

Estoysegurodequesuhijoserviráanuestrosplanes—eldoctorGrief sonrió.Susojos resplandecieron rojos—. Muy pronto, Alex estará aquí, en la academia. Yentonces,porfin,elproyectoGéminisestarácompletado.

—Tesientasmal—dijoFiona—.Tuespaldanoestárecta.Tusmanostienenqueestarmásbajas.Ylospiesnoapuntanenlaposicióncorrecta.

—¿Quépasa,tehasdivertido?—preguntóAlex,conlosdientesapretados.Era el cuarto día de su estancia enHaverstockHall yFiona lo había llevado a

cabalgar.Alexnosedivertía.Antesdesalir,había tenidoquesoportar la inevitablelección, pero apenas había escuchado. Los caballos eran españoles o húngaros.Habíanganadounmontóndemedallasdeoro.AAlexleteníasincuidado.Loúnicoque sabía era que su caballo era grande, negro y atraía las moscas. Y que estabacabalgandocontantoestilocomounsacodepatatasenuntrampolín.

Los dos apenas habían mencionado el asunto del bosque. Cuando Alex habíaregresadoa lacasa,empapadoy tiritando,Fiona lehabíaofrecidoconcortesíaunatoallayunatazadeté.

—¡Habéistratadodematarme!—dijoAlex.—¡Noseasestúpido!—FionamiróaAlexconalgodecompasiónenlosojos—.

Nuncaharíamosunacosaasí.Rufusesunaespléndidapersona.—¿Qué…?—Noeramásqueunjuego,Alex.Tansolounpocodediversión.Yesofuetodo.Fionahabíasonreídocomositodohubiesequedadoexplicadoy

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luego se fue anadarun rato.Alexhabíapasadoel restode la tarde estudiando lascarpetas. Estaba tratando de asimilar una falsa historia que abarcase los últimoscatorceaños.Habíatíosytías,amigosenEton,unamultituddegentealaqueteníaque conocer sin haberse encontrado jamás con ellos. Además, estaba tratando deempaparsedeeselujosoestilodevida.Poresoestabaallí,cabalgandoconFiona,ellaestiradaconsuchaquetadejineteysusbombachos,éldandobotesdetrás.

Habíancabalgadodurantehoraymediacuandoentraroneneltúnel.FionahabíatratadodeenseñaraAlexunpocodetécnica;ladiferencia,porejemplo,entrepaseo,troteymediogalope.Peroélyahabíadecididoqueesedeportenoeraparaél.Cadahuesodelcuerposelehabíadescoyuntadoysutraseroestabatanmagulladoquesepreguntó si sería capaz de sentarse luego. Fiona disfrutaba con su tormento. Sepreguntósihabríaescogidoapropósitounarutaespecialmenteabruptaparadejarlomalparado.Opuedequeaquelfueseuncaballoespecialmentesaltarín.

Había unos raíles de una sola dirección delante de ellos, con un paso a nivelautomático, dotado de timbres y luces para advertir a los conductores cuando seacercasealgúntren.Fionacondujosucaballo—unruciomáspequeño—haciaallí.El caballo deAlex la siguió por instinto. Él supuso que iban a cruzar la vía, peroFionasedetuvoalalcanzarlabarrera.

—Hayunatajoquepodemostomarparairacasa—dijo.—Esoestaríabien—admitióAlex.—Esporahí—Fionaleseñalólavía,yallíestabaeltúnel,unagujeronegroenla

ladera de una colina, rodeado de ladrillo rojo oscuro de la era victoriana. Alex lamiró,nofueraqueseestuvieseburlando.Perohablabaclaramenteenserio.Sevolvióhacia el túnel. Era como el cañón de un fusil, apuntándole y advirtiéndole que nosiguiera.Podíacasiimaginarseundedogigantesobreelgatilloenalgúnpuntotraslacolina.¿Cómoseríadelargo?Almirarconmáscuidado,pudoverunpuntodeluzalotroextremo.Puedequetuvieseunkilómetrodelargo.

—Noestaráshablandoenserio—dijo.—Porsupuestoquesí,Alex.Nosuelohablarenbroma.Cuandodigoalgo,esoes

loquequierodecir.Soycomomipadre.—Túpadrenoestálocodeatar—murmuróAlex.Fionahizocomosinolehubieseoído.—El túnel tiene un kilómetro de largo, exactamente —le explicó—. Hay un

puente en el otro extremo, y luego otro paso a nivel. Si cogemos este camino,estaremos en casa en media hora. Si no, nos llevará hora y media por el mismocaminoporelquehemosvenido.

—Volvamosporelsegundo.—¡Alex,noseasgallina!—Fionahizounmohín—.Solopasauntrencadahora

porestavía,yelpróximonovendráhasta—miróelreloj—dentrodeveinteminutos.

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He cruzado ese túnel centenares de veces y nunca me ha llevado más de cincominutos.Menos,sisevaalmediogalope.

—Siguesiendodelocoscabalgarporunavíadetren.—Bueno, pues tendrás que encontrar el camino de vuelta tú mismo —picó

espuelasysucaballoavanzó,pasandolabarrerayalolargodelavía—.Nosvemos.PeroAlex la siguió.Nunca hubiera sido capaz de cabalgar de vuelta a casa él

solo.Noconocíalarutayapenaspodíacontrolaralcaballo.Aunasí,siguióaFionaconmuchasdudas. ¿Entraríandeveras losdosanimales en laoscuridaddel túnel?Parecíaincreíble,peroFionaafirmabahaberlohechoantesysindudaelcaballoibaaentrarenelinteriordelacolinasinvacilar.

Alexseestremeciócuandolaluzdesaparecióbruscamenteasualrededor.Hacíafríoyhabíahumedadallídentro.Elaireolíaahollínydiesel.Eltúneleraunacajaderesonancianatural.Loscascosdeloscaballosresonabanalpatearlagravaentrelastraviesas. ¿Qué pasaba si el caballo tropezaba? Alex apartó el pensamiento de sucabeza.La silladecuerocrujía.Lentamente, susojos fueronacostumbrándosea laoscuridad.Algo de luz de sol se filtraba a su espalda.Y,mejor aún, el camino desalidaeravisibledelante,conelcírculodeluzensanchándoseacadapasosegúnseacercaban.Tratóderelajarse.Puedequenofuesetanmalo,despuésdetodo.

YFionahabló.Habíafrenadoelpaso,parapermitirquesucaballosepusieraalaalturadeldeella.

—¿Aúntienesmiedodeltren,Alex?—dijo—.Alomejorquieresquevayamosmásrápido…

Escuchócómolafustasilbabaenelaireysintiócómosucaballoseencabritabacuando Fiona lo azotó con dureza en las ancas. El caballo relinchó y saltó haciadelante.Alexsevioproyectadohaciaatrás,casifueradelasilla.Afirmólaspiernasyconsiguiómantenerse,perolamitadsuperiordesucuerpoformabaunánguloextrañoylasriendasselavabanenlabocadelcaballo.Fionaseechóareír.Alexsolopodíaserconscientedelsilbidodelviento,laespesanegruraquegirabaasualrededoryelgolpeteopesadodeloscascosdesucaballosobrelagrava,mientraselanimalvolabahaciadelante.Elpolvoleentrabaenlosojos,cegándolo.Pensóqueibaacaer.

Peroentonces,milagrosamente,logrósaliralairelibre.Alexluchópormantenerelequilibrioyrecuperóelcontroldesucaballo,retirandolasriendasyapretandolosflancosdelamonturaconlasrodillas.Inspiróprofundamente,lanzóunamaldiciónyesperóaqueaparecieseFiona.

Su caballo se había detenido a descansar en el puente que había mencionadoFiona.Estabaconstruidocongruesasvigasdehierroysalvabaunrío.Habíallovidomuchoesemesy,comoaunosquincemetrosmásabajo,lasaguaseranverdeoscuroyprofundas.Sevolvióconcuidadoparaquedarmirandoaltúnel.Siseperdíaahíelcontrol,erafácilcaerporelborde.Losladosdelpuentenopodíantenermásdeun

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metrodealtura.Podía oír cómo se acercaba Fiona.Había venido almedio galope detrás de él,

probablemente riéndose todo el camino.Miró en el interior del túnel y así estabacuando apareció el gran rucio, le sobrepasó corriendo y desapareció por el paso aniveldelotroladodelpuente.

PeroFionanolomontaba.Elcaballohabíallegadosolo.Alex tardó unos segundos en hacerse cargo de la situación. La cabeza le daba

vueltas.Teníaquehabersecaído.Puedequesucaballohubieratropezado.Podíaestartirada dentro del túnel. En la vía. ¿Cuánto faltaba para que llegase otro tren? Ellahabía dicho que veinte minutos. Pero al menos habían pasado ya cinco de esosminutos,ypodíahaberexageradoelmargen.¿Quépodíahacer?Nohabíamásquetresopciones.

Retrocederapie.Retrocederacaballo.Volveracasaydesentendersedeella.No.Noteníamásquedosopciones.Losabía.Maldijoporsegundavez,antesde

empuñarlasriendasconfirmeza.Teníaquehacerqueelcaballoleobedeciese.Teníaquerescataralachicayhacerlorápido.

Puedequesudesesperaciónlograsellegaralcerebrodelcaballo.Elanimalgiróytrató de retroceder, pero cuando Alex picó espuelas avanzó tambaleante y entróreacio, por segunda vez, en la oscuridad del túnel. Alex lo espoleó de nuevo. Noqueríalastimarlo,peronoconocíaotraformadehacerleobedecer.

Elcaballosepusoaltrote.Alexoteópordelante.—¡Fiona!—gritó.Peronohuborespuesta.Habíaesperadoqueseacercasecaminandohaciaél,pero

nopodíaescucharlaspisadas.¡Sisolohubiesemásluz!Elcaballosedetuvo;allíestaba lachica, justodelantedeél, tiradaenel suelo,

conlosbrazosyelpechosobrelavía.Siaparecíaeltren,lapartiríaendos.Estabademasiadooscuropara verle la cara, pero cuandohabló, pudonotar el dolor en suvoz.

—Alex—dijo—.Creoquemeherotountobillo.—¿Quéesloquehapasado?—Topéconunatelarañaoalgoasí.Estabatratandodealcanzarte.Medioenla

carayperdíelequilibrio.¡Estabatratandodealcanzarlo!Esosonabacomosi loculpaseaél…olvidando

quehabíasidoellalaquehabíafustigadoenprimerlugarasucaballo.—¿Puedeslevantarte?—lepreguntóAlex.—Nocreo.

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Alexsuspiró.Sujetandoconfuerzalasriendas,bajódelcaballo.Fionanopodíahaberloplaneadomejor.Habíacaídojustoenmitaddeltúnel.Seobligóanocederalpánico. Según sus cálculos, el próximo tren estaba aún a unos diez minutos. Seagachóparaayudarla.Apoyóelpieenunodelosraíles…ysintióalgo.Algobajoelpie.Algoquehacíatemblarsupierna.Elraílestabavibrando.

Eltrenseacercaba.—Tienesquelevantarte—ledijo,tratandodequenosenotasemiedoensuvoz.

Podía ver ya el tren con su imaginación, entrando atronador en el túnel. Cuandoirrumpieraeneltúnel,seríacomountorpedodequinientastoneladasquelosharíanpedazos.Podíaescucharelchirridodelasruedas,elbramidodelamáquina.Sangreyoscuridad.Ibaaserunaformahorribledemorir.

Peroaúnteníatiempo.—¿Puedesmoverlosdedos?—preguntó.—Creoquesí—Fionaestabaagarradaaél.—Entonceslomásseguroesquetengasunesguinceynountobilloroto.Vamos.Laarrastróconsigo,preguntandosiseríaposiblepermanecerdentrodeltúnel,al

bordedelavía.Sisepegabanalapared,puedequeeltrenpasasesintocarlos.PeroAlexsabíaquenohabíasuficienteespacio.Yaunqueeltrennolosrozase,alcanzaríaalcaballo.¿Ysidescarrilaba?Podíanmorirdocenasdepersonas.

—¿Cuáleseltrenqueviene?—preguntó—.¿Llevapasajeros?—Sí—lavozdeFionasonabacomosiestuvieraalbordedelaslágrimas—.Es

untrendelaVirgin.SedirigeaGlasgow.Alexsuspiró.Yaeramalasuertequeuntrendeesosllegasejustoatiempo.Ellahabíaescuchadoelsonidodeuntimbre.¿Quéeraeso?¡Eldelpasoanivel,

por supuesto! Señalaba la llegada del tren, y la barrera bajaba para bloquear lacarretera.

Entonces, Alex escuchó un segundo sonido que le heló la sangre. Por unmomentolecortólarespiración.Fuealgoextraordinario.Elaireseleescapódelospulmonesysenegabaaentrarporsuboca.Teníatodoelcuerpoparalizado,comosialguna bruja hubiese tomado posesión de su cerebro. Estaba, sencillamente,aterrorizado.

Eraelpitidodeunsilbatodetren.Debíaestaramásdekilómetroymedioaún,peroeltúnelestabahaciendolasvecesdeconductordelsonido,ypodíasentircómolo hacía vibrar. Y había otro sonido ya. El trueno incesante del motor diesel. Sedirigíaatodavelocidadhaciaellos.Bajosuspies,elraílestabavibrandoconmayorviolenciaaún.

Alexboqueóenbuscadeaireyobligóasuspiernasaresponderle.—Vamosalcaballo—gritó—.Yoteayudo.Sin pensar en el dolor que pudiera estar causándole, arrastró a Fiona hasta el

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caballoylaobligóasubiralasilla.Elruidosehacíamásfuerteacadasegundoquepasaba. El rail zumbaba sordamente, como un gigantesco diapasón. Elmismísimoairedeltúnelparecíaestarenmovimiento,abriéndoseaderechaeizquierda,comositrataradequitarsedelcamino.FionachillóyAlexsintióquesupesoabandonabasusbrazoscuandocayósobrelasilla.Elcaballorelinchóysedesplazóaunlado,yporunespantosomomentoAlexpensóque ibaaescaparsinél.Había la luz justaparadistinguir las formasdelanimalysu jinete.ViocómoFionaempuñaba las riendas.Consiguiócontrolaralanimal.Alexseaupóysesentó,usandolasespesascrinesparallegarhastalasilla,delantedeFiona.Elruidodeltrenqueseaproximabanodejabade subir. Hollín y polvo de cemento caía de los muros combados. El viento searremolinaba conmás fuerza, los raíles cantaban.Durante unmomento los dos seestorbaron, pero luego él agarró las riendas y ella se sujetó a él, con los brazosalrededordesupecho.

—¡Arre!—gritóél,altiempoquepicabaespuelas.Elcaballononecesitabaqueloanimasen.Corrióhacialaluz,galopandosobrelos

raíles,haciendoentrechocaraAlexyFiona.Alexnoseatrevióamiraralaespalda,perosintiócómoeltrenllegabaalaboca

del túnelyentraba, atravesándoloaunavelocidaddeciento setentakilómetrosporhora.Unaondadechoquelosgolpeó.Eltrenempujabaelairedelantedeél,llenandoelespacioconaceromacizo.Elcaballocomprendióelpeligroenelquesehallabanyredoblósuvelocidad,conloscascoshollandolagravaalargaszancadas.Delantedeellos seabría labocadel túnel,peroAlex supo, con terribledesesperación,quenoibanaconseguirlo.Aunquesalierandeltúnel,estaríanatrapadosporloscostadosdelpuente.Elsegundopasoanivelestabaacienmetrosmásallá.Llegarían,perosoloparamoriralairelibre.

Elcaballorebasóelfinaldel túnel.Alexsintióelcírculodeoscuridadquedarasusespaldas.Fionaestabagritando,estrechándoseaélcon tanta fuerzaqueapenaspodíarespirar.Apenaspodíaescucharlatampoco.Elbramidodeltrenestabajustoasusespaldas.Mientraselcaballoselanzabaaunacarreradesesperadaporelpuente,lanzó una mirada atrás. Tuvo el tiempo justo de ver la inmensa bestia metálicasurgiendodeltúnel,cerniéndosesobreellos,consumolepintadaconelrojobrillantedelaVirgin,yelconductormirándolosllenodehorrordesdelaventanilla.Hubounsegundopitidodelsilbatodetren,estavezarrollador,estallandoasualrededor.Alexsabía qué hacer. Tiró de una rienda, picando a la vez con la espuela contraria. Loúnicoquecabíaesperareraqueelcaballosupiesequéseesperabadeél.

Y funcionó.El caballo se giró.Ahora estaba vuelto hacia uno de los lados delpuente.Hubounensordecedorpitidofinaldeltren.Elhumodeldiesellosenvolvió.

Elcaballosaltó.Eltrenpasórugiendo,fallándolesporlamínima.Peroellosyaestabanenelaire,

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pasando por encima de la barandilla del puente. Los vagones aún pasabanatronadoramente, como borrones rojos. Fiona volvió a gritar. Todo parecía estarpasandoacámaralentamientrascaían.Estabanenunmomentojuntoalpuente,yalsiguientepordebajoycayendo.Elríosubiópararecibirlos.

Elcaballoconsusdosjinetescayóaplomoyseestrellócontraelrío.Alextuvoel tiempojustodetomarunabocanadadeaire.Habíatemidoqueelríonofueselobastanteprofundoylostresserompieranloshuesos.Peroatravesaronlasuperficieysehundieronenunremolinoheladoyverdequelossuccionóconglotonería,tratandode retenerlos. Fiona se vio lanzada de su lado. Sintió cómo perdía el caballo. Lesalieronburbujasporlabocaycomprendióqueestabagritando.

Por último, Alex logró alcanzar la superficie de nuevo. El agua corría a sualrededory,lastradoporropasyzapatos,pudonadardesmañadamentehastalaorillamás cercana. El conductor del tren no se había detenido. Quizá estaba demasiadohorrorizadoporloocurrido.Otalvezqueríasimularquenohabíaocurridonada.Eltrensehabíaido.

Alexllegóalaorillaysetiró,tiritando,sobrelahierba.Hubounchapoteoyunatosdetrásdeél,yFionaapareció.Habíaperdidosusombrerodeamazonaysulargopelonegrolecaíasobreelrostro.Alexmirómásalládeella.Elcaballotambiénselas había arreglado para llegar a tierra firme. Se puso a trotar y se agitó,aparentemente ileso.Alex se alegró de eso último.Al fin y al cabo, el caballo loshabíasalvadoaambos.

Se incorporó. El agua goteaba desde sus ropas. Tenía el cuerpo insensible. Sepreguntósisedebíaalaguafríaoalchoquequeacababadesufrir.SeacercóaFionaylaayudóalevantarse.

—¿Estásbien?—preguntó.—Sí—loestabamirandodeformaextraña.Seechóatemblaryéllatocóconuna

mano,paratranquilizarla.Elladijo—.Gracias.—Yapasó.—No—siguióencontactoconsumano.Sucamisasehabíaabiertoyellaechó

atráslacabeza,sacudiéndoseelpelodelrostro—.Loquehicistehaceunmomento…fue fantástico. Siento haberme portado tan mal contigo toda esta semana. Creía,puedequeporqueestabasaquíde favory todoeso,quenoerasmásqueunpatán.Peromeequivocaba.Eresalguien.Creoqueseremosamigos—mediocerrólosojosysedirigióaél,conloslabiosligeramenteentreabiertos—.Bésamesiquieres.

Alexseapartóysediolavuelta.—Gracias,Fiona—dijo—.Perolaverdadesqueantesbesaríaalcaballo.

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E

7.Ediciónespecial

LhelicópterodiodosvueltassobreHaverstockHallantesdeiniciareldescenso.EraunRobinsonR44decuatroasientos,construidoenEstadosUnidos.Llevaba

aunasolapersona,elpiloto.SirDavidFriendhabíaregresadodeLondres,yélysumujer habían salido a observar el aterrizaje desde la parte delantera de la casa. Elruidodelaparatosedesvanecióylosrotorescomenzaronagirarconmayorlentitud.Lapuerta de la cabina se abrió y el piloto bajó, vestido conunmonodevuelo decuero,cascoygafas.

Fuehaciaellos,tendiéndolesunamano.—Buenos días —dijo. Era una mujer—. Soy la señora Stellenbosch, de la

academia.SisirDavidyladyCarolinehabíanquedadoimpresionadosporlaprimeravisión

deAlex, laaparienciadeestasubdirectora,comosehacíallamar, losdejóclavadosenelsitio.SirDavidfueelprimeroenrecuperarse.

—¿Pilotaustedmismaelhelicóptero?—Sí.Tengoeltítulo—laseñoraStellenboschteníaquegritarparahacerseoírpor

encimadelruidodelosrotores,queaúngiraban.—¿Quiereentrar?—lepreguntóladyCaroline—.¿Unatazadeté?Lallevóhastalacasa,alsalón,dondelaseñoraStellenboschsesentó,laspiernas

separadas y con el casco sobre el sofá, a su lado. Sir David y lady Caroline sesentaronenfrentedeella.Lesllevarontéenunabandeja.

—¿Lesimportasifumo?—lespreguntólaseñoraStellenbosch.Metiólamanoenel bolsillo y sacó una cajetilla sin esperar respuesta. Encendió uno y echó unabocanadadehumo—.Tieneustedunahermosacasa,sirDavid.Georgiana,diríayo,¡pero está decorada con tanto gusto! ¿Y dónde está, si seme permite la pregunta,Alex?

—Hasalidoapasear—respondiósirDavid.—Puedequeestéunpoconervioso—sonriódenuevoyaceptólatazadetéque

le ofrecía lady Caroline—. Tengo entendido que Alex ha sido una fuente deproblemas.

SirDavidcabeceó.Noparpadeó.AlolargodelossiguientesdiezminutosestuvohablandoalaseñoraStellenboschacercadeAlex,decómohabíasidoexpulsadodeEton y lo incontrolable que se había vuelto. Lady Caroline escuchó en silencio,tomandoocasionalmenteasuesposodelbrazo.

—Yanoséquehacer—concluyósirDavid—.Tenemosunahijamayoryesundechado de perfección. ¿Qué pasa con Alex? Deambula por la casa. No lee. No

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muestrainteréspornada.Suaspecto…enfin,loveráporustedmisma.LaAcademiadePointBlancesnuestroúltimocartucho,señoraStellenbosch.Esperamosdeformaapremiantequepuedanmeterloencintura.

Lasubdirectoraagitóenelairesucigarrillo,dejandounalevetrazadehumo.—Estoy convencida de que es usted unpadre ejemplar, sirDavid—susurró—.

¡Pero estos chicos modernos! Es descorazonadora la forma en que se comportanalgunos. Han hecho lo que debían al venir a consultarnos. Como supongo que yasaben,laacademiahaconseguidonopocoséxitosenlosúltimosonceaños.

—¿Quéesloquehacenustedesexactamente?—preguntóladyCaroline.—Tenemosnuestrosmétodos—losojosdelamujercentellearon.Echólaceniza

enelplatillo—.PeropuedoprometerlequepondremoscotoatodoslosproblemasdeAlex.¡Nosepreocupe!¡Cuandovuelvaacasa,seráunchicocompletamentedistinto!

Entre tanto, Alex cruzaba un campo situado como a un kilómetro de la casa.Habíavistoaterrizaralhelicópteroysabíaquehabíallegadoelmomento.Peroaúnnoestabapreparadoparamarcharse.LaseñoraJoneshabía llamadopor teléfono lanoche anterior. De nuevo, el MI6 no lo iba a enviar a lo que podía ser territorioenemigoconlasmanosvacías.

Observócómounacosechadoraseacercabatraqueteandolentamente,abriendounsendero a través de las hierbas. Fue a detenerse a poca distancia y la puerta de lacabina se abrió. Salió un hombre… con dificultad. Era tan grueso que tuvo queretorcerse,sacarprimerounanalga,luegootra,yporúltimoelestómago,espaldasycabeza. El hombre llevaba una camisa de cuadros y unmono azul: un atuendo degranjero.Peroaunquehubiesellevadounsombrerodepajaenlacabezayunapajademaízentrelosdientes,Alexnuncalohabríaconfundidoconuncampesino.

Elhombrelesonrióabiertamente.—¡Hola,amigo!—dijo.—¡Hola,señorSmithers!—contestó.Smithers trabajaba para elMI6. Era quien había facilitado aAlex los distintos

útilesquehabíausadoensuúltimamisión.—¡Mealegrodevertedenuevo!—exclamó.Leguiñóunojo—.¿Quéteparece

mitapadera?Medijeronquemecamuflaseconlacampiña.—Lodelacosechadoraesunagranidea—lerespondióAlex—.Pordesgraciaes

abril.Nohaynadaquecosechar.—¡Nohabíacaídoyoeneso!—sonrióSmithers—.Elproblemaestáenqueno

soyunagentedecampo.¡Agentedecampo!—miróalrededoryseechóareír—.Seacomo sea, me alegro de tener la oportunidad de trabajar de nuevo contigo, Alex.Imaginarmealgunascosillasquetepuedanservir.Nosuelotrabajarconadolescentes.¡Esmuchomásdivertidoqueconadultos!

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Sefuehacialacabinayagarróunmaletín.—Laverdadesquehasidounpocodifícilestavez—añadió.—¿MehatraídounaNintendoGameBoy?—No.No exactamente. El colegio no permite tenerGameBoys… ni tampoco

ordenadores, ya que vamos a eso. Suministran sus propios portátiles. Podría haberocultadounadocenadeutilidadesenunportátil,¡peroyatienenallí!Vamosaver…—Abrióelmaletín—.MedijeronquehabíaalgodenieveenPointBlanc,asíquevasanecesitaresto.

—Untrajedeesquiar—dijoAlex.PorqueesoeraloqueleofrecíaSmithers.—Sí.Loquepasaesqueesmuyaislante,yapruebadebalas.—Leentregóun

pardegafasdecristalesverdosos—.Estassongafasdeesquiar.Pero,encasodequetengas que ir a algún lado por la noche, funcionan como infrarrojos.Hay una pilaocultaenlamontura.Notienesmásqueapretarelbotónypodrásverenunradiodeveintemetros,inclusoaunquenohayaluna.

Smithersrebuscóenelmaletínporsegundavez.—¿Quépodría llevarencimaunchicode tuedad?Porsuerte, tedejan tenerun

discmanSony, siempreque losdiscos seandemúsicaclásica.—EntregóaAlex lamáquina.

—Asíquemientrasmedisparenenmitaddelaoscuridad,podréescucharmúsica.—Paranada.¡PeronoescuchesaBeethoven!—Smithers lepasóeldisco—.El

discmanseconvierteenunasierramecánica.ElCDtienebordedediamante.Puedecortarloquesea.Utilízalositevesenapuros.Tienetambiénunbotóndeemergenciaquehemoscolocadoexpresamente.Silacosaseponefeaynecesitasayuda,notienesmásqueapretarlo rápido tresveces.Enviaráuna señalanuestro satélite. ¡Iremosabuscarteatodaprisa!

—Gracias, señor Smithers —dijo Alex. Pero se sentía desasosegado y lomostraba.

Smithersasíloentendió.—Sé cómo te sientes —dijo—, pero sabes que no puedo dártelo. ¡Nada de

pistolas!ElseñorBluntesinflexible.Piensaqueeresdemasiadojoven.—Peronolobastantecomoparaimpedirquemematen.—Cierto.Tedaréalgunasideasyunparde…medidasdefensivas,porasídecirlo.

Quequedeentretúyyo,yasabes.NoséyosielseñorBluntloaprobaría.Tendió una mano. Había una aguja pendiente en dos piezas en su palma: un

brillantedelanteyunatuercaparasujetarlopordetrás.Laagujaparecíamuydelgadasobretantacarne.

—Me dijeron que llevabas pendiente. Así que preparé esto. Piensa muy biendóndelopones.Alunirlasdospiezasseactiva.

—¿Seactivaelqué?—Alexmiroaquello,llenodedudas.

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—Laagujaesunartefactoexplosivoperomuypotente.Separa lasdospiezasylánzalo.Cuentadiezyharáunagujeroencualquiercosa…oacualquierpersonaquesepongaentucamino.

—Mientrasnomevuelelaoreja—murmuróAlex.—No, no. Es perfectamente seguromientras las piezas permanezcan unidas—

Smithers sonrió—.Y,porúltimo…estoyorgullosodeesto.Esexactamente loqueunoesperaquellevecualquierchicoalcolegio,ylohecompradoespecialmenteparati—sacóunlibro.

Alexlocogió.EraunaediciónentapaduradeHarryPotterylacámarasecreta.—Gracias—dijo—.Peroyaloheleído.—Esta es una edición especial. Hay un arma en el lomo y la recámara está

cargada con un dardo somnífero. No tienes más que apuntar y apretar sobre elnombredelaautora,enellomo.Tumbaaunadultoenmenosdecincosegundos.

Alexsonrió.Smithersseencaramódevueltaalacosechadora.Porunmomentoparecióatascadoen laportezuela;peroalcabo,conungruñido,se lasarreglóparaentrar.

—¡Buena suerte, amigo! —dijo—. ¡Vuelve de una sola pieza! ¡Me alegro detenerteconnosotros!

Erahoradepartir.Estaban cargando el equipaje deAlex en el helicóptero y élmismo se hallaba

frenteasus«padres»conellibrodeHarryPotterenlasmanos.EvaStellenboschloaguardabadebajodelaspalas.Suaspectolehabíaresultadoaterradory,enunprimermomento,habíatratadodeocultarlo.Peroluegosehabíarelajado.Noteníaporquésereducado.AlexRiderpodíaserunchicobieneducado,peroAlexFriendpasabadeloqueellapudierapensar.LacontemplódesdeñosamenteysediocuentadequeloestabaobservandodetenidamentemientrassedespedíadelosFriend.

Denuevo,sirDavidFriendhizosupapelalaperfección.—Adiós,Alex—dijo—.¿Nosescribirásparaquesepamosqueestásbien?—Siteempeñas…—respondióAlex.LadyCarolineseadelantóylobesó.Alexretrocedió,comosilemolestase.Tuvo

queadmitirqueparecíadeverastriste.—Vamos,Alex—la señora Stellenbosch tenía prisa enmarcharse.Le comentó

quepodíannecesitardetenerseenParíspararepostar.YFionaaparecióentonces,cruzandoelcéspedparadirigirseaél.Alexnohabía

habladoconelladesdeel asuntodel túnel.Lahabía rechazadoyeraconscientedequeellanuncaseloperdonaría.Nohabíabajadoadesayunaryhabíasupuestoquenoapareceríahastaquesehubiesemarchado.¿Asípues,quéestabahaciendoahoraahí?

De repente, Alex comprendió. Había venido a causar problemas… un último

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golpebajo.Podíaverloensusojosyen laformaenquecruzabaelcéspedconlospuñoscerrados.

Fionanosabíaqueeraunespía.PerodebíasaberqueestabaallíporunmotivoenconcretoyprobablementehabíallegadoalaconclusióndequeteníaalgoqueverconlamujerdePointBlanc.Asíquehabíadecididoacudirydelatarlo.Puedequefueseahacerpreguntas.Puedeque fueseacontarlea la señoraStellenboschquenoera suverdaderohermano.Encualquiercaso,Alexsabíaquesumisiónpodíaconcluirantesde comenzar. Todo el trabajo memorizando archivos y el tiempo gastado con esafamilianohabríaservidoparanada.

—¡Fiona! —murmuró sir David. Sus ojos eran sombríos. Había llegado a lamismaconclusiónqueAlex.

Ellaloignoró,parapreguntar,dirigiéndosedirectamentealaseñoraStellenbosch.—¿HavenidoabuscaraAlex?—Sí,querida.—Bueno,creoquehayalgoquedebierasaber.SolohabíaunacosaqueAlexpudierahacer.Levantóel libroyapuntóaFiona,

luegoapretóel lomounasolavez,con fuerza.Nohubo ruidoalguno,aunquenotócómoellibroseestremecíaensumano.Fionasellevólamanoalmuslo.Surostroperdióelcolor.Sederrumbósobrelahierba.

Lady Caroline corrió hacia ella. La señora Stellenbosch lamiró desconcertada.Alexsevolvióhaciaella,conrostroimpasible.

—Esmihermana—dijo—.Esmuysensible.El helicóptero despegó dos minutos después. Alex observó a través de la

ventanillacómoHaverstockHallsehacíamásymáspequeño,hastadesaparecerenladistancia.ContemplóalaseñoraStellenboschinclinadasobreloscontroles,conlosojosocultostraslasgafas.Seacomodóenelasientoyseperdióenelcielo,cadavezmásoscurecido.Luegolasnubeslosrodearon.Elcampodesapareció.Aquellaerasuúnicaarma.Alexestabaabandonadoasuspropiosmedios.

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L

8.Habitaciónn.º13

LOVÍAenParís.Laciudadteníaunaspectocansadoyhostil,conlaTorreEiffelrecortadacontraunamasadepesadasnubes.Nohabíanadiesentadoenlamesas

colocadas en las terrazas de los cafés y los turistas, por una vez, ignoraban a lospequeñosquioscosquevendíancartelesypostalesmientrascorríandevueltaa sushoteles.Eran lascincode la tardeyestabaanocheciendo.Las tiendasyoficinasseiban vaciando, pero la ciudad no prestaba atención a eso.Lo único que quería eraestartranquila.

El helicóptero había aterrizado en un área privada del aeropuerto Charles deGaulle,dondeyahabíauncocheesperándolos.Alexnohabíadichonadaduranteelvueloyahoraestabasentadoenlapartetraseradelcoche,viendolosedificiospasar.FueronalolargodelSena,moviéndosesorprendentementerápidoalolargodeunacarreteradedoscarrilesquepasabaporencimaypordebajodelniveldelasaguas.Su ruta los llevó juntoaNotreDame.Luegogiraron, serpenteandoa travésdeunaserie de callejas llenas de pequeños restaurantes y tiendecitas que luchaban por elespacioenlasaceras.

—ElMarais—dijolaseñoraStellenbosch.Alexsimulónoestarenabsolutointeresado.Laverdadesquehabíaestadoenel

distritodelMaraisunavezantesysabíaqueeraunodelosbarriosmáselegantesycarosdeParís.

Elcochegiróenunagranplazaysedetuvo.Alexechóunaojeadaatravésdelaventanilla.Los cuatro lados estaban formados por las casas grandes y clásicas quedanfamaaParís.Sinembargo,laplazaestabadesfiguradaporunhotelmoderno.Eraunbloqueblancoy rectangular,con lasventanasdecristalesoscurosque impedíanatisbaralinterior.Teníacuatroplantas,conterrazayelnombreHOTELDUMONDEenletrasdoradassobrelapuertaprincipal.Siunanaveespacialhubieseaterrizadoenlaplaza,aplastandounpardeedificiosparahacersesitio,hubieradesentonadomenosconellaqueesehotel.

—Aquí es donde vamos a alojarnos—dijo la señora Stellenbosch—. El hotelpertenecealaacademia.

Elconductorhabíasacadosusmaletasdelmaletero.Alexsiguióalasubdirectorahastalaentrada,ylapuertaseabrióautomáticamentealllegarellos.Larecepciónerafríayanodina,hechademármolesblancosyespejos,conunaúnicaplantametidaenunaesquinacomoaúltimahora.Habíaunpequeñomostradorderecepción,conunrecepcionista serio vestido con ropa oscura y gafas, un ordenador y una fila decasilleros. Alex los contó. Había quince. Así que el hotel debía tener quince

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habitaciones.—Bonsoir,MadameStellenbosch—el recepcionistaCabeceó ligeramenteensu

dirección.IgnoróaAlex—.EsperoquehayatenidounbuenviajedesdeInglaterra—continuó, aún hablando en francés. Alex lo miró inexpresivamente, como si nohubieracomprendidounapalabra.AlexFriendnohablabapalabradefrancés.Nosehabíamolestadoenaprenderlo.Pero IanRider sehabíaocupadodequesusobrinohablasefrancéscasitanbiencomoinglés.Lomismoquealemányespañol.

El recepcionista descolgó dos llaves. No les mencionó nada de firmar. Nopreguntó por tarjetas de crédito. El colegio era el propietario del hotel, así que nohabríacuentaquepagar.DioaAlexunadelasllaves.

—Esperoquenoseasupersticioso—dijo,hablandoahoraeninglés.—No—replicóAlex.—Es la habitación trece, en la primera planta. Seguro que la encontrará muy

agradable—elrecepcionistasonrió.LaseñoraStellenboschcogiósullave.—Elhotel tienesupropiorestaurante—dijo—.Cenaremosaquíestanoche.No

quieroquesalgamosconestalluvia.Además,lacomidaaquíesexcelente.¿Tegustalacomidafrancesa,Alex?

—Nodemasiado.—Bueno, estoy segura de que encontraremos algo que te guste. ¿Por qué no

descansasunpocodelviaje?—miróelreloj—.Cenaremosalassiete.Dentrodehoraymedia.Esonosdaráunaoportunidaddehablarunpoco.Tesugieroquetepongasropasunpocomáselegantesparalacena.Losfrancesessoninformalespero,perdonaestoquetevoyadecir,querido,túllevaslainformalidadunpocolejos.Tellamaréalassietemenoscinco.Esperoquelahabitaciónseadetuagrado.

Lahabitaciónnúmero13estabaalfinaldeunpasillolargoyestrecho.Lapuertase abría auna estancia sorprendentementegrande, convistas a laplaza.Habíaunacamadematrimonioconunacolchablancaynegra,unatelevisiónyunminibar,unescritorioy, enelmuro,unpardecuadrosenmarcadosdeParís.Unbotoneshabíasubido lasmaletas deAlex y, en cuanto aquel salió, este se quitó los zapatos y sesentóenlacama.Sepreguntóporquéhabíanidoaesehotel.Sabíaqueelhelicópteronecesitaba repostar, pero no era obligatorio hacer noche allí. ¿Por qué no habíanvoladodirectamentealcolegio?

Teníapordelantemásdeunahora.Primerofuealbaño—másmármolblancoycristal—ysediounalargaducha.Luego,envueltoenunatoalla,volvióalcuartoypuso la televisión. Había alrededor de treinta canales en los que elegir. Alex fuepasando las televisiones francesashasta llegara laMTV.Sepreguntósi loestaríancontrolando por cámaras. Había un gran espejo cerca del escritorio y era fácilesconder ahí detrás una cámara. ¿Así que por qué no darles algo en qué pensar?

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Abrióelminibarysesirvióunvasodeginebra.Fuealbaño,rellenólabotellaconagua y la repuso en el refrigerador. ¡Bebiendo alcohol y robando! Si estabanobservándolo,laseñoraStellenboschsabíayaqueteníamanoslibresconél.

Pasó los siguientes cuarentaminutos viendo televisióny haciendoquebebía laginebra.Luegosellevóelvasoalbañoylovolcóenelretrete,vertiendoellíquido.Erahoradevestirse.¿Debíahacer loque lehabíandichoymostrarseunpocomásformal?Al final llegóaunasolucióndecompromiso.Sepusounacamisa,perosepusolosmismospantalones.Unmomentodespués,sonóelteléfono.Lollamabanalacena.

La señora Stellenbosch estaba esperándolo en el restaurante, una estancia malventilada, situada en el sótano. Se habían usado luces y espejos para crear lasensacióndemayor espacio, pero era el último lugar queAlexhubiera elegido.Elrestaurante podía haber sido uno cualquiera y estar en cualquier lugar delmundo.Habíaotrosdoscomensales,hombresdenegociosoalgosimilar,peroporlodemásestabansolos.LaseñoraStellenboschsehabíapuestounvestidodenochenegroconplumas en el cuello y un collar de cuentas negras y doradas, de aspecto antiguo.Cuanto más elegantes eran sus ropas, pensó Alex, más fea aparecía ella. Estabafumándoseotrocigarrillo.

—¡Ah,Alex!—echóunabocanadadehumo—.¿Hasdescansado?¿Ohasestadoviendotelevisión?

Alexnorespondiónada.Sesentóyabrióelmenú,paracerrarlodespués,alverqueestabaenfrancés.

—Dejaqueescojaporti.¿Sopadeprimero?Yunfilete.—MiprimoOliveresvegetariano—respondió.Eraalgoquehabíaleídoenuno

delosarchivos.Lasubdirectoracabeceó,comosiyalosupiera.—Nosabeloquesepierde—dijo.Uncamareropálidoaparecióyellapidióen

francés—.¿Quéquieresbeber?—Unacoca-cola.—Siemprehecreídoqueesunabebidarepugnante.Nuncalehevistolagracia.

Perotúsabrásloquehaces.El camarero trajo a Alex una cola y una copa de champán para la señora

Stellenbosch.Alexobservócómosubíanlasburbujasenlosdosvasos,elsuyonegro,eldeelladeundoradopálido.

—Santé—dijoella.—¿Cómo?—Enfrancés,significasalud.—Ah.Queaproveche.Hubounmomentodesilencio.Losojosdelamujerestabanfijosenél,comosi

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pudieraverensuinterior.—AsíquefuisteaEton—dijocomoporcasualidad.—Puessí—Alexsepusoderepenteenguardia.—¿Quécasaeralatuya?—Hopgarden—era el nombre de una casa del colegio. Alex había leído con

cuidadoelarchivo.—EstuveunavezenEton.Recuerdounaestatua.Eradeunrey.Estabajustoal

pasarlapuertaprincipal…Estabaprobándolo.Alexestabasegurodeeso.¿Sospechabadeélonoeramás

queunasimpleprecaución,algoquehacíasiempre?—SupongoqueserefiereaEnriqueVI—dijo—.Tieneunaestatuaenelpatiodel

colegio.FueélquienfundóEton.—Peroatinotegustó.—No.—¿Porquéno?—Nomegustaeluniformeynomegustanlosprofes—Alextuvocuidadodeno

usarlapalabra«profesores».EnEtonlosllamabanlosprofes.Mediosesonrióparasusadentros.SiesamujerqueríaescucharunpocodejergadeEton,selaibaadar—.Nomegustan las reglas.Aprendermodalescon losviejos.Oquemeponganenellibrodeloslentos.Mepasabaeldíaganándomepaloseinformes,opuestoenlalistanegra.Losdeberessonaburridos…

—Metemoquenoentiendounapalabradeloqueestásdiciendo.—Deberessonlasclases—leexplicóAlex—.Paloescuandonohashechobien

algoy…—¡Vale!—agitósucigarrillo—.¿Yporesopegastefuegoalabiblioteca?—No.Esofueporquenomegustanloslibros.Llegóelprimerplato.LasopadeAlexeraamarillayhabíaalgoflotandoenella.

Cogiólasopaylotocóconsuspicacia.—¿Quéesesto?—preguntó.—Soupedemoules.Lamiróconcaradenoentender.—Sopademejillones.Esperoqueteguste.—Preferiríaketchup.Elfilete,cuandollegó,resultósertípicamentefrancés;casicrudo.Alextomóun

pardebocadosdeaquellacarnesangrienta; luegoapartósucuchilloy tenedorparacogerconlasmanoslaspatatasfritas.LaseñoraStellenboschlehablódelosAlpesfranceses, del esquí y de sus visitas a varias ciudades europeas. Era fácil pareceraburrido.Estabaaburrido.Ycomenzabaasentirsecansado.Tomóunsorbodecola,esperando que la bebida fría lo espabilase. Aquella comida parecía eternizarse

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durantetodalanoche.Pero al final llegaron los postres; crema helada con chocolate blanco fundido.

Alexdeclinótomarcafé.—Parecescansado—dijolaseñoraStellenbosch.Habíaencendidootrocigarrillo.

Elhumosearremolinabaalrededordesucabezaylehacíaaélmarearse—.¿Quieresirteaacostar?

—Sí.—No necesitamos irnos hastamañana almediodía. Tienes tiempo de visitar el

MuseodelLouvre,siquieres.—Laverdadesquelapinturameaburre.—¿Deveras?¡Quépena!Alexsepusoenpie.Dealgunaforma,sumanofueachocarconelvaso,yloque

quedabadecoca-colasederramósobreelinmaculadomantelblanco.¿Quépasaba?Derepenteestabaagotado.

—¿Quieresque teacompañe,Alex?—preguntó lamujer.Estabamirándolocondetenimiento,conunrelámpagodeinterésensusojos,habitualmentemuertos.

—No.Todoestábien—Alexsepusoenmovimiento—.Buenasnoches.Subirlasescalerasfuetodaunaprueba.Estuvotentadodecogerelascensor,pero

no quería encerrarse en ese cubículo diminuto y sin ventanas. Se hubiera sentidosofocado. Trepó por las escaleras, con los hombros apoyados contra la pared, fuedandotumbosporelpasilloydealgunaformaselasarreglóparameterlallaveenlacerradura. Cuando finalmente consiguió entrar, la habitación daba vueltas. ¿Quéestabaocurriendo?¿Habíabebidomásginebradeloquehabíacreídoo…?

Alexcayóenlacuenta.Lohabíandrogado.Habíaalgoenlacoca.Lonotabaenla lengua,unaespeciedeamargor.Había solo trespasoshasta lacama,peropodíahaberestadoaunkilómetro.Suspiernasyano leobedecían.Tan solodarunpasorequirió toda su fuerza. Cayó hacia delante, extendiendo los brazos. De algunamanera,se lasarreglóparaarrastrarsemás lejos.Supechoyhombros llegarona lacamaysehundieronenelcolchón.Lahabitacióndabavueltasalrededor,cadavezmásrápido.Tratódeponerseenpie.Intentóhablar,peronolesalióningúnsonido.Losojosselecerraron.Permitió,agradecido,quelaoscuridadlorecibiese.

Mediahoramástardehubounligeroclicylahabitacióncomenzóacambiar.Si Alex hubiera sido capaz de abrir los ojos, hubiera podido ver cómo el

escritorio,elminibary laspinturasenmarcadasdeParíscomenzabanaascender.Oesolehubieraparecido.Peroenrealidadlosmurosnoseestabanmoviendo.Elsuelosehundíagraciasamecanismoshidráulicosocultos,arrastrandoalacama,conAlexenella,hacialasprofundidadesdelhotel.Lahabitaciónenteranoeraotracosaqueungranascensorqueloarrastraba,uncentímetrocadavez,alossótanosyaúnmás

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abajo.Losmuroseranyadepanelesdemetal.Habíadejadoelpapeldepared, laslucesyloscuadrosporencima.Estababajandoatravésdeloquepodríahabersidoun pozo de ventilación con cuatro guías de metal conduciéndolo al fondo. Seencendieronlucesbrillantes.Hubootroligeroclic.Habíallegado.

La cama estaba descansando en el centro de una resplandeciente clínicasubterránea.Habíaequipocientíficoportodaspartes.Habíagrannúmerodecámaras:digitales, de vídeo, infrarrojas y de rayos X. Había instrumental de todo tipo ytamaño,muchodeelloirreconocible.

Una maraña de cables serpenteaba desde cada máquina a un grupo deordenadoresquezumbabanyparpadeabanenunagranmesaalargadasituadacontrauno de los muros. Habían abierto una ventana en el muro opuesto. La habitaciónestaba dotada de aire acondicionado. De haber estado despierto Alex, se habríaestremecido de frío. Su respiración causaba una ligera nube blanca que flotabaalrededordesuboca.

Unhombregruesovestidoconunabatablancaloaguardaba.Elhombretendríaalrededordecuarentaaños,conpeloamarillopeinadohaciaatrásyunrostroqueibaacusando la llegada de la mediana edad, con mejillas gordezuelas y una gargantagruesaygrasa.Elhombre llevabagafasyundelgadobigote.Loacompañabandosayudantes.Tambiénvestíanbatasblancas.Susrostroseraninexpresivos.

Los tres se pusieronmanos a la obra de inmediato.Agarraron aAlex como sifueraunsacodepatatas,ouncadáver,loincorporaronylodespojarondetodassusropas.Luegocomenzaronafotografiarlo,empezandoconunacámaraconvencional.Empezaronporlosdedos,sacaronporlomenoscienfotos,elflashcentelleandoylapelícula avanzando automáticamente. Ni un centímetro de su cuerpo escapó a suexamen.Tomaronunamuestra de cabello y la guardaron enunabolsa de plástico.Emplearonunoftalmoscopioparasacaruna imagenperfectadel fondodesusojos.Sacaronmolde de sus dientes deslizando una pieza demasilla entre losmismos yempujandosumandíbulaparaquemordiese.Tomaroncuidadosanotadelantojodesuhombroizquierdo,delacicatrizdelbrazoeinclusosacaronsushuellasdactilares.

Por último, lo midieron y lo pesaron en una báscula grande y plana, antes decomprobar susmedidas—altura, pecho, cintura, contornodemuslo, tamañode lasmanosysimilares—,tomandobuenanotadecadamedidaenunatablilla.

Durantetodoelproceso,laseñoraStellenboschestuvoobservandodesdeelotrolado de la ventana. El único signo de vida que animaba su rostro era el cigarrillo,colgandodeloslabios.Relucíarojoyelhumosubíaenhilos.

Lostreshombreshabíanacabado.Eldelpeloamarillohablóporunmicrófono.—Estáhecho.—Demesuopinión,señorBaxter—lavozde lamujerresonódesdeunaltavoz

oculto.

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—Espan comido—elhombre llamadoBaxter era inglés y hablaba con acentocultivado. Estaba, obviamente, orgulloso de sí mismo. Tiene una buena estructuraósea.Buenaformafísica.Unrostrointeresante.¿Sehafijadoenlaorejaagujereada?Selohahechohacepoco.Nadaqueobjetar,enrealidad.

—¿Cuándolooperará?—Cuandousteddiga,amiga.Notienemásqueavisarme.LaseñoraStellenboschsevolvióhacialosotrosdoshombres.—Rhabillez-le!—graznóaquellasdospalabras.Los dos ayudantes vistieron de nuevo a Alex. Les llevó más tiempo que

desnudarlo.Mientrastrabajaban,tomaroncuidadosanotadelasmarcasdelaropa.LacamisaQuiksilver.LoscalcetinesGap.Cuandoconcluyerondevestirlo,sabíantantosobreélcomoundoctorsobreunreciénnacido.Todohabíaquedadoporescrito.Yesainformaciónseríatransmitida.

ElseñorBaxterseacercóalbancodetrabajoyapretóunbotón.Almomento,laalfombra camaymobiliario de hotel comenzaron a ascender.Desparecieron por eltechoy siguieron subiendo.Alexdormíamientras lo subíande vuelta por el pozo,hastallegarporúltimohastaelespacioqueconocíacomohabitaciónnúmerotrece.

Nadadelataba loquehabíaocurrido.Todo losucedidosehabíaevaporado,contantarapidezcomounsueño.

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L

9.«MinombreesGrief»

AacademiadePointBlanchabíasidoconstruidaporunlunático.Duranteciertotiempo la habían usado comomanicomio.Alex recordó lo queAlanBlunt le

había contadomientras el helicóptero iniciaba su descenso final, con el helipuertorojo y blanco ascendiendo a su encuentro. La fotografía del folleto había sidoartísticamentetomada.Ahoraquepodíaverconsuspropiosojoseledificio,nopodíadescribirlodeotraformaque…loco.

Eraunrevoltijodetorresyparapetos, techosverdeseinclinados,yventanasdetodos los tamaños y formas. Nada parecía encajar. El diseño global había sidobastantesencillo:unáreacentralcircularydosalas.Perounadeestaseramáslargaquelaotra.Lasdospartesnoencajaban.Laacademiateníacuatroplantas,perolasventanas estaban espaciadas de tal forma que costaba averiguar dónde acababa unpisoycomenzabaelotro.Habíaunpatiointeriorbastantecuadrado,conunafuentehelada.Inclusoelhelipuerto,situadoeneltecho,erafeoyestrambótico,comosiunanaveespacialhubiesehundidolaalbañileríaysehubieraencajadoallí.

LaseñoraStellenboschapartóloscontroles.—Tellevaréaconoceraldirector—gritóparahacerseoírporencimadelruidode

laspalas—.Yatraerántuequipaje.Hacía frío en el tejado, ya que la nieve que cubría las montañas no se había

fundidoaúnytodoestabablancotanlejoscomopodíaalcanzarlavista.Laacademiaestabaconstruidaenunaladeraempinada.Unpocomásabajo,Alex

viounagranlenguadehierroquearrancabadesdeniveldelsueloyluegosecurvabadespegándose.Eraunapistadesaltosdeesquí; igualquelasquehabíavistoenlosJuegos Olímpicos de Invierno. El final de la curva acababa a unos quincemetrossobreelsueloy,alláabajo,Alexpudoverunáreanivelada,conformadeherradura,dondelossaltadoresacababansuvuelo.

Estabamirando,tratandodeimaginarcómopodíaserlanzarsealespacioconsolodosesquíesparaprotegerseenlacaída,cuandolamujerasiósubrazo.

—Nolausamos—dijo—.Estáprohibido.Vamos.Aquíhacefrío.Cruzaronunapuertasituadaenunadelastorresybajaronporunalargaescalera

enespiral—enlaquecadapeldañoeradeunaalturadistinta—quelosllevóhastalaplantabaja.Allíseencontraronenunpasillolargoyestrecho,conmuchaspuertasyningunaventana.

—Clases—leexplicólaseñoraStellenbosch—.Podrásverlasmástarde.Alexlasiguióatravésdeledificio,extrañamentesilencioso.Habíanencendidola

caldera central y la atmósfera en el interior de la academia era cálida y densa. Se

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detuvieronanteunpardemodernaspuertasdecristalqueseabríanalpatioqueAlexhabíavistodesdeelaire.Saliendodelcalor,devueltaalfrío,laseñoraStellenboschlo llevóa travésde laspuertas,pasando la fuentehelada.Unmovimientocaptó suatenciónyAlexsevolvióamirar.Habíaalgodeloquenosehabíapercatadoantes.Habíauncentinelaenunadelastorres.Teníaunosbinocularescolgandodelcuelloyunsubfusilpendientedelbrazo.

¿Guardias armados? ¿En un colegio?Alex no llevaba allímás que unos pocosminutosyyaestabanervioso.

—Poraquí—la señoraStellenboschabrióotrapuertayAlex se encontró en elvestíbulo principal de la academia.Había un gran fuego encendido en una enormechimenea, con dos dragones de piedra flanqueando las llamas. Una gran escalerallevaba a los pisos superiores. El salón estaba iluminado por una lámpara de nomenosdecienbrazos.Losmurosteníanpanelesdemadera.Laalfombraeragruesaydeunrojooscuro.UnadocenadeojossiguieronaAlexmientrasesteacompañabaala señora Stellenbosch hacia el siguiente pasillo. El salón estaba decorado concabezasdeanimales.Unrinoceronte,unantílope,unbúfaloacuáticoy,lomástristedetodo,unleón.Alexsepreguntóquiénloshabríaabatido.

Llegaronaunapuertadeunahoja, loquesugeríaquehabíanalcanzadoelfinaldel viaje. Hasta ese momento Alex no se había topado con ningún chico, pero,mirandopor laventana,vioadosguardiasmásquecaminaban lentamente, losdosarmadosconmetralletas.

LaseñoraStellenboschllamóalapuerta.—Adelante —incluso en esas dos simples palabras, Alex notó el acento

sudafricano.Lapuertaseabrióyentraronenunaestanciainmensaysinsentido.Comoelresto

del edificio, su forma era irregular y ninguna de sus paredes quedaba paralela. Eltechoestabaaunossietemetrosdealtura,conventanasdearribaabajo,loquedabaunaimpresionantevistadelasladeras.Lahabitacióneramoderna,conlucessuavesquellegabandesdelámparasocultasenlosmuros.Elmobiliarioerafeo,aunquenotantocomolascabezasdeanimalesdelosmurosylapieldecebrasobreelsuelodemadera.Habíatressillascercadeunapequeñachimenea.Unadeellaseradoradayantigua.Habíaunhombresentadoenella.LacabezasevolviócuandoentróAlex.

—Buenastardes,Alex—dijo—.Porfavor,siéntate.Alex cruzó la sala y tomó asiento en una de las sillas. La señora Stellenbosch

ocupólaotra.—MellamoGrief—prosiguióelhombre—.DoctorGrief.Mealegromuchode

quetehayasunidoanuestrocursoyestésconnosotros.AlexcontemplóalhombrequeeraeldirectordePointBlanc,unahojadepapel

blanco y los ojos que llameaban tras las gafas rojas. Era como toparse con un

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esqueleto,yduranteunosmomentosperdiólavoz.Luegoserecuperó.—Bonitolugar—dijo.—¿Esopiensas?—nohabíaemociónalgunaenlavozdeGrief.Tansolomovíala

garganta—. El edificio fue diseñado en 1857 por un francés que debía ser, desdeluego, el peor arquitecto del mundo. Fue su único trabajo. Cuando sus primerospropietariossemudaronaquí,loencontraronmuertodeundisparo.

—Hayaquíunascuantaspersonasarmadas—Alexmiró,atravésdelaventana,aotropardeguardiasquepasaban.

—PointBlancesúnico—leexplicóeldoctorGrief—.Comoprontodescubrirás,todosloschicospertenecenafamiliasdegranriquezaeimportancia.Tenemosaquíahijos de emperadores e industriales. Chicos como tú. Por tanto, es muy fácilconvertirseenobjetivodeterroristas.Losguardiasestánaquíparaprotegeros.

—Esmuyamable—Alexsediocuentadequeestabasiendodemasiadoeducado.Eraelmomentodemostraraesehombrequéclasedepersonasesuponíaqueera—.Pero,paraserhonrado,noestoyaquíporqueyoloquiera.Simedicencómollegaralaciudadmáscercana,puedocogerelpróximotren.

—No hay camino que lleve a la ciudad—el doctorGrief alzó unamano parainterrumpir a Alex. Este miró sus dedos largos y esqueléticos, y a los ojos queresplandecíanrojosdetrásdelasgafas.Elhombresemovíacomosicadahuesodesucuerpohubierasidorotoyrecompuesto;parecíaa lavezviejoy joven,yalmismotiempo no completamente humano—. Ha terminado la estación de esquí… esdemasiado peligroso. La única forma de salir de aquí es con el helicóptero y tesacaráncuandoyolodiga—Lamanobajódenuevo—.Estásaquí,Alex,porquehascausadoproblemasatuspadres.Fuisteexpulsadodelcolegio.Tuvisteproblemasconlapolicía…

—¡Esonofueculpamía!—protestóAlex.—¡Nointerrumpasaldoctor!—dijolaseñoraStellenbosch.Alexlamirótorvamente.—Tu aspecto es deprimente —prosiguió el doctor Grief—. Lo mismo que tu

lenguaje.Nostocaanosotrosconvertirteenunchicodelcualsuspadressesientanorgullosos.

—Megustacomosoy.—Esocarecedeimportancia—dijoeldoctorGrief,ydespuésguardósilencio.Alex se estremeció.Había algo inquietante en esa estancia; demasiado grande,

demasiadovacía,deformademasiadorara.—¿Quévanahacerconmigo?—Nohabráleccionesiniciales—dijolaseñoraStellenbosch—.Durantelasdos

primerassemanasqueremosqueteasimiles.—¿Quésignificaeso?

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—Asimilarte.Te sientascómodo…, teadaptes…, te sientasbien—eracomosiestuviese leyéndole un diccionario—. Hay seis chicos en la academia en estosmomentos.Tereunirásconellosypasaráseltiempoensucompañía.Asíquetendrásoportunidadesdepracticardeportesysersociable.Hayaquíunabuenabibliotecaypodrásleer.Prontotendrásocasióndeconocernuestrosmétodos.

—Quierollamaramispadres.—Está prohibido usar el teléfono—le explicó la señoraStellenbosch.Trató de

sonreírdeformasimpática,perotalcosanoeraposibleconesacara—.Noshemosdado cuenta de que altera a nuestros estudiantes. Por supuesto que puedes escribircuantascartasdesees.

—Prefieroe-mails.—Losordenadorespersonalesestánprohibidosporidénticarazón.Alexseencogiódehombrosconindiferencia,aunquemaldijoentredientes.EldoctorGrieflohabíavisto.—¡Estásobligadoasereducadoconlasubdirectora!—gruñó.Nohabíaalzadola

voz,perolaspalabraserancomoácido—.Másvalequeteenteres,Alex,dequelaseñoraStellenboschha trabajado conmigoduranteveintiséis añosyque, cuando laconocí,habíasidoMissSudáfricadurantecincoañosconsecutivos.

Alexcontemplóaquelrostrosimiesco.—¿Enunconcursodebelleza?—Elcampeonatodehalterofilia—eldoctorGriefmiróalfuego—.Muéstraselo.La señora Stellenbosch se fue hacia el hogar.Había un atizador apoyado en la

rejilla.Locogióconambasmanos.Pareció concentrarseduranteun segundo.Alexabrió la boca. El atizador de metal macizo, de por lo menos dos centímetros degrosor, comenzó a combarse con lentitud. Formóuna u.La señoraStellenbosch nisiquiera había sudado. Unió los dos extremos y echó el atizador sobre la rejilla.Resonócontralaspiedrasalcaer.

—Aplicamos una estricta disciplina en la academia—dijo del doctor Grief—.Acostarse a las diez en punto, ni unminuto después. No consentimos el lenguajesoez. No podrás contactar con elmundo exterior sin nuestro permiso. No intentesmarcharte.Yharáscuantosetemande,sindemora.Yporúltimo—seinclinóhaciaAlex—,estásautorizadoavisitarsolociertaspartesdeesteedificio—hizoungestocon la mano y solo entonces Alex vio una segunda puerta en el extremo de lahabitación—.Misaposentosprivadosestánahí.Permanecerásenlaplantabajayenel primer piso.Ahí están los dormitorios y las aulas. Los pisos segundo y terceroestánvedados.Elsótanotambién.Denuevo,esporvuestraseguridad.

—¿Tienemiedodequetropieceenlasescaleras?—preguntóAlex.EldoctorGriefloignoró.—Puedesirte.

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—Esperafuera,Alex—dijolaseñoraStellenbosch—.Alguieniráarecogerte.Alexselevantó.—Teconvertiremosenloquetuspadresquieren—dijoeldoctorGrief.—Nosésimispadresmequieren.—Yaarreglaremosesotambién.Alexsemarchó.

—Un chico desagradable… unos pocos días… más rápido de lo normal… elProyectoGéminis…acabarconesto…

Silapuertanohubiesesidotangruesa,Alexpudierahaberoídomás.Encuantosalió del cuarto, pegó la oreja a la cerradura, esperando escuchar algo que pudieraservir al MI6. Era seguro que el doctor Grief y la señora Stellenbosch estabanhablandodetodoalotrolado,peroAlexpodíaoírpocoyentenderaúnmenos.

Unamanoseposóensuhombroyélsevolvió,furiosoconsigomismo.¡Alguienquesecreíaunespíayalquepillabanconlaorejapegadaalacerradura!Peronoeraunodelosguardias.Alexseencontróconunchicoderostroredondo,depelolargoyoscuro, ojos oscuros y piel pálida. Vestía una camiseta de Star Wars muy vieja,vaquerosgastadosyunagorradebéisbol.Sehabíapeleadohacíanomuchotiempo,yparecíahabersellevadolapeorparte.Teníaunojomoradoyunlabiopartido.

—Tematansitepillanescuchandodetráslapuerta—dijoelchico.MirabaaAlexcon ojos hostiles. Alex supuso que era la clase de muchacho que no confiaba enalguienconfacilidad—.SoyJamesSprintz.Medijeronquevinieraabuscarte.

—AlexFriend.—¿Quéhicisteparaqueteenviasenaesteagujero?—MeecharondeEton.—YamídeuncolegiodeDusseldorf—Jamessuspiró—.Creíaqueeralamejor

cosaquemehabíapasadoenlavida.Hastaquemipadremeenvióaquí.—¿Aquésededicatupadre?—preguntóAlex.—Esbanquero.Especulaenbolsa.Legustaeldineroytieneunmontón—lavoz

deJameserainsulsaysinemoción.—¿DieterSprintz?—Alexrecordóelnombre.Ocupólaportadadelosperiódicos

deInglaterraunosañosantes.ElHombredelosCienMillonesdeDólares.Queeraeldineroquehabíaganadoenveinticuatrohoras.Almismotiempo,lalibrahabíacaídoyelGobiernobritánicocasisehabíahundido.

—Sí.Nomepidasunafotosuyaporquenolatengo.Poraquí.Habían llegado al vestíbulo principal con el hogar flanqueado de dragones. A

partir de ese punto, James lo llevó al comedor, que era una sala grande, de techosaltos,conseismesasyunaventanillaquedabaa lacocina.Traseso,visitarondossalasdeestar,unade juegosyunabiblioteca.Laacademia le recordabaaAlexun

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hotelcarosituadoenunaestacióndeesquí,ynoporsuemplazamientoprecisamente.Aquellugarpesabaenelánimo,lasensacióndeestartotalmenteapartadodelmundoreal.Laatmósferaeracálidaysilenciosay,apesardeltamañodelasestancias,Alexsentíaclaustrofobia.Siaquellugarhubiesesidounhotel,habríaresultadodelomásimpopular.Griefhabíadichoquenohabíamásqueseischicosviviendoallí.Aqueledificiopodíahaberalbergadosesenta.Habíaespaciovacíoportodoslados.

Nohabíanadieenlassalasdeestar—solounacoleccióndesillas,escritoriosymesas—,peroseencontraronaunpardechicosenlabiblioteca.Habíaunaestancialargayestrechaconestanteríasderobledeaspectoantiguo,llenasdelibrosenvariaslenguas.Unaarmadurasuizamedievalmontabaguardiaenunnichoalfondo.

—Ese es Tom. Y ese Hugo —dijo James—. Estarán haciendo deberes dematemáticasoalgoasí,asíquemejornomolestarlos.

Losdoschicoslosmiraronycabecearonbrevemente.Unodeellosestabaleyendounlibrodetexto.Elotroescribía.VestíandeformamuchomásformalqueJamesynoparecíandemasiadoamistosos.

—Pelotas—dijoJamesapenassalierondelahabitación.—¿Enquésentido?—Cuando me hablaron de este sitio, me dijeron que todos los chicos habían

tenidoproblemas.Penséqueibaaserduro.¿Notienesuncigarrillo?—Nofumo.—Bien.Estoesalgoasícomounmuseoounmonasterioo…noséqué.Parece

que el doctor Grief se ha aplicado. Todo el mundo es tranquilo, trabaja duro, esaburrido.Asabercómo lohahecho.Te lavanelcerebro.Haceunpardedías tuveuna pelea con un par de ellos, por lo tontos que son—se señaló al rostro—.Mesacudieronyluegovolvieronasusestudios.¡Unosverdaderospelotas!

Llegaronalasaladejuegos,queteníamesadeping-pong,dardos,unatelevisiónpanorámicayunamesadebillar.

—Nointentesjugaralbillar—dijoJames—.Elsueloestáinclinadoylasbolasruedandelado.

Subieron las escaleras.Arribaestaban las salasy losdormitoriosde los chicos.Cada una contenía una cama, una silla de brazos, una televisión («Solo ponen losprogramasqueeldoctorGriefquierequeveas»,dijoJames),unarmarioroperoyunescritorio, conuna segundapuertaque llevabaaunpequeñobañoconun retreteyunaducha.Ningunapuertateníacerrojo.

—No nos permiten cerrar las puertas—le explicó James—. No nos podemosmoverdeaquíynadiepuedeentrar,asíquenadiepuederobarnada.HugoVries,elchico de la biblioteca, solía sisar todo lo que podía. Lo detuvieron por robar entiendasenAmsterdam.

—¿Yyanolohace?

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—Esun éxitomás de la academia. Se irá a casa la próxima semana. Su padretieneminasdediamantes.¿Porquémolestarseenrobaralgocuandopuedescomprarlatiendaentera?

EldormitoriodeAlexestabaalfinaldelpasillo,convistasalapistadesaltosdeesquí.Yahabíanbajadosusmaletasyloesperabanencimadelacama.Lahabitaciónestabacasivacía,pero,segúnJames,aquelloeralaúnicapartedelaescuelaenlaquepermitían a los chicos decorarla a su gusto. Podían elegir sus propios edredones ycubrirlasparedesconsuscarteles.

—Dicenqueesimportantequeteexpreses—dijoJames—.Sinohastraídonada,laseñoraPetatetellevaráaGrenoble.

—¿LaseñoraPetate?—LaseñoraStellenbosch.Asílallamoyo.—¿Cómolallamanlosotroschicos?—Porsunombre—Jamessedetuvoantelapuerta—.Esteesunsitiodelomás

extraño,Alex.Heestadoenmuchoscolegiosporquemehanechadodeunmontóndeellos.Peroesteeselpeor.Llevoaquíseissemanasycasinohedadoniunaclase.Tienenmúsicaporlatardeyforostambién,ytratandequelea.Pero,porlodemás,medejanamiaire.

—Quierenqueteasimiles—dijoAlex,recordandoloquelehabíadichoeldoctorGrief.

—Esaes lapalabraqueusanellos.Peroeste lugar…lollamancolegio,peroesmásbienunacárcel.Yahasvistoalosguardias.

—Penséqueeraparaprotegernos.—Sitelohascreído,esqueeresmásidiotadeloquecreía.¡Piensa!Haycercade

treinta. Treinta guardias armados para siete chicos. Eso no es protección. Esintimidación—JamesexaminóporsegundavezaAlex—.Seríaagradablepensarqueporfinhallegadoalguienaquiencontarletodo.

—Puedequeasísea.—Sí.¿Peroporcuántotiempo?Jamessefue,cerrandolapuertaasusespaldas.Alexcomenzóadeshacerelequipaje.Eltrajedeesquiarapruebadebalasylas

gafas infrarrojas estaban en lo alto de la primera maleta. No parecía que fuera anecesitarlas. No si no tenía esquíes. Luego estaba el discman. Recordó lasinstrucciones que le habían dado. «Si las cosas se ponen feas, aprieta rápido tresveces».Estuvocasitentadodehacerlo.Habíaalgoinquietanteenlaacademia.Podíasentirloaúnentonces,enelcuarto.Sesentíacomounpezenunapecera.Almirar,casiesperabaverunpardegrandesojosobservándoloysabíaqueesosojosestaríancubiertos por gafas de cristales rojos. Sopesó el discman.No tenía por qué usar elbotón de seguridad… aún. No tenía nada que contar al MI6. No había nada que

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conectase al colegio con lasmuertes de los dos hombres enNuevaYork y elmarNegro.

Pero,sihabíaalgo,élsabíadóndepodíaencontrarlo.¿Porquéestabanprohibidosdospisoscompletosdeledificio?Sinduda,losguardiashabitabanallí,peroaunqueeldoctor Grief parecía contar con un pequeño ejército, aun así debían de quedar unmontón de habitaciones vacías. Las plantas segunda y tercera. Si había algo en laacademia,esealgoteníaqueestarallí.

Unacampana sonóabajo.Alexcerró lamaleta, saliódel cuartoy se fueporelpasillo.Viootropardechicosqueibanpordelantedeél,hablandocontranquilidad.Aligualqueloschicosquehabíavistoenlabiblioteca,eranpulcrosybienvestidos,conelpelocortoybienpeinados.Pelotasdemarcamayor,lehabíadichoJames.Aunalprimervistazo,Alextuvoquedarlelarazón.

Llegóalaescaleraprincipal.Losdoschicoshabíanbajado.Alexmiróhaciaellos,luegosubióenvezdebajar.Seencontróconunapareddemetalqueibadelsueloaltecho y ocupaba toda la anchura de la escalera, bloqueando la visión.Aquelmurohabíasidoañadidorecientemente,aligualqueelhelipuerto.Alguienhabíacortadoeledificioendos,cuidadosaydeliberadamente.

Habíaunapuertaenelmurodemetaly, al lado,unpaneldeclavesconnuevebotones, que necesitaba un código para abrir. Alex se acercó al tirador y puso sumanoenél.Noesperabaqueseabriera…perotampocoloquesucedióentonces.Encuanto sus dedos entraron en contacto con el tirador, se disparó una alarma: unasirena aullante que resonó por todo el edificio.Unos pocos segundos después oyópisadasenlasescalerasyalvolverseseencontrócondosguardiasqueloobservaban,lasarmasenalto.

Ningunohabló.Unodeelloslorebasóytecleóuncódigoenelpanel.Laalarmadejódesonar.LuegoapareciólaseñoraStellenbosch,apasorápidoconsuspiernascortasyfuertes.

—¡Alex! —exclamó. Sus ojos estaban llenos de desconfianza—. ¿Qué estáshaciendoaquí?Eldirectorteavisódequelospisossuperioresestánprohibidos.

—Sí…meequivoqué—Alexlamiróa losojos—.Escuchélacampanacuandoibaalcomedor.

—Elcomedorestáabajo.—Bien.Alexpasóentrelosdosguardias,queseapartaronparadejarlepaso.Sintiócómo

laseñoraStellenboschlomirabamientrasseiba.Puertasdemetal,alarmasyguardiascon ametralladoras. ¿Qué ocultaban? Entonces recordó algo. El ProyectoGéminis.EsaseranlaspalabrasquehabíacaptadomientrasescuchabatraslapuertadeldoctorGrief.

Géminis.Losgemelos.UnodelosdocesignosdelZodiaco.

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¿Peroquésignificaba?Dándole vueltas al asunto en su cabeza,Alexbajó para comer con el resto del

colegio.

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A

10.Cosasquehacenclicporlanoche

LcabodelaprimerasemanaenPointBlanc,Alexescribióunalistadelosseischicos con los que compartía colegio. Fue amedianoche y estaba solo en su

habitación.Teníaunblocdenotasabiertodelantedeél.Lehabíallevadomediahorareunirlosnombresylospocosdetallesquehabíaconseguidodeellos.Loúnicoquedeseabaeraconseguirmás.

HUGO VRIES (14) Holandés, vive en Amsterdam. Pelo castaño, ojosverdes. Nombre del padre: Rudi, posee minas de diamantes. Habla pocoinglés. Lee y toca la guitarra. Muy solitario. Enviado a PB por ladrón ypirómano.

TONIMcMORIN (14) Canadiense de Vancouver. Padres divorciados. Lamadre tieneun imperiomediático(periódicos, televisión).Pelorojizo,ojosazules.Fuerte, jugadordeajedrez.Robodecochesyconducciónenestadodeebriedad.

NICOLAS MARC (14) Francés, ¿de Burdeos? Expulsado de un colegioprivado de París por causa desconocida. ¿Beber? Pelo castaño, ojosmarrones,muybuen estudiante.Bueno en los deportes peromal perdedor.Un tatuaje de un diablo en el hombro izquierdo. Padre: Anthony Marc.Aviones,músicapop,hoteles.Nuncamencionaasumadre.

CASSIANJAMES(14)Norteamericano.Pelorubio,ojosmarrones.Madre:Hill, jefe de producción en Hollywood. Padres divorciados. Voz chillona.Maldice mucho. Toca piano jazz Expulsado de tres colegios. Asunto dedrogas.EnviadoaPBtrasserdetenidoportráficodedrogas,peronohablanuncadeeso.FueunodeloschicosquepegaronaJames.Másfuertedeloqueparece.

JOECANTERBURY(14)Norteamericano.PasamuchotiempoconCassian(le ayudó a pegar a James). Pelo castaño, ojos azules. Madre de nombredesconocido. Senadora de Nueva York. El padre es un pez gordo delPentágono.Vandalismo,absentismoescolar,robo.EnviadoaPBtrasrobary

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estrellaruncoche.Vegetariano.Siempreestámascandochicle.¿Fumaba?

JAMES SPRINTZ (14) Alemán. Vive en Dusseldorf. Pelo castaño, ojoscastaños, pálido. Padre: Dieter Sprintz, banquero, financiero famoso (ElHombre de los Cien Millones de Dólares). La madre vive en Inglaterra.Expulsadoporheriraunprofesorconunapistoladeairecomprimido.¡MiúnicoamigoenPB!Yelúnicoquedeverasodiaestaraquí.

Tumbadoenlacama,Alexrepasólalista.¿Quéledecía?Nograncosa.Loprimero,quetodosloschicoserandelamismaedad,catorceaños.Sumisma

edad.Porlomenostres,ypuedequecuatro,teníanpadresdivorciadososeparados.Todosprocedíandeentornossumamentericos.Bluntyalehabíadichoqueeseeraelcaso,peroAlexsequedósorprendidoalverlodistintosqueeranlospadres.Aviones,diamantes,políticaycine.Francia,Alemania,HolandayEstadosUnidos.Todoslospadresestabanenlomásaltodesucampodeactividad,ytalescamposcubríantodoelespectroproductivohumano.Élmismoera,supuestamente,hijodeunreydelossupermercados.Alimentación.Otraindustriamundialareseñar.

Almenosdosde loschicoshabíansidodetenidospor robaren tiendas.Dosdeelloshabíantenidoquevercondrogas.PeroAlexsabíaquelalistaocultabamásdeloquerevelaba.ConlaexcepcióndeJames,eradifícilverquéhacíadistintosaloschicosdePointBlanc.Dealgunaextrañaforma,todosparecíaniguales.

Sus ojos y pelo eran de colores distintos. Vestían ropas diferentes. Los rostroserandiferentes:eldeTomagraciadoyreservado,eldeJoetranquiloyalerta.Yporsupuesto hablaban no solo con voces distintas, sino en lenguajes diferentes. Jameshabía hablado acerca de lavado de cerebro y no le faltaba razón. Era como si lamisma mente les hubiese invadido a todos. Se habían convertido en marionetascolgandodelosmismoshilos.

Lacampanasonóabajo.Alexmirósureloj.Eraexactamentelaunaenpunto,lahora del almuerzo. Esa era otra característica de la escuela. Todo se hacía en sumomento justo. Clases de nueve a doce. Comida de una a dos. Y así. James seempeñabaenllegarunpocotardeatodoyAlexloimitaba.Eraunapequeñarebelión,aunque muy satisfactoria. Mostraba que aún tenían un poco de control sobre susvidas. Los otros chicos, por supuesto, funcionaban como relojes. Estarían ya en elcomedor,esperandotranquilamenteaquesirvieranlacomida.

Alexdiolavueltaalacamayagarróunbolígrafo.Escribióunasolapalabrabajolosnombres.

¿Lavadodecerebro?

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Puedequefuese larespuesta.SegúnJames, losotroschicoshabían llegadoa laacademiadosmesesantesqueél.Habíaestadoseissemanas.Esohacíaun totaldecatorcesemanas,yAlexsabíaquenoesposiblecogerunacatervadedelincuentesyvolverlos estudiantesmodelo, simplemente dándoles buenos libros.El doctorGriefteníaquehacerlesalgo.¿Drogas?¿Hipnosis?Algo.

Esperócincominutosmás,luegoescondióelblocdenotasbajoelcolchónysaliódelcuarto.Lehubieragustadopodercerrarlapuerta.NohabíavidaprivadaenPointBlanc.Ni losbaños teníancerraduras.YAlexnopodía librarsede la sensacióndeque todo lo que hacía, incluso lo que pensaba, estaba siendo de alguna maneracontrolado.Pruebasqueusarcontraél.

Era la una y diez cuando llegó al comedor y, como era de esperar, los demáschicos ya estaban allí, almorzandoy conversando con calma entre ellos.Nicolas yCassianocupabanunamesa.Hugo,TomyJoeotra.Nadie jugabaconlasmigasdepan.Nadieteníaloscodossobrelamesa.TomestabahablandoacercadeunavisitaquehabíahechoaunmuseodeGrenoble.Alexnollevabaenaquellasalamásqueunospocossegundos,peroyahabíaperdidoelapetito.

James había llegado justo antes que él y estaba delante de la ventanilla de lacocina, sirviéndose comida. La mayoría de esta llegaba precocinada y uno de losguardias lacalentaba.Hoy tocabaestofado.AlexcogiósualmuerzoysesentóconJames.Losdosteníansupropiamesa.Sehabíanhechoamigosdeunaformanatural.Elrestodealumnoslosignoraban.

—¿Quieressalirdespuésdelalmuerzo?—lepreguntóJames.—Claro.¿Porquéno?—Quierohablarcontigodeunacosa.Alexmiró,másalládeJames,alosdemáschicos.EstabaTom,enlacabecerade

lamesa,tendiendolamanohaciaunajarradeagua.Vestíaunpoloyvaqueros.AsuladoestabaJoeCanterbury,elnorteamericano.EstabahablandoconHugo,altiempoque agitaba un dedo para remarcar lo que decía. ¿Dónde había visto Alex esemovimiento antes? Cassian estaba justo detrás de él, redondo de cara, con pelocastañofino,riéndosedealgunagracia.

Diferentes pero iguales. Al observarlos con más detenimiento, Alex trató deaveriguarendóndepodíaestarlaclave.

Todoeracuestióndedetalles,esascosasalasquenoprestasimportancia,hastaquelasvestodasjuntas,comosucedíaentonces.Laformaenquesesentaban,conlaespaldaderechayloscodospegadosaloscostados.Laformadesujetarcuchillosytenedores.HugoseechóareíryAlexsediocuentadeque,porunmomento,sehabíaconvertidoenunaimagenespeculardeCassian.Eralamismarisa.ObservócómoJoesecomíaunbocadodeestofado.LuegomiróaNicolas.Erandoschicosdiferentes.Deesonohabíaduda.Perocomíandelamismaforma,comosiseimitasenelunoal

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otro.Hubounmovimientoenlapuertay,derepente,apareciólaseñoraStellenbosch.—Buenastardes,muchachos.—Buenastardes,señoraStellenbosch—cincovocesrespondieron,peroAlexsolo

oyóuna.TantoélcomoJamespermanecieronensilencio.—Lasclasescomenzaránestatardealastresenpunto.Lasmateriasseránlatíny

francés.El doctorGrief y la señora Stellenbosch eran quienes impartían las clases.No

había otros profesores en el colegio. Alex aún no había asistido a ninguna clase.Jamesibaono,dependiendodesuhumor.

—Habráuncoloquioesta tardeen labiblioteca—siguió laseñoraStellenbosch—.El temaserá laviolenciaen la televisiónyelcine.El señorMcMorinabriráeldebate.Luego tomaremoschocolatecalienteyeldoctorGriefdaráunaconferenciasobrelasobrasdeMozart.Seosinvitaatodosaasistir.

Jamessemetióundedoenlabocaehizochasquearlalengua.Alexsonrió.Losdemáschicosescuchabaninmóviles.

—El doctor Grief quiere también felicitar a Cassian James por ganar en elconcursodepoemas.Supoemaestácolocadoeneltablóndelvestíbuloprincipal.Esoestodo.

Sevolvióyabandonólahabitación.Jamesgirósusojos.—Vamosarespirarairefresco—dijo—.Estomeponeenfermo.Losdossubieronlasescalerasysepusieronlosabrigos.Jamesresidíapuertacon

puerta con Alex y había hecho lo que había podido para hacer su cuarto máshabitable.Seveíancartelesdeviejaspelículasdeciencia-ficciónenlosmuros,yunmóvil del sistema solar colgado sobre la cama.Una lámpara de lava burbujeaba ygiraba sobre la mesilla de noche, lanzando un resplandor naranja. Había ropa portodaspartes.EstabaclaroqueJamesnocreíaenlasvirtudesdecolgarla.Dealgunaforma,selasarreglóparaencontrarunabufandayunsologuante.Metióunamanoenelbolsillo.

—¡Vamos!—dijo.Bajaron a la planta inferior y se fueron por el pasillo, atravesando la sala de

juegos.NicolasyCassianestabanallí jugandoalping-pongyAlexsedetuvoen lapuerta, a observarlos. La bola iba de un lado a otro, y Alex se quedó comohipnotizado. Estuvo allí unos dieciséis segundos, observando. Ping, pong, ping,pong…ningunodelosdoschicoshacíauntanto.Otravez.Diferentesperoiguales.Estabaclaroqueallíhabíadoschicos.Perolaformaenlaquejugaban,suestilodejuego, eran idénticos. Si hubiera sido un solo chico, jugando contra un espejo, elefectohubiesesidomásomenoselmismo.Alexseestremeció.Jamesestabaparadoasusespaldas.Losdossemarcharon.

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Hugoestabaen labiblioteca.ElchicoalquehabíanenviadoaPointBlancporrobo estaba leyendo una edición holandesa delNationalGeographic. Llegaron alvestíbuloyallíestabaelpoemadeCassian,clavadoenlugardestacadoeneltablón.Lo habían enviado a PointBlanc por trapicheos de drogas.Y ahora se dedicaba aescribirsobrenarcisos.

Alex abrió la puerta principal y sintió el viento frío en la cara. Se sintióagradecido.Necesitabaquelerecordasenquehabíaunmundorealahíafuera.

Había comenzado a nevar otra vez. Los dos chicos caminaron lentamentealrededordeledificio.Unpardeguardiascaminabahaciaellos,hablandoenvozbajaenalemán.Alexhabíacontado treintaguardiasenPointBlanc, todosellos jóvenesalemanes,vestidosconununiformequeeraunjerseydecuelloaltonegroychalecosacolchados también negros. Los guardias nunca hablaban con los chicos. Teníanrostrospálidosypocosaludables,yelpelomuycorto.EldoctorGriefhabíadichoque estaban allí para protegerles, pero Alex seguía dudándolo. ¿Estaban paramantenerfueraalosintrusos…oaloschicosdentro?

—Poraquí—dijoJames.Seadelantó,conlospieshundiéndoseenlanieveespesa.Alexlosiguió,mirando

a las ventanas de las plantas segunda y tercera. Era enloquecedor. La mitad delcastillo,puedequemás,leestabavedadoynoseleocurríaunaformadeentrar.Nopodíatrepar.Elladrilloerademasiadolisoynohabíahiedraquelepermitierasubir.Losdesagüesparecíandemasiadoendeblesparasupeso.

Algosemovió.Alexsedetuvo.—¿Quépasa?—lepreguntóJames.—¡Allí! Alex señaló a la tercera planta. Creyó haber visto una figura

observándolosdesdeunaventana,dospisosmásarribadesuhabitación.Fuesolounmomento. La cara parecía estar cubierta con una máscara blanca, o estrechashendidurasparalosojos.Perocuandolaseñaló,lafiguraretrocediófueradelavista.

—Noveonada—dijoJames.—Sehaido.Siguieron caminando, dirigiéndose hacia la abandonada pista de saltos. Según

James, aquella pista había sido construida justo antes de que Grief comprase laacademia.Huboplanesdeconvertirelcentroenunaestacióndedeportesdeinvierno.Lapistanuncahabíallegadoausarse.Llegaronalasbarrerasdemaderapuestasantelaentradaysedetuvieron.

—Dejaquetepreguntealgo—ledijoJames.Surespiraciónformabanubesenelairefrío—.¿Quépiensasdeestesitio?

—¿Por qué has querido que hablásemos fuera?—le replicóAlex. A pesar delabrigo,estabaempezandoatiritar.

—Porquedentrodeledificio tengo la sensacióndequehayalguienescuchando

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todoloquedigo.Alexasintió.—Séloquequieresdecir—consideróloquelehabíapreguntadoJames—.Creo

queteníasrazónelprimerdíaquenosencontramos—dijo—.Estesitiodamiedo.—¿Quéteparecelaideadeirnos?—¿Sabespilotarunhelicóptero?—No. Pero me voy a ir —James se detuvo y miró a su alrededor. Los dos

guardiassehabíanmetidoenelcolegio.Nohabíanadiealavista—.Puedoconfiarenti,Alex,porqueeresunreciénllegado.Élnotehahechonadaaún.—ÉleraeldoctorGrief.Jamesnonecesitabapronunciarelnombre—.Perocréeme—prosiguió—,notardarán.Sitequedasaquí,tevolveráscomolosotros.Estudiantesmodelo…esoesloquelosdefinealaperfección.¡Parecequeestánhechosdeplastilina!Bueno.Yahetenidobastante.¡Nopiensodejarquehaganlomismoconmigo!

—¿Tevasairandando?—¿Porquéandando?—Jamesmiróhacialaladera—.Meiréesquiando.Alexcontemplólacuesta.Eraempinadayseperdíadevista.—¿Esposiblealgoasí?Creoque…—SéqueGriefdicequeesdemasiadopeligroso.Peropuedequedigalaverdad,o

puede quemienta. Es verdad que es un descenso para expertos y que debe habercantidaddedesniveles…

—¿Nosehabráfundidolanieve?—Mástardelohará—apuntóJames—.Hebajadohastaabajo.Lohicelaprimera

semanaqueestuveaquí.Todas las laderasvanadaraunsolovalle.Lo llamanLaValléedeFer.Nohacefaltaesquiarhastalaciudadporquehayunavíadetrenquepasaporahí.Sipuedollegarhastalavía,puedohacerelrestodelcaminoandando.

—¿Yluego?—Un tren hasta Dusseldorf. Si mi padre trata de mandarme de vuelta aquí,

acudiré a mi madre en Inglaterra. Si ella no me hace caso, desapareceré. TengoamigosenParisyBerlín.Nohayproblema.Mevoyadarelpiroy,sisabesloqueteconviene,haráslomismoqueyo.

Alex se lo pensó. Estaba tentado de unirse al otro chico, pensando que podíaservirledealgo.Peroteníauntrabajoquehacer.

—Notengoesquíes—dijo.—Niyo—Jamesescupióen lanieve—.Griefguardó todos losesquíescuando

acabólaestación.Estánenalgunaparte.—¿Enlaterceraplanta?—Pudieraser.Perolosencontraré.Yentoncesmeirédeaquí—tendiósumano

sinenguantarhaciaAlex—.Venconmigo.Alexagitólacabeza.

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—Losiento,James.Veteyquetengasbuenasuerte.Peroyomequedaréunpocomás.Noquierorompermeelcuello.

—Bueno.Estufuneral.Temandaréunapostal.Losdosvolvieronalcolegio.Alexseñalóhacialaventanaenlaquehabíavistoel

rostroenmascarado.—¿Tehaspreguntadoalgunavezquépuedehaberahíarriba?—quisosaber.—No—Jamesseencogiódehombros—.Supongoqueahívivenlosguardias.—¿Enlasdosplantas?—Tambiénhayunsótano.YestánlashabitacionesdeldoctorGrief.¿Piensasque

seacuestaconlaseñoraPetate?—Jamestorcióelgesto—.Menudoespectáculo,losdosjuntitos.DarthVaderyKingKong.Bueno,mevoyabuscarmisesquíesyasalirdeaquí,Alex.Sitienesalgodesentidocomún,tevendrásconmigo.

Alex y James estaban esquiando juntos, cuesta abajo, con los esquíesresbalandosuavementesobrelasuperficiedelanieve.Eraunanocheideal.Todoestabaheladoyencalma.Habíandejado laacademiaa lasespaldas.PeroentoncesAlexviounafiguradelante.¡EldoctorGrief!!Estabaparado,inmóvil,vestidoconsusropasnegras,susojosaúnocultostraslasgafasdecristalesrojos.Alextratódeesquivarlo.Perdióelcontrol.Bajabamásymásrápidoporlaladera,losbastonesazotandoelaire,losesquíesnegándoseagirar.Podíaverlapistadesaltosdelante.Alguienhabíaquitadolasbarreras.Sintió cómo sus esquíes abandonaban la nieve y entraban en hielo sólido.Entonces lanzó un grito que desgarró la noche, sabiendo que ya no habíavueltaatrás.EldoctorGriefseechoareíryeneseprecisomomentohubounclicyAlexseviolanzadoalespacio,girandoakilómetroymediodealtura,yluegocayendo,cayendo,cayendo…

Despertó.Estabatumbadoenlacama,lalunailuminandolosedredones.Miróelreloj.Las

dos y cuarto. Recordó el sueño que acababa de tener. Trataba de escapar junto aJames.EldoctorGrieflosaguardaba.Teníaqueadmitirquelaacademiaempezabaaafectarlo. No solía tener pesadillas. Pero el colegio y la gente que allí habíacomenzabanametérseleporlosporosyaafectarsuspensamientos.

Pensóenloquecreíahaberoído.EldoctorGriefriéndose,yalgomás…unclic.Eraextraño.¿Quéhabíahechoclic?¿Habíasidopartedelsueño?Alexsedespabilóderepenteporcompleto.Saliódelacama,fuealapuertaygirólamanija.Estabaenlo cierto. No había imaginado aquel sonido. Mientras dormía, habían cerrado lapuertadesdeelexterior.

Algo tenía que haber ocurrido, yAlex estaba decidido a averiguar qué era. Se

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vistiólomásrápidoposible,antesdearrodillarseyexaminarlacerradura.Pudoverquehabíadospasadores,dealmenosuncentímetrodediámetro,unoenlapartedearribade lapuertayotroen ladeabajo.Debíande ser activables adistancia.Unacosaestabaclara.Noibaapodersalirporlapuerta.

Esodejabalaventana.Todaslasventanasdelosdormitoriosestabanaseguradasconunavarilladeaceroquepermitíaabrirlasdiezcentímetros,nomás.Alexcogióeldiscman,metió elCDdeBeethoven y apretó el botón.ElCD comenzó a girar—moviéndoseafantásticavelocidad—,luegoempezóaavanzardespacio,aúngirando,hastaasomardelacarcasa.AlexacercóelbordedelCDcontralavarilladeacero.Nolellevómásdeunospocossegundos.ElCDcortóatravéselacerocomounastijeraspapel.Lavarillacayó,permitiéndoleabrirdeltodolaventana.

Nevaba.AlexapagóelCDylodevolvióasucama.Luegosepusosuabrigoyseencaramóalaventana.Estabaenunprimerpiso.Encondicionesnormales,unacaídadesde esa altura le habría costado un tobillo o una pierna rota. Pero había estadonevandodurantecercadediezhorasyhabíauncolchónblancocontraelmuro,justodebajodeél.Alexseagachótodoloquepudoyluegosesoltó.Cayósobrelanieveyse hundió hasta la cintura. Antes de empezar ya estaba helado y empapado. Perotambiénileso.

Seliberódelanieveycomenzóarecorrerellateraldeledificio,dirigiéndosealafachadaprincipal.Loúnicoquecabíaesperaresquelaentradaprincipalnoestuviesecerrada. Pero tenía la corazonada de que no sería así. Su puerta se había cerradoautomáticamente. Lo más seguro era que hubiesen apretado un interruptor y quetodaslasdemáspuertassehubiesenaccionadotambién.Lamayorpartedeloschicosteníanqueestardormidos.Ylosquesehubiesendespertadonopodríansalir,dejandolasmanoslibresaldoctorGriefparahacerloquetuviesequehacer,yendoyviniendoasuantojo.

Alexacababaderodearellateraldeledificiocuandoescuchócómoseacercabanlosguardias,consusbotashaciendocrujirelsuelo.Nohabíaningúnlugarenelqueocultarse,asíqueseechódebrucessobrelanieve,apretándosecontralamisma.Erandos.Pudooírloshablarenvozbaja,enalemán,peronoseatrevióamirar.Sihacíaelmenormovimiento,loverían.Siseacercabanmás,lomásseguroesquelovierandetodasformas.Contuvolarespiración,conelcorazónlatiendoconfuerza.

Losguardiaspasarondelargoyrodearonlaesquina.Surondalosllevababajosuhabitación. ¿Verían la ventana abierta? Alex había dejado la luz apagada. Era deesperarquenotuviesenningunarazónparamirarhaciaarriba.Peroeraconscientedequenoteníamuchotiempo.Teníaquemoverse…ya.

Selevantóyechóacorrer.Susropasestabancubiertasdenieveycaíancoposqueselemetíanenlosojos.EralapartemásfríadelanocheyAlex,alllegaralapuertaprincipal,estabatiritando.¿Quépodíahacersilapuertaestabacerrada?Desdeluego,

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noibaapodersoportarenelexteriorhastalallegadadelamañana.Perolapuertaestabasinasegurar.Alexlaabrióysedeslizóenelinteriorcálidoy

oscurodelvestíbuloprincipal.Lachimeneaflanqueadadedragonesestabadelantedeél.Unfuegohabíaestadoencendidoantes,ylosrescoldosseguíanaúnardiendoenelcorazóndelhogar.Alextendiólasmanoshaciaelresplandor,tratandodecalentarseunpoco.Todoestabaen silencio.Loscorredoresvacíos seperdíanen ladistancia,iluminados por unas cuantas lámparas de pocos vatios, encendidas a grandesintervalos.SoloenesemomentoseleocurrióaAlexquepodíahaberseequivocadodesdeunprincipio.Talvezlaspuertassecerrabantodaslasnochesporseguridad.Talvez había sacado demasiado rápido una conclusión equivocada y no estabaocurriendonadaenabsoluto.

—¡No…!Eraunavozdechico.Ungritolargoytemblorosoqueresonóatravésdelcolegio.

Unmomentodespués,Alexescuchópiesquecorríanporunpasilloentarimadosobresucabeza.Buscóconlamiradaalgúnlugarenelqueocultarseysemetiódentrodelachimenea,justoalladodelostroncos.Elfuegoestabadentrodeunacestametálica.Habíaunanchoespacioacadaladoentrelacestaylaparedquesubíaparaformarlachimenea. Alex se agazapó, sintiendo el calor a un lado de su cara y piernas.Observó,másalládelosdosdragones,esperandopoderaveriguarquésucedía.

Bajabantrespersonasporlasescaleras.LaseñoraStellenboscheralaprimera.Loseguíandosguardias,arrastrandoalgoentrelosdos.¡Setratabadeunchico!Teníalacabezacaída,vestíaunpijamay lospiesdescalzosarrastrabanpor lospeldañosdepiedra.LaseñoraStellenboschabriólapuertadelabibliotecayentró.Lasiguieronlosdosguardias.Lapuertasecerróconunportazo.Volvióelsilencio.

Todohabíasucedidomuyrápido.Alexnohabíapodidoverlacaradelchico.Peroestabasegurodesaberquiénera.Lohabíasabidoapenasoírelsonidodesuvoz.

JamesSprintz.Alex salió de la chimenea y cruzó el vestíbulo, dirigiéndose a la puerta de la

biblioteca.Ningúnsonidollegabadesdeelotrolado.Seagachóyespióatravésdelacerradura.Nohabíalucesenlasala.Nopodíavernada.¿Quépodíahacer?Sisubíalas escaleras, podía volver a su habitación sin ser visto. Podía esperar hasta queabrieranlaspuertasyentoncesregresaralacama.Nadiesabríaquehabíasalido.

Pero la única persona que se había mostrado amigable con él en ese colegioestaba al otro lado de esa puerta. Lo habían arrastrado hasta allí. Puede que leestuvieran lavandoel cerebro…apaleándolo incluso.Alexnopodíadarse lavueltacomosinadayabandonarlo.

Habíatomadounadecisión.Abriólapuertayentró.Labibliotecaestabavacía.Sequedóenelumbral,parpadeando.Labibliotecanoteníamásqueunapuerta.

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Todaslasventanasestabancerradas.Nohabíasignosdequenadiehubieraestadoallí.Laarmaduraseguíaensunichoalfondo,observándolomientrasentraba.¿Sehabríaequivocado? ¿Habrían entrado la señora Stellenbosch y los guardias en unahabitacióndiferente?

Alex se acercó al nicho ymiró detrás de la armadura, preguntándose si podríaesconderunasegundapuerta.Nohabíanada.Golpeóconlosnudilloscontraelmuro.Cosa curiosa, parecía estar hecho demetal, pero, lomismo que en elmuro de lasescalera,nohabíapomo,nadaqueindicasequehabíaunaformadepasar.

No teníanadaquehacerallí.Alexdecidióvolversea sucuartoantesdeque lodescubrieran.

Peroacababadellegaralaprimeraplantacuandoescuchóvocesdenuevo…másguardias,caminandodespacioporelpasillo.Alexviounapuertaysedeslizóenelinterior,desapareciendounavezmásdelavista.Estabaenlalavandería.Habíaunalavadora, una secadora y dos tablas de planchar.Almenos hacía calor allí. Estabarodeadoporlosvaporesdeljabón.

Los guardias se fueron. Hubo un clic metálico que pareció resonar en toda lalongituddelpasilloyAlexcomprendióque todas laspuertassehabíanabiertoa lavez.Podíavolversealacama.

Salióysedioprisaenllegar.SuspasoslollevarondelantedelapuertadelcuartodeJamesSprintz,contiguoalsuyo.SediocuentadequelapuertadeJamesestabaabierta.Yunavozlollamódesdeelinterior.

—¿Alex?—EraJames.No.Noeraposible.Perohabíaalguienenesecuarto.Alexmiródentro.Laluzse

encendió.EraJames.Estabasentadoenlacama,legañoso,comosiacabaradedespertarse.

Alex lo contempló. Vestía el mismo pijama que el chico al que habían arrastradohastalabiblioteca…peronopodíaserelmismo.Teníaqueserotrapersona.

—¿Quéhaces?—preguntóJames.—Creíquehabíaoídoalgo—respondióAlex.—Peroestásvestido. ¡Yestásempapado!—Jamesmiróel reloj—.Soncasi las

tres…Alexsesorprendiódelmuchotiempoquehabíapasado.Sehabíadespertadoalas

dosycuarto.—¿Estásbien?—preguntó.—Sí.—Tehas…—¿Qué?—Nada.Yanosvemos.Alexvolvióasucuarto.Cerrólapuerta,sequitósusropasmojadas,sesecócon

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una toalla y volvió a la cama. Si no era James a quien se llevaron a la biblioteca,¿quiénera?PerohabíasidoJames.Habíaoídoelgrito,visto la forma inerteen lasescaleras.¿PorquémentíaJames?

Alex cerró los ojos e intentó volver a dormirse. La aventura de aquella nochehabía creado más incógnitas y no había resuelto nada. Pero por lo menos habíasacadoalgoenclaro.

Yasabíacómoentrarenlasegundaplanta.

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J

11.Viendodoble

AMES ya estaba terminándose su desayuno cuando Alex bajó: huevos, beicon,tostadas y té. Tomaba elmismo desayuno cada día.Alzó la cabeza amodo de

saludocuandoAlexentró.Pero,apenasverlo,Alextuvolasensacióndequealgoibamal.Jamesestabasonriendoperoparecíaalgodistante,comosiestuvierapensandoenotracosa.

—¿Quépasólaotranoche?—lepreguntóJames.—Nosé—AlexestabatentadodecontaraJamestodo,inclusoqueestabaallícon

nombrefalsoyquehabíasidoenviadoainvestigarelcolegio.Peronopudohacerlo.Noallí,delantedelosotroschicos—.Creoquetuvealgunaespeciedepesadilla.

—Salisteaandarsonámbuloenlanieve.—No. Creo que vi algo, pero no era nada. Tuve una noche rara—cambió de

tema,bajandolavoz—.¿Haspensadoalgomásdetuplan?—¿Quéplan?—Esquiar.—Nonosdejanesquiar.—Merefieroa…escapar.Jamessonriócomosisoloenesemomentohubieracaídoenlacuentadeloquele

hablabaAlex.—Ah…hecambiadodeopinión.—¿Quédices?—Sime escapo,mi padremevolverá amandar aquí.No tiene sentido.Tendré

queponerbuenacaraysoportarlo.Además,nuncapodríabajarlamontaña.Lanieveesdemasiadofrágil.

Alex contempló a James. Todo cuanto decía era exactamente lo contrario a lodichoeldíaanterior.Casillegóapreguntarsesieraelmismochico.Peroclaroqueloera.Ibatandesaliñadocomosiempre.Losmoretones,queyaseibandesvaneciendo,seguían en su rostro. Pelo oscuro, ojos castaños, piel pálida… era James. Pero, almismotiempo,algohabíasucedido.Deesoestabaseguro.

JamessegiróentoncesyAlexvioquelaseñoraStellenboschhabíaentradoenlasala, luciendo un vestido verde sucio, particularmente feo, que le llegaba a lasrodillas.

—¡Buenosdías,chicos!—exclamó—.Comenzaremoslasclasesendiezminutos.Laprimeralecciónserádehistoriaenlasaladelatorre—fuehacialamesadeAlex—.James,¿tegustaríaunirtehoyanosotros?

Jamesseencogiódehombros.

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—Deacuerdo,señoraStellenbosch.—Excelente.Vamos a estudiar la vida deAdolfHitler.Un hombre interesante.

Estoyseguradequeteresultarádelomásvaliosa—semarchó.AlexsevolvióhaciaJames.—¿Vasairalasclases?—¿Por qué no?—James había acabado de comer—. Aquí estamos y no hay

muchoquehacer.Puedequedebierahaberidoantesalasclases.Notendríasquesertan negativo, Alex —agitó un dedo para subrayar lo que decía—. Malgastas tutiempo.

Alex se quedó helado. Había visto ese movimiento antes… la forma en queagitabaeldedo. JoeCanterbury, el chiconorteamericano,habíahechoexactamenteesoeldíaantes.

Marionetasdanzandoenlamismacuerda.¿Quéhabíaocurridolanocheanterior?Alex observó cómo James se iba con los demás. Sentía que había perdido su

únicoamigoenPointBlancy,derepente,deseóestarfueradeaquellugar, lejosdelasmontañas,de regresoa la seguridaddelcolegioBrookland.Huboun tiempoenque había ansiado esa aventura. Ahora lo único que quería era salir de ella. Siapretabatresvecesrápidoelbotóndesudiscman,elMI6iríaaporél.Peronopodíahacerlohastaquetuvieraalgoquecontar.

Alexsabíaquédebíahacer.Selevantóysaliódelasala.

Habíavistolaformalanocheanterior,mientrasestabaescondidoenelhogar.Lachimeneasubíahastaelairelibre;habíallegadoaverunrayodeluzallíarriba.Luzdeluna.Losladrillosdelasparedesexterioresdelaacademiapodíanserdemasiadolisoscomoparatrepar,perodentroestabanrotosytorcidos,conmultituddeasiderosparamanosypies.Puedequehubieseunhogarenelsegundooeltercerpiso.Peroaunque no lo hubiese, la chimenea lo llevaría al tejado y, suponiendo que allí nohubieseguardiasesperándolo,podríaencontrarluegounaformadebajar.

Alexllegóalhogarconlosdosdragonesdepiedra.Consultóelreloj.Lasnueveen punto. Las clases durarían hasta el almuerzo y nadie se iba a preguntar dóndeestaba.Elfuegohabíaacabadoextinguiéndose,aunquelascenizasseguíancalientes.¿Seacercaríaalgúnguardiaalimpiarlas?Podíaesperarquenolohicierahastaporlatarde.Miróhaciaarribaporlachimenea.Pudoverunaestrecharendijaazulbrillante.Elcieloparecíamuylejosylachimeneaeramásestrechadeloquehabíapensado.¿Ysiseatascaba?Seobligóadescartaresepensamiento,seagarróaunagrietaenlosladrillosyseimpulsóhaciaarriba.

Dentro de la chimenea estaban los olores de unmillar de fuegos. Había tantohollínenelairequeAlexnopodíarespirarsinaspirarlo.Selasarreglóparaencontrar

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algún hueco para su pie y se propulsó, subiendo unmetromás. Ya estaba dentro,obligadoaunaposiciónsentadaconsuspiescontraunmuro,laespaldacontraelotroylaspiernasyeltraseroenelaire.Noibaanecesitarusarlasmanos.Noteníamásque estirar las piernas para subir, empleando la presión de sus pies contra elmuropara mantenerse a sí mismo en el lugar. Empujar y deslizarse. Tenía que tenercuidado.Cadamovimiento hacía caermás hollín. Podía sentirlo en el pelo.No seatrevía a mirar arriba. Si le caía en los ojos, lo cegaría. Empujar y deslizarse denuevo, luego otra vez.No tan rápido. Si su pie resbalaba, caería por el hueco.Yaestabamuy arriba por encima del hogar. ¿Cuánto? Almenos una planta… lo quesignificabaqueestabacaminodelsegundo.Sicaíadesdeesaaltura,seromperíalaspiernas.

La chimenea se estaba haciendo más oscura y estrecha. La luz en lo alto noparecía acercarse nada. Alex descubrió que era difícil moverse. Apenas podíarespirar.Todasugargantaparecíaestarbloqueadadehollín.Seempujódenuevoyestavezsusrodillaschocaronconlosladrillos,lanzandounespasmodedolorhastasuspies.Seacomodóensusitio,sealzóytratodesentiraltactodondeestaba.HabíaunmuroenL,justoporencimadesucabeza.Susrodillashabíangolpeadolaparteinferior, pero su cabeza estaba detrás de la sección superior. Fuera lo que fuese,cortaba el pasajepor lamitad, dejando solounhuecomuyestrechoparaqueAlexpasasesushombrosycuerpo.

De nuevo, la idea de pesadilla de quedar encajado relampagueó en su cerebro.Nadieloencontraría.Moriríaahogadoenlaoscuridad.

Diounabocanadaenbuscadeaireytragóhollín.¡Unúltimointento!Sepropulsóotravez,losbrazosextendidosporencimadelacabeza.Sintiócómosucabezasubíarozandoelmuro,ylatoscaalbañileríarasgósucamisa.Luegoconsiguióagarrarsealoquecomprendióqueeraelbordede laL.Seaupóy seencontrómirandoenunsegundohogar,quecompartíalachimeneaprincipal.Eseeraelobstáculoquehabíatenido que sortear al subir. Alex se encaramó sobre el borde y subió con torpeza.Habíamástroncosycenizas.¡Habíallegadoalsegundopiso!

Salió a rastras del hogar. Tan solo unas semanas antes, cuando estaba enBrookland, había estado leyendo acerca de los deshollinadores victorianos; sobrecómochicosdehastaseisañoshabíansidoconvertidosenverdaderosesclavosparatallabor.Nuncahubierapensadoentoncesquellegaríaasabercómosesentían.Tosióy escupió en la palma de la mano. La saliva era negra. Se preguntó qué aspectotendría.Ibaanecesitarunaduchaantesdequelovieran.

Seenderezó.Elsegundopisoeratansilenciosocomolasplantasbajayprimera.Elhollínlecayódelpeloylodejóciegoporunmomento.Seapoyóenunaestatuamientras se limpiaba los ojos. Luego miró de nuevo. Estaba inclinado sobre undragóndepiedra,idénticoaldelaplantabaja.Miróalhogar.Erademasiadoidéntico.

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Dehecho…Alexsepreguntósinohabríacometidounterribleerror.Estabaenunvestíbulo

queeraidéntico,hastaelmínimodetalle,aldelaplantabaja.Losmismospasillos,lamismaescalera,elmismohogar,inclusolasmismascabezasdeanimalesmirandodeformamiserabledesdelosmuros.Eracomosihubieratrepadoenuncírculo,llegandoalpuntodelquehabíapartido.Sediolavuelta.No.Habíaunadiferencia.Nohabíapuerta principal. Podía ver el patio frontal desde la ventana; había un guardiaapoyadoen elmuro, fumándoseuncigarrillo.Estabaen la segundaplanta.Pero lahabíanconstruidocomounaréplicaperfectadelabaja.

Alex avanzó de puntillas, preocupado por si alguien pudiera haberlo oídomientrassalíadelachimenea.Peronohabíanadie.Siguióporelpasillohastallegarala primera puerta. En la planta baja, aquella sería la biblioteca. Con precaución,centímetro a centímetro, abrió la puerta. Eso lo llevó a una segunda biblioteca; denuevolaimagenespeculardelaprimera.Teníalasmismasmesasysillas,lamismaarmaduraguardandoelmismonicho.Paseólamiradaporlasestanterías.Inclusolosmismoslibros.

Pero había una diferencia, al menos una. Alex pudo verla. Se sentía como sihubieraentradoenunadeesasviñetasigualesqueavecesaparecenenloscómicsolas revistas. Dos imágenes iguales. Y diez diferencias deliberadas. ¿Puedesseñalarlas? La diferencia estaba en que había una gran televisión en un soporteinstaladoenelmuro.Latelevisiónestabaencendida.Alexseviocontemplandounaimagendeotrabibliotecaidéntica.¿Estabaempezandoasentirsemareado?Nopodíaserlamismaporqueélnoaparecía.Asíqueteníaqueserlabibliotecadellaplantabaja.

Dosbibliotecasidénticas.Puedessentarteenunaycontemplarlaotra.¿Peroporqué?¿Conquépropósito?

LellevóaAlexunosdiezminutoscomprobarquetodoelsegundopisoeraunacopiaidénticadelaplantabaja,conelmismocomedor,saladeestarysaladejuegos.Alexfuealamesadebillarypusounabolaenelcentro.Sefuerodandoalaesquina.Lahabitaciónteníaelmismodesnivel.Unapantalladetelevisiónmostrabalasaladejuegosdeabajo.Sucedíalomismoqueconlabiblioteca;unhabitaciónqueespiabaaotra.

Retrocedió sobre sus pasos y subió, por las escaleras, hasta la tercera planta.Esperaba encontrar supropio cuarto, pero antesde eso fue a lade James.Eraotracopiaperfecta;losmismoscartelesdeciencia-ficción,elmismomóvilcolgadosobrelacama, lamisma lámparade lavasobre lamismamesa. Incluso lasmismas ropastiradasporelsuelo.Asíqueaquellashabitacionesestabanconstruidasaimitación.Ylasmanteníancuidadosamenteasí.Loquepasabaabajose reproducíaarriba.¿Perosignificaba eso que había alguien viviendo allí, observando todos losmovimientos

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queJamesSprintzhacía,yhaciendolomismoqueél?¿Siasíera,habíaotrapersonahaciendolopropioconél?

Alexfuehacia lasiguientepuerta.Fuecomoentrarensupropiahabitación.Denuevolamismacama,losmismosmuebles…ylamismatelevisión.Laencendió.Laimagen le mostró su cuarto en la primera planta. Ahí estaba el discman, sobre lacama. Allí estaban sus ropasmojadas de la noche anterior. ¿Había estado alguienobservandomientras cortaba la barra y se descolgaba enmitad de la noche?Alexsintióunapunzadadealarmaantesdepoderobligarse a símismoa relajarse.Estahabitación,lacopiadelasuya,eradiferente.Nadiesehabíamudadoaúnaella.Podíaversealprimervistazo.Nadiehabíadormidoen lacama.Yaúnnohabíancopiadolos detalles menores. No había ningún discman en el cuarto duplicado. Tampocoropasmojadas.Habíadejadolapuertadelarmarioabierta.Aquíestabacerrada.

Todoaquelloeraunaespeciedepuzleendiablado.Alexseobligóa reflexionar.Cadachicoquellegabaalaacademiaeraobservado.Duplicabantodassusacciones.Sicolgabauncartelenlapareddesualcoba,colgabanotroidénticoenotraalcobaigual. Habría alguien viviendo en esa habitación, haciendo lo que Alex hacía.Recordólafiguraquehabíallegadoavereldíaantes…alguienquesecubríaconloque pensó que era unamáscara blanca. Puede que esa persona fuese la que iba amudarseahí.Perotodaslaspruebasindicabanque,poralgunarazón,aúnnolohabíahecho.

Y eso llevaba a la pregunta clave. ¿Por qué?Espiar a los chicos era una cosa.¿Peroporquécopiartodoloquehacían?

Unapuertasecerróyoyólasvocesdedoshombresenelpasilloexterior.Alexsedeslizó hasta la puerta y atisbó.Tuvo el tiempo justo de ver cómo el doctorGriefentrabaporunapuertaconotrohombre,unafigurabajayregordetadebatablanca.Alexsalióconsigilodelahabitaciónduplicadaylossiguió.

—…harematadoeltrabajo.Leestoymuyreconocido,señorBaxter.—Gracias,doctorGrief.Habíandejadolapuertaabierta.Alexseagachóparaespiar.Aquíalmenoshabía

una sección de la tercera planta que no era especular de la primera. No habíalavadorasnitablasdehierro.Alexseencontrómirandoenunahabitaciónconunafiladefregaderosyunapuertaquellevabaaunquirófanomuybienequipadoyalmenosdosvecesmásgrandeque la lavanderíadeabajo.Enelcentrode lasalahabíaunamesa de operaciones. Los muros tenían baldas que contenían equipo quirúrgico,químicoy,dispersasaquíyallá,algoqueparecíanfotosenblancoynegro.

¡Un quirófano! ¿Qué pintaba en todo aquel rompecabezas infernal? Los doshombreshabíanentradoyestabanhablando,Griefdepieconunamanoenelbolsillo.Alex eligió el momento propicio, luego se deslizó dentro de la primera sala,agachándosedetrásdeunodeloslavabos.Desdeallípodíaobservaryescuchartodo

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loqueaquellosdosdijesen.—Esperoquehayaquedadocontentodelaúltimaoperación—eraelseñorBaxter

el que hablaba. Estaba medio vuelto hacia las puertas y Alex pudo ver una cararegordetayfofaconpeloamarilloyunbigotefino.Baxtervestíaunapajaritayunjerseydecuadrosbajolabatablanca.Alexnuncahabíavistoaaquelhombre.Deesoestaba convencido. Y, al mismo tiempo, tenía la sensación de conocerlo. ¡Otromisterio!

—Mucho—lerespondióeldoctorGrief—.Fuiaverloencuantolequitaronlasvendas.Lohahechoustedmuybien.

—Siempresoyelmejor.Peroustedpagaporeso—Baxtersoltóunarisita.Suvozerauntuosa—.Y,hablandodeeso,¿podríamoshablardelpagofinal?

—Yaharecibidoustedunmillóndedólaresamericanos.—Sí,doctorGrief—Baxtersonrió—.Peromepreguntabasinotendríaderechoa

unpequeño…bono.—Creíquehabíamosllegadoaunacuerdo—eldoctorGriefgiró lacabezacon

lentitud.Lasgafasrojasenfocaronalotrohombrecomoreflectores.—Llegamos a un acuerdo sobremi trabajo, es cierto. Peromi silencio es otro

asunto.Estabapensandoenotrocuartodemillón.DadoeltamañoyelalcancedesuProyectoGéminis, no creo que seamucho pedir. Luegome retiraré ami casita enEspañaynuncavolveráaoírhablardemí.

—¿Novolveréaoírnuncahablardeusted?—Lojuro.EldoctorGriefcabeceó.—Sí.Creoqueesaesunabuenaidea.Sacólamanodelbolsillo.Alexvioqueempuñabaunapistolaautomáticaconun

gruesosilenciadorrematandoelcañón.BaxterestabasonriendoaúncuandoGriefledisparóentrecejayceja.Fuelanzadohaciaatrás,sobrelamesadeoperaciones.Yallíquedóinmóvil.

EldoctorGriefbajó lapistola.Fueal teléfono, levantóelauricularymarcóunnúmero.Hubounapausa,mientrasesperabarespuesta.

—SoyGrief.Tengoalgodebasuraenelquirófanoyquieroquelasaquen.¿Seríatanamabledeavisaralequipoderecogidas?

Colgóel teléfonoy, trasmirarporúltimaveza la figura inmóvilde lamesadeoperaciones,sefuealaotrapartedelasala.Alexviocómoapretabaunbotón.Unasección del muro se deslizó para mostrar un ascensor situado al fondo. El doctorGriefentró.Laspuertasdelascensorsecerraron.

Alexse levantó,demasiadoimpresionadocomoparapoderpensarconclaridad.Entró tambaleándose en el quirófano. Sabía que tenía que actuar con rapidez. Elequipo de recogidasmencionado por el doctorGrief tenía que estar ya de camino.

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Pero él tenía que saber qué tipo de operaciones se realizaban allí. El señorBaxterhabíasido,sinduda,uncirujano.¿Peroporquéclasedeoperaciónlehabíanpagadounmillóndedólares?

Tratandodenomiraralcadáver,Alexechóunaojeadaalrededor.Enunestantehabíaunacoleccióndebisturíes,horriblescomonadaquehubieravistoen lavida,con lashojas tanafiladasquecasipodíasentirsucortealmirarlas.Habíarollosdegasa, jeringas, botellas que contenían diversos líquidos. Pero nada que diera pistassobreporquéhabíancontratadoaBaxter.Alexcomprendióquenopodíahacernada.No sabía nada demedicina. Ese quirófano podía haber servido casi para cualquiercosa,desdereimplantaruñasacirugíaacorazónabierto.

Entoncesviolasfotografías.Sereconocióasímismo,tumbadoenunacamaquecreyóreconocermuybien.¡EstabaenParís!LahabitaciónnúmerotrecedelHotelduMonde.Recordó el cobertor blancoy negro, así como las ropas quevestía aquellanoche. Le habían quitado la ropa en la mayor parte de las fotografías. Habíanfotografiado cada centímetro de su cuerpo, a veces en detalle, a veces en vistageneral.Susojosestabancerradosentodaslasfotos.Alverse,AlexcomprendióquelohabíandrogadoyrecordócómohabíaacabadolacenaconlaseñoraStellenbosch.

Lasfotografíasloenfadaron.Habíasidomanipuladoporgentequeleconsiderabaalgodeningúnvalor.Desdeelprimermomento,lehabíandisgustadoeldoctorGriefy su subdirectora.Ahora sentía aversión pura.Aún no sabía qué estaban haciendoesosdos.Peronoeranadabueno.Habíaquepararlos.

Lo sacaron de esos pensamientos unos pasos que subían por las escaleras. ¡Elequipode recogidas!Miró a su alrededorymaldijo.No tenía tiempode salir ynohabía nadadetrás de quéocultarse en ese cuarto.Entonces recordó el ascensor. Seacercóyapretóatodaprisaelbotón.Lospasosseacercaban.Oyóvoces.Entoncesseabrieron los paneles.Alex se introdujo en una pequeña caja plateada.Había cincobotones:S,R,1,2,3.ApretóR.Había recordado lobastanteel francéscomoparasaber que R debía significar rez-de-chaussée, o planta baja. Era de esperar que elascensorlollevasedevueltaadondehabíacomenzado.

Laspuertassecerraronsolounossegundosantesdequelosguardiasentrasenenel quirófano.Alex sintió que le subía el estómagomientras bajaba. El ascensor sedetuvo. Comprendió que las puertas podían abrirse en cualquier lugar, y podíaencontrarserodeadodeguardiasodelosotroschicosdelcolegio.Peroyaeratarde.Habíaelegido.Tendríaquearreglárselasconloquepudieraencontrar.

Perotuvosuerte.Laspuertasseabrieronenlabiblioteca.Alexsupusoqueeralaverdadera biblioteca y no otra copia. La sala estaba vacía. Salió del ascensor y segiró.Estabamirandoalnicho.Laspuertasdelascensorformabansufondo.Estabanmuy bien camufladas, con la armadura que se partía exactamente en dos y sedeslizaban a los lados. Al cerrarse las puertas, las dos mitades se unieron,

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completando el camuflaje. A su pesar, Alex tuvo que admirar la simplicidad delmecanismo.Todoeledificioeraunafantásticacajadesorpresas.

Alex se miró las manos. Aún estaban sucias. Había olvidado que estabatotalmente cubierto de hollín. Salió de la biblioteca, tratando de no dejar pisadasnegrasen laalfombra.Luegosubióa todaprisaasuhabitación.Unavezallí, tuvoque recordarse a sí mismo que estaba en su alcoba y no en la copia situada dosplantasmásarriba.Peroeldiscmanestabaallí,yesoeracuantonecesitaba.

Sabía bastante. Era hora de llamar a la caballería. Apretó el botón de avancerápidotresveces,antesdeirseadarunaducha.

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L

12.Tácticasdilatorias

LOVÍAenLondres,esaclasede lluviaquenopara jamás.El tráficodeprimerahora de la tarde se apiñaba, sin avanzar. Alan Blunt estaba de pie junto a la

ventana,mirandoalacalle,cuandollamaronalapuerta.Segiróadisgusto,comosilaciudad,suhumedadyfealdadejercieranalgunapoderosaatracciónsobreél.EntrólaseñoraJones.Traíaunahojadepapel.Blunt,alsentarsedetrásdesuescritorio,sedio cuentadeque las palabrasMáximaUrgencia estaban estampadas en rojo en laesquina.

—HemosrecibidoseñaldeAlex—dijolaseñoraJones.—¿Sí?Smithers le dio un transmisor por Eurosatélite, metido en un reproductor CD

portátil.Alexenvióunaseñalestamañana…alasdiezyveintisiete,horalocal.—¿Yquésignificaeso?—Unadedos:oestáenpeligroohaencontradoalgo.Seacomofuere,tenemos

quesacarlo.—Me pregunto… —Blunt se reclinó en su silla, hundido en pensamientos.

Siendo joven, había ganado la matrícula de honor en matemáticas en Cambridge.Treinta años después, aún contemplaba la vida como una serie de cálculoscomplicados—.¿CuántotiempollevaAlexenPointBlanc?

—Unasemana.—Creo recordar que no quería ir. Según sir David Friend, su estancia en

HaverstockHallhasido,pordecirlosuavemente,antisocial.¿Sabeustedquehirióala hija de Friend con un dardo somnífero? Al parecer, también estuvo a punto dematarlaenunincidentedentrodeuntúnelferroviario.

—Interpretabasupapel—replicóella—.Esofueloqueustedleencargó.—Puedequelohayahechodemasiadobien—murmuróBlunt—.Lafiabilidadde

Alexnovamásalládelunoporciento.—Haenviadounmensaje—laseñoraJonesnopudoevitarlaexasperaciónensu

voz—.Hastadondesabemos,puedeestarenungraveapuro.Ledimoseseaparatopara que lo usara como señal de alarma. Para que nos avisase de que estaba enapuros.Lohausado.Nopodemosquedarnossentados,sinhacernada.

—Nosugeríaeso—Bluntlamiródeformacuriosa—.¿NoestarádesarrollandoningúntipodeafectohaciaAlexRider,no?

LaseñoraJonesapartólamirada.—Nodigatonterías.—Parecepreocupadaporsusuerte.

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—¡Notienemásquecatorceaños,Alan!¡Enunniño,porDios!—Ustedhatenidoniños.—Sí—laseñoraJoneslomiródenuevo—.Puedequeesomarqueladiferencia.

Pero incluso usted ha de admitir que es especial. ¡Un chico de catorce años! Laperfecta arma secreta.Mis sentimientos hacia él nada tienen que ver.No podemospermitirnoselperderlo.

—NoquieroirrumpirenPointBlancsinunainformaciónfidedigna—dijoBlunt—.Deentrada,esoestáenFrancia…yyasabemoscómosonlosfranceses.Sinospillaninvadiendosuterritorio,montaránunadecuidado.Losegundo,Griefalbergahijosde algunasde las familiasmás ricasdelmundo.Si invadimos con lasSASoalgoasí,todoelasuntopuededegenerarenunincidenteinternacional.

—UstedqueríapruebasdequeelcolegioestabarelacionadoconlasmuertesdeRoscoeeIvanov—dijolaseñoraJones—.PuedequeAlexlastenga.

—Tal vez sí, y tal vez no. Veinticuatro horas de demora no supone una grandiferencia.

—¿Veinticuatrohoras?—Pondremosunaunidadenalerta.Estarándispuestos.SiAlextieneproblemas,

lo encontraremos sin tardanza. Puede jugar a nuestro favor si se las arregla paralevantarlaliebre.Esoesexactamenteloquequeremos.ObligaraGriefamostrarsujugada.

¿YsiAlexvuelveacontactarconnosotros?—Entraremos.—Puedequeseademasiadotarde.—¿ParaAlex?—Bluntnomostróningunaemoción—.Estoy segurodequeno

necesitaustedpreocuparseporél,señoraJones.Puedevelarporsímismo.ElteléfonosonóyBluntcontestó.Sehabíaacabadolaentrevista.LaseñoraJones

se levantóyfueadisponerqueunaunidadde losSASvolasehastaGénova.Blunttenía razón, por supuesto. Un poco de retraso podía jugar en su favor. Aclarar elasunto con los franceses. Descubrir qué hacer a continuación. Y solo eranveinticuatrohoras.

LoúnicoquecabíaesperareraqueAlexsobreviviesetantotiempo.

***

Alex se encontró desayunando a solas. Por primera vez, James Sprintz habíadecididounirsealosdemáschicos.Eran,losseis,derepente,losmejoresamigosdelmundo. Alex examinó detenidamente al muchacho que una vez fuera su amigo,tratandodeverenquéhabíacambiado.Sabíalarespuesta.Eratodoynada.Jameseraexactamenteelmismoycompletamentediferentealavez.

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Alexacabódecomeryselevantó.Jameslollamó.—¿Porquénovienesaclaseestamañana,Alex?Esdelatín.Alexagitólacabeza.—Ellatínesunapérdidadetiempo.—¿Eso crees?—James no pudo ocultar la burla en su voz y por unmomento

Alexseestremeció.Yaque,duranteunsegundo,nohabíasidoJameselquehablaba.Era James el quemovía laboca.Pero laspalabras lashabíapronunciadoel doctorGrief.

—Quelodisfrutes—dijoAlex.Ysemarchóconrapidezasucuarto.Habían pasado casi veinticuatro horas desde que apretase el avance rápido del

discman.Alexnoestabamuysegurode loqueesperaba.Una flotadehelicópterosqueondeasenlaUnionJack[3]hubierasidotranquilizadora.Peronadahabíaocurrido.Incluso llegaba a preguntarse si la señal de alarma habría funcionado. Al mismotiempo,estabaaturdido.HabíavistocómoGriefdisparabacontraelhombrellamadoBaxterenelquirófanoysentíapánico.SabíaqueGrieferaunasesino.Sabíaquelaacademia era algo más que el internado que pretendía ser. Pero seguía sin tenerrespuestas. ¿Qué era loque estabahaciendo con exactitud el doctorGrief? ¿Era elresponsabledelasmuertesdeMichaelJ.RoscoeyVíctorIvanov?Y,deserasí,¿porqué?

Lociertoesqueaúnnosabíabastante.Y,paracuandollegaseelMI6,elcuerpodeBaxterpodíaestarenterradoenalgúnlugardelasmontañasynohabríanadaquepudiera probar lo sucedido.Alex quedaría como un idiota. Casi podía imaginar aldoctorGriefdandosuversióndelahistoria.

—Sí. Hay un quirófano arriba. Fue construido hace años. Nunca usamos lasplantas segunda y tercera. Hay un ascensor, es cierto. Lo pusieron antes de quellegásemosnosotros.Ya leexpliquéaAlex lode losguardiasarmados.Esparasuprotección.Pero,comopuedenverporsímismos,caballeros,nohaynadairregularaquí. Los otros chicos están contentos. ¿Baxter? No, no conozco a nadie con esenombre.NomecabedudadequeAlexhatenidomalossueños.Estoysorprendidodeque loenviasenaespiarnos.Deborogarlesquese lo llevenconustedescuandosevayan…

Teníaqueencontrarmás,yesosignificabavolvera lasegundaplanta.Opuedequebajar.Alexrecordabalasletrasdelascensorsecreto.Rporrez-de-chaussée.Sporsous-sol.Lapalabrafrancesaparaelsótano.

Pasópordelantedelaclasedelatínymiróatravésdelapuertaentreabierta.EldoctorGriefestabafueradelavista,peroAlexpodíaescucharsuvoz.

—Felixquipotuitrerumcognoscerecausas…Seescuchabaunchirrido;latizasobrelapizarra.Yhabíaseischicossentadosen

sus pupitres, escuchando con atención. James estaba sentado entre Hugo y Tom,

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tomandonotas.Alexmiróelreloj.Estaríanallíaúnotrahora.Teníaelcampolibre.Retrocedióporelpasilloysedeslizódentrodelabiblioteca.Sehabíalevantado

oliendoaúnunpocoahollínynoteníalamásmínimaintencióndevolverautilizarlachimenea.Envezdeeso,fuehacialaarmadura.Yasabíaqueelnichoocultabaunpardepuertasdeascensor.Sepodíanabrirdesdedentro.Eradesuponerquehabíaalgúntipodecontrolesfuera.

Lellevóunospocosminutosencontrarlos.Habíatresbotonesenlacorazadelaarmadura. Aun de cerca, los botones parecían parte de la armadura; algo que elcaballero medieval podía haber usado para afianzar la coraza. Pero cuando Alexapretóelbotóndeenmedio,laarmadurasemovió.Unmomentodespués,separtióendosdenuevoyseencontrómirandoalascensorparado.

Estavezapretó elbotón inferior.El ascensorpareció recorrerun largocamino,como si el sótano del edificio hubiese sido construidomuy abajo. Finalmente, laspuertasseabrierondenuevo.AlexseencontrómirandoenunpasadizocurvadoconparedesdeazulejosquelerecordabanunpocoaunaestacióndemetrodeLondres.Elaire era frío ahí abajo. Estaba iluminado con unas pocas bombillas desnudas,suspendidasdeltechoaintervalos.

Echóunvistazo,luegoretrocedió.Habíaunguardiaalfinaldelcorredor,leyendoun periódico. ¿Habría oído las puertas del ascensor al abrirse? Alex se inclinó denuevo. El guardia estaba absorto leyendo los deportes. No se habíamovido. Alexsaliósigilosamentedelascensoryseescabullóporelpasadizo,quitándosedelavistade aquel. Llegó a la esquina y se metió por un segundo pasillo que tenía variaspuertasdeaceroaloslados.Nohabíanadiealavista.

¿Dóndeestaba?Sinohubiesenadaahíabajo,noharíafaltaningúnguardia.Alexse acercó a la primera de las puertas. Había una mirilla en ella y, al observar,descubrió una celda desnuda con dos camastros, un baño y un retrete. Había doschicosenlacelda.Aunonolohabíavistonunca,peroreconocióalotro.EraelchicopelirrojollamadoTomMcMorin.¡PeroacababadeveraTomenlatínhacíasolounosminutos!¿Quéestabahaciendoahí?

Alexsedirigióhacia laceldasiguiente.Enesta tambiénhabíadoschicos.Unoera de pelo rubio y agraciado, con ojos azules y pecas. De nuevo, reconoció alsegundo.Se tratabade JamesSprintz.Alex examinó lapuerta.Habíados cerrojos,pero,hastadondepudover,nadadellaves.Corrióloscerrojosyluegogirólamanijadelapuerta.Estaseabrió.Entró.

Jamesselevantó,atónitoalverloentrar.—¡Alex!¿Quéestáshaciendoaquí?Alexcerrólapuerta.—Notenemosmuchotiempo—dijo.Hablabaenunsusurro,aunquesuponíaque

eradifícilquelosoyesen—.¿Quétehaocurrido?

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—Vinieronabuscarmelanochepasada—respondióJames—.Mesacarondelacamaymellevaronalafuerzaalabiblioteca.Hayunaespeciedeascensor…

—Detrásdelaarmadura.—Sí.Nosabíaloqueestabanhaciendo.Creíqueibanamatarme.Peroentonces

metrajeronaquí.—¿Hasestadoaquíestosdosdías?—Sí.Alexagitólacabeza.—Tehevistodesayunandoenelpisodearribaharácosadeuncuartodehora.—Tienendoblesdenosotros—hablóporprimeravezelotrochico.Teníaacento

americano—.¡Detodosnosotros!Nosécómolohanhechooporqué.Peroesoesloque han hecho—miró a la puerta con rabia en los ojos—. Llevo aquímeses.MellamoPaulRoscoe.

—¿Roscoe?Tupadre…—EsMichaelRoscoe.Alexguardósilencio.Nopodíadeciraestechico loque lehabíaocurridoa su

padreyapartólavista,temiendoquePaulpudieraleerloensusojos.—¿Cómohasllegadoaquí?—lepreguntóJames.—Escucha—lerespondióeste.Hablabarápidoahora—.Mehaenviadoaquíel

MI6.MinombrenoesAlexFriend.EsAlexRider.Todovaasalirbien.Vanaenviaragenteyosliberarán.

—¿Eres…unespía?—Jamesestabaobviamentesobresaltado.Alexcabeceó.—Algoasícomounespía,supongo—dijo.—Has abierto la puerta. ¡Podemos salir de aquí! —Paul Roscoe se levantó,

dispuestoairse.—¡No!—Alex tendió las manos—. Tenéis que esperar. No hay salida por las

montañas.Esperadaquíyvolveréconayuda.Osloprometo.Eslaúnicaforma.—Nopuedo…—Tienesquepoder.Confíaenmí,Paul.Osvoyaencerrardenuevoynadiesabrá

queheestadoaquí.Peronoserápormuchotiempo.¡Volveré!Alexnopodíadiscutirmás.Sediolavueltayabriólapuerta.LaseñoraStellenboschestabaaguardandofuera.Notuvotiempomásquedellevarseelsustodeverla.Tratódelevantarunamano

paraprotegerse,colocarseenposicióndecombatedekárate.Peroerayademasiadotarde.Elbrazodelasubdirectoragolpeó,yelcantodelamanoimpactóensurostro.Fuecomochocarcontraunaparedde ladrillo.Alexsintióestremecersecadahuesodelcuerpo.Unaluzblancaestallóantesusojos.Luegosedesvaneció.

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-A

13.Cómogobernarelmundo

BRElosojos,Alex.EldoctorGriefquierehablarcontigo.Las palabras le llegaban como del otro lado del mar. Alex gruñó y trató de

levantar la cabeza. Estaba sentado, los brazos atados a la espalda.Notaba todo unladodelrostromagulladoehinchado,ysentíaelsabordelasangre.Abriólosojosyesperóhastapoderenfocarelcuarto.LaseñoraStellenboschestabadepiedelantedeél. El puño golpeando distraídamente la palma abierta. Alex recordó la fuerza delgolpe que lo había derribado. Toda su cabeza vibraba y se pasó la lengua por losdientesparacomprobarquenohabíaperdidoninguno.Fueafortunadoalcaerconelgolpe.Deotraformapodríahaberlerotoelcuello.

EldoctorGriefestabasentadoensusilladorada,observandoaAlexconalgoquepodíasercuriosidad,odisgusto,opuedequeunpocodeambascosas.Nohabíanadiemásen lahabitación.Nevabaaún fuerayhabíaunpequeño fuegoencendidoenelhogar,perolasllamasnoerantanrojascomolosojosdeldoctorGrief.

—Noshascausadonopocasmolestias—dijo.Alexlevantólacabeza.Tratódemoverlasmanos,perolasteníaencadenadasala

espalda.—TunombrenoesAlexFriend.NoereshijodesirDavidFriend.Tunombrees

AlexRiderytrabajasparaelServicioSecretoBritánico—eldoctorGriefselimitabaaenunciarloshecho.Nohabíaemociónalgunaensuvoz.

—Tenemosmicrófonosocultosenlasceldas—explicólaseñoraStellenbosch—.Avecesesútilescucharlasconversacionesentrenuestrosjóvenesinvitados.Todoloquedijistefueoídoporlosguardias,yestosmeavisaronamí.

—Hasmalgastadonuestrotiempoydinero—prosiguióeldoctorGrief—.Portalmotivovasasercastigado.Yesuncastigodelquenosaldrásvivo.

Laspalabraseranfríasyrotundas,yAlexseestremeciódemiedo.Lecorrióporlasvenas,seagarróasucorazón.Inspiróprofundamente,obligándoseapermanecercontrolado. Había avisado al MI6. Tenían que estar de camino a Point Blanc.Apareceríandeunmomentoaotro.Loúnicoqueteníaquehacereraganartiempo.

—Nopuedehacermenada—dijo.LaseñoraStellenboschloabofeteóyélseviolanzadohaciaatráscuandoelrevés

desumanoalcanzóunladodesucabeza.Sololasillaimpidióquecayese.—Cuandohablesconeldirector,dirígeteaélcomodoctorGrief—leadvirtió.Alexlomiródenuevo,conlosojosllenosdelágrimas.—Nopuedehacermenada,doctorGrief—dijo—.Losé todo.Sé todosobreel

Proyecto Géminis. Y ya he transmitido a Londres lo que sé. Si me hace daño, lo

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matarán.Vienenyadecamino.EldoctorGrief sonrióy,enesepreciso instante,Alexsupoquenadade loque

pudiera decir marcaría diferencia alguna sobre lo que iba a sucederle. El hombreestabamuysegurodesímismo.Eracomounjugadordepóquerquenosoloselashaarregladoparavertodaslascartas,sinoquetambiénselashaingeniadoparahacerseconloscuatroases.

—Pudieraserquetusamigosestuviesendecamino—respondió—.Peronocreoqueleshayascontadonada.Hemosregistradotuequipajeydescubiertoeltransmisorocultoeneldiscman.Tambiénhevistoqueesunaingeniosasierraeléctrica.Pero,enlo tocante al transmisor, puede enviar señales, nomensajes. Lo que hayas podidoaveriguar sobre el Proyecto Géminis me tiene sin cuidado. Supongo que oíste elnombreescuchandodetrásdealgunapuerta.Hemossidodelomáscuidadosos;pero,claro,noesperábamosqueelespionajebritániconosenviaseunchico…

»Supongamos que aparecen tus amigos. No van a encontrar nada. Tú habrásdesaparecido.Lesdiréquehuiste.Diréquemishombres tebuscaronperoque,pordesgracia,sufristeunamuerte fríay largaen la laderade lamontaña.Nadiepodríasuponer lo que he estado haciendo aquí. El Proyecto Géminis llegará a suculminación.Yaha llegado.Yaunque tusamigosmematen, esonohará las cosasdiferentes.Nopuedenmatarme,Alex.Soyyaeldueñodelmundo.

—Supongoquequieredecirqueesdueñode loschicosquehacontratadoparahacerdedobles—dijoAlex.

—¿Contratado?—eldoctorGriefledijoenvozbajaunasolapalabraalaseñoraStellenbosch, en un lenguaje duro y gutural. Alex supuso que sería afrikáans. Loslabios de lamujer se abrieron y se echó a reír,mostrando unos dientes grandes ydescoloridos—.¿Esopiensas?—lepreguntóeldoctorGrief—.¿Deverdadpiensaseso?

—Loshevisto.—Túnotienesideadeloquehasvisto.¡Nohassidocapazdeentendermigenio!

Tu mente diminuta no puede abarcar mis logros.—El doctor Grief respiraba conpesadez.Parecíahaber tomadounadecisión—.Me resulta raro encontrarmecara acara con el enemigo —dijo—. Mi gran frustración está en que nunca podrécomunicar al mundo entero lamagnificencia demi creación. Pero, ya que está túaquí, una audiencia cautiva, por así decirlo,medaré el gustode contartequé es elProyectoGéminis.Ycuandoseasarrojado,gritando,alamuerte,entenderásquenotienesesperanzaalguna.Quenopuedesenfrentarteaunhombrecomoyoyvencer.Puedequeesotelohagamásfácil.

—Voya fumar, sino le importa,doctor—dijo la señoraStellenbosch.Sacóuncigarrilloyloencendió.Elhumosearremolinódelantedesusojos.

—Soy sudafricano, como supongo que ya sabes—comenzó el doctorGrief—.

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Lascabezasdeanimalesdelvestíbulosonrecuerdosdecuandovivíaallí;cazadosensafaris.Aúnechodemenosmipaís.EsellugarmáshermosodelaTierra.

»Sin embargo, lo que tú no sabes es que fui durantemuchos años uno de losmejores bioquímicos sudafricanos. Fui jefe del Departamento de Biología de laUniversidaddeJohannesburgo.Luegodirigíel InstitutoCyclopsdeInvestigacionesGenéticasenPretoria.Pero lleguéa lacimademicarreraen1960cuando,con lostreinta años aún no cumplidos, John Vorster, el primer ministro de Sudáfrica, medesignóparaministrodeCiencias…

—Hadichoquevaamatarme—leinterrumpióAlex—.Peronocreíquefueraahacerlodepuroaburrimiento.

La señora Stellenbosch apartó el cigarrillo y avanzó hacia Alex, los puñosapretados.PeroeldoctorGrieflacontuvo.

—Dejaqueelchicosehagaelgracioso.Yatendrátiempodellorarmástarde.LasubdirectoramiróconelceñofruncióaAlex.EldoctorGriefprosiguió.—Te cuento todo esto,Alex, porque quiero que entiendas. Puede que no sepas

nadadeSudáfrica.Hedescubiertoque losestudiantes inglesesson losmásvagoseignorantesdelmundo. ¡Peroesoes algoqueprontova a cambiar!Sin embargo, tecontaréunpococómoeramipaís,cuandoyoerajoven.

»Losblancosmandabanen todo.Debidoa las leyesqueenelmundoenteroseconocencomoapartheid,losnegrosnopodíanmezclarseconlosblancos.Nopodíancasarse con blancos. No podían estar en los mismos baños, restaurantes, estadiosdeportivosobares.Teníanqueusarpases.Erantratadoscomoanimales.

—Eraalgodesagradable—dijoAlex.—¡Eraunamaravilla!—murmurólaseñoraStellenbosch.—Eraalgoperfecto—convinoeldoctorGrief—.Pero,conelpasodelosaños,

medicuentadequenoibaadurarmucho.LainsurreccióndeSoweto, lacrecienteresistenciayoposicióndelrestodelmundo,incluidotupropioyhediondopaís,nosacosaba. Supe que la Sudáfrica blanca estaba condenada y preví el día en que elpoderllegaríaamanosdeunhombrecomoNelsonMandela.

—¡Uncriminal!—añadiólaseñoraStellenbosch.Elhumosalíadesusnarices.Alexnodijonada.EstabaclaroqueeldoctorGriefysuayudanteestabanlocos.

Hasta que punto lo estaban se iba haciendo patente con cada palabra quepronunciaban.

—Observéelmundo—dijoeldoctorGrief—yempecéaverlodébilypatéticoquesehabíavuelto.¿Cómopodíaserqueunpaíscomoélmíoacabaseenpoderdegentequenosabíacómogobernarlo?¿Yporquéelrestodelmundoqueríaqueasífuese?Miréamialrededoryvique lagentedeAméricayEuropasehabíavueltoestúpidaydébil.LacaídadelmurodeBerlínpusoaúnpeorlascosas.Siemprehabíaadmirado a los rusos, pero se estaban infectando con rapidez de la misma

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enfermedad.Ymedijeamímismoque,siyogobernaseelmundo,seríamuchomásfuerte.Muchomejor…

—Puedequeparausted,doctorGrief—dijoAlex—.Peronoparanadiemás.Griefloignoró.Susojos,detrásdelasgafasrojas,centelleaban.—Gobernar todo elmundo ha sido el sueño de un puñado de hombres—dijo.

Hitler fue uno. Napoleón otro. Stalin puede que el tercero. ¡Grandes hombres!¡Hombresnotables!Perogobernarelmundoentero,enelsigloXXI,requierealgomásquepoderíomilitar.Elmundoesalgomuycomplicadoahora.¿Dóndeestaahoraelpoder real? En los políticos. Primeros ministros y presidentes. Pero también esposibleencontrarpoderenlaindustria,laciencia,losmedios,elpetróleo,Internet…lavidamodernaesungrantapizy,siquierescontrolarlotodo,tienesquetocartodosloshilos.

»Y eso es lo que decidí hacer, Alex. Gracias ami posición única en un lugarúnico como es Sudáfrica, pude intentarlo—Grief inspiró profundamente—. ¿Quésabesdeltrasplantedenúcleos?

—Nada —reconoció Alex—. Como ha dicho usted, soy un estudiante inglés.Vagoeignorante.

—Tieneotronombre.¿Tesuenalapalabraclonación?Alexcasiseechóareír.—¿CómolodelaovejaDolly?—Puede que a ti te suene a broma, Alex. Algo de ciencia-ficción. Pero los

científicos han estado buscando la forma de crear réplicas exactas de sí mismosdurantemásdeunsiglo.Esapalabra,engriego,significarama.Piensaencómounarama nace cuando un tronco se divide en dos. Eso es exactamente lo que se halogradoconlagartos,conerizosdemar,renacuajosyranas,conratones,ysí,el5dejulio de 1996, con una oveja. La teoría es bastante simple. Trasplante de núcleos.Sacar el núcleodeunóvuloy reemplazarlo con el deuna célula deun adulto.Noquierocansarteconlosdetalles,Alex.Peronoesningunabroma.DollyfuelacopiaperfectadeunaovejaquehabíamuertoseisañosantesdequenacieraDolly.Fueelresultado final de no menos de cien años de experimentos. Y, durante todo esetiempo, loscientíficoshancompartidounúnicosueño.Clonaraunadultohumano.¡Yyoheculminadotalsueño!

Sedetuvo.—Siesperaqueleaplauda,tendráquequitarmelasesposas—dijoAlex.—Noquieroaplausos—graznóGrief—.Nolostuyos.Detiquierotuvida…yte

lavoyaquitar.—¿Yquéhadonado?—preguntóAlex—.Esperoquenolohicieseconlaseñora

Stellenbosch.Másdeunaseríademasiado.—¿Tú que opinas? ¡Me doné a mí mismo!—El doctor Grief se agarró a los

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brazosde su sillón, un rey en el tronode su imaginación—.Haceveinte añosquecomencéatrabajar—explicó—.YatehedichoqueeraministrodeCiencias.Teníaelequipoyeldineroquequisiese.¡YesoeraSudáfrica!Lasleyesquelimitabanaotroscientíficos no se aplicaban en mi caso. Podía usar seres humanos, prisionerospolíticos,paramisexperimentos.Todosehacíaensecreto.Yentonces,cuandotodoestuvolisto,robéunbuenmontóndedineroalGobiernosudafricanoymevineaquí.

—Eso fue en 1981. Seis años más tarde, casi una década antes de que uncientífico inglés asombrase al mundo donando una oveja, yo hice algo másextraordinarioaquí,enPointBlanc.Medonéamímismo.¡Ynounavez!Dieciséisveces.Dieciséiscopiasexactasdemímismo.Conmivisióndefuturo.Micerebro.Miambición.Ymideterminación.

—¿Todos tan locos como usted?—preguntó Alex, y se estremeció cuando laseñoraStellenboschlogolpeódenuevo,estavezenelestómago.Peroloquebuscabaeraponerlosfuriosos.Siseenfurecían,puedequecometieranerrores.

—Comencéconellossiendobebés—repusoeldoctorGrief—.Dieciséisniñosdedieciséis madres, irrelevantes desde el punto biológico. Tenían que crecer paraconvertirse en réplicas demímismo. Tuve que esperar catorce años hasta que losbebésseconvirtieronenniñosylosniñosenadolescentes.Teloshasencontrado…almenosconalgunosdeellos.

—Tom,Cassian,Nicolas,Hugo,Joe.YJames…—ahoraentendíaAlexporquéseparecíantodos.

—¿Lovesya,Alex?¿Tienesideadeloquehehecho?Nuncapodrémorirporque,cuandoestecuerposeagote,viviréenlossuyos.Yosoyellosyellossonyo.Somosunoyelmismo.

Sonriódenuevo.—MeayudóenmiproyectoEvaStellenbosch,queyahabíatrabajadoconmigoen

elGobiernosudafricano.EstabaenelSASS,nuestroserviciosecreto.Eramuyeficazcuandosetratabadeinterrogar.

—¡Díasfelices!—laseñoraStellenboschsonrió.—Creamosjuntoslaacademia.Porqueverás,ahoravienelasegundapartedemi

plan.Estabacreandoseiscopias idénticasdemímismo.Peroesonoerasuficiente.¿Recuerdas lo que te dije de los hilos del tapiz?Tenía que traerlos y entrelazarlosaquí…

—¡Cambiarlosporcopiasdeusted!—Alexvioderepenteclaro.Eratotalmentedemencial.Peroeralaúnicaformaenquepodíatenersentidocuantohabíavisto.

EldoctorGriefasintió.—Había observado que las familias con riqueza y poder tienen hijos que son

normalmente…problemáticos.Lospadresnotienentiempoparaloshijos.Loshijosnoamana lospadres.Taleschicosseconvirtieronenmiobjetivo,Alex.Porqueyo

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queríaloqueesoschicostienen.»MiraaunchicocomoHugoVries.Undía,supadreledejaráuncincuentapor

ciento del mercado mundial de diamantes. O Tom McMorin; su madre tieneperiódicosdetodoelmundo.OJoeCanterbury;supadreestáenelPentágonoysumadreessenadora.¿Quémejor trampolínparaunacarreradepolítico?¿QuémejorcomienzoparallegaraserunfuturopresidentedelosEstadosUnidos?QuincedeloschicosconmayorfuturohansidoenviadosaPointBlancyyoloshereemplazadoporcopias de mí mismo. Quirúrgicamente alterados, por supuesto, para parecerexactamenteigualquelosoriginales.

—Baxter,elhombrecontraelcualusteddisparó…—Veoquehasestadoocupado,Alex—porprimeravez,eldoctorGriefsemostró

sorprendido—. El finado señor Baxter era un cirujano plástico. Lo encontrétrabajandoenHarleyStreet,Londres.Teníadeudasdejuego.Fuefácilreclutarloylouséparaoperara«mifamilia»,cambiarsusrostros,sucolordepielysi,hacíafalta,suestructuraósea,hastaque fuesenexactamente igualesque losadolescentesa losque suplantaban.Desde elmomento enque los verdaderos chicos llegaban aPointBlanc,estabanbajoobservación…

—Conhabitacionesidénticasenlasegundayterceraplanta.—Sí.Asímisdoblespodíanver a susobjetivos en losmonitoresde televisión.

Copiarcadamovimiento.Aprendersusgestos.Comercomoellos.Hablarcomoellos.Ensuma,convertirseenellos.

—¡Unacosaasínopuede funcionar!—Alexse retorcióensusilla, tratandodehacer palanca en las esposas. Pero el metal estaba demasiado apretado. No podíamoverse—. ¡Los padres se darán cuenta de que los chicos no son losmismos!—insistió—.Cualquiermadresabráquenoessuhijo,aunqueseaidénticoaél.

LaseñoraStellenboschseechóareírcomounatonta.Habíaacabadoelcigarrillo.Encendióotro.

—Estásbastanteequivocado,Alex—le respondióeldoctorGrief—.Enprimerlugar,estáshablandosobrepadresocupados,quetrabajanmuchoyquetienenpocotiempo,sitienenalguno,parasushijos.Olvidasquelaverdaderarazónporlaquesuspadresenvíanasushijosaquíesporquequierenquecambien.Esaeslarazónporlaquetodoslospadresenvíanasushijosainternados.Sí,creenqueloscolegiosharánasushijosmejores,máslistos,másseguros.Lesdisgustaríacomprobarquesushijosvuelvensiendocomoeranalmarcharse.

»Lanaturalezacorretambiéndenuestraparte.Unchicodecatorceañosabandonasu casa durante seis o sietemeses. Cuando vuelve, es normal que el tiempo hayahechosutrabajo.Elchicoesmásalto.Serámásdelgadoomásgrueso.Inclusosuvozhabrá cambiado. Es todo parte de la pubertad, y los padres, cuando le ven, dicen:"Torn,estásmásalto,¡yhascrecidotanto!".Ynosospechannada.Dehecho,loque

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lespreocuparíaesqueelchiconocambiase.—PeroRoscoesediocuenta,¿noescierto?—Alexsabíaquehabíallegadoala

verdad, a la razón por la que lo habían enviado. Ya sabía por qué habíanmuertoRoscoeeIvanov.

—Hubodosvecesen lasque lospadresnocreyeron loqueveían—admitióeldoctor Grief. Michael J. Roscoe en Nueva York. Y el general Víctor Ivanov enMoscú.Ninguno de los dos llegó a suponer lo que pasaba. Pero no les gustaba lacosa.Discutieronconsushijos.Leshicierondemasiadaspreguntas.

—Yloschicoslecontaronaustedloquesucedía.—Puedesdecirqueyomelocontéamímismo.Loshijos,despuésdetodo,son

yo mismo. Pero sí. Michael Roscoe sabía que algo iba mal y llamó al MI6 deLondres. Supongoque así es cómo tú te has visto envuelto en esto, por desgracia.Tuvequepagarpor lamuertedeRoscoe,al igualquepor ladeIvanovPeroeradeesperar que surgiera algún problema.Dos de dieciséis no es una catástrofe, y, porsupuesto,nosuponenningunadiferenciaenmisplanes.Enciertaforma,esunaayudaparamí.Michael J.Roscoehadejado todasu fortunaa suhijo.Y tengoentendidoque el presidente deRusia se está tomando un interés personal enDimitri Ivanov,debidoalapérdidadesupadre.

»Ensuma,elProyectoGéminishasidounéxitototal.Enpocosdías,elúltimodelos chicos abandonará Point Blanc y volverá al seno de su familia. Una vezcompruebequeloshanaceptado,metemoquetendréqueocuparmedelosoriginales.Moriránsindolor.

»Eso es algo que no puedo decir de ti, Alex Rider. Me has causado muchosproblemas.Portanto,mepropongodarteuncastigoejemplar—eldoctorGriefmetióla mano en el bolsillo y sacó algo que parecía un buscapersonas. Tenía un únicobotón,yloapretó—.¿Cualeslaprimeraleccióndemañanaporlamañana,Eva?—preguntó.

—Dobledebiología—replicólaseñoraStellenbosch.—Esopensaba.Puedequehayasasistidoaunalecciónenlaquesediseccionaba

a una rana o una rata, Alex —dijo—. Hace tiempo que mis chicos me vienenpidiendo una disección humana. Nome sorprende. A la edad de catorce años, yomismoasistíaunadisecciónhumana.Mañanaporlamañana,a lasnueveymedia,lesdaréunasatisfacción.Tellevaremosallaboratorioyteabriremosparaexaminarte.Nousaremosanestesiayseráinteresantecomprobarcuántotiempolograssobrevivirantesdequesetepareelcorazón.Entonces,porsupuesto,disecaremostucorazón.

—¡Está loco!—aullóAlex.Ahora se debatía en la silla tratando de romper lamadera, de soltar las esposas. Pero no sirvió de nada. La silla se estremeció, perosiguiódeunapieza—.¡Esustedundemente!

—¡Soyuncientífico!—eldoctorGriefescupiólaspalabras—.Yvoyadarteuna

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muertecientífica.Almenos,entusúltimosmomentosdevidaservirásparaalgo—mirómásalládeAlex—.Llévateloyregístralodearribaabajo.Luegoenciérralo.Lovolveréaveraprimerahoradelamañana.

Alex había visto al doctor Grief llamar a los guardias, pero no los había oídoentrar. Lo agarraron por detrás, soltaron las esposas y lo sacaron a rastras de lahabitación. La última visión que tuvo del doctor Grief fue de cómo extendía lasmanosparacalentarlasenelfuego,conelagitardelasllamasreflejadasenlasgafas.LaseñoraStellenboschsonrióyechóunabocanadadehumo.

LuegolapuertasecerróyarrastraronaAlexporelpasillo;sabíaqueBluntyelserviciosecretoestabandecamino,perosepreguntabasillegaríanantesdequefuesedemasiadotarde.

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L

14.Descensomortal

Aceldamedíadosporcuatrometrosyconteníauncamastrosincolchónyunasilla. La puerta era de acero macizo. Alex había oído girar la llave en la

cerraduracuandoloencerraron.Nolehabíandejadocomidanibebida.Laceldaerafría,peronohabíamantasenelcamastro.

Por lo menos, los guardias le habían quitado las esposas. Habían registrado afondo a Alex, quitándole todo lo que llevaba en los bolsillos. Le habían quitadotambiénelcinturónyloscordonesdeloszapatos.PuedequeeldoctorGrieftemiesequesecolgase.NecesitabaaAlexsanoysalvoparalaleccióndebiología.

Eran ya las dos de la mañana, pero Alex no podía dormir. Había tratado dequitarsede lacabeza loqueGrief lehabíacontado.Esono importabaahora.Sabíaqueteníaqueescaparantesdelasnueveymedia,porque—legustaseono—parecíaestar abandonado a suspropiosmedios.Habíanpasadomásde treintay seis horasdesde que apretase el botón de alarma que Smithers le había dado, y no habíaocurridonada.Oelaparatonohabía funcionadoo,poralguna razón,elMI6habíadecididonointervenir.Porsupuesto,podíaserquealgosucedieraantesdeldesayunodeldíasiguiente.PeroAlexnoestabaporlalabordearriesgarse.Teníaquesalir.Esamismanoche.

Se acercó, por enésima vez, a la puerta y se arrodilló, escuchandocuidadosamente.Losguardias lohabíanllevadoarastrashastaelsótano.Estabaenun pasillo distinto al de los demás prisioneros. Aunque todo había sucedido muyrápido, Alex había tratado de memorizar adónde lo habían llevado. Saliendo delascensoryluegogirandoalaizquierda.Volviendolaesquinayluegoporunsegundopasillohasta unapuerta situada al final.Y, al escuchar a travésde la puerta, habíallegadoalaconclusióndequenohabíanpuestouncentinelafuera.

Tenía que hacerlo en ese momento, en mitad de la noche. Cuando lo habíanregistrado,losguardiasnolehabíanquitadotodo.Ningunodeellossehabíafijadoenla aguja de oro en su oreja. ¿Qué era lo que le había dicho Smithers? «Es unexplosivopequeñoperomuypoderoso.Alseparar lasdospiezas loactivas.Cuentadiezyabriráunagujeroenmitaddecualquiercosa…»

Habíallegadoelmomentodecomprobarlo.Alexsellevólamanoalaorejaydesatornillólaaguja.Selaquitódelaorejay

metiólasdospiezasenlacerraduradelapuerta,retrocedióycontódiez.No ocurrió nada. ¿Estaría rota la aguja, como el transmisor del discman?Alex

estaba al borde de la desesperación cuando se produjo un fogonazo repentino, una

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llamarada naranja e intensa. Por suerte no hubo ruido. La llamarada se mantuvodurante cinco segundos, para después desaparecer. Alex se acercó a la puerta. Laaguja había hecho un agujero del tamaño de una moneda de dos euros. El metalfundidoaúnbrillaba.Alexextendiólamanoyempujó.Lapuertaseabrió.

Alex sintió una excitación momentánea, pero se obligó a mantener la calma.Podíahaber salidode lacelda,peroaúnestabaenel sótanode laacademia.Habíaguardiasportodaspartes.Estabaenloaltodeunamontañasinesquíesniformadebajar.Noestabaaúnasalvo.Nodurantelargotiempo.

Salióconsigilodelahabitaciónyechóaandarporelcorredor,haciaelascensor.Estuvotentadodeirabuscaralosdemáschicosysoltarlos,peronopodíanayudarlo.Si los sacaba de las celdas, podía ponerlos en peligro. Por tanto, se fue hacia laizquierda.Sediocuentadequeelpuestodeguardiaquehabíavistopor lamañanaestabavacío.Puedequeelhombresehubieraidoaporuncafé,oquizáGriefhabíarelajado la seguridadde la academia.ConAlexy los demás chicos encerrados, noquedaba ya nadie a quien custodiar. O eso pensaban ellos. Alex se apresuró. Alparecer,lasuerteestabadesuparte.

Cogióelascensorhastalaprimeraplanta.Sabíaquesuúnicavíadeescapedelamontañaestabaen sucuarto.Grief teníaquehaber examinado, sinduda, todas suspertenencias.¿Peroquéhabríahechoconellas?Alexseescabullóporelpasillomaliluminadohastallegarasuhabitación.Yallíestabatodo,amontonadosobrelacama.Eltrajedeesquí.Lasgafas.InclusoeldiscmanconelCDdeBeethoven.Alexlanzóunsuspirodealivio.Ibaanecesitartodoeso.

Yahabíadecididoquépodíahacer.Nopodíasaliresquiandodelamontaña.Noteníaideadedóndepodíantenerguardadoslosesquíes.Perohabíamásdeunaformadesalirporlanieve.Alexseinmovilizócuandounguardiapasóporelpasillo.¡Asíqueno todosdormíanen laacademia!Teníaquemoverserápido.Tanprontocomodescubrieranlapuertadelaceldarotadaríanlaalarma.

Esperóhastaquesehubomarchadoelguardia,entoncesentróen la lavandería,unaspocaspuertasmásallá.Alsalir,llevabaconsigounlargoobjetoplanohechodeliviano aluminio. Lo llevó hasta su dormitorio, cerró la puerta y encendió unapequeñalinterna.Teníamiedodequeelguardiapudieraverlaluzsivolvía.Peronopodíatrabajarenlaoscuridad.Eraunriesgoqueteníaquecorrer.

Habíarobadounatabladeplanchar.Alexhabíahechosnowboardtresvecesensuvida.Laprimera,habíapasadocasi

todoeldíacayéndoseosentadosobreeltrasero.Elsnowboardesbastantemásdifícildeaprenderqueelesquí,perounavezque lepillasel truquillo,progresasbastanterápido.Altercerdía,Alexhabíaaprendidocómollevarlo,bordearydirigirloporlaspistas de principiantes. Necesitaba una tabla de snowboard. La tabla de plancharserviría.

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Echómanoaldiscmanyloencendió.ElCDdeBeethovengiró,luegosalióconsubordedediamanteasomando.Alexhizouncálculomental,antesdecomenzaracortar.Latabladeplanchareramásgrandedeloquelehubieragustado.Sabíaquecuandomás largaes la tabla,más rápidova;perosierademasiado larganopodríacontrolarla.Latabladeplanchareraplana.Sinningunacurvaenlapartededelante—lanariz,comolallamaban—estaríaamerceddecadaboteygirodescontrolado.Peronohabíanadaquepudiesehaceralrespecto.Apretóyesperómientraseldiscogiratoriocortabaelmetal.Concuidado,Alexfuetallandounacurva.Mediatabladeplanchar cayó. Agarró la otra media. Le llegaba al pecho, con la parte delanterapuntiagudaylaposteriorencurva.Perfecto.

Luegocortólossoportes,dejandounosmuñonesdeunosseiscentímetros.Sabíaqueelquellevalatablasolopuedemaniobrarsilosasiderossonlosadecuadosyélnoteníanada;noteníabotas,correasnisoportesparaafirmarlostalones.Teníaqueimprovisar.Rasgódostirasdelassábanasdelacama,luegolasatóaltrajedeesquiar.Tendría que atar uno de sus pies a los muñones que había dejado en la tabla deplanchar.Eradelomáspeligroso.Sicaía,podíahacerseunesguince.

Peroyaestabacasilisto.Sepusoconrapidezeltrajedeesquiar.Smithershabíadicho que era a prueba de balas. Se colgó las gafas del cuello. Aún no habíanreparadolaventana.Dejócaerlatablaydespuéssedescolgóél.

Nohabíaluna.Alexencontróelbotónocultoenlasgafasyloapretó.Escuchóunsordozumbidoalactivarselabateríaoculta;derepentelamontañaresplandecióconunverdefantasmalyAlexpudoverlosárbolesyladesiertapistadeesquí.

Transportólatabladeplancharhastalanieveyusólasábanaparaatarlaasupie.Sepusocuidadosamenteenposición,conelpiederechoformandocuarentagrados,yel izquierdoveinte.Eraunpatoso.Esoes loqueel instructor lehabíadicho.Solíacolocar mal los pies. Pero no tenía tiempo de preocuparse por la técnica. Alexpermanecióenesaposición,pensando loque ibaahacer.Nohabíapracticadomásque en trayectos verdes y azules, los colores que se dan a las pendientes paraprincipianteseintermedios.Sabía,graciasaJames,queestamontañaeranegra,paraexpertos. Su propia respiración subía en nubes verdes frente a sus ojos. ¿Podíahacerlo?¿Podíaconfiarensímismo?

Un timbre de alarma resonó a sus espaldas. Se encendieron las luces de laacademia.Alexselanzóhaciadelante,ganandovelocidadacadasegundo.Yahabíantomadoladecisiónporél.Ahora,pasaseloquepasase,nopodíavolveratrás.

EldoctorGrief,vestidoconunalargabataplateada,seacercóalaventanaabiertadelahabitacióndeAlex.LaseñoraStellenboschtambiénllevabaunabata,aunquelasuyaeradesedarosay teníaunaspectohorrendo,colgandodesucuerpodeforme.Habíatresguardiasdetrásdeellos,esperandoinstrucciones.

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—¿Quiénregistróalchico?—preguntóeldoctorGrief.Yalehabíanmostradolapuertadelacelda,conelagujerocircularenlacerradura.

Ningunodelosguardiasrespondió,aunquesusrostrosempalidecieron.—Esalgoquehabráqueaveriguarmañanaporlamañana—prosiguióeldoctor

Grief—.Loqueimportaahoraesencontrarloymatarlo.—¡Tienequeestarbajandolaladeradelamontaña!—dijolaseñoraStellenbosch

—. No tiene esquíes. No podrá lograrlo. Podemos esperar hasta la mañana yalcanzarloconelhelicóptero.

—Meparecequeelchicoesmásingeniosodeloquecreemos—eldoctorGrieflevantólosrestosdelatabladeplanchar—.¿Ves?Haimprovisadoalgúntipodetablade esquiar.Bueno…—tomóuna decisión.La señoraStellenbosch se alegró al verregresar laresoluciónasusojos—.Quieroquedoshombresconmotosdenievelosigan,yquelohagan¡ya!

Unodelosguardiassalióatodaprisadelcuarto.—¿Qué pasa con la unidad que tenemos al pie de la montaña?—preguntó la

señoraStellenbosch.—La tengo en cuenta—el doctorGrief sonrió. Siempre tenía un guardia y un

conductoralfinaldelúltimovalle,paracubrirlaeventualidaddequealguientratasedesaliresquiandodelaacademia.UnaprecaucióndeLaquehabíaestadoapuntodeprescindir—.AlexRidertienequellegaraLaValléedeFer.Seacualseaelmétodoqueuseparabajar,nopodrácruzarlavíadeltren.Podemosponerunguardiaconunaametralladora y esperarlo. Suponiendo que se las arregle para llegar tan lejos, lousaremosdetiroalpato.

—Excelente—ronroneólaseñoraStellenbosch.—Mehubieragustadoverlomorir.Pero,enfin.EljovenRidernotieneninguna

esperanzaya.Podemosvolveralacama.

Alexestabaalbordedelvacío,dirigiéndosealparecerhaciaunamuertecierta.Enla jerga del snowboard, se decía que estaba agarrando aire, ya que había salidodespedido.Avanzaba unos tresmetros, y luego la ladera desaparecía bajo sus piesotros cinco. Sentía cómo el mundo giraba a su alrededor. El viento le azotaba elrostro. De alguna forma llegó a la siguiente cuesta y saltó, alejándose siempre dePointBlanc.Seestabamoviendoaunavelocidadaterradora,ylosárbolesylasmasasrocosas pasaban como manchones luminosos verdes por delante de sus gafas devisiónnocturna.Enciertaforma,losdesnivelesempinadoshacíansuviajemásfácil.Enciertopuntohabíatratadodeentrarenunazonaplanadelamontaña—unrellano—parareducirunpocosuvelocidad.Habíagolpeadocontraelsuelocontalimpactoquecasisehabíadesmayadoybajólossiguientesveintemetroscasiaciegas.

La tabla de planchar se estremecía y agitaba enloquecida y tuvo que recurrir a

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todasufuerzaparagirar.Estabatratandodeseguir lacuestanaturalde lamontaña,pero habíamultitud de obstáculos en el camino.Lo quemásmiedo le daba era lanievefundida.Si la tablaentrabaenunazonadebarroaesavelocidad,caeríay lomatarían.Ysabíaque,cuantomásbajase,másgrandeseríaelpeligro.

Pero había estado desplazándose ya durante cincominutos y demomento solohabíacaídodosveces,ambasengrandesbancalesdenievequelohabíanprotegido.¿Hastadóndepodríallegar?TratóderecordarloqueJamesSprintzlehabíacontado,peroeraimposiblepensaraesavelocidad.Teníaquetenerpuestosloscincosentidosoloenmantenerseenpie.

Llegóaunpequeño rebordeendonde la superficie estabaniveladayhundióelborde de la tabla en la nieve, dándose un pequeño respiro. Delante, el terrenodescendía de forma alarmante. Apenas se atrevía a mirar. Había bosquecillos aderecha e izquierda. En la distancia se distinguía un granmanchón verde. Eso eracuantopodíandistinguirlasgafas.

Fueentoncescuandoescuchóelruidoasusespaldas.Elrugirdealmenosdos—pero podrían ser más— aparatos. Alex echó una ojeada por encima del hombro.Durante un momento no vio nada. Luego los distinguió comomoscas negras queflotabanensucampodevisión.Habíados,siguiéndoleelrastro.

LoshombresdeGriefpilotabanmotosdenieve,marcaYamahaMountainMax,especialmente adaptadas, con motores de 700 cc y tres cilindros. Los artefactovolaban sobre la nieve con sus esquíes de tresmetros ymedio,moviéndose cincoveces más rápido que Alex. Los focos de 300 vatios ya lo habían detectado. Loshombressedirigierona todavelocidadhaciaél,acortandoladistanciaentreellosacadasegundoquepasaba.

Alexsaltóhaciadelante,lanzándoseporlasiguientecuesta.Enesemomentoseescuchó un repentino tableteo, una serie de ruidos distante, y la nieve saltó a sualrededor.¡LoshombresdeGriefteníanametralladorasensusmotosdenieve!Alexaullóalbajarporlaladera,casiincapazdecontrolarlaláminademetalbajosuspies.Laataduraleestabalastimandoeltobillo.Latablavibrabadescontrolada.Nopodíaver. Lo único que podía hacer era proseguir, tratando de mantener el equilibrio,confiandoenqueelcaminopordelanteestuvieralibredeobstáculos.

LaslucesdelaYamahamáscercanaleenfocóyAlexviosupropiasombrasobrelanieve,delantedeél.HubootrotableteodelaametralladorayAlexseagachó,casisintiendo el abanico de balas sobre su cabeza. La segunda moto llegó rugiendo,paralela a él. Tenía que abandonar la ladera. Si no lo hacía, lo ametrallarían o lollevaríandevuelta.Olasdoscosas.

Seinclinósobreelbordedelatabla,haciéndolagirar.Habíavistounhuecoentrelosárbolesyhaciaallísedirigió.Ahoravolabaatravésdelbosque,conlasramasytroncospasandoatodavelocidadcomoanimacionesenloquecidasdeunvideojuego.

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¿Podríanseguirloporallílasmotosdenieve?Lapreguntaquedócontestadaporotraráfagadelasametralladoras,rompiendohojasyramas.Alexeligióunpasoaúnmásestrecho.Latablaseestremecióyélcasisalióvolandodecabeza.¡Allíhabíamenosnieve!Seinclinóygiró,pasandoentredosdelosárbolesmásgruesos.Loconsiguiópormilímetros.¡Seguidmeporaquí!

LamotodenieveYamahanotuvoelección.Elpilototeníaqueconducirporunterrenoquenoeraelsuyo.Ibaademasiadavelocidadparadetenerse.Tratódeseguira Alex entre los árboles, pero el aparato era demasiado ancho. Alex escuchó elchoque. Hubo un crujido terrible, un grito, una explosión. Una bola de llamaanaranjada se alzó sobre los árboles, creando sombras negras en una danzaenloquecida.Delante,Alexviootrodesnively,detrás,unabrechaentrelosárboles.Erahoradesalirdelbosque.

Llegóalbordedeldesnivelyunavezmássaliópor losaires.Aldejaratrás losárboles, a dosmetros sobre el suelo, vio la segundamotodenieve.Lehabíadadoalcance. Durante un momento estuvieron uno junto al otro. Alex se inclinó hastaagarrarlaproadesutabla.Enelaire,tiródelapuntadesutabla,haciendogirarlaparte trasera. Lo hizo en el momento justo. La parte trasera golpeó la cabeza delsegundomotorista,yapuntoestuvodesacarlodesuasiento.Elpilotoaullóyperdióelcontrol.Lamotodenieveseinclinódecostadomientrastratabadehacerungiroimposible.Luegodespegódelsueloycomenzóavolcarse.Elpilotoseviolanzadoyluegogritócuandolamotodenieveacabódegirarycayóencimadeél.Hombreymáquinarebotaronsobre lasuperficiedelanieveyporúltimoquedaroninmóviles.Alexfrenóconlanieveysedetuvo,consualientoformandonubesverdesantesusojos.

Un segundo más tarde siguió bajando. Delante podía ver que todas las pistasllevabanaunúnicovalle.AqueldebíaserelcuellodebotellallamadoLaValléedeFer.¡Asíquelohabíaconseguido!Habíallegadoalabasedelamontaña.Peroallíestaba atrapado. No había otra vía de salida. Pudo ver luces en la distancia. Unaciudad. Seguridad. Pero también podía ver la vía del tren cruzando el valle, dederechaaizquierda,protegidaaambosladosporunterraplényunacercadealambredepúas.El resplandorprocedentede laciudad lo iluminaba todo.Porunaparte, lavíasalíadelabocadeuntúnel.Corríaduranteuncentenardemetrosenlínearecta,despuésungirocerradolallevabaalotroladodelvalleydesaparecíadelavista.

Losdoshombresde la furgonetaverdevieroncómo la tabladeAlex sedirigíahaciaellos.Estabanestacionadosenunacarretera,alotroladodelavíadeltren,ynollevabanesperandomásqueunospocosminutos.Nohabíanvistolaexplosiónysepreguntabanquépodíahabersidodelosdosguardiasdelasmotosdenieve.Peroesonoerasuproblema.Teníanórdenesdemataralchico.Yallílotenían,saliendodelaladera, bajando con pericia el último tramo a través del valle. Cada segundo lo

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acercabamás. No había nada que pudiera ocultarlo. La ametralladora era una FNMAGbelgaypodíapartirloporlamitad.

Alexviolafurgoneta.Violaametralladoraqueleapuntaba.Nopodíadetenerse.Erademasiadotardeparacambiardedirección.Habíallegadohastaallí,peroesoeratodo.Sintióque le fallaban las fuerzas. ¿Dónde estaba elMI6? ¿Porqué teníaquemorirallí,abandonado?

Entonceshuboun súbito resplandor, cuandoun tren surgió atronadordel túnel.Erauntrendemercancíasquecirculabaaunoscincuentakilómetrosporhora.Teníaporlomenostreintavagones,propulsadosporunalocomotoradiesel,einterpusounmuro móvil entre Alex y el arma, protegiéndolo. Pero solo duraría unos pocossegundos.Teníaquemoverserápido.

Sin sabermuybien loquehacía,Alex encontróunúltimodesnivel denievey,usándolocomountrampolín,saltóporlosaires.Seencontróalaalturadeltren…yluegoporencima.Lanzósupesoyaterrizósobreeltechodeunodelosvagones.Lasuperficie estaba cubierta de nieve y por unmomento pensóque podía caer por elotrolado,peroselasarreglóparagirardeformaquefuepatinandoalolargodelosbordes del vagón, de uno a otro, arrastrado hacia delante, fuera del tiro de laametralladora,entreelrugidodelairehelado.

¡Lohabíaconseguido!¡Habíasalido!Aúnsedeslizabahaciadelante,coneltrenañadiendovelocidadalasuyapropia.Ningunatabladesnowboardsehabíamovidojamás a tanta velocidad. Pero entonces el tren llegó a la curva. La tabla no teníaasideroenlasuperficiehelada.Algirareltrenhacialaizquierda,lafuerzacentrífugaenvióaAlexaladerecha.Unavezmásseviolanzadoporlosaires.Peroyanohabíanieve.

Alexgolpeóelsuelocomounamuñecarota.Perdió la tabla.Rebotódosveces,antes de estrellarse contra la verja de alambre y quedar inmóvil con la sangremanandodeunprofundotajoensucabeza.Susojosestabancerrados.

Eltrensealejóenlanoche.Alexyacíainmóvil.

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L

15.Despuésdelfuneral

AambulanciapasóatodavelocidadporlaAvenueMaquisdeGresivaudanenelnortedeGrenoble,dirigiéndosehaciaelrío.Eranlascincodelamadrugadayno

habíatráfico,asíquenonecesitaronusarlasirena.Justoantesdelríogiraronhaciauncomplejodefeosedificiosmodernos.Setratabadelsegundohospitalmásgrandedelaciudad.LaambulanciafuehaciaelServicedesUrgences.Losceladorescorrieronhaciaallímientrasseabríanlaspuertas.

La señora Jones salióde su cochealquiladoyobservócómobajabanel cuerpoinerteeinmóvildelacamilla,lopasabanaotrarodanteylointroducíanatravésdelaspuertasdobles.Llevabayaelsuerosalinoenelbrazo.Elrostroibacubiertoporunamáscaradeoxígeno.Habíaestadonevandoenlasmontañas,peroaquísehabíaconvertido en una llovizna que se deslizaba por el pavimento. Un doctor de batablancaseinclinabasobrelacamilla.Suspiróyagitólacabeza.EstoloviolaseñoraJones.Cruzólacarreteraysiguióalacamillaalinterior.

Un hombre delgado de pelo rapado, que llevaba un jersey negro y chalecoacolchado.Vioa la señoraJonessinsaberquiénera.TambiénvioaAlex.Sacóunteléfonomóvilehizounallamada.EldoctorGriefteníaquesabereso…

Treshorasdespuéselsolsehabíaalzadosobrelaciudad.Grenobleesunaciudadmuymoderna,einclusoconsushermosasmontañasdefondodistadeseratractiva.Yenesedía,húmedoynublado,eraclaramentedesangelada.

EnelexteriordelhospitalsedetuvouncocheyEvaStellenboschbajó.Vestíaunmodeloajedrezadoenblancoynegro.Conunsombrerosobresupelorojo.Llevabaunmaletíndecuero,yporunavezsehabíamaquillado.Tratabadeparecerelegante.Yparecíauntravesti.

Entró en el hospital hasta llegar al mostrador de recepción. Había una jovenenfermerasentadatrasunamarañadeteléfonosymonitoresdeordenador.LaseñoraStellenboschsedirigióaellaenunfluidofrancés.

—Perdone—dijo—.Tengoentendidoquehantraídoestamañanaaunchico.SunombreesAlexFriend.

—Unmomento,porfavor—laenfermerametióelnombreenelordenador.Leyólainformaciónenlapantallaysepusoseria—.¿Puededecirmequiénesusted?

—Soy la subdirectora de la academia de Point Blanc. Es uno de nuestrosestudiantes.

—¿Conocelagravedaddesuslesiones?—Meinformarondequehabíasufridounaccidentepracticandosnowboard.—La

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señoraStellenboschsacóunpañueloysesecólosojos.—Tratódehacersnowboardenlamontaña,denoche.Fuearrolladoporuntren.

Suslesionessonmuygraves.Loestánoperandoenestosmismosmomentos.LaseñoraStellenboschcabeceó,tragándoselaslágrimas.—Me llamo Eva Stellenbosch —dijo—. ¿Puedo quedarme aquí, a esperar

noticias?—Porsupuesto,madame.La señora Stellenbosch se sentó en la zona de recepción. Y durante la hora

siguienteestuvoviendocómolagenteibayvenía,unosandando,otrosensillasderuedas.Había allí gente que esperabanoticias de otros pacientes. Se dio cuenta dequeunodeelloseraunamujerdeaspecto severo, conelpelonegro,muycorto,yojosmuynegros.Erainglesa,yaquehojeabaocasionalmenteunejemplardelTimesdeLondres.

Luego se abrió una puerta y salió un médico. Los médicos tienen una caraespecialcuandovanadarmalasnoticias.Esteenconcretolatenía.

—¿MadameStellenbosch?—preguntó.—¿Sí?—¿Esustedladirectoradelcolegio…?—Lasubdirectora.Eldoctorsesentóasulado.—Losientomucho,madame.AlexFriendhamuertohaceunosminutos—esperó

mientras ella encajaba la noticia—. Tenía múltiples fracturas. Brazos, cervicales,pierna. También tenía fractura de cráneo. Lo operamos, pero, por desgracia, huboderramesinternosmasivos.Entróencomayfuimosincapacesderecuperarlo.

LaseñoraStellenboschcabeceó,tratandodehablar.—Tendréqueinformaralafamilia—susurró.—¿Eradeaquí?—No.Era inglés.Supadre…sirDavidFriend…tendréquehablar conél—la

señoraStellenboschsepusoenpie—.Gracias,doctor.Estoyseguradequehanhechotodoloposible.

Conel rabillodelojo, laseñoraStellenboschsediocuentadeque lamujerdelpelonegrosehabía incorporado también,dejandocaerelperiódicoal suelo.Habíaoídolaconversación.Estabamirandoanonadada.

Lasdosmujeressalieronalmismotiempodelhospital.Nohablaronentreellas.

ElaparatoqueesperabaenlapistadeaterrizajeeraunC-130HérculesLockheedMartin.Había aterrizado justodespuésdelmediodía.Ahora esperababajouncielonublado,mientras tres vehículos se dirigían hacia él.Uno era un coche de policía,otrountodoterrenoyeltercerounaambulancia.

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El aeropuertoSaint-Geoirs deGrenoble no es apto para vuelos internacionales,pero el avión había llegado desde Inglaterra esamañana. Al otro lado de la vallaperimétrica, la señora Stellenbosch observaba con un par de prismáticos de granaumento. Se había formado una pequeña escolta militar. Cuatro hombres conuniformesfranceses.Habíanlevantadounataúdquepareciópatéticamentepequeñocuandolosubieronahombros.Elataúderasencillo,demaderadepinoconasiderosplateados.Ibacubiertoporunabanderainglesa.

Marchando al paso, llevaron el ataúd hasta el avión. La señora Stellenboschenfocó los binoculares y vio a lamujer del hospital.Había llegado en el coche depolicía.Sequedóobservandomientrascargabanelataúdenelavión,luegosevolvióalcocheysemarchó.LaseñoraStellenboschyasabíaquiéneraesamujer.EldoctorGrief teníapoderososarchivosy lahabía identificadosindificultadcomolaseñoraJones,ayudantedeAlanBlunt,jefedeldepartamentodeOperacionesEspecialesdelMI6.

LaseñoraStellenboschsequedóhastaelfinal.Cerraronlaspuertasdelavión.Eltodoterrenoylaambulanciasemarcharon.Lashélicesdelavióncomenzaronagirarylopropulsaronporlapista.Yaenelaire,lasnubesseabrieron,comosiquisieranrecibirlo y, por unmomento, sus alas plateadas quedaron bañadas por brillante luzsolar.Luegolasnubessecerraronyelavióndesapareció.

La señora Stellenbosch sacó su móvil. Marcó un número y esperó hasta querespondieron.

—Elcerditosehamarchado—dijo.Volvióasuautomóvilysemarchó.

Trasabandonarelaeropuerto, laseñoraJonesvolvióalhospitalysubiópor lasescalerashastalasegundaplanta.Fuehastaunpardepuertasguardadasporpolicíasquemovieronlacabezayledejaronpasar.Alotroladohabíaunpasilloquellevabaaun ala reservada. Fue hacia otra puerta, también guardada. No llamó. Entródirectamente.

AlexRiderestabajuntoalaventana,mirandolavistadeGrenoble,alotroladodel río Isère. En el exterior, en lo alto, cinco globos de acero y cristal semovíanlentamentealolargodeuncableteleférico,llevandoturistasalFortdelaBastille.SegirócuandoentrólaseñoraJones.Teníaunavendaenlacabezapero,porlodemás,parecíaileso.

—Tienessuertedeestarvivo—dijo.—Creíqueestabamuerto—lereplicóAlex.—EsperemosqueeldoctorGriefasílocrea—apesardetodo,laseñoraJonesno

podía impedir que cierta inquietud asomase a sus ojos—.Laverdad es que fueunmilagro.Tenías,porlomenos,quehaberterotoalgo.

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—El traje de esquiar me protegió—dijo Alex. Trató de recordar el momentovertiginosoydesesperadoenquesaliódespedidodel tren—.Habíamatorralesy lavallahizodeamortiguación—sefrotólapiernayseleescapóungestodedolor—.Aunquefuesealambredeespinos.

Regresó a la cama, a sentarse. Cuando terminaron de examinarlo, losmédicosfrancesesledieronropasnuevas.Ropasmilitares,porloquepudover.Unaguerreraypantalones.Confióenque,conaquello,noestuvierantratandodedecirlenada.

—Tengo tres preguntas que hacer —dijo—. Pero empecemos por la primera.Hacedosdíasquelespedíaauxilio.¿Dóndeestaban?

—Lo siento mucho, Alex —le respondió la señora Jones—. Tuvimos…problemaslogísticos.

—¿Sí?Puesmientrasteníanustedessusproblemaslogísticos,¡eldoctorGriefsepreparabaparaabrirmeencanal!

—No podíamos invadir por las buenas la academia. Te hubieramatado. Puedequeoshubieramatadoatodos.Teníamosqueactuarconcautela.Saberquéterrenoestábamospisando.¿Cómocreesqueteencontramostanrápido?

—Esaeralasegundapregunta.LaseñoraJonesseencogiódehombros.—Pusimos agentes en las montañas en cuanto recibimos tu señal. Estaban

aproximándose a la academia. Escucharon el fuego de ametralladora cuando teperseguíanlasmotosdenieveytesiguieronenesquíes.Vieronloqueocurrióconeltrenynosllamaronporradio,pidiendoayuda.

—Bien.¿Yaquéhavenidotodoestecircodelfuneral?¿PorquéquierenustedesqueeldoctorGriefcreaqueestoymuerto?

—Es muy simple, Alex. Por lo que nos has contado, tiene a quince chicosprisionerosenlaacademia.Sonlosmuchachosalosquepiensasuplantar—agitólacabeza—.Tengoquedecirqueeslacosamásincreíblequeheoídoenmivida.Nomelohubieracreídosinomelohubiesescontadotú.

—Muyamable—murmuróAlex.—SieldoctorGriefcreyesequesobrevivistelaotranoche,loprimeroqueharía

sería matar a todos esos chicos. O tal vez usarlos como rehenes. Lo único quepodemosesperarespillarloporsorpresa.Tienequecreerqueestasmuerto.

—¿Vanaatacarloporsorpresa?—Estamismanoche.Hemosreunidounescuadróndeasaltoaquí,enGrenoble.

Iránalasmontañas,estanoche.Loharánencuantooscurezca.Estánarmadosysonveteranos—laseñoraJonesdudó—.Perohayunacosadelaquecarecen.

—¿Dequé?—preguntóAlex,sintiendoderepenteciertainquietud.—Necesitan a alguienque conozca el edificio—aseguró la señora Jones—.La

biblioteca, el ascensor secreto, dónde se sitúan los guardias, el pasillo hacia las

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celdas…—¡Nihablar!—exclamóAlex.Ahoraentendíaelporquédelasropasmilitares—.

¡Olvídelo! ¡Novoyavolverallí! ¡Casimemataron tratandodeescapar!¿Creequeestoyloco?

—Alex,estarásprotegido.Estaráscompletamenteasalvo…—¡No!LaseñoraJonesagitólacabeza.—Muybien.Puedoentendercómotesientes.Perohayalgoquetienesquetener

encuenta.Comopararematarelmomento, llamarona lapuertay luegoestaseabriópara

dar paso a unhombre joven, tambiénvestido con ropade combate.El hombre erafuerte,conpelonegro,hombrosanchosyunrostromorenoydespierto.Debíatenerpocomásdeveinteaños.VioaAlexymeneólacabeza.

—Bueno,bueno,bueno.Estonoeslomismoquelosdeberes—dijo—.¿Cómoteva,chaval?

Alex lo reconoció al instante. Era el soldado que le habían presentado con elnombredeWolf.CuandoelMI6lohabíaenviadoparaunentrenamientodeoncedíasconlosSASenGales,Wolfhabíasidoeljefedesuunidad.Sielentrenamientoerainfernal,Wolfsehabíaencargadodeponérseloaúnpeor,presionandoaAlexdesdeunprincipioycasiexpulsándolo.Alfinal,sinembargo,habíasidoWolfelquecasihabíaperdidosutrabajoenelSASyAlexelquelohabíasalvado.PeroAlexaúnnoestaba seguro de su buena disposición, y aquel hombre no era de los que dejabantraslucirsussentimientos.

—¡Wolf!—Oídecirquesalistemalparado—Wolfseencogiódehombros—.Losiento.Se

meolvidócomprarfloresybombones.—¿Quéestáshaciendoaquí?—Mehanllamadoparaarreglarellíoquehasmontado.—¿Ydóndeestabasmientrasmeperseguíanporlamontaña?—Meparecequetelasarreglastemuybienportimismo.LaseñoraJonesintervinoenesemomento.—Alexhahechohastaahoraunexcelentetrabajo—dijo—.Perolociertoesque

hayquincechicosprisioneros enPointBlancynuestragranprioridades salvarlos.Por loqueAlexnosha contado, sabemosquehayquinceguardiasdentroy en losalrededores del colegio. La única oportunidad que tienen esos chicos es que unaunidaddelSASentreporsorpresa.Tienequeserestanoche—sevolvióhaciaAlex—.Wolfestaráalmandodelaunidad.

LosSASnuncahablande rangoscuandoestánenunamisión.La señora JonesevitócuidadosamenteusarelnombreenclavedeWolf.

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—¿Quépintaelchicoenesto?—exigiósaberWolf.—Conoce la escuela. Conoce la disposición de los guardias y dónde se

encuentranlasceldas.Puedellevarloshastaelascensor…—Todoesopuedecontárnosloaquíyahora—lecortóWolf.Sevolvióhaciaella

—.Nonecesitamosunchico.Escomollevarequipaje.Iremosenesquíes.Puedequehayaderramamientodesangre.Nopuedoponeraunodemishombresacuidarlo…

—Nonecesitoquemecuidenadie—lereplicóenfadadoAlex—.Ellatienerazón.SémásqueningunodeustedessobrePointBlanc.Heestadoallí…yhesalidodeallí,ynoprecisamentegraciasa ti.Tambiénconozcoaalgunosdeesoschicos.Unodeellosesamigomío.Prometíayudarleyloharé.

—Nositematan.—Puedocuidardemímismo.—Entoncesestádecidido—dijolaseñoraJones—.Alexlosllevaráallí,aunque

luegonotomeparteenlaoperación:Wolf,lohagopersonalmenteresponsabledesuseguridad.

Alexnopudoesconderuna sonrisa.Habíaganadoe iba avolver con losSAS.Entonceslocomprendió.Momentosanteshabíaestadooponiéndoseviolentamenteahacerjustamenteeso.MiróalaseñoraJones.LohabíamanipuladoalhacerentraraWolf.Yellalosabía.

Wolfcabeceó.—Muybien,chaval—dijo—.Parecequeestásdentro.Vamosajugar.—Claro—suspiróAlex—.Vamosajugar.

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B

16.Incursiónnocturna

AJARON esquiando por lamontaña.Eran siete.Wolf era el jefe.Alex iba a sulado.Losotroscincohombreslosseguían.Sehabíanataviadoconpantalones,

chaquetas y capuchas blancas; un camuflaje que les ayudaba a difuminarse en lanieve.UnhelicópteroloshabíadejadoadoskilómetrosalnorteydoscientosmetrosporencimadePointBlancy,equipadoscongafasdevisiónnocturna,habíanbajadocon rapidez.El cielohabíavuelto a encapotarse.La lunaestabaoculta.Apesardetodo,Alexdisfrutódelviaje,del susurrode losesquíescortandoelhielo, la laderavacíabañadaenluzblanca.YélerapartedelaunidaddechoquedelSAS.Sesentíaasalvo.

Peroentoncessurgiólaacademiaallíabajo,yunavezmásseestremeció.Antesdepartirhabíapedidounarma,peroWolfhabíameneadolacabeza.

—Lo siento, chaval. Órdenes son órdenes. Nos llevarás ahí dentro, y luego tequitarásdeenmedio.

Nohabíaluceseneledificio.Elhelicópterodescansabasobreelhelipuertocomouninsectoresplandeciente.Lapistadesaltosestabaaunlado,oscurayolvidada.Nohabíanadiealavista.Wolflevantóunamanoysedetuvieron.

—¿Guardias?—susurró.—Dospatrullando.Unoeneltecho.—Nosocuparemosdeeseenprimerlugar.Las instrucciones de la señora Jones eran claras. Nada de derramamiento de

sangre,anoserquefueseestrictamentenecesario.Lamisiónconsistíaensacaraloschicos.LosSASseocuparíanmástardedeldoctorGrief,laseñoraStellenboschylosguardias.

Wolfalzóunamanoyunodesushombresleentregóalgo.Eraunaballesta;nounamedieval,sinounarmasofisticadaydealtatecnología,conmástildealuminioymirilla láser.Cargóundardoanestésico,alzóelarmayapuntó.Alexloviosonreír.Luego apretó el gatillo y el dardo relampagueó en la noche, a cien metros porsegundo. Les llegó un débil sonido desde el techo de la academia. Fue como sialguienhubiesetosido.Wolfbajólaballesta.

—Unomenos.—Claro—murmuróAlex—.Soloquedanveintinueve.Wolfhizoungestoy siguieronbajando, ahoramás lentamente.Estaban aunos

veintemetros de la escuela y podían ver la puerta principal abierta. Dos hombrespaseaban,conmetralletascolgadasdelhombro.Comounsolohombre, losSASsedesviaronaladerecha,desapareciendoporellateraldelcolegio.Sedetuvieroncerca

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delmuroysetumbaronbocaabajo.Dosdeloshombressemovieronunpocohaciadelante.Alexsediocuentadequesehabíanquitadolosesquíescuandohabíanhechoelalto.

Losdosguardiasseaproximaron.Unodeelloshablabasuavementeenalemán.ElrostrodeAlexestabamedioenterradoenlanieve.Sabíaquelasropasdecombatelohacíaninvisible.Mediolevantólacabeza,justoatiempodevercómodosfigurassealzabandelsuelo,comofantasmasquesalierandelatumba.Dosporrascayeronalaluzdelaluna.Losguardiassederrumbaron.Encuestióndesegundosestabanatadosyamordazados.Noiríananingúnladoesanoche.

Wolfhizounnuevogesto.Loshombresseincorporaronycorrieronhaciadelante,alapuertaprincipal.Alexsequitóconrapidezlosesquíesylossiguió.Llegaronalapuertaenlínea,conlasespaldascontralapared.Wolfmiródentroparaasegurarsedequehabíavíalibre.Moviólacabezadearribaabajo.Luegoentró.

Estaban en el vestíbulo con los dragones de piedra y las cabezas de animales.AlexseencontrabaalladodeWolfyledioconrapidezindicaciones,señalándolelasdiferenteshabitaciones.

—¿Y labiblioteca?—susurróWolf.Estaba ahoramuy serio.Alexpodíaver latensiónensusojos.

—Poraquí.Wolfdiounpasoadelante,peroluegoseagachó,metiendolamanoenunodelos

bolsillosde laguerrera.Acababadeaparecerotroguardia,quepatrullabaelpasilloinferior. El doctor Grief no quería correr más riesgos. Wolf esperó hasta que elhombrehubopasado, luegohizounaseñal.Unode losSASfuedetrásdeél.Alexescuchóungolpeyelsonidodeunarmaquecaíaalsuelo.

—Asuntoresuelto—murmuróWolf.Entraron en la biblioteca. Alexmostró aWolf cómo llamar al ascensor y este

silbóporlobajoalvercómolaarmadurasedividíasuavementeendos.—Vayasitio—dijoenunmurmullo.—¿Vamosarribaoabajo?—Abajo.Hayqueponerasalvoaloschicos.Había el sitio justo para los siete en el ascensor. Alex había advertido aWolf

acerca del guardia en su mesa, a la vista del ascensor, y Wolf no quiso correrriesgos…ysaliódisparando.Dehecho,habíadosguardias.Unodeellos teníaunatazadecaféen lamano,elotroestabaencendiendouncigarrillo.Wolfdisparódosveces. Dos dardos anestésicos más atravesaron los escasos metros del pasillo yalcanzaronasusobjetivos.Losdosguardiassederrumbaronyquedaroninmóviles.LosSASinvadieronelpasillo.

De repente, Alex recordó algo. Se enfureció consigo mismo por no haberlomencionadoantes.

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—Nopodéisentrarenlasceldas—dijoenunsusurro—.Tienenmicrófonos.Wolfagitólacabeza.—¡Muéstramelo!Alex llevóaWolfalpasillocon laspuertasdeacero.Wolfseñalóaunodesus

hombres.—Quédateaquí.Sinosencuentran,esteeselprimerlugaralquevendráGrief.Elhombreasintió.Habíaentendido.Losdemásvolvieronalascensor,subierona

labibliotecayluegosalieronalvestíbulo.WolfsevolvióhaciaAlex.—Tenemosquedesactivarlaalarma—explicó—.¿Tienesalgunaidea…?—Poraquí.LazonaprivadadeGriefestáenelotrolado.Pero, antes dequepudiera acabar, aparecierondosguardiasmáspor el pasillo.

Wolfledisparóauno—otrodardoanestésico—yunodesushombresseocupódelsegundo.Peroestavez fueronuna fraccióndesegundodemasiado lentos.Alexviocómo uno de los guardias levantaba su arma. Probablemente lo hizo de formainconsciente.Pero,enelúltimomomento,sudedoapretóelgatillo.Salióunaráfagadebalas,queseestrellaroncontraeltecho,haciendocaerunalluviadeyesoyastillasde madera. Nadie había resultado herido, pero el daño estaba hecho. Las lucesrelampaguearon.Comenzóasonarunaalarma.

Aunosveintemetrosseabrióunapuertaysalieronvariosguardiasentromba.—¡Alsuelo!—gritóWolf.Habíaempuñadounagranada.Sacólaanillaylalanzó.Alexsetiróalsueloy,un

segundodespués,hubounaexplosiónsordayunanubedegaslacrimógenollenóelfinal del pasillo. Los guardias se tambalearon, ciegos e inofensivos. Los SAS losredujeronconrapidez.

WolfagarróaAlexyloarrastróasulado.—¡Encuentraunsitiodondeesconderte!—gritó—.Yanoshasayudadoaentrar.

Delrestonosocupamosnosotros.—¡Dameunarma!—lereplicóagritosAlex.Partedelgaslohabíaalcanzadoy

sentíaarderlosojos.—No. Tengo órdenes. Al primer indicio de problemas, has de quitarte de en

medio.Encuentraunescondite.Vendremosabuscartemástarde.—¡Wolf…!PeroWolfyasehabíadadolavueltayseibacorriendo.Alexescuchódisparosde

metralletamásabajo.Wolfteníarazón.Habíanmandadoaunguardiaaocuparsedelosprisioneros,perosehabíaencontradoalSASesperándolo.Yahoralasreglaserandistintas. Los SAS no podían arriesgar la vida de los prisioneros. Había habidoderramamiento de sangre.Alex solo podía imaginar la batalla que estaba teniendolugar.Peroélnotomabaparteenella.Loqueteníaquehacereraocultarse.

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Más explosiones. Más disparos. Alex sentía un gusto amargo en la boca alretrocederporlasescaleras.EratípicodelMI6.Lamitaddeltiempodejabanquelomatasealegremente.Laotramitadlotratabancomoauncrío.

Derepenteaparecióunguardia,corriendohaciadondesonabanlosdisparos.LosojoslepicabanaúnaAlexporlosgasesyloutilizócomoventaja.Sellevólamanoalacara,haciendocomosillorase.Elguardiavioaunchicodecatorceañosllorando.Se detuvo. En ese momento, Alex giró sobre su pie izquierdo, pateando con elderechoelestómagodelhombre;elgolpecircularllamadomawashigeri,quehabíaaprendidoenkárate.Elguardianotuvotiemponidegritar.Susojossepusieronenblancoycayóinconsciente.Alexsesintióunpocomejor.

Pero aún había más. Hubo otro tableteo, luego el apagado estallido de unasegundagranadadegas.Alexentróenelcomedor.Desdeallípudomiraratravésdelasventanasalcostadodeledificioyalapistadehelicóptero.Sediocuentadequelaspalasdelaparatoestabangirando.Alguienestabadentro.Apretóelrostrocontraelcristal.¡EraeldoctorGrief!TeníaquedecírseloaWolf.

Sediolavuelta.LaseñoraStellenboschestabadelantedeél.Nunca antes había parecidomenos humana.Todo su rostro estaba retorcido de

rabia,condientesaldescubierto,losojosardiendo.—¡No has muerto! —exclamó—. ¡Sigues vivo! —su voz era casi un aullido,

como si nada de eso le fuese especialmente grato—. Los has traído tú. ¡Lo hasarruinadotodo!

—Eramilabor—lerespondióAlex.—¿Quéesloquemehizomiraraquídentro?—seechóareír.Alexpudoverque

lapocacorduraquelequedabahabíadesaparecido—.Bueno,porlomenosesteesunasuntoquevoyaliquidardefinitivamente.

Alexsetensó,lospiesseparados,elcentro,degravedadbajo.Exactamentecomolehabíanenseñado.Peronosirviódenada.LaseñoraStellenboschseleechóencima,moviéndose conuna terrible agilidad.Era como estar en el caminodeun autobús.Alex sintió el impacto de su cuerpo y gritó cuando las dos grandes manazas loagarraronylolanzarondecabezaporlosaires.Seestrellócontraunamesayquedótumbadoencima,antesdeapartarserodando,yaquelaseñoraStellenboschvolvióaatacarlo,lanzándoleungolpequelehubieraarrancadolacabezadeloshombrossinohubieseerradoporuncentímetro.

Sepusoenpiecondificultad,tratandoderespirar.Duranteunmomento,lavisiónsevolvióborrosa.Lasangremanabaporunladodesuboca.LaseñoraStellenboschleatacódenuevo.Alexsaltóhaciadelante,usandootradelasmesasamododepuntodepalanca.Suspies trazaronsendosarcos,curvándoseenelaire,paragolpearconlos talonesensunuca.Eraungolpequehubieraabatidoacualquiera.Peroaunque

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Alexsintiócómoelgolpeestremecíatodosucuerpo,laseñoraStellenboschapenasloacusó.MientrasAlexseapartabadelamesa,lasmanosdelamujercayeronsobrelagruesamadera,haciéndolaresonar.Lamesasalióvolandoyellasaltóhaciadelanteparaagarrarlo,estavezporelcuello.Alexsintiócómosuspiesabandonabanelsuelo.Ella lo estrelló contra la pared, con un gruñido. Alex aulló, sintiendo como si lehubieranrotolaespalda.Cayóalsuelo.Nopodíamoverse.

LaseñoraStellenboschsedetuvo,respirandoconpesadez.Mirópor laventana.Laspalasdelhelicópterogirabanatodavelocidadya.Elaparatodespegóyselanzóalosaires.Eratiempodeirse.

Seagachóarecogersubolso.SacóunapistolayapuntóconellaaAlex.Estelamiró.Nohabíaescapatoria.

LaseñoraStellenboschsonrió.—Yestaesmilabor—dijo.Lapuertadelcomedorseabriódegolpe.—¡Alex!—gritóWolf.Empuñabaunametralleta.La señoraStellenbosch alzó el armaydisparó tresveces.Los tresdieron en el

blanco.Wolfresultóheridoenelhombro,elbrazoyelpecho.Peroalcaerabrióasuvez fuego. Las balas de gran calibre alcanzaron de lleno a la señora Stellenbosch.Saliólanzadacontralaventana,quesaltóenpedazosbajosuimpacto.Desparecióenla noche y la nieve con un grito, la cabeza por delante, las musculosas piernasagitándosedetrás.

LaimpresiónprovocadaportodoloocurridodioaAlexnuevasfuerzas.SepusoenpieycorrióhaciaWolf.ElSASnoestabamuerto,perosímalherido,yrespirabacondificultad.

—Estoy bien —consiguió decir—. Vine a buscarte. Me alegro de haberteencontrado.

—Wolf…—Estoybien—segolpeóelpechoyAlexvioquellevabachalecoantibalasbajo

laguerrera.Lasangresurgíadesubrazo,perolasotrasdosbalasnolohabíantocado—.Grief…—dijo.

WolfhizoungestoyAlexvolviólacabeza.Elhelicópterohabíadejadolapista.Alex vio que el doctor Grief era quien lo pilotaba. Tenía un arma. Disparó. Seescuchóungritoyuncuerpocayódesdeeltejado.UnodelosSAS.

Derepente,Alexseenfureció.Grieferaunvil,unmonstruo.Eraelculpabledetodoloquepasaba,e ibaaescaparse.Sinpensaren loquehacía,cogióelarmadeWolf y se acercó corriendo a la ventana, rebasando el cadáver de la señoraStellenbosch para salir fuera. Intentó apuntar. Las palas del helicóptero levantabannieve, cegándolo, pero consiguió apuntar y disparar. No sucedió nada. Apretó denuevo el gatillo. Nada. O Wolf había usado toda la munición o el arma estaba

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atascada.EldoctorGrieftiródeloscontrolesyelhelicópterosealejó,siguiendolaladera

delamontaña.Erademasiadotarde.Nadapodíadetenerlo.Amenosque…Alex apartó el arma y bajó corriendo.Había unamoto de nieve abandonada a

pocosmetros, con el motor aún encendido. Su conductor estaba caído boca abajosobrelanieve.Alexsaltóalasientoypisóelaceleradorafondo.Lamotodenievesaltóhaciadelante,deslizándosesobreelhielo,enposdelhelicóptero.

EldoctorGrief lovio.Elhelicópteroredujo lavelocidadygiró.Griefalzóunamano,diciendoadiós.

Alexllegóaverlasgafasrojas,losdedosdelgadosalzadosenunúltimogestodereto. Con lasmanos engarfiadas sobre el manillar, Alex se afirmó en los pedales,tensándoseparaloqueibaahacer.Elhelicópterosiguió,ganandoaltura.EnfrentedeAlexsealzabalapistadesaltos.Estabamoviéndoseasetenta,ochentakilómetrosporhora,conlanieveyelvientorugiendoasualrededor.Delanteseencontróconunabarrerademaderasconformadecruz.

Alexlarompió,cruzandoatravésdeella,luegoselanzódelamoto.Elvehículosiguióbajando,conelmotorrugiendo.Alexfuerodandoporlanieve,conhieloyastillasdemaderagolpeándoloenojos

yboca.Selasarreglóparaponersederodillas.Lamotodenievellegóalfinaldelapistadesaltos.Alexobservócómodespegaba,lanzadoporelinmensotobogándemetal.Dentrodelhelicóptero,eldoctorGrieftuvotiempodevercómo225kilogramos

de acero macizo llegaban volando hacia él en mitad de la noche, con los farosencendidos,elmotoraúnrugiendo.Susojos,teñidosderojo,seabrieroncomoplatosdelaimpresión.

Laexplosióniluminólamontañaentera.Lamotodenievesehabíaconvertidoenuntorpedoyalcanzadodellenoasuobjetivo.Elhelicópterodesaparecióenunagranboladefuegoantesdedesplomarse.Ardíaaúnalestrellarsecontraelsuelo.

Alexsediocuentadequeyanohabíadisparosasusespaldas.Labatallahabíaterminado. Regresó con lentitud a la academia, tiritando de repente por culpa delheladoairenocturno.Segúnseaproximaba,unhombreaparecióenlapuertarotayagitóunamano.SetratabadeWolf,queseapoyabaenelmuro,peroparecíabastantemásvivoquehacíaunrato.Alexseleacercó.

—¿QuéhapasadoconGrief?—preguntóelprimero.—Parecequesehaidoadarunpaseoentrineo—respondióAlex.Enlaladera,losrestosdelhelicópteroresplandecíanyardíanmientraselsoldela

mañanacomenzabaaasomar.

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U

17.Dobleperfecto

NOSpocosdíasdespuésAlexseencontrabasentadoenfrentedeAlanBlunt,ensuanodinaoficinadeLiverpoolStreet,conlaseñoraJonesdesenvolviendootro

dulce.Erael1deMayo,fiestabancariaenInglaterra;aunqueélsabíaquenohabíanunca días de fiesta en el edificio llamado Royal & General Bank. Incluso laprimavera parecía haberse detenido en la ventana. Fuera brillaba el sol.Dentro nohabíamásquesombras.

—Pareceque,denuevo,tenemosunadeudadegratitudcontigo—decíaBlunt.—Nomedebennada—dijoAlex.Bluntlomiró,verdaderamenteazarado.—Puedequehayascambiadoelfuturodelplaneta—dijo—.ElplandeGriefera

totalmentedemencial.Peroelhechoesque…—buscóunapalabraparadescribirlascreacionesartificialesquehabíannacidoenPointBlanc—…suprogeniepodíahabercausadomuchosproblemas.Alfinalhubierantenidomuchodinero.YDiossabequéhubieranhechodenohaberlosdescubierto.

—¿Quévaaserdeellos?—Hemosrastreadoalosquinceyyaestánabuenrecaudo—respondiólaseñora

Jones—. Los servicios secretos de los países en los que vivían los arrestaron condiscreción.Seocuparándeellos.

Alexseestremeció.Creíasaberquésignificabanesasúltimaspalabras.YtuvolasensacióndequenadievolveríaaverjamásalasquinceréplicasdeGrief.

—Una vez más, hay que mantener todo esto en secreto—prosiguió Blunt—.Todoesteasuntode…clonación.Provocaríaunagraninquietudpública.Lasovejassonuna cosa, ¡los humanosotra!—carraspeó—.Las familias involucradas en esteasuntonodeseanlamenorpublicidaddelmismo,ynoquierenoírhablardeltema.Seconforman conhaber recobrado a sus verdaderos hijos.Y lomismo, por supuesto,valeparati,Alex.YahasfirmadoelActadeSecretosOficiales.Estoyconvencidodequepuedoconfiarentudiscreción.

Hubo un momento de pausa. La señora Jones miró con detenimiento a Alex.Teníaqueadmitirquelepreocupaba.EllasabíatodoloocurridoenPointBlanc; locercaquehabíaestadodeunamuertehorrible,soloporserenviadoalaacademiaunasegundavez.ElchicoquehabíaregresadodelosAlpesfranceseseradistintodelquehabía partido. Había un algo de frialdad en él, tan tangible como la nieve de lamontaña.

—Lohicistemuybien,Alex—dijo.—¿CómoestáWolf?—preguntóél.

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—Bien. Sigue en el hospital, pero los médicos dicen que se repondrá porcompleto.Esperamosqueestedevueltaalservicioactivoenpocassemanas.

—Esoestabien.—NotuvimosmásqueunabajaenlaincursiónaPointBlanc.Fueelhombreal

quevistecaerdesdeeltejado.Wolfyotrohombreresultaronheridos.Porlodemás,fueunéxitocompleto—sedetuvo—.¿Hayalgoquequierassaber?

—No—Alexagitólacabeza.Selevantó—.Medejaronallídentro.Pedíayudaynoacudieron.Griefibaamatarme,peroaustedesnolesimportabaenabsoluto.

—¡Eso no es cierto,Alex!—la señora Jonesmiró aBlunt en busca de apoyo,peroesteesquivósusojos—.Huboproblemas…

—Noimporta.Conloqueheconocidohetenidobastante.Noquieroserunespíay, si me llaman de nuevo, no aceptare. Sé que pueden hacerme chantaje. Pero sémucho sobre ustedes, así que no volveré a hacerlo—se dirigió hacia la puerta—.Solíapensarqueserunespíaeraexcitanteyespecial…comoenlaspelículas.Peroustedes me han utilizado. En cierta forma, los dos son tan malos como el doctorGrief. Todos hacen lo que haga falta, con tal de conseguir lo que quieren.Quierovolveralcolegio.Lapróximavez,nocuentenconmigo.

TraslapartidadeAlex,hubounlargosilencio.Porúltimo,Bluntdijo:—Volverá.LaseñoraJoneslevantóunaceja.—¿Deveraspiensaeso?—Esbuenoenesto…demasiadobueno.Ylollevaenlasangre—seincorporó—.

Esbastanteextraño.Muchoscolegialessueñanconserespías.Alexesunespíaquesueñaconsercolegial.

—¿Loutilizaremosdenuevo?—preguntólaseñoraJones.—Porsupuesto.Acabade llegarun informeestamismamañana.Unasituación

conflictivaenlosmontesZagros,enIraq.Alexpuedeserelagentequenecesitamos—sonrió a sumano derecha—. Le daremos un tiempo para que se calme y luegohablaremosconél.

—Diráqueno.—Yaveremos.

Alexsefuecaminando,desdelaparadadelautobúshastalaelegantecasaestiloChelseaquecompartíaconsuamadellavesybuenaamiga,JackStarbright.AlexyahabíacontadoaJackdóndehabíaestadoy loquehabíahecho,pero losdoshabíanllegadoalacuerdodenuncacomentarsurelaciónconelMI6.Aellanolegustabaylepreocupaba.Pero,alcabodeldía,losdossabíanquenohabíanadamásquedecir.

Pareciósorprendidaalverlo.—Creíquetehabíasido.

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—No.—¿Cogisteelmensajedelteléfono?—¿Quémensaje?—ElseñorBrayqueríaverteestatarde.Alastresenelcolegio.HenryBrayeraeljefedeestudiosdeBrookland.AAlexnolesorprendióaquella

convocatoria. Bray tenía el tipo de cerebro que le permitía llevar todo un planapretadoyaún tenía tiempoparapreocuparsepersonalmentede todos losalumnos.EstabainquietoporlaslargasausenciasdeAlex.Asíquelohabíallamadoparatenerunareunión.

—¿Quierescomer?—lepreguntóJack.—No, gracias —Alex sabía que tendría que simular haber estado otra vez

enfermo.Sinduda,elMI6podríadarleotranotaexplicativadelmédico.Peroeltenerquepensarenmentirasujefedeestudioslequitabaelapetito.

Salióunahoramástardeycogiólabicicleta,devueltaalacasaporlapolicíadePutney.Fuepedaleandolentamente.SealegrabadevolveraLondres,rodeadodelavidacotidiana.GiróenKing’sRoadyfuepedaleandoporel lateralporelque—leparecíaquehabíasidohacíaunmes—habíaseguidoalhombredelSkodablanco.Laescuelasealzabadelantedeél.Estabavacíayasíestaríahastaqueacabaseelverano.

Pero, al llegar, Alex vio una figura que cruzaba el patio hacia las puertas delcolegioyreconocióalseñorLee,decanodelosconserjes.

—¡Túotravez!—¡Hola,Bernie!—dijoAlex.Asílellamabantodos.—¿VasaveralseñorBray?—Sí.Elconserjeagitólacabeza.—Nomehadichoaquéhavenidohoy.Claroqueélnuncamecuentanada.Me

voyahacerunascompras.Volveréalascincoacerrar…asegúratedeestarfueraparaentonces.

—Muybien,Bernie.Nohabíanadieenlascanchas.Sesentíaextrañomientrascruzabalaspistas.La

escuelaparecíamásgrandecuandoestabadesierta,conelpatioextendiéndoseentrelosedificiosdeladrillorojo,elsoliluminándolo,reflejándoseentodaslasventanas.Alexestabadesconcertado.Nuncahabíavistoaquel lugar tanvacíoy tranquilo.Lahierbadelaspistasparecíatambiénmásverde.Cualquiercolegiosinalumnostieneunaspectoespecial,yBrooklandnoeralaexcepción.

ElseñorBrayteníasuoficinaenelbloqueD,cercadeledificiodeciencias.Alexllegóalaspuertasbatientesylasabrió.Losmurosestabannormalmentecubiertosdecarteles,peroloshabíanretiradotodosalacabarelcurso.Todoestabadesnudo,colorhueso.Habíaunapuertaabiertaenelotroextremo.Berniehabíaestadolimpiandoel

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laboratorioprincipal.Habíadejado la fregonayel cuboaun ladoy sehabía idoacomprar… una cajetilla de cigarrillos, supuso Alex. Aquel hombre encendía uncigarrilloconotroyAlexsabíaquemoriríaconuncigarrilloenloslabios.

Alex subió las escaleras, con los talones repiqueteando sobre la superficie depiedra.Llegó a un pasillo—a la izquierda biología, a la derecha física—y siguióderecho.Unsegundopasillo,conventanalesaamboslados,llevabaalbloqueD.EldespachodeBrayestaba justoenfrente.Sedetuvoante lapuerta,preguntándosedepasadasisehabríaadecentadolosuficienteparalaentrevista.Braysiempreregañabaaloschicos,bienporquellevabanlascamisascolgandoolascorbatastorcidas.Alexiba vestido con una cazadora vaquera, camiseta, vaqueros y zapatillas Nike… lasmismasropasquellevabaesamañanaalvisitaralMI6.Supeloeraaúndemasiadocortoparasugusto,perohabíacomenzadoacrecer.Asíparecíacasiundelincuentejuvenil, pero ya era tarde para remediarlo. Y, de todas formas, Bray no lo habíallamadoparadiscutirsuaspecto.Setratabadehablardesuabsentismoescolar.

Llamóalapuerta.—¡Entre!—dijounavoz.Alex abrió la puerta y entró en el despacho del jefe de estudios, una estancia

atestadade trastos,convistasa laspistasde juego.Habíaunescritoriocubiertodepilasdepapel,yunasilladecueronegrodadalavuelta.Habíaunavitrinallenadetrofeosenunapared.Lasotrasestabanllenasdelibros.

—¿Queríaverme?—dijoAlex.Lasillagirólentamente.Alexsequedóparalizado.NoeraHenryBrayelqueestabasentadotraselescritorio.Eraélmismo.Estaba mirando a un chico de catorce años con pelo rubio muy corto, ojos

castañosyunrostrodelgadoypálido.Elchicoestabainclusovestidoigualqueél.LecostóunaeternidadaAlexasumirloqueestabaviendo.Seencontrabadepieenunahabitación,viéndoseasímismosentadoenunasilla.Elchicoeraélmismo.

Conunadiferencia.Elchicoempuñabaunarma.—Siéntate—dijo.Alexnosemovió.Sabíaquéeraloqueestabaviendoysesentíafuriosoconsigo

mismopornohaberloesperado.Cuandoestabaesposadoen laacademia,eldoctorGriefsehabíajactadodehabersedonadoasímismodieciséisveces.Peroesamañanala señora Jones había llegado «a los quince». Eso dejaba a uno… un chico queesperabaocuparsulugarenlafamiliadesirDavidFriend.Alexhabíallegadoaverlocuandoestabaenlaacademia.Recordóahoraalafiguradelamáscarablanca,queloobservódesdeunaventanamientrascaminabahacialapistadesaltosdeesquíes.Lamáscara blanca eran vendajes. El nuevoAlex había estado espiándolomientras se

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recuperabadelacirugíaplásticaqueloshabíahechoidénticosalosdos.E incluso durante el día había recibido pistas. Puede que no se hubiese dado

cuentadebidoalcalor,oaldecaimientoprovocadoporsuvisitaalMI6.Perohabíaestadodemasiadoensimismadoensuspensamientoscomoparaverlo:loquelehabíadichoJack:«Creíquetehabíasido»;oBernie,enlapuerta:«¡Túotravez!».

Losdoshabían creídoverlo.Y, en ciertomodo, así había sido.Habíanvisto alchicoqueestabasentadoenfrentedeél.Elchicoqueapuntabaconunapistolaasucabeza.

—Hacetiempoqueesperoesto—dijoelotrochico.Apesardeltonodeodiodesuvoz,Alexnopudopormenosquemaravillarse.Lavoznoeraexactamentelasuya.Elchiconohabíatenidotiemposuficientecomoparaimitarla.Pero,porlodemás,eraundobleperfecto.

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Alex—. Todo ha terminado. El ProyectoGéminisestáliquidado.Puedesvolverasertúmismo.Necesitasayuda.

—Solo necesito una cosa—gruñó el segundoAlex—.Necesitomatarte.Voy apegarteuntiro.Ylovoyahacerahora.¡Túmatasteamipadre!

—Tu padre fue un tubo de ensayo—dijo Alex—. Nunca has tenido padre nimadre. Eres unamonstruosidad. Fabricado en losAlpes… como un reloj de cuco.¿Quévasahacercuandomemates?¿Suplantarme?Nodurarásunasemana.Puedequeteparezcasamí,perohaymuchagentequesabeloqueGrieftratabadehacer.Losiento,perollevasescritalapalabrafalsoenlafrente.

—¡Podíamos haberlo tenido todo! ¡Podíamos haber sido dueños del mundoentero!—laréplicadeAlexcasigritabay,porunmomento,estecreyóestaroyendoal doctor Grief, maldiciéndole desde la tumba. Pero es que la criatura que teníadelanteeraeldoctorGrief,oalmenospartedeél—.Nomeimportaloquesuceda,siemprequetúmueras.

Lamanoquesujetabaelarmaseestiró.Elcañónleapuntaba.Alexmiróalchicoalosojos.

Yloviodudar.El falsoAlex no podía decidirse a hacerlo. Eran demasiado iguales. Elmismo

peso, la misma constitución… la misma cara. Para el otro chico debía ser comodispararseasímismo.Alexnohabíacerradolapuertaasusespaldas.Selanzóhaciaatrás,haciaelpasillo.Almismotiempo,elarmadisparóylabalapasóamilímetrossobresucabezaydioenotrapared.Alexcayóalsuelodeespaldasyrodóalejándosedel umbral, al tiempo que una segunda bala se clavaba en el suelo.Echó a correr,poniendocuantadistanciapudoentresudobleyél.

Huboun tercer disparomientras corría por el pasillo y la ventanamás cercanasaltóenpedazos,entreuna lluviadecristales.Alex llegóa lasescalerasysaltó losescalones de tres en tres, aun temiendo tropezar y romperse un tobillo. Pero logró

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llegaba abajo y se dirigió a la puerta principal, cambiando solo de dirección alcomprenderqueseríaunblancoperfectoalcruzarlascanchas.Asíqueselanzóhaciaellaboratorio,casicayendoaltropezarconelcuboylafregonadeBernie.

Ellaboratorioeralargoyrectangular,divididoenmesasdetrabajoequipadasconmecherosBunsen,matracesydocenasdebotellasdeproductosquímicoscolocadosen lasbaldasqueocupaban toda la longitudde la sala.Habíaotrapuerta al fondo.Alexselanzódetrásdelamesamáslejana.¿Lehabríavistoentrarsudoble?¿Estaríabuscándoloenesosprecisosmomentosenelpatio?

Con precaución, Alex asomó la cabeza por encima del tablero, y se agachócuandocuatrobalaszumbaronasualrededor,astillandolamaderayhaciendosaltarunadelastuberíasdegas.Alexescuchóelsiseodelgasqueseescapaba,luegootrotiroyunaexplosiónquelolanzódeespaldasylodejótiradoenelsuelo.Laúltimabalahabíahechoestallarelgas.Sealzaronlasllamas,lamiendoeltecho.Luegosaltóelsistemacontraincendios,rociandoconaguatodalahabitación.Alexretrocedióacuatropatas,tratandodeprotegersedelfuegoyelagua,yesperandoqueelotroAlexestuvieracegado.Sushombros tocaron lapuerta trasera.Sepusoenpie.Sonóotrotiro. Pero atravesó la puerta y se encontró con otro pasillo y un segundo tramodeescalerasjustoenfrente.

Las escaleras no llevaban a ninguna parte. Estaba a medio camino cuando lorecordó. No habíamás que una clase arriba, que usaban para biología. Había unaescalera de caracol que conducía al tejado. La escuela tenía tan poco terreno quehabíanplaneadoconstruirunapérgolaarriba.Perofaltabaeldinero.Habíaunpardeinvernaderosarriba.Nadamás.

¡No había salida! Alex miró por encima del hombro y vio que el otro Alexrecargabasuarma,mientrasibasubiendo.Noteníaelección.Teníaquecontinuaraunsabiendoqueprontoestaríaatrapado.

Llegóalaclasedebiologíaycerrólapuertaasusespaldas.Nohabíacerrojoylasmesasestabanclavadasal suelo,de formaquenopodíanusarseparahacerunabarricada.Laescaleradecaracolestabajustoenfrente.Corrióhaciaellasindetenerse,atravésdeotrapuerta,hastasaliraltejado.Alexsedetuvoentoncesatomaralientoypensarquépodíahacer.

Seencontrabaenunáreaanchayplanaconunabarandillaalrededor.Habíacomomediadocenademaceterosdeterracotallenosdetierra.Enellossepodíanverunaspocas plantas, que parecíanmásmuertas que vivas. Alex olfateó el aire. El humosubía desde las ventanas de dos plantas más abajo y comprendió que el sistemacontraincendios no había podido controlar el fuego. Pensó en el gas inundando elcuarto y los productos químicos almacenados sobre las estantería. ¡Podía estarencimadeunabombaderelojería!Teníaqueencontrarlaformadesalir.

Peroentoncesescuchósonidodepasossobreelmetalycomprendióquesudoble

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habíallegadoaloaltodelaescaleradecaracol.Alexseagachódetrásdeunodelosinvernaderos.Lapuertaseabriódegolpe.

ElhumosiguióalfalsoAlexaltejado.Diounpasoadelante.AhoraAlexestabadetrásdeél.

—¿Dónde estás? —preguntó el doble. Su pelo estaba mojado y su rostrocontorsionadoporlarabia.

AquellaeralaocasióndeAlex.Puedequenotuviesemejoroportunidad.Corrióhaciadelante.ElotroAlexsedio lavueltaydisparó.Labala ledioenelhombro,comounaespadaalrojoqueleatravesaselacarne.Peroluegoalcanzóasuréplica,ylo agarró por el cuello con unamano y con la otra lamuñeca, apartando el arma.Hubounagranexplosiónenellaboratoriodeabajoytodoeledificioseestremeció,pero ninguno de los dosmuchachos pareció percatarse de ello. Estaban abrazados,dosreflejosquesehabíanmezcladoenelespejo,elarmasobresuscabezas,luchandoporhacerseconella.

Las llamas corríanpor el edificio.El combustible eran losproductosquímicos,incendiaron el tejado, alimentadas a su vez por el asfalto. Lejos, el aullido de lassirenasdebomberosresonóenelairecolmadopor la luzdelsol.Alexempujócontodassusfuerzas,tratandodehacerbajarelarma.ElotroAlexlearañó,maldiciendonoeninglés,sinoenafrikáans.

Todoacabódegolpe.Lapistolaoscilóycayóalsuelo.UnAlexgolpeó,derribandoalotro,antesdesaltarsobreelarma.Hubootra explosión y una erupción de llamas químicas.Un cráter apareció de

repente en el tejado, devorando la pistola. El chico lo vio demasiado tarde y cayótambién.Desaparecióconunaullidoentreelhumoyelfuego.

UnAlexRiderseacercóalagujeroymiróhaciaabajo.ElotroAlexRideryacíasobrelaespalda,dospisosmásabajo.Nosemovía.Las

llamaslorodeaban.El primer camión de bomberos llegó al colegio. Subieron una escala hacia el

tejado.Unchicodepelorubioycortoyojoscastaños,quevestíaunacazadoravaquera,

camisetayvaqueros,seacercóalbordedeltejadoycomenzóadescender.

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Notas

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[1]Enlaanterioraventura,OperaciónStormbreaker,AlexRiderestárealizandounamisiónsecretadurantedossemanasysusjefesdeMI6ledanunjustificantemédicoparaentregarasusprofesores.<<

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[2]NúmerodelapolicíaenInglaterra.(N.delT.)<<

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[3]NombredelabanderanacionaldelReinoUnido,creadapordecretodeJacoboIen1606.<<

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