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Los Cuadernos de Asturias
POETICA Y POESIA DE CARLOS BOUSOÑO
Santiago Fortuño Llorens
Escribir sobre la poesía de cualquier poeta conlleva, casi
nece
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sariamente, incidir sobre su Poética, en aquellosprincipios
rectores en los que se apoya
tanto el contenido del poema como la retórica que lo conforma e
impregna. Conociendo ésta, comprendemos mucho mejor lo que vehicula
y transmite.
Si eso es aplicable a cualquier creador lírico, es mucho más en
el caso de Carlos Bousoño.
Su labor de teorizador ha ido ampliándose desde 1952, fecha de
la aparición de Teoría de laexpresión poética, hasta 1981, año en
el que se publica su -hasta ahora-:- última obra, Epocas literarias
y evolución. Una serie de libros jalonan ambas fechas (1).
U na organicidad de ideas y notas vertebran estos estudios,
profundizándolas y ampliándolas: las leyes que rigen el fenómeno
poético -la de la individualización de la lengua poética y la del
asentimiento-. Todo procedimiento expresivo conlleva la apropiación
individual del lenguaje frente al absolutismo y genericidad de la
lengua de todos. Y al mismo tiempo, muestra conformidad y
aquiescencia a la verbalización del pensamiento, sentimiento o
emoción del poeta y al personaje poemático ...
Dentro de las generaciones literarias, su tesis del
individualismo, o lo que es lo mismo, la confianza,del hombre en sí
mismo, como causa explicativa de aquellas, es rica en
consideraciones en un terreno en el que las teorías de Ortega y
Gasset, Julián Marías, o Pinder y Petersen se repetían en nuestras
clases de literatura. Es altamente interesante que la ·idea nos
venga confirmada con el ejemplo o que sus derivaciones las aclare
con la cita poética o la referencia literaria.
No se puede en la actualidad rastrear la historia de la crítica
literaria del siglo XX sin que recurramos a las aportaciones
bousoñianas. ¿Cómo asentiremos emotivamente a las imágenes poéticas
contemporáneas sin el puente que se nos tiende -proceso
preconsciente, según su terminología- através del irracionalismo
entre el término real y elfigurado? ¿Cómo no podremos dejar como
supe�rado el cliché de «escritura automática», que cómodamente
quiere o intenta explicar todo, sin significar casi nada, del
surrealismo tras la detenidalectura de Superrealismo poético y
simbolización,obra de Carlos Bousoño?
La variedad proteica del Medioevo literario, pongamos por caso,
se nos aparece más nítida y clara con la reflexión bousoñiana de su
último libro, Epocas literarias y evolución, libro que en
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Al año siguiente se publica Primavera de lamuerte. Dos conceptos
antitéticos que resumen la poesía de Bousoño. Por una parte,
primavera, resurgir de la vida,_ alegría, pero a continuación,
paradójicamente, la muerte. Si observamos la vida desde la muerte,
aquélla nos resulta una fantasmagoría. Pero, por su parte, si
giramos la vida mientras vivimos, apreciamos lo valioso de la
misma.
«La nada siendo>!' (8) sintetiza esta poesía. Tras el
espejismo de la vida, agazapada, se encuentra la muerte. El
pesimismo y el escepticismo envuelven estos poemas y versos:
Y o como tú creí en la luz, y ahora niego que exista luz entre
nosotros. Existe muerte. Luz es un fantasma. Existe muerte y
abandono (9). Estaremos por siempre solitarios. Tristes por siempre
y sin retorno. También como a la tierra irá llenándonos lenta
desolación, sombra, despojo (10).
Junto a nuestros clásicos barrocos (visión desengañada y los
continuos contrastes) apreciamos las influencias de Unamuno y del
autor de Ladestrucción o el amor, a quien estudia en su Tesis
Doctoral y de quien recibe temas poéticos y símbolos cósmicos.
En lá poesía metafísica y existencialista bousoñiana alternan,
en juego balanceante, el valor y el disvalor, el ser y· 1a nada, el
optimismo y el pesimismo, la primavera:y la muerte ...
En su Ensayo de autocrítica (11) el mismo poeta nos revela
elementos personalísimos biográficos que nos aclaran esta
cosmovisión negativa y ambivalente.
Y es precisamente dentro de esta temática y técnica
pluriperspectivistas donde se inicia la etapa poética de Carlos
Bousoño desde la madurez: Noche del sentido (1957).
El título es de inspiración sanjuanista y se inscribe dentro de
una poesía inquisidora. Duda y crisis con el retorno del poeta de
América (12). Sus concomitancias con Rilke, los poetas metafísicos
ingleses del siglo XVII, con Vicente Gaos y José Luis Hidalgo,
entre otros, son obvias. Al hombre no le cabe otra posibilidad que
ser un corazón que indaga el sentido y el valor de esta vida, sin
conseguirlo:
El olfato no huele, ojo no mira Ni gusta lengua ni conoce el
seso. Eso sabemos, corazón que aspira. Tan sólo eso (13).
Esta breve estrofa recoge fielmente el espíritu que imbuye este
tercer libro poético de Bousoño. Este, fracasado su intento de
trascendencia, va a abocarse a la realidad material, al mismo
tiempo que comienza a aparecer .un motivo que recorrerá su poesía
posterior: el valor de la literatura, el papel del poema. Son las
palabras de éste las que recogen fidedignamente las múltiples
realidades:
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Todo está allí, y sigue estando allí, en las [palabras.
es bien que quede así, por siempre, en las fieles palabras
(14).
En 1962 aparece su libro Invasión de la realidad. El título,
aunque pudiera parecer, no está dentro del realismo social, del que
Bousoño siempre ha deseado estar desligado. La poesía, para él, no
debe ser manifiesto sino conocimiento y revelación. El poeta conoce
emociones de las cosas. Conocimiento que es distinto del
científico, regido por leyes que se deducen de las relaciones de
las cosas. El significado de un poema puede ser irracional pero la
ordenación del mismo debe ser lúcida. Significación irracional,
pues, pero con una estructuración consciente.
La realidad pues, se impone en avalancha de cosas que están
sobre y alrededor del poeta y del hombre. A su vez, esta realidad
es lóbrega, oscura, rota, pues no sólo es incomprensible, sino que
al mismo tiempo no sirve de sustituto de Dios:
Oh desgarrada realidad
y, como una caverna, lóbrega (15). realidad mía, horrenda tropa,
cuenco vacío, espejo inútil que refleja la vida toda (16).
Ante todo ello, y a pesar de todo (expresión que encabeza un
poema del libro que comentamos) se dirige a la realidad, la increpa
e impreca a los hombres para que la salven.
La poesía de Bousoño comporta una preocupación moral y ética.
Por eso, ese agarrarse a las cosas resistentes, aquellas que van a
sobrevivirle:
y cojo con mis dos manos este trozo de esbeltez [ necesaria más
allá de la noche
y lo alzo en la noche y como en cáliz de apu-. [rada presencia
bebo el recuerdo y me sumo en meditación apa
[gada (17).
Preocupación que también se evidencia en el romántico inglés
Keats, Juan Ramón Jiménez y José María Valverde.
Invasión de la realidad resulta un libro interesante y
placentero porque lo concreto se alía con lo inmediato, el lenguaje
coloquial con el verso corto, lacónico, recordándonos el estilo y
la temátifa del autor de Cántico:
Regálate. Contempla la piedra, el cielo, el aire.
Toca la piedra. Mira. Huele la rosa. Sáciate. Gusta, mira,
comprueba, Duele, solloza: sabe (18).
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i roe.ar.,...,,.. ... _ :,., ........
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¿Cabe mayor laconismo y fusión de lo sensorial e
intelectual?
Oda en la ceniza y Las monedas contra la losarepresentan los
últimos ejemplares de la poesía bousoñiana.
Representan una época distinta de las anteriores y, a su vez,
conllevan un brusco cambio en el estilo bousoñiano.
En el precitado estudio que Bousoño hace a su propia poesía nos
expone las causas (19): causas sicológicas. Esta etapa supone el
ayuntamiento de la emoción como poeta y el análisis y reflexión del
crítico. Fruto de ello, es la aparición de estas creaciones
líricas. Pero al mismo tiempo, hay además otra causa, de matiz
estético: la consideración de la vida como sorpresa y belleza. Vida
que había sido descubierta en su valor en el anterior libro,
Invasión de la realidad. Deslumbramiento ante la vida y búsqueda,
consecuentemente, d� un estilo sorpresivo.
Oda en la ceniza aparece en 1967. Las monedascontra la losa en
1973.
En el marco de nuestra poesía de la postguerra marcan las pautas
aquellos a quienes se les denomina los Novísimos. Bousoño prologa
la poesía de uno de ellos (20) explicitando los rasgos de esta
generación. Estudio básico para adentrarse en la poesía de aquellos
que en la actualidad tienen 30 ó
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mas años. Como en ellos también en Bousoño, en estos dos últimos
libros de poesía, hay una desconfianza en la razón racionalista,
entendida como razón abstracta y centralista. De ahí, la dirección
hacia un lenguaje irracionalista y crítica al mismo por su
incapacidad de conocer la experiencia. Por eso, tendencia a la
metapoesía, el poema debe tratar del mismo:
Reconoces ahora que amaste las palabras, su pequeño universo de
sonido, su locura más bella. Palabras tiernas como monstruos dulces
que te hicieron vivir y a los que aún ahora estás agradecido.
Todo vale si es, aunque palabras fuese. Todo vale si gime. Todo
vale si duele junto a tu carne un mundo' de palabras (21).
O en este fragmento titulado Poética:
De un solo golpe hacer surgir las cosas múltiples, simultáneas,
como un río. Decir «te odio», «no», «borrasca», «frío», y entender,
además, con eso, «rosas», maravillosas rosas mariposas del alma,
fuego azul, extraño envío de un pájaro que siendo atroz navío fuese
los aires y las olas rosas (22).
Oda en la ceniza sigue por otra parte, dentro de la tradición
que encontrábamos en Primavera dela muerte: alegría en maridaje con
pesimismo, movimientos ambivalentes anímicos que se traducen en
contrastes y paradojas (23). En la ceniza y en la nada se encuentra
la verdad de la vida. Pesimismo radical. Por eso, el poeta busca
una salida. Y la ironía, el humor, el juego pueden serlo.
y no me dejes caer como tú mismo, como yo mismo, en el hueco
atroz de las sombras (24). Nada quedó de todo. Todo al fin se ha
extinguido. En el borrado mundo, cenicienta, toda experiencia es
vana (25). Buscando andamos todos una prueba.
Y nadie pensó nunca en lo más fácil: la existencia del gordo
Prueba infalible, a mi entender, de que el mundo no acaba, así
como así, en un gordo (26).
Las monedas contra la losa es un intento de reconstruir tanto
desastre y tan desesperante insignificancia: «levantar nuevamente
con pulcritud y esfuerzo, por la poesía, de entre los añicos y
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destrozos del existir el muro de una templada habitación gozosa
y ancha» (27).
Pero donde estriba lá importancia de este último libro poemático
de Carlos Bousoño es en lo estilístico. Los recursos retóricos se
acumulan, los elementos irracionalistas y los desarrollos
imaginativos se suceden, haciendo que el lector no sólo ( «sacar de
sus casillas al lector, sobresaltado, sacudirlo de arriba abajo,
soliviantarlo, sorprenderlo, maravillado») (28) se sorprenda sino
que la realidad quede verbalmente pulverizada:
E·s el comienzo del no ser, la aurora que se anticipa y crece
por todos sitios, se
[afila para entrar en las venas, insinuante, tal vez a causa de.
su brillantez, o quizá se infiltra en ellas por sorpresa
es cuando co·mienza, poco a poco, a inflarse como un globo
(29).
La vejez y la deformación que la misma comporta está
magníficamente expresada en «Investigación de mi adentramiento en
la edad (Cuerpo viejo)» al que pertenecen los anteriores versos.
Las monedas contra la losa es el libro escrito desde la plena
madurez, en el que el poeta, experimentado, contempla con ojos
escudriñadores, pero con distancia objetiva, la vida y la
existencia humana. Por eso el título ensayístico que poseen algunos
poemas y el comienzo de otros, con tono sugeridor y truncado,
proporcionan el carácter de una poesía escrita desde la atalaya de
la vida:
Ama este adefesio, �ste montón de abyecciones, este calambre de
dolor que levanta y defomia sin resignáción tu sufrir hasta el
cielo (30) . . Mira con ojo puro a las cosas estar, el enigma de su
presencia misteriosa (31) . . . . Que están contados los latidos de
tu corazón, las acacias en flor, las margaritas de la primavera,
los llantos sepulcrales; contadas en - la oscuridad y sonadas
contra la losa, en minuciosa compro
[bación, las monedas de tu vivir, una a una (32).
Señalar los elementos estilísticos, pormenorizadamente, excede
el objetivo del presente trabajo. Señalemos no obstante, algunos
que se enlazan con los estudios teóricos que el propio poeta ha
llevado a cabo y que indicamos anteriormente:
de la terrible ola embrutecida del sufrimiento atroz, y allí los
peces íntegros el ve_rde mar humano de la pena (33)
donde el desarrollo visionario nos sirve para significar una
humanidad análoga a la descrita por Dámaso Alonso en Hijos de la
ira.
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O estos otros ejemplos, donde la sucesión de símbolos de
irrealidad es clara:
Quién eres tú, crepúsculo indeciso, tras la noche quién, tras la
noche, hacia el amanecer, como un estampido en el hueco (34). las
campanas que vuelcan simultáneas en el arenal su agua
[turbia, su agua pegajosa y tenaz, su agua terca (35).
Junto a ello, el lenguaje realista y el versículo proporcionan
esa poesía meditativa, ética y comunicativa, con relaciones con
César Vallejo, Ezra Pound, Cernuda y Eliot. ..
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La poesía de Carlos Bousoño, aunque uniforme en contenido e
ideas, es proteica en el estilo y forma. Su poesía recorre los
estadios de nuestra poesía de postguerra: religiosa y existencial
en sus inicios, reflexiva e intimista, buceadora en el hombre y su
problema, lúdica y experimental, metapoética y sorpresiva, en sus
últimas manifestaciones.
Poesía de Carlos Bousoño, quien tantea en la oscuridad, arañando
sombras, buscando
Un país nuevo, inmóvil en la luz, tras de la oscuridad de mi
agitada noche (36).
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NOTAS
(l) Entre otros, citemos: La poesía de Vicente
Aleixandre,Insula, 1950 (3.ª ed., Gredos, 1977); El irracionalismo
poético (el símbolo), Gredos, 1977; Superrealismo poético y
simbolización, Gredos, 1979; Seis calas en la expresión literaria
española (en colaboración con Dámaso Alonso), Gredos, 1970; Prólogo
a la poesía de Claudio Rodríguez, Plaza y Janés, 1971; Prólogo a
Ensayo de una despedida. Poesía de Francisco Brines, Plaza y Janés,
1974; Guillermo Carnero, Ensayo de una teoría de la visión,
Hiperión, 1979; su discurso en el ingreso a la Real Academia
Española, Sentido de la evolución de la poesía contemporánea en
Juan Ramón Jiménez, Madrid, 1980.
(2) Los citados en la nota anterior, referentes a la poesía
deClaudio Rodríguez, Francisco Brines y Guillermo Camero,
principalmente.
(3) En aras de la brevedad, señalemos a José O. Jiménezquien en
su artículo «Carlos Bousoño, Teórico del símbolo» (lnsula, n.0 384,
noviembre, 1978) dice: «Carlos Bousoño ... constituye un raro
ejemplo de inquietud investigadora en el tantas veces desolado y
confuso panorama cultural de nuestro país».
(4) En Quimera, n.0 24, octubre de 1982, Rafael
GutiérrezGirardot ataca la labor investigadora de C. Bousoño, a
quien, entre otras cosas, tilda de «ingenuo y un muchillo
petulante». «Sobre la crítica y su carencia en las Españas», p.
18.
(5) Muestra de ello, son los seis libros, hasta ahora
publicados, de poesía que comentamos.
Ampliamente lo trato en mi tesis doctoral La obra poética de
Carlos Bousoño. Inédita. Facultad de Filología. Univ. Central de
Barcelona.
(6) En su libro Subida al amor, en el poema «Tormenta
deDios».
(7) En «Salmo sombrío».(8) Para comprender la poesía bousoñiana,
es fundamental
el estudio Ensayo de autocrítica, que el poeta escribe cornp
prólogo a su Antologz'a Poética (1945-1973), Plaza y Janés, 1976.
Más concretamente, a este respecto, p. 27.
(9) En su libro Primavera de la muerte, en el poema «Trespoemas
sobre la muerte», VI.
(10) Ibídem, XIV.(l I) Véase nota 8, p. 24.(12) Víctor García de
la Concha, La poesía española de la
postguerra (Madrid, 1973), p. 439. (13) En el poema «Noche del
sentido».(14) «El Poema».(15) Del poema «El mundo de cosas».(16)
Ibídem.(l 7) «Mirando este jarro».(18) «Invasión de la
realidad».(19) Véase nota 8, pp. 50 y ss.(20) Me refiero a Ensayo
de una teoría de la visión. Poesía
de G. Carnero, Hiperión, 1979. (21) «Palabras: El mundo» del
libro Oda en la ceniza.(22) Las monedas contra la losa,
«Poética».(23) De ahí «Verdad, símbolo y paradoja en Oda en la
ceniza», capítulo en el que José O. Jiménez estudia dicho libro
en Diez años de poesía española (1960-1970), Insula (Madrid, 1972),
pp. 243 y SS.
(24) «Oda en la ceniza» en su homónimo libro.(25)
«Experiencia».(26) «La prueba».(27) J. O. Jiménez, «Crónica de
poesía: Bousoño y Va
lente. Las monedas contra la losa». Plural, México, n.0 46,
1975, pp. 58-61.
(28) Véase nota 8, p. 56.(29) Del libro Las monedas contra la
losa, «Investigación
de mi adentramiento en la edad (Cuerpo viejo)». (30) «Monólogo
hacia el destino».(31) «El Guijarro», l.(32) «Las monedas contra la
losa».(33) Oda en la ceniza, «Cuestiones humanas acerca del ojo
de la aguja». (34) «Alba de la muerte».(35) «El
equilibrista».(36) En Las monedas contra la losa, «La nueva
mirada».