POEMARIO DUERME SULAM Autor: Moisés Cárdenas
POEMARIO
DUERME SULAM
Autor:
Moisés Cárdenas
Poesía
Agradecimientos
A los que duermen
en el bosque
consumidos
por el fuego
de un dragón
Y a Dios quien me dio el coraje
de escribir estos versos
“Duerme, escribo
Duerme, soy gorrión
Duerme, soy cáscara
Duerme, soy barco
Duerme, llévame
Dormir contigo es un reino”
SHAWKI ABI SHAKRA
“Fui hacia la puerta
Ella duerme como un ángel después del amor
… duerme y despierta sus sueños”
MAHMUD DARWISH
“Por dondequiera que mis pasos iban,
tú te manifestabas,
en cualquier dirección que mirasen mis ojos,
tú te hacías visible”
DIWAN DE POESÍA SUFÍ, NURBAKHS
I
Los cristales taciturnos golpean la cúpula del templo,
al recordar tu quimera.
En el fondo de la oscuridad se escucha aquella voz,
de un Santo Testamento.
II
Recuerdo un sutil viaje entre rocas, glaciares y
lagunas,
lugares que han embrujado mis sentidos.
Como pájaro he dejado mi vuelo en tus sombras
en las fantasías de tus frutos exquisitos.
En ese vivo instante conjugas mi trasmundo.
III
Lubrico tu cuerpo
en el sueño de la noche.
Deslizándome en la oscuridad.
Esencia en llamas.
IV
La búsqueda de tu sabiduría,
arroja mi cansada piel a tus tiernas moradas
llenas de dulce nieve.
Aunque me toque día y noche
treparme al vacío,
escalar montañas y colinas,
buscaré tus lirios:
para ser un eterno peregrino.
V
“¡Mira! Eres hermosa, oh compañera mía.
¡Mira! Eres hermosa.”
Cantar de los Cantares 4:1
La luz de tu fuego
es la voz de mi caminar.
Escucha eres hermosa
no hay ángel que pueda imitar tus alas.
Tu belleza me elevó con el placer de poder palpar
tus hermosas cumbres,
llenas de nieve las pude escalar.
Poco a poco empecé a tallar en tu monumento
Dejando lágrimas en tus manos.
Preso en las cadenas de tus planicies
Me deslicé con tanta pasión aferrado en tu cresta
toqué tus líquidos
“¡Mira! Eres hermosa, oh compañera mía”
“¡Mira! Eres hermosa mía.”
No hay éxtasis más celestial como los tuyos.
Almohada de mis sueños
en el acto sideral.
VI
Tu boca
es Reino
de Dioses.
VII
Las luciérnagas
suben por escaleras azules.
Dejan una luz
sobre el viento.
VIII
Día a día me sofoco
pensando,
murmurando,
escuchando canciones
escuchando tu voz desde mis adentros,
recordando tus besos,
cerrando los ojos para verte con tus manos abiertas.
En los páramos
colinas que adornan tu señorío.
IX
Tu nombre virgen
provoca mi instinto animal.
X
Mis colmillos se atan
en la lápida de tu mirada.
XI
Tómame con tus labios
que florece miel
que sigue goteando sabor de la noche.
Ven, con tus labios de aurora
y recuerda nuestros orgasmos.
XII
Tu piel es un paraíso,
un manantial lleno de azafrán y caña aromática.
Sólo tú eres capaz de elevar mis mejillas al
crepúsculo.
¡Oh! Toma mis manos con tus manos esposadas,
te liberaré de tus cadenas,
te liberaré para que seas mi colina;
hasta el destierro de
mi esencia.
XIII
He viajado por mundos desconocidos.
Ciudades carcomidas por la soledad
anhelando tu presencia
en la sonrisa de los faroles.
Y cuando no esté,
acariciar tu voz en el aire.
Para luego entrar en mi jardín,
arrancar las flores marchitas
y así regar los agujeros de la noche.
Para grabar en cada estrella
tu nombre.
XIV
“Despierta, pero esboza en las márgenes de tus
cejas el oro próximo del sueño”
Juan Sánchez Peláez
Déjame despertarte de tus sueños
como colibrí posaré en tus campos.
¡Escucha! mis sueños son otros
no extingas la luz
estoy tratando de escapar
de este lúgubre lugar.
En mi campo los pájaros vuelan con los astros.
Las lunas lloran sus lamentos
Despierta,
Despierta,
Despierta,
no te quedes dormida.
XV
Las constelaciones dibujan tu hermosura,
te alzas sobre Orión,
Capricornio y Can Mayor.
Ni ciudades como la rica Praga,
ni la bella Bruselas, ni la encantadora Venecia,
o la lejana Libia tejen tu hermosura.
Contemplarte deja perdida mi mirada,
en la órbita de tus encantos.
En una frágil urna de cristal acaricio cada
palabra que me dices.
Es por el florecer de tu sonrisa,
GÉNESIS en la soledad de mi mundo.
XVI
He mirado el espejo
para ver si encuentro tus ojos.
Para hablarle al Rey de tus SALMOS,
le he pedido que detenga el tiempo,
para hallar tus ojos dagas de luceros.
Entre tanto recorrido los he encontrado
¡apártalos de mí!
Son profundos, eternos y hechiceros
son dulce calma dentro de un torbellino,
milagro de vida que he bajado
de esas tierras misteriosas.
XVII
No te cambio por oro ni plata.
Ni por la diosa Isis, ni la hija de Júpiter,
ni la hermana menor de Apolo.
Ni la exuberante Helena
se comparan a tu fragancia.
Oh deslumbrante montaña,
en un éxtasis sexual cantaremos en los astros.
Sólo tú serás mi inspiración
hasta que la luna deje de fluir
¿Quién es esta mujer que está mirando hacia abajo?
XVIII
¡Qué por unos ojos y su dulce embrujo!
¡Qué por unos ojos magos y hechiceros!
Mi corazón ciego sólo se condujo
hasta este amor, por quien vivo y muero.
Miguel Aldemar
Tus ojos ardientes
son como secretos de tierras lejanas.
Describe el monte de Hebrón,
hasta las cumbres de la Sierra Nevada.
Tus ojos son el oasis en medio de un desierto
por ellos cruzaría el océano
bebiendo tus aguas cristalinas.
Tus ojos son la medicina para la soledad
en tus ojos el tiempo se detiene
hipnotizados mis sentidos
despertando el olor a olivo.
Sulam en tus ojos intento e intento un refugio
intento e intento una conquista
intento e intento una palabra
intento e intento simplemente
una respuesta.
XIX
Qué hermosa eres Sulam.
Eres como tocar la lira con manos angelicales
en danza de luceros.
Eres como la montaña con sus copos de neblina,
el valle vestido de turquesa,
la gota palpitante de rocío,
la música con sus arpegios delicados.
Eres como mirar el nuevo amanecer con un sol
en las nubes de tu mirada.
Eres como el cielo con su joyería celeste
la aurora cuando nace el día,
la tarde fantástica del crepúsculo,
la noche con sus sombras de misterio.
¡Qué hermosa eres Sulam!
Eres como acariciar el alba
con capullos de pasión.
XX
Soy aquel ruiseñor
en busca de tus deleites exquisitos.
Poco a poco
subí por tu palmera
en ese vivo instante el cielo abrió los cristales.
Tu voz de azucena me transportó a un trasmundo
cuando mi cuerpo sudoroso marcaba tus laderas.
Fue en aquel peñasco que erigí tu monumento
en la fragancia de tu flor.
Ha pasado tiempo en el reloj de arena
no sé cuándo vuelva a verte
sólo pido que no sea un ave más en el
recorrido de tu geografía.
XXI
Santa montaña.
Tu paladar metamorfosea fuego encendido
en las lagunas de los glaciares.
Escucho el coro de los ángeles que anuncian tu
venida.
Desde abajo
veo un espejo.
XXII
¡Tu paladar fluye dulcemente sobre los labios de los
durmientes!
Cantar de los Cantares 7:9
Deseo que tu llama llene los árboles
del dulce néctar de tus labios
encantados del frenesí de Venus
y al besarte me consagre en caballero andante
explorando tu alquimia.
XXIII
Duerme
Sulam
en el país de las hadas.
Yo
seré
el príncipe ladrón
que entre a hurtadillas para robar
su cuerpo.
Cuando los guardias sigan mi procesión
volaré con ella
en una alfombra mágica.
Para dejar
nuestros cuerpos desnudos
en la cima de una montaña.
XXIV
Deseo penetrar
mis palabras en tus pechos
y
dejar fuego
en tu boca.
XXV
No tengo otro oficio
que escribir
olvido,
olvido,
olvido,
olvido,
al cerrar
un poema.
XXVI
¡Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes y el
mar será una magia entre nosotros!
Jorge Luis Borges
Aquí en donde la noche no ríe
el ángel de la luz me conduce
a las tinieblas.
Preso en cadenas pregunto
¿por qué estoy en oscuridad?
Por amor
dice el ángel.
El miedo se apodera de mis venas,
me encierro tras mis pensamientos,
me entierro en mi propio cuerpo,
ya no veo jardines,
ni extrañas lagunas.
Te vestí de oro
ahora tú
vistes mi cuerpo con el aroma
de la muerte.
Ahora
duermes en mi ataúd
mi boca desangra tímidas palabras
que se abren al viento y tan solo sopla
a tu alrededor.
Tu mano empuñada a tu adalid
penetra mi cuerpo amorfo.
No puedo escapar de tu sombra
tu voz está en todas partes
no puedo esconder tu imagen.
Ya sea en las nubes
o en el Sol
te seguiré amando de igual manera
sin perder el sueño de salir de la tumba.
Solo te esperaré hasta la muerte
pensando en tus labios míos.
Desgarraré mis vendas y te ataré
a mi lado.
Juntos bailaremos en las copas
de los árboles,
con invitados celestiales,
solos en los astros
como cometas azules.
Ángel.
es verdad,
el amor es la propia muerte.
Ángel.
Por amor los guardianes
protegen la torre con cerraduras.
Apártate de mí, Ángel.
Sólo una llave mágica
abrirá mi cuerpo
de esta cárcel.
XXVII
Derramo vino
en mi alma desnuda
a veces la refresca
a veces la atormenta
en un canto de gloria.
XXVIII
A Andrey, un compañero de copas
Aquí estamos
cambiando esperanzas
y algunas copas.
Tenemos los mismos ríos.
Las mismas agonías corroídas.
Las mismas tumbas.
Sólo que
mi tumba tiene
un orificio muy profundo
donde nace mi tumba.
XXIX
¡Bajo la noche tiemblan mis cenizas, amándote,
llamándote!
Juan Gelman
Escuchen duendes de este bosque:
El hada se fue y no vuelve.
La llamo en la noche
marchó para siempre.
De tinta y sangre
bañó mi sentir en el olvido.
rechazó mis besos.
Ebria derramó agua sobre mis piernas
sólo queda el eco de su silencio.
En el fondo de una copa de licor
dejó sus besos
ella quebrantó el conjuro.
Escuchen duendes de este bosque:
Antes que las fuerzas celestes
derribaran mi cuerpo
le profesé amor.
y
ella
dijo:
Déjame
dormir.
XXX
Gloria eres.
Tienes supremacía.
Diosa enjaulada
en las entrañas
de una serpiente.
XXXI
¿Quién es Sulam?
Es la belleza
sentada en las piernas
de Rimbaud.
¿Quién es Sulam?
Es la que te hace construir
barcos de papel
para que tomen
rumbo al Nirvana.
Donde comienza
el sortilegio.