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1 o LA REPRESENTACION POLITICA
1,ns tcor.ns liberal y biirkcnna piieticii ser iiiles en inhs
ctc i i i i : ~ f'otrs1;i 17:ii.;1 tiiicstra perspectiva dc 1;i
reprcsentaci6n entendida coino iinn actuaci6i.i siistntitiva por
otros. No slo enriqrieccn c iliistraii n q u e ya sc Iiri dicl- i~
snbre el papel del representante, sino cluc, tlado qiie eslos
;tiitores sc interesan de un mocio explcito por* 13 rcpr-csen-
tncin polticli, sus ideas pueden servir para abordar una discucir
inAs bien abstracta bajo la forma de una co~lfrontacin ~ n h s
dii.ccta con las reiiliciades de la vida poltica. Con ello,
deberamos estai- ahora en condiciones de resumir lo que hemos
aprendido sobrc In Ultinia perspectiva de la represeniaciii, y
luego corifrontarla y rela- cionarla con lo que conocemos sobre las
labores de la poltica. Lrt fcrmiilacin de ia perspectiva a la que
hemos llegado podra expre- sarse nis o menos como sigue:
representacin significa aqu actuar C /' en inters clc los
representados, de una manera sensible nntc ellos. El representante
debe actuar independientemente; su accin debe impli-
i car discrecin y discernimiento; debe ser l quien acte. El
reprcsen- f tado debe ser tambin (se le concibe como) capaz dc
accin y de a. t jiiicio indcpcndientes, y no comportarsc meramente
como necesitado \* 4 dc cuidado. Y, a despecho del potencial
resultante de cara al conflic-
to entre representante y representado sobre lo que ha de
hacerse, esc -conflicto por lo comn no debe tener lugar. El
representante tiene
q i i e actiiar .de tal manera que no haya conflicto, o si ste
surgc, sc Ince prccisa iiiia explicacin. No debe hallarse
persistentemente eii disparidad con los deseos de los representados
sin tener buenas 1x70-
I L / nes en trminos de los intereses de sus representados, sin
tener iina . buena explicacin de por qu sus deseos no estn de
acuerdo con el
inters de ellos. Esta perxpectiva rns bien compleja establece
nicamente los l -
mites externos de lo que ser aceptable como representacin en el
sentido sustantivo. Dentro de aquellos limites so11 posibles una
arn- plia gama de posturas, dependiendo de las perspectivas que
tenga el autor sobre aquello qiie se representa, sobre la
naturaleza de los intereses, del bienestar o de los deseos, sobre
las relativas capacida-
-
des del representante y de los electores, y sobre la nat~iraleza
de los ternas que debe tratar el representante. El priiiicro d c
estos critcrios es tambin el ms simple. All donde la
represcritnciii se concibc como compuesta de abstracciotics
desviriciilac:is, 1:i corisiilt:i dc los deseos o de las opinioiies
de alguieii tender6 menos a parecer que cs una parte significativa
de la representacin. i3iirke no crea qiie 12 1, representacin
tuviera mticlio que ver con la coiis~ilta a los reprcsen- tados o
con hacer lo que ellos quieran; por csri razri, R~irke se refera a
la representacin de intereses desviriciilados -iritci~cses con los
cuales ninguna persona particular estuviera tan cspccisltiier?te
re- lacionada que pudiera pretender el estar privilegiw da para
clefinii- cl inters. Pero cuando el que tiene qiie ser representado
cs el pueblo. su pretensin de tener voz y voto en el inters que le
atae llega a scr relevante. En ese aspecto, la concepcin de inters
dcl autor -o de bienestar, o de los deseos, o de cualquiera de los
trniirios de esta clase que est manejando- tambin se convierten en
relevantes para su postura. Cuanto tns observa los intereses (o cl
bicncstar, o lo que sea) como objetivo, como algo determi~iable por
otra geiite que n o sea aquel de quien es el inters, tanto ms
posible llega a ser para un represe tante pronlover el inters de
sus electores sin coiisiiltar TP sus deseos: Si tienen un
"verdadero" inters en aquello que conocen muy poco, entonces el
representante est justificado al perseguirlo incluso en contra de
los deseos de sus electores!'la teora de Burke a este respecto es
la ms radical. Pero si una perspectiva seiiicjante es llevada
demasiado lejos, abandonanios por entero el reino de la re-
presentacin y desembocamos er un experto que decide cuestiones
tcnicas y vela por las masas ignorantes al igual que ~ i r i padre
cuida de u n nifio.
Por el contrario, cuanto ms ve el autor el inters, los deseos,
etc., como algo definible nicatnente por la persona qiie los siente
o los tiene, ms probable es que exija que un representante consulte
a sus electores y acte en respuesta a lo que solicitan de l.
Llevada al extremo, iina vez ms, la actuacin sustantiva por otros
se hace im- posible, y un terico debe recurrir a otras perspectivas
de representa- cin o bien declarar que el concepto es una
ilusin.
Esta gama de posibilidades est relacionada ntimamente con las
concepciones de las habilidades y capacidades relativas del
represen- tante y del representado. Cuanto ms vea un terico al
representante como miembro de una iite s~iperior de sabidura y de
razn, como lo haca Burke, menos sentido tendrii para l exigir al
representaiite que consulte las opiniones o incluso los deseos de
aquellos por quie- nes acta. Si la sabidura y la habilidad
superiores residen en el re- presentante, entonces n o debe
subordinarlr~s a las opiniones de sus ignorantes e inferiores
electores. Contrariamente, cn Izi niedi
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rnente iguales cn capacidacl, sabidura e informacin, terider a
exi- gir clitc 1:)s pcrspcctivo~ dc los clcctorcs sean tcriirl:is
cn cucnta. Si cl r.cprcsc:itantc cs un Iiombre ol.diliario,
faliblc, siti ningin conoci- riiictiio i i i tia bilidnd
especiales, parecerb dcsptico e injustificable
P qiie ignore a sus electores. Nuevamente los extremos son por
entero E" ajcnos 21 conccpto: iii i verdadcro experto que cuide de
un niiio des- f :iinp;irado 110 cs un representante, y un liombre
quc simpleinentc $ cons~:lta y reflexioria sir1 sctiiar no estB
representando en el sentido -i
cie actuar siistantivamente por otros. Pero la gama de
posiciones intermedias cs amplia.
Estas corisideracioiies, en cambio, se relacioiisn con el itiodo
eri qiic los tericos ven la labor del representante: -las clases de
cues- tiorics y problemas que tia de tratar. Cuaiito nis estime un
terico 12s cuestiones polticas como cuestiones de conocimiento,
pira las quc es posible hallar soluciones correctas, objetivamente
vlidas, inSs incliiiaclo cstarh a considerar al representaritc
cotno i i i i experto y de encontrar. irrelevante la opinin del
electorado. Si las cucstioncs
- polticas son como las cietitifcas o incluso como los
probleriins ma- i teniticos. es ridculo intentar resolverlas
mediante el cmpiito de 3
1 inanos alzadas del electorado. Por otro lado, cuanto ms
consicierc cl tecrico que las cuestiones polticas son elecciones
irracionales y arbitrarias, asuntos de capricho o de giisto, menos
sentido tieiie Diira 8 cl rcprcscntarite actuar por su ciienta,
ignorando los giistos dc aquc- 110s por quienes se siipotic cluc
Iia de actuar. Si las elccciotcs en el terreno poltico son conio la
eleccin entre, pongatnos, dos clases de
e' alimeritos, el rcpresentarite slo puede satisfacer o sil
propio paladar o cl de ellos, y esta ltima parece ser la nica
eleccin jiistificable. Llevada al extremo, una vez ms, la
representacin desaparece. El 1 i- experto cientfico que soliiciona
iin problema tcnico no es cii abso-
F i luto un representante, no csth decidiendo nada, no persigue
el i i~te- j. rs de nadie. El hombre que elige por otros en asuntos
de gusto t arbitrario tampoco acta por ellos en sentido sustantivo;
s61o pui:de h sustituir su voluntad por la de ellos, o bien
consultarles y actuar f como ellos deseen. No puede decidir de
manera independiente e1.i lo
refercnte a los intereses de ellos ya que, cuando la eleccin es
una cuestin de giisto, ningn inters est comprometido.
i 1 Idos temas polticos, de un modo general, se s i t ~an en el
traino intcrriiedio, all donde se aplica la idea de representacin
coino una S
: sustantiva actuacin por otros. No es probable que las
cuestiotles polticas sean tan arbitrarias coiiio una eleccin entre
dos alimentos; ni tampoco es probable que sean cuestiones de
conocimiento con respecto a las ciiales un experto pueda facilitar
la respiiesta corrccta. Son problcrn:is sobrc la acci6i1, sobre lo
quc cicbcrn liiccrsc; cii ctriiccc\iencia, itiiplican a la vez
comprotnisos de Iiecl~os y dc vkilores. fiiier, y medios. Y ,
cnractcrsticamente, los jiiicios cie hecho, los coni-
I
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promisos de valor, los fines y los tnedios, estn
inextricablernerite entrelamdos en la vida poltica. Con
't.ccuciici:~, los compro~nisos con respecto a valores polticos son
profundos y signif'icantes, a dife- rencia de las triviales
preferencias de gusto. La poltica abiinda en temas sobre los cuales
los hombres se comprometen de u11 niodo qiie no es fcilmente
accesible al iirgiinicnto racional, cliic ~Ictcrrr~iria la
percepcin de los argiirnentos, que p~ iedc vci.sc iri;iltci.rido
diirante todo el trascurso de la vida. Es un campo en el qiie la
racionalidad no es garanta de aciierdo. Sin embargo, al misino
ticrnpo, los argii- mentos racionales son rclevantcs algiin:is
veces, y tainbien d e vez en cuando puede llegarse rt 1111
rtcuerdo. 1,a vida poliicn rio cs niera- mente la elaboracin de
elecciones arbitrarias, i i i nieranientc la ne- gociacin entre
distintos deseos privados. Es siempse una combina- cin de
negociacin y de compromiso en la qiie existen compromisos no
resueltos y en conflicto, y uria deliberacin coiiiiri sobre poltica
pblica, en la que los hechos y los argumentos racionales son
relevantes.
Pero sta es precisamente la clase d e contexto en la que se hace
ielevante la representacin como actividad sustantiva. Piies la
repre- sentacin no es necesaria all donde esperamos soluciones
cientfica- mente verdaderas, all donde no estn involucrados
compron~isos de valor, decisiones, ni juicios. Y la representacin
es imposible (excep-
,
to en un sentido descriptivo, simblico o for-mrilista) all donde
se 1 exige una eleccin totalmente arbitraria, donde la deliberacin
y la razn son irrelevantes, Necesitamos la representacin
precisamente all donde no nos contentamos con abandonar las
cuestiones en ma- l nos del experto;-ner una r e p r e m c i r i
sus_taannva slo all donde el _--- inters se vea . __ implicado, .
__-.- es decir, all donde las decisio- nes n o son meras decisiones
arbitrarias.
Y, sin embargo, si los tetiins polticos tracii consigo
cotistantes compromisos de valor, graves, y parcialmelite
irracioiiales, i,piiede nuestra c o n ~ c i b n
de-k-repr-esen-taci-n cuino actividad sustaritiva
- --_ - < - - - -
aplicarse a ellos en absoluto'? Hemos diclio que
el-epresentanteuebe 1 ! i
perseguir el inters de sus electores, al menos de una manera
poten- 1 cialmente sensible a los deseos de stos, y que el
conflicto entre ellos debe ser justificable en trminos de ese
inters. i,Peiao q u ocurre con trminos como "inters" y
"justificable" si puede existir entre los hombres una profunda
discrepancia de por vida sobre lo que es su 4 1 inters
-discrepancia que permanece a pesar de la. deliberacin, de t , la
justificacin, y del argumento? En la nedida en que esto es as, la
posibilidad de una a c t ~ a c i n sustantiva por o t rosge
desmorona. y esa perspectiva del concepto se hace irrelevante para
la poltica. En la medida en que esto sucede en la prctica de la
vicia poltica, en- tonces parece que caemos en brazos de l a ~ x x
x n t a c i n descriptiva;
- - - --_____
elegimos a un representante que comparta n u e s t r o s ~ a l o
r e s m- .E <
-
proniisos y preveriga el irrcsoliible conflicto. Si falla esto.
podemos rctrocedcr :i 1;i rcprcsctitncibii sinibhlica; porlenios
pcrnlitiriios cstai. itifluenciados por vnculos emocionales a pesar
de nuestras ducias sobre si se atienden nuestros i~iterescs. 0, si
tambin falla esto, pode- mos reciirrir n nuestros acuerdos
representativos formales e institu- cionalcs, incliiso ciiaiiclo
piirece qiie esthn desprovistos de coirtenido siistnntivo. Podcmos
contintiar obedeciendo, n pesar cte sentir que se abusa de
nosotros; o podemos continuar removiendo de sus cargos a series de
representantes, aiinqiie ninguno d e ellos sirva a niiestros
intereses.
Pcro si un terico conserva la actividad sustantiva de la
rcpresen- tacin, es probable que contemple esa actividad en relacin
con su concepcin de la poltica y de la vida poltica.
Verdaderamente, hay fundamento para argiiir que las clases de
correlaciones que hemos estado trazando aqu tienen un significado,
no slo conceptualmen- te, sino tambin de comprensin emprica de los
sistemas polticos. Puede ser que cuanto ms igualitaria sea una
nacin en su actitud general, ms sienta qiie es exactamente tan
bucna como lo son siis gobernantes, y que es perfectamente capaz de
juzgarlos, y menos inclinada est a proporcionarles mucha discrecin.
De manera simi- lar, si en la sociedad hay una divisin aguda,
asentada profunda- mente en importantes compromisos de valor,
presumiblementc lia- br un nmero creciente d e cuestiones sobre las
que no podr lograrse un acuerdo mediante un debate racional. En
consecucncia, podramos contar en una sociedad semejante con un
creciente deseo de representatividad en sus legisladores, un deseo
de escogerlos to- mndolos de un grupo particular como la Unica
garanta segura de accin en inters de ese grupo. Entonces, cada vez
son ms las cues- tiones que parecen tan arbitrarias como la eleccin
de un dulce, aun- que de ningin modo sean tan triviales. Friedrich
ha sefialado que con frecuencia son los mismos pases para los
ciiales la representa- cin proporcional es ms peligrosa los que
insisten en tenerla (1) . An cuando esta representacin introduce en
el legisiativo antago- nismos irreconciliables que impregnan la
sociedad, los pases insisten en ella porque creen que slo un
miembro escogiJo a partir de. un grupo particular puede actuar en
inters de ese grupo. Y algunas veces pueden tener razn.
Dentro de cualquier sistema representativo qiie funcione, las
rnic- nias consideracioies se aplican a la personalidad del
legisladot. y rii tema particular que se le plantee. Un
representante que de inariesa caracterstica se siente seguro de su
propio conocimiento y de sus convicciones es ms probable que acte
con arreglo a ellas; otro yiie
( 1 ) CARI- J . FRII:DRICH: "Representation and Constitutional
Kefoi-rii iii Eiii,ope?". I,Vcslcrn Political Q i a r t ~ r b ~ , 1
(jir nio, 1948). 128- 129.
-
tienda a sentirse escptico y cauto con reipecto a su<
prcipios pun:os de vista es ms probable que quiera conocer lo que
piensan sus 2 electores. Algunos temas se ven de un modo ms fcil
como si tuviesen un lado correcto y otro err6neo; otros parecen
arbitrarios, confusos, o parecen ser cuestin de opinin. Una vez ms,
cua'nto ms inseguro se sienta un representante sobre lo que debe
hacer, ms tender a ver el tema como relevante para los sentimientos
u
i 1
opiniones de los electores (2). Con respecto a tales temas y a
tales hombres, la poltica parece ms una cuestibn de voluntad que de
1 b acierto o error. Esto corresponde a una de las dificultades que
se t plantean al estudiar empricamente la representacin. No valdr
examinar las votaciones cxclusivarnente sobre un simple tema; en
los estudios de ms alcance, el tema surge ms pronto o nihs tarde
corno una variable relevante (3). Podemos ver iina vez niAs cl
porqu de una simple eleccin: ",Debe hacer lo que piensa o lo que t
quie- res?"; una pregunta que tender a producir respuestas
equvocas.
'Todos estos elementos -lo que ha de representarse, si es deter-
minable objetivamente, cules son Iris cnpacidadcs relativas del rc-
presentante y de los electores, I:i natiirale7.a de los ~cin;is
qLie tian de decidirse y as sucesivameiitc -contribuyen a def'inir
la posicin de un terico sobre el continirurv existente entre un
"cuidar de" tan E completo que ya no es representacin, y un
"depositar el voto" tan k d pasivo que a lo sumo es un "suplir"
descriptivo. Pero adems de ii ilustrar esta observacin, el examen
que hicimos de las teoras bur- keana y liberal nos ha precipitado
en otra dimensin de la accin sustantiva por otros -los problemas y
rasgos caractersticos espe- ciales de la representacin poltica: la
distincin existent e entre rc- presentacin privada y representacin
pblica, entre actuar por un i solo principal u organizacin y actuar
por un electorado. Es Iiora de P 5 volver a aquellas
cornplicaciones polticas que apareca11 en la con- troversia
mandato-independencia que de-amo en aqiiel momento a t
I
(2) i . rw is ANTHONY DrXTl'R: "nle ~~cp i~cscn ia l ive nntl
Iiis I>istrict", ifilr?tott Orgartizntion, X V I (pritnnvern,
1957). 3-4; Gronc;r W . ~ ~ A I ~ I ~ ~ A N N : ".Iiitlgmctits".
Joirrnnl of So(-iol Psycholo,qy, X X 1 (fcbrcro, 1945). 105, t 13:
1 I ~ i ( o i i ) T700.i,r Cios~r-1.1 : I>onocrnc)j (New York,
194R), pfig. 203 .
(3) Itsto h~ siclo visto con niayor claridad por \VAKHI:N 1:. M
I I . I . I ' I ~ y I ~ o N A ~ . . I ) E. STOKTS: "Constituency
Influeiice in Congiess", Americnrt I'oliticnl Sr.icrtce Rcvieii',
LVIl (marzo, 1963), 45-46, y por Drx'1.r~: " l l i c
Rc.prescntniive", phgs 3-4; pero tatribiti por 1.. E. G i . r r c ~
: "06 Coiigressnien Make Up Tie i r Miiids", I'trhlic Opininrt
Quarterly, I V (marzo, 1940); FIFINZ ~ 1 1 1 . 4 0 el a l . : " l l
i e Role of ttie Rcprcsentative", Atnericnn Political Science R a v
i ~ ~ r l , 1,111 (septiembre, 195Y), 745. 749; y Jurius TIIR- N E
R : Parr.v and Consrituency (Baltimore, 1951), pigs. 70. 79. H a
sido pasado por 3110 por estudios tales como el de Wilder W. Crane,
que aborda slo una siiiiple medida legislativa. Crane crela que
"s61o un" legislador "vota deliberadamente bas2ndnse en los
m4ritos" del tema. Pero, jculil era el tema? i I-a institucin del
Dqlli,yhr Suili?tk Time! " D o Representatives Represent?".
.loitrnn/ of Polirics, X X l l (mayo. 1960).
-
\.iri lado, aunque slo sea para mmtra r que nuestro argumento
con- ceptual cs relevante incluso para la poltica, y en qu gracio
\o es.
La representacin como actividad sustantiva con freciiencia pue-
dc haber parecido rcmota con respecto a las realidades de la vida
poltica. I!n rcpreseritarite poltico -al menos cl tpico miembro de
1,111 Iegisliitivo elegido- tiene un electorado y no un sencillo
princi- pal; y eso hace que siirjan problemas sobre si u11 grupo
semejante que rio est o rgan i7~do puede an tener iin inters qiie
deba perse- giiir. siti riicticion:ir iiria voluntad ante la cual
podra tratar d e ser scnsihle, o tina opinin aiite la cual podra
tratar de justificar la que Ii:i l i c c i i i ~ . Estos prob1cm:is
sc con-iplican ndicionnlmctitc ciiaricfo cotisicici-:iinc>s lo
qiic la ciencia poltica enseria sobre los riiicnibros de
seriic,jar~tc clcctorado, al menos eii una moderna democi.;icia dc
iniisris ---sil apata, su ignorancia, su maleabilidad. Adems, cl
repre- scritante qiie es un legislador electo no representa a sus
votantes en cualquier asunto, ni tampoco lo hace por s mismo
aisladainente. 'rtaabajn con otros representantes en un contexto
institiicionali7rtdo y cii iirin t;ire:i cspccfica -el gobierno de
una nacicrr o de 1111 csi;ido. Es10 vticlve ;i p1:iiitear cl
conocido problcma de los iritcrcses iocalcs o parciales iJerszrs el
inters nacional, y la cuestin del papel del re- presentante poltico
con respecto a ellos.
La representacin poltica no tiene por qu plantear problema
alguno sobre el inters nacional; una cabeza de estado simblica
puede suplir a la nacin sin que una cuestin semejante parezca tan
siquiera relevante. O el contexto iiistitiicional puede ser tal
qiic una persona o iin cuerpo puede actiiar pos la nacin, mientras
qiic otro cuerpo se compone de representantes locales que no
gobiernan ni iictian por toda la nacin (4). El problema del inters
nacional surge riicarnente en el contexto de un legislativo
representativo, uri cuer- po compuesto de personas que representan
(como decimos) diversos electorados y, al mismo tiempo, que se
supone gobierna la nacir, y hiisca el inters nacional. Ese contexto
ha llevado con frecuencia a los tericos a forrnular el clsico
dilema: Si un Iioinbi-e represcrita a ~ i t i clistrito clcctornl
particirlar en el Icgislativo, inCs su deber pcrce- giiir cl
intcr5.s cicl inisino o el in teds de la nacin coiiio u11
todo'?
Ai igual que ociirra con la coiitroversia
mandato-indepcnclrrici;~, los tericos parecen estar demasiado
dispuestos a aceptar esto corno :ir1 verdadero dilenia, coti
alternativas que se excluyeti. Pcro, come ---
( 4 ) As, los cnng~csistas nortearncsicanos defienden la alcncin
que pi-cstaii a las necesidades localcs diciendo que el inters
nacional concierne propiamente al Scn~ido y al Presidente. "1-0
qiie enrarece el sistenia son los as llamados hombres de cstado
-congresistas que votan por aqucllo qiic creen q u e es el inters
del pas ... Dcjad qlie los senadores hagan eso ... Se les paga para
que sean hombres de cstado; nociitros no lo sonios". dice iin
congresista citado en DTXTCR: "Thc Representatir'c", pg. 3. Cfr. G
I - R I ~ A R I ) L.rln11o1.7.: Da.r I.17e.rcn dpr R~priirenlntion
(Bcrlln, 19291, p h g . 183.
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en la controversia mandato-independencia, algo se puede decir
sobre las dos partes. Si un hombre representa a un cierto distrito
electoral, entonces, de acuerdo con el argumento que hemos
desarrollado eri los ltimos cuatro captulos, su obligacin es para
con el inters de ese electorado. Y en un sentido prctico, es
importante social y poli- ticamente hablando que los intereses
locales y parciales lo sean im- placablemente desatendidos y
sacrificados en nombre de . la nacin. Por otro lado, alguien ha de
gobernar, y el gobierno nacional debe perseguir el inters nacional.
Si los representantes como grupo csthn consagrados a esta labor,
tambin estn consagrados, en consccuen- cia, a velar por el inters
nacional. Y, en un sentido prctico. es importante social y
polticamente hablando que a los intereses loca- les y parciales no
se les permita preponderar sobre las necesidades y los intereses de
la nacin como un todo. - . Es posible evitar encontrarse con un
aspecto de este dilema tnu- dando fundamentos sobre quin o qu es
representado. Si el legisla- dor representa a su electorado, la
perspectiva del "actuar por" sus- tantivo de la representacin
sugiere que aquel debe perseguir el inters de este ltinio. As, si
qiieremos demostrar. que su obligacicin es para con el inters
nacional, decimos que lo que representa verda- deramente es a la
nacin. Podemos citar algunas constituciones europeas a efectos
ilustrativos: "Los miembros del Reichstng son los representantes
del pueblo como un todo, y n o estarn vinculados por rdenes ni por
instrucciones". "Los miembros del Congreso son los representantes
de la nacin y no de aquellos colegios que los eligieron". "Los
miembros de las dos Cmaras representarn a la nacin y no
exclusivamente a la provincia ni a la subdi\fisin de la provincia
que los eligen". "Los diputados representarn a la nacin como un
todo, y no a las diversas provincias en las qiie son elegidos"
(5).
Pero semejantes formulaciones n o soliicionan nuestro dilema
terico; simplemente rechazan una de las alternativas, optando por
el inters nacional en lugar del inters del distrito electoral.
Tales representantes podran tambin ser elegidos de una forma
global, a nivel nacional (6). Esta posicin es el anverso de la
defensa acrrima
( 5 ) Las Constitiiciones de Alemania, Portugal, Blgica e
Italia, citado en R o B r R T LUCE: Legislurive Principies (Boston,
1930), pfr gs. 446-447; cfr. C A R I . S C I ~ ~ I I T T ' : 7 % ~
Necessiry of Polifics (Londres, 1931), pRg. 69. Martin Dratli
seAala que semejantes clusulas no fueron originadas como
admotiiciones morales liacia el represetitantc, sino que tuvieron
una significacibn poltica real y prctica. Die Enlivicklung der
J'olks- reprasentarion (Bad Homburg, 1954), pgs. 7- 10.
( 6 ) Siyes llegb a argumentar que iiicluso el representante
elegido localmerrte es realmente elegido por toda la nacin, y que.
por tanto, la representa. Su discurso ante la Asamblea Nacional de
1789 es citado en KARI. LOI:WENSTEIN: Volk i ~ n d Parlamenr
(Munich, 1922), pg. 199. SAIIUFL BAII Et': The Rarionale of
Poliricnl Represenrnriofi
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del inters del distrito electoral; ambas tienden a oscurecer la
rela- cin existente entre distrito electoral y nacin, entre la
parte y el todo. Asumen que la eleccin es genuinamente o esto o
aquello, como si el distrito y la nacin fuesen unidades mutuamente
exclu- ventes y desconectadas. Sugieren que el que iin
representante elegido n Califoi-nia tenga la obligacin de
"representar" el inters d e toda la nacin es lo mismo que si
tuviera una obligacin de "representar" el inters de New York. Pero,
naturalmente, esto no es as; Califor- nia forma parte de la nacin.
Si suponemos que una nacin y sus partes integrantes se enfrentan
entre s como dos naciones hostiles, el problema es efkctivamente
insoluble, ya que admitir entonces que el bienestar nacional es el
objetivo supremo imposibilitara la repre- sentacin de la localidad.
Y viceyersa, la localidad no podra ser acusada de oponerse al
nfasis puesto en el inters riacional si ese iriters fuese
necesariamente hostil al suyo propio (7). Pero, de he- cho, tina de
las caractersticas ms importantes del gobierno repre- sentativo es
su capacidad para resolver las conflictivas pretensiones de las
partes sobre la base de su comn inters en el bienestar del
todo.
Un argumento ligeramente ms ambicioso que frecuentemente aparece
en la literatura sobre el tema supera esta debilidacl postulan- do
una artnona automtica entre el inters local y el iiiters nacio-
nal. Sc supone que una especie de "riano invisible" poltica ha de
prevenir cualquier conflicto real. La nacin se constituye a
prirtir. de
, . sus partes; del mismo modo, el inters nacional debe ser la
suma de los intereses parciales o locales. La dificultad que se
plantea con cste
- arguinento es qiie es falso. Todos sabcmos de casos eri los
c~inlcs cl ")
i! inters de alguna localidad est en conflicto con cl bienestar
nacio- nal. AdeinRs, este argumento no ciimplirii lo que sus
propor.ieritrs
3 . :. esperan dc 61. ya qiie corta las dos vas. Un congresista
piiccic decir: P 3: .+. "Estoy aqu para representar a mi distrito.
Lo que es bueno para la 1 mayora de los distritos es bueno para el
pas" (S), y tornar esto para w- S Y ' - . ,
' sancionar su bsqueda del inters de su distrito. Pero Biirke
puede rA sostener igualmente que toda localidad, al ser una parte
del todo,
participa del inters nacional; y puede tomar esto para
saricionsi- la 5 devocin del representante al bienestar nacional
antes que hacia las 9 k pretensiones del electorado. r"- %+
(Londres. 1835), pAg. 137, argumenta que los representantes deberan
ser elegidos n
nivel nacional y en general, si ello fuese factible. (7) Es
comin en la literatura existente esta interpretacin errnea de dicha
dis-
tinciijn. ,\s. Luce cita el siguiente pasaje a partir de un
discurso dc u n delegado eii In conveiicibri de New Flan-ipshire de
1902 conto irnn ilustr.acidn de la forma ert qtrc cl puchlo
prefiere c ~ l inter.6~ local al inicrs nncionnl: "Preferira no ser
representado en
i abscilrito que ser rcpseseiitado por un hombre ciiyos
intereses pertenecen a otra ciu-
i i:
dad y que no ayuda a nuestra ciudad". Op. cit., pgs. 506-507. 2
(8) Citado en DFXTER: "The Representative", pg. 3 .
-
Lo difcil aqu es la Sorniiilacin verbal corrccta cc los hechos
obvios: eri cierto sentido. la nacin es la siim:i de sus partes;
pero en otro sentido, la nacin debe exigir algiin;is veccs ;\
cicrt:is partes que sacrifiquen sil bienestar al suyo propio. P:ira
que tina coiiiiinidad exista y perviva, s i ~ s miembros y
siibdivisiorics cictlcn bcriefici;irxc dc su existencia, han de
tener un inters en sil pcrpeturiciti. En ese sentido, cada distrito
es parte del todo, y el inters riacional no es iin inters distinto,
hostil al suyo propio, No obstante. el iiiters nacio- nal no piiede
ignorar o posponer el bienestar de las pltrtcs integran- tes de la
nacin y r i i siqiiiera de los individiios. En las risambleas
representativas, el inters nacional a menudo es formulado como
resultado de las pretensiones rivales d e intereses y localidades
dentro del estado. Con todo, algunas veces no bastar con una
sirnplc sunia de tales pretensiones; har falta algiinas veces iina
atencin directa, cargada de espritu pblico, al mismo bienestar
nacional.
Sera til distinguir entre lo que podramos llamar pretensin
inicial de un inters, por un lado, e inters objetivo final, por
otro. La pretensin inicial del inters de una localidad o grupo
puede ser, y a menudo lo es, contraria a la pretensin inicial del
inters de la nacin. Pero la nacin tambin tiene un inters en el
bienestar d e siis miembros y de sus partes integrantes, y a su vez
estos tienen u n inters en el bienestar de la nacin. De ese rnodo,
en teoria, debera existir para cada caso una solucin ideal del
ii1tei.~ objetivo final (al margen de que podamos hallarlo o estar
de aciiercio sobt-c l), concc-
' diendo exactaniente el peso justo a todas las
cotisideraciones. U n beneficio secundario para toda la nacin
adquirido al precio de una severa privacin para una de sus partes
puede n o estar jiistificado. Un beneficio secundario para una
parte adqiiiriclo al precio de un severo d a o para la nacin
probablemente no este jiistificado. En lo concerniente al interks
ob.jetivo final, se podra dccir que el inters de las partes se suma
al inters dc la totalidad, pcro seiiie.jaiite fr- mula optimista no
debe oscurecer los conflictos obvios existentes en la pretensiii
inicial d e un inters. La poltica incluye la i.econcilia- cin de
las pretensiones en conflicto, por lo general cada utia de ellas
con algo de justicia por sil parte; la armona de los intereses
objeti- vos finales tiene que ser creada (9).
La unidad nacional que proporciona a las localidades iin inters
en el bienestar del todo no viene tneranietite pi.csiipiiesta e n
la rcpre- sentacibn; es tambin recreada continuamente por las
actividades de los representantes. Como ha sealado Charles E.
Merriam, "la gerie- ralidad de los intereses especiales debe
urdirse en un cuadro", y ste es el bien nacional (10). Puede haber
sistemas institucionalcs en los
(9) DRATFI: op. cit., pg, 14; ver tambin SHTII-TX)N S. WOI.IN:
I'olitics arid Vision (Boston, 1960), pgs. 63-66.
(10) Sysrematic Pnliric.~ (Chicapo, 1045), pg. 140: tambikn pg.
145; Lr1etior.z:
-
criales esta tarea no sea desenipeada por un cuerpo
representativo, cn los qiic los representnntes presentan la causa
de sus dictritos ante i i i i rnoiiarca 11 o t ro e.jecutivo o
jiiez nacional, que es el qiie aclopt;~ las dccisiorics filiales.
Pero no es sta la situacihn tpica en un go- 17icriio rcprcscii ta
tivo tiiocleriio.
1.1 rScpresentante es, tpicameritc, a la vez un presentador
especial dc caiisas y un juez, un agente de su localidad as como un
gober- nante de la nacin. S\i deber es perseguir al mismo tiempo el
inters n:icion:il y cl iiitcrs local; en este ltinio caso, porque
cs un i.eprc- cciit;iiitc, y cri cl primero, porque su labor conlo
representante cs eobernar la nacin. Esa tarea dual es difcil,
aunque no sea imposi- C
blc ni prctica ni tericamente. Pero existen otras realidades
polticas que deben ser considera-
das, aciems del problema del inters nacional. El elector, el
votante que ha de ser representado, no es, desde luego, el
ciudadano racio- nal, informado, interesado, polticamente activo
que nuestr~l formu- In parccc exigir ( 1 1). La mayor parte del
pueblo cs aptico en lo tocante a la poltica, y muchos no se tonian
en absoluto i r i inolestiri dc votar. De aquellos que votan, la
mayora lo hace de acucrdo coi tina lealtad tradicional de partido;
algunas veces, las caractei.stics personales del candidato tambin
juegan un papel. Pero generalriicn- tc arilhas cosas, las
caractersticas personales y los compromisos po- lticos, sc emplean
para jiistificar ms bien una preferencia pr-dos- i i i ; ic l ; i ~
L I C como fiindsiiicritos p;irn haccr uria clccciti. 1-0s ~ ~ o ~
: i ntcs tieiicleri a atribuir a1 candidato cualquier poltica que
ellcs apoyctl: pocos dc cllos saben algo acerca de la votacin del
congresisti. 1.2s dccisiories parecen estar motivadas
principalriiente n~cdiaritc contac- tos cori grupos primarios; el
pueblo vota como lo hace su fa~niliri, sus amigos y sus compaeros.
En consecuencia, las decisiones referi- das a la votacin dependen
en gran parte del h ib i to , el seiititiiier~to, y la disposicin
antes quc de una consideracin racional e infoi-iiada de los
enfoques que el candidato o el partido tienen de los lemas.
Parecera inverosmil imaginar a tales votantes sosteniencio u n
dirilogo racional con sus representantes: "i,Por qu vot dc esta
rnn- iicra cuando le pedimos que votase lo contrario?". "Ah, lo quc
ocir- r-re es que conozco ciertos hechos que ustedes ignoran; han
conside- rado que...?". "Bieli, s, eso cambia las cosas ..."
Seguramente nada
Dcrs IVcscn der Repriiseniniion, pgs. 47-58; RUDOLF S M ~ N D :
I/erfassung irnd Vctf-7.~- sung.rrcchr (Munich, 1928), pgs.
39-40.
( 1 1 ) Sobre el comportamiento del voto, ver JOSEPH A.
SCHUMPETCH: Capitalisni. Socialisrn arrd Dentocrac,~ (New York,
1947), pg. 261, y los siguientes estudios empii-i- cos: PAIJL F.
LAZARSFEI.D et al.: The People's Choice (New York, 1048); I ~ E R N
A R U R . l31:Ui:i.soN et al,: Voring (Chicago, 1954); A N G ~ J S
CAMPRELL el 01.: T l ~ e Votcr Decides (White Plains, N.Y., 1054);
EUC;ENE BURDICK y AR'THUR J. BRODDECK eds.: Anierican F'ori~r~
llelrn~~ior (Glcncoe, lll., 1959); ANGIJS CAMPREI-1- el al.: 7'he
Amcrictrn I /or~r (Ncw York. 1960).
-
' 7 ' t podra estar ms lejos de los que realmente ociirrc cn ~i
t ias elecciones. 4 Problemas similares se plantean cuaiido
rec~irrirnos al represcn-
tante y a las realidades de la conducta 1egislativ;i. ~Consi i l
ta cl reprc- sentante frecuentemente los deseos de sus electores?,
o. si no es as, japlica su conocimiento de experto a una evaluacin
desapasionada, racional de lo que es mejor para ellos y para la
riacihn? De niievo, aqu, si esos son los presupuestos de los que se
parte, los Iieclios pareceran ser muy desilusionadores, ya que la
postiira del legislador es mucho ms compleja de lo que podra
sugerir u n inodelo scnie- jante. El representante moderno actia
dcritro de iin:i clnboi-nda rcd de presiones, demandas y
obligaciones; y existe una discrepancia considerable entre los
lcgisladores en lo conccrnicritc nl iiiodo iipro- piado de
desempear su papel (12).
En primer lugar, el representante poltico ticiic i i i i
clcctoracio y unos electores, no un principal. Es elegido por un
gran nmero de personas; y , si bien puede ser difcil determinar los
intereses o los deseos de un solo individuo, es infinitamente ms
difcil determinar los de un distrito electoral de miles de
individtios. IJii distrito electo- ral puede carecer de inters por
tnuchos temas, o siis niieinbros pue- den tener diversos intereses
en conflicto (13). Y el representante co- noce la ignorancia, la
apata y la irracionalidad de los votantes, sabe de la diversidad de
sus opiniones y de siis intereses. Adems, el re- presentante rara
vez tiene acceso a una informacin precisa sobre los
1 intereses y opiniones que tienen (14). En segundo lugar, es un
poltico profesional eri un marco dc
referencia de instituciones polticas ( l 5 ) , iin n1iernbr.o de
uii partido poltico que quiere conseguir ser reelegido, y un
miembro de un le- gislativo junto con otros representantes. Debe
ser serisible a su parti- d o poltico (tanto local como nacional) y
ante diversos grupos e
(12) DEXTER: "The Representative", pg. 3; JOIIN C. W A I I I K ~
: y 1--1l'lNZ 13~11.ht:, eds.: Legislnlive Rehnvior (Glencoe, I I I
. , 1959), pfigs. 298-304: . I O I I N C. W A I I I K I ' (11 01.:
"A mericnn Statc 1,cgislntors' Rolc Oi-icntntioii", ,loir~.rrrrl o/
' I'olifi(-S, Y X I 1 ( t i inyo , 1960); EULAU: op, rir.: C I ~ A
R I . C S O . . I o N ~ s : "Rcprescntntion in Congrcss",
At?lcricnn
I l Political Science Review, LV (dicieml~re, 196 1 ). (13)
SABINE: "What 1s tlie Matter?", en A. N. C I I H I S ~ ' ~ : N S I
' N y 17. M. K I R K P A -
I R I C K , eds.: The Pcople, Politirs ntld I ~ I P Polilici~n (
N c w Yor k. ,194 1): c.;. 1.1. 1 1. Co1.r:: ! Social Theory
(Londres, 1920). pgs. 103-1 16; D I - X T ~ R : '"l'lic
Reprcsentntivc", pgs.
4-5; HOWARD L ~ E MCRAIN: Tlic I . i v i n ~ Constirirriort (New
York, I94X), pg. 233; EIIIAIJ: op. cit., pgs. 747, 75 1 ; S
-
intereses pblicos y privados. Como miembro del legislativo, o c
~ ~ p a iin cargo piblico al que corresponden ciertas obligaciones
y expecta- tivas (16). Tiene que obrar de acuerdo con las
tradiciones del cargo y trabajar dentro del marco de referencia de
las reglas y mores del cuerpo legislativo. Debe avenirse con sus
clegas, especialmente con algunos de ellos que son ciertamente
importantes (17). Para actuar con eficacia, debe tener en cuenta no
slo las reglas foririales e infor- males de sil cuerpo legislativo,
sino tambin el lugar que ste ocupa en toda la estructura de
gobierno.
Eii tercer lugar, tanibin tendr opiniones y perspectivas, al
riie- nos sobre algiinos temas. Sentir que algiinas rnedidas so11
intrinse- c:iriierite errneas, inmorales o indeseables. Al mismo
ticriipo, eri c:itiibio, siis opiriiones pueden ser conformadas por
nqiiellos que le
i roclcail y por sus fuentes de informacin. Su propia opinin
sobre f una medida puede estar formada por los lderes del partido o
pos 5 otros colegas, por amigos o por efectivos colegas con los quc
forma i
los corros dc pasillo, o incluso por las cartas que reciba. El
rnisi~ir, i' puecie n o scr iina fuente fidedigna de informacin
para saber q u es 2 lo que confirma su opinin sobre algn tema o
incluso qu determi- > iia su voto (18). Y los temas no se le
plantean aisladamente; esiii ! interrelacionados, y puede desear
comprometerse en algunos para 1 ganar en otros (19). Una medida
particular puede tener muchas par- tes componentes, a las cuales el
representante responde de manera muy variada (20). Puede tambin
creer que las medidas tienen i in ., significado inhs allr de su
contenido inmecliato, por ejemplo como r" i parte de un programa
global de partido (21).
As. en el comportamiento legislativo estn en juego una gran
complejidad y pliiralidad de determinantes, y cualesquiera de ellos
puede formar parte de iina decisin legislativa. El legislador no
re- presenta, ni a travs de una simple respuesta ante los deseos
del distrito elcctoral ni de un desvinculado juicio olmpico sobre
los m6- ritos dc L I I I ~ proposicin. Ninguna de las analogas del
actuar por otros a nivel individual parece satisfactoria para
explicar la relacin quc existe entre un representante poltico y sus
clectores. No es i i un agcnte, ni un fideicomisario, ni un
comisionado, ni un comisario; acta por un grupo de personas sin un
inters singular, la mayora
(16) R(3nrn.r M. M A c l v r ~ : Thc Modcrn Stnre (Oxford,
1926), pg. 196; .Jos~rii ' T ' I I S S M A N : Ohli~nrion nnd tlie
Rod.v Politic (New York. 1960). pgs. 69, '15; WAHLKE:
z op. cit .; WAFILKE y EULAIJ: op. cit., pgs. 179-189, 284-293.
1 (17) DEXTER: "The Representative"; WAI-ILKE y EULAU: op. cit.,
pgs. 204-217. (18) G I . . ~ E C K : op. cit., pg. 7 ; TIIRNER: op.
cit., pAg. 12; D E X T ~ R : "The Represcn-
tative"; TRIJMAN: 111). cit., cap. 1 1 . (10) IIr'c.rrrt: "Tlic
Rcprcscntntive", pAg. 5 . (20) .!ONIIS: op. cit., pAgs.
363-364.
t' (21) W A I I L K F y E[JI.AI.J: op. cit.. pAgs. 298-304.
-
*,, Jf >-?o j
n de las cuales parecen incapaces de forrnar- i i n n
\:oJ~int;id explcita sobre las cuestiones polticas. .e >,
?$ i,Debemos, entonces, abandonar la idea de la representacicii
po- Itica cn su sentido ms comin del "actuar por"'? Esta
posibilidad ha & ? sido sugerida algunas veces; quiz, en
poltica, la represeiit-tcin sea i: s610 una ficcin, un mito quc
forrna parte clel folklore de nuestra ., 5 sociedad. O tal vez la
representacin deba ser redefinida a fin de adaptarla a nuestra
poltica; quizh debamos simplemente aceptar el 3 hecho de que lo que
henios estado llamando gobierno representativo 4 es en realidad una
simple conipeticibn de partidos para cotiscg~iir i in cargo
piblico. No obstante, "redefinir" la represeiitacin para igiia-
larla con la realidad emprica del gobierno represeiitativo.
incliiso si esa realidad no ostenta ninguno tie los elementos de lo
que comiin-
1 1
mente llamariamos representacin, parece intil y engaoso. j Pero
tal vez sea una equivocacin abordar la representacin poli- p '9
4
tica demasiado directamente a partir de las diversas analogas -i
$' individuo-repr~sentacin-agente, fideicomisario y comisioiiado.
Qui- 3
r: z esa aproxiniacin, al igual que la representacin sirnb~iica
o des- criptiva, nos c o ~ ~ d u z c a a esperar o a exigir rasgos
c;irrictcrsticos cn la relacibn representativa que no existen y
qiic no Jirice Ihlta quc 2 existan. Tal vez, cuando hablamos
convencionaln~ente de la repre- $
:I sentacin poltica, del gobierno representativo, y de cosas
parecidas, no queremos decir o no exigimos que el representarite se
site en esa 1
f clase de relacin de uno-a-uno, de.persona-a-persona con su
elccto- rado o con cada uno de sus electores, relacin en la qiie se
sita un representante privado con respecto de su principal (22).
Quiz cuan- d o calificamos a un cuerpo o sistema gubernamental de
"representa- :i 1 tivo", decimos algo ms amplio y ms general sobre
el modo en que 5 opera como acuerdo instituciona1i;rado. Y tal vez
hasta la represen- i $ tacin realizada por un legislador individual
deba verse en i i r i con- texto semejante, como encarnada en todo
un sistema poltico. 1
La representacin poltica es ante todo iin concierto piblico e
institucionalizado que involiicra a muchas personas y grupos, y
que
(22) "Ocurren cambios obviamente importantes que liacen que la
asamblea sus- titutiva sea muy diferente de la reunin directa del
pueblo". AL.FRTD DI: GRAZIA: 5, 1 4 Pttblic and Republic (New York,
1951). ptig. 126. :jJ
. -
"Cuando una persona representa a un grupo y, todava tns, ciiando
uri cierto + 3 nirnero de personas representan a diferentes grupos,
el problema se Iiace niiicho nis complicado". JOHN A. FAIRLIF: "The
Naturc of Political Represcntation", /inrrrir'nti 4 i$ Polirical
Science Revieiv, X X X I V (junio, 1940), 466.
"La conclusin que extraigo de esta discusibn es que los
conceptos qiic piiardnn ?j +' relacibn con la representacihn de
personas individuales llevada a cabo por pcrsori;is 4 Q
individuales carece de iina aplicacin sencilla al gobierno
representativo". .A. Ficir.i.lrs GRIFFITHS y R i c r r ~ ~ n
WOLLHFIM: "l-10w Can One Person Reprcseni Ariotlicr?". Aris- . .
toielian Society, Suppl. Vol. X X X l V (1(i60), 207.
Ver tambiCn PI:~'~:R LAsI.T'I'T: ' '1'11~ Face to Frice
Socicty", /'/ii/o.rold~,)~, I'oli1ic.r t u i r / Society, ed. Peter
Laslett (New York, 1956). $
X - -
E.,
-
opera d c aciierdo con los complejos modos en que lo tiaccn los
con- ciertos sociales a gran escala. 1-0 que lo constituye conio
reprcsenta- cicn 110 es ciialquier accin singular realizada por
cualquier partici- pante, sino la cstriictura global y el
funcionamiento del sistema. las paiit:is qiic son prodiicto de las
mltiples actividades clc mucha gen- tc. 17s rcpresentacion si cl
pueblo (o u11 distrito electoral) cst prescn- te en la accin
gubernamental, an cuando 110 acte literalniente por s mismo. En la
mcdida que se trata de una cuestin de actilar sus- tnnt ivanieii te
por otros, requiere una accin independiente en in tcrbs de los
gobernados, de una nianera al menos potencialmente sensible cii la
rcspucsta frente a ellos, pero q u e tio est nornalinciitc cn con-
flicto con siis deseos. Y quizi eso pueda tener sentido y sea
posible incluso en poltica si comprendemos cmo y dGnde
buscarlo.
An as, el representante no examina su conciencia cori r-efercn-
cia al inters nacional en cada tema, todava puede estar siguiendo u
n curso de accin diseado para fomentar ese interks. Puede estar
tfesempeando su complicado papel en el sistema poltico institucio-
nali7ado dc tal modo que se nos parezca corno -que lo srtr- rcpre-
sc11t:ir. 171 I I I C I . ~ hcclio dc que C S I ~ funciori:indo
dentro dc u n sistemri representativo, desde luego, rio garantiza
en absoluto que est repre- sentando verdaderamente, pero permite
modos de representacin ms complejos y de mayor alcance que los que
son posibles para un agente iridividual y aislado.
De manera similar, si bien el representante poltico puede igno-
rar o incluso hacer caso omiso de la opinin del electorado, puede
ofrecer justificaciones racionales para hacerlo as, de manera muy
similar a como un representante sustantivo debe estar preparado
para hacerlo. Si preguntamos a un legislador americano si acta in-
dependientemente de los deseos de los electores, y por qu lo hace
as, es probable que conteste en trminos de su conocimiento (de l) y
de la ignorancia y verdadero inters de sus electores.
"La mayora de mis electores ocasionalmente carecen del conoci-
~n icn to cie circunstancias y hechos relevantes. En lo que a m
respec- ta, el no tener en cuenta esto sera una violacin de mi
juramento en el cargo de legislador, sin mencionar la obligacin que
tengo hacia mi propia conciencia, mi propio juicio y mi sentido del
deber".
"Saba rnuy bien y sin la ms ligera duda que, de las cinco mil
personas que me hubiesen escrito estando en posesin del conoci-
miento que yo tena, al menos la mayora de ellas habran adoptado rni
postura".
"Buena parte de los sentimientos son manufacturados y el resul-
tado de una franca mala informacin" ... "replic que slo coroca i in
inodc, de averiguar la opinin piblica de Corinect icut; consista
cii ivcrigiiar clii era lo correcto. Cuando lleg6 a saberlo,
estiivo totalricntc seguro de que lograra la aprobacin de
Connccticiit".
-
"... ellos realmeiite no comprenden el asunio" ... "ni tan
siqiiiera saben lo que es un arancel ... Desde luego no saben de lo
que estiii hablando". "Comprendo los problemas de ese i rea . S lo
que es mejor para el sector agrcola ... Voto de acuerdo con mis
conviccio- nes y confo en que los electores las seguisn. Ellos
esperan esto -a menos que un verdadero gi-iipo organinido sc
iiitcrese sohrcniaticra por algo. Generalmente esperan que tengas
niAs inforinaciti de la qiie ellos tienen ... Trato dc scgiiir n
iiiis clcctorcs --igiior~~ii~Ios seria un abuso de conficinza-,
pcro con frcciiencia utililo ini jiiicio por- que estn mal
informados. S qiie votaran coino yo lo !lago si cono- cieran los
hechos que yo conozco ... Imagino qiie si supieran lo qiie yo s ...
comprenderan t i ~ i voto" (23).
Estas declaraciones no so11 una evidcncia, sino una iliistiacin.
Verdaderamente, rio servirn como evidencia ya que los legisladores
hacen cierto nmero de declaraciones sobre por que votan corno lo
hacen, y ninguna de ellas tiene por qu ser precisa. Pcro Iiis
declara- ciones sugieren que la perspectiva de la represcn kicin
coino activi- dad sustantiva, despus de todo, puede no ser
demasiado abstracta e idealizada para ser aplicada a la vida
poltica real.
Puede tener sentido incliiso hablar del piieblo -los
ciiidadanos, ignorantes, apticos, no polticos- como de seres
capaces de juicio y de una accin colectiva que tienen, de vez en
cuando, una volun- tad o una opinin con las cuales enfrentarse a su
representante. Pero no debemos sucumbir a un cuadro excesivamente
siriiplificado ce la opinin pblica y de la voluntad popular. Los
cientficos de la politi- ca saben desde hace mucho tiempo que
"votar es esencialniente tina experiencia de grupo" (24). Al votar,
de Iieclio ~,ei.cibiiiios la reali- dad poltica a travs de la gente
con la cual estarnos en coiitacto. La mayora de rlosotros estamos
bajo la influencia de los inedios de comunicacin de masas slo en un
proceso que tiene dos etapas: a travs de las percepciones de otras
gentes y por rnedio dc las reaccio- nes ante ellas. Puede haber
bastante de opini0n latente cn la condiic- ta de los individuos que
no son capaces de articular siis opiniones en absoluto. Como ha
sealado un reciente estudio: "La relacin del Congresista para con
el votante no es una simple relacin bilateral,
(23) Los primeros tres pasajes fueron obtenidos por HARTMANN: (
i ~ p . c i f . , pg. 1 1 1) a partir de legisladores del Lstado de
New York; el cuarto pasqie procede de la autobiografa del senador
George F. Hoar, pgs. 112-1 13, citado en L,~i(:r: op. cit.. 'pg.
496; el quinto pasaje es tina declaracin realizada por iin
congrcsisia de Ins Estados Unidos entrevistado por ~.)I:X.II:R:
"l'hc Rcprcsciitativc", pfig. 3; el s e x t o es tlc un congresista
entrevistado por I3o~rr.r.n: op. cit., pgs. 46-47; el Itiirio cs i
ina clecln- racin realizada por un miembro senior del Hoiise
Agriculturc Conimittce entrevis- tado por JONES: op. cit., pg.
365.
(24) LAZARSFELD: op. cit., pg. 137. Ver tambin Ei.iiiu K ~ r z y
I - ' A ~ I I ~ F. I,,~zARs- FELD: Personal ?n/7uence (Glencoe, T l
l . , 1955); E D W A R D C. RANI'IT.I.II: Pn/il icnl Influence
(Glencoe, 111.. 1961). ..
-
sitio qiic se complica por la presencia de toda clase de
intcrinedia- rios: el partido local, los intereses econmicos, las
noticias dc los medios de comunicacin, las organi7aciones
racionales y nacionales, y as siicesivamente ... Muy a menudo, el
representante llega a la iiiasn cicl piblico a travs de estas
agencias mediadoras, y la infor- iiinciciii sobre 61 inisnio y
sobrc su historial puede transforinarse cori- sider:iblenicntc ti1
difiindirse en el electorado en dos o mhs etapas. Coiiio
rcsiiltado. el piiblico -o partes de l- puede captar simples
npiiiitcs pos tivos o negativos acerca del congresista que vienen
nio- tivacios por una accin Icgislativa, pero que ya no tienen un
contenido irrntticw rcc~oriot~ihlc" (25).
La buctia disposicin del ciudadano A para votar a uri cierto
carididato. cor i~o fruto de una conversacin casual con B, quien
es- cuch por casualidad hablar a C de un artculo publicado por D;
esa buena disposicin, en cierto sentido, forma parte de la opinin
pi- I7lica. n pesar incluso de que A no pueda ser capaz de esbozai.
una sola ra7c'n para su voto, y no pueda preocuparse de los tcmas
innie- diatos. Quiz sea ante esta clase de opinin pblica ante la
que debe ser sensible el representante, y ante la que puede ser
responsable.
No estoy sugiriendo un grupo orgnico de entendimiento. Lo que el
piblico hace o piensa debe ser traducible (en teora) al coni-
portamiento o a las actitiides de los individuos. Slo estoy
sugirien- d o que esta traduccin no es ni simple ni obvia. La
conducla cie voto dcl p~icblo eii una democracia reprcscntn !\.a
puedc resporider a te- mas y a polticas de tomas de decisin, ain
cuando muchos votantes individiiales iio respondan directamente a
ellas. El proceso puede scr coiiiplcjo c implicar una intcraccihn
entre organizaciones, mcdios dc comuiiicaciii, y relaciones
personales. An cuando la 11iayor;i de la gertc vote como una
respuesta irl-acional y falta de informacin ante grupos de presin
primarios, ello no imposibilita al sistema corno iin todo para
exhibir un grado de respuesta "racional".
Todo esto estB destinado nicamente a esbozar un niarco di:
ref'c- rencia sobre el cual se podra mantener lo que en realidad
nic ~)ai.ece que es el caso: que la representacin poltica es, de
hecho, represeri- tacin, y de manera particular lo es en el sentido
de "actuar por", y que esto debe ser entendido en el nivel pblico.
El sistema represen- tativo debe buscar el inters pblico y
sensibilizarse ante 1s opinion pblica, excepto en la medida en que
la falta de dicha sensibilidzd piicda justificarse en trminos del
inters pblico. En ambos fines, cl proceso es p~blico e
iiistitucioiial. El legislador iridividual n o actia solo, sino
como mieiiibro de u11 ciiespo representativo. Por lo tanto. su
bisqueda del inters pblico y su reaccin ante la opinii~ pblica no
sicnipre tictie por qii ser consciente y deliberada, no ms que
lo
( 2 5 ) M I L L ~ R and STOKES: op. cit., pg. 5 5 ; la cursiva
es ma.
-
es el papel del votante iiirlividiial. Ida rcpreseritaciri
~iictlc siirgir (le u n sisteiia poltico cii el cual muchos
itidividiios. tanto votantes como legisladores. persigiien
diferentes riietas. N o estoy siigiricndo que deba emerger de
cualquier sistema particiilar; no l iny giranta de que ello ocurra.
Pero piiede hacerlo, y, cri la mcrlid:i en que io hace,
consideratnos a ese sisteiiia conio i in gobieriio
r~c~ircsciitativc,,
Tambin tenemos que ser cautos en lo tocante a la aiisencia de
una bisqueda racional del intercs piblico por pai-te d c los
indivi- duos. No deseo sugerir qiic se piiedn prescindir
totalriicntc (Ic ella, ya que dudo que un sistcnia institiicional
piiccla pi.odiicir la repre- sentacin sin el esfuer7o consciente,
racional, cre;itivo dc algiiiios individiios. Pero en un sistcnia
poltico hay csliacio p;ii.;i Iri ;ip:itia, I;i ignorancia y el
egosnio. El cliie la iristitiicin sociitl piic(l;i producir una
"racionalidad" de la qiie parecen carecer la niayora rie los indi-
viduos miembros de ella es ms creble en el nivel del votante que en
el nivel del legislador. Y esto muy bien piiecie ser debido al
riiayor grado de racionalidad individual, de representacicii
conscieiite Y de bsqueda del inters pblico que se exige en el
sistema legislativo comparado con el pblico. Indudablemente, el
liderazgo creativo es necesario en ciialquier sistema poltico, y
tal liderazgo no sucede simplemente. Pero cuando hablamos de
representacin poltica, casi siempre estamos hablando de individuos
que actian en un sistema representativo institucionalizado, y sus
acciones constituyen repre- sentacin, si tal es el caso, vistas
contra el teln (le fondo del sistenin como un todo.
Ahora estamos en condiciones de volver hacia atrs y observar las
diversas "perspectivas" sobre el significado y la naturaleza de la
representacin, cada una de ellas persistentes y plausibles porque
se fundamentan en los lisos familiares, vlidos, ordinarios y no
proble- mticos de alguna palabra de la familia "represent-". A
pesar de estar fundamentadas en la verdad, estas perspectivas son
iniitiiainen-
c\ IZ11I1 te incompatibles y errneas en I timo cxt reiiio
~oi'cltw gci~cr, 1 ' demasiado fcilmente y con demasiada amplitud a
partir dc unos cuantos ejemplos, ignorando otros que sor1
igualnicnte vhlidos. Una perspectiva completa y correcta de la
reprcscntaci~n (la cosci. "lo que existe en el murido"), dc lo que
la rcprcscntacin cs. depeiide de una comprensin coinpleta y
correcta de "representacin" (la pala- bra, junto con las dems
palabras de esta familia), depende d e lo cliic signifique
"representacin". Desde Iiiego, puesto qiie podetiic>s rcdc-
finir y revisar el concepto, nos interesa ante todo aclarar lo que
ya significa. Pues somos hablantes de castellano, y lo cjue
significa en castellano es casi seguro lo que significa para
nosot1.o~. lo qiie quiere decir para nosotros en nuestro
m!:r.Uo.
Cada una de las diversas perspectivas de la representicijn ticne
algn sentido cuando las aplicamos a la vida poltica, v ciertos
as-
-
pcctoq ~ l c la vida poltica se prestan a un2 interprctacihn por
pnrtc de cada una de esas perspectivas. Los jef'es d e estado, los
rcpresen- iantes legislativos clectos, o los agentes del gobierno
para ciertos propcsi tos y bajo ciertas circunstancias, son
representantes autoriza- dos. coi1 aiitoridrid para vincular a
aqiiellos cn cuyo nonibre actan. Bajo ciertas circunstancias, los
representanies polticos electos son ' L ~ e r d a d e r ~ ~ ' *
representantes nicamente si de manera evcntual tie- iicn qiie
rendir cuentas de sus cicciones a aqiiellos por qriietles ac-
iilin. Puede ser t i l ver al legislativo electo como la imagen o
el refle.jo cic toda la nacin, o como una muestra representativa.
Cuan- (lo ti-rttrtmos dcl ceremonial poltico, o del papel de los
Idercs polti- cos fomcii~:iiiclo la lealtad y un sentido de uiiidad
nacional a travs de sil pi-opia persoiia, la representacin simblica
parece oportiina, corno lo es para smbolos polticos inanimados como
la bandera o la balanza de la justicia. En otras condiciones, en
otros contextos, la representacin como actividad sustantiva
parecerr ser la tnisma cseiicin de lo que acontece polticamente
Iiablando.
Yero aunque cada una de estas perspectivas de la representacin
tiene alguna relevancia para la vida poltica, no basta un mero
reco- nocimiento de ese hecho. No es suficiente decir que la
representacin significa ahora una cosa y luego otra; ni se sigue de
ello qiie cada autor tenga derecho a su propia perspectiva y que
todas las teoras o todas las representaciones sean igualmente
vlidas. Cada perspectiva tiene siis peciiliares y pnrticulares
presupuestos e implic;tciorics a partir de los ejemplos de nuestro
uso oidinario de palabl-as de la familia "represent-" en los que se
fundamenten. Si vemos el legislati- vo como un cuadro
representativo o como una muestra representati- va de la nacin,
casi inevitablemente concentrarettios nuestra aten- cin en su
composicin antes que en sus actividades. Si vcrrios ese misino
ciierpo como iin smbolo, casi de manera inevitable nos inte-
resaremos por el impacto psicolgico que tenga sobre las meates del
pucblo antes que por cualcluier exactitud de corresponc!enci;i
entiSc el legislativo y la nacin. Vehmoslo, en cambio, como uri
agente o Llri conjunto tic agentes, y nuestro inters se dirigir
hacia otros terre- iic~s, Eri consccuencia, resulta necesnrio
conocer lo que cada pcrspcc- tiva implica y supone, y cual de ellas
es la adecuada segii-i las circunstancias.
Decir cliie todas las perspectivas son relevantes para la poli
tic:^. y qiie todas est in relacionadas en el sentido de ser
perspccriva:; del inismo concepto singular, no es de,cir que sean
intercambiai->ies mir- tuaincnte, o que se ajusten a la vida
poltica cn el mismo purito Y del iiiisiiio niodo. Algo que est
ausente puede Iiaccrse presentc de tnu- chas ornias diferentes,
dependiendo de la clase de cosrr que sea; pero ~ i o todo puede
liacersc presente de todas las maneras posibles. Ain c~ia i ido
tanto la representacin sitnbiilica como la represcn ta-
-
cin descriptiva son representacin. de ello no se siguc que cl
riicjor representante descriptivo sea el niejor representante
siniblico, ni que llevar a cabo la nie.jor labor de representacin
corno actividad. De hecho, la perfeccin de una clase de
representacin, el "hacer presente", puede imposibilitar la
perfeccin de otras clases en algn caso concreto. Y no todas las
clases de representacin scran tan si- quiera posibles en cualquier
contexto.
Los aspectos de la vida poltica que parecen encarnar la reprc-
sentacin son extremadamente varios y diversos. IJc t i t i gobierno
entendido como iiri todo pticcle decirse que repicsciiizi ~t sil
estado, a su nacin, a su pas, o a su pueblo. Esta afirmaciri puede
Iiacerse respecto de todos los gobiernos, o puede utilizarse para
distinguir lo que llamamos gobierno "representativo" dc otras
f'oriiins de gobicr- no. Dentro de un estado, la representacin es
atribiiida por lo co- mn al legislativo; pero iin terico puede
hallar que cada niiembro representa a la nacin, o a su propio
distrito electoral, o a su partido poltico. En el caso de la
representacin proporcioii;il, pticcie decir que cada miembro
representa a aqiiellos qlie lo cligicron; eii el caso de la
representacin ociipacionnl, que represcntii n sii prof'csicn; en el
caso de un distrito electoral geogrfico, que lo representa o que
representa a sus residentes o al inters de stos. Tampoco hace falta
que un cuerpo representativo colegiado sea i i t i legislativo ni
que ten- ga un poder soberano; puede ser un cuerpo consultivo. Pero
tanibin podemos hablar de representacin por parte del ejecutivo, se
trate de un presidente elegido directameiite o bien de un primer
ministro ele- gido indirectamente. Hablamos de representacin por
parte de mo- narcas y de jefes de gobierno. Los tribunales, los
jiieces y los jurados han sido tratados como rganos representativos
del estado, y de nia- nera similar reconocemos una representacin
administrativa. Los embajadores representan a un estado en el
extranjero. De todo go- bierno oficial o agente oficial puede
decirse algii~ias vcccs qiic repre- senta, en el sentido de que sus
acciones son acciones oficiales del estado. Tambin reconocemos como
representacin poltica a las ac- tividades de ciertas personas
"ante" las agencias del gobierno. As, decimos que un lobh~list
representa ante el Congreso o ante iin comi- t del Congreso a un
cierto grupo o inters. Un agente o un experto pueden representar un
inters ante un tribunal adtninistrativo. Y un abogado representa a
su cliente ante los tribun;ilcs, si liicn c s t o pciic- ralrnente
no est6 consirlcrado coino poltico.
Pero todas estas personas e institiiciones no sepreseiitan en cl
mismo sentido o del misnlo modo. La representacii poltica es tan
extensa y variada en su alcance como la representacin misma se lo
permita. Lo ms que podemos esperar hacer cuando nos enfrenta- mos
con tal multiplicidad es aclarar qu perspectiva (le la represen-
tacin est utilizando un autor en particular, y si esa perspectiva,
sus
-
prcs~ipiicstos e iniplicacioncs, se adaptan realmente al caso en
el que aqiiel intenta aplicarla. Considcrcmos una de las
expresiones nis significativas en el carnpo de la representacin
poltica: "gobierno representativo". Existen muchos modos en los que
piiede decirse de iin gobierno qiie representa, pero n o todos
corresponden a la idea de iin gobierno representativo. Un gran
nmero de tericos se han eqiiivocado a este respecto al advertir slo
un sentido en el cual piiede decirse que un gobierno representa, y
concluir inmediatamen- tc C I N C cso ( 1 ~ 1 7 ~ ser 10 cliie
significa realmente "gobicrno reprcscn- tntivo".
Algunas veces se arguye, especialmente por parte de los tericos
(le la aiitorinicicn, que todo gobierno representa a sus sbditos en
el sciitido dc cllic ticnc aiitoridad sobrc ellos y que clnbora
leycs por ellos (26). Idos gobiernos tienen esa autoridad; la
autoridad par:i el:\- borar leyes parece formar parte integrante
del significado niismo de gobierno. No obstante, la autoridad no es
coextcnsiva cori la reprc- scntacii~; n o hace falta representar
para tcner autoridad y ciar Grde- iics. Pcro i i i i gobierno
tambin actia cn iionibre de sus stbditos. As, iina postura
ligcranicntc tnodificnda sera la qiic dicc qiic toclos los
gobiernos representan en el sentido formalista dc que sus accio-
nes no slo vinculan a sus sbditos, sino que son atribuiclas (7 esos
sbditos (27). Cuando el gobierno acta, decirnos que ha sido la ni-
ciri la que Iia ac t~ iado . Sin embargo, esta clase de
repr.csciitacin no nos permite distinguir el gobierno
representativo de otras fc)rnas de gobierno; Iara d e "gobierno
representativo" una redundancia.
Otros teOricos complementan la autoridad c/c j1 r r .c~ que
tiene un gobierno para actuar en nombre de siis sbditos como nacin
con si1 capacidad de Jrrrto para lograr el apoyo y la obediencia dc
los mic- mos (28). Entonces pueden argir que un gobierno representa
slo en la medida que sus decretos son obedecidos y es aceptado por
sus silbditos. Esta doctrina esth cercana a las perspectivas dc Dc
Grazia y Gosnell, segn las cuales la representacin es una cuestin
de com- .placer a los representados. Un gobierno representativo
podra clistin-
( 2 6 ) Por ejemplo, K A R L LOCWENSTEIN: l'01itical Poiver atid
tfte Governrtteritnl Pro- ~"Es.F. (Chicago, 1957). pgs. 38-39; CRIC
V o r c ~ r . 1 ~ : The 1Vew Science off'oliricr (Chi- cngo, 1952).
pAg. 37.
( 2 7 ) I ' o t cjeiiiplo, GI'oHc; JI ' I 1.INI.K: All~nnri t i
r Stoarslchrr (ncrln. 1905), cap. 17.
( 2 8 ) I'or ejemplo, . lAMr:s HOC~AN: Electioli and
Reprc.rortaiioii (1945), pAg. 114; . T O I ~ N P. PLAMCNATZ:
Consent, Freedom arid Political Obligntion (Londres, 1938), pg. 12:
FiJi..~ri: op. cil., pg. 743; FnIRr.rr: np. ril., pg. 237; AVFRY
T,F.JSTNS(>N: Adr~i in i .~- rrntiilr Regi~lnriori (Ctiicago,
1942), pgs. 3-9; MAX WERCR: Wirtschafl trnd Gc.rrllsclrr!ft
(Tiibingeri, l956), 1, 25, 171-176. Gerhard Lcibholz. se muestra
particularmente ambi- valente entre la representacin como autoridad
y como efcctiva autoridad: Das I+ 'P . s~ I I ,/el.
I~rpr~ii.rcntntiorr, p8gs. 140- 14 1 , 16.7- 164; y
StrirktrrrproBlemc der rno&r.nrri Bcnrok- rnrir (K:irlcriihc.
IYSU), pfigs. 10-12.
-
(29) MACIVER: op. cir., pgs. 197-198. (30) W , D. HANIICOCK:
"Wliat 1s Represcntcd in Rcprcscritntivc ( iov~~. t i i i ic i i l
'?",
Philo.rophy, XXlI Cjiilio, l947), pAg. 107; cfr. . ~ O I I N
Di.wr:v: 7he I'ti/?lic mttl I r s I'ro- blems (New York, 1927), pg.
76.
I guirse de otras formas de gobierno, utilizando una nocin
semejan- te, por el alto grado de obediencia, d e consentimiento, o
de apoyo recibido por parte de sus sbditos. Y, como ocurra con De
Grazia y Gosnell, el modo en que ese consentimiento o apoyo cs
gcstioii;ido y conseguido parece coitipletamerite irrelevante: el
gobernante se pue- de adaptar a los gobernados, pero igiialmente se
piiedeii adaptar los gobernados a lo qiie el gobernante quiere de
ellos. Un gobicrno re- presentativo definido por su grado de
popularidad no nccesit;~ tctier elecciones ni otras instituciones
democrticas. "Ida volun ta J sobre ir? i que descansa un gobierno
puede ser democrhtica ii pesar de que, en
.; su creacin, sean poderosas las influencias plutocrticas i i
olighrq~ii- cas. Es muy posible que una minora interesada pueda
controlar de esa forma los canales de informacin y sugestin de modo
que una "I
mayora sufrir una persuasin contraria a sus propios intereses.
La decisin de un lder puede indiicir a niillones de persorias s
soportar medidas a l as qiic se habran opuesto si el prestigio dc
csc lder hubiese estado tirado por tierra" (29). Y todo esto parece
perfecta- mente compatible con la representacin y con el gobierno
represen- tativo.
1 Finalmente, algunos autores arguyen que u11 gobieriio es
repre- sentativo en la medida que persigue el inters de sus
sibclitos y vela por su bienestar, como algo distinto de ser
siniplemente popular ante ellos. "Todo gobierno es de algn mocio
representativo", nos d dice un autor, "en la medida que se
identifica con los intereses del i pueblo ..." (30). Sin embargo,
uii gobierno representativo podra ser distinguido, desde ese punto
de vista, como aquel que pcr-sigue los intereses de sus sbditos en
un grado muy elevado.
Pero ninguno de estos sentidos en los que se puede decir que
representan los gobiernos (algunos gobiernos) es lo qiie queremos
decir cuando hablamos riel gobierno reprcsentativo. 171 ( 1 1 1 ~
10s go- biernos tengan autoridad legitin~a para vincular a sus
sbditos, o que los sUbditos estn obligados a obedecer, son en gran
parte cues- tiones propias del filsofo. Para el ordiriario lego en
la cuestin o el poltico comn, simplemente no son problemticas; las
leyes son esa clase de cosas que, por lo c o ~ i ~ n , obligan y
vincula~i, exactariietite igual que las promesas son esa clase de
cosas que uno mantiene. Para alguien que no sea filsofo poltico
especiilativo, el dereclio del gobierno a vincular a los sujetos
que de l dependen es problemtico slo en los momentos de resistencia
o revolucin. Los posibles revo- lucionarios pueden intentar
justificarse a s misrnos argumentanilo que el gobierno ya no les
representa. Y el letrado internacional pue-
-
dc tener que decidir qu gobierno es el legtimo portavoz tfe una
ii;tcin, lo clLie a su vez puede depender de qu6 gobierno es el que
tienc C I coiitrol efectivo. As, podemos preguntar si es el
gobierno de Pcking o cl de Forrriosa el que representa con
propiedad a China, o preguntar qu delegacin giibernainental dcbera
representar al Con- go cn las Nacioncs Uiiicias.
l l ay ocasioiies tambii.11 en las q ~ i c nos interesa la
"rcsporisabili- dad" de los siijctos cori respecto a Iris acciones
de sus gobicrnos. qiiesicndo decir con ello algo diferente a la
obligacin dc obcdeccr siis leyes. Al final de la Segunda Ciuerra
Mundial y durante los jui- cios de Niireinberg, se espcculaba
sobremanera acerca de la cu ipa i~i - !id:id tlc giicrra que tena
el piieblo alemn. ,Eran culpables clr las atrocidades que cometi el
gobierno de Hitles en su nornbre? Las cl;ise(; de
argiinicntaciories qlie sc considcrrtron rclcv;ii~tes cri c ~ t c
caso soii iiitliidahlemente coiiocidas: i,Ciiiin to apoyo popula t-
ti.ivo I Iitlcr'? i,Ciiriita resistcricia encontrh c11 Aleniania?
i,I-Iastn qu6 punto estaba iiiformado el pueblo de lo que estaba
haciendo? ,Aprobaron lo quc saban? Pero estas preguntas no son
coextensivas con si la Alemania Nazi cra 1111 gobierno
rcprcsentativo, Podernos llegar al acuerdo clc que no lo era. Como
mhxinio, el tipo de inforinaciOri q:ie c~iicrciiios podra iograrse
aproxirriativan~eiite preg~intaiido si c1 piie- bk) alcrnBii habra
apoyado un gobierno representativo que segua !as i~iismas polticas.
Mucha gente podra hacer hincapi en la res- ponsabilidad del pueblo
alemin, incliiso a pesar de que el gobicrno nazi no fuese
representativo. Podernos mostrarnos de acuerdo, sin ernbargo. en
qiie. en el caso de uti gobierno representativo, la res-
ponsabilidad se apreciara de una forma rns lcida (31).
Pero no son esos todos los tipos de argiimcntos que podramos
coiisider:ir coino cominmente relevantes para decidir si un
gobierno concreto cs repsesentativo o no lo es. Tendemos a designar
corno gobiernos representativos algunos gobiernos y no otros. Los
Estados Uriidos, Giran Bretaa y Suiza son contemplados por lo comn
como gobicrnos representativos. Las dictaduras, las monarquas ge-
riiiinas. y las administraciones coloniales impuestas no se contem-
plan generalmente de la misma forma. Pero, jes la Unin Sovitica un
gobierno representativo? i L o es la Repblica de Sudfrica? Y
Gliana? ,Lo es Estados Unidos "realmente"? Conocemos, al menos de
iina forma general, cules son los argumentos relevantes sobre tales
ciiestiones. Probablemente empiecen con que si los gobernantes son
elegidos o no. Pero pronto van ms all. Queremos saber cun genuinas
son las elecciones, quin tiene derecho al voto; queremos saber si
los cargos pblicos tienen el poder gubernamental real y qu gi.ado
clc oposicin sc permite.
(31) Por ejemplo, PI.AMFNATZ: Consenl, pAg. 16.
-
Tomemos nota, en pi-irrier liigar, de los temas qiie csas
ciiestiones dejan de lado. Para decidir si iiri gobicrrio es
rcprcsciitativo iio pre- g;ntamos si tiene la autoridad de hacer
leyes viiiculliiites eii noinhre de los ciudadanos. Todo gobicrno
legtimo tiene esta aiitoritlad. Ni tampoco preguntamos cun eficaz
es dicha autoridad; un pas iio tiene necesaria~ncnte iin gobierno
representativo poi'cliic sil t i i s : ~ de criminalidad sea baja y
porcliic iio scn I'reciiciilc 1:i dcsohcdiencin. i,Podramos mostrar
que uri gobierno es represent;i tivo clci~iosti-:i tido qtic sus
polticas son bciieficiosns y proiiluevcii el bieiicstiir- d c siis
ciudada~ios? Este criterio, al menos, parece iiiis tcn t ; ic
ic>i - . l'cr o las 2 acciones de lina dictadurr~ beiievolente
podrati dirigirse liici:i cl bie- , k iiestar de la poblacin sin
hacer coricesioiics a nada qiic sc jx~i.cjrcn n
1
la participaciii democrtica. Seguranieiite. esto no sera u11
gobier- l no representativo. Esperamos de iin gobierrio
representativo qiie 111- che por el bienestar popiilar, y quiz
creenios improbable qiic otros gobiernos tambin lo hagan. Pero el
Iiecho de que un gobierrio se preocupe por el inters de los sbditos
es como mucho una eviden- cia, un criterio necesario pero no
suficiente par:\ calif'ic:irlo de representativo,
i,Y qu ocurre con un gobierno que hace felices a sus sbditos,
cuyas polticas son ampliamente aceptadas por ellos? i,Podramos
inostrar que un gobierno es representativo demostrando su populari-
dad entre los sbditos? Creo que, en este caso, la tentacin dc res-
ponder afirmativamente es muy fuerte, pero debenios ser cautelosos.
, ,No podramos imaginar casos que digan lo coritrnrio?
Siipongaiiios que una sofiolienta isla tropical (para situarla
ttiejos, antes de la Segunda Guerra Mundial) es deliciosamente
administrada por un t~enevolente dspota colonial. Los nativos le
aman. Pero con segiiri- dad esto no es un gobierno representativo.
O tambin, i i ~ i dictadoi- r~uede perfeccionar una niieva droga
tranqiiilizanle, y alinieiita r coi1 'pldoras de felicidad" a todos
sus sbditos de fornia qiic apriiebeii ibsolutamente todo lo que l
haga. Seguramente iio se trata de un yobierno representativo. Una
vez m i s hay que decir que el contenta- iniento de los sbditos n o
basta para definir la rcpreseiitriciii.
Exactamente igual que no basta con decir que el representante
ridividual que complace a sus electores los representa as, a iivel
de lobierno; la aquiescencia de los sbditos n o podr definir la
reprc- entacin. El pueblo puede apoyar en ocasiones a un mon:trca
licre- litario; es posible que no tenga qiie decir sino cosas
buenas de iin lictador (una vez que han sido eliminados los
miembros de la pobla- in que son crticos). Una dictadura puede
tener u11 co~isentiriiicnto activo y preponderante", pero eso no
hace de ella iin ~ o h i e r n o rc- ~recentativo. "Si el apoyo al
rgimen se cu;isigue nicdiaiitc i i i i con- rol monopolimdo sobre
los medios de coniiiriicaciri dc inasas. omylementndo con una
severa coerciii contra los eleriieritos oposi-
-
torcs.. . Si i i i i rgiiiien poltica descansa arnplian~eri;e
cii i i i i monopo- lio propaga~~i s t ico altaniente orgaiiizado
... y suprime dcspinclacia- rrieritc todo discntiniento poltico,
entonces habr que concluii. que ninguna cvicicncia de apoyo pblico
al rfgimer. puede probar que !os geniriiios iiitcrcscs del piieblo
no son explotados en intcris de Ic)s pocos cliic doiiiiiiai~" (32).
T>cl n i i sn~o morlo, ning~ina clase de apoyo piblico piictle
ciito~iccs probar qtie cl gobicrno sea rcprcscntatiso. C'iiaricio
iin g o b e r n ~ n t c itia~iipt!la una masa incrte de seguiclores
de acucrtlo coi1 SLI voliintad, dudanlos al decir cluc los
rcpreseritn. I lc igiinl foriii:i, si u11 grupo de inters se
einpcfia en una vasta c a n i p ~ a de propiiganda para persuadir
al piblico en favor de alguna rneclicla, no contclnplninos esta
actividad como ~~epresentacihn del pblico.
Me parece que mostramos a un gobierno coino representativo rio
leniostra~ido cl control que tiene sobre sus sbditos, sino
justamente al revs, esto es. deriiostrarido que sus sbditos tienen
el control sobre lo que hace. Todas las acciones del gobierno son
atribuidas a si's sbditos formalmente, legalmente. Pero en un
gobierno rcprc- scntativo esta atribucin tiene un contenido
sustancial: el p~icblo ac- t,? rcalii~cntc a travs de su gobierno,
y no es un mero receptor pasivo de las acciones de ste. Un gobierno
representativo no debe controlar simplemente, no debe promover
simplemente el inters pi- blico, sino que debe tambin ser sensible
ante el pueblo. La idea guarda una profunda relacin con la
perspectiva de la representa- cin como iina actividad sustantiva,
ya que, en un gobierno repre- sentativo, los gobernados deben ser
capaces de accin y de juicio, capaces de iniciar la actividad
gubernamental, de manera que el go- bierno pueda ser concebido como
sensible a ellos. Como ocurre eii la representacin no poltica, el
principal no necesita expresar sus dcscos, ni tn l i siquiera haber
formulado alguno, pero debc ser capaz de hacerlo; cuando lo hace,
sus deseos deberan ser cumplidos a nienos que exista alguna buena
razn (en trminos de su inters) para quc ocurra lo contrario. De la
misma forma, un gobierno re- presentativo requiere que exista una
maquinaria para la expresin de los deseos de los representados, y
que el gobierno responda a esos deseos a menos que haya buenas
razones para hacer lo contrario. No liace falta que exista una
constante actividad de respuesta, pero s debe darse irna constante
concticin de sensibilidad, de un poten- cial estar listo para
responder. No se trata de que un gobierno repre-, senta slo cuando
acta en respuesta a iin deseo popular exuresadc; ~ 1 1 1 gobierno
representativo es aquel que es sensible a los tieseos po- pulares
cuaiido haya algutio. De aqu que deban existir acriel-dos
iristit~i~ionalcs para la sensibilidad ante estos deseos. Urin vez
nihs. csto cs iiicc~iiipntiblc con la idea de representaciri por
parte de iin
-
gobierno que fr11stt.a G se resiste 3 la voliir)tad clcl piicblo
siii tener una buena razn, que la frustra o sc resiste
sistcrnticiiri~critc o clu- rante un largo perodo de tiempo.
Podemos concebir al pueblo conio "actuando a travs" del gobierno,
incluso a pesar de que en la tna- yora de las ocasiones sea
inconsciente de lo que est haciendo, cn la medida que sentimos qiie
aqiiel puede iniciar la accicri s i as lo desea (33).
Debido n que esta clase dc representacibn poltici rccliiiere
solo de una potencial sensibilidad dc rspuestn, el acceso a l
poclcr antes qiie su e.jercicio cfectivo es perfectamente
compatible con cl lirlernz- go y con la accin que encara
sitiiaciones nuevas o de cinergecia. Y . por otro lado, es
incompatible con la manipulacin o In cocrcion sobre el pblico.
Ciertamente, la lnea divisoi.ia cntre lidcrazgo > p manipulacin
es tenue y puede ser trazada con dif'icultacl. Pero. ir i-
d~idablemente, h n j ~ una diferencia, y esta diferencia liace que
cl lide- razgo sea compatible con la representacin y que no lo sea
la mani- pulacin (34).aEllo se debe a que, en cierto seriticio. el
licierazgo est a merced de los seguidores. Triiinfa slo en la
iiieclicla quc kstos tienen la volutltad de seguir. As, no cs
iiicoinpritiblc coii ri~icstrn requisito de que los representados
sean capaces dc dcfiiiir sil c;iniino cuando tengan una voluntad
explcita de Iiacerlo. Por otro lado. la manipiilacin por parte de
un gobernante se impone sobre los go- bernados y amenaza la
capacidad de stos para rechazar una poltica de toma de decisiones o
para iniciar una nueva. Una persona puede ser liderada y, no
obstante, ir a favor de su propia libre voluntad; lo que es
manipulado no se mueve por s mismo. Un objeto inanimado puede ser
manipulado, pero no puede ser liderado. Una vez ms no se trata aqu
de simples juegos verbales, sino de trminos correctos para
denominar una distincin que existe en la realidad: 1ii difcrcri-
cia entre las relaciones democrticas y dictatoriales entre
gobernante y gobernado. Hablamos de gobierno representativo slo si
parece correcto atribuir la accin gubernamental al pueblo en el
sentido siistantivo (35).
(33 ) Para que exista el gobierno representativo, "debe ser
considerada como sufi- ciente la posibilidad de oposicin".
CI1~Rl.r.s W1i.l i A M C~ssl~rr.1.1. Jr.: "l l ie C'oiicept of
Representative Governrnent" (tesis no piiblicndn. 1950). php
62.
(34) MORRIS JANOWI'TZ y D W A I N I : MARVI(:K: "Conipetilive
I'rcssurc ;intl Ilcino- cratic Consent". IJuhlic Opinion
Qirtlrft1rl)-, X I X (invierno, 1955-SG), 38 1-400, sugiercii cinco
criterios para distingiiir un "proccso de coiisentiniicrito" de
otro "de iiiaiiil)iil;i- cin" en tinas elecciones poltic;is. I'nrn
i i i i n nplicncihn dc csio, vcr sil l i l~ rc i tlcl iiiistiio
titulo ( A n n Arbor, 195(i). IJnn i t i l disciisihn de los
criterios tlc uiins clecciviies "libres" se encuentran W. J . M . M
A C K E N Z I ~ : Free EI~ctio?ir (New York, 1958), cspe- cialmente
la introduccin y la Parte I V .
(35) Hay que ser cauteloso en lo que coricieri~e a las
rccieiitcs tcorias "econini- cas" de la democracia. Empezando con
Scliiinipeter, un cierto nmero (Ic ;iiitorcs lini i sugerido que la
democracia puede ser coiitc~iiplacla conio iinn especie (Ic mercado
econmico en el que los votos son el dinero, y donde los as llamados
representantes
-
I>cro iodo esto Iiacc qtic In nociti dc gobierno
rcpreccritntivc~ prire7c:i niAs iinpresionista, intuitiva, y ,
temporal dc lo que rcalmeir- tc 10 es cuando la iitilizamos
nosotros. Juzgar a un gobierrio conio representativo no es slo
cuestin d e una suerte de impresin estti- ca 9112 todo lo abarca y
que uno se ha formado; aunque pueden cuistii- casos froriterizos
que son ciifciles, no todos lo< casos sor1 dc csii fornii. Ni t
t ~ i ~ p o c o ocurre qiic esta clasc de rcpresentativiriad se
dcsdibi1.j~ y 1-eafirrne peridicamente. N o decimos qiie u n
gobierno cs representativo Iioy porque ocurre yue responde a los
deseos popu- lares, y qiie deja dc scrlo al da siguiente porquc los
frustra. El go-
, bierno representativo no se define mediante acciones
particiilares en u11 monicnto concreto, sino por acuerdos
sistemticos a largo plazo --mediante instituciones y por la forma
en que stas funcionan. Nin- gii ;tcto p;i rt iculri r dc
coniplztcencia con las dcmandas populares serviran corno evidelicia
en contra. .John Plamenatz seala que ~ i n dictador podra escoger
hacer lo que quieren sus sbditos y , sin em- Ix~rgo, no ser uri
represeritante. Llega a ser un representante slo si
cciiiipitcri para vcridcrse a si niisinos a los conipradores.
Schunipeter define In deino- crnci:~ como "aqiicl orctcnamiento
institucional para lograr decisiones pollticns e11 las qiie los
inclividrios atlqiiieren el poder de decidir a travs de iina lucha
competitiva para lograr el voto del pueblo". Op. cit., pg. 269. Los
temas. de esta forrna, no los ticciden los votantes; ts tos
simpleniente eligen "los hombres quc tomarii la dcci- sin". Marvick
y Janowitz sugieren que no debera entenderse que las elecciones
otor- giicn iin mandato para cierta acci6n sobre los temas en
cuestin, sino que habra que verlas como "un proceso de seleccin y
rechazo de candidatos ... que compiten para lograr un cargo
pblico". "Competitive Pressiire", pg. 382.
Anthony Downs ha llevado a cabo recientemente un completo
desarrolle tcrico dc este modclo; para 61, una vez ms, "el propsito
central de las elecciones en uria dcmocrnci;~ es seleccionar un
gobierno". An Lconot~~ic Tltrory of Dertlocrncy (Ncw York. 1957),
phg. 24. Idas decisiones polticas y las ideolopias son
cstrictnrncntc hablriiido conceptos secundarios eri estas teoras.
Como afirma Downs, !os pol i t ico~ en si1 modelo "n~inca persiguen
un cargo pblico como un medio para llevar n cabo polticas
particulares; su nica meta es cosechar las reconipensas de la
ostentacin de: cargo per c. Consideran a las polticas de toma dr:
decisiones excl~isivanicntc como un media para lograr sus fines
privados, fines quc slo podr11 alcanzar siecbo elegi- dos ... [,os
partidos formulan polticas para ganar las elecciorics antes que
ganan eiec- ciorics para [orniular polticas", Ibid., pg. 28.
I : ~ t n itlca procede de Scliumpeter. quien compzru la
corripetencia dc los partidos pliticos con In giierr;i: la
riccisiciii sobre los tenlas polticos cs conio in adopcir3n lc
iiii:i posicicn csirat6gicn, i i o un fin sitio i i r i mcdio.
"1,ii victoria sobre el npoi~entc" es "la cscticin de ;ii~.ibos
jiicgos". 0 1 1 . cit.. pAg. 279. Sc coiicibe ;I los t90i;intcc
coino si cstiivicrnri a inciccd de lo que los partidos les
of'rcccii por incciio cic los prcigramas '; los ci~i i~l ir l~i
lc~s; "Si In riltcrii:iiivn cs una clccciOii eiitrc
tlcii~;igogci.;. cl clccio-nc!o sirl're: s i la clccciOri es ciitre
csiatlistns, el clcctor~ido g:itia. L:I cnlid;id clc los
rcsiilinc.los SI(; es:< garantizada por la presencia de In
competicin". JANo\V!TZ MARVICK: "C:orr.pe- titivc Ptessiire", pg.
382.
I J i i sistciiia poltico definido dc esa forina no es
necesariamente reprcseiitritivo a ,pesni. dc todo; si ntiesti.a
poltica correspondiese relrrientc n esos niotlclos tic! la I l n -
I ~ ~ ; I I . ~ : I ~ I I O S rcpicsctitaci0ri. Sc510 tcncnios qiic
irn:iginrir iina sitiiacin en la que el clcc- toraclo tcngn 1111
cleseo cl;iranicnte explcito, arliculndo, pcrn nirigiino d e los
partidos
-
institucionaliza esta decisin, de manera que no haya una mera
res- puesta ocasional cuando a l le plazca, sino iina capacidacl y
sensibi- lidad de respuesta regular, sisteinhtica. Y tenemos la
teiidcncia a creer que esto es imposible si n o hay elecciones.
Niiestra preocupa- cin por las elecciones y por la maquinaria
electoral, y cri cspcci:il por si las elecciones sor1 libres y
geiiiiinas, tiene sil origcn cii iiuestra conviccin de que tal
maqiiiiiaria es necesaria para ascgiirar la scr~si- bilidad de
respuesta sistenitica. Nuestro inters en la popularidad de un
rgimen es un intento de encontrar una medici:i opci.itiv;i de esa
sensibilidad de respuesta potencial. El hecho de qiie el piieblo
iio tenga demandas que iio han sido satisfeclias es iin indicativo
de que puede satisfacer sus demandas cuando lo desee, pero no es
tina Irue- ba concluyente. Esta es la razn por la que no nos
s:itisktcc tiiia aquiescencia manipiilada o coercionada.
En este punto, las perspectivas formalistas de la
respo~isabilidad. la descriptiva, y quiz otras se hacen relevantes
para el gobieriio polticos querra asumirlo. Podemos irnaginariios
iiiia sitiiacin scnicjaiitc. por c,jcin- plo, en una sociedad
fucrtcnicnte dividida cn clascs. doiidc linos pocos pni.ticlos,
toclos procedentes de una sola clase, monopolizasen el acceso al
Icgisl~itivo. O podcirios imaginarla en una sociedad colonial en la
quc se pertiiiticsc votni a los qiic no I'iicrnti ~ l c raza
blanca, pero donde la facultatl dc ociipar uii cscniio en cl
Icgislativo cstii\/icsc icscrvada e los blancos. Eii tales
sitiiacioncs, iina sclecciii coinpetitiv~i [Ic gobcrii:iii- ~ c s
podra fracasar reiteradamciitc cn lograr cl resulindo rlc nsiiiiiir
i i i i i i iiicdiclii ,tcseada anipliamente. Nos resistiranios a
calificar a scinejniite sistcrna dc gobierno ~.cpresentativo.
Ahora bien, para hacer justicia a Downs v Schunipeter hay qiic
aadir qiie tiim- )in ellos desean excluir casos parecidos. Exigen
que el candidato o los particlos qiic liiscan el cargo pblico se
compronictan cn un:\ coinpetcncia librc, en cl sciitido ~coiibniico
del trmino. S C I I U M P ~ : - ~ ' ~ R : op. cit.. p ig . 272
(Jnnowitz y M:irvick piircceri 1 0 entender cl uso que hacc
Schumpetcr dcl trmino "compctcncia l ihi .~", ya qiic trgumentan
que la competencia n o es garanta de buenos resultados polticos.
Ellos ~iismos exigen la deliberacin efectiva sobre los temas que se
traten en la cariipaa Icctoral, pero no est claro si quiercii
significar con ello iin prerrequisito para la ,presentacin o
meraniente un requisito previo para una reprcscniacicn tlescable.
.iictia. Ver tambiCn G ~ O R G I - CC)RNW,\I.I . L,I:WIS: Rcmnrks
ort fhc ..!re nud ,4hir.rc r ! , f onrc Poliricnl Ternrs, Oxford,
1877. prgs. 98-99). Dnwns aclara qiic cii sil iiiodclo ~ : l~cn
surgir nuevos particlos cn el rnoiiicriio cri qiic I i ~ s viejos
iio ofrczc;in ;iI piiel>lo I que ste quiere. El concepto es, dc
csin forni ;~, iinn analoga coi, In lihrc coiiciii.roii- :I
econiiiica, en la c i~a l el prodiictor dclic or'rcccr lo cliic
quicreii los consui i i i r lo i .~~ si
I quiere a s u vez qiiedar fiiera del negocio por la preseiicia
de 1111 competidor qiic sponde nicjnr. Pero esa libre conciirrencia
en la esceiia polilica parece tan iiiver.os- i l como para hacer q
u e sur.jan dudas acercn dc In iitilidatl del iiiotlelo. IJiia
.cgiiii
-
rcprcsentativo, ya que slo ciertas lases de acuerdos
institucioiiales satisfarhn niicstro req~iisito. Un monarca
absoliito o un dictador que eligen, por razones propias, tomar en
consideraciri las encuestas de opinin pblica y hacer lo que el
pueblo parece que quiere no coris- t i t iiycti r i i i gobierno
rcprescntativo. Exiginos institucic)ncs oper:\ntes qiie estn
diseadas para, y realniente lo hagan as, asegurar iina sensibilidad
en la respuesta del gobierno ante el inters pblico y la opiiicn
piblica. Iln gobierno semejante piiedc tener iin presidente,
priccle estas cticabczacio por un priner ministro, o puede
constitiiil-sc cri r i i i gobiertio de asaniblea. Piiede disponer
d e distritos electorales geogrAficos, dc representacin
proporcional, o d e algn otro sistema dc pascelamicnto. Piiede
carecer de partidos polticos, ni dbiles ni fiiei-tcs, rii iniiclios
ni pocos. Todas estas formas piicdcn