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Pierre Bourdieu - La miseria del Mundo.pdf

Jun 03, 2018

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    Traducc in c le HORAC IO PON S,

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    Pierre Bourdieurimera edicin en francs, 1993Pri mera ed i c i n en espaol (abreviada), 1999

    Al lector

    Titulo original: 1,7 u d s re da monde'dit ions du Seui l , 1993ISBN de la edicin original: 2-02-019674-3

    Coordinacin editorial: Gladys RosembergDiseo de lapa: Marina Rainis / Valeria Tor resDiseno de cubierta: Sergio Ramirez

    1999, I"( r....D( 11)1 C1 . I.TURA F( -C)NNIICADI" \ 11G1 - .NTIN. \, S. A:,por cesu , n para Espaa

    (. kal, S. \., 1959Sector E resta, I

    1 1 rcs Cantos

    - 1 1 , 1 sil", 19 gr.I - , 1 5114 411 29

    ISBN : 14-4611. I 241-;Duposilo l. 8818-1 9 59Impre,o un MaterPrint, S. I..

    C,menar Velc, Madrid.

    Ent regamos aqu los t es t imonios que nos d ie ron hombres y m uje res en re lac in con susexistencias y la dificultad de vivir. Los organizamos y presentamos con vistas aconseguir que el lector les dirija una mirada tan comprensiva como la que nosimponen y nos permiten otorgarles las exigencias del mtodo cientfico. Por esoesperamos que tenga a bien seguir el rumbo propuesto; esto, aun cuando compren-demos que, al ver en los diferentes 'estudios de casos" una suerte de pequeos relatos,algunos prefieren leerlos al azar y deciden ignorar los previos planteos metodol-gicos o los anlisis tericos que, en nuestra opinin, son sin embargo completamenteindispensables para una justa comprensin de las entrevistas

    Cmo no experimentar, efectivamente, un sentimiento de inquietud en elmomento de hacer pblicasciertas palabras privadas,confidencias recogidas en unvnculo de confianza que slo puede establecerse en la relacin entre dos personas?Es indudable que todos nuestros interlocutores aceptaron dejar en nuestras manos eluso que se hiciera de sus dichos. Pero ningn contrato est tan cargado de exigenciast c i t as como un con t ra to de conf ianza . En p r imer lugar , por lo t an to , debamos t ra ta r deproteger a quines se haban confiado a nosotros (en especial, cambiando a menudodatos tales como los nombres de lugares o personas que pudieran servir paraidentificarlos); pero tambin, y sobre todo, era preciso que intentramos ponerlos alabrigo de los peligros a los que expondramos sus palabras si los abandonramos,sin proteccin, a las tergiversaciones del sentido.

    "No lamentar, no rer, no detestar, sino comprender." De nada servira que elsocilogo hiciese suyo el precepto spinoziano si no fuera tambin capaz de brindarlos medios de respetarlo. Ahora bien, cmo facilitar los medios de comprender, esdecir, de tomar a la gente como es, sino ofreciendo los instrumentos necesarios paraaprehenderla como necesaria , para necesitarla, al relacionarla metdicamente conlas causas y las razones que tiene para ser lo que es? Pero cmo explicar sin -. sujetar1.Trasladamos al tina de la obra 1p i2- 1 la exposicin detallada de los presupuesu, epteni h g iu dela', operaciones de encuesta. transcripcin y anlisis de las entrevistas.

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    F I""1ste conjunto de viviendas heterclitas,en principio designado con una siglaJ burocr t ica , ZIY * luego rebautizado "ValSain t Mar t in" , uno de esos eu femismos m edian telos cuales los responsab les de ' z i s "operaciones"de DSQ" pretenden -cambiar la imagen" de losvecindarios que deben renovarse; es, como suspobladores, la huella visible que las sucesivaspol t icas indust r ia les dejaron, como sedimentos ,en las ant iguas t ier ras agr colas que se ex t iendena l p ie de l monte Sa in t Manin y su ig les ia romana .Tras la demolicin a principios de los aosnoventa de la torre de 14 pisos , ya no queda hoyms que una hilera de casitas gemelas en rgi-men de "acceso a la propiedad", ocupadas porf ami l ias de obre ros ca l i f i cados , j e f es de cuadr i l l ao capataces de la industria metalrgica, a menu-do originarios del extranjero-de Argelia, en espe-c ia l - de los que ce rca de la mi tad es t n desocupa-dos o en condic in de p re lubi lac los, como conse-cuencia de las di ferentes "rees t ructuraciones" dela industria siderrgica.

    El seor Lebloncl y el seor Amezzianev iven a uno y o t ro l ado de la rue des _Jonqui l l es ,una amplia avenida sin rboles, bordeada porcasitas con un minsculo jardn (cuatro metroscuadrados), cercado por una pequea pared y amenudo tapizado de papeles, juguetes rotos yutensilios abandonados: encima de LID garaje,situado en la planta baja unto con el lavadero y

    el bao, estas viviendas se componen de undepartamento de tres ambientes al que se llegapor una escalera muy empinada, de cementodesnudo, como puede verse en la casa del seorAmezziane, en la que no se hizo ninguna modi-ficacin salvo algunas arpilleras a modo defelpudo.

    Excepto a l a hora de sa l ida de las escuelas,cuando se transforma en zona de juego de losnios, la rue des Jonquilles, tal vez porque notiene nada de lo que comnmente anima elespacio urbano -carniceras, panaderas, alma-cenes, cafs, puestos de diarios o tabaqueras-,est casi siempre vaca y evoca naturalmente lapa labra - desierto - que la gente de la reginemplea con frecuencia para designar lo que hanhecho de su comarca desde el cierre de Lisfbricas y la demolicin de los edificios, quedejaron un inmenso vaco, y no nicamente en elpaisaje.

    Los habitantes de la rue des jonquilles sonalgo as como los sobrevivientes ck. un inmensodesastre colectivo, y lo saben. Lo que desapare-ci con las fbricas fue t:u razn de ser: ingresa-ban en ellas con toda naturalidad -a Menudomuy pron to , desde lo : : l a aos , una me te rmina-da la escue la p r imar ia y s in so luc in de continui-dad con S UN padres- tambin con [( laRna-helad destinaban a ellas a sus hitos. ue bien.tambin es su pasado. y todo el universo de las

    El espacio de los puntos de vista

    Este perspectivismo no tiene nada de un relativismosubjetivista que conduzca a una forma dec in i smo o n ih i l i smo . Se funda en la rea l idad misma de l mundo soc ia l y con t r ibuye a exp l ica r una g ranparte de lo que sucede en ese mundo y, en particular, muchos de los sufrimientos originados en lacolisin de los intereses, disposiciones y estilos de vida diferentes que favorece la cohabitacin,especialmente en el lugar de residencia o trabajo, de personas que difieren en todas esas relaciones.Es dentro de cada uno de los grupos permanentes (vecinos de barrio o edificio, compaeros deoficina, etctera), horizonte vivido de todas las experiencias, donde se perciben y viven, con todoslos errores (de objetivo, en particular) re sultantes del efecto de pantalla, las oposiciones, sobre todoen materia de estilo de vida, que separan a clases, etnias o generaciones diferentes. Aun cuando aveces se encuentren personas cuya trayectoria, lo mismo que su posicin, las inclina a una visindesgarrada y dividida en s misma (pienso en la comerciante de artculos deportivos de unaurban izac in "d i f c il " que se s ien te au tor i zada a de fenderse con v igor de las agres iones de los jvenes ,al mismo tiempo que los mira de manera comprensiva), el efecto de la confrontacin directa de lasdiferencias consiste en favorecer la lucidez interesada y parcial de la polmica (es el caso, porejemplo, de cierta inmigrante espaola que invoca la diferencia entre las estructuras de las familiaseuropeas, que combinan un escaso ndice de fecundidad y, a menudo, una fuerte disciplina de vida,y las familias magrebes, muy prolficas y condenadas con frecuencia a la anomia por la crisis dela autoridad paterna resultante de su condicin de exiliado, mal adaptado y a veces colocado bajola dependencia de sus propios hijos).

    No hay experiencia de la posicin ocupada en el macrocosmos social que no est determinadao, al menos no sea modificada, por el efecto directamente experimentado de las interaccionessociales dentro de esos microcosmos sociales: oficina, taller, pequea empresa, vecindario y tam-bin familia extensa. El contrabajo, de Patrick Sskind, brinda una imagen particularmente logradade la experiencia dolorosa que pueden tener del mundo social aquellos que, como el contrabaiistadentro de la orquesta, ocupan una posicin inferior y oscura en el seno de un universo prestigiosoy privilegiado, experiencia tanto ms dolorosa, sin duda, a causa de que este universo, en el cualparticipan apenas lo suficiente para sentir su descenso relativo, est situado ms arriba en el espa-cio global. Esa m iseria de posicin, referida al punto de vista de quien la experimenta al encerrarseen los lmites del microcosmos, est destinada a parecer. como suele decirse, "completamentere la t iva" , e s to es , comple tamente i r rea l , s i , a l a sumir e l pun to de v i s ta de l macrocosmos , se l a comparacon la gran miseria de condicin; referencia cotidianamente utilizada con fines de condena ("Notienes que quejarte") o consuelo ("Sabes que hay quienes estn mucho peor - ). Empero, instituir lagran miseria como medida exclusiva de todas las dems significa prohibirse percibir y comprendertoda una parte de los sufrimientos caractersticos de un orden social que, sin duda, hizo que aqullaretrocediera ((le todas formas, menos de lo que suele decirse) pero que, al diferenciarse, tambinmultiplic los espacios sociales (campos y subcampos especializados) que brindaron las condicio-nes favorables para un desarrollo sin precedentes de todas las formas de la peqUea miseria. Y nose dara una representacin justa de un mundo que, como el cosmos social, tiene la particularidadde producir innumerables representaciones de s mismo, si fose hiciera lugaren el espacio de losplintos de vista a esas categoras muy especialmente expuestas a la pequea miseria que son lasprofesiones cuya misin es ocuparse de la gran miseria o hablar de ella. con todas las distorsionesligadas a la particularidad de su punto de vista..

    La r ue des Jon qu i l lesPierre Bou rdieu

    lonc, urbaniser en prioril, 7.0113 de Urbanizilci - , 11 Il (Id

    nreloppeoicol y,,1 ies rpooliers, De.arroll,

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    de sus hijos que no vive lejos. ;No es as?, cada uno tienesu vida organizada. No, no, no, es... Y mi cuada loentiende muy bien, me llama por telfono muy segui-do, 'my amablemente. y me pregunta cmo estoy,todo eso porque se da cuenta de que hago lo quepuedo, pero no la molesto. No, no... Le puedo asegurarque me obsesiona no...

    Nos hacen vivir...- de dnde le vene esa obsesin por izo moles-

    tar? Justo usted, que en su profesin siempre se ocupde los otros.LOUSE B.: Bueno, justamente porque vi lo que eramolestar a unos y otros, qu van a hacer con una viejaabuela? Qu? No, vea... Nos hacen vivir, porque unpoco se trata de eso, pero no s si se le puede decir- vivir" [risas]. Dse cuenta de que me gusta leer, megustan las palabras cruzadas, vienen, le aseguro, fcil-mente, llaman. un - Scrabble; en fin. cuando tengo untelevisor que no funciona y adems... no, porque tengosobrinos, pero lo que se llama sobrinos por eleccin; osea, hijos de amigos, para los que soy una ta. Entonceshay un matrimonio que me llam por telfono hace dosdas y l me dijo, bueno: "Escchame, te llevamos el te-levisor de mi suegra". as que tengo un hermoso tele-visor que funciona bien. y desde la cama puedo... esoes. Con lo cual, amablemente, muchos tratan de com-placerme. [Se le arrebata la voz.1 Pero hay otros quecomprenden mucho menos cmo son las cosas. [Vozn-ritada.) Y que creen entender todo, manejar todo,organizar todo [imta su coz autoritaria'. - Por qu usaesos zapatos?" Si viera... ;Oh, ayer fue dramtico Conesta sobrina, verdaderamente, tiene una manera dejuzgar todo lo de una. tiene 40 aos...

    ;Es la bija de olio bernlan0 2 No la hija del que'ji e' en L Rochelle>

    Locisr 13.: ;Oh. est grabado. cuidado. oh. s[Mar inquieta por su futuro -sacudida - por la

    risita de su sobria. Lozse B. procura no decir dema-siado . r pide hablar siu que la fyabe: luego de unainterrupcin. pr5i5emumo5.1Lotisr 13.: Y entonces mi hermano y mi cuada, bueno,mi cuada es sise discreta..lusta mente, hace un rato laasistente social me dilo por teltOno que maana se vande viaje. asi que pasan por Pars y hay Una reunin conla asistente social y ademas no s quin. no s quin

    ms, para ver qu pueden hacer con los grandes pesospesados que somos nosotros. [Risas. Ruidos en elpasillo] Es cierto. Pero es cierto. Cuntos hay como yo?Y pienso que todava tengo suerte porque... bueno, medoy cuenta de lo que tengo; hay que saber lo que unotodava tiene. El telfono funciona perfectamente encasa, en fin, todava llevo una vida muy activa...

    Pero qu es lo que prefiere?LOUISE B.: Ya estoy harta, querra un rincn tranquilo enun asilo de ancianos...

    - 1111 as i lo de anc ianos?LOUISE B.: [Tono bajo] Ah, s... Una ya no tiene ms queeso. No demasiado lejos para que cuanto menospuedan ir a verme_

    S en Pars...Loase 13.: S, o cerca de Pars... [silencio]. As que creoque es lo que van a analizar maana; con tantsimasrecomendaciones de mi sobrina. [Imta su voz.[ 'Sobretodo, eh, no deje pasar lo que le propongan." [Por qume meto Como si hubiera recurrido a ella para VivirPese a todo, ayer, como empezaba a hartarme, lerecord que hice dos aos de sanatorio en 1938, sin quese supiera As que le dije: "T sabes que si es porcoraje, lo tuve; por lo tanto, ,es suficiente " , y un da ledigo: "Mira, nadie se atrevi nunca a decirme lo que tacabas de decirme", y me parece que ah se dio cuentade que se le haba ido un poco la mano. Hay quereconocer que orse decir eso hace mal.

    Cul es la profesin de ella? A qu se dedica?LouisE 13.: Ah, hace psicologa. S frisas]. Usted sabe, noes un ejemplo... psicologa. Adems no sigui -enrealidad, no necesitaba trabajar-, su nutrido tiene unasituacin que le permite vivir, as que algunas vecesyo me ocupo -demasiado- de sus hijos. Pero en fin,hay otros, as que veo a los otros... Incluso estamaana, mire, un llamado telefnico de Montpellier: esUnade sas, de las que una llama sobrinas por eleccin.Ayer era de Rasen, cmo decir, era una amga deCannes, eso es. As que hay que ver todo lo que unatiene todava. No slo pensar en cmo saldr del paso.[...1

    [Enna un enfermero: -Buenos das, la vuelco amoleslarilLours: B.: ;Qu quiere?

    [El enlennew toma el cha do que ull eisita Pile le clefi ;a Louise msalel

    Febrero de 1992

    Con una anciana

    omprenderPierre Bou rdieu

    N o querra hacer aqu demasiados sacrificios a reflexiones tericas o metodolgicas slodestinadas a los investigadores. 'No hacemos ms que glosarnos unos a otros", deca Mon-ta igne. Y aunque no se tratara sino ce eso, pero de un modo completamente distinto,querra evitar las disertaciones escolsticas sobre la hermenutica o la "situacin de comunicacinideal": creo, en efecto, que no hay manera ms real y realista de explorar la relacin de comunica-cin en su generalidad que consagrarse a los problemas inseparablemente prcticos y tericos quepone de relieve el caso particular de la interaccin entre el investigador y aquel o aquella a quienneog No creo, sin embargo, que sea posible remitirse a los innumerables escritos calificados de meto-

    dolgicos sobre las tcnicas de investigacin. Por tiles que sean cuando aclaran tal o cual efecto queel investigador puede provocar sin saberlo, casi siempre omiten lo esencial, sin duda porque sigilendominados por la fidelidad a viejos principios metodolgicos que, como el' ideal de la estandariza-cin cielos procedimientos, se originan en la voluntad de remedar ldS Signos exteriores del rigor de lasdisciplinas cientficas ms reconocidas; en todo caso, no me paree que den cuenta de lo que siemprehicieron, y siempre supieron, los investigadores ms respetuosos de su objeto y los ms atentos a lassutilezas casi infinitas de las estrategias que despliegan los agentes sociales en la conduccin corrientede su existencia.

    As, varias dcadas de ejercicio de la encuesta en todas sus formas, desde la etnologa hastala sociologa, desde el cuestionario llamado cerrado hasta la entrevista ms abierta, me cdnvencieronde que esta prctica no halla su expresin adecuada en las prescripciones de una metbdolOga amenudo ms cientificista que cientfica ni en las prevenciones anticientficas de los msticos de lafusin afectiva. Por eso me parece indispensable tratar de explicitar las intenciones y los principiosde los procedimientos que pusimos en prctica en la investigacin cuyos resultados presentamosaqu. Con ello , el lector pOdra reproducir en la lectura de los textos el trabajo de .construccin ycomprensin cuyo producto son.'

    b diferentes reulliolies de lflibl1 0- expuse los obielleos de la luvestlgaellU, Y' lo , Principios ttriosiiu5tcr 1 (1,entre, isla. que liabia exiraido de algunas experiencias que tiempo atrs habia realizado yo msmo o alguno , colaboradorescercani,{en especial. Itosine (:11ri,itin, Vi ette Delsaut. Michel Pialoux y Abdelinalek Sayad a En c'arlii ocisin -da examinaronatentanixalte la elecciOn de In, cenia, t la forma de la entrevista en funcin de las caracteristicas sociales del pourneialentresi ,zadic En inuchos ciedis. la escucha o la l ectura de la primera entrevista plantearon 1111(1VilSC ICS(1011C, (de ileC110inlerprel.leinn que eXigian un segundo ermentna Acontinuacin. los problemas. las dificultades y las enseanzas halladaspor un.'- aros durante la realizacin de las entrevistas se sometieron regularmente a discusin en el marco de mli semnariodel College de France del ano lectivo 1991-1992_ El mtodo se precis poco a poco en la confrontacin continua de lasexperiencias y reflexione, de lo participanies. mediante la expliciniCin y la codificacin progresiv .-.1 de los rumbosefectivamente ti madi

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    ComprenderComprender

    Si bien la relacin de encuesta se distingue de la mayora de los intercambios de la existenciacorriente en el hecho de que se atribuye fines de puro conocimiento, sigue siendo, no importa qu sehaga con ella, una relacin social que genera efectos (variables segn los diferentes parmetros quepueden afectarla)sobre los resultados obtenidos.' No hay duda de que el interrogatorio cientfico pordefinicin excluye la intencin de ejercer cualquier forma de violencia simblica capaz de afectar lasrespuestas; lo cierto es que, en esa materia, no es posible confiar exclusivamente en la buenavoluntad, porque en la naturaleza misma de la relacin de encuesta estn inscriptas todo tipo dedistorsiones. Distorsiones que se trata de conocer y dominar, y ello en la concrecin misma de unaprctica que puede ser reflexiva y metdica, sin ser la aplicacin de un mtodo o la puesta en accinde una reflexin terica.

    Slo la reflexividad, que es sinnimo de mtodo -pero una reflexividad refleja, fundada sobreun "oficio", un - ojo" sociolgico-, permite percibir y controlar sobre la marcha, en la realizacinmisma de la entrevista, los efectos de l a estructura social en la que sta se efecta. Cmo pretenderhacer la ciencia de los presupuestos sin un afn por darse una ciencia de los que uno maneja? Hayque esforzarse, en especial, por hacer un uso reflexivo de las conquistas de la ciencia social paracontrolar los efectos de la encuesta misma y embarcarse en el interr ogatorio dominando sus efec-tos inevitables.

    El sueo positivista de una perfecta inocencia epistemolgica enmascara, en efecto, el hechode que la diferencia no es entre la ciencia que efecta una construccin y la que nulo hace, sino entrela que lo hace sin saberlo y la que, sabindolo, se esfuerza por conocer y dominar lo ms comple-tamente posible sus actos, inevitables, de construccin y los efectos que, de manera igualmenteinevitable, stos producen.

    528 na comunicacin "no violenta"Tratar de saber qu es lo que se lace cuando se establece una relacin de entrevista es, en primer lugar,intentar conocer lo s efectos que pueden producirse sin saberlo a raz de esa especie de intrusinsiempre un poco arbitraria que est en el origen del intercambio (en particular, por la manera depresentarse y presentar la encues- ta, los estmulos brindados o negados, etctera) ; es tratar de ponerde relieve la representacin que el encuestado se hace de la situacin, de la encuesta en general,de la relacin particular en la que se establece y de los fines que persigue, y explicitar las razonesque lo llevan a aceptar participar en el intercambio. En efecto, con la condicin de medir la magnitudy la naturaleza del desfase entre el objeto de la encuesta tal como lo percibe e interpreta elencuestado, y el objeto que el encuestador le asigna, este ltimo puede tratar de reducir lasdistorsiones resultantes o, al menos, comprender qu puede y qu no puede decirse, las censurasque impiden expresar ciertas cosas 'las incitaciones que alientan a hacer hincapi en o tras.

    Es el encuestador quien inicia el juego y establece sus reglas: es l quien. las ms de las veces,asigna a la entrevista, de manera unilateral y sin negociacin previa, objetivos y usos en ocasiones2.La oposicin tradicional entre los ~iodos llamado, (1i:incitarlo, (anuo lii enctiesia [ -l'Ir eiestil nario. y los llamadosualitativos. como la elltreVINIa. eninaNC.Ini lo que tienen en c, 'mn. el hecho de hasarse en inieraeciones suu.i1cs que secumplen bino la ea iaccion sinicturas dellort, aregoria, inetodolOgicas ignof.illeeil, estructuras.O,I que tambin lucen. por nnt parte. 1, 1% enbuliek n.peri,o, le:111Na ele MI I Im011 el /IMMOdesconocer el efecto que las cIrUcIllr.o lero:11 no k il enlas interacciones entre los medicos e las enfermeras.por ejemplo/ que registran y .111a1Mm, mr1 1 1:111illin cii Ir propm 11 11,raCcion Oni las per on, 5Oinc11(1, a la oh,enild(ill Onterrogaioriii.

    mal determinados, al menos para el encuestado. Esta asimetra se ve reforzada por una asimetra so- -cial, si el encuestador ocupa una posicin superior al encuestaclo en las jerarquas de las diferentesespecies de capital, en especial del cultural. El mercado de bienes lingsticos _1 . sinzblicos que seinstituye en oportunidad de la entrevista vara en su estructura segn la relacin objetiva entre elencuestador y el encuestado o -lo que "lene; ser lo mismo- entre los capitales de todo tipo, y enparticular lingsticos, de que estn provistos.

    Tras tomar nota de esas dos propiedades inherentes a la relacin de entrevista, nos esforzamospor poner en prctica todas las medidas posibles para dominar sus efectos (sin pretender anularlos);es decir-ms precisamente-para reducir al m nimo la violencia simblica que puede ejercer-sea travs de ella. Intentamos, por lo tanto, establecer una relacin de escucha activa y metdica,-tan alejada del mero laisser-direde la entrevista no directiva como del di rigismo del cuestionario.Postura en apariencia contradictoria a la cual no es fcil atenerse en la prctica, puesto que, en efecto,asocia la disponibilidad total con respecto: la persona interrogada, el sometimiento a la singularidadde su historia particular -que puede conducir. por una especie cle mimetismo ms o menos con-trolado, a adoptar su lenguaje abrazar sus puntos de vista. sentimientos y pensamientos- con laconstruccin metdica, fortalecida con el conocimiento de las condiciones objetivas, comunes a todauna categora.

    Para que fuera factible una relacin cle encuesta lo ms prxima posible a este lmite ideal,deban cumplirse varias condiciones: no bastaba con actuar, como lo hace espontneamente todo"buen" encuestador, sobre lo TIC puede controlarse consciente o inconscientemente en la inte-accin, en pa iticula r el nivel clel lenguaje utilizado y los signos verbales o no verbales aptos paraalentar la colaboracin de las personas inter rogadas -que slo pueden dar una respuesta digna deese nombre al interrogatorio si son capaces de aduearse de l y convertirse en sus sujetos-, sinoque tambin haba que actuar, en ciertos casos. sobre la estructura misma de la relacin (y, con ello,sobre la estructura del mercado I ingst ico y simblico) y, por lo tanto, sobre la eleccin misma de 2.las personas interrogadas y los interrogadores.

    La imposicinUno se asombra a veces de que los encuestados puedan poner tanta buena voluntad y complacenciapara responder a preguntas tan descabelladas, arbitrarias o fuera de lugar como las que a menudo seles "propinan", especialmente en los sondeos de opinin. Dicho esto, basta con haber realizado unasola vez una entrevista para saber hasta qu punto es difcil mantener la atencin en lo que se estdiciendo (y no slo en las palabras) y prever las preguntas capaces de inscribirse "naturalmente" enla continuidad de la conversacin, al mismo tiempo que se sigue una especie de "lnea" terica. Lo cualequivale a decir que nadie est exento del efecto de imposicin que pueden ejercer las preguntasingenuamente egocntricas o simplemente distradas y, sobre todo, del efecto de contragolpe que lasrespuestas as arrancadas amenazan con generar ene analista, siempre expuesto a tomar con seriedad,en su interpretacin, un artificio que l mismo produjo sin saberlo. Es lo que ocurr i, por ejemplo, cuandoun encuestador, por lo dems tan solcito como atento, pregunt a boca de jarro a un obrero metalrgico,que acababa de comentarle la suerte que haba tenido por tr abajar toda la vida ene mismo taller, si l."personalmente - , estaba "dispuesto a irse de Longwy". a lo que obtuvo, una vez pasado el primer momentode franca estupefaccin, una respuesta de cortesia del tipo de las que el encuestador y el codificadorapremados de los institutos de sondeo registran como un consentimiento: "Ahora [tono de asombroj?

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    Comprender Comprender

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    iPor qu hacer eso? Irse... No le veo la utilidad... No, no creo que vaya a irme de Longwy... Ni siquerase me pas por la cabeza. En la medida en que m muer todava trabaja. A lo mejor, eso es un freno.. .Pero irme de Longwy... no s, a lo mejor, por qu no?, algn da... Nunca se sabe... Pero todava coseme ocurre hacerlo. No se me ocurri, con ms razn porque sigo... No s, por qu no [risas], no s, nuncase sabe...".

    Por lo tanto, se decidi dejar a los encuestadores la libertad de elegir a los encuestados entresus conocidos, o entre personas a las cuales podan ser presentados por stos. En efecto, la proxi-midad social y la familiaridad aseguran dos de las condiciones principales de una comunicacin "noviolenta". Por una parte, cuando el interrogador est socialmente muy prximo a quien interroga, leda, gracias a su intercambiabilidad, garantas contra la amenaza de que sus razones subjetivas sereduzcan a causas objetivas y sus elecciones se vivan como libres al arbitrio de los cleterminismosob jet ivos puestos de re l ieve por e l an l is is . Por ot ra par te , se consta ta que en ese caso tambi n quedaasegurarlo un acuerdo inmediato -que constantemente se confirma- respecto de los presupues-tos concernientes a los contenidos y las formas de la comunicacin: acuerdo que se afirma en laemisin ajustada, siempre difcil de obtener de manera consciente e intencional, de todos los sig-nos no verbales , coordinados con los s ignos verbales , que indican c mo deb e interpretarse ta l o cualenunciado, o bien cmo lo interpret el interlocutor. 5

    Pero el universo de las categoras sociales que pueden alcanzarse en las condiciones ptimasde familiaridad tiene sus lmites (aun cuando las homologas de posicin tambin puedan fundarafinidades reales entre el socilogo y ciertas categoras de encuestados, por ejemplo, magistradoso educadores sociales). Para intentar extenderlo lo ms ampliamente posible, tambin habramospodido recurrir, como lo hicimos en distintas investigaciones anteriores, a estrategias como laconsistente en representar roles, componer la identidad de un encuestado que ocupa una posicinsocial determinada para hacer falsos trmites de compra o pedido de informaciones (en especial,por telfono). Aqu decidimos diversificara los encuestadores haciendo un empleo metdico de laest ra tegia a la que recurr i Wil l iam Labov en su es tudio del hab la negra de H ar lem: para neutra l izarel efecto de imposicin de la lengua legtima, pidi a jvenes negros que realizaran la encuestalingstica; del mismo modo, todas las veces que fue posible nosotros intentamos neutralizar uno delos principales factores de distorsin de la relacin de encuesta capacitando en las tcnicas de staa personas que podan tener acceso con familiaridad a categoras de encuestados que desebamoscubrir.Cuando un joven fsico interroga a otro joven fsico (o un actor a otro actor, un desocupado aotro desocupado, etctera) con el que comparte la casi totalidad de las caractersticas capaces defunc ionar como grandes f ac to res exp l ica t ivos de sus p rc t icas y represen tac iones y a l cua l es t un idopor una relacin de profunda familiaridad, sus preguntas se originan en sus disposiciones, obje-tivamente armonizadas con las del encuestado; no hay razn alguna para que, Lis ms brutalmenteobietivantes de esas preguntas se manifiesten como amenaza ntes o agresivas, porque su interiocu-

    de , , d -brick que FA. Scheltlorr llama respuestas disrirrtiras1rokensl, ueno". - De+delos cabeceas aprobadores. las miradas. las rronrisas y los ;ir/rama/kmrece /piei corporale, bde. de

    raen. e li. Inlerb. aprobacin. aliento, reconocimiento. son la condicin de 13 alleelladll crintinuacain del mien:a:tibio (aid primo que un momento de desatencin. de distraccin de la mirarla. 3irienujclui bastan para suscitar en el e11,11eShilluna e.pecie cle molemiti que le hace perder el 11110 Cle SI, diSetirti(11, ,Vokra?(P.., en e ' mion,:Itet1g , .1.1np.inmpaciOn intelectual e afectiva del encuestaclor.

    tor sabe perfectamente que comparte con l lo esencial de lo que lo llevan a transmitir y. al mismotiempo, los riesgos a los que se expone al transmitirlo. Ye] interrogador tampoco puede olvidar queal objetivar al interrogado se objetiva a s mismo, como lo testimonian las correcciones que intro-duce en tales o cuales de sus preguntas, pasando del t objetivante al se o uno fon] que remite aun colectivo impersonal, y luego al nosotros, en el que afirma claramente que la objetivacin tam-bin lo incluye: "Es decir que todos los estudios que t has hecho, que uno hace, nos inclinan msbien a que nos gus te l a t eor a" . Y la p rox imidad soc ia l con la persona in te r rogar la es , s in duda , lo queexplica la impresin de desasosiego que dijeron que haban experimentarlo casi todos los interro-gadores que estaban situados en una relacin semejante, a veces a lo largo de toda la entrevista, yotras, a partir de un momento preciso del anlisis: en todos estos casos, en efecto, el interrogatoriotiende naturahnente a convertirse en un socioanlisis de a dos, en el cual el analista est atrapado ypuesto a prueba en la misma medida que la persona a la que interroga.

    Pero la analoga con la estrategia empleada por Labov no es perfecta: no se trata nicamentede recoger un 'discurso natural" lo menos afectado posible por el efec.o de la asimetra cultural;tambin hay que construirlo cientficamente, de manera tal que transmita los elementos necesariospara su propia explicacin. Como resultado de ello, las exigencias impuestas a lbs encuestadoresocasionales aumentan considerablemente, y aunque con cada uno de ellos se hayan realizadoentrevistas previas, destinadas a recoger toda la informacin de que disponan sobre etencuestadoy a definir las grandes lneas de una estrategia de interrogatorio, hufio que excluir de la publicacinuna buena cantidad de las encuestas efectuadas en esas condiciones: transmitan pocoMs ' que datossociolingsticos incapaces de proporcionar los instrumentos de su propia interpretacin .A los casos en que e l socilogo, en cierta forma, logra darse un sustituto, se aaden las relacio- .nes de encuesta en las que puede superar parcialmente la distancia social gracias a las relaciones defamil iar idad que lo unen a l encuestado y a la f ranquez a socia l , f avorab le a lhab lar c l a ro , que asegurala existencia de diversos lazos de solidaridad secundaria capaces di (lar garantas indiscutibles decomprensin bien predispuesta: las relaciones de familia o las amistades de infancia o, segn ciertasencuestadoras, la complicidad entre mujeres, permitieron en ms de un caso superar los obstculosv incular los a las di ferencias ent re las condiciones y , en par t icular , e l temor a l desprecio de c lase que ,cuando se percibe al socilogo como socialmente superior, a menudo refuerza el miedo -muygeneral, si no universal- a la objetivacin.

    U n ejercicio espiritualPero los mecanismos y sub ter fugios que pudimos imaginar para reducir Iir clistancia t ienen sus l mites.Aunque la transcripcin permita advertir el ritmo, el tempo de la undiidad, basta culi leer algunasentrevistas para ver todo lo que separa los discursos arrancados f f ento por fragmento de losencuestados ms alejados de la situacin de encuesta con respecto.. 11)s de quienes estn algo as .1E1 de la, grancls ritztffies de esos Fracasos reside sin duda en el perFeel.. at - uur,lo I mterro5.1,1 , 1 Ve1 inter, tue

    ilermte la actuacin o,la Iffiertacl de la tendencia de los ello:estado. a de, a zu., e I., teuntoill,, ,(1 1.111111[0S 111 ,1(WC,. S:11,',1 lii (Ille es eViderlle. u, (lee 110 ti:ICC 1111:1 IX I pt.1' vnijshi . 1,11.1 n.1L1113101 , puede oinitir toda 1.111.1 serie de presupuestos referidos a III , reuIIlliul.us ellilk elleVa, 1 . 1 1 1 1 1 , 1,11

    ecIIIMIRICIVI S del C1111p11 lelltral en (lett:mimarlo inirinenti o. 1:;. pu, :It [men- , Breralle tul t Ud:1 i:1111..., Se .11C311/..111: Fi CO111(1(1 11(1;1 rural enire el l, 11I.1Tic 11.111 Ji. 1r,epotquu. al no cue.tiottar,e natla. no hacia Falta decirlo. Y la cli, - ergericia total. un 111.11 .111111 ,1,1b,

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    corno adaptados de antemano (a veces, demasiado bien) a lo solicitado, al menos tal como ellos loconciben. stos dominan tan perfectamente la situacin que en algunas oportunidades logranimponer al encuestador su definicin del juego.

    Cuando no hay nada que neutralice o suspenda los efectos sociales de la asimetra ligada a ladistancia social, lo nico que cabe esperar son palabras marcadas lo menos posible por los efectosde la situacin de encuesta, al precio de un incesante trabajo de construccin. Paradjicamente, esetrabajo est destinado a ser tanto ms invisible cuanto ms xito tenga y lleve a un intercambioprovisto de todas las apariencias de lo "natural" (entendido como lo que sucede habitualmente enlos intercambios corrientes de la existencia cotidiana).

    El socilogo puede conseguir que el encuestado que se halla socialmente ms alejado de l sesienta legitimado a ser lo que es si sabe manifestarle, por el tono y sobre todo por el contenido desus preguntas, que, sin fingir anular la distancia social que los separa (a diferencia de la visin popu-lista, que tiene como punto ciego su propio punto de vista), es capaz de ponerse mentalmente ensu lugar.

    Intentar situarse mentalmente en el lugar que el encuestado ocupa en el espacio social paranecesi tado interrogndolo a partir de ese punto, y ponerse, en cierta forma, de su lado (en el sentidoen que Francis Ponge hablaba de "ponerse del lado de las cosas"), no es efectuar la "proyeccinde s mismo en el otro" de la que hablan los fenomenlogos. Es darse una compren sin genricay gent ica de lo que l es, fundada en el dominio (terico o prctico) de las condiciones socialesque lo producen: dominio de las condiciones de existencia y de los mecanismos sociales cuyosefectos se ejercen sobre el conjunto de la categora de la que forma parte (la de los licestas, los obre-ros calificados, los magistrados, etctera) y dominio de los conclicionamientos inseparablementepsquicos y sociales vinculados a su posicin ysu trayectoria particulares en el espacio social. Con-tra la antigua distincin de Dilthey, hay que plantear que comprender y expl icar son una so la cosa .

    Esta comprensin no se reduce a un estado de nimo benevolente. Se ejerce en la manera ala vez comprensible, tranquilizadora e incitante de presentar la entrevista y dirigirla, de hacer que elinterrogatorio y la situacin misma tengan un sentido para el entrevistado, y tambin y sobre todoen la problemtica propuesta: sta, como las probables respuestas que suscita, se deduce de unarepresentacin verificada cle las condiciones en que se sita el encuestado y de las que lo producen.Vale decir que el encuestador slo tiene alguna posibilidad de estar verdaderamente a la altura desu objeto si posee a su respecto un inmenso saber, adquirido, a veces, a lo largo de toda una vida deinvestigacin y tambin, ms directamente, durante las entrevistas anteriores con el encuestadomismo o con informantes. La mayora de las entrevistas publicadas representan un momento, sin du-da privilegiado, en una larga sucesin de intercambios, y no tienen nada en comn con los encuen-tros puntuales, arbitrarios y ocasionales, de las encuestas realizadas a los apurones por encuestado-res desprovistos de toda competencia especfica.

    Aun cuando no se manifieste sino de manera completamente negativa, en especial inspiran-do las precauciones y deferencias que deciden al encuestado a confiar y entrar en el juego o exclu-yendo las preguntas forzadas o fuera de lugar, esta informacin previa es lo que permite improvisarconstantemente las preguntas pertinentes, verdaderas hiptesis que se apoyan sobre una representa-cin intuitiva y provisional de la frmula generadora propia del encuestado, para incitarla a develarseins completamente.'5En este aspecto. C01110 en todos los dems. es indudable que nos hariamos comprender mei, ir si pudierainos dar ciiernpl.de los errores ms iipicos. que casi siempre tienen su origen en 13inconscienc 13 y 13 Ignoranc ia ite, ue

    Aunque pueda procurar el equivalente terico del conocimiento prctico asociado a l aproximidad y la familiaridad, el conocimiento previo ms profundo seguir siendo incapaz de llevara una verdadera comprensin si no va a la par con una atencin al otro y una apertura oblativa quecontadas veces se encuentran en la existencia corriente. En efecto, todo nos inclina a otorgar a laspalabras ms o menos ritualizadas sobre las miserias ms o menos comunes una atencin casi tanvaca y formal como el ritual "Cmo le va?" que las desencadena. Todos hemos odo esos relatosde conflictos de sucesin o vecindad, de dificultades escolares o rivalidades de oficina que captamosa travs de categoras de la percepcin que, al reducir lo personal a lo impersonal, el drama singularal hecho miscelneo, permiten una especie de economa de pensamiento, inters, afecto; en suma,de comprensin. Yen el momento mismo en que se movilizan todos los recursos de la vigilanciaprofesional y la simpata personal, nos cuesta arrancarnos del adormecimiento de la atencin quefavorece la ilusin de lo ya visto y ya escuchado, para entrar en la singularidad de la historia de unavida e intentar comprender, a la vez en su unicidad y su generalidad, los dramas de una existencia.La semicomprensin inmediata de la mirada distrada y trivial izante desalienta el esfuerzo que hayque realizar para desgarrar la pantalla de las palabras comunes en las que cada uno de nosotros vi-ve y expresa tanto sus pequeas miserias como sus mayores desdichas. Es que el - uno- Lo,/ "1, filo-sficamente estigmatizado y literariamente poco considerado, que todos sentimos la tentacin deusar, con sus medios desesperadamente "inautnticos", sin duda es lo ms difcil de escuchar paralos "yo" Delque, por la ms comn de las reivindicaciones de singularidad, creemos ser.As, a riesgo de ser chocante tanto para los metodlogos rigurosos como para los hermeneu-tas inspirados, yo dira de buen grado que la entrevista puede considerarse como una forma de ejerci-cio espiritual que apunta a obtener, mediante el olvido de s MiSMO, una verdadera conversin dela mirada que dirigimos alos otros en las circunstancias.corrientes de Ja vida.' El talante acogedor, ,que inclina a hacer propios los problemas del encuestado, la aptitud para tomarlo y comprenderlotal como 6s, en su necesidad singular, es una especie de am or in telectual: una mirada que consien-te en la necesidad, a la manera del "amor intelectual a Dios", es decir, al orden natural, que Spinozaconsideraba la forma suprema de conocimiento.

    La resistencia a la objetivacin- No habra que creer que, gracias a la sola virtud de la reflexividad, el socilogo pueda alguna vez

    controlar por completo los efectos siempre extremadamente complejos y mltiples de la relacinde encuesta, porque los encuestados tambin pueden jugar con ella, consciente o inconscientemente,para intentar imponer su definicin de la situacin y volcar en su provecho un intercambio entre cuyasapuestas se cuenta la imagen que tienen de s. y que quieren dar y darse a s msmos. Esto tiene lugaren una situacin en la que, al evocar como los incita el objeto de la encuesta " lo que no camina" en

    de las virtud, de un interrogatorio atento a sus propios efectos pasen inadvertidas. pi irque ..e manifiestan sobre todo enausencias. De ah el inters de los interrogatorios 171.1f0CriilleOS cine se llailZrn Ms adciante (13erdaderos exmenesde arte de vivir en los que el encuestador, encerrado en sus presupuestos instittic ionales y sus certezas tilicas. m de la capacidclde los encuestados para adoptar la conducta "conveniente - . pt men de leileve, en contraste, ti vi, las preguntas ilue el resper fundado en el o mocimento previo lleva a excluir porque son incompatildes5 , 11 L111:11:epre,111.,It.11.1(leell ,libdeC I L 11pC1,0111 intermgacla o (le 13lilosoliti cle lit accion que compiomele en sti piactit

    6.Podramos cuarTaqui si Epicteto o Nlarco Aurelio cuando e, oca]] el talante que a . ,

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    sus vidas, se exponen a todas las presunciones negativas que recaen sobre los males y la desdicha mentrasno saben deslizarse en las formas legtimas de expresin de las mserias genunas: las que proporcionan lapoltica, el derecho, la psicologa y la literatura. As, por ejemplo, en muchas entrevistas (particuarmentecon membros del Frente Nacional) la relacin social entre el encuestado y el encuestador produce un efectode censura muy poderoso, redoblado por la presencia del grabador: sin duda es eso lo que hace inconfesablesciertas opiniones (salvo en contados instantes o por lapsus). Algunas entrevistas exhiben numerosas huellasdel trabajo que hace el encuestado para domnar las coacciones inscriptas en la situacin, mostrando quees capaz de tomar en sus manos su propia obje tivacin y adoptar sobre s m smo el punto de vista refle-xivo cuyo proyecto est inscripto en la intencin misma de la encuesta.

    Una de las maneras ms sutiles de resistir a la objetivacin es, as, la de los encuestados que, al j ugarcon su proximdad social con el encuestador, intentan, ms inconsciente que conscientemente, proteger -se de l prestndose supuestamente al juego e intentando imponer, no siempre a sabiendas, una aparienciade autoanlisis. Pese a lo que pueda parecer, nada est ms alejado de la objetivacin participante en laque el encuestador asiste al encuestado en un esfuerzo, doloroso y grat ificante a la vez, por destacar losdetermnantes sociales de sus opiniones y prcticas en lo que pueden tener de ms difci l de confesar y asumrque la falsa objetivacin complaciente, desmstificacin a medias y por ello doblemente mstificadora, queprocura todos los placeres de la lucidez sin poner en cuestin nada esencial.

    Mencionar un solo ejemplo: "Hay una especie de malestar que hace que no sepa adnde meterme[.. 1 , socialmente ya not muy bien dnde estoy... A lo mejor es a nivel del reconocimiento del otro [...].Me doy cuenta de que en funcin de la posicin social que ocupas, el ot ro te dirige una mrada completa-mente diferente, y la verdad es que es bastante perturbador. No me resutaba fcil tener varios statussociales, a veces no consegua sentirme bienes ellos, sobre todo a travs de la mrada de los otros", etctera,etctera.

    Puede suceder que palabras semejantes, que sobre una confesin aparente aplican la apariencia de unaexplicacin, provoquen que el encuestador se reconozca en ellas porque estn construdas de acuerdocon instrumentos de pensamento y formas de expresin cercanos a los suyos, una especie de narcisis-mo intelectual que puede combinarse con el deslumbram ento popu ista o disimuarse en l.

    As, cuando la hija de un inmigrante evoca, con mucha desenvoltura, las dificultades de su vidadesgarrada ante un encuestador que puede encontrar en algunas de sus palabras ciertos aspectos de suexperiencia de la situacin de inestabilidad, ella, parad icamente, logra hacer olvidar el principio de lamuy estilizada visin que propone de su existencia, es decir, los estudios de letras que realiza y que lepermiten ofrecer a su interlocutor una doble gratificacin: la de un discurso lo ms prximo posible a laidea que l se hace de una categora desaventajada y la de una realizacin formal que suprime todoobstcuo l igado a la diferencia social y cutural. Habr a que citar aqu todo; tanto las preguntas comolas respuestas:

    ENCUESTADOR: La toma de conciencia se produjo cuando llegaste a Francia. Pero toma de conciencia dequ, exactamente?

    ENCUESTADA: Toma de conciencia de lo real, en el sentido de que para m es ah donde las cosas van aempezar a delinearse. Vivo realmente la separacin de ms padres. Tiene sentido para m, en realidad, apartir del momento en que paso del perodo en que viv con ellos all, en fin, con mi madre y su familia[en Marruecos . donde la madre se qued despus dala separacin], a aqu, cuando descubro finalmente a mpadre. Es la primera vez que vivimos verdaderamente juntos. Incluso cuando estaba casado con m ma-dre su vida social la tenia aqu [en Francia], as que se vean poco y lo veamos poco. Tuve la impresinde que era alguen al que descubria verdaderamente por primera vez [. .. 1. Entraba en mi vida a partir

    del momento en que bamos a vivir juntos. As que, con la tomado conciencia por ese lado, la separa-cin cobra sentido. Una se da cuenta de que nunca vivi con el padre que tiene. [ ...] Y adems, tambintoma de conciencia de otro paisaje. Ya no es el mismo espacio-tiempo [...]. Sabes que pasas de tu ma-dre a tu padre. Eso tambin te excita un poco, en cierta manera, pero la realidad, de hecho, viene pocoa poco a colo rear y dar origen a lo que pas. Entonces ya no es el msmo paisaje, la m sma gente; ya noes el msmo espacio-tiempo. En m caso, entro en un perodo bastante vago a partir del momento en que,si qu eres, en lo sucesivo hab r que tender un puente entre dos mundos que, para m, estn radicalmen-te separados. Me qued un poco en eso, en esa separacin, que supera por lejos la separacin padre-madre.[Un poco ms adelante.] De hecho, tengo la impresin de estar anclada en algo. Y que lo queso planteaahora es si voy a segur ah o voy a tratar de salir : totalmente. Con franqueza, mucho no lo creo. As que -seguramente siempre estar a medio cam no. La verdad es que no me interesa ser as o as. Ganas demantener esa especie de corr iente de aire, un hueco. No s.

    Como vemos, la entrevista se convierte en un monogo en el que la misma encuestada plantea laspreguntas y responde abundantemente, sin darse respiro, con lo que impone al encuestador (quien,sin lugar a dudas, no pide algo mejor) no slo su problemtica, sino su estilo ("Aqu te sientesdesnaturalizada?", o bien "Cul es tu mayor insatisfaccin?") y excluye de facto todo interrogatoriosobre datos objetivos de su trayectoria, al margen de los que entran en el proyecto de autorretratotal como ella pretende efectuarlo.

    En esta relacin de intercambio, cada uno engaa un poco al o tro engandose a s msmo: el encuesta-dorso aferra a l a "autenticidad" del testimonio de la encuestada porque cree haber descubierto una palabraen bruto, densa, inviolada, que otros no supierpn ver o suscitar (ciertas forms ms o menos estilizadasdel discurso campesino u obrero pueden ejercer una seduccin parecida); l a encuestada finge, ser elpersonaje que se espera en este encuentro, la inmigrante, y se asegura as, sin tener que reivindicarloabiertamente, el reconocimiento del valor literario de su palabra, a la vez testimonio sincero dedesgarramiento interior y bsqueda de la salvacin Por la forma estilstica.*

    * Si esta lgica del doble juego en la confirmacin reciproca de las identidades halla un terr eno particularmentefavorable en el cara a cara de la relacin de encuesta. no est en accin nicamente en las entrevistas "malogradas"(bastante numerosas) que tuvimos que eliminar; podr a citar obras que me parece que lo ilustran perfectamente;como cierta novela reciente de Nina Bouraoui (Lo copease in terdite, Pars, Gallimard, 1990)y, ms en general, algunasnuevas formas de la literatura populista que, con la apariencia de acumularlas, eluden las exigencias del testimonioautnticamente sociolgico y las de la novela autnticamente literaria, porque tienen por punto ciego su propio -punto de vista. Pero el ejemplo por excelencia me parece la novela de David Lodge, Smoll World (Nueva York,Warner Books. 1984) [traduccin francesa, Un tout petit monde, Pars, Rivages, 1991;traduccin Castellana, Elmundo es un pauelo, Barcelona, Anagrama. 1998]. desmistificacin mistificadora que exhibe todos los lugarescomunes de la representacin complaciente, falsamente lcida y verdaderamente narcisista, que a los universitariosles gusta dar(se) de si mismos y de su universo, y que, lgicamente, conoci un inmenso xito en los medios destos y, ms en general. en los que tienen un barniz de estudios universitarios.

    Sin duda lo esencial de las - condiciones de felicidad" de la entrevista permanece inadvertido.Al ofrecerle una situacin de comunicacin completamente excepcional, liberada de las restriccio-nes, en particular temporales. que pesan sobre la mayora de los intercambios cotidianos, y darleaCCCSO a alternativas que lo incitan o autorizan a expresar malestares, faltas o demandas que des-cubre al expresadas. el encuestador contribuye a crear las condiciones de aparicin ce un discursoextraordinario. que podra no haberse enunciado jams y que, sin embargo, ya estaba ah. a la espera

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    de sus condiciones de actualizacin: Aunque sin duda no perciben conscientemente todos los signosde esta disponibilidad (que exige, desde ya, un poco ms que una simple conversin intelectual),ciertos encuestados, sobre todo los que se cuentan entre los ms indigentes, parecen aprovechar estasituacin como una oportunidad excepcional que se les brinda para testimoniar, hacerse or, llevarsu experiencia de la esfera privada a la esfera pblica; una oportunidad ni mbin de explicarse, ene l sen t ido ms comple to de l t rmino , v a le dec i r , de cons t ru ir su p rop io pun to de v i s ta sobre s m ismosy el mundo y poner de relieve, dentro de ste, el punto a partir del cual se ven y ven el mundo, sevuelven comprensibles y se justifican, en principio para s mismos. Incluso puede suceder que, lejosde ser simples instrumentos en las manos del encuestador, dirijan en cierto modo la entrevista y quela densidad e intensidad de su discurso, as como la impresin que a menudo clan de experimentaruna especie de alivio, e incluso de realizacin, evoquen en ellos la dicha de expresin .Es indudable que puede hablarse entonces de autoandlisis provocado _r acompaado: en msde un caso, tuvimos la sensacin de que la persona interrogada aprovechaba la oportunidad deinterrogarse a s misma que se le brindaba y la licitacin o la solicitacin que le aseguraban nuestraspreguntas o nuestras sugerencias (siempre abiertas y mltiples, y con frecuencia reducidas a unaespera silenciosa) para efectuar un trabajo de explicitacin, gratificante y doloroso lila vez, y enun-ciar, a veces con una extraordinaria intensidad expresiva, experiencias y reflexiones reservadas oreprimidas durante largo tiempo.

    Una construccin realista

    Aunque pueda vivirse como tal, el acuerdo que entonces se concert entre las previsiones ydeferencias del encuestador, por una parte, ylas expectativas del encuestado, por otra, no tiene nadade milagroso. El verdadero sometimiento a lo dado supone un acto ele construccin fundado en el536 dominio prctico de la lgica social segn la cual se construye ese dado. As, por ejemplo, slo puedeentenderse realmente lo que se dice en la conversacin, en apariencia completamente trivial, entret res l ice s tas s i ev i tando reducir a las t res adolescentes a los nombres de pi la que las designan, com oen tantas sociologas de grabador se sabe leer, en sus palabras, la conformacin de las relacionesobjetivas, presentes y pasadas, entre su trayectoria y la estructura de los establecimientos escolaresa los que concurrieron y, con ello, toda la constitucin y la historia del sistema de enseanza que allse expresa: contrariamente a lo que podra hacer creer una visin ingenuamente persona I ista de lasingularidad de las personas sociales. la puesta de relieve de las estructuras inmanentes en las pala-bras coyunturales pronunciadas en una interaccin puntual es lo nico que permite volver a captarlo esencial de lo que constituye la idiosincrasia de cada una de las jvenes y toda la complejidadsingular de sus acciones y reacciones.

    El anlisis de la conversacin, as entendido.' lee en los discursos no slo la estructura coyun-7.

    uabaio - socrtico - ele ayuda a la explickacin apunta a proponer sin imponer, a trinul ar sugerermas. avecesexplcitamente presentadas como tales ("1.o que usted quiere decir no es que.. lestinadas a brindar prolongacionesmltiples y abiertas a las palabras del encuesiado. a sus vacilaciones o a su. busqu eda: de expresin_

    ue tal modo_ ol,serve en varias oLasiunes que ei ent epetia con atishi,1 , 1 1 l,i 7 .11.1b1.1t,l,i 1 e Ir, hal,i3clarificado con 11 1 , 11 / 111110 11 1101111, .1 ,11 respecto a -u lit sk uM tui 'si te, nun. lus ble uae emplee p, ra ,les.gnarla posicin crtica de un encuestaelo en 1:1 i c . 1 . 1 ue p 1,,C,N .11]las extrenws tensiones que lo atravesaban ,9EN &Cir. en 111111(1111 Inny tliterente dci que se le 1.1.1 L . 11.111,11 1.111.1 1/1. 1 1 .11111_1.. la manera de nue, lar id 1.11.111t1,.11. /011. 1 (0;

    tural de la interaccin como mercado, sino tambin las estructuras invisibles que la organizan, valedecir, en este caso en particular. la del espacio social en que las tres jvenes se sitan desde el origen,y la del espacio escolar dentro del cual recorrieron trayectorias diferentes que, aunque pertenezcanal pasado, siguen orientando su visin de ese pasado y de su futuro educativo, y tambin de smismas en lo que tienen de ms singular.'"As, contra la ilusin consistente en buscar la neutralidad en la anulacin del observador, hay queadmitir que, paradjicamente. la nica - espontaneidad - es la construida, pero mediante unaconstruccin realista. Para dar lo a entender o, a l menos , hacer lo sent i r , mencionar una ancdotaen la que se ver que la investigacin puede poner de manifiesto las realidades que pretenderegistrar nicamente cuando se apoya sobre un conocimiento previo de esas realidades. En laencuesta que realizamos acerca del problema de la vivienda, para escapar a la irrealidad abstractade las cuestiones de preferencia, especialmente en materia de compra o alquiler, se me habaocurrido pedir a los encuestados que enumeraran sus residencias sucesivas, las condiciones en quehaban tenido acceso a ellas, las razones y causas que los haban decidido a elegirlas o dejarlas, lasmodificaciones que les haban efectuado, etctera. As concebidas, las entrevistas se habandesarrollado, en nuestra opinin, de manera extremadamente - natural - , y susc i ta ron tes t imonios deuna sinceridad inesperada.Ahora bien, tiempo despus o en el metro, absolutamente por casualidad, una conversacinentre dos mujeres de unos 40 aos: una cle ellas, instalada recientemente en Lin nuevo depar-tamento, relataba la historia de sus viviendas sucesivas, y su interlocutora se comportaba exacta-mente com o s i s iguiera la regla que nos h ab amos p rescr ipto para efectuar nuest ras ent rev istas . staes la transcripcin que hice cle memoria muy poco despus: "Es la primera vez que me instaloen un departamento nuevo. Est verdaderamente bien... La primera vivienda que tuve en Parsestaba en la Flle Brancion, era antigua y no la haban remodelado desde la guerra de 1914. Habaque reconstruir todo, pero estaba todo patas pa ma arriba. Y adems los techos estaban tan enne-grecidos que no pudimos recuperarlos. Claro, es mucho trabajo... Antes, con mis padres,habamos vivido en una casa sin agua. Con dos hijos, era fantstico tener un bao. En lo de mispadres era igual . Pero s in embargo no es tbam os sucios . Dicho es to . es tanto ms fcil... Despuses tuv imos en C r te i l . Era d in ed i f i c io moderno , pe ro q ue ya t en a unos 1 5 aos . . . " . E l re la to con t inuas, con toda naturalidad, entrecortado por intervenciones destinadas, sencillamente, a "acusarrecibo" , por la mera repet ic in en e l m odo af i rmat ivo o interrogat ivo de la l t ima f rase p ronunciada ,o bien a manifestar inters o afirmar la identidad de los puntos de vistat - Es c lu ro cuando uno t raba-ja todo el da parado..." o - En lo de mis padres era igual..." 1; esta participacin, mediante la cualuno se mete en la conversacin y compromete as a su interlocutor a hacer lo mismo, es lo que dis-t ingue con m ayor c lar idad la conversaci (m corr iente , o la ent rev is ta ta l como no sotros la real izamos,de la entrevista en la que el encuestadi ir. deseoso de neutralidad. se prohibe todo compromisopersonal.

    Todo opone esta forma de may ut ica a la imposic in de prob lemt icas que , con una i lus in de- neutralidad". efectan numerosas encuestas mediante sondeos, cuyas preguntas forzadas y

    mphl. he, e.4 r n egm.. ,pes In . je ere:, culturliles ai (jornales10.

    1 ,11 1,11 11, 111...i.. 1111111:2,r.11 /e ee 111.1 e/e1111 . 11111....11,1611, e e .e11111.10qu, I, (la I , 11.1 NN V111,1 en.trl, . ultiplicacin.cle. los 100uu/o, 1./ ilteri , ii 1.1 11,,, 1,111.11:1 1 L:11: muk rle, empre en ernuno, de

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    artificiales producen ntegramente los artificios que creen registrar sin hablar de esas entrevistaste lev is ivas que arrancan a los ent rev is tados palab ras di rectamente or iginadas en las que la te lev is inpronuncia al respecto." Primera diferencia, la conciencia del peligro, fundada ene! conocimientode la labilidad cielo que se denomina opiniones: las disposiciones profundas son accesibles a variasformas de expresin y pueden reconocerse en formulaciones preconstituidas (las respuestaspreestablecidas del cuestionario cerrado o las palabras prefabricadas de la poltica) relativamentedi f e ren tes . Lo que s ign i f i ca que nada es ms f c i l c le e f ec tuar y , en c ie r to sen t ido , ms "na tura l" , quela imposicin de problemticas: prueba de ello, las tergiversaciones de la opinin que operan contanta frecuencia, y con toda la inocencia de la inconsciencia, en los sondeos de opinin (as pre-dispuestos a servir de instrumentos de una demagogia racional) y tambin, ms en general, losdemagogos de todas las convicciones, constantemente atareados en ratificar las expectativasaparentes de individuos que no siempre tienen los medios de identificar sus verdaderas carenciasEl efecto de imposicin que se ejerce con el pretexto de la "neutralidad" es tanto ms perniciosocuanto que la publicacin de las opiniones as atribuidas contribuye a imponerlas ya garantizarlesuna existencia social, lo que brinda a los encargados de los sondeos la apariencia de una conva-lidacin apta para reforzar su credibilidad y su crdito.Se advierte el fortalecimiento que la representacin empirista de la ciencia puede hallar en elhecho (le que el conocimiento riguroso suponga casi siempre una ruptura ms o menos clamorosa,y siempre expuesta a parecer el efecto de una peticin ele principios o 1 . 1 na idea preconcebida, con1 2 1 8 evidencias del sentido comn, habitualmente identificadas con el buen sentido. En efecto, bastacon abandonarse, abstenerse de toda intervencin, de toda construccin, para caer en el error: sedeja entonces el campo libre a las preconstruceiones o al efecto automtico de los mecanismossociales que estn en accin hasta en las operaciones 'cientficas ms elementales (concepcin yformulacin de las preguntas, definicin de las categoras de codificacin, etctera). nicamente alprecio de una denuncia activa de los presupuestos tcitos del sentido comn se pueden contrarrestarlos efectos de todas las representaciones de la realidad social a las que los encuestados y losencuestadores estn continuamente expuestos. Aludo en particular a las producidas por la prensa,escrita y sobre todo televisiva, que 'se imponen a veces a los ms indigentes como enunciadosprefabricados de lo que ellos consideran que es su experiencia propia.Los agentes socia les no t ienen la c iencia infusa de lo que son y lo que hacen; m s precisamen-te, no tienen necesariamente acceso al origen de su descontento o su malestar, y las declaracionesms espontneas pueden, sin intencin alguna de disimulo, expresar algo muy distinto -de lo que enapariencia dicen. La sociologa (y es lo que la distingue ele la ciencia sin sabios de los sondeos deopinin) sabe que debe darse los medios de poner en cuestin, y en primer lugar en su cuestio-namiento mismo. todas las preconstrucciones, todos los presupuestos que habitan tanto al encues-tador como a los encuestados y que hacen que a menudo la relacin de encuesta slo se establezcasobre la base cle un acuerdo de los inconscientes11 . (:reo necesario recordar aqui unos anlisis que en otros lugares desarroll cle nianera mas sistcmanca d. en especial Quesiions

    socuilogic. Paris. Nlinint. 198-1. pp.12 . rellexiones est.m panicularmente destinadas a quienes sostienen que la crtica cle los sorkleos e u na Jaanca de l aclenn,a acia.13. ludi.intc : :1.111s1, cletallaclo de las respuestas a tul sondeo sobre los politicoslGiscarcl. Chiiir Nlarchitis. eludiera 1 concebiclo

    c. .11 el el,. del luego cliril, 1 si fuera 1 1 1 1 rbol. 1111:111111131 CIC/C151). 51C1115/Sif qIlu 10, crIs 115.51.1(1 65 51115 11/C1 10.apliCaly.111

    Tambin sabe que las op in iones ms espontneas y por lo t an to , a l pa recer , l a s ms au tn t icascon que se contentan el encuestador presionado de los institutos de sondeo y sus mandantes, puedenobedecer a una lgica muy cercana a la que pone de relieve el psicoanlisis. Es lo que ocurre, porejemplo, con la hostilidad a priori hacia los extranjeros, que se encuentra a veces en agricultores opequeos comerciantes que carecen de toda experiencia directa con inmigrantes: slo es posibleatravesar las apariencias de la opacidad y el absurdo que opone a la interpretacin comprensiva sise advierte que, por una especie de desplazamiento , ofrece una solucin a las contradiccionespropias de esa suerte de capitalistas con ingresos de proletarios y a su experiencia con el Estado,tenido por responsable de una redistribucin inaceptable. Los fundamentos reales del descontentoy la insatisfaccin as expresados, en formas tergiversadas, no pueden tener acceso a la concienciaes dec i r , a l d i scurso exp l c itoms q ue a cos ta de un t raba jo que apunte a sacar a l a super f ic ie esascosas enterrarlas en quienes las viven, que no las conocen y, a la vez y en otro sentido, las conocenmejor que nadie.El socilogo puede ayudarlos en ese trabajo a la manera de un partero, siempre que posea unconocimiento profundo de las condiciones de existencia que los producen y de los efectos socialesque pueden ejercer la relacin de encuesta y, a travs de ella, su posicin y sus disposicionesprimarias. Pero el deseo cle descubrir la verdad, que es constitutivo de la intencin cientfica, quedatotalmente desprovisto de eficacia prctica si no se lo actualiza en la forma de un "oficio - , productoincorporado de todas las investigaciones anteriores que no tiene nada de un saber abstracto ypuramente intelectual: se trata de una verdadera "disposicin para perseguir la verdad" (bxis toaletbeuein , como dice Aristteles en la Metafsica), que predispone a improvisar sobre la marcha,en la urgencia de la situacin de entrevista, las estrategias de presentacin de s mismo y las rplicasadaptadas, las aprobaciones y las preguntas oportunas, etctera, a fin de ayudar al encuestado a darlibre curso a su verdad o, mejor, a liberarse de

    Los riesgos de la escrituraEs la misma disposicin la que est en accin en el trabajo de construccin al que se somete laentrevista grabada, lo que permitir examinar ms rpidamente los procedimientos de transcripciny anlisis. Resulta claro, en efecto, que la puesta por escrito ms literal (la mera puntuacin pore jemplo , l a co locac in de una coma puede a fec ta r todo e l sen t ir lo e le una f rase )_ es ya una ve rc lade-ni traduccin , e incluso una interpretacin. Con mayor razn la que se propone aqu: al romper conen sus respuestas esquemas clasificatorios (fuerte/dbil, rgido/flexible, noble, innoble, etctera cle los que tambin losautores del 111525410111160 aaralnienle sin saberlo, se haban valido en sus preguntas: la inanidad de los comentarios que stosaportaron a los cuadros estadsticos publicados era tina prueba que testimonlaba su perfecta incomprensin de los datosque ellos mismos haba producido y. a fialiori, de la operacin misma mediante la cual lJs haban elaborado (cf. P. Man - clic-u.La Ms////cnon, Pars, Minuit, 1979, pp. 625-640 Maduccin castellana: Lit //:siinci1/. Anutisis social del u riierro cleciita.Nladrid. Taurus. 9911114. Ni, coi responde analizar 119.11 1.51C11.111 las paradojas del babitus cientfico que snj.. 7 1 , ' 111>r 1 1 1 1 1.11111j(1 3111111 , :151, 1 11:15 . 515 1115515 . 1115 1115 disposiciones primarias socialineme C OI 1St i l l .11 ( .111 , C011 515111S 1 , , ,.111/..11 - 1,, u J.,11 1 ,11g ; 111 : 1 ,1 1 1 1 5 . 11 1.., 51 , - . 5111 -

    111 , J 1 ,111 .15 -u or c-1 otro, cmnal - Ktio -y 1111 eniren////tie//10- ne .1 1- a por I . . I -into acer c:1 I 1116 , 1155151105- .165 principios conscientemente definidos de los diferentes mtodos as p u , s ,J,.. 1fispostc f,;// 11..1 5151611entre los - conocimientos- conscienms y los - conocimientos" inconscienic :1 5111C10.1111111165 aqui por Lis ne....sniatlesde 1 . 1 1111111111611L S de hecho. completamente artificial y Libe: en realiclad. 1.s principJos de 1:1 practica cicnulic pticalenesuiv piescnte, en la conciencia -en grados thk 1CnieS. 5egC111 urs 11151111C11105 5oS 1115,1, sic i11.15115.1- 1 1 . 1 11151011,11511 1.-1. do pf:W(1G, e,, 1:1 1 . 0111111 de clisposiciemes incorporadas.)

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    la ilusin espontanesta del discurso que -- habla de s mismo - , juega deliberadamente con lapragmtica de la escritura en especia l . mediante la in t roduccin de t tu los y sub t tu los const ruidoscon frases tomadas de la entrevista) para orientar la atencin del lector hacia los rasgos sociolgi-cos pertinentes que la percepcin desarmada o distrada dejara escapar.El acta clel discurso obtenido que produce el autor de la transcripcin se somete a dos seriesde coacciones a menudo difciles de conciliar: las de la fidelidad a todo lo manifestado durante laentrevista, que no se reduce a lo que realmente se registr en la cinta magntica, llevaran a intentarrestituir al discurso todo lo que el paso al escrito y las herramientas de la puntuacin, muy dbilesy pobres, tienden a quitarle, y que con mucha frecuencia constituye todo .su sentido e inters; perolas cle la legibilidad, que se definen en relacin con potenciales destinatarios que poseen expectati-vas y capacidades muy diversas, prohiben la publicacin de una transcripcin fontica provista delas notas necesarias para restituir todo lo perdido en el paso cle la oralidad a la escritura, es decir,la voz, la pronunciacin (en especial, en sus variaciones socialmente significativas), la entonacin,el ritmo (cada entrevista tiene su i empo par t icular , que no es e l de la lec tura) , e l lenguaje de los ges-tos, la mmica y toda la postura corporal. etctera . 'As, transcribir es necesariamente escribir. en el sentido de reescribir:'' como el paso de laescritura a la oralidad que opera el teatro, el paso inverso impone, con el cambio de soporte, ciertasinfidelidades que son, sin duda, la condicin& una verdadera fidelidad. Las antinomias bien conoci-das de la literatura popular estn ah para recordar que transmitir tales o cuales palabras no es darrealmente la palabra a quienes habitualmente no la tienen. Estn los tropiezos, las reiteraciones, lasfrases interrumpidas y prolongadas por gestos, miradas, suspiros o exclamaciones; estn lasdigresiones laboriosas, las ambigedades que la transcripcin rompe inevitablemente, las referen-cias a situaciones concretas, sucesos vinculados a la historia singular de una ciudad, una fbrica ouna familia, etctera ( y que el locutor evoca con tanta ms naturalidad cuanto ms conocido es suinterlocutor, que, por ende, est ms familiarizado con todo su ambiente).As, pues, en nombre del respeto debido al autor. en ocasiones tuvimos que decidir, para-djicamente, aligerar el texto de algunas elaboraciones parsitas, ciertas frases confusas, ripios omuletillas (los "bueno" y los - eh - ) que, aunque den su coloracin particular al discurso oral y cum-plan una funcin eminente en la comunicacin, ya que permiten sostener una conversacin quepierde el aliento o tomar al interlocutor como testigo. enturbian y embrollan la transcripcin hastatal punto que, en ciertos casco, la hacen totalmente ilegible para quien no haya escuchado eldiscurso original. Del mismo modo, nos autorizamos a aligerarla de todas las declaracionespuramente informat ivas (sob re e l or igen socia l . los es tudios , la profes in, e tctera) , s iempre que esos15. Se sabe. por eleinplt a que i.c tionia, que a luenthlo na,,. de una ...11.a . o..1.1,1a &Imana entre la sitn1.1lica corporal y la :iinblicaverlo . o entre dilerentes nt, ele. de la enund.hide asi ine, nablemente se ,1C1.1t en la transcripcin. Ocurre lo msmocon las ambigue,l,h1,... lobles sentido.. 1., in, oh...lumbre .. y la vaya...lid. tan caraderisticos clel lenguaje oral, que laescritura rompe 530 1111.11.1,111,1,111ellle el1 usret 1:11 debld,.11 elt..1 1 , . de1.1 puntua, ion len, est tainl)in toda la inionnacitin(lileseIllSribeea lo, nonlbte. nine,11.ttainenh - ala ntimo, 5151 51111,1S(1 11 que cast sienti,re lithoque chut:nal_ pala pfesel,31el 3110111111311 kis 0 1 011.1s. 111.11e, 111SlI11ICI011eS. 3 los cuales SeC011ee1.111.1 11111111, les usilqk 11113111cs es el 1 , ,. 1.1 .1 1 ., 1.11Ciii CCI(...ttn

    eatro (le bulevai.

    que 51.i 1115 , .1. )io .1;17 enli 5. 5 1.4.1::.1 Ci 1110 55 li,llii l , : 1 . 1 1 E1 11111.111 e de 111.11C, 31 1113101311C13,11.1 5 urcl.Kler. , l.11siis ....Ind. ah, ...1 II,. U. del dial dclii. par.1 iLilL 1 m1,1 escuclisinhi i. ioila 1;1 cerdast de sin iracam , ligadoa tula mala oncill.15nal iii,, i ii cul i,16.cf. 1 F,ie,isi . s3 ,,, x 11111Dell .0 1 1 0e realizA Lua transcript. - tn integra Inotoneth.t; de a , :1E1,...,1., II 10111. .1 , 21-11 ,..11, me, correspondientes.

    datos pudieran apuntarse, en estilo indirecto, en el texto introductorio. Pero nunca reemplazamosuna palabra por otra ni transformamos el orden de las preguntas el desarrollo de la entrevista: porotra parte. se indicaron todos los cortes.Gracias a la e jempl i f icacin, la concrecin y la s imbol izacin qu e efectan y que les conf ierena veces una intensidad dramtica y una fuerza emocional cercanas a las del texto literario, lasentrevistas transcriptas estn en condiciones de ejercer un efecto de revelacin, muy en particularsobre quienes comparten tal o cual de sus propiedades genricas con el locutor. A la manera de lasparbolas del discurso proftico, permiten entregar un equivalente ms accesible cle anlisisconceptuales complejos y abstractos: hacen sensibles, incluso a travs cle los rasgos en aparienciams singulares cle la enunciacin (entonacin. pronunciacin, etctera), las estructuras objetivasque el trabajo cientfico se esfuerza por destacar. r Capaces de conmover y emocionar, de hablara la sensibilidad sin hacer concesiones al gusto por lo sensacional, pueden entraar las conversionesclel pensamiento y la mirada que a menudo son una condicin de la comprensin.

    Pero la fuerza emocional tambin puede tener como contrapartida la ambigedad e inclusola confusin de los efectos simblicos. Es posible transmitir palabras racistas cle tal manera quequien las pronuncia se vuelva inteligible sin legitimar con ello el racismo? Cmo dar razn de suspalabras sin rendirse a sus razones, sin darle la razn? Ms banalmente, cmo evocar, sin excitarel racismo cle clase, el peinado de una pequea empleada y comunicar, sin ratificarla, laimpresin que prOCILICe inevitablemente en la mirada habitada por los cnones de la estticalegtima impresin que forma parte de su verdad ms inevitablemente objetiva?

    . Como se ve, la intervencin del analista es tan difcil como necesaria. Al asumir la respon-sabilidad cle publicar determinados discursos que, en cuanto tales, se sitan, como lo sealaBenveniste. 'en una situacin pragmtica que implica cierta intencin de influir sobre el interlocu-tor - , se expone a er igi rse en re levo de su ef icacia s imb l ica : pero , sob re todo, corred-r iesgo c le dejaractuar l ib remente e l juego de la lec tura , es deci r , de la const ruccin espontnea .para no cal i f icar lade salvaje que cada lector hace sufrir necesariamente a lo ledo. Jpego particukiimente peligrosocuando se ap l ica a t ex tos que no fueron esc r i tos y que , d ebido a e l lo , no es t n p ro teg idosc le an temanocontra las lecturas tem idas o rechazadas , y pr incipalmente cuando se ap l ica 2 i determinadas palab raspronunciadas por locutores que distan de hablar como libros y que, como las literaturas llamadaspopulares. cuya - ingenuidad" o torpeza" son el producto de la mirada culta, muy posiblemente noencuentren" el favor de la mayora de los lectores. aun cle los mejor intencionados.'Escoger e l /aisseryilire. con el objeto de rechazar toda limitacin impuesta a la libertad dellector, sera olvidar que, hgase lo que se hiciere, toda lectura est ya, si no obligada, s al menosorientada por esquemas interpretativos. Se puede comprobar as que lbs lectores no enterados leenlos testimonios como Si escucharan las confidencias de un amigo o, mejor, palabras (o chismes)referidas a terceros. una oportunidad de identificarse, pero tambin de diferenciarse, juzgar,condenar, a firmar un consenso moral en la reafirmacin de los valores comunes. El acto poltico.de 1 1 1 1 : 1 especie muy particular, que consiste en llevar al orden de lo pblico mediante la pu-blicackm lo que normalmente no llega all o. en todo caso, lo que nunca lo hace en esta firma.17.

    1 ,1 dosi s o, .1 .1 de ISS lides1,111, 1 , 11I,' ,LSI. .111(111e 1 11111 , 1ell diga USW 1.11Ce 1111.1C110 cii. que lo que Se dtce.t .1111...la la d. - 11111.c. 1.1 .1e111 1.1`11.11. ell .11 ...111.111s, de 1 .1 11ayt . -5 11 .11 . 1 , 1 -.ocia de 1/IN clunluatIoN

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    Comprender omprender

    pasan lisa y llanamente inadvertidos, tienen muchas posibilidades de aparecer como meras ele-gancias literarias o solturas periodsticas- donde se afirma constantemente la separacin entre "lavoz de la persona" y "la voz de la ciencia - , como dice Roland Barthes, y el rechazo de los des-lizamientos inconscientes de una a otra."

    - El socilogo no puede ignorar que lo propio de su punto de vista es ser un punto de vista sobreun punto de vista. No puede re-producir el correspondiente a su objeto y constituirlo como tal alresituarlo en el espacio social, ms que a partir de ese punto de vista muy singular (y, en ciertosentido, muy privilegiarlo) donde hay que ubicarse para estar en condiciones de captar(mentalmen-te) todos los puntos de vista posibles. Y slo en la medida en que es capaz de objetivarse a s mismopuede, al mismo tiempo que permanece en el lugar que inexorablemente se le asigna en el mun-do social, trasladarse con el pensamiento al lugar donde est colocado su objeto (que tambin es, almenos hasta cierto punto, din alter ego) y captar as su punto de vista, es decir, comprender que siestuviera en su lugar, como suele decirse, indudablemente sera y pensara como l..

    quedara en cierto modo tergiversado o totalmente vaciado de sentido. As, pues, pareci indis-pensable intervenir en la presentacin de las transcripciones, mediante los ttulos y subttulos y so-bre todo con el prembulo, encargado de proporcionar, al lector los instrumentos de una lecturacomprensiva, capaz de reproducir la postura cuyo producto es el texto. La mirada prolongada yacogedora que se requiere para impregnarse de la necesidad singular de cada testimonio, y que porlo comn se reserva a los grandes textos literarios o filosficos, tambin puede dirigirse, por unaespecie de democratizacin de la postura hermenutica, a los relatos corrientes de aventurascorrientes. Como lo enseaba Flaubert, hay que aprender a mirar Yvetot con la mirada que se apli-ca con tanta naturalidad a Constantinopla: aprender, por ejemplo, a prestar al matrimonio de unaprofesora con un emplearlo de correos la atencin y el inters que se brindaran al relato literariode una unin desafortunada y a ofrecer a las palabras de un obrero metalrgico la recepcin derecogimiento que cierta tradicin de lectura reserva a las formas ms elevadas de la poesa o lafilosofa.'Nos es fo rzamos , por lo t an to , por t ransmi t i r l e a l l ec to r los medios de d i r ig i r a l a s pa labras que v aa leer la mirada que explica, que restituye a la encuesta su razn de ser y su necesidad; o, msprecisamente, de situarse en el punto del espacio social desde el cu al el encuestado dirige su vista haciaese espacio, vale decir, el lugar en el que su visin del mundo se vuelve evidente, necesaria, takenfor gran ted .Pero es indudable que no hay escrito ms peligroso que el texto con que el memorialista debeacompaar los mensajes que se le confiaron. Obligado a un esfuerzo constante para dominarconscientemente la relacin entre el sujeto y el objeto de la escritura o, mejor, la distancia que lossepara, debe empearse en la objetividad de la "enunciacin histrica . que, segn la alternativa deBenveniste, objetiva hechos sin intervencin riel narrador, al mismo tiempo que rechaza la frialdaddistante del protocolo de casos clnicos; a la vez que apunta a transmitir todos los elementos

    542 necesarios para la percepcin objetiva de la persona interrogada, debe utilizar la totalidad de losrecursos del idioma (como el estilo indirecto libre o el como si caros a Flaubert) para evitar instau-rar con l la dis tancia ob je t ivante que lo po ndr a en e l banq ui l lo de los acusados o , peor , en la picota .Esto , mien t ras se p roh ibe tamb in de la manera m s ca teg r ica ( sa es una de las func iones de l comos i , por otra parte) proyectarse indebidamente en ese al ter ego que sigue siendo, quirase o no, unobjeto, para erigirse abusivamente en el sujeto de su visin del mundo.El rigor, en este caso, consiste en el control permanente del punto de vista, que se af irmacontinuamente en ciertos detalles de la escritura ( por ejemplo. en el hecho de decir su liceo y noel liceo, para indicar que el relato de lo que ocurre en ese establecimiento se formula desde el puntode vista del profesor interrogado, y no del analista). Es en los detalles de esta especie -que, si no18.La recepcin (lel discurso sociolgico debe 'cucho, evidentemente. al hecho cle que si.- refiere al presente ininet.h.aci o-actualidad- , como el periodismo. al que, por otra parte. toclo lo opine. abido uc 1.I lela [ quia (le los estlii.lios Iiisti 'ricoscorresponde al alejamento de sus ol)jetos en el tiempo. Y es inclucialtle que no se otorgar a 1,1 trariscripcin cle tina liotniliadel obispo cle CrteiL pese a tener la msma riqueza de sutilezas retricas y habilita -Ales teoligato-politicas. 1.1 111,111.1 111,11,10111111C a imtexto de AcIalbern tic Lactit, escrito por aadidura en ltain. t que se .stribuira Inas t :lb II' 11 11113 , 11111.111 . ,.....1111 1 ,11C11111S, tic()livier Lelevre, fundador de la clinasna cle lis Orine,on. que .1 tina tniti sta 'e:ii'rlisuiti iiultnn. il,Liescem.lientes. Nadie escapa a la l gica riel intonscit,nte asaslmitai 911c 1 111C111.1 1 -41 ti1, 11 1 1 11 1 - 11 ., 11 .1 ' ,lIondel . 11indiferencia. y al socilogo que haya logrado superar enN1 1111,1110 cs ,11 V, C111.11 1 11e jet .11110 111,1 , 1 Illiclc el 11,111110cle consicleracii 1in exigible para ION documentos que procluce y los analisis que hace de ellos por el lietho de me los tliai isy e111111111110S rsuin llenos de testimoitios sensacionalistas 'tibie 1.1 1111211,1111 lesilres0 1.i 11 - 11 ticitt,cIllc11 11c1.1, I.CS1111101110S iec ce resumidas cuentas. son ms aptos para tlar loit 11 C11 t u rnia1ic 11111:113 1t 1111111d C0111 en it 11.11( 111C se concede 11 las buenas Causa.

    19.Ese control constanie del 111111 1 0 ele 1154:1 111111,1 e , tan net sariii dilata]es tutti ltima (Iiirrenciti en la proximidad .\si. por t.;etinilii. en el ia ,t de eriipainiizo."i)robleinas patria - . etedera 1 ptietlen tener a la vez un e:ta.".ti. la realidad del chama que cxpresait, seria demasiado fcil sittiar lugar hl,caricattirizaitclolas, tina vicia y 1111 1110(10 lie t1111 (11.11: S011 1 parecen 11111111101, ,Jpropios.

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    El interrogatorioEl

    mento preferido?) y preguntas tramposas enunciadascon un tono jovial ("Es un trabajo declarador o - Enqu ocupa sus chas?") o bien formuladas de una manerairnica ("Vamos, vamos, su apariencia no es la cle unenfermo... -), confiere a veces a la entrevista unaviolencia tanto ms insostenible cuanto que se ejercecon toda inocencia, con la buena conciencia de quiencuenta con la doble legitimdad del orden cientfico yel orden moral.

    Nunca se acabara cle enumerar los presupuestosinscriptos, en cierta forma, en la estructura misma de larelacin de encuesta, cuando, como aqu, la asimetrainherente al interrogatorio burocrtico encuentra, en ypor la distancia entre los recursos y disposicionessociales del encuestador y los del encuestado, las condi-ciones de su plena realizacin. la relacin de fuerzas estal que el interrogador no tiene que preocuparse porsaber si los problemas que (se) plantea, problemasinstitucionales que no tienen inters ms que para elorganismo solicitante cle la encuesta, tambin le surgena la persona a quienes los presenta.

    El postulado fundamental del intercambio est ins-cripto sin duda, en esta imposicin de problemticas,basada en la un iversalizacin del inters particular de lasburocracias. Pero eso no. es todo. El interrogatorio,llevado adelante en la lgica de la sospecha, trata al

    546 encuestado como disimulador y simulador potencial alque hay que pescar en la trampa. Adems de las preguntassobre la forma en que los enemistas se informaron sobrela existencia del subsidio, lo que piensan de la ley y a quparte del presupuesto domstico se afecta el SSS, estntambin lasque apuntan a descubrir si el encuestado tieneingresos no declarados, si dispone de otros recursos, sivive solo (o ms bien sola, porque esta pregunta se dirigelas ms de las veces a las mujeres) como lo idirma, si mihabr pedido el mi para conseguir una cobertura social.Como pesa sobre l la sospecha de la artimaa interesaday la falta cle civismo, se le pregunta si vota, con unacorreccin instantnea que se pretende cmplice: iNo lepreguntamos por quienr. En los tres casos presentados aqu -el de una mujer

    de unos 50 aos, que dej a su marido artesano luegodel fallecimiento de su hijo. la cual, no tenia experienciaen trabajos asalariados: el de un pequeo comen:1:1111, -de 59 aos que regente() Un reStallfallle en una barriadapopular hasta rjue una enfermedad le impidi permane-cer de pie, y el cle un jo ven manipulador de mercaderas.criarlo por su abuela portera a raz de la muerte de sumadre- las preguntas llegan a la violencia del inter roga-

    torio. Trastornadas. desorganizadas, estas vidas no entr anen las categoras previstas por el cuestionario estndar,concebido para generar respuestas homogneas e inca-paz& captar la diversidad de las situaciones que pudieronconducir a la solicitud cle un subsidio de supervivencia.Los signos de asombro, los reproches contenidos y lacondescendencia -cuya forma suprema es, sin duda, laconmiseracin- son otras tantas manifestaciones de lospresupuestos -o de los prejuicios- constitutivos de lavisin burguesa o pequeo-burguesa del mundo: in-troducen toda una serie de postulados sobre la compo-sicin - conveniente- de una familia, los vnculos quedeben mantenerse con ella y las - elecciones - escolareso profesionales que definen una - carrera - digna de esenombre.

    Cuando la mujer que ha perdido un hijo y se separde su marido declara que renunci a un empleo cle unmes porque su hija. licesta, acababa cle tener unacriatura, razn por la cual prefera quedarse con ella, ledicen: - ;Su instinto ce madre era ms fuerte ". Peroadvierte, por otra parte. que le reprochan lo que laencuestadora percibe como una inversin de los roles:-Cmo eses, su hija pana la (Alar. A una joven empleadadomstica, madre soltera, se le pregunta como si fuera eltema de una redaccin: -Qu significa para usted estarsolar o - Es importante Para usted ver crecer a su hijo ?".Y qu decir de esta pregunta pseurloanaltica sobre losrecuercick: infantiles, que se formula mecnicamente,pese a la reticencia cle los enctiestados a hacer confiden-cias o evocar recuerdos dolorosos? -Todo eso est muylejos 1...1 no me acuerdo- . contesta, por ejemplo, unajoven domstica que pas su infancia de hogar en hogar,sin conocer a sus padres. Mentras que otros, corno elmanipulador cle mercaderas que de nio perdi a sumadre, opi reo su silencio,

    EVO E9:inm: ;Puede hablarme de su infancia?EmvE ,TADD: (Silencio.]

    Ev. , . 1 , , Tu, l l . - ;Qu recuerdos licite de ese perodo?F.Mil5 ,- 1.\1 , / , [S/ene/0,1

    L A C Y PYI:11101;, - No 1111p111 recuerdo?E N , .

    E.,:rPsTlitry, :,, -,V) quiere hablar de eso? De acuerdo.Sin ser nunca completamente conscientes y cnicos,

    los encuestadores. ile5 ack 1 - sus disposiciones cte cla-enUall en una tela, ion