AARÓN Aarón nació en Egipto en el año 1597 a. E.C.; sus padres fueron Amram y Jokébed, de la tribu de Leví, el bisabuelo de Aarón. (Éx 6:13, 16-20.) Tuvo una hermana mayor que él, Míriam, y un hermano tres años más joven, Moisés. (Éx 2:1-4; 7:7.) Se casó con Eliseba, hija de Aminadab, con quien tuvo cuatro hijos: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. (Éx 6:23.) Murió en 1474 a. E.C. a la edad de ciento veintitrés años. (Nú 33:39.) Debido a que Moisés no hablaba con afluencia, se mostró reacio a aceptar su comisión, por lo que Jehová designó a Aarón como el vocero de Moisés delante de Faraón, y dijo: “Sé con certeza que él sí puede hablar”. Aarón fue al monte Sinaí a encontrarse con Moisés, y allí se le informó sobre el trascendental alcance del propósito divino con respecto a Israel y Egipto. Después los dos hermanos regresaron a Egipto. (Éx 4:14-16, 27-30.) Una vez de regreso, Aarón empezó a servirle de “boca” a Moisés, hablando en su nombre a los ancianos de Israel y ejecutando señales milagrosas como prueba del origen divino de sus mensajes. Llegó el tiempo de comparecer ante la corte de Faraón. A los ochenta y tres años Aarón tuvo que encararse, como vocero de Moisés, a aquel altivo gobernante. Jehová le explicó a Moisés: “Mira, te he hecho Dios para Faraón, y Aarón tu propio hermano llegará a ser tu profeta”. (Éx 7:1, 7.) Fue Aarón quien ejecutó la primera señal milagrosa ante Faraón y sus sacerdotes practicantes de magia, y, más tarde, fue él quien, por orden de Moisés, extendió la vara de este, señalando así el comienzo de las diez plagas. (Éx 7:9-12, 19, 20.) Continuó colaborando estrechamente con Moisés y obedeciendo a Dios durante el transcurso de las plagas hasta que llegó la liberación. En el desempeño de este papel fue un buen ejemplo para los cristianos, quienes sirven de ‘embajadores en sustitución de Cristo, como si Dios estuviera suplicando mediante ellos’. (Éx 7:6; 2Co 5:20). Su labor como vocero de Moisés debió ir disminuyendo durante los cuarenta años que los israelitas vagaron por el desierto, pues parece ser que Moisés cada vez habló más por sí mismo al pueblo. (Éx 32:26-30; 34:31-34; 35:1, 4.) Además, después de la
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AARÓN
Aarón nació en Egipto en el año 1597 a. E.C.; sus padres fueron Amram y Jokébed, de la
tribu de Leví, el bisabuelo de Aarón. (Éx 6:13, 16-20.) Tuvo una hermana mayor que él,
Míriam, y un hermano tres años más joven, Moisés. (Éx 2:1-4; 7:7.) Se casó con Eliseba, hija de
Aminadab, con quien tuvo cuatro hijos: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. (Éx 6:23.) Murió en
1474 a. E.C. a la edad de ciento veintitrés años. (Nú 33:39.)
Debido a que Moisés no hablaba con afluencia, se mostró reacio a aceptar su comisión, por lo
que Jehová designó a Aarón como el vocero de Moisés delante de Faraón, y dijo: “Sé con
certeza que él sí puede hablar”. Aarón fue al monte Sinaí a encontrarse con Moisés, y allí se le
informó sobre el trascendental alcance del propósito divino con respecto a Israel y Egipto.
Después los dos hermanos regresaron a Egipto. (Éx 4:14-16, 27-30.)
Una vez de regreso, Aarón empezó a servirle de “boca” a Moisés, hablando en su nombre a
los ancianos de Israel y ejecutando señales milagrosas como prueba del origen divino de sus
mensajes. Llegó el tiempo de comparecer ante la corte de Faraón. A los ochenta y tres años
Aarón tuvo que encararse, como vocero de Moisés, a aquel altivo gobernante. Jehová le explicó
a Moisés: “Mira, te he hecho Dios para Faraón, y Aarón tu propio hermano llegará a ser tu
profeta”. (Éx 7:1, 7.) Fue Aarón quien ejecutó la primera señal milagrosa ante Faraón y sus
sacerdotes practicantes de magia, y, más tarde, fue él quien, por orden de Moisés, extendió la
vara de este, señalando así el comienzo de las diez plagas. (Éx 7:9-12, 19, 20.) Continuó
colaborando estrechamente con Moisés y obedeciendo a Dios durante el transcurso de las plagas
hasta que llegó la liberación. En el desempeño de este papel fue un buen ejemplo para los
cristianos, quienes sirven de ‘embajadores en sustitución de Cristo, como si Dios estuviera
suplicando mediante ellos’. (Éx 7:6; 2Co 5:20).
Su labor como vocero de Moisés debió ir disminuyendo durante los cuarenta años que los
israelitas vagaron por el desierto, pues parece ser que Moisés cada vez habló más por sí mismo
al pueblo. (Éx 32:26-30; 34:31-34; 35:1, 4.) Además, después de la tercera plaga, la vara que
había usado volvió a poder de Moisés, y, posteriormente, cuando el pueblo luchó contra
Amaleq, Aarón y Hur se limitaron a sostener los brazos de Moisés. (Éx 9:23; 17:9, 12.) Sin
embargo, Jehová por lo general siguió tratando con los dos cuando dio instrucciones, y ambos
sirvieron al pueblo y le dirigieron la palabra juntos hasta el mismo momento de la muerte de
Aarón. (Nú 20:6-12.)
Debido a su posición subordinada, no pudo acompañar a Moisés a la cima del monte Sinaí
para recibir el pacto de la Ley, pero se le permitió acercarse a la montaña junto con dos de sus
hijos y setenta de los ancianos de la nación y contemplar una magnífica visión de la gloria de
Dios. (Éx 24:9-15.) A Aarón y su casa se les menciona con honor en el pacto de la Ley, y Dios
lo escogió para que desempeñara el cargo de sumo sacerdote. (Éx 28:1-3.)
Sumo sacerdote. Moisés invistió a Aarón con los deberes sagrados como representante de
Dios en una ceremonia de instalación que duró siete días, en la que también invistió de
subsacerdotes a los cuatro hijos de este. Le puso hermosas prendas tejidas con oro, hilo azul,
lana teñida de púrpura rojiza y fibra escarlata carmesí, y las hombreras y el pectoral estaban
adornados con piedras preciosas de diversos colores. También le cubrió la cabeza con un
turbante de lino fino que tenía una lámina de oro puro en la que estaban grabadas las palabras
“La santidad pertenece a Jehová”. (Le 8:7-9; Éx 28.) Luego Aarón fue ungido, según la manera
descrita en el Salmo 133:2, y desde ese momento se le pudo llamar el ma·schí·aj o mesías (LXX,
kjri·stós), es decir, “el ungido”. (Le 4:5, 16; 6:22.)
No solo se le puso al cargo de todo el sacerdocio, sino que además Dios indicó que de su
linaje o casa tendrían que venir todos los futuros sumos sacerdotes. Sin embargo, Aarón no
había heredado el sacerdocio, de manera que el apóstol Pablo pudo decir de él: “El hombre no
toma esta honra por su propia cuenta, sino únicamente cuando es llamado por Dios, así como
también lo fue Aarón. Del mismo modo también, el Cristo no se glorificó a sí mismo mediante
llegar a ser sumo sacerdote, sino que fue glorificado por aquel que habló respecto a él: ‘Tú eres
mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre’”. (Heb 5:4, 5.) Pablo después demuestra cómo el
cargo sacerdotal, ocupado primero por Aarón, representó típicamente el que ocupa Cristo Jesús
como sumo sacerdote celestial y superior a Aarón. De este modo, las funciones sacerdotales del
elevado cargo de Aarón adquieren un significado más profundo para nosotros. (Heb 8:1-6; 9:6-
14, 23-28.)
En su calidad de sumo sacerdote, Aarón tenía la obligación de dirigir todas las facetas de la
adoración en el tabernáculo y supervisar el trabajo de los miles de levitas que participaban en
este servicio. (Nú 3:5-10.) En el Día de Expiación anual presentaba las ofrendas por el pecado
en favor de los sacerdotes y los levitas y también del pueblo de Israel, y solo a él se le permitía
entrar en el Santísimo del tabernáculo con la sangre de los sacrificios de animales. (Le 16.) La
ofrenda diaria de incienso, la presentación de los primeros frutos de la cosecha del grano y
muchos otros rasgos de la adoración eran prerrogativas exclusivas de Aarón y de sus hijos
debido a su posición de sacerdotes. (Éx 30:7, 8; Lu 1:8-11; Le 23:4-11.) Sin embargo, su
ungimiento no solo lo santificó para realizar deberes relacionados con los sacrificios en favor de
la nación, sino también otro tipo de tareas. Tenía la responsabilidad de enseñar a la nación la
Palabra de Dios. (Le 10:8-11; Dt 24:8; Mal 2:7.) Al igual que sus sucesores, desempeñó el papel
de principal dignatario bajo Jehová el Rey. En ocasiones de importancia nacional se ponía las
costosas vestiduras y la “lámina resplandeciente” de oro en su turbante de lino, y también se
ponía el pectoral que contenía el Urim y el Tumim, lo que le permitía recibir la respuesta
afirmativa o negativa de Jehová en cuanto a los problemas nacionales, aunque parece que
durante la vida de Moisés, mediador entre Jehová y el pueblo, esta función recibió poco uso.
(Éx 28:4, 29, 30, 36; véase SUMO SACERDOTE.)
Su devoción a la adoración pura pronto se vio puesta a prueba cuando murieron sus hijos
Nadab y Abihú, a quienes Dios ejecutó por haber profanado el sacerdocio. El registro dice: “Y
Aarón guardó silencio”. Cuando a él y a sus otros dos hijos se les mandó que no se lamentaran
por la muerte de los transgresores, “hicieron conforme a la palabra de Moisés”. (Le 10:1-11.)
Aarón representó a las doce tribus ante Jehová en calidad de sumo sacerdote por un período
de casi cuarenta años. Durante la estancia del pueblo en el desierto estalló una seria rebelión
contra la autoridad de Moisés y Aarón, encabezada por un levita llamado Coré, junto con los
rubenitas Datán, Abiram y On, quienes se quejaron de su acaudillamiento. Jehová hizo que la
tierra se abriera debajo de las tiendas de Coré, Datán y Abiram y se las tragara junto con sus
familias, mientras que Coré y los 250 que conspiraron con él fueron aniquilados por fuego. (Nú
16:1-35.) Luego, la congregación empezó a murmurar contra Moisés y Aarón, y durante la
plaga que Dios envió, Aarón mostró gran fe y valor al salir obedientemente con el braserillo
para hacer expiación por el pueblo, “parado entre los muertos y los vivos”, hasta que el azote se
detuvo. (Nú 16:46-50.)
Después Dios mandó que se colocaran en el tabernáculo doce varas, cada una de ellas
representaba a una de las doce tribus, y en la de la tribu de Leví se inscribió el nombre de
Aarón. (Nú 17:1-4.) Al día siguiente Moisés entró en la tienda del Testimonio y halló que la
vara de Aarón “había brotado, y estaba echando botones y arrojando flores y estaba produciendo
almendras maduras”. (Nú 17:8.) Así se demostró, fuera de toda duda, que Jehová había
escogido a los hijos de Aarón de entre los levitas para el servicio sacerdotal y había nombrado a
Aarón sumo sacerdote. Desde entonces, nunca se volvió a desafiar seriamente el derecho que
tenía la casa de Aarón a ejercer el sacerdocio. La vara de Aarón, la que echó botones, se colocó
en el arca del pacto como “señal para los hijos de la rebeldía”, aunque parece que después de la
muerte de estos rebeldes y de la entrada de la nación en la Tierra Prometida, se retiró del Arca,
pues ya había cumplido su propósito. (Nú 17:10; Heb 9:4; 2Cr 5:10; 1Re 8:9.)
¿Por qué no se castigó a Aarón por haber hecho el becerro de oro?
A pesar de su posición privilegiada, Aarón tuvo debilidades. La primera vez que Moisés
permaneció cuarenta días en el monte Sinaí, “el pueblo se congregó en torno a Aarón, y le
dijeron: ‘Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque en cuanto a este
Moisés, el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, ciertamente no sabemos qué le
habrá pasado’”. (Éx 32:1.) Aarón accedió y cooperó con estos rebeldes en la manufactura de
una estatua de un becerro de oro. (Éx 32:2-6.) Más tarde, cuando Moisés le llamó la atención,
presentó una excusa muy débil. (Éx 32:22-24.) Sin embargo, Jehová no le consideró el principal
responsable, sino que dijo a Moisés: “Así que ahora déjame, para que se encienda mi cólera
contra ellos y los extermine”. (Éx 32:10.) Moisés puso al pueblo ante una disyuntiva al clamar:
“¿Quién está de parte de Jehová? ¡A mí!”. (Éx 32:26.) Todos los hijos de Leví respondieron, y
entre estos debió encontrarse Aarón. Ellos mataron a tres mil idólatras, probablemente los
principales instigadores de la rebelión. (Éx 32:28.) No obstante, más tarde Moisés recordó al
resto del pueblo que ellos también compartían la culpa. (Éx 32:30.) Así que Aarón no fue el
único que recibió la misericordia de Dios. De sus acciones subsiguientes se desprende que en su
corazón no estuvo de acuerdo con el movimiento idolátrico, sino que cedió a la presión de los
rebeldes. (Éx 32:35.) Jehová mostró que le había perdonado al mantener en vigor su
nombramiento de sumo sacerdote. (Éx 40:12, 13.)
Después de haber sido un leal apoyador de su hermano menor en muchas experiencias
difíciles y cuando hacía poco que Moisés lo había instalado como sumo sacerdote y
representante de Dios, se unió insensatamente a su hermana Míriam en criticar a Moisés por
haberse casado con una cusita y en desafiar la singular relación y posición de Moisés con
Jehová Dios, al decir: “¿Es simplemente por Moisés solo por quien Jehová ha hablado? ¿No ha
hablado también por nosotros?”. (Nú 12:1, 2.) Jehová intervino rápidamente, puso a los tres ante
Él enfrente de la tienda de reunión, y reprendió con severidad a Aarón y Míriam por haber
mostrado falta de respeto a Su nombramiento. El hecho de que solo se hiriese de lepra a Míriam
puede indicar que ella fue la instigadora de la acción y que Aarón, de nuevo por debilidad, se
unió a ella. Por otra parte, si a Aarón se le hubiese herido de lepra igual que a Míriam, su
nombramiento como sumo sacerdote habría quedado sin efecto, tal y como decretaba la ley de
Dios. (Le 21:21-23.) Él no solo demostró su buena actitud de corazón al confesar de inmediato
su falta y disculparse por la insensatez cometida, sino que además suplicó fervientemente a
Moisés que intercediera a favor de Míriam para que Dios la sanase. (Nú 12:10-13.)
Aarón compartió de nuevo la responsabilidad de un mal, esta vez con Moisés, cuando no
santificó ni honró a Jehová Dios delante de la congregación en el incidente relacionado con la
obtención de agua del peñasco de Meribá, en Qadés. Por esta acción, Dios decretó que ninguno
de los dos tendría el privilegio de introducir a la nación en la Tierra Prometida. (Nú 20:9-13.)
El primer día del mes de Ab del año cuadragésimo del éxodo, la nación de Israel estaba
acampada en la frontera de Edom enfrente del monte Hor. El pueblo iba a cruzar el Jordán al
cabo de unos meses, pero no Aarón, quien ya tenía ciento veintitrés años de edad. Por orden de
Jehová, y mientras todo el campamento observaba, él, su hijo Eleazar y Moisés subieron a la
cumbre del monte Hor. Allí dejó que su hermano le quitara las prendas de vestir sacerdotales y
se las pusiera a Eleazar, su hijo y sucesor en el sumo sacerdocio. Entonces Aarón murió, y
probablemente allí mismo lo enterraron Moisés y Eleazar. Durante treinta días Israel lamentó su
muerte. (Nú 20:24-29.)
Debe notarse que en ninguna de las tres ocasiones se presenta a Aarón como el promotor de
la mala acción, sino que más bien parece que permitió que la presión de las circunstancias o la
influencia de otras personas lo desviaran del proceder de rectitud. Particularmente en su primera
transgresión, pasó por alto el principio implícito en el mandato: “No debes seguir tras la
muchedumbre para fines malos”. (Éx 23:2.) No obstante, en el resto de las Escrituras su nombre
recibe mención honorífica, y el propio Hijo de Dios reconoció la legitimidad del sacerdocio
ABIASAF ([Mi] Padre Ha Recogido). Uno de los tres hijos del levita Coré y descendiente de Qohat. (Éx 6:16-24.) Sus
hermanos fueron Elqaná y Asir. Parece ser que en 1 Crónicas 6:37 se le menciona por el
nombre de Ebiasaf, y quizás también en 1 Crónicas 9:19 y 1 Crónicas 6:23. Los hijos de Coré no se unieron a su padre en la rebelión contra Moisés y Aarón que
protagonizó junto con Datán y Abiram, pues el registro dice que ellos no murieron con
él en aquel tiempo. (Nú 26:9-11.) Por esa razón, tiempo después hallamos referencias a
“los hijos de Coré” en los encabezamientos de muchos de los Salmos (42, 44-49, 84, 85,
87, 88), si bien el significado básico de esta expresión es “los descendientes de Coré” o
“la casa de Coré”.
ABIATAR
(Padre de Excelencia; Padre de Más que Suficiente [Rebosamiento]).
Hijo del sumo sacerdote Ahimélec, de la tribu de Leví y de la línea de Elí. (1Sa 14:3; 22:11;
23:6.) Vivió durante los reinados de Saúl, David y Salomón, y durante el reinado de David llegó
a ser sumo sacerdote. Tuvo dos hijos: Jonatán y Ahimélec (el mismo nombre que el padre de
Abiatar). (2Sa 15:27, 36; 8:17.)
Abiatar vivía en Nob, “la ciudad de los sacerdotes”, a poca distancia de Jerusalén, cuando el
rey Saúl hizo que Doeg el edomita matara a filo de espada al sumo sacerdote, padre de Abiatar,
y a otros sacerdotes (ochenta y cinco en total), por su supuesto apoyo a David. Doeg también
pasó a espada a todos los demás residentes de la ciudad. Solo escapó Abiatar. Huyó junto a
David, que también era fugitivo y que para aquel tiempo debía estar en Queilá, a varios
kilómetros hacia el sudoeste. Sintiendo cierta responsabilidad personal por la tragedia ocurrida,
David le dijo a Abiatar: “Bien sabía yo aquel día, porque allí estaba Doeg el edomita, que sin
falta él lo informaría a Saúl. Yo personalmente le he hecho mal a toda alma de la casa de tu
padre. Mora, pues, conmigo. No tengas miedo, porque quien busca mi alma busca tu alma,
porque tú eres uno que necesita protección conmigo”. (1Sa 22:12-23; 23:6.)
A partir de entonces, Abiatar viajó con David todo el tiempo que este estuvo proscrito y
actuó como sacerdote de sus fuerzas. Primero de Samuel 23:6 muestra que Abiatar había
llevado consigo un efod, y aunque los sacerdotes por lo general llevaban un efod de lino (1Sa
22:18), los 1Sa 23 versículos 9 al 12 del capítulo 23 parecen indicar que este era el efod de su
padre, el sumo sacerdote, y que contenía el Urim y el Tumim.
Su puesto durante los reinados de David y Salomón. Parece que cuando David finalmente
subió al trono, hizo sumo sacerdote a Abiatar. Algunos doctos opinan que después de la muerte
del sumo sacerdote Ahimélec, el rey Saúl instaló a Sadoc como sumo sacerdote para
reemplazarlo, no reconociendo así a Abiatar, que estaba con David, el futuro sucesor de Saúl, y
sostienen que después de ascender al trono, David nombró a Abiatar sumo sacerdote copartícipe
con Sadoc. Es evidente que este punto de vista obedece a que con regularidad se menciona
juntos a Sadoc y Abiatar como si compartieran un puesto encumbrado en el sacerdocio. (2Sa
15:29, 35; 17:15; 19:11; 20:25; 1Re 1:7, 8, 25, 26; 4:4; 1Cr 15:11.) Sin embargo, el registro
inspirado no menciona en ningún lugar que el rey Saúl le diera a Sadoc el puesto de sumo
sacerdote. Es posible que la prominencia de este se debiese a que era un vidente o profeta, de
manera similar al profeta Samuel, quien hasta recibió mayor mención en el registro divino que
el sumo sacerdote de su tiempo. (2Sa 15:27.) La prueba indica que durante el reinado de David,
Abiatar fue el único sumo sacerdote y que en ese entonces Sadoc ocupaba una posición
secundaria. (1Re 2:27, 35; Mr 2:26.)
El texto de 2 Samuel 8:17 ha hecho surgir algunas preguntas al respecto, pues dice que
“Sadoc hijo de Ahitub y Ahimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes” para ese tiempo, pero no
menciona a Abiatar como sumo sacerdote. Hay quien opina que se traspusieron los nombres de
Ahimélec y Abiatar debido a un error de los escribas, y que el texto debería decir: “Abiatar, el
hijo de Ahimélec”, como en la Peshitta siriaca. Sin embargo, el registro que se halla en 1
Crónicas (18:16; 24:3, 6, 31) confirma el orden de los nombres en este versículo tal como
aparecen en el texto masorético. Por lo tanto, parece más probable que se mencione a Sadoc y
Ahimélec sencillamente como sacerdotes secundarios bajo el sumo sacerdote Abiatar, y en este
caso se dé por entendida la posición de Abiatar. (1Cr 16:37-40; compárese con Nú 3:32.)
Junto con otros sacerdotes, Abiatar tuvo el privilegio de subir el Arca de Jehová desde el
hogar de Obed-edom hasta Jerusalén. (2Sa 6:12; 1Cr 15:11, 12.) Además de sumo sacerdote,
fue uno de los consejeros de David. (1Cr 27:33, 34.)
Hacia el fin del reinado de David, su hijo Absalón conspiró contra él. Abiatar de nuevo
permaneció junto a David cuando las circunstancias obligaron al rey a huir de Jerusalén. Como
parte de un plan para frustrar el consejo del traidor Ahitofel, anterior consejero de David, se
envió a Abiatar y a Sadoc de regreso a Jerusalén como sacerdotes leales para que, en calidad de
oficiales de enlace, mantuvieran a David al tanto de los planes de su hijo rebelde. (2Sa 15:24-
36; 17:15.) Después de la muerte de Absalón, Abiatar y Sadoc sirvieron de intermediarios para
que David volviera a la capital. (2Sa 19:11-14.)
Si se tiene en cuenta que Abiatar aguantó muchas penalidades en compañía de David durante
el tiempo en que este huía de Saúl y también durante la rebelión de Absalón, y que, por
consiguiente, disfrutó de la confianza, la amistad y el favor de David durante unas cuatro
décadas, sorprende verle unirse a otro hijo de David, Adonías, en una conspiración posterior
para apoderarse del trono. El complot fracasó a pesar de contar con el apoyo de Joab, el jefe del
ejército, y se nombró rey a Salomón, al cual el leal sacerdote Sadoc ungió de acuerdo con las
órdenes de David. (1Re 1:7, 32-40.) Jonatán, el hijo de Abiatar, un corredor que había llevado
las noticias a David durante la insurrección de Absalón, fue entonces a avisar a Adonías de que
el complot había fracasado. El rey Salomón no tomó acción inmediata contra Abiatar, pero
cuando los hechos mostraron que el complot todavía no había terminado, ordenó que mataran a
Adonías y a Joab, y desterró de Jerusalén al sacerdote Abiatar, diciéndole: “¡Vete a Anatot a tus
campos! Pues mereces la muerte; pero en este día no te daré muerte, porque llevaste el Arca del
Señor Soberano Jehová delante de David mi padre, y porque sufriste aflicción durante todo el
tiempo que mi padre sufrió aflicción”. (1Re 2:26.) Entonces se asignó a Sadoc para que
reemplazara a Abiatar en su puesto sacerdotal, de modo que el sumo sacerdocio pasó de nuevo a
la línea de Eleazar, el hijo de Aarón, y la línea sacerdotal de la casa de Elí terminó por
completo, en cumplimiento de la profecía registrada en 1 Samuel 2:31. (1Re 2:27; 1Sa 3:12-14.)
Aunque más adelante, en 1 Reyes 4:4, de nuevo se alude a “Sadoc y Abiatar” como
sacerdotes durante el reinado de Salomón, es posible que se mencione a Abiatar sólo a título
honorífico, o en sentido histórico. Algunos doctos opinan que después de degradar a Abiatar,
Salomón lo hizo comisario de Sadoc, y que uno ofició en el monte Sión, donde estaba el Arca,
mientras que el otro lo hizo en el tabernáculo, situado en Gabaón hasta la construcción del
templo. (Véase 1Cr 16:37-40.) Sin embargo, 1 Reyes 2:26 muestra que Salomón envió a Abiatar
a sus campos de Anatot, y aunque estos no estaban lejos de Gabaón, la orden de Salomón indica
que a Abiatar se le excluía de toda participación activa en el sacerdocio.
En Marcos 2:26 la mayoría de las versiones dicen, citando a Jesús, que David entró en la casa
de Dios y comió los panes de la presentación “siendo Abiatar sumo sacerdote”. Puesto que en
aquel tiempo el sumo sacerdote era Ahimélec, el padre de Abiatar, tal traducción resulta en un
error histórico. Es digno de notarse que varios manuscritos primitivos omiten la mencionada
frase y que esta no se halla en los pasajes correspondientes de Mateo 12:4 y Lucas 6:4. Sin
embargo, en Marcos 12:26 y Lucas 20:37 se presenta una estructura griega similar, y en estos
casos muchas traducciones usan la frase “en el pasaje de” (AF, BI, CI, DGH, FF, LT, Mod, UN).
Por eso parece que es propio traducir Marcos 2:26 como lo hace la Traducción del Nuevo
Mundo, que lee: “Que entró en la casa de Dios, en el relato acerca de Abiatar el sacerdote
principal”. Puesto que el relato de las primeras hazañas de Abiatar comienza inmediatamente
después del registro de la entrada de David en la casa de Dios para comer los panes de la
presentación, y como Abiatar llegó a ser el sumo sacerdote de Israel en el reinado de David, esta
traducción mantiene la exactitud histórica del registro.
([Mi] Padre Ha Juzgado). Principal de la tribu de Benjamín cuando se censó a Israel en el segundo año después
del éxodo de Egipto. (Nú 1:11, 16.) Era el cabeza de los 35.400 hombres de Benjamín
de más de veinte años de edad que acamparon en el lado O. del tabernáculo. (Nú 2:18,
22, 23.) Cuando se terminó la construcción del tabernáculo y se inauguró (1512 a. E.C.), durante
doce días cada principal presentó una ofrenda no competitiva de utensilios de plata y
oro (por un valor de unos 1.720 dólares [E.U.A.]), además de ofrendas de grano, aceite,
incienso y ganado, y Abidán lo hizo en el día noveno. (Nú 7:10, 60-65.) Murió durante
el viaje de cuarenta años por el desierto. (Nú 14:29, 30.) ABIEL
([Mi] Padre Es Dios). 1. Hijo de Zeror y descendiente de Becorat y Afías, de la tribu de Benjamín. Una
comparación de 1 Crónicas 8:29-33 y1Cr 9:35-39 con 1 Samuel 9:1, 2 y1Sa 14:50, 51
da base para creer que a Abiel también se le llama “Jeiel” en el relato de Crónicas, ya
que allí se dice que Jeiel era padre de Ner, quien llegó a ser padre de Quis, el padre de
Saúl, y en 1 Samuel 14:50, 51 también se muestra que Abiel (o Jeiel) era el padre de
Ner. El registro de Crónicas indica que Jeiel (o Abiel) tuvo otros nueve hijos, a uno de
los cuales se le llamó Quis, y este Quis, de más edad, sería, por lo tanto, el tío del hijo
de Ner que tenía el mismo nombre. En caso de que Abiel y Jeiel sean dos nombres de la misma persona, su genealogía
debió ser como se presenta a continuación. [Tabla] (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación) Afías (descendiente de Benjamín) Becorat Zeror Abiel o Jeiel Abdón Zur Quis Baal Ner Nadab Guedor Ahió Zacarías Miqlot (Zéker) Abner Quis Saúl De modo que cuando leemos en 1 Samuel 9:1 que Quis (esto es, el segundo Quis, el
padre de Saúl) era el “hijo de Abiel”, parece que con ello se quiere decir que era su
nieto, como sucede en otros casos de la genealogía bíblica en los que se omiten uno o
más eslabones. (Por ejemplo, aunque según 1 Samuel 10:21, en “la familia de los
matritas” estaban incluidos Quis y Saúl, el nombre de Matri no aparece en los relatos
que estamos considerando ni en ningún otro lugar de la Biblia.) El registro de 1 Crónicas (8:33; 9:39), obviamente el más explícito de los dos relatos,
parece presentar con claridad a Ner como padre inmediato del segundo Quis. (Véase
QUIS núms. 2 y 3.) 2. Otro benjamita. (Véase ABÍ-ALBÓN.)