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Jul 08, 2020

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Nijmegen

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El apoyo a losprincipiosdistributivos.Una comparaciónentre las sociedadessocialistasy las sociedadesde mercado(1987-1996) 1

Mérove Gijsberts y Harry B.G.Ganzeboom sssssssssssssssssss

(Traducción: Mónica Fernández Fraga.Revisión: Inés Calzada y Javier Noya)

Introducción

R ecientemente el debate en torno a laregulación estatal versus el mercadoha sido objeto de una renovada aten-

ción. En el mundo industrial occidental, estedebate es una clásica confrontación entre libe-rales y socialistas. Se considera que los princi-pios distributivos están en la base de estas pos-turas ideológicas, siendo los liberales par-tidarios de la igualdad de oportunidades paratodo el mundo, en función de las capacidadesy el esfuerzo, y los socialistas, partidarios de laigualdad de resultados y recompensas en fun-ción de las necesidades de la gente, con inde-pendencia de sus capacidades y su esfuerzo.Estas diferencias políticas de opinión tienensus raíces en los desarrollos del siglo XIX.Como resultado de la modernización de lassociedades industriales, tuvo lugar una tenden-cia hacia las pautas de distribución meritocrá-tica, esto es, el estatus y los ingresos vinierondeterminados cada vez más por el esfuerzo y ellogro personales. El siglo XX fue testigo delavance de otro principio distributivo: el de laigualdad. Este desarrollo fue consecuencia deldominio del comunismo en la Europa Centraly Oriental, así como del surgimiento de Esta-dos de Bienestar en el mundo occidental.

Los funcionalistas formularon supuestossobre los patrones valorativos que subyacían ala distribución desigual de ingresos, ocupacióny educación (Blau y Duncan, 1967; Davis yMoore, 1945). Dado que las reglas distributivasde todas las sociedades industrializadas occi-dentales están basadas en una larga tradiciónmeritocrática –procedente de la industrializa-ción del XIX–, en ellas predominan los princi-pios distributivos meritocráticos. La defensadel capitalismo tiene sus raíces en la preferen-cia por la justicia de mercado, en la que el prin-cipio de igualdad de oportunidades prevalecesobre el principio de igualdad de resultados,más asociado a la justicia política (Lane, 1986).

Tras la transformación económica y políticade las sociedades de Europa Central y Orientaldespués de 1989 este debate clásico ha recibi-do un nuevo impulso. Antes de la transición, laigualdad de resultados era una parte importan-te de la ideología comunista. Se llevaron acabo políticas desestratificadoras para hacer

69Título del artículo

Mérove Gijsberts y Harry B.G. Ganzeboom, Universidad de Tilburg y Universidad de UtrechtPolítica y Sociedad, 38 (2001), Madrid (pp. 69-96)

03.M. Gijsberts y HBG Ganzeboom 24/6/02 15:30 Página 69

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valer el principio de igualdad. Con el fracasodel socialismo de Estado en 1989 se abandonóla ideología igualitaria oficial y se sustituyópor una nueva ideología meritocrática y unnuevo sistema de incentivos. Este artículo tratade las consecuencias que estos cambios ideo-lógicos en las sociedades socialistas han pro-ducido en las creencias de los ciudadanos en loreferente a la desigualdad. ¿Legitiman los ciu-dadanos de las antiguas sociedades socialistaseste cambio de ideología? Para responder aesta pregunta, este artículo investiga si en lasantiguas sociedades socialistas el apoyo popu-lar a los principios de distribución meritocráti-ca o igualitaria ha cambiado –y si lo ha hecho,con qué rapidez– en comparación con lassociedades reguladas por el mercado.

Existe una amplia bibliografía sobre losprincipios de justicia distributiva (véase Alvesy Rossi, 1978; Eckhoff, 1974; Miller, 1991;Rawls, 1972; Robinson y Bell, 1978; Svall-fors, 1993). Los principios distributivos meri-tocráticos, de un lado, y los principios distri-butivos igualitarios, del otro lado, puedencontraponerse si se comparan las sociedadessocialistas y las de mercado. La investigaciónempírica previa ha demostrado que en lassociedades de mercado el principio meritocrá-tico de recompensa en función de los logros esel principio distributivo dominante que recibemás apoyo de la opinión pública (Kluegel ySmith, 1986). Por el contrario, en las antiguosEstados socialistas, los ciudadanos defiendenvisiones más igualitarias, y la igualdad deresultados recibe un mayor apoyo.

Este artículo intenta avanzar respecto a lainvestigación existente de la siguiente manera.En primer lugar, este artículo compara un grannúmero de países –tanto sociedades socialistascomo de mercado– y examina los cambios a lolargo del tiempo en el apoyo a los principiosdistributivos meritocráticos en comparacióncon los igualitarios. En este sentido, este estu-dio va más allá de los trabajos anteriores, queincluían un número limitado de países, y sóloen un punto concreto del tiempo. Además, esteartículo también mejora la bibliografía exis-tente sobre el tema al tener en cuenta el hechode que los ciudadanos pueden apoyar al mismotiempo tanto principios meritocráticos comoigualitarios. Es de suponer que este fenómenose dará en mayor medida en las sociedadessocialistas que en las de mercado. Debido a

una ausencia general de experiencia con laeconomía de mercado, poca gente en las socie-dades socialistas será proclive a entender estasideologías diferentes como incompatibles, y esmuy probable que mucha gente quiera unacombinación de lo mejor de los dos mundos.La existencia de esta tendencia a apoyar prin-cipios de distribución opuestos, denominada«conciencia dividida» («split-consciousness»),ya había sido propuesta con anterioridad(Kluegel y Smith, 1986; Kluegel y Mate *ju(,1995), pero en este artículo se propone unnuevo modelo para dar cuenta de esta «con-ciencia dividida». Este nuevo modelo mejorala medición anterior empleando variableslatentes en modelos estructurales lineales.

Este artículo no sólo examina las diferenciasentre las sociedades socialistas y las de merca-do en el apoyo popular dado a los principiosmeritocráticos en comparación con los igualita-rios, sino que también considera los determi-nantes socio-estructurales individuales de esteapoyo. Así, estudiamos en qué medida la adhe-sión a ambos principios de justicia distributivarefleja tanto las diferencias nacionales como laposición social de las personas. A partir deinvestigaciones anteriores sabemos que dentrode cada país existen diferencias de clase en lasnormas distributivas, a los que hay que sumarefectos significativos del género y la edad(Kelley y Evans, 1993; Kluegel et al., 1995).Sin embargo, no se sabe cómo influye la posi-ción social de las personas en su tendencia aapoyar ambos principios a la vez. Hasta ahora,el efecto de la posición social sobre la «pro-pensión a la conciencia dividida» siempre sehabía determinado observando su influencia enlas creencias igualitarias o meritocráticas porseparado (Kluegel y Mate*ju, 1995; Ritzman yTomaskovic-Devey, 1992). Todavía no se haestudiado cuáles pueden ser los efectos sobre latendencia a apoyar ambos principios simultá-neamente. En resumen, este estudio plantea lassiguientes cuestiones de investigación:

(1) ¿En qué medida los ciudadanosapoyan principios de justicia distributivameritocráticos –comparados con los iguali-tarios– en sociedades socialistas y de mer-cado, antes y después de la transición?; y,¿en qué medida los ciudadanos muestranuna tendencia a apoyar ambos principiossimultáneamente?

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(2) ¿En qué medida las diferencias deposición social explican las diferencias enel apoyo a estos principios distributivos?

(3) ¿Cómo se pueden explicar las dife-rencias entre países y los cambios en eltiempo que se dan en la relación entre laposición social y el apoyo a estos princi-pios distributivos?

Teoría

E n esta sección, en primer lugar,comentamos la teoría de los princi-pios de justicia distributiva y formu-

lamos hipótesis sobre las diferencias en elapoyo a los principios entre sociedades socia-listas y sociedades de mercado a lo largo deltiempo. En segundo lugar, se plantea la cues-tión de la tendencia a apoyar distintos princi-pios simultáneamente. Posteriormente despla-zamos nuestra atención a la explicación de lasdiferencias individuales en el apoyo a los prin-cipios distributivos. Finalmente, se abordaránlas posibles explicaciones de las diferenciasapreciables en estos efectos individuales entrepaíses y a lo largo del tiempo.

EL APOYO A LOS PRINCIPIOSDE DISTRIBUCIÓN

Una cuestión central en el estudio de lasactitudes hacia la desigualdad es qué tipo deprincipios de justicia distributiva tienen enmente los ciudadanos cuando evalúan la injus-ticia de una situación dada. Los principios dejusticia distributiva se pueden definir comoreglas –o patrones– de distribución abstractas,que se emplean como directrices para la eva-luación de la distribución o reparto de recur-sos. En este artículo dividiremos estos princi-pios distributivos en meritocráticos, por unlado, e igualitarios, por otro. En la bibliografíaexistente se pueden encontrar, sin embargo,clasificaciones más detalladas.

Brickman et al. (1981) clasificaron los prin-cipios de justicia distributiva en micro– ymacro-principios. Un micro principio de justi-cia es un patrón que se utiliza como directrizpara valorar la asignación de ingresos a losindividuos. Especifica qué ingreso es justo

para un individuo u hogar, dadas las caracte-rísticas individuales que se consideran rele-vantes. Generalmente se reconocen tres micro-principios básicos (Deutsch, 1975; Eckhoff,1974; véase también Miller, 1991). Uno es elprincipio de la contribución o proporcionali-dad: las personas deberían ser recompensadasteniendo en cuenta cuánto han aportado. Esteprincipio se puede subdividir en recompensasen función del logro –p.ej., educación o res-ponsabilidad– y recompensas en función delesfuerzo –p.ej., lo mucho que trabaja una per-sona. Un segundo micro-principio es el denecesidad: si determinados grupos tienennecesidad legítima de un bien, y esa necesidadno es satisfecha, entonces esos grupos estánsiendo tratados injustamente. Las políticasredistributivas son una respuesta evidente alcriterio de la necesidad. Un tercer micro-prin-cipio es el de igualdad. Ahora el argumento esque todos los individuos merecen el mismobien, sin importar sus contribuciones o necesi-dades. Si una persona cree que un resultado obien debería estar disponible para todos porigual, una violación de este principio lleva a lapercepción de una injusticia (Jennings, 1991).

Un macro-principio de justicia funcionacomo una directriz para valorar la distribuciónde recursos como un todo integrado. Especificalas características aceptables de la distribuciónde ingresos en su conjunto (Arts et al., 1991).Podemos distinguir dos macro-principios. Elprimero es el de desigualdad, de acuerdo con elcual la distribución de recompensas debería seresencialmente desigual. Un segundo macro-principio es el de igualdad, según el cual lasrecompensas deberían distribuirse por igual, ylos mecanismos redistributivos deberían corre-gir los resultados desiguales.

Grosso modo estos micro y macro princi-pios se pueden clasificar en dos grandes gru-pos (Kluegel y Mate *ju(, 1995; Svallfors, 1993).Se puede decir que los micro-principios deesfuerzo y de logro dan como resultado elmacro-principio de la desigualdad: si recom-pensamos a las personas según su esfuerzo osus logros –partiendo de que los niveles deesfuerzo o logro son diferentes–, la distribu-ción resultante será desigual. Por lo tanto, eneste artículo, estos micro– y macro-principiosse agrupan bajo la etiqueta de principios dis-tributivos meritocráticos. Se puede decir quelos micro-principios de necesidad e igualdad

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dan como resultado el macro-principio deigualdad: cuantas más recompensas se redistri-buyan a los ciudadanos necesitados, más igua-litaria será la distribución resultante. Por lotanto, agruparemos estos principios bajo la eti-queta de principios distributivos igualitarios.La figura 1 presenta esta clasificación. En esteartículo, comparamos el apoyo que reciben losprincipios distributivos meritocráticos con elque reciben los igualitarios, considerando queambos son los extremos de un continuum(véase Sabbagh et al., 1994).

La primera pregunta a responder es: en quémedida el apoyo de los ciudadanos a los prin-cipios distributivos meritocráticos, en detri-mento de los igualitarios, difiere entre lassociedades socialistas y las de mercado. Esde suponer que las diferencias de apoyo a losprincipios distributivos se insertan en marcosde referencia que son distintos en las socie-dades socialistas y las de mercado. En lassociedades socialistas el Estado es el marcodominante, mientras que en las sociedades demercado el marco obvio de referencia es elmercado. El «marco estatista» se caracterizapor una mayor igualdad que el «marco delmercado» y, por lo tanto, el primero implicaactitudes más igualitarias que el segundo(Arts et al., 1995; Lane, 1986). Se puedeesperar que estas diferencias en los marcosde referencia afecten al apoyo a los princi-pios de justicia distributiva. A pesar de que,inmediatamente después de la transición, losciudadanos de las antiguas sociedades socia-listas mostraron su hostilidad hacia la ideadel comunismo, se puede esperar que man-tengan un apoyo considerable a los valoresasociados con los regímenes socialistas (porejemplo, a favor de un peso importante delgobierno en la economía) y un escepticismo

hacia los sistemas distributivos basados másen los méritos que en las necesidades. En laEuropa Oriental comunista siempre habíacompensación estatal. La transformación enuna economía de mercado y en un sistema departidos múltiples dará lugar a otras creen-cias, pero se puede esperar que los viejosvalores sigan siendo efectivos durante algúntiempo. Los valores cambiarán paulatina-mente y, sólo a largo plazo, se puede esperarun cambio hacia los principios de distribu-ción más meritocráticos.

En los países industrializados occidentalesla igualdad de oportunidades –entendidacomo que las recompensas deberían distri-buirse en función del logro– ha demostradoser la ideología distributiva dominante (véaseKluegel y Smith, 1986). Sin embargo, tam-bién se ha encontrado algo parecido a una ide-ología secundaria (Kluegel y Smith, 1986;Wegener, 1992) referida al hecho de que lapoblación, en situaciones concretas, favorecelos principios igualitarios. En los Estados deBienestar occidentales las políticas sociales–como la política tributaria– están dirigidas ala redistribución para corregir resultadosinjustos. Así, la política social está dirigida almantenimiento de un equilibrio relativo entrelibertad e igualdad. Por lo que se refiere a lacuestión de la libertad versus la igualdad, losdos extremos son la sociedad liberal «versus»el orden comunista (Wnuk-Lipinski, 1992). Elorden democrático que ha emergido en laEuropa del Este tras la transición ha situadoeste tema en un nuevo contexto. En las demo-cracias occidentales, la cuestión principal dela política social es cómo reducir las desigual-dades sin violar las libertades económicasbásicas. En las sociedades post-comunistas, lacuestión principal de la política social es el

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Figura 1. Micro y macro principios de la justicia distributiva

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opuesto: cómo incrementar las libertades eco-nómicas básicas sin un aumento intolerable delas desigualdades.

Por lo tanto, como consecuencia del hechode que en la Europa Central y Oriental comu-nista el sistema de distribución estaba basadoideológicamente en la igualdad, en contraposi-ción con el sistema meritocrático de las demercado (véase también Haller et al., 1995;Hout y Wright, 1992), las diferencias entre lassociedades socialistas y las sociedades de mer-cado en el apoyo de los ciudadanos a los prin-cipios meritocráticos, más que a los igualita-rios, serán especialmente marcadas. El cambioen el sistema político implicó la renuncia a laideología oficial comunista y la sustitución deligualitarismo por una ideología de recompen-sas en función del logro. Es plausible que laaparición de una economía de libre mercadobasada en las recompensas según los logroscambie el apoyo popular de los principiosigualitarios hacia los principios meritocráticos.Así pues, cabe esperar que las diferencias eneste apoyo entre las sociedades socialistas ylas de mercado disminuyan tras la transición.En suma, se puede esperar que:

H1: Mientras que antes de la transiciónlos ciudadanos de las sociedades socialistasapoyaban principios meritocráticos –frentea igualitarios– en menor medida que los ciu-dadanos de las sociedades de mercado, trasla transformación los ciudadanos de lasantiguas sociedades socialistas suscribiránlos principios meritocráticos más que losigualitarios en mayor medida que antes dela transformación.

LA TESIS DE LA «CONCIENCIADIVIDIDA»

Sin embargo, no se acaba ahí la historia. Aveces, la población no hace una elección entrelos dos principios, sino que sostiene ambos almismo tiempo. Debemos tener en cuenta esteapoyo simultáneo a dos ideologías opuestas,mencionada en la bibliografía como «concien-cia dividida» (Abercrombie y Turner, 1978;Kluegel y Smith, 1986; Wegener, 1992). Klue-gel y Smith (1986) señalan que, a menudo, losindividuos defienden al mismo tiempo variasideologías –incluso contradictorias entre sí 2.En las sociedades de mercado, los principios

meritocráticos –en los que las desigualdades sejustifican por la igualdad de oportunidades–son los principios de estratificación dominan-tes. En este caso, los principios igualitarios son«las creencias desafiantes». Sin embargo,muchos individuos afirman simultáneamentecreencias dominantes y desafiantes sobre ladesigualdad social y económica (Hochschild,1981; Kluegel y Smith, 1986).

Las hipótesis de la conciencia dividida sehan contrastado en un gran número de socieda-des de mercado, y los resultados de estas inves-tigaciones muestran que la estructura de lasnormas y creencias sobre la justicia social yeconómica es, al menos, bi-dimensional (Klue-gel y Smith, 1986). Estas creencias son contra-puestas, pero no se excluyen mutuamente.Estos hallazgos son aplicables a las sociedadesde mercado, pero: ¿encaja esta teoría con lasituación de las antiguas sociedades socialis-tas? En las antiguas sociedades socialistas la«vieja» ideología igualitaria se ha ido sustitu-yendo gradualmente por una «nueva» ideolo-gía dominante de distribución meritocrática.En esta situación de transición, la poblaciónpuede confundir fácilmente elementos deambas ideologías. Kluegel y Mate *ju ((1995:213) plantean la hipótesis de que la con-fluencia de, por un lado, la coexistencia de dosideologías contrapuestas y, por otro, las malascondiciones económicas tiene como conse-cuencia que la dualidad de creencias sobre ladesigualdad será más pronunciada en las anti-guas sociedades socialistas que en las socieda-des de mercado. Debido a la falta generalizadade conocimiento del sistema de mercado meri-tocrático, relativamente poca gente en las anti-guas sociedades socialistas consideraría queestas ideas son contradictorias con las creen-cias igualitarias. En consecuencia, es menosprobable que los principios meritocráticos eigualitarios se consideren incompatibles en lasantiguas sociedades socialistas que en lassociedades de mercado. Por lo tanto, la eviden-cia empírica que avala la tesis de la concienciadividida serán más fuerte en las antiguas socie-dades socialistas que en las de mercado (véasetambién Arts y Gijsberts, 1998):

H2: La tendencia a apoyar principiosmeritocráticos e igualitarios a la vez serámayor en las antiguas sociedades socialis-tas que en las sociedades de mercado.

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VARIACIÓN INDIVIDUALEN EL APOYO A LOS PRINCIPIOSDE DISTRIBUCIÓN: POSICIÓNSOCIAL Y APOYO A LOS PRINCIPIOSDE DISTRIBUCIÓN

Pasamos ahora a la relación entre la posiciónsocial y el apoyo a los principios de justicia dis-tributiva. Podemos emplear teorías basadas enel interés propio para explicar la variación indi-vidual en el apoyo a los principios distributi-vos. Las actitudes hacia la desigualdad estaríanmodeladas por la posición de la persona en elsistema de estratificación. La posición social yeconómica del individuo nos proporciona unabase para evaluar el interés que puede tener unindividuo en defender principios meritocráticoso igualitarios. Bajo la etiqueta de interés propiopodemos englobar diferentes aspectos, como elestatus (el nivel ocupacional o educativo), laclase social subjetiva (situación percibida en laestructura de producción) o los ingresos(Alwin, 1992; Szirmai, 1986; Wegener, 1987).Los estudios clásicos realizados en EE.UU.muestran que, de hecho, las personas en posi-ciones diferentes defienden normas diferentesen lo relativo a las cuestiones de la desigualdad(Alves y Rossi, 1978; Jasso, 1987; Kluegel ySmith, 1986). Más recientemente, varios estu-dios comparativos entre países han confirmadola existencia de una relación entre la clasesocial y las actitudes hacia la desigualdad(Gijsberts, 1999; Kelley y Evans, 1993; Klue-gel et al., 1995; Svallfors, 1997).

En general, los miembros de las clases socia-les más altas están relativamente más a favor delos principios distributivos meritocráticos, ymenos de los igualitarios, simplemente porquetemen salir perdiendo con la redistribución,mientras que, por el contrario, los miembros delas clases sociales bajas están relativamentemenos a favor de los principios meritocráticos, ymás de los igualitarios, porque piensan que sal-drán ganando (d’Anjou et al., 1995; Ritzman yTomaskovic-Devey, 1992, Svallfors, 1993). Enla Europa del Este cabe esperar que los indivi-duos que ganan con la nueva situación abrazaránla nueva economía de mercado, mientras que losindividuos que pierden tendrán más apego a losviejos valores. El supuesto es que las personasson egoístas y que sus preferencias normativasestán guiadas por el interés propio. En las posi-ciones sociales de clase alta se estará a favor de

los principios meritocráticos y se justificará elnuevo sistema de estratificación, mientras que,por el contrario, en las posiciones de clase bajase abrazarán los viejos valores socialistas degarantía del empleo y la renta: es decir, apoyaránlos principios igualitarios. Por tanto:

H3: Cuanto más alta sea la posiciónsocial que ocupa una persona –en términosde renta, ocupación, educación y clasesocial subjetiva– mayor será su apoyo a losprincipios meritocráticos en detrimento delos igualitarios.

A pesar de que en la bibliografía existente seha propuesto varias veces la idea de la con-ciencia dividida y se ha demostrado la bi-dimensionalidad de las actitudes, las investiga-ciones anteriores no proporcionan ningunaevidencia empírica sobre cuál es la causa delas diferencias individuales en la adhesión duala ambos principios distributivos. Hasta ahora,las hipótesis de estas investigaciones previashan tratado por separado los efectos que en elnivel individual operan sobre las creenciasmeritocráticas, por un lado, y sobre las creen-cias igualitarias, por otro (Kluegel y Mate *ju(,1995; Ritzman y Tomaskovic-Devey, 1992).La pregunta de por qué diferentes personaspodrían defender ambos principios al mismotiempo en mayor o menor medida todavía noha recibido respuesta. La hipótesis sería, noobstante, que la población de las clases socia-les más altas será más capaz de distinguir losdiferentes principios distributivos. Esperamosque, en concreto, las personas con niveles deestudios más altos sean menos propensos asuscribir ambos principios al mismo tiempo.La hipótesis resultante es que:

H4: Cuanto más alta sea la posiciónsocial que ocupa una persona –especial-mente en lo relativo al nivel educativo–menos apoyará los principios meritocráti-cos e igualitarios simultáneamente.

DIFERENCIAS INTERNACIONALESEN LOS EFECTOS DE LA POSICIÓNSOCIAL

Los efectos anteriores son probables almenos en los países avanzados occidentales

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pero: ¿qué sucede en la Europa Oriental? Es deesperar que haya diferencias en la fuerza de larelación entre la posición social y el apoyo alos principios distributivos entre las socieda-des socialistas y las de mercado, y también quehaya diferencias a lo largo del tiempo. Antesde la transición, podemos figurarnos que lasnormas igualitarias tenían una amplia acepta-ción debido a la socialización común. Como lapoblación de la Europa Oriental tenía menorposibilidades de amasar grandes sumas dedinero, incluso para los más acomodados teníapoco sentido dar apoyo a los principios meri-tocráticos. Por lo tanto, antes de la transiciónen las sociedades socialistas el apoyo de lapoblación tanto a los principios meritocráticoscomo a los igualitarios debería estar menosrelacionado con la estratificación social que enlas sociedades de mercado (véase tambiénKluegel y Mate *ju (, 1995).

También cabe suponer que después de latransición emergerán los efectos diferencialesde la posición social. Estas diferencias formanparte de la situación de «anomia causada por latransformación» que es ya un lugar comúnsobre las sociedades socialistas poco después delas principales transiciones (Arts et al., 1995;Meron, 1968; Srubar, 1994). En una situaciónasí –caracterizada por la incertidumbre institu-cional e ideológica– hay un nivel alto de confu-sión general. Los ciudadanos de estos paísesestuvieron expuestos a un gran cambio consis-tente en el paso de economías socialistas pla-nificadas por el Estado a economías de libremercado. En un breve lapso de tiempo unabuena parte de los sectores industrial y agríco-la se reformó o privatizó, se establecieron sis-temas bancarios, se liberalizaron los precios yse llevaron a cabo muchas otras reformas eco-nómicas de gran alcance. Las percepcionesque tenía la gente de la situación fueron pastode la confusión, y los ciudadanos de la EuropaOriental todavía no se han formado una ima-gen clara de la nueva situación.

Como consecuencia de esta situación eco-nómica anómica, la capacidad de las diferentesclases sociales para reconocer cuáles eran susintereses socio-económicos variaba de unas aotras y, por lo tanto, también había distintosgrados de seguridad sobre si se debía apoyarlos principios meritocráticos o los igualitarios.Además, cabe suponer que los ciudadanos delas antiguas sociedades socialistas necesitaban

un tiempo para adaptarse al cambio generaldesde una ideología igualitaria, central en unrégimen socialista, a una nueva ideología derecompensa del logro, central en las nuevaseconomías de mercado. Así como se puedesuponer que las ideologías y normas cambiangradualmente, también cabe esperar queaumente gradualmente el efecto de la posiciónsocial sobre el apoyo a principios meritocráti-cos frente a los igualitarios. Por lo tanto, sepuede plantear la siguiente hipótesis:

H5: Antes de la transición, los efectos de laposición social sobre la preferencia por prin-cipios meritocráticos –o igualitarios– deberí-an ser menores en las sociedades socialistasque en las de mercado, mientras que, despuésde la transformación, los efectos de la posi-ción social deberían haber aumentado en lasantiguas sociedades socialistas.

Análogamente, cabe esperar que en las anti-guas sociedades socialistas la tendencia a apo-yar ambos principios simultáneamente estémenos relacionada con la estratificación.

H6: Los efectos de la posición socialsobre la tendencia a apoyar simultáneamen-te tanto los principios meritocráticos comolos igualitarios deberían ser menores en lasantiguas sociedades socialistas que en lassociedades de mercado.

DIFERENCIAS DEMOGRÁFICAS

También cabe esperar que haya diferenciasen lo que piensa la gente sobre los principiosdistributivos en función de las variablesdemográficas. Las investigaciones previashan demostrado que la gente mayor está mása favor de mayores desigualdades de ingresosque la gente joven, y también que, por logeneral, los hombres están más a favor de ladesigualdad de ingresos que las mujeres(Kelley y Evans, 1993). Se puede esperar queestos mismos efectos se mantengan en elámbito de la adhesión a los principios distri-butivos más abstractos. Estos efectos tam-bién podrían atribuirse al interés propio.Puesto que los jóvenes tienen mayor probabi-lidad de ir al paro, y además carecen de aho-rros y otros recursos, deberían apoyar losprincipios meritocráticos –en comparación

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con los principios igualitarios– en menormedida que los mayores (véase tambiénKluegel y Miyano, 1995). Un argumento aña-dido es que los jóvenes tienen valores másprogresistas, por lo que deberían apoyar losprincipios distributivos y las públicas quefavorecen a los débiles y a los pobres de lasociedad (Inglehart, 1990). Por lo tanto, cabeesperar que cuanto mayor se hace una perso-na, mayor será su apoyo a los principiosmeritocráticos en lugar de a los igualitarios.Sin embargo, es de suponer que en las anti-guas sociedades socialistas las cohortes másmayores abrazarán la ideología del antiguosistema igualitario con más fuerza que lascohortes jóvenes. Las personas con más añosa sus espaldas, que han sido obligadas duran-te más tiempo a aceptar las normas y valoressocialistas, serán más propensas a favorecereste sistema que la gente joven. En las anti-guas sociedades socialistas cabe esperar quelos jóvenes prefieran los principios merito-cráticos, mientras que los segmentos demayor edad de la población se aferrarán enmayor medida a las ideologías socialistas deigualdad probablemente. En las antiguassociedades socialistas estas expectativaspodrían debilitar la hipótesis del efecto posi-tivo de la edad sobre el apoyo a los principiosmeritocráticos frente a los igualitarios.

En lo que respecta a las diferencias entrehombres y mujeres, en general cabe esperarque, como consecuencia de las normas degénero que hacen principalmente a las muje-res responsables del cuidado de los hijos,éstas participen menos en el mercado de tra-bajo que los hombres. También hay otras des-ventajas que afectan a las mujeres en el mer-cado de trabajo, como la segregaciónocupacional y la discriminación directa en lossalarios (England, 1994). Por ello, teniendoen cuenta el interés propio, las mujeres debe-rían estar menos a favor de las normas delogro y de los principios meritocráticos, ymás a favor de los principios igualitarios, quelos hombres. No obstante, las mujeres en lasantiguas sociedades socialistas tienen una tra-yectoria de socialización diferente. En lasantiguas sociedades socialistas la idea delempleo a tiempo completo fuera del hogar nosólo se aplicaba a los hombres, sino tambiéna las mujeres. En esta situación, es plausibleque las mujeres estén más orientadas hacia el

logro individual, y menos a favor de medidasigualitarias y redistributivas, que las mujeresde los países occidentales (Davidson et al.,1955).

Datos y medición

DATOS

P ara dar respuesta a las cuestionesplanteadas en esta investigación sehan utilizado datos procedentes

del International Social Justice Proyect(ISJP), recogidos en 1991 y 1996 (ISJP-1993e ISJP-1998), y de los módulos de «desigual-dad social» del International Social SurveyProgramme (ISSP), recogidos en 1987 y1992 (Zentralarchiv, 1989 y 1994). Además,se han incluido datos recientes del Interna-tional Survey of Economic Attitudes (ISEA),recogidos en Australia en 1995 y en Poloniaen 1997 (Kelley et al., 1994), y de la encues-ta de «desigualdad social en Holanda» de1996 (Gijsberts y Gazenboom, 1996). Lastres últimas encuestas contienen réplicas yampliaciones de los módulos de desigualdadsocial del ISSP. Tanto el ISJP como el ISSPson consorcios internacionales de organis-mos y empresas de investigación que recogendatos sobre actitudes sociales y creenciasacerca de la justicia que son comparablesentre naciones (en cada estudio el número decasos ronda los 1000). La recogida de datosen la mayor parte de los países se hizo emple-ando cuestionarios autocumplimentadosrepartidos por encuestadores, o bien cuestio-narios cumplimentados en presencia delencuestador. En algunos países se llevaron acabo encuestas postales.

En este artículo comparamos seis antiguassociedades socialistas (Bulgaria, la Repúbli-ca Checa, Alemania Oriental, Hungría, Polo-nia y Rusia) con cinco sociedades de merca-do (Australia, Alemania Occidental, GranBretaña, Holanda y EE.UU.). Para la mayorparte de los países disponemos de datos delos años 1991/1992 y 1996, y para algunos,también de 1987. En total, en este artículo sepresentan los resultados de 26 estudios (11

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países en 2 ó 3 puntos del tiempo). El cua-dro 1 indica la fuente y año de los datos dis-ponibles.

MEDIDAS

Las variables dependientes se construyen apartir de varios ítems (23 en total) que midenlos principios de distribución. Los ítems sepueden subdividir en aquéllos que miden losprincipios distributivos meritocráticos yaquéllos que miden los principios distributi-vos igualitarios. La tabla 1 presenta el enun-ciado de cada uno de estos ítems. En total 12ítems miden el apoyo a los principios meri-tocráticos, y 11 ítems, el apoyo a los princi-pios igualitarios 3. Sin embargo, en cadaestudio sólo se utilizó una parte de estosítems. Para poder comparar las diferentesescalas, todas las respuestas a los 23 ítems sepuntuaron con intervalos idénticos de 0 a100. En algunos ítems y para algunos países,se han empleado escalas de cuatro puntos,mientras que para otras escalas, en otros paí-ses, se han empleado escalas de cinco pun-tos. Esto significa que a las escalas de cuatropuntos se le asignan los valores 0, 33, 67 y100; y a las escalas de cinco puntos, los valo-res 0, 25, 50, 75 y 100.

Los modelos de medición tanto para losprincipios meritocráticos como para los iguali-tarios son una función aditiva de puntuacionesde todos los ítems presentes en cada país.Hemos construido una variable que mide elapoyo a los principios meritocráticos, y otraque mide el apoyo a los principios igualitarios.Para los análisis descriptivos sólo se empleanlos ítems presentes en los 26 estudios. Por lotanto, tenemos dos ítems que miden los princi-pios meritocráticos, y dos ítems que miden losprincipios igualitarios. Para ambas medidas seha tomado la media sin ponderar de estos dosítems en cada país.

Para los análisis explicativos, los modelosde medición del apoyo que reciben los princi-pios meritocráticos y los igualitarios se cons-truyen simultáneamente en análisis factorialconfirmatorio mediante LISREL. Ambosconstructos son la suma ponderada de todoslos ítems que lo componen y están presentesen cada estudio (coeficientes lambda) 4. Debi-do a que no todos los ítems están disponiblesen todos los países –a pesar de haber un sola-pamiento considerable de ítems– los modelosde medición se analizan sin restricciones entodos los países. Esto está relacionado con lacuestión de la equivalencia funcional. Losítems empleados para medir los constructossubyacentes no son completamente idénticos,

77El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

Cuadro 1. Fuentes de datos y países y años

1987 1991/1992 1996

Bulgaria ISPJ ISPJRep. Checa ISPJ ISPJAlemania Oriental ISPJ ISPJHungria ISSP ISSP ISPJPolonia ISSP ISSP ISEA a

Rusia ISJP ISJP

Australia ISSP ISSP ISEA b

Alemania Occidental ISSP ISSPGran Bretaña ISSP ISSPHolanda ISSP ISJP ISSP c

EE.UU ISSP ISSP

Los datos de la ISEA para Polonia fueron recogidos en 1997 en una tercera ola de la International Survey of Econo-mic Attitudes (Zagórski et al., 1997). Los datos de la ISEA para Australia fueron recogidos en 1995 por la Internatio-nal Social Science Survey (ISSS) (Kelley y Evans, 1995). Los datos del ISSP para Holanda en 1996 proceden de laSurvey Social Inequality in the Netherlands 1996 (Encuesta sobre Desigualdad Social en Holanda 1996) (Gijsberts yGanzeboom, 1996).

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Tabla 1. Enunciado de los ítems de valoración de los principios de distribuciónmeritocráticos e igualitarios

PRINCIPIOS DE DISTRIBUCIÓN MERITOCRÁTICA

IMP-DIF Para que la gente se esfuerze en trabajar, piensa que Vd. que las diferencias salarialesson: absolutamente necesarias, probablemente necesarias, probablemente no necesa-rias, definitivamente no necesarias./ Sólo si las diferencias de ingresos son suficiente-mente grandes hay un incentivo para el esfuerzo individual.

RESP-SUEL La gente no querría tener una responsabilidad extra en el trabajo si no se le recompen-sase por ello.

TIT-SUEL Los trabajadores no se esforzarían en obtener titulaciones y cualificaciones a no ser queles recompensase salarialmente por ello.

EST-SUEL Nadie estudiaría varios años para ser médico o abogado si no esperase ganar muchomás que un trabajador corriente.

DIF-PROS Las grandes diferencias de ingresos son necesarias para la prosperidad de (país delentrevistado).

BEN-CVI Permitir que las empresas tengan grandes beneficios es el mejor modo de mejorar lacalidad de vida de todos. Todo va bien si los empresarios tienen grandes beneficios,porque todo el mundo acaba beneficiándose.

SUEL-RESP ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: el grado de responsabilidad del trabajo?

SUEL-EDUC ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: el número de años de educación y entrenamiento/ el nivel educativo delempleado?

SUEL-SUPE ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: si el trabajo implica supervisar a otros trabajadores?

SUEL-DILG ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: lo bien que la persona haga el trabajo?

SUEL-DURO ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: lo mucho que trabaje la persona/ el esfuerzo individual del trabajador?

TRAB-DURO Las personas que trabajan mucho merecen ganar más que aquellas que no se esfuerzan.

PRINCIPIOS DE DISTRIBUCIÓN IGUALITARIA

GOB-REDU Es responsabilidad del gobierno reducir las diferencias de ingresos entre las personascon ingresos altos y las personas con ingresos bajos.

GOB-UNIV El gobierno debería dar más oportunidades a los niños de familias pobres para quepudiesen acceder a la universidad.

GOB-TRAB El gobierno debería proporcionar un trabajo a todos aquellos que lo quieran.MEN-POBR El gobierno debería gastar menos en ayudas a los pobres.GOB-BASI El gobierno debería proporcionar a todos una renta mínima garantizada/ El gobierno

debería garantizarle a todo el mundo un nivel de vida mínimo.GOB-LIM El gobierno debería poner un límite máximo a la cantidad de dinero que puede hacer

una persona.SUEL-FAM ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de una

persona: lo que se necesita para mantener una familia/ El número de miembros de lafamilia que debe mantener el trabajador?

SUEL-HIJ ¿Qué importancia debería tener lo siguiente a la hora de determinar el salario de unapersona: si la persona tiene hijos que mantener?

PART-IDEN El modo más justo de distribuir la renta y la riqueza es darle a todo el mundo partesiguales.

TEN-NEC Lo más importante es que la gente tenga lo que necesite, incluso si esto significa redis-tribuir el dinero de aquellos que han ganado más de lo que necesitan.

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pero se pueden entender como funcionalmen-te equivalentes. En consecuencia, la cuestiónes si los modelos de medición deberían fijar-se para todos los países por igual (restriccio-nes de igualdad) o si los términos de error delos ítems (las épsilon theta) deberían variar(Sörbom y Jöreskog, 1981). Ya que los mode-los de medición difieren entre los países, lamejor estrategia sería la medición de factoreslatentes funcionalmente equivalentes especí-ficamente para cada país. Esto significa quelos modelos de medición se ajustan para cadapaís, y que los términos de error de los ítems–y las correlaciones entre estos términos deerror– están ajustados para cada país porseparado.

79El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

El cuadro 2 presenta el análisis factorialconfirmatorio para los 26 estudios. Se mues-tran los coeficientes métricos. Los análisis fac-toriales confirmatorios identificaron claramen-te las mismas dos dimensiones (meritocrática eigualitaria) en todos los países estudiados. Enconjunto, el modelo de medición del apoyo alos principios igualitarios es mejor que elmodelo de los principios meritocráticos. En lamayoría de los estudios el ajuste de los mode-los de medición es bueno y las saturaciones delos factores factoriales son sustanciales, lo queda a entender que el modelo de medición esapropiado. Lo anterior no impide que en algu-nos estudios las saturaciones factoriales seaninsatisfactoriamente bajas (especialmente en

Cuadro 2. Parámetros de los modelos de medición para los principios de justiciadistributiva meritocrática e igualitaria. Resultados del análisis multi-grupo en 26 estudios:

saturaciones de los factores (coeficientes lambda)

Bulgaria Rep.Checa Alemania Hungría Polonia RusiaOriental

1991 1996 1991 1996 1991 1996 1987 1992 1996 1987 1992 1997 1991 1996

PRINCIPIOS MERITOCRÁTICOS

IMP-DIF .269 .088 .414 .503 .082 .236 .102 .112 .119 .330 .375 .501RESP-SUEL .137 .291 .175 .221 .116 .318 .603 .108 .034* .578 .076 .378 .228 .246TIT-SUEL .670 .089 .593 .130 .377EST-SUEL .492 .079 .376 .168 .360DIF-PROS .269 .022* .173 .089 .191BEN-CVI .197 .074 .357 .522 .040* .199 .266 .129 .137 .152 .290 .372 .624SUEL-RESP .626 .637 .340 .252 .529 .588 .383 .567 .521 .564 .463 .065SUEL-EDUC .213 .345 .077* .224 .303 .354 .202 .296 .475 .568 .298 .015*SUEL-SUPE .311 .492 .541SUEL-DILG .819 .599 .548SUEL-DURO .538 .610 .347 .206 .552 .557 .817 .673 .528 .547 .493 .084TRAB-DURO .179 .309 .201 .195 .164 .325 .232 .163 .177

PRINCIPIO DE IGUALDAD

GOB-REDU .456 .586 .515 .590 .147GOB-UNIV .563 .582GOB-TRAB .392 .324 .445 .506 .292 .461 .538 .675 .391 .491 .677 .281 .307MEN-POBR .133GOB-PAROGOB-BASI .220 .265 .296 .365 .138 .503 .473 .562 .483 .620 .358 .323GOB-LIM .467 .479 .535 .528 .570 .586 .571 .561 .584SUEL-FAM .317 .378 .430 .421 .268 .219 .410 .297 .435 .897 .276 .292SUEL-HIJ .389 .434 .900PART-IDEN .563 .666 .468 .441 .365 .399 .383 .474 .522TEN-NEC .352 .526 .239 .249 .144 .501 .253 .440 .514

* No significativo (p > .05). (Continúa en la página siguiente)

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el caso de algunos ítems en sociedades socia-listas). Sin embargo, no hay ningún ítem quesea sistemáticamente malo en todos los paísesy en todos los años. Por lo tanto, en aras de lacomparabilidad entre países, no hemos exclui-do los ítems «malos» para mejorar el ajuste delmodelo de medición. Además, LISREL pon-dera los ítems, de manera que los ítems«malos» contribuyen menos que los buenos almodelo total de medición de los constructoslatentes (Jöreskog y Sörbom, 1993).

Las variables independientes se han opera-cionalizado de la siguiente manera. Para medirla posición social, se han empleado varios indi-cadores. La educación se mide en términos delos años de escolarización de una persona 5.

Para los ingresos se emplean los ingresos fami-liares del encuestado 6. En aras de la compara-bilidad, los ingresos familiares se dividen por larenta familiar media de cada país. Como eshabitual en los estudios de desigualdad de larenta, se usa la distribución logarítmica 7. El esta-tus ocupacional se refiere a la ocupación actualdel encuestado. En primer lugar se codificaron lasocupaciones con los códigos a cuatro dígitos delInternational Standard Classification of Ocu-pations (ISCO) (de la International Labor Offi-ce, 1969), con unas cuantas extensiones locales.Estos códigos ISCO se tradujeron a la escala delStandard International Socioeconomic Index ofOccupational Status (ISEI) (véase Ganzeboomet al., 1992). Además, con el fin de tener en

80 Mérove Gijsberts y Harry B.G. Ganzeboom

Cuadro 2. Parámetros de los modelos de medición para los principios de justiciadistributiva meritocrática e igualitaria. Resultados del análisis multi-grupo en 26 estudios:

saturaciones de los factores (coeficientes lambda) (continuación)

Australia Alemania Gran Bretaña Holanda EE.UUOccidental

1987 1992 1995 1987 1992 1987 1992 1987 1991 1996 1987 1992

PRINCIPIOS MERITOCRATICOS

IMP-DIF .377 .498 .371 .481 .602 .473 .430 .327RESP-SUEL .752 .351 .594 .602 .412 .451 .427 .289 .323 .384 .627 .633TIT-SUEL .753 .358 .614 .647 .473 .506 .453 .303 .393 .563 .708EST-SUEL .547 .361 .662 .441 .423 .461 .381 .259 .351 .502 .467DIF-PROS .273 .195 .460 .397 .304 .529 .250 .667 .439 .395 .256BEN-CVI .211 .219 .379 .458 .321 .491 .315 .472 .369 .442 .256 .156SUEL-RESP .657 .448 .301 .508 .506 .407 .096SUEL-EDUC .596 .388 .390 .441 .312 .411 .135SUEL-SUPE .658 .432 .409 .565 .446 .159SUEL-DILE .542 .393 .363 .483 .358 .061*SUEL-DURO .547 .423 .421 .516 .477 .391 .109TRAB-DURO .415 .396

PRINCIPIOS IGUALITARIOS

GOB-REDU .572 .375 .351 .556 .324 .600 .597 .655 .629 .561 .629GOB-UNIV .458 .418 .523 .566 .567GOB-TRAB .570 .355 .642 .298 .652 .662 .555 .514 .502 .695 .693MEN-POBR .440 .137 .385 .339 .386GOB-PARO .530 .631 .495 .438 .677GOB-BASI .646 .333 .703 .386 .630 .642 .398 .334 .347 .656 .710GOB-LIM .513 .555SUEL-FAM .822 .786 .881 .508 .250 .374 .452SUEL-HIJ .843 .767 .859 .502 .458PART-IDEN .508 .424TEN-NEC .430 .443

* No significativo (p > .05).

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81El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

Cuadro 3. Estadísticas descriptivas de las variables independientes (medias y desviacionestípicas entre paréntesis)

Edad Hombre Educa- Ingresos ISEI Auto- Clase Nción empleo subjetiva

Bulgaria 1991 45.21 .48 12.28 –.14 43.80 .07 3.92 1404(14.86) (.50) (2.80) (.53) (16.66) (.25) (1.64)

1996 49.11 .47 9.95 –.25 45.84 .05 2.91 1626(17.57) (.50) (3.96) (.70) (15.81) (.21) (1.57)

Rep. Checa 1991 46.63 .48 10.39 –.12 44.43 .04 4.72 809(17.41) (.50) (3.01) (.48) (15.48) (.20) (1.54)

1996 47.26 .45 10.82 –.15 45.46 .07 4.76 1246(16.92) (.50) (3.16) (.54) (15.79) (.25) (1.74)

Alemania Oriental 1991 45.20 .46 10.76 –.16 46.32 .05 4.81 1019(16.12) (0.50) (2.73) (.54) (15.93) (.22) (1.57)

1996 48.19 .48 11.03 –.12 46.60 .06 5.29 1137(16.70) (.50) (2.69) (.50) (14.75) (.24) (1.70)

Hungría 1987 45.56 .44 10.21 –.14 40.08 .15 4.69 2606(17.11) (.50) (3.79) (.57) (16.65) (.36) (1.67)

1992 46.55 .46 10.44 –.19 40.64 .04 3.92 1250(17.38) (.50) (3.51) (.62) (16.40) (.21) (1.60)

1996 49.07 .43 9.21 –.20 43.31 .06 3.90 1001(17.46) (.42) (3.49) (.60) (15.16) (.24) (1.55)

Polonia 1987 41.84 .47 8.11 –.12 44.83 .20 4.59 1923(12.48) (.50) (4.31) (.50) (18.71) (.40) (1.71)

1992 45.97 .45 9.75 –.19 39.26 .18 4.32 1636(15.92) (.50) (3.03) (.63) (14.48) (.39) (1.93)

1997 49.61 .44 10.15 –.28 37.30 .23 4.28 1669(16.25) (.50) (3.17) (.70) (15.61) (.42) (1.92)

Rusia 1991 42.20 .45 11.14 –.19 47.59 .01 4.03 1732(15.86) (.50) (4.00) (.64) (18.93) (.10) (1.89)

1996 44.74 .45 12.09 –.40 45.87 .03 4.12 1585(16.36) (.50) (2.87) (.87) (17.08) (.17) (2.09)

Australia 1987 43.17 .50 11.00 –.29 47.33 .14 5.94 1663(15.91) (.50) (2.81) (.78) (16.23) (.34) (1.42)

1992 48.70 .53 10.88 –.24 48.81 .08 5.88 2197(15.54) (.50) (3.20) (.72) (15.78) (.27) (1.44)

1995 48.88 .50 11.90 –.27 48.37 .11 6.35 2357(15.80) (.50) 3.02 (.74) (18.26) (.32) (1.52)

Alemania 1987 47.16 .44 10.00 –.15 43.38 .07 5.62 1397Occidental (17.83) (.50) (2.80) (.55) (14.06) (.25) (1.57)

1992 45.93 .47 10.17 –.14 45.55 .04 5.72 2297(17.50) (.50) (3.05) (.56) (14.75) (.21) (1.54)

Gran Bretaña 1987 45.43 .47 10.45 –.25 44.58 .10 5.24 1212(16.85) (.50) (2.63) (.77) (14.82) (.30) (1.78)

1992 48.48 .44 11.28 –.26 45.88 .10 5.34 1066(16.81) (.59) (1.45) (.78) (15.95) (.30) (1.79)

Holanda 1987 41.63 .47 11.91 –.11 43.32 .08 4.18 1638(16.68) (.50) (4.11) (.50) (13.00) (.26) (1.92)

1991 40.26 .53 11.65 –.10 48.87 .10 6.27 1783(12.74) (.50) (2.96) (.47) (15.23) (.30) (1.36)

1996 42.93 .52 12.16 –.14 52.27 .09 5.80 790(15.30) (.50) (3.13) (.55) (15.22) (.28) (1.70)

EE.UU. 1987 44.53 .42 12.46 –.34 45.45 .09 5.79 1564(17.41) (.49) (3.20) (.95) (16.32) (.29) (1.88)

1992 45.98 .42 13.09 –.34 47.40 .10 5.54 1273(17.65) (.49) (2.89) (.93) (15.77) (.31) (1.83)

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cuenta la relación con la propiedad, se constru-yó una variable ficticia para el autoempleo. Elgrupo incluye la pequeña burguesía (por cuentapropia sin asalariados), agricultores y por cuen-ta propia con asalariados. Si se trabaja comoautónomo, se puntúa 1 en la variable; si no, sepuntúa 0. La clase social subjetiva se midepidiendo a la gente que se ubiquen a sí mismosen una escala de 10 puntos de abajo a arriba. Laedad comprende de los 18 años en adelante, yvarón es una variable dicotómica (0 = mujer, 1= hombre). Las medias y desviaciones típicasde estas variables independientes pueden verseen el cuadro 3 (en la página anterior).

Método

P ara el análisis de los datos mediantemodelos de ecuaciones estructuralesse ha empleado el programa LIS-

REL VIII (Jöreskog y Sörbom, 1993). Este artí-culo intenta mejorar la medición actual del apoyo

a los principios de justicia distributiva (véaseKluegel y Mate*ju, 1995) mediante la construc-ción de dos variables latentes nuevas que tomancomo base los principios distributivos meritocrá-tico e igualitario. Estas «variables fantasma»(Rindskopf, 1984) permiten distinguir dos indi-cadores: uno es la diferencia en el apoyo a prin-cipios meritocráticos e igualitarios, y otro, la ten-dencia a apoyar al mismo tiempo ambosprincipios distributivos contrapuestos. La venta-ja de esta estrategia es que el apoyo a los dosprincipios de distribución contrapuestos seexpresa ahora en una sola variable –la diferenciaentre los dos principios– que refleja los dos extre-mos del indicador (en uno, los principios merito-cráticos, y en otro, los igualitarios). Además,para investigar la tendencia a suscribir al mismotiempo principios meritocráticos e igualitarios 8,se construye una segunda variable fantasma.

El modelo estructural se representa en lafigura 2. Se observará que en esta figura no seincluye el modelo de medición. En la figura 2,el indicador de la diferencia entre los dos prin-cipios distributivos lleva la etiqueta DIF, y la

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Figura 2. Modelo estructural

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83El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

tendencia a apoyar simultáneamente ambosprincipios distributivos opuestos, la de SUM.DIF es la diferencia de puntos entre el apoyo aprincipios meritocráticos y el apoyo a princi-pios igualitarios. Se construye como una esca-la de apoyo a principios meritocráticos en unextremo, y de apoyo a principios igualitarios,en otro. Para la construcción de la variable, sefija el efecto de DIF sobre los principios meri-tocráticos en +1, y sobre los principios iguali-tarios, en –1. SUM refleja la tendencia a apo-yar simultáneamente los dos principios dedistribución contrapuestos, y se construyefijando el efecto de SUM tanto sobre los prin-cipios meritocráticos como sobre los igualita-rios en +1 (véase Rindskopf, 1984).

El modelo representado en la figura 2 estádiseñado para contrastar las hipótesis relativasa los efectos de la posición social sobre elapoyo a los principios meritocráticos, antes quea los igualitarios, así como los efectos de laposición social en la tendencia a apoyar ambosprincipios al mismo tiempo. Las dos ecuacio-nes estructurales se calculan simultáneamenteen una estimación de máxima versimilitud. Laopción multi-grupo de LISREL se emplea pararestringir los parámetros de todos los países enun único análisis. Los tests de significación delas diferencias entre países en los parámetrosde las ecuación estructurales están basados enlas diferencias de chi cuadrado para modeloscon restricciones y sin restricciones.

Al incluir la variable SUM en el modelotenemos en cuenta el hecho de que las personaspueden apoyar ambos principios al mismotiempo, o ninguno de ellos. Esto significa quelas personas pueden puntuar alto en ambosextremos del continuo de apoyo a los princi-pios meritocráticos y a los principios igualita-rios. Expliquémoslo con un ejemplo. Las per-sonas con puntuaciones altas en los principiosmeritocráticos (100) y bajas en los igualitarios(0), puntúan alto (100 – 0 = 100) en el índice dediferencia entre los dos principios. Las perso-nas con puntuaciones bajas en los principiosmeritocráticos (0) y altas en los igualitarios(100), puntúan bajo (0 – 100 = –100) en el índi-ce de diferencia entre los dos principios. Perolas personas que puntúan alto tanto en los prin-cipios meritocráticos como igualitarios, o bajoen ambos, se situarán en el punto medio delcontinuo (100 – 100 = 0; 0 – 0 =0). Por lo tanto,se tuvo que construir una variable que recogie-

se esta segunda dimensión, para lo cual, sim-plemente, se sumaron las puntuaciones de losprincipios. En esta variable, una persona tendrála puntuación más alta si prefiere ambos prin-cipios al mismo tiempo, y la más baja, si noprefiere ninguno de estos principios.

Una última cuestión metodológica a trataraquí es el problema de los datos incompletos.Es este un problema común en los análisiscomparativos internacionales. Como los datosISJP, ISSP e ISEA han sido estandarizados encada uno de los proyectos, son comparablesdentro de cada encuesta internacional. Sinembargo, no lo son para los diferentes años yentre los diferentes proyectos internacionales.Así pues, no todos los ítems que miden los dosprincipios de distribución están disponibles entodos los países y para todos los años. Parasolucionar este problema, se ha utilizado laopción multi-grupo de LISREL –que trata losproblemas de los datos incompletos. Esto se hahecho introduciendo pseudovariables en elmodelo, de manera que el número de variablesfuese igual en todos los países. Estas pseudo-variables son artificiales; si se eligen correcta-mente, no tienen ningún efecto (véase Jöreskogy Sörbom, 1993, capítulo 9). Técnicamente,esto implica a) que estas variables se incluyenen la matriz de correlaciones en forma decorrelaciones cero, b) que no se incluyen efec-tos estructurales estimados en el modelo men-cionado, y c) que los términos de error de estasvariables (epsilon theta) se fijan en 1 (para másinformación sobre el modo en que se trata esteproblema de los valores perdidos, véase Alli-son, 1987; Bielby et al., 1977; Jöreskog, 1971).

Resultados

DIFERENCIAS INTERNACIONALESY EN EL TIEMPO

Diferencias internacionales en el apoyoa principios meritocráticos e igualitarios

L a primera cuestión descriptiva quedebemos responder es en qué medidala población apoyaba los principios

meritocráticos, en lugar de los igualitarios, enlas sociedades socialistas y en las sociedades

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de mercado antes y después de la transición.Nuestra hipótesis era que en las sociedadessocialistas se apoyarían menos los principiosmeritocráticos –y más los igualitarios– que enlas sociedades de mercado; y que el apoyo alos principios meritocráticos en relación conlos igualitarios aumentaría tras la transiciónen las antiguas sociedades socialistas (Hipó-tesis 1). La tabla 2 muestra el apoyo medio

por país (en una escala de 0 a 100) a los prin-cipios meritocráticos y a los principios igua-litarios.

En primer lugar, analizamos las diferenciasinternacionales en el apoyo popular a losprincipios meritocráticos. La tabla 2 indicaque el apoyo a los principios meritocráticosno es mayor en las sociedades de mercadoque en las sociedades socialistas. Sólo en

Tabla 2. Apoyo a los principios de distribución meritocrático e igualitario: porcentaje afavor de dos ítems meritocráticos y dos ítems igualitarios, y apoyo medio a principios

meritocráticos e igualitarios (en una escala de 0 a 100) por país y año

Apoyo a principios Apoyo a principiosmeritocráticos igualitarios

RESP- BEN- Apoyo GOB- GOB- Apoyo NSUEL CVI medio TRAB BASI medio

(acuerdo (acuerdo (acuerdo (acuerdo%) %) %) %)

Bulgaria 1991 89.8 39.0 59.5 86.8 92.5 92.1 14051996 84.5 14.2 36.6 90.4 94.5 94.7 1636

República Checa 1991 83.8 64.0 78.8 78.4 86.8 86.4 8111996 81.4 36.2 61.9 74.7 86.0 84.4 1246

Alemania Oriental 1991 87.0 36.7 56.6 96.1 93.5 95.5 10191996 83.8 26.7 55.4 89.6 88.9 93.3 1137

Hungría 1987 62.6 58.5 66.2 91.6 79.4 89.6 26061992 63.1 46.8 59.1 85.0 85.3 88.8 12501996 66.0 13.9 32.8 90.0 71.0 84.9 1001

Polonia 1987 86.3 – 86.3 92.3 – 92.3 19231992 82.8 70.6 81.1 89.5 86.9 89.4 16361997 87.7 78.9 90.7 – 74.3 74.3 1669

Rusia 1991 91.7 71.9 82.5 95.9 88.0 93.4 17341996 87.7 43.1 66.7 94.4 92.7 95.8 1585

Socialistas 1987 72.8 58.5 74.8 91.9 79.4 90.7 43241992 83.4 55.7 70.5 89.4 88.7 91.2 78551996 82.9 37.7 59.5 88.2 87.9 87.9 8274

Australia 1987 84.6 54.8 75.0 39.8 38.0 41.3 16631992 78.2 50.5 70.9 39.4 50.9 46.3 22031995 81.5 55.4 76.5 – 41.2 41.1 2438

Alemania Occidental 1987 67.4 44.6 57.3 77.2 55.5 69.1 13971992 72.3 41.1 57.2 66.3 58.2 62.8 2297

Gran Bretaña 1987 82.2 55.6 71.8 59.1 60.6 63.2 12121992 77.8 45.4 60.3 56.1 66.1 63.7 1066

Holanda 1987 64.7 34.9 50.3 74.7 50.0 64.3 16381991 71.8 41.8 57.8 53.4 74.9 68.3 17831996 62.0 26.7 41.8 46.3 52.2 48.2 790

EE.UU. 1987 71.4 48.1 61.2 49.5 25.3 39.1 15641992 65.9 48.0 54.8 47.1 34.2 40.5 1273

Mercado 1987 73.9 47.5 62.9 59.69 44.9 54.7 74741992 73.5 45.3 60.8 52.6 57.4 56.6 86221996 76.7 48.7 67.9 46.3 52.2 42.9 3228

En los datos ISEA para Australia en 1.995 y para Polonia en 1.997 no se incluyeron los dos principios de igualdad de resul-tados. Por lo tanto, para esta descripción hemos tomado otro principio de igualdad de resultados (GOB-REDU).

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Bulgaria, Alemania Oriental y Hungría erabastante bajo; en los demás países era com-parable al de las sociedades de mercado.Pasando a las tendencias en el tiempo, sepuede observar un descenso en el apoyo a losprincipios meritocráticos en las sociedadessocialistas, mientras que en las sociedades demercado ese apoyo ha aumentado en la últi-ma década (entre 1987 y 1996). En segundolugar, analizamos las diferencias internacio-nales en el apoyo a los principios igualitarios.La tabla 2 muestra que era mucho mayor enlas sociedades socialistas que en las de mer-cado, siendo especialmente alto en Bulgaria,Alemania Oriental y Rusia, y particularmentebajo en Australia y EE.UU. Tanto en lassociedades socialistas como en las de merca-do se observa un pequeño descenso en elapoyo a los principios igualitarios a lo largode la última década.

Resumiendo las pautas que acabamos dever, el apoyo a los dos principios está presen-te tanto en el grupo de las sociedades socia-listas como en el de las de mercado. La figu-ra 3 (elaborada a partir de la tabla 2)representa el apoyo a los principios merito-cráticos e igualitarios en las sociedades socia-listas y de mercado a lo largo del tiempo. En

general, en contra de lo esperado, antes de latransición el nivel de apoyo a los principiosmeritocráticos estaba en un nivel más alto enlas sociedades socialistas que en las de mer-cado. Más aún, el apoyo a los principiosmeritocráticos aumentó ligeramente en lassociedades de mercado, pero descendió en lassociedades socialistas. Por otra parte, la figu-ra 3 muestra que el nivel de apoyo a los prin-cipios igualitarios de las sociedades socialis-tas a las de mercado cambia más que el nivelde apoyo a los principios meritocráticos. Elapoyo a los principios igualitarios es muchomayor en las sociedades socialistas. Sinembargo, tras la transición se puede observarun pequeño descenso en el apoyo de la pobla-ción a los principios igualitarios, tanto en lassociedades socialistas como en las de merca-do. Sin embargo, en 1996 el apoyo a los prin-cipios igualitarios sigue siendo mucho másalto en las sociedades socialistas que en las demercado.

En general, los resultados no confirman lahipótesis de que en las sociedades socialistasse apoyan los principios meritocráticos enmenor medida, pero sí la de que se apoyan losprincipios igualitarios en mayor medida que enlas sociedades de mercado. Además, la dife-

85El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

Figura 3. Apoyo a los principios de distribución meritocráticose igualitarios en el contexto socialista y de mercado

a lo largo del tiempo

Principios meritocráticosPrincipios igualitarios

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rencia entre el apoyo medio a los principiosmeritocráticos y el apoyo medio a los princi-pios igualitarios tiene signo negativo en lassociedades socialistas, mientras que en lassociedades de mercado tiene signo positivo.Esto significa que, por término medio, en lassociedades socialistas el nivel de apoyo a losprincipios meritocráticos es más bajo que elnivel de apoyo a los principios igualitarios,mientras que en las sociedades de mercadosucede lo contrario. La hipótesis de que en lassociedades socialistas se apoyan los principiosmeritocráticos (en detrimento de los igualita-

86 Mérove Gijsberts y Harry B.G. Ganzeboom

rios) en menor medida que en las sociedadesde mercado gana así alguna base empírica. Sinembargo, hay que rechazar la hipótesis de queel apoyo a los principios meritocráticos enrelación con los igualitarios habría aumentadotras la transición en las sociedades socialistas.Además, debemos tener presente que estosresultados descriptivos están basados única-mente en cuatro de los ítems disponibles paramedir ambos principios de distribución. Asípues, deberíamos ser cautelosos a la hora deextraer conclusiones demasiado firmes de esteanálisis descriptivo.

Tabla 3. Tendencia media a apoyar ambos principios simultáneamente, porcentaje de lapoblación a favor de ambos principios simultáneamente y en contra de ambos principios

simultáneamente, y correlación entre los dos principios por país y año

Tendencia media % a favor % en contra Correlaciónal apoyo de de de entre los

ambos principios ambos ambos dos principios

Bulgaria 1991 78.79 53.8 .5 –.08*1996 73.06 34.0 .5 –.06*

República Checa 1991 78.63 67.6 .1 –.031996 72.04 50.7 .7 –.08

Alemania Oriental 1991 77.95 54.0 .2 –.021996 73.93 50.5 .2 –.10*

Hungría 1987 72.51 60.2 .7 .06*1992 71.66 52.8 .7 .021996 66.01 27.8 2.8 .01

Polonia 1987 85.67 79.8 .7 .031992 77.78 73.2 .4 .07*1997 77.39 67.0 .1 –.01

Rusia 1991 83.92 77.3 .3 .021996 79.91 63.9 .3 –.01

Socialistas 1987 78.21 68.5 .7 .06*1992 78.44 64.2 .4 –.011996 74.36 46.4 .8 –.09*

Australia 1987 59.17 29.3 2.4 –.07*1992 59.20 31.0 2.4 –.08*1995 62.85 29.1 2.0 –.11*

Alemania Occidental 1987 63.51 40.3 3.5 .041992 61.42 36.3 4.2 .02

Gran Bretaña 1987 65.20 43.3 1.2 –.10*1992 63.07 37.3 3.1 –.05

Holanda 1987 60.05 31.5 3.2 –.021991 63.21 39.0 3.9 –.021996 54.75 20.1 6.0 .00

EE.UU. 1987 55.77 26.0 7.5 .08*1992 54.10 23.7 8.3 .06*

Mercado 1987 60.45 33.4 3.6 –.03*1992 60.35 33.8 4.1 –.03*1996 60.86 20.1 6.0 –.09*

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87El apoyo a los principios distributivos. Una comparación...

Diferencias transnacionalesen la tendencia a apoyar ambos principiossimultáneamente

Prestemos atención ahora a la tendencia aapoyar simultáneamente tanto los principiosmeritocráticos como los igualitarios. Nuestrahipótesis era que esa tendencia sería mayor enlas antiguas sociedades socialistas que en lasde mercado (hipótesis 2). La tabla 3 represen-ta esta tendencia a apoyar ambos principiosincompatibles al mismo tiempo. La primeracolumna de la tabla 3 muestra que, en general,esta tendencia media es mayor en las socieda-des socialistas que en las de mercado, lo cualrefrenda empíricamente el argumento de quela población de las socialistas es menos capazde decidirse por uno de los dos principios dedistribución opuestos y, quizás por ello, esmás propensa a preferir una combinación deambos.

Este fenómeno requiere un estudio másdetenido. La segunda columna de la tabla 3muestra el porcentaje de aquellos que están deacuerdo con ambos principios al mismo tiem-po. De nuevo, se puede observar que la pro-porción de personas que aprueban ambosprincipios al mismo tiempo es mayor en lassociedades socialistas que en las de mercado.Un porcentaje significativo de la población deesos países se adhiere simultáneamente aambos principios meritocráticos e igualitarios.No obstante, observamos un descenso consi-derable en estas cifras, lo que indica que, unavez resuelta la confusión inicial de la transi-ción, la población parece estar más capacitadapara distinguir unos principios de otros. Ade-más, la tercera columna de la tabla 3 muestraque el grupo de personas que no apoya ni losprincipios meritocráticos ni los igualitarios esinsignificante en todos los países estudiados(aunque es mayor en las sociedades socialistasque en las de mercado). Así pues, no haymuchas personas a las que no les importe elmodo en que se reparten las recompensas ensu sociedad, o que simplemente se abstengande todas estas consideraciones. Finalmente, lacuarta columna de la tabla 3 muestra la corre-lación entre el apoyo a los principios merito-cráticos y el apoyo a los principios igualita-rios. Por término medio, estas correlaciones sesitúan en niveles bajos (en torno a –.05) que,con toda certeza, se deben a quienes aprueban

ambos principios al mismo tiempo o ningunode ellos 9.

DIFERENCIAS EN EL NIVELINDIVIDUAL

Variación individual en el apoyoa los principios meritocráticos en lugarde a los igualitarios

A continuación se examina la relación entrela posición social y el apoyo a los principiosmeritocráticos en lugar de los igualitarios. Lahipótesis era que cuanto más alta fuese la posi-ción socioeconómica de una persona –en térmi-nos de renta, ocupación, educación y clasesocial subjetiva–, mayor sería la tendencia deesa persona a apoyar los principios meritocráti-cos en lugar de los igualitarios (Hipótesis 3).

La tabla 4 resume los resultados obtenidospara los contextos socialista y de mercado entres años distintos: 1987, 1992 y 1996. Losresultados nacionales de estos análisis para los26 estudios por separado pueden obtenersemediante petición a los autores. En LISREL sehan estimado simultáneamente los efectos de losdeterminantes a nivel individual tanto del apoyoa los principios meritocráticos en lugar de a losigualitarios (parte superior de la tabla 4), comode la tendencia a apoyar ambos principios almismo tiempo (parte inferior de la tabla 4) 10.

En primer lugar, analizamos el efecto de laposición socioeconómica –en términos de edu-cación, renta, ocupación (incluyendo el traba-jo por cuenta propia) y clase social subjetiva–sobre el apoyo dado a los principios merito-cráticos en lugar de a los igualitarios. En gene-ral, podemos identificar claramente los signospositivos de los efectos que se planteaban enlas hipótesis. En la mayor parte de los países,y para los tres años considerados, se sostiene lahipótesis de que cuanto más altos son losingresos de una persona, más apoya los princi-pios meritocráticos frente a los igualitarios.Los efectos son estadísticamente significativosen las antiguas sociedades socialistas y demercado en 1992 y 1996, pero no en 1987. Porotra parte, el efecto del estatus ocupacional espositivo y estadísticamente significativo, loque significa que cuanto más alto es ese esta-tus, mayor es el apoyo prestado a los princi-pios meritocráticos en lugar de a los igualita-

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rios. Además, el trabajo por cuenta propia tam-bién tiende a favorecer la adhesión a los prin-cipios meritocráticos en mayor medida que alos igualitarios, y este efecto también es muyimportante. En general, la clase social subjeti-va también es relevante para entender la prefe-

rencia por unos u otros principios distributi-vos: las personas que se ubican a sí mismas enla parte alta de la escala social están más afavor de principios meritocráticos que las per-sonas que sitúan en la parte baja. Estos efectosson estadísticamente significativos y bastante

88 Mérove Gijsberts y Harry B.G. Ganzeboom

Tabla 4. Coeficientes estandarizados de máxima verosimilitud (LISREL) en la regresióndel apoyo a los principios meritocráticos más que a los principios igualitarios (DIF) y de la

tendencia al apoyo a ambos principios simultáneamente (SUM) con variablesindependientes seleccionadas. Análisis multi-grupo en seis contextos: sociedades socialistas

y de mercado en 1987, 1992 y 1996 (chi cuadrado = 7784.19, gl = 2120, GFI = .94)

Socialistas Mercado

1987 1992 1996 1987 1992 1996

APOYO A PRINCIPIOS MERITOCRÁTICOS MÁS QUE LOS PRINCIPIOS IGUALITARIOS

Hombre .080* –.001 .008 .075* .019 .065*(.014) (.009) (.014) (.012) (.011) (.016)

Edad .051* .032* .002 .078* .074* .012(.015) (.009) (.015) (.013) (.012) (.018)

Educación –.068* .191* .131* –.120* .147* .002(..020) (.015) (.020) (.016) (.013) (.022)

Ingresos –.018 .046* .095* .019 .097* .107*(.016) (.010) (.016) (.013) (.012) (.019)

ISEI .069* .101* .160* .065* .078* –.025(.019) (.012) (0.20) (.014) (.013) (.021)

Auto–empleo .029* .006 .105* .082* .034* .092*(.014) (.009) (.014) (.012) (.010) (.017)

Clase subjetiva .009 0.26* .040* .281* .100* .183*(.014) (.009) (.011) (.014) (.011) (0.18)

TENDENCIA A APOYAR AMBOS PRINCIPIOS SIMULTÁNEAMENTE

Hombre .019 –.035* –.071* .037* –.071* –.051*(.015) (.009) (.015) (.012) (.011) (.016)

Edad .042* .035* .093* .042* .072* .087*(.015) (.010) (.016) (.012) (.012) (.018)

Educación –.038* –.011 –.072* –.032* –.077* –.147*(.021) (.015) (.021) (.015) (.013) (.021)

Ingresos –.037* –.038* –.042* –.115* –.101* –.114*(.016) (.010) (.016) (.013) (.012) (.018)

ISEI .025 –.004 .036 –.078* –.118* –.093*(.019) (.012) (.021) (.014) (.013) (.021)

Auto–empleo –.029 –.038* –.130* –.046* –.043* –.035*(.015) (.009) (.015) (.012) (.011) (.017)

Clase subjetiva –.046* –.036* –.153* .046* –.044* –.016(.015) (.009) (.016) (.014) (.011) (.018)

750.81 1592.78 590.99 966.61 1496.61 2284.30Chi–cuadradaDf 386 331 383 365 313 337GFI .99 .98 .99 .99 .99 .94N 4324 7855 8274 7474 8622 3228

*p > .05

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importantes en todas las sociedades de merca-do, y ligeramente menos pronunciados en lassociedades socialistas. Por último, considere-mos el efecto de la educación. En este punto sedan resultados contradictorios. En general, laspersonas con niveles de estudios más altosapoyan los principios meritocráticos frente alos igualitarios en mayor medida que quienestienen niveles más bajos. Este signo en el efec-to del nivel educativo es especialmente impor-tante en las antiguas sociedades socialistas.Otras investigaciones (véase Kluegel et al.,1995) ya señalaron la importancia de la educa-ción para explicar las actitudes hacia la desi-gualdad, especialmente en Europa Oriental yCentral. Por el contrario, en las sociedades demercado las personas con mayores niveleseducativos apoyan los valores meritocráticos–frente a los igualitarios– en menor medidaque quienes tienen menos años de estudios(véase por ejemplo Van Deth y Scarbrough,1995). Este resultado concuerda con las inves-tigaciones que demuestran que los tituladossuperiores son más progresistas en sus creen-cias y tienden a votar a la izquierda más quelas personas con estudios inferiores (ver porejemplo: Van Deth and Scarbrough, 1995). Enresumen, queda sobradamente confirmada lahipótesis del efecto positivo de la posiciónsocioeconómica en el apoyo a los principiosmeritocráticos en comparación con los iguali-tarios, aunque el efecto de la educación va ensentido opuesto en la mayoría de las socieda-des de mercado.

Variación individual en la tendencia aapoyar ambos principios simultáneamente

La hipótesis 4 estipula que cuanto más altasea la posición social, menor será la tendenciaa apoyar ambos principios simultáneamente.La parte inferior de la tabla 4 presenta los resul-tados obtenidos sobre la tendencia a apoyar almismo tiempo tanto los principios meritocráti-cos como los igualitarios. La tabla 4 confirmaque esta tendencia está determinada por lasvariables socioestructurales. Tanto en el con-texto socialista como en el de mercado, engeneral, las personas con mayor estatus ocupa-cional, mayores ingresos y que se ven a sí mis-mos como parte de las clases sociales más altasmuestran una tendencia menor a apoyar al

mismo tiempo principios meritocráticos e igua-litarios. Los trabajadores por cuenta propiatambién exhiben una tendencia menor a apoyarambos principios simultáneamente.

Como se planteaba en la hipótesis 4, el fac-tor más determinante de la tendencia a apoyarsimultáneamente ambos principios opuestos esel nivel educativo. La tabla 4 muestra quequienes exhiben niveles educativos más altostambién son menos propensos a adherirse aambos principios al mismo tiempo. Esto muybien pudiera ser consecuencia no del statusasociado a los niveles educativos, sino de ladimensión cognitiva de la educación: las per-sonas con niveles educativos más altos pare-cen más capaces para discernir entre los prin-cipios meritocráticos y los igualitarios.

Diferencias transnacionales en los efectosindividuales

La última cuestión en esta investigación esla relativa a la explicación de las diferenciasinternacionales en los efectos individual es a lolargo del tiempo. La hipótesis era que todos losefectos individuales estudiados serían másdébiles en las sociedades socialistas que en lasde mercado. Las tablas 5 y 6 presentan los con-trastes de la similitud internacional de la fuer-za de los efectos de la posición social sobre elapoyo a principios meritocráticos en lugar de alos igualitarios y, además, sobre la tendencia aapoyar ambos principios simultáneamente. Elanálisis permite establecer si los coeficientesde la posición social son significativamentediferentes en las sociedades socialistas y en lasde mercado. Se han hecho comparaciones deestos coeficientes por separado para 1987,1992 y 1996. El contraste se lleva a cabo com-parando la mejora en el chi-cuadrado de losdiferentes modelos.

Los resultados nos permiten concluir quelos efectos de la totalidad de las variables deposición social sobre el apoyo a los principiosmeritocráticos –más que a los igualitarios– sonsignificativamente diferentes en las sociedadessocialistas y en las de mercado para los tresaños, pero también que estas diferencias sonmucho más marcadas antes de la transición.(comparando el modelo base A1 con el A6correspondiente a 1987, el B6 a 1992 y el C6 a1996 en la tabla 1, panel A). Para ver qué

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débiles en las sociedades socialistas que en lasde mercado (hipótesis 6). La tabla 6, panel A,presenta el contraste de la similitud transcon-textual de la fuerza de las relaciones entre laposición social y la tendencia a apoyar ambosprincipios simultáneamente. Los resultadosmuestran que, para todos los años analizados,los efectos de todas las variables de posiciónsocial juntas son significativamente diferentesen las sociedades socialistas y de mercado. Latabla 4 refleja que, de hecho, la mayoría de losefectos de todos los indicadores de posiciónsocial son significativamente menores en lassociedades socialistas que en las de mercado.Sólo el efecto del nivel educativo sobre elapoyo simultáneo a ambos principios es mayoren las sociedades socialistas, y esto sólo en1987. La tabla 4 también muestra que en 1996los efectos negativos del trabajo por cuentapropia y la clase social subjetiva son mayoresque los que se dan en las sociedades de merca-do. Los resultados también indican que loscambios en los efectos son mayores en lassociedades socialistas que en las de mercado(Tabla 6, panel B).

Diferencias demográficas

Por último, volvemos a la cuestión de larelación entre las características demográficasy el apoyo a los principios distributivos. Haydiferencias de edad en el grado en el que seapoyan principios meritocráticos antes queigualitarios. Incluso después de controlar laposición socio-económica, los mayores suscri-ben los principios meritocráticos en lugar delos igualitarios en mayor medida que los jóve-nes. Estos efectos son sustanciales en la mayorparte de las sociedades de mercado. Sinembargo, el signo es el inverso en algunassociedades socialistas, lo que significa que enestos países los jóvenes apoyan los principiosmeritocráticos antes que los igualitarios másque los mayores. Además hay que señalar elresultado llamativo de que los mayores sonmucho más propensos que los menores a apo-yar simultáneamente los dos principios distri-butivos. Este efecto de la edad se da en casitodos los países y momentos considerados.

Sólo en unos pocos países encontramosdiferencias entre varones y mujeres. En líneacon nuestra hipótesis, en todos los países y en

90 Mérove Gijsberts y Harry B.G. Ganzeboom

variable de posición social contribuye más aestas diferencias, las restricciones de igualdadde estos efectos se han hecho una a una. Elresultado es que, para el año 1987, sólo losefectos del trabajo por cuenta propia y, parti-cularmente, la clase social subjetiva difierensignificativamente en las sociedades socialis-tas y de mercado. Tal como rezaba la hipótesis,en 1987 los efectos de estas variables sonmucho más bajos en las sociedades socialistasque en las de mercado. Para 1992 encontramosdiferencias relevantes entre las sociedadessocialistas y las de mercado para todos losindicadores de posición social, pero apenasson estadísticamente significativas. En 1996sólo encontramos diferencias significativaspara el nivel educativo, la ocupación y la clasesocial subjetiva. Con todo, los efectos de laeducación y la ocupación en las sociedadessocialistas incluso superan los de las socieda-des de mercado. En particular, parece que conel paso del tiempo los efectos de la renta, eltrabajo por cuenta propia y la clase social sub-jetiva convergen entre las sociedades socialis-tas y las sociedades de mercado.

Sin embargo, a partir de la tabla 5, panel A, nose pueden extraer conclusiones definitivas res-pecto a si los efectos socioestructurales hancambiado con el paso del tiempo en las socieda-des socialistas. Por ello, se han realizado prue-bas de similitud en las sociedades socialistaspara diferentes años (panel B de la tabla 5). Parasu comparación, también presentamos los mis-mos modelos para las sociedades de mercado.La hipótesis era que los efectos de la posiciónsocial sobre el apoyo a los principios meritocrá-ticos frente a los igualitarios aumentaría en lassociedades socialistas tras la transición (hipóte-sis 5). Como se puede observar en la tabla 4, losefectos del nivel educativo, la clase social subje-tiva, los ingresos, la ocupación y el trabajo porcuenta propia aumentaron tras la transición enlas sociedades socialistas, mientras que la ten-dencia de las sociedades de mercado en este sen-tido es menos clara. Los valores de la chi-cua-drado muestran que todos estos efectos de laposición social son, en realidad, significativa-mente diferentes en las mismas sociedadessocialistas antes y después de la transición.

Para acabar, pasamos a discutir la últimahipótesis, según la cual los efectos de la posi-ción social sobre la tendencia a apoyar ambosprincipios simultáneamente deberían ser más

03.M. Gijsberts y HBG Ganzeboom 24/6/02 15:31 Página 90

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todos los años considerados los hombres sus-criben los principios meritocráticos antes quelos igualitarios más que las mujeres. Por otraparte, las mujeres tienden a favorecer simultá-neamente ambos principios más que los hom-bres. Sea cual sea el año11 las diferencias entrehombres y mujeres apenas cambian de lassociedades socialistas a las de mercado.

Conclusiones

R ealmente hay diferencias entre lassociedades socialistas y las de mer-cado en el apoyo popular a los prin-

cipios meritocráticos en comparación con losigualitarios. Los resultados apuntan a que elnivel de apoyo a los principios meritocráticosfrente a los igualitarios era menor en las socie-dades socialistas que en las de mercado, mien-tras que la tendencia a apoyar simultáneamen-te ambos principios era mayor en las primerasque en las segundas. En otro orden de cosas, elnúmero de personas que no suscribía ningunade estas ideologías era despreciable en todoslos países estudiados.

Las variables de posición en la estructurasocial, así como también las demográficas, sonimportantes para la explicación del apoyodado a cualquiera de los principios. Cuantomás alta es la posición socioeconómica (sea entérminos de ingresos, estatus ocupacional oclase social subjetiva), mayor es el apoyo dadoa los principios meritocráticos frente a losigualitarios. Además, los mayores y los varo-nes defienden los principios meritocráticosantes que los igualitarios más que los jóvenesy las mujeres. Por otra parte, los efectos de laestructura social son menores en las socieda-des socialistas. Esto podría ser consecuenciade la «anomia por transformación» en EuropaOriental, donde el arraigo de los principiosdistributivos en las divisiones socio-económi-cas tradicionales sería menor que en las socie-dades de mercado. Tras la transición, es evi-dente que se produce un aumento de losefectos anteriores, lo cual podría ser indicativode la importancia creciente de las divisionessocio-económicas en el apoyo popular a losprincipios de justicia distributiva.

Los efectos de la educación difieren en elcontexto socialista y en el de mercado. En la

mayoría de las sociedades socialistas, quieneshan logrado niveles educativos más altos apo-yan más los principios meritocráticos –en con-tra de los igualitarios– que quienes han logra-do niveles más bajos. Sin embargo, en lassociedades de mercado sucede lo contrario.Los resultados obtenidos para las sociedadesde mercado refrendan los de otros estudios,que muestran que quienes alcanzan niveleseducativos más altos son más progresistas queaquellos con menor formación. Podría ser queen las sociedades socialistas la educaciónreflejase las oportunidades vitales mejor queen las sociedades de mercado.

Este artículo presenta resultados novedososen lo que se refiere al apoyo dado a los dife-rentes principios de justicia distributiva. Contodo, futuras investigaciones podrían mejorarel modelo propuesto. Para ello, en primerlugar, habría que mejorar los modelos demedición de los principios distributivos, sinembargo, hay que tener en cuenta siempre quesi queremos estudiar estos problemas en uncontexto comparativo internacional e históri-co, el problema de los datos incompletos semantiene. En segundo lugar, futuros análisisdeberían tener en cuenta los efectos de compo-sición para responder a la pregunta de si lasdiferencias entre países y los cambios en eltiempo en el nivel de apoyo a los distintosprincipios pueden explicarse por diferenciasde composición socio-estructural de la pobla-ción en las antiguas sociedades socialistas y enlas de mercado.

Finalmente, se debería profundizar en lacuestión de la incompatibilidad entre los prin-cipios de justicia distributiva. Esto es especial-mente relevante dada la situación anómica dela Europa Oriental. Como han sugerido variosautores (p.ej., Kluegel y Mate *ju(, 1995), pudie-ra ser que los ciudadanos de las antiguas socie-dades socialistas estén ideológica y lógica-mente confusos como consecuencia de latransición. Pero también pudiera ser que losciudadanos quisieran combinar lo mejor dedos mundos, intentando defender las dos ideo-logías –la meritocrática y la igualitaria– almismo tiempo. En este caso, quizás la expre-sión «conciencia dividida» no sea la más apro-piada. Hasta ahora, la idea más extendida en labibliografía al respecto es que las personaspueden aplicar diferentes principios en dife-rentes esferas (Walzer, 1983), y que, si aplican

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diferentes principios en una misma esfera, hayque suponer que están lógica e ideológicamen-te confusos (Kluegel y Mate *ju (, 1995). Sinembargo, es posible que las personas no esténnada confundidas y que sean capaces de apli-car diferentes principios en una misma esfera.Simplemente, puede ser que prefieran unacombinación de ambos, o que los considerenacumulativos: prefieren la distribución de lasrecompensas en función del logro, siempre ycuando las necesidades básicas o mínimasestén cubiertas (garantizadas mediante políti-cas públicas de redistribución).

NOTAS

1 Dirigir la correspondencia a Mérove Gijsberts,Departamento de Sociología, Universidad Nijmegem,P.O. Box 9104, 6500 HE Nijmegen - Holanda ([email protected]) o a Harry B. G. Ganzeboom, Depar-tamento de Sociología, Universidad de Utrecht, P.O. box08140, 3584 CS Utrecht - Holanda ([email protected]).

2 Hay que hacer notar que la gente no sólo puede ten-der a suscribir las dos ideologías a la vez, sino que tam-bién puede no apoyar ninguna. Esto nos lleva a la cues-tión de las no-actitudes (Converse, 1964).

3 En todos los países estudiado la no-respuesta par-cial a todos estos ítems es despreciable.

4 Como sólo se emplean dos ítems para la escala, enel análisis descriptivo las medias dependen mucho de loscasos atípicos. De ahí que para el análisis confirmatorioen los modelos de medición se incluyan todos los ítems,lo cual debería suavizar el impacto de las idiosincrasiasen los resultados presentados. Además, en LISREL setoman las medias ponderadas.

5 Con la única excepción de Polonia en 1987, dondesólo se preguntó el nivel educativo. En este caso, el pro-cedimiento seguido ha sido asignar años a los niveleseducativos tomando como base los datos polacos de1992, en los que se preguntaba tanto por los años comopor el nivel de educación.

6 Tomamos la renta familiar en lugar del salario indi-vidual porque la no-respuesta parcial a la pregunta de losingresos es más baja para la primera que para el segun-do. Con todo, los análisis realizados tomando el salarioindividual en lugar de la renta familiar dieron los mismosresultados.

7 En algunos países se los ingresos se agruparon envariables categóricas. En este caso, a los encuestados seles asignaron los ingresos medios de las categorías.

8 Este constructo es similar a la aquiescencia. Este esun lugar común en las investigación mediante encuesta:la gente es propensa a contestar todas las preguntas ensentido positivo, y esta «tendencia a decir sí» debe tener-se en cuenta (véase por ejemplo Waterplas et al., 1988).Nótese también la similitud con los análisis multi-rasgomulti-método (véase, por ejemplo, Bollen, 1989).

9 Si prescindimos de estos dos grupos, las correlacio-nes aumentan enormemente, lo que indica que ambos

principios son reflejos exactos. Por lo tanto, en los análi-sis confirmatorios es necesario separar los efectos sobrela diferencia entre ambos principios, de los efectos sobrela tendencia a apoyar los dos simultáneamente –de ahíque incluyamos la variable SUM.

10 También hemos llevado a cabo regresiones demínimos cuadrados. En estos análisis las variablesdependientes se computaban restando y sumando sim-plemente los principios meritocráticos e igualitarios(construidos a partir de los ítems presentes en todos lospaíses estudiados) para obtener tanto la variable de ladiferencia como la de la suma. En general, estos análisisdieron los mismos resultados.

11 De nuevo esto se contrastó limitando las restriccio-nes de igualdad en LISREL. Pueden solicitarse los resul-tados a los autores.

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