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6ALGUNOS PARALELISMOS ENTRE CERVANTES Y TOLKIENPor Ricardo
Carvajal Medina
276 aos es la friolera cantidad de tiempo que separa la muerte
de la mxima figura de la literatura espaola, del nacimiento del
mayor representante
de la literatura fantstica. Ambos pertenecen a contextos
histricos muy
dispares; Miguel de Cervantes (1547-1616) vivi el esplendor del
Imperio
Espaol en el siglo XVI, mientras que a J.R.R Tolkien (1892-1973)
le toc
ver en primera fila el desmoronamiento del Imperio Britnico,
despus
de las dos conflagraciones mundiales del siglo XX. Cervantes
cultiv los
gneros habituales de la segunda mitad del siglo XVI -poesa,
teatro y
novela-, mientras que Tolkien fue fillogo, poeta, profesor
universitario,
y como novelista le dio forma a un gnero de ficcin que cuenta
con gran
xito hasta nuestros das. Ante tal situacin nos preguntamos
cules
podran ser los paralelismos entre ambos autores? S bien existen
pocos,
creemos que estos no dejan de ser dignos de ser analizados y
estudiados.
Nuestra intencin no es abrir una lnea de investigacin ni mucho
menos
elaborar una hiptesis compleja, mas no hemos querido
desaprovechar el
espacio que se nos brinda para exponer algunas de nuestras
lucubraciones
atinadas o no, que versan sobre el mundo cervantino del Quijote
y el legendarium de Tolkien (legendarium es una palabra que Tolkien
tom del latn para nombrar al conjunto de historias sobre Arda).
1El primer paralelismo tiene que ver con la vida de ambos
autores, pues
combatieron en guerras de gran importancia histrica. Cervantes
luch
en varias ocasiones, una de las ms importantes fue en la Batalla
de
Lepanto acaecida el 7 de octubre de 1571, frente a las costas de
la ciudad
de Naupacto, al occidente de la Grecia continental. En ella se
enfrentaron
el Imperio Turco Otomano contra una coalicin de estados
europeos
denominada la Liga Santa, la cual tena por objetivo detener la
expansin
de los turcos, y efectivamente, esta batalla fren el avance
otomano sobre
la Europa Occidental y el Mediterrneo. Cervantes llega a
referirse en
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7tercera persona a su vida de soldado y participacin esta
batalla de esta
forma:
Fue soldado muchos aos, y cinco y medio cautivo, donde aprendi a
tener
paciencia en las adversidades; perdi en la batalla naval de
Lepanto la mano
izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, l la
tiene por
hermosa, por haberla cobrado en la ms memorable y alta ocasin
que vieron
los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando
debajo de las
vencedoras banderas del hijo [Juan de Austria] del rayo de la
guerra, Carlos V,
de felice memoria." (Cervantes, 1972, prlogo, p. 1.).
Por otro lado, a Tolkien le toc combatir en las trincheras de la
Primera
Guerra Mundial; particip en la batalla del Somme, como oficial
de
comunicaciones. Esta batalla librada en 1916 fue de las ms
largas y
sangrientas de la Gran Guerra, en ella Inglaterra y Francia
trataron de
hacer retroceder a Alemania, sin xito. Slo para darnos una idea
de la
magnitud del enfrentamiento, es necesario mencionar que el
primer da de
combate, los britnicos perdieron 60 000 soldados, avanzando en
un mes
slo dos millas y media; al finalizar la batalla, Alemania haba
perdido 500
000 soldados, y britnicos y franceses 600 000 efectivos, sin
contar con
desaparecidos y heridos (Thomson, 1992, Pp. 81-82).
La batalla del Somme perteneci a la fase de la guerra
llamada
Guerra de posiciones o Guerra de trincheras, que se produjo tras
el
estancamiento del avance de los ejrcitos europeos; se sigui la
estrategia
de crear posiciones reciamente fortificadas, donde la infantera
cavaba
trincheras para protegerse del fuego enemigo, los britnicos
trataron
de romper las defensas con aviacin, y un nuevo vehculo blindado:
el
tanque. Precisamente fue en esta clase de campo de batalla en el
cual Tolkien estuvo involucrado, le toc ver los edificios en
ruinas, explosiones,
centenares de hombres heridos y mutilados, cadveres
espantosamente
destrozados por granadas, tropas cavando tumbas, olor a
podredumbre,
trincheras infestadas de ratas, piojos e inundadas de aguas
negras. Los
amigos de Tolkien murieron en la guerra, l sali ileso del
combate,
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8pero por las condiciones insalubres adquiri la llamada fiebre
de las
trincheras, por lo cual fue retirado del frente de batalla y
posteriormente
llevado a Inglaterra, donde se recuper sin tener que regresar al
infierno
de la guerra (Carpenter 2002, pp. 96-102). Aos ms tarde
escribira cmo
su experiencia en la Gran Guerra haba influido en la redaccin de
algunas
partes de El Seor de los Anillos: Las Cinagas de los Muertos y
las inmediaciones de Morannon deben algo al Norte de Francia despus
de
la Batalla del Somme (Tolkien, 1993, Carta nm. 226, De una carta
al profesor L. W. Forster, 31 de diciembre de 1960, p. 354).
2En el terreno literario, las concordancias son ms abundantes.
Cervantes
y Tolkien se presentan a s mismos como historiadores o
traductores de
obras ya existentes. Cervantes nos cuenta cmo los eruditos
debatan
sobre las hazaas de un tal Alonso Quijano, y l slo presenta
parte de
sus inquisiciones sobre los archivos y tradiciones manchegas. A
partir
del captulo IX de la primera parte, Cervantes nos narra cmo
encuentra
en el mercado de Toledo un manuscrito escrito en caracteres
arbigos.
Despus de contratar los servicios de un traductor y comprar los
papeles
viejos, descubre que el manuscrito es nada menos que una
Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete
Benengeli, historiador arbigo (Cervantes, 2004, Primera Parte, Cap.
IX, pp. 85-88). A partir de este momento, Cervantes se muestra como
editor, comentarista y
enmendador (pues el autor original es un musulmn enemigo de
Espaa,
ha tergiversado la historia) de dicho manuscrito, con lo que l
puede
presentar y dar a conocer la verdadera historia del Caballero de
la Triste
Figura, tanto en la primera como en la segunda parte de El
Quijote.En los borradores de lo que sera su legendarium,
Tolkien
nombra un personaje llamado lfwine o Eriol. Segn los borradores
ms
tempranos, lfwine de Inglaterra fue un marinero anglosajn,
nacido
alrededor del siglo X, nico mortal de nuestros das que al
navegar por
el mar, naufrag en la isla de Tol Eressa habitada por elfos. Ah
conoce
a Pengolodh, el mayor cronista de la Tierra Media, quin le
cuenta la
Ainulindal, el Quenta Silmarillion, el Libro Dorado, la Narn i
Chn
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Hrin, los Anales de Aman y los de Beleriand. lfwine-Eriol
regresa a Bretaa donde vuelve todas estas historias al ingls
antiguo, de las
cuales Tolkien traducira al ingls moderno y seran las historias
que l
presenta (Bjrkman, 2002). Al editarse El Silmarillion en 1977,
lfwine-Eriol queda fuera de la historia, perdindose la relacin
entre la realidad
primaria y la Tierra Media. Tambin en El hobbit y en El Seor de
los Anillos Tolkien aparece como historiador-traductor, de una
serie de libros que menciona en el prlogo, nos da ttulos como
Historia de una ida y de una vuelta tambin conocido como Libro Rojo
de la Frontera del Oeste (donde se encuentra la fuente histrica de
El Hobbit), Cronologa de la Comarca, Herbario de la Comarca,
Palabras y Nombres Antiguos de la Comarca (Tolkien, 2013a, prlogo,
Pp. 15-36).
En los Apndices, aumenta significativamente el nmero de nombres
y la referencia a archivos antiguos sobre las edades pasadas
(Tolkien, 2002b). Un ltimo ejemplo lo encontramos en Egidio, el
granjero de Ham, donde ms que historiador, Tolkien se presenta como
traductor de un manuscrito en latn insular (Tolkien, 2012, pp.
103-154),
ambientado en el periodo ms oscuro historiogrficamente hablando
de
las islas britnicas, la llamada Alta Edad Media, es decir los
siglos V y VI,
desde que el Imperio Romano abandona la isla, y se produce la
llegada
de invasores anglos, sajones y daneses (Malet e Isaac, 1959, P.
126), es
en este perodo donde se localizan temporalmente las leyendas del
ciclo
artrico.
3Tanto Cervantes como Tolkien retratan un pasado idlico, un
pasado
desaparecido por la degeneracin de los valores antiguos. Don
Quijote
nos habla de este mundo en el denominado Discurso de la Edad de
Oro,
donde se presenta un pasado cuasi comunista de inspiracin
ednica: los habitantes de esa edad ignoraban las palabras de tuyo y
mo, todas las cosas eran comunes, la humanidad viva en sintona con
la naturaleza,
todo era paz, todo era amistad, todo era concordia. No haba
fraude, ni
engao ni malicia, la justicia estaba en sus propios trminos, no
haba 9
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qu juzgar ni quin fuese juzgado (Cervantes, 2004, Primera Parte,
Cap.
XI, 97-99). Con la desaparicin de ese mundo, fue necesario
instaurar
la orden de caballera andante, para defender las doncellas,
amparar las
viudas y socorrer a los hurfanos y a los menesterosos (dem). El
mundo caballeresco slo era el ideal de cmo deba ser la sociedad
medieval, un
ideal que slo exista en los libros de caballera, universo y
gnero literario
que estaba en su declive para principios del siglo XVII.
Cervantes le da
el golpe de gracia a los libros de caballera al escribir Don
Quijote de la Mancha, la historia de un hombre maduro que pierde el
juicio por leer libros de caballera, saliendo de su pueblo
creyndose caballero andante,
para enmendar el mundo, desfacer los tuertos, rescatar princesas
y matar
criaturas mitolgicas. Irnicamente, cuando Cervantes escribi la
parodia
de los libros de caballera, inmortaliz al caballero andante ms
famoso de
todos los tiempos.
Tolkien va mucho ms lejos que simplemente retratar un pasado
perdido, l tena el deseo de crear una mitologa para Inglaterra
(Carpenter, 2002, P. 106). Para entender esto debemos de revisar un
poco
la historia de Inglaterra. Desde el siglo V a.d.n.e., las islas
britnicas
estuvieron habitadas por pueblos de origen celta. Despus del
periodo de
dominacin romana que abarc de los siglos I a V d.n.e. , la
antigua
provincia romana de Britania fue invadida como mencionamos
arriba
por anglos, sajones y daneses, trastocando el estilo de vida
celta. Una
segunda invasin a manos de los normandos en 1066, borr los
vestigios de
leyendas celtas existentes. Tolkien lamentaba que la mitologa
tpicamente
inglesa haba desaparecido tras esta serie de conquistas, a
diferencia de
las Eddas islandesas, o el Kalevala finlands. Por tal motivo se
propuso crear un pasado mitolgico ingls, un corpus de leyendas que
estuviera a la altura de las grandes creaciones mitolgicas de la
humanidad:
tena intencin de crear un cuerpo de leyendas ms o menos
conectadas,
desde las amplias cosmogonas hasta el nivel del cuento de hadas
romntico
-lo ms amplio fundado en lo menor en contacto con la tierra, al
tiempo que lo
menor obtiene esplendor de los vastos telones de fondo-, que
podra dedicar
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simplemente a Inglaterra, a mi patria. Deba poseer el tono y la
cualidad que
yo deseaba, algo fresco y claro, impregnado de nuestro aire (el
clima y el
terreno del Noroeste, Bretaa y las partes ms altas de Europa, no
Italia ni el
Egeo, todava menos el Este); y aunque poseyera (si fuera capaz
de lograrla)
la sutil belleza evasiva que algunos llaman cltica (aunque rara
vez se la
encuentra en los verdaderos objetos clticos antiguos), debera
ser elevado,
purgado de bastedad y adecuado a la mente ms adulta de una
tierra ahora hace
ya mucho inmersa en la poesa. Trazara en plenitud algunos de los
grandes
cuentos, y muchos los dejara esbozados en el plan general. Los
ciclos se
vincularan en una totalidad majestuosa, y dejara mrgenes para
que otras
mentes y manos hicieran uso de la pintura, la msica y el teatro
(Tolkien, 1993, Carta nm. 131, A Milton Waldman [borrador], finales
de 1951, p. 172).
El gnesis del legendarium de Tolkien se remonta a los aos
1917-1925, despus de su convalecencia por la fiebre de las
trincheras. Durante este
periodo escribi El libro de los cuentos perdidos, donde se
esbozaron las historias de Los hijos de Hrin y Beren y Luthien.
Estos relatos seran el borrador de lo que posteriormente sera
publicado parcialmente como
El Silmarillion en 1977. Tres fueron las motivaciones para que
Tolkien emprendiera la creacin de una mitologa completa, una tarea
con pocos
paralelos en la historia de la literatura: el amor por los
lenguajes, un lugar
donde expresar sus sentimientos, y crear una mitologa para
Inglaterra.
A Tolkien le gust desde su juventud inventar lenguas, lo que
llev
a crear una realidad literaria completa (Carpenter, 2002, Pp.
105-115). El
universo fantstico fue hecho ex profeso para que los idiomas
inventados, como el Eldarin, Quenya o Sindarin, tuvieran un
escenario donde situarse.
Tolkien nos presenta un mundo ficticio con un grado de
complejidad pocas
veces logrado (pocos son los universos ficticios que han logrado
ese nivel
de complejidad, existen los casos de Conan de Robert E. Howard,
las Sagas Robots, Imperio y Fundacin de Isaac Asimov, Star Trek de
Gene Roddenberry o Star Wars de George Lucas, los dos ltimos con
ayuda de otros autores): una tierra mgica con geografa y toponimia
propias,
habitado por criaturas y culturas exticas, diversas razas y
pueblos como
los elfos, magos, hombres, enanos, hobbits, orcos, trolls,
dragones, cada
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uno con lenguas, alfabetos y fonologas propias, y una historia
de varios
miles de aos en comn, es lo que tiene Arda con sus continentes
de Aman
y la Tierra Media, separados por ocanos. Tolkien no trataba de
dar a
entender que lo que l describa hubiese ocurrido en la antigedad,
sino
dar la ilusin de un pasado mitolgico:
La Tierra Media es nuestro mundo. He situado (como era de
esperar) la accin en un perodo de la antigedad imaginario por
completo (aunque no
del todo imposible), en que la forma de las masas continentales
era diferente
(Tolkien, citado por Carpenter, 2002, P. 107).
4Las pocas en las cuales vivieron nuestros autores fueron de
grandes
cambios en los mbitos polticos, sociales, culturales y
tecnolgicos.
Fue el rubro tecnolgico sin duda uno de los que ms repercuti en
la
vida de nuestros autores, pues los avances en la tecnologa blica
de sus
respectivas pocas revolucion la forma de hacer la guerra, de
llevar la
violencia mortal a otro nivel.
Ya mencionamos cmo en la Batalla de Lepanto, Cervantes
recibi un arcabuzazo en la mano izquierda, dejndole dicha
extremidad
inmovilizada de por vida, la cual menciona que l tena esa herida
por
hermosa; por este motivo se gan el apodo de El manco de
Lepanto.
Cuando Don Quijote pronuncia el Discurso sobre las armas y las
letras, se
vuelve a mencionar la herida en la mano, en esta ocasin se
mencionan los
premios que recibe el soldado con el smil de los acadmicos:
Llguese,
pues, a todo esto, el da y la hora de recibir el grado de su
ejercicio:
llguese un da de batalla, que all le pondrn la borla en la
cabeza, hecha
de hilas, para curarle algn balazo que quiz le habr pasado las
sienes o
le dejar estropeado de brazo o pierna (Cervantes, 2004, Primera
Parte,
Cap. XXXVIII, P. 395).
Estas reflexiones probablemente fueron producto de los aos
restantes que vivi sin poder mover la mano izquierda. Cmo sera
la
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Eric Fritz
historia si esa bala de arcabuz hubiera impactado en la mano
derecha?
Habra escrito Cervantes El Quijote? Preguntas sin respuesta que
caen al saco roto del hubiera; lo que s nos gustara resaltar, es el
choque
que debi de sentir el joven Cervantes (de 24 aos) al estar
luchando con
fiebre, en una batalla naval tan grande, y de la nada recibir
tres impactos
de arcabuz. La plvora se haba convertido en un invento que en la
guerra
era mortal, para conocer la opinin de Cervantes sobre las armas
de fuego,
conviene traer la siguiente cita del Discurso sobre las armas y
las letras:
Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la
espantable furia de
aquestos endemoniados instrumentos de la artillera, a cuyo
inventor tengo
para m que en el infierno se le est dando el premio de su
diablica invencin,
con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la
vida a un valeroso
caballero, y que sin saber cmo o por dnde, en la mitad del
coraje y bro que
enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada
bala (disparada
de quien quiz huy y se espant del resplandor que hizo el fuego
al disparar
de la maldita mquina) y corta y acaba en un instante los
pensamientos y
vida de quien la mereca gozar luengos siglos. Y as, considerando
esto, estoy
por decir que en el alma me pesa de haber tomado este ejercicio
de caballero andante en edad tan detestable como es esta en que
ahora vivimos; porque
aunque a m ningn peligro me pone miedo, todava me pone recelo
pensar
si la plvora y el estao me han de quitar la ocasin de hacerme
famoso y
conocido por el valor de mi brazo y filos de mi espada, por todo
lo descubierto
de la tierra (Cervantes, 2004, Primera Parte, Cap. XXXVIII, P.
397).
El Quijote es una crtica de cmo las instituciones tradicionales
son desplazadas por los nuevos organismos del Estado moderno: los
ejrcitos
regulares, la Santa Hermandad, los Consejos de letrados y
juristas,
ocupaciones que antes eran desarrolladas por los caballeros, y
ahora son
realizados por un cuerpo de burcratas. De igual forma, la
defensa de la
paz ya no recae en los caballeros, sino en los ejrcitos
modernos, pagados
por el Estado, la soldadesca y artillera; la guerra moderna ya
no permite
la bsqueda de la gloria y honra personales. En El Quijote, vemos
cmo Cervantes considera la profesin de soldado por encima de la de
los
religiosos y letrados (recordemos que Cervantes estuvo ligado al
Estado
profesando como soldado y alcabalero). En cierta ocasin, cuando
le dicen
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a Don Quijote que la profesin de caballero andante es una de las
ms
estrechas de la tierra, que aun la de los frailes cartujos no es
tan estrecha,
responde:
Tan estrecha bien poda ser respondi nuestro don Quijote, pero
tan
necesaria en el mundo [] Porque, si va a decir verdad, no hace
menos el
soldado que pone en ejecucin lo que su capitn le manda que el
mismo capitn que se lo ordena. Quiero decir que los religiosos, con
toda paz y sosiego,
piden al cielo el bien de la tierra, pero los soldados y
caballeros ponemos en
ejecucin lo que ellos piden, defendindola con el valor de
nuestros brazos y
filos de nuestras espadas, no debajo de cubierta, sino al cielo
abierto, puestos
por blanco de los insufribles rayos del sol en el verano y de
los erizados yelos
del invierno. As que somos ministros de Dios en la tierra y
brazos por quien se
ejecuta en ella su justicia. Y como las cosas de la guerra y las
a ellas tocantes
y concernientes no se pueden poner en ejecucin sino sudando,
afanando y
trabajando, sguese que aquellos que la profesan tienen sin duda
mayor trabajo
que aquellos que en sosegada paz y reposo estn rogando a Dios
favorezca a
los que poco pueden (Ibd. Cap. XIII, Pp. 112-113.).
Sobre los letrados da su opinin en el famoso Discurso de las
armas y
las letras, donde se pronuncia sobre la importancia de las armas
sobre las
letras, tambin aqu Cervantes por medio de Don Quijote expresa
que
la nica forma de vivir ordenadamente es a travs del monopolio de
la
violencia por parte del Estado:
Y, entre las que he dicho, dicen las letras que sin ellas no se
podran sustentar
las armas, porque la guerra tambin tiene sus leyes y est sujeta
a ellas, y
que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A
esto responden
las armas que las leyes no se podrn sustentar sin ellas, porque
con las armas
se defienden las repblicas, se conservan los reinos, se guardan
las ciudades,
se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios, y,
finalmente, si
por ellas no fuese, las repblicas, los reinos, las monarquas,
las ciudades,
los caminos de mar y tierra estaran sujetos al rigor y a la
confusin que trae
consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de
sus privilegios
y de sus fuerzas (Ibd. Cap. XXXVIII, P. 396).
Durante los aos de vida de Tolkien tambin se suscitaron grandes
cambios
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tecnolgicos, y las dos guerras mundiales provocaron la
industrializacin
a gran magnitud de las islas britnicas. En el legendarium de
Tolkien no solamente se crea un pasado mitolgico perdido, sino
tambin un estilo de
vida rural como en el que creci, y que para su madurez, haba
desaparecido.
Tolkien creci en Sarehole, aldea pequea cerca de Birmingham,
este lugar
tena todo lo que Tolkien expondra como la idlica vida de La
Comarca:
campos verdes, rboles, aire fresco, un ro con molino, reas que
explorar
e ir de picnic (Crabbe, 1985, Pp. 14-15). En la dicotoma
bien-mal de El Seor de los Anillos, existe la lucha entre lo
natural y lo artificial, lo bello y lo feo. Por el bando del bien
vemos el uso de tecnologa, cuyo fin es crear,
mientras que la maldad usa la tecnologa con el fin de corromper
las cosas
creadas. Existen ejemplos en los escritos de Tolkien donde
muestra su
aversin por las mquinas, por la tecnologa que corrompe; en los
ltimos
meses de la Segunda Guerra Mundial se expresa as sobre las
mquinas:
Bueno, la Primera Guerra de las Mquinas parece estar acercndose
a su
captulo final y carente de conclusiones, dejando a todos, ay!,
ms pobres;
a muchos, desgraciados o mutilados; a millones, muertos, y slo
una cosa
triunfante: las Mquinas. Como los servidores de las Mquinas se
estn
convirtiendo en una clase privilegiada, las Mquinas han de ser
enormemente
ms poderosas (Tolkien, 1993, Carta nm. 96, A Christopher
Tolkien, 30 de
enero de 1945, p. 134).
La creacin, la imaginacin es una cualidad sublime de las
criaturas
bondadosas de la Tierra Media, mientras que las criaturas
malignas slo
buscan la destruccin y el dolor. Sobre estas menciona: Es
probable que
ellos [los trasgos] hayan inventado algunas de las mquinas que
desde
entonces preocupan al mundo, en especial ingeniosos aparatos que
matan
enormes cantidades de gente de una vez, pues las ruedas y los
motores y
las explosiones siempre les encantaron, como tambin no trabajar
con sus
propias manos ms de lo indispensable [] (Tolkien, 2013b, P. 72).
En
El Seor de los Anillos vemos cmo el uso de tecnologa por parte
de la maldad es con el fin de destruir. Basta ver el dao a los
bosques para usarlos
como combustible, la reaccin de Brbol y los elfos, y la
industrializacin
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forzada de La Comarca por parte de Zarquino (Saruman), para
conocer la
opinin de Tolkien sobre las mquinas. (Tolkien, 2001a, 2002a,
2013a,
pssim.) Incluso en las facciones opuestas, existe una marcada
oposicin entre lo natural y lo humano (entendindolo como
corruptor): Los Elfos del
Bosque, los Enanos de la Montaa; el estandarte de los hombres
Rohan es un Caballo Blanco, y el de Gondor es un rbol Blanco con
Siete Estrellas. Mientras que por el lado del mal, vemos un Ojo
Rojo en el estandarte de Barad-dr y la Mano Blanca de Saruman
(Crabbe, 1985, P. 123).
5Una ltima concordancia que podemos mencionar es que ambos
estn
en contra de la guerra la vivieron en carne propia pero aceptan
la
guerra cuando es justa o en defensa de lo correcto. La guerra
justa es
una doctrina teolgica-poltica del cristianismo, desarrollada
durante la
Edad Media por Agustn de Hipona, y continuada por Toms de
Aquino,
Francisco de Vitoria, Francisco Surez y Luis de Molina, que se
mantuvo
prcticamente sin actualizacin hasta Po XII. Esta doctrina
establece bajo
qu criterios es tolerable la guerra siguiendo los preceptos de
la religin
cristiana; a grandes rasgos puede decirse que la doctrina de la
guerra justa
clsica distingue entre las condiciones que se deben satisfacer
antes de
iniciarse la actividad blica (ius ad bellum), y aquellas que han
de presidir su desarrollo (ius in bello) (Segura, 2002, Pp.
53-54).
El derecho antes de guerra consiste en los siguientes puntos
(dem):
1- La guerra debe ser declarada y llevada a cabo por una
autoridad legtima (legitima potestas).2- Debe servir a la
defensa de bienes y derechos de carcter
esencial, puestos en peligro por una amenaza injustificada
(iusta causa).3- Antes de optar por la utilizacin de la
violencia debern
agotarse todas las alternativas posibles (ultima ratio).4- El
mal que se produzca a consecuencia de la guerra no debe
ser mayor a la injusticia que se pretende combatir
(proportio
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effectuum):5- Debe existir una perspectiva de xito
suficientemente
justificada (bonus eventus).
Aparte de respetar los puntos anteriores, debe de seguirse
cierta
normatividad en la guerra directa (dem):
1- Proporcionalidad: los medios utilizados han de estar en
relacin con los bienes que se persiguen. En otras palabras:
para que un acto militar est justificado, el fin perseguido
debe tener ms peso que cualquier consecuencia negativa
que pudiera resultar del mismo.2- Discriminacin: la fuerza
militar debe utilizarse de tal
forma que se respete la distincin entre combatientes y no-
combatientes. Y, en cualquier caso, la matanza intencional
de no-combatientes no puede justificarse.
Nuestros dos autores de religin catlica comparten esta doctrina
para
realizar la guerra en sus mundos literarios. Las ideas de la
guerra y la
paz cervantinas son producto del contexto europeo. Cervantes
defiende
el imperialismo hispano, y en sus comentarios est a favor de
enfrentar
a los enemigos de la Monarqua Catlica: el Imperio Turco, los
cismas
protestantes en Inglaterra y Pases Bajos, las traiciones
polticas de Francia,
y la piratera en el Mediterrneo y Amrica (Insua, 2007a).
Explcitamente
Cervantes menciona por medio de Don Quijote que la forma
correcta
para conducirse en el uso de las armas es la doctrina de la
guerra justa;
argumenta sus locuras por pertenecer a la Orden de Caballera
Andante, que
le permite usar la fuerza para "deshacer agravios y enderezar
entuertos":
Los varones prudentes, las repblicas bien concertadas, por
cuatro cosas han
de tomar las armas y desenvainar las espadas y poner a riesgo
sus personas,
vidas y haciendas: la primera, por defender la fe catlica; la
segunda, por
defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en
defensa de su
honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su
rey en la guerra
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justa; y si le quisiremos aadir la quinta, que se puede contar
por segunda,
es en defensa de su patria. A estas cinco causas, como
capitales, se pueden
agregar algunas otras que sean justas y razonables y que
obliguen a tomar las
armas [] (Cervantes, 2004, Segunda parte, Cap. XXVII, P.
764).
Las opiniones de Cervantes por la guerra justa estn marcadas por
su poca,
as ve dbil la poltica exterior de Felipe II (que rein en los aos
1556-
1598), pues no supo sacar partida de Lepanto, ni supo sacar
provecho de
la anexin de Portugal en 1580. Al final de su reinado, Felipe II
tiene que
aceptar una serie de paces que trastocan el orden hispano, una
situacin en
que las letras superaron a las armas: las treguas con Turqua en
1577
y 1584, la Paz de Vervins con Francia en 1598, el Tratado de
Londres
en 1604, y la Tregua de los Doce Aos o Tregua de Amberes, con
las
Provincias Unidas [Pases Bajos] en 1609, que empantanaron la
poltica
de Felipe II y su sucesor Felipe III (Insua, 2007a).
Tolkien por su lado era anti-belicista, el haber luchado en las
trincheras
y perder a sus amigos en la Gran Guerra fue suficiente para que
se
manifestara en contra del uso de la violencia como herramienta
para acabar
con los males del mundo, pues ya [] bastantes miserias y dolores
hay
en el mundo sin que las guerras vengan a multiplicarlos
(Tolkien, 2002a,
P. 314). Se horroriza con la noticia del estallido de las bombas
atmicas
sobre Japn (Tolkien, 1993, Carta nm. 102, A Christopher Tolkien,
9 de agosto de 1945, p. 139), y declaraba su dolor y repugnancia
por el
imperialismo norteamericano y britnico en el Lejano Oriente
(Ibd., Carta nm. 100, A Christopher Tolkien, 29 de mayo de 1945, p.
139). Aunque en
sus escritos existen elementos suficientes para identificar el
concepto de la
guerra justa en su pensamiento, siguiendo la dicotoma
bondad-maldad del
cristianismo. Tolkien opinaba sobre las guerras lo
siguiente:
El estpido desperdicio de la guerra es tan enorme, no slo
material, sino
tambin moral y espiritual, que desconcierta a quienes tienen que
soportarlo.
Y siempre lo hubo (a pesar de los poetas) y siempre lo habr (a
pesar de los
propagandistas); por supuesto, no es que no fue, es y ser
necesario enfrentarlo
en un mundo maligno (Ibd., Carta nm. 64, A Christopher Tolkien,
30 de
-
abril de 1944, p. 93).
Sobre sus amigos muertos en la Gran Guerra, hace el siguiente
juicio:
el ofrecimiento de sus varias vidas en esta guerra (que, a pesar
de todo
el mal que por ella nos advenga, es, desde una perspectiva ms
amplia,
buena en su oposicin al mal) (Ibd., Carta nm. 5, A G. B. Smith,
12 de agosto de 1916, p. 18). Para Tolkien, la guerra es un mal que
en caso de defensa, es necesario, y esto est reflejado en su
legendarium. Si bien en todo su mundo fantstico existen diversas
guerras, por lo menos en la
Guerra del Anillo narrada en El Seor de los Anillos, vemos cmo
el lado del bien cumple la mayora de los puntos de la ius ad bellum
y el ius in bello, mientras que el lado de la maldad incumple los
preceptos de la guerra justa. El bando del bien, conformado por
reinos legtimos de elfos,
enanos y hombres, se ve obligado a defenderse de la amenaza de
Mordor
e Isengard, fortalezas defendidas por hombres malvados y orcos,
criaturas
corruptas gobernadas por los traidores Sauron y Saruman. El
bando del
bien slo tiene dos opciones frente a la guerra: sucumbir o
pelear, por
lo que no puede producirse un mal mayor y la perspectiva de xito
no
necesita justificacin. La faccin del mal slo busca corromper el
mundo,
por lo que no hace distincin entre combatientes y
no-combatientes. Todo
lo anterior puede resumirse en lo que menciona Faramir a Frodo
cuando le explica por qu defiende Minas Tirith: Guerra ha de haber
mientras
tengamos que defendernos de un poder destructor que nos devorara
a
todos [] (Tolkien, 2002a, P. 347).
A manera de conclusin, consideramos que existen cinco
paralelismos entre la obra literaria de Cervantes y Tolkien: 1) Un
hecho
capital es que ambos fueron soldados, sus vivencias en la guerra
influyeron
notablemente en sus creaciones literarias y en la forma de
concebir el
mundo. 2) Otro paralelismo notable, es que ambos se presentan
como
historiadores, as inventan ttulos de manuscritos de dnde han
tomado
los datos histricos para escribir sus historias, es decir,
existe un juego
entre el escritor y lector en el que se pretende que lo narrado
pertenece a la
realidad primaria. 3) Las guerras en que combatieron se situaron
en pocas 19
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20 http://mercurycode.deviantart.com/
de importantes cambios tecnolgicos, que propiciaron una
revolucin en
el arte blico, pero tambin se extendieron a otros mbitos de la
sociedad
humana, en especial en el pensamiento, as se palpa un cambio
importante
en los sistemas de creencias y valores, que ya no son los mismos
con
los cuales crecieron nuestros autores. 4) Por eso en sus mundos
literarios
encontramos una lucha constante entre lo viejo y lo nuevo, lo
correcto y
lo incorrecto, en cmo en el pasado desaparecido las cosas eran
mejores
y ahora las cosas se estn transformando en otra cosa, no siempre
para
bien. 5) Por sus escritos podemos ver que compartan los
preceptos de la
doctrina de la guerra justa, de origen cristiana. Estos
paralelismos son los
que a nuestro juicio podemos resaltar de estos dos
soldados-poetas.
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(Consultado 15 de octubre de 2014)
Semblanza:
Egresado de licenciatura de la Facultad de Historia, tiene por
lnea de investigacin el estudio del pasado
prehispnico de las culturas mesoamericanas. Actualmente se
encuentra realizando el proyecto de tesis que
versa sobre la antigua cultura tarasca, titulado La guerra en el
Michoacn prehispnico en el siglo XVI.
Moreliano de nacimiento, ha realizado su formacin media superior
y superior en la UMSNH. Ha participado
como asistente y como ponente en diversas actividades acadmicas
especializadas, destacando las ponencias
sobre El armamento prehispnico michoacano. Acercamiento
iconogrfico y documental en el IV Coloquio de jvenes historiadores
de Tlalpujahua, Michoacn: La guerra a travs del tiempo. Personajes,
batallas y
tratados, y Socialismo, Alegora histrica de la maldad en El Seor
de los Anillos? en el III Coloquio de Perspectivas
Multidisciplinarios en la Cultura. Ha coordinado algunos eventos,
entre los que se encuentran
ciclos de conferencias y de cine. Tambin ha participado en el
programa de radio de la Facultad de Historia,
Contratiempo.