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Panormica de la crtica textual contempornea (y IV)*
GASPAR MOROCHO GAYO
I. LACHMANN Y SU ESCUELA.
Carlos LACHMANN (1793-1851) es de hecho el verdadero fundador de
un riguroso y metdico sistema de crtica textual. Ya en 1815, en la
Praefa-tio de su edicin de Propercio, LACHMANN tiene clara
conciencia de que est combatiendo el sistema y las normas de su
tiempo. En su poca se editaban los textos tomando como base una
edicin impresa autorizada, se modificaba el texto con algunas
lecturas procedentes de manuscritos generalmente tard-os y con toda
verosimilitud interpolados, y en la eleccin de lecturas el editor
se guiaba por razones ms bien de tipo subjetivo. 1. La edicin del
Nuevo Testamento
LACHMANN no se propuso formular una serie de enseanzas
tericas
sobre la crtica textual, sin embargo en la Praefatio de su
edicin del Nuevo Testamento, publicada en 1842, nos expone con
claridad y amplitud suficien-tes las lneas maestras de su mtodo. He
aqu sus palabras:
En el examen de los manuscritos antiguos utilizamos dos
pro-cedimientos distintos: qui scriptor, quid scripserit, y
tratamos de ex-poner quid senserit et cogitarit. De estos dos
aspectos el primero pertenece a la facultas iudicandi, el segundo
se incluye en la interpre-tatione. Tres son los grados u
operaciones del iudicandi: recensere, emendare, originem
detegere.
* Artculo publicado en Anales de la Universidad de Murcia 39,
1980-81, 3-25 (ob-
servacin de los editores).
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GASPAR MOROCHO GAYO 92
Desde LACHMANN, recensio y emendatio han constituido las dos
principa-les tareas de la crtica textual. La recensio es el trabajo
previo a toda edicin cr-tica, consistente en la bsqueda de
testimonios del texto que va a ser editado. Tal es el sentido que
el trmino tena en LACHMANN. Pero la mayor parte de nuestros
manuales, adems de distinguir entre recensin cerrada y recensin
abierta, denominan tambin recensio al conjunto de operaciones que
conlleva la collatio, la eliminatio codicum descriptorum y la
clasificacin de materiales.
El segundo momento que LACHMANN distingue en una edicin crtica
es la emendatio, la cual consiste en corregir el texto, correccin
que puede ejer-citarse tanto sobre los errores paleogrficos como
sobre los pasajes eviden-temente deteriorados. En esta fase es
imprescindible el usus scribendi del autor editado, es decir, sus
preferencias lingsticas y estticas para restablecer el texto por la
va de la divinatio, ya que como dicen los tratadistas posteriores
la emendatio ope ingenii sive coniectura debe seguir a la emendatio
ope codicum. Dichos tratadistas distinguen en la crtica conjetural
los siguientes momentos: inter-pungere (o puntuacin de la edicin
crtica conforme a un criterio dado nor-malmente conforme al uso
moderno); mutare (o restitucin de las letras alte-radas en el texto
y que forman palabras sin sentido contextual); transponere (o
alteracin del orden de las palabras cuando el texto est viciado);
delere (o su-presin de palabras o frases que no son del autor, sino
de algn anotador o copista); y supplere (cuya operacin consiste en
completar conjeturalmente la-gunas y pasajes).
Como tercera fase del iudicandi, adems del recensere y el
emendare, LACHMANN propona el originem detegere consistente en
investigar la historia del ejemplar examinado. El fillogo alemn,
donde le era posible, escribe su-mariamente la historia de su
texto, encuadrndola en el mbito ms general de la historia de la
cultura y concretamente en la cultura y prctica eclesistica, y as
las distintas formas del texto son identificadas en el uso de las
diferentes provincias eclesisticas, recurriendo a San Jernimo, que
atestigua varias re-censiones en la Biblia de su tiempo: la de
Egipto, Constantinopla, Anatolia y Palestina. Para LACHMANN era
importante conocer los ejemplares que fueron copiados en las
diversas pocas y el lugar de donde haban partido las innova-ciones,
ya que stas suelen irradiar desde un centro a la periferia, y as,
si una lectura est atestiguada en dos puntos perifricos respecto
del centro irradia-dor, tal lectura tiene probabilidades de ser la
lectura originaria, al no haber si-do suplantada por la lectura
innovadora. Tal es el criterio de las reas laterales
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Panormica de la crtica textual contempornea 93
que posteriormente tendr aplicacin en el campo de la lingstica y
de la di-plomtica, al igual que la teora del rbol
genealgico187.
He aqu las palabras con las que LACHMANN expone la teora de las
ondas:
el acuerdo de testimonios, procedentes de diversas regiones,
ofrece una garanta mayor que la concordancia de los que apare-cen
juntos... ya que la coincidencia de testimonios alejados, y
se-parados tambin por los lugares de procedencia, adquiere una
garanta acreedora de crdito.
2. La edicin del De Rerum Natura de Lucrecio
No obstante ser ms rica la Praefatio de LACHMANN al Nuevo
Testa-
mento que la correspondiente a Lucrecio, (que fue publicada un
ao antes de su muerte en 1850), ha sido prcticamente ignorada por
muchos fillogos. Y, en consecuencia, fue el mtodo expuesto en la
edicin de Lucrecio el que se conoce como mtodo de LACHMANN. Un buen
nmero de manuscritos de diferentes pocas y de distinto valor
transmiten el poema de rerum natura: dos cdices vosianos del siglo
IX, el Oblongus (O) y el Quadratus (Q), ocho schedae gottorpienses
y seis Vindobonenses priores tambin del siglo IX, pertenecientes a
la misma familia de Q y cuatro Vindobonenses posteriores, que
derivan tambin de otro cdice del siglo IX. Existen adems numerosos
cdices renacentistas (nueve en Florencia, seis en el Vaticano, uno
en Munich, siete en Inglaterra, y algunos ms) con los que se
reconstruye el prototipo de POGGIO, hoy perdi-do (P).
LACHMANN demostr que OPQ derivaban de un mismo arquetipo (A),
que l intent reconstruir. Lleg a la conclusin de que cada pgina
del
187 La Stammbaumtheorie fue aplicada al campo de la lingstica
por A. SCHLEI-
CHER en 1861, quien parta adems de una concepcin naturalista,
que consideraba las lenguas como organismos naturales que nacen,
crecen, se desarrollan, envejecen y mue-ren, siendo posible definir
sus leyes conforme al rigor de las leyes naturales. SCHLEICHER crea
que era posible la restitucin del indoeuropeo, como lengua unitaria
que se haba escindido sucesivamente en dos lenguas, cada una de las
cuales se haba subdividido en dos ramas, producindose mltiples
ramificaciones. Pero muy pronto, y a pesar de su re-sonancia
histrica, la Stammbaumtheorie fue reemplazada por la Wellentheorie
de J. SCHMIDT, para quien el indoeuropeo se haba desmembrado en
diversas oleadas -las isoglosas- que lejos de coincidir se
entrecruzan y entremezclan.
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GASPAR MOROCHO GAYO 94
arquetipo tena veintisis versos, que ste haba sido escrito en
Francia en los siglos IV-V y que constaba de trescientas dos
pginas, escritas en capital rs-tica, similar a la del Mediceo de
Virgilio, sin divisin de palabras, distinguien-do las diferentes
frases con puntos en medio de los versos. LACHMANN defi-nira el
arquetipo como exemplar ceterorum y trata de hallar una serie de
criterios objetivos que le permitan restituir con todo rigor las
lecturas de dicho arque-tipo. Y dado que los cdices renacentistas
presentaban interpolaciones evi-dentes, no se les poda dar crdito
en las dems lecturas, ya que nada garanti-zaba que dichas lecturas
fueran genuinas. En consecuencia, LACHMANN re-nuncia a examinar
toda la tradicin manuscrita de un autor, ya que recentiores =
deteriores, aunque este principio fue ms bien aplicado por sus
sucesores. 3. xito de los principios de Lachmann
Sus discpulos, que van a proceder de modo mecnico, excluirn
a
priori todos los cdices renacentistas por considerarlos
sospechosos de inter-polacin. En vez de colacionar el texto ntegro
de un manuscrito tardo para ver si se encuentra alguna lectura
genuina, se colacionan por lo general ciertos loci critici, o
fragmentos especialmente significativos por sus graves
corrupte-las, no para mejorar el texto, sino con vistas a
jerarquizar y relacionar los ma-teriales disponibles.
Los prlogos de las ediciones de nuestros clsicos se llenan de
rbo-les genealgicos, se atribuye una importancia capital a la
eliminatio codicum des-criptorum o eliminacin de las copias de
manuscritos conservados y respecto de los otros manuscritos
recentiores se seleccionan algunos pasajes de varios
representantes. En algunos casos la escuela de LACHMANN lleg a
verdaderas aberraciones, como suponer que todos los cdices
existentes de Esquilo deri-vaban del Mediceo o Laurentianus, 32, 9.
4. Nuevos avances y perfeccionamiento de los stemmata
La mayor parte de las ediciones de la segunda mitad del siglo
XIX y hasta los aos veinte de nuestro siglo se inspiraron en los
principios de LACHMANN.
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Panormica de la crtica textual contempornea 95
Es cierto que hubo voces aisladas que dieron la voz de alarma
ante el dogmatismo de la mayora, pero tenan poco eco. Ludwig
TRAUBE, en 1886, postul la necesidad de situar en el tiempo y en el
espacio los diferentes esta-dios por los que haba pasado un texto.
L. HAVET public en 1911 su clebre Manuel188, en el cual, aunque los
ejemplos no siempre estn bien elegidos, se contiene una doctrina
que contina siendo vlida en muchos aspectos. A.C. CLARK, cuando ya
han aparecido las primeras crticas sobre el mtodo de la escuela de
LACHMANN, en 1912, propone189 establecer los stemmata no segn el
mtodo de las faltas comunes, es decir, en base al examen intrnseco
de las variantes o deducciones sacadas de la disposicin de cierto
nmero de faltas en los diferentes testimonios, sino utilizando
elementos exteriores al texto, procedimiento mucho ms exacto y ms
rpido que el que se funda en las va-riantes textuales, puesto que
no exige colaciones tan minuciosas. El mtodo de CLARK tiene, adems,
la ventaja de ofrecer unos resultados menos discuti-bles: se sirve
de la historia de los manuscritos, su procedencia, su
ornamenta-cin, de la divisin del texto en libros, captulos,
prrafos, etc....
Una base importante del mtodo de CLARK es la regularidad de la
es-critura en los cdices antiguos y la frecuencia de omisiones de
lneas enteras en la escritura de todas las pocas. CLARK advierte
que la longitud de una la-guna suele corresponder por lo general a
la prdida de una lnea. Sirvindo-nos de un ejemplo ya clsico y que
utilizan todos los manuales desde CLARK, el cdice Harleianus 2686,
fol. 55 r., tiene la siguiente lectura:
invice se humogore temperat
Una segunda mano aade despus de humo, -re siccitate calore et
frigo-
Evidentemente el original tena lo siguiente: invicem se humo re
siccitate calore et fri gore
el amanuense se haba saltado una lnea. Fenmeno opuesto a estas
lipograf-as son las dissografas, es decir, la repeticin de una o ms
palabras.
188 Manuel de Critique Verbale applique aux textes latins,
Paris, 1911. La loi des fau-tes naissantes, Revue des tudes
Latines, 1923, 20-26.
189 The Descent of manuscripts, Oxford, 1912.
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GASPAR MOROCHO GAYO 96
Si bien el mtodo de CLARK no constitua ninguna novedad, sin
em-bargo, fue l quien le dio una exposicin sistemtica e ilustr sus
afirmaciones con numerossimos ejemplos.
Con ser muy importante el agrupar los manuscritos en orden
crono-lgico, aspecto que pertenece ms bien al dominio de la
codicologa, y, a pe-sar de ser mucho ms seguros en orden al
establecimiento de un stemma los elementos externos al texto, sin
embargo contina siendo la clasificacin sis-temtica, por el mtodo de
las faltas comunes, la que determina las relaciones entre los
testimonios de la tradicin.
Veamos mediante un ejemplo prctico cmo se llegar al
estableci-miento de un texto segn los procedimientos de la escuela
de LACHMANN. 5. EL stemma de Lai de lombre x z E D F v w A B C
G
representa el manuscrito del autor, que el editor trata de
recons-truir.
x z v w son copias perdidas. x z son copias directas del
original, al menos formas de texto que re-
presentan al original.
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Panormica de la crtica textual contempornea 97
x z, al igual que v w, tuvieron existencia segn se deduce del
estado
del texto de A B C G D F. Todos los manuscritos son tiles para
establecer la genealoga. Por eso la investigacin sistemtica de
todos los testimonios con-servados constituye la mayor innovacin de
la crtica a partir de LACHMANN. Cuando los manuscritos son muy
numerosos, los que figuran en la parte infe-rior del stemma a
menudo no son tenidos en cuenta, ya que atestiguan formas
textuales, que se encuentran en los estadios superiores. Gracias al
stemma, el texto se establece casi automticamente. Veamos algunos
ejemplos:
V. 166 se je suis A B D E F: se jestoie CG. El acuerdo de A B D
E F obliga a admitir en se je suis. V. 167 mamie A B: amie C G D E
F, luego en amie.
V. 171 ne me puet mon cuer solacier A cors B cuer alaschier C G
mal DE alegier F
En tendramos ne me puet mon mal alaschier porque mon cuer A C G
es la lectura de x que B ha alterado en mons cors, pero mon mal E D
F es la lectura de z y de E y el acuerdo de dos testimonios
independientes contra un tercero es necesariamente convincente.
Solacier A B es una innovacin de v: alegier una innovacin de F:
alas-chier C G D E estaba necesariamente en x z E.
El texto se establece automticamente porque el esquema tiene
tres ramas x z E. Pero si se hubiera tratado de un esquema bfido o
con dos ra-mas el editor se habra encontrado en una situacin mucho
ms complicada. Por ejemplo, en el verso 171 habra tenido que elegir
a su gusto entre cuer o mal, ya que cuer habra sido la lectura de x
y mal la de y, y nada le obligaba a preferir las lecturas de x a
las de y o viceversa. He aqu el ejemplo del stemma anterior en su
forma bfida190:
190 R. MARICHAL, La critique des textes, en LHistoire et ses
Mthodes, Paris,
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GASPAR MOROCHO GAYO 98
x Y v w z E A B C G O F
Si tenemos en cuenta que la generalidad de los rboles
genealgicos
de nuestras ediciones son bfidos y no trfidos, ni multfidos, en
virtud del mecanismo de seleccin, dentro de la oposicin bipolar de
lectura bue-na/falta, se llega a un punto en la seleccin de
variantes en el que la eleccin depende del criterio del editor, a
pesar de las salvedades objetivas, con las que se pretende
determinar dicha eleccin. Y as nos lo muestra el ejemplo de cuer y
mal en el stemma bfido de la Lai de l ombre.
II. CRTICA TEXTUAL CONTEMPORNEA 1. Consideraciones previas
El crdito y confianza que nos puede merecer una edicin
depende
en gran medida de las normas y principios metodolgicos seguidos
por el edi-tor o profesados por el lector. Este postulado terico
nos enfrenta a la vali-dez de la actitud cientfica con que los
editores han establecido el texto de nuestras ediciones, o lo que
es lo mismo la credibilidad objetiva que nos pue-den merecer los
diversos sistemas de crtica textual.
Hay muchos aspectos de la crtica textual anterior a LACHMANN que
continan siendo vlidos e indiscutibles, con la salvedad de que
ninguna
1961, 1276-1279.
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Panormica de la crtica textual contempornea 99
norma debe tener carcter absoluto. No obstante, la crtica
textual contempo-rnea se ha escrito siguiendo los postulados
tericos de LACHMANN o ata-cndolos. El editor de Lucrecio tuvo
muchos partidarios hasta los aos trein-ta de nuestro siglo y sus
principios predominaron en las mentes de los edito-res de forma
casi absoluta. Incluso hoy se debe hablar de Neolachmanismo para
calificar la mayor parte de los estudios sobre crtica textual y los
criterios que se siguen en las ediciones. 2. Crticas de J. Bdier al
sistema de la escuela de Lachmann
Fueron los romanistas, y concretamente J. BDIER, los primeros en
criticar determinados aspectos de la teora de LACHMANN. En efecto,
J. B-DIER, en 1913, llam la atencin de los editores de textos
antiguos sobre un hecho bastante importante191. En las ediciones ms
cuidadas, el stemma que resume grficamente la historia de la
tradicin manuscrita es casi siempre b-fido. Sobre un total de
ciento diez casos192 examinados por BDIER en 1928, en ciento cinco
casos el stemma se presentaba dividido en dos troncos, que a su vez
se subdividan en dos ramas, y as sucesivamente, persistiendo la
dico-toma hasta las ltimas ramificaciones. Conclua, y en este
aspecto ha seguido a BDIER ms de un fillogo, que la clasificacin
por el examen de las faltas comunes preconizado por LACHMANN
conduca necesariamente, en razn de su dicotoma -la oposicin lectura
buena/falta- a un stemma de este tipo. As pues, segn esta ley,
salvo excepciones sin importancia, todo editor llega a convencerse
de que las copias, aunque sean numerosas, derivan todas ellas de
dos copias y nicamente dos.
Paul MAAS, en su Textkritik193, dara a este hecho una
justificacin de orden matemtico: cuando tres manuscritos presentan
el mismo texto, el nmero de relaciones posibles, es decir, sus
stemmata, son veintids: solamen-te una de estas relaciones puede
ser trfida. Las dems son unilineales (seis combinaciones), o bfidas
(tres veces tres combinaciones y una vez seis com-binaciones).
191 Cfr. Prefacio de su segunda edicin de Lai de l Ombre. 192 La
tradition manuscrite du Lai de l Ombre. Rflexions sur lart dditer
les
anciens textes, Romania, LIV, 1928, 161-196 y 321-356. 193
Texkritik, en GERCKE-NORDEN, Einleitung in die
Altertumswissenschaft, vol. 1. 3.
Leipzig, 1927, Oxford, 1950, 28-29. Existe traduccin italiana de
M. Martinelli, Critica del Testo, Firenze, 1958.
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GASPAR MOROCHO GAYO 100
Pero si los veintids stemmata son posibles, filolgicamente
hablando no todos ellos son probables. En doce casos un manuscrito
es la fuente de los otros, y por lo tanto el editor se encuentra
con un nico testimonio vlido de la tradicin. En los diez casos
restantes nueve combinaciones bfidas se oponen a una sola
combinacin trfida. En consecuencia, el argumento ma-temtico tiene
su valor, como dice IRIGOIN194.
Pero, lgicamente, a este razonamiento se podra objetar que esto
es confundir manuscritos copiados y manuscritos conservados, e
igualmente se confunde probabilidad elemental y probabilidad
estadstica. Suposiciones como la de P. MAAS nicamente demuestran
probabilidad estadstica, similar a la que utilizan las compaas de
seguros.
Siguiendo este procedimiento, se han hecho una serie de clculos
te-ricos, que han dado la razn a BDIER. Supongamos cincuenta y dos
copias repartidas en un stemma inicialmente trfido; si slo se
conservaran ocho, stas tendran el 89,83 por 100 de probabilidades
de estar distribuidas en tres fami-lias, el 10,15 por 100 de
hallarse en dos, y el 0,02 por 100 de encontrarse en una195.
En un terreno ms firme pongamos un ejemplo de un autor griego.
Segn la escuela francesa, los prototipos pueden haber perdurado
varios si-glos. Si un prototipo O ha sido copiado dos veces (a y b)
y un siglo ms tarde una tercera vez (c), con nuevas correcciones,
el stemma real no ser
O sino O O a b c a b c
194 Stemmas bifides, tats de manuscrits, Revue de Philologie,
XXVIII, 1954,
210-217. 195 A. CASTELLANI, Bdier, avait-il raison? Discours
universitaires, nm. 20, Fri-
bourg, Suisse, 1957, 12-13.
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Panormica de la crtica textual contempornea 101
Un stemma bfido estar, en este caso, ms prximo a la realidad que
un stemma trfido. Es posible, dice MARICHAL196, que la explicacin
pueda ser vlida para algunas tradiciones clsicas; tal vez sea
verosmil para algunos tex-tos latinos medievales, pero no lo es
para los franceses.
En consecuencia, despus de la crtica de BDIER el mtodo de
clasi-ficacin de los manuscritos por el examen de las faltas
comunes se mostraba in-operante en dos ocasiones: primera, cuando
las familias de manuscritos en que se divida la tradicin eran tres
o ms de tres y cada una de ellas ofreca en un momento dado una
lectura diferente y, segunda, cuando existen sola-mente dos
familias y todos los representantes de la primera familia estn de
acuerdo, en un momento dado, contra todos los representantes de la
segunda familia. Si el primer caso es poco frecuente, no lo es el
segundo197.
Pero BDIER, en lugar de proponer un nuevo mtodo de clasificacin
de manuscritos, crey que el nico instrumento vlido para el
establecimiento de un texto era el gusto del editor, moderado por
una prudencia extrema198.
Un corolario importante de las crticas de BDIER al mtodo de
LACHMANN lo constituye el hecho de que muchos romanistas comenzaron
a utilizar en sus ediciones un manuscrito base. Su razonamiento es
el siguiente: cuando se trata de textos medievales, en ningn caso
el lector puede leer el texto mismo del autor, ya que ninguna de
las copias lo reproduce exactamen-te. En cambio, si se ofrece el
texto de un manuscrito realmente existente, aunque sea posterior en
algunas generaciones a la muerte del autor, ser siempre un texto ms
prximo al original que si se establece un texto recons-truido por
un fillogo del siglo XX.
Pero como ms tarde dira DAIN199, lo anterior tiene sentido en
casos de manuscrito nico, ya que un manuscrito no tiene valor
aisladamente. De los autores clsicos slo conservamos copias y
cualquiera de ellas puede con-servar la tradicin autntica de un
pasaje. Adems, un manuscrito base no po-dra servir para editar el
texto tal y como aparece, ya que sera necesario co-rregirle e
introducir modificaciones de ortografa y puntuacin.
196 Loc. cit., l248. 197 A. CASTELLANI, Op. cit., 5-6. 198 J.
IRIGOIN, Art. cit., 212. 199 Les Manuscrits, Paris, 1949, 19753,
157.
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GASPAR MOROCHO GAYO 102
3. El comienzo de la polmica
Sin embargo, el ataque frontal y radicalizado contra los
postulados de LACHMANN y su escuela vino no de los romanistas, sino
de los helenistas. El descubrimiento de los papiros puso de
manifiesto la fragilidad de muchos he-chos y la vulnerabilidad de
procedimientos y principios considerados hasta entonces como dogmas
indiscutibles. KENYON200, GRENFEL201 y, principal-mente, Victor
MARTIN202, lanzaron un apasionado ataque contra los lachma-nianos,
cuyo sistema ya nunca sera el mismo por la serie de razones y de
pruebas aducidas contra l.
Conspiscuos fillogos como WILAMOWITZ tomaran parte en esta
po-lmica alinendose contra los iconoclastas e innovadores
eclcticos. Tal vez el ejemplo ms notable y la anttesis ms cabal de
las tesis del eclecticismo sea el manual de Paul MAAS, del que
PASQUALI dijo que era una critica textualis modo geometrico
demonstrata, de quien mereci una amplia resea en Gnomon, y que,
posteriormente, recogera en su libro ya clsico203. 4. El mtodo de
DOM QUENTIN
Antes de oponer las tesis del eclecticismo o crtica subjetiva
frente a
los postulados de la escuela de LACHMANN o crtica objetiva,
polmica que recoge el manual de COLLOMP204, veamos el intento de un
peculiar mtodo de clasificacin de manuscritos que sustituye el
concepto de faltas comunes por el de variantes aptas. Nos
referimos, como puede inferirse, al mtodo de Dom QUENTIN expuesto
en dos obras principales y en varios artculos205, adems
200 Greek Papyry and Classical Literature, Journal of Hellenic
Studies, XXXIX,
1919, 1-5. 201 The value of Papyri for the Textual Criticism of
extant Greek Authors,
Journal of Hellenic Studies, Ibdem, 16-26. 202 Les papyrus et le
texte du N. T., Revue de Thologie et de Philosophie, 1919, 43-
72. Les manuscrits antiques des classiques grecs et la mthode
philologique, Genve, 1919. Intro-duction Eschine, Discours, I,
Paris, 1927, 19522.
203 Storia della tradizione e critica del testo, Firenze, 1934,
19522. Reimpr. 1976. 204 La Critique des Textes. Paris, 1931, 1-3.
205 QUENTIN, Mmoire pour ltablissement du texte de la Vulgate,
Paris, 1924, y Essais
de critique textuelle, Paris, 1926. P.S. COCULESCO, Sur les
mthodes de critique textuelle du type Lachmann-Quentin, Grai zi
Suflet, IV, 37-107, Bucharesti, 1930.
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Panormica de la crtica textual contempornea 103
de las precisiones de sus oponentes, ya que origin una encendida
polmi-ca206.
Como puede observarse, la clasificacin de manuscritos segn la
es-cuela de LACHMANN y la validez del mtodo de las faltas comunes
haban sido los dos principales aspectos que BDIER haba criticado.
No se puede, por tanto, comprender bien el mtodo de Dom QUENTIN sin
conocer el trasfon-do de la polmica anterior.
La finalidad del mtodo de Dom QUENTIN es, por lo tanto, la
clasifi-cacin de los manuscritos que deben servir de base a la
crtica textual. Traba-jo previo a toda clasificacin debe ser una
escrupulosa colacin de todos los ma-nuscritos, pero sta, al igual
que en el sistema de LACHMANN, puede hacerse sobre una extensin
limitada de texto. En cuanto a las variantes, no se habla de
errores o faltas comunes, deben estudiarse, principalmente,
aquellas que tie-nen menos probabilidades de ser accidentales y las
que se encuentran en tes-timonios mltiples, es decir, en varios
manuscritos.
Estas variantes se disponen en forma de aparato positivo y se
las clasifi-ca en cuadros y despus en listas de concordancias, en
las que aparece el parentes-co entre manuscritos.
Las familias se definen por las concordancias: Se comparan los
ma-nuscritos en grupos de tres, hasta que se descubren los casos en
que dos de los tres manuscritos se agrupan con el tercero.
Cuando se ha constatado que dos manuscritos, x y z, no estn en
de-sacuerdo con y, es decir, que y posee todas las lecturas comunes
a x y z, se est en presencia de un caso cero, particularmente
significativo, ya que permite concluir que y ha servido como
intermediario entre x y z.
Posteriormente, como afirma un decidido partidario de Dom
QUEN-TIN207, comparando nuevos manuscritos con aquellos ya
clasificados se re-construye el esquema genealgico de toda la
tradicin manuscrita y entonces el establecimiento del texto llega a
ser como un juego.
No sabemos si el establecimiento de un texto segn el mtodo de
Dom QUENTIN es como un juego, pero comprenderlo bien no tiene nada
de juego, incluso para avezados estudiosos. Bastara abrir una de
sus dos obras, la Memoire y, sobre todo, los Essais para comprobar
las dificultades que plan-tean pginas enteras repletas de cifras y
de signos, de cuadros y listas de con-
206 J. FOURQUER, Fautes communes ou innovations communes,
Romania, LXX, 1948-1949, 85-95. Vase tambin COLLOMP, Op. cit.,
72-73, donde se recoge abun-dante bibliografa sobre el tema.
207 Cf. nota siguiente.
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GASPAR MOROCHO GAYO 104
cordancias. Indudablemente es bastante difcil seguir el hilo de
su demostra-cin y requiere un gran esfuerzo mental por parte del
lector.
La mayor parte de los oponentes de Dom QUENTIN consideran su
mtodo como poco seguro. En cambio, para MAROUZEAU, a quien seguimos
en este punto208, el mtodo es ms seguro que novedoso, ya que su
novedad radica en la forma como lo presenta el autor. Cifras,
operaciones, casustica de frmulas y de signos, confieren a los
procedimientos de investigacin una forma esquemtica, algebraica,
que nos da la impresin de un instrumento nuevo y de un mtodo
indito.
Las caractersticas del mtodo de Dom QUENTIN son las siguientes:
(1) remontarse al arquetipo antes de reconstruir el original. En
este
sentido la Memoire de Dom QUENTIN se detiene donde el Manuel de
L. HAVET comienza. El editor benedictino de la Vulgata hace la
clasificacin de las fuentes, pero no hace crtica de textos. Su
mtodo no es un mtodo de crtica textual, sino un mtodo de
clasificacin de manuscritos. Como dice L. HAVET: El fondo del mtodo
cr-tico no lo constituye una apreciacin inmediata de las lecturas
conocidas, sino que, ms bien, radica en la reconstruccin hist-rica
de la transmisin de un texto a partir de los ms antiguos
manuscritos que han existido209, ya que para remontarse a la
lectura original es necesario reconstruir la serie de
intermedia-rios210. Y concluye HAVET: La crtica trata de explicar
en virtud de qu proceso se ha llegado al nacimiento de la lectura
actual211.
(2) DOM QUENTIN trabaja sobre un aparato positivo, es decir,
so-bre una lista completa de variantes. Pero ya L. HAVET, en sus
R-gles pour ditions critiques redactadas para el establecimiento de
los textos de las ediciones de G. BUD, postulaba el principio de
mencionar todas las lecturas no adoptadas y tal era la
recomen-dacin principal de HAVET a sus alumnos.
(3) Dom QUENTIN compara los manuscritos de tres en tres. Por la
naturaleza misma de los casos se compara al prximo con el ms
208 REL, 4, 1926, 255-259. 209 Manuel, par. 17. 210 Ibdem, par.
18 211 Ibdem, par. 113
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Panormica de la crtica textual contempornea 105
prximo y difcilmente podran compararse al mismo tiempo to-dos
los testimonios de la tradicin.
El aspecto ms original del mtodo de DOM QUENTIN consiste en que
se resiste a considerar las faltas comunes y no conoce ms que
variantes. Pero esta distincin a la que el autor concede una
importancia considerable puede ser ms aparente que real. Despus de
sucesivas eliminaciones llega a determinar las variantes que se
deben utilizar, variantes aptas. Pero si se exami-nan detenidamente
los elementos de comparacin, stos son ms o menos del mismo orden
que los que se encuentran en el mtodo de L. HAVET, el cu-al no
utiliza las faltas en sentido propio, sino las innovaciones212.
Queda sin averiguar si una lectura comn que remonta al arquetipo es
ms probativa que otra lectura comn, resultado de una innovacin. El
no distinguir entre variante, innovacin y falta, con el pretexto de
que no se intenta conocer el original, puede ser una actitud
demasiado simplista. Adems, puede existir la crtica sin considerar
el original? En esto radica la cuestin.
El mtodo de DOM QUENTIN, dice MAROUZEAU, es erudito, inge-nioso
y eficaz para la clasificacin genealgica, pero es un mtodo, no el
m-todo universal. Por otra parte, la aplicacin que de l hizo su
discpulo Flix GRAT en el texto de Tcito no fue
satisfactoria213.
En DOM QUENTIN, en L. HAVET y en todos los tericos de la crtica
textual son mejores sus reservas que sus consejos positivos, mejor
el espritu con que abordan la investigacin que sus resultados
inmediatos, porque no existe regla infalible. Toda norma es
provisional y sometida al control de los datos y a la confrontacin
continua de los hechos. No parece que haya una ciencia de la crtica
de textos, sino ms bien una actitud cientfica. 5. Exposicin del
eclecticismo o crtica subjetiva
Cuando PASQUALI llega a la conclusin de que no siempre hubo
un
arquetipo y que los recentiores no eran necesariamente
deteriores, resolviendo as una serie de cuestiones y defendiendo
con originalidad y acierto muchas tesis personales, haba pasado ya
una gran tormenta sobre los principios inconmo-vibles de la escuela
de LACHMANN. La doctrina del libro de PASQUALI, sin ser
212 Ibdem, REL, 4, 1926, 159. 213 Nouvelles recherches sur
Tacite. Extracto en Mlanges de l cole franaise de
Rome, t. 42, 1925.
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GASPAR MOROCHO GAYO 106
eclctica, vena a corroborar el poco fundamento filolgico y
crtico de tesis muy estimadas para los partidarios del arquetipo y
de la tradicin vertical.
Veamos en un esquema las afirmaciones contrapuestas del
eclecticis-mo o crtica subjetiva y de la escuela de LACHMANN o
crtica objetiva.
No olvidemos que las ediciones en uso han sido elaboradas
confor-me a uno u otro tipo de criterios y que la polmica entre
lachmanismo y eclecticismo, a pesar de los esfuerzos de sntesis y
de lima de asperezas, no ha cesado.
Las tesis del eclecticismo frente a las de la escuela de
LACHMANN po-dran sintetizarse del siguiente modo214:
LA ESCUELA DE LACHMANN
EL ECLECTICISMO
1) Arquetipo: La principal tarea del editor radica en la
reconstruccin del arquetipo215. A tal efecto se examina-rn de forma
sistemtica los testimo-nios conservados de la tradicin para
clasificarlos adecuadamente216.
1) No parece que exista un arquetipo y en el caso de que haya
existido era mltiple. El descubrimiento de los papiros lo
corrobora, ya que la coin-cidencia entre papiros y cdices
recen-tiores y deteriores no es un hecho aisla-do, sino repetido,
lo cual implicara un arquetipo con variantes o varios arquetipos.
Adems es innegable el hecho de que existen manuscritos que hay que
colocar al margen de toda familia.
2) Stemma: El examen de los testimo-nios y su clasificacin
determinar la
2) La reduccin de los manuscritos de un autor a dos o tres
familias tiene
214 En la exposicin del sistema de Lachmann seguimos a MARICHAL,
Op. cit.,
1276 ss. La doctrina del eclecticismo se basa en el prlogo de V.
MARTIN en su edicin a Esquines
215 Vase sobre esta cuestin en G. PASQUALI, Op. cit., el captulo
sobre el ar-quetipo.
216 A. KLEINLOGEL, Das Stemmaproblem, Philologus, CXII, 1968,
63-82.
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Panormica de la crtica textual contempornea 107
genealoga de los manuscritos al agruparlos en stemmata
generalmente bfidos217. El rbol genealgico es re-construido por
procedimientos obje-tivos, casi matemticos, por lo cual se obtiene
un resultado objetivo tan-to en la clasificacin de manuscritos como
en la eleccin de variantes.
mayor inters terico que prctico, ya que tal restriccin presenta
numerosas dificultades y violencias textuales, al tener que
rechazar una serie de lectu-ras para colocar unos manuscritos al
lado de otros. No se puede decir que una familia de manuscritos
represente un arquetipo de dicha familia hoy desaparecido, del cual
todos los miembros seran reproducciones di-rectas o indirectas. Las
operaciones a las cuales la escuela de Lachmann pa-rece reducir el
trabajo del editor, no son tan simples ni pueden ser ejecu-tadas
con certeza matemtica.
3) En orden a determinar el stemma, son muy importantes las
faltas y co-rrupciones textuales, las omisiones de manuscritos
aislados o grupos de manuscritos. En este sentido hay que
considerar toda lectura aislada como una conjetura o un error del
copista, ya que se trata de modificaciones ar-bitrarias o
involuntarias del texto del arquetipo.
3) Las faltas y omisiones deben elimi-narse por innecesarias. No
siempre resulta fcil sealar el lmite que sepa-ra la falta de la
variante. El menospre-cio de lecturas aisladas, y que tal vez son
antiguas e incluso autnticas, es un procedimiento inaceptable, como
lo demuestra la coincidencia en mu-chos pasajes de papiros y
manuscritos considerados deteriores.
4) Los manuscritos que representan una sola familia pueden
agruparse bajo una sigla.
4) El empleo de siglas generales para designar grupos o familias
de manus-critos es inadecuado por introducir en la realidad una
organizacin demasia-do rgida y absoluta. Adems, la dis-tribucin de
manuscritos en familias es arbitraria.
217 Cfr. J. IRIGOIN, art. cit., 212 ss.
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GASPAR MOROCHO GAYO 108
5) Aquellos manuscritos que ocupan la parte inferior de un
stemma sern eliminados (= eliminatio codicum descrip-torum), ya que
representan formas atestiguadas en los estadios superio-res.
5) Una clasificacin arbitraria no con-diciona la cualidad de la
lectura origi-nal, ya que ignoramos el origen de las diferentes
formas textuales en las di-versas familias de nuestra tradicin
medieval y en lo referente a ediciones antiguas y su valor crtico
todo es conjetura. Por ello, resulta completa-mente intil y vano
creer que a travs de sucesivas eliminaciones podemos remontarnos a
un presunto arquetipo.
6) Nada importa el nmero de manuscri-tos que transmiten una
variante, por-que la cualidad de una lectura no re-side en la
mayora de los cdices, si-no que depende de la posicin que el
manuscrito ocupe en el stemma. Recen-tiores, deteriores.
6) Todas las variantes referentes a un pasaje determinado pueden
ser anti-guas, independientemente del manus-crito en que se
encuentren, aunque es verdad que una lectura no es mejor por el
nmero de manuscritos que la transmiten. Se trata de aplicar el
prin-cipio de recentiores non deteriores.
7) La eleccin de variantes en ningn ca-so puede verificarla el
editor arbitra-riamente, ya que dicha eleccin tiene que estar
determinada y condiciona-da por el lugar que el manuscrito ocupa en
el stemma.
7) La eleccin de variantes es necesaria-mente arbitraria, ya que
todas ellas pueden ser variantes del autor, debi-das a diferentes
recensiones del texto. La cualidad de una lectura no est
ga-rantizada por su pertenencia a una familia y menos todava su
autentici-dad. Las caractersticas de la mayora de las lecturas
presentan ttulos sensi-blemente iguales, de ah que no haya por qu
preferir una a otra. Su valor depende del contexto.
8) Los errores del arquetipo se sub- 8) En los loci corrupti se
ha de preferir
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Panormica de la crtica textual contempornea 109
sanan mediante conjetura. la crux interpretum a la divinatio, ya
que toda conjetura es problemtica y los papiros han venido a
demostrar el poco fundamento y, en la mayora de los casos, la
falsedad de las mismas.
9) En el aparato crtico deben figurar todos los elementos
pertinentes para la reconstruccin del stemma y del ar-quetipo.
9) Importa que el lector tenga ante sus ojos el conjunto de
todas las lec-turas, y este es el nico procedimiento cientfico.
10) En resumen: La autoridad del au-tor depende del arquetipo y
su fiel reproduccin y a ste se llega por el stemma. La eleccin de
variantes se hace por razones dependientes de la tradicin
manuscrita y considerando cada caso segn el conjunto de dicha
tradicin.
10) En resumen: La autoridad del au-tor depende del contexto, de
la pro-piedad de los trminos, del usus scri-bendi. La eleccin de
variantes es in-dependiente del lugar que el manus-crito ocupe
dentro de la tradicin y del valor del mismo. Cada caso debe ser
considerado aisladamente.
6. ltimas aportaciones
Independientemente de la valoracin que pueda merecernos cada
uno de estos dos sistemas de crtica textual y tal valoracin, a
mi juicio, de-pende y est condicionada por las caractersticas de la
transmisin de un tex-to, hay un hecho cierto: Tanto los partidarios
de la escuela de LACHMANN como los seguidores de la llamada crtica
subjetiva, proceden con una actitud lo ms objetiva posible y, por
lo tanto, actitud cientfica. Pero la crtica textual no es una
ciencia, sino un arte. Hay muchos aspectos, sobre todo en la
selec-cin de variantes y en la formulacin de conjeturas, en los
que, a pesar de la buena voluntad de los editores y de sus intentos
de objetividad, el texto del autor queda sometido al arbitrio del
editor.
Hoy en da los puntos ms debatidos son la nocin de arquetipo, la
divinatio o conjetura y los criterios que deben aplicarse en la
seleccin de va-
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GASPAR MOROCHO GAYO 110
riantes218. Pero si la escuela de LACHMANN conoci un perodo de
crisis en el perodo que transcurre entre las dos guerras mundiales,
no por ello se ha re-nunciado a los postulados bsicos de su
metodologa.
El peso de la tradicin y la falta de garanta en muchos de los
postu-lados de los nuevos mtodos, as como la desconfianza de los ms
avezados fillogos hacia lo novedoso determinan que la mayor parte
de nuestras edi-ciones se sigan elaborando con los criterios,
aunque renovados, de la vieja es-cuela. Hay que tener en cuenta que
el libro de Paul MAAS, quintaesencia de los principios ms puros de
la escuela de LACHMANN, ha sido el manual bsi-co de la mayor parte
de los centros de la filologa clsica.
Hay que aadir, adems, que la crtica textual, en los planes de
estu-dio de nuestras Facultades, ocupa un lugar ms bien secundario,
y aunque es filologa por excelencia, ms bien es una ancilla del
quehacer filolgico en or-den al comentario de textos.
Es cierto, no obstante, que libros como el de PASQUALI, cuya
aporta-cin hizo que quedaran superadas muchas de las tesis del
Lachmanismo puro, han influido notablemente en la formacin de
nuestros fillogos. Pero los grandes tericos y editores de los
ltimos aos, en gran parte, practican habi-tualmente un
neolachmanismo: as, por ejemplo, la monumental edicin de FRNKEL a
los Argonutica de Apolonio de Rodas, cuya Introduccin, a nues-tro
juicio, constituye el mejor tratado de crtica textual contempornea
y con una metodologa difcilmente superable219.
Dentro de la corriente de neolachmanismo, con un notable
esfuerzo de sntesis y puesta al da, habra que situar la obra de
DAIN y sus discpulos, que tan importante papel ha desempeado en la
formacin de las ltimas ge-neraciones de helenistas franceses y
europeos. Tambin podra integrarse de-ntro de esta corriente el
trabajo de J. FROGER220.
Los ms eximios representantes del neoeclecticismo pertenecen a
la escuela inglesa. En este sentido han sido modlicos algunos
trabajos de DA-WE y PAGE, mereciendo crdito general y aceptacin
universal.
218 J.H. WASZINK, Osservazioni, sui fondamenti della critica
testuale, QUCC,
19, 1975. 219 Einleitung zur kritischen Ausgabe der Argonautika
des Apollonios. Gttingen, 1964.
Trad. parcial italiana de L. Canfora: Testo critico e critica
del testo, Firenze, 1969. 220 La Critique des Textes et son
automatisation, Paris, 1968.
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Panormica de la crtica textual contempornea 111
Dentro de la produccin didctica habra que destacar las
aportacio-nes italianas, donde figuran muchos seguidores de
PASQUALI, y en cuyas obras suele predominar la teora sobre la
ejemplificacin. Estudios como los de TIMPANARO221 o los de D ARCO
S. AVALLE222 deberan ser de lectura obligada para un buen
fillogo.
En el mundo anglosajn habra que poner de relieve obras como las
de MARTENS-ZELLER223, RENEHAN224 y WEST225, libros en los que se
muestra mayor preferencia por los datos concretos que por las
cuestiones tericas, ya que vale ms un dato que muchas explicaciones
y stas ensean a reflexionar al lector y a abrir sus ojos ante
parejas situaciones y fenmenos similares, cuando se encuentre ante
un manuscrito o una obra objeto de edicin.
No obstante, si tuviramos que recomendar un buen manual nos
de-cidiramos por el del holands VAN GRONINGEN226, modelo de
equilibrio en todos los aspectos, as como buena doctrina, porque a
pesar de todos los lo-gros e intentos de sntesis las antinomias de
los dos sistemas todava no pare-ce que se hayan superado.
Examinemos ahora los tres problemas que a nuestro juicio son los
ms debatidos actualmente en el campo de la crtica textual. A)
Arquetipo y Stemma
Bastara leer las reseas que anualmente publica la revista
Scriptorium sobre las diversas ediciones crticas, para constatar
que el texto de la mayora de las mismas se sigue estableciendo en
base a principios que responden a la reconstruccin del arquetipo
mediante el stemma correspondiente. Esto ocurre en casi todas,
pero, sobre todo, en las ediciones de autores latinos, donde la
ausencia casi total de papiros hizo innecesaria la problemtica del
eclecticis-mo, as como la existencia ms tarda de los arquetipos que
se intentan re-
221 Il lapsus freudiano. Psicoanalisi e critica testuale,
Firenze, 1974. 222 Introduzione alla critica del testo, Torino,
1970. Principi di Critica Testuale, Padova,
1972. 223 Texte und Varianten. Probleme ihrer Edition und
Interpretation, Mnchen, 1971. 224 Greek Textual Criticism, a
Reader, Cambridge-Harvard, 1969. 225 Textual criticism and
editorial technique applicable to Greek and Latin texts.
Stuttgart,
1973. 226 Trait d'Histoire et de Critique des Textes Grecs.
Amsterdam, 1963.
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GASPAR MOROCHO GAYO 112
construir. VAN GRONINGEN admite la stemmatologa227, pero critica
la arbitra-riedad de muchos stemmata y la falta de precisin de los
mismos, concreta-mente en el de Herdoto. Bastara comparar diversas
ediciones sobre la obra de un mismo autor para comprobar la
diversidad de resultados a los que en muchos casos han llegado
diversos editores que trabajaban sobre material idntico. Este
hecho, efectivamente, plantea objeciones a un mtodo y a un sistema
que sus partidarios llaman objetivo y que consideran casi
matemtico.
Sin embargo, despus de la doctrina de CLARK y de las precisiones
a que ha sido sometido el mtodo de LACHMANN en los ltimos
portavoces de dicho sistema, se deben seguir examinando nuestros
manuscritos para clasifi-carlos en rboles genealgicos. Esta
clasificacin debe basarse en el examen ms completo posible de los
testimonios de la tradicin y la relacin gentica o de parentesco
nicamente debe plantearse en un stemma cuando sea demos-trable con
toda evidencia y con pruebas suficientes.
En este terreno el editor debe cuidarse mucho de formulaciones
apresuradas, llegando a conclusiones completamente ilusorias y sin
ninguna base cientfica.
No debe olvidarse que un stemma puede explicar
satisfactoriamente la transmisin vertical, pero en raras ocasiones
nos ilustra sobre la contamina-cin horizontal, que en la mayora de
los autores de poca clsica, puede lle-gar, incluso, a lmites
increbles228. B) La conjetura
En crtica textual, dentro de unos lmites de extrema prudencia,
se pueden subsanar una serie de pasajes gravemente alterados
mediante el recur-so a la conjetura. Los papiros han venido a
demostrar que la mayor parte de las conjeturas formuladas a lo
largo de los siglos no tienen ningn fundamen-to. Slo en contadsimos
casos han demostrado el acierto de algunas, pero, por lo general,
han aparecido como reconstrucciones arbitrarias de los
edito-res.
227 Ibdem, 103-109. 228 P. MARTENS, Pour ou contre le Stemma
Codicum? A propos dun livre re-
cent sur les manuscrits dEschyle, RSPh, XLIII, 1965, 72-78.
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Panormica de la crtica textual contempornea 113
Tal vez ninguna operacin de la crtica textual sea tan espinosa y
arriesgada como la divinatio o conjetura. En la escuela de
LACHMANN, la eli-minacin o correccin de los vitia del arquetipo
constituye una de las princi-pales tareas del editor, cuyo
prestigio depende, en gran medida, de la maestra con que se sepa
corregir tales vitia.
Para el eclecticismo la historia de la conjetura es la historia
de la arbi-trariedad de los editores. R. DAWE ha publicado el
repertorio de conjeturas de Esquilo229 y, con su caracterstico
humor ingls, afirma ante la masa enor-me de correcciones, enmiendas
y conjeturas que los ms distinguidos editores desde TURNBE a
WILAMOWITZ formularon sobre el texto de Esquilo: Si la centsima
parte del esfuerzo que han supuesto las correcciones conjeturales
se hubiese empleado en una colacin correcta de los manuscritos, en
un es-tudio en profundidad de su historia y de sus lectores,
habramos avanzado tanto en el conocimiento del texto que incluso
podramos haber llegado hasta lmites inimaginables230.
Si un editor est obligado a subsanar los errores evidentes
mediante conjeturas, all donde el texto ha sido deteriorado en el
curso de la transmi-sin, no por ello debe suplantar la autoridad
del autor o de la tradicin ma-nuscrita donde no sea necesario, lo
cual se ha hecho bastantes veces. Es ms, corregir al autor es
siempre difcil, incluso arriesgado y, entre los adagios crti-cos,
el nihil innovetur debe tener plena vigencia. Casi siempre pasajes
que entre los discpulos de LACHMANN o sus partidarios haban sido
corregidos, suelen ir entre cruces, por lo general, en las
ediciones de los eclcticos. Se pueden comparar las ediciones al
texto de Esquilo, de MURRAY y de PAGE.
Este ltimo editor, PAGE, es un excelente ejemplo actual de la
vigen-cia del eclecticismo en autores de tradiciones abiertas y
contaminadas como es Esquilo. As, en la Praefatio de su edicin nos
dice: est unusquis-que, exemplaribus alienigenis adhibitis errores
sibi traditos corregit vel corrigere conatur; quo plures codices
contuleris, eo magis confirmatur hoc iudicium, non stemmate igitur
sed virtute in unoquoque codice est unaquaeque lectio
iudicanda231.
229 Repertory of Conjectures on Aeschylus, Leiden, 1965 230 The
Collation and Investigation of Manuscripts of Aeschylus, Cambridge,
1964, 1. 231 Aeschyli Septem quae supersunt tragoediae, Oxford,
1972, VIII.
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GASPAR MOROCHO GAYO 114
C) La seleccin de variantes
La anterior cita de PAGE nos lleva a considerar el problema de
la se-leccin de las variantes, cuestin que contina siendo una de
las ms arduas y espinosas de la crtica textual232.
Ninguna de las reglas textuales con que ha operado la critica
textual puede tomarse como criterio absoluto. Una vez ms los
papiros, verdaderos manuscritos en su mayora de la era cristiana,
han aportado lecturas que no se corresponden con el texto de los
manuscritos medievales ms antiguos.
Entre los partidarios del stemma la seleccin de variantes se
haca de modo mecnico bien sea por el principio de dos familias
contra una o por otros criterios, ya que tiene operatividad la
oposicin de lectura buena / falta, tanto en una recensin cerrada
como en una recensin abierta233. Pero ya hemos dicho que en este
sistema se llega a un punto en que todo depende del arbitrio del
editor, el cual suele decidirse con criterios que pertenecen ms
bien al eclecticismo. No obstante, VARVARO, con el fin de evitar el
subjeti-vismo, ha expuesto que deben ser o bien la competencia o
bien la plausibilidad, las que deben decidir234. Toda lectura de
nuestros testimonios tiene un tipo doble de validez: esto se
determina o bien en razn de la posicin en el stem-ma del manuscrito
y en relacin al conjunto de la tradicin, lo cual se llama
competencia, o bien la validez depende de la cualidad intrnseca de
la lectura en su contexto, lo cual se denomina plausibilidad, ambas
estn en planos diferen-tes y en virtud de las leyes del lenguaje no
siempre estn de acuerdo en los manuscritos. No obstante,
competencia y plausibilidad pueden armonizarse. Si la competencia
impone su ley, debe ceder la plausibilidad, pero sta dirime la
cuestin si la competencia carece de base. La plausibilidad as
entendida, es de-cir, la cualidad intrnseca de la lectura en el
contexto, concede tambin, segn creemos, un buen margen al azar y al
acierto, y la opcin puede no ser objeti-va, sino, ms bien, del
juicio y gusto del editor.
232 P. CHANTRAINE, Le problme du choise en Philologie, SIFC,
XXVIII,
1965, 102-107. I. CARCOPINO, Les bonnes leons, Paris, 1962. 233
G.P. ALBERTI, Recensione chiusa e recensione aperta, SIFC, XL,
1968, 44-
60. 234 Critica dei testi Classica e Romanza. (Problemi communi
ed esperienze di-
verse). Rendiconti dellAcademia di Archeologia, Lettere e Belli
Arti di Napoli, XLV, 1970, 73-117, principalmente las 95-100.
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Panormica de la crtica textual contempornea 115
Es precisamente al contexto al que recurre como norma el
eclecti-cismo, sistema que considera normal el subjetivismo del
editor en la leccin de variantes, ya que dicha subjetividad es del
mismo orden que la objetivi-dad del sistema del Neolachmanismo.
El problema, la mayor parte de las veces, se plantea en los
especme-nes muy numerosos de variantes poco importantes, que
presentan la mayora de los autores griegos235. En el caso de
variantes verdaderamente importantes y en las variantes de
autor236, postulamos una solucin lingstica y estilstica en el
sentido moderno de estas disciplinas. Dada la naturaleza de la
mayor parte de las variantes de una obra, un estudio de la sintaxis
de cada autor, de sus formas habituales o clichs estilsticos, nos
podrn dar la clave, en muchos casos, en orden a una solucin
adecuada.
No obstante, en los tres problemas apuntados y en otros muchos,
la crtica textual permanece abierta a nuevas conquistas y mejores
logros.
235 Cf. V. MARTIN, Eschine, p. XIII. 236 VARVARO, art. cit.,
95-100.