Paloma, palomita Alejandra Palazzo
Paloma, palomita
Alejandra Palazzo
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
La petisa, rubia con pinta de cuchillera. Mi analista. Sabía
muchas cosas esa mujer, ademaás de psicología.
Matemática, física, química, filosofía, medicina tibetana,
floricultura y jardinería.
Así dieciocho sesiones, hasta que un día
me preguntó: qué es para vos el amor?
- Ehhh, bué... otra vez con la filosofía -
rezongué. Silencio. - Qué sé yo lo que
es el amor! El amor es milanesa con
papas fritas. - Ah!- me dijo- algo que se
prepara - agregó con ese tonito carac-
terístico. - Un plato elaborado, conti-
nuó.-Sí- ledije-Tengo todos los ingre-
dientes, sé cocinar como los dioses,
pero me falta un comensal. Qué hago?
pongo un aviso en la Para Ti?
A veces sonreía pensativa y ese dia,
Ay!~érománticolotuyo!,repliqué.Vol-
vióasonreíry prosiguió. - Para que te
cague una paloma se tiene que
combinar tu trayecto, el trayecto de la
paloma, el tiempo que tarda la
paloma en digerir su alimento, que se
encuentre en
pleno vuelo mientras mueve el intes-
tino, la velocidad del viento en que
planea y la fuerza de gravedad para
que dé justo en el blanco de tu mus-
culosa.Y además esto sucede en el
momento más inesperado. Com-
prendés?
después de encender un cigarrillo se
acomodó en su sillón y me largó
lafórmula. -Mirá- expresó con voz
maternal y consejera - (sonamos,
pensé,
agarrate ínconciente que ahf viene el
taladro).
Largos debates acerca de la soledad, los fracasos del amor -
verás que todo es mentira.- sola despiadadamete sola y
edíptica -parecemos ya ves, dos extraños.
Dos veces por semana contame tu condena. La pregunta era
simpre la misma: a mí nunca más me va a tocar la varia del
amor? Y a demaás, tratar de explicarle a la licenciada que una
no es que no esté abierta para que suceda el esperado
encuentro, es que los demás están más cerrados que el
Italpark , o el Hogar Obrero. Que ponerse en pareja no es ir a
comprar mueble de caña al Tigre, o encargar una de muzzare-
lla por teléfono. Y que no sé si...
Conocía a los Fabulosos Cadillacs, la influencia de Bob Dylan
en la armónica de León Gieco y todas las cremas para la
alergia. Sabía de todo. Hasta del amor. El caso es que, por quel
tiempo, mis sesiones giraban en torno a uno de los temas más
preocupantes para los pacientes con síndrome de "por qué
justo a mi, no?".
Caminé por Charcas en estado
vegetativo más o menos media
hora, tiempo prudencial para
procesar la información con cara
de no me hablen que recién salgo
de terapia. Tomé el colectivo en
Córdoba y cuando estaba llegan-
do a Gascón, el efecto de lo
conversado deslizó mi mirada
hacia los balcones, los techos, los
postes. Empecé a ver palomas,
dulces palomitas, fantaseando
con la escena tan esperada. Por
supuesto, que como uno de lo
que escucha recorta lo que
quiere, me quedé con esa imagen
y descarté inconcientemente eso
de que sucede en el momento
menos esperado. Y como era
sumamente obediente con los
consejos de esta bruja empecé la
cacería.
Lo primero que hice fue conse-
guirme una guía de Capital y
alrededores. Busqué en el plano
El Palomar. Asociando, gracias a
las palabras que me han dado
tanto. Paloma, palomita, Palo
mar. Este era mi destino. Dónde
mejor que en ese barrio. Primer
fin de semana recorriendo la
plaza, parada
en las puertas de la Iglesia, horas
debajo de los palos de la luz.
Nada. Ni una sola. Y bueno, me
dije. A probar suerte a plaza de
Mayo. Congreso. Obelisco.
Corrientes. Abasto. Almagro. San
Telmo. Constitución. Bajo Flores.
Otra esperanza. Belgrano. Tiré
migas para arriba. Nada.
nada
nada
nada
nada
nada
nada
e s l a u l t i m a v e z
Ay!~érománticolotuyo!,repliqué.Vol-
vióasonreíry prosiguió. - Para que te
cague una paloma se tiene que
combinar tu trayecto, el trayecto de la
paloma, el tiempo que tarda la
paloma en digerir su alimento, que se
encuentre en
pleno vuelo mientras mueve el intes-
tino, la velocidad del viento en que
planea y la fuerza de gravedad para
que dé justo en el blanco de tu mus-
culosa.Y además esto sucede en el
momento más inesperado. Com-
prendés?
La velocidad del viernto en que planea.
El tiempo que tarda la paloma en digerir su alimento.
El amor es una combinación. No estás tan errada. Te lo voy a gra�car con otro ejemplo:
Que se encuentreen pleno vuelo mientras mueve el intestino.
En un momento una voló rasan-te sobre mi cabeza y creí sentir algo, un ruidito... ¡justo a mi me tenía que tocar una paloma conflatulencias !, desgraciada! Nada. Ni una meadita. Algo. (Me parece que voy-a cambiar de terapeuta).
Me tomé el subte. De reojo leí en el diario: desastre ecológico. Aves de distintas especies emigran hacia otras latitudes porcontaminación ambiental. Dios mío!, las palomas no ! ... Sentada en la cocina de casa, terminando de hacer la lista del súper, me asaltó un pensamiento de ilumi-nación. Y por qué tiene que ser necesariamente una paloma la que me cague? Si en definitiva hay tanto pájaro suelto por ahí.... Me fui a la feria de Pompeya. Me compré cuatro cotorras, ocho canarios, cuatro blancos y cuatro amarillos, cinco jilgueros, dos torcacitas, un venteveo y un pájaro carpintero, por las dudas.Los solté a todos en el cuartito de arriba y me pasé el fin de semana sentada en el galponcito, en un silloncito de lona playera, con el mate y la radio, que cada tanto pasaba a Serrat y su "se equivocó la paloma, se equivoca-
ba". Nada. Me la pasé limpiando las cagadas en el piso, las chapas del jaulón, hasta en la perilla de la radio me cagaron pero a mí, lo que se dice a mí, nada! Y hay que embocarla en la punta de la ante-nita, carajo!
A mí me invitaron unos amigos a Córdoba. En el viaje me hablaron de la sierra de los comen-chingones, de las águi-las y los halcones que decían que eran impresionantes.
En un momento una voló rasan-te sobre mi cabeza y creí sentir algo, un ruidito... ¡justo a mi me tenía que tocar una paloma conflatulencias !, desgraciada! Nada. Ni una meadita. Algo. (Me parece que voy-a cambiar de terapeuta).
Me tomé el subte. De reojo leí en el diario: desastre ecológico. Aves de distintas especies emigran hacia otras latitudes porcontaminación ambiental. Dios mío!, las palomas no ! ... Sentada en la cocina de casa, terminando de hacer la lista del súper, me asaltó un pensamiento de ilumi-nación. Y por qué tiene que ser necesariamente una paloma la que me cague? Si en definitiva hay tanto pájaro suelto por ahí.... Me fui a la feria de Pompeya. Me compré cuatro cotorras, ocho canarios, cuatro blancos y cuatro amarillos, cinco jilgueros, dos torcacitas, un venteveo y un pájaro carpintero, por las dudas.Los solté a todos en el cuartito de arriba y me pasé el fin de semana sentada en el galponcito, en un silloncito de lona playera, con el mate y la radio, que cada tanto pasaba a Serrat y su "se equivocó la paloma, se equivoca-
ba". Nada. Me la pasé limpiando las cagadas en el piso, las chapas del jaulón, hasta en la perilla de la radio me cagaron pero a mí, lo que se dice a mí, nada! Y hay que embocarla en la punta de la ante-nita, carajo!
A mí me invitaron unos amigos a Córdoba. En el viaje me hablaron de la sierra de los comen-chingones, de las águi-las y los halcones que decían que eran impresionantes.
Bueno, me dije, última opor-tunidad.Si en una de esas me llega a cagar un águila, un aguilucho, aunque sea un búho en la montaña, sería como sacarse el loto. Y por qué no?. Me calcé la gorra, me agarré de la mochila y empecé a subir. A la mierda con el apunamiento. Estaba llegando a la cumbre y un lugareño nos dijo: bajen porque seviene tormenta. Aguila el chocolate, con el que me tuve que conformar en el hotel.
Volví a Buenos Aires. Retomé las sesiones. Por supuesto ni una palabra de las excursio-nes, (a ver si todavra se cree que me pudo convencer con ese ejemplo de la palomita).
Bueno, me dije, última opor-tunidad.Si en una de esas me llega a cagar un águila, un aguilucho, aunque sea un búho en la montaña, sería como sacarse el loto. Y por qué no?. Me calcé la gorra, me agarré de la mochila y empecé a subir. A la mierda con el apunamiento. Estaba llegando a la cumbre y un lugareño nos dijo: bajen porque seviene tormenta. Aguila el chocolate, con el que me tuve que conformar en el hotel.
Volví a Buenos Aires. Retomé las sesiones. Por supuesto ni una palabra de las excursio-nes, (a ver si todavra se cree que me pudo convencer con ese ejemplo de la palomita).
Qué glande la paloma!
J U L I A N A R I P A N I