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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN:PROcESOS DE
RETERRITORIALIzAcIN EN LA PROvINcIA DE LOjA
Pablo Ospina | Patric Hollenstein | Jos Poma
1. IntroduccinEn este trabajo nos interesa explorar el proceso
de cons-
truccin de nuevas estructuras espaciales en el sur del Ecuador.
Mostramos cmo las dinmicas econmicas en diferentes zonas de la
provincia de Loja promueven la superacin del histrico aislamiento
de la regin sur del Ecuador a travs de la transfor-macin de
coaliciones sociales y la conexin con nuevos mercados y nuevos
polos (urbanos). El resultado de este proceso es una creciente
fragmentacin de la provincia de Loja, es decir, la emer-gencia de
nuevas estructuras espaciales (Deler 1983).
Trazamos el proceso de fragmentacin territorial en la pro-vincia
de Loja a partir de dos estudios de caso: la zona maicera y la zona
cafetalera1. Los dos estudios formaron parte de una investiga-cin
en el marco del programa DTR de Rimisp - Centro Latinoa-mericano de
Desarrollo Rural y sus socios2. En este proyecto fue-ron
seleccionados territorios rurales con una combinacin virtuosa
1 Los datos que sustentan la investigacin provienen de un
anlisis espacial de variables socioeconmicas (Larrea et al. 2011)
como la pobreza, la desigualdad social (coeficiente de Gini) y el
consumo familiar por habitante a escala parroquial para dos
momentos que permiten visua-lizar los cambios ocurridos en la ltima
dcada (ver Larrea et al. 2011 para una presentacin ms detallada de
la metodologa). Para entender el proceso social que llev a los
resultados socioeco-nmicos, realizamos estudios etnogrficos de las
relaciones productivas, sociales y de gnero, as como encuestas
sobre los sistemas de produccin y de comercializacin del caf de
altura y del maz amarillo. La informacin completa est publicada en
Ospina et al. 2011.
2 Para una presentacin detallada de las preguntas de
investigacin y de la metodologa de los diecinueve proyectos DTR
realizados en once pases latinoamericanos, ver RIMISP 2008.
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de crecimiento econmico, reduccin de la pobreza y reduccin de la
desigualdad a fin de estudiar los factores que sustentan las
din-micas exitosas y que diferencian los territorios exitosos de
aquellos atrapados en vas de subdesarrollo (Rimisp 2008)3.
El marco terico DTR es una formulacin reciente de una vertiente
terica que se ha preocupado por la concentracin de actividades
productivas y de servicios en determinados espacios (Berdegu y
Schejtman 2007: 56), Nuestro trabajo se inserta en esta preocupacin
en tanto busca mostrar cmo, a partir de procesos sociales y
transformaciones econmicas, se transforma tambin la estructura
espacial de los territorios rurales.
Para poder analizar las estructuras espaciales cambiantes,
par-timos de la geografa social francesa, que propone que el
espacio geogrfico debe entenderse como el conjunto de aquellos
flujos o itinerarios materiales y simblicos que unen sitios fsicos
entre s. Sumariamente, podemos entender las estructuras del espacio
geo-grfico como las redes de relaciones que sirven para unir
sitios. Estas redes de relaciones son recorridos de personas, de
cosas, de ideas. Se logran mediante medios de comunicacin o vas de
trans-porte. En cierto modo, podramos decir que son itinerarios
(Dollfus 1980 y 1991; Deler 2007 [1981]). La caracterizacin
geogrfica de un territorio es, pues, la identificacin y valoracin
de flujos mate-riales y simblicos que cambian conforme cambian las
sociedades que los establecen.
En la primera parte revisamos brevemente el contexto his-trico
en el cual se sita la fragmentacin territorial de las ltimas
dcadas. Lo que se puede observar es que los territorios estn
cam-biando constantemente, siendo la tendencia dominante en el caso
de Loja hacia unidades territoriales cada vez ms pequeas. En la
segunda parte analizamos dos casos especficos la zona maicera y la
zona cafetalera de esta ltima etapa de fragmentacin.
3 El marco terico de las dinmicas territoriales rurales (DTR),
elaborado por Berdegu y Schejtman 2007 (ver tambin Rimisp 2008),
agrupa estos factores en tres grupos generales: los activos del
territorio, las coaliciones sociales y los arreglos
institucionales.
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
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Contestamos preguntas como cules son los factores que llevan a
una fragmentacin territorial?, cmo se transforman los territorios
en presencia de nuevos procesos econmicos?, cules son las
con-secuencias econmicas y sociales para la poblacin rural
afectada?, etc. En la ltima parte exploramos algunas implicaciones
de los dos estudios de caso.
2. El territorioEl territorio lojano sobre el que nos
concentraremos puede
ser caracterizado como un conjunto de, cuando menos, tres
crculos territoriales. El primero, ms antiguo y ms grande es el de
los An-des Bajos, que atraviesa la frontera con el Per, y que en el
pasado tuvo como ejes de articulacin la minera de oro en Zamora y
Zaruma y la exportacin a travs del puerto de Piura (Per). El
segundo, de dimensiones ms restringidas, incluye la actual
provincia de Loja y una gran parte de la provincia amaznica de
Zamora, as como las partes orientales de la provincia costera de El
Oro (cantones de Zaruma, Portovelo, Pias y Las Lajas), y
corresponde a la regin hegemonizada por la oligarqua terrateniente
lojana durante el pe-rodo republicano. El tercer crculo es un
conjunto de subterritorios marcados por el crecimiento de la
intensidad de las articulaciones espaciales internas, de los
vnculos independientes de cada uno de estos subterritorios con la
Costa ecuatoriana y su cada vez mayor autonoma respecto a la
dinmica provincial y de la capital4.
2.1. El primer crculo: los Andes Bajos
Los Andes Bajos (Ramn 2008: 15-30) es una regin ma-yor que tiene
caractersticas geogrficas, ambientales y culturales
4 En un anlisis del espacio peruano, Mesclier (2001) presenta
tres estructuras espacia-les del Per, cada una de ellas anclada en
diferentes formaciones sociales (colonial, republicana, siglo XX).
Esta autora muestra cmo cada una de estas estructuras deja una
herencia para la siguiente formacin social que adapta la estructura
social a nuevas necesidades. La idea principal de su modelo, esto
es, la existencia de una secuencia de estructuras espaciales que
establecen un legado sobre la definicin del espacio para futuras
formaciones sociales, es muy similar a los tres crculos
territoriales presentados aqu.
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originales en el conjunto andino. Es una zona donde la
cordillera de los Andes pierde altura, desaparecen las montaas con
glaciares permanentes, la cordillera occidental pierde su patrn
longitudi-nal paralelo al Ocano Pacfico para convertirse en
estribaciones andinas que se dirigen hacia el mar creando un patrn
de hoyas transversales, estrechas y profundas, marcadas por una
orografa muy irregular. Los lmites de este espacio son, al norte,
el Nudo del Azuay, que divide dos regiones orogrficas distintas en
los Andes ecuatorianos, y al sur, la Transversal de Huancabamba,
depresin por la cual corren, haca el ocano Atlntico, los ros
Chamaya, Maran y Amazonas, sealando la sutura de los dos zcalos que
conforman el continente suramericano (Hocquenghem 2004; ver tambin
Deler 1991).
La principal variable que define al territorio es la humedad,
cuya influencia distingue dos zonas. Una es la occidental, que
afec-ta al 66% el territorio de la provincia, en la que la humedad
est fuertemente determinada por la alternada influencia de las
corrien-tes de El Nio y de Humboldt, que crea una zona de enorme
ines-tabilidad climtica en la que las lluvias normales se alternan
con fuertes, El Nio y temibles sequas. La zona oriental, por su
parte, representa el 34% del territorio restante de la provincia,
en don-de el patrn de lluvias es ms estable y ms simtrico a lo
largo del ao, fuertemente influido por la los vientos y el clima de
la Amazona (Maldonado et al. 2005, Ramn 2008). Esta diversidad
interna, la inestabilidad del clima en la zona occidental, la
ausencia de glaciares de altura que alimenten por deshielo los
acuferos sub-terrneos y los manantiales, la fuerte irregularidad
del paisaje y la presencia de suelos terciarios muy erosionados,
significaron serios desafos para las poblaciones que all se
asentaron5.
5 Desafos que fueron asumidos por los habitantes originarios a
travs de agricultura de roza y quema, de subsistencia, que se
practica hasta nuestros das. Este prctica agrcola es diferente de
la agricultura bajo riego (en las laderas andinas, pero tambin en
la Costa), practi-cada por las sociedades centro andinas, que
permiti procesos de acumulacin de los que hoy se tiene idea por las
tumbas reales de los seores de Sicn o Sipn, que son las ms
conocidas.
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
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6 Es importante recalcar que los pueblos de los Andes Bajos, a
pesar de compartir una misma cultura, se enfrentan y desarrollan
conformando sociedades descentralizadas y poco jerarquizadas,
dinamizadas por la competicin ms que por la cooperacin, lo que no
impide que se formen, cuando es necesario, alianzas entre grupos o
confederaciones (Hocquenghem 2004). Ello matiza la idea de Ramn
(2008) de un espacio cultural cohesionado y muestra las diferencias
de los pueblos de los Andes Bajos frente a las sociedades
teocrticas, altamente centralizadas y complejas de los Andes
Centrales.
La historia precolonial de esta zona estaba muy integrada por
densos intercambios culturales y materiales entre los pueblos de
Paltas, Guayacuntu y Tallanas, que formaron luego la antigua
Gobernacin de Yaguarzongo, que uni a Loja, Piura, Jan y Tumbes
(Ramn 2008: 32-114)6.
Ya en la poca colonial, la caracterstica esencial que marc el
amplio territorio de los Andes Bajos fue, sin duda, la existencia
de dos pocas de conexin con el exterior y de reforzamiento de sus
interconexiones, marcadas por la produccin minera y la produc-cin
de cascarilla: la primera en el siglo XVI y la segunda a fines del
siglo XVIII e inicios del XIX. Ambos perodos reforzaron el papel
articulador de la ciudad de Loja: la explotacin minera en Zaruma,
al occidente, tena su centro en Loja, donde se encontraba la Caja
Real, lugar donde deba registrarse el oro extrado de las minas; la
explotacin de la cascarilla, por su parte, en las vertientes
orientales de la cordillera, tambin se acondicionaba en Loja antes
de su em-barque en el puerto de Paita con destino a la botica real
de Madrid. El esplendor minero dur poco: con el decaimiento a
partir del siglo XVIII, la regin se especializ en proveer los
medios nece-sarios para el transporte, es decir, la produccin de
mulares. Esta actividad era posible en condiciones de escasez de
mano de obra, circunstancia que llev a los hacendados a favorecer
la especializa-cin ganadera (ver sobre todo Ramn 2008: 116-192, y
Jaramillo 2002 [1955]: 147-157 y 203-224).
El perodo de auge de la cascarilla tambin dur poco. A ini-cios
del siglo XIX sobrevino la crisis debido a la tcnica de cosecha que
arras los bosques no solamente del rbol de la quina y a la escasez
de mano de obra. Su fin, que coincidi con los ltimos aos del orden
colonial, represent tambin el fin del perodo de oro de la poderosa
articulacin de la gran regin de los Andes Bajos.
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Deler (1991: 288) resume las mltiples funciones del eje
dia-gonal Loja-Piura que durante la poca colonial organizaba los
Andes Bajos: estructura espacial que una Sierra y Costa; regin de
expor-tacin de productos destinados a la Metrpoli; lugar de una
cadena comercial colonial interna que se aprovechaba del flujo
mercantil de productos espaoles desde Lima y la produccin de algodn
en Cuenca, que estimulaba de esta manera la produccin textil en
Piura y la cra de mulas en Loja; lugar de contrabando, facilitado
por ubi-carse en la periferia de la Audiencia de Quito y Lima.
2.2. El segundo crculo: la provincia de Loja
Durante el perodo republicano, se fortaleci la variante costea
de la Panamericana (Guayaquil-Machala-Tumbes-Piura), la que debilit
la importancia del Capac an, el antiguo camino incaico y eje
integrador de los Andes Bajos (Deler 1991: 287). El perodo
republicano tambin convirti la frontera con el Per en fuente
permanente de tensiones militares. Hacia el norte, la provin-cia de
Loja permaneci alejada del eje nacional Quito-Guayaquil (Deler
1986: 209), el cual determina hasta hoy da, con ciertas
mo-dificaciones, la jerarqua espacial del pas.
Las dos fronteras una situada al sur, la otra al norte de la
provincia contribuyeron a consolidar un aislamiento persistente que
durara hasta la dcada de 1970, cuando creci la red vial de conexin
con el resto del pas. El rezago fue, sin embargo, persis-tente
hasta que, a partir de los acuerdos de paz de 1998, dicha red vial
mejora significativamente. De esta manera, hasta pocas muy
recientes, el aislamiento y la condicin de frontera configuraron la
base de la identidad de este territorio.
El inicio del perodo republicano y la petrificacin de la
frontera sur que le acompa favorecieron el aislamiento de la
pro-vincia de Loja y, con ello, contribuyeron a la consolidacin de
una oligarqua terrateniente poco articulada a mercados externos,
que logr controlar todas las esferas del poder local (Fauroux
1988). El poder terrateniente se bas en el control monoplico de la
tierra:
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cerca del 60% de la superficie registrada hacia mediados del
siglo XX se encontraba en manos de 120 latifundios que
representaban el 0,3% de las unidades de produccin agropecuaria
(Censo Nacio-nal Agropecuario 1954).
El aislamiento y la falta de un mercado local hicieron que los
hacendados lojanos no se interesaran por mejorar la productividad
ni agregar valor a la produccin primaria. La renta era obtenida por
la explotacin de la fuerza de trabajo bajo dos modalidades
domi-nantes: colonos, con quienes la relacin se daba al partir, y
arrimados, quienes pagaban al hacendado el usufructo de la tierra
mediante tra-bajo no remunerado en la hacienda (CIDA 1965:
305-326).
Las mismas condiciones de aislamiento hacan difcil que las
haciendas lojanas se articularan a los ciclos exportadores
na-cionales del cacao o, ms tarde, del banano. Al contrario, todo
hace pensar que la crisis del cacao, hacia 1925, contribuy al
for-talecimiento de la oligarqua lojana, pues la mano de obra que
expulsan las haciendas cacaoteras de la Costa fue acogida por los
extensos latifundios de la provincia. All fue donde surgi esta
nueva categora de trabajador adscrito a la hacienda, el arrimado.
La revolucin liberal (1895-1912), sin embargo, haba buscado
contrarrestar el poder terrateniente mediante la ruptura del
ais-lamiento a travs de la construccin de ferrocarril, el
redireccio-namiento del comercio y la creacin de flujos mercantiles
desde y hacia la Costa, en lugar de las debilitadas pero histricas
rela-ciones con los mercados peruanos. Sin embargo, y ms all de las
medidas liberales, el conflicto con el Per (1941) tuvo efectos ms
decisivos, puesto que limit aun ms el comercio y solidific ms
rgidamente el obstculo de la conflictiva frontera del sur.
2.3. El tercer crculo: nuevos territorios en la provincia de
Loja?
El tercer tercio del siglo XX vio quebrarse los fundamentos de
la hegemona terrateniente en la provincia de Loja: se vence
pro-gresivamente el persistente aislamiento y se resquebraja el
monopolio
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sobre la tierra. Los recursos de la poca petrolera (dcada de
1970) permitieron el desarrollo de las vas de comunicacin tanto con
el eje andino Cuenca-Quito como con el eje costeo
Machala-Guayaquil. Adems, se hicieron ms densas y seguras las
conexiones entre los cantones, con lo que se redirigieron los
flujos del comercio interior, pues las localidades ya no estaban
obligadas a vender su produc-cin por los difciles y no siempre
legales caminos que llevaban. La reforma agraria de los aos
1960-1970, la entrega de la tierra a los arrimados y la terrible
sequa del ao 1968 confluirn para provocar un verdadero abandono de
la mayor parte del hinterland agrario de la oligarqua terrateniente
lojana. Quedaron en posesin de las tierras ms planas, ms cercanas a
importantes vas de comunicacin y que disponan de riego.
Desde el punto de vista espacial, el correlato de ese cambio
social mayor fue la fragmentacin de la unidad territorial de la
pro-vincia de Loja. Es lo que puede sacarse como conclusin general
del magnfico libro de Pietri-Levy (1993). El proceso ocurri por
varias razones. Una de ellas es que los terratenientes asentados en
la capital dejaron de ser los dueos de prcticamente todas las
tierras de los subterritorios y, por lo tanto, la ciudad de Loja
dej de ser el punto nodal de conexin con el centro de toma de las
decisiones productivas del hinterland. Una vez desestructurada la
hacienda, se resquebrajaron las bases no solo econmicas sino tambin
del con-trol social sobre la poblacin. Estos cambios llevaron a la
progresiva reconfiguracin de las dinmicas particulares en
subterritorios.
El dinamismo econmico de la ciudad de Loja y de la provincia en
su conjunto, es extremadamente dbil y esta debilidad se refleja en
la hipertrofia de todos los niveles del sector comercial (). La
evolucin reciente y el dinamismo econmico de los otros diversos
centros urba-nos depende esencialmente de su localizacin, puesto
que sus funciones son ante todo comerciales. Cariamanga es el polo
econmico del sur de la provincia; la nica ciudad capaz de contener,
en un espacio dado, la influ-encia directa de Loja (). La funcin
comercial de Cariamanga es antigua. Punto de concentracin de los
productos de la ganadera y de la agricul-tura de una amplia parte
de la provincia, Cariamanga, trata con Cuenca o Guayaquil y con el
Per. Catacocha, del otro lado del valle del ro Catamayo, en el
camino de acceso al oeste de la provincia, no ha alcanzado nunca
la
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DE LA PROvINcIA DE LOjA
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importancia comercial de Cariamanga. El comercio de la parte
occidental de la provincia de Loja se ha organizado en torno a
Celica y, ms reciente-mente, tambin de Alamor (Pietri-Levy 1993,
nfasis agregado).
El anlisis tipolgico a nivel de parroquias que realizamos
(Ospina et al. 2011) tiende a superponerse de manera notable con
las regiones identificadas por Pietri-Lvy a inicios de los aos 1990
(ver mapa 1). La zona de influencia directa de la ciudad de Loja,
tiene a dicha ciudad como eje de articulacin y observa cre-cimiento
econmico, reduccin de pobreza y de la desigualdad en valores
estadsticamente significativos. Dentro de la zona, y en similar
condicin, se encuentran las parroquias Vilcabamba y Catamayo,
adyacentes a Loja. Catamayo es un espacio de articula-cin del
occidente y el oriente de la provincia, por lo que podra tambin
considerarse como un territorio relativamente autno-mo de la ciudad
de Loja. El cantn Paltas, caracterizado como una zona de influencia
dbil de Loja y moderada de la Costa, tiene como eje de articulacin
a Catacocha que, conjuntamente con las parroquias Yamana y Casanga,
logr crecimiento econmi-co, reduccin de pobreza y de la desigualdad
en valores estads-ticamente modestos, pero positivos. La zona de
influencia del municipio de Puyando, Zapotillo y Pindal, inclinada
a la regin Costa y con muy dbil influencia de Loja, tiene como eje
de arti-culacin territorial a la ciudad de Alamor; este
subterritorio logr crecimiento econmico y reduccin de pobreza,
aunque no de la desigualdad, que ms bien empeor. Finalmente, la
zona de influencia de Cariamanga y dbil influencia de Loja, incluye
va-rias parroquias de los cantones Sozoranga, Gonzanam, Calvas y
Espndola, en las que se produjo un cambio modesto del consu-mo por
habitante, hubo una pequea disminucin de la pobreza, y disminuy
ligeramente o se mantuvo la desigualdad social.
3. Los subterritorios del maz y del caf
Mientras que Pietri-Levy (1993) a mediados de los aos 1990
enfatiza todava el fin del poder terrateniente como factor
principal
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Fuente: INEC, Censo de Poblacin y Vivienda (2001), Encuesta de
Condiciones de Vida V (2006). Elaborado sobre la base de la
proyeccin de indicadores sociales sobre secto-res censales.
Elaboracin: Carlos Larrea, Ana Isabel Larrea, Diego Andrade
(Universidad Andina Simn Bolvar).
MAPA 1Tipologa socioeconmica de parroquias de Loja
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
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7 Mientras en el ao 2000 haba 29 500 has. sembradas, de las
cuales casi 10 000 se ubicaban en el cantn Puyango, cuya capital es
Alamor, en 2009 se calcul en solo 18 220 has. la superficie
provincial de caf (INEC 2000; MAGAP 2009).
de reterritorializacin, en la actualidad existe un conjunto de
nuevos factores que fortalecen el resquebrajamiento espacial, el
cual implica la creciente presencia de mercados y actores
extraterritoriales en las zonas rurales, que lleva este proceso, a
su vez, a una cada vez ms notable autonoma con relacin la ciudad de
Loja, el eje articulador ms importante durante los ltimos siglos.
En esta seccin analiza-mos el proceso de fragmentacin territorial a
travs de dos estudios de caso: el subterritorio cafetalero y el
maicero.
4. El caf
La produccin de caf en Loja es antigua, pero entre 2000 y 2009
hubo una notable cada de la superficie sembrada y de la pro-duccin,
ya que este cultivo fue afectado por la crisis del mercado
internacional del caf y por la cada estrepitosa de los precios
inter-nacionales y locales a finales de los aos 1990 y comienzos de
los 2000 (ETG 2009)7. Este periodo coincidi con el de mayor xodo de
ecuatorianos y ecuatorianas al extranjero. Mucha gente lojana,
particularmente de las zonas cafetaleras, emigr o abandon los
cafetales.
En medio del dbil desempeo econmico de los hogares cafetaleros,
solo apaciguado por las cuantiosas remesas internacio-nales
enviadas por los migrantes, empez a gestarse a comienzos del siglo
XXI una nueva dinmica econmica que cambiar dentro de pocos aos no
solamente las perspectivas econmicas, sino tam-bin las estructuras
espaciales de la zona.
Lo importante para comprender la nueva dinmica territorial en
este subterritorio no es tanto el aumento de la demanda y los
precios del caf despus de la crisis 1999-2004, sino cmo los
pro-ductores crearon esa nueva oportunidad vinculada al reflote de
los precios. Varios actores locales, aliados con algunas
organizaciones
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no gubernamentales (ONG), buscaron activamente insertarse en los
nuevos mercados orgnicos. Estas coaliciones nos remiten a los
cambios sociales, productivos y organizacionales en el
subte-rritorio cafetalero y su dinmica, en gran parte independiente
de la ciudad de Loja.
Durante toda la dcada de 1990, en el subterritorio cafeta-lero
de los cantones Espndola, Quilanga, Gonzanam, Sozoranga y Calvas
(mapa 1), trabajaron varias ONG, junto con la coopera-cin
internacional, para conservar los bosques. La iniciativa ms
importante y extendida fue la del proyecto de la Organizacin de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin (FAO)
denominado Desarrollo Forestal Campesino (DFC), con el obje-tivo de
promover el manejo de sistemas agroforestales, pero cuyo mayor
impacto fue la capacitacin a promotores forestales locales, quienes
provenan de organizaciones comunitarias de base: las co-munas
campesinas tradicionales lojanas y las organizaciones for-madas por
la Iglesia catlica, que tuvieron mucha importancia en la zona en
dcadas anteriores. Estas experiencias organizativas de los
campesinos fueron la clave del xito de la iniciativa de la
coo-peracin internacional8.
La organizacin local clave fue la Unin Cantonal de
Organi-zaciones Campesinas y Populares de Espndola (UCOCPE), filial
de la organizacin campesina provincial Federacin Unitaria
Provin-cial de Organizaciones Campesinas y Populares del Sur
(FUPOCPS). La UCOCPE, junto con el personal tcnico del proyecto
DFC, di-se en 1996 un proyecto de tres aos y 300 000 dlares para
apoyar a los cafetaleros, que fue financiado por el Fondo de
Contravalor Ecuatoriano-Canadiense (FECD), creado mediante el canje
de deu-da externa. Este Fondo apoyaba a varias organizaciones
cafetaleras en Loja con la intermediacin de ONG lojanas e
internacionales. As, se consolid una alianza entre organizaciones
campesinas y tcnicos de las ONG con la hegemona de los segundos,
que
8 Entrevista a E.A. (Espndola, 02.03.2010).
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DE LA PROvINcIA DE LOjA
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ha logrado mantenerse hasta la actualidad y que cambiar las
leal-tades sociales y reorientar los flujos comerciales de la zona
hacia Catamayo, un posible nuevo polo de articulacin espacial.
El trabajo unificado de las ONG y de las organizaciones
ca-fetaleras que promovieron9, fue la columna vertebral de la
organi-zacin regional Federacin Regional de Asociaciones de Pequeos
Cafetaleros Ecolgicos del Sur (FAPECAFES), que tiene actual-mente
alrededor de 1800 socios y exporta 9000 quintales de caf, con un
valor superior a los USD 1 700 00010.
La nueva coalicin cafetalera integrada por los mencionados
actores locales, pero tambin por los compradores orgnicos euro-peos
empez a operar cuando los precios internacionales del caf caan en
picada, los dirigentes migraban a Espaa y los cafetales se
convertan en potreros para el ganado. En medio de esta
desfavora-ble situacin, los campesinos escucharon la prdica sobre
el cambio tecnolgico en el sistema de produccin y comercializacin y
se in-volucraron activamente en la bsqueda de alternativas para
conse-guir mejores precios en el mercado internacional orgnico.
Un factor que favoreci y ampli la coalicin social en la zona de
Cariamanga han sido las remesas internacionales, puesto que una
parte de ellas se destina al proceso productivo del caf11. En
efecto, esta coalicin empez con el surgimiento de las re-des de
economa solidaria, de las cajas de ahorro rural y de las
cooperativas de ahorro y crdito locales. Si bien en la provincia de
Loja y en la zona cafetalera bajo estudio han existido, desde hace
dcadas, cooperativas tradicionales ubicadas en los centros urbanos,
especializadas en promover el crdito comercial y de con-
9 Asociacin Agro-Artesanal de Productores de Caf de Altura de
Puyango (PROCAP), Asociacin de Productores Ecolgicos de Palanda y
Chinchipe (APECAP) y Asociacin de Produc-tores de Caf de Altura de
Espndola y Quilanga (PROCAFEQ), localizadas en Puyango, Palanda y
Espndola-Quilanga, respectivamente.
10 En Ecuador, la exportacin de caf est concentrada en pocas
empresas. La empresa Caf S.A., que no acta en Loja, export 85 de
los 125 millones de dlares vendidos en 2008, segn la Asociacin
Nacional de Exportadores de Caf, ANECAFE (citado en ETG 2009).
11 Algo que no aparece en los estudios disponibles, porque esta
relacin es indirecta.
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sumo, desde el aos 2005 surgieron algunas cajas de ahorro
alter-nativas vinculadas a organizaciones de productores y a la Red
de Entidades Financieras Equitativas del Sur del Ecuador (REFSE),
promovidas y apoyadas tcnicamente por una ONG ecuatoriana ligada a
la Iglesia catlica, el Fondo Ecuatoriano Populorum Pro-gressio
(FEPP)12. Varios observadores y dirigentes locales llamaron la
atencin sobre el hecho de que las cajas de ahorro situadas en reas
cafetaleras lograron crecer y consolidarse, mientras decayeron
otras ubicadas en otras zonas deprimidas. Cuando realizbamos el
trabajo de campo, esa coalicin estaba a punto de volverse
plena-mente formal. PROCAFEQ estaba concertando un acuerdo con tres
cooperativas de la zona Quilanga, San Jos y Gonzanam para la
provisin de crdito a los caficultores13. Adicionalmente, los
crditos entregados por las cooperativas locales, que son ma-nejados
principalmente por las mujeres, debilitan el poder de los
intermediarios y comerciantes de Cariamanga, cuyos crditos han sido
tradicionalmente fundamentales para la reproduccin de las familias
lites durante las pocas de penuria14. Ahora los hogares,
especialmente las mujeres, pueden acceder rpidamente al crdito sin
depender de los comerciantes.
As, el surgimiento de esta nueva coalicin tambin rest
importancia a la tradicional coalicin asentada en la ciudad de
Cariamanga, alrededor de la cual ha estado organizada la produc-cin
de caf de altura, y donde se encuentran las principales entida-des
financieras y la mayora de comerciantes de granos y de caf. Aunque
el peso de la nueva coalicin todava no es dominante en el
territorio respecto a la comercializacin del caf, tiende a eludir
la relacin con Cariamanga. La Asociacin de Productores de Caf
12 Entrevista a P.G. (El Airo, 07.03.2010).13 De esta manera, al
menos 120 000 USD del ahorro local se destinarn, anualmente,
a financiar los prstamos y adelantos que PROCAFEQ har como
capital de operaciones del sistema de comercializacin asociativo.
Los habitantes de la localidad financiaran de esta ma-nera, con sus
ahorros, el 25% del capital actual de operacin de la organizacin ms
grande de comercializacin asociativa de la zona. Entrevistas a F.A.
(Amaluza, 02.03.2010) y a E.C. (Quilanga, 13.03. 2010).
14 Testimonio de S.C., El Airo (02.06.2010).
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
163
de Altura de Espndola y Quilanga (PROCAFEQ) la organiza-cin
cafetalera del subterritorio en estudio y FAPECAFES han
privilegiado la relacin con Catamayo (ver mapa 1), ciudad
bene-ficiada por su ubicacin estratgica y donde se instal el centro
de acopio, procesamiento e industrializacin del caf para
exportacin, y donde se concentra todo el caf de la red de
comercializacin de la regin sur del Ecuador.
En sntesis, el aumento de los precios internacionales del caf
fue el punto de partida de una dinmica econmica ms favorable para
los campesinos lojanos. El patrimonio ambiental disponible es
vital, pues favorece solo a los productores ubicados en las zonas
aptas para el caf de altura (las ms hmedas y altas del occidente de
la provincia). El factor social decisivo para potenciar los
bene-ficios y redistribuirlos ms es la formacin de una coalicin
nueva conformada por caficultores, ONG, organizaciones campesinas,
compradores de caf orgnico en Europa y cooperativas de ahorro y
crdito rural, que establecen un vnculo directo con el mercado
internacional del caf orgnico. Esta coalicin hubiera sido
impo-sible sin la presencia de varios factores: la acumulacin de
capi-tal social producto de la experiencia previa de los campesinos
que fueron parte de las organizaciones que lucharon por la tierra,
la Iglesia catlica comprometida con los pobres y de un conjunto de
proyectos sostenidos por la cooperacin internacional.
5. El maz
La zona maicera de la provincia de Loja tiene como centro
productivo el cantn Pindal y como centros comerciales la ciudad de
Alamor y Pindal (ver mapa 1). Esta zona estaba marcada por un
sistema de economa campesina de autosubsistencia, solo
interrum-pida por la migracin estacional de los hombres pindaleos a
la Cos-ta ecuatoriana (Martnez 2002) a partir de la sequa de 1967 y
1968.
En este contexto, llegaron a finales de los aos 1990 los agentes
de empresas agroindustriales, alentados por la expansin de la
industria de carne: en menos de una dcada (2001-2009) se
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PABLO OSPINA|PATRIc HOLLENSTEIN|jOS POMA
164
haba duplicado la produccin nacional de pollos y huevos. Ello
pre-supona tambin cambios drsticos en los sistemas de produccin de
maz amarillo, ya que este grano es uno de los ingredientes ms
usados en la produccin de alimentos balanceados.
Este cambio se realiz a travs de la difusin de un paquete
tecnolgico, por el cual los rendimientos por hectrea aumenta-ron
sustancialmente15, tambin en el caso de la zona maicera de la
provincia de Loja, pero con importantes efectos negativos so-bre la
salud de la poblacin rural y la sustentabilidad ambiental de los
sistemas de produccin16. Nuevos actores, la mayora de fuera del
territorio, promocionaron un paquete tecnolgico de semillas hbridas
e insumos qumicos. Fabricantes y vendedores de agro-qumicos, bancos
y cooperativas de ahorro y crdito facilitaron, a partir de 2002, el
acceso de los maiceros a dichos paquetes. Ade-ms, la mayor demanda
del grano, as como la sensible mejora de la red vial cantonal,
atrajeron a comerciantes extraterritoriales que disputaron el poder
con los comerciantes tradicionales de Alamor y Pindal.
La empresa Agripac fue la primera en distribuir el paquete,
acompandolo de capacitacin para aplicarlo. En 1996, coloc
exitosamente las semillas Brasilia y Pacific en el mercado local,
con lo cual aument el rendimiento considerablemente. A partir de
2002 se constituy una coalicin tripartita, entre el Banco de Loja,
la empresa PRONACA (Procesadora Nacional de Alimentos), una de las
principales productoras de alimentos balanceados y de carne del
pas, y actores locales.
15 A finales de la dcada de 1990, los productores pioneros
cosecharon alrededor de 100 quintales por hectrea, ms del doble de
lo que producan antes (SNV 2006: 21). Es muy probable que, gracias
a estos logros, la superficie de maz se extendiera aun ms, lo cual
atrajo ms actores externos a Pindal.
16 El nuevo sistema productivo del maz est muy lejos de la
sustentabilidad. El uso inten-sivo de qumicos tiene efectos
negativos sobre los suelos, el agua y la salud de los trabajadores
e impone una rgida divisin sexual del trabajo. Aumenta la
vulnerabilidad de los campesinos, porque depende de la importacin
constante de insumos qumicos, del financiamiento va crditos y de un
mercado inestable y voltil. Hay, adems, indicios de que ha
disminuido el tiempo destinado a la produccin de alimentos en la
finca, una actividad principalmente de las mujeres.
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
165
La caracterstica central de esta dinmica es que la iniciativa
vino de fuera del territorio de Pindal y que pudo instalarse, por
el poder de los grupos ligados a las empresas, una coalicin casi
in-disputada por la debilidad organizativa de las organizaciones
cam-pesinas de la zona17.
En efecto, las experiencias organizativas locales surgieron como
respuesta a la nueva dinmica del maz hbrido para crear canales
propios de comercializacin. En el ao 2010, la ms im-portante
organizacin maicera del cantn es la Corporacin de Productores
Agropecuarios de Pindal (CORPAP), que naci con el proyecto
Desarrollo Integral, financiado por el FECD en el 2003. Esta
corporacin representa a unas 30 organizaciones que agrupan a 650
socios. Para fortalecer o profesionalizar la comer-cializacin del
maz se cre, en el 2007, con el apoyo del FEPP18, el Centro de
Negocios Campesino, CNC (a raz de un convenio de comercializacin
entre la CORPAP y la Asociacin de Avicultores de El Oro), que se
encarga de comprar los insumos agroqumicos en grandes cantidades.
De esta manera, la organizacin local de maiceros se ha insertado en
la dinmica creada por otros actores.
Igual que en el caso del subterritorio cafetalero, la estructura
tradicional de la comercializacin del maz se transform cuando los
nuevos actores pusieron en marcha la nueva dinmica. Actual-mente es
ms abierta, menos concentrada, con ms competencia entre
compradores, lo cual potencialmente favorece a los hogares
campesinos, pues ha aumentado su poder de negociacin. Hasta el
2002, la comercializacin estaba controlada por los comerciantes
loca-les de Pindal y Alamor (SNV 2006: 20). El aumento de la
demanda y
17 A diferencia de Espndola, en Pindal no hubo organizaciones
campesinas con reivin-dicaciones de carcter poltico y que tuvieran
agendas amplias, como la UCOCPE; no tuvieron que luchar contra los
hacendados para acceder a la tierra ni para demandar la propiedad
ante el Estado. Hizo falta un sustrato poltico para consolidar, a
largo plazo, una organizacin de los productores con perspectivas ms
amplias. La consecuencia es que las organizaciones campesinas
existentes en la actualidad se interesan, exclusivamente, en la
comercializacin. Entrevistas a W.G. realizada en Alamor
(14.05.2010) y a P.V., gerente del CNC, realizada en Pindal
(08.09.2010).
18 Entrevista a K. V., realizada en Pindal el 3 de septiembre de
2010.
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del precio del maz amarillo atrajo a nuevos comerciantes y motiv
a los acopiadores industriales y artesanales a abrir canales
directos de distribucin, situacin que debilit el oligopsonio de los
comer-ciantes locales. Un canal nuevo es manejado por comerciantes
o transportistas afuereos que proveen a los fabricantes de
alimen-tos balanceados y a la industria crnica de diferentes
ciudades del pas. Un tercer canal es el establecido mediante
convenios de compra y venta entre los maiceros, coordinados por la
CORPAP y PRONACA.
Nuestra encuesta sobre la comercializacin de maz nos per-mite
caracterizar los primeros eslabones de esos tres canales de
ven-ta19. El 50,04% de la produccin (85 666 quintales) fue vendido
a comerciantes locales en Pindal, y el 7,25% (12 415 quintales), a
comerciantes locales de Alamor. La concentracin en este canal es
muy grande, pues el 45% de la cosecha del 2009 fue controlada por
diez comerciantes locales. As pues, en el 2009, estos comer-ciantes
todava controlaban una parte importante del mercado, pero
sustancialmente menos de lo que controlaban antes. Pindal fue su
principal centro de intermediacin, mientras Alamor fue clave en la
oferta de servicios (Banco de Loja) y venta de insumos qumicos
(Agripac). El pueblo de Balsas, donde se encuentra la mayor
pro-duccin de pollos de la provincia de El Oro (vecina de Loja) fue
el destino ms importante de esta red comercial que representa el
41,7% del maz acopiado.
El canal que ms ha crecido es el de los comerciantes ex-ternos
que llegan a Pindal durante la cosecha alentados por el alto
precio. En el 2009, compraron el 33% de la cosecha a un precio
promedio de 30 centavos de USD por quintal, levemente ms alto que
el pagado por los comerciantes locales. Llegan hasta las fincas de
unos pocos productores que se encargan de concentrar toda la
cosecha de maz aprovechando que estas tienen fcil acceso vial,
19 Hicimos 419 entrevistas: 396 a hogares maiceros (20% de la
poblacin total) y a 23 comerciantes de Pindal, Alamor, Balsas y
Guayaquil, con lo cual dimos seguimiento a 650 relacio-nes
comerciales, a travs de las cuales fluyen 171 179 quintales de maz
amarillo (entre el 14% y el 24% de la produccin anual de
Pindal).
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
167
estn ms cerca que las otras al centro barrial y que tienen
bodegas para guardar el producto.
Los convenios entre la empresa PRONACA y CORPAP re-presentan el
tercer canal de venta. A travs de este canal se com-pr el 8% de la
cosecha del 2009. Aunque el precio de venta fue mayor, los
productores asumieron los costos de transporte hasta la ciudad de
Durn, localizada en la provincia del Guayas, por lo que su ventaja
competitiva no fue tan grande. Si bien PRONACA fue la empresa que
promovi el paquete tecnolgico y facilit la expansin del cultivo de
maz amarillo, no se est beneficiando directamente de la produccin
de la zona. Su beneficio es indi-recto: al haber aumentado la
produccin de maz en el pas y, con ello, contribuido a mediano plazo
a controlar el alza de precios20. Son los comerciantes y el
complejo agroindustrial de Balsas los que estn aprovechando el
cambio de la dinmica productiva de Pindal. Si esta tendencia se
reforzara, Balsas podra convertirse en la ciudad intermedia de la
que dependera Pindal, quizs sustitu-yendo a Alamor. Ahora mismo,
los productores de Pindal que tie-nen conflictos con los
comerciantes locales, optan por vincularse con Balsas. Los otros
grandes beneficiarios son los importadores y proveedores de insumos
qumicos.
6. Dinmicas territoriales y estructuras espaciales
En las pginas anteriores mostramos cmo el espacio sur de Ecuador
ha sido el escenario de diferentes estructuras espaciales. La
historia de lo que desde la perspectiva ecuatoriana podemos llamar
el espacio lojano o la regin sur, es la historia de una progresiva
desarticulacin espacial. La regin colonial articulada alrededor de
la minera y el comercio a travs del Puerto de Paita, se convirti
durante la poca republicana y el recorte de los circuitos
mercantiles
20 En las entrevistas a dos tcnicos de PRONACA J.V., realizada
en Quito, el 19 de julio de 2010, y D.V., realizada en Pindal el 8
de septiembre de 2010, ellos se quejan de esta situacin.
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PABLO OSPINA|PATRIc HOLLENSTEIN|jOS POMA
168
que le sigui en la regin lojana de abrumadora hegemona
terra-teniente. Con la dislocacin de la hacienda en los aos 1960 y
la extensin de las vas de comunicacin en las dcadas siguientes, el
espacio lojano ha sufrido nuevas rearticulaciones y una mayor
frag-mentacin. En la trayectoria territorial del espacio sur de
Ecuador podemos distinguir, por tanto, por lo menos tres crculos
territo-riales que fueron definidos por diferentes formaciones
sociales a travs de sus principales flujos materiales (a su vez
determinados por los usos del espacio, la vegetacin y los recursos
mineros), el sistema poltico y de dominacin social.
Perodo Formacin Centro articulador Flujos materiales Mercados
social-poltica
Perodo colonial Andes Bajos Ciudad de Loja Quina, oro
Extraterritorial
Perodo republicano Provincia de Loja Ciudad de Loja Produccin
lechera Intraterritorial
2002 en adelante Subterritorio Catamayo Caf Extraterritorial
cafetalero
1995 en adelante Subterritorio Balsas Maz amarillo
Extraterritorial maicero
CUADRO 1Formaciones sociales y estructural espacial
Fuente: elaboracin propia.
Para analizar los efectos de la minera en territorios rurales,
Bebbington e Hinojosa (2007: 283) proponen cinco campos de anlisis,
siendo uno de estos la reterritorializacin. Esta abarca tres
dimensiones: la transformacin de las bases ambientales,
ins-titucionales y sociales sobre las cuales se construyen los
territorios rurales; la integracin de espacios locales directa e
indirectamente afectados por la minera a territorios de mayor
alcance geogrfico; la transnacionalizacin en tanto mayor presencia
de lo interna-cional en la vida cotidiana, en las estrategias de
vida, en las formas de hacer y pensar poltica, y en el paisaje
fsico (302). Estas tres dimensiones nos parecen tiles para
reflexionar sobre las dinmicas
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
169
econmicas en el sur de Loja y las nuevas estructuras espaciales
que engendran.
En cuanto a las diferentes bases de los subterritorios, llama la
atencin que hay aspectos profundamente afectados, mientras que
otros estn al margen de las nuevas dinmicas territoriales. En-tre
las bases ms afectadas estn los servicios ecosistmicos, los cuales
fueron transformados en el proceso de reinvencin produc-tiva;
tratndose originalmente de circuitos locales y cerrados, sobre todo
la zona maicera depende cada vez ms de flujos energticos externos.
En un mismo grado se ven afectadas las relaciones en-tre los
diferentes grupos sociales locales, los que, en esta nueva dinmica,
redefinen sus lealtades y su posicin en la trama de po-der local.
Podemos constatar que existe una lucha de definicin cada vez ms
abierta entre las diferentes visiones del desarrollo territorial
(Bebbington 2007, citado por Asensio 2012: 42) que opone las nuevas
coaliciones sociales a las lites tradicionales loca-les de
Cariamanga (caf), as como de Pindal y Alamor (maz). Si entendemos
lo territorial como construccin social (Berdegu y Schejtman 2004:
5; ver tambin la definicin de Deler 2007 [1981] y de Dollfus 1980 y
1991, propuesta al comienzo), estas dos transfor-maciones apuntan
claramente a la emergencia de nuevos territorios. Sin embargo, hay
otras bases, como los arreglos institucionales for-males, que no
dan seales de mayores adaptaciones a las nuevas relaciones de poder
ni a la reestructuracin de la economa local. A diferencia de lo que
encontr Asensio sobre los procesos terri-toriales en la Sierra
peruana (Asensio 2008, citado por Asensio 2012: 41), el papel de
los municipios cantonales ha sido, cuando menos, marginal en las
recientes transformaciones territoriales de la provincia de Loja.
Mientras que en los casos analizados por Asensio, las
municipalidades distritales fueron fundamentales para entender las
modelos propuestos de desarrollo territorial (Asensio 2012: 41), en
el caso de la provincia de Loja los municipios carecen de
protagonismo dentro de las nuevas coaliciones sociales.
Bebbington e Hinojosa (2007) constatan que la afectacin directa
e indirecta de la poblacin rural y urbana por la presencia
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PABLO OSPINA|PATRIc HOLLENSTEIN|jOS POMA
170
de la minera tiende a generar una suerte integracin territorial.
En palabras de los autores, [d]e espacios locales, generalmente
segmen-tados, y con escasas formas institucionalizadas de
interaccin, una vez introducida la gran minera, se pasa a formas
territoriales con-tinuas (301). En el caso de Loja, parece ocurrir
lo contrario. La tendencia de largo plazo parece ser la de
restringir constantemente el tamao del territorio: en las pocas
precolonial y colonial, era ms relevante el primer crculo. A lo
largo de la poca republicana, el aislamiento tendi a reforzar el
poder terrateniente en el terri-torio ms restringido de la
provincia antigua, es decir, incluyendo parte de Zamora y El Oro.
Finalmente, a partir del tardo siglo XX, marcado por el fin de la
hegemona terrateniente y el crecimiento de la conectividad de la
regin, la creacin de nuevas estructuras espaciales tiende a
unidades aun ms pequeas. Este proceso est estrechamente relacionado
con la independizacin relativa de la ciudad de Loja como centro de
las decisiones polticas y econ-micas, la reinvencin de sistemas de
produccin tradicionales, la reorientacin de los flujos comerciales
y el subsiguiente debilita-miento de la lite local tradicional.
Como ltima dimensin de la reterritorializacin, Bebbington e
Hinojosa discuten la creciente importancia de elementos
inter-nacionales en las distintas esferas de la vida cotidiana
local. Los autores hablan al respecto de espacios glocales que
combinan lo lo-cal con la presencia de aspectos globalizados. En el
caso de Loja, podemos confirmar que muchos aspectos de las nuevas
dinmicas son definidos por actores extraterritoriales
(importadores, consu-midores, industria procesadora, etc.),
conectados con la poblacin rural de los subterritorios a travs de
los mercados internaciona-les y las organizaciones que establecen
los vnculos con estos mercados. As, los subterritorios dependen de
nuevos centros de articulacin espacial como Catamayo y Balsas. Son
estas dos ciudades, y su funcin de centros comerciales, las que
vinculan ms estrechamente a la poblacin rural de los subterritorios
con consu-midores de Europa y EEUU en el caso del caf, y de la
poblacin
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TERRITORIOS RURALES y GLOBALIzAcIN: LA FRAGMENTAcIN TERRITORIAL
DE LA PROvINcIA DE LOjA
171
urbana del resto del pas en el caso del maz amarillo21. Podemos
confirmar, para el caso de Loja, que la globalizacin es uno de los
mayores condicionantes estructurales de los territorios rurales en
Latinoamrica (Berdegu y Schejtman 2008: 46). Como sealan Berdegu y
Schejtman, la globalizacin no es un proceso nuevo, pero s
cualitativamente distinto a lo que ha ocurrido en pocas pasadas, y
que tiene varias consecuencias para las condiciones y el contexto
en las cuales se desenvuelven las economas territoriales rurales
(2008: 46).
Las tres dimensiones de la reterritorializacin muestran cier-tos
avances y algunos estancamientos en la superacin de viejas
re-laciones espaciales en los dos subterritorios. Dicho de otra
manera, no queda claro en qu sentido las nuevas estructuras
espaciales se convertirn en territorios propiamente dichos o se
desarrollarn bajo el paraguas de la provincia de Loja.
En este sentido, parece particularmente interesante que en los
subterritorios se manifieste una cierta dificultad para involu-crar
dentro de las coaliciones sociales que promueven las nuevas
estructuras espaciales a actores centrales intraterritoriales como
los municipios. En otras palabras, las coaliciones sociales que han
permitido el surgimiento de nuevos motores econmicos son
res-tringidas en el sentido de que no incorporan a importantes
grupos de actores que por su poder econmico, organizativo o poltico
podran frenar los nuevos procesos econmicos. Y es que junto con el
debilitamiento de poderosos actores tradicionales, la frag-mentacin
territorial en Loja tambin implica una dbil incorpo-racin de
aquellos actores que tienen ms poder de definicin de las
instituciones, tal como son los gobiernos locales. Sin embargo,
como sealan Berdegu y Schejtman (2007) en su artculo sobre
de-sarrollo territorial rural, y como muestran otros casos de
dinmicas
21 En otro artculo (Ospina et al. 2011), mostramos que el
surgimiento de nuevas di-nmicas territoriales y sus caractersticas
influyen fuertemente en el tipo de desempeo eco-nmico (mayor
crecimiento sin inclusin social en el caso maicero; poco
crecimiento, pero con inclusin social en el caso cafetalero).
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PABLO OSPINA|PATRIc HOLLENSTEIN|jOS POMA
172
territoriales rurales exitosas en Ecuador22, el componente
institu-cional territorial, basado en normas y reglas de
comportamiento, de identidad cultural o tnica, son fundamentales
para convertir un crecimiento econmico pasajero en una dinmica
territorial sustentable. Por un lado, parece que la fragmentacin
territorial en Loja abre grietas en aquellas instituciones que en
el pasado no permitieron el surgimiento de motores de crecimiento
econmico. Por el otro, la fragmentacin territorial, impulsada por
fuertes ac-tores extraterritoriales, representa un reto para los
actores territo-riales en su bsqueda de impulsar, junto con las
nuevas actividades econmicas, procesos institucionales que
reconstruyan una nueva territorialidad.
22 Como es el caso de la provincia de Tungurahua. Ver al
respecto Ospina 2011b.
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