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Nov 04, 2018

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  • PABLO100 AOS DESPUS

  • PABLO:100 AOS DESPUS

    Prlogo deVctor Casaus

  • Sobre la presente edicin:Ediciones La Memoria

    Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2001

    ISBN: 959-7135-15-9

    Ediciones La MemoriaCentro Cultural Pablo de la Torriente BrauCalle de la Muralla N 63, La Habana Vieja,

    Ciudad de La Habana, CubaApartado 17012, Habana 17 C.P. 11700, Ciudad de La Habana

    Correo electrnico: [email protected] [email protected] web: www.centropablo.cult.cu www.centropablo.org

    Edicin: Emilio Hernndez ValdsDiseo y cubierta: Hctor Villaverde

    Emplane computadorizado: Anbal Cersa Garca

  • Palabras para el Centenario

    El prximo diciembre se cumplirn cien aos del na-cimiento de Pablo de la Torriente Brau. El 12 de esemes, en 1901, lleg al mundo en la ciudad de San Juan,Puerto Rico, hijo de Graziella y de Flix. Su vida fsicatermin en Espaa, en los alrededores del Madrid ase-diado, el 19 de diciembre de 1936.

    En el medio de esas fechas transcurre una vida inten-sa y apasionada, que incluy interrogaciones y respues-tas, bsquedas y hallazgos, amores y crceles, luchas yexilios, libros y viajes. De esos temas se habla en estelibro, en el que escritores de Amrica y de Espaa rin-den homenaje a travs de sus voces y palabras a Pablode la Torriente Brau, cien aos despus de su natalicio.

    El Centro Cultural que lleva su nombre ha organiza-do un programa de actividades a lo largo del 2001 paraque la vida y la obra de Pablo sean recordadas, anali-zadas, debatidas, con la extensin y la profundidad quese merecen. Estas actividades incluyen coloquios, libros,documentales, exposiciones, muestras audiovisuales yradiales, para los que han sido convocados artistas,escritores, cineastas y otros especialistas interesados ensumarse a esta jornada mltiple y hermosa.

    Parte de ella transcurrir o ha transcurrido en lossitios relacionados estrechamente con la vida del cro-nista. As, en abril de este ao se celebr en Puerto Ricouna jornada cultural en la que artistas de ambas islasrindieron homenaje a Pablo a travs de las maravillasde su talento, de su palabra y de su imagen. As espera-mos que en el segundo semestre que ahora comienza, lavida y la obra de Pablo sean recordadas en diversos

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    sitios de Espaa a travs de jornadas convocadas poruniversidades, centros y asociaciones.

    Ediciones La Memoria se sumar a esos eventos conlas presentaciones de los libros que ha venido prepa-rando desde su fundacin, apenas dos aos atrs. Nues-tra editorial est llevando adelante, con la cooperacinimprescindible de instituciones amigas, la publicacin,tomo a tomo, de las obras completas del cronista en laserie Palabras de Pablo. Precedidos de trabajos crticos,estos volmenes van haciendo realidad el sueo de mu-chos pablianos que en el mundo somos: ver reunidos lospapeles palpitantes y actuales de este escritor incesan-te, cuyas ideas conservan la frescura y la capacidad decomunicacin con que el escritor se enfrent a la pgi-na en blanco siete dcadas atrs.

    Pablo: cien aos despus viene a ofrecernos un com-plemento imprescindible para el conocimiento de la obradel autor y para adentrarnos en los territorios de suexistencia personal que se fundi, de manera ejemplar,con las solicitudes ms urgentes y justas de su poca.

    Aqu estn las voces de los autores de Espaa y Am-rica que nos dejaron sus noticias e impresiones, sus va-loraciones y juicios sobre las letras y las acciones dePablo de la Torriente Brau. Desde los apuntes intensosy emocionados de Juan Ramn Jimnez hasta la ternu-ra descarnada de Gabriel Mistral. Desde la mirada cer-cana de sus compaeros de lucha Antonio Aparicio yJustino Frutos Redondo testigos de su vida y de sumuerte, hasta la palabra imperecedera del gran Mi-guel Hernndez, a quien Pablo descubri como poeta ycomo comisario de guerra al mismo tiempo, y quien lodespidiera en el cementerio de Chamartn de la Rosacon los versos inolvidables de su Elega segunda:

    Pablo de la Torriente,has quedado en Espaay en mi alma cado;nunca se pondr el sol sobre tu frente,

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    heredar tu altura la montaay tu valor el toro del bramido.

    La publicacin de esta seleccin de textos sobre Pa-blo de la Torriente Brau sin duda la ms completaaparecida hasta hoy se complementa con la aparicinde otro volumen de Ediciones La Memoria que se en-cuentra ya en imprenta: El calor de tantas manos, intere-sante y necesario acercamiento a la relacin entre Pa-blo y la poesa, en el que autores de diversas genera-ciones y procedencias dedican sus versos al cronista deMajadahonda.

    En Pablo: cien aos despus se recorre, por otra parte,la vida del autor a travs de los textos que le dedicaranlos escritores cubanos durante la segunda mitad del si-glo XX. Entre esas voces se encuentran las ms cerca-nas, como la de Zoe de la Torriente Brau, que reunidurante dcadas, con dedicacin y amor, junto a Ruth,Giqui y La, la papelera de su hermano que hoyforma parte del Fondo Documental de nuestro Centro.

    La carismtica personalidad de Pablo, en la que seentremezclaban de manera formidable lo culto y lo po-pular, dej huella imborrable entre sus contemporneos.Por ello es posible encontrar en esta seleccin losacercamientos diversos, las recordaciones clidas, losjuicios acertados sobre las vocaciones y las palabrasdel cronista. No importa que ms tarde, entre los avata-res violentos de la historia o de las vidas personales,algunos de aquellos amigos tomaran rumbos contrariosa los sueos que compartieron en las luchas de la dca-da del 30. Sus recuerdos de entonces, escritos desde laadmiracin y la amistad, conservan aquellos valorespara la memoria y para el futuro.

    Entre los amigos entraables que acompaaron aque-llos sueos hasta nuestros das, vale recordar, en primertrmino, en esta celebracin de los cien aos de Pablo, lapalabra nerviosa y aguda de Ral Roa que resumi as,

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    en entrevista memorable, el perfil literario y humano desu hermano de luchas:

    El mayor talento frustrado de nuestra generacin es Pablode la Torriente Brau, pero bien entendido: frustrado por lamuerte. Justamente se extingui cuando su talento empeza-ba a desplegarse en vuelo arrebatado hacia cumbres insos-pechadas. Escribi torrencialmente y de innumerables co-sas, sin otro esfuerzo que teclear la maquinita. Escriba natu-ralmente, como sudaba o respiraba. Su imaginacin era unbosque incendiado y su sensibilidad ms vibrante que unsismgrafo. Pero fue tan plena su vida y tan hermosa sumuerte que hablar de talento frustrado es pura retrica.1

    Talento vivo es, por ello, el que encontramos en losrecuerdos y valoraciones que pueblan las pginas quesiguen. Renovador del periodismo de su tiempo, padredel gnero testimonial, incorporador del lenguaje po-pular a sus narraciones de imaginacin desbordada,participante desde el anlisis propio y desde la accingenerosa en las luchas de su tiempo, adelantado en loscombates contra el fascismo en tierra espaola, Pabloest aqu, cien aos despus, viviendo en las palabras deeste libro.

    Qu alegra mayor puede pedirse entonces en esteaniversario, si podemos compartir la certeza anuncia-da por Juan Marinello de que este muchacho de tandesaforada jocundia fue una de las mentes ms afina-das y selectas que se han producido en tierra cubana.2

    Vctor Casausjulio de 2001

    1 Ambrosio Fornet. Tiene la palabra el doctor Roa. En: Ral Roa. Larevolucin del 30 se fue a bolina. La Habana, Instituto del Libro, 1969,p. 307.

    2 Juan Marinello. Pablo de la Torriente Brau, hroe de Cuba y de Espa-a. En su: Contemporneos. Noticia y memoria. Santa Clara, Cuba,Universidad Central de Las Villas, 1964, p. 248.

  • DE ESPAA Y AMRICA

  • Miguel Hernndez*

    Elega segunda**

    A Pablo de la Torriente, Comisario Poltico

    Me quedar en Espaa compaero,me dijiste con gesto enamorado.Y al fin sin tu edificio tronante de guerreroen la hierba de Espaa te has quedado.

    Nadie llora a tu lado:desde el soldado al duro comandante,todos te ven, te cercan y te atiendencon ojos de granito amenazante,con cejas incendiadas que todo el cielo encienden.

    Valentn el volcn, que si llora algn daser con unas lgrimas de hierro,se viste emocionado de alegrapara robustecer el ro de tu entierro.

    Como el yunque que pierde su martillo,Manuel Moral se callacolrico y sencillo.

    Y hay muchos capitanes y muchos comisariosquitndote pedazos de metralla,ponindote trofeos funerarios.

    Ya no hablars de vivos y de muertosya disfrutas la muerte del hroe, ya la vidano te ver en las calles ni en los puertospasar como una rfaga garrida.

    * Poeta y dramaturgo espaol (1910-1942).** En Miguel Hernndez, Poesa. Editorial Arte y Literatura, La Habana,

    1998, pp. 245-246.

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    Pablo de la Torrientehas quedado en Espaay en mi alma cado:nunca se pondr el sol sobre tu frente,heredar tu altura la montaay tu valor el toro del bramido.

    De una forma vestida de preclarahas perdido las plumas y los besos,con el sol espaol puesto en la caray el de Cuba en los huesos.

    Pasad ante el cubano generoso,hombres de su Brigada,con el fusil furioso,las botas iracundas y la mano crispada.

    Miradlo sonriendo a los terronesy exigiendo venganza bajo sus dientes mudosa nuestros ms floridos batallonesy a sus varones como rayos rudos.

    Ante Pablo los das se abstienen ya y no andan.No temis que se extinga su sangre sin objeto,Porque ste es de los muertos que crecen y se

    [agrandanaunque el tiempo devaste su gigante esqueleto.

    1936

  • Antonio Aparicio*

    Homenaje a Pablo de la Torriente**

    Pablo de la Torriente era uno de los mejores hombres deEl Campesino. Cuando estall la sublevacin antiespaolaTorriente estaba en Amrica. Durante varios aos habatomado parte activa en todos los movimientos revoluciona-rios de Cuba. La juventud cubana antimperialista tena enTorriente uno de los militantes ms valiosos y tiles para laemancipacin de su pas. All era un escritor de prestigionaciente. Haba sufrido ms de una vez la vida atormentadade los presidios dictatoriales de Machado, y sali de las cel-das con un libro sincero y agrio que los editores capitalistasno se atrevieron a publicar.

    Enviado por El Machete, rgano del Partido ComunistaMexicano, vino Torriente a Espaa para mandar desde aqusus trabajos literarios sobre la Guerra Civil Espaola. Peroya en Espaa, no se limit a esta labor. Su temperamento deluchador juvenil y apasionado le exiga un trabajo ms durodonde emplear la energa y tesn de su juventud combativa.Entonces se uni a El Campesino para ser su comisario po-ltico y el de sus hombres. Los soldados de El Campesinovieron ms de una vez a Torriente fijo en su puesto durantelos momentos ms encarnizados de la pelea, ayudando consu ejemplo a resistir el empuje enemigo. Eran los das dra-mticos en que el peligro sobre Madrid aumentaba por ins-tantes. Torriente iba entre los milicianos con su alegra sanaatravesada entre la boca.

    Era el comisario que necesitaban los luchadores para con-servar sus puestos sin vacilar, sin dejarse ganar por titubeos.

    * Poeta y escritor espaol (1912-2000).** Vctor Casaus. Vengo de Amrica. Pablo de la Torriente. Apuntes y

    crnicas de Espaa. La Habana, Editorial Pablo de la Torriente, 1993,pp.29-32.

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    ltimamente haba estado con su batalln descansando unosdas, y cuando de nuevo fueron llamados a las trincheras lovi marchar ms alegre que nunca a enfrentarse con la bar-barie. Recuerdo que de madrugada, cuando todos dorma-mos, l fue el primero en levantarse y llamarme para lamarcha, contento de contarse entre los que la causa del pue-blo requera para su defensa. El mismo da que se reintegral frente cay sobre la tierra, con el plomo encolerizado dela muerte dentro del cuerpo. Al lado de l cay tambin unpionero hurfano que haba recogido. Una maana me ha-blaba este pionero de no apartarse jams de Torriente. Aho-ra, cuando las balas enemigas le han dado muerte, dos balassilbaron con una diferencia de minutos para abrir dos hoyosmortales en el pecho tierno del pionero.

    Esto es lo que puedo decir como amigo y camarada quefui de Torriente. Lo dems, lo ms recio y eterno, eso lo estgritando l desde la tierra que ha regado. Alguien me hadicho que Torriente dej all en su Cuba natal una mujercompaera de su vida. Cuando la noticia de la muerte crucecon alas negras el mar para clavarse sobre esta mujer ysobre todos los antifascistas cubanos, ella se preguntarahogada de dolor cmo pueden caer hombres como el suyo,que tan generosamente llev siempre su vida y su obra.

    Tres das antes de que muriera vine con l a Madrid. Enel camino conversamos acerca de su patria, otra vez ame-nazada por el fascismo. Me habl, emocionado por el re-cuerdo, de volver a Cuba cuando la guerra en Espaa estu-viera ganada, para continuar en su patria la lucha. Nada deesto es ya posible, porque la muerte lo ha dejado clavadocontra la tierra espaola que l vino a defender para asgritar a travs de las bocas rojas de sus heridas la verdad yla libertad humanas que el pueblo espaol est conquistan-do.

    Despus de permanecer durante tres das su cadver en-tre dos fuegos, se consigui rescatarlo y se le enterr en elCementerio de Chamartn, Fue para pocos das, porque ungrupo de antifascistas cubanos vino para llevarse el cadver

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    del inolvidable Torriente a descansar en la tierra mexicana.A estas horas los restos de nuestro compaero van cruzan-do el mar hacia las costas que lo vieron venir y que ahora loven volver cubierto de gloria.1

    1 De acuerdo con el testimonio de Zoe de la Torriente Brau, luego delentierro en Chamartn, Embalsamado y en caja de bronce, es trasladadoa principios de 1937 [...] a la ciudad de Barcelona. Esperando ser trasla-dado a Mxico, se le hacen guardias de honor en el Club Cubano JulioAntonio Mella en la Ciudad Condal. Pero el traslado no es posible y sedepositan sus restos en el nicho No. 3 772 del Cementerio de Montjuich,en Barcelona.// Terminada la guerra, vencido el pago de los derechos delnicho, en septiembre de 1939, fueron trasladados sus restos mortales,junto a los de otros que tambin murieron peleando por la libertad, a unafosa prxima al nicho [...]. Vase: Zoe de la Torriente Brau. Pablo de laTorriente Brau. La Habana, Comisin de Extensin Universitaria, 1972,p. 22. (N. de S. G.)

    Nota del Editor. En esta edicin hemos conservado algunas de las notasde Raysa Portal (R. P.) y Silvana Garriga (S. G.), compiladora y editora,respectivamente, de Evocacin de Pablo (La Habana, Editorial LetrasCubanas, 1997).

  • Pablo de la Torriente en Buitrago*

    Le conocimos en nuestra imprenta, donde naci y viviocho meses nuestro No Pasarn! En aquella imprenta deBuitrago, a cuya minerva no le estorbaban los obuses dia-rios para seguir trabajando. Alto, moreno, fuerte, sencillo,con su chunga de legtimo cubano y su entusiasmo de legti-mo revolucionario.

    Una noche subi a la Pea del Alemn, donde la 3a deAcero cubra los puestos, y aquellos muchachos presencia-ron la polmica ms seria, ms formidable de toda su vida;entre Pablo y un cura orador de los parapetos enemigos. Elcura no se esperaba un contrincante de tal categora, y aca-b mordiendo el polvo de la derrota ms vergonzosa.

    Al amanecer, la miliciana ms guapa de aquellos das mo-ra junto a Pablo, con una bala enemiga en un costado. Y alamanecer, el camarada Pablo vengaba la muerte de Lola, lamiliciana, matando al primer soldado fascista que asom lacabeza tras su parapeto. Sentado a la mquina de escribirque tenamos en la imprenta, Pablo de la Torriente, cronistade guerra del New Masses, redact un artculo para nuestroperidico.

    March a Madrid a seguir con sus crnicas de guerra,pero al encontrarse ms tarde con El Campesino, a quien yaconoci en Buitrago, y ver a Madrid en inminente peligro,solt su cuaderno de reprter y fue con l a las trincheras

    * Pudo haber sido escrito por Manuel Alguacil o Jos Caizares, quecontinuaron trabajando en el peridico No pasarn!, editado por losmilicianos, hasta mucho despus de la muerte de Pablo. (Nota de R. P.)Vctor Casaus. Vengo de Amrica. Pablo de la Torriente Brau. Apuntesy crnicas de Espaa. La Habana, Editorial Pablo de la Torriente, 1993,pp. 33-35.

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    como comisario. La muerte no le asustaba a l que ya lahaba desafiado en todas las crceles y en todas las callesde Cuba, y su vida joven haba sido una lucha constantecontra las tiranas de los pases sudamericanos.

    Cuando hablbamos con l, cuando adivinbamos en susmiradas el fuego interno del luchador que le consuma, pre-sentamos que no tardara mucho en cambiar la pluma por elfusil. As fue, al poco tiempo, y por eso muri. Mundo Obreronos recordaba el otro da detalles de su muerte heroica, cuan-do con un reducido grupo de camaradas sali de la trincherapara apoderarse de una ametralladora enemiga que les es-torbaba.

    T, qu clase de capitn eres? pregunt al que ibaa jugarse con l la vida.

    Yo, hasta morir le contestaron.Este dilogo fue el ltimo de su vida. Y cuando se con-

    memora la fecha de Madrid hemos de tener en cuenta, allado de otros hroes annimos o conocidos, a Pablo de laTorriente Brau, prototipo de intelectual proletarizado, revo-lucionario, que puso todo su corazn y su pletrica juventudal servicio de nuestra causa, muriendo por ella, por su causamisma, en los campos de Majadahonda.

  • Juan Ramn Jimnez*

    Con Pablo de la Torriente Brau**

    Cada hombre, amigos cubanos y espaoles, puede pen-sar, sentir y hacer de s mismo, con relacin a una paz acos-tumbrada, y sobre todo, a una mala guerra, lo que quiera o loque pueda. Y todos merecern, con la sola condicin de quesean sinceros y honrados, o ay! de que lo parezcan, nuestraconsideracin absoluta... o relativa.

    S, s. Pero ningn hombre, ni uno solo, que sea del lado yde la cara que fuese, y sea el que fuere, su acuse de destino,se atrever a dudar ni a sonrer pblica ni ntimamente de lafe, la esperanza, la caridad, el noble herosmo de otro hom-bre palpitantemente joven y poeta, que deja una hirvientepaz y su patria viva para morir con el corazn en la mano,por el mundo que suea, en otra.

    Esta vez, la otra patria ha sido Espaa, el hroe, un cuba-no: Pablo de la Torriente. Yo, como espaol del mundo quel soaba, me inclino ante el ejemplo jeneroso de su muerte.

    * Poeta espaol (1881-1958).** Tomado de: Juan Ramn Jimnez en Cuba. Compilacin y prlogo de

    Cintio Vitier. La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1981.

  • Gabriela Mistral*

    Recuperacinde Pablo de la Torriente Brau**

    Yo no vi nunca en talla corporal a este Pablo de la TorrienteBrau, a quien tengo que evocar por voluntad de mi queridoJuan Marinello. No mir su estampa de jefe natural de hom-bres ni o su voz a la que subira su autoridad que trajo traba-da con su alma.

    La caa, que tiene el tamao justo del hombre, me cuentacmo su Pablo la sobrepasaba con creces; la luz habanerame da noticias de la cabeza desnuda de Pablo que no lleva-ba pesadumbre sino erguida esperanza; la arcilla roja que noparece aqu carne magullada sino una piel ardida de pasin,me da testimonio de que caminaba con el andar de los queno renquean lastimosamente y tampoco llevan el aturdimientode los jactanciosos: Pablo caminaba como el hombre demaana, con el paso alegre, que nuestro campesino llamaganoso y que as va a sembrar vida para recoger vida.

    * Poetisa chilena (1889-1957).** Medioda [La Habana], ao 3, no. 99, 26 de diciembre, 1938, pp. 9,

    18. Este texto apareci con la siguiente nota de los editores de larevista Medioda, donde se public: El segundo aniversario [de lamuerte] de Pablo de la Torriente nos encuentra ms afincados en surecuerdo. Para testimoniar su presencia viva entre nosotros la Uninde Escritores y Artistas, celebr un fervoroso acto en la UniversidadNacional en que Marinello, Portuondo, Soto, Castelao y don Fernandode los Ros evocaron la vida y la obra de nuestro compaero. En esanoche se leyeron estas cuartillas emocionadas y nobles de GabrielaMistral. Publicarlas es el mejor homenaje de Medioda a Pablo. // Elmarxista, que no cree en la libertad dice equivocadamente Gabriela.Nosotros que por marxistas amamos la libertad y peleamos por ellaen todo el orbe, decimos nuestra alegra de sentir cerca en ese afn dehumanidad a la americana de tamao universal que abomina la peda-goga de anticristos de los que cierran [sic] sobre la carne nia enEspaa o en China. (N. de S. G.)

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    Era un gigantn Pablo de la Torriente, y Gorki recordabauna vez, a propsito de Tolstoi, que esta grandulonera delcuerpo lleva siempre consigo un corazonazo, una abundan-cia cordial.

    Creci y se hizo mozo como muchos de ustedes, mirandode una parte los pedazos rotos del siglo XIX, que fuedulzonamente demcrata y adems invertebrado, y viendodel otro lado apuntar el cuernecillo del tiempo nuevo de laedad suya, de la que le toc en racin.

    Los escombros romnticos no le parecan buenos sinopara molerlos en albailera y aprovecharlos as majados parahacer los ladrillos de la segunda faena republicana de Am-rica. Pero dentro de los escombros su mano sac una cabe-za entera de carne, no de tiza, y all unos ojos llenos de futu-ro y una boca cuya sonrisa medio era de padre, medio erade madre; lo que Pablo recogi y guard fue su Jos Mart,nico romntico digno de sobrevivir en la Amrica criolla.

    Conoca aquel gesto. Su padre, el maestro de escuela, selo ense a distinguir.

    Despus el nio Pablo ley al mentor de Cuba en turnosde acogida y de rechazo, de filialidad y de desacuerdo. Noimporta.

    All haba un fuego particular, la brasa que no mata y queenciende el leo, que hace saltar la llama, incluso de un r-bol verde. Y aquel fuego era espaol. Aunque ardioso enmateria americana, era hornaza de un temperamento racial.

    Ha sido frecuente que estos fogosos se apliquen o a laliteratura pasional o a una poltica de humo caliente y pocaclaridad. De la Torriente entr en el sano y durable amor dela realidad. Las cuentas estn hechas con materiales y ellibro de la crcel durar como testimonio de un preso que noslo supo padecer sino emplear su congoja en cosa mejorque lamentarse: en ver y constatar.

    Por encima de la circunstancia poltica, el libro de Pabloel preso servir para purificar las crceles y mtodoscarcelarios que son verdaderas calamidades de la Amricanuestra.

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    Pablo era un aprendiz martiano; Pablo no tena nada depegador de calcomanas; pero l sera como Mart, un hete-rodoxo espaol en poltica. La mstica al igual de la accinsocial en la Pennsula, va y viene en su vaivn pendular delortodoxo al hertico. Pero leer a los hombres de esta peleaes asombrarse a cada momento; y esta sorpresa la tuvo enlo religioso, el bueno de Menndez Pelayo: todos se parecenms que el envs y el revs de una tela.

    Corren estos atletas hispanos sobre una pista comn, conun jadeo igual: pelean por la ortodoxia cien por cien, en reli-gin o en poltica; hace cinco siglos que pelean; se odianlocamente de no mirarse a sus caras de primo-hermanos, deno darse la vista en la carrera, y de soltar interjeccionesdemasiado agrias cuando unos vencen y los otros quedanpor tierra.

    Nosotros, americanos, tenemos que creer en que un sen-tido popular y no uno aristocrtico, es la verdadera ortodo-xia de la humanidad. Los que somos sensatos y ademssinceros, sabemos muy bien que venimos de pueblo espaol,de emigrantes.

    Pablo de la Torriente era tal vez ms un populista que unmarxista (perdneme l donde est si le duele mi juicio); talvez fuese al modo cataln, un distribuidor de tierra labranta;tal vez a lo vasco, un lder de mineros que alientan dignidadcivil y que en dignidad trabajan y hasta duermen. En unademocracia madura y sabia de Amrica o de Espaa, Pa-blo, como yo, acaso habra sido slo un republicano leal, hijode Michelet y no de Carlos Marx. Pero De la Torriente,temperamental espaol, entr en un mundo partido en dosbandos y no tuvo opcin sino a estos dos platos de la balanzaprimaria asentada ahora sobre este pobre mundo. El depor-te lo volvi mozo ejecutivo: le repugnaban las palabras comouna grasa viciosa; oy el cuerpo de la guerra llamar desdesu Espaa; supo antes que nosotros la tragedia que vena enavalancha sobre el mundo; entendi antes que nosotros queuna aplanadora infernal vena cogiendo en sus rodillos lospocos logros alcanzados por el hombre liberal o cristiano;

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    adivin como el indio, por un vago temblor del suelo, quellegaba el trance de esconderse en las matas como la bestiamiedosa o dar cara al horror. No discuti ni esper mucho:se ech a la perdicin y a la salvacin juntas. El marxista,que no cree en la libertad, se lanzaba a pelear con los quecreen en ella y a defenderla para los que podramos vivir sinella un slo da, en el lugar que sea de la tierra.

    All fue, siguiendo la aventura que el Atlntico ha vistotantas veces y que ver muchas ms. La aventura de Adnlibertador de sus adamitas.

    Un hombre sajn se llamaba Toms A. Cochrane, y sedescuaj de sus Islas Britnicas para venir a pelear la liber-tad a Chile y al Brasil. Otro hombre de corte europea, elmarqus de Lafayette, cruz agua amarga para venir a losEstados Unidos a servir una santa empresa de la liberacin.Un estudiante anglo-chileno, hijo de un virrey espaol, nues-tro OHiggins, dej su bienestar y quem su doble tradicinllegando a nuestras montaas a organizar nuestra rebeldacriolla. Todos estos hombres cobraron por entonces un per-fil odioso para los suyos, y sonaron en sus odos cada daunas palabras que escuecen el orgullo viril: los motes deinsensatos y de intrusos. No eran eso, ah, no lo eran. Suinsensatez fue una razn que saltaba sobre su tiempo, comouna flecha aventada sobre el planeta, y la tal intrusividad fueo un sentido racial quemante o un amor frentico del gnerohumano.

    De tarde en tarde nuestro ocano trae a estos desespera-dos del Viejo Mundo a servir al Nuevo, donde clavan el ar-pn de su esperanza. Pero con mucha mayor tardanza, sa-len de nuestras costas hacia la Europa madre, estos limpiosde corazn, estos Ulises sin sensualidad, que lo abandonantodo y que no husmean su propia muerte en la rfaga delmar a la que se entregan.

    A Espaa fue derecho a morir De la Torriente, entrega-do, regalado a la muerte como el puado de caf a la manodel cosechero. Muchos hablarn de su muerte intil; siem-pre se dijo del hombre que da sangre en vez de dar dinero o

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    especies. No puede haber sido sal echada al agua la pobrevida del mozo cubano.

    Pero quin dice que la sal se disuelva sin salar nada?Pongmoslo en la ms flaca probabilidad: tal vez la bala quemat a nuestro Pablo salv a su gemelo, a otro escritor es-paol combatiente. Puede ser que con este prstamo de vidahaya pagado l una partija de nuestra deuda enorme haciala literatura espaola, granero del cual vivimos y viviremosan, y en cuya abundancia de oro el escritor criollo se su-merge hasta la cintura recogiendo y cargando trigo.

    El bien que Pablo, el cubano, nos dej, todava no pode-mos medirlo; tampoco podemos ver en este mundo que esun pozo ciego, el contorno exacto de su merced de sangre.Si la tierra recobra la poca libertad que tuvo y que ha perdi-do, el bien de Pablo ser, por ejemplo, el de que los escrito-res podamos escribir ntegros nuestra verdad o nuestros sue-os. La gracia de Pablo y de los suyos ser para la Amricala que nuestra historia no vuelva a ser una tenia repulsivasegmentada de golpes militares tragi-grotescos. Ser un re-galo desde otra orilla el que la guerra no llegue a la Amricaen su nube de buitres o zopilotes, a devorarse en flor la car-ne que nace para sentarse a la mesa tendida del vivir y nopara ser devorada ella misma como el cordero pascual deun anfitrin canibalesco.

    Y el bien de Pablo para m, maestra de escuela, ser elque yo no tenga, al ir a dar mi clase, que atravesar una filadoble de fusiles alzados por brazos de nios, y que no sientayo viendo esa pedagoga de anticristos, arder mis entraasde vergenza y de clera.

    Si este mundo satnico, de hierro color pardinegro, colorde fiera, que desean darnos, se disuelve como una pesadillaantes de cuajar; si esa invencin de calenturas pasa no msque como un cometa vesnico, cortando nuestro aire y nose queda, sino que se va a disolverse en el espacio, enton-ces, t has logrado tu faena en la Europa entera. Pablo elsacrificado, buen Hrcules limpiador de los pesebres deAugas, generoso De la Torriente, hijo de Cuba.

  • Justino Frutos Redondo*

    Cubanos en la guerra de Espaa.Lucha y muerte en Espaa

    de Pablo de la Torriente Brau**

    Pablo de la Torriente Brau, hroe del pueblo espaol, murien Espaa en el ao 1936 en la primera lnea de fuego, fren-te al enemigo fascista, en la heroica defensa de Madrid.

    Escritor y periodista, luchador enrgico, incansable y muyinteligente, Pablo, como un verdadero comunista, en losmomentos ms difciles y de ms peligro, siempre se encon-traba en primera lnea, animando y dando aliento a los solda-dos y oficiales, explicndoles el peligro que se cerna sobreMadrid, que de ninguna forma se podan perder las posicio-nes, que no se poda retroceder, que haba que terminar conlos hijos de p... de los fascistas. Esta frase la empleabamuy a menudo, pero nadie piense que era una frase deautodefensa, como la solan emplear los fascistas cuando notenan argumentos para continuar una discusin. Pablo de laTorriente Brau, adems de ser muy valiente, muy instruido,era un gran orador que se basaba en la dialctica marxista-leninista pura, en la realidad de los hechos prcticos y en sudesarrollo histrico. Por esa razn, como veremos ms ade-lante, los fascistas se vean obligados a escuchar silenciosa-mente los discursos que Pablo les diriga desde los parape-tos de la primera lnea en el frente de Buitrago de LosoyaSierra de Guadarrama o lo mismo que en diciembre de1936 desde las primeras lneas o en trincheras en la defensade Madrid, frente a Majadahonda.

    * Combatiente espaol.** Publicado en: Unin [La Habana], ao V, no. 3, julio-septiembre de

    1966, pp. 188-193.

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    Era un hombre bastante alto, fuerte, su estatura era aproxi-madamente de 1,80 m a 1,95 m; en su aspecto fsico eramaravilloso, como decimos los espaoles de un verdaderomacho: moreno, con la frente despejada, el pelo y los ojosnegros. Vesta curiosamente. Siempre iba bien peinado yafeitado. La primera vez que lo vi me pareci que era unhombre spero, recio, afable y simptico.

    Lleg al frente que pasaba por la Sierra de Guadarrama,los ltimos das de septiembre o los primeros de octubre de1936. Paco Galn era el jefe de aquel frente. Pablo estabaen el Estado Mayor de Galn, pero no solamente en el Esta-do Mayor, sino que suba junto con los milicianos a las trin-cheras y haca guardia en los parapetos de la primera lneade fuego lo mismo que otro miliciano cualquiera. Cuando lech sus primeros discursos a los fascistas, se corri portodo el frente que a los parapetos de la derecha de la carre-tera de Madrid a Buitrago haba llegado un cubano que porlas noches echaba discursos a los fascistas, y que hablabatan bien que hasta los mismos fachas pedan que hablaraaquel cubano. Esos rumores fueron mis primeros conoci-mientos sobre Pablo de la Torriente Brau; sin conocerlo per-sonalmente, muchsimos milicianos ya le tenamos un granafecto.

    Los parapetos estaban a la derecha de la carretera quepasaba por la ciudad de Buitrago de Losoya, y se relevabancasi todos los das. Uno de ellos se encontraba en un mont-culo alto que se llamaba La Pea del Alemn, al que se lepuso ese nombre porque all muri heroicamente un milicia-no que era alemn. En ese lugar echaba sus brillantes dis-cursos Pablo de la Torriente Brau.

    Estando nuestro batalln cubriendo en una sierra muy lar-ga, delante de la cual se encontraba el pueblo de Losoya, unda me invit a comer el camarada Candn, cubano que erajefe de la Primera Compaa, y me present al camaradaPablo de la Torriente Brau, que haba venido a visitar aCandn y a nuestro frente. Tuve la suerte de conocer per-sonalmente al cubano que echaba los discursos a los fascis-

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    tas. En aquella conversacin Pablo expres su deseo demarcharse para el frente de Madrid. Le pregunt por ququera irse a Madrid, y me contest que para l estaba claroque los fascistas por este frente no pasaran, y que sobreMadrid recaa un gran peligro. Esto sera aproximadamenteen los ltimos das de la primera quincena del mes de octu-bre de 1936. Primero Pablo y un poco despus Candn, sa-lieron para los frentes de Centro. En la segunda quincena deoctubre nuestro batalln fue trasladado al frente de Madrid.

    En los das ms difciles para nuestra capital, los das 5, 6y 7 de noviembre de 1936, por segunda vez vi en primeralnea a Pablo, en el frente de Retamares, que se encontrabadelante del pueblo de Pozuelo de Alarcn. Estaba con lasfuerzas que mandaba Galn y enlazaban con nosotros por elflanco izquierdo. En los combates de los das 5, 6 y 7 denoviembre de 1936, nuestro batalln sufri muchas bajas ytuvo que reorganizarse sobre la marcha. Fue relevado delfrente de Retamares y Pozuelo de Alarcn y se le mand acubrir entre el casero de Romanillos y Boadilla del Monte,pero este ltimo lugar ya estaba ocupado por el ejrcito ene-migo.

    Pablo de la Torriente Brau, que haba ido destinado comoComisario Poltico del Primer Batalln Mvil de Choque, yel camarada Candn, nombrado Comandante de dicho ba-talln, se incorporaron en la primera quincena de diciembrede 1936, trayendo consigo dos compaas de infantera: lacuarta compaa y una de reclutas campesinos andalucespor cierto muy valientes. Con la mayora de ellos se com-plet la segunda compaa de nuestro batalln, bajo mi man-do. Como ya dije anteriormente, nuestro batalln pas a ocu-par la lnea del frente entre el casero de Romanillos y unbosque que haba delante de Boadilla del Monte, cortandouna gran parte del camino que va desde el casero a Boadilla.

    Tenamos las posiciones en una loma larga, delante de lacual se abra un gran llano. Como de costumbre, nuestroquerido Comisario se diriga con discursos a los soldados delejrcito fascista dicindoles por qu luchaban ellos y por

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    qu luchbamos nosotros, aclarndoles lo que representabael fascismo para el pueblo espaol. All me convenca deque los rumores que corran sobre la brillantez de la elo-cuencia de Pablo eran ciertos. Hablaba tan bien que el lti-mo tiroteo de la noche se apagaba, reinaba un silencio mor-tal y no se oa nada ms que la voz del orador cubano. Eraverdad que a veces los mismos fachas gritaban: Quehable el cubano!

    En esta lnea del frente los fascistas desarrollaron unagran ofensiva; durante ms de una semana hubo combatesencarnizados. Pablo demostr no slo ser un comisario pol-tico de alta categora, sino que tena las dotes de un buenmilitar. Saba planear sobre el terreno las tareas y objetivosque los soldados, clases y oficiales deban cubrir y defenderpara que el enemigo no rompiera el frente y avanzara hacaMadrid. Por el da y por la noche, en los momentos msarduos del combate, Pablo, con gran valenta, recorra lasprimeras lneas de fuego, animando, orientando y preocu-pndose por los soldados, hacindoles ver la necesidad deno perder las posiciones para no permitir que el enemigo seacercase a Madrid.

    Era fsicamente muy fuerte, pero yo tengo la impresinde que era mucho ms fuerte en lo moral, por su espriturevolucionario, tena una gran fe en la victoria del puebloespaol. Con su actitud y su firmeza demostraba ser msespaol que algunos espaoles, y digo esto porque haba es-paoles claro est, no muchos que en la retaguardiagritaban ser ms revolucionarios que nadie, dispuestos a darla vida por la patria, pero cuando llegaba la hora de la ver-dad trataban de enchufarse en los servicios de intendencia,lo ms lejos posible del frente, y hasta el da de hoy gritanhaber hecho un gran sacrificio por la patria viendo los torosdesde la barrera, como se dice en Espaa.

    Pablo tena gran confianza en la victoria del pueblo cuba-no. Deca que no estaba muy lejos el da en que su pueblo,que viva en la pobreza y no quera ser esclavo, rompera lascadenas y establecera un rgimen democrtico. Me habla-

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    ba mucho de Jos Mart y tambin de otros revolucionarioscontemporneos; muy a menudo me contaba de las buenasrelaciones que tena con Ral Roa, a quien elogiaba comorevolucionario. Al compaero Ral Roa lo conozco desde elao 1936, por las conversaciones que tuve con Pablo.

    Despus de estar todo el da peleando, por la noche tam-poco descansaba, preocupndose de que los soldados se re-levaran para que todos pudieran descansar y estar en condi-ciones para el da siguiente continuar la lucha; de que por lanoche se llevara comida a los soldados, se les abastecierade municiones, se retirara a los heridos a la retaguardia.Para nosotros no era solamente nuestro comisario, sino quelo queramos todos como cuando de verdad se quiere a unpadre. Pablo era el hombre que tena una gran preocupa-cin por nuestra salud y por nuestra vida, por la defensa deEspaa. As era nuestro querido Pablo, que mostrando elverdadero internacionalismo proletario, dio hasta la ltimagota de sangre por defender en tierras lejanas de su patria lalibertad del pueblo espaol.

    Yo muchas veces me preguntaba y me sigo preguntando:cundo descansaba ese hombre?, cundo poda hacerotras cosas competentes a su cargo? Porque lo mismo loveas en primera lnea por el da que por la noche.

    El 18 de diciembre, aproximadamente entre las 12:00 ylas 14:00 horas, nuestro batalln perdi al hombre ms que-rido, nuestro comisario, nuestro Pablo, como nosotros lo lla-mbamos. (Digo que muri a esa hora porque antes lo habavisto varias veces y sobre esa hora empez la retirada denuestras fuerzas.)

    Este da, desde las 5:00 a las 6:00 de la maana los fascis-tas emprendieron una gran preparacin artillera contra nues-tras posiciones. El Comandante Candn, jefe de nuestrobatalln (Primer Batalln Mvil de Choque), tena el puestode mando en el mismo casero de Romanillos, muy cerca dela primera lnea de fuego. Despus de los primeros caona-zos de la artillera enemiga, Pablo se present en la primeralnea; de antemano determin que iba a haber un combate

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    muy fuerte, y fue por toda la lnea dando instrucciones a loscapitanes de compaas, entre ellos a m, que era capitn dela segunda. Rpidamente, despus de la preparacin artillera,aparecieron los tanques y tanquetas del enemigo, detrs delos cuales avanzaba la infantera fascista, en su inmensamayora moros. Fue un combate terrible, todo era polvo yllamas de las bombas de mano y proyectiles. En las prime-ras horas resistimos los ataques de las fuerzas superioresdel enemigo, y Pablo de la Torriente estaba, como siempre,en los sitios de ms peligro, dando nimo para que las posi-ciones no se perdieran. A media maana de este da 18nuestras tropas hicieron intentos de retirarse de las posicio-nes ocupadas, fundamentalmente por ambos flancos. Gra-cias al esfuerzo de Pablo se organizaron contraataques y lasposiciones fueron recuperadas de nuevo. All se recogieronmuchos moros muertos.

    Pablo de la Torriente me llam y me dijo que haba lanecesidad de dividir el frente entre los dos. As lo hicimos: lme destin la mitad izquierda y escogi la otra mitad, la par-te de la derecha hasta el casero que era nuestro lmite. Apesar de que ofrecimos una gran resistencia al enemigo ycontraatacamos varias veces, los fascistas rompieron el fren-te por los dos flancos, fundamentalmente por el frente deotra unidad que se defenda a nuestra izquierda por la orillade un bosque que llegaba hasta cerca de Majadahonda; lostanques y las tanquetas con infantera enemiga se metieronpor el camino que iba de Majadahonda a Romanillos y nosatacaron por la espalda. Nuestras fuerzas retrocedieron de2,5 a 3 kilmetros y se estableci la lnea en unas lomas. Alatardecer, entre dos luces, el camarada Candn vino a micompaa y me pregunt si haba visto a Pablo, si saba dn-de estaba; le contest que no saba nada de l, que desdepor la maana no lo haba visto. El camarada Candn, muypreocupado, llam por telfono al mando superior, pregun-tando por Pablo: nadie saba nada. Candn, que tena muchaamistad conmigo, me dijo: Oye, viejo, hay que buscar aPablo. Yo, como saba en qu parte del frente l haba es-

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    tado, inmediatamente le contest: Si me dejas elegir unaseccin de infantera de los andaluces, me introduzco en laretaguardia enemiga y tratar de buscarlo. Candn me dijoque poda. y as lo hice. Me present en el sector que ocu-paba la seccin de los soldados andaluces y les dije quetenamos la misin de buscar a Pablo en la retaguardia ene-miga, y que si lo encontrbamos muerto o vivo haba quetraerlo a nuestras lneas. Con una gran moral combativa laseccin acept. Durante la noche lo preparamos todo cui-dadosamente; Candn y yo estudiamos el camino por el cualdebamos introducirnos en la retaguardia (cualquier impru-dencia podra costarnos la vida y no recuperar a Pablo).Seran las 3:00 de la maana, todo estaba preparado, lossoldados saban dnde y cmo debamos ir. Se establecieronalgunos puestos de seguridad y a los dems compaeros lesdije que me siguieran en fila india.

    Al lado de donde haba estado la lnea de fuego el daanterior, haba una pequea casilla en lo alto de la loma. Noera posible buscar a Pablo sin reconocer aquella casucha.Lo primero que hicimos cuando llegamos a este lugar fue,con las bombas de mano preparadas y a bayoneta calada,entrar en la casucha. Haba un moro en la ventana con elfusil preparado de la misma forma que si estuviera en elparapeto. Ni tiros ni bombazos podan sonar; haba que de-cidir rpidamente y as se hizo: cuando el moro se dio cuentay quiso volverse hacia nosotros, una bayoneta ya le habaatravesado el cuerpo.

    Haba que buscar a Pablo rpidamente. Yo, que sabacon exactitud por dnde pasaba la lnea de fuego, establecla vigilancia y empec a buscar a Pablo. Lo encontr: esta-ba tendido en el suelo triparriba, su cuerpo todava estabacaliente; lo llam Pablo!, pero no contest. Le desabro-ch el cinto, le quit la chaqueta y la camisa y vi que unabala le haba entrado por el mismo corazn y salido por laespalda. Cuando lo levantamos vi que debajo de l asomabaun papel blanco; lo cog: era un documento que estaba me-dio enterrado, se vean los araazos de sus dedos en el sue-

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    lo. Inmediatamente me di cuenta de que en la agona de lamuerte quiso enterrar sus documentos, y empec a mirar asu alrededor. A unos dos o tres pasos vi tierra recin araa-da, escarb, y de aquel pequeo hueco saqu su cartera,llena de documentos. Lo cogimos entre cuatro camaradas ylo sacamos a nuestra lnea. Yo personalmente se lo entre-gu al camarada Candn, y lo mismo hice con los documen-tos. El da 19 de diciembre de 1936, por la maana tempra-no, Candn se hizo cargo de nuestro inolvidable y queridoPablo y de su documentacin. Posteriormente le pregunt yme dijo que el cadver de Pablo de la Torriente Brau habasido entregado al mando superior. Ms tarde me dijeron queestaba enterrado en Barcelona.

    MOSC, 2/VII/1965

  • DE CUBA

  • Zoe de la Torriente Brau*

    Pablo de la Torriente Brau**

    Pablo de la Torriente Brau naci en San Juan de PuertoRico, el 12 de diciembre de 1901, en la calle GeneralODonnell nmero 6, frente a la plazoleta de Cristbal Co-ln, que embellece la estatua del famoso almirante.

    En esta casa, habitada por nuestra familia, radicaba elcolegio Centro Docente de la Unin Ibero-Americana, fun-dado y dirigido por nuestro padre, Flix de la Torriente Ga-rrido.

    Nuestro padre, hijo de cubano, y cubano l por sus senti-mientos, haba nacido en Espaa, en la casa solariega de losTorriente, en Hermosa, Santander. Fue trado a Cuba a laedad de cinco aos. Hizo sus primeros estudios en losEscolapios de Guanabacoa. Se gradu de bachiller en elantiguo Instituto de La Habana, y tras dos aos de estudiarlas carreras de Derecho y Filosofa y Letras en la Universi-dad de La Habana, pas a concluirlas y licenciarse en laUniversidad Central de Madrid. En 1898 fue a Puerto Rico,como secretario del ltimo gobernador espaol de aquellaisla, el capitn general Gonzlez Muoz, el cual falleci re-pentinamente al da siguiente de su llegada a San Juan.

    Por carta de presentacin que llevaba Torriente de sugran amigo, el insigne jurisconsulto cubano don Rafael Ma-ra de Labra, dirigida a don Salvador Brau Asensio, secreta-rio del Partido Autonomista, historiador, socilogo, poeta yhombre de moral acrisolada, fue introducido por este en lasociedad puertorriquea, y desempe diversos cargos como

    * Hermana de Pablo (1903-1996).** Zoe de la Torriente Brau. Pablo de la Torriente Brau. La Habana,

    Universidad de La Habana. Instituto Julio Antonio Mella. Comisinde Extensin Universitaria, 1972.

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    el de catedrtico de Geografa, Historia y Latn del InstitutoCivil de San Juan.

    Un ao despus, Flix de la Torriente contraa matrimo-nio con Graziella Brau de Zuzuarregui, la hija predilecta deSalvador Brau, periodista de pluma insobornable que al sercompelido a escoger entre combatir por la prensa los des-manes y arbitrariedades del gobierno del general RomualdoPalacio, que en 1887 implantara en Puerto Rico el temidocomponte o, continuar en el desempeo del cargo de ca-jero de la Intendencia, entreg las llaves del tesoro con estafrase: A los hijos se les debe dar antes que pan, vergen-za, la cual retrata al hombre de principios incorruptibles ybien arraigadas convicciones. Se dedic entonces Brau acombatir ms reciamente al gobierno desde su peridico ElClamor del Pas, hasta el cese de aquella situacin intole-rable.

    Muy pequeo an, Pablo hizo su primer viaje a Espaa,llevado por nuestro padre, al morir all nuestro abuelo pater-no, el ingeniero Francisco de la Torriente Hernndez. Loscomentarios que oy Pablo de este viaje y lo que le decande aquella nacin, impresionaron vivamente su imaginacin.Siempre anhel volver a Espaa. Nunca pudimos sospecharque lo hara otra vez para dejar su sangre generosa regadaen el suelo espaol, en la lucha de aquel pueblo y de toda lahumanidad por el derecho a vivir libres. De Santander vienePablo a La Habana, donde nuestro padre va a desempearel cargo de inspector pedaggico de esta provincia, a la vezque a ejercer el periodismo.

    Es la poca del presidente Toms Estrada Palma. Pabloasiste a la escuela del profesor Lima, en la Quinta de losMolinos, y se inicia ya en el aprendizaje de la lectura, en LaEdad de Oro de Mart, en un ejemplar que le dedica suabuelo, Salvador Brau, quien acababa de recibirlo con unaexpresiva dedicatoria de Gonzalo de Quesada, el hijo espiri-tual de Mart, y se apresura a enviarlo a su nieto, aconsejn-dole que inspire sus ideales patrios en la obra del Apstol,puesto que como Mart, l tambin ser cubano.

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    Tras la reeleccin impopular de Estrada Palma y la suble-vacin en los montes de sus adversarios polticos, se produ-ce en Cuba la segunda funesta intervencin norteamerica-na. Nuestro padre es separado de sus cargos. Esto, unido ala gravedad de nuestro abuelo materno, hace que la familiase separe, cuando apenas acaba de reunirse. Nuestra ma-dre, Pablo, Graciela y yo, todos nacidos en San Juan, pasa-mos a Puerto Rico. Nuestro padre ir a Oriente, en Cuba,como profesor de los Colegios Internacionales de El Cristo.En este poblado, tres aos despus, se reunir de nuevo lafamilia, que se instala definitivamente en la sociedad cubanaen diciembre de 1909, cuando Pablo acaba de cumplir ochoaos. Ms tarde nacern en Santiago de Cuba nuestras otrasdos hermanas, La y Ruth.

    En Puerto Rico se inicia la formacin del carcter y laorientacin moral de Pablo, a la sombra del abuelo materno,de rectos principios, patriota prestigioso. Nuestra madre, consu austeridad y estoicismo, sabr complementarla cabalmen-te. Ha tenido Pablo la suerte de heredar de Salvador Brau,talento, virtudes morales y aficiones literarias y artsticas,as como los caracteres somticos que le darn en el futuroprestancia fsica por su complexin atltica, andar gil, ojosnegrsimos, perfil correcto y cabellera oscura ondulada.Nuestra madre sabe aprovechar este privilegio y llena elalma del hijo de la gran admiracin que ella siente por suilustre padre, para que su ejemplo le sirva como norma deconducta en la vida.

    Ya desde entonces, tiene Pablo una gran ambicin: sermarino, llegar a almirante, dirigir una potente escuadra, ir aPuerto Rico y echar de all a los norteamericanos que sojuz-gan la patria. As lo expres en su primer artculo periodsti-co, cuando slo tena nueve aos, publicado en El Atenes-ta, revista escolar de los alumnos del bachillerato, en losColegios Internacionales de El Cristo.

    Sin duda alguna, estas manifestaciones tempranas deantimperialismo y las posteriores de verdaderointernacionalismo revolucionario, arrancan de nuestro

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    ancestro y de las caractersticas de nuestro hogar: padrescon arraigados conceptos de patria y profundos sentimien-tos antinorteamericanos. Repetidamente oamos a nuestramadre decir que su abuelo Bartolom Brau, pintor cataln,vino a Puerto Rico desde Barcelona, perseguido por mani-festar sus ideas liberales en su ciudad natal, en tiempos deldespotismo. Su otro abuelo, Agustn de Zuzuarregui, y su toabuelo, Carlos Asensio, venezolanos, de origen guipuzcoano,pelearon bravamente al grito de guerra o muerte lanzadopor el Libertador de Colombia en 1811.

    A esto aada nuestro padre que su bisabuelo, Vicente dela Torriente, haba sido hroe de la guerra de independenciaespaola. Al tomar el puente Vitoria, en Navarra, fortifica-do y defendido por un nmero superior de enemigos, quedinutilizado del brazo izquierdo.

    Todos estos relatos exaltaron la prodigiosa imaginacinde Pablo y despertaron en l afn de aventuras y ansia deluchas por la libertad y la defensa de la justicia social. Ade-ms, nuestras primeras lecturas polticas las hicimos en elPica-Pica, semanario satrico puertorriqueo hasta la m-dula, fundado y dirigido por nuestro to Luis Brau deZuzuarregui, que durante treinta y cuatro aos combati laingerencia norteamericana en nuestra isla y fustig impla-cablemente a los portorriqueos, sometidos a los yanquispara convertirse en parias en su propia patria.

    Sin embargo, el Pablo adulto, de espritu rebelde, audaz,de regocijado humorismo, impetuoso, violento, revoluciona-rio, fue un nio tranquilo, taciturno, a veces melanclico, muydado a la lectura y con anhelos de verdad y justicia. Yo fuisu compaera inseparable de juegos y estudios. Nos llama-ban en casa los camaradas. Nuestros temperamentos tandiversos se complementaban admirablemente. Mientras yolo llevaba al juego, a la discusin, a la pelea, al estudio de lasmatemticas, l me orientaba en el manejo del diccionario,me enseaba geografa e historia. Hacamos competenciasde memoria. Ya aprenda versos, y se impona la tarea diariade memorizar una pgina de un diccionario pequeo, que

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    me haca tomarle todos los das. Lleg a poder repetir unsoneto, sin un error, con solo leerlo tres veces.

    Por aquella poca, sin saber nosotros que exista la filo-sofa, nos interesbamos por la solucin de los problemassociales. Con sus reflexiones me llev al anticlericalismonuestro padre era ateo. Para l, la familia necesitabaestar unida por la sangre y por la fraternidad del espritu,sentir por un mismo ideal: ya se vislumbraba al futuro co-munista. Desde muy pequea fui su admiradora; tuve laintuicin de adivinar en l a un gran hombre.

    Asistamos a los Colegios Internacionales de El Cristo en1910. Los Reyes Magos nos haban trado un carro peque-o, que atbamos a un perro de Terranova, y el buen Lencomo le decamos nos llevaba a la escuela. Al regreso,Nene as llamamos siempre a Pablo sus padres y sus her-manas decida: Ya el perro trabaj, ahora le toca disfru-tar a l, y entre los dos arrastrbamos el carro, con el perrodentro, hasta la casa. Desde aquel entonces apodamos encasa a Pablo, Don Quijote.

    Pasamos a Santiago de Cuba. En 1913 fund all nuestropadre el Colegio Cuba, incorporado al Instituto de la ciudad.En las paredes de las aulas del Colegio quedaron impresaslas primeras manifestaciones pictricas y literarias de Pa-blo: batallas navales, cabezas de guerreros, etctera, todocuanto iba impresionndole en el estudio de la historia, y,con esto, estrofas y sonetos relacionados con aquellos he-chos.

    Mucho antes de empezar los estudios del bachillerato, porindicacin de nuestra madre, nos lea en voz alta a nuestrahermana Graciela y a m mientras hacamos labores deaguja los libros que ella nos escoga: El Quijote, en unejemplar en miniatura que conservamos, cuya lectura inte-rrumpa con escandalosas carcajadas; Vctor Hugo, Dumas,Verne; luego cuanto libro caa en sus manos.

    Por esta poca, Pablo me llevaba con frecuencia a lastiendas para que yo le comprara a nuestra madre los mate-riales que necesitaba para sus bellos trabajos de artesana.

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    Siempre nos daban dinero para el tranva, pero Nene meconvenca de que era mejor gastrnoslo en guineos loscuales se coma l casi en su totalidad, pues corriendoun poco, me deca, regresamos a tiempo. As los dos soloscorretebamos por Santiago. Siempre me llevaba a la Mari-na, a ver entrar y salir los barcos, cosa que lo alegraba viva-mente.

    Pablo era tan comiln que los amigos le hacan retos paraverlo comer ms. Por la falta de acueducto en Santiago deCuba, el agua era escasa, a veces sucia, y para los menes-teres de la casa se conservaba en bidones. Una o dos vecesal mes, un empleado de Sanidad, con una cafeterita, repar-ta por las casas guayacones para echar en los bidones, puesestos pececitos se coman las larvas de los mosquitos. Unda que Pablo acababa de comer opparamente, un compa-ero le dijo que si era capaz de comerse una barra de dulcede guayaba de dos libras, l se la compraba, pero a condi-cin de que se comiera primero cinco guayacones. Pabloacept la proposicin. Se comi los guayacones y luego laguayaba completa, bien saboreada. Al saberlo nuestro pa-dre por las risotadas de todos, le dijo: Pero Nene, no seasnecio, cmo te comes los guayacones!, y Pablo respondi:Lo hice para inmunizarme. Adems, son muy sabrosos.

    En 1915 hizo su ingreso al bachillerato en el Instituto deSantiago de Cuba, donde pas los tres primeros cursos; aosdespus se gradu de Bachiller en el Instituto de La Haba-na. Tena gran indecisin en la carrera que iba a seguir: laMedicina no le gustaba; el Derecho tal como lo vea ejer-cer en el bufete del doctor Fernando Ortiz no le interesa-ba; las matemticas no lo entusiasmaban. As, ya interesadoen las luchas polticas de la nacin contra la tirana sangrien-ta de Machado, se matricul en la Universidad de La Haba-na en la carrera de Ciencias Polticas, Sociales y Econmi-cas, pero por su gran actividad revolucionaria de aquellostiempos no la pudo cursar.

    En diciembre de 1919 nos trasladamos a La Habana. Pablose niega a continuar sus estudios, quiere trabajar; y en enero

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    de 1920 acompaa, como delineante, a nuestro amigo y an-tiguo profesor de matemticas del Colegio Cuba, el ingenie-ro Jos Mara Carbonell, que trabajar en Sabanazo, enOriente, donde se va a fomentar un ingenio. Pablo tiene allla oportunidad de conocer de cerca el penoso vivir del cam-pesinado cubano: su lucha cruenta contra la miseria, contrala ignorancia, sin esperanzas de un futuro mejor.

    Al regresar a La Habana empieza a trabajar en el diarioEl Nuevo Mundo y en la revista El Veterano, ambas publi-caciones dirigidas por el coronel del Ejrcito Libertador JosCamejo Payents. Recibe de sueldo $1.00 diario que entregaa nuestra madre, dicindole: Yo no necesito dinero: no ten-go vicios. No los tendr jams! Un buen da, con su granhumor de siempre, me entrega un ejemplar de El NuevoMundo : Letelo, para poder decir que tengo un lector. Noes justo que yo sea redactor, cobrador y repartidor y el nicolector de mis trabajos.

    En esta poca ensea a leer a La y da clases de historiade Cuba a Ruth. Fue un hijo y un hermano ejemplar.

    Poco despus va a trabajar en la Comisin de Adeudosdel Ministerio de Hacienda. Gana $170,00 mensuales, suel-do fabuloso para su edad; pero el trabajo es poco y a los dosmeses renuncia al cargo. Soy dice demasiado jovenpara ser tan desvergonzado que acepte una botella.

    En 1922 se abre una convocatoria para ingresar a la Es-cuela Naval. Todos en casa creemos llegada la gran oportu-nidad de Pablo, al fin podr realizar su ms grande anhelo!Asiste a las pruebas, va en primer lugar en todos los exme-nes, pero en el ltimo, en el de gramtica, una humoradasuya cambia el curso de los hechos. Hay una pregunta quedice: Qu diferencia existe entre la palabra senador es-crita con s, y escrita con c? Contesta correctamente, peroantes de entregar el examen, pone una nota marginal: EnCuba, senador es sinnimo de botellero. Esto le cuesta laanulacin del examen y la renuncia a su gran aspiracin; loque, despus de bien pensado, alegra a toda la familia, quelo considera incapaz de soportar una disciplina militar.

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    Pablo, que es un magnfico mecangrafo y taqugrafo, vaa trabajar en 1923 al bufete Ortiz-Gimnez Lanier-Barcel.Trabaja todo el da por slo $80.00 al mes, a las rdenes deldoctor Barcel. Pero pronto pasa a secretario del doctorFernando Ortiz, sustituyendo a Rubn Martnez Villena, queacaba de graduarse de abogado. Hay una gran comunidadde ideas y afinidades entre ambos jvenes, y rpidamenteanudan una profunda amistad.

    Rubn es poeta. Sorprende a Pablo que, en ratos libres,escribe cuentos. Lee El hroe, le gusta mucho, y se lo daa Jos Antonio Fernndez de Castro, que lo publicara en elsuplemento dominical del Diario de la Marina, en 1929.

    Desde 1923 Rubn anda unido a Julio Antonio Mellael gran lder estudiantil en trajines revolucionarios. En1925, un grupo de jvenes inquietos, guiados por Rubn, es-cogen el bufete del doctor Ortiz como sede de actividadesantimachadistas. El pas vive una situacin catica. Mella,como protesta por la arbitraria prisin de que es vctima,decide declararse en huelga de hambre en la Quinta deDependientes. Pablo da su contribucin econmica paracubrir los gastos que representa sacar a Mella casi agni-co del pas, ya en libertad por la accin de las masas ydespus de la espectacular entrevista de Rubn y Machado,en la que Rubn lanza su lapidaria frase de es un asno congarras. Adems se encarga, en su carcter de mecan-grafo, de la redaccin y ordenamiento de gran parte delmaterial relacionado con este acontecimiento trascenden-tal.

    Por esta poca Pablo frecuenta Pro-Arte Musical, es ungran aficionado a la msica buena. No se pierde un concier-to, ni la actuacin de los grandes artistas del mundo que sontrados del extranjero por esta institucin. Es tambin un granentusiasta del ajedrez.

    Pablo siempre fue amante de los deportes. Desde mu-chacho haca toda clase de ejercicios; caminaba mucho, ju-gaba a la pelota en el Colegio Cuba, y en La Habana acos-tumbraba, con otros amigos, alquilar un bote en el muellecito

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    del Templete: remaba incansablemente, para conocer todoslos rincones de la baha, y muchas veces sala mar afuera.Adems practicaba el mtodo Strongfort: durante tres dasde cada mes dorma en el suelo y tomaba por nico alimentotres vasos de agua. As logr un desarrollo corporal notabley armonioso. Fue miembro del equipo de ftbol americanodel Club Atltico de Cuba, y se distingui siempre por suactuacin en la lnea de choque, por u entusiasmo y deci-sin. Particip en distintas competencias.

    De aquella poca hay una ancdota muy interesante. Enel ao 1928 su Club fue a la ciudad de Atlanta en los Esta-dos Unidos, para celebrar un encuentro de ftbol con unequipo local. Pablo, al comprobar que su equipo iba a perdercon los norteamericanos por conocer estos mejor el juego ytener ms experiencia, se lanzaba con mpetu contra la lneaenemiga, a riesgo de recibir un golpe serio. Cuando le pre-guntaron por qu haca aquello, contest: Ya que vamos aperder con los yanquis, quiero salvar el honor de Cuba, acabezazos!

    En el Club Atltico conoci al doctor Gonzalo MazasGarbayo, mdico, poeta y cuentista, que tambin formabaparte del equipo de ftbol. Con Gonzalo trab una entraa-ble amistad. Un da en que hablaban de literatura, Pablo lemostr su cuento El hroe, que Gonzalo encontr muybueno y lo felicit. Unos das ms tarde lo invit a figurar enun libro de cuentos que se propona publicar. En febrero de1930 se termin de imprimir el libro, que apareci en lasvidrieras de las libreras de La Habana con un sugestivottulo: Batey. El ttulo fue idea de Gonzalo, el dibujo de laportada, un ingenio en blanco, rojo y negro, obra de Pablo.

    Su prosa originalsima, fuerte, vigorosa, llena de humoris-mo deportivo y agudeza, sorprende a la crtica cubana yextranjera que lo acoge con grandes elogios. Es esta unazafra agridulce de narraciones, en las que va unida una exu-berante imaginacin a la preocupacin por grandes proble-mas sociales que dejaron huella en el alma de Pablo, duran-te su corta convivencia con la pobreza, el olvido y la agona

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    del campesinado cubano, en el indmito Oriente, y en la deGonzalo, tanto en su estancia en Cruces, Las Villas supueblo natal, como en el ejercicio de su profesin de m-dico. Con su estilo peculiar y su irona sana. Pablo, desde suBatey, empezar a introducir una nueva tnica en las letrascubanas.

    En julio de 1930 contrajo matrimonio con Teresa (Tet)Casuso Morin, a quien haba conocido durante su estanciaen Sabanazo.

    En septiembre de 1930, el malestar de todo el pueblo esostensible, pero hace falta unificar el espritu de lucha con-tra la tirana machadista. Esa oportunidad la proporciona elsabio y prestigioso anciano Enrique Jos Varona, con susdeclaraciones histricas publicadas en El Pas, donde atacaal rgimen de Machado y enjuicia a los estudiantes que sedespreocupan por las cosas de la vida cvica de la patria. Yaun grupo de intelectuales cubanos, encabezados por el doc-tor Ortiz, y entre los cuales se encontraban Juan Marinello,Pablo, Ral Roa y otros, estaban organizando un homenajea Varona, que se celebrara el 3 de octubre, con motivo delcincuentenario de su primera clase de filosofa.

    El 30 de septiembre de ese ao 1930, invitado por Roa,acude Pablo bien temprano a la Universidad de La Habana,desde donde partira una manifestacin hasta la casa deVarona. Pero la colina universitaria amanece rodeada depolicas, manchada de azul, como dijera Pablo. Otros de acaballo recorren las calles prximas. El ambiente es de tra-gedia!

    Los estudiantes desisten de la manifestacin a la casa deVarona. Hay una nueva consigna: ir al parque Eloy Alfaro yde all a Palacio! Sergio Velzquez anima con una arenga.Por todas partes salen jvenes dispuestos a todo. Flix Er-nesto Alpzar toca un clarn, Armando Feito despliega unabandera cubana. Pepelin Leyva y Rafael Trejo tiran piedrasa la polica, y sale la manifestacin con gritos de MueraMachado! Abajo el tirano! Van sin armas de fuego, perocuentan con los puos de Pepelin Leyva y de Pablo. Segn

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    frase de Ral Roa, polica que tocan, polica que cae. Hayuna gran gritera y lucha cuerpo a cuerpo entre estudiantesy policas. Suenan disparos de armas de fuego. Pablo caedesplomado sobre el suelo. l cree que lo han herido de unbalazo. Slo cuando ve a Rafael Trejo a su lado, desfalle-ciente, piensa que el disparo ha sido para otro. Trejo muereen el Hospital de Emergencias, al amanecer del da siguien-te. Isidro Figueroa, obrero, es herido de bala en un hombro.Pablo ha recibido una herida de 8 cm en la cabeza, que leprodujo el polica Reine con un club. La prdida de sangrees enorme; esta herida lo retendr un mes en el hospital.

    Una vez en la calle, la lucha es ms intensa. El 3 de enerode 1931 se rene el Directorio Estudiantil Ral Roa, JuanAntonio Rubio Padilla, Roberto Lago, Carlos Pro, CarlosManuel Fuertes Blandino, Flix Alpzar, Ramn (Mongo)Miyar y otros ms en casa del periodista de ideas republi-canas Rafael Surez Sols. Un grupo de miembros del Di-rectorio ha decidido constituir el Ala Izquierda Estudiantil yvan a presentar su tesis a los dems. El AIE planteaba quehaba que vincular la lucha contra Machado a la lucha con-tra el imperialismo de Estados Unidos, que era el que impo-na a este tirano. Pero los ltimos en llegar a la reunin hansido seguidos por la polica y todos los estudiantes son sor-prendidos, presos e internados en el Castillo del Prncipe.Cuando son libertados, Pablo escribe 105 das preso, unreportaje magnfico, palpitante, de estilo fcil, descripcinamena y gran contenido revolucionario, que aparece publi-cado en El Mundo, en doce artculos.

    La crcel slo ha logrado reafirmar sus propsitos revo-lucionarios. Escribe para Lnea, peridico universitario, r-gano del AIE. Toma parte en hechos de calle. Se rene conlos otros compaeros y conspiran.

    A mediados del ao 1931, estando escondidos l y RalRoa en la casa de Jos Z. Tallet, alguien da el soplo y sonsorprendidos por el teniente Miguel Calvo, que los detiene.Y aqu otra ancdota de Pablo, digna de contarse, pues pin-ta su carcter, su fino humor, aun en los momentos ms

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    difciles. Mira le dice a Calvo, estoy terminando unartculo para Carteles, si lo termino me pagarn diez pe-sos. Sin esperar la contestacin, se sienta a la maquinilla ysigue tecleando su trabajo. Los policas lo miran, se miranentre ellos y acaban por sonrer y esperar. Cuando Pablosale preso le grita a Tallet: Cuando Quilez te pague losdiez pesos me los mandas a la crcel!

    Esta vez son internados en el Presidio Modelo de Isla dePinos, y como Pablo estima que es una prisin injusta, deci-de no gastar ni en barbero ni en ropas. Se deja crecer elcabello y la barba hasta la cintura, iniciando as el uso de lasbarbas revolucionarias como tambin haba sido el precur-sor de la boina revolucionaria en el Castillo del Prncipe.

    En presidio, Pablo y Gabriel Barcel traducen del inglsal espaol el Materialismo histrico de Bujarn. Trabaja lamadera, y con una maestra que a todos llama la atencin,hace pulsos, cortapapeles, etctera. Da clases de astrono-ma a los compaeros y mantiene todo el tiempo, inquebran-tables, su optimismo y buen humor; goza de magnfica saludy hace ejercicios para conservarse en forma, como dicecon frecuencia.

    En mayo de 1932 sale para el exilio. Proyecta ir a Espa-a, pero en Nueva York se encuentra con otros cubanos ydecide quedarse en esa ciudad, donde para poder vivir rea-liza trabajos muy duros: friega platos, vende helados por lascalles caminando ms de trescientas cuadras diarias, cargasacos de millo que pesan mucho ms que l. Y an le quedatiempo para fundar con otros compaeros revolucionarios elClub Julio A. Mella.

    Tras el derrocamiento de la dictadura de Machado, el12 de agosto de 1933. Pablo retorna del exilio. Toma parteen todas las acciones importantes. La Universidad se con-vierte en uno de los principales centros de actividades polti-cas de la nacin. En las asambleas generales estudiantilesse debatan los ms diversos problemas relacionados con elgobierno y sus opositores, pero entre todas estas reunioneslas ms importantes eran las asambleas depuradoras, en las

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    que se analizaba la conducta de los profesores y su vincula-cin o no con la tirana. Pablo participaba en las mismas enuna doble funcin: como estudiante con todas sus prerroga-tivas de voz y voto, y como periodista. Sus crnicas en elperidico Ahora, que describen estas asambleas, son fuen-tes documentales vivas para el estudio de este perodo delmovimiento estudiantil. Segn han afirmado los actores yestudiosos de esta etapa revolucionaria, no slo son de unaveracidad inigualada sino que han salvado para la posteri-dad una de las acciones de mayor significacin para todo elmovimiento estudiantil y docente del pas.

    Pablo fue uno de los artfices del ms rico anecdotarioque registran las disputas polticas estudiantiles, y lamenta-blemente algunas slo permanecen en el recuerdo de susamigos. Parco de palabra, construa la frase ms afilada,que dejaba caer en el momento preciso para hacer tornar enfavor de las izquierdas el rumbo del debate. El primero enllegar, se sentaba, indistintamente, en el flanco derecho oizquierdo del anfiteatro. Con un cuaderno y un lpiz en lamano, segua con atencin el curso de la controversia. Nopeda la palabra, sino interrumpa para hacer una aclaracino un comentario, e inmediatamente se haca silencio paraescucharlo. Era junto con Gabriel Barcel, Pepe Elas Borges,Eddy Chivs y otros, muy respetado y querido por su histo-ria y su gran coraje revolucionario.

    Pablo denuncia los crmenes de Castells en el PresidioModelo, con extraordinaria valenta. Pero, en cambio, noacepta el nombramiento que se le ofrece de director delpenal de Isla de Pinos. Estima, y as lo dice, que no debedejarse la direccin de un presidio a la bondad o maldad deun hombre. Debe ser nombrada una Comisin de mdicos,psiclogos, alienistas, abogados, maestros, etctera, para quepueda ser estudiado desde todos los ngulos y pueda llegara transformarse el Presidio, de Escuela del Crimen, en ver-dadero Centro de rehabilitacin social. Adems, advierte:no se me ofrezcan puestos! no he ido a la Revolucincomo mercenario para lucrar!

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    A Machado lo ha sucedido Carlos Miguel de Cspedes, ysu gobierno anodino. El 4 de septiembre del mismo ao seproduca una rebelin militar. Surge la Pentarqua. RamnGrau San Martn, de triste recordacin para Cuba, se hacecargo del poder.

    Los grandes peridicos habaneros haban dejado depublicarse. El 10 de Octubre, conmemoracin del Grito deYara, apareca un nuevo diario, Ahora, que se trata de orien-tar al nuevo orden revolucionario. Entre sus redactores fi-guraba Pablo de la Torriente Brau. Un da llega a la redac-cin, y de inmediato se sienta a la maquinilla y empieza aproducir reportajes, crnicas humorsticas, biografas, tex-tos de divulgacin cientfica, artculos de proyeccin revolu-cionaria, relatos de aventuras, entrevistas a artistas, frasesirnicas para los cintillos y pies de las caricaturas, trabajoshistricos y editoriales; tambin public La Isla de los500 asesinatos, sus memorias de Isla de Pinos. Y hasta eldirector de Ahora se sorprende de verlo rendir da a da sutrabajo, como slo podra hacerlo el que lleva muchos aosen esta tarea. Todos se preguntan: Dnde aprendi Pabloeste oficio de periodista que realiza con maestra? La res-puesta es sencilla: Pablo es un periodista nato, genuino, comolo fue su abuelo Salvador Brau, que en Puerto Rico sorpren-di tambin a sus ilustres contemporneos en los tiemposms difciles de la Colonia, que lo llamaron maestro deperiodistas, y, como Pablo, tampoco frecuent ninguna es-cuela de periodismo.

    Pablo hace un periodismo muy personal. Muchas vecescrea el hecho, lo reporta y luego toma parte activa en l. Unda va a la Universidad, rene a un grupo de estudiantes, yles dice que al da siguiente aparecer en, Ahora un repor-taje suyo. Los hechos tendrn que producirse en ese da yellos debern tomar parte: se trata de dar una tngana en elparque Albear, con gritos de Abajo Batista y el imperialis-mo! y romper una vidriera de la librera La Moderna Poe-sa. Los estudiantes van con l a realizar lo acordado, peroal darse cuenta Pablo de que la vidriera no ha sido rota,

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    recoge una piedra del suelo y la tira. Al escndalo acude lapolica y l mismo informa de los acontecimientos e indicaen direccin contraria por dnde han huido los estudiantes.Los hechos se han producido tal como l lo ha redactado enAhora .

    Cuando Ahora informa sobre el asesinato de IvoFernndez, Pablo logra de Reynaldo Balmaseda, nico su-perviviente de la tragedia, el autgrafo acusador.

    Se entera de la persecucin que sufren los campesinosdel Realengo 18 y all va. Primera vez que a aquellos hom-bres se les acerca un intelectual con verdadero inters hu-mano, que se preocupa por sus terribles problemas; dispuestocomo periodista a dar a conocer las grandes explotacionesde que haban sido vctimas, la ignorancia y el olvido en quehaban vivido; y en artculos vibrantes, acusadores, publicestos hechos en Ahora. Consigui un ao de tregua para losrealenguistas y la creacin de tres aulas en aquel lugar, don-de con ms de mil nios, no exista ninguna. Realengo 18sirvi de fuente de inspiracin militar a nuestra Revolucin,segn expresin del Comandante Fidel Castro al escritor yperiodista francs Rgis Debray, que aparece en el libroRevolucin en la Revolucin?

    Pablo escribe en Ahora desde octubre de 1933 hastamarzo de 1935: desde el gobierno reformista y heterogneode Grau San Martn hasta la fracasada huelga de marzo de1935, que colma de desaliento a toda la ciudadana. Las cr-celes estn llenas. La persecucin policial contina. Pablo,amenazado al negar Balmaseda su declaracin, tiene queabandonar el pas. Por segunda vez al exilio, otra vez a Nue-va York. Vive por un tiempo en la casa de la madre de Car-los Aponte, el compaero de Augusto Csar Sandino quemuere asesinado junto a Antonio Guiteras en El Morrillo.

    En Nueva York vuelve al trabajo rudo: carga bandejas,friega platos. Se rene con otros revolucionarios: GustavoAlderegua, Roa. Fundan ORCA el nombre se le ocurrea Pablo: la Organizacin Revolucionaria CubanaAntimperialista. Pablo es el secretario de la Organizacin, y

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    edita una revista de bolsillo llamada Frente nico que entraclandestinamente en Cuba. La vida le es dura all y el am-biente desagradable. Pero por el momento no puede hacerotra cosa. No puede volver a Cuba. Piensa ir a Puerto Rico,pero estima que en aquellos momentos es como quedarseen Nueva York.

    No gana lo suficiente para distracciones, no puede ni ir alcine, su espectculo favorito. En una carta familiar nos dice,siempre con su buen humor:

    El deporte que ms practico es el de caminar, porque es elque menos cuesta. No he podido ir al Polo Ground que esta dos cuadras de casa. Sin duda, estos americanos tienenrazn cuando dicen aquello de time is money. Porque, si yohubiera tenido el money hubiera conseguido el time.

    Toma parte en mtines, reuniones, demostraciones de ca-lle; colabora en peridicos de Estados Unidos, Ecuador, Ve-nezuela, Chile, Mxico y Argentina.

    Va un da a la exposicin del pintor Antonio Gattorno yredacta un brillante artculo que titula Guajiros en NewYork, que es publicado en la revista Bohemia de La Haba-na en junio de 1936. Enviado este artculo por Berta Arocenaal Concurso Justo de Lara, que concede uno de los msgrandes premios periodsticos de Cuba, le es otorgado comohomenaje pstumo a los dos meses de su muerte.

    El 18 de julio de 1936 estalla la insurreccin militar enEspaa. Pablo va a un mitin en Union Square en favor de lacausa de la Repblica Espaola. Y all le irrumpe en la men-te la idea de ir a Espaa. De inmediato hace gestiones paratrasladarse. Consigue credenciales como corresponsal de larevista New Masses de New York, del peridico El Nacio-nal de Mxico y de El Machete , rgano del Partido Comu-nista Mexicano. Ya no tendr sosiego hasta que pueda mar-char a Espaa. Escribe:

    He tenido una idea maravillosa: me voy a Espaa, a la revo-lucin espaola. [...]. Cmo no se me ocurri antes la idea?

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    [...]. Acaso, estar all, cuando Mussolini y Hitler no pu-diendo sostenerse ms se lancen a la guerra y vendr enton-ces la batalla definitiva entre oprimidos y opresores... Y asis-tir de todos modos, al gran triunfo de la revolucin!...

    El da 1 de septiembre, en el buque le de France, par-te de Nueva York. Es el primer hispanoamericano que atra-viesa el Atlntico para ir a la revolucin espaola, y quedarall como un smbolo de la solidaridad humana entre Amri-ca y Espaa.

    Desembarca en El Havre. Asiste en Bruselas al Congre-so de la Paz. Se queda una semana en Pars. De all pasa aBarcelona, y el 24 de septiembre llega a Madrid, al Madridheroico del No pasarn! Ya ha enviado cartas, crnicasy reportajes desde Pars y Barcelona.

    Va a vivir la guerra espaola para aprender en ella, yluego ser til a Cuba, porque sabe que la nica manera delibrar a Cuba de las dictaduras internas y del imperialismoyanqui, nica causa de nuestros males, ser la lucha arma-da.

    Su trabajo es sin descanso. Recorre las calles, interroga alas gentes, toma notas, conoce a Alberti y a Bergamn. Va aver a su amigo Jos Mara Chacn y Calvo. Entrevista algeneral lvarez del Vayo, que le propone la publicacin desu libro Presidio Modelo. Entrevista a Menndez Pidal y aGregorio Maran. Conoce al general Julio Mangada. Seencuentra con Lino Novs Calvo, Policarpo Candn y SurezSols. Todava acta como periodista. Va a la Sierra deGuadarrama, asiste a las asambleas de los milicianos, pole-miza con el enemigo. Y all recibe su bautismo de fuego.Escribe sin cesar artculos y reportajes que enva a las re-vistas que representa. Se encuentra con el pintor espaolGabriel Garca Maroto y se autodenominan comisarios pol-ticos. Ms tarde son nombrados por el general Julio lvarezdel Vayo.

    Pablo es enviado a la brigada que integran agricultores deExtremadura y Castilla, comandada por Valentn Gonzlez,El Campesino, el que ms tarde traicionara a la revolucin.

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    Con tal cargo, Pablo va con los valientes milicianos a laSierra, al norte de Madrid. Y como en todos los hechos yactuaciones de su vida, su entusiasmo, su alegra de vivirlo impulsarn a la lucha en primera fila. Y su optimismo enel triunfo le har escribir en una de sus ltimas crnicas:Sin duda, venceremos.

    Fue un comisario cabal, como requera la importanciadel cargo. Contribuy a la cohesin, eficiencia y capaci-dad del batalln revolucionario. Era el primero en el asaltoy el ltimo en el despliegue. Como dijo el peridico Clari-dad de Madrid, comentando su muerte: Pablo era el co-misario que necesitaban los luchadores para conservar supuesto sin vacilar, sin dejarse ganar por titubeos.

    Al mismo tiempo, se preocupaba por levantar el nivelcultural de la tropa; nombra maestros; descubre al poetaMiguel Hernndez y lo nombra jefe del Departamento deCultura, y crea Al Ataque, peridico de la brigada. Propor-ciona actos de distraccin y cultura a los milicianos.

    El tiempo pasa y la defensa de Madrid se hace cada vezms difcil. Queipo del Llano anuncia que dentro de pocashoras tomar caf en la Puerta del Sol. Millares de madri-leos se incorporan a las milicias republicanas. Pablo, queno era hombre para contemplar una guerra sin tomar parteen ella, deja la pluma, y se incorpora tambin al ejrcitopopular.

    Y mientras ayuda a la liberacin del pueblo espaol, pe-leando por todos los desposedos del mundo, pero con elcorazn y el pensamiento puestos en Cuba, en la revolu-cin cubana, el 19 de diciembre de 1936, defendiendo elEstado Mayor del 109 Batalln de la 7a. Divisin, ataca-dos por el de Regulares de Ceuta No. 132, tras gran arti-llera, destrozado el corazn por una bala fascista, caycomo un hroe en el Cerro de Majadahonda, con su uni-forme del ejrcito de las milicias populares y como su co-misario poltico. Tres das permanece tendido sobre la nie-ve en campo enemigo hasta que es rescatado su cadver.A su lado Pepito, el nio de trece aos, hurfano por las

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    balas fascistas y que Pablo haba adoptado en Alcal deHenares, tambin haba muerto.

    El 23 de diciembre, en una ceremonia impresionante, esenterrado en el cementerio de Chamartn de la Rosa, muyprximo a Madrid. En su pecho ensangrentado, en nombredel pueblo espaol y de su legtimo gobierno, se le imponenlas insignias de capitn de milicia muerto en campaa.

    Embalsamado y en caja de bronce, es trasladado a prin-cipios de 1937 por Lelio lvarez, cubano de la brigada deEl Campesino, a la ciudad de Barcelona. Esperando sertrasladado a Mxico, se le hacen guardias de honor en elClub Cubano Julio Antonio Mella, en la Ciudad Condal.Pero el traslado no es posible y se depositan sus restos enel nicho No. 3772 del cementerio de Montjuich, en Barce-lona.

    Terminada la guerra, vencido el pago de los derechosdel nicho, en septiembre de 1939, fueron trasladados susrestos mortales, junto a los de otros que tambin murieronpeleando por la libertad, a una fosa prxima al nicho, don-de esperan el momento oportuno para su regreso definitivoa Cuba.

    Nos queda el recuerdo de su vida limpia, generosa, deprofundsima humanidad, y tambin el ejemplo de su obrade revolucionario honesto y valiente, del internacionalistaconvencido que muri peleando por una sociedad humanams justa, ms digna y mejor: la sociedad comunista.

  • Pablo Armando Fernndez*

    La familia**

    Por eso en todo lo que yo hehecho no hay un cuento dedicadoa los pocos familiares mos, a losque yo quiero de veras, a los que semerecen tambin el libro entero.

    PABLO DE LA TORRIENTE BRAU

    La madre sentada miraba la llovizna. Las dos mucha-chas hablaban. Hablaba entonces La, mostrando fo-tos, tarjetas tursticas, mostrando un lbum, cartas, pa-peles, folletos. Su interlocutora oa, ahora oa, y sobreel cuaderno trazaba a lpiz palabras y pequeas figu-ras que borraba y volva a dibujar oyendo. La tambinoa su voz y sus palabras con insistencia, repitindolas.La madre nada oa, miraba la noche.

    Fueron mis ojos detenidos en el retrato sobre el pia-no, mientras tomaba asiento a su lado, los que la acer-caron a m; fue su sonrisa de una amarga resignacin ysus manos en reposo; fue el sintese dicho con ternu-ra, aqu, a su lado; y despus a sus hijas: se llamacomo Nene.

    El vestido negro y los cabellos como las manos, blan-cos, y la voz reposada, clara, de una dulce entonacin,eran veintitrs aos despus de la muerte del hijo lo queeste hubiese reconocido de haber regresado y estar sen-tado en su compaa. Graziella Brau, la madre, removadel recuerdo los das anteriores a la despedida del hijo,los que le correspondan a ella por entero, a su casa, a sufamilia. Yo miraba el retrato. La, baja la voz, discuta lospormenores de su excursin mirando el retrato.

    * Poeta y narrador cubano (1930).** Lunes de Revolucin [La Habana], 11 de enero de 1960, pp. 7-8.

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    Ahorita termina dijo ahuyentndome la impa-ciencia, siempre trae algo entre manos; lo hered del, ve?

    Usted, es puertorriquea?S.Su ve, dicho con la insistente dulzura de los puer-

    torriqueos, me la identific.Nene naci all, lo traje pequeo a Santiago de Cuba;

    slo las dos menores, La y Ruth, nacieron en Cuba. Yo nohe vuelto a San Juan; Zoe s.

    La madre lo era de Pablo de la Torriente Brau y desus hermanas Graciela, Zoe, La y Ruth.

    Maana cumple veintitrs aos de muerto en Espaa.Yo estaba mirando el rbol de Navidad.La noticia nos la dieron la Nochebuena, haba muerto

    el 19 de diciembre.Yo estaba mirando la mueca rubia vestida de rebelde

    olivo. Mirando el brazalete rojo y negro con la sigla re-dentora. Mirando la mueca recostada al sof.

    Se fue a Espaa para aprender a hacer una revoluciny trarnosla a su Cuba.

    Alguien cant en la calle, una voz que corra huyen-do de la llovizna.

    Nene era muy alegre. Cantaba cosas que me oa, can-ciones puertorriqueas, espaolas y cubanas.

    La hablaba y la muchacha escriba, consultaba, es-criba.

    Yo lo ense a leer. Mis hijos aprendieron a leer con-migo, con su padre que era maestro, en casa.

    La puerta se abri y entraron otras dos mujeres quesaludaron dirigindose al interior del apartamento.

    Son mis hijas Graciela y Ruth; Zoe llegar luego. Nenelas quera mucho, desde muy joven se preocup por ellas.

    Afuera la risa se hizo estridente, primero una carca-jada, despus otra, y el ruido del autobs que se detuvoen la acera, y las voces de los pasajeros en l, no apa-garon las carcajadas cada vez ms estruendosas.

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    l se rea mucho, en todas partes, pero no le gustabaque sus hermanas lo hicieran en la calle. Zoe era su compa-era. Ella es viuda. Jugaban juntos. Hay mucho en el unodel otro. Muchas veces, todava no s a quin oigo, si a ellaque ahora vive con nosotros o a Nene que est enterrado enEspaa. Ella era su compaera.

    Es Graciela (Giqui), la mayor de las hermanas, quiencomenta la noche, hmeda, calurosa, y me extiende lamano, creyndome el esposo de la otra muchacha queentrevistaba a La y la madre.

    Es un amigo de La, quiere algunos retratos de Nenepara publicarlos en un peridico. Van a dedicarle un nmerodel suplemento a Nene. Hace veintitrs aos. Maana haceveintitrs aos que lo enterraron en Espaa.

    Es una mujer suave, callada, con la mansedumbre delos espritus sabedores:

    Maana en la Universidad de La Habana develarn unmrmol a su memoria...

    ...falta que se edite su obra, todo lo que est indito yque l hubiese querido publicar dice Zoe desde el umbral,despojndose del impermeable y dejando la sombrilla en unrincn del hall.

    Ese sera el hermoso homenaje que l se merece, dedi-cando el producto de la venta del libro a la Reforma Agrariao a la compra de aviones para la defensa de la nacin, o acualquier otra tarea que emprenda la Revolucin para sudesarrollo. Agradezco lo otro, lo dems, lo que hagan susamigos y compaeros, pero el Presidio Modelo es la obrade madurez de Nene. Escriba a pap dicindole que le pre-ocupaba mucho el destino de esa obra.

    Entonces soy yo el que sugiere los Festivales del LibroCubano. Ella, Zoe, ya ha hablado a Alejo Carpentier.

    Zoe digo, en un viejo retrato de familia que vialguna vez publicado, pese a su transparencia, me re-fiero a sus cabellos clarsimos y a la tez plida, se pare-ce usted mucho a Pablo.

    La madre nos mira.

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    Nene era fuerte, musculoso, un atleta. Alzaba el pe-cho para que golpearan en l y comprobaran lo fuerte queera.

    Miembro de Lnea de la Real Academia de Foot BallIntercolegial del Club Atltico de Cuba. Caballero GranMedalla de Oro, con distintivo negro-anaranjado, de la Or-den de la Unin Atltica de Amateurs de Cuba.

    En un tono declamatorio, altisonante, La repite laslneas del prlogo a Batey de su hermano, libro de cuen-tos escrito en colaboracin con Gonzalo MazasGarbayo. Zoe hace un chiste refirindose a este mo-mento estelar de La, asistiendo a congresos en el ex-tranjero, mesas redondas en la televisin y entrevistadacon frecuencia para revistas y peridicos. Como todosremos la madre recuerda que Pablo era muy festivo,animaba la conversacin, la polmica, el discurso, conchistes muy oportunos que ellas con frecuencia repiten.

    Era muy cubano dice Giqui, muy cubano.Porque Pablo Flix Alejandro Salvador de la Torriente

    Brau, que naci en San Juan, Puerto Rico, y que ira amorir a Espaa, padece la pasin cubana de libertad.Porque es uno de esos artistas que nos lega el siglo.Porque Pablo es artista, escribe como su abuelo mater-no don Salvador Brau, prcer e intelectual puertorri-queo. Porque es poeta ama la libertad y la justicia y seda a ellas con su propia vida. Porque Pablo es poetaama al hombre, porque es hombre ama la vida. Porqueama la vida sabe que esta slo se logra a plenitud cuan-do es digna del hombre. Porque sabe que esta dignidadno se recibe como herencia o regalo, se entrega a lalucha para conquistarla. Porque es un artista cabal sabeque no es aquel el tiempo para la revolucin y sabe quela inmadurez de los que con l luchan y el tiempo queles concede la historia, nada propicio, poco realizarn.Salvada su vida, frustrada la intencin de salvar el pas,la ofrecer a otro pueblo que lucha, a otro pueblo quesufre y ama, a Espaa.

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    No ofrece Pablo su vida a Espaa en holocausto, sinocomo rehn de la libertad de Cuba, y por eso va alldonde hay una revolucin, a aprender cmo se hacenlas revoluciones para volver a Cuba, trayndonosla.

    Ruth aparece. La sala de la familia De la TorrienteBrau se anima, doa Graziella y sus hijas todas al res-cate del recuerdo perdido.

    Cuando yo le dije el nombre de la nia quiso que sellamara Ruth, como la moabita. Yo haba elegido otro nom-bre, pero quise complacerlo y la nia se llam Ruth.

    Yo pienso en la universalidad de este hombre de nues-tra Antilla, fidelsimo, pienso en el versculo bblico por-que donde quiera que t fueras, ir yo; y dondequieraque vivieres, vivir. T pueblo ser mi pueblo, y tu Diosmi Dios.

    ...dondequiera que t fueres, ir yo, y Pablo se vaa Espaa...Acaso, estar all, cuando Mussolini y Hitlerno pudiendo sostenerse ms se lancen a la guerra y ven-dr entonces la batalla definitiva entre oprimidos yopresores...Y asistir de todos modos, al gran triunfode la revolucin!...

    Escribe cartas a Giqui, a Zoe, a sus padres, a Ruth...,a la nia que le inspira le escribe una carta chistosa,alegre, burlona; al padre una carta valiente, a la madreescribe cartas tiernas, animosas. Dice que el san Rafaelque ella le puso a la hora de la partida en el barco semare... hasta el santo se mare! Es Pablo feliz, va ahablar con los hroes, marchar con las columnas, a verlos nios y las mujeres armados!... Va a defender la re-volucin del pueblo, va a defender la Repblica, a pre-senciar el fusilamiento de los jefes fascistas.

    Ac, veintitrs aos despus de ser enterrado en Es-paa, la noche del 18 de diciembre del ao de la Liber-tad cubana, 1959, la sala de su casa, adonde l hubie-ra ido, donde hubiera vivido, fiel a los que quiere deveras, se ilumina con su presencia. Las mujeres hablan,yo escucho, ya no llueve y la puerta se abre nuevamente

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    para que entre Gonzalo Mazas Garbayo, el amigo... Yono s lo que vi en los semblantes de las mujeres, nadielo esperaba, tampoco me esperaban a m, pero estamostodos all, reunidos, sujetos a la memoria. Gonzalo sa-luda, se sienta, habla con las