Página 1 de 5 Operación 'Lanza de Acero I': EEUU 'invade' Mazagón Miguel Burguillos El reloj marcaba la hora H, es decir, las ocho menos veinte de la mañana del día 26 de octubre de 1964, cuando tuvo lugar en las apacibles playas de Mazagón el mayor desembarco anfibio efectuado tras la finalización de la Guerra de Corea, aunque ahora en tiempos de paz y liderada, nuevamente, por los Estados Unidos de América. Se trató de la llamada “Operation Steel Pike 1”, consistente en un magno simulacro de maniobra militar de desembarco de fuerzas de Infantería de Marina en un territorio supuestamente hostil, sojuzgado por una potencia invasora, y donde era necesaria la consecución, los días posteriores, de una serie de objetivos orientados a la conquista de determinadas localizaciones. Dicha Operación, cuyo desglose de objetivos era la conquista y consolidación en cinco días de tres localizaciones urbanas, a saber, los sectores “Alfa” (Huelva), “Bravo” (Niebla) y “Charlie” (El Rocío), estuvo presupuestada por el Departamento de Defensa estadounidense en unos 10.300.000 dólares. Así, para la conquista “virtual” de estos núcleos onubenses, participarían un total de 29.000 marines norteamericanos, 2.000 vehículos terrestres, aproximadamente un centenar de buques de desembarco, apoyo y submarinos, al igual que unos doscientos aviones y helicópteros. Sin embargo, y debido a que tanto Niebla como El Rocío poseían numerosas extensiones de terreno cultivado en sus inmediaciones, los mandos determinaron finalmente no tomar ambos núcleos, sino hacerlo únicamente sobre el plano. Estas maniobras anfibias, en concreto, obedecían a un programa de colaboración entre el Estado Mayor de la Armada y sus homólogos europeos y estadounidenses para la realización de operaciones militares conjuntas, ideadas para poner en práctica tácticas y alcanzar un mayor perfeccionamiento en la colaboración entre ejércitos aliados. De tal forma, España realizaría otros ejercicios similares como el llamado “Iberex-64”, junto a la Marina portuguesa, o el “Finisterex III”, el “Murcia II” y el “Cabedra-64”, efectuados conjuntamente con la Marina francesa.
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Operación 'Lanza de Acero I' EEUU 'invade' Mazagón
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Operación 'Lanza de Acero I': EEUU 'invade' Mazagón
Miguel Burguillos
El reloj marcaba la hora H, es decir, las ocho menos veinte de la mañana del día 26 de
octubre de 1964, cuando tuvo lugar en las apacibles playas de Mazagón el mayordesembarco anfibio efectuado tras la finalización de la Guerra de Corea, aunque ahora
en tiempos de paz y liderada, nuevamente, por los Estados Unidos de América.
Se trató de la llamada “Operation Steel Pike 1”, consistente en un magno simulacro de
maniobra militar de desembarco de fuerzas de Infantería de Marina en un territorio
supuestamente hostil, sojuzgado por una potencia invasora, y donde era necesaria la
consecución, los días posteriores, de una serie de objetivos orientados a la conquista de
determinadas localizaciones.
Dicha Operación, cuyo desglose de objetivos era la conquista y consolidación en cinco
días de tres localizaciones urbanas, a saber, los sectores “Alfa” (Huelva), “Bravo”
(Niebla) y “Charlie” (El Rocío), estuvo presupuestada por el Departamento de Defensa
estadounidense en unos 10.300.000 dólares. Así, para la conquista “virtual” de estosnúcleos onubenses, participarían un total de 29.000 marines norteamericanos, 2.000
vehículos terrestres, aproximadamente un centenar de buques de desembarco, apoyo y
submarinos, al igual que unos doscientos aviones y helicópteros. Sin embargo, y debido
a que tanto Niebla como El Rocío poseían numerosas extensiones de terreno cultivado
en sus inmediaciones, los mandos determinaron finalmente no tomar ambos núcleos,
sino hacerlo únicamente sobre el plano.
Estas maniobras anfibias, en concreto, obedecían a un programa de colaboración entre
el Estado Mayor de la Armada y sus homólogos europeos y estadounidenses para la
realización de operaciones militares conjuntas, ideadas para poner en práctica tácticas y
alcanzar un mayor perfeccionamiento en la colaboración entre ejércitos aliados. De talforma, España realizaría otros ejercicios similares como el llamado “Iberex-64”, junto a
la Marina portuguesa, o el “Finisterex III”, el “Murcia II” y el “Cabedra-64”, efectuados
En realidad, esta demostración de poderío militar estadounidense obedecía al
cumplimiento de una serie de objetivos, muy necesarios desde el panorama occidental,
en un mundo sometido a la llamada “Guerra Fría”, es decir, el choque ideológico de dos
bloques, el capitalista frente al comunista, que estaban liderados respectivamente por los
Estados Unidos y la Unión Soviética. Así, los americanos pretendían la consecución de
tres objetivos básicos, uno de carácter político, en tanto en cuanto pretendían demostrar
al mundo que serían un aliado fiel si fuese necesaria una rápida intervención en Europade índole militar ante cualquier amenaza por parte de la órbita soviética; otro de carácter
estratégico, ya que era necesario establecer una primera localización en un país aliado
que hiciese las veces de “Cabeza de Puente”, es decir, crear una zona segura, fortificada
e inexpugnable para el enemigo desde la que poder realizar un contraataque exitoso en
caso de que gran parte de la Europa occidental cayera ante fuerzas soviéticas de
ocupación; de tal forma, España cumplía con tales requisitos a la perfección, en base a
sus particulares condiciones geográficas. Y, por último, un objetivo táctico, referido a la
realización de desembarcos anfibios, apoyados por la aviación, como medida primera
para la agrupación de grandes contingentes militares desde el continente americano en
un punto cualquiera de Europa para, desde ahí, ser conducidas a la nación o al territorio
Igualmente, en todo momento, el desembarco efectuado por 29.000 marines, fue
seguido con gran expectación por las principales autoridades españolas y americanas de
la época, destacando la presencia de los Ministros de Marina español, almirante Nieto
Antúnez, el senador estadounidense Russell, el Capitán General de la II Región Militar,
el Capitán General del Departamento Marítimo de Cádiz, el Teniente General Berkeley
y el Teniente General Jefe de la Región Aérea del Estrecho; quienes, situados todos
ellos, primero en las improvisadas tribunas erigidas sobre los acantilados de Mazagón y
días más tarde, en el puente de mando establecido en La Rábida, podían contemplar conprismáticos de forma privilegiada cada detalle de la operación anfibia.
También, aciagos acontecimientos empañarían la perfecta sincronización de las fuerzas
militares españolas y americanas, como fueron el choque de dos helicópteros de
transporte de tropas mientras sobrevolaban el mar, dando como resultado la muerte de
nueve marines estadounidenses. Igualmente, un avión norteamericano “Gruman S-2
Tracker” caería al mar provocando la muerte de sus cuatro tripulantes, pertenecientes a
la 32ª Escuadrilla Aérea Antisubmarina; hechos graves éstos a los que habría que sumar
cuatro bajas por parte española, un sargento y tres soldados, que resultaron heridos al