Top Banner
456

on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Apr 05, 2023

Download

Documents

Khang Minh
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books
Page 2: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books
Page 3: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books
Page 4: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

PRÓLOGO

Con profunda emo ción y gratitud recibí el honroso y lison

j ero encargo de revisar y poner en cuart i llas para la imprenta

el manuscrito autógrafo de l as M emori as de ni ñez y juventud

or i ginales del inmortal Dr . D . Federi co Rubio , con quien tan

prietos vínculos de cariño perdurable me unen . En el campo de

l os sentim i entos co i ncidíamos siempre , y con frecuencia gran

dísim a en la esfera d e las ideas .

L a revis i ón del or i g inal la he hecho al ponerlo en limpio

para imprim i rse . Leve cuanto grata ha s i do mi modest i sima

obra .

Como borrador escrito con l a enorme facil i dad que para ello

tenía el i ns i gne maestro,quien j amás vo lvía a leer sus propios

trabajos,n i aun para corregirlos , mi tarea se ha reducido a

quitar una palabra repet i da , poner un vocablo que faltaba, colocar la deb i da puntuación , completar con algún verbo una

oración demasiado elíptica,etc . ; pequeñeces , en suma , que no

tocan a la redacción , y respetan en abso luto la frase y el pen

samiento prop i os del escri tor .

Esta obra póstuma'

e inédita consta de dos partes : N i ñez y

Juventud, una y otra divididas en parágrafos numerados con ci

fras romanas , rotulados los último s de la primera parte y casi

Page 5: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

todos los de la segunda . He completado la rotula01 on poniendo

los epígrafes que faltaban y tomándolos de frases textuales

contenidas en el parágrafo correspond i ente , o bien de su idea

madre . Para que no se l e atribuyan esas útiles y sencillas adi

c i ones mías , he señalado con un asterisco los epígrafes puestos

por el mismo Dr . Rubio .

Si a lo antedicho se añade la d i recmon editorial y la correc

ción de pruebas,queda expuesto así por completo cuanto cons

t i tuye l a humilde labor que he realizado para darse a la estam

pa l a obra más primorosa d e mi venerado maestro y entraña

ble amigo del alma .

Aquí debiera terminar esta nota , con el carácter de mera

advertencia prelim i nar a los lectores .

M as,una voluntad superior a la m ía me obl i ga

,con dulce

forzam i ent'

o, a que la noticia se alargue hasta Prólogo . Esa vo

luntad es la de la muy i lustre dama D .

a' Sol Rubio, viuda d e

G arcía del B usto,h ij a ún i ca del glorioso cirujano

,escritor y

ñlántr0po ; l a cual señora , en cumplimiento d el mandato pa

terno , costea la presente ed i ción , que delata por sí misma l a

carenc1a de todo móvil d e lucro,aun siendo honrado y respe

table , como la ganancia mercantil . Quiere la cu l tísim a dama

que…

yo diga al público lo que acerca de esta obra de su amado

padre le he dicho en el seno de la bondadosa y fina amistad

con que D .

& Sol (o . p . b .) me honra y favorece .

He aquí la expresiva carta en que tiene a bien encomendarme todo lo antedicho

x

c Sr . D . Luis Marco .— Amigo mío : Deseo cumplir con un

deber publicando unas Memorias inéd i tas de m i amado pa

dre (q . e . p . ¿ Quién como usted puede prestarme ayuda en

esta obra piadosa? Usted,con su talento de escritor insigne ,

con el amor que conserva a su memoria , nunca desmentido , es

el indicado para prestarme su apoyo , como siempre , desi nte

rosado y leal .» G uardo en el fondo de mi alma

,impresas siempre , las pa

Page 6: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

labras que , pocas horas después de morir su maestro , escr i b ía

usted y publicaba por la noche L a Ep oca . Decían así : N o ten

go que enseñar a los m i os a quererte; tú solo hi ci ste que te ama

sen —los seres a qu i enes amo y que me aman .

» N o fueron palabras vanas ; usted y los suyos son los mío stambién

,son los que me prestan amor y cºmpañ ía son los

que me muestran a todas horas lo mucho que amaron a m i pa

d re, queri e

'

ndom e a mí inmerecidamente .

» ¿ Quiere usted ordenar las cuart i llas escritas , correg i rlas y

poner Prólogo a la obra y , por tanto , ayudarme a publ i car lasaM em 0ri as de un niño contadas por un v i ej o » ?

» N o dudo que lo hará,y será una prueba más de su adhe

310 11 y car iño a la h i ja de Federico Rub i o .

» De usted siempre agradecida y afectísima ,— Sol R ubi o,

V i uda de G arcía del B usto . »

Así como en Inglaterra es muy cop i osa la l i teratura b i ográ

ñoa y en Franc i a lo es la autobiográfica total o parcial , en E s

paña escasean esos dos géneros de monografías históricas , par

t i cu larm en te el úl t 1mo .

R eñri éndom e no más que a las de autores modernos , de

gran talla l i terar i a y social,sólo recordaré aquí las M emor i as

d e un setentón (Mesonero Romanos) , las de Alcalá G al i ano ,las del segundo marqués de Mend i gorría (G eneral Córdoba) ,las del poeta Z orrilla (R ecuerdos del t i emp o vi ejo) , la obra de

Cánovas E l sol i tari o y su t i emp o (referente a su t ío D . Serafín

Estebanez Calderón) ; s in contar alguno s otros libros relac i o

nados con hechos políticos de un período contemporáneo, re

feridos por actores más o menos secundari ºs en los sucesos

que narran con mayor o menor ñdel i dad .

Es una verdadera lást im a que nuestros grandes hombres ,en toda especie de el evadas ac tividades humanas

,no hayan

publicado sus M emori as .

L as de D . Federico Rubio t i enen dos l imitaciones volunta

rias : primera , no abarcan toda su vida , sino sólo las épocas de

Page 7: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

la n 1u ez y de la juventud escolar ; segunda , tampoco abarcan

todos los aspectos de estas dos edades ,”s1no únicamente el

a s

pecto pedagógi co en sus dos ramas fundamentales , la i nstruo

c ión académ ica,la educac i ón fam i l i ar y social . Ambas lim i ta

c i ones consti tuyen el plan y la fi nal i dad de las presentes M e

mori a s, por del i berado y man i fiesto pr0pós i to del autor

H ijo y ni eto éste de abogados y méd i cos y catedrático s,en

plena cla se m ed i a i lustrada , y aun ilustre , en plena Andalucía

pintoresca,y en pleno período trág i co d e trans i c i ón del rég 1

m en absolut i sta al rég imen l i beral , estos tres elementos mez

clados íntimamente retratan no ya la vida de un ind i vi duo ,antes de adqu i rir personal i dad y rel ieve como los que

,andan

do el t i em po , adqu i r i ó Rubio , sino a la vez y hasta con toques

más brioso s , s i cabe , la vid a nacional española y la vida regio

nal andaluza,en ese período de transformaci ón social

,de lucha

a muerte entre lo pasado y lo entonces venidero , actual hoy

en nuestra patria .

¡L a clase media! Ella m i sma se pone en solfa por boca de

escritores de sus propias ñ las , com o una mezcla i nforme y

compleja de i ntereses m ezqu i nos,de amb i c i ones ch i cas , de m 1

serias y van idades comb i n adas en lo curs i , de asp i rac i ones sm

l ím i tes a l a r i queza y al po der,s i n pujos de heroísmo ni d e

santi dad, si n grandes vicios n i grandes vi rtudes , todo ,

a ras del

suelo ; reptando o gat eando para avanzar y subir s i n gloria , por

n o poder correr,saltar n i trepar en el asalto a las alturas so

c i al es ; sabedora de que es ella la Democrac i a que vence por

obra de la Revolución,y,no obstante su plebeya burguesía ,

desprec i ando y explotando a quienes económ i cam ente estánpor bajo , a la vez que adm i rando y 00piando en caricatura a

la nobleza por ella derribada (luego de destruído el feudalismo

por l os reyes absolutos) , para venir a parar ridículamente en

ex celen tísimos e i lustrís im os señores , en aristócratas haitia

nos de nuevo cuño borroso,z año y de b aja l ey , cual moneda

falsa .

Y esa m isma clase m edi a tan heterogénea es en la presente

Page 8: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

ºrgan i zamºn económ 10a el nervio d e la sociedad actual (cºmo

la clase proletaria es carne ya

sangre ) , cºn lºs título s de agri

cultores ; industriales , comerc i antes , hombres de carrera , fun

c i onari os , intelectual es y clases d i rectora s burguesas ,ñl i steas , b eº c i as . Tºdº ellº representa

,nº la total i dad de las

energías y del trabajº sºcial , pero sí la r i queza y la cultura

n aciºnales .

Pues bien : l a clase media,tan pequeña al parecer , indivi

duo por i nd i vi duo , tan grande en realidad por su empuj e v1 tal ,lleva en l a evºluc i ón de su existenc i a un sello trag i cómico ,dramát i cº y n o ép i co , in tensamente humano , y

'

s i n reflej os o

camb i antes"

sem i d i v i nº s cºmº l º s de las altas clases d i rectºras

ant i guas , a qu i enes destronó y susti tuyó en la v i da soc i al y

pºlít i ca .

Es una ex i stenc i a entreverada de lances ridículº s cºn ener

gi as cºlosales, prim erº para sºsteners e

,luego para i r subiendo

,

al ñu para ll egar a las cumbres lo s que l legan . Es una v i da de

cºm bates contínuos en la conqu i st a del pan nuestrº de cada

día, de l as i nd i spensables levita y chis tera , hasta del frac y el

clac,de los peri follos aparatosos para la muj er y las h i jas

,de

l a carrera fru ctuosa para los h ijºs,de la fama º la r i queza

,

del poder o de la glºr i a .

D . Federi coº

R ub ío pinta al vi vº y del natural la clas e me

d i a españºla en sus M emori as . Y la p i nta en Andalucía, y la

p i nta durante la guerra entre l º ant i guº y lº mºderno en la

España del 23 al 48 d el pasadº s i glo .

De igual mod o que la clase m edia es un sem i llerº de cºn

trastes vigorosos dentro de su ,al parecer

,mºnótona y hasta

ramplona m ed i ocr i dad,Andalucía es una cºmarca en que te

rreno y poblac i ón tienen individual i dad prºpi a y profundºs

cºntrastes d entrº de su,a primera vista , ligereza alada .

M arismas , llanura s , vegas , costas , montañas y serranías

cºn tajos hondísim ºs y p i cºs que asci enden a la región de las

nieves perpetuas en un clima“

meridional ; viñedos , ºlivares y

dehesas , puertos exter i ores e interiores , ríºs navegables : to d o

Page 9: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

eso y mucho más , bañado en luz espléndida , en cuanto al te

rreno .

En cuantº a la pºblac i ºn , bella y graciºsa en tºdas las

clases soc i ales,n º meramente con gracej o natural

,sm c cºn

una gra ci a que no necesita ser át i ca,pues le basta y aun sº

bra con ser andaluza ; población ligera y superfici al , alegre y

gozadora,l lena de imagi nac i ón y júb i lº i nfant i l

,t i ene a la

par los más v i r i les , enérg i cos , i nfat i gables , talentosºs , prºfun

d os y ser i os caracteres que en España i lus tran todas las cien

cias y las artes tºdas . De ese pueblo,tan ºri ental º t an afr i ca

nc , salen hombres de h i errº cºn i ncrustac i ones de ºrº fuertes

y bellºs cual joyas de Zuloaga º armaduras del R enac i m i en

to . Q ue son una minoría,se d i rá ; pero ¿ dónde no son la m i nº

ría lº s grandes hºmbres,que s i empre sºn a la vez grandes ca

rac teres? Claro que el elementº reg i onal común,lº típicº vul

gar,es la Andalucía d e pandere ta y crºmo de cajas de pasas

lo pintorescº y de exportac i ón,lº más burdº y falso , la car i

catura de un país .

D . Feder i co Rubio es i n i mitable costumbrista andaluz en

sus M emor i a s . P i nta a l pueblº gaditanº (y me p i enso que a l

sevillano i gualmente) como un G oya al madr i leño casi por l a

m i sma épºca ; las mod i fi cac i ones traídas pº r el escasº inter

valo de t i empo entre ambos , casi nº son más que de i ndumen

taria .

Y esto m e trae a hablar de la época . L a retratada pºr el

Dr . Rub i o,empieza tras la sublevac i ón de R iego por l a L i

b ertad en España,y termi na tras la sublevac i ón de varias na

c i ºnes de Eurºpa pºr l a Demo cracia en 1848 . Es el períºdo

culm i nante de la guerra entre l i berales y absolutistas , exalta

dos y moderados,crist i nos y carlistas

, prºg res i s tas y reacc i º

nari os : l iberales,exal tados

,cristinos y pro gresistas , el régi

men nuevo que nace ; absolutistas , moderados , carlistas y re

accionar i os,el rég imen v iej º qu e muere matando .

A l .presen tarnos a lºs exaltados como unos locos de atar , a

lº s prºgresistas comº unos tontos de capiro te , al Ejército cºm º

Page 10: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 1

bandas pretorianas en busca de botín con lº s pronunc i am i en

tos, si qu i enes así hablan son l i berales , resultan ingratos , o l vi

dadi zos e incºnscientes ; s i » sºn reaccionariºs,dan la cºz del

asnº,no al león mºri bundo , s i no al enem igo

'

victºriosº , y es

tán en su del pataleo .

Aquellos locºs y aquellos tontos y aquellos pretorianos

sublevados , con su entus i asmo loco, con suhonradez tonta,con

su valor y su sangre , con la pérdida de la libertad , la patria ,los bienes d e fortuna , la vida , el sosiegº d e la fam i lia , cºn las

lágr imas de lº s seres quer i dºs y el sudor de la pelea cruenta ,traj eron a España lº que tenemos de rem ºzam i en to y barniz

mºderno . Todo esº , que representa v i gºr , abnegaci ón , grande

za de alma , persecuci ºnes , dest i erros , ll antº y m i ser i a , cárce

les y pres i d i os,hºrca

,garrote v i l

,fus i lam i entos

,batallas cam

pales , moti nes urbanos , todº esº constituye las gestas l i bera

l es en la generac i ón heroica de la primera mitad del s i glº X I X .

¡Qué cómºdº es h ºy ser o llamarse l i beral o demócrata , so

c i al i sta o anarquista ! ¡Cuán pacífica y hºnestamente burgués

todo el l o,cuán mansº y acomodat i c i o

,cuán burocrá t i co y

financzero! S i ; ri ámonº s de aquellºs locºs y tontºs y pretoria

n ºs , bien repan t i g adºs nosotrº s en blandos s i llones de accio

n i stas,mano a mano con los enemigos eternos d e aquello pºr

lo que nuestros abuelºs y padres sacrificarºn todº lº suyº en

bien de l ºs demás .

H ij º Rubio de un cºmpañerº de Riegº,al describir los

añºs negro s de su v i da y fam i l i a , del ayacucho que sucede al

negro , cºmo consecuencia de las pers ecuci ºnes polít i cas cºntra

lºs l i berales,nºs hace ver la épºca tr i ste y gloriosa d e sus

días de niñez y juventud en aquella r i ente y jocunda Andalucía , dond e vino al mundo para ser su gala

Sabido es que D . Federico Rubio nac i º en el Puertº de

Santa María,el 30 d e Agosto de 1827

,y mu rió en Madrid , el

31 del m i smº mes del año 1902,o sea cuandº a cababa d e

cumplir tres cuartºs de s i g lº justos . Sus M emor i a s abarcan el

período de su vida corrido hasta los comienz os ídel año 1850,

Page 11: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

e n que term i nó en Cád i z su carrera de médico ; en realidad , no

son vei nt i dós años , s i no v e inte , l os de vi da cºnsc i ente reme

mºrada,pues la ¿pr imera ¡impres i ón d e su s recuerdºs

,la más

remºta en su m e in ori a sen i l,se refiere a cuando tenía cumpli .

dº s nº más que los dos años i n i c i ales de su ex i stenci a .

¿ Cuándo escri b i ó R ubiº la presente ºbra? E n ella d i ce él

m i smº haberla redactadº a lºs sesenta “muy cumpl i dos, l ºcual

,dada l a prec i s i ón con qu e señala en el texto las edades

de lº s person ajes que menc i ona,i nd i ca haberse escr i tº ,por el

añº de 1888 , probablemen te pºcº antes d e cum plir los sesenta

y un º ,al fi n d e la pr imavera y cºm i enzos del veranº .

Fuera d e esº, no h ay hechos contemporáneos de la fecha

de la redacc i ón m ás que la referenc i a a las hazañas de un pe

rro (el p erro P a co) , y las hazañas d e un bandido (el B i zco del

B orge) , m ed i ante dºs alus i on es . He ahí cuanto puedº precisar

que la s M emori as del Dr . R ub i o fueron escr i tas pronto hará

vei nt i cuatrº años cabales,en el momentº d e publ i carse pº r el

amºr fi l i al en el décimº añ º de la defunc i ón del autºr,cum

pl i éndose la vºluntad manifestada por el escritºr i ns igne d e

que n º se di esen antes a la imprenta .

El fi n de la obra es esenc i almente pedagóg i cº , narrandº

R ub i º cómo y qu i énes l e i n struyeron y educaron en su v ida

familiar,escº lar

,estud i an t i l

'

y soc i al , hasta l a fecha en que i b a

a reva l i darse para adqu i r i r el tí tulº d e L i cenc i adº en Med i c i

na . Anal i za todos lºs momentºs culm i nantes de su prºp i a i n s

trucc i ón y educac i ón,para sacar consecuenc i as t rascenden ta

les,úti les y práct i cas en ese terrenº de tamaña impºrtanc i a

para la patria . Ti ene para ellº que p i ntarse a s i m i smº , que

retratar a cuantos le rodearon en su país y en su épo ca duran

te aquel período de rudo aprendizaj e de la v i da y estudiº d e

una carrera un i versitaria .

De ahí resultan el co lo r lºcal gad i tano y el sabor d e época

de transición políti ca y social ; cºlor y sabor t an reales qu e

cºnstituyen el mayºr encantº de este preciosº librº , B iblia delbu en decir .

Page 12: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 13_

Cosas y persºnas están enfodadas admirablemente , con vi

gor de p incelada franca y ñnura de toques a un t i empo , conjustº y br i llante coloridº ,

¡

firme d i bujo , enérg i cº c laroscu

ro,

perspec t i va l i neal y aérea tan exactas como la realidad se

representa estereoscópi cam ent e en nuestras ret i nas . Las ñgu

ras (¡qué hermºsa y var i a galería de s oberb i ºs retratºs !) sºn

semblanzas v ivientes ;'

lº s fondºs y accesor i os son costum br i s

t as , const i tuyendo en conjunto una ser i e pasm'osa de cuadrºs

d e gónerº , jugosos , plásti cos , l lenos d e brío y d elicadeza jun

tamente,comº los de un maestro d e l ºs Paíse s B aj os .

Cuando el Dr . Rub i o te'

oriza y general i za en sus refi e

x iºnes,el l ector aprobara º desaprob ará , según su pa rticular

criter i º sobre todas º cada una d e las i deas del p ensador .

Mas,cuandº Feder i co R ub i o narra

,descr i be

,d i aloga y

p i nta,aquí t i enen que un irse tod os los lectºres para declarar

que el a rtista , el escr i tºr , el l i terato , sºn de primer ºrden en

las l etras españºlas

Léx i co ricº, si n rebuscam i en t o de vocablºs ; un decir flu i

dº,senc i llo

,natural

,claro

,transparente

,en el regi stro medi o

(el d e los grandes cantºres) , que abrillanta las notas del regis

tro alto y red ondea las d el regi strº baj o ; d ono sura , gallardía ,espºn tane i dad , agudeza , g ra cejº, suave i rºnía , benevºlenc i aamable para las humanas ñaquezas del prój imo , severa i nfle

x i b i l i dad consigo m i smo_, candor ºpt im i sta s i n enervam 1en t º s ;

fe en s í prºpio,fe en la tierra

,fe en

'

el c i elo ; robustez v iril y

delicadeza femen i na en sent imientºs y actos ; juventud sana

de cuerpº y alma ; construcc i ón si n táx i ca en estil o cortad º y

aun a veces elípt i co ; sºbri º de adornºs y afei tes , enem i gº de

lo ampuloso,del es t i lo peri ódico

,oratori o

, ñor i do , ori ental ,que tanto i nfluye en la

'

l i teratura española : todo estº veº y me

asºmbra en las M emor i a s de D . Federicº Rubio .

No hay d i t irambo n i nganº en este merec i dº y pál i do el og i o

a l escr i tor , ni me mueve la pluma el amºr que tuve a su perso

na y guardo a su memoria querida . Honradamente he tratadº

en este Prólogº de huir del influj o avasallador del cariñº , del

Page 13: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

respeto,de la venerac10n ,

d e lá admirac i on a l hºmbre y al sa

b i º , para que en m i s impres i ones d e lector nº se reflejasen

esºs puros y nobles sentimientos y extravi asen la im parci al i

dad de m i modestº juici º literar i º persºnal , hasta por el moti

vo d e que carezco de au tºri dad para hacer lº que se l lama

a lta críti ca a la moderna .

L a o bra del Dr . Rubio no es para los médicos , s i no para

el públ i cº general , desde quien sólº sepa leer hasta los que

mej or saben escr i bir artísticamente . Para aprec i arla no hace

falta cultura general n i espec i al d e n i ngún 'l i naje . Y cuantº

mayor en extens i ón e intensidad sea la cultura d e quien l eyere ,más y mejores goces tendrá en la lectura de ella .

S i yº tuv i ese la autºridad l i teraria que neces i taría para

emitir una opinión-dogmática,d i ría que estas M emor i as me

recen ser c lás i cas porqu e lo sºn en sí m i smas a l aparecer . Perº

esto i n cumbe decirlº,si así lo est iman justo

,a nuestros gran

des maestros en el pensar y en el,dec i r . A ellºs cedº respetuº

s º l a palabra solemne y defin i ti va .

Yo abandono el proscen i o saludandº,me reti ro por el foro

y d ej º que a l fi n se alce el telón ; tºdo para regoc i jº del públ icº am ante de las grandes obras

,escr i tas pºr lº s magnos inge

n i ºs en la rºtunda y elegante habla españºla castiza .

D E . LU IS MA R CO

Page 14: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

M I SMAESTROSYM I EDUCACI ÓN

M E M O R I A S D E N I N E Z Y J U V E N T U D

PRIMERA PARTE

LA EDUCACI ÓN nr: UN Niñº, CONTADA ros UN V I EJO

I N T R O I T O

Hace t i empo,me preocU pa el problema de la Educación .

Acreci ó m i i nterés con l a lectura del B oi et i n de la I nsti tu

c i on L i bre de Enseñanza , que , ll evandº en nuestrº país la ban

dera d e lº s últimos adelantos pedagógicos , al tratar los mult i

ples t em as que da m i sma entraña , h a ag i1 ijºneadº m 1 perezosa

vºluntad hasta hacerla saltar y , sin poder con tenerm e,tºmar

la pluma y dejarla correr .

¿ Cómo se educa al hombre? 0 l o que es lo m i smº : ¿ cómº

debe educarse a un n iño para que sea buen hombre? Este es el

prºblem a d el Emi l i o, el problema que prºcura resºlver la gran

cienc i a de la Pedagogía . Para hacerlº cºn ac iertº y frutº,t ra

bajan muchºs pensadºres de buena voluntad . D éjo los en su

n oble labor . Qu i erº reducirme a más humildes propós i tos : a

averi guar , por la"

observac i ón y la exper i enc i a prop i as,cómº

se ha educado a los'

n i ñºs en el t iempº en que yo l º era ; y ,para errar menos en las apreciaci ones

,cómº me han educadº a

mí , con l o cual pºdré hacer un estud i o de au to ¿ ob servac i ón y

d e endo-observaci ón u observación interna , que no cºnsiderº

d e tod º punto inútil para servir d e dato a la Pedagogía ge

neral .

Page 15: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

16

M i p r i m e r r e c u e r d o : u n a l fi l e r .

¿ Cuándo , en qué época º edad de la infanc i a tiene el niñº

idea o conc i enc i a d e sí prºpi o? Creº que este prºblema nº dej a

de ser i nteresante .

P ºr mi parte,l º que puedo decir es que uno la idea pr ime

ra d e m i ex i stencia con la del pr imer recuerdo . Antes de este

recuerdo,nada sé de m i . Después de él , puedo dar cuenta , más

º menºs part i cular i zada , de los d i stintos hechos , emoc i ones y

pensamientos que cºnst i tuyen l º s eslabºnes de l a cadena de la

v i da . ¿ Prueba esto , por ventura , que antes d e ese recuerdº no

tuvi era yo alguna i dea de mí m i smo? Creº que debía tenerla ;pero no involucremos cuestiones de suyo compl i cadas ; dejemos

estº para luego . A partir de la ºbservac i ón de m i m i smo , ten

go que as i gnar hoy a mi conciencia la fecha del primer recuer

do m ío que yo alcanzº .

¿ Qué recuerdº fué éste? Allá va su relato . ¡Con qué viveza

se presenta a la mente! ¡Cuántºs otros de ayer lºs veo más

borrado s y confusos !

E n un co lchonc i tº extendid o en el suelo , la cabecera t o

cando a la pared,en el centro de una alcoba blanca , cºn una

puerta abierta al comedor,dºnde h abía una luz que dejaba

colar tenue claridad en la estancia,acababa de acºstarme mi

bend i ta y entonces h erm ºsi simá madre . Me había desnudado ,co locando las rºpas en una silla baja , de asientº de anea . Co

g i éndom e la mano,me persi gnó , diciéndome ella despaci o las

palabras para que yº procurara repetirlas ; me dió un besº yme dejó acurrucadº

No debí , como otras veces , quedar dormido : una pequeña

cosa dura mºlestaba m i sien derecha,que apoyaba sobre la al

m ohada ; llevé allí la maneci ta,y lºs dedos asieron una diminuta

y dura redondez ; tiré de ella y salió un alñler grande, que en

Page 16: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

A ndalucía llaman zanca o alfi lerº

de =

a ochavo . L o llevé a la

boca y,sin saber cómº , se fué adentro . E l tem or más profundo

s e apoderó de m i : no sent ía dolºr ni molestia , perº estº nº m e

t ranquñ i z aba ; creí fi rmemente que un alfi ler tan grande , tra

gado,tenía que s er , s i n remedio , causa de inmediata muerte .

Pensé si gritar para que acudiese mi madre ; no lo hice , repri

mí el llorº . Razones que me i mpulsaron a guardar silencio : la

i dea de haber hechº una di ab lura ;'

la d e que nadie pºdría ya

sacarm e el alfi ler del cuerpº , y que la cosa nº tenía remedio .

Entonces me encogí cºmo un fetº ; hechº un º villº y temb lan

d o baj o la cubierta de la cama , eSperé la y me quedé

dormido .

Desperté por la mañana , y fue gran sorpresa ver que nº

había mu erto , al convencerme de que estaba b ien“ y de que

nada me dolía . Hagamos puntº en el relato . He reflexionado

muchas veces , en disti ntas edades , sºbre él , y siempre he sa

c ado iguales consecuencias .

P or el enlace de recuerdos sobre sucesos pºsteriores , pºr

preguntas hechas a mi madre acerca de la cam ita en el suelo ,l a habitación cont i gua al cºm edor , la s i lla baj a al ladº dere

c hº de la cabecera, etc .,resulta_que el caso o curr i º en la ciu

dad de M ed i nasi don i a,hacia el otoño del 29

,cºntando yo , por

t anto , de ve i nt i cuatro a ve i nt i cinco meses : Quiere decir,que

un niño de dos años,aun antes de poseer ampliº lenguaje , tie

ne ya i deas y sentimientos sufi cient emente desarrolladºs para

d arse cuenta de lºs mismos y dejarlos indeleb les en la memo

r i a,como puntº de partida de su existencia consc i ente .

He preguntadº a hermanos de menºr edad,a nietºs '

y a

otras personas cuya vida íntima me es sufi cientemente conoci

da , y en todos he comprobadº que ese primer recuerdo se esta

blece en la primera infancia . E n m i hermanº coincide a la

misma edad ; en los'

demás se advierte algún retardo , depen

d iendo ,'

entre ºtras causas,de la ocas i ón de un accidente ca

paz de producir gran atención y'

pensam i ento reflexivo so

b re e'l .

Page 17: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 18

Anal i cemos ahºra el contenido del primer recuerdº .

Desde luego , supone necesar i amente , a modo de imperativo

categór i co , que al ocurr i r el lance ya tenía yº i dea _y conocí

m i entº perfecto de m i madre , de m i cama , de mi habitación ,de sus relac i ones con la p i eza contigua , de m i relación cºn to

dºs esº s obj etºs,de la luz natural , d e la claridad emanada de

la art i ñc i a l ; tenía también intu i c i ón de lo b i en y de lº mal he

cho,de la v i da , de la muerte ; y un sentir muy vivo del pel i

g ro , de su causa y sus efectos ; y un senti r más vivº aún d el

susto d e mor i r . Pero no resultan del análisis estas i deas y es

t º s sent im ientos tan sólo ; hay además ºtros actos intelectualessuper i ores : la reflexión que hace guardar s i lenciº

, pºr el m º

tivo b i en fundado de que nadie pºdría sacarme el alfiler .

Luego es evidente que s i yo no tengo hoy de mi madre una

idea an ter i ºr a la d e la noche en que tragué el alfi ler,nº es

pºrqu e carec i ese entonces d e su cºnº cimientº , sino porque se

me h an olvidadº la hºra y el puntº anter i ores en que lal legué

a con ocer ; y así puede afi rmarse de l o d emás enumeradº . L a

soluc i on de este asunto , por o t ra parte , nº ent i endo que sea

tan d ifi ci l cºmo a pr imera v i sta parece . E s un problema qu e

se plan tea en el hombre d i ar i amente , hasta en su edad m ás

a vanzada . N º hay día en que no pu eda adquirirse algún cono

c im i ento que , apareci endo cºmo nuevo a nuestro ju i c i o, no

t i en e nada de nuevº en real i dad ; sinº sólº que se nos presenta

en tonces y se n º s aparece con u na luz más clara,porque

, por

cualqu i era otra causa , fijamos más y mejºr la atenci ón en él .

E sto qu i ere dec i r que de lo i nconsci ente a lo cºnsciente nº

h ay solución , sólo h ay una seriada gradación ; y hasta en la s

m i smas c i eri c i as cºnsti tuidas , l abor la más alta¡yprºfunda del

género hum ano , h ay cosas meramente sentidas , cosas confa

sas,cºsas sueltas

,m a l relac i onadas

,y otras (las menºs) bien

art i culada s y sis temat i zadas .

Deseo que d i scurramos ahºra sobre si tienen º no tienen

va lor y trascendencia para la v i da práctica posterior las pri

m era s impresiones . Cºmo las m ías quedan enumeradas en el

Page 19: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

de esºs cuadrºs anti guos , de fºndo ºscuro , cuyas ñguras sobre

cargadas de sombras sól o perm i ten ver una nar1z,una mano u

ºtra pequeña parte , Si n embargº d e lº cual dejan declarar el

asuntº . Este recuerd o , pues , lo conservo comº en dos partes

una perfectamente gráfi ca , y que podría dibujar ; ºtra de fon

do , que no se presta al d i bujo , perº de ex i stencia pos i tiva en

m i mente , y que completa el cuadrº .

U n señor , del que sólo veo ahºra la cara y una espada cc

n1da,me hace car i cias ; tómame en brazºs y me saca a l a calle ,

conduciéndome a una confi tería ; me sienta en el mºstrador y

me da un cartuchº de dulces .

L a espada,la cara del señor

,el cartucho de dulces

,el mos

trador y la conñt ería están en mi memoria representat i va vi

v ísim os , hasta en sus más pequeñºs detalles,hasta en el talcº

dorado y plateado d e las vi tri nas y l a caoba del mostrador .

L a cara d e mi ºb sequ i an t e era un poco oblonga,de color

clarº encendidº,nar i z pequeña ; labiº super i or , cub i ertº de es

peso bigote cas t año algº canoso,corrido a ambos lados*

con las

pati llas,cortadas a medio carrillo

,en forma de chuleta . L a

espada era ceñi da,con empuñadura de oro y nácar . Claro es

que d i cho señor d ebía de estar vestido de un i forme , debía dellevar en la cabeza algº cºrrespºnd i ente al mismo ; y , s i n em

bargo,es segurº que nº atendí a estas part i cular i dades

,y,

por cons i gu i ente,no se revelan a mi acuerdº . Nótese ahora el

contraste que s i gue : el nºmbre de ese señºr,primerº de quien

recibí un obsequio,y hacia el que sentí el pr imer movim i entº

de gratitud,nº se me ha ºlvidadº nunca : D . B enitº Cha i n .

El nombre lo rec i bí entonces,pues por t al órgano entran

las impresiones fonéticas,perº en m i nº ex i ste crón i ca para

ellas ; a sí , no pºr representación, cºmº sucede con la memori a

de lo visual o de lo sentido cual emoción,s i no por cálculº ,

asigno l a época en que adquirí el conocimientº de dichº n om

bre . E l hecho es que nº lo he ºlvi dado , y que resulta el pri

mero i nscritº en la lista de los nombres propi os .De D . B enito Chain nº vuelvº a hacer memoria ocular , y ,

Page 20: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

2 1

sin embargº,cºntinuamos rel aciones algún tiempo ; pero por

relatos a él referentes,de m i s padres y ºtras personas afi nes ,

recogidos nº sé cómº ni cuándo, sºy la única ex i stente h ºysobre la t i erra que pueda dar algunas nºticias de la biºgrafía

de d i cho señor . Aquella prim era'

em oc i ón de gratitud que des

pertó en m i ser , qu i ero pagarla ahora , s i endº'

la última ºnda ;

tenue y apagada , de la memºr i a de qu i en la produj º .

D . B enitº Chain era un Español natural de Chi le ; su fa

milia,de las m ás antiguas , d i stinguidas y opulentas del país .

Dedicado desde su juventud a la m i l i01a,l e sºrprendió la su

b levac i ón separati sta mandando cuerpo ; n o sólº permaneció

fi el a la bandera que había jurado s i no que resist i ó y comba

t i ó pºr ella heroicamente . Perdida la campaña, v inº a España

con restos d e “otras trºpas . Así dej ó el país donde naciera , fa

m i lia,deudos

,i nmensas prºpi edades y riquezas , para presen

tarse en la madre patria (que nº conocía) , con sólo su fi el es

pada,gloriosa

,aunque nº vencedora , y su empleº d e B riga

dier,ganadº en los campos de batalla

Infestada decontrabandi stas y malhechores mucha parte

de España,en n i nguna había tºmado el m al tan graves pro

porc i ones cºmº en Andalucía . Nº i nd i viduºs , nº familias , nº

pueblos : comarcas enteras se dedicaban a la vida del contra

bando,haciendº de é l su casi exclusivº modo de v ivir . Cºn

ventos con sus guard i anes a la cabeza,en vez de al cºrº

,mar

chaban a las veredas y encruc i j adas,mºntados a caballº sºbre

sus tercios , convi rtiendº los claustros en depós i tos d e telas y

tabacos . Pueb los en totalidad,con su aristocracia de aldea ,

nobles de blasones y aun titulados,alcalde

,cura

,alguacil y

fi el de fechos , salían a los caminos,tapadas las caras con pa

ñuelos de seda , a emular las glorias d e Jºsé María .

Por m ás que la seguridad individual nº se consid erase en

tºnces función del G ºbierno,el escándalº pºr una parte , y pºr

otra (más principalmente) l a anulación de la,

renta de Adua

nas , obli garon a tºmar alguna determinación . Fue ésta , orga

nizar un cuerpo de ejércitº,divididº en tres columnas º briga

Page 21: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

das . L a cºrrespondi ente a la provi nc i a d e Cádiz recib i o el

nombre de 3.

º'Cºlumna m óvil d e Andalucía,cºnñri éndº se el

encargº de organ izarla y mandarla al brigad i er D . B enitº

Chai n , por su fama de hombre incorruptible , acti vº y bizarrº .

Esto debió de suceder el año 1828 .

Al ºrgan i zar_la br i gada , en el Puerto de Santa María , se

encºntró el Jefe con la neces i dad de un Asesor . Había d e persegu i r el cºntrabandº

,tenía que descubrir y castigar

, no sólo

a los fautores , s i nº a sus j efes y d i rect ºres ; tení a que i ncoar

procedim i en tº s cºntra band i dos de baja y alta estofa ; y para

todo esto neces i taba un Abogado .

Tºmó varios informes,y un día se anunció y presentó en

casa de m i s padres .

— Soy el B r i gadier Chain,necesito un Asesºr para mi cº

lum na,y vengº a supl i carle que admita el cargº .

Mi padre quedó sorprend idº de tan inesperada prºpos i c i on ,

y tuvo que contestarle— Señor

, ¿ no sabe usted que estºy impur i ficado y que nº

puedº ejercer?— Sí que lo sé . Cºmº sé que es usted un negrº de los más

peligrosos de la Pro vinc i a ; que fue usted el segundo de la

partida de D . Pedro V aldés , fus i ladº hace poco en A lgec i

ras ; y que después fue usted ayudante de R i egº y pri sionero

en Jódar .

— Pues b i en , s i usted lo sabe , s abrá que n o sólo estoy b ajº

la v i g i lancia d e l a Autor i dad , s i no que i ncurr i ría en las pe

nas que se imponen a lº s i mpuriñcados cuando quebrantan la

cºndena .

— E so queda a mi cargº : el régimen absolutº tiene sus ven

t ajas , y una de ellas es que cada Autor i dad puede hacer lo

que qu i era , s i n darle cuenta a nad i e . Yo sºy el Jefe d e mi

columna,y en en ella mandº yº . Además

,escribiré al Coman

dante general y al Mi nistrº,que lo he nombrado a usted porque

a sí conv iene . Necesito un Abogado entendid º,activo y que nº

se deje ganar pºr i nñuenc i as ni d i nero

Page 22: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

23

Se marchó,mandó un ºfi ciº a mi padre nºm brándole Ase

s ºr,y así quedarºn las co sas

,a pesar de la i mpuri ñcac i ón .

Organ i zada la cºlumna,se divid i ó en vari as partidas , esta

b le'

c i éndose la plana mayor en la ciudad de ¡Medina,adonde

,

pºr consiguiente,fué a v ivir mi padre con la familia .

A fi nes de otºño del 29se trasladó la plana mayor a Vej er ,

p ºr conveniencia del servicio . Allí hubº de res i d i r poco t i em

pº , no obstante lo cual corresponden av esa época m i s 3.

º

,4 .

º

,

5 .

º y 6.

º recuerdºs .

M u j e r e s l l o r a n d o .

Comº al fm de una mañana y cercano el medio día , mi pa

dre,tomándome de la mano

,me conduj o a una plaza cuadra

da,terri za y muy bañada pºr el sol . En el , frente pr i ncipal , un

edificio aisladº,mayor y de mejor aspecto que los demás de la

plaza : En la puerta,unos soldados . Mi padre d i j o a uno

— Tenga usted este n i ño,hasta que yo salga .

Y desaparec i ó portal adentro .

El soldado,unas veces paseándome y otras cog 1endºm e en

brazºs,prºcuraba entretenerme .

M i padre tardaba,y yo sentía

,ºra impaciencia

,ºra aburrí

m i ento . P or la puerta aquella entraban y salían más gentes

de lo que yo estaba acostumbradº a ver . Había tran'scurri d o

muchº tiempo . M i impacienc i a llegaba a puntº de impulsarme

a l lorar , cuando un grupo m ás numerºsº que los anter i ºres,

del cual salían voces y gem i dos,nº sólº me dis traj o

,s i no que

absorbió del tºdº mi atención .

En el grupo venían unºs presºs,y tras ello s tres mujeres

l lorando a grandes gritos,haciendº exclamaciones y cºntºrs i º

nes supl icantes , de desesperación y de dºlor .

No sé cómo me di cuenta,pero encontré cierta relac i on en

tre aquellas mujeres , aquellos presº s , mi padre y D . B enitº

Page 23: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 24

Cha i n . Sentí un movim i ento …de v i va compasmn haci a las que

lloraban y se retorcían otrº de disgusto hac i a m i padre y dºn

B en i tº . Quedé triste largº rato , salió mi padre , me recogió y

no recuerdo más .

Según se desprend e del relatº , fi ja este recuerdo , comº los

anter i ores,una emoción prºfunda , una vibrac i ón de la sen sib i

l idad i nterna , más viva que las ordinarias y de naturaleza di st inta de las habituales

La huella de compas1on que tal escena prºdujo en m i esp iritu quedó indel eble por tºdºs los días de mi vida , dejándºme

desarm ado para resistir la súplica llorosa d e cualqu i era mujer .

El trance m ás d i fícil en que puedo verme es qu e una muj er

m e pida así una cosa irregular . Me s i entº en casos tales s i n

fuerza para resistir ; la lucha entre el deber y la conciencia de

no poder sostenerme,me obliga a fingi r enfado y falsa i ndi g

n ación, a levantar la voz para llamar con disimulº gente qu e

cºrte la demanda y sal ir del apuro .

M e c o n ñ r m a n .

Hacia la m isma época corresponde la primera imagen de un

t emplº que cºnserva mi memor i a : iglesia de una sola nave , el

presb i teriº dºs º tres escal ones el evadº ; una balaustrada lº

separa de lo demás del t emplº . En su centrº , a mi derecha , veº

el cancel d e madera que aísla la puerta pr i ncipal ; encima de

ella , una gran ventana , lucerna circular cerrada por pequeñºs

V idr i os empañados

N o recuerdº qu i en me cºndujº,ni si había gente . En cam

b i o , meparece de ha poco la s i guiente escena : véom e sentado,

al ladº del E vangelio , sobre el pasamano de la balaustrada ; al

guien me s ºstenía allí seguramente,quizá de mi prºpi a fami

l i a, pero no guardo la representación . Si veo salir po r una pe

quena puerta , del lado d e la Epístola , un señºr raro : ancho

Page 24: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

por abajº , terminadº en punta por arriba , que se viene a m i

d espac i o,como de un a s ºla p i eza . Del señor sólº disti nguía la

cara,pequeña y arrugada . No s ent i m i edº porque relucía cºn

sedas y dºradºs desde lºs pies á la cabeza . Lentamente llegó

adonde yº estaba , y qu edóse un rato delante de …m i , cºmº ha

blando para s i . Le miraba con extrañeza ; me di ó un gº lpec i to

en la mejilla , a modo de car i cia , aunque cºn l a cara seria , y

en este punto se interrumpe el cuadró.

El lector habrá comprendidº que se trataba del actº de m i

cºnfi rmación . A él,seguramente

,acudierºn var i as persºnas

de m i familia,con l os padr i nºs ; debe nºtarse cómo , conser

vando la representaci ón gráfi ca de tantas part i cular idades ,queda el cuadro vacío de toda otra imagen de persona , fueradel señºr Obispo ; y es , sm duda

,que la atención es la puerta

de toda idea o todo conocimiento,así ºbj etivº como subjetivo .

Recuerdº , pues , l º que , por serme extraño y nuevº ,mºvió m i

atención ; y quedaron borradas y vanas en absºlutº todas las

demás cosas que m e eran ya cºnocidas y habituales .

La exper i enc i a poster i or de la vida me ha hechº ad vertir

que a l ºs niños nada les es tan fácil como entender; lº que l es

es difícil es a tender . Por más que lº que acabo de decir me pa

rece una verdad vulgar , tengo motivos para lamentarme d e

que , si no la ignoran , muchos parecen ignorarla .

He podido hacer,i gualmente

,otra ºbservac i ón baladí . L ºs

niñºs nº es pºr mala vºluntad pºr lº ¡

qne n o at i enden,sino

pºr dos motivos d istintos : por cansanciº y agotamientº tem

porale'

s, o por distracc i ón ; o , lo que es lo mismo , por hallarse

solicitada su atención pºr muchos objetos a la vez . Son para

ellos muchas cosas , y , por consiguiente , los niños efectúan un

trabaj o de atención tres o cuatro veces más grande que e l d e

cualquier adulto .

Page 25: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 26

P r i m e r e s p e c t á c u l o

Ignoro qu i en me ha conduc i dº a un corral grande,limita

do por v i ejos paredones . E n su centro, con bastante númerº

de bancos y d e sillas , queda circunscri tº un espac i o c i rcular ,interrumpido a mi derecha .

Estoy sentadº,as i cºmº ºt ras gentes ; pºr detrás del cercº

hay también algunºs espectadºres de p i e .

Un payasº toca una trºmpeta ; sal e una jaqu i lla enana , que

cocea , pers igue y muerde al trompet_ero ; luego se amansa , entran en amigables coloquiºs y hace varias hab i l i dades .

Después,una mona vestida de mujer , cºn papalina blanca

y traj e encarnadº absºrbe m i s potenc i as . Ent i endo que es ani

mal y que se parece á las personas . Salta pºr un arº , tºca el

v i olín y castañetea lo s d i entes . Crec i ó m i agrado cuando , sa

liendo al redondel un perrº de lanas,la mona semontó en él ,

cºrr i erºn el circuitº e h i cieron otras gracias .

También sal i ó de actor un osº,que se puso en dos pies ,

an duvº cºmº un hºmbre y , con un palo”al hombrº , hizo el

ej erc i c i o .

No es fácil describir ciertas emociones ; y , entre ellas , la

más difi cil de expl i car puede que sea la emºc i ón que prºduce

lº grºtesco . S i n embargo,ºpino que hay mucho campº que es

t ud i ar en estas parti culares sensaciºnes endonérveas . De bue

n a gana pensar i a ahºra sobre la materia,s i nº resultara ex

t empºráneº y empalagoso .

Diré,s i ntetizando

,que s i me preguntaran en un examen

¿ Qué entiende usted por grotesco? , contestaria : Toda emoción

semejante a la que se experim enta la“ primera vez que se ve

una mºna .

Page 27: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 28

pcs verdes y campºs pardos , que se pierden y confunden pºcºa pocº cºn el velº de nebl i na de

'

un di a cub i ertº y m elancól i

cº,de pr i nc i p i os del t i bi o i nviernº de Andalucía .

Cºmpleta el cuadro una vieja , que , sentada en un burro y

arrebujada la cabeza cºn su rºj º zagalej o vueltº , transita pº r

la h ijuela , segui da de u n muchachº a pi e , y de un perri l lo

ruin con el rabº enroscado .

M uy grato deb i ó serme aquel espectáculo imprevistº . P ºr

vez pr imera , si n duda , había ñjadº la atenc i ón en cosas seme

jantes . G rata , melancó li ca y senci lla la impres i ón , todavi a me

agrada su recuerdo . Y ahºra caigo en una particulari dad que

hasta aquí no había entendido : m i afi c i ón a descubrir el c am

po desde lugar cerradº ; mi preferencia pºr lºs d i as de tibia

luz amortiguada por las nubes .

Del relato resulta que a pocº más de lºs dos añºs pude

sentir una emoción estética . Si el hechº este nº fuera de ºb

servación , y de m i prºp i a ºbservación , no lo c reería . El senti

do estéticº,es

,qui zá

,el más super i or de todºs , el que tarda

más en d esarrollarse,y aun el que suele faltar en gran nume

rº de ind i vi duos . Pºr o tra parte,es un sent i dº cuyas puertas

sºn varias ; y es común ºbservar que unas están abiertas y otras

cerradas en las distintas persºnas . S i n salir d e m í , es s i ngular

el con t raste . Qui en sintió emoción estéti ca mºvid a pºr la v i

sión de un pa i saj e natural,ha teni dº cerrada la puerta mu

s i ca l hasta la edad de treinta años . Antes,la mús i ca me era

i ndiferente,y hasta molesta

,si proseguía mucho t i empo . D es

pués d e los treinta años comenzó a serme grata , aunque no

han l legado a em oci onarme más qu e ciertos cantos religiosos

y l a música guerrera .

Nada tan frecuente cºmº encontrar individuºs que tienen

abierta la puerta mus i cal has ta llevarlos de la emºción al ex

tasis , y tienen cerrada la puerta de otras B el las Artes , siendo

les indiferente que un cuadrº, una escultura o un edifi cio sean

mej ores o peºres,nº alcanzandº a diferenciarlos ni distin

g u i rlºs .

Page 28: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

29

También es muy cºmún que personas cultas y de altº sen

tido e stético tengan cerrada la puerta d e la con teni plac i on de

la natural eza,v i éndose que , lejºs de agradarl es , les resultan

enojosos el cam pº,los paisaj es y todo otrº gran espectáculo

natural . L os habitantes de Madrid , por lº cºmún , pecan de

estº .

L a aptitud desarrollada para sentir lºs placeres dulces y

sencillos , es el mejºr antídºtº d e las pasiones y de lº s v i ciºs

grºseros . Poseedores d e esta verdad , es reprensibl e que no se

ponga más cuidadº en desarrºllar y cultivar el sent i do estét ico

en lº s n i ñºs .

Al presente,fuera de l ºs prºfesores d e la I nst i tucwn Libre

de Enseñanza,nadie p i ensa en estº . An tes al cºntrar i º

,cºn

la fatal y secular m an ía d e enseñar la retóri ca y poét i ca,la li

t era tura , l a música y el d ibuj o por preceptos , aburren a lºs

n i ñºs ; y en ellºs agotarían tºdº sentim i ento estéticº , si l a sa

b i a naturaleza no se,0pusiera a tan estúp i da mutilación , ini

c i ándolº s en el arte pºr el intermedio d e lo grºtescº .

Efectivam ente , obsérvese lo que pasa en lºs niñºs y en l ºs

pueblos nuevº s , que V i enen a ser pueblºs n i ños . Pues los ni

ños , como los pueblos inci vilizados , sienten una atracción

i rresistible pºr lº grºtesco . L ºs payasos,las pantomimas , las

muecas,contorsiones y escenas ridículas

,esas sºn las cºsas

que les agradan y que prºcuran con afán .

Nótese ahora que el arte,en sus com i enzºs , empieza tam

b i en por lo grotescº . Díganlo si n º las figuras que d i buj a el

niño con carbón en la pared . Díganlo el ídolo i ndiº,el ameri

canº , las pr i meras deidades (egipcias , la Prºserpina española ,lº s tºrºs de G u i sandº

,el tamboril y las danzas de negros

, la

huesera,

'

el pitº y el chinesco .

Es más : por tºdo el mundo está hecha y adm i ti da la ºb ser

vac i ón de que , cuando un pueblo civilizado retrograda , se

marca , como el calºr p ºr un term ómetro , por el re troceso de

sus artes . Pues b i en , el retroceso llega hasta a volver a lo gro

tesco . ¿ Qué quiere estº decir? Pues declara que la emoción es

Page 29: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

teti ca empieza por la sensac i on m ás primitiva , más sencilla y

natural : por e l placer de la r i sa . De tal modº,el niño ab re , su

sensib i l i dad subjetiva por el intermed i o de la objetiva , crean

do así por el usº una función superior que lº perfecciona y

dign i fi ca .

Tongo pºr ci erto que s i n la cºnm oci ºn que prºdujo en m i

sens i b i l i dad la mºna hab i l i dosa , s in la atenc i ón que desenvº l

vi ó en m i el espectáculº , s i n aquellos vagos pensam i entos so

bre s i era un b i chº º una criatura rac i onal , mi espíritu nº hu

b iera quedado pred i spu esto y apto para i inpres i onarse por e l

primer pa i saj e d esplegadº a m i V i sta al asomarme a un a

ventana .

E n l a . a m i g a

I n d i cha s B uenº es que empi ece pedantescamente

e s te recuerdo,puesto que va a relatar el primer paso de lº qu e

entonces (¡ah , y ahºra !) se entendía por educaci ón .

P ºr aquellos días me l levaron a un a am i ga : qu i ere d ecir , a

una espec i e d e rudimentaria,n atural y espºntánea escuela de

párvulºs,que en tºnces se usaba

,y de las qu e , de segurº , aún

habrá muchas en España . Allá va la est ereº t i pi a que de la m ía

cºnservº grabada en la calva mollera .

En la acera de un a calle excusada, un portalón inmenso

pºr donde podría entrar una galera cargada . En el portalón

un postigo,ún i co que se abría y se cerraba , por el cual pasé a

un corral largo y estrecho,cerrado por altos paredones . A la

derecha (entrando) el d i ntel , peldaño y marco d e una puerta

s i n puerta,esto es

,l i bre al a i re y demás elementos . D a accesº

a una sala baja d esmantelada ; d i go mal , en ella ha b ía una

c arcajada » de cañas y un poll ero d e m imbres , ambos desalqu i

lados d e gallinas y pollo s,o sea

,de su s prºp i os hab i tantes .

En dicha sala , a sus t esteros , en el de la izquierd a una co

Page 30: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

c i n i l la y en el d e la derecha una puerta comunicante cºn ºtra

habitación,en la que entró

,y. qne constituía el local propia

mente d icho de la am iga . E ra de fi gura cuadrada,ni grand e

u i —pequeña,ilum i nada pºr un a alta ventana abierta . Su mue

b laje , el siguiente : ñla de s i ll i tas cºrrida a lºs ladºs d e las pa

redes ; una más robusta y de más ancho asiento , aunque baj a

también,en el centrº del testero . De las s i lli tas , unas estaban

vacías , ºtras ºcupadas por niños de mi edad próximamente . E l

asiento, de an ea , perforado pºr un vanº circular ; debajo , entre

la s patas d e la s i lla , un orinal . !De brazº a brazº d e la m i sma ,un pal o al través , c i rcunscri b i endo con el respaldo un lugarcerradº en el que el niñº quedaba sen tadº y pr i siºnerº . En l a

s i lla central,una anc i ana pºbremente vesti da , que se levantó

y ade lan tóse para reci b i r a su nuevo alumnº .

L a cr i ada que me conducía llevaba en la mano izquierda

una s i l l i ta de pal os blan cos y asiento d e anea , semejante a las

d escritas , pero s i n el cºnsab i do agujerº . L a maestra me miró,

y tomandº la s i lla , hubº de hacer reparºs sºbre la falta ; l a s1r

viente cºntestó que su n i ñº era l impiº y que pedía la a

cuya razón la maestra me vºl vió a m i rar,bajandº y subiendo

la cabeza,con ci erto a i re d e consideración y respetº .

H i c i éronm e tºmar plaza en mi as i ento . Me puse a exami nar

lº que me rodeaba , y comº a pºcº concluyese la tarea , cºm en

cé a aburri rm e ; sentí después ciertº m alestar e impulsºs d e le

van tarm e ; al fi n ,n o pude resistirlos y m e

, puse de pie . L a

maestra,desd e su s i tiº

,d ij º : 4 N i ñº , sen tadi to .

» Aunque eltºno fue algº amable

,yo entendí que expresaba mandatº

,y me

senté . L a s i tuac i ón n o podía: ser más monótona ni desagrada

ble . El olºr de la estancia,empalagoso ; algún ch icuelo qu e

l loraba ; la maestra que“ prºcuraba sosegarlº : esto era todo .

G racias a Dios , d ió una hora,l evantóse la maestra y rezó el

B end i to ; algunos chiquillº s le hicieron coro , y ºtros continua

rºn m udos º llºrandº .

Term i nado el B end i to,fué la maestra' descorri endº el pal o

travesero de las sillas : l os que sabían andar saltarºn del asien

Page 31: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

to, yo eché a correr con más velocidad de la que cº rrespondía

a m i s años . Salimos al corralón ; unos a gatas y ºtrºs en p i e ,comenzamºs a gri tar , rºdar y cºrrer desatentadamente . E n

esto,se abría de vez en cuandº el post i go ; entraban una º unas

mujeres,que , d i rigiéndºse al revueltº grupº , cogían una cría

tura y se la llevaban en brazºs . Al ñu llegó m i vez .

— P alamito d e Tal— gritó mi sirviente . Corrí a ella y me

condujo a m i casa .

Pocos días (cuatrº º cinco) duró mi educac i on en aquella

pobre am i ga , pºrque la Plana mayor , en su prºpiº mºvimientº

m i l i tar,dejó a V ej er y regresó a M edi nas i donm .

N o aprendí muchº que digamos , y , s i n embargo , algo

aprendí . Prim erº , la necesidad d e estar sentado largas hºras

aguzó en mi ser la desagradable ag i tación de la impaciencia ,y me hizo i mpaciente y defectuosº en tal respecto pºr todos

lºs d ías d e m i vi da .

La impaciencia me hizº revoltoso,cuandº antes lº era me

nos . Y un tan t i co ladino,pues al segundo día ya ºbservé que la

maestra solía d ejarnºs algunos ratos para entrar en la cºcina ,echar carbón º zangolo tear la olla para que nº se le pegasen

lºs fréj oles ; ellº es que aprovechó el pr imer momento para le

vantarm e,correr por la academia y contagiar a otros parvu

los d e la aristocracia de lºs limpios , con lo que , percatándo se

la maestra , vº l vió enfadada y nos puso en ºrden , am enazándº

nos con una l arga caña .

Aprºvechando la l ecc i on , ya en ºtra ausenc i a me levantº

quedo,con el dedo en la bºca impongo i gual conducta a mis

cofrades , y salimos a la chita callando hacia el corral . D eb i óse

de hacer la disimulada la maestra o transigió cºn aquella esca

pat ºri a , siquiera porque pecábamos con d i simulº y sin escán

da lo . L a cosa fué que ya al tercer día considerábamos las auseu

cias d e la profesora comº un derechº para irnos,sin empachº

ni disimulº .

Aquella sºciedad de pequeñºs libertinos la componíamostres o cuatro de sexºs diferentes

,pºrque en las am igas se re

Page 32: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 33_

c i b i an niñºs y niñas . Aunque la fi sonom ía de la infancia es

común a lºs dos sexo s , y en tal edad y por aquellos d i as vest íamos

'

i gual,de enagíí i l las unos y otras , yº (s i n saber por qué)

d iferenciaba bien los n iñºs de las niñas ; nº ºbstante , una oh

servación , tra i da al azar , me preocupó curiº sº .

L a arcajada y el pollero no estaban aquel día en la sala de

e ntrada , s i no en el corral , comº su'

sitio prºpi o . Ver la arcaja

da y ocurrírsenos meternos dentrº , fue una misma cosa ; y pºr

a sociación de ideas , vernos convertidos en gallinas y ocurrirse

nos jugar a lºs pollitos , fue también cosa de un mºm ento . Nº

puedº recordar en qué consiste este juego infantil , pero s i re

cuerdo que nos sentamos apretados , tocando pie con p i e'

unos

con otros . Las cortas enagñ i l las y (aunqu e l imp i os) la maternal

precaución de disponer abier tos l º s calzones para facil i tar

c iertos casos , púsome,a la vi sta notables diferencias entre las

Mariquitas y los Juan i tos … N o eché en saco ro to la observación

anatómica , y aun saqué consecuencias sºbre su correlativa va

riante fi si ológica en la emisión de la ºrina .

Resumen : en cuatrº º cinco d i as aprendí en la am iga a ser

impac i ente,a ser travieso , a burlar la auto ridad , a d i stingu i r

anatóm i cam ente los sexº s . Tales fueron los frutºs del primer

paso de mi educac i ón .

E l t í o M e j í a

Otra vez en Med i na , habitamºs la m isma casa : calle de la

Loba . Apenas instalado … cont raje el vínculo d e mi pr imeraamistad .

En la accesoria abierta a la calle , a la derecha de la acera

de mi casa , ha lláb ase establecid o un puestº . Cualquier cosapongo yº a que el lector que nº sea andaluz ignora lo que sea

un puesto , a secas , cºmº nº se trate de un puesto de peri ódicºs .

Page 33: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 34 _

V éase lo que en otra acepc i ón s i gnifi ca en m i querida tierra . Un puesto es una pequeña tienda de materias varias , ya

al aire l ibre sobre tablas o sobre el suelo , ya fi j º en una humil

d e estanc i a de un inmueble .

La accesºria , en verdad , era cºrta y estrecha , Si n ser m ás

pród i ga en altura ; y ocasionaría chichones al inqu i lino , s i nºrobara al suel o dos

,escal ºnes bajº el n ivel de la calle .

Comº es consiguiente , l a puerta de entrada era estrecha y

baja,hallándose cas i obstruída por vacías cajas de higºs pues

tas boca *abajo , a derecha e“

izquierda , dejando entre si un

ajustadº paso .

Yacían sobre las cajas diversas mercancías, a saber : un le

b ri llejº cºn a ltramuces , un caj etín cºn piedras de encender,

una esport i l la cºn yesca de cardo , otra con torrados,un ca

jonbi l lo de pasas sequeronas . N o era estº solo el surtido de la

tienda ; también había , cºlgados en la pared , algunº que

o trº soplador de esparto , c uatro º seis escºbas de palma , un

m anojo de torcidas para candil y otro de amarillas pajuelas .

Comº pasé por allí , se me antojaron los garbanzos,y m e

compraron un ochavo ; el comerciante me lº dió colmado , y m e

fu i muy contentº .

Naturalmente , quise repet i r otros días el bateo ; con lo cual

llegué a en trañable conocim i entº, y más que cºnºcimientº ,dulce e im pei

º

ecedera am i stad con el vendedor .

M e parece que le estoy m i rando : apenas se destaca su figu

ra ,sentado en medio de la oscura tienda , s obre el mazo d e

un p i t aco ; pero , entrando , ya lo s ojos se acostumbran a la es

casa luz , y puedo contemplar con deleite a mi viejo amigo .

Al to,enjuto

,encorvado por los añºs y el amor a la lumbre

,

i nc l i nase sobre una cazol i l la con p i cón encendido que le S i rved e braserº . Parece el persºnaje que sirvió de ºrigi nal a lºs

v i ej os de barro fabricados en Málaga para los Nacimientos de

Navidad .

A las pºcas vis i tas , nº consi nt 10 en tomarme los ochavos .

R ºg aba a la criada que me dejase un rato ; yº sentía b ienestar

Page 35: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 36

la discreción poner sus l ímites . Saltaré por muchos , trayendo

a cuento uno que sirva de jalón , marcando el fi n del año .

T e m o r e i m p r e v i s i ó n .

Serían las primeras hºras d e la mañana,y a poc o de levan

tado , oí unos berridos horrorosos que partían del pat i o de mi

prºpi a casa ; habitaba el pi sº altº . Excepto en Cád i z,las casas

de Andalucía constan , por lo cºmún , de dos plantas : baja

y alta .

Sentí m i ed o y también curios i dad . V i cerrado el portón de

la escalera , cºn lo que el susto dism i nuyó y acrecentóse la cu

r i osi dad . Los berridos iban apagándose ; me atreví a asomarme

a la cri stalería del balconcillo que del corredor m i raba al pat i º .

Oi a gente que hablaba en el cºrredor bajo de la derecha,a cu

b íertº preci samente de mi v i sual . P ugnaba inútilmente pºr

enterarme .

Pasó t i empo,y todº quedó en s i lenci º . Por ñu me dec i dí

arrastró una silla para aumentar s ºbre ella m i estatura , l evan

té el picaporte del portón de la escalera , ret i ró la s i lla , abrí la

puerta una raj ita,m i ré

,escuché . ¡Nada !

Abro más,dudo

,me atrevº y bajo el primer tramo

,que

formaba ángulo con el s egundº . Apenas lo afronto , al llegar al

d escansº me sobrecoge un encuentrº : dº s hºmbres d e mala

traza están sentados en lº s primero s peldaños del segundo

tramo . Qu i ero vºlverme y hu i r , perº nº puedo ; ñgúrasem e ce

rrado el portón y qu e van a cogerme pºr la espalda . Pero me

danlas suyas y n º me han visto . Queda un espac i º libre en el

peldañº,por donde pºder pasar .

—Pegado a la pared me deslizo

cal landi to . Mas apenas reb aso la l ínea de los hombres , ent i en

do haber caídº en el mismo pel i grº que t em ía : el dar la espalda a aquellos hombres . No encontré más remedio que seguir

bajando,mirándolos disimulado con el rabillo del ojo .

Page 36: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡Horror! El mismo horror me d i º fuerzas . De aquellºs hombres

,feºs , negros , pa t i l ludos y pringosos , estaba el _unº escri

b i endº en un papel sobre la palma de la manº ; el otrº t enía en

la derecha un tinterº de cuernº y una romana entre las pier

nas . ¡En ambos se veía a la cintura un anchº y enorme cu

ch i l lº !

L os hombres , distraídos en sus cuentas, no me d i jeron

nada. A cabó de bajar,cºn la cabeza vuelta , si n perderlo s

'

d e

vis ta , esperando a cada mºmentº que me echaran manº . Ape

nas estuve en el corredor , di á correr cuantº pude , viendº al

pasar un cerdo abierto y cºlgado tomé pºr un estrecho pasa

di zo que conducía al corral para ganar la escalera exc'

usada

que desde él ascendía al cºmedºr . Todº ello lº recorrí si n vº l

ver la cara ; m as al llegar al descanso y encontrarme cerca de

salvamentº , d i media vuelta para ver si me seguían ; pero con

tal desgraci a y a tolondro , que perdí pie y caí al suelo del co

rra]. Carecía de balaustres la escal era,y quedaba más al tura

que mi cuerpo entre e l piso y el pasamano .

A pesar de la elevación , no me hice daño : el suelo , t erri zo ,

estaba removi do por el cerdo y enfangado por la lluvia . E

más , no eXperim en té sustº pºr aquellº : si lº sentí de verme

menºs lej os de los hºmbres,y emprendí de nuevº la subida

cºn la mayºr veloc i dad que pude .

El recuerdº transcritº man i fi esta cuán desenvuelta y pode

rosa es la curi osidad en los n i ños : t an pºderosa,que lucha con

el m i edo y hasta vence al terror . Si supiera aprovecharse la

curiosidad de las cri aturi tas aplicándola a la educación,se ob

tendrían resultados sorprendentes .

Cosa extraña : cuando de ºtrºs sucesºs anteriores , ºb tu ve

ci erta enseñanza, ya intelectual , ya afect i va , del últimº no

entendí—

la consecuencia . Algu i en debiera hab erme dichºsN iño , el temor imaginar i o t rae pel igros y daños efectivos . »

Advi erte además la observac i ón del casº , cómo la previ sión

es muy escasa º nula en la primera i nfanc i a .

“El niño s i ente lo

presente , recuerda con conc i encia”ºsin ella lº pasado y carece

Page 37: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 38

aún del sentidº de lo futuro . Sentí el pel i grº presente de vol

ver la espalda , y nº pude pre'

sentir que después de emparejarcon lºs hºmbres aquellos , había de dársela necesariamente . En

efectº ; para adqu i r i r la facultad y virtud de la prev i s i ón es

necesari º tener la facultad de ver en lº presente la i magen

de lº futurº , y también de sentirla . D i cha prºpi edad sólº

se adqui ere pºr la experiencia . Un chi qu i t ín se sube en una

silla, se apoya cºntra el respaldo , pierde el centrº de gra

vedad , cae y se asusta,ó se asusta y a l mismo ti empº se

hace dañº . Cºmo sólº se asuste,s in otras consecuencias

,el

sucesº nº le sirve de lección ; antes bien , l e estimula a repet i r

la diablura , pºr gozar de la atractiva emoción del sustº des

vanec i dº . Si se lasti ma,ya es o tra cºsa : le s i rve de eXperi en

ci a ; y cºmo la memºria del suceso no se bºrra , toma para otra

vez sus precauciones ; º lo que es lo mismo , pºne su mente en

relación con lo futuro .

Resulta pºco efi caz el pretender que lºs niños sean preca

vidos por mera admonición : c ¡Fulan i to , estate qu i etº , que te

vas á caer ! ¡Fulan i to , suelta esas tijeras , que te vas a pinchar !»

Sºbre que ellos se han mº vidº ºtras veces y no han sufri dº

nada,y sºbre que t i enen en las manºs las tijeras y no les pi n

chan,co ntrad iciendº el presente que cºnºcen al futurº qu e

no s1enten , desarrºllan con estº un pr i nc i p i º de i ncredu

lidad .

P ºr tantº , debe enseñárseles pºr exper i enc i a , dej ándolessubir a la sil la , estar al avi sº , recogerl os al caer y decirlesaU n niñº se mató pºr sub i rse en una s i lla ; s i yo nº estoy al

cuidadº,te haces dañº . » Y respecto a la t ijera , decirles

<<V am º s a jugar con ella , tú me la das a m i y luegº yo a

t i . » Exclamando en el juego : a ¡Ay ! que me he pinchadº .

Mira,esto (pºniendo la punta en su manita) pincha ; juguemos

cºn otra cosa .»

N o entra en mi plan intentar nada que se refi era a la Pe

dagº g ía dºcente ; p erº han de perdonarme que en aquellºs

puntos don de advierta grandes vac i os , aunque sea enojo so , me

Page 38: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

permita hacer l i geras indicaciºnes . L a mayor par te de las des

d ichas de l a vi da prº viene de tener atrofi ado el sentidº de lo

inmediatº futurº . El de lº mediato futuro o más remoto , es

cosa d e santidad , que también alcanzan por c i enc i a c i ertºs

hombres en algunas esferas, verb i graci a , la Astrºnomía , la

Med i c i na y otras . Perº de lº futuro i nmediato , t ºdo)

sér raci º

nal,y aun muchos i rraciºnales

,tienen senti do ; no hay m ás

s i nº que en la inmensa m ayoría de las criaturas es tardo en su

aparición,y queda atroñadº pºr falta de educación y de ej er

c i cio . Acerca de este particular de tanta mºnta , nº cºnozcº que

se emplee más prºcedimientº que el de acostumbrar a los es

c olares a hacer impºsiciones pecuniari as en las Cajas de Ah º

rrºs ; y para esº , sólº se practi ca en las mejores escuelas de los

pai ses adelantadº s . Algº es, perº cºmparándºlo cºn la m ag

n i tud e importancia del asunto , me parece muy pºcº .

¿ Deben establecerse ºtros muchos ejerc i cios y prácticas para

despertar el sent i dº antedichº,y en el mayºr número de di

recc i ºnes que sea posible : verbigracia , dándºles dinerº para

que cºmpren el juguete º fruslería que apetezcan , cºn unº u

otrº motivº , se demºrará que lo adquieran inmediatament e ,fa cili tándoles así la ocas i ón de que pierdan la mºneda 0 la gas

ten eu otras fruslerías . Conseguido esto,s e les hará pasar

comº al acaso por el punto dºnde se halle el juguete deseado ,y a su pet i c i ón para adquirirlo se les dirá : x E s muy bonitº ,haces bien en quererlº y en cºmprarlo ; saca tu d i nero . » El

n iño entonces echará de ver que lo ha perdido o gastado y queno puede adquirir lo que desea . Qui zá llºre y tome una perre

ra , pero es necesario hacerse firmes y decirles : eN o llºres, yº te

daré un realito cada día ; y cuando reúnas los ºcho que p iden

por el muñequito , te traerá para que lº cºmpres . »

E n º tra dirección : este vaso de agua verde? ¿ V esésta blanca? ¿ A que te las hagº negras? » Se v i erte el agua deagallas en la disºlución de caparrosa , y el niñº quedará admi

rad o de la realidad de la previsión . Otro día se l e induce a

que haga el milagrº , y se le muestra en qué cºnsiste,evi

Page 39: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

t andº a pl i caciones . El talento , en puridad , sólo cons i ste en

ponerse sobre el tiempº : es 'una facultad de previsión des

a rrº l lada .

El asuntº lo he indicadº,no más . Nº puedo ºm i ti r una

cºsa : es prec i so dar a conºcer al niñº que él m i smº es el pr i n

cip al factor de su destino .

C am a q u e a n d a .

Al rayar el día,una sensac i on de menudos gºlpec i tos fríºs

en la cara me sacó del sueño . Me l levó la manº a ella y advertí

humedad . Como aquellº caía,miré al techo ; y en lugar de su

v i sta encontré el cielo , oscuro , llovi znando sobre m i . La extra

ñeza que esto me produjo calcúlela el lector . B usqué con la

vista las paredes de m i hab i tación , y nº estaban ; m i ré al suel o ,y hab ía desaparec i dº . L a cama no era la m ía : ºtras cubiertas ,m ás corta

,m ás angosta . Mi confusión , lej os d e menguar , cre

cía por mºmentos : la cama andaba , y yº en ella . Sentí que es

taba suspendido en el espacio,y echó a llorar desconsolada

m ente .

— a ¡H ijº , nº gritó una vº z , que era la de mi pa

dre . Siguió mºmentáneo ruidº de trote,y apareció junto a l

extraño lecho mi padre,montado en un caballo . Cºn el cora

zón ºpr im i dº continué sollozando,hasta que

,poco a poco , re

adqu i rí la calma .

Más tranqu i lº,quise darme cuenta d e

tan extraña situa

c i on . P rocure incorporarme cuanto pude : vi el pescuezº y la

cabeza de un mulo ; delante , un hombre a pi e que lo l l evaba

del rºnzal . En el mulo,dºs capachos d e m imbre de los que s i r

ven para cºnduci r sardinas, uno a la i zqu i erda y ºtro a la de

recha : el primero,convertido en cama provisional , y allí dur

m i endo m i hermana mayºr , t apado el cuerpº cºn una manta ;el segundº

,d i spuesto d e igual suerte

,era el que yo ocupab a

Page 40: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

4 1

y me correspondía . Delante,algo más lejos

,m i madre en un

burro cºn jamug as y mi ºtra hermana al pechº .

Tranquilº ya de que nº andaba perdidº por los aires y quecaminaba acºmpañado de m i s padres

,como s i guiera llºviendo ,

metí la cabeza bajo la manta ; y el cuneo del m u lº en el capa

chº me produjº sueño .

Al parar la caravana desperté . Nº llovía entonces , el cielº

cont i nuaba ceniciento . B ajaron a m i hermana y a m i del altº

m ulo y no s sentamos en el bancº de un a venta . Sobre una

mesilla desataron los picºs de una servilleta : apareció liada

e n papeles una tortilla,frutas y pescadº frito .

A pesar del cam i no y d e la hora,nº tenía hambre . L a pro

funda emºc i ón de la mañana , el cambiado aspectº de mi padre

que parecía pensati vo,el besar y estrechar mi madre a mi her

mana mayºr y a m i cºn m us i tada frecuencia y con lo s ojºs

l lorosos,todo esto producía cierto nº sé qué , anulandº lá ale

gri a infantil que tanto excitan las novedades . Poco después

vºlvimos a la marcha , ocupandº nuestras respectivas posi

c i ones .

V endría a ºcurr i r lo relatadº hacia Enerº del año 80. D es

pués de comer , la*tarde se hi zo cºrta y oscureció en el cam i no .

Aunque menudo , l lovía a ra tos y a ratos escampaba . Tem i a

perderme en la ºscuridad , y escuchaba atento el paso d e las

caballerías ; no ºyendº la de m i padre , daba vºces llamándole

y me contestaba cerca : aAqu i voy , aquí voy . »

Más entrada la nºche , el p i sar de las bestias se hizº ruidosº

de cuando en cuando ; saqué la cabeza , y V i que habíamos entrado en un pueblº . Me pareció mayor que Medina . L as puer

tas a la calle , ab i ertas ; bastantes zaguanes , l imp i os y alum

brados . Sin embargº , en algunºs sitios se metían en fango las

caballerías , hasta el puntº de atascarse el burrº que conducía

a mi madre . Al fi n , llegamºs a una calle aún más fangosa quelas otras . N ºs paramos ante la puerta de una casa . Sal i ó una

familia , y d i erºn muchos abrazos a la mía . E ntrárºnme en braz os , y en lºs que me cogierºn me cogió el sueño .

Page 41: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

< ¡A c a s a,a c a s a ! »

Recuerdo el despertar al otro día . U na sala grande , con

bastantes cuadros ; en el suelo una cama , ya deshecha y desi er

ta ; yo en otra , cºn m i hermana . G ri té,y vinº al punto mi m a

dre . En tres o cuatro días no camb i ó la situación . ¡Estaba ex

traño aquello !

L a casa era hermosa , muchº mayºr y más nob le que la dela calle de la Loba . L os muebles m e llamaban la atención : me

sas doradas , con tablero de piedra de bonitos colºres ; s i llºnes

grandes,de caoba ; aparadores y vitrinas , de metal y cristales ;

'

cuadrºs grandes cubriendo las paredes . Todo eso era nuevº

para'

m i,y me hacía andar cur i oso y embobado . El ajuar de

mi casa era el de un impuri íi cadº converti dº a l a vida militar :

alguna cama de bancos y tablas,unas mesas de pinº mayores

y menores, varias sillas del Norte y media docena de baúles

forrados de pellej º .

El nuevº mobiliariº me atraía , despertando cierto respetº

de super i or i dad hacia sus dueñºs . Hasta aquí , todo i ba bien .

Pero mi madre extremaba cada vez su s caricias y lloraba

tomándome en su regazº,s in pºder contenerse . Las señoras de

la casa hablaban cºn mi madre,procurando consolarla . Me

quitaban de su falda ; hacían tamb i én por acari ciarme y d i s

traerme . Alguna vez me preguntarºn : a ¿ Te qu i eres quedar cºn ,

nosotras? » R espondí que no , llorando y alargando lºs brazos a

mi madre,como s i fuese a perderla para s i empre .

Otra vez ºí ( cárcel »,

aM al var » , c desterradº » , y tºdº , estº

m e daba mala espina,haciéndome andar receloso . Cuando

,a

fuerza de obsequios y estampas y de llevarme a la cuadra para

ver el caballº,o al corral para enseñarme l ºs palomos y las

gallinas , echaba de ver que me habían separadº de mi madre ,

pugnaba por volver adonde la había dejadº .

Page 43: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

que me d i j era que árboles de tanto valor pºdían robarlos , que

el hortelano lºs t enía guardados , y que nº tardaría en llegar

con la llave . V olví a protestar , de la única manera que puedehacerl o un n i ñº : renegando , l lºrando y pataleando . L a cris i s

fue más corta ; estaba agotado y sucumb í'

al cansancio .

— a ¡A casa , a casa!» exclamaba si n viºl enc i a y m ás bien

supl i cante : c ¡a casa !» — cA l lá vamos » , cºntestaba la buena de

G ertrud i s , que debió de padecer mucho aquel d i a .— c ¡A casa!»

Y salió del huertº cºmo entramos,llevándome en sus brazos .

A nduvº el campo , entró en una calle,luego en otra larga , y

así fuimos mucho ratº . Cºnocí que alargaba el cam i nº y que

tardábamos más en el regreso que en la i da . Sólº podia reite

rar mi súplica angusti osa : » ¡A casa , a casa !» G ertrudis teme

ría l legar antes de que m i s padres hubieran tenido tiempº

para irse .

Al fi n,ll egamos . Llamó a la campan i lla del portón , y sal i º

a rec i bim os la familia de la casa . mamá !» Soltá

rºnm e y sal i corr i endo'

por en med i o de todo s . salidº ,perº vuelve prºntº — me contestaron . papá!» y corrí

a la sala : las camas habían desaparecido .

No es pºs i ble pintar m i descºnsuelº . Largo ratº anduvº la

fam i l i a rodeándome y detrás d e m i , para amenguar o d i straer

m i desolada pena ; mientras más hacían , más aumentaban m i

d ºlor . Añ i g i dos tamb i én , y v i endo que todo era inútil , tºm a

ron el buen acuerdo de dejarme solo .

T r i n i d a d M a l v a r .

Este verdadero drama infantil necesita ligeras explica

c iºnes .

Por aquel tiempo se había recrudeci dº la persecu c i on a lºs

l iberales . Fernando V I I nom bró un intenden t e de pol i cía“

ad

hoc, para que purgara de negros la prº vi ncia de Cádiz . I ba

Page 44: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 45

revestido de tº da clase de poderes , al igual de los ministros , y

superi or a tºda ºtra au tºri dad c i vi l , m il itar y judicial .

A poco de i nstaladº , olfateó a mi padre , averiguó su para

dero'

y dir i gió a D . B en i to Cha i n la orden que sigue :

a l nmedi a tamente que reci ba V . S . el p resente mandato, cons

t i tu i rá V … ¡S. en p ri s i ón segura a D on J. R . y L asesor de su

columna , y si n p érd i da de ti emp o lo hará conduc i r conven i en

teni ente custodi ado y bajo la m á s estrecha responsab i l i dad de

V . S . a la cárcel de Jerez de la Fronteoa , recogi endo el comp e

tente rec i bo del a lca i de, con el v i sto buenº del comandante de ar

mas .— TR IN IDA D MA L VA R .

»

D . B eni to Chain se pusº lívido y luego roj o,echó tacos y

v enablos , pensó escri b i r a Malvar y al m i n i stro ; perº después

de pensado,escuchando l ºs consej os de m i padre , v i ó que tod º

era inútil,contraprºducente

,y que sólo sería parte a aumentar

l ºs r i gores de la pena . Pero no consint i ó prender al aseso r ni

mandarlº escoltado . Aceptó m i padre el benefi c i o,cºn st i tu

yéndose presº bajo palabra de honºr . Así dejó de ser asesºr , a

pesar de D . B enito Chain .

El mismo día mandó a Jerez,con el ordinario , unos baules

cºn la rºpa de la familia , y a la madrugada d el siguiente m e

despertaba la fr i aldad de la lluvia , viaj andº sºbre un m u lº en

un capacho de sardinas . P or la nºche de aquel día , después de

saludar a la familia a cuya casa fu imos,se presentó en la cár

cel : quedó preso,y mandó el rec i bº cºn un prºp i o a D . B e

n i to Cha i n .

Ejercía el cargº de cºmandante de armas D . Tomás de

Castro , comandante de real i stas ; hal lábase emparentadº cºn

la familia de que éramos huéspedes .

Tan feliz casualidad,hizo que

,a pesar de ºbrar en su pº

der una orden muy severa de Malvar para que al hacérsele

entrega del preso lo mantuviese así , esperando sus órdenes y

r i gurosamente vigilado , a ruegos de la fam i l ia , y nº obstante

sus contrarias ºp i n i ones , casi fanát i cas por ci erto , pretextando

para si que mi padre era militar , 10 hizo conducir al cuartel de

Page 45: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 46

realistas ; y ya en él , bajo palabra de honor , le permiti º sal i r

hasta que el intendente di spumera

Cºmo había decretado la prisión tan sólo por sºspechas , no

v iendº térm i nºs para poderle ahorcar , esperó a mej or ocasión,

reduc i éndºse entretanto a mandarlo desterradº a Morón , baj o

la v i g i lanc i a/.de las autºridades y los fra i les

,y así no perderlº

de l a mano . R ecibida l a orden,mis padres se v i eron forzados

a d i vi d i r la familia. A la hermana mayor le cupo en suerte ser

recog i da pºr la abuela materna ; a m i , quedarme en*Jerez en

la casa dºnde me hallaba . Mis padres marcharºn cºn la niña

de pecho a cumplir el destierro .

XIII

I n d u c c i o n e s .

Si del recuerdº anteriºr al que se acaba de relatar sacamºs

pºr cºnsecuencia que la previsión se desarrolla tardíamente ,del cºntenido del últimº resulta

,entre ºtras cºsas , que el niño

a las prox i midades de los dºs añºs y med i º puede ya gºzar de

la facultad de l a inducción,que en l a jerarquía psicºlógica

parece ser una de las más elevadas facultades .

En efecto , nada resulta tan d i fi cil cºmº hacer bi en una in

du cci ón . Atender,a tender con a tenci ón ,

que es un princ i piº de

observac i ón , comparar , sent i r la relación cºnforme º d i scon

forme de dºs o más ºbjetos entre s i,enjuiciar

,en una palabra

,

y hasta deducir º “sacar de una cosa algunas d e sus partes ,t odo esto es fácil relativamente , y nad i e duda que puede hacer

10 un niñº tan pequeñº . Pero ¿ inducir? Precis º es un hecho d e

º bservación autógena e interna para dejarlº establecido . ¿Y

qué clase de inducción? Pºrque debe ad vertirse , que hay mu

chas clases de inducciones . Las hay directas , i ndirectas , pºr

l ógica natural y por malici a .

En toda inducción entran dºs elementºs : unº ideal y ºtro

sentimental º de sensibilidad interna . A si , pues , para inducir

Page 46: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

- 47

nº basta la razón , es precisº que se asocie a el la ei m ti r,estº

es,ciertº v i brar artísticº . Conclui r de la vistade un burrº cºn

jam ugas que m i s padres iban a aba ndonarme , examinadº bajo

el aspectº exclusivamente raci ºnal , no tiene congruencia ; pero

s i se agrega el elemento de V i bración sentida o de vi braciºnes

seriadas y correlat ivas , como en el casº relatado , se verá lóg i

camente .y se ex p licará fi siºlógicamente por cualquiera la ex ac

t i tud de la inducción .

Observando en otros n iñºs lºs primeros indic i ºs de esta

facu ltad,me ha parecido encºntrarlºs en la mal i ci a . Esta cºn

di c i ón del niñº revela los primerºs pasos cºmº i nciertºs , y ,

pºr cºnsigu i ent e , torpes , de la facultad de inducir

Atri buyo la precºcidad ºfrecida en m i i nd i viduº al alfi ler

t ragadº , que , por el mero i nstinto d e conservación , puso en

cºnmºción varias facultades y afectividades ,de mis centrºs

psi cºfísícos y a la circunstancia de ser ya poseedºr de la sensi

bi lidad estéti ca,según he dadº cuenta .

U n a e x p l i c a c i ó n .

Deseara pasar por a ltº ciertas relaciones que a nadie pue

den interesar y que me sºn penosas . Perº exponer cómo me he

educado y en qué cºnsistía la educaci ón de m i ti empº es im

posible , s i supr i m imos el mediº externº de la vida , las condi

ciºnes particulares y generales en que la educaci ón se des

arrolla .

X V

D o s c a r i á t i d e s

A sºlas , sm m is padres y hermanas, una vez que cesarºn

las so licitudes d e la familia de la casa , cambió mi génerº d e

pena : de exasperada y protestadora , v i nº a melancólica .

El sya no tiene remedio »,no me consoló

,perº me hizº re

Page 47: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 48

s i gnadº . L a duda de si vºlvería a ver a mis padres llevaba y

traía mis esperanzas , conmoviendo el d ºlºr con las olas del

mar que se ab i sman y suben . Aunque más quedº,seguía l lº

rando . Lloraba y pensaba , primerº en mis padres , después en

m i s padres y en m i s i tuación , más tarde en mi situac i ón y en la

fam i lia d e la casa . A medida que pensaba,se i ba i nterrum

pi endº el llanto pºr intervalos mayores . Al princi p i o andaba

v ivº por las galerías del pati o , cºmo s i fuese en busca de mis

padres ; después , de menºs a más lento . Por fi n ,me detuve

ante dos cariátides de p i edra,que adornaban las claves de dºs

arcºs de la galería,una de mujer y ºtra de hºmbre . L a pareja

traj º a mi pensamientº al señºr y a la señora de la casa ; y cºn

ese pensar v i no otro : el de que habia hechº m a l rechazandº

sus caric i as . Entonces,cabizbaj o

,fuí aprox imándome al dintel

de l a puerta de la sal a donde se hallaban,pegándome al qui

c i º si n atre'

verm e a entrar . No tardaron en adve'

rt i rlo,y l la

m áronm e cºn dulzura . Entré despac i º,con la cabeza baja ,

repr imiendo los últ imºs pucheros .

X V I

L a fa m i l i a T o r r e s .

L a gran i nfluenci a que la nueva fam i l i a ejerci º en mi edu

cación obl i ga a darla a cºnocer .

Allá,por el año 20

,descollaban entre los estud i antes de

Derecho de la Universidad de Sevi ll a , s i nº pºr más estud io

sos , por más v ivos , alegres y gallardos , D . R amón de Torres

y m i padre . De igual edad,el unº de Jerez , el ºtro del Puertº

d e Santa Maria,s i mpat i z aron pºrque en muchas cosas se pa

recían y en muchas ºtras desemejaban . L a ami stad llegó a tan

estrecha , que m i padre quería a Ramón sobre sus prºp i os her

manos , y éste a aquél , cuantº un am i gº puede querer a ºtrº .

Tan vec i nos el Puertº y Jerez , cºnclui da la carrera y liceu

c i ados ambos , cont i nuaron sus estrechas relaciones,jamás lue

go interrumpidas hasta la muerte .

Page 48: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 49

Torres, por liberal , pasó en la pr i mera épº ca sus apuros

,

a unque su temperamento y sus cºndic i ºnes , pasada la edad

e studiantil , l leváronle al campo mºderado , cºn l º que gozó de

una paz octavi an a . Mi padre comenzó cºn lºs exaltados y con

c luyó con los progresistas , con lo que pasó la aperreada vida

que puede suponerse .

L as am i stades de lºs cond i scípulos trascend i erºn a las fá

milias . A lº s padres de Ramón se les ca i a la baba con la gracia

s impáti ca de P epe , y cºmº cosa prºpi a se dolían de que fuese

d e ºp i n i ones exaltadas .

L a señora madre de D . Ramón era el m iembro más impor

tante de la casa . Matrona de t ipº fi no , tez blanca , ojos azules ,carácter prºnto y enérg i co , corazón excelente , dom inaba a

t odos .

Su marido,la bondad y afabilidad person i fi cadas ; estas

mismascºndiciºnes le hacían posmner su voluntad a la de su

espºsa . Demasiado obeso , ten i a los hábitos reposados de su

t emperamentº y pos i ción de prºpietar i º . Carecía de ºpiniºnes

pºlíticas . R el i g iosísimº si n ser fanáti co,º ía diariamente la

primera misa , rezaba mucho , l eia las hºras y nº se le caia el

brevi ario de la manº .

Aparte de R amón , tenía ºtrº hi jo y una hija : Joaquín , mé

dico , perº que no ejercía; la h i ja , soltera , y por la época a queme refierº

,de edad de veinte años.

XV II

G am a d e a fe c t o s .

Un niñº ch i qu i t i n, en una famil i a sm pequeñºs,prºntº se

abre pasº . A gregáb ase el ser hij o de unos amigos muy quer i

dos y en situaci ón desgraciada . E n la familia sentí la varia

escala de la gama de los afectos . L a señora me tºmó un amorvehemente ; el señor , un afectº dulce y de constante altura ;Joaqui n adquirió hacia el niño un cariño profundo , desigual y

Page 49: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

50

a veces exaltado ; el d el cºmpañero de m i padre era diverso : se

m antenía a c i erta distancia , no me festejaba tanto , aunque

sentía y me mºstraba agradº . P arécem e que su act i tud queríareemplazar la ausenc i a de mi padre

,tºmando la ser i edad que

se n ecesi ta para que'

los niñºs cºnozcan la super i oridad y nº

se suban a l as barbas .

Qu i zá el m i smº día , º al s iguiente , ya lº s había califi cadº

y puesto nombres : llamé a la señºra M amá a buel i ta ; a l señor ,P ap á abuel i to; al cond i scípulo de m i padre , E l caba l lero; a los

ºtros dos h ijos (así , con sans-facon) , Joaqu ín y Concha a secas ..

Y estos nombres segui usandº,menos el d el Caba l lero

, que

t rºqué cuandº adultº por el suyo prºp i º de R amón ; hasta que

uno tras ºtro fuerºn desapareciendo por la muer te .

XV III

L a c a v e r n a d e l d r a g ó n .

Tomado el terreno,no por esº me consideré dueño de la

casa . L a i dea de que n º era la m ía , l levábam e a guardar cier

tos m i ram i entºs,a nº ser ex i gente

,a n º alborotar demasiado .

Pºr otra parte,el alma cont i nuaba templada por la p ena . A

veces'

la desechaba cºn la distracc i ón y—temporal olvi do , a ve

ces se despertaba espontáneamente o por cualqu i era cosa .

L a casa era grande . Andaba por aqu i y pºr allí ; aquella l i

b ertad me complacía , y así nº experimentaba impaci encia n i

i ncl i nac i ón a las travesuras .aE s un niñº bueno »

,exclama

ban con frecuenc i a,y muy parti cularmente la A buel i ta . L le

vábanm e al corral,en el que estaban la cuadra y la puerta de

la bºdega. E l corral y la cuadra eran mi di cha . Aqui el b ºrri º

quito chi cº ; aquí la jaca negra , reluciente y hermosa ; aquí elborrico p i o , grande comº un mulo , blancº cas i todo , salpicad º

de manchas negras . A l lí las gallinas y los pollitos recién naci

dºs ; all í también , huraña y con las alas cortadas , una c i gñeña

fl aca y langaru ta , de patas sobre un palo atravesadº de pared

Page 51: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

52

Cºn la espalda pegada a la pared , doy vuelta a l pozº,y una

vez en el pasillº , echº a cºrrer ; atrav i eso corriendº el callejón ,descerrºjo la puerta del corral , entro rápidº y echo la ald_abilla

en un mºmento ; respiro ; me vuelvº cºn alegría para ir hacia

la cuadra,cuando en el m i smº puntº la flacucha c i g i i eña ,

queme ve solo , se prec i p i ta de una zancad a sobre m i , hi ri éndºm e

con su picº en la flexura del párpadº super i or izqu i erdo . Dºyun gr i tº , l lévom e la manº a l ºjº , me vuel vo de espaldas , pegº

la cara a la puerta del cºrral,abro y salgº huyendo y 110

randº .

A mi gritº acud10 la familia. G randes fueron el sustº y la

ans i edad al verme el ºjº cubierto por la sangre . Lavalo Joa

quín presuroso , recºnºce que el pico ha penetradº pºr encima

y no está h erido el globº ; me pregunta s i veo con él , y le cºn

testo añrm at i vam ent e . Me preguntan cómo ha sidº aquello ;digo que la c i g i í eña .

Joaquín toma un palº y se precip i ta hacia el corral .

A m i me d i ó alegría : sentí pºr vez primera el placer de la

venganza .

( S a n a , s a n a , c u l i t o d e r a n a . »

En unos días,nº volví sºlº al cºrral . Cuandº entré , apr o

vochando una i da del mozo de la cuadra , no estaba la c i g i íeña .

Pregunté por ella al cr i ado , quien me cºntestó—A esa bruja la han matadº .

L o sentí ; tuve , pues , cºnceptº de la injusti c i a , por la des

prºporc i ón de la pena . Y,s i n emba rgo , ¡cuánto tarda el hom

bre en cºrreg i rse ! P ºr una co incidencia singular , puedº apre

ciarlo .

Ya en edad“ provecta , hal láb am e en el campº con m i s nie

t os . M i nieta , por entonces poco mayºr de un año , salió a la

puerta de la h acienda . De una trºpa de gansas destacóse una ,

Page 52: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 53_

que cºn cuellº tieso y alas batientes se arrºj o sobre la cr i atura

,tirándola un picotazo . M i nieta gri tó

,de ese mºdº con

que piden auxil i º las criaturas ; al gritº , salí corriendº y l a

encontré desemb lan tada .—¿ Qué te ha sucedido? , pregunté .

Apenas sabía hablar aún,y señalándome la bºca del estóm a

go , me contestó : — P ap á , p ip i pupa . Monté en cólera , y cºn el

revólver sºltó un t i ro al pájaro ; no l e d i , le di sparó el segundo .

I ba a—tirar el tercerº,cuando

,calmado el pr imer rapto , ,

eché

de ver que era yº t an ganso como la gansa y que obraba sinreflexión , por ni ero impulso .

L a satisfacción producida pºr la venganza es un asunto

que merece atenc i ón seri a . Impl i ca necesariamente que en la

na tura lez a hum ana ex i ste i nnatº un m al sentimiento . L a ob

servación demuestra que ya se patentiza en la primera edad .

Debe de ser , pues , y l º es en efecto , un sentimientº atávico

que V i ene heredándose de padres a h i j ºs desde los ti empºs salvajes . Entonces , s i bien se mira , no existiendo más garantía

de seguridad individual que la fuerza de cada unº, era cou s i

guiente el estadº de lucha ; de ahí los temores y sufrimientos

de la derrºta , y , por tanto , el placer de la vi c tºr1a , a segurado

con la sat i sfacción de la venganza . Aún,al presente

,nº cºn

s i guen la ley ni la justicia defender de la lesión mºral ; y pºr

eso subs i ste i mperante la cº stumbre del duelo .

De todas maneras,es de esperar que t an avieso sent im i en

t o vaya m enguandº a medida que la acción de la justicia soci al

se perfecc i one . Para cºnseguirlo,con viene también que la Pe

dagºg ía fij e m ás su atención sºbre es te puntº , y nº se contente

con decir : “Los niños no deben ser vengat i vos . » Importa sobre

todo desterrar ciertas cºstumbres que tienden a fºmentar el es

p i ritu de la venganza .

Frecuentemente , cuandº un niño cae o trºp i eza con un

mueble y se lastima , se echa mano , para acallarlo y consolarlo

, de dos recursos singulares .

El primerº consiste en encararse cºn el mueble en que el

niño trºpezó o con el pisº dºnde cayó,y darles gºlpecitºs con

Page 53: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

la manº a manera de azotes , d i c i endo : < ¡Tºm a, tºma , pícaro ,

por haber lastimadº al n i ño. » E n efectº,suele verse que el

ni ñº atiende y suspend e el llanto , consolado por el placer de la

v enganza . Nad i e que posea sentido cºmún dejará de conocer la

brutal i dad d el prºcedim i ento , y cuán efi caz resulta para a l i

mentar y desenvolver ese m a l inst i nto,que la educac i ón debe

prºponerse atenuar ; y ,Si le

'

es posible,exti ngu i rl o .

P ºr veni r a pelº , qu i erº tamb i én i nd i car otro prº cedim i en

to más i nocente,pero nº menos curi oso

,que se emplea para

tranquilizar a lo s n i ñºs cuando se last iman . Frótanl es con la

mano la parte dolorida,leve y velozmente , al m i smo t i empo

que les dicen : e sana,sana

,cul i to de rana .

»

D i cha práctica,que s i n sentido y por mera trad i c i ón viene

empleándose desde sabe Dios cuándo,ofrece m ás qué pensar

de lo que su simpl i cidad aparente man i fi esta . Cºnsti tuye nada

menos que unº de los pocos ensalm os que nºs quedan de las

pr imeras épºcas humanas . L º juzgo tan anti guº como el can

to del sueño y el d e la muerte . Es en salmo perfecto, pºr cºns

tar de dºs partes : una locuti va y o tra de acc i ón o ceremoni osa .

L a locuti va , el <<sana,sana

,culitº d e rana » . La ceremoniosa ,

el fricc i onar la parte dolorida rápida y suavemente . Considero

del mayºr interés el asun to,pºrque , en cosa tan oscurecida

pºr el tiempº,este ensalmo completº , m i lagrosament e salvado

de la ru ina de lºs s i glos, viene a ser comº un monumentº des

enterrado que nos revela cºn cierta claridad la naturaleza y

virtud de ello s .

Efecti vamente , éste , al meno s , nº resulta una nonada ; tie

ne la virtud d e acallar y cºnsolar a los n i ñºs de su dolºr , cuan

do se last iman . ¿ Cómº y por qué? He ahí el m i steri o , la“

v i r

tud . E l hechº es que los n i ños callan .

'Pero nº quedemºs ató

n i tos y con la bºca ab i erta . La v irtud es i ndudable . Respectº

al misteri o,el cómo y pºr qué

,oigamos a la esfi nge : c Sana ,

sana , culito de rana . »

E l niño neces i ta creer . Cree desde que nace : de ahí su cre

du l i dad ; nº hay niñº escép t ico . Al decirle a sana , sana » , cree

Page 54: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 55

que va a sanar y se pone en aptitud de sugest10n .

'

P ro lóngase

e l tiempº de ésta pºr el agregadº de la frase que vi bra en

su ºído con la cadenc i a rítm i ca,parando la vi bración en ºtra

s emejante pºr la consºnancia cul i to de rana . L a idea de sanar ,la fe que presta , la mé trica y la consonanci a , reúnen cuantº es

pºsible reunir para efectuar un actº de sugestión . Añádase a

esto que el n iñº separa la atención de su dolºr para fij arlo en

e sas palabras extrañas y algº maravi llosas pºr su misma i n

congruenc i a .

Pero,por S I no bastara , todavía queda la parte de acc i on 0

ceremon i a : la fr i cc i ón l igera y suave sºbre el pun tº dolor i d o ;remed i o fi s i ºlógi ca y terapéut i camente mucho más efi c az y

c i ent ífi c o que el arni ca y otras i nsulseces que suelen recom en

d ar algunos sab i os . E n efectº,la fri cc i ón sºbre la parte dolo

rida es un remediº instint i vo , cuya u t i lid ad nº se ha reconocí

do por la c i enc i a de un modo perfectº hasta hace pºquís imºs

añºs , dando lugar a una rama de la terapéutica , bautizada hoycºn el nombre de amasam i ento .

C u e n t o s d e a b u e l a

Pasé felizmente el añº 1830. Con frecuencia me l levaban alc ampº ; en él sentía un bienestar i ndeñn i b le ,

'ese placer quesienten los pájarºs y lº s niños

,el placer de la vida .

C onviene que la educación tienda a hacer buenos a los hºmb res , pero también a ser fel i ces . Y para estº considerº capitale l desenvolver en ellos la afi ción y el placer de los goces cam

p estres . Son i nñn i tºs : la siembra de árbo les y flores,la cri a de

animales , la salida y puesta del sol , los paisajes , la caza y pes

(1 ) Aún es más larga la frase en M adri d , pues yº la he oído así , den i nº : aSana , sana , cul i to de rana ; s i no sanas hoy , sanarás mañana o ,_L o M o

Page 55: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 56

ca,la merienda con hambre después del ej ercicio , Las carreras

al aire l i bre , salvar un ríº a nadº cºn las rºpas en la cabeza ,ascender una loma empinada , rodar por ºtra suave ; tºdº estº

y mil cosas más t emplan el eSpíri tu infantil v i rilmente , des

arrº l lan el amor a la l i bertad y a la vida , por el placer i nefa

ble que en v i vir se experimenta . Ninguna mejor gimnas i a fi s i

ca y moral .

Hoy que la edad y los trabajos han apagadº todos mis de

sec s , cºnservº v ivº el de l a v ida campestre ; y a ella me entre

garia , como un mozo al amor , si los deberes no me ataran al

vivir urbano .

En m i tiempº,sólº se ent endía por educaci ºn lo que resul

tará de m i s apun tes . G racias a que la naturaleza llenó los va

cios y corr i gió tan tas absurdidades . Digº que el campº me

educó sufic i entementep ara corregir muchºs entuertos surg i dos

de la escuela . Nº adelantemos lº s juic i os .

En este año , tercero de m i v i da , se acumulan,

tan tís i ni ºs

recuerdos,que es imposible enumerarlos

,ni menos relatarlos .

En lo que tengan de más influencia educativa , unos cºrrespon

den a sucesos,emociones e impresiºnes que ya he ind i cado ,

venidos po r la acción del campo y su prºp i a l i bertad sobre mi

espíritu ; ºtros prºceden de la influencia del amorosº tratº fa

m il i ar, y muy especialmente de l ºs cuentºs .

La A buel i ta me acostaba todas las noches en una camita

b aja , al ladº de su cama ; me hacia pers i gnar y rezar el B endi

t o, y allí permanecía queda hasta sent i r la acompasada y sua

ve respiración que declara que el niñº se ha dormidº . Tardé en

hacerlo una vez , y la abuela se puso a contarme un cuentº .

¡Nº le cayó mala lot er i a ! Desde aquel punto hasta cumplidºs

c i n co años nº la dejé respirar,si nº me cºntaba unº o m ás

cuen tºs cada noche .

A gotó su repert ºri o , que por cierto no era pºbre , y hasta

se convirtió en autºra fecunda de este génerº l iterariº . L a

bl anda arcilla no se presta y amº lda a la m ano del alfarero ,c om o m i ser entero al influjº de aquellas relaciºnes .

Page 56: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 57

Ya sea por ellas mismas , ya por las circunstancias en quese encuentra un niñº

,cuando entrando en reposº su i nerva

ción muscular,por el cercano sueñº

,parece reconcentrar t ºda

l a atención y toda la sens i bilidad en l º s centrºs cerebrales , el

hechº evi dente es que a esas hºras un cuentº resulta en sus

efectºs lo que un drama representado pºr buenos actºres , en

un buen teatrº y con magnífi cas decºraciones , respecto a otro

ej ecutado—

pºr u na compañi a de la legua en el mesón de un

lugar . B ien dir i gidº,nadie sab e adónde podría alcanzar e l

cuentº como instrumentº de educaci ón .

Deploro nº acordarme de las parti cularidades y trama de

los m i smºs . No es extraño,luego s e verá pºr qué ; m as impor

t a pºcº el caso . Con relac i ón a mis impresiºnes , puedo d ivi

dirl os en var i as clases : i nocentes,como el cuentº de las b ormi

guitas ; cóm i cos , cual el del pºbre zapatero que se encuentra

un tesºro ; dramá ti cos, comº el de las m a t i tas de albahaca ;heroi cos, cual el del i nfante de la estrella de ºro ; fantá sti cos,comº los de brujas

,duendes y mágicos .

Realmente,tºdos me gustaban

,pero cada clase pro ducía

efectos muy disti ntºs . Prefería,con muchº , l ºs heroi cos, y

esta preferencia deja fuera d e duda que el gustº nace hechºen l a cr i atura

,cºsa que contrad i ce en redondo el apo tegm a

admitido generalmente de que el a gust º se hace » . El gustº se

perfecci ona ; pero , como todº asunto de sensibil i dad subjetiva ,está i nm anen te en el indi viduº . Ahora bien

,lº que nº sé es el

mot i vo de mi án i mº para esa preferenc i a . Pensando ahora sº

bre t an curio sº tema , veº entre lº s cuentºs heroi cos que me referian y las nº velas que criticó Cervantes , cierto parecido , digº

mal , identidad . Los cuentos esºs resultan verdadero s bºcetº s

de historias d e Caballería ; a detenerme en la materia , quizápudiera probar que fuerºn cºmo el huevº d e dºnde surg ierºndichºs librºs .

Al influjo de aquellas relaciones,mi eSpíri tu se ampliaba

saliendo al exterior : quería volar pºr aquellos espaciºs imaginari os

, penetrar en los castillos m urados , con la palºma m en

Page 57: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

58

saj era que afi rmaba la fi del i dad amºrºsa del valiente caballerº

y anunc i aba l a'

próx ima l i bertad de la c auti va . Comº el del

hérºe,se con traía mi brazo en la ºcasión de dar cuch i lladas y

m andob les . Ya me sentía vºlar sobre el caballo,y hund i r el

acicate en sus i jares ; s i endo l a parti cular que esa especi al sen

sac i ón todavía de'

vi ejº lo experimento muchas veces , en esºs

intervalos i ndec i sºs entre el sueño y la vigi lia .

Así cºmo esºs cuentº s me exter i or i zaban,en c i erta mane

ra,pon i endo en energía actual todas m i s afect i vi dades y pº

t enc i as , cual una luz que , apagada , se enc i ende de pronto y l le

na un . gran espac i o,así

, pºr contrario modo , los cuentos de

brujas y de duendes me replegaban y encogían .

He extraviado algo la primera i dea . I b a a d ecir que mi

gustº dec i d i do pºr los cuentos heroi cos pudi era pro ceder de la

parti cular tensión d e m i sens i b i lidad deb i da al atav i sm o ; sin

duda,mis ant ecesores la t emplaron así , con l a lectura de los

l ibrºs de Caballería .

Andando el t i empº,nº dudo que podrá sacarse gran parti

d º de todo esto,no sólº para la educación y la i nstrucción

,

s ino comº mediº terapéuti cº para cºrregir ciertas d i recciºnes

mºrbºsas que en su afecti vidad suelen presentar los niños , yque más tarde los cºnsti tuyen , ya en huraños , ya en egoístas ,

ya en i rasc i bles , ya en ind i scretos , ya en groseros; ya en hi

pºcºndríacºs y neur0pát i cos para toda la vida .

XXII

R e c o n c o m i o s .

Las s impatías del niño trascendi eron a las personas aneja s

de la familia . L a A buel i ta tenía un hermanº casadº , que care

c i a de h i j os . Experimentaba , tanto cºmo su señora , esas ansiasque producen lºs deseos i nsatisfechos .

— Déjame el n i ño,para que lº vea María— rogaba cºn fre

cuencia a su h ermana, consi gu i éndºlo a veces .

Page 59: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s iºnes más s i ngulares , de pena , enºj º y disgusto ; era la prime

ra vez que la exper imentaba de su espec i e : la impresión de

preterici ón , de amºr prºpi o ofendido y de desaire .

No se había acordado de m i padre . Olvi dé , s i n duda,que

m i s padres estaban d esterrad ºs a muchas leguas . Perº el caso

m ani fies ta que , t ranscurridº un año , los conservaba en lºs plie

gues más recondi tos del cºrazón . Salí del cºrral y entré mo

h i no en las habitaciones

Hub i eron de notar m i aspecto,y me preguntó el tíº P e

riquito :— a ¿ Q ué t i enes? » Y yo contestez— Q A casa d e Abue

l ita!»

Y como continuara así,rep i tiendo lo mismo , me llevaron

a la call e d e Piernas .

La susceptibilidad,esa especie de pasión indefi nida y tan

compleja , se desenvuelve muy precozmente en las cr i aturas .

Si en m i se man i festó a los tres tres añºs y cuatrº meses,sería

porque no ocurriera antes una ºcasión que la provo cara . L a

he observado en n i ñºs d e menos edad,en mi nieto

,s i endº aún

de pechº (podría tener d i ez u ºnce meses) , cºn el mºtivº si

guiente : vo lvía yº de un v iaj e , y traía varias émari tatas » ,

cºmº recuerd º a la familia .

Trajérºnme los nietºs,y cºmencé a sacar d e la maleta sus

regal ºs . D i ó la casualidad de que venían encima 1ds de mi nie

t a . Extraj e una muñeca , y se la d i ; su hermanº , en brazos del

am a,miró la muñeca c ºn interés . Saqué un cochecitº , y lº en

tregué a la nieta ; extraj e ºtrº juguete , y resultó tam bien de

lºs ded i cados para la n i ña . E l n i ño sufr i ó conforme el segun

do . Perº al tercerº rompió a l lorar , al punto mism º que el

am a,nº distraída cºmº yº e i ntimada con lºs sent imientºs d e

la criatura,exclamó sulfurada y encend i da :— a ¡Todº para la

n iña , y nada para mi niño!»

Prontº los tranquilicé,mºstrando los juguetes que le co

rrespºndían .

Desde el punto que sentí la impres1on aquella , vine a ser

m uy susceptible . Esta pasión es tan cºmpleja,que la conside

Page 60: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 61

rº cºmº la más varia , más diversa, más difi cil d e apreciar yanalizar en lºs matices d e sus numerºsas mºdalidades . B aste

recºrdar el sinnúmero de palabras,frases y fi guras que em

plean lºs id i ºmas para signifi car esa pasión .

Del que la sufre,se d i ce en castellanº : susceptibl e , i m pre

si ºn ab le , sentidº , sens i ble , punt i llo so , del i cadº , p i cadº.

,p i ca

joso,quem ado

,requemado

, voladº , enºjadº , last imado , resen

tid º,etiquetero

,desa i rado

,menosprec i ado

,preter i do

,ºfend i

do,desatendido

,ºlvidado , desconsiderado , pºstergado , etc . Y

nº bastando esas palabras,muchas de ellas imprºp i as pºr te

n er diversas acepciones y ser todas metafóricas (lº cual prue

b a la falta de precisión cºn que se lucha para expresar neta

mente d i cho sentim i ento) , todavía echamºs mano de frases nº

menos equ i vocas , imprºp i as y metafóricas , como : amor propiº

herid º,puntº de hºnra

,sentimientº de dignidad , vol ver por

sus fueros , humº pºr las nari ces , fi nº de ep i derm i s , blando de

sensib i l i dad,suprasensi b le , jy o tras . Todo esto demuestra

'

( qu e

hay una defi c i enc i a en el l enguaj e .

Ciertos afectos y pasiones tienen un s i gnº fonéticº prºpiº

y b i en defi nido,si n otra más acepción

,por ejemplº : amºr

,

odiº,i ra

,env i d i a

,cºd i c i a , etc . Perº ese sentir que se eXperi

menta,cºmº yº cuandº el regalo de lºs pavos y mi n ietº

cuando el repartº de lº s juguetes, ¿ por qué nº ha de tener un

nom bre prºp i º , netº y exclus i vº? eSeñ t im i en t º » se le dice ; ya sentimiento » es una voz genérica que corresponde l º mismoa l amor que a la amistad

,al odiº que a la impac i encia .

B i en es c i erto que recibe una acepc i ón particular cuandº

trata de ese'

part i cu larísi mº que nos ocupa . Pero ¿ sent imientº

de qué? Para mi usº,lº d i st i nguiría perfectamente llamando

lº e l sentim i entº de pavº . S i n duda,sería muy conveniente

darle ºtrº nºmbre m ás prop i o y también más parti cularizad o

que el que,a falta de otrº

,resulta i mperfectº en el l enguaje

cºrr i ente .

Pocas cosas h ay tan d i fíciles como inventar y hacer acep

tar una palabra . Sin embargo,las ciencias

,descubriendº oh

Page 61: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 62

jetos nuevos , se ven obl i gadas a inventarlas , y muchas luegº

las rec i be el habla cºrr i ente .

R espectº a ese sent imientº especi al de que tratamos , nº

h ay duda que se n ecesita una palabra prºp i a , y que ha./

de

i nventarse cuandº por el estud i º de lºs estadºs de án imº sean

éstºs m ás cºnºcidºs .

Para m i , el de que hablo ahora es un estado pat i co inte

rior,muy prºfundo : puede const i tu i r una enfermedad del es

p i ri tu , y de aguda y transitor i a hacerse crónica ; no veo lu con

veniente en denom i nar a d i chº afectº,hasta nueva ºrden y de

un mºdo i nterino,impa tta .

Abordo lº s i ncºnven i entes del pedanti smo , pºrque s i n esº

nº pºdría expresar lo que se me ocurre acerca de t an impor

t an te mater i a .

Perº,siendº cºsa larga

,antes d e entrar en ella n º quiero

d i fer i r ºtra º bservación que surge del relato : esa i m pres i ón d e

resentim i ento es tan fuerte,que bºrra los anteri ºres sent i

m ientos de gratitud .

Cuandº tanto s agasajos y consideraciones personales a ca

baba de recibir,una supuesta desconsi derao i ón m eramente

imag i nati va,pues t o que mis padres no pºdrían reci b i r pavºs

encontrándose ausentes ; un merº olvido a lo sumº en caso

pºsible,mu eve en m i un fuerte

,íntimº , dº lºrósº , exasperado

y despechado sentim i entº de ofensa , que me hace no sólº olvi

dar la gratitud,s i nº t rocarla en desafecto .

¿ Qué m i ster i ºs son éstos del cºrazón humanº? ¿ Es mala ín

dº le d e mi part i cular naturaleza? ¿Es un resorte un i versal en

tºdas las criaturas? ¡Cuántº hay que observar y estudiar en

tºdº ello !

Y que ese sentir viciosº tiene una fuente pura , no hay qu e

dudarlo . Ser sent i dº,ser delicado

,ser pundonoroso

,cºnst i tu

yen modos afectivos virtuºsos . ¡Cuán grºsera y best i al sería

s in ellos l a especie humana !

P erº , comº to dº afecto purº , ofrece gran aptitud a la des

a rmonía . Resulta en esto lo que en las obras de arte delica

Page 62: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

60

das , dºnde el más leve defecto las echa a perder . Así , el amºr

se cºnvierte en pas i ón y s e transforma en ºd i º ; el i nstintº d e

conservac i ón ,en cobardía ; el sent i dº de previ sión , en avari

cia ; la d i gni dad , en fatua vanidad

D i ría que mi n ietº mostró su estado de ánimo comº fi s i oló

gi cº,su sent imiento era sanº ; y que yo lo ex p_er1men té pato

lóg i co,enfermº . ¿ Por que l a variante en m i n i eto y en m i ? E l

temperamentº en m i n i etº es más dulce,nº es sanguineo ; el

mío es más arrebatado,cºmº sanguíneº y nervi oso .

Además,m i n i etº no había estadº en n i nguna am iga . Yº

en ella , atado a un a s i lla y s i n pºder mºverme , quedé impa

ciente,y por tantº

,d i spuestº a dispararme cual un arcº . de

acerº en forzada tens i ón .

.

A hora b i en ; dejemos las palabras a sent i do,resent i dº

,del i

cado,pundonoroso

,d i gnº.

,para el sentim i entº purº

fi siºlógicº,y adoptemos la palabra i mp a tta para que sirva de

s i gno matri z d e sus d i versos estados patológ i cos .

Curándomepºco de r i g ori sm ºs et imológicos , para adaptar

me a la var i a proceden c i a de nuestro i dioma castellano , con lº

cual será más fác i l que se cºmprenda l a s1gn 1ñcac i ón de las

nuevas palabras,de i mp a t ta pueden induc i rse el verbo impa

t i r y todos sus correlativos t i empºs ; quedando ese sent i r i ndu

b i tadº y espec i a 1ísim º en pºs i bil i dad de expresarse l ocutiva

mente de un mºdº prec i so,neto y s i n tener que apelar a du

dosas anfi bº l ºg ías .

Será de i gual manera pºs i ble sign i ficar esa multitud de

gradºs d i versºs d el m ºwm i en to pas i ºnal de que se trata , que

dando llenº el vacíº que ad vertimos .

I mp a to o imp a ti ble pºdrá decirse de aquel que sea suscep

tible , ocasion ado º fác i l para experimentar esa emºción .

'

I mp a to, el actº de raptº interior que se experimenta . Nó

tese la semejanza de esta palabra con la cºrriente y usual d ec ímpetu »

. Adviértase que ímpetu es un mºvimientº anímicº

fuerte , pero que vien e del interior al exterior y desarrolla una

fuerz a que se exterioriza ; tanto , que en el ímpetu hay explo

Page 63: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s10 n y a veces acºmetida externa a persºna o cosa , º cuandº

menos dercarga por vºces , interjecc i ones º esfuerzºs m uscu

l ares ; mientras que el i mputa cºrresponde a un movi m i ento i n

terno que no se exter i or i za , s i no que más bien se interiori

za , determ i nandº un fenómenº lóg i cº que se expresa muy

bien d i ci endo de él que es un ímpetu para adentro o un ímpetu

a l revés .

I ni pá ti co eXpresará al tocado de ese vi cio afectivº .

I mp a toni l podrá decirse del tan en extremº susceptible a

l a emºc i ón,que se mueva pºr un nada o pºr mera sospecha de

mºtivº i nfundado que su prºpi a mente fragua . V endrá a re

presentar con s i gno prºpiº 10 que hºy queremºs ind i car conl a palabra

I mp a t iforme signi fi cará el dadº a i mpres i onarse”pºr moti

vºs de forma exter i ºr , cual el que hace cuestión grave de amºr

prºp i º lo que se refiere a las cosas de eti queta . Nótese que la

palabra r et i queter0 » la usam os en nuestrº l enguaj e cºrri ente

en dos senti dos : uno , que se apl i ca a lº s que sºn muy dadºs a

l as ceremon i as de la et i queta , y s i , pºr observarlas , se hacen

empalagoso s , ceremon i osos o eti queteros ; el otro sentido es

referente a los que en cualquiera om i s i ón de forma,sea real o

supuesta,que cºn ellos se tenga , sienten una exagerada emo

ción de amor prºpiº ofend i do . Convendría , pues , dejar la pa

l ab ra s et i qu et erº » para la prim era acepción,y la de a impat i

forme » para la segunda .

1mp a tuoso es grado y afect i b i l i dad algº parec i dºs a lºs an

t eri ºres,perº distante de ellos ; se refi ere al s impá ti co » pºr ex

c eso de infl ac i ón y vanidad .

I mp a ti dor debe decirse d e ciertos ind ividuºs que t i enen la

mala cond i ción d e pro vocar el i mpa ti smo en las personas a

quienes tratan . Es un defecto grave,muy cºmún

,y que

,a

falta de palabra que lo sign i fique , ha procurado expresarlo la ,

necesidad del común senti r,por medio de frases más o menºs

preci sas,dic i endo

, p ºr ej emplº : a¡Q ué eargan te es Fu lanº !

D ºn Zu tano no habla sino hiriendº . E l señºr de Tal me en

Page 64: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

c ocora , S i n saber p or qué . Don M enganºr tiene la virtud de

ofender a tº do el mundo .» Etcétera .

Cuántº import a al p edagogo , al padre , , a la madre y al tu

t or del niño med i tar sobre el punto que tratamos , para pºder

e stud i ar en la cri atura la manera cómo siente esos efect os y

lºs gradºs en que los s i ente , n o cabe pºnderarlº B as ta saber

que,de un ladº , pºdrá dar lugar a que salga un hºmbre deli

cado,sent i do , pundonoroso , ap to ¡ para toda honradez y em

presa noble ; m i entras que , de la m i sma fuente , puede sal i r un

hºmbre susceptible,punti lloso

,cócºra

,an t ipát i cº , i nsº porta

ble,ofensor de la d i gnidad de los demás y (lo que es peºr aún

rencoroso,y más tarde vengat i vº y cr im i nal .

E n efecto , la inip a t i a , mºvi endo hac i a adentro l a sens i

b i l i dad,concentra el sent im i ento

,predispºne a l a tristeza oró

nica,a la envid i a

,a l a malquerenc i a , a l resent im i entº torvo y .

mudo,que a ciertos organ i smos los lle va a fraguar prºyec tos

d e rencor y de venganza .

Sobre tºdº,no se reprim a a l n i no : desenvo lvam os en é l la

cual idad d e la franqueza ; que no guarde nada en su inter i or .

Observad le ; y si no declara l º que s i ente , i n ves t i gadle y de

clarádselo vosotros para que se aco stumbre a sent i r hac i a afue

ra . N º repr i mái s sus i m petus : el ímpetu es lo contrar i o al i m

pato y su mejor med i cina ; el i mpetuoso podrá ser v i olentº ,pero s i empre es nºble . E l i mputo vie'ne s i empre a rencoroso y

vengati vo . E l i mpetuosº,lueg o del raptº , se calma , y cºn

educaci ón suave , é l m i sm º se corr i ge . E l imp a to va de más en

m ás,hasta ser un desd i chado .

Se h a dicho pº r algu i en que cada escuela abierta cerraba

un pres i d i o . Es i nexacto : en las escuelas no se educa . En la

educac i ón , lo de meno s es enseñar ; lo de más , lo esencial , esmodelar lº s afectºs y hacerl º prácticamente .

L a mayºria de la s cri aturas nacen para el b i en ; perº de

éstºs , muchos ab erran por c i rcunstanc i as externas . Otro s,ya

por atavi smo , ya pºr defectºorgánico , nacen para el mal . De

los ab e1ºrados , no hay que decir s i pud i eron haberse librad º de5

Page 65: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 66

su destinº . Pero aun respectº a lºs atávicos y orgán i cºs , nº »

debe perderse la esperanza .

'Yo la tengo de que,andandº el

ti empº,ha de surg i r una rama de la frenopati a

,que se ocupe

,

n º ya en curar al loco de la inteli gen c i a,s inº al pati co de lºs

afectos en su infan c i a . El ºpiº,las preparac i ºn es de bromuros

y º tras drºgas , l os cuentos y espectáculos aprºp i adºs , la die

tet i ca , etc . (y aun las ºperaci ones qu i rúrgicas) , pºdrán lºgrar ,una vez hechº el diagnóstico d e una enfermedad afecti va

,co

rreg i rla y curarla .

XXIII

Y e l p r i m e r h u e v o, ¿ q u i é n l o p u s o ?

Entrandº en el año 31,en cuyo mes de Agºsto hube d e

cumpl i r los cuatrº de mi ex i sten cia,no encuentrº en sus re

cu erdos suceso s culminan tes que refer i r,de esºs que sºn cºmº

lla ves m aestras del corazón y de la intel i genc i a del n iñº .

No ºbstan te,es evi dente que el t i empº no pasó en balde .

La influenc i a d el cariño de la fam i l i a adºpti va , el recuerdº d e

la prºpi a , las frecuen tes i das a l campo , mi afición a lº s cuen

tos y demás m ed i os externºs , fuerºn ahondando la s buenas y

las m alas d i spos i ciones que ya conocen los l ectores?Sºb re dºs

pequeñeces quierº hacer punto y aparte .

Es la primera,que hac i a esta época v i ne a ser un pregun

t ón i nsºportab le . No me acercaba a persona de mi confianza

que n o Le preguntase alguna cºsa , y que , obtenida la respues

ta,no rep i tiese ºtra pregunta sobre el la , y así hasta el i nfi ni

tº,cºncluyendº el interrºgator i o cºn la paciencia d el interro

gado,que al fin ponía térm i no al asuntº con e sta frase

,sin

gular por el tonº algo am ostaz ado con que la pronunciaba

¡Caramba cºn el niñº,que es más preguntón que un

fraile !

Efectivamente,he observadº en

'

todo el cursº de mi vid a

que los n i ños son muy cur i osos y , …por tanto , preguntones . N o

Page 67: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Me miró sºrprendida , y me d i jº

—¿ Son gall i nas?

—No,perº todºs lº s an imales “ponen huevºs ; aunque a a l

gunos no les salgan del cuerpo , s i nº que se les quedan dentro .

Perº al escarabaj º le salen fuera , y lº s ponen dentrº de esa

bºlita de esti ércol , para que , cºn el calor , se an imen y salgan

l ºs escarab aji t os chico'

s .

¿ Salen de huevº s los b i chºs?

—Sí , todºs , y aun los que nº son bichos : hasta tú y papá

Qu i cº .

Y saltando pºr una serie de preguntas que ella se tuvo quehacer y cºntestar a sí mism a

,en s i len c i º

,sin conti nuar el pro

ceso i nmediato de su cur i osidad , m e preguntó de prontº :

— Y el pr i mer huevo , ¿ qu i én lo pusº?

Aprovechemos esta prec i osa cual i dad de los n i nos , para

instru i rlos y educarlos . Ellºs van rápidamente a lº últimº,al

p or qué . Y ,sin apagar ese deseo de saber

"

esencial,convendrá

declararles que en el por qué de las cosas somos t an ignºrantes

cºmo ellºs,perº que en el cómo y relac i ón de l as cosas entre si

sabemºs bastante más ; y que esº se averigua y aprende,no sólº

preguntando,sino ºbservando

,m i rando las cosas cºn reflex i ón

y cuidado . Sería un ejerci cio u t i l i s im o y cap i t al , , cuandº un n i ñº

nº s haga un a pregunta fácil de contestar,que nº l º h i c i éra

mos i nmed i atamente , s i nº que pus i éramos al n i ño en el cami

no de hacer , con nuestra ayuda , pºr s i m i smo , la aver i guac i ón .

P ºr ejemplo , en el casº de l a pregunta d e la rata , haber con

testado

— Pues m i ra,no lo sé ;

pero mañana encargaremos que nos

trai gan un animal cºn rabº , un cºnejº que cºmpren en la pla

z a ,y así veremos por qué la ratay el cºnej º y otros an imales

tienen rabº .

Estoy seguro de que el n i no ansiará la venida del nuevo día ,y que as i s t i rá gustºsº y será un actor útil de una d i secci ón en

que,insensiblemente

,y s in trabaj o

,aprenderá lo que es piel ,

Page 68: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

músculo , huesº , t endón ,vérteb ra y la cºnst ituc i on del rabo y

de la columna vertebral .

_Tampoco dudo de que , a pocas investi gaciones en unº u

º tro senti do , adqui r i rá la pau ta inicial para la invest i gación

i ndepend i ente,discurrirá pºr s i m i smo

,y nº se verá reducidº

al papel d e repet i dor o de mºna i ntelectual,que es adºnde

lleva y ll ega la m alhadada educac i ón que pre tendieron darm e .

Lasegunda pequeñez se refiere a la hºnda afic i ón que sen

t i a c i ertos an imales,y que

,por ser también cºndición general

d e todºs los n i ñºs,es important e examinar .

Reflex i ºnandº sºbre las gratas y atracti vas i mpres i ºnes

que me prºducían los an i males cº lum b ro en ellas un a raíz

muy honda ; y puesto que el fenomenº es cºmun a todos lºs u i

ños,convi en e ver en qué puede cºns i stir y si es suscepti ble de

apl i cac i ón educat i va .

S i n duda,lo veº b i en ,

, l a atracc i ón depende del apeti tº de

super i or i dad y de domin i o que tº da cr i a tura trae i nnatº , al

verse cerca de pºder sat i sfacerlo .

Podrá el sér humano parecers e anatómi ca y fi si ológ i camen

te cuan t º se qu i era a lº s dem ás animales ; pero , en cuantº a

una determi nada categºría de sus afectos,hay tanta o más dis

tanci a que entre las facultades i ntelectuales del l lamadº irra

c i onal y las del raci ºnal .

Sea cºmo quiera , el hombre está sobre la t i erra para l lenar

una m i s i on que l e es exclus i va , única en mi conceptº que é s

tab lece la d i vi sºr i a i rreductib le entre é l y el restº d e la natu

raleza, así an imada comº inan imada : esa mis i ón es la de dom i

nar el espacio y el t i empo ; o , lo que es lo mismo , vencer en

lucha a la fatalidad,ser libre .

Como este es el i deal i nnatº que persigue,claro está que

aun hoy día nº ha l legado a alcanzarlo como colect i vi dad ;pero , s i b i en se exam i na

,no queda duda de que empieza a lo

grarlo parc i a lmente , y cas1 del todo , por ciertºs y determ i nadºs i ndivi duºs

,aunque escasos .

El más escéptico no podrá desconocer ni negar que el hom

Page 69: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

bre c i vilizadº es menos esclavo de la naturaleza y “estamenºs

sujeto a l a rfa ta l idad del espaci o y de l t i empº que el habitante

de las selvas .

Poco a poco hemos ven i dº cºnqu i standº y dominando lº

fatal , o sea la naturaleza bruta . El que cam i na en ferrocarril

se cºlºca sºbre el t i empº y el espac i º lo que va de d i ferencia

entre el año que se emplearía para i r a pi e de Lisboa a R us i a

y lo s pºcos días en qu e ahora puede recorrerse igual distancia .

Cºlón , descubr i endº Amér i ca , dominó la t i erra ; cºn el telégrafº

eléctr i co tenemos pr i s i ºnerº el espaci o y el t i empo en una de

sus formas de mayor interés para la v i da l i bre

Tales hechºs prácticos y evidentes sºn n ada , comparados

con los triunfos sºrprendentes que sobre la Naturaleza hemos

de alcanzar,tan sºrprendentes que p asarían por qu iméricos si

hºy se anunc i aran .

V ol vi endº al punto de partida , d i gº qu e mi atracción º añ

c i on a los an imales prºcedía de la ocasión que daban para sa

t i sfacer la prºpi a i ncl i nación de posesión y de dºmin i º sºbre

aquellºs seres .

El apeti tº éste se desp i erta en el n i no y se acentúa por cºn

traste . S i éntese déb i l , i nferiºr y depend i ente de lºs humanºs

que le rºdean . V e au t or i dad en el padre,en la madre , en lº s

par i entes,en l ºs am i gºs de la casa ; por todas partes si e ve rº

deadº de personas de mayºr fuerza y de mayor inteligenc i a .

Sólº advierte cierta i nferioridad en lº s sirvientes : pºr esº lºs

niñºs prefieren hallarse en las cºcinas a estar en las salas , y el

tratº de lº s criados al de los am i gos dela casa ; pero tºdavía

nº quedan sati sfechºs cºn lºs ser vi dºres , v i endo en ellos algo

menos,perº nº materi a de poses i ón y perfecto dom i n i o . Este

deseo lo s i enten plenamente rea l i zado en su comercio con los

v i vos irraciºnales , y el n i ñº goza inconscientemente (sin ex

pl i carse e l pºr qué , perº goza) ; é l , su bºrd i nadº e i nfer i or a

los demás humanºs,se ve j efe , superiºr y dueñº de ºtras cria

turas .

Observemos cuidadosam ente al niño en el ejerc i c i º de su

Page 70: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

i mperiº ; nada pºdrá dar a conocer mejor su naturaleza . En él

veréis al hombre del pºrven i r : en él se declarará bueno , hu

mano,compasivº ; en él tamb i én ,

durº,despótico

,tirano . Ya

veré i s el niño que se pr i va de los postres , para regalar cºn

ellºs al an imal amigo ; ya le veréis , con mal igna frialdad , p im

z arle lºs ojos cºn un a aguja .

G rac i as a Diºs, yº nº recuerdº haber caído en tales exce

sos ; sm embargo,comº se verá más adelante , cuando tenga

que refer i rme a sucesºs de alguna mayºr edad,tendré que acu

sarm e también de algún pecadº de tiranía . Respectº a la a que

ahºra me refi ero , bien puedo refer i r mis impresiºnes .

Las gallinas me gustaban,pero nº las apetecía . L os polli

t ºs eran mi delei te ; m as al cogerlos y poseerlos me pareci an

pºca cºsa : así comº s i,s i end o mujer

,me deslum brase una

joya,que , examinada , resultase de p i edras de Francia sola

mente . Los palºmºs , hermosís i mos, ¡cuánto los apetecía para

m i ! Pero volaban y nº se dejaban cºger . L as echabamigas d e

pan y aun de bizcochº ; bajaban a p i carlas , y cuando , cerca ya

de ellos,yo me i ncl i naba para pasarles la mano y hacerles una

caricia, ¡ingratos! vºlaban , m i rándºme desde el tejadº .

El caballº, ¡ºh ,

el caballo !,hubi era cºnsti tuído m i fortuna .

Perº hab ía en él mucho de brutal para m i s tiernas fuerzas . L a »

c i gñeña me hab i a hechº más cautº y receloso ; así , me acerca

b a al caballo guardando respetuosa d i stanc i a . Procuraba se

du c i rlo hab lando le de lejos y enseñándole u n pedazo de pan .

Aquí las cºsas no pasaban a mayºres,excepción hecha de

cuando llegaba el mozº d e cuadra a echar el pienso ; mºmen tº

en que aprºvechaba la coyuntura para acercarme más , y an

dandº d i as , hasta para darle alguna pa lmadi ta* en el arranque

de l º s brazos .

E n fi n, ya que nº con el caballo , m e atreví cºn el borr i co

p i º , m ansº y burrº de b i en comº el mejor del mundº . Am a

há más a l borri qu i tº chicº ; perº , inestable y travieso , se m e

huía y acercaba ; y con sus m ori squetas y respingos , cºnocía yo

que , sin mala intención , podri a last i marme .

Page 71: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

L a d i fi cultad m i sma del pl enº dº minio aumentaba m i s em

peñ os . De“ el lo saco que debe,

ser malís imo para la educac ión

sat i sfacer el d eseº en lºs infantes i nmed i atamente , tanto por

que p i erden su resºrte , cuantº pºrque pred i spone al hastío y

m ás tard e a la i nfel i c i dad mayºr que hay en el mundo : la ln

felic i dad de lº s felices .

Cº n estos antecedentes se pºdrá calcula r cuánto placer re

c i b i ría un a tard e , a l traerme un criado del campo una a vefría

que cogi ó vi va , y a la que recortó las alas para que no se esca

pase . Más pequeña, parecíase a una palºma . Tenia plumas

blancas,otras tornasoladas entre azules y negras

,br i llantes . “

La cogí entre las dº s manos ; la besaba y metía su pi co en tre

m i s lab i os . Qu i se darle de comer,no qu i sº ; agua , tampo cº .

Estaba tr i ste,tantº cºmo yº alegre ; me daba pena Quise dar

le a entender que n º tem i ese,que yº era su am i gº

,que la que

ri a y la tra taría muy b i en,perº nada ; s i n duda , el an i m al i tº ,

separado de lº s suyºs , sentía la pena que yo cuandº las c i r

cunstan c i as me separarºn de m i s padres .

aM añana estará a legre »,pensé

,y seguí con m i a vefría , si n

dejarla u n mºmento .

Llegó la noche,y qu i s i erºn encerrarla dentrº de un canas

t º . N º l o consentí : era m ía,y defendí m i derecho

,d e ta l mºdº ,

que la fam i l i a trans i g i ó .

D esnudáronm e,me acostaron

,recé el B end i to y otra ora

c i ón al Angel de la G uarda,que me habían en señado . Aquella

nºche nº ped í lº s cuentos . Me acºsté con el pájarº , le d i besºs ,10 a curruqu é conm igº , ten i endº la precauci ón de dejarle la

cabeci ta fuera del embozo,y m e dºrmí t an fel i z como la m a

dre que da el pr imer pechº a su reci énn aci do .

Al despertar por la m añana,los ºj os y el pensam i entº se

abri erºn para mi a ve ; y ¡ah ,horrºr ! estaba muerta , debaj º de

m i propio cuerpº,con la cabeza aplastada ; y una m ancha de

sangre seca en la sábana y en m i cam i sa , denunc i ándome cºmº .

a sesino .

Page 72: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

XXIV

N o q u i e r o am i g a s .

A este n i no es necesariº enseñarl e ya la doctrina— d ij o

un día D . Ramón .

— Es muy ch i qu i t ín— contestó la Abuel i ta ; además , sabe

pers i gnarse y el B enditº , y ºtras cosas que yo le enseñº al

acostarlo— No basta

,mujer ; no digo a nosºtrºs , a l os padrinos que

no vi ven con l º s n i ñºs les ordena l a Iglesia que , a falta de l ºs

padres,enseñen la doctr i na a sus ah ij ados .

L a razón n º tenía vuelta de hoja , y dieron cºn mi cu erpo

en otra am i ga .

Era peor y era mejor : peºr , porque no había co rral ni aire

libre ; mejor , porque s i qu i era a los ch i qu i t i nes se nos ºcupab a

en algo . E so si , sen tadi tos h oras m ºrtales .

En coro se nos hacía persignar : la º

m aestra , atenta a la cc

l ocac i ón de lº s dedºs, pº rreg ía las imperfeccmn es . T ambién a

cºrº rezábamos el B end i tº y la Salve y el Padrenuestro , l l e

vando la voz la m i sma maestra .

En la pared pendían algunos cartones con dºs o tres abe

cedari os, pres i d i dos por una cru z que daba cºmienzº a ellos .

A la cruz se le ll amaba Jesús M a ri a .

Con la caña,i ndispensable cetro de l as maestras d e su es

pec i e , señalaba a la cruz,y lº s n i ños en cºro pronunc i ab an

Jesús M ar i a . Actº seguidº señalaba la a,y los ch i cuelosde

b íam º s repetir aaa, y así suces i vamente . E l JesusM ar i a lº “

aprendí , pero nº las letras ; porque , no atend i endo a la caña ,sólo cuidaba de repetir cºn los demás párvulos el son idº que

prºnunciaba la m aestra

Concluído s tan sanos ejerc i c i º s , se daba reposo a las labores ;pero , eso si , cuidando de que los niñºs no hiciesen ruidº ni se

Page 73: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

movieran . Luego , vuelta a empezar cºn el persignado y el

B endito,con la caña y el Jesús M ari a .

Alguna que ºtra vez,consentía la d i sciplina alguna i ndul

genc i a m ayor : como , por ej emplº , dejarnos echar la“madej i

t a ; cosa que aprendí desde ! l a a cun i ta » a d os c ºrdeles »,mien

tras que en el abecedariº no pasé del signº de la cruz .

A pesar de m i humildad,ten i a avers i ón a ir a la am i ga ; y ,

aunque no protestaba y me dejaba conduc i r,la A buel i ta cono

c i ó el sacrifi c i o y decid i ó suspender m i educac i ón . Protestó el

esposo ; vºl vió a apelar a l a autor i dad de la Santa Iglesia ;pero , como la Abuel i ta era de carácter más enérgico

,d ij º que .

no, y quedó libre y ºtra vez feliz .

XX V

L a v e n d i m i a

N o sólo i ba al campº cuando s olía ir l a familia , sinº tam

bién todos los sábados en que el capataz pagaba l ºs jºrnales ,llevándome é l mºntad º en el borrico p i o y delante yo , suj etºentre sus brazºs . N º hay que dec i r que Orihuela (ta l era su

nombre) , antiguº y honradº s i rvi ente , me cobró muchº cari

ño , y que yo le correspondía .

P ºr la vend imia , la tempºra da era más larga . Todos per

m anecíam os en el campo,exceptº D . Ramón y E l Caba l lero

el uno quedaba atend i endº a la casa y el o tro a su bufete , si

bien e l último i ba los sábadºs por la tarde para regresar el

dºmingo por la nºche .

L a casa de la v i ña no pºdía ser más pequeña . En un a sºla

estanc i a hal láb anse el lagar y la bodega de los mostos , y las

t i netas y. lo s demás utensiliºs de labºr ; s i n embargº , en lºs pe

queñ º s clarºs y en un a pequeña cuad ra , aseada y habi l i tada

para el efecto,dormíamos perfectam ente . ¡Qué fel i z se puede .

ser cºn pºcº !

N o sé,pero hay ºperaciones tristes y ºperaci ones esencial

Page 75: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

u n n i ñ o d e l i c a d º !»

Me daba muy b i en cuenta de mi situación . Oi a dec i re ¡P epe es m uy loco !» Ese P epe era mi pad re . Por otra parte

,

esº era lo mejor ymás cariñºsº que se podía entonces decir deun exaltadº ; º ,

lo que es lº m i smº,de un li beral d ispuesto

s i empre a sa cr i fi car su repºsº,su fºrtuna

,su vi da y su fam i li a

por el tr i unfo de la susp i rada L i bertad,y s i n cuyos hero i cºs

esfuerzos estariamºs todavi a en aquella ºdi ºsa s i tuac i ón de los

Fe l i pes y Fernandos .

Que no debía abusar,que n eces i taba hacerme gratº , l º te

nía muy sabidº y procuraba atemperar a ello m i conducta .

Lo primero era la A buela, ya pºrque sentía su amºr comº

más vehemente, ya pºrque cºnoci que era el verdaderº jefe de

la casa . M i afecto seguía después para Joaqu ín : era el menos

en la fam i li a,pero

,después d e su madre , es el qu e me demos

traba más ternura . V en ían luego E l Caba llero,el Sr . D . R a

m ón,y su h ija

,la última .

Al levantarme , rec i b i r las caric i as de la A buel i ta y corres

pºnderla s , i ba d e habitac i ón en hab i tación de cada unº , dan

dº les lº s buenºs días y haciéndºles una vi s i ta : pr imero a ver

al Ca ba l lerº; en segu i da , a la hermana y a Jºaquín ; por últ imº ,a D . Ramón

,cuando vºlvía d e m i sa , pºr l evantarse con el

a lba,º i r la s c i ncº º se i s pr imeras d i ari am ente en los fra i les

de Santº Dom i ngº,y nº vºlver a casa hasta las diez de la

mañana .

Un d ía,al entrar en el cuartº de Joaqu i n , éste deb i ó de es

tar de m a l humor (aunque bueno y cari ñosís imo conm i go , era

des 1gu a l) ; el caso fue que , en vez de rec i b i rm e con agradº , me

d i jo : c ¿ A qué vienes aquí? ¡V ete !» Añadiendo a la palabra la

acción de empujarme .

L o de los pavos nº fue nada , para el i mputa que aquello

Page 76: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

me produjo . Sal ime al corredor , y en el ángulo de sus paredes

ceñí mi cuerpº cºmo S i qu i s i era que la tierra me tragase . N o

llºré ; aunque dolor , arrebato , enojo , sentimientº , pena , y todºun i dº ; parecía conjurarse y recºrrer desde los dedos al cºrazón

y desde la cabeza a las entrañas .

Pensé y dec i dí i rme de all í,hu i r de la casa

,,

marcharme en

busca de m i s padres . Pero , n o sabía dónde estaba Mºrón , ni

pºr dónde se iba ; en la lucha , no pud i endo vencer , quedé ab a

tido baj º el pesº de mi dºlºr , no resignadº cºmº al tragar el

alfi ler ; y es que hay penas que siente la criatura más V i vas yprofundas que el present i r la muerte .

Pasada una h ora larga,salí d e mi rincón ; aunque procura

b a repri ni irm e y reca tarm e,Concha salió al paso

,y al verme

así,me preguntó : c ¿ Q ué t i enes? » Sin poderme contener , salió

'

un pucherº,y d ij e : a ¡Q ue Jºaquín me ha echado !» A lº que

contestó : a /¡V aya un n i ño del i cado !» Con lo cual vºlví a caer

en l º profundo .

No sé cuánto duraría el es tadº agudº , po rque de estas cº

sas,como de otras muchas

, se sab e dónde empiezan , perº nº

dónde acaban . Lº que puedo dec i r es que la impa tta me

quedó crónica hasta hace pocº , en que ya a la vej ez , conven

c i dº de que nada valgº y que es neciº el amºr prºpiº , he lo

grado poner a raya el dºlo r de sus heridas ; y aun a veces me

complacen , porque la exper i enc i a me ha enseñadº que las a la

banzas de la amistad,o s i rven pocº o perjud i can

,mientras que

las ofensas , s i sºn i njustas , n º deben mel lar el ánimº de ¿ los

fuertes , y s i justas,han de aceptarse cºn res i gnación comº su

prema enseñanza para corregi rnos »

.

No obstante la impa t i b i l i dad a que quedé sujetº,seguí

amando a Joaquín,si n conservarle rencor , ni d i sm i nuir en

nada m i afecto hac i a él . Perº,esº si , m e quedó cierto rescol

do perseverante , que me llevó al prºpósi to de ser algún día

superiºr a él .

Page 77: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

L a d u e ñ a d e m i s d e l i o i a s .

Tampocº guardé ningún resent im i ento cºn la t i a M ari qu i ta ;

antes por el contrariº, volvió a aparecer mi atracción hacia su

casa,donde tanto me d i vertían y obsequ i aban . Así , pues , n o

puse inconven i ente,pasado algún tiempo

,en dejarme llevar

pºr ti o P er i qu i to .

Acababa de cumpl i r lº s cuatrº años,cr1ab am e robusto ; por

una parte,el campo y las cabalgatas en el p i o ; por ºtra , mi

prºpi a n aturaleza,fuerte desde su ºrigen

,y la i nfluenci a d e

las c i rcunstanc i as,todo contr i buía a determi nar alguna preco

ci dad fi sica,afecti va e intelectual ; así es que cualquiera me

hub i era tºm ado como un n i ño de cincº añºs,o qu i zá m ás .

Hallándome ya en casa del t i o P er i qu i to, l legarºn a m i s

º ídºs po r primera vez las marciales v i braciones de una banda

m il i tar . Oírla y pedir que me sacaran a la calle fue l o m i smº , y

a cceder la fam i l i a cosa inmediata . Me tºmó de la manº el cria

dº ; y , calle ad elante , desembocamos en la ca ll e Larga , por

dºnde pasaba el reg im i entº,que s i n duda

'

,ven ía

x

de fuera,a

juzgar por lº suc i o y empº l vado de los uniformes .

En Medina,a pºco de llegar , había vistº s oldados sueltºs

y alguna guard i a ; perº no un regim i ento con su mús i ca y su

cºronel a la cab eza,l ºs batallones cºm partidos por sus clases ,

l as compañías de a cuatro en fondo,1ós ofi c i ales a un

'

ladº ;

detrás los carrºs llenºs de cºsas varías , revueltas cºn algunos

soldados y ch i qu i l lºs que asomaban la cara entre sacºs y cajº

nes . Después infinidad de borricos,unos cºn ofi c i ales v i ej ºs y

comodones , ºtros con señoras raramen te vesti das : grandes

ahuecadores en los hombros y el arranque de lºs brazºs y más

grandes sºmbrerºs,entre cuyas alas , a modº de guardapolvo

de calesa, quedaban ocu ltas e invisibles cabeza y cara ; otrºs

Page 78: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 79_

burrºs tamb i en , m ás traseros , cargadºs de ex cusab arajas ybaúles ; fi jando m i atención principalmente unº de ellos , en

que,enc ima de un gran baúl , y atada a una de sus asas por

una caden a , venía sentada y caminando mil i tarmente una se

ñora mona .

¡U na mºna! ¡La dueña de m i s delicias , y a q u i en volvían a

ver m i s ºjºs otra vez,desde l º s títeres !

Pasó el regimientº enterº , pasó la imped imenta larga,y

tºdº fue perd i éndose sucesi vamente en el lejanº pºlvº de l a

an cha vi a denºm i nada la P olvera ,y que entonces

,nº empe

drada,éra lº en realidad .

V olví a ca sa sa t i sfechº del marcial espectáculº ; aunque , a

decir verdad , pº r aquel tiempo no era muy bel la la m arc i al i

dad de nuestras trºpas . Deformes lºs uniformes,con unºs cue

llºs qu e disputaban el s i t i oº

a los cogotes ; unos faldones que

chapa le teab an las pan torrillas ; V i vos amarill ºs que , sobre unv erde indist i nto y oscurecid o por la suciedad , daban al rºpaj eciertº v i so a l os depend i entes de nuestras actuales funerarias ;y unºs m orri ones

,que n i negrºs bac i nes puestos al revés .

Pasado largo rato pensaba tºdavía en el regimientº , en las

señoras de los ahu ecadores y sombreros ; pero , sobre tºdo y

muy princ i palmente,en la mºn a del baúl .

A este punto , sºnarºn fuertes aldabonazos en el portal

cºsa extraña y desusada,pºrque ten i a campanilla y todº el

mundo llamaba con ella .

—¿ Qu i én es?— preguntó ásperamente el criadº .

Cºnvº z más áspera,más alta y con tºno imperante

,con

testó otra voz— Alojados .

El criadº abr i º humilde ; y , boleta en manº , cruzó el dintel

un asistente .

Pasó a los señores la boleta,de la cual resultaba que

'

ha

b i an de dar alojamiento pºr tres d ías al capitán don Fulanº ,con su familia y asistentes .

A catada la o rden , salió el asistente y cºmenzaron a rebu

Page 79: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

l l i r en la calle las p i sadas de una recua de burrºs, que daba n

la vuelta comº para penetrar por la puerta de labor , paso de

la s caball erías .

Naturalmente , mi cur i osidad de niñº me llevó hacia el co

rral , donde dicha puerta abría . Y,en efectº

,a poco entró el

cap i tán caballerº en un jumento,detrás la cap i tana en jamu

gas sobre ºtro,detrás una cri ada gorda y muj er del sargentº

de la compañía ; a p i e el sargento cºn dos ch i qu i llos de la mano ,luegº un as i stente cºn un n i ñº d e teta en brazºs

,y, pºr últi

m º,el ºtrº asistente de la bºleta ti randº d e dº s burros a la

vez . Pero, ¡oh sºrpresa !, unº de ello s cºn la prºpi a mona , se

ñora de m i s deseos .

¿ Qu i én me despedazaba a m i de tan agradable compañía?

B ajó el cap i tán , que para capitán era harto v i ej o , y cºmenzó

a andar pa t i zambo por las agujetas . B ajaron a la señºra , que

se mostró más d i ligente , y luego a la cri ada . Los v i penetrar en

la casa,impaciente pr imerº

,después c ºn impac i enc i a y júb i lº .

Los as i stentes desmontaron l º s baúles,soltaron los burros ;

y al que le tºcó la mona,m i ró alrededor como para buscar

dónde atarla . Después de esta i nspecc i ón , di ri g i óse cºn ella a

la escalera que del corral ascen día a un corredºr descub i erto

y cercadº pºr un baranda! de h i erro , a uno de cuyos barrotes

ató la cadena de l a mºna . Con clu i da la faena,bajó al corral y

s i guió cºn el cºmpañerº transportando baúles al i nter i or d e

la casa .

Apenas me veº solo , subo por la escalera con l ºs pies y las

manºs para llegar más pronto,me parº a cierta d i stancia y

c ontemplo embebecido al an imal . N º me hace caso,n i s i qu i era

me mira . Está sujeto por un c i nturón de cuero que le c i ñe pºr

bajo de la barriga . Se mira hac i a el ºmbl igo y se rasca allí,

cuchare teándose con la mano para arriba . Doy un pasº ; l evanta

lºs blancos párpados , m e mira ind i ferente,l º s vuel ve a bajar

y se rasca en un cuadri l . D ºy medio ; me vuelve a mirar y cas

t añetea los d i entes . Ya estºy casi en lo s lími tes de la juri sdi cción de la cadena

,nº me atrevº a avanzar , pero inclinº e l

Page 80: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 81

cuerpo,alargo la mano , y le digo : M ona

,mon i na ; se endereza

so bre las posaderas , hace visaj es con la cara y vuel ve a casta

ñetear lºs d i entes con m ás fuerza . Nada,nº me atrevº a lle

garm e, parécem e que va a mºrder .

Así suspenso,entre idas y venidas del miedº y del deseº

,

se me ocurrió un exped i ente eclécticº : nº tºcar a la mona , perº

sí desatar del barrote la cadena y tenerla en m i manº ; cºn l º

cual tºmaría poses i ón del an imal , d e cierto modo i ndi rectº .

Pensado y hecho . Pero no tan prºnto cºmo el animal , dando

un tirón,me h i zº resbalar en el v erdín del descubierto corre

dor,caer y arrastrarme a la escalera (porque yº no sºltaba la

cadena,n i pºr los catalanes) . Mas , ¿ qué le importaba al av i eso

animalito? Mi arrastrado cuerpº se h i zo más ligerº en el planº

incl i nadº de la escalera ; sufrí la ráp i da seri e de golpes corres

pºndientes a cada escalón , a mºdo de tecladº , en la cabeza , la

cadera y las costi llas . Así , la'

i ngra ta cºrriendº a cuatro pies

y yo rodandº,en un abrir y cerrar de oj os l legamos a l corral .

Aunque maltrechº y atolondrado por los gºlpes , yo no cedía ;y,más firme en el suelo empedrado , pugnaba pºr suj etarla y

le vantarme . Entºnces , enfurec i da , se abalanza a m i , ya mediº

i ncºrpºradº ; me agarra de los rizo s y me t i ra un bocado , al

que hur té la cara , descargando en la cabeza . Conocí m i l ufe

r i ºri dad : yo no tenía d i entes que pºder ºpºner a los de la

mona . Cedí entºnces , y solté l a cadena ; ga teó la m ona n o sé

pºr dónde y perdi óse pºr lºs tejadºs .

E l mordisco nº hizº más que arrancarme unº o dos bucles“

de los rubios y r i zados que a la sazón tenía ; gracias a ellos no

pudo her i rm e el cráneo . Pero todo eso no era nada ; m i gran

de apuro consistía en que se llegara a saber e l au tºr de la fuga

de la mºna .

Entré en la casa : conoc ía bien sus rincºnes . Era grand e,

mucha de ella deshabitada ; en una sala baja , l lena de trastos

d e labor , allí me ºcultó mientras me l imp i aba como pude el

verd ín de las rºpas , me arreglab a la cabellera con l ºs d edos y“

s ºsegaba el semblante alteradº pºr el susto y la lucha .

Page 81: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_82 _

No tardó mucho tiempo en volver al cºrral el asistente,

qu i en comenzó a echar tacºs y venablos por la desaparición de

l a mona . A las vo ces acudieron el sargentº y el o tro asisten

te : a coro empezarºn a lanzar excl amaciones,cundi ó la alar

m a,sal i eron el cap i tán y la capitana

,que

,hechos dºs furias

,

a cuál más increpaban y amenazaban al asistente . S in frutº,

antes b i en los exc i taba más , juraba y perjuraba que la habíadej adº b i en atada . Por últ imo

,en med i o de l a tempestad

,se

le o curr i ó a l sargentº s i se habría id º por las azºteas ; sub i e

ron y , en efecto , v i erºn a la mºna saltando pºr l os tejadºs ,haciendº monerías . E cháronse tºdos a correr por l ºs caballe

t es,y a la pºstre l ºgrarºn hacerla pr i s iºnera .

En cuanto a m i,l legó la hora d e cºmer ; y aqui era ella .

No podían menºs de … notar lº sucio de mis vestidos , cºmo t am

b i én algún cardenal en la cara y en la frente . Aunque entrérecatándºm e

,tuv i erºn que advert i rlo

,y me dij eron :

—¿ Qué es eso , n i ño ; te has caído?

V i el c i elo ab i ertº .

— Sí,he resbalado

,he caído , perº no me he hecho nada .

Al egre por haber sal i do del paso con una med i º ment i ra,y

tranqu i l o pºrque la m ºna se hallaba a buen recaudo , m i ale

gria y el buen apeti tº desenvuelto por lºs esfuerzo s de la lu

cha,dejaron ºculta la segunda lección que recibí d e parte de

una mºna .

No fue, pºr cierto , t an sabia cºmo la primera . Aquélla des

pe rtó , por lº grotescº , mi sentidº estéticº . Perº és ta n º fue

menos eñcaz para la v i da : desarrolló en m i el sentido de la

previ s i ón ; facultad , pºr c i ertº , pocº frecuente en quienes na

cem º s en Andalucía .

Punto es éste de interés para los efectos de la educac i on , y

cºnviene exam inarlo .

Page 83: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Con el picotazo de la c igu eña se agregó otrº factor,que

,

en m i apetec i da sºciedad zoo lógica , me hi zº andar cºn tiento

para acercarme al caballo . S i n embargº,la facultad permane

c i a en mantillas hasta que la ingrata mºna , cuandº menos lº

esperaba , con el arrastre , gºlpes y bºcado , desenvolvi ó en mi

i ntel i gencia su m ás útil facultad .

En qué cºns i sta xel pºder o nº poder sentir el t i empo futu

rº ,lº conceptúo unº de esºs m i steriºs a pr imera vista oscuri—

i

s imos y que realmente sºn claros cºmo la m i sma luz .

He aquí la clave del en i gma : la causa de n º prever está en

el sºl .

La mucha luz deslumbra l ºs ojos ; la mucha luz , de i gua l

manera , deslum bra la i ntel i genc i a . Después d e todo,s i b i en se

exam i na,por vibración ºbra la luz

, pºr v i bra c i ón la vista ,

pº r vi brac i ón la i ntel igenc i a .

L a luz fuerte , con su fuerte vibrar , dificulta e imp i de per

cib i r las vibrac i ones más tenues y suti les que en d i recc i ón cen

trípetá vienen al puntº de presente desde el pasado y el por

veni r . Sucede exactamente lº mismº que cuando entramos de

la calle en nuestras casas de Andalucia,donde a pesar de sus

ab i ertos corredores y _sus patiºs , apenas vemºs y andamos a

tientas en las habitaciones,que en rea l i dad t i enen luz sufi

ciente .

A si he podido observar muy despaciº multitud de ind i vi

duos de mi tierra , que resultan del i ciºsos ti pºs . La gen erali

dad,por nº decir la universalidad

,se refi eren a este que

apuntº .

E l C . de C .,persºna intel i gente

,culta y simpática al ex

tremo,l o era i ntelectualmente d e un m ºdo prod i gi osº . ¿ Se ha

blab a de amor? Pues había que oírle cºn la bºca ab i erta há

b lar de l amºr casto a la esPosa; y los apuros , m i serias , di sgus

t ºs , deshonras , del i tºs y larga cadena de , desgrac i as que vi e

nen en pos del amor impur'

o .

¿Hablaba del juegº? Pues no pºdría encontrarse mora l i sta

que mejor escr i biera cºntra esa pasión . Y así de todo,

¡en to…

Page 84: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 85

dos los terrenos . Más que un sabio intuitivo , parecía un prº fe

ta . Todo el mundº declaraba que , hablandº , era el prºtºt i po

del hºmbre previ sor y raci onal .

Pues bien,persona más i mprevi sora y calavera nº la ha

habid º en Sevi lla , desde el t i empº del Don Juan que di ó ori

gen a l eyendas y dramas .

Como lo tra tara ínt i m am en te,estud i e al sujetº y puedº

dec i r que n º era hi pócrita n i faltº de s i nceri dad ; hablaba se

ri am en te , cºn el cºrazón en la mano .

Pero ¿ cómº demon i ºs , pensando usted así , hace tºdº lº

contrario y resulta tan perd i do?— Pues no lo sé— me contestaba —

¡L a desgrac i a , hºmbre ,la desgrac i a!

—¿ Qué desgrac i a n i qué cuatrº cuartos? — Usted , de las

primeras fami li as ; usted , que ha pulver i zado tres caudales ; us

ted,que

,aun en su estado de ru i na

,t i ene hºy diez veces más

que yo , aunque mañana nº*

tendrá qué com er, ¿ cómº se llama

desgrac i ado?

El no sabía por qué ; tampo co yo , hasta más tarde , que , es

tudi andº el asunto por m i y sobre lº s m i smos ej emplares , pre

sumº haberlo aver i guado . In ducen,prevén a m i l leguas todº

cuanto se qu i era ; perº vi bra en ellºs una emºci ón , un senti

m i entº,un apeti tº de presente

,y cºn t a l fuerza

,que nº dejan

sent i r entonces absolutamente nada el porven i r , cºmº s i fuese

un m i to que el sol hub i era de sal i r al ºtro día . Al que gasta en

una fruslería la ún i ca moneda que posee,suele º currírsele que

podrán quedarse s i n comer al día s i gu i ente él y su fam i l i a ;perº acto conti nuo se contesta a si m i smº : a ¡B ah , D i os dará !»

¡Es el sol , y solamente e l sol ! Q ue así comº hace pintºrescolor i stas

, hace también almaceneros de imprevi s i ón .

Mírese pºr o tro lado . Los pueblos calientes sºn todos im

previ s ores , así cultºs cºmº i ncultºs , a si sabios cºmo salvajes .E l sol aviva la producción . Cuando el indiº se contenta cºn

plátan ºs y aguardiente , con tenderse a la sombra en una ha

maca , ¿ qué previsión ha de sentir , si para el plátano no t i ene

Page 85: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 86

ºtra cosa que hacer s i no alargar la mano , para el aguardiente

un agujero en el cogºllo d e una p i ta,y para la hamaca tomar

las hojas de palma desñlachádas por la vejez y echar unº s nu

dos? ¿ Qué previ s i ón ha de nacer en Andalucía , donde se man

t i ene mucha gente comiendº h i gºs chum b ºs al pasar pºr lº s

vallados , dºnde el campo da mej ºr cama qu e la casa la m i taddel añº y dºnde el sºl suple a la leña comº el ºrº al cºbre , s i

hace frío? ¿ Q ué sevi llan o guarda nada para e l i nvi ernº? Pero

l l evadlo a l a montaña , dºnde la n i eve cubre lºs campos y ta

p i a las puertas de las m º radas : y o morirá de h ambre y fríº ,con cluyendo con él y su raza imprevisora , 0 tendrá qu e adap

tarse a l med i o y hacerse previs or , pues allí no ha d e venir el

padre Febo,cal i ente y lum inoso , a supl i r al haragán .

Pereza,lax i tud , alegría , vi vi r vi vº , no pensar , y s i se pi en

sa,curarse poco º nada del d i a de mañana

,sentirlº tºdº pron

to y verlº con an im adís im os cºlºres , son térm i nºs c orrelati vos

y depend i entes de una m i sma causa : ¡el exceso de sol !

Ahora , pedagogºs , s i en la cr i atura cuya educación os es

tuvi ese confiada adv i rt i éra i s que c arecía de la facultad de pre

ver º sent i r el pºrven i r , resu l taría acertadº m andarla a edu

car a los cl imas del Norte .

XXIX

P i n d o e l B r a v o .

Comº todº no puede dec i rse al m i smº t i empo , tengo n ece

sidad d e volver algo atrás para dar a conºcer a ºtrº personaj e

de la mayor influen cia en m i extraña educación .

L a moda,esa man i festación de las determinaciones del ca

pri chº , pºn i a punto a la afi c i ón por l ºs perri l los dogos , que ya

quedaban relegadºs a las faldas d e alguna v i ej a am a de cura .

A rey muerto,rey puesto ; a moda imperante , otra que la de

Page 86: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

rogue . Tocó entonces a lºs dogos el ser derrºtados por lº s te

rri ers, perros tamb i én pequeños , negro s comº la mora , de pa

titas canela y una manch i ta sobre cada ojo .

El cºnde de V illacreces i ntrºdujº en Jerez esta raza intel i

gen tís im a,hac i endo gala de sus numerºsos ej emplares , ense

ñándo les a entender d i versas órdenes en francés , en inglés , en

español y ºtros i diomas , n º sólo pronunc i adas con imperio ,

sinº en d i sti ntos tºnºs y hasta en secreto,a l ºído de los an i

males . Solía vender lo s perros conforme a su menor magn i tud ,juntamente con su mayor intel igenc i a y belleza ; perº , com º

extraord inaria prueba d e amistad , regaló unº deste tadº a l

Caba l lero.

Yº,que nº hab i a podido satisfacer en la soci edad z oº lóg i

ca m i s i nstintºs de poses i ón y de dºm i n i o,desvanec i dos dra

mát i cam en te en el avefría ; yo , que no era dueño de l caballº , y

sólº encºntraba sumisión en el borrico p i o ,vi de repen te lle

nos mis deseºs cuando me trajerºn el'

perri llº . Jugábamos ambos comº dos cri aturas

,de l a mañana a la noche en el zaguán

de la casa,al sº l

,mientras lº tºmaba D ; Ramºn , sentadº en

su s i llón leyendo la G aceta ; y n i é l ni yº nº s cansábam º s ja

más . Me ºbedecía a la mirada . Fue ráp i damente crec i endº ,i

y

resultó más fuerte y de más talla que sus hermanos . P ero,

s

en

camb i o, ¡qué amºr a todos lºs de la casa y a m i en particular !"

¡Qué mºdo de leerme el pensam iento y qué valor! Cumplidos

ocho meses , no había perrº chico ni grande en la vec i ndad

que le bajara la cabeza ; y de los gatºs no hay qué dec i r : gatovisto , gatº muertº . Pero se tºmaba a un gatº en brazos , y eu

señándose lo,se l e decía : ' aM i ra

,P i ndo (que ese era el nombre

de mi personaj e) , a este gatº nº se le toca ; » y ya se l e podía

sºltar en lo s hocicos , seguro que nº había de osar hacerledaño .

Fuera muy largº el relatar todas las muestras de fidelidad

y de talento que d i ó P i ndo durante los largos años de su v i da :B aste deci r que el perrº P aco y ºtrºs canes célebres no se desdeñarían de la histºria de éste

,si a hacer su historia fuese .

Page 87: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Mucho le quería , pero más él a m i . Mi vºluntad , la suya .

s N o hagas t a l cºsa » ; y así rºyera un hueso , lo dejaba . C i ertº

d ía,nº sé por qué , m e refunfuñó . Estábamos en el corral , y

al verlo i n subord i nado (¡yo el señor , yo el amo ;'

él mi escla

m ºnté en i ra,tºm é de la cuadra una vara y d i al an imal

una pa li za con toda la cólera de un déspota i nfant i l . Y P i ndº

el B ravo,el val i ente sºbre todos los val i entes , el que hub i era

despedazado a l a mona que me arrastró cºmo un andrajo,s i se

hallara presente,thm bóse de y prºcuraba lamer la

m an o que con tanta sevi c i a le tratara . Al ver estº suspendi

la fur i a,y me dierºn ganas d e, l lorar y vºl ver la vara con tra

m i m i smo . N º troqué en car i c i as el injusto cast i go,porque la

autºr i dad n º puede equi vºcarse y n º es cosa de que p i erda su

prest igio ; pero quedé pen sat i vo , se hizo m ás prºfundº m i ca

r i ño a P i ndo , y lº con s i deré desd e entonces , n ºº

com o un escla

vº , s i no cºmº m i mejor am i go .

¡Cuántas vulgares reflexiºnes se agolpan ahºra a mi mente ,evocadas pºr este suc eso ! N º qu i erº darlas a l a pluma ; perº

debº cons i gnar dos d e ellas, pºr ser ambas trascendentales e

influyentes en mi educación .

La pr imera : que desde el puntº y hºra en que el hombre

l lega a estimarse como superiºr a cualqu i era cosa , sea anima

da o i nerte , se cºnstituye en t i ran º . Así,la dºctr ina que daba

pºr dogma la superior i dad Real º la del Feudo , como la del

Señorío laico º ecles i ás t i co,tenía que produc i r comº frutº i n

elud i ble la tiranía . L a s imple Autºr i dad de nuestros tiempºs ,l º m i smº la civi l que la judicial , y m ás la m i l i tar y la rel i g i o

sa , ya que no puede ser t i ránica , muestra una dec i d i da i nol i

n ac i ón hac i a el abu so . ¿ Qué es esto? Un fenómeno semejante

a l que º curre con la del i cadeza y con el s impa t i sm º ».

L a segu nda i i º es refl exiva,en puridad

,s i nº la resºnanci a

m ás trascendental d el sucesº referidº . Después del casti go ln

justo , por exces i vº y sañudo , de mi humilde amigº , quedé muy

d i sgustadº de m i . Perm anecí pen sat i vo , y mis pensamientºs

eran otr as tantas voces que en forma de i deas me decían

Page 88: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 89

— Has sido injusto,has sidº cruel ; P i ndo es mej or que tú

Dios debía haberte hecho P i ndo, y a P i ndo tú .

Ya'

a estas fechas,entre m i madre y la Abuel i ta , y ver tan

to rez ar al Abuel i to, me había hecho rezador . Sabía d e memo

r i a,además de persi gnarm e

,el B end i to

,l a orac i ón al Angel

de la G uarda,el Padrenuestro y la Salve . Hab íanm e d i chº m u

chas veces . s L os niños no hacen eso,que les casti ga Dios . »

Este temor al casti go y esas ºraciones,i nen t endi da s

,d i cha s

pºr hábitº y de carreti lla , consti tuían la estrecha esfera de mi

Relig i ón .

Al castigar a m i perro y cono cer m i sev101a,se m e v i nº a

las mientes el recuerdo de Diºs que castiga ; y comparándome

yo cast igador con D i os casti gado r,resulté para m i m i smo

m ºnstruº sam en te inhumanº y d i gnº del mayor cast i gº .

Lo cual qu i ere de0 1r que s i a los dos añ ºs º pocº más tuve

concienc i a persºnal de m i,el h echº de plena conc i enc i a moral

que he refer i do,ligado a la primera idea práctica rel igi osa ,

ºcurrió en m i con ocasión de la tunda de mi buen P i ndo, a los

cuatrº añºs y pºcºs meses d e edad .

XXX

J u a n i t o J u a n

D i ce la gente , por intuic i on : ( Los animales nºs enseñan .»

Yo también lo decía , de rut i na y si n saber su al cance ; has

ta que , recordando .mi vida y las etapas d e m i desarrollº afec-r

tivº , intel ectual y moral , h e ven i dº a caer en que mis mejºresm aestros han salidº de la Fauna .

Ahºra vamºs con el último . A muy poco,tom ó poses i ón de

la bodega de la casa un nuevº huésped : l lamáb ase Juani to Juan!

Carecía de fe de bautismo ; pero respecto al nºmbre , nº hab íaduda : cuandº se l e preguntaba pºr su nombre

,dec i a constan

Page 89: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ 9g _

temente él m i smº Juan i to Jua n; y muchas veces , aunque nº se

lº preguntaran . Además , cas i todo Jerez , 0 cuandº menºs

todº el barrio , desde tiempº i nmemorial , pºr Juani to Juan l econocía .

Tra táb ase de un grande, viej o y m al i gn ís im o cuervo

,den

trº de cuyº cuerpº debía de hab i tar algún espíritu burlón y

cºndenadº . El casº es que se cºntaban de él,por lºs ant iguºs

,

cºsas estupendas y mara vi llosas .

Formalmente se decía que las personas d e m ayºr de ed ad en

Jerez le cºnºc i erºn ya com o un cuervo hecho y derecho . Q ue

en los pr i nc i p i os,hab ía vividº en una viej a tahona . Que se

descuidaron una vez en cortarle a tiempº la s alas,y tºmó el

pendi ngu e , corriendo por el mundo , sm vºlver a dejarse ver

durante muchºs años . Que,desd e que había memoria

,contes

b a,al preguntarle su nºm bre : Juan i to Juan; únicas palabras

que sabía o quería prºnunc i ar . Q ue , muerto ya el t ahonerº , y

venido a edad madura un su h ijº y sucesºr , se presentó un día

el fug i tivo d i ciendo Juan i tº Juan , restab leci éndose s i n ver

gñenza como huésped . Q ue , dando en la d i ablura de matar

mºscas en los mulos del trabajo,pasó a mayores tomandº la

mala maña de sub írseles enc ima y darles p i co tazos en las m a

taduras , con lº cual se armaba la sarrac i na d e coces y bº leºs

que se puede imag i nar . Y que , cºn es te mºt i vº , r el tahonero

pensó matarlo ; perº el maestro herrador del

la calle d e Sevi

lla,a quien hacia mucha grac i a el pajarra cº ,

se lo p i dió al ta

hºnerº y éste se lo di ó sahumado .

E n efectº,en casa del herrador estuvo muchos años , y esa

era ya hi stor i a pºsit i va y contemporánea ; allí lº cºnºc i ó desd e

muchºs años D . Ram ón de Tºrres (pad re) andar y revolar pºr

delante de la tienda,y picotear lºs recºrtes de los cascºs de

las caballerías . M as,al fin

,cambió de dueño el es tab lec im i en

to ; y el nuevo herradº r nº lle vaba cºn paciencia que le revol

v i era la espu erta de los clavºs , l e perdi era y escond i era m a

chos, as i cºmo las otras mo lestias de sus mal i gnidades y di a

b luras .

Page 91: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

ataque,me fuí declarandº » en retirada y ganó la puerta del

corra l .

A la verdad , quedé móh i nº . ¡B urlarse así de m i un cuervº

con las a l as cortadas !Y , l o que era aún peºr, ¡sentirme y cº

nocer de un modº clarº qu e , a emprender la lucha , h a bía de

ser derrºtado pºr el a vechucho ! Hurtaba los tran cazos con la

mayºr faci l i dad,y con l a “m i sm a pºd i a impunemen te desb ara»

tarme las nar i ces de un p i cotazo . Cor. es to aguzaba l a i ntel i

genc i a,fragu ando nu evos planes de combate , cuando se me

ocurr i ó un a id ea peregrina—¡P i ndol

P i ndo acude saltando ; con m i perrº y mi palo , entrº en la

bºdega a cºmbat i r cºn las armas de l a cab a l lería y la infante

ría . No b i en entramos,cuando P i ndo y Juani to Juan estaban

ya al cabº de la calle : el perro empezó a m i rar bel i coso , ame

n azadºr y alegre a l pajarracº , mientras yo me adelantaba de

c i d i do ; y Juani to Juan tan qu i eto . Ya a d i stanc i a prºporc i o

nada P i ndo y yº , acometemos , él fur i oso y yº seguro del

tr iunfº . A punto de caer el cuervº entre los d i entes d e m i

perrº y baj o la descarga de m i pa lo,de un revuelo se pone

sobre una bota de la segunda h i lada,y cºn sºrna irri tante

grita :— Juani to Juan .

Esta vez , siqu i era , aunque burladº , quedo dueñº del campc : no fu i yo , auxi l i ado de m i P i ndo el B ravo , qu i en tuvº que

d ecl ararse en retirada .

XXXI

P a r a m a e s t r o s ,l o s b e n d i t o s fr a i l e s .

— E l n i no no sabe nada ; ya es tiempo de que siquiera

aprenda la doctri na y a cºnocer las letras . ¿ Q ué dirá su padre ,S i se lº mandáramos hechº un b ºrri qu i tº?

Estº deci a D . Ramón a su señora,hallándonos todºs a la

m esa .

Page 92: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— Tiene razón papá— añad10 E l Caba llero .

— A la am iga no vá — repl i có la seño ra :— allí nº aprend e

nada y el n i ñº se en tr i stece .

— No— agregó E l Caba l lero;— pero ya debe ir á la escuel a .

—¿Y a qué escuela?

— preguntó Joaqu i n .

— Pues,a la de Santo Dom i ngo , que es la m ás cercana

contest ó D . R amón .

Al s i gu i ente lunes , el cri ado me llevó a la escuela .

Tºdavia permanece enhiesto el conventº de Santº Domin

go en Jerez . L a i glesia y el pórche del cºnvento , como esta

b an entonces están hoy . La igles i a nada t i ene que ver con el

relato .

El porche s i ; dará idea de un a escuela de entºnces .

De las escuelas que pasaban por mejores : las de l ºs bend i

tos frailes .

El pºrche es un pat i o des_cub i erto , empedrado , an chº, cor

to . D a hºy al paseº llamado de Isabe l II ; entºnces , a una pla

zoleta que unos llamaban de San Juan de _L e trán y ºtros d e

Santo Dºm i ngº,s i n duda pºrque ambas iglesias , fren t e a

frente , se disputaban el nombre de la vía públ i ca . Desde ella ,por un portalón muy grande en tráb ase en el porche ; un a vez

dentro,a los pocºs pasºs , por una escalera de ladr i llºs es tre

ch a se pºdía sub i r a un ex tensº granerº , bajo de techº , cas i

ºscurº,d i vi d i do en dº s andenes por p i lares gruesos y arco s de

mampºstería .

E l granero , ahºgado e i mpºnente , ºscurº y tris te , era la

E scuela .

He aquí el mºb i liar i o : hi leras de bancas y bancºs negrºs,

cºmo las fi las de una cºmpañía . L as bancas,cºn barrotes d e

madera eu'

su bºrde poster i ºr,del que pendían marcos con

muestras de escritura ; en la tabla i nclinada super i or , tan t os

agujeros como muestras , ºcupadºs por un sombrerete de plo

mo que s i rve de tinterº . En los banco s correSpºndi en t es a las

bancas , muchachos de todas cataduras , sentados alli pegandºcºdº con cºdo .

Page 93: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Dandº frente a la m asa escolar,una mesa vieja , de herra

je , cºn un tinterº grande de piedra en forma de cubo , del que

sobresal ían grandes plum as de ave . Detrás de l a m esa,un

s i llón grande , cuadrado , con asi entº de raqueta y anchos bra

zos de tabla .

El maestrº dej º el s i llón (ya estaría hablado pºr D . R a

m ón) , y adelan tóse a rec i b i rm e . No me d ij º una pa labra : me

señaló un bancº si n banca,a i slado , que es taba a la derecha de

su mesa .

E l aspecto de aquel señor n º podía ser más s i ngular . Si en

t ºn ces,cºn m i s escasas facultades

,me hub i eran ped i dº qu e

diese i dea de él,habría puesto un queso de bola * sºbre un b a

rri l encima de un banquillº d e tij era : o tomandº una bellota,

hac i endo en ella un surcº con los d i entes por bajo de su cabeza

y mord i éndol e la punta,l a enseñaría en pie sobre la palma d e

la manº . Hoy,que puedo hacer el di b i i jº menos rudamente ,

digo que era un hombre capaz de pºner espantº en cualquiera

c riatura .

Mediano d e cuerpº,parecía bajo por su desmesurada an

chura . N º era gºrdº,s i no an ch ís im o de membrudo y robusto ;

cabeza y cara esféri ca,en un tºdo cºntrar i a al óvalo s impático

andaluz . E ra de cºlºr blanco,l imp i º y sonrosado

,lo cual

contrastaba más con lo negro de sus oj os y'

cej as ylo rec i º desus barbas

,que

,por muy afe itadas

,daban un tinte plomizo a

todo el terr i toriº cºrrespºnd i ente . Perº lo que hacía más extra

ñ o cra el afeitado de la cabeza y del cogote , juntamente cºn

el cerco de pel º negro que la separaba.

de la cara .

No vest i a en l a escuela el háb i to de la orden , que pudiera

hacerle más simpatico,sinº unºs calzones negros, cºrtados a la

rº dilla,zapatºs y m edias de cºlºr negrº , chaleco cerrado has

t a el cortº pescuezo y un a modo d e chaquetón cºn aldetas ,

también negrºs .

Aquel hºmbre impºnente,en su lugar pºdr i a estar muy

b ien . Había nacido para mayoral de una diligencia prºpi a :

n inguna cuadrilla de ladrones se hubiera atrevi dº a darle el

Page 94: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

al tº . Sin disfraz su cabeza y con sus patillas al natura l , qui zá

resultaría un hombre hermoso por su estructura viril y pº

derosa .

Yono me lº explicaba , pero me senté en el bancº t emb lando . Más m e eché a temblar cu andº advertí sºbre la m esa una

vara terciada , comº l a s de la cu adra d e m i casa .

De allí a un ra tº se l evan tó,d i r i g i éndose a l a primera fi la

de ban cas ; fue i ncl i nándose por detrás sobre cada ch i quillº,

unº tras otrº , comº exam i nandº la labo r que hacían . Pasaba

tras de algunos,y no les decía nada . Pero , a otrº le cogía la

m ano con m a l m odo , para que enderezara la pluma ; a ºtrº lereñía y a ºtro le soltaba un cogot az o que , a flojo que fuese ,cºn aquella manº poderosa , l e hacía dar con las narices en la

banca . A s i recºrrió todas las fi las , y volv i óse a su asient o .

¡L ºs de la primera decuria !— d i j o cºn vºz alta e impe

ri osa .

A la voz , o chº º d iez muchachºs de l º s más esp i gados se

l evantaron como pºr resºrte , viniendº a fo rmar un sem i círculodelante de la mesa . E l pr imero de la derecha sacó un libro de

la cartera que ll evaba cºlgada , y se pusº a leer .

A lº s c i ncº m inutos d ij o el maestrº : cA ºtrº . » Y el lector

pasó el l i brº al muchachº de su izqu i erda . Leyó también un

ratº,rep i tiéndo se el aA otro . » Y así sucesivamente ; perº nº

tan en paz cºntinuó la tanda . Cºn frecuenc i a,decía el maestrº

a l ºs lectores : ( ¿ Q ué , qué? ¡L ée esº ºtra vez !» El chicº vºlvia

atrás,l eyendo d e nuevº .

( ¿ Qué , qué? ¡Vuel ve a leerlº con cui

dadº !» gr i taba el fraile , con tonº y ceñº amenazadores . El

discípulo,turbado

,l eía ya mascullando . Al llegar a la pala

bra mal leída,echando el precep tºr mano al bolsillo , sacaba un

manojo de cordel es,o sea n d i sc i pl inas

,con que (a descansar

arriero) cruzaba dos º'

tres veces a l alumnº .

Mi temor estaba ya explicad ¡me lo decía el corazón!

Nº era estº lo peor del casº para m i,sino que al pegar gri

taba : ( ¡B ruto , animal ; ah í nº dice eso , s i nº estº !» Y cºmº yo

vei a que , desd e la primera vuelta a leer,el chicº pºnía sus

Page 95: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

c inco sent i dºs , y que si se equivocaba nº era pºr m ala vº lun

tad,sacaba la consecuencia d e que

,sentadº en mi bancº

,esta

b a como el tºci nº para echarlº en sal .

En situación tan grata pasé hasta que d i erºn las dºce,a

cuya primera campanada tºdos lº s ch i cos se pus i eron de pi e ,

y con vº z alta y tonº desagradable se pusieron a gritar :

y el

V º lví a casa , y me preguntarºn :—¿ Qué tal , te gusta i r a la escuela?

No me atreví a contestar .

— Los primeros día s— d i j o D . R amón— todos los n inºs

sienten i r a la escuela,pero luegº se acºstumbran .

Afortunadamente , la fam i l i a comía a las dºs,hora en que

vol vía a abr i rse l a escuela .

Como conc lu i m os de com er a las tres,se puso a d i scus i on

si me llevarían a aquella hora . Pero la abuel i ta cortó pºr me

d i o,d i ciendº cºn su n atural energi a

— De ningún mºdº ; para pr imer día , basta .

Al ºtro,recibí la agradab i lísima sorpresa d e que era di a

de nº sé qué santo,y por consigu i ente no había escuel a .

¡Santº bendito , que D i os te l o pague! Desde entonces adqu i rí

furor pºr los d i as de los Santºs , y , aunque nº había pºcos en

el Almanaque,a dejarme a m i l os hub i era dentupl i cado .

Perº llegó el miércoles,y ¡al granero !; º , lo que es igual ,

¡a la escuela !

En la cárcel he estado yº cuando grandec i to , y digo la

verdad formalmente : es muy preferible estar en ella que ir a

una escuela de esa especie .

Aquel d ía encontré i gual el aspecto de las cºsas . Perº ocu

rri eron algunas var i antes : al co rregir las plan as m enudearon

más l º s pescozones,y aun salierºn a zumbar las disc i plinas sº

bre varias espaldas,c ºn acompañam i entº de palabras du lces ,

cºmo animal,tºrpe

,bruto y otras semejantes .

Luegº d e cºncluir la faena,y sentado en su sillón , d i º la

voz de a ¡Segunda apareciendo al punto una tand a

Page 96: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

97

d e muchachºs menºres que lºs del día anterior ; y , descompon i endº la l ínea , unº de entre el lºs , de bastante más edad y é s

t atura , casi un'

zangón

— Diga usted la lecc i on— mandó al primerº de la derecha .

Y éste,cºn una canturía especial y empalagosa , de que

aún se recogen ecos en las malas escuelas, que!pº r desgracia.

todavía abundan , comenzó de co rrido a cºntestar : c L ºs nom

bres“

se dividen en sustantivos y adjetivos ; sºn( B asta

,al otro » — dij o el preceptor .

— E l segund º de la decuria

pros i guió : aSºn (y comenzó á vacilar) , son su s

E l maestro se puso en'

p i e , echando manº a las di s

c i pl inas , en cuyo momento el alumno tºmó la cosa desde el

pri nc i p i o,diciendo cºn gran precipitación : a L º s nºmbres se

d ividen en sustantivºs y adjetivo s ; son sustanti vos lºs de per

sonas o cosas , verb i gracia , Juan , mesa … » E l maestro vºlvió a

s entarse , y dijo : a ¡0 trº !» El otro era precisamente el zangón

de quien dejo hecha referencia . Salió turbado , rep i tiendº :

s V erb i grac i a , Juan , mesa , E l maestrº se pu sº en pie.( Mesa , ¿ qué sigue? ¡B orrico !— exclamó muy destemplado .

— Yel zangón : ( V erbigracia , Juan, s in acertar a seguir

l a taravilla .

Entºnces el fraile empuñó la vara , y desde el mismo si t i º

d ºnde se hallaba se la asestó si lbando . El muchacho,más pºr

instinto que por falta de sumisión al casti go , hurtó el cuerpo ,con lo que el golpe falló el blanco . ¡Nunca hubiera sucedidº !

¡Ni que a l fraile l e hubieran puestº fuego con una m echa !

Salta echandº ch i spas por los oj os ; vara en mano , se abalanza

sobre la v íctima ; del primer cruj i do la derri b a"

en tierra ; y

a llí , entre losf_denuestºs y espum arajos del uno , lºs gritºs del

otrº a cada varazo y sus cºntorsi ones'

de dºl or, en e l silenc i o

de la clase,más s i lencioso que el de los cementeriºs

,resaltaba

el escándalº cual mancha de rºja sangre en l ienzº blancº .

Yo , sentad i to en mi banquillº,no temblaba ya : e l pavor

me tenía inerte , como al pájarº ante la boca de la cu lebra ;'

y

cuandº de puro sofocado , no rend idº , el fraile se vºlvió a su

Page 97: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

ás i entº y pude reponerm e , eché a rezar y encomendarme a laV irgen .

Conti nuó el número siguiente balbuceando de carretilla,

con trºp i ezos frecuentes y otros tantos apóstrofes del maestro ;hasta que quisº Dios que concluyera el últimº de la decuria .

V olvieron a sus bancºs respectivºs , y sºnó la vºz de mandº—¡A corregir !

Acto cont i nuo se situó un pequeñº delante de la mesa,

a largando l a plana al prºfesor ; m i róla y nº d i jº nada . Otro

chicº reemplazó al primerº,y así sucesivamente .

A unos les reñía,a ºtrºs los d ejaba pasar después

de ver la

plana . Al uno le echaba un tachón sºbre lo escritº y l e man

daba hincarse de rºdillas ; al otrº le echaba dos , y x D e rodillas

cºn los brazos en cruz .» A éste le echaba tres , y le decía : aHín

quese en cruz,y usted se queda encerrado en la clase para te

ner escrita otra plana cuandº yo vuelva pºr la tarde .» A aquél

l e echaba cuatrº,y decía : a ¡A l calabozo !» El zangón del vá

”puleo aparecía con un manoj o de llaves

,y se l levaba al niño

casti gadº por la puerta de la escalera .

D i eron las doce , se rezó el B end i to , y los alumnos sal imos ,unos sol os , otros en busca de sus cr i adºs o pari entes que espe

raban al pi e de la escalera . E n m i tad de la m i sma pregunté a

un n i ñº m ayºrc i t o

Ese n i ño a quien pegó el padre cºn una vara , ¿ no tiene

papá?

Y el i nterpelad o me contestó con la mayºr ino cencia

¡Si el padre es su tío !

D espués , si einpre he observado que los par i entes cercanºs

son poco a prºpós i tº para enseñar a las cr i aturas ; o pecan por

deb i l i dad y parc i al i dad con ellos , o se exc i tan y se impaci en

t an cºn sus to rpezas hasta el furor y la sevi c i a .

Aquel día me d i eron de cºme r solo . Nº pasé más bºcado

que el ind ispen sable para nº d isgustar a la abuel i ta,y a las

dos me volvieron a la escuela .

Temblando m ás que nunca me senté en el banquito , espe

Page 99: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

100

común de lºs frecuentes ataques de impaciencia que sufría e l

Padre) ; dar la dºctr i na en'

cºro y alta voz , cºn su cºrrespºn

diente can turía .

D ij e a la A buel i ta que el Padre me había pedi dó la carti

l la ; y aquella misma tarde , cuandº vºlví de la escuela , sal i ó

cºnmigo y me la compró ; además , una cartera de badana ,larga y angºsta , con una cºrrea para colgarla de lºs hºmbros

al costadº .

L a cartil la y la cartera las sentía cºmº el reº que ve lahopa con que le van a ajustic i ar ; aquella nobhe la pasé en ca

pilla . S in embargo , me dormí (pºrque , ¿ qué pena es capaz de

v encer a l sueñº de una perº me dºrmí rezandº

cuantas oraciones sabía,para que me librara l a Virgen de las

iras del Padre .

Pºr la'

mañana,al despertar , sentí gran pena de ver el nue

vº día . Sol íame ya“

vesti r y desnudar so lº º con muy poca ayu

da . Perº no me levanté : me hice el remolón , por si así pasaba

la hºra y dejaba de i r a la temible escuela .

En estº,siento rumor de caballerías en la calle ; a pocº , el

tilín de la campanilla . Abren,y suena una voz :

—¡Mi hijo !

Era la voz de m i bendita madre .

XXXII

R e a p a r e c e n m i s p a d r e s .

Apenas calmada la algazara de besºs , abrazºs y vºces de

tºdos los miembrºs de ambas familias , exclamó E l Caba llero:— ¡Pero , Pepe! ¿ Cómo has venidº tan de sorpresa

,sm és

cri b i rnºs ni avisarnos?— Pues

,muy sencillo . Ayer , a las dºs de la tarde , se reci

b i º en Mºrón la noticia del cese d e Malvar , y me dij e : < ¿ Cesa

Malvar? , pues cesa mi destierrº . » Encargué a ésta ( indicandº

a m i gnadre) : aHaz los baúles , que esta tarde salimos para Je

Page 100: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

- 101

rez ; hace luna , y en este t i empº se viaja mej or de nºche .»

Salí en busca de y aquí me tienes—¡Hombre , que s i empre has de ser así! ¿ N o cºnsideras que

si cesa el Intendente , otrº le sustituye y nº quedan destru i dasni la Autoridad ni la sentencia?

—¡Pues , ya veremos !— contestó mi padre ,_y prºsi gu i o di

c i endº

— El alma de all i es el viej º abºgado Sancho , más absolu

tista que el m i smº Calomarde . Cºmº cºmpañero , me ha guar

dado algunas cons i derac i on es . Perº , sobre que el G uard i án deSan Franciscº que me v i g i lab a nº h ub iera cºnsentido que yºejerc i ese

,al primer ped imentº ¡ad i ós las cºnsideraci ones de

Sancho !Yyº nº puedo segu i r s i n ganar un cuarto .

— Es verdad— observó D . R amón (padre)— P erº de tºdos

modos,si nos hubieras escrito antes

,habríamos dado algunºs

pasos,t an tead º el terrenº

,y visto si pºdías veni r s i n pel i grº .

Cuandº ahora,lo probable es

”que tu presenc i a prºvoque un

escándalo,te metan en la cárcel y te s i enten la m anº .

—¿Dar pasºs previos? ¡Nada peor !— repuso mi padre , cºn

viveza .— E s evi dente que las autoridades hubieran dichº que

no , en redºndº ; mientras que , ya en el Puerto , harán la vi sta

gºrda . Allí tengº par i entes y am i gos,de tºdºs colores ; y los

absolutistas , si me tienen ojer i za pºr las i deas,nº pueden

prescind i r de sus relaciºnes de tºda la vida .

— E u esº t i enes razón— afi rmó doña A na .— P erº

,el n i no

me lo dejan aquí hasta qu e os establezcáis y vea…s lo que

pasa .

—¡Hasta ahí no , mi . señora doña Ana !— exclamó mi ma

dre , sal tándº sele las lágrimas al ver que mi padre hacía un

gestº de conform i dad .— Yº l es estºy a ustedes agradecida -

con

el alma pºr lº que hanh echº y pºr lo que quieren a mi hijº ;pero , ¡he sufrido tanto , separada de él ! Comprendan ustedes

mi pena , por el disgusto que tienen en dej… s a w —eí—e —º

Cºmº la verdad y el s entimi ento íntimo se imponen,nº

insistieron . Sólo añadió la A buel i ta , con vehemenc i a :

Page 101: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 102

— Pero le dejarán venir conm i gº algunas temporadas .

— Sí,s i — d i j o mi padrb;— cuantas ustedes quieran .

Co nform es tºdºs cºn el'

trato,se pasó a otrº asun tº .

—¿Y qué te vas a haeer en el Puerto? ¿ Tienes casa?— inte

rrogó E l Caba l lero .

Allá veremos ; por el prºnto , iremºs con mi suegra .

Mi padre,comº se habrá advert i dº , era un andaluz pºr to

dos lados ; pero más por dentrº que por fuera , a causa de su

exter i or dist ingui do y su pronunc iación fina y s i n ceceo .

Dicho y hech º .

'

P agó a los arr i eros , sal ió a l a calle , buscó

a ºtrº s para que transportaran los baúles,maletas y cºlchºnes

al Puerto,y se d i r i g i ó a la posada de San D i on i s i º

,donde sa

b ía haber un cºche para alqu i lar por asientos .

Llegado,tºpó en el patio con el posadero . Entonces cada

ºfi cio da ba al hombre su tipº particular . N º su“

ced i a lº que

ahora,que apenas se diferenc i an pºr el ext er i or más que los

militare s y los curas . Un posadero era un posadero ; un sastre ,no un hºmbre cºmº otrº cualquiera

,sino un sastre ; y lo mis

mo un peluquero,un labrador

,etc . Sería necesar i o ser muy

torpe,para cºnfund i r a un posad ero de entonces cºn un mayo

ral o cºn un mºzo de la posada .

—¿ Ti ene usted tres as i entos en un cºche para el Puerto?

— Preci samente,caballero

,hace qu i nce días qup tengº pe

dido un asiento pºr un padre Capuchino , que'

necesita ir al con

vento d el Puerto y no ha pºd i dº hacer el vi aj e por nº ha berse

presentad º nad i e a ped i r los tres asientos que faltaban .

— Pues,entºnces

,avísele ; y , s i está confºrme , yo desear i a

sali r mañana mismº . A ºraciºnes, vºlveré pºr la razón .

— Pues,cºnforme . ¿ Sab e usted el precio?

—¿ Cuánto?

— U n durº por asientº .

— V ayan lºs tres durºs .

Volvi /ó ,

m i padre gozosº , y refin º todas las d i l igencias que

había practicado,l a fortuna de encºntrar un cºche pºr asien

tos,lº módicº del ajuste y la descºnfi anza del posaderº

”:

Page 103: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

za , s i no para que sirva de ejemplo (y nº vago) en el presente .

y de enseñanza en el porvenir .

L a escuela puede dividirse en tres partes : el edifi ciº , el

maestro y los discípulºs .

De la escuela edifi cio queda relatadº lo de más : ¡un granero ! No resulta muy aprºpi ado que d igamos . B óveda baja , queachanta el espíritu ; arcos y pilares anchºs , que pesan y com

primen ; luz escasa y baja , que alumbra las piernas y deja a'

º scuras las nº me parece que resulta la construcción

más adecuada al casº . Aquellos fra i les de Santo Dºm i ngº eranricos

,bastante para haber d i spuesto un local menos imprºp i o ;

perº,sobre que t a les_cºsas , aunque ya escritas por i lustres pe

dagº gos de fuera y »dentrº de España , lo eran en l i brºs que

olían a chamusquina y que nº debían tenerse en cuenta en los

cºnventºs , para ser escuela de éstos nº resultaba mala . No

seamºs egoístas . El cºnvento tenía su escuela para hacer frai

lec i tos , que es lo justo . S i adm i t ía n i ños ind i st i ntamente , era

pºrque nº salían tonsurados del vientre de sus madres ; perº si

lºs escolares no i ban para frailes,para frailes debían ir , y cº

m etían una espec i e de burla al justº prºpósitº de la institu

c i ón . Mi rado así el asuntº , bajº su v erdaderº aspectº , el gra

n ero resultaba que ni de mºlde .

El Muchº tiempo le guardé enemiga ; y ,a pºder ,

hub i éralº m etido con el cuervº en un sacº atadº pºr el cuellº ,y lº hubiera echadº al río . Después , poco a poco ha venido a

ser una de las personas que me han inspiradº m ayºr lástima .

Ten i a cerca de cuarenta añºs . Aquella ampl i tud hercúlea

de cav i dades , aquellos brazos y piernas cºrtºs y musculºsos ,aquel pelº recio y negro comº e l azabache , contrastando cone l color blanco rosadº de su rº stro , estaban declarando un

A quiles de los campos andaluces,met i dº y ºprim i do contra

naturaleza en la cogul la y pºr los claustrºs del cºnventº . Ya

ese sér,comº una caldera de vapor de mi! caballos con las vál

vu las cerradas , ¡se le pone doctrinar ch i quillos !

Yº , por fortuna , m e l i bró de él . P ero ¿ cómo e l infeliz habrá

Page 104: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

podido librarse de si m i smo? El casº es que nº puede echársele

la culpa al Prior . ¿ Q ué po día saber el buen Padre de estas co

sas,si hoy , que se saben , tampoco se tienen en

”cuenta para

nada? Me atreveri a a apostar que al ver a aquel fraile tan ri

j oso,nº le pareció aptº para el púlpitº

,n i menºs para e l con

fesonari o ; y que , con santo acuerdº , lo mandó a que hic i eseejercicios d e paciencia bregando cºn chiquillos .

Nº quisiera m al i ciar ; pero , de todos mºdºs , esa malic i a es

la que casi me hace hoy simpát i co el recuerdº del Padre . Aque

l la cºntestación i nocente del ch i cuelo,inºcentemente enten

'

d i

da pºr m i entonces el padre es su t i o !» — punto de mal i

ciosa i nterpretaci ón después , es exacta . D i go que aquel hombreera un hºmbre bueno y excelente en su medula , cºnvert i do en

fierº y brutal pºr el absurdo med i º en que vi v i a .

M i sºspecha se ha fundadº en un hechº de observac i on : en

el modº más sañu do y feroz de pegar a su sobrino . S i, ,en efec

to, era sobr i no , el frail e seríaun malvadº ; perº Sl era h ij o , e l

frail e sería un corazón hermoso que brotaba sangre y dºlor

pºr m wsi b les her i das .

L ºs caracteres fuertes son más dados a l ºs raptos con las

personas m uy qu ei i das que con las indiferentes º extrañas .Obsérvese a la m ujer celosa qu e araña a su amado , la madre

que se enfurece cºn su h ij º m ás quer i do . Poned este rapto en

un padre exaltad º pºr la impºs i b i lidad de serlº sºc i almente,

en un organismº tan brioso y en un maestrº comº l ºs de su

tiempº (llevaban por lema pedagógicº L a letra con sangre en

tra) , y quedará todº explicadº .

Muchas veces me he detenido a pensar en el fºrzoso celi beto del sacerdocio . A pr i mera vista me pareció siempre absurdº

y ºcas i ºnado a la inmºralidad . Cien sacerdotes castos nº dan

ejemplo de n ada ; unº que deje de serlº escandaliza y desmoraliza más que ci ncuenta laicºs l i bertinos .

Mirando más a fºndº,seecha de ver que el sacerdºciº tie

n e que ejercer c i ertas funciºnes i ncºmpatibles cºn la vida defamilia : las misiones y otras . También hacen gran fuerza va

Page 105: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 106

rias razones h i stór i cas : la e vi tamon de la casta sacerdo tal , pe

l i gro el más grave para las sºciedades y para el prºgresº ; la

neces i dad imperiosa que , en la Edad'

Media,tuvº la Iglesia

d e reforzar su elementº militante

V ar i ados lºs tiempos , sin que pretenda enmendar la plana

a qu i en sabe más,columbrº que pºdrá llegar el día en que estº

del cel i bato ecles i ásti cº sea capaz de sufri r alguna mod i fica

c i ón. El párrocº , el sacerdote sedentari º , casadº pºdri a estar

mej or que cºn el am a,con h ij os mejor que cºn ahij ados y so

b ri nºs . E l que tuviese perfectº dom i nio sºbre la carne podría

permanecer solterº,así como aquel a qu i en su espíritu le lle

vase a las misiones o a la v i da de pen i t enc i a,de sacrifi c i o y de

pºbreza .

Tamb i en me parece v i slumbrar qu e han d e sufri r cambiº

ºtras cosas : la pºbreza,por ej emplº . E sº de ser pobre

, vivien

do de l imosna,me parece duro ; porque es cargar cºn l a nece

s i dad de su sº stenim iento a o trºs pºb res que trabajan . E n vez

de estº,sería muy loable llevar al espír i tu de comun i dad re

l i g i osa (cºmo ya se in i ció) a sanear cºmarcas insalubres , cºn

menosprecio d e la v i da ; repºblar yermos ; restaurar campºsestér i les pº r el abonº , el r i ego , las labores , el avenamiento ,etcétera ; y hechº estº , repart i rlo entre los trabajadores de bue

na conducta que les hub i esen ayudadº,para segu i r la comuni

dad'

en l a pobreza y prosegu i r su santa ºbra en º tra parte .

Tengo fe en que,modifi cada la condic i ón del cel i bato y cºn_

pocas var i antes en la dirección de las sociedades relig i osas , se

l legaría m uy prºntº a la Igles i a un i versal . L as d i ferentes sec

tas prºtestantes han de sentir,cada día c ºn mayºr fuerza , el

vacio d e autoridad , que más que en

¡

n i nguna esfera se sien

te en los últimos límites del espíritu . El Pontificado nº se

funda ya en el Poder temporal y ex 1guo de un rei neci l lo , y

contrasta,en unos t i empºs comº los presentes , verlo acatad o

por reyes y emperadºres , árbitro de sus litig i os . ¿ Cuál o tro ha

de ser el centro rel i giºsº y mºral del por venir?

Perº volvamºs al fraile .

Page 107: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 108

Resumen : ¿ qué aprendí allí? Aprendí a ºdiar la escuela con

h orror , cºn terrºr ; a tener m ied o de los frailes .

¿Y nada m ás?

¡Ah , sí ! De rezar por mera rutina , a rezar cºn el corazón

para pedir m i sericordia ; a tºmar a la Vi rgen cºmo abogada ;a ver un milagrº suyº en la inesperada venida de m i madre .

XXXIV

C á d i z e n 1 8 3 2 .

L o corr i do del s i glo : esº llevaba , pºr lº menos , de adelan

t ada la cultura de Cádiz sºbre el restº de la Pen i nsula el añº

t reinta y dos .

Yse cºmprende bien . Acababa de ser el puertº cºmerci al

m ás importante d e España . Ni B arcelºna ni B i lbao podían

cºmparársele . Frecuentada por las marinas de guerra y mer

cantes de tºdas las nac i ones, v i s i tada d i ar i amente por e x tran

jeros , habitada por muchos com erc i antes genºveses , austria

cº s,ingleses y franceses , la c i udad gaditana ºfrecía un carác

ter de cultura y buenas formas que contrastaba con la rudeza

del resto d el país . Agréguese a causas tan pºderosas la c i r

cunstan c i a de haberse reun i dº en ella,cºn mºtivº

xde sus Cºr

t es del 1 2 y del 23,lo m ás granado

,sab i o y culto d e la n ación .

Pero su zona de cultura era muy lim i tada . Fuera de Cádiz

y l a Isl a, ya en

'

el Puertº de San ta María,en Puerto Real y en

en San lúcar se deb i l i taba,y m ás allá se extingu ía por cºmple

t o . La d i v i sor i a era tan marcada , que a I OS jerez anos y vecinos

de lºs restan tes pu eblos se l es conocía con el nºmbre de gansos :

g ansos de Jerez , de Rota , de Medina , eto .

Aun siendo el Puerto de lºs m ás privilegiados b ajo el as

p ecto de la cu ltura , bueno será que demos una idea del verda

d ero estado de ella ; y no por relato más o menos amañado , sinº

p ºr lo que resulta d e la vida íntima'

de las personas que se m e

vían a m i alrededºr .

Page 108: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

XXXV

E n e l P u e r t o d e S a n t a M a r i a .

Llegadºs al Puertº , el padre capu ch i nº se baj o en L a V i e.

toria,próximº al convento de su nºmbre . Nºso tros continua

m os hasta la calle de la Nevería , apeándonos ante un portal

o scurº de una casa de la acera de la derecha .

E sa casa era la de m i abuela materna , º pºr mejor decir ,de su t ía dºña Francisca G i l . V éase la casa y entablaremos des

pués relac i ºnes cºn la famil i a

Abiertº el portón,tirando de un cordel i llo que por el z a

guán levantaba el p i caport e , entramos en un patio ench i nado

y l imp i o,s i no lº afeara un cañº descubierto que

,s i gu i endº

el zaguán ,cºrría a morir en ºtrº caño mayºr que i b a por la

calle .

El patiº,cerrado por sus cuatro frentes , en cada unº ofre

c ía una puerta : la de entrada , que pasamos; la frontera , al ladººpuesto

,y en lºs murºs de i zquierda y derecha otra puerta ,

respec ti vamente , y una ventana d e rej a ,a unº y otro ladº d e

ellas . E l pati o carecía de cºrredores y arria tes : la planta baj a

sólº .

Dºña Francisca se reduj o a v i vir en el ladº º pabellón de

la izquierda , y n ºs dió pºsesión del de la derecha .

Para vi vienda inter i na y gratuita , nº resultaba mal : una

sala grande,con la puerta de entrada y una ventana ; una a l

coba cuadrada , espa ci osa , alta d e techo y'

su ventana de rejacºn la correspºndiente celosía , dando vista a la calle ; otra al

cºb a espaciosa,cºn la segunda ventana del pat i o ; y co cina ,

despensa y fregadero en una pieza,en el centrº º fondº del pa

b el lón .

Mobiliar i o : sil las del Norte , bºrdeandº la sala , pegadas ala pared ; en su l i enzº mayor

,una cómºda barr igona

,de caº

b a con incrustaciones de madera amarilla , bocallaves y tira

Page 109: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 10

dores de metal ; sºbre la cómºda , un tinterº triangular , de b a

rrº v i dri ado , y dos candelabrºs de lo mismº cºn un a modo de

l eón pºr p i e . Las alcºbas,una cama de caºba en cada una

,

también cºn incrustaciºnes amari llas ; cúbrenlas viejas cºlchas

de damascº ; agréguense cuatro sillas bajas del Nºrte , y queda

hechº el inventario .

El departamento de dºña Franc i sca era i gual,con leves

v ariantes de amueblado . L a sala , con una cómoda gemela de

la descrita ; encima , un cºnejitº de yesº , que a cualquier mo

v im i en to subía y bajaba la cabeza ; a l ºs lados , dos vasos

grandes , de vidriº anti guo con fl ores p i ntadas en el mismo , y

flºres naturales metidas por los cabºs en su capac i dad ; las se

rias fi las de s i llas del Norte ; en el esterado suelo , al centrº , un

braserº de cobre (sin fuego) y su badila , embutido en un gran

ruedo de caoba negra claveteado de metal . L as alcobas , cºn

dº s y tres camas ; en la cabecera de una ,un cruci fi j o de metal ;

al lado , una »

p i l i l la de v idrio antiguo , para el agua bendita , y

un rºsariº d e cuentas gordas .

L a modesta mºrada , s i n embargº , tenía un no sé qué de

tranquilo y d i gno que me fue simpático .

Quizá por esº mi curiºsidad se d i ri g i ó hac i a la persºna quev i m ás en cºnsonancia con aquéll a .

Conoci por primera vez a m i abuela , colorada , fresca y

algº gorda ; a mi tía Dºlºres , prec i os i sim a niña de doce añºs,

hermana de mi madre . Vi a Santiago , mozalbete de quince a

diez y seis años , que estuvº con nosºtros una temporada en

Medina ; y volví a ver a mi hermana mayºr .

La que me impresionó más,cºmº he dicho , fue la t i a dºña

Francisca . Y lº extrañº del caso cºnsiste en que su persona nº

presentaba nada de particular . E sº si,era muy vi eja : había

cumplido ochenta años ; no estaba encorvada y caduca ; pero

tampºco tiesa , ni aun menos espetada . Mediana de cuerpº ,fi sºnomía tranquila , regular , ni agradable ni desagradable .

Enjuta si n ser flaca , entre blanca y mºrena , pelº negro , escaso

, cºn pocas canas . Ni hizo extremos al vernº s , ni nos reci

Page 111: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 1 2

de agua . S in embargo , recuerdº ºtra excepción . Tenía una

sobrina,prima de mi abuela , y a quien dábamos el nºmbre de

Antoni a la larga : en efecto ,'

era alta,delgada y desmañada .

Con gran frecuencia sºlía ir a casa de la t ía .

—¿ A qué vienes aquí?— le preguntaba .

— Pues , ya lo sabrá usted , a ver s i me da alguna cosita .

— Siempre lº mismº , siempre pedi gi í eñeand o ; si tu abuelº

resucitara y te viera tan zarrapastrosa , se vol vía a mºrir de

vergñ enza .

—¡Como semos tan probes!

Has perd i do hasta el modo de hablar ;se puede ser pºbre y vivir cºn decenc i a ; perº te casaste

_

(a pe

sar de tºdos) cºn el primer t ío del camp º que se te puso en elmoño

,y te has vueltº tan tía cºmo él . ¡Tºma y vete!

L ealargaba una peseta , tercera parte de su renta, y terminaba cºn eso el cºloqu i o .

Doña Francisca i ba a misa primera todas las m añanas .

'

N o

tenía v i sitas ni relaciºnes : pºr nº recibir visitas , ni aun de

fra i les ; bien es v erdad que para éstos las hacía excusadas la

circunstancia del v italici º .

Con sus tres pesetas (esº si , l imp i as de polvº y paja) y cºn

su cas i ta para morar m i entra—

s vivi ese , no sólo era ,fel i z

,sino

que cubría multi tud de atenciºnes benéfi cas . Tenía recºgida

a su sobr i na Dolores y a sus dos hij os ; todos los sábados re

partía diez ochavos entre º tros tantos mendigos que acudían

al portal de la casa , y diariamente tres , 10 menos , al salir de la

iglesia . Mandaba dec i r su m i si ta de a dos reales una vez al

m es , pºr el alma de sus padres , y hacía otras limºsnas a las

ánimas bend i tas .

Ciertº que la v i da era entonces más barata , y que el diner ºvalía más ; perº el milagro resultaba del orden .

A las doce,la sopa humeante de pan º de fideos amar i llºs ;

después,en un gran platº sevillanº a modº de l ebri l lete se

volcaba el puchero , compuestº de frij o les , garbanzos y verdu

ras del tiempo , ya coles , ya acelgas , tagarn1nas º calabaz a

Page 112: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 13

y judías verdes . En medio , por l º regular , formaban una pirámide la carne de vaca o de ca rnero , el tocino y los pedacitos

de chorizo y de morc i lla . Con esto se llenaba el estómagº sa

t i sfactºr1ament e, ayudando la digestión un vasº de agua pura ,

unas aceitunas aliñadas,alguno que ºtro higo y hasta un tro

c ito de quesº .

Pºr la tarde , a los n i ños nºs regalaban con merienda , con

s i sten te en frutas y un canterº de pan .

A las º chº en invierno y a las nueve en verano , la cena : un

gui so de patatas , cºn algunº s fragmentos d e carne , y ensala

da ; a veces , ensalada y pescad o frito .

Pues b i en,tal alimentación

,vestidºs y calzad ºs , y socorros

a vivºs y muertºs , tºdº sal i a sin difi cultad n i nguna del vital i

c i o , administrado pºr las manºs de doña Francisca .

N o sabi a leer,ni tamp ºco escribir ; sus hermanos , muchº

menºs ; m i abuela , ídem per ídem . M i madre si,pºr milagro

del amor , y véase cómº

Ni su madre ni su abuela quisieron que aprend iese . Decían

que esto era muy bºnito , perºque había de tener el pel igro d e

los novi o s cuando anduviera e l tiempo ; y , para evi tar cart i tas ,las mujeres no debían saberl eer ni escribir .

Perº, cátate que huyendo del perej il les d i º en la frente .

Mi padre,de estudiante

, v i ó a mi madre y quedó perd i do de

enamoradº . Enamorado debía quedar,cuandº mis abuelos

paternos se alarmaron ; y , para apagar el fuegº , pusieron ti e

rra pºr mediº trasladándºse a Jerez .

Aun así,h ada cons i gu i eron . Cursando en Sevilla , a la me

nºr ºcasión,diez días de rabona

,un caballo alquiladº o pres

tado por cualquier am igo , y ¡zas! al Puerto,cal land i to . ¿ V a

caciones en Jerez? Pues, ya tº dos recogidos y dormidos , del

balcón a los hierros de la ventana,de la ventana a l a calle y

trota que trota a l Puertº , para regresar a Jerez ; y vuelta , dela reja al balcón

,del balcón a l dºrmitoriº

,para que lº encon

traran en la cama .

Nº andaban menos avizores doña Francisca y la abuela : al

Page 113: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

portón , llave y cerrojo ; nada de cordel i llo al pi capºrte ; pers1a

n as clavadas ; hºjas de ventana , cerradas concandadº .

V éase un prº ccdim i en t º or i g i nal de pedagogía , y que nº sele pud i era o curr i r al más pi ntadº . Y, sin embargo , es l º c i ertº

que por él y si n ºtro maestro aprendió a leer regularmente en

un mes º poco más mi madre ; y aprendió a escri b i r , del modoque luegº se verá .

Para leer , tomó un catecismo de doc trina y preguntó dón

de estaban la Sal ve y el Padrenuestro, a la primera criatura

que sabi endo leer l e deparó el acasº . Acto seguido,se pusº a

m i rar la pr imera letra de la pr imera palabra , luegº la segunda

y todas las sucesivas ; y ella , haciendo su compos i ción de lugar ,decía : <<P a —dre, la primera sílaba es P a , la s egunda es dre; con

la punta de la t ij era rayaba en el revés de una puerta,y co

m e pedía , una P y un a el cºmº las de imprenta . Luego venía< nues-tro » y decía para s i : la primera es la nues, la segun

d a tro,y rayab a en la puerta n

,t . De este modº

,cavi la qu'e

cav i la y dale que le das , cºn un lápiz escondido en el senov

una hoja de papel cualqu i era , comparand o palabras escrit as

en cart i tas d e mi padre con las“

del Padrenuestro y de la Sal

ve , que sabía de memoria , pudº leerlas y ll egar a c ontes

tarlas .

El tío Sebast i an no sabía leer , por otra causa : n º tuvo vº

cac i ón de cura n i d e m i l i tar , y fuera de ambº s casos , para nad a

ha cía falta . Antes pºr el cºntrar i o , si se pertenecía a la clase

de heredado s prºpietariºs , era un títul o honroso el n o saber

escr i b i r : mu estra de nº pender del trabaj o persºnal , de ser in

depend i en te,de vivi r de lo suyº y ser un caballero . He aquí ,

tamb i én,la eXpl i cac i ón de que a dºña Francisca nº le gustara

ver de chaquetón a su hermano .

Del sºbr i nº Sebast i án m i raban comº una desgracia que s u

piera leer y escr i b i r ; pero se res i gnaban al verl e de aprend i z

d e procuradºr , ya que nº teniendº qué heredar no l e qued abaº trº remediº .

Curi oseandº los cajones de la panzuda cómoda , descubr i

Page 115: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 16

nos una v i sita m i padri no . E ra un comandante,retirado jºven

por casarse en el Puerto con una señ ora acaudalada . Amigos y

casados unos y ºtrºs , mis padres fuerºn padrinos del pr i mer

h i jº , y ellºs lº fueron míºs .

Apenas me había sentadº sobre sus piernas y dadome

unos cachet i tos , cuandº exclamó'

—¡Cáscaras , y qué crecidº está m i ahijado !Ya debe de

andar en los c i ncº años . Es precisº que lº lleven a la escuela :

yº me encargº de su educación ; qu i ero tener ese gustº . E l

cºmpadre no piensa en nada ; cuandº venga , díganle queme vea .

En efectº,m i padre había salido .

Escuché la sentencia como puede supºnerse ; y , apenas se

reti ró el padr i no , me eché en brazos de mi madre rogándola

que no me mandase a la escuela . Cºmo no la viese conforme

con mis deseos , lloré . Mi madre,sm decir si ni nº

,prºcuraba

tranquil i zarme .

— N o temas,allí van mucho s n i nºs cºmo tú y juegan . E l

maestro les regala muchos dulces y estampi tas ; tú verás cuán

tas cosas te enseña y lo bien que lo pasas .

Cá lculese el efecto que me harian sus palabras,a m i que

escapé m i lagrºsamente del granero de Santº Dºmingo . Clarº

está : el llanto pasó a rabieta .

Con mis padres , no me creía en el deber de reprim i rm e .

L a escuela era horrorosa ; comº tal la sentía , declarando m i

aversión .

A los dºs º tres d ías , cuando yo esperaba que se hubiese

olvidad o el asunto , mi padre me tomó de la manº .

—¿Adónde me vas a l levar?

A la es cuela .

¡Yº no quiero ir a la“

escuela !— dij e , demudado .

Es preciso,h i jo m i º

, ya tienes edad .

¡Yo no quiero ir a la escuela !— repet i llºrandº y tirando

para desprenderme de su m ano .

— N o hay más remedio , h ijº— replicó sujetándome .

Page 116: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 17

—¡Yo no quiero i r a la escuela !— y me tiré al suelo .

Mi padre me tomó en brazos,si n hacer caso ; º por mejºr

deci r, v i olentándose pocº menºs que yº . A pesar de m i s gritos

y prºtestas,dió conmigº en una accesor i a de la m i sma calle de

la Nevería , esquina a la de Pala ciºs ; donde , con puerta de

calle a la vía pública , se hallaba establecida la escuela de don

Diegº Choquet .

Sal i ónºs éste al paso , hac i endo genuflex i ºnes y afectando

fi nura . Yº nº cesaba de llorar y patear , mientras m i padre y

el maestrº se entendían : l a cºsa era clara,que lle vaban un t o

rito a l mataderº .

Hecha la entrega en fºrma,procuró mi padre desasirse y

reti rarse . Pero, ¡aquí fué ella ! Me agarrº a sus piernas , y por

pºcº nº le tumbº . Mi padre queri éndose despegar,el maestrº

tirando de m i con buenos m odos,y º ch i llando y forcejeando ,

sé si formábamos un cuadrº patéti cº o ridículº . V enc i ó , cºmº

s i empre,la fuerza cuandºnº la autºridad , y quedé pri si º

nerº .

Ret i radº mi padre de la escuela,cºg 1 endom e de un bracito

el maestro,cen más energía y m enos amabilidad , me llevó al

puesto vacío de una banca ; y en el banco correspºnd i ente me

sentó , haciéndºme dar una culada . Advertí cºn esto que albo

reaban lº s proced im i entºs del Fraile ; y tuve que reprim i rm e

l lor i queando bajo , haciendo pucheros y l impiándome las lágrimas cºn lºs puñºs .

Nº h i ce más , ni recuerdº más de las tres horas que debi odurar la clase .

A las dºce , el aye de la escuela puso en fi la de a dºs a tºdºs

lºs ch i quillºs , y se disponía a partir con nosºtros ; perº el

maestrº,reparandº en m i , v i ó que tenía la cara horri b lemen

te t i znada y llena de churretes . En efecto,sentadº delante de

una banca de escritura , manchada de tinta luengos'años

,m i s

puños , chorreando lágrimas y refrescando la tinta , se habían

cºnvertidº en dºs brochas cºn las cuales me puse comº nuevº .

Entºnces el maestrº , sacando su pañuelo moquero comenzó a

Page 117: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 18

restregarm e ; y , no S i endº sufi ciente,l e echó varias sa l i vi tas ,

c ºns i gui endo algº más con t an S i ngular jabonadura .

U na vez l imp i o así , la escuela en pl eno , con el aye detrás ,se pusº en marcha . Cºmº mi casa era la más próx ima , me de

jaron en el zaguán , y la escuela s iguió su prºcesión .

Mi pobre madre,al v erme tan churretoso y sofocado

,do

110 se de m i . P ºr la tarde , a l o i r la voz de un chicº que gritó

en el portón,Fulani to de Ta l

,cºntestó mi madre

— Está malito .

Pero,al día s i guiente n º hubo tu t ía : a la voz del chione

lº m al de mi grado,tuve que i ncorporarme a l a escuela

,tºmar

puestº en l a fi la y , llegando a la clase , ocupar mi sitiº .

XXXV II

U n a e s c u e l a p a r t i c u l a r .

L a escuela,instalada en una accesoria , esqu i na a las calles

de Palacios y la Nevería , según dejamos relatadº , guardaba

en su inter i or la m i sma fo rma angular de las fachadas , estº

es : una cruj i a en para le lóg ram o a una calle ; otra cruj i a i gual

a la segunda calle,y am bas conti nuas pºr el vértice de su i n

t ersecc i ón . Al murº de la Nevería,dos ventanas con reja ; a l

de Palacios,la puerta acr i stalada de ingresº y ºtra

,venta

na enrejada ; todas , cºn sus respecti vas v i dri eras . Al testero d e

la cruj i a de la Nevería , una pu ertec i lla cerrando un cuarto o s

curº : en él un mal excusado,consistente en una tabla horizon

tal perforada por un gran agujero,a la 'a l tura prºporc i on ada

para adultºs ; el restº de dicho cuarto quedaba libre , para una

tinaja de agua con tapadera de p i nº,sºbre la que descansaba

un jarrº de lata abollado y m ºhoso .

Estº y n o m ás const i tuía la escuela . Respecto a ilumina

c i on , mejor que el granerº del cºnventº , en virtud de las tres

ventanas y la puerta de calle ; en cuantº al aire , peor que

Page 119: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— N o se dice anº, señºr» ; se dice unº , Padre » . Diga a su

gente que se la cºmpre .

Cuando le hube cºntestadº,tomó una carti lla refregando

se un ojo ; y haciéndome acercarme mucho entre sus piernas,

para l º cual hi zº girar la silla,me s eñaló la primera letra cºn

la púa rota de una pei neta de cuerno,que le servía de puntero .

Al señalar as i, yº d i je :

— Jesús María .

Corri g i óm e él , diciendº A ; d i º un saltito chicº con la púa ,y recordé que debía decir E ; otro saltito , y d ij e —I ,

'al otrº , 0 , y

luegº U.

— Pues,caballerito

,cºnºce usted las vºcales .

Nada de esp : yo hube de recordar la taravi lla de la amiga

Jesús M ari a,A , E ,

I, 0 ,

U,pero nada más , y ni por piensº el

relac i ºnar estºs sºn i dºs cºn sus s ignºs .

— B i en,b i en ; ahora al revés . ¿ Cómo se llama ésta?

— Jesús María .

El aye , fi j ando bi en el puntero sobre la letra dºnde lº te

nía puesto bajó la cabeza y vºlvió a refregar el ojº pºr la car

t illa,diciendo :

— No , caball er i to , ésta es la D . ¿Y ésta?

Yo nº supe qué decirle .

— Pues esta redondi ta es la 0 . Vamos a ver , vamos a ver

¿ qué letra es ésta?— señalando la primera .

— A .

— Muy bien . ¿Y ésta?— E .

— No , no ; mírela bien .

— U .

— N o ; esta letra en forma de palito es la I . ¿Y esta redon

La 0 .

— Muy bien,muy bien

,caballerito . A ver si me las trae us

t ed aprendidas para mañana .

Decididamente,el pobre ayo aquél se captó m i s simpatías;

Page 120: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

12 1

no m e había llamado c¡brutol » ni dadº un simple coscorrón .

Y eso que su prºximidad era bien ingrata, por el empalagoso

olor que despedía a carne vi eja y rºpa suci a .

As í , cuando , dadas las doce y rezado el B end i to, se fºrmó

l a escuela para repartir l ºs niñºs , tu ve un malís imo ratº al sa

l ir a la calle , a causa de que un par de rapazuelos , de sde la

ºpuesta esqui na , comenzaron a abuchear al aye con las s i

gu i entes voces :— ¡D on José V i vanco, cojo, tuerto y manco! ¡D on José V i

vanco, cojó, tuerto y m anco .

Lº m ismo,sobre poco más o menos

,que a mi inolvidable

am igº el t i o M eji a .

Desgraci adamente,era verdad : el aye así se llamaba , don

José V ivancº ; y nº era menºs verdad que le faltaba un ºjº ,

y que pºr efectº d e un ataque cerebral antiguº , arrastraba la

pierna izquierda,y ten ía zopos el brazº y la manº del mismº

ladº .

Cºn estº y su vestimenta , resultaba una desdicha andando ,muy a prºpósi to para que l ºs chiquillºs demala educación se

metiesen cºn él .

Alto,10 hacía m ás su delgadez famélica . En l a cabeza

,un

abollado sombrero de copa alta . En la cara,una cuenca vacía ;

el otrº oj o,saltón ; cuenca y ojo cubiertºs por gafas de ancha

armadura de hierrº y dos cristales cºmº culos de vaso ; nar i z

larga , y más delgada que larga ; boca algº tºrcida , pºr la

parálisis“.

Cuello : represen tadº por alto corbatín , que fue de terciopelº en sus pri nc ip i ºs ; y que , perd i endº el pelo , quedó ters ode mugre .

Levita nº mejor parada ,_ab rochada hasta el corbatín para

ºcultar ausencias de chaleco y defectºs de camisas . Pantalón

lustrina , salpicad o de manchas y lamparºnes : pernil es cioate

rº s y deshilachados pºr ab ajo . B otas viejas , remendadas y rº

tas, completaban el hato del infel i z .

Su biºgrafía , aunque contaría más de cincuenta años nº

Page 121: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 22

resultaba larga . Nac i ó de un cºmerciante de lºs más acandalados

,cuandº Cád i z era empºrio del cºmerc i o . L os Ingleses le

apresaron un barcº de su'

prºp i edad , cargado por su cuenta , y

le hic i eron quebrar . E l hijo,educado para caballerº , muertº

el padre , no encontró dónde meter la cabeza ; y así , dando tum

bos y luchandº cºn el hambre,se fué al Puertº para ampa

rarse de una sºbr i na casi tan pºbre cºmo él,casada cºn un

empleadº del Ayuntam i ento, que gozaba de un sueldo de ochº

durºs mensual es . Con l a s ºbr i na encontró habitaci ón en un

zaqu i zamí ; y hasta cama , de dº s banqu i llos y tres tablas , don

de ponerse horizontal ; perº com i da , v estid º , calzado y rºpa

l impia,D i os lº dé .

Al ñu se condol i ó la Prºvidenci a , deparándo le el cargo de

ayo de ni ños en la escuela de D . Diego, pºr el es t i pend i o de

tre i nta reales que mensualmente deb i a ab onarle ; perº que , en

efecto , debi a , pºrque a duras penas si l e pagaba un m es y se

gu ía deb i éndole lº s restantes .

Nº eran solamente las m i serias fi sicas las que l ºs rapazue

lºs l e echaban en cara,s ino que también

,con motivº d el al tº

corbatín,ajustado con una heb i lla hacia el cogote

,le gritaban

lºs muy mal i gnºs :— D on P ep i to, ¿ y la pri ngada?

Contestando el lºs m i smºs , c ºn vºz di feren te g

— E u el corba tín la l levo guardada .

XXXVIII

S i l a b e o y p a l o t e s , i n s u l t o s y p e s c o z o n e s .

Al mes,conºcía lºs abecedarios

,minúsculo y mayúscul o .

Empleé dº s meses en aprender a deletrear,porque no pºdía en

trarm e en la cabeza que f y a sonaran fa , sinº efea ; perº , a l

fi n ,cºn pacienci a

,D . Jºsé V ivancº me enseñó a prºnunciar las

letras asociadas cºntra las leyes intuitivas de la lóg i ca i nfantil .

N o ºcurrieron tan rápidºs progresºs s i n“despertar en m i

Page 123: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

jarm e converti do en un garrote , de puro rígido (pues b i en se

dejará ver que mi deseº de cºnservar las pºs i ciºnes en que m e

colo caba pºníam e tieso y envarado) ; cºn lº cual el maestrº se

desesperó,y graci as que pºr esa vez l imitó su desahogº lla

m ándºm e c ¡t orpe , bruto y an imal !»

Ya solº,y algº repuesto d el sustº

,mºje la pluma y pagu é

pºr hacer algún palote ; pero , en vez de raya , sal i ó de la plu

m a un g ot erón y sol tó un chapón mayúsculo . Al notar m i

c ongoja el párvulo de al lado , cogi ó m i plana y pegó un la

m etón sobre la mancha,con lo cua l desaparec i ó lo negrº

,

aunque creci ó 10 húmedo y tiznado .

Con esto,proseguí mi labor

,cuidandº mucho de sacudir la

pluma ; perº , al ponerla en el papel , comº húmedo que estaba ,se corr i ó la ti nta y mucho de lo lamido volvió a ponerse ne

gro . A sí,entre mºrtales angustias y conato s frustrados

,l l egó

la hora terr i ble de enseñar l as planas . Tocóm e el turno y fu i

temblandº con la mía,cual reº que llevara el prºcesº de su

cºndenación . El maestrº se redujº a m i rarme cº n enºj o , ha

cer una piña de la plana y tirarla al suelo . V i endo que nº de

cía nada y que otrº chicuelo me seguía a la espalda , m e retiré

moh i no y me senté en m i banco .

Sobre poco más o menºs,así pasaron varios días , en lo que

respect a a la escritura . Cada vez que venía D . D iegº para eu

señarm e a coger la pluma,pºner el papel y cºlºcar e l cuerpº ,

m e quedaba más agarrotado , rígidº y entorpecido de m ºv i

miento ; la impaciencia del preceptºr se acentuaba , y sobre sus

frases ha lagñ eñas intercalaba algún tirón de orejas y alguno

que otro pescozón .

Con estº,m i suscept i b i lidad imp á ti ca trºcó en altiv a m i

n aturaleza ; muy altiva de por si para tan corta edad , comen

26 a sufri r una metamºrfºsis hºrrible . De nada ser vían m i s

prºtestas cºntra la escuela,ni mis lágrimas en el senº de la

familia . De nada ser vi a mi vºluntad ; tuve que reducirme a de

vºrar en silencio aquella tiranía,sin sentir otrº consuelo que

reconcentrar mi odio al maestro y a la escuela, alimentando

Page 124: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 25

en mi i n ter i or el deseº de venganza , aplazada para cuando

fuese mayor y cºntara con las fuerzas sufi cientes .

¡Oh , qué educaci ón tan aprº pi ada para hacer de un buen

niño un hombre cr im i nal ! S i al ñu n º lo he s i do , atri búyase a

la d i vina m i ser icord i a .

Y pues ya hemos entrado en relac i on con el maestro , será

ºportunº darlº a cºnºcer .

Otro desgraciado , cºmo el frai l e , comº D . José Vivanco ;nº menos d i gno de lástima

,y cuya memºr i a más me mueve a

compas i ón que a respeto, perº de ninguna suerte a odio n i m al

querencia .

D . Diegº Choquet era por entonces un hºmbre de cuarenta

año s de edad,bajº de estatura y fi no de complex i ón ; rubiº co

lor de l i nº , blancº y con chapetas rojas en las mej i llas , escasº

de barba y b i en afeitado ; lim p i º y raído en el vest i r,a purº

cuidar la rºpa y el sºmbrerº . E n la escuela'

qu i tábase la l evita

para no det eri orarla , v i st i endº ún casaqu i n de l i enzo crudº cºn

mangas sobrepuestas de percal negro , para nº rozar lº s cºdos

n i mancharse .

Su fuerte era el pendº l i sm o : hac i a una redondilla que

aventajaba a la impresa en las muestras ; una gallarda , que ni

con un compás ; una inglesa , que parecia l i tºgrafi ada ; y unºs

rasgos,lazºs y garambai nas que le enamoraban de s i mismº

cºmº N arciso en la imagen de la fuente

Su otrº fuerte era la urbanidad y cortesía ; entendiendº

pºr tales el hacer muchas g enuflex 1 0 nes y cum pl im i en t os a l o s

padres y tratar cºn gran crud eza,sever i dad e i njustic i a a lº s

chicuelos , hac iéndoles en cambio aprender de memori a un li

brej o empalagoso y neciº que se titulaba L i bro de urbani dad

y cortesi a .

E ra casadº , m alaven 1do cºn su famil ia y con su suerte .

Tenía un hij o en la escuela , ya zangón , al que trató con granseverid ad hasta lºs diez y se i s añºs , y cºn punible i ndulg en

c i a desde dicha edad en adelan te .

Detestaba su ofi ciº de maestrº de instrucción primaria,

Page 125: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 26

para el cual , lejos de vocac i on , sentía an t i vocacwn y ted i o .A

grandes vºces y casi diar i amente maldecía de su estado

El escudº de colorines que tenía a la cabecera era su ún i cº

consuelo . N ºs lo enseñaba cºn soberbi a,y desde que los chi

cos escribían planas de pauta séptima (º sea, de dº s rayas es

trechas paralelas) les hacía suscri b i rlas de este mºdº

Hecha p or Fulani to de Ta l , d i scípulo del Sr . D . D i ego Obo

quet de I sla, Suá rez de Fi gu eroa , Z aya s, Guzmán y R ey .

XXXIX

U n a v í c t i m a d e T r a fa l g a r .

En efecto , D . Diegº Choquet de Isla , Suárez de Fi gueroa ,Z ayas

,G uzmány R ey ,

era hijo de un Alférez¡de Navíº que

murió en el cºmbate de Trafalgar,y está de m ás la prueba s i

sería linajudo .

Creº d i fi cil dar idea , n i aun remota , de la vanidad nob i lia

r i a de aquellos tiempos . Qui zá porque la aristºcracia de san

gre veía su ru i na cºn el nacimiento de la clase media,forzaba

hasta la caricatura su presun tuos i dad i mp atuosa . Pero n i los

que ostentaban títulos d e Casti lla , ni sus segundones (más va

n i dosº s aún) pod i an cºmpararse en este puntº a la ºfi ci alidadde la Marina de gu erra .

Desde Trafalgar,quedó arru i nadº el Cuerpº naval . E l G º

bierno,en sus apurºs , escat i mó lº s gastºs

,lº mismo para el

m ater i al que para el persºnal . P asáronse añºs sin dar una

paga,y lam i ser i a de los ofi ciales llegó al co lmº . B ri gad i eres

de Marina,con sus entorchados en la bocamanga , alargaban

l a mano , a las puertas de las i gles i as , para mend i gar una l i

m º sna . Los más honrados se desl i zaban s i pºdían por los al

m acenes del Arsenal , para hurtar cºn d i simulo un pedazo de

cºbre o una herram i enta o cualquiera cosa que pºder vender

para aplacar el hambre . Los prºpi etari os de las palaciegas ca

Page 127: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

quejarme , pues nº era de los peor , sm c d e los mejor librados .

B ajo tal aspecto , no dejaba de at emperarse el Sr . D . Die

gº a c i erta justicia distr ibuti va , fundada en una particular

clasifi cación , a saber : niños que nº pagaban , niños que pagaban m al y n i ñºs que pagaban corriente . L os hºnºrariºs

variaban , de 20 a 40 reales mensuales .

Los de 20 debí an llevar las plumas y el papel para las pla

n as ; adem ás , todos lº s sábados un cuartº por el consumo de

agua . L ºs que por pobreza o informalidad de lºs padres no

pagaban,eran cuerpo enoj oso ; y el m al humor del maestrº ,

nº ten i endo cºntrapeso,descargaba en tºda su amplitud . U n

tanto se retenía cºn lºs que al fi n algo aliviaban las necesn

dades del maestro , y bastante m ás cºn los de paga saneada .

,Qué pocos debían de ser

,a juzgar por las estrecheces de

D . D i egº !

L a escuela bien le saldría po r tres durºs mensuales d e

arrendam i ento ; cuatrº o cincº,a lo más

,la casa reservada de

él y su fam i l i a ; treinta reales el ayo y quince una criadilla . E l

presupu estº d e tinta , plumas y papel no l º calculº ; perº el de

vesti dos y alimento s no debía de ser muy largo , al menºs por

lº que desd e la escuela se pºdía ºbservar .

Comer nunca l e vi , pero si almºrzar . A las d i ez en punto

de la mañana traía diariamente el almuerzo a la escuela una

criadilla m al hateada y pocº limpia . Veni a la refacción en

una servi lleta atada por los cuatro picos . Puesta sobre la mesa

del maestro,éste desataba l ºs nudos

,la extendía cuidadosa

mente a modo de abreviado mantel y ºrdenaba el contenido ,cons i stente en una cafetera de hojalata

,una taza y un platº

v idri ado de V alencia , una cucharilla de peltre , un papelillo

de estraza envºlviendº una onza de azúcar mºreno ; y en re

b anadas fritas,mediº cuarterón de pan ,

º sea la octava parte

de una hogaza .

D . Diegº,con gran calma y co n cierta fruición , vertía

de la cafetera el chºrrº,nº de café , sino de un té nom i na l , en

la cuenca de la taza ; le agregab a su cucharadita de azúcar , y

Page 128: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 29

c omenzaba a mojar allí y a roer de seguida,unº en pos d e

ºtrº, sus pi catost es . Conclu íd os

,acababa pºr sº rb erse el infuso

restante ; y , por último ,s ºnaba la cafetera

, por si en su i nte

rior h ubiese quedado algún remanente no desaprovecharlº .

U na vez todº cºnsum id o , s e) l impiaba prolij º los labiºs con

una punta de la servilleta , cºlocaba en el seno de ésta lºs tre

bojos y … a la cr i ada,que salía cºn el los t an campante .

¡Yque para esto mur i ese un Alférez de Navío en Trafalgar !Por m i parte

,l e perdºnº las gruesas d e palm eta zos que me

endi lgó a cuenta de l ºs palotes . Al rec i b i rlos, ¡qu i én me ha

bía de deci r que , no D . Diego,sino Nelsºn me los daba ! A lo

menºs,és t e tenía la mayºr parte de la culpa .

A juzgar por la analºgía,la com i da deb ía de correr par e

jas ; y ahora , , cºn estºs precedentes,cualquier lectºr podrá

co leg i r el buen humor y temple de ánimº del maes t ro parallevar con paci enc i a la enojo sa o cupaºi ón d e educar n iños .

M as es el caso , que yo ent ºnces no podía penetrar esas pro

fundi dades ; que sólº exper imentaba los efectos del mal tratº

y de la injustic i a,a cuyo influj o , nº solamente se fue depre

vando m i condic i ón moral , s i nº que también sufr i o retrasº y

hasta retroceso l a parte i ntelectual .

Induc i do a la idea de que e l deber estribaba en cºp i ar p a

lotes, p unti llas e i tulfi s , y en repetir cºmo una cºtºrra la dº c

trina y las máximas de urban i dad y cºrtesía , al sent i rme in

hábil para ello y muy i nferiºr a la general i dad de los ºtrº s

n i ños,me cºnvencí de m i tºrpeza , perdi gran parte de m i s

cºndiciones refl exivas y cesé en el háb i to de preguntar . ¿ Cómº

preguntar,si diar i ament e me llamaban tºrpe y bruto? E ra

prec i sº , cuando menos , d isim ular brutalidad e ignoran c i a , n ºd eclararles preguntando lº que nº sabia ; antes bien , cºnveníadisimular y buscar trazas para dar a entender que estaba muy

a l cabº de todas las cºsas .

Page 129: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

U n e n c a r g u i t o a P u e r t o R e a l .

Habían corr i do algunos m eses . Mi padre pudo ya buscar

c asa y establecer su bufete de abºgadº .

La casa,d e buen aspectº

,estaba arrendada pºr par tidºs º

pisºs . En el bajo nº recuerdº qui én vivía . Nosºtrºs,en el pri

m erº ; y ºtra fam i lia , con var i ºs ch i qu i t i n es , en el segundo .

De éstos , unº era algº mayor que yo,o trº de m i edad y ºtrº

m ás pequeño .

Como m i madre se en cºn traba en meses m ayºres y próxi

ma a nacer m i h erm ana Adela , púsose en mi conºci m i entº que

se había encargado a Puerto Real un niño chiquititº y muyb on i to

,que pronto traerían en un canasti llo .

Con tal novedad sentí conten tº ; y cºmo l legaran lo s niñºs

d el vec i nº , les anun c i ó a m i vez la buena nueva . Perº , l ejos de

recib i rla cºn sorpresa,el mayor , hac i endº un gestº desdeño

sº y algº autor i tariº,m i ró alrededor

,vol vi ó la espalda y cºn

l a m ano vuel ta cºmenzó a hacernºs señas para que le si gu i ése

m º s . A si lº h i cim os,dejándonºs cºnduc i r hasta que

,llegandº

al dorm i tºriº m ás apartado,con el d edo en la bºca indicó el

mayor s i lenciº ; y levantandº la colcha pendiente d el costado

de la cam a y que caía hasta el suelo , allí , en aquella especie

de escond i te se en tró a gatas,im i tándº le l ºs demás .

U na vez debaj o de la cam a , cºn vºz muy cal landi tº,nºs

dir igió la sigu i ente perorata— No lo creá i s . El niño n º vi ene de Puerto Real . Sale de la

barr i ga de las m amás . Y lº.hacen los papás cuando se acuestan .

Aún entró en otras a p li caciones más particulares y menºs

inºcentes, pºr las que en tendi que entre la florescencia y la

fruct i fi cac i ón no había i nterm edio : error fel i z y d e gran in

fluen cia pºster i or en el restº de m i vida .

¡L a pri mera lección de anatºmía , debajo de un pollero!

Page 131: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

XLII

D e t a n t o p u l i r, m e d e s p u l e n .

Cons i dércm e el lector hac i endo,nº ya palotes , sinº medios

pun t i l lo s y punt i l los pºr espac i o de muchºs meses , rezandº

la doctr i na , dandº la cart i lla y cantando la tab la de sumar ,amarradº al banco de la escuela cºmo el galeote al banco de

su remo,si n más diferenci a que la de que en vez del reben

que cruzaran las espaldas frecuentes cºrreazos . Entretanto,

digamos algo de la parte de afuera del aula ; si n perju i c i º de

vol ver a ella después , ya que desgraciadamente hay mater i a

para rato .

Mi buena madre era una m adre s i ngular : de puro buena,

llegó a cºnvertir mi infanc i a , ya penosa pºr l a escuela , en m ás

penºsa tºdavía . L ºs j ueves y lºs dºmingos , que , cºmº de asue

to,debían pertenecer a m i l i bertad y a m i alegría

,se troca

ban en d i as de ºtra clase de martirio .

Por desgracia,decia todo el mundº que yº era un n i ño

bºnito . A m i m adre parecíale un querubín , y cºn esto me

cayó la lºtería .

Los jueves y los dºmingºs , antes de la madrugada , alas

tres d e la noche,hallándom e sum i dº en lo más profundº del

sueño,cºg íam e pºr bajo d e los brazo s y en volanda s me lleva

b a al cuartº de l ºs trastos , dºnde tenía preven i da una t ina de

madera,l lena de agua

,en la que me zambullía de repen tón .

Acto segu i dº,con un trozº de j abón y un estropaj o me araña

*

ba de lºs pies a la cabeza , s i n curarse de prºtestas n i de gr i tos .

Term i nada la faena a sat i sfacc i ón ,m e secaba cºn una saban i

l la y me cubría cºn camisa l impia , sentándome"

en una silla

baja , y comenzando ºtra ºperac i ón no menos dulce .

'

En una horn i l la preparadaf al efectº , tenía d i spuestos dos

pares de tenazas ; después de pe i narme y abri rme ve i nte rayas

en el pelº , comenzaba'

a rizar los tirabuzones,que me caían

Page 132: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

hasta los hombrºs y la espalda . Hechº esto , que duraba un

valiente rato , cogía unas duras torcidas de papel , l i ando en

cada una su respecti vo rizo . E n esta disposición , cand entes

m i s orejas , encend i dº el rºstro con el aperreo y el “calºr de las

tenazas,dolorida la p i el por el áspero fregar del estropajo , y

m i cabeza cºnvert i da en caballo d e frisa a fuerza de p ap i l la

tes,vºlvía a cogerme pºr ,

debajo de lº s brazºs y a depº si tarm e

en la cama … para que n º durmiera : las dura s torc i das se me

clavaban ya en la s i en , ya en el cogote, según me echase en la

almohada,impid i éndome coger otra vez el i nt errump i dºSueñº .

Perº esto sólo era el prólogº de m i s del i c i as en lo s días de

asueto .

A l as s i ete de la mañana se enredaba de nuevo en la faena

de ponerme hechº un querubín . Destorcía lo s pap i l lotes, y d i s

tri bu ía l º s ti rabuzones de la manera más bella . P ºn íam e un

corsé,que me dejaba s i n resp i rar ; unas bº t i tas nuevas , b i en

ajustadas,para qu e resu ltarari l º s p i es muy pequeñ i tos ; unºs

cuellos r i zados y almidonados que i nm º vi l i zab an la cabeza,

y después, lºs calzon es y el casaquin º l o que fuese más de

moda y llamativo . Q uedábame converti do en una p i eza . Y ya

por el ajuste o ya porque no me manchase,a mano me daba

d e almorzar m i bonís ima madre ; esperandº al ayo , si jueves ,para que cºn ºtrºs ch i cºs me sacaran de paseº ; s i domingº ,para llevarme a m i sa y después a pasear .

N i qué decir ti ene cómº iría : a cada pasº un dolor , a cada

mºv imientº un ahºgo ; prefería estarme quietº , y lºs minutospareoíanm e siglos .

Tantos trabajos nº tenían más que una compensac i on ,agra

dab i l ís im a si n duda para mi madre,impertinente y en sumº

gradº enoj osa para m i . N º acertaba a pasar moza m V i ej a pºrmi ladº

,que nº parase la escuela y exclamara

—¡Qué niñº tan bºn i tº ! ¿ De quién es?

Lº peor era que se bajasen a darme un besº,ya tuvieran

la cara limpia o sucia,les oliera la boca º l levaran las narices

atacadas de tabaco .

Page 133: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡M artiriº los d ías d e trabajo , martirio los de asueto ! Otrºspodrán decir que es fel i z la edad de la i nfanc i a . Hºy que sºyviejo , puede creérsem e

,no querría vºlver a la mía por nada

de este mundo .

¿ Qué i nfluencia pudº tener lo relatadº en m i educac i on y

en mis cºstumbres? Mucha y grande : odiº a toda ºpresi ón fi si

ca º mºral ; rotura de respetos hasta pasada la edad v i ril ;reacción en el

'

sent i do de cierta espec i e de l i cencia ; i ncl inación

al abandono d e la forma y de la compostura en el vestir ; con

vert i rm e,en la segunda i nfanc i a y juventud , en un destroza

dor de rºpas ; y perpetuamente , en descu i dado y desmañado .

Aun hoy día,me exalta y sobrex c i ta que cepi l len la rºpa

cuando la tengo puesta , º que me arreglen la corbata : ésta cae

cºmº caiga ; y, para nº verme irr i tado , es necesari o que elvestido lo arreglen y lo l imp i en antes d e ponérmelo . En vanº

he procuradº cºrregir tales defectos : los conozco , y tratº de

cºntenerme ; perº , aun haciendo el prºpós i to , me resulta muy

difícil dºminar la impaciencia si me pegan un botón .

XL I I I

U n S e r a fí n a z o t a a a n g e l i t o s .

P uesto que ya conocemºs al ayo y al maestro , cºnvenienteserá entrar en relación cºn algunºs cond i sc i pu lºs .

Sea el primero Serafín : tal es el nombre del h ijo del barbe

rº d e la esquina a la plaza del Ayuntam i ento,m oza l lón maci

zº, con cara , cuerpº y facha de animal ; su edad

,catºrce º

quince años bien aprovechados . Llevaba el papel y las plumas

y el cuarto para el agua ; era cºntr i buyente nominal , por lº

que y pºr nº desperd i ciar sus aptitudes físicas , sin nombra

miento expreso,pero cºn aquiescencia tácita , ejercía los hon

roso s cargºs de esbirro y de acém ila,escolar .

A su celo estaba encºmendada la denuncia de lºs delito s y

Page 135: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 136

XLIV

E l p o b r e C a r l i t o s .

Más tarde,mudó la escuela de local . El Rey había muerto

, .

cºn gran contentamien to de lºs ch i qu i llos ; porque , debidº a

'

sus fúnebres exequ i as , nos dierºn vacac i ones .

P ºr m i parte,nº había dejado de adelantar . Ya podi a

'

po

n er en l a plana : s D iscípulo del Sr . D . D i egº Chºquet de Isla ,Suárez de Fi gueroa

,Zayas , G uzmán y Rey . » Ya l eía el Cate

c i smo,a tropezones

,y hasta sacaba cuentas d e restar .

L a escuela se había i nstalado en el p i sº bajo de una casa

en la call e d e Santo Dºmingo,esquina a la de San B artolºmé'

m ejor l ocal,m ás espac i oso y más separadº de la letrina .

El Sr . D . D i egº debía de haber prosperado , aunque su al

m uerzo cºn tinuaba s 1endo de té con p i ca tostes . Calle pºr me

d i o estaba el conventº de Santo Dom i ngº,convert i do ya en

cuartel de Cr i stinos .

Entre m i s buenºs condi sc ipu los con táb ase el pºb re de Car

litos,a qu i en yo amaba por lo m i smo que era objeto de burla

para l a mayºría d e lº s muchachos de la escuela . Y eso que a

su padre le tenía avers i ón y hasta ojeriza .

Le conºcía de haberle visto desde tiempo atrás , cuando i ba

m os con el aye a recoger y d i str i bu i r lº s n i ños . V ivía en el

V erjel , en una casu cha oscura,de escalerilla y pºbre , de los

pr imeros soportales,que ya han desaparec i dº . B ajo aquellºs

pºrtales , negros comº l a nºche y aplastadºs , que parecían

caerse enc ima,sol íase ver frecuentemente paseandº , sºlº , ta

c i turn o y cºn la cabeza baj a,al padre de Carl i tºs .

Erase un señºr tétrico,altº y flacº

,envuelto en un levitón

m ilitar , verde ºscuro , que le l legaba a l ºs tobillos ; cubierta la

cabeza por una gorra d e hule, vi eja , cºn gran visera negra pºr.

arriba y verd e pºr abajo . Su aspectº,entre de militar y depen

diente de las actuales funerarias .

Page 136: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 137

L a cara tampocº resultaba s impática : sumido de carrillos ,

m uy poblado de cejas ; patillas negras , cortas y estrechas ; afei

tado de bigºte . Sin más i ns i gn i as que unas ti ras de cinta , a la

i zqu i erda del pechº , sabia yo que era cap i tán , y cap i tán ré

t i rado .

Algº grave med i taba aquel señor . Un día corr i o la voz de

que se había i dº con los facc i osos, y a poco v ino otra noticia :

que en la pr imera acc i ón le habían cºg i do y fusilado los cris

tinos .

Quedó Carlitos huérfano . Para colmo de desd i chas , Carli

t º s era j ºrob ado : un caparaz on c i to i nfºrme,sobre dº s p i er

n i tas fl acas,y por brazos dos can i llas fºrradas de pellejo .

Con trabajo lle vaba el cuarto d e agua los sábadºs,cuandº

el padre v i vía . Huérfano,no hay qué dec i r : era más gratu i to

que Serafín,y su cºntraste v i vº (si de un sér t an raquíti co

puede prop i amen te de01rse que v ive)E l casº es que los chiqu i llºs de la escuela le decían : eCar

l i nº,jorºbado »

,y él lº l levaba con paciencia . Pero , am i go , l º

que le i nmutaba y le hacía palidecer era º i f' dec i r :—¡Ahí v i enen lº s cr i stinos !

A esta frase,Carl i tºs se llenaba de pavura y n º sabía dón

de meterse : se escºndía detrás del que estuviera más cercano ,º se acurru cab a hecho un o vi llo debajº de los bancos . Yo n o

podía hacer más que tran qu i l i zarl e y aconsejarle que no hi

ciera casº,que n º era verdad

,y que aquello se lo decían pºr

m ol erle y asustarle . ¡Todo en balde ! Su terror , f ác i l de eXpl i

car y que const i tuía en él hasta un sen timiento sagrado, por

arrancar nada menos que del fusi lam i entº de su padre , era un

terrºr d e l os que nº se pueden dºm i nar .

Conocíamos esto l o m i smº los ni ños que el aye y el maestrº , y s i n ¡Pobre Carl i tos , sólº fel i z pºrque a muypºco terminó su m ísera existenc i a !

Con esº de hallarse próxima la escuela al cuartel d e lºs

Cristinos , pasaba Carlitºs los sustºs que son de suponer , dandopábulo mayor a sus terrores .

Page 137: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

138

Cierto día (¡nº pu edo recordarlo aún s i n sentir i ndi gnac i ºnestaba de guardia un mili ciano am igo de D . Diegº ; y , comºpróx imo a la escuela, se le ocurrió entrar a hacerle una visita .

L o mismº fue entrar que pºnerse en pie Carlitos , en acti

tud del conejo sorprendido por el cazador . E n cuyº instante

el zangón de Miguel (que as i se llamaba el prºpiº h ij º de dºnDiegº) , d ij º a Ca rlitºs para asu starle m ás :

—¡U n cr i stino !

A esta voz , cºmº fl echa despedida , sacandº fuerzas nº sé

de dónde,el jorob ad i llo saltó la banca y echó a cºrrer , levantó

el picaporte del zaguán y tomó por la calle arriba cºn una ra

pi dez inverosím i l . E n el m i smo puntº se d i ó la vºz de alarma—¡E l j ºrobadº se ha escapadº de la escuela !

El m i l i ciano,alto

,gordo

,cºn su un i forme flamante y el

m ºrri ón en la mano , se quedó de pie , hechº un pasm aro te,en

medio de la escuela . Irritado y sulfurado D . Diego,al ver un

actº de deserción en su clase y presenciadº pºr un extrañº ,gr i tó a Serafín

¡Corre y tráelº !

Serafín , tal como estaba , s i n tºmar gorra ni sºmbrerº , sa

l i º cual un sabueso tras la pieza . Ya baj º los mismos portalil los d el V erjel y cerca de su casa , echó el guante pºr el pes

cuezo a Carlitos , entrandº en la escuela triunfante y con él en

vºlandas cual mosca en la trºmpa de un arácnid º .

Lo mismº fue sºltarlº , que D . Diegº le disparó un cºrreazº

con cuantas fuerzas pudo , derribándolo al suelo ; allí fué a se

cundarle en su furia i nsensata , y gracias al cristi no , que se me

,t i ó por medio , cºn lo cual , , lejos de apagars e , se encendió más

la i ra del preceptºr .

Carlitos arañab a el suelo , pugnando pºr incorpºrarse ; Se

rafi n le m i raba de pie, seguro de sujetarle en caso necesario ;el crist i no abollaba el m orri ón en su lucha por aplacar y con

tener a D . Diego . Al fi n,éste alcanzó con un puntapié al to

davi a postradº jºrobadi tº ; . con esa descarga , al cabº quedó

más tranquilo el maestro y escuchó las palabras de l pacífi cº

Page 139: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

como mozo de u na tienda de montañés,había llegado a dueñº.

de varias , prºp i e tari o , personaj e de campanariº y hasta fi rmecolumna de la soc i edad comº jefe del parti dº moderado . E n

una p a l abra , era unº de esºs ar i stócratas del dinero que habían

ven i do a sust i tu i r a los aristó cratas de pergaminºs y a los del

papel m arqu i l la , cºmo D . D i egº .

P º r tan va l i osos tí tu l os , el m aestrº desplegaba con el dis

cípu lo tºdas l as prescri pc i ºnes de l l i bro de urban i dad y co i te

s i a ; pero no sé cómo , ci er ta vez hubo de correg i rle e l trazo º

rasgo de alguna letra"

cap i ta l . Otero no lo llevó a b i en,y en

t rarºn en d i sputa . D . D i ego tºmó sus t emples de maestrº,Ote

rº l º s de c i udadan o l i bre . El unº increpó de torpe y bruto , el

ºtrº se puso de p i e en act i tud amenazante . Entºnces el pr ime

rº qu i so restablecer la d i sci plina,amenazandº al jºven ; éste ,

cºntestando a l reto,de una montañesa bofetada derr i bó al fi no

de D . D i egº,haciéndole dar med i a vuelta de torni llo , y fur i o

so tod avía , le agregó otra montañesa pa teadura .

N i M i guel n i Serafín acudi erºn a l socºrrº . Pepe Oterº cº

g i º su sºm brero , se lo enca squetó en la cabeza y sal i ó despac i o

de la escuela para no vo lver jamás . Los muchachos , y yº entre

ellos,contemplamºs la escena con a legrís im a emoción .

¡El pºbre Carl i tos estaba vengado !

XLV I

a¡P o r b u r r o !»

Abreviemos,porque o mucho me engaño

,o ya debe estar

el lecto r hasta lºs pelo s de D . Diego Choquet . Pero es precisº

cºncluir el relato , siquiera sea de lo m ás esencial .

M i guel llegó a ser ayudante de su padre ; con él alternaba

en tºmar las lecc i ones de memoria y presid ir las decurias del ectura

Lecc i on de'

memºria jamás llevé una , ni de gramática , ni

Page 140: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

de nada . Con esto , m enudeab an'

los castigos , y llegué a ser

cºnsideradº cºmº el más burrº de la escuela . P ºr ende y cºmºtal

,m udada el aul a a la calle de la Palm a

,frente a l a em boca

dura de la calle Larga , hub i eron de colocarme en el balcón ,con una coroza de papel exornada de dos grandes orejas ; al

pechº,uncartelón que en letras gordas dec i a : P or burro, y en

l a m ano una vieja escoba de caña comº cetrº .

¿ Qué proced imientº pºdía i nv entarse más efi caz para hacer

perder la vergñ enz a a una cr i atura?

Todº comentar i º sería oc i osº . Conste la b arb ari dad,

/

para

que nº se pierda en el olvi do ta l prº cedi m i en t o pedagóg i cº .

Cºmo,por más que hacía

,me era imposib le aprender ni

dos líneas de memori a , recurrí a determ i nados arti fi c i os ; y ya

se verá que nº dej aban de tener su méri tº . Espontáneamente,

nº pº r im i tac i ón , el sºborno . G uardé cuantos cuar

tos y ochavos recºgía . Al dar la lección,con d i si mu l º

, alarga

ba a Miguel , ora sei s m aravedi ses , ºra una mota,o ra un cuar

to ; y cuandº no tenía otra cosa , mis postres de la com i da : un …

puñadº de h i gºs secos,una naranja º cuatrº nueces

"

Ellº no sería moral , perº fue efi cac ís i mo . Me e vi tó muchas

dºcenas de palmetazos ; y no vo lví a ser condecoradº de coro

za , cartelón y el escobón consab i dos .

Finalmente,para estimular la aplicac i on y el mayºr celº

de los n iños , se emp l eaba un recurso sapientís im o y muy par

t i cu lar . Cons i st ía en s eeb ar planas,echar puntos en lectura y

echa r puntºs en lecciones » .

Tales echaduras no dejaban de repeti rse con frecuencia

unas veces , pºr orden del maestro ; o tras , por espontánea vºluntad de los discípulºs .

— Zutan i to— solía dec i r D . D i egº ,— hoy echa usted plana

cºn M engan i tº .

— Fulan i t º— hoy echa usted puntos de lectura (o lección de

gramática) cºn P erengan i tº .

U no y otro chicuelo hacían sus planas respectivas cºn elmayor cuidado y

,terminadas , iban juntos a la mesa del maes

Page 141: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

142

t ro para presentárselas . E x am i nábalas D . Diego y echaba unarúbrica de vale sºbre la mej or

,entregandº a su autor la pal

meta para que cºn ella y pºr su prop i a manº pegara una docena de palm etazos al cºnd i sc i pu lºS i la echadura era a l eer º a lecc i on de memºria

,l eían unº

en pos del ºtro las lecciones º l as recitaban como papagayºs :aquel que se equ i vocaba menos º las decía de cºrrido

,conver

t íase en verdugº de su compañero . Con t an poderºsº y noble

estímulº , los niños procuraban vengarse cºn nuevas echadura s;y así se estimulaban sanamente la aplicación y el aprovecha

m iento de lºs tiernos párvulos .

XLV II

C u a t r o m o r t a l e s a ñ o s : 1 8 32 -36 .

Del año 32 al 36duró mi brega en la escuela del señºr dºn

Diegº . ¡Cuatrº años !Decir que n o aprendí absº lutamente nada

en ese tiempo seria falso . Terminado dichº plazº,leía

,aunque

n º de corridº . Añádase una circunstancia , de l a que , pºr más

que medito,esta es la hora que nº he pod i do encºntrar expl i

cación : que l eyendo , b i en º mal , pero a l cabo leyendo , nº me

enteraba ni pocº n i mucho de lº leídº . Ta l absurdo,t al con

trasen t i do sería incºnceb i ble ,'

si nº fuera pºrque se repite tantº

en la enseñanza , que cºnst i tuye la regla general : aprender la

t i n ,y no saberlo ; aprender física , examinarse d e ella , decir

desde la primera a la última lección,y nº saber n i pizca de

física ; y así d e todo lº demás .

Muchº pudº deberse al retrºcesº mental y a la perversión

afectiva que la escuela me produjº . Pero,siendo l ey casi gene

ra l el que se concluya la enseñanza cºn ignorar aquello mismº

que se aprueba después de severº examen , s ºspecho que el

fenómenº no era debidº exclusivamente am i i ncapacidad , sino

a l m ºdo cómo procuraron enseñarme .

Page 143: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

cuatro mortales años , y que tuvi eron mayºr i nfl uenc i a en el

fºndº de m i educación .

L as vacac i ones entonces , cas i cºmº ahora , correspºndían a

dos meses can i culares, Jul i º y Agosto ; un mes de Nochebuena

y Pascuas,del 10 de Dic i embre al 10 de Enerº , y medio de Se

mana Santa . Sobre estas grandes,hab ía otras más pequeñas

una semana por Carnaval , media pºr el Corpus ; luegº , los do

m i ngos y dias festivºs,que eran numerosºs ; el de l Santº y cum

pleañ ºs del R ey ,los del maestro d e la escuela

,lo s del papá y

la mamá ; y med i as fiestas , lº s j ueves y lº s días de m i sa .

Los días fest i vºs y vacaciones cortas los pasaba en el pur

g at ºri o ,c ºn las composturas d e m i m adre ; perº , las grandes

vacaciones , ya eran otra cºsa . E n la canícula,antes de Noche

buena y pºr Semana Santa , a Jeréz con D . Ramón de Torres

y la abuel i ta . Ya no tenían que cu i dar de m i educac i ón,y nº

me amenazaba n i ngún fra i l e . Todo era alegr i a y gozo y fies

t a s d e m i P i ndo y carreras pºr el campº sobre el P i o . V olvían

los cuentos al acºstarme . Nadi e se ºcupaba en dar fuegº a m i s

ri z º s,n i en ºprim 1rm e las entrañas con el condenado cºrsé .

Antes,por el contrar i º

,la a buel i ta sºlia ob servar y -decirme

Andas cojº . ¡Q ué zapatos tan estrechºs ! Avisad al zapa

tero,para que venga en segu i da .

E n efectº , venía y me tomaba medidas an chas de unºs z a

patos aprºp i adº s para cºrrer pºr el campº .

¡Q ué fel i z era ! Pero las vacaci ºnes volaban , y el ºrdinari º

venía por m i , poniendo térm i no a mi dicha .

Al llegar a casa,apenas me besaba m i madre , exclamaba

¡Jesús , qué peste a cuadra!Y acto cont inuo

, ya se sabía , a la tina , al jabón y al estro

pajo ; la faena , cºn rizadura del pelo y pap i l lotes , repe tíase

pºr tres d ías º cuatrº , para desqu i tarse de los perdidos y des

vanecer el últimº tufillo de mi sociedad sº l ípeda .

N º táb arñe yo en las vac i ºnes cºn mayor despeje , como s i

una lºsa se apartase de mi pechº y de mi intel i gencia . P ero

vºlvía a caer desde que d ivisaba el puerto y la bahía de Cádiz,

Page 144: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

desde lo alto del cerro de B uenavista . ¡Q ué triste me parecía elPuerto

,y qué alegre Jerez ! Y lo particular es que aún hºy me

impres i onan lo mismo .

Fuera de la escuela no dejaron de ocurrir algunºs sucesºs

que movi eron , ya la afectividad , ya la atención, ya alguna

o tra facultad de mi naturaleza , y que , por tantº , debierºn

produci r algunºs efectºs educativºs .

Sºn demasiado numerºs os para que su narrac i on resulte sº

pºrtab le . Timidamente , y cºn la posible brevedad , daré cuenta

de alg unos .

XLVIII

P r i m e r h o m i c i d i o p r e s e n c i a d o .

U na t arde de veranº venía"

cºn la escuela repartiendo chi

cos pºr las casas , cuando al pasar por la plaza del Castillo

v imos un gran cºrro d e gentes en actitud muy agitada ; la es

cuela en plenº se dispersó , a pesar de lºs gritºs y voces del

pºbre ayo D . José V ivanco . Cada chico,y yo unº de tantºs ,

se dirigió al cºrro , procurando meter la cabeza por lºs inters

t i ci os del gentío ; en t al empeñº estaba , cuando de p rontº se

abrió un ancho portillº en el círculo pºr el mismº puntº p or

donde yº quería penetrar , quedándome solo , cual piedra m i l laren una vía romana .

En el gran espacio del roto círculo,un hombre revº lcándº

se en su sangre ; hacia m i , ºtro descalzº , rem angadº de piernas

y brazos , que huye cºn un cuchillº sangrientº , rºmpe el c ircus

lº con nuevo amagº de salir, -

…y al encontrarme en la línea d e

la rhuída , pone el puñº del arma en mi hombro , me derriba y

s igue veloz su carrera .

Tal fue el primer hºmicidio presenciado . Esto s i que no se

o lvi dai

cºmo la escritura de las planas ; no se olvida n i"

en'

sus

más—ínfimo s detalles.

Page 145: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

146

El muerto estaba bienvest ido a m odo de hombre jaquetón .

E l m atador deb ía de ser,un pescadero , a juzgar por su calzón

de lienzo y su camisa despechugada , los brazos y p i ernas arre

m angados y el desusº de zapatos . Tengo en los º ídos el cha

paleteº de sus plantas al herir el suelo en la carrera y un

r i s gruji ente de sus muslºs al rozar entre si y ladear el cuerpo

para salvar el pequeñº ob stáculº de m i presencia en la l ínea de

su fuga .

Nada tan frecuente pºr aquellos tiempºs comº el espectáculo de las peleas cºn esas terribles armas cortas . L o trágicº t i e

ne sus atractivos , y más para aquellas Sociedades que pºr teat rº conocían únicamente la plaza de toros . A sí

,cualquier pe

lea de estas formaba i nconti nenti un espesº círculo de ans i osos

espectadores . A ningunº se le ocurría apaciguar a los conten

d ientes ni llamar a la guardia , lº primero , por demasiado pe

l igrosº ; lo segundº , pºr inútil : la guardia era una , en el cuar

t el de realistas o de milicianos , y estaba demasi adº l ejos .

En este particular han variadº mucho las costumbres ; para

ser justos , debe decirse que en mejora y en empeoramientº .

E n mejoría , pºrque dichas peleas no sºn tan frecuentes , pºrquee l público g rita al menos para impedirlas , pºrque hay poli cía

que suel e acudir y evitar muchas desgracias . En peori a , por

que , en cambio,aquellas luchas , verdaderos desafíos , ºb ser

vab an sus reg las de igualdad y cierta hºnradez . L uchábase

frente a frente , cuerpo a cuerpo , con armas iguales , pºr'

más

que fueran aleves . Perº cºnsideraban deshonrosa la verdadera

a levosía ; no atacaban hasta que su adversari º nº estuviese cºn

su navaj a abierta y preparada . Esta ventaja , al menos , nº se

le puede negar al maton i smo . Luego que lºs tiempos , la poli

c i a y la G uardia c i vil concluyeron cºn los b arateros y mato

nes , vinieron a sustitu irlos los pi nchos, lºs madrugadores, gen

t ec i lla cob arde y despreciab le que pºr entºnces cuidaban de

exterm inar a zarpazos los que gozaban plaza de verdaderºsvalientes.

E l sucesº nº dejó de servirme de lecc i on : desde entonces he

Page 147: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

.A!

la sangre no ha i nflui dº poco para buscar y obtener los medi os

de que se p i erda la menºs posible en las ºperaciones queej ecutº .

XLIX

V i d a y m u e r t e d e u n n o t a r i o .

Cuandº m i padre me sacaba de paseº,solía llevarme a casa

de sus amigos . A la que más me agradaba i r , no sé pºr qué , era

a la del nºtariº R . ; tenía aquella casa cierto atract i ve , c i erta

belleza .

Angulo ºpuestº por el vértice de la escuela de D . Diegº ,en ºtra esquina a las calles de Palaciºs y Nevería , hal láb ase

una ermi ta que , aun hoy , abandonada , se denuncia por moho

sa campanuela durmiendo en mezqu ina torrecilla de espadaña .

Pegada a la ermita existía la casa del notar i o .

Zaguán empedradº de menudas chinas y vértebras de cºr

dero,dibujandº grecas y círculºs . Portón si n cordel i l lº , perº

cºn un postigo enrejadº pºr el que asomaba la punta de la na

riz un am a vi eja que reconºcía prolijamente , antes de abrir , a

qu i en tocase el aldabón . Dentro,antes del pat i º , un corredor

0 g alería , cºn dos arcºs de ladr i llo descansando en una colum

na central ; de frente , otra galería gemela . A unº y ºtro ladº ,un arriate co rrido , con macetas º t i estos bien cuidados , de cla

veles y rosales . En el arriate nacidºs , troncos de jazmines y

ºtras enredaderas,una de las cuales daba unas a modo de ca

lab aci tas , en fi gura ya de peras , ya cºmo enanas de peregr i no .

Ent re arri ates y galerías quedaba el pati o casi cuadradº , de

buenas prºporcmnes,crujiente de limpiº

,t an fi namente empe

drado y dibujado como el zaguán . E n el centrº del patiº , un

pºzº cºn brocal y arca de reja , carrillo o pºlea de hierro y sus

correspondientes soga y cubo .

El notario solía recibim os sentadº en“

un S i llón de vaquet a; el ama , a la derech a

,a pºca distancia , en una silla baja .

El , con gorro de seda negra , chaqueta grande y chalecº ne

Page 148: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

grº ab º tºnadº hasta el cuello ; los pies cºn zapatos de on

110 , sºbre una zalea . Ella , cºn jubón de cúbica y saya ºscura

de percal , teniendº en la falda un perrito dºgº muy gruñón ,ladradory m a l criad o

L a decoración era bonita , flori da , verde , fresca, limpia ;contrastaba cºn la sequedad de la vejez y con el mal humor

del dogu i l lo . L o que puedo decir es que aquellº me gustaba .

Además,dáb anme licenci a para que cogiese calabacillas , y h as

ta me regalaban rºsas y claveles para mi madre .

L a v i s i ta tampºco era enoj osa pºr larga ; se reducía a pre

guntar mi padre pºr el estadº de un negocio o por el resultado

de alguna dil igenc i a . Parecía la casa la mansión del sosiego ;si no fuese por elmiedo que a lºs ladrones veíase en el ama y

en el nºtariº,para gºzar de paz , allí mejor que en un cºn

ven to .

V iejº el escribanº,nº menºs añosa el ama , sucedió lº que

había de suceder : muri ó el ama,y a poco vinº una apoplej ía

a v i sitar al notar i o . Del primer empuj e quedó si n habla y turulatº ; pero por una hºra readqu i ri ó el conºc i miento Sabido

el accidente por sus relaciones , acudieron al sºcorro , y mi pa

dre com º el más inmediato conocido . E l notario quería hablar”,

y… nº pºdía ; quería escribir , y su mano se negaba . Traslucía

inquietud y vehemente deseo de decir alguna cºsa . Aunque

notario , no tenía hechº testamento , y así murió .

Careciendo de familia, por lo mismo qu e curi al , echóse la

cur i a encima ; cerraron el prº tocºlº y se m ventari ó.

— E l compañero debía tener d i nero,y no parece ; sólº se

han encºntrado seis pesetas en el cajón de la escr i banía , yuna esport i lla con cuartºs .

Esto decía un escribanº, p rºponiendº que se l evantaran

lºs enladri lladºs . Ya iban a cºmenzar,escarbando los arri at es ,

cuando ºtrº escribanº que había estadº cuidando del enfermo

— E l compañero , cuandº nº pºdía hablar ni escribir , senalaba en su fatiga hacia el patiº .

Page 149: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

A ta l idea , todos se asomaron a él , y como en su centrºestaba el pozº , a una

,la curia entera dijº

— Que se registre el pozo .

Un viejo alguacil salió a la calle y echó el guante al pri

merº que topó cºn trazas para el casº .

Hi ci éron le bajar por la cuerda del pºzo , atada a la c i ntu

ra,cºn un mart i llo y un farol . Fué regi strandº de arriba a

abajo , sonando las paredes cºn el martillo . A una vara sobre

el nivel del agua , el m artill º dió en un puntº sºni dº a huecº,lº que le hizº gritar

—¡Aqui hay una piedra falsa!

—¡Quítela usted y regi stre !— le contestaron desde arriba .

En efecto,así lº hizº . Metió con ansia la manº , y penetró

en un huecº : en él tºcó maderas cºmo de cajºnes ; procuró

asir uno , perº el peso lo i nm ov i l i zab a . Creció la expectac i ón

ansiosa,y hasta el Correg i dor quería echarse al pozo .

P or fi n, con nuevas cuerdas y mayºres aux i l iºs , v inº arri

b a el primer cajón . Cºn general i mpacienc i a , poco tardó en

saltar la tapa, m ostrandº su cºntenidº de duros mexicanos .

El segundº cajón encerraba también plata acuñada y algunas

monedas de oro . El tercero llevó al colmº la so rpresa : conte

n ía cálices,patenas

, vi najeras de oro , un pectoral , una cruz

epi scºpal y una mitra bordada en ºro, cºn perl as y piedras

prec i osas .

Hasta el segundo caj on,la cºsa se explicaba bien : lo s ahº

rros de toda la vi da del notariº . Perº , ¿ y el tercero? Aqu í las

caras se alargaban y las bocas se abrían , sºbre el fondo de

emoc i ón que lºs hallazgos producen . Un rostro , entre lºs de

m ás , vari aba , ofrec i endo cierta expresión lad ina .

A sí,pasado el primer momento d e sorpresa , exclamó el

Corregidºr :—¡Pero , señor ! ¿ Qué significa esto?

A lo que el viejo alguacil contestó , con sorna—Pues nada , señºr : ¡el tesoro de P i chardo!

Page 151: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Andando el tiempo , parecerá inverosímil que un hºmbresolo pueda burlarse así de la sºc i edad y de las autºridades , y

cometer impunemente ta'

ntas fechºrías . Hºy nº,que aún ve

mos Ejército y G uardia civil quedar i mpºtentes en la perse

cución del B i zco y tantºs otrºs .

Entre lºs robºs d e P i chardo, uno h i zo más ruido que lºsotrºs ; nº pºrque denotara mayor valºr o atrevim i ento , ,

sinº

pºr la calidad del desvalijado . Tratáb ase de una cºnducta

fuertemente custod i ada,a qui en dió el altº al trasponer el ce

rrº de B uenavista , atando a cºnductores y custod i os , y apode

rándose del rico bº tín . Cons i stía éste en los caudales y alhajas

de un ºbispº de Méxicº,que de Cádiz di ri g íase a Madrid

Cºmº cosa sagrada , de la Iglesia , el hecho levantó m ás polva

roda que lºs de otras ocasiºnes,recrudec i éndºse con ese moti

vº la inefi caz persecución .

Si solitariº,P i chardo nº lo era tanto cºmº parecía . Desde

l uegº , era corresponsal respetable y respetado de tºdºs los

capitanes de band i dos que d i scurrían más allá de Jerez hasta

la cºrte , incluyendo Extremadura y la s i erra de Toledo .

E ra la l lave maestra de lºs seguros cºntra el rºbº a manº

armada . L as grandes maestras de las meretrices gaditanas re

c i bían el dinero por los pases de P i chardo, y cºn tan segurº

pasapºrte se podia andar por l os caminos'

comº se navega sº

bre una balsa de acei t e . L os ind i anos que vºlvían a España ,al desembarcar en Cádiz

, ya lo sabían : así fuesen graves oido

res º respetables capi tal i stas ,_dejábanse cºnducir en calesa por

l as señoras del ofi cio,e iban a dar gracias en el cºnventº del

Carmen , por el feliz arribo ; dadas ya grac i as a Dios , se entre

gaban con delicia a los di ab l i l los .

A la verdad, s i bien pºr su dinero , nº dejaban de ser tra

t ados a cuerpo de rey,mej or que en las fondas actuales ; ade

m ás,la maestra les prºpºrciºnaba ,

pºr cantidad convenida , el

p asapºrte de P i chardo.

El Obispº debió ir al palaciº del mitrado y no andar en

Page 152: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

153

esos trotes , cayendº d e esta suerte bajo el poder del trabuco

del bandido

Perº,al fin ,

“ comº nº hay plazº que no se cumpla ni deu

da que nº se pague , entrando una mañana nuestro P i chardo

h echo un brazº de mar por la calle del G anadº , cºn capa ter

ci ada y trabuco bajº el brazº , al guarda de la_plaza , que ha

bía tomadº el aguardiente con exceso,le dió la tentación de

ser valiente . Y comº tuviese en mano su negra escºpetucha y

viese a doce pasos el contoneo provocativo de P i chardo vuelto

de espaldas,le hizº la manº

,dandº gusto al dedº

,dejándole

at ravesado de un balazo .

P ºr caer allí,frente a la capilla

,consi deróse asunto m i la

grosº ; y , para certi /fi carlo , quedó como testigo el trabuco .

Explíquese el lector ahora elmiedº del notario y el am a a

lºs ladrones , y el génerº de relaciones que en tre el héroe y el

curial debieron de existir .

<T o d o c o n d e o m a r q u é s n a c e h o m b r e . »

A. fines del ºtºño d e 1833, fueron invadidas pºr el cólera

varias pºblaciones de Andalucía . L a estac i ón,bastante ade

l antada , fue motivº para que S I en algunas produj era estra

gos la epidem i a,se escapara medianamente en las m ás . Pero

llegó el veran o del 34 , y el azote fue severº . Tan estúpido me

tenía la escuela,que apenas m e impresiºnó ; casi me alegró,

porque se cerrarºn las escuelas y se prolongarºn las vaca

ciºnes .

Recuerdº el terror de los v ecinos , la casa cerrada de lºs

P orras : casa princ i pal,de una familia rica de ese nombre y

que tºda pereció .

Recuerdo tamb i én la persecuci on de .los méd i cos , a tan bru

tºs que a ningunº curaban : lom ismº era recetar un agua blan

Page 153: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

154

ca (¡el inocente coc im i ento que ya estaba el enfermº

en el otrº mundo » .

También resuena t odavía en m i s oídos la trºmpeta de lafama que pregonaba las prºdigiºsas curaciones

¿

conseguidas

por un bruja que , ap i edada , la Providencia deparó entonces alos infelices apestados.

P erº , ciertamente , nº era nada de esto lo que me preºcu

paba

Mi señor padre tenía sus ºpiniones científi cas . E n estº de

Medicina , siempre fue escéptico . Pero no un escépticº como se

qu i era , de esºs prudentes q ue se reducen a n o creer y son

reirs e de los creyentes cánd i dos,sino un escépticº brioso

, acu

sador y denºstador de la doctrina y sus ministros . L a Medici

na,para él

,nº era cienc i a n i nada ; lºs médicos , unos anima

les de bellota . En cambio , él haci a sus cºmpos1 01 0nes de ln

gar , y hasta i nventaba sus teºrías , m ás º menos ºrigi nales .

P ºn i ase colorado , con la fe de un neóli tº,asegurando que el

cólera era una invasión de an im al i l los que andaban volitando

por el aire , los cuales no se vei an por ser incoloros y pequeñ ísimos ; que se metían por la boca , anidando en el estómagºy los intestinos , produciendº así sus estragos de vómitos , fati

g as y diarreas .

A partir de esos principiºs , di scurr10 el remedio : nº con

tando cºn una escºba para barrerlºs , pareci óle muy pert i nen

te el sistema de Le R oy , con sus vom i t i vos y purgantes . L a

medicina se la aconsejaba a todo el mundo ; quiso aplicarla ala familia ; perº comº mi madre se ponía hecha una furia ,tuvo que transigir . Cesó en su empeño respectº a mujer e

h ijos, y

! se

reduj º a preservarse a sí mismo , tºmandº pºr la

mañana un com i , y al di a siguiente un buen purgante .

Mientras más arreciab a el cólera , más apretaba su profi la

x i s ; con lo que los intestinos nº eran tripas , sino boca de caño ,hasta el punto de dudar s i , no ºbst ante esa escºba , quedaríanbichºs pºr barrer y estaba ya acºmetido de la epidemia .

Entre sustºs y pérdidas , llegó al estado de esqueletº ; has

Page 155: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 56

L º que es canasto al brazo, esº nº lo logró mi madre ; unatal ega , y cºn trabajo ; En ella traía el pan ,

y l uego la carne,

y después las cosas de t i enda o las verduras , prefi ri endº ha

cer vari os viajes a uno solº ; y nº pºr el peso , s i no pºrque un

t alegu i l lº medio vacío resultaba menºs indecoroso que trans

pºrtar un saco lleno . Además,conteniendº poca cºsa

,me per

m i t i a correr cºn él haciéndole describ i r círculos a modo d e

juguet eo .

Lº que más me quemaba , era la maldita alonza . Hab ía quel levarla cºn el brazo ti esº para que no se derramase ; a la vez ,su fi gura cón i ca descarada

,nº había mediº de d i s imula

'

rla .

De modo que es cual s i fues e metiendo a todo el mundo pºrlas '

nari ces aquella i gnomi ni a . Di go que me sentía cºmº si al

di os Marte le hubieran puestº una papalina,cºmo D . Diego

en verse maestrº de instrucc i ón primaria .

¡B ien merece meditar sºbre el asuntº !

Es dudºsº que existan ideas i nnatas , pero es menºs dudo

sº que ex i stan nociones innatas ; y ya no es problemát i co , sino

evidente , que exi sten sentimientºs innatos , cºmo congénitºs

sº n los ojºs , l ºs ºidos y los nervios . Esºs sentim i entºs prºce

den del modo o aptitud de la sensib i lidad subjetiva , y esto se

hereda pºr perfectº atavi smo . Desde s i glos atrás , los españº

les tenemos un atáv i co sentimiento enfermº aserca del decºrº ;enfermedad que se m an i fi esta por muchºs síntom as y baj º

d i versos aspectos,siendº unº de ellos el que origina la creen

c i a de que el trabajo es cºsa de esclavo s , v il lanos , pecherºs y

g ente baja . Mientras dure esta enfermedad º preºcupac i ón ,es

imposible que nuestrº pueblº sea feliz .

Y s i he traído a cuento esta mi observación autógena , no

es con otrº prºpós i to que con el de llamar la atención de los

educadores , para que pongan sus cincº sentidºs en corregirla ,combatirla y modifi carla en los educandos .

Está el viciº tan arraigad o en las clases altas comº en las

más humildes . Así,existe horror al trabajº , nº sólº pºr pe

rez a , si nº porque se cree que hum illa . Ved a un menestral a

Page 156: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 157'

quien favorece la fortuna y se hace ricº . Si fue albañil , tºdº

su empeño cons i sti rá en abandºnar el ofi cio y hacer olvidar

que h i zo mezclas y raspó ladrillos . Si zapatero , dejará la

t i end a,y prºcurará hacer entender a tºdºs que es un pro

píetari º .

Otro efectº de tan ridícula m anía es el de sºbrecargar las

clases improductoras a expensas d e las prºductºras ; Nº haylavandera que no suspire por convertir a su h ijº en padre cura

º empleado o zm édi co,así sea un an i mal

,productº del jºlgoriº

cºn un soldado .

Apenas el carnicerº se ve cºn un durº sobrante , allá va

cºn su h i jo para B achiller y D octcfr i n u troque . Labrador, _ga

nadero , comº n o sea s i rvi ente a secas , n o v ivi rá contento si su

h i jº deja de i r para ofi cial de arti llería o a un empleíto , cuan

do no otra cºsa . Así va resultando una llamada clase media

exuberante,imprºduct i va , hambr i enta , parladora , rapada de

saber,pretendiente y pret en6i osa º presumida .

No es justº ni conveniente vºlver a las cortapisas de anta

ñº , cuando para ser marino o art i llerº se ex igían pruebas .

Pero el caso es que e n mi tiempº se ha pasado de un régimen

absurdº,aunque tenía su ponderación y su equilibrio

,a ºtrº

más raci onal y justo,pero de cuya l i bertad se abusa .

L a instrucc i ón primari a era,según dejamos advertido pá

ginas atrás,para el usº de la Iglesia : para frailes y sacerdº

tes . Luegº se agregaba algún cºntingente para gol i l las , mili

tares y covachueli stas . L os demás no necesitaban letras : si ca

b alleros, pºr caballerºs ; si pecheros , pºr pecheros .

Ya en mi niñez , sin mejºrarse la educación y la instruo

c i ºn en el fondo ni en la forma , fuimos a las primeras letras

para pasar a la segunda enseñanza y de ésta a los estudiºs ma

yores . A sí,en sesenta años del siglo hemºs abarrotado a E s

paña de abogadºs , m édicºs , ºfi ciales de m ar y tierra,i ngenie

rºs, arquitectos , catedráticos , empleados , etc . ; y de tal suerte

y en tal número,que constituyen un verdadero cºnfl icto y una

cr1s18 sºcial , el .proletari ado de levita º de unifºrme .

Page 157: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 58

U n c o n c i l i á b u l o fr a i l u n o .

El cólera cesó en las prºximidades del i nvi ernº . Llegó la

Nºchebuena , y me mandarºn a Jerez , con gran con tentam i en

to m i o , a que pasara el m es de vacaciones . º

El lectºr conoce los vínculºs d e parentescº que exi stían

en tre la famil i a de D . Ramón de Torres y D . Tomás de Cas

tro ; y .cómo el último era a la par comandante de realistas y

jefe civil d e los absolutistas de Jerez .

Tenía dos hijas y un hijo, que contab a m i edad próx i

mamente .Ya éramos amigos,de años antes ; cuandº yo es

t aba en Jerez, venían ellos a casa de lºs Torres a comer y

jugar conmigo ; y , por mi parte , i ba con frecuenc i a a la de

D . Tºmás :

A cºsa de m edio día,enredábamos por corredores y patio

según uso y costumbre , cuando pºr la galer ía al ta asomó dºn

Tºmás a i mponernos silencio .

Este señºr , severº y algo cej ijunto cºn sus h i jos,quizá

pºr seguir el antiguº régimen de educación paterna , era cºn

m igº tan indulgente que rayaba en débil ; así,cuando las h i

jas , el hijº y aun la madre querían pedirle alguna cosa me

echaban de intermediariº . Extrañamos , pues , que nºs llamase

al orden . N os quedamos quietos y silenc i ºsos . Como tal situación era anºrmal en los pºcos años , decidimos irnos a jugar a

unas habitaciones a ltas y lejanas ; mas , cºmo para ellº tuvi é

semºs que pasar pºr la galeri a a lta , lº h i c i mos cal landi to y de

punt illas .

Antes de llegar a la línea de la puerta de la sala , vimos que

estaba casi ent ornada y que salía un rumºr de voces descono

c i das , cºmo el zumb ar de las m oscas en verano . Curioso como

ch i cº , y aún más por i diosincrasia , hice señas los cºlegas

Page 159: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

por el“

contento de m i padre . Y hagº memoria de la expulsión

de los fra i les , que le tuvo preºcupado y atareado en el empeñod e su i nfluencia para que se fuesen con Diºs , sa lvos y l i bresde atrºpellos .

Comº quedan tan pºcas personas de las que vivieron bajo

el régimen aquel , veº cºn pesar que se ha perdidº el conceptº

verdaderº y justº del estado social de E spaña bajo la tutela

de l ºs conventºs .

Si hºmbres de Estado comº Cánºvas y Castelar han cºn

t ri buídº a su restablecim i ento,los unos directamente , los ºtrºs

i ndirectamente,es porque

, muy niños entºnces 0 no nacidºs,

nº pueden aprec i ar lo peligroso del casº y la responsabilidad

mºral de su i gnºrancia

Nada m ás peregri nº que ºir dec i r cºmo razón de peso que

la democrac i a,recºnºciendº el derecho de asoc i ación para to

dos los c i udadanºs,nº puede prohi b i r las asoc i aci ºnes rel i

g i osas .

B ueno sería que examináramos antes si lºs fra i les sºn ni

pueden ser c i udadanos .

El carácter de ciudadano implica condiciones precisas , de

term i nadas y esenciales .

Exi ge además obligaciºnes tan sagradas cºmº las de cºn

t ri bu i r a los gastos del Estadº y defenderlº cºn las armas , nº

por, gracia , s i no pºr deber

Si no exige expresamente que mantenga la posibilidad dellegar a cabeza de familia

,nº puede consentir la imposib i lidad

de esta mayºr jerarquía sºc i al .

Y respectº a la libertad de asociac i on,demás está el decir

que el mayor parti dari o de ella no la entiende cºmº absoluta :

ti ene sus límites ; no hay nadie que deje de imponerlos , ya en

la moral, ya en el orden públicº º en la seguridad del Estado .

Quiero recºnocer y no ex am i ne lºs servicios y benefi ciº s

que puedan haber prestadº y prºducido las órdenes monásticas

(en empresas loables y en lºs tiempos de sus respectivas fun

daciones) .

Page 160: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 161

Todavi a algunas pudieran desempeñar ºfi ciºs cristianºs yb enefi ciºsos , cual rº turar y poner en cultivo tierras m cultas ,

fºmentar las buenas costumbres , sanear lugares insalubres ,e nseñar e introducir industri as nuevas , etc .

Pero de estº a cºnvertir las ci udades en un amas i j º de apret ados conventos y l a sºciedad civil en mero asimiladº de lºs

mism os , hay una d istancia infi nita y paten te,como la que me

d ía entre el uso y el abuso .

L a hecatombe que pºr enton ces d i º fi n en España a las cºm un i dades religiºsas., ha b ºrrado sus cul pas baj º la mancha

de la sangre . Lºs que al ver la hºj a del árbº l encuentran su

existir d ependiente de la l ey y nº de casualidad , tampºcº pue

den m i rar los hechºs d e la H i stºr i a (cual la creación y ex t i n

c ión de las comunidades religiosas) cºmº productº del capri

cho ó del acaso .

Respeto lº s motivºs del nacer , perº me parecen más respe

tables lºs del morir . A unqué muy niñº , to có en mi tiempo ; yalgº pude sentir , ya que nº apreciar , de esº s mºtivºs .

I nñn i tºs frailes provenían de l as clases bajas , y tenían lºsd efectos de la mala educación , agrandados por la grosería del

dºminiº

Infi nitos , insens i bles a l espíritu sutil de l a caridad , eran

una masa carno sa , cºn tºdas sus podredumbres y pas i ones .

Si entre tantos , uno por varón p i adºso , otro por sabiº , otro

p ºr humilde , l ograban el justo amor y respetº de todo el mun

“dº,

“ tal autoridad moral i ba al peculio de la comunidad y de la

institución,para que el mayºr númerº de lºs viciados acreci era

sus imposiciones , sus abusºs y sus excesºs .

Por cada unº despreci adºr de los bienes terrenales , contá»banse diez que

,si n perju i c i º de pretender el cielº

, queri an

tamb i én,cod i c i osos , los bienes de la tierra .

Así acapararon mucha parte de la prºpi edad territºrial ; y

…l a hubieran llegado a poseer tºda , sin el límite infranqueabl e

de otras manos muertas : patronatos , herm andades , vínculos y(prºpi os de los pueblºs .

Page 161: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡

Orº

den'

es tuyºs fines ha%fsn'

caducaº

dº,

'

cºi no la redenci ondº*ºad t i vº

'

s,

"

vivian sin prºpósi to y en él cº“

rrºim i entº“

deºlº

que existe sin razón para ex istir .

El influj o sº ci al de las cºmunidades sºbre el mediº dfn”b i ent

'

e no pºdía ser peºr : dom inación,casi una casta ; l icenc i a

envuelta en h i pocresía ; mºdelación de la mujer en h i stóri cº

b eata (replegam i eñ to del espi r i tu,escrúpulos de conciencia ,

t emor al diablo , a los duendes y male'

ll c i os) ; pérdi da de la au

tori dad'

mora l d e los jefes de fam i l i a , susti tu i da, una s veces de

pi ano y otra s med i ante imposi ci ón, p or la de una u otro reve

i ºendo .

Si hoy se nota el pºder que despliega cu'

alquiera soci edaº

d

laica pºseedora de valºres o de cºns i derables prºpi edades , cº »

m e las cºmpañías de ferrocarriles , ¡qué pºder soñará en igu'a

larse al de aquellas comunidades que,sºbre ser dueñas de l a

m ayor parte de la º

ri queza inmueble del país , constituían una

falange sagrada,secular e incontrastable !

Esta h ipórtroña de un órganº soci al se efectuaba , y no po

di a ser de otro m ºdo , a expensas de la atrofi a d e lº s demás

organismºs de la nación . Así,las c i udades eepañº las , cºmº

t ºdavía puede verse , eran enred ijos de conventos , entre cuyas

grandes mallas apuntaba alguno que ºtrº caserón solariegoy

alguna que otra casucha de menestral º de “

v illanº.

Ind epend i ente cada orden,cerraba su autoridad dentro de

s i misma en la jerarquía del generalato,super i or S i empre de

h echo (y en muchas materias , de derecho) al episcopado ; te

h i endo'

com º pr i nc i pal ºfi c i º , no él de Corregi r abusos y ex ce

sºs d e la orden ,s i no el de velar por su auge , ampararla

'

y defenderla en derechº y contra derechº .

E l la i cº m ás poderosº de la tierra , así hubiese fundado ,dotado y concºrdado las ºbligaciones de un cºnvento , así re

servase para“

el patronato cláusulas omnímodas ,-quedaba su

potestad en nada desde el puntº y hºra en'

que la comunidad

se

L os cºndes de N ieb la , fundadores , dºtadoiº

es,

'

prºpi etariºs

Page 163: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

164

bara degol lacmn de lºs Judíos . Y , si n embargº , ¡qué superfi

cial aparece la H i stºria al t i empo de juzgarla !

Que entrara el furor fanático en el hechº , ¿ qu i en pºdrá

negarlo? ¡Comº entró e l errºr fanáticº de creer a lº s frailes de

Madrid envenenadores de las aguas ! Perº , n i el fanatismº re

l i g i osº pºr s i solº“

hubiera ases i nado a los Jndios,ni el pºpu

lacho i gnorante y fierº de Madrid hu biera dado asenso a la

calumn i a,si causas pred i sponentes , actuando_con l entitud por

muchºs años,no hub i esen cºincid i do con otras coadyu vantes

y con la determ i nante, a pesar de su notºria absurd i dad y

falsedad .

Supºngamos a España muchº m ás pºbre que lº está al pre

sente . Supongamos que en vez de trescientas casas de empeñº

y de usureros hubiera en Madrid diez mil ; y que estos usure

ros fueran pºderosos , y enredando a los afl i g i dos de la m i seria ,l levasen a la desesperaci ón ,

un año y ciento,generac i ones tras

generacion es . Supongamos que no hubiese Autºridad o leyes

capaces de impedir ni casti gar estºs abusos .

Como en la naturalez a v i va y fis i ológica , i gual que en la

puramente fís i ca,las fuerzas se transforman

,pero no se pier

den ; y cºmo la irr i tación que produce la v i ºlenc i a moral de

cada ind i vi duo es una fuerza,y esta fuerza

,aunque se repri

ma y quede inerte al parecer,tampºco se p i erde, si no que sólº

se transmite— al fi n y al cabo,un año tras otro año , llega a

estallar en forma de violencia horr i ble . L os diez m i l usurero s

serian carne y sangre i nsufi ci ente para clavar los cºlmillºs y

las uñas de la ira acumulada ; —como l o fueron lºs Judíos , los

G eníz'

aros,lºs y

, por más que du'

ela decirlº , tam

bién los frailes .

Si las leyes fís i cas sºn d ignas de respeto , es prec i sº respe

tar las leyes biológicas .

Tamb i én la Sociología t i ene sus leyes,aún m ás d i gnas

'

de

respetº : son las l eyes de la Humanidad ; y si nº las ha esta

b lec i do el Supremº Hacedor , yo no sé quién haya pºdidº" de

cretarlas .

Page 164: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Ya muy entradº en años , fui a visitar en B urgos el cºnven i

t o de la Cartuja .

L o encontré casi derruido : muchºs altares , desm antelados ;

los góticos sepulcros , primer del arte , convertidos en oprobio

d e España,que así permite el rºb o y la fractura de t an nobles

e inaprec i ables monumentos .

Allí,entre sºledades y entre escºmbrºs , barría el helado

c i erzc la sangre : caía la l luvi a , encharcando el deso lado p i sº

y calando los pies .

Una sombrablanca aparece en el fondo del claustrº , ade

lanta cºn lentitud y la cabeza baja : es un resto , un esqueletovesti dº d e cartujo , pero cºn la enjuta cara sonrosada .

Cuenta ºchenta y ºcho años . N o quiso abandºnar su con

v entº,y s i gue entre sus ruinas hasta la muerte ; lº man ti en e

allí la Prov idencia , comº al jaramag º el jugo misteriosº'de lºs

arcºs caídos .

Pasó si n m i rarme y sin hablar una palabra .…Yº tampºcº la

pronunc i ó, perº d ij e para mis adentros : a ¡B end i to seas , ancia

no venerable !»

Determinados quehaceres me llevaron en cierta ocas i on a

un lugar de cuyo nºmbre nº quiero acordarme .

L as mujeres andaluzas t i enen un tipº graciºsº , franco y

simpát i cº que les es común,independientemente de que sean

bonitas,regulares º feas .

En las varias pºblaci ºnes del partidº , chºcóme ver un tipº

cºmún en sus muj eres,perº enteramente ºpuesto al de lºs dee

más distritos : ya fuesen guapas , feas o medianas , todas cari

torcidas , antipáticas y desagradables . L ºs hºmbres , sin la m o

v i l i dad y el desplante de la tierra,más b i en socarrones

,rece

lº sos y predominando en ellos la gordura .

Daba vueltas en mi cabeza al prºblema : nº veía diferen

cias de razas ; cosa ésta muy cºmún en España , dºnde es fre

cuente encontrarse , en el cºrtº espaciº de un par de leguas ,

Page 165: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

dºs º tres variedades étn i cas pérfeotamenté di stin tas . Tenía

me ya al fi n pºr confundido , cuando la casualidad me di ó*re

suelt o el prºblema .

En el dis tr it º en e de Spob ladº , el conven to de un Cristo m i

lag'

rosº

Cºn la devºción , romerías y abund antes ofrendas . Para re

coge rlas y mandarlas al c i elº,sufi ci ente númerº de f ra'i les

trasconejados , sm regla ni hábito , si n rey n i R ºque,pero con

ºmn im oda influenci a en lºs contornºs . Muchas comadres,m ás

sºbr i nºs (const i tu i dos en autoridades) , y tºdavía m ás confesa

das y muchos más confesados .

Quiere decirse,que hasta ayer mañana cualqu i er observa

dor pºdía estudiar en España lo que eran los frailes,lºs cºn

ventos y su i nfluenci a en la poblac i ón .

Lº mej or y lo peor . L o mejor : hasta arrancar bendic i ones

d e lo m ás hondº y purº del corazón . Lº peor : hasta prºduc i r

ex ecrac i ón y asco .

Dominó y se impuso lo segundo a lo primerº . Cargóse de

i ra la atmósfera , cayó un rayº y estalló el incendiº .

D o n d e e m p i e z a l a fu e r z a c o n c l u y e e l p o d e r .

Andaba por lº s alrededores de lº s ochº años . Había venidº

a serme cada día más enojosa la pen i tenc i a del r i zado a fue

g º , el cºrsé y las composturas . Contra esto arreciaban m i s

protestas y la energía de las mismas .

C ie rtº día llegaron a mayºres : nº me estaba quietº , rabia

ba y pata leaba a la colocación de cada p ap i l lote. Mi pobre ma

dre trató de reduc i rme a la ºbedienc i a cºn amonestaciones

que no me prºdujeron efectº ; luego , con amenazas , y menºs

todavía . Eché a cºrrer ; mi madre cºrri ó tambi én para sujetar

me,lº cua l nº era fác i l por mi infantil ligereza . V iéndose des

Page 167: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

168

mero de n iños , hasta que , viudo , tomó tedio a Jerez y trasladése a l Puerto de Santa María .

De los Torres había ll evado recomendac i on para mi padre,

y el buen porte de D . D om 1ngo 11 12 0 que desde luego me en

tregaran a él , qu i tándome , con gran contentamiento m ío , de

la odiosa escuela de D . D i ego Choquet de Isla , Suárez de

Figueroa , Zayas , G u2mán y Rey .

D . Domingo t omó en arriendo una casa princi pal en la

ca lle Larga , esquina a la de los Descalzos . Solamente diez o

doce niños inauguramos la escuela . L os honorarios , tres duros

m ensuales ; y uno más , S i aprendíamos dibujo .

Instaló la clase en la sala princ i pal y en las galerías altas ,con lu ces al patio estas últimas . Aquello estaba “

b i en ,cómodo

y limp i º .

D . D om 1ngb vivía decorosamente . Debía tener ahorri llos ,

con los cuales y una rent i ta de mil pesetas , producto del arr1en

do de un majuelo heredado de su muJer , ayudab alela escuela .

Por otra parte,era un señor origi nal .

Su edad,indescifrable . Representaba al pronto así como

unos cuarenta y cinco años . Observado despacio , lo mismo

podía tener sesenta que setenta u ochenta . En Jerez solíandec i r :

E s más v i ej o que D . Domingo Fartos .X

L o cierto es que no chocheaba , y que hombre m ás acicalado y recompuesto no lo he visto en todos los días de mi v i da .

Mediano de cuerpo, prºporc i onado de carnes , dadas las me

Ji llas con su poqu ito d e arrebol,teñido prol ijamente el escaso

p el o de la cabeza y barba , suplidas ambas defi ciencias con una

peluca r i zada y flamante (de tup c'

a lo M artinez de la Rosa) ,

y

pat i llas postizas (a lo Corad_i no) . G afas de m i ºpe , en fina armadura de oró ; dientes blancos , pequeñitos , e i guales en ambas

m andíbulas , y … tan sin faltas como que eran postizos . Camisablanca

,con gran alfi ler de pi edrasjcorbatín rayado , de charo l ;

chaleco amarillo,de gamuza ; frac azul con botón dorado ; pan

t alones estrechos,de botín ; botas de charol , flamantes : era el

Page 168: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 169

ñgurín , el currutaco , el lechuguino más cºmpletº y pulido que

concebirse p ueda , sobre un pellejo añosº prolijamente res

taurado .

º

Allí nº había disciplinas u i palmetas . Respiré cºn gozo ; a

b esºs hubiera despintado el arrebol de D . Diego y héchº le

em igrar de su sitiº las art iñc i a les patillas .

Luego se acercó muy amable y me preguntó en qué re

gla escri bía . Se lo dij e , y m e cºntestó

— E so no sirve . Escribirá usted en raya y al dictado . Haga

la letra buena º mala , cºmo pueda : procure sólº que sea i gual

y lleve la m i sma distancia .

Después me dió a leer en el Iri arte , y me dijo

— Lee usted s in sent i dº . Primerº lea para si el pr i mer pá

rrafº ; entérese de lº que dice,y luego que lo haya entendidoleámelº en vºz alta .

A sí que examinó el gradº … en que me hallaba de escritura

y lectura, pasóx a la gramática , haciéndºme una ºbservación

que me dejó cºn tamaña boca abierta , a saber :a Q ue 1gnºrab a en la

'

gramát i ca lo que sabía perfectamentedesde muchos años atrás . Porque no decía las hombre ni el mu

jeres , sinº que hablaba correctamente , concordando en géne

ro y núm erº lºs masculinºs y femen i nºs ; m i entras que pºr la

gram át i ca ignoraba to do estº , al parecer . Añad i ó que nº meapurase , pues cºn un pºco de atención y algº de buena voluntad adelantaría en pºcº tiempº . »

Efectivamente , yº nº sé cómº se las mane_]o aquel benditºde D . Dom i ngo . Al año justo hizo exámenes públicºs en el sa

lón del Ayun tam i ento,presid idos pºr el Alcalde , a lºs cuales

asistierºn el síndicº , los regidores y las famil i as de lºs alum

nos . ¡Y resu ltó el hérºe de la fi esta! Se me encºmendó prºnun

ciar un discursº algº pedante,que aprendí de cºrridº

,a pesar

de'

mi falta de memºria .

Tºdºs lºs chiquillºs salimºs muy cºntentºs ; di érºnme la

m edalla , y el alcalde me enderezó ºtro discursº cual el de Je

Page 169: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

t óni mo B aturot , diciendo tamb i en, , entre … ºtras“

cºsas ,p que lºsniñºs aplicadºs éramºs la esperanza de la P atri a.

Cºn esto se dió pºr terminada mi instrucción primaria, ys

pasé a la categoría , de estudiante de latín .

D i gamºs la verdad : de la escuela de D . Dºmingº salí bastante ignºrante . Respectº a leer, Sí , leía de cºrrido . En cuanto a escribir , medianamente . Ortografía

,insegura y aun esca

sa . De Ari tmót i ca : sumar , restar , multiplicar y partir , con grantrabaj o . De Histºria

,que

L ibre E 5paña, feli z, e ind ependi ente,Se ab ri ó a l Cartag inés 1ncautament_e .

De G eºgrafi a : que el mundº tenía cincº partes , y que en

Eurºpa es t aba E Spaña . De Dibujo : cºpiar hasta caras ; y una

pícara manº,con un racimº de uvas , que me llevó tres meses .

Pero,al cabo

, vºl ví a desen tum i r m i s facultades i ntelec a

tuales sentí el estímulo del buen tratº , y m e cº lºqué en cam i

nº de aprender . ¡Si hubiera tenido la fºrtuna de tropezar antes

con ºtros maestrºs cual D . D ºmingº , atentºs y nº rutinariºs !

LVI

U n g e n e r a l d e d o s l u s t r o s »

A medida que los meses me iban alejandºde la escuela deD . Diegº

,m i espíritu venía desplegándose en la de D . D o

mingo .

Llegadº al puntº de entender lo que leía , m otu p rºp ri º lei

el B ertoldo , que nº dej ó de hacerme gracia . Tamb i én leia cuan

t ºs rºmances pregonaban los ciegºs . Y a esto se. reduj º mi pri

mera literatura . Comprendiºb i en las moralejas de las fábulas

de Samaniegº , nº tanto las de Iriarte . De la Historia de E s :

paña no hice alto m ás que en Numancia y en Sagunt º , en Vi

ri atº , en L a Cava y D on Rºdrigo .

Cºn estºs materiales y lºs del mediº ambiente , cuya parte

Page 171: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 72

Discurrí un ataque en fºrma de cuña , que aún hºy me pa

rece mejor y m ás racional que el de cabeza de cºlumna y ºtras

muchas cosas que no sºn perti nentes aquí . Perº que , andandoel tiempº y cuandº entradº en edad viril , pude dedicarme a la

l ectura de algunºs tratadº s militares, v i cºn sºrpresa que pºcº

de lº que decian me era nuevº ; pºrque en m i ardºr infantil

imagi nativº ya lº tenia discurrido y aun algº más, por esa es

pec i e de v i s i ón misteriºsa y lºca cºn que la imaginación suele

ad elantarse .

LVII

<<Yo t r o v a d o r , y o p o b r e y s i n f o r t u n a . »

Nº sé cómo,repent i namente

,d e la nºche a la mañana ,

ocurrió en la sºc i edad portuense un trastºrnº s i ngular : de sº

l i tari a , tr i ste e i ncomun i cat i va (exceptº lºs días de tºrºs) , se

hi zº sºc i able , tertuliana y callej era . El fenómeno fue m ás vi

sible en las mujeres que en lºs hºmbres .

Antes,apenas si salian ellas de sus casas , exceptº lºs do

m ingos para º i r m i sa . Ahºra vei aseles ir y ven i r a casa y de

casa de sus am i guitas,a la Alameda por las tardes y al empa

rrado de la V ictºria pºr las nºches . El teatrº,que antes ape

nas se abría de higºs a brevas , y quedaba vacíº de señºras , por

cºnsiderarlº cºsa de pecadº,l lenáb ase entºnces de bºte en

bºte,desde la cºncha del apuntador hasta la cazuela . L a ca

zaela se decía a lº que después seha ,dad o lº s nºmbres de ga

l l i nero,ignom i ni a , p ara íso, etc . En varias casas particulares se

fºrmarºn tertulias : se bailaba el ri g ºdón langu i damente , se

recitaban versºs y aun,en algunas

,se representaba la M arce

la º algún drama novísimo .

Las mujeres cambiaron lºs huecadores y el mºñº altº (a

sem ejanza del retratº de la Re i na G ºbernadºra) pºr trajes ne

gros , bucles lac i os y mal rizados , prºcurandº tºmar un aspecto

d oliente,enfermizº y sentimental . L ºs hºmbres se dejarºn

Page 172: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 73

crecer el pelº hasta los hºmbros , sustituyerºn el sºmbrerº de

cºpa pºr chambergo en el inviernº y sombrerº de paja en el

verano .

Ellas tomaban vinagre"

para empalidecer,y cºmían pocº

para pºnerse espiri tuales . Ellºs se d i eron,del anº hacer nada »

andaluz,a pegarse a la guitarra y aprender a cantar , no

'

3a

leos ni bolerºs,sinº unas cºplas lamento-gem i dºras que sºlían

terminar :

¿ (O la muerte º la muerte o tu amor ;» O la muerte º la muerte o tu amºr ;» O la muerte º la muerte o tu amºr . »

A sí , repiti endº tres veces , para que se diesen tºdºs pºr en

torados y nadie pecara de i gnoranc i a .

Perº el casº era que la amenaza la tºmaban tan por l º se

ri º las muj eres , que apenas cualqu i era del sexº feo (a la sazón

más afeado pºr las greñas y lº '

m elancól i cº del semblante) te

n ía con los ºjº s una escaramuza cºn cualqu i era dama, ya

creía ella que estaba a punto de matarse o mori rse el trova

dºr, s i n º le cºncedía sus favºres .

En una palabra : cada hºmbre era un trºvadºr ; cada mu

jer , una dama mal lograda . Para tºdº eventº , llevaban pen

dien te del cuellº con una c i nta negra un pom i to de cr i stal que

no cºntenía nada , pero que deb i era cºntener venenº .

Las sºlteras se quejaban de la tiranía paterna ; las casadas ,y esto era peºr

,de la t iraní a de lº s maridºs . Y todº

,pºrque

pºnían reparos a que la mºda de trºvadºres y rºmánticas nº

llegase a l º vivo .

Realmente,aquellº fue un cºntag10 de h i sterºm anía . 1gnº

rº lºs gradºs que alcanzara en el reste'

deE Spaña ; perº lº que

es en el Puertº y en Cádiz , a juzgar pºr lº que aun pude ohservar

j

añºs después , el fenómeno nº pudº ser m ás curioso ,más

hºndº y trascendental .

Nº sólº influyó en lºs trajes y cºstumbres ; s1no que mºd iñcó la afectividad . L os desl i cesº sex uales , ºantes ana temat i zadºs

Page 173: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

y s egu i dºs ul dl cºnjur o s ºcia l , ahera : eran mºtivº , de g enera l

cºmpas iónwA:la d enunc i a de a lguna travesura d el d i ºs wen

dado,respond i ase a cºrº :

—¡H ija e(o h ijº

"

D i ºs l e l ibre de u na pas1on !

L ances :de amºr n o satisfacían's i nº se rodeaban —de diñcu l

—tades familia res : =el :rapt º , lº ide al ; e l .cºnfl i ctº de ann duelº fen

¡tre dos ¡trºvadºres , ¿o rentre un t rºvadºr y un hermanº o .un

m aridº tirán i co, el cºlmº de la apº t eos1s pasiºnal .

Hasta el t ºnº l de la voz sufrió su camb i º ; =y .nº hay qué de

cir,lº s temas de cºnversac i ón .

Me parece que acaba de ºcurrir .

*Estoy en el paseº noctur

nº de la V i ctºria . L a t i bia luz de la luna sólo basta para ha

cerm ás vis i bl es las espesas sºmbras de los naranjales y empa

rrados . P or sus estrechas .calles pasan lánguidas señºr i tas

espiritual es . Las mamás,sº pena de incurr i r en nº ta de tira

mi a , q uedan sentadas en lºs bancos d e piedra . L ºs tro vadºres

nº suelen -ir con las am adas :l

perdería el amºr su presti g io con

las fac i l i dades de la aprºx ima ción . Allí , entre lºs árbºles , a l

final º a la cabeza del pa seo,allí está el galán enamºrad º para

aprºvechar una furtiva seña º desl i zar un billete , en verso a

ser pºsible .

Un trºvadºr asenderead o (cºmº que v i ene tºdas las nºches

de Jerez cºn su laúd ) se s i enta en un taburete (vulgº sil la) , de

baj o de un naranjº . u0ua l el rui señºr , en lºm ás ºscurº y en lº

m ás espes0 , conavoz temb lºna y entºnación que tºdavi a re

cuerdan los tenºres de ari etas , canta

<<Yº trovador , yo pob re y sin fºrtuna ,sufrº de amºr , desdenes y esquivez . »

P erº , en ¿ fi n ,este trºvadºr t rashumante *nº resultaba de

m as i adº pel igrosº .

Nº sucedía así : cºn otro que …hab ía . hechº deu0ádi z teatrº

de sus aventuras , y que de cuando en cuandº venía a l …P uertº

la .h aaerwconqui stas .

rEn :efec tº , t era g uapº : _,altº , :delgadº'

, peli negrº , ¿ pálidº ,y

Page 175: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 1 76

s alía el ºrdinar i o de Jerez para conducir cartas y encargos .

Cºrreo ºfi cial, , aun en pºblaciºnes tan cercanas , no lo hab i adiariamente .

Mi padre , a la hºra señalada , cºnduci am e a la casa del ºr

di nari º,el cual me montaba en un borrico ; y pºrmateria de

ochº reales , cuatrº pºr el burro y cuatrº pºr mi encargº , me

dejaba en la casa de lºs señºres de Tºrres .

Esta vez, contandº mi padre cºn mi fºrmalidad y edad

adelantada , no me conduj º en persona ; me entregó las dºs pesetas

,para que pºr prºpi a autºridad fuese a casa del condue

t or y m e montaseen el burro .

Mas fue el caso que,pºr el m i smo deseo

,adelantó las

hºras,que aquel día me parecierºn retardadas y perezosas .

N º había llegadº aún el ºrd i nariº , l e esperé impaci ente : Sa l i

a la call e,m i rando en una y ºtra d i rección pºr si venía . En

una de éstas me fij o , sobre un pºrtón de cuadra , en un escudº

con la corºna real,en mediº un caballº pintadº

,y haciendo

círculº un letrerº que decia : R ea l ca sa de P astas . Se a lqui lan

caba l los .

Quedé pensativº delante del escudº . Un mºzº V i ej º barríala cuadra perezosamente , comº andaluz y v iejº y en S i esta de

verano .

Un pensamientº atrevidº me pasó pºr l a frente , hiceciertº

e sfuerzº para desecharlo y salí con precipitación a casa del

cº sari º . No había llegado aún : aunque en real i dad nº eran las

cuatro t odavía ,el reloj de mi impaciencia señalaba las cincº .

La idea se pusº entre ceja y c eja cºn mayºr energía . El

viejº cºntinuaba dandº sus escobazos , con tres m inuto s de in

terval º . Al fi n nº me pude cºntener .

—¿ Se a lquilan caballos? — pregunté al barrendero .

— Se alquilan— me contestó,cºmº si sintiera pereza hasta

para hablar .

—¿ Cuánt º cuesta un caballº para Jerez ?

—Um durº .

Yº tenía la mano metida ya en el bolsillº del pantalón ,

Page 176: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

t ºcando las cinco peset as de m i cauda l : las dºs que”me d i º

m i

padre para el cºsarío , y las tres de los agasajos .

Mi respuesta consistió en sacarlas y pºnerlas en”,

la mano

d el i nt errogadº . G uardóselas éste , me miró cºn i ndiferencia ;y a un cab allot é muy altº , escaparate deh uesºs , que estaba

en_sillado , apretóle la cincha , le pusº un b ocado“ylº arrastró

a la calle pºr la brida .

Mi buena madre , si había desistido de apretarm e l ºs entre

si j os cºn e l cºrsé y de ri zarm e el pelo, nº a sí en lº de compo

nerm e . Para enviarme a Jerez , había puestº los cinco senti

dos . Dorman de pañº verde ºscurº, con tres hileras de bºtones

de cabeza de turco cuellº blancº , de fi nos pl i egúes ;_gorra defuelle , con larga borla de seda en la fl otante punta ; pantalón

bombacho y b ot i tºs de charºl ab º tºnadºs de azabache : tal era

m i indum entaria .

El caballo te , estab a d i spuestº en mediº del arrºyº ; y yº

pugnaba inútilmente pºr enéaramarm e ; el mºzº hubº de cºm

p render la nec esidad d e su auxil iº ; y echándome un puñadº a

lºs fondillos , me dejó pern i ab i ertº sºbre la silla .

Sentirse el jam elg º cºn mºntura y echarse a pasi trote , fue

en un puntº . Tºmó a la i zquierda , embocando pºr la ca l le L arg a , y

'

la siguió tºda al m i smº aire , para tºmar por su prºpia

cuenta el arrec i fe de la Vi ctor i a .

Ni aun t i empº tuve para estimar m i s extrañezas . Jinete

ya y buen jinete en el borrico p i o , al sentir la tentación de

hacer un vi aje a caballº pºr mi prºpi a cuenta , entendía que

de burrº a caballº nº i b a mucha cºsa . ¡Ah i era nada lº del ojº !Desde la pr imera reacción del jaco , saltó med i a vara de la. si

lla ; y al caer nº caí equilibradº , sino tan fuera de centrº , que

gracias si pude agarrarme al bºrren delanterº para no i r a t i e… nra .

Con el respingar del cuerpo,la malhadada gºrra de fuell e

d esarrºllaba una fuerza excéntrica , que ya fue m i lagrº no peru

derla al primer pasº ; tuve que echarme el barboquejo cºn una

mano , m ientras cºn la ºtra seguía agarradº adºnde pºdía .

N o teniendº más manºs , perdí las bridas , que cayerºn al12

Page 177: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

suelº ; en él fuerºn >

pi s&daS*y rotas —por 1as …patas

idol -rºc in . f a

vaqu eta de la vi ejar

s i l la, encaracolada …pºr

x las faldas ,º estalsa

lustrosa y resbaladiza »ensel a siento, más que si unt ada íde ja

b ón . L º s estri bos no hubº t iempº '

de prºpºrºi ºnarlº s a ¡a l len

g i tud de m i s'

x

pi ernas , denm'

anera que¡

pendu1aban suel tºs,fco

chandº lºs i jares y -a rreando aut ºmáti camente"

a l cab allete .

A si i ba , con lºs atávicos recursºs d e fum ico caballerº p ara

no caer ; y toda vía hay que ¿ m i rar en estº —cosa de m ilagrº

pues tan prºntº me veía mºntadº en e l pescuezº cºmº en ?la

grupa ,» t an prºntº descentrado a la izqu ierd a como a la '

dere

ch a . El anim al , pºr vºluntad prºpia , tºmó el caminº”de la

t rºcha ; y, si n dejar su endemoniado trºte de pºsta , entró en

Jerez a la hºra de salir del Puertº .

Esº si, ¡la entrada fue tr i unfal !

Atravesamos (º , con más prºpiedad , atravesó el R ºci nan »

t e) por lºs espesºs grupºs de gansos jerezanos , que , esperandºajuste de trabajº

,llenaban la amplia plaza del Arenal . Cºmº

vi esen tan mal caballº y t an'

peºr j inete , rºmpierºn en una

salva tan nu trida y resºnante de silbidºs y vºcal trompete

ría , que ni la que tantº provºcó la imp a tuosídad d e D .-An

t on i o .

Mi Pegaso nº se d i º pºr a lud i do . S igu10 su trºte comº si

tal cosa,ll egó a l a calle Larga , cºlóse en la pºsada de la Cºn

solac i6n ; s i n dejar el mismº aire , entró en la cuadra , a p i quede estrel larm e l ºs sesºs cºntra el dintel d e la achatada puerta ;gracias que ad vertí el pel igrº y me cºsí al pescuezº , fºrmandºuna sºla pieza caballo y caballerº . En el pesebre , all i paró .

Me deslicé,cayendº de pie al suelº ; perº tan agarrotado ,

m altrechº y dolorido de agujetas , que apenas pºdía andar .

A s i sali d e la posada , dirigiéndome a la calle d e Piernas : a

pesar de lº molidº,sintiendº c iertº orgullº y satisfacción i n

t eri ºr pºr haber hecho un viaj e … ¡solo !… ¡y a caballº!

Page 179: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

En las vacaciones de verano del añº 37 frisaba ya en lo s

diez de mi edad .

Durante el que pasé en la escuela de D . Dºmingo,dejº

dichº que la inteligencia y el carácter se me habían desentu

m ido . Tamb i én el cuerpº había experimentadº esponje y es

perezº ; había creci dº m uchº y emb arnec idº algo ; más pare

ci a de dºce , que de diez añº s .

Nº cºh i b i dºi sen t íame incl inadº,puede que pºr natural re

acc i ón , a atrevimientos y a diabluras , a ser curiºsº , cºn al

gún tantº de'

malicia ; y , s i l legaba el casº , a sal i r de)

apurºs

faltandº a la verdad .

En la calle , frente a casa º pºco distante,jugaba al torº

cºn otrºs ch i cºs del barr i º,mal educadºs ; cºrría la varilla ,

saltaba la mula , jugaba a la patuca y al hoyuelo,y me daba

de pescozones cºn lºs p i l letes cuandº llegaba la ºcasión .

También hacía m i s excursiºnes pºr la vecindad . E l alma

cenerº d e enfrente me regalaba pasas,almendras y castañas

p i lºngas ; el zapaterº”de la accesºria me recibía cºn con

si derac i ón .

Un día fuí a hacerle una v i sita . Había salidº a tºmar me

didas a un parroquiano y sólº estaba el aprend i z,m uchachue

lo de catorce añºs, desvencg ado y mal luc i dº , cºmo suelen los

que pasan la juventud sentados , a ºscuras casi) ºl i endº curti

dos viej ºs y cerote .

La curiºs i dad me llevaba a examinar las cºsas i nmediata

mente,a tentarlas y cogerlas con las manºs . Esto es muy cº

mún en las criaturas ; más cºmún el que se cºnsidere comº unv iciº i nfantil y se les reprenda diciendº

— Las cºsas nº se tºcan ; se miran y _nada m ás .

L a reprensión nº es justa ni es d i screta . L º qu e debe en

cargárseles b i en es que cuiden de no rºmperlas , de examinar

1as cºn esmerº y de volverlas a dejar com º estaban y en su

prºpio sitiº

Ellº es que yº comencé pºr mirar y remirar las leznas , el

pie de cabra , los hierrºs y demás chismes que había en la ban

Page 180: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

quilla , cogiendººra unº , ºra otro y palpando sus superfic ies ;

E l aprendiz me d i j º con malº s mºdºs :-¡A ver s i dejas esº !

Y yo le repliqué :

¿Me”

vºy a comer algún pedazº?

E l entºnces , con peºres humºs , contestó— L o que te d i gº es que si vu elves a tºcar , t e bailº un za

p ateaº en la barr i ga .

A esa am enaza,señalándolo la puerta de la calle en són de

desafíº,prorrumpí

—¡Vamos a verlo !

Sal imºs,en efecto ; y , ya en la acera , cºmenzamºs a darnos

d e cachetes . Aunque de mayor edad , por de'

sínedradº y m al

perg eñadº , eran sus m º quetes menºs duros que lºs míos ; a lprº bar su impotencia , entróse en la tienda y cogió una chabe

ta,partiendo sobre m i

Los múltiples y encontradºs i mpulsºs que sentí yo enaquellºs mºmentºs brevís im ºs fuerºn tantºs , tan variºs y tan

cºmplejºs,que sólº se pueden concebir dada la velºcidad del

pensam iento . En trañan datºs de impºrtanc i a que se relacionan con la ps i cºlºgía de la criminalidad

,y creº interesante

darlo s a cºnocer y » anal i zarlºs . M as para nº cºrtar el relatº

diré ahºra que,al verle yº trasponer la puerta de la acceso

ri a , di un saltº a la derecha , tomé el pºrtal de la casa,y le

dejé libre el campº , entrandº disimuladº a cºnversar cºn la

familia del señor Felipe Cºs .

¿ H u i d a v i l o

'

r e t i r a d a h o n r o s a ?

Al ver al zapateri llº echar manº a la chab eta , la primera

emoción fue de miedº,acentuadº pºr el recuerdo de l º s cua

drºs del pescadero y el muerto,del bºrracho y el dego l ladº

Page 181: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

montañ és . S in » intermediº de fzt i'

empº*apreciable por el reloj ; .

sentí otra emºc i ón poder'

ºs1s1maá

que no borraba el miedo , pero

que se sºbreponía a él . E ra una cºsa i ndeñni b le , la cual sólo

puedº expresar diciendº que de nº seguirla arruinaba todº

mi ideal , t odº el edifi cio deº

lº que *yo *

entendía pºr verg i i en

za , hºnºr , valer , estimación , d i gnidad y capacidad para ha

cerme ll egar a altºs hechºs , m erecedo res d e alabanza y del

aplausº de las gentes . Sentía el honºr y el pundono r a la ma

nera y en el gradº cºmº se aprecian y S i enten en los ro

mances .

En este puntº miré al suelo, por si en derredor m ío había

alguna p i edra . Pºr entºnces,pºcas calles estaban empedra

das en Jerez ; la de Pierna'

s ha l lábase t erri za,convertida en

fangal en lºs inviernºs y en pº lvera en los veranºs .

P or otra parte , yº n º sent ía saña , i ra ni aun m alqueren

ci a cºntra el aprendiz ; y , aunhallada la piedra , hub i érame do

l i dº hacerl e demasiad o dañº .

Quedar quieto para sufrir el ataque ! sin defensa m e pare

cía absurdº , y sºbre tºdº nº satisfa cía m i ideal rºmancescº ;

pºrque en este pasº honroso la lucha no resultaba útil , satisfactºri a y gloriºsa si nº venía acompañada necesariamente de

la victºri a . En este casº parti cular y afºrtunadamente , cºmo

nº pasaba“

nadie por la calle , me pareció que la varg i íenza de

huir quedabacircunscrita a un acto s in testi gºs , del que sólº

yº podía absolverme º reprº charme . Cºn esto me decidí y“

di

el saltº,que tantº pudº ser de hu i da comº de discreta , ya que

nº honrºsa retirada .

D e la g i m n a s i a p s í q u i c a .

Siendº ley universal la lucha pºr la existencia , quizá, nohaya: cºsa que en mi juiciº merezca más atención de parte d ela pedagogía que ºbservar y estudiar las manifestaciones deesta ley en lºs niñºs educandºs .

Page 183: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

te, cierta'

salud y det erminadas fuerzas de resistencia“

fís i ca

D edúcese'

del anál i si s , que, andandº el tiempº , se ha de es:

tab lecer una gimnasia educativa para desenvºlver , equ i l i brarL

y armonizar las drºgas de la ant erior receta .

De presente,sólo adviertº dos órdenes en que '

m ás º menos

empíricamente se haya hechº - aplicación práctica d e las i deas

que acabº de enunc i ar : lamil i c i a,en sus ºrdenanzas sapienti

sumas ; y» las órdenes rel i g i osas , en sus reglas .

Perº , la educación laica y civi l n ecesi ta nº abandºnar este

puntº ; antes bi en , a ella cºmpete reducirlº a pr i n c i piºs cien

t ífi cºs,primero por la ºbservación y por el anális i s , después

pºr la síntesis .

( ¡Es prec i sº educar la voluntad ,'para la acc i on en tºdºs sus

incºntables órdenes . »

Cºmº la verdad se impºne aun antes d e ser conºcida , a

m ºdº de necesidad,es innegable que uno de lºs prºpósitºs ta

c i tº s d e la educativa se d i ri ge a prºmºver esa especie de tem

ple y de f uerza del eSpíri tu . Pero , esta rama de la Pedagºgía

se halla aún cºnfusa, algº caótica , sofocada pºr el elementºi nstructivº y por el elementº mºral

E l asun tº'

que ind i co se ve ya descollar en l a Histºr i a ,dandº carác ter a algunºs de sus períºdos , perº con la i n cºns

tanci a del empirismº y a mºdº de fulguraci ones . Esparta cºn

ced i ó a tal elemento y de esa manera empírica un cultº… ex

elusivo sºbre los dem ás , en desprºporcionada educación . Perº

l º m i smº , sus frutºs fuerºn efímerºs .

Igual observación puede hacerse respectº a lºs Est o i cos

Nada cºnstituye las monstruosidades que no esté en la

naturaleza . Poned dºs cabezas sobre una sola columna verte

b ral , y resultará un mºnstruº . Poned un cuerpº educativº do

minandº y atrºñandº a lº s demás , y resultará un m acrºcéfa

H i stori a le juzgue con justi ci a y le conceda i ndulgenci a: me reñero a dºn

E stani slao Figueras .

Page 184: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

1 8"

Yº : una sºciedad cºmº la de Esparta 0 una fi lºsofía rígida'

tri st e e i mpasibl e cºmº la estoica .

P erº t antº el hecho históri co cºmo el pensamiento ñlosóñºº señaladºs , muestran de una manera evidente que el temai ndicadº tiene esa grandísima i mportancia pºr m í cºncedida

párrafºs atrás , y que merece detenidº , profundo y ci entífi cº

estudiº . En una palabra : a la g imnasia física hay que agregar

una gimnasia psíquica .

LXII

¡S i h a y p i e d r a s o t e s t i g o s :

Descartado ya de la nec esidad que sentía de expºner las

anteriores indicaciones , por si algo pueden influ i r m ás ade

lant e en las med i taciones d e lºs pedagºgºs , s i go otra vez el

hilº de mi deslucid a lucha con el aprendiz de zapatero .

L a lucha pºr la ex istencia se ºbserva tantº en el microbio

cºmo en el hºmbre m ás perfectº , m ºral y civilizadº . Clarº está.

que elmi crofi to no lucha cºn las mismas armas que el león , perº

en la esencia luchan lº m i smº y para lº mismº ; en cuanto a su

pºder , m ás terrible resulta para el hombre el bacilº t i si ógenº

que el cºlmill º y la pºnz ºña de la serpiente de cascabel .Puestº que es ley de la Naturaleza y nº pºdemºs sustraer» :

nºs de ella , tenemº s que educarnos para luchar y vencer . Estº“

apareja con el natural instintº , pues no sería lógica la Crea—í

ción si , dándºnºs la necesidad , nº nºs diese lº s mediºs de sa

t i sfacerla . Tiene,pues

,el niñº el i nstintº y la incl i nación de la

lucha , destruir , vencer , dºminar ; y tiene el deber de estar aper

ci b i dº, de guardarse , de rechazar y pretender dominar a tºdº

aquello que pueda am enazarle , perjudi carle , destruirlº , ven

cerle y dºm i narle .

Tan brutales inclinaciºnes no pueden n i deben extingu i rse ,perº la soci edad humana s iempre ha procurado y procura y deb erá prºcurar encauzarlas , mºdiñcarlas y dirigirlas . He aquí

"

el”

Page 185: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

problema… N ºs llevari a , muy lejos la materia : es el prob lemaeternº de la lucha humana , la lucha entre el ºdi º y el amºr ; 5

P or-lo que tºca directam ente am i rela t o , d igº que nº ven

trat ou pºr na da las cºnsiderac iones ,de la ley ni de la penal i

dad criminal . Niñº , nº la cºnºcía , ni , menºs , la sentía .

Obré según lº hice pºr lºs mºtivºs que dej º referidºs , perº

nº pºr temº r a la pena judicial . Si n embargo,algº me

*

pasó,

por el pensamientº la idea del di sgustº , ,la reprensión y aun

el casti go que , de llegar a mayores , pudieran haberme sobre

venidº pºr parte de mi familia .

P erº , ¡que hubiese d ispuestº de una piedra , de un palº º de

ºtra arma ; que hub i ese transitadº pºr la c a l le alguna gente ,algunºs testi gos de la escena , y es pºsible y aun probable que

hubiera ºcurridº una lesión , una herida y hasta un hºmicidiº ,un delito , un crimen !

N o juzgº inºpºrtunº que , así cºmº los naturalistas estu

dian en lºs seres emb ri ºnari ºs los órganºs y funciºnes en em

bri ón ,para entender

,cºmprender y explicarse mejºr los orga

n i smº s y las func i ºnes superi ºres , así tamb i én el pedagºgº y

el criminalista escudriñen y estudien las peleas d e lºs niñºs , ,sus móviles y cºncausas , para pº der entender y apreciar m ej ºr .

la culpabilidad en lºs del i tos .

Tal es el mº tivº que m e ha impulsadº en las presentes pá

g inas a dar cuenta de lºs móviles y factºres *de m i pri mera lu

cha con un pajarracº y de m i segunda cºn el aprendiz de za

paterº .

E l s e ñ ó F e l i p e y l a s e ñ a A n t o n i a .

Puestº que de un sal tº he ganado la casa puerta (que así

se l laman lº s zaguanes en Andalucía) del señó Felipe 008 , entremºs en relación cºn este mi conºcidº .

Page 187: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

puede que m ás lº prrmerº , algº lo segundº y m enºs 10

t ercerº . En cuantº a hablar , no hablaba ; al me a el hombre de más pºcas palabras que he cºnºci dº en m i vida .

U na semana entera se pasaba en esta disposición . Al lle

g ar l a nºche del dºmingº , el señó Felipe hacía'

cºn el trºncº

t res ºsc i laciºnes sºb re el asientº de la silla . En la pr imera ,“

b aj aba lºs brazos y las piernas ; en la segunda , se enderezaba,en la tercera , levan tábase del as i entº . Después desco lgaba _nualb ardón , con muchos caireles , ,

de una palom i lla cºlºcada en

el testerº de la sala,i ba a la cuadra y aparejaba

i

su caballería .

V º lvía por una manta y una alforja valenc i ana , un retacº y

un cabezón ; saliendº a pºcº , tirandº por éste de su j aca , hue

suda y de pescuezº ºblicuº .

Ya en el patio,de par en par abiertº el pºrtón

,aquel hºm

bre , que durante una semana parecía la estatua de la pereza ,en m edia vuelta , de un salto tan fácil y l impio cºmo pudiera

darlº el mejºr titiritero,quedaba sentadº en el cabal lº ; el

cual,al sent i r al dueñº encima

,si n cºrrer , salía a pasº tan

v elºz que caballº y j i nete desaparecían cºmº la fulguración

de un relám pago .

El señó Fel ipe era contrabandista d e tabacº y sedas : de

tabacº,pºr su cuenta ; de sedas , por comisión de hºnradºs y

respeta bl es cºmerc i antes .

U na semana empleaba en ir a G ibraltar, hacersus cºmpras

y vºlver ; otra , en descansar de tan ruda y azarºsa faena . Nº

he v i stº cºndición cºmo l a que ºrigina Andalucía : 0 una ener

g i a febr i l , o una pereza apática cual la de lºs adºradºres ex

táticos del B ud i smº .

Pºrque nº huelga,completemos el cuadrº de la familia .

L a señá Antºn i a,mujer del señó Felipe , era una arrºgante

m ºza cuando se cºmpºnía : treinta y cuatrº a treinta y seis »

añºs , alta y bien metida en carnes , blanca y de facciºnes cº

rrectas, a pesar de lºs hºyº s de viruelas . Cºn su pañolón de

espumilla blancº º rºjº, su mantilla de tira º su velo de eu

caje , daba la hºra .

Page 188: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

P erº,el atavíº era exc

'

epcional . L º corriente , verla de tra

pillº,sentada en su silla baja , rºdeada del enjambre que le

había deparadº su fe cund idad . Se r.eproducía tºdºs lºs añºs ,y a veces pºr gemelº s ; tenía siempre al pechº algún críº ya lgúnb h i qu i t ín entre las rº dillas ; ºtrºs a lºs l adºs , el unº

q ue se revuelca , el otrº que llºra , éste que pide pan , aquél queya lº ree , sazonadº cºn sus velas de mºco . M adre y prºle mal

vestidas,ellº s churretosºs , ella ºliendo a leche agria y ºrinas

infantiles .

Destacaba del cuadrº,a mºdº de azucena en j ardín des

cuidado,María Jºsefa

,n i ña d e dºce añºs

,hija m ayor

,fi na de

naturaleza cºmº un cºral,limp i a comº una patena y m ás bo

nita que el capullº d e un a rºsa .

LXIV

G ¡YO s e r é m á s !»

El lance del zapat eri llo no bastó a enseñarme que nº era

tan fácil cºmº yo me fi guraba el ser un persºnaje de rºmance .

Segu ía sºñandº y gºzandº con m i s pen samientºs de val entías

y sucesºs glor i ºsos ; y mi natural impaciencia se acrecentaba

cºn la tardanza de los cuatrº o cincº añºs que me pareci a no

c esi tar para sal i r de n i ño

En esa especie d e tens i on se encºntraba mi ánimº , cuandº

d i º la pícara casualidad , _estando de sºbremesa la familia Torres

,de que llegase una carta .

Era de una prima suya , casada cºn un B r i gadier,en que

les daba cuenta de cómº a su hij º Fernandº le habían cºnce

didº el empleº de comandante , por, su bravº cºmportamientº

en las últimas ºperaciones de la campaña .

Comº es muy natural , la carta llenó de jubilo a la familia ,Cºmenzandº unºs tras ºtros a dedicar justas alabanzas al sº l

bri nº . L a conversaci ón me parecía que nº i ba a cºncluirse

Page 189: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

nunca ; todºs …escuchaban cºn delei te . Tºmó la p alabra pºr

cuarta vez el í0'abd l lbro,

»

y añadió:—Hay pers

*ºnas

'

de buen a estrella, y

»Fernandº es na ejam

plº : hijo'de un B ri gad i er , rico

”por<su madre , guapº ,a rrºgan

te,ha hechº la c ampaña sin »reci b i r una herida ; entró de ca

de te en el regimientº de su padre , nº tiene ¡veinticuatro años

y ya es

—I ba a prºseguir , cuandº , sal i endºsem e involuntariamente

el Hat o de mi espíritu,le cºrtó la palabra poniéndome en pie :

—¡M ás

º

seré yº !

Impºsible me será pintar el cuadrº , ni dar remºta idea del

efectº que prºduj º en la familia t an singular ex abruptº fTo

dºs a una , desde el i ndulg ent e y pacífi cº D . Ramón hasta la

Abuela a pesar d e su ternura , y nº h ay que decir del Caba l lero, de Jºaquín y de la hermana , estall aron en indignación e

i ra cºntra m i .

¡B otarat e! ¡M ºcº so! ¡A trev i dº ! ¡I nsºlent e! Los niñºs ,cuandº hablan l ºs mayores se meten la l engua en el bºls i llº.

¿ Qué has de ser tú , badulaque? ¡Habrásc v isto el m alcri adº !

¡Vaya con el neciº !

Qué se'

yº la rociada que se me vinº encima , hasta que me

arrojarºn del comedºr, con unán i me gritº de :—¡V aya usted enhºram a la !

Salí,en efectº

,turbado y cºrridº

,bajº ? el embate de mu

chos sentimientºs y de ideas cºntrarias . Nº pºdía entºnces

calcular,lo que no se aprende sinº en larga experiencia de la

v ida , ciertºs resortes íntimºs del cºrazón“humanº . Allí

,en

m ediº de aquel la … eXpansi ón de sºbremesa , fundada en justa

satisfacción de orgull º pºr lº s triunfºs y adelan tºs de un pró

x imo pariente , ¡interrumpir el gºzº , reb ajándº lo y anulando

lo por bºca de un chiquillo !

Una cºsa saqué en claro : que había cºmetid o una impru

d encia,y q ue antes de hablar debía pensar lo que decía .

De todas suertes,desde el puntº de vista de la pedagºgía

'

y de la educación , cºnviene nº echar en saco rºto '

las indis

Page 191: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 192 =

¿ Qué eran estas escuelas?Yo no lº sabía . ¿ Q ué era esta de

la Aurºra? E so es largº de cºntar: el l ectºr , pºcº a pocº , se

pºdrá, ir enterando .

Si estuvº la Aurora en a lgún tiempº bajº la dirección delos P adres Escolapios , lº ignorº . En Octubre del 37 y si gu i en

tes , cºrreSpondía a una especie de patronato adscriptº a la

i glesia parrºquial : Lindante y pegadº a su antiguº cemente

r i º estaba y está. hoy el edifi ciº de la escuela , escueto y des

habitado entºnces comº al presente .

El señºr teniente cura era el preceptºr universal d e aquellacasa , que n o sé s i llamarla casa a secas . Escuela d e instrucciónprimari a

,nº ; de … latín

,tampºcº : pºrque el padre G alán

, que

ese era el apel l i dº del señºr teniente cura , nos daba las leccio

nes en su domiciliº,dos puertas m ás al lá de la Aurºra . Y s in

embargº,hasta el añº 1857 , en que (si nº equ i vºcº la fecha)

apareció una ley de instrucción pública,ºrdenando l º s estu

dios un i versitarios y académicºs , la denºm i nada escuela de la

Aurora , p ºr no sé qué bulas y privilegio s , tenía facultades para

dar válidº s títulºs de la t i n i dad y fi lºsºfía .

Declarº que al . verme elevado a la categºría de estudiante

d e latín,salte

'de gºzº e hice lº s prºpósitº s m ás fi rmes de es

tudi ar y cumpl i r m i s d eberes . E l primer día trabó cºnºcim i en

t o cºn el prºfesºr y m i s s i ete u ºcho cond i scípulºs : el prim e

rº,el padre G alán

,que ya sabemºs ; lºs segundºs, jóvenes de

ºnce a trece años,tºdº s de la c lase med i a

E l padre G alán,m ás ºbesº que D . Ramón de Tºrres y

algº m ás altº,más tranqu i lo aún y de más acentuada bºnhº

m i e, m e , gustó . Aunque sus ojºs eran pequeños y estaban en

torrados en la grosura d e sus párpados , tenían una m i rada

alegre e indulgen te . N º s habló a tºdºs , unº pºr unº , y nos

dió palmadi tas e n la cara . D íjºm e que cºnºcía a mis pa

dres y que fue am i gº de mi abuelº . Nos encargó que al día

sigu i ente trajéramos el A rte de N ebr ija , para señalam ºs lecc ión

,y nºs despidió .

,Faltóme tiempº para pedir elArte a mi padre , y nº le dej é

Page 192: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

193'

a sºl ni a s ºmbra hasta ”que le hice abandºnar sus ocupa

c iºnes .y sal ir conmigº para comprar el“

libro : Dueñº: de él ya,lei su pºrtada , que entendi ; después , la primera hºja , que no

»entendí,_y me quedé triste y pensativo .

Llegadº el ºtrº día , alas nueve en puntº estaba ya en el

Cºleg íº de la Aurºra , quierº decir , en casa de D . Juan G a

lán : Unº a uno fuer ºn llegand º lºs demás alumnºs ; a las diez

e ntró el Padre . N ºs hizº sentar en las sillas de su despacho ; él

t ambién tomó asi ento en un fuerte y ancho sillón, prºpºrci o

nado a su pesº y vºlumen , detrás de una mesa .

—¿ Traéis el librº?

Unos lo habían traído , ºtros nº : l ºs primerºs enseñamºs

el A rte y los segundos dierºn sus disculpas , prºmetiendº ha

cerlº para el d ía siguiente .

Fué m i rand º l ºs l i bros , que pusimos sºbre la mesa , yes

cri b i endo en la primera hoja el nºmbre de su respectivo due

ñº,agregando la rúbrica .

Terminada esta ºperac i ºn , nº s di ri g i º la palabra , y dijº

<<Las declinac i ones de los nºmbres,sºn cincº . L a prim era

,

en as,diptongo

,cºmº musa, musas . L a segunda , en i , cºmo

d om i na s , dºm in i , etcétera .

Y así cºncluyó cºn la última .

M as cºmo quiera que d ij o de palabra lº mismo que decíael A rte en letras de mºlde , resultó que así cºmprendí lo dichº

cºmº entendí lº leídº . Cºn estº,pá seme más tris te

, dudó de

m i inteligencia y me ab i sm é en un mar de cºnfusiºnes .

Así estaba , cuandº nos fué llamandº por el orden en que

nos hallábamos cºlºcadºs lºs provistºs d el Arte. Haciendº una

rayita pºr bajº de la primera declinación, no s fué diciendo :1 Hasta aquí traéis aprendida la lección para mañana. »

A l ºs otros niños vºlvi ó a encargarles que nº dejaran de

traer el l ibro,para que nº se retrasasen en las lecciºnes , y con

e stº se acabó la que se daba .

Salí a la calle y abrí el Arte. Andandº,leía : ( L as declina

=c iones de los nºmbres , son cinco : la primera,en 09, dipton

13

Page 193: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

g º , etc . » Y , nada , no entendía . ¡L a pri mera , en es , dipton

gº . . señºr , ¿ qué será dip tºngº? ¡Diptongo, sºrongº'

Sºrºngº es un baile :

( ¡Ay , sorongº , sºrongº , sorongo!

Como me puso mi madre me pºngo , »

Esto había oído cantar . P erº ese sorºngo xuo pºdía tener

nada que ver cºn dip tongo, y nº m e daba luz .

En fi n ; m arcado a fuerza de inútiles cavi laci ºnes , cerré el

l ibro y entré en m i casa ;

Después de un ratº volví a abrirl º , y dije para m i : s pºr el

h ilº se saca*

el ovillº ; qu i zá , leyendº más adelante , me entere

de algº , y ponga en clarº lo que estº quiere decir . Vamºs awver : < L a segunda , en i , cºmº dºm ina s, dºm i ni . » P ero , señºr ,

¿ qu i enes domi na s y qué es dºmzm ?U n mareº a lºs ojos , acºmpañado de aturdimiento de cabe

z a , me dejó alelado largº ratº . Después, una inquietud interiºr

:

me obl igó a echar a andar pºr el cºrredºr 0 galería , cºn el

l ibrº cerradº debajº del brazo . Algº calmado cºn el movi

m i entº,hice esta refl exión :

e L º que pide el Padre es que lleve aprendida la lecc i ºn ,que le repita lo que dice el librº desde aquí hasta la raya .

Pues aprendi éndº lº , aunque no lo entienda , cumplº . »

Entºnces,comencé a l eer y repetir : aL as

'

decl i naci ºnes sºn

c inco : la primera“

en as diptongo , cºmº musa , masas .— L as de

c l i nac i ºnes sºn cincº : la primera en as diptongo , cºmº masa , .

mu sas . » Y así repetía y repetía en vºz alta la cant i ne la , hasta

e l cansanciº ; después hacía la repetición m entalmente . Dejaba

pasar un ratº , para Ver si Se quedaba grabada en la memºria

y seguir la tarabilla . Perº , comº la palabra d ip tongo y la pa

l abra mus'

a nº tenían sentidº ni representación ideal para m i ,quedaba cortadº el párrafº ya en dip tongo, ya en masa . E u

e ste batallar , sºbrevino el cansancio , y arroje el librº para nº

volverlº a abri r .

.A l día si guiente , el padre G alán cºmenzó a tºmarnos la

Page 195: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡Saber la gramát i ca ! ¡Ahí es nada! No conºzcº nada más

neciº que pretender que un niñº sea gramát i cº . L a gramática

es la ex teri ori zac i ón del alma de la humani dad : cºsa tan honda

que n i lºs académi cºs , ni las Academias , n i lº s autºres de D i c

c i onari ºs , n i lºs pº l íg lºt as , ni tºdos los fi lósºfºs y sabiºs juntos (y cºnjugadºs comº las vºcales de un d iptongo) sab en

'

u i .

sabrán jamás . Cºnten témº nºs cºn 1r1a sabiendº pºcº a pºcº ,para permanecer si n saberse del todº y bien cuando cºncluya

el mundº .

El mu sa , musas, aun agregada la traducc i ºn castellana (º

sea la misma palabra musa) , era para mí cºsa nueva e m i ntel i

g i b le . N º había estudiadº Mitolºgía,ni teni dº ºcasión de cº

nºcer a esas señºras . Quedaban , pues , dºs vacíºs pºr dºnde nº

podía saltar mi inteligenci a,y que en balde prºcuraba suplís

se una memoria que, si bastante para servir a mi razón cºmº

criada , jam ás pude lºgrar que me valies e cºmº dueña .

El métºdº del ben i gnº sacerdºte era el San Machaca : repe

tir y repetir las frases , aprenderlas fonéticamente , y nº º cu

parse n i preocuparse d e lº demás .

L a recºmendaci ón de que aprend1esem ºs la lecc i ºn nº pº

dí a ser m ás absurda . Para esº , para esº se va a la s aulas : para

aprenderlas al lí , bajo la d i rección del maestrº ; nº para apren

derl”a a sºlas en las letras del l i brº .

Hub i éram e enseñad o a <<aprender latín » y, de segurº , sa

b iendº yº estº , al cabº hubiera sabidº lat i n i P ret endi ó a ense

ñarm e latín » de buenas a primeras : no pasé ni la primera pá.

gina,tºmé tediº al estudio ; y , cºmº llºvía sºbre lo mojadº de

la instrucción primari a deficiente , quedé perdidº para siemprecºmº estudiante .

Reduc i do al tristepapel d el últimº ym ás brutº de la clase ,nº me avenía a serlº también de la sºciedad estudiantil . Fuera

deunº º dºs cºnd i scípu lºs que tendrían mi misma edad , lºsdemás eran mayores . Gºtera y M ajarórí , zangones ya : grandu

l lón ,perº linfáticº el pr i mero ; forzudo y rºbustº el segundº ,

éste se impºnía"

. pºr sus fuerzas; P al au , mayºr , pºr su edad y

Page 196: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

197

m emºria ; el otrº hermano , por memori a y vivacidad ; Torº ,

por su aplicación , su 8980 y el seriº continente .

Antes de entrar en clase y al sal i r de ella , enredábam os ,jugábamos y corríamos pºr la cºntigua plaza de la Iglesia . A

pºcós juegºs , ya , cºmo en la decuria , cada cual tenía su puest o ; desde Tºrº , que hacía de cabeza , hasta m i , que formabala última vértebra del rabo , en las calles y plazuelas tenía su

lugar cada cual . Al pr incipiº,la cabeza resultó tri céfa la : cºm

pºn ían la M ajarón , G ºtera y yº_.

Gº tera fue,a pºcº

,cºnvi rtiéndose en pescuezº : l e sºbraba

fuerza,perº le faltaba ºsadía . Después

,de' prºp i º grado , pºr

afectº,y n o sé pºr qué , M ajarón se cºnvirtió en mi teniente .

Yo quedé sºlo , de cabeza de mºtín .

Así,m i primera sºc i edad escºlástica y civil vinº a ser el

símbºlº y fi gura de la serp i ente que se muerde la cola . El pri

mero del aula,el últimº en la calle ; el prim erº en la calle , el

últimº del aula . Tºtal i gual : /pºr reflejº d e la i mprocedente

educación,el peor estudiante

,el más atrevidº y el más pillets .

LXV I

H o y s e h a c e r a b o n a .

Jºa quín Tºrº hubiera llegadº a ser hºmbre d e prºvechº,

si la muerte'

nº le hubiese sºrprendido al comienzº de su juventud .

Haremºs cºnºc i m i entº cºn P epe M ajarón y Ramón Cºt era

, ya que sería prºlij º historiar a lº s demás en lº tºcante ahechºs relac i ºnadºs cºn sus educac10nes respect i vas . M uévem e

también a la preferencia la circunstancia de que pude seguir

más de cerca la vida de ambºs

M ajarón tendría entºnces quince añºs, , y Gotera diez y

Hi jº el, pr1merº del boticario de la ,

calle de P ºzuelº , y

Page 197: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

198

huérfanº de madre al nacer , se había criadº al cºnstante ca

fºr de su padre y de un t ío a quien la ex clau straci ón había cºn(

vertidº en mancebo de b ºt ica y ama seca del sobrino .

E s de ver cómº las viudas cºn hij os toman fºrtaleza varo

ni l para criarlos y sacarlºs adelante ; y cómº lºs viudos,en

i guales circunstancias , se suavizan y dulc iñcan para educar a

la prºle que perdió el regazº maternal .Padre y tíº , desde dar la papilla hasta lavar y vestir al

niñº , nº había menester que no lo hic i esen : cuandº el unº en

la botica , el ºtrº cºn el niñº ; cuandº el unº mecía la cuna , el

ºtrº despachando las recetas º sosteniendº la tertulia en la

reb ºt i ca .

Ellos mismos , para que el Pepitº nº se pervi rtiera , le en

señarºn las l etras,leer y escribir , las cuentas y la dºctrina ,

en la prºpi a casa ; así como —la G ram át i ca castellana , su pº

qui tº de Histor i a y algunas añadiduras de G eografía .

De esa manera cumplió M ajarón los quince añºs , si n cºnº

cer m ás que el círculº de la farmac i a y las call es del Puerto ,en lºs paseos que le daba el tíº M anuel , llevándºlº de la ma

no,lºs dºmingºs par la tarde .

Perº el exclaustrado nº se atrevw cºn el magisterio de la

t i n i dad ; y , cºmº era prec i so que Pepitº siguiese una carrera ,nº hubº más reme diº que llevarlº a la Aurºra .

El t íº lº llevaba y lº recºgía de la clase ; —,perº ,r

cºmº P é

pito era d e los más crecid os y zangones , esto daba ºcasión a

la rech iña de los estudi an t i l lº s . Am ºstazóse el t ío , se avergºn

zó el sºbr i nº ; y en cºnsejº de familia determinaron que Pepe

fuese cºmo lºs demás a la Aurora , sm cºnductor .

Muchachº más i nocente y mejºr criadº , a este respectº ,no lº he vistº jamás . P erº peºr educadº , tampºcº . Y nº que

fuese grºsero , ni mostrase malas inclinaciones ; antes al con

trari º , era nºb lote , cándidº , más que sencillº ; carecía de tºdainiciativa ,

y s i n embargº,resultaba voluntarioso cºmº niñº

mimadº ; impetuºsº con desigualdad, pºr i gual mºt ivº ; forzudº , por su prºpia naturaleza y estructura .

Page 199: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

_ goo_

dos ; más tarde , tres ; y tempºradas hubo en que tºdº el m ºntes e convertía en ºréganº .

LXVII

C r i s á l i d a d e u n p e r fe c t o c o n s e r v a d o r .

D e Gºtera pºco queda pºr decir . Educadº ,en libertad …

y

más crecidº,tenía tratº de gentes ; era el m ás y mejºr e ducadº

de la cuadrilla ; su talentº , clarº si n ser muy penetrante .

Cºn estas cºndiciºnes superiºres a las de los demás,sentía

s e celºso de Toro en el aula,y de verse pºspuestº pºr ¿un m c

n i cacº en la calle . Dependía de que Tºrº e ra más sesudo ,y

aplicadº , y que para atrevimientº no lº había criadº Diºs, .Su v i da no había sido inqu i eta . El padre

,méd i co , gºzaba

b i enestar y desahºgo para asegurar existencia tranquila a la

familia . Tºdº ello hacía que Ramón,si rºbusto , resultase pºr

fuera algº l infát i co , y por dentrº la cri sá l i da de un perfecto

cºnservador .

Y porque nº está. demás para cºnºcer la épºca , referiré

aquí lº que pºr fi dedignas referencias supe acerca de la modesta hºlgura del padre de Ramón .

Que del ej erciciº de la medicina nº v i nº, ,nadi e lº p odrá du

dar , tratándºse de tiempºs en que pºr dºs reales la visita s e

daban lºs dºctºres cºn un cantº .

E l casº fue que la fortuna nos favºreci º en B ailén , según

sabe tºdo el mundo . En las capitulaciºnes entraban que lºsj efes vencidºs saliesen de España cºn sus equipaj es . Verdaderam ente , resultaban demasiadºs bultºs ;

¡y el popu lacho, que

p ºr todº hatº entiende lº que se lía en un pañuelº , nº podía

cºmprender cómº salían tantºs c arrºs y carretas . Desde Anda

luc i a la alta iban l as gentes protestando detrás de la cºnducta .

—¡Esº

— decían— es lº que nºs han rºb adº lºs pícarºs fran …

coses!

Page 200: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

X

Si unºs se cansaban de ir a la husma , º tros se agregaban

en lºs pueblºs de tránsitº ; y así el cºrdón engrosaba º dismi*

nuía , pºniendº en aprietº a veces a la escºl ta . Al pasº pºr Je

rez , comº ciudad pºpulºsa , crecierºn las prºtestas y lºs amagos

de meter manº al bºtín , pero la fuerza armada pudº sºbrepo

nerse .

Al llegar al Puertº , puntº del embarque , crecierºn las an

sias,la”gent e y su empuj e , de tal modº , que la trºpa a duras

penas podía contenerlo .

Quisº el diablº que al descargar un carrº en el muelle ca

yese al suelº un cajón , que reventó del golpe y d ejó salir rº

dando unºs cál i ces y ºtras alhajas rel igiºsas . ¡Nº fue preci sº

m ás ! Un rugidº tormentº so , de esºs que sólº del pulmón pº»pu lar salen

,vi bró de unº a ºtro extremo de la muchedumbre ;

…al puntº mismº que sºldadºs y carros , acémilas y gentes , carretas y carreterºs , c ajºnes y baúles , tºdº quedó arrem ºl i nadº

y cºnfundidº en apretada piña , dentrº d e l a cual se estable

cían vórtices mayºres º menºres , cºnfºrme la asfi xia de unos ,la cºdicia d e ºtrºs y el pºderºsº esfuerzo de lº s sºldadºs ha

,c ían pl aza , para cerrarse apenas hecha .

Tranquilamente había idº a la pescadería el padre de Cºtera , según costumbre ; cuando se encontró inmediatº al a lb ºro

tº . U na carreta de la conducta se hallaba nº distante de ,el ,

fuera del cºrazón del remºlinº, Lº mismº él que dºs pescade

ros , a quienes i ba a preguntar el preciº de la libra,mºvidºs

pºr un mismº pensamientº,se abalanz an a e lla . L a carreta

contiene varias cajas ; :Cº tera cºge una más pequeña , con la

que pºdía cargar ; lºs pescaderos ºtra mayºr , que entre ambºsapenas pueden cºnducir . Iban a rºmperla , y el médicº , que ya

e scapaba trabajosamente cºn la suya,les dió ejemplo para nº

detenerse ; tºmárºnlo con tantº m ás mºtivº , cuanto que yavenían comº alanos hacia la carreta otrºs asaltantes .

El médicº llegó a su casa felizm ente . Según el rumor púb l i cº

,su caja contenía de ochº a diez m i l duros en monedas de

o rº, fºrtuna ping i i e para aquellºs t iempºs de penur i a .

Page 201: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

202

Nºfuerºn tan fel ices lºs pescaderos . Jadeantes , arrastran

do su cajón, iban ya a desembºcar de la plaza del Castillº en

la calle de Santº Domi ngº , cuandº les salió de manos a bºca

el Alguacil mayºr“

del Ayuntamientº,D . Pedro G i ri bón .

Nadie ex trañe la rimbºmbanc i a del apel lid º. P ara ser en

tonces A lguaci l M ayºr de la M uy N ºble , M ay I lustre y M uy

L eal Ci udad y G ran P uertº de Santa M ar i a,era condición i n

d ispensable ser nºble por tºdos cuatrº cºstadºs . Q ue ' G i ri bón

lº era , nº hay más que atenerse a cómº suena en lºs ºídºs .

E ra,pues , muy nºble ; lo cual nº qu ita para que dej ara de

ser tan cuco,solapado y ladinº comº autºritario .

G i ri bón ,hallándºse en el Ayuntamiento , tuvº nºticia del

desorden y , cual agente pr i nc i pal de la Autºridad que . era ,

d i ri g i óse armadº d e su bastón al lugar del sucesº . Verle

lºs pescaderos y quedarse fríºs , nºtarlº G i ri bón y echar unamirada a la carga

,no fue t an prontº cºmo decirles :

—¿ Q ué l leváis ahí?

N o lº sabemos— contestaron turbados .

—¡A ver , a ver! M etámonºs en este pºrtal .

'

Y en el primerº de la calle entrarºn ; G i ri bón entornó la puer

ta,para nº ser vistºs ni interrumpidos

,dejandº entreabierta

una reja , suñc i ente no más para no quedar cºmpletamenteoscuras .

-¡A ver , muchachos , vamºs a ver qué viene ah í!— d i jo con

t onº amable , aunque de superioridad .

E l mismº sacó un puñal , que siempre l levaba pºr s i fuese

necesariº mantener la autºridad , y levantó la tapa del cajón .

Hallábase repleto de pesºs duros . Entºnces , tomandº unº , dió

sel º á un pescadero , diciéndole :—Cºmo hermanitos , tºmemos uno tú y otrº yo— guardan

dºselº en el bºlsillº .

Y seguidamente,tºmandº el tercer durº , se lº d i º al se

gundo pescadero , repitiendº la frase :— Corno hermanitºs , unº tú y ºtrº yº .

A sí fueron llen andº lºs bolsill os .

Page 203: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

El catedráticº dispºnía las cºsas según su leal saber y en

t ender . Distribuía las asignaturas , las daba cuando , cºm o, y

dºnde le era volunt ad ; s us cert i íi cadºs de aprºbación valían

l egalmente ante el Papa y el Rey .

Nº hay m ás sinº que el m agi ster i o se cºmpºnía de la ubicua y exclusiva persºna del ten i ente cura , D . Juan G alán y

Mºrenº : él latín,él i óg i ca , él fís i ca , él ética , y hasta un po

quito de h i stºri a natural ; tºdº revueltº , y cºmº pan de la i n

tel i genc i a distri buidº a canterºs y zoquetes entre sus amadºsdiscípulos .

Pasadº el primer trimestre,unos días , l ºs más , le tºcaba

latín ; ºtros , un rat i tº de latín y otrº de lógica ; ºtrºs , física

ex per imenta l ; y así sucesivamente .

Jam ás he visto demºstrar más ingeniº que el que s acaba

nues trº bºndadosº cat edrát i co para explicar la física < acºm

j ada de ex per imentos » .

Servíale de ayudante su sºbrina Aurºra , jºven guapa , mo

desta y silenciºsa .

—¡Aurora l Tráeme un vasº y un jarro de agua — decía l la

mandola cºn fuerte vºz , para que oyera desde el interiºr de la

casa .

Acudía la sºbrina cºn dichºs menesteres ylºs cºlocaba sºbre la mesa .

D . Juan sacaba del b ºlsillo una bºlsita de cuerº,cºn , lºs

avíº s de encender . Llenaba de agua el vasº , vertiéndola del

j arro cºn gran cuidadº hasta—cas i a punto de rebosar . Miraba

de través la superfi c i e,añadía una gºtita s i nº estaba a su

gustº , y en estándolo enderezab a el troncº cºn satisfacción .

Seguidamente,abría la bºlsa y sacaba el eslabón de acerº en

tre lºs dedºs,al m i smo tiempº que decía

—L a impenetrabilidad es la prºpiedad general que tienen

t ºdºs los cuerpos de nº dejar º cupar su lugar por otrºs cuerpºs .

E sto dicho,dejaba .

caer el eslabón dentro del vasº .

Yo , que no atendía al l atín , atendí al experimentº ; y cºmºatrevi duelº que me venía haciendº , dij e :

Page 204: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

205

— Pues D .. Juan , el eslabón ha penetrado .

Entºnces él,más ufano aún , me cºntestó :

— Sí,perº ya ves cómº una parte del agua se ha salidº y

vela aquí mºjandº la mesa ; prueba evidente de que para en

trar el eslabón ha vertidº igual sitiº del agua .

Y cºn esta contest ación , me quedé cºnvencidº .

Otrº día nºs explicó la gravedad , cx p erimentalmente tam

b i en .

—L a gravedad—¿ d i j o— es la prºpiedad que tienen tºdºs lºs

cuerpos de descender al c oentro de la tierra » .

Apenas acabada la ºrac i ón , echó mano a la mota º b ºrl i

lla del solideo y , extend i endº el brazo lº dejó caer , ex cla

m andº—¡Ved la gravedad !

Cºmo estaba t an ºbesº que nº pºdía bajarse a recºger el

cuerpº grave , tºdºs los alumnos , a cual más solícito , nº s arro

jamos a levantarel solideo ; pero , chºcando lºs unºs con lºs

otros,resultó ºtrº efecto experimental d e la gravedad , pues

tropezamos en la mesa y salierºn rºdandº l ibrºs y tintero .

Cuandº le t ºcó,su turnº a la elasticidad

,l lamó a Aurºra

para que le trajese las ballenas del cºrsé ; y , prºvistº del apa

rato,nºs demostró la tendencia de las partículas de los ca er

pºs a vºlver a ºcupar sus pºs i ciones respectivas .

Si yº hubies e sabidº de antemanº lºs días en que i ba

explicar física , lógica , ética , historia natural , y no la ti n , ten

gº pºr ciertº que no hubiera hechº tantísimas rabonas .

LXIX

A q u i h a b i a e s p e c t a d o r e s :

B ien miradº , cada vez i ba a m ás el elementº picaresco ymaligno de tales escapat ori as .

Vistas hoy,“retrºsmct i vam ente

,desde la helada sierra de

la vejez , me parece que responden a una necesidad educati va

Page 205: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

206

i nsatisfecha ; a l deseº de libertad , al apetitº del—

gºce de la

v i da , al correr pºr l ºs campºs , al ver lugares nuevos , al cbnº

cer el mundº .

Para que m i predi spºs i c i ºn fuese más acentuada , agrega

base la impaciencia de m i carácter , ya natural , ya exasperada con la quietud desde la amiga hasta la escuela y con las

composturas cºn que mi buena madre me había ºprimidº .

U níase también el placer d el dºminiº . En aquella relajaci ºn de autºr i dad

”y di s ciplina , sm saber por qué, yº resulta

ba obedecido e imperante . En cierta dosis , experimentaba otra

satisfacción mal defi nida , vaga , y por esº mismº atractiva ; el

placer de la aventura , de lº vedadº y peligrºsº .

V erme asaltando una arboleda , para: hurtar la fruta ; º ír al

perrº que ladra ; sentir que el dueñº lº advierte ; trepar , noºbstant e , al peral o a la higuera ; ex pºl i arlos , llenandº preci

p i t adamente lºs bºlsillºs ; cºrrer , saltar la tapia º el valladº:

a l tiempo que se sienten los pasºs y las amenazas del jayan ;v erlo burladº , y ser recibido cºmo un hérºe por el círculº de

z angºnes y chicuelos tímidos— es un placer malignº,que me

rece parar en la casi l la,perº al cabº es un placer .

¿Y ver el mundº? Limitaba la satisfacción del deseº la nece

sidad de atemperarlº a dºs o tres hºras que, a lº sumº , pºdían

disimularse las a usencias de casa : una para ir , ºtra para vol

ver ; media , para arreglar e l semblante y quitar el pºlvº dezapatºs y rºpas .

No se crea , si n embarg º que es tan fácil mantener la au

t ºri dad en una cºmpañía de chiquillºs Nºbleza obliga : p i de

el cargº ser el primerº a las duras y el últimº a las maduras,

para que vean ciertº valºr y cierta generºsidad ; exige maña ,

previsión , y cuando nº hay º tro remediº , jugarse el todo pºr

el tºdº .

L a verdad , y para nº engañarnos : en el fºndo, yº era el

másm edroso . Perº,am igº

,los rºmances me hacían conside

rar el miedo cºmo la m ayor de las deshonras ; y lº disimulaba

y h acía de tripas cºrazón .

Page 207: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

208

¡ten la contestac i ºn l— d i je , acºmpañandº a la palabra fun

revés .

Nº hay nada tan desigual comº e l valºr . El tímidº hab i

tual llega un mºm entº en que se cºnvi erte en una fi era . E l

hérºe de cien combates , sºrprendidº un instante , queda inerteAquella naturaleza apática sufrió un cambiº súbitº : la san

gre tºda se l e fué a la cabeza ; y al arrojarse sºbre m i , viendo

yo que tenía lº s peldaños detrás , aprºveché el mºmentº ,'

cºn

trarresté cºn m i impulso el suyº , derri bándº le , y fué a caer al“

otro ladº de la cruz .

Lºs espectadºres pus i erºn la cara de asºmbrº que l ºs I srael i tas al ver pºr el suelº a G oliat .

Nº creí generoso cast igarle caídº , y pensé que agradecidºcesara su porfía ; perº , lejo s de esº , levantándºse s i n imped i

é

men to pºr mi parte , más iracundº aún , echó manº al bºlsillº

y sacó una navaja de las de cabº de marfi l , muy sufi ciente

para cualquiera fechoría .

Aquí había espectadores , y de tal naturaleza , que nº erapºsible hu i r . Sentí miedº e impulsºs de cº rrer

,trºcándolºs cºn

la velºcidad del mismº rayº en saltar el espaciº que mediabaentre nºsºtros : Ramón i b a a descargar al gºlpe

,a dºs varas

d e distanc i a , y se encºntró cºn su enemi gº cºsidº a la barriga .

Cºn l a acción ganada , me fue fácil echarle la zancadilla yarroj arle al suelº . Le qu i tó la navaja y la

“¿t i ró pºr cima de la

t ap i a del cºnventº , diciéndºle— N o te raj o la cara , para que veas que nº es verdad que

sºy un cochi nº .

L o levanté del suelº,y esta vez se le había pasadº ya la

i ra Quedamºs am igºs y*nº vºlvió a prºtestar cºntra la dom i

nac i ºn .

Page 208: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

209

LXX

N o v i l l o s y p a t r i o t i s m o .

Aunque lº refer i do acerca del Colegiº d e la A urºra , su en

señanza e i nd i scipl ina , resul ta demasiadº grº tescº , i ncºnceb i

ble , º cuandº”menºs bastan te exageradº al parecer , debº

dec i r qu e , por mºverme solamen te el deseº de dar nºti cia del

estado de la educac i ón en la épº ca de m i i nfanci a y j uventud ,lº narrado es c i ertº en toda s y cada u na d e sus partes . El cº

lºr de lºs cuadrºs es prºpio de l a m isma tierra,y sus efectºs

nº sºn del cop i ante,sinº del ºri g i nal de que se tºmarºn .

Nada sé d el º ri gen y fundamento d e la Aurºra . Fác i l cºsa

sería a ver i guarlo, pºr los papeles de l arch i vº parrºqu i al . U na

lápida,subs i sten te hºy en la puerta que da a las gradas dela

i gles i a,dice así : E scuelas P i a s de la A urºra.

¿Fue en su ºr igen un º de esos cºleg i ºs m i xtºs d e i ns truc

c i ºn pr imaria y human idades cºn fi ados a lºs Padres Escol a

p i ºs? N º me ºcupó entonces en saberlº , i i i hºy he prºcuradº

h acer indagac i ºnes .

Lº qu e s i puedº decir es que pºr m i s t iempºs era un cu e'

r

pº s i n alma : un edifi cio qu e cºn s t aba de una i gles i a ab andº

nada del cul tº,y qu e sólo se a bría alguna que o tra vez para

cºnverti rla en lugar dºnde se sorteaban lºs quintos y en cole

gi o d e ru i dosas elecc i ºnes .

Sºbre la i glesia,unos salºnes desmantelados .

Y aquí paz y d espués glºri a .

Quedaba el huevº , perº s i n yema n i clara. Y quedaba tamb i en el fuerº , que mantenía cºm º depósi tº sagradº D . Juan

G a lán y M ºrenº .

Representaba la Aurºra el últimº suspirº , el gradº postre

ro de decadencia d e aquella s escuela s sem 1m onaca les,sem i cle

r i ca les,que llenaban cºmº podían , durante la Edad Media , las

14

Page 209: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

funciones dºcentes y educativas , y que vinierºn lam i endº el

plato cºn más º menºs trabajº hasta el plan centralizador deestud i ºs del añº 1857 .

Pºr lº que respecta al maestrº , nada se puede decir que nºresulte en su hºnra y al abanza .

Sacerdºte hºnest º y senc i llís1m º , apacible y bºndadºsº ,sabía muy -b i en latín y nº sabía enseñarlº

,pºr causa de la ru

t i na cºn que lº hab ía é l aprendido . Sabía pocº d e lógica y

menºs de física“

; y , si n embargº , cºn sus experimentºs e inge

n i ºs idades , pºr grotescos que resul tasen , era un maestrº pin

t iparadº de para una escuela de párvulºs .De las rabonas , luchas y pedreas , de lºs rºbºs en huertºs

y arbºledas,

'nº hay que escandalizarse : tales excesºs , relegadºs ya a las clases íntimas de la ch i qu i llería ,

eran,en aquellºs

tiempºs y lºs antepasadºs , cºsa cºrriente y natural . G arcilasº

pert enecí a a una de las fam i lias españºlas de mayºr nºbleza …y,

acºmodº . Cuandº dice en sus versºs :

Fléri da para m i dulce y sab rºsa

más que la fruta del cercadº ajeno ,

bien deja entender que rºbó lºs frutales,y que nº lº 'haría

cuandº era ya barbudº y ta l ludi to .

P or ºtra parte , dejº indicadº que las rabonas venían a su

pl i r a las excursiºnes escºlares , recºnºcidas hºy cºmº útiles

para lº s efectºs educativºs .

E n unas escapatºri as íbamºs a dar cºn lºs despedazados

murºs del Casti llo de S anta Catalina . Allí , en la plaza de ar

m as,en sus derruidos baluartes , s entía cºmº si el espíritu de

un genio m e gritase lº mismº que a Quintana : c ¡G uerra ,y

venganza!»

Cu andº u n día ,en más dilatada ex curswn

, llegamos a

Puertº Real , sus casas ( incendiadas y hundidas casi tºdas , en

tºnces) nºs'

mºú erºn .a curiosidad y tristeza, impulsándºnºs á.

Page 211: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

- 2 12

Las determinac i ones fuerºn : en primer términº, dejarme

s i n i r a Jerez aquellas vacaciones (casti gº , en verdad,grave

para m i ) ; ponerme a estud i ar'

fran0és cºn un pariente nuestrº,

D . Em i l i o Pºlanco ; y , pºr últimº , mandarme a estudiar el la

t i n cºn D . Santiago Castellan ºs .

LXXII

U n p r o f e s o r d e f r a n c é s y u n d óm i n e d e l a t í n .

D . Emilio Pºlancº , casad º c ºn un a prima hermana de mi .

padre,era un apuestº j ºven cºmº de veintisiete a veintiºchº

añºs .

Aún vi vía su m adre,consumiendº l ºs cºrtos restºs de su

an teriºr fºrtuna y prºcurandº nº dar su_braz º a tºrcer . Su es

poso , antes opulen to cºmerc i ante en Cádi z , v i óse envueltº en

la ruina general . L i qu idó la casa , a l ver consum i do tºd º su ac

t i vº , y se retiró al Puertº,para vi vir cºn su famil i a en una .

casa de su prºp i edad , que antañº l e servía—para las tempora

das d e recreº . Cºn muy pºcº numerar i º y u n baúl llenº de i n

cobrables gi rºs,veg etó algunºs año s ; dejandº superviviente a …

su señora para que le s i guiese en el d i fíc i l papel d e v ivir cºn

decorº exterior y cºn pºquísimº d i nero .

Clarº está. que una vez casadº el h i jº, ya nº le alcanzaba

nada de las zurrapas de la fºrtuna .

B eb i e se educadº , cºmo h ijº d e casa rica , en Londres y

París ; había frecuentadº buenas sºc i edades , y es lóg i co qu e

desco lla se pºr su educación y sus maneras dist inguid as .

Perº, ¿ qué hacer , cómo exprimir estas dºtes para sacar d e

el las el pan nuestrº de cada día?

S in cºmerc i º ya y s in industria , , sin nada en qué emplearel trabajº persºnal para hacerlº prºducir

,es un en i gma cómº

pºdía v i vir por entonces , en aquella parte de Andalucía alm enºs , la desgraciada clase media .

Page 212: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 2 13

Tentó a dar lecc i ºnes d e cºntabil i dad , y nada ; de inglés ,de francés , de matemáticas , y cºn tantas cosas apenas pºdía

ganar al mes cuatrº º cincº d urºs .

En med i º de tantas estrecheces,cºmencé a dar cºn é l lec

ciºnes defrancés . Su métºdº era buenº . Me enseñaba de v iva

v ºz el sºnidº de vºcales y cºnson antes , y me lº hacía repetir .

Me explicaba cada línea de la gram át i ca una pºr una , y hasta

que nº me la hacía entender nº me ordenaba que la aprendi e

se d e memºria . A sí llegamºs hasta traduc i r el Telémacº; y , de

haber frecuentadº m ás la cºnversación , hubiera logradº ha

b lar francés med i anamente

En primerºs d e Octubre abrió su aula D . Sant i ago Caste

llanos,dóm i ne de latín muy cºntra el usº de l º que cualquiera

pueda ñgurarse .

Fama de latino la tenía,y muy grande . ¡Cºn dec i r que

'

se

l e recºnºcía desde el s iglº anteriºr,a pesar de ser l aicº , casa

d o y liberal , está. dichº todo !

P erº,mi D . Santiagº el añº 38 cºntaba ºchenta y ºchº de

edad . Tenía una catarata senil en cada ºjº , que nº le dej aba ver

tres sºbre un burrº . De l a edad , una t ºs habitual que pºr afec

tación de ofi ciº haci a é l más sºnº ra y cam panuda . N º chochea

b a de cabeza ; perº su cerebrº,bati énd ose en reti rada

,se había

qued adº sólº cºn el latín y cºn la estima de la gravedad de su

persºna . Y también de los cargos de Sínd i cº y de Alca ld e,que

había ejercidº en las dº s épºcas del Si stema , cuyº recuerdo nº

dejaba perecer,si mb º l i zándolºs

ad p erpetuam en su bastón

d e caña de Indias,cºn puñº de ºrº (aunque s i n borlas) , su gran

sºmbrerº de cºpa y su frac verde cºn botón dºradº y piedra

¿ gata en mediº .

Su cátedra de latín , pºr ºpºsición la había ganadº después

d e mediar el s i glº x v1h ; pe'

ndía de un patrºnatº la retri bu

ción , y cºn sus veinticincº durºs cada mes v ivía cºmº el pezen el agua .

Nº era am i go del Arte de N ebrija . N ºs hizº cºmprar ºtrº ,cuyº nºmbre nº recuerdº Si era Hºrnºs , Hom erº º cºsa paré

Page 213: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

oída ; y ya pºdrá calcularse pºr mi ºlvi dº lº muchº que me

aplicaría sobre el A rte .

D . Santi agº tenía la .clase en el cºnventº de San Juan de

Diºs . E ntrábase pºr la calle de la Miseri cºrd i a ; pºr all í mismº

daba accesº a una clase gratui ta de pr imeras letras .Hºy nº puedo menos de sonreírme cuandº º i gº declamar a

algunos varºnes , que nº conº cen de la m i sa la media , pºrque

tuviéramºs hospitales , Ayuntamientºs , G ºb i ernºs c i vi les , Ca

pi tanías generales , cuartel es , cárceles y pres i d i º s establecidºs

en cºn ventºs , s i n cºns i derar que ¿ qué se había d e hacer? Estº

prueba que España nº era nada,que n º había casi hospi tales

ni escuelas,que nº ex i stían

,sinº pºr excepci ón

,ed i fi ciºs para

l º s Capitanes generales,n i para l ºs Jefes c i viles , n i para las

cárceles,etc . Y que

,en camb i o

,tºda pºblación importante se

reducía a un amas ij º de cºnventºs .

V ºlvamºs a nuestrº º ctºgenari º D . Santiagº Castellanºs .

Sen tábase éste en su pu lp i t i l lº º cátedra de madera apoli

l lada,tan v i eja cºmº él ; y cºn tantos golpe s d e t ºs cºmº pa

labras campanudas,expl i caba la lecc i ón . Nº h ay más sinº que ,

p ara nºsºtrºs,así signifi caban las palabras cºmº las tºses : un

rui dº .

Cºnclui da la expl i cación,l lamaba a un cursante para ha

cerle una pregunta ; y el arrap i ezo , abr i endº el Arte pºr dºnde

entendía que d eb i era tratarse del asuntº , abusán dº de la cc

guera del maestrº y de la altura a que se hal laba cºlºcadº ,l eía cºn la mayºr des verg i í enza l a cºntestac i ón .

Perrº viej º , nº dejaba de advertir a veces el engañº ; sobre

tºdº,cuandº al preguntar sºbre lºs pretérito s

,leían pºr l ºs

sup imºs .

Perº a m i en part i cular,me cºgía m enºs veces . Pr imera

mente : no i ba cºn el l i brº enterº , sino cºn la hºja que arran

caba ; así la escondía mejor en la palma de la manº . En segun

do lugar :_trºcab a alguna palabra º cometía alguna equ i vºca

c ión , para hacer perder la p i sta de cºsa que º l i ese a l eída ; y

así me las ingeniaba .

Page 215: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

- 2 16

Enredando en el aula antes de veni r el prºfe sºr , t i ró la g º

rra de un muchachº , pºr detrás del estan te , al huecº que hac i a

la puerta tabicada . V i endo la difi cul tad de rescatarla , el due

ñº se echó a llºrar , diciendº que le cast i garían en su casa al

verle entrar s i n gºrra .

Tenía razón el pºbre . Sentí remºrd imientº pºr el dañº cau

sadº ; y s i n pensar en más , tºmº vuelº ; de un sal tº cojo l a c ºr

nisa,que regu i ndo ; trepo pºr d etrás de l estante , recojº la g º

rra y vuelvº a ti rarla fuera , s i endº recog ida pºr su dueñº .

Hasta aqu i,tºdº fué muy bien y a sat i sfacci ón . Perº

,

cuandº p i ensº saltar para sal i r de lº hºndº,veo cºn estupºr

que no puedº tºmar vuelº i i i al canzar la al tura de l estante .

Hagº esfuerzºs desesperadºs para mºverlº , empujandº pºr , la

espalda ; sus tablas cruj en , y el pesº nº se mueve .

Mis c ºmpañeros ríen a carcajadas,al cºns i derar m i s

, apurºs de ratón en ratonera . D eSpue

'

s ent i enden que el asuntº es

seriº ; pret enden ayudarme para m ºver y des vi ar el armariº ,

yº por detrás y ellos pºr del ante . Carece de as i deros y cruje,

declarandº que está m ás prºp i c i º a dejarse romper que a mu

dar d e pºsic i ón . ¡Tºdº un carácter! ¡Tºda una ruina i ncºnmº

v i b le!

E l catedráticº debe de esta r a puntº de l legar . En el apu

rº , discurro y ordenº que pongan un bancº pºr afuera ; que

pºr él salte M ajarón sºbre la tapa d el estant e , que Ramón Cº

t era y otrº s mayºres se regu i nden a sus p i ernas,que M ajarón

eche lºs brazºs pºr detrás d el armatoste para que al saltº al

cance yº las manºs , y por ellas pueda hacer la ascensión .

E l plan es obedecido i ncont i nenti . Ya M ajarón ,tend i dº bºca

abaj º sºbre la cabeza del es tante,alarga sus brazºs y penden

de sus piernas dºs cadenas de ch i qu illºs . Trepo ; y al trepar“

ca

becea el armatoste,pierde el equilibriº y soltamos tºdºs de

r epente .

L a balumba cae , produciendº un ru i dº catastrófi cº Maja

rón queda hechº un sapº sºbre el espaldar ; lºs demás huyen

despavoridos ; yº saltº sºbre las tab las d el estante para levan

Page 216: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

2 1 7

tar a M ajarón ; éstas se hunden y sale rºdandº un fragmentº

de altar,cºn San M iguel pºr un ladº y el D iablo , i ndepend i en

te,pºr ºtrº

,de lºs p i es del primerº . ¡Salimºs huyendº !

Nº habíamos cºrri dº M ajarón y yº el primer tramº de es

calera,cuandº la escuela plena

,el maestrº

,lºs ayos , sacrista

nes y cuantºs en el cºnvent º estaban aparecierºn dandº des

cºmunales vºces,unºs de ind i gnación , otrºs de espantº y to

dos cºntra m i, a quien , cºmº era verdad , cºnsiderarºn desde

luegº reº .

Ni el cºrº de lºs puñales de lºs Hugonotes t i ene que ºir ,para aquel cºrº imprº visadº y eSpon táneº . Fue lº peºr , quetuvº ecº , y no faltarºn gentes que cons i derasen la cºsa cºmº

un hºrrible sacr i leg i o,dignº de ser purgado cºn samb en i tº ,

y en hºguera .

Nºs echarºn de San Juan de D i ºs a lºs na tura l i stas , y no s

fuimºs cºn la música a ºtra parte . La ºtra pa rte fue la casa

misma de Gºtera , donde cºnti nuamºs asistiendº a las explica

c i ºnes de Histºr i a Natura l .

Cºmº D . Santiago cºntinuaba dandº su clase en un aula

del mismº San Jnani

de Diºs,me pareció prudente nº asomar

pºr allí m i entras no se calmase la i ra ºcasiºnada pºr el sacr i

leg i º . Pasadºs algunºs días procuró vºlver , impulsadº pºr e l

temºr de que la falta llegara a ºídºs d e mi padre . Di vueltas

pºr el ed i fi ciº,y un condiscípulo de latín

,con qu i en tºpé , nº

me dió buenºs i nfºrmes sºbre el estadº de los ánimºs respectº

a m i negºciº .

Entré a cuentas cºnm i go , y dijee ¿ Q ué vºy a aprender aquí? Subjunti vº, ¿ y qué es subjunt i

vº? G erundi o, ¿ y qué es gerundiº? P luscuamp erfectº : es tº pa

rece que S i gn i fi ca una cºsa más que perfecta º que no tiene tacha ; y si es perfecta

, ¿ cómº'

es más perfecta tºdavía? ¡Al d i a

b lº cºn tales j erigonzas ! M ás quierº sentar plaza , que vºlver

a abrir un mald ecido A rte de L ati n .»

V ºlvi la espalda ; y aquí dierºn fi n , pºr entonces , m i s humani dades .

Page 217: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

LXXIV

D e c ó m o s e e n s e ñ a a a b o r r e o e r l o q u e

s e a p r e n d e .

Seguí cºn curri endº a la clase de Histº ria Natural ; y a o tra

de d i bujº,que daba en su casa parti cular un señºr cºmandan

te ret i radº , de cuyº nºmbre no puedº acºrdarme , n i hace

fal ta .

M i s deseºs por aprender a d i bujar eran vehementes . De m i

partió la ex i gencia de que me pus i eran en la clase ; y nº dejé

d e importunar a mi s padres hasta que me cºmprarºn el estu

che d e lap i ceros y di fum i nos .

El pr im er día , púsºm e el maestrº en el papel dºs puntº s

en sent i dº hºrizºntal,para que entre ellºs trazara una línea

recta . Así l º hice . Pasada una hºra vºlvió , y me d ij º que es

taba bien . Perº,cºmº en hacer la raya eché un segundº y es

tuve una hºra sentadº,manº sºbre mano

,sin hacer nada , el

t iempº me pareció eternº ; h i ce péndulo de las p i ernas , me ras

qué el exteri ºr y el i nter i ºr de las narices , cºnté tºdas las v i

gas d e la techumbre,y si tarda más la clase me parece que

revi ento .

V ºlví a l otrº día puntual , aunque ya sm mald i tº el entu

si asmo . Y vuelta a l ºs puntºs , que fuerºn nº sólº hºri zºnta

l es,sinº que también verticales y oblicuos . Así , comº al m an

cebº del bo ticar i o,fué endu lzandº el maestrº m i ex i stencia

unas veces haciéndºme machacar almendras amargas y ºtras

veces almend ras dulces . Cºn estas—

di chºsas líneas , más tarde

cºmb i nadas en paralelas , tr i ángulos y ºtras fi guras geometri

cas,me h i zº pasar un trimestre d eleitoso .

Hice acºp i º de paciencia,cºsa difícil en mi temperamentº

ya por l º que me escarabajeaba la cºnciencia pºr mi mala cºn

ducta de latinº,cºmº pºr el cºmprºmisº a que me ºbligaba el

Page 219: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

220

Pºr mi parte, nº faltaba una nºche . Cºg í un fus i l del cuar

to de lº s l eºnes , cºmpré esmer i l ; y , de negrº y m ºhº so , lº

puse reluc i entey nuevº . E ra i nglés , y pesaba más que un cuá

k erº rºbus tº ; esº m i smº me embelesaba . Si sólº dºce añºs te

nía yº d e edad , estaba esp i gado cºmº de quince ºtrºs ch i qui

l lº s , y ten i a u na van i dad vi r i l que supl ía a tºdº . P ºn íam e en

fi la y ºbedecía las vºces d e mandº d e Carn i agº , cºmo cual

qu i er granadero . Re ventaba cºn el fusil aquel,perº no dab a

m i brazº a tºrcer hasta que mandara : ¡D escanso!

E l sargentº Carn i agº era mi am i gº ; un buen patriºt a . Me

diano de cuerpº ; algº más blanco , colºradº y meti dº en car

nes d e lº que cºrrespºnd ía a la m arc i a l i dad ; pelº rubiº rºj º ,ºjºs azules

, b igºtes pºbladºs y retºrcidº s ; fue ,tiempºs atrás ,

vºluntariº cº n m i padre en la persecución de P an t i scº y de

L imones . Desde entºnces le quedarºn su categoría y dejºs mi

l i t ares .

E ra cºrtacab ezas (de picº) de carl istas y frailes , lº s que a

la verdad eran la misma cºsa . Y,a la verdad tamb i én ,

hºm

b re m ás fiero pº r de fuera y más i nºfensivº pºr dentrº , j amás

cºnº c£

P º r papelear en la mayºría , gºzaba de una ayuda de cºs

t as ; despachando billetes en la taqu i lla º < b º t i qu ín » del tea

t ro , y apuntando en la cºncha,las tempºradas de cºmed i a , se

ganaba la vida . L a mujer vengaba la ojeriza , delmar i dº a lºscarl i nºs tratandº s i n suaves mºdos al veteranº persegu i dºr de

P an t i scº .

S in vani dad , tantºs prºgresºs hice en la marcha , en las

vueltas , en andar al pasº y doblar el fºndo , así cºmº en e l

ej ercicio del fusil , que era el mºdelº de la cºmpañía . Cºn estº

me encº ntraba muy ufano,y aun me parece que a m i padre

nº l e d esagradaba .

Hall ábase establec i do el cuartel en el cºnvento de Santº

Dºmingº ; allí , en su anchº patiº y grandes claustrºs hacía

mos nuestrºs ej ercic i ºs nºcturnºs .

E l tambºr de la cºmpañía (me parece que l º estºy viendº ,

Page 220: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

22 1

ya se lº habrán cºm i dº lºs gusanºs y"

lo tengº delan te) , el

tambºr , d i gº , en un tiempº de descansº , se me acercó y me

— B i en que maneja el señoritº ese fusil ; perº , ¿ a que nºhace usted lº que yº?

—¿ Q ,

ué hace usted?—Pues

,m i re : me cuadro así

,con el fusil en descansº ; y de

un gºlpe,sol tándolo de la manº , lº tirº al hºmbrº y lº dejº

fi rme , cºgid º c ºn la izqu i erda .

En efectº,así lº hizº ; cºmº veteranº que era y reciente

cumpl i dº de la guerra .

Muchº pesaba el fus i l ; perº , est imuladº m i amor prºpi º ,cºnvertí la van i dad m arc i a l en fuerzas ; y a la vºz de mand º

del tambºr , ¡p af! allá fué el fus i l al a i re , para rec i b i rlº en g º l

pe seco y ñrm e sºbre la culata cºn mi manº izqu i erda .

—¡B ravo , señº ri tº !— Ym e tºcó la cara .

Nº me pareci ó muy b i en esta cari c i a d e tambºr a un gra

naderº,m ás º menºs efect i vº ; perº , nada m a l i c i é .

—¡A fºrm ar !— d ij o Carn i ag º , y fu i a colocarm e en fi las .

A ºtra nºche,prºcuró en l os descansºs nº separarme d e a l

gún grupº de m i l i c i anºs , quitandº así al tambºr la ºcasión de

acar i c i arme cºmº s i fuera un chiqu i ll º . E n las sucesivas , pa

rec ióm e ad vert i r que andaba a vueltas buscandº cºyuntura .

Nº lo he descr i tº,y lº merece .

A la tall a que pid ió Mendizábal,apenas l legaría . Añºs ,

cºmº cuarenta y cincº,trabajad ºs en guerra

,que b i en pare

cían más de c incuenta ; secº de cuerpº , suciº de cºlºr , afi ladº

de nar i z , entrecano el b i gºte , sum i d º d e carr i llo s , ºj ºs negrºs

grandes,perº rebozados pºr párpadºs pe l lejº nes ; apos tura

echada para adelante y algº torcida a un ladº,a m ºdº de

sºld adº b ara terº ; pel o dºblad º a l a d erecha , retºrc ido detrás

de la oreja ; aret i tº d e º rº en el lóbulº de la izqu i erda , y en su

pabellón la cºl i lla d e un piti llº . Uni forme de cuartel y gorri

l la i dem , t i rada a m edi º g an chete , cºm pletaban la fi gura ti pi

ca y truhanesca del rodabal lo .

Page 221: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 222

A las'tres º cuatrº nºches,se acercó a mi grupº

,y di ci en

doz < Cºn permisº » , me arrebató el fus i l , separóse unºs pasºs

y empezó a exam i narlo muy deteni damente Dahal e vuel tasgy

más vueltas , metía el dedº pºr l a bºca del cañón ,mºntaba

las l laves , y más parecía examen de armero que curiºsidad de

sºldadº .

V i endº que nº cºncluía , adelantó unºs pasºs para rescatar

el arma,y en treg ándºm e la d i jº

— Su fus i l es inglés ; lº cºnºzco cºmº a la madre que me

par i º ; cºn esºs hem º s hechº casi tºda la guerra . L ºs de la com

pañ ía de granaderºs sºn lºs mejores ; lºs que tienen los fusil e

rºs sºn d e desechº . Perº lº que tiene que ver es una pistºla

que yº m i smº le qu i té a D . B as i l i º . ¡Cabal l erº , esº s i que es

un p i stºla! Si el señºri tº la qu i ere ver,arr i ba en m i cuartº la

tengº . Vengase cuandº se acabe el ej erciciº y ¡verá una prenda !

Entºnces cºmº ahºra,la cºnd i ción d e la mal i cia s i empre

se ha presentadº en m i bajº una fºrma singular . Sºspechº ,rechazº la sºspecha comº rui n pensamientº ; y luegº , lº s nue

vos ind i cios para¡

la sºspecha lº s atribuyo a ºbsesión de mi

mal i cia .

El malísimº estudiante de latín,que nº sabía el s i gnifi ca

do de musa musas,ya había hechº cºn ºtrºs escºlares la tra

ducción del aForm ºsus p a stºr Córydon ardeba t A leacim » ; pas

to l impiº y edifi cante cºn que nutrían a la inºcente juventud

aquellºs bend i tºs y ejemplares cogol ludºs º cºgulladºs m ono

pº l i zadºres de la educación cristiana , apºstólica y rºmana ,desde l º s G odos hasta casi hºy día de la fecha .

No m e dió buena esp i na la propºs i ción del tamb orcet e ; l º

achaqué a mi prºpia m alic i a , perº seguí caviloso haciendº su

posic i ones y prºyectos malignºs .

Al rºmper fi las salí para m i casa , cargado cºn el fusil , mi

randº a trás , pºr si el tamb ºrcete me seguía , y diciendº entre

d ientes : ( Pues si este Alexis me quiero hacer su Córydºn , le

metº la bayºneta pºr la bºca del estómagº .»

L a ºcurrencia me pareció magnífi ca .aP erº ¿ y si la caran

Page 223: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 224

t ºda la fuerza de m i s ideas del hºnºr , tºda la l iteratura d e l ºs

cuentºs y “ d e l ºs rºman ces,de las cºmedias de capa y espada

que había v i stº , y todº el, ambiente externo de hombr i a anda

luza , fºrm aban una tram pa de h i errº que impu lsaba m i vº luntad a un actº que tenía pºr absºlutamente i neludible .

Sonó l a hºra . Cargué cºn m i fus i l y marchó a l pati o del

conventº . <N o hay remediº,el tambºr se propasó y estºy obl i

gado a pasarlº cºn la bayºneta . »

Sen tía pesada y ardo rosa la cabeza ; la resp i rac i ºn , difícil .

Ya apresuraba el pasº para ll egar más prºnto, ya l º retarda

ba para alejar el m ºmentº . El rezo se v i no a mi m ente y a mis

lab i ºs , cºmº en la nºche del últimº día que fuí a la escuela deSan t º Dºm ingº ; y rezando entré en el patiº dcl cuartel , y re

zando a la V i rgen m en talm ente'

m e puse a d i scurrir pºr entre

lºs pºcºs gran aderºs que a la sazón habían llegadº .

Pasó algún t iempo y reun i óse el númerº ºrd inariº .

—¡A forma r! — mandó Carn i ag º ; y empezamºs el ej erciciº .

Me desºjab a m i randº .

—¡A i hombrº , ar!

Y autºm áti camente echaba el fusil al hºmbrº , mientras

seguía rezandº y derram andº la vista pºr tºdas partes .

—¡Terc i en , ar!

Y terciaba,escrutando cºn la mirada lºs ángulºs oscurecí

dos de lº s claustrºs .

—¡D esca 7i seu , ar!

Y rezaba,m i raba y rem 1raba .

—¡E u su luga r, descansº!

—¡R ompan ñlas!

Dejé d e rezar . Un escalºfríº , cºrr1endºm e desde el cogote

a la rabad i lla y desde el espi nazo hasta la pun ta d e lºs dedos,

exprim ió en sudºr m i p i el . a ¡Cºb arde , Y de ama

ril lo y musti o vine a en rºjecerm e . Avanzo al ángulº menºs i lu

m inadº del claustrº , donde presumía pºder hallar al tambºr .N0 estaba . ¡Resp i ré! Cºmpri m í la respiraci ón , hice º trº esfuer

z º y m e dirig í a lºs restantes ángulºs del claustrº . ¡Tampºcº !

Page 224: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— Sargento Carn i ago , ¿ y el tambºr?— Está en el calabºzº , cºn la cabeza partida . Vino borra

chº estamañana a la guardia , se i nsolentó cºn el teniente dela segunda , l º mandó arrestadº , nº quisº ºbedecer , y el centi

la lº desca lab ró,de un culatazo .

Las piernas me fi aquearºn .a ¡D i ºs m íº ! ¡G raci as , V i rgen

Santís ima , madre mía ! ¡Tu m i lagrº me'h a sal v

'

á dº !»

Cºg í el fus i l , nº esperé más ejercic i ºs . Me acosté en segui

da,para entregarme a m i s pensamientºs . Rezaba

,sin pensar

en el rezº , y al m i smo tiempº pensaba así

s Ahºra , que , gracias al m i lagro , si nº val i en te de verdad y

de prºpia val entía , al menºs po r amor prºpiº y pºr aparecer

valiente a tu s m i sm ºs ºjos , has puestº de tu parte cuantº ha

sidº pºsible pºr herir º m atar a un pºbre d i ablº que supones

te quería ºfender , vengamos a un ajuste de cuentas ; veamºs lº

que haya de justic i a y de verdad en tuspensamientºs, prºpó

sitºs y conducta .

» L º pr imerºque veº es que cuandº la V i rgen te» ha quita

do la ºcasión , permitiendº que el tambºr se emborrachara ylº desca lab rasen ,

no era buenº lº que pretendías hacer . L as

congojas que has pasadº , en mucha parte eran de miedº ; perººtras

,eran la angustia que prºduce un prºpósitº criminal , el

recuerdº r epugnante y hºrrorºso del hºmbre asesinado pºr e l

pescadero,del m ºn tañés degolladº y ºtros espectáculºs seme

jantes que has tenid º ocasión de presenciar .

» Si el tambºr pensaba ofenderte , nº te había ofendidº aún .

Ytu, ¡b º tarat e!, lº que deb i ste prºcurar desd e que entraste

en sºspechas,no era facil itar la ºcasión d e que pudiera llegar

a ofenderte , s i nº ev i tárla nº yendº m ás al ejerciciº ni al cuar

t el de la Milic i a , n i ponerte en el casº de que haya venido a

hacer un milagrº lº que tú podías haber hechº pºr prºpi a vº

luntad y razón .

» ¿ P ºr qué nº obraste así , estúpidº? ¿ P ºr nº acusarte de

cºbardía rehuyendo un peli grº? ¿Te quisiste engañar a ti

m ismo ? Después d e tºdº , lºs rºmances , el hºnºr , nº enseñan15

Page 225: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

226

esa valentía que te proponías hacer . Ibas a resultar,nº un

guapº , si no un pinchº de tres al cuarto , de esºs m i serables

que nº adm i ran a nad i e '

y_que arrastran un gr i llete .,

»Yluegº , n o te has acºrdado de tu madre . ¡E sa sí que es

val i ente , más que tú : fi era cuandº se irrita , perº siempre nºble

y generosa!Ni d e tu padre ; a quien , aunque le gusta que seas

alentadº y nº un n i ñº enag i í erº y mam alón ,nº le haría mucha

grac i a que le resultaras espº rt i l lero de la cárcel . ,

» ¡De buena te ha l i bradº la Santís ima Virgen ! Nº , nº e s

esº el valºr . Nº hay valºr s i n nºbleza . N i se necesi ta emplear

10 cuandº la prudenc i a puede dejarl º en reserva de mayºr lu

c im i ento . Nº i rás“

más al cuartel ; resi gnate cºn nº hacer el

ej erc i c i o .»

Este relatº , puede que fastidiºsº , quiere signifi car que tal

sucesº i ncluye muchas cosas : el lector pºdrá inducirlas ; nº le

agra vi º supºni endº que neces i ta cuchara de bayeta .

Aquí aparece la conc i encia , a lºs dºce añºs , en perfecta

función . Muchºs antes , ya hablaba yº cºnm igº ; me aprºbaba y

m e reprendía . Esta vez nº resulta una facultad embriºnaria ,sinº en cºmpletº desarrollo .

LXXV I

G i l B l a s d e S a n t i l l a n a .

Nº recuerdº si ya he d ichº que el pri m er librº que leí , deletreandº cas i , fue e l B ertoldo .

Hago ºm i s i ón de l catec i smº , del librº de urbanidad y cºr

tesia,de las fábulas de Iriarte y Samaniego ; porque , leídºs en

la escuela y atentº a aprenderlos de memºria , la vºluntad

puesta en estº,nº lºgraba aprenderlos , ni menºs entender de

ellºs una sºla palabra .

¡A tal extremº alcanzan lºs sistemas ab surdºs ! ¡V ergííen

Page 227: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Y .de ºtrº estante sacó un tºmº , nº pequeñº : era el G i l

B la s de Sant i llana .

Actº segu i dº , para mayor disimulº , cºmencé a leerlº pºr

el prólºgº . ¡Cºsa rara ! Cuandº fuera del B ertoldº jamás de

ºtrº l i brº pude leer n i la pr i mera hoja , del G i l B las . seguí le

yendo , enterándome de tºdo y hasta de la intención del pri

mer cuentº .

Llegó la hºra de cºmer ; la i nt errupcmn me fue enojosa .

Comí por fórmula y de prisa . V º lví a la lectura ; el sºl desapa

rec i ó del hºr i zºnte . Pedí cºn imperiº a la criada que encendi e

ra el velón ; y nº la dejé en paz hasta cºnsegu i rlº , a pesar de

sus prºtestas por lo anti cipadº de la hºr a . Sin cansanciº , si n

mareº,llegó la hºra en que debía acºstarme

,y todavía rega

t ee a mi madre una más para seguir cºn la l ectura .

'Al ºtrº

día , me levantó el primerº ; a la luz crepuscular de la ventana ,abrí el libro ; y si n dejarlº de la manº

,seguí leyendo y segu í

hasta que llegó la última línea .

Sentí pena de haberlo cºncluido,y d i j e a mi padre

—¿ N o tiene usted º trº librº comº ese?

— N o,n i te cºn vienen te distraerían del estudiº .

Quedé meneando la cabeza , sm saber qué cºntestar .

LXXV II

U n a l e c c i ó n d e n a t a c i ó n y d e o t r a s c o s a s

m á s p r o fu n d a s .

Llegó (que tºdº llega y pasa) el veranº de 1840.

Soy casi un hºmbre y nº sé nadar ; quierº aprenderd i j e a mi padre .

N º le parec i ó m al . Me cºndujo a lºs bañºs fl ºtantes del

río , tºmó un abºnº para mí , di óle un durº al primer b añerº , y

l e dijoº

— Enseñe usted a nadar a este rapaz .

Page 228: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 229

Desnudº yº , atóni e una ristra de corchos pºr bajo de lºs

b razºs y una cuerda . Me eché al agua y cºmenzó sus i nstruc

c iºnes : s L º pr imerº es perder el miedº . L os brazºs así , las

p i ernas asá . Respire fuerte , y s i traga agua la escupe . M ás

d espaciº , y a cºmpás brazos y p i ernas . »

Si me hundía , tiraba de la cuerda . A lºs tres bañºs , ga

nado ya su durº , me daba el rosariº de cºrcho , y me dej aba

s ºlº campar por m i s respetºs . Cºmº ºtrºs bañ i stas nadaban

s i n tales adminículos , me arriesgué , hice algunºs gorgoritos ;perº

,cºmº nº me separaba muchº de la ori lla , agarrado a la

e scala , a pºcas tentat i vas , salí fl ºtandº y avanzandº cºn tor

peza . L o principal hab íalo venc i dº ; fu í ag i l i zándºm e,y al ter

m inar el abºnº , ya nadaba pºr dentrº , pºr fuera y pºr los al

rededores del cajón .

Una vez dueñº del líqu i dº elementº , nº pude cºnfºrmarmec ºn ser nadador de tres al cuartº . V eía a variºs hºmbres yhasta mozalbetes

,Si bien mayºres que yº , cómº pasaban el

ríº de la una a la ºtra banda . ¿ Po r qué nº hacerlº yº tam

b ién? ¡Pues manºs a la ºbra !

Cºmº qu i era que el Puertº de Santa M aría está a la des

embºcadura del G uadalete en el m ar,siempre sufre la acción

d e l as m arcas vivas : el río all í,s i crece

,ti ra para adentrº cºn

mucha fuerza ; y s i mengua,tira hac i a el m ar cºmº una carre

t ada de demºniºs .

Ignorando entºnces el fenómenº y su causa , eXperim enté

sus efectºs a pºcº de separarme de la ºrilla ; y viendº lº que

d erivaba y lo escasº del avance , desistí prudentemente del

prºpósitº,vºlviendº rumbº al cajºn fl otante , que , a duras pe

nas y cºn nº pocºs apurºs,pude ganar cºntra cºrriente .

Llegó a, preºcuparm e la contradicción de la difi cultad ; cºmº

a trae el abismº,así me atraía el i rresistible empeñº de ven

c erla . L ºs días siguientes nº eran baños,sinº más bien ape

rreos : yo , pºr avanzar hacia la ºrilla ºpuesta ; el ríº , pºr arras

t rarme dºnde le daba la gana .

Quisº m i desventura que al pasar cerca del puente una no

Page 229: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

che d e aquellas viesepºr all í , a la sazón, pºcº anchº el'

ríº,

cas i la m i tad que en el s i t iºde l º s baños . Hacer la ºbservación

y deci r para m i capote c ¡pº r aqu í s i que te y desnu

darm e y cºrrer cºn a i re tr i unfal a la ºri lla,fue tºdº pensa

m i en tº y acc i ón a un t i empo : d i chº y hechº .

Perº,n º había dadº tres pancadas

,cuandº veíam e clavadº

en el fangº de la ºr i lla ; cºsa que me h i zº perder la gallardía

cºrpºral y en cend i ó m ás el án imº cºn la caída al pºzº de tan

su c i a , rem º rº sa e i n esperada cºntrad i cc i ón . El agua cºrrí a

prº vºcat i va ºtrº pasº m ás allá .

D esc la vé trabajosamente el p i e zaguerº , hund1endº se el

delanterº hasta la corva . S i n duda , el pegajºsº l imº , m ás pru

den te y sab i dºr que yº , pretendía re tenermé,y (cºmº en su

l enguaje le era dadº) parese cual s i me hablara y me d i jese

¿Dónde , va s , m an cebo i ncau tº ?

M a s yº , con la obcecac i ón de ch i qu i llº voluntar i oso y inal

cr i adº,fºrc ejea que fº rcejea ,

gan é el agua de l a ºr i lla . G a

narla y hundirm e en el cenagoso l imº,cual tragadº repenti

nam en te,fue tan prestº que sólº d i ó lugar a que cºn la velo

c i dad del pensam i en tº cºnoc i era m i s i tuaci ón,y me d ij ese : d E l

fango te traga, va a pasarte de la bºca y te ah ºg a s . ¿ Qué re

m ed i º? T i énde te si pued es , tºma resuello , mete el cuerpo y la

cabeza baj o el ríº ; y así tend i dº,lucha pºr desclavar las p i er

nas d el fa ngº . »

—¡V i rgen , prº tég em e l— Ym e hundí en el abism º .

M i primera ten t at i va fue la de tenderme bº ca abajº : v i

que no l º perm i t ía la cºyun tura d e la rod i lla . El ríº estaba

m enguandº en su períodº d e m ayor cºrriente,y v i que arras

traba m i cuerpº a la derecha ; fa vºrec i dº de esta fuerza pode

rºsa,m e dejó caer cuan tº pude en esa d i recc i ón ; y a sí

,mediº

d i agºnal,med i o tend idº pºr deb ajº de l agua , cºmencé a pa

talsar cuan tº pude en d i rección ºblicua . Z afaba una pierna , y

ºtra se hundía ; nue vºs esfuerzºs , y— no me veía l i bre .

E l al i ento,tomadº a l sumerg i rm e i ba cºnsum i éndºse ;

aprem i aban lºs instantes , aumen taban las angusti as de la si

Page 231: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 232

que media entre el puente y un almacén que hay a la derecha ,cºnstruidº sºbre pilºtes y que t i ene a mºdº de un muellecito

,

que el ríº cubre en las crecientes y lame en las menguantes :

Cuandº dueño de m i quise ganar el trechº perd i do , hal lábame como a dºs cuerpºs d e edificio m ás allá del almacén .

Nadaba y nadab a,ríº abajº

,y apenas avanzaba lº que d es

hacía la cºrriente . Tºmar la ºrilla fangosa en el puntº más

próximo y seguir pºr ella a pie hasta el lugar de m i s vestidºs,

era impºs i ble ; adelantar a nadº m ás impºs i ble aún . L as fuer

zas m e faltaban , y pºr fi n d i scurrí llegar tend i dº al l imº y en

tre agua y ºrilla arrastrarme pºcº a pºco , perº tend i dº siem

pre de barri ga'

y si n sentar el pi e .

Así lo hice,cºn las difi cultades y pena cºnsiguientes ;

tar

dandº en avanzar media vara lo que se puede supºner, con

verti do en tº rpís imo reptil . Aunque mal estud i ante de Histo

ri a Natural , nº se me ºcurrió la dicha que a tales an i m aluchºs

prºpº rci ºna lº cºri áceº y durº de su piel . Y bien debiera ¡ha

b érsem e ºcurr i dº,pºrque a cada impulsº de m i arrastre entre

el fango lamoso salían las coqu i nas a saludarme cºn los afi la

dºs aranos de sus valvas , que me hacían muchº mal . Lacera

do cual se puede suponer , casi exhaustº llegué al puntº dºn

de,sobresaliendº el muelle del almacén

, v i cºrtada m i carrera

de ca imán º de hipopótamo .

“Era prec i sº vºlver a cºnvertirme

en pez . Empresa vana : el cansanciº extremadº , c la rio velozi

en

ºpuestº sentidº , hacíanm e retrºceder lo avanzadº cºn tan pe

noso arrastre . Tenté a ver s i agarrándome a las junturas de

los cantºs de la cºnstrucción pºdía pasar ; y ¡ºh , ventura !,casi a n i vel del agua toqué , nº piedras desam ºrºsas para dé

b il es uñas,sinº una magnífica h i lera de estacas º defensa de

pilºtes que cºrrían pºr tºdº lº largº de la pared . P erº allí v i

pºr experiencia que nº hay dicha cºmpleta .

L a estacada es verdad queíme sacaba del apurº , perº a cºs

ta de dºlºres muy acerbos . L as cºnchas de las coquinas resultaban caricias en cºmparación del tratº que me dierºn unºs

malditºs y c ºrtantes escaramujºs ,“

mºluscºs univalvos que se

Page 232: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

incrustan en las'maderas bañadas pºr las aguas del mar y cu

yas puntas de diamante h i eren cºmº cuchil las y es,cuecen cºmº

la pez derreti da en el i nfi ernº . Cada vez que la cºrriente me

acºnchaba cºntra lºs p i lºtes , cºrrían cien espuelas d e fuegº

desde'

ní i s brazºs a las p i ernas , repitiéndo se estº a cada avan

ce del unº al ºtro

Granada ya la última estaca , vºlví a nadar sºbre la ºrilla ;y fuese pºrque el es tribº del puente cortase la fuerza de l as

aguas,fuese pºr haber term i nadº la bajamar

, v i que adelanb a regularmente y sin ºbstáculºs que vencer .

Frente a la rºpa,m e guardé bien de i ncºrpºrarme ni fij ar

l ºs pies,pues nº en balde había pasadº los anteriores apurºs ;

adºptó de nuevº el rég imen de marcha rept i l , y arrastrandº

d e vientre cºn ayuda de cºdºs y rºdillas , crucé la zºna fan

gosa hasta dar con terrenº fi rme .

Nº me causó pº cº embarazo el verme tan arañadº y en

fangadº al puntº de vestirme, ¡T an cerca de allí el agua y tan

vedadº el acercarse a ella para m i aseo ! L a situación nº deja

ba de ºfrecer i ncºnvenientes . ¿ Cómo ºcultar a mi buena m a

dre la suciedad,ni cómº di simu larle m i travesura?

Después de madurº pensamientº,tºmé mi partidº . Vestí

me , segu i el caminº de la Alameda , y en la fuente que hay est ab lec i da juntº al embarcaderº de los vapºres me vºlví a des

undar ; en sus chºrrºs me lavó cuantº pude , así_cºmº la rºpa

interiºr .

LXXV III

R e fl e x i o n e m o s .

Dirigidos estos apuntes al ºbj eto de estudiar sobre el vivolºs factºres de una educac i ón

,faltaría a l prºpósitº pedagóg i

co si nº entrase ahºra a analizar cºsas tan cºmplejas cºmº sºnlas cºntenidas en el últimº relatº .

Surgen del análisis actºs inocentes, verdaderamente infam

Page 233: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

t i les,h ijºs de la i gnºranci a , y ºtrºs que sºn falsºs juicios fun

dados en las apariencias ; perº también algunºs que revelan

madurez defju i c i º , y que .hºm bres muy sab idºres y esforzados

nº hub i eran d i scurrido qu i zá .

N ótase bien el m i edº que se apºdera de m i,cºmº de tºda

cr i atura , ante el pel i grº i nm i nente de mori r ; y vuelve a pre

sentarse otra vez el s i ngular fenómenº que aparece ligadºcºn mi primer recuerdº

,l a resignac i ón para mºrir , conservan

dº 0 mej ºr S i ntiendº avi varse la i ntel i genci a hasta el puntº

de d i scurr i r en el cºnfl i ctº,y encºntrar esta vez en la mente

los recursºs necesariºs y ºpºrtunºs para salvarme en tan apu

rada cºmº pel igrºsa s i tuación .

En el períºdº de edad en que me hallaba entºnces , domi

náb am e el afán de la hombría,cºntrari ábam e que me tratasen

comº n iñº . Mi raba al espejº Sl pºr ventura querría aparecer

m e ya el bozo , veía m i cara tan limpia , me impaci en tab a y

parec íanm e siglºs lºs meses,eternºs lºs añºs .

E n tal s i tuac i ón de án imº,empeñadº

&

en nadar cºmº el

m ejºr,impºtente para hacerlº juntº a lºs bañºs flºtantes,me

parec i ó que por lº angºstº del ríº podría lºgrar mejºr m i in

t en to . 1gnoraba que pºr las partes estrechas el pasº es más di

fíc i l y“

la cºrriente mayor . 1gnoraba también que no tºdas las

ºri llas sºn a prºpós i to para ab ºrdarlas . Ignoraba a cuántº

pºne el andar sºbre légam ºs humede cido'

s _Ignoraba que en

la baja de las aguas sºn muy pel i grosas las prºximi dades de

l ºs puentes,pºrque sus primerºs estribos acumulan el fangº ,

pºrqu e ráp i damente después acant i lan la ºr i l la y lºs ºj os au

m entan la velºci dad de la cºrriente . 1gnoraba que pºr el pun

to elegi dº nº se aventura nad i e a bañarse , cºmº nº sea en l a

p leamar . Tºdas estas y otras i gnorancias más , d ºnde aparece

el n i ñº atrevi dº , travi esº , voluntar i oso y malcriado , me con

dujerº n c i egº al ab i sm º .

Una vez dentrº de él , cºm i enza a desaparecer el niño y a

ser sustituidº pºr<

el hºmbre . Preveo y anticipº los sucesºs

qu e van a ocurrir si n demºra de un instante, y rápidº m ás que

Page 235: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 236

cºn menºr frecuencia , que en ºtrºs casºs a esºs mismos i ndi

v i duº s , o lº que es más cºmún , a otros individuºs , esas m i smasemºc i ºnes del pel i grº les , activan y despejan la inteligencia ,a dqu i riendº una rápida fuerza de cºncepci ón rac i onal

,salva

dºra , pºr térm i nºs de i deac i ón armón i ca tan segurºs,precisºs

e i nstantáneºs cºmº la vibrac i ón de la nºta crºmática m ás agu

da . Nº pensé , rep i tº , en D . Juan G alán , n i en lºs eXperim en

tºs del vasº de agua y lº s a víºs de encender ; perº tengº por

c iertº que aquel pocº de saber,que me quedó dorm i dº en el

c erebrº , se despertó s i n saber cómº y s in darme cuenta en el

mºmentº d el apuro .

B uenº será ºbservar que este génerº y este pºrqué del di s

curri r es más frecuente d e lº que a primera vista parece , aun

en los actºs ºrdinariºs de la vida . Si n apartarme de la escena

que nos viene ºcupandº , puedº señalar otrºs fenómenºs de la

misma espec i e . Pºr ejemplº,andandº el tiempº

, º í deci r va

rias veces , a diversas clases de persºnas : J untº al puente es

muy peligrºsº bañarse,hay hoyas .

» Traduciré esta lºcución ,

c lara para l ºs vec inos del Puertº , ºscura y puede que i n i n tel i

g i b le para mºradores de otrºs pueblºs . L a frase se refi ere a la

c reencia pºpular de que en determ i nadº s puntos del fºndº de

lºs ríºs cºrri entes existen sumiderºs u hºyºs prºfundºs , en lºs

cuales el agua fºrma remºl inos, pºr dºnde si pasa una perso

na se hunde y nº vuelve a aparecer .

Pues bien,respectº al puente de San Alej andrº , la creen

c i a de las hoyas se fundaba en que de vez en cuandº ºcurría elc asº de algún ahºgadº

,principalmente en mozalbetes que para

bañars e se tiraban al ríº desde el puente . Y si n embargo de

m i dura experienc i a en la asendereada lección de natación,y

nº ºbstante m i cºnºcimientº práct i cº de la naturaleza del fon

dº del ríº allí,que tantº tuve en cuenta y puse en práctica a l

regresº, º ía la afirmación de la existencia de las bºyas y su

acusación de causantes de ahºgadº s, si n ºcurrírsem e la expli

cación verdadera de tales desgrac i as .

¿ Qué s i gn iñca estº y qué aplicación tiene a la pedagºgía?

Page 236: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

237

U na muy sencilla : que puede tenerse un cºnºcimientº prácti cº

sin llegar a ser teór i cº ; así cºmº puede tenerse un cºnºc im i en

to teóricº si n llegar a darle encarnaci ón práctica . De tºdº estº

se deduce cuán incºn veniente resulta para la educac i ón una u

ºtra enseñanza a i slada ; y cuán vital , ºpºrtunº y cºnveniente

es darlas asºciadas y relaci ºnadas . Ha sido prec i sº que pasen

muchºs añºs para /

'

que al oir la notic i a de un abºgado que se

t i rº del puente y nº se le vºl vi ó a ver , haya caído yº en la

verdadera cuenta del s iniestrº , siéndome tan cºno cida . Al t i

rarse desde el puente , de cabeza o de p i e , nada más fácil que

quedar clavadº en el fºndº cenagoso , s i n necesidad de remol i

nos ni de b ºyas . Perº, ¡cuántº ti empo nº ha tardadº mi tºrpe

inteligencia para cºmpletar tan vulgar conºcimientº !

Otra observación tengº qu e hacer : cuandº el sucesº del

tambor,antes y después d e su desenlace i nesperadº

,sentí l a

emºción rel i giosa , primerº pidien dº a la Madre de Diºs qu e

me sacara de aquel lance,luegº para darle gracias pºr el mi

lagro . Pues en esta ºcasión del ríº , i nvºqué a la Virgen , en cº

m endándom e a su amparº ; al verme libre , lº creí t an m i lagrº

º más que el del tambºr,perº n i di gracias n i se me ºcurrió

tal cºsa . Fu i el verdaderº tipº del i ngratº .

¿ P ºr qué efectºs tan d i stintos? Puestº que se tra ta de cºsas

que pasarºn en mi i nteriºr , me parece que yº , m ejºr que na

die,soy qu i en puede darles expl i cac i ón .

El primer casº pusº en gran act i vi dad mi cºnciencia,antes

y después ; pensé sºbre mis pensamientºs y sºbre m i s senti

m i en tºs . El segundº movió comº una ráfaga (que nº había

tiempº para m ás) mi sentimientº rel igiºsº , perº nº mi cºn

ciencia

Pasado el apurº,n i aun reflexiºnó sºbre lº ºcurridº .

'

El

m ºv imientº del ánimº se fué- a buscar el medio d e lavarme el

fangº y ºcultar la d i ablura ; sºlicitadº pºr este fi nal empeñº ,ni me acºrdé de la V i rgen , pºr más que me quedara la impres i ón de su auxilio milagrºsº .

Page 237: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

C a m b i o d e c ará c t e r

Lºs dºs últimºs sucesº s relatadºs y la lectura del G i l B las

prºdujeron c i ertº camb i º en m i carác ter .

P erdí algunas dºsis d e i lusiºnes . E l tambor pºr un_ladº y

el capitán Chinch i lla pºr ºtrº,calmaron

,aunque no ex t i ng ui e

rºn m i ardºr pºr las cºsas de m i lic i a . Ya n º sºñaba tan tº cºn

ser general triunfadºr . L a fuerza de l a cºrriente y el f angº

del G uadalete habían amenguado la van i dad que tenía de mis

prºp i as fuerzas .

M i buena madre,celºsa hasta el deliriº

,turbaba l a paz do

mesti ca . Amándola muchº y también a mi padre,sufría yº pe

nas más prºfundas de lº que parece susceptible en un ch i cuelo :

Tºdas estas cºsas me h i cierºn perder la alegría i nfantil y ese

placer de la vida que sólº se ºbserva en los pájarºs y en lºs u i

ñºs . L a pesadumbre me trajo a reflexivº : ya aceptaba en la

mente prºpósitºs de cºnducta lad 1na,a modo de G i l B las ; ya

vºlvía el pensamientº al exclusivº pºder y voluntad del c i elo .

Cºrría el veranº del 40,y fui a Jerez . U no de m i s prime

ros pasºs fue i r a ver a la vecina fam i l i a del contrabandista ;él estaba ausente ; su mujer y sus h ij os en la misma situaci ón ,exceptº María Pepa

,la hija mayºr . Al verla quedé sºrpren

d idº .

Nº era ya la niña , b ºn i t ís ima , si , perº mal arreglada,ale

gre y juguetºna . Era una señºrita c i rcunspecta , cuidadosa

mente vest i da y limpia , peinada a maravilla , y de una belleza

singular , prºp i a y espec i al ís1m a de alguna que ºtra mujer de

la prº vinc i a de Cádiz , cuya nºta más culminante la cºnstituye

una fi nura de fºrmas exquisita,en cºnsºnancia cºn tºda la

grac i a de las demás muj eres andaluzas.

Su rºstro ovaladº , la nariz perfecta , el colºr b lanquísimº

Page 239: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

240

U nos eran de leyes .Ya lºs conºcía pºr sus títulºs : L as Si eteP art i das , L as L eyes de Torº , E l Fuero Juego, L a N ovísima R e

cop i laci ón .

Dejé la requisa.de los tºmos grandes

,que resultaban ser de

leyes , y tºmé unº pequeñitº y de pºcas hºjas , tituladº así :

D i cci onari º cr i t i co—burlesco . Lº abrí cºn ansiedad,supºniendº

que lº burlesco debería resultar graciºsº,y apenas pude leer

cuatrº hºjas ; me pareció tan m sulsº , que vºlví a pºnerlº en el

huecº dºnde se hallaba .

Miré ºtros rótulºs,y dos º tres decían : P oesi as de M art i nez»

de la R ºsa . Cºn esto de anunciar pºesías , bien se me alcanzó

que debían de ser cºsas de rºmance y cºsa alegre ; saqué de su

cas i lla el tºmo primerº .

En efectº,cºn bastante deleite leí el librº . ¡Y cºsa rara!

Cuandº jamás pude aprender nada de memºri a , muchºs versºs

de aquellº s en la memºria se me quedarºn grabadºs . A tal pun

t o , que , n º habiéndolos vueltºs a leer desde entºnces , aún hºy ,ancianº ya y más que nunca desmemoriado , todavía me acuer

do de :

Cºmº tamb i en recuerdº,sin que se deba a la simple cºn

t extura de la estrºfa , aquellº que empieza de este modº :

V i en el Támesi s umb ríºc i en y ci en naves cargadas

de r i queza ;v i su inmenso pºderíº,sus artes tan celeb radas ,

su grandeza .

Ci en veces ci entº ,m i l veces m i ],m á s b esºs dame ,Laura gent i l ,que flºres críanM ayº y Ab ri l

y arenas llevanD arro y G en i l .

Page 240: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

P erº el ánima afl ig idam i l suspi ros exhalab a

y ayes m i ]el ver la ºr i lla ñor i dadel mansº D arrº anhelab a

y de l G eni l .

Y nº sól º me agradaron y leí cºn deleite tales compºsi c i º

nes de la cuerda de Erato,sinº que tamb i én

,cºn i gual gus tº y

mayºr interés , la traducción de la Ep i stola de Hºraci º a lºs

P i sones .

Cºmº leyera y l eyera sm d escansº n i l evantar manº , a pº

cºs días term i né lº s tºmºs . Ya había l eídº ºtrºs rótulºs : Q u i n

tana, colecci ón escºg i da . Y,en efectº

,all i un almacén perfec

tamente surtido para m i gustº . U no tras º trº,devºró del pri

m erº“ al últimº v ersifi cador tºda aquella antºlogía . Un ºs pºe

t as fuérºnm e más s impát i cºs que º trºs : Fray Lu i s de León , el

que más ; aquell a estrºfa de <Acude,corre

, vuela »,sºbre

tºdas .

Apreci e y dis tinguí las diferencias de estilo,gustº y ca

rácter d e los diversos escr i tºres . Pºr u na simple lectura y

d e cºrridº, quedárºnse también en mi mem ºria muchas estro

fas de la ºda a Itál i ca,las Soledades d e Lºpe de V ega , la nun

ca bastante celebrada Epístºla mºral , dºnde se dice :

Q ue el cºrazón en terº y generºsºal casº ad verso i ncl inará la frente

,

antes que la rºd i l la a l pºderºso ;

la sabrºsa plática d e la cena, pºr B al tasar del Alcázar

E n Jaén ,donde res i dº

,

v i ve dºn Lºpe de Sºsa , etc .

G ustóme muchº Herrera , y tamb i en C i enfuegºs . Me pare

c i º meloso en demasía Meléndez V aldés ; perº < E l Aguila a l

tanera » enjuagó el dejº . Lº que n º pude resmt i r ni leer fue

las églogas , y las pasaba de largº , exceptº alguna de G ar

c i lasº .

Page 241: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

242

Debº nºtar que , excepc i ºn hecha del Q u ij ote, jamás he tenido paci enc i a para leer un librº más de una vez , ni cuandº

n i ñº,n i de mºzº

,ni ya viej º , así trate de l iteratura , de h i sto

ri a º de c i enci a . Defectº capi tal ísimº que no he pºdidº dom i

nar nunca , n i con mis prºpi ºs escritºs ; hasta el puntº de pre

ferir nº correg i rlos , a pasar la pena de vºlverlºs a leer .

Atr i buyo este capital defectº a la cºnjunción de mi carácter impaciente cºn lºs efectº s de la absurda pedagºgía a que

pretendierºn si1jetarme . Aprender de memori a sm entender de

lº que se trataba,obli garme a repetir una lectura una vez y

cientº y mil,prºdujº en mi e5píri tu tal i nd i gestión y tales b as

cas , que , as i cºmº aquel a quien se l e ha indigestado un ali

mento , con sólº recºrdársel º pasadº tiempº , siente náuseas y

repulsión i ndºm inab le,mi nerviosidad i nterna se impacienta

y sufre leyendº cualquier escritº más de una vez . Si lº en t i en

do a la primera lectura , pºrque ya lº entendí ; s i nº lº ent i en

do , pºrque nº l º entendí .

LXXXI

*D e c ó m o l a s c e r e z a s s e v a n l a s u n a s

t r a s l a s o t r a s .

Si “se echara sºbre un harnerº tºda,la Pºesía , desde su

ºrigen hasta el últimº día del pºstrer siglº futurº , l a musa

Erato no tendría suficientes faldas para recoger las que ha

bria i nspiradº ; y las demás hermanas que_dáríanse cºn muy

pºca cºsa .

Tanto amºr conjugadº pºr activa y pºr pasiva no puede

menºs que despertar su sent im i entº , y así me acºnteció .

Me eché a hacer versºs . Limpiandº el pol vo , tºpó Cºnchita

cºn lo s garabatºs ; dió nºti cia del hallazgº a la familia . En su

cariñº , creyerºn que el muchachº era un prºdigiº de fecundaprecºcidad . P arec i érºnles primorosos lº s versºs , y hasta se

adelantarºn a m ºstrárselºs a D . Juan Capitán , literatº ecle

Page 243: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Al verme llegar , cºrr i ó pºr su semblante una especie de

agradº,sal i endº lºs dos hoyuelos de las mejillas a acºmpañar

al de la barba , cºmº si me d ij eran : ( ¡B uenas tardes !» D e'

b i te se ºcultarºn ; y lº rº sadº d el s emblante ex tendi óse pºr la

totali dad de su blancura , l o m i smo de la cara que de la frente

y cuellº .

N º sé lº que me pasó pºr de fuera , pºrque no pºd ía verme ;pºr dentrº s entí cºmº s i algº

,me inundara y saliera en cañº

pºr lºs ºj ºs . M áría P epa bajó la v i sta , y yº también .

Ella tenía m i edad ; y lº que yº había extrañado fue , sin du

da , que la dejé en bº tón de rºsa el añº anter i ºr , y en és te há'

l láb ase'

en el mºmento d e luc i r su s primerºs colºres y fºrmas ,d e exhalar sus arºmas primerºs . Pºr mi parte

,sentí la mayºr

cºnmºción interna que he experimentado en tºdo el restº d e

la vida .

Cuandº niños,María Pepa y yº nºs queríamos cuantº pue

dan quererse dº s cr i aturas . María Pepa nº tenía más vºluntad

que la m ía . S i empre me hab laba preguntándºme—¿ Qui eres que juguemºs? ¿ Q ué qu i eres que haga?

S i empre nºs besábamos a l vern ºs y a l desped i rnºs .

Qu i se besarla cºmº an tes … ¡Hu í !… E lla seguía cºn la vista

baja,y me sentí temblar . L º s oj ºs se me humedec i eron s i n

saber pºr qué . Sentí un mareº . Páseme más encendidº que lºs

claveles d e María Pepa , vºlví la espald a , bajé lax

cab eza *y m e

fu í a casa .

L a mul ti tud d e cºsas que pasan en un sºlº i nstante pºr el

inter i or de l a criatura hace d i fíc i l su enumeración , y más di

fíc i l el dar cuenta d e ellas de una manera ºrd enada ; pºrque se

ºfrecen de modº t an atrºpellado y revuel tº , qu e , pºr mucha“apt i tud analíti ca que se posea y pº r mucha memoria que se

tenga de las prºp i as impres i ºn es , la descr i pción fi el d e tºdº

estº supera a las facu ltades humanas .

M etodi zando cuan tº puedº la m ateria,d i ré que me sentí

arrastradº en dº s ºpues tº s y pºderºsísím º s sent i dºs . El pri

m ero,me arrºjaba a l ºs brazºs de Mar i a P epa ; el segundº , m e

Page 244: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

d etenía . En tan rápidº cºnfl ictº , sen tí latir mis s i enes , atur

d írsem e la cabeza , cual s i estuvi ese alcohol izado .

El pr i mer i mpulsº fue invºluntar i º y ráp i dº , cºm º la i ra

que súbita nos acºmete . El segundº , voluntariº e i nvºluntariº

a un tiempº m i smº ; perº nº de emºc i ón ,sinº de mºt i vºs pre

sentados en el cerebrº nº se' cºmº . E l pr i m erº aparec i ó cual

una ráfaga enardeºi da que inundó todº m i sºr ; el segundº ,partiendº pºr detrás d e la frente , quedóse allí m i sm º ta ladrán

dome el cerebrº y amenazandº sa l tarlº pºr la s s i enes .

¿ Qué mºtivºs fuerºn esºs , presentadºs no sé cºm º en el ce

rebro? Fuerºn muchºs, much ís imos . N º podré ñjar ahºra ni

su ºrden de sucesión,ni el valºr cºmparat i vº que a cada unº

pude dar ; perº lº s recu erdº b i en , y sé que pº r el pesº d e su su

m a fue cºntrastadº el primer impulsº , sufri endº un chºqu e

m i se'

r enterº : cºnmºción parecida a la que se eXperim en tará

cuandº dos buques,cºrr i endº a todº vapºr º a t oda vela en

cºntrarias direcc i ones,chºcan entre s i .

Primeramente, yº quería mucho a María Pepa : nº s tratá

hamos desde que teníam ºs tres añºs ; m i vºluntad era la suya ;su finura i nnata

,de cuerpº y de eSpír i tu ,

culm inaba m ás

entre aquella fam i l i a de escasa educac i ón ; era algº míº .

Acababa yº de rec i bir abundº sas i nspi rac i ºnes d e amºr

humanº cºn la l ectura de t an t ís i m a s pºesías ; y aunque i mpu

ras las más , nº h i cierºn mella en m i espíri tu pº r ese ladº ; an

t es bien , determinarºn una cºntrar i a d i recc i ón fluctuante (res

pectº al parecidº) entre el amºr a B eatr i z y e l amºr a D ul

c inea .

¿ P ºr qué este efectº , y nº el m ás d i rectº y natural? E n

cuentrº en m i la explicac i ón,sumamente sencilla : dependió

de la ºhuel la que dejan en el espíri tu las pr i meras impresiones .

Antes de leer el G i l B las y las pºesías de Martínez de la

Rosa , Quevedº , G óngºra , etc .,cuandº en. la cuna me cºn ta

ban cuentºs , éstos concluían en que el príncipe se casaba cºn,

la dama encantada o con la doncella hum i ld e,y nº de ºtr º

mºdº ni a menºs preciº se

]

pºdía hacer su dueñº . Cuandº el

Page 245: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 246

caballerº,en sus aventuras , era acºg i do en el m i smº lechº ,

únicº,de la castellana alti va , ponia a través de ambºs l a espa“

da pºr fi anza de la hºnesti dad .

M i buena madre,s i ngular tipº de mujer española

,i gnº

rante ,y apasi ºnada , generºsa hasta el herºísmº , humilde caS i

siempre , arrebatada y ciega a veces,era ejemplar de h ºnest i

dad llevada a tal extremo,que nº recuerdº haberla vistº nun

ca en rºpas menºres,ni el senº aunque lactase ; ni sé cuándº

pudº hacer sus dil i genci as,pues d e ta l —manera se recatab a

,

que , a ponérsem e pºr testi go,la tendría que declarar cºmº

cuerpº glºriºsº .

Sent imientº tan v i vº del pudºr , juntº cºn el cºnceptº ad

qu i ri do pºr lº s cuentºs , dir i gierºn m i juic i º a cºnsiderar comº

cºsa abºminab le l a sensual i dad . A fi rmábam e en lº mismº el

sexto mandami entº,y sobre tºdo m i idea del hºnºr . Dºs cº

sas entendía entºnces cºmo deshonrosas en pr imer gradº

para la muj er,el quebrantamientº de su pureza ; para el hºm

bre , ser cºbarde . El rºmance de lºs Cºni cndadºres cºnstituía

mi cºdi go d el honºr . ¿ Cómº deshonrar yº a mi pºbre y queri

da María Pepa !

Perº,tan poderºso fue el vérti gº , al despertar el nuevº

sentimientº,que dudº si lº s mºti vº s expresados hubieran sidº

suñc i en tes para m i det erm i nación . Sé que un mºmento m e

d i je : c ¿Yqu ién lº va a sab er? » Un errºr siñgu lafdisºlvi ó cºmº

la sal en el agua las cºnsecuencias a que iba encaminada lapregun ta .

Mis cºnºcimientºs fi s i ológ i cºs sºbre determinadas func i º

nes se habían perfecciºnadº cºn el estudiº de la bºtánica ;perº entend i endº que cópula y fecundación eran una misma

cosa,y que dada la una era infal i ble la ºtra . Todavia repuse :

—¡Pues me casaré!

Perº,al verme tan n i no y tan fuera d e pºsibilidad casade

ra, la lucha cºncluyó pºr aturdi rme,dar giros a mi alrededºr

María Pepa,tap i as y ventana , y huir tambaleante .

María Pepa,si n duda ; m as yº nº era púber aún . ¿Hubiese

Page 247: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 248

rácter, he prosegui do lºs añºs que llevº de existir hast a hºy ,

sinmás que momentáneas o breves interrupc i ºnes,y el atem

pero pºr ci erta ficc i ón º disimulº para no cºnvertirme en agriº

y desag radab le /a l tratº y estima de las gentes

Calculo s i sería pºr lºs alrededores de Diciembre del m i s

m o añº 40 cuandº mi padre , con la demás fam i lia,se esta

b leci ó en Cád i z . El Puerto , sol i tariº en i nvi ernº , nº ºfrecía

atractivºs para mi ; j uzgaba haber en Cádiz más ampliºs hºri zºn tes .

En la vi da nueva , deb i º ºcuparse mi padre , dadºs la edad yel medro de su h ij º

,en el prºblema de mi educación .

A inducir pºr sus determinaciºnes y las dºctr i nas cºrri en

t es eu las persºnas d e mundº, parécem e que deb i ó de fi jar su

cºns i deración en uno de lº s más salientes prºblemas de la pe

dag ºg ía dºméstica y paternal , a saber : impedir que el niñº

and e en malºs pasºs . Ello es que habiéndome dejadº hasta eu

tºnces en l i bertad para que h i ci era lº que me diese la gana,sin

percatarse ¡

de mi lección de equitación,ni mis rabonas y demás

d iabluras,ahºra me pusº un ayo para que me llevara y traje

ra,acompañándome a tºdas partes .

Apagada mi presunción de hombría,cºmº ºtras cºsas

,ni

m e afeitaba ya el lab i º con el cortaplumas , para adelantar

el bozo, n i me cºntrar iº el c i ri neº de levita , quizá porque Su

ºfi c i º fue breve .

En efectº,a pºcº

,me pusierºn de m ed iº-interno en el Cº

leg i º de San Pedrº ; dºrmía en casa , y pasaba el día en el edi

li cio escºlar,exceptº lºs dºmingos y fi estas .

LXXXIV

P r o s i g u e l a i n t e r r u m p i d a e d u c a c i ó n .

Era directºr el P adre Mºra , un exclaustrado cºnver tido

en sacerdºte , que tenía pºcº de fraile , muchº de bandºl erº y"

m ás de clérigº de misa y ºlla . M ºdestº y'cºnºcedºr de sus

Page 248: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 249

c ºrtos alcances , ejercía de d i rectºr nºminal , reservándºse la

efectiva de la i nstrucción primaria y la gestión económ i ca .

Sojuzgado,perº nº extinguidº el carh sm º , infºrmaban la

sºciedad de aquella épºca dºs tendenc i as en lucha , que se m a

n i festaban en tºdºs lºs sen t idºs pºsibles , sin excepción de la

m isma enseñanza .

Hab íase establ ecido en Cádiz el Cºlegiº de San Felipe Neri ,

el mejºr sin duda que se cºnºcía entºnces en España y , a decir

verdad , el mejºr en su génerº que ha exi stidº después hasta

hºy día de la fecha .

Fue creadº por comerci antes,ind ianos en su mayºría , cºn

el patrióticº fi n de que sus hijos recib i eran educac i ón españº

la ; esto es , que nº resultaran fi l i busteros , sinº amantes de la

tierra de sus padres .

Poblaron cl Cºlegiº lº s h i j ºs de la gent e acaudalada , cuyainmensa mayºría era pºr entºnces del partidº mºderado ; y

pºr ellº tomó necesariamente cºlºr,

pºlíticº el buenº de San

Felipe .

Algún ri cachón,algunºs r i cºs , y la

mayºría de las gentes

mediocres,fºrmandº la falange prºgres i sta , hicierºn ranchº

aparte y enviaron sus hijºs al Cºlegiº de San Pedrº,pºr m ás

que el Padre Mºra fuese tan prºgresista cºmº su abuela .

Frente al Cºlegiº de San Felipe , ya que nº pod ía ºpºner

sunºmbre a l del célebre pºeta D . Albertº Lista,prºcuró bus

car lo mejºrcitº para el desempeñº de las cátedras .

Primeramente arramb ló con el material aprºvechable d e

lºs exclaustrados , sacandº de allí a un Sr . V i rº tó , excelente la

tinº , a quien debió cºger la ex claustrac i ón con la miel en l ºs

labios , sm que le entrase m ás adentro , a juzgar por lº s hechºs

d e vestir correctamente de laicº , nº vºlver a ºcuparse en la

—misa y adºptar un cont i nente más parecido a cºmandante de

reserva que a pretér i to novicio .

También sacó de dicha prºcedenc i a al Padre Martínez , lec

tor agustinº que había sidº,trocado en cléri go llanº y de re

g a lares cºstumbres , bien instruidº en fi lºsºfía dºgmática y

Page 249: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

- 2&D

t eolºgía,menºs en la de Condillac y B aldinº t i

,que explicaba

pºr la necesidad de acºmºdarse a lºs tiempºs,y nº levantar

vºces del ladº de San Felipe con que le acusasen de ignorante

y atrasadº .

Para cºncluir cºn el persºnal de ecles1ast i cº ºrigen ,,

diré

que había ºtrºs d ºs exclaustrados m ás,quienes hacían el ºfi

c i º de i nspectºres y daban clases subalternas : unº de ellºs,el

Padre Sarton , tranquilo , indulgente y que debía de ser bueno ,puestº que se c*aptaba el car iñº de lºs muchachºs m anten i en

do en difícil equi libr i º el respeto y la amistad .

Un legº venía , por últimº , encargado del comedor y la

despensa ; pero tan legº , que debió sal i r así del mism º vientr e

de su madre . ¡Ya qu i s i eran haber llegadº Cubas , G uzmán ,Marianº Fernández y

—todos lº s actºres cómicºs de nuestrº

teatrº anti guº,a hacer un legº tan m º t i lón

,tan típ i cº y tan

l egº cºmº el despensero de San Pedrº !

El elemento laicº lº cºnstituían pr i ncipalmente lºs que vºya enumerar .

D . Jºaquín R i quelme,nºtable matemático entre lºs más

nºtables,prºfesºr desde aritmét i ca elemental hasta m atemá

ticas subl imes ; y verdaderº prºfesºr , perº que , por lo mismº ,s i i nmejºrable para hºmbres y persºnas apl i cadas , nº servía

para ch i co s,que tºman la cºsa pºr necesidad y para cumplir .

Seg uía le cºmº hºmbre nºtable su cuñadº , D : Pedrº O'Cru

l ey,prºfesºr d e Inglés y Francés , de Histºria Un i versal y de

España,de Mitolog i a

,Retórica y Pºética . Tºdavía hubiera

pºd i dº desempeñar ºtras cátedras más,a haber quer i dº . P ºr

que, verdaderamente , ya cºmº instruidº , ya cºmº talentºs º ,

muy pºcas persºnas de aquel entºnces le pºdrían aventajar .

Nº hay s i nº que D . Pedrº,cºn ser el talentº de Cádiz , era el

mayºr y más singular bºhemiº que h abía en tºdas las E s

pañas .

Cºn estºs dºs puntales,cºn los elementºs antedichºs , más

unm édicº que daba algunas l ecc i ºnes de Física y de H i stºria

Natural , más un boticar i o que ºñci aba de químicº , unmaestrº

Page 251: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Pasó a la ¡y ni sumar ! Lº peºr del casº es

que sigo asi , cºntando sesenta añºs muy cumplidºs .

Q uedóse atónitº y suspenso el Padre Mºra , m eneó la cabe

za como quien nº sabe qué hacer : debí parecerle demasiado

grandullón para echarme a lºs bancos de la escuela . Al fm

tºmó as i entº detrás de su pupitre y escribió tres papeletas ;una para V i rº tó , primer año de Latín ; ºtra para D . PedrºO'Cru ley , H i storia de España , Mitºlºgía , Retóri ca y Pºética ;

la tercera,para

"

D . Jºaqu ín Riquelme , Aritmética y Algebra .

A las horas cºrrespºndientes , me presenté en las c átedras .

Todº se redujº a º i r , ver y ca llar . Terminada la lección,cada

maestrº m e dió el títulº del librº que debía adquiri r y por el

que había de estud i ar .

Dueñº de ellº s , con resoluc i ºn fi rme , abrí el nuevº Arte de

Latín para recºmenzar l º que tan si n frutº había prºcuradº

en ºtras ºcasiºnes aprender . A deci r verdad , algº más ºb tu

ve ; perº pºcº y prend i dº con a lñleres .

P asé al librº de Histºr i a : cºnsistía en un cºmpendiº,sºbre

pocº m ás º menºs , parec i dº en tamañº al Iriarte . Su esencia

c ºn sistía en un catálºgº de nºmbres y fechas . E nterábam e de

a lgº ; perº cºmº el empeñº y el propós i tº del l ibrº se c i fraba

en el extremº crºnºlógicº principalmente , resu l taba imposi b le

para m i el quedarme cºn las fechas n i los nºmbres si n tras

trºcarlºs ni confund i rlo s .

Abrí el l i brº de Mitºlogía : histºria fabulºsa bien comprend i que era ; cuandº nº pºdía quedarme con la efectiva y real ,me pareció tiempº ºciºso el destinadº a cargarse la cabeza

con la v ida y milagrºs de Júpiter o V enus .

Q uedábanme la Retórica y Poética ; leí dºs º tres páginas ,y parec i óm e tan sandio su cºnten idº , que cerré el libraco , cºnciertº menºspreciº .

< ¡Mal principiº de semana (dije para m i capote) : sºy burrº

de remate! ¿ Para qué querrá m i padre hacerme estudiar? Nº

s i rvº para esto . Que me haga cadete : para'

eso me sobra con

Page 252: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

253

saber leer y escribir . En el Regimientº seré el pr i merº ; en el

Colegiº éste,cºmº he sidº en la escuela

,el últimº . »

LXXXVI

D o n d e m e n o s s e e s p e r a , s a l t a i a l i e b r e .

A las nueve empezaba la clase de Latín,durandº hasta las

d º ce . De una a dºs,la de Ar i tméti ca y A lgebra . De c i ncº a

sei s de la tarde,endías alternºs

, unºs H i stºria , ºtro s Mitolo

gía,Retór i ca y Pºética .

V i rº tó tenía la clase dividida en dºs bandºs : Cartagineses

y Rºmanºs . A mi nº me hizº bel i gerante desde luegº ; dejóm e

en paz hasta saber lº s puntºs que yº calzaba .

Al prºntº nº me enteré de l º que s i gn i fi caba aquel lº , peroluegº entendí que era una donosa apli cac i ón de la Histºria

antigua a la Pedagogía .

Viv ían allí lºs lat i nizantes en perpetua lucha,cºn su gene

ral a la cabeza y sus cºrrespºnd i entes decuri ºnes , l ibrándo se

batal las,ganándolas º perdiéndol as

,según l º s puntºs º heri

das que respectivamente hacía cada parte . U na tabl i lla,cºn

una 0 y una R enlazadas y de cºlor rºj º , pasaba lº s bancºs de

la una a la ºtra banda , según Cartagº 0 Rºma lograse la vi º

toria . Cºnfi esº que , a pesar de mis inclinac i ºnes bél i cas , si

amortiguadas,nº exti nguidas aún

,nº me entusiasmó gran

co sa la invención .

A lº últimº,conclu i d a la lucha entre Cartagineses y R º

manºs , cºmenzó el prºfesor unas a plicaciºnes que no entend í .Después empezó a tºmar la l ección a los muchachºs

,de la

parte señalada y expl i cada el di a antecedente,y final i zó pre

guntándºm e nº recuerdº qué .

Cºmº nº acertara a cºntestarle,me preguntó ºtra cºsa .

A sí, bajandº y bajandº , llegó a las decl i nac i ºnes , dºnde a da

ras penas y equ i vocándom e a cada pasº pude salir del apr'

ieto,

Page 253: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

254

n º s in dejar ver clarº que nº sabía una palabra y necesitaba

princ i p i ar pºr el A B O'.

Mohi no y cº n las orejas cal i entes,entré a la hora respect i

va en la clase de Aritméti ca . Cºmenzó R iquelme pºr expl i car

u na senc i lla suma de quebradºs . Después fué llamandº unº

pºr uno a cada chi cuelo,nºtándº le cant i dades y hac i éndºselas

sumar .

Me llegó el ¡y aquí te qu i erº ver! Sal i º a la luz del'

d ía tºda m i desnudez , y v iº el maestrº que nº sabía realmente

n i la tabla de sumar : las cuatrº reglas,que a duras penas ha

bía aprendid º cºn D . Dºmingº Fartos,se me habían ºlvidad º .

Nº se impa c i en tº D . Jºaquín,perº me d ij º que si n sab er

bien las tablas de sumar,restar y multi pl i car nº pºdía darse

un sºlº pasº . Salí del aula más cºrrido que una mºna , triste

y malhumorado .

Llegó la hºra de la clase d e O'Cruley ,y entré en ella cºn la

tr i steza y el mal humºr acrecidos . Tºcába lc aqu el día la Retó

r i ca y P ºét i ca , y habló de ellas en general ; pero tan clarº , cºn

tanta sºltura y grac i a,que lº que me pareció sandio en el li

brº,me resultó i nstructivº y amenº sal i endº de sus labios .

Terminada la expl i cación no empezó a preguntar , sinº queentabló conversac i ón con un alumnº sºbre cºsas de versos de

pºcas sílabas y de muchas sílabas ; y así prºcuraba hacer pºr

que los cursantes dij esen algº que se les pud i era ºcurrir , tuer

t o 0 derechº .

En estº se encaró conm i go,y me dij º

—¿ Se ha hechº usted cargº de en qué se ocupa la Mitºlºgía?

Aunque la distracción de la cºnferencia había suspendidº

m i confus i ón y mal humºr,al verme interrºgadº sºbre mate

ri a de que tampºcº sabía palotada , presintiendo que i ba a há

c er un papel rid ículº pºr tercera vez en el primer día , ex aspe

radº le cºntesté— No

,señºr . ¡Ni quierº!

Q uedóse paradº ante el tºnº y brusquedad de la contesta

c i ºn,y. repuestº

,me dij º dulcemente

Page 255: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

256

chachos , al l legarm e la vez y meter m i cuartº a espadas,de

cía los hechos de más bultº , y sacandº un papeli tº d i ri g íame

a D . Pedro :

— N o querrá usted que diga un disparate , y para nº tra

bucar los nºmbres n i las fechas,aquí traigº apuntadºs unºs y

o tras .

— Hace usted b i en— contestaba .— Después de tºdº , sería un

b º tara te quien se pus i era a escr i bir d e Histºria fi ándose en su

memºria . M ala Histºria esc i i b i ría no ten i endº a la vista,para

cºn sultarlº s , tºdº génerº de datºs y dºcumentos , así de lºs

sucesºs , comº de su enlace y del tiempo y épºca exactºs en

que ºcurr i erºn .

De ese mºdº i ba pasandº en Histºria casi t an bien cºmo

el m ás dispuestº y memorioso ; perº dºnde alcancé pronta

mente triunfºs inesperadºs y trascendentales fue en Retórica

y Poéti ca .

Cºn l º que cºgía al oídº de las a plicaciºnes de D . Pedrº

y cºn otro factº r ex i stente en m i , y del que , sin embargo , no

m e había dadº cuenta (es a saber : la l ectura de las ºbras de

Martínez d e la R ºsa,la traduc i da Epístº la d e Hºracio a los

P i sones y la cºlecc i ón de Qui ntana) , h i ce un amas i jº de tal

vºlumen , que D . Pedrº y tº dºs lºs”mu chachºs de l a clase se

hacían cruces,creyéndºm e un prºd i g i º

Con este había adquiri dº c i erta autºridad , que subió de

puntº cuandº,en cargandº a los alumnºs de la clase que escri

b i eran un romance sobre nº sé qué tema , salió mi rºmance a

reluci r .

Ya en cam i nº,me pidierºn cuartetas y qu intillas , ºctavas

reales,sºn etºs y muchas cºsas más

,con cada un a de las

"

cua

l es abr i erºn un palmo de bºca d i scípulºs y maestrº .

¡Es un l i tera to ! ¡Es un poeta !— exclamaban asºmbradºs .

¿ Qui én me t º sía ya? ¿ Q ué impºrtaba que nº diese palotada

en el latín y en el sum ar?'

L os m i smºs V i rº tó y Riquelme me

m i raban con respeto . Sin embargº,era lº ciertº que el l i tera

Page 256: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

257

t º nº estaba segurº de si una palabra debía escribirse cºn h º

s i n ella , cºn b º con v d e cºrazón .

Perº cada t i empº tiene sus mºdas y aun manías . P º r aquel

entonces , tºdº lº que h abía que ser en España era autºr de

cºplas. Quintana , G all egº , Esprºnceda , Z orrilla , Martínez de

la R ºsa , el Duque de R i vas , ll enaban todºs lºs cerebrºs . Ser

pºeta era el cºlmº de l a sabiduría . Al mismº D . Albertº L i s

t a nº se le tenía en nada pºr ecles1ast i cº , n i pºr maestrº , sinº

pºrqu e hacía versºs .

Que nº supiera una patata de Teºlºgía : cºn una ºda más

º menº s lamentable , alcanzaba la Dºctºral cualqu i er cl eri z ºn

te ; º una m i tra si los versº s menºs malºs,y el cura de regular

c ºnducta . N i lºs peri ºdistas ni l º s d i putadºs tragaldab as cºn

seguían , cºmº ahºra , lº s al tos puestºs d el Estadº ; m i entras

que l ºs a sal taba con la mayºr fac i lidad cualquier autor d e cºmedias º de un l i brejº de versºs .

cR i tm º y rima llevaban ha sta a la Pres i dencia del Cºnsej º

d e Min i stros , d el E stam entº de Próceres º de Prºcuradºres .»

Cºn estº cºmprenderá el lectºr el espír i tu d e aquella épºca

y la impºrtanc i a que adquiría en la sociedad escºlar su vate

im prºv isadº .

Dejé de asisti r a latín cºn V i rº tó,si n que nad i e se atre

viese a decirme palabra . I ba cuandº quería a la clase de R i

quelme , y nº se atrevía a preguntarme nada . Entraba y sa

lía en el aula que me daba antºj º , para matar el ti empº ; pa

sandº el día de aquí para allí,asaltando la despensa , haciendº

rabiar al legº,forcejeandº cºn lºs criadºs y derribándolos

cºn l a zancad i lla, fºrzand º las llaves d e lºs calabºzºs para l i

b ertar lº s pr i siºnerºs , jugandº al floret e y al sable,dºnde

mostré aptitudes super i ores a lº s demás discípulºs . Híceme el

gallº de lºs internºs y externos,el desfacedor de entuertos es

c olares , e l niñº mimadº de lºs s i rvientes , i nspectores y

m aestrºs .

Jun t am ente cºn la enseñanza d e D . Pedrº O'Cruley , casi

tantº como la cl ase'

de Esgrima,llegó a interesarme la de L º

17

Page 257: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 258

gica .y G ramática general que daba el Padre M artínez . Fu i a

ell a espºntáneamente y si n que el Padre Mºra i nterviniera ;fuí pºrque s i , pºrque un día entré curiºsº , entendi bien la ex

pl i cac i ón , y me gustó la materia .

Cºmpré el B aldi nº t i traducidº al castellanº,

"

pºr purº

adºrnº , y una G ramát i ca general ; perº nº lºs abrí . Ya el hºrrºr a lºs l i brºs de enseñanza se había apºderadº de mi espi

ritu de tal mºdº , que m i raba un enem i gº en cada textº . Pero,

esº sí , escuchaba cºn"mucha atención lo que decía el Padre ;

sus ideas nº sólº me las asimilaba , sinº que despertaban en

mi pensamientº ºtras ideas,y prºblemas y conatos de eXpl i

cac i ºnes .

E l Padre me“

cºbró car i nº,prodigándome a pºco las cºnsi

derac i ones d e un cºmpañerº y del más aventajadº de la

clase .

Al fi n del cursº me en cargº el repasº de lºs ºtrºs escola

res . Yaunque estº nº me d i ó la importancia que las cºpla s ,me prºdujº una satisfacc i ón más íntima ; cºbre mayºr con

fi anza en m i mismº , y aun prºduj º en mi eSpíri tu c i ertºs de

jos de i ndependencia i ntelectual , cierta reb eldía al pensam i en

to ajenº .

Crec i eron estas manifestac i ºnes de la inter i ºr sºberb i a

hasta el puntº de denºminar i ntºleranci a a las cºn trad i cc i º

nes de mi ºpinión prºpia ; arreb a táb anm e : las di sputas y en

cendíanme e l espíri tu cºn lº s vendavales de la i ra , cual sº le

mos ver en lº s fanáticos . En tales casºs , cuandº las razºnes

nº bastaban para cºnvencer a l os cºntrariºs , en mi exaspera

c i ón pasaba a los denuestos , dejandº a veces maltratadºs a

amigºs y persºnas queridas . Luegº que sobrevenía la cal

ma,dáb am e pena , cºnºcía la falta y prºcuraba desagra

v i á rlos .

Advertí que pºcas veces s e bºrran del ánimº lºs efectº s del .

i nsultº ; y que el denostado , ri di cul i zadº º i njuriad o una vez ,

pºdrá perdonar,perº conservandº siempre en su interiºr la

huella de la ºfensa .

Page 259: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 260'

En el mundº pequeñº de los chicºs hay bastantes cºsas

que estud i ar . Algunas h an pasadº casi inadvertidas ; sobre una

de éstas vºy a traz ar algunºs rasgºs .

A pºcº de tomar la t i erra , qu i ere deci r , de cºnºcer el cºle

g i º y encºntrarme cºmo en casa prºpi a , mºv i ó m i i nterés bajo

ci ertº aspectº la persºnal i dad d e tres alumnºs . Ni ngunº de lº s

tres se parecía a lº s ºtrºs e n nada,absºlutamente en nada .

Perº lºs tres , aunque en d i versa fºrma y pºr variº m ºdo erantres víctimas , tres cr i aturas cºndenadas al pastº d e las trave

suras , los insultºs y l ºs malºs tratºs de la pºblaci ón escºlar .

Cºmº tan diferentes eran,necesi tº darl ºs a cºnºcer pºr su s

rasgºs especiales ; y dudº por cuál empezar . Pr i nc i p i aré pºr el

más sencillo .

R amón Piedra era un muchachón de catº rce añºs , ºbeso y

cºmº un rollº d e manteca,m º centón

,tímidº y femeninº

,aun

que no afeminadº . Lºs compañerºs nº le querían mal , nº le

tenían inquina , perº el caso es que nº le dejaban un mºmentºen paz .

Unc l e empuja , ºtrº le pell izca ; éste l e p i nta a la fuerza

unºs'b i gº t es cºn t i nta 0 cºrchº quemadº ; aquél unas patillas .

O ya,cuandº cam i na inadvertidº , viene pºr detrás un diable

jº , y a l a carrera le pºne las manºs en l º s hºmbrºs y salta pºrencima . 0 b i en , si lºs inspectores están lej ºs , se asºcian variºse stud i antes y derriban al pobrete

,gritándole

¡G azpacho !

Y el a gazpachº » consiste en quitarle lºs calzºnes , darle azo

tes en las rollizas nalgas,echarle buches de agua en la barr i

ga,sºbarle de lº lindº y pel l i z carle .

A tºdº estº acºmpañaban las naturales prºtestas del agre

didº, asi comº la risa , jºlgoriº y algazara de lº s demás , quie

nes en cada cºz y en cada van º esfuerzº de ¡la v íctima sentían

un placer mal i gno e i ndeñn i b le .

La segunda víctima tenía pºr n ºmbre Manuel L a Riva .

Cºntaría unºs diez y seis añº s . Ni pºcº n i muy desarrºlladº ,rubio

,d e pelº clarº

,fi sºnºmía indiferente casi siempre , descºn

Page 260: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

fi ada a veces (lºs chicºs le decían escamón : palabra que nº sé

s i está en el Dicc i ºnariº,perº que da una idea i nex mesab le

pºr n i nguna ºtra .)

Sºbrinº de un montañés enriqueci dº en el Puertº de SantaMaría

,mal educadº (el sºbr i no) , pºr cons i gu i ente voluntarioso

y tími dº,fºrmal y de mediana inteligencia

, guardº sº , s i n esa

generºsidad de lºs m uchachºs,t an nºble en el fondo , que lº s

lleva a dar y repart i r entre lºs cºmpañerºs tºdº lo que tienen :tal era E l E scamón .

Pºr este pecadº comenzó su desdicha . Dierºn lº s condisci

pulº s en asa l tarle el baúl y registrarle la carpeta , fºrz andº

llaves y cerraduras ; Q u i tában le las gºlºs i nas , el dinerill o , l ºs

l i brºs y papeles,cºn lo cual se daba a lº s d i ablºs y quejábase

a lºs super i ºres . V i nierºn las averiguaci ºnes y algún que ºtrº

cast i gº . N º fue precisº más : lºs saqueºs arreciaron , quedóse

hasta s i n calcetines n i cam i sa ; l a palabra del más terrible cºn

juro escºlar pesº sºbre su cabeza: a¡Sºp lónl » , y se v i ó pr i vadº

del agua y del fuegº . Sus cºmpañerºs n º vºlvierºn a d i ri g i rle

l a palabra,sino para mofarse d e él º i nsultar

le . Lºs m ás chi

cuelº s teni an pºtestad para maltra tarle,pues tras ellºs estaba

tºdº el Cºlegi o para acºgº tiar a l réprob o , s i fuese ºsado a res

pºnder al i nsultº .

Fue preci sº a lºs d i rectºres del Cºlegiº sacar a L a Ri va

del dorm i tºr i º general,des t in arle una habitación retirada y

a i slada , de cuya llave era dueñº el pri s i ºnerº y estar allí condenado al aislamientº y la sºledad

,si n más amigºs que su car

peta,baúl y cama .

L a tercera víctima era P a imogº : hace pocº que ha muertºy reservº su nºmbre pºr justas cºnsideraciºnes ; además , en el

Cºlegiº sólº le cºnºcíamºs pºr sus dos apºdºs . L ºs chiquillºs

n º se habían contentado cºn unº : P a imºgº le decían despect i

vamente , pºr ser natural d e ese pueblº, en l a prºvinci a de

Huelva ; llamábanle tamb i én D urana,pºr expresarle ant i patía

y malquerenc i a .

Page 261: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

262

E l l ectºr nº entenderá qué tiene que ver el nºmb re de D a

rana cºn tales defectºs . Fácil es la a pl i caci ón

P ºr aquellºs t i empºs luchaban desaforadamente lº s parti

dos moderadº y prºgresista . E l últimº se veía vencedºr, gra

cias a que había echadº en el platillo de la balanza su espada

el general Espartero . L ºs mºderadºs venían observando la pº

l ítica v iºlenta y perseguidora que ellºs denominaban a de re

si stenci a » ,y que , cºntinuandº hasta muchºs añºs después , d i óal traste con la cºrºna de Isabel II .

Era el j efe y corifeo de lº s mºderadºs un Sr . Durana,hom

bre cultº,perº de pasiºnes vehementes , mej ºr dispuesto para

las i ntº leranc i as del absoluti smº que para las prudenc i as de

l ºs part i dºs med i ºs . Dedicó su v i da a pelear , acosar , perse

gu i r y an i qui lar a l ºs prºgres i stas,ya pºr mediº de la prensa

en el periódicº de que era directºr, ya desde la esfera del pº

der,ej erciendo el cargo de caci que absolutº de Cád i z y su

'

pro

vincia . Cºn estº resultó aborrecido de los pfºgresi stas y alta

mente impºpular . Al caer los mºderadºs,tuvº que salir a uña

de caballo . Y la pob lación escºlar de San Pedrº,hija de fam i

lias prºgresistas,nº encºntró otrº nºmbre más ºdiºso que

apl i carle a P a imºgº que el segundº mºte de D urana .

Y antes de seguir m i cuentº diré que Durana emigró y que

a p ºcº se su i c i dó en París , pegándose un pistoletazº . Aunque

madurº de añºs , nº teni endº en qué ejercer su fogosidad,se

enamoró de la Re i na Cristi na ; declaró aesta su atrevi dº pen

samiento,y al re cºger las naturales calabazas , nº pudº dige

ri rlas y se l evantó la tapa de lºs s esºs .

P a imogº era un mozuelo d e quince años , mºrenº cºn vis ºs

v erdi negrº s , ojºs grandes y torvos de m i rar ºblicuº , rºb ºradº

entre la contracción de lºs párpadºs y el fruncimiento del en

t recejº . d onp a tuºso » e s impa ti zador » , descubría que si dañaba

de palabra,cºn más gustº dañara cºn ºbras , a pºderlº hacer

impunemente . Nº carecía de inteligencia , perº en l º moral nº

debió a la naturaleza grand es favºres . Envid i oso egºísta , ven

gat i vº , suplía cºn la mala i ntención lº que le faltaba de e se

Page 263: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

A l .pºbre de Piedra nad i e lo quería m al , perº era ºbjetº de

las brºmas más º menºs pesadas de la malignidad estudianti l .

E ra un pedazº de carne fofa bauti zada , un ser si n energ ía , y

a fuerza de empellones y d i abluras le fuerºn educando , agili

zando y despab i landº . El métºdº nº resulta muy pedagóg i cº

n i sanº ; nº seré yº quien lo defi enda ni prºpºnga ; perº , a la

verdad , nº cºnºzcº ºtrº cuyos resultadºs abone tantº la eXpe

r i enc i a . Cuando más adelante hable de las novatadas en las

univers i dades y cºleg i ºs d e carreras mayºres,puede que ten

ga que vº lver sºbre el asuntº .

Cºmº L a R i va era del Puertº , y pa i sanº m íº , pºr tantº ,creí caso de hºnra salir a su defensa ; y , en efectº , cºn más º

menºs trabajº pude l i brarle de su muerte civi l . D ejárºnle en

paz,aunque nunca tuvº am i gºs ; yº fu i el úni co . Me lº agra

decía cºn cierta espec i e d e recºnºcim i entº y sum i s i ón , lº cual

nº era parte a que se le ºcurr i era nunca brindarme cºn nada ,n i aun de sus abundantes gºlºsi nas .

Ya en caminº,de desfa cedºr de agravm s

,h ícem e Quij ºte

de la causa de P a imºgº . Cesaron de vejarl e en presenci a m ía ,nº s i n que la empresa me costase dar y reci b i r algunas cache

tinas . Pero prºntº advertí que el buen D urana , nº sólº no

agradecía mis servic i os , s i nº que en su interi ºr le corroía la

envi d i a y hasta la malquerenc i a,cºmº ºfendidº de que ºb tu

viese yº por m i prºpia autºridad y fuerza un favºr para él .

Cºn estº le dejé abandºnad o a su prºpia suerte , guardándolo

constantemente en la memºria cual ti pº d e hºmbre atravesa

do . Después,el tiempº ha ven i do a demostrarme cuánta razón

de in st i nto gºzan lºs muchachºs,y cºmº la prºpi a Naturaleza

p r ºcura i n scºnsci entem ente cºrregir las i mperfecciºnes .

P a imºgº cºmenzó la carrera d e abºgadº ; la abandºnó y

ded i c6se a cºntratista d e obras públicas : fue durº , despiadado

y estrujador de trabajadores ; así se h i zº ricº . V ivió m alque

rido de los humildes,menospreciado de sus i guales , comidº

de envidia pºr la prºsperidad de qu i enes la al canzarºn mayºr

que él . Mur i ó si n que una lágrima humedeciese ningunºs ºjos.

Page 264: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Nº trºpezó , en algún artículo del Cód igo porque lºs cºleg i ales

de San Pedrº le enseñarºn a ta scar el freno , d i s i mular y re

pri m i rse . Perº sus últimos añº s fuerºn desastrºsºs ; casad o ,tuvº hijos que ya nº se educarºn en San Pedrº ; las ramas sá

lierou al trºnco,y esas s i que se enredaron en lºs artículos

del Cód i gº penal .

LXXXV III

L o s e x ám e n e s d e a n t a ñ o .

Celeb rábalos anualmente San Felipe cºn gran pºmpa y

aparatº ; nº había d e ser menºs San Pedrº .

San Fel i pe Ner i estaba en su prºpiº ed i fi ci º , gran cºnven

tº remºzadº y alegre,el cual pudº servir para el obj eto cºn

que fue fundadº,lº m i smº que para

'

Palac i º de las Cºrtes y

que para Cºlegiº d e segunda enseñanza . Tenía y tiene un am

pl i º pati º herm º sís imº,lugar aprºpiadº para lºs juegºs juve

niles y para el espectáculº teatral de lºs exámenes públicºs .

San Pedrº resid ía en un enºrme casarºn de la call e d el

m i smº nºm bre y en ºtras dºs casas más,cºnt i guas y comuni

cantes por la espalda,cºn fachada a la plaza de M i na . Care

—c i endº estºs ed i ficiºs de un pati º tan luc i dº cºmº el de San

Fel i pe , salíamºs d e m adre y veri fi cábamos la fiesta en el m ás

hermºso que había en la c i udad : en el pat i º del Pabellón de

Ingenierºs . Aquell º era de ver cuandº se cel ebraba tan solem

ne espectáculo,a ctº

,fiesta y representación

,porque de tºdº

t enia un pºcº . Epºca fi ja , en l ºs cºmienzºs d e Jun i º

Un gran tºldº de b lanca lºn a , adornadº cºn festones rºj ºs ,tamizaba la luz espléndida del i nic i al est íº

,dandº al ambien

te dulce frescor . L as galerías,lis tadas de bancos ºcupadºs pºr

el púb l i cº anónimº . E l cuadrº central del patiº, v1stº s ísimº .

B anderas y gallardetes ondeando en lº s bal cºnes d e las gale

ría s . P abellºnes de vistosas telas adºrnandº lº s arcºs y colum

nas inferiºres . Alfombrado el suelº.

Page 265: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

266

A l frente , amplia tri buna (tres gradas en alto) c i rcuída pºr

balaustres de madera pintada simulandº mármºl . En el cen

trº y al fondº , un dosel de terciºpelº carmesí cºb ijandº e l re

tratº de la Re i na Isabel,en inºcente edad

,cºn dºs sandías al

p i e comº emblema de lº s dº s mundºs de nuestrºs t i empos g lº

ri ºsº s , y la cara malhumorada y greñuda de un león a sº

mándºse . A la derecha , una mesa cºn tapete de damasco rºj º

y un s i llón para el prºfesºr . Acá y allá esferas arm i lares y gl º

b ºs terráqueos ,*mapas y librºs , cºquetam ente y cºn p i ntores

ca distribuciºn cºlºcadºs . P ºr últimº,un gran atr i l susteu

tandº amplia p i zarra negra .

Al frente ºpuestº,ºtra gradería y nuevº tablado , m ás pe

queñ º»

, a gu i sa de estradi l lo , cº n sendos sillºnes ecles i ásticºs

rellenºs cºn las ilustres posaderas del Jefe Pºlíticº y d el señºr

Alcalde,juntamente cºn ºtrºs para el Cºmandan te general y

demás persºnaj es , amén del Padre Mºra y lº s catedráti cºs l i

bres de faena pºr el mºmentº .

Entre el estradº y la tr i buna,ancha calle l imitada pºr hi

leras de bancºs desti nadºs a las famil i as de lº s cºlegi ales ; ex

cepto lºs próximºs a la tribuna,reservadº s para el cuerpº es4

tudi ant i l .

Allí era cºsa de vernºs tan lucidos de p i es a cabeza cºn

nuestrº damante uniforme,cºns i stente en sºmbrerº d e tres

picºs galºneadº de plata , casaca azul cºn bºtºnes y sard i ne

tas del mismº metal , y pantalón tamb i én!

azul e i gualmente

adºrnadº cºn franja de plata . Tan prec i ºsa mºda m i l i tar buenº

es que no se pierda de vi sta,ni se ºlvide su ºri g en . Cºmº se

nºta , existía en esºs Cºlegiºs híbridºs y de trans i ción , ecle

s i ást i cº—aseg laradºs ; cºnservándºse cºn r i gor hasta hºy día de

la fecha en las instituciºnes meramente rel i giºsas , cºmº lºs E s

cº lap i º s y Jesu i tas .

Tres'

días duraba la func i ºn , am en i zando lºs intermediºs

con su música una banda militar , s i tuada en la galería'

supe

r i ºr . El primer día tº caba lucirse a lºs ch i qu i t i nes de i nstruc

ción primaria ; el segundº , a lºs zangones de humanidades .

Page 267: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

el nºmbre) y un prºblema sencillº sºbre nº recuerdº qué

asuntº de tr i ángulºs .

P or virtud de tan inocente artifi c i º , no naufragó ningún

muchachº : salvº mi paternidad,que milagrºsamente pudº

salvarse en una tabla .

Hi ce un examen luc i dº en Lógi ca e Ideºlºgía , m edi anejº en

G ramática general . Pasé a trompicones en H i stºria ; y me hu

b i era rºtº las narices si nº me ampara D . Pedrº,pºrque las

fechas escritas cºn lápiz en las uñas pºr la mañana se habíanbºrradº . E n cambiº , me despachº a mi gustº en Ret óri ca yPºética . Perº , am igº , cuandº llegó la vez al Algebra y la G eo

metri a , aquellº fue un cataclismo : ¡el vacíº , la sºledad m ásespantosa

,la nada

,reinaban en m i cerebrº !Ya había sal idº la

pregunta de lºs l ab iºs de D . Jºaquín R iquelme , y yº nº sabía

qué cºntestar .

Allí , en la escena , en altº , en el tablado , aumentaban m i

cºnfus i ón el centenar de cabezas,cºn sus cºrrespondientes pa

res d e ºídºs y de ºjºs que en m i estaban fijº s,desde lºs del

Sr . Jefe Pºlíti cº hasta los de las bellas jºvenci tas y orondas

mamás . Hubiera deseadº que la tierra me tragase . L a ver

g íí enza ,me t i ñó el rºstrº cºmº una remolacha ; v i n i érºnme

irresistibles pujos de llorar ; y para que nº me viesen me vºlví

de espalda . En cuyº mºmentº,a l ver el caballete y la pizarra ,

l ibre de la fascinación de tantºs ºj ºs,tºmandº cursº de ener

g i a la desesperación , me sug i rió una idea.

salvadºra . Cºg í la

tiza ; y escri biendº cºn gran rapidez en el enceradº letras y

signº s,acá y allá mezcladºs cºn y y y y se

, manº

t eandº para cºn l os brazºs i mpedir al púb l icº la lectura y b º'

rrándº l a luegº de repente,me vºlví cºn descarº a D . Jºaqu ín

y al públicº auditºriº ilustre , cºmº dando pºr terminada la

faena .

D . Jº aquín me m i ró absºrtº y me h izo la pregunta de G eom etr i a , pºr ver si cºn ella salía m ás º menºs di sparatadam en

te . Perº una vez hechº el caminº , ya no me paré en barras .

Tracé un triángulº en la p i zarra , le puse una l etra en cada

Page 268: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡y allí fue de ver el barajar del ángulo a b c cºn el án

gulº b c a ! Y a todº esto , escribe que te escribe y charla que

te charla en a lgarabía º bernard i nas que dejarºn atónitº alpúbl i cº y al m ismº D . Jºaqu ín , qu i en pusº términº al sainete

sub i endº y baj andº la cabezaEllº fue que , prem i º nº , perº ºbtuve la nºta de buenº en

Matemát i cas . E l públicº nº me hizº justici a , ni menºs lºs

m aestrºs , perº si lºs escºlares . Tenía entre ellºs bastante s

amigºs y admiradºres ; gºzaba de buena reputación entre lº s

neutrºs,que siempre compºnen la mayºría de tºd a cº lect i vi

dad ; perº tenía tamb i én'm i s émulos y tal cual enemigo . A l

guno hubº de º i r que un señºr gºrdo decía al Padre Mºra

durante mi examen— Ese muchachº parece de prºvechº .

Y que el Padre Mºra le cºntestó— E s un fi lósºfº , y adem ás hace ºctavas reales .

Con lº cual se agºtó la paci enc i a d e mi émulo y fué a d es

ahºgarse entre sus cºlegas , haciendº lº s justºs cºmentariº s

de m i osadía desvergon zada en el examen de Matemáticas,

y cºncluyendº tºdos p ºr decir q ue yº era un purísim o far

san t s .

La frase resultaba dura ; pero , cºmo eXpres10n de la ver

d ad , no dejó de imprim i r su huella en el ánimº de lº s neutrºs

y rebajar el cºncep to en que me tenían . Nº hay mej ºr juez de'

l ºs estudiantes que sus cºmpañerº s .

Nº pºr descargº de m i s culpas : desde las primeras pág i nas

de los presentes apuntes vengº cºnfesandº m i m gén i ta i nep

t i tud para las ciencias exactas y otras muchas ; es una'

desgra

cia que deploro ; nº es culpa del ciegº el nº ver , que hartº lº

siente . Perº yº digº : si lºs exámenes sºn una mera y pura

farsa , fºrzandº a hacer papel en ella , ¿ qué h i ce m ás que extremar lº s gradºs de la farsa misma?

¡Ah !Nº se d i ga que lºs exámenes de hºgañº son muy ºtrºs

que los descritºs de antañº . Ya demºstrará más adelante quelos exámenes actuales de preguntas pºr papeletas sacadas a la

Page 269: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

suerte,resultan más farsa todavía ; y sºbre farsantes , ab sur

dos ; y sºbre absurdos , neciºs ; y sºbre neciºs,inhumanºs e i n

justºs . .

LXXXIX

¿ Q u é e s e s t u d i a r ?

Si pºr estud iar se entiende grabar en la memºria las hºjasimpresas de un librº

,cºmº las graba en un pliegº de papel la

prensa tipºgráfi ca,para leerlº all í dentrº de los sesºs con la

exactitud que se encuentra en el mismº librº ; s i pºr estud i a r

se entiende guardar lºs s i gnos fonéti cos del maestrº º sus mis

mas i deas en la caj a del cráneº,cºmº se guarda la rºpa en el

cajón de una cómºda,para vestirla cuandº ll ega la ocasión ,

¡yº nº estudié n i aprendí cºsa alguna !

Si pºr estudi ar se ent i ende adqu i rir algún conºcimientº ,dar con la clave ºpºrtuna para su examen , desenvºlver la

atención,ensayarla en observar y comparar , despertar el jui

ci º, valºrar las cºsas y sus fenómenºs , seriar éstºs , di feren

ciar las causas de sus efectºs , inducir lº descºnoc i dº por lº

cºnºcidº,aprender a ver 10 exteriºr y formar ju i c i o y adqui

ri r cºnºcim i entº de cºsas y persºnas , y verse unº m i smº i n

teri ºrm ente y adqu i r i r cºnciencia prºpia , ¡nº dejé

yº de estudiar en el Cºlegiº de San P edrº'

FI N D E L A PR I MERA PARTE

Page 271: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

272

Q i1 edab an las llamadas carreras . De la Igles i a no habia quehablarme : mejor optara por mari nero o ganapán .

B i en sonaban a m i s oi dos las palabras Arqu i tecto e Inge

n i et o ; empero , sal íanm e al paso el sumar y el divi d i r , las ecua

c i ones y los pícaros tr i ángulos

N o quedaban más que las tres grandes botas de turbi os a

que van a parar las masas de la Juventud en l a clase med i a ymenos que mediana : Leyes , Medicina y Farmacia . N i nguna

, a

la verdad , me enamoraba .

¿ B oticar i o? ¡N i por pienso ! E ra oñc i o demasiado sedentario

para mi eSpíri tu i ntranqu i lo . Por ven i r de cepa,hubi ese pre

fer i do el Derecho ; conceptuab am e más discutidor que mi abuelo y que m 1 padre , y creía poder sacar mejor partido . Pero la

Univers i dad estaba en Sevil la , y la. Escuela de Medicina en la

misma Cádiz,donde residía la familia ; tan importante c i r

cunstan c i a me obligó a aceptar a regañad i entes la candi dat u

ra de G aleno .

En Octubre del d i cho año 42 tomé matrícula en el prepara

torio de Med i c i na y Cirugía,para cursar las as i gnaturas de

Fi s i ca experimental y Quím i ca , que expl i caba , o debía expli

car,nuestro catedrát i co D . José María López ; y la de B otáni

ca,que expl i caba

,en efecto , y enseñaba , el muy d i gno y disti n

guido profesor D . Manuel María de Porto .

Ignoro si alguien ha parad o m i entes en l os gr andes efectos

educativos del primer año de los curso s de uua carrera mayor :

constituye la verdadera divi soria d e aguas de la vi da . Por eso,

p i do perdón s i en el relatar y describir esa divi sor i a resultase

demas i ado prol ij o .

E l Colegio de Medicina de Cádi z fue fundado por el mar

ques de la Ensenada,con el fi n de d otar a las escuadras de un

persºnal médico—quirúrg i co propio , adornad o de los mej ores

conocimientos de la época .

Para la mejor realizac i ón de su propósito , delegó todas sus

facultades en D . Pedro V i rgili , cuyas sabiduria , fama y eXpe

riencia eran entonces preeminentes . De B arcelona pasó d icho

Page 272: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

273

señºr a Cádiz . D i º sus instrucciones a l º s arquitectos, y se

levantó de planº el ed i fi c i o donde subsiste l a celebrada Es

cuela .

En tanto se daba térm i no a la obra , el i gi ó D . Pedro los

m édi cos ºi rujan ºs jóvenes más i ntel i gentes y apl i cadºs d e su

Escuela de B arcelºna , para que pasasen a Inglaterra , Franc i a

e Ital i a a perfecc i onar sus estud i os,ºrdenándole

'

s tamb i én se

gún sus apt i tudes las ciencias que deberían ampl i ar m ás espe

cialmente . Decir los nombres d e los eleg idos es d ejar abonadºs

el ac i ertº y la sab i duría d el electºr .

A G imbernat lo m andó a Inglaterra para que conoc i ese sus

ya enton ces adelantadºs c i enc i a y arte quirúrg i cºs . A Mut i s,a

Franc i a,Sueciay otros pai ses qu e hacían grandes prºgres ºs

en B otán i ca y dem ás c i enc i as naturales . A Lubet,mi b i sabue

lo , padre de mi abuela paterna , a B olºn i a y otras c iudades deItal i a

,para ampliar su s conºc imientºs en Hig i ene y P a tº

log i a .

Con éstºs,m ás Am et l ler y el mismo V irg i l i , comenzó la en

señanz a,dándose al Cºl egiº carácter y fuero d e Mari na ; de

m odº que mar i nos eran,y con ºbl i gac i ón de servi r en lº s bu

qu es del Estado pºr c i erto número d e años,los que , termina

dos sus estud i os,habían seguido gratis

,alimentados

,y cºn

una pequeña paga enc ima,la carrera en el Coleg i o gad itanº .

V e j ám e n e s y n o v a t a d a s .

V ejam enes y n ovatadas con st i tuían dºs s ingulares oostum

bres un i vers i tar i as y escºlares , d e que hºy no es fác i l dar per

feota i dea . Los vejámenes tenían m ás carácter de l elemento

fra i luno que i mpregnab a las Univers i dades . Las n º va tadas res

pondían al elemento mil i tar , que fºrmaba el otrº polo d e la

sºciedad vieja eSpañº la .

Page 273: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

274

El vejam en era muy groserº : cºnsistía en un públ i co,so

lemne y escandalºsº lud i br i o y remoquete del estud i ante,

cuandº concluía su carrera y tomaba el grado en Cánones º

Teolog ía ,y aun en“ Leyes y Med i c i na .

L a nova tada,al revés

,no era del final

,s i no de los añºs pri

m erº y segundº de la carrera . N º cºnstituía un acto ún i co ,s i no un períºdº durº y cruel a veces , mezcla de mºfa y suj e

c i ón a estado de esclavi tud , algo atenuadº en el segundo añº .

Ya en 1842, como no teníamos pºr junto m ás barcos que el

Vetusto Soberano, la fragata Cortés y dos bergant i nes apo l i l lados

,so braban los méd i cos de la Armada

,y sólo i ban al m ar lo s

estud i antes que lo sol i ci taban . E l Coleg i º,por otra pa rte

,nº

v i vía del presupuesto : a l lá se las arreglaba cºn lº s productºs

d e sus gradºs y matrículas ; pero eso nº obstante , segu i a los

usos y costumbres d e las novatadas tra i doras .

El día L º de Octubre de d i cho año,a eso de la una menºs

cuarto de la tarde , cualqu i er transeunte por la plaza de Fra

j ela,que fuese observador

,bien pºdría fi jarse en un grupo d e

ochenta y dº s m ºz olejos , m ás º menºs zangones , estrecham en

te apiñados,encog i dos , cab i zbajos y que d i rigían las m i radas

recelo sas hacia la puerta d el j ardín bºtán i co del Col eg i o de

Medic i na .

Hal láb am e e ntre ellos . Eramºs lºs ochenta y dºs ñsi queros ,el rebañº corderi l que esperaba t em erº so

,la hora de entrar pºr

vez primera en clase , a través de las hórcas caudi nas que se

sirvieran imponernos l ºs despiadados estud i antes mayºres .

Sonó la hora fatal , y di ri g i óse el apretadº grupº al j ardín ,para ganar el claustrº por su puerta , subir la escalera pr i nc i

pal e invadir d e sopetón el aula , dºnde ya se estaba sal vo pºr

el prºntº .

Ya en el jard ín aguardaban algunos m ayores, qu i enes i n

t erpel aron a algunos ñsz'

queros'

de esta º parec i da manera :— M i ra

,tú

,Napoleón

, ven acá ; que queremºs nºs cuentes

tus hazañas

Napoleón era un físi quero ch i qu i t ín y anchote,llamadº

Page 275: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Elmuchacho l e contestaba lo que pod i a º quedáb ase ca

l i ado .

—Me parece u sted m uy bruto yqu e n o s i rve para el caso .

¡A v er,a ver qué hab i l i dad es t i ene usted ! ¿ Sabe usted ba i lar?

B ai le u sted un poqu i to d e g a vo ta .

Y qu i eras que n o,a bai lar hasta echar el qu i lo

,s i el buen

mayor n º era alg o ben i gno .

— B ai la u sted muy m al , s in arte y s i n gracia . Can te u sted .

Y a can tarfS i e l fi s i quero ten ía correa »

.e i ngen i o,menos

m a l ; perº si se atufaba o demostraba ser b osco , voluntar i oso o

m a l educad o, ¡de D i os le vi n i era el rem ed i o ! Lº menos malo

que l e pºdía suceder es que l e d ijeran

— V amos , u sted n º sabe nada n i sirve para n ada ; por cºn

s i gu i en te , u sted no sabrá. nunca m ás que rebuznar . R ebuzn e

us ted , ¿ a ver s i m e equ i voco?

Desd i chado de él si n o rebuz na ba a med i da y sa t i sfacc¡on

del t i ranº .

—¡B i en ! ¿ Lo ve u sted? Para eso sirve . Pero usted es d e

m as i ado mºd esto , y yº s e'

qu e su s facul tades alcanzan a más .

V u elva a rebuznar , cºn m ás energ ía .

Y así l o l levaba rebu zn ando por los claustros, por el patio ; y

lo sacaba a la Plaza , le hacía sub i rse en un asientº del paseo,

hac i éndºle rebuznar m ºbi et orbi .

No había res i s t enc i a pºs i ble ; p orque la desobed i enc i a,la

i n sºlen ci a u otra prº tes ta cualqu i era pagábase c ºn mantea

m i en to , rapado de cabeza y cej as , y has ta cºn vi olencias y he

t ej ías .

Al hab lar del Cº l egiº de San Pedrº y referir l os m a lºs t ra

tos que dábam ºs a l buen o de Pi edra , a l g uard iñ º so R i va y a l

a v i eso P a i mogº , ya n ºté que estas cosa s de ch i qu i llos , pº r i rre

gu la res y d eplorables qu e ,fuesen

,n º resultaban i njustas n i

van as (muchº menºs) para e l 'f1u educat i vo

Al tºcar ahora este durº tra to qu e se daba a l os coleg iales

novi cios , veº que cºnstituían en el fondº , a través de sus for

Page 276: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

277

m as g rºseras , veja tori as y v i olentas , una discipl i na educativa

de no escasos n i perj udici ales frutº s .

E ra un c i erto mod º d e correg i r la ñoñería y el encog im i en

to d e lº s eSpíri tu s vi c i ados po r la mala educación doméstica .

A vi spaba a lº s muchachos , ob l i gándoles a mºstrar su caráct er ,

e l m ayor o menºr despej o,toleran c i a º i ntoleranc i a

,i rr i tab i li

dad o pac i enc i a,º rgullº o l laneza . E ra u na esgr ima del art e

de l mundo,tan necesar i a para saber defenderse en el tratº cºn

l as gentes de sus mal i c i as,burlas

,di scre teos y otros recursºs

que constantem ente,aun hasta los hºmbres seriºs

,empl eam ºs

,en sºci edad para aver i guar y saber lº s grados de intel i genc i a

y educación,las cual i dades que posee u na persºna , y d i scernir

s i vale º no vale , S i es tonto o d i scretº , i nstruidº o ignºrante ,fatuo º senc i llo , y hasta s i es buenº º es malo .

*M i n o vatada, pºr fortuna , se redujº a b i en pºco : un apa

bul lo que sufrí en el sºmbrerº al sub i r la escalera y alguna

broma de no mal género, que rec i bí con tranqu i l i dad , y a la

cua l respondí con la más agradable cortesía que me fue pos i

ble . Criadº en libertad,cºmo habrá. advert i do el lector por

todo m i relatº,tenía el mundo que era dado tener a l os quince

años de v ida un tanto agitada . Pºr otra parte,no dejó de sa

b erse en el Cºleg i o que me p i caba de espadach ín ; y una y ºtra"

cosa hizo que a l mes nº fuese ga ll ina en cºrral ajeno ; y a los

cuatrº , aunque ji si quero tan mayor en fueros y preem i nenc i as

como ºtrº coleg i al de anos mayores .

Lo m i smo,m ás o menºs tardíamente

,

fueron a tom ari do la

tierra » algunos cºlegas del añº , a medida d e sus cºnd i ci ones

particulares ; s i endº las m ás va ledoras y eficaces la gracia y el

eSpíri tu abiertº , si n l legar a travi eso .

E n ºtros,por el contrari º , se d i lató el período de no vata

da ; algunos todavía andaban en lº s últ imos añºs s i endº pastº

de las burlas de su s cºmpañeros : lo s vanidosos,los egoístas

,

los escasos de i ntel i gencia,l os embusteros

,etc .

,o lº que es

i gual,lºs más defectuosos .

Page 277: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

U n c a t e d r á t i c o ¿ o m o o t r o s , y d e l o s q u e a ú n

h o y q u e d a n v e s t i g i o s .

Era lº de Fisica y Quím i ca D . Jºsé M aría López,tipº tan

singular que hoy más parecerá inven tadº que vi vo y efecti vo .

Juro pºr D i ºs en m i ánima que , lejºs d e exagerar las líneas

de su retrato,h e de suavizarlas respond i endº al afectº que le

tuve y conservo a su memoria ; pºrque sus imperfecciones , defectºs o l º que qu i era que fuesen

,quedaban tºdºs d i simulados

y perdonados pºr una ºr i g i nal i dad , una gracia y un c i erto dón

de atraerse las voluntad es , que no podré decir en queconsistía .

D . Jºsé M aría 'López era ch i clan ero ; su aspectº , formas y

tºnº,lºs de un capataz de bºdega vestidº de dºm ingº . Y es

el caso,que de tres cosas se jactaba .

L a primera,ser el mayor i ntel i gente en vinºs de tºdo el

Univers o ; la segunda , saber de tauromaqu i a más que el que la

i nventó,deb i éndºse a ello y a sus lecci ones la fama de su pa i

sano el célebre Montes,al i as P aqui ro; y la tercera , saber m ás

Fís i ca que Diºs y m ás Quím i ca que María San tísima . Todas

estas j actanc i as van expresadas con sus palabras textuales ,cual s i d e ellas diese fe un escr i ban o .

Cómº un hombre de t an bastas formas ¡hab ía llegadº a ser

catedráti co de una Escu ela dºnde el profesor que meno s,poseía

una cultura exqu i s i ta y muy super i or entonces a la d e tºdºs

los c i entíficºs d e España,es cosa que debe saberse .

D . José María López concluyó su carrera en el Coleg i o de

Cád i z,tomandº pr imer embarque en el n avíº A si a , en ºcasión

de cºnduc i r a Méxicº al último V i rrey , el general Apodaca .

Cayó éste enfermº en la travesía , y López le as i st i óf Q uedóle

agradec i do,y tan prendado

, que al desembarcar en V eracruz

n o qu i sº desprenderse del dºcto r ; cºmo Autoridad suprema

qu e era , dispuso darle de baja en el naví º y llevárselº a Mexi

co de m éd i co de cám ara .

Page 279: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

280

Cád iz con su persºna , para i lustrar al Colegio en sus cátedras

de Fís i ca,Quím i ca y Clín i ca méd i ca .

Aunque rapado de cºnº cim i entos,un i nstinto espec i al , ci er

ta i ntu i c i ón muy común en andaluces, y sºbre todo un desen

fado adm i rable , suplían en él con creces tºdas las deñc i en01 as .

A pºderóse de l a Secretaría , y encasti llado allí , en todo

hizº su santísima voluntad , lº m i smo tuerto que derecho . En

el Claustro,nadie levantaba el gallº más que él ; los profeso

res más respetables tenían que ceder,sº pena —de andar a pu

ñetazos ; el decano y todos cºncluyeron pºr trans i gir , cual

mar i dº prudente con esposa imperfecta .

Ynº se diga que lº s tales señores catedrát i cos serían unos

mandr i as º bend i tos de D i os ; nada de eso . Andando el t i empº ,D . Jºsé fue trasladado a Madrid ; y S i endo el últ imº en llegar ,se metió a todo su Clau stro en el bols i llo . U no solº , carácter

duro y entero,cuya fama de t a l iguala o supera a la que ad

qu i ri ó de sab i o , y que cºmo t i po de carácter ha llegadº a ser

persºnaj e de nºvela,procuró res i st i rle

,estando de su parte el

derecho y la razón ; y , s i n embargo , sucumb i ó derrotado por

D . Jºsé M aría López,ten i endo que recurr i r como prº testa a

abandonar su honrada toga y su cl i entela , ret i rándose de M a

dri d . Y es que D . Jºsé M aría tenía un no sé qué , l º cual nadie

podrá dec i r qué cºsa era .

N o vi sitaba más enfermºs que los sºldados“d e la cl ínica

pero sacaba sus provechos , para ayudar al sueldº de la cátedra ,pºr c i en cam i nºs que él sabía d i scurr i r .

De F i s i ca confecc i onó un l i bro gordo , cºn retazos de acá y

d e allá,por el que hacía pagar a cada ¡i si quero cincuenta rea

les d e vellón . Para evitar trampas y fi ltraciones , comenzó el

d iscurso i naugural d e esta manera :— cSeñoreszla Física es la as i gnatura primera y más impor

tan te de la carrera . A los médicºs se l es llama Fi si cos : ¡ya ven

ust edes ! N º se les dice anatómicºs, n i patólogos , ni t erapeu

t as,sino Fi s i cos . Lº cual quiere d ec i r que la medula de todo

lº que hay que estudiar para saber curar está en la Físi ca .

Page 280: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

» Pero, pºr mucho que yo trabaj e para m etérsela a ustedes

en la cabeza,sería i nút i l s i no tuvi esen un libro de textº . N i n

guno de los que hab i a valía cuatro cuartos : unºs compend i os

que sólo podían s ervi r para dar alguna i dea a lº s muchachos

graduados de bach i ll eres en los Seminarios ; perº no para lºs

Fi si cos 0 médi cos .

» Para ayudar a u stedes y fac i l i tarles .el estúdi º , he hecho

el libro que tien en ustedes a quí y que sólo aquí se vende . Cin

cuenta reales : lº s l ibrerºs son unºs l adrºnes y les llevarían

m ás caro . Me ha cºstadº m uchºs d olores d e cabeza el hacerlº .

Cuando lº impr imí me costó mucho dinero , y t oda vía estºy

entrampado .

» Los que tra igan lº s c i ncuenta rea les , que se acerquen a la

mesa para llevarse el l ibrº . Los que no tra i gan el d i nerº,que

vengan m añana cºn él para cºmprarlo . P orque,caballeros

, ya

sabe tºdo el m undo que yº soy un catedrát i cº jus ti c i erº . Al

que sabe , l e apruebo ; pero el q ue n o sabe , nº pasa , y no 10 le

vanta n i l a paz y la caridad .»

Term i nadº este i naugural, qu e ya sabíamºs por fama , nºs

acercábamos lº s pre venidos esco lares , sacando de l bols i llo lºs

dos durºs y mediº—¿ Cómo se llama usted?— preguntaba .

— Fulan i t º de Tal .

Y en la pr imera hºja escr i bía el nºmbre del alumnº,y po

n ía una rúbr i ca .

Quedaron vari ºs si n comprar el l i bro . En l a l i sta de matr i

cula anº tó lºs nºmbres de lºs adqu i rentes,poniendº al m ar

gen una crucecita ; y a los que nº se habíanprovisto del texto

se l º recºrdaba , conminándoles para que al día siguient e sm

falta traj esen el d i nerº para el l i bro .

— Conque … hasta mañana, que empezaré la explicación .

Al día s i guiente , antes de sentarse , leyó la lista de lº s to

davia n o cruc iñcado s,la mayor parte delºs cuales venían pro

visto s de los respectivºs c i ncuenta consabidos . Quedaron unos

pocos insolventes,y les d ijo :

Page 281: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

282

qué no han traído ustedes el d i nero?

Unos contestaron que no eran de Cád i z y tenían que escr ibir para que se lo mandara n ; otros , que habían estado en casa

de sus apoderados si n hallarlos . Un estud i an t i llo majete,de

capa,faja y ca lañés , con facha de a guapº Francisco Esteban »

en estadº fetal,contestó con empaque :

— Tengo el l i bro .

—¿ Cómo que lo tiene?

—Véalo usted —

y lo sacó de debajo de la capa .

—¡V eneno cºn el tunante ! ¿ Qu i eres rºbarme? ¿ Dónde lo

has comprado?

— E u un puesto de la calle Nueva , por una peseta .

—¡V enenº ! ¡E so n o vale

,esº es estafarm e mi trabaj º ! ¿Nº

ves que est e l i bro está fi rmado y s i rvi ó ya para otrº?— Si

, señºr ; perº como no le falta ninguna hoja , yo creí …

—¡D eja t e de retór i cas , tunante !— i nterrumpió

"

am º stazadº

D . José .— Qu i ere dec i r que estºy yo aquí para quemarme las

pestañas,para gastarme todo el d i nerº que tenía y empeñar

me además,para que cºn una veintena de libros que vendiese ,

pasando en manos de un estud i ant e a otro , quedara yo cornudo

y ¡V ete de aquí , que no te vuelva a ver ; y hasta

que compres tu l i brº no vuel vas a entrar en clase !

Veneno, a qu i en le quedó ese nºmbre , emb ozóse con gran

donai re en su capita cºrta , de vueltas encarnadas , se caló e l

calañés de med i a 'alonza , y con todo el garbo y cºntinente d e

un majo enm i n i atura sal i ó dando cºmpases .

Cuatrº 0 c i nco d ía s d espués,pocº an tes de la hºra de

ola

se,vimos ll egar a l a plaza del Colegi º a nuestrº Venenº . V a

rios estud i antes nos d i ri g imos a él , y uno l e preguntó

¿ V i enes a comprar el l ibro?

¡No !— contestó secamente .

¿ V as a entrar en clase?

¡Nº sé !

En tanto cºntemplaba yo a mi hérºe detenidamente .

Page 283: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

284

un'

hecho real . Perº todavía repuse : a ¡pel i g rºs de la ju veny de los v i ejos!»

Dejando por el momentº el episºdiº de Veneno, vamºs a la

lecc i ón de D . Jºsé .

Luego que se hubo desahogado y calmadº,d i º com i enzº a

ella de la s i gu i en te manera : alargó la manº,tomó un cuader

nº manuscri to y empezó a leer en él,punto por punto y o por

lo m i smo que impreso contenía la primera l ección de su textº .

Nad i e podría t acharle de i nconsecuente . No ex i stía más d i fe

renc i a sinº que en el librº estaba en letras d e molde , y en e l

cuaderno manuscr i to con grande y clara redond i lla .

Tamb i én se echaba d e ver que D . Jºsé sabía l eer tan d e

corri do , que no hacía punto s n i comas ; lo que , añad i do a su vº z

de sochantre y gorda lengua andaluza,daba el adm i rable re

su lt ado de m i bernard i na matemá t i ca , pero cºn i ncomparabl e

mayºr perfección y maestría .

Cºmo las primeras lecc i ones correspond i esen a las genera

l i dades,d i vi s i ones

,defin i c i ºnes

,etc . ,

nº se h i c i erºn eX perí

mentºs ; pero en las s i gu i entes s i,hasta fi n de curso . M i entras

ab ejorrea ba D . Jºsé,un su sobr i nº (C i sneros) , de años mayo

res,ayudado del mºzo del gabinete de fís i ca , hac i a los eXperi

mentos,y as i pescábamos alguna cosa .

El gabi nete era m agn i fi co,aunque un tan tb anticuado ;

pero estaba prºh i b i do que entrásemos los estud i antes en él ,pºrque nº rompiésemos los aparatºs .

Term i nada la lectura y sus correlativos exper imentos , pa

saba lista el ayudante,y su t ío cºmenzaba a preguntar :

D ºn Fulanº de Tal . ¿ Q ué es Fís i ca?

Y el muchacho contestaba de carretilla,o se atascaba a sí

Fís i ca es la Física es la la

Y'

D . Jºsé l e ayudaba sílaba a sílaba

la cienc i a trata …

—Q,ue trata

Y era d e ver , y no menos de holgarse , con aquel métºdº de

Page 284: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

285

enseñanza s i lábica del grac i º sís i ni º , si ngu lari si mº , pac i ent i si

m o y a la vez impaciente D . Jºsé .

P ero lomas diverti do era cuando llegaba el punto a lasexpl i cac i ones d e l a óptica . Comola cátedra hab ía d e quedarse

a. oscuras para hacer lºs experimentºs, ¡aquí te quiero ver!

El aula , a pesar de ser la mayor , el mismo salón de grados o

P aran i nfo (comº hºy se llama,n º sé si cºn dejo pedan tesco) ,

l lenábase de bo te en bote . A tales experimentos no fal taba

ni ngún matriculadº,ni los estudiantes travi eso s de los demá s

cursos .

Leídº en plena luz el capítul o cºrrespondiente , D . Jºséechaba una m i rada imponente , cºrri éndº la pºr todos y cada

unº de los bancºs,y acto cont i nuo endi lgaba este d i scursº

ºral— aSeñºres .

rDodo lo que corresponde a la luz y a sus l eyes ,

su cºm pºs i c i ón ,su d escºmpos i ción pºr el pri sma , etc .

,etc . ,

que

hab ei sm e oído expl i car,no se puede comprender bien si n ver

las cºsas por su s experimento s .

» Como es to in teresa a los que estud i an Física,perº aún

más a lº s que estudian Fi sio logía (porque s i n esº nº pueden

saber lo que es el ºjo ,ni cómo se ve

,ni por qué se ve) , y tam

b i én im porta a lºs Méd i cºs y m ás a los C i rujanos (para ºperar

la s cataratas , etc .,

no extrañº que está l lena la clase .

» P erº , ¡cu i dad º cºnm i go ! Suelen venir algunos cº leg i a l i

tos a darla de grac i osos y perturbar el orden , aprº vechándose

d e quedar la clase a oscuras . Pues ¡mucho ojº ! Porque tengº

dadas m i s d i sposi c i ºnes,y al que coj a lo reviento

,así sea el

sursum corda .

» Andrés (éste era el conserje) , tú te pºnes a l a puerta de la

ventana ; y s i hay escánd alº , cuando yº te diga abres

la puerta d e par en par .

» Alon so (éste era el p ºrtero) , tú te pºnes a la puerta del

aula,y n o dejas sal i r a n i ngún p i llº qu e tra te d e escabull i rse .

» Tú , C i sneros , cºn el mozo , a atender a lºs experimentos

y a cuidar de que no se rompa ninguna lente .

Page 285: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡mucho ºjº , y lº d i chº d i cho !»

Cerrábanse l as puertas , dejando t an sól o perforac i ºn por

dºnde entrara un delgado_haz de luz . L a clase quedaba en un

silenci o sepulcral .

D . José t º sía,para dar comienzo a su papel de aM aese

Pedro » . Apenas había acabado de pronunci ar la pr imera frase

de c ¡Ahora veran i n terceptándola un ajo pelado y

d esgarradº de las amplias fauces de D . José,era cºntestadº

cºn una carcajada universal , unisona y espon tánea , que a la

vez sal i a de tºdºs los ámbitºs de la clase .

—¡Ya sal ió la jeri ngu i ta ! Alonso , ¿ tienes echada la llave a

la puerta? Nad i e ha de sal i r s i n ser regi strado . ¡Ya se l º diré

yº al d e la jeri ñgu i ta cuandº cºncluyan lº s experimentºs !

V erdaderamente,D . Jºsé n º hablaba con prºp i edad . N º

era una jeri ngu i ta ,s i no jer i nga y muy j er i nga

,sustraída del

Hosp i tal pºr lºs estud i antes de Clínica ; sólo que para que sus

efectºs fuesen m ás efi caces al c aso,no se d i sparaba en grandes

m asas,s i no a pequeños ch orret ones

, para rectifi car la puntería

en la oscur i dad y repet i r los asperges .

— Decía,señores

,que la luz es un flu i do

Telón, talón . Y de un banco sal ía el badaj eo de un cencerro .

D . Jºsé,revi st i éndose de pacienci a , hacía casº ºmi sº y

cºnti nuaba :— Pero no es un cuerpo s imple

, porque ,se descompºne en

s i ete colores : roj o,anaranjado

,

Sonaba la esquila,y contestaban mult i tud de sºnºrºs i ns

t rum entos,campanillas

,pitos

,trompetas y t ejue las de cacha

rrº s ca stañ etean tes,que apagaban la voz gorda del maestro

en el seno de un ru i do i nfernal . Después venia un i ntermediº

s i lencioso,y D . José exclamaba

—Si no he de pºder hablar,ustedes se l o pierden ; se

—harán

los experimentos s i n expl i cación . Cisneros , pon el prisma y

proyect a el espectrº . ¡Otro jeri ngac i tº ! Ha venido de mi i z

qu i erda . ¡Hoy vºy a reventar a uno !

A la amenaza contestaban estridentes carcajadas , cence

Page 287: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

presen tan te vi vo de tales fel i no s y roedores , que aumentaban

la confus i ón—¡Ajo,Andrés

,abre !

E ntraba la luz del plenº med i o día , para alumbrar aquel

campo de Ag ram an t e, sembradº de patatas , cadáveres de ali

mañas y algún aparato derr i badº . L a i nm ºvilidad,la ser i edad

y el s i l en c i º sólº eran i n terrump i dos pºr el fu º el m zau de al

gún gato espan tado o por l a fugaz carrera de una ra ta que

procuraba escabull i rse y ocul tarse .

—¡Ahora nos vamºs a ver las caras ! Alonsº

,Andrés

, ¡a la

puerta de sal i da !Abri d só lo una raja , y que no sa l ga nad i e s i n

qu e yº l o reg i stre por m i m i sm º . Ahºra veremºs qu i én es el d e

la jer i ng u i t a ,el que sonaba el esqu i lón ,

y l ºs de las trºmpeta s

y l o s p i tºs . ¡A ve r ! Aqu í n i D i ºs se menea comº y º n º lo man

de . Por b an cºs . Us ted que es tá. el pr i m erº , venga acá. .

Sa l ía el i n terpe lado y se dej aba reg i strar pºr D . Jºsé . Su

p i to º lº que fuese había ya corr i do d e mano en manº entre los

bancºs,y el pecador aparec i a cºmpletam en te l im pi o . D esespe

radº D . Jºsé a lºs ve i nt i c i nco o tre i n ta registros i nfructuosos,

jurando qu e se la hab ían d e pagar , abandonó su tarea de emplea

do de l resguardº y fuese a dar las quej as al D i rectºr,títul º

que entºn ces cºrrespºnd ía a l d e Decanº .

Era lº a la sazón D . Jºsé B enjum eda, i mo de la Escuela ,

padre refunfuñón ,y pº r cºns igu i en te d ébil ; am au t i s im º de l º s

estud i an tes,cuyas travesuras le encantaban

,aunque pºr obl i

gado d i s imulº d e su Autºridad le hacían pºner cara cóm i ca

m en t e hº sca .

— Señor Director,vengo a que quinte usted a lº s estudian

tes qu e h an as i sti d º hoy a m i clase .

—¿ Q ué han hecho , que l os quiere usted arcabucear?

—Aqui no puedo fus i lar . ¡S i estuvi era en el na ví º A si a , ya

se lº d i ri a yo ! Lo qu e qu i ero es que nos re ti namos en j unta de

cated rát i cos,y que de cada cinco alumnos echemº s unº a la

ca lle y pi erda la carrera .

—Pero ¿ qué han hecho?

Page 288: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 289

Punto por pun tº , D . José le relataba lo ocurridº .

—Pues eso,D . Jºsé , es lo mismo que sucedió el año ante

rior y que le ha'

pasado siempre . ¡Cosas de muchachos , hombre ,cosas

'

de muchachos !—¡Eso es ! Así esto resulta una merienda de negros , y ni se

puede expl i car ni cabe hacer experimentos . Si yo fuera Direc

tor, ya vería usted que

'pronto lo arreglaba .

—¡S i , si , d ígamelo usted a m i , D. Jºsé!Usted nº se aouer

da de que yo era inspector cuando usted estud i ante . Entonces

estábamºs baj o las Ordenanzas de l a Armada ; y si yº hub i ese

sido tan r i guroso cºn usted,sería hoy grumete y no catedrá

t i cº . ¡V aya , vaya , pues a fe que era usted un ch i claneri tº

chusco !

Con tales recuerdºs se aplacab a el enojo de D . José . Estas

escenas se repetían todos lºs añºs; no obstante lo cual , ningu

nº dejó de hacer sus exper i mentºs d e ópt ica .

E n q u e p r o s i g u e e l r e t r a t o d e D . J o s é

y l a ú l t i m a p á g i n a d e V e n e n o .

Como ºchº días antes del Patriarca,pasada lista

,nos lar

gó D . Jo sé la siguiente alocución— <Ha llegado a mis oído s que , según costumbre de todos

los añºs , andan ustedes pensandº qué me han de regalar el día.

de mi santº» Uncís querrán darme mús10a ; ºtros , un ramillete de esºs

g randes que se llevan en parihuelas .

» N o hagan ustedes tonterías . ¡Para músicas estoy yo ! M e

a lborotan la vecindad , me ºbligan a salir al balcón a medianoche y que p i lle un catarro .

» Pues, ¿ y los du lceci tºs? Porque el catafalco de guirlache

y merengue no se eche a perder , es precisº estars e atracando19

Page 289: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

una semana , y se les descompºn e la barr i ga a todas las mujeres d e la casa .

» Nada de tonterías . ¡M andádmelo en durºs !»

Acto seguido , abrió el cuaderno y comenzó el trabajo de

su lectura

N o tardó muchº el m es de Mayo,último de curso

,y en

que l a prºxim i dad de los exámenes pºne en un hilº el ánimo'

estudianti l .

El día pr imero del referido mes vol v10 D . Jºsé María L ó

pez a u sar d e sus arengas,y aquélla fue tan breve comº s i gue

aSeñores , desde que soy catedráticº , no he conocido un

curso d e peores estud i antes . El que no es un bruto , es *un des

aplicado . Y aquí me t i enen ustedes en el confl icto de tener quedarles calabazas a todos , si n excepción .

» N o me gusta hacer dañº ,'

y menos o i r lamentos y ruegos ;pero ya sab e tºdo el mundo que en lºs exámenes tengo que serjustic i ero .

» L o ún i co que puedo hacer por ustedes es darles un repaso

pºr las tardes , para que asi puedan contestar algo en el examen .

» ¡No lo hago por interés !Paga adelantada : el repaso , cinco

duros .»

Nº hay que decir que aquí no había tu tía . L os cinco duro s

eran el pa savante i nd i spensable para la aprºb ac i ón . A los dºs

º tres días,cada ¡í si qu

'

ero había satisfecho sucontri bución ; ex

cepc i ón hecha de Veneno , que no había vuelto a aportar por

l a cátedra , ni aun por la plaza del Coleg i o .

El repaso lo dábamos a las cuat ro de la tarde , consistiendo

en lo s i gui ente : D . José dió lectura muy cºrrida al cuadern i l ld

en que iba l a prim era lecc i ón del curso , y después dedicó un

cuarto de hora a hacer preguntas .

Si l eyendo despacio no se entendía lo leído (porque el tonouniforme , la voz gruesa y la falta de pausas de puntº y de coma

que d i eran sent i do a las orac i ones , producían un rumor m ás

bien qu e otra cºsa) , ñgúrese el lectºr qué sucedería leyendºD . Jºsé de mogollón y para salir prºntº del pasº .

Page 291: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 292

estoy c i erto de que si le preguntan entonces pº r el nºmbre“

de

su padre no hub i era sabido contestar .

V i endº D . Jº se la inuti l i dad de su i mper i o,desist10 , orde

nando al muchacho que para la tarde siguiente traj ese apren

d i das l as l eyes d e la fuerza centrífuga .

Pablito no se durm i o aquella tarde ; y aun le vimos , m i en

tras ab ejorreab a D . Jose'

,musitar una y º tra vez , pararse , mi

rar alternativamente al libro y al techº,y segui r entre d ientes

reci tándºla s .

Llegó el mºmento de las preguntas , y ñel a su prºpia ºrden“

repiti ó D . José :— D . Pablº Sub i rá

,diga usted las l eyes de la fuerza cen

tri fuga .

— L as leyes de la fuerza centrífuga son once . La

Y aquí se atascó ; s i endo lo más extraño que , s i no todas ,las s i ete u ocho primeras las había aprendidº de corrido y lashabía dado muchas veces para sí . “

—¡Diga usted las leyes de la fuerza centrífuga !— gritó el

chi c lanero profesºr .

— Las leyes de la fuerza centrífuga sºn once .L a pr i mera …

Y m i entras más gritaba D . José , menos el pobre de Subirá

daba pi e con bola . Sudºso y angustiado éste , sofocado aquél ,concluyóse la escena como la tarde anter i or :

— Para m añana,me aprende usted las leyes de la fuerza

cen trífuga . P orque , ¡o usted las aprende , o yº le reviento !De igual manera se repitieron las cosas tres veces m ás .

Compadecido desde el s egundo día de las angustias d el pobre

Pablitº,antes de entrar en el repaso le d i j e :aprend i da la retahíla que te pide D . José?

— Creo que sí —me contestó ; hace dos nºches que no

duermo y no hago m ás que rezarlas entre dientes .— Dímelas .

Y en efecto , con l eves tropezones , las enjaretó una tras otra .

M i espíri tu ,que tenía por necio e injusto

'

el sistema de ex a

Page 292: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

menes,en presencia de aquel caso me hizo conocer que además

era inhumano .

El cerebro de aquel muchacho , amodorrado por el sueño,sale de el bajº la turbación de un a sorpresa y queda pºr un

momento inháb i l para recordar ni discurrir . Se le ordena que

aprenda una larga j erigonza,de memoria . Pone tºda su vo

luntad en conseguirlo ; pero , apenas la emoción que l e prºduce

l a pregunta del profesºr h i ere su cerebro , se trastorna en el

mismo sentido que la vez primera ; una obnub i lac i ón natural i

sima impide tod o recuerdo y toda facultad intelectual . M as ,

en el cas o d e Pabl i to bien puede dec i rse que nº hay m al que

pºr bien no venga . Avergºnzado , nº vol vió a clase,ahando

nando la carrera . Nada vºlv imos a saber d e Subirá .

Doce añºs después , yo , el más afortunado entre los 80 com

pañ eros , el que a los cuatrº añºs de médico había sidº mej ºrt ratad o por la fortuna , tuve que ir a Carmona

,llamado para

una consulta . Allí encontré a Pablo Sub i rá .

Mientras sus cond i scípulos seguíamos engullendo jer i gon

zas comº la de las leyes de la fuerza cen trífuga , él , saltandopºr exámenes y grados

, vend iendº fajas y marsell eses , calzon

ci llos y refajo s,había adquir i do un fuerte capital y una

'

pos i

c i ón honro sa . E ra alcalde,y estaba muy estimado . Ningún

hij º de Escu lapio fue favºrecidº cºmº lo fue él por Mercuriº .

¡Lástima de sociedad ésta , que se empeña en que toda la ju

ventud ha de vivir a la ubre de las carreras profes i onales ! G ra

cias a las leyes de la fuerza centrífuga , Subirá tºmó mejºr am a

de cria .

A la semana de repasº,lº s bancºs se fueron aclarando ; pº

cos días después , apenas si concurríamos seis o siete escolares .L legó_a t al punto la deserción , que D . Jºsé tuvº que cantar lanana tan sólº a D . Antonio Aragonés y a m i . ¡A esto quedó reduc i dº su auditºrio ! Conc luida la lectura , nos dijo

—¡V ám onos! ¿Han vi sto ustedes año d e peores estudian

t es? Luegº , los comprºmisos sºn para m i . V an a examinarse ,'

no contestan una palabra , y para que“lºs aprueben tengo que

Page 293: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

andar a puñetazos con los catedráticos que conmigo forman eltribunal .

V erdaderamente que D . Jose'tenía razón

,pero nº dejaban

de tenerla a su vez lº s coleg i ales . L ºs ci ncº duros poseían la

mayor v i rtud : eran la bula que red ime toda clase d e pecados .

Y , por otra parte , ¿ quién aguantaba el runruneo aturdidorde D . Jºsé?

N i él se enteraba de lo que leía , ni a s i m i smo se oía ape

nas . L a prueba.de este aserto está en el hechº que voy a …re

fer1 r .

Segun d i j imos,a más de la cátedra nuestra , explicaba Cl i

n i ca méd i ca a los estudiantes d e sexto y séptimo añº .

Su sistema era i gual para to das las as i gnaturas : leer la lec

ci ón , que llevaba manuscr i ta en un cuaderni llº d e papel y quecºpi ó d e cualqu i er l i bro el pr imer año que tomó el ºfi cio de

catedrático . Ya,cºn tan cómºdo expediente

,los añºs suces1

vos redujo su trabajº a i r puntualmente (eso si ) a su cátedra y

leer los cada vez m ás añosos manuscr i tºs . Pero, ¿ cómº lºs lee

ría, cuan dº un cl i n i cº que llegó a cátedra antes que D . Jose',

al ver el cuaderni llo sobre la mesa,le d i ó la tentac i ón de

'

escri

bir una d i ab lura en el clarº de una l ínea que quedaba después

de un puntº y aparte?

D . José comenzó la tarea de su lectura . N o atend10 s1qu i e

ra a la variac i ón del carácter d e la l etra,y en s u mºnótºna

faena llegó a barbotear de corr i do estas palabras : ( E s una ver

guenza que un catedrá ti co de Cl i ni ca ex p l i que p or un cuader

ni l lo . L ºs”sín tomas

Hasta llegar a la primera sílaba de l a palabra c di ferenc i a

les » , nº cayó en la cuenta . Pon iéndose de súb i to en pi e , ce

rrando el puño y lanzándolo adelante cual si quisiera hundirlo

en las nar i ces del aud i tºri º,le apºstrºfó de esta man era :

—¡Me hagº la tal y la cua l en el tal p ºr el cual que ha es

orito estº !

Y salió bufando .

El primero de Junio cºmenzaron los exámenes . G rande

Page 295: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 296

si gu i ó con las cal enturas hasta que tomé el partido de m an

darlº a su t i erra , y ya no pudo ven i r hasta pasadas las vacac i ºnes de Na vi dad ; pero en m i clase ha s i dº muy asistente y

sabe bi en la as i gnatura .

D . Manuel m eneó la cabeza ; y antes de que d ij era nada ,comenzó D . Jºsé a hacer preguntas a Venenº , l as cuales con

t estaba éste de corridº .

Preguntó d espués Porto,y no l e cºntestó n i una sola

palabra . An tes que el Secretar i º preguntase , D . José dij o a

—Puede usted retirarse .

Sal ió , y lºs cur i osos despejamos la puerta . Tardaron b as

tante ti empo en llamar al número 9; oíamos vºces de alter

cado entre Porto y D . José . Al fi n votaron D . Jºsé y el Secre

tariº por la aprºbación y D . Manuel por la reprobaci ón ; pero ,c onstituyendo los pri merºs mayoría

,quedó Veneno a flote .

¿ Cómo se había h echo este milagrº? Ahºra se sabrá ; y se

sabrá por boca del m i sm o D . José .

Cursaba con nosotros Fís i ca un hombre h echo y derechº ,d e m ás d e treinta años

,a qu i en ya he nombrado : D . Anton i º

A ragºnés . Cºmo persºna formal,l e d i stinguía D . Jº sé ; y des

pués de clase,se i ban en compañía hablando am i gablemente .

D . Jo sé,con sus gen i al i dades y defectºs , i ncluso el de au

daluz exagerador e i nventºr de embustes (que él m i smo consi

deraha a veces hechºs reales) , era un espíritu aj enº a tºda cla

se de)

hipocresía . L a absoluta carenc i a de t al vicio declaraba

los que tenia,s i n hojas de parra n i veladuras

,haciéndºle t o

m ar c i ertº aspecto cínicº ; pero si n prºducir repugnancia , sino

risa,por las razones que luego m an i fes tará .

Pasados los exámenes , Aragonés i nterpeló al profesºr

D . Jºsé, ¿ cómo fue que Veneno ganó el año?

—¡N o me hable usted de esº ! ¿N o sabe usted lo que ha pa

sadº?

N o , señºr , y pºr eso lo preguntº .

—P ues voy a contar a usted lo que ha hechº ese'

pillº .

Page 296: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

cE l día antes de”los exámenes se presentó en mi casa con

su padre,quien se echó a mis p i es , y me d ijº que su niño se lo

había confesado todo : que nº había ido a clase ,—

que nº hab ía

cºmprado el l i bro ni estado en el repaso . Pero que él era un

pºbre labradºr,que hacía grandes sacrifi cios por dar carrera

al n i ño . Q ue s i éste era desapl icad o y d e mala cºnducta (cº sa

di scu lpab le en un muchacho) , en cambio era más valiente que

un gallo inglés , por lo cual tenía fama y era el niño mimadº

en Ronda y tºda la Serranía . Q ue si perdía el año , su madre

se iba a morir d e pena ; tantº más que estaba d e meses mayo

res . Que yo era el cuchil lo y él la carne . Q ue era persona muy

agradecida,y '

gne no perdería yº ni lº del librº n i lo del repa

sº , n i el favºr de aprobar al niño . En fi n ,tantº me suplicó y

me d ijº,que no pude res i st i r . ¡V amºs

,que con este cºrazón

que Diºs me ha dado , cas i se me saltarºn las lágr imas! Pero

como yo he corr i o mucho mundo y a m i nad i e me la pega , d ije

al padre :— V ºy a hacer por usted un i mpº sible : voy a que Veneno

gane el año . Pero de m i nº se burla nadie,y ya sabe usted lo

que pasó con el l i bro y el repaso .

— Sí , señor , se lº pagaré a usted todº : s i ete duros y me

di o . Y pºr el favor de aprobarle , l e daré hasta veinte .

» Como usted comprende , quedaban doce duros y med i º pºr

la aprºbación ( lo cual era un a mezquindad ) , pºr lo que le d ij e

que no,y me cerró a la banda .

» P reguntóm e que cuántº quería , y le cºn testé que c i ncuent a durºs ; pues menos n o era decente que tomase un catedrát i

co comº yº . Me d i jº que era un pºbre,casi un p enjabro; que

nos fuésemos a la tienda de la esquina a tomar unas cañas,y

allí acabaríamos de arreglam os .

» Salimos y me convidó . …

—Tomamos unas cañas ; y , tira y

afl oja , quedamos en que me daría ve i ntic i nco durºs pºr la

aprobación . Pero como yo l e hiciera ver la importancia y d i

ñcu ltad del servi c i o , por causa de m i s compañ eros de tribu

n al y princ i palmente del maricón de Porto , el padre nº se avi

Page 297: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

298

nº a entregarme el dinerº hasta que el niñº nº ºbtuvi ese laaprºb ac i ón . Y cºmo yº nº sºy interesado , prºpu se que se de

pºsi tara el d i nerº en manos de Bon i fac i o el m ontañés dueño'

'de la t i enda . Con ven i do¡l lam am ºs a B onifac i o,se le entregó

el d i n ero , se le en teró del trato ; y p i d i éndºle med i o pliego de

papel , t interº y plum a , escri bí—¿ Q ue

'

son cuerp os?— Yaquí va la contestac i ºn .

—¿ Ouá les son las p rºpi edades de los cuerp os?

— Yaquí val a cºntestación

—¿ Q ue

'

es ca lór i co? —Yaquí va la contestac i ºn—¿ Q ué i nstrumentos son los que s i rven p ara medi r el caló

r i co?— Yaquí va la cºn test ac i ón .

» En segu i da le d ij e a Veneno—Aprende b i en estº

,y n o me comprometas .

Veneno contestó b i en a mis preguntas . Pero el mari cón

de Portº,conque n º habia cºncurr i do a su clase

,y conque

no le cºntestó a n ada de B otáni ca , quería reprºbarle y se ates

tó y le e chó bo la negra,por más que yº le echó la escandalo

sa . Pero,como yo era el presidente y el catedráti cº de la asi g

natura pr i nc i pal,el secretar i o

,a qu i en ya le había yo hab la

dº , se vi no conmigo y ganó la vo tac i ón .

» Pero,ahora en tra lº gordo

,lo que no se le pued e a usted

pasar s i qu i era pºr l a imagi nac i ón . ¿ Q ué cree usted que hizo el

p i llo de Veneno? Pues , apenas supo que hab ía sal i do b i en , salió

corr i endº mientras yº quedaba en el tr i bunal ex am i nándº les a

ustedes . Cuando concluí , pasé a la tienda y pedí a B on i facio lºs

veinti c i nco duros .

'Se pusº blancº,y me preguntó :

—¿ E l muchachº salió bien?

—¿ Pues no había de sal i r? ¡Y poco trabajo que me ha

costado ! Dame los veinticinco .

» Se puso más blanco todavi a , y me sºltó el muy bestia

cas i a punto de llorar :—¡D . Jºsé de mi alma , ese tunante de muchacho m e ha

engaña dº ! Entró aquí muy cabizbaj o y se sentó en ese ban

cº,juntº al

*

m ostrador ; le pregunté cómo había sal ido , y m e

Page 299: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

pºd i a entender los refi namiento s que la soci edad actual llama

delicadeza ; y encargaba que no gastasen el obsequio en mus i

cas ni en dulces .

L os cinco duros del repasº consideraba en serio que cºns

t i tuían obvenc i ón anej a a su des tino ; y así de todos lºs pro

vech os que podía discurrir .

Esta moral de manga ancha (¡nº hay por qué asustarse!)chocaba en D . J pºrque D . José v ivía retrasadº .

¡Q u e t i e m p o s a q u e l l o s :

E sa mºra l era la imperante,la corri ente como cºsa natu

ral ísi ma a fi nes del sigl º XVII I y comienzos del x x x ,en todo s

los cargos , j erarquías y oficios , desde la Iglesia y la curia ecl e

s i ást i ca hasta la admin i stración de just i cia , desd e los reyes

hasta l ºs regidºres perpetuos,del primerº al último de los

funci ºnariºs .

El rey consideraba cºmo su prºpio pecul i o el de toda la

naci ón . Así pudº verse que un soberano como Fernandº V I I ,que reinó pºcos añºs y en una épºca t an pobre y calami tosa ,pudiera legar en su testamento fabulosa fo rtuna .

Muchos cargos ºfici ales carecían de,retri buc i ºn , s i endº

cºmpensada ésta con arbi trar i as obvenciones ; tºdavía , cuan

do esto escribº,quedan restºs de ºrgan i smºs tan imperfectos

cual se puede ver en la socal i ñadora cur i a eclesiást i ca y en la

escala baja de la judicial .

T i empº s atrás nº se sºl icitaban las mag i straturas en Amé

ri ca , /

n i lºs empleºs,ni aun lºs cargºs de virreyes , pºr el merº

sueldo ; sino por las obvenc i ones , lºs estipendios y elásticasadehalas que cada cual m edi a a su sabor . P re tender que todos

nuestrºs antepasados fueran impuros , sería i njusto ; perº hayque confesar que la pureza tenía en la ºpi n i ón límites menºs

estrechos que en la actualidad .

Page 300: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

301

En nues tros t i empºs , D . José María López resulta un pe

queñº trasun to del histórico V erres ; cuaren ta años atrás , era

un catedrá t i co como tantos ºtros en esto de i nventar socal i

ñas para pasar la vid a . Hºy se cºmete un desfalco : si se sabe,

se d enunc i a,lo publica un per i ód i co y lo repiten c i ento .

'

A n

tes,n i aun existía fi scalizaci ón capaz de denunciarlo : cuandº

m enºs,quedaba oscurecid o y no producía escándalo .

R especto al modo de enseñar leyendo un manuscritº , tam

b i en s i se exam i na caerem o s en la cuenta de que es recuerdº

de pretéritos si stemas de enseñanza . L ºs maestrºs de los pa

sados s i glos no daban enseñanzas oral es,s inº lecturas . L ecto

res se l laman aún los maestros d e las órdenes monásticas . L ec

tor de Cánones , Teolºgía , Leyes , Medicina , se decían lº s cate

drát i cos de las Univers i dades . Leer a tontas y a l ocas , s i n pun

tos ni comas , si n sentid o y s i n atender“ '

s i quiera a lº que se

l eía,era ya el último eco de un modºde enseñanza degenera

da y perverti da , tan detestable como la que hoy impera , cons i st en t e en charla i nsu stanci al y gárrula

,urdimbre de lugares

comunes y vulgaridades que se ensartan un día y otro día,

para rel lenar una hºra y salir d el paso .

Abrigo la esperanza de que el cuerpo docente, volviendo

prºntº por los fueros de su prºpi a d i gn i dad , se fi j e en sus de

beres . Al efecto,darán de manº a las parºdi as oratorias . L as

enseñanzas subjetivas (como el Derecho , la Mora] , la L i t eratu

ra,et c . ) se darán leyen dº lºs tratadºs serios , exam i nándolos ,

compulsándo los y explicándolos cºn nºtas y observaciones

orales breve s del m aestrº,para que sean mejºr comprendidas

por los di scípu lºs . Tal sistema de enseñanza es el que prevalece en Alem an ia y otros países dºnde la pedagºgía se encuen

tra adelantada . Y buen º es decir que ya en España algún pro

fesor di gnc y celoso comienza a pract i car dicho sistema , dan

do de mano a la infeliz pretensión de convertir la cátedra en

un aprendizaje del Parlamento .

L as c i enc i as objet i vas (cºm o las Fís i cas , Naturales , etc . ) se

enseñarán … enseñando los º bjetos,m ostrándolos la vista , a

Page 301: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

302

la atenc i on , a la o bserva c i on , a la ex perimen taci ºn y a l prºpi o

estud i o de lºs alumnos ; dándoles verbalmente las noticias , lºs

datºs y relaciones que lºs objetºs examinadºs sugieran, así

cºmo las claves para su clasifi cación y observac i ón .

Causa grima tener que repetir cºsas tan tri viales , evidentesy sub i das ; perº a la repetición obl i ga el hecho verdadero y

desgraciadº de que nº se practiquen ni aun por la minºría de

lºs que ti enen e1_sagrado oñc i º de la enseñanza .

¡Ay ! ¡Cuán t0s bochornos , cuántas to rpezas , cuántas i gnº

rancias hubiera yo dejadº de sufrir y cºmeter , si me hubiesen

educado y enseñado de tan sencilla manera!

E l S r . D . M a n u e l J o s é d e P o r t o .

¡Cuán gratº es su recuerdo para m i ! ¡Cuánto respeto me

insp i ra su memºr i a !

En 1842 tendría próximamente cuarenta y cincº años . Suestatura y cºntinente eran muy análogºs a los de D . Salust i a

tiano Olózaga ; nº tan bello cºmo éste , pero si del mismo por

te grave y distinguidº . Su cara algo achatada y con muchºs

hoyºs d e viruela ; cu i dadosamente afe i tado , usaba peluca d e

color castaño,bien peinada y nº ridícula . V estía cºn cºnve

n iente elegancia , adecuada a su edad : tan limpiº y tan fi a

mante,que parecía su rºpa acabada de salir de casa del sastre .

Tan severas sus cºstumbres , que , por nº tener vici os , n i

aun fumaba . Era sºlterº,y nº se hacía memoria en él de n i n

gún de vaneo P or estº y su pulcritud lellamaba D . José M a

ría López amari cón », a sus espaldas , pues en su presencia le

guardaba muchº respetº ; hasta el punto de que sólo al Direc

t or y a Porto trataba de usted .

Hacía religión de sus deberes . Era t ipº de hombre ilustra

do ; no llegaba a profundo , sinº en las as i gnaturas que ten ía

Page 303: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

P ºr el curso de estas nºtas resulta demostradº que todo

educa y enseña a la criatura,así lºs an i males cºmo las gentes

,

así la t i erra cºmº el agua y cuanto enc i erran los que decimºs

hºy medio internº y mediº externo . N º hay duda ; enseñan yeducan las prºpi as sensac i ones y emºc i ones , lºs goces ; aún

m ás los dºlores y lasl

pesadumb res . Educa as imismo todo lº que

nos rºdea , y nos enseña e instruye desde que nacemos hasta

l a muerte .

Tanto com º“ de los maestros

,más que de los maestrºs , »

aprendí yo'

del comerc i º y trat º con mis cºmpañero s .

Desde el primer di a se establec i ó en el cuerpo escolar la

cºrri ente d e compenetración que cºnstituye las sociedades .

Dentro de esa especie de p i ña s e construyeron asoc i aciones

part i culares de tres o m ás individuºs que , por atracción de cá

rácter,edad

,educac i ón º simpat i a , venían a hacerse cama

radas .

El grupo particular de m i “ fi liación lo cºmpus i eron D . An

tonio Aragonés,Imperial Ignino y un servidor d e ustedes .

D . Anton i o Aragonés era un hombre de treinta y cuatro

añºs de edad,medianº de cuerpo , forn i do y cerrado de barba

negra .

V estía con lujo,perº sin eleganc i a

,por más que seguía la

últ ima moda . Llevaba grandes alfileres de brillantes en la pe

chera , ricas y numerosas sort ijas i nm ovi l i z ab anx

sus cortºs y

rºbustos dedos,y (para mayor declaración de abundancia en

bienes de fortuna) usaba calabrote de oro para el reloj .

Lºs antecedentes de su vida eran interesantes . De mucha

chº , se acºmºdó de mºzº en una tahona y después en una fá

brica de fi deos . H ízose muy per i to en el ofi cio , llegó a m aestrº

y part i c ipe en la fábrica ; años después quedó dueñº exclusivº .

Exportó sus pastas a las Américas , y le fué vientº en pºpa

Satisfecho por este ladº , sintió el noble deseo de adquiririlustración

,s i guiendo una carrera ; y , en efecto , a fuerza de

fi rme voluntad , pasó la segunda enseñanza y entró a cursar el

preparatºrio de Medicina .

Page 304: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

El amor prºpi o , juntamente con su edad , le imponían

grandes esfuerzos para d i sti nguirse d e la turba de lºs mo

z alb etes . Estudiaba cºn testarudez para cºnseguirlº , y buscó

l a amistad de Imperial I gu i no , que era el número uno de la

clase .

Ignino contaba diez y se i s añºs . Yo,entºnces

,qu i nce ;

pero,alto de más de cincº p i es y anchº de pecho

,aunque lige

ro de carnes,seguía como siempre representando tres o cua tro

años más . Resultaba , por consiguiente , después de A rag ºnés ,

el más hombre de la clase ; circunstancia que seña ló m i puestoen aquella trin i dad .

Imperial I gu i no era el h ijº mayor de un catedráticº de

aquella E scu ela de Med icina , de su m i smº nombre y apellido .

Mi camarada,para su temprana edad , tenía uno de esos t a

lentos prodigiosos y env i d i ables que rara vez concede la Na

turalez a : inteligencia clara como el chorro de una fuent e , me

moria fenomenal , casi i rritante “ D i r i gid o por su padre , había

hechº los estudios de la segunda enseñanza cºn seriedad . Sa

b ía Matemáti cas a l dedill o ; Historia Universal y de España ,no cºn puntºs n i comas , sino por ºbras maestras ; conocía los

clás i cos lati nºs,con pelºs y señales ; la Literatura española , a

fondo . Había l eídº y podía recitar c por I) desde las obras de

San I s i dºro y de Santa Teresa has ta los escritos de Jove

l lanºs . Además del latín , hablaba correctamente italiano y

francés . P ºr último , era un erudito , a modo de los Menendez

P elayo .

L ºs apurºs que yo pasaba para no hacer un papel desluc ido en e l triunvirato , sólo Dios lo sabe . Aragonés pasa

'ba las no

ches estudiando en el libro de texto ; I gu ino , a lºs cincº días

lº sabía de memoria . Yo lo abrí , y apenas p ude leer l a pr i mera hoja ; tal y t an arraigada de antiguo era ya mi aversión a

lºs l i bros dogmáticos ,Nada podía sacar en clarº del runrún del profesºr , que

dándome cºn alguna idea que sacaba de lavis ta de los eXperi

m entos,m ás alguna ºtra que me sugería la intuición del len

20

Page 305: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

306

guaje técn i co y que fué pegándose al ºído , de las recitac i onesque hacia a su modo Aragonés para su prºpi º uso , y de la

cºntes tac i ón que a m i s ºbs ervaciones y disputas osadas daba

Ignino . P or ej emplº :—Todo eso es ignoranc i a— decía yº ; — la luz y el calor son

una misma cosa y no dist i ntas,cºmo tú aseguras por la autº s

ridad d e lºs librºs .

—E sa idea no es tuya— replicaba Imperial ,— es un pedazo

de añejas y abandonadas doctrinas , como la teoría de los cua

trº elementos , doctri nas en que creyeron lºs antiguos fi lósºfº s

Fulanº y Z utano , M eng ano y P erengano .

Y segui a ensartando una retahíla de nombres latinos y

aun griegos , cºn los textos correspond i entes , que me desespe

raban .

— Pues mira— decíale yo ;— no he leíd o ni pºr el forro a esos

señores,y apenas si lºs conozco de nombre ; lo que afi rmo es

que así se presenta a mi razón ; y me carga que , cºn tus eru

dic i ºnes,qu i eras supºner que he cometido un plag i º .

A cada paso armábamos disputas semejantes,resultand º

siempre que todo cuanto se me ocurría hab íaseles ocurrido ya

a cien persºnas y c i en s i glºs antes .

De tºdas suertes, yo con m i s m ven t i vas e I gu i no con su

saber,andábamos constantem ente enredados ; Aragonés reser

vaha su ºp in i ón ,pero nos oía cºn la b oca » ab i erta . Después d e

tºdo,hablando y hablando de lo que no sabía una jota , i ba

pescando algo y haciendo mis composiciones de lugar .

E l caso fue que , llegados los fementidos exámenes , los tres

ob tuvimºs nota de sºbresaliente : Aragonés , pºrque se metió

el texto en la moll era; Imperial , po rque se lo merecía ;

n o se sabe por qué.

Page 307: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 308

Pºr otra parte , Si endo Cádiz puerto de mar , ofrecía ocas i on

para el estudi o de una clínica abundante d e br i bones , m atach i

nes , fanfarrones , desgrac i ados y hombres de b i en , veni dos de

muchos puntos , y todos vistºs al desnudo en el espejo de la es

grima . Ya daré cuenta,a su tiempo

,de algunºs ej emplares .

Conºzcamos ahora al que fue mi maestro , D . Juan Camas .

Híbri do franco -h i spano , fi rmaba Camas por españolizar su

apellido Campm as : altísimº de cuerpo,colºradº y gruesº ; cin

cuenta y dos años en 1843, cºn el aditamento de un a peluca

rubia ; ágil y tirador de la buena escuela francesa .

Su h i storia, ¡vaya usted a saberla ! Y nº es pºrque dejase

de contarla todos los días,sino porque en tratándºse de este

punto,era tan embustero

,que trabajo le m ando a quien pro

curase averiguarl a .

Ya decía que pasó una noche herid o , , en Rus i a , y gracias

a que,muerto al lado su caballo

,le ab rió la

.

barriga y se metió

bonitamente en ella cºmº en su caracol B ernardº el Ermitaño ;ya aseguraba que fue pr i s i onero en Austerl i tz ; ya que hab ía

servidº por la causa española en la guerra del Rosellón .

E n último térm i nº , de todo el b erengena l de hazañas ,cuentos

,i n verºsim i l i tudes e i mposi bi l i dades cronológ i cas , sólº

pude sacar en claro que había s i dº soldadº,grac i as a uu ta tua

je que tenía en el brazo izquierdº , algo borrado por veji gatº

rios,y que procuraba ocultar cuidadºsamente .

Por apariencia física,conti nente

,frases y género de fan

farrºnería ,debió de servi r en el ejército francés ; pero cuando

ya descan saba d e su fa tu i dad Napoleón en Santa Elena . De sol

dado aprendería la esgr i ma , llegaría a m aestro , y traídº a E s

paña como uno d e los cien mil h ijos que parió San Lu i s para

nuestro regalo , cumpliría en Cád i z ; y en Cádiz se quedó , demaestro de florete .

Sea lº que quiera , sólº sé de ciencia cierta que l e conºcí

pºr vez prim era en el Cºl egio d e San Pedrº , y en el puntº yh ºra en que fuí a i n i c i arme bajo su magisterio .

El ej ercici º de la esgrima o bliga al cuerpo a mantenerse

Page 308: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 309

en fi rme equili briº en todas las circunstancias , en los d i versosmovi m i entos y posiciones . Tal condición se adquiere con el

háb i tº de esgri mir ; da a la persºna c i ertº desplante en el mºdº

de estar y de andar,que resulta pro vocativo yfanfarrón s i el

i nd i vi duo no lo advierte y lo corr i ge por virtud de una educa

c i ón delicada .

Carec i endo de'

ella Camas , y vaciado en la turquesa del

ejerc i tº que se … comía los n i ños crudas , resu ltaba una cari

ca tura a este respecto . Como toda caricatura impres i ona a

mºdo de mascarón, prodújom e un efecto educativo ; y ent i endo

que nº debe echarlo en saco rotº la,

Pedagºgía . Advertido de

el lº,prºcure at enuar m i s desplantes

,dis imular la fi rmeza en

las actitudes cºn maneras de la mayor urbanidad y cortesía .

Y véase cómº lo que no pudo consegu i r D . D i ego Chºquet de

Isla,etc .

,etc .

,cºn sus afectadºs cumplim i entos y la sempi ter

na,

l ectura d e su l i brº,l º consigui ó Camas s in pre tenderlº n i

saberlº y por ºpuesto cami nº .

Si Camas era así por fuera , pºr dentrº resultaba un bendi

to de Diºs . B uen padre y mejor espºso,trabajaba cuanto po

día por ganar eLpan de suf am i l i a , s i ntiendo todo el apegº a

la vi da que es prºpiº del instinto de cºnservación , aumentado

pºr l ºs lazºs de mujer e hij os .

Pero,he aquí un contraste : creía que su papel de maestrº

d e armas le obl i gaba a echárselas de planchet a con todº el

mundo y más con lºs t i radores forasteros , princi palmente si

ofrecían VISOS o señales d e pretender establecerse en Cádiz

para hacerle competencia

L as pr imeras veces que asistí a esas escenas me t em blabanlas c arnes : creí que

i ba a llegar la sangre al río . L as palabras

gºrdas , las prºvºcaciºnes , los i nsultos recíprocºs llegaban has

ta el punto de echar manº al ºs sables º saltar lº s botones de

l ºs fl oretes y ponerse en guardia . M as era el casº que en llegando aquí , s i n saber cómo , vº lvíase t odº agua de cerrajas .

E so s i, continuaba el ceño y aun los malos modos ; p ero cada

¡feroche se iba por su lad o .

Page 309: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

E n J e r e z d e l a F r o n t e r a .

España estaba en armas . E l Duque de la V ictoria defendía

su G ºb i ernº cºn c i erta parte del ejérc i to . Poblaciºnes de im

pºrtan 01a , sólº le quedaban Madri d , Z aragoza y Cádi z ; sub le

vada Sevilla , sufría el bombardeo , cuyº ecº l levaba la noche

serena hasta Jerez .

L a fam i li a Torres,enemiga de progres i stas y ayacuchos,

estaba m ás contenta que unas pascuas ; nº así yo .

Pasé triste la temporada . Hal lábase casada María Pepa .

V eía venirse encim a grandes nublados . N º tu ve gusto para

reg i strar la librería del Caba l lero . Andaba taciturno . Escrib ía

algunos versos , menos vacíos que los de antañº .

En Setiembre regresé a Cád i z,matr i culándome en pr imerº

de Med i cina . Antes de empezar el cursº,habían ocurr i do gra

ves sucesos

En Tºrrej ºn de Ardºz recibi ó el último golpe la causa delDuque de la V i ctor i a ; éste levantó el s i tio de Sevi lla . Las tro

pas fueron abandºnándole ; y sólo cºn los más fi eles llegó hasta

el Puerto de Santa María , donde a duras penas pudo embarcarse y tomar asilo en un buque de guerra i ngles que le espe

raba en la bahía .

Las avanzadas de D . Manuel de la Concha nº encºntraron

resistenci a . Cádiz perm anecía aún por el Duque ; perº cºmº

su causa era perdida,bastó que salieran gritandº algunºs

carab i nerºs para que se abriesen las puertas a D . Manuel de

la Concha .

Según uso y costumbre,cºnstituyó una Junta ; y su pri

m er acuerdo fue el s iguiente ofi cio,que leyó mi padre a las

cuatro de la tarde , estando con nºsotros a la mesa , acabadº

de cºmer :aD e orden de la Junta Suprema

,saldrá usted de Cádiz y su

Page 311: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 312

parecía tener d i ez y se i s , a los d i ez y sei s representaba ve i nte .

Cºn la mayor y mejo r voluntad que en una cr i atura puededarse

,comencé a estudiarAnatomía , y me dije : cHasta ahºra

has s i do un malís i mo estudiante ,nº has ab i erto un libro; has

ganado los años si n saber cóm º,pºr m i ser i co rdia de Diºs y

h aci endo unos exámenes de farfulla . ¡V id a nueva! Aprende de

tu madre , que no descansa ni de día n i de nºche?que , porquesalgas limpio

, se pasa lavando hasta la madrugada , y luego se

pºne a cº serte la rºpa y a quitarle las manchas , para disimular

en la calle lapobreza . Ya que no sabes ganar un cuar tº para

alivi ar a la fam i l i a y cumplir con tu deber,estudia al menos

,

para ser algún día úti l y digno .»

M ajarón estud i aba , a sí como Cotera y Pal au (m i s paisanºs

y ant i guºs camaradas en la Aurora) , el tercer año ; no neces1

taban ya el texto de Anatºmía , y M ajarón me prestó el suyo ,un tanto sucio y deshojado .

No bien hube llegadº a casa con mi l i bro,cuyo autor era

B ºyer,cºm encé a leerlo . Nº entendía la l ectura .

hºmbre ; párate , y lee cºn pac i enc i a y con más atenc i ón , pa'

.

rrafo a párrafº , ºración por orac i ón . Pero , ¡s i parece que esto

n º está en castellanº ! L a Ana tom i a se d i vi de en Osteologi a ,

M i ologi a , Angi ología, N eu rologi a y E splacnologi a .» ¡Demon i º

de nºmbres tan extrañºs ! Y tendré que conservarlºs en la me

moria . no,pr imero Osteologi a , eso es ,

)

¿ Qué s i gue? M i ologi a . ¿Y ahºra? E splacnologi a .Ya sé,Osteolº

g i a , ¡N o me acuerdo ! A ver el libro : Angi ologi a ,N eurolog i a y E sp lacnologi a . ¡Por vida del d i antre , que vºy aestar rep i ti endo estas palabras hasta que San Juan baje eldedo !

Y me echaba a andar por la casa como un insensato , repi

tiendo : Osteolog i a , Ya rend i do , y no sin trabucarel orden a lº mejor de la taravi lla , continuaba la lectura .

aL a

Osteologi a es la p r imera parte de la Anatom i a , y estud i a“

y trata

de los huesos,de la s arti culaci ones y de los l i gamentos .

» De los

huesos , lº entiendº ; de las arti culac i ones , lo'

entiendº ; de los

Page 312: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

313

¿ qué ligamentºs serán éstós? En fi n , ya me lo

dirán .

a L a M i ologi a es la segunda parte de la Ana tomía , y trata de

los músculos y ap oneurosi s .» Músculos

,deben de

ser las carnes rojas ; s i gamos leyendo . a L i ámanse asi de mus ,

muri s,el ra tón

, p or tener parec i do estas partes a l ra tón deso

l i adº .» ¡D i ablo de etimología , tan ridícula

-y pedantesca !

Pero,en fi n , sea de ello lo que quiera , sé que la M i ologi a es la

parte que se ocupa en estudiar la disposición de las carnes .

¡Adelante !aD e los múscu los y de las ap oneurosi s . » Aponeurosis , apo

¡qué demonio de nombre ! ¿Y que signi fi cará? No lº

d i ce aquí ; lº d i rá más adelante . Pero , en el entretantº , ¿ cómo

voy a conservar este nºmbre rarº , ba i lando en mi cabeza , si n

ninguna imagen de ºbjeto o cosa que lo represente?

En fi n,comº a cada pasº tºpab a cºn uno de estº s tropie

zos,la cabeza se ponía a tres b ombas . Procuraba repasar en

lamemºr i a lo leído, para ver s i me acºrdaba , y desesperáb ame

al ver que lo que zurcía por un lado , se des cosía por otrº .

En esta brega seguí un día,una semana

,un mes . Llegó a

ofuscársem e la inteli genc i a de tal suerte , que lº mismo era l le

gar a una palabra como apófi si s, ep i tróclea , etc . , cuyº S i gn i fi

cado no entendía d e primera impresión,que una nube espesa

“y negra,cºrriendo pºr la mente

,me dejaba en estupºr ; t an es

tup i do y soñol i ento,que

,paraapreciar las cosas m ás cºrri en

.t es y usuales , tenía que levantarme , andar y pasarme repeti

das veces la mañº pºr la frente .

— 'Pues,señor

,soy un an imal ; soy i nepto_para todo estudio .

¿ Qué voy a ser? ¿ Qué va a ser de m i y de tºda mi familia?

V olvía a abrir el libro , y no estudiaba : llºraba sobre él .

Page 313: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

E l D i r e c t o r E x c m o . S r . D . J o s é B e n j u m e d a .

Por lo m i smo que nada podía sacar en claro del libro , con

curri a a clase con puntualidad , atend i endo con lºs ci nco sen ti

dos y potenc i as a nuestro V i ej o catedráti co .

Desgrac i adamente,c i fraba su sab i duría anatómica en ¿ sa

ber lo mismo que B oyer : seguía su prºpi o método (no muy me

tód i co) , detall i sta y prol i jamente descriptivº , por lo cual re

su l tab a cºnfusº . De todºs mºdos,como los objetos de la des

cri pci ón lºs presentaba en cátedra , algo podía recºger . Con el

l i bro a la v i sta y el coronal en la mano,nº acertaba cuál era

la cara anterior ni cuál la posteriºr ; porque la primera más

parecía superior que anterior,y la segunda más i nferiºr que

pºster i or . Pero estas difi cultades desaparecían cuandº D . José

señalaba la cara de referencia,quitándome dudas y ca vi la

ciones .

Aun cºn t al ayuda , confi eso que la Anatomía resultaba a

mi i nteligenc i a,y más a m i memoria

,un a cosa i nsuperable .

Andaba prºfundamente preocupadº . V eía a I gu i nº tan sa

t i sfecho,navegando viento en pºpa por los golfºs anatómicos .

Aragºnés,masculla que masculla y pasando las noches en claro

a la luz de un qu i nqué,llevaba corri entes sus lecciones . Y yº ,

en cada apó/ís i s, y en cada ep ifi si s, y en cualqu i era gónfosi s,tropezaba cºn un escollo y sentía el n aufrag i o d e l a pºbre inte

l i gen ci a . Ha l lábase afli g i do m i án imo cºn esto , y abatid o ade

más cºn l a tr i ste escasez de la pobreza , rayana en la negra

miser i a s i no l a blanqueasen,ocul tándola , el aseo y las v i rtu

des de mi herº i ca madre .

En lo más profundo de uno de m i s abatim i ento s , caídº el

esfeno ides de l a mano , fijos lºs ºj os en el libro , perº extravia

dos,s i n leer n i aun perc i bir las l etras , m e l evanté repentina y

n erviosamente,d iciendo :

Page 315: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Comenzaron a pºcº los ej erciciºs prácti cos de Osteolºg ía

y M i olog i a ; se acostumbró el ºído a l lenguaj e técnicº de l a

c i enc i a,y pude ya cºrrer s i n andadores y s i n trabaj º .

Imper i al Ignino,a pesar de su intel i genc i a y memºr i a pro

d i g i osa , comenzó a senti rse contrari ado . Sabía el B ºyer tan

bien cºmº D . Jºsé ; perº , a med i da que i ba aprend i endº des

cri pc i ºn es y detalles , la acumulac i ón de los mi smº s le impedíaformarse i d ea precisa y aprop i ada de la s cosas . Sospechab a

que l e pud i eran d i sputar el puesto de prim er estudiante ; y

para nº descender de él,procuraba marcar nuestras d i stanc i as

haci éndome preguntas cºmº ésta :—¿ A que nº sabes el origen del 5 .

º par,los filetes que de

él pro ceden y la distr i buci ón de tºdºs ellos?

Clarº está que nº podía cºntestarle de memºri a cumplida

mente , y entonces él relataba c pºr y punto por punto cuan

to había leídº

Pero yº pers i stía en m i s i stema . Si Imperial era as i stente

a la cátedra y a los ejerc i c i ºs,yo atendía cºn más fuerza ; .y si

él , cumpl i dos sus deberes , se marchaba a su casa a leer enc i

cl ºped i as , l i brºs de V i ajes y de histºr i a , yº me quedaba en elanfiteatro con los di sec tores

,ayudándoles pr imero y hac i endº

después lºs trabajºs y preparac i ón de las lecci ones ; pºr lº cual ,no h ay que dec i r s i les sería s impáticº y me quedarían agra

dec i dº s .

L a emulación de I gu i nº nº pasó a envid i a ni a pas10n baja ;bien es verdad que yo procuraba no mort i fi carle y reconocía

d e gradº su superiºridad . D i sputaba , s i , con él , pero no sºbre

Anatomía . E l casº es que en las disputas me enseñaba muchas

cosas de que yo estaba ignorante .

No recuerdo qué guerra había por entonces 0 amenazab a

haberla ; lo ciertº es que , tocandº la cuerda sens i b le de m i s i n

natas y no extinguidas afic i ones m i l i tares,h íz om e sºltar la

sinhueso desmed i damente . E scuchábam e Ign i no entre ,un buen

círculo de estudiantes,y a tajando mi taravilla , comenzó a ha

btar tan eruditamente de táctica,estrategia, organ i zación de

Page 316: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 31 7

los ejercitos,lineas de ataque , defensa y retirada , de la arti

l lería , castram etac i ón , fortifi caciones m teri nas y permanentes

en castillos y plazas fuertes , que a todos nºs dejó embobados .

A sí que hubº conclu i do , añadí yº :— E s muy sabio todo lo que has dicho , m á s hay un punto

que desde niño tengo entre ceja y ceja . Si las grandes l íneas

de batalla ti enen su apl i cación , los combates colecti vo s se deci

den pºr la misma ley qu e las luchas persºnales : vence el fuer

te al débil . Pero si la fuerza está en relación contraria al mo

V i m i ent º , un débil l igero pu ede vencer a un fuerte pesado .

Después,el qui d está en comb i nar la mayor fuerza posible cºn

la mayor veloc i dad po s i ble en un momentº prec i so ; y para

esto no me parece lo mejor lº s ataques en masas profundas ,d ispuestas en cuadrado o en paralelógramo

,

”cºmo hoy se usa ,

s i nº en triángulo º cuña . Un cuadrado , y más un para lelógra

mº,en dirección normal al frente enemigº , : nº ºfrecen más

acción destructora que las fi las primera y segunda ; todas las

restantes son pesº inerte , pero no fuerza activa .

—¡Calla , calla!— repuso Ignino .

— Extrañaría que no salie

ses con algunº d e tus plag i ºs . Pues , esa invención tuya que

dices,no ti ene más fecha que una anterior a Jesucristo ; es la

célebre cuña romana,que saben por lectura hasta los chiqui

l lºs de la escuela .

Pero,nos hemºs alejadº de D . José B enjum eda .

Ya cºnºce el l ector l o pr i nc i pal , a l o que añadiré : sesentaaños d e edad

, pequ eñuelo de cuerpo , un tanto rechºnchete ,

nariz breve y labio s gordos . El tener los p i es deformados pºr

juanetes y cal los , l e ºbligaba a andar dolorido con torpeza y

las p i ernas abiertas , influyendo tales circunstancias en su ca

rácter, que resultaba malhumorado y refunfuñón . Mas

,cºmo

D . José era por dentro tan ben i gnº , indulgente y buenº , la

aparienc i a contrar i a lo hacía más simpáti cº,respetado y que

rido . S i empre decía que no a todo ; al pet i ci ºnari o l e echaba

una peluca , y apenas éste volvía la espalda , l lamábale D . Joséy le decía

Page 317: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— Pero , ¿ qué qu i ere usted? E sº no puede ser . ¡D ejem e usted¡en paz !

— Pero,Sr . D . José

,s i …

V amºs , vamºs , nº l e dejan us tedes a uno vivir . L o haré ,lo pero ¡déjeme usted en paz !

Y , en efecto , lo hacía , comº no fuese cosa i rregular .

D . Jo sé , con ser menos talentoso que o trºs catedráticos ,gºzaba en Cád i z del primer créd i to y la mayor autoridad ; sien

do muy 'respetado y querido de toda la población,lo m i smo de

las clases altas que de las ínñmas . Había l ogrado el mayor

triunfº que deben procurar los hºmbres : la es timación general .

E l secreto d e ellº estaba en su bºndad,puesta más d e relieve

p ºr su aspecto y hablar bosco . Era,por tanto

,una ñgura de

mucho claroscuro . Cºn estº,y cºn ser formal y exacto cum

pl i dºr de sus deberes , cosa que escasea en tre andaluces ; con

tener un talentº bien equilibradº y mejo r admin i strado,aun

que no descol lase en nada , y cºn ser buen ºperador para su

tiempo, , queda expl icad o y sa b i dº lo que atañe a m i bien ama

do maestro y respetable decano .

D o s p e c a d o s c a p i t a l e s .

Desde que h i ce la vi da de libertad que correspºnde al estudiante de carrera mayºr

,procuré frecuentar los correspondi en4

t es círculos d e am i stades y relaciones .

Queda dicho que M ajarón cursaba Medicina : segundo año ,

cuando yº el preparatorio ; tercero , cuandº yo primero . Cºn

servábale cariñº , y ya se sabe por qué : era nob lón , bºndadosº

y valiente ; me había demºstrado afectº , tomando voluntaria

mente mis deseos por mandatºs .

Claro está que,al encontrarnos otra vez unidos en la carre

ra , procuraría cultivar su trato y amistad ! Pero , mi pobre

Page 319: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

mar escándalº y pedir al cºlegial goloso que “le devºl viera e l

honor,casándose con su h i ja .

Esas escenas se repetían alguna que otra vez ; pero todo se

reducía a que el escºlar mudase de casa y patrona , sufriendºdespués por más o menºs tiempo las súpl i cas

,los denuestós y

persecuc i ones de las ofendidas .

Llegaban éstas en últ imo recurso a escr i bir a l a familia del

delincuente,hac i endo la hi stor i a que la Dueña Dolorida a Dºn

Quij ote,y apelandº al honor , la religión y otras muchas cosas .

Pero, a pesar de tantos lances , siempre sacaban el anzuelo s i n

pez y s i n carnada .

Ultimamente la madre d i º a la niña instrucciones severas

de mºral,haciéndºle entender que la prºm i scu i dad era un pe

cadº grave , y que no concediera dádivas sinº a quien le convi

niese por mayor blandura de corazón .

Desde entonces reinó como señor absºlutº Juh an R eyes , y

cºn nuevas artes le fueron enredando para pescarlo .

El estado moral de Jul i án era lo que me parecía más d i gnº

de un fino estud i o .

Ya porque estuviera tísico,ya porque dada su predi spos i

ci ºn a la tis i s la adquir i ese cºn la vi da que hacía , lo cierto es

qu e desde tres años atrás , grado a gradº,quedándose primero

en la cama hasta las d i ez,después hasta las ºnce o las doce ,

luego hasta la una,y así de más en más tarde

, Jul i án resultó

la persºnifi cación de la inacti vi dad y la pereza . Sºlía levan

tarse a las ocho de la nºche , mal ves tirse,peor lavarse , cenar

con los colegas de pupilaje y jugar al tute,si tenía con quién ,

o al solitario , si l e faltabapareja , has ta las alta s horas de la

madrugada . Entonces se volvía a acºstar , ¡y Cristo con todos !

Nº hace falta decir qué tal estudiante resultaría .

Lº ciert o es que ya venía haciendo de t i empo atrás ese gé

nero de vida , cºn su y cºn la hija de la pupi lera .

P or un lado , que el d i ablo las carga, y por otro , que tantova el cántaro a la fuente hasta que al fi n se rºmpe , o no sé s i

por tantas lamparillas de aceite cºmº madre 'e hija encendi e

Page 320: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

32 1

ron a lºs pi és de San se ºpi ló la n i ña ; y Jul i an , quizá

por pereza d e dejar la cama y m antener fi eras d i sputas , se

avino a legalizar la situaci ón , aceptandº el dulce y santo yugo

del matrimºnio . No es de pºnderar la a legría pºr tan deseada

y valiºsa pesca : un estudiante d e sépt im º año , un señor médi

co dentrº de muy pºcº .

Pero el hºmbre prºpone (las muj eres , mejºr dicho aquí) , yDiºs dispºne .

Juli án era sobrino de un cura b i en acºmºdado de un puebl o

de la provinci a d e Jaén,y este tío cura l e costeaba la carrera .

Llegó a sus ºídos el fregado del b ºdorr10 , mºntó en cólera y

n º d i ó cuartel . S i i Spendi ó la mesada a Jul i án , l a patrºna tuvo

otra bºca más que mantener,y luego pagar ama para el engen

dro de la escasa y especializada actividad de los ºc i ºs de su

yerno .

En ñn,la cºsa no pudº. salir peor . Jul i an

nº pudo ex am i

narse,n i menos allegar el d i nerº para la reválida . L as pupi

leras se desquitaban llamándole p i llo y haragán a cada instan

t e , y escribi éndol e al cura muchas des vergñenzas por su falta

de cr i sti an i smº .

Julián llegó a no l evantarse ni d e n oche . Algunºs rat i tos

jugab a al sol i tari o sºbre las sucias mantas de su cama . Otras

veces alargaba la manº y mecía la cuna del llorón chiqu i ll o .

Yasí la tis i s l e fu,é dejando hueco

,y abandonó este pícarº

mundo para buscar el del eterno d escansº .

F i s i o p a t o l o g í a d e l a p e r e z a .

Considero el vicio d igno de atenc i on pedagógica . La pere ]

za es un vicio , nadie lo dudará . L ºs V I CI Q S , comº las pasiones ,tienen su raíz en una facultad , en una propiedad o funci ón na

tural y .ñsi ológ i ca . A sí,todº vic io y t ºda pasi ón representan

Page 321: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

una facultad trastornada . P or tant o,la pereza ti ene un ºri

gen : su fundam ento está en la l ey de i nt ermitencia de la V i da ,

en períºdos d e activi dad y descanso a lternativºs.

V ulgar es , de puro sabido , que no hay función fi siológic a

que nº sea interm i tente : desde la nutric i ón y las ex crec i ones ,

hasta la lºcºmºción,l a respirac i ón y la c i rculación .

A primera vista , parece que el sis tema nervmso i nfringe la

ley ; pero es una falsa apari enc i a . Con decir que ac túa por vi

brac i ones , queda demº s trada la esencia! i ntermitencia de su

funcionam i entº ; verdad es que los i ntervalos sºn i nfi n i tes i ma v

les,pero tamb i én l º sºn en el elemento ac t i vº de la onda . To

davi a hay funciones nerveas cuya intermitencia es percept i

ble, pºr ser, di gámºslo a s i

,macroscópicas ; la atención , entre

º tras . Su l ímite es el d escanso,la abolición de la misma por

un intervalo prºporcional al esfuerzº y a l ti empo que se aten

dió . El vulgo d i ce que el pensam i entº nº puede estar parado ;nada tan falso . S i n traer a cuento los s íncopes y ºtrºs esta

dos anºrmales , en la m i sma normal i dad se da la suspensi ón ,

fenómeno muy común prec i sam ente en los grandes pensa

dores . No insis to con mayores y más num erosas,prueb as ; sería

ºcioso .

Ahora bien,la pereza es una perversión del descanso natu

m i y necesario . Tal vicio asciende a pasión desde el momento

en qu e sojuzga a la voluntad . Hablemos de estex

pun to .

Nótese primeramente que, ya viciº , ya pasión , está muy

relacionada con el c l i ma y con el temperam ento de los i nd i vi

duos . En l ºs cl imas fríos no se observa la pereza , sino a veces,

el estupor que preced e a la congel ac i ón . Por el contrariº,en

los climas cálidos es cºsa frecuente ; y puedo hablar cºn cº

nocimiento de causa y c iencia prºpi a , como nacido en Anda

lucía .

El temperamento es ºtro fact ºr importante : cualqu i era d iría que el linfático ; no es ciertº . El linfáticº es pesado

,pocº

activº , lento en sus resoluciºnes , apático ; pero , pºr lo mismo ,e s rítmicº ; igual , así en su acción como en su descansº . L ºs

Page 323: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

324

ofreciendo en una medio sºmnolencia pensamientos profundos,

pun tº s de v i sta lum i nosos y acertados , resºluc i ón fáci l a i ntri n

cados problemas .

Otras veces , de la med i tac i ºn humana se va el pensar , como

por una escala crºmát i ca, a suti les regiones m etafísmas y teo

lógicas . Y s i n esfuerzº,a modo d e revelaci ón

,aparecen eser i

tos en la mente nuevos G énesi s , nuevºs Ap oca l ip si s, nuevas

I m i tac i ones, nuevas M orada s , nuevos N ombres; de t al manera

que , s i no se b ºrrasen d el recuerdº , s i una activi dad , i n terca ¿

lándose en la perdida vºluntad, v i n i era a fi jar tales i magina “

c i ºnes y a mºverno s para pred i carlas,resultaríam 'os un Danie l

0 un Isaías más o menos auténti cºs .

En todºs los estados y grados de pereza,las sensaciones y

los dolºres físicos se atenúan . S i éntese la mºlesti a de una pro

long ada e incómoda postura o pºsición , y , s i n embargº , se so

pºrta por no i nterrump i r el placer de la quietud ensoñadora .

Al fi n y al cabo , l a parte queda anestesiada , y sólo se percib e

el entumec imiento adº lº ri do cuando term ina forzosamente e l

c i clº perezºsº .

L a pºs i ci ón soc i al y los mediºs de fortuna mod i fican much º

las formas de la pereza : en los alto s yb i en acomodadºs arra i

ga más hondo ; en lºs pobres , lºs l leva a la haraganería y a la

mend i cidad . Si la soc i edad presente retrocediera a la Edad

Med i a,lºs haraganes pobres no serían m endi gºs

x

desharrapa

dºs y vulgares ; elegirían la v i da de eremitas,y aun puede que

la de pen i tentes extáticos . B astante más pºdría d i scurr i r sºbre

tan importante materia ; temº ser pesadº y que arrojen el libro

los l ecto res .

N o he de concluir s in rogar a los pedagºgos de los climas

cál i dºs que fi jen su atención educadora en estospuntos . Ob ser

ve n , noa los niños

,sino a lº s jóvenes d e quince añºs en ade

lante . Es vicio que nº correspºnde a la primera infancia ; se

ini cia en la juventud y va creciendo hasta la edadde los cuaren

t a años ; luego hace estado º decrece , perº cuando ya el cuerpº

se halla enferm o y el eSpíri tu entumido .

Page 324: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

º A pºco que se i n i ci en en el jºven los albºres de este vicio,

e s necesario acudir cºn la h i giene y la terapéutica pedagógi

cas,que deberán var i ar según sea el t i pº pát i cº a que el in d i

v i duo corresponda .

Engeneral , conn enen lºs juegºs cºrporales , de preferenc i a

a l aire libre , y los bañºs fríºs de impres i ón . Pero sobre tºdº ,romper el háb i tº del reposo prolongado , impºn i endo la volan

t ad del educadºr a la del educando . Al hacerlo así , tenga pre

sent e,que_el perezoso , a l dejar forzado a ello su qu i e t i smo ; sal

ta malhumorado , muchas veces i racundo , algunas furi oso y

c omº demente . Sépa lo para que no lo ex trañe n i se dé por re

sentido,ni menºs pºr desaforado

' de su autºridad . En su“

cºn

s ecuencia,nº cºmeta el desac i er to de responder al V i e i osi l lo ,

y muchº menºs des i st i r del empeño de romper su cadena .

C r e c e n l o s a p u r o s e n l a fa m i l i a d e l d e s t e r r a d o

Soportaba las escaseces , pero sufría muchº . El concepto

mºral que había adqu i ri do de la pºbreza era parecidº al de un

c ierto comº reb ajam i en to y menosprec i o , i ncompat i bles cºn la

d i gnidad persºnal .

Si la pobreza se hubiera pod i do encerrar entre las cuatrº

paredes d e mi casa , menos mal ; pero , ver que se traslucía'y nº

quedaba oculta a lºs ºj ºs de las gentes , prº duc íam e un senti

miento de vergñ enza i gual a si tuv i ese que andar en paños me

nores por la calle .

Pºr más esfuerzos que ha hecho el Cri st i an i smº para dig

ni ñcarla pobreza , no lº …ha cºnsegu i dº ; antes b i en ,creo que ha

dado lugar a un efecto contrar i º , al menos en España . Con

fundiendo la pºbreza con la mendicidad,deshonró a la pr i me

ra y fomentó la segunda . E n sus predi caci ºnes nºs presentabaal Salvadºr del mundo sin tener dónde reclinar la cabeza ; y en

Page 325: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

326

sus imá genes ºfrecía lo los ojºs de lºs fi eles vestido con'

ricas

túnicas bordadas en oro y recamadas de piedras preciosas . De

clarab a los trabajos d e la Santísima V i rgen , sumida en los ma

yores dolores y penur i as de la v i da , y la ostentaba cºronada

de perlas,esmeraldas y br i llantes .

Para ejemplo vivo , creaba , en vez de órdenes que v1n esen

pobremente y con decºrº de su trabajo,órdenes que vi vían y

m edrab an pºr l a mendic i dad en contubern i o con las más altas

vanidades humanas . Así , el G enera l de la orden de los mend i

gºs era e l primerº d e los G randes de E sp aña .

Tales absurd os,tantas aberraciºnes

,prºdujerºn unºs efec

tos d eplorables : trocarºn en mend i gos a los tres cuartos d e l a

poblaci ón españºla , y en van i dosos a la ºtra cuarta parte .

Ahºra pºdrá el l ectºr hacerse cargo de mi sufri r , cuando

veía a mi señºra madre sal i r d e noche cºn una labor penosa

mente labrada por sus manos y las d e su hermana Dolºres ,correr de una en otra tienda para venderla , sufr i endo ya un a

destemplada negat i va , ya un soñón ; y grac i as si al fi n , y como

acto de car i dad,la compraba alguno pºr m i tad de preciº

Hub i éram e prºducido menºs vergñ enza , menºs emoc i on ,cualqu i er i nsul to , que la frase de

'

—¡E'res un p obre!

¡A cuántas d esdichas , a cuántos dolores del alma dan lugar

los cºnceptos equivocadºs de las cosas !

Por muchº que fuese nuestro silenciº y d i s imulo , no era

pos i ble que dejara d e transparen t arse la real i dad . Un pariente

lej anº nuestrº,D . Ramón Pardillº

,nºtar i º desahogado , se

presentó a mi madre para hacerla aceptar el pago del arriendo

de l parti do (º sea del cuartº que habitábamos) . Mi madre aco

g i ó el favor co n lágrimas de gratitud ; yo , cºn lágr imas de gra

t i tud (¡D i ºs se lo pague !) y de vergñ enza (¡D i ºs

M i padrinº,D . Franc i sco M i rand a

,aunque seguía resi di en

do en el Puertº , también se percató de nuestra pobreza y

de cuando en cuandº nos socºrría . Mi buen t ío Manuel , gene

roso , aunque d e varia fortuna y muchas veces escasa , vino a

Page 327: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

328

Tºd o esto sería muy bueno , s i el muy bestia nº hubiera

pasado a ser un ente tan poseídº d e sus riquezas, que só lo

sabía hablar de ellas ; no b astando a su jactancia recrearse en

e l cont i nuo relato d e su pºsesión , sinº que , para más eleva'

r

se,desprec i aba a todo el mundo . Para él

,los demás labrado

res eran unºs pobretes ; las personas de más visº , unºs pioj o

sos ; no hay que deci r cºn cuánto menospreci o trataría a los

trabajadores y a quienes carecíamos de medio s de fortuna .

E l pr i mer día que me v i ó , su salutación (s in levantarse del

s ºfá donde estaba sentadº cabe su novia , y volviendo la cara

h acia ella) fue'l a siguien te

¿Este es el muchacho p robe que ustedes recogieron?

Nº sé cómo nº le contesté— Sí , t ío bes ti a . Yo soy ; que pºbre y todº no me cambio

por usted ni por toda su casta ; y que nº le dºy de palos , cºmo

a un mulo , por respetºs a esta casa .

Pocas veces me ha costado tantº trabaj o reprim i rm e, y

bien puede la fam i l ia Torres tomarlº como la m ayor prueba

que podía darle de m i cariño,respetº y gratitud .

Ya he hablado páginas atrás del imp a ti sm o y de los imp a

t i zadores; d ifícilmente pºdría presentarse un ejemplo mejo r

que este D . D i ego , de imp a ti zador e impa iuoso .

L o que me h i zº sufri r en aquella tempºrada , sólº D i os lo

sabe . N o bastaba que yº huyera de él c i elºs , y tierra ; no siem

pre podía, viviendo en aquella casa . Además

'

,moralmente , es

taba él allí perenne . Conchita era la n i ña m imada ; enamorad a

de aquel mºntón de carnuza , nº se podía decir d e él “buenºs

ojºs tienes » . Hasta el s i lencio en el corº de sus alabanzas era

sospechoso , y yo temía reventar a cada momento y tirar l os

trastos pºr la ventana .

En verdad que son i nsºport ab les las gentes mal educadas

enriquec i das . Cºmprendº la inquina que lº s ºbreros t i eneir a

los d e su clase que se enriquecen,pues nº a humo de pajas

d ice el refrán : aN i sirvas al que s i rvió , ni p i das a qu i en pidió .»

¡Cºsa rara! Aquel medi o Sansón , medio Becerro , m u ri ó t i

Page 328: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

sico . Aquel , cuya frase estereot ípi ca , y que no se le caía de la

boca,era : a ¡Yº uyogo a ése con murió pobre .

A l g o d e H i s t o r i a .

Cayó Espartero a impulsos de una coalic i on heterogénea ;tan ºpuesta en sus condiciones esenciales , que suced i ó lo que

tenía que suceder : los disidentes progresistas,cºn Olóz aga el

elocuente y l i sto,cayerºn en la ratonera de los señºres mode

rados , por roer el hues º de Isabel II .

Narváez estableci ó una polít i ca dura , de res i stenc i a y per

manente persecuci ón . L os prºgresistas y ayacuchos , y todo

bicho viviente que no fuese moderado , declarárºnse en conspi rac i ón perpetua , cada cual a su modo y comº Dios l e daba

a entender .

Clarº está que yo tenía mi puestº v i rt ual :— h ijº de un deste

rrado y padeciendo persecucion es por la just i cia , aunque m an

cebo , ¡cáta te a'Periquito hecho fraile !

Mala v ºluntad conservaba cºntra ciertas gentes, para m inºn sanei a s , que habían sidº en Cád i z i nstrumento de lºs m o

derados para combatir a Espartero . D ában l a de republicanºs ,cuandº '

n o había republicanos n i pºr un oj o d e la cara ; y escr i

b i an c i erto per i ódico anarquista, pºr el est i lo de E l Huracán ,

para hacer º d i º sa la libertad d e imprenta .

¡

R edactában lº y di ri g ían lº un Sr . G oyena, patri º ta insulso

y v i vi dor ; y un tal Mendoza , p i llo redomado que s i guió há

c i endo comercio d e la política hasta la Revolución del 68 i nclu

sive . Pero,en fi n ,

el casº”

fue que los señores moderadºs de

Cádiz no pagaron sus servi ciºs ; y , por consiguiente , el peri ó

dico se declaró en ºposi c i ón a la subida de Narváez . Este no

se anduvº en chiquitas,cºmo Espartero

,y metió a la prensa

en un zapato .

Page 329: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Cóm o ni G oyena ni Mendoza sabían escrib i r más que des

vergñenzas , y no estaba la Magdalena para tafetanes , recurri e

ron a D . Pedro O'Cru ley ,a qu i en ya conocen los l ectºres

,

maestrº míº en el Colegi o de San Pedrº y muy capaz de es

cri b i r cosas fuertes bajº formas untadas cºn manteca . Perº,

no l e sirvió ; mandaron prend erle , mas D . P edrº pudo huir y

ºcultarse .

Como yo hube de cºnservar trato y ami stad con el maes

tro , y como su causa era la mía , claro está que nos ligamos tam

bién pol ít i tamente . I ba a verle al escºndite , le llevaba y tra íá

recadºs de la familia,y hacía de grumete en planes de cºnspi

raciºnes y en burlas a la policía .

De variºs escondites fue preci so saltar . G rac i as a que en el

Cuerpº de lº s mismºs esbirrºs siempre sol ía haber algún'

pa

t ri º ta º algún tunarra que,por comer a dos carrillos , daba elalerta .

La tempºrada más larga la pasó D . Pedrº en un casarón de

ci erta cal le , cuyo nºmbre nº recuerdo , entre la catedral nueva

y la vieja . Estuvo deshabitado , tenía aspectº mister i osº y comº

de casa de duendes . Allí no entraba nadie más que yº , cºn las

necesar i as precauciºnes y recatos ; y tamb i én un ant i guo cºno

cido , que no había vuelto a ver desde años atrás,e l famºsísi

mº Carn i ag o , un pr i mero en la cºmpañ ía de granaderos .

Según pude columbrar, Carn i ago era el consé

'

rje de aquella

casa i nhabitada,di sgmn i endo d e ella como

'

de cosa prºpia . P or

su misma mano,pero ºcultos bajº capa

,llevaba a O,

Cruley el

almuerzo y la comida . Dispon ía éste de un jergón tendidº en

el suelo de una sala espaciºsa,y de un sillón viej o que fue dº

rado en sus m ocedades . Nada menºs y n ada*

más .

Sºbre m i ºfi ciº d e correve i di le,tamb i én servía a m i maes

tro en ºtra cosa : l levaba tºdos lºs d ías una botella de anisado ,sin el cual no podía vivir ; lo tºmaba con agua ; perº , l echada

a lechada,consumía un cuarti llo diariamente .

En aquella monótºna soledad,hablábamos de Retórica y

Poética,de noticias y prºyectos de conspiraciones . Como muy

Page 331: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

c i erºri naturales las sal i das de mi maestro,con l o cual entré en

cav i lac i on es y mayor curiºsidad .

E n sus oj i llos negrºs y redondos me parec i o leer que pen

saba en algº d i st i nto de lo que estaba hablandº . Suspend i ó la

conversación , y después de un intervalo de silenciº , me pre

g un tó

—¿Has o ído tú algo sobre masones?

S i, en el púlpitº algunas veces ; y a las viejas beatas las

he visto santiguarse cºmo si se tratara del d i ablo .

—¿Y qué ju i c i º tienes formadº de eso?

— Pues … le diré a usted … Nº sé ; perº tengº entendido que

i nsp i raron o les i nspirarºn las i deas d e l a E nc i clºpedi a , y que

ayudaron poderosamente a la Revo luc i ón francesa ; por lº cual

me son simpáticos . Además,por palabras sueltas que en cºn

versac i ón con algunos ami gos ºí alguna vez a mi padre, há

rrunt o que anduvo en log i as y que algº tuvo de masón .

¿De mºdo que n i te inspiran ºdiº ni crees que tienen rabo

como el diablo?

Nº t a l .

Pues,ºye : yo soy masón . Esta casa es una Log i a . Ahºra

están en suspenso las asambleas,y los sucesºs políticos han

ll evado a cada uno por su lado . Carn i ago)

es un hermano , d e

los m ás antiguos y cºnsecuentes ; t i ene las l laves de la casa y

hace de conserj e hasta que esto se reorgan i ce .

— Si cada masón anda por su lado , uno“será carl i sta , otr

cangrejo,otro p

'

rogresista . ¿ Cómo van a reorganizarse?— Te d i ré . L a Masºnería es una sºc i edad universal ; existe

en tºdas las nac i ones d e E urºpa y de América , en Oceanía y

en las ciudades comerciales de As i a y A frica . Abarca miem

bros de todas rel i g i ones y creenc i as,así fi losófi cas como politi

cas . Tenemºs pºr vínculº una moral un i versal , y la ºbligación

de protegernos y au x i l i arnos mutuamente . Si es verdad que

las luchas pºlíticas nos han desorganizado aqui en España ,nuestro espíritu reform i sta y contrario al oscurantismº sub

s i ete . L o que se necesita hacer aquí es dejar a un lado los

Page 332: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

tránsfugas y afi li ar gente nueva . En la Masºnería se entra d e

aprendiz y luego se va ascend i endº en gradºs . Yo pertenezcoal r i to Escºcés y t engo el grado 33.

¿Y usted toma en ser i o todo eso?— le m t errumpi .

¡

"

Pues nº lo he de tomar en ser i o,n i ñº ! ¿ Crees tú que l a

Revoluci ón de Franc i a se hubiera hecho s i n nuestra sociedad?

La m i sma Revºlución española , ¿ por qu i én se i nic i ó s i nº por

nosotrºs? P ºr eso nº s tienen tanta ti rr i a el clero y los sos tene

dºres del mundº viejo . S i fueras a Inglaterra , a Aleman i a , a

los Estados-Un i dos,n o harías esa pregunta . Allí , verías a las

personas más preem i nentes ºcupar lºs altºs puestºs del G ºb i er

no,s i endo masones d eclaradºs . Aquí

,ahora mismo y a pesar

d e nuestra decadenc i a,hay hermanos muy distingu i dos en las

cienc i as,en el comerc i o y en la m i sma Igles i a . Casi tºdos los

cap i tanes de buques,así extranj erºs cºmº españºles

,están afi

l i ados ; les s i rve d e mucho cuando llegan a lº s puertos y ha sta

en los casºs de naufragio .

—¿Y cómo les s i rve? ¿ Llevan algun a señal en la cara?

— No,hºmbre . Para eso tenemos ciertºs signºs . Por ejem

plº : cuando n os vemºs en algún peligro,enlazamº s lºs dedºs

d e ambas manos,y colocándolas así (cruzadas delante d e la

frente) , gri tam ºs : c ¡00nm i golos Hijosl

de . la Vi uda! »

— Eso é s— repuse yo ;— y Sl está usted en Rusia,le entende

rán comº a mi abuela .

— Puede que nº entendieran las palabras ; perº , como ve

rían tu actitud,ya comprenderían que se trataba de un herma

no . Cuando v ino el Ejército de Angulema,mucho s patrio tas

debie'ron su salvación a los hermanos que venían en el Ejército

francés ; y si Riego nº cºmete la torpeza de huir después d e labatalla y se deja coger pr i s i onero , ºtra hubiera sido su suerte .

— Todo esº podrá estar muy bien ; pero si no es más que unasºc i edad de socorros mutuºs , no veo la necesidad de tanto

mister i º .

— Te diré— me replicó .— L a cºnfraternidad universal es

una idea alta y nºb l e , muy superiºr al pensam iento ( lºable ,

Page 333: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s i n duda) de socorrerse los hombres como hermanos . Tenemos

aún más a ltºs pensamientos , representados por símbolos . P ro

curam ºs honrar y d i gn i fi car el trabajo : por eso tºmamos por

emblemas el cºmpás , la escuadra y e l triángulo ; denom i namºs

al Supremo Hacedor el G ran Arqu i tectº del Uni versº. Nuestra

dºctri na se d i vid e en varios grados ; los hermanos se van i n i

c i ando en ella en relación a los grados a que asci enden .

— Me extraña , am igo D . Pedro,que usted

,que es más bien

l igerº que grave , y que es tan dado a l a ironía , hable tan se

r i am en te de esas cosas . Nº sé por qué,se me antoja que en

nuestra tierra de España , d onde t an pºca afi c i ón hay al com

pás n i a trabajar , la mayoría de los hermanos h an de tomar

e sto como un m odus vivend i y un cam i no para buscar empleos .

— De tºdo hay , por d esgracia . Pero no faltan hºmbres de

buena fe ; ahí t i enes al pºbre de Carn i agº .

— Es verd ad— contes té ; — pero Carn i ag o me parece un pºcº

tontº,y en esta t i erra nuestra han desaparecido los Don Quij o

te,han d i sm i nu i do l º s Sanchº Panza y se han mul tiplicado d e

una manera prod i g i osa lº s G i nes i l lº de Pasamonte . Y si nº ,

que lo d i ga su colega de usted,Mendoza .

— E u verdad que no dejas de tener razón ; pero el mundo

no es España . Yo tengo facultad para in i ciar y conceder loso

6

pr i meros grados . ¿ Qu i eres entrar en la soc i edad?— N o , señor .

—¿ Por qué?

— Por una co sa muy sencilla : porque detesto todo lazo

tºda cºsaque me obl igue a algo ; pºrque mi voluntad prº curosuj etarla a mi pensamientº , y m i pensam i entº es mudable .Hoy

creo que una cºsa es verdad , y mañana ent i endo que no lº es .

A sí , yo no he nac i do para ninguna d isciplina . Hoy siento , cºn

m ás vehemencia que n i ngún o tro sentim iento,el sentimiento

de mi l i bertad y el od i º a la t i ranía .

Pues no adelantarás nada ; serás un sºlitario inútil para

ti,y m ás inút i l para la patria .

— Allá lo veremos , D . P edro .

Page 335: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

336

D . Vicente , conclu i da la carrera,

'

fué a París para perfecc i onar sus estudiºs y do ctorarse . Entrado en deseos d e ser catedrát i cº , Pacheco , para com placerle , discurrió crear una

plaza» de D i rector de trabajºs a natóm icos ; d i spon i endº duego

que d i chºs directores pasaran a ser catedráticº s d e Anatomía

A sí quedarºn elector y elegidº sati sfechos,a costa del presu

puesto ; v i éndose áquí cómo una med i da acertada y necesari a

tu vo su or i gen , más que en un acto de buen G ºbierno , en un

actº de favoriti smo .

P or ventura , el favºreci dº resultó muy dignº del favºr .

Había estudiadº la Anatomía en París con gran aprovecha

miento , y trajo a la Escuela gaditana lºs últimos adelantos en

la materia , sacándola de los mºldes , ya un pocº envejecidos ,del barón B ºyer .

Cuando le vi preparar , cºmprendí que lo hacía mejor qu e

los Ayudantes d i sectores , y procuré im i tarle ; nº así Pepe Diºs

n i Manuel B enjum eda,qu i enes tºmaron a mala parte las in

nºvac i ones .

Ascendido D . V i cente a Catedrático , no l e agradaba n in

guna preparación,exceptº las que yo hacía si n ºbl i gación y

sólo pºr estud iar .

Así terminó el segundo curso,en la expectativa para m i de

hacer ºposi c i ón a la plaza de Ayudante di sector que debía vacar pºr dar fi n Manuel B enjum eda al último añó

”de Medici na .

El cargo debía prºveerse entre cand i datos del tercero ; el

tribunal habían de fºrm arlo lºs dºs catedráticos de D escri pt i

va y el de Regiones y Anatºmía patológica .

N os d i sputábamos la plaza Imperial Ignino y yo ; verdade

ramente,la lucha era insensata .

L os puntos que calzaba m i cºntrincan te los cºnoce el lec

tor ; pero , aunque así n o fuese , sería el pr i mer caso en queentrando en ºposi di ones un h i jo de catedrático no saliera v i c

tori oso .

Como la neces i dad fabrica ilusos , a despecho de todo , hacía

yo cuantº se puede hacer para ganar la plaza .

Page 336: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

-

337

cD ebº ganarla (me decía ) : 1gu i no contestará a tºdo como

s i l eyera el B ºyer , perº yo daré con más seguridad idea de las

cºsas ; Imper i al ha d i secado pºcº , yº he disecado mucho . Se

trata de_una plaza de Bi sector ; y , cuando su preparación se pre

sente—al lado ,de la m ía

,nadie podrá desconocer la di féreñc i a

El sueldo'

d e la plaza nº era ninguna gollería : seis durºs al

mes,una peseta d i aria ; pero una peseta ganada

'

por m i , en las

circunstancias en que me hallaba,valía cºmº un tesoro . U na

del empleº,ºtra de las labores , total do s pesetas y casa paga

da . ¡Cuánta felici dad en lontananza! ¡Y cºn qué amargura ve

nía a cortarla la real i dad !— aE s impºsible , nº me la darán . »

Pensaba i r a Ignino y decirle

Sé generoso con tu pobre amigº . Esta es m i situac i ºn .

Tú nº careces de nada ; nº t e acuestas n i nguna noche sabiendº

que a l d ía S i gu i ente nº tendrán tu madre y tus hermanos nipan que llevarse a la bº ca , si la Pro v i dencia no hace un mi

lagro .»

M as , ¿ para qué i ba a descender a tales súplicas de mendi

gº? ¿No se traslucía la pºb reza de mi situaci ón? ¿ 1gnºrab a na

di e que é ramos la famil i a del desterradº , contando sólº cºn el

d ía y la n oche?

Por o tra parte,si Imper i al seguía s i endo buen camarada ,

a pesar del d i s imulo de la buena educac i ón,asºmaba el i esen

t im i en tº de las rival i dades . No estaba acºstumbrado a llevar

a nad i e delante ; y aunque sólo fuese el paralelº , lastimaba su

amºr prºp i º .

Consi deráb am e empeñado cual si luchase con l as olas en un

m ar sin fi n ; y como en tales s i tuaciºnes el espacio que la v i sta

abarca to ca y se cºnfunde con el c i elo , así m i ánima afl igida

miraba al ciel o,esperando de Diºs y de su Santa Madre (que

com º cri atura carnal se ve m ás cerca de nosótrº s) que m e

prestaran el auxil i º d i v ino , en el combate m ío ,ab i ertamente

opuesto a la naturaleza de la cºndición humana .

El tiempo di s curría con,

lent i tud,alargado pºr m i s ansias ;

pues nº pareceísi no que se cºmplace en ser fugaz para el di22

Page 337: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

choso_, como prº l ijº -y tardo para el desgraciado . El rezar me

consolaba ; tranqu i l i zábam e así una interior penumbra,mitad

de fe ciega , m i tad de vaga esperanza .

Llegó al fi n el mes de Octubre del año 1845 . A parec i o en latabl i lla de Secretaría la convocator i a para la ºposi c i ón : Impe

r i al la firmó, yo la fi rmé . Pasadºs qu i nce días,cºnst i tuyóse el

tr i bunal y comenzaron los actos .

¿ Cómo resultaron? Sólo sé que los de Imperi al fueron bue

nos ; los míºs i i º lo sé . Con sinceridad : no lo recuerdo . Sólo

puedo decir que recé como en la nºche del último día qu e fu ía la escuela del fra i le . Sé también que los ejercicios d e ambºs

opºs i tores fueron aprobadºs y califi cados d e sºbresal i entes .

Salieron los jueces , y se dispersarºn . Salió después D . V i

cente Domínguez,y me acerqué a preguntarl e

,con testándo

me cºn emºc i ón :— Pr imer lugar Ign ino

,por tres votos contra unº a favºr

de usted ; segundº lugar usted , pºr unanimidad .

¡Todo estaba perd i d o ! Quedé res i gnadº , y me conso lé di

ciendo :— Dios no me abandonará ; la Virgen me abrirá otras

puertas .

Dos día s después,a esº de las ochº de la noche , un hombre

con galones llegó a mi casa,portadºr de un ofi c i o . Creí que

fuese una equ i vocación ; pero el sºbre venía a mi nombre y te

n ía el sellº del Jefe polít i co . ¡El Jefe polít i co ! Sin duda habría

aver i guado que jugaba a las consp i raci ones , y me impondría

a lgunos azotes .

El hombre de l ºs galones se fué ; temí que m i pobre madre,

al enterars e,acrec i era su padecer ; y guardé el ofi cw,

para en

terarm e a solas . Haciendo el disimulado salí a la calle,y a la

luz de la redºm a de una botica l ei lo s1gu 1en te :

aEn virtud de la autºr i dad que me correspºnde , y en vista

de las prºpuestas hechas por el Tribunal de opºsic i ones a la

plaza de Ayudante d i sector del Colegio de Medicina , he teni

do a bien nºmbrar a usted para el ejercic i o de dichº cargo con

Page 339: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

atencione s ; había tenid o ya otra carta particular del mini strº

en que le hablaba de m i . En vista de la urgenc i a de la : c i ta

acudí inmediatamente,y el Jefe me d ijo : c — D i simule usted

que le haya m ccm ºdado . En el correo de esta mañana he rec i

b i do una Real orden, la i cual'

di spºne que lºs Rectores de las

Universidades no sean nombrados por el Claustrº , s i nº por el»

G obiernº ; y que en lºs Inst i tutºs y Colegiºs de estud i os de ca s

rrera separadºs d e Un i vers i dad ej erzan los Jefes pol ít i cºs las

funci ónes d e Rector . Como esto es nuevo y algo ex trañ o*

para

m i,deseº cºn sul tarle respecto a cuáles son m i s a tri b uc i ones “

en

el Coleg id de despaci o la R eal orden , y le»

especifiqué comº pude cuáles eran las prerrºgativas d e los

Rectºres, parec i éndom e que la Dirección del Colegiº debería

quedar convertida en Decanatº y la Jefatura políti ca en Rectorad o como inm ed i ato representante del G obierno . Después

que aclaramos estos puntºs,me acºrdé de usted y le d ij e : a — A

prºpósitº,me alegrº de este cambiº . V a usted a empezar des

haciendo una i njusti ci a . En el Coleg i º ex i ste arra i gada l a cos

tumb re de cºnvertirlo en patrimºn i o fam i l i ar . Allí no entra

nadie comº no sea h i j o º sobri nº de catedrát i co . A m i me m i

ran de reoj o , pº rque he sid o n ombrado fuera de la famil i a . Se

acaban de hacer ºposi c i ones a una plaza de Ayudante d i sector ,y han “

puesto en prim er lugar a un h ijo del catedráticº D . I m

perial Ignino . Es muchacho i nstrui dº y l i stº, pero muy cortº

de vis ta y no sabe d i secar . Mas , cºm º ti ene el padre alcalde ,han pºstergadº al ºtrº ºpºsitºr que d i seca b i en y sabe mucha

Anatom ía . Sólº falta que se reúna el Claustro y se extienda el

nombramiento . Pero , cºmo ahora las cºsas han vari adº,nº es

al Claustro n i a l Decanº,sino a usted

,a qu i en compete el nom

bram i en tº ; pud i endº deshacerse la parcial i dad y nombrar al

segundº , pues los actºs d e lºs dos fuerºn aprºbadºs y cºn la

mi sma cal i ficaci ón de sºbresal i entes . » Después que me hubo

o ídº,hi zo que le dejara nota del nombre de usted ; y ya tiene

explicado lo que ha sucedido .

En efecto ; los moderadºs llevaban la central i zac i on a

Page 340: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

paso de carga . Me aprºvechó , gracias a múltiples y m i lagro

sas coincidencias ; s i n su raro concurso no hubiera cºnseguido

l legar a di sector , ni por ende a ºperador afºrtunadº .

L a centralizac i ón por s i misma,s i n las demás c i rcunstan

ve i as,hub i érame s i do muy nºciva . B astara la influencia de don

Imperial para que cualquier cacique gaditano , hablando al Jefe

pº l i t i co , hub i ese conseguido para el hijo lo que D . Vicente

Dºmínguez para m i .

XV III

I n fl u e n c i a s d e l o f i c i o .

Si el hºmbre labora,su labora labra en él . ¿ Tira e l marine

ro de la cuerda? Pues la cuerda tira de las manos del marinero,

l as encallece y agranda . A sí todos los ofi ciºs , al i gual sobre el

e uerpo que sobre el alma ,El cargo de D i sec tor produjo en m i profundas m odi fi cac i o

nes . Los cadáveres ahuyentaron a las musas , y éstas ya no me

soplaron una mala cºpla en lo suces i vº .

Trabajaba bastante . Pepe Diºs y yº teníamºs que preparar muchas lecc i ones : dos para los catedrá ticºs de Anatomía

d escr i ptiva , una para el de Tºpográfi ca ; las autops i as de las

C l ín i cas ; y además , cu i dar y dirigi r lº s tra bajº s de Anfi teatroen las clases prácticas . Necesi tábam os tamb i én concurrir a las

c átedras de nuestros cursos respect i vº s .

Pepe Dios terminó su carrera aquel mismº año,remplazán

d º l e un estudiante apl i cadº, perº pocº ágil d e manºs . Con estº

vinº sobre m i el peso de t oda la carga . Por otra parte,los

prºfesºres se daban al d iantre si las lecciones que habían d e

explic ar no estaban pºr mí preparadas ; favor que les agrade

c ía , perº que hubiera agobiado o tro de complexión menos

robusta .

Ocupadas las horas del día con m i s aulas y en las labºres

anatómicas , quedáb anme libres parte de la tarde y la noche ,t iempº que dedicaba a preparar las lecciones . Según la labor ,

Page 341: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

unas y eces comenzaba a las seis , otras a las ocho concluyendo

los trab ajos por lo común a las diez , y en ocasiones a las dos o

l as cuatro de la madrugada .

Cincº años así,desmenuzando cadáveres y reflexionando a

s olas , produjerºn los efectos que la maroma en las manos delmar i nerº .

Cuando se llega a dºminar cualqu i er labºr,parece que el la

se hace pºr s i misma . L a atención qu eda libre,y el pensa

mientº se va por donde quiere . Pasa el tiempo de puntillas,

s i n dejarse sent i r ; y s i el dolor en los lomos,de estar dobladº

tantas horas,no me avi sase

,llegara el alba dando la mano al

crepúsculº vespertinº .

L as cosas sencillas pueden hacerse pºr tºdº el mundo ; mas

es el caso que,por sencillas que sean

, pueden hacerse mal , med i anamente o bien .

¿ Qui én no sabe cºrtar? Pues asegurº que cortarbien es una hab i l i dad extraºrd i nari a .

Mil personas robustas y forzadas tomen sables iguales y

bien cºrtantes todos ellºs . P rºpóngaseles que de'un revés di

vi dan una barra de hi errº de ocho centímetros de espesor , que

se sº stenga v ertical en el suelo pºr su prºpi º pesº . E vi den

temente,ningunº de lºs mil d ivi dirá en '

dºs el férreo cilindro ,como no sepa dar al sable la velocidad y el movimiento prec i

se para ºbtener el efecto apetecido . Nº es l a fuerza sola ; es la

resultante de fuerza, vel oc i dad y dirección lo que ha de cºn

curri r d e un cierto mºdº nº fác i l de en señar , sino reser

vadº a la esfera d e la aptitud i ntuitiva , amaestrada pºr la

práctica .

Si una materia homogénea se corta bien de un modo otra

materia de varia estructura , aunque resulte siempre divi s ible ,t ambién por ende resulta muy difícil de d i vi dirse bien , de ser

b i en d i vidida .

Cortar b i en los tej i dos humanos : véase tan sencilla empre

sa , y se nºtará cuán difícil . A sí como hay literatos y poetas

que ti enen una letra y una ortºgrafía sumamente malas , así

Page 343: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

t ador y r i co . Estº , cºnsegu i do a la edad de“

tre inta añºs o pocº

más,demuestra grandes dºtes de hºnradez

,razón clara

, vo lun

tad fi rme y constante , pers i stenc i a en tºdo el lº;'

dé cuyºs'

fac

tºres se i ntegra su verdadero tipo , s impático en alto grado yd i gno de alabanza sin tasa

'

.

Sabe el lectºr que , al verse r i co , entró en deseºs de se1ít i r

s e ilustrado ; cosa que su educac i ón y labores no le habían per

m i t i dº . E n vez de buscar esa ilust rac i ón en la lectura y en“

é li

trato de personas“ sabias,fué

'

a buscarla 'en lºs claustrº s'de

las enseñanzas oficiales . Su edad y su amor prºpi º le"

impu

s ieron la ºb li gac i ón de i r a la par con lº s mejºres estudiantes .

Pero su cuerpo rºbustº y sus b razºs membrudos'

,así comd

su cerebro en plena sazón,ya no perm i tían nuevºs crec i m i eñ

t os . A t i b orróse,pues

,los sesos

'

cºn la Fís i ca y “ el'

primer añ o

d e Med i ci na ; llegó el segundº , y ame te que apri e ta » ,las no

ches en claro a la luz del qu i nqué,algo debió de last imár

'

sela

pºr dentrº . Ya ad vertí que su carácter m ostraba alguna varia

c ión,algo comº i nfanti l

,c i erta tendenc i a a emoci onarse y hu

m edecérsele lºs ojºs .

Al tercer año es talló . Un d ía , en clase , cayó a l suelº s i n

s enti dº . Fuimos a él los compañerºs , y D . Manuel Porto , que

nºs estaba expl i cando Patología general , gritó :—¡Una aplºpeji a ! ¡Sangrad lº al mºmento !

Salí comº el rayº,regresé con lanceta y c i nta , y sangré a

Aragºnés del brazº .

B ajó el am ºrat am i en tº de la cara , pero nº vºl vía en s i .

Cºmo pudimos,en una camilla del Hºsp i tal , lo transportamo s

a su casa .

L a hemorrag i a cerebral deb 10 º

de ser m uy extensa . R epe

t i las sangrías varias veces por mandat o de Pºrto , y º tras

tantas de i n i ciat i va mía ; pues , al ver en ocasiºnes v i º lársel e

la cara,est ertorº sº y cºmº si toda la sangre se l e subiese a l a

cabeza,me pareció que se i ba a mºr i r y que yº dilataba su

postrer mºmentº vol vi endo“

a sahgrarle . Sea lo]

que quiera"

,a

l ºs ochº días coni enzó a abrir los ºj ºs , más tardea b a lbuce'

ai';

Page 344: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

345

a l fin lo levantamos del lecho,cºn la b oca horr i blemente tor

º ída,afás i co y hem i pléjico del lado derecho .

Así se h izº llevar , arrastras de un criadº , para exami nar

se del tercero ; y así volvió el cuartº año a clase , con puntua

lidad!

Nº pºdía estudiar , pero lo intentaba . Encom endé a s u mú

j er que le qu i tase todo l i bro ; Aragonés rab i ab aí , exasperandose

,furiºsº . Ejercía yo bastante i nfi ujo en su voluntad ; y , no

obstante,me era d i fícil vencer su obst i nación .

Aunque menores,le repitieron lº s ataques . E x am i nóse del

cuarto añº y se matr i culó en el qu i ntº ; perº , antes de abrirse

el curso,sucumb i ó Aragonés

,y yo l e c erró los ojºs

N o sólo es el m i l i tar , no sólº es el obrero quien sucum be a '

los r i gores de su ºfi ci º .

*Lo que p asa es que las heridas debaj odel pellejº no se ven , no escandal i zan f

N u e v a s r e l a c i o n e s .

Cºm º todo n º puede contarse al mismo tiempº,vº lveremo s

atrás : próx imamente,a los dias en que D . Pedro '

O'Cruley

yacía en su escond i te .

Al pasar a cosa de la una pºr la plaza de San Juan de Diºs ,v i un grupo de gente mal pergeñada ,

y que me parec i ó de pá

tri otas . Llenaba los pºrtales del Ayuntamiento , y me agregué ,cºmo qu i en dice : a ¡A qu í vi ene ºtro !» N o me equivºqué ; perº

no estaban en ademán hºstil,s i no cºmº unidos por un interés

común .

Hacía de cabeza un hºm bre ch i qu i t ín ,de barba n egra muy

cerrada,d esenvuelto d e movim i entos , desastrad o y sucio en el »

vestir . P ºr su pelaje se colegía que nº era menestral ni obrero ,sino de la clase de los pºbres de levi ta . P or la suyaj_nº hubieran dado una peseta en el B ºquete ; ni aun dando él además ,

Page 345: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

de prºpina , los pantalones y el sombrero según estaba tºdo derotº

,sucio y desh i lachado .

Lº que más hirió m i atenc i on fue que aquel hombre m os

traba una alt i vez y una energía cual si fuese un general cºn

mandº en jefe y vesti do de gala . ¡Cosa extraña para m i , que

cuando llevaba zurcidos los calzºnes i ba avergonzado !

Esta c i rcunstancia h ízome/

s i mpát i co el sujeto . Me parecía

un espíritu fuerte , cºn ci erta estima de si mismº , y dándºsele

tres higas de su r ºpa .

Me acerqué al grupº . En lºs sentimientºs pº líti cos haymucho que estudiar ; tienen c i erta cºsa que unifi ca rápi damen

te lo m ás heterºgéneº , el sabiº cºn el i gnºrante , el tontº cºn

el discret o,el culto y b i en educado cºn el zafio y grosero , el

pillº con el hºmbre de bien .

A poco de haber cabeceado por entre la gente,me enteré

d e lº que pasaba . V eíase en juiciº la denuncia de E l N ac i onal ..

I ba de defensºr el ch i qu i t i l lº mal afeitado de la barba negra .

Echaba pestes por la bºca ; y en aquellas circunstancias , bien

se daba a entender que con tanto cuidadº le tenía ir a la cárcel

cºmº el que se l e daba de su pelaj e .

Su valor me hizo más gracia ; me puse frente a él en l a pri

mera fi la,y le hice coro como aquel que dice : ( ¡Después que

tú , entro yº !» Algº hubo de encºntrar en m i pues nºs cogimo s

del brazo y echamos a pasear juntos,rompiendo el corro , yo

escuchándole , él dando voces , y m anotadas al aire . A pocº ,desde la puert a del Ayuntamiento

,gri tó un pºrtero

—¡Denuncia de E l N aci ona l l— y to do s nos prec i pi tam ºs a l

zaguán,subiendo la escalera .

En la galería alta se hallaba const i tu i do el Ju zgado en au

d i enc i a pública . E l fi scal leyó el artículº denunciado , y d i jo lo

que le pareció . Tratábase de i njurias , por decir l o impreso que

el Ayuntam i entº estaba formadº contra ley , por nomb ram i en

t º de la Corona , y que era un intruso .

— Tiene la palabra el autºr del artículº denunciado .

— Presente— contestó mi hombre .

Page 347: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s ºmbrerº . Todavía al quedar sºlos esperaba verle desahºgar el

pechº . ¡Cuál sería m i asºmbrº a l oírle prorrumpi r en nasales

c arcaj adas !—¡G a , ga , ga ! ¿No han denunciado el artículº porque les

d ecía i ntrusos? ¡G a , ga , ga ! Pues , l es he d i chº i ntru sºs en sus

barbas .

— No está m al, perº me parece que el Juez le va a encan

s ar pºr desacato .

—¡G a , ga , ga ! ¿ Qué importa? En la causa tendré el gustº

d e ponerlº cºmo un trapo .

—¿De mºdo que a usted le da lo m i smº pºr lº va que pºr

lº que viene?— No

,señºr ; me gustan las peripecias . Nada hace reir tantº

cºmo lo últimº que me pasó en Conil . Estaba de Secretari º del

A yuntamientº . Había traíd o de cabeza a los cangrejos de allí ,que eran los principales de la pºblaci ón . Pronunci ada cºntra

Espartero tºda España,y estando Cºncha en Cád i z

,ya no pude

a guantar más . Se echarºn gri tando a l a calle,p i d i endo mi ca

beza . E l cura,con sus manteos

,cap i taneaba el motín . ¡G a

,ga

,

ga !Yo estaba encerrado en el Ayuntam i ento . E l cura gritaba

g ºlpeandº la puerta , y muchos brutºs con las escºpetas esta

b an impacientes pºr fusilarme . ¡G a , ga , ga! Yº ,vi éndºm e

perd i dº,abro de repente

,me meto entre el cura y sus hºpalan

d as,lo agarrº

,me enredº cºn y entre s i caemºs º n º cae

m ºs , ¡ga , ga , ga !, alcanzº la puerta de la i gles i a ; ya en el por

c he,lº dejo caer al suelº

,donde dió un bravº batacazo , ¡ga

ga , ga !; m étºm e en la iglesia,salgº pºr el posti go y me ocul

t º en la casa de un prºgres i sta pºco vi s i ble , que había al re

vol ver de la esqu i na . Aquella m i sma noche salí d e Conil , ¡ga ,

g a , ga !, y dejé al cura lleno de b i zma s, ¡ga , ga , g a !

Como Sánchez del Arcº llegó a ser una persona d i stingu i

da,y comº fuese quizá quien más es timulara 'mi curiºsidad

en el estudiº de lºs caracteres y las gentes , tendré más d e una

º cas i ón quehablar de él en lo referente a la i nstrucción y efec

tos educat i vºs que su trato y amistad en m i prºdujerºn .

Page 348: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

349

L o s h a b i t a n t e s d e l a L u n a .

Para averi guar los ºrígenes del Nilo , sabe Dios cuántas ex

pedi ci on es se llevan hechas ; cuántºs esfuerzºs , cuántas v idas y

cuántº d i nero perdidºs .

Si no tem i ese ir cºntra la cºrriente de la curi ºs i dad , d i ría

que i mpºrta más cºnocer el or i gen de otras cºsas . P º r ej em

plº :'

el ºrigen del nac im i ento de la demºcraci a en España ; de

la democraci a que cºnst i tuye el estado actual , que a tºdo i nfºrm a

,cuyº ad ven im i en t º vi llegar y a cuyº triunfº as i stí con

regºc i jº .

Dejando aparte referenci as erud i t'

as,dºctr i nas esparcidas

acá y allá,y hasta en l i brºs especi ales

,la dem ºcrac i a aparec i ó

'

en España , antes q ue por idea , pºr un sentir natural o interior

sentim i en tº!

Nada más aprºp i adº para dar cuenta de él que relatar sen

c i llam ente cómº fue apareciendo en m i,y de qué mºdº fue en

Señoreándºse de m i voluntad .

Pero , dej emºs para luegº la ex posm i ón directa ; s i gamºs

reseñando lº s puntºs que gradº a gradº van i n i ciando las

cri sta l i zac i one'

s del espír i tu .

Relaciºnes en la buena sociedad , las tenía ; perº , volunta

ri am en te,las corté '

a l verme sorprend i do pºr l a pºbreza . ¿ E ra

ºrgullo o van i dad? Creo que no . Hemºs caminad º mucho,sin

advert i rl º . Hºy, una señºra b i en educada puede presentarse

cºn un traje de percal francés l i mp i º en cualqui era parte . E u

t ºnces y más atrás , era preci sº i r lº que llamaban decente ; n º

se cºncebía la decen01a vestida cºn telas humildes .

Antes,y tºd avía hºy , siendº di ñc i l ís im º el prºblema de la

subsistencia,el que caía y cae de su lugar económicº

,nº que

da agarradº a un escalón m ás º menos inferiºr ; baja hasta lo

prºfundº , a la ruina , y gracias si hace pi e en la pºbreza y nº

Page 349: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s e hunde en la miser i a degradante . P or eso,las personas de la

c lase del derribado huyen de é l . Suponen (y nº se equi vºcan )

que la amistad les ºbl i ga a favº recerle ; y comº pres i enten que

y a nº ha de levantarse jamás y que lº s favores han de ser im

posi bles por cºtid i anºs , se des vían cuantº antes del individuo

que l es causa agºbio .

No sucedería estº si el trabajo resul tase m ás honroso en el

c oncepto sºcial e individual , si la educación adaptara a las

persºnas para el trabaj º más que para lºs relatºs de memºria ;

y s i el trabaj o acumuladº en forma de r i queza,estimulandº a

l ograrla por medio de él, fac i l i tase al m i smº t i empo el desarro

l lº de las artes úti les,del cºmerc i º y d e la industria .

Pero , ¡vaya usted a encºntrar nada de esto , princ i palmen

t e entºnces ! ¡V aya usted a encºntrar trabajo para un señºrito ,c omº no sea de escrib i ente !

Consecuencia de ello : que abandoné m i s relaciones anti

g uas antes de que me dieran de lado , y tºmé otras nuevas cºn

forme iban saliendº naturalmente .

Las mejºres venían del Colegio y de la esgrima ; o tras , de

la calle , cual la de Sánchez del Arco ; y ºtras , de una cierta

a plicac i ón que yº había hecho de la Anatºmía al Mundº , ex

presada en este lema

P ara conocer el cuerp º hum ano, andar p ºr él; p ara conocer

e l mundo y el esp ír i tu humano, correr por el lºs .

L a apl i cación de t al princ i p i o me d i ver t ía . Pocºs sacan

placer cºn la presenc i a de un ciegº típ i co,de un sordo , de un

van i dosº ; yº comencé a mirarlos comº a los cuadros que dis

traen y agradan ; si hub i era sid º pi ntºr , habría º btenido b as

tante prºvechº .

Triste de ánimo,prefería l ºs cuadros de fond o tr i ste , con

fi guras i rón i cas,i ncºnsc i en tem en te grac i º sas . Así fu i l levadº

a l conocimientº de l a fam i li a de lºs B a turon i .

El apellido éste suele oírse en Cád i z y pob laciones vecinas .

Debe de prºceder de algún trºncº i taliano ; quizá de algún

g eno vés em igrado a Andalucía . He cºnocido d e tal nºmbre a

Page 351: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 352

¡Y a aquella gente , que le p i caran mºscas ! ¿De quévivían?Si lo d i gº a persºnas que n o sean de m i ti erra

,pasaré pºr

exageradº y qu i zá pºr embustero . A los que han visto por sus

prºp i os ºjºs , cómº v iven'

y cómº pueden vi vi r las gentes pºbres en Andaluc i a , ya nº les pareceré n i l º unº n i lo ºtro .

Cada vez que leo l ºs últimos estudiº s fi s i ºlóg i cºs relativºs

a la alimentac i ón,la tran sformación de las fuerzas

,las rela

ciºnes en tre el al imentº,las calorías y el me echº a

reir . T odº eso será muy verdad en lºs climas fríos ; en Anda

lucía y mucha parte de España,nº es verdad . Dºnde no se n e

cesi ta el fuegº , las calºrías guardan ºtra relac i ón cºn el traba

jo . De sol a sºl,se s1 ega con un pºco de gazpacho pºr tºdo

alimento . Si come carne el trabajadºr,enferma i rremisible

mente,toma una borrega (así llaman a una fi ebre gástrica que

degenera en tifi ca) .

N uestrº .p i gm en tº,que p inta la piel

,h ace funciones cuales

las de l a clorofi la vegetal . Esta fi ja en las plantas el carbºno

y se aprºp i a el sº l . Nuestrº pi gm entº fi ja el ázoe,y cierra 0

abre paso a l a luz y al calo r,según lo necesita el ºrgan i smº .

Cuandº el p i gmen to es ex ces i vº,para cerrar la entrada a

la luz y dársela al calºr sºlar , cual sucede en las razas negras ;desde el instante en que se pºn en a la sºmbra

,sienten frí o . Pºr

esº , ved cómo el negro , en pleno veranº , al medio día , cuan

dº entra en su chºza , enciende lumbre y se acuesta juntº a las

ascuas .

Pºdría probar todo—lº dichº de la manera más rigurºsa , situviera pac i encia ; no la tengº , n i ya quierº tenerla , ni me im

porta . En este puntº,la ciencia está en error ; lo dichº d i chº ,

y ya vendrá el tiempo a darme razón .

¿ Que cómº vi vían? Pues , cºmº vºy a decir ahºra .

Por la mañana,una taza de te m igado con un bollº de pan

por barba ; pºr … la nºche,s ei s u ºchº cuartºs de pescadº fritº

(para tºdºs ) , cºn un bºllo (para cada unº ) .

Pero,poquito a pºcº . El sempiterno cantador y gu i tarri s

t a aportab a también alguna cosa . No había baile de candil ,

Page 352: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

bateº, fi esta º casamiento a que no concurriera , fuese o nº

fuese cºnvi dado : Iba pºr amor al arte , s i n interés algunº ni

miras egºí stas . Jamás l e ofendieron en su dign i dad ºfreci én

dº le paga . Nº hay más s i n º que el hermano le llevaba la gui

tarra : S i hab ía refrescº , ¡bueno !, se enjuagab an la bºca ; si há

b ía terrones de azúcar , algunos al bolsill o ; si bateº y

dulces, ¡mejor que mej or !; eran golosos y guardaban lº q ue

pºdían ; si bºdas o fun c i ones suculentas , ¡aquellº si que era de

ver , cómº llenaban ventrículo y bolsillos ! Cuanto no deglutían

ambos h ermanos , repa i t íase luegº en casa comº pan bendito .

Y aquí paz y después glori a .

D os cosas sacaban d e qu i cm a las hermanas B aturon i : que

las vec i nas tuvi esen nº vi º , y nunca el las ; que l ºs vecm ºs fue

sen a la p laza de abastos .

Las casas gad i tanas ofrecen d i spos i c i ºn d i stinta que las de

M adrid . En la corte pueden vi vir pared pºr med i º lºs vec i nºs,

s i n verse n i cºnocerse en vei nte añºs . L as casas de Cád i z tie

nen nu patiº común,cercadº d e puertas y ventanas , pº r dºnde

cada veci n o se entera h asta de la respiración d e lºs demás .

Intri gadas estaban las ri be teadoras guan teras con lº que

ocurría en el ºtrº cuartº baj º .

Pues ¿ no ves? ¡Tambi én h ºy vi enen de la plaza !

¿Dónde escarbarán l os habi tantes de la luna?—¿Habrá p i ll adº al padre algún empleº?

N º digas disparates , mujer . ¡Si nº sale de casa en todo

el día ! :

— Pues m i lagrºs nº se hacen . ¡Cºmº no haya sidº algún

tesorº !—¡Aquí hay m isterio ! L as ch i quillas son pequeñas ; fea la

m adre .

— Y en la casa nº entra nad i e

Semejante conversaci ón se repetía tres o cuatrº veces dia

ri am en te : cuand o i b a o venía cºn el danastº el vec i nº º la ve

e i na, cuandº veí an lumb re en el anafe , cuandº olían el tufillo

del pucherº .

Page 353: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

—¡A quí hay mis terio ! L os hab i tantes de la luna ti enen me

nos que nosot rº s . Nºsotrºs,s i nos fa l tan guantes, echamºs

mano a los zapatos ; y , en tre tú y yo , d e tres y med i o a. cuatrº

y med i º reales nºs ganamos d i ar i amente . Lºs v ec i nos,hasta

hace pºcº , v ivían peºr que nºso tros : debían sei s meses de cá

sa , y andaban para echa rlo s . Desde que al padre i le qu i tarºn

el empleº , no gana un cuarto ; ¡y tºdos lºs días van a la p la za !

Conque, ¿ me qu i eres tú dec i r qué es estº?

L a tara vi lla“nº se limitaba a moverse entre una hermana

y ºtra . Proponían la cuest i ón a su madre , a sus hermanºs y a

cuantº bichº vivi ente p i saba aquella casa .

En fi n,entre reventar º interpelar al mismº vecino , ºpta

rºn por lo últimº .

Una mañana , al llegar de la plaza , salieron al patiº paraabr i rle solíc i tamente el pºrtón

,y,apenas cumpl i erºn cºn lº s

abuen os días » , agregarºn :— Hola

,vec i n i t º , ¿ viene usted de la plaza? Parece que s u

pºs i c i ón ha var i ado . N º sabe usted cuántº n º s al egramºs to

dos lº s de nuestra famil i a . ¡Q ue sea enhorabuena !— G racias

,grac i as— respond i ó el veci no .

— Tambi én yº de

seo que mejºre la de ustedes . ¿ Cóm º es tá mamá?

— R egular ; éntre usted en casa , én tre usted , que tendrá

mucho placer en verle .

E l bu en hºmbre entró , para hacer sus cum pl im i entos .

— Y,díganos usted

, ¿ cómº h a sidº esº ? ¿ Le han vueltº e l

empleº?— Nada de eso

, ¡ni pºr p i enso ! L a misma neces i dad , ¡la m i s

ma neces i dad ! que aguza el ingen i o .

—¡E s cur i ºso

,es cur i osº ! Siem pre n ºs parec i ó us ted un

hºmbre listº . ¡A sí lo fueran nuestros hermanºs , que ºtrº gallº

nºs can t ara !_D íga u'

sted,d i ga usted .

— L a cosa es b i en sen c i lla : una ocurrenc i a que me vino al

c a letre cuandº m e hallaba a punto de t irarme pºr la muralla .

V erán ustedes .

Page 355: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

356

El hºmbre que se perm i tía el luj o de ir a la plaza de abas

tºs ( luj o irr i tan te para l as de B a turon i , porque el las nº iban

n i podían ir) , había sidº cºmandante de mun i c i pal es . Al v enir

un Ayuntam i ento moderadº,la pr imera medida fue echar a la

Calle has ta'el últimº pºr terº , alguacil , escr i bi ente y munici

pal . Y nuestrº pºbre hºmbre , nº pud i endo vºlver al satélite de

dºnde había caídº , en este planeta se quedó ¡pegadº a la pared!c — Pues

, verán u stedes — pros i gu i ó .— Cuandº yo era cº

mandante de mun i c i pal es y andaba por esas calles a deshoras

de la nºche , vig i landº siempre , alguna vez tropecé cºn el con

t rabando que salía pºr lº s hus i llos . Ya se ve , unº solº , la gente

dispuesta a tºdº pºr los i nt ereses ( ¿ qué qu i eren ha

c i a la v ista gºrda , y ¡a vi vi r ! Se acercaba un hombre , me sa

ludaba cºn respetº y me alargaba un onza .

¡»Cuan dº me vi cesante y se acabaron tºdºs lº s recursºs,

¡a morir! Me metí en m i casa aburri o, y ¡a cºmernºs*por

dentro !

»Ya estábam ºs en las guías , todos (ustedes lº saben ) cºmºunºs esqueletos , cuandº la m i sma hambre me d ijº : Vete a los

husi l los .

es tá clarº ! Salgo a las dº s o dos y media , vºy dºnde

yº me sé ; y ya pºr aquí , ya pºr allí , paseº cºmº el que nº

qu i ere l a cosa . Algún conºc i do de an ti guº me saluda ; y sus

cuatrº dur i llº s , sus dº s du ri llos , su duri llo , caen ; m ás º meº

n ºs,nº hay quien me lº s qu i te .

»

—V aya , vaya , ¡qué talentº el de usted ! E so se llama un»

hombre—¡Si nosotras tuv i é ram os un hºmbre ! ¿De qué nºs sirven

l ºs zánganos d e nues trºs dos hermanºs?

L a p a ti si a

t i ene fortuna,

t i ene hab i tan tes

¡ay ,sunsu r i to!

t iene hab i tantes ,como la luna .

Page 356: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

357

D escifrad'

o el en i gma , pasó de boca en bºca tº dº el c i rculo

d e relaciones así puedo hacer ésta cºn toda ex actitud .

Además,desde aquel punto nº cesaron las hermanas de

instigar y soliviantar a lºs hermanos para que im itasen la.—est ra tagema del habitante d e la luna . Llegabanhas ta a insul tar

les . Entablaban colºqu iºs dignos de alquilar balcºnes .—¡Calla esa maldita guitarra y nº cantes más , que pareces

un gril lº y ya nos tienes aburridas cºn tus cºplas !M ás valiera

que sup i eses hacer zapatos ; que nosotras , cºn ser muj eres , tenem ºs que manteneros ribeteándolos .

¡Nº seas d esvergonzada , d eshollinador despal'

madº !

¿ Puedes dec i r? Cºn m i guitarra he traído yo en los bºlsil lº s

más bollos,más ace i tunas y más lonj as de jamón que caben en

esta sala . Esº díselo a es te zanguango de tu hermanº , que nº

c abe por esa puerta , y no sirve más que para llevarme la gu i

t erra .

Serí a el cuento de nunca acabar … P or fín ,qu i eras o nº qu i e

ras,echaron a l zangón a

*la calle,a las altas h oras de la ma

drugada .

No sabía otra cºsa sinº que pºr las bocas de los hus i l i esº

andaba el ajo , perº no pºr cuálº cuáles i ba . A nduvº inútil

m ente , y se vºlvió mohino y cabizbaj o de vacío .

—¡Torpe , bruto! ¡Si tuvi éramºs nosotras l ºs calzones !

Y vuelta a empujarlo ot ra vez y ci ncuenta .

Al cabº , una nºche , en un husil lo del barriº de San Carlºs ,¡tºpó cºn un fregado y se hizº el remo lón para dar tiempº .

La cosa seguía y nadie se acercaba a untarle la m anº .

El siguió a pasº de,t ortuga

, s i lbando y mirando a lº s b al

c ºnes . N o salía de la plazoleta,y uno de lºs hombres le grité

—¡Eh , D . Lesmes! ¿ Se le ha p erd i o a usted algº?

P aróse y dijo— N o

, señºr .

— Pues , entºnces , ¡larg º , a su avío !— Yo vºy pº r la calle , y la calle esd el R ey .

— Pues , s i es del Rey , ahºra lo verá

Page 357: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Ycºn -la palanqueta de levantar la lºsa del hus i ll o se fué

pob re , .asentándole un g º lpe q ue lº"

tendió en el suelo .

—¡Me

rhan matadº !— Si vuelve u sted a gritar

,lº tiramºs de cabez a al husi l lo .

a su casa.

es algº?

¡D ºs cºstillas rotas !…

XXII

D e m ó c r a t a y a .

Y así era la verdad . Cuarenta días estuvº sºbre un cºlchón ,

¡y gracias !“

M i pºbreza orgullosa,l a ind iferente y a gala de Sánchez

del Arc o , la crón i ca , s i s temát i ca y m i sérrima de los B aturo

ni , me d i erºn mucho qué pensar .

Nº vei a extrañº que ex i s t i eran des i gualdades de fºrtuna ;

pero nº encºntraba razonables las d i st i nci ºnes pºr la mera

pºs es i ón de las r i quezas . B arrero,enr i quec i do y ºrgullºso

,me

parecía repugnante ; menos d i gno de púb l i ca est imaci ón que

cua lquier pºbre senc i llo , que nº molesta a nad i e , que trabaj apor atender a su fam i l i a y mej ºrar su estado a sei —pos i b le .

Q ue pºr el d i nero y n º por la cualidad de persona humana

se tuviera derechº de vºtar y tomar parte en el G ºb i ernº , lº

juzgué i njustº . Q ue qu i en carece d e r i queza s i rva a la patri a

de sºldado y qu i en la pºsea se hal le exentº de ese d eber , lº

t engº pºr u na des i gualdad i n i cua . Q ue pºr tener bienes pa die

ra expºner su pensam i entº pºr esc i º i t º,y nº pud i era hacerlº

quien de ellº s carec i ese , d i putáb a lº por pri vi legiº irri tante .

Que la com i s i ón d e un del i tº cual ' el cºntrabandº llevara a

p resid i o al pobre , dejandº al rico impune y más enr i quecidº ,era para m i una i nfam i a .

Nada de esto pensaban pºr entºnces lºs progresistas ; has

Page 359: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

n—i cºn candil , cºmº en la … persona de D . José G abarrón ,

catedrát i cº de afectos externºs .

Alto tamb i én y regularmen te prºporci onado , moreno , gran

nariz ; ºjos más grandes , negrºs y sal i entes ; labios gruesºs ,péndulº el inferiºr ; lengua gorda , que daba a su vºz t imbre

ºpacº . Nº obstante,natural y fá cil ; expresaba cºn t a l encantº

el pensami entº y congracia t al,que íbamºs a su clase cual s i

fuéram ºs a una —función amena .

Inexacto s i empre en la hora , fal taba muchos días ; c i rcuns

tancia sufi ciente para desorganizar l a as i stenci a de los alum

nºs con cualqui er ºtro profesºr , pero no cºn él : todos le espe

ráb amº s trescuartos de hora,y hasta perder la esperanza de

que vin i ese .

E n cºncepto de tºdos , D . José G ab arrón era la mayor i n

t el ig enc i a de aquel Claustro ; más d i go , d e tºda la Andalucía .

Talentº comº el suyo puede que se vea ºtrº ; superiºr , me pá

rece d i fíc i l

Pose ía suma i lustrac i on : perfecto lat i no,per i to en griego

,

i nstrui dº en humanidades ; de tºdo sabía , y s i algº no supies e

lº ad i vi naba cºmº pº r natural revelac i ón . Lejºs de sent i rse

envanecido por tantas dotes , cas i se tenía pºr cualqu i era cº

sa ; y nº pºr afectación de mºdest i a , s i nº pºrque daba pocº

valor a lº que sabía .

Para cºn los estudiantes era otro estudiante ; el primerº

entre los brom istas y calaveras .

Carecía de orden ; desconºcía tºda autºridad , la suya la pri

mera . Hacía i mpºs i bles para que nº le respetáramos y , s i n

embargo,se le respetaba ; estudiantes y nº es tudiantes , tºd ºs

l e queríamos .

Tenía alguna cl i entela ; y esº a pesar de que veía a los en

fermos cºm º aqu el a quien llevan arrastras , una vez pºr se

mana,a las altas hºras d e la nºche

,a las dos o las cuatrº d e

la. madrugada , apºrreandº las puertas y'

asus tandº a lºs ve

ci nºs .

Ciertº día,en plena clase

, cubiertos pºr los b ancºs, dos é s

Page 360: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

tudi antes jugaban al monte . En medio de la lecci on , d ijo dºn

José:

¡Llevo un durº a la sota!

Y pros i guió tan tranquilo su d i scurso , si n perder de vista

lºs naipes .XXIV

E l a n f i t e a t r o .

Dºs había en el Cºlegio ; aún subsisten .

El pequeñº , el anti guo , m ás que anfi teatro resultaba cáte

dra. para explicar Anatomía , cºn una sola mesa giratºri a ; b as

taba para un muerto cuandº la enseñanza anatómica se redu

c ía a la Descr i ptiva .

En el grande,el nuevo, yo fu i el primer d i sectºr que t ra

bajó allí ; construyóse —en mi tiempº,tºmandº para el sºlar

parte en el jardín botánicº,y parte en el cºrrá lón del Hºsp i tal

Ex tenso , b i en ventiladº (¡mejor , azº tadº pºr lºs tempora

les ) , frío , encrudec i do por el. marmóreo suelº : sei s mesas de

piedra,en dos h i leras a lo largo ; al testero , una mesa y º cho

mesas d e pinº ; uno , dos , tres cadáveres , m ás o menºs putre

factos,ya centes en las m esas .

De n oche,la luz de la luna y su penumbra

,s i la había . F,

tºdº tiempo , una vela de sebº metida en el agujero occ i pit“al

de una calavera hab i litada de candelabro ; un d i sec tºr encºr

vado sº bre el cadáver , chamuscándº se el pelº para ver ; ºtra

persona v i va , acurrucada en un rincón,dando cabezadas de

sueñº .

Allá y así pasé la mayºr parte de las nºches de mi fi ori da y

a legre juventud .

¿ Qué aprendí allí?

Anatomía me parece que s i, aun siendº tan bruto como

pensaba mi D . Diegº Chºquet , Isla y etc .,etc . Operaciºnes

me parece que también . ¿ Algo m as? Nº sé . M as, ¡aquella sº

ciedad de muertos silenciosos hablaba tanto! D escartémonos

de! vivº .

Page 361: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 362

— L afón , tra i ga otra vela ; ésta va consumida . ¡Dafón !

¡Málhaya tu aguardiente! ¡Eh , Lafon ! Ni a patadas desp ierta .

—¿ Qué … qué hay?

—Que se levante y me traiga una vela ; y que afeite y lavemej or otra vez los cadáveres , pues los deja llenos de i nmundi

c i as y p i ojo s .

Dorm i do y b eodo,_se v levan taba dando tumbos .

—¡Estúp i do ! ¿ Quién conocería tu prosapi a?

¿ Qu i ere conocerla el lector? Pues , aunque no qu i era , he de

c on társela . Lafon , el sepulturero , el mozo de anfi teatro , era

n ada m eno s que h ij o de un G eneral .

Tras la imbec i l i dad del alcohol i smo,tras el velo de la de

gradación , b i en se veía—eu su li no pelo rub io,en sus oj os azu

l es,manos pequeñas y p i el blanca , el retoño de una planta de

salón , y no un a flor s i lvestre .

H ijo n atural hab i do en u na quer i da,que con h i jo y todo

abandonó su padre,el G eneral diria “¡A hí queda y se

muri ó luego .

Pero com o l a soledad y las tini eblas crean fantasmagorias

en la imag i naci ón,yo n o veía all i a Lafon el sepulturero : veia

al G eneral a curru cado y borracho,al m i smo G eneral conver

t i d o en mozo de una sala de d i secc i ón,si n un i forme , cruces ,

bandas,faja sombrero d e tres p i cos .

¿Y por qué no? ¿No eran la m i sma carne y lax

m i sm a san

gre? L a vara que arran ca de la tronca de un ol i vo , ¿ no es el

o livo m i smo? S i se sust i tuyen en el espac i o y el ti empo , ¿ qué

hace lo nuevo sino prolongar la m i sma esenc i al existenc i a de

lo anti guo?c —

¡A h ,G eneral

,G eneral ! -decía para m i muchas no

ches .—¿ Qu i en t e había de dec i r que al abandonar a un h ij o te

condenaba s a t i r i tar de frio y de alcohol i smo,pasand o las

noches en cucl i llas en el r i ncón de un anfi teatro ana tóm i co? »l

¡Cuán tas veces , al sen t i r los deseo s del amor , asomaba el

sepulturero -general,d ici éndome : c¡P resentel »

¿ Se deberá. a esto el que ,'

gracxas a Dios , haya hu ido los pe

Page 363: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

364

aun en determ inadas º perac i ones quirúrgicas , muchos“

re cur

sos que añad i r,con los cualesmodifi car y enmendar los de8per

fectos que originan la tendencia ºrgán i ca a la cr i m i nal idad .

M u e r t o s q u e h a b l a n .

N eces i tábanse d i ariamente para l a enseñanza tres cadáve

res,cuando menos ; dos o tres lecc i ones para las cátedras , y

luego carne para que se ejerc i taran los alumnos .

Tres muertos n o era m ucho pedir , y cas i nunca los hab i a .

Entonces,como hoy

,escaseab an por no sé qué clase de conspi

ración para no mermar los estipendios de enterramientos .

Qui enes no daban un maraved i para evitar que un cr i st i ano

se muri ese de hambre,daban un duro como obra de m i seri cor

d i a para enterrarlo .

A sí,los muertos andaban por las nubes . Algunos d i as , por

falta d e ellos,suspendían se las cátedras . Los est i rábamos hasta

más no poder,disputándolos a los gusanos , hasta que la pu

trefacc i ón los deshacía . D ábase una mala temporada . Tres días

s eguidos nos d ij o L afón— Hoy no hay cadáver .

Al cuarto,entrada la no che

,nos anunc i o uno . Estábamo s

en lo m ás r i goroso del i nvi erno , llovía a cántaros ; con sólo pá-

1

sar el j ard i n,llegué calad o al anfi teatro .

Los cristales re temb lab an,azotados por el temporal ; xmug i a

el v i ento ; cerradas las puertas y ventanas , penetraba , haci a

c orrerse la vela de sebo , ob l i cuando su llama , y la apagaba .

E ra una de esas noches de temporal que los campesinos d esco

nocen ,y que a los habitantes de islas y costas les ponen pellejo

de gallina,imaginando qué será del padre

,del hijo

,del her

mano o del marid o navegantes .

Escasa siempre la luz de sebo , en aqu ella ocasión apenas

Page 364: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

s i se alumbraba a s i m i sma lo necesario para declarar cuándo

la apagaba el viento . Agréguese que los relámpagos , penetran

do súbitos , deslumb rab an la retina , y así podrá imaginarse con

cuán to trabaj o i ba a emprender la d i sección .

Tratábase de l a región i ngu inal ; y l a calavera—palmator i a

hacía garatusas con las sombras . I nc indí la p i el ; instantánea

men te la luz de un relámpago iluminó cuerpo y rostro del ca

dáver , presentándo lo porcompleto a m i s ºjos en el m om entá

neo fulgor eléctr i co .

Pero quedé s i n v i sta y en un confuso estado i ndefi nible al lá

por lo m ás hondo d el ser,donde se elaboran las i deas . Como

no era m i edo,repuesto un tan to

,me pregunté a m i m ismo :

c ¿ Q ,ué te ha pasado? » Yn o pud e respond erme .

Prosegui mecán i camente la d i secci ón : el pensamiento es

taba en otra parte . Suspendí el trabajo y lo volví a cont i nuar .

M editabundo crucém e de brazos,como s i qu i s i era ver el cadá w

ver en las tinieblas

E n esto , un bram i do del vendaval , acompañado del rec i o

azotar d e la lluvi a,apaga la luz d e l a cala yera ; o tro relámpa

go ,entre roj o y azul

,i lum i na el cuerpo muerto ; y el respec t i

vo trueno le s i gue inmed i a to , cual _s i se vin i ese abaj o la bóve

da celeste . Atolondrado,pero menos confuso , grité :

—¡Lafón , luz ; trae dos velas !

L afón , no menos borracho que o tras noches , no dormía ,sentado en un banco

,yacía en las tinieblas de la noche y en

las t i nieblas de su espír i tu .

Echamos fósforos , y con trabajo encendimos tres velas : la

del cráneo y otras dos que tomé,una en cada mano .

Por más que había pensad o acerca de la impresión que meprodujo el muerto a l fulgor del pr imer relámpago

,nada había

pod i do discern i r . Pero al segundo , no obstante el atolondramiento que causa la conjun c i ón de tan fuertes y ru i dosos me

t eoros, me parec i ó que aquel cadáver era algo relacionado con

mi vida , un algo confuso , así como un conocim i ento de ultra“

tumba . P or eso ped í do s velas y me puse a alum brarle el ros“

Page 365: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 366

t ro , m i rándolo y observándolo con afán y cuidadosamente . ¡Y

nada! U na cara gorda , fofa , inic i al de cadavér i ca descompos i

c i ón ; una cabeza m a l rapada , llena de cortaduras y arañazospor la trémula mano y la navaja -serruch o de l sepul turero

V olví a m i tarea ; pero la negat i va del reconocim ient o no

b astó para d ej arme en paz . I ba la preparac i ón más que » me“

d i ada , cuando , volvi endo y revolvi endo , preguntó a L afón—¿De dónde proced e este cadáver?

— De lo s locos.del H08pi c i o .

—¿ Cómo se llama?

N o l o sé

Pues no pueden haberlo traído s i n papeleta . ¿Dónde tie

n es la papeleta?— E n el depósito estará .

— Pues , vuela y t ráem ela en seguida .

L afón fué al depós i to,cont i guo al front i s Norte del anfi tea

t ro,y traj o la papeleta . En ella leí : Joaqu i n Orihuela .

Quedé suspenso,hum edec i éronse m i s ojos .

¡Pobre Ori huela! Parece que en el seno de la muerte ten i asempeño en que te reconoc i ese yo a la luz d e los relámpagos .

,¿ Qué qu i eres de mi i nfanti l cari ño? M i ra m i s ojos . ¿ Que pída l a

D i os por t i ? Yo ped i ré . Harto has deb i do de sufr i r : los de To

rres vend i eron las vi ñas,dejaste d e ser su capataz ; bastantes

veces pregunté por t i , nada sab i an . ¿Me p i des qu e te dé se

pu l tu ra?

L afón, ¿ qué cuesta el ent i erro más barato?

Qu i n ce duros

¡Qu i nce duros! Ori huela , ya sabes que no los tengo .

¿ Será que m e pides que respete tus res tos y no lo s destroc e

e l crudo escalpelo? ¿ Si será eso?

¡No ! Ex traña preocupación m i a . No puede ser . ¿ Qué le im

porta a un muerto que se lo coman los gusanos entero 0 par

t i do? Pero e l caso es que m i mano se resi ste a segu i r di vi di en

do las carnes de mi buen am i go . ¿ Qu i én te había de decir cuan

d o me acariciabas, querido Orihuela , cuando me l levabas a las

Page 367: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

ese reconºc im i ento y examen,esa hasta observac i on , resultan

negativºs . U na cara desconocida,defºrmada por la hincha

zón , cara basta , de expresi ón borrada por la enfermedad m en

tal y por la muerte : ¡nada más! E so no obstante,pospongo l º

raci onalmente observado lo i ndefi nidamente senti do ; y el

pen sam1 ento sol i tario vaga por lº s ri ncones del cerebro como

alma en pena,y al fi n me impulsa a conocer el nombre del

m uertº .

X

Y p i enso qu'

e*deb e cons i stir en que damos más valor a las

sensaciones cuantº son más subjeti vas . P ºr eso,el alucinado

es el m ás creyente en la real i dad de sus Sensac i ones . L a m i s

m a clave ent i endº que puede expl i car el domi n i o que los sen

t im i en t ºs ejercen sºbre la razón .

U na persºna recta y de intel i gencia lúcida,de'sahogaba

hace pºcº su pecho en mi cºnfi anza, querellándose de que a

su amada un ma lvado cºnfesºr procuraba apartarla de sus re

lac i ones .

Es de ver cómo el poseído pºr cualqu i er sentimientº acoge

pºd erosa la más fútil razón que favºrezca su sent i r ; y se e x as

pera con las m ás fuertes,y las rechaza s i l e so n contrar i as . P or

e sº es vanº convencer a l fanát i co , pel igrosís im o y con traprº

ducen te pred i car l a verdad a las masas en efervescencia . M i en

t ras que si l lega cualqu i er pelafustán o mal vado , y asegura la

certeza del ab surdo mayor que pueda i m ag i narse ; con tal que

ha lague o aguce el sentimiento en aquel puntº dºm 1nan te ,

arrastrará a la mult i tud como s i tuvi ese una vara mágica .

Cuando luchan el sentim i ento y la'

razón,cosa que sucede

con frecuenc i a,se padece mucho ; pero cas 1 s1 empre , el senti

m i ento tri unfa . Sufrí,entre s i acabar o suspender la disección

en el cuerpo de mi pobre amigo . V enc i ó la razón , porque no

pºdía dispºner l i bremente del cadáver ; de haber pod i dº , nº

hubiera cºnt i nuado .

Muchas veces , después y hasta ahºra“

mismo , sentí y sientº

hºnda pena con aquel recuerdº . El que ha visto quedársele en

las manºs alguna criatura , entre los horrores y la sangre de

Page 368: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

369

cruel ºperac i ºn , y al refrescar en su recuerd o el cuadro lo

m i ra sm remord imientºs y si n ¡siéntese i nsat i sfe

chº de 's i m i smo por haber dado unos cuantos cortes más en

un cadáver !Estº debe de cºnsistir en que hay personas que viven de

presente en el pasadº , como las hay que sólo v iven en el díaque les alumbra el sol .

Como l º s hay (¡no sé si más infelices º m ás dichosos !) que

v iven en lo pasado , en lo presente y en lo futuro .

XXVI

L o s m u e r t o s . s i g u e n h a b l a n d o .

De ser otro m i plan, y

no el prºpuestº (dar el cuadrº de

mi part i cular educación) , fácil me seri a escribir unas m emº

rías d e anñteatro ; ajustadº y ceñido a referi rlas , resultarían

materiales para un noveladº r materialista y psicólogo .

Y luego , ¡qué mezcla t an horrible ! Mudos lºs muerto s para

el oídº, ¡qué voceadores y escandalosos para el espíritu !Todºs

yacentes en silencio , perº al mismº t i empo no hay uno que

dej e d e tirar hacia sí,como dic i endº : ¡M írame!

Ya es una vi eja cºnsum i da que se ríe de ella misma y de ti

que la estás mirandº y del mundo entero que nº la ve . Ya es

un hombrón ve lludo y fuerte , que blasfema rígido y yerto :Yaun niño encan ijado , encorvadi to , s orprendido por la muerte

tiritando .

Ahora nos detiene un gallardo jºven , cºn'

la cabeza perfº

rada de un balazo,cristal i zadas en sus labios las quejas de la

amarga suerte .

Aquí un hediondo,hinchado y ulceroso vi rulentº , horrible

de ver ; allí una j oven cuya bellez a no se rinde a la muerte

E l mayor número se cºmplace en declarar su histºria . N o

parece sinº que , a punto de borrarse la persºna pºr el escal

pelº y la putrefacción,se dan pr i sa a decir :

Page 369: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

—¡Que soy fulanº !

U na vi eja nos grita—¡He s i do guapa ! ¿ N o lº crees? ¡Registra mi pellej o !

En efecto , d i fícil sería encontrar documento más fehac i en

te : un ta tuaje , otro y otro ; un archi vº de lºs impuros amºres

( cºn todas su s cºnsecuenc i as fisiºlógicas y m orbosas) de aque

l la mujer graciºsa y bella en el siglo X VIII , hºrrible y repug

nante hacia med i ados del X I X .

<:Franc i sca G arrido » decía la papeleta ; Soy de Andrés de la

Cruz , el primer tatuaj e , segu i do de un corazón bermellón atra

vesado pºr dº s flechas ; d ebaj o , en negro , Soy de P aco Fuertes ,a ño 1 790

,y un falo azul ; después , P er i co G arzón . Y así cºnt i

nuab an pºr ambos brazºs rótulos y signos .

Separé y desequé aquellos pellejos,para conservarlos ; h i

celº c on tan m a l arte, que se coarrugaron y ennegrec i eron a l

secarse , borrándose la epigrafía amorºsa .

XXV II

E l m a e s t r o m u n d o .

Aparte de los profesores ofi cial es y de mis condiscípulos,

ya e stará convencid º e l paci ente lector de que fueron maestrºs

míos : la prºp i a Naturaleza , una mona , una º i g ií eña , un perro ,un cuervº , el campo y otrºs doctºres extraños en quienes na

d i e podría pensar .

Pero,lo d e << ccn

'

ocer e l mundo,tener mundº » y demás frases

pºr el es til o qu e andan en boca de todos , eso presupone que

este enem i go del alma debe y tiene que ser un gran maestrº .

El que nace favorec i do por la Fo rtuna , carece d e lº s bene

íi ci os sum i nistrados por este supremo pedagogº .

E l que nace en ºscura condición,dentro de estrecho círcu

lo d e necesidades y a spirac i ones , tampoco aprende gran co sad e lo que se llama mundo.

Page 371: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

sólo él da la pauta “

del arte de lavida soc i al . Llega enalgunosespíri tus estrechos a un l ím i te b i en b aj o

,hac i éndolos mera

mente vi vi dores; qu i ere deci r , que aprovechan su saber parareduci rlº ,

a un m ezqui no/

egoísm º o arte de medrar'. Llega en

º tros a más nobles esferas , y sólo ent ºnces el mundo viene a ser

el supremo maestrº .

Sentadas estas prem isas , sigamºs cºn los pri ncipales fac

tºres d e m i mundo en la edad verdaderamen te crí tica en que

m e hallaba por lºs año s del , 1844 .hasta el 1850.

XXVI I I

D o n F r a n c i s c o S á n c h e z d e l A r c o .

Mi conocimiento cºn dicho señor, ya saben les lectores

cómo fue . Ahora debo añadir que,pºr las s i ngularidades de

su persona y carácter , a traye'ndose fuertemente mi atención

,

él cºnsiguió ñjarla al impulsarme a . ºb servarle,convirt i endo

así una facultad i nconsc i ente en un hábito d esenvuelto y de

term i nado de estudiar a las personas ; lo cual , d i chº sea de paso ,nº ha impedido que a veces cayera en errºres de apreciaci ón .

Hay palabras cuyo valor es d e c i rcunstanc i as , pasado el

tiempo , casi pierd en su significación primitiva º total , dicenotra cºsa º nada .

A sí , bullanguerº : hoy por hoy sólº dará la i dea de un hom

bre que bulle,que m ete ruidº . En los tiempºs a que nos refe

r imos , caracter i zaba a los exaltadºs de baja estofa que , no te

niendo arra i go n i cosa que perder , gritaban y se agitaban por .

hábito,dando v ivas y “ mueras en las esquinas en toda ocas i ón ,

en las plazas públ i cas en época de pronunc i am ientos , y que l le

gado el triunfº calmaban sus afanes haciendº a las bandas i n i

l i tares tocar el himno de *R i eg º .

De esta ya extinguida clase humilde de políticos d e anta

i h surgierºn D . Francisco Sánchez del Arco , D . L uis G onzá

Page 372: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

l ez B rabo y otras personas que llega rºn a ser más ,o menoshonradas »

y m ás o menos ilus tres .

Sánchez d el Arco tenia su mesnada pa triótica eng una bar

b er i a de la plaza de Santo Dom i ngo . E l maestro m i ra ba .a dºn

Franc i sco como a un ser superior . L a t i enda era cas i no dem i

l i c i anos desarmadºs , de cesantes y de a lgún parroquiano pro

.gres i sta . De este núcleo dispºnía y era cabez a D . Franc iscº .

Además,comº sabemos

,se h i zo redac tor de E t N aci ona l ,

periódicº local,cuya suscr i pc i ón apenas daba para

=

el papek y

l a imprenta . P ºr tanto , nada pagaba a lº s redactores ; éranlº ,

pues , por amºr a l arte y a las ideas , D . José Pere i ra y nues

t ro Sán chez del A rco .

E l p rimero se describe con decir que pare cía e l reverso de

la medalla del segundo .

Joven , abogado , medio poeta y m edio l i teratº , tímid º , co

medido,afable

,satisfecho con la median i a de su casa . T i po de

lo que entonces llamaban los ¡mºderados la juventud dorada ,

por una de esas di slºcac i ones tan frecuentes en E spaña , ejer

c i a de progresi sta , cuando su naturaleza real debiera l levarle

a l bando º puesto .

Pero hacía ta l rel i g i on de s us ideas , que hombre más con

s ecuen te n º lo he v i sto jamás . V ivió y mur i ó (mucho después

de la República) s i endo prºgresista y redactºr s i n sueldo de

periód i cos prºgresi s tas , s i n haber sol icitadº n i obteni dº puesto

a lguno re tri b u i do n i honorífi cº . Y s i empre tan cºntento y tan

sati sfecho , s i n que la envidia o la ambición jamás turbaran“

su

sueño

¡Oh inºcente y buenísimº Pere i ra , modelo de patri ºtas des

i nteresados y humildes ! ¡Cuánto más vale tu o scura memoria

que las de tantos otros , más ruidosas !

Qui zá pºr el mismo contraste d e lºs caracteres,Perei ra y

Sánchez del Arco v i vían en una paz º ctavi ana . E l pr imero se

entretenía en escr i b i r artículos d octrinales,m ás o menºs anº

d inos ; el segundo se ufanaba en la polém i ca _ardi ente , —en das

notas aceradas'

y en todº lo que fuese batallar .

Page 373: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Uña vez amigo de entrambos , tamb i en solía yº meter mi

cuartº a espadas , por el honor , s i no de redactºr , al menos de

sotaescri tºr ; y , en efecto , escribí alguno que otrº art i cu lejo

rimbombante , del género declamator i o , zurci do cºn lug ares

cºmunes ;

Con esto del periºdismo,cºn las nu evas de las cºnsp i rac i o

nes,cºn las esperanzas de algún cºmandante o capitán sepa

rado del serviciº , o cºn la palabra formal de un sargento en

activº de sacar su compañía , pasábamºs el tiempº gratamente

y si n sentirlº la redacc i ón,lºs t ertu l i ºs y los parroqu i anos del

barberº .

Sánchez del Arcº no tenía entonces más instrucc i on que la'

indispensable para el desempeño de la Secretaría de Con i l ;pero tenía talentº , v i veza , t ravesura y , sob re todo , una ener

g ía voluntariosa e i rresist i ble , de hºmbre ch i qu i tín .

Toda su i nstrucción literaria reduc i ase al B rocense y Her

m esilla ; aula y l i b rº ,fuera d e éstos

,no cºnºcía n i nguno . Por

l ecturas , el Quijote; y esº si,todº el teatro de Calderón

,parte

del de Lºpe de V ega , algo de Ti rso y de Alarcón . Estas cº

medias,de ediciones ant i guas en forma de cuadernºs

,junta

m ente cºn la ley de Ayuntam i entºs , constituían su b i b lioteca ,apilada en varias s i llas de la casa .

Por Calderón se dió a hacer versos ; por el B rocense y Her

m osi l la , a cºbrar el baratº en tre,cóm i cº s y au tºres de com c

dias,haciéndose temer desd e las columnas de E l N aczona l , y

lºgrando que pºr conseguir su benevolencia crít i ca le bailaran

el agua delante . De este modº,aun rotº

,despe i nado y suc i o ,

se abrió camino en Cádiz, ¡todo exteriori dad y pulcr i tud !

Por las tardes i b a a buscarl e a su casa . Tomábamos café en

el del Comerc i o ; y luego íbamos al B alón , co lándonºs de go

rra por d erecho prºp i o como redactores d e un periód i cº , y de

partíamos acerca de pº lít i ca'

y de m i l cosas d i ferentes .

Algunas tardes me leía Calderón,el cual unas veces m e

agradaba y otras me hacía bostezar (princ i palmente en l os

a utºs sacramental es) . Otras tardes lei a sus prºpios versºs (que

Page 375: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

376”

que se alcanzaba era su considerac i on , pero a título de no —con

tradec i rle ni oponérsele ; esto no lº sufría de nadie »

. C onsidera

ba a su mujer , miraba con i nd i ferencia a sus h ijo s ; cons i dera

b a algo a Pere i ra ; un poco m ás a m i , aunque sólo era un!

mo

zalbe te ; algo más a Adolfo de Castro , porque , s i endo”és t e un

eruditº nºtable , le concedía todo en tºdo y hasta en op i nio

nes , así polít i cas cºmo literar i as .

Comp laci ame hom b rearme cºn Sánchez y con Castro, que

me parecían dos personas de pro ; y que , en efecto , lº eran por

d iversºs modºs .

Paseábamos juntos lº s ratos de vagar , cuidando yo de aten

d er a lº que hablaban y de habla r poco,para no descubrir la

h i laza de m i sup1na i gnoranci a . La verdad era que Sánchez

d el Arco estaba a la sazón,sobre poco más o menºs

,a la altura

d e mis conoc im i entos ; pero barajaba su B rocense y sus come

d i as del teatro antiguº cºn tal a i re de peri tº delante de Cas

tro , que éste casi le concedía autºr i dad . Por mi parte , abría

un palmo de boca cuando Ado lfo hacia sus excurs i ones por los

c ampos d e la B ibl i ºgrafía , que era a cada momento ; encon

trando en su instrucc i ón e i nteli genc i a muchos punto s de con »

tacto con Imper i al Igni no , sólo que el últimº no hacía profe

s i ón de bi bl i ófilo como el prim erº .

M e causaba sonroj o comparar tanto saber suyo con tanto

i gnorar m íº . Cºn Ignino podía t enerm elas t i esas ; que , en e l

fºndo de las asi gnaturas,s i él entraba por una puerta , entraba

y o por otra , y ¡santas pascuas !

Pero oír hablar a Castrº de lºs l i brº s de San Isidoro , del

poema del mi o Ci d ,de lº s falsºs cron i cones , del A rte de los i n

geni os , de las o bras d e Herodoto , de las edic i ones del Q u ijote ,de la colecc i ón que tenía reun i da de éstas y de los l i bros d e

Caballería , en fi n ,de todo un catálogº que a modo de b i b l i ote

ca llevaba en la mollera , eso causába ín e verg i í enza , pºr nº te

ner n i la más remota idea de tales cosas . Sánchez d el Arco la s

c ía ind i ferente , cual si le fuesen cºnocidas .

Como Castro se pasaba la m ayºr parte del día revolviend o

Page 376: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

377

baratil los y_puestos de libros v i ejos , raro era el en que nº n ºsanunc i ara alguna nueva adqu i sición .

Ci erto día nos mostró , ufano , un manuscritº que decía ser

el B uscap i e' de Cervantes . No parecía sino que descubriera el

N uevºMundo . N os convo có cºn otros,am i g os a una solemne

l ectura del prec i osº hallazgo . Concurrimos a su ca sa para el

efecto ; y todos aprobamos , yo i nclus i ve , que aquello nº pod ía

s er de ºtra pluma sino de la del mismísimº Cervan tes .

A dec i r verdad , para m i capote , aquel fasc i cu l i llº manus

c ri to me parec i ó sin gracia n i sustancia . Que no era superche

r ía n i in venc i ón d e Castro , ten ía lo y lº tengº pºr seguro . A hº

ra,eso de que fuese o no de Cervantes , ¿ qué se yo? ; a pesar d e

las muecas que , un i das a las de más respetables concurrentes,h i ce en señal de calurº sa afi rmación .

Mucho habría aprend i do de la sociedad d e Adºlfo , S I en la

e scuela no me hub i esen i m buído la endiablada i dea de que e s

un del i to m ccnfesab le el“

i gnorar .

¿ Qué es tal cosa?— me pregun taban .

Y como nº la supiera de corri dº,en vea de decirme : <<Pues

m i re us ted,es esto y aquello » (con lo cual bastaba para quedar

enterado ) , venían los apóstrofes de c ¡B ru to, ani ma l! » y otrºs

halagºs semejantes .

Con estº , la i gnoranci a viene a imponer el disimulo de tan

feo pecado , y lleva a la farsa ridícula de aparentar saber y aun

e m i ti r ºpinión sºbre aquello que precisamente se ignora,colo

cándonos en el m ás miserable casº ante nuestra prºp i a cºn

cienci a .

Y gracias , gracias s i en esta lucha el amor prºpiº no ven

ce a la conc i enc i a,quedando convertidos en unº de esos fatuos

e ignorantes impen i tentes que tapan sus desni

udeces cºn la i n

flaci ón de la vanidad .

Mucho de historia,de literatura y de bibliografía hubiera

podidº aprender entonces,con sólo preguntaraAdolfo hones

t a y llanamente tantas cºsas como yo i gnoraba y él sabía .

De todos mºdos,algo se me pegó :

al oído,algunas ideas

Page 377: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 378

t omé al vuelo , algún libro viej o rebusqué en los barat i llos y leí

en ca sa : entre ºtros ciertos tomos i ncºmpletos d e nuestrº gran

enciclopedista Feijóo,las 'Emp resas pol i ti cas de Fajardo (de

cuyo ga l lardísim o est i l º quedé prendado y procuró im i tarlo) ,la Hi stori a de E sp aña pºr Mariana , las G uerra s ci vi les de G ra

nada , algunºs escritºs d e Mayan s y Síscar , una adm i rable y

olvidada traducción de la V i da de Ci cerón; l eí a Quint i liano ,t ambién la colección del Semanar i o erudi to de V i llarro el , las

obras en prosa de Que vedo , las N ºvela s ejemp lares de Cervan

tes,las N oches lúgubres de Cadalso , E l L azar i l lo de Tarmes ,

E l E scudero M arcos de Obregón ,las obras m i l i tares del M ar

qués de San ta Cruz ,el D i oscóri des traducido pºr Laguna , algo

de la E nc i clop ed i a francesa , la M oral uni versa l de no recuerdo

quién , l i brºs más o menos v i ejos y más o menos sustanc i osºs .

Castro,no o bstante su erudic i ón

,en e l trato era puer i l .

Sánchez d el Arco,m ás maduro , cog i endo las cosas al vuelo ,

debía de leer y estudiar a solas , porque adelantó mucho en

poco tiempo ; nº llegó a erud i to , perº salvó la barrera de la

ignoranc i a,creciendo cºn esto en audacia y travesura . Nunca

r i ndió pari a s a n i nguno . Sólº cºn una persona le pude ver

casi hum i ld e y cas i cºrtesano : fue t a l persona un v 1 e3ec i llo

atrab i liar i o,que reapareció pºr Cádiz accidentalmente aque

llos días .

XXIX

D . B a r t o l o m é G a l l a r d o .

Conocía lo de nombre . L o pri mero , por un l i brej i l lo de pºca

más lectura que la Doctrina cri st i ana , cºn el cual topé d e n iñº

entre los l i bros de D . R amón de Tºrres : el D i cci onar i o cri ti co

burlesco,impreso desventurado , de cuyas primeras páginas no

pude pasar,según me pareció d e i nsulso y contrahecho .

—¡Aquí está D .

*

B artolºm é G allardo !— nos d ij º un día

Adolfº,como qu ien comunica una importante nueva .

Page 379: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

a llí s e ins taló ,'

It i ra ndo los :trebejºs qu e le estorbaran , con sus

modºs y humºr de todos los diablºs : L a v i uda y su h i jo , cohi

b i dos , nada se atrevieron a decirle ; y xasí quedaron las cosas .

Pero D . B artolº , que ya nº tenía que guardar respe tos al v ie

jo Luna , por d i funto , convi rt i óse en t i ranº de la casa ; y , lo

que fue peor , tomáb ase licencias con las criadas , y llevaba y

t raía algunas am igas a su hab i tación . Después d e muchas an

s i as , la señora , que hab ía cºnsultado como caso de conciencia'

a ! confesor , fue estrechada por éste para que pusiese a G al lar

d o de pati tas en la calle . Pero, ¿ quién l e ponía el cascabel al

gato? L a señora temía a D . B ar to lomé como a una espada

d esnuda ; y desd e e l día en que pisó la casa , se lo pasaba ence

rrada en su hab i tación,sin atreverse a sal i r . Tom as i to , aunque

y a hombre granado , con su timidez,su m oderan t i smo y su

fi losofía , no sólº carecía de fuerza moral para el lance,s ino

q ue , tratado como un doctr i no pºr D . B a rtolo , temía (y no s i n

fundamento) que éste le arrojara pºr el balcón . Fuéronse en

tonces con el expediente al cura,suplicándo le que él

,en nom

bre de madre e h ijo , se encargase d e notifi car e l desahucio ;pero el cura d ij o que ellos y só lo ellos lo habían de

hacer . Por fi n ,d i scurre que te discurre

, ocurr iósel e a Tomás

una idea fel i z y prºpi a de su filosofía Escribió una carta

m uy respe tuosa y muy untada de jabón para que se le desliza

ra suavemente , perº que en el fondo venia a dec i r : q ue muer

to su señor padre,las circunstancias habían var i adº ; que su

s eñora madre,anciana y enferma

,nº podía tener huéspedes;

que sus preocupaciones rel i g i osas la mantenían en una alarma

pel i grºsa para su vida ; que él , entre el amor de su madre y e l

respeto a su maestrº,se hallaba en un cºnfl ictº ; y que , como

nº tenía valºr para arrostrarlo , l e suplicaba , pidiéndole m i l

(1 ) D . T ºmás de L una fue el jefe pri nc i pa l y la I g les i a toda de lºs fi ló

sofos ecléct i cos que en España d i eron los fundam entos de la dºctri na del

j usto m ed i o; se pasó la v i da dando lecc i ones púb l i cas de F i lºsofía. L e oí

v ari as : era un e5píri tu estud i oso, desi nteresadº y b en igno .

Page 380: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

perdones,que tomase habitac i on

,que él mismº le prºporc i o

naria , donde pudiera estar t an cómºdamente y con mayor li

b ertad . Q ue , s i no aceptaba el ruego y el ºfrecim i ento que le

hacía,tenía dec i d i do salvar el conñícto sal iendo el mismo de

su casa , para hu i r las quejas y amºnestac i ones de su señora

madre .» Esta carta púsº la Tomás bajo un sobre en la carpeta

de D . B artolomé , aprovechando un mºmento“ d e su ausenci a

Cuandº d e allí a poco volvió éste a la habit ac i ón…

'

y v ió la es

quela d e Tomás , rºmpi ó el sobre , la leyó , tomó la pluma. y es

cri b i ó debajo :Don Tºmá ss i te vas

,

tºnto menºs ;s i te quedas

,

tºntº m ás ,D on Tomá s .

¡G a , ga , ga !— prorrump10 Sánchez—¡Ji , j i , j i l— s i guió Adºlfo , r i éndose de la grac i a de su

prºpi o relato .

Yº no pude reirme .

—¡Vam os a casa d e D . B artolºmé !

—¡V amos !

Y les dejé ir .

En la vis i t a , debieron de quedar citadºs mis amigo s con

G allardº; pºrque , a la tard e siguiente , estando nosotros en el

cafe , entró G allardo , dir i gi éndose a nuestra mesa . Desde que

lo divisaron , se pus i eron en p i e Sánchez y Adºlfo , adelantan

d ose a rec i b i rle y ºfreciéndole cada uno su respectiva silla .

Entºnces conocí al personaj e : un v i ejec i llo con cara avi na

grada y de color de aceituna,grave , —ñaco , con cierto a i re de …

superioridad y protección .

(1 ) Sánchez del A rco no reía nunca : afectaba re i rse . Y, como ri sa fi n

g i da , no salía,naturalmen te , de su s i ti o

,s ino de la parte más posteri ºr de

la faringe ; asi , no reía sobre el soni do de la'

jota , sino sob re el… de la gues“

Page 381: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 382

Me chocó d esde luego , más que el vi ej o , la actitud de Sán ,

chez . P or pr imera vez , l o vi despojado de su a i re de tacº y

osadía ; antes bien , afectaba u na atenc i ón entre respetuº sa y

humilde para cºn el vej ete . Este saludó d e med i o cuello , y no

qu i sº sentarse , con l º que todos nos pusimos en p i e ; él vºlviól a espalda , dirigiéndose a la puerta de sal i da . Mis am igos le

s i gu i eron , y yo tamb i én ,s i n dec i r nadie una palabra .

Ya en lai

ca l le, dándole la acera , le preguntarºn :

¿ Cómo está usted , Sr . D . B arto lomé?

P si, ¿ cómo he d e estar? V i ej o y trabajado .

— Pero,de segurº que traerá usted algo entre manºs .

— P s i,las añc i ºn es siempre quedan .

Es de ad vertir que todas las obras juntas del labºriºso dºn

B artºlo no harían cuatro l i bras d e lentej as

Pero,en f m, cºmº l as cosas n o se aprec i an principalmente

por la canti dad , s i no por la cal i d ad , prºcuró aquellos días leer

s us escr i tos . P regunte en var i as librerías,i nút i lm en t e . P regun

té a Sánchez de l Arco , y sól o me d i ó noti c i as del D i cc i ºnar i º

c r i ti co; y , o mucho me equivºco , o m e parece que lo había

v isto aún menos que yo . Yo , al menos , l º había tenido en la

mano .

En esto/

l l egam ºs a la Plaza de San Agustín ; D . B artºl o en

tró en una l i brería,que

,s i no recuerdº mal

, se l lamaba de M o

raleda . Apenas abocó en la t i enda,sal i ó un a ex clainac i ón de

var i as bocas :—¡Hola , Sr . D .

"

B artolomé ! ¡Tan to bueno por estas tierras!

Y todos se apresuraron a achucharle,mientras el librero

,

de ten i do por el mºstrador,alargaba el cuerpº y el brazo como

para satisfacer prontº el deseo de estrecharle la mano . Mi ve

jete , grave y seriº , se d ejaba fel i c i tar cºmo s i se lº tuvi era de

sobra merecido , d i gnándose contestar con movi m i entºs de ca

beza . Luegº,diri g i éndºse al l i brero , l e dijo :

—¿Há caído por ahi algo importante?

— N o s eñor; las ediciones antiguas son cada vez más raras .Un Sorapán de R i eros debº tener por ahí .

Page 383: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

P roblemas son éstos que sól o pueden reso l verse pºr el estu

d i º del mundo y de las gentes . ¡Cuántas y cuántas veces en el

curso de la v i da he pod i do o bservar esas aberraciones aparen

t es que acabo de referir !

¡Hay tanto que o bserva r en la materia del relato , que no

acabaría nunca s i me parase en el análisis !

L os b i b l i óñlos,en general

,se convierten e n soberb i ºs pºr

virtud del m i smo ofi c i o . El que ejercita su cerebrº en cºnocer

l i bros y autores de to das las materias,adquiere un concepto

ex agerado de su prºpi o saber , cons i derase un portento ; y d e …

aquí nace una especial vanidad , intolerancia y sºberbia , que ,apoderándose d e. ellos

,los cºnvi er t e en una clase de enaj ena

dos,m i tad m aníacºs y mitad ridículos .

Contribuye al arraigo y progreso del daño el público en

general ; y pr i ncipalmente lºs doctos , quienes , pºr ºpuestas

causas,fom entan

/

con la adulación las pobres pasiones del en

fermo moral .

E l público , porque comúnmente ignaro , no puede menºs

de adm i rar a esos hombres que hablan de tantas co sas y que

barajan los nºmbres de lº s sab i os todos del mundo y sus e“da

des todas , cual si bebieran con ellos en el mismº jarrº .

Los por m i edo . ¿ P or m i edo? Si , por miedo ; y all á

va la explicación . A los b i b l i óñlos , su prºpi a vanidad los hace

int olerantes . Se at i borran la mºl lera de lectura y nº les queda

en l ºs sesos n i ngún recobeco donde discurrir . Impotentes para

la producción fecunda de obras propias,échanse a criticar las

aj enas ; resultando , no críticos desapasionados y justo s , sino

apas i ºnados,mal i gnºs , mordaces y casi libel i stas . Echanse a

crítico s , y desuellan a tº do escritor y a todo aquel que produce alguna ' cosa . Si éste les cobra miedo , procura l i brarse de

sus mordiscos a fuerza de adulación y halago , para ver si así

los atraen,si alcanzan su amistad , y con ella su indulgencia .

Sin embargo,la táctica es i heñcaz ; pºr el cºntrario tales

adulac i ones acrecientan m ás y más las vanidades del b i bl i ó

manº cri t i castro , irri tan su i nconfesab le esterilidad y le azu

X/

Page 384: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

385

z an,cuando llega el caso , contra el adulador mismo , com o

'éste

valga algo y'

pub l i que alguna cosa . Dígalo,si

'no

,aquel Adolfo

Castrº,a quien algo después enderezó»D . B artolo su sA »Z apa

t i lla ,zap atazo , y a su fa l sº B uscap i e

'

, unp unti l lazo» .

Pues b i en : Sánchez del Arco,el hºmbre más atrevidº , el

más osadº quizá que conocí en toda mi v ida , convert íase en

g elat ina en presenc i a de G allardo . Y es que escribía comedias .

Después ya me he expl i cado muchas cºsas raras , de natu

ralez a análogasP º r ejemplo,un personaj e que adula. a un

c ómico y se arrastra ante él , para que l e p ºnga en escena, un

sainete ; un m i nistro que pasa la mano pºr e l lomº a un pº

bre gacetillero,etc .

XXX

A b i s m o s d e l c o r a z ó n .

Nadie más claro y transparente que Adolfº ; no era preci sº

sºndearlo . A mis ojos,su personalidad y su saber aparecían

como un lago alpes tre : grande,pero tan cri stal i nº

,que pºr

tºdas partes permitía ver hasta los más pequeños gu i jos,d e su

fondo . Con carácter más arriscado el suyº,hubiera i do a pá

rar en bibl i ómano , más o —menos abartºlado; de voluntad débil,a somaba las puntas , y como blandas que eran , no p i ncha ban .

Sánchez del Arco , en cambio , era un ab i smo cuyo fondo ni

él conocía ni lº podía conºcer . ¡Cuántas extrañas cond i ciones ,

qué mezcla de cosas i ncongruentes , qué'

grandes y qué pequeñ as facul tades !

Carecía de t odo pri n cipi º moral , y lamayor parte de susc ostumbres eran morales ; carecía de tºda ambición , y no con

sentía ni reconocía superioridad en nadie ; s in ser valiente ni

pretenderlº , por amºr prºpiº resultaba osado , temerario .

N o es que despreciara las riquezas y bienes mater i ales, era

que desconocía en absolutº su necesidad ; de ahí prºced ía unaprºcaci dad inaudita .

Page 385: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

386

Enem i go , éralo sañudo . Amigo , lo era tib i o . Ya he dichade

L él que no sentía el amor .

De todas las facultad es,la que es timaba en más

,por la que

m ás se ufanaba y de la que tenía c i erta van i dad , era la trave

sura . Delei tábase en d i scurr i r el modo d e echar la zancad i lla a

un enem i go ; quizá por eso l e complacía tenerlos . En las luchas

pº l ít i cas , muchas veces se le vi ó solo ; entonces se le veía más

contento , desplegar mayores energías . Ocasiones hubo en qu e

has tael barberº y su tertulia,hasta el prºp i o hermano suyo ,

l e fueron cºntrari os . Con esto,pel eó él solo contra moderados

y progresistas , cºntra todo el mundo ; y venció y se impuso .

Llegó a jefe d e part i do en la pro vinc i a , fue Diputado a“

Cortes en las Consti tuyentes del 54 . N o p i d i ó nada,ni qu i so

nada ; por no tener amb i c i ón , ni aun la de hacerse nºtar .

Murió d e s i ngular manera,y en consonanc i a cºn su carác

ter . B urláb ase de l a Patri a . Cºmo no amaba , no entendía esta

i dea ; afi rmaba que la Patria era un falso ente de razón , cºmo

Diºs y otras fi cciones imag i n'

ativas . Y , si n embargo,era pa

t ri ota,según se puede ver .

Llegó la guerra de Afr i ca ; , s i n ser militar n i tener mald i ta

l a obl i gación , al Africa se fué , s i n cu i darse de nada , y menºs

de su persona .

En Ceuta,dispuesto a seguir a un Cuerpo de Ejército , echó

d e ver que no tenía dinerº . Q uedóse dºs días s i n comer , y no

se le ocurr i ó pedírselº a amigo o conoc i do . L e acometió el có

l era ; cuando no pudo andar , se echó en el suelo . Moribundo

l º recogieron y trasladaron al hºspital ; y allí ñnó m i am i go .

Mi amigo, si , y maestro . ¡Cuánto aprend í en su estudio !

N o fue nada . ¡Q ué dolºr !

Si hubiera amado … ¡qué grande hºmbre !

Page 387: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

388

d es fá ci les d e satisfacer , a la sobriedad . Y a la vez , en m i cá

r ácter tri ste abrió una fuente de placer para tºda la v i da , por

q ue , l l egando a mej or estado de fortuna , me di por contentºc on po co : no l legué a senti r las com ezones de la ambici ón , ni

d olºr pºr las pérd i das pecuni ar i as , cons i derandº que bien po

d ía vi vi r cº n menos neces i tando menos . Cºmo el espíri tu'

es

i nterno y no se ve,he de i nsi s t i r en este punto d e confesión .

En aquella edad , los r i gores de la pobreza no los sentía pore l hechº de carecer

,s i nº por el deshonor que ésta para m i im

p l i cab a . E sº de llegar el tendero con la cuenta y nº'

t e'

ner

i

para

pagarle,hacer que vºlvi ese inútilmente , escuchar sus justas

reconvenci ones , etc .,eran escenas que cºn si derab a i ncompat i

bles , no ya con la honra , s i no hasta cºn el más s imple decoro .

Así,en m i conceptº

,era precisº n º aparecer de esta mane

ra ante la sºc i edad , d i simular y ocultar la situación . T a l pró

curab a y aun conseguía,grac i as a los cu i dadº s de m i madre ;

a lº s milagros,mejor d i cho

,de su buena y fuerte voluntad .

Part i endº de esto , considérese l a fasc i nac i ón que ej ercería

en mi espíritu un hombre cual Sánchez del Arco,superiºr a

todo aquello que tanto me m ort iñcab a ; qu i en realmente no

hacía gala de sus d esastres po r c i nismo,sino pºrque desprecia

ba lo exteriºr que la sºciedad honora,llenándose todo cºn la

i nterior estimac i ón de si mismo , que , si 'l e l leva ba a osado , no

l e hacía caer en vanidoso .

Debole , pues (y por ellº l e consagro aquí mimagi sterio sobre el punto más culm inante de la educación .

Con su ej emplo , me h i zo sobr i º en'

apet i tos y pas i ones , sugi

riéndome una especie de placer en el amor a las pocas neces i

d ades .

Viejo hoy,siento contrariedad y cºmº violenc i a en tener

c asa y mesa regular y m ás sirvientes de lºs precisos : miro con

fruición una cas i ta blanca,pob re y l impia . U na cama de “

t ije

ra,una mesa de pinº y cuatro s i llas : a esto reduc i ría mi ajuar

S i no juzgara que había de tenerse por ex travaganc i aº“

mez

qu i na avari c i a .

Page 388: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 389

Los efectºs desagradables que me producía la amis tad deSánchez eran varios . El pr im erº de todos , su intolerancia : n º

h ab ía mºdo de cºn tradec i rle , no admitía razones , nº se para

b a n i a d i scutir s i quiera . A toda observac i ón que se le hacía , a

todo argumento,contestaba ¡Ca! haciendo un gestº desprecia

t i vo y torciendo del lado contrario la cabeza . No había m ás re

med i o que dejarlo y vºlver la hoja .

Si para mis luchas por la ex i stenc i a resultabaSánchez un

maestro y un efi caz cºnsuelo,para mis luchas interi ores venía

a ser un fi ero tórcu lo .

Yo neces i taba creer,neces i tab a fe : recue

'

rdense lºs pr1n01

pales jalones de mi v i da , las mayores impresiones que troquelaron m i espíritu .

Un alfiler de a ochavo , que tragué en la cuna , pero cuyo re

cuerdo rememora el cºm i enzo de m i vi da de concienc i a ; la i dea

de m i madre,del permgnado , del rezo del B enditº , la idea del

peli gro y de la muerte , la res i gnac i ón para mor i r , la sºrpresa

grata e inesperada al despertar y verme v i vo .

L a escena de la separación de m i fam i lia , el amargo sentir

de la ºrfandad y el abandºno .

El terror de la escuela y del fraile de Santo Domingo,m i

apelación a l cielo y a la V i rgen , la sorpresa del despertar libre

del cóm i tre y en brazos de mi madre .

La o bsesión y ofuscaci ón de mi cerebro en la aventura del

tambor,mi demanda del —auxilio celestial ; el arresto y la her i

da del infeliz aquél , que parecía prº vi denci a bajada de lo alto

en m i espec i al socorrº .

L a casi asfi xia en el ríº G uadalete , con m i s oraciones , m i s

esfuerzos de vºluntad y mi salvaci ón .

Téngase en cuenta lo recordado,y se conocerá que todºs es

tos grandes mart i llazos,dado

_s_en mi eSpíri tu ,

lo habían mode

lado para el sentido de la fe'

y de las creencias en una religión

que l i gaba mi ser a otro Ser Supremº .

Liberal pºr idio sincrasia , quizá por atavismo , por heren

c_i_a, por im i tación , por pro testa contra el dolor de las persecu

Page 389: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

c i ºne s y sus consecuencias,conver ti das en lágr im as

,pobreza

y menºsmec i o,hal láb ame en una s i tuación d i ñci lísima

,crít i

c a y que , grac i as a Dios , no podrá experimentar nad i e .

L a cºnc i enc i a me decía : Ama a D i os y resp eta su Santa

R el i gi ón . Y los doctores de la Igles i a me arroj aban del templº

y me decían : R éprobo , l i bera l , enem i gº de los rel i g i osºs fra i

les,huye de aqu i , no p rofanes el temp lo del Señor con tu p re

senci a .

Así , dentro de m i hervía una lucha ºculta , i mplacable , pro

funda,incesante .

M i razón buscaba la sal i da ; nº la hallaba . Hacía alg iín

puntº de reposo, ya en el s imple Deísmo , ya

*en algún tron

cham i en to del árbol secular de las creencias ; reposo i nestable ,cuyº fugaz equilibrio rompía el prºpi o pensam i entº .

Pºdía cerrar lºs ºjos para no ver un Dios creador ; pero no

podía cerrarlos para no ver a la Madre de Jesucri sto . D i ºs ,

por abstra cto y por incºmprensible en su i nf mi tud , nº estaba

tan arraigado en m i concienc i a y en mi ser como la V i rgen ;para desprenderme de lºs lazos que a ella me l i gaban moral yespi r i tualmente

,era necesar i o que me hub i era desposeído de

toda grat i tud,de todo recuerdo

,d e toda idea de m i exis tenc i a

y de m i vida . Yes que a D i os no puede comprendérsele , perºa la V irgen si : como madre

,abºgada

,prºtectora y luz que nº s

alumbra el cam i no de l o que,estando demas i adº lej os de nues

tra naturaleza , nº s debe gui ar al b i en supremº de la vi sión

d ivina .

Esto creía , y esto sigo creyendo .

Aquel Sánchez del Arco,que a toda m s1nuac1ón de moral

(no digo rel i giosa , s inº de moral puramente fi lantrópica) sólo

contestaba c ºn su gesto y su ¡Ca! desprec i ativo , me deséspe

raba . A veces , sol ía estrecharle , dici éndole :— Puesto que considera usted una patraña tºdo pri nc i piº

moral, ¿ por qué no es usted lujuri osº , por qué

es usted probº ,

p ºr qué … ?

—¡Ca ! Nº sºy lujuri ºsº , porque no lo soy por naturaleza ;

Page 391: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

392

—¿ Q ué querrá conm igo Portº?

N º era profesor d e as ignatura de mi añº , lo había s i dº ;pero me saludaba afable ; yo , reSpetuosam en te

,y nad a más .

Con haber salidº de la m º dorra , volvi ó a revelársem e en

toda su fuerza el cuadro d e m i desesperada s i tuación … Andu

ve por las calles , por la muralla , por las playas , unas ve

ces pensativo , otras ag i tado , hac i endo t iempo a que d i eran

las dºs .

Nº había hecho más que sonar la primera campanada,pi

saba yo el peldañº de .la casa de Porto . Hal iábase este señor

en su despacho,

…y me d ijo— D i spense usted que le haya molestado , y tamb i en me d i s

pensará si l e prºpongº una cosa que pud i era l astimar su decº

rº ; pero soy presidente de la Junta direct i va del Co legi o d e

San Fel i pe,y me han dado para usted la comisión s i gu i en te :

El Sr . Camas se marcha a l a Isla,de maestro de esgr ima de

lºs G uardias mar i nas . E l Rector trató d e aver i guar s i había'

bn Cád i z”a lgún otro maestrº , y parece que no . Llegó a su no

t i c i a que usted era lá ún i ca persona capaz d e enseñar el m a

nejo d e las "arm as ; pero , cºmo la clase d e usted podría reba

—¡Qué rebajarse , n i qué ocho cuartos !— le i nterrumpí , cual

s i . se abriera el c i elo para darme entrada .— Mi padre está d es

t errado desde el 43,m i fam i l i a neces i ta d e m i , yo de trabajº .

¿Maestro de esgr i ma? ¡L º seré ! Si algº más llegase a ser , re

cordaré s1empre cºmo mi títulº m ás honroso el de maestro de

esgrima ; y comº el mayor favor recibido este cargo que usted

m e prºporci ona y que yo aceptº con la mayor grati tud .

Q uedamosícºrri entes ; y desde entonces fu i maestro de flo

rete y sable,hasta acabar la carrera .

Page 392: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

XXXIII

A d e l a n t e c o n l o s f a r o l e s .

¡Oh , qué placer el placer de ganarse la vi da ! N o creo qu e

n adie lº haya experimentado como yº . Porque , efec t i vam en

te,para ello se necesitan var i as Ci rcunstancias .

¿ Q ué puede gºzar el b i enhal lado cuando i nsens i blemente ,y sin trans i c i ón , de la cºm od i dad s i gue en la cºmod i dad? M i s

cºmpañeros , cercanºs al fi n de la carrera , susp i raban ,d i

ciendo :

pronto se m e acaba la vida alegre! Ya mi padreme anunc i a que me dejará su titular . ¡Su titu lar ! Dentrº de

poco estaré h echo un facha,desempedrando las calles de mi

p ueblo y b reg ando cºn la t ía Fulana y el bárbaro del alcald e .»

He cºnocid o estud i antes que n o estud i aban y se hac i an dar

c'alabazas ex profeso , para'

prolºngar su vida alegre de estu

diantes . Pero tºdº está compensadº : esºs tales, y o tros c i en»

m i l de diversas clases y condiciones,no han experimentado elº

supremo placer que yo eXperim en té .

¡Cómo entré en casa de mi bendecido D . Manuel d e Pºrto !“

¡Cóm º salí : loco de alegría ! E n tres zancadas voló a mi casa ,eché abajo la campan i lla d el zaguán y entré llamandº a m i i

madre con desaforadas voces—

¡Madre , madre , ya somos felices : soy maestrº d e es

grima !

M i madre me miraba estupefacta y casi con temºr de … que

m e hubiera vuelto lºco . Tan triste antes , tan alegre ahºra ; nº »

pºdía cºmprenderlº .

Maestro de esgrima en San Fel i pe . ¡Doce a catorce du ros

todºs los m eses,

*

y ochº del anfi teatro comº d i sector ; ya ves!Yluegº

,lo que aumente .

Me arrojó a sus brazos , di otro abrazº a mi t ía Dolores , ha

c i endºla perder. el equilibrio ; achuché y besé a m i hermana la

Page 393: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

d emente , a Amal i a y Paz , y le van tó en alto a mi hermano pe

queño , José .

Ca i rendido , y recé yíl loré con el alma y cºn los oj os,dando

grac i as a la V i rgen . ¡Q ué felices suelen ser a veces los desgra

c i adº s! Por lo demás , las perspectivas sºn s i empre más r i su e

ñ as que la real i dad .

No es necesario decir que al s i guiente día me presentaba en

San Fel i pe Neri a tomar pºsesión de m i cargº,y al otro fun “

c i ºnab a en su magisterio .

G eneralmente se ins cribían en mi clase de cinco a o chº dis

c ípu l ºs . Mi pl aza nº tenía sueldo fij o ; cada u no me pagaba dosd uros al mes por su lección ; y así , cuando tenía c inco di scípu

l ºs,diez durºs ; cuando ºchº , diez y sei s .

Diez,doce , catorce , diez y seis : no es mala escala ; angosta , y

más angosta cºn lºs diez que con los diez y sei s . Pero , en fi n ,cºn

e stº y lº s ocho de la d i secc i ón , ¡como el pez en el si no

fuese porque había que contar cºn l a huespeda . Aquí,la hués

peda no era una,sinº muchas : las bend itas deudas que

,quie

r as o no quieras,pesaban sobre noso tros .

M i buena madre i nsp i raba respeto y cier ta cons i derac i on .

E l almacenero de comesti bles , el aguador , el carbonerº , el panaderº

,el carnicero

,más o menos le fiaban . No de muy buena

gana ; pero , en f m, v eían cierta pobreza decente ; esperaban a l

gran camb i o de fºrtuna ; cobraban un º y se alargaban a dos .

Así en el discurso de años , se h i cieron unas cargad i llas

abrumadoras . A sí,para pagar gastos muy reducidos , con m u

cho orden, ¡vamos , se pºdía pasar ! Perº , obligados como está

bamºs a i r sol ventando antiguas y rec i entes deudas , la co sa no

daba para tanto .

Un duro a cuenta a l honrado aguador (a qu i en debíamos

d i ez y m ás) , junto con treinta reales por el mes corriente ; dº s

duros a l paciente carbonero ; tres al del almacén ; dos al pana

derº,etc .

,etc . Esos desembolsos se l levaban tºdas las ventaj a s

y nºs impedían el ºrden en los gastºs si n el cual nº caben pre

Page 395: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡E che usted d i nero ! S i nº hubiera sus qu i ebras , ¡como el

pez en el agua ! P ero hab íalas , y graves : el verano era fatal ;lºs cuatro meses de vacac i ºnes

, ¡ad i ós mi d i nero! Me dejaba en

blanco San Fel i pe : en el veranb , nadie quería sudar y a l o sumo

un rezagado .

Con tºdº , ¡cuántº vale cualquier medio d e medio ganarse

la v i da ! V éase un punto de pedagºgía cas i i na tend i dº y de l

mayor i nterés . Esto de mºstrar a la criatura prácti camente

que el trabajo es la ri nica y verdadera fuente de la producción

y que sólo pºr el trabajo se llega al bienestar , al ahorro y la

r i queza,es un punto de grandís ima importanci a , pri nc i pal

mente en nuestro país . A nº estar baj º este aspecto nuestra

educación tan abandonada,nº veríamos a la general i dad de

¡

lºs

señori tos que cons i deran de buen tono y como esencial en l a

clase distingui da el n o ocuparse ,n i trabajar en nada , pasándº

se la vida del cas i no al teatrº,y del teatrº a las V i sitas

,a los

bailes , y vuel ta otra vez al cas ino .

Pienso que en las escuelas y en el seno de la fam i l i a se de

b ían produc i r por los n i ños y comprar por lº s padres o las aso

c i ac i ones algunºs objetos d e labor ; y sus productos en tregár

selos a lºs n iñºs para que d i spus i eran de una parte de ellºs

con orden,y otra parte la impus i eran en las cajas de ahºrros

escolares . Planºs,d i bujos , cºp i as de cuentos y pequeñas com

posm i ones en prosa o verso , labores de muj er,labo res en m a

dera y paja : todo deb eria venderse y distribuirse entre lºs res

pec t i vºs pequeño s productores .

XXX IV

D e c óm o e n s e ñ a n d o a p r e n d e e l q u e e n s e ñ a .

O lo que es lo mismo : que .el Maestro Ciruelº puede llegar

a ser un gran m aestro .

Sin duda,cuandº empecé mi magisterio era un buen afi

Page 396: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

cionado,joven , ágil , enérg i co ; todas m i s i nnatas afi c i ones mi

li tares y guerreras habían quedado“

d efraudadas e i nsat i sfe

chas. L a lucha co lecti va, o sea la guerra , estaba fuera d el al

cance de m i s apet i tos ; y com o a falta de pan buenas son tor

tas,tºme con ardor e l arte de l ataque y de

la defensa

persºnales .

L o que se emprende cºn vºcación sale adelante , y por esº

co n seguí c i erta fama local de t i radºr .

Esta c i rcunstancia y la necesidad me llevaron a maestrº ,

sm serlo realmente ; perº después , dale que le das , aprendí el

ofi ci o .

Ofi cio que no deja de prº porc i onar sus apuros ; cºmº lo ve

rá, s i tiene pac i enc i a , el discreto l ector .

XXXV

L o s d u e l i s t a s y e l C o r o n e l C o r r e a B o t i n o s .

a Cast i l lo de Santa Cata l i na , tantos— º

de (no me

acuerd o de la fecha) .— Muy señor mío : en otros t i empºs he

s i do maestro d e armas . Me encuentro preso y aburr i do . Pido

a l cºmpañero venga a vis i tarme, pue sto qu e yo n º puedº ha

cerlo . Con este mot i vº , se ºfrece a usted , con la mayºr consi

raci ón,E l Coronel Correa B ot i nos .

»

Esta carta rec i bí,un sábadº prec i samente . No me hice es

perar . E l domingo no teni a lecc i ºnes,n i aula

,n i anfi teatro

, n i

más que prepara r las lecciones en los cadáveres , a la noche ,para l as cátedras del lunes .

E l nombre de Correa B º t i nos me era conºcido ; lº s aboga

dos conocen de nombre a los abogadºs notables , et si c de cua

teri s . Persºnalmente desconºcía a l coronel,pero de fama me

lo tenía al d ed i llo . E n el gremio de espadach i nes mi l i tares y

civi les gozaba de más renombre que P i zarro en las Indias .

me querrá e ste señºr? Allá “

veremos . : Estº i b a *

en

sando'

por el caminº del Castillo de Santa Catalina .

Page 397: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 398

L as histºrias que había oído de él me eran s impáti cas porun ladº y sospecho sas por ot ro . S impáticas , porque había si do

uno de l os m i l i tares m ás bravos y decid i dos por la causa de la

l ibertad,desde Riego hasta la fecha . Sospechosas , porque su

vi da era un tej i do de violenc i as y atroc i dades .

S i n embargo,i ba contento

,agu ijoneado por la curios i dad

y por mi i ncl i nac i ón a cºnocer y estud i ar los personajes qu e

resultan t i po s y que ºfrecen sm gu lari dades de carácter .

Llegué al rastri lló d i ri g ím e al sargento , y l e d ije— V engo a v i sitar al Corºnel Correa B ot i nos , preso en este

Cast i llo ; pás ele u sted recado .

E l sargento quedó pensati vo un instante ; s i n cºntestarme

entró en el patio d e arm as y desapareció, volvi endo a pºcº .

Abr i ó el rastr i llo , y d i rig i éndose aun soldado , l e di jo

Acompañe usted a este caballero al pabellón número

cuatrº .

Nº deb i ó d e pasar recado al cºronel,seguramente , sino al

cºm andante de la fortaleza ; porque , sub i da la escaleri lla d e

mampostería correspond i ente al pabellón núm ero cuatrº,to

qué a su puerta y nad i e me respondió . El soldado se fué , de

jándºm e solo,una vez cumpl i da sn

'orden . Llamé con m ás

fuerza , y la puerta se entreabr i ó naturalm ente , dejandº ver

parte de la habi tación .

Hal láb ase desamueblada,y entendí que serv1r1 a de i ngreso

a otra más i nterior,dºnde estaría el coronel . Así , quitándome

el sºmbrero , penetró echando pºr delante la frase de—¿ Se puede pasar?

Tam pocº cºntestaron ; y alcanzando a ver que en aquellasala y la s i gu i ente (si amueblada con cama , s i lla y mesa) no

habia nadie,adelan tó más , y pude recºnocer que el pabellón

sólo cºnstaba de la sala de ingreso y el susºdi cho dorm i toriº .

< V amos (dij e para m i ) , habrá salido a algo ; esperemos .»

Aguardé de pie,pero nadie venía . Entonces , por distraer el

aburrimientº,me asomó a una ventana que daba al mar y a

la muralla del Castillº . Un centinela la guardaba , paseandº a

Page 399: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

400

jalº caer como d i ciendo c ¡m aldi ta"

sea tu y el cañón,

a l caeer en su lecho de p i edra,apenas sºnó bom

,recordandº

s u mocedades bel i cosas .

Después de esto , B º t i nos quedó tranqu i lo y vº l vm a pasear

u fano acºm pasadam ente .

Con estas y las otras,llevaba ya d e esperar una hora boba ,

y me parec i ó ºportuno conclu i r con aquel negºc i o . B ajé la

e scalera , me asom ó a la muralla y cortésmente,con el som

b rero en la manº,me d i r i gí a m i hombre m terrogándole

—¿ E s al señor Coronel Correa B ot i nos a quien tengo el hº

n ºr de saludar?— El hºnor es m ío

,caballero .

— Soy Fulanº de Tal,a quien usted se ha d i gnado c i tar

pºr carta .

— M i l g racias , señºr , l e agradezco su vi s i ta ; pase usted a

mi hab i tac i ón .

A b ºcam os a la escalera ; me i nd i có que pasara delante , y

y o lo m i smo a él ; después de muchos ruegos por amb as partes ,l e hice precederm e

,alegando los respetºs d e m ayor edad y ci r

c unst anc i as .

— Pues b i en— me d ijo apenas l legamos a su habitac i ón,

he molestado a usted pºr dºs mot i vos . E l pr imero,que siendo

usted maestro de armas y hab i éndo lo yo si do,

i

l a profesi ón n os

i mpºn e el d eber d e au x i l i arnº s . El segundo, que no sé de a s

ted , pero su señºr padre (en esto se l levó la mano debajo del

c uel lº , descansando su p a lma sºbre el p echo) , es un antiguo pa

t ri º ta,compañero mío

,que tamb i én ha sufrido pºr la Liber

t ad . P ºr esto s títulos,me he creído autorizadº para esc ribirle .

'

S i éntese usted .

— M uchas gracias ; después de'

usted .

Hízom e una cortesía de esas particularmente respetuosas

y d ignas , prºpias de nuestro s ant i guºs m i litares , que no sé por

qué han caído en desuso y hºy sólo conserva la oñc i al idad del

ejército austriaco

En esta pris i ºn 'endi ab lada , es toy solo . El “ Comandant e

Page 400: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

401

es un ani mal de la cla se de tropa . M i s ant i guºs am i gos de Cá

,d i z , unos han s i d º fusilados , otros andan …pºr ahí a uña de cá

b a llº . M i señºra está en Madri d . De modo que ni e pasº todº

el día escr i b i endo , y cuando ya me canso , no sé que hacer .

Conservo mis añci ones a las armas“

y necesito un am i go con

qu i en tirar . Dada esta explicación , conºce usted mi deseº .

Pues para eso y para todo me ofrezcº a sus órdenes, se

nor Correa B ot inos . L ºs domingos son míos , estoy desocupa

do . L os dem ásºdías

,con m i s clases en el Cºlegiº , las obliga

ciones de la disecc i óny los discípulo s d e esgr ima, día y noche

andº hecho un azacán . P erb, de todo s mºdos , si entre semana

ne cesita usted de m i para alguna cosa,aquí estaré al pr imer

avi sº ; tamb i én podré ven i r a di straerle los días festivos , ade

más de los domingos .

— Muy bi en ; se lo agradezcº . ¿Le hizº a usted esperar el

best i a del Comandante?— N o , señºr , ci ert am ent penas l e anunc i º el sargento

q ue había al rastrillo una persºna para visitar a usted , debió

d e conceder el permiso , puesto que acto conti nuo me dejaron

pasar y un soldado me acomp añó a esta habitación .

— B ien , bien ; se cºnoce que la lección le ha ser vido .

No quise preguntarle qu'

é lección fue esa por no parecer in

di screto . Seguidamente añad i ó :— Pero usted no me encºntró aquí . ¿ Cómo d i º usted con

m i go en la muralla?— D i ré a usted ; eSperé un rato en el supuesto de que usted

vºl ver ía ; perº , tardándose algo , measomó a la ventana , le v i

pasear y b ajó a su encuentro— E n efecto

,salgo a pasear por el único punto dºnde pue

do estirar las piernas en este d i choso castillo . Ya lº conºzcobi en

, pues he sido su mqn i l ino tres veces ; la última , hace vein

te años . Entºnces me distraía durante los pasebs =en l evantar

los cañones y pºnerlos de pie . Ahºra he pretendidº hacerl o,y

la pícara fa lta de costumbre no me lo ha perm i tidº hasta hoy

que al fi n ya lºgré levantarlo .

Page 401: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

M e guardé b i en de hacerle observar s i esº era efecto'

de la

falta de costumbre o de la sobra de años ; el Coronel tendría a

*la sazón sus c i ncuenta y c i nco m uyb umpl i dos— Traeré a usted careta

,guan te y ñorete .

No , señor , no es necesario ; camino siempre con lºs míºs ,los verá usted .

Yabr i endo un gran cofre , de los que se usan en Filipinas,

sacó de entre las rºpas , nº dos floretes , sinº dos espadas dec ºmbate

,ríg i das y pesadas .

—¿ 8ou estos los floretes de u sted?

— Sí , señor , nunca uso otros ; ni para asaltar ni para duelo .

L a punta es muy aguda,un pocº por enc ima t i ene esta rosca ,

en ella a torn i llo el casquete que deja huecº para que la puntano padezca , y en los asaltºs el casquete s i rve de bo tón .

¡Es ingenioso !— cºnt csté .

G uardándome de añadir que me parecía una barbaridad

primero,porque el arma

,ya de por s i pesada y sóloprºpi a

para cºmbate,aumentaba su pesadez con el vi ro lón acerado

que encerraba la punta ; y segundo , porque el demoniº que

a guantara”un b otonaz o .

L a pequeña mesa de p ino,que cºnst i tuía uno de lºs prin

c i pal es muebles del dorm i tºrio , estaba cubierta d e papel es des

ºrdenados . E l v i ento de mar , casi siempre rec i ox

en el castillº,

entrandº por las ventana s , voló la s h ºjasu A rrojóse B ot i nºs a

recogerl as presuroso , cual s i se tratara de documentos de inte

rés . Confºrme a cortesía , m e eché también a prender prófugas,

qu e , vueltas a la mesa con las demas , sujeté con el tintero de

p i edra,cúb i co

,que , según la facha , debía de ser reglamenta

r i o y prºpi o del Castillo .

E l Coronel no se aqu i etó con esto ; agitado , procuraba or

d enar los pliegos por sus páginas , dando taconazos de impa

c iencia .

¿ P uedº ayudar a usted?—N o , señor , i mposible : a m i es y me ha de costar —mu cho

t rabajo .

Page 403: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

pl i r lo de que sean moderados y respetuosos . Este es el pri

m er b orrador , y de spués de tºdº , es el que me parece me

nos mal .

€SE Í I OB A ! Segundo Correa B ot i nos , Corºnel de los R ea

les Ejércitos , pue stº an te lºs p i es d e Su Real Maj estad , etc .,

etcétera . »

A medida que i b a entrando en materia , quedaba yo estupefacto . Siento carecer —de

'

m emori a ; b i en merecía cºnservarse e l

singular documentº,por su fondo y por su forma .

El primero se reducía a decir que desempeñando el cargº

de Cºmandante general del Cuerpo de Carabineros de Fi li pi

nas , había tenido a raya a los contrabandistas y a los emplea

dos ladrones,cumpliendo su deber comº m i l i tar y caballero ,

e tcétera . Es la verdad : en este punto,el Coronel era inflexible

comº sus floretes .

Que habiendo caído el hºnrado G obiernº del Duque d e la

V ictoria , el G eneral Narváez había sustituido a lºs mejores

func i onarios de Fi lipinas por una horda de pres i d i ar i os .— E so

no. sé s i era tan verdad ; perº puede que algo hubiera .

Que i nflu i do el nuevº Capitán G eneral pºr tales bribones ,se atrevi ó a m olestarle injusta e ind ignamente , poniéndºle en!

el caso de rechazar cual cºrrespºnde a un m ilitar pundonoro

sº tan villanas provº cac i ones — E n esto,lo que parece haber

pasado fue que a mi buen Coronel se l e subió San Telmo a la

gavia , tiró d e espada , y s i no se interponen los ayudantes y

acude la guardia , a ll í no queda un G eneral para contarlo .

Respecto a la forma , nº hay qué decir : parecía escri ta'

con

i nfantería , caballería y artillería .

G uardéme bien d e ind icarle que no me parecía aquello muyaj ustado a las recomendaciºnes del consabido art ículo de la

Ordenanza .

Preso D . Segundo,fue enmado a la P enínsula , cºn su pro

ceso al canto,bajo partida de reg i stro . El se creía víctima de la

más inaudita arb i trariedad . En el or i gen del asunto , supºngo

que le sobraria la razón . En cuantº a s u arremetida al G ene

Page 404: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

405

ral , me quedé haciendo cruces : no cºmprendía cómo estaba

vi vº , cómo no lo habían fus i lado .

D i cen que un Santº vela por los niñºs y 'por los borrachos .

Puedo añad i r que otrº Santo descºnoc i do vela . pºr los hºm

bres de la catadura de Correa B ot i nos ; si tengo º no razón , ya

s e verá al final d e su h i stºri a .

Entre la pugna del cañón,lº s cumplim i entos , d i scursºs sº

bre las armas,ordenac ión de los manuscritºs y l ectura d el me

m ºri al , ,hab i ase pasado tºda la tard e . Di por term inada m i vi

s ita,y me deSpedí hasta el inmed i atº día festivo .

XXXVI

¿ Q u é e r a ?

Cumpliendº m i palabra , fuí_a Santa Catalina varias veces ;no muchas , porque no tardaron en llevarse a mi hombre a las

pris i ones m i litares de Madrid .

Comº tirador de armas,n o me parec i o cosa del o tro jue

ves ; en camb i o , p odía consi derársele como un modelo de due

listas ºrgánicos .

L os tiempos , las costumbres , crean ciertas cosas e impiden

e l desarrollo de otras que antes ñorecían .

A fortunada inente, ya no hay atmósfera ni medio externo

que permita en las clases bajas , a los b arat erº s ; en las altas , a

l ºs duelistas . De los unos,apenas queda algún recuerdo

, a ma

nera de mueca,en los presi di ºs mal regidos ; de los otros , cier

t os vesti gios en la prensa y en l os Parlamen tºs . Pero ambos

s on a los barateros y duel i stas'

an t i g uos , como l ºs modestos la

g artos de nuestros campºs actuales a los grandes saurios de la

P aleontología .

Duel i stas,hab íalos de varias especies ; a la mej or sm duda ,

a la más noble,pertenecía D . Segundº , si n poderlo remediar .

Q uiere decir , que no por intención maligna , n i aun si qu i eaa

Page 405: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

por la van i dad de hacerse superiºr y temible , resultaba due

lista; éralo pºrque su organ i zación y temperamento le condu

cían a los raptos'

de violenci a , y sus id eas acerca del honºr le

sugerían el pr i nc i pio de que sus manchas sólo con sangre pº

d i an lavarse . Añádase a esto cierta susceptibil i dad para ver las

tales manchas a cada pasº ; y pºdrá comprenderse cómo en él:

una palabra equivoca, un gesto , una desatención , una contra

dicción cualquiera bastaban para levantar pº lvareda y encon

t rar los manchones que pedían su correspondiente enjab ºnado

sangriento .

El primer día que hicimos un asalto , le dije— Me permitirá usted que le observe que cºn estas espadas

no podré darl e todo el juegº que desearía .

—¿ P or qué?

— Son muy pesadas para ejecutar con ellas movimientos

complicados y rápidos .— Pues , precisamente por esº las prefi ero a las t i ri ta inas de

floretes , que sólo S i rven para fingir un juego de ch i quillos .¿ Para qué se esgrime? Para ad i estrarse en el manejº del arma

que hemos de emplear en l º s lances . Estas espadas son de due

lº ; tirando con ellas se acºstumbra la m ano a lºs lances reales

y nos habituamos a reducir el ataque y la defensa a la reali

dad , desechando esos fl oreos inútil es de que tanto se paga la

generalidad de los t i radores .

Desde este punto de vista no dejaba de tener razón . Pere

D Segundo estaba ya en guardia , vesti do con su espec i al blu

sa de lana ; yo , en mangas de camisa , si n peto ni reparo , nº

pude menos de echar una mirada compasiva a m i s cºst i llas .

Comenzamos el asalto fuera de medio ; qu i ere dec i rse , a una

distancia mayºr de la necesaria para recibir herida . Como era

justo , dejó que B ot i nºs cºmenzara el ataque , permanec i endºpor mi parte a la defensiva . El

,según formas correctas , s imu

ló m ás bien que extremó el suyo . Pero , a poco , sus ºj os se en

cendi eron , todº su ser se transformó en ardim i ento ; cualqu i er

espectador hubiera creído que se trataba de'

un verdadero du'

e

Page 407: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

sado ,“

su mujer le manejaba comº a un n iñº ; para ella, resul

taba un m ansi sim º cordero .

Algunºs años después ( ya debería tener más de sesen ta) ,Correa B ot i nºs pasó por G i braltar y alojóse en una de sus fon

das . N º sé pºr qué , respondió con sus hab i tuales i mper i o 1y

modos prºpi os a un camarero . Este,como buen i nglés

,creyó

el caso clásico para un acto de box eº; y pon i éndosele delante

el Corºnel,le estampó un puñetazo en las nari ces . ¡I ra de D i os ,

que tal hic i ste !

Arrebatado,ciego

,Correa B ot i nos sacó la espada del baúl ;

huye el camarero,corre tras y lº pasó de parte a parte .

¡En G ibraltar , un hºmicidiº ! Fue condenadº a muerte . ¿ L o

fusilaron ?

N o . Un Santo desconoc i do vela p or estos hombres . Fue i n

du ltado por la Re i na de Inglaterra . N o se ha conoc i do otro

ejemplar . Algo después , Correa B º t i nºs falleció de mu erte /na

tural . ¡Verdad ero m i lagrº!

¿ Qué era?

Ya lo hemos dicho : un duelista , pºr ºrgan i zac i on , pºr i n

flujo de i deas exageradas del honor, por educac i ón i mperfecta ;

una p i stola cargada y montada .

¿ Era un cuerdo o un loco?

De todo había : normalmente,cuerdo ; pero , cºmo Don Q u i

j ote, no había que tocarle a sus libros de Caballer ía .

De estos cuerdos,locos a retazos , parecemo que , carta m ás

o carta menºs,se fºrma la human idad .

XXXV II

B a l a p e r d i d a .

En rigor,la educac i on pudiera defi nirse así : E l arte de vi v i r

soci a lmente“

.

Muchos reducen su alcance a la superfi c i e , a la adquisición

Page 408: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 409

d e ciertas maneras , a la adºpc i ºn de formas cultas y distin

guidas ; quiero decir , l levan el pensamiento a la altura de dºn

Diego Choquet de Isla y su texto de Urban i dad y Cortesi a .

O trºs confunden,según dijimºs en pasados lugares , la edu

cación con la instrucc i ón ; pues , s i bien relaciºnadas entre si ,au x i l i ándose mutuamente

, son del todo distintas . De otra suer

te , no se verían a cada paso verdaderos sab i os mal educados , e

ignorantes sup i nos de correcta educación .

El arte de la vida social,l o de menos importanc i a que con

tiene (con ser mucha) , es lo que se llama fºrma s , m oda les ma

neras . Más la ti ene,si n duda

,aquella parte que enseña el mºdº

de doctri nar nuestras facultades y actividades para que , resul

t ándonos pro vechosas,al m i smo tiempo resulten útiles para la

s ociedad .

Impl i ca , pues , la parte educati va una fi nalidad mora l , y

pºr tantº cºmpletamente estér i l s i no desti la del trabajo prao

t i cº y del ej ercic i o fis i ológ i co d i ri g i dos a una prº ducc i ón . Cºn

lo d i cho se evidenci a que la educación mºral a p r i or i , que has

ta nuestro s t i empos se pretendía enseñar dogmat i camente , re

su l taba estéri l , com o todo absurdo .

P or el contrar i o , enseñad a una cri atura a hacer , a traba

jar, a p rpduci r , g i a haré i s labori osa , honrada ; di scip l i nadla

en el régimen armóni co de sus facu l tades , y necesar i amente es

resultará m ora l .

Como con clusmn inducida del anál i sis d e una multi tud d e

cr i aturas,en los dos anteriores puntos subrayados vienen a es

tri bar lºs fuertes p i lares del edifi cio educat i vo . Añádase luego,

com º cúpula y remate , un p ri nci p i º i dea l : el que , según las fá

cu ltades de cada uno,debe º despertársele o i nduc i rle a que se

l e despierte . Cºn eso está h echº tºdo lo posible para que , a

m edida de susfacultades,resulten hombres útiles y buenºs ; y ,

entre tantos,algunos hombres de pro .

Escuelas talleres,escuelas ofi cinas

,escuelas de artes y ofi

c i ºs , escuelas de adm i ni strac i ón donde se admi nistre , escuelas

de comercio donde se comerci e , escuelas de agricultura dºnde

Page 409: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

410

se si emb iºe y se coseche y no se pedantee , etc . Muchas escue

las de trabajo ; m en os , de a,b, c y de c iencias conñadas a l l a

m emoria,l º cual vi ene a ser como_si conñásemos la construc

ci ón de un reloj a un cºmpañero que no ha de saber n i poder

hacerlo . Y corto el h i lº , que ya ¡me reconozcº pesado , I I I SOPOI TH

table .

Nada de lo dicho tiene que ver con las ba las.

p erd idas (al

parecer) ; y , s i n embargo , una bata p erdi da ha traído a m i ca

letre la anter i or algarabía

Dicha ba la perdi da era un hombre ; nº se sabe de dónde ve

n ía . Llegó a m i rodando , entre fría y caliente : fría por el ham

bre , caliente por el alcohol . N o se tambaleaba,pero echáb ase

encima .

Francés o cosa parecida debiera de ser ; chapurraba como

ellos,v estía como cuando ll egan a la divi sor i a entre sastre y

desastre, una prenda pasable y otra pasada . B uen mozo , blan

cº y rubio ; bigote mil i tar y el resto afeitadº con tres días de

retraso ; altura regular , musculatura recia .

Hallábam e dando lecc i ón de ñºre te a un d i scípulo en el B a

lón,cuandº s i n ped i r perm i sº ni saludar , se me entró el hºm

bre por las puertas d i ciendo :— M uá ser m aestro; mud ti rar sable, ba tán e ¡torete .

— Sea enhorabuena— l e respondi,apartandº a un l adº la

cara para hurtar el tuñllo de su aliento .—¿Yen qué*puedo ser

virl e?— M uá ser maestro; mud querer dar lecc i ón .

— Muy b i en ; s i éntese usted , descanse y luegº podrá dar leo

c 10n a un d i scípulo m ío que no tardará en llegar

Sen tóse , con la cabeza baj a y las p i ernas entreabiertas .

Comprendí b i en l º que pensaba : lo que queria no era dar lec

c i ones,s i no tener quien se las pagase . Proseguí mi tarea , y de

all í a poco llegó el jºv en a qu i en esperaba .

M onsi eur— le dij e a mi vez , chapurréando .—¿ Q ué nom

bre tiene usted?— Monsieur Alfredo .

Page 411: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

4 12

b i en y_contestaba como un rayo , Si endº en esto verdaderam en

t e fuerte .

N º quedé i nsati sfecho ; él no deb i o de hallar lo que buscaba .

Al cºnclu i r el asalto , su rostro había perd i do el V i sº de provoc ac i ón , y todas sus l íneas eran las naturales en un hºmbre fuer

t e, pero agotado por lºs excesos . Después de descansar un ratº ,

¿me preguntó—¿ Juega usted el ba tón?

— N o,señor

Entonces , echando mano a un bastón que allí—

había , comen

z ó a hacer con él i nfinitos molinetes, a saltar y dar vueltas por

e l a i re y otrºs ej ercicios en que parecía un torbellinº y que demostraban extraordinaria agili dad .

Le celebró la gracia , y animadº cºn es tº vº lvi ó a pregun

tarme—¿ Juega usted al sabot?

N º , señor . ¿ Q ué cosa es esa?

Pelear con el cuerpo .

Fuése al cr i ado , y lo puso en med i o de la sala ; él se retiró

a l extremo,y de una carrera se echó sobre él cual si fuera a

'

a com eterle cº n los puños ; al punto que el cr i ado levantó lo s

brazºs para defenderse,Mons i eurAlfredº

,con el pie derecho ,

d i ó al criado un golpe en la corva y lo t i ró rodando .

Qu i sº hacer º tfa gracia , pero el sirviente nó se prestó al

e nsayo . Entonces se reduj o a fi gurar la lucha con un contrario

supuesto , lucha en que no em pleaba los brazos princi palm ente ,s ino las cuatrº extremidades ; ora figurando dar una cºz a la

al tura del rºstrº del enem i gº, ora una cabezada en l a boca del

e stómago ; ora corriendo hacia él comº para acom eterle d e fren

te,dando un sal to

'

m ºrtal , ponersele a l a espalda , y al caer , an

t es de la repos i ción de la sºrpresa,clavar las dºs manos en , el

s uelo y disparar dºs coces que pudiera envidiar un mulo d e ar

t i l lería .

— Muy bien— le d i je ;— para hacer e so , se necesita ser un

t itiritero .

Page 412: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 413

— E'u Franci a mucho esto; yo m aestrº .

Efectivam ente , pasadºs los años l legué » a ver el ba i l e del

cancán ,y cºm prendí que pud i era haberse aplicad o a un simu

lacro de. lucha fundada en movimientºs traviesos y gatadas

grótescas

Aquel día nada me i ndicó respecto a lo que quedamos en

el prim erº . A m i nº me cºnvenía reanudar la cºnversación

A solas,m e lo había hablado todº y hechº m i cºmposic i on

de; lugar .

G ajes d el oñ c i o ; había que cºntar cºn ellos y eran de espe

rar . Supon ía sal i ese al pasº , com o a m i »m aestro Camas , algu

nº que otrº matasiete y espan taochº fanfarrón , perº no se m e

daba cuidadº de aquel género conoci do . Mons i eur Alfredo —ni e

parec i ó har ina de otro costal . Tenía todas las trazas de una

ba la perd i da , de uno de esos hombres desalmados , y que , no

teniendº p i zca de verg i í enz a n i nada que perder , lo mismo se !

les da por lo que va que pºn lo que V i ene .

N o cºnºcía su h istori a , n i pude averiguarla . Apostaría,s i n

embargo,que había pasado por las aulas -del pres i dio . Su ori

gen debió de ser la clase m ed i a ; cuando m enos , era desertor

de Argel i a .

Lo de mud ser m aestro , mud querer dar lecci ón, quería

decir : <<usted me deja el puesto » .

Ya por no conºcer esº s m atices del l enguaje que permiten

expresar y no …declai ar las cosas,ya porque nº se atrevi era a

pasar el pu ente sin ten tar el vado , el cas o es que ºptó por losegundo . Ju zgándose muy fuerte en el manejo del sable , pensó

sacar ventaja ; la cosa no le sal i ó a gusto y se c ontuvo . V olvi ó

var i as veces ; una se l e i ba y otra se l e venía“

. Yo lo ºbser

vaha con atención, y al verlo en puntº de rºmper el silenci º ,le dec ía :

— Maestro Alfredo , vamºs a tirar al ilºrete .

B ien sabía yº que no había de aceptar ; su mºdº de .jugar

al sableme declaró que no conocía la espada ni por el fºrro .

Pero la necesid ad … pºr un l adº y sus h ábitºs de. perdido

Page 413: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 4 i 4'

por otrº , no le permit ían desistir de sus prºpósi tºs , y'

cont i

nuaba encapotado comº gatº que acecha la ocasión de saltar .

No me hacía mald i ta de D io s la gracia tenerme que —romper

la cabeza con aquel perdido . Nada i ba ganandº,y por o tra

parte,siempre he senti dº la pasión del miedo cºn gran antic i

pac i ón'

y mucha fuerza ; defectº que , después de todº , me haservi do de mucho , haciéndºme previsor y templando algún

tanto ciertos ímpetus viºlentos .

En el mismºB al ón tenía establecid º m i compañero B i ers

un t i rº de p i s tola . Yº nunca había d i sparadº un arma ; pero ,c ºmo l a situac i ón del Alfredo conti nuaba sºspechosa , quise

saber qué arte sería el m ío en el tiro al blancº . Puse manos a

l a o bra , y v i que no era cosa del otro jueves : de doce tirºs sa

qué tres veces el muñeco , ºcho puse la bala en el círculo , -y

una fuera , perº tooando a su circunferen cia ; repet í el ensayº

a la distanc i a mayor que perm itía el espac i o , y el resultado fue

i gual sobre poco más o menos .

Si no anduve desacertad o en el blan co,más acertado estu

v e en la pro vi dencia . Aquel m i smo día llegó M . Alfredo algo

bebidº y ex p rofeso si no me engaña la malic i a ; venía hoscº , y

le salí al encuen trº , preguntándol e—¿ Q ué le pasa a usted

,Sr . Alfred o?

— Que hºy pegarme un tiro con uno o pegarm elo a mud .

Estar desesperado . Neces i tar dinero . N º poder -v i vi r .

— Tranqu i l ícese , Alfredo . Para pegarse un t i rº no es me

n ester hallarse con m al hum ºr ; y para comer en la cárcel nº

e s n ecesario dárselo a ºtro ,'con menºs trabajº se come el

rancho . Usted tiene muchas habilidades : t i ra al sable , juega

el bastón y el sabot, cºmo usted llama . ¿ T i ra usted a la pi stº la?— Tiro .

Ea , pues , penas a l a espalda, que detrás de un tiempo

malo viene otrº … peor . Venga usted al tiro de pistºla .

— N o tengo dinerº .

— N o importa . Esta casa y a l e d i j e que era suya . L ºs tirºs

yo los pagaré , y luegº le convido a cºmer .

Page 415: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

grado chapurrar menos mal ; sm embargo , nº dejº de costarm e

trabaj o entend er su relación .

R educíase a lo s i gu i ent e : a que haci'a un m es que estaba

v iviendo en la Posada de laAcadem i a,sm pagar

,porque no

tenía d i nero ; pero , en camb i o , para cumplir d e algún modo

con su deuda , l e había estado haciendo el amor a la posadera .

E l posadero le exig i ó la deuda,y él contestó que era una des

verg íí enza ped irl e dinero cuandº todas las noches dºrmía con

m adama . L as c ontestaci on es d e la disputa fueron a gritos,

vo ces y amen azas ; llegó la pºlicía y lo arrestaron , sol tándolo

de spués ; pero el posadero , puesta una querella , había cºnse

gu i do la orden de prisión

L a cºsa no dejaba de ser grave : o inju ria y calumnia pro

bada con testi gos,o demanda de adulteri o .

L o que me h acía más grac i a era la persuas i on en que estabael buen Alfredº de que con hacer el amor a la posadera había

hecho mérito s de sobra para no pagar lanzas n i annatas .

— Pues,Alfredo

,no hay que apurarse ; por esta vez nº le

echan el guante . V éngase conmigo .

L o ll evé al muelle , y a un lanchero cono cido le pregunté—¿Para qué puerto sale hoy el primer barco?

— Señor i to,para G i braltar y la carrera .

— A este am i go ahora mismo me lº pones a bordo . Es ex tran

jero y va de prisa . Tú te las compones para que nº ande con

re pulgos . Toma un duro para ti , que no da para más la sacri s

t ía . Ad i ós , M . Alfredo, ¡a Ver Sl m e s i enta la cabeza!

Le di la mano, y en ella cinco durºs . D i óm e un abrazº y

m e b esó en la frente . Algo se l e humedecieron lo s ojos ; me ale

gró que no pasara de ahí , no fuese cosa de que volviera a i nd ignarse consigo mismo .

¡Qué perversión de educación y de cºstumbres ésta , que

m ira y cºns i dera cºmo falta y deshºnor aquello pºco que queda

de buenos sent imientos aun en los corazones corrompidos !

Cosa de d os m eses después , leí en los periódicos de Cádiz elsiguiente suel tº

Page 416: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

4 17

a M á laga . E scá nda lo i naudi to .

— A noche ,'

en la“

funcmri del

T eatro,ocurrió la escena más deplorab le

'

y escandalosa que

imagi narse pueda .

» Sal i ó M . Alfredo a ej ecutar sus ej erc i c i os,consistiendo

uno de el los en colocar sobre dºs banquillos un gran tablón

c argadº de cantos y numerosas pesas ; y , colocándºse debajo ,l evantar aquella b alumb a con las espaldas , paseándose pºr º

el

proscenio cargado cºn tan grande número de arrobas .

.» E u esto

,a un espectadºr

,d i rig i éndºse al acróbata , se le

ocurrió decir : a¡Arrel o Y éste , t i rando enfurecido —la carga, se

arrojó del escenario y emprend i óla a puñetazos con el públ i co .

» Hubo,como es consigu i ente

,carreras

,grito

'

s,desmayºs

,

caídas y atrºpellºs ; a duras penas pud i eron lºs municipales su

jetar al atleta furioso , no s i n que resu ltaran var i os con tusºsyheri dos .

» Esperamos que las autor i dades corregirán severamente al

insensato autºr de t al escándalo . »

XXXV III

L a A m a z o n a B e l g a

Serían las tres d e la tarde d e un jueves , cuandº hallábam e

preparando una l ección anatómica en el Anfiteatro grande

E l porterº Andrés se acercó a dec i rme que una extranj eramuy fea estaba en la portería preguntando pºr m i .

—¿ Q ué se le ofrece?

— No lº sé , no la entiendo , habla en lengua extraña ; sólo

he cºmprend i do que l e busca a usted .

— E u mala o casión me encuentro para recibir visi tas , pero

¡qué se le ha de hacer ! Q ue entre en mi cuarto y espere mien

tras me lavo las manºs .

P º r aquel tiempo,moraba interno en el Cºlegio ; concluía

muy a deshoras,de preparar las l ecciºnes , y a las m ete de la

Page 417: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

mañana debía estar en planta para asistir a la primera vi sita

de la clínica en el Hosp i tal Mil itar . G anaba t i empº durm i endó

en el Colegio,me ahorrabt. el salir a deshora y podía dispºner

de algún descanso m ás por la mañana : Colegi º de Medicina yHosp i tal M i l i tar ha l lábanse con t i guºs .

Lavadas las manºs , perº manchada la b lusa y de mal pá

recer,l legué a m i cuarto . En él hal láb ase d e p i e una muj er ,

fantasma por lo , al ta , por lo correosa y estrafa lari a . Su traj e

n o cºnven ía con la usanza gad i tana,pero podía pasar

,dado lo

exótico d e quien lo vestía . P ero,n i con esa n i con tºda clase

de indulgenc i as, lº que no podía cºns i derarse admisible era su

sºmb rero,chocante hasta lo sumo por lo raro y desport i l lado .

Nos saludamos a cºmpás,y el pr i mer embarazo que surgió

fue al invi tarla a que tom ara asi en tº . En efecto , en m i hab i

tación estud i antil no hab ía dónde : una silla , que había perdido

el espaldar,hacía de lavamanos ; y otra , coja de un pie , b i en

apoyada al muro,juntº a la cabecera de la cama (de bancos y

tablas) , ofi ciaba de mesa d e nº che . Fuera d e lo menc i onadº,.

un cántarº de agua , s i t o en un r i ncón , y un estante de p i no

coetáneo d e la fundac i ón del Colegi o , const i tuían tod o el m o

b i liário . ¡Ah !, se m e olvi daba : una maleta puesta en el suel o

y que contenía alguna rºpa .

Dir i gí un a m i rada alrededo r , y sal í del … apuro. Despoj e dela j ofa i na a la s i l la lavam anos , poniendo en el suelo aquélla y

el jabón,y o frecí ésta galante a la madama . H i ce otrº tantº

cºn la palm at oria y los d emás trebejos colocadºs en la s i lla.

coja,y me senté en ella

,cuidando de guardar el equ i l ibrio …

—¿ E n qué puedº servir a usted , madama?

— Soy la Amazona B elga— m e contestó en francés .— Muy señora mía—¿No ha ºíd o usted hab lar de m i ?

Dudé s i dec i rlaº

qu e si, por cortes ía ; pero , al ñu , me decidi

por decir la verdad .

— N o,c i ertam ente . Ocupado en m i s estudiºs y trabaj ºs , no»

estºy enteradº d e muchas cosas que pasan en el mundo .

Page 419: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¿ Am i go Haro , haga usted cuan to pueda pºr complacer a esta

señora .» Y escr ibí en la otra : aB . L . M. al Sr . Marqués de Ure

ña , supl i cándole haga por esta com profesºra cuanto le sea pºsible .

» Entregué las tarj etas a la madama,l e di las señas del

dom i c i lo de ambos señores , y _aseguré que me reemplazarían

con ventaj a para la consecuci ón de sus deseos .

Con estº se fué bendita de D i os ; me cºnsideré l i bre de tan

ant i pát i cº marim acho , y volví a mis tareas con los muertºs .

XXXIX

E l M a r q u é s d e U r e ñ a .

D . Jºsé de Haro , efectivamente , era un cari ñoso amigo

mío , y ex cel en t ís ima persºna . De noble est i rpe,comº lº ind i

ca su apell i do , quedó huérfanº de padre en corta edad ; ést e

d ejó a su esposa la ex igua vi udedad de ofi cial del Cuerpo A d

m i n i stra t i vo de la Armada , que , como ya sabemos , no se pá

g'

aban en aquellos calam i toso s t i empos . M i am i go D . José de

Harº tuvo que ded i carse al ofi c i o de latonerº .

Aprºvechandº la estada de los franceses en la Isla , apren

d i ó a t i rar a las armas cºn l os maestrºs de los reg im i entos .

Ag i l y dispuesto para todo , salió tan buen hojalatero como t irador de armas . Em igró a la Habana ; cºn li no y ºtro ofi c i o y

su ejemplar conducta , V IVIÓ decorosamente , educó a sus h ijo s

cual correspºndía a sus ascend i entes,y ahorró cuarenta m i l

pesos,capital con que regresó a España y estab lec i óse en

Cád i z .

A unque de mucha más edad que yo , congen1 abamos . .Tira =

ha perfectamente . Carecía d e instrucción,pero en cambio era

de una educación irreprochable y conocía el mundo , comº per

sona de talento natural y que desde la nada se abrió pasº .

Al marqués de Ureña le conocía desde que como afi cionado

cºmencé a t i rar las armas . E l buen marqués era un señor opulento

,pero tan singular que dudo s i pºdré describirlo .

Page 420: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

Llevandº uno de los títulos de Castilla más ant i guos , ya se

supone que estaría trºqueladº como tal . En efecto , su estruc

tura era de m agnate . Pero su forma exter i or , entretej i da d e

guapo de romance,torero y p i cador de caballos .

V estía de caballero majo,habitualmente ; de m aestran te ,

en las procesio nes ; de miliciano , en las fiestas cívicas y para

das . Porque el marqués , sin dejar la ostentac i ón de su prosa

pia , qu i zá para hacerla notar más , se las daba de patr i o ta .

Pero , l o que constituía su personal esenc i a , su van i dad,sus

i deales , eran tres j ac tanc i as : no las tenía n i de rico ni de no

ble ; ten íalas por tirador de armas , por caballista y pºr mata

dor d e toros .

Sºb re estas tres ruedas giraba su existencia , procurando

sati sfacer sus neces i dades de e8pír i tu po r i ngen i osos modos . Y

b i en necesi taba de m agnº i ngenio ; porque , flaco , rígi dº y t i e

so por estructura,no pºdía guardar el equ i l i br i o ni en un b u

_rrº , ni tirar a las armas , n i dar una carrera por el estrado,L o de caball i sta y domadºr de potros lo gozaba hablando

siempre de pretér i tas hazañas ; d i sputando sobre el l ibrº d e Don

Juan Segundo,afirmando que tºdº lo más esenc i al que conte

n ía se l o había enseñado él al D ºn Juan ,y que éste d e su b ºca

y de su ej emplº había lo aprendido ; parándose en la call e a di

s ertar sobre el pr imer jam elgº transeúnte , y dandº cºnsejºs

a lo s herradores sobre el arte de la alb e i tería y la c i encia d e

l a veterinaria .

Para al imento de su vanidad esgrimidora,había dedicado

un salón de la planta baja de su casa a sala de armas . A ll í

hacía cºncurrir a lº s maestrºs y afi cionados para dar asaltºs ;nos obsequ i aba con agua , panales º azucari l lºs y ron . Hac i a

lº s honores en cºncepto del m ás antiguo y más caracterizado

de lºs maestros,refiriendo en lº s i ntermediºs marav ill osos

asaltos en que había s i dº hérºe y vencedor . Cuando se le i nvi

t aba a t i rar , elud i a el cºmprºmiso … dic i endo que el florete y el

sable eran armas baladíes ; que no las cons i deraba d i gnas d e

verdadero s maestrº s , s i no corrupción de la mºda y de l ºs tiem

Page 421: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

422'

pº s ; que la única arma verdadera y noble'

era la espada espa

ñ ola ; perº que no habiend º quedado en España qu i en la conoc iera , más que él , se veía privadº de su ej erc i c i o favºrito .

En lo de tºrero,así se lds com pºnía . A m ás de su ordi nari º

vesti r , desde las galerías bajas a las altas , desde el estrado a l

c omedor , las paredes est aban cuajadas de respe tab i lís im os re

t ratos de los a scendientes : generales d e mar y t i erra ; ob i spos ,a rzob i spos y cardenales ; altºs mag i s trados , virreyes ; volum i

u osas señorºnas, alguna monja y algunº que º tro reverendo .

Pero,entre cuadro y cuad ro respetab i li s im os

, una cabeza de

toro (que el marqués h ab ía m atado , por supuesto ) , un a moña ,

d os bander i ll as ensangrentadas y ºtros var i os trofeos de ese

j aez,eran ejecutorias de sangre torera .

Además tenía el marqués,en ve tusto arcón d e nogal , varios

lujosos ternos de matador,con sus correspondientes capote

i

s,

e spadas y muletas . De cuandº en cuando sº l ia vestirse con

e ll os y pasearlos por la casa .

P úsole un a vez su afi c i ón en grave compromiso , del cual no

pudo sal ir a despecho d e su ingenio como salía de sus otras

j actancias .

Fue el caso que para un i formar un batallón de milic i anos

se acordó dar una corr i da . Cosa de m i l i c i anos y de to ros , claro

e stá que el marqués había de fi gurar en pr imera línea .

D ejóse cº rrer con su j actancia , y probablemen te pºr el p i

c aro apetito de luc i r sus a lam ares y su cuerpº gent i l vesti do

d e torero . Ello es que se cºmprom et i ó a matar un torº, viend º

sunombre al l ado de otrºs matadores d e cartel .

Llegó el día y procuró escaparse por la tangente , susci tan

do una cu es ti ón grave de tau romáqu i ca et i qu eta : d ij º que le

c orrespondía presid i r la cuadr i ll a y a los demás matadºres , pºr

s er m ás an t i guo . Pero lº s cºm pañeros se d i eron de ojº y le

o torgaron el pr imer lugar ; por este lado no tu t º escapatºr i a ,y sal i ó a la plaza presidiendº a la cuadrilla , hecho un b raz º

d e m ar .

Llegó e l mºmentº crít i cº para él,y di ri g i ose a la Presiden

Page 423: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

424

L a C a m o r r a .

N o me parece , pues , que dir i gí mal a la Amazona B elga . E n

efecto , verse cºnsiderado maestro de armas por tan extrañº

personaje le pareció la imposición del sello lacrado en su d i

plom a .

Como no volvi era a verme , olvi dó su negocio ; pºr lo cua l

sentí mayo r sorpresa al fi jar la atenc i ón en una esquina , dond e

lucía un cartel desmesurad º . ¡P erº qué cartel ! Jamás tan viva

m ente me sonrojó la vergñ enza .

Oºh alevosa ortografía y letra infame,con tintas almaza

rrón y humo de pez,declarábase allí que el domingo

,a las

'

doce del d i a , i la famosa e . i nvenci ble Amazona B elga asaltaría

con (aqu i entraba yo, cºn m i nombre y apel l i dº) y con cualqui er

ºtro tirador que quis i ese med i r sus fuerzas cºn ella . Citaba al

a salto para el lo cal de L a Cam orra ,y fij aba el precio de med i º

duro pºr la entrada .

Lo qu e hoy me causa risa , prºdujom e entonces tal bochor

no , tal humillac i ón , que hub i era deseado me tragara la tierra .

V erme anunciado en un cartel por las esquinas , cual un sal

t im bari qu i de la legua , era para desesperar .

Me parec i ó un abuso pun i ble el hacerlo s i n mi co noc imien

to , y mucho más s i n mi consentimiento . Tácitamente y pºr

e vitar que la machota me sacase en papeles , había consentidºen asaltar con ella

,pero en sala particular de am i gos y no des

caradam en t e en público . Enhºrabuena que , si v i vía de aque110 , l ºs concurren tes y afi cionados la hub i eran favorec i do con

el prºductº de un escote ; pero dar a la co sa todo el carácter

de una func i ón a med i o duro la entrada , donde de aquella

dama había yo d e aparecer como galán,lo juzgaba la cosa

más degradante y ridícula que se podía imag i nar .

El hombre nº puede senti r ni pensar del m i smo modo en

t ºdos lºs tiempos y ocasiones . L o que ahora'me parece una

Page 424: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

simple per i pec i a cóm i ca de esas que suelen ºcurrir en la vida

s in poderlas evi tar , en tonc es lo juzgaba como un caso de des

doro , de'

rebajam i en t º soc i al , de pérd i da de dignidad ; pues por

aquella época me sentia exageradamente susceptible, ya pºr

los efectos que en mi espíri tu habían producido los romances

cab a l lerescos, ya por la g i mnas i a de este sentim i ento en oculta

lucha con la pºbreza .

Pero , más que el hecho en s i,me ea perab a un accesor i º

del caso,a saber : que en lº s carteles fement i dos (lo s había por

la s esquinas de todos l ºs sit i os frecuentados) aparecía p i ntada

con a lm azarrón y humo de pez la Amazona en su traj e de h á

talla , y ¡horror!… yo también ,con humo de pez y a lm azarrón .

El fenómeno de herir más la sensibilidad y el sentimiento

un detalle que el fondo de la cosa es muy común ; ent i endo qu e

obedece a una l ey natural . El lenguaje ord i nar i o ha i nventadº

una frase para expresar esto : cN º s i ento que me l lames ado

qu ín , si no el ret i ntín .»

E l arte aquél,espontánea e ingenuamente característico de

l as ñguras , era el ret i ntín endiablado del cartel . Monté en ira .

El primer i mpulso fue i r en busca de la Amazona B elga y

ponerla como un trapo . Después,determ i nó no concurrir al

asal to pero desistí del prº pós i to , cºns i derand o que daríalugar

a i nterpretac i ones y pos i blem ente a algún acto de insolenc i a

que me pusiera en s i tuac i ón aún más r i dícula . Q uedóm e el an i

mo enconado con esa especie de r escoldo que producen las

ofensas,y dec i dí cob rárm e lo con creces maltratando a la Ama

zona en el asalto . Cºmo pasó la noche , el rencor se fué evapº

rando de m i pecho,y decíame :

— a¡P ob re m Ujer! Su a specto derrotado i ndica la miseria .

¡A cuánto no lleva la necesidad !Ya has sal i do a la verg i íen z a

en los carteles . ¿ Qué puedes remed i ar? Tienes que res i gnarte yhacer el oso en el asal tº . ¡Pues , a res i gnarse ! Que el animalito

sea lo menos º so pos i ble,y nada m ás .

»

B ajó tal estado de ánimo dirigí los pasos al edifi c i o llama

do L a Camorra,llegando a las doce en *

punto .

Page 425: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

L a Camorra es u n edifi cio esencialmente gaditano . Parece

d ifíc i l que la arqu i tectura pueda alcanzar la cond i c i ón de per

s ona humana,en el gradº que lo ofrece L a Camorra . Es frívom

la,coqueta , honesta y deshónesta en ocasiºnes

,alegre unas

veces , tr i ste º tras , cuándo rica , cuándo pobre , si empre culta ,pero con c i erto sabor y dejo de curs i lería .

L a Camorra ,ora s i rve de L i ceo

,ºra de soc i edad de bene

li cenc i a ; y suces i vamente o al ternando , como teatro de afi c i o

nado s,club polít i cq, coleg i o electoral , salón de conferencias ,

c as i no , expºsic i ón de p i nturas , ba i les ar i stocráticos º bailes de

c and i l,cámara de comerciantes

,círculo recrea t i vº , lugar para

fe s tines y para otrºs muchºs menesteres y cºsas que sería pro

l ij o enumerar .

A la sazón i ba a servi r para sala de armas,adaptada a l efec

t o , en virtud del celo y buena diligenc i a del marqués de Ure

ñ a a favor d e l a Amazona B elga .

Al i ngresar en el gran salón que da al jardín 0 patiº , hab ía

ya alguna cºncurrenci a . Ha l lábase d i spuestº un tabladillo pºco

elevado para los t i radores , y numerosos bancos en filas para los

e spectadores .

Allí estaba el marqués dando disposiciones , y me extrañó

e ncºntrar a l coronel So la .

L a extrañeza prº cedía de esta c i rcunstanc i a . G ozaba de

g ran fama como tirador ; referían se var i as anécdotas d e su des

t reza,pr i ncipalmente relaciºnadas con l ºs espada ch i nes y

m aestros d el ejército de A ngulem a ; cuando se hablaba de b ue

n os ño re t i st as,cas i s iempre se º ía esta exclamación

—¡Ah , para ñoret i s tas el coronel Sola !

Desde t i empº atrás tenía yo deseos de conocerle y adm i

r arl e en un asaltº . Alguna vez me atreví a solicitarle para

e llo,pero me cºntestó cºn verdadera i ngenu i dad

— Siento no poder complacer a usted . Cuando teniente y

c apitán de arti llería tiraba , en efecto , y pasaba por un buen

a fi ci onado . Pero la esgrima es agil i dad, y usted cºmpr enda

q ué agilidad tendrá a m i s añºs .

Page 427: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

428

d i ligencia; sospeché s i habría intervenido en el asunto la m anº

del marqués . Ha l láb ase a m i lado,y le dije

¿ Cómo es estº d e Sola?

Pues di ré a usted . L a mádama me pi di º que la presentase

a los t i radºres m i s am i gos,para que concurriesen a la funci ón .

Usted sabe que Sola es íntimo m ío ; tirábamos juntos cuando

los franceses , y llevábamos en al to l a bandera de España . L a

madama* l e fue pºr m i presentada , y él acced i ó a cºncurr i r con

la familia . L a madama entonces le p i d i ó que l e hi c i era el ho

nor de rºmper con ella el primer asalto . Sola se res i st i ó di c i en

do,cºmº es verdad , que hacía m ás de v e i nte años que no t i ra

ba ; perº la Amazºna le prºpu so ensayar en el acto , para ver

si la excusa era efect i va . Me parec i ó b i en , y es treché a Sol a re

cordán dole cuando lº s dos t i rábamos . D i chº v hecho ; comº

conserva los trebejos y los tenía en el despachº , se pus i erb n'

a

t i rar ; y claro está , Sºla , como en los buenºs ti empos , sacó gran

ventaja a

'

la Am azona . Quedó compromet i do , y ya l º ve u sted .

En tanto que el marqués me daba la clave del en i gma , el

Coronel se hab ía qui tado la l evi ta , puesto el guante y l a care

ta,hecho el saludº y demás fórmulas de cºrtesía

V i én'dole caer en guard i a preseñ t í el desastre : aquel cuer

po y aquello s músculos no estaban ya para el caso , y menos

para amazºnas .

Al primer fondo estuvº si se cae o nº se cae., a duras penas

pudºvºlver a la guard i a . L a Amazona se destacó con un ata

que durº,compl etamente i nnecesar i o y grº sero ante la deb i l i

dad de l enem i gº ; las estocadas llovían sobre su pechº y v ien

tre . A m ostazadº él,se fué a fondo ; paró la Amazona y contes

tó sºbre la parada cu ando e l pobre Coronel,tratando d e

reponerse,perd ió el equ i l i brio c ºn el gº lpe y cayó al suelo .

A la caída,se l e romp i eron las gafas ; y grac i a s que el cr i s

t a l nº le h i rió un oj o . !.a Amazona d i ó en tºdº señal de su

cr i anza : n i hizo muestras para levan tarlofSub í al tablado y le

ayude, m i entras confuso me decía :— N ó estoy ya para estos trotes .

Page 428: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

429

Se puso la levi ta y salió del salón con la familia , que , muysofocada , le i b a regañando .

L a Amazona m archóse por la puerta por donde hab ía eu

trado,para hacer un en treacto ; el cual am en1 zó una murga

d i spuesta po r el Marqu és . Dir i g i éndome a él , l e d ije—¿ Que

'me d i ce usted ahora?

—¡Hombre , hombre ! ¿ Qué le he de dec i r? Que esa m adam e

ti ra muchº .

— Pues, ¿ no me d ijo usted que en el ensayº había sacado

Sºla gran ve ntaja?— Hombre

,h ombre

,sí ; pero ¡ya ve usted !

— Lo que veo es que ha engañado a ustedes …y que es unat ía grº sera . H i zo un juego falsº en el ensayo

,para crear a us

todes la i lus i ón de que manti enen la agi l i dad como en 108 ti em

pos de A ngu lem a ; y lueg o , aquí , ante el públ i cº , adqu i r i r fama

de tem i ble t i radora,a c osta de un anc i ano i ncauto y respetable .

No le hubo de gustar el razonamiento al bueno del Mar

ques , según puso la cara ; nada cºntestó .

L a murga suspend i ó su s trom petaz º s a l presentarse de nue

vo la A mazona . Saludos y aplausos d e unaparte del v ulgo en

mater i a de esgr ima . D i sfrutó de ese ruidº un rato , en actitud

ven cedora , y me señaló con el florete .

Sub í,s i n senti r la verg ií enza de antes ; pero de m a l humor

pºr lº que había pasado y con intenc i ones n º muy buenas .

Despojada la l evi ta y armado,comenzamos el asalto m an

t en i éndom e a l a defensiva . Cºnocí prºntº su juego : era durº

como el de Correa B ºt i nos ; pero menos simple , menos eñcaz y

más ab i erto . Pros igu i ó el ataque d i ez m i nu tos ; com o violento

que era,no pudº cºn tinuar Y se puso

'en columna para tºmar

descanso . P úsem e tambi én del m i smo mo do , esperando e l sa

ludo que según costumbre precede a tºdo com i enzo de nuevo

ataque ; pero la Amazºna no entendía de fórmulas pol ít i cas , y

así que se cons i deró repuesta renovó la acometida . Esta vez ,

mientras ella hac i a garambainas con el florete,la detuve con

una estºcada en la careta . ¡Produjo un efecto deplorable!

Page 429: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡

430

Como su muelle caía por d en tro d el cascº de latón , éste no

debía de estar muy fi jº en la cabeza . El casº fue que el golpe

d e la careta desqu i c i ó el cascº ,llevándose cºnsigº la redonda

peluca de tirabuzon es , y quedandº desnuda l a mollera , sólo

exornada con un m ºñete exiguo .

Nutrido aplauso celebró el h echº casual . L a Amazona no se

turbó : cogió suº

casco y se lº encajó más fi rme . P úsose en guar

d i a y no tomó la inic i ati va del ataque . Como pasase tiempo

en , di cha el pr i mero de m i parte . Y no hi ce

m al , porque con es to conocí su último recurso .

Sobre un a fuerte parada,corría el h i erro meti endo una es

tocada capaz d e volcar d e espaldas a un jayán ; su parada , so

bre el ataque falso,resultó un ñoretazo al aire . Descub i erta ,

l e seña ló en el pechº suavemente la estocada y vine a guardia.

No lo confesó ; i rri tóse y se descompuso,desatándose en una

l luvia d e acometi das sin orden ni conc i erto tan desatentadas

com o inofens i vas .

D e todas man eras , aquel m artill ear ob l i gaba a reducirlº a

justos térm i nos . V olví a señalarl a a la careta ; y la Amazona ,

para evi tar la repet i ción d e la pérd i da del cascº , huyó lacara

a trás . Pero e l florete , cºgiendo el collar de v i dr i o por debajo,al tiempº de echar la cara atrás

,lº sacó del cuello y fué por

el ai re

Nuevos y más nutridos aplausos resºnarón'

. L a Amazona

recogió su collar y m archóse puertas adentro .

La murga romp i ó en sus destemplados p i porrazos . Me puse

la levita y salí d e L a Camorra,huyendo de imper t inentes fe

l icitac i ones .

L a m e j o r l e c c i ó n .

L a r i dícula h i stºria que acabo d e refer i r , me d i º una fama …

de tirador injustifi cada e inmerecida . Hízºme pensar si el aura

Page 431: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 432

mayor gusto en ofrecerle m i s respetos y le agradezcº mucho

la V i sita .

Pasamos a la sala y nos sentamos en un bancº en mi ha “

b i ta c i ón d el Cºleg i o no habría pod i do recib i rlº mej or,n i tam

poco en m i casa .

— Siento que nº se detenga usted más en Cádiz,para

a compañarle y servi rl e de alguna uti l i dad .

— Comprenderá u sted que nº puedo : tengo el b i llete paga

do hasta Marsella .

— Y cuando vuelva usted a Li sboa, ¿ no pasará por aquí?

— Es dudoso que vuelva . Mi carrera es mil i tar ; he estadº

s eparado del Ejérc i to algún t i empº,establ ecido en Lisbºa ;

probablemente,vºlveré al serv1 010 .

— De modo que,según colij o

,esusted

,cºmo yo ,

un m aes í

t ro de esgr ima por accidente y no por o fi cio habitual .

Así es ”— contestó .

Tal circunstan c i a y sus distinguidas maneras ganárºn le m i s

s impatías . Hub i era deseado entrar con él en más i n teri or i da

des,pero lo juzguédnd i scretº en una pr imera vi sita , c i rcuns

c ri b i éndom e a dec i r º

— Soy estud i ante de Med i c i na . Las V i c i s i tudes pol íticas mehan obl igado a buscar en el trabaj o un med i o de vivi r; era u n

afi cionado a la esgr i ma , y de afici ºnado l a necesid ad me traj o

a profesor .

Mºns i eur Peti t hablaba cºrrectamente el castellano ; s i n

d ej o nasal,no º b t an t e ser fran cés .

,

— Mucho se parecen l º s m oti vºs de nuestro magisterio .

Pero,maestro o nº

,mi afic i ón a la esgr ima es tanta como la

d el jugador más vicioso al billar o a las cartas . El día que no

a salto , me falta alguna cosa y estoy de mal humor .

— Pues,me alegrº i nfi nito saberlo ; haremos l os asalto s que

usted quiera ; y , s obre honor , tendré mucho gusto en compla

cerle .

Me levanté ; le ofrecí guante , careta y fl orete ; se desnudó

l a levita ; y sacando un bramante del bolsillo lo anudó a la em

Page 432: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

puñadura del » ñorete e hizº un lazo , que con lºs dient es y la

mano i zqu i erda ató a la muñeca d e la diestra .

Cayó en guardia de una manera t an sólida cºmo airosa.

Cruzamos los floretes y le supliqué comenzara el ataque . Se

resisti ó ; perº , vista mi insistenc i a , lo hizo al ñu , deteniendo el

botón media pulgada antes d e tºcarme .

— Tocado— d ij e .

— N o , señor— contestó .

— Usted perdºne ; S i no tocó fue porque usted no'quiso ;

pero yº no tenía su hierro,lo sentía perdidº y la punta de

u sted estaba en mi descubiertº .

Hícele a mi vez un ataque muy suave , y lo paró . Repit i o

el suyº,y no logró tocar su acero ni encºntrarlo ; me ll egó la

estºcada, 81 bien con gran b landura l

— Tocó .

V ºl vimos a la guardia y ataquéj su parada,a t iempo y

certera , no pudº doemar m i arma porque la suya le sal ió d e la

manº , quedando pendiente d el bramante .

— Tocó— d i jo .

— Tocó , perº no me satisface ; usted paró a tiempº y bien,

sólo le faltó un poco d e fuerza .

— N o es extraño— me contestó — soy manco .

D esciñéndose el puño de la camisa,mostró el anteb razº :

º

el

radio anudado mostrab a úna fractura medianamente consolida

da ; los músculos anteriores habían sid o profunda y t otalm en

te d ivididos . L a mano carecía de fl exi ón,no podía dºblar los

dedos ; sólo el grueso y el pequeñº ejercían algunos de sus pro

pios movimientos—¡E s admirable cómo puede usted tirar

"

así !

— Recibí esta cu chillada en campaña , y estuvierºn para

amputarme el braz o ; gracias que sólº perdí el uso de la manº .

— Ahºra cºmprendº pºr qué se ata usted el d orete a la

— N o podría de ºtro modo ; lo tendría siempre en el suelº .

— Señor Petit— le d i j e :— tirando con usted me he visto enes

Page 433: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

una situac ion completamente desconºcida . Usted, al caer en

guard i a , m e da el cºn tactod de su hierro ; perº , desde el mº

m ento en que cºm ienza a atacar , nunca logro encontrarlo , y

así quedo indefenso . Es impos i ble , pues , pararlo una esto

cada »—M i prop i a debil i dad m e ºbliga n. atacar mñy. ceñido y

hurtar el h i erro a las paradas .— E s decir , que cºntra usted ¿ no hay másd efensa que la

distanc ia?— Puede ser ; perº s i tirásemos muchas veces , usted adqu i

r i ria más sua vi dad en los mo vi m i entos , ganando en ligerezalº que perd iera en energía .

V ol vimº s al asal to , y fue i núti l cuantº hice : su bºtón to

caba s i empre y no pudehacer una parada .

— M ons i er Pet i t , lo confieso : ¡yo no sé tirar al ñorete!— N o

,c i ertam ente . T i ra usted b i en con cualquiera que

nº sea mancº . Y , sobre todo , es ust ed un t i rador b i én educa

do ; cosa más rara de lo que parece . Usted n o ha abusadº“

de

m i deb i lidad de brazo forzando sus estocadas ; lo que hacentºdºs lºs que t i ran conm i go , para desqu i tarse d e las mías .

D 8 8pll é8 de descansar , despi di óse de m i , hac i éndonºs mu

tuos y s incerºs ofrecim i ento s .

N º tuve el gusto de sab er luegº qué fue de Mºnsieur.

P eti t .

Quedando a solas vine a meditar :

¡Señºr , s i seré brutº ! ¿ Cómº no he caídº antes en que

las grandes fuerzas sólº se vencen con la anulac i ón de la res i a

tencia? A l mar , las arenas ; a Correa B o t i n os,su mujer ; a la

fuerza de l vapor , una válvula ; a m i van idad , ¡un mancº !»

Perd i da la que empezaba a tener , me afan é cuantº pude

por hacerme olvi dar cºmo espadachín , y el púb l i cº empezó a

romper—¡E s un buen chico !

Está b i en , procuró eso : la estimac i on de las gentes . Si M on

s i eur P e t i t'

no me d i ó la mej ºr lecci ón”, venga Diºs y lo vea .

Page 435: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 436

te , como cuandº yo es tudiab a en San Pedro pasaba por un se

norito de casa acomºdada , y después que varió la suerte pro

curó ocultarlo de todos cuantos me fue posibl e,en su con cep

to,si yo le había sust i tu ídó en el m agisteri o , lo cºnsideraba

cºmo puro amor al arte . Así , mi ofrecimien to le pareció la cosa

m ás_na tural del mundo .—Venga usted conmi go a San Felipe , para despedirme delRector y presentar a usted .

Salimºs , en efecto , a practicar d icha d i l igenci a . A l Rector

no l e hubo de hacer ninguna grac i a el cambio , y obj etó :— Yo no tengo facultad para nombrar los Prºfesores

,n i

para adm itir la x sust i tu c i ón de unos pºr otros ; eso a la Junta

Directiva pertenece . Daré cuenta cuando se reúna , y ella de

terminará l o que tenga pº r conveniente . En el entretanto , es

pero que usted seguirá dando su clase,para nº perjudicar a

nuestros alumnos .— Esta

'. bien— le contesté .

Sal imos,y d i j e a Camas :

— De más está el deci r que desd e ahºra es usted el P rofe

sºr : mientras determ i na la Junta , segu 1ró dandº la clase ; pero

l os honorar i os sº n de usted .

D ióm e las grac i as , con más efus10n que antes .

E lers no se a vi no a tener de so c i o a Camas ; el uno d el otro ,no eran santos i espect i vam en te de su devºc ión . Cesó la escuela

de esgrima en el G imnasiº ; y de los cinco álúmnos , tres algo

adelantados se d 1 e1 0n por sat i sfechos , y los otros dºs convi n i e

rºn en segu ir dando lecciones con Camas .

Vºl ví a quedar con ocho duros al mes , para acudir a todas

las necesi dades . Suprimo relatos angustiosos , que sólo condu

c i rían a aflig i r el ánimº del piadoso lector .

Alguna gota de agua cayó en el campo sediento . El padre

de un estudi ante desaplicado v i no a proponerme que repasara

a su h i jº , para ver si podía ganar curso , y me ofreció cuatro

duros mensuales , ya eran d oce .

P eroaquel año fue de conflagracmn universal ; toda Euro

Page 436: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

437

pa se l evantó en armas , y en Madrid pudo Narváez ahogar en

s angre la revolución”. LaHac i enda pública sufrió desquicia

mientos,y dejaron de pagarse las atenc i ones del Estado que no

fueran exclus i vamente m i li tares . Así trascurr1eron muchos

meses .Inventé dar lecciones prácti cas del arte de ºperar , aprove

c hando los cadáveres del anfi teatro ; tuve qu i_nce alumnos , queabonaron tres durºs cada unº , pero sólo duró un mes la cºsa .

Para más duras pruebas , m i hermano menor , entonces de

ºcho años,fue acomet i do del tifus ; cºntag ióse la hermana que

le seguía en edad , seguidamente la o tra , y en pos mi t ía Do

lores . Quedamos incólumes la hermana mayºr (enferma de l a

mente , cºmo atrás dije) , mi santa madre y yº .

Pero mi madre,de acud i r a todo y nº dºrm i r n i aun des

mudarse , d e luchar con tantº s conflictos ,-

s i nº rindió su esp i ri

tu,enérgico y paciente cual ninguno , r i ndió su cuerpo . Ata

c ada de reuma paral ítico , arras trábase de cama a cama , del la

vadero a la cºcina

V i víamos en la calle d e Flamencos B ºrrachos , en lun p i so

entre suelo ; el pr i ncipal lo ºcupaba un santo médico , D . Igna

c i o Mata , que después fue prºfesor en el Coleg i o d e M edicina .

Desd e el pr i mer mºmento acudió a la asistencia de mi her

mano ; vi ó desarrollarse tan grave enfermedad en la mayor

parte de la familia . N o se le pudº oculta r aquella situación ;traía las medicinas y_l as daba por su manº . Siempre que entraba en la

,casa º salía de

'

ella , vis itaba a mis enfermºs y hac i a de enfermerº ; nºs prestaba sus criados y lºs aux il ios de su

familia . Sin su provi denc1a , nº sé qué hubiera sido de nos

—o tros .

De todas suertes,después d e pasar tales confl ictos , la red e

x i ón no al canza a comprendercómº se ha podido salir de el los .

Una nºche llamó a la puerta de mi casa,y nº me abrierºn ;

volví a llamar más fuerte,y oí la voz de mi madre . Tardó mu

c ho en ll egar ; luegº oí que ,

arañaban la puerta por dentro ; a l

ñn, se abrió el pestillº

Page 437: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 438

¡Pobre madre mártir y Prºvidencia del hogar ! N o

p odía tenerse en pie ; baldada en absoluto , no d i sponía de sus

m iembros ; sólo era dueña de su buena e indo—

mable voluntad »

Al li n , pude ºbl i garla a dejarse conducir a la cama . M i t ía

Dolores y m i herm ana,aunque postradas

,estaban ya. fuera de

peligro . Mi hermano seguía muy grave y si n conocimiento .

Después d e asi sti rlos comº pude,salí para el Colegio a prepa

rar las lecciones y dejó la puerta de la escalera sin cerrar , pº

niendo estaqu i lla en el pest i llo para poder entrar sin repe t i rse

la dolorosa escena que había presenci ado .

Lleno de agobio caminaba hacia el Coleg i o,caída la cabe

za, encorvadas las espaldas cual un v i ej o . ¿ Q ué pensaba? ¡N o

sé! Sólo recuerdo que no recuerdº nada,ni a nad i e v i en el cá

mino . A l entrar/ cn la calle del Tenien te,sentí una fuerte sá

cud i da interior , que me hizo vºlver a la conc i encia de m i m i s

mº , y exclamóc — ¡No puede ser! Esto no puede pasar a más , esto tiene

que cesar . ¿ Cómo? ¡N o l o sé! Como o tras veces . Algº será : ga

naré a la l otería . Pero , ¡si n º has jugado ! Pues nº hay más que

morir o sacar la lotería .»

Despejadº ya , proseguí el cam i no cºn una extraña tranqui

l idad d e espíri tu yuna fuerza interna t al y tan grande , que nº

parecía sino que hub i era absorbido las energías d e m i madre .

P asé en el anfi teatro hasta más de med i a noche , d i secand o ,pensando y orando mentalmente . Discurría cuán egºísta es el

dolor : aquel cadáver , en cuyas entrañas i b a laborando , nada

me decía y n º me preguntaba a m i mismo si habría padecido:

cºm o yo ; ya nopadecía .

Terminada la tarea,fuí a mi cuarto , me acosté y dºrm í

tranquilo cual el marinero que después de la tempestad descansa en la bonanza . D espertóm e la campana de visita del

Hospital .

M e acusó d e pereza : debí le vantarme cºn el sol ,“

para ir a

casa, ver a mi madre y m i s enfermºs , hacer por ellos lo que pu

d iera y vºlver a la hora de la visita hospitalaria . Tranquilizá

Page 439: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

XLIII

E n p l e n a e s t u d i a n t i n a .

P asados veinte d ías,lºs enfermos estaban cº n va le c i en tes y

en apti tud de tomar el vapºr para la famosa capital d e tºdas

las Andalucías .

Mi padre arrendo y arregló una cómoda y blanca casita en

la calle d e los V iejºs . D espi di óse de m i cºn lágr i mas mi fami

l i a . L os dejé embarcados , partió el vapºr ; desde la borda m e

saludaban con l os pañuel os ; yo , desde l a lancha , con el m i o ;nos perdimº s de vi sta , y me hallé sºlo pisando la escalerade

piedra d el muel le gaditano .

Sentí una confusa mezcla de penas y alegrías al entrar de

nuevo por las puertas de la ciudad . L a plaza de San Juan de

Diosme pareció más animada ; nº eXperi m en té el pesº que pro

dúce en el ánimo el encierro d e una c i udad murada . Conmoví

dº por la separac i ón,ha lagáb am e

, pºr contrar i o modo , la

n ueva pos i cion de r i cº y de persºna exenta de cu i dadºs .

En efecto,en aquel puntº y b ora me cºnsideraba com º un

a caudaladº N o iban aún al cºrr i ente las pagas del Colegio ,perº anunc i ab ase una a cuenta . Además

,aunque el coleg i o de

San Felipe no había decid ido nada sºbre la permuta , y seguía"

dando las l ecc i ones meramente a benefi cio d e mi maestro , male

había de ser que no ganara alguna cosa con lº s eventua les'

re

pasos de Anatomía y otras asignaturas . En f m, parecíame que

n adaba en la abundanc i a .

Llegué a l Colegio ; desde el día an tes hab ían ll evado allí de

mi casa un arca con la ropa a rreg ladi ta por m i madre . N o es

taba del todo m a l . En la exteriºr,aunque el carácter d e estu

d i ante d isculpa deteriºros,éstos eran ya mayºres d e lo que el

buen parecer podía cºnsentir . B icoca el tal incºnveniente . De

rechi to me fuí a casa de Arcos,sastre amigo y de los más acre

d i tados , y con sans facon le dij e

Page 440: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 441

— Necesito un traje d ecente,lo pagará a dita: tres duros

cada m es .

— Y a unque no m e pague nunca , le vest i rá cºn muchº

— Hágame— L o que yo quiera ; queda a m i ju i c i º el vestir a usted

s egún me cuadro .

— Está bien,lo que usted guste .

Hízome un frac azul con bo tones dorados , un chalecº d e

lan i lla de colo r pajizo (la gran mºda un pantalón

de lana dulce a fi nas listas blancas y. negras ; todo lo cual , en

verdad , me caía bien , pareciendo el primogénito de un e x trac

t or de vinos que vuelve deLondres y París .

Necesitaba una casa de huéspedes donde com er ; para habi

tar tenía mi cuartº en el Colegio . Casas de pupil os , en Cád i z

había un sinfín ; pºdía escoger , perº cºn su cuenta y medida .

L as mejºres,con honºres de fonda , estáb anm e vedadas pºr

motivos económicºs ; debía c i rcunscri b i rme a las de pupilaj e

para estudiantes . Quimera es lº de buscar la iguald ad rígida

y absºluta ; debe entenderse por igualdad la que siéndolo en el

género varía en las especies .

Fuí en derechura a una de la cual t enía buenas nºticias ;estaba a l a cabeza de las estudiantiles : all í paraban lºs escola

res aristócratas , o sea lºs que gozaban d e b uena y cºrri ente

mesada . Llegué a la hºra de almorzar .

Estaba a la mesa , entre lºs que iré dic i end o , Antoni o Fer

nández , el estudiante m ás sumpát i cº y alegre que yº había cc

nacido . P resi díai

un Canóni go , el pupilo m ás antiguo de la

casa ; se las d aba de respetable y al mismo t i empo / de hºmbre

de mundo , de esºs que no se asustan pºr nada y conocen la

aguja de a los demás .A su derecha estaba una actriz , muy en candelero a la sa

zón ; luego ºtros huéspedes que pudiéramos llamar de la clasede tropa ; y a lºs pies de la mesa , Luna , m edi ari

"

º'

cóm i cº randa

luz,más gracioso—en la cal le que en las tablas , . ab iertº , servi

Page 441: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

442

e i al y tunante de hnen género , en”

la ' l ínea de los que en : A'

nda

lucía califi camos con el epíteto de p i randón .

P ero era el casº que si Luna merecía este cal i ficativº , aún

más gan ado se lº tenía el Canón i go ; sólo que el uno pi rándósede grac i a y el otrº p i rándose egoísta y desgraciado , de esa os

peci e guasona antipática de los sotanas mundanos, que no

apean , s i n embargo , l º sagradº del carácter .

Cºmº no hay mayor enem i go de la ballena que el cachalo

te , ni el Canón i go pºdía ver a Luna , ni Luna al Canóni go .

Yº había ido a ver a Antºnio Fernández para que me diese

i nfº rmes y precio de su casa ; pero apenas me sentó a su ladº

y un pºco detrás d e él,di vise

'el escenario y esperé alguna es

cena . L os comensales , como buenos e5pañ01es , hablaban todos

a un tiempo y en voz'

alta .

E l Canón i go,to rciendo amable y almibarada la cara a su

derecha,d i ri g íase a la actriz llamándola R i ti ta y ofrec i éndo le

con el tenedo r una aceituna . Después , al entablar conversación

con el la, desde el extremo ºpuesto de la mesa saltó la voz de

Luna,que decía :

— Señor Canónigo, ¿ no es verdad? …

— (E l resto de lá pre

gunta era i ni ntel igz'

ble .

El Canón igo movía la cabeza y los hombros comº entre si

no y qué sé yo , para sal i r del pas º .

Cortada la conversación canonical , vºlvía a reanudarl a po

n i endo la cara esdrúju la y la boca en acentº c i rcunflejº , c

i

º

m enzando de nuevo por :— R i ti ta …

Pero nº habría prºnunc i ado la mitad del i ntro i to d e'

su !

galante y estudiadº tema,cuandº otra vez salía a i n terrum

pi rle la conversac i ón Luna , cruzando su vº z la d i s tancia de

extremo a extremo de la mesa a través de las disputas de los

demás pupilos .

El canón i go hizo un gesto de mal humºr , baj o la cabeza yse puso a re

'

volver con_el t enedor la co,mida de su plato . N o

pasó muchº tiempo si n que le entrasen nuevos deseos de enta

Page 443: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

444

Almuerzo : un huevo gallego , med i a tostada con m anteca .,

d e Asturias y una taza de café con leche . ¡Todo, de lo mejor!.

N o había más sino que lºs huevos que tra ían“

de G alicia eranpequeños y ven ían en fa luchº s vi ejís im os

,llenos de cucara

c has ; el huevo tiene tal afi nidad cºnf

el princ i piº aromático de

e sos animalito s , que para pasar un huevo era preci so .ser estu

d iante de Anatomía,tener el estómago a prueba de anfi tea

t ro . L a m anteca, ya era otra cosa : ranc i a

, por. de contadº ;a sí resultaba más alimenticia . El café disputaba con l a l eche

s obre cuál d e los dos ñng ía su papel cºn mayºr prºpi edad!

Com ida : sºpa de arrºz o de fi deos,de pan algunas veces

( cuandº resultaba un remanente de mendrugos) . Puchero de

fri j oles y garbanzos,con hortalizas del tiempo . Carne y tº ci

nº aparte ; y aunque d e tºcino y carne poco , lo sufi ciente parapringar m edia rosquilla . Ensalada después , y luego postres :

un higo secº,o dos nueces

,o una naranj a . Agua , a d i sere

c i ón ; y eso que entonces en Cádiz cºstaba un ojo d e la cara ,

¡un rea l º dos el barril !, cuando se agotaban lº s alj ib es .

Cena : una rodaja , de a cuarto , de cabal la o pescadi lla ; en

s alada ; media rosca .

¿ Parece pºcº? ¡Menºs son cincº reales ! Q ue pºr ellos se

comprºmeta a dar otro tanto aquel a quien le parezca mal .Sufrían hambre alguno s , es verdad ; pero ¡qué d i cha , al

x

tener

unos cuartos,ir a satisface rla en el Candi l o la Sacr i st i a con

a l egre cena !

XL V

L a s c i r c u n s t a n c i a s .

L as varias circunstanci as varían el carácter y la educac i on .

Q ue yo era siempre el mismo , nadie lo pºdrá poner en duda .

Y , si n embargº, ¿ era l o mismo ahora fel iz e independiente ,

q ue pocº antes agºbiadº de trabaj os y pesadumbres? Nº lo

era , sentíame muy ºtrº .

Page 444: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 445

Ya nº ten i a que repri m i rm e . Ni de niñº ni de j ºven h ab i adisfrutadº alegrías . Estaba sedientº de reir , de brºmear, de

ej ercer acción sºbre l º que me rºdeaba , d e impºner m i s opi

n i ºnes y vºluntades , de arrollar tºdºs lºs ºbstáculºs .

Q uiere deci r , que ex i stía en m i naturaleza un germen de

despºtismº y vasallaj e que nº había pºdidº desenvºlverse bajºel pesº de la d esgracia . O lº que es lº mismº

,que SI la fºrtu

na nº me hace desgrac i adº,si nazco ricº y me educo en la

abundancia,hubiera sidº un Kººmb re durº , a l tanero,viºlentº e

i ncºn s i deradº .

*Cºm º desde el sucesº d el tamb ºr adquir i la cºstumbre de

meditar pºr la nºche acerca d e mis actºs del d i a y hacer es

crut i ni º de ellºs , a cada pasº nºtaba m i s defectºs y hacía pro

pós'

i tºs de enmienda . De mu chº me val i a tan lºable cºstum

bre , perº declarº que algunºs d e esºs defectºs nº ha pºdidº

corregirlos ni aun la n ieve d e la vej ez .

D i scutidor,las disputas me enc i enden . L º que ent i en

'

dmser

verdad , creolo cºn ñrm e'

z'

a'

y en tusm smº : su cºntradicción m e

i rr i ta ; s i el ºpºs i tºr nº ced e, ,s i entº enfadº . l egº a la i ntºle

rancia cºn l º que cºns i derº injustº ; y al fanatismº , y al im c

pulsº d e aniquilar a l ºs que sºstienen la injusticia .

“ º M i s discusiºnes cºn Ignino h i c i érºnse m ás duras . Dej e e ltratº d e Sánchez del Arcº pºrque se me hizº intolerable ; nº

pºdi a sºpºrtar sus i mpº s1cmnes,y nºs hubiéramºs pegadº .

Respectº a ºpiniºnes , he cºnseguidº corregi rme . Nº del

tºdº : at i endº y respetº las cºntrari as , perº defi endº las pro

pias cºn demasiadº calºr, a veces cºn enºj º .

R espect º_a l º que sientº cºmº 1n_]ustº ,nº he pºdidº ade

lantar una l i nea . Yesº'que alguna vez me han declaradº l ºs

hechº s y su cesºs que lº que yº *ent endi a pºr injustº nº lº era ;”yque Ju l ci º s apas i onadºs hab i anm e cºnducidº a lamentable

error .

Page 445: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 446

Ú l t i m o s m a e s t r o s

Cºrría el sextº añº de carrera . Tres º trºs catedráticºs debo

D . Andrés Azop ardo .— Cincuenta añºs pºr entºnces ; altº ,

cenceño y flexible ; siempre de frac , chalecº y pantalón negrºs ;del a lba de un d i a al del s iguiente . Ca tedráticº de partºs , asi st ía en ellºs a tºdas las señºras gaditanas , desde las ricas a lasmedianamente a cºmºdadas ; as i , pºcas nºches dºrmía en s u

d ºmic i liº . Pasaba la mayºr parte d entrº de sa ' frao,ejerc i en

dº su ºfici º entre cabezadas y esfuerzºs y lamentºs . Cºmº t e

n ía g ran clientela , …para acudir a tºdas partes va l i ase de la

s ingular lºngitud de sus p i ernas ; en seis zan cadas dej aba a trás

la calle , y para hacerl º mejºr , usaba zapatº bajº s i n tacºnes .

Pºdía cºn s i derársele cºmº un “mºdelº d e fi nura gad i tana .

Cul tº , hasta un amaneram i ento que , pºr ser ºr1g 1na l , suyº , re

su l tab a agradable ; en º trº , hub i era parec i dº cari catuíºescº .

Hablaba cºn facundia amena , teni a una ilustración ampl i a ,aunque pºcº hºnda ; cºnºcía su espec i alid ad hasta l º que

a lcanzaba su épºca . G alanteador hab i tual i nºfens i vº , pºr ha

cerse agradable al bellº sexº ; s i bien cayó a veces eh un resb a laderº , sal i endº cºn la s manºs en la cabeza .

Explicaba b i en y agradablem ente su as i gnatura ; asis tía

cºn puntual i dad , a pesar de lºs partºs . G uardaba las distan

c ias cºn l ºs estudiantes ; se hac i a respetar y nº temer .

D . Antoni o Vi l laescusa — Sesenta añºs ; hºmbrón , a ltº y

fornido,blancº y rºjº . León , cuandº irritadº ; niñº gigant e ,

en su ser nºrmal .

Cºmprens i ón tarda,perº sólida ; instrucc i ºn limitada , perº

lº que sabía sab ía lº hºndº . Mºdesto , exactº , ºrdenadº , cas i

reglamentariº . Cazadºr , íntimº amigº de sus¡perrºs . P adre

Page 447: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

448

v imi en tº …aquel di straj o a D . Antºniº , a quien s in esº l e sa

l ían ya d e pºr sí las palabras estreñ i das

—¡Estese usted quietº cºn ese p i e l— le

¡gri tó

Q uedóse el muchachº quieto cual un muertº . D . Antºniº

siguió su explicación , teniendº en la manº el largº cuchillº

para m ºs trárselº a l ºs alumnºs ; cuandº , nuevamente distraí

dº Ortiz vºlvió cºn su temb lequeº . En un prºntº,D . Antºniº ,

dandº un terrib le gruñido , clavó la punta del cuch i llº en el

e spaldar dºnd e apºyaba Ort i z el pie . Fºrtuna grande que, a l

rugidº , Ortiz echóse atrás y pudº evitar el gºlpe .

Cºnºc i ó D . Antºniº lº peligrºsº de sus raptos , y dulc iñcó

l a cºsa cºn esta frase—¡D i ab l i l lº de hºmbre , capaz de sacar a un Santº de su s

casillas!

V illaescusa era el representante del elementº revº luc i ºna

ri º en la cienc i a , dentrº de la Escuela G aditana . Había estadº ,después de médicº , en París ; asistió a las clínicas d e sus hºs

pitales , alcanzó las pºstrimerías de Dupuytren , hizº am i stades

cºn V elpeau , Rºux y ºtrºs prºfesºres famºsºs , y traía el espi

ritu impregnadº de las refºrmas de la épºca .

El mº tivº de su marcha a París 10 fue un drama , drama .

real .

Casadº,amaba a su mujer cºmº él sabía amar , cºn alma

y vida . Entre sus íntimºs amigºs cºntaba a un teni ente cºrº

nel,mayºr de plaza en la ciudad .

. Un d i a sºrprendió a una

criada, que a su vista trató de ºcultar una carta . N aturalm en

te,quisº ver para quién era . L a arrebató : el sobre , para su

muj er . Rasga , lee : una cita amºrºsa del falsº amigº a la es

pºsa i nfi el .

Subió , la arrastró a una lejana habitac i ºn ; anonadada , de

rºdillas , lº cºnfesó tºdº ; bien sabía qu e sólº esa actitud la l i

b t aria de la muerte .

—¡L a l lave , la llave !— gritó furiºsº .

L a muj er le dió la llave . Actº seguid º , le d i j º— Si das un pasº fuera de esta habitación antes de que yº

Page 448: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

lo ordene , si llamas a alguna criada º hab las cºna lgu1en , ¡di s

ponte para mºrir !

Actº cºn tinuº , en ºtra habitac i ºn encerró'

a lºs criadºs y

les d ijº— Si dais una vºz , si pretende13 salir de aquí , pedi s auxiliº

º hacéis ruidº , ºs ma to a tºdºs .

Se fué a su despachº,m i randº cºnstantemente a l relºj .

U na hºra m ás tarde sal i ó a la calle,echandº la llave a la

puerta . E ncam i nóse a ci erta casa i nhab i tada , abrió la puerta ;la entornó ; la escalera abocaba al zaguán ; subi ó y esperó en

la sa la . Algº después, ºtrº hºmbre vest i dº de militar subia l a

escalera ; llegó al pºrtón altº , l º empujó y bed ió éste . De trás ,cºn vºz de Júpiter airado

,apareció V i llaescusa , quien cºn vºz

de truenº le increpó :—¡Infame am igº !

El mayºr echó manº a la espad a ; perº nº la había sacadº

media cuarta,cuandº un puntapié hereúleº l e derribó en el

suelº,y ºtrº le h i zº rºdar las escaleras .

V illaescusa bajó tras él,ll egó enc ima : el militar era cadáver .

Fuése …a su casa , y pusº en l i bertad a lºs criadºs . Llevó a

su mujer a un cºnventº . E l se marchó a P arís , pºr at enuar supena .

D . José A rboleya.— Hombre venerable para m i

,en tºdº y

pºr siempre d ignº de amºrºsº respetº . Dechado d e virtudes

y de 01en01a,mºdelº de hºnradez prºfesiºnal . P ºr la verdad ,

apasiºnadº ; pºr la dºctrina , fanáticº cºmº creyente cºn ven

º i dº y s i ncerº . ¡Qué instrucción t an vasta , qué elºcuenc i a la

suya ! M ás que catedrá ticº,parecía un pºseídº al explanar su

sistema .

Más que prºfesºr,era unDemóstenes al descri bi rn ºs la fiebre

amarilla en el castillº d e san Juan de U lúa , del que a la sazón

era médicº . P ºn i anºs lºs pelºs d e punta ; llorábamos a veces ,a veces rug íam ºs , cºmº aquellºs cas1 muertºs apestados queiban a dar el últimº suspiro disparandº el cañón y rechazandolºs asaltos.

Page 449: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

¡Y qué e c i a tan sentida , tan vehemente y n atural a

un ti empº ! sºbri a de palabras,cuan nu tri da de altºs

pensam i entºs ! ¡Oh España y ºh s i glº desperdi ci adº res! ¿ E n

qué país hubiera exist i dº D . Jºse Arboleya,que su nºmbre nº

anduviese pºr las nubes?

N º escrib º ; en ºtra tierra hub i era escritº . S i n escr i bir,ta

qu i grafº s tºm arían sus lecciºnes,editºres di sputarían se la im

presión . ¿ Cómº ha de llegarse a hºnrar a la patr i a s1 se pºnes…ordina a sus mej ºres órganºs?P ºr la indus tria y el cºmerciº se relaciºnan lºs pueblºs , pºr

l as artes se estiman , pºr l as c i encias se respetan,pºr las ar

m as se temen . Ved Franc i a y Alemania cómº vociferan y su

b l iman a sus sabiºs ; ved Inglaterra y lºs Estadºs Unidºs cómºlºs pagan . Ved a tºdas esas naciºnes

,cuandº carecen de algu

nº de primer ºrden en cualquiera cienc i a 0 rama … cómº lº

i nven tan .

Desde Hipócrates hasta lºs días en que eápl i caba Arboleya ,tengº para m i que nº había ºbra maestra que él nº hubiese

leídº y e s tudiadº de primera manº ; asi hablaba de sus dº ctri

nas cºn tanta seguridad cºmº lucidez . Hab íase él hechº tam

bién la suya , algº semejante a la antigua de Mºntpellier ;perº prºpia

,s i nº me engañº . 0

,s in saberlº él mismº , había

hechº una paráfras i s º un tran spºrte del crist i anismº a la cien

ci a médica .

Nº quisiera equivºcarme , perº de l º muchº que escuºhé desus labiºs

,la V i da resultaba cual una de i dad creadºra , de la

que tºdº ºrganismº prºcedía . En su m i smº senº , cºmº lºs án

geles rebeldes en el senº de la glºr i a c i ertºs entes º gen i ec i

llºs malºs venían a perturbar en determinadº sentidº mºrbosº

las l eyes de la vida y a prºducir , pºr ende , trastºrnºs y enfer

m edades en el ºrganismº . Para él , una fractura nº era en en

ferm edad,sin º en cuantº levantase dºlºr , calº r , fi ebre : reac

ción de lºs fenómenºs puramente vitales , según él .

L as úlceras intestinales de lºs muertºs pºr la fi ebre t i fo i

Page 451: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books
Page 452: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

P R I M E R A P A R T E

La educaci ón de un niño contada por un vi ejo.

PR ÓLOGO , pºr D . Lu i s Marcº ,

1 .— M i primer recuerdo : un a lfi ler .

2 .— U n cartuchº de du lces .

3.— M ujeres l lºrandº

4.— M e

5.— Primer espectácu lº

6.— Pri mera emºc ión esté t ica .

7 .— Eu la am i g a . .

8.— E l t i º M ejía

9.—Temor e imprev i s i on .

l o.— Cam a que anda .

1 1 .— a¡A casa , a casa !»

12 .— Tri n i dad M alvar.

13.— I nduºc i ºnes .

14.— U na eXpl i ca01ºn

15.— D os cari át i des

16.—L a fam i li a T ºrres

1 7.—G amá de a fectºs

18.-L a caverna del drag ón .

19.-E l placer de la venganza

20.— esana

,sana , cu li tº de rana » .

21 .— Cuentos de abuela

22 .— R ecºncomi ºs.

23.-Yel primer huevº , ¿ qu i én lº pusº?

24.— N o qu ierº

25.— L a vend i m i a .

26.—x ¡V aya un n iñº

27 .— L a dueña de m ís

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Page 453: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

— 454

28.— R l sº l y la imprev i s ión .

29.— P i ndº el B ravº .

30.— Juan i tóJuan .

31 .—Para m aestrºs , lºs b endi tos frai les. .

32 .— R eaparecen mi s padres .

33.— L a escuela de lºs

34.—Cád iz en 1832 …

35.—Eu el P uerta de Santa M ari a .

36. nº qu i erº i r a la escuela !»

37 .

—4U na escuela part i cu lar

38.— Si lab eo y palotes , insu l tºs y pescozones

39.— U na v i ct ima de Trafa lg ar .

40.—N elsºn m e da palmetazos .

41 .— U n encargu i tº a Puertº Real

42 .— D e tantº pu l i r, m e despu len

43.—Um Serafín a zº ta a ang el i tºs

44.—¡E l pºb re Carl i tos!

45.— U n párvu lo de d i ez y ºchº añºs

46.— a l'or b urrº » …

47 .—Cuatro m orta les añºs : 1832 -36

48.— Primer hºm i c i d i º presenc i adº

49.—V i da y muerte de u n nº tari º

50.—E 1 tesºrº de P i chardo .

51 .— <Tºdº cºnde º m arqués nace hºmb re »

52 .—Um cºnci li áb u lº fra i lunº

53.-L os amºs de E spaña

54.— D ºnde empi eza la fuerza cºncluye el pºder .

55.—N i g o lpes, n i i nsu ltºs

56.— U n g enera l de dºs lustrºs

57 . trºvadºr, yº pºb re y s i n fortuna »

58.— M i Peg aso —Roc i nan te .

59.—Hago m i s seg undas armas . Í

60.—¿Huída v i l º ret i rada hºnrºsa?

61 .-D e la g imnasi a psíqu i ca . I

Gº.—¡Si hay p i edras ó test i gºs!

63.—E l señó Fel i pe y la señá A ntºni a

64.— a¡Yº seré

65.— a¡Ay! sºrong o , sºrongº , sºrºngo»

66. se hace rab ºna!»

67 .— Crísál i da de un perfectº cºnservadºr

68.—E l G alán y la A urºra .

69.

—A qu i hab i a espec tadºres .

70.— N ov i llos y patri ºti smº

Page 455: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books

-l(

—x

—3é

f l .— E x pl i caci ones

18.— I nñuenc ias del ºfi c i º

I S.— U n heri dº en la lucha

20.—Nu evas relac i ºnes .

21 .— L ºs hab i tantes de la luna

22 .— D emócrata ya

23.— D . Jºsé G ardºqu i y D . Jºsé G ab a rrón

24.—E l anfi teatro .

25.—Muertos que hab lan

26.— L os muertos s iguen hab lando

27 .—E l maestrº mundº .

28.—D .F ranc i scº Sánchez del A rco

29.— D . B artº lºm é G al lardº

30.— A b i smos del cºrazón .

SI .— L ucha dentrº y luch a fuera

32 .— Cuandº m enºs se pi ensa

33.— A delante cºn l ºs farº les

34.— D e cómº enseñandº aprende e l que enseña

35.— L ºs duel i stas V e l cºronel Cºrrea B º t i nºs

36.—¿ Q ué era?

37 .— B a la perd i da

38.—L a Amazºna B elg a

39.—E l marqués de U reña

40.— L a Cam ºrra

41 .—L a m ejºr lecc¡ºn . .

42 .—L a b orrasca

43.—En plena estud i ant i na

44.—B uen acºmºdº

45.—L as c i rcunstanc i as

46.— Ú ltimos maestrºs .

ER R ATA .— P ág . 341 , cap . XV I I I , línea primera , di ce : su labora labra en

él; deb e deci r: su labºr labra en él .

Page 456: on er en cuarti llas para la imprenta - Forgotten Books