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55AITIM MARZO-ABRIL DE 1999
El leadorLos leadores trabajaban como bestias,sin domingos ni
fiestas en todo el invier-no. El contratista les obligaba a
deslo-marse porque los salarios, bien magros,se fijaban en funcin
de la productivi-dad. Felizmente los leadores se confor-maban con
poco: vestirse y comer.El equipo individual se compona de undestral
(hacha grande y ligera de ojooval) y de una podadera. Hacan
faltados personas para manejar la sierratronzadora.Se facilitaba el
movimiento de la sierrafrotando la hoja con corteza de tocino.Este
engrase se practicaba sobre todo alfinal del invierno cuando
comenzaba lasubida de la savia y la madera se em-pastaba. La hoja
se afilaba triscando,doblando moderadamente, sus dientescon
tenazas, porque un triscado excesi-vo provoca un mal corte.La
tronzadora deba socavarse, repara-cin que consista en recrecer la
alturade paso de los dientes con lima triangu-lar.Un hacha
ordinaria pesaba 2 kilogramospero slo los ms fuertes podan mane-jar
una de cinco libras (2,2 kilogramos).Los leadores no utilizaban
guantes sinouna especie de manoplas que les prote-gan las manos
cuando se entumecan losdedos.El afilado de las herramientas era
muyimportante. La calidad de un leador semeda por su destreza en
afilar el ha-cha. Al principio los filos se amolabanen casa, sobre
la muela de agua. Cadaquien tena su sistema, sus procedimien-tos,
sus manas. Unos preferan las he-rramientas de forja y otros las de
corte.La revolucin de la corta se producacada treinta o cuarenta
aos para unbosque en sazn. Esto significaba que unleador joven no
volvera al mismo lu-gar ms que casi anciano.Se cortaba por lotes
cuadrados de 420m de lado. Cada cuadrado se divida enbandas de
ancho variable para consti-tuir los lotes: un ancho de 12 m
corres-ponda a una superficie de media hec-trea. Con el fin de
delimitar las cortasy localizarlas de una tala a otra, los
le-adores amojonaban cada esquina con
Oficiosdel bosque
J: ENRIQUE PERAZA Y MARCO A. GONZLEZ
Las actividades forestales menores, por muy estacionales que
fuesen,tenan una importancia fundamental en Europa hasta hace
apenasunos aos.Durante los fros, los campesinos abandonaban sus
campos y sus viaspara atarearse en el bosque como refuerzo a los
raros leadoresprofesionales existentes: seis meses en los campos,
seis meses en elbosque. Los compradores eventuales visitaban los
lotes, los quejigos delotoo y los resalvos a cuyos pies se dejaban,
apiladas, las cortas de eseao.La venta se efectuaba el segundo
lunes de octubre bajo la autoridadde un comisario. La contrata de
los leadores se realizaba ennoviembre. Adjudicatarios y marcadores
se citaban en el cruce decaminos ms prximo al lugar a desemboscar.
Discutan los salarios,las condiciones del trabajo y las primas.
Despus los patronosmarcaban los rboles y los distribuan por sorteo
a los diferentesequipos. Cada uno construa entonces su refugio.La
explotacin de la madera ocupaba a los operarios todo el invierno.El
bosque se animaba y resonaban los gritos de los leadores,
elresbalar de las sierras, los crujidos de los trozas acuadas
ydesgarradas, las rodaduras de los troncos, los tacos de los
carboneros,etc. Los arrastres despejaban el campo a medida que el
trabajoprogresaba.La temporada se cerraba con la trepa de los
resalvos, que se podabanpara favorecer su crecimiento y garantizar
los frutos de lasgeneraciones venideras.
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un rbol desmochado a una altura de obtener el mximo rendimiento
pagan- 120 m. do salarios lo ms bajos posibles y ven- El bosque
produca lea y madera de so- diendo cara la madera. Los trabajado-
bra. Las especies principales eran el Ro- res se vean obligados por
lo tanto a re- ble y el Carpe pero tambin estaban los gatear.
blancos - el Abedul y el Chopo- y algu- nos alisos (no convena
mezclar las es- Cafs del -01 Pelador (26 ~ 1 0 cm)- -- ~- ~~ ~
pecies al apilar). Se poda razonable- necesitaban dos mente contar
con 200 estreos por h e - hachems. primero con el hacha
en cada corta (hoy en da no selle- se semionaban las patas y se
descalzaha ga a 70). el pi. Esto se denominaba 'redondear' Con el
anuncio de la adjudicacin, los el rbol, necesaria para cor- guardas
marcaban con pintura roja 10s tar a ras de suelo. Una hora no
bastaba rboles jvenes que no se podan t o w - para unviejo roble.
Un correc-
...~ .., . ~ -- unos cuarenta por hectrea- T e slo se to
'redondeo' del fuste determinaba la podn desramado,. Para ramas
altas puede ~odaban. Junto a stos se respetaban al- diireccin de
tallando un en /levar mango de 140 m (O 23 cm) p o s 'modernos' de
60 a ochenta Pfi- la base del rbol (cua). Se prevea una maveras, y
10s 'ancianos', tres veces ms zona de que impeda que el r- viejos.
En total se llegaba a la centena bol se virara, O desplomndose
presewados por hectrea. Para la deter- de flanco. cuando la cua se
conclua se minacin de rboles venerables se tena atacaba el fuste
por el lado opuesto con en cuenta la tradicin oral ms que el 1, de
tronzar. por segundad se da- - dimetro de los troncos, siendo an as
vaban un par de cuas de hierro detrs illaa ambos mtodos harto
imprecisos: se tra- de la hoja sta haba penetrado taba de rboles
bicentenarios de unos 150 a 180 aos. Los 'ancianos' solan ser Se
trat&a de dirigir la cada a fin de no robles que daban por lo
menos 2 metros deteriorar los rboles jvenes de alre- cbicos de
madera para carpintera y dedor y de impedir que se aplastara el
ebanistera. Algunos de corazn sano tronco sobre alguiia rama gruesa
con podan llegar a los 5 y a los 6 m3. riesgo de romper o astillar
o rajar el Sobrevivan tambin los ejemplares que tronco. Cuando el
rbol emita su clsi- parecan prometer un a~rovechamiento co
chasquido de agona era preciso re- ,, en el descortezado. El
periodo del 'pe-
lar rpidamente para no ser alcanza- im grj y abajo pdones de
doble filn lado' -se llamaba tambin de 'limpie- do por alguna rama
prxima despren- za'- y coincida naturalmente, con la dida; 1 h a
venganza d e ~ ejecutado. hijos se instalaba all todo el tiempo que
subida de la savia (finales de marzo, L~ prndencia reduca mucho el
peligro, duraba el trabajo; era un cobertizo de mediados de abril).
de suerte que los amidentes eran raros. dos a tres metros de alto,
recubierto de Lacorteza se agavillabatambiny sede- batidos,
desmochados y desramados, ramas, musgo, terrones y trozos de jaba
secar en el suelo. Se llewran ms los troncos se convertan en trozas
que ped y semienterrado o bien aprovecban- tarde a las teneras para
su pulveriza- se evacuaran al verano siguiente. Como do una
pendiente del te,eno lo que le cin remate los leadores retestaban
los to- baca fresco verano y templado en La estacin de corta iba
desde finales de cones demasiado altos curvnd~los lige- invierno.
El suelo se tapizaba de hele- octubre hasta m e d i o s de abril,
con =amente para impedir una pudricin mrgenes de 15 das antes y
despus, de- cbos. Estos se colocaban tambin como precoz. A se
procuraba abatir
aislante sobre una trama pendiendo de la ~limatolo$adeeseano.
10s rboles destinados a carpintera, de- do que les diera el sol
para que no se ! &as ofertas de contrato emanaban de la jhdolos
cortados en pie, muertos, con- secaran. sociedad de edotacin
forestal, no de dicin esencial para preservarlos del El resto de la
constrnccin era simple. 1 'los intermediarios adjudicatarios como
apoyfilado. / ocurre actualmente. Normalmente se Se clavaban cuatro
pies de esquina so-
1 sorteaban los lotes entre los p p o s de bre los cuales se
armaba un eaizo o una un urdimbre de muros y techos. La nica
leadores, quedando al azar los mejo- Hace res lotes, lo que poda
dar lugar a roces res del abertura de la cabaa era la puerta.
bosque vivan en comunidad dentro de Siempre se orientaba a Levante
para entre las cuadrillas.
cabaas que construan en cualquier &tar las lluvias
dominantes. La puerta Las sociedades , . forestales trataban de
claro. Cada familia con la mujer Y 10s era un enrejado o tablazn
girando so-
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57AITIM MARZO-ABRIL DE 1999
bre goznes de cuero. Otra solucin in-geniosa era hacer girar el
eje sobre elcuello de una botella enterrada. El mo-biliario no poda
ser ms exiguo; un ta-burete de tres patas y la cama que setenda
sobre un entramado, entre cua-tro piquetas clavadas en el suelo y
relle-na de paja o helechos. La chimenea seformaba con ladrillos de
arcilla. Un pe-queo horno fuera de la cabaa servapara calentar el
guiso del medioda.Aunque el agua escaseaba para lavarse,el vino no
faltaba nunca.La cabaa tardaba dos semanas en cons-truirse y tena
de seis a siete pasos dedimetro. Los leadores hacan una vidalibre,
lejos del sistema.La comunin con el bosque proporcio-naba al leador
una gran familiaridadcon todos sus habitantes. Conoca losrboles por
el sonido de sus hojas al pasodel viento.El bosque aseguraba el
trabajo a todo elmundo pero especialmente a los ms po-bres. Muchos
leadores eran emigran-tes; provenan de Yugoslavia, Portugal
oBlgica.Terminada la corta el administradorproceda a evacuar la
madera de lea.Cada comprador reciba un ticket corres-pondiente al
lote adquirido. Los guar-das determinaban, sin contestacin
po-sible, estreos y haces a llevarse en las
pesadas carretas cargadas hasta los to-pes.
Descortezador o peladorEl descortezador o pelador era un
oficioespecializado. Se trataba de despojar alos robles de su piel,
que despus de supulverizacin, alimentara la casca, tanreclamada por
las teneras. El descorte-zado comenzaba tradicionalmente elprimero
de mayo, la fiesta del trabajo,beneficindose de la subida de la
savia.
Los robles abatidos con sierra de tron-zar o con hacha en gris,
es decir, con cor-teza. Se evitaba abatirlos demasiadopronto porque
las trozas muy secas nose dejaban desollar fcilmente. Loshombres
desnudaban los gruesos tron-cos, mientras las mujeres rascaban
lastrozas y los chavales ayudaban a liar loshaces. La podadera
entallaba losregruesos que se desmochaban ensegui-da con la ayuda
de un rascador afilado:la descortezadora. Las peladuras seapilaban
a un lado, la madera desnuda
Arriba la cabaa de los leadores en medio del bosque. Abajo
desramado y pelado
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a otro. El pelado llegaba a medidos de junio cuando el follaje
no pesa. Se despiezaban entonees los troncos pelados. Se les
tronzaba (en torno a 1,14 m) y se apilaba en cuerda (siguiendo una
trama). Des- pus se atacaba a los otros rboles basta la Navidad. De
vez en cuando baba que desengra- sar la trouzadora con petrleo
cuando se cortaban las viejas peeas resinadas. Se preparaba la
siguiente corta desde los primeros das del ao siguiente. Los le-
adores limpiaban la vardasca y despe- jaban los grandes robles
capaces de pro- ducir corteza en la estacin siguiente. Durante su
estancia en el bosque la fa- milia del 'pelador' viva en la clsica
ca- baa de leador.
Este oficio se trasladaba de padres a bi- jos y slo se
practicaba durante el in- vierno cuando sus pequeos cultivos les
dejaba de brazos cados. Los rematautes compraban los lotes en
octubre bajo ad- judicacin y enviaban sus equipos en uo- viembre
desplazndose en bieicleta a distancias cortas (en torno a 30 km
des- de su lugar de residencia). Por ese mo- tivo no llegaban a
construir cabaas. El desramador debata las condiciones de su
contrato que inclua el cobro en es- pecies (madera para carbn,
etc.). Se mondaban 5 o diez robles por jornada segn grosores. Los
podadores entraban en accin cuan- do los leadores terminaban el
desbro- ce del terreno. Se abrochaban sus garras de elevacin, se
afilaban y se colocaban el haeba. Una herramienta es efectiva-
mente un bien personal que correspon- de a la mano del hombre que
la maneja. Dos hachas no se usan nunca de idnti- ca manera; todo
depende de emo se la empua, de la fuerza con que abate, del corte
que se exige. El desramador tasa- ba rpidamente los rboles de un
solo vistazo. Slo se interwaba por los tron- cos que superaban en
su base un metro de circunferencia. Ajustaba entonces su par de
garras a sus borcegues, unos es- polones enfrentado interiormente,
anu-
Sierra de tronzar (tronzadora) de 130-180 cm de largo y 3.4 kg
de peso
dando fuertemente las eorreas a las pier- nas, una bajo la
rodilla y la otra alrede- dor de la espinilla, cindose finalmen- te
su ancho cinturn de cuero. Despus se cinchaba al tronco cerrando
este cin- turn que se haca deslizar sobre la cor- teza rugosa con
fuertes golpes de rin repetidos. La escalada no comenzaba ms que
mando baba asegurado sus he- rramientas a las cadenas de la cincha.
El hacha en un lado y la sierra en otro. El ejercicio exiga
naturalmente una agi- lidad de ardidla y una gran temeridad. El
podador desmochaba el rbol eoran- do el rabern cuando juzgaba un p
e s o no apruvechablepara madera decarpin- tera. El desmoche no se
realizaba ms que con hacha o sierra. Slo se sola rea- lizar en los
robles y las pceas en fun- cin de las talas previstas. Esta decapi-
tacin tena por finalidad facilitar el abatimiento y sobre todo
evitar el asti- llado del fuste en su cada. El desramador trabajaba
en las alturas sin preocuparse de sus compaeros que tra- bajaban a
ras de suelo. El oficio no se ha perdido pero se ha mo- dernizado.
Los selvicultores utilizan ahoraplataformas elevadoras y motosie-
rras. Los petardeos de los motores han llenado ahora el bosque.
dor ara un oficio trasumante que se trans- mita de padres a
hijos, como las berra- mientas. Procedentes de Italia o Yugos-
lavia con la sierra a la espalda recorran a pi los caminos de
Europa (Francia, Suiza, Alemania) en busca de trabajo durante dos o
tres aos e induso m&. El aserrado al hilo se realizaba simult-
neamente a los otros oficios del bosque* sin entorpecerse. Cuando
el trabajo se acababa, otro patrn ofreca una nueva contrata en otro
lugar y todo recomenzaba.
Sierra de cinta de diversos usos (varios tamaos)
Sierra de despiezar al1 hilo (longitud en torno a los 170
cm)
Hacha de escuadrar. Mango 70 cm y 2,s kg de peso
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59AITIM MARZO-ABRIL DE 1999
Desde que llegaban al tajo, losaserradores montaban su trpode de
colalarga que les serva durante toda la es-tacin con ligeras
mejoras. Cadaaserrador, segn su origen y hbitos,construa un trpode
diferente pudin-dose llegar a transformar en caballete.La sierra
era un bastidor madera de laaltura de un hombre, en medio de la
cualse colocaba la hoja dentada. Un puo omango completaba la sierra
en su partesuperior.La eficacia dependa del afilado de lasierra que
se haca diariamente y deltriscado para dar una buena va. Algu-nos
la engrasaban con la corteza de to-cino, lo que facilitaba el
deslizamientoen la madera.Un equipo de aserradores se
componasiempre de una pareja de hombres, nor-malmente hermanos: uno
aserraba des-de arriba y otro desde abajo.Primero se escuadraban
los fustes conla ayuda de un hacha de gran hoja en elmismo suelo.
Un trabajo ms delicadoque el aserrado y que requera
muchahabilidad.Una vez escuadrado y liso a la mano, eltronco se
elevaba, se izaba a pulso y sefijaba firme y slidamente con cuas
su-jetndose con una cadena. Las marcasse trazaban con cordel de una
forma biensimple: se empapaba ste en agua en-negrecida con cenizas.
Despus se ten-da sobre la troza y se pellizcaba comola cuerda de un
arco y al restallar semarcaba sobre la madera. El aserradopoda
entonces comenzar.Uno de los hombres brincaba sobre latroza con los
pies desnudos mientrasabajo permaneca el otro con las pier-nas
separadas y empezaban a tirar cadauno hacia s. El de arriba guiaba
la hojaque morda la madera al descender.Cada postura tena sus
inconvenientes.El de arriba trabajaba reculando y pron-to se notaba
en los riones (por ello uti-lizaba una faja) mientras que su
pareja,que trabajaba avanzando, reciba el se-rrn en los ojos.
Cuando la madera eramuy prieta o la troza muy ancha se po-nan dos
hombres abajo para bajar bienla sierra.Se despiezaban vigas para
construccin,
tablas para ebanistera, traviesas paraferrocarril, ejes para
carros... Las dimen-siones variaban segn las necesidades delos
clientes: algunas vigas requeran has-ta 11 metros de longitud.Los
aserradores estaban en el tajo al des-puntar el alba y lo
abandonaban al po-nerse el sol. El patrn pagaba por metrocbico
aserrado pero teniendo en cuen-ta la especie de madera. Las piezas
msinteresantes eran las traviesas de ferro-carril porque al ser muy
gruesas reque-ran menos trabajo. Se despiezaban detroncos de Roble,
Haya, Olmo o Acacia.Jams del Castao, porque lostrabadores del
ferrocarril exigan que lostornillos pudieran quitarse con
facilidad.Cuando la madera se dejaba morder f-cilmente una pareja
poda producir 12a 14 traviesas al da pero se bajaba a 8 9 cuando la
madera era dura.El acabado se haca con el hacha de es-cuadrar, una
terrible hacha de 2,5 kg defilo impresionante, de una treintena
decentmetros y de un ancho superior a dospalmos; su espesor por
contra no supe-raba una ua. Al contrario que el ase-rrado al hilo,
el escuadrado exiga mshabilidad que fuerza, cualquier mellaechaba a
perder todo el trabajo y era lavergenza del operario. Hoy es un
aca-bado que se busca y se imita.Cuando empezaron a aparecer
lasserreras elctricas (circular y de cinta)los aserradores
ambulantes siguieron te-niendo mercado en lugares apartadoshasta
final de los aos 40.Los imperativos de la productividadanulaban sin
embargo una manera deaserrar que se adecuaba a la fibra de lamadera
sin astillarla ni quebrarla.
Las gavilladorasLa madera muerta se abandonaba paralas
gavilladoras, lo mismo que las viru-tas, que sin valor comercial,
eranaprovechables para calefaccin. Los ta-rugos se empleaban en
carbn vegetalmientras que las puntas y las ramasmedianas servan
para ramojos o hacesde lea menuda.La costumbre crea derecho, y
cualquiercampesino poda disponer librementedesde la Edad Media de
la lea que pu-
Aserrado al hilo arriba y gavilladora abajo
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dieran acarrear. Gracias a esta ley mu- chos pobres campesinos
podan sobre- vivir a los duros inviernos. Esta toleran- cia feudal
permita recoger la madera muerta en los territorios de su seor. En
ningn caso se po
da
vender. El derecho y la tarea de recoger lea en el monte
concerna principalmente a las mujeres, las males dedicaban un da a
la semana para este menester y no po- dan utilizar ningn
instrumento cortan- te, ni hacha ni sierra. Slo podan valer- se de
sus manos y tronchar ramas lige- ramente desprendidas. Algunas, sin
embargoinfringan la IeyUevando en sus refajos algn que otro
cuchillo. Las gavilladoras eran paisanas de con- dicin modesta. La
mayor parte eran es- posas de aparcems o medianems en las granjas
cercanas. Iban al bosque porque los salarios de sus maridos no
alcanza- ban un sostenimiento decente, as que tenan que ramonear
por aquy por all. Algunas cuidaban gallinas, unos cone- jos, una
cabra, una vaca como mucho. Otras cultivaban tres coles en un dado
de jardn. Las gavilladoras salan en grupos por los eaminos Uevando
su tartera de comida para dirigirse a donde el administrador les
haba asignado y volver al caer la noche. Cada una llevaba un enorme
far- do sirvindose de una red de espalda, de una percha con forma
de tenedor, de un capacho de mimbre o de un ancho hatiUo de tela de
yute.
Los escobones se sacaban de los abedu- les jvenes, de una docena
de anos como mximo; al podarse se aprovechaban las copas. Los
escobones se confeccionaban inmediatamente sobre un palo. Liados en
pequeos haces servan tambin para calefaccin y hornos de panaderas.
Los leiadores utilizaban otro combustible, espinos, negros o
blancos. A principios del siglo XX la escobonera constitua una
industria importante en las regiones boscosas. Existan pocas f-
bricas pero bastantes pequeos talleres familiares ya que el consumo
de esco- bas y escobones era de cientos de miles de unidades
anuales, especialmente en
las grandes ciudades. Los talleres posean maestros y apren-
dices y era un oficio a dedicacin com- pleta, no estaciona1 y que
se realizaba a cubierto, siendo por tanto menos dnm y precario que
los dems oficios del bos- que. El escobonero comenzaba su jornada a
las cinco menos cuarto de la maana. Se enfundaba un delantal de
mero refor- zado con una pechera de enlatado de madera y trabajaba
hasta medioda. Coma en el taller y terminaba a las sie- te y media
de la tarde. Su primera tarea por la maana consista en traer una
veintena de manojos del almacn de donde liaban cerca de cien
escobas. Las destripaba para eliminar las ramas gme- sas y la
madera muerta. Despus diwda cada manojo en cuatro o cinco ramos
idnticos, con las ramas ms aparentes en el exterior y cortadas a la
longitud deseada. Estos ramos eran a wntinua- cin embucbados,
comprimidos y embridados. La antigua herramienta era un banco
provisto de un aro de hierro que se cie- rra pisando un pedal; la
escoba se liga- ba con tres aros y se desmochaba o cer- cenaba el
taln con una eillaza que pos- teriormente se sustituy por una
guillo- tina. Las bridas eran de tallos de mim- bre o ramas de
avellano en tiras. Aunque la guillotina ahorraba esfuerzos en
cambio impeda la ligazn, modo se- cular de fijacin que requera el
volteo y una ligereza incompatibles con la gui- llotina. A partir
de este momento se em- pezaron a utilizar bridas de alambre
procedentes de las trefileras. Un rodete con garra, un golpe de
guillotina y ya estaba acabado el escobn. An as en muchos sitios,
por ejemplo en las estaciones de tren, se han seguido utilizando el
modelo antiguo por miedo a la condnctividad del alambre con la
instalacin electrificada de las estado- nes. Cada obrero fabricaba
al da unas cien escobas de tres anillos o de dos si stos eran
metlicos. Los mayoristas reprochaban a veces que los mangos salan
torcidos. Razn im- portante cuando se estimaba que un
mismo mango poda servir a quince es- cobas sucesivas. Las
escobas estaban normalizadas: vein- ticinco centmetros entre las
dos ligadu- ras de hierro y ninguna bra de dime- tro superior a 8
mm. Cada envo se revi- saba escrnpnlosamente y el material re-
chazado se devolva al fabricante. Escohonems y carboneros estaban
muy unidos ya que los tocones sobrantes se empleaban para el
earboneo. El engavillado de las puntas del abedul destinadas a los
escobones deban co- menzar despus de la desfoliacin. Los
gavilladores juntaban estas ramillas en manojos; un cargador
efectuaba el trans- porte basta la escobonera durante el in-
vierno. Los empleados apilaban el car- gamento en un almacn prximo.
All deban permanecer al abrigo de la Ilu- via mientras no se fueran
produciendo los pedidos, en prietas capas apiladas durante aos sin
que los manojos per- dieran ealidad. No se estropeaba ms que la
primera hilada, inevitablemente perdida por la humedad del suelo y
ra- da por la musaraas. Las gavillas no pro- tegidas, por ejemplo
las que se quedan en el monte, se pudren inevitablemen- te. Lo
ideal era proceder al almacenaje de los manojos antes de finalizar
el mes de abril. Pasado ese tiempo, bastaban algunas lluvias para
echar a perder el producto: se cubran de hongos y se vol- van
quebradizos. Tambin se confeccionaban escobas con brezo o de retama
que se dejaban secar antes de engavillar. Estas escobas servan en
trabajos domsticos basta que se co- mercializ la paja de arroz. Las
escobas de bra vegetal han tenido un gran mercado hasta
relativamente poco; en los aos 60-70 en que se intro- dujeron las
fibras plsticas. Tras el hnn- dimiento del mercado algunos
fabrican- tes se reciclaron hacia otros productos: cerillas para
barbacoas, setos, lea me- nuda, camas para ganado, etc. Otros des-
aparecieron.
Carboneros Los carboneros llevaban una vida de mendigns en lo ms
profundo del bos- que. Se alimentaban de races y tubr-
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61AITIM MARZO-ABRIL DE 1999
culos. No vean un pueblo en cuatro ocinco meses, slo al final
del verano.Pasaban dos o tres semanas y volvan aperderse en el
bosque.A principios de siglo, un carbonero notrabajaba ms que en
primavera: en in-vierno preparaba escobas ya que no sepoda
carbonear cuando las heladas en-durecan la tierra impidiendo
remover-la con la pala.El procedimiento del carboneo era el
si-guiente: un contratista de madera com-praba las cortas sobre las
que emplaza-ba a varios leadores y carboneros de suconfianza. Los
diferentes equipos se re-partan entonces pero cada uno de ellosse
dedicaba a su tarea sin preocuparsede los dems.La temporada
comenzaba a primeros demarzo. Se construa primero la cabaadonde se
vivira durante toda la campa-a sin regresar al pueblo aunque
algu-nos vivan en familia.Los tizones se despiezaban primero
porparte de los leadores, raramente por lospropios carboneros. Se
prefera la ma-dera de Roble, se amontonan ramas conbuen aspecto
porque es una madera queconserva el agua bajo una corteza
com-pacta. La Acacia daba tambin buen car-
bn, mejor que el Castao pero el Abe-dul, el Avellano y la Pcea
no ofrecangrandes rendimientos. An as secarboneaba todo pero
procurando nomezclar especies en un mismo horno.El carbonero escoga
un lugar adecuadoque limpiaba previamente. Deba seruna superficie
con tierra blanda y per-fectamente aplanada ya que la
menorpendiente hara hacer deslizar el fuegoy provocar burbujas
estancas. Se carbo-nizaba a menudo sobre un horno anti-guo.La
carbonera se construa alrededor deun pilar central de dos metros,
al pi delcual se depositaban carbonilla y virutas.Despus se acotaba
una corona de tizo-nes sobre este pilar con un radio de sie-te
codos. Las ramas, cortadas a 85 cmdeban apretarse verticalmente sin
en-redarse entre s, de manera que la car-bonera se hundiera
progresivamente enel curso de su calcinacin. Este asientopor
hiladas se produca sobre otro pisode carbones dispuestos sobre el
suelo.La carbonera alcanzaba una altura deun metro sesenta y se
compona de docea catorce estreos.Posteriormente se recubra de una
es-pesa capa de hojas, musgo y de hierbaso caas y se revesta todo
con tierra quese apelmazaba en tongadas. Era unacapa pesada que
permita a la maderacalcinarse lentamente sin llama viva.
La carbonera ofreca finalmente el as-pecto de un montculo
redondeado conaspecto de caparazn de tortuga.Un mismo carbonero
diriga varias uni-dades a la vez pero slo se prenda unaal mismo
tiempo para no dejarse des-bordar por el trabajo.La carbonera se
encenda a primera horade la maana. El carbonero saltaba en-cima,
extraa el pilar central y verta enel hueco unas cuantas brasas al
rojo. Lasfumarolas producidas en la superficieindicaban que el
fuego devoraba ya lacarbonilla y las virutas. Entonces se ta-paba
de nuevo con una estaca, conser-vndose el pilar para otras
carboneras.La coccin de un horno llevaba entretreinta y seis y
cuarenta y ocho horas se-gn la importancia de la pila, su
com-posicin y el tiro. El brasero se agran-daba bajo el caparazn de
tierra y seimpeda su respiracin moderando lavoracidad del fuego. El
carbonero vela-ba su evolucin observando el color delas volutas que
orlaban la cpula; se adi-vinaba la parte que se consuma
mal,rascando la capa con su rastrillo paraatizar el fuego que se
incubaba con re-molonera, luchando por contra el ex-
A la izquierda un fabricante deescobones con su delantal de
cueri.Arriba y a la derecha carboneros
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cesivo oreo lo que producira ms ceni- za que carbn. Los flancos
de la carbonera se hacan ms inclinados, pero el pico no se asen-
taba apenas para favorecer la combus- tin. Mientras, el carbonero
montaba sobre las espaldas del horno que piso- teaba a fin de
reducir las cavidades. La segunda tarde ahogaba la carbonera bajo
un nuevo manto de tierra y la deja- ba extinguir durante la noche.
La abertura de un horno exiga dos bue- nas horas de trabajo
abrumador, preci- so y rpido. En la fase ms delicada de la obra el
carbonero socavaba primero la mole, es decir, descardaba la base de
su ganga terrosa con rasqueta o zapapi- co. Haba que hacerlo rpido
sin que el fuego se avivara10 que arruinarael con- junto por su
rpida ignicin. Si las fumarolas aparecan lejos del carbn in-
candescente introducido, los tizones se remojaban o se les echaba
tierra enci- ma. En este sentido la madera de abe- dul era la ms
traicionera: mando se la cree extinguida se recciende a la mni- ma.
La carbonera se converta pronto en un infierno. El polvo ardiendo
sofocaba al carbonero. Cientos de veces su rastrillo de largos
dientes de hierro arqueados, escarbaba las entraas de la masa para
arrancar las brasas; y cien veces el hom- bre se incendiaba los
pulmones. No se introducan carbones al rojo ms que cuando el horno
se encontraba estaeio- nario y enfriado. Ms tarde obtendra el fruto
de su tra- bajo llenando anchas paneras de mim- bre, en el momento
del ensacado. Una carbonera daba para una veintena de sacos de diez
decalitros, cada uno con cerca de treinta kilos; no se cargaban
como un saco eoniente de grano sino que se colmataba con largos
trozos transversalmente a la boca El buen carbn daba un sonido
mcti- co al chocar entre s dentro del saco. El patrn pagaba a sus
carboneros por volumen, no por saco ni al peso. Las ca- rretas de
carga venan cada semana. El carbn vegetal se utilizaba muchsi- mo
en hogares agrcolas. La temporada acababa en octubre cuan-
do las heladas amenazaban endurecer la tierra empapada de agua.
Los carbo- neros pasaban entonces a otros oficios humildes del
bosque
CsrUleri~s ~~ ~ ~ ~-~ Son los haces de lea menuda (astillas O
tbaras) de los que se ser&, en las Hacha de abatir (ancho de la
hoja 11-14
cm, peso 2,s kg y mango 80 cm) sas para prender fuego,
especialmente en las ciudades. No hay que confundir las cerillas
con los las teas, o las fajas de toen recogidas por los
escoboneros, ni con las duelas de 120 cm, obtenidas por hendido. La
fabricacinde cerillas estaba muy re- . ~ ~ ~~ ~ , lacionada con la
del carbn vegetal de la que no es ms que una actividad com-
Cepilladora de duelas (longitud 34-42 cm, plementariamuy
bumilde+~os cerilleros longitud de la cuchilla 14-25 cm y pero
300-500 grJ no se interesaban ms que por la made- - - ra blanca
fcilmente inflamable como el pino, la pcea, el chopo o el abedul.
El artesano raramente eompraba la ma- dera para su industria sino
que cmplea- ba restos de la peor calidad: rboles no
aprove&ables, desechos de las serreras, etc. Las astillas tenan
que estar bien secas para que ardieran bien. Los fustes se
despiezaban primero en la sierra cireular en rollizos de 10 em de
alto y se eliminaban los nudos. El des- garro se hada
primitivamente con hocina posteriormente de forma me- cnica. Esta
se trataba de una mquina formada por untablero sobre cuyos bor- des
rodaban dos cadenas enlazadas por paletas de hierro. Una biela
accionaba un enorme brazo rematado por una an- cha cortadora
triangular, la cuchilla, y este brazo se abata eon cadencia rpi- da
entre las cadenas. Los rollizos, colo- cados de pie sobre el
tablero estaban sujetos entre las aletas justo bajolacu- chilla que
las fendaba en finas tmaras o astillas. La mquina era peligrosa y
produca muchos accidentes. Las ceri- llas se cinchaban con alambre.
Un taller de cerillero contaba con una sierra, una fendadora, media
docena de flejadoras y dos hombres para cargar la mercanca y hacer
los portes. Se fabri- caban entre mil y cinco sacos de cerillas al
da, dependiendo del nmero de cm- pleados. Este tipo de producto dej
de
fabricarse en los aos sesenta.
Liertonecidor CW tkt trabajaban en el bos- que o en el
aserradero segn fuera la de- manda para los propietarios o para los
almacenistas. El oficio era agradable so- bre todo porque no se
trabajaba a las rdenes de ningn patrn y se reparta el tiempo a
voluntad. Su produccin se centraba en ripias y la- tas para
cubiertas, techos y paredes. No se incluan las duelas, postes para
em- palizadas, estacas (para vicdos) ni va- ras o fajas de
tonelera. Un techo de tejas sobre un enlatado po- da durar medio
siglo perfectamente. Las cnbriciones de los hrreos y grane- ros
daban en cambio ms problemas a causa del heno salado apilado que
des- prenda un vaho corrosivo. El listoneador deba seleccionar los
me- jores robles, ninguna otra especie erav- lida, y lo primero que
baca era cons- truir la cabra sobre la que se fendaran las latas:
un caballete compuesto por una rama en horquilla y dos pies
ensambla- dos en forma de pirmide. Una horquilla con buena forma
era con- servada como oro en pao por el fendador que la llevaba de
obra en obra junto al resto de sus berramientas. Se utilizaban tres
herramientas: la doladera, el hacha de leador y un mazo
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63AITIM MARZO-ABRIL DE 1999
de cabeza cilndrica, tallado en una ni-ca pieza de madera.Las
hojas de corte medan unos 40 cm,aunque la mitad era de latn.Los
robles se despiezaban todava ver-des. Se aserraban primero las
trozas enlargos de 4 pies (1,33 metros). Algunosrboles daban justo
para cuatro trozasde los que se obtenan cien haces de cin-cuenta
ripias. stas se dividan acto se-guido en mitades, cuartos y octavos
conla doladera y el hacha. El listoneador nohablaba ms que en
medidas antiguas;pies y pulgadas. Una ripia tena un an-cho de una
pulgada antigua (o undoceavo de pie), alrededor de 2,7 cm. Sugrueso
se contabilizaba de siete en sieteripias cada dos pulgadas, lo que
daba acada una siete u ocho milmetros. Sefendaban dos latas por
cada ripia de te-jado.
Dolador o hendidor demaderaEl dolador era un rudo ganapn que
vi-va tambin en cabaas en medio delbosque. Las cortas se proponan a
los in-termediarios de madera para su adju-dicacin. Una vez
concluda la venta, elbeneficiario juntaba a leadores ydoladores que
remuneraba en el tajo.Estos seleccionaban los fustes destina-dos a
fendarse mientras que los carre-teros retiraban los troncos no
reserva-dos, para la serrera. Los fendadores adi-vinaban el valor
de la pieza a primeravista. El rbol deba presentar una su-perficie
lisa, sin nudos. Escogan prefe-rentemente robles de alto fuste, de
fi-bras rectas y apretadas. No todos los ro-bles valan pero podan
servir algunoscastaos y robinias. ste ltimo, deno-minado comnmente
falsa acacia, erasobre todo empleado en la fabricacinde toneles
para aguardiente porque sedilua ligeramente y se beneficiaba deun
gusto agradable que el roble no daba.La panoplia del dolador
comprenda po-cas herramientas: una sierra, un destral,cuas, un
hacha sencilla, un separadory una plana (til para cepillar la
made-ra). El hacha y el separador se parecan,con su larga lengua
perpendicular almango; pero el hierro del primero, con-
Arriba una gavilla de lea. Abajo con unosalicates para flejar
las cerillas. A la derecha(arriba) pilas de cerillas. A la
derechaabajo un fendador va sacando las duelas dela troza
vexo, era cortante, mientras que el se-gundo, recto, no lo
era.Todos estos instrumentos salan de laforja de los afiladores con
temple de ace-ro. Un dolador o fendador deba mor-der la madera sin
que sta se torcierani se debilitara. El dolador afilaba
susherramientas personalmente, en la mue-la (piedra de afilar) y ms
raramente conlima; el tanino del roble y del castaocorroa las
herramientas con el uso.Cada dolador procuraba dar a sus hojasun
filo impecable, de tal forma que eranmuy frecuentes las cicatrices
en la manoizquierda, consecuencia de cortes des-afortunados. Sin
embargo los acciden-tes no solan ser graves si se manejabanlas
herramientas con atencin.Se comenzaba por examinar la troza queno
tena prcticamente nudos. Despus