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Dos versiones de un cuento fantsticopor Adolfo Bioy Casares
Poco se sabe y menos se ha escrito acerca de la extensa obra
literariadel argentino Adolfo Bioy Casares (1914), producida
anteriormente al xi-to de su ya clsica novela fantstica, La
invencin de Morel (1941). Estalamentable escasez de informacin
sobre los aos formativos de un des-tacado narrador se debe a que el
autor mismo ha repudiado aquellos es-critos tempranos por ser
frutos inmaduros de una desaforada experimen-tacin vanguardista1.
Pero el hecho es que, entre 1929 y 1937, Bioy Ca-sares dio a la
prensa seis libros publicados en tiradas nicas y muy limi-tadas. En
la dcada que antecede a la segunda guerra mundial,
perodoconsiderado por el autor como etapa de aprendizaje en su
oficio de fic-cionista, aparecieron cuatro colecciones de cuentos,
una novela corta yotro librito que consiste en poemas, meditaciones
lricas, y unos pocos en-sayos y relatos2.
Bioy Casares contaba apenas diecisiete aos en 1931, cuando
JorgeLuis Borges se convirti en su amigo y mentor literario. Esa
entraableamistad y la frtil colaboracin profesional que result de
ella llevan yams de medio siglo de vida. Cuando, en 1937, Bioy
public Luis Greve,muerto, ltimo libro aparecido antes de La
invencin de Morel, haca seisaos que el joven pretendiente a autor
estaba bajo la tutela de Borges. En
1 Vase, e.g., las opiniones negativas acerca de sus primeros
esfuerzos literarios, que Bioy ex-
presa en una entrevista con Robert Saladrigas: Monlogo con
Adolfo Bioy Casares, Destino,ao XXXIV, nm. 1-832 (Barcelona, 11 de
noviembre de 1972), pp. 48-49. Cf. la entrevista de Da-nubio Torres
Fierro con el autor argentino, titulada Las utopas pesimistas de
Adolfo Bioy Casa-res, Plural [Mxico], 4, nm. 55 (abril 1976), pp.
47-53.
2 Las cuatro colecciones de cuentos son las siguientes: Prlogo
(Buenos Aires, Biblos Editorial,
1929); 17 disparos contra lo porvenir (Buenos Aires, Edit. Tor,
1933), publicado bajo el seudnimo,Martn Sacastr; Caos (Buenos
Aires, Viau y Zona Editores, 1934) y Luis Greve, muerto
(BuenosAires, Editorial Destiempo, 1937). La estatua casera (Buenos
Aires, Ediciones Jacaranda, 1936) esun extrao librito, de unas
cincuenta pginas, que incluye poemas, dilogos imaginarios,
meditacio-nes y ensayos de estilo potico, etc. El sexto libro es,
que yo sepa, la nica novela (ms bien, novelacorta) publicada por
Bioy Casares durante este perodo temprano de su carrera literaria;
est tituladaLa nueva tormenta o la vida mltiple de Juan Ruteno
(Buenos Aires, Francisco A. Colombo, 1935).
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276 Thomas C. Meehan
1937, Borges an no haba lanzado Ficciones (1944) ni El Aleph
(1949),libros que luego haran poca en la literatura fantstica. Sin
embargo, enlos dos aos antes de Luis Greve, muerto, s haban salido
a la luz His-toria universal de la infamia (1935) e Historia de la
eternidad (1936), re-latos y ensayos borgianos cuyos temas
prefiguran la futura orientacin ha-cia lo fantstico del autor. El
discpulo tambin daba seas de semejanteinters: al principio de otro
de esos estrambticos libros de su perodo ju-venil, La estatua
casera (1936), aparece un brevsimo ensayo titulado So-bre la tcnica
de los cuentos fantsticos3. Aunque de exiguo valor teri-co y
crtico, las vagas reflexiones de este escrito presagian uno que
otroconcepto sobre la ficcin fantstica, que Bioy habra de formular
ms ri-gurosamente cuatro aos despus en su Prlogo a la conocida
Antolo-ga de la literatura fantstica (1940), editada por Borges,
Bioy Casares ySilvina Ocampo, la esposa de ste ltimo4. Por ejemplo,
Bioy trata (algoinconclusamente) el papel de la explicacin no del
supuesto evento sobre-natural (o la falta de sta) en el relato
fantstico, tema que luego elaboraren el Prlogo aludido5. Tambin en
1936 subraya la idea de que loscuentos fantsticos sin explicacin
carecen de mritos...6. Por otra parte,que el joven escritor fuera
descubriendo, como su maestro Borges, quesu verdadero talento se
hallaba en el gnero fantstico, se confirma en laaparicin de ciertos
temas extraos e irreales plasmados en Luis Greve,muerto. A pesar de
sus defectos evidentes, los veintids cuentos reunidosen esta
coleccin dan fe de la positiva influencia borgiana ejercida
sobreBioy. Esto se percibe en una ms marcada conciencia de la
estructura
3 ADOLFO BIOY CASARES, Sobre la tcnica de los cuentos
fantsticos, en La estatua casera (Bue-
nos Aires, Ediciones Jacaranda, 1936), pp. 11-14.4 En la tercera
seccin de su Prlogo, al describir La antologa que presentamos, Bioy
Ca-
sares revela que la gnesis del famoso tomo de selecciones de la
literatura fantstica universal data de1937, el mismo ao de la
publicacin de Luis Greve, muerto: Una noche de 1937 hablbamos
deliteratura fantstica, discutamos los cuentos que nos parecan
mejores; uno de nosotros dijo que silos reuniramos y agregramos los
fragmentos del mismo carcter anotados en nuestros
cuadernos,obtendramos un buen libro. Compusimos este libro.
Antologa de la literatura fantstica, ed. JorgeLuis Borges, Silvina
Ocampo, Adolfo Bioy Casares, 2." ed. (Buenos Aires, Sudamericana,
1965), p. 14.Es posible que, para aquella fecha (1937), Bioy
Casares ya hubiera concebido tambin su futura no-vela, La invencin
de Morel, y que ya estuviera trabajando en ella. El inters del
autor en la foto-grafa, fuertemente vinculada con el tema de la
inmortalidad en La invencin..., antecede con muchosu obra maestra.
En efecto, tres de los cuentos de Luis Greve, muerto, incluyen una
temtica rela-cionada con la fotografa. El tema aparece tambin en
colecciones de cuentos ms tempranos. Vase,al respecto, el trabajo
Preocupacin metafsica y creacin en La invencin de Morel, por
AdolfoBioy Casares, incluido en mi libro, Essays on Argentine
Narrators (Valencia-Chapel HU, N. C :Albatros ediciones Hispanfila,
1982), p. 51, nota 8.
5 Vase, e.g., su clasificacin de los cuentos fantsticos segn la
explicacin proporcionada por
el narrador. Prlogo de la Antologa de la literatura fantstica,
ed. cit., p. 13.6 Bioy Casares, Sobre la tcnica de los cuentos
fantsticos, en La estatua casera, p. 12.
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Dos versiones de un cuento fantstico 277
narrativa y, especialmente, en una calidad estilstica levemente
mejorada.Bioy Casares nunca permitira la reedicin de ninguna de
esas seis ya
oscuras e inaccesibles primicias literarias y, en general (hay
que recono-cerlo sin ambages), merecen el olvido al que las ha
relegado su creador.Sin embargo, entre las numerosas narraciones
compuestas durante aquelperodo, hay algunas no completamente
desprovistas de inters ni de va-lor artstico. La prueba de tal
afirmacin se patentiza en el hecho de que,muchos aos despus, el
autor juzg conveniente la refundicin de un parde esos cuentos que
volvi a presentar al pblico lector, bajo ttulos nue-vos, en dos
colecciones muy separadas en el tiempo. Ambos relatos se
in-cluyeron, originalmente, en Luis Greve, muerto, y llevan los
ttulos LuisGreve, muerto y Cmo perd la vista. En un estudio previo
he tratadolas dos versiones de ste7. El nfasis de este trabajo se
halla en un anlisisy comparacin de las variantes de aqul.
Tres dcadas despus de la publicacin de Luis Greve, muerto,
BioyCasares revis completamente la narracin que haba dado ttulo al
ya le-jano libro de su juventud; la titul Los milagros no se
recuperan, y laincluy en la coleccin El gran serafn (1967)8. Luis
Greve, muerto (merefiero ahora al relato) y Los milagros no se
recuperan son dos versio-nes de lo que viene a ser, 'esencialmente,
el mismo cuento. Poseen en co-mn un argumento bsico, un personaje
principal similar, un mismo es-cenario en que se narra la historia,
y una situacin ficticia desarrolladacon ciertos motivos; pero,
sobre todo, comparten un tema fantstico cen-tral, el del muerto que
vuelve a la vida y que es visto por un querido ami-go. Sin embargo,
aqu acaban las semejanzas. Como se ver, el tratamien-to artstico de
estos elementos es muy distinto en las dos variantes. Tra-tar por
separado cada versin, pero como la refundicin exhibe una for-ma ms
innovadora y trabajada, concentrar la atencin en sta. Resumoy
comento ms brevemente la accin de la obrita primera, ya que
contie-ne el embrin del futuro desenvolvimiento. Me interesan
principalmente
7 Vase The Motifs of the Homunculus and the Shrinking Man in Two
Versions of a Short
Story by Adolfo Bioy Casares, incluido en mi Essays on Argentine
Narrators (cit. en nota 4,),pp. 105-158. La versin revisada de Cmo
perd la vista apareci con el ttulo La sierva ajena enHistoria
prodigiosa (Mxico: Grfica Panamericana, S. de R. L., 1956), pp.
101-147. En la 2.' ed. deHistoria prodigiosa (Buenos Aires, Emec,
1961), el autor aadi un sexto cuento (De los dos la-dos) a los
cinco originales.
8 Los milagros no se recuperan es el sexto de los diez relatos
incluidos en El gran serafn (Bue-
nos Aires, Emec, 1967), pp. 121-136. Norman Thomas di Giovanni
ha traducido al ingls este cuen-to, con el ttulo Miracles Cannot Be
Recovered. Vase BARBARA HOWES (ed.), The Eye ofthe Heart.Short
Stories from Latin America (Indianapolis/New York, The
Bobbs-Merrill Co., Inc., 1973),pp. 278-88.
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278 Thomas C. Meehan
el tema y la estructura narrativa de los dos textos, pero se
comentar, tam-bin brevemente, algn rasgo estilstico.
En Luis Greve, muerto, un 'yo' annimo recuerda con nostalgia
suadolescencia en el Colegio Nacional de Buenos Aires, a sus buenos
ami-gos de aquella poca, Luis Greve y una pareja llamada Francisco
y Adela(hermanos o, posiblemente, novios), y evoca el espritu de
camaraderaque los haba unido. Luis Greve, el ms viejo de la clase,
docto en la re-sistencia al colegio, en el bowling y las
narraciones de ms all de la cor-tina rosada9,, era siempre el lder
en hacer novillos, en fumar, en andarde parranda, en tocar
guitarras y cantar, y en todas las otras aventuras dela juventud.
Ahora han pasado varios aos, y los amigos casi nunca seven; en el
intervalo, la muerte se ha llevado a Luis Greve, admirado y
que-rido condiscpulo intensamente echado de menos por el narrador.
Comodice siempre ste: Al pensar en Luis Greve no puedo creer que se
hayamuerto (p. 11). El 'yo' sabe que Francisco y Adela, residentes
ahora deMar del Plata, lo consideran ingrato por sus reiteradas
postergaciones devisitas prometidas. Rodo de remordimiento, el
narrador acepta una invi-tacin de la pareja y acude una noche a
Constitucin (estacin de ferro-carriles) a tomar el tren de las diez
y quince. Aunque faltan cuarenta mi-nutos para la salida del
convoy, le pone nervioso el servicio lento del res-taurante.
Observa al mozo muy ocupado con un banquete de polticos,porque son
das siguientes a elecciones (p. 11), y muchos fiscales y de-legados
ya parten de la capital. De repente se fija en un individuo queest
de espaldas, de pie, rodeado de polticos y hablando con stos.
Loraro es un gesto del hombre: haca girar la cadena del llavero
alrededordel ndice, en una postura que [yo] le conoca a Greve (p.
13). Ya se acer-can las diez y cuarto, el mozo no le trae la
cuenta, y el narrador hace in-tiles esfuerzos por ver la cara del
desconocido. Luego ocurre el suceso fan-tstico: El hombre que
jugaba con la cadena del llavero se dio vuelta.Era Luis Greve. Hice
el ademn de levantarme para ir a abrazarlo. Memir y movi
negativamente la cabeza. Comprend que no quera hablar-me delante de
esas personas, tal vez por temor de que yo les descubrieralo
sucedido (p. 13). Atolondrado, el 'yo' se distrae unos momentos
conlos ltimos trmites de su viaje y pierde de vista a Greve en la
muche-dumbre. Se deshace por hallarlo de nuevo y llamarle la
atencin, pero pa-san inexorablemente los pocos minutos que quedan.
En medio de la cre-ciente urgencia, el narrador se debate entre el
temor de perder el tren (de-
9 Luis Greve, muerto (Buenos Aires, Editorial Destiempo, 1937),
p. 9. Cito siempre por esta (pri-
mera y nica) edicin; las dems referencias a pginas van entre
parntesis en el texto del trabajo.
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Dos versiones de un cuento fantstico 279
fraudando a sus amigos una vez ms) y el impulso natural de ir a
hablarleal muerto Luis Greve, quien est de nuevo opacado por los
polticos.Por fin, el 'y' se decide, corre y sube al tren que sale
de la estacin.
El tiempo retrospectivo de Luis Greve, muerto abarca varios
aos(quiz una dcada), pero la escena principal est enmarcada por los
cua-renta minutos de espera ansiosa del narrador-protagonista y por
el espa-cio que est restringido a la estacin de trenes. Adems se
trata de unabrevsima narracin lineal de seis pginas, de alcance muy
limitado y desolamente cuatro personajes, dos de los cuales ni
siquiera se ven. La ac-cin concentrada est delimitada por un solo
suceso, lo cual contribuyea esa unidad de impresin (o de efecto)
establecida por Edgar Alian Poecomo el sello distintivo del cuento
como gnero. Olga Sherer-Virski cla-sifica este tipo de relato
tradicional como cuento de accin o de tra-ma, en el que el
argumento constituye el principio estructural predomi-nante al que
queda subordinado todo otro elemento (personajes, ambien-te,
etctera.)10. Segn este crtico, tal clase de narracin est
caracterizadapor una accin breve y enftica, y su desenlace
preconcebido consiste enuna pointe, que se define como point or
punch line (broche de oro), eltipo de resolucin ms aguda y fuerte.
La pointe suele ser algo abrupto,irnico o sorpresivo (algn dicho,
un incidente inesperado, etc.) que creaese solo efecto nico,
postulado por Edgar Alian Poe, al que tiende todala narrativa11. Es
interesante notar que, entre las subcategoras de los cuen-tos de
trama planteadas por Scherer-Virski, se incluyen tramas
construi-das a base de una equivocacin, las cuales producen sus
efectos ms im-presionantes cuando estn empleadas en combinacin con
elementos fan-tsticos o sobrenaturales12. Con respecto a stos,
observamos que Luis
10 Vase OLGA SCHERER-VlRSKI, The Modern Polish Short Story (The
Hague, Mouton, 1955),
p. 34. La primera parte de este libro, titulada A General Theory
of the Short Story es una fina in-troduccin general al cuento como
gnero literario autnomo. Consiste en dos breves captulos:
I)Description of the Genre (pp. 3-26); II) Types of Short Stories
(pp. 27-39). Lo dems del libroest dedicado a un estudio del cuento
en Polonia.
11 SCHERER-VIRSKI, pp. 5 y 22-23. The sharpest kind of dnouement
is the so-called pointe. It
is contained within a brief (the briefest possible) segment of
the short story near the end: either narra-tion, description, or
(quite frequently) dialogue. Very often it consists of only one
sentence whichunravels the plot and throws its color shades on
everything that has built it up.
12 SCHERER-VlRSKI, p. 36. Respecto a la nocin de la subordinacin
de los otros elementos ficti-
cios a la intriga en los cuentos de accin, ser iluminador
recordar aqu la preocupacin de Borgesy Bioy Casares por el descuido
en la construccin de los argumentos que perciban en la
narrativa(especialmente la psicolgica) de las dcadas de entre las
dos guerras mundiales. En su Postdata ala segunda edicin de la
Antologa de la literatura fantstica, al referirse a aquellos aos,
escribiBioy Casares: Los compiladores de esta antologa creamos
entonces que la novela, en nuestro pasy en nuestra poca, adoleca de
una grave debilidad en la trama, porque los autores haban
olvidadolo que podramos llamar el propsito primordial de la
profesin: contar cuentos. De este olvido sur-gan monstruos, novelas
cuyo plan secreto consista en un prolijo registro de tipos,
leyendas, objetos,
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280 Thomas C. Meehan
Greve, muerto rene cuatro atributos fundamentales en la mejor
litera-tura fantstica: 1) la elaboracin de un contexto realista y
verosmil; 2) lairrupcin en ste de un solo acontecimiento irreal; 3)
la duda y la vacila-cin frente al suceso fantstico por parte del
narrador-protagonista y, porende, por parte del lector tambin; 4)
la falta de explicacin del eventosobrenatural13.
Por tanto, como muestra del gnero cuentstico y como obra
fants-tica, Luis Greve, muerto encerraba grandes potenciales. Con
todos los
representativos de cualquier folklore, o simplemente en el
saqueo del diccionario de sinnimos, cuan-do no del Rebusco de voces
castizas del P. Mir. Porque requeramos contrincantes menos
ridculos,acometimos contra las novelas psicolgicas, a las que
imputbamos deficiencia de rigor en la cons-truccin: en ellas,
alegbamos, el argumento se limita a una suma de episodios,
equiparables a adje-tivos o lminas, que sirven para definir a los
personajes; la invencin de tales episodios no reconoceotra norma
que el antojo del novelista, ya que psicolgicamente todo es posible
y aun verosmil. Va-se Yet each man kills the tbing he loves, porque
te quiero te aporreo, etc. Como panacea recomen-dbamos el cuento
fantstico. Antologa de la literatura fantstica, ed. cit., p. 16. No
debe sorpren-dernos, por lo visto, la preferencia de Bioy Casares
por los Cuentos de accin (o de trama), ydentro de stos, los de
asunto fantstico.
13 La mayora de los tericos de lo fantstico subrayan la creacin
de una realidad verosmil y
cotidiana que luego es invadida y minada por el elemento
sobrenatural. Por ejemplo, escribe RogerCaillois: The fantastic...
manifests a scandal, a rent, an extraordinary, almost unbearable
irruptionin the world of reality... The fantastic supposes the
solidity of the real world, the better to ravageit... The essential
step in the fantastic is the Apparition: what cannot happen but
does happen, at agiven moment and point in the heart of a perfectly
ordered universe, from which one believed mysteryto have been
forever banished... The manifestations of the fantastic all derive
from the same princi-pie. They are all the more terrible in that
their setting is familiar... Vase Roger Caillois, The Fan-tastic,
trad. Will McLendon, Forum [Houston, Texas], 2, no. 2 (May 1958),
51-2. Con este proce-dimiento narrativo de lo fantstico est de
acuerdo otro terico francs: La narracin fantstica...se deleita en
presentarnos a hombres como nosotros, situados sbitamente en
presencia de lo inex-plicable, pero dentro de nuestro mundo real...
El arte fantstico debe introducir terrores imaginariosen el seno
del mundo real. Louis Vax, Arte y literatura fantsticas, trad. Juan
Merino (Buenos Ai-res, EUDEBA, 1965), p. 6. Con relacin a un solo
acontecimiento irreal, recordamos las palabras deAndrs Maurois,
autor de la novela fantstica, La machine a lire les penses (1937),
citadas por Fr-deric Lefvre: II consiste reunir autour d'une
hypothse irrele assez de details vrais pour creer lacrdibilit. Vase
Frderic Lefvre, Propos sur le cont philosophique, Les Nouvelles
Littraires,nm. 787 (13 Nov. 1937), 2. (El subrayado es mo.) Tambin
conviene recordar aqu que, en sus co-mentarios sobre la tcnica del
relato fantstico en su Prlogo a la Antologa de la literatura
fan-tstica, Bioy Casares mismo revela una clara comprensin terica
de tales procedimientos narrativos:Despus algunos autores
descubrieron la conveniencia de hacer que en un mundo plenamente
cre-ble sucediera un solo hecho increble; que en vidas
consuetudinarias y domsticas, como las del lector,sucediera el
fantasma. Por contraste, el efecto resultaba ms fuerte. Surge
entonces lo que podramosllamar la tendencia realista en la
literatura fantstica (ejemplo: Wells). Vase Antologa de la
litera-tura fantstica, ed. cit., pp. 8-9. (El subrayado es mo.) El
relato fantstico ideal, segn Tzvetan To-dorov, no ofrecer ninguna
explicacin de la situacin ni del acontecimiento sobrenaturales
presen-tados; al contrario, debe dejar tanto al personaje como al
lector en un estado de duda completa, devacilacin y perplejidad. En
efecto, toda la teora sobre lo fantstico de Todorov est basada en
elconcepto de la vacilacin. En cuanto personaje y lector dejan de
vacilar y dudar entre la realidad yla irrealidad del evento
fantstico percibido, o sea, en cuanto ste se explica segn normas
lgicas yracionales, deja de existir lo fantstico. Vase Tzvetan
Todorov, The Fantastic: A Structural Approachto a Literary Genre,
trad. Richard Howard (Ithaca, N.Y., Cornell University Press,
1975), pp. 23-33.
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Dos versiones de un cuento fantstico 281
buenos materiales sealados entre manos, Bioy Casares tuvo una
espln-dida oportunidad de crear una situacin ficticia bien tensa,
una trama car-gada de suspenso y un cuento fantstico de
extraordinario valor artstico.Sin embargo, y desgraciadamente, la
malogr. Las razones son sencillas.La claridad de la lnea narrativa
se esfuma en nubes de reflexiones subje-tivas y enrevesadas del
narrador. El autor no ubica el desenlace donde hu-biera sido su
sitio lgico (el momento en que el protagonista ve al muertoy
decide, ilgicamente, seguir viaje). Al contrario, el personaje
continaexplorando sus propias reacciones interiores ante la
experiencia sobrena-tural, y el impacto de la pointe pierde en
fuerza e intensidad. La tensiny el suspenso son asimismo
disminuidos por el afn del autor de emplearun lenguaje que a cada
paso llama la atencin sobre s mismo y que re-sulta ser, a veces,
casi incomprensible. El estilo, en fin, es el peor aspectode Luis
Greve, muerto. Bastar un ejemplo de esta expresin turbia paradarla
a conocer. El narrador describe as su falta de voluntad y su
dilema:dirigirse al muerto y satisfacer su curiosidad o cumplir con
su compro-miso y no volver a parecerles ingrato a Franciso y Adela:
No quera irmesin hablar con Greve, pero el tiempo exiguo y cargado
de multitud [de]trenes y empujones y consecuencias iba
arrinconndome en una debilidadde ir contrayndome por escalones de
quebraduras de la espina dorsal yla base del crneo, al comparecer
por ingratitud ante los viejos amigos(14-15). Al volver nuestra
atencin a la segunda versin del cuento, re-cordemos, de paso,
ciertos motivos de la primera que ahora reaparecernsemejantes pero
transformados: el restaurante de Constitucin (escena-rio); un
personaje que espera la salida de un tren; la aparicin de un
muer-to que, con un gesto de negacin, rechaza la comunicacin con el
amigovivo; vacilacin seguida de continuacin de su itinerario por
parte de ste.
En la segunda variante del cuento, Los milagros no se recuperan,
serelata no una sino dos historias. En Constitucin, el primer
narrador seencuentra con Luis Greve, un excondiscpulo del Instituto
Libre; porcoincidencia ambos han llegado una hora temprano. Acuden
a la confite-ra donde el narrador comenta que en la vida todo se da
en series. Hoytendremos una serie de coincidencias intiles (121)14.
Pero Luis Greveno est seguro de que tales casualidades sean intiles
ni de que no prue-ben nada. Para convencer a Greve de que no
calificaba de intil su en-
M ADOLFO BIOY CASARES, El gran serafn (Buenos Aires, Emec,
1967), p. 121. Cito siempre
por esta edicin, y las dems referencias van entre parntesis en
el texto. El autor tambin ha incluidoLos milagros no se recuperan
en una recopilacin posterior. Vase Adolfo Bioy Casares,
Historiasfantsticas (Buenos Aires, Emec, 197^), pp. 295-309.
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282 Thomas C. Meehan
cuentro y as evitar un posible agravio, el narrador decide
contarle a suamigo el episodio de la multiplicacin de Somerset
Maugham (122). Enuna alusin sutil a su cuento de 1937, Bioy Casares
hace decir a su narra-dor: O acaso [se] lo refer porque siempre
tengo la esperanza de que al-gn interlocutor rae seale la manera de
aprovecharlo literariamente. Oacaso porque estoy cayendo en la
costumbre de repetir mis cuentos (122)15.
El aludido episodio de la multiplicacin de Maugham tuvo lugar
du-rante otro viaje del 'yo' en un barco de la Cunard, entre Nueva
York ySouthampton (122). El narrador viaja en compaa de una vieja
criollaargentina, su nica compatriota a bordo, quien resulta ser la
fuente de unfino humorismo irnico, tpico del estilo maduro del
autor. El 'y' des-cubre que en la lista alfabtica de pasajeros, su
nombre figura, incorrec-tamente, bajo C y completamente deformado
como Cesares, Mr. AdolfoB.Xb. Pero ms le interesa otro nombre, el
del famoso novelista, WilliamSomerset Maugham, que precede el de la
anciana; sta promete que encuanto conozca al ingls, le presentar a
Bioy Casares como el gran es-critor argentino que es.
Desgraciadamente, el autor britnico no aparecedurante toda la
travesa, pero la vspera de la llegada, Bioy Casares y lavieja lo
encuentran sentado en un lgubre del piso intermedio. Sigue
unaescena cmica, pero tensa en que la vieja lleva a cabo su
promesa; pero,para sorpresa suya, el interpelado jura no ser
Maugham, sino un coroneljubilado. Amostazados, los dos viajeros se
retiran, pero al otro da, en larada de Cherburgo, la seora vuelve a
ver a Maugham en el remolcadorque lleva a algunos pasajeros a
tierra. En ese momento preciso, Bioy Ca-sares tambin lo divisa en
el lado opuesto de la misma barca, pero conropa diferente. En
efecto,... vimos en el remolcador dos ejemplares, poras decirlo, de
Somerset Maugham (126).
Durante una breve escena de transicin entre las dos historias,
LuisGreve se queda indiferente ante el asombroso relato de Bioy
Casares, ycomenta con displicencia que, en efecto, no haba sido una
coincidencia in-
15 El subrayado es mo. Al terminar Los milagros no se recuperan,
el lector se da cuenta de
que Bioy s ha descubierto el modo de aprovecharlo
literariamente!16
De esta manera Bioy se convierte en personaje de su propia
ficcin y aparece como el primernarrador de Los milagros no se
recuperan. Por tanto, de aqu en adelante, me referir al
primernarrador como Bioy Casares. Por supuesto, esto es una
convencin literaria, como cualquier otra,como bien lo demuestra
Anderson Imbert en su lcido anlisis del Escritor, Narrador, Lector,
elcual concluye el ilustre crtico argentino diciendo: El narrador
es un personaje tan ficticio como lospersonajes que inventa. Y aade
despus: El narrador tamSin es un personaje creado por el es-critor.
Aunque el escritor haya creado al narrador a su imagen y semblanza,
dndole su propia figuray apellido, ya no es, en el cuento, un
hombre real, sino un agente ficticio cuya funcin es fingir.*
VaseENRIQUE ANDERSON IMBERT, Teora y tcnica del cuento (Buenos
Aires, Ediciones Marymar, 1979),pp. 61 y 73. (El subrayado es
mo.)
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Dos versiones de un cuento fantstico 283
til lo que le haba sucedido y que no iluminaba nada la
experiencia suya.O prueba pregunta Greve que los dos Maugham
confirman quehay momentos en que puede ocurrir cualquier cosa
(126)? Greve echams luz sobre el ttulo del cuento al aadir:
Momentos... irrecupera-bles (porque enseguida entran en el pasado),
pero verdaderos. Momentosque son un mundo aparte, donde las leyes
naturales no llegan (126). Es-tas palabras enigmticas introducen
los narrado por Greve.
Luis Greve, un hombre deprimido, lleno de remordimiento, ahora
lecuenta a Bioy Casares un segundo relato, una historia de amor en
que per-di a la mujer querida por no darse cuenta a tiempo de que
la amaba. ACarmen Silveyra, la hermosa y desinhibida mujer en
cuestin, le encan-taba descubrir ocasiones de salidas y viajecitos
con su adorado Greve. Desu bella y vivaz amante afirma Greve: Qu fe
en la vida tena esa mu-jer (127). Sin embargo, a ella no le convena
ser vista con l por su par-ticular situacin (127)17; y a su vez,
Luis, con su mana de la prudencia,siempre le moderaba los impulsos.
En su ltima escapada, se reunieronen Constitucin para tomar el tren
a Mar del Plata y pasar all un fin desemana; pero al ltimo momento
Carmen record haberse comprometi-do para participar en una colecta
de beneficencia. Llam a la presidentade la sociedad, la vieja ms
respetable y estricta en Buenos Aires (128),con el pretexto de que
estaba enferma, en cama. Pero la secretaria le avisque la
presidenta tambin estaba enferma y guardando cama. Por ser fue-ra
de temporada, el abandonado balneario invernal les pareca ms
romn-tico y los amantes lo pasaron muy bien. Pero, por la tarde, al
tomar el ten una confitera, vieron entrar a una matrona voluminosa,
quien re-sult ser la presidenta de la sociedad benfica, seguida de
un viejito res-friado, de bigote hmedo. En el acto, la alarmada
mujer reconoci a Car-men, le gui, y dos veces llev su ndice a los
labios, pidindole silencio.Carmen no quera volver a Buenos Aires,
porque pareca presentir algoominoso y se senta asustada. En la
capital se enfriaron un poco sus rela-ciones, pero siguieron
vindose. Su constante imitacin del ademn de lavieja se convirti en
una de esas bromas privadas entre amantes; siempreque se les peda
guardar un secreto o que no contaran algo, remedabanaquel dedo
solemnemente absurdo (133). Su broma les recordaba siem-pre el
mejor fin de semana de la vida (133). En primavera, Greve hizoun
viaje a Tierra del Fuego con unos amigos y ni invit a Carmen ni
sedespidi de ella. Al regresar, supo que Carmen haba muerto en un
mis-
17 Es posible que Carmen Silveyra est casada, o an que Greve
mismo lo est. Sin embargo, el
autor no esclarece este punto, prefiriendo dejarlo ambiguo.
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284 Thomas C. Meehan
terioso accidente en su propio apartamento; el mismo Greve tuvo
queidentificar el cadver. Greve comenta a Bioy Casares: Verla
muerta medesconcert menos que el pensamiento de que despus no la
vera nunca.Lo increble de la muerte es que la gente desaparezca
(135).
Pasaron meses, aos (no se dice cunto tiempo) y Greve no pudo
ol-vidar a Carmen. Le tom gusto al campo, iba con ms frecuencia a
Co-ronel Pringles en el mismo tren que ahora va a tomar, le informa
a suinterlocutor, y se quedaba all ms tiempo. Para aliviar su
dolor, Greveemprende un viaje alrededor del mundo, pero se aburre
un da volandosobre el mar y decide regresar. Apura las ltimas
etapas y sigue el itine-rario en un avin tras otro; vuela de Bombay
a Pars, y sin salir del ae-ropuerto, toma un vuelo a Buenos Aires.
Ya han adelantado y atrasadoel reloj varias veces al da y el
narrador recuerda: por esos cambios dehora y por el cansancio,
llegu a sentir la irrealidad de todo, del tiempoy de m mismo (135).
Al amanecer, hacen escala en Dakar. Greve se sien-te muy
desorientado al bajar con los otros pasajeros que entran al
aero-puerto caminando entre cercos de madera que los separan de
otro grupogrande que sale a tomar el avin para la Ciudad del Cabo.
Greve se fijaen un remolino en esa corriente contraria, como si
alguien tratara de ocul-tarse entre los dems (136). El cuento
termina as:
Al verse descubierta, opt por saludarme. Yo pude confundir
unapersona con otra; a nadie con ella. Estaba lindsima. La mir sin
com-prender. Levantando dos veces el dedo ndice, en parodia de
nuestra vie-ja seora del lejano fin de semana en Mar del Plata, me
pidi que guar-dara el secreto. Tuve una vacilacin. Carmen sigui con
su grupo haciael avin para Ciudad del Cabo y yo me qued, hasta que
reanudamosel viaje. (136)
En Los milagros..., Bioy Casares emplea la tcnica del cuento
den-tro de un cuento, el procedimiento en que un relato sirve de
marco alotro. Pero aqu la doble intriga va acompaada,
estructuralmente, de dosvoces narrativas, de puntos de vista
duales, y de dos temas fantsticos. Laeficacia de la pointe (o
desenlace fuerte) depender, entonces, del vnculoestablecido entre
las dos historias. Estas pueden existir, por ejemplo, enuna relacin
implcita de paralelismo, de comparacin o de contraste, perosu
propsito es siempre hacer que el lector perciba la relacin. Una
tramarealza y refuerza algn rasgo de la otra, y viceversa18. En su
historia dela duplicacin de Maugham, el viajero martimo desarrolla
el tema fants-
SCHERER-VlRSKI, pp. 9-10.
-
Dos versiones de un cuento fantstico 285
tico tradicional del doble (el Doppelgdnger)i9 y se nota que el
punto cul-minante, la aparicin simultnea de los dos Maugham, se da
en las lti-mas frases de la narracin, produciendo as una impresin
fuerte. Sin em-bargo, el segundo narrador, Luis Greve, al decir que
eso fue una coin-cidencia completamente intil (126), ofrece la
explicacin lgica, ra-cional, socavando, de hecho, lo fantstico y
debilitando toda su capacidadde asombro, de miedo fsico o
metafsico, y de duda y vacilacin. En cam-bio, no hay ninguna
posibilidad de tal disipacin en el segundo relato. Encontraste con
la aparicin de un doble, que pudo ser coincidencia, la deun muerto
resucitado tiene el efecto de intensificar la posible realidad delo
fantstico. Cmo se consigue tal impresin? Como hemos visto,
BioyCasares prepara el terreno para la segunda intrusin de lo
fantstico conuna abundancia de detalles realistas: amores ilcitos,
viajes, sociedades be-nficas con presidentas gordas, ademanes
absurdos, pero inolvidables, etc.Adems, Luis Greve no solamente
mantuvo una relacin ntima con Car-men, sino que tambin fue quien
identific el cadver. Por eso, l puederecalcar al final que jams
podra confundir a su amante con otra mujer.As se descarta,
eficazmente, toda posibilidad de coincidencia o de equi-vocacin en
fin, de toda explicacin racional. La aparicin de la muertaal final
se da con tanta fuerza de conviccin que, evidentemente, fue
cal-culada por el artista para producir el mximo impacto esttico de
un de-senlace fantstico de pointe. Tanto personaje como lector se
quedan asom-brados, congelados en uno de esos momentos o milagros
irrecupera-bles sugeridos por Luis Greye, momentos mgicos que
forman parte deun mundo donde las leyes naturales no llegan.
Vacilamos20 y empeza-mos a cuestionar y dudar de la existencia de
nuestro universo supuesta-mente gobernado por sistemas ordenados de
reglas cientficas y princi-pios racionales. Esto es, Bioy Casares
logra cumplir con el propsito prin-cipal de la narrativa fantstica:
librarnos temporalmente de las limitacio-
19 El tema del doble ha sido ampliamente cultivado en la
narrativa fantstica, desde E.T.A. Hoff-
mann, Poe, y Robert L. Stevenson hasta Borges, Bioy Casares,
Enrique Anderson Imbert y Julio Cor-tzar, para mencionar solamente
unas pocas figuras argentinas. La bibliografa critica sobre el
temaes tambin voluminosa. Unos pocos estudios tiles son los
siguientes: Robert Rogers, A Psychoanaly-ttc Study oftbe Double in
Literature (Detroit , Wayne State University Press, 1970); Cari F .
Keppler,The literature ofthe Second Se/ / (Tucson, Univ. of Arizona
Press, 1972); Ralph Tymms , Doubles inLiterary Psychology
(Cambridge, England, At the University Press, 1949).
20 Es interesante observar que Bioy Casares haga decir a su
narrador, Tuve una vacilacin.
(Vase la cita del final de Los milagros no se recuperan, en la p
. 284 de este trabajo.) Esto recuerdala importancia de la vacilacin
postulada por Todorov como la esencia de lo fantstico. (Vase,
haciael final, nuestra nota 13.1
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286 Thomas C. Meehan
nes de la realidad para luego contemplar, desde otro ngulo de
visin, laspreocupaciones constantes de vida humana21.
En conclusin, hemos visto que, en la segunda versin de su
relato,Bioy Casares ha aprovechado algunos elementos usados en la
primera.Pero los reorganiza y los proyecta de manera ms dramtica e
impresio-nante. El tiempo y la prctica habran de llevar al autor a
una concienciamucho ms profunda del estilo literario, de la
estructura narrativa, y, so-bre todo, de la tcnica de la literatura
fantstica. En Los milagros no serecuperan, la configuracin ms
artstica del argumento y la presenta-cin ms refinada y sofisticada
del tema fantstico y de los otros sucesosficticios demuestran que
Bioy Casares, entre las fechas de publicacin delas dos variantes de
este cuento, haba encontrado su propia voz e iden-tidad
literia.
TOMAS C. MEEHAN
The University of Illinois at Urbana-Champaigh
21 Hay acuerdo crtico general en que, aunque puede serlo, la
narrativa fantstica no,suele ser
una mera literatura de evasin o escapista (en el sentido
derrogatorio de estos trminos). Aunquela ficcin fantstica incluye
acontecimietos misteriosos e irreales, tambin es literatura seria y
valiosa,tambin nos llama la atencin, simultnea y pradjicamente,
sobre lo real, sobre the most centralaspects of our existence.
EDMUND FULLER, A Note on the Fantastic, en Books tvith Men
BehingThem (N.Y., 1960), pp. 135-36. Cf.: La literatura fantstica
moderna no es escapista: es una litera-tura de retorno. Con ella,
uno se libra de los confnes y de las limitaciones de la realidad
cotidianapara despus volver la vista, desde otra perspectiva, sobre
las preocupaciones humanas de todos lostiempos. DONALD A. YATES,
Sobre los orgenes de la literatura fantstica argentina, en La
Lite-ratura Iberoamericana del Siglo XIX. Memoria del XV Congreso
Internacional de Literatura Iberoa-mericana (Tucson, 1974), p.
220.
InfoAIH: AIH. Actas VIII (1983). Dos versiones de un cuento
fantstico por Adolfo Bioy Casares. THOMAS C. MEEHAN