Nutrientes bioactivos presentes en la Dieta Mediterránea con efectos anticancerígenos Trabajo Final de Máster Nutrición y Salud Autora: Aurora Izquierdo Garrido Directora: Perla Kaliman. 2º Semestre, junio 2018 Reservados todos los derechos. Está prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler y préstamo, sin la autorización escrita del autor o de los límites que autorice la Ley de Propiedad Intelectual.
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Nutrientes bioactivos presentes en la Dieta Mediterránea con efectos
Reservados todos los derechos. Está prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler y préstamo, sin la autorización escrita del autor o de los límites que autorice la Ley de Propiedad Intelectual.
El cáncer es una condición de programación genética anormal que tiene como
consecuencia un crecimiento descontrolado de células, invadiendo el tejido circundante
y pudiendo llegar a provocar metástasis en puntos distantes del organismo (1,2).
El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo,
según los datos actualizados de la OMS, ocasionando en 2015 8,8 millones de
defunciones. Las previsiones indican que el número de nuevos casos aumente en un
70% en los próximos 20 años, debido en gran medida a los principales factores de riesgo
conductuales y dietéticos de la población, que son: elevado Índice de Masa Corporal,
reducida ingesta de frutas y verduras, déficit de actividad física, consumo de alcohol y
tabaco (1).
Es una enfermedad con una incidencia directamente proporcional a la edad debido a la
acumulación de factores de riesgo con el envejecimiento y la pérdida de eficacia de los
mecanismos de reparación celular (1).
Existe un vínculo entre la inflamación crónica y el cáncer a través de una serie de
mecanismos que promueven la carcinogénesis y el desarrollo del tumor: la inducción de
la angiogénesis por factores inflamatorios; una mayor liberación de factores
proinflamatorios y citoquinas como IL-1 o TNF-α; y la producción de radicales libres. En
el cáncer, el daño genético desencadena el inicio de la enfermedad y la inflamación
alimenta el proceso (3,4). Las células cancerosas “reeducan” a los macrófagos, para
que produzcan TNFα, que activa el factor nuclear NF-κB en las células cancerosas, lo
que desencadena la producción de proteínas que detienen la apoptosis y activan la
proliferación celular (3). La vía NF-κB puede considerarse el vínculo entre la
senescencia celular, la inflamación y el cáncer (4).
La prevención constituye la mejor estrategia a largo plazo para el control del cáncer, ya
que al menos un tercio de los casos de cáncer pueden prevenirse (5).
Actualmente, los componentes dietéticos se enfocan como intervención de primera línea
para la prevención y tratamiento no sólo del cáncer, sino de otras enfermedades. La
dieta es capaz de promover la salud contrarrestando positivamente la inflamación y
mediante la modulación epigenética de genes asociados con el envejecimiento (3).
Los nutrientes afectan la expresión génica como consecuencia de una interacción
directa con factores de transcripción, es por ello por lo que se consideran mediadores
celulares exógenos capaces de afectar la programación metabólica y la homeostasis
celular (3).
5
Los macronutrientes, micronutrientes y componentes bioactivos como polifenoles,
antioxidantes, colorantes o saborizantes, pueden participar, asociados a factores
endocrinos y paracrinos, en la regulación de la expresión génica con efectos
beneficiosos o dañinos para la salud (6).
Las investigaciones en el ámbito de la nutrición y cáncer coinciden en que determinados
nutrientes y compuestos bioactivos de los alimentos presentan efectos favorables en la
modulación de la expresión génica relacionada con las características distintivas del
cáncer como la inflamación, la angiogénesis y la proliferación (2,7). En contraste, la
deficiencia de ciertos micronutrientes, el exceso de calorías, el consumo de alimentos
procesados a altas temperaturas, de carnes conservadas con nitritos y nitratos, de
alimentos contaminados con aflatoxinas, padecimiento de obesidad y síndrome
metabólico, están relacionados con el desarrollo de algunos tipos de cáncer (2). Esto es
debido a que los nutrientes pueden modificar la estructura de la cromatina, fragmentar
el ADN, suprimir o promover la expresión de genes modulando la transcripción y
transducción, bloquear o activar vías de señalización involucradas en la proliferación,
diferenciación y muerte celular (2).
La influencia de los componentes de la dieta sobre la salud y el inicio, la progresión y el
tratamiento de la enfermedad se explican en el reciente campo de la nutrigenética y la
nutrigenómica. La nutrigenética examina cómo la variación genética afecta la respuesta
de un organismo a una dieta determinada, evaluando los riesgos y beneficios de dietas
específicas y promoviendo una nutrición personalizada. La nutrigenómica investiga
cómo los nutrientes afectan a la expresión génica y los procesos posteriores, es decir,
qué genes son inducidos y cuáles son reprimidos frente a un determinado nutriente,
abordando la complejidad y variabilidad de la dieta (3,6). El concepto de nutrigenómica
se basa en tres observaciones (8,9):
1. Los componentes bioactivos de los alimentos son capaces de interaccionar de
forma directa o indirecta con el genoma humano, y por consiguiente influir en la
expresión de genes.
2. Debido a esta influencia, los patrones dietéticos pueden modificar diversos
procesos celulares, así como el envejecimiento, y el inicio, incidencia, progresión
y/o gravedad de múltiples enfermedades como el cáncer.
3. Las consecuencias de una dieta para la salud dependen del equilibrio entre los
estados de salud y enfermedad en el entorno genético de un individuo.
La epigenética nutricional, otra disciplina de la nutrición molecular, tiene el objetivo de
explorar las interacciones genético-dietéticas y puede proporcionar información sobre el
papel de la nutrición en el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades relacionadas
con la edad. La epigenética es el estudio de las modificaciones que se producen en el
6
material genético sin implicar un cambio de base en la secuencia del ADN, es decir, no
cambiando el código genético, sino la actividad de expresión de los genes (10). Los
nutrientes pueden actuar como fuentes de modificaciones epigenéticas y pueden regular
en sitio donde tienen lugar (3,8). Los principales mecanismos incluyen metilación del
ADN, modificaciones de histonas y silenciamiento génico por microARN (11,12). La
metilación del ADN, regulado por la enzima ADN metiltransferasa (DNMT), está
asociada con el aumento o disminución de la expresión génica, de tal manera que
cuando un promotor es hipometilado puede expresarse, mientras que cuando es
hipermetilado su expresión se suprime (8). Los folatos, la betaína y la colina son capaces
de incrementar la metilación, mientras que otros componentes dietéticos como el té
verde o el butirato la disminuyen porque inhiben la actividad de las DNMT(13). Las
modificaciones epigenéticas sobre las histonas, entre las que se incluyen acetilación,
metilación y fosforilación entre otras, alteran el empaquetamiento de la cromatina
favoreciendo o dificultando el acceso al ADN por parte de los factores de transcripción.
En la acetilación de histonas, que conduce a la activación de los genes, los nutrientes
de la dieta son capaces de activar (glucosa, etanol) o inhibir (curcumina) la acción de
las acetiltransferasas (HAT), enzima catalizadora de la reacción, o bien de activar
(resveratrol, teofilina) o inhibir (sulforafanos, isoflavonas) las enzimas desacetilasas
(HDAC) (8).
La investigación en genómica nutricional desde el Proyecto del “Genoma Humano” en
2003 junto con el desarrollo de la bioinformática y de las técnicas de investigación en
genómica está suponiendo un gran avance en la comprensión de la contribución del
genoma humano a la salud y la enfermedad (2,12). Se prevé una nueva era de
prevención individualizada de las enfermedades basada en pruebas de susceptibilidad
genética y la generación de terapias innovadoras enfocadas a los mecanismos
moleculares de la enfermedad (12). La comprensión de los controles mecánicos en
respuesta a diferentes compuestos bioactivos puede ayudar a identificar cambios en la
dieta que podrían retrasar el envejecimiento y sus cambios patológicos relacionados, en
los que se incluye el cáncer (13).
La creciente evidencia científica indica el papel beneficioso y preventivo de la Dieta
Mediterránea (DM) en la aparición del cáncer y otras enfermedades asociadas con un
mayor nivel de inflamación, daño oxidativo y angiogénesis (4,14). Los componentes
bioactivos responsables de los efectos beneficiosos de esta dieta son los antioxidantes,
los polifenoles, la fibra y los fitoesteroles, provenientes de productos vegetales como
verduras, frutas, legumbres, del aceite de oliva y del vino; los ácidos grasos
monoinsaturados presentes en el aceite de oliva; los ácidos grasos omega-3
7
provenientes de productos marinos y de frutos secos; y los probióticos derivados de
alimentos fermentados (15).
2. Objetivos
Esta revisión bibliográfica tiene como objetivo principal resaltar la importancia de
determinados nutrientes bioactivos que forman parte de la Dieta Mediterránea para la
prevención y tratamiento del cáncer. A partir de este objetivo derivan otros secundarios:
- Analizar el papel terapéutico de la Dieta Mediterránea en el desarrollo y
evolución de algunos tipos de cáncer.
- Estudiar la interacción de los nutrientes con receptores y factores de
transcripción implicados en el metabolismo del cáncer.
- Analizar el papel de la nutrigenética, nutrigenómica y la epigenética nutricional
en relación a la Dieta Mediterránea y el cáncer.
- Evaluar la eficacia de estrategias preventivas frente al cáncer basadas en el
consumo de nutrientes potencialmente anticancerígenos.
3. Preguntas investigables
¿Son capaces los nutrientes bioactivos característicos de la Dieta Mediterránea ejercer
un poder anticancerígeno en el ser humano?
¿Cuáles son los mecanismos por los cuales los compuestos derivados de la dieta
desempeñan un papel anticancerígeno y quimiopreventivo?
4. Metodología
Se realizó una búsqueda bibliográfica sistemática en la base de datos PubMed de
artículos tanto de revisiones como de ensayos científicos. Con el fin de hacer eficiente
la búsqueda se emplearon los filtros de “Fecha de publicación” para obtener los estudios
publicados en el periodo de tiempo comprendido entre 2010-2018, y con acceso a “Full
Text”.
Los términos de búsqueda fueron: “Nutrigenomics”, “Cancer”, “Mediterranean Diet”,
“Nutrient”, “Nutrition”, “Diet”, “Nutrigenetic”, “Cancer Prevention” unidos mediante los
links “AND”, “OR”. Se obtuvieron un total de 60799 resultados.
Para seleccionar los artículos con información relevante y útil sobre el tema de elección,
se revisaron los abstracts, para excluir de manera más eficaz aquellos artículos que se
salían de los objetivos establecidos. A continuación, se preseleccionaron 115 artículos
concernientes al tema de estudio y que contuvieran el nombre de algún tipo de cáncer,
nutriente o compuesto bioactivo y en los que se analizaran las interacciones
nutrigenómicas, procediendo a la lectura completa de los mismos.
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5. Desarrollo
5.1. Papel preventivo de la Dieta Mediterránea sobre el cáncer
La Dieta Mediterránea (DM) es un estilo de vida equilibrado y una valiosa herencia
cultural de los países mediterráneos, especialmente España, Portugal, Francia, Italia,
Grecia y Malta. Este patrón alimentario se caracteriza por el tipo de grasa (aceite de
oliva, pescado y frutos secos), las proporciones en los nutrientes (cereales y vegetales
como base de los platos y carnes o similares como guarnición) y la riqueza en
micronutrientes gracias al consumo de verduras y frutas de temporada, hierbas
aromáticas y condimentos (16). Las características comunes que confieren a la DM un
efecto de factor de protección se resumen a continuación (15):
❖ Baja ingesta de grasas saturadas procedentes de carnes rojas, mantequilla y
leche entera.
❖ Alto consumo de grasas monoinsaturadas, contenidas en el aceite de oliva, que
reduce el nivel de colesterol en sangre.
❖ Equilibrio de ácidos grasos poliinsaturados omega-6 vs. omega-3, por el
consumo de pescados, mariscos y frutos secos.
❖ Bajo aporte de proteína derivada de animales terrestres, especialmente carne
roja.
❖ Alta ingesta de antioxidantes presentes en frutas, verduras, vino, aceite de oliva
virgen, especias y hierbas.
❖ Alto consumo de fibra procedente de alimentos de origen vegetal como verduras,
frutas, cereales integrales, legumbres y fruto secos.
❖ Modo de preparación culinaria en la que abundan los guisos basados en un
sofrito. Esta salsa compuesta por aceite de oliva, cebolla, ajo y tomate durante
su cocción libera licopeno y otros compuestos que contribuyen a aumentar la
biodisponibilidad de este carotenoide.
Mediante mecanismos sinérgicos, estos componentes generan cambios fisiológicos y
metabólicos como mejoría del perfil lipídico, presión arterial, inflamación, coagulación,
sensibilidad a la insulina, además de la modulación de la expresión génica, que en última
instancia determinan un menor riesgo de enfermedades crónicas como cáncer,
diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer o Parkinson, mayor
longevidad y mejor calidad de vida (15,17).
9
5.1.1. Estudios epidemiológicos y de intervención
A continuación, se detallan los resultados de los principales estudios epidemiológicos y
de intervención de los últimos 15 años en relación a la DM y la incidencia y mortalidad
por cáncer. Para la valoración de la adherencia a la DM tradicional en la muestra de los
estudios se emplea la escala de DM de 10 puntos propuesta por Trichopoulou y col. en
1995. Este puntaje está basado en ocho características de la DM: proporción alta grasas
monoinsaturadas/saturadas; ingesta moderada de alcohol; alto consumo de cereales;
alto consumo de legumbres; alto consumo de fruta; alto consumo de verdura; bajo
consumo de carne y productos cárnicos; bajo consumo de leche y productos lácteos
(18).
Tabla 1: Principales estudios epidemiológicos y de intervención de la DM y el cáncer.
Autor/Año/
Referencia
Tipo de estudio
/Muestra/
Seguimiento
Tipo de
cáncer
Resultados
Trichopoulou MD y col. 2003 (19)
Estudio de cohortes con 22043 sujetos
durante 3,7 años de seguimiento
Global
Un incremento de dos puntos en la escala de DM se asoció con una reducción del
25% de mortalidad total.
Bosetti C y col. 2003
(20)
Estudio de casos (1362 sujetos) y controles
(3322 sujetos)
Cáncer orofaríngeo, esofágico y
laríngeo
Puntuaciones de 6-8 en la escala de DM comparadas con puntuaciones de 1-2 se observó más del 50% de reducción en el
riesgo de cáncer
Lagiou y col.
2006 (21)
Estudio de cohortes: 42237 mujeres de entre 30-49 años
durante 12 años de seguimiento
General
Un aumento de dos puntos en la escala de DM se correspondió con una reducción del
16% de la mortalidad general por cáncer en el grupo de mujeres de entre 40-49
años.
Benetou V y
col. 2008 (22)
Estudio de cohortes: 25623 sujetos (10582
hombres y 15041 mujeres) de la cohorte EPIC durante 7,9 años
General
Un aumento de dos puntos en la escala de DM se correspondió con una reducción del
12% en la incidencia de cáncer global. Asociación mayor en mujeres.
Samoli E y col. 2010
(23)
Estudio de casos y controles: 239 casos y
194 controles
Cáncer del tracto
aerodigestivo
El aumento de dos unidades en la puntuación de DM se asoció con un 30%
menor de riesgo de cáncer
Agnoli C y col. 2013
(24)
Estudio de cohortes
con 45275 sujetos del estudio EPIC durante
11,3 años
Cáncer colorrectal
El índice mediterráneo se asoció inversamente con el riesgo de cáncer
colorrectal. Los resultados no difirieron por sexo. La reducción en el riesgo fue
significativa para todos los puntos del colon, colon distal y rectal, pero no para
colon proximal
10
Buckland G y
col., 2013 (25)
Estudio de cohortes: 335062 mujeres
durante 11 años de seguimiento
Cáncer
Mamario
Asociación inversa entre el nivel de adherencia a la DM y menor riesgo de
cáncer de mama en un 6%. Concretamente la reducción del riesgo fue del 20% en
tumores ER-/PR-
Kenfield S y
col. 2014 (26)
Estudio de cohortes con 47867 sujetos
varones durante 24 años
Cáncer de próstata
Una puntuación de DM más alto no se asoció con el riesgo de cáncer o su progresión, en cambio, una mayor
adherencia a la DM después del diagnóstico se asoció con un 22% de
mortalidad menor.
Grosso G y col. 2014
(27)
Estudio de casos y controles: 338 sujetos
casos, 676 sujetos controles
Cáncer
colorrectal
Una mayor adherencia a la DM se asoció a menores probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal con un odds ratio de
0,46.
Catelló A y col., 2014
(28)
Estudio casos y
controles: Casos incidentes de cáncer
de mama (973 sujetos) + Controles sanos (973
sujetos)
Cáncer Mamario
Beneficios el patrón mediterráneo en la prevención de todos los subtipos de cáncer
de mama, particularmente los tumores triple negativos
Una adherencia al patrón dietético occidental se relacionó con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, siendo este hecho más significativo en
mujeres premenopáusicas.
Filomeno M. y col. 2014
(29)
Estudio de casos y controles con 768 casos de cáncer de entre 22-79 años y 2078 controles de entre 19-79 años
Cáncer oral y
faríngeo
Evidencia del papel beneficioso de la DM en el cáncer oral y faríngeo. El efecto favorable de la DM fue más fuerte en sujetos jóvenes, con mayor nivel de
educación y en exfumadores.
Mourouti N y col. 2015
(30)
Estudio de casos y controles: 250 sujetos con cáncer de mama
recién diagnosticado y 250 controles sanos
emparejados
Cáncer de mama
Según los patrones dietéticos se clasificó a los sujetos en 3 grupos: 1) Alto consumo
de patatas, carne roja y derivados y mantequilla, fritos; 2) Consumo de granos enteros, frutas y verduras; 3) Consumo de
aceite de oliva y pescado. El grupo 2 y 3 se asoció favorablemente con la ausencia de enfermedad con un
odds ratio de 0,6 y 0,81 respectivamente, mientras que el grupo 1 no se asoció
significativamente con la enfermedad.
Toledo E y col. 2015
(31)
Estudio de cohortes: 4152 sujetos (mujeres de entre 60-80 años)
durante 4,8 años
Cáncer
Mamario
68% menor incidencia de cáncer mamario en mujeres sometidas a DM suplementada
con aceite de oliva
Estudios casos y controles: Grupo
control (365 sujetos) +
No se observaron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a
los tipos de cáncer y el grado de adherencia a la DM, excepto en la
proporción de casos nuevos de cáncer.
11
Ramírez Sabio, JB y col. 2017
(32)
Grupo de intervención (728 sujetos) durante
3 años de intervención activa y otros 5 años sin intervención para
determinar los eventos
General
Los hombres que desarrollaron cáncer consumían menos vino y las mujeres que
desarrollaron la enfermedad ingerían menos frutos secos que las sanas; ingesta de carnes como factor de riesgo; consumo de vino como factor de protección; ingesta de cereales beneficiosa frente al desarrollo
de cáncer de pulmón y relación inversa entre cáncer de colon y consumo de
pescado, lácteos, frutas y frutos secos
Turati F y col. 2017
(33)
Estudio de casos y controles que incluyó
198 casos y 594 controles
emparejados
Cáncer de
nasofaringe
Papel favorable de la DM en el riesgo de cáncer nasofaríngeo. El 22% de los casos
de cáncer de nasofaringe se evitarían si los sujetos obtuvieran puntuaciones en la escala de la DM mayores o iguales a 6.
Algunos grandes estudios epidemiológicos de casos-controles, cohortes o de
intervención (Tabla 1) de la DM y diferentes modelos de cáncer evidencian una
asociación entre la mayor adherencia a la dieta y un menor riesgo de incidencia y/o
mortalidad por cáncer. Los metaanálisis que recogen todos estos estudios corroboran
una asociación inversa muy prometedora. En el metaanálisis de Schwinshackl y
Hoffmann observaron que existe asociación entre la categoría más alta de DM y menor
mortalidad general por cáncer (13%) así como menor incidencia de cáncer colorrectal
(15%), cáncer de mama (7%), gástrico (27%), de próstata (4%), hígado (42%) y cuello
(60%) (34).
Uno de los estudios de intervención de DM más importantes hasta la fecha es el estudio
PREDIMED. Un ensayo prospectivo, aleatorizado, multicéntrico, simple ciego y
controlado de intervención para proporcionar un nivel alto de evidencia científica sobre
los efectos beneficiosos de una DM a largo plazo en la prevención primaria de
enfermedades cardiovasculares y de otras como cáncer de mama. Se seleccionaron un
total de 7447 sujetos, tanto hombres (entre 55-75 años) como mujeres (entre 60-80
años) con alto riesgo de enfermedad cardiovascular y un índice de masa corporal medio
de 30kg/m2. El estudio de intervención tuvo lugar en España durante 2003 y 2011, con
un seguimiento medio de 4,8 años por paciente. Los participantes fueron divididos al
azar en tres grupos: DM complementada con aceite de oliva virgen; DM complementada
con frutos secos; y grupo control con dieta baja en grasas. Los resultados referentes al
cáncer de mama en las 4275 participantes al final del estudio era que en el grupo 1
complementado con aceite de oliva virgen las mujeres mostraron un 62% menos de
riesgo de cáncer de mama que las que estaban en el grupo control, y valorando
conjuntamente los dos grupos con DM se observó una reducción del 51% del riesgo de
12
cáncer de mama. Se concluye por tanto que la DM presenta un efecto beneficioso en la
prevención primaria del cáncer de mama, siendo un factor protector el consumo de
aceite de oliva principalmente. Además de la asociación descrita entre el consumo de
nueces y la disminución del riesgo de cáncer y mortalidad en el contexto de la DM
(35,36).
5.2. Principales componentes de la Dieta Mediterránea con acción
anticancerígena
Existen cuatro mecanismos principales por los cuales los compuestos bioactivos
naturales de la dieta son capaces de impulsar cambios en el epigenoma, provocando
por tanto un cambio en la lectura del genoma que ocasiona que se expresen o no
determinados genes implicados en la carcinogénesis (Figura 1) (37):
a) Los compuestos que impulsan cambios en los patrones de metilación del ADN
como las isoflavonas pueden tener efectos indirectos sobre otros componentes
epigenéticos como las modificaciones de histonas y los ARN no codificantes, y
viceversa.
b) PCNA, una proteína nuclear que se sintetiza en la fase de replicación celular
favoreciendo la síntesis de ADN, es necesaria para la actividad DNMT, enzima
que cataliza la transferencia del grupo metilo al ADN usando el sustrato SAM
como dador. El gen p21 regulador del proceso del ciclo celular compite con
DNMT por el mismo sitio de unión en PCNA, lo que afecta a la actividad de la
enzima catalítica de la reacción de metilación. Aquellos compuestos procedentes
de la dieta que conducen a un aumento de p21 como el resveratrol o la vitamina
D pueden afectar a la metilación del ADN.
c) Los compuestos de la dieta como omega-3 y resveratrol que inhiben la ruta de
señalización de MAPK, una proteína quinasa que interviene en las funciones de
proliferación, diferenciación y apoptosis celular, regulando positivamente el
supresor tumoral PTEN, pueden atenuar la transcripción de DNMT.
d) Los compuestos con un grupo catecol como la epigalocatequina-3-galato del té
verde son sustratos para la catecol-O-metiltransferasa (COMT) que cataliza su
metilación. El resultado de esta reacción es el agotamiento de SAM donador de
metilo y la consecuente formación del intermediario SAH.
13
Figura 1: Diferentes mecanismos que causan cambios en el epigenoma. DNMT1: ADN
metiltransferasa 1; p21: inhibidor de cinasa 1dependiente de ciclina; PTEN: fosfatidilinositol-
crucíferas como brócoli, col, coliflor (sulforafanos); frutos del bosque (resveratrol
y antocianinas); verduras de hoja verde (vitamina C, E); ajo (disulfuro de alilo);
frutas y verduras de color rojo como sandía, tomate o pimiento (licopeno); té verde
(EGCG); semillas y aceites vegetales (omega-3, vitamina E); soja y habas
(isoflavonas); frutos secos (omega-3, vitamina E, resveratrol, flavonoides).
2. El consumo de tubérculos y cereales de grano entero se debería corresponder con
un 50% de la energía total. La fibra aportada tanto por los cereales integrales como
por frutas y verduras mejora la función intestinal y promueve la formación de
ácidos grasos de cadena corta como butirato.
3. Uso del aceite de oliva rico en ácidos grasos monoinsaturados y ácidos fenólicos
como principal grasa de adición. La ingesta de grasa total no debe exceder a un
30% de la energía, con predominio de grasas insaturadas.
4. Exposición a la luz solar diaria como fuente para obtener vitamina D.
5. Preferencia de consumo de pescados ricos en omega-3 y vitamina D. Reducir la
frecuencia de carnes y alimentos en salazón, ahumados y conservas con nitratos.
6. Evitar las deficiencias de micronutrientes antioxidantes con la dieta y no con el
consumo de suplementos sin supervisión médica.
7. Consumo moderado de vino, sin exceder dos vasos al día, aportará polifenoles
como el resveratrol.
8. Cocina tradicional a base de guisos y elaboraciones al vapor o cocidas. Evitar
cocinar los alimentos a temperaturas elevadas como parrillas o fritos.
En los pacientes con cáncer instaurado, las recomendaciones se centran en promover
una alimentación saludable que cubra los requerimientos individuales sumados al gasto
energético y proteico que causa la enfermedad, pautando, siempre y cuando sea
necesario, suplementos de micronutrientes supervisados por un médico. Sin embargo,
en el contexto de los nutrientes con propiedades anticancerígenas las cantidades están
aún por determinar y existe controversia. En los últimos años los nuevos ensayos
clínicos establecen márgenes aceptados, aunque no definitivos, como el suministro de
una ración de soja que equivale a 25 mg de isoflavonas en pacientes con cáncer de
mama, 2g/día de curcumina en cáncer colorrectal o 70-80g/m2 de vitamina C. Los tipos
31
de cáncer en los que la investigación va más avanzada en cuanto a la relación dieta-
cáncer son cáncer de mama y colon, los dos tipos de neoplasia maligna más extendidos
en la población entre mujeres y hombres respectivamente.
No obstante, el conocimiento actual de los mecanismos dieta-cáncer es mínimo. Los
próximos avances irán encaminados a diseñar patrones alimentarios específicos que
tengan en cuenta las diferencias genéticas interindividuales, basados en estrategias
eficaces dirigidas a la prevención en la población general y al tratamiento.
7. Conclusiones
❖ El uso de compuestos naturales para modular el epigenoma abre un campo
emergente de epigenética nutricional y ofrece un nuevo enfoque tanto en la
terapia contra el cáncer como en su prevención.
❖ Las rutas nutrigenómicas de nutrientes como polifenoles, omega-3, grasas
monoinsaturadas, vitaminas y minerales en los cuales se basa se basa una Dieta
Mediterránea saludable tienen como resultado un efecto anticancerígeno.
❖ La conexión entre factores dietéticos y las alteraciones epigenéticas es clara en
algunos modelos animales y moleculares, pero los resultados clínicos en
humanos son inconsistentes debido a la alta variabilidad fenotípica en la
respuesta.
❖ Son necesarios nuevos ensayos clínicos para verificar y concretar cantidades
específicas de nutrientes con demostrado poder anticancerígeno con el fin de
prevenir la carcinogénesis y frenar su desarrollo en humanos.
32
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