Top Banner
7 LIBROS Julio Llamazares, con El cielo de Ma- drid, novela aquella época de liber- tad creativa que se dio en llamar ‘la movida’ madrileña. 3 ARTHUR MILLER Nos ha dejado uno de esos hombres lúcidos, intelectual comprometido, autor de Muerte de un viajante, el gran dramaturgo del siglo XX. culturas TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005 La edición de Nova-2, de Luis García, nos acerca a la obra de un autor que representa el riesgo y el compromiso estético del cómic español de los 80 4 N° 16 Suplemento de artes y letras Historia de la historieta LUIS GARCÍA
8

numero16

Mar 25, 2016

Download

Documents

Antonio Marcos

4 La edición de Nova-2, de Luis García, nos acerca a la obra de un autor que representa el riesgo y el compromiso estético del cómic español de los 80 N° 16 Suplemento de 3 ARTHUR MILLER 7 LIBROS Nos ha dejado uno de esos hombres lúcidos, intelectual comprometido, autor de Muerte de un viajante, el gran dramaturgo del siglo XX. Julio Llamazares, con El cielo de Ma- drid, novela aquella época de liber- tad creativa que se dio en llamar ‘la movida’ madrileña.
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: numero16

7 LIBROS

Julio Llamazares, con El cielo de Ma-drid, novela aquella época de liber-tad creativa que se dio en llamar ‘lamovida’ madrileña.

3 ARTHUR MILLER

Nos ha dejado uno de esos hombreslúcidos, intelectual comprometido,autor de Muerte de un viajante, elgran dramaturgo del siglo XX.

culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

La edición deNova-2, de LuisGarcía, nosacerca a la obra

de un autor querepresenta el riesgoy el compromisoestético del cómicespañol de los 80

4

N° 16Suplemento de

artes y letras

Historia de la historietaLUIS GARCÍA

Page 2: numero16

a bordamos esta semana dos temas queguardan cierta relación: la obra de Luis

García, pintor y autor de cómics, y la últimanovela de Julio Llamazares, que protagonizaun pintor de los años ochenta. García, al quepor su estilo cabría encuadrar dentro del hi-perrealismo, forma parte de una generaciónde historietistas que en esa época de eferves-cencia cultural, veinte años atrás, experi-mentaron en los límites del cómic. Numero-sas revistas llegaban a los quioscos cada mes

con sus los trabajos de esos autores (reciente-mente desapareció la última de ellas, ‘El Vívo-ra’) y sus obras eran reclamadas en Francia,Italia y Estados Unidos. A mediados de esa dé-cada, Luis García dejó el cómic para dedicarsede lleno a la pintura. Ahora, Glénat, en una lí-nea de recuperación de los clásicos de la época,edita en un solo volumen Nova-2, la aclamadaobra de García. Llamazares también sitúa sunovela El cielo de Madrid en ese contexto cul-tural, en plena ‘movida’ madrileña, aunque el

autor más que retratar aquel movimiento haconstruido una metáfora sobre el desencantoante el paso del tiempo. Hay en este númeroun apasionado recuerdo a Arthur Miller, unade los autores teatrales clave del siglo XX, queacaba de dejarnos. Y también, la primera deuna serie de colaboraciones de Manuel Gon-zález Bedia en las que estrecharemos los la-zos entre ciencia y cultura, ya que a veces senos olvida que una y otra son, en definitiva,creaciones del mismo hombre.N

°16

1 PREMIOS DE CÓMIC LA CÁRCEL DE PAPELBajo el nombre de ‘La cárcel de papel’,Álvaro Pons mantiene uno de losmejores ‘blogs’ sobre cómic. Allí puedenencontrarse todas las novedades delmercado de la historieta, entrevistas,monográficos... Ahora, un amplio juradoacaba de fallar los premios queconvocan anualmente y que puedenservir de pequeña guía a los que quieraniniciarse en el cómic pero no saben pordónde empezar. El palmarés queda así:Mejor Obra Española 2004: Juana deArco, de Andrés G. Leiva (sins entido);Mejor Obra extranjera 2004: PíldorasAzules, de F. Peteers (Astiberri); MejorDibujante 2004: Edmond Baudoin (ElViaje, Astiberri); Mejor guionista 2004:Naoki Urasawa (Monster, PlanetaDeAgostini); Mejor edición en 2004: Losmitos de Cthulhu (sins entido); Autorrevelación: Javier de Isusi (La pipa deMarcos, Astiberri); Mejor labor depromoción de la historieta: ColecciónSin Palabras, de la editorial sins entido;Premio a toda una vida: Víctor de laFuente.

2 MÁS CÓMIC EN REDPara el amante de la historieta, hay unpuñado de páginas que no debeperderse, ya que ahí encontrará toda lainformación necesaria para noextraviarse en un mundo editorial algoconfuso. Noveno-arte.com trabaja condossiers sobre temas monográficos, conun diseño limpio y temas siempreinteresantes; The Dreamers(dreamers.com) es una comunidad muyactiva donde se puede encontrarinformación y comprar lo último delcómic y todo lo relacionado con laciencia ficción, fantasía, juego de rol yvideojuegos. Ahora luce un lazo negro ensu cabecera por la muerte de WillEisner, el mayor soñador.Tebeosfera.com es una revistaelectrónica en toda regla con estudios dela historieta realizados de formaexhaustiva y rigurosa, un sitioimprescindible, sobre todo para los quese buscan un acercamiento teórico a unarte apasionante. Por últimoguiadelcomic.com es otra de lasreferencias en cuestión de novedades,reseñas críticas de los principales tebeosy fichas de autores. Todas en castellano.

3 EL CARTEL, ARTE CALLEJEROMutis, Olaf, Eneko... son algunos de losilustradores e historietistas, artistas,que dibujan para un misterioso proyectollamado ‘El Cartel'. Una hoja tirada auna tinta y pegada en las paredes de lascalles de Madrid. Una manera sencilla ybarata de publicar y de difundir unmensaje crítico sobre los grandes temasde la sociedad contemporánea. Cadaautor con su estilo conforman unaespecie de mensaje expresionista,lacónico, basado en la fuerza de lasimágenes, en el que nos podemosreconocer. Quien no se pasee a menudopor Madrid, puede ver todos losnúmeros publicados hasta ahora enwww.geocities.com/SoHo/Studios/8016/el_cartel.html.

4 EMANCIPATOR, LA SOLUCIÓNAL PROBLEMA DE LA VIVIENDASi usted tiene ya casi 35 años y no hapodido abandonar el núcleo familiar porproblemas económicos, Emancipatorofrece una solución intermedia a lasiempre onerosa emancipación. BubbleBusiness ha puesto en marcha estenovedoso proyecto: una burbujahinchable que se coloca dentro de lavivienda paterna y que permite una totalindependencia. «Lo que un joven de hoynecesita para vivir como quiere. Fácil demontar, proporciona un máximo confortcon un mínimo esfuerzo, gracias a sustomas de agua, electricidad y teléfonopara ser conectadas directamente a lacasa de los padres. De este modo elgasto es nulo. Además del modelo básico,existe una amplia gama de modelosdiferentes pensados para cada una de lastipologías del joven actual. Uno de losmodelos con más altas prestaciones es elEmancipator Deluxe, que dispone de laEmancipator-Card, con la que poderrealizar compras con cargo a la cuentafamiliar. El modelo XXL te proporcionaun 33% de independencia extra».Con un lenguaje de televenta y unaimaginería de falso documental, loschicos de Amasté vuelven a estarinvolucrados en uno de esos proyectosque pretenden ejercer la crítica socialdesde el sentido del humor, estilo ‘Vayasemanita’. En emancipator.org puedenenterarse hasta de los más mínimosdetalles de la burbuja y de todos losmodelos que se ofrecen.

Recortes Antonio Marcos

culturas2 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

Arriba, anuncio

de verdadero

para un

producto

ficticio, el

Emancipator. A

la izquierda,

ejemplares de

‘El Cartel’.

Abajo,

ilustración de

El Capitán

Trueno, un

cómic de

siempre

Page 3: numero16

alguien debería reflexionarsobre el noble arte de escri-bir necrológicas. Sobre la

necesidad de revisar, en la hora dela desaparición, lo que una figurapública supone para nosotros.Imagino que el periodista encar-gado de glosar la figura mítica deun icono como Arthur Miller ten-drá suficiente con recuperar loslogros y avatares de una vida com-pleja y completa y condensarlosen unas pocas líneas aderezadascon las declaraciones de pesar deautoridades consagradas. Sin em-bargo, en una necrológica escritadesde el dolor que nos produce ladesaparición de una figura –queya no sería texto convencional sinopura elegía– se expresa más sobreel autor que sobre el fallecido... ytodo porque la falta de un iconocultural afecta a nuestro paisajecotidiano, nos deja huérfanos ynos arranca un trozo que creía-mos seguro, mostrándonos nues-tra propia mortalidad.

Arthur Miller era el principaldramaturgo del siglo XX, una fi-gura mítica nacida en 1015 que lle-gó a los 89 años activo y lúcido,dueño de todos sus dones. Reco-nocido desde su juventud, eligió elteatro para canalizar una rebeldíaque le convertiría muy pronto enla conciencia social de una Améri-ca acomodaticia a la que mostró lafalsedad de su sueño americanocon personajes reales enfrentadosa la tragedia cotidiana de la faltade expectativas. Autor de obrasfundamentales como Todos eranmis hijos y sobre todo, La muertede un viajante y Las brujas de Sa-lem, Miller, dedicado al más inme-diato y más olvidado de los géne-ros literarios se alzó muy prontocon esa estatura épica de iconoque la Norteamérica valiente otor-ga a unos pocos elegidos, los inte-lectuales comprometidos capacesde mostrar a una sociedad ciegasus verdades más acuciantes. Ar-thur Miller, como la también re-cientemente desaparecida SusanSontag era un referente necesariopara entender que las posicionesconservadoras de nuestra poten-cia ciega también tienen detracto-res. Una pequeña esperanza enforma de hombres y mujeres lúci-dos y capaces que recorren elmundo sin aleccionar, mostrandocon sus obras la grandeza de unespacio mítico de libertad y cono-cimiento. Ambos han muerto sinel Nobel porque al Nobel no pare-cen gustarle los autores subversi-vos, ambos han recibido el PremioPríncipe de Asturias porque pa-rece que éste se ha convertido enun reducto privilegiado de reco-nocimiento. Ambos eran, profun-da, dolorosamente, americanos ydueños de una figura pública com-pleja y atractiva que, en el caso deMiller, llegaba al paroxismo me-diático con su breve matrimoniocon Marilyn Monroe.

Para mí, el rostro de Miller estáasociado a las hermosas fotogra-fías en las que un hombre alto ycon gafas, el epítome del intelec-tual de izquierdas de intensoatractivo se inclina hacia una figu-

ra inconfundiblemente rubia y frá-gil. La Monroe nunca apareció tanbien acompañada, arropada porun aura sutil de pertenencia y ma-gia, la misma que consiguieronplasmar en una película tan bellacomo su fugaz relación, Vidas Re-beldes, donde hasta los caballostenían el hálito trágico de una li-bertad que acabará en muerte pa-ra evitar el sometimiento. La re-beldía de Miller, sin embargo, su-po sobrevivir a la intensidad y a latragedia, no en vano la inteligen-cia a veces logra domar al talentodesbordado y encauzarlo hacia lafelicidad. Si la pareja Monroe-Mi-ller tenía la belleza de lo imposibley de la pasión que se consume, elposterior matrimonio del drama-turgo con la fotógrafa Inge Morathtuvo la solidez intelectual de la co-munión entre iguales. Morath,desaparecida en 2002, era por símisma otra figura mítica sin nece-sidad de métodos Stanislavskys nicócteles de pastillas. Fotógrafa

perteneciente a la Agencia Mág-num, Morath, cuyas visiones de laEspaña de posguerra son invalua-bles, constituía la imagen de la mu-jer trabajadora, capaz de viajar so-la, de ejercer su fascinante oficioy, al mismo tiempo, acompañar alescritor, darle hijos y apoyar su pe-ripatética labor por todos los es-cenarios del mundo. Su matrimo-nio de cuarenta años también erauna imagen hermosa, la de unhombre alto y con gafas, el epíto-me del intelectual acompañado deuna mujer rubia que no tenía na-da de frágil. Un retrato intenso ydirecto, como la fotografía de Mo-rath. Por sus mujeres les conoce-réis. Miller, quien últimamenteaparecía en los periódicos acom-pañado de una joven, esta vez mo-rena, con la que conjuraba ladesaparición de la compañera y lainmensa tristeza de ver que la so-ciedad norteamericana volvía alsíndrome de la caza de brujas dela que fue víctima y de la que aca-

bó siendo verdugo con su obra Lasbrujas de Salem.

Todo dramaturgo es un fran-cotirador dedicado a un génerominoritario y subversivo que, sinembargo, se sabe directo y con-tundente. Miller formaba parte deeste grupo de hombres valientesque muestran al público su verda-dera cara. Preocupado por la mo-ral humana y el personaje común ycorriente, Miller transcendió lopolítico para llegar a la esencia decada uno de nosotros sin conce-siones ni estridencias. Sus obrasdesarrollaban en sordina verda-des que eran puro grito, su con-tención era parte de su hálito líri-co, de su mirada bondadosa, de sualtura de gigante inclinado haciaun público que siempre le mirócon simpatía, recordándole qui-zás, junto a una rubia con la quetodos hubieran deseado estar enla foto. Miller era el chico listo congafas que al final bailaba con lamás guapa, el hombre más listo

Arthur MIller, con Marilyn Monroe / EFE

aún que sedujo a Inge Morath y seconvirtió en su mejor retrato. Conél se va una época, un conjunto deimágenes que forman parte de lahistoria de Norteamérica y de lavida de cada uno de nosotros. Alto,serio y de triste sonrisa, el drama-turgo habitaba mis sueños adoles-centes de figuras míticas que ri-gen los destinos de una sociedad ala que retratan y critican desde laliteratura. Formaba parte de unafotografía guardada con esmero,la de una época pasada a la quesupo sobrevivir con valentía. For-maba parte de mi paisaje perso-nal, árbol erguido. Y ahora que noestá, no sabemos, como dijo Sara-mago de Susan Sontag, otro gi-gante literal y figurado, cuánto va-mos a necesitarles y cuánto vamosa echarles de menos, nosotros, quenos quedamos a la sombra de susobras, de su altura y de su vida no-velesca.

Charo Alonso

3culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

La muerte de un giganteARTHURMILLER

Nos ha dejado elmayor dramaturgodel siglo XX, autorde obras comoTodos eran mishijos, La muertede un viajantey Las brujas deSalem. ArthurMiller, dedicadoal más inmediatoy más olvidadode los génerosliterarios, se alzómuy pronto conesa estaturaépica de iconoque laNorteaméricavaliente otorga aunos pocoselegidos, losintelectualescomprometidoscapaces demostrar a unasociedad ciegasus verdadesmás acuciantes

Page 4: numero16

El compromisoestético de un art

Luis GarcíaEn su línea de recuperación de las figuras clave de

los años 80, Glénat publica en un solo volumenNova-2, de Luis García, un autor que representa elsentido de la experimentación de una época en la

que todo era posible para el cómic español

año de nieves, año de bienes.La temporada invernal nosha regalado una de las edi-

ciones más esperadas de los últi-mos años (al menos, por lo que aun servidor respecta): finalmente,alguien se atrevió a convencer aLuis García para que concluyeralas páginas de Nova-2, que ahorase publica en un único volumen(completando la antigua ediciónde 1982). Debemos agradecerles ladeferencia a los señores de Glénat,en concreto a su editor Joan Na-varro, que en su afán por rescatara las figuras claves del cómic es-pañol de los 80, continúa publi-cando obras esenciales gestadasdurante aquellos años. A la reedi-ción de los trabajos completos deCarlos Jiménez (Los profesiona-les, Paracuellos, etc.), siguieron,entre otras, el Drácula de Fernan-do Fernández, Historias de Ta-berna Galáctica, de Josep MaríaBeá, o la serie Torpedo de Bernet yAbulí. Ahora le ha llegado el turnoa Luis García, y esperemos que enfechas recientes podamos encon-trar junto a ellos a otros autores ol-

vidados de su generación comoEnric Sió. Fueron ellos algunos delos artífices del boom que vivió elcómic nacional a finales de los 70,los mismos que llenaban las pági-nas de la pléyade de revistas sur-gidas a la luz de ese nuevo ‘cómicde autor’ español.

Sin ir más lejos, el mismo LuisGarcía (junto a los Beá, Usero,Font, etc.) edita la revista ‘Ram-bla’, en cuyo primer número juntoa viñetas de Martí o Carlos Jimé-nez, aparece la continuación de

culturas4 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

aquel alabadísimo Nova-2 (Premiode la crítica) que se había publica-do algún tiempo antes en ‘Tótem’.La suma de esfuerzos y talentosfuncionó con tal intensidad, quedurante unos años dio la sensaciónde que el cómic español iba a con-vertir en pasado sus históricos lí-mites constrictores. Así fue enparte; recientemente, Álvaro Ponshablaba del tema en su muy reco-mendable bitácora de actualidadsobre el mundo del cómic (lacar-celdepapel.com): «Recuerdo queJosep Mª Beà me contaba que enesa época estaban completamentecontagiados de una euforia expe-rimental, en la que competían aver quién hacía la locura creativamás original, desde la improvisa-ción gráfica, a la experiencia esté-tica pasando por cualquier inventonarrativo, todo valía para ir un pa-so más adelante». Todo parecíaposible para el nuevo cómic espa-ñol; sus mejores representantestriunfaban en Francia, Italia yEEUU, el lector esperaba con avi-dez la publicación de su revistamensual (‘Tótem’, ‘Zona 84’, ‘Ram-

La lectura de Nova-2, nos dirige hacia la ideade obra de arte comprometida con lanaturaleza humana y sus fallas, un ‘objetoestético’, sí, pero creado desde lacomprensión y la solidaridad conel habitante de su tiempo

Page 5: numero16

tesano

5CÓMIC culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

bla’, ‘Cairo’, etc.) y los estudiososdel medio (los Javier Coma, Ro-mán Gubern o Luis Gasca) co-menzaban a hacer oír su voz. Aun-que el globo no llegó a levantarsemás de unos palmos por encimadel suelo de las artes estatales, elimpulso fue suficientemente fuer-te como para seguir volando has-ta nuestros días y, sobre todo, de-jar en su recorrido un buen núme-ro de obras indispensables. Entreellas, Nova-2.

Su autor Luis García , fue unode los nombres clave de aquellosaños. Tras publicar un buen nú-mero de trabajos muy estimables yrelativamente exitosos como LasCrónicas del Sin Nombre o Etno-cidio (junto al gran Felipe Her-nández Cava), o la publicación porentregas del mismo Nova-2, a fi-nales de los 80 Luis García decideabandonar el cómic para dedicar-se a su gran pasión, la pintura. To-da una metáfora de la evolución denuestro cómic en esos años 80.

Ciertamente, los referentes es-téticos de Luis García siempre es-tuvieron más cerca del universopictórico que de sus precedentescomicográficos. Su estilo gráficoha sido incluido en multitud deocasiones bajo el manto estilísticodel hiperrealismo; una etiquetaque constata de un modo eviden-te la perfección técnica de su au-tor. Las viñetas de Luis García so-brecogen al lector que se acercapor vez primera a uno de sus có-mics (con esos primeros planosapabullantes, cuasi-fotográficos).Su técnica, sin embargo, le aleja de

otros ‘hiperrealistas’ del cómic,mucho más efectistas (como elamericano Alex Ross), devotos deuna épica super-heroica apoyadaen la mímesis visual. El realismode Nova-2 (y el del conjunto de laobra de Luis García) se mueve porun territorio más abrupto, por losutil e intimista, y menos eviden-te, por la carga simbólica que des-arrolla en el conjunto de su dis-curso.

En Nova-2 este barcelonés deadopción, recrea la vida de VíctorRamos, dibujante de cómics y es-tandarte del autismo social en unaciudad condal, que apenas se vis-lumbra como escenario del dramaque encierran sus páginas. No esel de Luis García un cómic de es-cenarios físicos únicamente. Laverdadera sistematización con-textual esencial en la obra no es lageográfica ni la temporal (la Bar-celona de 1980), sino la que dibujasu protagonista a través de sus re-cuerdos y visiones. Casi nada es li-neal en la composición de la histo-ria: cuando leemos sus páginas, amenudo nos encontramos perdi-

dos ante la multiplicidad de líneasnarrativas que se abren ante nos-otros. Algunas de las muchas ca-ras que dotan a Nova-2 de su perfilpoliédrico, se completan con su re-flejo en otras líneas argumentales,con ese nuevo brillo que acerta-mos a vislumbrar en el viaje re-fractario a través de la mente y losojos de Víctor Ramos. La alter-nancia de técnicas de representa-ción gráfica (del empleo dominan-te de los lápices y el carboncillo,García pasa a la tinta y emplea in-cluso fotografías reales), participaen la construcción de esta suertede collage, por momentos descon-certante (probablemente, las ma-yores deficiencias que encontra-mos en la arquitectura narrativade Nova-2 –poco significativas entodo caso –, tengan que ver con esainsistencia por la dispersión dis-cursiva y las dificultades interpre-tativas que ésta genera.)

Luis García, narrador exigente,nos obliga a reconstruir los frag-mentos de un fracaso social y exis-tencial y, para ello, dosifica ciertasclaves a través de sus imágenes lu-

minosas, entidades artísticas que,como señala Javier Coma en elprólogo de la edición, merecen serleídas como «una sucesión decreaciones pictóricas que exigenun doble visionado: una a una, yparte a parte». La presunción deuna labor paciente, casi artesanal,tras todas y cada una de las viñe-tas de esta obra, nos acerca por unlado a las concepciones más noblesdel creador artístico, a la idea delautor concienciado con un ideal es-tético y personal: aquel que prefie-re obviar los límites del mercado olas tendencias más rentables. Pe-ro además, la lectura de Nova-2,nos dirige hacia la idea de obra dearte comprometida con la natura-leza humana y sus fallas, un ‘objetoestético’ sí, pero creado desde lacomprensión y la solidaridad conel habitante de su tiempo y sus de-sastres cotidianos. Argumentos,todos ellos, suficientes para justi-ficar el acercamiento a una edicióntan excepcional como la que aho-ra tenemos entre las manos.

Rubén Varillas

Universopictórico

Luis García ha sido fiel a su estilo hiperrealista tanto en su faceta comicográfica como en lapictórica. En la página anterior, viñeta de Nova-2, autorretrato y portadas de algunos de sustrabajos. Sobre estas líneas, Más de 2.000 sin papeles desinformados tratan de regularizar susituación, óleo sobre lienzo de la serie ‘Paráfrasis de prensa’, de 2002. A la derecha, páginade Chicharras y portada de una de las novelas del Oeste de la época, trabajos de ilustración,como la portada sobre el Dúo Dinámico, que García compatibilizó con su actividad en elcómic. Imágenes de Tebeosfera.com, que ha dedicado un gran especial a su figura.

Page 6: numero16

culturas6 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005LIBROS

Charles Addamsy familia

Charles Samuel Addams nació en Wes-field (News Jersey) en 1912. El domicilio fa-miliar, una casa ubicada en Elm Street, ser-viría de inspiración a Addams para crear elgótico hogar de La Familia Addams. Estu-dió en la escuela secundaria de Westfield,donde fue nombrado director de arte de larevista estudiantil ‘Weather Vane’, en la quepublicó buen número de viñetas hasta quese graduó en 1929. Guiado por su vocaciónde dibujante, se matricula en la Grand Cen-tral School of Art de Nueva York y empiezaa enviar trabajos al ‘The New Yorker’ en1935. Las primeras viñetas de la familia Ad-dams aparecieron en ‘The New Yorker’ en1937, y tres años después el periódico ofrecea Addams incorporarse a su plantilla, en laque permaneció publicando con regulari-dad sus viñetas, unas mil trescientas, hastasu fallecimiento en 1988. Todo este trabajográfico fue reunido en una docena de librospublicados por Addams a lo largo de su vi-da, desde Drawn & Quartered, en 1942, has-ta Creature Conforts, en 1981. En 1991 apa-reció un album recopilatorio titulado TheWorld of Charles Addams, obra que ha ser-vido de base para la presente edición de Lafamilia Addams y otras viñetas de humornegro, en la que se dan cita todos los perso-najes favoritos del dibujante y humorista–no sólo los conocidos miembros (Morticia,Gómez, Miércoles, Fétido o Cosa) de la si-niestra familia–, y en la que se pone de ma-nifiesto, gracias a una amplia selección desus trabajos, el genio humorístico único deCharles Addams, morboso y macabro, epa-tante, desternillante y rayano en ocasionesen un delicioso mal gusto.

La aventura deMarco Polo

Marco Polo, el célebre viajero venecianoy primer europeo que se aventuró en AsiaOriental, narra en este libro las infinitasaventuras y vicisitudes ocurridas durantesu inolvidable viaje por Oriente. El autordescribe con espontaneidad y frescura, através de su compañero de presidio Rus-tichello de Pisa, las condiciones naturalesde cada región que visitó, las costumbresde sus habitantes, sus maneras de comer-ciar o de hacer la guerra, sus exóticas ri-quezas... Marco Polo nació en Venecia en1254 y pertenecía a una noble estirpe decomerciantes.

CHARLES ADDAMS

La Familia Addams yotras viñetas de humornegro

Valdemar, 2004

Traducción: Óscar Palmer Yáñez

320 pp. / 22,90 euros

MARCO POLO

Viajes de Marco Polo

Plaza & Janés, 2005

15,9 euros

N O V E D A D E S

El sol, una naranjay una burbujaJ

orge Wagensberg es profesor de Teo-ría de los Procesos Irreversibles en laUniversidad de Barcelona, además de

director del Museu de la Ciència de La Cai-xa y director-fundador de la importante serie‘Metatemas’ de Tusquets, en la que apareceeste libro y en la que han aparecido tambiénsus Ideas para la imaginación impura, Si lanaturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pre-gunta?, Ideas sobre la complejidad del mun-do, y El progreso (en colaboración con JordiAgustí). Sus trabajos de investigación com-prenden campos como la termodinámica, lasmatemáticas, la biofísica, la microbiología,la paleontología, la entomología y la filosofíade la ciencia. Y además escribe muy bien, sibien en ocasiones incurre en el derroche depáginas.

Dice el autor en el prólogo del libro que«un museo es un buen lugar para pensar por-que en él coinciden objetos e ideas que deotro modo difícilmente llegan a acercarse en-tre sí. Eso hace crecer la probabilidad de co-lisión. (...) A veces, por encima de cierta con-centración crítica, incluso es posible quearranque una reacción en cadena. Es lo queen una ocasión sucedió en el Museu de laCiència de la Fundació ‘La Caixa’, en Barce-lona, con motivo de la exposición titulada ‘¡Ydespués fue la forma...!’».

Este libro surge de las reflexiones provo-cadas por aquella exposición, y consta de dospartes: la segunda, que da título al libro, re-flexiona sobre la emergencia de las formasen la naturaleza; la primera lo hace nada me-nos que sobre el comportamiento de la reali-dad. La segunda parte busca respuestas a laspreguntas encontradas en la primera. Pero«la historia de la comprensión de la cienciaes más la historia de las preguntas que la his-toria de las respuestas».

Durante esta primera parte se va cons-truyendo un esquema conceptual asentadosobre tres pilares: la materia inerte condu-cida por la selección fundamental, la mate-ria viva conducida por la selección natural, yla materia culta conducida por selección cul-tural. A estos tres tipos de selección se les

añade después un cuarto, la selección mate-mática. La primera parte concluye con la ex-posición de las dos preguntas que van a pre-sidir la parte segunda del libro: ¿Qué formasson las más frecuentes en la naturaleza?, y¿cómo se comprende que sean estas formas yno otras?

Salta a la vista cuál es la forma más fre-cuente de todas, es lo que tienen en comúnel sol, una naranja y una burbuja: la esfera.¿Por qué? La esfera es la mínima superficieque encierra un volumen dado. «La esferaemerge por isotropía en el mundo inerte. Enel mundo vivo la esfera, sobre todo, protege.Y en el mundo culto protege, rueda, genera,simboliza la perfección». Las demás formascumplen cada una una función: el hexágono(ojos de insecto, celdillas de una colmena, lo-sas de las aceras) pavimenta; la espiral (latrompa) empaqueta, guarda, simboliza lacontinuidad; la hélice (semillas, zarcillos, so-gas...) agarra; el ángulo (embudos, púas, dien-tes) concentra y penetra; la onda comunica,mueve (mueve la materia, la energía y la in-formación); la parábola (que abunda sobretodo en el ámbito humano) emite y recibe; lacatenaria (la forma que adopta un cable, porejemplo, si lo sujetamos de sus extremos)aguanta; los fractales (formas cuyas partesse parecen al todo: el rayo, el árbol) coloni-zan el espacio con continuidad.

La rebelión de las formas no es un merolibro de divulgación, es una obra de pensa-miento, de un pensamiento que parte de ceroy transcurre sereno, ordenando lentamenteel mundo. El camino, en este caso, es más in-teresante que el lugar al que lleva. Es un li-bro accesible a personas sin formación cien-tífica, que además, profetizo, disfrutarán conél. Como el propio autor dice en el prólogo,interesará «a cualquier lector que no se en-coja de hombros ante una pregunta como és-ta: ¿qué tienen en común objetos tan disparescomo el sol, un planeta, una naranja, una pe-lota, un huevo (sic) de caviar o una burbujaen una copa de cava?».

JORGEWAGENSBERG

La rebeliónde las formas

Tusquets, 2004.Colección Metatemas

318 pp. / 19 euros

Garcimuñoz

Page 7: numero16

Fernán Gómezen Berlín «El actor de teatro no cuenta con que sutrabajo sea visto y apreciado en países dis-tintos al suyo. Su arte difícilmente, sólo encasos excepcionales, traspasa las fronteras.Para el actor de cine la circunstancia es to-talmente distinta. La eficacia globalizadorao mundializadora –incluso antes de estar di-fundidos estos términos– del cine de Holly-wood nos hace sentirnos disminuidos a losque trabajamos en cinematografías que sonsimplemente nacionales. Como si al faltar-nos la globalización nos considerásemos in-completos. Al comienzo de nuestra carreraprofesional muchos actores pensamos yaque nunca llegaremos a ser auténticos acto-res de cine, puesto que no saldremos denuestras fronteras. Firmamos autógrafosen las calles de Madrid, de Barcelona, de Se-villa… Pero somos hombres y mujeres invi-sibles en Vía Veneto, en Champs Elysées, enTimes Square. Somos invisibles más allá denuestras fronteras, aunque la suerte nosacompañe y lleguemos a desempeñar pape-les de protagonista. Y aunque tengamos al-guna crítica favorable. Y aunque después dehaber intervenido en una película se pro-duzca el milagro de que nos soliciten paraintervenir en otra.Debemos resignarnos con la buena acogi-da de fronteras para dentro. Pero a veces niaun esta resignación es posible. Por ejem-plo, en el momento actual. Hace pocos días,la prensa española, con casi unanimidad, de-dicó comentarios más o menos extensos ala baja calidad el cine español. “El cine es-pañol no reclama la atención del público por-que es sencillamente malo en su conjunto”,pudo leerse en uno de los diarios de más cir-culación y firmado por un escritor de re-nombre. Y añadía: “…el cine español está do-minado por la mediocridad, la recurrencia,la vulgaridad…”. En otro diario: “un cine pa-changuero, ramplón, de personajes planosy tramas archisabidas”. Otro se refiere a“cierto subgénero de comedieta burda y des-cerebrada”. Otro a “…guiones que rozan elmal gusto y a veces caen en la grosería”.Y en cuanto a lo que más puede afectarme,los actores: “… los guiones simples y reite-rativos y los actores, sobreactuantes pato-lógicos” según un escritor de familia muydistinguida. Y remacha: “Aprendan los di-rectores a exigir a los actores que trabajenen beneficio del personaje al que represen-tan, y no al revés. Y cuando lo consigan, quelo hagan con naturalidad, sin sobreactua-ciones, sin engolamientos, sin impostar lasvoces, sin moverse como estacas”.Al leer esto no pude evitar darme por alu-dido, quizás impulsado por la vanidad inhe-rente al oficio de actor, y sentí que empezabaa entristecerme. Puede que alguien se pre-gunte a qué viene hablar de eso ahora, cuan-do este actor recibe un homenaje. Precisa-mente por eso. Porque entonces fue cuandome llegó la noticia de que la Berlinale habíadecidido que un oso de oro acompañase alos dos ya viejecitos osos de plata, el de 1977por El anacoreta y el del 84 por Stico. Y lallegada de esta noticia me evitó caer en unaprofunda depresión. ¿Cómo no estar agra-decido a este festival, tan reiteradamentepropicio para mí? y ¿cómo, al manifestar miagradecimiento, superar una profunda emo-ción? De antemano pido perdón por ser ex-cesivamente lacónico, pero no acierto a decirmás que: gracias, Berlín; gracias, Berlín».

Discurso de agradecimiento por elOso de Oro otorgado a su trayectoria

7LIBROS / CINE culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

El Madrid de Llamazaress

ería injusto que El cielo de Madrid quedaraencasillada dentro del grupo de novelas dela movida madrileña, movimiento al que

nunca el autor ha confesado pertenecer y que enla novela se presenta con referencias irrelevan-tes. La metáfora que esconde el título es, en elfondo, el símbolo de una crónica vital, de la queno está ausente el desencanto que impone el pa-so del tiempo y cuya recuperación es casi siem-pre un milagro. Un milagro que, en El cielo deMadrid, encontrará su cumplimiento. No con-viene olvidar la feliz obsesión que el cielo de Ma-drid tiene para el escritor leonés: a sus doceaños, niño arrancado del ámbito rural, lo descu-bre fascinado desde el autobús en el que viaja, alcruzar el túnel de Guadarrama: «era como salirde un proyector de cine e iluminarse ante ti lainmensa pantalla del cielo de Madrid». Y de ahínació la novela. Casi medio siglo después, el mis-mo cielo es para el escritor la síntesis de todaslas vivencias personales. El símbolo de un des-lumbramiento semejante.

La novela es la confesión, teóricamente auto-biográfica, de Carlos, un pintor asturiano que hallegado a Madrid a comienzos de los años seten-ta. Madrid es para este joven artista el espaciomilagroso de los sueños: de la libertad, del arte,de la creación... De la felicidad, a fin de cuentas.La narración de los avatares vitales tiene un des-tinatario, cuya referencia se halla estratégica-mente dispersa a lo largo de las páginas y explí-cita en el colofón de la obra. Los altibajos de estossueños incumplidos son el trasfondo argumen-tal, narrado en un estilo coloquial de gran sen-cillez, enriquecido por las reflexiones sobre lapintura, símbolo plástico de su estado personalen cada etapa y terapia en los momentos másdelicados. Esta trayectoria psicológica es el con-texto ideal para que ese ‘cielo de Madrid’ vaya al-canzando el significado polisémico que tendráal final de la obra.

Divina ComediaLa novela se estructura en cuatro bloques,

precedidos por cuatro lemas tomados de las par-tes esenciales de La Divina Comedia. El cuerpoprimero, ‘El Limbo’ es un anticipo literario pre-ciso de la obra. ‘El Limbo’ (un bar que ha servidode cuartel general para este grupo de jóvenessoñadores y marginales) es ahora el escenariodel adiós. En la madrugada de esa noche, Carlosiniciará su viaje a Suecia, país de su compañerasentimental, Eva, de quien empieza a distan-ciarse. Pero Carlos es consciente de que está em-pezando también el viaje a una nueva vida; unavida que recuerda con nostalgia y temor esta no-che: sueños no cumplidos, amores rotos, espe-ranzas irrepetibles... Sus esfuerzos artísticos lellevarán al éxito y la fama, pero el éxito será unverdadero ‘Infierno’ para él. Es la visión derro-tista de la cultura manipulada, escaparate delengaño y de la superficialidad. Psicológicamen-te, Carlos deberá pagar sus culpas en el ‘Purga-torio’, experiencia vivida durante unos años enMiraflores.

Pero antes de abandonar Madrid, orientadopor las impresiones de Suso (símbolo del grupomarginal y amigo del alma, a quien, de algunaforma, va a perder) encontrará el significado delcielo en las palabras de Fermín, el mendigo de laplaza de las Salesas. Un cielo que, como el barque marcó su etapa del pasado, es ahora «unamancha negra y gris, como la que había en el vie-jo Limbo» (p.176). Entrar en el ‘Purgatorio’ deMiraflores... «fue como si me hubiera muerto».Es en principio una etapa de reflexión, de sole-dad, de bucolismo, que se transformará sin em-bargo en una experiencia engañosa, progresiva-mente destructiva. Sólo las visitas esporádicasde Suso, su amigo del alma, la presencia fugaz

de Rosalía y la compañía de Lutero (un perro va-gabundo y solo como Fermín, el mendigo que ledescubrió el cielo de Madrid) atenúan un esta-do de soledad que avanza hasta convertirse endepresión.

En el fondo, los años vividos en la sierra ma-drileña han sido un espejismo traicionero. Sólo lapintura y Madrid pueden salvar al protagonista:«si para algo me habían servido aquellos invier-nos y aquellas tardes de primavera (...) era paraentender el absurdo que todo lo que no fuera laobra de arte, o la elaboración de ésta, constituía»(p.245). La vuelta a Madrid le hace retornar a laplaza de las Salesas, «a aquel cielo azul y rosaque tanto echaba de menos desde que me fui ala sierra y que volvía a ver desde abajo» (p.248).

El mito personal del cielo de Madrid alcanzasu verdadero y complejo significado en la páginafinal. Con ella se cierra también un epílogo bre-vísimo, ‘El Cielo’, que muchos lectores tal vez nocompartan como final adecuado de la obra:«Porque este viejo cielo de Madrid, este cielo azuly rosa que todo el mundo persigue y que todo elmundo alaba, incluso sin conocerlo (...) es a lavez el infierno, y el limbo, y el purgatorio, aun-que yo haya tardado mucho en saberlo». Es lamejor metáfora para un final esperanzado deesta bella y desolada crónica vital.

Nicolás Miñambres

JULIO LLAMAZARES

El cielo de Madrid

Alfaguara, 2005

256 pp. / 18,95 euros

Julio Llamazares / EFE

Page 8: numero16

imagine que es usted un poli-cía de servicio. Su trabajo esasegurarse de que en un local

de copas ninguno de los presen-tes está infringiendo la normaque prohíbe consumir alcohol alos menores de 18 años. ¿Qué es-trategia pondría en práctica pa-ra identificar a los sujetos que in-cumplen dicha normativa?

La respuesta es sencilla: de-bería comprobar la edad de aque-llos que encontrara bebiendo al-cohol. Si pidiera la documenta-ción a los individuos que estuvie-sen consumiendo bebidas noalcohólicas usted malgastaría sutiempo porque para garantizar elcorrecto cumplimiento de nues-tra orden no importa que seanmayores o menores de edadaquellos que beben zumo. Nos pa-rece obvio y trivial, a no ser quela norma se formule en términosabstractos.

Peter Wason demostró hacevarios años que ante relacionesnormativas en términos abstrac-tos o hipotéticos los sujetos no sa-ben cómo responder. Su célebreexperimento de las cuatro tarje-tas permite mostrar cómo al sus-tituir las referencias entre ‘bebe-dores de alcohol’ y ‘menores deedad’ por relaciones entre letrasy números, a los sujetos no les re-sulta sencillo dar una respuestaadecuada. ¿Por qué el cerebro secomportaría peor si esencial-mente se le propone el mismoproblema?

La hipótesis que manejan dospsicólogos de la Universidad deCalifornia, Leda Cosmides y JohnTooby, es que estamos equipadosde manera innata con unos me-canismos mentales con capaci-dades deductivas especializadasen dominios sociales para detec-tar aquellos miembros de la co-munidad que se salten las reglasde convivencia. Según esta teo-ría, nuestras competencias lógi-cas para la detección de trampasvarían en eficacia porque razo-namos con partes diferentes denuestros cerebros según trate-mos con formulaciones normati-vas concretas o abstractas. ¿Larazón? Evolutiva. La naturalezahabría apostado por desarrollaruna facultad que facilitase inter-cambios sociales entre los indivi-duos que cooperan permitiendodetectar y excluir a los que enga-ñan. Estos resultados experi-mentales parecen negar la exis-tencia de una cierta lógica natu-ral característica de los seres hu-manos con la que vendríamosdotados al mundo y que sería unade las fortalezas del razonamien-to deductivo humano. Al contra-

rio, parece indicar que biológica-mente no estamos preparadospara ser buenos razonadores.

Y, ¿cómo son nuestras habili-dades para el razonamiento in-ductivo, aquel que permite tratarhechos inciertos a los que asig-namos ciertos grados de verdad?,¿Sabemos distinguir adecuada-mente lo que sabemos –hechos–,de lo que creemos –hipótesis– yde lo que podemos comprobar–pruebas–?

Daniel Kahneman, el único psi-cólogo al que han galardonado conun Premio Nobel de Economía, yel que fue su compañero de inves-tigaciones durante muchos años,Amos Tversky, demostraron hacemás de una década que la genteevalúa la probabilidad de que ocu-rran situaciones inciertas con for-mulaciones simplificadas que ge-neralmente conducen a errores.

En general, nuestras creen-cias sobre la probabilidad de unsuceso («el político X no cumplirá

la promesa que anunció») se ba-san en el parecido de una infor-mación concreta con un estereo-tipo («todos los políticos mien-ten»). En otras ocasiones, eva-luamos la probabilidad de unacontecimiento en función de lafacilidad con la que nos vienen ala mente ejemplos de ese tipo desituación («yo conozco a uno alque le pasó») sin que necesaria-mente sean los casos más fre-cuentes. Asignamos, de esta for-ma, mayor probabilidad a un su-ceso de la que realmente tiene.Podemos asegurar que, según es-tos resultados, utilizamos capri-chosamente mal las reglas de laprobabilidad en nuestros razona-mientos inductivos.

¿Somos mejores creando ex-plicaciones entre los sucesos denuestro entorno para dar senti-do a nuestra vida cotidiana? No,no alcanzamos el aprobado.Siempre que nos encontramoscon un suceso moderadamentediscrepante respecto de nuestrasexpectativas, nuestro interés secentra en buscar datos a su alre-dedor que puedan explicar elnuevo fenómeno mediante el usode reglas de inferencia causa-efecto. Sin embargo, en esta acti-vidad reducimos la complejidaddel mundo a unos pocos elemen-tos destacados, sin ponderar de-bidamente otra serie de factoresque asumimos como irrelevantesde manera arbitraria. Construi-mos así concepciones esencial-

mente intuitivas, sin sistematici-dad ni rigor, hasta encontrar deforma cómoda una solución apro-ximada. Y con urgencia. Estas re-glas causales se establecen pre-cipitadamente. La prisa por po-seer una explicación sobre un su-ceso desconocido es máspoderosa que la necesidad de queésta sea correcta.

La conclusión no es muy hala-güeña: las limitaciones biológicasno nos hacen ni buenos razona-dores abstractos, ni grandes es-tadísticos y mucho menos maes-tros estableciendo causas y res-ponsables. Y sin embargo, exis-ten al menos dos motivos paraplantear un alegato a favor de laracionalidad.

El primero se deriva de unrasgo único y sorprendente enuna facultad biológica: su capaci-dad de automodificación a partirdel aprendizaje cultural. Estacompetencia de la racionalidadnos permite obtener del estudiode los errores y de los sesgos enel razonamiento una forma demejorar su funcionamiento. Por-que ser conscientes de las defi-ciencias y peculiaridades innatasde nuestras argumentaciones, noimpide poner en marcha estrate-gias que permitan transformar,elaborar y reconstruir racional-mente la información que se re-cibe. Podemos cometer muchosde los errores mencionados pero,con aprendizaje, podemos igual-mente dejar de cometerlos.

La segunda de las razones afavor del esfuerzo racional se ba-sa en una teoría de James MarkBaldwin que describe un meca-nismo evolutivo por el cual «loque los organismos aprenden engeneraciones anteriores aparecegenéticamente codificado en ge-neraciones posteriores».

En otras palabras: si nos es-forzamos por ser racionales,nuestros descendientes termina-rán reaccionando racionalmente,y las reglas de la lógica que hoyson aprendidas podrán conver-tirse en características naturalesde nuestros herederos.

¿Pueden entonces los actoscotidianos de los seres vivos guiarla evolución de sus poblaciones?La respuesta es sí, si hay persis-tencia y se espera lo suficiente. Austed ahora le cuesta trabajo en-contrar los errores en enuncia-dos abstractos pero, con entre-namiento, los humanos del futu-ro podrán identificar automáti-camente a tramposos de todotipo: también a aquellos que em-plean sesgos y transiciones lógi-camente inadmisibles escondidasen argumentos y juicios.

Vamos, lector, anímese. Es-fuércese por ser más racional ycontribuirá a la evolución de loscerebros humanos. Con ayudadel efecto Baldwin estará favore-ciendo que las poblaciones veni-deras presenten mayor facilidadpara el razonamiento. Algún día,unos lejanos tataranietos se loagradecerán.

Manuel González Bedia

Las limitaciones biológicasno nos permiten serbuenos razonadoresabstractos, ni grandesestadísticos y muchosmenos maestrosestableciendo causas yresponsables. Sinembargo, la capacidadracional se aprende y setrasmite genéticamente. Sinos esforzamos en razonarhoy, unos lejanostataranietos nos loagradecerán

¿Somos buenosdetectando tramposos?

culturas8 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de febrero de 2005

La prisa por poseeruna explicaciónsobre un sucesodesconocido es máspoderosa que lanecesidad de queésta sea correcta

CIENCIA

RENÉ MAGRITTE: Los dos misterios, 1966