EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ AÑO IX – nº 460 – 14 / 9 / 2014 1 Liturgia y vida Para entender bien el significado cristiano de esta fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz debemos tener en cuenta algunas cosas. La cruz por sí misma no salva; lo que nos salvó fue el amor con el que y por el que Cristo aceptó morir en la Cruz. Exaltamos hoy la santa cruz en la que murió Cristo porque Cristo, muriendo en la cruz, nos dio la más grande prueba de su amor: nadie ama tanto a sus amigos como el que da la vida por ellos. En el famoso soneto a Cristo crucificado se dice que lo que mueve realmente al que contempla a Cristo en la cruz es el amor: «muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera que aunque no hubiera cielo yo te amara, aunque no hubiera infierno te temiera». La religión cristiana no es una religión dolorista: no amamos el dolor por el dolor, no nos gusta sufrir; amamos el dolor que salva, no porque duele, sino porque salva. Dios es amor y sólo por amor nos ha salvado: tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Cuando pedimos a Dios, todos los días, que por la señal de la santa cruz nos libre del mal, lo que realmente le pedimos es que sea su amor misericordioso el que nos guarde del mal. Dios quiere nuestro bien y que seamos felices, porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Cruces no nos van a faltar a lo largo de nuestra vida y nosotros, con amor y por amor, debemos hacer de estas cruces instrumentos de salvación, porque las cruces, llevadas con amor nos salvan, pero, si nos falta el amor nos destruyen. En esta fiesta de la exaltación de la santa cruz, ensalcemos el amor de Dios que, para salvarnos, aceptó, con amor y por amor, morir en una cruz. La cruz cristiana es una cruz redentora porque es la expresión máxima del amor redentor y misericordioso de Dios, nuestro Padre. En la Biblia, la serpiente casi siempre es presentada como signo del mal y de la tentación, en recuerdo del primer pecado del hombre, cuando Eva y Adán fueron tentados por la serpiente, para que comieran del árbol el fruto prohibido, en el paraíso. Pero aquí, en el libro de los Números se nos habla de una serpiente de bronce, venenosa, que alzada en estandarte, curaba a los que la miraban, cuando habían sido mordidos por serpientes venenosas. En el evangelio de hoy, según san Juan, es el mismo Cristo el que cita este texto del libro de los Números para referirse a sí mismo, cuando sea elevado sobre el árbol de la cruz. Los cristianos siempre debemos mirar la cruz de Cristo como al auténtico árbol sobre el que estuvo grabada nuestra salvación, la salvación del mundo. El árbol de la cruz, para los cristianos, es siempre un árbol de salvación y de gracia. En este himno cristológico que cita san Pablo, en su carta a los Filipenses, se nos habla de un Cristo que se humilla y se rebaja, y al que Dios eleva y ensalza sobre todo nombre. La cruz de Cristo debe ser siempre para nosotros signo de la humildad del hombre Cristo, al que el Padre eleva a la categoría de Dios. Por la humildad del Cristo hombre nos llegó la salvación del Cristo Dios. Mirando hoy al Cristo que, humillado, pende del árbol de la Cruz, pidamos a Dios que nos conceda la virtud de la humildad, para que así, por medio de Cristo exaltado en la Cruz, Dios pueda concedernos la gracia de la salvación. GABRIEL GONZÁLEZ DEL ESTAL Somos muchos grupos en la Parroquia. Cada vez estamos más en la tarea de evangelizar. Los agentes de pastoral y miembros de grupos preparamos el curso. ENCUENTRO PARROQUIAL CAMINAR, EDIFICAR, CONFESAR
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nº 460 Liturgia y vida - parroquiadehoyo.com · la expresión máxima del amor redentor y misericordioso de Dios, nuestro Padre. En la Biblia, la serpiente casi siempre es presentada
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EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
AÑO IX – nº 460 – 14 / 9 / 2014
1
Liturgia y vida Para entender bien el significado cristiano de esta fiesta de
la Exaltación de la Santa Cruz debemos tener en cuenta
algunas cosas. La cruz por sí misma no salva; lo que nos
salvó fue el amor con el que y por el que Cristo aceptó
morir en la Cruz. Exaltamos hoy la santa cruz en la que murió
Cristo porque Cristo, muriendo en la cruz, nos dio la más
grande prueba de su amor: nadie ama tanto a sus amigos
como el que da la vida por ellos. En el famoso soneto a
Cristo crucificado se dice que lo que mueve realmente al
que contempla a Cristo en la cruz es el amor: «muéveme,
en fin, tu amor, y en tal manera que aunque no hubiera
cielo yo te amara, aunque no hubiera infierno te temiera».
La religión cristiana no es una religión dolorista: no amamos
el dolor por el dolor, no nos gusta sufrir; amamos el dolor
que salva, no porque duele, sino porque salva. Dios es amor
y sólo por amor nos ha salvado: tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno
de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Cuando pedimos a Dios, todos los días, que por la señal de
la santa cruz nos libre del mal, lo que realmente le pedimos
es que sea su amor misericordioso el que nos guarde del
mal. Dios quiere nuestro bien y que seamos felices, porque
Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él. Cruces no nos van a
faltar a lo largo de nuestra vida y nosotros, con amor y por
amor, debemos hacer de estas cruces instrumentos de
salvación, porque las cruces, llevadas con amor nos salvan,
pero, si nos falta el amor nos destruyen. En esta fiesta de la
exaltación de la santa cruz, ensalcemos el amor de Dios
que, para salvarnos, aceptó, con amor y por amor, morir en
una cruz. La cruz cristiana es una cruz redentora porque es
la expresión máxima del amor redentor y misericordioso de
Dios, nuestro Padre.
En la Biblia, la serpiente casi siempre es presentada como
signo del mal y de la tentación, en recuerdo del primer
pecado del hombre, cuando Eva y Adán fueron tentados
por la serpiente, para que comieran del árbol el fruto
prohibido, en el paraíso. Pero aquí, en el libro de los
Números se nos habla de una serpiente de bronce,
venenosa, que alzada en estandarte, curaba a los que la
miraban, cuando habían sido mordidos por serpientes
venenosas.
En el evangelio de hoy, según san Juan, es el mismo Cristo el
que cita este texto del libro de los Números para referirse a sí
mismo, cuando sea elevado sobre el árbol de la cruz. Los
cristianos siempre debemos mirar la cruz de Cristo como al
auténtico árbol sobre el que estuvo grabada nuestra
salvación, la salvación del mundo. El árbol de la cruz, para los
cristianos, es siempre un árbol de salvación y de gracia.
En este himno cristológico que cita san Pablo, en su carta a
los Filipenses, se nos habla de un Cristo que se humilla y se
rebaja, y al que Dios eleva y ensalza sobre todo nombre. La
cruz de Cristo debe ser siempre para nosotros signo de la
humildad del hombre Cristo, al que el Padre eleva a la
categoría de Dios. Por la humildad del Cristo hombre nos llegó
la salvación del Cristo Dios. Mirando hoy al Cristo que,
humillado, pende del árbol de la Cruz, pidamos a Dios que
nos conceda la virtud de la humildad, para que así, por
medio de Cristo exaltado en la Cruz, Dios pueda concedernos
la gracia de la salvación.
GABRIEL GONZÁLEZ DEL ESTAL
Somos muchos grupos en la Parroquia. Cada vez estamos más en la tarea de evangelizar. Los agentes de pastoral y miembros de grupos preparamos el curso.
ENCUENTRO PARROQUIAL CAMINAR, EDIFICAR, CONFESAR
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Palabra de Dios
LECTURAS DE LA MISA PARA LA SEMANA
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro de los Números
Nm 21,4b-9
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado
del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: -¿Por
qué nos has sacado de Egipto para morir en el
desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea
ese pan sin cuerpo.
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas,
que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces
el pueblo acudió a Moisés, diciendo: -Hemos pecado
hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para
que aparte de nosotros las serpientes.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Filipenses
Flp 2,6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo
alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de
su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno
de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte
de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
"Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de
Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para
gloria de Dios Padre.
Moisés rezó al Señor por el pueblo,
y el Señor le respondió: -Haz una
serpiente venenosa y colócala en
un estandarte: las mordeduras de
serpiente quedarán sanas al
mirarla.
Moisés hizo una serpiente de
bronce y la colocó en un
estandarte. Cuando una serpiente
mordía a uno, él miraba a la
serpiente de bronce y quedaba
curado.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 77, 1-38
R./ No olvidéis las acciones del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclinad el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado.
Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Juan
Jn 3,13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: -Nadie ha
subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así
tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el
que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno
de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque
Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él.
Lunes 17 La Virgen de los Dolores Heb 5, 7-9 / Sal 30 / Jn 19,25-27 Martes 18 San Cornelio y San Cipriano 1Cor 12, 12-14.27-31a / Sal 99 / Lc 7, 11-17 Miércoles 17 San Roberto Belarmino 1Cor 12, 31-13,13 / Sal 32 / Lc 7, 31-35 Jueves 18 San Jenaro, obispo y mártir 1Cor 15,1-11 / Sal 117 / Lc 7,36-50 Viernes 19 San Alfonso Orozco 1Cor 15,12-20 / Sal 16 / Lc 8, 1-3 Sábado 20 San Andrés Kim Taegon 1Cor 15,35-37.42-49 / Sal 55 / Lc 8,4-15
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Esta es nuestra fe… Siglo XX Edad Contemporánea: Primera y Segunda Guerra Mundial (XXIV)
HISTORIA DE LA IGLESIA
Viene de la semana pasada…
6. Pablo VI (1963-1978)
El 21 de junio de 1963 Juan Bautista Montini fue elegido
sucesor de Juan XXIII. Y quiso llamarse Pablo VI. Gravísima
carga recayó sobre sus hombros porque grande era la crisis
por la que estaba pasando la Iglesia.
Decidió que el Concilio Vaticano II continuara. Bajo su
pontificado tuvieron lugar las sesiones segunda (29 de
septiembre a 4 de diciembre de 1963), la tercera (14 de
septiembre a 21 de noviembre de 1964) y la cuarta sesión
(28 de octubre de 1965 a 8 de diciembre).
• El concilio escribió cuatro constituciones: La iglesia, la
divina revelación, la liturgia, la iglesia en el mundo
contemporáneo. Los decretos trataron sobre los medios de
comunicación, las iglesias orientales católicas, el
ecumenismo, el cargo pastoral de los obispos, la
renovación y adaptación de la vida religiosa, la formación
de los sacerdotes, la educación cristiana, el apostolado de
los seglares, la acción misionera de la Iglesia, el ministerio y
vida de los sacerdotes. Las declaraciones se refirieron a las
relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas y la
libertad religiosa.
• Pablo VI escribió las siguientes encíclicas: Ecclesiam Suam
(1964) sobre la toma de conciencia de la iglesia de su
misión y el diálogo con el mundo; Mysterium fidei (1965),
acerca de la doctrina eucarística, que era criticada por
algunos; Sacerdotalis coelibatus (1967), para reafirmar el
celibato, igualmente atacado por determinados sectores;
Humanae vitae (1968), en torno a la regulación de la
natalidad; Octogesima adveniens (1971), para explicitar la
doctrina social de la iglesia; Evangelii nuntiandi (1975), en
que abordó el tema de la evangelización y de la
inculturación.
• En agosto de 1968 inauguró la segunda conferencia del
CELAM en Medellín, Colombia, de donde salió un
impetuoso movimiento para promover la justicia en el
continente secularmente explotado.
• Los esfuerzos de Pablo VI, guía de 700 millones de
católicos, se encaminaron a llevar a cabo las decisiones
conciliares, a obtener una mayor justicia social en el
mundo, a promover la paz entre las naciones (en el Congo,
Vietnam, Sudán, Nigeria, Irlanda, India, Pakistán, Medio
Oriente) y a promover el diálogo ecuménico.
• Viajó 130 mil kilómetros: Italia, Tierra Santa, Fátima,
las vocaciones y cómo miles de sacerdotes y religiosaos
entraban en crisis y abandonaban su vocación. Lefebvre
desobedeció al papa en nombre de la ortodoxia. Algunos
clérigos en América Latina tomaron armas para defender a
los desposeídos del tercer mundo. El papa sorteaba con
prudencia todos estos escollos. Muchos le tachaban de
indeciso y débil, pero Pablo VI fue un ejemplo de equilibrio, y
de mártir en la custodia de la fe y de la moral católica.
P. ANTONIO RIVERO, LC
Fuente: Catholic.net
Continúa…
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