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V CONGRESO GALDOSIANO m
DE GALDOS A BUNUEL. FIDELIDADES, ADAPTACIONES
Y EQU~VOCOS Flix J. Ros
U n a d e las grandes aspiraciones d e Benito Prez Galds e s la
regeneracin d e Espaa no slo e n su di- mensin tica, mediante una
actuacin poltica y socioeconmica deter- minada, sino, sobre todo,
en s u extensin ms amplia, la regeneracin moral l .
Se van a cumplir cien aos d e la publicacin d e Nazarn, una d e
las novelas galdosianas ms directamente comprometidas con esta
tesis. Para la consecucin d e su proyecto artstico y vital, el
novelista canario utilizara un modelo muy cercano, el cristianismo.
Y otro literario, la figu- ra d e don Quijote.
El modelo religioso no escapa a su critica porque el paso d e
los si- glos ha envejecido unas estructuras eclesisticas que
surgieron, poco tiempo despus de la llegada d e Jess, para extender
s u mensaje, orien- tando y formando a sus seguidores 2. Se suele
hablar d e este anticlerica- lismo galdosiano de manera
peyorativa.
Gonzlez Povedano (1989: 181) sale e n defensa del novelista
mati- zando el calificativo en su trabajo sobre la fe cristiana d e
Galds:
Puede concluirse que el adjetivo ~~anticlerical~~ no es justo
aplicrselo a Galds, en el sentido de que signifique una especial
fobia por el clero que lleve al novelista a mirar a ste desde las
peores perspectivas. Asi, no es Galds anticlerical. Le cuadrara ms
el adjetivo ~~anticlericalista~~, precisa- mente porque lo que
Galds ataca no es el clero, sino el clericalismo de una sociedad,
(.. .).
Galds e s anticlerical, no hay por qu dudarlo, o
anticlericalista si se quiere, al menos en una primera etapa
militante, esquematizada con pre- cisin por Rodolfo Cardona ( 1989:
140- 14 1 ):
' Entendemos la tica como una forma de comportamiento, de
conducta. El concep- to de moral tiene una dimensin ms amplia,
comprendiendo las producciones del espi- ritu humano.
No vamos a estudiar la identificacin del personaje con
Jesucristo, analizada, en- tre otros. por Gustavo CORREA (1 962),
El simbolismo religioso en Galds, Madrid, Ciredos.
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El conflicto entre el liberalismo y la intolerancia constituye,
entonces, el meollo de la tesis presentada en las novelas tempranas
de Cialds: (...).
Podemos ver que Galds gradualmente se encara con los problemas
reales de Espaa en trminos de lo que l cree ha sido una postura
err- nea asumida por la Iglesia con respecto a la posibilidad de
guiar a sus feligreses hacia un mundo social y econmico ms
justo.
Pero los aos moderan el temperamento del novelista, que no
tarda- r en descubrir que e s el hombre que est debajo de la sotana
el que interesa rescatar, mostrndolo con sus dudas y
contradicciones.
Gonzlez Povedano (1 989: 183- 184) justifica las dos posturas
del escritor:
"7
Puede decirse que Cialds tiene, a lo largo de su obra, un doble
enfrenta- E miento con lo religioso: las novelas primeras son una
crtica de la mala E
religin; despus, se fija el escritor en las altas virtudes de la
buena. (...). O El presupuesto para una solucin religiosa en las
novelas de pnmera
poca o en las contemporneas es el mismo. Consiste en la bsqueda
de - m O lo humano para elevarse hasta Dios. E
E 2
No entraremos en las polmicas religiosas que con tanta
virulencia s e prodigaron en la poca al calor de sus frecuentes y
controvertidas crea- ciones.
Nuestro anlisis s e centrar en el estudio *de los fragmentos ms
sig- nificativos de la novela en relacin con la versin realizada
por Bunuel.
No olvidemos que Galds no es un poltico (al menos en su sentido
profesional, pese a ser diputado varios aos) ni un telogo. Su
herra- mienta es el lenguaje artstico; mediante sus particulares
procedimientos intentar alcanzar los objetivos ideolgicos que s e
ha propuesto incluir en su literatura.
Cardona (1989: 147) apunta uno de ellos: >
Cialds sabia y senta profundamente cules eran los defectos de su
pas O y, con irona cenantina, instruy a sus compatriotas sobre
estos defectos con la esperanza de que se pudieran lograr algunos
cambios. Rehus, sin embargo, predicarles. La irona fue su manera
sutil de enderezar el pensa- miento de sus compatriotas hacia un
buen camino.
El distanciamiento irnico e s una de las formas que utilizar
Galds en el retrato magistral que va a ofrecernos de la Espaa de
fin de siglo. Bunuel usar el mismo recurso pero tindolo con nuevos
matices, los colores surrealistas.
El director aragons recoge la propuesta de Galds y la hace suya.
Y no slo con Nazarin. Sabemos que fue un apasionado lector del
novelis- ta canario, pasin reflejada en otras creaciones a lo largo
de una dilata- da trayectoria cineniatogrfica 3.
La pnmera adaptacin galdosiana es Nazarn ( 1 958). a la que
seguirn Viridiana (1961). en la que se descubren elementos de Halma
y Angel Guerra, y Tristana (1970).
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V CONGRESO GALDOSIANO m
Octavio Paz (1974: 99) ha senalado acertadamente las diferencias
ideolgicas entre los dos artistas:
El hroe del libro es un cura rebelde e iluminado, un verdadero
protestan- te: ahandona la Iglesia, pero se queda con Dios. La
pelcula de Bunuel se propone mostrar lo contrario: la desaparicin
de la figura de Cristo en la conciencia de un creyente sincero y
puro.
La opinin del propio Bunuel (1982: 210) s e acerca a la
interpretacin del poeta mejicano
Conserv lo esencial del personaje de Nazarn tal como est
desarrollado en la novela de Galds, pero adaptando a nuestra epoca
ideas formula- das cien anos antes, o casi.
En una carta a Jos Rubio Barcia (1992: 70-71) precisa aun ms sus
planteamientos.
Creo que Nazarn ha resultado una buena pelcula. He tenido
libertad to- tal para realizarla. Y, como siempre, no he pensado si
puede o no gustar a la gente. Conservo los tipos o caracteres tal
como los ha descrito Galds, pero la tendencia, la lnea oculta, el
sentido de las andanzas del curita est bunuelizado y puesto al da.
No he cado en la parfrasis del evangelio por estimarla truco fcil.
Y al final la duda y no el Espritu Santo, descienden sobre
Nazarn.
Nosotros no vamos a senalar lo que distancia a los dos proyectos
ar- tsticos, diferencias que, por otro lado, ya han sido serialadas
sobrada- mente 4 . Nuestro objetivo ser precisar la forma en que
dispone Bunuel los materiales que ha respetado de la novela
galdosiana.
Se har especial hincapi en aquellos procedimientos de estudio
del texto cinematogrfico que guardan una gran similitud con el
anlisis na- rratolgico. Consideramos que los dos artistas parten de
la misma histo- ria pero presentndola de distinta manera, es decir,
creando dos relatos distintos que muestran las cualidades artsticas
de cada uno.
Nos centraremos en dos fenmenos, el ritmo y la focalizacin en el
relato, que no dejan de incidir, pese a su condicin formal, en los
plan- teamientos ideolgicos de ambos.
Finalmente, intentaremos desentraar el sentido de cada texto
artsti- co en el momento de su creacin y la pervivencia de su
mensaje.
La primera parte de la novela galdosiana est focalizada por un
narra- dor interno que en primera persona nos presenta al heroe del
relato. Ruiz Ramn (1964) ha sealado que este planteamiento busca
subrayar el valor histrico del hroe de ficcin.
Bunuel no necesita utilizar ese punto de vista dado que su
sistema d e
Vase, por ejemplo, el libro de M a x Aus (1985) Conversaciones
con Buuel, Ma- drid, Aguilar 1: 128-130 y 28 l l.
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m BIBLIOTECA GALDOSIANA
representacin artstica s e basa en la imagen que, por su carcter
inme- diato, se basta para simular la realidad.
La descripcin del mesn [:9) s e ofrece al iniciarse la pelcula
median- te un plano general del mismo. Buuel suprime los tipos
populares de Galds [: 10-1 1) porque ha trasladado la historia a la
sociedad mexicana. Pese a estas diferencias de matiz, la primera
secuencia refleja con relati- va fidelidad los captulos iniciales
de la novela galdosiana.
El narrador y su amigo periodista s e han convertido en un
ingeniero y su ayudante que conversan con el sacerdote. Nazarn deja
clara, desde el principio, su postura ante la vida y la sociedad
que le ha tocado en suerte.
El captulo 5 sirve para caracterizar al personaje mediante las
opinio- m nes que recogen el periodista y su amigo el narrador de
boca de la Chan- D faina y de un gitano viejo. Buuel deja que sea
el propio Nazarn, al pres- E tar sus escasos bienes o atender a un
mendigo, el que s e retrate a s O n
-
rriisiiio. - m O
Hasta aqu llega la primera parte de la novela. E;n el relato
cinemato- E I grfico, antes de acabar la secuencia, s e introducen
unos planos en los 2
que s e nos presenta a Beatriz, una de las dos mujeres que
seguirn a m - Nazarn en su aventura apostlica. Galds no la hace
participar en el re- lato hasta la tercera parte. Buuel, por el
contrario, quiere robustecer su
3
-
papel en la historia y la presenta desde la primera secuencia en
un pla- - 0 m no espectacular, fruto de su genial creatividad:
Beatriz intenta ahorcarse E (foto 1). Por qu este cambio? O
La enajenacin mental e s una forma distinta de apreciar la
realidad, n un punto de vista que s e acerca a la inocencia de la
infancia. Galds tie- ne un gran lnteres por los locos. Como
advirLio Ricardo aullri (1973: a
2
238), suele fijarse *( ...) detenidamente en la conformacin
espiritual, en n n
las irregularidades, deformaciones, rugosidades del almalb. n
Nazarn est un poco loco y e s tambin un poco nio. Al menos as S
5
lo ven los personajes que lo acompaan en su particular corte de
los O milagros. Cialds introduce en el cura visionario muchos
rasgos quijotes- cos sobradamente conocidos y que no vamos a
repetir ahora5.
El movimiento surrealista es, en su esencia, otra visin de la
realidad. Puede as explicarse que desde sus orgenes se sintiera
atrado por el extravo de la mente. Andr Breton (1924: 20)
afirma:
N o ser el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la
bandera de la imaginacin.
Despus de haber instruido proceso a la actitud materialista, es
impe- rativo instruir proceso a la actitud realista.
Don Quijote y Nazarn son dos casos ejemplares de seres humanos
que deciden coger otro camino, distinto al que les presenta la
sociedad
Ruiz Ramn (1964) ha subrayado las semejanzas de Nazarin con el
hidalgo man- chego.
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V CONGRESO GALDOSIANO [jlg
que les ha tocado vivir; son dos hombres que deciden
extraviarse. No e s extrao que susciten tanto inters.
Luis Bunuel, como el resto d e los surrealistas, est muy
interesado en las mentes desviadas. El cura visionario no es el
nico personaje con sntomas de inestabilidad emocional; Beatriz
padece d e histerismo y d e amor, dos ingredientes que pueden
desequilibrar a la persona ms sen- sata.
La segunda parte del Nazarin galdosiano se recoge en varias
secuen- cias de distinta extensin.
Andara se esconde en la habitacin del sacerdote. Est herida, por
lo que cae, dice la novela, S I ( ...) en extenuacin alarmante, con
frecuentes colapsos y delirio)) [:4 1 l.
Bunuel nos presenta en un plano famossimo una d e las
alucinacio- nes d e la fugitiva: la imagen d e Jesucristo que
Nazario tiene en una ~ a r e d de su celda re a mandbula batiente.
El valor semntica de la ico- nografa c r s l i~a se Lrarisfurrria
radicalriiente (fotos 2 y 3).
El cineasta resalta libremente otros aspectos degradantes d e la
perso- nalidad d e Andara. En la novela s e nos muestra sedienta de
alcohol. En la pelcula la vemos beberse el agua utilizada para
curar sus heridas al no encontrar otra cosa mejor.
Pero en poco tiempo s e produce una transformacin radical. En la
novela s e da cuenta d e lo que sucede los cuatro das que la mujer
per-
~ -
manece escondida mediante un pequeo fragmento relatado d e forma
sumaria1 [ :5 11.
Bunuel prefiere que el espectador deduzca el paso del tiempo,
eludi- d o en la pantalla, al mostrarnos al personaje
sustancialmente transforma- do: Andara lleva un pauelo en la
cabeza, se mantiene aseada y le aver- genza que Nazarn vea su
rostro libre d e cremas y coloretes (foto 4). Las enseanzas d e
nuestro hroe parecen haber surtido efecto ... Vana ilu- sin.
Tras el incendio que destruye el mesn, Nazarin se refugia en
varios lugares. Finalmente, decide marcharse al campo para, en
contacto con la naturaleza, continuar con su labor apostlica. El
relato adopta el rit- m o escnico para resaltar el cambio que va a
experimentar el aspecto externo del personaje [:68). E1 cura
consigue ropas viejas d e campesino, minuciosamente detalladas.
Galds debe contarlo; Buuel se limita a mostrar al cura en el camino
con s u atuendo, seglar ... (foto 5).
La tercera parte d e la novela no tiene un fiel reflejo en el
relato cine- matogrfico que va acelerando su ritmo a medida que
avanza la accin.
La-narracin galdosiana nos presenta ahora a ~ e a t r i z ,
amiga d e Anda- ra, que vive provisionalmente con una hermana viuda
y s u hija grave- mente enferma.
La supersticin d e las mujeres y la intervencin milagrosa del
sacer- dote se expresan d e forma distinta en el medio escrito y en
el flmico.
En la novela, el narrador nos dice que lograron persuadir a
Nazarin para que viera a la nia:
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Tanto le instaron a que la viera, que Nazarin pas tras la
cortinilla [:83).
En la pelcula, el cura s e sienta en una silla a escuchar a las
mujeres. Es un plano en el que la cmara adopta el punto de vista
del sacerdote mediante un ngulo contrapicado que muestra desde
abajo la imagen de una indgena mexicana que con el dedo extendido
parece exigir su mila- grosa mediacin (foto 6).
Una vez en la estancia, dice la novela, Nazarn observa en
silencio a la criatura:
Tenia Carmencita el rostro cadavrico, los labios casi negros,
los ojos hundidos, ardiente la piel y todo su cuerpo desmayado,
inerte, pregiando ya la inmovilidad del sepulcro [:84).
"7
D
Buuel hace que la cmara recorra el cuerpo de la nia de los pies
a la cabeza, resaltando el patetismo de la escena (foto 7). O
En la novela s e nos cuenta que Nazarin reza con tanto ardor (((
... 1 que a las mujeres prorrumpieron en gritos, acometidas
sbitamente de una ; exaltacin insana. El entusiasmo del sacerdote s
e les comunic como chispa que cae en montn de plvora, y all fue cl
llorar sin tasa y el g
-
cruzar de manos convulsivamente, confundiendo los alaridos de
suplica % con los espasmos de dolor)) [:851. 3
BuAuel transforma estos acontecimientos mediante la adopcin del
punto de vista del sacerdote. En la versin cinematogrfica se
presenta E la exaltacin de las mujeres con una intensidad semejante
a la de un S aquelarre (foto 8).
Los cuatro ltimos captulos de la tercera parte relatan la
historia de don Pedro Belmonte, terrateniente q u e recibe a
Nazarin en s u casa por- ; que lo confunde con un patriarca de la
Iglesia armenia. Bunuel suprime estos acontecimientos con buen
criterio, puesto que no son significati- : vos para el relato
priricipal. Sin embargo, nos interesa resaltar algunas ! 5 ideas
que luego recoger el movimiento surrealista. O
Belmonte quiere saber lo que piensa el sacerdote del estado de
la conciencia humana en la sociedad de aquellos anos:
-La situacin del mundo es tal -prosigui Nazarin, animndose-, que
ciego estar quien no vea las seales precursoras de la Edad de Oro
reli- giosa. Viene de all un ambiente fresco que nos da de cara,
anuncindo- nos que el desierto toca a su fin y que la tierra
prometida est prxima, con sus risueos valles y fertilisimas laderas
[: 109).
Esta referencia clsica nos trae de nuevo a la memoria la imagen
de don Quijote. En una de sus primeras salidas, el ingenio del
hidalgo s e manifiesta de forma sublime ante unos atnitos
cabreros:
Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos
pusieron nombre de dorados (...) porque entonces los que en ella
vivan ignoraban estas dos palabras de tuyo y mo. Eran en aquella
edad todas las cosas comunes: (...) (1, 22) .
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V CONGRESO GALDOSIANO m
Aunque la reflexin, llena de los tpicos de la poca, la provoca
el estmago satisfecho del manchego, no podemos dudar de la verdad
quijotesca que reitera el cura Nazario.
El hroe cervantino aora ese tiempo difuso y primigenio al que
in- tenta aproximarse a travs de la enajenacin, de la no
consciencia. El personaje galdosiano piensa hacer lo mismo; pero
gracias a los saluda- bles efectos del principio cristiano en el
que tiene una confianza abso- luta.
No estamos de acuerdo con la interpretacin que hace
Claire-Nicolle Robin ( 1989: 164) de este pasaje:
En realidad, lo que Nazarin expresa aqu es una teora mesinica
que como todos mesianismos y milenarismos -estamos en 1895 y estas
ideas "7 venan agitando a las sociedades- se fundan en conceptos
arcaicos por E oposicin a las normas modernas, (...). O
n -
La alusin que hace Nazarn de la Edad de Oro no e s una propuesta
- m O mesinica, ni nicamente el lamento por la prdida del paraso;
es tam- E E bin una reflexin interior que s e pregunta por la edad
en la que todos 2 los hombres han podido ser felices: la niez:
((So criatura, ms inocente que los que todava maman!)), le dice
la 3 Sea Chanfa al incauto sacerdote a poco de empezar el relato
[:161.
El paso del tiempo, el avance de la vida trae consigo una prdida
pro- - 0 m gresiva de los valores ureos de la infancia. Cirlot (1 9
8 1 : 180) seala E que estos mitos N( ...) derivan, segn Jung, de
la analoga con la infancia, O poca en la cual la naturaleza colma
al nio de regalos, sin que tenga n que esforzarse por conquistar
nada, pues todo s e le da. Pero adems, y ms profundamente, la edad
de oro simboliza la vida en la inconscien- cia, en la ignorancia de
todo problema, en el "centro" anterior al tiem- n n po, o en lo
que, dentro de la esfera existencial, resulta mas similar al n E
paraso. La ignorancia del mundo crea una niebla dorada, pero con la
5
O
penetracin progresiva en la idea del deber, en el principio
paterno, en lo racional, surge el mundo. La LenLaliva del
surrealismo rio es otra sino la de reintegrar, hasta el punto
factible, ese estado de irracionalidad afec- tiva propia d e lo
primigenio y auroralll.
En el primer manifiesto surrealista, Breton (1924: 18) habla del
con- cepto de la vida que s e tiene en la edad de la inocencia:
En la infancia, la ausencia de toda norma conocida ofrece al
hombre la perspectiva de mltiples vidas vividas al mismo tiempo; el
hombre hace suya esta ilusin; slo le interesa la facilidad
momentnea, extremada, que todas las cosas ofrecen. Todas las
maanas, los nios inician su ca- mino sin inquietudes.
Esa posibilidad de abrir nuevos caminos parece diluirse a medida
que crecemos. Responsabilidades ms o menos ineludibles van ahogando
la espontaneidad del ser humano. qu hacer?
Octavio Paz (1974: 30) afirma que seguir la propuesta del
surrealis-
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m BIBLIOTECA GALDOSIANA
mo [ I ( ...) e s volver a la infancia. Seguir ese llamado e s
partir a la recon- quista de los poderes infantiles. Esos poderes
-ms grandes quiz que los de nuestra ciencia orgullosa- viven
intactos en cada uno de no- sotros~~.
La trayectoria de Butiuel e s extremadamente coherente desde sus
ini- cios cinematogrficos. Recordemos que en 1930 realiza L'age
d'or, con galdosiana repercusin, dado el escndalo que produjo. La
coincidencia en el uso del mismo mito no e s casual.
Pero volvamos a Nazarn. En la cuarta parte de la novela, el cura
y sus dos discpulas s e acercan a un pueblo que sufre el terrible
azote de la peste:
No eran an las nueve cuando llegaron, y una soledad lgubre, una
hura- ", a tristeza les salieron al encuentro (...) [: 1291. E
"
Buuel nos presenta el lugar mediante un plano general que
muestra n -
una calle del pueblo por la que camina un nio solitario,
acercndose a m O una sbana tendida que puede recordarnos a un
sudario ... (foto 9). E E
Pero ms que muerte, en este fragmento del relato, tanto en una 2
como en otra versin, encontraremos amor. El amor de Ujo el enano,
de Andara, del Pinto, de Beatriz y del mismo Nazarn. El sentimiento
amoro- 3 so e s t i en el centro de la meditacin personal.
Escuchemos de nuevo a
-
Paz (1974: 41): 0 m E
El verdadero tema de nuestro tiempo -y el de todos los tiempos-
es el O de la reconquista de la inocencia por el amor.
n
Inocente e s Ujo, que estima a la horrorosa Andara con pasin
infan- til. La mujer s e toma a risa las pretensiones del enano,
pero sus palabras n no esconden el cario que le tiene: n
-Si es Ujo, mi novio! -exclama Andara, riendo-. Aqu viene el
chiqui- 5 O tin del mundo ... [: 149).
(...) Di olrd vez que me eslimas. A urid le yusla ...
(:150).
Buuel resalta la distancia fsica que los separa mediante la
focaliza- cin. Mientras los dos personajes caminan, se alternarn
los puntos de vista. A la deslenguada Andara la veremos a travs de
la perspectiva del enano, por lo que la cmara va de abajo a arriba.
Con la imagen de Ujo sucede lo contrario (fotos 10 y 1 1).
El amor que siente Beatriz e s mucho ms pasional. Cialds la man-
tendr al lado de Nazario hasta el final, con un fuego entre carnal
y mis- tico:
(...) Beatriz sinti que en su alma se encenda sbitamente como
una hoguera de cario hacia el santo que las diriga y las guiaba.
Otras veces sintiera el mismo fuego, mas nunca tan intenso como en
aquella ocasin. Despus, observndose hasta lo mas profundo, crey que
no deba com- parar aquel estado del alma al voraz incendio que
abrasa y destruye, sino
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V CONGRESO GALDOSIANO m
a un raudal de agua que milagrosamente brota de una pea y todo
lo inun- da [: 155-1541.
En el texto flmico, el Pinto acaba marchndose con ella. En los
dos casos triunfa el amor, aunque Bunuel prefiera el terreno.
Vamos a entrar en la quinta y ltima parte de la novela. Como s e
ha- br observado, la versin cinematogrfica va apartndose
progresivamen- te de su modelo hasta llegar a la secuencia
final.
En la crcel, Nazarn sufrir la agresin de sus compaeros de celda
con esforzada resignacin cristiana; el buen ladrn acaba
convirtindo- s e en su protector y compaero. Bunuel parece seguir
fielmente el guin galdosiano. No e s as.
Don Benito convierte al delincuente en un nuevo discpulo que
escu- cha en silencio las palabras del sacerdote:
En la libertad, lo mismo que en la condena, podrs ser lo que
quieras (: 1851.
Bunuel prefiere que las cosas sucedan al revs y que sea el cura
el que recoja el rrierisaje del hombre:
Su vida pa que sirve? Usted pa'l lado bueno y yo pa'l lado malo.
Ningu- no de los dos servimos para nada.
As habla el preso arrepentido en la secuencia carcelaria. La
duda ator- menta el corazn del padre Nazarn. Suenan los tambores d
e Calan- da, seal inequvoca de la tensin que sufre el personaje.
Una vieja le ofrece una fruta que en un primer momento rechaza;
luego, la acepta. N o est seguro de nada ... U n plano general del
cielo cierra la pelcula (foto 12).
Galds prefiere un final menos claro. Su personqje s e debate
entre la fiebre y el delirio casi mstico. Desea decir misa y s e ve
transportado a un altar donde Cristo le pide que descanse.
Seleccionamos un fragmento del desvaro de Nazarn que refleja
per- fectamente su estado final, cercano a las propuestas
surrealistas que aparecern anos despus:
Lo que vea y oa era la realidad, o una proyeccin externa de los
deli- rios de su fiebre ardentsima? Lo verdadero, dnde estaba?
Dentro o fuera de su pensamiento? Los sentidos percibian las cosas,
o las crea- ban? (: 1961.
Hasta aqu el cotejo de las dos creaciones artsticas. Galds e s
un gran novelista pero Bunuel sabe engrandecer una de sus novelas
meno- res gracias a su adaptacin cinematogrfica.
Los dos autores buscan una salida para el hombre que, paradjica-
mente, est en el propio ser humano. Prez Galds apunt el camino, a
caballo entre la rebelin y el misticismo. Bunuel encontr la
respuesta en el surrealismo. Para volver a la edad ednica hace
falta la inocencia del nio, la hoja en blanco. Y el amor...
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BIBLIOTECA GALDOSIANA
AA. VV. (1989), Actas del Tercer Congreso Internacional de
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Plaza-Jans. CARDONA, Rodolfo (1 989), ~~Galds y los santos padres:
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a un mundo religioso y moral, Madrid, Ed. Revista de
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