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Elena G. de White
Ministerio Evangelio Eterno
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2
Historia de los Patriarcas y Profetas Copyright 1957 por
Asociacin Publicadora Interamericana. Todos los derechos
reservados. www.iadpabooks.org La copia electrnica de este libro es
una cortesa del Ministerio Evangelio Eterno en asociacin con el
Servicio de Educacin Hogar y Salud Medelln, Colombia. Se prohbe la
transmisin o reproduccin de este libro con nimo de lucro o sin el
permiso previo de los editores. No obstante, se permite la difusin
de esta versin digital, siempre y cuando se mantengan intactos los
crditos editoriales aqu relacionados. Edicin y diagramacin: Luis
Antonio Palomino Samudio Para descargar gratuitamente estudios
selectos de la Biblia o de los escritos de Elena G. de White,
visite: www.evangelioeterno.com Tiene familiares y amigos en
Colombia? Obsquieles publicaciones con valores cristianos! Visite
nuestra librera virtual: www.hogarysalud.com La paginacin original
del libro en espaol ha sido incluida dentro del texto en corchetes
[ ] con fines de referencia. Acerca de la autora: Elena G. de White
(1827-1915). Prolfica escritora y conferencista. Cuenta en su haber
con la escritura de cien mil pginas de manuscritos, fruto de su
espritu investigativo y su ferviente comunin con Dios. De todos los
autores en la historia norteamericana, tiene el honor de ser la
autora ms traducida. Sus libros se han vendido por millones y se
han traducido a ms de cien idiomas.
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3
CCoonntteenniiddoo
Prefacio.............................................................................
6 El Origen del Mal
.............................................................. 8 La
Creacin
....................................................................
23 La Tentacin y la Cada
................................................. 34 El Plan de
Redencin..................................................... 50
Can y Abel Probados
.................................................... 61 Set y
Enoc.......................................................................
70 El
Diluvio.........................................................................
84 Despus del
Diluvio..................................................... 103 La
Semana Literal
........................................................ 111 La
Torre de
Babel......................................................... 120
El Llamamiento de Abrahn........................................
129 Abrahn en Canan
..................................................... 138 La Prueba
de la Fe .......................................................
157 La Destruccin de
Sodoma......................................... 170 El Casamiento
de Isaac ............................................... 189 Jacob
y Esa
................................................................
198 Huida y Destierro de
Jacob......................................... 206 La Noche de
Lucha ...................................................... 219 El
Regreso a Canan ...................................................
229 Jos en Egipto
............................................................. 241
Jos y sus Hermanos
.................................................. 253
Moiss...........................................................................
277 Las Plagas de
Egipto................................................... 296 La
Pascua
.....................................................................
316 El
xodo........................................................................
324 Del Mar Rojo al
Sina.................................................... 335 La ley
Dada a Israel......................................................
351 La Idolatra en el Sina
................................................. 368 La Enemistad
de Satans Hacia la Ley ...................... 388
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4 PATRIARCAS Y PROFETAS
El Tabernculo y sus
Servicios...................................404 El Pecado de Nadab
y Abi..........................................423 La Ley y los Dos
Pactos...............................................429 Del Sina a
Cades..........................................................444
Los Doce Espas
...........................................................462 La
Rebelin de Cor
.....................................................474 En el
Desierto................................................................490
La Roca
Herida..............................................................497
El Viaje Alrededor de
Edom.........................................510 La Conquista de
Basn ................................................526
Balaam...........................................................................533
La Apostasa a Orillas del Jordn ...............................551
La Repeticin de la
Ley................................................563 La Muerte de
Moiss ....................................................572 El
Cruce del Jordn
......................................................585 La Cada
de Jeric
........................................................593 Las
Bendiciones y las Maldiciones.............................608 La
Alianza con los Gabaonitas ....................................614
La Reparticin de
Canan............................................621 Las ltimas
Palabras de Josu ..................................637 Los Diezmos
y las Ofrendas........................................643 Dios
Cuida de los Pobres ............................................650
Las Fiestas Anuales
.....................................................659 Los
Primeros
Jueces....................................................667
Sansn...........................................................................688
El Nio
Samuel..............................................................701
El y sus Hijos
...............................................................709
El Arca Tomada por los Filisteos
................................718 Las Escuelas de los Profetas
......................................734 El Primer Rey de
Israel.................................................747 La
Presuncin de Sal
.................................................766 Sal Rechazado
............................................................778 El
Ungimiento de
David................................................792 David y
Goliat................................................................798
David
Fugitivo...............................................................806
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CONTENIDO 5
La magnanimidad de
David......................................... 821 La Muerte de Sal
........................................................ 838 La
Magia Antigua y Moderna ...................................... 847
David en Siclag
............................................................ 856
David Llevado al
Trono................................................ 865 El
Reinado de
David..................................................... 873 El
Pecado de David y su Arrepentimiento ................. 889 La
Rebelin de Absaln ..............................................
903 Los ltimos Aos de
David......................................... 927
Apndice.......................................................................
941 Acerca del Ministerio Evangelio Eterno.....................
957
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6
PPrreeffaacciioo
Los editores esta obra la publican porque estn convencidos de
que arroja luz sobre un tema de inters universal, y porque presenta
verdades que no se conocen lo suficiente o se pasan por alto con
demasiada frecuencia. La gran controversia entre el error y la
verdad, entre la luz y las tinieblas, entre el poder de Dios y las
usurpaciones que ha intentado el enemigo de toda justicia, es
ciertamente un espectculo que merece atraer la atencin de todos los
mundos. El que exista una tal controversia como resultado del
pecado y que ella haya de pasar por diversas etapas, para terminar
al fin en forma que redunde para la gloria de Dios y la mayor
exaltacin de sus siervos leales, es algo tan seguro como que la
Biblia es una comunicacin de Dios a los hombres. Esta Palabra
revela las grandes caractersticas de esa controversia, o conflicto
que abarca la redencin de un mundo; pero hay pocas especiales en
las cuales estas cuestiones asumen un inters inusitado, y llega a
ser asunto de importancia primordial que comprendamos nuestra
relacin con ellas.
Una poca tal es la actual puesto que todo indica que podemos
albergar la esperanza de que este largo conflicto se acerca a su
fin. Son muchos sin embargo, los que parecen dispuestos a relegar
al reino de las fbulas aquella porcin del relato bblico que nos
muestra cmo nuestro mundo se vio envuelto en esta gran crisis;
mientras que otros, si bien evitan una opinin tan extremista , se
inclinan, no obstante, a considerar el mencionado relato como
anticuado y sin importancia.
Pero quin no deseara averiguar las causas secretas
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PREFACIO 7
de tan extraa defeccin, discernir su espritu, notar sus
consecuencias y evitar sus resultados? Explicarnos cmo se logra
todo esto es el objetivo de este libro. Tiende a fomentar un inters
vivo en las porciones de la Palabra de Dios que ms a [6] a menudo
se descuidan. Reviste de un nuevo significado las promesas y
profecas del relato sagrado, justifica el proceder de Dios en lo
que respecta a la rebelin y revela la admirable gracia de Dios en
su plan de redencin para el hombre vencido por el pecado. Y nos gua
en la historia de esta obra de redencin hasta un tiempo en que los
planes y propsitos de Dios haban sido claramente manifestados al
pueblo escogido.
Aunque trata de temas tan sublimes, que conmueven hasta lo ms
profundo del corazn y despiertan las emociones ms vivas, el estilo
del libro es lcido y su lenguaje es sencillo y directo.
Recomendamos este volumen a todos los que se deleitan en estudiar
el divino plan de redencin y se interesan en la salvacin de su
propia alma con la obra expiatoria de Cristo; y a todos los dems se
lo recomendamos tambin para que despierte en ellos un inters por
tan importantes asuntos.
Que la lectura de sus pginas resulte una bendicin para quienes
las recorran y encaminen los pies de muchos por la senda de la
vida, es la oracin sincera de Los Editores. [11]
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8
CCaappttuulloo 11
EEll OOrriiggeenn ddeell MMaall
"Dios es amor." Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido
siempre, y lo sern para siempre. "El Alto y Sublime, el que habita
la eternidad," cuyos "caminos son eternos," no cambia. En l "no hay
mudanza, ni sombra de variacin."
Cada manifestacin del poder creador es una expresin del amor
infinito. La soberana de Dios encierra plenitud de bendiciones para
todos los seres creados. El salmista dice:
"Tuyo el brazo con valenta; fuerte es tu mano, ensalzada tu
diestra. Justicia y juicio son el asiento de tu trono: misericordia
y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que
sabe aclamarte: andarn, oh Jehov, a la luz de tu rostro. En tu
nombre se alegrarn todo el da; y en tu justicia sern ensalzados.
Porque t eres la gloria de su fortaleza; ... Porque Jehov es
nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel." (Sal. 89:
13-18.)
La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que
principi en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelin y la
total extirpacin del pecado, es tambin una demostracin del
inmutable amor de Dios.
El soberano del universo no estaba solo en su obra benfica. Tuvo
un compaero, un colaborador que poda apreciar sus designios, y que
poda compartir su regocijo al
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EL ORIGEN DEL MAL 9
brindar felicidad a los seres creados. "En el principio era el
Verbo, y el [12] Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era
en el principio con Dios." (Juan 1: 1, 2.) Cristo, el Verbo, el
Unignito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en
naturaleza, en carcter y en propsitos; era el nico ser que poda
penetrar en todos los designios y fines de Dios. "Y llamarse su
nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Prncipe de
paz" "sus salidas son desde el principio, desde los das del siglo."
(Isa. 9: 6; Miq. 5: 2.) Y el Hijo de Dios, hablando de s mismo,
declara: "Jehov me posea en el principio de su camino, ya de
antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado. . . .
Cuando estableca los fundamentos de la tierra; con l estaba yo
ordenndolo todo; y fui su delicia todos los das, teniendo solaz
delante de l en todo tiempo." (Prov. 8: 22-30)
El Padre obr por medio de su Hijo en la creacin de todos los
seres celestiales. "Porque por l fueron criadas todas las cosas,...
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue criado por l y para l." (Col. 1: 16.) Los ngeles son los
ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana
de la presencia de l y valindose de sus rpidas alas, se apresuran a
ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, "la
misma imagen de su sustancia," "el resplandor de su gloria" y
sostenedor de" todas las cosas con la palabra de su potencia,"
tiene la supremaca sobre todos ellos. Un "trono de gloria, excelso
desde el principio," era el lugar de su santuario; una "vara de
equidad," el cetro de su reino. "Alabanza y magnificencia delante
de l: fortaleza y gloria en su santuario." "Misericordia y verdad
van delante de tu rostro." (Heb. 1: 3, 8; Jer. 17: 12; Sal. 96: 6;
89: 14)
Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de
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10 PATRIARCAS Y PROFETAS
Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su
perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley.
Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de
la comprensin y del aprecio de su carcter. No [13] halla placer en
una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedro para que
puedan servirle voluntariamente.
Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del
amor, hubo perfecta armona en el universo de Dios. Cumplir los
designios de su Creador era el gozo de las huestes celestiales. Se
deleitaban en reflejar la gloria del Todopoderoso y en alabarle. Y
su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fue
supremo. No haba nota discordante que perturbara las armonas
celestiales. Pero se produjo un cambio en ese estado de felicidad.
Hubo uno que pervirti la libertad que Dios haba otorgado a sus
criaturas. El pecado se origin en aquel que, despus de Cristo, haba
sido el ms honrado por Dios y que era el ms exaltado en poder y en
gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el "hijo de la
maana," era el principal de los querubines cubridores, santo e
inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los
incesantes rayos de gloria que envolvan al Dios eterno, caan sobre
l. "As ha dicho el Seor Jehov: T echas el sello a la proporcin,
lleno de sabidura, y acabado de hermosura. En Edn, en el huerto de
Dios estuviste: toda piedra preciosa fue tu vestidura. . . . T,
querubn grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios
estuviste; en medio de piedras de fuego has andado. Perfecto eras
en todos tus caminos desde el da que fuiste criado, hasta que se
hall en ti maldad." (Eze. 28: 12-15.)
Poco a poco Lucifer lleg a albergar el deseo de ensalzarse. Las
Escrituras dicen: "Enaltecise tu corazn
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EL ORIGEN DEL MAL 11
a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabidura a causa de tu
resplandor." (Vers. 17) "T que decas en tu corazn: . . . Junto a
las estrellas de Dios ensalzar mi solio,.... y ser semejante al
Altsimo." (Isa. 14: 13, 14) Aunque toda su gloria proceda de Dios,
este poderoso ngel lleg a considerarla como perteneciente a s
mismo. Descontento con el puesto que ocupaba, a pesar de ser el
ngel que reciba ms honores entre las huestes celestiales, se
aventur a codiciar el homenaje que [14] slo debe darse al Creador.
En vez de procurar el ensalzamiento de Dios como supremo en el
afecto y la lealtad de todos los seres creados, trat de obtener
para s mismo el servicio y la lealtad de ellos. Y codiciando la
gloria con que el Padre infinito haba investido a su Hijo, este
prncipe de los ngeles aspiraba al poder que slo perteneca a
Cristo.
Ahora la perfecta armona del cielo estaba quebrantada. La
disposicin de Lucifer de servirse a si mismo en vez de servir a su
Creador, despert un sentimiento de honda aprensin cuando fue
observada por quienes consideraban que la gloria de Dios deba ser
suprema. Reunidos en concilio celestial, los ngeles rogaron a
Lucifer que desistiese de su intento. El Hijo de Dios present ante
l la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y tambin la
naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo haba
establecido el orden del cielo, y, al separarse de l, Lucifer
deshonrara a su Creador y acarreara la ruina sobre s mismo. Pero la
amonestacin, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente
despert un espritu de resistencia. Lucifer permiti que su envidia
hacia Cristo prevaleciese, y se afirm ms en su rebelin.
El propsito de este prncipe de los ngeles lleg a ser disputar la
supremaca del Hijo de Dios, y as poner en tela de juicio la
sabidura y el amor del Creador. A lograr este fin estaba por
consagrar las energas de aquella mente
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12 PATRIARCAS Y PROFETAS
maestra, la cual, despus de la de Cristo, era la principal entre
las huestes de Dios. Pero Aquel que quiso que sus criaturas
tuviesen libre albedro, no dej a ninguna de ellas inadvertida en
cuanto a los sofismas perturbadores con los cuales la rebelin
procurara justificarse. Antes de que la gran controversia
principiase, deba presentarse claramente a todos la voluntad de
Aquel cuya sabidura y bondad eran la fuente de todo su
regocijo.
El Rey del universo convoc a las huestes celestiales a
comparecer ante l, a fin de que en su presencia l pudiese [15]
manifestar cul era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y
manifestar cul era la relacin que l tena para con todos los seres
creados. El Hijo de Dios comparti el trono del Padre, y la gloria
del Ser eterno, que exista por s mismo, cubri a ambos. Alrededor
del trono se congregaron los santos ngeles, una vasta e innumerable
muchedumbre, "millones de millones," y los ngeles ms elevados, como
ministros y sbditos, se regocijaron en la luz que de la presencia
de la Deidad caa sobre ellos. Ante los habitantes del cielo
reunidos, el Rey declar que ninguno, excepto Cristo, el Hijo
unignito de Dios, poda penetrar en la plenitud de sus designios y
que a ste le estaba encomendada la ejecucin de los grandes
propsitos de su voluntad. El Hijo de Dios haba ejecutado la
voluntad del Padre en la creacin de todas las huestes del cielo, y
a l, as como a Dios, deban ellas tributar homenaje y lealtad.
Cristo haba de ejercer an el poder divino en la creacin de la
tierra y sus habitantes. Pero en todo esto no buscara poder o
ensalzamiento para s mismo, en contra del plan de Dios, sino que
exaltara la gloria del Padre, y ejecutara sus fines de beneficencia
y amor.
Los ngeles reconocieron gozosamente la supremaca de Cristo, y
postrndose ante l, le rindieron su amor y
-
EL ORIGEN DEL MAL 13
adoracin. Lucifer se postr con ellos, pero en su corazn se
libraba un extrao y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la
lealtad luchaban contra los celos y la envidia. La influencia de
los santos ngeles pareci por algn tiempo arrastrarlo con ellos.
Mientras en melodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza
cantados por millares de alegres voces, el espritu del mal pareca
vencido; indecible amor conmova su ser entero; al igual que los
inmaculados adoradores, su alma se hinchi de amor hacia el Padre y
el Hijo. Pero luego se llen del orgullo de su propia gloria. Volvi
a su deseo de supremaca, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia
Cristo. Los altos honores conferidos a Lucifer no fueron
justipreciados como ddiva especial de Dios, y por lo tanto, no
produjeron [16] gratitud alguna hacia su Creador. Se jactaba de su
esplendor y elevado puesto, y aspiraba a ser igual a Dios. La
hueste celestial le amaba y reverenciaba, los ngeles se deleitaban
en cumplir sus rdenes, y estaba dotado de ms sabidura y gloria que
todos ellos. Sin embargo, el Hijo de Dios ocupaba una posicin ms
exaltada que l. Era igual al Padre en poder y autoridad. El
comparta los designios del Padre, mientras que Lucifer no
participaba en los concilios de Dios. "Por qu se preguntaba el
poderoso ngel debe Cristo tener la supremaca? Por qu se le honra ms
que a m?"
Abandonando su lugar en la inmediata presencia del Padre,
Lucifer sali a difundir el espritu de descontento entre los ngeles.
Trabaj con misteriosa reserva, y por algn tiempo ocult sus
verdaderos propsitos bajo una aparente reverencia hacia Dios.
Principi por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a
los seres celestiales, sugiriendo que aunque las leyes fuesen
necesarias para los habitantes de los mundos, los ngeles, siendo ms
elevados, no necesitaban semejantes
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14 PATRIARCAS Y PROFETAS
restricciones, porque su propia sabidura bastaba para guiarlos.
Ellos no eran seres que pudieran acarrear deshonra a Dios; todos
sus pensamientos eran santos; y errar era tan imposible para ellos
como para el mismo Dios. La exaltacin del Hijo de Dios como igual
al Padre fue presentada como una injusticia cometida contra
Lucifer, quien, segn se alegaba, tena tambin derecho a recibir
reverencia y honra. Si este prncipe de los ngeles pudiese alcanzar
su verdadera y elevada posicin, ello redundara en grandes
beneficios para toda la hueste celestial; pues era su objeto
asegurar la libertad de todos. Pero ahora aun la libertad que haban
gozado hasta ese entonces conclua, pues se les haba nombrado un
gobernante absoluto, y todos ellos tenan que prestar obediencia a
su autoridad. Tales fueron los sutiles engaos que por medio de las
astucias de Lucifer cundan rpidamente por los atrios
celestiales.
No se haba efectuado cambio alguno en la posicin o en [17] la
autoridad de Cristo. La envidia de Lucifer, sus tergiversaciones, y
sus pretensiones de igualdad con Cristo, haban hecho absolutamente
necesaria una declaracin categrica acerca de la verdadera posicin
que ocupaba el Hijo de Dios; pero sta haba sido la misma desde el
principio. Sin embargo, las argucias de Lucifer confundieron a
muchos ngeles.
Valindose de la amorosa y leal confianza depositada en l por los
seres celestiales que estaban bajo sus rdenes, haba inculcado tan
insidiosamente en sus mentes su propia desconfianza y descontento,
que su influencia no se discerna. Lucifer haba presentado con falsa
los designios de Dios, interpretndolos torcida y errneamente, a fin
de producir disensin y descontento. Astutamente induca a sus
oyentes a que expresaran sus sentimientos; luego, cuando as convena
a sus intereses,
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EL ORIGEN DEL MAL 15
repeta esas declaraciones en prueba de que los ngeles no estaban
del todo en armona con el gobierno de Dios. Mientras aseveraba
tener perfecta lealtad hacia Dios, insista en que era necesario que
se hiciesen cambios en el orden y las leyes del cielo para asegurar
la estabilidad del gobierno divino. As, mientras obraba por
despertar oposicin a la ley de Dios y por inculcar su propio
descontento en la mente de los ngeles que estaban bajo sus rdenes,
haca alarde de querer eliminar el descontento y reconciliar a los
ngeles desconformes con el orden del cielo. Mientras fomentaba
secretamente el desacuerdo y la rebelin, con pericia consumada
aparentaba que su nico fin era promover la lealtad y preservar la
armona y la paz.
El espritu de descontento as encendido haca su funesta obra.
Aunque no haba rebelin abierta, el desacuerdo aumentaba
imperceptiblemente entre los ngeles. Algunos reciban favorablemente
las insinuaciones de Lucifer contra el gobierno de Dios. Aunque
previamente haban estado en perfecta armona con el orden que Dios
haba establecido, estaban ahora descontentos y se sentan
desdichados porque no podan penetrar los inescrutables designios de
Dios; les [18] desagradaba la idea de exaltar a Cristo. Estaban
listos para respaldar la demanda de Lucifer de que l tuviese igual
autoridad que el Hijo de Dios. Pero los ngeles que permanecieron
leales y fieles apoyaron la sabidura y la justicia del decreto
divino, y as trataron de reconciliar al descontento Lucifer con la
voluntad de Dios. Cristo era el Hijo de Dios. Haba sido uno con el
Padre antes que los ngeles fuesen creados. Siempre estuvo a la
diestra del Padre; su supremaca, tan llena de bendiciones para
todos aquellos que estaban bajo su benigno dominio, no haba sido
hasta entonces disputada. La armona que reinaba en
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16 PATRIARCAS Y PROFETAS
el cielo nunca haba sido interrumpida. Por qu deba haber ahora
discordia? Los ngeles leales podan ver slo terribles consecuencias
como resultado de esta disensin, y con frvidas splicas aconsejaron
a los descontentos que renunciasen a su propsito y se mostrasen
leales a Dios mediante la fidelidad a su gobierno.
Con gran misericordia, segn su divino carcter, Dios soport por
mucho tiempo a Lucifer. El espritu de descontento y desafecto no se
haba conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extrao,
misterioso e inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entenda
la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algn tiempo
haba temido dar expresin a los pensamientos y a las imaginaciones
de su mente; sin embargo no los desech. No vea el alcance de su
extravo. Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo
podan sugerir la sabidura y el amor infinitos. Se le prob que su
desafecto no tena razn de ser, y se le hizo saber cul sera el
resultado si persista en su rebelda.
Lucifer qued convencido de que se hallaba en el error. Vio que
"justo es Jehov en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus
obras" (Sal. 145: 17), que los estatutos divinos son justos, y que
deba reconocerlos como tales ante todo el cielo. De haberlo hecho,
podra haberse salvado a s mismo y a muchos ngeles. An no haba
desechado completamente la lealtad a Dios. Aunque haba abandonado
su [19] puesto de querubn cubridor, si hubiese querido volver a
Dios, reconociendo la sabidura del Creador y conformndose con
ocupar el lugar que se le asign en el gran plan de Dios, habra sido
restablecido en su puesto.
Haba llegado el momento de hacer una decisin final; l deba
someterse completamente a la divina soberana o
-
EL ORIGEN DEL MAL 17
colocarse en abierta rebelin. Casi decidi volver sobre sus
pasos, pero el orgullo no se lo permiti. Era un sacrificio
demasiado grande para quien haba sido honrado tan altamente el
tener que confesar que haba errado, que sus ideas y propsitos eran
falsos, y someterse a la autoridad que haba estado presentando como
injusta.
Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad hacia
Lucifer y sus seguidores, procur hacerlos retroceder del abismo de
la ruina al cual estaban a punto de lanzarse. Pero su misericordia
fue mal interpretada. Lucifer seal la longanimidad de Dios como una
prueba evidente de su propia superioridad sobre l, como una
indicacin de que el Rey del universo an accedera a sus exigencias.
Si los ngeles se mantenan firmes de su parte, dijo, an podran
conseguir todo lo que deseaban. Defendi persistentemente su
conducta, y se dedic de lleno al gran conflicto contra su Creador.
As fue como Lucifer, el "portaluz," el que comparta la gloria de
Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresin, se convirti
en Satans el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el
destructor de aquellos que el Seor haba encomendado a su direccin y
cuidado.
Rechazando con desdn los argumentos y las splicas de los ngeles
leales, los tild de esclavos engaados. Declar que la preferencia
otorgada a Cristo era un acto de injusticia tanto hacia l como
hacia toda la hueste celestial, y anunci que desde ese entonces no
se sometera a esa violacin de los derechos de sus asociados y de
los suyos propios. Nunca ms reconocera la supremaca de Cristo. Haba
decidido reclamar el honor que se le debi haber otorgado, y asumir
la direccin [20] de cuantos quisieran seguirle; y prometi a quienes
entrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela
todos gozaran de libertad. Gran nmero de ngeles manifest su
decisin
-
18 PATRIARCAS Y PROFETAS
de aceptarle como su caudillo. Engredo por el favor que
recibieran sus designios, alent la esperanza de atraer a su lado a
todos los ngeles para hacerse igual a Dios mismo, y ser obedecido
por toda la hueste celestial.
Los ngeles leales volvieron a instar a Satans y a sus
simpatizantes a someterse a Dios; les presentaron lo que resultara
inevitable en caso de rehusarse. El que los haba creado poda
vencerlos y castigar severamente su rebelde osada. Ningn ngel poda
oponerse con xito a la ley divina, tan sagrada como Dios mismo.
Advirtieron y aconsejaron a todos que hiciesen odos sordos a los
razonamientos engaosos de Lucifer, y le instaron a l y a sus
secuaces a buscar la presencia de Dios sin demora alguna, y a
confesar el error de haber puesto en tela de juicio la sabidura y
la autoridad divinas.
Muchos estaban dispuestos a prestar atencin a este consejo, a
arrepentirse de su desafecto, y a pedir que se les admitiese en el
favor del Padre y del Hijo. Pero Lucifer tena otro engao listo. El
poderoso rebelde declar entonces que los ngeles que se le haban
unido haban ido demasiado lejos para retroceder, que l estaba bien
enterado de la ley divina, y que saba que Dios no los perdonara.
Declar que todos aquellos que se sometieran a la autoridad del
cielo seran despojados de su honra y degradados. En cuanto a l se
refera, estaba dispuesto a no reconocer nunca ms la autoridad de
Cristo. Manifest que la nica salida que les quedaba a l y a sus
seguidores era declarar su libertad, y obtener por medio de la
fuerza los derechos que no se les quiso otorgar de buen grado.
En lo que concerna a Satans mismo, era cierto que ya haba ido
demasiado lejos en su rebelin para retroceder. Pero no ocurra lo
mismo con aquellos que haban sido
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EL ORIGEN DEL MAL 19
cegados [21] por sus engaos. Para ellos el consejo y las splicas
de los ngeles leales abran una puerta de esperanza; y si hubiesen
atendido la advertencia, podran haber escapado del lazo de Satans.
Pero permitieron que el orgullo, el amor a su jefe y el deseo de
libertad ilimitada los dominasen por completo, y los ruegos del
amor y la misericordia divinos fueron finalmente rechazados.
Dios permiti que Satans siguiese con su obra hasta que el
espritu de desafecto se troc en una activa rebelin. Era necesario
que sus planes se desarrollasen en toda su plenitud, para que su
verdadera naturaleza y tendencia fuesen vistas por todos. Como
querubn ungido, Lucifer, haba sido altamente exaltado; era muy
amado por los seres celestiales, y su influencia sobre ellos era
poderosa. El gobierno de Dios inclua no slo los habitantes del
cielo sino tambin los de todos los mundos que haba creado; y
Lucifer lleg a la conclusin de que si pudiera arrastrar a los
ngeles celestiales en su rebelin, podra tambin arrastrar a todos
los mundos. El haba presentado su punto de vista astutamente,
haciendo uso de sofismas y engaos para lograr sus fines. Su poder
para engaar era enorme. Disfrazndose con un manto de mentira, haba
obtenido una ventaja. Todo cuanto haca estaba tan revestido de
misterio que era muy difcil revelar a los ngeles la verdadera
naturaleza de su obra. Hasta que sta no estuviese plenamente
desarrollada, no podra manifestarse cun mala era ni su desafecto
sera visto como rebelin. Aun los ngeles leales no podan discernir
bien su carcter, ni ver adonde se encaminaba su obra.
Al principio Lucifer haba encauzado sus tentaciones de tal
manera que l mismo no se comprometa. A los ngeles a quienes no pudo
atraer completamente a su lado los acus de ser indiferentes a los
intereses de los seres
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20 PATRIARCAS Y PROFETAS
celestiales. Acus a los ngeles leales de estar haciendo
precisamente la misma labor que l haca. Su poltica era confundirlos
con argumentos sutiles acerca de los designios de Dios. Cubra de
[22] misterio todo lo sencillo, y por medio de astuta perversin
pona en duda las declaraciones ms claras de Jehov. Y su elevada
posicin, tan ntimamente relacionada con el gobierno divino, daba
mayor fuerza a sus pretensiones.
Dios poda emplear slo aquellos medios que fuesen compatibles con
la verdad y la justicia. Satans poda valerse de medios que Dios no
poda usar: la lisonja y el engao. Haba procurado falsear la palabra
de Dios, y haba tergiversado el plan de gobierno divino, alegando
que el Creador no obraba con justicia al imponer leyes a los
ngeles; que al exigir sumisin y obediencia de sus criaturas,
buscaba solamente su propia exaltacin. Por lo tanto, era necesario
demostrar ante los habitantes del cielo y de todos los mundos que
el gobierno de Dios es justo y su ley perfecta. Satans haba fingido
que procuraba fomentar el bien del universo. El verdadero carcter
del usurpador, y su verdadero objetivo, deban ser comprendidos por
todos. Deba drsele tiempo suficiente para que se revelase por medio
de sus propias obras inicuas.
La discordia que su propio proceder haba causado en el cielo,
Satans la atribua al gobierno de Dios. Todo lo malo, deca, era
resultado de la administracin divina. Alegaba que su propsito era
mejorar los estatutos de Jehov. Por consiguiente, Dios le permiti
demostrar la naturaleza de sus pretensiones para que se viese el
resultado de los cambios que l propona hacer en la ley divina. Su
propia labor haba de condenarle. Satans haba dicho desde el
principio que no estaba en rebelda. El universo entero haba de ver
al engaador
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EL ORIGEN DEL MAL 21
desenmascarado.
Aun cuando Satans fue arrojado del cielo, la Sabidura infinita
no le aniquil. Puesto que slo el servicio inspirado por el amor
puede ser aceptable para Dios, la lealtad de sus criaturas debe
basarse en la conviccin de que es justo y benvolo. Por no estar los
habitantes del cielo y de los mundos preparados para entender la
naturaleza o las consecuencias del pecado, no podran haber
discernido la justicia de [23] Dios en la destruccin de Satans. Si
se le hubiese suprimido inmediatamente, algunos habran servido a
Dios por temor ms bien que por amor. La influencia del engaador no
habra sido anulada totalmente, ni se habra extirpado por completo
el espritu de rebelin. Para el bien del universo entero a travs de
los siglos sin fin, era necesario que Satans desarrollase ms
ampliamente sus principios, para que todos los seres creados
pudiesen reconocer la naturaleza de sus acusaciones contra el
gobierno divino y para que la justicia y la misericordia de Dios y
la inmutabilidad de su ley quedasen establecidas para siempre.
La rebelin de Satans haba de ser una leccin para el universo a
travs de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca
de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias. Los
resultados del gobierno de Satans y sus efectos sobre los ngeles y
los hombres iban a demostrar qu resultado se obtiene
inevitablemente al desechar la autoridad divina. Iban a atestiguar
que la existencia del gobierno de Dios entraa el bienestar de todos
los seres que l cre. De esta manera la historia de este terrible
experimento de la rebelin iba a ser una perpetua salvaguardia para
todos los seres santos, para evitar que sean engaados acerca de la
naturaleza de la transgresin, para salvarlos de cometer pecado y
sufrir sus consecuencias.
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22 PATRIARCAS Y PROFETAS
El que gobierna en los cielos ve el fin desde el principio.
Aquel en cuya presencia los misterios del pasado y del futuro son
manifiestos, ms all de la angustia, las tinieblas y la ruina
provocadas por el pecado, contempla la realizacin de sus propios
designios de amor y bendicin. Aunque haya "nube y oscuridad
alrededor de l: justicia y juicio son el asiento de su trono."
(Sal. 97: 2.) Y esto lo entendern algn da todos los habitantes del
universo, tanto los leales como los desleales. "El es la Roca, cuya
obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de
verdad, y ninguna iniquidad en l: es justo y recto." (Deut. 32: 4.)
[24]
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23
CCaappttuulloo 22
LLaa CCrreeaacciinn
"Por la Palabra de Jehov fueron hechos los cielos, y todo el
ejrcito de ellos por el espritu de su boca... Porque l dijo, y fue
hecho; l mand, y existi." "El fund la tierra sobre sus basas; no
ser jams removida." (Sal 33: 6, 9; 104: 5)
Cuando sali de las manos del Creador, la tierra era sumamente
hermosa. La superficie presentaba un aspecto multiforme, con
montaas, colinas y llanuras, entrelazadas con magnficos ros y
bellos lagos. Pero las colinas y las montaas no eran abruptas y
escarpadas, ni abundaban en ellas declives aterradores, ni abismos
espeluznantes como ocurre ahora; las agudas y speras cspides de la
rocosa armazn de la tierra estaban sepultadas bajo un suelo frtil,
que produca por doquiera una frondosa vegetacin verde. No haba
repugnantes pantanos ni desiertos estriles. Agraciados arbustos y
delicadas flores saludaban la vista por dondequiera. Las alturas
estaban coronadas con rboles aun ms imponentes que los que existen
ahora. El aire, limpio de impuros miasmas, era claro y saludable.
El paisaje sobrepujaba en hermosura los adornados jardines del ms
suntuoso palacio de la actualidad. La hueste anglica presenci la
escena con deleite, y se regocij en las maravillosas obras de
Dios.
Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal,
fue introducido en el escenario el hombre, corona de la creacin
para quien la hermosa tierra haba sido aparejada. A l se le dio
dominio sobre todo lo que sus
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24 PATRIARCAS Y PROFETAS
ojos pudiesen mirar; pues, "dijo Dios: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y seoree ... en toda
[25] la tierra. Y cri Dios al hombre a su imagen, varn y hembra los
cri." (Gn. 1: 26, 27)
Aqu se expone con claridad el origen de la raza humana; y el
relato divino est tan claramente narrado que no da lugar a
conclusiones errneas. Dios cre al hombre conforme a su propia
imagen. No hay en esto misterio. No existe fundamento alguno para
la suposicin de que el hombre lleg a existir mediante un lento
proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal.
Tales enseanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las
mezquinas y terrenales concepciones humanas. Los hombres estn tan
resueltos a excluir a Dios de la soberana del universo que rebajan
al hombre y le privan de la dignidad de su origen. El que coloc los
mundos estrellados en la altura y colore con delicada maestra las
flores del campo, el que llen la tierra y los cielos con las
maravillas de su potencia, cuando quiso coronar su gloriosa obra,
colocando a alguien para regir la hermosa tierra, supo crear un ser
digno de las manos que le dieron vida. La genealoga de nuestro
linaje, como ha sido revelada, no hace remontar su origen a una
serie de grmenes, moluscos o cuadrpedos, sino al gran Creador.
Aunque Adn fue formado del polvo, era el "hijo de Dios." (Luc 3:
38, V.M.)
Adn fue colocado como representante de Dios sobre los rdenes de
los seres inferiores. Estos no pueden comprender ni reconocer la
soberana de Dios; sin embargo, fueron creados con capacidad de amar
y de servir al hombre. El salmista dice: "Hicstelo enseorear de las
obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: . . .
asimismo las bestias del campo; las aves de los cielos, . . . todo
cuanto pasa por los senderos de la mar."
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LA CREACIN 25
(Sal. 8: 6-8.)
El hombre haba de llevar la imagen de Dios, tanto en la
semejanza exterior, como en el carcter. Slo Cristo es "la misma
imagen" del Padre (Heb. 1: 3); pero el hombre fue creado a
semejanza de Dios. Su naturaleza estaba en armona [26] con la
voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas
divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban
bajo el dominio de la razn. Era santo y se senta feliz de llevar la
imagen de Dios y de mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad
del Padre.
Cuando el hombre sali de las manos de su Creador, era de elevada
estatura y perfecta simetra. Su semblante llevaba el tinte rosado
de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida. La
estatura de Adn era mucho mayor que la de los hombres que habitan
la tierra en la actualidad. Eva era algo ms baja de estatura que
Adn; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La
inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban
rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los
ngeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavo de luz
continu revistindolos.
Despus de la creacin de Adn, toda criatura viviente fue trada
ante su presencia para recibir un nombre; vio que a cada uno se le
haba dado una compaera, pero entre todos ellos no haba "ayuda idnea
para l." Entre todas las criaturas que Dios haba creado en la
tierra, no haba ninguna igual al hombre. "Y dijo Jehov Dios: No es
bueno que el hombre est solo, harle ayuda idnea para l." (Gn. 2:
18.) El hombre no fue creado para que viviese en la soledad; haba
de tener una naturaleza sociable. Sin compaa, las bellas escenas y
las encantadoras ocupaciones del Edn no hubiesen podido
proporcionarle
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26 PATRIARCAS Y PROFETAS
perfecta felicidad. Aun la comunin con los ngeles no hubiese
podido satisfacer su deseo de simpata y compaa. No exista nadie de
la misma naturaleza y forma a quien amar y de quien ser amado.
Dios mismo dio a Adn una compaera. Le provey de una "ayuda idnea
para l," alguien que realmente le corresponda, una persona digna y
apropiada para ser su compaera y que podra ser una sola cosa con l
en amor y simpata. Eva fue creada de una costilla tomada del
costado [27] de Adn; este hecho significa que ella no deba
dominarle como cabeza, ni tampoco deba ser humillada y hollada bajo
sus plantas como un ser inferior, sino que ms bien deba estar a su
lado como su igual, para ser amada y protegida por l. Siendo parte
del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su
segundo yo; y quedaba en evidencia la unin ntima y afectuosa que
deba existir en esta relacin. "Porque ninguno aborreci jams a su
propia carne, antes la sustenta y regala." "Por tanto, dejar el
hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y sern
una sola carne." (Efe 5: 29; Gn. 2: 24)
Dios celebr la primera boda. De manera que la institucin del
matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. "Honroso es
en todos el matrimonio." (Heb. 13: 4.) Fue una de las primeras
ddivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que,
despus de la cada, llev Adn consigo al salir del paraso. Cuando se
reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el
matrimonio es una bendicin: salvaguarda la felicidad y la pureza de
la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su
naturaleza fsica, intelectual y moral.
"Y haba Jehov Dios plantado un huerto en Edn al
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LA CREACIN 27
oriente, y puso all al hombre que haba formado." (Gn. 2: 8.)
Todo lo que hizo Dios tena la perfeccin de la belleza, y nada que
contribuyese a la felicidad de la santa pareja pareca faltar; sin
embargo, el Creador les dio todava otra prueba de su amor,
preparndoles especialmente un huerto para que fuese su morada. En
este huerto haba rboles de toda variedad, muchos de ellos cargados
de fragantes y deliciosas frutas. Haba hermosas plantas trepadoras,
como vides, que presentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus
ramas inclinadas bajo el peso de tentadora fruta de los ms ricos y
variados matices. El trabajo de Adn y Eva deba consistir en formar
cenadores o albergues con las ramas de las vides, haciendo as su
propia morada con rboles vivos cubiertos de follaje y [28] frutos.
Haba en profusin y prodigalidad fragantes flores de todo matiz. En
medio del huerto estaba el rbol de la vida que aventajaba en gloria
y esplendor a todos los dems rboles. Sus frutos parecan manzanas de
oro y plata, y tenan el poder de perpetuar la vida.
La creacin estaba ahora completa. "Y fueron acabados los cielos
y la tierra, y todo su ornamento." "Y vio Dios todo lo que haba
hecho, y he aqu que era bueno en gran manera." (Gn. 2: 1; 1: 31.)
El Edn floreca en la tierra. Adn y Eva tenan libre acceso al rbol
de la vida. Ninguna mcula de pecado o sombra de muerte desfiguraba
la hermosa creacin. "Las estrellas todas del alba alababan, y se
regocijaban todos los hijos de Dios." (Job 38: 7)
El gran Jehov haba puesto los fundamentos de la tierra; haba
vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y haba colmado el
mundo de cosas tiles para el hombre; haba creado todas las
maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creacin fue
realizada en seis das. "Y acab Dios en el da sptimo su obra que
hizo, y repos
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28 PATRIARCAS Y PROFETAS
el da sptimo de toda su obra que haba hecho. Y bendijo Dios al
da sptimo, y santificlo, porque en l repos de toda su obra que haba
Dios criado y hecho." (Gn. 2: 2, 3) Dios mir con satisfaccin la
obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino Autor; y l
descans, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los
frutos de su sabidura y bondad y con las manifestaciones de su
gloria.
Despus de descansar el sptimo da, Dios lo santific; es decir, lo
escogi y apart como da de descanso para el hombre. Siguiendo el
ejemplo del Creador, el hombre haba de reposar durante este sagrado
da, para que, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese
reflexionar sobre la grandiosa obra de la creacin de Dios; y para
que, mientras mirara las evidencias de la sabidura y bondad de
Dios, su corazn se llenase de amor y reverencia hacia su
Creador.
Al bendecir el sptimo da en el Edn, Dios estableci un [29]
recordativo de su obra creadora. El sbado fue confiado y entregado
a Adn, padre y representante de toda la familia humana. Su
observancia haba de ser un acto de agradecido reconocimiento de
parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su
Creador y su legtimo soberano, de que ellos eran la obra de sus
manos y los sbditos de su autoridad. De esa manera la institucin
del sbado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la
humanidad. No haba nada en ella que fuese obscuro o que limitase su
observancia a un solo pueblo.
Dios vio que el sbado era esencial para el hombre, aun en el
paraso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y
actividades durante un da de cada siete para poder contemplar ms de
lleno las obras de Dios y meditar
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LA CREACIN 29
en su poder y bondad. Necesitaba el sbado para que le recordase
ms vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su
gratitud hacia l, pues todo lo que disfrutaba y posea proceda de la
mano benfica del Creador.
Dios quiere que el sbado dirija la mente de los hombres hacia la
contemplacin de las obras que l cre. La naturaleza habla a sus
sentidos, declarndoles que hay un Dios viviente, Creador y supremo
Soberano del universo. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la
expansin denuncia la obra de sus manos. El un da emite palabra al
otro da, y la una noche a la otra noche declara sabidura." (Sal.
19: 1, 2.) La belleza que cubre la tierra es una demostracin del
amor de Dios. La podemos contemplar en las colinas eternas, en los
corpulentos rboles, en los capullos que se abren y en las delicadas
flores. Todas estas cosas nos hablan de Dios. El sbado, sealando
siempre hacia el que lo cre todo, manda a los hombres que abran el
gran libro de la naturaleza y escudrien all la sabidura, el poder y
el amor del Creador.
Nuestros primeros padres, a pesar de que fueron creados
inocentes y santos, no fueron colocados fuera del alcance del
pecado. Dios los hizo entes morales libres, capaces de apreciar
[30] y comprender la sabidura y benevolencia de su carcter y la
justicia de sus exigencias, y les dej plena libertad para prestarle
o negarle obediencia. Deban gozar de la comunin de Dios y de los
santos ngeles; pero antes de darles seguridad eterna, era menester
que su lealtad se pusiese a prueba. En el mismo principio de la
existencia del hombre se le puso freno al egosmo, la pasin fatal
que motiv la cada de Satans. El rbol del conocimiento, que estaba
cerca del rbol de la vida, en el centro del huerto, haba de probar
la obediencia, la fe y el amor de nuestros primeros padres. Aunque
se les permita comer libremente del fruto de todo
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30 PATRIARCAS Y PROFETAS
otro rbol del huerto, se les prohiba comer de ste, so pena de
muerte. Tambin iban a estar expuestos a las tentaciones de Satans;
pero si soportaban con xito la prueba, seran colocados finalmente
fuera del alcance de su poder, para gozar del perpetuo favor de
Dios.
Dios puso al hombre bajo una ley, como condicin indispensable
para su propia existencia. Era sbdito del gobierno divino, y no
puede existir gobierno sin ley. Dios pudo haber creado al hombre
incapaz de violar su ley; pudo haber detenido la mano de Adn para
que no tocara el fruto prohibido, pero en ese caso el hombre
hubiese sido, no un ente moral libre, sino un mero autmata. Sin
libre albedro, su obediencia no habra sido voluntaria, sino
forzada. No habra sido posible el desarrollo de su carcter.
Semejante procedimiento habra sido contrario al plan que Dios segua
en su relacin con los habitantes de los otros mundos. Hubiese sido
indigno del hombre como ser inteligente, y hubiese dado base a las
acusaciones de Satans, de que el gobierno de Dios era
arbitrario.
Dios hizo al hombre recto; le dio nobles rasgos de carcter, sin
inclinacin hacia lo malo. Le dot de elevadas cualidades
intelectuales, y le present los ms fuertes atractivos posibles para
inducirle a ser constante en su lealtad. La obediencia, perfecta y
perpetua, era la condicin para la felicidad eterna. [31] Cumpliendo
esta condicin, tendra acceso al rbol de la vida.
El hogar de nuestros primeros padres haba de ser un modelo para
cuando sus hijos saliesen a ocupar la tierra. Ese hogar,
embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio.
Los hombres, en su orgullo, se deleitan en tener magnficos y
costosos edificios y se enorgullecen de las obras de sus propias
manos; pero Dios puso a Adn en un huerto. Esta fue su morada.
Los
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LA CREACIN 31
azulados cielos le servan de techo; la tierra, con sus delicadas
flores y su alfombra de animado verdor, era su piso; y las ramas
frondosas de los hermosos rboles le servan de dosel. Sus paredes
estaban engalanadas con los adornos ms esplendorosos, que eran obra
de la mano del sumo Artista.
En el medio en que viva la santa pareja, haba una leccin para
todos los tiempos; a saber, que la verdadera felicidad se
encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la
comunin con Dios por medio de sus obras creadas. Si los hombres
pusiesen menos atencin en lo superficial y cultivasen ms la
sencillez, cumpliran con mayor plenitud los designios que tuvo Dios
al crearlos. El orgullo y la ambicin jams se satisfacen, pero
aquellos que realmente son inteligentes encontrarn placer verdadero
y elevado en las fuentes de gozo que Dios ha puesto al alcance de
todos.
A los moradores del Edn se les encomend el cuidado del huerto,
para que lo labraran y lo guardasen. Su ocupacin no era cansadora,
sino agradable y vigorizadora. Dios dio el trabajo como una
bendicin con que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo
y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y fsica, Adn
encontr uno de los Placeres ms elevados de su santa existencia.
Cuando, como resultado de su desobediencia, fue expulsado de su
bello hogar, y cuando, para ganarse el pan de cada da, fue forzado
a luchar con una tierra obstinada, ese mismo trabajo, aunque muy
distinto de su agradable ocupacin en el huerto, le sirvi de
salvaguardia contra la tentacin y como fuente de felicidad.
[32]
Estn en gran error los que consideran el trabajo como una
maldicin, si bien ste lleva aparejados dolor y fatiga.
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32 PATRIARCAS Y PROFETAS
A menudo los ricos miran con desdn a las clases trabajadoras;
pero esto est enteramente en desacuerdo con los designios de Dios
al crear al hombre. Qu son las riquezas del ms opulento en
comparacin con la herencia dada al seorial Adn? Sin embargo, ste no
haba de estar ocioso. Nuestro Creador, que sabe lo que constituye
la felicidad del hombre, seal a Adn su trabajo. El verdadero
regocijo de la vida lo encuentran slo los hombres y las mujeres que
trabajan. Los ngeles trabajan diligentemente; son ministros de Dios
en favor de los hijos de los hombres. En el plan del Creador, no
caba la prctica de la indolencia que estanca al hombre.
Mientras permaneciesen leales a Dios, Adn y su compaera iban a
ser los seores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre
toda criatura viviente. El len y la oveja triscaban pacficamente a
su alrededor o se echaban junto a sus pies. Los felices pajarillos
revoloteaban alrededor de ellos sin temor alguno; y cuando sus
alegres trinos ascendan alabando a su Creador, Adn y Eva se unan a
ellos en accin de gracias al Padre y al Hijo.
La santa pareja eran no slo hijos bajo el cuidado paternal de
Dios, sino tambin estudiantes que reciban instruccin del
omnisciente Creador. Eran visitados por los ngeles, y se gozaban en
la comunin directa con su Creador, sin ningn velo obscurecedor de
por medio. Se sentan pletricos del vigor que proceda del rbol de la
vida y su poder intelectual era apenas un poco menor que el de los
ngeles. Los misterios del universo visible, "las maravillas del
Perfecto en sabidura" (Job 37: 16), les suministraban una fuente
inagotable de instruccin y placer. Las leyes y los procesos de la
naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombres durante
seis mil aos, fueron puestos al alcance de sus mentes por el
infinito Forjador y Sustentador de todo. Se entretenan con
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LA CREACIN 33
las hojas, las flores y los rboles, descubriendo en cada uno
[33] de ellos los secretos de su vida. Toda criatura viviente era
familiar para Adn, desde el poderoso leviatn que juega entre las
aguas hasta el ms diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A
cada uno le haba dado nombre y conoca su naturaleza y sus
costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables
mundos en sus ordenados movimientos, "las diferencias de las nubes"
(Job 37: 16), los misterios de la luz y del sonido, de la noche y
el da, todo estaba al alcance de la comprensin de nuestros primeros
padres. El nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque, y
en cada piedra de la montaa, en cada brillante estrella, en la
tierra, en el aire y en los cielos. El orden y la armona de la
creacin les hablaba de una sabidura y un poder infinitos.
Continuamente descubran algo nuevo que llenaba su corazn del ms
profundo amor, y les arrancaba nuevas expresiones de gratitud.
Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de
saber, gozar y amar aumentara continuamente. Constantemente
obtendran nuevos tesoros de sabidura, descubriendo frescos
manantiales de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez ms
claro del inconmensurable e infalible amor de Dios. [34]
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34
CCaappttuulloo 33
LLaa TTeennttaacciinn yy llaa CCaaddaa
NO SINDOLE posible continuar con su rebelin en el cielo, Satans
hall un nuevo campo de accin para su enemistad contra Dios, al
tramar la ruina de la raza humana. Vio en la felicidad y en la paz
que la santa pareja gozaba en el Edn el deleite que l haba perdido
para siempre. Estimulado por la envidia, resolvi inducirles a
desobedecer y atraer sobre s la culpa y el castigo del pecado.
Tratara de cambiar su amor en desconfianza, y sus cantos de
alabanza en oprobio para su Creador. De esta manera no slo arrojara
a estos inocentes seres en la desgracia en que l mismo se
encontraba, sino que tambin ocasionara deshonra para Dios y pesar
en los cielos.
A nuestros primeros padres no dej de advertrseles el peligro que
les amenazaba. Mensajeros celestiales acudieron a presentarles la
historia de la cada de Satans y sus maquinaciones para destruirlos;
para lo cual les explicaron ampliamente la naturaleza del gobierno
divino, que el prncipe del mal trataba de derrocar. Fue la
desobediencia a los justos mandamientos de Dios lo que ocasion la
cada de Satans y sus huestes. Cun importante era, entonces, que Adn
y Eva honrasen aquella ley, nico medio por el cual es posible
mantener el orden y la equidad.
La ley de Dios es tan santa como l mismo. Es la revelacin de su
voluntad, el reflejo de su carcter, y la expresin de su amor y
sabidura. La armona de la
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LA TENTACIN Y LA CADA 35
creacin depende del perfecto acuerdo de todos los seres y las
cosas, animadas e inanimadas, con la ley del Creador. No slo ha
dispuesto Dios leyes para el gobierno de los seres vivientes, sino
tambin para todas las operaciones de la naturaleza. Todo [35]
obedece a leyes fijas, que no pueden eludirse. Pero mientras que en
la naturaleza todo est gobernado por leyes naturales, solamente el
hombre, entre todos los moradores de la tierra, est sujeto a la ley
moral. Al hombre, obra maestra de la creacin, Dios le dio la
facultad de comprender sus requerimientos, para que reconociese la
justicia y la benevolencia de su ley y su sagrado derecho sobre l;
y del hombre se exige una respuesta obediente.
Como los ngeles, los moradores del Edn haban de ser probados.
Slo podan conservar su feliz estado si eran fieles a la ley del
Creador. Podan obedecer y vivir, o desobedecer y perecer. Dios los
haba colmado de ricas bendiciones; pero si ellos menospreciaban su
voluntad, Aquel que no perdon a los ngeles que pecaron no los
perdonara a ellos tampoco: la transgresin los privara de todos sus
dones, y les acarreara desgracia y ruina.
Los ngeles amonestaron a Adn y a Eva a que estuviesen en guardia
contra las argucias de Satans; porque sus esfuerzos por tenderles
una celada seran infatigables. Mientras fuesen obedientes a Dios,
el maligno no podra perjudicarles; pues, si fuese necesario, todos
los ngeles del cielo seran enviados en su ayuda. Si ellos
rechazaban firmemente sus primeras insinuaciones, estaran tan
seguros como los mismos mensajeros celestiales. Pero si cedan a la
tentacin, su naturaleza se depravara, y no tendran en s mismos
poder ni disposicin para resistir a Satans.
El rbol de la sabidura haba sido puesto como una
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36 PATRIARCAS Y PROFETAS
prueba de su obediencia y de su amor a Dios. El Seor haba
decidido imponerles una sola prohibicin tocante al uso de lo que
haba en el huerto. Si menospreciaban su voluntad en este punto
especial, se haran culpables de transgresin. Satans no los seguira
continuamente con sus tentaciones; slo podra acercarse a ellos
junto al rbol prohibido. Si ellos trataban de investigar la
naturaleza de este rbol, quedaran expuestos a sus engaos. Se les
aconsej que prestasen atencin cuidadosa [36] a la amonestacin que
Dios les haba enviado, y que se conformasen con las instrucciones
que l haba tenido a bien darles.
Para conseguir lo que quera sin ser advertido, Satans escogi
como medio a la serpiente, disfraz bien adecuado para su proyecto
de engao. La serpiente era en aquel entonces uno de los seres ms
inteligentes y bellos de la tierra. Tena alas, y cuando volaba
presentaba una apariencia deslumbradora, con el color y el brillo
del oro bruido. Posada en las cargadas ramas del rbol prohibido,
mientras coma su delicioso fruto, cautivaba la atencin y deleitaba
la vista que la contemplaba. As, en el huerto de paz, el destructor
acechaba su presa.
Los ngeles haban prevenido a Eva que tuviese cuidado de no
separarse de su esposo mientras ste estaba ocupado en su trabajo
cotidiano en el huerto; estando con l correra menos peligro de caer
en tentacin que estando sola. Pero distrada en sus agradables
labores, inconscientemente se alej del lado de su esposo. Al verse
sola, tuvo un presentimiento del peligro, pero desech sus temores,
dicindose a s misma que tena suficiente sabidura y poder para
comprender el mal y resistirlo. Desdeando la advertencia de los
ngeles muy pronto se encontr extasiado, mirando con curiosidad y
admiracin el rbol prohibido. El fruto era bello, y se
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LA TENTACIN Y LA CADA 37
preguntaba por qu Dios se lo haba vedado. Esta fue la
oportunidad de Satans. Como discerniendo sus pensamientos, se
dirigi a ella diciendo: "Con qu Dios os ha dicho: No comis de todo
rbol del huerto?" (Vase Gnesis 3)
Eva qued sorprendida y espantada al or el eco de sus
pensamientos. Pero, con voz melodiosa, la serpiente sigui con
sutiles alabanzas de su hermosura; y sus palabras no fueron
desagradables a Eva. En lugar de huir de aquel lugar, permaneci en
l, maravillada de or hablar a la serpiente. Si se hubiese dirigido
a ella un ser como los ngeles, hubiera sentido temor; pero no se
imagin que la encantadora serpiente [37] pudiera convertirse en
instrumento del enemigo cado.
A la capciosa pregunta de Satans, Eva contest: "Del fruto de los
rboles del huerto comemos; ms del fruto del rbol que est en medio
del huerto dijo Dios: No comeris de l, ni le tocaris, porque no
muris. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriris; mas sabe
Dios que el da que comiereis de l, sern abiertos vuestros ojos, y
seris como dioses sabiendo el bien y el mal."
Le dijo que al comer del fruto de este rbol, alcanzaran una
esfera de existencia ms elevada y entraran en un campo de sabidura
ms amplio. Aadi que l mismo haba comido de ese fruto prohibido y
como resultado haba adquirido el don de la palabra. Insinu que por
egosmo el Seor no quera que comiesen del fruto, pues entonces se
elevaran a la igualdad con l. Manifest Satans que Dios les haba
prohibido que gustasen del fruto de aquel rbol o que lo tocasen,
debido a las maravillosas propiedades que tena de dar sabidura y
poder. El tentador afirm que jams llegara a cumplirse la divina
advertencia; que les fue hecha meramente para
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38 PATRIARCAS Y PROFETAS
intimidarlos. Cmo sera posible que ellos muriesen? No haban
comido del rbol de la vida? Agreg el tentador que Dios estaba
tratando de impedirles alcanzar un desarrollo superior y mayor
felicidad.
Tal ha sido la labor que Satans ha llevado adelante con gran
xito, desde los das de Adn hasta el presente. Tienta a los hombres
a desconfiar del amor de Dios y a dudar de su sabidura.
Constantemente pugna por despertar en los seres humanos un espritu
de curiosidad irreverente, un inquieto e inquisitivo deseo de
penetrar en los inescrutables secretos del poder y la sabidura de
Dios. En sus esfuerzos por escudriar aquello que Dios tuvo a bien
ocultarnos, muchos pasan por alto las verdades eternas que nos ha
revelado y que son esenciales para nuestra salvacin. Satans induce
a los hombres a la desobediencia llevndoles a creer que entran en
un admirable campo de conocimiento. Pero todo esto es un [38]
engao. Ensoberbecidos por sus ideas de progreso, pisotean los
requerimientos de Dios, caminando por la ruta que los lleva a la
degradacin y a la muerte.
Satans hizo creer a la santa pareja que ellos se beneficiaran
violando la ley de Dios. No omos hoy da razonamientos semejantes?
Muchos hablan de la estrechez de los que obedecen los mandamientos
de Dios, mientras pretenden tener ideas ms amplias y gozar de mayor
libertad. Qu es esto sino el eco de la voz del Edn: "El da que
comiereis de l," es decir, el da que violarais el divino
mandamiento, "seris como dioses"? Satans asever haber recibido
grandes beneficios por haber comido del fruto prohibido, pero nunca
dej ver que por la transgresin haba sido desechado del cielo.
Aunque haba comprobado que el pecado acarrea una prdida infinita,
ocult su propia desgracia para atraer a otros a la misma situacin.
As tambin el pecador trata de
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LA TENTACIN Y LA CADA 39
disfrazar su verdadero carcter; puede pretender ser santo, pero
su elevada profesin slo hace de l un embaucador tanto ms peligroso.
Est del lado de Satans y al hollar la ley de Dios e inducir a otros
a hacer lo mismo, los lleva hacia la ruina eterna.
Eva crey realmente las palabras de Satans, pero esta creencia no
la salv de la pena del pecado. No crey en las palabras de Dios, y
esto la condujo a su cada. En el juicio final, los hombres no sern
condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino
porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de
aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satans trata
de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a
Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas
las lecciones que Dios mand registrar en su Palabra son para
nuestra advertencia e instruccin. Fueron escritas para salvarnos
del engao. El descuidarlas nos traer la ruina. Podemos estar
seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de
Satans. [39]
La serpiente tom del fruto del rbol prohibido y lo puso en las
manos vacilantes de Eva. Entonces le record sus propias palabras
referentes a que Dios les haba prohibido tocarlo, so pena de
muerte. Le manifest que no recibira ms dao de comer el fruto que de
tocarlo. No experimentando ningn mal resultado por lo que haba
hecho, Eva se atrevi a ms. Vio "que el rbol era bueno para comer, y
que era agradable a los ojos, y rbol codiciable para alcanzar la
sabidura; y tom de su fruto, y comi." Era agradable al paladar, y a
medida que coma, pareca sentir una fuerza vivificante, y se figur
que entraba en un estado ms elevado de existencia. Sin temor, tom
el fruto y lo comi.
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40 PATRIARCAS Y PROFETAS
Y ahora, habiendo pecado, ella se convirti en el agente de
Satans para labrar la ruina de su esposo. Con extraa y anormal
excitacin, y con las manos llenas del fruto prohibido, lo busc y le
relat todo lo que haba ocurrido.
Una expresin de tristeza cubri el rostro de Adn. Qued atnito y
alarmado. A las palabras de Eva contest que se deba ser el enemigo
contra quien se los haba prevenido; y que conforme a la sentencia
divina ella deba morir. En contestacin, Eva le inst a comer,
repitiendo el aserto de la serpiente de que no moriran. Aleg que
las palabras de la serpiente deban ser ciertas puesto que no senta
ninguna evidencia del desagrado de Dios; sino que, al contrario,
experimentaba una deliciosa y alborozante influencia, que conmova
todas sus facultades con una nueva vida, que le pareca semejante a
la que inspiraba a los mensajeros celestiales.
Adn comprendi que su compaera haba violado el mandamiento de
Dios, menospreciando la nica prohibicin que les haba sido puesta
como una prueba de su fidelidad y amor. Se desat una terrible lucha
en su mente. Lament haber dejado a Eva separarse de su lado. Pero
ahora el error estaba cometido; deba separarse de su compaa, que le
haba sido de tanto gozo. Cmo podra hacer eso? [40]
Adn haba gozado el compaerismo de Dios y de los santos ngeles.
Haba contemplado la gloria del Creador. Comprenda el elevado
destino que aguardaba al linaje humano si los hombres permanecan
fieles a Dios. Sin embargo, se olvid de todas estas bendiciones
ante el temor de perder el don que apreciaba ms que todos los dems.
El amor, la gratitud y la lealtad al Creador, todo fue sofocado por
amor a Eva. Ella era parte de s mismo, y Adn no poda soportar la
idea de una separacin. No
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LA TENTACIN Y LA CADA 41
alcanz a comprender que el mismo Poder infinito que lo haba
creado del polvo de la tierra y hecho de l un ser viviente de
hermosa forma y que, como demostracin de su amor, le haba dado una
compaera, poda muy bien proporcionarle otra. Adn resolvi compartir
la suerte de Eva; si ella deba morir, l morira con ella. Al fin y
al cabo, se dijo Adn, no podran ser verdicas las palabras de la
sabia serpiente? Eva estaba ante l, tan bella y aparentemente tan
inocente como antes de su desobediencia. Le expresaba mayor amor
que antes. Ninguna seal de muerte se notaba en ella, y as decidi
hacer frente a las consecuencias. Tom el fruto y lo comi
apresuradamente.
Despus de su transgresin, Adn se imagin al principio que entraba
en un plano superior de existencia. Pero pronto la idea de su
pecado le llen de terror. El aire que hasta entonces haba sido de
temperatura suave y uniforme pareci enfriar los cuerpos de la
culpable pareja. El amor y la paz que haban disfrutado desapareci,
y en su lugar sintieron el remordimiento del pecado, el temor al
futuro y la desnudez del alma. El manto de luz que los haba
cubierto desapareci, y para reemplazarlo hicieron delantales;
porque no podan presentarse desnudos a la vista de Dios y los
santos ngeles.
Ahora comenzaron a ver el verdadero carcter de su pecado. Adn
increp a su compaera por su locura de apartarse de su lado y
dejarse engaar por la serpiente; pero ambos presuman que Aquel que
les haba dado tantas muestras de su amor perdonara esa sola y nica
transgresin, [41] o que no se veran sometidos al castigo tan
terrible que haban temido.
Satans se regocij de su triunfo. Haba tentado a la mujer a
desconfiar del amor de Dios, a dudar de su
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42 PATRIARCAS Y PROFETAS
sabidura, y a violar su ley; y por su medio, causar la cada de
Adn.
Pero el gran Legislador iba a dar a conocer a Adn y a Eva las
consecuencias de su pecado. La presencia divina se manifest en el
huerto. En su anterior estado de inocencia y santidad solan dar
alegremente la bienvenida a la presencia de su Creador; pero ahora
huyeron aterrorizados, y se escondieron en el lugar ms apartado del
huerto. "Y llam Jehov Dios al hombre, y le dijo: Dnde ests t? Y l
respondi: O tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba
desnudo; y escondime. Y djole: Quin te ense que estabas desnudo?
Has comido del rbol de que yo te mand no comieses?"
Adn no poda negar ni disculpar su pecado; pero en vez de mostrar
arrepentimiento, culp a su esposa, y de esa manera al mismo Dios:
"La mujer que me diste por compaera me dio del rbol, y yo com. " El
que por amor a Eva haba escogido deliberadamente perder la
aprobacin de Dios, su hogar en el paraso y una vida de eterno
regocijo, ahora despus de su cada culp de su transgresin a su
compaera y aun a su mismo Creador. Tan terrible es el poder del
pecado.
Cuando la mujer fue interrogada: "Qu es lo que has hecho?"
contest: "La serpiente me enga, y com." "Por qu creaste la
serpiente? Por qu la dejaste entrar en Edn?" Estas eran las
preguntas implcitas en sus disculpas por su pecado. As como Adn,
ella culp a Dios por su cada. El espritu de autojustificacin se
origin en el padre de la mentira; lo manifestaron nuestros primeros
padres tan pronto como se sometieron a la influencia de Satans, y
se ha visto en todos los hijos e hijas de Adn. En vez de confesar
humildemente su pecado, tratan de justificarse culpando a otros, a
[42] las circunstancias, a
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LA TENTACIN Y LA CADA 43
Dios, y hasta murmuran contra las bendiciones divinas.
El Seor sentenci entonces a la serpiente: "Por cuanto esto
hiciste, maldita sers entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo; sobre tu pecho andars, y polvo comers todos los
das de tu vida." Puesto que la serpiente haba sido el instrumento
de Satans, compartira con l la pena del juicio divino. Despus de
ser la ms bella y admirada criatura del campo, iba a ser la ms
envilecida y detestada de todas, temida y odiada tanto por el
hombre como por los animales. Las palabras dichas a la serpiente se
aplican directamente al mismo Satans y sealan su derrota y
destruccin final: "Y enemistad pondr entre ti y la mujer, y entre
tu simiente y la simiente suya; sta te herir en la cabeza, y t le
herirs en el calcaar."
A Eva se le habl de la tristeza y los dolores que sufrira. Y el
Seor dijo: "A tu marido ser tu deseo, y l se enseorear de ti." En
la creacin Dios la haba hecho igual a Adn. Si hubiesen permanecido
obedientes a Dios, en concordancia con su gran ley de amor, siempre
hubieran estado en mutua armona; pero el pecado haba trado
discordia, y ahora la unin y la armona podan mantenerse slo
mediante la sumisin del uno o del otro. Eva haba sido la primera en
pecar, haba cado en tentacin por haberse separado de su compaero,
contrariando la instruccin divina. Adn pec a sus instancias, y
ahora ella fue puesta en sujecin a su marido. Si los principios
prescritos por la ley de Dios hubieran sido apreciados por la
humanidad cada, esta sentencia, aunque era consecuencia del pecado,
hubiera resultado en bendicin para ellos; pero el abuso de parte
del hombre de la supremaca que se le dio, a menudo ha hecho muy
amarga la suerte de la mujer y ha convertido su vida en una
carga.
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44 PATRIARCAS Y PROFETAS
Junto a su esposo, Eva haba sido perfectamente feliz en su hogar
ednico; pero, a semejanza de las inquietas Evas modernas, se
lisonjeaba con ascender a una esfera superior a la [43] que Dios le
haba designado. En su afn de subir ms all de su posicin original,
descendi a un nivel ms bajo. Resultado similar alcanzarn las
mujeres que no estn dispuestas a cumplir alegremente los deberes de
su vida de acuerdo al plan de Dios. En su esfuerzo por alcanzar
posiciones para las cuales Dios no las ha preparado, muchas estn
dejando vaco el lugar donde podran ser una bendicin. En su deseo de
lograr una posicin ms elevada, muchas han sacrificado su verdadera
dignidad femenina y la nobleza de su carcter, y han dejado sin
hacer la obra misma que el Cielo les seal.
Dios manifest a Adn: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu
mujer, y comiste del rbol de que te mand diciendo, No comers de l;
maldita ser la tierra por amor de ti; con dolor comers de ella
todos los das de tu vida; espinos y cardos te producir, y comers
hierba del campo; en el sudor de tu rostro comers el pan hasta que
vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres,
y al polvo sers tornado."
Era voluntad de Dios que la inmaculada pareja no conociese
absolutamente nada de lo malo. Les haba dado abundantemente el
bien, y vedado el mal. Pero, contra su mandamiento, haban comido
del fruto prohibido, y ahora continuaran comindolo y conoceran el
mal todos los das de su vida. Desde entonces el linaje humano
sufrira las asechanzas de Satans. En lugar de las agradables
labores que se les haban asignado hasta entonces, la ansiedad y el
trabajo seran su suerte. Estaran sujetos a desengaos, aflicciones,
dolor, y al fin, a la muerte.
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LA TENTACIN Y LA CADA 45
Bajo la maldicin del pecado, toda la naturaleza dara al hombre
testimonio del carcter y las consecuencias de la rebelin contra
Dios. Cuando Dios cre al hombre lo hizo seor de toda la tierra y de
cuantos seres la habitaban. Mientras Adn permaneci leal a Dios,
toda la naturaleza hubiera estado. Pero cuando se rebel contra la
ley divina, las criaturas inferiores se rebelaron contra su [44]
dominio. As el Seor, en su gran misericordia, quiso ensear al
hombre la santidad de su ley e inducirle a ver por su propia
experiencia el peligro de hacerla a un lado, aun en lo ms
mnimo.
La vida de trabajo y cuidado, que en lo sucesivo sera el destino
del hombre, le fue asignada por amor a l. Era una disciplina que su
pecado haba hecho necesaria para frenar la tendencia a ceder a los
apetitos y las pasiones y para desarrollar hbitos de dominio
propio. Era parte del gran plan de Dios para rescatar al hombre de
la ruina y la degradacin del pecado.
La advertencia hecha a nuestros primeros padres: "Porque el da
que de l comieres, morirs" (Gn. 2:17), no significaba que moriran
el mismo da en que comiesen del fruto prohibido, sino que ese da
sera dictada la irrevocable sentencia. La inmortalidad les haba
sido prometida bajo condicin de que fueran obedientes; pero
mediante la transgresin perderan su derecho a la vida eterna. El
mismo da en que pecaran seran condenados a la muerte.
Para que poseyera una existencia sin fin, el hombre deba
continuar comiendo del rbol de la vida. Privado de este alimento,
vera su vitalidad disminuir gradualmente hasta extinguirse la vida.
Era el plan de Satans que Adn y Eva desagradasen a Dios mediante su
desobediencia; y esperaba que luego, sin obtener perdn,
siguiesen
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46 PATRIARCAS Y PROFETAS
comiendo del rbol de la vida, y perpetuasen as una vida de
pecado y miseria. Pero despus de la cada, se encomend a los santos
ngeles que custodiaran el rbol de la vida. Estos ngeles estaban
rodeados de rayos luminosos semejantes a espadas resplandecientes.
A ningn miembro de la familia de Adn se le permiti traspasar esa
barrera para comer del fruto de la vida; de ah que no exista
pecador inmortal.
La ola de angustia que sigui a la transgresin de nuestros
primeros padres es considerada por muchos como un castigo demasiado
severo para un pecado tan insignificante; y ponen [45] en tela de
juicio la sabidura y la justicia de Dios en su trato con el hombre.
Pero si estudiasen mis profundamente el asunto, podran discernir su
error. Dios cre al hombre a su semejanza, libre de pecado. La
tierra deba ser poblada con seres algo inferiores a los ngeles;
pero deba probarse su obediencia; pues Dios no haba de permitir que
el mundo se llenara de seres que menospreciasen su ley. No
obstante, en su gran misericordia, no seal a Adn una prueba severa.
La misma levedad de la prohibicin hizo al pecado sumamente grave.
Si Adn no pudo resistir la prueba ms nfima, tampoco habra podido
resistir una mayor, si se le hubiesen confiado responsabilidades ms
importantes.
Si Adn hubiese sido sometido a una prueba mayor, entonces
aquellos cuyos corazones se inclinan hacia lo malo se hubiesen
disculpado diciendo: "Esto es algo insignificante, y Dios no es
exigente en las cosas pequeas." Y as hubiera habido continuas
transgresiones en las cosas aparentemente pequeas, que pasan sin
censura entre los hombres. Pero Dios indic claramente que el pecado
en cualquier grado le es ofensivo.
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LA TENTACIN Y LA CADA 47
A Eva le pareci de poca importancia desobedecer a Dios al probar
el fruto del rbol prohibido y al tentar a su esposo a que pecara
tambin; pero su pecado inici la inundacin del dolor sobre el mundo.
Quin puede saber, en el momento de la tentacin, las terribles
consecuencias de un solo mal paso?
Muchos que ensean que la ley de Dios no es obligatoria para el
hombre, alegan que es imposible obedecer sus preceptos. Pero si eso
fuese cierto, por qu sufri Adn el castigo por su pecado? El pecado
de nuestros primeros padres trajo sobre el mundo la culpa y la
angustia, y si no se hubiesen manifestado la misericordia y la
bondad de Dios, la raza humana se habra sumido en irremediable
desesperacin. Nadie se engae. "La paga del pecado es muerte." (Rom.
6:23.) La ley de Dios no puede violarse ahora ms impunemente [46]
que cuando se pronunci la sentencia contra el padre de la
humanidad.
Despus de su pecado, Adn y Eva no pudieron seguir morando en el
Edn. Suplicaron fervientemente a Dios que les permitiese permanecer
en el hogar de su inocencia y regocijo. Confesaron que haban
perdido todo derecho a aquella feliz morada, y prometieron prestar
estricta obediencia a Dios en el futuro. Pero se les dijo que su
naturaleza se haba depravado por el pecado, que haba disminuido su
poder para resistir al mal, y que haban abierto la puerta para que
Satans tuviera ms fcil acceso a ellos. Si siendo inocentes haban
cedido a la tentacin; ahora, en su estado de consciente
culpabilidad, tendran menos fuerza para mantener su integridad.
Con humildad e inenarrable tristeza se despidieron de su bello
hogar, y fueron a morar en la tierra, sobre la cual descansaba la
maldicin del pecado. La atmsfera, de temperatura antes tan suave y
uniforme, estaba ahora
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48 PATRIARCAS Y PROFETAS
sujeta a grandes cambios, y misericordiosamente, el Seor les
provey de vestidos de pieles para protegerlos de los extremos del
calor y del fro.
Cuando vieron en la cada de las flores y las hojas los primeros
signos de la decadencia, Adn y su compaera se apenaron ms
profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus
muertos. La muerte de las delicadas y frgiles flores fue en
realidad un motivo de tristeza; pero cuando los bellos rboles
dejaron caer sus hojas, la escena les record vivamente la fra
realidad de que la muerte es el destino de todo lo que tiene
vida.
El huerto del Edn permaneci en la tierra mucho tiempo despus que
el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. (Vase Gn.
4:16.) Durante mucho tiempo despus, se le permiti a la raza cada
contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba
vedada por los vigilantes ngeles. En la puerta del paraso,
custodiada por [47] querubines, se revelaba la gloria divina.* All
iban Adn y sus hijos a adorar a Dios. All renovaban sus votos de
obediencia a aquella ley cuya transgresin los haba arrojado del
Edn. Cuando la ola de iniquidad cubri al mundo, y la maldad de los
hombres trajo su destruccin por medio del diluvio, la mano que haba
plantado el Edn lo quit de la tierra. Pero en la final restitucin,
cuando haya "un cielo nuevo, y una tierra nueva" (Apoc. 21:1), ha
de ser restaurado ms gloriosamente embellecido que al
principio.
Entonces los que hayan guardado los mandamientos de Dios
respirarn llenos de inmortal vigor bajo el rbol de la vida; y a
travs de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado
contemplarn en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta
obra de la creacin de Dios, inclume de la maldicin del pecado, una
muestra de
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LA TENTACIN Y LA CADA 49
lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera
cumplido el glorioso plan de Dios. [48]
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50
CCaappttuulloo 44
EEll PPllaann ddee RReeddeenncciinn
LA CAIDA del hombre llen todo el cielo de tristeza. El mundo que
Dios haba hecho quedaba mancillado por la maldicin del pecado, y
habitado por seres condenados a la miseria y a la muerte. Pareca no
existir escapatoria para aquellos que haban quebrantado la ley. Los
ngeles suspendieron sus himnos de alabanza. Por todos los mbitos de
los atrios celestiales, haba lamentos por la ruina que el pecado
haba causado.
El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovi de
compasin por la raza cada. Una infinita misericordia conmovi su
corazn al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor
divino haba concebido un plan mediante el cual el hombre podra ser
redimido. La quebrantada ley de Dios exiga la vida del pecador. En
todo el universo slo exista uno que poda satisfacer sus exigencias
en lugar del hombre. Puesto que la ley divina es tan sagrada como
el mismo Dios, slo uno igual a Dios podra expiar su transgresin.
Ninguno sino Cristo poda salvar al hombre de la maldicin de la ley,
y colocarlo otra vez en armona con el Cielo. Cristo cargara con la
culpa y la vergenza del pecado, que era algo tan abominable a los
ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo
descendera a la profundidad de la desgracia para rescatar la raza
cada.
Cristo intercedi ante el Padre en favor del pecador, mientras la
hueste celestial esperaba los resultados con tan intenso inters que
la palabra no puede expresarlo.
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EL PLAN DE REDENCIN 51
Mucho tiempo dur aquella misteriosa conversacin, el "consejo de
paz" (Zac. 6: 13.) en favor del hombre cado. El plan de la salvacin
haba sido concebido antes de la creacin del [49] mundo; pues Cristo
es "el Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo."
(Apoc. 13: 8.) Sin embargo, fue una lucha, aun para el mismo Rey
del universo, entregar a su Hijo a la muerte por la raza culpable.
Pero, "de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unignito, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna." (Juan 3: 16.) Oh, el misterio de la redencin!
El amor de Dios hacia un mundo que no le amaba! Quin puede
comprender la profundidad de ese amor "que excede a todo
conocimiento"? Al travs de los siglos sin fin, las mentes
inmortales, tratando de entender el misterio de ese incomprensible
amor, se maravillarn y adorarn a Dios.
Dios se iba a manifestar en Cristo, "reconciliando el mundo a
s." (2 Cor. 5: 19.) El hombre se haba envilecido tanto por el
pecado que le era imposible por si mismo ponerse en armona con
Aquel cuya naturaleza es bondad y pureza. Pero despus de haber
redimido al mundo de la condenacin de la ley, Cristo podra impartir
poder divino al esfuerzo humano. As, mediante el arrepentimiento
ante Dios y la fe en Cristo, los cados hijos de Adn podran
convertirse nuevamente en "hijos de Dios." (1 Juan 3: 2.)
El nico plan que poda asegurar la salvacin del hombre afectaba a
todo el cielo en su infinito sacrificio. Los ngeles no podan
regocijarse mientras Cristo les explicaba el plan de redencin pues
vean que la salvacin del hombre iba a costar indecible angustia a
su amado Jefe. Llenos de asombro y pesar, le escucharon cuando les
dijo que debera bajar de la pureza, paz, gozo, gloria y vida
inmortal del cielo, a la degradacin de la tierra, para soportar
dolor, vergenza y muerte. Se interpondra
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52 PATRIARCAS Y PROFETAS
entre el pecador y la pena del pecado, pero pocos le recibiran
como el Hijo de Dios. Dejara su elevada posicin de Soberano del
cielo para presentarse en la tierra, y humillndose como hombre,
conocera por su propia experiencia las tristezas y tentaciones que
el hombre habra de sufrir. Todo esto era necesario para que pudiese
socorrer a [50] los que iban a ser tentados. (Heb. 2: 18.) Cuando
hubiese terminado su misin como maestro, sera entregado en manos de
los impos y sometido a todo insulto y tormento que Satans pudiera
inspirarles. Sufrira la ms cruel de las muertes, levantado en alto
entre la tierra y el cielo como un pecador culpable. Pasara largas
horas de tan terrible agona, que los ngeles se habran de velar el
rostro para no ver semejante escena. Mientras la culpa de la
transgresin y la carga de los pecados del mundo pesaran sobre l,
tendra que sufrir angustia del alma y hasta su Padre ocultara de l
su rostro.
Los ngeles se postraron de hinojos ante su Soberano y se
ofrecieron ellos mismos como sacrificio por el hombre. Pero la vida
de un ngel no poda satisfacer la deuda; solamente Aquel que haba
creado al hombre tena poder para redimirlo. No obstante, los ngeles
iban a tener una parte que desempear en el plan de redencin. Cristo
iba a ser hecho "un poco . . . inferior a los ngeles, para que . .
. gustase la muerte." (Heb. 2:9, V. M.) Cuando adoptara la
naturaleza humana, su poder no sera semejante al de los ngeles, y
ellos habran de servirle, fortalecerle y mitigar su profundo
sufrimiento. Asimismo, los ngeles habran de ser espritus
auxiliadores, enviados para ayudar a los que fuesen herederos de la
salvacin. (Heb. 1:14.) Guardaran a los sbditos de la gracia del
poder de los malos ngeles y de las tinieblas que Satans esparcira
constantemente alrededor de ellos.
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EL PLAN DE REDENCIN 53
Cuando los ngeles presenciaran la agona y humillacin de su Seor,
se llenaran de dolor e indignacin, y desearan librarlo de sus
verdugos; mas no deban interponerse para evitar lo que vieran. Era
parte del plan de la redencin que Cristo sufriese el escarnio y el
abuso de los impos; y l mismo consinti en todo esto al convertirse
en Redentor del hombre.
Cristo asegur a los ngeles que mediante su muerte iba a rescatar
a muchos, destruyendo al que tena el imperio de la muerte. Iba a
recuperar el reino que el hombre haba perdido [51] por su
transgresin, y que los redimidos habran de heredar juntamente con
l, para morar eternamente all. El pecado y los pecadores iban a ser
exterminados, para nunca ms perturbar la paz del cielo y de la
tierra. Pidi a la hueste anglica que concordase con el plan que su
Padre haba aceptado, y que se regocijase