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mi amigo el demonio

Mar 25, 2016

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Paola Giraldo

libro editorial
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MIAMIGO

ELDEMONIO

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MI AMIGO EL DEMONIO

Javier LopezLopez, Javier Mi amigo el demonio/ Javier Lopez. --Bogotà : Editorial Norma, 2008. 16p. : il. ; 21,5cm. ISBN 978-958-30-2760-4 1. Besos 2. Adan y otros cuentos 3. No hay 3 sin 24. ¿Les cuento algo? 5. La puerta del Alcàzar 6.Cuentos de Javier Lopez.158.7cdA1144206

CEP- Banco de la Replubica-Biblioteca Luis Angel Arango

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AgradecimientosMis agradecimientos al Dr. Sandi Mann por introducir el con-cepto de amistad cuando trabajamos por primera vez juntos

en los estudios MERI muchas lunas atras. Gracias tambien a mi editora, Lisa Carden, y a mi familia por su apoyo.

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i se lo contara a mis seres mas queridos no me creerían, sin-ceramente a pesar de haberme pasado aun no lo creo, pero paso.

En un día cualquiera volviendo del trabajo ya tarde de no-che pasaba como todos los días por la acera de un gran casino, pensando en mis cosas hasta que en la puerta lo vi; mi prime-ra impresión fue que era alguien disfrazado, que ofrecía algún servicio a los clientes del casino, pero al detenerme y verlo mas de cerca me di cuenta que no había nada normal en esa cosa, la piel cubierta por pequeñas escamas negras, medio encorvado, los ojos rojos fuego encendidos y dos pequeños cuernos blancos, blanquísimos, que sobresalían de su cabeza. Me quede pasmado, sin voluntad para retroceder o avanzar, quería gritar pero no me salía sonido alguno, me mantuve así durante un par de minutos hasta que logre recuperar algo de la compostura, advirtiendo a la vez que parecía que solo yo podía verlo, así que como un loco di vueltas en circulo haciéndome el distraído e intentando que esa cosa no se diera cuenta que lo observaba, hasta que el terror fue tanto que seguí caminando con destino a mi casa, le dije a mi señora que había tenido un mal día tome la botella de coñac fui a mi pieza e intente calmar mi mente aterrorizada.

S

Mi amigo el demonio Javier Lopez

Al otro día realice mis actividades de forma normal con-venciéndome de que lo que vi era fruto de mi imaginación y que, gracias a Dios!, mi vida continuaría tan monótona como siempre. Terminado mi horario laboral y partiendo a mi hogar tome un camino alterno al que estaba acostumbrado, no vaya a ser cosa que saque la lotería y me agarre la locura de nue-vo, así que con la calma repuesta cantando bajo, volvía a casa; pero como todo ser humano tonto y curioso no pude conmigo y volviendo sobre mis pasos volví a la acera del casino, comprobé que ya no veía nada anormal y que allí solo habían personas, y con una sonrisa puse rumbo a mi hogar. De repente sentí un escalofrió en mi espalda, un susurro casi imperceptible y mi espi-nazo se tenso como la cuerda de un arco, por el temor los susu-rros al principio parecían lejanos pero conforme transcurrían los segundos comencé a escuchar claramente, “entra”, “solo unas fichas”, “gana lo suficiente y vete”, “el azar esta vez estará de tu lado”; estaba petrificado, por los vidrios polarizados del ca-sino no veía nadie atrás pero lo sentía y juntando fuerzas giremi cabeza hacia atrás y lo vi.

Levemente encorvado, ojos rojos llameantes, cuernos pe-queños y dientes increíblemente blancos; retrocedí unos pasos y sorprendentemente el hizo los mismo, mirándome con curiosidad y con un brazo en alto como esperando un golpe, segundos interminables transcurrieron y mis ojos volaban desde el hasta las personas que pasaban a nuestro lado, y de nue-vo nadie mas que yo lo veía, Jesús, Maria y José!!!!! (no era buen momento para ser ateo); el avanzo un paso luego otro hasta quedar a pocos centímetros una cara de la otra y dijo con una sonrisa casi infantil: “me ves?”, conteste en forma au-tomática que si que lo veía y su sonrisa se expandió a tal punto que parecía un gato de película y como remoloneando a mi lado me observaba cada vez con mas curiosidad, hasta que con sus dedos me daba pequeños toques, luego toda su mano tocaron mi pecho y mi cara y por ultimo exclamo muy contento “me vez!!!!”. Por la forma que se sucedían las cosas me di cuenta que yo era el mas tímido de los dos, y que si pensaba dejar de ser una momia debía por lo menos, moverme y decir algo, así que mirándole dije lo único que me importaba: “que sos?”

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Al otro día realice mis actividades de forma normal conven-ciéndome de que lo que vi era fruto de mi imaginación y que, gracias a Dios!, mi vida continuaría tan monótona como siem-pre. Terminado mi horario laboral y partiendo a mi hogar tome un camino alterno al que estaba acostumbrado, no vaya a ser cosa que saque la lotería y me agarre la locura de nuevo, así que con la calma repuesta cantando bajo, volvía a casa; pero como todo ser humano tonto y curioso no pude conmigo y volviendo sobre mis pasos volví a la acera del casino, comprobé que ya no veía nada anormal y que allí solo habían personas, y con una sonrisa puse rumbo a mi hogar. De repente sentí un escalo-frió en mi espalda, un susurro casi imperceptible y mi espinazo se tenso como la cuerda de un arco, por el temor los susu-rros al principio parecían lejanos pero conforme transcurrían los segundos comencé a escuchar claramente, “entra”, “solo unas fichas”, “gana lo suficiente y vete”, “el azar esta vez estará de tu lado”; estaba petrificado, por los vidrios polarizados del ca-sino no veía nadie atrás pero lo sentía y juntando fuerzas giremi cabeza hacia atrás y lo vi.

Levemente encorvado, ojos rojos llameantes, cuernos pe-queños y dientes increíblemente blancos; retrocedí unos pasos y sorprendentemente el hizo los mismo, mirándome con curiosidad y con un brazo en alto como esperando un golpe, segundos interminables transcurrieron y mis ojos volaban desde el hasta las personas que pasaban a nuestro lado, y de nuevo nadie mas que yo lo veía, Jesús, Maria y José!!!!! (no era buen momento para ser ateo); el avanzo un paso luego otro hasta quedar a pocos centímetros una cara de la otra y dijo con una sonrisa casi infantil: “me ves?”, conteste en forma automática que si que lo veía y su sonrisa se expandió a tal punto que parecía un gato de película y como remoloneando a mi lado me observaba cada vez con mas curiosidad, hasta que con sus dedos me daba pequeños toques, luego toda su mano tocaron mi pecho y mi cara y por ultimo exclamo muy contento “me vez!!!!”. Por la forma que se sucedían las cosas me di cuenta que yo era el mas tímido de los dos, y que si pensaba dejar de ser una momia debía por lo menos, moverme y decir algo, así que mirándole dije lo único que me importaba: “que sos?”.Se echo a reír alocadamente y lagrimas caían de su rostro,

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con solemne amabilidad me invito a sentarme sobre unos mase-teros que pertenecían al casino, aclarándome que si iba a haber intercambio de palabras era mejor que tuviera cuidado porque el echo de que solo yo pudiera verlo me convertiría en un loco para los demás. Aclarado esto se irguió lo mas que pudo delante mío, amplio sus hombros orgulloso y con una seriedad que hasta me pareció graciosa, dijo: “soy un demonio y me llamo Charlotte!”, y quedo mirándome fijamente como esperando la reacción. Lo mire fijamente (un demonio que se llama charlotte?!), sonreí y busque de reojo una cámara oculte, vamos!!!, un demonio que se llama Charlotte?!!!!!!, si si como no; con eso me enva-lentone y tome sus cuernos y los estire con fuerza tratando de sacar la mascara, me di cuenta que tenia cola así que también con fuerza la estire pero nada, poniéndome en frente de el me di cuenta que su sonrisa se había ido y que estaba enojado, abriendo la boca con un bufido quemo las plantas que habían a mi derecha y me miro fijamente, comprendiendo que no era momento cuestionar alrededor ya me miraban de una forma extraña, así que di por terminada la reunión y volví a mi casa.

No pensaba de la misma manera cuando vi a mi señora al regresar y como si fuera cualquier otro día, la bese salude a mis hijos, hable con ellos, vimos una película y me prome-tí tomar las cosas con seriedad, i eso me paso a mi debería haber sido por algo así que me prepare para el día siguiente.Avise a mi trabajo que no iría, prepare la videocámara, papel, lápiz, y un pequeño crucifijo de mi abuela, quien sabe lo que podría pasar y a la hora indicada me dirigí al casino, a cazar a mi demonio (yo era el único que lo veía así que era mío). Esta vez no tuve que buscar porque desde el centro de la vereda en la entrada del casino el estaba allí, sonriendo y podría decir que hasta ansioso me esperaba, sin darme tiempo a articular palabra alguna me tomo de la mano y me llevo a una casa abandonada a metros de allí, una mesa de madera rudimentaria y dos sillas parecían esperar por nosotros, hasta que ya frente a frente dijo sonriendo: “preguntame lo que quieras”.

Y comencé nomás, de donde venís?, que haces frente a un casino?, porque te puedo ver?, cuantos años tenes?, exis-

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Se echo a reír alocadamente y lagrimas caían de su ros-tro, me tocaba las manos y mis hombros como un niño y

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te Dios?, existe el Diablo?, y la pregunta mas importante!, ¿Por qué te llamas Charlotte?!!!!!!!, y como un niño como relamiendo sus respuestas me dijo: “Soy un demonio por ende sabes de donde vengo, soy el mas joven de mi familia, no se lo que significan Dios o Diablo pero si es lo que creo que son, debería decir que son ustedes con sus acciones los que definen a uno u otro”, y poniéndose mas serio responde: “Charlotte me puso mi madre y es un lindo nombre, no se porque te molesta tanto”. A partir de allí todo fue como una reunión juvenil yo lo deleitaba con nuestras creencias del mas allá y el me asombraba detalles de lo que el consideraba su hogar, me contaba que estar allí era su trabajo, y que en contraparte había otro demonio, después comprendí que para nosotros era un ángel, que hacia absolutamente lo contrario, trataba de que la gente no entre, que así eran las cosas desde el principio de los tiempos y que el era feliz haciéndolo porque las personas le parecían extre-madamente encantadoras, hasta que después de largas horas y ya de madrugada le dije que me tenia que ir o mi señora se molestaría,a lo que respondió de una manera mas que servicial y que me esperaría allí a la misma hora todos los días. Ya en la puerta de la vieja casa prometí estar allí y lo que dijo cam-biaria mi vida para siempre, “no te molestaría ser mi amigo?”, con cierto recelo y sugestionado por cuentos y películas le dije que si, quien le dice que no a un demonio en una vieja casa?.

Desde ese momento todos los días de mi vida durante 15 años nos juntamos con Charlotte, primero en esa casa aban-donada y luego en un galpón mas alejado que alquile a esos efectos, para narrar mis historias como padre y esposo y el, la de demonio cuyo trabajo era que la gente entre al casino.

A medida que los años pasaban y que mi muerte era un pensamiento cada vez cercano, la idea de conseguir de Charlote a través de sus influencias algún beneficio se hizo cada vez mas grande, atormentado por esto y luego de meditarlo un par de años pensé que era mejor transmitirle lo que pensaba de una manera directa, sin vaivenes; después de todo Charlotte se había transformado en mi mejor amigo, así que en una de nuestras reuniones le dije: “mi hija mayor ya tiene su vida echa, amigo mío hay alguna forma de asegurar desde el mas allá el bienestar de mi hijo varón?”, la pregunta pareció calar en el en lo mas

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profundo, sus ojos perdieron ese rojo acostumbrado por un na-ranja pálido al punto de asustarme, y cuando estaba por decirle que olvidara mi pregunta contesto: “claro que la hay querido amigo, pero es en demasiado peligroso para el que la solicita puesto que tiene que ver con burlar al mismo infierno”, sin el menor atisbo de sentido común seguí preguntando de que ma-nera?, “pues entregas tu alma y a cambio de ello tu hijo tendrá dichosa vida sin que el deba pagar nada”, asombrado puesto que una entrega de este tipo para mi seria la cúspide de mi amor como padre y mi hijo muy valida la entrega le dije que de-bía ayudarme a lograrlo, usando egoístamente nuestra amistad como palanca; a lo que el de una forma raramente desgana-da respondió: “intentare hacer lo que pueda ya te contestare”.

Increíblemente al otro día mi amigo no apareció a nuestro encuentro y no apareció por dos semanas mas; hasta que un día lo vi, esperándome como siempre, absolutamente y sin sen-tido servil, se acerco y fuimos a nuestro lugar de reunión, “real-mente quieres hacerlo?” me dijo; claro, le dije, es mi hijo; mira que tus tormentos serán hasta el fin de los tiempos y mas, tu alma será desgarrada y vuelta a desgarrar por siempre, te arre-pentirás de esto miles de años; a lo que respondí: “una vez dentro por mas que me arrepienta mi hijo estará mejor no?”,

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el bajando la cabeza me dijo que si; sus ojos ya no tenían ese color fuego seguían anaranjados (había llorado?), me tomo de las manos y me pidió que me agarre fuerte y me transporto por miles de décadas, me transformo en padre de dos peque-ños chinos que comenzaban a caminar y sentí su dicha en el alma, me convirtió en un musulmán que había visto a la virgen y cuyas lagrimas y alma estaban rebosantes, me puso el corazón de un padre californiano en estados unidos cuyo hijo se graduó con honores en la universidad y sentí su enorme, inmensa dicha, y así, millones de veces dichoso me hizo Charlotte.Al volver me dijo, “esos son mil años de felicidad, lo que vas a sufrir entregándote por tu hijo es la eternidad, querido, queri-

do amigo, aun quieres ha-cerlo?”, ya impactado por su bondad tome sus manos e intente tranquilizarlo di-ciéndole que aunque en las llamas me arrepienta mil veces nadie me escucha-ra y que la felicidad de mi hijo estaría cumplida. No se cuantos minutos se tomo mi demonio amigo para aceptarlo pero con sus ojos antes naranjas y aho-

ra amarillos dijo: “se hará como tu digas”, y me transporto a un páramo alejado de todos los universos, con un calor que quemaba el arma y atormentaba mi mente y me di cuen-ta que había cumplido, poniéndome en una fila tomo de mi mano y me dijo que no me preocupe, que el estaría conmi-go, lo que agradecí (esta vez yo como un niño), porque estaba aterrorizado; al llegar a las puertas el guardián encendido de fuego me pidió el contrato y cuando intente alcanzárselo Char-lotte lo tomo y me dijo: “este es mi regalo mi increíble amigo, quien como un humano podría venir aquí por un hijo?, se feliz en honor a mi”, y me empujo a mi mundo devolviéndome a la tierra.

Desde ese día todo fue mejor, mi hijo se transformo en un genio, y todo le iría bien, contento por eso nadie en-tendía la tristeza que embargaba mi corazón, día tras día pase frente al casino y no vi a Charlotte, me sentí impoten-

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te, sucio, egoísta, , mi vida no tenia sentido frente a la ama-bilidad y demostración de entrega que tuvo ese demo-nio para conmigo, y así fue mi vida durante diez años mas.Una tarde fui a un banco, ya me costaba caminar, llegue con pesar al final del pasillo y me puse en la fila; y sentí algo en mi espalda y susurros; el espinazo ya no se me tenso, solo el corazón se me activo y gire mi cabeza atrás y allí estaba.

Encorvado, sus escamas ya no eran negras sino azules oscuras, sus cuernos y dientes si, impecablemente blancos y sus ojos, o amigo mío!, increíblemente rojos como el mismí-simo fuego!, para las demás personas fue una sorpresa, un hombre mayor llorando así en un banco, así que charlotte tomo mi mano y me llevo a una plaza y sonriendo me dijo: “me costaste mis escamas negras y unos años de dulce martirio, pero por favor! Dime que seguimos siendo amigos!”, no podía parar de llorar lo abrace con furia y le agradecí y pedí disculpas, me arrodille y me culpe, lo insulte diciéndole que era un tonto que la elección había sido mía, y que por su culpa había sufrido mucho.Charlotte tomo mis manos y agradeció mis palabras y dijo: “no había entendido a los humanos hasta que te cono-cí, su capacidad para entregar su alma por un hijo es asom-brosa hasta para un demonio, y esa capacidad de amar a cualquier precio es lo que los hace adorables como niños”.

Desde ese día continuamos con nuestras reuniones, Char-lotte dice que debo conocer su contraparte (ángel), yo le digo que con lo que conozco ya es suficiente, todos tenemos nuestro Charlotte dentro lo importante es saber como lo tratamos.

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